tratado antártico
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Tratado Antartico, Sistema del Tratado Antartico, ProtocoloTRANSCRIPT
DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO Y DE LA
INTEGRACIÓN
TRATADO ANTÁRTICO
Bahamonde Paredes, EmilseChávez, Johana
Firpo, PriscilaGauna, Mercedes
Juarez Bargiela, FedericoQuiroz Gauna, Rocío
Quiroz Gauna, Nicolás
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TRATADO ANTÁRTICO
Introducción
El Tratado Antártico fue suscripto el 1ro de diciembre de 1959 y entró efectivamente
en vigencia dos años después, en junio de 1961.
Desde su suscripción, ha logrado preservar la Antártida para la paz y la ciencia,
convirtiéndose en una referencia de cooperación y legislación internacional.
En su versión original se estableció un plazo de vigencia sine die de 30 años con
posibilidad de revisión si alguna de las partes firmantes lo solicitase. En junio de 1991, el
tratado, al no haber ningún llamado a la revisión, continuó en su formato tradicional y fue
extendido en su alcance meses más tarde, al adoptar las partes el Protocolo al Tratado
Antártico sobre Protección del Medio Ambiente1. Este acuerdo multilateral es un anexo que
no modifica ni enmienda al Tratado original. En él se establecen pautas relacionadas al
medioambiente, incluyendo la prohibición de la extracción de recursos mineros por un plazo
de 50 años. La proscripción persistiría hasta 2041. Es decir que restan alrededor de 30
años para definir el futuro del continente blanco.
La importancia del asunto es tal, que ya hoy nos encontramos con diversas
problemáticas en las relaciones internacionales, vinculadas directa o indirectamente a este
tópico.
La continua explotación de recursos a niveles nunca antes vistos y el crecimiento
poblacional está desgastando las reservas mundiales, lo que mueve a los estados y al
sector privado a efectuar presión sobre aquellos, para llegar cada vez más lejos en términos
1 El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, fue firmado en la ciudad de Madrid, España el 4 de octubre de 1991, entrando en vigor en el año 1998.
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de exploración y explotación de nuevas fuentes de recursos. Diferentes estudios y fuentes
confirman la presencia de minerales e hidrocarburos en la región antártica, lo que desde
hace décadas llama la atención de las partes y pone en juego fuertes intereses.
Este interés se traduce en diferentes acciones diplomáticas, lo que genera roces. El
principal ejemplo de esto es la reaparición con fuerza de la cuestión Malvinas en la política
internacional. El archipiélago del atlántico sur, actualmente bajo control británico y con
reclamo argentino, tiene incidencia directa en la delimitación de fronteras hipotéticas y
reclamos territoriales en la Antártida.
Desde su primer artículo, establece que: “La Antártida se utilizará exclusivamente
para fines pacíficos”. Gracias a ello, hoy es el único continente donde no ha habido
enfrentamientos bélicos en toda la historia.
La ciencia es la principal actividad que se desarrolla en el continente. Por ello, en su
segundo artículo establece que “la libertad de investigación científica en la Antártida y la
cooperación hacia ese fin […] continuarán”.
Actualmente, 49 países forman parte del Sistema del Tratado Antártico. 28 de ellos,
los que tienen actividad e investigaciones activas en el continente, son miembros consultivos
y 21 de ellos no consultivos.
Al momento de la firma del Tratado, siete países tenían reclamos territoriales sobre el
continente, algunos de ellos superpuestos. Por tal motivo, el artículo IV mantiene el status
quo: “Ningún acto o actividad que se lleve a cabo mientras el presente Tratado se halle en
vigencia constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de
soberanía territorial en la Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esta región”.
Mientras el tratado permanezca vigente: “No se harán nuevas reclamaciones de
soberanía territorial en la Antártida, ni se ampliarán las reclamaciones anteriormente hechas
valer”.
Para llevar adelante todo lo establecido en el acuerdo, cada año los países miembros
se reúnen en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico, donde intercambian información y
toman medidas relacionadas con el uso dela Antártida para fines pacíficos y la investigación
y la cooperación científica internacional.
El pasado de un lugar preservado por todas las naciones como legado para las
generaciones futuras
Si bien desde tiempos remotos se intuía la existencia de una tierra alrededor del Polo
Sur, recién a partir del año 1603 comenzaron las expediciones para conocer y explorar el
nuevo continente situado más allá de los 60º latitud Sur. Esta Tierra incógnita despertaba el
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interés político y comercial de diferentes naciones, que subsidiaron ambiciosos proyectos
para plantar su bandera en la Antártida.
Muchos temerarios lograron grandes proezas, como el capitán James Cook que, en
1773, cruzó el Círculo Polar y fue el primero en circunnavegar el continente antártico. Dos
años después, Cook desembarcó en las Georgias y Sandwich del Sur, navegando las rutas
que ya eran utilizadas por los buques cazadores de focas. Pero es a finales del siglo XIX y
principios del XX que, junto con la carrera por la conquista del Polo Sur, se empieza a
desarrollar la caza y explotación de ballenas en la Antártida. Además del de las focas, es el
aceite obtenido de estos increíbles cetáceos el que impulsó los motores de las fábricas y de
la creciente economía industrial.
Los buques balleneros establecían en las islas del sur factorías para el tratamiento
inicial de la grasa y todos los productos que se aprovechaban de la caza de focas y
ballenas. Es en este contexto donde empiezan a surgir los reclamos de soberanía sobre el
nuevo territorio.
El acuerdo
La caza de ballenas en la Antártida se convirtió en una verdadera depredación,
hasta la creación de la Comisión Ballenera Internacional en 1946, que comenzó a regular el
desarrollo de esta actividad. Sin embargo, teniendo en cuenta lo ocurrido con la industria
ballenera y previendo la explotación de los recursos naturales antárticos, distintas naciones
empezaron a reclamar su soberanía sobre el territorio.
Historia del Tratado Antártico
Chile, Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido prolongaron sus
meridianos fronterizos hasta el Polo Sur y otras naciones, como Noruega, Francia o Rusia,
que lograron con éxito llegar a la Antártida, también reclamaron su parte. El área más
codiciada era la Península y el Archipiélago de las Shetland del Sur, donde se asentaron la
mayoría de las bases permanentes.
Después de la Segunda Guerra Mundial se abrieron numerosas estaciones
científicas que realizaron observaciones internacionales, impulsadas por la celebración del
Año Geofísico Internacional, en 1957. Bajo este marco, la Antártida es declarada área
especial de investigación, y se establecieron 50 estaciones geofísicas que funcionaron a
través de la cooperación internacional. Este hecho llevó a que en 1959 se firmara el Tratado
Antártico, en el cual Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Gran
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Bretaña, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Sudáfrica y la desaparecida Unión Soviética se
comprometían a una convivencia pacífica.
Por la ciencia y la paz
En este acuerdo, que entró en vigencia en 1961, quedó establecido que todo el
territorio ubicado al sur de los 60º de latitud Sur, incluyendo las barreras de hielo y mares
existentes, sería utilizado exclusivamente para fines pacíficos, con lo que se prohibía
cualquier tipo de actividad militar, excepto la participación de equipos militares en
investigaciones científicas o de apoyo logístico.
También quedó expresada en el documento la prohibición de toda actividad nuclear y
de eliminación de residuos radioactivos. Por otro lado, se pactó compartir la información
sobre los proyectos y programas científicos realizados en la Antártida, además del
intercambio de personal científico. Con respecto a los reclamos territoriales, el Tratado
paralizó las demandas, aceptando las pendientes y declarando no admisibles las exigencias
futuras que pudieran surgir.
Historia del Tratado Antártico
La firma del Tratado Antártico sirvió de fundamento para otros acuerdos
internacionales que facilitaron la actividad científica y la preservación del medio ambiente
natural. Entre ellos, la convención de Bruselas, que en 1964 estableció la protección de la
flora y la fauna antártica, declarando especies y zonas protegidas. A este tratado le
siguieron los de Londres (1972) y Camberra (1980) hasta el protocolo de Madrid, firmado en
1991.
Este último acuerdo, que entró en vigor en 1998, reforzó los principios del Tratado
Antártico, garantizando la protección de la Antártida como reserva natural consagrada a la
paz y a la ciencia.
De lo científico a lo jurídico: Chile y Argentina en el Tratado Antártico (CAEI:
centro argentino de estudios internacionales)
Compartir una de las fronteras más extensas del planeta, ha sido un gran desafío
para Argentina y Chile.
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Pese a las disimiles posturas que han rodeado, también es cierto que se ha dado la
suficiente voluntad política para desarrollar negociaciones diplomáticas que han culminado
en resultados positivos, evitando de esta forma la confrontación armada.
Las reclamaciones territoriales de Chile y Argentina, se remontan a mucho antes de
la firma del Tratado Antártico.
En el caso de Chile, estas se llevaron a cabo en 1940 con el anuncio del Presidente
Pedro Aguirre Cerda, que establece el territorio chileno antártico, entre los meridanos 53° y
90° de longitud oeste. En el caso argentino la situación fue diferente, ya que no habían
hecho una reclamación formar del territorio.
En septiembre de 1946, se estableció los límites del territorio que reclama Argentina,
donde se establece entre los meridianos 25° y 74° de longitud oeste, al sur del paralelo 60°
de latitud Sur.
Ambos estados entre el siglo XIX y principio del XX, habían desarrollado una serie de
incursiones a la costa y al casquete antártico, por lo que se inició una serie de
comunicaciones entre ambas Cancillerías para establecer la base de una negociación.
Ante la situación creada, se incorporó a la mesa de discusión un nuevo litigante:
Gran Bretaña y su planteamiento es que tiene derechos territoriales en la Antártida de igual
valor que los chilenos y los argentinos; este hecho genero una situación muy difícil, debido a
que la reclamación de Gran Bretaña se contrapone completamente a la reclamación de
Argentina y Chile.
Con ello también otros estados próximos al continente blanco, se sentían
desplazados, un caso categórico lo presento el gobierno de Australia. Y sumándose otro
icono de este cuadro, encontramos el contexto de la Guerra Fría. Tantos norteamericanos
como soviéticos mantenían instalaciones, especialmente militares en la Antártida y tras el
inicio de las relaciones territoriales, estas desconocían los derechos de los países
demandantes, especialmente en el caso de URSS. Además durante este periodo se
instalaron nuevas bases militares y científicas.
A juicio de Oscar Pinochet de la Barra “la situación generada entre Argentina y Chile,
sería la causa remate del Tratado Antártico de 1959
En 1948 los Estados Unidos, propusieron al estado el territorio antártico bajo una
administración fiduciaria, bajo las normativas que establecía la Carta de la Naciones Unidas,
esta fue desechada.
Este hecho demuestra que el interés de las potencias va sumando importancia.
¿Cómo no hacerlo en una región privilegiada, que poseía una posición estratégica?
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Se debió buscar una salida negociada, en la que se mantuviera la posición de la
soberanía, pero que sea suficientemente flexible, como para que las demás naciones
permitieran discutir con bases reales la situación de la Antártida.
El sistema creado, desde la firma del Tratado Antártico y su entrada en vigencia, ha
permitido conciliar las pretensiones de los países, como en el caso de Chile y Argentina,
frente a la de terceros con Gran Bretaña, con la protección del único lugar del mundo que
mantiene –casi intacto- su ecosistema, transformándose en una especie cuya mantención y
cuidado está bajo la responsabilidad de toda la humanidad.
La Antártida, aspectos Geográficos.
Es el continente sobre el cual se encuentra el Polo Sur. La definición tradicional
coincide con la definición política, en la cual la Antártida comprende los territorios al sur del
paralelo 60° S, los que están bajo el Tratado Antártico. Atendiendo más a la geografía física,
el límite estaría en la Convergencia Antártica, incluyendo entonces también a las islas
Georgias del Sur, Sandwich del Sur, la isla Bouvet, el archipiélago de Kerguelen y las islas
Heard y McDonald2.. Tiene una forma casi circular de 4500 km de diámetro sobre la que
sobresale una angosta península en forma de ese, proyectada hacia el extremo austral de
Sudamérica.
Antártida Argentina, o Sector Antártico Argentino, son denominaciones que en
Argentina se aplican al sector de la Antártida comprendido entre los meridianos 74°O y
25°O, el paralelo 60°S y el Polo Sur. Esta zona se encuentra dentro del cuadrante
americano y es reivindicada por la República Argentina, que la considera como una de sus
regiones geográficas y como parte integral de su territorio.
Administrativamente para la Argentina el área forma parte de la provincia de Tierra
del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, integrando casi totalmente el departamento
Antártida Argentina de dicha provincia, salvo las islas Orcadas del Sur que forman parte del
departamento Islas del Atlántico Sur. El
departamento Antártida Argentina no tiene
asignada ninguna cabecera departamental.
Con respecto a la Soberanía, los reclamos
planteados por Argentina, Chile, El Reino Unido,
2 La Isla Boubet corresponde a Noruega; Kerguelen a Francia; Heard y McDonald a Australia. Las Islas Georgias y Sandwich del Sur son administradas por el Reino Unido, pese al reclamo argentino.
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Noruega, Australia, Francia y Nueva Zelanda, constituyen un problema complejo y de difícil
solución. La Soberanía planteada por Chile entre los meridianos 53° y 90° de longitud; por
Argentina, entre el meridiano 25° al 74°; y, el Reino Unido entre los meridianos 20° y 80°,
generan una superposición de reclamos que afecta a gran parte de la Tierra de San Martín y
por lo menos a la mitad de la Tierra de O´Higgins. Asimismo, en el sector comprendido entre
el meridiano 90° y 150°, existe una porción del territorio antártico no reclamada por ningún
Estado, en tanto que el sector reclamado por Noruega no tiene una especificación clara de
su límite exterior. Como se sabe, el Tratado Antártico mantiene una condición de “Statu quo”
en relación a las reclamaciones, sin embargo, paulatinamente ha ido fomentando la
internalización de una suerte de “Tierra de todos” en el Continente Antártico, al permitir
absoluta libertad de tránsito y de instalación de bases bajo el amparo de la cooperación en
beneficio de la ciencia. Por ello, los problemas de soberanía “congelados” pero pendientes,
constituyen un aspecto geopolítico de real interés en la Antártida, especialmente para los
países reclamantes.
Previamente a la celebración del Tratado Antártico han existido reclamaciones 3. de
distintos países, las cuales a partir del tratado se “congelaron”. En general, no son
reconocidas por otros países ni por las Naciones Unidas y casi todas se apoyan en la teoría
de los sectores polares4. Australia, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Noruega, y Francia se
reconocen mutuamente sus reclamaciones antárticas. Argentina y Chile también se
reconocen mutuamente derechos antárticos, sin establecer el límite común y denominan al
conjunto de sus territorios antárticos como Antártida Sudamericana.
El Tratado Antártico y el Medio Ambiente
La protección del medio ambiente ha sido un tema central de la cooperación entre las
Partes del Tratado Antártico. Primeramente, resulta conveniente mencionar que en 1964 la
Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RTCA) adoptó las Medidas Convenidas para la
Conservación de la Fauna y de la Flora en la Antártida.
La RTCA desde 1961 a 1994 se reunió en general cada dos años, pero desde 1994
3 La imagen que se observa, corresponde al gráfico de las reclamaciones sobre la Antártida.4 La teoría de los sectores polares fue ideada por el senador canadiense Pascal Poirier en 1907 para justificar las reclamaciones de los países adyacentes al polo norte. Fue luego extrapolada al polo sur con diversas variantes, debido a la mayor discontinuidad geográfica. Poirier postuló la teoría como una variante del principio de contigüidad geográfica, señalando que las regiones polares no son más que prolongaciones de los países que rodean al polo norte, y por lo tanto deben estar bajo la soberanía de esos países de acuerdo a las reglas de la accesión.
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las reuniones se han celebrado anualmente. Los países anfitriones de la RCTA son las
Partes Consultivas, siguiendo el orden alfabético en inglés.
A la reunión asisten representantes de:
Las Partes Consultivas;
Partes no Consultivas;
observadores, que actualmente son el Comité Científico de Investigación Antártica
(SCAR), la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos
(CCRVMA) y el Consejo de Administradores de los Programas Antárticos Nacionales
(COMNAP); y
expertos invitados tales como la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC) y
la Asociación Internacional de Operadores Turísticos en la Antártida (IAATO).
Las Medidas, Decisiones y Resoluciones, que son aprobadas en la RCTA por
consenso, ponen en práctica los principios del Tratado Antártico y el Protocolo sobre
Protección del Medio Ambiente y proporcionan reglas y directrices para la gestión del Área
del Tratado Antártico y el trabajo de la RCTA. Las Decisiones, que abordan asuntos
organizativos internos de la RCTA, y las Resoluciones, que son textos exhortatorios, no son
jurídicamente vinculantes para las Partes Contratantes. En cambio, las Medidas son
jurídicamente vinculantes para las Partes Consultivas después que todas ellas las aprueban.
Sólo las Partes Consultivas participan en la adopción de las decisiones. Sin
embargo, los demás participantes en la reunión pueden contribuir a las deliberaciones
En cuanto a las Medidas que fueron aprobadas por la RTCA, las mismas sentaron
las bases de un sistema regulatorio con reglas generales y normas específicas que
proporcionaban protección adicional en las zonas especialmente protegidas.
Posteriormente, la RCTA adoptó varias medidas sobre diversos asuntos para ampliar,
complementar y fortalecer la protección del medio ambiente antártico.
En el momento de analizar el marco regulatorio que brinda el Tratado Antártico sobre
el Medio Ambiente, se debe tener en cuenta que el sistema del presente Tratado no se
agota en sí mismo, sino que se compone de determinados instrumentos, los cuales son:
El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente.
La Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos
(CCRVMA)
La Convención para la Conservación de Focas Antárticas (CCFA).
Las principales reglas de la Secretaría del Tratado Antártico.
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En lo sucesivo, analizaremos cada uno de los instrumentos mencionados
anteriormente para determinar qué es lo que está regulado por los mismos y su importancia
en el ámbito del Tratado Antártico.
Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente
En el presente instrumento, podemos observar que cuenta con un preámbulo en el
que manifiesta los objetivos del protocolo, los cuales son:
Incrementar la protección del ambiente antártico y de los ecosistemas.
Reforzar el sistema del Tratado Antártico para garantizar que la Antártida sea
utilizada con fines exclusivamente pacíficos y no se convierte en objeto de discordia.
Garantizar que todas las actividades que se desarrollen en la Antártida sean
compatibles con los propósitos y objetivos del Tratado Antártico.
Reafirmar los principios de la Convención sobre la Conservación de los Recursos
Vivos Marinos Antárticos.
El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, designa en
su Artículo 2 a la Antártida como una “reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia”.
También se establecen por medio del artículo 3 del Protocolo los principios básicos
aplicables a las actividades humanas en la Antártida, como por ejemplo, que las actividades
realizadas sean planificadas de tal manera que se limite el impacto perjudicial cobre el
ambiente y los ecosistemas, que las planificaciones de las actividades se hagan bajo la base
de información suficiente, que las actividades prioricen el desarrollo científico, entre otros.
A su vez el artículo 7 prohíbe todas las actividades relacionadas con los recursos
minerales excepto las que tengan fines científicos.
Y consecuentemente, el artículo 8 hace mención sobre la importancia y las
condiciones en las que deben hacerse las evaluaciones de impacto ambiental.
Es necesario, tener en cuenta los posteriores artículos que establecen, entre otras
cosas:
Establecimiento del Comité de Protección del Medio Ambiente y sus funciones.
Reuniones consultivas del Tratado Antártico
Necesidad de que cada Parte deba tomar las medidas para cumplir con el Protocolo.
Respuestas en caso de emergencias
Cuestiones relacionadas con la responsabilidad.
Informes Anuales presentados por las Partes.
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Procedimiento para la solución de las controversias.
El Protocolo en su artículo 25.5 establece que hasta 2048 el Protocolo puede ser
modificado solamente mediante el acuerdo unánime de las Partes Consultivas del Tratado
Antártico. Además, la prohibición relacionada con los recursos minerales no puede
revocarse a menos que esté en vigor un régimen jurídicamente obligatorio sobre las
actividades relativas a los recursos minerales antárticos.
Además, el presente Protocolo tiene seis anexos:
o Los anexos I a IV fueron adoptados en 1991 junto con el Protocolo y entraron en
vigor en 1998.
o El Anexo V, sobre protección y gestión de zonas, fue adoptado por la XVI RCTA en
Bonn en 1991 y entró en vigor en 2002.
o El Anexo VI, sobre responsabilidad derivada de emergencias medioambientales, fue
adoptado en la XXVIII RCTA en Estocolmo en 2005 y entrará en vigor cuando sea
aprobado por todas las Partes Consultivas.
Por último, resulta de importancia mencionar que el Protocolo estableció el Comité
para la Protección del Medio Ambiente (CPA) como grupo de expertos para proveer
asesoramiento y formular recomendaciones a la RCTA sobre la implementación del
Protocolo. El CPA se reúne todos los años en ocasión de la Reunión Consultiva del Tratado
Antártico.
La Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos
La Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (la
Convención de la CRVMA) tiene su origen en el Tratado Antártico, y es parte integrante del
Sistema del Tratado Antártico. Como consecuencia de una serie de discusiones entre las
Partes Consultivas del Tratado Antártico que se iniciaron en 1975, la Convención de la
CRVMA entró en vigor el 7 de abril de 1982. La Convención incluye disposiciones que
obligan a las Partes contratantes a una serie de obligaciones que se derivan del Tratado
Antártico y de acuerdos asociados al mismo. El objetivo de la Convención de la CRVMA es
la conservación de los recursos vivos marinos antárticos, donde el término conservación
incluye la utilización racional.
La relación entre la Convención de la CRVMA, el Tratado Antártico y el Protocolo de
Protección del Medio Ambiente de éste último, así como los principios de conservación
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enunciados en la propia Convención, diferencian a la CCRVMA de una organización
regional de ordenación pesquera, y reflejan su de parte integrante del Sistema del Tratado
Antártico. Existen estrechos lazos entre el Tratado Antártico y la Convención de la CRVMA,
la cual tuvo su origen en la preocupación por la conservación de los recursos vivos marinos
antárticos.
Según el artículo III de la Convención de la CRVMA, las Partes Contratantes, sean o
no Partes del Tratado Antártico, “acuerdan que no se dedicarán en la zona del Tratado
Antártico a ninguna actividad contraria a los propósitos y principios del Tratado Antártico, y
convienen que, en sus relaciones entre sí, están obligadas por las obligaciones que están
contenidas en los artículos I y V del Tratado Antártico”. El artículo I del Tratado Antártico
estipula, entre otras cosas, que la Antártida será utilizada exclusivamente con fines
pacíficos. El artículo V del Tratado Antártico prohíbe, entre otras cosas, toda explosión
nuclear y el descarte de desechos radioactivos en la Antártida
El artículo IV.1 de la Convención de la CRVMA obliga a las Partes Contratantes a
obedecer los artículos IV y VI del Tratado Antártico en lo que se refiere a sus relaciones
entre sí. El Tratado Antártico y la Convención de la CRVMA (a través de artículo IV
respectivamente) regulan de manera explícita las posiciones de todos los Estados en
relación con las reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida. El artículo IV.2 de la
Convención de la CRVMA refleja el artículo IV.1 del Tratado Antártico, que protege las
posiciones de todas las partes en relación a las reclamaciones de soberanía territorial.
De acuerdo con el artículo V de la Convención de la CRVMA, las Partes Contratantes
que no son Partes del Tratado Antártico reconocen las obligaciones y las responsabilidades
especiales de las Partes Consultivas del Tratado Antártico en relativas a la protección y
preservación del medio ambiente en el área del Tratado Antártico. Además, dichas Partes
Contratantes aceptan respetar las medidas acordadas por las RCTA para la protección del
medio ambiente antártico. Por lo tanto, las Partes Contratantes deberán, como y cuando sea
procedente, atenerse al Protocolo de Protección del Medio Ambiente del Tratado Antártico,
sus anexos y otras medidas adoptadas por las Partes Consultivas del Tratado Antártico
relativas a la protección del medio ambiente antártico.
Dado el carácter integral de la relación entre la Convención de la CRVMA, el Tratado
Antártico y su Protocolo de Protección del Medio Ambiente, las Partes Contratantes de la
Convención de la CRVMA instan a los Estados adherentes que consideren asimismo la
adhesión al Tratado Antártico.
Por ello, aunque fue concebida en el marco del Tratado Antártico, la Convención de
la CCRVMA tiene un carácter independiente y su área de aplicación es más extensa que la
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del Tratado Antártico.
Convención para la Conservación de Focas Antárticas
Esta Convención surge como consecuencia de las Acordadas para la Conservación
de la Fauna y la Flora Antárticas, adoptadas en el Tratado Antártico.
La Convención nace como respuesta la vulnerabilidad de las focas antárticas a la
explotación comercial y a la necesidad de asegurar la conservación de la especie. La
población de focas constituye un importante recurso vivo del medio marino, y dicho recurso
no debe ser explotado excesivamente, sino que se debe asegurar la caza regulada, la cual
no podrá exceder los niveles de óptimo rendimiento sostenible. Además, se debe asegurar
de acuerdo a dicha Convención, que se realicen las investigaciones necesarias para
actualizar el sistema de datos referidos a dicha especie y así poder proporcionar el
resguardo correcto de las focas.
En su articulado, la Convención hace mención del alcance de la misma, y de la
extensión de la protección hacia otras especies, como ser, el elefante marino, el leopardo
marino, el lobo de dos pelos, etc.
La Convención deja abierta la posibilidad a las Partes Contratantes, para que en un
futuro puedan adoptar otras medidas que tiendan a la conservación, estudio científico y
utilización racional y humanitaria de los recursos foqueros. Además, establece que deberán
tenerse en cuenta los mejores conocimientos científicos y técnicos disponibles.
También las Convención establece que cada Parte Contratante proveerá el
intercambio de información y asesoramiento científico a las demás Partes Contratantes.
Para concluir, podemos señalar que existe un sistema en torno al Tratado Antártico y
no que es un instrumento aislado, puesto que tanto el Protocolo al Tratado Antártico sobre
Protección del Medio Ambiente, La Convención para la Conservación de los Recursos Vivos
Marinos Antárticos (CCRVMA) y la Convención sobre la Conservación de Focas Antárticas,
constituyen un mismo marco normativo junto con el Tratado Antártico.
Negociación del Tratado Antártico
Tanto Argentina como Chile expresaron que la realización de investigaciones durante
el Año Geofísico Internacional no daría ningún derecho territorial a los participantes y que
las instalaciones que fueran erigidas durante ese año debían ser luego desmanteladas al
finalizar el mismo. Después de que los Estados Unidos propusieran extender un año más las
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investigaciones antárticas, en febrero de 1958 la Unión Soviética comunicó que mantendría
sus bases científicas hasta terminar las investigaciones que en ellas se realizaban. Este
incremento de la tensión internacional respecto de la Antártida, y el peligro de que la Guerra
Fría se extendiera a ese continente, hizo que el presidente de los Estados Unidos, Dwight D.
Eisenhower, convocara a una Conferencia Antártica a los 12 países activos en la Antártida
durante el Año Geofísico Internacional, con el fin de firmar un tratado.
En la primera fase se reunieron en Washington representantes de los 12 países, que
se encontraron en 60 sesiones desde junio de 1958 hasta octubre de 1959, con el objeto de
definir el marco básico de negociación, pero no se llegó a ningún consenso sobre un
anteproyecto. Los 12 países que sesionaron durante 45 días podían dividirse en tres grupos:
a) Chile y Argentina, de acendrado nacionalismo, con la difícil misión de llegar a un acuerdo
que respetara sus declaraciones de soberanía antártica, desconocidas por la comunidad
internacional, b) los restantes países con declaraciones de soberanía: Reino Unido,
Australia, Nueva Zelandia, Francia y Noruega, estaban dispuestos a cualquier transacción
digna que evitara lo que se veía como el peor de los males: la Unión Soviética instalada en
el continente de hielo, disparando sus cohetes por todo el mundo desde esa apropiada
plataforma estratégicamente colocada; c) Estados Unidos, Unión Soviética, Sudáfrica,
Bélgica y Japón, para los cuales Antártica era sólo un continente sin dueño donde se
necesitaba ensayar una nueva forma de convivencia pacífica.
En la segunda fase se desarrolló una conferencia de más alto nivel diplomático
desde el 15 de octubre al 1 de diciembre de 1959, fecha de la firma del tratado. Las ideas
centrales con amplia aceptación eran la libertad de investigaciones científicas en la Antártida
y el uso pacífico del continente, pero también tenían consenso su desmilitarización y el
mantenimiento del status quo.
Las posiciones de los Estados Unidos, la Unión Soviética, el Reino Unido y Nueva
Zelanda coincidían en el establecimiento de una administración internacional para la
Antártida, proponiendo el último que fuera en el marco de las Naciones Unidas. Australia y el
Reino Unido expresaron la necesidad de inspecciones mediante observadores y el segundo
proponía la utilización de medios militares para funciones logísticas. Argentina propuso que
se prohibieran en la Antártida todas las explosiones atómicas, lo que provocó una crisis que
duró hasta la víspera de la firma, ya que los Estados Unidos, junto con otros países,
pretendía prohibir solo aquellas que se hicieran sin previo aviso y sin consulta previa. El
apoyo de la URSS y de Chile a la propuesta argentina destrabó finalmente la oposición de
los Estados Unidos.
La firma del tratado fue el primer acuerdo de control de armas que se produjo en el
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marco de la Guerra Fría y los países reclamantes lograron evitar la internacionalización de la
soberanía antártica.
Principales aspectos jurídicos y políticos de la Antártida. Contenido del Tratado.
La actual situación política antártica deriva de la vigencia del Tratado Antártico. Este
instrumento jurídico internacional firmado en Washington el 1° de diciembre de 1959, entró
en vigencia al ser ratificado por todos los gobiernos signatarios, el 23 de junio de 1961.
Nuestro país lo ratificó por la Ley N° 15.802.
Los países signatarios originales fueron: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados
Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón, Noruega, Nueva Zelandia, Sudáfrica y la Unión
Soviética.
El Tratado Antártico reconoce dos categorías de miembros: los Miembros
Consultivos, que son los que participan con voz y voto en las Reuniones Consultivas (son
los 12 países signatarios originales a los que se le suman los Estados que cumplieron con
los requisitos- realizar investigaciones en la Antártida o haber construido una base - y
adquirieron el status de Partes Consultivas); y los Miembros Adherentes, estos son aquellos
Estados que han adherido al Tratado es decir, aceptan y adhieren a los principios y
objetivos, aunque no realizan actividad antártica por el momento. 5
Este documento consta de un Preámbulo, 14 artículos y Reservas o Declaraciones
sobre el articulado de todos los países con excepción de Nueva Zelanda. Dentro de lo que
es el articulado, los primeros cinco artículos son los más relevantes en cuanto a la temática
y constituyendo los compromisos, siendo los otros nueve los aclaratorios de la forma de
implementación. Los primeros cinco artículos son:
I. Se reserva el uso de la Antártida solo para fines pacíficos, permitiendo la presencia
de personal militar.
II. Asegura la libertad de investigación científica en continuación del AGI.
III. Establece el compromiso al intercambio de información sobre las actividades
antárticas de cada Estado.
IV. Asegura que la firma del Tratado no se interpretará de ninguna forma como la
renuncia o menoscabo de los derechos de soberanía o reclamos territoriales de los Estados,
previamente declarados. Afirma que ningún acto realizado durante la vigencia del Tratado
puede ser utilizado como argumento para un reclamo a futuro. Prohíbe la ampliación o
creación de nuevos reclamos territoriales.
5 PRINCIPALES ASPECTOS POLITICOS Y JURIDICOS DE LA ANTARTIDA. Disponible en: http://www.dna.gov.ar/DIVULGAC/POLITICA.HTM Consultada el 27/04/15.
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V. Prohíbe toda explosión nuclear y eliminación de desechos radioactivos. En los
demás artículos se definen cuestiones operativas.
El artículo VI establece el ámbito de aplicación (región ubicada al sur de la latitud
60°S) del Tratado Antártico, el articulo VII y el VIII mencionan la posibilidad de la
implementación de observadores designados por las partes con libre acceso a las bases. El
artículo IX implementa la modalidad de reuniones consultivas bianuales con el objeto de
intercambiar informaciones, realizar consultas, formular, considerar y recomendar medidas a
los gobiernos. En el artículo X se afirma que ninguna actividad antártica puede ir en contra
de los principios y disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas, hablando el XI sobre la
obligación de la solución de conflictos por medios pacíficos como el arbitraje, la negociación
y la mediación entre otros. El artículo XII establece los plazos de vigencia del Tratado en 30
años pudiendo ser revisado por las partes. Finalmente los artículos XIII y XIV hablan sobre
la ratificación y los idiomas del documento oficiales del Tratado.
Como se hizo referencia en párrafos anteriores, el Instrumento reconocería dos tipos
de miembros: consultivos (los miembros “plenos” que participan con voz y voto) y
adherentes (participan como observadores, cumplen con requisitos del tratado pero no
cumplen actividades antárticas).
A la fecha, el Tratado Antártico posee 50 miembros, 28 “consultivos” incluyendo los
12 originales y 22 adherentes. Estos últimos tienen la potestad de convertirse en
“consultivos” si comienzan a ejercer actividad antártica. Podemos entonces resumir tres
aspectos fundamentales. Por un lado se asegura la libertad de investigación científica,
asegurándose las actividades solo para fines pacíficos y excluyendo actividades nucleares
en el continente. Con la suscripción de las principales potencias de la época, este
instrumento internacional es un ejemplo de la salvaguardia de la paz y estabilidad en un
territorio concreto. Con el artículo IV, clave en la negociación, los siete estados que poseen
reclamos territoriales y de soberanía no pierden derecho alguno quedando “congelados” sus
reclamos y manteniendo así el status quo. Por este artículo no se consolidan ni se declinan
reclamos. Ninguno de los países que actúan en la Antártida puede ejercer entonces
soberanía total. Solo se ejercerá una soberanía parcial y de carácter declaratorio.
El artículo IV es un claro ejemplo de una clausula paraguas. Desde 2004 la Sede de
la Secretaria del Tratado Antártico se encuentra en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Las principales disposiciones del Tratado Antártico son las siguientes:
Utilización del continente exclusivamente para fines pacíficos, se prohíbe el
establecimiento de bases y fortificaciones militares, la realización de maniobras y el ensayo
de armas.
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Libertad de investigación científica y cooperación internacional en la misma, en la
forma más amplia posible, alentando al intercambio de información sobre proyectos de
investigación; intercambio de personal científico; intercambio de observaciones y resultados.
Las disposiciones del Tratado no se interpretarán como:
1) una renuncia a los derechos de soberanía o a las reclamaciones hechas valer
precedentemente, de cualquiera de las partes contratantes;
2) los fundamentos de reclamación de soberanía territorial y
3) como perjudicial a la posición de cualesquiera de las partes, en lo concerniente a
su reconocimiento o no reconocimiento de los derechos de soberanía territorial,
reclamaciones o fundamentos de reclamaciones de cualquier otro Estado.
El Tratado establece que ninguna actividad que se lleve a cabo durante su vigencia,
constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía ni
para crear nuevos derechos de soberanía en la región. Los Estados firmantes se
comprometen a no hacer nuevas reclamaciones de soberanía territorial y a no ampliar las
que se hicieron con anterioridad a su firma, mientras el Tratado esté en vigencia.
Se prohíben las explosiones nucleares y la eliminación de desechos radiactivos. El
área del Tratado comprende la región situada al sur de los 60° de latitud Sur, incluidas las
barreras de hielo.
Se contempla un mecanismo de inspección, por el cual cualquier país firmante puede
enviar observadores facultados para visitar las instalaciones de cualquier otra parte
contratante, con el fin de asegurar la aplicación de las disposiciones del Tratado.
Las Partes se comprometen, además, a informar por adelantado sobre expediciones,
estaciones ocupadas y personal o equipos militares introducidos en apoyo a las actividades
científicas; a la vez que establece la realización periódica de reuniones de consulta entre los
miembros - Reuniones Consultivas - que se celebran anualmente; en estos encuentros se
aprueban las llamadas "Recomendaciones" que constituyen la verdadera legislación
antártica,que regula la presencia y las actividades que se realizan en el continente antártico;
ya que mediante consenso se adoptan y tienen por objetivo lograr el mejor cumplimiento de
los principios y objetivos contenidos en el Tratado.
El Tratado Antártico, en sus más de treinta años de vigencia, ha sido complementado
por una serie de acuerdos que han considerado algunos aspectos que en la negociación de
1959 no fueron considerados por los problemas políticos internaciones del momento.
Para lograr el más eficaz cumplimiento de los compromisos internacionales
adquiridos por la Argentina, desde la firma del Tratado Antártico y su activa participación en
el Sistema del Tratado Antártico, en 1990 se dictó el Decreto N° 2316 que establece la
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"Política Nacional Antártica", fijando los intereses de la República Argentina en el continente
antártico en general y en el sector cuya soberanía reivindica en particular.
Comité Científico de Investigaciones Antárticas
La actividad científica internacional está reglamentada por el Comité Científico de
Investigaciones Antárticas (S.C.A.R.) creado en febrero de 1958, con los mismos países que
luego firmaron el Tratado Antártico. El SCAR está organizado por un comité ejecutivo de 4
miembros que se renuevan cada 4 años. En el año 2002 fue revisada su organización,
estableciéndose 3 grupos de trabajo permanente (Geociencias, Ciencias Físicas y Ciencias
de la Vida) y 3 comités permanentes (Comité permanente del Tratado Antártico, comité
permanente de Datos y comité permanente de Finanzas).
Reunión de Administradores de Programas Antárticos Latinoamericanos
En el marco de un modelo comunitario de trabajo mancomunado, la Política Nacional
Antártica privilegia el escenario de una Antártida Sudamericana para que, junto a nuestros
hermanos latinoamericanos, impulsemos una tarea común en beneficio de todos.
Con ese espíritu de cooperación funciona desde 1990 la Reunión de Administradores
de Programas Antárticos Latinoamericanos (RAPAL), por iniciativa de la Argentina. Estas
reuniones se realizan todos los años en países latinoamericanos con actividad antártica y
tienden a consolidar un foro regional que posibilite coordinar y optimizar recursos entre sus
programas nacionales. Participan de las mismas: Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú y
Uruguay.
En síntesis RAPAL es: foro de reflexión, espacio de cooperación y mecanismo de
concertación.6
Nuestro país en la Antártida, luego de la celebración del Tratado.
La participación activa de nuestro país en el Año Geofísico Internacional –
emprendimiento científico internacional que entre 1957-58 atrajo la atención sobre la ciencia
en la Antártida- y la posterior firma en 1959 del Tratado Antártico, en vigencia desde el 23 de
junio de 1961, hacen que la Argentina exhiba una triple categoría de intereses y derechos.
Es un país que ha determinado su soberanía sobre un sector de la Antártida, status
que hizo conocer internacionalmente antes de la firma del Tratado Antártico.
6PRINCIPALES ASPECTOS JURÍDICOS Y POLÍTICOS DE LA ANTÁRTIDA. Disponible en: http://www.dna.gov.ar/DIVULGAC/POLITICA.HTM Consultada el 27/04/2014.
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Es un Estado Parte del Sistema del Tratado Antártico con carácter de Parte
Consultiva y pertenece además al grupo de los doce signatarios originarios del Tratado.
Posee presencia efectiva y realiza actividades científicas con carácter permanente en
las estaciones establecidas, como así también en las expediciones que envía regularmente
a la región.
Los programas de investigación científica, incluida la protección del medio ambiente,
no sólo revelan la decidida voluntad de incrementar y perfeccionar los conocimientos
relativos a las ciencias de la naturaleza, sino también aquellos vinculados a los recursos
naturales de la Antártida Argentina.
Congelación de las disputas sobre soberanía territorial
Con la firma del tratado las disputas territoriales de soberanía en la Antártida han
perdido todo potencial peligro de generar incidentes o conflictos armados. El compromiso de
los signatarios de no realizar en la Antártida ninguna actividad de carácter militar con fines
que no sean los de cooperar con la investigación científica, así como el espíritu del tratado
respecto al diálogo y la cooperación, han generado lo que frecuentemente se designa
como congelamiento de los litigios antárticos. La necesaria unanimidad para modificar el
tratado garantiza a los estados reclamantes que podrán conservar todos sus derechos por
tiempo indefinido sin que ningún otro estado los menoscabe, mientras que los estados no
reclamantes tienen garantizado el ejercicio de sus derechos sin que la Antártida sea
repartida mientras dure el tratado.
En cuanto a las reclamaciones territoriales proclamadas previamente a la firma del
tratado por 7 de los signatarios originales, éste estipula que ninguna disposición del mismo
se interpretará como una renuncia o menoscabo de los derechos o fundamentos de
soberanía territorial en la Antártida esgrimidos por ellos. Establece también que ningún acto
o actividad que se lleve a cabo mientras el tratado se halle en vigencia constituirá
fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la
Antártida, ni para crear derechos de soberanía en esa región. El tratado no suspende ni
congela las reclamaciones de soberanía territorial en la Antártida, sino que mantiene el statu
quo existente al momento de su firma preservando las posiciones de todas las partes. Lo
que ha quedado congelado es lo litigioso en todos sus ámbitos. Los estados reclamantes
pueden continuar negociando entre sí sus diferencias territoriales, pero no pueden
ampliarlas ni se aceptará una nueva mientras se halle vigente el artículo que lo prohíbe. No
obstante esto, al adherir Ecuador en 1987 hizo reserva de sus derechos territoriales a un
20
sector de la Antártida sobre el que había proclamado soberanía en 1967 esgrimiendo
la teoría de la defrontación.
El tratado permite que los estados reclamantes preserven sus títulos de soberanía y
ejerzan ésta, con las limitaciones que su firma impuso, en todos los aspectos que el tratado
no regula expresamente, aunque otros estados no las reconozcan, es por eso que países
como Argentina y Chile consideran a sus reclamaciones territoriales en la Antártida como
partes soberanas integrales de sus respectivos territorios. Si bien el tratado menciona las
reclamaciones de soberanía territorial previamente hechas valer, ni las reconoce como
válidas ni las desestima.
El sistema del Tratado Antártico
Nuestro país entiende que la plena vigencia del Sistema es una condición necesaria
para el desarrollo presente y futuro de la Antártida. Este, a su vez, es una garantía para la
continuidad del protagonismo que la Argentina ha adquirido con su presencia permanente y
su participación activa en el mismo.
El Tratado Antártico, comprende un conjunto de principios y objetivos a partir de los
cuales comenzó a edificarse un sistema jurídico-político para administrar la cooperación
internacional y la investigación científica en la región. Se basa en la práctica del consenso
para la adopción de decisiones, caracterizándose por ser pragmático, descentralizado,
funcional y dinámico.
En su etapa originaria, el Sistema del Tratado Antártico regulaba específicamente
aspectos relativos a la libertad de investigación científica, no nuclearización y no
militarización de la zona, ampliándose posteriormente estos objetivos hasta comprender la
explotación racional de los recursos vivos marinos y, actualmente, una minuciosa protección
del medio ambiente.
En ese contexto evolucionó un régimen que exitosamente ha permitido que, países
con niveles de desarrollo y estructuras sociopolíticas distintas, conciliaran armoniosamente
sus intereses buscando preservar al mismo tiempo el interés de la humanidad.
El Sistema está integrado por el Tratado Antártico, la Convención para la
Conservación de Focas Antárticas (1978), la Convención para la Conservación de los
Recursos Vivos Marinos Antárticos (1980) y, más recientemente, el Protocolo al Tratado
Antártico sobre la Protección del Medio Ambiente (1991) y las normas dictadas en el marco
de dichos instrumentos. En todos los instrumentos mencionados la Argentina participó del
proceso de negociación y oportunamente aceptó sus disposiciones en su condición de
21
Estado con soberanía en la región. Es asimismo, parte del Sistema el Comité Científico de
Investigaciones Antárticas.
Las disposiciones más salientes del Tratado Antártico pueden resumirse en las
siguientes:
Utilización de la Antártida exclusivamente para fines pacíficos.
Prohibición de explosiones nucleares y la eliminación de desechos radioactivos.
Apertura a la participación de otros Estados interesados en la Antártida, además de
los doce Estados signatarios originarios, con la condición de respetar los principios y
objetivos del Tratado Antártico.
Posibilidad de que los Estados adherentes se conviertan en Estados Partes
Consultivas en la medida que desarrollen una significativa actividad científica en la
región, mediante el envío de una expedición o instalación de una base para ser
admitido en dicha calidad.
Protección y conservación de los recursos vivos.
Realización de reuniones periódicas de los representantes de los Estados Partes
Consultivas, en la que se adopten medidas sobre la base de la unanimidad.
Una mención especial merece el Artículo IV del Tratado que tutela las posiciones de
soberanía territorial en la Antártida y admite, al mismo tiempo, las de no reconocimiento para
estas soberanías.
Intereses y objetivos nacionales en la Antártida
Intereses nacionales fundamentales de la Argentina con relación a la Antártida
Argentina en particular y Antártida en general:
Ejercicio de su soberanía dentro de los límites de su sector.
Cumplimiento de las disposiciones del Tratado Antártico del que es parte en su
condición de Estado soberano.
Conservación de la mayor autonomía y libertad de acción posible dentro de las
condiciones acordadas en el marco del sistema internacional vigente en la Antártida.
Desarrollo de actividades que aseguren el debido protagonismo y prestigio dentro de
la comunidad antártica internacional.
Preservación de los recursos vivos y del medio ambiente antártico y sus ecosistemas
dependientes y asociados.
Objetivos nacionales particulares sobre la Antártida:
Fortalecer el Sistema del Tratado Antártico.
22
Contribuir al mantenimiento del estado de no militarización, libertad de investigación
y status territorial vigente en la Antártida.
Desarrollar actividad científica del más alto nivel con fines propios en beneficio de la
humanidad, conforme a los principios del Tratado Antártico.
Desarrollar una logística de avanzada con fines propios y de servicios a terceros.
Dotar a la ciudad de Ushuaia con la infraestructura de servicios acorde a su
condición natural de puerta de entrada a la Antártida.
Profundizar y actualizar permanentemente el conocimiento de la Antártida Argentina.
Difundir en los distintos niveles de enseñanza particularmente en el ámbito docente,
los legítimos derechos e intereses argentinos en la Antártida y su actividad antártica,
incorporándolos a los programas de estudio y en los medios de comunicación.
Instrumentar la política nacional respecto de la toponimia en la Antártida Argentina.
Participar activamente en las negociaciones y en los entendimientos internacionales
que tengan que ver con la temática antártica.
Contribuir a la cooperación internacional tanto en materia científica como logística,
sobre la base de la reciprocidad, teniendo especialmente en cuenta la tendencia de
integración regional vigente.
Controlar y supervisar, a través de un mecanismo del más alto nivel interministerial,
la planificación y ejecución estratégica de las actividades llevadas a cabo por nuestro
país en la Antártida, con el fin de determinar en qué medida son satisfechos los
intereses y objetivos nacionales en la Antártida.
Declaración del año 2004 como año de la Antártida Argentina.
El 14 de enero de 2004, por Decreto Nº 46/2004, el Poder Ejecutivo Nacional declaró
al año 2004 como "Año de la Antártida Argentina" a fin de conmemorar el centenario de la
ocupación permanente e ininterrumpida de nuestro país en la Antártida. Se recuerda así un
acontecimiento especialmente significativo en la historia antártica argentina: el izamiento de
la bandera nacional el 22 de febrero de 1904 en el observatorio meteorológico y magnético
de la isla Laurie, archipiélago de las Orcadas del Sur, hoy Base Orcadas, dónde se instaló
también la primera oficina de correos que funciona en la Antártida.
Secretaría Del Tratado Antártico.
La República Argentina propuso en 1992 la candidatura de Buenos Aires como sede
de la Secretaria del Tratado Antártico, registrándose desde entonces un proceso constante
23
de adhesión mayoritaria de las Partes Consultivas a la aspiración de nuestro país. Las
intensas y prolongadas negociaciones mantenidas concluyeron en julio de 2001 cuando se
logró el consenso sobre la instalación de la Secretaría en Buenos Aires.
Las Partes Consultivas del Tratado Antártico son países que realizan investigación
científica y participan en el proceso de adopción de decisiones en dicho foro. La principal
actividad de la Secretaría consiste en servir de apoyo a la Reuniones Consultivas del
Tratado Antártico y del Comité para la Protección del Medio Ambiente. La Secretaría
centralizará toda la información y documentación disponible en los cuatro idiomas oficiales
del Tratado Antártico: español, francés, inglés y ruso.
Difundirá información acerca del Sistema del Tratado Antártico así como de las
actividades que se desarrollan en la Antártida.
En su condición de estado anfitrión de la Secretaría, la República Argentina aprobó
mediante Ley 25.888 el instrumento constitutivo y el Acuerdo de Sede a fin de facilitar su
adecuado funcionamiento en nuestro país. La Secretaría inició sus actividades en su sede
en Buenos Aires el 1 de septiembre de 2004
Bases argentinas
En la Antártida no hay pueblos ni ciudades. Pero cada año, desde comienzos del
siglo 20, cada vez más hombres, mujeres y hasta niños habitan el continente blanco.
Los primeros expedicionarios lo hicieron en casas prefabricadas que transportaban
desde el continente. Otros, con menos suerte, debieron hacerlo en carpas o refugios
construidos por rocas y restos de embarcaciones.
Hoy existen numerosas bases y refugios a lo largo y lo ancho dela Antártida. Sin
embargo, sigue siendo el continente menos poblado del planeta y el único que no tiene
habitantes permanentes.
La vida en la Antártida gira en torno de las bases, principalmente estaciones
científicas, desde donde se despliega la mayoría de las investigaciones que se realizan en el
continente.
Bases modernas.
Con el correr de los años, las instalaciones y comodidades de las bases fueron
mejorando. Las pequeñas construcciones vulnerables al viento y las bajas temperaturas, se
han convertido hoy en modernos edificios listos para resistir el duro clima antártico y hasta
capaces de ser trasladados de un lugar a otro.
24
Existen bases permanentes y bases temporarias. Las primeras permanecen abiertas
todo el año, las segundas sólo abren sus puertas durante los meses de verano para brindar
soporte a las actividades y campamentos científicos.
Actualmente, las bases científicas cuentan con todo lo necesario para sobrevivir el
frío invierno antártico y la noche polar. No falta el agua caliente, la televisión por cable,
Internet y hasta pistas de aterrizaje para aviones de gran porte.
Base Carlini
La recientemente renombrada base Alejandro Carlini es sin dudas el máximo
exponente argentino de ciencia en la Antártida. Se encuentra en una de las zonas con
mayor actividad y diversidad biológica de la Antártida Argentina y cuenta con un importante
laboratorio, un cine y equipos para buceo. Recostada sobre las costas de la Isla 25 de
Mayo, se encuentra rodeada de bases de distintos países.
Esta estación esta ubicada en la costa sur de Caleta Potter, sobre la bahía Guardia
Nacional, en la región sudoccidental de la isla 25 de Mayo, donde conviven más de 10
bases de distintos países.
Aunque es quizá la menos conocida del continente, paradójicamente, es donde se
desarrollan la mayor cantidad de investigaciones científicas. Las hay de todo tipo:
mareografía, sismografía y glaciología entre otras; predominando las temáticas biológicas y
ecológicas.
Su gran actividad científica se debe a que el área donde está ubicada es uno de los
ambientes marinos de mayor diversidad y productividad. Se trata de un entorno sumamente
rico para el estudio de especies antárticas.
La base posee laboratorios, botes y acuarios con modernos equipamientos para el
desarrollo científico.
Aunque la mayor cantidad de proyectos de investigación se desarrollan en el verano,
muchas actividades tienen continuidad durante todo el año. Algunas de ellas se realizan en
conjunto con otras naciones, principalmente con Alemania e Italia.
Desde 1994, en la base funciona el laboratorio Dallman, un centro de investigación
internacional administrado en forma conjunta por el Instituto Alfred Wegener de Alemania y
el Instituto Antártico Argentino.
Desde Noviembre de 1953 existe presencia argentina en la Caleta Potter. En ese
momento se estableció un refugio de apoyo aeronaval que se denominó Estación Aeronaval
Caleta Potter. En la campaña de verano de 1955, cuando se inauguraron las nuevas
instalaciones, se le cambió el nombre por el de Teniente José Jubany, en honor a un aviador
25
que murió dando servicio en la zona el 14 de septiembre de 1948. Finalmente, en 2012, fue
renombrada en conmemoración al investigador argentino Alejandro Carlini.
En 1982 la base fue cedida a la Dirección Nacional del Antártico, que es el
organismo que la administra desde entonces.
Buceo: La base Carlini es la única del país en la que se realizan actividades de
buceo. Dos buzos, con todo su cuerpo protegido por trajes especiales, se sumergen en las
gélidas aguas antárticas para estudiar la vida marina del estrecho de Bransfield. Nadar entre
los hielos permite acercarse a algunas de las especies más primitivas e impresionantes del
mundo animal.
Para bucear allí hay que tomar ciertos recaudos y precauciones. Antes de
sumergirse es necesario reconocer el sector, medir el espesor del hielo y delimitar el área de
seguridad del lugar donde se va a efectuar el buceo.
El agujero de ingreso para el buzo tiene que ser de forma triangular, colocando
bordes de madera a modo de apoyo. Sobre él, se ubica una carpa estructural para el equipo
de radio y, como medida de precaución, se orienta una moto de nieve en dirección al Centro
de Medicina en caso que sea necesario realizar una evacuación.
El primer cine antártico: No todo es ciencia allí. La base es desde el 2005 la sede de
la sala de cine más austral del mundo.
La Sala del Bicentenario abrió sus puertas el 11 de abril del 2005 con la proyección
de la película “Luna de Avellaneda”, y desde entonces se ha convertido en un auténtico cine
de barrio.
Base Esperanza
Ubicada en medio de un paisaje sin igual, la base argentina Esperanza es sin lugar a
dudas una de las más particulares de la Península Antártida. Además de recibir cada año a
familias y niños, toma su nombre de uno de los hechos históricos más asombrosos de las
expediciones al continente.
Vivir en base Esperanza es para muchos lo más similar a la vida en el continente. La
sola presencia de niños y familias durante el frío invierno antártico, dan a Esperanza un
color diferente.
Estratégicamente ubicada en la puerta de entrada a la península antártica y rodeada
de glaciares, montes y mar, esta base toma su nombre de la bahía en la que se encuentra.
La estación fue fundada en el año 1951, y en 1978 recibió a las primeras siete
familias que desde entonces la pueblan todos los años, marcando un antes y un después en
la presencia argentina en el continente antártico.
26
Pero quienes deseen invernar en ella acompañados de su familia, antes deben haber
cumplido una estadía previa sin acompañantes en alguna de las bases argentinas.
Esperanza es parecida a un pequeño pueblo. Sus 13 casas recostadas sobre la
ladera del cerro, alojan cada año a las 50 o 60 personas que conforman su dotación.
Cada familia tiene su casa. Aunque son hogares más que acogedores, allí sólo se
cocina los Domingos. Durante la semana, cada familia retira su comida del casino, donde los
cocineros preparas las más variadas delicias para todos.
En 1978, la base fue escenario de dos hitos de la historia antártica. El 7 de enero
nació Emilio Marcos Palma, el primer antártico del mundo. Y el 16 de febrero, se realizó en
ella el primer casamiento.
Los “solteros”, aquellos miembros de la dotación que no invernan junto a sus
familias, conviven como en el resto de las bases argentinas. Viven en grupos y también
tienen sus propias casas, exactamente igual a los grupos familiares.
Los niños de la base asisten cada mañana a la Escuela Provincial Nº 38 Julio
Argentino Roca, que cuenta cada año con un matrimonio de docentes que viaja desde Tierra
del Fuego y que acompañan a los alumnos durante el ciclo escolar.
Mientras sus hijos estudian, padres y madres cumplen cada uno con sus tareas. Las
mujeres graban cada mañana el programa que por la tarde emite por onda corta “Radio
Nacional Arcángel San Gabriel”.
Base Esperanza es pionera en la implementación de energías alternativas para su
funcionamiento. Actualmente se está utilizando en forma experimental la pila de hidrógeno y
los molinos de energía eólica, con el objetivo de comenzar a sustituir el combustible como
fuente de energía para evitar la contaminación.
Un grupo de instituciones científicas argentinas se encuentra trabajando en un
proyecto para la construcción de casas adaptables para la implementación de energías
renovables.
Base Marambio
Única estación argentina en la Antártida con pista de aterrizaje, la base Marambio se
ha constituido a lo largo de los años en un pilar fundamental de la actividad antártica
argentina. A lo largo del año recibe vuelos de aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea
Argentina desde el continente.
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La Fuerza Aérea Argentina en cumplimiento de políticas e intereses nacionales en el
Sector Antártico Argentino, mantiene con inquebrantable vocación de servicio la capacidad
operativa de volar en y hacia el Continente Blanco.
La misión de la Fuerza Aérea Argentina en la Antártida Argentina es alcanzar y
mantener la capacidad logística que permita brindar apoyo a las actividades de investigación
científica de institutos nacionales, extranjeros e internacionales, que se realicen en el
Continente Antártico.
La isla Marambio (ex Seymour) está emplazada sobre el mar de Weddell en los 64ºS
y 56ºW, en una meseta a 200 metros sobre el nivel del mar, que tiene aproximadamente
alrededor de 14 kilómetros de longitud por 8 kilómetros de ancho, a una distancia de 3600
kilómetros de Buenos Aires y 2800 kilómetros del Polo Sur (en línea recta imaginaria).
Las temperaturas reales promedio en verano oscilan entre 1 y 2ºC bajo cero y entre
20 y 22ºC bajo cero durante el invierno.
Las mismas al asociarse con los fuertes vientos predominantes, producen una muy
baja sensación térmica que puede pasar los 60ºC bajo cero (-60ºC).
La importancia de la Base Marambio radica en que es el punto de apoyo argentino
del que a través del modo aéreo, está capacitada para brindar a la comunidad antártica
nacional e internacional durante todo el año las operaciones de apoyo a la ciencia,
búsqueda y rescate, traslado de personal y cargas, lanzamiento de cargas y evacuación
sanitaria.
Es el único aeródromo operado por argentinos, que permite la operación de aviones
de gran porte durante todo el año, venciendo la incomunicación que existía entre la Antártida
y el continente.
La actividad aérea sucede durante todo el año, entre el continente y la Base
Marambio, con aviones Hércules C-130. Entre bases antárticas y Marambio se realizan
vuelos con el DHC-6 Twin Otter.
Durante la Campaña de Verano, se realizan vuelos con helicópteros Bell 212 entre
campamentos científicos, bases, el rompehielos Almirante Irízar y Marambio.
El aeródromo posee una pista de tierra compactada de 1200 metros de longitud por
40 metros de ancho.
Los servicios del aeródromo son los de Sanidad, Contra incendio, Terminal de
Pasajeros y Cargas. El apoyo se brinda a través de un equipo Howard 115v GTC 28v y la
provisión de aerocombustible.
28
Se cuenta con material vial para el mantenimiento de la pista y los caminos linderos.
El taller de mantenimiento general se encarga de mantener al día todas las demás
instalaciones.
La protección del medio ambiente es fundamental en Marambio. La clasificación de
residuos para su evacuación fuera de la Antártida es tarea cotidiana. Existe una planta de
tratamiento cloacal. El manejo de combustibles se realiza bajo estrictas normas para evitar
derrames y priorizando el cuidado del terreno.
“Contribuir a la protección y preservación del ambiente mediante la reducción del
riesgo de daño ambiental, la conservación de los recursos naturales o culturales, la
seguridad y salud ocupacional, la adopción de estándares reconocidos y el cumplimiento de
la legislación vigente, en todo el ámbito de la Fuerza Aérea”
El Protocolo de Madrid, que depende del Tratado Antártico, refiere a la protección del
medio ambiente, y que fue desarrollado en la XI Reunión Consultiva Especial de Viña del
Mar y Madrid entre los años 1990/1991 establece que: “Las partes se comprometen a la
protección del medio ambiente antártico y a los ecosistemas dependientes y asociados;
mediante el presente protocolo designan a la Antártica como Reserva Natural consagrada a
la paz y la ciencia”.
Por lo expuesto y constituyendo un compromiso internacional asumido por la
Argentina, el personal de la Dotación conoce los alcances de la misma para la preservación
del medio ambiente.
El manejo de residuos, generados por las diversas actividades humanas, puede
ocasionar impacto ambiental de no tratarse de manera apropiada su disposición final.
Los residuos comprendidos son los afluentes, restos de alimentos, de construcción,
vehicular, mantenimiento, abastecimiento, científicas, etc.
El Programa Antártico Argentino clasifica los residuos en 6 grupos:
GRUPO 1 – Desechos biodegradables (restos de comida, papeles, madera, trapos
limpios, etc.) Se evacuan al continente o se incineran.
GRUPO 2 – Desechos no biodegradables (plásticos, envases o envoltorios
metálicos, cauchos, esponjas, materiales sintéticos y cenizas del Grupo 1. Se evacuan al
continente.
GRUPO 3 – Desechos peligrosos según Ley 24.051 (combustibles, reactivos,
aceites, grasas, pinturas, reveladores, elementos contaminados con desechos peligrosos
(papel, trapos, maderas, etc.), pilas, baterías, etc. Se evacuan al continente.
GRUPO 4 – Desechos inertes como vidrios, latas, estructuras metálicas, chapas,
tambores vacíos, restos de hormigón, ladrillos, etc. Se evacuan al continente.
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GRUPO 5 – Aguas residuales y residuos líquidos domésticos. Se pueden eliminar al
mar, siempre que respeten la normativa establecida por el Tratado de Madrid, o ser tratados
en plantas de tratamiento.
GRUPO 6 – Desechos de materiales radioactivos (según Ley 25.279), derivados de
actividades científicas que estén autorizadas por la autoridad nuclear y la DNA (Dirección
Nacional del Antártico). Solo serán manipulados por personal científico.
Base San Martín
Rodeada de glaciares y recostada sobre los últimos metros de roca de un islote, la
Base San Martín es parte de uno de los paisajes más bellos de la Península Antártica. Se
trata de la primera estación construida por el Ejército Argentino en el continente y en ella
descansan los restos del pionero antártico argentino Hernán Pujato.
En Antártida la base que lleva su nombre rodeada de glaciares y con características
únicas fue la primera estación fundada el 21 de marzo de 1951 por el Ejército Argentino. La
hazaña la realizó el entonces Coronel Pujato junto con un grupo de hombres que se
aventuraron en este mundo nuevo y no tan conocido para esa época que corría cuando
lograron llegar debajo del círculo polar antártico.
Ubicada en el islote Barry, en el corazón de la Península Antártica. Este islote
(Caleta Sanaviron, Paso Mottet) forma parte de los Islotes Debenham (Bahía Margarita,
Costa Fallieres) y se encuentra situado próximo al Mar de Bellinhaussen.
El mismo no está en la Península Antártica ya que se encuentra conectado por un
pequeño canal de unos 70 metros y se comunica por un puente colgante de tres cables.
La Base cuenta con el Laboratorio San Martín (LASAN) del IAA y una estación
meteorológica. Las actividades científicas que allí se desarrollan son:
Estudio del campo magnético, comportamiento de la ionosfera, estudio de silbidos
atmosféricos, análisis de ruidos cósmicos, estudios glaciológicos (Convenio entre Alemania
y el Instituto Antártico Argentino).
La cantidad de personas que integran la dotación oscila entre 18 y 20. Entre éstas se
cuenta con personal militar de diferentes especialidades, que está a cargo del apoyo
logístico, con dos observadores meteorológicos de la Fuerza Aérea y con el personal civil
científico del Instituto Antártico Argentino.
La importancia de su existencia reside en que es la primera instalación argentina
ubicada debajo del Círculo Polar y en que se conecta, por modo terrestre, marítimo
(parcialmente) y aéreo con el resto de las instalaciones antárticas. Asimismo, es muy
relevante porque permite el control de la parte central de la Península Antártica y porque es
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la estación permanente argentina más occidental del Territorio Antártico Argentino y está en
la zona de superposición de pretensiones con Chile y el Reino Unido.
Asimismo, su trascendencia deviene también de su ubicación contigua al cordón
montañoso de la Península Antártica en el que se ha localizado cobre y en el que se espera
encontrar otros minerales metalíferos.
Además, la Base cuenta con la Plaza Histórica, que es el lugar en el que se hallaba
emplazada la antigua Base San Martín (primeras edificaciones), y con el Mausoleo de la
Base San Martín en el Islote Bárbara, donde están depositadas las cenizas del Grl Pujato.
Argentina y la Antártida. Perspectiva actual y futura
El Tratado Antártico fue suscripto el 1ro de diciembre de 1959 y entró efectivamente
en vigencia dos años después, en junio de 1961. En su versión original se estableció un
plazo de vigencia sine die de 30 años con posibilidad de revisión si alguna de las partes
firmantes lo solicitase. En junio de 1991, el Tratado, al no haber ningún llamado a la revisión,
continuó en su formato tradicional y fue extendido en su alcance meses más tarde, al
adoptar las partes el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente.
Este acuerdo multilateral es un anexo que no modifica ni enmienda al Tratado
original. En él se establecen pautas relacionadas al medioambiente, incluyendo la
prohibición de la extracción de recursos mineros por un plazo de 50 años. La proscripción
persistiría hasta 2041; es decir que restarían alrededor de 30 años para definir el futuro del
continente blanco.
La importancia del asunto es tal, que ya hoy nos encontramos con diversas
problemáticas en las relaciones internacionales, vinculadas directa o indirectamente a este
tópico. La continúa explotación de recursos a niveles nunca antes vistos y el crecimiento
poblacional están desgastando las reservas mundiales, lo que mueve a los estados y al
sector privado a efectuar presión sobre éstos, para llegar cada vez más lejos en términos de
exploración y explotación de nuevas fuentes de ingreso. Como veremos más adelante,
diferentes estudios y fuentes confirman la presencia de minerales e hidrocarburos en la
Región Antártica, lo que desde hace décadas llama la atención de las partes y pone en
juego fuertes pretensiones. Este interés se traduce en diferentes acciones diplomáticas, lo
que genera roces. El principal ejemplo de esto es la reaparición con fuerza de la Cuestión
Malvinas en la política internacional. El archipiélago del Atlántico Sur, actualmente bajo
control británico y con reclamo argentino, tiene incidencia directa en la delimitación de
fronteras hipotéticas y reclamos territoriales en la Antártida. De los actuales siete estados
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que tienen reclamos territoriales, solo se superponen los de tres: Argentina, Chile y el Reino
Unido.
Con este contexto actual es que nos plantearemos la pregunta de que puede
suceder a futuro. ¿Cuál es el nivel de conflictividad de la cuestión? ¿Logrará el Tratado
Antártico cumplir esta etapa de vida que caduca en la década del ’40? ¿Está la política
antártica argentina adecuada a los desafíos de los años venideros? La economía y la oferta
y demanda jugarán una cuestión esencial en el futuro del continente blanco. Intentaremos
desarrollar el porqué de esta relevancia. El problema se puede resumir de la siguiente
forma: Teniendo en cuenta los intereses de varios estados, principalmente el Argentino, y
observando sus historias en el territorio antártico. ¿Logrará permanecer la región antártica
como el área prístina que conocemos hoy o dará lugar a cubrir la demanda de recursos
naturales y energéticos? Para responder todas estas incógnitas nos basaremos en teorías
planteadas por diferentes autores. Llegaremos así a la conclusión que de persistir la actual
demanda de recursos naturales y energéticos, la presión del sector privado será lo
suficientemente fuerte para generar que los estados provoquen un cambio en el actual débil
régimen jurídico (Sistema del Tratado Antártico) y se abra la puerta a la explotación
económica del continente. Así la Argentina deberá realizar modificaciones a su perspectiva
antártica si quiere mantenerse en la vanguardia del asunto. 7
Teniendo entonces en cuenta las dimensiones jurídica, política, económica y con el
factor climático y de accesibilidad a la región siempre presente es altamente probable que el
Sistema del Tratado Antártico, en el formato en el que lo conocemos hoy en día, no cumpla
con el ciclo pre establecido por el Protocolo de Madrid de 1991 antes de la reunión
consultiva del año 2048. Debido a los fuertes intereses del sector privado, la intervención de
los Estados y a los progresos tecnológicos, en un lapso no menor a diez años se modificará
el marco regulatorio vigente (el STA) llevando así a un quiebre en el status quo de la región
antártica.8
Recursos Naturales
Tal vez los recursos naturales sean la clave de los posibles conflictos del futuro en
torno a la soberanía y los reclamos territoriales en el continente antártico. La OCDE9 define
7 Juan Ignacio Herrero Lo Giudice. LA ANTARTIDA Y EL STA. http://www.academia.edu/10325267/La_Ant%C3%A1rtida_Pasado_presente_y_futuro_desde_la_perspectiva_argentina 8 Idem 79 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
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a un recurso natural como un activo (materia prima) disponible en la naturaleza que puede
ser utilizado con fines económicos o de consumo.10
En el continente y área estudiada son varios los recursos naturales presentes y
potencialmente explotables. El más visible y uno de los más abundantes es el agua dulce.
Se estima que la Antártida contiene el 75% de las reservas de agua fresca del mundo en
forma de hielo.11
Si bien no existen muchos datos precisos debido a la gruesa capa de hielo (tan solo
el 2% de la superficie del continente está libre de hielo permanente, aunque no estatico) que
cubre la tierra, los avances tecnológicos están posibilitando mejores estudios geológicos.
Investigadores afirman que desde el primer informe sobre la mineralogía antártica en 1895
se han reconocido más de 167 minerales aunque pocos con valor intrínseco.
El principal argumento a favor de la existencia de reservas de petróleo, carbón y
minerales proviene de la teoría de la deriva continental. Si en territorios aledaños como
América del Sur, África, India y Australia (la formación del antiguo supercontinente
Gondwana) se encuentran presentes, es muy probable que lo mismo suceda en el
continente antártico.
Otro codiciado recurso existente en la Antártida es el carbón. Estudios han
determinado la posibilidad de la existencia de cinturones carboníferos que cubren gran parte
del Este del continente (Especialmente la región de las montañas transantarticas y las
montañas Príncipe Carlos) del continente y que representaría un 11% de los depósitos
mundiales.12
Resumiendo, el clima y los aspectos geográficos hacen que una hipotética
explotación de estos recursos sea comparativamente costosa respecto a las fuentes ya
existentes en los demás puntos del planeta. Pero muchos de estos recursos están
vinculados a la generación de energía y combustibles, un tema sensible y que tiene un
porvenir incierto por el agotamiento de las reservas ya explotadas en un futuro próximo. Por
eso, mientras menor sea la cantidad disponible a nivel mundial, mayor va a ser el precio del
recurso y por ende eventualmente se volvería redituable la explotación de muchos recursos
naturales en el continente antártico. Las leyes de oferta y demanda lo confirman.
Bibliografía
10NACIONES UNIDAS. (1997). “Glossary of Environment Statistics, Studies in Methods”.11 GAJANANDA, K.(2010) “Exploring the pristine antarctic natural resources”.KNOL. Versión 57. Citada en LA ANTARTIDA Y EL STA por Juan Ignacio Herrero Lo Giudice. Pág.17. Disponible en: http://www.academia.edu/10325267/La_Ant%C3%A1rtida_Pasado_presente_y_futuro_desde_la_perspectiva_argentina 12 Idem 7.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_Ant%C3%A1rtico#Enlaces_externos
http://www.marambio.aq/argentinaytratadoantartico.html
http://www.interpatagonia.com/antartida/historia-tratado-antartico.html
http://www.tierradelfuego.org.ar/v4/_esp/index.php?seccion=5&sub=6&item=12
http://www.intertournet.com.ar/antartidaeislas/tratado.htm
http://www.antartidaurbana.com/tratado-antartico/
http://es.wikipedia.org/wiki/Tratado_Ant%C3%A1rtico
http://www.ats.aq/s/ats.htm
http://www.academia.edu/10325267/La_Ant
%C3%A1rtida_Pasado_presente_y_futuro_desde_la_perspectiva_argentina
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