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El contexto de la Formación Ciudadana y Democrática, es multidimensional y complejo, se configura a partir de la interrelación entre realidad social y política, la práctica de la ciudadanía en la cultura social y política específica, y las concepciones educativas sobre ciudadanía y formación ciudadana, que se establecen para guiar esta práctica educativa. El momento actual de la sociedad Colombiana se caracteriza por su alta complejidad en todos los órdenes del desarrollo, en donde se entrecruzan la larga historia de desigualdad, violencia y corrupción, con el impacto del mundo globalizado, caracterizado por la instalación hegemónica del modelo neoliberal, la exclusión de grandes sectores de la población, la supremacía del mercado como modelo de bienestar, junto a la débil cultura de la civilidad del Estado, de la sociedad civil y del ejercicio ciudadano. La economía globalizada ha creado además una sociedad indolente, frívola, y mercantilizada, que ha conducido a la pérdida de sentido de las identidades individuales y colectivas, el debilitamiento de los sistemas tradicionales de integración y cooperación social , el incremento de la vulnerabilidad social y el deterioro de las instituciones básicas de la sociedad. El país experimenta el conflicto armado, la ausencia de un proyecto colectivo de nación, el narcotráfico, la pérdida de credibilidad en lo político, el desplazamiento forzado, el deterioro de la convivencia, y la opinión generalizada de que es necesario construir el Estado Social de Derecho, la democracia, el sentido de lo público, y el fortalecimiento de la cultura de la civilidad 1 . El sector educativo frente a este panorama, ha realizado un recorrido hacia la formación ciudadana que se puede ubicar de manera cercana en la Constitución del 91, en la que la educación cívica se afianza como educación en y para la democracia, superando los enfoques que abordaban la cívica como urbanidad y aprendizaje memorístico de la institucionalidad política. Después, la Ley General de Educación 115 del 94, propuso democratizar el escenario escolar, mediante la educación para la convivencia democrática y ciudadana y el gobierno escolar, estableciendo este propósito, como una de las prioridades de los planes, programas y proyectos educativos de las distintas instituciones de educación primaria, básica, y media y en los estatutos orgánicos de los planes de desarrollo nacional, departamental y local. De manera reciente, el Ministerio de Educación promovió la implantación de estándares básicos de calidad, con el fin de que las instituciones educativas cuenten con un referente común que asegure a todos los colombianos el dominio de conceptos y competencias básicas, para alcanzar desempeños satisfactorios en su actividad personal y laboral, vivir en sociedad y participar en ella, en igualdad de condiciones, promoviendo además, el desarrollo de competencias ciudadanas. La promoción de estas competencias, configura una de las 1 Willinton Alfonso Sucerquia Holguin

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El contexto de la Formación Ciudadana y Democrática, es multidimensional y complejo, se configura a partir de la interrelación entre realidad social y política, la práctica de la ciudadanía en la cultura social y política específica, y las concepciones educativas sobre ciudadanía y formación ciudadana, que se establecen para guiar esta práctica educativa. El momento actual de la sociedad Colombiana se caracteriza por su alta complejidad en todos los órdenes del desarrollo, en donde se entrecruzan la larga historia de desigualdad, violencia y corrupción, con el impacto del mundo globalizado, caracterizado por la instalación hegemónica del modelo neoliberal, la exclusión de grandes sectores de la población, la supremacía del mercado como modelo de bienestar, junto a la débil cultura de la civilidad del Estado, de la sociedad civil y del ejercicio ciudadano. La economía globalizada ha creado además una sociedad indolente, frívola, y mercantilizada, que ha conducido a la pérdida de sentido de las identidades individuales y colectivas, el debilitamiento de los sistemas tradicionales de integración y cooperación social , el incremento de la vulnerabilidad social y el deterioro de las instituciones básicas de la sociedad. El país experimenta el conflicto armado, la ausencia de un proyecto colectivo de nación, el narcotráfico, la pérdida de credibilidad en lo político, el desplazamiento forzado, el deterioro de la convivencia, y la opinión generalizada de que es necesario construir el Estado Social de Derecho, la democracia, el sentido de lo público, y el fortalecimiento de la cultura de la civilidad1. El sector educativo frente a este panorama, ha realizado un recorrido hacia la formación ciudadana que se puede ubicar de manera cercana en la Constitución del 91, en la que la educación cívica se afianza como educación en y para la democracia, superando los enfoques que abordaban la cívica como urbanidad y aprendizaje memorístico de la institucionalidad política.

Después, la Ley General de Educación 115 del 94, propuso democratizar el escenario escolar, mediante la educación para la convivencia democrática y ciudadana y el gobierno escolar, estableciendo este propósito, como una de las prioridades de los planes, programas y proyectos educativos de las distintas instituciones de educación primaria, básica, y media y en los estatutos orgánicos de los planes de desarrollo nacional, departamental y local. De manera reciente, el Ministerio de Educación promovió la implantación de estándares básicos de calidad, con el fin de que las instituciones educativas cuenten con un referente común que asegure a todos los colombianos el dominio de conceptos y competencias básicas, para alcanzar desempeños satisfactorios en su actividad personal y laboral, vivir en sociedad y participar en ella, en igualdad de condiciones, promoviendo además, el desarrollo de competencias ciudadanas. La promoción de estas competencias, configura una de las prioridades de las instituciones educativas en los planes de mejoramiento, que deben girar en torno a: el respeto y defensa de los derechos humanos, la convivencia y la paz, la participación y la responsabilidad democrática, y la pluralidad y valoración de las diferencias.Este conjunto de elementos contextuales, se enriquece a demás por los aportes de investigadores y expertos que en los últimos 15 años, ha cumplido un papel significativo en la reflexión en torno a este campo de conocimiento tanto a nivel teórico, y empírico como en la innovación pedagógica, aspectos que aportan un campo propicio para el debate, la apropiación de sus avances, el debate crítico de sus tendencias y la necesidad de seguir tejiendo y articulando sus múltiples aspectos en la educación Colombiana. Uno de los actos vinculados a la dimensión social, cultural y política de la educación, es el que relaciona la educación con la formación ciudadana, como un campo temático específico en donde es posible construir conocimientos, actitudes, valoraciones, razonamientos, elecciones, que posibiliten el bienestar individual y el bien común. Para potenciar este desarrollo es necesario reflexionar sobre la educación como agente principal de la formación ciudadana; como derecho colectivo y como bien público, que dentro de un proceso ético político, debe favorecer la inclusión social, el desarrollo de la civilidad y la convivencia, la consolidación de la democracia y la construcción de lo público. El conocimiento ciudadano y democrático, configura un saber que se construye y se reconstruye en los procesos formativos, a través de prácticas de socialización, educación, comunicación, convivencia, organización y gestión social; aspectos que trascienden el ámbito de la educación formal y se instalan en los diversos escenarios en donde las normas, las leyes, los pactos y los acuerdos, tienen presencia cultural, moral y jurídica.Esto implica una formación ciudadana a través de procesos, basados en el reconocimiento del otro y la multiculturalidad, la construcción de valores cívicos, y de un etnos ciudadano democrático que 1

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posibilite la interlocución válida, la participación y la cooperación para la acción pública, elementos que requieren ser desarrollados de manera intencional y coherente a través de procesos de educación formal y no formal. El qué , el para qué y el cómo de la formación ciudadana, supone la interacción de un conjunto de actores, conformados por educadores y educandos, cuyos propósitos son los de construir conocimientos, valores y actitudes para dinamizar, crear y mejorar las prácticas de formación ciudadana en sus espacios de docencia, y/o trabajo institucional y comunitario. La formación ciudadana apunta a contribuir con la inserción social y política de las personas en la sociedad. La condición de ciudadano trasciende un estatus jurídico y el ejercicio del voto, implica la construcción de subjetividades ligadas a lo público, la democracia, el bien común, para ello, es fundamental como lo señaló Dewey , que la educación despierte en cada ciudadano/a la iniciativa y la disposición, por los intereses de la colectividad, para convertir al ciudadano, e un actor motivado y capaz de incidir en los procesos sociales y políticos, y de esta manera ir superando la pasividad, la indiferencia, y la manipulación de intereses, que terminan imponiendo la lógica del mercado y del capital , sobre cualquier otra consideración de solidaridad y bien común. En el campo de la educación, la preocupación por la construcción de una ciudadanía deseable y posible, requiere la construcción de conocimientos, valores, actitudes, y habilidades, para el ejercicio activo, competente, y crítico de deberes, derechos, y la realización de agenciamientos sociales y políticos en torno al desarrollo de lo privado y lo público. En este sentido se entenderá como:

Conocimientos, las nociones y concepciones en torno a la historia de la civilidad, la fundamentación de la ciudadanía y la democracia, la identidad y la pertenencia al territorio, y la interpretación y ejercicio de los derechos humanos.

Valores, las asignaciones de sentido de carácter moral y ético, en la vida individual y colectiva, de lo que se considera: justicia, libertad, solidaridad, honestidad, tolerancia, igualdad, equidad, pluralidad, diálogo, y su reflexión cultural y universal para la convivencia, local y global.

Actitudes, la manera en que se construye y desarrolla la sensibilidad moral y ciudadana, la subjetividad política, y el compromiso con el cuidado del sí mismo, de los otros, del entorno ecológico y de lo público.

Habilidades, la forma como se expresa << el saber hacer ciudadano- democrático >> a nivel de los procesos de comunicación, negociación, participación, construcción de acuerdos, y desarrollo de alternativas, en la consecución del bien común. El desarrollo de este conjunto de presupuestos nos permitirá hablar de capacidades para el ejercicio activo de la ciudadanía y la democracia.

Para aproximarnos desde estas consideraciones a la comprensión de la construcción de la ciudadanía y la democracia y a la forma en cómo podemos abordar su desarrollo en los procesos formativos, se proponen en este módulo, el desarrollo de cuatro unidades que abordarán en su orden:

1) concepciones y condiciones de la ciudadanía

2) marcos normativos de la ciudadanía,

3) valores democráticos y la construcción de lo público

4) dimensiones y áreas de la formación ciudadana, y nuevos elementos para su reconfiguración.

La idea de ciudadanía, condiciones básicas y contexto de la formación ciudadana : La ciudadanía es un concepto polisémico con una carácter histórico y contextual, en la medida en que sus nociones y prácticas, se configuran en escenarios sociales determinados, y responden al grado de evolución del ethos ciudadano y de la cultura política en que se realiza. Se trata de un concepto abierto y complejo, susceptible de ser construido, deconstruído y perfeccionado,

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mediante el desarrollo del pensamiento y el sentimiento cultural, político y subjetivo, frente a los valores cívicos, la titularidad de derechos y los modelos de justicia que orientan el desarrollo social y económico.

Por esta razón se puede afirmar que no hay un solo tipo de ciudadanía, sino que existen tantas ciudadanías, como comunidades políticas y sociales hay, y que estas a su vez, están conformadas por la pluralidad de ciudadanos/nas que en las sociedades democráticas, contemporáneas viven y conviven en conciudadana, ejerciendo sus derechos y responsabilidades con perspectivas, e intereses diferentes.

El ejercicio de la ciudadanía, implica la realización de aspectos básicos que le son inherentes, como son : la pertenencia, los derechos humanos y la participación. Aspectos que adquieren connotaciones específicas en el contexto local y global y que sugieren los retos de la formación ciudadana en la sociedad contemporánea.

Marcos normativos de la ciudadanía y la democracia: La construcción de la ciudadanía se desarrolla en medio de la pluralidad y la diversidad de opciones, ideologías y posturas políticas, por ello es necesario conocer las características básicas, de orden normativo que orientan el sentido, y las formas de ejercer los comportamientos ciudadanos y democráticos, en donde cobran diferentes sentidos y énfasis las discusiones sobre libertad, igualdad, multiculturalidad, papel del Estado, bienestar individual y bien común, permitiendo identificar la múltiple configuración de las ciudadanías influenciadas por estos enfoques.

El abordaje se realiza con el enfoque liberal, comunitarista, y republicano, desde la filosofía moral, la filosofía política y del derecho, presentando las principales discusiones en torno a los ideales democráticos y de justicia, que giran en torno a la política, y que permiten identificar los nuevos atributos de la socialización política para la formación ciudadana.

Esta aproximación busca promover cuestionamientos en torno a qué propósitos y de acuerdo con qué criterios y principios se orientan las acciones de formación ciudadana, en un contexto de marcados conflictos sociales, políticos y económicos y de profundas desigualdades sociales e imperfecciones del Estado Social de Derecho.

La descripción de las anteriores dimensiones que definen el horizonte y los elementos que conllevan los procesos de educación ciudadana, se constituyen en referentes para identificar los conocimientos, actitudes, habilidades y capacidades que requieren ser potenciadas para que el ciudadano/a pueda participar activamente en la construcción de un orden social democrático, teniendo como referencia, las siguientes discusiones aportadas por los enfoques referenciados :

Perspectiva Liberal: Hace énfasis en el liberalismo político de Jhon Rawls . Esta perspectiva destaca que la legitimidad y estabilidad de las instituciones democráticas, radica en la definición de unos principios mínimos de justicia, construidos colectivamente en la esfera política, los cuales permiten fundamentar la estructura básica de un Estado Social de Derecho. En este sentido la educación para la ciudadanía liberal, es un factor esencial para promover una cultura política pública y un marco normativo que regule el ejercicio de la ciudadanía en el contexto del pluralismo razonable .

Perspectiva Comunitarista : Esta perspectiva señala la necesidad de reconocer los diversos contextos de pertenencia cultural donde se promueve un conjunto de virtudes que se han cimentado en la tradiciones de los grupos sociales, las cuales aportan recursos morales significativos para establecer parámetros de regulación social. Lo anterior demanda una política del reconocimiento, de la diversidad y el establecimiento de ciertos derechos colectivos que minimicen la exclusión de grupos minoritarios.

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Perspectiva Republicana: El republicanismo defiende la organización institucional, que es capaz de alentar la discusión pública en torno al bien común, objetivo, que puede ser alcanzado a través del sistema educativo y del sistema político. El status ciudadano, es el de estar de manera activa vinculado con el entorno ( urbano, rural), la democracia republicana debe entender el ejercicio ciudadano de participación integral permanente, con el gobierno, para ejercer el control de las decisiones públicas.

La ciudadanía se valora en este enfoque porque: contribuye a la preservación de las libertades individuales y públicas; a la consolidación del Estado Social de Derecho; a la activación de la sociedad civil, a la profundización y realización de la democracia y a la reducción de los fenómenos de corrupción y de primacía de los intereses del mercado sobre la justicia social.

Construcción de lo público y los valores democráticos: Señala los límites y relaciones entre la vida cotidiana, la sociedad civil, lo político, lo público, en la construcción de la democracia y el Estado Social de Derecho; así como la construcción de la subjetividad y la cultura política, y de las características de los procesos de socialización política en el contexto local y global.

De la misma manera se aborda el debate de la corresponsabilidad democrática para la construcción ciudadana de lo público, que configura la expresión de la responsabilidad entre sociedad civil y gobierno para construir el desarrollo social y político, en el marco de una ética cívica, la moral, el pluralismo razonable, los diálogos ciudadanos, la ciudadanía activa, la acción pública y el bien común.

En este aparte se asume que ¨ uno de los rasgos que caracteriza el desarrollo de las democracias, es el fortalecimiento de una cultura de lo público, asumida esta como la expresión de los múltiples matices del pluralismo en sus diferentes dimensiones, sobre la base de unos acuerdos mínimos que regulen la participación de los actores sociales y posibiliten escenarios de consenso o disenso sobre problemáticas de interés colectivo para una comunidad. La preservación de lo público recae en la responsabilidad del Estado a través de sus instituciones y también de las organizaciones sociales que conforman la llamada sociedad civil ¨ ( Documento del Programa de Especialización en Pedagogía. Universidad Pedagógica 2006)

Dimensiones, ámbitos y reflexiones para un itinerario de formación ciudadana

Señala las propuestas de la política educativa y los planteamientos del Ministerio de Educación en el campo de la formación ciudadana, las cuales definen los propósitos, las dimensiones y los ámbitos de la formación, con la mirada de competencias ciudadanas. En este aparte se abordan: el planteamiento de las competencias ciudadanas definido por el Ministerios de Educación; y algunas propuestas para consolidar el itinerario de la formación ciudadana.

Pensar y asumir los escenario educativos como espacios de formación política y ciudadana plantea la pregunta por la función de la educación en la formación de sujetos ético- políticos, autónomos y solidarios, que sobre la base del desarrollo de ciertas capacidades pueden construir y reconstruir los referentes y las prácticas culturales de lo político, lo público y de lo que implica el ejercicio de los valores que sustenten la ciudadanía.

Las instituciones que adelantan procesos de formación ciudadana se reconocen en esta oportunidad, como agentes de socialización política, que tienen como compromiso generar mediaciones pedagógicas que viabilicen el desarrollo de capacidades psico-sociales, ético-morales y socio-políticas asociadas a la formación de una cultura política y al ejercicio de la ciudadanía.

De la misma y de manera transversal, se aborda el papel que le corresponde asumir a la pedagogía, como saber y conocimiento regulador y reconstructor de la cultura, en el campo de la socialización política y en la formación de valores cívicos, en torno a la justicia, la libertad, la solidaridad, la igualdad, el diálogo ético y político.

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