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38 Trabajadores machiguengas en Camisea CYNTHIA DEL CASTILLO TAFUR * FOTOS: ARCHIVO FOTOGRÁFICO. RODRÍGUEZ A., MARTHA Y OTROS, MONITOREO DE USO DE RRNN EN CCNN DEL BAJO URUBAMBA. LIMA: CISEPA-PUCP 2008-2011 EL OMBLIGO DEL PERÚ

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Trabajadores machiguengas en CamiseaCynthia del Castillo tafur*

fotos: Archivo fotográfico. rodríguez A., MArthA y otros, Monitoreo de uso de rrnn en ccnn del BAjo uruBAMBA. liMA: cisePA-PucP 2008-2011

EL OMBLIGO DEL PERÚ

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E l Proyecto de Gas de Camisea (PGC), cuyo fin es la exploración y explotación del recurso gasífero

para su posterior venta en mercados in-ternos y externos, se ejecuta en la zona del Bajo Urubamba, Cusco, de manera conti-nua desde el año 2000 hasta la fecha.1 El gas de Camisea se localiza principalmente en territorio amazónico machiguenga,2 lo que genera un escenario particular por tratarse de un pueblo originario con una gran riqueza cultural, ordenado territo-rialmente como comunidades nativas,

y por ser una de las zonas con mayor diversidad biológica del mundo.3

El PGC opera entonces en un contex-to complejo y, en consecuencia, genera impactos sociales y ambientales. Pero también opera, como sostiene Rodríguez Achung, “(…) en un contexto de mayor participación, de avance en el reconoci-miento de los derechos de los pueblos indígenas, así como de políticas nacionales e internacionales tendientes a garantizar estos derechos (…). En particular, el marco de la relación con las comunidades nativas puso énfasis en la contratación de mano de obra desde dos perspectivas: una ini-cial, en el sentido de fortalecer el ‘capital social local’ o de capacitar a la población local para el trabajo en el sector moderno; y la otra, vigente hoy en día, que pone énfasis en la política del ‘buen vecino’ con miras a mantener la zona pacificada a lo largo de los cuarenta años de duración del proyecto”.4

En este sentido, la experiencia de los varones nativos machiguengas —cuyos medios de subsistencia básicos son la agricultura, la caza, la pesca y la recolec-ción— como trabajadores asalariados en el PGC5 estructura un escenario particular dada la permanente interacción entre las lógicas “tradicionales y comunitarias” (trabajadores machiguengas) y las lógi-cas “modernas y capitalistas” (empresa inversionista). Ello pone en evidencia tensiones y la búsqueda de confluencias, las que se reflejan en la dinámica cotidiana machiguenga, en sus formas de relacio-narse dentro y fuera de su comunidad, y

* Licenciada en Sociología. Investigadora del Cen-tro de Investigaciones Sociológicas, Económicas, Políticas y Antropológicas (CISEPA - PUCP) y jefa de práctica del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP.

El artículo se basa en la tesis de licenciatura en Sociología de la autora (Lima: PUCP, 2012), realizada en el marco del proyecto “Monitoreo de Acceso y Uso de Recursos Naturales en Comunidades Nativas del Bajo Urubamba: Chokoriari, Shivankoreni y Cashiriari. Programa de Monitoreo de Biodiversidad. CISEPA-PUCP”, dirigido por la Dra. Martha Rodríguez Achung.

1 El PGC tuvo dos intentos de ejecución, en 1980 y 1990, ambos a cargo de la empresa Shell. La empresa Pluspetrol actualmente se encarga de la mayor parte de las actividades de explotación del gas en la zona del Bajo Urubamba. Para mayor información, véase <www.pluspetrol.net>.

2 La población indígena machiguenga pertenece a la familia etnolingüística Arawac, asentada en el sur oriente del Perú. El censo de 1993 registró 8679 machiguengas.

3 Rosengren, Dan, Los Matsigenka. Quito, Balboa: FLACSO, Smithsonian Tropical Research Insti-tute, 2005.

4 Rodríguez Achung, Martha, “Gran capital, monetarización y estratificación social en la Amazonía”. En: Orlando Plaza (coord.), Clases sociales en el Perú: visiones y trayectorias. Lima: PUCP-CISEPA, 2007, p. 420.

5 Las empresas contratistas del PGC demandan principalmente personal nativo masculino para trabajar en sus operaciones porque este está fami-liarizado y cuenta con las aptitudes para realizar el tipo de labores que se requieren (trocheros, motosierristas, guías en el monte, etc.).

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en la concreción de sus expectativas de vida. El trabajador machiguenga que se reconoce e identifica de antemano como comunero-agricultor, conoce la estacio-nalidad del PGC en la zona (cuarenta años) y sus distintas etapas de ejecución, por lo que algunos de sus proyectos de vida buscan conciliar aspectos del mundo empresarial-capitalista con el ancestral-comunitario. Si bien las ideas de “progreso” de los nativos machiguengas asalariados han ido reestructurándose a partir de la incursión del PGC en la zona, el trabajador machiguenga busca la manera de continuar produciendo dinero y cristalizar sus proyectos de vida en su comunidad junto a su familia y vinculado a sus hábitos de vida.

Los varones machiguengas pueden trabajar para distintas empresas contra-tistas del PGC en diferentes momentos. Los trabajadores nativos son contratados por períodos cortos —seis meses en pro-medio—, en regímenes que varían, en la mayoría de los casos, de 21, 28 o 35 días de trabajo por 7, 13 o 15 días de descanso. Esto con el propósito de que todos los nativos puedan tener la oportunidad de trabajar y evitar que las comunidades se queden sin población adulta masculina.6 Durante la vigencia del contrato, los trabajadores viven en el campamento instalado por la empresa (campamento Malvinas). Solo durante sus días de descanso o al cese del contrato, retornan a su comunidad y se reinsertan a sus actividades habituales familiares y comunales. No obstante, si bien el trabajador nativo retoma su modo

de vida tradicional, él mismo lo va mati-zando de tonos alternativos. Esto porque el constante vaivén entre su incorporación laboral en la empresa y sus actividades tradicionales genera una transformación en sus prácticas sociales, culturales y económicas. Como sostienen Tubino y Zariquiey: “Cuando entran en contacto diferentes culturas suelen producirse fusiones. Las personas asumen prácticas, valores y saberes, y los resignifican desde sus propios códigos de referencia”.7

Nos preguntamos entonces, ¿cuáles son esas nuevas prácticas asumidas por los trabajadores machiguengas en su co-munidad y cuál el significado o valoración que se les atribuye? ¿En qué medida las han adaptado a sus propios códigos de referencia produciendo cambios en la dinámica cotidiana machiguenga? ¿Y por qué representan para ellos ideas e iniciativas de “progreso”?

Las dinámicas cotidianas de la familia machiguenga se reestructuran debido al trabajo en la empresa del jefe de hogar. Una vez que el machiguenga temporal-mente asalariado cobra su remuneración, casi de inmediato buena parte de esta se utiliza en la compra de bienes de consumo para el hogar: materiales de construc-ción para la vivienda, instrumentos de transporte fluvial, herramientas de caza, pesca, tala, prendas de vestir, utensilios, entre otros.

6 Rodríguez Achung, ob. cit.7 Tubino, Fidel y Roberto Zariquiey, Jenetian. El

juego de las identidades en tiempos de lluvia. Lima: UNMSM, 2007, p. 48.

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Sin dejar de lado la agricultura de au-toconsumo y además de la adquisición de sus nuevos bienes de consumo, algunos de los machiguengas asalariados han ideado formas paralelas de producir ganancias directamente relacionadas con el mercado y los productos industrializados. Bodegas, restaurantes-menú, albergues-hospedaje, pequeñas empresas de transporte fluvial, la venta de combustible, son negocios y servicios que han sido emprendidos o pla-nean serlo a partir del ahorro y la inversión producto de las remuneraciones de sus trabajos en la empresa. Los machiguengas

asalariados consideran el establecimiento de negocios una manera rentable de hacer dinero por el gran despliegue que ha traído la ejecución del proyecto a la zona. El ingreso de distintos agentes a las comunidades nativas — representantes de instituciones, municipio, comerciantes— ha propiciado una atmósfera demandante y atractiva para el comercio y los servicios. Sumado a esto, la entrada de dinero a los hogares machiguengas ha incrementado su poder adquisitivo; estos hogares por tanto, además de los agentes externos, son los principales consumidores de los

Los nativos invierten en negocios en su comunidad.

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productos que se expenden en las bodegas de los vecinos de la comunidad.

El progreso para los trabajadores tem-porales machiguengas no es visto única-mente desde la perspectiva de las formas productivas de ingresar dinero al hogar. Este también pasa por la educación de los hijos. La superación del nivel educativo de los hijos machiguengas respecto de sus padres es un mandato de progreso interiorizado como un ideal de vida entre estos últimos. Los trabajadores machi-guengas aspiran a que sus hijos pongan en práctica en su comunidad lo aprendido, trasmitiendo sus nuevos conocimientos y aportando al desarrollo de esta.

Los trabajadores machiguengas buscan poner en marcha y concretar sus proyectos en su comunidad: adquieren bienes para SU hogar en SU comunidad, establecen algún negocio familiar en SU comunidad, se espera que los hijos instruidos fuera re-tornen a SU comunidad. Así, las prácticas recientemente adoptadas y recreadas de los nativos no implican la renuncia a sus prácticas tradicionales sino su permanen-cia en convivencia con las nuevas, lo que genera confluencias (como, por ejemplo, el emprendimiento de iniciativas de desa-rrollo personales adecuadas al contexto y las nuevas necesidades de la comunidad), pero también tensiones.

Cuando entra dinero y suben los salarios, los machiguengas construyen estas casas.

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El ingreso de dinero ha elevado el poder adquisitivo de los machiguengas, lo que ha propiciado la adquisición de “nuevos consumos”. Uno de estos es la compra de alimentos procesados y de bebidas alcohó-licas, cerveza principalmente. La cerveza se ha convertido en un símbolo de estatus y distinción dentro de la comunidad na-tiva. Asimismo, los trabajadores locales comentan sobre la actitud soberbia de “sus paisanos” cuando vuelven de trabajar en la empresa. Así no se trate de una opinión generalizada, es importante tomar nota de estas formas de actuar y de las nuevas prác-ticas apropiadas, en parte consecuencia de sus nuevos espacios de socialización, lo que podría ir en desmedro de la forma de vida comunal y tradicional, y la tensión, llegar a convertirse en una ruptura.

El espacio de socialización que se con-figura en la empresa genera situaciones de aprendizaje consideradas positivas por los machiguengas. Laborar en el sector moder-no les ha permitido el desarrollo de nuevas capacidades y también participar más ac-tivamente en la planificación de sus vidas. Pero también se pueden generar situaciones tensas y menos estimulantes. Es importante mantener una postura vigilante respecto de las valoraciones de las nuevas prácticas y ser conscientes de las relaciones de poder que existen entre las prácticas culturales “tradicionales” y “modernas”, que hacen que unas sean más valoradas que otras como referentes hegemónicos de progreso. La tarea en este punto es dar cuenta de los cambios, pero también de sus efectos en la cultura y la sociedad machiguenga.

Frente a lo dicho, es de resaltar la aspi-ración de los trabajadores machiguengas de consolidar sus expectativas de vida en correspondencia con su entorno (perma-nencia y formas de generación de ingresos en la comunidad).

El trabajador machiguenga tiene el respaldo de la comunidad y en principio de la familia. Sin embargo, hace falta hacer un estudio profundo de las apreciaciones de las cónyuges sobre el “progreso” que sus esposos sostienen están viviendo. La mirada del individuo que no sale de su comunidad, que se queda al cuidado del hogar, que apoya al esposo en el negocio emprendido, que no tiene las mismas opor-tunidades que este, puede variar sustan-cialmente (o no) en comparación con los ideales de vida del varón machiguenga.

Quizá sea importante terminar re-flexionando sobre los jóvenes machi-guengas, aquellos que son enviados por sus padres a estudiar fuera y de quienes se espera regresen a trabajar para el de-sarrollo de su comunidad. Luego de su formación académica en espacios más urbanos, ¿mantendrán los mismos idea-les de vida y progreso que sus padres?, ¿anhelarán regresar a la comunidad una vez culminados sus estudios como lo desean sus padres?, ¿cómo se proyectan a la edad de sus padres? En suma, ¿qué esperar de la comunidad machiguenga en el siguiente recambio generacional y una vez el PGC esté en su etapa final de ejecución?

Nuevas preguntas en busca de respuestas. n