Organo de Ntra. Venerable Orden Tercera de Ferrol.Redacción y Administración: Colegio PP. Mercedarios.

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AÑO 11 .00TUBRE DE 1919 NL. 3

San Pedro F?ascual, Obispo y Mártir Merceoario.(Imagen que se venera en el convento de Berriz.)

clinan en estos últimos tiempos las estaciones del caducomundo.

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La Orden de la Merced, apenas tiene más que invierno depersecuciones y otoño de abundantes frutos; fundada para elcontinuo y rudo pelear, ni la primavera florida de las ilusio-nes, brindándole embriagador descanso ni el verano del amorPropio, engendrador de soberbia y pereza, pudieron jamásdistraerla de su glorioso fin.

La vida de la Orden se personifica en este mes en el granS. Pedro Pascual. Crucificóse en la Universidad con , el estu-dio; en la corte pontificia y española con la prudente huini(-dad; en el calabozo de Granada con la resignación; en el mar-tirio con su valor.., y llegó al otoño de su Vida cargado conlos frutos de una sabiduría celestial y una santidad angélica...

Fr. P. N. Gaite

;11•

1 dginas Tiriercedarias

Era allá por el año 1298 y estamos en la histórica ciudad deGranada, perla la más preciada de la corona del rey moro Moha-med II. Por un lóbrego pasadizo subterráneo en el que se veían, fasPuertas de algunos calabozos, que más bien podían calificarse :deprofundas sepulturas abiertas en la roca, un Moro de colosal esta-tura y rostro feroz, paseaba para dar algún calor a sus miembros;en medio de la glacial y húmeda temperatura de aquella mazmorra;Produciendo el sordo y acompasado ruido (12 sus pasos mezcladocon el golpear de su alfange sobre las losas un eco sombrío y ame-nazador que repercutiendo por las ancIns y bajas arcadas de la ga-lería iba a pzrderse en la profurria o35mridad de aquel lóbregorecinto.

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OCTUBRE

Del cenocimiento de lo visible hemos de subir a lo invisi-ble: estos terrenos sentidos han de ser las alas que en raudovuelo nos han de llevar a las elevadas esferas de lo supra-sensible.

Octubre, el mes por excelencia; otoño cargado de ópimosfrutos, que nos brinda hartura y abundancia, es la corona, eltérmino de la rotación de estaciones. Pasó la tierra el sueñodel invierno, floreció en la primavera, pletórica de matices yaromas, y las flores de ella, que no lo fueron de un día, resis-tieron las sequedades del verano agostador, convirtiéndose enfrutos gratos al paladar, engendradores de vida.

Así es el vivir espiritu3l. Empieza la cruz, siguen los deli-cados maticesY embriagadores aromas de los primeros fervo-res, pruébalos Dios con sequedades y desvíos, y los fuertesterminan con frutos .de virtud sólida, agradables ál paladardivino, engendradores de vida eterna...

I I

Santo Rosario. Nació en invierno de persecución, citandolos albigenses, herejía la más fría y ávida, crucificaba la tie-rra; propagado rapidisimamente vistió ala tierra de primave-ra de fragantes rosas; el calor de la soberbia, que encarnó enla reforma y enciclopedia, pretendió agostarlo, matarlo enflor.., pero no era flor de un día la devoción que ahondaba lasraíces en la humildad del pesebre y las regó con la generosasangre de un Dios, por eso llegó al otoño del fruto de resu-rrección.

El Rosario es el precioso árbol que nos ofrece en sus quin-ce ramas eimos frutos de enseñanzas celestiales, cuando de-

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— 146 — çr,„

irtUn paso precipitado vino a turbar aquel paseo que tenía algo

de siniestro y otro moro mucho más joven, se acercó a su compa-ñero con semblante tan azorado que este le detuvo preguntándolecon rudeza:

— Qué te sucede, Selim? Por las barbas de Mahoma que pare-ce que te han sacado de una tumba.

Selim miró a su alrededor y acercándose mas al centinela, dijo:—J-las estado en la mazmorra del Obispo Pedro?—Sin duda; fuí a asegurarme por mi mismo de que sus grillos

y cadenas están bien firmes; esos perros cristianos t:enert mil ma-rrullerías y toda vigilancia es ,poca, y yo te juro por el Profeta, queeste no se escapa. Ya ves, yo mismo le hago la guardia.

—Y no has visto nada en ella?—¡Nada! Tenía un pergamino y tinta; se lo dejé porque en

aquella obscuridad no es muy fácil que escriba.Selim se acercó mas al feroz vigilante y bajando aun más la voz

dijo:

—Pues yo te aseguro que escribe y no a obscuras, por cierto.Hace un momento me acerqué a la puerta de su calabozo y mirépor la juntura de la puerta, curioso de ver si ocurría algo de lo queZulirna me ha contado. Ya sabes , tú, Mustafá, que Zulima la hermo-sa hija del alcaide es mi hermana de leche.

—Y también sé que el bravo Aliatar la tiene encerreda porqueembrujada por ese perro del hábito blanco, quiere hacerse cristia-na... ¡Ah! Si Aliatar inc hiciera a mí caso, ya hubiera pagado esemaldito con la vida sus brujerías.

—Zulima inc ha contado todo lo que ha visto; el Obispo PedroPascual nunca le ha hablado, pues su padre le tiene prohibido acer-carse a él, pero un día en que pasaba por aquí, vió un gran res-plandor que subía de la prisión miró por la rendija y e:a qué no sa-bes lo que vió?...

—Lo que veo es que habrá. que encerrarte a tí en otra mazmo-rra... ¿Estás loco o pretendes renegar corno un cobarde?

—No sé si estoy loco, Mustafa., --dijo el joven moro bajandotristemente la cabeza,—pero a veces deseo estar preso y cargadode cadenas como Pedro Pascual... ¿Tú no has visto la dulce alegríaque se lee en su semblante? Pues bien; cuando Zulima miró por la

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abertura de lo puerta, dice que el preso estaba bañado de una luzheremsosisinsioay... q ue su rostro tenía una belleza sobrehumana y queo taba lo

Mustafá llevó colérico la mano a su alfange, diciendo:¡Por mi vida! ¿Quién ha podido entrar en el calabozo?

— Dice Zulima que estaba ante él un niño cautivo tan bellísimo,ue sería imposible pintar su belleza y que el Santo Obispo, de ro-lilas ante él, parecía un ángel del cielo.

¡El Santo Obispo! ¡Un ángel del cielo! Me parece Selim quetn cabeza baila sobre los hombros.

S elim se encogió de hombros con un gesto intraductible.Acabo Je mirar por la rendija de la puerta, —dijo.

qué?— Pedro Pascual está sólo; pero el calabozo está iluminado co-

III ° Si le alumbrara un sol refulgente, y en medio de esa luz vivísi-nla M escribe sin molestarle los grillos y cadenas. ¿Crees tú, Mus-

:

ael, que es natural? Tú dices que son malas artes de los cris-tianos, pero Zulima asegura que su Dios es el verdadero y que eiwo cautivo que tan dulcemente departe con el preso, es el hijo

Mustafá soltó un terrible juramento llevando por segunda vezla rnano a su alfanje mientras con la otra cogía al joven por el cue-I 11c

con terrible violencia; pero ante una voz fuerte e imperiosa que'no en el extremo de la galería, le soltó vivamente volviéndoseri Presteza.

Era Aliatar, el alcaide de la prisión, seguido de dos esclavos conternas.

—Abrenos la puerta del calabozo del monje blanco,—dijo.—Na ll egado de Jaén una gruesa suma de dinero por su rescate; hayq" e quitarle los grillos y cadenas y dejarle en libertad., Los ojos de Selim brillaron de alegría mientras una nube som-unía hacia aún más feroz el rostro de Mustafá, que inclinándose,

:e su jefe requirió un manojo de llaves y fue a abrir la pesada13tlerta de la mazmorra donde cargado de hierro, en un espadioang.cisto, manando agua, sin más lecho que un montón-de paja, es-taba aprisionado aquel glorioso hijo de la Merced, discípulo de San

enaventura y Santo Tomás de Aquino, a quienes igualó en santi---ezee-

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—Tus hermanos de Jaén—dijo Aliatar mientras a una señal

suya Selim se acercaba a quitarle los grillos y cadenas--envía n el

precio de tu rescate; eres, pues, libre de volver a su lado.edro Pascual con un movimiento lleno de dulce majestad

tuvo el movimiento del joven moro, que para cumplir la ordenbía puesto una rodilla en tierra.

—Dime, Aliatar—dijo con una mansedumbre en que había al g0

de divino, pues divina es la caridad, destello precioso del corazóncon el preciode Cristo prendiendo en el alma de sus siervos, de

mi rescate,¿cuántos esclavos podrían ser libres?Aliatar le miró como si no le comprendiera.—Mis amados hijos de Jaén, me aprecian en mucho más de

valor,—siguió dulcemente el Santo Obispo;—yo les agradezco slicaridad, pero deseo que el dinero que hon enviado sea el precio, n°

de mi libertad, sino de la de una multitud de cautivos que por ellapuedan ser libres, contando entre ellos a estos dos que te accpañan.

Los dos esclavos lanzaron tina exclamación de gozo indecib le Y

con los ojos llenos de lágrimas cayeron de hinojos ante su liber ta'

dor, que extendiendo sobre ellos su mano con un ademán lleno desublime grandeza al que no pudieron oponerse ni Aliatar ni Musta'fá, trazó sobre sus cabezas la augusta señal de la cruz, bendicque cayó también sobre la cabeza inclinada de Selim que permane"cía a los pies del Santo sin fuerzas para levantarse.

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Dos arios después la cabeza de Pedro Pascual era segada Por

el hierro musulmán y la celeste y real Orden Mercedaria enriqu(ci'cida con un nuevo mártir que añadía un timbre más de gloria a stinobilísimo escudo.

Julia G. Herreroslerciaria de la Merced

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0 0 0900000000000000000e0000000090.0000.0100 0 00 0 0 0000 0 0 0

¡3alvddlas, Virgen d2 la efal,0 009000000000(D0000000€)00000000900000000000000oo0e000

r Cargados de cadenas y sepultados en lóbregas mazmorras, SU-

m en otro tiempo los cristianos horribles cautiverios; la Virgen1/43ar+his ima, apiadada de su infortunio, descendió del cielo para en-via r a San Pedro Nolasco. y a sus heroicos religiosos a desatar los

litiesrtrioass quelosoprimían y abrir los calabozos donde pasaban an-

indecibles.,Aquellos desgraciados eran impotentes para valerse a sí mis -

OS, y si la excelsa Reina de las Mercedes no hubiera proporciona-, remedio a su mal, sólo la muerte los hubiera librado de él des-

I3Ws de haber sufrido un lento martirio. Es que la tierna Madre degraci a y de misericordia no puede ver indiferente los dolores destis

h ijos; por eso, en épocas repetidas, nos la muestra la historia;us bondades bajando del trono de su gloria para traer el con-

1 suel o a los afligidos, la salud a los enfermos y la •salvación a los

ilkif magos.En los días presentes la sociedad ofrece a los ojos de nuestra

adre piadosísima uu espectáculo desolador digno de su com-Pas ön

Ved esa joven que cruza la calle, con la frente levantada, fujo-So

vestido y elegante calzado, que la hace aparecer unos cuantoscen ityietros más alta. El escote de su traje deja desnuda buena par-te del pecho; la ligera tela, casi ceñida al cuerpo, marca perfecta-iuetcia, le las formas del mismo; y la pierna asomando por bajo la fal-

a Se muestra como orgullosa de dejarse mirar al través de la rne-transparente, vengándose así de la oscuridad en que la ha teni-do hasta ahora la severa modestia.Esa mujer parece ir. diciendo:---iQué feliz soy!'V

no obstante, 'está muy lejos de ser dichosa. Ha hecho traicións„sentimientos, que se resistían .al uso de un traje coma ese, y

iiatne

gin ahora consigue vestirlo un solo día, sin que su conciencia fa

ruvo que sostener una lucha interior antes de decidirse a en-

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dad y sabiduría, y que desde su Silla Rectoral de Jaén, había E

llevado a Granada por su ardiente caridad en favor de los cauti\Abierta la puerta de la mazmorra, ninguno pudo ver la celes

claridad de que Selim hablaba poco antes; pero en un rincóncalabozo sobre un poyo de piedra se veía un rollo de pergarnien que el Santo escribía poco antes.

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cargar a la modista ese vestido. Venían a su memoria las promesasdel bautismo, por las que renunció a Satanás, a sus pompas y Susobras. Contemplaba a su lado al ángel de la guarda, que la mirabatriste, y la amonestaba a que fuese fiel a tan sagradas promesas, Y

no diese ocasión a miradas pecaminosas provocadas por un exteriorinmodesto. Hasta le parecía que desde el cuadro de la Virgen queadornaba su habitación salían palabras claras y perceptibles que lele decían lo mismo que su buen ángel; aquella bellísima imagen deMaría Inmaculada le hablaba de pureza, de recato, de respeto a Si.misma y de buen ejemplo para no ser causa de pecados ajenos.

Todo esto la impresionaba, y la hacía vacilar. Hasta llegó unmomento en que decididamente se dijo: No, de ninguna manera cometeré tal falta.

Pero ¡ay! fué sólo unos segundos lo que duró esta resoluciónAllí tenia sobre el velador el elegante figurín luciendo su gran escote: era la última moda, la que seguían todas sus amigas; córil°podría ella dejar de seguirla? ¡No tenía valor!

En esto llega la más intima de aquéllas, que le habla del trajeque va a estrenar, y la anima a que se mande hacer pronto el suP)conforme al mismo figurín, para lucirlos las dos por primera vezen e¡ mismo día. No fué preciso más, se consumó la caída, la tralción quedó perpetrada.

Por eso la satisfacción que hoy brilla en su rostro es sólo apa'rente, pues el Espíritu Santo ha dicho que no tienen paz los queobran mal.

Esa infeliz esclava de la moda, ha delinquido por cobardía, bietdistante de imitar la conducta de aquellas vírganes cristianaspor defender su fe y su modestia, no vacilaron en presentar sucuello al hacha del verdugo.

Cobardía que imitada por muchísimas otras, cuya conciencia Ycuyos sentimientos repruebaa las iamodestias del traje, contribuYea que ésta adquiera cal ta de n ituraleza, lo qué no sucedería si ladignidad y el decoro relegasen la moda por quien aquélla viene aser introducida, al uso exclusivo de las mujeres indignas.

Y esta cobardía, esta complicidad, este mal ejemplo, causardaños inmensos. Por tal senda la sociedad camina a un nuevo Pa'ganismo; las costumbres públicas llegarán al último grado de cn-rrupción; la mujer arrojará al lodo aquella aureola de modestia quepuso en su frente la religión cristiana y que tanto la hizo respetardel hombre; su degradación y el desprecio de que será objeto igua"

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larán al desprecio y degradación en que la vieron largos siglos deidolatría.

¡La Virgen Santísima salve a la mujer de nuestros días!Rompa sus cadenas la celestial Redentora de cautivos, las cade-

nas de eslabones formados por la vanidad y el insensato temor alridículo, que la sujetan a la eGclavitud de una moda inmoral yPagana.

Caigan hechas pedazos ¡oh, Virgen de la Merced! esas funestascadenas, y aparezca, obra de la dignidad y del arte purificado porun hálito del cielo, la moda cristiana, alianza feliz de la eleganciay la modestia.

Marcos VázquezCofrade de la Merced

San 9earo c9ascua‘

Ilustre valencianoDe estirpe de. Pascuales generosa

Es tu origen cristiano,Que entre espinas alarbes naces Rosa,

Pues en sacra fe vivos,Tus padres te dan ser, siendo cautivos.

Con su sangre heredasteHonor, valor, piedad, virtud y celo,

De ese oro el engaste,Flor soberana del jardín del cielo,

Aunque en vergel profanoTe quiso cultivar Divina mano.

Siendo tú. nitio tieimòFué Valencia de moros despejada,

Y libre de su infiernoAl gremio de la Iglesia restaurada;

Con que alegre y contentoDe la Merced acudes al Convento.

Allí el hábito pides,Con profunda humildad que te asegura,

De padres te despides,Que dejarles por Dios es gran cordura.

Con cándido vestidoEjemplo de limpieza te has lucido.

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De mi tan estimados,Que a ser tu prisionero me han vencido,

Llagado a tí me ostentoLe dijo, y le dejó contento.

Contra la inicua sectaDe Mahoma escribió me doctamente,

Dios el servicio acepta,El Moro brama y el agravio siente

Tanto, que en cárcel duraAl Santo castigó por la Escritura. •

Allí acabó sus diaS,Al fiero golpe de inhumana espada

Este celoso Elías,Valeroso, y constante en la estacada,

Y en su muerte contentoCanta este Cisne con muy dulce acento.

Fr. Francisco Ballester

2 CD

-;-YX 00/4).

cEcos cfeÍ Joagrcrrío

Si no c .l miéreis la carne del Hijo delhombre, y bebiereis su sangre, no ten-dréis vida en vosotros. (Joan. 6-53).

¿Ves, alma querida, como la vida va desapareciendo de sobrel a haz de la tierra?

Yo, al colocar al hombre sobre la redon ez del Orbe, le infundíIln soplo de vida; esa vida debía ser imiiortal, prolongándose enel cielo por toda la eternidad. Era, además, la que había de hacervivir naturalmente el cuerpo mediante la permanencia del alma enel mismo, sobrenaturalmente el alma, en virtud de la gracia divi-na y de la jusiicia original con que el hombre quedó adornado al sa-li r de las manos de mi Omnipotencia.

Ye

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Por tus merecimientos,Fray Sancho, que en Toledo es Arzobispo

Con mayores aumentosTitular de Granada te hizo obispo

Y de Jaén el CleroTe elige por Pastor de aquel apero.

Entróla a sangre y fuegoEl bárbaro sin ley, Rey de Granda,

Y de coraje ciegoEl Pastor cautivó con su manada,

Donde preso y rendidoDe sus ovejas el amparo ha sido

Que trabajos y penasPadeció el buen Prelado por sus hitos,

Que entre duras cadenasSufren tormentos de rigor prolijos

Pörque acude al consueloDe afligidos cautivos con desvelo,

Por ser socorro humano,Le intiman amenazas rigurosas,

Y hallándose el tiranoEl pan que lleva se convierte en rosas,

Que Dios viendo el buen celo,izo el milagro para su consuelo.)

Cierto dia que intenta(Pues le permiten) celebrar su Misa

Topó por buena cuentaA un niño que se ofroce, y viene aprisa

Por ministro oficioso,Y el Obispo le adi-nite cariñoso.

Advirtió con cuidadoEn el rapaz, aseo y policía,

Y así el sdcro PreladoLe examina en Doctrina; él respondía

Tan doctamente a todo,Que le admira el ingenio y más el modo

Prosigue con tal gustoQue al preguntar: di, niño: ¿Quién es Cristo?

Responde el mismo: Justo,Yo soy amado Pedro y pues me has visto

Cese tu desconsuelo,Que no te ha faltar más mi consuelo.

Por niños rescatadosTe hago este favor bien merecido,

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edulzura para vuestros corazones afligidos, y refuerzo para vuestraflaqueza.

En el paraíso se había secado la fuente de vuestra vida, y Yoquiero ser en el Sacramento de mi amor una fuente de vida peren-nal , que para eso vine ut vitam habeant, et abundantius habeant,Para proporcionaros una abundancia tal de vida que llegue en suPleno desarrollo a abrazar toda una eternidad de dicha feliz.

iY cuán torpe es el mundo para comprender en donde podríasaciar esa sed de felicidad en que se abrasa!

¡Deja la fuente del agua viva, y se va a fabricar cisternasarruinadas que «continere non valent aguas», que no pueden'suministrarle una sola gota de agua saludable!

Yo he depositado en mis altares el pan vivo que ha descendi-do del cielo, y llamo, y convido a mis amigos los hombres a quevengan a este mi preciosísimo banquete, que se sienten a mi mesaPara comer este pan de mi carne, la cual Yo daré por la vidadel mundo, y ellos, ingratos, sordos a los suaves hechizos de miamor, ciegos para no ver su bien, me abandonan, me olvidan, me

'deja n solo, y se van a saborear los manjares corrompidos delMundo.

Los hombres, mis redimidos, se empeñan en vivir lejos de Mí,all á en regiones de muerte, y por eso llegan momentos tan tristesen la vida de las almas y en la historia de los pueblos, que hay ra-zón suficiente para temer una catástrofe universal que en vano tra-tarán los infelices de conjurar, porque en esas regiones nullusOrdo, sed sempiternas horror inhabitat, no existe ningún orden,ant es todo se halla en absoluta confusión y desorden, todo es allídesolación, ruinas y muerte.

* *

El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna,-Yo le resucitaré en el último día. Porpue mi carne es verda-

dera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que comecarne ij bebe mi sangre, permanece en Míy Yo en él. Aten-

ded , oh, Mundanos desdichados, atended a las palabras dulcísimasCon -que mi Corazón amante pretende rendir vuestra resistencia in-sensa ta; abandonad ya para siempre esas orgías mundanales que no

es

,

Mas, ¡oh, desgracia! El hombre no supo conservarse en la po-sesión de aquellas celestiales riquezas; no supo sostenerse viviendo

, esa vida, reflejo de la vida de su soberano Hacedor, e incurrió enla doble sentencia de privación de los dones sobrenaturales y desujección a la muerte temporal y... a la tristemente posible muerteespiritual.

Amando Yo al hombre, obra predilecta de mi Sabiduría y Po-der, con amor perfecto y eterno, no pude por menos de aplicar unremedio eficaz a una miseria tan profunda; descendí de las altasmansiones de mi gloria a ocultar mi Divinidad dentro de un cuerhumano, del cual, como de instrumento apto, había de servirmepara restituir al hombre caído su primitiva noble grandeza.

* * *

Y consumé, ¡oh, hijos de Adán! ya consumé la grande obra devuestra redención, entregando mi cuerpo a unos verdugos cuyacrueldad parece superar la de los mismos atormentadores inferna-les, a fin de que se realizara en mi inocente persona el gravísimocastigo que vuestras culpas os habían merecido; entregué mi san-gre para que siendo derramada sobre la tierra, pudiera ésta mirar-se purificada de las manchas horribles de que se veía cubierta acausa del mal uso que de ella habíais hecho los que la habitábais;permití que mi corazón fuera herido y abierto con cruel lanza, paraque por esa Haga sagrada se desbordara sobre todo el mundo eloceano inmenso de mi caridad inefable, hasta anegar, enteramente.

, en sus abismos sin fondo el criminal olvido en que me tuvisteis yla monstruosa ingratitud con que correspondisteis a tantos y tangrandes beneficios que de mi bondad habéis recibido.

* * *

En verdad, era ya mucho lo que por vosotros había hecho; perono era todavía suficiente para satisfacer las ansias que Yo tenía deserviros y -regalaros. ¡Ah, no! Yo quería que esta obra de amor serepitiera muchas veces; y a este fin he ordenado fuese recogida

Itoda mi sangre vertida y todos los pedazos de mi carne destrozada,para que, reorganizado todo mi cuerpo santísimo, pudiera ser nue-vamente, inmolado en la mesa del altar todos los días y en todos loslugares de la tierra, y permaneciendo encerrado en los sagrariospudiera ser alimento de vuestras almas, sostén de vuestra vida,

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L CIEGO DE ALNAMA

(TRADUCCIÓN DE UNA POESÍA DE VERDAGUER)

Todo lo ha perdidoel ciego de Alhama:su huerto florido,Su huerto y su casa,Su querido padre,su madre, su hermana,sU esposa, sus hijos,el n ido y nidadaY ¡ay, pobre! los ojos,ven tanas del alma.Todo lo ha perdido,Menos la guitarra.Pensando en los suyoscon ella se abraza3' l loran los dos,

CD CD

HUELLA DE DIOS

• Con un destello de Dios,cine alumbra al anacoreta,tórnase luz y alegríasu espantosa penitencia.

Qué tienes, Señor, que asírevistes de luz las penasy bañas de dulcedumbreamargura/. de la tierra?

Es que, al pasar, vas dejandoel aroma de tu esencia,como un ramo de claveles,como un ramo de violetas...

Fr. M. SanchoMercedario

y lloran y cantan,como almas heridasde mal de arioranz9.—Dónde está mi esposa?el buen viejo clama,¿dónde están mis hijos,mis padres del alma?Faltábanme ojos,todo ahora me falta...Respondiendo al viejogime la guitarray en aquel gemidoel ciego de Alhamacree oir el llantode aquellos que ama.

pueden dar a vuestros corazones otra cosa que dolorosísimos des-engaños coronados muchas veces con la caída en el último de losabismos. Venid a recoger las aguas de la gracia y de la vidaeterna en las fuentes del Sacramento.

En Mí hallará el individuo el suave bálsamo eficaz que podräcurar las heridas que recibió en el curso de los rudos combates quese vió obligado a sostener por no faltar a su sacrosanta religión;en Mí podrá la familia aprender el secreto de la paz y felicidad delhogar; en Mí, y solo en mí, podrá la sociedad actual encontrar losmedios oportunos para salvar su existencia en medio de esta crisisespantosa que amenaza con anegarlo todo en torrentes de sangrehumana.

Venid... Yo os espero... venid a comer este pan que yo osofrezco para que no muráis.

Venid.., que ansío grandemente descansar en el lecho de vues-tro corazón de las fatigas que me causan las correrías que tengoque emprender en busca de las ovejuelas amadas que se han sepa-rado de mi rebaña°.

¡Oh, venid, venid a! altar: acompañadme algunos momentos enesta estrecha y solitaria prisión a donde me ha confinado el amorque por vosotros arde en mi pecho.

¡Oh, supierais sentir! ¡Si supierais amad.., entonces no podríaisresistir a mi llamamiento.

Yo quiero salvar al mundo, quiero salvaros a vosotros, porquesoy todo amor... Deus chantas est...

Venid y comedme, y viviréis para Mí así como Yo vivo parael Padre que me envió.

Venid... os espero...

Fr. José Miguélez

Que en el hombre hay algo espiritual, nadie puede negarlo/pues solo el acto de negar es una afirmación de nuestra propia

que en nosotros vive algo su'perior a la mate-ria, este convenci-miento arras t r aconsigo el senti-miento de un Ser,que por encima detodo lo mudableha de radicar enlo infinito; infinitoque no tocamos,que se sale denuestro alcance,pero que clara-mente percibimosen nuestra ansiadel más allá.

Que existe unDios, cosa es quesolo un loco pue-de negar, precisa-

locura le lleva amente porque su

Beato Sancho de Aragón, Mártir Mercedario

que su razón no está de acuerdo con su sentimiento, que es la ni°frecuente y desastrosa de las locuras, mas el sentimiento de Di0 9

es innato en el hombre y hasta El llegamos cuando en lo inmutablepensamos.

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Y lo mismo el materialista que el excéptico- y el racionalista, elplatónico que el peripatético, el fatalista que el católico; todas lasescuelas y todos los individuos llegan a Dios al recogerse en símismos. Pero los no cató!icos llegan al conocimiento de la Divini-dad por el sentimiento de origen y desde ese sentimiento divisanun horizonte ilimitado en todas direcciones, horizonte que, por ra-zón de nuestra primera falta, presenta al lad) de llanuras y frondo-sos vergeles, insondables abismos en los cuales fácil es caer al in-tentar caminar .en una dirección arbitraria. ¡Ah, Si no hubieseexistido el primer pecado! Entonces cualquier rumbo sería bueno,

desde el centrode la primerarevelación po-dríamos dirigir-nos con pasoresuelto en laseguridad deque cualquierdirección satis-,faría nuestrosideales Mas ah!que el mal esconocido por elhombre y aque-lla enorme lla-nura que comoinmensa esfera

Su Alteza el Arzobispo Príncipe de o ri zi eExcmo. Sr. D. Francisco de Borja Sedej, Te -ciario

Mero e darlo.

Dios había de volver, se convierte en irregular figura en que

tenía por polo aDios y porcual-

quier meridia-no que el hom-bre surcase, a

úni-

camine un camino puede llevar al punto de partida.Y de aquí nacen todos los errores, todas las herejías y todas

l as negaciones. Todo hombre reconoce la existencia de algo supe-rior: llega a ello en su ansia y como el pecado nos impide hallar-

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existencia moral; y convencidos de

1E -

nos en la uniforme *esfe...a, al derivar de lo sobrenatural a lo finito,tuércense unos, piérdense otros y despaanse los más si antes nose detienen a buscar un Norte para esta triste travesía por la vida.¿Qué hacer para hallar ese guía? Ante todo razonar: cuando un serSe pierde en propiedad ajena, al dueño pide le marque su derrota;pues bien, al comprender el hombre su impotencia para pasar delo infinito a lo perdurable, ha de acallar ante todo la soberbia desu razón y con la humildad del que nada puede, rogar al Señor delas infinitas mansiones le marque su camino y el que aSí implora,seguramente, necesariamente, ha de encontrar el jalón firme y se-guro que a través de los siglos aparece en la Historia: CRISTO.He aquí la luz que marca el único meridiano que se salvó del ho-rrible terremoto de nuestro primer mal.

Dios en el origen, Dios en el tiempo; ambos señalan la rectaSenda, y por lo tanto si en ella se encuentran espinas, esas espinashabrán de punzarnos y no pretendemos evitar una herida en elcuerpo orillando la senda, que a sus lados quedan solo abismos,sin espinas tal vez p ara la materia, pero con seguro y definitivopuñal para el es i:Árilu en su fondo, a donde fatalmente rodará elque del luminoso y camino se aparte.

José RubíTerciario de la Merced

Ferrol, septiembre, 1919.

r

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0.xis fe recuerdo

¡Papá!... sin duda, es una voz tan dulceComo los frescos y sonoros cantosDe las alegres y parleras avesQue anidan en el campo.Pronunciarlo no puedoHace ya muchos añosPues la muerte traidora,Sin piedad, me privó de sus abrazosEn un amanecer de un crudo invierno.¡Qué frío despertar y cuán amargo!Conservo como un sueño muy confusoEl recuerdo lejanoDe aquel beso postrero que en su rostroDeposite con llanto.En lúgubre rincón de un cementerio

• Yace su cuerp3 helado,Bajo un mármol muy fríoY cercano a un ciprés tristón, muy alto.Ante este monumento gimo y lloro.Por tiempo no contado,Pidiéndole al Señor con santas preces,Para mi padre el eternal descanso.

¡Padre!... ¡qué dulce nombre!...

La muerte me privó de sus abrazos,

Matilde Montero Dopico7 erciaria de la Merced

aWA-dämik-n•nnnnnnn

LEYENDAS7

UN /v‘ÉDICO CELESTIAL

—El castigo es terrible, pero los pecados del mundo todo se lomerecen.

--El campo santo ya no es capaz de contener a las innumera-bles víctimas de la peste.

—Son muchos cientos de personas las que mueren cada día.—Dichosas ellas, pues cierran los ojos a tanto horror.—Pero a este paso, la ciudad se despuebla y la que hace poco

era una hermosa perla del Mediterráneo, alegre y con plétora devida, muy pronto no será sino un triste cementerio. Y con respectoa la dicha de los que mueren, porque cierran los ojos a tanto ho-rror, había mucho que hablar. Abundan los casos fulminantes, y enla mayoría escasean los auxilios espirituales. Han muerto muchossacerdotes y religiosos, y otros se abrasan con la fiebre, víctimas desu celo. ¡Cuántos desgraciados mueren clamando por un confesor,el cual no llega para consolarles en aquellos supremos momentosde angustia.

—Han venido casi todos los Padres delconvento de Arguines.—Efectivamente: esos siempre a tono con su asombrosa voca-

ción de redentores. Porque ¿quién les llamaba aquí en la ciudad?—e:Y quién les llamaba en Argel, y en Túnez, y en Orán y en

todo el Norte de Africa?¡Oh, es asombroso, meterse voluntariamente en este infierno

en el que hasta el ambiente que respiramos está envenenado!—Sí, que no es asombroso ir a tierra de moros para arrancar

los cautivos cristianos de los infiernos horrendos de sus mazmo-'as.

—Quieren seguir las huellas del supremo dechado de caridad.Dios, como a buenos amigos, ya los ha visitado con la tri-

Ilaci ón. Hoy marchó al convento el Padre Nolasco abrasado delien tura, y según mis cuentas ya es el vigésimo que se vuelve co-0 triste baja en esta terrible y desigual lucha.

—Aquel convento será un tristísimo hospital sin enfermeros.--No temas; ellos son de Dios, y no creo que los deje abando-

Idos su poderoso Dueño.

II

¡Ay, hermanito, tenga misericordia de mí, que me abraso deSed!

Agua, agua a este pecho, que es un volcán, que es un Etna yn° de amor de Dios!...

—Ahora le vendrá agua fresquita de la fuente. Pero al mismo41 1)o aprovéchese, Padre mío, de esta pruebecica que le envía el—flor; traiga a la memoria la historia del Rico Epulón y la consi-ración esa, le ha de mitigar la sed.--iAgu a, hermano, que me muero de sed!

--Aprovéchese V. R. mientras hay quien le traiga de este líqui-con sola_loi-, porque pronto se verá solito. Beba en buena hora

itt clese agLií con algunas reservas, porque yo también rtle tam-e0 y presiento que muy pronto voy a sucumbir. ¡Y soy el único2 anda por su pié! Está enferma toda la comunidad.

— Espectáculo desconsolador. ¿Quién nos ha de cuidar?--Tenga fe, que no nos ha de faltar nuestro Dios, por el cual

llos acudido en atrxilio de los que sufrían.--Los cuales nos han manifestado su agradecimiento huyen-cobardemente. No ha quedado ni un solo crie‘do en el conven-'; h uyeron a la quema.— Pero no es la recompensa de los hombres ni su agradeci-

2nt° l o que nos impulsa al sacrificio.-- Déjennos, pues, en buena hora, los hombres, para estar más

— 163 —— 162 —

cerca de Dios. Por El hemos luchado contra la terrible peste; Elvele por nuestros destinos.

—¡Ay de mí, que ya no puedo con mi cuerpo. ¡El cielo se aPia"de de nosotros! ¡El único árbol que quedaba en pie, cae derribad°por el mal. Deme el cielo fuerzas para llegar hasta mi pobre lecho.

—¡El cielo se ap:ade de nosotros!...

II I

Lector: El cuadro que ofrecía el convento mercedario de Argnes era desconsolador. Más de cuarenta frailes, víctimas de su ce1°'se revolvían en sus lechos, abrasados por la fiebre dando al espa-cio sus quejas, cuyos ecos no recogía ningún ser humano en cowdiciones de poder prestarles algún auxilio. No había un solo reli-gioso que no fuese una brasa encendida por la calentura más fer°1'

aumentada con el desconsuelo moral de un abandono absoluto . Alos infelices no les quedaba más esperanza que la de una muertetristísima, destituidos hasta de los auxilios espirituales, que tantisi"mo consuelan al creyente en esos momentos supremos, de los quedepende toda una eternidad.

El Padre Comendador era el más afligido, pues pesaban sobrCsu corazón sus propios males y los de sus treinta y nueve súbditos'a los que amaba como hijos queridísimos.

El hermano José no iba por la celda de su Paternidad ya hací3más de cuatro horas; luego el hermano también había caído enfer'mo, si no con la peste, de cansancio, pues hacía dos días era elúnico que atendía a todos.

¡Y tal vez ya algún religioso había dado cuenta a Dios sin 13°'

derse despedir de sus hermanos!...¡Oh, Dios suyo, y qué momentos terribles de angustia! ¡Pe ro él

tenía que enterarse de lo que pasaba en aquel lug ir de desolaciály tristeza. Diérale la Madre de la Merced su ayuda, para aun arras'trándose, poder ir de celda en celda, y ver cómo se encontrabansus amados hijos...

Y... se echó fuera de cama como pudo; abrió la puerta de silcelda, dió unos cuantos pasos arrastrándosé impotente... y cay ó t3r1largo era, sin sentido, en medio del pasillo... 4

— 134 —

Apenas su cuerpo chocó con el entarimado, produciendo unn'ido siniestro y blando, unas manos lo levantaron y unos brazosamo rosos cargaban con él y lo volvian al abandonado lecho. Agua.fresca corrió por la abrasada frente del enfermo, esencia desconoci-da recreó su olfato que lo hizo revivir; abrió los ojos y . yió cabe aSi a un religioso de la Merced, que indudablemente no p'ertenecía aSU Comunidad.

Era mozo y apuesto, y en su 4ellísimo rostro brillaba ciertagrandeza y dignidad ultraterrena, que subyugaba irresistiblemente., — ¡Oh, nuestro buen Dios no abandona a los suyos! J),e dónden a venido V. R., Padre , mío?

—Del convento del Puig acababa de llegar, cuando encontré av. P. tendido en el suelo. ¿Como está la Comunidad?

—Todos, absolutamente todos muriendo, sin más ayuda que lacle Dios.

—¿Y le parece poca ayuda?— ¡Oh, no me parece poca! t stoy viendo casi un milagro. Su

'legada ha sido de una oportunidad providencial. ¿Viene V. R. dis-Puesto a cuidarnos con amor de hermano, si el terrible mal le per-

' latla y no le hace sucumbir también?--Allá en el Puig hemos sospechado la terrible tragedia que . še

esta ría desarrollando en Arguines. Se me ha designado, a mí como410 entendido en las ciencias médicas. Heme aquí, pues, PadreC° 111,endaclor, dispuesto a cuidarles y a curarles a todos, para que13tiedan seguir alabando a Dios.

.—Cómo se arreglará V. R. para encontrar las cosas necesariase°n qué atender a los enfermos, desconocedor de tan vasto con-vento,

--Nuestfa Madre y Reina celestial vendrá en mi ayuda, y podré

rvivarlo todo. Voy y vuelvo al momento con algún refrigerio para

' y espero en Dios verlo nany pronto sano y bueno.

---He aquí un caldito riquísimo, humeante, capaz de resucitar aMuerto.--Algo fresco me pide el cuerpo con más ansia.--Pero no sería eso lo más saludable. Tómese esto, Padre Co-

•

ineudador, como cosa venida del cielo...

165 —

El Padre Comendador tomó con avidez aquei líquido mar avi'

nis'lioso, el cual a cada cucharada hacía revivir su destrozado orgamo. Cuando llegó al fondo de la escudilla tenía fuerzas de titán

—Padre ¿qué me ha traído en forma de un inocente caldo?estoy bueno! ¡Ya somos dos para cuidar a tanto desgraciado!

—No le dije antes, que no en vano me escogieron a mí paravenir a Arguines, ya que no estoy ayuno en ciencias médicas?Veamos ese pulso... Completamente normal. ¡Hala, hala; arrib a Y

a cuidar a los que sufren y se quejan en sus celdas como enespantosa soledad!...

¡Albricias, radre Ramón; ya estoy bien del todo y ademásnemos en casa un médico divino.

—Quién es él?—Un Padre que vino del Puig, el cual con una sola escuC

de caldo, que hizo yo no sé cómo, en menos tiempo que se dme puso completamente sano. ¡Y no hacía media hora que mebía caído sin conocimiento y como muerto en el pasillo!

—Ay, Padre Comendador, que venga en buena hora ese rnécif"co prodigioso y libre de este horrible purgatorio a otro desgracia-do. Mi cuerpo es un ascua encendida.

Vamos, Padre Ramón, he aquí la salud en forma de una es>

cudillita de caldo aromático y sabroso.— Quién es su Reverencia que Me conoce por el nombre?— Yo? El Padre Rafael del Puig, que vine corriendo en su s°'

corro. Pero, hala con el caldito, porque por todas partes clanlos enfermos con angustiosas voces que parten el alma, y se necrsita su ayuda.

—Está muy caliente, y lo que yo anhelo es algo fresco, qtleapague un tanto este volcán que tengo en mis ertraias.

—Vamos, Padre, sea un enfermito obedierue. Una cucharada.,'otra..., allá va la tercera... ¡Micha más animado!; y la calenturadescendiendo r ipidammte. ¡Allá va el resto!... Y ahora, o muchome engato o ya tenemos hombre.

--¡Hombre ha dicho?... Este licor divino Me ha convertido enun gigante Goliat; ya tenemos un gladiador, un Hércules. Padre

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136 —

Raf2.,e', V. R. e; un hombr2 superior. Sus pócimas no se confundenen nada con las de los doctores sangredos de nuestros días tristes,

que infaliblementeem-peoran al enfermo...

—¡Arriba, criatu-ra, que la Comunidadgime angustiada porfalta de asistencia. Yaque está sanito comouna manzana, váyasepronto por esas cel-das a consolar tris-tes...

----Cómo se en-cuentra el hermanoAndrés?

—¡Mal ., muy mal...estoy para dar cuentaa Dios de un momen-to a otro, Padre mío

, cie dónde ha venidovuestra reverencia?porque no le conoz-co. Ntra. Stm. Madrele habrá enviado aesta, casa de dolor.Pero mire, no me diganada, y confiéseme

que vistiendo nuestro Santo Hábito se apa-reció en nuestro convento de Ärguines (va- muero. ¡Oh, qué pena

SAN RAFAEL AROANGEL enseguida, porque me

! enoja) curando a los religiosos víctimas de horrible, aquí solo,una terrible peste.

sin un Padre que ab-solviera de mis tibiezas e inobscrvanciaE. Venga, I : adrecito; siénte-se aquí a mi lado y oiga con paciencia a un moribundo... En elnombre del Padre, y del Hijo...

—Aun no está tan enfermito el hermano Andrés, cuando tiene

—167 —

Suena la campana deja comunidad del convento rnercedario deArguines.

Losreligiosos..todos, hasta cuarenta y uno, entre los que figurael R Rafael, se congregan en el coro. En sus rostros se reflejan in-tensamente dos cosas: alegría y salud; es decir, salud co.-poral y es-piritual.

El Padre organista se sienta al órgano y con maestría sumapreludia una melodía gregoriana. El R Comendador entona 21 TeDeum Laulanzus, al que sigue todo el coro.. El altar mayor estáconvertido en jardín y en ascua. Flores y luces . con profusión infi-nita le adornan por doquier.

!-e

Los. versículos del admirable cántico resuenan imponentes enlas bóvedas del templo; nunca los religiosos supieron cantar tanafinados ni con tan límpidas voces; hasta el gran órgano -resuenacorno nunca con ecos celestiales.

Por fin el P. Com en Jador entora las preces finales ', terminán-dose el solemne acto con el Beneclicarnus Domino.

Mas, he aquí, que al querer salir del coro toda. la .Comunidad,u n resplandor inusitado iluminó el amplio templo.

El Padre Rafael se transfigura en un bellísimo ángel. Su rostroád quiere una hermosura sublime, jamás so'iada.

Todos los religiosos caen de hinojos en actitud de asombro yde reverencia. Al mismo tiempo el P. Rafael dice:

—Yo soy Rafael ángel, que estoy delante de Dios, y por El heSido enviado para curaros, como premio de vuestra virtud y abne-gación. Amadle y bendecidle a El solo, y que la caridad siga sien-,do el principal distintivo de vuestra vida, ya que es la más sublimede las virtudes.

Dijo, y desapareció tic en medio de ellos.

Lector: Si ves en las ig l esias de la Merced la imagen de San Ra-fael con el escapulario de la Orden, acuérdate de que el médico ce-lestia l , en ocasión solemne, ha curado milagrosamente a toda unaco munidad mercedaria.

Fr. Serapio González Gallego.

CD O

tanta gana de palique. Por ahora aun no le quiere nuestro Señor encielo: Yo soy médico de las almas y de los cuerpos. ¡Ea! vea estähumeante taza de un suculento caldo, que le va a dejar sanito ybueno para que vuelva a la cocina, abandonada desde que su cari-dad se puso a .morir sin permiso de nadie...

--¡San Pedro Nolasco me valga! Fuego sobre fuego. En misentrañas hay un Vesubio 1.e voy a echar encima una escudilla delava?

---Los siervos de Dios obedecen y callan. Hala, antes que seenfríe, y tenga fe en el médico que le ha enviado nuestro Señor. Unsorbo...-. oro... ¡otro!... Así me gustan los enfermitos bien manda-dos. Su caridad revive; se le conoce en el rostro que mejora visi-blemente. Otro par de sorbos, y ya estamos al final de nuestra ta-rea,.. ;Qué tal?

—¡Que ya . tenenios cocinero! por no decir cocinero y medio,porque nunca me he sentido tan valiente. Ese licor ardiente, quesabe a cielo, debe de estar preparado por algún ángel. Cual es sunombre,.Padre mío?

—El Arcángel Sill Rafael en persona debía ser su Paternidad... ¡A la CULL, a la cocina, que no hay quien atienda a esos

desgraciados! Allí entre las ollas haciendo caldos para los que su-fren, alabe a Dios y propóngale ser siempre un religioso santo.

V

— 163--

— 1e9 —

No cabe duda de que progresamos abiertamente... Diariamentese tienen noticias de nuevos inventos, a cual más prodigiosos, quedemuestran claramente la grandeza de la inteligencia humana... Dí-ganlo los genios de la electricidad; los prodigios de la avia ,:ión, ver-daderamente «estúpidos»; la próxima « conversación» que se dicetendrá nuestro Rey con la tierra americana, corno quien habla debalcón a balcón, y otras muchas cosas que a nosotros • nos asom-bran un día, y al día siguiente ya nos dejan de asombrar, habitua-dos como estamos a que cada mañana el periódico nos sirva undescubrimiento más... Cierto que todavía no ha surgido el inventorque solucione el problema social cada V2z más aterrador, y por lovisto harto más diZkil que la conquista del aire y el construir hote-les en el fondo del mur, como seguramente acabará por hacerse...Es decir, in-,,ento humano, no lo hay... hubo uno divino que con sudoctrina suavizó rencores, igualó las clases, ensalzó a los humildesy estableció el reinado de la justicia sobre la tierra... Con seguir susenseñanzas y apEcar a la enfermedad que va minando la actual so-ciedad el remedió de su Evangelio, el conflicto se acababa... Perolos hombres que buscan aplausos, que estudian Sociología, que an-dan desorientados por no hallar la solución del terrible enigma.., nose acuerdan del Maestro, no quieren su Ley... desprecian su Evan-gelio... Y así está todo... ¡Y lo que llegaremos a ver, si de arriba nonos viene el remedio! •

Pues bien: dicen que las mujeres no sirven para «inventoras»,y los antifeministas se bañan en agua de rosas cada vez que recuer-dan que hombres fueron los inventores de la imprenta, del vapor,de la electricidad, de la telegrafía sin hilos, de la aviación, etc., et-cétera, y nosotras tenemos que bajar la cabeza y confesar que tie-nen razón...

UNO iv\AS

— 170- --

Pero ya no podrán echarnos en cara esos señores nuestra pocainventiva; acaba de penerse en circulación un invento femenino...cine Si no dice mucho en pro de la autora o autoras de la creaciónPor el poco ingenio que hubieron de aportar en el asunto, nos re-ditil e de ese baldón que pesaba sobre nuestras frentes de mujer.

¿El invento? Un vestido para ir a misa. ¿Nada más? ¡Cómo!Les parece poco a mis lectores? ¡Ahí es nada!... En veZ de que

Profanen los templos escotes, mangas cortas—que, por cierto, sonrevel adoras de muchos brazos feúcos, negruzcos de veras,—faldas...Inäs que cortas, medias caladas y otras desnudeces, que eran el es-endalo de muchos y una vergüenza, nos dice €D. Safford» en unade sus crónicas, en las que hace campaña moralizadora siempre,cine se ha creado un vestido para ir a misa que esté de acuerdoQ0

el respeto que se debe a la Casa de Dios... ¡Oh, lectores míos!...tYerdad que progresamos mucho? 1\1 . o os entusiasma la idea?...

.1\10 e ntendéis el invento femenino?... ¿Qué decís?... ¿Que es algoe° th o encender una vela a Dios y otra al diablo? ¿Por qué? Porque,Si al salir de la iglesia se visten otra vez sus vestidos de moda, pro-vocativos por demás, no significa el vestido para ir a nE'sa sino unaespecie de engaño que pretende hacer a Dios.

Pues yo creí... Hasta pensé en escribir un folleto en loor deesta nueva moda... Y resulta que... .Pero, al menos, decidme vos-Otras, laslas descontentadizas, no se profanarála'CaSa de Dios.., comose Profana ahora... ¿No os rendß esie 'argumento?... Es lo mismocine esas pery-mas que no quieren entronizar al Sagrado Corazóneh sus casas porque se habla, se obra de modo que la imagen del

tado "::.. -

Rey Divino cohibiría a lbS s räärädOre . Los,. hogares... ¡Como siel Sagrado Corazón ya no ¡os' . viese, ni los oyese, ni fuese ofendidoP or no tenerlo en el SalönL.

Nada..., que no hay Medio de convencerosi.' .Y el caso es que tenéis razón... Nosótras no ' habíamos necesihasta hoy un traje expro e3o para MISa por falta de de

-

,.

eencia en los que llevábamos á la calle-.

Ìi Tampoco nuestras abuelas sabían lo que era volar por los aires,

hablar sin verse, ni navegar por el fondoSel mar... Esto del ves-para ir a.misa ' corre 'parejas con el ambiente que nos rodea...

una invención femenina... Quizá los hombres no sean muy par-7.

— 171.—

1

4

tidarios de ella... Al fin y al cabo, es un vestido más en el equiP°de la mujer...

Ya lo saben los novios... Con el traje de novia, y el de viaje, Ylos de calle.., el de ir a misa... Y se medirá la piedad de la noviapor el poco escote y lo largo de la falda de ese vestido de modernacreación...

¡Cuando yo digo— con perdón de las que se incomoden_queel limbo va a ser pequeño para colocar a las mujeres!

María de Echarri

SUBSANANDO UN ERROR

Por haberse extraviado una cuartilla en el número de septietr l-bre, el hermosísimo « Romancero Mercedario» del Sr. Rubí quedó

incompleto. Página 64, segunda columna, después del verso:

«de mi petición a Dios»

póngase lo que sigue:

«...que así no podrá negarlopues el Hijo siempre ha hecholo que su Madre ha implorado.

III

Ya resuenan los clarinesentre el piafar de caballos,qué dan al viento, arrogantessus oí gullosos penachos.Por doquier se habla del triunfopor don Rui de Haro alcanzado,y la gloria y los laurelesjuntándose mino a manoforman la invicta coronadel ejercito cristiano.En terrible desbandadahuyó el moro desolado...»

Ca. campana de J_arria

No tanto por huir del calor de 'Sevilla, donde la obediencia me".e ne ocupado en larga labor literaria, cuanto por templar el espí-rltu vi viendo, entre los míos, una temporada de vida religiosa, lle-re una tard e de las calurosas del mes de Julio a llamar a la puerta

l convento de la Merced de Sarria, en demanda de paterno hos-

I• Pede. Y admitido a la buena compañía con la franca cordialidadqtle los españoles usan con los hijos de América, pronto sentftne

confortado con la paz y quietud del claustro, que ya me hacían fal-ta , porque ha cuatro años que estoy privado de ellas.

Es el convento de la Merced un antiguo edificio de granito sen-Mo en la cima de Gpartada colina, adonde no llega el ruido de losnegocios humanos ni el vocerío de la gente de la vecina villa. Se-vero es su aspecto, pero muy ameno el paisaje que se divisa desdesPs ventanas, paseando la vista por prados cubiertos de yerba y porcol inas plantadas de pinos y de bosques de castaños y de robles.; Soñaba yo, en la noche de Mi llegada, con el vota fameiro que

d' col umpiarse con tanta majestad al través del crucero de la Cate-

' tal de Santiago de Galicia, cuando oí unas notas musicales suaves.3' melancólicas que sonaban cbtnd siguiendo el compás con que se%vía el célebre incensario. Intrigado sin descubrír el origen de

música desconocida, seguí contemplando las nubes de humore el vota f'inzeiro iba arrojando. en sus gigantescas oscilaciones,2sta que in.2 despertaron los pasos del hermano despertador, quelúa ll arnand.p a los religiosos al coro, y comprendí que las notas,illusi cales salían de la campana del Ave María que tocaba en la to-

' ' re e l hermano sacristán.r Quedöme impreso en la memoria el simpático sonido que oigo

. eAtir cada mañana, al rayar el alba, cuando se levantan los,gi °sc's para alabar a Dios. Y todos los días al caer de la tarde,.,' Lla ndo la noche comienza a tender en et hondo del valle su velo deir isteza, oigo de nuevo, con grata atención, la campanita de voces•tillela ncólicas que se despide de la luz avisando a los fieles quel ude n ' a María, con tal insinuación, que repiten obedientes su voz

• ,4 cañadas, el valle y las colinas cubiertas de bosque sentadas en1.4 vec indad del viejo Monasterio.

Fr. Pedro N. Pérez

Sarria, agosto de 1919. Mercedario

— 172 —173 — •

Tafacr crIrccinger

(24 DE OCTUBRE)

¿Por qué los Mercedarios invocarán el patrocinio de San RafaelArcángel? ¿Por qué este príncipe de las angélicas milicias liaramerced de enfermero con los albos religiosos enfermos?similem quaerit, más claro, cada oveja con su pareja.

¿Enorme pez pretende arrastrar al insondable abismo al jovenTobías? Rafael infunde ánimo a este, y el pez en vez de dar tini e

-blas, con lo amargo de su hiel deja luz. e:E1 horrible monstruo dela sensualidad, que a otros diera muerte, pretende arrebatar la vidaal mismo Tobías? Rafael recetarale la única medicina eficaz, queesa clase de enemigos solo con la oración y el ayuno se vencen.Vitia cómprimis, mentem elevas, virtutem largiris et praemia:Debilita la concupiscencia, fortifica el espíritu, engendra virtudesy consigue galardón. Por último, logra, a fuerza de prodigios, res-tituir a unos afligidos padres el idolatrado hijo, y con él la luz delos ojos; y la alegria, que es sol y luz del alma.

II

e:E1 infernal dragón de la apostasía intenta arrastrar al abismolas almas de tantos infelices Cautivos? El blanco hábito del Merce-dario da la luz alba de la libertad al infeliz, próximo a cambiar sudivina primogenitura por un plato de lentejas. monstruo de lasensual doctrina del muslim pretende hincar su diente en esclavoscristianos? La Merced acumulando los sacrificios de Gus heroicos Ymortificados hijos a las larguezas del pueblo fiel apartará el tósigode tantos atribulados que peligran en la cautividad.

Para que la semejanza sea más completa, cuando los hogaresredimidos de la orfandad y angustia pretenden galardonar a losángeles redentores, contestan como el Arcángel: Enviados somosy ministros de la blanca Redentora, a ella sea dado honor y ala-banza.

Antonio M. CastroCongregante de la Merced

--- 174 —

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Don Diego de Muros, Obispo de Tuy y de Ciudad-Rodrigo,de la Orden de la Merced. (1405-1492), por Fr. Guillermo Váz-quez, de la misma Orden, Doctor en Filosofía y Letras. —Converdadero amor e interés leí las páginas de este libro debido a labien cortada pluma del sabio ex-Provincial de la Merced, P. Gui-llermo Vázquez.

Para hacer la crítica de esta reciente publicación mercedaria,

i

bastaría ya con lo que dejamos dicho, pues el nombre de su autor,ventajosamente conocido entre los modernos hombres de letras, es

i suficiente garantía de acierto en obras de esta índole. En efecto,el P. Guillermo, que ya desde los últimos años de su niñez figuracomo rneritísimo hijo de nuestra Orden, una vez concluidos los muycompletos estudios eclesiásticos, dedicóse con todo afán a ampliar-los en otras esferas, logrando en muy poco tiempo doctorarse enFilosofía y Letras por la Universidad Central, obteniendo todos sust ítulos gratuitamente, corno premio a su saber. Su memoria deldoctorado, que trata del gran Teólogo mercedario P. Zumel, y quevió la luz pública en la «Revista de Bibliotecas y Archivos», mere-ció unánimes elogios del tribunal calificador, considerándola dignadel premio de la Facultad. Por estos datos, aun haciendo caso omi-so de sus numerosos artículos crítico-históricos publicados en variasrevistas de Europa y Amét ica, algunos de los cuales vieron la luzen LA MERCED, pueden juzgar nuestros lectores del mérito de laobra que anunciamos, calcada toda ella sobre los procedimientosfi dedignos puestos en práctica por nuestros modernos sabios enesta clase de trabajos. Por eso se admira en la misma, intercaladosrn oravillosamente entre el feliz comentario y la atinada reflexión,los sabrosísimos textos de los escritores de los siglos XV y XVI.Tiene razAn ei P. Guillermo cuando dice que, el amor al lenguajea ntiguo ha crecido mucho en estos últimos años, y apenas hay quienno lea con más placer un documento del siglo XV que su arreglomodernizada». Además, este sistema de escribir la Historia, inspi-ra confianza ilimitada, y contribuye por extraño modo a dar autori-

e------

— 175 --

dad al que lo sigue fielmente. En ello estriba principalmente el se-creto de que las obras del P. Guillermo aparezcan siempre acaba-das, agotando la materia de los asuntos que trata. Adrede hacemoshincapié en los procedimientos del erudito autor rnercedario, por-que sentimos especial interés en que se hagan comunes, lo mismoque et plan histórico de monografías que se propuso, el más apro-pósito, según M. Pelayo, para hacer la Historia. Nada que igual-mente no ceda en su elogio podemos decir sobre la parte meramen-te informativa de ja obra, ya que todä ella revela la actividad yconstancia su autor, rebuscando por los archivos y bibliotecas cual-quier dato o nota que pudiera serle útil. Este Padre es de losescritores que traducen el alma en sus obras, y por eso vemos re-flejado en sus escritos, y apropósito de hechos que topa en el ca-mino de la Historia, el juicio que le merecen circunstancias actua-les de la vida muy análogas a las pasadas. Así, cuando habla de lafamosa Concordia del Capítulo de Guadalajara presidido por elRmo. Gaver en 1467, no oculta su entusiasmo por las ideas auto-nomistas que allí se aprobaron para la provincia de Castilla. Lomismo podríamos decir del estudio y enseñanza en las Universida-des por los religiosos de la Orden, que tanto aliciente supo inspi-rarle Muros. En esta obra, interesantísima, no solo para los merce-darios, sino también para cualquier amante de los estudios históri-cos, se hace alusión a importantísimos puntos de la época del Re-nacimiento; piles, además de una ligera referencia al gran cisma deOccidente,sse tocan principalmente aquellos hechos en que de unamanera directa intervino Muros, como la célebre contienda habidaentre los Médici y los Pazzi, auxiliados por los Riarios sobrinosdel franciscano Sixto IV, y en la cual intervino España como paci-ficadora, enviando a Muros en calidad de embajador especial. Peroen donde está concentrado el principal interés de la obra es en laparte dedicada a relatar los hechos del valiente y celoso Obispomercedario, en freiste del famoso Pedro Madruga, bastardo Y here-dero de la casa de Sotomayor, el cual tenía usurpado el dominiosobre la ciudad y obispado de Tuy cuando Muros fué nombradopara ocupar esta silla.

Y terminamos esta reseña, no sin antes prevenir los escrúpulosde a l gún timorato escolar, por si le pareciese tratarse en esta obracon algún desenfado ciertas miserias que anidaban en el seno de laReligión y de la Iglesia. Para lo cual debe saberse que la verdadha de ser nuestra mayor amiga, y que la autoridad del sabio Pon-

.._ 170 .,..._

tífice León XIII, abriendo al público las puertas del Archivo se-creto del Vaticano, nos enseña a desafiar las falsas deduccionesque de estas cosillas pudiesen entresacar los malos. La obra se ven-de en esta Administración, y en nuestras casas de Madrid y pro-vincias.

LECTURAS CATÓLICAS

Bocetos a la pluma titula la virtuosa terciaria de la Merced,Y colaboradora de nuestra Revista, Julia García Herreros, a unaserie de cuadros de delicada factura y amenisimo sabor moral, quehace tiempo empezó a publicar. Los que tenemos delante, elegan-temente reunidos en un tomito de 125 paginas, llevan por título:¡Sin Crucifijo!, El Rey del hogar, El heredero, El diablo ver-de, La Cruz de perlas. Todas ellas son hermosísimas, y recomen-dableS como premios en los colegios y catecismos. Primc"palmenteentre estos que citamos hay algunos, como el diablo verde, quei mpresiona hondamente, y del que fluye finísima moraleja de muypalpitante actualidad. Felicitarnos efusivamente a su autora, de-seando con toda el alma vaya aumentando la serie.

Fr. Luís Barros

o

nosotros en la fiesta de /a Merced al M. R. P. Fr. Alberto Barros, Pr-curadorGeneral de la Orden en la Curia Romana y x-Rector de este Colegio. Fue bre-Idaima su visita, ya que las gestiones para el próximo Capitulo General que ha decelebrarse en San Adrián el t.° de Ncviembre, reclamaban su presencia en Roma.

María del Carmen Silva.—Esta niña de 12 años y fervorosa terciaria de1a Merced, es una precoz artista.

us exámenes del día 22 de Sept iembre en el Conservatorio de Madrid, másque exá m enesceennetsropadrot cceiannteu. nos eSercios de oposición, constituyendo un acontecimientoen aquel

¡En cuatro años estudió nueve cursos!; pues habiendo empezado a los ccho sus

estudios musicales, a los docese pudo examinar de los tresde solfeo, cinco de pianoy uno de armonía, Merecióen todos la nota de schresa•liente, y lo que es más, al Final

del examen de piano, una efusiva felicitación del austero tribunal y una estruendosa ovación del público, que oía admirado a la artistaza, que aúnes una muñeca.

Con más motivo que Mun-

do Gráfico, honramos las pá-ginas de nuestra revista con lafotografía de esta distinguid*,terciaria, a la que'seguramenteesperan días de gloria, er.viän-dole nuestra entusiasta felici-

tacióit'la.mben felicit‹ mos a supadre nuestro buen amigo donJuan Silva, propietario del Ho-

ter,Suizo; a su profesora depiano y solfeo, Srta. Rosa

Sánchez, y a su profesor de ar-nia , ID. Gregorio Butiiior, rm's,tco mayor de la banda de InLmtería de Marina.

ESF'AIZIA, Fiestas de la Merced.—De todas partes recibi nos noticias del explendor1141sitado que han revestido las fiestas de Nuestra Santisima Madre. La devociónamilliNtra Reina y Señora se extiende de tan modo consolador por todas partes. Laroberacei cols ecsoruanzaonaedsa.rocacióra de la Virgen tan tierna y tan española, que por doquier

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MARIA DEL CARMEN SILVATerciaria de la Merced que obtuvo re-clente.nnente un éxito brillantísimo en

el Conservatorio de Madrid.

e

ección d 17ofícía5

FENROLSanta María de Cervellön.—Con gran esplendor se &e lan') la fiesta de

la Patrona de los Navegantes. El coro de la Orden Tercera, que la tiene por titu-lar, diä una nueva nota de fervor y entu,iasmo religioso, sobre todo en la hernio-sisirna y numerosa comisión de la mañana.

Apeitura del curso. —El día 1 .0 de Septiembre se abrieron con numero-rosos alumnos las clases de primera enseñanza en el Colegio de Nuestra Señora dela Merced- Las de segunda enserianza y academia preparatoria se abrirán el 1.° deOctubre.

Novena y fiesta de la 11(12reed.—Iierrn . sisima ha resultado la Novenaque en honor de Nuestra Santísima Madre se celebró en nuestr t capilla. En olapredicaron en Ios dos primeros dias el R. P. Serapio Gonzilcz, los dos últimosR • P. Pedro Nolasco Gaite, Rector del Coiegio, y lo; restantes el R. P. Arner'oS. Wan,„„

FI (lía de la fiesta, la Virgen estaba hermosisima entre gasas y luces. Más de7oo personas se acercaron a recibir el Pan de los fuertes. P or la noche predicó elP. Gaite cena-ro-viendo al auditorio., que se apretaba hasta lo iLvero‘imil en el

.pequ , rao recinto.

Nuestra Señora del Socorro.—La cofradía del Socorro, que desde sufundación en el Ferrol ge za de los privilegios de la Merced, ha dado una prueba

grandilocuente de la profunda devoción que siente hacia la patrona del antiguo ba-rrio de las Curuxeiras. En la solemne novena, desfilaron oradores tan elocuentescomo D. José Bermúdez, párro; el capellán del Alfonso XIII, y D. Cipriano Ta-pia, capellán del Carlos V.

Reciba nuestra enhorabuena el Sr. Bermúdez por la solemnidad que revistie-ron este año los cultos dedicados a su Patrona.

Corazón de Jesús en Serantes.—EI día 14 de Septiembre se celebróen '3erantes la fiesta del Sagrado a;orazón de Jesús con una solemnidad que llenóde justo regocijo a los fieles de aquella feligresía. En mañana y tarde cantó lasmagnificencias del Amor Deifico el R. P . Luís Barros, de este Colegio,

En Don Juan de Alarcón. —}1á ingresado en nuestro conveLto de reli-giosas de D. Juan de Alarcón corno postulante de religiosa de coro, la angelicalseñorita de i6 años María Paguirigän de esta localidad.

El P. Procurador General.—Hemos tenido la sat isfacción de ver entre

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e -4g

,48»

En San Miguel del Campo (Pontevedra).—Predicó en la solemnidadde los Dolores Gloriosos de la Santísima Virgen el Rydo. P . Luis Barros de esteColegio, contribuyendo con su elocuencia, a realzar la tradicional fiesta que los so-cios de los Dolores dedican todos los años a su Excelsa Patrona.

EXTRANJEROCapítulo General.--El día I . ° de Noviembre comenzará el Capítulo Ge

neral de la Orden, en Roma Tiene por objeto la elección del Rvdmo. P. MaestroGeneral y de la Curia Generalicia, y la discusión de puntos importantísimos, pertinentes al régimen y progreso de toda la Rel igión Mercedaria. .

Rogamos muy encarecidamente a todos los terciarios y cofrades y a todos lolectores de La Merced, una oración para que el Señor ilumine a los muy reverendos Capitulares.

Honrosa distinción.— Ei Iltmo. Sr. Obispo de Concepción ha encomendado las clas(s de fiiosofía del Seminario de la Diócesis al R. P. Fr. Ramón Harrison, Comendador de nuestro Convento de Concepción. Agradecemos al Ilustrísimo Sr. Obispo tal designación y felicitamos ca!urosamente a nuestro queridohermano, deseándole el mejor éxito en su delicada misión.

Misiones en Chile.—Concurridísimas fueron las Santas Misiones que dieron nuestros PP. las última semanas de Cuarema en Santa Rosa y en SantaInés. El fruto que recogieron fué copioso al juzgar por los matrimonios celebrados, los óleos administrados y las centenares de comuniones habidas.

En Santa Rosa dejaron los PP . Misioneros establecida la «Visita circulantede la Santísima Virgen de la Merced, que fue acogida con gran entusiasmo.

La junta quedó constituida por la señora Florinda Maldonado, como Presidenta y la señorita Mercedes Alvarez, como Secretaria. ¡Loado sea Dios por todo

En Alhue.—E1 martes 9 de Abril principiaron nuestros religiosos una so-lemne misión en la iglesia parroquial de la Villa de Alhué. La misión terminó eJueves Santo con numerosísimas comuniones. Se impuso el Escapulario de Mer-

cedes a más de cien personas.Nota conmovedora fué el establecimiento de la hermosa práctica de la Visita

circulante de la Saniisima Virgen de las Mercedes. Bastó que los PP Misionerosanunciaran que se iba a establecer esta práctica, para que muchas familias pidieranser admitidas en el número de las dichosas a quienes visitaría la Virgen Reden-tora.

El Domingo de P ascua, después de la Procesix'n del Resucitado, se trasladó laVirgen Visitadora en solemne procesión a la casa de la ssil ir Lastenia Troncos°quien la recibió junto con su familia.

P ara que la Visita se haga en perfecto orden se estableció el siguierate Dirertorio:

Directora: señora Lastenia V. de Troncos°.Sub-Directora: señorita Joaquina Troncoso.Secretaria. señorita Sara Troncoso.

Pro-Secretaria; señ rita Juana L, Troncoso.

K47.777-777=— 180.

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En Lampa. -_l 9 de Abril principiaron también nuestros religiosos otraniisión en Lampa. Hubo gran concurrencia; numerosos fieles se acercaron a recibir

los Santos Sacramentos y se propagó mucha la devoción 'a Nuestra Santísima Ma-dre.

Durnesnil en la Merced.—E1 eminente pianista francés, Mr. MauricioDurnesnil, que por segunda vez viene en gira artística a nuestro pais, ha tenido la

deferencia de dar su primera audición al clero de Santiago en nuestro Salón de

Actos del Colegio de San Pedro Nolasco, con asistencia de lo más distinguido delClero de la c pital, tanto secular como regular, mereciendo las más efusivas felici-tac

iones del titulo. y Rvdino. Sr. Arzobispo de Santiago, que presidía la reuniónY los aplausos entusiastas de todos los presentes.

Damos a continuación los dos párrafos de crónica que con este motivo dedi-atrios al eximio artista y el programa de la magnífica audiciól con que rcreó nues-

tros oírloa.

Dumesnil u el clero de Santiago

ron una gentileza que está sobre todo elcgio, el eminente concertista fran-cés M. Mauricio Damesnil, que nos visita est rs días, dará hoy al clero de la capi-tal un inter sante concierto en el salón de actos del Colegio San Pe..lro Nolasco de1 °8 RR. p P. SUircedarioS, al cual están invitados todos los eclesiásticos de San-tiagO tanto del clero secular c !no de ¡as comunidades religiosas, según voluntadexpresa del cé'ebre p.anista.

De gratísim° e inolvidab l e recuerdo será para el clero de Santiago la harinosavetad a d- arte que le doclicó el domingo el in-igae pianista M. Dumesnil. La salade a

ctos del Colegio San Pedro Nolasco se N.a ía concuraidisima de lo más distin-Ruido del clero de Santiago, tanto secular corno regular, y en los palcos de honorla Pre sencia del ritmo. y Rvd no. Metropolitano de Santiago, acompañado deiPrebendado D. Luis Campino y del II trno. y Rvdmo. Arzobispo de granja,

Valena ti ala acompañado del prebendado D. Luís Espinola Cobo, daban a lasala un tinte (te ,, )'ennnidad que pocas veces le será dado ostentar.aciaEl público. al terminar ui soberbio troz r,, no se contuvo, y por largo rato

ro. ó ;I artista erre agradecí lo saludaba con manifiestas muestras de senuda gra-t tud

Tr as un breve intervalo, y como para descanso del artista y del público, elkojas, de la Merced, cediendo a cariñ sas instancias de Dumesnil, que quiso

teder la fineza de acomadi Irle personalmente un trozo de canto, subió al prosce-Iltd Y ca ntó el Hosanna! .. de G-ranier, de gran efecto dramático religioso, que fuétlIdY del agrado de la concurrencia.b licabeieónlaioRgeuve issigtuae:Mercedaria Chilena.— Tomamos de tan importante pu-

, k'n el Colegio de San Pedro Nolasco.—En la tarde: del dia 26 de Abril,d‘'IsPera de la fiesta de San Pedro Arrnengol se llevó a erecto en el salón de actos;el Co

legio una hermosa fiesta escolar que los alumnos dedicab.n al ReverendoP edro Armengol Diaz, ministro del Establecimiento. La fiesta consistió en

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nea bien preparada velada literario mthical, cuyo programa escogido y muy bienejecutado mereció los aplausos entusiastas de toda la concurrenzia que asistió al

acto. Se aprovechó esta oportunidad para estrenar el «Himno del Colegio» en /30-

nor de San Pedro Nolasco, letra y música original del R. P. Rojas, de factura P°-

pular y melódica que agradó a todos y fue: muy bien ejecutado por un coro de 8°

voces infantiles,En la mitad del acto los alumnas hicieron entrega al R.",P. Díaz de un albura

artísticamente encuadernado, con retratos de todos los profesores y alumnos delEstablecimiento.

Damos en seguida el programa del acto que se catnplió en todas sus partes $

entera satisfacción de la concurrencia.

PROGRAMA

t. Obertura por el Sr. Aníbal Aracena

2. Discurso del P residente de la Academia de exaluintros Sr. Carlos Cariola.

3. Estreno del Himno del Ctlegio «A San Pedro Nolasco».

4- Monólogo «Contra la corriente», por el alumno Lorenz a Redondo.

5. Romanza por el Sr. Emmanuel Martínez.6. «Redención», idea mercedaria. Drama en un acta y en verso origina l del

Sr. Pbro. Albear, representado por los alumnos del Colegio,7. Marcha por el Sr. Aníbal Aracena.

REPARTO DEL DRAMA

Capitán turco: el alumno Sr. Andrés Novoa.

Religioso mercedario: el alumno Sr. Abelardo Carrerio.

Anciano cautivo: don Ramón Cempo.

Joven cautivo: el alumno don Hernán Urzúa.

Soldados turcos: los alumnos Sres. Fernando Llona y Jorge Moreno.

,(12- IMP. DE M. PALEO. - FERROL

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