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TIPOLOGÍA DE CONCHEROS PRECERAMICOS DEL NORESTE DE VENEZUELA
Mario Sanoja
Gracias al financiamiento obtenido del Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela y la ayuda de la National Geographical Society, fue posible iniciar este proyecto de investigación uno de cuyos objetivos es el establecimiento de una tipología de concheros precerámicos en la costa noreste de Venezuela.
Parte del proyecto se ha dedicado al survey de la costa Sur del Golfo de Paria y de la costa Norte de la misma y a la visita de otros sitios ya estudiados previamente con el objeto de establecer las asociaciones que existiesen entre los distintos concheros y los tipos de ambiente dentro de los cuales se desarrollaron aquellas antiguas comunidades de recolectores marinos. De los sitios prospectados, se excavaron los siguientes concheros: 1) Conchero Guayana. Costa Sur de Paria (Sanoja 1980; 1981); 2) Conchero Ño Carlos. Costa Sur de Paria (Sanoja 1980; 1981); 3) Conchero Playa Grande. Costa Norte de Paria.
Por otra parte, se realizó una visita y re-excavación parcial del complejo de concheros de La Aduana, en la isla de Cubagua, ya estudiados por Rouse y Cruxent (1961).
Como hipótesis de trabajo para la formulación del proyecto, habíamos asumido la idea de un proceso evolutivo en la sociedad reco-lectora que iba desde un período inicial caracterizado por la utilización de artefactos líticos hasta uno final, en el cual los artefactos líticos van siendo reemplazados por los artefactos de concha.
Una revisión de los datos publicados hasta el presente sobre los concheros precerámicos de la costa de Brasil, Centroamérica y el Caribe, nos permite fundamentar la hipótesis anteriormente expuesta:
Brasil. Los asentamientos de recolectores marinos aparecen en la costa del Brasil en una fecha que podría estimarse entre 5.000 y 3.800 a.C. La característica fundamental de estos sitios de habitación de los recolectores situados en zonas de manglares es la presencia de complejos de artefactos de piedra tallada, bifaciales o sobre lascas, así como también un cierto número de artefactos de hueso y concha. La tendencia general de la industria lítica de los sambaquís, parece haber sido hacia un mejoramiento progresivo de la técnica de talla, destacándose hacia los períodos más tardíos la introducción de artefactos de piedra pulida. La economía de estos grupos de la costa Sur del Brasil se basaba principalmente en la explotación de las conchas marinas que vivían en las aguas salobres de las albuferas y estuarios y la captura ocasional de peces, ballenas; la caza de pecaries y la recolección de frutos vegetales. Algunos plantaban pequeños conucos (Sanoja 1981).
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América Central. Alrededor de 4.850 ± 100 a.C., hallamos también la presencia de concheros sin alfarería en la desembocadura del río Santa María, litoral pacífico de Panamá (McGimsey III 1956: 151-161), región caracterizada por la presencia de pantanos costeros, y bosques de manglares. La industria de los habitantes de Cerro Mangote, se caracteriza por la presencia de piedras de apoyo y manos rectangulares de sección plana. Así mismo, están presentes otros artefactos tales como machacadores, moledores y lascas obtenidos de cantos rodados someramente desbastados. La subsistencia de estos grupos, se basaba en la, pesca marina y posiblemente la recolección de frutos silvestres.
Las Pequeñas Antillas. La ocupación más temprana de las Pequeñas Antillas, la constituye hasta ahora el sitio de Banwari Trace, ubicado en las vecindades de la Laguna de Oroupuche, al Sureste de la isla, con una fecha de 5.000 años a¿C La característica fundamental del instrumental lítico de Banwari, es la presencia de manos cónicas u ovales, piedras volcánicas utilizadas como manos de moler o martillos (Harris 1971)- Inicialmente, la subsistencia parece haberse orientado en parte hacia la casa terrestre, notándose luego una derivación mayor hacia la recolección de conchas marinas y quizás de especies vegetales. Mas al norte, en la isla de Antigua, el sitio de Jolly Beach, fechado en 1775 años a.C, se caracteriza por la presencia de un complejo de artefactos lasqueados de sílex mezclados en este caso con manos cónicas y otros tipos de percutores y piedras de apoyo manufacturados en base a cantos rodados modificados por abrasión (Nicholson 1975; Veloz Maggiolo 1976).
Las Grandes Antillas. Uno de los asentamientos de recolectores más antiguos de las Grandes Antillas, es el de Levisa, 3.000 a.C. 1.400 a.C, ubicado en un abrigo rocoso vecino a las márgenes del río del mismo nombre. En los niveles más antiguos del sitio, hallamos láminas largas de sílex que alcanzan hasta 20 cm de longitud y una variedad de artefactos lasqueados. Hacia la parte superior de la estratigrafía, se hacen presentes ya, gubias y artefactos de concha y fragmentos de alfarería relacionados con la denominada cultura Mayarí. La subsistencia, se basaba primariamente en la recolección de moluscos marinos y terrestres, crustáceos, la caza de roedores, insectivaros, reptiles; la pesca marina y recolección de especies vegetales (Kozlowsky 1973; Tabío, Guarch y Domínguez 1976).
En la actual República Dominicana, los grupos de recolectores marinos que ocuparon gran parte del litoral de la isla desde 2.600 a.C, (Veloz Maggiolo, comunicación personal) fabricaban sus artefactos utilizando el sílex como materia prima, así como también metates y percutores de coral, manos o majaderos de forma cónica, hachas líticas en forma de mariposa y picos manufacturados con la concha del Strombus gigas.
A partir de aproximadamente 2.000 a.C, los recolectores marinos que habitaban el este del Caribe, comenzaron a utilizar de manera más y más intensa la concha del Strombus gigas para fabricar
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artefactos, abandonando en gran medida la piedra, materia prima que había servido a las antiguas poblaciones de recolectores marinos para la manufactura de sus instrumentos de trabajo.
De manera general, podríamos concluir de lo anterior la presencia de un proceso evolutivo en la industria de los recolectores marinos de las áreas antes mencionadas, caracterizado por dos grandes períodos:
A . Período más temprano, donde se encuentra la presencia de una industria rudimentaria de piedra tallada y núcleos modificados por abrasión, que incluye artefactos sobre lascas modificadas, percutores y piedras de apoyo. En ciertas regiones como la costa del Brasil, estas industrias líticas rudimentarias sobrevivieron hasta comienzos de la era cristiana, momento cuando muchos grupos de recolectores marinos entraron en contacto con los agricultores ceramistas. En otras, como ocurrió en las Antillas, fue desplazada por una industria de conchas más especializada.
Este período temprano de los recolectores marinos, podría a su vez ser quizás dividido en dos grandes tradiciones:
1) Caracterizado por la presencia de núcleos percutidos, lascas y cantos rodados empleados como martillos, abrasivos, machacadores, etc. y en la cual figurarían entre otros los sitios más tempranos del Norte de Suramérica tales como Cerro Mangote, Guayana, (Sanoja 1980), Banwari, los concheros tempranos del litoral brasileño y quizás otros más tardíos como El Hencal, Venezuela (Cruxent y Rouse 1961), Ortoire, Trinidad (Rouse 1960) Loiza, en Puerto Rico (Alegría, Nicholson y Willey 1955), Krum Bay, en Islas Vírgenes (Bullen y Sleigth 1963).
2) Caracterizada por la presencia de artefactos de piedra lasqueada, martillos de piedra o coral y artefactos de concha. En los concheros antillanos, la materia prima utilizada es generalmente el sílex, con el cual llegan a producirse hojas largas lasqueadas, raspadores plano-convexos, etc. Dentro de esta tradición, podrían incluirse concheros como los de Levisa y Cueva Funche, (Dacal 1970) en Cuba, Hoyo del Toro, en República Dominicana (Veloz Maggiolo 1976) y Jolly Beach, en Antigua. Rouse (1960), ha sugerido que el desarrollo de industrias de sílex lasqueado podría haber sido influido por poblaciones llegadas de Norteamérica, Centroamérica y Suramérica. Dentro de estas variadas alternativas, la presencia de una larga tradición de piedra lasqueada en el Noroeste de Venezuela hace pensar en una posible derivación de poblaciones recolectoras que habrían aplicado las técnicas del lasqueado a la manufactura de otros artefactos especializados en el procesamiento de sólidos fibrosos.
B. Período tardío, caracterizado por la presencia de una industria de concha altamente especializada, que utilizaba principalmente la materia prima obtenida del caracol gigante, Strombus gigas, para fabricar gubias, hachas, picos, vasijas y puntas de proyectil. Los grupos humanos asociados con este período se hallaban asentados en el Noreste de Venezuela, el arco insular antillano y la península de la Florida.
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Aplicando el esquema anterior al estudio de las poblaciones recolectoras marinas del Noreste de Venezuela, podríamos encontrar una periodificación semejante a la ya esbozada:
PERIODO I
Tipificado por los concheros pre-cerámicos localizados en la Península de Paria: Guayana, Ño Carlos y Playa Grande.
Concheros Guayana y Ño Carlos. Los sitios de habitación se hallan ubicados sobre el piedemonte de la Serranía de Paria, distantes unos 10 a 15 km de la actual linea costera de la cual los separa una llanura litoral. Fabricaban artefactos de piedra percutida, muy rudimentarios, utilizando como materia prima la arenisca, la arenisca-cuarzosa de grano fino,el jaspe y de manera muy ocasional el esquisto micáceo y la jadeita. Los artefactos que fabricaban, incluían tajadores, raspadores laterales, cantos rodados utilizados como martillos, machacadores de ocre, abrasivos de arenisca, pulidores, núcleos prismáticos de forma piramidal, posibles superficies de apoyo y percutores planos de esquisto con indicios de desgaste sobre las superficies laterales y pendientes de esquisto. Ciertos tipos de artefactos tales como los raspadores con muescas ocupan un espacio limitado a la parte inferior de la secuencia estratigráfiéa. Abundan igualmente los núcleos de ocre los cuales eran pulverizados para ser utilizados posiblemente como pigmento. No hay indicios de utilización de la concha para fabricar artefactos, excepto la presencia de Melongenas perforadas intencionalmente, rasgo similar al que ocurre en el conchero de Banwari (Harris 1973). La subsistencia se basaba en la recolección dominante de Melongena Linnée, Crassostrea y Ano-malocardia brasiliana fauna típica de fondos pantanosos y manglares. Cazaban igualmente rayas, pertenecientes quizás al género Dayasatis, peces de diversos tamaños, pequeños cetáceos y posiblemente tiburones. En los momentos iniciales de la ocupación aparecen igualmente restos de mamíferos terrestres como el Odocoyleus virginianus (Sanoja 1981).
En el conchero Guayana, los sitios de habitación parecen haberse formado cuando el nivel del mar se hallaba por encima de la actual línea litoral y la desembocadura del actual río Guayana formaba un pequeño delta de fondo fangoso. El yacimiento, que ocupa una superficie de aproximadamente 1.400 m , se encuentra en el punto donde la acumulación de sedimentos de origen fluvial descendía abruptamente unos 5 o 6 metros hasta lo que puede haber sido el fondo de un antiguo estuario que parece pudo haberse formado en la costa Suroeste de la Península de Paria hacia el cuarto milenio a.C. de acuerdo a los análisis realizados por Van Andel (1967) sobre la formación del Delta del Orinico, íntimamente conectado con el Golfo de Paria. De acuerdo con las características de la fauna malacológica, el área pudo haber estado recubierta por una formación de manglares donde proliferaba la Crassostrea, algunos de cuyos especímenes han sido también hallados formando colonias en torno a rocas que fueron recolectadas en el fondo fangoso de la desembocadura del río. El sitio de Ño Carlos, por el contrario, está localizado sobre la falda de la sierra, junto a la desembocadura de la quebrada Ño Carlos.
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En ambos casos, parece haberse tratado de viviendas individuales. En el caso de Guayana, la disposición horizontal de los restos parece indicar la presencia de dos concentraciones contiguas de conchas aunque las investigaciones no permiten concluir nada definitivo hasta el presente (Sanoja 1981).
Conchero Playa Grande. A diferencia de los dos concheros ya descritos para el litoral atlántico de la Península de Paria, Playa Grande, sobre el litoral caribe de la misma, a unos dos kilómetros al oeste de la ciudad de Carúpano, se encuentra localizado a unos 50 metros de la linea litoral sobre una formación de dunas compactadas que bordean una serie de lagunas o albuferas que se interponen entre la zona costera y los contrafuertes de la serranía que atraviesa la península de oeste a este. El sitio presenta dos componentes: uno, inferior, precerámico y uno superior de ceramistas emparentados con la Fase Cuartel (Vargas 1979).
El componente precerámico está representado en una serie de estratos que abarcan un espesor conocido de 2 m. De lo que hemos analizado hasta el presente, se infiere que los artefactos más comunes eran percutores y pulidores fabricados en esquisto, hallándose igualmente núcleos lasqueados de utilización incierta. Algunos fragmentos de huesos largos que parecen haber pertenecido a mamíferos, podrían indicar el empleo de esta materia prima para fabricar puntas o instrumentos cortantes. La subsistencia se apoyaba principalmente en la recolección de bivalvos marinos tales como Mytilus, Donax y Ti-vela, la pesca y la caza de mamíferos como el Odocoyleus virginianus. Merece atención especial destacar el hecho de que las lagunas o albuferas vecinas al yacimiento forman importantes salinas durante la é-poca de sequía, elemento que determino en el período histórico y todavía en el presente, la formación de aldeas de recolectores de sal en las orillas de la laguna. No es descartable que estos antiguos recolectores marinos, al igual que los ceramistas posteriores, hubiesen aprovechado esta ventajosa posición para explotar un bien de tan innegable valor económico como la sal marina y que este hecho hubiese sido una determinante que influyó tal como hoy en la formación de a-sentamientos humanos en la región.
La estratigrafía horizontal del yacimiento nos indica la existencia de grandes acumulaciones de ceniza y carbón mezcladas con desechos de comidas y piedras naturales o trabajadas, que forman lentes que parecen tener uno o dos metros de diámetro e incluso pisos de ceniza compactada donde se observan piedras dispuestas de manera de delimitar ciertos espacios. Los restos arqueológicos parecen abarcar que sepamos, un área aproximada de 400 m^, notándose por lo menos la presencia de dos grandes lentes de ceniza. Es posible que cada uno de ellos corresponda a una vivienda o que ambos sean parte de una misma vivienda comunal.
No tenemos hasta el presente fechamiento de C.14, pero el hecho de hallarse el componente cerámico relacionado con la Fase Cuartel ya nos indica una posible ubicación cronológica antes de la era cristiana. Es interesante anotar también que en la zona de transición hacia el componente ceramista, se observa claramente la diferencia entre el material lítico rudimentario en arenisca de color grisáceo y las hachas
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y azadas petaloides en clorita-esquisto, de color verde, típicas de los ceramistas saladoides costeros.
No hay indicación del trabajo de la concha, no obstante que Rouse y Cruxent localizaron en la misma área otros asentamientos de recolectores que fabricaban sus artefactos utilizando la materia prima obtenida del Strombus gigas (Cruxent y Rouse 1961; Rouse 1960).
PERIODO II (+ 2000 a.C.)
Los concheros precerámicos que ilustran este período, han sido descritos y analizados por Cruxent y Rouse (1961). Destacan entre ellos principalmente el de Manicuare, en la Península de Araya, Edo. Sucre, y los de Punta Gorda y La Aduana, Estado Nueva Esparta, localizados en el litoral de la Isla de Cubagua.
En el complejo denominado por aquellos autores Cubagua, el instrumental característico está integrado por puntas de hueso, espátulas y leznas del mismo material, vasijas, martillos y discos de concha de Strombus y Cassis. De igual manera, están presentes piedras bicónicas empleadas quizás como parte de artefactos arrojadizos (boleadoras) y manos de moler. Las capas superiores del conchero Punta Gorda, así como los sitios de La Aduana y Manicuare, testimonian la introducción de nuevos artefactos tales como la gubia de concha de Strombus.
De los nombrados, el sitio La Aduana está intregado por una serie de concheros ubicados sobre las vertientes y el fondo de un pequeño valle que se abre hacia la Bahía de Charagato. Hacia esta parte, se observa la presencia de un cordón de dunas y un banco de coral ubicados unos dos metros sobre la playa actual. Durante nuestra permanencia en el sitio, tuvimos la oportunidad de discutir con dos geomorfólogos, Andrés Singer y Pierre Soulas, las características de la ocupación humana y su relación con la geomorfología del sitio. Por una parte, parecía evidente la presencia de una posible terraza marina. Por la otra, la existencia de un proceso de sedimentación posterior a la formación de los concheros del fondo del valle que los sepultó bajo una capa de arcilla fina de unos dos metros de espesor. Resultaba también evidente, que la ocupación del sitio solo pudo haber sido posible por la presencia de agua potable, o al menos potable en cierta medida. El agua, como ocurrió en otros puntos de la isla, pudo haber sido obtenida excavando en el subsuelo hasta una proximidad de 50 cm o 1 m o, como parece sugerirlo la evidencia de tierra firme, un levantamiento del nivel del mar que habría determinado la resurgencia del nivel freático, creando una pequeña masa acuática en el interior del valle donde, por su menor densidad, ocuparía la parte superior el agua dulce o salobre. La presencia de ostrea así como Strombus y erizos de mar, parecen indicar la posible existencia de manglares, por una parte, al mismo tiempo que fondos coralinos para el período en cuestión. De haber ocurrido esta última alternativa, el posible descenso del nivel del mar que parece haber ocurrido luego de 2000 o 1000 a.C. en el noreste de Venezuela habría determinado profundos cambios en la ecología del sitio y
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subsecuentemente su abandono por los grupos humanos. Evidencia de estos posibles cambios en el nivel del mar parecen hallarse también en Surinam, donde existen indicios de antiguas playas marinas o arrecifes en la vecindad de ciénagas y orillas de los ríos vecinos al litoral (Boomert 1976). Podemos señalar también las evidencias publicadas por Fairbridge (1976), y Hurt (1974), relativas a los posibles cambios en el nivel del mar detectados en el litoral meridional del Brasil y que habrían afectado la formación de las aldeas de recolectores marinos en dicha región. Ambos autores coinciden en destacar la presencia de diferentes períodos en dicha región, caracterizados de la siguiente manera:
PERIODO I
17.000 a.p. a 5.800 a.p. (c.a. 4.000 - 2.800 a.C.)
Al comienzo de este período, el mar se hallaba alrededor de 125 m debajo del nivel actual. Como resultado de la fusión de los hielos que formaban los glaciares continentales, el nivel del mar comenzó su ascenso hasta alcanzar en 4.800 a.C, la cota de 15 m por debajo del presente nivel litoral. Uno de los concheros que podría atestiguar para el Brasil la existencia de estas fluctuaciones marinas, es el de Maratua, Bahía de los Santos (Laming y Emperaire 1979: 93), donde muestras de carbón fueron obtenidas a 1 metro bajo el nivel del mar. Así mismo, tenemos las fechas obtenidas por Rauth (en Hurt 1974) para los concheros de la Bahía de Antonino, de 6.030 ~ 130 a.p. (+ 3000 a.C). Las fechas de radiocarbon obtenidas para los niveles 25 y 23 del conchero Guayana, en el Sur de la Península de Paria, arrojan una antigüedad de 5.500 t 280 y 5.600 t 200 años a.p., esto es 3.500 a 3.650 a.C. (o 4.220 - 4.370 a.C, fechas corregidas), lo cual las situaría en el Período I.
PERIODO II
5.800 - 4.800 a.p. (+ 2.800 - 1.800 a.C.)
Según Fairbridge (1976: 357), este período correspondería con el Optimo Climático, cuando la temperatura media anual pudo haber aumentado 2,52 C en relación a la actual, observándose un aumento en el nivel del mar de 3 m sobre el nivel marino actual. Es a este período al cual correspondería la formación de concheros como Cubagua y La Aduana, observándose correlaciones entre nuestras apreciaciones sobre las características geomofológicas observadas en La Aduana y la posibilidad de que dichos concheros se hubiesen formado durante un episodio de subida del nivel del mar.
PERIODO III
4.800 - 4.100 a.p. (+ 1.800 - 100 a.C.)
Corresponde con lo que designa Fairbridge Etapa o Episodio Bahama y se caracterizaría por un enfriamiento de la temperatura y un descenso del nivel del mar a 3 m por debajo del nivel actual. Este período coincidiría posiblemente en el abandono de concheros en el litoral Noreste de Venezuela y la reocupación de las mismas áreas por grupos de agricultores ceramistas (Rouse 1961; Vargas 1981; Sanoja y Vargas 1978).
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Van Andel (1967) ha señalado que la secuencia transgresiva postglacial puede marcarse en el Delta del Orinoco y el Golfo de Paria para 9 510 ± 400, esto es, unos 6500 años a.C., aproximadamente. En perforaciones realizadas por el Dr. Pedro Roa en los bajos que rodean la posible formación aluvial donde se ubica el conchero Guayana, se observó en la parte superior la presencia de un estrato de arcilla fina mezclada con arena, con un espesor de 1 metro, aproximadamente. Debajo, las perforaciones indicaron la presencia de una capa de marga o arcilla gris azulosa de espesor no determinado, posiblemente similar a la señalada por Van Andel para el Golfo de Paria, donde los fechados para la parte superior de este estrato de arcilla indican una antigüedad de 3 200 a 1200 años a.p. (+ 1200-AC-600 d.C.) y más abajo, en el área de Pedernales, 4800 - 1400 a.p. (± 2800 a.C. - 800 d.C). De ser similares las secuencias de facies mencionadas podríamos tomar la idea de Van Andel de que estas "marcan" la presencia de una transgresión marina a lo largo de una inconformidad subaérea, seguida por una deposición regresiva causada por una progradación del delta (1967: 306). De ser así, podríamos pensar que la deposición de sedimentos de aparente origen fluvial local donde se desarrolla el conchero Guayana, fechado entre 4200 y 4370 a.C, se asienta sobre una facies de arcilla que marcaría una etapa temprana del episodio trans-gresivo del Delta del Orinico. Sería interesante el que estudios posteriores permitiesen comparar esta Secuencia de Facies con la observada en la Bahía de Charagato, Cubagua.
Al sur del Delta del Orinico, el componente precerámico de la Fase Alaka (Evans y Meggers 1960: 27) , definido en Alaka Creek, sobre las márgenes del río Wini, N.W. District, planicie litoral de la actual Guyana, testimonian también de la existencia de grupos de recolectores marinos que fabricaban artefactos de piedra muy rudimentarios; las especies marinas recolectadas tanto en Alaka Creek, como en Little Kaniaballi, otro conchero precerámico ubicado sobre el río Barama, en la misma región, por los grupos humanos que habitaban en los referidos sitios arqueológicos, revelan la presencia de especies típicas de aguas salobres tales como Neritina Zebra Bruguiere, Phacoides pectinatus Gamelin, Mytilus falcatus Orbigny, Melongena melongena Linnêe y Thais coronata Lamarck. Hasta el presente, sin embargo no hay otras informaciones que nos permitan considerar alguna relación entre los concheros precerámicos del litoral guyanés y la transgresión marina que aparentemente habría afectado el litoral atlántico de Suramérica. Rouse y Cruxent (1961, 1959) y Rouse (1960), relacionan los concheros más tardíos de Cubagua y Manicuare, con un período donde el nivel del mar se hallaba más bajo que el actual.
Aunque nuestros datos indican una evidencia contraria no existen todavía sin embargo, suficientes indicios para aseverar con propiedad si se trató de fluctuaciones tectónicas locales o de transgresiones marinas más generalizadas que afectaron tanto el litoral oriental como la región insular del Noreste de Venezuela, determinando con ello cambios en los patrones de selección de las materias primas de origen animal, vegetal y mineral que empleaban los antiguos recolectores marinos tanto para su subsistencia como para la fabricación de los implementos de trabajo. Para ello, debemos esperar estudios más completos de la geología reciente del Noreste de Venezuela.
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Figura 1. Diversos tipos de artefactos lasqueados empleados como raspadores. Conchero Guayana, Estado Sucre, Venezuela.
Figura 2. A) Artefactos posib como raspadores. B) Artefacto blemente como raspadores con m Guayana. Estado Sucre, Venezue
Figura 3. Lascas empleadas como raspadores. Figura 4. Núcleos prismático Conchero, Guayana. Estado Sucre, Venezuela. Conchero, Guayana. Estado Sucr