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Tiermes III Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en las Necrópolis Medievales (Campañas de 1981-1984) Carlos de la Casa Martínez Manuela Doménech Esteban José María Izquierdo Bertiz Elias Teres Navarro MINISTERIO DE CULTURA DIRECCION GENERAL DE B E L L A S A R T E S Y ARCHIVOS INSTITUTO DE CONSERVACION Y RESTAURACION DE B I E N E S C U L T U R A L E S 1994

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Tiermes III Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana

y en las Necrópolis Medievales (Campañas de 1981-1984)

Carlos de la Casa Martínez Manuela Doménech Esteban José María Izquierdo Bertiz

Elias Teres Navarro

MINISTERIO DE CULTURA D I R E C C I O N G E N E R A L D E B E L L A S A R T E S Y A R C H I V O S

I N S T I T U T O DE C O N S E R V A C I O N Y R E S T A U R A C I O N DE B I E N E S C U L T U R A L E S

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Tiermes III Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana

y en las Necrópolis Medievales (Campañas de 1981-1984)

Carlos de la Casa Mart ínez Manuela Doménech Esteban José María Izquierdo Bertiz

Elias Teres Navarro

M I N I S T E R I O D E C U L T U R A DIRECCION G E N E R A L D E B E L L A S A R T E S Y A R C H I V O S

INSTITUTO DE C O N S E R V A C I O N Y R E S T A U R A C I O N DE B I E N E S C U L T U R A L E S 1 9 9 4

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Tiermes III.: excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en las necrópolis me­dievales (Campana de 1981-1984) / Carlos de la Casa — Martínez . . . (et al). - I a . ed. -- Madrid : Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, 1994

136 p. : i l . ; 29 cm. — (Excavaciones arqueológicas en España; 166) Indice Referencias bibliográficas

ISBN: 84-8181 -001 -0 ÑIPO: 307-93-004-5

1. Excavaciones arqueológicas 2. Restos arqueológicos. 3. Necrópolis. 4. Epoca romana. 5. Edad Media. 6. Cerámica. 7. Monedas. 8. Tiermes (Soria)

I. Casa Martínez, Carlos de la II. Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales (España)

904 (460.186) Tiermes 904 (460.186) Tiremes "653"

1» Edición: Madrid, 1994

Edita: © Ministerio de Cultura. Dirección General de Bellas Artes y Archivos. Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. C/ Greco, 4 - 28040 Madrid.

Distribuye: Abdón Terradas, 7 - Tels.: 543 93 66 y 544 90 33 Imprime: Rugarte S.L. - Puerto de Arlaban, 33 - 28018 Madrid ISBN: 84-8181-001-0 ÑIPO: 307-93-004-5 Depósito Legal: M-5978-1994 Printed in Spain, Impreso en España.

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INDICE

PRESENTACIÓN 7 E X C A V A C I O N E S E N E L FORO D E T E R M E S (1981-1984) 9

Las actuaciones anteriores a 1981 9 Las excavaciones 1981-1984 11 El foro de Tiermes y su contexto urbanístico 12

ÁREA A L N O R T E D E L A E R M I T A ROMÁNICA 31

Zona occidental 32 Zona oriental 32 Materiales 34 Cerámica 35 Elementos constructivos 38 Monedas 39 Otros materiales 39 Conclusiones 40

E X C A V A C I O N E S ARQUEOLÓGICAS E N L A NECRÓPOLIS R U P E S T R E D E TIERMES. CAMPAÑAS D E 1981 Y 1982 63

I. Excavaciones arqueológicas en la necrópolis rupestre de Tiermes 63 II. Materiales 65

III. Conclusiones generales 69

NECRÓPOLIS M E D I E V A L D E TIERMES 111 83

Introducción 83 I. Excavación 84

II. Materiales 89 III. Antropología y Paleopatología 91 IV. Consideraciones generales 92 V . Consideraciones 93

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PRESENTACION El presente volumen, Tiermes III, corresponde a la Memo­

ria Oficial de Excavaciones que recoge los resultados obtenidos en los trabajos de campo efectuados en diversos puntos del Ya­cimiento durante las campañas de 1981 a 1986; sin embargo, no toda la actividad desarrollada en las citadas fechas se expone ahora, tan solo aquéllos en los que las investigaciones permiten establecer unas bases que, aun cuando no agotada el área, posi­bilitan ya el poder fijar unas conclusiones prácticamente defi­nitivas. La continuación en los mismos puntos aportaría tan so­lo un incremento de los datos ya conocidos, pero no abriría posiblemente nuevas pautas que marcaran rumbos diferentes a lo ya constatado. Es probable que en determinados lugares -ca­so de algunas estructuras arquitectónicas subyacentes a la ne­crópolis medieval en torno a la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes los avances arqueológicos permitan comprobar cier­tas particularidades de los elementos constructivos que sólo se han descubierto en parte, pero que los mismos no afectan a los resultados que ahora se presentan, pues este volumen explica só­lo los aspectos que afectan al mundo funerario medieval.

Si en las Memorias anteriores, Tiermes I y Tiermes II, men­cionábamos la importancia histórico-arqueológica del Yaci­miento que podía asegurarse a través de las escasas fuentes, de los restos arquitectónicos conservados, de los exiguos trabajos de campo y de investigación efectuados con anterioridad y de lo realizado ya en la nueva etapa, iniciada a partir de 1975, tal vez sea en el presente libro, con los datos que se presentan y con los nuevos ya descubiertos que todavía se hallan en proceso de investigación y estudio, cuando podamos señalar que Tiermes puede aportar muchas más novedades de las que hasta ahora se sabía y se suponía que inciden de manera importante sobre cuál fue su singularidad y particularidad dentro de los esquemas y etapas históricas que se distinguen en el lugar.

En la presente Memoria, Tiermes III, se incluyen, pues, los resultados alcanzados en cuatro zonas diferentes del Yacimien­to Foro Imperial, Area al norte de la Ermita Románica de Nuestra Señora de Tiermes, Necrópolis Rupestre y Necrópolis Medieval en torno a la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes ; no obstante, quedan pendientes todavía el estudio de dos mo­numentos: el Castellum Aquae y la Muralla bajo imperial, que pronto serán objeto de otro estudio monográfico. Finalmente, debemos mencionar el último sector excavado, la Casa del Acueducto, cuyos trabajos se efectuaron en el período 1979-1986, pero que por sus características peculiares, haberse exca­vado en todas sus proporciones y ser la primera mansión ter-mestina de época romana que se conoce en la totalidad de su

superficie, merece un tratamiento diferente, constituyendo por sí sola una Memoria de Excavación independiente Tiermes IV , entregada también a la Dirección General de Patrimonio y Promoción Cultural, de la Consejería de Cultura y Bienestar Social, para su publicación.

Antes de exponer los trabajos y conclusiones alcanzados en los distintos puntos de excavación y que integran el presente es­tudio, queremos expresar nuestro agradecimiento a cuantas Ins­tituciones y personas nos han asistido para la realización de la tarea efectuada. En primer lugar, a la Dirección General de Be­llas Artes y Archivos, del Ministerio de Cultura (1981-1983) y a la Dirección General de Patrimonio y Promoción Cultural, de la Conserjería de Cultura y Bienestar Social, de la Junta de Castilla y León (1984 1986) por facilitarnos el correspondien­te permiso anual de excavación y la partida económica que su­fragara los gastos en ella originados. Al Instituto de la Juventud, del Ministerio de Cultura, y, posteriormente, a la Dirección Ge­neral de la Juventud, de la Consejería de Cultura y Bienestar Social, de la Junta de Castilla y León, por la instalación de los correspondientes Campos de Trabajo en el Yacimiento de Tier­mes. A la Exma. Diputación Provincial de Soria, que con su ayuda, cifrada en personal y maquinaria, han podido culminar­se diferentes tareas posteriores a la campaña de trabajo.

Finalmente, queremos y debemos expresar nuestro sincero re­conocimiento a las siguientes personas: Antonio Alonso Lubias, María del Carmen Rivas Martín, María de los Angeles Arlegui Sánchez, José Molina y Carlos González, quienes llevaron a ca­bo las tareas de dibujo planimetría y de piezas arqueológicas-y su puesta en limpio. De igual manera, hemos de mencionar a nuestros ayudantes Alberto Béseos Corral, Alicia Flon Marca y Yolanda del Barrio, quienes coordinaron buena parte del traba­jo cotidiano en la excavación. Todavía tendríamos que citar a otras personas que, sin su colaboración, no podríamos ofrecer los resultados de esta Memoria, pero cuya relación se haría muy ex­tensa; por dicha circunstancia queremos manifestar, de manera general, nuestro testimonio de reconocimiento a cuantas perso­nas cooperaron: gracias a su callada y anónima actividad pudie­ron culminarse los trabajos de campo y de laboratorio; a todos ellos, pues, gracias por su participación desinteresada.

Soria, Mayo de 1989 José Luis Argente Oliver

Director de las Excavaciones en el Yacimiento de Tiermes

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E X C A V A C I O N E S E N E L F O R O D E T E R M E S (1981-1984)

José Mar í a Izquierdo Bertiz

Entre los años 1909 y 1911 el conde de Romanones y Nar­ciso Sentenach aquél por vía de mecenazgo y éste directa­mente practicaron excavaciones arqueológicas en Tiermes. El desarrollo de las mismas, como tantas otras de la época, no puede seguirse en la actualidad debido a la pobreza de da­tos de los informes que ambos publicaron. En cualquier caso está claro que se acometieron en el área situada al Norte y Es­te del gran edificio rectangular conocido tradicionalmente co­mo castro; aunque ya en los años treinta, cuando Taracena trabajó en Tiermes, el reconocimiento visual de las citadas excavaciones era sumamente difícil, por lo que en su Carta Arqueológica de Soria debe contentarse, al comentarlas, con utilizar los mencionados informes. Todos los investigadores recientes se han limitado a repetir lo dicho por Taracena so­bre este área que es de primera importancia en el estudio de la ciudad, ya que está fuera de toda duda que en ella se situó el foro, cuya existencia por otro lado está acreditada por la condición de municipium de Tiermes en época romano-im­perial.

Sin embargo el foro de Termes sigue siendo prácticamen­te desconocido en la literatura arqueológica española refe­rente a urbanismo romano. Lo hemos podido comprobar ma­nejando el estudio de Jiménez Salvador sobre los foros hispanos, en el que, pese a pasarse revista incluso a los co­nocidos solamente por testimonios epigráficos, no se le cita. Unicamente en un reciente y breve trabajo de Balil (1987) hemos hallado algunas alusiones al foro termestino. Por nuestra parte, cuando en 1981 procedimos al reconocimien­to de las antiguas excavaciones de Sentenach, su estado de abandono era total, apreciándose únicamente cortos tramos de los cimientos del edificio que su descubridor identificó co­mo basílica. Era necesaria una reexcavación sistemática que, con criterios actuales, valorara adecuadamente aquéllos res­tos. Tal es la línea de investigación cuya primera fase iden­tificación y análisis de la presunta basílica hemos dirigido entre 1981 y 1984 dentro del Plan de Excavaciones que des­de 1975 se viene desarrollando en Tiermes.

Se trata de cuatro campañas de muy corta duración, tota­lizando en conjunto unos cuarenta días de trabajo de campo útiles, cuyos resultados exponemos seguidamente, no sin an­tes expresar nuestro agradecimiento a las personas que con la máxima dedicación y entusiasmo colaboraron en su desa­rrollo: Yolanda del Barrio, Miguel Casuso, Concha Dávila, Julia Floria, Concha García, José Garijo, Edward Hiller, Amaia Martín, María Jesús Monter, Myrian Muñoz, Pablo

Quesada y Carlos Rojas. A nuestro amigo Alfonso González Uceda hemos de agradecer asimismo su especial colabora­ción en las tareas de documentación realizadas en la campa­ña de 1984.

L A S A C T U A C I O N E S A N T E R I O R E S A 1981

A comienzos de siglo, en el transcurso de una excursión de caza por el norte de la provincia de Guadalajara, y con­cretamente en Campisábalos, el conde de Romanones tuvo conocimiento de los hallazgos de antigüedades que los cam­pesinos realizaban en un lugar próximo: se trataba de Tier­mes. Ante la insistencia de sus informantes, el magnate con­descendió en efectuar una visita al yacimiento, del que por entonces apenas se tenían más datos que los contenidos en el informe de tipo descriptivo publicado por Rabal en el Bole­tín de la Real Academia de la Historia en 1888. Como resul­tado de la misma, tuvo a bien patrocinar unos trabajos de ex­ploración durante el verano de 1909, mientras suponemos se entretenía por los alrededores en sus aficiones cinegéticas. El conde dispuso además la publicación de un folleto gracias al cual podemos hacernos una idea de las características de los citados trabajos:

"Abriéronse zanjas junto al sitio donde años antes se descubrió el brazo de una colosal estatua, en el deseo de encontrarla; después, en el que fueron las thermas, se logró poner al descubierto el hermosísimo mosaico del que uno de sus más perfectos trozos hemos traído; luego en el teatro, en la plaza de armas y en diversos lu­gares, como resultado de los tanteos que se iban ha­ciendo, surgían de la tierra objetos diversos y múlti­ples..." ( R O M A N O N E S , 1910:5).

Se trataba claramente de una búsqueda errática de piezas valiosas, que ocasionó sin duda destrozos arqueológicos de gran consideración. Por lo que se refiere al área que ahora nos ocupa, hay una breve alusión:

" A la derecha de este castro obsérvase cierto espacio l i ­bre que se extendería al pie de su muro oriental y que bien pudo ser el foro. De allí se han extraído grandísi­mos bloques de piedra, y allí apareció el hermoso'bra-zo de bronce dorado de una estatua, que a juzgar por lo que dicen los que vieron el fragmento escultórico, de­bía ser soberbia..." ( R O M A N O N E S , 1910:16).

Es interesante constatar que desde este momento se iden­tifica ya acertadamente el área del foro; así como la mención,

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aparte del expolio de elementos arquitectónicos, de frag­mentos de esculturas hoy perdidos. El folleto incluye además el primer plano del yacimiento que conocemos, muy esque­mático y sin indicación precisa de los lugares donde se tra­bajó en 1909.

Poco tiempo después accedía Romanones al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, y encomendaba el inicio de las excavaciones, ya con carácter oficial y sistemático, a Narciso Sentenach, quien dirigió dos campañas en 1910 y 1911. De la primera de ellas tenemos noticias a través de un artículo publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos en el que, aparte de extenderse en consideraciones sobre la historia de Tiermes, describe así sus trabajos:

"Estimando que la parte más elevada del cerro com­prendida entre el castro y la ermita habría de corres­ponder al foro con los grandes edificios oficiales, em­prendiéronse en aquel lugar las excavaciones (...). Todo el muro oriental del castillo que limitaba el foro por aquel lado está trazado a cordel, y no ofrece al ex­terior más hueco que el de su entrada al patio del casti­llo, cuya puerta y gradilla quedó completamente de­sembarazada de la enorme cantidad de tierra que la cegaba (...). De este muro oriental del fuerte su mitad izquierda, mirando a él, debió estar siempre exenta y como limitando la plaza; pero en su mitad derecha, que es donde se abría la plaza, apoyábanse edificaciones tan importantes como la basílica y unos pórticos que cerraban el foro por su lado del Norte. La basílica comenzó a aparecer bien pronto una vez emprendidas las excavaciones, determinándose la sala central o de justicia, con un espacio para el tribunal adosado al muro del castro, cuya sala, que debía estar cubierta por techumbre apoyada en pilastras y colum­nas, se hallaba además, rodeada de amplias galerías pa­ra su servicio. En el frente apareció también un espacio cerrado y sin puertas que bien puediera ser el calabozo para los reos, en el centro el tribunal y a la izquierda de éste otro es­pacio, donde podrían estar los escribas. No ofrece el tri­bunal la forma de ábside corriente en ellos, sino la rec­ta, como el de Pompeya, por no permitir otra cosa el espacio disponible; pero aún se conocen los frescos de la parte baja del frente, formando un zócalo con algu­nas molduras, sobre las que se elevaba el resto del mu­ro de tono rojo intenso. Entre la basílica y la puerta del castro comenzaron a aparecer bien pronto los fragmentos más interesantes que han proporcionado los trabajos del verano de 1910. Según el diario de ellos, el 25 de Agosto apare­ció el precioso busto de bronce del emperador Galba, en perfecto estado de conservación, y muy cerca vol­vieron a salir a la luz otros bronces verdaderamente notabilísimos. Aquellos hallazgos produjeron en todos el natural en­tusiasmo y hasta los obreros participaron de él, alen­tando tales apariciones los trabajos, que proporciona­ron desde luego la presencia de otras construcciones, de una calle que se dirigía rectamente a la puerta del castro, robustísimos cimientos y restos arquitectónicos y verdaderamente suntuosos. También aparecieron algunos mosaicos, entre ellos uno importantísimo al Norte del castro, que determina­

ba el área de un edificio, sin duda un baño, constituido por una sala central casi cuadrada y dos cubículos late­rales circulares..." ( S E N T E N A C H , 1911:474-476).

Sentenach pasa a describir seguidamente los hallazgos de materiales de diverso tipo que se produjeron durante la cam­paña, siendo para nuestro caso particularmente interesantes los que se refieren a restos de tipo arquitectónico y epigráfico.

"Además de los fustes de columnas, basas y capiteles, y quizás el pedestal de estatua que por su gran peso quedaron en el lugar de su aparición, fueron objeto de especial cuidado numerosos trozos de un bellísimo ca­pitel corintio, con otros de cornisa; seis antefixas de va­riada ornamentación, algunas con preciosos bustos, apareciendo también los restos de cuatro inscripciones sobre fuertes placas de mármol, de bellísimos caracte­res, pero tan fragmentarias, que aún no ha sido posible obtener sentido alguno de ellas" ( S E N T E N A C H , 1911:477).

Finalizada la campaña se procedió a rodear con una cerca los terrenos adquiridos en aquel momento por el Estado, cu­yo perímetro puede reconocerse sin dificultad en la fotogra­fía aérea publicada por Taracena en la Carta Arqueológica de Soria e incluso en las que se han tomado recientemente. Es­te recinto triangular condicionó en gran manera, como vere­mos más adelante, el pensamiento de Sentenach en relación con la delimitación del área del foro y la identificación del edificio monumental excavado, que desde un principio con­sideró basílica.

Sobre la campaña de 1911 poseemos datos en un nuevo artículo publicado en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones:

"Abandonando el sistema de calas y zanjas que había empleado el año pasado, propúseme éste desalojar por completo aquélla parte adquirida por el Estado y que siempre consideré como la más principal de la ciudad; con este motivo pude observar hasta donde llegaron los estragos del incendio (...). Aunque la cantidad de tie­rra y cenizas que hay que extraer supera a lo previsto, gracias a los trabajos efectuados puede distinguirse ya perfectamente determinado todo el muro oriental del castro, que daba sobre la plaza, y las edificaciones prin­cipales del foro. En la plaza queda al descubierto su ancha acera, con varios pedestales, cuyas estatuas aún no han aparecido, ni tampoco los epígrafes, que darían noción de lo que eran. Una amplia escalinata de once peldaños da acce­so a las edificaciones superiores, entre éstas una basíli­ca de sala cuadrada con galerías a su alrededor y tribu­nal recto, no absidal, como el de Pompeya, por no permitir otra cosa la presencia del muro del castro, en el que se apoya. Frente a la puerta del castro, contigua a la basílica, comienza una ancha calle con muchos edi­ficios a ambos lados, y en uno de los más cercanos al templo, que luego se cambió en ermita, existía amplia estancia o salón, en el que se encontraron curiosos res­tos y objetos (...). A l Norte del castro se acabaron de poner este año al descubierto todos los mosaicos de una hermosa casa que debió existir allí, compuesta de un salón o atrio central rodeado de dependencias, algunas circulares para los baños, de cuyas pilas redondeadas aun se ven sus asientos y regueras" ( S E N T E N A C H , 1911b:187-188).

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Hemos transcrito con detalle las descripciones de Senta-nach dado que constituyen prácticamente el único elemento de que disponemos para conocer sus trabajos. Desgraciada­mente no publicó ningún croquis o esquema gráfico que hu­biera sido de gran utilidad para aclarar no pocos puntos os­curos, salvo el que incluye en un estudio de carácter general sobre los arévacos que apareció en 1914, tomando como ba­se el plano ya citado en Romanones.

Las excavaciones en Termes fueron continuadas dos años más (1912-1913) por Ignacio Calvo. Aunque dedicó funda­mentalmente su atención a la zona celtibérica del yacimien­to, actuó también en el área del foro, según se desprende del informe publicado en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos:

"Entre los monumentos desaparecidos puede asegurar­se la existencia de dos templos, un forum, una basílica y un aquaeducto. De los dos templos antedichos, uno debía estar en uno de los lados del forum, mirando al Mediodía y en el sitio donde este año se desenterró la magnífica estatua de bronce que, por estar en trozos, no se puede clasificar con acierto. Representa una perso­na joven, de unos doce años, con el tamaño correspon­diente a esa edad. Por la finura y delicadeza de sus con­tornos parece representar una figura femenina, sobre todo por el peinado de su abundante y bien trenzada cabellera. Créese que representa a Diana joven, pero también es probable que represente al dios Apolo. Esta última su­posición tiene a su favor el hecho de que entre los es­combros donde estaba la estatua, salió un pedestal de mármol oscuro, con estas letras: A P O . . . En este mis­mo sitio, salieron grandes trozos de columnas de piedra blanca, estriadas de 0,60 centímetros de diámetro. Es­tos y otros detalles allí vistos, hacen suponer la exis­tencia de un templo en este sitio. (...) E l forum estaba indudablemente al pie del Castellum aquae, donde todavía se ven las basas y columnas que formaban parte del pórtico corrido, cubierto y empe­drado de losetas. La basílica estaba, a mi juicio, al la­do oriental del forum, ocupando precisamente el mis­mo lugar que hoy ocupa la ermita de Nuestra Señora de Tiermes". ( C A L V O , 1913:382-383).

Nótese como Calvo, sin expresarlo explícitamente, dis­crepa de Sentenach interpretando como templo -ya veremos que acertadamente- lo que éste consideraba basílica. Apor­ta además nuevas e interesantes noticias sobre restos arqui­tectónicos, escultóricos y epigráficos aparecidos durante sus trabajos.

En 1932-1933 realizó nuevas excavaciones oficiales en Termes Blas Taracena. Parece ser que no trabajó en el área del foro ya que, aunque no conocemos los informes de sus actuaciones, al describir en su Carta Arqueológica de Soria el yacimiento se limita a resumir para esta zona lo dicho por Sentenach, sin tener para nada en cuenta curiosamente las rectificaciones de Calvo. Debemos hacer mención finalmen­te de los trabajos efectuados en 1971 por Juan Zozaya, en el sector situado inmediatamente al Norte del Castellum Aquae. Resulta particularmente lamentable que no dispongamos de noticias precisas de una excavación tan reciente, hecho que nos obliga a utilizar únicamente los someros datos publica­dos en la última edición de la Guía de Tiermes ( A R G E N T E et al., 1988:60-62). Se trata de un complejo de muros articu­

lados de forma poco clara e interpretación un tanto confusa, si bien se ha apuntado la posibilidad de que se tratara de al­macenes comerciales. Su cronología resulta no menos pro­blemática, aunque a partir de hallazgos numismáticos se ha hecho arrancar de comienzo de época imperial.

L A S E X C A V A C I O N E S 1981-1984

Ya hemos indicado que en 1981 las excavaciones a que nos hemos venido refiriendo eran totalmente irreconocibles. Centramos nuestro objetivo en la identificación definitiva del edificio monumental descubierto por Sentenach, como pri­mer paso para intentar definir el conjunto forense de Termes. E l terreno ondulado por diversas escombreras nos hizo des­cartar, en principio, el planteamiento de sondeos estratigráfi-cos por lo que optamos por una excavación extensiva to­mando como punto de partida los tramos de cimientos aún visibles del edificio.

La primera campaña se dedicó prácticamente en su totali­dad a limpieza superficial y preparación del terreno para la excavación propiamente dicha. La gran cantidad de maleza y piedra suelta hizo particularmente penoso y lento este tra­bajo. Las correspondientes a los años 1982 y 1983 se ocupa­ron en la exploración del edificio, especialmente en su mitad occidental y todo el sector norte del mismo. E l nivel de roca básica -arenisca rojiza con intrusiones de conglomerado- se alcanzó en varios puntos de la zona noroeste de la construc­ción. Si bien no puede hablarse de estratigrafía, es posible distinguir de modo genérico, y desde luego discontinuo, dos niveles: uno superior de tierra apelmazada y muestras evi­dentes de antiguas remociones, prácticamente sin material; y un segundo que descansa sobre la roca, localizado básica­mente en el sector norte, caracterizado por un contexto de tie­rra más suelta con abundante presencia de fragmentos de la­drillo, teja, madera quemada y estuco pintado, procedente todo ello del derrumbamiento y ruina de la estructura arqui­tectónica. La campaña de 1984 tuvo, finalmente, carácter do­cumental, dedicándose a la limpieza, fotografiado y dibujo de los restos del edificio tras nuestra actuación.

Como resultado de todo ello podemos hablar de una cons­trucción arrasada a nivel de cimientos, que no se conservan en su totalidad, ya que faltan sobre todo en las esquinas, cu­yos bloques han sido robados a excepción de un caso que he­mos podido utilizar como testigo (Fig. 1 y Láms. III y IV). Este estado de extremada ruina hace muy difícil el análisis estructural, si bien una serie de datos parecen claros: nos ha­llamos ante un edificio de perímetro rectangular -22,70 me­tros de longitud y 16,30 de anchura- dotado en su fachada norte de un cuerpo saliente identificable con el acceso. En el interior otra línea de cimientos conforman un recinto de pro­porciones sensiblemente cuadradas (10,60 por 9,10 metros). A partir de estos datos podemos proponer la siguiente resti­tución en planta (Fig. 2): el perímetro externo de cimientos sustentaría una plataforma o podium con acceso por escali­nata flanqueada por dos cuerpos salientes. Sobre esta plata­forma, hoy totalmente destruida, se elevaría el cuerpo prin­cipal del edificio, por supuesto también desaparecido.

Desgraciadamente nos hemos encontrado ante una caren­cia total de elementos arquitectónicos in situ, y durante nues­tras campañas tampoco ha sido posible recuperar un solo fragmento de basas, fustes, capiteles, pilastras o cornisas. Ello es debido sin duda al intenso expolio que el edificio su-

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frió seguramente ya desde época medieval, rematado por las poco metódicas excavaciones de comienzos de siglo, en cu­yo transcurso, como hemos podido comprobar, se recogieron bastantes piezas de este tipo, sin que su localización y carac­terísticas se documentaran debidamente. Como consecuen­cia de todo ello consideramos ya prácticamente imposible re­construir el programa decorativo del edificio.

A pesar de estos problemas, lo que a nuestro juicio queda ya fuera de toda duda es la identificación funcional: se trata de un templo, siendo pecfectamente reconocibles sus ele­mentos básicos, el podium y la celia. Es el templo que debió presidir, como veremos seguidamente, el foro de la ciudad romana de Termes. Respecto a las razones que hicieron pen­sar a Sentenach en una basílica, aparte de las deficiencias de la propia excavación, que suponemos importantes, existe una fundamental: sólo examinó parte del edificio, ya que no tuvo en cuenta todo el cuerpo norte, incluido el acceso. Esta cir­cunstancia, debida seguramente a que excluyó de sus traba­jos la zona exterior a la cerca que en este punto limitaba los terrenos adquiridos en aquél momento por el Estado, le con­dujo a cometer graves errores, como situar el eje principal de la construcción en sentido oeste-este (en realidad es norte-sur); o considerar parte integrante del edificio recintos ine­xistentes, como los que supone sede del pretendido tribunal y estancias anejas, todo ello a base de tener en cuenta muros tardíos que para nada se relacionan con los cimientos que nos ocupan.

En cualquier caso, todo esto parece quedar ahora comple­tamente claro. No tanto, de momento, la cronología del tem­plo, para la que tenemos pocos datos directos. Los escasos materiales recogidos, en claro contexto de arrastre, son bien poco por no decir nada fiables. La única, aunque notable, excepción la constituye el hallazgo de un as de Tiberio, ceca Cascantum, junto al cimiento del lateral oeste del podium de acceso, que nos lleva a una datación en época julio-claudia, concordando bien, por otra parte, con la que deduciremos más adelante de argumentos de tipo histórico-urbanístico comparativo (Figs. 5-11).

E L F O R O D E T I E R M E S Y S U C O N T E X T O U R B A N I S T I C O

La consecuencia más importante que podemos establecer en relación con lo dicho hasta ahora consiste en que por vez primera disponemos de un eje de planificación urbana para Termes en época romanoimperial. Debemos ocuparnos, pues, del contexto en que se sitúa dentro de la ciudad el edificio que estudiamos.

La escasez de fuentes, tanto de tipo literario como arqueo­lógico, hace que no conozcamos casi nada del proceso de ro­manización que se operó en el oppidum termestino tras la ocu­pación de Tito Didio y la conclusión de las guerras sertorianas. En cualquier caso está claro que, como se ha señalado en re­petidas ocasiones, para el asentamiento romano se escogió la zona situada al Este del antiguo emplazamiento arévaco, to­pográficamente menos abrupto y por tanto más apto con vis­tas a la implantación de un nuevo esquema urbano, distinto al anterior de cuño estrictamente defensivo. E l desarrollo de es­te proceso urbanizador estuvo en todo caso íntimamente rela­cionado con la situación jurídica de la ciudad. De la condición de municipium de Termes en época imperial no existe duda al­guna, ya que la conocida tessera hospitum de Paralejo de los

Escuderos hace mención tanto de los quattorviri como del Se-natus populusque termestinus (JIMENO, 1980). Lamentable­mente el epígrafe carece de fecha, habiéndose datado genéri­camente en el siglo II d . C , término ante quem muy tardío, porque Termes debió adquirir el status municipal bastante tiempo antes, en época julio-claudia -concretamente en el prin­cipado de Tiberio, según opinión de Espinosa (1984)-, dentro de un proceso que debió afectar a todas las ciudades celtibéri­cas de relevancia, encabezadas por Clunia.

Como es de sobra conocido, la condición municipal exi­gía de las poblaciones romanas una serie de compromisos ur­banísticos entre los que el más destacado es sin duda la or­ganización del área del foro, como núcleo principal de la vida ciudadana. En el caso de Termes, y por lo que se refiere en primer lugar a la elección del emplazamiento, queda bien es­tablecido entre el Castellum Aquae y la actual ermita romá­nica. Sin duda se tuvieron en cuenta las favorables condicio­nes topográficas de la zona (Fig. 3) que permitieron evitar grandes obras de infraestructura y aterrazamiento, como en el caso cercano de Bílbilis.

A l hallarnos en la primera etapa de su estudio, no resulta posible de momento establecer el perímetro del foro termes-tino, si bien la identificación segura del templo que lo presi­de permite establecer un eje Norte-Sur que determina bási­camente la ordenación urbana de la zona. Basándonos en los datos disponibles, parece lógico pensar, como hipótesis ac­tual de trabajo, en la organización templo/plaza/basílica de origen itálico tardorrepublicano que constituye el esquema forense clásico desde comienzos de época imperial y que se adopta de manera generalizada en Hispania (JIMENEZ S A L ­V A D O R , 1987a). Particularmente significativo en relación con Termes debemos considerar el caso de Clunia, tanto por su condición de cabeza del convento jurídico en cuyo terri­torio se halla nuestra ciudad como por su proximidad geo­gráfica. E l foro cluniense, perfectamente definido en su es­tructura según el plan citado (PALOL, 1987), pudo muy bien haber sido el modelo ejemplificador para el termestino.

Desgraciadamente no podemos establecer paralelos con otras ciudades celtibéricas que sin duda lo poseyeron, como es el caso de Numancia y Uxama. En relación con la prime­ra, se ha supuesto recientemente que se hallaría en el área de la ciudad aún no excavada ( B A L I L , 1987). Por lo que res­pecta a Uxama, el análisis urbanístico parece todavía lo sufi­cientemente confuso se habla de dos foros consecutivos con cambio de ubicación (GARCIA MERINO, 1987) como pa­ra permitir aportarnos elementos válidos de comparación.

Por nuestra parte proponemos para Tiermes (Fig. 4) una estructura basada en el templo principal, frente al que se ex­tendería hacia el Norte, una plaza cuyo perímetro y dimen­siones son de momento desconocidos, completándose el conjunto con una basílica que en principio podemos suponer situada en posición transversal respecto al templo, cerrando la plaza por su lado Norte, y siguiendo por tanto el modelo visto en Clunia y otros foros hispanos, como los de Valeria o Baelo Claudia (Fig. 4, B); aunque tampoco cabe destacar a priori la posibilidad de que la basílica se situara en uno de los lados mayores de la plaza, paralela al templo, como en los ca­sos de Bílbilis o Ampurias. Naturalmente, ésta y otras cues­tiones, como existencia de pórticos en los laterales de la pla­za, a los que parecen aludir Sentenach y Calvo, sólo quedarán dilucidadas mediante la evidencia arqueológica que propor­cionen futuras excavaciones.

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El templo ocuparía una posición preeminente en el con­junto (Fig. 4, C), subrayada desde el punto de vista topográ­fico dado que sus cotas de asentamiento superan en 2/3 me­tros a las del presunto complejo plaza/basílica a él asociado. Y a dijimos que el expolio intensivo de materiales y la reduc­ción actual del edificio a nivel de cimientos en precario esta­do plantean dificultades de difícil solución a la hora de in­tentar un estudio de su estructura en detalle. Por otra parte, la desalentadora insuficiencia de las descripciones de Sentenach y Calvo en relación con sus excavaciones nos obliga a des­conocer datos muy valiosos referentes a los numerosos frag­mentos escultóricos y epigráficos aparecidos en su curso, y que sin duda alguna estuvieron relacionados con el templo y el foro. Recordemos aquí, entre los pocos conservados, la ca­beza de bronce atribuida a Tiberio, el supuesto Apolo y los restos de una estatua monumental ecuestre.

En cuanto a la dedicación del templo nos inclinamos por el culto imperial, en línea con los presupuestos ideológico-religiosos que posiblemente ya en el principado de Augusto, y desde luego en época tiberiana, se difunden por la penín­sula ibérica fundamentalmente desde Tarraco. E l tema ha si­do estudiado recientemente a propósito de Bílbilis (MARTIN B U E N O , 1982 y 1983). Se trata de la adopción, por parte de las ciudades que en época julio-claudia se reorganizan o ac­ceden al status municipal, de un esquema de organización ur­bana que, aparte de cumplir fines administrativos, constitu­yera un adecuado vehículo de propaganda imperial tendente a reafirmar el nuevo orden político-religioso implantado por Augusto. Esta idea, plasmada en la organización de nuevos conjuntos forenses, y que aparece bien definida asimismo en Clunia, sería adoptada igualmente en Termes, donde debie­ron emprenderse, como consecuencia del acceso a la condi­ción de municipio, importantes obras de urbanización que afectarían en primer lugar al foro. Para el inicio de las mis­mas cabe proponer, en tanto no se disponga de datos más pre­cisos, el principado de Tiberio, prolongándose seguramente al menos durante el de Claudio. Son las mismas fechas en las que se trabajaba en los conjuntos forenses de Clunia, Uxama y Bílbilis, entre otros.

Como consecuencia de todo lo anteriormente expuesto de­finiríamos el núcleo ciudadano de Termes en época imperial a partir de una organización templo/plaza/basílica, con ca­rácter de eje urbano básico; en la que tenemos bien delimita­do de momento el primer componente, quedando por con­cretar los otros dos. Aún debemos mencionar otros elementos adicionales que vienen a completar este conjunto. En primer lugar el gran edificio rectangular del castellum aquae, tradi-cionalmente conocido como castro (Fig. 4, G), actualmente en excavación. Por otro lado, el edificio localizado al Noro­este del templo (Fig. 4, A) que Sentenach exploró paralela­mente a sus trabajos en el área del foro. Las noticias de que disponemos nos hablan de una sala cuadrada rodeada de otras semicirculares, pilas, canalizaciones de agua y pavimentos masivos. Podría pensarse en una domus privada, si bien, en

tanto no se realice una reexcavación que permita valorar de­finitivamente estos restos, nos inclinamos a pensar en unas termas, según opinaba ya Taracena, complementarias a las monumentales localizadas en la ladera Sur de la ciudad.

Finalmente debemos aludir al macellum o mercado. Jun­to a las funciones cívico-religiosas que corresponden al foro hemos de recordar las de tipo comercial, íntimamente rela­cionadas con él. Como es sabido (JIMENEZ S A L V A D O R , 1987b), en el siglo I d.c. este tipo de función es desplazada del área propiamente forense para concentrarse en el mace­llum, situado normalmente en sus proximidades. Durante la campaña de 1987 se ha procedido en Termes a la limpieza de todo el frente oriental del castellum aquae ( A R G E N T E , 1988:63), zona que en 1911 excavara Sentenach. Queda aho­ra claro que lo que éste interpretó como acera es en realidad el pavimento de las tabernae que se apoyaban en el caste­llum, y los que denomina pedestales son los frentes de sepa­ración entre las sucesivas tiendas. Estos errores llevaron a Sentenach a pensar en un pórtico decorado con estatuas cuan­do, en realidad, parece evidente que nos hallamos ante un sector de las tabernae del macellum termestino, cuyo perí­metro y estructura esperamos pondrán en claro las excava­ciones que actualmente se inician (Fig. 4, F). La conexión en­tre foro y mercado, o más propiamente, su separación, quedaría establecida por un decumanus (Fig. 4, E) que Sen­tenach también había localizado en sus trabajos con bastan­te claridad, ya que nos habla de "una ancha calle con muchos edificios a ambos lados", aunque, naturalmente, éstos últimos no sean actualmente identificables, salvo el templo.

Como resumen final de todas las consideraciones hasta aquí expuestas, concretamos el estado actual de nuestros co­nocimientos en torno al foro de Termes en los siguientes puntos:

1. E l edificio excavado en 1910/1911 por N . Sentenach, e identificado por su descubridor como basílica, es en realidad un templo, que generaría el eje básico de organización urba­na del área forense.

2. El foro termestino se completaría con una plaza, proba­blemente dotada de pórticos laterales y cerrada por una basí­lica, construcciones todas ellas aún pendientes de identificar.

3. Este conjunto estaría rodeado por otras edificaciones complementarias: castellum aquae, macellum y quizá unas termas y almacenes comerciales de carácter público.

4. La cronología de todo este complejo urbanístico no pue­de establecerse todavía con precisión, si bien debemos pen­sar genéricamente en época julio-claudia, presumiendo una estrecha relación entre la concesión del estatuto municipal a la ciudad y el planeamiento e inicio de las obras, y sin per­juicio de que éstas continuaran posteriormente, completando o modificando el plan de partida.

Confiamos en que futuras campañas de excavación con­tribuyan a una paulatina mejora en el conocimiento del área forense de Termes, procediendo a la confirmación o descar­te de las propuestas aquí realizadas.

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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Figura 3. l'Inno topogràfico dei òrco del Foro de Hermes (E = 1:1.000).

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Figura 4. Propuesta de restitución de las principales construcciones en el l'oro de Tiennes: A. Termas; B. Piara y Basilica: C. Templo: l). Iglesia Románica: E. Deciunaniis; E. Macellimi; (i Castellimi Aquae

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Figura 6. ( erámica </<• tipo Clunia y cerámica común pintada. Campaña 1982.

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Figura 7. Cerámica común, de paredes finas y vidrio romano. Campañas I9S2-IVH3.

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Figura8. ¡.s.u. Campaña 1982.

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Figura IO. T.S.G. y T.S.H. Campaña 1983.

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Lámina ll. En la foto superior aspecto parcial del Foro, distinguiéndose los restos del templo. En la foto inferior aspecto general de la excavación del templo. (Negativos Paisajes Españoles y José María Izi/nierdo).

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Lámina III. Templo. Dos detalles <!<• los cimientos </<• las escaleras de acceso, durante el proceso de excavación. (Negativos .lose María Izquierdo).

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Lámina IV. Templo. Sector oeste. (Negativos José Marín Izquierdo).

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AREA A L NORTE DE L A ERMITA ROMANICA

Elias Teres Navarro

Dentro del plan de excavaciones sistemáticas en el yaci­miento, se decidió incluir la zona que se sitúa al Norte de la Ermita de Nuestra Señora de Tiermes, por considerarla de

fundamental importancia para el conocimiento de las ocupa­ciones en época medieval, de las que se conocen la citada er­mita, dos necrópolis y restos aislados.

N-1 N-5 N- 16

N-10

! A-1 ! 1 J

Q - 1 5 G - 1 6

F - 1 5 F - 1 6

ERMITA

N -17

Figura 13. Situación de las catas abiertas en el área al norte de la Ermita Románica de Nuestra Señora de Tiermes.

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- 1.24 - 1.12

Figura 15. Sección A-A'.

La zona donde se centraron los trabajos, que se denominó "Asentamiento Medieval", se inscribe, en la cuadriculación establecida para todo el yacimiento, en la zona G-16, situada al Noroeste de la ermita en un terreno casi triangular con des­nivel hacia el Norte.

Todo el área se dividió en cuadrículas de 4 m. de lado con I m. de testigo, denominándose con una " N " (referencia a la zona Norte del ámbito medieval) y el número correspon­diente. En la primera campaña se abrieron la N - l y la N-5, ampliándose ésta, posteriormente, dos metros hacia el Sur. En la segunda, la N-IO, N-16 y N- l7 . En total se excavó una superficie de 97 nv

Anteriormente se habían hecho tres sondeos: dos al pie del muro Norte de la ermita 1 y otro más avanzado.2 de los que sólo del primero de ellos se hizo mención en la publica­ción correspondiente.1

lista memoria está condicionada por una restricción de su extensión, por lo que se reduce, de manera escueta, a la des­cripción de las estructuras, los materiales de modo conjunto y las conclusiones.

Z O N A O C C I D E N T A L J

En esta zona se situó la cata N - l a 20 m. de la fachada Norte de la ermita. Su excavación resultó estéril en lo que a

estructuras se refiere, quizás por su poca profundidad, ya que a 35 cm. se diseminaban por toda su extensión numerosas piedras que yacían directamente sobre el suelo natural de are­nisca, suelo muy irregular que en el lado Norte formaba un pasillo más profundo paralelo al perfil del corte.

En algunas zonas de la cata, como ya es habitual en otras del yacimiento, afloraban placas de pudinga. cuya proceden­cia natural es dudosa; de hecho, en la esquina Nordeste se re­tiró una capa que se solapaba sobre un relleno de fragmentos de tejas, que a su vez asentaba sobre otra capa que cubría la roca arenisca.

En el lado Este apareció una concavidad de forma se-miesférica en la roca arenisca, sin diferenciación de relleno respecto al del resto de la superficie excavada -único nivel-, por lo que no se puede asignar ningún tipo de función en re­lación con silos, cubetas, basureros, etc..

Z O N A O R I E N T A L

En esta zona se excavaron cuatro cuadrículas: N-5, N-10, N-16 y N - l 7 , con sus testigos intermedios, abarcando un to­tal de 81 nv. Se descubrieron una serie de estructuras deli­mitando sectores, que se describen a continuación. Los nú­meros 7, 8, 9, 12 y 13 corresponden a alineaciones de derrumbe, por lo que no se tratan específicamente.

1 Realizadas por Carlos de la Casa en las eampañas de 1978 y 1979. 2 Realizada por José María Izquierdo en la campaña de 1979 . 3 Argente Oliver, J.L. y oíros - "Tiermcs I". E.A.E.. 111. Madrid. 1980;

p. 265. 4 l.a zona occidental corresponde a la zona iv y la oriental a la lli. den

tro del planteamiento inicial hecho para los alrededores de la I-rmila. Ar­gente Oliver. J.L. y oíros.- "Tiermes I"; p. 265.

Muro 1 Su orientación es N-NE/S-SO, con una longitud de 920

cm., constando de dos tramos bien diferenciados. Su estruc­tura, sin ningún tipo de trabazón, se compone de mampues­tos de mediano y pequeño tamaño de arenisca, caliza y to­ba, y grandes sillarejos en la hilada inferior de su parte meridional. La altura máxima conservada es de 160 cm. En su construcción se observan dos fases. Hn la primera de ellas

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se levantó el muro propiamente dicho y en la segunda se re­forzó, sólo en su mitad septentrional en las dos hiladas su­periores conservadas, con lo que, de forma progresiva de Sur a Norte, se pasa de un ancho medio de 63 cm. a 100 cm. Por esta parte está asentado sobre el muro 2, al que corta ca­si perpendicularmente.

Formando parte del muro en su cara oriental había un fragmento de sillarejo con decoración visigoda, que al final de la campaña se retiró y sustituyó.

Muro 2 Su orientación es E-0 con una longitud de 720 cm. La es­

tructura es a base de mampuestos de mediano y pequeño ta­maño con algún sillarejo en su hilada inferior, todo ello sin trabazón. Solamente se han conservado dos hiladas en altu­ra. Su anchura es de 60 cm. en la hilada superior y de 76 cm. en la inferior. Este muro subyace a los números 1 y 11, apre­ciándose su destrucción en ambos extremos.

Muro 3 De él se conservan 70 cm. con una anchura de 124 cm. Su

altura no ha podido ser comprobada al ser imposible la exca­vación total en este punto. Estructura similar al 1.

Muro 4 Su longitud es de 516 cm. y su ancho 60 cm. en la hilada

superior de mampuestos y 72 cm. en la inferior de sillares de mediano tamaño. Se sitúa en un nivel superior, a la altura del refuerzo del muro 1, apoyado sobre él y enjarjado con el 11.

Formando parte de su hilada superior se encontraban un fragmento de basa y, en la inferior en su lado Norte, un frag­mento decorativo con semicírculos secantes. Ambos fueron retirados y sustituidos.

Muro 5 De orientación N-S está formado por una hilera de mam­

puestos de pequeño tamaño con una longitud de 160 cm., que se introduce bajo la tierra que sirve de soporte al muro 4. Está asentado sobre la roca arenisca y es probable que con­forme unidad con el 6.

Muro 6 De similares características al anterior, con orientación E-

O, sólo es visible en 100 cm. de su longitud; se introduce ba­jo la tierra de asiento del muro 4.

Muro 10 Se conservan 350 cm. de su longitud, adentrándose en el

perfil N de la cata. Su ancho es de 72 cm. en las tres hiladas conservadas de mampuestos de mediano y pequeño tamaño. La esquina formada al enjarjar con el muro 11 está reforza­da con un sillar en su hilada inferior. Asienta directamente sobre la tierra.

Muro 11 De iguales características que el anterior, aunque de an­

chura algo menor en su hilada superior: 60 cm. Asentado so­bre la tierra, cruza por encima de los muros 2 y 14.

Muro 14 De orientación SO-NE, con una longitud de 390 cm., se

compone de mampuestos de mediano y pequeño tamaño, só­

lo conservado en dos hiladas, siendo la superior en su parte más oriental un regruesamiento, con una anchura de 90 cm. frente a los 84 cm. del resto del muro. Subyace al muro 11, encontrándose destruido en su extremo occidental.

Sector A Limitado por los perfiles N y O y por los muros 1 y 3. Po­

see una capa de argamasa de 5 cm. y otra de cal de 10 cm. de espesor a la altura del refuerzo del muro 1. Esta capa estaba rota de manera muy irregular junto al muro. Bajo ella se en­contró tierra de relleno con piedras de derrumbe hasta la ro­ca arenisca.

Sector B/D Limitado por los muros 1, 2, 4 y 11, está partido por el

muro 5, que lo divide en dos niveles, ambos con suelo de arenisca. La comunicación entre los dos se hace por un cuar­to de esfera excavado en la roca, que hace de escalón entre la parte oriental, más elevada, y la occidental, más baja.

En la esquina de los muros 1 y 4 se disponían tres mam­puestos formando un cuarto de círculo a modo de hogar, a la altura de la hilada inferior del último muro citado. Su in­terior se encontraba relleno de ceniza gris claro sin mate­rial, no observándose restos de fuego en la estructura, aun­que sí se encontraron restos carbonizados en sus inmedia­ciones.

En el relleno de este sector aparecieron numerosas piedras de derrumbe entre restos diseminados de pintura mural de colores amarillo y verde.

Sector C Delimitado por los muros 1, 2 y 10 y el perfil N . En su re­

lleno existían numerosas piedras de derrumbe, entre ellas una con decoración visigoda (81/27/886).

Poseía a la altura de la primera hilada del muro 2 un sue­lo formado por un relleno de fragmentos de ímbrices y res­tos cerámicos, sobre los que se colocaron "tegulae", de las que se ha recuperado una con la marca "SATVRNINVS" . En este relleno también destacan dos copas fragmentadas de ce­rámica pintada tipo Clunia, que se encontraban embutidas en parte en la tierra que sirve de asiento al muro 1.

Sector E Encuadrado por los muros 1 y 3 y el perfil O. Sus dimen­

siones son muy reducidas y sólo permitieron su excavación parcial en un relleno constituido por piedras de derrumbe.

Sector F Limitado por los muros 1, 4 y 14 y los perfiles E y S. E l

suelo de esta zona es de roca arenisca con pendiente hacia el N . En primer lugar hay que destacar la abundancia de frag­mentos de pintura mural en la esquina SO, de las mismas ca­racterísticas y decoración que las del sector B/D. En segun­do lugar, la existencia de un rebaje circular en la roca, situado en el cuadrante occidental, sobre el que se situaban grandes piedras sin ninguna disposición. Por último, en la es­quina de los muros 1 y 4 limitando con el 6, una pequeña zanja de 150 cm. de longitud y 40 cm. de anchura que, en pendiente de 45°, corre paralela al muro 1 para introducirse por debajo del 4. Su inicio limita con una gran bolsa casi cuadrada de cenizas. En el interior se entremezcla la arcilla con restos cerámicos.

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A nivel general, hay que resaltar que la última capa de to­do el sector, salvo puntos muy concretos, estaba constituida por arcilla sin nada de material, completándose en la parte más oriental con una capa de cantos rodados hasta el muro 14 y los perfiles.

Sector L 5

Comprendido por los muros 10, 11 y 14 y los perfiles N y E. En este sector también aparece la capa de arcilla y algu­nos puntos de gravera. En el exterior de la esquina formada por los dos primeros muros se encontraron fragmentos de preparado de pintura mural.

M A T E R I A L E S

Y a que los materiales hallados durante las dos campa­ñas en este área, un total de 6.116 fragmentos, están en consonancia con los del resto del yacimiento, ya publica­

dos,6 y dado que la presente memoria ha de ser restringida por exigencias de la publicación, se ha prescindido de su presentación individual exhaustiva, para huir de la reitera­ción de un inventarío pieza a pieza, y se ha resumido en un cuadro, describiendo sólo las piezas más destacables en su apartado correspondiente, acompañadas, en la mayoría de los casos, de documentación gráfica. Esta es la razón por la que, para reflejar las distintas características, se ha acu­dido a valores estadísticos. Así cada apartado, y dentro de él cada subapartado si lo hay, muestra el número de frag­mentos hallados, el tanto por ciento que supone respecto al total del material y la descripción de las piezas más signi­ficativas.

Para la presentación de los materiales se han establecido grupos desglosados -cerámica, elementos constructivos, etc.. con indicación de cada una de las zonas de excava­ción: rellenos de cada cata, incluida la limpieza de la A-1 , y sectores dentro de ellas, además del recogido en los testigos

5 Los restantes sectores no figuran al haber sido integrados en otros en el curso de la excavación.

6 Ver los estudios de materiales desde la la campaña en 1975 en Ar

gente Oliver, J.L. y otros. "Tiermes I" y Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes II. Campañas de 1979 Y 1980". E.A.E., 128. Madrid, 1984.

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y los encontrados en superficie en las inmediaciones (ver cuadro).

Las piezas están sigladas con los números 81/27 y 82/11 y a continuación la numeración correlativa, correspondientes a los dos años en que se realizaron los trabajos.

CERAMICA

Bajo este epígrafe se recogen sólo los restos de vasijas de las diferentes producciones, excluyendo otros objetos de ba­rro que tienen su apartado específico.

Supone cuantitativamente el grupo más importante, con 5.187 fragmentos (84,8% del total). Sus características gene­rales se han agrupado en seis apartados con los datos referi­dos al tanto por ciento: parte de la vasija, color de la pasta, ta­maño del desgrasante, tipo de cocción, presencia de decoración y tipo de ésta, y por último, el acabado.

Cerámica celtibérica Este apartado lo forman seis piezas (0,09% del total), de

las que cinco -82/11/300,481, 684, 1919 y 2209- poseen de­coración pintada con estilizaciones de prótomos de caballo, líneas vermiformes y motivos geométricos, según los casos. Las más destacadas son la 300, que es un fragmento de jarra de dos asas con decoración pintada en negro de prótomo de caballo, similar a la 1051 de Wattemberg y la 1919 que per­tenece a una típica jarra numantina de un asa, con decoración vermiforme entre líneas paralelas.

La única pieza sin decoración la número 81/27/533 es un fragmento de pasta roja en forma de paralelepípedo, que corresponde a un pie o soporte calado, tipo 825 de Wat­temberg.8

Cerámica común Esta producción supone más de la mitad de los hallazgos

con 3.454 fragmentos (56,46% del total), y se ha desarrolla­do en cuatro apartados: piezas utilizadas para la elaboración de los alimentos -cocina , las que forman la vajilla en su sentido más amplio mesa , un grupo desglosado de la cerá­mica de "paredes finas" por lo peculiar de su producción, y por último, aquellas destinadas al transporte y almacena­miento provisiones .

En la cerámica de cocina se recogen aquellas piezas que fueron usadas para la manipulación de alimentos antes de su presentación, 553 fragmentos (9,04% del total), que se han hallado en todos los sectores excavados. La mayoría son fragmentos de olla, de los que los más abundantes corres­

ponden a la forma Beltrán 747 (81/27/277) y Beltrán 750 (81/27/1049 y 1050),9 conocidas durante toda la ocupación romana. Por otro lado, se han recogido restos de tres morte­ros con las paredes interiores cubiertas de piedrecillas in­crustadas para desmenuzar mejor los alimentos (81/27/2364, 82/11/1242 y 1799, ésta, forma entera).

Dentro de la cerámica de mesa aparecen las formas ya ha­bituales en el yacimiento, de las que la más frecuente son los cuencos, ya sean con visera (82/11/1642),10 con pitorro (82/11/1509), Vegas 11," o el más abundante: el de borde aplicado o engrosado (81/27/3380), que pervive a lo largo de todo el periodo romano.12

A l margen de éstas, otras piezas destacadas son un pie de copa (82/11/1151), un fragmento de galbo decorado con mol­duras aveneradas (82/11/1216), un fragmento de botella (82/11/1893) del tipo 41 de Vegas, 1 3 un borde trilobulado (82/11/1777), una pieza carenada (82/11/1104) de barniz ro­jo en el interior y cocciones irregulares, cuya forma recuerda a las copas carenadas de pie bajo, un cuello de jarra con de­coración estampillada en el asa (81/27/1102), un fragmento carenado con decoración de meandros por ungulaciones (81/27/2491) y un galbo con decoración de arena y engobe rojo (82/11/275).

Mención aparte merecen los fragmentos de asa con deco­ración incisa 82/11/1037, 1130, 1150 y 1209, por ser de cro­nología medieval,14 únicas piezas cerámicas adscribibles a es­te periodo."

De la cerámica de paredes finas se hallaron 13 fragmentos (0,21% del total), con diferentes decoraciones y característi­cas morfológicas, entre las que destacan las siguientes: los 81/27/3597 y 3598 son fragmentos de borde y galbo carena­do de un vaso de "cascara de huevo", con forma troncocóni-ca invertida de carena muy baja. E l borde es liso con pintura marrón al exterior. Pasta de color gris-amarillento. Forma Ma-yet X X X I V . 1 6 Este tipo de vasos fue especialmente abundan­te en la Bética y su cronología corresponde a la época de Claudio-Nerón, 1 7 aunque probablemente estarían en uso con Vespasiano.18 El 81/27/248 es un galbo con aplicación de are­na, superficies con engobe grisáceo de aspecto metálico, coc­ción incompleta y líneas de torno muy marcadas. Forma Ma-yet X X X V I I . 1 9 Cronología: época de Tiberio-Claudio. E l 82/11/1985 es un fragmento similar al anterior pero carenado.

Por último, se han agrupado un pequeño número de frag­mentos de grandes vasijas de almacenaje de alimentos pro­visiones , de los que se han hallado 48 (0,78% del total), que repiten las formas ya conocidas , y cuya única peculiaridad es el tipo de decoración impresa de digitaciones (81/27/2401).

7 Wattemberg, F. "Las cerámicas indígenas de Numancia". Madrid, 1963; p. 204, pieza n 1051, tabla XXXVIII.

8 Wattemberg, F. op. cit.; p. 189, pieza n 825, tabla XXIX. 9 Beltrán Lions, M. "Cerámica romana: tipología y clasificación". Za

ragoza, 1978; p. 160, lám. LX. 1 0 Vegas, M. "Cerámica común romana del Mediterráneo Occidental".

Barcelona, 1973; p. 37. 1 1 Vegas, M. op. cit.; p. 39. 1 2 Argente Oliver, J.L. y otros. "Tiermes II"; p. 230. 1 1 Vegas, M. op. cil.; p. 97. Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes II";

p. 228. 1 4 Ejemplos de este tipo de asa de cronología medieval pueden verse en

Bohigas, R. y otros. "La fortaleza en mota de "El Torrejón" (Las Henes-

irosas, Cantabria)". Actas del I Congreso de Arqueología Medieval Espa ñola. Zaragoza, 1986; T V, p. 123 a 142; y Encinas Martínez, M. y Fer nández Ochoa, C. "Precisiones en torno a las cerámicas medievales de la muralla romana de Gijón". Actas del 1 Congreso de Arqueología Medieval Española. Zaragoza, 1986; T V, p. 347 a 361.

1 5 Ver conclusiones. 1 6 Mayet, F. "I es céramiques á parois fines dans la Péninsule Ibéri

que". París, 1975; p. 69 71. 1 7 Rodríguez López, M* D. y Sánchez Sánchez, M" A. "Cerámicas de

paredes finas procedentes de Villaricos (Almería) en el M.A.N.". Bol. del M.A.N. Madrid, 1985; T III.

1 8 Vegas, M. op. cit.; p. 78. 1 9 Mayet, F. op. cit.; p. 72.

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También se ha incluido en este grupo un fragmento de borde con arranque de asa (82/11/1510), que corresponde a un án­fora vinaria del tipo 51 A de Vegas. 2 0

Cerámica pintada En este apartado se contabilizan 1067 fragmentos

(17,44% del total), repitiendo las formas conocidas, de las que las más frecuentes son: vasija de borde zoomorfo (82/11/553, 641, 657 y 1018), cuenco (81/27/705, 719 y 3291), olla (81/27/2281 y 3237), etc...

Individualmente destacan cuatro piezas que se describen a continuación:

82/11/545. Fragmento de galbo de cerámica tipo Clunia perteneciente a una botella con decoración pintada en negro y marrón. Es similar a un fragmento del M . A . N . procedente de Clunia, en el que se identifican las formas de huso con pe­ces, aunque en el caso de Tiermes está rellenado el dibujo.21

Cronología alto-imperial. 81/27/1207 y 1364. Estos dos números corresponden a dos

vasos bitroncocónicos, conservados casi en su totalidad, de pas­ta ocre y desgrasante muy fino, con decoración pintada en ne­gro de tipo geométrico, en ambos casos limitada por bandas de líneas paralelas inclinadas: círculos con botón central y comas -el primero- y ajedrezado -el segundo-. Estos vasos corres­ponden a la forma 23 de Abascal 2 2 y, aunque él piensa que siempre tenían dos asas,23 Fernández Martínez opina que lo normal era una o ninguna.24 En uno de los ejemplares se apre­cia el arranque de una, sin posibilidad de conocer si tuvo otra. Este tipo de vasos son relativamente frecuentes en Tiermes.25

81/27/3567. Forma completa de jarra carenada de pasta ocre con desgrasante muy fino. Decoración pintada en negro: metopas con escalas y puntos; debajo, líneas horizontales que la delimitan, con rayas inclinadas en su interior y, más abajo, semicírculos entrelazados. Se desconoce si tuvo asas. Es si­milar a otra aparecida en el yacimiento, que está decorada con semicírculos y tiene asa.26

Terra sigillata El apartado de la térra sigillata se ha desglosado en siete su-

bapartados, seis correspondientes a las producciones de las que han aparecido ejemplares, y uno final dedicado a los moldes.

De la producción Sudgálica se han encontrado 11 frag­mentos (0,17% del total), la mayoría minúsculos, careciendo de decoración todos excepto los números 81/27/3697 y 82/11/2285, que la poseen burilada. Sus pastas son rosadas, y sólo en un caso tiende a una tonalidad amarillenta. La pie­za más destacable es la 82/11/1480, que es un fragmento de borde Ritt. 9. Según Beltrán, esta forma procede del taller de Banassac y tiene una presencia mínima en la Península 1 1 . Cronología: años 41-97.

De la Terra Sigillata Hispánica se han encontrado 395 fragmentos (6,45% del total), con una amplia gama de for­mas y gran variedad de engobes, que oscilan entre el naran­ja y el marrón, amplitud ya vista en otras zonas del yaci­miento. 2 8 A continuación se describen las piezas más interesantes por su rareza o peculiaridad.29

82/11/441. Fragmento de galbo, forma Drag. 29, con de­coración en dos bandas metopadas. En la superior se repre­senta un grifo del tipo 632 de Mezquíriz. 3 0

82/11/2271. Fragmento de galbo, forma Drag. 29. Posee decoración en dos bandas de imitación gálica, con guirnaldas en la inferior y metopas en la superior, en la que sirven de se­paración líneas onduladas en número no determinado, con rosetas del tipo 1001 de Mezquíriz, 3 1 encuadrando un moti­vo impreciso, quizás vegetal. Por encima del baquetón supe­rior se aprecian restos de decoración burilada.

82/11/1805. Fragmento de galbo, forma 37. La decora­ción está dividida en dos bandas: la superior muestra las pa­tas y parte del cuerpo de un ave sobre un motivo vertical de separación con pequeñas incisiones. Esta disposición la en­contramos en otras piezas, aunque en formas diferentes: Mé-rida,32 Ampurias, 3 3 etc.. En la metopa de la derecha se apre­cian segmentos de tres círculos concéntricos, los dos interiores lisos y el mayor dentado, y en la esquina izquierda un círculo liso encerrando un botón central. A l otro lado se dispone este mismo motivo, apreciándose un fragmento del círculo dentado. La banda inferior, separada por dos baque­tones, muestra un perro en actitud de carrera hacia la iz­quierda, con restos imprecisos de otros elementos y, a la de­recha, encerrado en un cuadrado de tres listones -e l interior a modo de sogueado-, un círculo plano en el que se inscribe una roseta de seis pétalos. Tanto unos motivos como otros están muy repetidos en las producciones hispánicas, y la úni­ca peculiaridad reside en su combinación.

82/11/1749. Fragmento de galbo, forma 37. Pasta de co­lor rosáceo. El motivo decorativo es una Victoria sobre altar bajo arquería.

82/11/776. Fragmento de borde que puede pertenecer ti­pológicamente a un vaso de la forma 10, teniendo la particu­laridad del labio con sección triangular.

82/11/1110. Fragmento de galbo sin barniz en el interior, correspondiente a una forma cerrada indeterminada.

82/11/2363. Fragmento de fondo. Lleva su parte inferior central perforada, en donde confluyen otras ocho perforacio­nes radiales de sección circular hechas con el barro blando en un cuerpo anular que forma parte del propio fondo. La parte superior de este anillo está rota, pero se aprecian restos de barniz en dos puntos, por lo que no se elevaba más de lo con­servado. E l centro de este anillo se encuentra rehundido. E l barniz, que es de mala calidad y está muy deteriorado, no pe-

2 0 Vegas, M. op. cit.; p. 125 a 127, fig . 45. 2 1 Abascal Palazón, J. M. "La cerámica pintada romana de tradición in

dfgena en la Península Ibérica. Centros de producción, comercio y tipolo gía". Madrid, 1986; p. 342, pieza n 217, fig. 46.

2 2 Abascal Palazón, J.M. op. cit.; p. 202 a 204. 2 3 Abascal Palazón, J.M. op. cit.; p. 202. 2 4 Argente Oliver, J.L. 'Tiermes II"; p. 240. 2 5 Por ejemplo en Argente Oliver, J. L. 'Tiermes II"; p. 125 y 234. 2 6 Argente Oliver, J.L. "Tiermes II"; p. 126. 2 7 Beltrán Lloris, M. op. cit.; p. 95, lám. XXIII, n 266.

2 8 Argente Oliver, J.L. 'Tiennes I"; p. 65. 2 9 La terminología utilizada procede de 'Terra Sigillata Hispánica". Bol.

del M.A.N. T 1.2. Madrid, 1983. 3 0 Procede de Mènda y también es Drag. 29. Mezquíriz de Catalán, M"

A. 'Terra sigillala hispánica". Valencia, 1961; T II, n 632, lám. 69. 3 1 Procedente de Pamplona en forma 37. Mezquíriz de Catalán, M* A.

op. cit.; lám. 79. 3 2 Mezquíriz de Catalán, M" A. op. cit.; n 2043, lám. 108. 3 3 Mayel, F. "Les céramiques sigillées hispaniques". Pans, 1984; p. 43,

n 3 l7 , l ám.CXL.

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netró al interior de las perforaciones. La cocción, según se aprecia en el exterior, fue defectuosa.

No se ha encontrado paralelo con ninguna pieza. Su fun­ción quizás fuera la de colador o filtro para líquidos que tu­vieran elementos sólidos.

Por último, destacar de esta producción dos fragmentos de tapaderas, 81/27/549 y 3217, no muy frecuentes, y una pieza defectuosa, la número 82/11/1789, que se trata en el aparta­do correspondiente.

La Terra Sigillata Hispánica Tardía tiene una representa­ción menor con 92 fragmentos (1,5% del total) y se ha halla­do muy aisladamente en diversas zonas de la excavación, ha­biéndose encontrado 79 de ellos en la cata N-17, es decir, en el exterior de la estructura, en consonancia con los hallazgos de cerámica paleocristiana.

La forma más abundante es la 37 tardía, con decoraciones seriadas en S, 1 4 caso de la número 82/11/1532, que posee huellas de cocción defectuosa, o motivos circulares, caso de la 82/11/1797.

La Terra Sigillata Avellana o Dorada está representada únicamente por 12 fragmentos (0,19% del total), predomi­nando las pastas blanquecinas, luego las amarillentas y, por último, un caso de anaranjada. Sólo un ejemplar es borde (82/11/2023) y dos, fondos (82/11/285 y 1315); el resto son galbos, entre los que destacan los números 82/11/761 y 2010 que son globulares y pertenecen a una jarra. E l tipo domi­nante es el plato característico de esta producción, aparecido reiteradamente en Tiermes.3

De la producción de Terra Sigillata Paleocristiana se han hallado 13 fragmentos (0,21% del total), en relación directa con la T.S.H.T., siendo ocho los encontrados en la N-17, la mayor proporción al igual que aquélla (ver cuadro). Todas las piezas son de la producción gris y presentan formas de plato estampillado con motivos vegetales y geométricos del tipo Rigoir l , 3 6 caso del 82/11/1536, cuencos, con dos ejem­plares similares con decoración de acanaladuras desde media altura convergentes hacia el fondo -82/11/424 y 1600 bis-, y un pie de copa moldurado (82/11/1592).

De la cerámica pigmentada, tomada a menudo como imita­ción de sigillata con pintura, se han hallado 5 fragmentos (0,08% del total). Es una producción que aparece rara vez, pero que en Tiermes ya era conocida.3 En todos los casos se trata de piezas de escaso grosor con la decoración en negro, cuyos mo­tivos no son apreciables debido a sus pequeñas dimensiones.

A l margen de las producciones, se han encontrado 4 frag­mentos (0,06% del total) de moldes de T.S.H.: tres en forma Drag. 37 y otro indeterminado, localizados en la zona más

septentrional de la excavación (catas N-5 y N-16), que se des­criben a continuación :

82/11/1000. Fragmento de molde para la fabricación de la forma Drag. 37. Dimensiones: diámetro interior,38 128 mm.; altura, 23 mm.; grosor, 65 mm.

La decoración está compuesta de motivos circulares: tres círculos concéntricos, el más pequeño liso y los otros dos segmentados -el más exterior en sentido helicoidal y el otro radial . A su lado aparece el mismo motivo pero sin el cír­culo exterior; en ambos extremos se aprecia el inicio de sen­dos círculos grandes semejantes al descrito.

La presencia de este motivo decorativo en los moldes de T.S.H. es abundante; incluso, la conjunción de los tres tipos de círculos ya se conocía en otro molde de Tiermes.3'

82/11/466. Fragmento de molde para la fabricación de forma indeterminada. Dimensiones: anchura, 35 mm.; altu­ra, 38 mm.; grosor, 9-11 mm. Está reutilizado como ficha.

La decoración la forma una serie vertical de bifoliáceas l i ­mitada por cinco líneas onduladas, perdidas cuatro de ellas en el lado izquierdo. La combinación de estos dos motivos se co­noce en varios ejemplares de piezas. En Tiermes hay moldes que presentan este mismo motivo pero con cuatro líneas. 4 0

81/27/749. Fragmento de molde para la fabricación de la forma Drag. 37. Dimensiones: altura, 31 mm.; grosor, 9 mm.

La decoración es a base de tres círculos concéntricos, el más pequeño liso y los otros dos segmentados (el más exte­rior en sentido helicoidal y el otro radial); al lado, un seg­mento de círculo similar al mayor de los anteriores. Por en­cima corre un fino baquetón. Todos estos elementos juntos se encuentran repetidamente en la producción hispana, aun­que con el dentado radial de grandes cavidades sólo aparece de modo esporádico, como en Mérida. 4 1

81/27/3725. Fragmento de molde para la fabricación de la forma Drag. 37. Dimensiones: diámetro, 96 mm.; altura, 34 mm.; grosor, 7 mm.

La decoración consiste en una metopa incompleta en la banda superior, limitada arriba y abajo por sendos baqueto­nes. La separación de metopas se hace con líneas onduladas, de las que se conservan dos. E l motivo es un león en actitud de salto, mirando a derecha, con la melena destacada. Tiene la cola levantada, en cuyo extremo parece formarse un pena­cho, aunque está perdido. La parte superior de la metopa se completa con una serie de bifoliáceas en sentido horizontal.

Moldes con leones se han encontrado en diferentes yaci­mientos: Bezares,42 Arenzana, 4 3 Bronchales, 4 4... pero sin el elemento diferenciador de la cola, que sí se encuentra, en cambio, en piezas de las que el paralelo más cercano lo tene-

3 4 López Rodríguez, J.R. "Terra sigillata hispánica tardía decorada a molde de la Península Ibérica". Valladolid, 1985; p. 65.

i s Este pialo corresponde a la forma 9 descrita en Caballero Zoreda, L. y Juan Tovar, L.C. 'Terra sigillata hispánica brillante". Empuries, 45 46. Barcelona, 1983 1984. Respecto a las halladas en Tiermes: Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; p. 182 y 183. Argente Oliver, J. L . y otros. 'Tiermes H"; p. 272 y 273.

3 6 Rigoir, J. "Les sigillées paléochrétiennes grises et orangées". Galtia XXVI (1968); lám. II.

3 Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiennes II"; p. 273 275. 3 8 El diámetro que se expresa es el interior, que es el real de la pieza he

cha con el molde. 3 9 Casa, C. de la y Teres, E. "Aportaciones al estudio del alfar de Te

rra Sigillata en Tiermes". Acias del 1° Symposium de Arqueología Soriana. Soria, 1984; p. 365.

4 0 Fernández Martínez, V. "El taller de cerámica sigillata de Tiermes", en Homenaje al Prof. Martín Almagro Basch. Madrid, 1983; T IV, p. 23, n 80/16/756 y 80/16/1153. Casa, C. de la y Teres, E. op.cit.;n 81/26/1100.

4 1 Mezquíriz de Catalán, M" A. op. cit.; lám. 102. 4 2 Garabito, T. "Los alfares romanos riojanos. Producción y comercia

lización", en B.P.H., XVI. Madrid, 1978; moldes de Bezares n 12, 21, 98 y 99. Los dos primeros en Drag. 29 y los otros dos en Drag. 37.

4 3 Garabito, T. op. cit. moldes de Arenzana n 40 y otro en estudio en forma Drag. 37.

4 4 Atrián Jordán, P. "Estudio sobre un alfar de Terra Sigillata Hispáni ca". Teruel, 1958; p. 51, fig. 62, molde n 60 en forma Drag. 30.

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mos en Gluma. 4 ' Hay que recordar que en Tiermes se han ha­llado tanto moldes como piezas con esta característica. 4 6

Respecto a su cronología, dada su dilatada pervivencia, hay que remitirse a las noticias sobre la existencia de un alfar de térra sigillata en Tiermes, que funcionaría a partir de la se gunda mitad del siglo I y se prolongaría durante el siglo II.4

La cerámica vidriada de época moderna está representada por 115 fragmentos (1,88% del total), habiéndose localizado preferentemente en la cata N 1, que es donde, por otra parte, aparece más material proviniente de las remociones moder­nas que se han hecho en la ermita: construcción de la "hos­pedería", 4 8 arreglo de cubiertas, etc..

Las partes de las vasijas halladas han sido: 54% de gal bos, 19% de bordes, 19% de fondos y 8% entre tapaderas y asas. Las pastas son mayoritariamente anaranjadas (83%), algunos ejemplos de blanca (12%) y el resto amarillas, gri ses y rosadas.

En cuanto a la producción -de la que un 18% es loza , se repiten las formas de cuencos (81/27/2117), ollas (81/27/3), jarras (82/11/1500) y tapaderas, predominando los vedríos verde y melado por este orden.

Se han agrupado en un ultimo apartado las piezas defec­tuosas, es decir, aquellas que, por poseer fallos en su elabo­ración, no serían válidas para su comercialización y, por lo tanto, fueron desechadas. No se han incluido las piezas que, por diferentes causas, han tenido una cocción irregular o in­completa, aunque no haya sido intencionada, pero cuyo re­sultado final ha sido aceptable para su distribución.

Este grupo está constituido por las seis piezas siguientes: 81/27/42, fragmento de tegula con desgrasante vegetal y mine­ral muy grueso, deformada por cocción defectuosa; 81/27/205, fragmento de cerámica común, ennegrecida en parte, con im­presión de huella digital; 82/11/535, fragmento de cerámica co­mún con una gran burbuja estallada; 82/11/649, fragmento de cerámica común con defecto de cocción en el interior; 82/11/1789, fragmento de T.S.H. estampillada con impresión de huella digital en su interior; y 82/11/2317, fragmento de ce­rámica gris con una burbuja por defecto de cocción.

La presencia de este tipo de piezas aporta nuevos datos a la existencia de un alfar en las proximidades, como se verá en las conclusiones.

E L E M E N T O S C O N S T R U C T I V O S

Bajo este nombre se reúnen las piezas que, de una u otra manera, formaron parte de las edificaciones.

Se ha denominado, colectivamente, fragmentos arquitec­tónicos a 13 piezas de piedra (0,21% del total) que poseen motivos decorativos: ocho de cronología romana, cuatro de

época visigoda y una netamente medieval. Respecto a la for­ma, son todas paralelepípedos decorados en una o dos de sus caras, a excepción de dos fragmentos de basas (81/27/3724 y 82/11 /630) y un disco de estela sin decoración (82/11/2369).

Las más interesantes, desde el punto de vista de los datos cronológicos que proporcionan, son aquellas que formaban parte de las estructuras descubiertas,4 que se reflejará en las conclusiones, como uno de los fragmentos de basa (81/27/3724) y un fragmento decorativo de arcos entrelaza­dos (82/11/2387), que estaban reutilizados en el muro 4, y uno de los fragmentos visigodos (82/11/2388) en el muro 1.

A continuación se recogen los elementos de las cubiertas: por un lado, ladrillos y tegulae, y, por otro, una antefixa. Pa­ra contabilizar el primero de los apartados se separaron aque­llas piezas con alguna característica especial, y después el resto, al que se le dio un numero colectivo, totalizando 69 piezas (1,12% del total).

Los ladrillos aparecen generalmente incompletos, predo­minando entre los decorados los que poseen incisiones for­mando rayas paralelas o cuadriculados (81/27/437). Uno de estos ejemplares posee una perforación circular en uno de sus extremos para adherir a alguna estructura, formando par­te de un recubrimiento, como se ha comprobado en la Casa del Acueducto. 0 Otro ejemplar, con la marca "RNINI" (81/27/3726), del alfarero "Satvrninvs", formaba parte de un relleno de tejas.

En cuanto a las tegulae, también se han registrado indivi­dualmente aquellas piezas que presentaban características di-ferenciadoras o especiales -decoraciones de lineas simples , destacando las que llevan marca, todas del mismo alfar: " S A T V R N I N V S " (81/27/1316) y "OF S A T V " (82/11/111). Este alfarero, que trabajó en el siglo II, es reiteradamente co­nocido en el yacimiento.

Respecto a la antefixa (82/11/530), se trata de una cabeza en muy mal estado de conservación, en donde sólo se apre­cia un ojo y parte de los rizos del pelo. Son escasos los ejem­plares hallados en el yacimiento.3

Las muestras de pintura mural ascienden a 179 fragmen­tos (2,92% del total). Exceptuando un conjunto, todos los ejemplos estaban formando parte del relleno aisladamente, sin ningún tipo de conexión, y todos de dimensiones muy pe-quenas, predominando los rojos, amarillos, verdes y blancos, por este orden, sin decoración apreciable salvo la derivada de la compartimentación de los colores, excepto un fragmento amarillo con puntos rojos.

El conjunto aludido está constituido por una serie de frag­mentos derrumbados en la estancia D, cuyo esquema de re­construcción se puede ver en el dibujo,53 y que se puede atribuir a un artista local que trabajaría en el ultimo tercio del siglo I.5 4

4 5 Mezquíriz de Catalán, M" A. op. cit.; lám. 90, n 1457. 4 6 Respecto a los moldes: Fernández Martínez, V. op. cit.; n

80/16/1153, fig. 1,6. Casa, C. de la y Teres, E. op. cit.; n 81/26/1100, fig. 1,1. En cuanto a las piezas: Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; fig. 8, n 18. Argente Oliver, J.L. y otros. "Tiermes II"; fig. 30, n 19; y en nuestra propia excavación, n 81/27/839, que, cunosamcnle, tiene la misma decoración del león bajo una sene de bifoliáceas.

4 Fernández Martínez, V. op. cit.; p. 28. Casa Martínez, C. de la. "Marca de alfarero en ladrillos romanos procedentes de Tiermes (Soria)". Homenaje al Prof. Martín Almagro Basch. Madrid, 1983; T IV, p. 64.

4 8 Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; p. 263.

Una vez finalizada la excavación, se extrajeron y se sustituyeron. 5 0 Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes II"; p. 180. 5 1 Una recopilación de estas piezas puede consultarse en Casa Martínez,

C. de la. op. cit. 5 2 Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; p. 299, fig 95. Argente Oh

ver, J.L. y otros. 'Tiermes II"; p. 151, fig, 67. 5 3 El código de colores se ha tomado de Abad Casal, L. "La pintura ro­

mana en España". Alicante, 1982; T II. 5 4 Tanto la atribución como la propuesta de disposición de los motivos

se deben a D. Antonio Mostalac.

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Por ultimo, hay que mencionar una tesela blanca (82/ 11/ 1941) hallada en el relleno de la cata N 17, ya que son esca­sos los restos de mosaicos en la ciudad, cuyo ejemplar más importante es el de las llamadas termas, con representación figurada.55

MONEDAS

Las monedas halladas fueron 22 (0,35% del total), canti­dad alta en comparación con otras zonas del yacimiento, que, cronológicamente, se desglosan en once ejemplares de épo­ca romana, cinco medievales y seis sin identificar por su ma­la conservación o por su fragmentación. Las más destacables son las siguientes:

81/27/3580. Denario de plata (82-72 a . C ) . 5

Anv. Cabeza desnuda a derecha. Detrás (.). Rev. Jinete con lanza. Debajo en dos líneas I* fc-E Mí Transcripción: A R E K O R / A T A S . Corresponde a la numero 19, ceca 34a de Vives,5 a la núme­

ro 682 de Villaronga 5 8 y al tipo R, número 844 de Gil Farrés. 9

81/27/686. As ibérico partido.60

Anv. Busto de pelo rizado a derecha. Rev. Jinete con lanza a derecha. Corresponde a la 415 de Guadán. 6 1

81/27/3720.62 Obolo de Sancho Ramírez (1063-1094), probablemente de la ceca de Jaca.

Anv. Busto a izquierda. Leyenda circular: SANCIV. . . Rev. Cruz patada sobre vastago con adornos vegetales.

Leyenda circular: A R A G O . . . 6 3

82/11/465. Obolo de vellón de Alfonso VI (1073-1109).64

Anv. Irreconocible. Rev. Cruz griega. Leyenda circular... 82/11/72. Blanca de vellón de Enrique III (1390-1406)M. Anv. Castillo de tres torres en seis semicírculos secantes.

Gráfila de puntos. Leyenda circulan ENRICVS DEI GRACIA... Rev. León a izquierda en seis semicírculos secantes. Grá­

fila de puntos. Leyenda circular: ENRICVS DEI GRACIA. . . 81/27/251. Blanca de vellón de Juan II (1406-1454). T i ­

po 8 de Castán. 6 6

OTROS MATERIALES

Las piezas de bronce encontradas, 26 (0,42% del total) des­

tacan por el buen estado de conservación, en la mayoría de los casos, y por la variedad de formas. La relación de los más im­portantes es la que sigue: 81/27/3637, pendiente muy sencillo; 82/11/467, tapa de cajita en bronce y plata con adorno fálico; 82/11/938, alfiler; 82/11/1277, botón en forma de pelta; 82/11/1601 bis, muelle de fíbula; 82/11/1751, anillo sencillo; 82/11/2004, anillo con hueco para engarzar algún complemen­to; 82/11/901, 965,979 y 1436, anillas; láminas informes...

Las 71 piezas de hierro (1,16% del total) son en su mayo­ría clavos de sección cuadrada o rectangular. Del resto des­tacan una anilla de cadena (81/27/651 ) y un grupo formado por una llave con un conjunto de clavos (82/11/964).

Respecto a los 46 fragmentos de vidrio hallados (0,75% del total) se ha preferido su inclusión en un estudio pormenoriza­do sobre los vidrios de época romana en los fondos del Museo Numantino, en curso, razón por la que aquí no se detallan.

Bajo la denominación de hueso trabajado se han agrupa­do ocho piezas (0,13% del total) en las que hay huellas de in­tervención para elaborar diversos útiles, tales como dos agu­jas (81/27/2775 y 2776), un alfiler (82/11/211), un mango para cuchillo (82/11/1274), un botón con orificio central e in­cisiones circulares concéntricas (81/27/3176) del que existe un ejemplar similar procedente de Mulva (Munigua, Sevi­lla), 6 un fragmento hueco con perforación (81/27/1052) de los que existen dos ejemplares en este mismo yacimiento,6 8

otros dos con perforaciones (81/27/1088 y 1161) y uno puli­do (81/27/2226).

Pondus se han hallado cuatro (0,06% del total), de los cuales tres poseen marca impresa: dos en forma de aspa (81/27/1819 y 82/11/625) y uno de círculo (81/27/994). Por otro lado, dos fusayolas (0,03% del total), ambas en piedra caliza, una de ellas troncocónica (81/27/3179) y la otra con dos lados rectos y el resto irregular (81/27/172).

Dentro del apartado de restos óseos hay que señalar que, por circunstancias de los hallazgos, se han agrupado bajo el mismo número los localizados conjuntamente, sumando 426 siglados (6,96% del total). Teniendo en cuenta que ha­ría falta un análisis especializado y, que éste no ha sido po­sible, lo único que se puede aportar es que pertenecen a pe­queños animales, principalmente roedores, con un solo caso de animal grande sin identificar (81/27/3719) y, excepcio-nalmente, un cráneo humano (82/11/2389), que formaba parte del relleno y que procede con seguridad de las suce-

5 5 Blázquez, J. M* y Ortego, T. "Mosaicos romanos de Soria". Corpus de mosaicos de España. Fase. IV. Madrid, 1983; p. 50.

5 6 Se da esla cronología por creer que su acuñación se produce durante las Guerras Sertonanas. Gil Farrés, O. "La moneda hispánica en la Edad Antigua". Madrid, 1966; p. 172 y 174.

5 Vives y Escudero, A. "La moneda hispánica". Madrid, 1926; T II, p. 97, ceca 34', octava emisión, n 19, lám. XLI 1.

5 8 Villaronga, L. "Numismática antigua de Hispania". Barcelona, 1979;

p. 198, n 682. 5 9 Gil Farrés, O. op. cit.; p. 188, tipo R, n 844. 6 0 En relación con esta moneda: Ripoll Nuix Villaronga. "Las mone

das partidas de las excavaciones de Emporion". Numisma, 120 131, 1973 1974; p. 75 90.

6 1 Guadán, A.M. de. "Numismática ibérica e íbero romana". Madrid, 1969:415.

6 3 Esta moneda apareció debajo de los fragmentos de pintura mural del sector D, cercano al denario 81/27/3580.

6 3 Alvarez Burgos, F. y otros. "Catálogo general de la moneda medie val hispano cristiana desde el siglo IX al XVI". Madrid, 1980; p. 180, pie zas n 1278 y 1279. Este ejemplar está formado por el anverso de la prime ra y el reverso de la segunda.

6 4 Se da como posible por su mal estado. Heiss, A. "Descripción gene ral de las monedas hispano cristianas desde la invasión de los árabes". Ma drid, 1865; T I, p. 2 4, lám. 1. Cayón, J.R. y Castán, C. "Las monedas es pañolas desde los reyes visigodos, año 406, a Juan Carlos I". Madrid, 1983; tipos 3 4, p. 192.

6 5 Heiss, A. op. cit.; T I , p. 82 87, lám. 10, n 26. Cayón, J.R. y Cas tan, C. op. cit.; tipo 4, p. 261.

6 6 Cayón, J.R. y Castán, C. op. cit.; p. 266. 6 7 Gamer. G. "Mulva Munigua (Sevilla)". Not. Arq. Hisp. Arqueología,

Í.Madrid, 1972; p. 66, lám. IX, 2, n 21. 6 8 Argente Oliver, J.L. y otros. "Tiermes I"; p. 78 y 135, pieza n 865,

fig. 30 (en este caso se considera como posible tirador). Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes II"; p. 283, pieza n 80/1270.

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sivas remociones y reutilizaciones de la necrópolis ad­yacente.

Dentro de este grupo, son de destacar aquellos huesos que muestran marcas de cortes, pudiendo denotar un uso para ali­mentación, caso de una rótula seccionada (82/11/914) y otro con numerosas huellas de cortes (82/11/640).

Por último, bajo el apartado de varios se han agrupado fragmentos de madera quemada, conchas, minerales, esco­ria y trece fichas, excluida la del molde ya mencionada, in­cluidas por no estar realizadas como tales piezas sino ser reutilizadas.

C O N C L U S I O N E S

En las dos campañas de excavación se han conocido áre­as concretas de la zona denominada genéricamente "al Nor­te de la Ermita". Los datos obtenidos, tanto de las estructu­ras descubiertas, como del material hallado, muestran tres momentos de ocupación en el intervalo de quince siglos.

Del material hay que hacer notar que, aunque abarca una amplitud cronológica desde la Edad Antigua a la Contempo­ránea, de época visigoda sólo se han hallado fragmentos ar­quitectónicos, y del periodo netamente medieval, monedas -de dos momentos muy definidos: último tercio del siglo XI y finales del siglo X I V primera mitad del X V , y los frag­mentos de asas descritos, conocidos desde el siglo XI hasta el X V , cronología que comprende los dos extremos apunta­dos por las monedas. Esta particularidad ya se ha advertido en otras zonas del yacimiento y su repetición lleva a pensar a que en Tiermes no existen formas cerámicas plenamente definidas que se puedan asignar a estas etapas, quizas por un arraigo de características tradicionales que, perdurando, han impedido su evolución. En cualquier caso, no son asimilables a las conocidas en otros yacimientos. Por otro lado, la estra­tigrafía, como elemento dilucidador, no existe como tal en estas fases.

Por otro lado, los restos constructivos hallados denotan los tres momentos de ocupación aludidos:

E l primero está constituido por los muros 2, 5 y 6, si­tuados cronológicamente por los restos de pintura mural y el enlosado de tegulae -entre ellas una del alfar de "Satvr-ninvs" sobre ímbrices y fragmentos cerámicos, entre los que se encontraban los vasos pintados 81/27/1207 y 1364 ya descritos, formando un suelo. Para conocer la función de es­tas construcciones, respetando su parcialidad, hay que tomar referencia en el material, concretamente en los fragmentos de molde de T.S.H. -cuatro en la parte más septentrional de la excavación y en los seis fragmentos de cerámica común y térra sigillata con fallos de elaboración, que impidieron su comercialización y se desecharon. A esto hay que unir la pre­sencia de una acumulación de arcilla muy lavada sin mate­rial en el exterior de la estructura.

La conjunción de estos elementos lleva a pensar en que si la construcción no corresponde a un alfar, éste se encuentra

en las proximidades. Son numerosos los datos que se van co­nociendo sobre un centro alfarero en Tiermes,6 9 y su ubica­ción , a tenor de los conocimientos proporcionados por las excavaciones realizadas, estaría entre la Ermita y el arco que describe la muralla al N E de la ciudad, y los hallazgos que se han podido datar apuntan a una existencia, al menos, desde la segunda mitad del siglo I hasta mediados del II, 0 cronolo­gía que vienen a confirmar los restos ahora descubiertos.

El segundo momento, ya en época medieval, viene de­finido por las primeras fases de los muros 1, 3 y 14, cuando se construyen sus estructuras básicas, que asientan sobre los restos descritos anteriormente, cuyos datos cronológicos los proporcionan éstos y un pequeño sillar con decoración visi­goda que formaba parte del muro 1.

El tercero está representado por una planta que com­prende: reforzamiento de los muros 1, 3 y 14, estancia orien­tal formada por los muros 1,4, 10 y 11, y estancia occiden­tal con suelo de cal y argamasa. < s

Este último momento está comprendido por dos términos: está asentado sobre un relleno de 75 cm. de media que cubre los restos del primer momento y parte del segundo; como és­te está limitado en su antigüedad por el fragmento visigodo (siglo VII), y, por otro lado, el tiempo pasado hasta la terce­ra ocupación hubo de ser dilatado por la gran acumulación de tierras aludida, por lo que se tuvo que producir en los tiem­pos finales de la época medieval, nunca más allá del paso del siglo X V al X V I , ya que en 1499 se citan habitantes en Tier­mes, 1 pero en el siglo X V I se da como despoblado. 2 Proba­blemente, constituyen parte de sencillas viviendas.

En resumen: un primer momento de época alto-imperial romana, finales del siglo I-principios del II, con una larga pervivencia atestiguada por el material hallado; un segundo en tiempos alto-medievales, en torno al reinado de Alfonso VI (último tercio del siglo XI), cuando probablemente se em­pieza a construir la ermita, 3 coincidente con el primer habi­tat plenamente medieval documentado en la necrópolis ru­pestre del yacimiento, fechada en los siglos X - X I ; 4 y un tercero, ya en la Baja Edad Media, reinados de Enrique III y Juan II (finales del siglo XlV-primera mitad del X V ) , último momento de auge de la ciudad, cuando todavía se acometen reformas en sus edificios antes de abandonarlos y figurar co­mo despoblado en la centuria siguiente.

Por ultimo, queremos expresar nuestro agradecimiento a todos los que han colaborado en esta excavación, en especial a los restantes directores del yacimiento por sus orientacio­nes y cooperación, a Antonio Mostalac por su asesoramien-to en lo referente a pinturas murales, a Elena Benito y A l ­berto Béseos por su ayuda a lo largo de las campañas, y a Pilar Barraca, Belén Pallol, Francisco Castro y José Luis Martínez, que realizaron parte de los dibujos.

6 9 Fernández Martínez, V. op. cit. Casa Martínez, C. de la. op. cit. Ca sa, C. de la y Teres, E. op. cit.

7 0 Ver nota 47. 7 1 Calvo, I. 'Termes, ciudad celtíbero-arévaca". Rev. de Archivos, Bi

bliolecas y Museos, T XXIX. Madrid, 1914; p. 386. 7 2 Morales, A. de. "Crónica General de España", lib. VIII, cap. XII.

7 3 Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; p. 290-328 (como ejemplo de zona medieval) y Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes II"; p. 46 y 47 (como ejemplo de zona romana).

7 4 Taracena, B. "Arquitectura rupestre hispánica". Rev. de Investiga­ción y Progreso, año VIII, 1934; p. 229 y 230. Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiermes I"; p. 57. Argente Oliver, J.L. y otros. 'Tiennes II"; p. 202.

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Figura 14. l'Inno general de la zona oriental.

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Figura 16. Desarrollo de las diferentes ocupaciones anotadas en el área excavada.

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Figura 18. Características generales de las cerámicas inventariadas en el área al norte de la Ermita Románica de Nuestra Señora de Tiennes.

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Figura 19. Reconstrucción de lo ¡tintura mural romana del sector D.

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Figura 20. Cerámica coman y de cocina romana. ( am/taña 1981.

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Figura 21. Cerámica pintada y de tipo Alto Duero. Campana ¡981.

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f 2 I 3

4 6 2

3 3 6 7 1 1 1 5

^ 3 5 6 8

1 1 3 6 2 1

1 7 3 8

2 8 3

Figura 22. T.S.H., fragmentos de molde y de vasijas decoradas y lisas. Campaña 1981.

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Figura 25, Ceramica común romana. Campaña 1982,

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Figura 27. ( 'erámica pintada tipo Alta Ditera y ceramica pintada bajo imperial. ( 'ampona IW2.

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Figura 28. T.S. Gálica e Hispánica. Fragmento de molde. Campaña 19X2.

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Figura 29. T.S.II. Campaiìa 1982.

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N i 2 1 7 0 1 9 5 4 6 5 1 3 1 7 5

Figura M. T.S. Estampada, gris y anaranjada. Objetos en hueso y metal. Campaña 1982.

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Lámina V. Proceso de excavación del área al liarle de la Ermita. La fotografía superior corresponde a la campaña de 1981, la inferior a la de 1982. incitativos José Luis Argente).

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E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N L A N E C R O P O L I S R U P E S T R E D E T I E R M E S .

CAMPAÑAS D E 1981 Y 1982

Manuela Doménech Esteban

I. E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N L A N E C R O P O L I S R U P E S T R E D E T I E R M E S

La necrópolis rupestre de Tiermes, situada a unos 500 me­tros al Este de la Ermita románica de Nuestra Señora de Tier­mes, se asienta en la margen izquierda del río Manzanares.

Está compuesta por un importante número de tumbas, treinta y cinco,1 dispersas en una topografía coherente dentro del aspecto global del yacimiento.

Pese a ser una de las zonas del conjunto arqueológico de Tiermes más conocida, ha sido, quizás por ello, práctica­mente olvidada, como veremos en el próximo apartado.

Por este motivo y con el fin de ver la evolución funeraria del medievo termestino, durante dos años, 1981 y 1982, nos encargó el Director del Yacimiento excavar en este conjunto cementerial y en los restos anexos.

En un principio, y en base a lo que se veía en superficie, decidimos realizar una campaña, pero según avanzamos el número de sepulturas se hizo mayor, y la aparición de otros hallazgos (canteras, calzada, múrete, etc) nos obligó a conti­nuar con esta labor en una segunda etapa.

Somos conscientes de la posibilidad de que existan ente­rramientos que no hemos detectado, pese a que hemos reco­rrido ampliamente la zona; igualmente es posible que la ero­sión eólica o incluso los desprendimientos, que como se puede observar, son importantes, dada la fragilidad de la ro­ca arenisca, hayan destruido algunas sepulturas.

Por esto y aunque por el momento procedamos a estable­cer conclusiones generales, pensamos que no todo está dicho y que con el tiempo es posible que se tenga que volver sobre el tema.

Por último, queremos hacer constar que a lo largo de las dos campañas han sido varias las personas que de una forma u otra han hecho posible nuestra labor con su colaboración. En las tareas de campo se contó con la ayuda de Yolanda Martí­nez, en los trabajos de topografía con Manuel Hernando del Cura y Antonio Esteban; en dibujo arqueológico con Antonio

1 Son las que hemos detectado y por lo tanto excavado. 2 RABAL, Nicolás. "Una visita a las ruinas de Termancia" Boletín de la

Real Academia de la Historia. Tomo 12. Madrid 1889. Pág. 464. 3 TARACENA, Blas. Carta arqueológica de España. Soria. Madrid

1941. Pág. 116.

Alonso, Pilar Barraca y Carmen Rivas y en el aspecto foto­gráfico con José Luis Argente y Carlos de la Casa Martínez.

1.1. Antecedentes.

Aunque la arqueología medieval cristiana ha sido la par­cela más abandonada a lo largo de la historia, es curioso ob­servar como la necrópolis rupestre de Tiermes es la primera de la provincia de Soria sobre la que tenemos referencia en la literatura científica.

Don Nicolás Rabal, en 1889, dedicaba un breve comenta­rio a este conjunto cementerial indicando que las tumbas es­taban agrupadas de dos en dos o de cuatro en cuatro según la configuración de la roca e indicando que sus coberteras serí­an monolíticas y ahuecadas en su interior.2

La siguiente referencia se debe al Dr. Taracena Aguirre, quien, en su Carta Arqueológica de Soria, habla sobre estas tumbas, que él denomina al igual que al resto de las existen­tes en la provincia "sepulturas antropoides rupestres". Hace una descripción sucinta y general; pero lo más destacable es que llegó a excavar alguna sepultura con restos óseos, aunque la ausencia de material le impidiera establecer la cronología exacta.3 Sin embargo al hablar de estas necrópolis excavadas en roca, las relaciona con la Edad de Hierro, pero a la vez de­ja abierto un cierto resquicio a una posible variación.4

Ortego y Frías, en diferentes ediciones de su guía del con­junto arqueológico, hace referencia a esta zona del yacimien­to, pese a que nunca le ha dedicado más que unas breves líne­as. La única aportación novedosa que hace sobre el tema es el indicar que su cronología puede llegar hasta el medioevo.5

A partir de 1975 se inicia una nueva fase en lo que a ex­cavaciones se refiere en este yacimiento, y la prueba de ello la tenemos en las publicaciones que iremos comentando a continuación.

La primera referencia, de este período, aparece en 1980, al estudiar la necrópolis medieval de la Ermita. Se hace una síntesis del mundo funerario y se establece para el cemente­rio rupestre una cronología en torno a los siglos X - X I . 5

4 TARACENA, Blas. Op. cil. Pág. 17. 5 ORTEGO FRIAS, Teógenes. Cuta de Tiermes. Varias ediciones. 6 ARGENTE, J.L. et alii. Tiermes l. E .A.E. 111. Madrid 1980. Págs

289 290.

6 3

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En 1981, y después de la primera campaña de excavacio­nes arqueológicas, publicamos una breve nota de aspecto ge­neral en la que manteníamos una datación similar a la esta­blecida por de la Casa Martínez e Izquierdo Bertiz.

Ese mismo año publicamos un avance de los resultados, en donde indicábamos la presencia de material romano y visigodo. 8

En 1982 se realizó la segunda y por ahora última cam­paña, y de ella se publicó el informe correspondiente. En él marcamos no sólo los resultados de ésta, sino también la problemática cronológica existente dado el material detec­tado.9 Así mismo y con motivo de una exposición itineran­te que organizó el Servicio de Investigaciones arqueológi­cas de la Diputación Provincial, volvimos a realizar una visión de conjunto.10

Carlos de la Casa Martínez, al ocuparse de la tipología de las necrópolis de Tiermes, dedicó unas líneas a esta parte del yacimiento exponiendo la existencia de tres tipos de sepultu­ras: rectangulares, de bañera y deposiciones con cobertera.11

El último estudio es la guía del yacimiento arqueológico de Tiermes, en donde volvemos a realizar una visión global. 1 2

1.2. Metodología.

Dadas las características topográficas de la zona optamos por realizar, en primer lugar, una prospección completa de la misma, para obtener una amplia información sobre la dis­persión en el terreno de los enterramientos.

Tras esta primera e imprescindible fase, decidimos deli­mitar el área de intervención de tres zonas: A , B y C. En 1981 excavamos el A e iniciamos la B, y en 1982 conclui­mos ésta y realizamos la C.

Sector A : Se excavaron cuatro enterramientos y la zona anexa, que resultó ser parte de las canteras de época romana.

Sector B: Se exhumaron las tumbas 10 a 31, excepto las comprendidas entre la 5 a la 9.

Sector C: Limpiamos las sepulturas cinco, seis, siete, ocho, nueve, treinta y cuatro y treinta y cinco.

En todas ellas se utilizó el sistema clásico de exhumación de tumbas, recogiendo la mayor cantidad de datos posibles, en base a los nuevos métodos. 1 3

1.3. Estudio de la necrópolis.

Creemos que no es conveniente realizar una descripción

pormenorizada y detallista de todas y cada una de las tum­bas, pues la documentación gráfica y los cuadros analíticos de los enterramientos son lo suficientemente explicativos al respecto; además las características de la presente memoria de excavaciones nos obliga a presentar este estudio de la for­ma más sucinta posible. Sin embargo sí realizaremos unos completos, aunque generales, análisis de conjunto, en donde se verá la tipología, las dimensiones, la orientación y la cro­nología.

1.3.1. Tipología.

Los enterramientos excavados en roca varían su estructu­ra dentro de una amplia gama de posibilidades, esto puede tener como base la zona,1 4 la topografía del terreno e incluso la facilidad de trabajar la roca. 1 3

En el caso de la necrópolis rupestre de Tiermes, se pre­sentan cinco variantes:

Codo. Enterramientos que presentan ensanchamientos en el tercio superior de su estructura. i 6

Bañera. Enterramientos cuya forma es similar a una ba­ñera clásica.

Rectangular. Enterramientos de estructura rectangular y cuyas dimensiones son iguales o similares en cabecera, pies y centro.

Trapezoidal. Enterramiento de forma rectangular cuyas dimensiones son mayores en su tercio superior.

Sin poder determinar. Hemos incluido en este apartado aquellas sepulturas que por un motivo u otro no nos es fac­tible insertar en tipo alguno. En la mayoría de los casos se debe a que la erosión eólica les ha desprovisto de su forma primitiva.

En este yacimiento aparecen seis tumbas de tipo codo: 2, 3, 12, 14, 24 y 28, es decir un 17,14% del total.

En forma de bañera se han excavado siete sepulturas: 1, 13, 15, 16, 17, 19 y 23, lo que nos lleva a un 20%.

Con estructura rectangular se han exhumado trece ente­rramientos: 4, 5, 6, 7, 8, 10, 22, 29, 30, 32, 33, 34, y 35, lo que representa un 37,14%.

Las trapezoidales tan sólo se nos han presentado cuatro veces: 18, 21,25 y 31, lo que significa un 11,42%.

No se ha podido determinar la forma o tipo en cinco casos: 9, 11, 20, 26 y 27, esto hace un 14,28% de la to­talidad.

Lo más destacable de este conjunto cementerial y desde nuestro punto de vista es la falta de enterramientos antropo-

7 DOMENECH ESTEBAN, Manuela. "Necrópolis rupestre de Tiermes" Arevacón 4. Soria 1981. Pág. 16.

8 VVAA. "Excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Tiermes. In formes preliminares de la séptima campaña (1981)". Celtiberia 62 .Soria 1981. Págs. 298 300.

9 VVAA. "Excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Tiermes. In­formes preliminares de la octava campaña (1982)" Celtiberia 64. Soria 1982. Págs. 356 357.

1 0 V V A A . El yacimiento de Tiermes. Catálogo de la Exposición. Soria 1982. Págs. 29 30.

" CASA MARTINEZ, C. de la. "Las necrópolis medievales de Tier­mes: Sistemas de enterramientos". Adas del I Symposium de Arqueología

Sortaria. Soria 1984. Págs. 503 y ss. 1 2 V V A A . Tiermes. Gula del nacimiento arqueológico. Madrid 1985.

Págs. 95 96. 1 3 RIU, Manuel y BOLOS, Jordi. "Observacions metodológiques, es­

quemes i fitxes de treball per a l'estudi de les sepulturas". Necrópolis i se-pultures medievals de Catalunya. Barcelona 1982. Págs. 11 28.

1 4 CASA MARTINEZ, C. de la. Op. cit. Págs. 499 510. 1 5 CASA MARTINEZ, C. de la et alii. "Agreda Medieval I" Noticiario

arqueológico Hispánico n° 26. Madrid 1985. Pág. 252. 1 6 PUERTAS TRICAS, Rafael. Un asentamiento mozárabe en la zona

deAlozatna. Málaga 1982. Pág. 41.

64

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morfos, que curiosamente en la mayoría de las necrópolis suele estar representado con un importante porcentaje.

También es digno de mención el escaso tanto por ciento de tumbas rectangulares. En cuanto a las que son imposibles de determinar su forma, podemos indicar que tan sólo se de tecta la huella. Sin duda alguna esto se debe a los efectos eó lieos en la débil y erosionable arenisca de Tiermes.

1.3.2. Dimensiones.

A la hora de proceder al estudio de las dimensiones hemos mantenido el sistema utilizado por Puertas Tricas en Alozai-na, y posteriormente por nosotros mismos en Agreda. 9

Partiendo de medidas totales, como puede observarse en los "cuadros analíticos de enterramiento", contamos con un total de treinta y dos sepulturas, de las que conocemos su longitud real. La mayor dimensión corresponde a la T 7 con 235 cms y la de menos a la T 15 con 102 cms.

Teniendo como dimensiones extremas 235 y 102 cms., observamos una diferencia de 133 cms. que si se divide en tre tres (grande, mediana y pequeña) nos da una cifra de 44 cms. Sumando estos 44 cms. a la longitud de la sepultura menor, la T 15, el resultado es de 146 cms; por lo que con sideramos tumbas pequeñas a las comprendidas entre 102 y 146 cms.

Si repetimos esta operación, pero ahora partiendo de esos 146 cms., tenemos 146 + 44 = 190, de ahí obtenemos el ta mano mediano que irá desde 146 cms. a 190 cms. Siendo los grandes los comprendidos entre 190 y 235 cms.

Partiendo de estos planteamientos y tomando las estructu­ras de las que conocemos sus dimensiones reales, podemos establecer la siguiente clasificación: grandes 12 tumbas: 2, 3, 5, 6, 7, 8, 13, 14, 17, 26, 31 y 34; medianas 16 tumbas: 1,4, 10, 12, 16, 18, 19, 20, 21, 23, 25, 27, 28, 29, 32 y 35; y pe-quenas: 4, 15, 24, 30 y 33. Sobre un total de treinta y dos en­terramientos representan un porcentaje de 37,50%, 50% y 12,50% respectivamente.

A estos podemos unir que las tres sepulturas no incluidas son la T 9 con más de 150 cms., la T 11 con más de 110 cms. y la T 22 con más de 151 cms.

A l igual que sucede en la mayoría de las necrópolis ex­cavadas en roca, la presencia de esqueletos es prácticamen­te nula, tan sólo se detectó, y en muy mal estado, en la T-6. Por este motivo hoy día se tiende a establecer el contenido (adulto, infante) en base a las dimensiones. Por ello, y co­mo ya hemos hecho en otros estudios, 0 nos basaremos en el trabajo de Bolos y Pages 1 para poder establecer la dife­rencia.

Estos investigadores establecen los siguientes datos: adul­tos, dimensiones superiores a 170 cms., adolescente/infante, comprendidos entre 90 y 170 cms., y las inferiores de recién nacidos.

Partiendo de estos datos y aplicándolos de forma general a esta excavación, podemos hablar de dos tipos de enterra­mientos, como ya hicimos al estudiar la necrópolis medieval de San Juan de Agreda 2 : adultos desde 170 cms., y adoles­centes o infantes menos de esa longitud. Basándonos en las treinta y dos tumbas de las que conocemos su longitud total, tenemos 26 adultos: 1, 2, 4, 5, 6, 7, 8, 10, 12, 13, 14, 16, 17, 18, 20, 21, 23, 25, 26, 27, 28, 29, 31, 32, 34 y 35, y de ado­lescentes o infantes 5: 15, 19, 24, 30 y 33, lo que representa un 84,37% y un 15,62% respectivamente. En este aspecto debemos destacar dos puntos: el primero es que pensamos que pueden existir más enterramientos, aunque no muchos, y en segundo lugar es digno de mencionar el alto porcentaje de adultos, así como las grandes dimensiones, pues en diez ocasiones se superan los 200 cms. y esto significa un por­centaje de un 28,57 del total.

1.3.3. Orientación.

Los conjuntos cementeriales de nuestra Península tienen una clara concepción en lo que respecta a su orientación. 2 1

Esta es W E, es decir cabecera en occidente y los pies en la parte oriental, de tal forma que el difunto queda mirando al Este, a Tierra Santa. Sin embargo, existen variantes, debido, sin duda alguna, a la topografía del terreno, por lo que a ve­ces hay cambios de orientación, no cumpliendo esa "norma" como sucede aquí y en Alozaina por ejemplo.24

En la necrópolis rupestre de Tiermes se presentan seis orientaciones diferentes: W E, S N , N-S, SW NE, NW SE y SW W. Aunque en la mayoría de los casos tienen su cabece­ra en el Oeste, como veremos a continuación.

Hemos tratado de buscar alguna similitud entre los ente­rramientos con la misma orientación; sin embargo no se ha podido observar semejanza alguna.

Los porcentajes, si son lógicos, veámoslos de mayor a menor: W-E: 57,14%; N W SE: 28,57%; N-S: 5,71%; SW-NE: 2,85%; y S N : 2,85%.

Como es habitual en el mundo funerario del medievo his­pano cristiano el mayor tanto por ciento lo representan las orientadas oeste este.

1.3.4. Cronología.

La falta de hallazgos cerrados y de estudios del momento nos hace que tengamos que acudir a un clásico como es el Dr. Alberto del Castillo que con base tipológica nos da una data genérica del siglo X , 2 3 fecha que concuerda con la dada para algunos casos segovianos por Zamora Canellada.2 6

Tipológicamente son numerosos los cementerios de estas características fechados en torno al siglo X , como puede ver­se en un recientísimo trabajo que hemos publicado sobre Agreda.2 Sin embargo, los escasos hallazgos, pero dignos de

1 CASTILLO. Alberto del. "Cronología de las tumbas llamadas oler dolanas". Adas del XI Congreso Nacional de Arqueología. Zaragoza 1968. Págs. 835 845.

1 8 PUERTAS TRICAS, Rafael. Op. cu. Págs. 42 46. 1 9 CASA MARTINEZ, C. de la el ahí. Op. cit. Págs. 260 263.

2 0 CASA MARTINEZ, C. de la et aln. Op. cu. Pág. 257. 2 1 BOLOS, J. y PAGES, M. "Les sepultures excavadas a la roca" Ne

crópolis i sepullures medtevals de Catalunya. Barcelona 1982. Págs. 69 70.

2 CASA MARTINEZ, C. de la et aln. Op.cit. Págs. 254 257. 2 CASA MARTINEZ, C. de la el aln. Op. cit. Págs 257 258. 2 4 PUERTAS TRICAS, Rafael. Op. cit. Págs. 32 36. 2 5 CASTILLO, Alberto del. Op. cit. Págs. 835 845. 2 6 ZAMORA CANELLADA, Alonso. "Excavaciones en el atrio norte

de San Millán de Segovia" Noticiario Arqueológico Hispánico. n° 6. Ma dnd 1979. Pág. 535.

2 CASA MARTINEZ, C. de la et aln. Op. cit. Pág. 259.

65

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CUADRO ANALITICO DE ENTERRAMIENTOS

TUMBA Na

ANCHURAS DISTANCIAS ALA LONGITUD

PROFUNDIDADES

RES

TO

S O

SEO

S

5 TUMBA Na

A. DCH. (A d)

A. IZQD. (A i)

CABECERA (D) (L)

CABECERA (Pe)

PIE (Pp)

i " O R

ESTO

S O

SEO

S

17 22 40 UJ I 1

20 20 80 180 14 24

UJ I N N 1 16 40 120

180 14 24 i

§

N N

6 4 180 22 13 10

UJ 1 2

27 25 90 192 38 29 UJ 1 N N 2 20 16 130

192 38 29 1

5

N N

15 13 192 19 15 10

UJ 1 3

27 27 80 214 42 26 UJ 1 N N 3 16 20 140

214 42 26 1 N N

16 12 214 18 20 10

UJ 1 4

19 22 80 177 21 UJ 1 N N 4

20 21 120 177 21

1 §

N N

18 14 177

— 17 20 UJ

5 — 22 100 205 20 z 1 N N 5 33 22 140

205 20 1

§

N N

20 20 200 co

30 30 10 UJ w 1 6

30 30 80 210 50 50

UJ w 1 S S 6

30 30 140 210 50 50

1 S S

30 30 210 z

30 26 20 UJ 00 1 7

30 20 100 235 50 26

UJ 00 1 N N 7 32 26 190

235 50 26 1

5

N N

32 24 235 z

17 20 10 UJ co 1 8

23 23 60 200 27 10

UJ co 1 N N 8

20 22 110 200 27 10

1 5

N N

4 14 200 z

— — — UJ 1 9 — — — + 150 14

UJ 1 N N 9

30 16 110 + 150 14

1 5

N N

10 15 150

— 5 10 UJ 1 10 — 10 90 170 30 15

UJ 1 N N 10

— 20 150 170 30 15

1 5

N N

— 22 170

— — — UJ

11 — — — + 110 18 1 N N 11 — 15 100

+ 110 18 5 co

N N

— 10 110 5 co

20 15 10 UJ co 1 12

25 16 70 173 20 25

UJ co 1 N N 12

20 6 130 173 20 25

5 N N

17 2 170 z

66

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CUADRO ANALITICO DE ENTERRAMIENTOS

TUMBA N° ANCHURAS DISTANCIAS

ALA LONGITUD PROFUNDIDADES

RES

TO

S O

SEO

S

i TUMBA N° A. DCH.

(A d) A. IZQD.

(A i) CABECERA

(D) (L) CABECERA

(P c) PIE (P P) O R

ESTO

S O

SEO

S

23 20 20 UJ co I 13

25 20 100 202 24 15

UJ co I N N 13 15 25 160

202 24 15 N N

10 18 202 z

10 24 10 UJ co I 14

20 26 90 203 14 24

UJ co I N N 14

19 20 150 203 14 24

5 N N

9 16 203 z

20 20 10 z I 15

20 20 50 102 20 15 z I N N 15

22 22 80 102 20 15

co N N

20 20 102 24 20 20 UJ

I 16 20 24 80 176 20 12

UJ

I N N 16 24 19 120

176 20 12 5

N N

15 176 20 15 10 UJ

I 17 28 15 80 191 37 30

UJ

I N N 17 26 12 130

191 37 30 5

N N

8 4 190 16 24 10 LU

| 18 18 18 100 180 28 24

LU

| N N 18 17 14 140

180 28 24 5

N N

10 10 180 13 16 10 UJ

I 19 18 18 50 152 20 15

UJ

I N N 19 15 17 90

152 20 15 5

N N

8 5 152 37 18 20 UJ

co I 20

44 26 50 175

UJ co I N N 20

40 30 100 175 N N

20 20 175 z

18 20 10 UJ co I 21

18 18 50 178 22 18

UJ co I N N 21

15 15 100 178 22 18

5 N N

12 8 178 z

17 18 10 UJ

I 22 22 18 80 + 151 18

UJ

I N N 22 20 14 151

+ 151 18 5

N N

22 17 10 UJ

I 23 30 27 50 186 40 16

UJ

I N N 23 23 22 110

186 40 16 5

N N

6 15 186

14 15 10 UJ

I 24 14 15 50 138 24 28

UJ

I N N 24 12 14 80

138 24 28 5

N N

8 8 130

67

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CUADRO ANALITICO DE ENTERRAMIENTOS

TUMBA N8

ANCHURAS DISTANCIAS ALA LONGITUD

PROFUNDIDADES ig

RES

TO

S O

SEO

S

3 TUMBA N8

A. DCH. (Ad)

A. IZQD. (A i)

CABECERA (D) (L)

CABECERA (Pe)

PIE (P P)

j i j \*/ LT O O

RES

TO

S O

SEO

S

ID

18 16 10 LU I 25

22 19 70 188 27 23 LU I N N 25 24 18 140

188 27 23 1 N N

26 12 180 10 10 10

LU 1 26

15 15 80 200 LU 1 N N 26 12 30 130

200 1

§

N N

20 20 190 4 7 20

LU 1 27

8 10 80 187 LU 1 N N 27

— 30 130 187

1 5

N N

22 14 180 21 20 10

LU 1 28

26 26 90 188 31 30 LU 1 N N 28

16 18 150 188 31 30

1 §

N N

15 10 180 20 15 20

LU 1 29

20 18 90 178 23 25 LU 1 N N 29

20 15 140 178 23 25

1 N N

18 11 170 20 20 10

LU 1 30

22 25 50 113 28 10 LU 1 N N 30

20 25 70 113 28 10

1 5

N N

20 21 113 18 20 20

LU 1 31

18 23 90 200 30 LU 1 N N 31 14 18 140

200 30 1

5

N N

12 18 200 28 24 20

co 1 32

28 35 80 182 42 30 co 1 N N 32

26 25 130 182 42 30

1 z

N N

21 25 170 24 17 20

co 1 33

22 16 60 120 32 25 co 1 N N 33

20 14 90 120 32 25

1 z

N N

15 10 120 18 22 20 LU

CO

| 34 20 21 80 225 25 17

LU CO

| N S 34 25 15 180

225 25 17 N S

20 10 220 z

28 27 10 LU CO 1 35

26 26 80 180 30 20

LU CO 1 N N 35

28 28 140 180 30 20

5 N N

25 24 180 z

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tener presentes, de momentos protomedievales nos obligan a rebajar la fecha, de ahí que por el momento y mientras no tengamos nuevos datos debemos establecer para la necrópo­lis rupestre de Tiermes una data entre finales del siglo VII y principios de la centuria del X .

II. MATERIALES

Este conjunto cementerial se asienta sobre unas canteras romanas, aún sin estudiar, lo que hace que la mayor parte del material, por no decir su totalidad, sea romano o de tradición romana.

Otra característica a destacar dentro del bloque de hallaz­gos es la influencia de la proximidad del río, que ha produci­do una fuerte corrosión en los materiales, llegando, incluso, en el caso de la sigillata, a perder parte del barniz.

Todas las piezas tal y como prescribe la Ley de Patrimo­nio han quedado depositadas en el Museo Numantino, las 1099 de la primera campaña con el expediente 81/31, y las de la segunda, 82 con el 82/10.

En ambas campañas han predominado los restos de ce­rámica: sigillata hispánica, gálica; cerámica común roma­na: cocina, mesa y pintada. La mayoría en pequeños frag­mentos sin forma. 2 8 No creemos oportuno detenernos en el estudio de estos fragmentos, ya que por una parte no van a aportar nada destacable al análisis que nos ocupa y además en la actualidad están siendo objeto de estudios monográ­ficos. 2 9

Los fragmentos de vidrios, igualmente de cronología ro­mana, tampoco aportan datos novedosos, si exceptuamos un vaso globular hallado en la tumba 34. Esta pieza de tonos verdosos ha sido estudiada por Miguel López que sitúa su data a fines del siglo V . 3 0 Se trata de un hallazgo que "a prio-ri" puede considerarse cerrado, ya que esta sepultura poseía una cobertera formada por una losa de unos 500 kilos apro­ximadamente. Pero también es lógico pensar que puede ha­ber sido utilizado e introducido en época posterior a la de su uso común.

De este período, aunque de siglos anteriores, es una moneda de Commodo Antonino, hallada en niveles de re­vuelto.

E l resto de los hallazgos, metálicos, parecen correspon­der a época visigoda o principios del medievo. Las cuentas de collar de ámbar también se pueden datar en el mundo vi­sigodo.

E l número de clavos puestos al descubierto, una veintena, nos hace suponer que algunos enterramientos hubiesen con­tado con ataúdes de madera.

Se han sacado a la luz algunos anillos y hebillas, aunque, como ya indicábamos anteriormente, en un estado de alta corrosión.

Destaca el anillo número 81/31/999 datable en época visi­goda y con sus paralelos más claros en Marugán, 3 1 y espe­cialmente la hebilla, n° 81/31/1093, de cinturón correspon­diente al tipo que acompaña por lo general a las placas liriformes. Su data puede llevarse a los ss. VI-VII como ya vi­mos en otra pieza de Tiermes,3 2 y en las de Carpió de Tajo, 3 3

Suellacabras,34 Numancia, 3 3 Los Afligidos 3 6 etc. Por último, y también dentro de esta cronología, tenemos

una serie de cuentas de collar, 81/31/1002, de ámbar -que no es sino resina fósil , en este caso de color rojizo; piezas si­milares se dan en Carpió de Tajo, 3 7 Segóbriga 3 8 e incluso en Tiermes.3 9

Como puede apreciarse nos encontramos con una serie de hallazgos lógicos de este yacimiento,40 pero ilógico en este ti­po de necrópolis, si no fuese por su situación. En resumen, y respecto a los materiales, podemos afirmar que estamos ante una presencia de cerámica de época romana, y restos del mo­mento visigodo, predominando las piezas de los siglos VI-VII. Esto viene a confirmar una vez más la teoría de C. de la Casa Martínez sobre la presencia del pueblo germánico en Tiermes.

III. CONCLUSIONES GENERALES.

Esta necrópolis viene a demostrar la no despoblación del yacimiento termestino, que algunos autores han querido afir­mar.41

Se trata, sin duda alguna, de un conjunto cementerial que une el período visigodo con el del medievo. No olvidemos que a 300 metros en dirección oeste se encuentra una necró­polis de plena Edad Media.

La pena es que no conocemos el número suficiente de ce­menterios rupestres como para proceder a un análisis más profundo, y los que conocemos son con escasos o nulos ha­llazgos materiales.

Sin embargo sí podemos establecer algunas conclusiones. Se trata de un camposanto excavado en roca de los últimos momentos de época hispano-visigoda S-VII o principios de la Edad Media. Sus enterramientos han sido violados a lo largo de la historia, y están orientados en su mayoría de W-

Los que aportan formas se han incluido en las figuras. 2 9 Bajo la dirección de Argente Olí ver, se están realizando en la actúa

lidad una sene de Tesis de Licenciatura sobre diferentes materiales cerámi eos de época romana del yacimiento de Tiermes.

3 0 Pieza en estudio por Miguel LOPEZ. Este investigador data el vasito en el siglo V, según afirma en una comunicación presentada (no publicada) al I Symposium de Arqueología Soriana. La misma fecha se dan para las piezas, similares, que se exponen en el Museo Monográfico de Saldaña.

3 1 ZEISS, Hans. Die Grabfunde aus dem Spanischen Westgotenreich. Berlin und Leipzig. 1934. Tafel 23.

3 2 ARGENTE OLIVER, J.L. et alii. Op. cit. Tiermes I. Pág. 291. 3 3 MERGELINA, C. de "La necrópolis de Carpió de Tajo. Notas sobre

ajuaren sepulturas visigodas". B.S.E.A.A. XV. Valladolid 1949. Págs. 145-54 y RIPOLL, Gisela. "La necrópolis de El Carpió de Tajo" (Toledo). E.A.E. 142 Madrid 1985.

3 4 ZEISS, Hans. Op. cit. Tafel 7. 3 3 ZEISS, Hans. Op. cit. Tafel 7. 3 6 FERNANDEZ GALIANO, Dimas. "Excavaciones en la necrópo

lis hispano visigoda del Camino de los Afligidos (Alcalá de Henares)." Noticiario Arqueológico Hispánico. Arqueología IV. Madrid 1976. Lám. XIV.

3 RIPOLL, Gisela. Op. cit. Pág. 32. 3 8 ALMAGRO BASCH, Martín. La necrópolis hispano visigoda de Se

góbriga. Saeltces. Cuenca. E.A.E. 84. Madrid 1975. 3 9 DE LA CASA MARTINEZ, en este mismo volumen al estudiar la ne

crópolis de la Ermita. 4 0 Puede apreciarse en los tomos correspondientes a Tiermes I, Tiermes

II y en el actual Tiermes III. 4 1 ORTEGO FRIAS, T. Op. cit. Ed. 1975. Pág. 42.

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E. De sus moradores no podemos afirmar gran cosa, aunque parece lógico que fuesen esos campesinos que "soportaron" la denominada Reconquista, y que se asentaría en las habita­ciones rupestres o en hábitats aún no excavados.

La pobreza de materiales es la usual tanto en los enterra­mientos de fines del momento hispano-visigodo 4 2 como en los de principios de la Edad Media. De ahí que junto a estos escasos hallazgos hayamos tenido que acudir a la tipología para su datación, que de forma general puede situarse entre

finales del siglo VII a finales del IX o principios del X , en que se dejaría de utilizar este camposanto para ser deposita­dos los difuntos en la necrópolis de la Ermita.

Se podría señalar una serie de paralelos próximos a este ti­po de enterramientos, pero por el momento y dados los esca­sos estudios es poco lo que aportaríamos, por eso creemos conveniente esperar a que se concluya el análisis que en la actualidad se está haciendo sobre los cementerios medieva­les de Soria. 4 3

70

FERNANDEZ GALIANO. D. Op. cit. Pág. 71. medievo sonano: estudio arqueológico. Tesis doctoral bajo la dirección del CASA MARTINEZ, C. de la. Las necrópolis hispano cristianas del Dr. Riu i Riu en fase de redacción.

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Tumba 28

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Tumba 34

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Figura 35. Cerámica común romana. Campaña ¡9SI.

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74

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1 0 7 7

Tieniti 38. Materiales metálicos. Campaña 1981.

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Figura 39. T.S.II. y vaso de vidria, correspondiente al ajuar de la umiltà número 34. t 'ampona I9H2.

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Lámina X. Vista general de la excavación del sedar A; detalle de una tumba trapezoidal, incitativos José l.nis Argente).

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N E C R O P O L I S M E D I E V A L D E H E R M E S III

Carlos de la Casa Mar t ínez

I N T R O D U C C I O N

Una concatenación de acontecimientos van a marcar las características de nuestra memoria oficial de excavaciones, pues si en un principio habíamos optado por presentarla de forma similar a las dos anteriores,1 no ha podido efectuarse así. Las motivaciones, como ya se ha indicado, son varias. En primer lugar, y creemos que por si sólo motivo justifica­do, es que este yacimiento forma parte, y muy importante, de nuestra Tesis doctoral 2; en segundo lugar hemos de informar que con este trabajo cerramos un primer ciclo de Investiga­ciones en lo que hemos venido denominando Necrópolis Me­dieval de Tiermes y esto nos ha inducido a establecer, aun­que de forma muy general, una visión de conjunto de nues­tro trabajo, de forma parcial ya se hizo.3 A esto debemos unir el que hemos excavado en un yacimiento con restos de dife­rentes épocas, algunas de las cuales están siendo objeto de estudios monográficos 4 y sobre la fase visigoda, de gran im­portancia para la cultura de ese momento en la cuenca del Duero, estamos trabajando actualmente.9

Sin embargo, sí incluiremos información, lo suficiente­mente explícita, como para conocer esos momentos históricos.

Por último, al presentar de forma única y global todos los resultados de estos años de investigación en el Yacimiento de Tiermes, el volumen de la publicación sería excesivo y por ello hemos tratado de resumir al límite no solo el texto, sino también la presentación gráfica.

Como puede observarse han sido varias y diferentes las

1 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José Ma ría. "Necrópolis medieval en tomo a la Ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes. Campaña 1975 1978". En TIERMES I. E .A.E. 111, Madrid 1980. págs. 251 397. CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVA RRO, Elias. "Excavaciones arqueológicas en el yacimiento medieval de Tiermes. Campañas 1979 1980". En TIERMES II. E.A.E. 128. Madrid 1984. págs. 321 415 y 481 526.

2 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Necrópolis medievales hispano cristianas de Soria: estudio arqueológico. Tesis doctoral, en realización, ba jo la dirección del Prf. Dr. D. Manuel Riu i Riu.

3 CASA MARTINEZ, Carlos de la. 'Tiermes medieval: necrópolis me dieval". Celtiberia n°62. Soria 1981. págs. 295 296. CASA MARTINEZ, "Necrópolis medieval y Ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes". Celtiberia 64. Sona 1982. págs. 348 352. CASA MARTINEZ, Carlos de la, DOMENECH ESTEBAN, Manuela y FLON MARCA, Alicia "Necrópolis

causas que nos han "forzado" a exponer de esta forma la Memoria correspondiente a los años 1981-1985 en lo que a la necrópolis medieval de Tiermes se refiere, cuya impor­tancia es fundamental, pese a que existen opiniones contra­dictorias al respecto, para conocer una etapa importante del yacimiento.

La estructura de este trabajo, como puede observarse en el índice, es muy sencilla. Presentamos, tras estas breves líneas introductorias, una relación explicativa de nuestras investi­gaciones de campo, por campanas, analizando en bloques por una parte 1975-19786 y por otra 1979-1980,7 ya que am­bos han sido objeto de monografías anteriores.

El resto se muestra de forma individual, y terminamos el capítulo con unas conclusiones parciales de las excavaciones arqueológicas.

Continuamos analizando de forma global los materiales exhumados, deteniéndonos con mayor precisión en los de da­ta medieval. Proseguimos con una nota de carácter antropo­lógico, comentando algunos datos obtenidos de los análisis paleopatológicos de los restos óseos.

E l apartado de conclusiones generales expone los resulta­dos y las hipótesis a las que hemos llegado, después de once años de trabajo de campo, en lo que al mundo funerario del medievo termestino se refiere.

En una memoria de esta idiosincracia y de tan dilatado tiempo en las diferentes labores, es lógico que hayamos con­traído deuda de gratitud con numerosos colaboradores y amigos, que de una forma u otra han contribuido a que po-

medieval en torno a la ermita de Nuestra Señora de Tiermes". Celtiberia 66. Soria 1983. págs. 358 360. CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NA VARRO, Elias. "Ermita románica de nuestra Señora de Tiermes. Celtiberia 68. Soria 1984. págs. 294 299. CASA MARTINEZ, Carlos de la. "Necró polis medieval de Tiermes. Campaña 1985". Cuadernos de Arqueología So nana. Soria (en prensa).

4 Actualmente realizan tesis doctorales y de licenciatura o trabajos mo nográficos sobre este yacimiento: Pilar Estefanía: Terra Sigillala, Fernán do López Ambite: cerámica común romana y Alberto Béseos: cerámica común romana pintada.

5 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Tiermes Visigodo, en preparación. 6 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José Ma

ría. Op. Cit. Tiermes I. 7 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. Op.

cit. Tiermes II.

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damos presentar este estudio. A todos ellos que, como des­graciadamente es costumbre, han contribuido de forma to­talmente gratuita, deseamos, desde estas páginas, decirles gracias. Esta gratitud se debe hacer extensiva a algunas Ins­tituciones. Los copartícipes en las excavaciones han sido, Manuela Doménech Esteban, codirectora en 1981 y 1982; Elias Teres Navarro, codirector en 1983; Alicia Flón Marca adjunta a la dirección en 1981-1983 y Yolanda Alvárez del Barrio, adjunta a la dirección en 1982-1985. La planimetría ha sido realizada por el autor que esto escribe con la cola­boración en 1982 de los entonces alumnos, de la escuela Su­perior de Bellas Artes de Valencia, Jesús Cabrerizo y Car­lota Li l lo ; la puesta a limpio ha sido asumida por los servi­cios técnicos del Museo monográfico de Tiermes. También han colaborado un sin fin de alumnos de las universidades de: Madrid Autónoma y Complutense , Alicante, Vallado-lid y París.

En los trabajos de laboratorio han actuado, en el campo antropológico, el Dr. Reverte Coma y la Leda. Doménech Esteban y en el paleontológico el Prf. Molero.

Tampoco podemos olvidar, aunque su actuación no fuese directa, a José María Izquierdo Bertiz y Alfonso González Uceda quienes comentaron ampliamente sobre el terreno los diferentes planteamientos que podían realizarse.

Entre las instituciones tenemos: Ministerio de Cultura, D i ­rección General de Bellas Artes, Instituto de la Juventud; Junta de Castilla y León, Dirección General de Patrimonio Cultural; I N E M , y Diputación Provincial, Servicio de Inves­tigaciones Arqueológicas y Servicio de Vías y Obras.

Soria-Enero de 1988

I. E X C A V A C I O N 1.1. P L A N T E A M I E N T O G E N E R A L

Nuestra intervención arqueológica ha tenido dos fases o aspectos, matizadamente diferentes, la exhumación de la ne­crópolis situada en torno a la Ermita y la excavación de al­gunos puntos del templo románico. Esto nos obligó a plane­ar dos sistemas metodológicos distintos.

En el primer caso, y ante el escaso número de trabajos en yacimientos medievales, y la falta de una metodología cohe­rente para intervenir en camposantos, decidimos establecer un plano director de los trabajos. Ya se conocía con anterio­ridad restos del cementerio por sondeos de T. Ortego 8 y al­gunos del interior de la Iglesia de época anterior.9 Este se planteó por el sistema, ya clásico, de cuadrículas de dos por dos metros, pues ello nos facilitaría dos entes, por una parte el tener cuadriculada toda la excavación, lo que nos permiti­ría ampliar a calicatas mayores dentro de esa misma norma, como posteriormente se hizo, pero a la vez no perdíamos la facilidad de tomar datos con una mayor y mejor precisión.

Para esto procedimos a delimitar dos zonas, quizás debe­ríamos hablar de tres. La primera abarca la parte Occidental del conjunto arquitectónico y se excavó de 1975 a 1980; la segunda se sitúa en el frente meridional de la galería portica-da, en el ángulo SW, y fue motivo de trabajos desde 1975 a 1984, y la tercera zona comprende todo el área Oriental del ábside, fue exhumada entre 1976 y 1984. Posteriormente se

ORTEGO, Teógenes. Tiermes. Ciudad rupestre celtíbero romana. Madrid 1975. Hoy día hay varias ediciones.

hizo un pequeño corte, sobre el que hablaremos en su mo­mento, cerca del pórtico.

En lo que se refiere al templo optamos por acudir al mé­todo conocido de pequeñas catas o sondeos, ya que nuestros objetivos se centraban en problemas y puntos concretos. En 1979 excavamos en el interior de la Sacristía con el fin de conocer su subsuelo y en 1980 comprobamos el arranque de las columnas, hoy soterradas, de las jambas correspondien­tes a las puertas de acceso. Entre 1981 y 1983 se inició la la­bor de desencalado del interior de la Ermita, poniendo al descubierto algunas muestras de construcciones ocultas has­ta ese momento, pero de fábrica románica y posiblemente anterior.

/././. Campañas 1975-1978 10

El trabajo se centró en dos áreas, una situada en la zona S W del conjunto eclesial y la segunda en torno al ábside.

Como se ha indicado, anteriormente, nuestra intención era poner de manifiesto la presencia del conjunto cementerial y su delimitación, para en un futuro estudio poder incluirlo dentro del mundo funerario del medievo meseteño.

1.1.1.2. Zona Suroccidental

Esta zona quedó subdividida en dos puntos, A y B , que posteriormente serían unificados.

En el primero de ellos, situado en el frente occidental de la actual Ermita, se detectaron y exhumaron catorce sepultu­ras, un muro de época protomedieval y una calzada, vía de funcionamiento interno de la ciudad, que debió abandonarse en momentos visigodos.

En el segundo, B, sito en el lateral meridional del pórtico, excavamos un pasillo, poniendo al descubierto otra serie de enterramientos de lajas. De este área se debe destacar el ha­llazgo "in situ" de una estela discoidea y el descubrimiento y posterior documentación de los cimientos de la galería por-ticada, realizados a base de sillarejos.

Las tumbas se presentaban de forma regular y bastante ordenadas tanto en relación al templo como al pórtico. Pu­diéndose comprobar la existencia, en la zona A , de varios niveles de sepulturas, en algunos casos hasta tres. E l tipo más común son las de lajas, que alternan con sarcófagos, fo­sas y deposiciones.

La cronología se nos mostró con una coherencia lógica, SS-XII-XIII.

De época protomedieval se puso al descubierto un pavi­mento, romano, en dirección N-S, bastante degradado; su es­tructura, sencilla, constaba de un "rudus" y sobre él un enlo­sado. De este faltaban bastantes elementos, estando otros muy deteriorados. Encima del mismo yacían dos esqueletos, orientados de norte a sur, que por sus ajuares pueden llevar­se a fines de la centuria del VII, principios de la siguiente.

En la misma zona se excavó un muro en dirección oeste-este, que en un principio pensamos que iría a encontrarse con el muro poniente de la ermita románica. Realmente se trata de un doble múrete, rehecho uno sobre otro, posiblemente en tres fases. Su factura, mediocre tirando a mala, es a base de

9 CALVO, I. •Termes ciudad celtíbero arevaca". Revista Archivos Bi­bliotecas y Museos. XXIX. Madrid 1913. págs. 374 387.

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pequeños cantos, piedras y bloques de arenisca material re-aprovechado de construcciones romanas . Su funcionalidad nos es desconocida y su data la podemos situar entre fines del mundo clásico y el siglo X I , época en que la necrópolis estaría en uso.

Asimismo se detectaron restos arquitectónicos visigo­dos, concretamente fragmentos de frisos decorados con te­mas geométricos, sobre los que volveremos posterior­mente.

1.1.1.3. Zona Oriental

En la zona Este o área del ábside, concretamente en el contorno de éste, se abrieron dos catas a ambos lados, que en campañas posteriores fueron unificadas.

En primer lugar, se debe indicar que nos encontramos con que los enterramientos cubrían la moldura, de fábrica romá­nica, del ábside, lo que ya nos aportaba "a priori" un mayor potencial de niveles y una cronología más tardía con respec­to al frente suroccidental.

Los restos funerarios excavados fueron similares a los del resto del conjunto: tumbas de lajas, sarcófagos y deposicio­nes. En la parte norte se detectó un pequeño osario, al que subyacían sepulturas de lajas, delimitado por un muro, com­puesto de una amalgama de piedras y sillares situados sobre un nivel de cenizas que separaba el osario de los enterra­mientos.

En total descubrimos catorce sepulturas. Las característi­cas, ya expuestas, se incluyen dentro de las generales, en el punto anterior, aunque en este área la densidad era mayor, hasta poder hablar de una falta, relativa, de orden. Casi se "atropellan" unas con otras, pero esto es, en cierto modo, comprensible, dado el número de tumbas y el reducido espa­cio físico que ocupan, siendo un conjunto más heterogéneo que el de la zona SW. La cronología de lo excavado nos lle­vó a la 2' 1/2 del XII-XIII.

Resumiendo, la parquedad de datos, a excepción de la ti­pología y la antropología aportada, nos lleva a una muestra más de este tipo de cementerios. La ausencia de ajuares es una constante, si omitimos los hallazgos monetales, de ahí que decidiésemos continuar los trabajos para obtener un buen análisis de conjunto.

1.1.2. Campañas 1979-1980 »

Durante ambos años se trabajó en la Ermita románica y en la necrópolis.

1.1.2.1. Ermita

Las investigaciones arqueológicas en la Ermita de Nues­tra Señora de Tiermes se centraron en dos puntos. En la Sa­cristía, con el fin de conocer su subsuelo e intentar ponerlo en relación con las estructuras exteriores, y en la entrada, pa­

ra observar el nivel de las bases de las columnas, hasta en­tonces soterradas.

1.1.2.1.1. Sacristía

La Sacristía, o estancia destinada a esa misión, es una pe­queña habitación, situada al norte del templo, casi cuadrada. Su cubierta es una bóveda de cañón.

Nuestra intención al intervenir en este punto era poner sus niveles en relación con la cimentación exterior, ya que dos sillares, de data clásica, se introducen hacia esta zona y esto nos permitía suponer una posible existencia de restos ante­riores bajo la iglesia.

Se escavó toda la habitación. Primeramente se retiró el re­lleno hasta llegar a un enlosado, de época moderna, formado por piezas mas o menos irregulares, perfectamente instaladas y encajadas. Por debajo de este se profundizó los setenta y dos centímetros, en donde se alcanzó el suelo virgen, que coincidía, composicionalmente, con el del exterior.

En los primeros estratos, y siempre por encima del enlo­sado se hallaron varias monedas, correspondientes a los mo­narcas: Felipe V y Carlos III.1 2 Esto nos permitió datar este suelo en las centurias del XVII-XVIII .

E l resto de la excavación fue estéril tanto en estructuras como en material. Quizás, si es que llegaron a existir, desa­parecieran con la reforma de estos momentos, que coincidió con un cierto auge económico. 1 3

1.1.2.1.2. Entrada de la iglesia

En 1980, año en que se comenzó a pensar en un proyecto de restauración para este edificio, y con el fin de obtener conoci­miento del acceso al templo, ya que las bases de las columnas estaban enterradas, se optó por proceder a realizar dos sondeos, uno a cada lado de la puerta. Una apertura se situó al pie de la jamba izquierda del arco, para ello se marcó una calicata de 70 x 70 cms, para ampliarse posteriormente a 110 x 110 cms. Tras retirar el material de relleno, restos óseos muy fragmentados, al­gunas tejas y un sillar, se alcanzó el suelo a una profundidad de 135 cm, y en él se detectó el basamento de la columna.14

Esta operación, aunque con distintas dimensiones, se re­pitió en la jamba derecha, obteniéndose resultados similares.

El punto al que se llegó, ya indicado, es que las basas se soterraron al realizar la galería porticada y construir ésta en un nivel superior al templo.

Los materiales, todos procedentes de revuelto, fueron tres monedas: Enrique II, Enrique III y Reyes Católicos, y algu­nos objetos metálicos.

1.1.2.2. Necrópolis

En la necrópolis continuamos con la metodología emple­ada en años anteriores y en las mismas zonas, exhumando unas y ampliando otras.

1 0 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José Ma­ría. Op. cit. Tiermes I.

" CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. Op. cit. Tiermes II.

1 2 CASA MARTINEZ, Carlos de la. "Seis piezas de maravedises pro­cedentes de Tiermes". Cuadernos de Numismática 24 25. Madrid 1980,

pâgs. 20 y ss. 1 3 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elfas. Op.

cit. Tiermes II. pâgs. 337. 1 4 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elfas. Op.

cit. Tiermes II. pâgs. 345.

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1.1.2.2.1. Zona Suroccidental

Nos centramos en el punto B, en donde procedimos a la apertura de siete enterramientos, que hasta el momento se en­contraban cubiertos.

La tónica fue la misma que en el resto de las sepulturas, reaprovechamiento de las mismas y ausencia de hallazgos cerrados, excepto dos monedas de Enrique II de Castilla y un colgante de fines del siglo X I V .

1.1.2.2.2. Zona oriental

En esta zona llevamos a cabo dos objetivos, el primero abrir diez nuevos enterramientos, ya detectados, todos ellos de estructuras y características similares a las del resto del conjunto funerario. En este área, y como ya venía siendo habitual, los hallazgos, monetales en casi su totalidad, fue­ron más abundantes, lo que nos permitió ampliar la crono­logía hasta el siglo X V , para las sepulturas de los niveles superiores.

La segunda misión fue aumentar la zona de excavación en cuatro metros hacia el este, para comprobar si el nivel as­cendente de las tumbas era una constante o una circunstancia aislada y además se pretendía observar cual era el motivo de que existiese una zona central, a modo de pasillo, sin sepul­turas. A todo esto podríamos unir el hecho de conocer los lí­mites del recinto sepulcral.

Una vez exhumada esta ampliación se pusieron al descu­bierto, diecinueve nuevas sepulturas. Se vio que la densidad de éstas iba disminuyendo y que el conjunto se extendía, aún más, hacia saliente.

Igualmente se comprobó que esa especie de corredor, sin restos de tumbas, era un osario, producto de la reutilización, constante y continua, de sepulturas.

También se descubrieron unas estructuras de carácter ar­quitectónico que, como se comprobó posteriormente, son de cronología clásica.

Los materiales que aparecieron continuaron siendo mone­das, un fragmento de estela discoidea medieval y restos ce­rámicos romanos, entre los que destacan los ladrillos con marca."

1.1.3. Campaña 1981 16

A l igual que en años anteriores marcamos nuestra inter­vención en dos zonas con el fin de poder ir conociendo la dispersión y extensión del conjunto cementerial.

1.1.3.1. Zona Suroccidental

En el área sur, concretamente en el punto que venimos de­nominando B, ampliamos el corte de trabajo tres metros hacia el mediodía, marcando con ello una superficie total de 58,5 m J.

Eramos conscientes de que íbamos a topar con una parte de la necrópolis ya "excavada". Según informaciones loca-

1 5 CASA MARTINEZ, Carlos de la "Marca de alfarero en ladrillos ro manos procedentes de Tiermes (Soria). Homenaje al Prf. Martin Almagro Basen. T IV. Madrid 1983. págs. 53 66.

1 6 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op.cit. Tiermes medieval... págs. 295 296.

les, en 1969, D. Teógenes Ortego y Frías había exhumado este corredor y abierto algunos sepulcros, que posteriormen­te fueron tapados."

Esta situación produjo un nivel de revuelto incoherente en este cementerio, en donde detectamos tumbas intactas, se­pulturas sin coberteras y otras a medio excavar, dando lugar a una situación totalmente anómala.

Se aportaron al conjunto doce nuevos enterramientos de los que abrimos tres que posteriormente fueron excavados.

1.1.3.2. Zona Oriental

Durante esta campaña se centró la operación en la apertu­ra de las sepulturas adosadas al ábside para comprobar los ci­mientos y el potencial del mismo. En algunos casos la base había sido rota para introducir o aprovechar la misma como cabecera de tumba.

Una vez excavadas y desmanteladas éstas se puso al des­cubierto un segundo nivel de enterramientos, aunque de menor intensidad, lo que viene a ser lógico ya que serían más antiguos y, por lo tanto, la necrópolis no estaría tan sa­turada.

Los hallazgos continuaron brillando por su ausencia, nos referimos a*los de época medieval, no sucedió lo mismo con los de momentos anteriores. Se detectaron más de dos mil fragmentos cerámicos de filiación romana, primordialmente cerámica común y pintada.

Continuaron apareciendo fragmentos arquitectónicos de­corados con motivos geométricos, de época visigoda, utili­zados como lajas de las tumbas, lo que nos indica, una vez más, la reutilización de materiales.

1.1.4. Campaña 1982 18

Durante la campaña de 1982 centramos nuestra investiga­ción, fundamentalmente, en la zona SW, sin olvidar la orien­tal; pues queríamos conocer, por una parte los niveles de se­pulturas, y por otra parte la expansión meridional de la ne­crópolis.

1.1.4.1. Zona suroccidental

Intervinimos en el área B, que se amplió dos metros ha­cia occidente. De esta forma se abrieron diez enterramien­tos, todos ellos de lajas con un doble nivel de sepulturas. Dos de éstas fueron desmanteladas para conocer lo que les subyacía, detectándose la presencia de un muro, de buena factura, que atravesaba toda la zona abierta de norte a sur; junto a éste notamos la presencia de tres deposiciones de esqueletos A , B y C y un pequeño múrete perpendicular al anterior.

En la esquina occidental de la zona B se descubrió una amplia estancia excavada en la roca arenisca y una serie de restos arquitectónicos de época romana, que denunciaban el derrumbe de alguna construcción de momentos imperiales.

1 7 Hasta el momento no se ha publicado la memoria correspondiente, aunque conocemos lo realizado gracias a dos fotografías, amablemente en tregadas por D. Teógenes Ortego, a quien agradecemos su atención.

1 8 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Necrópolis medieval v er mita ... págs. 348 352.

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En esta "habitación" se hallaron una serie de materiales de una clara unidad cronológica, destacando los cuencos care­nados de cerámica pintada, con formas similares a las que se vienen denominando de "Alto Duero", siendo patente la ca­si ausencia de "térra sigillata".

También abrimos un nuevo corte, de 24 m 2 , sector P, que quedó situado en la esquina SE del pórtico, contra­puesto al B , dejando entre ambos un camino de acceso a la galería pórticada por su entrada meridional. E l resultado de esta apertura fueron catorce nuevas sepulturas, todas ellas de lajas y con características idénticas al resto de tumbas, tanto en orientación, W - E , estructura, como distribución espacial.

1.1.4.2. Zona oriental

E l objetivo se centró en la exhumación de siete enterra­mientos, todos ellos de lajas e idénticos a los del resto del ce­menterio.

Se procedió a la limpieza y retirada total del osario, des­cubierto en 1980, situado en el centro del cuadro. Este, aun­que nulo en materiales, nos permitió tener nuevos datos pa­tológicos para el conocimiento de las gentes que fueron en­terradas en este camposanto.

Los hallazgos, al igual que en campañas anteriores, fueron fundamentalmente romanos y primordialmente ce­rámicos, destacando, de nuevo, los ladrillos con la marca S A T V R - N I N V S , lo que hace patente la existencia de un horno y quizás más de uno, como quiere denunciar la presencia de moldes de "térra sigi l lata". 1 9 También es digno de mención las piezas de cerámica pintada de " A l ­to Duero".

1.1.4.3. Ermita

Paralelamente a los trabajos arqueológicos se continuó con la labor de desencalar y limpiar las paredes de la Iglesia. Esta operación aportó datos de sumo interés para el conoci­miento de la historia del templo y del lugar.

A l limpiar el arco del triunfo, y tras retirar algunos estra­tos de cal, sacamos a la luz una moldura sogueada, en muy mal estado de conservación, producto, sin duda, de la ac­ción de cubrición en el siglo X V I . Pero lo más destacable fue el hallazgo de un epígrafe, sobre una fina capa de cal, que decía:

SIENDO C U R A VICARIO D. J U A N M I G U E L M T Z . Tras comprobar los datos en el Archivo de la Diócesis de

Osma-Soria, y gracias a su archivero D. Teófilo Portillo, po­demos indicar que debe tratarse de D. Juan Martínez, vicario de Tiermes y Manzanares entre 1587 y 1592.

Este importante documento histórico nos aportó el nom­bre del responsable de la Ermita, en momentos que se nos antojan de cierta importancia para la misma y que coincidie­ron con el encalamiento del templo.

Otro dato a destacar fue el descubrimiento, en la pared oc-

1 9 FERNANDEZ MARTINEZ, Víctor M. "El taller de cerámica sigilla ta de Tiermes". Homenaje al Prf. Martín Almagro Basch. Tomo IV. Madrid 1983 págs. 21-30. CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. "Aportaciones al estudio del alfar de Terra Sigillata en Tiermes". Ac­tas del 1° Symposium de Arqueología Soriana. Soria 1984. págs. 361 375.

cidental, junto al coro, de una ventana abocinada de época románica.

Igualmente se destapó un vano adintelado en la pared sep­tentrional, su construcción data de momentos más recientes y es probable que su función fuese de acceso directo a la ca­sa aneja al templo, "la hospedería", aunque algunas personas de la comarca hablan de una salida al palomar, que hasta no hace muchos años acompañaba a la espadaña.

1.1.5. Campaña 1983 20

A l igual que en años anteriores, marcamos nuestra labor de campo en dos núcleos, continuando de esta forma las in­vestigaciones en marcha.

1.1.5.1. Zona Suroccidental

En lo que se ha denominado Sector A , exhumamos dos tumbas, ya conocidas desde 1981, con el fin de limpiar y ob­servar un tramo más de la vía empedrada que subyacía a és­tas. Una vez concluida esa misión, se pudo ver cómo el enlo­sado gira hacia el oeste, en busca de lo que se conoce, actual­mente, como foro. Esto nos permite plantear la hipótesis de que esta calzada, de funciones internas en el antiguo Termes, arrancaría de una de las puertas de la muralla y se dirigiría a la parte más importante de la ciudad, a la plaza pública.

En el sector o punto B , se continuó trabajando en el "ha­bitáculo rupestre", desmontando el testigo que se había de­jado, para lo cual hubo que retirar la viga de madera que está incrustada en el mencionado testigo.21 Con ello quedó unificado el corte, se excavó de forma total la habitación y se comprobó que los materiales se mantenían en la línea de la campaña anterior, es decir predominando la cerámica pintada de "Al to Duero", destacando las formas fuerte­mente carenadas y en esta ocasión la "térra sigillata his­pánica ".

Mención aparte merecen los hallazgos óseos, agujas y al­fileres, así como los fragmentos correspondientes a dos lu­cernas de cerámica vidriada romanas, de clara influencia oriental.

1.1.5.2. Zona Oriental

Como ya venía sucediendo, los trabajos, más intensos, se centraron en este frente, junto al ábside. Esto nos permitió agotar la excavación de todo el primer nivel de sepulturas, concretamente excavamos veintiocho, todas ellas dentro de la normativa y características tantas veces mencionadas. Los ajuares fueron, en casi su totalidad, monetales, con la excep­ción de la tumba de un infante que contenía restos de cuen­tas de un collar de azabache, de época bajo medieval, y res­tos del hilo de bronce en el que se engarzaban.

Esta labor nos facultó para dejar a la luz el segundo nivel de enterramientos.

Sin embargo, y como era de esperar, al encontrarnos

2 0 CASA MARTINEZ, Carlos de la, DOMENECH ESTEBAN, Ma nuela y FLON MARCA, Alicia. Op. cit. págs. 358 360.

2 1 Nuestra intención es que esos restos sean analizados en el centro de Investigación de la madera de Madrid. Actualmente se encuentran deposi­tados en el Museo Numantino de Soria.

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sobre un yacimiento con fuerte presencia de culturas ante­riores, junto a las tumbas, ya indicadas, se puso al descu­bierto una nueva serie de muros, de época romana, y de muy digna factura, que junto a los ya conocidos hacían un total de cuatro paramentos y junto a ellos dos estructuras circulares, formadas por aparejos irregulares al modo de muretes.

El material en niveles de revuelto, y muy probablemente de relleno, no presenta novedad alguna, salvo un fragmento de galbo correspondiente a una vasija de cerámica pintada, que muestra un hombre, probablemente un cazador, defe­cando o miccionando entre dos aves, una de ellas posible­mente rapaz; en una banda superior, hay una escena de apa­reo entre dos animales, quizás perros, y un tercero que per­manece a la expectativa.

1.1.6. Campaña 1984 22

En 1984, el equipo director se puso como meta dedicarse a dos puntos concretos. Uno en la zona S W, la "habitación rupestre" y un segundo en el área del ábside, para de esta for­ma no sólo continuar exhumando la necrópolis, objetivo pri­mordial de la investigación, sino también poner al descu­bierto otros restos cuyo conocimiento resultaban imprescin­dibles para el proyecto de restauración.

1.1.6.1. Zona Suroccidental.

Como ya venimos indicando la estancia rupestre que sub-yace a la necrópolis se asienta en la esquina SW del pórtico, prolongándose hacia el sur, esta última zona se encuentra, aún hoy, sin descubrir.

Por ello la limpieza de sus laterales se centró en los fren­tes este, oeste y norte. Su estructura tiende a una forma tra­pezoidal, aunque con fuertes irregularidades producto de la roca sobre la que se ha construido el habitáculo todo él en arenisca incluso el suelo.

En la esquina noroeste posee una cavidad en la solera, so­bre la que desembocan dos pequeños canales, igualmente ex­cavados en la roca. Parece evidente que su funcionalidad fue­se la de evacuar las humedades que, lógicamente, produce la arenisca. Este sistema ya es conocido en este yacimiento, concretamente en la denominada "Casa del Acueducto" y en la "taberna" suroccidental de la llanura meridional junto al "Castellum Aquae ".

Excavada esta estructura podemos aportar los siguientes datos: dimensiones: lado oeste 4,18 m., este 4,25 m., y sur 4,31 m. 2 3 Su profundidad con respecto a la línea de cimenta­ción de la Ermita es de 4,65 m.

Como es natural y mientras no se exhume la parte meri­dional no podremos indicar con seguridad su función, no obstante y siempre de forma hipotética se pueden indicar al­gunas sugerencias.

Nos encontramos ante la estancia de un edificio que se de­bió destruir paulatinamente, posiblemente por abandono, que, como es lógico, se iniciaría por el techo para finalizar por las pinturas murales que revestían sus paredes y que que­

da demostrada por los restos de estuco, hoy en fase de estu­dio por D. Antonio Mostalac.

Parece coherente pensar, como ya indicamos, 2 4 que tras este hipotético desalojo, se convirtiese en un vertedero, pues los restos cerámicos legados, dado su alto número, así pare­ce denunciarlo.

Curiosamente, la zona en donde hemos observado una ma­yor presencia de restos de vasijas es en la más oriental, lo que nos hizo pensar que fuesen arrojadas desde la parte occidental, punto que coincide con la Sternendae viae o calzada romana.

El material aportado es de filiación alto imperial, lo que nos hace suponer que el desalojo se iniciase a finales del si­glo II o principios del III.

1.1.6.2. Zona Oriental

Nuestra finalidad en este área era doble, por una parte ex­cavar y desmantelar el segundo nivel de tumbas y por otro documentar todos los restos constructivos conocidos hasta ese momento.

Se excavaron treinta y cinco sepulturas. Las característi­cas de éstas se mantienen dentro de la línea que es común, no sólo a este conjunto sino al resto de la necrópolis de estos momentos.

Los ajuares en esta ocasión no fueron parcos, sino parquí­simos, pues tan sólo detectamos una moneda y se encontra­ba fuera de la sepultura.

En cuanto a los restos arquitectónicos, se puede hablar de la presencia de siete fragmentos de muro, todos ellos perte­necientes al período romano, dos círculos y un enlosado.

M-I. Se trata de restos de un muro, con dirección N-S o viceversa, que cruza el sector excavado de forma paralela al ábside. Su estructura es a base de tres grandes sillares de are­nisca a los que se juntan restos de manpostería; en su esqui­na N W se encuentran otros dos sillares, igualmente, de are­nisca. Sus dimensiones son 7,20 m. de longitud por 0,65 de anchura; podemos datarlo en el alto imperio.

M-II. Es de composición diferente al anterior, esta reali­zado a base de grandes piedras, colocadas de forma más bien anárquica. Su orientación es NW-SE o viceversa, siendo sus medidas 5,84 m. de longitud por 0,95 de anchura. La crono­logía en este caso es más problemática de establecer, pero po­demos llevarlo igualmente a los momentos alto imperiales.

M-I I1- Es un fragmento de lienzo cuya estructura es idén­tica al M-I , variando su dirección, que en este caso es SE-N W o viceversa. Dimensiones: 6,20 m. de longitud por 0,80 m. de anchura.

M-IV. De este paramento tan sólo se conocen 70 cms. de longitud por 60 cms. de anchura. Su composición es a base de grandes bloques de piedra caliza, de muy buena factura, orientado de N a S.

De los otros tres muros A , B y C, tan sólo se conservan pequeños restos, aunque suficientes para en un futuro, pro­ceder al estudio de este tipo de estructuras.

Existen, como ya indicamos, dos construcciones circula­res de sillarejo, de cuya funcionalidad no podemos hablar, ya que la documentación que se conoce no nos lo permite.

2 2 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. Op. 2 4 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. Op. cit. "Ermita románica de..." págs. 294 299. cif. "Ermita románica...", pág. 298.

2 3 En este caso hablamos en base a lo que se conoce hasta el momento.

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El enlosado en forma de pavimento, está constituido por lajas planas que asientan sobre un "rudus", en donde destaca un potente nivel de cenizas, que al parecer debió ocupar una extensión amplia de esta zona durante el asentamiento roma­no, para ser destruido parcialmente con posterioridad, pro­bablemente en los primeros momentos de asentamiento de la necrópolis.

1.1.7. Campaña 1985™

Fue la campaña más breve, pues apenas llegó a las dos se­manas de trabajos de campo, lo que causó unos resultados exiguos.

Nos centramos en la exhumación del primer nivel de se­pulturas del Sector P, concretamente se excavaron ocho, to­das ellas de lajas y dentro de la línea que se viene comenta­do. E l ajuar aportado fue una serie de monedas, medievales, en ínfimo estado de conservación.

1.2. CONSIDERACIONES A R Q U E O L O G I C A S

Dejando al margen los elementos culturales no medieva­les, sobre los que hablaremos en capítulos posteriores, y cen­trándonos en la necrópolis medieval podemos indicar que se han excavado ciento veintinueve sepulturas.

La riqueza tipológica es amplia, pues aparecen cuatro ti­pos diferentes, todos ellos con sus variantes. Tumbas de la­jas, ciento quince, de ellas ocho trapezoidales, noventa y cua­tro rectangulares y trece sin que podamos determinar su for­ma. Contamos con ocho sarcófagos, en tres formas distintas, rectangulares, de bañera y antropomorfos. Las deposiciones, cuatro, son sobre tierra y sobre grava, y por último tenemos dos fosas, una con cobertera de tierra y otra de lajas. Como se observa los tipos son ricos y variados, lo que nos indica la importancia del conjunto cementerial.

Respecto a la orientación, se encuentran totalmente den­tro de la normativa establecida, es decir Oeste-Este, cabece­ra en occidente y los pies en oriente. Y esto es digno de tener en cuenta dada la alta densidad de tumbas.

Las dimensiones son múltiples y van desde la mayor de 259 cms., a la menor de 91 cm. Siguiendo estos datos y el esquema y análisis utilizado, por nosotros, en otras ocasiones,26

podemos hablar de ciento treinta y una tumbas, con dimen­siones reales.27 De ellas quince pueden considerarse peque­ñas, setenta y tres medianas y cuarenta y tres grandes.

Refiriéndonos a los restos óseos, vemos que quince se­pulturas han sido encontradas vacías, ochenta y dos con re­vueltos -algunas de ellas con esqueleto- y cincuenta y una únicamente con el esqueleto. La mayoría muestran al difun­to en posición de decúbito supino, excepto en tres ocasiones que aparecen en posición semifetal, lateral y revuelto.

En veinte ocasiones, el esqueleto ha sido hallado con una laja bajo el mentón o sobre el esternón. Esto que puede ser

2 5 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. "Necrópolis medieval de

Tiermes. Campaña 1985". En prensa. 2 6 CASA MARTINEZ, Carlos de la, TERES NAVARRO, Elias y DO-

MENECH ESTEBAN, Manuela. Agreda medieval I. Noticiario arqueoló­gico hispano n" 26. Madrid 1985. págs. 255 y 257.

2 7 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. "Necrópolis medievales

hispano..."

considerado como algo anómalo, ya que tan sólo conocemos estas circunstancias en Rejas 2 8 y Omeñaca, 2 9 viene explica­do por la función de sujetar el mentón para evitar que se de­sencaje la mandíbula inferior. Orejeras aparecen en cuarenta y nueve tumbas.

Partiendo de la clasificación de Bolos y Pages 3 0 para co­nocer el destino de las tumbas, podemos asignar a adultos noventa y dos y a infantes treinta y nueve.

Establecer criterios cronológicos a partir, fundamental­mente, de la tipología es algo aventurado, aunque a veces ca­si imprescindible. En la necrópolis de Tiermes, y teniendo presente que se ha excavado, aproximadamente, un cincuen­ta por ciento del conjunto, y en base a los datos arqueológi­cos y a los hallazgos materiales, podemos indicar que la zo­na Suroccidental puede datarse desde el siglo XI al X I V - X V . Comprendiendo tres fases, la primera en torno a la centuria del X I , vendría refrendada por los enterramientos IXb y VHb, la segunda SS XII-XIII por las sepulturas de lajas del segundo nivel a las que deberíamos unir los sarcófagos de es­ta zona y la tercera situada en el siglo X I V principios del X V , a la que pertenecerían las tumbas del primer nivel, todas ellas de lajas.

En el frente Oriental, deberemos hablar de una amplitud cronológica más o menos similar, SS-XI I -XV. La primera fase estaría situada en la centuria del XII y en ella incluiría­mos las sepulturas que se introducen bajo los cimientos del templo. La mayoría se encuentran fechadas en los SS-XIII-X I V . E l resto, los situados topográficamente en los puntos más altos, se dataría en el X V , época de gran saturación, se­gún Calvo. 3 1

El osario que se encontraba en el centro de esta área es in-datable, no así el de la esquina N E que, por su aportación monetal, está claramente datado en la época del Trastámara Enrique II.

II. M A T E R I A L E S II. 1. INTRODUCCION

La necrópolis objeto de nuestro estudio se encuentra si­tuada en un cerro, por el que han pasado civilizaciones ante­riores tan importantes como la romana o la visigoda, y una prueba son los restos que hemos detectado en nuestras in­vestigaciones, la importancia de los mismos es tanto cuanti­tativa como cualitativa. Como ya se indicó al principio y por las causas ya mencionadas no vamos a entrar en un análisis del mismo, pues es una labor que se está realizando, pero sí haremos un breve comentario antes de pasar a centrarnos en los de época medieval.

II. 1.1. Materiales romanos

Destacan, sin duda alguna, los restos cerámicos en sus tres bloques: sigillata, pintada y común o de cocina.

2 8 Agradecemos a las directoras de la citada excavación: D" Francisca Pilar Ruiz Cacho y D* María Angeles Arlegui, los datos facilitados.

2 9 Agradecemos a las directoras de la excavación. D" Manuela Doménech, P fase, y D. José Javier Fernández Moreno, 2" fase, la información aportada.

3 0 BOLOS, Jordi y PAGES, M. "Les sepultures excavadas a la roca". Ne crópolis i sepultures medievals de Catalunya. Barcelona 1982. págs. 69 y ss.

3 1 CALVO, I. Op. cit. pág. 380.

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De los fragmentos de sigillata (lám. 1-6) tenemos repre­sentación de la hispánica, de la sudgálica y de la paleocris-tiana. Estas dos últimas en un número considerablemente menor.

La sigillata hispánica es la más representativa, no sólo por su variedad y cantidad, sino también por su calidad. Una prueba de esta afirmación es el hallazgo de varios moldes, que nos hacen pensar en la presencia de un alfar, en las cer­canías de la necrópolis, lo que ya puso de manifiesto el Dr. Fernández Martínez. 3 2

La cerámica pintada (lám. 7-15) tiene, aunque en menor grado, una considerable muestra en nuestras excavaciones y se nos presenta de dos tipos, el denominado Alto Duero y el de tradición indígena. Destacando entre las primeras los cuencos fuertemente carenados.

Como era de suponer la cerámica común (lám. 16-20) es la más abundante, sus formas son variadas y se pueden con­siderar ampliamente representadas en las tipologías conoci­das; las pastas son múltiples y destacan las ocres, negras y grises. La cronología nos lleva a los siglos I-III de la era.

Aunque tan sólo tengamos unos fragmentos creemos ne­cesario destacar el hallazgo de restos de dos lucernas vidria­das, romanas, de influencia oriental; también merecen men­ción los platos de barniz rojo pompeyano.

La epigrafía aparece representada por dos tipos de ins­cripciones, uno en piedra: ASTVC1CO, sobre el que escribi­mos en la monografía TIERMES 1 3 3 y al que dedicó un aná­lisis más profundo el Dr. Jimeno Martínez. 3 4 En barro apare­ce, muy repetida, la misma marca SATVRNINVS, que como indicamos en su momento debió ser un alfarero especializa­do en ladrillo e ímbrices cuya época de trabajo la podemos centrar entre los S-II y III. 3 5 Los restos con esta marca han aparecido por todo el yacimiento, como, también, puso de manifiesto Argente Oliver. 3 6

Los hallazgos monetales de estos momentos han sido es­casos y de muy mala conservación, casi fustra, si debiésemos destacar alguno lo haríamos con un As de Trajano y un pe­queño bronce II de Constancio.

Muy digno de mención es el entalle decorado con la re­presentación de un dios Pan, bifronte.37

II. 1.2. Materiales visigodos

Los acontecimientos que acaecieron en Tiermes a la caí­da del Imperio romano es un tema de lo más insinuado, pero aún a falta de un estudio profundo.

Algunos autores se inclinan a pensar que no existieron, otros entre los que nos encontramos, afirman que los ha­llazgos aportados, hasta ahora, son más que suficientes pa­ra afirmar que la cultura visigoda tiene su presencia en Termes?*

Entre las piezas a destacar podemos indicar la presen­cia de una pequeña contera de oro, de un puñal, algunas hebillas de cinturón, una placa y numerosas cuentas de collar.

Pero, por si ésto no fuera suficiente para afirmar el asen­tamiento visigodo, podemos hablar de numerosos restos de fragmentos arquitectónicos decorados geométricamente, con motivos que en algunos casos nos hacen pensar en una in­fluencia de la más pura escuela toledana. Muchos de éstos han sido localizados como material reaprovechado para lajas de sepulturas medievales.

//. 1.3. Materiales medievales

Como ya se habrá observado al leer los primeros puntos de esta Memoria, las piezas medievales han brillado por su ausencia, en nuestra necrópolis, como ya se pensaba antes de excavar. Las más importantes por su número y fiabilidad a la hora de ser utilizadas como elementos de datación son las monedas.

II.1.3.1. Monedas

Se han puesto al descubierto un pequeño, pero digno y significante, conjunto de piezas, ciento diecinueve. En su mayoría detectadas en niveles de revuelto, aunque algunas han sido localizadas en sepulturas. De una forma u otra es junto a la tipología de enterramiento los datos más impor­tantes, por no decir los únicos, con que contamos.

Algunas piezas fueron dadas a conocer, no hace mucho,3 9

y el resto aún inédito y descrito de forma pormenorizada se encuentran en nuestra tesis doctoral.40

En total podemos hablar de noventa y dos piezas, ya que las otras veintisiete son fragmentos.

El predominio de las acuñaciones castellano-leonesas es absoluto, ochenta y nueve, dos pertenecen a la corona de Aragón y una tercera al Condado de Urgell.

Centrándonos primordialmente, en los tipos castellanos-leoneses, podemos indicar que las más antiguas pertenecen al reinado de Alfonso I, acuñadas en Toledo. Estas coinciden cronológicamente con los primeros enterramientos, dando por aceptadas las teorías expuestas, por nosotros mismos, ha­ce años. 4 1

Los hallazgos pertenecientes a la centuria del XII son normales, incrementándose en la del XIII y destacando las del X I V , especialmente las correspondientes al período del Trastámara Enrique II.

Las monedas se distribuyen de la siguiente forma: A l ­fonso I, siete dineros; Alfonso X , tres pepiones, dos óbolos y cinco dineros; Sancho IV, un cornado, dos seisenes y un óbolo; Fernando IV, dos pepiones; Alfonso X I , seis corna-

3 2 FERNANDEZ MARTINEZ, Víctor M. Op. cit. 3 3 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José Ma

ría. Op. cit. Tiermes I. Pág. 291. 3 4 JIMENO MARTINEZ, Alfredo. Epigrafía romana en la provincia de

Soria. Soria 1980. págs. 92 93. 3 5 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. "Marca de alfarero..." 3 6 ARGENTE OLIVER, José Luis, "Fragmentos de ladrillos romanos

con Marca de Termancia". Revista Soria 25. Soria 197S. s/p. 3 7 CASA MARTINEZ, Carlos de la y TERES NAVARRO, Elias. Op.

cit. Tiermes II. págs. 392 398. 3 8 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Tiermes visigodo... 3 9 CASA MARTINEZ, Carlos de la "Moneda medieval hispano-cnstia-

na en Tiermes". Gaceta numismática III IV, 74-75. Barcelona 1984. págs. 177 197.

4 0 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Necrópolis medievales his­pano-...

4 1 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José Ma­ría. Op. cit. Tiermes I. pág. 289.

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dos y tres novenes; Pedro I, un cornado, una blanca y cua­tro 1/2 blancas; Enrique II, un real única pieza de plata , diez cornados, trece novenes y cuatro 1/2 novenes; Juan I, dos cornados y un noven; Enrique III, un cornado, tres blancas, una 1/2 blanca y un dinero; Enrique IV una blan­ca, cinco 1/2 blancas, un medio cuartillo y dos dineros, y Reyes Católicos, una blanca, tres ochavos y una pieza sin poder determinar.

Las monedas, todas ellas de vellón, salvo el caso indica­do, han sido acuñadas en las cecas de Burgos, Cuenca, León, Segovia y Toledo.

De difícil interpretación podemos indicar las monedas no castellano-leonesas, tanto por su heterogeneidad, tres y las tres diferentes, como por sus cecas.

Un óbolo de Jaime I de la ceca de Valencia; un cagliaren-se de Fernando I de Antequera, acuñado en Cagliari, y un di­nero de Armengol X , acuñado en la ceca de Urgell. Estos da­tos son muy pocos y menos aún para poder hablar de comer­cio o de movimientos migratorios. Por ello y mientras no se conozcan nuevas piezas no podemos incluirlos dentro del conjunto global de cara a la circulación monetaria de estos momentos en la Meseta.

II.1.3.2. Objetos metálicos

Los hallazgos metálicos detectados son casi nulos y su es­tado de conservación es nefasto dada su corrosión y des­composición, hasta el punto de ser nulos para cualquier tipo de planteamiento por hipotético que fuese.

Hemos exhumado un anillo de plata con una piedra en­garzada a él, que puede llevarse a los S S - X I V / X V .

Las piezas de bronce, dos anillos, son datables en crono­logías similar como puede apreciarse en sus paralelos con­quenses.42 Y los hierros se limitan en su totalidad a clavos, y no son tan numerosos como para poder hablar de ataúdes de madera con clavos. Sin embargo el hallazgo de restos de ma­dera en la T-CLIX, podría indicar que estos féretros, de exis­tir, estuviesen encolados o encajados, pero no son datos su­ficientes, al menos por ahora, como para plantear hipótesis.

II. 1.3.3. Estelas medievales

Las estelas han marcado a nuestro entender un "hito" en Tiermes, pues gracias al hallazgo "in situ" de una pieza se ha podido conocer con total seguridad la datación.

En memorias anteriores este tema nos ocupó dos apéndi­ces, uno en cada ocas ión 4 3 y fueron punto importante tanto

en el catálogo de Soria, 4 4 como en un reciente estudio sobre la función funeraria de las mismas.45

Hasta el presente se han detectado quince piezas, en su ma­yoría discoideas; la decoración tiene un predominio de juegos geométricos y cruces y se fechan en los SS XII-XIII. 4 6

II.1.3.4. Otros materiales

Poco más es lo que ha aportado nuestro conjunto cemen­terial, algunos fragmentos de vidrio, de los que no podemos determinar ni forma ni cronología; varias cuentas de collar de resina y azabache, todas ellas en clara asociación a un hi­lo de cobre. Estas últimas piezas nos llevan a la data que ve­nimos planteando a lo largo de estas páginas y así lo vemos en los paralelos de Valeria, 4 7 fechados en el S-XIII y en los de Melque. 4 8 En Soria, aunque de cultura diferente, tenemos el caso de las cuentas hebreas de Deza. 4 9

Respecto a la cerámica medieval, propiamente dicha, no podemos referirnos, ya que las piezas encontradas, todas de rellenos, son vidriadas y su cronología no puede ser determi­nada. (1-22)

III. A N T R O P O L O G I A Y P A L E O P A T O L O G I A

Los hallazgos óseos humanos nos han aportado un nú­mero de esqueletos superior a los trescientos, que han sido estudiados en el Departamento de Antropología forense de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, bajo la dirección del Prf. Dr. D. José Manuel Reverte Co­ma, quien contó con la colaboración de las Srtas. Manuela Doménech Esteban y Al ic i a Flón Marca y con nosotros mismos.

Los resultados de los primeros años aparecieron, bajo la firma del Prf. Reverte, en Tiermes I; 5 0 en Tiermes II se apor­tó el estudio de algunas trepanaciones.31

La documentación procedente del citado análisis supera los dos centenares de folios, por lo que hemos optado por presentar las conclusiones, de forma muy breve, y referir a los interesados al estudio global de las necrópolis medieva­les sorianas.52

Resumiendo y a modo de conclusiones podemos indicar: que se han estudiado más de trescientos individuos, corres­pondiendo un ochenta por ciento a los adultos y un veinte a los infantes.

Los varones aparecen representados en un 60,5%, con una estatura media de 167 cms., siendo el de mayor longitud un individuo de 180 cms. Las mujeres con una presencia de un

4 2 FERNANDEZ GONZALEZ, Jorge Juan. Valeria medieval Cuenca 1982. 4 3 CASA MARTINEZ, Carlos de la. "Las estelas medievales de Tier

mes". Apéndice I. Tiermes/. págs. 329 336. CASA MARTINEZ, Carlos de la y DOMENECH ESTEBAN, Manuela. "Estelas funerarias medievales II". En Op. cit. Tiermes II. págs. 499 506.

4 4 CASA MARTINEZ, Carlos de la y DOMENECH ESTEBAN, Ma nuela. Estelas medievales de ta provincia de Soria. Soria 1983.

4 5 CASA MARTINEZ, Carlos de la "Fonction des stèles d'après les don nées archéologique". Congrès International de Carcassonne. En prensa.

4 6 CASA MARTINEZ, Carlos de la y DOMENECH ESTEBAN, Ma nuel. Op. cit. Estelas medievales de la provincia de... págs. 168 169.

4 7 FERNANDEZ GONZALEZ, Jorge Juan. Op. cit. Valeria págs. 104. 4 8 CABALLERO ZOREDA, Luis. La iglesia y el monasterio visigodo

de Santa María de Melque. E.A.E. 109. Madrid 1980. págs. 408, figs. 134 y 137ylám. 53.

4 9 TARACENA AGUIRRE, Blas. "Cadáveres atravesados por clavos en el cementerio judio de Deza (Soria)". Investigación y Progreso VII, 3. Ma drid 1933, pág. 67.

5 0 REVERTE COMA, José Manuel. "Estudio antropológico y paleopa-tológico de los restos óseos humanos recogidos en el yacimiento de Tier mes". En Op. cit. Tiermes 1. págs. 338 361.

5 1 REVERTE COMA, José Manuel y CASA MARTINEZ, Carlos de la. "Estudio de los restos óseos". En Op. cit. Tiermes II. págs. 507 526.

5 2 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Necrópolis medievales his paño ...

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39,5% y su altura media está entorno a los 155 cms., siendo la más alta una de 160 cms.

La edad media la podemos situar entre los treinta y ocho y los cuarenta y tres años, llegando en tres casos a superar los setenta.

Como puede observarse son datos de suma importancia a la hora de establecer unas conclusiones generales al mundo medieval termestino.

Los estudios paleopatológicos han aportado detalles de gran interés. En primer lugar podemos indicar la existencia de fuertes abrasiones dentales, de inflamaciones alvéoloden-tales y caries, en una gran mayoría de los sujetos, lo que sig­nifica, grandes anomalías bucales producto de las circuns­tancias humanas y económicas de estas gentes.

El medio topográfico y fundamentalmente la altura de es­te yacimiento, más de dos mil metros, obligó a estas perso­nas a realizar grandes esfuerzos físicos y como consecuencia de ello aparece una constante platicnemia tibial, y junto a ello un alto proceso artrósico en la mayoría de ellos.

Por último, debemos hacer mención a la presencia de in­dividuos con trepanaciones craneales, algunos de ellos lo­graron, aunque brevemente, sobrevivir a la operación como se puede ver en la regeneración del diploe. Todas ellas, está confirmado, se debieron a motivos terapéuticos. Estas últi­mas afirmaciones vienen a mostrarnos varias cosas.

Primero, conocían unas técnicas quirúrgicas, segundo por las huellas del cirujano, podemos afirmar que existían como mínimo dos técnicas diferentes y tercero que todas las ope­raciones carecían de fines mágicos, teoría muy auspiciada para estos siglos.

IV . C O N S I D E R A C I O N E S G E N E R A L E S

Después de once campañas de intervención arqueológica creemos de sumo interés elaborar unas conclusiones globa­les, que si bien es verdad que no pueden considerarse defini­tivas al no estar agotada la necrópolis, sí pueden tenerse co­mo importantes al menos en el aspecto medieval, ya que los datos que se han obtenido son una muestra digna de consi­deración.

A l igual que hemos venido haciendo a lo largo de esta Memoria oficial de excavaciones, veremos este análisis final de momentos históricos.

En un principio pensábamos hablar de etapas culturales, pero hemos preferido denominarlos restos pues de otra for­ma, y dada la estructura de la monografía, podría ser inter­pretado como un afán de ostentosidad, ya que tan sólo he­mos trabajado en un pequeña parcela del yacimiento de Tiermes.

No queremos concluir esta introducción a las conclusio­nes generales sin indicar, que la última palabra está aún por decir y pensamos que pasará mucho tiempo antes de que se diga, si es que alguna vez se puede decir; por todo ello y siendo conscientes de nuestra labor, larga en el tiempo, pero breve en la historia, preferimos hablar de una aproximación

histórica a Tiermes a través de los datos aportados por la ar­queología entre los años 1975 y 1985.

IV. 1. RESTOS R O M A N O S

Una vez se exhume y desmantele el conjunto cementerial, si es que ésto se hace, se podrá intervenir globalmente en los restos romanos y elaborar con los resultados obtenidos una interpretación de conjunto. De momento nuestras líneas no podrán pasar de ser una mera presentación, con algún plan­teamiento hipotético.

De lo que no cabe la menor duda, es de que la ermita y la necrópolis se asientan sobre una zona importante de la Ter­mes romana, hasta ser considerada por algunos estudiosos del tema, a nuestro entender erróneamente, como el Foro.

Los restos romanos que subyacen al conjunto cementerial son:

— La "Sternenda via" o via empedrada. Calzada de cir­culación interior de suma importancia dada su anchura 360 cms. Lo que hace de ella una calle de gran importancia, si te­nemos presente la normativa establecida al respecto."

— Estancia excavada en la roca, se trata de una sala de di­mensiones amplias y con ricos materiales, que nos hacen pensar en la posibilidad de que se trate de la habitación de una casa del alto imperio.

— Restos de muros, en el área oriental, en un número considerable y de una fábrica de relativa calidad, que permi­te suponer la presencia de varias construcciones en los mo­mentos de esplendor de Termes.

— Los materiales aportados, fundamentalmente los mol­des de térra sigillata y los ladrillos con la marca SATVR-NINVS, nos autorizan a hablar de la presencia de dos alfares locales.

Como puede desprenderse de estos datos, el auge de Ter­mes, durante el Alto Imperio, es algo constatado. Ello nos lle­va a interpretar la zona excavada, por nosotros, en un lugar que gozaría plenamente de la intensa y activa vida de la ciudad.

IV.2. RESTOS VISIGODOS

Cuando en los apartados correspondientes hemos habla­do de los hallazgos de época visigoda, hemos pretendido dejar claro que los pocos datos y la escasa bibliografía exis­tente sobre el tema han hecho de él un problema y han da­do lugar a interpretaciones tremendamente contradictorias y peligrosas.

Esto ha llegado a tal punto que los investigadores, no se han puesto de acuerdo en cómo fue la situación de Tiermes a la caída del Imperio. Por la perdurabilidad del habitat se in­clinan el Conde de Romanones,54 Ortego,55 Izquierdo 5 6 y no­sotros.57 Mientras que otros como Sentenach58 y Calvo, 5 9 opi­nan que las invasiones del siglo V fueron el fin de Tiermes.

La verdad es que sobre estos momentos son escasos los hallazgos con que se cuenta y la mayoría de ellos están fue­ra de su contexto y es más, aún no se ha detectado una zona

5 3 CARCOPINO, J. La vida cotidiana en Roma. Buenos Aires 1942. 5 4 ROMANONES, Conde de. "Las ruinas de Tiermes. Apuntes arque­

ológicos descriptivos". Madrid 1910. 5 5 ORTEGO, Teógenes. Op. cit. pág. 39. 5 6 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José M'.

Op. Tiermes I. págs. 323 324. 5 7 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Tiermes visigodo. 5 8 SENTENACH, Narciso. •Termes". Revista de Archivos, Bibliotecas

y Museos XXIV, págs. 285 294 y XXV págs. 475-481. Madrid 1911. 5 9 C A L V O , I. Op. cit.

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cuya excavación permita plantear grandes hipótesis. Sin em­bargo y pese a no ser numerosos los restos, sí que son lo su­ficiente como para afirmar, y hacerlo rotundamente, que en Tiermes continuó, tras la pérdida del poder por parte de Ro­ma, la vida cotidiana. E indicar que debieron existir cons­trucciones arquitectónicas importantes.

El arco descubierto en el interior de la ermita frente nor­te y los fragmentos, decorados, aportados por la necrópolis nos hacen pensar en la existencia de esas construcciones.

A ello habría que sumar, como indica Izquierdo, 6 0 los restos reaprovechados en la ermita de nuestra Señora del Val , en la cercana localidad de Pedro. Y aún más las exca­vaciones que ha realizado Teres Navarro en la zona norte de la Ermita, han puesto al descubierto restos de habitacio­nes medievales, en cuyos parámetros aparecen reaprove­chados más de un fragmento de friso decorado de momen­tos visigodos.6 1

Todo esto, la falta de esas posibles construcciones y el que por regla general exista una conocida tendencia a perpetuar lugares sagrados, nos hace pensar en que el lugar actualmen­te ocupado por el templo románico, lo hubiese sido antes por uno visigodo. Este planteamiento hipotético ya lo hicimos al redactar la primera memoria de excavaciones,62 y día a día se hace más consistente.

1.3. RESTOS M E D I E V A L E S

La presencia medieval, según avanza la investigación, se hace más firme e importante, en cuanto a restos se refiere. Y si bien es verdad que Tiermes en época medieval, al igual que otros lugares, no fue lo que había sido en época romana, no por ello debemos indicar que perdió valor respecto a esos momentos, sino que las circunstancias históricas de la Pe­nínsula en general y de la zona en particular, en esos mo­mentos, hizo que el habitat no gozase de las mismas condi­ciones que en época de sus antepasados, y ésta fue una de las causas que motivó un desarrollo de vida diferente. Con esto sólo queremos marcar rotundamente que no se puede hablar de una pérdida de importancia, y menos sin bases para ello.

La necrópolis que hemos excavado se inserta dentro del tipo general de cementerios medievales situados en los en­tornos de templos románicos, cuya enumeración sería ex­cesiva dado su alto número, y aún más en momentos en que la excavación de necrópolis por motivos de restaura­ción de iglesias está desbordando todo lo previsto y dese­ado. 6 3 No obstante si creemos importante marcar algunas de las que se han exhumado, recientemente, en nuestra provincia: Montenegro de Cameros, Muriel de la Fuente,

Plaza de Abastos Soria , Medinaceli, Castillejo de Ro­bledo, Tozalmoro, Omeñaca, etc. 6 4

Son cementerios que mantienen una unidad de caracte­rísticas, heterogeneidad de tipos de tumbas, reaprovecha­miento de sepulturas, etc. Producido todo ello, por una fuerte densidad topográfica y por una gran amplitud cro­nológica, ya que muchas pueden abarcar desde el siglo XI o XII hasta fines del X I V o principios de la centuria si­guiente.

La ausencia de ajuares es otra constante y esto es lógico, no olvidemos que junto al sentido de cristiandad, son gentes pobres y sin apenas recursos económicos. Por lo demás se mantienen dentro de la normativa establecida por las autori­dades eclesiásticas al respecto.63

Estas gentes de Tiermes ocuparían para su alojamiento, probablemente, las habitaciones excavadas en roca que exis­ten en todo el yacimiento y lógicamente otras construcciones como las puestas al descubierto recientemente en la zona norte de la Ermita.

La economía sería más bien pobre, nosotros pensamos que muy bien se podría hablar de un autoabastecimiento ba­sado, fundamentalmente, en la ganadería y quizás de una pe­queña rapiña, que no nos atrevemos a denominar ni siquiera pillaje. E l comercio estaría, lógicamente, ausente y de exis­tir no pasaría de un trueque de carácter local.

La plena y sobre todo la baja edad media se debió dejar sentir en Tiermes, probablemente con un pequeño cambio de vida, y una relativa dedicación agrícola. Las condiciones geopolíticas de la Península se lo permitiría y quizás, sólo quizás, un pequeño comercio comarcal. No olvidemos que según avanzamos en el tiempo los hallazgos de carácter mo-netal van en aumento y esto significa una pequeña prosperi­dad económica.

V . C O N S I D E R A C I O N E S

Son varios e importantes los datos arqueológicos y docu­mentales que tenemos, para hacer, aunque sea sucintamente, alguna consideración sobre el habitat de Tiermes durante el medievo.

Conocemos arqueológicamente la presencia de dos necró­polis, ambas se incluyen en esta monografía de Tiermes III.

Se ha puesto al descubierto, al norte del templo, unos res­tos de carácter arquitectónico que denuncian la presencia de construcciones medievales.

Documentalmente se tienen noticias de dos monasterios: San Salvador y Santa María de Tiermes.6 6

A qué nos lleva todo esto. En primer lugar a indicar que

6 0 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ, José M \ Op. cit. Tiermes I. pág. 324.

6 1 TERES NAVARRO, Elias, en esta misma monografía. 6 2 CASA MARTINEZ, Carlos de la e IZQUIERDO BERTIZ. José Ma

ría. Op. cit. Tiermes I. pág. 324. 6 3 Estamos observando, con cierta alegría, como en casi lodos los pro­

yectos de restauración de templos de cronología medieval se están inclu­yendo partidas para arqueología. Sin embargo, y esto no es motivo de con gratulación, estas investigaciones están, por lo general, siendo realizadas por especialistas en otros momentos y no en el medievo y como consecuencia de ello, a veces, no salen memorias y los restos antropológicos vuelven a ser despreciados.

6 4 CASA MARTINEZ, Carlos de la. Op. cit. Necrópolis medievales his patio...

6 3 ORLANDIS, José. "La elección de sepulturas en la España medieval" en La iglesia en la España Visigótica y Medieval. Pamplona 1976. págs. 259 308.

6 6 LOPERRAEZ, Juan. Colección diplomática citada en la descripción del Obispado de Osma. Madrid 1788. M1NGUELLA, T. Historia de la dio cesis de SigUenza y de sus obispos. Madrid 1910. CAS A MARTINEZ, Car los de la "Los Monasterios de San Salvador y Santa María de Tiermes: la documentación y los datos arqueológicos". Revista de Archivos, Bibliote cas y Museos LXXXII, 3. Madrid 1979. págs. 525 53.

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ni la invasión germánica, ni posteriormente la musulmana, causó en Tiermes una despoblación de sus habitantes.

Estas gentes de estatura media, raza mediterránea y ro­busta, continuaron viviendo en su localidad, probablemente del pastoreo, tarea relativamente fácil de esconder durante las continuas razias de las gentes del Islam.

Es lógico pensar que la tranquilidad y la bajada de nuevas gentes a estas tierras, según avanzó la reconquista, permitie­se ir creando poco a poco nuevos puntos de población, nos referimos a esos barrios, si es que así podemos denominar­los, de Tiermes, como serían Sotillos, Manzanares, Torresu-so, etc. Estos con nuevas construcciones, nuevas personas y nuevas tierras y como es lógico con mejores condiciones de vida, serían los que absorberían la población de Tiermes en los albores de la Edad Moderna y con ello llegaría la despo­blación, aunque esto no pasa de una suposición, ya que la causa real nos es desconocida.

Así vemos como la antigua Termes, se quedó convertida,

en el siglo X V I , en un despoblado cuyo vínculo con el resto de los pueblos de los alrededores continuó por medio de la hasta entonces parroquia y desde ese momento Ermita, cuya cofradía, de gran poder adquisitivo, en algunos momentos, mantendría viva la advocación a la Virgen de Tiermes y las visitas en forma de Romería, hasta nuestros días.

Resumiendo, creemos que el objetivo que nos marcamos al principio ha quedado cumplido, se ha presentado una sín­tesis conjunta de la necrópolios medieval y de los restos que la subyacen, se haN dado a conocer los trabajos realizados a lo largo de los últimos años y se ha hecho una aproximación interpretativa.

Ahora, ya finalizada la que hemos venido denominando primera etapa, queda abierto un nuevo reto, profundizar lo suficiente en el Tiermes medieval para demostrar que el ha­bitat de ese momento fue una realidad y tuvo un sitio en la historia de nuestra cuenca del Duero.

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Figura -II). Area de Tiennes en que se Ubica U¡ Ermita y necrópolis medieval en íomo a la Ermita de Nuestra Señora de Tiennes.

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Figura 41. Planta de la necrópolis medieval correspondiente al frente suroccidental, en el que existen tres niveles de tumbas.

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Figura 42. Planta de la necrópolis medieval, correspondiente al área del ábside.

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Figura 43. Restos romanos en la necrópolis medieval: se ubican en el área del ábside.

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Figura 45. Necròpoli* medieval, sedar li. bajo el cemenleria medieval.

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•« 47. Cerámica COtnÚn rum,ma. Campaña 1981.

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Figura 50. Cerámica común romana. Campaña 1984.

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Figura 51. Restos de un anfora confondo de pico. ( 'ampona 1984.

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Figura 53. ( 'erdmica pintada </<• tipo Alia Duero. ( ampona 19HI

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Figura 55, Cerámica pintada romana. Campaña IVN2.

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Figura 57. Ceràmica pintada romana. Campaña 1983.

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Figura 60. Jarra con decoración pintada, de tipo Alto Duero. Campaña 1984.

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Figura 63. T.S. Gálica <• Hispánica. Campaña 1983..

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Figura 66. T.S.H. Campaña IVH4.

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1 6 6 3 4 9 0 2 5 . 2 2 2 9 3 4 6 2 6 3 5

3 1 2 7 1 3 2 7 1 4 1 6 3 4 3 4 3 7 1 9 1 4 4 5 9 3 0 6 7

Figura 67. Objetos m hueso, cuentas Je collar y piezas metálicas. Campaña I9S3.

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Figura 68. ( eramica vidriada de ¿poca moderna y comtemporánea.

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Lámina XIII. Aspalos generales de la excavación. A. corresponde al sector I. zona que fue prospectada con sondeos en / 9 6 9 ; la toma corresponde a la fase de limpieza de I9H4; B. sector P, enfa.se de excavación (negativos Carlos de la Casa).

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Lámina XV. Variantes de nimbas de lajas (negativos ( 'arlas de la ( 'asa).

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Lámina XVI. Sepultura de lajas; obsérvese las lajas de piedra bajo Iti mandíbula Inegativos Carlos de la Casa).

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Lámina XVII. Estructura rupestre en fase Je excavación (negativos Carlos de la Casa).

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Lámina XX. Elementos constitutivos de epoca romana en el arca del ábside de la necrópolis (negativos ( 'arlos de la ( 'osai.

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Lámina XXI. En la joto superior, sepultura de lajas, una de las cuales es un sillar de época visigoda; en la foto inferior, excavación de la portada de acceso al templo (negativos Carlos de la Casa).

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MINISTERIO DE CULTURA DIRECCIÓN GENERAL DE BELLAS ARTES Y ARCHIVOS

INSTITUTO DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE BIENES CULTURALES

CATÁLOGO DE

PUBLICACIONES

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PRECIO

22. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DE COLLADO DE LOS JARDINES (SANTA ELENA, JAÉN), por Ignacio Calvo y Juan Cabré Aguiló. Agotado. Madrid, 1919

23. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Agotado. Madrid, 1919

24. EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE BOTOA A MERIDA; MÉRIDA A SALAMANCA; ARRIACA A SIGÜENZA: ARRIACA A TITULCIA; SEGOVIA A TITULCIA Y ZARAGOZA A SEARNE, por Antonio Blázquez y Claudio Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1919

25. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS IBÉRICA DE LA GALERA (GRANADA), por Juan Ca­bré y Federico Motes 500 ptas.

26. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero 200 ptas.

27. EXCAVACIONES EN CASTELLVALL (SOLSONA), por J. Serra 200 ptas.

28. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1920 200 ptas.

29. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE CARRIÓN A ASTORGA Y DE MÉRIDA A TOLEDO. EXCAVACIONES EN LANCIA, por Antonio Blázquez y Ángel Bláz­quez. Agotado. Madrid, 1920

30. EXCABACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1920 200 ptas.

31. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida y Blas Taracena. Madrid, 1920. 300 ptas.

32. EXCAVACIONES EN NERTÓBRIGA, por Narciso Sentenach. Madrid, 1920 200 ptas.

33. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por Paul Werner y José Pérez de Barradas. Agotado. Madrid, 1921

34. EXCAVACIONES EN SEGÓBRIGA, por Narciso Sentenach. Madrid, 1921 200 ptas.

35. EXCAVACIONES EN EL POBLADO IBÉRICO DE ANSERESA (OLIUS), por Juan Serra.

Madrid, 1921 300 ptas.

36. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Melida y Blas Taracena Madrid, 1921. 400 ptas.

37. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar.

Madrid, 1921 200 ptas.

38. EXCAVACIONES EN MONTE-CILLAS, por Ricardo del Arco. Madrid, 1921 300 ptas.

39. EXCAVACIONES EN MÉRIDA, por José Ramón Mélida. Madrid, 1921 300 ptas. 40. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel

Blázquez. Madrid, 1921 300 ptas. 41. EXCAVACIONES EN LA SERRETA (ALCOY), por Camilo Visedo Moltó. Madrid, 1922 300 ptas.

42. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por José Pérez de Barradas. Madrid, 1922 400 ptas.

43. EXCAVACIONES EN DIVERSOS LUGARES DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1922 300 ptas.

44. EXCAVACIONES EN EL POBLADO IBÉRICO DE SAN MIGUEL DE SORBA, por Juan Serra

y Vilaró. Madrid, 1922 500 ptas.

45. EXCAVACIONES EN LA SERRETA (ALCOY), por Camilo Visedo. Madrid, 1922 400 ptas.

46. EXCAVACIONES EN DIVERSOS LUGARES DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1922 400 ptas.

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PRECIO

47. EXCAVACIONES EN SENA, por Vicente Bordaviú. Madrid, 1922 300 ptas.

48. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1923 500 ptas.

49. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por Ramón Mélida y Blas Taracena Aguirre. Madrid, 1923 300 ptas.

50. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DE LOS VALLES DEL MANZANARES Y DEL JARAMA, por José Pérez de Barradas. Madrid, 1923 400 ptas.

51. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1923 300 ptas.

52. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel Blázquez. Madrid, 1923 300 ptas.

53. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DEL REY, EN VILLANUEVA (SANTANDER), por Jesús Car-ballo. Madrid, 1923 300 ptas.

54. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por Ricardo Velázquez Bosco. Madrid, 1923. ... 600 ptas.

55. EXCAVACIONES EN UN MONUMENTO CRISTIANO BIZANTINO DE GABIA LA GRANDE (GRANADA), por Juan Cabré. Madrid, 1923 400 ptas.

56. EXCAVACIONES EN EL MONTE "LA SERRETA". CERCA DE ALCOY, por Camilo Visedo.

Madrid, 1923 300 ptas.

57. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Francisco Cervera. Madrid, 1923 400 ptas.

58. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1923 300 ptas. 59. EXCAVACIONES EN VÍAS ROMANAS: DE SEVILLA A CÓRDOBA, POR ANTEQUERA; DE

CÓRDOBA A CÁSTULO, POR EPORA; DE CÓRDOBA A CÁSTULO, POR EL CARPIO; DE PUENTE LA HIGUERA A CARTAGENA, Y DE CARTAGENA A CÁSTULO, por Antonio Bláz­quez y Delgado Aguilera y Antonio Blázquez Jiménez. Madrid, 1923 300 ptas.

60. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES, por Jo­sé Pérez de Barradas. Madrid, 1924 300 ptas.

61. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por José Ramón Mélida, Manuel Aníbal Álvarez. Santiago Gómez Santa Cruz y Blas Taracena. Madrid, 1924 400 ptas.

62. EXCAVACIONES EN EL MONTE "SANTA TECLA", EN GALICIA, por Ignacio Calvo y Sán­chez. Madrid, 1924 300 ptas.

63. EXCAVACIONES EN UNA ESTACIÓN IBÉRICA, TERMAS ROMANAS Y TALLER DE "TERRA SIGILLATA", EN SOLSONA (LÉRIDA), por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1924 400 ptas.

64. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLÍTICOS DEL VALLE DEL MANZANARES (MA­DRID), por José Pérez de Barradas. Madrid, 1924 400 ptas.

65. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL BERRUECO, por P. César Moran. Madrid, 1924 300 ptas.

66. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DEL CUERVO, TÉRMINO DE ALCAÑIZ (TERUEL), por Pedro París y Vicente Bordaviú. Madrid, 1924 300 ptas.

67. EXCAVACIONES EL MEDINA AZAHARA, por Rafael Jiménez, Rafael Castejón, Félix Her­nández Jiménez, Ezequiel Ruiz Martínez y Joaquín María de Navascués. Madrid, 1924 300 ptas.

68. EXCAVACIONES EN LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1924 400 ptas.

69. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VÍAS ROMANAS, por Antonio Blázquez y Ángel Blázquez. Madrid, 1925 300 ptas.

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PRECIO

70. EXCAVACIONES EN EL ANFITEATRO DE ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1925. 300 ptas.

71. EXCAVACIONES EN DIVERSOS SITIOS DE LAS PROVINCIAS DE SEGOV1A Y DE CÓRDO­BA, por Manuel Aulló Costilla. Madrid, 1925 400 ptas.

72. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE MÉRIDA, por José Ramón Melida.

Madrid, 1925 300 ptas.

73. EXCAVACIONES EN ABELLA (SOLSONA), por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1925-1926 400 ptas.

74. EXCAVACIONES EN LAS FORTIFICACIONES DE NUMANCIA, por González Simancas.

Madrid, 1926 400 ptas.

75. EXCAVACIONES EN LA PROVINCIA DE SORIA, por Blas Taracena. Madrid, 1926 500 ptas.

76. EXCAVACIONES EN LOS EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1926. 300 ptas.

77. EXCAVACIONES EN EL SANTUARIO IBÉRICO DE NTRA. SRA. DE LA LUZ, EN MURCIA,

por Cayetano de Mergelina. Madrid, 1926 300 ptas.

78. EXCAVACIONES EN "MAS DE MENENTA" (ALCOY), por Fernando Ponsell. Madrid, 1926. 300 ptas.

79. EXCAVACIONES EN MOLA ALTA DE SERELLES (ALCOY), por Ernesto Gatella.

Madrid, 1926 300 pus.

80. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1926 300 ptas.

81. EXCAVACIONES EN ITÁLICA, por el Conde de Aguilar. Madrid, 1926 300 ptas.

82. EXCAVACIONES EN OCILIS (MEDINACELI), por José Ramón Mélida. Madrid, 1926 300 ptas.

83. EXCAVACIONES EN SOLSONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1926 300 ptas.

84. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1926 300 ptas. 85. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por Rafael Jiménez Amigo, Ezequiel Ruiz Martí­

nez, Rafael Castejón y Félix Hernández Jiménez. Madrid, 1926 500 ptas. 86. EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por Blas Taracena Aguirre.

Madrid, 1927 500 ptas.

87. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN EL CERRO DEL CASTILLO DE SORIA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1927 , 300 ptas.

88. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1927

89. EXCAVACIONES EN LAS MESAS DE VILLARREAL, EL CHORRO (MÁLAGA), por C. de Mer­gelina. Madrid, 1927 500 ptas.

90. EXCAVACIONES EN MONTEALEBRE (DOMAYO), por Antonio Losada. Madrid, 1927 300 ptas.

91. EXCAVACIONES EN IBIZA, por Carlos Román. Madrid, 1927 300 ptas.

92. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1927 500 ptas.

93. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1928

94. EXCAVACIONES EN MOLA ALTA DE SERELLES (ALCOY), por Ernesto Botella 300 ptas.

95. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1928 300 ptas.

96. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE TOLEDO, por Manuel Castaños Móntijano, Ismael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey Pastor. Madrid, 1928. ... 300 ptas.

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PRECIO

97. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL TRIGO, TÉRMINO DE AYAMONTE (HUELVA), por Jor­ge Bónsor. Madrid, 1928 300 ptas.

98. EXCAVACIONES DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida y Maximiliano Maclas. Madrid, 1929. 400 ptas.

99. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero. Madrid, 1929 300 ptas.

100. EXCAVACIONES EN TORREMANZANAS (ALICANTE), por José Belda Domínguez. Madrid, 1929 350 ptas.

101. EXCAVACIONES EN EL ROQUIZAL DEL RULLO, TÉRMINO DE FABARA (ZARAGOZA), por Lorenzo Pérez Temprano. Madrid, 1929 400 ptas.

102. EXCAVACIONES EN CARTAGENA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1929 300 ptas.

103. EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por Blas Taracena Aguirre. Madrid, 1929 400 ptas.

104. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vüaró. Agotado. Madrid, 1929

105. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DEL ALTILLO DE CERROPOZO (ATIENZA, GUADALAJARA), por Juan Cabré, con la cooperación de Justo Juberías. Madrid, 1930 500 ptas.

106. EXCAVACIONES EN LA COLONIA DE SAN PEDRO DE ALCÁNTARA (MÁLAGA), por José Pérez de Barradas. Madrid, 1930 400 ptas.

107. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DEL MOLAR, por J. J. Sennet Ibáñez. Madrid, 1930. 400 ptas.

108. EXCAVACIONES EN EL CAMINO DEL MESTE, PRÓXIMO AL PUENTE DEL ARROYO DE PEDROCHES (EXTRAMUROS DE CÓRDOBA), por Enrique Romero de Torres. Madrid, 1930 350 ptas.

109. EXCAVACIONES EN EL CIRCO ROMANO DE TOLEDO, por Francisco de B. San Román, Is­mael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey Pastor. Madrid, 1930 300 ptas.

110. EXCAVACIONES EN LA COGOTAS (CARDEÑOSA, ÁVILA), por Juan Cabré Aguiló. Agotado. Madrid, 1930

111. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1930 400 ptas.

112. EXCAVACIONES EN TORREMANZANAS (ALICANTE), por José Belda Domínguez. Madrid, 1931 500 ptas.

113. EXCAVACIONES EN LOS DÓLMENES DE SALAMANCA, por César Moran. Madrid, 1931. . 600 ptas.

114. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE DAGANZO DE ARRIBA (MADRID), por Saturio Fernández Godín y José Pérez de Barradas. Madrid, 1931 400 ptas.

115. EXCAVACIONES EN LA CITANIA DE TROÑA (PUENTEAREAS, PONTEVEDRA), por Luis Pericot García y Florentino López Cuevillas. Madrid, 1931 400 ptas.

116. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1932 1.000 ptas.

117. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1932 500 ptas.

118. EXCAVACIONES EN EL TEATRO ROMANO DE MÉRIDA, por José Ramón Mélida y Maximi­liano Macías. Madrid, 1932 400 ptas.

119. EXCAVACIONES EN LA PROVINCIA DE SORIA, por Blas Taracena Aguirre, Madrid, 1932. 600 ptas.

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PRECIO

120. EXCAVACIONES EN LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, ÁVILA), por Juan a b r é Aguila. Madrid, 1932 1 500 ptas.

121. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DE CASCARUJO, TÉRMINO DE AL CANIZ (TERUEL), por

Adrián Bruhl. Madrid, 1932 400 ptas.

122. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1933 400 ptas.

123. EXCAVACIONES EN EL PENDO (SANTANDER), por Carballo y Lann. Madrid, 1933 600 ptas.

124. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por Manuel González Simancas. Madrid, 1933 125. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE HERRERA DE PISUERGA, por Julio

Martínez Santaolalla. Madrid, 1933

126. EXCAVACIONES EN LA ALBUFERA DE ALICANTE (ANTIGUA LUCENTUM), por José La-fuente Vidal. Madrid, 1934 1.200 ptas.

127 EXCAVACIONES EN ITÁLICA, por Andrés Parladé. Madrid, 1934 600 ptas.

128. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE VEGA DEL MAR (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA, MALAGA), por José Pérez de Barradas. Madrid, 1934 400 ptas.

129. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1934 400 ptas.

130. EXCAVACIONES EN OCAÑA, por Manuel González Simancas. Madrid, 1934 400 ptas.

131. EXCAVACIONES EN POLLENTIA, por Juan Llabres Sernal y Rafael Isasi Ransome. Madrid, 1934 500 ptas.

132. EXCAVACIONES EN LA ISLA DEL CAMPELLO, por Francisco Figueras Pacheco. Madrid, 1934 400 ptas.

133. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS ROMANO CRISTIANA DE TARRAGONA, por Juan

Serra Vilaró. Madrid, 1935 1000 ptas.

134. EXCAVACIONES EN CÁDIZ, por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1935 300 ptas.

135. EXCAVACIONES EN LOS DÓLMENES DE SALAMANCA, por César Moran. Madrid, 1935. . 300 ptas.

136. EXCAVACIONES EN LA CUEVA REMIGIA (CASTELLÓN), por Juan B. Pocar, Hugo Ober-maier y Henri Breuil. Madrid, 1935 1.500 ptas.

INFORMES Y MEMORIAS DE LA COMISARÍA GENERAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS

Serie publicada de 1942 a 1956. PRECIO

1. MEMORIA SOBRE LA SITUACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ EN 1940, por César Pemán. 1942. 2a edición 300 ptas.

2. EL TESORO PREHISTÓRICO DE CALDAS DE REYES (PONTEVEDRA), por Fermín Boúza Brey, 1942. Agotado 300 ptas.

3. MEMORIA DE LOS TRABAJOS REALIZADOS POR LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE ALBACETE EN 1941, por Joaquín Sánchez Jiménez, 1943 300 ptas.

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PRECIO

4. LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN LOS BAÑALES DE SADABA (ZARAGOZA), por José Galia Sarañana, 1944 300 ptas.

5. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN MONTE BERNORIO (PALENCIA), PRIMERA CAM­PAÑA 1943, por Julián San Valero Aparisi, 1944 250 ptas.

6. LA CAVERNA PREHISTÓRICA DE "EL CUETU", LLEDIAS (ASTURIAS), Y SUS PINTURAS RUPESTRES, por Juan Uría Riu, 1944 250 ptas.

7. EL CASTRO DE YECLA, EN SANTO DOMINGO DE SILOS (BURGOS), por Saturio Gonzá­lez Salas, 1945 , 250 ptas.

8. EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN MEDINA AZAHARA (CÓRDOBA), CAMPAÑA DE 1943, por Rafael Castellón y Martínez de Arizala, 1945. Agotado 300 ptas.

9. EL TESORO PREIMPERIAL DE PLATA DE DRIVES (GUADALAJARA), por Julián San Valero Aparisi, 1945 500 ptas.

10. EL TESORILLO VISIGODO DE TRIENTES DE LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL DE 1944-1945, EN ZORITA DE LOS CANES (GUADALAJARA), por Juan Cabré Aguiló. 1946. 500 ptas.

11. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN GRAN CANARIA DEL PLAN NACIONAL DE 1942, 1943 y 1944, por Sebastián Jiménez Sánchez. 1946 500 ptas.

12. MEMORIA ARQUEOLÓGICA DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA HASTA 1946, por Simeón Jiménez Reina. 1946 1.000 ptas.

13. PRIMERA CAMPANA DE EXCAVACIONES EN EL CABEZO DEL TÍO PÍO (ARCHENA), por Julián San Valero Aparisi y Domingo Fletcher Valls. 1947 500 ptas.

14. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN TENERIFE (CANARIAS), por Juan Álvarez Delgado y Luis Diego Cuscoy. 1947 1.000 ptas.

15. EXCAVACIONES Y TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS EN LA PROVINCIA DE ALBACETE, DE 1942 a 1946, por Joaquín Sánchez Jiménez. 1947. Agotado

16. EXCAVACIONES EN LA CIUDAD DEL BRONCE, II MEDITERRÁNEO DE LA BASTIDA, DE TOTANA (MURCIA), por Julio Martínez Santaolalla, Bernardo Sáez Martín, Carlos F. Pon-sac, José A. Soprano Salto y Eduardo del Val Caturia. 1947 1.000 ptas.

17. LAS PINTURAS RUPESTRES DE LA CUEVA DEL POLVORÍN (PUEBLO DE BENIFAZA, PRO­VINCIA DE CASTELLÓN), por Salvador Vilaseca. 1948 500 ptas.

18. EXCAVACIONES EN SANTA MARÍA DE EGARA (TARRASA), por José de C. Serra-Rafols y Epifanio de Fortuny, Barón de Esponellá. 1949 500 ptas.

19. SEGUNDA CAMPANA DEL PLAN NACIONAL EN LOS BAÑALES (ZARAGOZA), por José Galiay Sarañana. 1949 250 ptas.

20. EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL EN EL CASTELLET DE BAÑOLAS, DE TIVISA (TA­RRAGONA), por Salvador Vilaseca Anguera, José de C. Serra Rafols y Luis Brull Cedo. 1949. 500 ptas.

21. EXCAVACIONES EN EL SANTUARIO IBÉRICO DEL CIGARRALEJO (MULA, MURCIA), por Emeterio Cuadrado Díaz. 1950 1.000 ptas.

22. EXCAVACIONES DE ASTA REGIA (MESAS DE ASTA, JEREZ), CAMPAÑA DE 1945-1946, por Manuel Esteve Guerrero. 1950. Agotado

23. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL CASTRO Y SU NECRÓPOLIS DE MEIRAS (LA CORUÑA), por José María Luengo y Martínez. 1950 600 ptas.

24. ACTAS DE LA I ASAMBLEA NACIONAL DE COMISARIOS DE EXCAVACIONES ARQUEO­LÓGICAS. 1950-1951 500 ptas.

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PRECIO

25. LA NECRÓPOLIS DE VILLARICOS, por Minan Astruc. 1951. Agotado 1.000 ptas.

26. LOS SEPULCROS MEGALÍTICOS DE HUELVA. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DEL PLAN NACIONAL, 1946, por Carlos Cerdán Márquez, Georg Leisner y Vera Leisner. 1952. . 1.200 ptas.

27. LA LABOR DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE GERONA DURANTE LOS AÑOS 1942 A 1948, por Luis Pericot y García, con la colaboración dej. M. Corominas Planelles, M. Oliva Prat, etc. 1952 1.200 ptas.

28. NUEVAS EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LAS CANARIAS OCCIDENTALES. YACI­MIENTOS EN TENERIFE Y LA GOMERA ( 1947 1951), por Luis Diego Cuscoy. 1953 1.200 ptas.

29. ACTAS DE LA II ASAMBLEA NACIONAL DE COMISARIOS DE EXCAVACIONES ARQUEO­LÓGICAS. 1951-1954. Agotado

30. LA LABOR DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE ESCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE GERONA DURANTE LOS AÑOS 1952-1953, por Miguel Oliva Prat 500 ptas.

31. MEMORIA DE LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL REALIZADAS EN CÓRDOBA (1948-1950), por Samuel de los Santos Gener. 1955. Agotado

32. VIII REUNIÓN DE LA COMISARÍA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS DE BARCELONA, CELEBRADA EN BADALONA EL 23 DE OCTUBRE DE 1955 1956. Agotado.

Pedidos: SERVICIO DE PUBLICACIONES

Distribución Abdón Terradas, 7 • 28015 MADRID Tels 544 90 33 - 85 69 - 94 97

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ACTA ARQUEOLÓGICA HISPÁNICA PRECIO

I. vador Vilaseca 1.000 ptas.

II. EL SAHARA ESPAÑOL ANTERISLAMICO (Algunos resultados de la primera expedición pa­leontológica al Sahara. Julio-Septiembre 1943), por Julio Martínez Santaolalla 2.000 ptas.

III. EXCAVACIONES EN ASTA REGIA (MESAS DE ASTA, JEREZ), por Manuel Esteve Guerrero. Campaña de 1942-1943 2.000 ptas.

IV. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DE DURATON (SEGOV1A). EXCAVACIONES DEL PLAN NA­CIONAL DE 1942 y 1943, por Antonio Molinero Pérez 2.500 ptas.

V. EL CASTRO Y LAS NECRÓPOLIS DEL HIERRO CÉLTICO DE CHAMARTÍN DE LA SIERRA (ÁVILA), por Juan Cabré Aguiló, Encarnación Cabré de Moran y Antonio Molinero Pérez. 3-500 ptas.

VI. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "EL BARRANQUETE" (ALMERÍA), por María Jo­sefa Almagro Gorbea 2.000 ptas.

VII. EXCAVACIONES EN LA VILLA ROMANA DE LA OLMEDA, por Pedro de Palol y Javier Cortés 2.000 ptas.

VIII. CÁSTULO I, por José María Blázquez, p. 344. Lám. LXXXIII. Madrid, 1975 2.000 ptas.

EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN ESPAÑA PRECIO

1. LANCIA, por F. Jordá Cerda 200 ptas.

2. HERRERA DE PISUERGA, por A. García Bellido, A. Fernández de Aviles, A. Balil, M. Vigil. 350 ptas.

3. MEGALTTOS DE EXTREMADURA I, por M. Almagro Basch 200 ptas.

4. MEGALITOS DE EXTREMADURA II, por M. Almagro Basch 200 ptas.

5. TOSSAL DEL MORO, por J. Maluquer de Motes 200 ptas.

6. AITZBITARTE, por J. M. de Barandiarán 200 ptas.

7. SANTIMAMIÑE, por J. M. de Barandiarán 100 ptas.

8. LA ALCUDIA, por A. Ramos Folques 150 ptas.

9. AMPURIAS, por M. Almagro Basch. Agotado

10. NOTICIA PRELIMINAR SOBRE EL EMPLAZAMIENTO ACHELENSE DE TORRALBA (SORIA), por F. C. Howel, W. Butzer y E. Aguirre 100 ptas.

11. MÉRIDA: LA GRAN NECRÓPOLIS ROMANA DE LA SALIDA DEL PUENTE, por A. García y Bellido 150 ptas.

12. EL CERRO DEL REAL GALERA (GRANADA), por M. Pellicer y W. Schüle 200 ptas.

13. EXCAVACIONES EN LAS FORTIFICACIONES DEL MONTGO, CERCA DE DENIA (ALICAN­TE), por H. Schubart, D. Fletcher Valls y J. Oliver y de Cárdenas 200 ptas.

14. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE CUEVAS ARTIFICIALES DE S'ON SUNYER (PAL­MA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 200 ptas.

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PRECIO

15. EXCAVACIONES EN "ES VINCLE VELL" (PALMA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy. 200 ptas.

16. ESTATIGRAFIA PREHISTÓRICA DE LA CUEVA DE NERJA, por M. Pellicer Catalán 300 ptas.

17. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS PUNICA "LAURITA" DEL CERRO DE SAN CRISTÓ­BAL (ALMUNECAR, GRANADA), por M. Pellicer Catalán 400 ptas.

18. INFORME PRELIMINAR SOBRE LOS TRABAJOS REALIZADOS EN CENTCELLES, por H. Schulumk T. Hauschild 500 ptas.

19. LA VILLA Y EL MAUSOLEO ROMANOS DE SADABA, por A. García y Bellido 150 ptas.

20. EXCAVACIONES EN SEPULCROS MEGALITICOS DE VALLDOSERA (QUEROL, TARRAGO­NA), por J. Maluquer de Motes, P. Giro y J. M. Masachs 150 ptas.

21. CUEVA DE LAS CHIMENEAS, por J. González Echegaray 400 ptas.

22. EL CASTELLAR (VILLAJIMENA, PALENCIA), por M. A. Guinea, P. J. González Echegaray y B. Madariaga de la Campa 300 ptas.

23. UNA CUEVA SEPULCRAL DEL BARRANCO DEL AGUA DE DIOS, EN TEGUESTE (TENERI­FE), por L. Diego Cuscoy 200 ptas.

24. LA NECRÓPOLIS DE "SON REAL" Y LA "ILLA DELS PORROS" (MALLORCA), por M. Tarradell. 200 ptas.

25. POBLADO IBERICO DE EL MACALÓN (ALBACETE), por M. A. García Guinea y J. A. San Miguel Ruiz 250 ptas.

26. CUEVA DE LA CHORA (SANTANDER), por P. J. González Echegaray, Dtor. M A. García Guinea, A. Begines Ramírez (Estudio Arqueológico) y B. A. Madariaga de la Campa (Es­tudio Paleontológico) 300 ptas.

27. EXCAVACIONES EN LA PALAIOPOLIS DE AMPURIAS, por M. Almagro „ 800 ptas.

28. POBLADO PRERROMANO DE SAN MIGUEL (VALLROMANES-MONTORNES, BARCELONA), por E. Ripoll Perelló, J. Barbera Farras y L. Monreal Agustí 200 ptas.

29. FUENTES TAMARICAS (VELILLA DEL RÍO CARRIÓN, PALENCIA), por A. García Bellido y

A. Fernández de Aviles 250 ptas.

30. EL POBLADO IBÉRICO DE ILDURO, por M. Ribas Beltrán 200 ptas.

31. LAS GANDARAS DE BUDIÑO PORRINO (PONTEVEDRA), por E. Aguirre 300 ptas.

32. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE SAN JUAN DE BAÑOS (PALENCIA), por P. Palol. 350 ptas. 33. EXCAVACIONES EN LA VILLA ROMANA DEL "CERRADO DE S. ISIDRO, PARCELA "VILLA

POSSIDICA" DUEÑAS (PALENCIA), por Rvdo. R. Revilla, limo. Sr. P. Palol Salellas y A. Cua­dros Salas 350 ptas.

34. CAPARRA (CÁCERES), por J. M. Blázquez 350 ptas.

35. EXCAVACIONES EN EL CONJUNTO TALAYÓTICO DE SON OMS (PALMA DE MALLORCA,

ISLA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 300 ptas.

36. EL TESORO DE VILLENA, por J. M. Soler García 600 ptas.

37. TRES CUEVAS SEPULCRALES GUANCHES (TENERIFE), por L. Diego Cuscoy 350 ptas.

38. LA CANTERA DE LOS ESQUELETOS (TORTUERO, GUADALAJARA), por E. Cuadrado, M. Fuste y R. Justé, S. J , 200 ptas.

39. EL COMPLEJO ARQUEOLÓGICO DE TAURO ALTO (EN MOGÓN, ISLA DE GRAN CANA­RIA), por S. Jiménez Sánchez 200 ptas.

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PRECIO

40. POBLADO DE PUIG CASTELLAR (S. VICENTE DELS HORTS, BARCELONA), por E. Ripoll Perdió, J. Barbera Farras y M. Llongueras 200 ptas.

41. LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DE "LAS MADRIGUERAS" (CARRASCOSA DEL CAMPO, CUENCA), por M. Almadro Gorbea 350 ptas.

42. LA ERETA DEL PEDREGAL (NAVARRES, VALENCIA), por D. Fletcher Valls, E. Pía Ballester y E. Llobregat Cortesa 200 ptas.

43. EXCAVACIONES EN SEGÓBRIGA, por E. Losada Gómez y R. Donoso Guerrero 350 ptas.

44. MONTE BERNORIO (AGUILAR DE CAMPOO, PALENCIA), por J. San Valero Aparisi 250 ptas. 45. MÉRIDA: LA GRAN NECRÓPOLIS ROMANA DE LA SALIDA DEL PUENTE (Memoria segun­

da y última), por A. García Bellido 150 ptas.

46. EL CERRO DE LA VIRGEN, por W. Schüle y M. Pellicer. 350 ptas.

47. LA VILLA ROMANA DE LA TORRE LLAUDER DE MATARÓ, por M. Ribas Beltrán 300 ptas.

48. LEVANTAMIENTO PLANIMÉTRICO DE "STLLOT" (S. LORENZO, MALLORCA), por G. Ro-selló Bordoy y O. Hermán Frey 300 ptas.

49. INFORME SOBRE LAS CASAS ROMANAS DE MÉRIDA Y EXCAVACIONES EN LA "CASA DEL ANFITEATRO", por E. García Sandoval 600 ptas.

50. MEMORIA DE LA EXCAVACIÓN DE LA MEZQUITA DE MEDINA AZAHARA, por B. Pavón Maldonado 750 ptas.

51. EXCAVACIONES EN EL CÍRCULO FUNERARIO DE "SON BAULO DE DALT" (SANTA MAR­GARITA, ISLA DE MALLORCA), por G. Roselló Bordoy 200 ptas.

52. EXCAVACIONES EN EL CERRO DEL REAL (GALERA, GRANADA), por Manuel Pellicer y Wilhelm Schüle 200 ptas.

53. CUEVA DEL OTERO, por P. J. González Echegaray, Dtor. M. A. García Guinea y A. Begines Ramírez , 350 ptas.

54. CAPARRA II (CÁCERES), por J. M. Blázquez 350 ptas.

55. CERRO DE LOS SANTOS (MONTEALEBRE DEL CASTILLO, ALBACETE), por A. Fernández de Aviles 400 ptas.

56. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN IBIZA, por M. J. Almagro Gorbea 300 ptas.

57. EXCAVACIONES EN NIEBLA (HUELVA) - EL "THOLOS" DE "EL MORO", por J. P. Garrido

Ruiz y E. M. Orta García 300 ptas.

58. CARTELA, por D. E. Woods, F. Collantes de Terán y C. Fernández Chicarro 600 ptas.

59. LA NECRÓPOLIS DE "ROQUES DE SAN FORMATGE" EN SEROS (LÉRIDA), por R. Pita Mercé y L. Diez-Coronel y Montull 350 ptas.

60. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS CELTIBÉRICA DE RIBA DE SAELICES (GUADALA­JARA), por E. Cuadrado „ 350 ptas.

61. EXCAVACIONES EN MONTE CILDA OLLEROS DE PISUERGA (PALENCIA), por M. A. Gar­cía Guinea, J. González Echegaray y J. A. San Miguel Ruiz 600 ptas.

62. OTRA CUEVA ARTIFICIAL EN LA NECRÓPOLIS "MARROQUÍES ALTOS", DE JAÉN (CUE­VA IV), por M. Rosario Lucas Pellicer 250 ptas.

63. EXCAVACIONES EN HUELVA, EL CABEZO DE LA ESPERANZA, porj. P. Garrido Ruiz 250 ptas.

64. AVANCE AL ESTUDIO DE LAS CUEVAS PALEOLÍTICAS DE LA HOZ Y LOS CASARES (GUA­DALAJARA), por A. Beltrán Martínez e I. Barandiarán Maestu 300 ptas.

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PRECIO

65. EXCAVACIONES EN LA "TORRE DE PILATOS" (TARRAGONA), por A. Balil 400 ptas.

66. TOSCANOS, por H. Schubert, H. G. Niemeyer y M. Pellicer Catalán 900 ptas.

67. CAPARRA III, por J. M. Blázquez 400 ptas.

68. EL TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES EN "EL CARAMBOLO" (CAMAS, SEVILLA), por J. de M. Carriazo 500 ptas.

69. EL TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES DE ÉBORA, por J. de M. Carriazo 350 ptas.

70. ALCONETAR, EN LA VÍA ROMANA DE LA PLATA GARROVILLAS (Cáceres), por L. Caba­llero Zoreda 700 ptas.

71. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "LA JOYA" (HUELVA), por J. P. Garrido Ruiz. ... 600 ptas.

72. APORTACIONES DE LAS EXCAVACIONES Y HALLAZGOS CASUALES (1941-1959) AL MU­SEO ARQUEOLÓGICO DE SEGOVIA, por A. Molinero Pérez 1.000 ptas.

73- EL POBLADO DE AJJvlALLUTX (ESCORGA, BALEARES), por M. Fernández-Miranda, B. En-señat y C. Enseñat 500 ptas.

74. EXCAVACIONES ALTOMEDIEVALES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA, LOGROÑO Y BUR­GOS, por A. del Castillo 500 ptas.

75. POLLENTIA I. EXCAVACIONES EN SA PORTELLA, ALCUDIA (MALLORCA), por A. Arribas, M. Tarradell y D. E. Woods 750 ptas.

76. LA CUEVA DE LOS CASARES (EN RIBA DE SAELICES, GUADALAJARA), por I. Barandiarán. 750 ptas.

77. SEGUNDA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN "LA CUEVA DE LOS MURCIÉLAGOS" (ZUHE-ROS, CÓRDOBA) 1969, por A. M. Vicent Zaragoza y A. M. Muñoz Amilibia 750 ptas.

78. EXCAVACIONES EN ITÁLICA, ESTRATIGRAFÍA EN EL PAJAR DE ARTILLO (Campaña 1970), por J. M. Luzón Nogué 750 ptas.

79. EXCAVACIONES EN LA CASA DE VELÁZQUEZ EN BELO (BOLONIA, CÁDIZ), Campañas 1966 a 1971, por C. Domerge, G. Nicolini, D. Nony, A. Bourgeois, F. Mayet, J. C. Richard. 750 ptas.

80. LA NECRÓPOLIS TARDORROMANA DE FUENTESPREADAS (ZAMORA), UN ASENTAMIEN­TO EN EL VALLE DEL DUERO, por L. Caballero Zoreda, con un apéndice redactado por Tito Várela 750 ptas.

81. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE LA EDAD DEL BRONCE "CERRO DE LA ENCINA" MONACHIL (GRANADA), por A. Arribas Paláu 750 ptas.

82. EXCAVACIONES EN MONTE CILDA (OLLEROS DE PISUERGA, PALENCIA), por M. A. Gar­cía Guinea, J. M. Iglesias Gil y P. Caloca. Agotado

83. LOS CAMPOS DE TÚMULOS DE PAJARONCILLO (CUENCA), aportación al estudio de los Túmulos de la Península Ibérica, por M. Almagro Gorbea 750 ptas.

84. LA NECRÓPOLIS HISPANO-VISIGODA DE SEGÓBRIGA. SAELICES (CUENCA), por M. Al­magro Basch 750 ptas.

85. ABDERA. EXCAVACIONES EN EL CERRO DE MONTECRISTO (ADRA, ALMERÍA), por M. Fernández-Miranda Fernández y L. Caballero Zoreda 750 ptas.

86. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE LA CUESTA DEL NEGRO (PURULLENA, GRANADA), Campaña 1971, por F. Molina González y E. Pareja López 750 ptas.

87. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DEL LUGAR LA VARELLA-CASTELLAR (CODO, ZARAGOZA), por J. L. Argente Oliver 400 ptas.

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PRECIO

88. EXCAVACIONES EN EL POBLADO MEDIEVAL DE CAULERS. Mun. Cal des de Malavella, provincia de Gerona, por M. Ríu , 400 ptas.

89. LA BASÍLICA PAI£CCWSTIANA DE CASA HERRERA, EN LAS CERCANÍAS DE MÉRIDA (BA­DAJOZ), por L. Caballero Zoreda y T. Ulbert 750 ptas.

90. TRAYAMAR. Los hipogeos fenicios y el asentamiento en la desembocadura del río Alga­rrobo, por H. Schubart y H. Georg Niemeyer. 1.200 ptas.

91. EXCAVACIONES EN LA ALCUDIA DE ELCHE. Durante los años 1968 al 1973, pe* A. Ramos Folques y R Ramos Fernández 750 ptas.

92. EL YACIMIENTO IBÉRICO DEL "ALTO CHACÓN" (TIERMES). Campañas realizadas en 1969, 1970, 1971 y 1972, por P. Atrián Jordán 750 ptas.

93. MINAS DE ORO ROMANAS DE LA PROVINCIA DE LEÓN (Tomo I), por C. Domergue, P. Silliere 750 ptas.

94. MINAS DE ORO ROMANAS DE LA PROVINCIA DE LEÓN (Tomo II), por C. Domergue, P. Silliere 750 ptas.

95. EXCAVACIONES EN EL POBLADO DE "EL PICACHO", por F. Hernández Hernández, I. Dug Godoy 750 ptas.

96. EXCAVACIONES EN LA NECRÓPOLIS DE "LA JOYA" HUELVA II (3J, 4.' y 5.' Campañas),

por J. P. Garrido Roiz, E. M. Orta García 750 ptas.

97. HALLAZGOS ISLÁMICOS EN BALAGUER Y LA ALJAFERIA DE ZARAGOZA, por Ch. Ewert. 1.750 ptas. •

98. POLLENTIA II, por A. Arribas, M. Tarradell y D. Woods 1.750 ptas. 99. EXCAVACIONES EN EL YACIMIENTO PROTOHISTÓRICO DE LA PEÑA NEGRA, CREVI-

LLENTE (ALICANTE) (1.a y 2.a Campañas), por A. González Prats 1.500 ptas.

100. LA VILLA TARDORROMANA DE BAÑOS DE VALDEARADOS (BURGOS), por J. L. Argente Oliver 1.500 ptas.

101. EL FONDEADERO DE CALES COVES (MAYOR, MENORCA), por M. Fernández-Miranda, M. Belén 1.500 ptas.

102. EXCAVACIONES EN EL CABEZO DE SAN PEDRO (HUELVA), Campaña 1977, porj. M. Bláz­quez Martínez, D. Ruiz Mata, J. Remesal Rodríguez, J. L. Ramírez Sadaba y K. Claus." 1.500 ptas.

103. EL POBLADO IBÉRICO DE CASTILLEJO DE LA ROMANA (LA PUEBLA DE HIJAR, TERUEL),

por M. Beltrán Lloris 1.500 ptas.

104. LA NECRÓPOLIS SURESTE DE BAELO, por J. Remesal Rodríguez 1.500 ptas.

105. CÁSTULO II, porj. M. Blázquez 3-000 ptas.

106. EL YACIMIENTO ACHELENSE DE PINEDO (TOLEDO), por M. A. Queral, M. Santonja. .,. 1.500 ptas. 107. LA CUEVA DEL ASNO. LOS RÁBANOS (SORIA), Campañas 1976-1977, por J. J. Eiroa 1.000 ptas.

108. CAESARAUGUSTA I (Campaña 1975-1976), por M. Beltrán Lloris 1.500 ptas.

109. LA IGLESIA Y EL MONASTERIO VISIGODO DE SANTA MARÍA DE MELQUE (TOLEDO), Arqueología y Arquitectura San Pedro de la Mata (Toledo) y Santa Comba de Bande (Orense), por L. Caballero 5-000 ptas.

110. EL CAUREL, por J. M. Luzón, F. J. Sánchez-Palencia y otros 1.000 ptas.

111. TIERMES I, porj. L. Argente y otros 2.000 ptas.

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PRECIO

112. EL PEÑÓN DE LA REINA (ALBOLODUY, ALMERÍA), por C. Martínez y M. C. Botella 2.000 ptas.

113. EL CERRO DE LA ENCANTADA (GRANATULA DE CALATRAVA, CIUDAD REAL), por G. Nie­to y J. Sánchez Meseguer 1.000 ptas.

114. ORETO I, por G. Nieto, J. Sánchez Meseguer y C. Poyato 1.500 ptas.

115. CUEVA DE LAS CALDAS, S. JUAN DE PRIORIO (OVIEDO), por M. Hoyos, E. Soto, G. Me-léndez y S. Corchón 1.500 ptas.

116. LA CUEVA DE LA PALOMA, SOTO DE LAS REGUERAS (ASTURIAS), por M. Hoyos, M' I. Martínez, T. Chapa, F. B. Sánchiz y P. Castaños 1.000 ptas.

117. CÁSTULO III, porj. M. Blázquez Martínez y J. Valiente Maya 2.000 ptas.

118. LAS CUEVAS SEPULCRALES MALLORQUINAS DE LA EDAD DEL HIERRO, por C. Enseñat Enseñat 1.000 ptas.

119. LA NECRÓPOLIS DE BAZA, por F. Presedo Velo 1.500 ptas.

120. CARTELA I, por F. Presedo Velo, J. Muñiz Coello, J. M. Santero Santurio y F. Chaves Tristán.. 2.000 ptas.

121. ITÁLICA (SANTIPONCE, SEVILLA), por varios 2.000 ptas.

122. LA MESA DE SETEFTLLA, LORA DEL RÍO (SEVILLA), Campaña 1979, por M. E. Aubet, M. R. Serna, J. L. Escacena, M. M. Ruiz Delgado 2.000 ptas.

123. SEGÓBRIGA I. Los textos de la antigüedad sobre SEGÓBRIGA y las discusiones acerca de la situación geográfica de aquella ciudad, por M. Almagro Basch 1.600 ptas.

124. EL CERRO MACARENO, por M. Pellicer Catalán, J. L Escacena Carrasco, M. Bendala Galán. 2.000 ptas.

125. EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LACIPO (CASARES, MÁLAGA), Campañas 1975-

1976, por R. Puertas Tricas 2.200 ptas.

126. AUGUSTA EMÉRITA I, por M. P. Caldera de Castro y A. Velázquez Jiménez 1.600 ptas.

127. SEGÓBRIGA II. INSCRIPCIONES IBÉRICAS Y LATINAS, por M. Almagro Baseh 3 000 ptas. 128. TIERMES II, Campañas 1979-1980. Trabajos de excavación realizados en la Ciudad Roma­

na y en la Necrópolis Medieval, por J. L. Argente Oliver y otros 129. LA NECRÓPOLIS DE BARIA (ALMERÍA), Campañas 1975-1978, por M. Josefa Almagro

Gorbea 1.800 ptas.

130. EL YACIMIENTO DE CANTOS TRABAJADOS EN EL ACULADERO (PUERTO DE SANTA MARÍA, CÁDIZ), por Ma Ángeles Querol y Manuel Santonja 2.000 ptas.

131. CÁSTULO IV, por J. M. Blázquez 2.000 ptas.

132. LA NECRÓPOLIS DEL PU1G DES MOLINS (IBIZA), Campaña 1946, por C. Gómez Bellard. 1.800 ptas.

133. ASENTAMIENTO PÚNICO DE NA GUARDÍS, por V. Guerrero Ayuso 1.800 ptas.

134. LOS TOLMOS DE CARACENA (SORIA), Campañas de 1977, 1978 y 1979- Nuevas bases para el estudio de la Edad del Bronce en la zona del Alto Duero, por A. Jimeno Martínez. ... 2.500 ptas.

135. INDUSTRIAS PALEOLÍTICAS DE LA MAYA I EN SU ÁMBITO REGIONAL, por h. Santonja y A. Pérez González , 2.000 ptas.

136. PAPA UVAS I (ALJARAQUE, HUELVA), Campañas de 1976 a 1979, por José C. Martín de la Cruz , - 1.800 ptas.

137. COMPLUTUM I. Excavaciones, por D. Fernández-Galiano 2.000 ptas.

138. COMPLUTUM II. Mosaicos, por D. Fernández-Galiano 2.000 ptas.

139. EL AMAREJO (BONETE, ALBACETE), por S. Broncano y J. Blánquez 2.000 ptas.

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PRECIO

140. CÁSTULO V, porj. Ma Blázquez, Ma Paz Gelabert Pérez y F. López Pardo 2.500 ptas.

141. EL CASTRO Y CORONA DE CORPORALES I, por M" D. Fernández-Posse y Francisco J. Sán-chez-Palencia

142. LA NECRÓPOLIS VISIGODA DEL CARPIO DE TAJO (TOLEDO), por G. Ripoll 2.000 ptas.

143. CERRO REDONDO FUENTE EL SAZ DELJARAMA, MADRID, por C. Blasco y Ma A. Alonso. 2.000 ptas.

144. LA ALCAZABA DE BADAJOZ, por Fernando Valdés 1.500 ptas.

145. CLUNIA III, LOS HALLAZGOS MONETARIOS Y LA CIRCULACIÓN DE MONEDA EN CLU-NIA, porj. M. Gurt Esparraguera., 2.000 ptas.

146. NUMANCIA I, LA TERRA SIGILLATA, por María Victoria Romero Carnicero 2.000 ptas.

147. EL CASTELLAR DE MECA. AYORA (VALENCIA), TEXTOS, por Santiago Broncano Rodrí­guez 1.000 ptas.

148. EL SOLUTRENSE DE CUEVA DE AMBROSIO (VÉLEZ-BLANCO, ALMERÍA), CAMPAÑA DE

1983, por Sergio Ripoll 1.000 ptas.

149. PAPA UVAS II, por José C. Martín de la Cruz 1.200 ptas.

150. CLUNIA II, por Pedro de Palol y José Vilella 1.500 ptas.

151. EL LLANETE DE LOS MOROS. (MONTORO, CÓRDOBA), por José C. Martín de la Cruz. . 1.500 ptas.

152. LA-LOMA DEL LOMO I (COGOLLUDO, GUADALAJARA), porj. Valiente Malla 1.500 ptas. 153. LA CORONA Y EL CASTRO DE CORPORALES II (TRUCHAS, LEÓN), por M' D. Fernández-

Posee y F. J. Sánchez-Palencia 1.700 ptas.

154. LA CUEVA DE PENAMIEL (NIEVA DE CAMEROS, LOGROÑO), por P. Utrilla, J. Vílchez, L. Montes, I. Barandiarán, J. Altuna y E. Gil 1.500 ptas.

155. LOS DÓLMENES DE VALENCIA DE ALCÁNTARA, por Primitiva Bueno Ramírez 1.500 ptas.

156. EL DEPÓSITO VOTIVO IBÉRICO DE EL AMAREJO; BONETE (Albacete), por Santiago Broncano Rodríguez „ 1.500 ptas.

157. LA COLONIZACÍON FENICIA DE LA ISLA DE IBIZA, por Carlos Gómez Bellard, Benjamín Costa Ribas, Francisco Gómez Bellard, Rosa Gurrea Barricarte, Elena Grau Almero y Ra­fael Martínez Valle 1.500 ptas.

158. NECRÓPOLIS IBÉRICA DE LOS NIETOS (CARTAGENA, MURCIA), por M« Linarejos Cruz Pérez 1.500 ptas.

159. MEGALTTOS MESETA "SUR. DÓLMENES DE AZUTÁN Y LA ESTRELLA (Toledo), por Primi­tiva Bueno Ramírez, (en preparación) 1.000 ptas.

160. EL POBLADO NEO-ENEOLÍTICO DE TERRERA VENTURA, por Carmen Olaria y Francis­co Gusi 2.000 ptas.

161. LOS TOLMOS DE CARARENA II, por Alejandro Jimeno Martínez, (en preparación) 1.000 ptas.

162. LOS CAMINOS DE RUEDAS DE LA CIUDAD IBÉRICA DE "EL CASTELLAR DE LA MECA" (AYORA, VALENCIA) por Santiago Broncano Rodríguez y Ma del Mar Alfaro Arregui 2.500 ptas.

163. EL CASTRO DE LA CORONILLA (CHERA, GUADALAJARA. 1980-1986), por M 1 Luisa Cer-deño y Rosario García Huerta 1.200 ptas.

164. EXCAVACIONES EN SASAMÓN, por José Antonio Abasólo Álvarez y Rosario García 1.600 ptas.

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165. LA ANTIGUA AUDIENCIA DE TARRACO. Un acceso al foro provincial de Tarraco, por Xavier Dupré y Josep M« Carrete 2.000 ptas.

166. TIERMES III, Campañas 1981-1984. Excavaciones realizadas en la Ciudad Romana y en las Necrópolis Medievales, por Carlos de la Casa Martínez y otros 2.000 ptas.

NOTICIARIO ARQUEOLÓGICO HISPÁNICO TOMO I, TOMO II,

PRECIO

TOMO I, 1953 2.000 ptas.

TOMO II, 1955 2.000 ptas.

TOMO III-IV, 1954-1955 3-000 ptas.

TOMO V, 1956-1961 1.000 ptas.

TOMO VI, 1962 3.000 ptas.

TOMO VII, 1963 1.500 ptas.

TOMO VIII-IX, 1964-1965 2.000 ptas.

TOMO X-XI-XII, 1966-1968 1.500 ptas.

TOMO XIII-XIV, 1969-1970 2.000 ptas.

TOMO XV, 1971 1800 ptas.

TOMO XVI, 1971 3.000 ptas.

NUEVA SERIE PRECIO

TOMO 1, Prehistoria, 1. 1972 1.200 ptas. Arqueología, 1. 1972 1.200 ptas.

TOMO 2, Prehistoria, 2.1973 1-200 ptas. Arqueología.2. 1973 1-200 ptas.

TOMO 3, Prehistoria, 3. 1975 1.200 ptas. Arqueología, 3. 1975 1200 ptas.

TOMO 4, Prehistoria, 4. 1975 1.200 ptas. Arqueología, 4. 1976 2.000 ptas.

TOMO 5, Prehistoria, 5. 1976 1.200 ptas. Arqueología, 5. 1977 2.000 ptas.

TOMO 6, 1979 2.000 ptas.

TOMO 7, 1979 2.000 ptas.

TOMO 8, 1980 2.000 ptas.

TOMO 9, 1980 2.000 ptas.

TOMO 10, 1980. (Agotado) 2.000 ptas.

TOMO 11, 1981 2.000 ptas.

TOMO 12, 1981 2.000 ptas.

TOMO 13, 1982 2.000 ptas.

TOMO 14, 1982 2.000 ptas.

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PRECIO

TOMO 15, 1983 2.000 ptas.

TOMO 16, 1983 2.000 ptas.

TOMO 17, 1983 2.000 ptas.

TOMO 18, 1984 2.200 ptas.

TOMO 19, 1984 2.200 ptas.

TOMO 20, 1985 2.400 ptas.

TOMO 21, 1985 2.400 ptas.

TOMO 22, 1985 2.400 ptas.

TOMO 23, 1985 2.400 ptas.

TOMO 24, 1985 2.000 ptas.

TOMO 25, 1985 2.000 ptas.

TOMO 26, 1985 2.000 ptas.

TOMO 27, 1986 2.200 ptas.

TOMO 28, 1986 2.000 ptas.

TOMO 29, 1987 2.000 ptas.

TOMO 30, 1988 2.000 ptas.

ETNOGRAFÍA ESPAÑOLA PRECIO

TOMO 1, 1980 2.000 ptas.

TOMO 2, 1981 , 2.000 ptas.

TOMO 3, 1983 2.400 ptas.

TOMO 4, 1984 2.400 ptas.

TOMO 5, 1985 2.400 ptas.

TOMO 6, 1986 2.400 ptas.

TOMO 7, 1989 2.000 ptas.

TOMO 8, 1992 2.200 ptas.

MONOGRAFÍAS DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y MUSEO DE ALTAMIRA

PRECIO

1. NOTAS SOBRE LA ECONOMÍA DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR, por Bemaldo de Quirós. Santander, 1980 400 ptas.

2. EL AZILIENSE EN LAS PROVINCIAS DE ASTURIAS Y SANTANDER, por J. Fernández Tres-guerres. Santander, 1980 1.200 ptas.

3. EL PALEOLÍTICO SUPERIOR DE LA CUEVA DEL RASCAÑO (Santander), por J. González Echegaray e I. Barandiarán. Santander, 1981 1.950 ptas.

4. EL MAGDALENIENSE INFERIOR Y MEDIO DE LA COSTA CANTÁBRICA, por P. Utrilla Miranda. Santander, 1981 1.950 ptas.

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PRECIO

5. PROYECTO CIENTÍFICO-TÉCNICO ELABORADO PARA LA CONSERVACIÓN DE LAS PIN­TURAS DE LA CUEVA DE ALTAMIRA, por E. Villar. Santander, 1981 100 ptas.

6. LAS PINTURAS RUPESTRES DE ALBARRACÍN (Teruel), por F. Piñón Várela. Santander, 1982 2.750 ptas.

7. EL ASTURIENSE Y OTRAS CULTURAS LOCALES, por M. González Morales. Santander, 1982 1.950 ptas.

8. LOS INICIOS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR CANTÁBRICO, por F. Bernaldo de Quirós. 1982 2.000 ptas.

9. ESTUDIO FÍSICO-QUÍMICO DE LAS CUEVAS DE ALTAMIRA (1983), por varios autores. . 600 ptas.

10. SOLUTRENSE VASCO-CANTÁBRICO. Una nueva perspectiva, por Guy Straus. 1983 2.000 ptas.

11. ESTUDIOS FÍSICO-QUÍMICOS DE LA SALA DE POLICROMOS. Influencia de la presencia humana y criterios de conservación, por varios autores. 1984 k. 1.300 ptas.

12. LAS PINTURAS RUPESTRES ESQUEMÁTICAS DE SÉSAMO, VEGA DE ESPINAREDA (León), por José Avelino Gutiérrez González y José Luis Avello Álvarez

14. EXCAVACIONES EN LA CUEVA DEL JUYO, por varios autores 1.000 ptas.

15. ESTUDIO DE ARTE PALEOLÍTICO, por varios autores 1.500 ptas.

16. EL ARTE MUEBLE PALEOLÍTICO CANTÁBRICO: CONTEXTO Y ANÁLISIS INTERNOS, por Soledad Corchón 2.500 ptas.

MONOGRAFÍAS DEL MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA MARÍTIMA Y CENTRO NACIONAL DE INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS SUBMARINAS

PRECIO

VI CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUBMARINA. Cartagena, 1982 (1985). Varios autores 4.000 ptas.

MEMORIAS DE ACTIVIDADES PRECIO

Arqueología 79 1-500 ptas.

Arqueología 80 1.500 ptas.

Arqueología 81 2.000 ptas.

Arqueología 82 2.000 ptas.

Arqueología 83 >..» 2.500 ptas.

Arqueología 84-85 3.000 ptas.

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CONGRESOS, SYMPOSIA Y SEMINARIOS PRECIO

ALTAMIRA SYMPOSIUM. 1980. Agotado

LA RELIGIÓN ROMANA EN HISPANIA. 1981 1.500 ptas.

INDIGENISMO Y ROMANIZACIÓN EN EL CONVENTUS ASTURUM. 1983 800 ptas.

II SEMINARIO DE ARQUEOLOGÍA DEL NOROESTE. 1983 2.000 ptas.

VI CONGRESO DE ESTUDIOS EXTREMENOS. 1983 800 ptas.

I JORNADAS DE METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN PREHISTÓRICA, Soria, 1981. 1984. 2.500 ptas.

CALAHORRA. BIMILENARIO DE SU FUNDACIÓN 3.300 ptas.

ARQUEOLOGÍA DE LAS CIUDADES MODERNAS SUPERPUESTAS A LAS ANTIGUAS. Zaragoza, 1983 3300 ptas.

LA MADERA EN LA CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL. 1.500 ptas.

II COLOQUIO INTERNACIONAL DE CERAMICA MEDIEVAL DEL MEDITERRÁNEO OCCI­DENTAL 3.000 ptas.

EL MEGALITISMO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA 1.500 ptas.

LOS ASENTAMIENTOS IBÉRICOS ANTE LA ROMANIZACIÓN 1.500 ptas.

LOS FOROS ROMANOS EN LAS PROVINCIAS OCCIDENTALES 1.500 ptas.

MELILLA EN LA HISTORIA: SUS FORTIFICACIONES 2.000 ptas.

HISTOGRAFÍA DE LA ARQUOLOGÍA Y DE LA HISTORIA ANTIGUA EN ESPAÑA.

(S. XVIII-XX) 1.700 ptas.

JORNADAS SOBRE RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN DE MONUMENTOS 2.500 ptas.

JORNADAS SOBRE TELEDETECCIÓN Y GEOFÍSICA APLICADAS A LA ARQUEOLOGÍA 1.600 ptas.

ARQUITECTURA Y CIUDAD 1.800 ptas.

EPIGRAFÍA HISPÁNICA PRECIO

TOMO 2, LÉXICO DE INSCRIPCIONES IBÉRICAS, 1985, por J. Siles 1.500 ptas.

HISPANIA EPIGRÁPHICA I, 1989, por Julio Mangas 1 000 ptas.

HISPANIA EPIGRÁPHICA II, 1989, por Julio Mangas 1.500 ptas.

HISPANIA EPIGRÁPHICA III. 1993, por Julio Mangas 1.500 ptas.

OTRAS PUBLICACIONES PRECIO

VILLAS ROMANAS EN ESPAÑA. 1982 3.000 ptas.

HOMENAJE AL PROFESOR MARTÍN ALMAGRO BASCH. 1983: Tomo 1 8.000 ptas.

Tomo II 8.000 ptas.

Tomo III 8.000 ptas.

Tomo IV 8.000 ptas.

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PRECIO

SAUTUOLA I. 1975 2.500 ptas.

SAUTUOLA II. 1976-77 2.500 ptas.

SAUTUOLA III. 1982 2.500 ptas.

EXCAVACIONES EN EL AGORA DE GERASA EN 1983, por Emilio Olávarri Goicoechea. .. 800 ptas.

R.A.E. PRECIO

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 66-67 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 68-69 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1970 250 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1971 200 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1972 250 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1973 350 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1974 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1975 600 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1976 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1977 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1978 800 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1979 600 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1980 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1981 300 ptas.

REPERTORIO DE ARQUEOLOGÍA ESPAÑOLA. 1982 600 ptas.

Pedidos: SERVICIO DE PUBLICACIONES

Distribución: Abdón Terradas, 7 • 28015 MADRID Tels.: 544 90 33 - 85 69 - 94 97

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INSTITUTO DE CONSERVACION

Y RESTAURACION

DE BIENES CULTURALES