texto de sociologia la enfermedad, la curación que es la medicina tradicional

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En esta obra podemos ver la importancia de las diferentes instituciones de salud de la medicina biomedica y la tradicional

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  • 5/21/2018 Texto de Sociologia La Enfermedad, La Curacin Que Es La Medicina Tradicional

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    ALTERIDADES, 1994 (7): Pgs. 71-8

    La enfermedad y la curacinQu es medicina tradicional?

    EDUARDO MENNDEZ*

    En este trabajo se analizan algunas caractersticas delsaber popular referido al proceso salud/enfermedad/atencin (de ahora en adelante proceso s/e/a) y delsaber mdico hegemnico, a partir de la consideracinde que si bien la biomedicina evidencia un continuo

    proceso de cambio tecnolgico y de expansin, el saberpopular1tambin se caracteriza por un proceso cons-tante de modificacin, en el cual se sintetizan provi-sionalmente concepciones y prcticas derivadas dediferentes saberes incluido el biomdico.

    E l p r o c e s o s a lu d / e n f e r m e d a d / a t e n c i n

    El proceso s/e/a constituye un universal que operaestructuralmente por supuesto que en forma dife-renciada en toda sociedad, y en todos los conjuntossociales estratificados que la integran. An cuandosta es una afirmacin casi obvia debe subrayarse quela enfermedad, los padecimientos, los daos a la saludconstituyen algunos de los hechos ms frecuentes,recurrentes, continuos e inevitables2que afectan la

    vida cotidiana de los conjuntos sociales. Son parte de

    un proceso social dentro del cual se establece colec-tivamente la subjetividad; el sujeto, desde su naci-miento cada vez ms medicalizado, se constituyee instituye, por lo menos en parte, a partir del procesos/e/a.

    La respuesta social a la incidencia de enfermedad,daos y/o padecimientos es tambin un hecho coti-

    diano y recurrente, pero adems constituye una etructura necesaria para la produccin y reproduccide cualquier sociedad.

    Es decir que tanto los padecimientos como larespuestas hacia los mismos constituyen proces

    estructurales en todo sistema y en todo conjunto scial, y que, en consecuencia, dichos sistemas y co

    juntos sociales no slo generarn representacionesprcticas, sino que estructurarn un saber para enfrentar, convivir, solucionar y, si es posible, erradiclos padecimientos.

    Enfermar, morir, atender la enfermedad y la muerdeben ser pensados como procesos que no slo se dfinen a partir de profesiones e instituciones dadas, e

    pecficas y especializadas, sino como hechos socialrespecto de los cuales los conjuntos sociales necesitaconstruir acciones, tcnicas e ideologas, una parte dlas cuales se organizan profesionalmente.

    Dado que los padecimientos constituyen hechcotidianos y recurrentes, y que una parte de los mimos pueden aparecer ante los sujetos y los grupsociales como amenazas permanentes o circunstaciales, a nivel real o imaginario, los conjuntos sociale

    tienen la necesidad de construir significados sociles colectivos respecto de por lo menos algunos dichos padecimientos. El proceso s/e/a ha sidosigue siendo, una de las reas de la vida colectidonde se estructuran la mayor cantidad de simbozaciones y representaciones colectivas en las socidades, incluidas las sociedades actuales.

    Los padecimientos constituyen, en consecuenci

    uno de los principales ejes de construccin de signficados colectivos, que pueden ser referidos al procso especfico, o a otros procesos respecto de los cuale* Profesor Investigador del CIESAS-Centro.

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    los padecimientos son expresin significativa. La moda

    reciente de considerar el cncer, el alcoholismo y lti-mamente el SIDA como metforas de la sociedad nodebe ser trivializada, pese a la trivialidad de algunosanlisis. Esta significacin es bsica para entender,por lo menos, algunas problemticas referidas al uso

    de los servicios de salud, sean biomdicos o tradicio-nales.

    El proceso salud/enfermedad/atencin, as comosus significaciones, se ha desarrollado dentro de un

    proceso histrico en el cual se construyen las causalesespecficas de los padecimientos, las formas de aten-cin y los sistemas ideolgicos (significados) respectode los mismos. Este proceso histrico est caracteri-zado por las relaciones de hegemona/subalternidadque opera entre los sectores sociales que entran en re-lacin en una sociedad determinada, incluidos sussaberes tcnicos.

    Considerado en trminos estructurales, el procesos/e/a supone la existencia, en toda sociedad, de re-presentaciones y prcticas para entender, enfrentar y,de ser posible, solucionar la incidencia y consecuen-cia generadas por los daos a la salud. En determi-nadas sociedades, en razn del desarrollo de procesoseconmico-polticos y tcnico-cientficos especficos,se construyeron sistemas acadmicos y/o cientficosde explicacin y accin sobre los padecimientos.

    Estos sistemas, que devinieron hegemnicos al in-terior de diferentes sistemas culturales (medicina man-

    darina, medicina ayurvdica, medicina aloptica), no

    condujeron a la anulacin o erradicacin de todas lasprcticas y representaciones existentes, que eran ma-nejadas por los diferentes conjuntos sociales, aunques contribuyeron a su modificacin y/o al estableci-miento de relaciones de hegemona/subalternidad.

    Todas las sociedadesnecesitanproducir estrategias

    de accin tcnica y socioideolgica respecto de los pa-decimientos que reconocen como tales; una de ellas esla produccin de curadores reconocidos institucio-nalmente y autorizados para atender un determinadoespectro de daos a la salud individual y colectiva. Nohubo que esperar a la epidemiologa para determinar

    que los padecimientos presentan un eje individual yuno colectivo. Todas las sociedades han reconocido

    algunos de los padecimientos como fenmenos queadquieren carcter colectivo y que, por lo menos, enparte deben ser solucionados a nivel colectivo.

    La medicina denominada cientfica constituye unade las formas institucionalizadas de atencin de la en-fermedad y, en gran parte de las sociedades, ha llega-do a ser identificada como la forma ms correcta yeficaz de atender el proceso salud/enfermedad. Perodesde nuestra perspectiva, tanto sta como las otras

    formas acadmicas y/o academizadas (homeopat

    quiropracia, etctera), o populares (herbolaria, esp

    ritualismo, entre otros) de atender a los padecimietos, tienen el carcter de instituciones, es decir intituyen una determinada manera de pensar e inte

    venir sobre las enfermedades y, por supuesto, soblos enfermos.

    Todos los curadores encargados de dar respuestatcnicas a los padecimientos, estn o no organizadcorporativamente, generan actividades que inevit

    blemente se sociologizan y culturalizan, dado que ejercen sobre sujetos y grupos sociales que no slo dasignificado tcnico a sus problemas, sino sobre todsignificados subjetivos y sociales. En consecuencia,

    mayora de las actividades tcnicas llevadas a cabpor curadores constituyen no slo hechos tcnicosino tambin hechos sociales ms all de que los curadores y las instituciones mdicas los interpreten

    no como tales.La enfermedad, los padecimientos y los daos ha

    sido, en diferentes sociedades, algunas de las princpales reas de control social e ideolgico tanto a nivmacro como microsocial. No es un problema de u nsociedad o u n a cultura, sino que constituye un fenmeno generalizado a partir de tres procesos: la exitencia de padecimientos que refieren a significacion

    negativas colectivas; el desarrollo de comportamietos que necesitan ser estigmatizados y/o controladoy la produccin de instituciones que se hacen cargo ddichas significaciones y controles colectivos, no sen trminos tcnicos, sino socioideolgicos. Esto, y reiteramos, no debe ser identificado con un determnado periodo o cultura, tal como suele hacerse eforma mecnica a partir de planteamientos reduccinistas y notoriamente etnocntricos, sino que potecialmente podemos encontrarlo en una diversidad d

    sociedades y periodos histricos.

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    En todos los contextos las instituciones asisten-

    ciales, de cura, de proteccin o de control, estructuranuna racionalidad que no es exclusivamente tcnica nicientfica, sino tambin sociocultural. Esto quieredecir que no slo las representaciones y prcticas delas parteras empricas, de los curadores herbolarios

    o de los iloles(los curadores de ms alta significacincultural dentro de los grupos de los Altos de Chiapas)estructuran un saber en el cual las actividades tcni-cas aparecen saturadas de contenidos sociales y cultu-

    rales, sino que tambin la medicina aloptica aparecesaturada de procesos sociales e ideolgicos de tipo ins-titucional y ocupacional, as como de valores culturalese interpretaciones ideolgicas estructuradas no slo apartir del saber mdico, sino generadas en las relacio-nes que se establecen con los sujetos enfermos y conla comunidad.3

    El eje de nuestra propuesta es que, ms all de

    reconocer la diferente procedencia de los distintos sa-beres que operan en una sociedad en un momentodeterminado; ms all de reconocer que unos presen-tan una mayor cientificidad o una mayor eficacia queotros, lo que nos interesa subrayar es que en todos loscasos, sean curadores populares o representantes delsaber biomdico, su saber se aplica a sujetos y grupos

    y, en consecuencia, entran en relacin con represen-taciones y prcticas sociales que conducen necesa-

    riamente a convertir en hechos sociales y culturalesuna parte sustantiva de sus actividades tcnicas.Suponer que la concepcin de lo fro/caliente, aplicada

    por un curador popular en Amrica Latina, expresa yse carga de contenidos sociales y culturales durante elacto curativo, y que ello no ocurre con la aplicacinde una concepcin bacteriolgica en la interpreta-cin de la causalidad y solucin de un padecimientoinfectocontagioso, es ignorar lo que hemos querido

    subrayar hasta ahora: el hecho de que el proceso s/e/a constituye, en primer lugar, un fenmeno de tiposocial desde la perspectiva de los sujetos y conjuntossociales. Debemos por lo tanto recordar un hechoobvio: el saber de todo curador inevitablemente se apli-

    ca sobre sujetos y grupos, y es el saber del grupo el que

    articula las representaciones y prcticas recibidasdel saber mdico, a partir de las representaciones y

    prcticas que dichos sujetos y grupos manejan.

    Propues t a s r e l ac iona l es

    El proceso s/e/a opera en la mayora de las sociedadesactuales latinoamericanas en un campo socioculturalheterogneo, que implica la existencia de diferentesformas de desigualdad y estratificacin social, las

    cuales suponen no slo la presencia de relaciones d

    explotacin econmica, sino de hegemona/subaltenidad en trminos ideolgico-culturales. Esto operanivel de los sujetos, de las instituciones y de los con

    juntos sociales.Los factores econmico-polticos son determinante

    en la constitucin de las formas de estratificacisocial dominantes, pero el reconocimiento de esto ndebe conducir a considerar como subordinados determinados a los procesos ideolgicos y cultural

    que intervienen en el proceso s/e/a.Los conceptos de hegemona/subalternidad, a

    como otros procedentes de diferentes corrientes tericas, asumen la existencia de desigualdades estrtificadas, pero incluyendo como parte sustantiva las mismas a los procesos socioculturales que operafavoreciendo la cohesin/integracin, opacando lcausales que establecen las desigualdades o prom

    viendo procesos de oposicin o de otro tipo de transaciones, que posibilitan el desarrollo autnomo de setores subalternos.

    La propuesta relacional no coloca prioritariamete el eje de anlisis en las condiciones de estratificcin social (entendida en trminos exclusivameneconmicos, y referida a los grandes conjuntos sociles: clases, estratos, niveles, pobres, grupos tnicoetctera), sino que asume la existencia de toda un

    serie de diferenciaciones que aparecen en los niveldidicos, microgrupales y/o comunitarios. En estniveles se generan actividades que no pueden ser e

    plicadas en trminos puntuales a partir del anlisexclusivo de los grandes conjuntos sociales. En todlos conjuntos micros y/o macros, es a partir de las rlac i ones ex is t en t e s en t r e l a s pa r t e s donde se deanalizar el proceso s/e/a, incluyendo, de ser posibllos diferentes niveles en que dicho proceso opera, a

    como la articulacin entre niveles (para evitar generareduccionismos micros y macros, que tienden a genrar interpretaciones incorrectas, sesgadas o slo pertnentes para algunos aspectos de la realidad estudiada

    Desde esta perspectiva la relacin mdico/paciete debe ser analizada en tanto relacin didica, a part

    del encuentro tcnico y social producido. Pero dichrelacin a d e m s de ser descrita y analizada en es

    nivel, debe ser referida a las mltiples relaciones detro de las que intervienen entre otras: las institucinales, tnicas o socioeconmicas, y que remitenotros niveles de anlisis que debieran ser articuladocon el primero, pero a partir del anlisis especfico dla relacin sealada.

    La misma aproximacin metodolgica debieraplicarse a otros niveles de relacin como pueden sel constituido por un conjunto de trabajadores

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    situacin de riesgo y los servicios mdicos de empresa,

    o el representado por una comunidad indgena y unprograma deatencin primariaaplicado a la misma (enel caso de Mxico el Programa IMSS/COPLAMAR). Entodas estas relaciones, la decisin terico-metodolgicadebiera colocar el eje en el campo relacional que opera

    en el nivel especfico y, ulteriormente, en la articula-cin con relaciones que operan en otros niveles queintervienen directa o indirectamente. Esto no quieredecir que se niegue la posibilidad de que alguien tra-

    baje ms un aspecto que otro del campo relacionalelegido, pero s implica que se tenga en cuenta, almenos, la referencia al conjunto de las partes que in-tervienen en el campo relacional.

    Un aspecto que debe ser subrayado, y que es bsicopara explicar determinadas caractersticas del saberpopular respecto del proceso s/e/a, es que la descrip-cin y el anlisis del campo relacional deben tomar en

    cuenta las caractersticas propias de cada una de laspartes, pero sobre todo deben enfocar su mirada sobreel sistema de relaciones construidas, que constitu-

    yen unarea l idad diferente del anlisis aislado de cadauna de las partes. Anticipando algunas de nuestraspropuestas, tanto el saber popular como el mdico 4nopueden ser entend idos s i n o estn relacionad os con el

    campo en el cua l intera ctan .

    Lo t r ad i c i ona l com o

    a-h i s t o r i c i dad o com o t r an s fo rm ac i n

    Por todo lo anterior podemos proponer una perspec-tiva de anlisis que coloca el ncleo de nuestra des-cripcin e interpretacin en el sistema de transaccio-nes producido entre las partes. La denominada medi-cina tradicional, en manos de un grupo determinado

    de gentes, no debiera ser analizada en s, sino refe-rida al sistema cultural dentro del cual el grupo utili-za un espectro de representaciones y prcticas pro-ducto no slo de dicha medicina, sino de un conjuntode saberes que redefinen continuamente el sentido,significado y uso de la medicina tradicional. En Am-

    rica Latina la aproximacin dominante en el anlisisde la llamada medicina tradicional opera en forma

    opuesta, no slo centrndose en lo tradicional, sinoignorando frecuentemente el sistema relacional en elcual se desarrolla. Esto ha conducido a malinter-pretar las funciones y significados que los grupos es-tudiados dan, e n s u p r c t i c a ,a lo tradicional, dadoque estos autores suelen buscar lo tradicional en s,aislndolo del conjunto de prcticas y representa-ciones operadas respecto del proceso s/e/a por losgrupos concretos.

    En consecuencia, todo anlisis del saber mdi

    popular que utilice la categora de tradicional debierhacer explcito qu entiende y qu busca al utilizdicha categora, en virtud de que ella ha adquiriduna significacin ideolgica, ms que tcnica, que d

    biera obligar a quien la usa a proponer cul es el se

    tido que le da.Si bien la concepcin de lo tradicional ms extend

    da y persistente en la teora antropolgica puede rferirse a una aproximacin de tipo relacional, gen

    ralmente la misma ha sido planteada en trminos tpolgicos, eliminando, en consecuencia, la posibilidade una perspectiva transaccional. Si bien tendenciacomo las del marxismo gramsciano, el interaccionimo simblico y una parte del construccionismo dsarrollaron propuestas relacionales, las mismas cano han sido aplicadas a la investigacin del process/e/a por la antropologa latinoamericana. En la d

    nominada medicina tradicional, en particular, hseguido dominando una aproximacin tipologistque diverge en cuanto al sentido ideolgico que le del manejo de los tipos. Una parte centra su interprtacin en el polo moderno y se refiere en consecuecia al mismo eventual desarrollo del (o de los) tipotradicional(es), o establece una suerte de autonomde cada uno de los tipos, de tal manera que el tiptradicional es analizado como igual a s mismo y esca

    samente afectado por los procesos de transformaciMientras que la primera aproximacin puede ref

    rirse a las sucesivas teoras de la modernizacin (cuy

    penltima versin en Latinoamrica se da asociadalos proyectos de desarrollo econmico-poltineoliberales y neoconservadores); la segunda ha tnido una variedad de expresiones que, primero enombre del relativismo cultural y ahora en nombre dla denominada descentracin, se ha expresado tam

    bin asociada a proyectos de tipo ideolgico polticadems de acadmicos de diferente signo.

    La revisin de la produccin bibliogrfica sobmedicina tradicional para Amrica Latina nos permte observar una serie de constantes y tendencias qudificultan la interpretacin de lo que constituye dich

    medicina. Podemos detectar que una de las formposiblemente la ms frecuente de definir lo que

    medicina tradicional pasa por referirla a los grupque a pr ior ison definidos como tradicionales. Esperspectiva conduce a designar como tradicionalesuna amplia gama de grupos (en forma aislada o cojunta).As, los grupos tra dicionales a par tir de los cua lse define la medicina como tradicionalpodran ser lgrupos tnicos amerindios, el campesinado indgenpero tambin el criollo y/o el mestizo, los denomindos grupos folk, una parte de los marginales urbano

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    (sobre todo referidos por algunos autores a los in-

    dios que viven las ciudades), etctera, pero adems,a travs de una concepcin comparativa, unos seranm s tradicionales que otros.

    Un segundo aspecto que genera confusiones (quetambien puede ser remitido a las teoras de la moder-

    nizacin y observado en las otras tendencias), es el quedefine a la medicina tradicional a partir de conside-rarla como diferente, opuesta, antagnica a la medi-cina cientfica. La primera tendencia definira a las

    prcticas y representaciones mdicas tradicionalescomo no cientficas, mientras que la segunda propon-dra procesos de antagonismo y oposicin que paraunos son registrados como resistencias al cambio(producto de un proceso de evolucin social), peropara los segundos son un proceso de antagonismocultural y/o ideolgico-poltico.

    Un tercer aspecto, ya sealado, es el que opera en

    tendencias acadmicas pero tambin ideolgico-po-lticas, segn las cuales la medicina tradicional espensada como no modificable, poco modificable o nomodificable en lo sustantivo. Remite, conscientemen-te o no, a una suerte de esencialismo que en sus ver-siones ms radicales propone la reproduccin culturalde s misma o inclusive su desaparicin por incompa-tibilidad con los procesos dominantes.

    Es casi obvio recordar que estos y otros aspectos,

    que no vamos a presentar, aluden a una perspectivade anlisis no relacional que centra la interpretacinen una de las partes, ignorando los procesos dentro de

    los cuales opera, y sobre todo el rol y la funcin de lasotras partes en juego, de tal manera que algunas deestas aproximaciones ignoran o colocan en un segundoplano los procesos de transformacin que estn dn-dose, inclusive al interior del grupo (o parte del mismo)analizado, por no adecuarse al esquema ideolgico y/

    o acadmico del cual parte.En Mxico, por ejemplo, es cada vez ms difcil en-

    contrar grupos indgenas que no tengan que ver di-recta o indirectamente con el uso de la medicina alop-tica. Los medicamentos de patente (desde analgsicoshasta antibiticos, pasando por determinados

    psicotrpicos), son de uso cada vez ms frecuente; unaparte de estos frmacos han sido integrados a los sis-

    temas ideolgicos nativos, como ocurre con la inclu-sin de fro/caliente en el caso del alka-selzer, o de lasvitaminas y las aspirinas. Pero adems una de las cons-

    tantes en las reivindicaciones sociales de casi todoslos grupos tnicos mexicanos, tiene que ver con la so-licitud de que el Estado financie el establecimiento ymantenimiento de servicios biomdicos de salud, noslo de primer nivel, sino tambin de hospitales y desistemas referenciales de un tercer nivel aloptico.

    Esto no quiere decir que tales demandas se oponga

    ideolgicamente al uso de su propia medicina trdicional, sino que expresan la existencia de procesoque no pueden ser entendidos en trminos de partaisladas unas de otras, pues tal proceder puede conducir y de hecho conduce a no describir lo que ocu

    rre en la realidad que se est observando.Hasta hace unos aos la etnografa del proce

    s/e/a, construida respecto de los grupos indgenlatinoamericanos, exclua intencionalmente la de

    cripcin del uso, significado y funcin de la medicinaloptica, an la utilizada autnomamente por lgrupos indgenas. Algunos trabajos llegaban a mecionar la presencia y uso de estas prcticas y reprsentaciones, pero sin desarrollar la descripcin y anlisis de las mismas y menos an incluyndolas comparte del saber mdico popular. Si bien en aos rcientes se ha ido modificando esta manera de descr

    bir el saber mdico popular en este caso el de grupindgenas lo dominante sigue siendo la exclusin.

    Esto significa que un determinado modelo de pensar la realidad conduce no slo a empobrecerla sinlo que es ms grave, a no poder interpretarla, es decia nega r l aen su prctica. Partir de lo tradicionalpriori , buscar lo tradicional definido en trminideolgicos, reducir la realidad a slo una de las partetiene estas posibles consecuencias, que pueden s

    superadas si aplicamos una perspectiva relacionaque coloque por lo menos entre parntesis las deniciones a pr ior iqu es lo ms tradicional en el sab

    mdico popular y cules grupos son los ms tradcionales. Desde el inicio dicha perspectiva debieremitir la problemtica que se analiza al sistema drepresentaciones y de prcticas que opera un grupdeterminado en, por ejemplo, su trato con el enferm

    ya sea referido a un padecimiento tradicional como

    empacho o a una enfermedad definida en trminoalopticos como la gastroenteritis. Es en el sistemfuncionando que veremos operar procesos de sntsis, de yuxtaposicin o de exclusin de prcticasrepresentaciones procedentes de diferentes saberepero que, en los conjuntos sociales, se organizan d

    una determinada manera. Es en la descripcin y anlisis de estos procesos relacionales que observaremo

    el lugar que ocupan lo tradicional o lo cientficopero lo haremos en trminos del sistema de prctic

    y representaciones que est teniendo lugar en la relidad de un enfermo atendido en el hogar, o por unhierbera, o por un mdico alpata, o por un espiritulista o, como puede ocurrir, por todos ellos en formsucesiva (Cosminsky, 1986).

    La bsqueda de lo tradicional en s y la negacio relegacin de los procesos de transformacin qu

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    operan en los diferente grupos, conduce a problemas

    de los cuales slo mencionaremos algunos. La defi-nicin a priori de quines son los grupos tradicionales

    y de qu es lo tradicional, puede conducir y de hechoas ocurre a ignorar que en todos los grupos, sean ono tradicionales se desarrollan, mantienen y trans-

    forman representaciones y prcticas tradicionales.No slo los obreros industriales y el campesinado noindgena los manejan, tambin lo hacen sectores ur-

    banos medios y altos. En todos los sectores sociales es

    posible observar usos del saber popular, lo que varaes la articulacin que se da a los elementos del saberpopular. Justamente los planteamientos en trmi-nos de hegemona/subalternidad orientan la lecturade la relidad no en trminos dicotmicos, sino en tr-minos de relaciones donde ciertos procesos de hege-mona slo pueden ser entendidos por la presencia decaractersticas del saber popular en los estratos domi-

    nantes y donde ciertos elementos de oposicin de losgrupos subalternos pueden ser explicados por estapresencia conjunta, aunque articulada de maneradiferente.

    Esta perspectiva que centra el eje de anlisis en losprocesos (incluidos los de hegemona/subalternidad),en las relaciones, se fundamenta adems en propues-tas sealadas previamente: todo acto tcnico, proce-da de un curador popular o de un mdico de tercer

    nivel se socializa y culturaliza en la prctica concretacon el paciente, tanto desde la perspectiva del enfermo

    y su grupo, como desde el funcionamiento de la ins-

    titucin mdica. Debemos asumir en toda su radica-lidad que el acto tcnico, en la medida en que entra a

    jugar en la realidad social con sujetos y grupos, no sloconstituye un acto tcnico sino un acto social. Este re-conocimiento adquiere caractersticas de mayor signi-ficacin cuando es referido al proceso s/e/a.

    Un segundo aspecto relacionado con lo anterior estratar de entender cmo procede el enfoque que estamoscuestionando para decidir qu es lo que puede serdenominado como tradicional respecto del procesos/e/a en los grupos indgenas. Acaso lo tradicionalslo debe ser remitido a la sntesis de representacio-

    nes y prcticas generadas por los grupos amerindiosa partir de su propio saber y del trado por los europeos

    luego de la conquista, la cual, y lo subrayo, iba a tenerque ser aplicada a un espectro de padecimientos dealtsima letalidad, que en su casi totalidad eran de ori-gen europeo o asitico, pero trados por los europeos?Es la profundidad histrica referida al periodo colo-nial la que garantiza la tradicionalidad de represen-taciones y prcticas mdicas utilizadas por nuestrosgrupos indgenas y por otros grupos subalternos que,por lo menos en Mxico, en su mayora tambin son de

    origen indgena? Pero entonces, cmo considerar

    notable desarrollo del espiritualismo (espiritismo) enumerosos grupos mexicanos desde fines del siglo XI

    y cmo incluir el desarrollo de toda una serie de rpresentaciones y prcticas curativas devenidas de fenomenal expansin de las iglesias protestantes

    salvacionistas desde la dcada de los cuarenta y eparticular desde los setenta? Segn la definicin dtradicional manejada por las tendencias dominanteestos nuevos saberes no seran considerados trad

    cionales, o para algunos autores el espiritualismo sera, pero no las ltimas apropiaciones religiosaPero un hecho an ms problemtico para dichorientaciones es el de la presencia en el saber populaaun en el de los grupos tnicos, de representacionesprcticas derivadas de la medicina aloptica y qucomo ya lo sealamos, lo encontramos registrado cad

    vez con mayor frecuencia en las prcticas curativas d

    estos grupos (Finkler, 1985; Kearney, 1978; Lagarrig1975 y Mendoza, 1994).

    Pero si en lugar del saber popular nos remitimos saber biomdico nos encontramos con interrogantsimilares. Vamos a considerar o no como parte dsaber mdico cientfico a la homeopata, a la balneotrapia, o a la acupuntura? Cules son los parmetroque determinan que un saber sea tradicional o mtradicional, o cientfico o ms cientfico? Cons

    deramos acaso como idnticos el saber de un mdicque opera en el primer nivel de atencin y la teormdica o, si se prefiere, consideramos como idntic

    el saber de una partera emprica y la cosmovisiconstruida por un antroplogo respecto del grupo que pertenece esa partera emprica?

    Desde nuestra perspectiva de anlisis, y en funcide nuestros objetivos de investigacin e intervecin, algunos de estos interrogantes no son pertinen

    tes (aunque no negamos que se formulen) y otros nsuelen ser pensados por gran parte de los autorpreocupados por la medicina tradicional, pese a que reflexin sobre los mismos podra reorientar metodlgicamente las investigaciones. Para nosotros lo petinente es remitir las prcticas y representacion

    populares y cientficas al campo social en el cual sconstituyen y entran en relacin los diferentes sab

    res; en este sentido, la forma en que un grupo articusu saber mdico con el saber de los otros sectores elo que posibilita entender s u tipo de saber, al que, potra parte, no se define en trminos de tradicionalmoderno ni de cientfico/no cientfico.

    Desde nuestro punto de vista son los saberes dmdico de primer nivel o el de la partera emprica lque necesitamos incluir en la medida en que los consideramos no slo como parte del campo relaciona

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    sino como actividades que no expresan ni la teora ni

    la cosmovisin en s, sino que expresan una parte delsistema de relaciones tcnicas y sociales en las queintervienen.

    Consideramos que el uso del trmino medicinatradicional tiende, conscientemente o no, a la exclu-

    sin de prcticas, representaciones o de sujetos so-ciales, tanto desde una perspectiva emprica comoterico-ideolgica.

    En nuestro anlisis de la produccin antropol-

    gica sobre medicina tradicional en Yucatn encontra-mos que la mayora de los autores se inclina a pensarla medicina tradicional en trminos ahistricos.Pareciera que suponen una suerte de inmovilidad delsaber popular, como si los conjuntos sociales per-manecieran adheridos a un determinado sistema deprcticas y de representaciones y como si la transfor-macin de lo tradicional constituyera un hecho nega-

    tivo. Esto implicara que, pese a que se reconoce quelos grupos se desenvuelven dentro de estructuraseconmico-polticas cambiantes, ello no afectara oafectara muy poco el saber popular referido al procesos/e/a.

    En funcin de varias de las propuestas analizadas,pero tambin considerando las caractersticas de losgrupos subalternos, la transformacin constituye paranosotros uno de los procesos continuos y necesarios

    para dichos grupos. Las condiciones de pobreza oextrema pobreza en que viven, las condiciones deexplotacin directa o indirecta y de hegemona/subal-

    ternidad en las cuales estn incluidos, los obliga

    desarrollar una notable variedad de actividades supervivencia que posibiliten la reproduccin biocutural de estos grupos subalternos. La modificacin dsu saber, el proceso de sntesis provisoria de prctica

    y representacionesapropiadas de los grupos incluid

    sectores profesionales, paramdicos, maestros, etctera con los cuales se relacionan, constituye para nsotros uno de los rasgos sustantivos de estos grupoEsta propuesta no niega el desarrollo de mecanism

    de oposicin o inclusive de prcticas de no reproducciestudiadas tempranamente por E. de Martino respeto de grupos australianos como forma de asegurdeterminadas identidades, sino que propone considrar como una caracterstica potencial el proceso dcambio, y que ste no supone un proceso casi inevita

    ble de inautenticidad (como sugieren algunos textque parecen ignorar la riqueza terica y prctica d

    esta discusin, sobre todo en las dcadas de ltreinta y cuarenta, y que no se agotan en la dicotomautenticidad/inautenticidad) (Menndez, 1991).

    Lo concluido no ignora que en Amrica Latinsobre todo desde fines de los aos cincuenta5shayan gestado reiteradamente interpretaciones de tradicional, cuyo eje de anlisis est colocado en oposicin, resistencia y/o enfrentamiento a las rpresentaciones y prcticas hegemnicas. Si bien es

    perspectiva no ha tenido demasiado desarrollo expcito en el campo de la antropologa mdica, s ha icluido el papel de la medicina tradicional como par

    de proyectos polticos, de programas asistencialllevados a cabo por Organismos No Gubernamental(ONGs) o de propuestas ideolgico-acadmicas. Podmos decir que, en cierta medida, se han gestado un

    variedad de tendencias, producto de diferentes yuxtposiciones y/o sntesis entre los viejos relativism

    culturales, las propuestas del culturalismo integrtivo, y determinadas variantes de propuestas ma

    xistas y populistas.

    Considerando las tendencias enumeradas, stadebieran definir su interpretacin y uso del sab

    mdico tradicional no slo en funcin de los objetvos ideolgicos, tcnicos y/o acadmicos de los cualparten, sino de su relacin con el proceso s/e/a asumido, y no slo en trminos de continuidad/discotinuidad cultural, sino en trminos de abatimiento/nabatimiento de los daos a la salud, punto decisipara nosotros, dadas las condiciones negativas quoperan sobre la salud, la enfermedad y la muerte elos grupos indgenas americanos.

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    La enferm edad y la cura cin ques medicina tra diciona l?

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    Saber m d i co t r ad i c i ona l :

    e le m e n t o s p a r a u b i c a r e l c o n t e x t o

    Todo discurso relativo al saber popular respecto delproceso s/e/a debiera remitir al contexto dentrodel cual opera; discutir en abstracto las caractersti-

    cas y posibilidades de dicho saber conduce a con-clusiones frecuentemente ideologizadas, que no slono dan cuenta de la realidad, sino que tienden a distor-sionarla. Desde esta perspectiva, la discusin de los

    problemas planteados se debe referir antes que nadaa las caractersticas epidemiolgicas en las cuales in-tervendra el saber popular.

    Al respecto, el primer punto a sealar es que losgrupos tnicos americanos incluidos los de EstadosUnidos y Canad son los sectores sociales que pre-sentan las condiciones generales ms negativas res-pecto del proceso s/e/a, ya que a nivel de cada pas

    presentan las tasas ms altas de mortalidad general,mortalidad infantil, mortalidad en menores de cincoaos, mortalidad materna, etctera. Si bien se ha ge-nerado un descenso de las tasas de mortalidad a nivelgeneral en la mayora de los pases de la regin, inclu-sive entre los grupos indgenas, debe sealarse que lastasas de mortalidad de estos ltimos siguen siendolas ms altas.6Es obvio concluir que estos grupostienen la esperanza de vida ms baja comparada con

    cualquier otro grupo, incluido el de los denominadosmarginales urbanos.

    Adems los grupos amerindios son los que tienen

    las peores condiciones de infraestructura sanitariaque, como sabemos, condicionan el surgimiento ymantenimiento de toda una serie de padecimientosinfectocontagiosos considerados evitables en tr-minos de mortalidad, ya que la mayora son erradica-

    bles o, por lo menos, abatibles a partir de la tecnologa

    biomdica y de las tecnologas sociales existentes.7

    Por otra parte, pese a las modificaciones en el perfilepidemiolgico que estn ocurriendo en Amrica Lati-na, en la mayora de los grupos indgenas domina lapatologa de la pobreza, caracterizada por una altaincidencia de padecimientos infectocontagiosos, al-

    gunos de los cuales se expresan parcialmente a travsde sndromes culturalmente delimitados como ocurre

    con el empacho, el mal de ojo y otros padecimientostradicionales. Pero esta presencia dominante no supo-ne que tanto las enfermedades crnico-degenerativascomo la violencia estn ausentes o que su presenciasea reducida, dado que, por lo menos en algunos deestos grupos tnicos, la mortalidad por homicidio opor cirrosis heptica alcanza altas tasas (en trminosabsolutos y comparados).8Por otra parte, en estosgrupos la desnutricin no slo aparece notablemente

    extendida, sino que en varios de ellos adquiere cara

    tersticas endmicas. Esto ha sido puesto de manfiesto en las sucesivas encuestas realizadas para medio rural por el Instituto Mexicano de la Nutrici

    Dadas las condiciones sealadas, en los gruptnicos americanos la emergencia de procesos ep

    dmicos tiene consecuencias ms letales que en otrogrupos sociales, como ocurri con el sarampin e1989-1990 y como acontece con el clera en la atualidad.

    Podemos seguir enumerando una serie de indicdores epidemiolgicos, pero consideramos que los cmentados permiten concluir que los grupos indgenade Amrica y en segundo lugar los otros grupos sualternos: campesinado criollo, marginales urbanoetctera son los que presentan las condiciones dmortalidad y morbilidad ms negativas.

    Conclusiones similares surgen del anlisis de lo

    servicios de salud, ya que los sectores subalternosen particular los grupos indgenas son los que histricamente han tenido, y siguen teniendo, las m

    bajas coberturas de atencin biomdica en los tres nveles de atencin, incluida la atencin prima ria. bien desde la dcada de los aos cincuenta el InstituNacional Indigenista y posteriormente el Programa dBienestar Social Rural, y el Programa de Extenside Cobertura y del IMSS/COPLAMAR (actualmen

    IMSS/Solidaridad), trataron de amortiguar dichas crencias de coberturas, stas se mantienen. Los grupoindgenas mexicanos son los que reciben las menor

    inversiones en recursos humanos y materiales pparte del Estado, son los que tienen las menores pos

    bilidades de acceso al segundo y, sobre todo, al tercnivel de atencin y son los que tienen las menores c

    berturas de inmunizacin, entre otros.Ahora bien, el conjunto de las caractersticas en

    meradas se potenciaron negativamente durante la dcada de los ochenta, dada la crisis econmica quafect a Amrica Latina, la cual condujo a reducir lniveles de vida de la poblacin subalterna, que todos los pases pas a integrar la categora de pobro de pobres extremos en porcentajes que oscilan ent

    un 40 y un 50 por ciento de la poblacin total. Debsubrayarse que, en el caso de Mxico, son los grupo

    indgenas los que tienen el mayor porcentaje de pblacin incluida en la categora de pobres y pobres etremos.

    Es obvio que en la medida que incluyamos los procesos de hegemona/subalternidad de los grupos indgenas americanos el conjunto de caractersticenumeradas respecto de procesos de salud/enfemedad/atencin, debe ser relacionado con proceseconmico-polticos que condicionan y, en algun

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    aspectos, determinan estos procesos diferenciales. El

    conjunto de los grupos indgenas de Amrica ha sidoestigmatizado en trminos no slo sociales y cultura-les, sino a travs de estereotipos racistas de los pro-pios conjuntos sociales nacionales. Esto ocurre aunen los pases donde la ideologa de Estado promueve

    diferentes variedades de indigenismo. Tal estigmati-zacin se expresa en diferentes campos, desde el eco-nmico hasta el educacional, y por supuesto se ma-nifiesta en forma particular a travs de la relacin

    mdico/paciente.

    Las nu evas p ropues t a s y e l s abe r m d i co

    La crisis delmodelo mdico hegemnico, el surgimientode nuevos estilos de vida, las modificaciones en loscomportamientos cotidianos generados por el incre-

    mento de los padecimientos crnico-degenerativos,etctera, condujeron desde la dcada de los aos se-senta al cuestionamiento de la biomedicina y a la re-cuperacin de una serie de concepciones y prcticascurativas, que parcialmente ponen en duda, no slola eficacia sino la ideologa de la medicina denominadacientfica.

    Si bien determinados sectores mdicos, en particularalgunos que se mueven en el campo del salubrismo,

    reconocieron (por lo menos en parte) la legitimidad delas crticas y de las propuestas paralelas o alternati-

    vas, el saber biomdico dominante no asumi dichas

    crticas sino que, por el contrario, a partir de la dcadade los setenta reforz algunos de los caracteres bsi-cos delmod elo mdico,en particular del biologismo, atravs de los xitos reales, potenciales o imaginariosderivados de la investigacin gentica.

    En este trabajo no vamos a analizar los diferentes

    aspectos que se articulan conflictivamente en torno ala crisis de la biomedicina, pero nos interesa sealarque una parte del saber biomdico impuls, a partir delos aos setenta, estrategias de atencin primar iaqueavalaron la inclusin de la medicina tradicional, inclu-sive a nivel de los servicios de salud, por lo menos para

    algunas reas africanas y asiticas, y en menor me-dida latinoamericanas.

    Las razones que fundamentaron la utilizacin delsaber mdico tradicional expresan justamente la va-riedad y complejidad de los procesos que se desarro-llan en torno a la crisis de la biomedicina, y a la crisissocioeconmica de los pases perifricos. Por unaparte se resuelve impulsar dicho saber porque seacepta que presenta caractersticas positivas para eltratamiento y abatimiento de determinados proble-mas y porque puede facilitar la intervencin y parti-

    cipacin comunitaria. En segundo lugar dichos r

    cursos tradicionales pueden ser utilizados en redonde no existe personal mdico alpata porque pas carece de este recurso, porque existe pero nquiere radicarse en el medio rural o porque existe y npuede ser sostenido financieramente. El tercer fact

    se relaciona con esto ltimo: el recurso mdico tradcional resulta mucho ms barato que cualquier otrecurso asistencial. Tal caracterstica, si bien no decisiva, cobra un papel importante en sociedad

    donde, como vimos, se produce un desfinanciamiento delaparato mdico sani ta rio, dada la crisis econmide los ochenta.9

    Los apar atos mdi cos sa nit ar ios,por lo menos eAmrica Latina, se plantean la utilizacin de la medicna tradicional a travs de algunos de los tipos de curadores populares considerados casi exclusivamente etrminos de recurso asistencial. A su vez, una parte d

    los curadores populares se niega a ser incluida en sector salud ,mientras que otro sector busca la legimacin profesional e ideolgica. Ahora bien, es en anlisis de la posibilidad de articulacin de los dtipos de servicios que emergen, de manera explcitaimplcita, cuestionamientos mutuos, as como lformas de articulacin posible y los tipos dominantedadas las relaciones de hegemona/subalternidaque operan entre los mismos.

    En este sentido, la biomedicina sabe que puede seficaz por lo menos respecto de ciertos padecimientossin necesidad de recurrir a las prcticas populare

    Ms an, la biomedicina, a partir de su s criterios objetividad, considera negativa y hasta perjudicialgran parte del saber mdico tradicional.10Para ella eje determinante de las diferencias est colocado en naturaleza cientfica de su propio saber y en la naturalezac u l t u r a lde los servicios de salud tradicionales

    Dada su concepcin ideolgico-tcnica, la biomdicina relega o descalifica los procesos de eficacia sim

    blica y no parece preocupada por el papel de los cradores populares en los procesos de integracinpertenencia cultural, por lo menos desde la perspetiva del proceso s/e/a. Su inters cuando existe

    reduce a la utilizacin de las tcnicas y/o los tcnicopopulares como recurso subordinado del sector salu

    Desde la perspectiva de los servicios mdicos ppulares las dificultades de la articulacin estn planteadas por sus necesidades de legitimacin socialtcnica, y por tratar de disminuir y, de ser posibeliminar, el rechazo del saber biomdico hacia lmismos. Si bien los curadores populares no centrasu articulacin en la crtica de la medicina aloptidebe reconocerse que por lo menos una parte de suactividades cuestionan, en los hechos, a la racionalida

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    y eficacia de la biomedicina. Esto se halla reforzado

    por la cantidad de material crtico procedente de in-vestigaciones acadmicas, que cuestionan el rol y lafuncin del mod elo mdico hegemni co. Gran parte deesta crtica acadmica se fundamenta, en particularen los Estados Unidos, en la existencia de grupos que

    promueven estilos de vida que cuestionan algunas delas caractersticas de la biomedicina.

    Ahora bien, el proceso de articulacin funcional11

    que opera a nivel de las prcticas y representaciones

    generadas sobre todo entre los grupos domsticos, ascomo las articulaciones intencionales promovidas o,por lo menos, propuestas por el sector salud, operandentro de las relaciones de hegemona/subalternidaddominantes en cada contexto.

    La biomedicina tiende continuamente a expandir-se directa e indirectamente sobre las prcticas y re-presentaciones populares; no slo se va constituyendo

    en parte de las mismas, sino que su proceso expansivosuele exigir que otras formas de atencin de la enfer-medad adquieran un carcter subalterno, que suponeen determinados casos la apropiacin de dichas formasde atencin, a partir de incluirlas en su racionalidadtcnica e ideolgica. Uno de los casos ms recientes esel de la apropiacin de la acupuntura.

    Mientras que desde el apar at o mdico sanit ar iosedesarrollan propuestas que oscilan entre la aceptacin

    subordinada y la negacin de los curadores populares,desde la perspectiva de stos, y sobre todo de algunastendencias etnicistas (antes se denominaban indi-

    genistas), observamos tambin una variedad de pro-puestas. La mayora propone la articulacin en lostrminos sealados, pero otros grupos considerannegativa esa posibilidad y postulan el rechazo, o porlo menos una relacin paralela.12

    Dada una serie de procesos que no vamos a analizar

    y que tienen que ver con el desarrollo de relaciones dehegemona/subalternidad, algunas tendencias ubicanla significacin de los curadores y del saber popularmdico no tanto en su eficacia sino en su funcin deintegrador cultural. Pero mientras algunas propues-tas latinoamericanas enfatizan el aislamiento como

    la nica forma de contrarrestar los procesos hegem-nicos biomdicos, otras proponen diferentes formas

    de articulacin, a partir de considerar que las actualescondiciones posibilitan una mayor legitimacin de lamedicina indgena. Sostienen que si el apa rato mdicosani tar iolegitim (en trminos de descentralizacin yrespeto a las particularidades) algunas formas desaber popular, por lo menos a nivel de discurso lo co-rrecto sera impulsar an ms su desarrollo.

    Ms an, algunas tendencias consideran comoms beneficiosas las actuales polticas neoliberales,

    dado que si bien pueden disminuir la ayuda estatatambin reduciran el tutelaje y el control, y se harposible el desarrollo de las particularidades y la

    formas de saber popular.No obstante sin negar dicha posibilidad debe r

    cordarse que las nuevas polticas colocan el eje de su

    acciones en el crecimiento econmico basado en mayor liberalizacin posible del mercado. Indepedientemente del xito o fracaso de esas polticas lo qunos interesa subrayar es que opera una situacin conflictiva entre dos procesos que las caracterizan. Puna parte se plantea recurrentemente el respeto a la

    autonomas culturales, a los grupos tnicos, a las paticularidades regionales, al saber local (Del VecchGood, 1992); y por ello la descentralizacin contr

    buira a reforzar dichas autonomas en los diferentniveles en que operan; pero simultneamente, el eje dlas polticas est colocado en procesos productivos

    financieros que, para ser eficaces, deben impulsar competitividad, el individualismo, la lucha por la im

    posicin de mercancas, que no slo constituyen requsitos econmicos, sino que se convierten en requisitideolgicos que divergen o se oponen frontalmentelos valores ideolgicos dominantes en determinadogrupos subalternos y, en especial, en la mayor parte dlos grupos tnicos americanos.

    El discurso de respeto a las autonomas incluidalas autonomas culturales respecto del proceso s/e/aes cuestionado en la prctica por las fuerzas impe

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    sonales del mercado, que no slo impulsan valores

    antagnicos, sino que sobredeterminan las formas devida de los grupos indgenas. Es decir, intervienenfuncionalmente sobre su autonoma y sus particu-laridades, incluidas algunas formas de enfermar, decurar y de morir.13

    Las polticas neoliberales y neoconservadoraspueden ser respetuosas de las particularidades de losgrupos subalternos bsicamente en trminos de dis-curso, ya que sus prcticas las erosionan. El recono-

    cimiento de esta contradiccin o tal vez complemen-tacin14no supone que dichas polticas se apliquenortodoxa y uniformemente,15y menos an que los con-

    juntos sociales subalternos respondan y a c e p t e n ho-mognea y mecnicamente dichas polticas.16

    Los n c l eos co t i d ian os de s abe r

    En Amrica Latina, pese al cuestionamiento de que esobjeto la biomedicina en sus caractersticas ms ne-gativas y pese al desfinanciamiento de los servicios desalud, el modelo mdicosigue siendo hegemnico. Porsu parte, la mayora de los curadores populares noslo operan subalternamente, sino que algunos de losespecialistas ms importantes, sobre todo en trmi-nos de integracin cultural y de pertenencia tnica,

    han casi desaparecido como en el caso de lohmenenla zona henequenera de Yucatn o se han reducidosignificativamente como ocurre con los ilolesen los

    Altos de Chiapas (Freyermuth, 1993). Pero adems, ladescripcin etnogrfica de las prcticas de los curado-res populares evidencia que su saber incluye, cada vezms, no slo prcticas sino representaciones de lamedicina aloptica en sus actividades curativas.17

    En funcin del conjunto de los procesos analizados

    la articulacin entre ambos tipos de servicios debe serpensada primero en el nivel de las prcticas y repre-sentaciones de los grupos subalternos y, posterior-mente, en el de los servicios y los curadores especia-lizados, ya que son los sujetos y grupos sociales losque, en funcin de sus necesidades y posibilidades,

    generan (en su vida cotidiana) dichas articulacionesindependientemente de que los servicios de uno u otro

    tipo se opongan, reconozcan y/o incluyan dichos pro-cesos de articulacin (ver Campos, 1990; Mendoza,1994; Menndez, 1984, 1990a y 1990b, y Osorio, 1994).

    Ms an, son los conjuntos sociales los que, enfuncin de sus necesidades, construyen nuevas efi-cacias simblicas. Si bien los diferentes procesoseconmico-polticos e ideolgicos erosionan y eliminanformas tradicionales de eficacia simblica curativa,ello no supone que la eficacia simblica desaparezca

    del proceso s/e/a. Una parte de la eficacia de alguno

    grupos de autoayuda, de determinadas estrategipsicoteraputicas, de los nuevos rituales religiosos u

    banos, debe ser por lo menos parcialmente referidaprocesos de eficacia simblica.18

    Pero si bien en los grupos sociales subalternos

    genera una continua articulacin de prcticas y de rpresentaciones y pueden desarrollarse nuevas formade eficacia simblica, las mismas pueden ser utilizdas y/o pensadas de manera diferente, ya sea pa

    reducir inversiones o para fortalecer etnicidades. Desdnuestro punto de vista la articulacin debe tener comprioridad, por lo menos en Amrica Latina, el abatmiento de los daos y el mejoramiento de las condicines de vida de los que superviven.

    La permisividad y legitimacin de los recursos mdicos populares por parte de los apar at os mdico sa ntar ios,sin que se mejoren sustantivamente las cond

    ciones de vida y de salud de los grupos tnicos latinomericanos, no constituye para nosotros un objetiprioritario. Como tampoco es prioritario impulsar saber popular exclusivamente en trminos de itegrador cultural, ajeno al mantenimiento de alttasas de mortalidad, desnutricin o violencia en dichogrupos.

    Por supuesto que ambos tipos de objetivos no soantagnicos; ms an, segn algunas orientacione

    la integracin cultural sera una condicin casi necsaria para posibilitar el abatimiento de determinaddaos a la salud. Aunque no negamos dicha posib

    lidad, debe quedar suficientemente claro es que la autonoma cultural per sey desvinculada de proceseconmico-polticos, no necesariamente soluciona loproblemas de salud ms graves que afectan a las enias americanas. La escisin entre economa y culturdebe ser reemplazada por una perspectiva asumid

    por el Estado y por los conjuntos sociales que asegursimultneamente la reproduccin sociocultural

    biolgica de los grupos tnicos.19

    Notas

    1 Por razones que se desarrollan en el texto, preferim

    hablar de saber popular o de saber mdico popular que

    medicina tradicional. Si utilizamos algunas veces es

    trmino, sobre todo en algunas partes del texto, es pa

    poder comunicarnos, dado que convencionalmente

    tradicional evoca determinados saberes, que un anlis

    especfico cuestiona no slo en su univocidad sino en s

    pertinencia conceptual. Nuestro anlisis se basa en e

    pecial en la situacin de los grupos tnicos americanos

    en particular de los mexicanos.

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    2 El trmino inevitable lo utilizamos no para concluir que

    un determinado padecimiento no puede ser erradicado

    o que un sujeto no puede ser curado, sino para subrayar

    que las sociedades generan continuamente padecimien-

    tos. La concepcin de una sociedad sana o si se prefiere

    sin enfermedades constituye parte de viejas y nuevas

    utopas religiosas y/o genetistas.3 La concepcin bacteriolgica dominante en el pensamien-

    to mdico desde fines del siglo XIX ha sido analizada como

    sistema de creencias y no slo como sistema tcnico.4 En este caso el saber mdico se refiere a las prcticas y

    representaciones tcnicas manejadas por los mdicos

    que atienden pacientes, y cuyo saber incluye la teora

    mdica slo como referencia de sut ra ba jo md ico.5 Aunque desde antes de los aos veinte hallamos pro-

    puestas indigenistas o nacionalistas (inclusive produ-

    cidas desde una perspectiva marxista), la produccin

    acadmica de Fanon y otros autores impulsaron este tipo

    de interpretacin a nivel regional, sobre todo desde finesde los aos cincuenta.

    6 Para el caso de Mxico vanse las monografas de

    COPLAMAR para cada estado, as como COPLAMAR

    1982, IMSS/COPLAMAR 1984 y 1988, SSA 1987/88.7 Ib id .8 En los grupos indgenas norteamericanos cuatro (ac-

    cidentes, cirrosis heptica, homicidio y suicidio) de las

    diez primeras causas de muerte estn relacionadas con el

    consumo de alcohol. El abuso de consumo de bebidas

    alcohlicas en estos grupos est relacionado con el 38 por

    ciento de sus muertes, mientras que en los grupos no

    indios lo est con el 7.8 por ciento. Los indios nortea-mericanos mueren cinco veces ms por cirrosis heptica

    y tres ms por accidente que el resto de la poblacin.

    Entre las mujres indias, una de cada cuatro muertes es

    por cirrosis. Se calcula que el 20 por ciento de la poblacin

    tiene graves problemas generados por el consumo de

    alcohol (NIAAA, 1985).9 El desfinanciamiento delapar at o mdi co san ita riofavore-

    ce el uso de recursos tradicionales en salud, sobre todo en

    sociedades con escasa presencia de mdicos alpatas, o

    en regiones que cuentan con escasos recursos de este tipo

    dentro de pases que s tienen cobertura biomdica a nivel

    general.10 Objetivamente no puede negarse que, pese a la medicina

    indgena, estos grupos son los que tienen las ms altas

    tasas de mortalidad en causas tcnicamente controlables,

    y que, por ejemplo, un porcentaje de partos atendidos por

    parteras empricas presentan complicaciones por las

    condiciones de salubridad en que atienden, o por dificul-

    tades para determinar y solucionar ciertas complicaciones.

    Estos y otros ejemplos que podran multiplicarse no

    niegan la eficacia especfica de una parte de las tcnicas

    utilizadas por los curadores populares.

    11 La articulacin funcional se refiere al proceso que l

    conjuntos sociales subalternos n e c e s i t a n generar pa

    sobrevivir. Dicho proceso se constituye por distint

    tipos de actividades segn cada contexto, pero en tod

    ellos se genera, e n s u p r c t i c a , una articulacin de d

    ferentes formas de atender a los padecimientos proc

    dentes de una diversidad de saberes mdicos y populare

    Dicha articulacin opera necesariamente, ms all de l

    discusiones tericas sobre si los servicios populares

    cientficos pueden articularse en forma complementar

    y no hegemnica, en la medida en que la misma constitu

    uno de los principales mecanismos que hacen posible la r

    produccin biosocial del sujeto a nivel del grupo domstic12 Debe indicarse que algunos especialistas en atencin p

    mar ia ,y por razones diferentes, tambin plantean com

    negativa la articulacin de la biomedicina y de la medicin

    tradicional (Velimirovic, 1990).13 En Mxico, por ejemplo, el discurso oficial promueve

    identidad y la pertenencia tnicas, pero simultneamenel Estado impulsa la revisin de la reforma agraria, de t

    manera que la tierra podr ser ahora vendida y/o c

    mercializada en trminos privados, generando la po

    bilidad no slo del incremento de la descampesinizaci

    sino de que se genere una continua prdida de tierr

    sobre las cuales est basada la identidad y pertenenc

    tnicas de los grupos indgenas.14 En algunas situaciones se observa la presencia de pla

    teamientos antagnicos en el nivel manifiesto, pero pote

    cialmente complementarios en la prctica. Tanto la pr

    puesta neoliberal comoalgunosplanteamientos etnicist

    afirman el respeto a las particularidades, pero los primerjuegan sus objetivos en el campo de lo econmico, y l

    segundos en el campo de lo cultural.15 En varios pases de Amrica Latina los proyectos neolib

    rales se manejan a travs de criterios liberales en econom

    y de criterios autoritarios en poltica, por eso preferimos d

    finirlos como neoconservadores ms que como neoliberale16 Lo que no puede negarse es que son las fuerzas hegem

    nicas las que continuamente producen hechos y con

    truyen situaciones respecto de las cuales los grup

    subalternos necesitan actuar. Estos grupos gasta

    gran parte de su vida en r e s p o n d e r migrando, hacien

    trabajar a sus hijos desde los cuatro o cinco aos, autoeplotndose, creando redes de apoyo, etctera, etctera

    17 Consultar los primeros trabajos de Gutirrez Pineda pa

    Colombia y de Press para Colombia y Mxico. Ver Gal

    et al,1977 y Press, 1971 y 1975.18 Considerar que solamente los grupos indgenas gener

    procesos de eficacia simblica respecto de ciertos pad

    cimientos y a travs de determinadas intervencion

    curativas es tener una visin muy restringida de l

    fenmenos de eficacia simblica. Potencialmente tod

    los grupos culturales pueden generar estos procesos

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    Ed ua rd o Mennd

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    respecto de muy diversos padecimientos, sean alopticos

    o sndromes culturalmente delimitados, as como a travs

    de estrategias de accin que tampoco deben ser pensadas

    exclusivamente para los curadores tradicionales. Recor-

    demos que una parte del efecto placebo debe ser analizado

    en trminos de eficacia simblica. Algunas tendencias

    que rechazan la articulacin lo hacen en parte porque

    consideran que la relacin con el sector salud conduce a

    erosionar an ms los procesos de eficacia simblica.

    Esta interpretacin, conscientemente o no, niega el proceso

    de transformacin que opera en los grupos subalternos.19 Dado el nivel de generalidad en que est desarrollado

    este trabajo, debe indicarse que parte del anlisis aparece

    planteado en trminos dicotmicos, mientras que la rea-

    lidad a la que alude se caracteriza por su diversificacin.

    Hablar de los grupos indgenas americanos como si fue-

    ran una sola entidad, constituye una arbitrariedad, en

    virtud de las diferencias existentes entre los mismos al

    interior de un slo pas. Lo mismo podemos decir cuandonos referimos a grupos subalternos. Determinadas aproxi-

    maciones tipologistas, por un lado, y etnicistas, por otro,

    han favorecido este reduccionismo.

    tolgica para Colombia,Bogot, Ministerio Salud.

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