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TEOTIHUACAN: INTERCAMBIO Y SOCIEDAD EN EL PERIODO CLÁSICO María del Rosario Rodríguez Ramírez UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA – IZTAPALAPA Ciencias Sociales y Humanidades Departamento de Filosofía Grado: Licenciatura en Historia Asesor: ______________________________ Maestro José Carlos Castañeda Reyes México, D.F., febrero de 2003

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TEOTIHUACAN: INTERCAMBIO Y SOCIEDAD EN EL PERIODO CLÁSICO

María del Rosario Rodríguez Ramírez

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA – IZTAPALAPA

Ciencias Sociales y Humanidades

Departamento de Filosofía

Grado: Licenciatura en Historia

Asesor:

______________________________

Maestro José Carlos Castañeda Reyes

México, D.F., febrero de 2003

ÍNDICE

Introducción. 4

Capítulo 1 Aparición y desarrollo. 141.1 Antecedentes.1.2 Tlapacoya.1.3 Cuicuilco.1.4 Causas de la ubicación de Teotihuacan.1.5 Períodos arqueológicos.1.6 Causas de la caída de Teotihuacan.

Capítulo 2 Expansión y principales rutas de intercambio. 332.1 El impulso de la clase sacerdotal.2.2 Principales actividades de los teotihuacanos.2.3 Los teotihuacanos inician su intercambio.2.4 Principales regiones bajo control teotihuacano.2.5 Azcapotzalco.2.6 Cholula.2.7 El corredor teotihuacano.2.8 Integración de comunidades a la esfera teotihuacana.2.9 Rutas de intercambio en el Altiplano central.2.10 Mercado local e intercambio a larga distancia.2.11 Puertos de comercio.2.12 Nodos interactivos y receptores.

Capítulo 3 Relaciones e intercambio con regiones lejanas. 573.1 Contactos con ciudades mayas.3.2 Oaxaca.3.3 Veracruz.3.4 Guerrero.3.5 Morelos.3.6 Contactos con el norte y occidente de México.

Capítulo 4 Datos generales del intercambio. 854.1 Artículos de intercambio.4.2 Artículos controlados por Teotihuacan.4.2.1 Obsidiana.4.2.2 Cerámica.4.2.2.1 Cronología de la cerámica teotihuacana.4.3 El sistema de transporte.4.4 Los comerciantes.4.5 Dioses y ritos propios de los pochtecas.4.6 Las expediciones.4.7 Los mercaderes mayas.4.8 Los comerciantes en la época teotihuacana.

Capítulo 5 Análisis iconográfico. Mural de “Las Ofrendas” (Teotihuacan). 1275.1 Introducción.5.2 Datos generales de los murales teotihuacanos.5.3 Cultura y área perteneciente.5.4 Fecha de realización.5.5 Modo de presentación y ubicación.5.6 Naturaleza del documento.5.7 Título de la obra.5.8 Idea directriz que ofrece la obra.5.9 Análisis visual (lectura del mural).5.10 Análisis histórico.5.11 Recapitulación.5.12 Conclusión.

Conclusiones. 154

Bibliografía consultada. 159

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo de investigación titulado “Teotihuacan: intercambio y sociedad en

el período Clásico”, es un estudio acerca del intercambio de bienes en la época Clásica de

Mesoamérica, tomando a la cultura teotihuacana como la principal controladora del

“comercio” en esta etapa de la historia antigua de México.

Lo que lleva a la realización de este trabajo es un interés personal por el comercio

prehispánico, tan ampliamente estudiado. Así mismo, ante la enorme importancia que tuvo

desde entonces el tráfico a larga distancia, tanto de materias primas como de productos

elaborados, me parece interesante ver desde el punto de vista económico, el desarrollo y la

completa comunicación que alcanzaron las culturas de Mesoamérica durante la época de

Teotihuacan cuando ésta fue la gran ciudad del Altiplano central.

El capítulo 1, se refiere a los primeros sitios o asentamientos en el Valle de México

que lograron avances en la elaboración de utensilios, siendo desde entonces la agricultura

una actividad preponderante, mencionando los casos de Tlapacoya y Cuicuilco como los

principales antecesores de Teotihuacan. Siguiendo con las principales causas que hacen

posible la ubicación de Teotihuacan, se llega a los diferentes períodos arqueológicos para el

estudio de la ciudad, así como las posibles causas de su desaparición.

El capítulo 2, está dedicado a la expansión de Teotihuacan con el impulso de la clase

sacerdotal, quien incrementó oficios como el de la agricultura, la construcción, la

elaboración de cerámica, entre otros, obteniendo así el excedente económico e iniciar su

intercambio. Ante el aumento de la población fue necesario ensanchar los territorios y en

consecuencia diversas comunidades formaron parte de la llamada “esfera teotihuacana”.

Otras en cambio, tuvieron el papel de ayudar a Teotihuacan en el control de regiones, tal es

el caso de Cholula y Azcapotzalco.

Por medio del “corredor teotihuacano” se logró unir a varios sitios con marcada

influencia teotihuacana, por el cual circulaban diferentes objetos, principalmente la

cerámica, según las evidencias arqueológicas, mismos que eran controlados desde el Gran

centro ceremonial. Así mismo, se menciona en este apartado las principales rutas de

intercambio en el Altiplano central, se hace una diferenciación entre el mercado local y el

mercado de larga distancia en que intervienen los puertos de comercio, entre otros tipos de

mercados que llevaron a Teotihuacan hacia una interacción con el resto de Mesoamérica

durante la época Clásica (1 – 900 d.C.).

El capítulo 3, menciona los principales contactos de Teotihuacan con regiones más

distantes como el área Maya, Veracruz, las culturas del Norte y Occidente mexicano, entre

otras, mismas que quedaban fuera del control regional que Teotihuacan mantenía.

Señalando características e influencias de Teotihuacan en estas áreas culturales como el

estilo del talud – tablero en la construcción y el estilo en la cerámica.

De igual manera, se habla de una correspondencia, un intercambio o aportación de

cada región de Mesoamérica (por lo menos de las más importantes) a la Gran urbe, tanto de

objetos elaborados como de materias primas.

El capítulo 4, trata de los diferentes artículos de intercambio que de manera general

circulaban en toda Mesoamérica, indicando para el caso de Teotihuacan, los artículos por

excelencia que circulaban dentro de su mercado: la obsidiana y la cerámica. De los cuales

se da una explicación amplia sobre los yacimientos y los lugares de origen.

En este mismo capítulo, se toca el tema del transporte, del cual, aunque se sabe que sólo

existía el traslado por tierra con la ayuda de cargadores o tamemes con el mecapal, y por

agua con la existencia de canoas, en la investigación también se le da importancia a las

formas de organización que se realizaban para tal efecto en el intercambio a larga distancia.

El capítulo 5, es un apartado especial dentro de esta investigación, se trata de un

análisis iconográfico a uno de los murales teotihuacanos, desafortunadamente ya

desaparecidos. Descubierto por Leopoldo Batres en 1886 y bautizado como Mural de “Las

Ofrendas” por Herman Beyer, o “Mercado” por Rene Millon, es considerado dentro de las

pinturas realizadas durante las primeras construcciones y edificios de la ciudad de

Teotihuacan como las Pirámides del Sol y de la Luna, y el Templo de la Agricultura, al cual

pertenece el mural, entre otros.

Esta obra, producto de la pictografía prehispánica, está muy relacionada con el tema

del intercambio, así mismo, cada figura, cada elemento explica la manera en que esta

actividad (comercio) se desarrollaba. Por ello, me parece atinada la idea de realizar un

análisis de este tipo, por ser además una prueba plástica y un fiel testimonio de una época,

significa para mí lo más original de este trabajo de investigación.

Con la localización y revisión de material principalmente arqueológico, el método

empleado es el inductivo, que va de lo general a lo particular. Esto es, que siempre se tuvo

en cuenta el intercambio a nivel general, en otras culturas, pero regresando y retomando el

caso de Teotihuacan como principal ejemplo en el desarrollo de esta actividad.

Como parte de esta metodología, se utilizaron documentos e información

perteneciente al Posclásico para inferir o descifrar aspectos que posiblemente existían en la

época Clásica. Por último, con los métodos de análisis visual de Alejandra González Leyva

y Michel Peronnet, fue posible realizar la descripción del mural teotihuacano “Las

Ofrendas o Mercado”, haciendo más fácil el entendimiento y la apreciación de obras de esta

naturaleza.

14

CAPITULO 1: APARICION Y DESARROLLO

1.1 Antecedentes.

En tiempos remotos la región del Valle de México estuvo poblada por gente de

filiación otomí, y posteriormente llegaron otros grupos de varios lugares de origen

surgiendo la civilización teotihuacana. De acuerdo a Eduardo Matos Moctezuma, alrededor

del año 1000 a. C. el Valle de México es testigo de la existencia de grupos humanos que

vivían de la agricultura y que aprovechaban la fauna lacustre (peces, aves, etc.), así como la

fauna propia de un medio ambiente de 2,250 metros sobre el nivel del mar, para su

alimentación y para satisfacer otras necesidades; como pieles para el vestido, huesos y astas

de venado para hacer instrumentos, los cuales también se fabricaban de las materias primas

provenientes de diferentes materiales como la obsidiana, el sílex y otros, además de una

producción cerámica bastante amplia y variada.1

Diversos lugares arqueológicos alrededor del lago nos han dejado sus vestigios, que

diferentes excavaciones han permitido obtener. Tal es el caso de sitios como Zacatenco,

Ticomán, Tlatilco, Cuicuilco, Tlapacoya, Terremote y otros. La arqueología tradicional

siempre ha incluido la aparición de los anteriores sitios como la parte final de un horizonte,

el llamado horizonte Preclásico o Formativo, siendo que se trata más bien del comienzo de

una nueva etapa que va a dar como resultado la presencia de las primeras ciudades del

altiplano central de México. Los casos de Tlapacoya y Cuicuilco son muy significativos.

15

1.2 Tlapacoya.

Los trabajos realizados en este lugar en 1955 por Román Piña Chan y los estudios

de Beatríz Barba han permitido conocer este asentamiento que se desarrolló alrededor del

año 400 a. C. Se trata de un basamento de piedra que tuvo varias superposiciones, lo que

fue cambiando su fisonomía hasta tener la forma de un edificio o basamento cuadrangular

formado por varios cuerpos y pequeñas escaleras laterales, todo hecho en piedra. Sin

embargo, fueron muy importantes las ofrendas que se encontraban en el interior del

basamento, ofrendas consistentes en gran cantidad de cerámica, la mayoría monocroma,

que nos permite apreciar la diversidad de las formas. Así tenemos: botellones, vasijas con

cuello alto, platos trípodes, ollas, entre otros, además de figurillas hechas a mano con

rasgos como ojos y bocas agregados al pastillaje.2

Lo importante en este caso es la presencia del basamento en las laderas del cerro de

Tlapacoya, nos señala una organización más compleja que las anteriores organizaciones

aldeanas agrícolas. Es evidente que aquí existe ya un grupo que ostenta el poder y

centraliza las funciones económicas, sociales, políticas y religiosas del lugar.

Este centro debió de tener su área de control y posiblemente rivalizara con otros

centros que se encuentran alrededor del lago de México.3 Es interesante constatar que en

Tlapacoya vemos algunos elementos que posteriormente van a desarrollarse plenamente en

Teotihuacan. Tal es el caso de algunas formas cerámicas y especialmente de elementos

arquitectónicos.

1 Eduardo Matos Moctezuma. Teotihuacan: La metrópoli de los dioses, INAH, México, 1990: 152 Ibid.: 16

3 Ibid.: Loc. Cit.

16

1.3 Cuicuilco.

Este centro es también de suma importancia para entender lo que acontece antes del

surgimiento de Teotihuacan. Su presencia al sur de la Cuenca de México es interesante y

debió de tener, al igual que Tlapacoya, una gran influencia en este sector.

Desgraciadamente el sitio fue destruido y abandonado alrededor del año 200 a. C.,4 debido

a la erupción de un pequeño volcán (el Xitle), cuya lava cubrió Cuicuilco, pudiéndose

excavar parte de los restos, entre ellos el gran basamento circular que es el edificio

principal, entre 1922 y 1924. Posteriormente en 1967 y 1968, nuevas excavaciones

proporcionaron información sobre otros edificios.

El edificio principal es un enorme basamento circular con varios cuerpos inclinados,

superpuestos, hecho totalmente de piedra y al parecer recubierto de un aplanado de barro

muy grueso. A la parte superior se subía por una rampa orientada hacia el poniente cuyos

restos aún pueden verse. El basamento tiene cerca de 15 metros de diámetro, lo que da una

idea del gran tamaño que alcanzó.

Tan solo la construcción de este monumento hace pensar en las formas de

organización social que debieron de existir en aquel momento, pues el simple acarreo de las

piedras y la mano de obra empleada necesariamente obedecen a una organización en la que

el grupo dirigente tiene control sobre la comunidad y ésta trabaja en los monumentos

religiosos, pues no hay duda de que este edificio muestra esa situación.5 En posteriores

excavaciones se encontraron edificios de forma cuadrada o cuadrangular con una escalinata

por uno de sus lados, así como edificios de lodo.

4 Ibid.: Loc. Cit.5 Ibid.: 17

17

En Cuicuilco se desarrolló un gran centro, como lo demuestran los vestigios antes

señalados, y la agricultura debió de ser la actividad preponderante. Recientes estudios

geológicos nos indican que, antes de la erupción del volcán, algunos ríos confluían y

creaban zonas aluviales en donde la siembra se debió de dar muy bien. El control de ese

sector del lago, permitía obtener diversos productos, como peces, aves, plantas acuáticas,

etc. para satisfacer sus necesidades. No sería de extrañar que, como gran centro rector,

Cuicuilco tuviera control sobre algunas aldeas ribereñas. Tal pudo ser el caso de la

localidad encontrada en Terremote,6 en donde hay vestigios de un grupo dedicado en buena

parte a la producción de cestería y a aprovechar los productos del lago.

Un hallazgo interesante en Cuicuilco fue el de los basamentos de forma cuadrada ya

mencionados, que pueden ser antecedentes de los basamentos en Teotihuacan. Igualmente,

el hallazgo de un dios del fuego representado en barro, tiene las características típicas de

este dios que en Teotihuacan se va a representar en gran número de ocasiones en esculturas

de piedra.

Estas características son: un anciano sentado con arrugas en el rostro, desdentado y

encorvado. Sobre la cabeza y parte de la espalda tiene un enorme brasero y, por lo general,

la mano derecha se encuentra cerrada en un puño mientras que la izquierda está extendida.

No es de extrañar que en Cuicuilco se rindiera culto a este dios, pues ya se ha mencionado

cómo la acción del fuego y la lava será la causante del desastre de Cuicuilco.7 Este culto se

va a extender a Teotihuacan, y aún más tardíamente, pues se sabe de la importancia que el

dios viejo (Huehuetéotl) va a tener dentro del panteón teotihuacano, tolteca y azteca.8

6 Ibid.: 187 Ibid.: Loc. Cit.8 Ibid.: Loc. Cit.

18

Después de la destrucción del lugar, no sería de extrañar que su población emigrase

hacia el norte del lago, y que esa presencia del culto al dios del fuego en Teotihuacan sea

indicador de que gente de Cuicuilco tuvo algo que ver con el surgimiento de la gran ciudad.

Sin embargo I. Bernal menciona que al saber tan poco de Cuicuilco, no se puede

presumir que éste haya sido el modelo y el origen de Teotihuacan, ya que entre ambos

puntos las diferencias son numerosas. No resulta muy clara la teoría de que algunos de los

habitantes de Cuicuilco, huyendo de la erupción, se hubieran refugiado en Teotihuacan,

llevando con ellos una más adelantada arquitectura y todo el complejo ceremonial que

habían iniciado los olmecas. Pero es seguro que Teotihuacan hereda cuando menos al viejo

dios del fuego. Son más bien los propios teotihuacanos quienes van formando su propia

arquitectura, aunque no debe extrañar que hubiera algunas influencias llegadas de otros

lugares, tal vez lejanos, como Veracruz o el valle de Oaxaca, de donde pudieron también

tomar la idea de orientación que prevalecería más tarde.9

En el valle de Teotihuacan existen presencias de las fases denominadas Cuanalan y

Tezoyuca, la primera a partir del año 500 a. C. hasta 250 a. C. aproximadamente, y la

segunda alrededor del año 200 a. C., es decir, contemporáneas de Cuicuilco y Tlapacoya,

anteriores al desarrollo de la ciudad de Teotihuacan.10 Esta fase de Tezoyuca es muy

importante, pues se han detectado cinco localidades que al parecer por su ubicación pueden

corresponder a sitios defensivos. En este momento se ve una influencia del norte en la

cerámica, proveniente de la cerámica Chupícuaro, y otra que guarda la tradición de

Cuicuilco. En realidad, como se ha señalado anteriormente, la importancia de Cuicuilco y

Tlapacoya en esos momentos debió de ser muy grande, y el valle de Teotihuacan

9 Ignacio Bernal. “Teotihuacan”. En Miguel León Portilla. Historia de México, 10 v., Salvat, México, 1974:I, Fascículo 12, 222

19

presentaba una serie de elementos naturales muy importantes que hacían de él un sitio

atractivo para el asentamiento humano.11

1.4 Causas de la ubicación de Teotihuacan.

Para determinar el porqué de la localización de la ciudad en el sector noroeste del

valle, en una zona aparentemente desprovista de agua, fundamentalmente terreno de

piroclastos y basaltos, se ha comprobado que fue elegida en virtud de varios factores:

a) La cercanía a las minas de obsidiana de Otumba y de la Sierra de las Navajas (Pachuca).

b) La existencia de manantiales.

c) La posición privilegiada del valle en la ruta de acceso más sencilla, entre la costa del

Golfo y la cuenca de México.

d) La cercanía al sistema lacustre de Texcoco.12

1.5 Periodos arqueológicos.

Los distintos cambios en los asentamientos del pueblo teotihuacano y en el

urbanismo de la ciudad se fueron dando a lo largo de 600 años en las distintas fases o

etapas que se conocen para el estudio de Teotihuacan.

La secuencia preclásica en el valle de Teotihuacan comienza con el Preclásico

Tardío, en la fase Cuanalan (400-100 a. C.). Las aldeas de esta fase son asentamientos

autosuficientes, que explotan la variedad de recursos a su alcance: tanto aquellos derivados

del lago de Texcoco (caracoles, peces, ranas, tortugas, tules) como de la ribera y llanura

aluvial (cultivo de maíz, del frijol, recolección del “tomate de bolsa”, tuna, tejocote, madera

10 Eduardo Matos Moctezuma. Teotihuacan: La metrópoli de los dioses. Op. Cit., 1911 Ibid.: Loc. Cit.12 Linda Manzanilla. “La zona del altiplano central en el clásico”. En Linda Manzanilla, Leonardo L. Luján.Historia antigua de México, 3v., INAH-UNAM, México, 1995: II, 144

20

de leguminosa), así como del bosque (madera de pinos y encinos; venado cola blanca,

liebre y conejo).

Los moradores de la aldea de Cuanalan, ubicada en la desembocadura del río San

Juan en el vaso de Texcoco, habitaban en casas pequeñas con muros de bajareque, sobre

bases de concreciones de arcilla y arena o fragmentos de tezontle; estas viviendas quizá

albergaban a familias de pocos miembros.13 Disponían sus habitaciones alrededor de patios

donde realizaban actividades domésticas comunes, tales como la preparación de alimentos

en fogones y hornos exteriores.

La siguiente fase es la Tezoyuca (100 a.C. – 1 d. C.). El sitio se encuentra muy

cercano a Cuanalan; ubicado en la cima de un cerro, patrón que probablemente caracteriza

esta fase. Aquí se manifiesta por primera vez una diferenciación entre centros y

asentamientos dependientes.14

Dentro de las primeras etapas de desarrollo urbano está la llamada etapa Patlachique

o Proto-Teotihucan, probablemente contemporánea de las anteriores, y se ubica en el último

siglo antes de nuestra era (100 a.C. – 1 d. C.). Se ha propuesto que durante esta etapa se

presentó un franco movimiento de la población a la llanura aluvial del río San Juan, con

tres asentamientos extensos: uno en la zona noroccidental, otro cerca del lago y el tercero

en la parte centro-norte de la ciudad que aparecería más tarde.

13 Ibid.: 15414 Ibid.: 155

21

La etapa Tzacualli o Teotihuacan I, en el primer siglo de nuestra era (1 – 100 d.C.)

representa el momento inicial de desarrollo urbano en el valle de Teotihuacan, y se ubica en

la porción noroeste, en el sector denominado Oztoyahualco. Ya para esta época,

Teotihuacan era el sitio más grande del Preclásico del centro de México y había

sobrepasado la extensión que se cree tuvo Cuicuilco en épocas inmediatamente anteriores.

A fines de esta etapa probablemente se inició la construcción de la pirámide del Sol sobre

un túnel de los que abundan en la porción norte del valle debido a la extracción de

materiales constructivos, y que probablemente fueron el factor decisivo en la ubicación del

primer centro urbano en este sector.15 Se ha pensado que la pirámide de la Luna es

ligeramente posterior a la del Sol, porque su orientación es distinta y la plaza aledaña le da

una función de congregación. Por lo tanto, es en esta etapa cuando en realidad tenemos

elementos suficientes que nos indican el comienzo del patrón de asentamientos de la

ciudad, así como el inicio de rasgos que caracterizarán plenamente a esta cultura.16

Los cambios en la planificación urbana comienzan con la etapa Miccaotli (Teotihuacan II:

100 – 200 d.C.), iniciándose el trazo de la Calzada de los Muertos y el desplazamiento de la

población hacia sus márgenes. Otra construcción que pertenece a la etapa Miccaotli es la

pirámide de Quetzalcóatl, ubicada al sur de la ribera del río San Juan, frente a una enorme

plaza que después sería la Ciudadela; este sector formó otro foco de concentración ritual,

como contraparte de la plaza de la Luna. Otros edificios que probablemente pertenezcan a

esta etapa son el Templo de la Agricultura y la estructura que cubrió al Templo de

Quetzalcóatl.17

15 Ibid.: 15616 Eduardo Matos Moctezuma. “La cultura teotihuacana”. En Román Piña Chan, Los pueblos y señoríosteocráticos. El periodo de las ciudades urbanas. Primera parte, INAH, México, 1975: 1117 Linda Manzanilla. “La zona del altiplano central en el clásico”. Op. Cit., 157

22

Posteriormente sigue la etapa Tlamimilolpa (200 – 400 d. C.), ésta se sitúa en el

momento de transición de Teotihuacan II a Teotihuacan III. Aquí se definen claramente

elementos de planificación urbana como:

a) Existencia de calles y ejes.

La calzada de los Muertos es el eje principal de la ciudad, en sentido norte-sur. La

mayoría de las construcciones estaban distribuidas a lo largo de las calles; todas corren

paralela y perpendicularmente a los ejes principales, y están trazadas a intervalos regulares.

b) Abastecimiento de agua y red de drenaje.

Aquí se realiza la canalización del río San Juan, cuyo cauce se restringió a una línea

recta por sus crecidas repentinas y desastrosas. El sistema de drenaje interno incluía una

vasta red de canales subterráneos que confluían en un canal central que corría por la

avenida principal y descargaba en el río San Juan.

c) Construcciones administrativas y públicas.

A lo largo de la calzada de los Muertos se disponen construcciones ceremoniales y

administrativas como los conjuntos residenciales excavados al norte y al sur del Templo de

Quetzalcóatl. El Gran Conjunto, ubicado frente a la Ciudadela, al otro lado de la calzada de

los Muertos, es la estructura más grande de la ciudad, y cubre un área mayor que la de la

propia Ciudadela, pudiendo albergar al mercado más grande de la ciudad, pues se encuentra

en la parte central de ésta, y pudo ser la institución de mayor importancia para la

integración de la sociedad teotihuacana.18

d) Construcciones residenciales.

23

Alrededor del área central de la ciudad se dispone una serie de estructuras

residenciales: Tlamimilolpa, Xolalpan, Atetelco, Tepantitla, Tetitla y Zacuala,

pertenecientes a la época Tlamimilolpa, y Atetelco, a la época Xolalpan. Generalmente

consisten de varios cuartos a diversos niveles alrededor de patios abiertos; tienen santuarios

domésticos, y todo el conjunto está circundado por un muro externo. Cada construcción

estaba aislada de la calle y los muros externos, desprovistos de ventanas para lograr un

máximo de privacía. Los patios internos no estaban techados: así se lograba tener luz y aire,

además de agua pluvial para el interior del edificio.19

e) Barrios y sectores de trabajo artesanal.

En Teotihuacan existen áreas hacia los límites de la ciudad del Clásico que no

presentan rastros de las construcciones de mortero y estuco. Se propone que se trata de

sectores destinados a las clases menos favorecidas de la sociedad teotihuacana.

En relación con el trabajo artesanal, han sido localizadas concentraciones de

materiales considerados como talleres donde la mayor parte son de obsidiana. Pronto se

desarrolló una especialización, algunos talleres hacían navajillas prismáticas, mientras otros

se dedicaban al trabajo bifacial. El área de mayor concentración de obsidiana está al oeste

de la pirámide de la Luna.20

Otros talleres fueron dedicados a la manufactura de cerámica, figurillas, lapidaria,

piedra pulida y objetos de pizarra. Existen sectores de la ciudad donde predomina la

18 Ibid.: 15919 Ibid.: 160

24

cerámica foránea, por lo tanto se ha pensado que representan barrios de extranjeros. Como

ejemplo se cita el “barrio oaxaqueño” al suroeste de la ciudad, y el “barrio de los

comerciantes” en el sector oriental, encontrándose en este último tumbas con cerámica

maya y de la costa del Golfo. La mayoría de la cerámica maya encontrada en todo el barrio

está constituida por jarros del grupo Petén Lustroso, jarros del tipo Estriado y cajetes con

reborde basal del Dos Arroyos Anaranjado Polícromo. Por parte de la cerámica de la costa

del Golfo se encontraron ollas con “Decoración Suave” y cerámica de Pasta Fina, ambas

procedentes del sur de Veracruz. Además había en cantidades menores cerámica de la

región del Pánuco y de El Tajín.21 Por lo anterior existe la certeza de que el Barrio de los

Comerciantes era un enclave con filiación a la costa del Golfo y a la zona maya; grupos

étnicos formaban parte de la comunidad del barrio.

La máxima concentración demográfica ocurre durante la etapa Xolalpan (o

Teotihuacan III: 400-600 d. C.) en donde se observa un proceso de renovación urbana

debido al crecimiento demográfico que experimentó la ciudad. Hacia el año 500 d. C. la

población llegó a su máximo, fenómeno aunado a la disminución de la población rural

circundante. La base económica para que Teotihuacan se convirtiera en una importante

metrópoli se consolidó en la etapa anterior; pero es en ésta cuando ejerce su máxima

influencia en Mesoamérica.

A nivel regional, además de Teotihuacan, existían 10 centros provinciales, 17 aldeas

grandes, 77 aldeas pequeñas y 149 villorrios en la Cuenca de México. Según Linda

Manzanilla, de un 50 a 60 por ciento de la población de la cuenca residía en Teotihuacan, y

20 Ibid.: Loc. Cit.

25

la población rural de la mitad norte de aquella (particularmente el sector de Cuauhtitlan-

Tenayuca) excedía a la del sur en proporción de 4 a 1.22

Finalmente en la etapa Metepec (600-700 d. C.) ocurre el fin de la primacía de

Teotihuacan con el abandono y destrucción (saqueo e incendio) de la ciudad. Sin embargo,

en la etapa Metepec hubo mucha actividad constructiva. Fueron reconstruidas partes de la

Calzada de los Muertos, la Ciudadela, el Gran Conjunto, conjuntos habitacionales como

Tetitla, Tepantitla, Teopancaxco, Yahuala, el Barrio de Oaxaca y otros. Algunas de las

pinturas murales más finas datan de esta etapa. Este tipo de actividad es una de las razones

por las que la etapa Metepec no se puede considerar una época de declive total.

1.6 Causas de la caída de Teotihuacan.

En relación con los factores que pudieron haber incidido en la decadencia de

Teotihuacan, se señalan los siguientes:

a) Incursiones de grupos bárbaros.

Se establece que quizá los grupos nómadas otomianos que habitaban al norte del

valle hayan sido los responsables del incendio del centro de la ciudad. Debido a su mayor

cercanía con estos bárbaros, Teotihuacan fue la primera en sucumbir al iniciarse la

desintegración del mundo Clásico del centro de México.23

b) Causas agrícolas y deforestación.

Por otro lado, el crecimiento de la ciudad llevó a la destrucción de los bosques

circundantes, por lo que las condiciones naturales originalmente ventajosas, se

21 Evelyn C. Rattray. “Nuevas interpretaciones en torno al Barrio de los Comerciantes”. En Anales deAntropología: XXV, IIA-UNAM, México, 1988: 17522 Linda Manzanilla. “La zona del Altiplano Central en el clásico”. Op. Cit., 161

23 Ibid.: 162

26

transformaron en adversas. La tala inmoderada para obtener madera para la construcción y

la quema de cal provocó un proceso de erosión; esto causó una disminución en la humedad

del suelo apto para la agricultura. Además, el decremento en la pluviosidad anual y las

sequías persistentes obligaron a tribus seminómadas del norte de la cuenca a migrar.

Paralelamente la ciudad sufriría un creciente proceso de deterioro social, lo cual la hizo

vulnerable al ataque.

Por lo tanto, dentro de las causas ecológicas que se han propuesto en cuanto a la

decadencia de Teotihuacan, se sugiere que los teotihuacanos tal vez agotaron

substancialmente la disponibilidad de recursos forestales de su región. Una deforestación

llevada a cabo probablemente desde el Preclásico, lo que implica que los problemas

subsecuentes como la erosión y la escasez de madera requirieron temprana solución.24

Los datos encontrados hasta ahora sobre el deterioro ambiental como causa de

decadencia al final del horizonte Medio (después del 600 d. C.) no son contundentes. Si el

deterioro ambiental tuvo que ver, debió haber sido en combinación con otros procesos de

cambio económico, social y político.

24 Emily McClung de Tapia. “Aspectos ecológicos del desarrollo y la decadencia de Teotihuacan”. En Analesde Antropología: XV, IIA-UNAM, México, 1978: 62

27

c) Grupos marginales poderosos.

En la frontera norte de Mesoamérica, la aridez creciente haría indispensable la

organización del sistema de riego y la necesidad de protección de las incursiones de los

grupos cazadores-recolectores nómadas, hecho que reforzaría patrones de tipo militar. Así

los grupos marginales a los centros clásicos tuvieron un poder creciente, que

posteriormente usarían contra los antiguos centros de civilización.

d) Cierre de la red de abastecimiento.

Es posible que grupos como los mixtecos y olmeca-xicallancas, hayan aprovechado

los problemas sociales que la ciudad de Teotihuacan vivía para bloquear las rutas de

intercambio y acceso de la ciudad alterando el equilibrio comercial de ésta, haciendo su

comercio con el resto de Mesoamérica inestable provocando su disminución.

Según Millon, algunas de las causas del fin de Teotihuacan fueron: la mala

administración de la economía y la política, inflexibilidad hacia el cambio, existencia de

una burocracia ineficiente e incompetente, y deterioro de las redes de intercambio.25

A pesar de que no han sido comprobadas estas hipótesis, se cree que varias de ellas

pudieron haber coincidido para dar fin a la autoridad de la ciudad. Después del incendio de

la parte cívica y ceremonial, un buen porcentaje de la población se dispersó por el occidente

y sureste de México.

e) Alta mortalidad.

Teotihuacan, como otras ciudades no industrializadas alrededor del mundo no era

un lugar sano para muchos de sus habitantes. Los cuadros de vida que estudió Millon

muestran que la mortalidad juvenil era bastante alta. Sólo alrededor de la mitad sobrevivía a

28

la edad de 15. Análisis paleontológicos indicaron que la niñez estaba sujeta a interrupciones

de crecimiento significativos y que no era muy saludable, tal vez por el “efecto sinergético

de nutrición pobre y enfermedad”.26

Se sugiere que si estos datos son representativos de estratos de nivel bajo en

Teotihuacan, la ciudad era probablemente dependiente de la emigración rural para mantener

su número de habitantes (150,000) por lo menos en la última parte de su historia.

Por lo tanto, si los datos son de alguna manera el reflejo del grado de mortalidad de

una proporción considerable de la población, la declinación de la población en la etapa

Metepec podría explicarse en gran medida o completamente si la ciudad gradualmente dejó

de atraer forasteros en número suficiente para compensar los perdidos, porque los

moradores de la ciudad tal vez eran incapaces de reproducirse.27

f) Destrucción por incendio. La destrucción ritual de monumentos es una tradición

profundamente enraizada en Mesoamérica. Lo vemos primero en la civilización olmeca en

San Lorenzo, en el horizonte Temprano, desde el 1000 a. C. También lo encontramos en el

mismo Teotihuacan en el siglo IV d. C., cientos de años antes de su destrucción. En aquel

tiempo el frente y los lados del Templo de Quetzalcóatl en la Ciudadela fueron quemados

por fuego muy intenso que desquebrajó algunas piedras del edificio y causó que otras se

fragmentaran.

La interpretación tradicional de la caída de Teotihuacan (destrucción por fuego) ha

sido ampliamente confirmada. Pero la destrucción fue de tipo ritual y no puede ser

25 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. In Norman Yoffee and George L. Cowgill. Thecollapse of ancient state and civilizations, University of Arizona Press, Tucson, 1988:149. Ver también estareferencia en Linda Manzanilla. Historia Antigua de México, 3 v., INAH-UNAM, México, 1995:II, 16226 Ibid.: 14327 Ibid.: Loc. Cit.

29

entendida únicamente en términos de pillaje, saqueo e incendio. Debe ser vista en su

contexto cultural.

Cuando se ve así la destrucción de los templos de la ciudad trae a la memoria actos

planeados de destrucción ritual en otros tiempos y lugares de Mesoamérica. La destrucción

ritual planeada de monumentos, era algunas veces seguida por una renovación y

reedificación, y en otras por el abandono parcial o total de lo destruido dando paso al

desarrollo de otros centros de poder como Xochicalco (Clásico Tardío) y Tula (Posclásico)

quienes retomaron el control del intercambio y reorientaron las rutas del mismo cuando

Teotihuacan desapareció.

Parece más probable que teotihuacanos en vez de extraños a la ciudad fueron los

responsables. Esto no sólo por los recientes descubrimientos en la Ciudadela, sino también

por la escala, intensidad, duración y claro exceso de la destrucción; ello implica una

motivación y dedicación constantes, lo cual parece más probablemente la consecuencia de

presiones explosivas internas que acciones realizadas por extranjeros.

30

31

32

33

CAPITULO 2: EXPANSION Y PRINCIPALES RUTAS DE INTERCAMBIO

Una de las bases del poderío teotihuacano fue el control del intercambio, por lo que

analizaremos el inicio del mismo, su expansión, sus principales rutas así como las

principales regiones bajo el control de Teotihuacan sin olvidar sus principales mercados.

Durante el horizonte de las culturas clásicas (1 a.C. al 900 d.C.)28 los grupos humanos se

fueron congregando en ciudades y desarrollando una organización social y política más

compleja, de tal manera que el intercambio se fue haciendo más extenso y formal.29

2.1 El impulso de la clase sacerdotal.

Bajo el dominio y dirección de la clase sacerdotal imperante, se trazaban y

construían los grandes centros ceremoniales, en este caso, Teotihuacan, donde vivían las

personas dedicadas al culto de los dioses y los altos señores y sacerdotes que subsistían del

trabajo del pueblo; habiendo un marcado contraste entre las suntuosas construcciones del

centro y las habitaciones de la clase baja que se distribuían por los contornos del mismo.

En Teotihuacan la existencia de una clase dirigente superior, el aumento de

población y las demandas económicas como centro urbano, hicieron que se ahondara la

división social entre la clase sacerdotal y los campesinos por lo que se incrementaron los

oficios como la alfarería y la construcción entre otros.

28 Linda Manzanilla. “El mundo clásico mesoamericano”. En Linda Manzanilla, Leonardo L. Luján, Atlashistórico de Mesoamérica, Larousse, México, 1993: 7429 Roman Piña Chan. “Tianquiztli”. En Esplendor del México antiguo, 2v., CIAM, México, 1982: II, 922

34

2.2 Principales actividades de los teotihuacanos.

Existían personas que se dedicaban a la cestería, textiles, alfarería, cantería,

lapidaria de objetos suntuarios, albañilería, carpintería, pintura, construcción, curtiduría y

arte; además de los campesinos y gente dedicada a la caza y pesca, sobre los cuales

gravitaba el peso del gobierno.30

Este cuerpo de artesanos especializados, la estandarización de algunos artículos

como la cerámica que en el momento del intercambio se producía en moldes y las

necesidades de lujo que el sacerdocio y la nobleza implicaban, hacían que algunos centros

se convirtieran en productores de determinados objetos, cuya oferta y demanda era

considerable; a la vez que se abrían nuevas rutas mediante la exploración de otros

territorios y el comercio pasaba a las manos de unas cuantas personas que actuaban como

verdaderos mercaderes.

2.3 Los teotihuacanos inician su intercambio.

Los sitios arqueológicos muestran el florecimiento del intercambio de gran cantidad

de materias primas y objetos manufacturados, proceso en el que es sobresaliente

Teotihuacan, el gran centro ceremonial del Altiplano central.

Dentro de las ciudades como Teotihuacan, se necesitó controlar la circulación o

producir entonces no sólo lo necesario para cubrir las necesidades propias, sino también la

cantidad y calidad de los productos que otros solicitaban.

Como los campesinos y artesanos no podían dedicarse a comprar y vender, se

necesitó la intervención de los tratantes que atendieron el intercambio, y paralelamente a

30 Ibid.: Loc. Cit.

35

este fenómeno aumentaron las necesidades nacidas del lujo y el deseo de ensanchar los

territorios.31

Como consecuencia de esta expansión y del control del intercambio vinieron las

guerras que desde la época de Teotihuacan fueron una actividad común para alcanzar fines

económicos, políticos y sociales sin olvidar el aspecto religioso.

2.4 Principales regiones bajo control teotihuacano.

De acuerdo a estudios arqueológicos, las regiones dominadas por Teotihuacan

incluían partes de Puebla - Tlaxcala, Morelos, el Valle de Toluca y la región al norte de

Tula, Hidalgo. Desde el Formativo tardío los teotihuacanos habían establecido contactos y

luego colonias al norte de Tula, en la parte este de Morelos, en Puebla, Tlaxcala, Toluca y

Tepexi de Rodríguez, ubicado en el sur de Puebla. Los teotihuacanos también abrieron un

“corredor teotihuacano”,32 el cual controlaron durante casi todo el periodo Clásico (200-600

d. C.).

En el caso de la población que vivía en el Valle de México, al inicio de la etapa

Tzacualli (hacia el siglo I d.C.), la mayoría de la gente fue de alguna manera movida o

persuadida para dejar sus casas y tierras y asentarse en Teotihuacan. Durante la etapa

Tzacualli de 80 a 90 por ciento de la población estimada en cien mil personas en el Valle de

México, vivían en Teotihuacan.33 A lo largo del horizonte Clásico que abarca los primeros

ocho siglos de nuestra era, por lo menos 50 a 60 por ciento de una amplia población del

valle (estimada en doscientas mil almas) vivía en Teotihuacan. Cuando la reubicación de la

población ocurrió a partir del siglo I d.C., aquellos con derechos para explotar tierras en el

31 Ibid.: 92432 Angel García Cook. “El corredor teotihuacano”. En Angel G. Cook, Beatríz L. Merino Carrión. Tlaxcala:textos de su historia. Los orígenes. Arqueología: 1, Gob. del Edo. de Tlaxcala, CNCA, México, 1991: 33933 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 136

36

Valle de Teotihuacan, especialmente las tierras irrigadas muy productivas, habrían tenido

ventajas económicas y sociales sobre los recién llegados, muchos de los cuales debieron

haber encontrado nuevas tierras en áreas previamente despobladas al norte y noroeste. Esto

pone en claro una marcada estratificación social y económica. Para la ejecución exitosa de

una reubicación debió haberse requerido la concurrencia de instituciones estatales.34 Se

propone que Teotihuacan contaba con el apoyo de cercanos asentamientos para el control

de regiones, tal es el caso de Azcapotzalco que se ubica en la Cuenca de México y Cholula

en el estado de Puebla.

2.5 Azcapotzalco.

A juzgar por la jerarquía de poblamiento del horizonte Clásico, parece que la

administración y el control de comunidades dentro de la Cuenca de México venía

directamente de Teotihuacan para asentamientos cercanos a ella y de centros secundarios

para los otros. Azcapotzalco era un gran centro secundario en el lado oeste del sistema

lacustre del Valle de México, cubriendo por lo menos dos kilómetros cuadrados. Otros

centros secundarios que formaban una media docena, eran mucho más pequeños. El resto

de la población vivía en villas de varios tamaños.35

2.6 Cholula.

La arquitectura, el arte y las tradiciones en la cerámica de Cholula (Puebla) estaban

muy unidas a Teotihuacan desde el 200 d.C., aunque la tradición de Cholula crece más y

más distintivamente con el paso del tiempo. Parece haber mantenido su independencia a lo

largo del período de ascendencia de Teotihuacan.

34 Ibid.: 13735 Ibid.: 132

37

Fue un centro comercial importante con fuertes nexos hacia la costa del Golfo; como

centro religioso, fue segundo después de Teotihuacan en el México central. En este sentido,

I. Bernal afirma que entre el principio de la era cristiana y el año 650, más o menos, la zona

estaba poblada por gentes de cultura exclusivamente teotihuacana, que formaban parte del

estado teotihuacano. Desde entonces, Cholula alcanza el preponderante papel de segunda

capital, iniciando con ello el patrón característico de la historia mancomunada del valle de

México y el de Puebla.36

Como dato importante de este sitio podemos decir que la última plataforma de su

gran pirámide era más alta y cubría un área más amplia que la Pirámide del Sol de

Teotihuacan. Fue construida en algún momento de la etapa Xolalpan. Cholula había sido

muy próspera y contribuyó al bienestar económico no sólo de su propio dominio, sino

también para aquellos de regiones vecinas de Valle de Puebla y Veracruz, poblaciones para

las cuales, debió haber sido un punto focal principal de intercambio.

Cuando Cholula empezó a declinar (600-800 d.C.), Teotihuacan pudo haber llegado a

relevarla en esas áreas. Sin embargo, hay evidencias que muestran como Teotihuacan tuvo

problemas en el “corredor teotihuacano” más o menos al mismo tiempo. Ambos pueden ser

aspectos del mismo proceso de ruptura y fragmentación en redes de la comunicación e

intercambio.37 Al igual que Teotihuacan, Cholula compartió la capacidad de congregar

gente, irradiar influencias y poseer un prestigio que rebasaría sus fronteras. Cholula vivió

un largo período de decadencia; su extensión e influencia se redujeron considerablemente y

36 Ignacio Bernal. “Teotihuacan”. En Miguel León Portilla. Historia de México. Op. Cit.: I, Fascículo 13, 25437 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 135

38

la construcción de la Gran Pirámide (una actividad que debió ser prácticamente cotidiana,

dadas las enormes dimensiones que alcanzó ese monumento) cesó por completo.38

2.7 El corredor teotihuacano.

Esta ruta pasa por el NE del área de Teotihuacan con un promedio de 12 kilómetros

de ancho y llegando a la altura de Huamantla parece dividirse en dos, uno para dirigirse

hacia el sur con rumbo a Manzanilla-Cholula y después tomando hacia Tehuacán, y el otro

saliendo de Tlaxcala hacia Oriental y cruzando hacia el Golfo, por la parte media de la

Sierra Blanca o bien por el norte de Perote. Esto último falta aún por corroborar con mayor

precisión. En este corredor quedarían situados sitios como Calpulalpan, Zoquiapan, San

Nicolás el Grande, "Los Tetlas", Baquedano, los cerritos al NO de Huamantla, El Pinal, los

cerritos de Guadalupe Cuauhtemoc, Colonia Juárez, San Mateo, entre otros. Dentro del área

base de estos estudios; después vendrían Cholula, Manzanilla, Chachapa, Cuauhtinchan,

hacia el sur y fuera de nuestra área.39

2.8 Integración de comunidades a la esfera teotihuacana.

En el inicio de la época clásica, la región de los Llanos de Apan del sureste de

Hidalgo y norte de Tlaxcala (la esfera teotihuacana) presenció una gran proliferación de

comunidades y más todavía triplicó su población, distinguiéndose claramente del

asentamiento jerárquico contemporáneo en la cuenca de México.

Había más de ochenta asentamientos en la región, divididos en seis grupos, cada uno

compuesto de centros provinciales, pueblos, villas y caseríos. Esta área jugó un papel

principal en el abastecimiento de Teotihuacan, ocupando también una posición estratégica

38 Ma. del Carmen Solanes Carraro. “Cholula”. En Arqueología Mexicana. vol. III, núm. 13, Mayo-Junio1995: 2639 Angel García Cook. “El corredor teotihuacano”. Op. Cit., 339

39

para la comunicación y el intercambio con áreas hacia el sur y el este. Jerarquías similares

de asentamientos fueron encontradas en el “corredor teotihuacano”.40

La mayoría de estas comunidades, tanto de la “esfera” como del “corredor”, fueron

integrantes de un núcleo. Asentamientos más grandes cubrían uno o dos kilómetos

cuadrados con impresionante arquitectura ceremonial y cívica cubierta con argamasa de cal.

Es importante notar que además de la tradición constructiva (talud – tablero), lo que

coincide de tales sitios con Teotihuacan es la cerámica (algunos ejemplos son Calpulalpan

y San Nicolás el Grande).

De acuerdo a los hallazgos y reconocimientos arqueológicos en las regiones cercanas

a Teotihuacan como Puebla y Tlaxcala, es posible pensar que la comunicación por medio

del intercambio principalmente con el sureste, se dio con mayor fuerza gracias a los

asentamientos o ciudades “hijas de Teotihuacan” (llamadas así por Angel García Cook), las

cuales impulsaron el intercambio llevando y trayendo influencias dirigidas y controladas

por la gran urbe central.41

2.9 Rutas de intercambio en el Altiplano central.

Según Evelyn Rattray, se ha planteado un esquema de tres anillos concéntricos para

entender las relaciones entre Teotihuacan y otras regiones de Mesoamérica así como las

rutas de tal intercambio: un área núcleo de Teotihuacan; una “periferia primaria interior”,

de 40 a 60 kilómetros de radio, y una “periferia primaria exterior”, de 100 a 150 kilómetros

cuadrados alrededor, controlada suficientemente para exigir tributo. Se define una “segunda

periferia exterior” que incluye casi el resto de Mesoamérica. Los mayores centros políticos

40 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 13941 Angel García Cook, Beatríz L. Merino Carrión. Tlaxcala: textos de su historia. Los orígenes. Op. Cit., 346

40

que interaccionaron con Teotihuacan son: Monte Albán, Matacapan, el Tajín, Kaminaljuyú,

Tikal y Copán.42

En el periodo Clásico, se señalan principalmente cuatro rutas para la zona central de

México unidas con Teotihuacan, la principal ciudad en esta etapa: 1) la ruta Norte, 2) la

ruta A al sur; 3) las rutas B y C al sur. 43

La ruta de comercio del Norte abarca las regiones de Puebla – Tlaxcala como zona

de abastecimiento para Teotihuacan y por su ubicación estratégica como lugar por donde

tenían que pasar los mercaderes que iban al sur de Puebla, a Oaxaca y a la Costa del Golfo.

Dentro de esta ruta aparece el “corredor teotihuacano” que cruzaba Tlaxcala

diagonalmente, desde Calpulalpan en el norte hasta Oriental y Zacatepec, hacia el sureste.

La ruta norte fue sin duda una importante ruta de transporte para llevar la cerámica

Anaranjado Delgado desde los lugares de su manufactura en Tepexi de Rodríguez, Puebla,

hasta Teotihuacan. Esta ruta funcionó en tiempos de Tlamimilolpa, Xolalpan y Metepec,

posiblemente desde mucho antes de lo que se cree.44

Otra ruta norteña es la que pasaba por Tepeapulco, Hidalgo, un sitio conocido por

sus similitudes con el centro ceremonial de Teotihuacan, y por ser productor de obsidiana y

presentar grandes cantidades de cerámica Anaranjado Delgado. Esta ruta cruzaba los llanos

de Apan, se desviaba entonces hacia el sur, pasando por el lado noroeste del volcán La

Malinche y seguía hacia el este a Zacatepec y probablemente al Golfo.45

42 Evelyn Rattray. “Rutas de intercambio en el periodo clásico en Mesoamérica”. En Evelyn C. Rattray.Rutas de intercambio en Mesoamérica. III Coloquio Pedro Bosch – Gimpera, IIA-UNAM, México, 1998: 7743 Ibid.: 9244 Ibid.: Loc. Cit.45 Ibid.: Loc. Cit.

41

Dentro del área de Calpulalpan, situado al noroeste del valle de Teotihuacan están

los sitios de Las Colinas, San José Zoquiapan y San Nicolás el Grande, conjunto que

pertenecía a la “periferia primaria” de Teotihuacan. Es importante mencionar los sitios que

forman parte de una ruta no sólo por los vestigios de cerámica encontrados, sino porque no

hay duda de que las caravanas de comerciantes recibían sustento y descanso en ellos.46

La ruta A al sur pasa por Acatzingo y Molcaxac, y se encuentran sitios a lo largo de

ella que contienen cerámica Anaranjado Delgado. La ruta continúa por un paso natural

entre las montañas del Tensor o alternativamente por el río Atoyac y sus tributarios, que

proveía corredores naturales paralelos a la ruta a Tepexi de Rodríguez, hasta donde es fácil

el acceso a los sitios de manufactura de Anaranjado Delgado. Seguramente los

comerciantes (los pochtecas y los tlamemes) tomaron esta ruta para ir al sur de Puebla y

aún más lejos, a Tehuacán y Oaxaca.

La ruta B al sur, Tepexi – Puebla – Morelos – Teotihuacan, se conoce gracias a los

recorridos de superficie y excavaciones llevados a cabo en Tepexi y otros reconocimientos

en Morelos y en Atlixco, Puebla. Adicionalmente aparecieron algunos nuevos sitios sobre

la nueva carretera que va de Izúcar de Matamoros a Tepexi. Sobre la extensión de esta ruta

está el sitio de Coatzingo y luego el gran sitio de Zacapala, situado en la mesa arriba del río

Axamilpa, a unos 20 kilómetros de Tepexi.

Llegando a Izúcar de Matamoros, la ruta sigue al norte, pasando por Cuautla,

Nepantla, Amecameca, Cerro Portezuelo, Los Reyes y Texcoco, para arribar a San Juan

Teotihuacan. Una ruta intermedia que se une con la ruta sur es por Atlixco, Puebla.

46 Ibid.: 93

42

De acuerdo a estudios recientes, la ruta comercial que pasa por Izúcar de

Matamoros une también al valle de Atlixco. Las rutas sureñas parecen tener su inicio en

épocas tempranas y continúan hasta el Clásico tardío.47

2.10 Mercado local e intercambio a larga distancia.

En lo referente a la diferenciación entre el mercado local y el intercambio a larga

distancia en la sociedad prehispánica, podemos decir lo siguiente: En el momento de la

conquista existían en tierras americanas dos instituciones económicas muy importantes: los

comerciantes y el mercado. Los primeros cruzaban largas distancias con su mercancía y su

actividad fue cada vez más socorrida debido al aumento paulatino en el consumo de

productos importados de otras regiones del continente. En Mesoamérica el comerciante se

vinculó estrechamente con la ubicación física de los mercados en áreas distantes. Esa

vinculación entrañaba, de hecho, una estructura de intercambio.

De acuerdo a Kenneth Hirth, en la identificación de un mercado prehispánico,

destacan tres modelos:

1) El modelo lugar – orientado o de tipo tianguis, es decir, el lugar específico de cada

ciudad como lo era Tlatelolco, Xochicalco o en el caso de Teotihuacan localizado

arqueológicamente a un lado de la Calle de los Muertos, frente al conjunto de la Ciudadela,

es decir, exactamente en el lugar donde se entrecruzan las avenidas este y oeste y la Calle

de los Muertos.48

2) El modelo urbanístico de abastecimiento, que consiste en el abastecimiento del mercado

para satisfacer la demanda de la ciudad, jugando un papel importante los yacimientos, los

47 Ibid.: 9448 Eduardo Matos Moctezuma. Teotihuacan: la metrópoli de los dioses. Op. Cit., 121

43

ecosistemas, las minas y todas las zonas de donde extraer las materias primas para proveer

al mercado.

3) El modelo sobre la producción de artesanías, en el cual tiene un papel importante la

escala de la producción de artesanías de una sociedad. Existe una relación estrecha entre la

forma y tamaño del sistema distributivo y el número de artesanos especializados que cada

sistema puede mantener: cuanto más grande y eficiente es el sistema de distribución, mayor

su número de artesanos. Puesto que los sistemas de mercados facilitan el intercambio de

productos, se supone que el aumento del número de artesanos refleja el desarrollo del

mercado en contextos prehispánicos.49 Este último modelo de mercado también lo tenía

Teotihuacan con la localización de barrios como el de los comerciantes, en donde la escala

de producción de artesanías es enorme al encontrarse en excavaciones cerámica de distinta

procedencia como la región maya o de Veracruz, que junto con la cerámica teotihuacana

muestra una enorme producción en materia artesanal. El gran número de tiestos

encontrados en Teotihuacan correspondientes al Clásico Tardío y la presencia de talleres,

apoyan la idea de que el Anaranjado Delgado fue realmente producido en Teotihuacan

durante esta época. Este hecho también sugiere la posible existencia de un mercado o

bodega centralizada que redistribuya esta cerámica, es decir, un mercado exportador de la

cerámica Anaranjado Delgado.50

En el mercado de Teotihuacan es importante señalar que se efectuaba un intercambio

de productos por otros objetos y materias primas al no existir moneda como el cacao, el

polvo de oro y las “mantas”, que posteriormente se utilizaron como dinero, transformando

49 Kenneth Hirth. “La identificación de mercados en contextos arqueológicos: una perspectiva sobre elconsumo doméstico”. En Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 4450 Evelyn C. Rattray. Anaranjado Delgado: cerámica de comercio de Teotihuacan. IIA-UNAM, México,1979: 4

44

el intercambio en la compleja forma de vida económica llamada comercio. Pero en este

caso, los mismos bienes eran el dinero.

En el intercambio las transacciones individuales se negocian libremente mediante el

regateo, es decir, se discutía acerca del valor de los artículos, y en el comercio se efectúan

conforme a tarifas establecidas.51 La importancia del mercado y de los mercaderes en

Mesoamérica es indudable, y éste es uno de los aspectos de la economía prehispánica que

más atención ha recibido. El objetivo del mercado es efectuar el intercambio entre los

proveedores de distintos bienes para lograr la distribución adecuada de éstos. Tal como

Carrasco menciona, un mercado es un sistema de intercambio en el que participan una

multitud de ofertores de ciertos bienes, y una multitud de demandantes, con la libertad de

escoger, unos y otros, la contraparte con quien hacer los cambios. Esta libertad o

indeterminación previa, de las partes que efectúan los cambios es el rasgo diagnóstico del

mercado.52 El mercado es una institución social históricamente determinada.

La mayor parte de la población de Teotihuacan se dedicaba a la elaboración de

cerámica sin dejar a un lado su trabajo como agricultores, cazadores, pescadores y, en el

caso de las mujeres, el tejido de ropa y la elaboración de canastos desde el hogar.53 El

producto de estas actividades de uso general y de poco valor se llevaba a ofrecer al mercado

local. Por lo tanto, la concurrencia al tianguis la realizaban los productores mismos, y ahí

no participaban los mercaderes profesionales.

Las transacciones que tienen lugar en el mercado no son canjes comerciales donde la

autoridad tasa los precios de los bienes, sino que se trata sólo de una reciprocidad y una

51 Pedro Carrasco. “La economía de México prehispánico”. En Pedro Carrasco, Johanna Broda. Economíapolítica e ideología en el México prehispánico. Nueva Imagen, México, 1980: 5052 Ibid.: 4953 Ibid.: 33

45

redistribución. La redistribución existe por numerosas razones y a todos los niveles de

civilización, desde las prácticas de la tribu de cazadores primitivos hasta los vastos sistemas

de almacenamiento de imperios como el azteca o el inca.54

Los concurrentes al mercado tienen la libertad limitada de escoger con quien efectuar

el intercambio y de variar el tipo y cantidad de bienes que obtienen de acuerdo a sus

necesidades. El mercado prehispánico servía para la circulación de bienes de consumo

(artículos de primera necesidad y bienes de lujo). Un lugar donde también había ofertas de

trabajo, ya que también se recurría al mercado en busca de albañiles o pintores para realizar

trabajos individuales o en conjunto. Son rasgos característicos del comercio mesoamericano

la localización de todas las actividades mercantiles en lugares bien definidos, las plazas o

tianguis (tianquizco), y la existencia de mercaderes profesionales (pochtecas) con una

organización propia en barrios determinados.55

El tianguis desde entonces, y como ocurre en la actualidad, se celebra en días fijos,

generalmente cada 5, 9 o 20 días. Estaba rigurosamente prohibido tratar fuera de él, y todas

las transacciones estaban vigiladas por las autoridades del mercado tianquizco teyacanque

que había para cada clase de bienes, y los señores mercaderes pochteca tlatoque que

formaban un tribunal con jurisdicción sobre el mercado y decidían en todos los casos que

les presentaban. Carrasco señala que estos hechos eran reglamentaciones que dejaban a

salvo la determinación del precio mediante el regateo (antes ya descrito), y constituyen el

ordenamiento necesario para el control de las actividades mercantiles.56 Por lo anterior, es

de suponer que la dirección del tianguis quedara siempre en manos de los señores locales.

54 Ibid.: 51, Ver también esta referencia en Karl Polanyi. Comercio y mercado en los imperios antiguos.Labor, Barcelona, 1976: 2955 Ibid.: 5556 Ibid.: Loc. Cit.

46

En todo caso, en el mercado prehispánico el intercambio tenía como objeto la

satisfacción de las necesidades, encaminado al consumo y no con afán de lucro. Es notable

que las descripciones del tianguis nos hablen de vendedores separados para cada clase de

bienes, por ejemplo, la que tenemos de Fray Bernardino de Sahagún:

“Estaban en una parte del tiánquez los que vendían oro y plata y piedras preciosas, y plumas ricas de

todo género..... En otra parte se ordenaban los que vendían cacao y especias aromáticas..... En otra

parte se ordenaban los que vendían mantas grandes, blancas y labradas..... En otra parte estaban por su

orden los que vendían las cosas de comer, como son maíz blanco y maíz azul obscuro..... En este

mismo lugar se ordenaban los que vendían la sal, y gallinas, y gallos, y codornices, y conejos, y

liebres, y carne de venado, y aves de diversas maneras..... También los que vendían miel de maguey,

y de abejas; de esta orden eran los que vendían chile de diversas maneras..... En otra parte se

ordenaban los que vendían fruta.....”57

De igual manera, Díaz del Castillo hace una descripción interesante de lo que vio en

el gran tianguis o mercado de Tatelolco, donde cada género de mercadería estaba situado y

señalado dentro de un completo control y organización, haciendo comparaciones con los

mercados y plazas de España, y donde maravillado afirma:

“..... Para qué gasto yo tantas palabras de lo que vendían en aquella gran plaza, porque es para no

acabar tan presto de contar por menudo todas las cosas..... Ya quería haber acabado de decir todas las

cosas que allí se vendían, porque eran tantas de diversas calidades, que para que lo acabáramos de ver

e inquirir, que como la gran plaza estaba llena de tanta gente y toda cercada de portales, en dos días no

se viera todo.....”58

57 Fray Bernardino de Sahagún. Historia general de las cosas de Nueva España. 3 v., Porrúa, México, 1981:II, 32558 Bernal Díaz del Castillo. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Porrúa, México, 1986: 172

47

A través de lo que describe el cronista español podemos darnos cuenta de la pujanza

económica que tenían los mexicas ante la gran variedad de productos reunidos en su

mercado.

Dentro del intercambio a larga distancia, los señores de menor categoría así como

reyes locales recurrían a realizar intercambios con otros señores que recibieran presentes de

sus soberanos, y también recurrían al mercado local cuando se trataba de artículos de

primera necesidad tales como alimentos y vestidos.59 La distribución de productos entre

una elite soberana y otra a base de “regalos” (artículos de lujo), eran necesarios para

mantener el nivel de vida apropiado a su status.60

Este aspecto se ve reflejado a partir de que sociedades avanzadas como la

teotihuacana se propusieron llegar más allá de sus dominios y tener relaciones con otros

pueblos igual de desarrollados.

A este respecto, Daniel Fusfeld menciona que la importancia de un mercado de

intercambio como lo había en el México prehispánico, radica en que no sólo el hombre se

tenía que alimentar, sino que la vida económica controlada por el estado hizo frente a sus

necesidades materiales siendo parte integrante de su vida social al incorporarse toda

Mesoamérica en el comercio primitivo donde el principio fundamental era el intercambio

de regalos.61 Lo anterior, posiblemente era de rigor para la época mexica más no para

Teotihuacan, donde podemos decir que en su comercio primitivo el principio fundamental

era la supervivencia de la población, la cual estaba en proceso de expansión y control de

otras áreas. Sin embargo, no se descarta que quizá este principio inició con Teotihuacan, al

59 Pedro Carrasco. “La economía de México prehispánico”. Op. Cit., 4860 Ibid.: 5161 Daniel B. Fusfeld. “Antropología económica”. En Karl Polanyi. Comercio y mercado en los imperiosantiguos. Op. Cit., 393

48

establecer contactos y que se acrecentó con el tiempo; volviéndose una práctica común

hasta la conquista para consolidar las alianzas. Por lo tanto la afirmación de Fusfeld sería

objeto de una amplia discusión.

En el caso del tráfico distante, encomendado a los mercaderes profesionales, es

preciso reconocer dos actividades de muy diverso tipo: una es el comercio en tianguis

extranjeros semejante al tianguis local, otra, el intercambio de presentes entre soberanos.

Las crónicas históricas indican que al menos en caso de enemistad se prohibía la entrada a

los mercaderes extranjeros; por lo que fue necesario disfrazar a los comerciantes

(oztomecas). Una consecuencia de las conquistas hechas por los mexicas era la de asegurar

a sus mercaderes la entrada a los tianguis de los señoríos dominados. Las mercancías que se

mencionan para el intercambio de larga distancia o tráfico exterior son los bienes de lujo.62

En la etapa del imperio azteca, los mercados distantes que existían y que son

mencionados en las crónicas, eran el mercado de Xicalango, ubicado en la Costa del Golfo,

y el gran mercado que había en Xoconusco (Xoconochco), Guatemala, este último

conquistado en tiempos de Ahuitzotl por los mismos mercaderes, siendo las plumas ricas el

artículo de lujo que desde entonces empezó a circular. Para Teotihuacan se puede decir que

sus mercados distantes se encontraban con El Tajín (Veracruz), Monte Albán (Oaxaca) y

Kaminaljuyú (Guatemala), y entre los bienes de lujo se puede mencionar a la obsidiana ya

elaborada en cuchillos o lanzas (puntas de proyectil), y la cerámica; principalmente las

grandes vasijas y ánforas Anaranjado Delgado como obsequios y encargos entre las elites

gobernantes con gran capacidad para almacenar agua, maíz o frijol.

De igual manera había reciprocidad en el mercado local (tianguis) como en el de

larga distancia. Los pochtecas y los mercaderes teotihuacanos obtenían del exterior bienes

49

de lujo para el consumo del estamento dominante. Además de los bienes con que

comerciaban ellos mismos, llevaban otros artículos aportados por los gobernantes, por lo

tanto se les debe considerar como “agentes comerciales”.63

Al no haber duda de que los mexicas forzaron la apertura de mercados extranjeros

para obtener como tributo los bienes que circulaban en ellos, posiblemente los

teotihuacanos usaron la fuerza no para conquistar, pero sí para lograr el acceso al “mercado

extranjero”, principalmente en defensa de los enviados hasta tierras belicosas como se ha

pensado de la región maya. Teotihuacan necesitaría sólo acuerdos para permitir la entrada a

los mercados en regiones totalmente independientes.

Para los mexicas, el comercio, el intercambio de presentes y el tributo eran

alternativas para la obtención de bienes exóticos. De acuerdo con Carrasco, los bienes de

lujo que sólo se conseguían en el intercambio a larga distancia estaban reservados (quizás

siempre lo estuvieron) a los nobles, mientras que los bienes destinados a la gente común

eran objeto de intercambio redistributivo en el tianguis local. Compartiendo esta misma

opinión, Rosemary Arnold destaca que la separación física de comercio y mercado pone en

evidencia la función diferente que cumplen las dos instancias: el comercio (entendiéndolo

en su forma más compleja al momento de la conquista), abastece al palacio, al ejército, y

las casas de los nobles (como en el caso de los regalos), esto es lo que Pedro Carrasco llama

el estamento dominante. El mercado satisface las necesidades cotidianas de la población, es

para el pueblo llano. 64

62 Pedro Carrasco. “La economía de México prehispánico”. Op. Cit., 5863 Ibid.: 5964 Rosemary Arnold. “Separación de comercio y mercado: gran mercado de Whydah”. En Karl Polanyi.Comercio y mercado en los imperios antiguos. Op. Cit., 230

50

La circulación de bienes desde el punto de vista social crea redes de relaciones

interpersonales que existen independientemente de cómo se localizan los sitios donde

tienen lugar las transacciones.65 Se insiste en la necesidad de distinguir entre la plaza o

local del mercado y lo que se llama puerto de tráfico, ambas demuestran un distinto

carácter: la plaza es el sitio donde se congregan compradores y vendedores de la localidad y

suele concentrarse (aunque no forzosamente) en el comercio interior de bienes de consumo.

En castellano ha recibido también nombres especiales en referencia a distintos países:

tianguis, azogue, zoco, bazar. El “puerto de tráfico” es la factoría, el lugar en un país lejano

donde se efectúan intercambios internacionales con la intervención de los agentes o factores

de los países que intercambian. La factoría es siempre el lugar donde se efectúa el tráfico

exterior, mientras que la plaza puede limitarse al comercio interior.66

Parece ser que el tráfico distante es el que ofrecía las mayores oportunidades de

acumular ganancias.67 Desde tiempos teotihuacanos la riqueza significaba subir en la escala

social. Lógicamente para la época de los mexicas, los pochtecas representaban un modo de

organización en conflicto con los intereses de la clase gobernante cuyo dominio se basaba

en el tributo, y hasta el momento de la conquista (1521) aumentaron siempre su poder.68

El comercio de larga distancia unió más que ninguna otra actividad las dos grandes

áreas culturales de Mesoamérica: el Altiplano central y el área Maya. No obstante, aquella

actividad comercial que tan íntimamente vinculó primero a Teotihuacan y después a los

mexicas, ambos, de la Cuenca de México, con los Mayas, primero de Guatemala y después

de Yucatán, tuvo que superar obstáculos físicos muy considerables y quizás otros

65 Pedro Carrasco. “La economía de México prehispánico”. Op. Cit., 5366 Ibid.: Loc. Cit.67 Ibid.: 6168 Ibid.: 63

51

organizativos todavía más formidables. Por buena parte de la zona combatían

frecuentemente entre sí no sólo los imperios, sino también numerosas tribus y

confederaciones de tribus, eran constantes las expediciones de captura de esclavos y no

cesaban las contiendas, las matanzas y la violencia fronteriza. 69

El intercambio distante era una institución aparte. Geográficamente era comercio más

allá de las fronteras, su personal constituía un grupo social bien delimitado, y sus miembros

sólo aparecían excepcionalmente en los mercados.

Esta profesión especializada estaba constituida tanto por la organización de caravanas

como por la negociación del intercambio en países o estados extranjeros. Esta forma

particular de comercio administrativo no debe pues, confundirse con otros tipos de

intercambio, como el propio sistema de mercado local, los puestos de venta de comida en

régimen de monopolio, la buhonería (tienda portátil con baratijas) o la venta de servicios.70

2.11 Puertos de comercio.

El foco de las transacciones en este tipo de intercambio era el puerto de comercio o

de tráfico. Este término también lo introduce Chapman para designar las ciudades o pueblos

cuya función específica era la de servir como lugar de encuentro de los mercaderes de larga

distancia. La palabra “puerto” no indica necesariamente un lugar situado a orillas del mar o

de un río, aunque los puertos de comercio solían tener esa localización.

En las fronteras de las regiones ecológicas, entre tierras altas y llanura, desierto y

jungla, bosque y sabana, se desarrollaron desde tiempos muy antiguos y de forma natural

69 Anne M. Chapman. “Puertos de comercio en las civilizaciones azteca y maya”. En Karl Polanyi. Comercioy mercado en los imperios antiguos. Op. Cit., 16370 Ibid.: 164

52

los transbordos de mercancías. Hasta los tiempos modernos, el puerto de comercio ha de

considerarse, pues, como el principal órgano del comercio de larga distancia.71

En determinados puertos de comercio, se habla de un intercambio sin la existencia de

mercados. De esta manera se comprende que el comercio de larga distancia sin mercados se

basaba en la estrecha relación entre mercaderes y gobernantes que llevaban los productos

por encargos de la nobleza. Las zonas de puerto de comercio se beneficiaron probablemente

de su neutralidad relativa y gozaron de una independencia considerable.72

Según Chapman, es precisamente la separación entre mercado e intercambio en los

puertos de comercio lo que caracteriza al comercio de larga distancia en la sociedad

prehispánica. Por lo tanto, estos puertos quizás resulten al mismo tiempo mercados locales

para la gente de origen, es decir, cercana a ellos, y si toma carácter de puerto comercial es

gracias a la concurrencia de los extranjeros.73

Se pueden considerar también como puertos de comercio, los “enclaves” (territorios

pertenecientes a un país situado en otro), y los “nodos”, que de alguna manera resultan ser

mercados para la obtención de materias primas.

2.12 Nodos interactivos y receptores.

De acuerdo con Robert Santley, los nodos se clasifican de dos maneras: en

interactivos y receptores. Los sitios definidos como nodos “interactivos”, se refieren a

71 Ibid.: Loc. Cit.72 Ibid.: 165

53

centros que parecen haber mantenido algún status de relación especial o preferente con

Teotihuacan. Esa relación en general parece haber contenido influencias de doble sentido.

Tanto en Teotihuacan como en el nodo interactivo, la evidencia de contacto es

típicamente expresada en los estilos de arte, iconografía y artefactos, pero raramente en

arquitectura en pie, al menos en el sentido de que las construcciones fueron hechas en algún

estilo extranjero puro. Los nodos interactivos son también capitales de políticas poderosas

que mantenían su soberanía a lo largo de todo el tiempo de contacto. Dado este supuesto

estado de independencia, parece que fueron tratados más o menos como iguales por la

política teotihuacana.74

Santley identifica tentativamente cuatro comunidades de tal tipo en Mesoamérica del

Clásico Medio: Cholula, El Tajín, Tikal y Monte Albán. De éstos, Tikal y Monte Albán

están mejor documentados.75

Los nodos “receptores” son sitios que exhiben una marcada influencia teotihuacana.

En términos del tipo de comunidad, los nodos receptores sobrepasan todos los niveles de la

jerarquía de sitio. A menudo sin embargo, son grandes sitios – capitales de sistemas

políticos autónomos. La influencia es más comúnmente registrada en la tecnología

transportable, en imitaciones importadas o locales de cerámica teotihuacana y en objetos

hechos de obsidiana verde, especialmente de las fuentes de Pachuca. La influencia es

siempre unidireccional: de Teotihuacan al nodo receptor, y raramente es contacto registrado

en iconografía, estilo escultórico, o estilo arquitectónico.76

73 Ibid.: 18674 Robert S. Santley. Obsidian trade and Teotihuacan influence in Mesoamérica. University of New México,1980: 8075 Ibid.: Loc. Cit.76 Ibid.: 83

54

Los nodos receptores están ampliamente distribuidos en Mesoamérica: del norte de

Yucatán y la costa del Golfo; al occidente de México y la llanura costera del Pacífico de

Guatemala. Casi toda la información que se tiene concerniente al contacto en nodos

receptores; viene de ofrendas funerarias, por ejemplo: Becán: figurillas y cerámica;

Mirador, Chiapas: cerámica; Solano, Guatemala: cerámica; Escuintla: incensarios, Altún

Ha: obsidiana de Pachuca, Tres Zapotes y Uaxactún: obsidiana verde, Yaxhá y Piedra

Labrada: escultura, Aké y Dzibilchaltún: talud – tablero en escultura teotihuacanoide.77

Entre los indicadores teotihuacanos que se han encontrado y que frecuentemente se

han citado, encontramos: cerámica Anaranjado Delgado, ollas trípodes cilíndricas, ollas con

base circular sin pestaña, jarras crema, floreros, candeleros, arquitectura teotihuacaniode,

artefactos de obsidiana verde, figurillas de cerámica, escultura estilo teotihuacano o

pinturas al fresco y representaciones de la deidad Tlaloc. 78

Los contactos en los nodos receptores; parecen haber sido relativamente

infrecuentes, a juzgar por el número de bienes de comercio. Este tipo de nodos también

tienden a estar periféricamente situados con respecto a otros tipos de situaciones de

contacto. Los enclaves, en contraste, están ubicados en nexos cruciales relativos a recursos

localizados y rutas de intercambio. Así mismo, están centralmente ubicados en relación a

otros nodos también receptores.

La residencia constante es necesaria en tales sitios para garantizar que los montos de

producción y las entregas sean hechas a tiempo. Los nodos interactivos están en contextos

similares. Lo que distingue a los nodos interactivos de los enclaves, es la ausencia de

77 Ibid.: 8478 Ibid.: Loc. Cit.

55

recursos en el área local.79 Los nodos receptores en sí mismos son capitales de sistemas

socioculturales autónomos y parecen haber funcionado sólo como salidas para los bienes

teotihuacanos. En esencia, parecen ser el último punto del proceso de intercambio, el último

destino de todos los bienes movidos interregionalmente por Teotihuacan o sus agentes.

79 Ibid.: 88

56

57

CAPITULO 3: RELACIONES E INTERCAMBIO CON REGIONES LEJANAS

Es fácil pensar que si una población adquiría algún producto de un lugar lo más

cercano posible y ese a su vez con otro, se va haciendo una cadena de comunicación o de

contactos. Gracias a la unión entre varias regiones intermedias se fueron formando las

grandes rutas y los recorridos largos por tierra y por agua, logrando así una comunicación

completa entre todo el mundo prehispánico.

3.1 Contactos con ciudades mayas.

En los estudios sobre cerámicas procedentes de recolecciones de superficie y de

excavación, encontramos muchas pruebas de que las incursiones teotihuacanas en las tierras

mayas tuvieron sus repercusiones en la metrópoli. Y la presencia de tiestos mayas

encontrados en los alrededores de la ciudad de Teotihuacan lo evidencia.

La mayoría de los tiestos están asociados generalmente con cerámica de la fase

Tlamimilolpa. Se han encontrado en el barrio de los Mercaderes, así como en sitios al oeste

del Gran Conjunto y en algunos conjuntos de cuartos a cada lado de la Avenida de los

Muertos. No hay duda de que estas cerámicas de los mayas de las tierras bajas son

únicamente ejemplos de una cantidad mayor de vasijas. Seguramente representan el

considerable intercambio que debió existir entre las dos regiones.80

Se han encontrado tumbas de personajes importantes en Tikal, en las que hay

ofrendas de estilo teotihuacano, lo cual no significa que hayan sido elaboradas en la gran

ciudad del altiplano, pero sí deja ver algún tipo de relación.81

En el “Mundo Perdido” (una parte de Tikal que se llama así) se encuentra la Gran

Pirámide, mide 32 metros de altura con mascarones del dios Chac y donde también se

80 Evelyn C. Rattray. “Los contactos Teotihuacan-Maya vistos desde el centro de México”. En Anales deAntropología: XV, IIA-UNAM, México, 1978: 33

58

encontró una ofrenda estilo teotihuacano, se infiere de la visita de teotihuacanos hasta este

lugar que es considerado como el principal representante del mundo maya. El contacto más

intenso entre Teotihuacan y Tikal se concentra entre los años 380 y 480 d.C. Un gobernante

aliado con Teotihuacan, y con ligas aún más estrechas con Kaminaljuyú, estaba enterrado

en la tumba 10 en Tikal en el año 425 d.C. La ofrenda muestra una combinación

extraordinaria de rasgos teotihuacanos y mayas. Los antiguos pintaron dioses teotihuacanos

en colores brillantes sobre unas vasijas estucadas y las colocaron como ofrenda en el

entierro 10, entre otras vasijas de tradición maya, un cajete policromo “A” con reborde

basal y un vaso cilíndrico trípode en pasta anaranjada considerado como de inspiración

teotihuacana y evidencia del contacto.82

La conexión económica entre los dos centros, Teotihuacan y Tikal que habría tenido

un gran potencial, aún esta siendo explorada. Se enfatiza la importancia de Tikal como el

principal punto de distribución de obsidiana en el sur de las tierras bajas mayas, con

teotihuacanos en Kaminaljuyú supuestamente en control de la distribución de los productos

de los depósitos de obsidiana gris en el cercano yacimiento de El Chayal (Guatemala).83

Las navajas, puntas y cuchillos de obsidiana encontrados en excavaciones y ofrendas

de enterramientos, indican la presencia de obsidiana verde del Cerro de las Navajas y de

obsidiana gris de Otumba, depósitos cercanos a la urbe teotihuacana. Tales objetos fueron

encontrados en contextos de orden ceremonial. Se han encontrado objetos de obsidiana gris

de El Chayal en mayor cantidad, pero a diferencia de los anteriores, se trata de objetos de

uso cotidiano.

81 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 1882 Evelyn C. Rattray. “Los contactos Teotihuacan-Maya vistos desde el centro de México”. Op. Cit., 3483 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 16

59

Los lazos de Teotihuacan con Tikal, la más grande e importante capital de la tierra

baja maya y quizá el camino de entrada a muchas otras, probablemente dio comienzo al

finalizar el siglo IV d.C. Lazos con la cercana Uaxactún iniciaron aproximadamente al

mismo tiempo, seguidos por contactos con otros centros del Petén. La relación de

Teotihuacan con Kaminaljuyú en las tierras altas guatemaltecas probablemente también

empezó en esta época o antes, como lo demuestra el material arqueológico encontrado en

las tierras altas y bajas.84

Además de las evidencias de Tikal, Uaxactún y Yaxhá, hay también características

de Teotihuacan en dos ciudades distantes de las tierras bajas mayas: Altún Ha en Belice y

Becán en el sur de Campeche.85

Para hablar de una relación de Teotihuacan con Tikal, es necesario considerar la

posibilidad de una toma de posesión de Kaminaljuyú y parte de la región a su alrededor por

representantes del estado teotihuacano, probablemente respaldados por fuerzas militares

desde el 350 d.C. Millon advierte que la intervención de Teotihuacan pudo haber sido

realizada por una fuerza relativamente pequeña, tal vez integrada por unos cientos de

soldados. Sólo parte del Valle de Guatemala habría estado bajo su control. La pequeña

guarnición apoyando a los teotihuacanos establecidos en Kaminaljuyú habría estado

localmente asignada y en cualquier caso, el control se mantuvo sobre un espacio de tiempo

relativamente breve, tal vez menos de cien años.

Una razón para ello es que esta área pudo haber sido una entrada anterior para

mercaderes teotihuacanos (tal vez actuando como agentes del estado) atraídos por las

materias primas obtenibles de una base en el Valle de Guatemala –depósitos de obsidiana

84 Ibid.: 11585 Ibid.: 120

60

en el mismo valle; cacao y conchas marinas de la costa del Pacífico; jade, quetzal y otras

plumas tropicales y copal de las laderas de las montañas y de las tierras bajas del norte.

Entre estos bienes, algunos como conchas y copal eran ingredientes indispensables en la

vida cultural de la metrópoli teotihuacana, sin que su uso fuera confinado a los estratos

altos.86

El posicionamiento pudo haber sido diseñado para asegurar el flujo ininterrumpido

de bienes de y hacia el sur de Guatemala y también quizás para mantener el control de la

distribución de la producción de los yacimientos de obsidiana de El Chayal. Incluso Evelyn

C. Rattray menciona a Kaminaljuyú como un satélite o colonia de Teotihuacan.87

Rodolfo Cid Bezies también considera las incursiones militares de los teotihuacanos;

la posibilidad de que los “comerciantes” contaran con escoltas militares en sus largos

recorridos no es remoto si se considera la presencia de elementos teotihuacanos en los

escudos e indumentaria de guerreros mayas.88 El problema principal habría sido el

mantenimiento de líneas efectivas de comunicación a tan largas distancias a través de

territorios la mayoría de los cuales no estaban bajo control teotihuacano.

También existió una relación entre teotihuacanos y la región costera del Pacífico de

Guatemala, especialmente en lo que ahora es el Departamento de Escuintla.

Presumiblemente dos atractivos para los teotihuacanos habrían sido el cacao y las conchas

86 Ibid.: 12287 Evelyn C. Rattray. “Los contactos Teotihuacan-Maya vistos desde el centro de México”. Op. Cit., 3588 José Rodolfo Cid Beziez. “Nuevos datos sobre el militarismo en Teotihuacan”. En ExpresiónAntropológica, núm. 5, Julio-Septiembre 1991, Gob. Del Edo. de México, Instituto Mexiquense de Cultura,1991: 27

61

marinas. Las evidencias son sólo de restos de cerámica y el lapso de su ubicación es menos

conocido.

En el grupo El Mirador, siete kilómetros al oeste del centro de Dzibilchaltún

(noreste de Yucatán) fue encontrada una plataforma con el estilo teotihuacano de talud-

tablero que se considera fue construida en el año 600 d.C. Otros lugares de la zona maya

norte con motivos teotihuacanos son Oxkintok, Aké y Uxmal.89

3.2 Oaxaca.

También tenemos evidencia en la misma Teotihuacan de un enclave de oaxaqueños,

quienes vivieron en la ciudad por lo menos cuatrocientos años. El enclave oaxaqueño fue

establecido en el 300 d.C. Los recién llegados vivieron en su propio barrio, cerca del

extremo oeste de la ciudad, en conjuntos habitacionales de estilo teotihuacano. Las ofrendas

que ellos colocaron en sus entierros consistían predominantemente de cerámica local

teotihuacana. Pero la gente en este grupo étnico, también mantuvo muchas costumbres y

creencias de su tierra natal, incluyendo el uso de urnas funerarias oaxaqueñas o estilo

Oaxaca y vasijas rituales y utilitarias del mismo estilo. La gente del enclave étnico del

Barrio de Oaxaca no era de nivel social alto y hasta ahora se ignora el papel que

desempeñaban en la sociedad teotihuacana.90

La ruta principal usada en las relaciones de todo tipo entre Teotihuacan y Monte

Albán probablemente seguía el brazo sur del “corredor teotihuacano” que pasa por Cholula,

luego al sur por Tehuacán (Puebla) y de ahí tal vez a través de la corriente superior del

Papaloapan al Valle de Oaxaca. Los contactos entre Teotihuacan y Monte Albán debieron

89 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 12890 Ibid.: 129

62

llegar a ser menos frecuentes después del 500 d.C., cuando Monte Albán alcanzó la

cumbre de su poder.

Monte Albán estaba en declive durante el último siglo de Teotihuacan como

metrópoli y para el 700 d.C. ya no era un centro urbano importante. La crisis de los dos

centros fue tan cercana en tiempo que parece probable que estuvieran relacionadas. Por lo

anterior, John Paddock coincide en que Monte Albán existió como una gran capital durante

toda la trayectoria de Teotihuacan. Gracias a la intensidad de excavaciones realizadas en

Monte Albán, se han localizado objetos importados desde Teotihuacan (o Cholula), y la

abundancia de productos locales semejantes en uno o más aspectos a los teotihuacanos no

permite dudar de la existencia de contactos, aunque fueran tal vez indirectos.91

La prueba de la relación entre Teotihuacan y Monte Albán es comparable en parte a

la evidencia que tenemos en Tikal, pero refleja un tipo distinto de conexión. La diferencia

más dramática es que los teotihuacanos representados en los monumentos de Monte Albán

no están escoltados por hombres armados, lo cual supone relaciones diplomáticas pacíficas

entre las dos ciudades.

91 John Paddock. “Distribución de rasgos teotihuacanos en Mesoamérica”. En Alberto L. Ruz. Teotihuacan:XI Mesa Redonda. Sociedad de Antropología. UNAM, México, 1972: 237

63

3.3 Veracruz.

Teotihuacan parece haber tenido una base fuera de México central en Matacapan en

la región de los Tuxtlas del sur de Veracruz, la cual pudo haber servido de apoyo en

operaciones en Guatemala, al sur y al este. Matacapan es uno de los pocos sitios, además

de Kaminaljuyú, fuera del dominio de Teotihuacan donde el estilo teotihuacano de templos

con arquitectura talud-tablero ha sido encontrado. También se localizó cerámica de estilo

teotihuacano que incluye objetos religiosos domésticos (figurines y candeleros pequeños,

usualmente objetos gemelos divididos probablemente usados como quemadores de incienso

personal), así como muchas vasijas cilíndricas. Después del establecimiento de Matacapan

en el siglo IV d.C., parece que se dominaron otras poblaciones de la región de los Tuxtlas, a

través de la “colonización” y control económico incluyendo el control del intercambio, que

constituyó un “sistema de producción y distribución de cerámica a larga escala”.92

Veracruz proveía una ruta importante a otras regiones al este, pero también era

importante en sí mismo para los teotihuacanos: el cacao y las conchas marinas habrían sido

sólo el más obvio recurso de interés en la región. 93

A las cerámicas teotihuacanas se les encuentra en el sur de Veracruz, especialmente

en sitios como Cerro de las Mesas y Tres Zapotes, y en Veracruz central en sitios como

Chachalacas. Además, una gran cantidad de tepalcates procedentes de Veracruz ha sido

encontrada en Teotihuacan, muchos de ellos, como hemos visto, en el Barrio de los

Comerciantes.

92 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 12593 Ibid.: 130

64

Grandes cantidades de cerámica fina llamada “cerámica lustrosa” eran importadas

quizá más que de cualquier otra región de la zona de El Tajín comenzando en la fase

temprana Tlamimilolpa (200 al 300 d.C.) y continuando en el siglo IV. La cerámica está

distribuida en toda la ciudad y poca fue localizada en el Barrio de los Comerciantes, lo que

sugiere que el barrio no se relacionaba ni con su importación, ni con su distribución en la

ciudad.

La relación entre los dos centros parece haber sido duradera. El “corredor noreste”

vía Tepeapulco y Tulancingo es la ruta más directa entre ellos y probablemente fue

favorecida. No hay signos que indiquen la presencia de Teotihuacan en El Tajín y mucho

menos se puede pensar en un dominio de la ciudad del altiplano sobre El Tajín; al contrario,

el incremento del crecimiento y poder de El Tajín en el siglo VII, hacía que sus bienes y

materiales fluyeran hacia Teotihuacan. Tajín pudo influir en la caída de esta última ciudad

como el centro más importante del Clásico.94

Otros estudios indican que es necesario tratar a Veracruz como dos entidades: la

región cuya capital parece ser El Tajín, y que se extiende al occidente hasta tierras

poblanas; y el sur de Veracruz, con una concentración de elementos teotihuacanos en el

área de Los Tuxtlas.95

El Tajín coincide con Teotihuacan tanto en cerámica como en arquitectura, tal es el

caso de los objetos teotihuacanoides (muy abundantes en la región de los Tuxtlas), y el uso

del talud – tablero en El Tajín. Así mismo encontramos elementos decorativos del Golfo en

Teotihuacan.

94 Ibid.: 13195 John Paddock. “Distribución de rasgos teotihuacanos en Mesoamérica”. Op. Cit., 235

65

3.4 Guerrero. Recursos minerales y conchas marinas del Océano Pacífico del occidente y

norte de México, atraían la atención de los teotihuacanos. La presencia de cerámicas

teotihuacanas en muchos sitios de Guerrero (Guerrero central por el Río Balsas,

especialmente cerca de su inicio y por la costa del Pacífico, así como en partes vecinas de

Michoacán) es atribuible a la demanda de conchas marinas. La ruta tomada por los

teotihuacanos siguió el “corredor teotihuacano”, luego se movió al suroeste de Puebla hacia

Guerrero siguiendo la corriente del Río Balsas.

La parte central del norte de Guerrero era el probable origen de la cerámica

granular, una cerámica de amplio uso en Teotihuacan por cientos de años. El área de

Mezcala es una de las regiones de Guerrero que se cree era económicamente y quizá

políticamente dominada por Teotihuacan.96

3.5 Morelos.

La tercer área principal de la región lejana externa de la cual se ha detallado

información, es en el este de Morelos, al sur del Valle de México –la región del Río

Amatzinac. Cerca del inicio del horizonte Medio con la “intensificación agrícola” como un

incentivo principal, el valle fue unificado bajo un gran centro administrativo (San Ignacio),

la población fue reubicada en áreas rurales, y controlada por un asentamiento jerárquico

muy estructurado.

El conjunto del asentamiento jerárquico empezó a cambiar en la etapa más reciente

del horizonte Medio, mientras la gente fue integrada en pocas pero más grandes

poblaciones. Este puede haber sido un intento del estado teotihuacano para incrementar el

control sobre la región para intensificar la producción de sus recursos especializados, y así

llegar seguramente a incrementar la demanda de una población urbana de la que su estrato

66

superior se estaba volviendo más próspero. El resultado fue seguramente el decremento en

la producción regional.

El proceso de integración debió por sí mismo haber elevado el poder de la jerarquía

local, lo que llevó de hecho a incrementar su autonomía. El aumento de poder e

independencia de Xochicalco (en el este de Morelos), un creciente rival de Teotihuacan,

puede haber jugado un papel significativo en la disminución del flujo de bienes y

materiales en las redes de intercambio de larga distancia hacia el sur, en el oeste de Morelos

y la región del Río Balsas de Guerrero, afectando el acceso a Teotihuacan de algodón,

cacao y otros productos tradicionales de la región. Lugares como Tula, Cholula y El Tajín

pudieron jugar roles similares. Sin embargo, Maricela Ayala Falcón señala que no es sino

hasta la caída de Teotihuacan que sitios como Xochicalco, en Morelos, y Cholula, en

Puebla, adquieren una cierta preeminencia y comienzan a desarrollar sus inscripciones.

Además, Xochicalco adopta el calendario de Monte Albán y en sus monumentos aparecen

rasgos de origen maya como en Cacaxtla.97

3.6 Contactos con el norte y occidente de México.

La principal atracción para Teotihuacan de las regiones del norte parecen haber sido

sus recursos minerales. La sección de San Juan del Río del sur de Querétaro puede haber

estado unida a Teotihuacan en una fase relativamente temprana (hacia el 400 d.C.), al

juzgar por la abundancia de cerámica teotihuacanoide ahí.

Tal vez San Juan del Río formó parte de un “corredor noroeste” hacia Querétaro y

San Luis Potosí que iniciaba en la región de Tula. El cinabrio puede haber sido la atracción

96 Ibid.: 132

67

en el área de Río Verde del centro sur de San Luis Potosí (hacia el 400-500 d.C.) pero, a

juzgar por la evidencia de cerámica, la intensa explotación de las minas de cinabrio de la

árida y aislada Sierra Gorda de Querétaro, doscientos kilómetros al norte, inició algo tarde

(en el siglo séptimo d.C.).98 El cinabrio fue muy cotizado como un pigmento funerario y

ritual. Sin embargo, en una investigación realizada por Adolphus Langenscheidt en las

minas de la Sierra de Querétaro, la explotación del cinabrio se practicó desde tiempos

olmecas.

Con el descubrimiento de las minas prehispánicas de la Sierra Gorda se abrió un

nuevo capítulo en la arqueología mexicana; anteriormente se planteaba como una actividad

extractiva superficial, ahora con los nuevos hallazgos se sabe que la tecnología desarrollada

en las minas de azogue fue mucho más compleja, como lo apunta Langenscheidt en su

trabajo. Las explotaciones mineras prehispánicas en la Sierra de Querétaro tuvieron como

objetivo fundamental la obtención de cinabrio, que pródigamente distribuido en toda la

zona era utilizado para usos decorativos y para fines rituales. La mayoría de las minas han

producido y producen en cantidades importantes este mineral y por sus condiciones

geológicas, y a pesar de que no quedan vestigios que lo corroboren, es muy probable que se

haya producido también mercurio nativo.

Existen indicios que hacen pensar que en la Sierra hay, además, otras minas

prehispánicas en las que no se explotó cinabrio sino otros minerales como la calcita verde,

la fluorita y aparentemente minerales de plata y plomo, aunque el uso de los dos últimos es

más dudoso.

97 Maricela Ayala Falcón. “El nacimiento de la escritura”. En Linda Manzanilla, Leonardo L. L.uján, Atlashistórico de Mesoamérica. Op. Cit., 7298 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 132

68

Tanto las dimensiones de estas minas como los hallazgos que se mencionan

permiten pensar que las mismas estuvieron sujetas a una intensa y prolongada explotación

que, iniciada en el horizonte Preclásico (siglo IV a.C.), se prolongó hasta principios del

horizonte Posclásico.99

Evidencias de otras conexiones teotihuacanas más al norte y oeste en Guanajuato

también parecen ser tardías (fin de las fases Xolalpan y Metepec, después del 600 d.C.).100

La expansión a regiones lejanas externas hacia el norte, el este y el sur ocurrió

durante la fase Tlamimilolpa (siglo IV d.C.). Hacia el norte, en la región de Tula, que

continuará siendo explotada a través de la fase Metepec, el asentamiento jerárquico fue

encabezado por el complejo arquitectónico provincial de Chingú. Muchos asentamientos

fueron localizados en estas áreas productoras de cal. Grandes cantidades de cal fueron

consumidas en la construcción de la ciudad y en la preparación de comida.101 Chingú es un

sitio que destaca arqueológicamente por ser el mayor y más complejo asentamiento de

época Clásica en las inmediaciones de Tula y por presentar rasgos teotihuacanos en sus

materiales de construcción, cerámica, orientación y patrón de asentamiento.102

Esta región cercana parece haber sido dominada y explotada más activamente que

otras regiones lejanas externas, y su explotación aparentemente continuó sin interrupción

significativa hasta el colapso de Teotihuacan.

Cientos de kilómetros al noroeste, las operaciones mineras fueron emprendidas en

gran escala en el distrito de Chalchihuites, Zacatecas para el siglo V d.C. o antes. La escala

de operaciones mineras en esta región en ese tiempo es entendible sólo si lo que estaba

99 Adolphus Langenscheidt. “Las minas y la minería prehispánicas”. En Margarita Velasco Mireles. La SierraGorda: documentos para su historia. vol. 2, INAH, México, 1997: 409100 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 133101 Ibid.: 139

69

siendo extraído era destinado para su uso en la gran población de México central y la

explotación de las minas, “patrocinada” por un poder como el de Teotihuacan.103

Las minas producen arena conteniendo cinabrio, hematita, limonita, malaquita, sílex

y otros minerales. El área también proveía “piedras azul-verde” que pueden ser el origen

del nombre Chalchihuites (la palabra náhuatl para jade o piedra verde era Chalchihuitl en el

siglo XVI).104 Los teotihuacanos usaban hematita en enormes cantidades como un

pigmento, pero es un mineral muy conocido que pudo haber sido explotado en cualquier

lado. La malaquita es otro mineral que desde entonces era utilizado para preparar los

pigmentos verdes usados en pinturas murales y cerámicas. La turquesa era importada de

Nuevo México hacia el área de Chalchihuites y puede haber alcanzado el México central

por esta puerta de entrada. Aún cuando la turquesa pudo haber sido usada en Teotihuacan,

parece haber sido muy rara.105

Alta Vista era el centro principal en Chalchihuites. Fue construido en el 500 d.C., y

por su ubicación muy cercana al Trópico de Cáncer, se cree que los astrónomos del México

central lo ubicaron deliberadamente en ese lugar.

Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo al norte de México con la frontera

Septentrional mesoamericana, se han referido a una ruta de comercio que unía el centro de

Jalisco con la zona de Chalchihuites en Zacatecas en comunicación con el Altiplano central,

al ir uniendo sitios y material arqueológico es posible realizar esa conexión. Con la

localización de tres tumbas de tiro y materiales como la obsidiana se reafirma la hipótesis

102 Clara L. Díaz. “Chingú y la expansión teotihuacana”. Sobretiro del Simposio Chronological Frameworksof Mesoamerica. New Orleans, 1977: 1103 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 133104 Ibid.: Loc. Cit.105 Ibid.: Loc. Cit.

70

de que la zona funcionó como ruta comercial entre los siglos I y X (años 1 a 900) de la era

cristiana.106

A lo largo de esta ruta se establecieron grupos colonizadores fundando pequeñas

aldeas que con el tiempo crecerían en tamaño y en poder político y económico, por lo tanto,

con un avanzado nivel de integración social. Principalmente son tres regiones dentro de esta

ruta comercial distante del Altiplano central de México: el centro de Jalisco, cruzando la

Sierra Madre Occidental, el Cañón de Bolaños en los límites con Nayarit y el último tramo

hacia Chalchihuites en Zacatecas, sobre una planicie sin accidentes geográficos tan

pronunciados como los de la Sierra.

En sus tierras de orígen, las cuales aún no se han determinado, tenían tras de sí una

larga tradición de cultivo de las plantas, la organización de la vida sedentaria en aldeas y

poblaciones mayores, las técnicas alfareras, el arte de construir las casas y edificios

públicos, y la costumbre de deformar la cabeza de los infantes, entre varios otros rasgos que

designan a la población Chalchihuites como plenamente mesoamericana desde sus inicios

en el Norte.107 Algunos productos provenientes de Chalchihuites podrían ser la especularita,

pigmentos de hematita y cinabrio para decorar vasijas.

Los pobladores en esta zona norte muestran semejanzas entre ellos como la

cerámica muy burda y su tradición funeraria. Los recursos naturales de la región resultan

limitados; existen algunos minerales (cobre, plomo, plata y piedras verdes como la

106 Ma. Teresa Cabrero G. “Una ruta de intercambio comercial en la frontera septentrional mesoamericana”.En Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 337107 Marie-Areti Hers. “El horizonte Clásico en el centro norte de Mesoamérica marginal”. En LindaManzanilla, Leonardo L. Luján. Atlas histórico de Mesoamérica. Op. Cit., 108

71

malaquita o la crisocola) de los que todavía se desconoce si fueron explotados en tiempos

prehispánicos.108

Ante los pocos recursos en esta zona es posible pensar en la posibilidad de

conseguir otros materiales por medio del intercambio de los pocos minerales de que se

disponía y de zonas mucho más ricas y abundantes como la del centro de México, teniendo

a favor su ubicación geográfica y su clima. Así los grupos y asentamientos en el norte al

saber de la existencia de más productos, era lógica la búsqueda y la comunicación por

obtenerlos. El interés de los grupos humanos por ocupar lugares estratégicos como la región

del Cañón de Bolaños (entre Nayarit y Zacatecas) por los habitantes del centro de Jalisco, y

posiblemente por los de Chalchihuites, estaría relacionado con la necesidad de establecer

un intercambio comercial que les permitiera redistribuir los productos que explotaban u

obtenían por las redes comerciales a las que tenían acceso.

Se ha propuesto que el centro de Jalisco representaba un “puerto de paso”109 debido

a su posición geográfica, donde los pobladores que quisieran ir hacia el noroeste de México

(Nayarit, Sinaloa y Sonora) o hacia algunos puntos de la costa de Jalisco tendrían que

cruzar por ahí.

La zona de Chalchihuites, por su lado, representaba un puerto de entrada a la ruta

que se dirigía al norte del país, las caravanas comerciales posiblemente se abastecían de los

minerales que se extraían en esa zona al cruzarla en busca de la preciada turquesa, cuyos

yacimientos se encuentran en Nuevo México.110

108 Ma. Teresa Cabrero G. “Una ruta de intercambio comercial en la frontera septentrional mesoamericana”.En Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 338109 Ibid.: Loc. Cit.110 Ibid.: 339

72

Al igual que en Teotihuacan, se han encontrado pruebas de un militarismo en el

Norte de México, específicamente en Chalchihuites, La Quemada y Alta Vista, los cuales,

son sitios tipo fortalezas para el refugio y defensa contra ataques de grupos nómadas. En

tales circunstancias, florecieron los valores guerreros y la sociedad se hizo sumamente

belicosa. Una característica propia que iniciara desde el Clásico en sociedades como la

Teotihuacana, la Maya y la cultura de Chalchihuites en el Norte de México y continuara en

el periodo Posclásico con el resto de Mesoamérica.111

Entre el centro de Jalisco y la zona de Chalchihuites se interpone la Sierra Madre

Occidental, y el Cañón de Bolaños constituía el paso ideal si se utilizaba el río como medio

de comunicación fluvial; de esa forma se evitaría cruzar la Sierra Madre a pie y resultaba la

ruta más corta y directa hacia el norte. Una vez establecida la ruta comercial en la región de

Bolaños, sus pobladores irían creciendo en importancia y densidad, y algunos se

convertirían en centros de control desde donde se redistribuirían los productos de

intercambio en toda la región.112 Posiblemente Teotihuacan mantuvo contacto con estos

centros de control en el norte de México. En el norte de México; hacia el occidente, se han

encontrado restos de algunos de los productos de intercambio, entre los que destacan: la

concha marina, la obsidiana y el coral negro.113

111 Marie-Areti Hers. “El horizonte Clásico en el centro norte de Mesoamérica marginal”. En LindaManzanilla, Leonardo L. Luján. Atlas histórico de Mesoamérica. Op. Cit., 108112 Ma. Teresa Cabrero G. “Una ruta de intercambio comercial en la frontera septentrional mesoamericana”.En Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 339113 Ibid.: Loc. Cit.

73

La concha marina es muy abundante en el occidente, las concentraciones de

fragmentos de concha que se han descubierto representan pequeños talleres donde se

trabajaba este producto marino llevado hasta ese sitio desde la costa. El coral negro es un

producto que debió ser muy codiciado; se encuentra en lugares muy específicos y para

obtenerlo se requiere dominar el buceo por lo que también era llevado de la costa y fue sin

lugar a dudas, producto del intercambio comercial considerado de “lujo” por encontrarse

únicamente en entierros de individuos pertenecientes a la elite.114

Otro de los productos de intercambio era la obsidiana. Al no existir yacimientos en

esta ruta del norte, su presencia en la región es producto de intercambio. Los yacimientos

más cercanos se encuentran en Huitzila, al oeste de Zacatecas y en el centro de Jalisco, al

sur.115 Es posible suponer que había una conexión de las rutas del norte con el centro de

México, como la ruta hacia el Norte de Jalisco. Se habla de yacimientos al sur de Jalisco

pero la verdadera industria de la obsidiana estaba en Pachuca, Hidalgo y Puebla por donde

se distribuía al sur y norte de Mesoamérica.116

Entre los productos de redistribución generalizada estarían en primer lugar la

obsidiana y después la sal, elemento indispensable en la vida humana traído desde la costa

ya que no existe en la región.

Una evidencia más del intercambio comercial son las cuentas identificadas del

bivalvo que se denominan “mullu” procedentes del Golfo de Guayaquil, en Ecuador.117

Productos procedentes de regiones tan alejadas como Ecuador, Perú o Colombia no

son llevados directamente sino que se van intercambiando a lo largo de la ruta. Así, el

114 Ibid.: Loc. Cit.115 Ibid.: 340116 Ibid.: Loc. Cit.117 Ibid.: Loc. Cit.

74

trueque de productos y la aceptación de ideas viajarían por vías terrestres o marítimas a

muy larga distancia con puntos intermedios.

La presencia de las cuentas del bivalvo en la zona del Cañón de Bolaños tal vez

sería resultado del trueque constante hasta llegar a la región, y sería también un producto

que llegó fortuitamente es decir, por casualidad aunque posiblemente hayan llegado por

encargo.118 El control de la ruta comercial proporcionaría a los pobladores de la zona norte

(concretamente del Cañón de Bolaños), el privilegio de abastecerse de productos codiciados

o necesarios; su obtención favorecería su posterior redistribución de acuerdo con la

naturaleza del producto y la evaluación social e ideológica que se hiciera de cada producto,

es decir, objetos suntuarios o de lujo distribuidos entre las clases dirigentes tal como ocurría

en el Altiplano central de México.

Para el Clásico en el Occidente pueden considerarse tres tradiciones culturales

importantes: la Tradición de las Tumbas de Tiro que se desarrolló entre los años 200 y 600

d.C., en los actuales estados de Colima, Jalisco y Nayarit, la cual se expresa por la

presencia de las llamadas tumbas de tiro y cámara, y por las ofrendas encontradas en ellas.

Consisten de un tiro vertical, de hasta 16 metros de profundidad, que conduce a una o

varias cámaras laterales donde se encuentran los restos humanos rodeados por las distintas

ofrendas (principalmente de cerámica). La Tradición del Bajío, que ve su desarrollo a partir

de la cultura de Chupícuaro, caracterizada por una cerámica policromada y pulida, decorada

con motivos geométricos. En general, de las culturas del Bajío durante el Clásico es menos

lo que se conoce.

Finalmente La Tradición de las culturas de Tierra Caliente, que se desarrolló a lo

largo del río Balsas y sus afluentes, desde la actual presa del Infiernillo hasta la región de

75

Mezcala en el centro de Guerrero. Durante el Clásico se desarrolló aquí una cultura más

cercana a Mesoamérica que al Occidente de México; se asentaban en las riberas de los ríos

donde levantaron grandes pirámides (algunas de más de 30 metros de altura) rodeadas de

plazas, montículos menores y a veces juegos de pelota. Trabajaban las piedras duras con las

que elaboraban pendientes, figurillas, cuentas y otros objetos de uso suntuario. La cerámica

mantuvo algunos rasgos antiguos como la decoración incisa, con motivos geométricos, y la

monocromía; utilizaban los colores naranja, rojo, bayo y negro y pulían la cerámica hasta

darle un acabado lustroso. Las formas más comunes eran las ollas de cuello corto o sin

cuello, vasijas de silueta compuesta, vasos y platos con el borde reforzado. Se ha notado la

presencia de cerámicas teotihuacanas en la región; aunque muy escasas, pueden indicar la

existencia de relaciones de intercambio con el Altiplano Central.119

118 Ibid.: 341119 Fernán González de la Vara. “El occidente durante el Clásico”. En Linda Manzanilla, Leonardo L. Luján.Atlas histórico de Mesoamérica. Op. Cit., 104

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CAPITULO 4: DATOS GENERALES DEL INTERCAMBIO

4.1 Artículos de intercambio.

Los pueblos del México antiguo comerciaron con todo lo que en esa época se podía

obtener, principalmente por medio de lo que sólo los recursos naturales les proporcionaban

(incluyendo a personas). Ya sean los minerales, la flora o fauna, eran aprovechados en su

totalidad. De Chiapas se obtenían: pieles, ámbar (resina dura y aromática), almagre (óxido

rojo de hierro que suele emplearse en pintura y para pulir metales), sal, añil (arbusto de

donde se obtiene colorante azul), turquesa, cacao, vainilla y plumas de quetzal. De

Yucatán: plumas de ánade (especie de pato), grana (cochinilla), cera, algodón, henequén,

palmas, copal (resina usada como incienso), palo del Brasil y de Campeche, pedernal,

cerámica y productos alimenticios como maíz, frijol, miel, sal y pescados secos o salados.

De Tabasco: azófar (latón), cacao, conchas de tortuga y esclavos. De Guatemala: plumas de

quetzal, de guacamaya, de loros, copal, liquidámbar, añil, jade, cerámica, chía (especie de

semilla para hacer una bebida), vainilla, sal y cacao. De Oaxaca: cobre, oro, plata, pelo de

conejo y grana. De Honduras: copal, alabastro (mármol translúcido, con reflejos de colores

y susceptible de pulimento), cacao y obsidiana (mineral volcánico semejante al vidrio). Vía

Centroamérica llagaban: cobre, oro, plata y cerámica. De la Costa del Golfo y Altiplano de

México se obtenían: jade, cristal de roca, obsidiana, alabastro, cerámica, sal, pirita (mineral

en forma de cristales con reflejos dorados), almagre, cobre, oro, y conchas.120

120 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 924

86

En los antiguos mercados de México se vendían entre otras muchas cosas: sandalias,

cuerdas, pieles de jaguar, puma, zorra y venado; plumas de águila, gavilán, halcón;

alimentos como maíz, frijol, cacao, chile, semillas oleaginosas como la chía; liebre, venado,

pato, perros cebados, etc.; frutas, camotes, miel, almíbar de caña, pulque y sal; colorantes

para teñir telas; pinturas; cochinilla; índigo; vasijas de barro; vasos y platos de madera;

cuchillos y navajas de pedernal o de obsidiana; hachas de cobre; maderas para

construcción; leña, carbón de madera, pedazos de ocote para alumbrarse; papel de corteza;

pipas de carrizo o de barro; tabaco; peces; ranas; ahuactli o larvas de insectos como caviar;

esferas, sillas o bancos y braseros.121

Otro tanto sucedía en los mercados mayas; pueden citarse pieles de jaguar y de

venado; plumas de quetzal y otros pájaros preciosos; pelo de conejo, grana o cochinilla;

mantas de algodón; collares, pectorales y otras joyas; bezotes, espejos; broches de cinturón;

pinturas y colorantes; metates; navajas y cuchillos de pedernal; mosaicos de turquesa;

instrumentos musicales; cascabeles, anillos y otros objetos de cobre; artículos de oro; vasos

de alabastro; cerámica de gran colorido; hachas y cinceles de serpentina o cobre; esclavos;

sal; gran cantidad de alimentos como maíz, frijol, miel, pescado, calabaza, carnes de

guajolote, faisán, iguana, venado, pato, etc.; plantas medicinales.122

121 Ibid.: 926122 Ibid.: Loc. Cit.

87

4.2 Artículos controlados por Teotihuacan.

En el caso de los artículos que se traficaban y controlaban dentro del mercado

teotihuacano, destacan dos: la obsidiana y la cerámica.

4.2.1 La obsidiana.

El interés de Teotihuacan en el intercambio de obsidiana se extendió más allá de la

Meseta Central. Los estudios de los vestigios indican que la obsidiana de cinco o quizás

seis depósitos separados; era ampliamente comerciada en la Mesoamérica del Periodo

Clásico. En cuatro de estos casos, los medios intercambiados eran de alta calidad y cercanas

conexiones con Teotihuacan son indicadas.123

Los datos recolectados por los miembros del Proyecto denominado: Teotihuacan

Mapping Project, bajo la dirección de Rene Millon (1973), indican que la producción e

intercambio de implementos de obsidiana figuraron prominentemente a lo largo de su

historia. Como refuerzo del hecho, las evidencias de actividad de talleres especializados son

tan abrumadoras que es difícil escapar a la conclusión de que la industria de la obsidiana

fue uno de los rasgos distintivos básicos; si es que no el rasgo distintivo más importante de

la economía artesanal de Teotihuacan.124

Un gran depósito fuente de obsidiana gris yace en el Valle de Teotihuacan; la mejor

fuente en México central para hacer navajas prismáticas es una obsidiana verde encontrada

en depósitos a corta distancia al norte del mismo Valle. Muchos talleres de obsidiana han

sido encontrados en la ciudad. La ubicación de algunos de ellos sugiere un interés de parte

del estado en la obtención, producción e intercambio de obsidiana e implementos de este

123 Robert S. Santley. Obsidian trade and Teotihuacan influence in Mesoamerica. Op. Cit., 109124 Ibid.: 72

88

material, y prueba de ello es la localización de obsidiana gris en sitios de Guatemala donde

se cree que los teotihuacanos posiblemente tenían el control.125

La aparición no frecuente de productos teotihuacanos sugiere que los contactos eran

relativamente raros, y muchos de los bienes cambiados por los mercaderes teotihuacanos

consisten en artículos de lujo.

El alto costo involucrado en el traslado indica que en estos casos por lo menos, el

proceso de intercambio estaba dirigido a consumidores de nivel alto. Muchos de estos

bienes se encuentran en contextos ceremoniales, indicando que una razón por la que los

bienes exóticos eran proveídos era por propósitos rituales. Únicamente herramientas de

obsidiana fueron distribuidas a miembros de todos los niveles sociales.126

Los depósitos de obsidiana natural están en la altiplanicie de Guatemala y en la

cordillera volcánica que corre al oeste del Pico de Orizaba del centro de México a Jalisco.

Las herramientas de obsidiana se encuentran insistentemente en muestras líticas

virtualmente en todos los sitios de excavación mesoamericanos hasta ahora.

El por qué la obsidiana estaba tan ampliamente distribuida, está ligado a varias

propiedades del material que era procesado, transportado y finalmente usado en la

antigüedad. Primero, la obsidiana se fractura concoidemente, y dependiendo de la

uniformidad y calidad de la matriz, es decir, del núcleo o piedra de donde se extraen los

fragmentos, objetos de casi cualquier forma pueden ser astillados. Segundo, la obsidiana

mantiene un filo inusual. De las fuentes explotadas en Mesoamérica prehispánica, sólo las

125 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 105126 Robert S. Santley. Obsidian trade and Teotihuacan influence in Mesoamerica. Op. Cit., 88

89

de Pachuca, Zaragoza, Guadalupe Victoria, Altotongo, Zinapécuaro, El Chayal, Jilotepeque

e Ixtepeque parecen haberse comerciado a alguna distancia considerable.127

Tercero; la industria de la obsidiana es un arte manual de alto rendimiento debido a

que los niveles de uso no son particularmente altos, un solo artesano puede proveer a una

población consumidora considerable.

Datos del periodo de conquista, muestran que un radio de 150 kilómetros era

probablemente la distancia máxima que el maíz podía ser enviado antes de que el transporte

por vía terrestre llegara a ser prohibitoriamente caro. Los bienes de obsidiana, no obstante,

podían ser convertidos en artesanías muy valoradas o en bienes exóticos que podían ser

movidos a 150 kilómetros de Teotihuacan, y luego cambiados por granos básicos. Bienes

como ornamentos de jade, sílex fino o implementos de magnetita, productos de caucho,

plumas tropicales, cacao, sal y el semejante despliegue de muchas de las propiedades, en

términos efectivos de costo que hacen a la obsidiana muy dócil para su traslado en largas

distancias.128

Mucho del comercio de la Mesoamérica del Clásico Medio en productos exóticos

pudo haber estado controlado por Teotihuacan. Conversiones de este tipo probablemente

describen las mercancías de intercambio entre Teotihuacan y los centros principales como

Monte Albán, El Tajín, Matacapan, Kaminaljuyú y Tikal. De acuerdo a Millon, dentro del

sistema de producción de obsidiana, había intervención administrativa por el estado en la

obtención de al menos algunos recursos y quizás en su distribución.129

127 Ibid.: 90128 Ibid.: 110129 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 138

90

En el caso de la obsidiana, las rutas por las que se trasladaba para su intercambio;

parecen haber seguido principalmente sistemas de ríos y valles. Por ejemplo, la obsidiana

de El Chayal fue comerciada a través del Río Chixoy hasta Altar de Sacrificios; luego de

ahí por el Río Usumacinta a Piedras Negras y la región de Palenque y subiendo el Río de la

Pasión; primero a la región Seibal y finalmente a Tikal. El Río Motagua es otra posibilidad.

La influencia teotihuacana es más pronunciada a través de estas rutas de tránsito que en

cualquier otro lado de la altiplanicie de Guatemala.130

Mucha de la obsidiana de El Chayal en las tierras bajas mayas probablemente vino de

talleres fabricantes de Kaminaljuyú. El barrio teotihuacano en Kaminaljuyú no obstante,

está ubicado cerca de la periferia del sitio, lejos de la zona principal de actividad artesanal.

Consecuentemente no parece que Teotihuacan dominara la producción artesanal, pero

quizás por el interés de la obsidiana (en este caso la de Kaminaljuyú) fue que Teotihuacan

realizara sus contactos de manera pacífica con el fin de tener acceso a los yacimientos

involucrándose en el tráfico a larga distancia de la obsidiana y probablemente de otros

bienes.131

A través de la historia del Valle de Oaxaca, dentro del Periodo III B (400-600 d.C.)

perteneciente al Clásico Medio, se cree que este lugar necesitaba obsidiana, especialmente

materia prima de alta calidad así como núcleos procesados de los cuales navajas

prismáticas podían ser desprendidas. Como los niveles de población se elevaron, los

requerimientos de obsidiana de Oaxaca se incrementaron dramáticamente.132

130 Robert S. Santley. Obsidian trade and Teotihuacan influence in Mesoamerica. Op. Cit., 101131 Ibid.: Loc. Cit.132 Ibid.: 106

91

De los cuatro depósitos de obsidiana ampliamente utilizados en la antigüedad,

Zaragoza, El Chayal, Jilotepeque y Cerro de las Navajas en Pachuca, este último es el más

cercano a Monte Albán. El complejo de depósitos de Pachuca estaba también dominado por

Teotihuacan, un centro que tenía la capacidad para distribuir grandes cantidades de material

a largas distancias. En este caso, es Monte Albán (la región de Oaxaca) quien por obtener

obsidiana verde ya procesada en navajillas prismáticas o solo en lajas, tiene contacto con

Teotihuacan.133

Millon menciona que en cuanto al trabajo de obsidiana, la evidencia que se tiene es

insuficiente para indicar si hubo algún cambio significativo al final de la historia de

Teotihuacan. Si un proceso de “regionalización gradual” estaba aconteciendo, y/o si

“organizaciones de intercambio rivales” se estaban desarrollando más allá de los dominios

teotihuacanos, el mercado para la obsidiana, tanto para otros productos, habría sido

afectado adversamente.134

El cambio que pudo ser importante es que con el control de los yacimientos y

depósitos de obsidiana, primero a su alrededor y luego con el acceso a otros más lejanos,

Teotihuacan hizo de la industria de obsidiana un “monopolio económico”, por las

características de un aprovisionamiento general, una producción y un sistema de

distribución, teniendo ventajas en la ubicación para un abastecimiento y explotación de esta

materia prima.135 Claro, que el eficiente control centralizado de un monopolio integrado

verticalmente y la distribución de productos de ese sistema de fuera de los mercados

133 Ibid.: 107134 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 142135 Robert S. Santley. Obsidian trade and Teotihuacan influence in Mesoamerica. Op. Cit., 108

92

domésticos, indica un grado de sofisticación en la explotación de recursos comparable al

usado hoy por las sociedades industriales en países del tercer mundo.136

Los teotihuacanos al tener su gran centro urbano cerca de la fuente de Otumba, el

único depósito principal de obsidiana en la región central de la Cuenca de México, lo

monopolizan incrementando la actividad artesanal de la obsidiana en la ciudad durante el

inicio del Periodo Formativo Terminal.137

Teotihuacan físicamente coloniza los depósitos de los complejos del área cercana a

El Pizarrín, Paredón y Pachuca. Se agrega a esto el hecho de que el monto de actividad

artesanal, dentro de la zona urbana era suficiente para soportar una población consumidora

que se acercaba al millón de individuos, y es muy claro que una parte substancial del

mercado de la obsidiana teotihuacana yacía más allá de sus límites políticos. Es también

durante los tiempos Tzacualli (primer siglo de nuestra era) que los talleres de navajas

empiezan preferencialmente remplazando la obsidiana del depósito de Pachuca.138

Aunque el estatus político y económico de El Tajín no es claro, la visión que se tiene

es la de una poderosa sociedad; posiblemente un aliado de Teotihuacan. La mayoría de las

tierras altas del centro de México incluyendo el Valle de Oaxaca, parecen haber sido

dependientes del depósito de Pachuca, considerando mucho de la Costa del Golfo y

extendiéndose hasta el Istmo de Tehuantepec, parecen haber obtenido su obsidiana del

depósito de Zaragoza (Puebla). Las tierras bajas mayas del sur en contraste, aseguraron su

obsidiana de El Chayal.139 Aún cuando no se sabe quién dominó las minas de Zaragoza,

cabe la probabilidad de que el mejor candidato sea El Tajín.

136 Ibid.: 107137 Ibid.: 108138 Ibid.: 109139 Ibid.: Loc. Cit.

93

En general, el número de fuentes presentes tienden a declinar a través del tiempo. Los

datos de las fuentes de Teotihuacan, el Valle de Oaxaca y el Istmo de Tehuantepec han

disminuido. Durante el Periodo Formativo hay también más cambios en el tipo de bienes de

obsidiana circulando en las redes de intercambio, es decir, de un énfasis en nódulos, trozos

y lascas durante el Formativo Temprano, se pasa a un incremento de agujas, más tarde, sólo

hay núcleos cilíndricos y navajas prismáticas.140

El por qué la obsidiana jugó un papel tan importante y tan necesario en la economía

del antiguo Teotihuacan está relacionado con el medio ambiente en que la ciudad está

ubicada. El Valle de Teotihuacan como zona semi-árida, donde los niveles de lluvia

fluctúan dramáticamente año con año, la economía agrícola se vio perjudicada aún con

ayuda de los sistemas agrícolas hidráulicos practicados por Teotihuacan.

Consecuentemente, se recurrió al almacenamiento y colección de granos básicos por

decisión de la autoridad, no obstante, tales almacenes debieron ser usados para otros

propósitos (quizás la colección de obsidiana como importante materia prima). Los granos

básicos como el maíz podían únicamente ser guardados relativamente por cortos periodos

de tiempo.141 En épocas de sequía la producción agrícola se redistribuía a la población local

utilizando la obsidiana como excedente para obtener otros bienes necesarios.

La dominación teotihuacana del intercambio de obsidiana tuvo una sorprendente

larga existencia, pero estructuralmente era muy vulnerable. Por cualquier ventaja

económica, el sistema comercial mantenido pudo ser duplicado una vez que los centros

extranjeros acumularon las reservas de capital necesario para poder competir. El

intercambio a larga distancia en obsidiana era una parte necesaria de la economía

140 Ibid.: 92141 Ibid.: 107

94

teotihuacana, y los excedentes del proceso de intercambio fueron usados para fundar dicha

economía en periodos de escaseo agudo.142

El control en los mercados de la Meseta Central, parece haber sido conseguido muy

temprano en la historia de la ciudad, a juzgar por la escala de trabajos en obsidiana de la

etapa Tzacualli. Sin embargo, incluso en esta fecha temprana, sistemas rivales de

producción y distribución estaban ya en operación. Sistemas como los centrados en El Tajín

o Kaminaljuyú estaban envueltos en áreas donde las presiones en la producción agrícola de

entonces eran menos severas. Tales sistemas (El Tajín y Kaminaljuyú) representaban

amenazas potenciales de competidores que podían mantenerse en el dominio de la

obsidiana en el mismo tiempo durante el cual Teotihuacan mantuvo un sólido control en la

actividad distributiva.143

El sistema de intercambio dominado por Teotihuacan era compuesto por un mosaico

de sistemas relativamente autónomos; integrados al sistema interregional dirigido por

Teotihuacan. Al menos cuatro niveles de actividad comercial están representados:

1) el nivel local más básico que se refiere a la manufactura de bienes de uso por residentes

de Teotihuacan, 2) el centro urbano también proveía bienes para distribución por todo su

dominio político, 3) el nivel formado por gran número de talleres que producían núcleos de

navajas y herramientas para intercambio por toda la altiplanicie de México, y 4) finalmente,

parece que los mercaderes teotihuacanos eran parcialmente responsables del traslado de

obsidiana a regiones productivas alternativas, como en el caso particular de la obsidiana de

El Chayal.144 La presencia de varios corredores de ocupación teotihuacana por rutas de

142 Ibid.: 111143 Ibid.: Loc. Cit.144 Ibid.: 107

95

comercio establecidas hacia fuera de la Cuenca de México, también sugiere que este

intercambio era físicamente controlado por mercaderes con base en Teotihuacan.

Una propuesta más para resaltar el valor y utilidad de la obsidiana es la comparación

que hace Robert Cobean al decir que la importancia de la obsidiana para la economía de los

antiguos mexicanos probablemente fue similar en magnitud a lo que el acero es para la

economía de las naciones industriales modernas. 145

4.2.2 La cerámica.

Acerca de este artículo, la más conocida y más frecuentemente estudiada es la

cerámica Anaranjado Delgado, la cual se usa como ejemplo de un producto que servía

como indicador de la intensidad del comercio activo o como tributo durante 300 años. La

cerámica que empezó como artículo de lujo, con el tiempo se convirtió en un importante

producto de intercambio. Con respecto al origen de esta cerámica existen muchas

conjeturas:

Eduardo Noguera (1940) piensa que esta cerámica podría ser fabricada localmente en

Teotihuacan. Carmen Cook de Leonard (1957) propone a Puebla como lugar de origen

basando su hipótesis en el hecho de que los fabricantes de la cerámica Anaranjado Delgado

vivían en la vecindad del actual pueblo de San Juan Ixcaquixtla.

Cook pensó en la posible existencia de depósitos de arcilla y roca en esta área. Sin

embargo, se ha demostrado que la mayoría de las ofrendas de las 9 tumbas excavadas en

San Juan Ixcaquixtla aunque son de Anaranjado Delgado típico parecen ser más bien

145 Robert H. Cobean. “Notes on three decades of obsidian source investigations in central México”. EnEvelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 115

96

imitaciones imperfectas más tardías, posiblemente de la fase Metepec donde se cree que el

Anaranjado Delgado ha dejado de ser cerámica de comercio importante en Mesoamérica.146

Alfredo Sotomayor y Noemí Castillo (1963) concluyen que la zona en que esta

cerámica debió de tener su punto de origen es en la región del sur de Puebla; por los

estudios realizados a tiestos posiblemente procedentes de los mantos arcillosos de este

lugar. Rafael Abascal (1974) analiza por el método de activación neutrónica tanto arcillas

sin cocción, como cerámicas cocidas y propone una nueva región completamente nueva

como posible lugar de origen de esta cerámica: Coatzacoalcos, Veracruz.

Ante las pruebas de análisis petrográficos y de activación neutrónica se afirma que

todos los tiestos de Anaranjado Delgado procedentes de Teotihuacan, La Ventilla, Cholula,

Tlalancaleca y Calpulalpan caen en un solo agrupamiento: el “Core Thin Orange Group”.

Así mismo, algunos ejemplos de Anaranjado Delgado de sitios tan lejanos como

Kaminaljuyú, Copán y El Salvador concuerdan con este mismo grupo por su patrón

composicional. Por lo tanto, existió un comercio muy extenso de Anaranjado Delgado con

origen en un solo lugar.147

Aunque no hay acuerdo sobre la ubicación del origen del Anaranjado Delgado ya sea

por las alteraciones en la superficie de la tierra o por el agotamiento de los depósitos de

arcilla los cuales constituyen una gran limitación para los arqueólogos, considero que una

importante ayuda para descifrar el problema es la enorme cantidad de cerámica encontrada

en Teotihuacan.

146 Evelyn C. Rattray. Anaranjado Delgado: cerámica de comercio de Teotihuacan. IIA-UNAM, México,1979: 4147 Ibid.: 3

97

Evelyn Rattray (1979) menciona que el lugar de origen y desarrollo de la cerámica

Anaranjado Delgado quizás está en Teotihuacan y sus inmediaciones, desde donde el

tráfico y el intercambio de la misma eran controlados.

Los investigadores están de acuerdo en que los alfareros eran teotihuacanos o estaban

en contacto cultural con ellos. También consideran que el Anaranjado Delgado es una de

las vajillas más características de Teotihuacan. Existe una semejanza muy estrecha entre los

vasos cilíndricos trípodes de Anaranjado Delgado y los teotihuacanos pulidos y brillantes.

El simbolismo en las vasijas estucadas y pintadas es similar al de la pintura mural en

Teotihuacan. El Anaranjado Delgado de Teotihuacan muy raramente se encuentra

acompañado por rasgos extranjeros. En otros sitios de Mesoamérica, se interpreta

frecuentemente como “presencia” teotihuacana de algún tipo. Es altamente significativo

que esta vajilla dure únicamente mientras Teotihuacan fue capaz de existir como centro

urbano.148

Cabe la posibilidad de que la materia prima o el producto semi-acabado hubiera sido

transportado de otro sitio a Teotihuacan durante el proceso de manufactura. Por ejemplo,

aunque no se tiene la certeza de donde fabricaban los trípodes cilíndricos, se sabe que

aplicaban la decoración en estuco en Teotihuacan. El proceso de manufactura de

Anaranjado Delgado probablemente fue mucho más complejo de lo que se ha pensado

anteriormente.149 Así mismo, según los estudios interdisciplinarios, la clave en el

acercamiento al origen del Anaranjado Delgado está en la región de Tepexi de Rodríguez,

Puebla, donde existían varios talleres durante el periodo Clásico (300-700 d.C.) cuyas

muestras de diferentes tipos han comprobado ser idénticas al Anaranjado Delgado de

148 Ibid.: 4149 Ibid.: 5

98

Teotihuacan.150 El Anaranjado Delgado que se producía en Tepexi de Rodríguez (más de

80 sitios localizados actualmente) y se transportaba a Teotihuacan en enormes cantidades,

llegó a ser un símbolo de poder para la urbe desde una distancia de 275 kilómetros.151 La

cerámica Anaranjado Delgado llegó a ser la más comerciada en Mesoamérica. Además de

los muy conocidos cajetes de base anular, de los vasos cilíndricos y las efigies de tumbas,

Teotihuacan importaba también objetos utilitarios como: cazuelas, palanganas y ánforas

grandes que servían como envases para almacenar pulque, agua, mezcal, pigmentos

minerales y vegetales especialmente hematita que abunda en la región de Tepexi de

Rodríguez y es similar al rojo – naranja de Teotihuacan.152

4.2.2.1 Cronología de la cerámica teotihuacana.

La evidencia arqueológica para la secuencia cronológica de Anaranjado Delgado y su

distribución en cada fase proviene de 26 pozos estratigráficos de Teotihuacan hechos por

los miembros del Teotihuacan Mapping Proyect.

La aparición más temprana del Anaranjado Delgado ocurre en un entierro de la fase

Patlachique (100 a.C. - 1 d.C.) con la localización de una vasija con la típica forma de las

del Formativo Tardío, silueta compuesta con el labio exageradamente evertido. El material

de Tzacualli Tardío (alrededor del 100 d.C.) del túnel superior de la Pirámide del Sol,

produjo un total de 13 tiestos de Anaranjado Delgado. En la fase Miccaotli (100 – 200 d.C.)

los pozos estratigráficos mostraron un ligero aumento en frecuencia. Las formas

características de esta fase son los cajetes sin soportes y jarras.153

150 Evelyn C. Rattray, Gerardo Galguera R. Enfoques interdisciplinarios en el estudio de la cerámicaAnaranjado Delgado. II Coloquio Pedro Bosch – Gimpera, IIA-UNAM, México, 1993: 3151 Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 11152 Evelyn C. Rattray. “Rutas de intercambio en el periodo clásico en Mesoamérica”. Op. Cit., 91153 Evelyn C. Rattray. Anaranjado Delgado: cerámica de comercio de Teotihuacan. Op. Cit., 5

99

En los depósitos de Tlamimilolpa Temprano, el Anaranjado Delgado forma del 3 al

4% de la colección. Las tasas de base anular y la decoración incisa aparecen por primera

vez y constituyen importantes marcadores. Otra forma nueva, posiblemente una cazuela o

vaso con paredes gruesas fue encontrado en los depósitos en la Ciudadela perteneciente a la

ocupación Tlamimilolpa Temprano (200 – 300 d.C.).154

En la fase Tlamimilolpa Tardío (300 – 400 d.C.) se marca una época de intensa

actividad constructiva y de especialización en los oficios. Esta aceleración en la actividad

se ve reflejada en un enorme incremento en la producción de Anaranjado Delgado: al este

del Gran Conjunto hay varios complejos de cuartos y una plataforma-templo en esta época.

En una recolección rutinaria de estos sitios se obtuvieron más de 2,300 vasijas con soportes

anulares, otras formas más aparte de los cajetes mencionados están pobremente

representadas. Esto sugiere una especialización de algunos miembros del grupo en la

producción o uso de Anaranjado Delgado.155

La cantidad de Anaranjado Delgado producida durante esta fase aumenta de 3.6 al

6.2%. La mayoría de las vasijas son cajetes con base anular. Aparecen nuevos rasgos en el

acabado: un acabado anaranjado rojo, una franja obscura –generalmente negra- en el

exterior del borde y el inciso ranurado. Aparecen también otras formas como los cajetes

con bordes divergenes, vasos con reborde basal, vasos con paredes corrugadas y jarras con

asas. Las miniaturas de “cáscara de huevo” y vasijas grandes de paredes gruesas en una

pasta granulosa aparecen en cantidades menores.

La cerámica Anaranjado Delgado llega a ser verdaderamente importante en la

exportación, llegando por comercio a distintos lugares lejanos en Mesoamérica. Cholula fue

154 Ibid.: 6155 Ibid.: 7

100

posiblemente el primer gran centro al que llega la “influencia” teotihuacana. Su tradición

cerámica es similar a la de Teotihuacan de las fases Tzacualli y Miccaotli, pero las

similitudes disminuyen en el Clásico. El Anaranjado Delgado es bastante raro en

Cholula.156

Monte Albán es el receptor total del complejo cultural proveniente de Teotihuacan en

la época III-A. Una interacción religiosa y económica se lleva a cabo entre los dos centros y

una colonia oaxaqueña se establece en forma permanente en la parte oeste de Teotihuacan.

También el área Maya, Uaxactun y Tikal muestran el principio de una influencia

teotihuacana por medio del intercambio de la cerámica Anaranjado Delgado.

Las excavaciones estratigráficas realizadas en el grupo de edificios Tepantitla,

proveen de excelente evidencia para definir el complejo cerámico de la fase Xolalpan

Temprano (400–500 d.C.). El Anaranjado Delgado aparece con abundancia en Teotihuacan

(aumentando a 11.4% en esta fase) y frecuentemente se encuentra en entierros como los de

Zacuala y La Ventilla donde se obtuvieron piezas diagnósticas de Xolalpan Temprano.

Entre ellas, la forma típica del cajete hemisférico con base anular que sigue siendo

preferida y la técnica decorativa de inciso combinado con punzonado que era conocida. El

punzonado podía ser redondo o puntiagudo.157

Entre las formas más características están: el cajete con paredes corrugadas y

soportes de botón, el pequeño vaso cilíndrico, jarras chicas y grandes, y cazuelas grandes.

Tipos de Anaranjado Delgado representados son: miniaturas en “cáscara de huevo”,

cazuelas en una pasta gruesa y cajetes con superficie roja. En esta fase aparece por primera

vez el llamado Anaranjado Grueso. A través de la cerámica como importante evidencia

156 Ibid.: Loc. Cit.157 Ibid.: 8

101

material, se puede señalar con precisión los contactos entre Teotihuacan y otras regiones

como la Maya, Oaxaca y la Poblano-Tlaxcalteca principalmente. Por ejemplo: la

interacción entre Teotihuacan y Kaminaljuyú posiblemente pasó varias fases, desde unas

relaciones comerciales tranquilas hasta la retirada final. Quizás el mejor rasgo cerámico

para fechar los contenidos de las tumbas de Kaminaljuyú es el motivo decorativo del

Anaranjado Delgado, y que consiste en varias “S” incisas rodeadas por puntos, diseño que

es un excelente marcador de la fase Xolalpan.158

Además de Tikal (principal punto de estrategia para controlar a Kaminaljuyú), otros

sitios fueron afectados por la expansión teotihuacana. Vasos trípodes con tapas y

decoración al fresco, tazas de Anaranjado Delgado algunas de tipo “cáscara de huevo”, y

vasos “ Tlaloc” parecen haber llegado a Copán vía Kaminaljuyú. Incluso se tiene el reporte

de cerámica Anaranjado Delgado procedente de Guatemala y El Salvador.

Para la fase Xolalpan Tardío (500-600 d.C.) hay un incremento en el número de

artefactos intercambiados entre Monte Albán y Teotihuacan; esto es evidente en las

cerámicas de Monte Albán que aparecen en la fase Xolalpan, tanto temprano como tardío,

en los depósitos de Teotihuacan, y por la magnífica Urna de Monte Albán III-A que

procede del Barrio oaxaqueño. Además de la evidencia concreta en la arquitectura, ésta se

ve en las vasijas de Anaranjado Delgado, en los vasos cilíndricos trípodes con soportes

rectangulares huecos y en los candeleros. Todas estas piezas se encuentran asociadas a

cerámica de Monte Albán III-A tanto en entierros como en pozos estratigráficos. 159

Dentro de esta fase, en Morelos se ha notado que la cerámica Anaranjado Delgado

aparece con mucha frecuencia a través del Valle de Amatzinac y es el mejor elemento

158 Ibid.: 9159 Ibid.: 10

102

diagnóstico para identificar ocupación del Clásico. La forma predominante es la taza con

base anular, apareciendo también el vaso cilíndrico y la decoración moldeada.

Un marcador para el Anaranjado Delgado de Xolalpan Tardío es el vaso cilíndrico

con reborde basal y adornos hechos en molde alrededor de la base de la vasija. Vasos lisos

de bordes reforzados o con un reborde sencillo proyectado alrededor de la base son

comunes. Los soportes pueden ser cilíndricos huecos, rectangulares huecos y soportes de

botón. Las vasijas de base anular con decoración incisa punzonada aumentan en frecuencia.

La punzonada es hecha con un instrumento semejante a un peine.160

Hay también miniaturas en cerámica “cáscara de huevo” y burdas cazuelas de

Anaranjado Delgado. Las colecciones de Xolalpan Tardío muy a menudo presentan

defectos en la cocción, tales como descascarados y ahumados. Además, hay tiestos con

agujeros “para remendar”. Los diseños raspados en las bases de las vasijas pueden ser

marcadores de alfareros. Los diseños pintados-estucados, diseños de apliqué y diseños

ranurados son abundantes en esta fase.

Además de lo anterior, otras evidencias de especialización en la manufactura de

vajillas de Anaranjado Delgado pueden ser observadas en la gran concentración de cazuelas

y recipientes de gran tamaño. En la fase Xolalpan se piensa en una relación fortuita entre el

oficio de la cerámica y el de la obsidiana. Las cazuelas grandes y los cajetes de paredes

gruesas y de soporte anular de gran tamaño son las formas que abundan en los sitios

agrupados en el extremo oeste de Teotihuacan.161 También aparecen cajetes Anaranjado

Delgado de base anular de tamaño regular, vasos con reborde basal y vasijas de borde

160 Ibid.: 11161 Ibid.: 12

103

evertido. Posiblemente esté fuera un centro de producción o el lugar en el que las cazuelas

fueron usadas para alguna actividad.

Durante la fase Metepec (600-700 d.C.) se obtiene la evidencia más fuerte de

fabricación local de la cerámica Anaranjado Delgado. Con la localización de un taller en la

entrada de la antigua ciudad de Teotihuacan donde había gran cantidad de artefactos de

piedra, cosas poco comunes como bolas de barro, pulidores de varios tipos y varias clases

de piedras para pulir. Estas herramientas se cree que están asociadas a un taller de

cerámica. El hallazgo de varias ánforas de Anaranjado Delgado de pasta y acabado burdo

es un excelente marcador diagnóstico de la fase Metepec. Los tiestos retrabajados y con

perforaciones son frecuentes. El Anaranjado Delgado alcanza su máxima producción en

esta fase.162 Como formas y rasgos diagnósticos de esta fase se pueden mencionar un

aumento de miniaturas, cajetes con base anular en varios tamaños y vasos cilíndricos con

decoración moldeado en varios motivos. En la decoración, al igual que en la fase anterior

(Xolalpan), las líneas incisas combinadas con punzonadas “peine”, también es característica

de Metepec.

En Puebla, Tlaxcala y Morelos, la influencia teotihuacana continúa siendo fuerte

durante el Clásico Tardío. La región de Calpulalpan presenta abundantes tiestos Anaranjado

Delgado, asociado con vasijas y figuritas típicas de Teotihuacan de la fase Tlamimilolpa

hasta Metepec. Es significativo que las vasijas de uso utilitario; como las cazuelas grandes,

los vasos cilíndricos y las ánforas aparecen únicamente en Teotihuacan. Pero sin lugar a

duda, Teotihuacan controlaba los mecanismos de distribución de la cerámica Anaranjado

Delgado.

162 Ibid.: 13

104

El control sobre los depósitos, los centros mercaderes implicados en su distribución,

necesitaba necesariamente de un alto nivel de organización como el existente en

Teotihuacan.163 Que los teotihuacanos importaban las dos cosas: materia prima y productos

ya manufacturados, no es algo imposible. Con la materia prima fabricaban vasos cilíndricos

trípodes elegantemente pintados y estucados. Las efigies humanas y de perros al igual que

las vasijas silbadoras, todas éstas son sin lugar a duda, productos teotihuacanos. El ancho

ámbito de distribución de tales piezas, parece haber alcanzado su cima alrededor del 550

d.C. 164

El destino de la cerámica ante la caída de Teotihuacan.

En la fase Metepec la evidencia local de una fabricación de ánforas y cazuelas en

Teotihuacan, es excelente. En esta época tenemos una reducción de la distancia de

comercio, especialmente entre Teotihuacan y la Zona Maya, iniciándose un regionalismo.

Las relaciones con las áreas cercanas tales como Puebla, Tlaxcala, Morelos y el Valle de

Toluca son notablemente intensificadas. Es un hecho que el Anaranjado Delgado deja de

existir a la caída de Teotihuacan. Los datos obtenidos muestran a Teotihuacan como el

mayor centro de manufactura y distribución de esta cerámica.

Acerca del destino de la cerámica al ocurrir el fin de Teotihuacan, Rene Millon

menciona que de acuerdo a la evidencia que existe, la calidad de algunas cerámicas

declinaron, incluyendo aquellas usadas en enterramientos. Al mismo tiempo, la producción

en serie de las mercancías utilitarias más comunes y mercancías finas posiblemente

continuaron.165

163 Ibid.: 15164 Ibid.: 16165 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 142

105

A juzgar por el recuento de la cerámica, la población de Teotihuacan parece haber llegado a

su máximo esplendor rápidamente desde su historia temprana. De ahí en adelante

permaneció en un estancamiento relativamente estable hasta que empezó a declinar en la

fase Metepec.166

Con respecto a la cerámica teotihuacana para fines religiosos, cabe mencionar la

existencia de braseros bien elaborados con figuras humanas y de deidades como los que se

encuentran en el museo de sitio en Teotihuacan. También está la presencia de candeleros,

de los cuales, Millon menciona: la gran proliferación en la manufactura y distribución de

candeleros, los pequeños objetos rituales de cerámica para quemar incienso, sugiere que

pueden haber sido usados en ritos personales de nivel doméstico.167

4.3 El sistema de transporte.

La información que se tiene acerca del sistema de transporte, los comerciantes, entre

otros aspectos relacionados con el intercambio en la época prehispánica en México, es lo

perteneciente al periodo Posclásico; específicamente la etapa de la conquista (primera

mitad del siglo XVI). Empero, los antecedentes de tal sistema proceden de etapas

anteriores, preclásico y clásico, por lo que parece válido recurrir a fuentes de aquella etapa

para el estudio de Teotihuacan, pues antecede tal tradición.

Es curioso saber la manera como se cargaban los objetos para ser transportados, por

ser muy distinta de la usada por otros pueblos antiguos. Nuestras culturas prehispánicas al

no tener bestias de carga o animales de tiro de ninguna clase, al no aprovechar la rueda y el

carro, se acostumbraba que los mismos hombres cargaran con sus productos. Alfredo

166 Ibid.: 143167 Ibid.: 148

106

Chavero menciona que en algunos lugares había perros de carga pero no eran de gran ayuda

para el hombre.168

Sin embargo, su afirmación es dudosa ya que es bien sabido que los perros servían como

alimento en la época prehispánica.

Desde tiempos antiguos se constituían caravanas o grupos que hacían las

expediciones perfectamente organizadas, no sólo para protegerse, sino para desplazar las

mercaderías. Como los accidentes del paisaje: relieves, suelos, ríos y bosques determinaban

las rutas a seguir, el transporte tuvo que adaptarse también a ellas. Existieron

fundamentalmente el transporte terrestre y el marítimo.

De acuerdo con Carmen Lorenzo, los primeros en establecer formas organizativas de

intercambio fueron los olmecas durante el Formativo (Preclásico), y fijaron las bases para

un posterior desarrollo comercial en el horizonte Clásico con centros como Teotihuacan y

algunas ciudades mayas, que mantenían una relación comercial con regiones de la Costa del

Golfo, Oaxaca e islas del Caribe. Por lo tanto, quizás desde entonces aparece la forma y la

organización para transportar las mercancías.169

Alfredo Chavero establece que los indígenas hacían la carga al hombro desnudo,

atravesando en él un palo de madera lisa y fuerte, y cargando a la punta dos redes a modo

de balanzas donde ponían sus productos como maíz, cacao o algodón. Con esa carga

caminaba el indígena tres o cuatro leguas y el peso hacía que el palo en que cargaba le

creara en el hombro un grueso callo.170

168 Alfredo Chavero. “La etapa indígena”. En Vicente Riva Palacio. México a través de los siglos. 10 v.,Cumbre, México, 1981: I, 129169 Carmen Lorenzo. “La circulación”. En Linda Manzanilla, Leonardo L. Luján. Historia antigua de México.Op. Cit.: III, 359170 Alfredo Chavero. “La etapa indígena”. Op. Cit., 129

107

Sin embargo, se sabe que se cargaba con la ayuda del “mecapal”. Los cargadores

iban con la cabeza inclinada hacia adelante, sosteniendo los fardos o bultos de mercancías

con ayuda de una correa en la frente denominada mecapal, mismo que hacía más soportable

el peso de ellos.171

Por lo tanto, el mecapal fue ideado para las cargas destinadas para el transporte

lejano y de larga duración172 por que se dice que se utiliza toda la fuerza del cuerpo humano

(fuerza que se reparte uniformemente) logrando un total equilibrio sin olvidar al transporte

con la ayuda de “relevos”, es decir, el recorrido de un hombre hasta determinado punto

donde otro lo esperaba para continuar con esa carrera hasta la meta o lugar determinado con

ese mensaje, alimento, etc.

En un caso específico como lo es el transporte de la cerámica, una alternativa para

cargar esta materia prima, es llevar los productos ya manufacturados. La gran mayoría de

Anaranjado Delgado son tazas con base anular, pequeños y ligeros, que siempre están

hechos en tamaños graduados, muy adaptables para amontonar. Se ha calculado que un

cargador podía llevar en una cesta de mimbre (.80 m. de diámetro por 1.20 m. de alto)

alrededor de 300 vasijas promedio a grandes distancias sin mayor dificultad.173 Cabe

mencionar que se transportaban los dos tipos de cerámica Anaranjado Delgado: la Regular,

que era la que se exportaba y distribuía en toda Mesoamérica en el Clásico (91%), y la

Burda, que incluye el tipo utilitario, las ánforas grandes, utilizadas seguramente para

almacenar algún líquido o producto (9 %).174

171 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 931172 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. “Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica “. En Beatríz deLa Fuente. La pintura mural prehispánica en México: I Teotihuacan. 2 v., IIE-UNAM, México, 1996: II, 131173 Evelyn C. Rattray. Anaranjado Delgado: cerámica de comercio de Teotihuacan. Op. Cit., 16174 Evelyn C. Rattray. “Rutas de intercambio en el periodo clásico en Mesoamérica”. Op. Cit., 87

108

En investigaciones realizadas por Carlos Navarrete, se dice que había caminos que

resultaban muy peligrosos para los conquistadores españoles y que lógicamente sólo los

indígenas podían abrirse paso sin ninguna dificultad. Se habla de altas Sierras muy ásperas,

toscas o muy hondas, peligrosos peñascos y zonas muy empinadas así como lugares donde

no podía pisar un caballo, o pasaba con mucho trabajo. Aún así, los pobladores o

“naturales” como les llamaban los frailes evangelizadores, tenían bien acondicionada toda

su travesía con estacas hincadas en las laderas y maderos muy fuertes atados a manera de

señalamientos. También en zonas boscosas los árboles eran cortados para abrir el

camino.175

Navarrete señala que hasta principios del siglo XX llegaban a Comitán (Chiapas)

tropas de indígenas “mecapaleros” procedentes de Guatemala, con un promedio de treinta a

cuarenta hombres. Durante el viaje a través de la Sierra y la subida del Río Grijalva venían

dispuestos en “fila india” y generalmente descalzos, antes de entrar a la población se

lavaban los pies, se colocaban los huaraches, se ponían ropa limpia y formados de dos en

dos desfilaban en perfecto orden tomando las dos orillas de la calle. Al frente marchaba el

capitán o patrón de la compañía, flanqueado por el tamborilero y el que tocaba la chirimía,

y el jefe llevaba el bastón de mando.176

Por lo anterior, es fácil suponer que esta costumbre u organización en el transporte

viene desde tiempos prehispánicos. En uno de los vasos de Ratinlinxul, Guatemala, puede

verse una expedición terrestre con el mercader principal llevado en andas y dentro de una

especie de hamaca; mientras que los cargadores con sus fardos y gente de la escolta van

175 Carlos Navarrete. “El sistema prehispánico de comunicaciones entre Chiapas y Tabasco”. En Anales deAntropología: X, IIA-UNAM, México, 1973: 57176 Ibid.: 85

109

detrás.177 Navarrete también da el término de “hamaca” al transporte personal de los

comerciantes, señores, principales, e incluso para el traslado de enfermos. En la época de

conquista los españoles se hacían llevar cuando el camino era malo y no podían ir a caballo,

de igual manera, también lo hacían los frailes.178

En la pintura mural teotihuacana, hay una gran abundancia de caminos señalados por

bandas amarillas con huellas de pies humanos, así como una figura complementaria

mostrando el sistema de transporte por tierra, la cual, fue encontrada en Zacuala e

interpretada por Laurette Séjourné (1959) como la advocación del dios del comercio para

los mexicas, Yacatecuhtli. 179

El comercio marítimo se efectuaba por medio de canoas entre lugares de la costa del

Golfo y el oriente de Yucatán, pasando por Honduras, Nicaragua, Veracruz, Cozumel,

Bahía de la Ascención, Isla de Guanaja, entre otros, además de las comunicaciones internas

a través de los ríos como el Candelaria, San Pedro, Usumancita, Grijalva y otros.180 Como

bien se sabe, el centro de México contaba con un “sistema de lagos” 181 como el de

Texcoco, y también había un sistema de ríos como el San Juan que cruza la calzada de los

muertos en Teotihuacan. Aunque el uso de este último para realizar el intercambio es aún

dudoso, seguramente había otros que se utilizaban para este objetivo. Por lo que se puede

decir que el transporte fluvial o por navegación en el Altiplano central también fue común y

muy efectivo durante siglos.

177 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 932178 Carlos Navarrete. “El sistema prehispánico de comunicaciones entre Chiapas y Tabasco”. Op. Cit., 61179 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 131180 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 931181 Carmen Lorenzo. “La circulación”. Op. Cit., 368

110

En Tenochtitlán (Posclásico), a juzgar por la gran cantidad de mercados que había, el

abastecimiento de alimentos estaba resuelto por el gran número de canoas que convergían

hacia la ciudad lacustre; el transporte por agua era el más rápido y eficaz.182

En estas travesías, las grandes canoas llevaban varios hombres que a veces iban

acompañados de mujeres y niños. Dicen las crónicas que para orientarse en las noches,

tenían especies de faros (estandartes o señales con banderas de plumas) especialmente en la

ruta Tabasco – Yucatán, pasando por Laguna de Términos.183 En breves informes sobre el

sistema de comunicación también se menciona que a través de canales artificiales y

naturales mismos que unidos a lagunas se lograba desembocar hasta el mar.184

Descripciones de frailes de la época de la conquista como Fray Tomás Torres (Visitador en

Chiapas), nos dice lo buen navegante que era el indígena cuando el tráfico de canoas era

común y donde no podía pasar en canoa lo hacía muy bien a pie.185

El sistema de transporte acuático también está representado en los murales de

Teotihuacan (Zacuala), se trata de una canoa (en un lamentable estado de conservación) que

Séjourné interpreta como la canoa que llevó a Quetzalcoatl al Tlillan Tlapallan. Es difícil

distinguir si el interior de la canoa es parte de la carga transportada o sólo indica el tipo de

material de que está constituida. El cuerpo principal parece estar formado por un tejido de

tule y una capa rosada de concha (quizás para indicar su contexto acuático).186 Sobre la

estera (conjunto de tallos entrelazados) se ven sandalias y pantorrillas como único

remanente o resto del importante individuo que navega la balsa hecha de tule. En la parte

superior del diseño se alcanza a percibir la proa profusamente engalanada con guirnaldas de

182 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 931183 Ibid.: Loc. Cit.184 Carlos Navarrete. “El sistema prehispánico de comunicaciones entre Chiapas y Tabasco”. Op. Cit., 41185 Ibid.: 52186 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 131

111

flores, mientras que de la popa cuelgan los crótalos de una serpiente de cascabel. El

concepto simbólico – decorativo de representar una serpiente que se desliza por la

superficie de las aguas es un tanto semejante al de algunas canoas de los Mares del Sur, los

barcos-dragón de China y de las barcazas vikingas en las que labraban figuras de animales

fantásticos o monstruos míticos y totems relacionados con las deidades del agua.187

Poca información existe sobre el material y técnicas de construcción de las canoas

del período Clásico, pero la pictografía no indica el uso de un tronco de árbol ahuecado al

estilo de la canoa mexica localizada en la calzada de Tlalpan que se exhibe en el Museo

Nacional de Antropología. Más bien parece que se compone de esteras tejidas de tule o de

“totora” que es una planta semejante a la que se usa actualmente en lagos y lagunas de la

región andina para las balsas llamadas popularmente “caballitos”. El hecho de que en

Mesoamérica no se hayan encontrado restos arqueológicos que demuestren su presencia, no

justifica su inexistencia, ya que son materiales fácilmente deleznables, es decir, poco

durables.188

Sin embargo, una referencia en el informe de un capitán (conquistador hispano) dice

que “hay en esta laguna (Ezatlán) muchas canoas muy bien hechas y son de cañas y de

enea”. En el diccionario no se encuentra enea; pero describe la anea como una planta

(Tifáceo) “que sirve para hacer asiento de las sillas, llamada también espadaña, que es una

especie de junco con una mazorca cilíndrica que crece cerca de los ríos y pantanos”. Es

decir que la referencia confirma la existencia de canoas o balsas de tule o de “totora”

187 Ibid.: 132188 Ibid.: Loc. Cit.

112

utilizadas para navegar sobre ríos poco profundos y lagos al estilo del Altiplano y de la

zona andina.189

Algunos otros pueblos utilizaban puentes colgantes para el paso de los ríos, o balsas

hechas de palos y aún calabazas que los hacían flotar al paso de la corriente; siendo los

botes de troncos de árbol ahuecados y trabajados por medio de hachas de piedra y con

ayuda del fuego.190

Finalmente una crónica más acerca de la situación geográfica en México y el tipo de

camino a seguir tanto por tierra como por agua, la encontramos en una de las “Cartas de

relación” que Hernán Cortés enviaba al rey Carlos V de España:

“De esta provincia de Cupilcon, según la figura que los de Tabasco y Xicalango me

dieron, había de ir a otra que se llama Zagoatán; y como ellos no se sirven sino por

agua, no sabían el camino que yo debía de llevar por tierra, aunque me señalaban en

el derecho que estaba la dicha provincia; y así fue forzado desde allí enviar por aquel

derecho algunos españoles e indios a descubrir el camino, y descubierto, abrirle por

donde pudiésemos pasar, porque era todo montañas muy cerradas; y plugo a nuestro

Señor que se halló, aunque trabajoso; porque demás de las montañas, había muchas

ciénagas muy trabajosas, porque en todas o en las más se hicieron puentes; y

habíamos de pasar un muy poderoso río que se llama Guezalapa, que es uno de los

brazos que entran en el de Tabasco, y proveí desde allí de enviar dos españoles a los

señores de Tabasco y Cunoapá a les rogar que por aquel río arriba me enviasen

quince o veinte canoas para que me trajesen bastimentos en los carabelones que allí

estaban, y me ayudasen a pasar el río, y después me llevasen los bastimentos hasta la

189 Ibid.: 133190 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 932

113

principal población de Zagoatán, que según pareció está este dicho río arriba del paso

donde yo pasé doce leguas; y así lo hicieron y cumplieron muy bien, como yo se lo

envié a rogar.” 191

4.5 Los comerciantes.

De acuerdo con Fray Bernardino de Sahagún, los comerciantes conocidos como los

“pochtecas”192 (nombre náhuatl que engloba a los diferentes tipos de comerciantes

profesionales que mantenían las relaciones exclusivamente con pueblos situados más allá

de la frontera de Imperio azteca) formaban una organización social muy aparte de la clase

dirigente y el pueblo en común, los macehuales.

Existían varias clases de ellos: desde los señores que regían la corporación, hasta el

joven pochtécatl que salía a su primera expedición, distintos rangos y funciones

jerarquizaban al gremio de los comerciantes. En lo alto de la jerarquía se encontraban dos

jefes: los pochtecatlahtoque “señores de los negociantes”,193 luego venían los viejos

mercaderes, los cuales, aunque no salían con las expediciones no dejaban de comerciar,

pues confiaban sus mercancías a pochtecas más jóvenes. Ellos oficiaban los rituales

correspondientes a la salida y al regreso de las expediciones, y representaban a los

pochtecas ante el tlatoani. Organizados en tribunales, impartían justicia no sólo en el caso

de litigios relacionados con el comercio sino también cuando un miembro de la corporación

incurría en delitos graves, ocasión en que incluso dictaban sentencia de muerte.194

191 Hernán Cortés. Cartas de relación. Porrúa, México, 1988: 224192 El capítulo de Sahagún dedicado a los pochtecas se intitula significativamente: “De los mercaderes yoficiales de oro, piedras preciosas, plumas ricas”. En Fray Bernardino de Sahagún. Op. Cit., III: 43193 Patrick Johansson. “Los pochtecas en la obra de Sahagún”. En Arqueología Mexicana. vol. VI, núm. 36,Marzo-Abril, 1999: 49194 Ibid.: Loc. Cit.

114

Esto constituía un privilegio excepcional en una sociedad en la que los tribunales

juzgaban a los tecuhtli y a los macehuales por igual. En la jerarquía social, debajo de los

ancianos pochtecas se encontraban los tecuhnenenque “embajadores o señores andadores”

que eran comerciantes aguerridos que habían conquistado la fama en largas y peligrosas

expediciones mercantiles por lo que eran respetados.195

Los nahualoztomeca, literalmente “habitantes ocultos de las cuevas”, se disfrazaban

con la indumentaria de los enemigos y aprendían su lengua a la perfección para no ser

reconocidos. De esa manera “infiltraban” las líneas enemigas, informaban y preparaban la

penetración de las expediciones. Los tealtianime o “bañadores de esclavos” es decir, los

que ofrecían víctimas para los sacrificios, eran otra clase dentro del gremio. Los

teyahualoanime “los que rodean a la gente” constituían una fracción marcial (aspecto

belicoso) de los comerciantes. Por último, los tecohuanime “los compradores de gente”

eran los mercaderes que se dedicaban al tráfico de esclavos.196

Como se sabe, la adquisición de esclavos era con el propósito de sacrificarlos en

fiestas especiales a favor de los dioses, para lo cual, Fray Toribio de Benavente (Motolinía)

menciona que éstos costaban muy barato.197

4.6 Dioses y ritos propios de los pochtecas.

Además de los dioses comunes a toda la colectividad, los pochtecas tenían sus

divinidades propias. Veneraban a Xiuhtecuhtli, el dios del fuego; a Tlaltecuhtli, el dios de

la tierra, y sobre todo a Yacatecuhtli, un avatar, es decir, un cambio o transformación de

Quetzalcóatl, que era la divinidad principal del gremio. Además de ser venerada en su

195 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 928196 Patrick Johansson. “Los pochtecas en la obra de Sahagún”. Op. Cit., 50197 Fray Toribio de Benavente, Motolinía. Memoriales o libro de las cosas de la Nueva España. IIH-UNAM,México, 1971: 68

115

aspecto antropomorfo, esta última divinidad también lo era bajo la forma de los báculos o

bastones que usaban los pochtecas en sus viajes:

“cortaban otros papeles para ofrecer a Yacatecuhtli, que es el dios de los mercaderes; estos papeles

ataban a un báculo de caña maciza, por todo él; y a este báculo después de empapelado le adornaban

como dios, y cuando se partían los mercaderes a tratar llevaban sus báculos y llevaban sus papeles

pintados con ulli, que era el atavío u ornamento del báculo”.198

Zacatzontli y Tlacotzontli, dioses del camino, también eran objeto de culto, así como

la fecha calendárica 1 cóatl ohtli meláhuac, literalmente “1 serpiente camino recto”.199 Una

larga secuencia ritual precedía la salida de una expedición. Establecía una dinámica

propiciatoria entre el fuego del hogar (Xiuhtecuhtli), que simboliza el centro ígneo del

universo, y el patio, que representaba la tierra (Tlaltecuhtli) fuera del territorio mexica que

se iba a recorrer. Cuatro veces los encargados del ritual pasaban del fuego al patio y del

patio al fuego, expresando asimismo la salida y el regreso por efectuarse. Yacatecuhtli, en

forma de báculo, representaba el andar, el movimiento que se debía mantener hasta el

regreso a México o a Tlatelolco.200

Cuando moría un pochtécatl en tierras lejanas, los miembros del calpulli o barrio al

que pertenecía, así como sus familiares, procedían a realizar un rito mortuorio que consistía

en la elaboración de una “estatua” adornándola con los atavíos del muerto y con papeles, la

cual quemaban en el “patio divino” de la casa del mercader a la media noche en el caso de

morir en tierras lejanas a manos de sus enemigos, y si moría por enfermedad su estatua

ataviada de igual manera era quemada a la puesta del sol.201

198 Fray Bernardino de Sahagún. Op. Cit., III: 22199 Patrick Johansson. “Los pochtecas en la obra de Sahagún”. Op. Cit., 50200 Ibid.: Loc. Cit.201 Ángel Ma. Garibay. Vida económica de Tenochtitlan. 1 Pochtecayotl (arte de traficar). IIH-UNAM,México, 1995: 171

116

4.7 Las expediciones. Los pochtecas tenían su propio tonalámatl o “libro de los

destinos”, con el cual, los sabios del gremio pronosticaban la suerte de las empresas

mercantiles y determinaban las fechas propicias para la salida y el regreso de las

expediciones. Antes de salir, los participantes de la expedición se cortaban el pelo y se

lavaban la cabeza, lo que sólo volverían a hacer hasta su regreso. Después de las

ceremonias antes mencionadas, adornaban las canoas y partían sin voltear hacia atrás, ya

que esto era considerado de mal augurio. Las esposas de los mercaderes que permanecían

en el hogar, observaban durante el tiempo que duraba la expedición un comportamiento

ritual que buscaba propiciar el regreso de sus esposos sanos y salvos. Ellas se lavaban el

cabello únicamente cada 80 días, hasta el retorno de los comerciantes.202

En cada etapa del camino se hacía un haz con todos los báculos que se reverenciaban.

Al llegar a Tochtépec la columna se dividía. Unos iban a Anáhuac Ayotlán, del lado del

Pacífico, y otros a Anáhuac Xicalanco, en el Golfo de México.203

Cuando se encontraban ya en territorios situados fuera del dominio de la Triple

Alianza (formada por los señoríos de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan), además de

empuñar sus armas, los pochtecas se ponían en la piel ungüentos con poderes mágicos que

los debían proteger contra sus enemigos. Una vez llegados a su destino final, negociaban

con los moradores de aquellas tierras.

Al regreso esperaban un signo propicio para entrar a la ciudad, se internaban

secretamente de noche, y al día siguiente se efectuaba la ceremonia que consagraba su

retorno: “el lavatorio de pies”, que se refiere a la celebración del regreso de los

202 Patrick Johansson. “Los pochtecas en la obra de Sahagún”. Op. Cit., 51203 Ibid.: Loc. Cit. Ver también esta referencia en Brigitte B. De Lameiras. “El mercado y el estado en elMéxico Prehispánico”. En Jesús Monjarás Ruíz. Mesoamérica y el centro de México. Antología. INAH,México, 1985: 364

117

comerciantes y la elaboración de ofrendas, antes del “convite” (invitación) a un banquete

que reunía a familiares y dignatarios pochtecas.204

4.8 Los mercaderes mayas.

Aunque las relaciones comerciales en la región maya fueron más bien de carácter

pacífico, hay referencias de las pugnas entre algunas provincias en los últimos tiempos, y

de ahí que el mercader maya llamado polom, haya tenido el mismo papel que el pochteca.

Los mercaderes viajeros llamados ah polom yoc usaban un bastón y un abanico como

insignias de su rango; llevaban una bolsa o red para guardar las ganancias; empleaban

esclavos para transportar las mercancías; viajaban con escolta para repeler los ataques

enemigos; eran de posición social elevada. Algunos caciques principales seguían también

esta profesión. En algunos centros comerciales de importancia establecían barrios y

factorías especiales; tenían su dios y celebraban fiestas en honor suyo.

Como anteriormente se mencionó, el comerciante la larga distancia del Yucatán era

una persona de condición noble y rica. Traficaba principalmente con esclavos, paño y sal en

menor medida, con miel y pedernal, es decir, principalmente con materias primas. Sus

puertos de comercio se encontraban alrededor de Xicalanco, en el Golfo de México, hacia

el sudoeste, y en el Golfo de Honduras, hacia el sudeste. En esta última zona se contaba con

los almacenes y factorías en poder de los mayas, de que ya se había hecho mención.205

204 Ángel Ma. Garibay. Vida económica de Tenochtitlan. 1 Pochtecayotl (arte de traficar). Op. Cit., 78205 Román Piña Chan. “Tianquiztli”. Op. Cit., 928. Ver también esta referencia en Anne M. Chapman.“Puertos de comercio en las civilizaciones azteca y maya”. En Karl Polanyi. Comercio y mercado en losimperios antiguos. Op. Cit., 180

118

4.9 Los comerciantes en la época teotihuacana.

En el caso de Teotihuacan, los comerciantes no formaban una “institución”206 tan

compleja y organizada como en el Posclásico. De acuerdo a Jorge Angulo, el intercambio

lo realizaba una “casta de incipientes pochteca”, quienes lograron una comunicación estable

a grandes distancias.207

En el Clásico había caravanas que se componían de pequeños grupos de tamemes o

cargadores, conducidos por uno o dos dirigentes del grupo de los sacerdote – comerciantes

relacionados con alguna deidad y quienes en la cultura mexica se convierten en los

pochteca antes descritos.208 Sin embargo, con la valiosa ayuda de las evidencias

arqueológicas como la pintura mural, se pueden inferir aspectos de la vida de los pochtecas,

mismos que posiblemente ya existían en tiempos teotihuacanos.

Por ejemplo: la práctica de ritos y celebraciones que eran comunes en Tenochtitlan,

también lo eran en Teotihuacan, ya que ambas ciudades eran fuertemente religiosas. Y si

en Teotihuacan gobernaban sacerdotes, es posible pensar que se hacían ceremonias para

todo tipo de actividades como la agricultura y los juegos, lógicamente también se

“bendecía” el intercambio.

De las divinidades propias del pueblo de Teotihuacan como Huehueteotl “dios del

fuego”, el que más advocaciones tiene es una deidad representada dentro del agua

proporcionando semillas a la humanidad, como aparece en Zacuala, donde también se le ve

representada cargando maíz en un cesto o huacal atado a la espalda, llevando en la mano

una mazorca completa con el maíz en la punta. Ambas representaciones tienen las mismas

206 De acuerdo a Karl Polanyi, se entiende por “instituciones” las relaciones sociales generales de los hombresentre sí en una sociedad dada. En Karl Polanyi. Comercio y mercado en los imperios antiguos. Op. Cit., 15207 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 130208 Ibid.: Loc. Cit.

119

características, y se cree que se trata del dios “Tlaloc” por las llamadas anteojeras o discos

en los ojos, lo cual es muy propio de este dios.209 Como bien se conoce, Tlaloc presidía

todo tipo de ceremonias en la sociedad teotihuacana. En Teotihuacan no existió un dios de

los mercaderes semejante al Yacatecuhtli mexica del Postclásico, pero el comercio externo

en esta ciudad del Clásico pudo haber estado bajo la égida del Tlaloc – jaguar representado

por el jaguar reticulado (cuya piel se asemeja a una red), que se localiza en Tetitla y en

otros murales teotihuacanos.210 No sería difícil entonces que la red del sacerdote – jaguar

significara literalmente la red formada por el sistema de intercambio comercial establecido

a nivel regional e interestatal. Por lo tanto, los comerciantes teotihuacanos también tenían

sus dioses como los pochtecas.

Es importante mencionar que el tipo de vestimenta y tal vez los mismos atributos

tanto de dioses como de personajes plasmados en la pintura mural o en las efigies de

Teotihuacan, parecen haber perdurado hasta la fase mexica. Tal es el caso del báculo, un

bastón que formaba parte de la indumentaria de los comerciantes. En relación con lo

anterior, Anne Chapman nos dice que algunos de los pochtecas, y quizá todos ellos,

llevaban un báculo negro de madera, símbolo de su dios Yacatecuhtli. También llevaban

abanicos, trigo mojado y otros alimentos secos para el viaje. Algunos de los portadores eran

esclavos y otros humildes tamemes (cargadores), vestidos con harapos y tratados como

bestias humanas de carga.211

Los comerciantes adornaban su báculo con papeles que extraían de la corteza de los

árboles, y tal como ocurría en la época de los mexicas, además de pintarlos con el

209 Ibid.: 140210 Ibid.: 131211 Anne M. Chapman. “Puertos de comercio en las civilizaciones azteca y maya”. En Karl Polanyi. Comercioy mercado en los imperios antiguos. Op. Cit., 184

120

característico color negro sacado de una especie de goma que podía adquirirse en el

mercado conocida con el nombre de ulli 212 En Teotihuacán posiblemente ocurría algo

similar; que como lo demuestran las pinturas en Zacuala y en Atetelco, los posibles

báculos representados están ricamente adornados y llenos de simbolismo.

De igual manera a los pochtecas, los comerciantes teotihuacanos posiblemente

usaban insignias como lo eran los bezotes de ámbar, incluso alguna indumentaria distintiva

como lo asegura Millon al referirse a la localización de algunas figuras teotihuacanas

usando armadura de algodón e incluso cascos.213 Como ejemplos de esos distintivos en las

indumentarias, tenemos a los sacerdotes sembradores en Tepantitla, que llevan en la mano

su bolsa en la que portaban copal, o los guerreros representados con sus escudos o chimallis

a un costado de ellos en Teopancazco y en Zacuala.214

Finalmente, en la época prehispánica de México eran comunes las pugnas entre

regiones defensoras de sus dominios por lo que los viajeros como lo eran los comerciantes

tenían que defenderse, y en razón de que estaban expuestos a ser atacados en el camino

cuando pasaban cerca de tierras enemigas, se veían obligados a llevar armas defensivas o

equipo militar que consistía principalmente en puntas de lanza, escudos y atlatls que son

lanza dardos de madera, como los encontrados en un sitio teotihuacano o de periodo

teotihuacano llamado Metlapilco, en el centro – sur de Morelos en un contexto de la etapa

Xolalpan.215

212 Fray Bernardino de Sahagún. Op. Cit., II: 326213 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 147214 José Rodolfo Cid Beziez. “Nuevos datos sobre el militarismo en Teotihuacan”. Op. Cit., 23215 Rene Millon. “The last years of Teotihuacan dominance”. Op. Cit., 146

121

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127

CAPITULO 5: ANÁLISIS ICONOGRÁFICO. MURAL DE LAS OFRENDAS O

“MERCADO”

5.1 Introducción.

El presente análisis visual del desaparecido mural de “Las Ofrendas o Mercado” 216

descubierto por Leopoldo Batres (1886), intenta descifrar desde el punto de vista histórico

uno de los aspectos más importantes de la sociedad teotihuacana, que es el intercambio.

Como parte fundamental en este trabajo de investigación, considero que el mural significa

un ejemplo y una prueba plástica del intercambio teotihuacano, y puedo decir que me ha

sido útil para el conocimiento del comercio antiguo de México. Esta recopilación

informativa se apoya en los métodos de la investigación arqueológica y proporciona otros

datos complementarios sobre aspectos como son el vestido, el adorno y ciertas costumbres

o idiosincrasias que tenían los teotihuacanos, así como el uso de materiales orgánicos en

estructuras y otros elementos o utensilios o de algunas formas de realizar el intenso y

extenso intercambio comercial, además se observa el consumo de frutos foráneos y bebidas

locales.217

La importancia del análisis visual en la historia del arte radica en que nos permite

comprender la obra de arte con mayor profundidad.218 La obra es única, y su todo sólo se

puede conocer y disfrutar a través de componentes integrales como son la forma, la idea y

el contenido, que deben desglosarse. La descripción de la imagen se realiza de izquierda a

216 Existe buena copia del mural en el Museo Nacional de las Culturas y en el Museo Nacional deAntropología de la Ciudad de México.217 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 133218 Alejandra González Leyva. “Un método de análisis visual”. En Revista de la UAEM, Toluca, julio-septiembre 1991: 69, su propuesta es aplicable en el estudio de la plástica universal donde cada obra de arteademás de sus rasgos individuales, posee características universales que la identifican con su momentohistórico. Su método es sólo una base para desarrollar la capacidad de análisis visual, independientemente delos otros elementos que entran en juego al estudiar las obras de arte.

128

derecha, esta descripción es una narración de lo que acontece en la escena, y para ello es

necesario atender, al menos, los mencionados elementos.219

El mural de “Las Ofrendas o Mercado” pertenece a la pictografía prehispánica

mexicana. Más allá de resultar espléndidas representaciones artísticas, los murales de

Teotihuacan en general constituyen un lenguaje plástico cuyo contenido genera múltiples

lecturas, muchas de ellas aún no descifradas para nosotros. Esta escritura prealfabética

describe acontecimientos, relatos, pasajes históricos o hechos míticos. Muchas escenas y

numerosos diseños encuentran sus claves profundas en la combinación de colores, el tipo

de emblema y el espacio donde se encuentran situados. La pintura prehispánica se

desenvuelve en el ambiguo reino de la metáfora, donde la representación realista se

entrelaza con la simbólica o abstracta.220

Beatriz de La Fuente menciona la diferencia entre pintura mural y lo que es el

relieve policromado: la pintura mural se define como la representación de imágenes en una

superficie arquitectónica bidimensional, como se ve en el mural de “Las Ofrendas o

Mercado”. Así mismo, el relieve policromado se refiere a los muros relevados que también

estaban pintados, los cuales son formas e iconos en relieve que se apoyan y proyectan sobre

los muros, cuyo carácter realzado produce un efecto de claroscuro. Igualmente fueron

usados con frecuencia por los pueblos prehispánicos.221

219 Ibid.: 68220 Jorge Angulo V. “La pictografía en Teotihuacan”. En Arqueología Mexicana. vol. III, núm. 16,noviembre-diciembre 1995: 24221 Beatríz de La Fuente. “La pintura mural prehispánica en México.” En Arqueología Mexicana. vol. III,núm. 16, noviembre-diciembre 1995: 6

129

5.2 Datos generales de los murales teotihuacanos.

La plástica teotihuacana.

La plástica significa la expresión del artista al moldear una sustancia blanda como la

arcilla o la cera. En el caso de la pintura mural, la fuerza plástica está en moldear y preparar

la pintura en las tonalidades deseadas para que una vez plasmada en los muros (trazados

previamente para el acomodo homogéneo del pigmento), los colores (de origen mineral)

dieran vida y movimiento a personajes, animales o la naturaleza; provocando ideas y

sentimientos en el espectador.

Nuestros antepasados construyeron su visión del mundo con líneas, colores y formas.

Dieron ser a una realidad que existe ahora y existió entonces porque imaginar conduce a

crear, voluntad suprema del hombre. Imaginó sus deidades y las funciones de cada una,

imaginó sus rituales y los cantos y oraciones que los acompañan, imaginó que los cuerpos

celestes tenían una vida propia y los dotó de vida y acción, imaginó que cada color tenía

una función, observó el comportamiento de animales y plantas y los convirtió en seres

fantásticos.

En cada región de lo que se conoce como Mesoamérica, se encontró una fórmula

única e irrepetible para convertir sus muros en soportes inigualables. El hombre

prehispánico convirtió su hábitat en espacios ordenados, exterior e interiormente. Convivió

con sus dioses convertidos en escultura y pintura y transformó su entorno en un espacio

mágico, habitado por seres híbridos (constituidos por elementos de distinto origen) que

reflejaban aquello que alguna vez imaginó.

La fusión de pintura y escultura en los espacios construidos por el hombre existe en

las grandes culturas del mundo. Las culturas de Mesoamérica dotaron de formas y colores

los muros de sus construcciones, al igual que egipcios y romanos. Lo que hoy se conoce

130

como arquitectura, escultura y pintura eran un acontecimiento inicial y unitario de la

expresión creadora del hombre llamada hoy integración plástica.

En Teotihuacan una característica plástica notable de la pintura mural es la saturación

homogénea del color, la cual, unida a la lisura y calidad vítrea de la capa pictórica, hace que

los murales semejen placas de mármol coloreadas. Su analogía formal se encuentra en la

naturaleza geométrica e idealizada de las imágenes. Ante el espectador surgen formas

policromadas que flotan en un fondo rojo oscuro; a pesar de estar inspiradas en referentes

reales como animales, plantas, etc.222

La pintura adosada a los muros de habitaciones, templos y algunos exteriores, califica

y dimensiona el hábitat teotihuacano dándole un significado, una unidad, un colorido y un

ambiente propicios. Las representaciones logran un equilibrio muy particular entre el

lenguaje pictórico bidimensional, no individualizado, geométrico, de patrones repetitivos, y

el tipo de arquitectura a la cual se adosan. El arte teotihuacano crea, a través de la

particularidad de su pintura, que es mural, un espacio pictórico-arquitectónico dotado de un

orden regular y preciso tanto a nivel constructivo, como en la apariencia física y de

organización formal de las pictografías. Los conceptos se traducen en formas y figuras

polícromas que al estar adheridas a los muros de recintos habitables, logran conformar un

mundo visual que incluye dentro de sí a los individuos. La pintura mural es creadora de

espacios pictóricos y por lo tanto, es un instrumento de comunicación que logra aglutinar a

la comunidad que la produce.

Cuando Teotihuacan surge como un estado-ciudad en la cuenca del Valle de México,

crea un conjunto de convenciones artísticas que difieren de la tradición plástica

222 Diana Magaloni. “Técnicas de la pintura mural en Mesoamérica”. En Arqueología Mexicana. vol. III, núm.16, noviembre-diciembre 1995: 17

131

mesoamericana dominante hasta el momento. La tradición olmeca en un principio y

posteriormente Monte Albán y el arte maya, glorifican en sus esculturas monumentales, en

sus estelas y en sus pinturas el poder y la jerarquía de sus dirigentes. Las representaciones

por tanto buscan el apego a las formas de la naturaleza. Teotihuacan por el contrario genera

una forma de expresión abstracta e impersonal. Este cambio en las convenciones artísticas

expresa la necesidad social de mantener unidas en la gran urbe a comunidades distintas. Es

un arte corporativista, estatal y por lo tanto impersonal.

Los teotihuacanos perfeccionan una solución plástica (la técnica mural), que les

permite crear un espacio habitable, particular y distinto al de la naturaleza. Un espacio

pictórico-arquitectónico dotado de conceptos e imágenes, que se repiten en patrones

ordenados, como una luminosidad propia, donde el tiempo transcurre bajo otras

condiciones y en el que pueden penetrar y moverse los individuos.

Hablar de la pintura mural desde el punto de vista de su tradición pictórica implica

desentrañar cuáles fueron las soluciones plásticas y técnicas desarrolladas por el gremio de

artistas teotihuacanos. Así mismo, exige tomar en cuenta que estas soluciones estaban

destinadas a dar realidad física a un conjunto de conceptos relacionados con eventos

sobrenaturales que parecen hablar de las funciones del universo, de la jerarquía divina, en

fin, de las razones con las que el hombre de ese momento se explicaba la existencia y el

orden al que debía sujetarse la vida.

Esto es, la técnica de pintura mural como técnica pictórica arquitectónica, es en sí

misma una característica del arte teotihuacano. La arquitectura está hecha para mostrar los

murales, los murales le dan significado a lo arquitectónico. No tiene sentido, por lo tanto,

132

considerar ya sea a la arquitectura como a la pintura mural, separada una de la otra. La

pintura mural es diseño arquitectónico.223

Entonces, no es casual que la plástica teotihuacana desarrolle una forma de expresión

de alta complejidad como es la pintura mural. Esta última, además de ser una técnica de

representación pictórica (como la pintura de caballete, sobre papel y tabla), es una técnica

arquitectónica que delimita y califica al espacio tanto en un sentido material como en un

sentido simbólico, dotándolo de dimensión y significado. Por otro lado es la única

representación pictórica que adquiere una dimensión real al abarcar al espectador en su

marco referencial.

Entre los elementos plásticos y técnicos más relevantes de la pintura teotihuacana se

encuentran, por una parte, la apariencia cristalina, brillante, compacta del color. Por la otra,

la precisión de las formas que semejan recortes superpuestos de manera que van generando

una composición estructural como si se tratara de un vitral.

Las policromías se realizan saturando cromáticamente cada área de color, por ello,

las superficies densas y compactas, al ser visualmente equivalentes, respetan el mismo

plano acentuando la bidimensionalidad. No se pintan representaciones que procuren dar la

sensación de volumen (tridimensionalidad) por medio de áreas oscuras y acentos lumínicos,

tampoco se observa el principio de luminosidad, es decir, oscuridad para crear la ilusión de

cercanía o de lejanía. Los cambios de tono a partir de un mismo color no tiene nunca una

intensión naturalista. Las formas coloreadas pueden surgir de un trasfondo rojo oscuro,

donde parecen estar flotando, o bien se encuentran inmersas dentro de un espacio

completamente lleno de pequeñas formas polícromas. Al estar dentro de estos contextos, las

223 Diana Magaloni. “El espacio pictórico teotihuacano. Tradición y técnica”. En Beatríz de La Fuente. LaPintura mural prehispánica en México: I Teotihuacan. Op. Cit., 189

133

figuras no presentan características de peso o liviandad, al no existir sombras no es posible

representar estos efectos. Aparecen ante el espectador figuras que a pesar de estar

inspiradas en referentes reales como animales, plantas y figuras humanas, tienen poca

semejanza con las formas que estos seres asumen en el mundo natural.

En resumen, las soluciones plásticas empleadas, como la saturación homogénea de

los distintos colores, así como el empleo de trasfondos “fantásticos” de los cuales emergen

las figuras a manera de mosaicos, están destinadas a apoyar la cualidad simbólica y virtual

de las representaciones. Las composiciones están regidas por sus propias leyes visuales, y

conforman en este sentido un lenguaje pictórico autónomo, diferenciado radicalmente de

las normas de percepción natural.224

Los colores.

En el aspecto de los colores, sus relaciones dependen de simples reglas de

clasificación. Se distinguen colores fríos (verde o azul) y colores cálidos (rojo o amarillo);

colores fundamentales (azul, rojo, amarillo) y colores complementarios (violeta, naranja,

verde).

Este análisis plástico permite realizar la lectura del documento gráfico y pone las

bases de la explicación determinando el tema elegido por el artista y los medios utilizados

para representarlo, por ejemplo, la situación de los personajes en una composición, efectos

de la misma, de las masas (conjunto de personajes o elementos que forman cada obra), del

224 Ibid.: 190

134

color y de la materia (sustancia con la cual está hecha la obra, en este caso, los pigmentos

minerales y colorantes orgánicos) privilegiando o no ciertas zonas.225

Los artistas teotihuacanos habitaron una región rica en minerales, factor que supieron

aprovechar al máximo. Desde los más tempranos murales, se maneja la combinación de

diversos pigmentos para obtener gradaciones particulares de un color. En el periodo inicial,

por ejemplo, los murales presentan tres matices de color verde, además de rojo, ocre y

negro. Un verde fresco, hecho con malaquita pura; otro similar al tono oliva, que se conoce

como verde seco, en el que combinan malaquita (verde) y óxidos de fierro (rojo, ocre y

café); y, por último, un tono oscuro verde-azulado, en el que añaden azurita (azul) a la

mezcla. Las tres tonalidades parecen estar representando las cualidades de sequedad y

humedad de los fenómenos naturales, como los vegetales y la lluvia.

Posteriormente, cuando el fondo de la pintura mural se comienza a pintar

sistemáticamente de rojo oscuro (hematita), hacia el 300 d.C., se da inicio a un manejo

interesante del color, dedicado con probabilidad a la representación de sucesos nocturnos.

Al hablar de los murales con gradaciones de rojo, donde las figuras poseen el mismo color

del fondo, se han logrado distinguir los perímetros y algunos otros detalles importantes

gracias a tonalidades más oscuras, hechas al aplicar un estrato delgado de negro sobre el

tono rojo de base, o más claras, al mezclar el rojo con ocre y blanco en proporciones

variadas, produciendo un rosa medio y un claro. De esta manera, las composiciones en rojo

simulan ausencia de luz, puesto que el ojo humano capta solamente intensidades de

luminosidad y no ve colores. En los murales policromos se emplea una gama abundante de

tonos, ya que casi todos los colores se presentan en sus gradaciones oscuras y claras.

225 Michel Peronnet. “Comentario histórico de un documento gráfico”. En Michel Peronnet. El siglo XVI: Delos grandes descubrimientos a la contrarreforma (1492-1620). Op. Cit., 14

135

La identificación de pigmentos por medio de difractometría de rayos X, muestra que

los colores son básicamente de origen mineral. El azul marino es la única excepción; éste se

fabrica al fijar un tinte orgánico no identificado sobre un sustrato inorgánico, al parecer

sulfato de calcio, hecho que podría indicar que en Teotihuacan se practicaba una técnica

similar a la del conocido azul maya, pero con otros materiales.226

Hablar de la tecnología de color implica por una parte, conocer las materias primas con las

que se produce, esto es los pigmentos minerales y colorantes orgánicos. Por otra, significa

analizar los métodos de creación de tonos distintos (mezcla de pigmentos, superposición de

estratos) y los procedimientos de molido y dispersión de los minerales al formar películas

de color. El estudio se realizó mediante dos técnicas de análisis: a) la identificación de los

pigmentos con difractometría de rayos X en polvos; ya mencionada antes, y b) el análisis de

creación de tonos y evaluación de las dispersiones y molido de pigmentos, mediante

microscopía óptica.

Paralelamente, el análisis del uso del color, contempla también las soluciones

visuales que se proponen mediante la convivencia de distintos colores en una organización

determinada, logrando colorido, contraste, valor tonal y luminosidad.

De acuerdo a Diana Magaloni, la clave que marca el cambio en la técnica del

muralismo en Teotihuacan, es la aplicación en dos rojos distintos. Lo primero que viene a

la mente cuando se hace una referencia a la pintura mural teotihuacana es la gran profusión

del color rojo.

226 Diana Magaloni. “Técnicas de la pintura mural en Mesoamérica”. Op. Cit., 21

136

Quien ha estado en contacto con las pinturas puede visualizar el color “rojo

teotihuacano” presente como fondo de la mayoría de las pinturas conocidas. Sin embargo,

este rojo teotihuacano de valor tonal oscuro y matiz guinda no fue el color utilizado al

comienzo de la pintura mural. Las primeras estructuras, esto es, el Conjunto de los

Edificios Superpuestos, la Pirámide de Quetzalcóatl, el Templo de los Caracoles

Emplumados, el Templo de la Agricultura, entre otros, fueron decorados con otro tono de

rojo, más luminoso y de matiz naranja.227

Estos dos rojos, uno claro, el otro oscuro, uno cálido (con tendencia al amarillo), el

otro frío (con tendencia al azul), son un dato técnico que ayuda a diferenciar la Primera fase

técnica de las subsiguientes, la cual fue interrumpida en los inicios de la siguiente fase

técnica en Tlamimilolpa, alrededor del 200 d.C. Cabe mencionar que la técnica de la

pintura mural prehispánica tuvo distintas fases de desarrollo (IV en total) relacionadas con

la cronología establecida para Teotihuacan: considerando que las primeras representaciones

murales pertenecen al periodo arqueológico Tzacualli – Miccaotli (1 – 200 d.C.) se

continúa durante las fases Tlamimilolpa Temprano y Tardío (200 – 450 d.C.), Xolalpan

Temprano y Tardío (450 – 650 d.C.) y se termina con la fase Metepec (650 – 750 d.C.).

Considerando a la fase Tzacualli – Miccaotli como el comienzo de la tradición teotihuacana

de pintura mural.228

227 Diana Magaloni. “El espacio pictórico teotihuacano. Tradición y técnica”. Op. Cit., 206228 Ibid.: 197

137

5.3 Cultura y área perteneciente. El mural pertenece a la cultura teotihuacana originaria

del Altiplano central, una de las áreas culturales de Mesoamérica.

5.4 Fecha de realización. Entre las fases Tzacualli – Miccaotli (1 – 200 d.C.) o

Teotihuacan I y II (primeras fases cronológicas de la ciudad).

5.5 Modo de presentación y ubicación.

El mural fue localizado en un templo, junto con otros dos frescos que también han

desaparecido. Dicho lugar tiene por nombre “Templo de la Agricultura”, dado por

Leopoldo Batres, posiblemente por encontrarse representaciones de frutos y caudales de

agua irrigando semillas plantadas en la tierra. Esta construcción se ubica en el lado

occidental de la avenida principal (calzada de los Muertos), cerca de la plaza de la Luna.229

El Templo de la Agricultura era una superposición de cuatro estructuras constructivas. En

la primera estructura compuesta de talud y tablero había (en el paño remetido del tablero)

grecas rojas. En el muro del fondo de un salón o vestíbulo, de una subestructura

sobrepuesta a la anterior, es decir de la segunda época, se pintaron los tres murales: el

central (de flores, caracoles y frutos) de 340 cm. de ancho y 235 cm. de alto, y los otros dos

laterales (las ofrendas y el búho) de 185 cm. de ancho y 215 cm. de alto. Estos murales

mostraban dos tiempos pictóricos sucesivos, en el más reciente el color de fondo de las

bandas es verde oscuro.230

229 Manuel Gamio. La Población del valle de Teotihuacan. 6 vols., INI, México, 1979: II, 136230 Beatríz de La Fuente. “Templo de la Agricultura”. En Beatríz de La Fuente. La pintura mural prehispánicaen México: I Teotihuacan. Op. Cit.: I, 103

138

5.6 Naturaleza del documento. El mural como documento gráfico231 según el concepto

que nos da Michel Peronnet, es una obra artística, en este caso de naturaleza arqueológica.

Composición de la obra.

La composición general o la organización de los elementos en las pinturas del

Templo de la Agricultura (mural de las ondas, conchas, flores y caracoles, mural de las

ofrendas y mural del ave estilizada o búho), es muy similar: bandas horizontales

sobrepuestas, separadas entre sí por otras bandas más angostas, de color rojo-naranja, que a

intervalos regulares se apuntan en ángulo hacia arriba que simulan ondas de agua.

En la parte baja las bandas se cubren por hiladas rítmicas de conchas rojas y

amarillas; por encima de éstas una banda en rojo oscuro mostraba flores cuatripétalas que

pendían de tallos verdes, los cuales también sostenían capullos; más arriba había bandas de

color verde claro seccionadas en cuadretes y otras más de color blanco. En lo alto se repetía

el diseño de las flores. En el muro lateral derecho se advertía superposición de pintura en la

parte baja; en ella se reconocían, además de las conchas, caracoles y volutas decoradas que

formaban un abigarrado conjunto con variedad de colores.

El muro central mostraba también diferencias: en lo bajo conchas y caracoles, y

volutas extensas y encontradas; al centro en la parte alta una especie de tocado, que

recuerda a otros que se miran en varias imágenes teotihuacanas, y que pudieran simbolizar

la imagen de una deidad, estuvo compuesto por bandas en semicírculo de distintos colores,

una suerte de diadema de triángulos amarillo y negro, y un remate de plumas verdes.

231 Se entiende por documento gráfico: todo documento histórico que no revela palabra escrita u oral, queposee un sistema de comunicación basado en el ojo humano, y está estructurado para ser percibido,comprendido y analizado por el ojo. En Michel Peronnet.”Comentario histórico de un documento gráfico”.En Michel Peronnet. El Siglo XVI: De los grandes descubrimientos a la contarreforma. 1492 – 1620. Madrid,Akal, 1990: 12

139

En la cenefa (borde) superior había una hilada horizontal de anillos verdes dispuestos

en intervalos regulares. Los elementos de este mural están ordenados simétricamente,

destinados a desarrollar un ritmo particular, horizontal, recursos que ordenaron las

representaciones del agua, guirnaldas, flores, conchas, caracoles marinos, frutas y hojas; así

se obtuvo un mural que es la expresión religiosa de la germinación y la rogativa para tener

las aguas a favor de los dioses, o bien, es la representación del intercambio entre los

teotihuacanos.232

En la parte posterior del mismo edificio se encontraba la pintura de “Las ofrendas”,

en ella, se aprecia la finura de la línea que describe los perfiles de las pequeñas figuras que

componen la escena. Ésta se ha llamado de “Las ofrendas” porque las acciones ahí

representadas sugieren que los personajes, sentados y de pie, ofrecen distintos dones de la

tierra a dos grandes imágenes que se han interpretado como deidades, como braseros con

flamas, y también como construcciones en cuyo interior hay un sahumerio con flamas. Los

supuestos ofrendantes llevan palomas, maíz, y otros objetos, y entonan oraciones o cantos

según se aprecia por las vírgulas del lenguaje que salen de sus bocas, aunque también nos

da la impresión de que están intercambiando sus productos. Al respecto Rene Millon dice:

“Podemos suponer que la prosperidad de Teotihuacan hubiera dependido en el

mantenimiento de libre acceso a Teotihuacan de sus peregrinos, comerciantes y otros

visitantes, y en la paz del mercado y en el acceso libre al mercado y a los adoratorios,

templos y ceremonias los cuales atraían la gente por razones predominantemente

religiosas”.233

232 Beatríz de La Fuente. “Templo de la Agricultura”. En Beatríz de La Fuente. La Pintura mural prehispánicaen México: I Teotihuacan. Op. Cit.: I, 104233 Rene Millon. Apud Eduardo Matos Moctezuma. “La cultura teotihuacana”. En Román Piña Chan. Lospueblos y señoríos teocráticos. El periodo de las ciudades urbanas. Op. Cit., 36

140

La escena se lleva a cabo sobre dos amplias corrientes de agua con semillas y

conchas en su interior, y en cuya parte alta se levantan crestas que sugieren movimiento de

las corrientes. La pintura reconstructiva que ilustra Manuel Gamio es copia de la que para

Batres hizo L. G. Becerril y no es totalmente confiable para una lectura correcta.

Otro fragmento de pintura mural que ilustra Gamio es el de una ave vista de frente,

con las alas extendidas; hay también referencia a restos pictóricos con secciones de caracol

entrelazadas, y a un tablero con la representación de bastones de mango curvo que

muestran diseños horizontales y transversales, cinco gotas descendentes que bajan del

mango y un haz de plumas descendente. Es notable el fondo negro de la pintura. De éstos

se conserva una parte en la bodega de Teotihuacan. Estos fragmentos fueron hallados

durante las exploraciones de 1917.234

5.7 Título de la obra. “Las ofrendas” dado por Hermann Beyer (1922), o “Mercado” por

Rene Millon (1973).235

234 Beatríz de La Fuente. “Templo de la Agricultura”. En Beatríz de La Fuente. La Pintura mural prehispánicaen México: I Teotihuacan. Op. Cit.: I, 107235 Jorge Angulo V. “Teotihuacan. Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 180

141

5.8 Idea directriz que ofrece la obra.

Partiendo del título de la obra, la idea fundamental es que el pueblo teotihuacano

rinde culto a los dioses brindando presentes de diverso tipo (animales y comida) por los

favores recibidos. Y partiendo de la ilustración, la imagen misma, se puede pensar en una

escena de la vida cotidiana en la ciudad, donde la idea fundamental es el intercambio entre

la población y la concurrencia en un mercado, porque aparecen personajes instalados en su

lugar (sentados) ofreciendo su mercancía a los “marchantes”, las personas que están de pie.

5.9 Análisis visual (lectura del mural).

Tema escenográfico.

Podría decirse que el mural teotihuacano proyecta un doble tema escenográfico.

Desde el punto de vista religioso, es un momento de devoción de los habitantes de la

ciudad, es la escena de una práctica religiosa (brindar presentes a los dioses). Desde el

punto de vista económico, se trata de la anécdota del intercambio en el mercado.

Elementos del cuadro: ambiente y decorado.

En el mural vemos elementos relacionados con la naturaleza y la agricultura como

son: los dos niveles de agua conteniendo semillas y por supuesto los artículos que ofrecen e

intercambian los personajes, y que son producto de la naturaleza. Por lo tanto se refleja un

ambiente propicio y fértil para sembrar, cazar y pescar. Como parte del decorado, tanto del

lado derecho como del izquierdo, se encuentran dos estructuras idénticas que, desde un

punto de vista muy particular, posiblemente reflejen el interior de un templo, las cuales

están decoradas con incrustaciones de piedras de distinta forma y tamaño, y parecen tener

en el interior unas vasijas donde quemaban el incienso utilizado en los rituales que se

142

realizaban al aire libre o en cada casa, cuyo humo parece salir de los orificios.

Aparentemente están colocadas en unos pedestales que parecen braseros.

Del mismo lugar se distinguen unas líneas delgadas y puntiagudas asemejando lanzas

como parte de la decoración de estos motivos, que quizás puedan tratarse también de

columnas finamente grabadas con grecas, las cuales formaban parte de la decoración del

mercado en Teotihuacan. El mural es un ejemplo del mismo. En relación con las posibles

columnas de un tianguis que nos muestra la pintura, Kenneth Hirth discute la probable

existencia del mercado como una entidad arquitectónica formal, es decir, que los mercados

de las grandes ciudades fueron rodeados por un muro o arcada para separarlos, o bien

identificarlos del resto de la ciudad, teniendo a la vez construcciones internas. Aunque es

difícil identificarlos arqueológicamente, cabe la posibilidad de que en Teotihuacan el

mercado tuviera su propia estructura arquitectónica como el famoso mercado de

Tlatelolco.236

Es interesante mencionar lo que varios autores opinan de las estructuras que

aparecen en ambos lados del mural. Jorge Angulo describe unas plataformas estructurales

definidas por una fina línea que deslinda el contorno de un basamento carente de templo,

aunque no se aprecia en la obra, se sabe que estaba coronado directamente por una almena

central con el símbolo del año compuesto por los glifos del agua. Se señala que los

semiperdidos templetes pudieron estar superpuestos a otra etapa pictórica, por lo que no

aparecen muy definidos en la pintura. Beyer considera que pudo ser un temazcal o baño de

vapor, delineado dentro de la gran mancha negra situada sobre cada basamento piramidal,

236 Kenneth Hirth. “La identificación de mercados en contextos arqueológicos: una perspectiva sobre elconsumo doméstico”. Op. Cit., 42. De hecho, el área del mercado fue ubicada por R. Millon en el llamado“Gran Conjunto”, frente a la Ciudadela. Rene Millon. Apud Eduardo Matos Moctezuma. “La culturateotihuacana”. Op. Cit. 34

143

puesto que salen volutas de fuego. Batres interpreta la mancha como la silueta de un

insecto, Beyer insiste en que se trataba de una masa ardiente de la que salen lenguas de

fuego, y humaredas en la cima de un altar.237

La pintura del Templo de la Agricultura además de presentar dos elementos laterales

iguales, presenta un número variable de elementos formando distintos agrupamientos que

conforman varias escenas. La importancia relativa de los componentes que decoran y

ambientan la obra, está en que muestran lo ricamente decorado que eran los templos, tanto

dentro como por fuera. Así mismo, en el mural de “Las Ofrendas”, sus componentes

demuestran el gran significado de la agricultura y el trabajo artesanal de esa época, por lo

que ambas actividades parecen constituir la condición más necesaria y poderosa para

desarrollar el intercambio. 238

Personajes y elementos iconográficos.

Hay una serie de personajes miembros de la comunidad urbana y posiblemente rural

en diferentes poses y actitudes: en total son once, algunos están de pie, otros

completamente sentados o en cuclillas. Sólo los personajes en la escena de la parte superior

del mural al parecer, están intercambiando pan y el resto se dedica a la ofrenda de

presentes.

237 Jorge Angulo V. “Teotihuacan: Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 110238 Rene Millon. “La agricultura como inicio de la civilización”. En Ignacio Bernal. Esplendor del Méxicoantiguo. 2 vols., CIAM, México, 1982: II, 997. No se puede negar la importancia de los sistemas locales deirrigación para abastecer residentes dentro de la ciudad que junto con la expansión de actividades artesanalesjugaron un rol significativo, si es que no dominante en el crecimiento de Teotihuacan. Kenneth Hirth. Tradeand exchange in early Mesoamerica. University of New México, Albuquerque, N.M., 1984: 3

144

Prácticamente todos están ataviados con adornos como orejeras, collares de cuentas

esféricas o chalchihuitl, tocados con plumas y en forma de aves, algunos llevan un sencillo

sombrero o tocado al estilo copalli mexica, el personaje de la parte inferior tiene un

sombrero en forma de cono y otros sólo llevan el pelo largo y suelto. Algunos presentan

sandalias o cactli; estas últimas, son características de los sacerdotes; otros están descalzos.

La vestimenta que presentan es variada: algunos personajes con tocado están semidesnudos

cubiertos sólo por un paño de caderas (maxtlatl), una especie de “taparrabo” que se anuda

en una variedad de formas.239

Algunos llevan mantas, capas o faldellines, estos últimos asociados con los

jugadores de pelota. En la pintura mural se muestran diversas formas del uso y variedad de

tipos de manta o tilmatl, y también pudieran incluirse los xicolli (capas). Parece que el uso

del tilmatl o tilmatli (mantas) era muy versátil ya que se representaban doblados para

sentarse o recostarse sobre ellos y se utilizaban como bolsa o receptáculo para guardar y

acarrear fruta, tal vez como el ayate y el rebozo actual.240 Parece que la manta era un

implemento que podía llevarse sobre el hombro para envolverse en los momentos de frío o

era ofrecida en trueque, como se ve en una escena pintada en Tepantitla, en la cual, un

personaje muestra su tilmatl extendido sobre la cabeza. La figura central del Templo de la

Agricultura parece vestida con un pantaloncillo corto y camisa de manga larga, aunque tal

vez se trate de una figura pintada de obscuro excepto los pies amarillos, manos y cabeza;

ese personaje también lleva una ornamentada manta al hombro, un tocado estilo copalli

mexica y un collar de cuentas de chalchihuitl.

239 Jorge Angulo V. “Teotihuacan: Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 98240 Ibid.: Loc. Cit.

145

En cuanto al tipo de vestimenta femenina, Sahagún hace una amplia descripción

mencionando a los comerciantes que vendían mujeres como sirvientas en el mercado

donde: “También las ataviaban y las vestían con muy buenos huipiles y poníanlas con

naguas ricas, labradas de diversas labores y muy costosas”.241 En el perdido mural de “Las

ofrendas”, se encuentran figuras femeninas vistiendo huipiles cuyo largo varía según la

representación, ya que a una le tapa los pies y a otra sólo le llega a las pantorrillas.

El faldellín comúnmente era usado por los hombres; tal como lo muestra el personaje

con tocado de plumas en la parte superior del mural, con el pecho descubierto cubriéndole

los pies. En estas y muchas otras representaciones de ropaje, se puede ver lo geométrico del

diseño de los tejidos de ixtle hechos con las fibras de maguey (agave) de procedencia local

y otros de algodón o ichcatl tal vez traído de la región de Itzamatitlan, Morelos donde hay

restos arquitectónicos y cerámicos teotihuacanos.242

Los elementos iconográficos que forman parte de la obra son: el agua, cuya forma

varía ya sea como gotas de lluvia, o como franjas de ganchos o grecas en sucesión que

delimitan torrentes o forman los marcos de algunos murales, señalando dinámicos ámbitos

acuáticos. En el mural de “Las ofrendas”, los dos niveles de agua representan a las aguas

lénticas, donde hay dibujos de semillas en el cauce de la corriente subterránea y a niveles

freáticos, quizás como el resultado de observar que en cuanto se humedece la árida e

improductiva tierra por lluvia o irrigación, emergen y florecen las plantas cuyas semillas se

encontraban en estado latente, tal como se ve en la parte baja del mural. 243

241 Fray Bernardino de Sahagún., Op. Cit., III: 43242 Jorge Angulo V. “Teotihuacan: Aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 99243 Ibid.: 76

146

Las representaciones de chalchihuitl (cuenta de jade) abundan en los frisos de los

templos, tal como se ve en el Templo de la Agricultura donde la banda de círculos

concéntricos en verde, se extiende sobre un diseño de líneas onduladas (del agua), que se

deslizan en forma paralela sobre los cuerpos de la estructura piramidal. Así se combinan

signos figurativos con los abstractos y se enfatiza pictóricamente el contenido del mensaje.

Esa joya verde-azul encerraba un valor simbólico, tan apreciado para la cosecha del

agricultor como la sangre para la vida humana. Es posible que en la mentalidad

prehispánica, el chalchihuitl tuviese el mismo valor que el oro ha tenido para la cultura

occidental y la contemporánea, ya que estos objetos han significado belleza, al igual que

riqueza. Se puede añadir que el teotihuacano respondió al regalo de los dioses del agua, la

vida y la fertilidad, al verter otros líquidos preciosos como ofrenda a la tierra, tal como las

fuentes describen que hacían los nahuas con el pulque, el semen y la sangre.244

Otros elementos iconográficos son los diferentes objetos que portan los personajes

del mural y que van desde un brasero, un pájaro, pequeños panes, tamales, frutas o quizás

sean huevos lo que ofrezcan algunos personajes en platos que sostienen en la mano,

algunos portan vasos de cerámica, el personaje en la parte inferior izquierda, posiblemente

tenga en sus manos una manta o tilmatl enrollada y conteniendo plumas de aves exóticas.

La figura que de acuerdo al vestido que porta (huipil) y por lo tanto se trata de una mujer,

ofrece un tipo de canasto o recipiente probablemente con pulque por los “piquitos” que lo

cubren y por las pencas de maguey que sostiene con ambas manos.

244 Ibid.: 77

147

También aparecen en la escena tres objetos en forma de pelota pintados de negro

con dos líneas en forma de cruz en cada uno de los objetos circulares, atados en la parte

superior en forma de moño y adornados con una cinta de color verde parecida a una larga

pluma, probablemente se traten de unos xiquipilli (bolsa de copal o incienso) los cuales

estaban elaborados con la piel de un animal pequeño (¿coyote?).245 Finalmente, se observa

que a cuatro de las figuras les sale de la boca la vírgula de la palabra, la cual simboliza

oraciones, cantos floridos, alabanzas o plegarias a los dioses.246

5.10 Análisis histórico.

¿Por qué se elige tal o cual tema?

Considero que los teotihuacanos eligieron el tema de la ofrenda a los dioses y así

plasmarlo en un mural, por representar una de las principales actividades de la población, la

religión. De igual manera, si se tratara de una escena del mercado tal como sugiere Millon,

se justifica la decisión de representar el intercambio por ser también importante en el

desarrollo y expansión del pueblo de Teotihuacan. Sabemos que esta cultura era

fuertemente religiosa, tenía presente cada suceso y acontecimiento, y en cada

representación pictográfica rinde tributo a dioses y hombres; posiblemente a petición de los

dirigentes quedando satisfecha y orgullosa la sociedad y sus creadores ante cada trabajo

terminado. Si ahora nos maravillamos con tales expresiones artísticas, en aquel entonces los

murales debieron ser a la vista algo inigualable.

245 Ibid.: 129246 Ibid.: 140

148

¿Por qué se elige determinado medio de expresión?

El por qué de elegir un determinado medio de expresión, que en este caso es la

pintura mural, creo que la respuesta está en el tipo de avances tecnológicos con que se

contaba en la época prehispánica. Los teotihuacanos al igual que los egipcios grababan todo

acontecimiento importante y pensaron en la forma de recordarlo y que perdurara. Siendo la

pintura y las inscripciones el medio más atinado para lograr este último objetivo. Se sabe

que utilizaban el papel (amate) fabricado con la corteza de determinados árboles, aunque

esto sólo se comprueba en la época azteca. Pero con el tiempo sólo las pinturas (llamadas

también frescos) perdurarían. Además, llegaron a ser toda una tradición y una forma de

comunicación.

¿Contiene la obra tal o cual elemento simbólico que se relaciona histórica y socialmente?

El mural de las ofrendas contiene gran cantidad de elementos simbólicos, tanto las

figuras de las personas así como los objetos y atributos que portan; están dentro de la

realidad y lo natural, a diferencia de los animales mitológicos o las deidades que sobre

pasan lo “normal”. Para George Kubler la preocupación primordial de los artistas de

Teotihuacan fue la representación fiel de las especies biológicas y objetos cotidianos, a

pesar de la preponderancia en su arte de formas compuestas que no se encuentran en la

realidad visible.247 Por lo tanto, existe una relación muy estrecha de cada elemento que

compone la obra; con la historia y la vida cotidiana de la sociedad teotihuacana.

247 George Kubler. “La Iconografía del arte de Teotihuacan”. En Alberto L. Ruz. Teotihuacan: XI Mesaredonda. Sociedad Mexicana de Antropología, UNAM, México, 1972: 69

149

5.11 Recapitulación.

El mural de las ofrendas o mercado pertenece a la pictografía prehispánica

mesoamericana. Más allá de resultar espléndidas representaciones artísticas, los murales de

Teotihuacan en general, constituyen un lenguaje plástico cuyo contenido genera múltiples

lecturas, muchas de ellas aún no descifradas para nosotros.

La pintura mural se define como la representación de imágenes en una superficie

arquitectónica bidimensional. El mural de las ofrendas fue creado por la cultura

teotihuacana, que se desarrolló en el Altiplano central mesoamericano durante las primeras

etapas de la historia de Teotihuacan (Tzacualli y Miccaotli), en los primeros 200 años de

nuestra era. Descubierto en 1886 por Leopoldo Batres en un templo denominado Templo de

la Agricultura junto con otros dos frescos, fue copiado en 1922 por Manuel Gamio.

La pintura además de presentar dos elementos laterales iguales que pudieran ser

deidades, braseros, etc., presenta un número variable de elementos iconográficos formando

distintos agrupamientos que conforman varias escenas. En Teotihuacan una característica

plástica notable de la pintura mural es la saturación homogénea del color, la cual, unida a la

lisura y calidad vítrea de la capa pictórica, hace que los murales semejen placas de mármol

coloreadas.

Los teotihuacanos perfeccionan una solución plástica que les permite crear un

espacio habitable, particular y distinto al de la naturaleza. Un espacio pictórico-

arquitectónico dotado de conceptos e imágenes, que se repiten en patrones ordenados, como

una luminosidad propia, donde el tiempo transcurre bajo otras condiciones y en el que

pueden penetrar y moverse los individuos. Entre los elementos plásticos y técnicos más

relevantes de la pintura teotihuacana se encuentran la apariencia cristalina, brillante,

150

compacta del color y la precisión de las formas que semejan recortes superpuestos de

manera que van generando una composición estructural como si se tratara de un vitral.

Los artistas teotihuacanos habitaron una región rica en minerales, factor que supieron

aprovechar al máximo. Desde los más tempranos murales, se maneja la combinación de

diversos pigmentos para obtener gradaciones particulares de un color. Hablar de la

tecnología de color implica por una parte, conocer las materias primas con las que se

produce, esto es los pigmentos minerales y colorantes orgánicos. Por otra, significa analizar

los métodos de creación de tonos distintos tales como la mezcla de pigmentos y la

superposición de estratos, así como los procedimientos de molido y dispersión de los

minerales al formar películas de color. La clave que marca el cambio en la técnica del

muralismo en Teotihuacan, es la aplicación en dos rojos distintos, siendo característico el

“rojo teotihuacano” presente como fondo de la mayoría de las pinturas conocidas.

Las pinturas murales son una de las manifestaciones plásticas más importantes de la

cultura teotihuacana. Son un complemento de la arquitectura y proporcionan información

sobre aspectos muy específicos de la vida de esa gran urbe. A través de cuatro fases, se

conforma el estilo pictórico teotihuacano, que internamente sigue un proceso que pasa, de

una sencilla fase inicial, a un abarrocamiento esplendoroso en la cuarta fase (Metepec),

después de la cual hay un gran empobrecimiento de las formas, las imágenes y los temas,

para terminar con una tendencia geometrizante, al parecer, de una tradición distinta.

El estilo teotihuacano consiste en un complejo de formas y símbolos bidimensionales

que transmiten la visión estética del pueblo de Teotihuacan. Ésta se acerca más a la

expresión conceptual que a la descriptiva y utiliza convenciones que distorsionan los

objetos reales con el fin de presentarlas de una forma nítida y comprensible.

151

5.12 Conclusión.

*Explicación simbólica de la obra dentro de su cultura.

Los murales que decoraban el Templo de la Agricultura, eran la expresión del

sentimiento religioso colectivo de su época. Todo el lenguaje pictórico de Teotihuacan

revela una austeridad implorativa. En comparación, la pintura de la cerámica maya y la

escultura clásica de Veracruz parecen notablemente más laicas. Carece de la monotonía

reverente de las letanías y plegarias de Teotihuacan.248

En el mural, cada símbolo y figura obedece al deseo de mostrar las acciones que

formaban parte de las costumbres de esta cultura, representadas por medio de imágenes

adecuadas. Es aún sorprendente ver cómo ante los símbolos que integran la llamada

expresión artística (pintura mural, escultura y objetos cerámicos), se encuentran datos para

descifrar ciertas claves que permiten comprender el pensamiento mítico-religioso que

circundaba la mente del teotihuacano. Ese pensamiento quedó plasmado en una diversa

serie de símbolos con rasgos comunes o de gran semejanza a los de otros grupos que

compartían la cultura mesoamericana de esa y otras épocas, como si toda esa expresión

gráfica estuviera basada en un mismo pensamiento mítico-cosmogónico establecido sobre

toda aquella macroárea cultural.249

Queda claro que la cultura teotihuacana apreciaba y valoraba todo trabajo en

beneficio de la población. La aparición de todo símbolo, icono o figura en el mural de las

ofrendas explica cierta importancia y valor. El elemento chalchihuitl, los torrentes de agua,

el regocijo y estabilidad de la población mostrando su agradecimiento y los objetos que

248 Ibid.: 83249 Jorge Angulo V. “Teotihuacan: aspectos de la cultura a través de su expresión pictórica”. Op. Cit., 133

152

portan, también simbolizan y nos dicen mucho de las costumbres y vida cotidiana en

Teotihuacan.

*Valor histórico para el investigador (que le muestra, explica o ilustra la obra) y por qué es

importante para él.

El mural aunque haya desaparecido (salvo los fragmentos que se guardan en un

acervo), tiene un enorme valor histórico por que como es un vestigio arqueológico, le sirve

de mucho al investigador. Nos muestra no sólo una, sino varias ideas: la manera de ofrecer

presentes a las divinidades, o bien, es el ejemplo del intercambio o trueque en el mercado.

Lo interesante del mural es que proyecta doble advocación y mensaje: 1) ofrendar y 2)

intercambiar. La Arqueología es el único recurso para saber acerca de las sociedades

antiguas ante la falta de documentos, los restos materiales como la cerámica y los murales

prehispánicos como parte de la arquitectura son un fiel testimonio de una época.

Este mural es un documento histórico. Al respecto recordemos que Lucien Febvre

menciona que la historia:

“puede hacerse, debe hacerse, sin documentos escritos si éstos no existen. Con todo

lo que el ingenio del historiador pueda permitirle utilizar para fabricar su miel, a falta

de las flores usuales. Por tanto, con palabras, con signos, con paisajes y con tejas.

Con formas de campo y malas hierbas. Con eclipses de luna y cabestros. Con

exámenes periciales de piedras realizados por geólogos y análisis de espadas de metal

realizados por químicos. En una palabra: con todo lo que siendo del hombre depende

del hombre, sirve al hombre, expresa al hombre, significa la presencia, la actividad,

los gustos y las formas de ser del hombre”.250

250 Lucien Febvre. Combates por la historia. Ariel, Barcelona, 1970: 232

153

Fue nuestro análisis un intento por indagar en la pictografía prehispánica, tratando de

hallar nuevas pistas para el estudio y la comprensión de la sociedad teotihuacana. Esto a

pesar de las limitantes en lo referente a los deteriorados murales e incluso a la desaparición

de algunos de ellos. Sirva pues como una contribución a mantener viva la inquietud por la

investigación subsecuente.

154

CONCLUSIONES

Durante el horizonte de las culturas Clásicas (1 – 900 d.C.), los grupos humanos se

fueron congregando en ciudades y desarrollando una organización social y política más

compleja, de tal manera que el intercambio se fue haciendo más extenso y formal.

Bajo el dominio y dirección de la clase sacerdotal imperante, se trazaban y construían

los grandes centros ceremoniales, en este caso, Teotihuacan, donde vivían las personas

dedicadas al culto de los dioses y los altos señores y sacerdotes que subsistían del trabajo

del pueblo; había un marcado contraste entre las suntuosas construcciones del centro y las

habitaciones de la clase baja que se distribuían por los contornos del mismo.

En Teotihuacan la existencia de una clase dirigente superior, el aumento de la

población y las demandas económicas como centro urbano, hicieron que se ahondara la

división social y se incrementaran los oficios tales como la agricultura, la producción

artesanal, la construcción, entre otros. A la vez que se abrían las puertas a la búsqueda de

ensanchar los territorios, explorar los mismos e iniciar un intercambio para la obtención de

nuevos productos al tener una fuerte base económica y un excedente en la producción de la

obsidiana y la cerámica plenamente perfeccionados.

Desde entonces se necesitó de comerciantes para iniciar la actividad del comercio.

Como consecuencia de esta expansión y del control del intercambio, vinieron las guerras

que desde tiempos teotihuacanos fueron una actividad común para acrecentar poder

económico al controlar diferentes artículos, además del poder político, social y religioso.

Por lo anterior, existe la teoría de que Teotihuacan tenía un militarismo disfrazado, tanto

los comerciantes como los sacerdotes teotihuacanos eran guerreros. Teotihuacan al

mantener relaciones de intercambio con otras áreas, conservar rutas importantes de acceso

155

en el Altiplano central, en dirección al Golfo y hacia la región Maya, mismas que le

proporcionaban recursos, necesitaría de un ejército para llevar a cabo tal propósito.

Principalmente cuando había problemas en el mantenimiento de las líneas efectivas de

comunicación a tan largas distancias a través de territorios la mayoría de los cuales no

estaban bajo control teotihuacano.

Como las fuentes de materias primas y mercados para productos terminados se

hicieron todavía más distantes, el apoyo militar se volvió más importante. El equipamiento

de armadas no sólo aseguraría más expansión a mercados extranjeros, sino que

incrementarían el valor de sus productos aprovisionando a las mismas armadas con muchos

productos terminados de obsidiana necesarios.251

Teotihuacan posiblemente siguió un patrón de desarrollo imperial – colonialista. Ella

puso en movimiento un proceso donde fue necesario extenderse más allá de sus confines

inmediatos y en una moda de realimentación, de crecimiento a través de estructuras de

intereses creados, desarrollaron todavía más razones para expandirse. A través de una

compleja interrelación de la política, la religión, la economía, la producción artesanal y el

poderio militar; Teotihuacan dominó no sólo el Valle de México sino que penetró grandes

distancias también.

Hay evidencia de que una fuerza militar creció con la expansión y aseguró su éxito.

Ya sea que el modelo colonial – imperialista pueda ser aplicado acertadamente a

Teotihuacan o no, dependerá de la habilidad de la arqueología para definir y especificar la

naturaleza de tal relación.252

251 Robert A. Mack. “A colonial – imperialistic view of Teotihuacan”. In Katunob A newsletter – bulletin onMesoamerican anthropology, vol. X, no. 1, March 1997, University of Norther Colorado, Greeley,Colorado:40252 Ibid.: 42

156

Los estados del Clásico como Teotihuacan, debían al intercambio interregional su

desarrollo y existencia continuada, representa una aportación muy importante para el

desarrollo político de grupos importadores y exportadores.253

El propósito de Teotihuacan al tener contacto con muchas regiones, era surtirse de los

bienes de estatus y mercaderías básicas. Lo que sobresale es la complejidad y la flexibilidad

de Teotihuacan en sus tratos tanto con regiones cercanas como lejanas y los sitios en las

rutas que participaron en esa interacción. La estrategia de los teotihuacanos era procurar

bienes y materias primas para las artesanías y producir objetos de lujo (suntuarios) para

satisfacer a los sacerdotes – jefes y a la élite. También distribuía artículos terminados, como

vasos cilíndricos, incensarios, artefactos de obsidiana y textiles finos.

Parece que el objetivo del sistema teotihuacano de intercambio fue el control de las

rutas, apoyado posiblemente por un ejército en las regiones donde conseguían productos de

subsistencia, un mercado para su obsidiana y otros productos artesanales. Las evidencias de

Tepexi de Rodríguez y el Barrio de los comerciantes en Teotihuacan, donde en este último

se trabajaban textiles con algodón importado, indican que el transporte de materias primas

y de cerámica fue extremadamente eficiente. Esto pudo ocurrir por que Teotihuacan tenía el

control de las rutas de intercambio en diferentes regiones que surtían muchos y variados

productos. La red de posibles alianzas interregionales de la élite debe haber continuado

desde el Formativo (Preclásico) y sirvió como mecanismo importante para que las

sociedades adquirieran artículos de lujo que deben haber sido vistos como muestra de una

riqueza generalizada.254

253 Robert D. Drennan. “Como nos ayuda el estudio sobre el intercambio interregional a entender el desarrollode las sociedades complejas”. En Evelyn C. Rattray. Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 33254 Evelyn C. Rattray. “Rutas de intercambio en el periodo Clásico en Mesoamérica”. En Evelyn C. Rattay.Rutas de intercambio en Mesoamérica. Op. Cit., 95

157

Puesto que los sistemas de mercado a corta y larga distancia facilitan el intercambio

de productos, se supone que el aumento del número de artesanos refleja el desarrollo del

mercado en contextos prehispánicos. En el mercado de Teotihuacan se efectuaba un

intercambio de productos por otros objetos y materias primas, al no existir moneda en este

caso, los mismos bienes eran el dinero.

La importancia del mercado y de los mercaderes en Mesoamérica es indudable, y éste

es uno de los aspectos de la economía prehispánica que más atención ha recibido. El

objetivo del mercado es efectuar el intercambio entre los proveedores de distintos bienes

para lograr la distribución adecuada de éstos. Por lo tanto, es una institución social

históricamente determinada.

El intercambio a larga distancia unió más que ninguna otra actividad a las dos

grandes áreas culturales de Mesoamérica: el Altiplano central y el área Maya.

Geográficamente era intercambio más allá de las fronteras, su personal constituía un grupo

social bien delimitado, y sus miembros sólo aparecían excepcionalmente en los mercados.

Esta profesión especializada estaba constituida tanto por la organización de caravanas como

por la negociación del intercambio en países o estados extranjeros.

Una importante fuente para conocer más acerca de la vida de sociedades antiguas

como en el caso de Teotihuacan, son las pinturas prehispánicas, de donde podemos obtener

datos sobre aspectos de la vida cotidiana, pasajes históricos, hechos míticos y numerosas

escenas compuestas por infinidad de diseños, iconos o símbolos plasmados en templos.

El tema del intercambio como realidad histórica tiene su lugar en estas

representaciones, los casos del mural de “Las Ofrendas o Mercado” (Templo de la

Agricultura) y “El Sacerdote comerciante” (Zacuala) son muy significativos.

158

Finalmente el análisis iconográfico al mural de “Las Ofrendas o Mercado” es el

resultado de una visión del mundo prehispánico, la descripción de la puesta en práctica de

una técnica por el hombre (el artista teotihuacano) para la satisfacción y demanda de un

público. Es una combinación no sólo de la forma, la idea o el contenido, sino también de

los entornos histórico, económico, político y religioso; en una palabra, el medio social y

cultural en que nació esta obra. Aspectos que considero muy importantes y que todo

estudioso de la historia debe conocer.

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