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TEMPLOS MADRILEÑOS DE LA MÚSICA NEGRA En la inmensidad de la memoria nocturna, podríamos rescatar sin demasiado esfuerzo un buen puñado de salas madrileñas donde hemos perdido la noción del tiempo, seducidos por las notas del blues, del jazz, del soul, del funk. Con la curiosidad de un forastero en su ciudad, seguimos la estela del sonido negro en Madrid. Texto:SARA MORILLO Publicado el 20.03.2013 A finales de 2012, una de las catedrales del jazz, La Fídula (Huertas 57), echó el cierre definitivo. Se despedía así de unos atribulados parroquianos que, durante 35 años, asistieron a la evolución de la escuela jazzera madrileña. Algunos de los habituales de su comprimido escenario, Sebastián Chames, Nirankar Khalsa y Héctor Oliveira, han justificado entusiastas veladas de fin de semana. Sin embargo, la vida de la música en directo continúa en la ciudad, con una calidad sin parangón. Entre la ingente propuesta musical en vivo que encontramos en el territorio metropolitano, elegimos estos espacios consagrados al género negro. Es posible que nos haya convencido su decente programación, inmune a sequías coyunturales, un sentido esfuerzo por satisfacer apetitos melómanos y, quizá también, el aura de estos lugares, que acogieron a (nuestras) leyendas. Estos santuarios musicales no necesitan etiquetas para hacer suyo el concepto underground. Esto es sólo el principio:

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Page 1: TEMPLOS MADRILEÑOS DE LA MÚSICA NEGRA · PDF filede funk, r&b, blues, soul y flamenco y una carta de cócteles propia de su hermana pequeña, la coctelería Josealfredo, disponible

TEMPLOS MADRILEÑOS DE LA MÚSICA NEGRA En la inmensidad de la memoria nocturna, podríamos rescatar sin demasiado esfuerzo un buen puñado de salas madrileñas donde hemos perdido la noción del tiempo, seducidos por las notas del blues, del jazz, del soul, del funk. Con la curiosidad de un forastero en su ciudad, seguimos la estela del sonido negro en Madrid. Texto:SARA MORILLO Publicado el 20.03.2013

A finales de 2012, una de las catedrales del jazz, La Fídula (Huertas 57), echó el cierre definitivo. Se despedía así de unos atribulados parroquianos que, durante 35 años, asistieron a la evolución de la escuela jazzera madrileña. Algunos de los habituales de su comprimido escenario, Sebastián Chames, Nirankar Khalsa y Héctor Oliveira, han justificado entusiastas veladas de fin de semana. Sin embargo, la vida de la música en directo continúa en la ciudad, con una calidad sin parangón.

Entre la ingente propuesta musical en vivo que encontramos en el territorio metropolitano, elegimos estos espacios consagrados al género negro. Es posible que nos haya convencido su decente programación, inmune a sequías coyunturales, un sentido esfuerzo por satisfacer apetitos melómanos y, quizá también, el aura de estos lugares, que acogieron a (nuestras) leyendas. Estos santuarios musicales no necesitan etiquetas para hacer suyo el concepto underground. Esto es sólo el principio:

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1) La Coquette (Hileras, 14) En el barrio de Ópera reside la que puede proclamarse cuna del blues de la ciudad, capaz de mantener sus directos de martes a jueves –no corrió la misma suerte otro de los referentes de la música negra, el desaparecido Beethoven Blues Bar–. La fama de La Coquette cruzó el charco y llegó a Norteamérica: cuando los respetados The Dynamites, procedentes de Tennessee, se dejaron caer por Madrid, el batería quiso saber dónde se ubicaba la mítica caverna.

Durante 27 años ha citado a lo más granado del panorama nacional, y de buena parte del extranjero: Jairo De Pedro, Amparos de Blues (de Amparo Sánchez), el blues de alto voltaje de Tres Hombres y Tonky, el veterano guitarrista de blues y figura clave de la música afroamericana en Madrid, además de una buena selección de grandes del circuito de Chicago. No te pierdas las jam sessions del domingo, orquestadas por Quique Gómez.

2) Tempo Club (Duque de Osuna, 8) Conde Duque se mueve al ritmo del blues, jazz, funk y afro en la catedral del barrio, el Tempo Club. Probablemente sea el garito con la programación más interesante del panorama madrileño. Durante el día, los grandes ventanales que miran a la plaza anuncian una cafetería retro sesentera. Cuando cae el sol, la esencia psicodélica se viste de club.

El jefe de todo esto, Roberto Tempo, le ha declarado su amor a la música convocando a artistas de la talla de Will Bernard, The Blackbirds, The Newmastersounds, Ebo Taylor, la banda de soul-jazz británica Filthy Six, la solista Paloma Carballo, el soul y los beats de Groovin' Flamingos, el saxofonista finlandés por excelencia, Timo Lassy, y The Dynamites.

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3) Moe Club (Alberto Alcocer, 32) Con 12 años, la sala de Cuzco ubicada en los bajos de un edificio de viviendas ha programado una intachable oferta de ritmos negros sobre su escenario, uno de los más singulares de la capital: Bob Stroger & The European Band, The Bob Sands Big Band, el blues de Gatos Bizcos y las jam a cargo del armonicista y cantante Quique Gómez, responsable de convencer a artistas de la escena de Chicago.

La sugerente programación de su hermano pequeño, el reciente El Intruso (Augusto Figueroa, 3) ha consolidado a un público ‘amigo de la familia’, con una oferta heterogénea y horarios para trasnochadores. Una concesión: su segundo hermano, el ya desaparecido Motown, tuvo el honor de ser durante años la única alternativa de música negra del norte de Madrid ( en el Barrio del Pilar).

4) El Junco (Plaza de Santa Barbara, 10) Uno de los clubs favoritos de noctámbulos lectivos, y de devoradores de funk y blues, destila la esencia de los clubs neoyorquinos de jazz. Cada jueves, programa su Black Jam capitaneada por Susana Ruiz (Funkwoman), la contundente voz de Celofunk. A su vera suelen estar Carlos Murillo, David Salvador Fructuoso y el consagrado batería español de blues y jazz Pax Groove. Más allá de su decente agenda, sus jams se ha convertido en la sesión improvisada de referencia.

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5) La Boca del Lobo (Echegaray, 11) El local más auténtico de Echegaray (con permiso del Cardamomo) se erigió pionero de jams de canciones, siempre llenas hasta la bandera. La banda madrileña de funk The Sweet Vandals congrega cada miércoles a aficionados y profesionales del sonido afroamericano en Roots&Grooves Jam Sesion. Si lo tuyo es el mambo, tu cita es el jueves a partir de las 23.30, en Mambo Jam Sesion. Las sesiones de djs, como Dj Floro, y su agenda de conciertos (Lucky Dados y Priscilla Band, en marzo) completan una coherente agenda musical.

6) Café Central (Plaza del Angel, 10) El clásico de Huertas alcanzó la treintena el pasado año. La diminuta plaza, vecina de Santa Ana, luce los añejos ventanales del café, que han visto desfilar varias generaciones jazzeras (músicos, críticos, exigentes y amantes). Pianistas como Ignasi Terraza, solistas como Natalia Dicenta, el neoyorquino Jerry González y el saxofonista americano Sam Rivers han contribuido a consolidar un nivel capaz de convencer a la mismísima revista norteamericana de jazz Down Beat. Su lista de los 150 mejores refugios jazzeros del mundo contempla la sala de la Plaza del Ángel, uno de los dos clubes españoles de la selección.

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Continuamos rastreando en la memoria colectiva para rescatar otros rincones madrileños donde perdimos la noción del tiempo con los mismos acordes de blues, de jazz, funk y soul que hoy mantienen vivo el espíritu de la música negra en la ciudad. Publicado el 11.04.2013

Desde estas salas nos llegan nítidos compases del sonido añejo de la cultura afroamericana. Dicen que cuando el río suena, agua lleva. Y comprobamos que ésta es de la mejor calidad. Ritmos insonorizados de raíces negras que se manifiestan entre las paredes de estos templos madrileños, cuyas atmósferas suman incondicionales:

1) Sala BarCo (Barco, 34). En 2004, cuando lo que hoy es Triball no era más que ese ramillete de calles aledañas a Gran Vía, el cabaret de nombre El Escueto echaba el cierre, después de 20 años, para reabrir como Sala BarCo, una sala concebida también para amantes, en este caso de la música. Es posible que ya apuntara maneras en los años 50, cuando funcionaba como restaurante de la cadena Il Cacciatore de la actriz italiana Sofía Loren.

Los adeptos a sus jam sessions se reúnen los domingos, que alternan con CosmoSoul y Cool Weather Jam. Los martes ofrecen la muy propia Los Lunes al Soul, tras directos de Big Bands de jazz. Y son los miércoles cuando Rebeca Rods toma la batuta de la Jam Gospel Rocks.

Con una acústica que muchas anhelan, la sala ha acogido, entre otros, al guitarrista americano Jimmy Ponder, a la solista de jazz de Montreal, Susie Arioli, y al percusionista cubano Horacio el Negro. Razones todas que, sin duda, justifican las sempiternas colas de la entrada, que no se diluyen ni siquiera durante las madrugadas de esta noctámbula sala.

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2) El Plaza Jazz Club (Martín de los Heros, 3). El actor y fotógrafo Luis Peña y la decoradora Tania Ballesteros manejan las cuerdas jazzeras en el corazón de la cinefilia capitalina con una agenda repleta de ritmos negros. En abril darán que hablar la formación The Tremendous, con su blues del sur de Louisiana, y el cantante francés Valery Haumont.

Mención aparte merecen sus sesiones jam. Déjate caer las noches de los miércoles, jueves y domingos. Inoidel González, el músico cubano encargado de las Jam Swing y Latin participó en la banda sonora de 'La Piel que habito', de Pedro Almodóvar. Cecilia Krull, al frente de las sesiones abiertas de los jueves, es la intérprete del tema central de la película 'Tres metros sobre el cielo' del director Fernando González Molina. Por último, las jam de Dixie (miércoles) con Mad4Dix te traen lo mejor del sonido Nueva Orleáns.

Las noches de viernes y sábados se dedican al jazz en vivo (entrada: 5€) de producción nacional y de más allá de nuestras fronteras: Antonio Serrano, Caramelo, Jerry González, Bob Sands o Pepe Rivero.

3) Café Berlín (Jacometrezo, 4). En 40 años de andadura ha dado cuenta de la transformación de la escena musical de un país que ha superado hechos inusitados. Su última transformación ha dejado atrás un sinfín de cuitas, sin perder ni un ápice de su sofisticada esencia jazzera y sus concesiones a directos de funk, r&b, blues, soul y flamenco y una carta de cócteles propia de su hermana pequeña, la coctelería Josealfredo, disponible hasta casi el amanecer los fines de semana.

Cada martes el guitarrista argentino Abel Calzetta, que reúne a miembros de su banda 'Los Escultores Del Aire' y otros músicos, Coke Santos (batería), Luca Frasca (hammond), Hernán Olalla (batería), está al mando de las veladas de jam. A partir de las 12.30 a.m.

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4) Clamores (Alburquerque, 14). En 1981 Germán Pérez y sus amigos decidieron ocupar un local del barrio de Chamberí para dar rienda suelta a la oleada musical que empezaba a tomar forma. Nacidos como sala de jazz y blues, ampliaron miras en el año 2000.

Más de treinta años dando cuerda a la maquinaria de los sonidos afroamericanos (entre otros géneros). Richard Bona, Esperanza Spalding, Jerry González, el guitarrista y pianista Stanley Jorda, el saxofonista navarro Pedro Iturralde o la enorme Bob Sands Big Band han descendido las escaleras del garito de Bilbao.

5) Segundo Jazz (Comandante Zorita, 8). Su situación, en una calle paralela a la comercial Orense, ha ayudado a alimentar una reputación de club neoyorquino y un aura de garito clandestino, hoy en manos de los hijos del primer fundador (de ahí Segundo).

El que fuera Whisky Jazz Club hasta 1988 (Donald Byrd y Lee Konitz pasaron por su escenario), ha logrado mantener el espíritu de su antecesor apostando por la belleza del jazz en directo -flirtean especialmente con las melodías nacidas en Nueva Orleáns-. Y todo sucede en un decadente entorno con mucha clase.

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6) Soul Station (Cuesta de Santo Domingo, 22). Lo suyo son las jam sessions que, de lunes a domingo (desde las 23.00), reúnen a figuras nacionales. Cada miércoles el consagrado batería de blues y jazz Pax Groove toma la batuta de la Funk Jam, junto a Fede Kiko Pérez Rumpler (bajo y voz) y David Lads Sánchez (hammond y piano).

Los domingos la cantante de soul y blues, IKAH hace lo propio en su Soul & R&B Jam y el músico asturiano Nacho Felipe lleva la voz cantante los jueves en su Pop Rock Jam. Alternan su agenda con monólogos y conciertos.