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Llamados a la vida Cristiana Tema 2:

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Temas cuaresmales 2015

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Llamados a la vida Cristiana

Tema 2:

Para ser santo hay que ser feliz No hay santidad sin felicidad Para ser santo hay que ser feliz primero Para ser santo hay que ser sencillo 

No hay santidad sin sencillez Para ser santo hay que ser sencillo primero Para ser santo hay que estar un poco loco, un poco loco Un poco loco para ser feliz Un poco loco para ser sencillo Un poco loco para estar enamorado y loco por Dios Para ser santo hay que dar amor 

No hay santidad si no hay amor Para ser santo hay que trabajar y jugar Para ser santo hay que dar mucho amor primero Para ser santo hay que obedecer No hay santidad sin obediencia Para ser santo hay que obedecer primeroPara ser santo hay que hacerse como un niño, como un niño para ser santo  

Un poco loco para dar amor un poco loco para obedecer Un poco loco para estar enamorado y loco por Dios Para ser santo hay que orar y cantar No hay santidad sin oración Para ser santo hay que orar y cantar primero Para ser santo hay que trabajar no hay santidad si no hay esfuerzo Para ser santo hay que trabajar primero 

Para ser santo hay que trabajar y jugar todo a su tiempo Y darse tiempo para orar y cantar Y darse tiempo para amar Y darse tiempo para estar enamorado y loco por Dios. Un poco loco para dar amor Un poco loco para ser feliz ¡Un poco loco para estar enamorado y loco por Dios.!

Canto: Para ser Santo

(Jesed) Oración

Experiencia humana

1.- ¿Qué es el bautismo?

2.- ¿Qué es consagración?

3.- ¿Cuándo nos bautizaron?

4.- ¿Qué es ser santo?

El primer «llamado que Dios nos hace es a la Existencia», que por su infinito amor nos da el gran regalo de la vida.

Segundo llamado que Dios nos hace la «Vida Cristiana»«Vivir con alegría nuestra consagración Bautismal»

BautismoCatecismo de la Iglesia Católica en los números 1213- 1216, va mostrándonos una síntesis de lo que es y significa el bautismo:

• Somos hijos adoptivos muy amados de Dios.• Nacemos a la vida de la gracia.• Somos introducidos a la iglesia, a la familia de los

hijos de Dios (podemos dar culto a Dios)• Dios nos llama y nos elige, nos consagra cono

pertenencia suya, somos propiedad exclusiva de entre todos los pueblos de la tierra. (Cfr. Dt. 7,6)

• Es el inicio a una vida de santidad. Es decir tenemos la vida en el espíritu,(recibimos la fe, la vida de Gracia).

Para ser pertenecientes de sus amor, Ser borrado el pecado original, Recibamos la gracia santificante para vivir

con alegría nuestra identidad de cristianos.

Es propio y característico e todo aquel que se sabe hijo amado del padre testimoniar el gozo de ser pertenencia de Dios; Él camina con nosotros, nos acompaña en nuestras luchas diarias, para vencer el pecado al cual nos vemos expuestos continuamente. Y como dice San Pablo poder salir victorioso en el combate contra el mal que nos asecha.

Por el Bautismo somos consagrados por Dios:

Una vida en

SantidadEn lo pequeño, ordinario, sencillo que podemos ir viviendo, es cuando somos conscientes de la acción y presencia del Espíritu en cada uno de nosotros los que ya hemos recibido el bautismo.

Tenemos la gran tarea y misión de ser profetas que anuncien al mundo la Buena Noticia de Jesucristo y denuncien todo aquello que se opone a la instauración de los valores de Reino.

Ser consagrado es recordad en cada momento de nuestra vida qué quiere decir ser Santo: Vivir con alegría nuestras condiciones de hijos de

Dios en lo ordinario. Dar testimonio del encuentro que tenemos con

Cristo. Saber que Él es el centro de nuestra vida. Transparentar la imagen viva de Jesús. Ser luz que ilumine la vida de los demás. Comunicar la Buena Noticia a todos los hombres.

Ser consagrado es vivir con alegría nuestro ser de hijos de Dios en lo

ordinario

En el aquí y ahoraHemos profundizado en el amor tan grande que Dios ha tenido para cada uno de nosotros , que le pertenecemos y que existe en nosotros una alegría, un gozo profundo que nos lleva a comunicarlo a los demás, no nos podemos quedar de brazos cruzados , ni indiferentes ante esta gran experiencia de la vida de Dios en nosotros. Seamos signos creíbles de que Dios esta presente y vive en medio de su pueblo.

Puntos para recordar cada día:

Necesitamos escuchar la voz de Dios por medio de la oración personal, comunitaria, de la lectura y reflexión de la Sagrada Escritura, de la eucaristía.

Vivir en obediencia a lo que me dice el Señor, al estilo de Jesús, hacer su voluntad.

Hacer aquello que me da felicidad a mi a los que me rodean (Dios siempre va a querer lo mejor para mi)

Esta vivencia alegre de ser hijo amado de Dios será siempre primero dentro de mi familia, trabajo, escuela, comunidad, parroquia, siempre en relación con los demás.

Saber que tengo una comunidad que me va a acompañar con su afecto, oración, sabiduría para acercarme mas al Señor y lo pueda así conocer mejor, en comunidad a semejanza de los apóstoles que estuvieron aprendiendo del Maestro, lo conocieron, lo amaron y lo siguieron.

Experiencia – Compromiso

- Momento para agradecer al Señor la fe recibida, su gracia, el que nos ha hecho santos al consagrarnos por medio del bautismo, como sus hijos muy amados.

Agradecerle a Dios por nuestros padres y padrinos que nos acompañaron en nuestro nacimiento a la vida de Dios.Dar gracias a Dios por el sacerdote que nos bautizo.

- Tomar conciencia de lo que sucedió el día de nuestro bautismo, que nos dio el regalo mas grande de ser hijos de Dios. Ahora renovaremos lo que sucedió el día de nuestro bautismo, cuando nuestros papás y padrinos nos acercaron a recibir el regalo mas grande, ser hijos de Dios.

- A cada pregunta respondan: SI ACEPTO.

Guía: ¿aceptan vivir haciendo el bien a todas las personas, dando así ejemplo que son hijos de Dios?Todos: Si aceptoGuía: ¿aceptan continuar conociendo a Jesús para seguir sus pasos y aprender de El a ser verdaderos cristianos?Todos: Si aceptoGuía: ¿aceptan vivir cada día con alegría, sabiendo que Dios nos ha hecho santos y quiere que iluminemos con nuestras acciones la vida de los demás?Todos: si acepto

Compromiso: Investigar cuando fueron bautizados y celebrar ese

día en acción de gracias por el regalo recibido; tenerlo presente igual que el día del cumpleaños.

Si viven sus padrinos visitarlos o comunicarse con ellos. Y si están presentes, hacer una oración por ellos.

Como muestra de que queremos corresponder al amor de Dios, compartiremos con alguna persona lo que hoy nos llamo mas la atención y la invitaremos a participar en estos encuentros cuaresmales.

Con la alegría de ser Cristianos realizaremos nuestros trabajos y actividades diarias, es la mejor forma de vivir en santidad.

Seguir perseverando en este encuentro con Jesús durante estos días y en los demás reuniones comunitarias.

PAPA FRANCISCOAUDIENCIA GENERALPlaza de San Pedro

Miércoles 13 de noviembre de 2013

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Credo, a través del cual cada domingo hacemos nuestra profesión de fe, afirmamos: «Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados». Se trata de la única

referencia a un Sacramento en todo el Credo. En efecto, el Bautismo es la «puerta» de la fe y de la

vida cristiana. Jesús Resucitado dejó a los Apóstoles esta consigna: «Id al mundo entero y

proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16, 15-16). La misión de la Iglesia es

evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento bautismal. Pero volvamos a las palabras del Credo. La

expresión se puede dividir en tres puntos: «confieso»; «un solo bautismo»; «para el

perdón de los pecados».

1.- Primero «Yo Confieso». ¿Qué quiere decir esto? Es un término solemne que indica la gran importancia del objeto, es decir, del Bautismo. En efecto, pronunciando estas palabras afirmamos nuestra auténtica identidad de hijos de Dios. El Bautismo es en cierto sentido el carné de identidad del cristiano, su certificado de nacimiento y el certificado de nacimiento en la Iglesia. Todos vosotros sabéis el día que nacisteis y festejáis el cumpleaños, ¿verdad? Todos nosotros festejamos el cumpleaños.

Os hago una pregunta, que ya hice otras veces, pero la hago una vez más: ¿quién de vosotros recuerda la fecha de su Bautismo? Levante la mano: son pocos (y no pregunto a los obispos

para no hacerles pasar vergüenza...). Pero hagamos una cosa: hoy, cuando volváis a casa,

preguntad qué día habéis sido bautizados, buscad, porque este es el segundo cumpleaños.

El primer cumpleaños es el nacimiento a la vida y el segundo cumpleaños es el nacimiento en la

Iglesia. ¿Haréis esto? Es una tarea para hacer en casa: buscar el día que nací para la Iglesia, y dar gracias al Señor porque el día del Bautismo nos

abrió la puerta de su Iglesia. Al mismo tiempo, al Bautismo está ligada nuestra fe en el perdón de los pecados. El Sacramento de la Penitencia o

Confesión es, en efecto, como un «segundo bautismo», que remite siempre al primero para

consolidarlo y renovarlo.

En este sentido el día de nuestro Bautismo es el punto de partida de un camino bellísimo, un camino

hacia Dios que dura toda la vida, un camino de conversión que está continuamente sostenido por el Sacramento de la Penitencia. Pensad en esto: cuando

vamos a confesarnos de nuestras debilidades, de nuestros pecados, vamos a pedir el perdón de Jesús, pero vamos también a renovar el Bautismo con este perdón. Y esto es hermoso, es como festejar el día

del Bautismo en cada Confesión. Por lo tanto la Confesión no es una sesión en una sala de tortura,

sino que es una fiesta. La Confesión es para los bautizados, para tener limpio el vestido blanco de

nuestra dignidad cristiana.

2.-Segundo Elemento: «un solo bautismo». Esta expresión remite a la expresión de san Pablo: «Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Ef 4, 5). La palabra «bautismo»

significa literalmente «inmersión», y, en efecto, este Sacramento constituye una auténtica

inmersión espiritual en la muerte de Cristo, de la cual se resucita con Él como nuevas

criaturas (cf. Rm 6, 4). Se trata de un baño de regeneración y de iluminación. Regeneración porque actúa ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual nadie puede entrar en el

reino de los cielos (cf. Jn 3, 5).

Iluminación porque, a través del Bautismo, la persona humana se colma de la gracia de Cristo,

«luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Jn 1, 9) y expulsa las tinieblas del pecado. Por esto, en la

ceremonia del Bautismo se les da a los padres una vela encendida, para significar esta iluminación; el Bautismo nos ilumina desde dentro con la luz de

Jesús. En virtud de este don el bautizado está llamado a convertirse él mismo en «luz» —la luz de

la fe que ha recibido— para los hermanos, especialmente para aquellos que están en las

tinieblas y no vislumbran destellos de resplandor en el horizonte de su vida.

Podemos preguntarnos: el Bautismo, para mí, ¿es un hecho del pasado, aislado en una fecha, esa que hoy vosotros buscaréis, o una realidad viva, que atañe a mi presente, en todo momento? ¿Te sientes fuerte, con la fuerza que te da Cristo con su muerte y su resurrección? ¿O te sientes abatido, sin fuerza? El Bautismo da fuerza y da luz. ¿Te sientes iluminado, con esa luz que viene de Cristo? ¿Eres hombre o mujer de luz? ¿O eres una persona oscura, sin la luz de Jesús? Es necesario tomar la gracia del Bautismo, que es un regalo, y llegar a ser luz para todos.

3.- Por último, una breve referencia al tercer elemento: «para el perdón de los pecados». En el sacramento del Bautismo se perdonan todos los pecados, el pecado original y todos los pecados personales, como también todas las penas del pecado. Con el Bautismo se abre la puerta a una efectiva novedad de vida que no está abrumada por el peso de un pasado negativo, sino que goza ya de la belleza y la bondad del reino de los cielos. Se trata de una intervención poderosa de la misericordia de Dios en nuestra vida, para salvarnos. Esta intervención salvífica no quita a nuestra naturaleza humana su debilidad —todos somos débiles y todos somos pecadores—; y no nos quita la responsabilidad de pedir perdón cada vez que nos equivocamos. No puedo bautizarme más de una vez, pero puedo confesarme y renovar así la gracia del Bautismo. Es como si hiciera un segundo Bautismo.

El Señor Jesús es muy bueno y jamás se cansa de perdonarnos. Incluso cuando la

puerta que nos abrió el Bautismo para entrar en la Iglesia se cierra un poco, a causa de

nuestras debilidades y nuestros pecados, la Confesión la vuelve abrir, precisamente

porque es como un segundo Bautismo que nos perdona todo y nos ilumina para seguir

adelante con la luz del Señor. Sigamos adelante así, gozosos, porque la vida se debe

vivir con la alegría de Jesucristo; y esto es una gracia del Señor.