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OCUPA TODO EL ESPACIOGuía urbana

S U M A R I O 1 4 0

Director y editor Eduardo Mora. Asistente Karol Montero.Consejo editor Manuel Argüello, Gustavo Induni, David Kaimowitz, Luis Poveda.Diagramación e impresión Litografía e Imprenta Segura Hermanos, tel. 279 9759.Circulación Enrique Arguedas.

Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional,tel.: 277 3688, fax: 277 3289, apartado postal: 86-3000, Costa Rica,[email protected], w w w . a m b i e n t i c o . u n a . a c . c r

Editorial¿Turismo de aventura es ecoturismo?

Ana BáezPeligros y oportunidades en el turismo de aventura

Jacob Góyez y Jorge QuirósTurismo de aventura: ambiente, certificación

y fiscalización

Fernando ValverdeRiesgos para humanos y ambiente en turismo

de aventura tico

Rafael GalloTurismo de aventura y desprotección forestal

Andrés AlvaradoEspejismo de seguridad en canopy

Ronald CalvoCiclismo de montaña y protección de turistas

y de ambiente

Ronald Sanabria y Milagro EspinozaTurismo sostenible

O T R O S T E M A S

345

8

111314

16

Gerado BudowskiCercos vivos: conservación y mejoramiento de

recursos genéticos

Gerardo AlfaroEl pueblo que se come el dosel del bosque húmedo

premontano

18

21

U.S. FISH & WILDLIFE

SERVICE

DE

PA

RTMENT OF THE INTERIO

R

Ilustración de portada: Ambientico

E N J U N I O

T E M A D E P O R T A D A

2 Mayo 2005

Deforestación en el Caribe norte

Cambio climático (primera parte)

Cambio climático (segunda parte)

Comercio justo

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E D I T O R I A L

¿Turismo de aventuraes ecoturismo?

La consideración del turismo de aventura como ecotu-rismo no deja de desconcertar a quienes conocen es-te concepto en cualquiera de sus variantes. ¿Por qué

esa inclusión? ¿Porque el turismo de aventura se realiza encontacto con el medio natural? Pero con el surfing y los ba-ños de playa se establece un contacto con el medio natu-ral tan intenso o más que saltando desde puentes, hacien-do ciclismo de montaña o paseando a caballo y, sin embar-go, aquellas prácticas no suelen ser conceptuadas comoecoturísticas. ¿O es que solo algunas actividades de turis-mo de aventurapertenecen porderecho propio alecoturismo y lasotras se incluyeroninadvertidamente?¿O acaso la inclu-sión se deba a quemuchísimos turis-tas llegados anuestras tierrasagrestes con au-téntico perfil deecoturistas empe-zaron a practicaren ellas, y cada vezmás masivamente,el canopy, el raftingy otras actividadesde aventura y sepasó, entonces, aconcebir éstas como actividades ecoturísticas (o sea, el tu-rismo de aventura sería "metonímicamente" ecoturismo)?Esto, por supuesto, no hubiera sido posible si el turismo deaventura no compartiera con el ecoturismo algo sobresa-liente: no requerir la alteración del medio ecosistémico enel que se realizan sino, más bien, indirectamente proteger-lo, dado que ambas actividades suelen generar beneficioseconómicos en cantidades tales que despiertan el interésen la conservación del entorno natural en que se desarro-llan. Ésta es una concordancia importante. Pero véase quela distancia entre ellos sea acaso más sustancial que laconvergencia: los momentos de contemplación, disfrute e"indagación" del entorno natural en las actividades de tu-rismo de aventura (piénsese otra vez en el rafting y en elcanopy) no solo son pocos en el transcurso de la actividad

sino que son de muy escasa significación en el monto degratificación que la actividad aporta a quienes la practi-can. Y no es que el escenario no cuente, no es que la be-lleza de éste sea superflua, pero podría realizarse con igua-les resultados para la persona si, en vez de bosques prima-rios o secundarios, hubiera plantaciones forestales cuida-dosamente organizadas en las riberas de los ríos donde seejecuta el rafting y bajo los cables donde se practica el ca-nopy: si el escenario en que se realiza la experiencia es ono natural no es sustancial para la experiencia turístico-

aventurera; latensión nerviosaasociada a estaactividad des-motiva la con-templación, eldisfrute y la re-flexión sobre elpaisaje y suscomponentes. Yaparte de ello,pero vinculado,está el hecho deque los turistasde aventura noestán animadospor la misma pa-sión que los eco-turistas, en éstospriva el amor, elrespeto y la acti-

tud protectiva ante la naturaleza, en aquéllos esto puedeo no darse, para ellos el medio natural es más un marco derealización de la actividad que los apasiona que el objetode su pasión.

Pero sea como sea, y aunque el turismo de aventura es-tuviera asociado al ecoturismo solo yuxtapuestamente, sinser parte de él, su desarrollo en Costa Rica es de incalcu-lable valor para el propósito nacional de proteger crecien-temente la naturaleza sin postergar el crecimiento del bie-nestar de la población y de la economía. Por ello es nece-sario potenciar la discusión y la generación de propuestasrespecto de las normas que efectivamente debieran orientaral turismo de aventura en lo referente a la salvaguarda delentorno biofísico y de la seguridad de las personas involu-cradas.

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En los años ochenta, la industria turística se aden-tró en el bosque ya no con el afán de tumbarlo pa-ra construir grandes moles sino con el espíritu de

conocer y disfrutar de sus maravillas. Pocos años des-pués, se descubrió que en el segmento de aventura eltrabajo no solo se puede hacer utilizando el medio na-tural, como era costumbre (campos de sky), sino incor-porándose y disfrutando de ese recurso. Una vez más,entonces, Costa Rica se perfiló como uno de los líderesen el desarrollo de nuevas iniciativas y productos y hoyel segmento de aventura es uno de los más fuertes ennuestro mercado. Los años de trabajo han dejado múl-tiples experiencias y conocimientos que han sido expor-tados traspasando las fronteras.

La evolución de los intereses y tendencias de los tu-ristas a lo largo de los años ha mostrado un claro desa-rrollo hacia una mezcla entre esparcimiento, un pocode esfuerzo físico y una dosis de adrenalina. Fórmulaque ha promovido un importante crecimiento en laoferta de productos de aventura, ejemplo de lo cual esque en un país tan pequeño como el nuestro existanmás de 40 canopy. La proliferación de servicios y el au-mento en la oferta pueden ser interpretados desde dife-rentes ángulos. Por una parte, una demanda real en elmercado hace crecer la oferta, aunque perder el puntode equilibrio y saturar el mercado podría provocar lacaída del precio y, con ello, la aparición de estrategiasde venta que, a la luz de la necesidad, terminan propul-sando prácticas no deseadas que acaban con todos:prácticas que comprometen la seguridad del visitante yla sana generación de ingresos y que alimentan la mio-pía del subdesarrollo.

Efectivamente, una vez que la oferta excede la de-manda aparece la competencia de precios. Múltiplesestrategias para atraer al turista son implementadas poralgunas empresas en su desesperación por sostenerse enel mercado. Conocemos empresas que ofrecen increí-bles comisiones a los recepcionistas de hoteles para queinduzcan al cliente al consumo de un producto en par-ticular; se acosa al cliente con regateos impresionantesy se da hasta más del 50 por ciento de comisión a lasagencias operadoras -amén de otras mañas. Este juego,

en el que uno gana y otro pierde, a la larga no es sanopara nadie ni sostenible en el tiempo y, al final, el granperdedor es el país en tanto destino.

La competencia sana, conocida en el mundo de losnegocios como capacidad competitiva, está llena deoportunidades de crecimiento y reafirma los más altosvalores éticos y compromisos con los principios que fun-damentan un turismo sostenible. Si el turismo de aven-tura se aleja de las sanas prácticas carece de futuro. Losretos son grandes, los riesgos son múltiples y la dimen-sión de su impacto podría ir mucho más allá del deterio-ro de la naturaleza. El cumplimiento de las exigenciaspara un buen desempeño involucran inversiones impor-tantes que velen por la seguridad del cliente y la calidadde la experiencia; condiciones ambas que se deteriorancuando se pierde la salud de la empresa.

Los consumidores y quienes ofertan productos turís-ticos deben ser muy estrictos y exigir construccionescon criterios técnicos, mantenimiento periódico, segu-ros pertinentes, personal capacitado, precios justos, ins-talaciones adecuadas y operaciones éticas. El clienteexige, pero también es bondadoso promoviendo los ser-vicios que se le prestaron cuando la experiencia que vi-vió fue integral y de calidad. Apostar a ésta y a la crea-tividad, y operar apegados a una ética profesional, escomprometerse con un futuro de oportunidades paratodos; es luchar por conservar la posición de pioneros ylíderes de un modelo de desarrollo diferente, en armo-nía con el ambiente y de esperanza en la conquista deuna mejor calidad de vida para todos.

4 Mayo 2005

Ana Báez, bióloga y museóloga, es presidenta de Turismo & ConservaciónConsultores ([email protected]).

A N A B Á E Z

T E M A D E P O R T A D A

Peligros y oportunidadesen el turismo de aventura

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No es fácil lograr la articulación entre el objetivode desarrollo económico, a partir de una activi-dad turística que implica la emoción de la aven-

tura, y el objetivo de conservación de los recursos natu-rales, debido a que son muchos los elementos que inter-vienen en la degradación de los ecosistemas utilizadospor ese turismo, elementos como la incapacidad de ma-nejo y la falta de vínculos entre las políticas estatales ylas necesidades de la conservación. No es casual que, alrespecto, la información escrita sea poca o ninguna.

Es así como en marzo del año 2001, como resultadode la preocupación por regularizar las actividades rela-cionadas con el llamado turismo de aventura o ecotu-rismo, se dictó el Decreto Ejecutivo No. 29421-S-Meic-Tur, con el fin de asegurar la seguridad en esta particu-lar actividad económica tan importante para el desarro-llo del país en los últimos años y lograr una mayor co-nectividad entre, por un lado, la seguridad y, por otrolado, el mantenimiento, el disfrute y la sostenibilidad delos recursos.

El turismo de aventura, según nuestra apreciación,se puede definir como el que se desarrolla a partir deuna relación muy estrecha entre el visitante y el recur-so natural, en el cual se exigen ciertas destrezas o es-fuerzos físicos al participante, exponiéndolo a diferentestipos de riesgo. En la lista de las diez actividades pro-puestas por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT)como turismo de aventura están el canopy tour (paseopor el dosel medio del bosque), el rafting (paseo por ríosde aguas bravas), el buceo, las cabalgatas, el rapel (des-censo por cuerdas), el canoniering (descenso por caño-nes), el safari (paseo por ríos de aguas tranquilas), lascaminatas de un día o más, el ciclismo de montaña y elbungy (salto desde puentes utilizando cuerdas). Cadauna de ellas conlleva niveles de riesgo propios aunadosa los comportamientos naturales de un bosque o un ríoy a los riesgos correspondientes a emergencias médicasde los visitantes.

Todas estas actividades son desarrolladas dentro defincas privadas, ríos, reservas forestales, bosques bajo al-guna categoría de manejo o incentivo estatal -como elpago de servicios ambientales-, áreas de amortiguamientode parques nacionales, etcétera, con los respectivos im-

pactos a la fauna, a la flora y al entorno de esos espa-cios. Mencionemos un par de ejemplos: el canopy, segúnsu diseñador e inventor Darren Hreniuk (1999, Comu-nicación personal), se refiere al paseo por el dosel mediodel bosque, desplazándose por gravedad entre los árbo-les utilizando poleas y cuerdas. Este desplazamiento sedebe realizar de forma silenciosa pues el objetivo es queel visitante disfrute de la naturaleza que no se puede verdesde el suelo, sumándole a esto cierto nivel de adre-nalina y diversión. Algunas personas que se han dedica-do a esta actividad productiva han dejado de lado el he-cho de que los árboles son seres vivos sujetos a procesoscomplicados en el bosque, uno de los cuales es conoci-do como los claros, que potencia el crecimiento y la re-novación de la cobertura boscosa mediante la caída delos árboles. Por esta razón, en la disposición de la acti-vidad de canopy se debe de cumplir con requerimientostécnicos mínimos para la protección del bosque, comola evitación de la poda o aprovechamiento de ramas, laevitación del uso de árboles sobremaduros y emergentesy de árboles que crecieron cercanos a un claro y cuyacopa favorece la caída natural por presentar anaformis-mo arquitectónico, asimismo de árboles con problemasfitosanitarios en ramas o áreas de la copa, raíz o fuste,también de árboles en zonas de imbricación forestal oladeras en forma de tejado donde no se forma un dosely los árboles emergentes quedan expuestos a los efectosdel viento, de árboles muy cercanos a cañones, de árbo-les de corta vida, de árboles ecológicos cuyo hábitat seamuy vulnerable a la visitación, etcétera.

Aunque existen muchas empresas dedicadas al ca-nopy en Costa Rica (aproximadamente 78), muy pocasconocen estos y otros requerimientos que deben de res-petarse para poder realizar una vinculación entre usosustentable del recurso y seguridad del usuario. Es en-tonces cuando la figura del guía entra a escena comouna nueva variable de la ecuación, velando por la segu-ridad tanto de su vida como de la de sus clientes, algoque en ocasiones puede ponerse en duda cuando el mis-mo guía insensatamente pone a prueba destrezas de al-to riesgo que someten a estrés innecesario tanto al equi-po como al árbol, además de poner en peligro aun ma-yor a los visitantes que no cuentan con la habilidad fí-sica o técnica para realizarlas (la llamada memoria mus-cular).

5Mayo 2005

Jacob Góyez y Jorge Quirós, ingenieros forestales, son consultores de Bosque AltoConsultores.

T E M A D E P O R T A D A

J A C O B G Ó Y E Z Y J O R G E Q U I R Ó S

Turismo de aventura: ambiente,certificación y fiscalización

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6 Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

¿Y que se puede decir del rafting o paseo por ríos deaguas bravas con rápidos? La mayoría de empresascuentan con algunos guías muy técnicos, expertos en laoperación propia de esta actividad, pero que a nivel degremio han hecho una fama muy particular por el usode sustancias alteradoras de la conciencia, incluso antesde realizar el tour, que les entorpece los sentidos y no lespermite pensar de forma clara en situaciones de emer-gencia, algo que suma mayor riesgo a esta actividad quede por si ya es peligrosa. Se sabe también de empresasde rafting que utilizan ríos cuyas márgenes presentan fo-cos de contaminación o empresas de safari cuyos clien-tes visitan áreas de alta diversidad biológica tomandofotografías a los ani-males utilizandoflash y molestándolosmediante gritos oruidos, poniendo enriesgo el recurso uti-lizado.

El estado, median-te el decreto que

regula las actividadesde turismo de aven-tura, busca que cadauno de los tourope-radores indique cuá-les son las activida-des que se realizan,cuáles los horarios,cuáles las áreas visi-tadas y su respectivoplan de emergencia yde contingencia, algoque siendo utilizadopor un profesional enrecursos naturalessería una buena he-rramienta para inventariar los diferentes impactos, eltamaño y características biológicas de las áreas impacta-das y realizar monitoreos, controles y la consecuentemitigación, de ser necesaria. Pero la realidad es otra, yaque el ICT no cuenta con un departamento técnico querespalde la evaluación de cada actividad, dejando en-tonces a cada empresa la responsabilidad ante el recur-so utilizado, algo que no consideramos prudente, ya quela mayoría no tiene el conocimiento técnico-científicode la vulnerabilidad del entorno biológico visitado y endeterminados momentos, por ejemplo cuando un toures demandado por una cantidad enorme de personas, elinterés por el éxito de éste llega a ser, para quienes loconducen, más importante que el uso sustentable de unrecurso natural.

Hasta hoy son muy pocas las empresas que se hanentregado de lleno a poner al día sus permisos, siendolas razones más comunes de esto: el desconocimiento

de la existencia del decreto, el hecho de que muy pocoshoteleros (por no decir ninguno) solicitan la puesta aderecho por parte de las empresas que les brindan susservicios, el hecho de que la puesta a derecho implicainversión de tiempo y recursos y el hecho de que noexiste fiscalización estatal ya que solo cuando hay unademanda contra la empresa de turismo es que el estadopuede hacer algo. Es necesario, entonces, que el estadoencuentre un respaldo en el sistema y esto sería posiblesolo si las instituciones y ministerios involucrados logra-ran una labor conjunta que no sobrepusiera funciones ytareas y que facilitara el mejoramiento continuo de lacalidad del producto turístico ofrecido sin el agotamien-

to de los recursos.

Actualmente elproceso de cer-

tificación consiste enuna serie de procesosque se inicia usual-mente cuando la em-presa desea renovarsu permiso de salud ola patente de la mu-nicipalidad. Es en-tonces que el empre-sario se da cuenta deque, primero, necesi-ta certificarse ante elICT. Luego de ser in-formado por el De-partamento de Fo-mento de éste sobrelos manuales, pólizasy plan de emergen-cia, el empresarioentra en un ambien-te desconocido paraél al tratar de cum-

plir con los requerimientos estipulados en los manualesde la forma más barata y rápida, algo que después de va-rios meses de estar en el proceso de hacer, enviar y reci-bir de vuelta se vuelve utópico.

Al final del proceso las empresas deben de preocu-parse por mantener sus operaciones rentables, velar porla seguridad de sus clientes, darle mantenimiento alequipo, llevar formularios y registros, buscar la forma enque sus guías entren en los restringidos cursos de capa-citación del Instituto Nacional de Aprendizaje, lucharcon la competencia desleal, pagar los impuestos en lasmunicipalidades, etcétera... Después de todo eso, darleprotección al medio a partir de la evaluación de su ca-pacidad biofísica, cuantificar y mitigar impactos pun-tuales, plantear y respetar planes de manejo… pasa aser algo que el "turismo ecológico" no puede ni siquieracontemplar. Lo ambiental no es cautelado correctamen-te.

Varios colgando de la cuerdaAmbientico

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7Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

¿Cuál es la solución a esta problemática potenciadapor la necesidad de aumentar la calidad del producto

turístico y realizar un verdadero turismo ecológico?Bien, pensamos que el ICT ha logrado dar un gran pa-so hacia adelante en el camino que lleva a un equilibrioentre la actividad turística, la seguridad del visitante yla protección del recurso utilizado, pero debe avanzarhacia el segundo paso, el cual ha de consistir en la des-centralización de la fiscalización de las actividades tu-rísticas de aventura trasladándola a empresas privadasnacionales expertas constituidas por grupos multidisci-plinarios de profesionales formados en las ciencias natu-rales, la ingeniería civil o estructural y por técnicos ensalud ocupacional, todos expertos en las diferentes acti-vidades y que entiendan el comportamiento del sectorturístico. La misión de esos profesionales privados, espe-cialmente los formados en ciencias naturales, es la delograr ese vínculo, la de encontrar ese punto de equili-brio entre una actividad económicamente rentable, am-bientalmente amigable y segura para todos los involu-crados, asumiendo el rol de auditores externos de lasempresas touroperadoras y, en los casos en que se con-sideren necesarios, de consultores técnicos, resolviendoesas situaciones que desde la perspectiva empresarial no

son esenciales en la marcha del negocio pero que a lar-go o mediano plazo pueden resultar perjudiciales paraéste. Situaciones que pueden ir desde la detección deldeterioro de los recursos naturales ubicados en las áreasdonde se llevan a cabo las operaciones de sus tours has-ta la modificación de los protocolos en las maniobras delos tours buscando mayor eficiencia y seguridad.

Pese a lo incipiente que es la experiencia de regula-rización de las actividades de turismo de aventura, ellano es negativa. Con apoyo en bases legales, técnicas yambientales se ha avanzado ya un poco en el camino dela fiscalización de la infraestructura del lugar en que sedesarrolla la actividad, donde se intenta minimizar almáximo los impactos ocasionados por ella, y se ha avan-zado también en brindarle al visitante mayor garantíade un disfrute seguro. La experiencia acumulada por laempresa Bosque Alto en la certificación de varias em-presas demuestra que la protección del medio en las ac-tividades turísticas, la cuantificación de los impactos, elmonitoreo y la mitigación, deben de ser un costo fijomás en el flujo de las empresas serias dedicadas al eco-turismo, dando valor a la actividad y asegurando su sos-tenibilidad.

Tus fotos sobre ambiente[fauna, flora; ecosistemas naturales, rurales y urbanos; contaminación de aire,

agua y suelo; deforestación y problemática del bosque; explotación agropecuaria

y minera; producción energética; pesquería; etcétera]

mandánoslas a [email protected]

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8 Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

Las actividades en turismo que impliquen ciertogrado de riesgo, o reto, e interacción con la natu-raleza, tienen gran aceptación por parte de cual-

quier público, independientemente de su edad y de sugrado de actividad o sedentarismo. El asumir retos es uncomportamiento natural en el ser humano desde la pre-historia, cuando tenía que enfrentar permanentementelas amenazas de su entorno. Hoy, dadas las circunstan-cias de las sociedades modernas, el ser humano ha que-dado cautivo dentro de los avances de su mismo desa-rrollo, y ese instinto natural ha sido opacado por las fa-cilidades de su entorno pues literalmente hoy todas lascosas ya están servidas. Sin embargo, esa herencia an-cestral permanece, arraigada en el subconsciente. Asu-mir retos es imperativo en todo ser humano, es una ne-cesidad para su propio desarrollo físico y emocional,aun sin que concientemente se percate de ello. Las tiro-linas, los puentes colgantes, la navegación en ríos, elsenderismo, la navegación por rápidos, etcétera, son ac-tividades estimulantes para cualquier persona con ne-cesidad de relajamiento.

En nuestro país estas actividades se desarrollan al ai-re libre, aprovechando el entorno natural de los bos-ques, ríos, lagos, cascadas, farallones, montañas, etcéte-ra. Actividades a las que en conjunto se les ha llamadoecoturismo y que, conforme se han posicionado en elmercado, se han ido reconociendo como parte de unsegmento con sus propias características denominadoturismo de aventura. En la práctica, ambos tipos de tu-rismo se complementan y lo cierto es que este conjuntode actividades va marcando un nuevo concepto en eldesarrollo del turismo en Costa Rica, el cual es ya degran aceptación para el turismo nacional e internacio-nal.

Es importante reconocer que el ingenio de los costa-rricenses se ha puesto a prueba en el desarrollo de nue-vas alternativas para el visitante y que en muchas de lasprácticas se les puede reconocer como pioneros a nivelmundial. Claros ejemplos de ello es el canopy o tirolinascomo el sky trek en Monteverde, puentes colgantes co-mo el sky walk, el senderismo en parques nacionales yreservas privadas, la escalada de barrancos, las balsas en

ríos y lagos, las cabalgatas… actividades que invitan alextranjero y al nacional a alejarse de las playas y a via-jar a ciertos puntos del territorio para practicarlas.

Todas estas actividades implican riesgos para el visi-tante, que pueden derivarse de la condición física de lapersona (problemas del corazón, presión arterial uotros, causados por un sobreesfuerzo no acostumbrado),que pueden consistir en accidentes por caídas o morde-duras de serpiente, o que están representados por lamisma actividad. En cualquiera de los casos podríamosidentificar tres principales componentes que interac-túan entre sí: (1) la necesidad o el deseo en una granmayoría de personas de practicar actividades que ponenen juego su valor, habilidad y condición física y emocio-nal; (2) el uso del recurso natural o del ambiente, me-dianamente modificado, para la práctica de esas activi-dades, y (3) el riesgo de accidentes producto de activi-dades poco usuales donde aún queda mucha experien-cia que acumular.

El turismo de aventura ha crecido significativamen-te en el país mostrando ser un segmento que se conso-lida fuertemente. Gracias a la experiencia acumuladapodríamos reflexionar sobre las siguientes lecciones: (1)su exitosa aceptación por parte de los usuarios lo con-vierte en un excelente producto que ofrecer y sobre elcual se ha renovado y fortalecido el producto turístico(ecoturístico) de Costa Rica; (2) la oportunidad deaprovechar eficientemente los recursos naturales gene-rando beneficios económicos que ayuden a la sostenibi-lidad económica, ambiental y social de muchas de lasregiones rurales del país, y (3) los niveles de riesgo queenvuelve esta actividad, tanto en su construcción comoen la operación diaria del servicio, exigen una constan-te mejora para asegurar la calidad de la experiencia conel mínimo de peligro para los operarios y los visitantes,y en esto debe trabajarse más intensamente.

Se hace necesario reflexionar sobre el turismo deaventura desde estos tres puntos o ejes indicados y eva-luar los logros alcanzados a la fecha, las lecciones apren-didas, los retos que la evolución misma de la actividaddemanda para que la actividad sea segura y social, eco-nómica y ambientalmente sostenible.

El tema de la seguridad y el control de riesgos conlle-va la participación oportuna y profesional de propie-

F E R N A N D O V A L V E R D E

Riesgos para humanos y ambienteen turismo de aventura tico

Fernando Valverde, biólogo, es creador y propietario de Sky Walk – Sky Treck enMonteverde y de Sky Tramp en Arenal, Costa Rica.

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T E M A D E P O R T A D A

tarios, técnicos, guías de turismo, operadores e institu-ciones estatales y privadas, tales como el Instituto Cos-tarricense de Turismo (ICT), el Ministerio de Salud, laCámara Nacional de Turismo y las cámaras regionales,para que cada uno desde su ángulo de acción se respon-sabilice no solo por la calidad del producto sino tambiénpor la seguridad integral de sus clientes y su personal.Un accidente en cualquier punto del país afecta a laempresa directamente, pero también a la imagen de laactividad. Accidentes producto de la imprudencia, lanegligencia y la falta de profesionalismo pueden termi-nar con la actividad y terminar repercutiendo negativa-mente en la economía del país, principalmente en lascomunidades rurales.

La principal causa delos accidentes está asocia-da con personal poco en-trenado, lo cual hace a és-te muy propenso al des-cuido y a cometer errores;le sigue la negligencia oescaso conocimiento a lahora de conducir grupos -caballos que corren des-bocados por media calle,turistas inexpertos ha-ciendo malabares con suscuadraciclos, etcétera. Enel caso de los canopy nohay estándares de cons-trucción adecuados, noexisten reglas claras paratal efecto, de manera queen la práctica cualquierpersona puede construiruno sin la ayuda profesio-nal requerida, lo que traecomo consecuencia quedichos sistemas proliferenpor todas partes y hasta sehayan convertido en unproducto de exportacióncon construcciones enMéxico, Nicaragua y Pa-namá. (Recientemente,en Nicaragua, cuando se inauguraba un sistema de és-tos en la laguna de Tiscapa, uno de los invitados espe-ciales, una congresista, se golpeó con tal fuerza que hoyestá postrada en silla de ruedas [Romero, M. 2003.Com. pers.]). Pese a que el ICT, el Ministerio de Salud ylas municipalidades imponen requisitos para la cons-trucción y operación legal de tales sistemas, éstos care-cen de fundamento por cuanto el personal responsableentiende poco o nada de aquellos requisitos y, lo másgrave, no se le da seguimiento periódico.

El aprovechamiento adecuado de los recursos natu-rales como materia prima en el desarrollo del ecoturis-

mo y del turismo de aventura es tema de competenciadel Ministerio de Ambiente y Energía, de las organiza-ciones ecologistas, de las comunidades donde radicanlos atractivos y es también responsabilidad directa delpropietario de la actividad. No cabe duda de que la pro-tección del ambiente y la calidad del mismo generan va-lor agregado a la atracción y crean buena imagen y és-tas a su vez generan rentabilidad, situación que a la vezfavorece y hace posible su protección en el tiempo.

Esta actividad, lejos de producir un efecto negativoen la naturaleza -con algunas excepciones, claro está-,se ha vuelto el mejor estimulante para la conservaciónde nuestros recursos naturales. Costa Rica ha aumenta-do su cobertura vegetal durante los últimos años (Esta-

do de la Nación 2004)a causa de mayoresingresos que permitendedicar más áreas a laconservación de susrecursos. El costarri-cense promedio tieneuna clara concienciade la importancia dela conservación de losrecursos naturales yde su adecuada explo-tación. Por otra parte,el perfil del turistaque nos visita es el deun amante de la natu-raleza, y precisamentepor eso viene a con-templarla y disfrutar-la. Se puede decir quelos males que conti-núan aquejando alpaís en materia deconservación son losmismos de siempre:cacería furtiva y focosde deforestación poruna nueva modalidadde pequeños madere-ros furtivos.

La parte recreativay educativa que realiza la sociedad en su ejercicio de es-parcimiento y ocio es otro componente de gran relevan-cia e impacto, lo cual obliga continuamente al estudiodel mercado, sus intereses y tendencias para seguir pro-moviendo la creatividad en pro de satisfacer en formasegura y profesional las necesidades de la demanda.

El tema de mayor vigencia, al menos en momentosde crisis, es la seguridad que ofrecen algunos sistemasen operación en el país. Aunque ha habido preocupa-ción por parte de algunos sectores, como cámaras de tu-rismo e ICT, aún no se puede garantizar que se cuentecon una legislación adecuada y con los sistemas de-

Ambientico

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de monitoreo correspondientes que evalúen y controlenlas prácticas de construcción y la forma de operar lossistemas, pues los accidentes continúan y ni siquiera setiene estadísticas de éstos, situación que demuestra lapoca atención que se le da al asunto. Las actividades demayor riesgo son los canopy o tirolinas, las balsas en losríos, los paseos a caballo y los cuadraciclos: todos hanregistrado muertes y accidentes graves.

Finalmente, el interés que demuestre el público engeneral por la actividad del turismo de aventura va muyde la mano con la seguridad y la calidad del producto:nadie hace una actividad que implique grandes riesgosfísicos o que no guste. Nadie, tampoco, quiere ir a un si-tio que sea una calamidad ecológica: basura y destruc-ción ambiental no son queridas. Pero sí hay muchos quese interesan por la naturaleza, lo novedoso, lo particu-lar, y eso Costa Rica lo tiene; basta un poco de volun-tad de las entidades estatales y privadas para hacer lascosas bien, y muy bien.

Ante la situación planteada, la primera necesidad aatender es que el ICT se preocupe por promover la pre-paración de técnicos capaces de elaborar proyectos con-fiables y seguros y de monitorear y controlar los existen-tes; no hay razón alguna para que se sigan dando acci-dentes motivados por la desidia o la negligencia. Es im-

portante que el Instituto Nacional de Aprendizaje, elMinisterio de Educación y las universidades públicas yprivadas ofrezcan programas de capacitación acordescon las exigencias que plantean el mercado y la prácti-ca del verdadero ecoturismo y el turismo de aventura.Este país tiene urgencia de profesionalizar al personalque atiende al turismo en todas sus áreas. La calidad delos servicios y el buen trato al turista puede que sean ladiferencia que se marque ante la competencia de paísesvecinos que cuentan con recursos muy similares a losnuestros y que ya dan sus primeros pasos en esa línea.Tampoco hay que olvidar que nuestros visitantes en sumayoría tienen un nivel intelectual alto, de manera queno debemos atenderles con mediocridad ni demostrarcarencia de conocimientos. Por otra parte, no cabe du-da de que personal mejor preparado entenderá muybien aspectos relacionados con la conservación y la pro-tección del recurso natural, llámese bosques, ríos o la-gos. Como segunda necesidad a atender está el aporteracional de los empresarios, dueños de los sistemas,operadores y guías, que implica no solo el aporte econó-mico sino también un apego a valores morales que obli-gan a actuar con clara conciencia. Antes que generardinero debe estar la seguridad y el bienestar de las per-sonas.

T E M A D E P O R T A D A

4.000

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11Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

Me abstengo de utilizar la palabra ecoturismoporque me parece que es de uso mercadológicoy que su definición no es concreta ni puntual,

además de que se cambia cada vez que se hace un con-greso de las asociaciones respectivas en cualquier partedel mundo. Me estaré refiriendo a dos actividades de lascuales tengo conocimiento y las he practicado por másde 25 años: el descenso y exploración de ríos turbulen-tos y el deporte de cuerdas y alpinismo.

Creo que no ha habido nada mejor para la conserva-ción del ambiente en Costa Rica que la metamorfosisque se ha dado de actividades de aventura hacia turis-mo como son el descenso de ríos, que antes fue con fi-nes exploratorios para obtener información geológica, yahora es una actividad de índole comercial y deportiva.También se da la transición de actividades científicashacia turismo, como lo es el deslizamiento por cuerdasen el dosel de los árboles, actividad que era realizadapor científicos en busca de la especie perdida. Ambasactividades gozan de no tener componentes mecánicoscontaminantes para su práctica, dado que para bajar losríos se utiliza remos y para deslizarse en cuerdas se usala gravedad. El único impacto negativo al ambiente sedaría, en esos casos, en las calles de acceso a esas acti-vidades.

En el caso de la práctica del rafting o descenso de ríos,la mayoría de las empresas privadas involucradas en

ello han adquirido una conciencia ambientalista total-mente necesaria, ya que el corredor que se utiliza -elrío- es de carácter natural y frágil y sería una falta deresponsabilidad no protegerlo. Aunque ha sido imposi-ble parar la contaminación, la deforestación y la aniqui-lación total de un río por una represa hidroeléctrica, he-mos sido partícipes de movimientos importantes para laconcientización respecto de la necesidad de protegernuestros ríos y así lograr importantes cambios de uso. Lomás interesante se da con los guías que laboran en estetipo de turismo de aventura, que no solo han aprendidoa manejar las balsas por los diferentes rápidos sino quese han esmerado en aprender sobre su ambiente reci-biendo cursos más avanzados en biología, taxonomía y

botánica, entre otros, para así poder enseñar mejor e in-terpretar lo que los turistas ven durante el recorrido, ca-si siempre enfocados en la conservación.

Muchos de los guías son oriundos de comunidadescercanas a los ríos y, ahora, ellos aportan a éstas unanueva sensibilidad de respeto a los bosques y de cuida-do en el manejo de los desechos. Un ejemplo de ello esla comunidad El Tigre, en Siquirres, cerca del río Pa-cuare, donde ya los pobladores tienen una perspectivadel ambiente y de la cacería diferente a la que teníanhace 15 años y así se lo reflejan ahora a sus hijos. Ejem-plos como éste se ven también en zonas de Sarapiquí yReventazón. En Turrialba, donde la población fue enga-ñada respecto de la represa de Angostura, haciéndoselecreer que sería fuente de divisas, cuando en realidad loque se obtuvo fue un sucio charco que ahuyentó al tu-rismo que ya existía, esa población turrialbeña ahora seencarga de desnudar las promesas que les hacen a otraspoblaciones en casos parecidos. La gente está más con-ciente de que no se debe de deforestar y las talas ilega-les cerca del río son denunciadas inmediatamente comotambién lo son la contaminación por porquerizas uotros. Además, muchos empresarios han comprado im-portantes propiedades para su protección o para cons-truir pequeños albergues que acercarán más a la gente ala naturaleza. Las prácticas en estas áreas generalmenteconsisten en el establecimiento de senderos hacia cata-ratas, quebradas y sitios acogedores donde predomina elbosque y no grandes talas o zonas abiertas.

En la actividad vulgarmente conocida en este paíscomo canopy, se da una situación también curiosa y pa-recida. Inicialmente, ésta era una actividad científicapara estudiar el dosel del bosque y, luego, se convirtióen una actividad de entretenimiento para el turismo.En Costa Rica existe un sinnúmero de proyectos de es-te tipo de deslizamiento por cable de un árbol a otro, ensu mayoría ubicados en zonas boscosas, cañones o po-treros donde quedó algún árbol parado -ya que son losárboles los anclajes ideales y que atraen la actividad. Esinteresante ver cómo ahora ganaderos o agricultoresprefieren dejar el bosque para instalar un canopy e in-cursionar en la actividad turística en vez de seguir defo-restando. Sus trabajadores, también, así como los guías,aprenden sobre tipos de árboles y su hábitat, ya que eslo que el curioso turista pregunta. Trátase del mismo ci-

R A F A E L G A L L O

Rafael Gallo, autor del libro The Rivers of Costa Rica, es presidente de RíosTropicales S.A., presidente de la Asociación de Operadores de Aventura yvicepresidente de la Federación Internacional de Rafting.

Turismo de aventura ydesprotección ambiental

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12 Mayo 2005

clo del guía de rafting que luego tiene cierta influenciaen su comunidad y en su familia. Estos cambios de men-talidad en sectores antes destructivos solamente fort-alecen la necesidad de proteger a nuestra madre natu-raleza.

Existen además otras actividades de aventura, comoel ciclismo de montaña, el buceo, el descenso porcañones profundos y la espeleología, que tambiéndependen de sistemas naturales en óptimas condi-ciones. En los últimos veinte años han sido los oper-adores verdaderamente responsables quienes se hanesforzado por mantener los territorios en que operan, eincluso más, en óptimas condiciones. No creo quehayan sido normativas estatales las que han parado ladestrucción del ambiente. El decreto gubernamentalque en lo que respecta al turismo de aventura pretende,por medio del Instituto Costarricense de Turismo, regu-lar esa actividad, se limita a ver si el guía está certifica-do sin importarle si el anclaje al árbol se hizo con con-ciencia de protección, o sea, sin importarle lo ambien-tal. Queda en manos del empresario decidir la mejormanera de amarrar un cable al árbol sin dañarlo ydecidir cada cuánto tiempo se deberá rotar el anclaje.En esto existen muchas teorías y habría que concertar aun grupo colegiado incluyendo arbolistas para determi-nar lo óptimo.

T E M A D E P O R T A D A

[Información y pedidos: 2773688;[Información y pedidos: 2773688;[email protected]][email protected]]

AA LALA VENTVENTAA

Rafting en el río PacuareO. Durán

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13Mayo 2005

El turismo en Costa Rica ha ido cambiando en los úl-timos años. El arrojado europeo, en busca de nuevastierras y culturas exóticas poco alcanzadas por el ca-

pitalismo turístico, hizo lo suyo para activar el proceso delcual huye. Nuestro exquisito atractivo natural fue uno delos motores de su llegada y se convirtió en nuestro sello ycarta de presentación en el mercado mundial. El turistacientífico, otro de nuestros pioneros, abrió el portal delecoturismo observando nuestras especies y ecosistemascon pasión darwinística.

Sin duda, la paz, las bellezas naturales y la seguridadhan sido clave para que el turismo sea una de las más im-portantes industrias del país. Sin embargo, cada vez másobservamos cómo el ecoturismo se va transformando enun turismo de eco-moda: es muy cool ir a un país tan exóti-co como Costa Rica. Y la sensibilidad y conciencia ecoló-gicas se ven desafiadas por los megaproyectos y el ecoturis-mo masivo, que, por falta de controles, atentan contra laprotección ecológica.

En el campo de la seguridad ocurre algo similar. Ahorada miedo dejar las cosas en el hotel porque no se sabe si semeterán a robar; o si criminales armados asaltarán al busde turistas. O, quizás, el problema lo ocasione el estado delas carreteras y se dé un accidente ya que las principales ru-tas turísticas dan vergüenza y miedo. La pregunta forzadaes ¿hasta cuándo nos va a durar el turismo si no hacemosun cambio?

Muchas son las zonas geográficas del país donde se dael negocio turístico y muchas las actividades que allí

se desarrollan, pero una ha incrementado su crecimiento yalcance geográfico de manera muy singular y merece espe-cial atención: el canopy tour. Éste consiste en una travesíapor cuerdas o cables elevados entre laderas o árboles, don-de el participante pende de un arnés, una polea y disposi-tivos de seguridad que le permiten sobrevolar hermososparajes. Son muchos los visitantes seducidos por esta acti-vidad rica en adrenalina y que constituye en potencia unaexperiencia inolvidable. De la misma manera, muchos vi-sitantes también han sufrido accidentes con el resultadode raspones, fracturas e incluso la muerte. ¿Quién regulaesta actividad y vela por nuestra seguridad?

Uno de los principales problemas que se le ha presen-tado al desarrollo del canopy tour es el reclamo legal por susupuesta invención (reclamo de patente y marca registra-da) y la creciente aparición de nuevas localidades en las

que se practica -más de cincuenta. Esta rivalidad ha lleva-do años de lucha en la corte y no ha permitido una estan-darización para lograr que el nivel de seguridad sea óptimo.

Los canopy tour utilizan técnicas muy antiguas que pro-vienen de múltiples disciplinas como la escalada en roca,la espeleología, la biología y la ingeniería, entre otras. Espor eso que su análisis es más complejo de lo aparente; yno solo se debe tomar en cuenta todas estas disciplinas, si-no que también deben verse como algo integral. No es su-ficiente la opinión de un especialista en rescate si no seanaliza la construcción a nivel de ingeniería y si no secuenta con el juicio de un ingeniero forestal sobre los ár-boles utilizados, pero nada de eso por separado.

Cada propietario ha ido improvisando a su paso lo queconsidera mejor para su canopy según sus propias necesida-des. Lo primero que se necesita es contratar a alguien quehaya trabajado en un canopy tour y así se comienza la obra.También hay que gastar mucho dinero en el equipo que es-tá fabricado para escalada, rescate o similar, sin que estogarantice que funcionarán seguramente en su nuevo uso.

El problema es que de un canopy al siguiente se here-dan los errores y deficiencias y, al adaptar detalles al lugarnuevo, se juega una ruleta rusa que puede crear mejoras o,por el contrario, abrir puertas a la inseguridad y sin que na-da quede documentado. Mientras tanto, los accidentes seesconden e incluso las muertes parecen achacársele al pe-ligro intrínseco que la aventura acarrea. Lo más triste esque si se cumplieran ciertas normas y -más importanteaun- se estandarizaran los canopy tour podrían ser tan se-guros como se nos pintan. Pero ¿a quién le corresponde es-ta tarea?

El gobierno procura que cada propietario tenga un se-guro del Instituto Nacional de Seguros y, además, buscacapacitar a los ahora llamados guías de aventura que labo-ran o quieren laborar en ese tipo de turismo. Sin embargo,en su esfuerzo pierde las fuerzas al encontrarse con la rea-lidad: ¿a quién contratar para esta capacitación?, ¿quién esel que sabe?, ¿qué es seguro?

La realidad dicta que se debe crear un comité interdis-ciplinario que analice las diferentes características de loscanopy tour y que cree estándares de construcción, manejoy seguridad y luego velar por la capacitación y por la apli-cación de dichas normas. En esta dirección ha habido ex-celentes esfuerzos privados. Pero la batalla legal por la le-gitimidad de la patente y el poco interés de los propietariosha hecho que incluso se aprueben ciertos estándares y queluego se entierren en el olvido. Porque no existe un con-trol que asegure un cambio integral.

A N D R É S A L V A R A D O

Espejismo de seguridaden canopy

Andrés Alvarado es guía de turismo.

T E M A D E P O R T A D A

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14 Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

El estrés acumulado en las personas por lo agitadode su vida cotidiana las ha llevado a variar sus há-bitos incluyendo en su plan de vida el ejercicio fí-

sico como un medio de relajación que trae consigo unamejora en la calidad de vida y el estado físico. Comoconsecuencia de esta modificación de las prácticas dia-rias, se ha dado también una ampliación de la oferta enel producto turístico. Los deportes de aventura eran an-teriormente una actividad de competencia, pero hoyhan alcanzado una dimensión en la cual se incluye lamodalidad recreativa. Actualmente ni siquiera la edades un factor limitante para la práctica de actividades deaventura. Así, año tras año observamos la aparición denuevas opciones para el turista.

En vista de que el turismo ha ido en aumento, se hadado un incremento en la cantidad de touroperadoresde aventura y es el momento de establecer los linea-mientos para una oferta que no se limite a la cantidadde opciones sino que se enfoque a la calidad. Muchas deestas actividades no cuentan con regulaciones por serrelativamente nuevas en el mercado. Sin embargo, ya sehace algunos esfuerzos dirigidos a establecer una orien-tación para los oferentes del servicio turístico. Es nece-sario asegurarse de no ubicar los diferentes productosdentro de una misma categoría y, al mismo tiempo, noestandarizar las regulaciones, porque cada uno de estosimplica habilidades y riesgos acordes no solo con las fa-cultades físicas y uso de músculos y partes del cuerpo es-pecíficas sino también con equipos determinados. No esigual el mantenimiento de una balsa para correr rápidosque una bicicleta.

Aun dentro de un mismo deporte de aventura haysubcategorizaciones determinadas. Es diferente el

nivel de exigencia al que se somete al equipo en la prác-tica del ciclismo de montaña, que el nivel de exigenciaal que se somete al empleado en ciclismo de ruta. El te-rreno en el que se practica cada uno de ellos implica laexposición a distintas condiciones: en el ciclismo demontaña la bicicleta está especialmente expuesta a pol-vo, barro, ríos y golpes con raíces y piedras; en el ciclis-mo de ruta es prominente, por ejemplo, el desgaste de

las llantas sobre la caliente carpeta asfáltica.Respecto de la seguridad de las personas, la presen-

tación del producto debe de ser clara, sin emplear unlenguaje muy técnico sobre las habilidades requeridaspor el usuario del servicio y las características del reco-rrido por realizar. La experiencia indica que en la pro-moción y venta de tours de ciclismo se dan fallos en tresniveles diferentes: el oferente, el vendedor y el usuarioo comprador del servicio. Se han dado y se siguen dan-do casos en que el afán de lograr una venta lleva alagente a omitir detalles importantes de información alcliente ya sea por ignorancia o por negligencia. En otrasocasiones, por orgullo o ignorancia el comprador delservicio falla al indicar su nivel de experiencia en lapráctica del ciclismo. (He tenido clientes que me dije-ron que habían hecho las 200 millas de Boston a Nue-va York en bicicleta, pero esta distancia se hace en bici-cleta de ruta y con el fin de recaudar fondos para cau-sas de beneficencia.)

No es lo mismo recorrer diez kilómetros en bicicletade ruta sobre asfalto que hacer esa distancia en sende-ros, lastre y lodo sobre una bicicleta de montaña. Porello la mayoría de las competencias de ciclismo de mon-taña recorren distancias inferiores al ciclismo de ruta.Sin embargo, no quiero hacer un llamado a la equivo-cación; no se trata de definir cuál de los dos deportes esmás fácil, sino de educar en los tres niveles involucra-dos: al vendedor, al usuario y al oferente del servicio,con el fin de disminuir los riesgos a los que se expongael turista y aumentar el grado de satisfacción de él conel servicio. Son los mismos clientes quienes se convier-ten en embajadores del producto.

En teoría, el oferente es el mejor conocedor del pro-ducto. Un vendedor de un tour de bicicleta no tiene laobligación de ser un ciclista y, de hecho, la mayoría deellos no practica ese deporte porque su trabajo no giraexclusivamente en torno a ello. El usuario que se inte-resa por el tour tiende a tener una inclinación por lapráctica de tal deporte: nadie va a buscar practicar algoque no le atrae, máxime si implica un gasto. La clave es-tá en establecer un canal de comunicación directo enlos tres niveles, que el oferente promocione el productocon los vendedores y que éstos transmitan la informa-ción al comprador.

R O N A L D C A L V O

Ciclismo de montaña y protecciónde turistas y de ambiente

Ronald Calvo Aguilar, geógrafo, es especialista en turismo ecológico y copropie-tario de Costas y Montañas.

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T E M A D E P O R T A D A

15Mayo 2005

A la hora de diseñar rutas para tours de ciclismo sedebe de hacer una clasificación del recorrido según elgrado de dificultad, ya que aun dentro de los amantesdel ciclismo existen diferentes niveles de desempeño.Dentro de un grupo de practicantes de este deportepuede haber dos personas con la misma pasión por el ci-clismo pero, según sus labores cotidianas, quizás no ten-gan un nivel de desempeño similar porque el tiempodisponible de uno y otro para salir a pedalear no es elmismo. Se debe diseñar rutas para principiantes, paralos de nivel intermedio y para los avanzados, y ellas de-ben conjugar en su categorización la topografía, el tipode terreno, la altitud y el clima.

Cabe resaltar que el Instituto Nacional de Aprendi-zaje y el Instituto Costarricense de Turismo realizan es-fuerzos por regular la actividad y se encuentran en la fa-se de elaboración de los requisitos para la certificaciónpara guías de ciclismo de montaña como actividad deaventura, tarea en la cual estamos colaborando a través

de Consultores Guevara & Asociados.Finalmente, pero igual de importante que las consi-

deraciones anteriores: el ciclismo de aventura se con-vierte en una herramienta para crear conciencia am-biental. El recorrido por parajes naturales permite haceruna labor de educación ambiental incentivando al tu-rista a disfrutar del aire puro, de la montaña, los ríos yla vida silvestre. Se debe de elaborar un código de éticadel ciclista que le incite a mantenerse dentro de los sen-deros, a cargar con los desechos producto de los alimen-tos consumidos y de las reparaciones mecánicas, a noextraer plantas ni animales y a causar el menor ruidoposible, entre otras muchas líneas de comportamiento.La bicicleta no es un vehículo motorizado y ello la con-vierte en un elemento amigo de la naturaleza. El guíadel tour viene así a convertirse en el ente transmisor delmensaje conservacionista. Hay trabajo por hacer peroestamos a tiempo.

Clint Clemens Ciclista

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16 Mayo 2005

T E M A D E P O R T A D A

Afinales del siglo XX, los ambientes ricos en bio-diversidad se convirtieron en uno de los princi-pales focos de atracción de visitantes y en sitios

ideales para la práctica del ecoturismo y de nuevas ac-tividades en que la actuación del ser humano en la na-turaleza tiene más impacto. Para áreas que cuentan conescenarios turísticos de mucha riqueza natural, esta ten-dencia se convierte en una muy buena alternativa pa-ra impulsar el desarrollo socioeconómico de sus pobla-dores. Sin embargo, solo una práctica responsable ycomprometida con el entorno permitirá que el significa-tivo crecimiento registrado no se convierta en sinónimode destrucción de la biodiversidad y colapso de la pro-pia industria. Ésta es una tarea compartida entre em-presarios y turistas.

Precisamente para evitar los perjuicios que la activi-dad turística pueda generar, Rainforest Alliance (Alian-za para Bosques) trabaja para conservar los recursos na-turales y mantener la identidad cultural y bienestar delos pobladores, tal y como lo ha venido haciendo desdehace 15 años en las áreas forestal y de agricultura soste-nible. Pequeñas empresas turísticas privadas y comuni-tarias de América Latina reciben actualmente asisten-cia en el manejo de operaciones social y ambientalmen-te responsables, como parte de un proyecto que apoyala implementación de buenas prácticas y certificaciónde turismo sostenible.

Bajo la coordinación de Rainforest Alliance y con elsoporte financiero del Fondo Multilateral de Inversio-nes del Banco Interamericano de Desarrollo (Fomin-Bid), la Fundación Ford, la Fundación Tinker, Funde-cooperación y otros, representantes de pequeñas y me-dianas iniciativas turísticas reciben capacitación y apo-yo técnico para la ejecución de prácticas responsables,estándares de certificación turística, gestión empresarialy mercadeo, en el marco del proyecto Implementaciónde buenas prácticas y apoyo a la certificación para pe-queñas y medianas empresas turísticas, objetivo del cuales que las empresas logren mejorar su competitividad através de su participación en un programa de buenasprácticas socio-ambientales y que esto les permita pre-pararse para obtener una certificación de turismo soste-nible internacionalmente reconocida. Junto con ello, se

procura fortalecer los sistemas mismos de certificación,incrementar la comunicación y coordinación entre di-chos programas y lograr una mayor conciencia mundialsobre los esfuerzos para minimizar los impactos negati-vos del turismo en los ecosistemas y comunidades.

Es así como una serie de compañías en la región,desde hoteles modernos hasta iniciativas comunales, re-ciben capacitación y apoyo técnico para que desarrollenprácticas alternativas que permitan el funcionamientode un turismo ambiental y socialmente responsable. Elproceso se inicia con talleres en los que se introduce alos participantes en lo que necesitan hacer para garan-tizar la sostenibilidad de su negocio, calificar para unacertificación -o un ecosello de aprobación que puedenpromover entre sus clientes-, e incrementar eficiencia ycompetitividad. A la fecha, más de mil representantesde organizaciones beneficiarias han participado en lasmás de 50 actividades de capacitación impartidas enGuatemala, Belice, Costa Rica y Ecuador. Adicional-mente, empresarios de otros países como El Salvador,Honduras, Panamá, Perú, Colombia y Chile también sehan beneficiado de los seminarios brindados por estainiciativa. Asimismo, se ha elaborado una Guía de bue-nas prácticas de manejo de cuyo primer tiraje han circu-lado más de 1.500 ejemplares, mientras que de su ver-sión electrónica se realizaron más de 6.500 descargas,durante el segundo semestre de 2004. Si bien este do-cumento y la temática misma de los módulos de capaci-tación están orientados, en esta etapa, a servicios dehospedaje, lo cierto es que su contenido puede exten-derse al trabajo de otro tipo de negocios turísticos y conello garantizar una mejor atención a las necesidades deconservación que el ambiente y las personas demandan.

A ello se suma que Rainforest Alliance desarrollaactualmente un trabajo conjunto con varios touropera-dores para que éstos incentiven a sus proveedores a su-marse a los procesos de formación y al proyecto y así ex-tender aun más el desarrollo de un turismo responsable.De modo tal que la adopción de estas buenas prácticasde manejo en turismo sostenible también se puedanconvertir en un mecanismo de mayor participación pa-ra todo tipo de actividad turística en los paquetes depromoción que comercializan las operadoras turísticasen el mercado internacional.

R O N A L D S A N A B R I A Y M I L A G R O E S P I N O Z A

Turismo sostenible

Ronald Sanabria es director de Turismo Sostenible de Rainforest Alliance (Alianzapara Bosques) y Milagro Espinoza es comunicadora de la misma institución.

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En ese sentido, también se cuenta con el beneficiode llegar a nuevos y prometedores mercados, pues lasiniciativas que forman parte del proyecto son promovi-das en actividades como ferias internacionales de turis-mo o a través de contactos con agencias mayoristas in-ternacionales. Hasta la fecha, empresarios participandoen este proyecto han sido representados en 50 ferias deturismo en diversas partes del mundo y se ha elaboradoun catálogo de empresas turísticas certificadas en la re-gión. Sin embargo, desde el punto de vista de la conser-vación de biodiversidad y culturas locales, al esfuerzodel sector empresarial debe responder también el con-sumidor: un turista más responsable e interesado en re-compensar con su elección a aquellos servicios que in-vierten en la participación de programas voluntarios debuenas prácticas de manejo.

Como se ha dicho, en sitios de abundante y poco ex-plotada naturaleza surgen múltiples posibilidades

de hacer turismo, pero el reto está en lograr divertirseal máximo sin que los paseos realizados atenten contralos recursos naturales, culturales y comunales de los si-tios visitados. Asumir tal compromiso es lo que ahora sedenomina ser un turista responsable: aquel viajero quese preocupa por proteger el ambiente, respeta las cultu-ras de los lugares que visita y procura beneficiar con suestadía a los lugareños.

Estas acciones no están reñidas con el entreteni-miento y el disfrute que se espera de cualquier vaca-ción. Por ejemplo, se favorece a los vecinos si se adquie-re artesanías locales, se contrata un guía de la zona pa-ra recorrerla o se toma un refrigerio en un restaurantede la comunidad. Desde el punto de vista de respeto alas culturas de los diversos sitios turísticos, los expertosrecomiendan considerar la privacidad de los residentes,así como solicitar permiso para ingresar a sitios sagra-dos, casas o propiedades privadas e, incluso, para tomarfotografías o videos.

En materia de conservación de la biodiversidad hayuna gran cantidad de acciones que se puede emprenderpara garantizar que los lugares que hoy se visitan y susbellezas naturales sigan ahí, en igual condición, para lasgeneraciones futuras. En este apartado surgen aspectostan básicos como recoger los desechos y depositarlos enlos recipientes apropiados siempre que se visite zonas derecreo como parques nacionales, áreas protegidas, pla-yas y montañas en general. Si durante la estadía se en-cuentra animales, lo recomendable es observarlos a unadistancia en que no se les perturbe; además, se debe evi-tar alimentarlos para no causarles enfermedades, alterarsu comportamiento natural y exponerlos a otros depre-dadores y peligros. Bajo ninguna circunstancia debe ca-zarse o comprar animales de la zona ni adquirir artícu-los confeccionados a partir de especies en peligro de ex-tinción. Si el viaje incluye acampar, la vigilancia debede considerar la elección del lugar para levantar el cam-pamento, la confección y control de fogatas -si es que

fuera imprescindible hacerlas- y el cuido de las fuentesde agua y de las facilidades existentes en el lugar.

Tanto si se opta por visitar áreas naturales o por alo-jarse en un hotel (independientemente de su tamaño oubicación), una norma que respetará todo turista res-ponsable es la de considerar a otros visitantes. Por ello,se procurará que el comportamiento propio no perjudi-que el disfrute de otros y se actuará con cortesía. Tam-bién, en los sitios de hospedaje el viajero velará por elmanejo de los desechos y el uso racional de la energíaeléctrica y el agua. Cada día son más los hoteles y alber-gues que invitan a sus huéspedes a cerrar la llave delagua cuando no se la está necesitando, reportar fugasdel líquido y apagar las luces y el aire acondicionadocuando no se les requiere. En la medida en que el turis-ta demande más servicios turísticos responsables, crece-rá el número de operaciones que trabajan en el marcodel respeto y conservación de la biodiversidad.

T E M A D E P O R T A D A

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18 Mayo 2005

Posiblemente Costa Rica sea el país que, en rela-ción con su superficie, tiene las plantaciones másextensas de cercas vivas y posee el mayor conoci-

miento sobre su diversidad y manejo. Esto se debe prin-cipalmente a las siguientes razones:

• Se utilizan más de 100 especies diferentes que seencuentran desde el nivel del mar hasta 2.500 m, adap-tadas a diferentes climas y suelos. También ya existencultivares para algunas especies. Unas 14 especies re-presentan más de 90 por ciento de todas las cercas exis-tentes, ya que se propagan por estacones de 2-2,5 m delargo derivadas de ramas de cercas ya establecidas.

• Los agricultores que usan cercas vivas tienen am-plio conocimiento sobre las especies más deseables, suplantación por estacas y su manejo, especialmente laspodas periódicas, así como de su aprovechamiento parafrutos, flores comestibles, productos medicinales yotros.

• Hay una gran diver-sidad de productos y ser-vicios obtenidos de diver-sas especies usadas en lascercas vivas. Entre ellosse destaca la cosecha deramas gruesas para esta-blecer nuevas cercas, frutos o flores comestibles, follajepara forrajes, una variedad de productos medicinales,postes y leña. Algunas variedades tienen valor orna-mental. Algunas especies de la familia de las legumino-sas fijan el nitrógeno, protegen contra los vientos, apor-tan mulch especialmente cuando se podan, protegencontra la erosión, etcétera.

• Hay buenos conocimientos, especialmente decampesinos, para cortar y preparar estacas, con un acer-vo de técnicas tradicionales para establecer nuevas cer-cas. Hay agricultores que se especializan en "arreglar"las cercas establecidas –entiéndase que las podan. Ade-más existen técnicas para cosechar otros productos convalor económico derivados de las cercas.

• Su potencial para mejoramiento genético está ape-nas iniciándose y solo conocemos algunos trabajos inci-pientes con Gliricidia sepium (Fact-Net Staff 1998),Spondias purpurea, Yucca elephantipes y Cordyline termi-nalis para solo citar los más obvios, si bien puede espe-cularse que con mejores estudios de campo sin duda

aparecerán otros casos.• La multitud de productos o servicios derivados y

sus combinaciones más ventajosas se presta para dife-rentes métodos de mejoramiento, tanto más por cuantola reproducción se hace mayormente a base de estaco-nes. Algunos objetivos de mejoramiento serían el logrode mayor vigor, forma y arquitectura de crecimientomás deseables, métodos más apropiados de reproduc-ción, obtención de productos comestibles de alta cali-dad, forrajes nutritivos y digeribles, capacidad paramantener las grapas de alambre de púa fuera de los te-jidos a medida que crece el poste vivo, etcétera.

Aunque existen más de 100 publicaciones sobre eltema de cercas vivas (véase Budowski y Russo 1993), lamayoría descriptivas de prácticas usadas (lo que es unaforma de admitir que el campesino sabe mucho más queel científico), su estudio apenas está iniciándose.

No hay duda de que eltema de cercas vivas sepresta para programas demejoramiento genético,tanto más por cuanto lareproducción es princi-palmente agámica. Perotambién debe evaluarse

mejor y con métodos científicos el conocimiento empí-rico existente con sus ramificaciones sociales y econó-micas, basado en la evaluación objetiva de las actualesprácticas de manejo y, más que todo, la elaboración dedirectrices para difundir las mejoras prácticas y propa-gar los cultivares más idóneos para las diferentes condi-ciones ambientales. Hay que evitar a toda costa que de-saparezca el conocimiento empírico de los agricultores(sería oportuno incorporar mucho más explícitamentela dimensión cultural cuando se enfoca la biodiversidadgenética). Debe hacerse campañas de extensión conpolíticas y legislaciones que favorezcan esta práctica.Cabe inclusive pensar en la premiación periódica de lascercas vivas más exitosas. Hay que dignificar esa prácti-ca y buscar maneras de estimularla a través de medidasapropiadas, beneficiando a los agricultores que mejorany propician el uso de cercas vivas.

La cerca viva no debe de ser tildada como "cerca delpobre", sino como la del agricultor consciente que estácontribuyendo a la sostenibilidad y la diversidad gené-tica, a la vez que al autoabastecerse de postes vivosevita la degradación o deforestación de los últimosbosques nativos, de donde solía abastecerse de postes

Cercos vivos: conservacióny mejoramiento de recursos genéticos

por Gerardo Budowski

Gerardo Budowski, ingeniero forestal, es profesor emérito de la Universidad pa-ra la Paz.

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19Mayo 2005

Figuras 1 y 2: Cerca podada de Erythrina. Las estacas de dos años se cosechan, las ramas jóvenes se dejan para cosechar dentro de un año.

RefReferencias biberencias bibliográficasliográficasBudowski, G. "Living fences in tropical America: a widespread agroforestry practice", en Gholz, E. (ed). 1987. Agroforestry, realities, possibilities and pitfalls. Marti-nus Nijhoff. Países Bajos.Budowski, G. "Home gardens in tropical America, a review", en Landauer, K. y M. Brazil (eds.). 1990. Tropical home gardens. Selected papers from an internationalworkshop held in Bandung, Indonesia 2-9 December 1985. University of the United Nations. Tokyo. Budowski, G. y R. Russo. "Live fence posts in Costa Rica; a compilation of the farmer’s beliefs and technologies", en Journal of Sustainable Agriculture 3(2), 1993.Fact-Net Staff. 1998. Gliricidia sepium, the quintessential agroforestry species. Fact Sheet. Forest, Farm and Community Tree Network. Winrock International USA.

de madera. Puede pronosticarse que se fundarán com-pañías que se especialicen en producir los mejores cul-

tivares al igual que ocurre con compañías que vendensemillas o plantas ornamentales.

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21Mayo 2005

La invasión europea de hace 500 años en las tierrasaltas centrales de Costa Rica cortó un diálogo an-cestral entre la población güetar y su ecosistema

del bosque húmedo premontano, diálogo a través delque las familias comprendían los ciclos de las fuerzas dela tierra, trabajando a favor de corriente con ellas y noen su contra, como trabaja y vive en la actualidad la po-blación campesina mestiza vallecentraleña; diálogo,aquél, basado en el intercambio ritual con el bosque, enla ofrenda de productos para los espíritus protectoresdel bosque o en los sacrificios.

La cultura europea, en su estrategia de dominacióny explotación, persiguió: (1) desestructurar los ciclos vi-tales de funcionamiento del ecosistema de bosque hú-medo premontano para apropiarse de sus recursos natu-rales extractivamente, y (2) romper ese diálogo e inter-cambio de energía entre la población güetar y su ecosis-tema. Estos dos procesos,cuyo objetivo era la inte-gración de los güetares–destruyéndolos en tantotales- a la naciente eco-nomía capitalista euro-pea del siglo XVI, esta-ban basados en la lógicatanatológica y sacrificial propia de la cosmovisión an-tropocéntrica judeocristina que se perpetúa hasta nues-tros días en toda América Latina, como lo señala FranzHinkelammert (1994: 8).

Se rompió así la columna vertebral de esa conversa-ción milenaria a través de la que los güetares habían lo-grado descifrar las palabras de la Tierra, los "códigos eco-lógicos" del bosque húmedo premontano, para incorpo-rarlos a su estrategia de supervivencia: la llamada estra-tegia indígeno-campesina del uso múltiple de los recursosnaturales (Toledo 1991: 19), la cual descubre que la cla-ve de supervivencia en el bosque es imitar la diversidaddel bosque en sus componentes y procesos ecológicos.Es decir, ante el impredecible mundo natural y sus cam-bios catastróficos la estrategia es apostar a la diversidadsiempre en el espacio y en el tiempo como forma deamortiguar esos cambios repentinos. Estrategia quetambién apuesta a la diversidad ante los cambios repen-tinos del mercado capitalista que sometió a los indíge-nas a partir del siglo XVI, ante el que éstos estaban amerced en cuanto a fijación de precios de productos e

insumos. Es como una estrategia-red en la que esas po-blaciones apostaron a la diversidad de prácticas: son, ala vez, cultivadores de semillas y tubérculos, recolecto-res de frutos, fibras y leña del bosque, cazadores, pesca-dores, artesanos, pastores y jornaleros, con la idea deasegurar, a pesar de los cambios repentinos, el paso con-tinuo de energía y materia del ecosistema boscoso a susestómagos. Se promueve así una diversidad genética deespecies cultivadas, recolectadas o cazadas y una diver-sidad de prácticas. El espacio de la finca y los prediosnaturales se transforman en un mosaico diverso de zo-nas con pastos, charrales, bosques, áreas de diversos po-licultivos, ríos y lagunas.

La invasión europea impuso economías monoculti-vistas y cortó el proceso de experimentación del güetarcon su mundo natural basado en la prueba y el error du-rante cada jornada, cada mes, cada calendario agrícola

anual y durante su vida;intercambiando con elvecino las sabidurías yprácticas descubiertas co-mo efectivas, o transmi-tiéndolas del padre al hi-jo. Ahora, como conse-cuencia del corte llevado

a cabo por la invasión europea, cada anciano se lleva ala tumba el bagaje de saberes y experiencias aprendidas.Los códigos ecológicos secretos encerrados en las toponi-mias de ríos, quebradas, cerros y lagunas del Valle Cen-tral, que describen los recursos naturales (plantas, sue-los, animales, insectos, peces) que abundan en tal ocual lugar y que hasta nos indican en qué épocas delaño, y de qué forma recolectarlos y prepararlos, dejaronde tener significado, pues la lengua güetar desapareció.El Valle Central y sus territorios periféricos de San Car-los (norte), Turrialba (este), Acosta (sur), Puriscal (su-roeste), Parrita (oeste), Turrubares (oeste) y Orotina(oeste), están plagados de tales toponimias güetares. Sumensaje o claves de significación ecológica para la su-pervivencia nos las arrebató a las actuales generacionescostarricenses aquella invasión europea y hoy son solopalabras muertas, vacías de la magia de sus significadosnaturales… El nombre del pueblo, del río, de la quebra-da, del cerro, del volcán, de la laguna, del animal y dela planta hoy están mudos, no nos dicen nada. Son loscasos de nombres de pueblos como Turrúcares deAlajuela, que en lengua güetar -siguiendo a los maes-tros Luis Poveda (2000: 666) y Miguel Ángel Quesada

El pueblo que se come el doseldel bosque húmedo premontano

por Gerardo Alfaro

Gerardo Alfaro es antropólogo.

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(1998)- significaría: Donde abundan los árboles de turrú,pues turrú en güetar es: árbol de frutillas comestiblesmoradas de sabor agridulce (Eugenia costaricensis y Eu-genia acapulensis), y cares deriva de cris o gris que es elabundanticio de algún recurso natural. O el caso delnombre del río y del poblado Tacares de Grecia, que de-riva de taca (Sechium pittieri: cucurbitácea conocida co-mo tacaco cimarrón) y de ri, que significa río, o sea: Elrío donde hay plantas de tacaco cimarrón. O el caso deTacacorí de Alajuela, que proviene de tacaco (Sechiumtacaco, curbitácea) y también de ri, entonces: El ríodonde hay tacaco. O el caso del nombre del volcán Ira-zú, que proviene de ira, que en lengua güetar es el nom-bre del árbol Ocotea austinii (laurácea), y de K’zú, quees cerro: El cerro de las iras. O el caso del río y pobladoCuarros en Orotina, que proviene de cua, que es mari-posa, y de arros, que es grande (posiblemente para refe-rirse a la mariposa Morpho peleides). O el caso de la lo-calidad Ayarco, cerca de la capital, que proviene deayar, que significa palmerita (Chamaedorea tepejilote,Arecacea), y de co, que es hoja. Etcétera.

Estos significados o claves ecológicas dentro de sueconomía de subsistencia en el bosque, y los saberes ydestrezas güetares que los acompañaban, empezaron aerosionarse ante el avance occidental. La lengua se de-jó de hablar activamente en el siglo XVIII, luego de ha-ber sido la segunda lengua oficial del país, junto al espa-ñol, y haber sido utilizada por los conquistadores en elsometimiento de otros pueblos. Sus descendientes hoydía a duras penas logran sobrevivir desterrados en lassierras montañosas marginales al sur del Valle Central,en las reservas indígenas de Quitirrisí y de Zapatón, yen poblados como Bocana, Bajo Quivel, Polca, Cande-larita, Teruel, Bajo El Rey, Cot, Quirtcot, Barva, Tucu-rrique, Cerro Nene, San Gerardo de Parrita, etcétera.

La estrategia de los invasores europeos fue destruirel ecosistema del bosque húmedo premontano para eli-minar la base material o matriz de donde se alimentabala cultura güetar. Durante los siglos XVI y XVII se talóel bosque para dar paso a potreros para pastoreo de ga-nado y a zonas de cultivos de granos como maíz, fríjo-les, trigo y de tubérculos; luego, en el siglo XVIII a cul-tivos comerciales como el del tabaco, y en el siglo XIXal del café, siendo la población güetar arrinconada enlas sierras.

¿Por qué el invasor europeo escogió las tierras altascentrales, sus bosques húmedos premontanos y a estapoblación güetar como punto de partida de su infelizaventura? No es, como ha dicho el historicismo oficialhasta hace poco, que se debió al parecido de estos va-lles de montaña, con su clima templado y "gentes natu-rales pacíficas", con las tierras gallegas de donde veníanalgunos de los conquistadores. La verdad es que esco-gieron esta zona y población porque, por un lado, esuno de los ecosistemas más ricos florística y faunística-mente debido a su condición de ser la transición entrelos ecosistemas de tierras costeras muy húmedas y tie-

rras templadas montanas, por poseer suelos andisoles deorigen volcánico y dos estaciones climáticas: una seca yotra lluviosa. Y, por otro lado, porque era ahí donde seasentaba la nación indígena más poderosa de la zona yque había logrado uno de las más exquisitas sabiduríassobre el bosque húmedo premontano, traducida en di-versas prácticas de agricultura migratoria de roza conquema y en crudo (la técnica de fríjol tapado), de caza,de recolección y pesca y de control y usufructo de eco-sistemas desde el bosque seco de la costa pacífica cen-tral (península y golfo de Nicoya) hasta los ecosistemasde bosque muy húmedo tropical de la costa atlántica(llanuras aluviales del río Suerre, hoy Reventazón). Es-to les había permitido el acopio de una impresionantediversidad de productos: pescado y moluscos de ambascostas, sal, pescado y camarones de río, carne de anima-les silvestres y de aves de bosques húmedos (Tayasu pe-cari, Tapirus bairdii, Mazama americana, Agouti paca,Dasyprocta punctata, Tinamus major, Penélope purpure-cens) y de bosques secos (Odocoileus virginianus, Tayasutajacu, Nasua narica, Dasypus novemcintus, Odontopho-rus sp., Crax rubra), frutos, semillas, retoños y raíces,hojas y bejucos para empajado y confección de ranchos(Calyptrogyne ghiesbreghtiana, Attalea butyracea, Socrateadurísima, Smilax sp.)… Productos que eran comerciadosde costa a costa por una impresionante red de calzadas

Juan L. Pérez, de Quitirrisí, sosteniendo hojas de agra

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de piedra que salían del Valle Central atravesando lasfaldas del volcán Irazú hasta la ciudad precolombina deGuayabo y de ahí hacia las llanuras del Atlántico; mien-tras que por una red de trillos o canjorros que salían delValle Central hacia la costa pacífica, pasando por Puris-cal y Turrubares, la nación güetar había logrado, a tra-vés de sus dos cacicazgos principales, el de Oriente lide-rado por el cacique Guarco y el de Occidente lideradopor Garabito, un control de otras poblaciones indígenascomo bribris, cabécares, suerres, votos, tices, catapas,chorotegas y quepos, al punto de que la lengua güetarera lingua franca comprendida en casi todo el territorionacional. Por eso para los conquistadores europeos con-trolar la nación güetar y los ecosistemas que usufructua-ba era tener la llave de entrada y control de toda estaregión de América Central, por esa razón la escogieron.

Sin embargo, el güetar sobrevive obstinadamente enlos rasgos fenotípicos del campesino vallecentraleño, ensus costumbres, en sus conocimientos y prácticas deagricultura vegetativa (asociación de huerto o policulti-vo, siembra de granos en tapado, barbecho y cultivo) yen el uso de las lunaciones para al mínimo esfuerzo sa-car el mayor sustento en prácticas de chapias del mon-te en luna creciente o de siembra de granos en lunamenguante. Sobrevive también en costumbres alimen-tarias como el comer retoños o "chases", semillas, frutosy palmitos del dosel del bosque húmedo premontanoque todavía hoy recuerdan o comen los abuelos de laReserva Indígena Zapatón o de la de Quitirrisí, de laspocas áreas de bosque húmedo premontano fragmenta-do que sobreviven en el Parque Nacional La Cangreja,en los Cerros de Escazú, en la Zona Protectora El Ro-deo, en la Zona Protectora La Carpintera y en bosque-cillos riparios diseminados por todo el Valle Central.

¿Por qué es importante entonces, para la sociedadcostarricense, emprender estudios sobre las sabidurías y

prácticas agrícolas, alimenticias, de recolección, artesa-nales, de caza y pesca de los güetares? Porque tales sabi-durías y prácticas constituyen una respuesta a la crisisambiental, económica y social en que se debate nuestrasociedad ahora. En la actual encrucijada, debiéramosretomar la senda de la cosmovisión espiritual biocéntri-ca, despreciada y ocultada por el invasor europeo hace500 años, recuperándola de la mente de los abuelosgüetares: que se nos devuelva la calidad de vida en loalimentario, en lo espiritual, en la salud, en la indepen-dencia política. De acuerdo a estudios recientes del Mi-nisterio de Salud, la dieta del costarricense está recar-gada de almidones, acarreando esto problemas de saludcomo obesidad, azúcar en la sangre, enfermedades gás-tricas, cáncer, etcétera; en contraste, los güetares en-tendieron que la riqueza nutritiva proteínica se concen-traba no en el suelo –como sí sucede en los ecosistemastemplados europeos- sino en el dosel. La población cos-tarricense ha sido llevada a la ignorancia del valor delbosque húmedo premontano en cuanto a nutrición, re-cursos medicinales y control biológico de plagas, por esolo ha destruido tratándolo como "maleza" que estorba al"progreso" y el "desarrollo".

RefReferencias biberencias bibliográficasliográficasHinkelammert, Franz. 1994. Occidente y la lógica sacrificial. Dei. San José.Quesada, Miguel Ángel. 1998. Los huetares: historia, lengua, etnografía ytradición oral. Editorial Tecnológica de Costa Rica. San José.Poveda, Luis y Jorge León. 2000. Nombres comunes de las plantas en Cos-ta Rica. Editorial Guayacán. San José.Toledo, Víctor. 1991. Manual de investigaciones etnoecológicas en AméricaLatina: la estrategia campesina del uso múltiple de los recursos naturales. Uni-versidad Autónoma de México. México.

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Victorino Hernández en bosque secundario en Zapatón

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