tabuchi-escribir, no escribir

Upload: jorge-santana

Post on 03-Apr-2018

224 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/28/2019 TABUCHI-Escribir, No Escribir

    1/4

    de elegidos, ha conservado un sabor vagamente esotrico, conel prestigio que emana de los cdigos a los que el vulgo notiene an acceso.

    Para evitar recorrer el complicado genoma literario del siglo

    XX que ha dado lugar a una criatura como laautofiction, jugarcon el concepto, y dndole la vuelta a efectos de cuanto meinteresa decir aqu podra ser definido de forma negativa,estableciendo lo que no es. Sustancialmente, laautofiction no escuatro cosas, o mejor dicho, cuatro categoras literarias can-nicas hasta hoy: no es autobiografa, ni novela, ni autobiografanovelada ni novela autobiogrfica. En su no ser todo eso, sesustrae por lo tanto a las categoras de Philippe Lejeune, quien,por lo dems con notable habilidad y talento, pareca haberlepuesto el cascabel al gato de seculares disputas gracias a su ideade la estipulacin de un pacto con el lector: los llamadospacto autobiogrfico y pacto novelesco.

    En realidad, tambin esta clasificacin, que pese a englobar

    la especie debe depender en cualquier caso de la familia, al igualque sucede en botnica, no toma en consideracin el hecho deque autobiografa, autobiografa novelada y novela autobiogrfi-ca constituyen una suerte de palindronomo, de cuyo abrazo nopuede escaparse; de forma distinta y complementaria llevan acabo el mismo procedimiento: transformar la vida en literatu-ra. Porque el propio hecho de relatar es literatura, y a esa leyno podemos sustraernos. Cambiando el orden de factores, elproducto no se altera, la pescadilla se muerde la cola y se parecea la paradoja de Epimnides: La frase que sigue es falsa. La

    frase que precede es verdadera. Relatarse a s mismo en unaautobiografa diligentemente verdica pertenece a lo novelescode la misma forma que relatarse a s mismo en una novelaautobiogrfica. Todo es en cualquier caso novela. As que ms

    vale, por lo tanto, hacer una falsa autobiografa, podra ser queresultara ms verdadera. Cuntas lgrimas he llorado sobrela ficcin, deca Pushkin.

    Aunque para el pasado no pueda hablarse propiamente deautofiction, es obvio que la literatura siempre ha sabido lo quesignifica introducir el propio Yo en lafiction. O es que cuantoCervantes dice de s mismo en su Don Quijote no significa esoprecisamente? O ser que lo que afirma Flaubert deMadame

    Bovary es slo una graciosa boutade que nos induce a la sonrisa?Madame Bovary cest moi: ocurrente, sin duda, pero a fin decuentas qu quiere decir? Merecera la pena reflexionar sobreello y seguir el problema en su inevitable trayectoria a lo largodel siglo XX, pero sintetizar etapas y anlisis, disculpndome

    de antemano por los inevitables hiatos. Rimbaud: Je est unautre. Pessoa: El poeta es un fingidor,/ finge tan completa-mente/ que llega a fingir que es dolor/ el dolor que en verdadsiente. Pirandello:As es si as os parece, Uno, ninguno y cien mil.Beckett:La triloga. Borges: innumerables cuentos; recuerdo s-lo El Aleph, donde el admirable punto de vista privilegiadosobre la vida y sobre el universo es mostrado por un mediocrepoeta argentino de los aos veinte precisamente a Jorge LuisBorges, que nos lo cuenta.

    Este prembulo me era til para llegar al uso que Vila-Ma-

    4 2 : L e t r a s L i b r e s M a r z o 2 0 0 3

    A n t o n i o Ta b u c c h i

    ESCRIBIR, NO ESCRIBIRLa lectura de Bartleby y compaa, de Enrique Vila-Matas, lleva aAntonio Tabucchi a especular sobre la naturaleza de la literatura, a definirun nuevo gnero, la autoficcin, y a hacer la apologa de un arte quizinnecesario, pero imprescindible para dar sentido a la vida.

    El trmino AUTOFICTION goz no hace mucho de un cierto

    entusiasmo sobre todo por parte de la crtica francesa, por ms queparezca haberse tratado de un entusiasmo efmero. Acaso porque laautofiction es ms fcil de teorizar que de producir, aunque, a decir

    verdad, el concepto, que ha permanecido en el mbito de un estrecho crculo

  • 7/28/2019 TABUCHI-Escribir, No Escribir

    2/4M a r z o 2 0 0 3 L e t ra s L i b r e s : 4 3

    tas hace de la biografa, y de la autobiografa, en un procedi-miento deautofiction que me parece que nos lleva, en el coraznde sus obras, hacia una dimensin a fin de cuentas lejana delpunto de arranque y que significa sustancialmente indagacinacerca de la escritura. Un ejemplo entre muchos: recordarrecuerdos ajenos. En Vila-Matas eso ocurre con cierta frecuen-cia, especialmente en novelas que se parecen a la literatura deviajes, comoLejos de Veracruz,Extraa forma de vida,El viaje verti-cal: recuerdos de escritores que recorrieron antes esos lugaresque est recorriendo (o que no est recorriendo) Vila-Matas.Extracciones de tejidos ajenos? Categoras de lo posmoder-no? Tal vez. No me corresponde a m establecerlo. Lo cierto esque si yo escribo una cosa que ya has escrito t, es lo mismo, pero

    ya no es lo mismo. El Pierre Menard de Borges que rescribe elDon Quijote nos lo ensea. Perseguir con pasin vidas ajenasque son la nuestra, interiorizar a los muertos y hacerlosrevivir: la escritura revela sus extraos y ocultos pode-res, se convierte en prctica mgica. Escribir, qu sig-

    nifica escribir?Enrique Vila-Matas (Barcelona,

    1948) goza ya de fama internacio-nal y sus libros han sido traduci-dos a numerosos idiomas; elao pasado le fue concedidouno de los ms prestigiosospremios de lengua espao-la, el Rmulo Gallegos, elllamado Nobel sudameri-cano. En Italia hasta ahoraera un autor de culto para

    un pequeo crculo deadmiradores gracias a doslibros publicados por lapequea editorial Sellerio:

    Suicidios ejemplaresyManualabreviado de la literatura port-til. Con la aparicin el pasadoao deBartleby y compaa en la editorial Fel-trinelli es de presumir que el crculo de sus admiradores y esti-madores llegue a ampliarse.

    Y considero que no hay libro ms adecuado para hablar dela aproximacin de Vila-Matas a la literatura que suBartleby ycompaa, obra de literatura comparada por excelencia, porque

    abarcando desde las literaturas ms conocidas a las ms ignotas,desde las ms difundidas a las ms exiguas, desde las mayorita-rias a las minoritarias, desde los pases ms presentes y potentesdel mundo a los ms recnditos, trata de un quid que conciernea la literatura de cualquier latitud, de algo que puede ocurrir alos escritores de cualquier parte: dejar de escribir.

    Bartleby, como es bien sabido, es el personaje de Melville, elcopista, el administrativo de una oficina londinense, quien, an-te cualquier invitacin que se le haga para extender o copiar undocumento (pero no slo eso, tambin ante cualquier pregunta

    que se le haga, ante cualquier impulso para que reaccione), res-ponde una frase absolutamente infranqueable: Preferira no ha-cerlo. La novela de Vila-Matas es un diario, obviamente no de

    Vila-Matas, sino de un personaje (un seor desconocido, cuyonombre nunca se pronuncia) que trabaja como empleado y que,veinte aos antes, cuando era joven, haba publicado un librosobre la imposibilidad del amor. Despus de aquello ya no havuelto a escribir. El porqu no se nos dice. Pero el 8 de julio de1999, el autor de ese nico libro empieza a indagar en su diariontimo sobre los escritores de todas las latitudes que han deja-do de escribir, asocindolos en un ideal club de la literatura delNo, una bandada de Bartlebys acomunados por la pulsin del

    No, por la vocacin por el silencio. O msbien, como hubiera dicho Robert Wal-ser (Jakob von Guten es obviamenteobjeto de indagacin del diarista queha cesado de escribir), saber que no

    se puede escribir es una forma de

    escribir (aunque quiz la afir-macin sea de Vila-Matas,

    quiero sealarlo).Ello, naturalmente, conduce a

    una dimensin paralela dondeel no escribir es una forma de vida,el silencio puede ser no una renun-cia sino una conquista o una afir-macin, donde lo no-existente seimpone pasando a ser, cargado deun significado misterioso e in-sondable, al igual que una pau-

    sa, un silencio en una partituramusical que puede resultar msemocionante que una nota.

    El oscuro escritor de un ni-co libro se embarca en una ex-traa aventura, que prescindede la cronologa y de la geogra-

    fa, en busca de los motivos porlos que sus correligionarios han dejado de escribir. Y, quextrao, cada uno lo ha hecho por razones distintas, al menossegn las hiptesis, las elucubraciones, las afirmaciones y lasdocumentaciones (verdaderas o presuntas, reales o apcrifas) quel va anotando. Juan Rulfo, autor de una de las obras maestras

    de la literatura hispanoamericana,Pedro Pramo, y que despuscalla durante el resto de la vida, esgrime una de las justificacio-nes ms originales que los escritores del No han pronunciado

    jams para justificar su abandono de la escritura: Porque semuri mi to Celerino, que era quien me contaba las historias.El episodio es relatado por Augusto Monterroso, al menos se-gn lo que sostiene el personaje de Vila-Matas (y por lo tanto,lo apcrifo est al acecho). Con todo, no ser intil referir unaperspicaz fbula que sobre el mtico silencio de Juan Rulfo es-cribi verdaderamente su buen amigo Monterroso, El zorro ms

  • 7/28/2019 TABUCHI-Escribir, No Escribir

    3/44 4 : L e t r a s L i b r e s M a r z o 2 0 0 3

    A n t o n i o T a b u c c h i : E s c r i b i r , n o e s c r i b i r

    sabio. En ella se cuenta de un imaginario escritor de nombreZorro, autor de dos novelas acogidas con enorme favor por lacrtica. Pasaron los aos, y el seor Zorro no publicaba ningnotro libro. La gente empezaba a murmurar y a interrogarse acer-ca del silencio del seor Zorro, y cuando se encontraban con len alguna recepcin o ceremonia se le acercaban y le decan quedeba publicar otro libro. Pero si ya he publicado dos, contesta-ba cansinamente el seor Zorro. Y excelentes, replicaba todo elmundo, por eso debe publicar otro. El seor Zorro no lo confe-s jams, pero pensaba que en realidad lo que se pretenda del era que publicara por fin un psimo libro. Y dado que era unautntico zorro, no lo hizo.

    En el periplo por los mares ignotos de la no-escritura, elpersonaje de Vila-Matas no poda dejar de encontrarse conaquellos que pensaron escribir, pero no lo hicieron nunca,aquellos que eran potencialmente escritores, pero no llegaron aserlo. Aquellos, en definitiva, que lo rechazaron de antemano.La categora es vasta en el siglo XX, y el no-escritor de Vila-Ma-

    tas localiza al pionero en Joseph Joubert, nacido en Montignacen 1754, muerto a los setenta aos, gran amigo de Chateaubriand,que no escribi jams libro alguno, aunque se prepar siemprepara escribir uno. Se dice que Chateaubriand, que tena gran as-cendiente sobre l, le dijo un da, a la manera de Shakespeare,que le pidiera a ese gran escritor que se ocultaba en l que aban-donara sus preconceptos, y que Joubert le contest que todavano haba encontrado la fuente que buscaba. A su muerte, susamigos publicaron suJournal intime, que l haba redactado slopara s mismo, y aquellas pginas revelaron las mltiples vicisi-tudes que atraves en su heroica bsqueda de las fuentes de laescritura. En aquella bsqueda, Joubert se perdi, tal vez por las

    razones por las cuales, segn Blanchot, la bsqueda del espacelittraire inhibe la literatura: la fuente de la escritura es por smisma fuente de la pgina en blanco.

    Del pionero Joubert a nuestros contemporneos que jamsescribieron lo que hubieran podido escribir: por ejemplo PepnBello, que fue el cerebro de la generacin del 27, la de Lorca,Buuel, Dal; o Bobi Bazlen, quien evit el texto literario paraescribir nicamente notas al margen (publicadas en los aossetenta por la editorial Adelphi con el ttulo deNote senza testoNotas sin texto). El protagonista de Vila-Matas, buscando lasrazones de estos taciturnos a priori, no descuida los escritoresque de tal silencio han buscado las razones, como Daniele delGiudice en suEl estadio de Wimbledon, o como el ms inquietan-

    te texto sobre la imposibilidad de escribir, que es La carta deLord Chandos; ni obviamente los libros desaparecidos, los libroshipotticos: los libros de caballeras de Alonso Quijano, DonQuijote; los libros hallados en las estibas de los barcos quearribaban a Alejandra y que Tolomeo haca copiar; los tratadosfilosficos de la biblioteca submarina del Capitn Nemo, y loms virtual entre lo virtual: los libros que Blaise Cendrars que-ra anotar en un volumen que proyect durante mucho tiempo

    y que hubiera debido titularseManuel de la Bibliographie des livresjamais publis ni mme crits.

    Y seguimos, en este viaje de la no-escritura, con Rimbaud,que abandona la poesa por Abisinia, y Juan Ramn Jimnez,que deja de escribir en 1956, en el instante en el que recibe elNobel y muere la compaera de su vida, porque se da cuenta deque todo lo que haba escrito lo haba escrito porque exista ella,

    y desde el momento en que ella ya no estaba, escribir ya notena sentido. Y Salinger, y su negativa a decir el porqu. YKafka, cuyos manuscritos salv Max Brod de las llamas a las quesu autor los haba destinado, Kafka con su Odradek, o el ltimocuento, ese de la ratita Josephine, cantante lrica, que pierde lavoz y deja de chillar. Y Enrique Banchs, el autor de La Urna,acerca del cual, en 1936, Borges escribi el memorable artculoEnrique Banchs ha cumplido este ao sus bodas de plata conel silencio. Quiz su mismo talento le haga desdear la litera-tura como un juego demasiado fcil, escribe Borges para expli-car aquel silencio que duraba desde 1911. No saba Borges queel mutismo de Banchs durara 57 aos, sobrepasando las bodasde oro del poeta con el silencio. O bien el silencio de Petronio,

    interpretado por Marcel Schwob en sus Vidas imaginarias. Petro-nio, en el relato de Schwob, es un chico de buena familiaque conoci un da a un esclavo llamado Siro, quien le ensecosas desconocidas, descubrindole un mundo de gladiadoresbrbaros, de charlatanes, de celestinas, de jovencitos de cabellorizado a los que visitaban los senadores, de viejos borrachos quecontaban historias inverecundas en las tabernas. El da quecumpli treinta aos, Petronio decidi escribir las historias quepertenecan a ese mundo lejano de su posicin social y ley loque haba escrito al esclavo Siro, quien qued entusiasmado. Seestuvieron riendo durante dos das enteros, y despus Petronio

    y Siro concibieron el proyecto de poner en prctica las aventu-

    ras que Petronio haba imaginado: se disfrazaron, entraron enlos bajos fondos, se perdieron, se evadieron de la ciudad. Y asPetronio renunci a escribir, porque haba empezado a vivir lavida que haba imaginado. En otros trminos, si el tema deDonQuijote es el soador que vive sus sueos, la historia de Petronioes la del escritor que decide vivir lo que ha escrito, y por esodeja de escribir: porque ya no le hace falta.

    Cuntas son las razones del silencio? Tantas como las de lavida. O de la muerte. O del suicidio. Porque el silencio es tam-bin un suicidio, razona el silencioso protagonista que escribeel diario escrito por Vila-Matas. Pero al suicidio le hace falta unacantidad de valor ms reducida: basta una vez. Para el silencioel valor es obstinado, es necesario reunir valor para callar cada

    maana, durante todos los das que nos quedan por vivir. Elsilencio es un suicidio renovado da a da.

    En fin... Hemos llegado al final del libro. Acabamos de cerrarun libro. El desconocido autor que haba dejado de escribir yque se interrogaba sobre las razones del silencio ha escrito unlibro. Su diario, como el de Joubert, es un libro sobre la impo-sibilidad de escribir. Slo que no sern sus amigos quieneslo publiquen pstumo y contra su voluntad: lo publicar Vila-Matas, resolviendo tal vez, con esta autofiction, un problemapersonal propio con la escritura. Porque si misteriosos son los

  • 7/28/2019 TABUCHI-Escribir, No Escribir

    4/4M a r z o 2 0 0 3 L e t ra s L i b r e s : 4 5

    caminos del silencio, igualmente lo son los de la escritura, y consu personaje Vila-Matas parece interpretar perfectamente ladefinicin que John Keats, el poeta consciente de ser poeta,dio del poeta: El poeta es todo y nada, no tiene carcter, lesientan bien tanto la luz como la sombra. Y precisamente poreso, contina Keats, el poeta es el ser menos potico queexiste, porque carece de identidad: est constantemente susti-tuyendo y llenando otros cuerpos.

    Pero entonces, de qu estamos hablando? Estamos hablandode literatura, naturalmente. Estamos reflexionando sobre ella.La estamos persiguiendo. Nos estamos preguntando qu es. Ma-llarm se muestra muy categrico al establecer lo que no es. Citode Crise des vers: Narrar, mostrar, describir no presentan ningu-na dificultad, y si bien para intercambiar nuestros pensamientoses suficiente con depositar en silencio una moneda en una manoajena, el uso elemental del discurso sirve como medio de inter-cambio universal del que participan todos los gneros contem-porneos de la escritura, con la excepcin de la literatura.

    Gracias, Monsieur Mallarm. Pero entonces, qu es la lite-ratura? Es una buena cuestin, que incluso podra plantearsela botnica, en el sentido de que se refiere a la especie y descui-da la familia, visto que la especie literatura depende de lafamilia arte. As que sera necesario preguntarse qu es elarte. Vaya pregunta ms original!, se dir. Y adems, atencin,veo ya al acecho a Benedetto Croce, que nos dir no slo qu esla poesa, sino tambin lo que no es; o Marx, que le dar unalojamiento popular; o Freud, dispuesto a levantar una piedrasobre la que la pobrecita yaca aplastada. Y muchos otros ms,cada uno con su propia versin. Entonces qu?

    Entonces, para escapar de los edictos de los poderosos, nos

    podemos refugiar en una reflexin de Arthur Rimbaud. Adieues un breve texto que forma parte de Une saison en enfer, y creoque se trata de una de las despedidas ms hermosas, en su con-movedora levedad, de la literatura. En l, el cometa que ha ar-dido demasiado deprisa desea ya el propio otoo, la oscuridad

    y el silencio de los espacios siderales. Intent inventar nuevasflores, nuevos astros, nuevas carnes, nuevas lenguas, se dice as mismo, y he aqu el resultado. Debo sepultar mis recuerdos

    y mi imaginacin! Pero entonces qu eran la poesa y el arte,esas prcticas que l crea sobrenaturales y por las cuales se sien-te traicionado? El poeta reflexiona. Nos est dando la espalda,quiz en la otra habitacin con su mochila para Abisinia ya lista.Ah, un momento, parece que ya ha encontrado la respuesta:

    Maintenant je peux dire que lart est une sottise. Ahora puedodecir que el arte es una estupidez. Mientras lo piensa, Rimbaudest componiendo uno de los poemas ms sublimes de todos lostiempos. Y nosotros aceptamos de buena gana su definicin: elarte es una estupidez. Pero una estupidez sin la que la vida notendra sabor, acaso ni siquiera sentido. La literatura, como todaforma de arte, es una estupidez, concedido, slo que, comodijo Pessoa, es la sencilla demostracin de que la vida no basta.

    Y por eso nosotros seguimos hablando de ella. ~

    Traduccin de Carlos Gumpert