suplemento diciembre 2012

16
1 FUNDACIÓN CENTRO SRI AUROBINDO C/ Ivorra 20 - 08034 Barcelona - Tel. 934 902 127 E-Mail: [email protected] www. fundacionaurobindobcn.com SUPLEMENTO DE LA REVISTA SAVITRI DICIEMBRE 2012 CELEBRACIÓN DEL MAHASAMADHI DE LA MADRE EL 17 DE NOVIEMBRE EN LA SEDE DE LA FUNDACIÓN Sólo una cosa es absolutamente indispensable: la voluntad de descubrir y realizar la verdad de tu

Upload: alejogrelo

Post on 09-Nov-2015

224 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Revista Savitri

TRANSCRIPT

  • 1

    FUNDACIN CENTRO SRI AUROBINDO C/ Ivorra 20 - 08034 Barcelona - Tel. 934 902 127 E-Mail: [email protected]

    www. fundacionaurobindobcn.com

    SUPLEMENTO DE LA REVISTA SAVITRI

    DICIEMBRE 2012

    CELEBRACIN DEL MAHASAMADHI DE LA MADRE EL

    17 DE NOVIEMBRE EN LA SEDE DE LA FUNDACIN

    Slo una cosa es absolutamente indispensable: la voluntad de descubrir y realizar la verdad de tu

  • 2

    ser. Este descubrimiento y realizacin deberan ser la preocupacin principal de nuestra existencia, la perla ms preciada que debemos conseguir a cualquier precio. En cualquier cosa que hagas, en cualquier ocupacin o actividad que realices, la voluntad de encontrar la verdad de tu ser y unirte a ella debe estar siempre viva y presente: en todo lo que hagas, en todo lo que sientas, en todo lo que pienses.

    Madre

  • 3

    Questions and answers (Abril 1958)

    La Madre Dulce Madre, es acaso !posible con la mente humana reconocer el alma de otra persona? Las cosas no son ni tan claras y ni tan aisladas una de otra, por ello resulta difcil distinguir con claridad en uno mismo las diferentes partes del ser, a no ser tras una larga disciplina de estudio y observacin. No hay compartimentos hermticos entre el alma y la mente, el vital e incluso el fsico. Hay una infiltracin del alma en la mente. En alguna gente es incluso bastante perceptible. As pues la parte de la mente que posee este tipo de sensibilidad, de contacto sutil con el ser psquico, es capaz de percibir el ser psquico en los otros. Aquellos que poseen la habilidad de penetrar, hasta un cierto punto, en la consciencia de los otros llegando al extremo de poder ver o sentir directamente sus pensamientos, su actividad mental, aquellos que pueden entrar en la atmsfera mental de los otros sin necesitar las palabras para hacerse entender, pueden fcilmente diferenciar entre aqul cuya alma est activa y aqul cuya alma est dormida. La actividad del alma otorga un cierto colorido a la actividad mental; sta se torna ms ligera, ms completa y luminosa. Por ejemplo, al mirar a alguien a los ojos podis afirmar con alguna certeza o que esta persona tiene un alma viva o que no ves su alma en sus ojos. Mucha gente, me refiero a gente evolucionada, pueden afirmar esto. Pero, naturalmente, para saber con exactitud hasta qu punto el alma de alguien est despierta y activa, hasta qu punto gobierna el ser y es el maestro, es necesario poseer la consciencia psquica ya que sta es la nica que puede juzgar de una manera !ecisions!.

  • 4

    La mayora de las veces lo que la gente denomina alma, a menos de que se trate de gente iniciada, es la actividad vital. Si alguien posee un vital fuerte, activo, obstinado que gobierna las actividades del cuerpo, alguien que mantiene intensos contactos con la gente, objetos y eventos, si esta persona tiene un especial gusto para el arte, !ecision diferentes expresiones de la belleza, estamos generalmente tentados de afirmar y creer: Tiene una alma viva!, pero no se trata de su alma, es su ser vital que est vivo y domina las actividades del cuerpo. sta es la primera diferencia entre alguien que est empezando a desarrollarse y aquellos que todava estn en la inercia y el tamas de la vida puramente material. Esto da, primero a la apariencia y despus a la actividad, una cierta vibracin, una intensidad de vibracin que a menudo produce la !ecisions! de que esta persona posee una alma viva, pero no, no es eso, es el vital el que est desarrollado, es el vital quien posee una cierta capacidad, quien es ms fuerte que la inercia fsica y da una intensidad de vibracin y de vida y de accin que, aquellos cuyo ser vital no est tan desarrollado, no poseen en absoluto. Esta !ecisions entre la actividad vital y el alma es muy frecuente ya que la vibracin vital es ms fcilmente perceptible para la consciencia humana que la vibracin del alma. Para percibir el alma en alguien, como norma, la mente debe estar muy tranquila, muy tranquila, ya que cuando est activa, se perciben las vibraciones de la mente, no del alma. Y cuando miris a alguien que es consciente de su alma y que vive en ella, la !ecisions! que os produce es de descender, de entrar en lo ms profundo de la persona, lejos, muy lejos en su interior; en general cuando miris a alguien a los ojos, muy pronto llegis a la superficie que vibra y responde a vuestra mirada, pero no existe el sentimiento de descender ms y ms, de ir a lo ms profundo, como si os deslizarais por un agujero y de penetrar muy lejos, muy lejos en el interior, para entonces recibir una repuesta muy sutil, muy tranquila. Por otra parte, hay ojos en los cuales no se pueden entrar, estn cerrados como puertas; por contra hay ojos que estn abiertos, entris y llegis a percibir una cierta vibracin, as, brillando a veces, vibrando. Y entonces, cometis un error y decs: Ah, tiene un alma viva. Pero, no, no es esto, es slo su vital. Con el fin de encontrar el alma, debis llevar a cabo lo siguiente: (gesto de ir hacia lo ms profundo de nuestro interior) retiraos de la superficie, id hacia vuestro interior, entrad, penetrad en vuestro interior, descended, descended como si fuese un agujero muy, muy profundo, silencioso, inmvil y all, all encontrarisalgo clido, tranquilo, muy, muy quieto, pleno, como un dulzor esto es el alma -. Y si sois conscientes y perseverantes, alcanzaris una plenitud que abarca profundidades insondables en las cuales al entrar se percibe que muchos secretos sern revelados como reflejos en !ecis muy pacficas de algo que es eterno. Y ya no os sents limitados por el tiempo. Es la sensacin de haber existido siempre, de existir para la eternidad. Esto sucede cuando se ha tocado la esencia del alma. Y si el contacto ha sido consciente y completo os libera de ataduras a formas externas; no sents que estis vivos slo porque tenis un cuerpo. Esta es la sensacin normal del ser, estar tan ligado a las formas externas que cuando se piensa en el yo, se piensa en el cuerpo. Esto es lo normal. La realidad personal es la realidad del cuerpo. Slo cuando se ha realizado un esfuerzo para alcanzar un desarrollo interior y se ha intentado encontrar algo que es un poco ms estable en nuestro ser, slo entonces se puede empezar a sentir que este algo que est permanentemente consciente a travs de los siglos y de cualquier cambio, este algo es el yo. Pero

  • 5

    esto requiere un estudio bastante profundo. Por el contrario si pensis: Voy a hacer esto, necesito esto, es siempre vuestro cuerpo, una voluntad pequea que es una mezcla de sensaciones, reacciones sentimentales ms o menos !ecision, y pensamientos todava ms confusos que forman una mezcla y estn estimulados por un impulso, una atraccin, un deseo, una cierta voluntad; y todo esto momentneamente se convierte en el yo mismo, pero no de una manera directa, ya que el yo mismo no se concibe independiente de la cabeza, el tronco, los brazos, las piernas y, todo lo que se mueve, todo, todo est estrechamente relacionado. Slo despus de haber pensado mucho, observado mucho, estudiado mucho, slo entonces empezis a daros cuenta de que ese algo es ms o menos independiente del otro, y que la voluntad que reside tras ello puede hacer que ese algo obre o no; empezis a no estar ya completamente identificados con el movimiento externo, la accin, la realizacin - percibs algo que emerge - , pero habis de observar mucho !ecision esto. Y todava tenis que observar mucho ms !ecision que esto, lo segundo que est all, es una voluntad consciente activa que est puesta en movimiento por algo ms, algo que vigila, juzga, decide e intenta fundar sus !ecisions en el conocimiento esto sucede incluso mucho ms tarde -. Y as, cuando empezis a ver este algo ms, empezis a ver que tiene el poder de poner en movimiento lo segundo, que es una voluntad activa; y no slo es esto, sino que tiene una accin muy directa e importante en las reacciones, los sentimientos, las sensaciones, y que finalmente puede tener el control sobre todos los movimientos del ser es esa parte que vigila, observa, juzga y decide -. Este es el principio del control. Cuando nos volvemos conscientes de esto, empezamos a tomar las riendas, y cuando hablamos de control, podemos saber Ah, s, esto es lo que tiene el poder del control. As es cmo se aprende a mirar hacia el interior de uno mismo.

    EL CAMINO SOLEADO La Madre

    ENTREGA, DON DE S, HUMILDAD

    Los dos caminos del yoga - Dos caminos conducen al yoga: la disciplina (tapasy) y la entrega. - El primero es arduo. En l, estis abandonados a vuestros propios medios, no podis contar ms que con vosotros mismos, os elevis y os realizis en proporcin a vuestras fuerzas. El peligro de caer os acompaa en cada paso, y, si cais, rodis al fondo de un abismo de donde es raro que uno pueda salir. - El otro camino, el de la entrega, es seguro y cierto. Es aqu, sin embargo, donde la gente de Occidente encuentra su dificultad. Se le ha enseado a temer y a evitar todo lo que pueda amenazar su independencia personal: han mamado con la leche de su madre el sentido de su individualidad. Y la entrega quiere decir abandono de todo eso.

  • 6

    - En otros trminos; podis ajustaros, como dice Rmakrishna, al monito o al gatito. - El monito se agarra a su madre para que ella le transporte, y debe aferrarse muy fuerte, porque si se aflojara su abrazo, caera.

    - Al contrario que el mono, el gatito no est abrazado a su madre, sino que es tenido por ella; no tiene temor ni responsabilidad; no tiene otra cosa que hacer que dejarse llevar gritando: miau, miau.

    Haz de m lo que T desees

    . - La entrega es la decisin tomada de entregar al Divino la responsabilidad de vuestra vida. . - Sin esta decisin, nada es posible; si no mostris vuestra entrega, el yoga est totalmente fuera de lugar. - Lo dems viene enseguida, naturalmente, porque todo el curso del yoga comienza por la entrega. - Vosotros podis hacer vuestra entrega sea con ayuda del conocimiento, sea con ayuda de la devocin. - Podis tener una fuerte intuicin de que slo el Divino es la Verdad, y una conviccin luminosa de que sin l nada podis hacer. - O podis tener el sentimiento espontneo de que este camino es el nico que lleva hacia la felicidad, un fuerte impulso psquico para pertenecer exclusivamente al Divino: Yo no me pertenezco a m mismo, decs, y pasis a la Verdad la responsabilidad de vuestro ser.

    - Enseguida viene el don de s: Heme aqu, una criatura de cualidades diversas, buenas y malas, obscuras y luminosas. Yo me ofrezco a Ti tal como soy; acptame con todas mis subidas y bajadas, mis impulsos y mis tendencias contradictorias; haz de m lo que T desees.

    La alegra del don integral - Por entrega, nosotros no entendemos nada ms que un don de s espontneo, el don de vuestro yo al Divino, a una consciencia ms grande de la que vosotros formis parte. - La entrega no os disminuir, sino que os aumentar; ella no reducir , ni os debilitar, ni destruir vuestra personalidad, sino al contrario la fortalecer y engrandecer. - Si tenis la menor sensacin de que hacis un sacrificio, entonces no es la verdadera entrega; porque eso implica que vosotros os reservis o que intentis entregaros, pero a regaadientes, con dolor y esfuerzo y as no tenis el gozo del don- o quiz incluso que no tenis el sentimiento de daros, sino el de estar forzado.

  • 7

    - Cuando vosotros hacis cualquier cosa con el sentimiento de que vuestro ser experimenta una presin, sabed con seguridad que lo hacis de mala gana. - La verdadera entrega os ensancha, aumenta vuestra capacidad; ella os da en calidad y cantidad una mayor medida que la que vosotros hubirais obtenido jams por vosotros mismos. - Esta mayor medida de calidad y cantidad es diferente de todo lo que vosotros hubirais podido lograr de otro modo; entris en otro mundo, en una dimensin donde jams hubirais podido penetrar si no hubiseis hecho vuestra entrega. - Esto es comparable a una gota de agua que cae en el mar; si ella guardase su identidad separada, no sera ms que una pequea gota de agua y nada ms, una pequea gota aplastada por la inmensidad que le envuelve.; pero perdiendo su forma propia, ella se funde en el mar, se une con l y participa de su naturaleza, de su poder y de su inmensidad. As es la verdadera entrega.

    La entrega ms importante - La entrega ms importante es la entrega de vuestro carcter, de vuestra manera de ser para que pueda cambiar. . - Si no hacis la entrega de la naturaleza que tenis como propia, jams cambiar esta naturaleza. - Es se el punto ms importante. - Vosotros tenis ciertas maneras de comprender, ciertas formas de reaccionar, ciertos modos de sentir, casi ciertas maneras de avanzar, y sobre todo una forma especial de enfocar la vida y esperar de ella ciertas cosas; pues bien, esto es lo que vosotros debis entregar. - Es decir, que si vosotros queris verdaderamente recibir la Luz divina y transformaros, es toda vuestra manera de ser lo que hay que ofrecer ofrecer abrindole, rindindole tanta receptividad como sea posible, con el fin de que la Consciencia divina, que ve de qu manera sois vosotros, pueda actuar directamente y cambiar todos esos movimientos en movimientos ms verdaderos, ms conformes a vuestra propia verdad. - Esto es infinitamente ms importante que entregar lo que se hace. - No es lo que uno hace (lo que uno hace es muy importante, eso se entiende), lo ms importante es lo que uno es. - Cualquiera que sea la actividad, no es exactamente la manera de hacer sino el estado de consciencia en el cual uno hace, lo que es importante. - Podis trabajar, hacer un trabajo desinteresado sin ninguna idea de provecho personal, trabajar por la alegra de trabajar, pero si vosotros no estis dispuestos, al mismo tiempo, a dejar ese trabajo, a cambiar de trabajo o a cambiar de la manera de trabajar, si os mantenis en el modo en que vosotros hacis el trabajo, vuestra entrega no es completa.

  • 8

    - Es preciso que lleguis al punto donde todo es hecho porque vosotros sents dentro de vosotros, de una forma muy clara, cada vez ms imperiosa, que es eso lo que debe ser hecho y de esa manera, y que vosotros no la hacis ms que por causa de eso. - Vosotros no las hacis por ninguna razn de hbito, de afecto o de preferencia, ni incluso de concepto, tampoco de preferencia por la idea de que eso es lo mejor que hay que hacer, si no, vuestra entrega no es total.

    * * * * *

    LA VIDA DIVINA Captulo XXI

    EL ASCENSO DE LA VIDA (fragmento)

    Sri Aurobindo As, la Vida est predeterminada por su propia naturaleza a un tercer estado, un tercer conjunto de trminos de su expresin-de-s. Si examinamos este ascenso de la Vida veremos que los trminos finales de su evolucin actual, los trminos de lo que llamamos su tercer estado, necesariamente deben ser en apariencia la contradiccin y la oposicin mismas, pero de hecho son la plenitud y transfiguracin mismas de sus condiciones primeras. La Vida comienza con las divisiones extremas y las formas rgidas de la Materia y, de esta divisin rgida, es el tomo, base de toda la forma material, el elemento principal. El tomo permanece separado de todos los dems, incluso si est unido a ellos, rechaza la muerte y la disolucin bajo cualquier fuerza ordinaria, y es el elemento fsico del ego separativo que define su existencia frente al principio de fusin en la Naturaleza. En sta, sin embargo, la unidad es un principio tan fuerte como la divisin; es ste ciertamente el principio dominante en el que la divisin es slo un trmino subordinado, y, por tanto, toda forma dividida debe subordinarse al principio de unidad de una manera u otra, por necesidad mecnica, compulsin, aquiescencia o persuasin. De esta manera, si la Naturaleza permite para sus propios fines principalmente para conseguir una base firme en sus combinaciones y un semillero permanente de formas que el tomo ordinario resista el proceso de fusin por disolucin, le constrie tambin a servir como instrumento del proceso de fusin por agregacin; el tomo, primer agregado, es tambin la base firme de las unidades agregadas. Cuando la Vida alcanza su segundo estado, que reconocemos como vitalidad, el fenmeno contrario toma la delantera y entonces la base fsica del ego vital es obligada a consentir la disolucin. Sus constituyentes son fragmentados para que los

  • 9

    elementos de una vida puedan utilizarse en las formaciones elementales de otras vidas. Todava no se ha reconocido plenamente el alcance del reinado de esta ley en la Naturaleza y no lo ser hasta que dispongamos de una ciencia de la vida mental y de la existencia espiritual tan firme como la ciencia actual en su estudio de la vida fsica y la existencia de la Materia. No obstante, podemos ver vagamente que no slo los elementos de nuestro cuerpo fsico sino tambin los de nuestro ser vital ms sutil, nuestra vida-energa, nuestra energa-deseo, nuestros poderes, anhelos, pasiones, entran tanto en vida como despus de la muerte en la vida-existencia de otros. Un saber ocultista antiguo nos seala que disponemos de un marco vital, adems de un marco fsico, y que ste tambin se disuelve despus de morir para prestarse en la constitucin de otros cuerpos vitales; mientras vivimos nuestras energas vitales estn continuamente mezclndose con las energas de otros seres. Una ley similar rige las relaciones mutuas entre nuestra vida mental y la vida mental de otras criaturas pensantes. Existe una constante disolucin y dispersin y una reconstruccin producida por el choque de unas mentes con otras, en donde continuamente se da intercambio y fusin de elementos. Intercambio, mezcolanza y fusin entre los seres, tal es el proceso de la vida, una ley de su existencia. Tenemos, pues, dos principios en la Vida, la necesidad o la voluntad del ser separativo para sobrevivir en su diferencia y guardar su identidad, y, asimismo, la obligatoriedad que le impone la Naturaleza de fundirse con otros. En el mundo fsico, la Naturaleza pone el acento en el primer impulso, necesitando crear formas separadas estables, puesto que su problema primero y ms difcil es crear y mantener algo que sea una individualidad separada y que sobreviva, y tambin darle una forma estable dentro del flujo y movimiento incesantes de la Energa y de la unidad del infinito. En la vida atmica, pues, la forma individual persiste como base, asegurando mediante su agregacin a otros la ms o menos duradera existencia de formas compuestas, que sern la base de las individualizaciones vitales y mentales. Pero la Naturaleza revierte el proceso en cuanto ha asegurado en este aspecto una consistencia suficiente para la realizacin segura de sus operaciones ulteriores; la forma individual perece y la vida compuesta se beneficia de los elementos de la forma que se ha disuelto. sta, sin embargo, no puede ser la fase ltima; a ella se puede llegar solamente cuando los dos principios se han armonizado, cuando el individuo pue-de persistir en la consciencia de su individualidad y no obstante fundirse con otros sin alteracin del equilibrio preservante ni interrupcin de la supervivencia. Los trminos del problema presuponen el pleno surgimiento de la Mente, pues en la vitalidad no hay ecuacin que valga sin mente consciente, solamente hay un inestable equilibrio temporal que termina con la muerte del cuerpo, la disolucin del individuo y la dispersin de sus elementos en la universalidad. La naturaleza de la Vida fsica prohbe la idea de una forma individual que detente como inherente el mismo poder de perdurabilidad y, por tanto, de existencia individual continuada que tienen los tomos de los cuales est compuesta. Slo un ser mental, apoyado en el nodo psquico dentro del que el alma secreta se expresa o empieza a expresarse,

  • 10

    puede tener la esperanza, dado su poder de conectar el pasado con el futuro, de persistir en una corriente de continuidad, que la ruptura de la forma puede romper en la memoria fsica pero no necesariamente destruir en el ser mental mismo, y que, gracias a un eventual desarrollo, puede incluso servir de puente ante el vaco de memoria fsica creado por la muerte y el nacimiento del cuerpo. Incluso en el estado actual, incluso en la evolucin imperfecta de la mente encarnada, el ser mental es consciente que se extiende ms all de la vida del cuerpo en el vasto conjunto de un pasado y de un futuro; es consciente de un pasado individual, de vidas individuales que han creado la suya y de las que l es una evolucin y una reproduccin modificada y de las vidas individuales futuras que va creando a partir de s mismo; tambin es consciente de una vida pasada y futura compuesta a travs de la cual corre su propia continuidad como una de sus fibras. Esto, que la ciencia fsica considera evidente en lo que respecta a la herencia, se evidencia de manera distinta en el alma evolutiva que hay detrs del ser mental, en trminos de persistencia de la personalidad. El ser mental que expresa esta consciencia del alma es, por tanto, el nodo de la persistencia del individuo y la persistencia de la vida compuesta; en l se hace posible la unin y armona de ambas. Asociacin con amor como su principio secreto y su cumbre emergente es el elemento, el poder de esta nueva relacin y, en consecuencia, el principio rector de la evolucin al tercer estado de la vida. La preservacin consciente de la individualidad junto a la aceptacin consciente de la necesidad y el deseo de intercambio, de darse a s mismo y unirse con otros individuos, es inexcusable para la actuacin del principio de amor, ya que si cualquiera de ellos es abolido, cesa la actuacin del amor, sea lo que sea lo que tome su lugar. La plenitud del amor a travs de una absoluta inmolacin propia, incluso con la ilusin de aniquilacin propia, es ciertamente una idea y un impulso del ser mental, pero esto apunta a un desarrollo que est ms all del tercer estado de la Vida. Este tercer estado es una condicin en la que nos alzamos progresivamente por encima de la lucha por la vida que caracteriza el devorarse mutuamente y la supervivencia de los ms adaptados a la que se llega por esa lucha; pues cada vez ms la supervivencia se da a travs de la ayuda mutua y el perfeccionamiento propio, gracias a la adaptacin, el intercambio y la fusin mutuos. La Vida es una afirmacin-de-s del ser, incluso un desarrollo y una evolucin del ser individual, pero de un ser que tiene necesidad de otros seres, un ser que busca encontrar y contar con otros seres y est necesitado de que stos a su vez le incluyan en sus vidas. Los seres individuales y los seres compuestos que ms desarrollen la ley de asociacin y la ley de amor, de ayuda mutua, bondad, afecto, camaradera, unidad, y que mejor armonicen supervivencia y mutua entrega, el ser compuesto que conduce al crecimiento del ser individual y el individual que lo hace con el compuesto, as como el individuo que potencia al individuo y el compuesto que potencia al compuesto por mutuo intercambio, sern los ms adaptados para la supervivencia en este tercer estado de la evolucin. En este progreso es significativo el predominio creciente de la Mente, que poco a poco va acentuando su propia ley sobre la existencia material, pues la Mente, dada

  • 11

    su mayor sutileza, no necesita devorar para asimilar, poseer y crecer; ms bien al contrario, cuanto ms da, ms recibe y crece; cuanto ms se funde con otros, ms se le unen otros e incrementa el dominio de su ser. La vida fsica se agota de dar demasiado y se pierde de tanto engullir; por otra parte, la Mente, aunque sufre proporcionalmente la misma limitacin, pues descansa en la ley de la Materia, sin embargo tien-de a superar esta limitacin a medida que va creciendo a su propia ley y el dar y el recibir devienen uno a medida que va venciendo la limitacin material. Pues en su camino ascendente la Mente va creciendo a la regla de unidad consciente en la diferenciacin, que es la ley divina del Sachchidananda manifiesto. El trmino segundo del estado original de la vida es la voluntad subconsciente, que en el estado secundario se convierte en hambre y deseo consciente: ham-bre y deseo son la primera semilla de la mente consciente. El crecimiento hasta el estado tercero de la vida por el principio de asociacin, el crecimiento del amor, no deroga la ley del deseo sino que la transforma y le da plenitud. El amor por su naturaleza es el deseo de darse a otros y recibir de otros a cambio; es un comercio entre el ser y el ser. La vida fsica no desea darse, slo desea recibir. Cierto que se ve obligada a darse, pues la vida que solamente recibe y no da ser tierra yerma, mustia y destinada a morir, si es que una vida totalmente as es posible realmente aqu o en otro mundo cualquiera; pero se ve obligada, no lo hace voluntariamente, obedece el impulso subconsciente de la Naturaleza ms que participa conscientemente en ella. Incluso cuando interviene el amor, al principio el darse preserva en gran medida el carcter mecnico de la voluntad subconsciente del tomo. Al principio, el amor mismo obedece a la ley del apetito y disfruta recibiendo y exigiendo a los otros ms que dndose y entregndose, a lo que consiente principalmente como precio necesario para obtener la cosa que desea. Pero su verdadera naturaleza no la ha alcanzado aqu todava; su verdadera naturaleza reside en establecer un comercio igual en el que la alegra de dar sea igual a la alegra de recibir, tendiendo a ser finalmente una alegra incluso mucho mayor; pero esto es cuando se proyecta ms all de s, bajo la presin de la llama psquica, para alcanzar el logro de de la unidad absoluta y, por tanto, ha de realizar lo que le pareca su no-ser como ser ms grande y ms precioso que la individualidad propia. En su origen vital, la ley del amor es el impulso a realizarse y alcanzar la plenitud en los otros y por los otros, enriquecerse enriqueciendo, poseer y ser posedo porque sin ser posedo no se llega a poseerse plenamente. Pertenece al primer estado de la vida la incapacidad inerte de la existencia atmica para poseerse, la sujecin del individuo material al no-ser. La consciencia de limitacin y la lucha por poseer, el dominar tanto el ser como el no-ser es elemento del segundo estado. Tambin aqu el progreso al tercer estado aporta una transformacin en plenitud y armona de los trminos originales, trminos que repite aunque parezca contradecirlo. A travs de la asociacin y del amor se produce un reconocimiento del no-yo como un ser superior y, por tanto, una entrega a su ley y necesidad aceptada conscientemente que satisface el impulso creciente de la vida compuesta por absorber la individual; y nuevamente el individuo posee la vida de

  • 12

    otros como si fuera la suya propia y de todo lo que tiene que darle como si fuera suyo, lo cual satisface el impulso contrario de posesin individual. Esta relacin de reciprocidad entre el individuo y el mundo en el que vive no puede expresarse, no puede ser completo o seguro a menos que se establezca la misma relacin entre individuo e individuo y entre compuesto y compuesto. La totalidad del esfuerzo del ser humano hacia la armonizacin de la libertad y la afirmacin-de-s, que es por lo que se posee a s mismo, junto a la asociacin y el amor, la fraternidad, la camaradera que le sirve para darse a otros y sus ideales de equilibrio armonioso, justicia, reciprocidad e igualdad, mediante lo cual equilibra los dos contrarios, se constituye realmente en un intento inevitablemente predeterminado en sus grandes lneas para solventar el problema original de la Naturaleza, el problema mismo de la Vida, resolviendo el conflicto entre los dos contrarios que se presentan en la base misma de la Vida en la Materia. El intento de resolucin lo emprende el principio superior de la Mente que es la nica que puede encontrar el camino hacia la armona que se busca, incluso si la misma armona slo puede encontrarse en un Poder que est ms all de nosotros. Si los datos de los que partimos son correctos, el final del camino, la meta, puede alcanzarlo slo la Mente superndose a s misma y yendo hasta aquello que est ms all de la Mente, ya que la Mente es slo un trmino inferior de Eso y un instrumento, primero, para el descenso en la forma y la individualidad y, segundo, para la reascensin a esa realidad que encarna la forma y representa la individualidad. Por tanto, no es probable que la solucin perfecta del problema de la Vida sea realizada solamente por asociacin, intercambio y acomodaciones del amor, o a travs de la ley de la mente y del corazn solamente. Debe presentarse respondiendo a un cuarto estado de la vida en el que la unidad eterna de lo mltiple se realiza a travs del espritu, y el fundamento consciente de todas las operaciones no descansa en las divisiones del cuerpo, en las pasiones y apetitos de la vitalidad, en las agrupaciones y armonas imperfectas de la mente, ni siquiera en una combinacin de todo ello sino en la unidad y la libertad del Espritu.

    SAVITRI Libro III - Canto Dos

    La adoracin de la Madre Divina

    Una quietud absoluta, inexpresable Acoge el pleno autodescubrimiento del alma; Un muro de quietud la separa del mundo, Un abismo de quietud engulle los sentidos Y vuelve irreal todo lo que la mente ha conocido,

  • 13

    Todo lo que los atormentados sentidos querran todava construir Prolongando una irrealidad imaginada.

    El vasto silencio espiritual del yo ocupa el Espacio; Slo queda el inconcebible, Slo el innombrable sin espacio ni tiempo: Abolidas las pesadas necesidades de la vida: El pensamiento cae de nosotros, acaba la alegra y la tristeza; El ego ha muerto; estamos libres de la existencia y las preocupaciones, Hemos cumplido con el nacimiento y la muerte y el trabajo y el destino.

    Oh alma, es demasiado pronto para alegrarse! Has tocado el silencio ilimitado del Yo, Has saltado a un alegre abismo divino; Pero dnde has dejado la misin del yo y el poder del yo? En qu ribera muerta de la ruta del Eterno? El Uno estaba en ti que era el yo y el mundo, Qu has hecho para servir a su objetivo bajo las estrellas? La evasin no aporta ni la victoria ni la corona! Habas venido del Desconocido para hacer algo, Pero nada est acabado y el mundo continua Porque slo la mitad de la tarea csmica de Dios est hecha.

    Slo el perpetuo No se ha acercado Y ha mirado en tus ojos y ha matado tu corazn: Pero dnde sta el perpetuo S del Amante, Y la inmortalidad en el corazn secreto, La voz que canta al Fuego creador, El OM que evoca, la gran Palabra que consiente, El puente entre la serenidad y la delicia, La pasin y la belleza de la Novia, La habitacin donde los gloriosos enemigos se abrazan, La sonrisa que salva, la cima dorada de las cosas? Eso es tambin Verdad en la fuente mstica de la Vida.

    Un velo negro se ha levantado; hemos visto La sombra formidable del Seor omnisciente; Pero quin ha levantado el velo de luz Y quin ha visto el cuerpo del Rey? Queda el misterio del nacimiento de Dios y sus actos Dejando ntegro el sello del ltimo captulo, El enigma del Juego inacabado no se ha encontrado; El Jugador csmico re bajo su mscara, Y el ltimo secreto inviolado se esconde todava Bajo la humana gloria de una Forma, Tras el dorado dolo de un Nombre.

    Una vasta lnea blanca pareca ser el objetivo, Pero lejos los rastros solaes flamean inefable ms all: Lo que pareca ser la fuente y el fin era una una inmensa puerta, Un ltimo simple paso en la eternidad.

    Un ojo se ha abierto sobre aquello que est fuera del tiempo, El infinito retoma las formas que haba dado, Y por las tinieblas de Dios o por su desnuda luz Sus millones de rayos retornan al Sol.

  • 14

    Hay un signo cero del Supremo; La Naturaleza desnuda y silenciosa desenmascara a Dios.

    Pero en esta grandiosa nulidad todo est ah: Cuando sus vastos vestidos nos son arrancados, La ignorancia del alma muere pero el alma: El cero cubre una cara inmortal.

    Una altiva y vaca negacin no lo es todo, Una enorme extincin no es la ltima palabra de Dios, El sentido ltimo de la Vida, la meta de la carrera del ser, El propsito de este gran mundo misterioso.

    En el silencio absoluto duerme una absoluta Potencia.

    Despertndose, puede despertar al alma de su hipnosis Y dentro del rayo revelar el sol de donde proceda: Puede convertir el mundo en un recipiente de la fuerza del Espritu, Puede en el barro modelar la perfecta forma de Dios.

    Liberar el yo es slo un paso radiante; Realizarse aqu era el deseo de Dios.

    En el mismo momento en que l estaba en el borde nudo de la existencia

    Y toda la pasin y la bsqueda de su alma Enfrentaban la aniquilacin en una incierta Vastedad, La Presencia que anhelaba se ha aproximado repentinamente.

    A travs del silencio de la ltima Calma, Del centro de una maravillosa Transcendencia, Un cuerpo encantador y translcido Como una dulce condensacin mstica de su yo Que se escabulle de la Felicidad original Ha venido expandindose desde la eternidad, Alguien llegaba infinito y absoluto.

    Un ser de sapiencia, de poder y delicia, Como una madre coge a su hijo en brazos, Ha estrechado contra su pecho la Naturaleza y el mundo y el alma.

    Aboliendo la amorfa nada, Rompiendo la vacuidad y la calma muda, Atravesando el Incognoscible ilimitado, Dentro de las libres profundidades inamovibles Una belleza y un esplendor de felicidad se ha colado furtivamente.

    El Poder, la Luz, la Felicidad que ninguna palabra puede expresar Se refleja a s misma en un rayo sorprendente Y ha construido un pasaje dorado hasta su corazn Tocando a travs de l todos los anhelos de las cosas sensibles.

    La dulzura de un instante de la Todo-Belleza Anulaba la vanidad del remolino csmico.

    Un Corazn divino que late en Natura Se ha hecho sentir en el universo inconsciente; Cambiaba la respiracin en un feliz misterio.

  • 15

    Un amor que lleva la cruz del dolor con alegra Eudemonizaba la tristeza del mundo, Volva feliz el peso del interminable largo Tiempo, Atrapaba el secreto de la felicidad de Dios.

    Afirmando un encantamiento escondido en la vida Sostena al espritu en su milagrosa ruta; Dando a las horas valores inmortales Justificaba la labor de los soles.

    Hay un supremo detrs de Dios.

  • 16