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SUBSIDIO DE REFLEXIÓN Y EVALUACIÓN PREVIO A LA PARA INICIAR EL PERÍODO DE CONSULTA CON OCASIÓN DE LOS 20 AÑOS DEL

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SUBSIDIO DE REFLEXIÓN Y

EVALUACIÓN PREVIO A LA

PARA INICIAR EL PERÍODO DE

CONSULTA CON OCASIÓN DE LOS 20 AÑOS DEL

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PRESENTACIÓN En las Orientaciones Pastorales del 2007, nuestro Arzobispo, el Cardenal Norberto Rivera, nos invitó a vivir una nueva etapa de impulso a la pastoral de conjunto. Propuso abrir el horizonte de nuestro caminar hacia el año 2013, al cumplirse 20 años del II Sínodo. Marcó como objetivo la formación de los agentes de evangelización y su compromiso apostólico. Pidió a todos los responsables de las distintas instancias pastorales revisar la disponibilidad para incrementar la comunión y coordinar mejor la pastoral arquidiocesana. Propuso para el año 2013 una amplia consulta dentro y fuera del ambiente eclesial, a fin de proyectar las prioridades de la nueva etapa. Le encomendó a la Vicaría de Pastoral dicha evaluación (cf. n. 5-9). Este subsidio es un instrumento que inicia la consulta y prepara la XVII Asamblea Diocesana. Los aportes de todos, ayudarán en la dinámica de la Asamblea a afinar: criterios, modalidades, metodología y alcances de la evaluación.

Así podremos proponer a nuestro pastor una dinámica de trabajo que propicie: la actitud de evaluación y escucha en nuestra iglesia particular, que nos renueve como discípulos y misioneros (2012) y ayude a delinear caminos para fortalecer el proyecto de misión permanente hacia los ambientes culturales de nuestra ciudad (2013).

Por ello, el propósito de este subsidio es, por una parte, suscitar la reflexión a manera de examen sobre nuestro actuar misionero y, por otra, ofrecer los aportes necesarios para que podamos avanzar en nuestro compromiso evangelizador.

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Este es el sentido de las 20 preguntas que se proponen a lo largo del folleto. Con este criterio, las respuestas que se juzguen oportunas serán entregadas a la comisión central de la asamblea por los delegados de pastoral, en lo que se refiere a las vicarias territoriales, y por los respectivos representantes en lo que se refiere a otras instancias. Oremos juntos para que el Espíritu Santo nos fortalezca con la apertura y actitud fraterna necesarias para realizar con fruto esta etapa de nuestro caminar eclesial.

México, D.F., Septiembre de 2011

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INTRODUCCIÓN El II Sínodo fue un don especial del Espíritu a la iglesia particular de México, en él se buscó responder a los grandes desafíos de la ciudad de México a la Nueva Evangelización. El Sínodo puso el acento en la evangelización de las culturas, anhelo que había resonado en Vaticano II y en la Evangelii nuntiandi, así como en las Conferencias de Puebla y Santo Domingo, y que hoy vemos fortalecido en Aparecida, fruto de la reflexión continental. El Sínodo organizó sus reflexiones en base a 4 ejes temáticos: destinatarios, agentes, medios y estructuras. Dicha organización tomó su inspiración de la Evangelii nuntiandi (cf. capítulos IV-VI). El Sínodo generó prioridades, líneas de acción y desafíos encaminados a una renovación pastoral. La motivación para nuestra Iglesia local fue el caminar juntos. Este caminar lo nombramos proceso diocesano. Cada año se alienta a dar un paso adelante en la comunión pastoral a través de las Asambleas Diocesanas y las Orientaciones Pastorales del Señor Arzobispo. Ahora, abordaremos el proceso diocesano a partir de las intenciones y líneas inspiradoras que lo han movido, las realidades y proyectos que se han verificado y los desafíos que continúan vigentes. Tomaremos como hilo conductor el proyecto misionero y los cuatro ejes temáticos -los destinatarios, los agentes, los medios y la organización pastoral-.

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1. LA OPCIÓN MISIONERA DEL II SÍNODO

DIOCESANO Y SU CONTINUIDAD EN EL PROCESO

PASTORAL POST-SÍNODAL

A. Un nuevo y vigoroso proyecto misionero

El Sínodo reflexionó en la naturaleza misionera de la Iglesia, que ha recibido la tarea de llevar el Evangelio al mundo entero (cf. DG 36). Esta reflexión llevó a nuestra iglesia local a asumirse como Iglesia misionera: “La Iglesia de esta Ciudad quiere ser nuevamente misionera”, y “la gran Ciudad de México es el campo de misión”; para lograr este propósito, es necesario estar animados por “el espíritu misionero que nos ha de alentar en una nueva pastoral urbana” (DG 39). De la misión de la Iglesia participa todo el pueblo de Dios, por eso, el II Sínodo pide que todos los miembros de esta iglesia local nos asumamos enviados a la misión: obispos, presbíteros, diáconos, religiosos (as) y laicos(as). Con la opción misionera, nuestra iglesia local ya intuía lo que posteriormente Aparecida expresó al impulsar a los creyentes de América Latina a convertirse en discípulos misioneros y enviar a la Misión Continental.

Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28,20), desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero… ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza! (DA 548).

Ser una iglesia misionera requiere de una conversión pastoral. Aparecida señala (cf. DA 370) la necesidad de pasar de una

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pastoral centrada en la celebración de los sacramentos, para quienes ya están dentro (pastoral de conservación); a una pastoral misionera, con la renovación de sus estructuras para salir al encuentro de los alejados.

El Sínodo señaló que el proyecto misionero de la ciudad requiere que la pastoral desarrolle características especiales que le permitan lograr su objetivo. Ha de ser:

Pasar de una pastoral de

conservación a una misionera.

Una

PASTORAL de:

Desafío

¿La pastoral de mi

parroquia o

comunidad es de conservación o

misionera, en qué se manifiesta?

TESTIMONIO

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a) Pastoral misionera de encarnación “La acción pastoral debe buscar constantemente insertarse en la vida, a imitación del Hijo de Dios –Jesucristo- que se encarnó y tomó la condición humana” (DG 42). Implica conocer los ambientes que queremos evangelizar, hacernos como uno de ellos para comprender, desde dentro, sus motivaciones y opciones; encarnarnos en actitud de servicio (cf. DG 43).

b) Pastoral misionera de testimonio Cumplir la misión de anunciar el Reino de Cristo requiere de la fuerza del testimonio personal y comunitario: “la caridad, la justicia, la fraternidad, la igualdad, la paz, el perdón, la libertad, la responsabilidad, la austeridad y la servicialidad, la gracia y la santidad de la vida, la concordia y la reconciliación…” (DG 47).

Conversión profunda de la mente y el corazón.

Cambios en el actuar y en la forma de relacionamos con los demás.

Reconocer e interpretar los signos del tiempo presente.

Desafíos

¿Soy cercano

en los ambientes y

personas a

quienes sirvo, cómo trato de manifestarlo?

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El testimonio comunitario es fundamental. Aparecida nos dice:

c) Pastoral misionera de diálogo La actividad de nuestra Iglesia debe tener como sello fundamental el diálogo con las culturas. La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. “Esta Iglesia… quiere ser agente de diálogo… con todos los cristianos, con otros creyentes, con los no creyentes, siempre en pleno respeto a las personas y a las instituciones” (DG 59).

Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Invocamos al Espíritu Santo para poder dar un testimonio de proximidad que entraña cercanía afectuosa, escucha, humildad, solidaridad, compasión, diálogo, reconciliación, compromiso con la justicia social y capacidad de compartir, como Jesús lo hizo (DA 362-363).

Impulsar con fuerza la pastoral social: promoción humana, derechos humanos, ecología, solidaridad, justicia…

Acompañar el anuncio con el testimonio personal y comunitario de los valores evangélicos.

Desafíos

¿Qué valores

evangélicos

testimonia mi parroquia o

comunidad? Menciona y

describe los

cinco que consideres más

importantes.

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Aparecida nos invita al diálogo en todos los ámbitos: ecuménico, fe-ciencia, medios de comunicación, centros culturales… (cf. DA 495-498).

B. El proceso post-sinodal

Después del Sínodo, la Iglesia arquidiocesana ha querido llevar adelante el proyecto evangelizador en la ciudad de México. La tarea no es sencilla ni rápida, por tratarse de un caminar comunitario y de una transformación a fondo. Podemos distinguir las siguientes etapas:

a) Arranque (1993-1996) Después del Sínodo se implementó el PIA (Programa Inicial Arqudiocesano), para poner en marcha el proyecto misionero de Evangelización de las culturas, con especial énfasis en los alejados y pobres. El programa subrayaba la urgencia de vigorizar el espíritu misionero de todos los agentes y dar un nuevo impulso a la promoción del laicado. Se dividió en tres programas específicos:

Desarrollar la actitud de escucha dentro de la Iglesia (cf. DG 53-57). Estar atento a las aspiraciones de:

Personas de buena voluntad.

Diferentes confesiones cristianas, creyentes y no creyentes.

Desafíos

Menciona 3 acciones

que se hayan implementado en tu

parroquia o comunidad para

escuchar los aportes

de todos los miembros de la

parroquia. ¿Cómo ha sido la

experiencia pastoral

de diálogo con los alejados o no creyentes?

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Sectorizar parroquias para impulsar procesos catecumenales y la formación del laicado.

Impulsar centros de promoción humana.

Formar equipos de pastoral ambiental.

b) Preparación a la misión (1997-2000) El PIA, planeado para realizarse en año y medio, mostró la necesidad de desarrollar procesos, estructuras y medios. La reflexión post-sinodal llevó a nuestra iglesia local a proyectar una misión intensiva para el año 2000. Destinó tres años que coincidieron con la preparación de toda la Iglesia al jubileo del 2000. Se acentuaron dos aspectos necesarios a la misión: la conversión y la comunión (cf. OP 1998; 1999).

c) Realización de la misión intensiva (2000) La misión 2000 revitalizó la vocación apostólica de los agentes y el espíritu de servicio de las instancias pastorales. Fue un ensayo del proceso evangelizador con el anuncio del kerigma como primer momento. Logró la capacitación de muchos agentes, fue el comienzo de un proceso de concientización de las implicaciones de la reflexión Sinodal y de lo que significa hacer misión.

d) Proyección (2001-2004) La misión intensiva hizo reconocer a nuestra Iglesia local que la misión tenía que ser permanente. Se enfatizó que la pastoral misionera ha de ser la forma habitual de nuestra práctica pastoral (cf. OP 2001). Se intentó apoyar a las instancias arquidiocesanas para coordinar esfuerzos y consolidar o poner en marcha lo que faltaba por realizar. Una de esas instancias fue la parroquia (cf. OP 2003; Manual operativo, 2004).

e) El proceso evangelizador (2005 -2007) Se tomó conciencia de que el camino para la misión permanente es el proceso evangelizador con sentido misionero en sus diferentes momentos: catequesis, reiniciación cristiana (cf. OP 2005) pastoral social (cf. OP 2006). Hoy se traduce en la clarificación de las etapas de la formación:

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inicial, básica, específica y permanente (cf. Marco general para la formación de los agentes de pastoral). También se impulsaron algunas instancias para propiciar la conversión pastoral, personal y comunitaria de todos los agentes (cf. OP 2007).

f) La formación como prioridad (2008-2010) El proceso diocesano marcó la necesidad de la formación de todos los agentes. Si al principio se puso el énfasis en la formación del laicado, a partir de 2008 se retoma la necesidad de la formación para todos: obispos, presbíteros, diáconos, consagrados y laicos. Hoy la formación constituye la columna vertebral del proyecto misionero.

g) Hacia el diálogo con las culturas (2010) La Asamblea del 2010, retomó la reflexión del diálogo con las culturas y la preocupación central del II Sínodo: la evangelización de las culturas; el tema es eminentemente misionero porque manifiesta la razón de ser de la Iglesia (cf. OP 2011).

h) Hacia la Evaluación (2011-2013) Hoy, el reto mayor al que nos enfrentamos es la continuidad y consolidación del compromiso evangelizador que impulsó el Sínodo y retomó la misión 2000, reconociendo como columna vertebral la formación de agentes. Se proyecta una evaluación amplia, al cumplir 20 años del Sínodo, para plantear nuevas estrategias.

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2. DESTINATARIOS-INTERLOCUTORES

El II Sínodo dedicó a los Destinatarios (cf. EN 49-58) la segunda semana de reflexión. Actualmente se prefiere decir: destinatarios-interlocutores, para acentuar la actitud dialogante que descubre los valores ya presentes en la persona y en los grupos y reconoce que el proceso de evangelización ha de hacerse de forma participativa (cf. OP 2011, n 11). El Sínodo tuvo presente el designio universal de salvación, pues “los destinatarios del Evangelio somos todos los seres humanos”, “los obispos, los presbíteros, los demás fieles… somos los primeros destinatarios de la acción evangelizadora de la Iglesia” (DG 63, 64). Sin embargo, por estrategia pastoral, se vio necesario elegir.

Votaciones

Familias 30% Alejados 28% Pobres 20% Jóvenes 13%

Campos prioritarios

¿En tu ambiente pastoral se toma en

cuenta a los

destinatarios prioritarios de la

Nueva Evangelización, cómo

se manifiesta?

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Se optó por los alejados y los pobres, por criterios evangélicos, pues así actuaba Jesús, sin excluir a nadie; la elección por las familias y los jóvenes se hizo por considerarlas “realidades básicas y fundamentales” de la vida humana que “manifiestan un preocupante derrumbe de valores humano-cristianos y reclaman, con particular urgencia, una nueva evangelización” (DG 66). La elección de las 4 prioridades, llevó a la asamblea sinodal a recapacitar y a concluir que se trataba de: La secularización origina otras realidades que refuerzan el alejamiento: la masificación, el anonimato, la despersonalización y, sobre todo, la descristianización (cf. ECUCIM 1354, 1893...). El Sínodo se acerca a una cierta “tipología de los alejados” (cf. ECUCIM 1341), que enuncia, de algún modo las causas mencionadas arriba: • Bautizados no practicantes ni creyentes, ciudadanos de un mundo secularizado, indiferentes ante lo religioso y lo trascendente.

Una gran prioridad

El grave fenómeno del alejamiento del influjo del Evangelio (cf. ECUCIM 1324).

Causa

Secularización

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• Bautizados creyentes pero no practicantes, de fe individual; estiman que la relación con Dios es un hecho puramente interior y privado. • Bautizados practicantes pero no iniciados en la fe, cuya falta de formación impide recibir en sus vidas el influjo vital del Evangelio.

Avances La convicción sobre los alejados como el interlocutor principal ha estado presente durante el proceso post-sinodal, logrando así cierto grado de maduración. Esto se puede constatar en el documento “Hacia el plan pastoral de la Arquidiócesis de México” (1997), cuyo centro de gravedad es la pastoral de sentido catecumenal, o de reiniciación cristiana. Esta dirección se ha mantenido en los contenidos y enfoques de las posteriores asambleas diocesanas y en las correspondientes Orientaciones Pastorales. El que en la mentalidad pastoral de las comunidades y de los pastores, haya prevalecido la preocupación por los alejados, ha tenido efecto positivo al ir afianzando el proceso evangelizador con sentido misionero, con variadas expresiones. El lenguaje es ya compartido, aunque no de la misma forma ni de manera profunda. El aprecio por el “Manual Operativo para la Pastoral Parroquial” (2004), cuyo contenido va en esa línea, hace palpable la sensación de estar en el camino. El enfoque de la pastoral socio-caritativa, ha tenido momentos significativos de reflexión respecto de los Pobres

Durante el Sínodo.

En el proceso post-sinodal (cf. “La pastoral de la caridad en tiempos de misión evangelizadora en la Arquidiócesis de México”, 2000; OP 2006).

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La preocupación por los pobres se ha valorado como expresión importante del testimonio cristiano y complementación necesaria del primer anuncio.

Desafíos

El alcance a los alejados es todavía reducido. Los alejados con los que se ha trabajado son, la mayoría, personas que estaban en torno a la vida de la Iglesia; ahora están viviendo un proceso de formación y están más organizados. En general se trata de adultos mayores, principalmente mujeres.

Prácticamente no se ha llegado a los jóvenes, a los estudiantes, a los profesionistas y a muchos otros miembros de la sociedad.

Es difícil encontrar parroquias en las que la pastoral familiar, juvenil o socio-caritativa sea efectivamente prioridad.

La pastoral familiar y la pastoral juvenil no han logrado tener el grado de importancia esperado.

Los planes y programas no han logrado involucrar a la Arquidiócesis en su conjunto. Se ha trabajado desde las comisiones diocesanas, a veces en coordinación con las comisiones de vicaría.

Existe gran debilidad de los esfuerzos paralelos, que no dan por resultado la necesaria pastoral orgánica, fruto de la debida articulación, subsidiariedad y corresponsabilidad, entre otras exigencias.

Convencidos de que la cuestión está en la secularización, nuestra pastoral debe enfrentar la ruptura entre fe y vida.

¿Qué instancias u organismos te

parece que han

tenido más logros? ¿cuáles?

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Con gratitud hacia Dios podemos decir que el II Sínodo con mucha lucidez nos ha señalado el camino: Son caminos seguros, amplios y complejos, que apenas hemos empezado a recorrer.

No hemos sabido implementar en grado suficiente las acciones, la organización, la formación.

Necesitamos consolidar firmemente en nuestras comunidades, parroquias, familias, grupos apostólicos, una mentalidad definidamente evangelizadora y encarnada, que lleve a superar una visión exclusivamente espiritual o intimista de la fe.

Para ser una Iglesia interlocutora de las culturas, necesitamos entender sus motivaciones y lenguajes.

Queda pendiente llevar a cabo lo que se dice en el Edicto de Clausura del Sínodo (n. 58): “retomar… la correlación de las diversas estructuras diocesanas; es indispensable un enfoque que globalice e interrelacione esas diversas estructuras”, que nos lleve a “una pastoral descentralizada y pluralista, dentro de un gran sentido de comunión y organicidad de toda la pastoral de la Iglesia local de la Ciudad de México” (Id. 65).

Se trata de que la opción prioritaria sinodal sea una opción efectivamente diocesana, en la que se empeñen de manera corresponsable todos los implicados en la pastoral, en sus diversos niveles, en la ejecución, en la coordinación, en la programación y en la dirección.

La pastoral misionera de encarnación, testimonio y diálogo

(cf. DG 41-60).

Enuncia tres acciones que te parezcan más importantes para responder a los desafíos antes

mencionados.

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3. LOS AGENTES DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN El II Sínodo recordó que el bautismo fundamenta la corresponsabilidad de todos los miembros de la Iglesia (cf. ECUCIM 1915); describió el perfil que deberían tener los agentes para proponer el Evangelio a las culturas de la ciudad. Reafirmó que la vocación fundamental nos llama a todos a ser evangelizadores.

“Toda la Iglesia es evangelizadora; por eso la evangelización no es un hecho individual o aislado, sino profundamente eclesial; y no puede ser realizado a título personal, sino en virtud del mandato del Señor” (ECUCIM 1999).

BAUTISMO Vocación fundamental

ENVÍO “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva" (Mc 16, 15).

ELECCIÓN “Ustedes no me escogieron a mí; soy yo quien los ha escogido”

(Jn 15, 16).

Todos

evangelizadores

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Esta tarea, que constituye la "dicha y vocación propia de la Iglesia" (EN 14), supone (cf. ECUCIM 1995):

El esfuerzo de acercamiento profundo a las culturas de nuestro tiempo buscando impregnarlas del espíritu del Evangelio (inculturación).

Una renovada conversión de los agentes evangelizadores, esto hace que la Iglesia sea siempre evangelizada y evangelizadora (cf. EN 13).

El Reino de Dios es el objetivo fundamental de la misión de la Iglesia (cf. ECUCIM 2016):

“Actuar en comunión y corresponsabilidad para que la evangelización se realice como respuesta adecuada y generosa a los clamores de los destinatarios prioritarios de la opción sinodal” (ECUCIM 2027).

MISIÓN DE LA

IGLESIA

Servir al Reino de Dios

AGENTES

Comunidad eclesial:

Ministerio Ordenado Vida Consagrada Fieles Laicos

Servicios y ministerios

que se complementa

n

El mayor

desafío para

Los agentes

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Los pastores - obispos, presbíteros y diáconos-, acompañan el crecimiento y maduración apostólica de las otras vocaciones cristianas (cf. ECUCIM 2028). La vida consagrada contribuye desde sus diversos carismas apostólicos o contemplativos (cf. ECUCIM 2029-2030). Los laicos, "hombres del mundo en el corazón de la Iglesia y hombres de Iglesia en el corazón del mundo", son los Agentes primordiales de la evangelización (cf. ECUCIM 2032).

El Sínodo señala que, para superar el problema del divorcio entre la fe y la vida, es urgente que todos los agentes de la Nueva Evangelización:

Vuelvan a Cristo como principio real y existencial de vida para dar testimonio de Él.

Se reencuentren con la Iglesia como experiencia de comunión y comunidad de personas en Cristo.

Den respuesta a las necesidades pastorales, de las familias, los alejados, los pobres y los jóvenes (cf. ECUCIM 2035).

¿Qué propones para ir

desarrollando un ambiente eclesial más corresponsable y

participativo?

¿Cómo hacer que maduren los agentes y las estructuras para que las acciones pastorales

habituales, atiendan a los interlocutores

prioritarios: alejados, pobres, familias y jóvenes?

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El Sínodo señaló algunas limitaciones que obstaculizan que los agentes se multipliquen y sean verdaderos testigos del Evangelio y de la comunión eclesial (cf. ECUCIM 2036-2037 y 2045 – 2049).

Desafíos El Sínodo marca desafíos concretos para cada vocación en la Iglesia:

Para el Arzobispo:

Proyectar su vida y ministerio en colaboración orgánica, corresponsable y subsidiaria con los otros miembros de la Iglesia.

Recibir apoyo humano, espiritual y pastoral del presbiterio.

Atender, de modo prioritario, la formación permanente y la problemática humana, espiritual y ministerial de los sacerdotes (ECUCIM 2103).

Para los presbíteros:

Estilo de vida que los haga signos creíbles de Cristo.

Espiritualidad profunda, conversión y formación permanente con dimensión misionera.

Formación

Los agentes no poseen una

preparación adecuada.

Faltan recursos y oportunidades

de capacitación. Faltan centros de formación

integral y permanente.

Se requiere:

Formación socio-política.

Espíritu misionero.

Aceptación mutua, respeto y

apoyo entre todos los agentes.

Pastoral de conjunto y de

acompañamiento.

Desarrollo de actitudes

Estructuras nuevas

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Inserción en la comunidad que enriquezca su vida apostólica y les permita vivir los consejos evangélicos.

Amor a la Iglesia diocesana, expresada en la comunión con el Obispo y demás presbíteros.

Encarnación en la realidad y corresponsabilidad dentro de una auténtica pastoral de conjunto.

Formación permanente y participación en los programas establecidos que los ayuden a superar la rutina, mediocridad, improvisación…

Trato amable, respetuoso, fraterno y humano con sus fieles, como quien "no ha venido a ser servido, sino a servir" (cf. ECUCIM 2174; 2246).

La vida consagrada necesita:

Ser apoyada y valorada por la comunidad eclesial, y ella apoyar a la comunidad.

Responder al reto de la Nueva Evangelización en la Ciudad, siendo fiel a su identidad.

Coordinar su acción evangelizadora en la pastoral de conjunto y actualizar su inserción apostólica en la Arquidiócesis (cf. ECUCIM 2288).

Los laicos requieren:

Ser convocados y promovidos por la comunidad eclesial para transformarse en verdaderos apóstoles en la sociedad.

Ser promovidos para convertirse en agentes: de tiempo completo o medio tiempo; que acompañen los procesos pastorales en las comunidades (cf. ECUCIM 2469; 2565).

¿Qué aspectos de la identidad de los agentes (ministros ordenados, vida consagrada, laicos) consideras deben promoverse de manera especial?

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El proceso post-sinodal Los últimos años de la reflexión post-sinodal han logrado enfocar la importancia de los agentes al señalar la necesidad de organizar itinerarios de formación que favorezcan la maduración de todos los bautizados como discípulos misioneros de Jesús. Los obispos en Aparecida (cf. DA 278) iluminaron esa prioridad (formación de agentes), cuando describen los aspectos fundamentales del camino de formación, lo cual nos ha ayudado a colocar la formación como la columna vertebral de nuestro proceso pastoral. En la formación destacamos cinco aspectos fundamentales, que tienen un acento diferente en cada etapa, pero se complementan entre ellos:

a) El Encuentro con Jesucristo. b) La Conversión. c) El Discipulado. d) La Comunión. e) La Misión.

Hablar de itinerario de formación, es considerar un camino largo, que requiere itinerarios diversificados, respetuosos de los procesos personales y de los ritmos comunitarios, continuos y graduales... Se requieren equipos de formación convenientemente preparados que aseguren la eficiencia del proceso y que acompañen a las personas con pedagogías dinámicas, activas y abiertas. La presencia y contribución de laicos y laicas en los equipos de formación aporta una riqueza original (cf. DA 281). Con un esfuerzo de coordinación, la Arquidiócesis ha delineado un Marco General para la Formación de Agentes,

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determinando las etapas fundamentales del proyecto de formación: inicial, básica, específica y permanente; el programa para la capacitación de agentes y la metodología para la elaboración de los subsidios para el itinerario formativo (Manuales).

¿Qué aspectos de la formación requieren

fortalecerse, darles atención y seguimiento?

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4. LOS MEDIOS DE EVANGELIZACIÓN

El II Sínodo hace una opción misionera para comprender su tarea evangelizadora y, a la luz del Concilio Vaticano II y de Evangelii Nuntiandi, privilegia algunos medios –caminos- de evangelización y enfatiza el estilo para utilizarlos: con sentido catecumenal, o de reiniciación cristiana.

“Implica un proceso pedagógico y gradual de la fe; no se trata de una sola forma o modelo de pastoral catecumenal, sino que se debe remarcar la necesidad de un pluralismo en las formas de atender la evangelización de los distintos ambientes” (DG 88).

El testimonio es, en sintonía con EN y RMi, el “fundamento y referencia constante de toda evangelización” (ECUCIM 2729, 2801).

La religiosidad popular, hoy enriquecida con el concepto de Piedad popular, es un medio al que el Sínodo ha querido darle un fuerte impulso: “Es necesario dialogar con la religiosidad popular ya que ésta es un medio que tiene el pueblo sencillo para evangelizar a los agentes, especialmente a los pastores” (ECUCIM 2870). Dentro de ella posee un lugar especial el hecho guadalupano visto como un modelo pedagógico de

Medios

Testimonio

Religiosidad popular

Anuncio explícito y

catequesis

Liturgia

Sacramentos

Oración

Formación de la

comunidad Doctrina social

Medios de comunicación

Pastoral de

Espiritualidad

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inculturación del Evangelio en nuestra Ciudad (cf. ECUCIM 2998). El anuncio explícito y la catequesis aparecen uno junto a la otra, ya que estos dos medios corresponden al proceso evangelizador de primer anuncio o kerigma e iniciación a la vida cristiana. La catequesis es una necesidad y urgencia en nuestros ambientes familiares y juveniles, ha de ser gradual y fácil de adaptar a diversos ambientes y circunstancias (cf. ECUCIM 2757).

La oración, “-diálogo personal, grupal y comunitario con Dios- ha sido y seguirá siendo medio fundamental del proceso evangelizador y de la santidad de la vida cristiana” (ECUCIM 2759).

La Liturgia ha sido un medio de evangelización estable en la Iglesia, siempre presente, en alguna época incluso casi el único y el más privilegiado. El II Sínodo nos hace mirarla desde la óptica de la Nueva evangelización (cf. ECUCIM 2760), y como un medio que ha de mirarse también en sintonía con la catequesis, la Piedad y Religiosidad popular...

En Sintonía con la Liturgia, el Sínodo presenta a los Sacramentos de la Iniciación Cristiana y a los otros sacramentos; propone que se renueve su práctica y celebración para que sean vividos como verdaderos medios de Evangelización. Los Sacramentos de iniciación, son la raíz primera que origina la nueva condición del cristiano en el misterio de la Iglesia y el dinamismo de la vida de los fieles (cf. ECUCIM 3120). Si se celebran sin darles un sólido apoyo de catequesis sacramental y de catequesis global, se les quitaría gran parte de su eficiencia (cf. ECUCIM 3123).

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El Sínodo se refiere a la educación, como “la necesidad más sentida de la mayoría de la población en la Ciudad” (ECUCIM 2758).

La Formación de la Comunidad es presentada como otro medio de evangelización, que ayuda a la maduración del itinerario del discípulo misionero. En un bloque final el Sínodo presenta tres medios de evangelización más: La Doctrina Social de la Iglesia, los Medios de Comunicación Social y la Pastoral de Espiritualidad. El Sínodo concibe a la Doctrina social de la Iglesia como medio y tarea indispensable en el proyecto renovado de evangelización en la Ciudad para “difundir el pensamiento social cristiano, conocerlo, profundizarlo y propiciar que inspire iniciativas de carácter social, económico y político” (ECUCIM 2762).

Los Medios de Comunicación Social se han convertido en un medio indispensable para el anuncio cristiano, es por eso que el Sínodo tuvo una gran intuición al señalarlo como un medio importante. La Pastoral de la Espiritualidad se presentó en el Sínodo como el alma de todos los medios y del nuevo y vigoroso proyecto pastoral que hoy entendemos con el concepto de Misión Permanente, de ahí su vigencia y actualidad, enriquecida con los conceptos de la Espiritualidad de la comunión y de la Caridad pastoral.

El II Sínodo pidió, que los medios tomen en cuenta el proceso gradual de crecimiento de la fe, que va, desde su despertar, hasta el compromiso misionero evangelizador (cf. ECUCIM 2750). “Los medios de Evangelización son cambiantes, según

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las diversas circunstancias de tiempo, lugar, cultura…” (ECUCIM 2767).

El proceso postsinodal En la reflexión post-sinodal ha estado presente la insistencia en el uso y renovación de estos medios:

El anuncio y la catequesis han sido temas recurrentes. “La catequesis, Crecimiento en la Fe” (Asamblea diocesana 2004, OP 2005) nos hizo descubrir y revalorar la necesidad de llevar una pastoral de inspiración catecumenal a través de la catequesis.

Las Orientaciones pastorales han insistido en la necesidad de hacer de la liturgia un verdadero medio de evangelización.

Se hizo una gran consulta y reflexión sobre los Sacramentos de iniciación, que cristalizó en el “Directorio General para los Sacramentos de la Iniciación Cristiana” (2003). Los tres Sacramentos se presentan en el marco de la Iniciación y la Reiniciación cristiana que busca, al recorrer procesos de evangelización y catequesis, hacer de estos Sacramentos no un término sino el inicio de una vida cristiana comprometida.

Sobre la Eucaristía se dieron luces importantes (cf. Asamblea diocesana 2005 y OP 2006).

El Arzobispo motivó sobre la oración en la “Instrucción Pastoral sobre la Oración Cristiana” (1999).

Caminar juntos la etapa post-sinodal bajo la inspiración catecumenal, nos ha permitido tomar conciencia del Proceso

¿Cuáles de estos medios privilegia tu grupo o tu parroquia,

de qué manera?

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Evangelizador y de la urgencia de acompañar a los bautizados en cada uno de sus momentos (primer anuncio, reiniciación cristiana, catequesis y primeras experiencias de apostolado), para que sea posible una maduración paulatina de la opción por Jesucristo, de la pertenencia a la comunidad eclesial y la disposición para ponerse al servicio del Evangelio.

El proyecto pastoral arquidiocesano iniciado desde el II Sínodo, concretizado en el Proceso evangelizador y formativo encontró en el documento de Aparecida un momento de gracia para un nuevo impulso. El capítulo VI (cf. DA 240-346) referido al tema de los medios, presenta el camino o itinerario que se ha de seguir para formar discípulos misioneros: el Encuentro, la Conversión, el Discipulado, la Comunión y la Misión. Estos momentos encajan perfectamente con las etapas del proceso evangelizador y el itinerario formativo arquidiocesano. Además, Aparecida señala la Sagrada Escritura y la Liturgia como lugares concretos para vivir la experiencia del encuentro con Cristo, subrayando la Eucaristía, el sacramento de la Reconciliación, la Oración, el amor y el servicio a los pobres, afligidos, enfermos y marginados.

Desafíos Contemplar modalidades de formación que abarquen

todos los ámbitos hoy urgentes:

o Primer anuncio o Kerigma, para bautizados y no bautizados.

o Reiniciación e Iniciación cristiana de los bautizados alejados y de los que se inician a la vida cristiana.

¿Cómo entendemos el proceso evangelizador en la parroquia o grupo?

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o Catequesis y formación permanente de los bautizados integrados a la comunidad cristiana.

o Personas que se comprometen en tareas específicas (“ad intra” y “ad extra”) de la comunidad cristiana.

Renovar el primer anuncio y la catequesis con espíritu catecumenal. Si no renovamos la forma de utilizar los medios de evangelización el número de alejados seguirá aumentando.

Asumir todos los momentos de la misión de la Iglesia, tal como lo plantea la Redemptoris Missio: -Acción misionera para los no bautizados. - Acción catecumenal-catequética hacia los bautizados. - Acción pastoral que mira a la madurez y vivencia de la vida de los cristianos hacia dentro y hacia fuera de la Iglesia, con el compromiso de ser discípulos-misioneros.

Conocer y utilizar el Directorio General para los Sacramentos de Reiniciación Cristiana en el contexto de la misión.

Ver los medios de evangelización desde la perspectiva de una Pastoral orgánica y de conjunto, no aislados.

Responder a una pastoral de ambientes y situaciones especiales.

¿Qué acciones se han implementado en tu parroquia o comunidad, relacionadas con los medios de evangelización?

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5. LAS ESTRUCTURAS AL SERVICIO DE LA NUEVA

EVANGELIZACIÓN

El II Sínodo lanzó un gran desafío para la organización pastoral de nuestra iglesia:

“Para realizar la Nueva Evangelización al servicio de la implantación permanente y la extensión del Reino de Dios en el mundo, la Iglesia -que es Sacramento de salvación, Misterio de Comunión, Cuerpo Místico de Cristo y Pueblo que peregrina en la historia- requiere una "organización" pastoral dinámica y una "planeación" adecuada y eficaz, de acuerdo con su ser y misión” (cf. ECUCIM 3588).

Lo anterior exige de los agentes: • Experiencia fuerte de Dios. • Formación integral y permanente. • Vida en comunión y sentido de corresponsabilidad de

personas, carismas, funciones y estructuras pastorales (cf. ECUCIM 3588).

El II Sínodo también pidió actualizar las formas de organización (cf. ECUCIM 3564). Éstas pueden concebirse como un conjunto de círculos concéntricos (cf. ECUCIM 3501):

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La Parroquia es el ambiente donde se realiza el plan diocesano y se gesta la renovación pastoral. En ella se integran las familias, comunidades menores, grupos y movimientos. En relación con los otros niveles de organización diocesana, su función principal es de ejecución. La parroquia ha de ir más allá del aspecto cultual. El Sínodo

señala algunos desafíos (cf. ECUCIM 3728):

Hacer que la Parroquia: • Se transforme en comunidad evangelizada y evangelizadora, misionera, testimonial y promotora de los valores del Reino. • Realice una revisión profunda, constante y una organización corresponsable. • Acepte los cambios y compromisos necesarios.

La Parroquia ha estado presente en la reflexión post-sinodal, a través del “Manual Operativo para la Pastoral Parroquial” (2004), que impulsa y fortalece la pastoral parroquial.

Arquidiócesis

Vicarías

Decanato

Parroquia

Familias, comunidades menores, grupos, movimientos

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Avances Algunas parroquias han implementado acciones como las siguientes:

Sectorizar el territorio y los ambientes.

Organizar y capacitar equipos misioneros, misiones intensivas.

Formar comunidades menores para la proclamación de los pregones, la catequesis de adultos y/o la reiniciación cristiana.

Integrar el consejo parroquial o de asuntos económicos.

Ser la sede del CEFALAE decanal.

Formalizar la cáritas parroquial.

Vivenciar la pastoral de conjunto (cf. OP 2010 n. 19).

Desafíos En la mayoría de las parroquias aún debe consolidarse la opción misionera, superando la falta de articulación entre las acciones (cf. OP 2010 n.22).

Las Comunidades menores propician el acercamiento a los alejados, familias, jóvenes, pobres… Son el ambiente habitual para vivir la formación, el perdón, la fraternidad, la oración… (cf. OP 2011 n. 65).

Desafío

Transformar su organización para

realizar una pastoral

centrada en la misión que responda a los

retos de la urbe.

¿Tu parroquia promueve la corresponsabilidad y la pastoral

orgánica, en qué se manifiesta?

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El proceso post-sinodal ha insistido en la importancia de estas comunidades.

El Sínodo pidió que las parroquias cercanas se organizaran para facilitar las actividades en común (cf. ECUCIM 3760). El

Decanato además de coordinarlas, realiza la pastoral de ambientes y la territorial (cf. ECUCIM 3508-3507), su función es de coordinación y programación.

La reflexión post-sinodal en esta materia se plasma en el “Decreto sobre los decanos y el decanato” y el “Directorio Pastoral sobre la Misión del Decanato en la Pastoral de Conjunto” (2003).

Desafíos Impulsar la pastoral ambiental.

Articular el trabajo de las comisiones y laicos, evitar la “pastoral de eventos” (cf. OP 2002, n. 45).

Motivar al clero a involucrarse en el plan pastoral diocesano, mantener comunicación con el Arzobispo, vicario episcopal y demás decanatos.

Impulsar el proceso sinodal, promover el conocimiento y discernimiento de los objetivos y prioridades pastorales.

Fomentar el conocimiento de la realidad.

Organizar la formación integral de agentes.

Desafíos

Transformarse en verdaderos

centros de revitalización

parroquial.

Acompañarlas para que

permitan la maduración de los

agentes y laicos insertos en el mundo (cf. DA 306).

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“Les invito… a asumir como actividad prioritaria la formación de agentes, orientada a capacitarlos para realizar adecuadamente su apostolado a favor de la Misión Permanente. Dentro de este objetivo, el Decanato tendría que dar especial importancia a la formación de formadores de otros bautizados” (OP 2010 n. 44).

Las Vicarías elaboran planes basados en el plan de conjunto de la arquidiócesis (cf. ECUCIM 3509), ejercen su función de integración y sistematización.

La Arquidiócesis, es el campo de misión del Arzobispo, apoyado por los Obispos auxiliares, Vicarios episcopales y Consejos Arquidiocesanos. Tiene la función directiva, señala rumbos, cauces de acción (cf. ECUCIM 3510-3511), esto se verifica en las orientaciones que el Arzobispo presenta anualmente desde 1996.

Desafío Articular planes para

favorecer la pastoral de conjunto y propiciar la

corresponsabilidad.

La formación Desafío

de primer orden

¿De la vinculación de la Parroquia-Decanato,

Decanato-Vicaría,

Vicaría-Arquidiócesis, cuál crees que tiene más deficiencias y por qué?

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La planeación La renovación de las estructuras y la organización pastoral exige la planeación (cf. ECUCIM 3578). “Es una forma actual de trazar caminos en la historia de la salvación, para hacer presente el Reino de Dios” (ECUCIM 3581). La arquidiócesis ha elaborado un instrumento con los criterios generales para la planeación pastoral, fruto de las reuniones de decanos de 2006 y 2007 y, con los aportes de otros agentes.

Evaluación pastoral En la planeación es primordial la evaluación. Ésta permite la constante renovación personal, comunitaria y pastoral.

Desafío

Adecuar los objetivos a las prioridades

sinodales en los planes pastorales. Que los planes pastorales se orienten

para respetar la diversidad de los

ambientes culturales, privilegiando la atención de las opciones sinodales.

Desafío Valorar y propiciar la evaluación

pastoral (cf. OP 2007 n. 14; OP 2011 nn. 12, 90; MP n. 145).

¿Tus planes parroquiales toman

en cuenta las prioridades pastorales arquidiocesanas, cómo?

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La sectorización La sectorización es un medio para hacer realidad:

El llamado "misionero", salir hacia los alejados y los pobres, las familias y los jóvenes (cf. DG 100-101).

La exigencia para llegar a los ambientes de los territorios parroquiales y decanales.

La reflexión post-sinodal pidió renovar y reorientar la sectorización, medio excelente para irradiar la luz y la fuerza del Evangelio (cf. OP 2011 n. 100).

Desafíos Emplear la sectorización más allá de una simple información de división geográfica.

Favorecer el diálogo con las culturas y ambientes de la urbe que propicie la inculturación.

Pastoral orgánica y de conjunto La iglesia arquidiocesana es una comunidad articulada; sus organismos buscan actuar de manera coordinada y corresponsable; fomentar la comunión y la participación de todos los agentes en la consecución de objetivos. La reflexión post-sinodal ha visto la pastoral orgánica como un itinerario espiritual-comunitario-misionero; no fácil, realizado a contra corriente (cf. OP 2011 n. 87).

Desafío Consolidar la

organización de las

estructuras con un sentido de organicidad y

comunión, sobre todo de aquellas que miran hacia

los jóvenes, las familias y

el diálogo permanente con las culturas

presentes en la ciudad.

Menciona 3 acciones

que propicien la pastoral

de conjunto a nivel parroquial, decanal,

vicarial y arquidiocesano.

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Renovación pastoral La renovación pastoral de la Arquidiócesis será posible en la medida que la acción evangelizadora posea un verdadero sentido misionero (cf. ECUCIM 4219-4220). Para ello es necesaria la renovación de las estructuras (cf. DA 365). La reflexión post-sinodal ha insistido en la necesidad de esa renovación.

“Nuestra pastoral necesita renovarse desde la raíz, desde el Evangelio, para dar respuesta a todas esas exigencias que nacen de ser discípulos del que tomó nuestra condición humana para compartir con nosotros todo lo que vivimos y enseñarnos un camino de libertad y de amor” (OP 2011 n. 47).

Desafíos Que los agentes asuman nuevas actitudes, signos de renovación (cf. OP 2011).

Pasar de comisiones diocesanas “islas”, a una interacción mutua, responsabilidad en conjunto y atención a los signos del Espíritu.

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6. CONCLUSIÓN El proyecto diocesano ha tenido la peculiaridad de ser flexible atendiendo a la diversidad de realidades de las parroquias de la ciudad. Dicha flexibilidad permite ubicar si una parroquia, decanato o Vicaría “está en proceso diocesano”, lo cual es cada vez más parte del lenguaje común. Con todo, se requiere ir más allá porque algo puede llamarse de manera similar sin por ello, haber integrado realmente el espíritu del proceso. Numerosos desafíos trazados por el Sínodo siguen estando presentes, realidad que nos lleva a continuar buscando la Conversión pastoral, de nuestras estructuras, planes, agentes, medios; para hacer de ellas acciones misioneras encarnadas, dialogantes y testimoniales. Lo anterior requiere de la corresponsabilidad de todos los miembros de la Iglesia y nos sitúa en un proceso de cambio.

Después de este recorrido expresa tu parecer acerca del proceso

postsinodal vivido en tu parroquia, o en tu decanato, o en tu vicaría,

o en la arquidiócesis. Puedes elegir alguno de ellos.

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SIGLAS USADAS

DA Documento de Aparecida DG Decreto General del II Sínodo ECUCIM Evangelización de las Culturas en la Ciudad de México EN Evangelii nuntiandi OP Orientaciones Pastorales RMi Redemptoris misio

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Arquidiócesis Primada de México