st vii-1 recensiones

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  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    Jos ORLANDIS ROVIRA, Historia de la Iglesia. I. La Iglesia anti

    gua y medieval, Eds. Palabra, Madrid 1 9 7 4 , 4 6 8 pp.

    Jos Orlandis Rovira es bien conocido en el campo de los es

    tudios histricos, tanto por sus valiosas publicaciones, como por

    su presencia activa en la vida universitaria. Catedrtico desde

    1 9 4 2 , durante muchos aos ocup la ctedra de Historia del De

    recho Espaol en la Universidad de Zaragoza. Fue Decano de

    la Facultad de Derecho Cannico de la Universidad de Navarra,

    en la que es titular de Historia de las Instituciones Eclesisticas,

    y dirige el Instituto de Historia de la Iglesia de la misma Uni

    versidad. Durante ese cuarto de siglo largo, ha prestado especial

    atencin a la Edad Media, fruto de cuyo esfuerzo son:

    El poder

    real y la sucesin al trono en la Monarqua visigoda (Roma-

    Madrid

    1962) , Estudios sobre instituciones monsticas medieva

    les

    (Pamplona 1 9 7 1 y

    El reino visigodo (siglos VI y VII)

    en

    Historia econm ica y social de Espaa, vol. I (Madrid 1973) ,

    aparte de una muy abundante produccin cientfica aparecida

    en las revistas de su especialidad. Tambin es justamente co

    nocido como penetrante pensador y humanista cristiano, inte

    resado por los temas de ms palpitante actualidad, como prue

    ban sus monografas

    La crisis de la Universidad en Espaa

    (Madrid

    1966), La vocacin cristiana del hombre de hoy

    y

    El

    espritu de verdad (las dos ltimas con varias ediciones a lo

    largo de la dcada de los sesenta).

    Su Historia de la Iglesia contiene una gran labor de sntesis

    y en ella se transparenta la reposada reflexin del autor sobre

    4 0 3

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    RE ENSIONES

    la Iglesia en las Edades Antigua y Medieval. "El propsito de

    este libro comenta es ofrecer una visin de conjunto de la

    historia de la Iglesia Catlica, desde su primera manifestacin

    pblica, el da de Pentecosts, hasta la segunda mitad del si

    glo xv, cuando el mundo entr de lleno en los tiempos moder

    nos". A tal finalidad, el estilo correspondiente y la forma ade

    cuada: "Se ha escrito esta obra con la intencin de que sirva

    mejor de libro de lectura que de texto de consulta. Esta se

    gunda finalidad la cubren hoy perfectamente diversas y valio

    sas "Historias" grandes tratados y extensos manuales, en

    las que el estudioso encuentra la ms cumplida informacin

    sobre cualquier aspecto que pueda interesarle del pasado de la

    Iglesia. Nuestro propsito ha sido, en cambio, trazar las lneas

    maestras que han perfilado la existencia de la Iglesia a travs

    de los siglos, con objeto de facilitar esa clara noticia acerca

    de la evolucin histrica que debe tener todo cristiano conse

    cuente y an cualquier persona con un cierto nivel de cultura".

    De todas formas, no se engaen los lectores por el tenor de las

    anteriores palabras. El libro que comentamos no es un resumen

    ms con aires de alta divulgacin; constituye un ensayoste

    es su gnero de interpretacin, aventura cientfica muy

    arriesgada que pueden cultivar los profesionales de la historia,

    slo cuando alcanzan un conocimiento de amplia perspectiva

    como resultado de muchos aos de dedicacin a investigacio

    nes parciales.

    Por otra parte, es de todos conocido que abundan los estu

    dios sobre temas especficos, las monografas y trabajos espe

    cializados. Pero tambin es notable el vaco cultural que hoy

    puede advertirse en vastos sectores, incluso catlicos, en torno

    a la historia de la Iglesia. Por eso Orlandis intenta "ofrecer a

    un pblico lo ms amplio posible el panorama cabal de quince

    siglos de historia cristiana", para que este campo del saber no

    quede reservado a una minora de eruditos.

    Desde tales premisas es fcil entrever algunas de las ca

    ractersticas del presente estudio. "No se encontrar

    todo

    lo

    que ocurri en el pasado cristiano dice el A. en el prlogo,

    sino tan slo aquello que haya sido histricamente significati

    vo.

    As, en vez de acumular una ingente masa de datos y enu

    merar exhaustivamente nombres y pormenores, cuya impor

    tancia no rebas las ms de las veces el mbito de una institu

    cin o de una Iglesia particular, hemos tratado de seleccionar

    aquellos hechos que fueron de verdad determinantes para el

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    RE ENSIONES

    desarrollo histrico de la Iglesia universal. Y, eso s, procu

    rando hacer entonces no una simple exposicin de los aconte

    cimientos, sino relacionar stos entre s, situarlos en su ade

    cuado contexto, inquirir su fin, en la medida de lo posible, no

    tan slo qu cosas han sucedido, sino tambin el porqu y el

    cmo han ocurrido esas cosas".

    La obra est centrada en el pasado de la Iglesia Catlica,

    sin considerar la historia de otras confesiones cristianas. En

    tal ambiente, el A. contempla la historia de la Iglesia con mi

    rada y sentido de creyente; ms an son sus palabras,

    "parece lcito afirmar que esa actitud no tan slo puede conju

    garse con las exigencias metodolgicas del trabajo histrico,

    sino que hasta resulta obligado para escribir con propiedad la

    historia de la Iglesia. Es sta una tarea que slo puede reali

    zarse adecuadamente desde la fe, y el historiador eclesistico

    habr de juzgar los hechos a la luz de la fe, si es que quiere

    captar su sentido ms pleno". La razn de ello radica en la

    misma esencia de la Iglesia de Cristo, realidad divino-huma-

    na, misterio en definitiva. Lo ms importante la vida sobre

    natural no constituye historia, porque escapa a la percep

    cin de la pura razn natural y a la capacidad de la ciencia

    emprica. Pero la salvacin y la vida sobrenatural que comuni

    ca la Iglesia se realiza en el tiempo y entre los hombres. Por

    eso "el historiador se encuentra as ante la aparente paradoja

    de saber que el elemento medular de esa existencia de la Igle

    sia que intenta reconstruir no constituye materia histrica, en

    una acepcin puramente humana, ni puede, por tanto, ser in

    vestigado en cuanto tal. Y, por otra parte, no le resulta lcito

    a ese historiador hacer abstraccin de aquel factor esencial, ya

    que solamente podr captar en su integridad el objeto de su

    estudio la Iglesia, si es bien consciente de la existencia en

    ella de un elemento misterioso". De ah que mejor puede es

    cribir la historia de la Iglesia quien es creyente, porque es

    capaz de trascender los anlisis de la ciencia puramente emp

    rica. Cualquiera que estudie la Iglesia con visin humana y

    natural, podr aportar valiosos resultados parciales, pero ser

    incapaz de captar su dimensin ms profunda.

    La obra del Prof. Orlandis responde a los objetivos pro

    puestos. No hay en ella abundancia de citas ni de aparato cr

    tico, que entorpecera su lectura. Para quien quiera adentrar

    se en un estudio ms detallado,, el A. ha seleccionado al final

    la bibliografa de mayor inters para cada tema. Los mapas

    405

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    RE ENSIONES

    y los ndices finales ayudarn a mejor encuadrar geogrfica e

    histricamente cualquier acontecimiento.

    Primitivo

    TINEO

    J. M.

    CASCIARO, Jesucristo y la sociedad poltica,

    Eds. Palabra,

    Madrid 1 9 7 3 , 1 1 8 pp.

    La figura de Jess est hoy en el centro de una amplia

    discusin que nos gustara llamar teolgica, pero que en rea

    lidad es poltica. Una nueva lectura del Evangelio (cuntas

    hemos tenido a partir de Reimarus?) nos har descubrir di

    cen a Jesucristo como reformador. Pero, se trata de un

    verdadero inters exegtico el que mueve a tales investigado

    res? Nos atrevemos a dudarlo, a pesar de la erudicin de que

    algunos alardean. La realidad es que el cristocentrismo, al

    centrar el inters de la investigacin sobre Cristo, encubre hoy

    en da, ms all de las legtimas exigencias que lo motivaron,

    el afn de "reinterpretar" para el "hombre de hoy" no sola

    mente el Evangelio, sino el sentido y el fin ltimo de la vida

    cristiana. Se pretende nos parece, no tanto apoyar la vida

    sobre el dato sencillo del Evangelio ledo segn la Tradicin y

    el Magisterio, como "reconsiderar" el relato sagrado a la luz

    de las ideologas ms en boga, cuales son las doctrinas marxis-

    tas sobre la historia y la sociedad.

    Nada hay nuevo bajo el sol. Esos exgetas que pretenden

    ser la expresin teolgica de las minoras sensibilizadas fren

    te a las alienaciones de nuestra sociedad, siguen de manera

    harto cansina errores que pertenecen ya a los siglos pasados,

    incluso a los primeros de la era cristiana. Cuando ponen el

    acento en el aspecto soteriolgico de Cristo, abocan en el Cris

    to para m de Lutero; hablan a veces de una "liberacin

    integral", que termina inevitablemente en un programa pol

    tico de corto alcance; quieren tambin eliminar una "imagen

    monofisita" de Cristo que dicen la mentalidad griega in

    trodujo subrepticiamente en un molde mesinico; etc. Tales

    afirmaciones recuerdan, ora las tentativas de Celso, Porfirio,

    Fausto Maniqueo y Nestorio, cuando no sugieren los esfuer

    zos de los modernos Hegel, Strauss o del protestantismo libe

    ral. Parece como si los corifeos de tales "nuevas" doctrinas hu-

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    biesen querido disfrazar sus convicciones personales, vamos a

    decir su

    Weltanschauung,

    tras una "reconstruccin" de la figu

    ra de Cristo que altera el testimonio evanglico. Incluso re

    cientemente se abre paso la idea de un Cristo aliado de los ze-

    lotas,

    reformador poltico y social antes que religioso, revolu

    cionario

    ante litteram;

    un Cristo, perdn por la expresin, a lo

    Marcuse.

    Para quien tenga que navegar en el mundo alborotado de

    esta pseudo-exgesis y que desee acercarse sinceramente a la

    figura de Cristo, el libro de Casciaro representa un soplo de

    aire puro, amn de una lectura grata y sugerente.

    El A. (profesor de Exgesis Bblica y Decano de la Facultad

    de Teologa de la Universidad de Navarra; doctor en Filosofa

    y Letras, doctor en Sagrada Teologa y licenciado en Sagrada

    Escritura; experto conocedor de lenguas orientales; dos veces

    galardonado con Premios Nacionales del C.S.I.C. por sus es

    tudios sobre las relaciones de Santo Toms con rabes y ju

    dos y sobre los reyes de la Alhambra) nos conduce en las den

    sas ciento dieciocho pginas de su ensayo hasta Jess, sin pre

    juicios, interrogando con seguridad de criterio los principales

    textos evanglicos.

    No se trata de un ensayo crtico, sino ms bien del perfil

    de una exgesis. El libro naci, en efecto, como fruto de una

    leccin inaugural en la Universidad de Navarra, oportuna

    mente ampliada. Tiene, por tanto, todo el sabor de actualidad

    y, al mismo tiempo, condensa la cultura y reflexin de muchos

    aos.

    Las pginas son lcidas, los argumentos bien construidos,

    la ilacin lgica evidente y las pruebas contundentes. El apa

    rato crtico se reduce a lo esencial, como convena a la misma

    naturaleza del libro, que no es un trabajo de erudicin.

    Esta monografa es un anlisis del mesianismo de Jess en

    la disy un tiva : mesianismo poltico o mesianismo sobrenatu

    ral? El A. estudia ante todo las caractersticas generales del

    mesianismo, con especial referencia a la literatura bblica y

    extrabblica de los siglos ms prximos a Jesucristo. Pasa des

    pus a presentar el ambiente poltico de la Palestina del pri

    mer siglo, la personalidad de los Apstoles (descripcin sint

    tica, rica y jugosa) y las corrientes ideolgicas entonces en

    boga. El ncleo central de la obra lo constituyen los comenta

    rios a unos cuantos episodios-clave de la vida pblica del Se

    or, principalmente las tentaciones en el desierto y el pro

    ceso ante Poncio Pilato. En todos los casos se observa clara-

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    RE ENSIONES

    mente la constante oposicin por parte de Jess a que su mi

    sin se interprete en trminos de un compromiso poltico con

    creto; y se observa tambin el esfuerzo del Seor para que re

    sulte patente el carcter espiritual de su mensaje.

    La conclusin se impone: "insistiremos ... en la actitud

    constante de Jesucristo durante su ministerio pblico por en

    sear,

    de un lado, la trascendencia de su misin salvfica como

    el Mesas y el Hijo de Dios; mientras, de otro, defenda reite

    radamente y desde todos los aspectos, esa trascendencia de su

    mesianidad frente a cualquier intento de "temporalizacin" de

    esa misin religiosa" (p. 1 0 9 .

    No sabemos si tales conclusiones sern fcilmente aceptadas

    por quienes buscan en el Evangelio un fcil apoyo para su

    "revolucionarismo de pasillo". Pero con Aristteles, a quien se

    interpelaba por criticar a Platn, el A. podra contestar:

    ami-

    cus Plato, sed magis amica veritas.

    C . BASEVI

    VV. AA Etudes sur l'histoire de la pauvret (Moyen Age-

    XVIe sicle),

    sous la direction de Michel MOLLAT,Publications

    de la Sorbonne, Paris 1 9 7 4 , 8 5 6 pp. en dos tomos.

    Michel Mollat, profesor de la Universidad de Paris IV, in

    vestiga desde

    1 9 6 2 ,

    en labor de seminario, el tema de la po

    breza. Fruto de ese trabajo en equipo han sido los ocho

    "Cahiers" policopiados en que se recogen las ponencias de las

    sesiones de ese seminario (ciento sesenta y siete en total hasta

    el curso

    1 9 7 0 / 7 1

    inclusive). Por otra parte, Mollat es tambin

    conocido por sus publicaciones independientes, desde 1 9 6 5 , en

    revistas especializadas.

    La obra que presentamos contiene treinta y seis artculos

    sobre la pobreza en la Edad Media, abundantes ilustraciones,

    una amplia bibliografa final bien seleccionada y la lista de

    trminos latinos relativos al tema que nos ocupa. En la impo

    sibilidad de aludir a todas las colaboraciones, nos limitaremos

    a comentar algunas que nos han parecido ms interesantes

    desde el punto de vista teolgico.

    Sealemos, para comenzar, que el primer tomo est dedi

    cado a "La pobreza y la caridad como valores espirituales", y

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    RE ENSIONES

    que el segundo se centra en "El desarrollo de la pobreza y la

    organizacin asistencial" (incluyen, por tanto, artculos teol

    gicos,

    jurdicos, sociolgicos, econmicos e, incluso, mdicos,

    siempre desde la perspectiva histrica). Ante todo, sin embar

    go,

    dejemos constancia de que el tema en s es tan amplio, que

    nadie podr sorprenderse cuando Mollat, en el prefacio, insi

    na si no hemos ledo mal que el estudio de la pobreza

    equivale al anlisis de todos los aspectos de la vida medieval

    (No ser que se juzga la Edad Media con categoras de la

    sociedad consumista del siglo xx?).

    Jean Leclercq, el ilustre historiador de la Abada de Cla-

    raval, nos obsequia con los dos primeros artculos: uno en

    torno a los orgenes bblicos del vocabulario sobre la pobreza

    (que dio a conocer substancialmente en 1967), y otro sobre la

    pobreza en el perodo patrstico. Estos trabajos tienen el sa

    bor de la ciencia decantada y vivida, y honran una vez ms al

    gran medievalista. Los trminos que significan la pobreza ma

    terial afirma sufren un progresivo enriquecimiento en la

    Sagrada Escritura, porque los autores inspirados subrayan, ca

    da vez con mayor claridad, que la condicin de pobreza mate

    rial conduce frecuentemente a la pobreza espiritual, y que,

    adems, es posible conservar pobre el corazn incluso en me

    dio de la abundancia. Los Padres contina se extasiaron

    contemplando la pobreza natural de Cristo, que se manifiesta

    sobre todo al asumir el Verbo nuestra naturaleza indigente.

    Por lo que, y en base a las enseanzas dogmticas de Calce

    donia, puede concluirse que la pobreza de Cristo es la pobreza

    voluntaria de Dios mismo. Tal estado indigente propio del

    hombre, fue la ocasin aprovechada por los padres para en

    troncar con el dolor y dar razn del sufrimiento. San Grego

    rio Magno, no obstante, ir mucho ms all en sus afirmacio

    nes,

    y se adelanta a su poca al predicar constantemente sobre

    el tema de la pobreza interior. Leclercq termina su colabora

    cin rastreando las distintas actitudes ante la virtud de la

    pobreza hasta el siglo xiv, con Juan de Pars.

    Cinzio Violante historia la pobreza en las herejas del si

    glo xi en Occidente. Las pginas de su ensayo son particular

    mente instructivas, y animan a los investigadores a huir de

    toda improvisacin y simplificacin excesiva en las conclu

    siones. Estudia las herejas surgidas en Francia (Arras, Cam-

    brai,

    Chlons-sur-Marne y Aquitania) y en Italia (Monforte,

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    Turn y Lombarda), para sealar que esos herejes no consi

    deraban el ideal de la pobreza absoluta como la finalidad prin

    cipal de su vida como tantas veces se ha dicho, sino que

    tenan intereses muy variados; y que los motivos de sus con

    denaciones no hay que buscarlos en el enfrentamiento de esos

    laicos con una Iglesia "enfeudada" tal como nos ha ilustrado

    la crtica histrica ms reciente, sino en los abundantes erro

    res sacramentales en que incurrieron, negando la utilidad del

    bautismo, la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaris

    ta, etc. No hubo, por tanto, actitud parcial e interesada de la

    Jerarqua eclesistica, ni intento de defender derechos y pri

    vilegios adquiridos que peligraban, como quiz se repite con

    harta superficial insistencia.

    Ch. Thouzellier analiza las herejas de la pobreza surgidas

    a finales del siglo xn y comienzos del xm. Se centra princi

    palmente en la historia de los valdenses, a quienes sigue paso

    por paso, desde la "conversin" de Pedro Valdo hasta la con

    dena de Inocencio III, en un alarde magnfico de documen

    tacin y conocimiento de las fuentes. No obstante, su trabajo

    nos parece poco afortunado al sealar que el desprecio del

    mundo (la abjectio

    mundi,

    que as se ha denominado) hunde

    sus races en el Evangelio, olvidando que tambin en la Sa

    grada Escritura se puede leer por todas partes elogios en pro

    del amor al orden creado. Por otra parte estimamos precipi

    tado su juicio acerca de la actitud los Romanos Pontfices ante

    los valdenses, a quienes tacha de temerosos de perder privi

    legios. Tampoco es justa su valoracin del apostolado domi

    nicano, descrito en contraposicin a la forma de vida de los

    franciscanos. Y no estamos seguros de su rigor histrico, cuan

    do alude a sectas

    arnldistas

    en la segunda mitad del siglo xn.

    Excelente y de enorme valor, la transcripcin que ofrece

    Louis Duval-Arnould, que publica dos cartas (ca 1256), en

    parte inditas, cruzadas entre dos maestros de Pars en torno

    al tema de la pobreza espiritual voluntaria y al derecho a

    poseer riquezas. Este trabajo complementa la clsica edicin

    del Chartularium de la Universidad de Pars.

    Pensamos que con las anteriores referencias a la obra que

    comentamos, el lector podr emitir un juicio aproximado so

    bre la importancia y contenido de los dos tomos aparecidos en

    la serie "Etudes" de las publicaciones de la Sorbona.

    J. I. SARANYANA

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    RECENSIONES

    Georges

    TAVARD, LOS ngeles

    (con la colaboracin de A. Ca-

    quot y J. Michl), en M.

    SCHMAUS-A. GRILLMEIER

    - L.

    SCHEFF-

    CZYK, Historia de los Dogmas,

    ed. BAC, Madrid 1973, tomo II,

    cuaderno 2b, 92 pp.

    En 1968 comenz a publicar la Editorial Herder (Friburgo

    de Brisgovia) su monumental Handbuch der Dogm engeschich-

    te , en el cual el estudio sobre los ngeles, ahora traducido al

    castellano, ocupa su lugar en el tomo I I , dedicado a la Trini

    dad, la creacin y el pecado, es decir, su sitio tradicional segn

    la sistematizacin clsica. (Sorprende, de todas formas, que el

    plan general de este Handbuch no haya reservado expresa

    mente espacio alguno para el tratado de Dios Uno, y que la

    exposicin de la gracia haya pasado al tomo III, despus de

    la Cristologa, la Eclesiologa y la Mariologa. Acaso se ig

    nora los importantes argumentos ofrecidos por Santo Toms

    para estudiar el tema de la elevacin en la II pars de su Sum-

    ma Theologiae?

    Nos parece, ms bien, que n o ; que el ndice

    de esta Historia es ya de por s una toma de posicin).

    La Angelologa que comentamos consta de siete captulos

    y unas conclusiones. Andr Caquot (Antiguo Testamento) y

    Johann Michl (Nuevo Testamento) redactaron el primer cap

    tulo, titulado: "La Angelologa bblica". Georges Tavard es el

    autor del resto de la obra: "Los primeros siglos cristianos";

    "La edad de oro de la patrstica"; "De la patrstica posterior

    a la escolstica"; "La sntesis escolstica"; "La Angelologa en

    las iglesias orientales"; "La teologa protestante"; y "Resu

    men y perspectivas".

    Aun sin desconocer el buen hacer metodolgico de Caquot

    y Michl, sus aportaciones recogidas en el captulo primero

    nos merecen serios reparos. En algn momento hemos tenido

    la sensacin, producida quiz slo por los modos de re

    dactar, de que su concepcin de la Sagrada Escritura podra

    estar viciada de raz. No se aprecia claramente si esos autores

    tienen en cuenta que la Biblia est toda ella inspirada y que,

    por tanto, no contiene error. Parece, en algunos momentos,

    que el AT se considere como la elaboracin y expresin ms

    o menos sistemtica de las creencias religiosas de Israel (p. 1);

    y que el NT descanse fundamentalmente sobre la base de los

    escritos apcrifos judos (p. 9). Descubrimos expresiones que

    apu ntan hacia una sorprendente "desmitificacin" por ejem-

    411

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    RE ENSIONES

    po cuando leemos: "Un pequeo episodio de los Hechos de

    los Apstoles m uestra cmo se imaginaba (sic ) a veces la

    mutua relacin entre un hombre y un ngel...", y sigue el re

    lato de Act 1 2 , 1 5 , para terminar: "Aqu se convierte el ngel

    en el doble celeste del hombre" (p.

    1 2 .

    La lucha de San Mi

    guel con el diablo se juzga como "leyenda juda" (p. 1 3 , "falsa

    interpretacin de Apc

    1 2 ,

    7" (p. 1 8 , nota 2 4 . Los querubines,

    serafines, etc. del AT y NT se consideran como formando parte

    de una imagen del mundo semejante a la del gnosticismo tar

    do (p.

    1 4 .

    La figura de Satans sera una creacin del judais

    mo postexlico (p. 1 5 , y los nombres de los ngeles y buena

    parte del panten celeste procederan del influjo babilnico,

    a partir del siglo vi antes de Cristo (p. 5 . Incluso parece in

    tuirse que, segn los autores, los ngeles son representaciones

    teolgicas de las fuerzas naturales (p.

    1 8 .

    Junto a todo ello,

    nos ha producido cierta perplejidad que el pronombre perso

    nal

    l

    se escriba siempre con minscula cuando se refiere a

    alguna de las Personas divinas (pp. 1, 1 0 , 1 1 tres veces, y 7 3 ,

    lo que no pensamos sea error tipogrfico, porque slo hemos

    descubierto tres en toda la obra (pp. 5 5 , 8 3y 9 0 .

    Muy otro, en cambio, es el tono de los restantes captulos,

    en los que Tavard realiza un alarde de conocimientos de Pa

    trologa e Historia de la Teologa, todo ello con sumo respeto

    por las fuentes de la Revelacin y el Magisterio. (La exposi

    cin del Magisterio es breve, pero completa: pp. 5 2 -5 6 , 60-61 ,

    90).

    De especial inters juzgamos las pginas dedicadas a com

    prender la actitud de los Padres ante el gnosticismo de los si

    glos IIy n i (pp. 25ss.); el anlisis de la amenaza maniquea

    (pp. 4 2 s s . el estudio del tema de la composicin hilemr-

    fica de las substancias anglicas (passim); el anlisis de la

    doctrina damascena (pp. 4 9ss.); y, sobre todo, la exposicin

    de la mente bonaventuriana, tomista, escotista y suareciana.

    Tavard se luce particularmente en el estudio del Doctor Ser

    fico del que es conocedor de nota y en la explicacin de

    la sntesis aquinatense, de la que ofrece abundantes razones

    tomadas de las polmicas antiaverroistas. Nos ha gustado tam

    bin el captulo dedicado a la teologa protestante, en el que

    es muy sugestivo el estudio de su progresivo deterioro hasta

    llegar al protestantismo liberal del siglo xix. El resumen final

    es esperanzador, al sealar caminos para la investigacin teo

    lgica, y al indicar la necesidad de fomentar en el pueblo una

    mayor veneracin a los ngeles, particularmente al ngel de

    412

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    11/35

    RECENSIONES

    la guarda, y de dirigir la atencin a la existencia de Satans

    como un ser personal malo.

    Este fascculo, primorosamente impreso, se acompaa de

    una tabla de abreviaturas y siglas utilizadas que facilitan mu

    cho la lectura, y de abundante bibliografa, en la que destaca

    la presencia de la literatura anglosajona especialmente ame

    ricana quiz poco conocida por la teologa que se edifica en

    el Mediterrneo. La traduccin es excelente.

    J. I. SARANYANA

    Josef

    PIEPER, Filosofa medieval y mund o moderno,

    Eds. Rialp,

    Madrid 1973, 406 pp. y una tabla cronolgica.

    Ediciones Rialp presenta en un solo volumen preparado por

    Ramn Cercos, dos estudios de Pieper, publicados en alemn

    en 1960 y 1958. El primero de los trabajos se titula "Escolsti

    ca. Figuras y problemas de la Filosofa medieval" (pp. 17-202),

    y el segundo, "Introduccin a Santo Toms de Aquino. Doce

    lecciones" (pp. 265-391). Siguen el ndice alfabtico y el ndice

    general.

    Escolstica

    es un esfuerzo de sntesis, de carcter ensays-

    tico, por penetrar en el alma de la Edad Media. Desde la pri

    mera pgina se reconoce al humanista que ha meditado lar

    gamente sobre el "espritu de la filosofa medieval" (como di

    ramos parafraseando a Gilson). El arranque de la narracin

    es desconcertante, porque al pretender

    datar

    el comienzo de

    la "media Edad", nos sita de entrada ante la cuestin funda

    mental que preocup, tanto a los ilustrados (para expresar su

    repugnancia), como a los romnticos (para ensimismarse en su

    ensoacin y aoranza): qu es la Edad Media?, dnde ra

    dica su "personalidad"?,

    cundo acaba, si es que culmin ya?

    El juego erudito de ideas y palabras, en torno al sentido del

    ao 525 despus de Cristo, le ofrece a Pieper la solucin de

    tales interrogantes: el Medievo nace cuando se traslada "el

    punto de mira desde Atenas, en la Academia platnica, al mo

    nasterio benedictino (Montecasino) en la ruta de las invasio

    nes brbaras" (p. 22). La Escolstica es, pues, un largo itine

    rario de asimilacin del mundo antiguo, un ingente esfuerzo

    413

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    RE ENSIONES

    por incorporar el legado histrico, que realizan los pueblos

    jvenes germanos en una casa que no es la suya. Por ello, la

    Edad Media terminar cuando finalice esa tarea, y su deca

    dencia estribar en no reconocer como caduco tal modo de

    proceder al que estaba acostumbrada; justo en el momento

    en que ya no se justifique primariamente la apropiacin de

    conocimientos anteriores.

    En el estadio intermedio entre la antigedad clasico-cristia

    na y la nueva edad que alborea, en tierra de nadie lo que

    fue la causa de su temprana perdicin, se halla

    Anicius Man-

    lius Boethius.

    Qu bellas pginas las de Pieper dedicadas a

    enaltecer esa humilde pero capital labor de la

    translatio

    Pero

    mejores y ms sugestivos todava los prrafos en que el A.

    absuelve de irreligiosidad a Boecio, que al morir acudi a la

    filosofa, y no a la fe, en busca de consuelo. "Nadie puede pre

    ver la ltima prueba" (p. 40). Ante el gran misterio, incluso

    despus de escribir un libro tan altamente espiritual como el

    suyo sobre la Trinidad, entre la vida y la muerte, se encon

    trara ese romano estremecidamente arrojado a una interpre

    tacin de la existencia en la que permanecera mudo el ms

    profundo consuelo del misterio cristiano? "Esta es una eterna

    pregunta humana que cada da puede surgir en el camino de

    cualquiera" (p. 39).

    Boecio con su

    fidem, si poteris, rationemque conjunge

    abri

    r una nueva poca, sealando una de las notas que pertene

    cen a lo diferencial de la Escolstica. "El hombre que se po

    dra designar como el ltimo escolstico, si no hubiera que

    encasillarlo ya en otra poca posterior, Guillermo de Ockham,

    va a mantener esta tesis: la fe es una cosa y el conocimiento

    cientfico otra;una concordancia entre ambas no tendra sen

    tido ni sera deseable tampoco" (p. 46).

    Pieper estudia despus a Casiodoro; el correctivo mstico

    al incipiente racionalismo medieval, que fue la traduccin la

    tina de Dionisio Aeropagita; y a San Anselmo, ilustre disc

    pulo de Lancfranco, con su clebre

    argumento,

    que sigue hasta

    Karl Barth (1931) y Stolz (1933). La exposicin de laHistoria

    Calamitatum

    es, de nuevo, el aspecto humano de aquel des

    concertante y altivo Abelardo. Para quien conozca los estudios

    de Gilson, el tema sonar a cosa acabada. Pero Pieper ha sa

    bido una vez ms captar el inters del lector, ahora con un

    ingenioso cotejo de encabezamientos. Abelardo: "A Elosa,

    su querida hermana en Cristo, Abelardo, su hermano en Cris-

    414

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    RE ENSIONES

    to"

    o "A la esposa de Cristo, el siervo de Cristo". Por la otra

    parte: "A su absoluto seor, su rendida sierva" o "A mi seor,

    mejor, a mi padre; a mi esposo, mejor, mi hermano; su se

    ora, mejor, su hija; su esposa, mejor, su hermana; a Abe

    lardo, Eloisa". (Quin podr sustraerse al atractivo de estas

    dos figuras?). Siguen despus Bernardo de Claraval, Juan de

    Salisbury, Hugo de San "Vctor, Pedro Lombardo, San Alberto

    Magno, Santo Toms de Aquino, Duns Escoto, etc., etc. Para

    terminar su ensayo con un captulo dedicado a la "actualidad

    de la Edad Media": "Nadie que intente hoy colaborar en la

    superacin de esta interminable tarea (la concordancia de

    fides y ratio) puede dispensarse de considerar el exigente y

    multiforme paradigma de la Filosofa Medieval. Pero tendr

    que dar a las cuestiones planteadas no la respuesta medieval,

    sino su propia respuesta" (p. 195).

    * * *

    La segunda parte, dedicada a Santo Toms, es como el

    lienzo en el marco, en palabras del traductor (con ello insiste

    en que es preciso conocer antes la poca, si se quiere com

    prender al personaje). Su origen se remonta a doce lecciones

    universitarias para estudiantes de todas las Facultades. No

    contiene apenas referencias a fuentes documentales, y se ins

    pira mucho en Chenu, Gilson y van Steenberghen, como el A.

    reconoce en la "Observacin previa". Pretende ser, y bien que

    lo consigue, unos trazos que destaquen la fisonoma intelectual

    que caracteriza al Anglico como el Doctor Universal de la

    cristiandad.

    El lector de una historia filosfica del siglo xm sin duda

    uno de los ms apasionantes de todos los tiempos tiene de

    recho a ser informado de que la obra de Santo Domingo (y

    tambin, aunque no haga al caso, la de San Francisco) tiene

    nacimiento sobrenatural (da igual si Providencia ordinaria o

    extraordinaria). Por ello no nos parece justo insistir, ni mu

    cho ni poco, en las races cataras (sic ) de las rdenes mendi

    cantes, por muy atrayente que pueda resultar tal idea a de

    terminados sectores universitarios (pp. 230 ss.); ni conside

    ramos prudente cargar tanto las tintas sobre los "prontos" de

    Domingo de Guzmn, "aterrado" por el proceder de los lega

    dos pontificios en tierras de albigenses (pp. 217, 234 y 239-240);

    ni ignorar el esfuerzo cultural de los cluniacenses, tambin en

    415

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    RE ENSIONES

    e l e s t u d i o , c o m o h a r e c o r d a d o m a g n f i c a m e n t e J e a n L e c l e r c q

    (p .

    2 3 5 ) ; n i v o l v e r c o n e s o s t o n o s t a n d r a m t i c o s s o b r e l a I n

    q u i s i c i n , r e s a l t a n d o u n a s u p u e s t a i n f i d e l i d a d d e l o s d o m i n i c o s

    d e s e g u n d a g e n e r a c i n a l e s p r i t u d i a l o g a n t e f u n d a c i o n a l ( p p .

    2 42 s s. ), j u s t i f i c a d a i n c l u s o d o c t r i n a l m e n t e e n a l g u n a s o b r a s

    d e l A q u i n a t e n s e ( p p . 2 4 5- 24 6 ). J u n t o a e l l o d e s c u b r i m o s a l g u

    n a s i n e x a c t i t u d e s h i s t r i c a s : M i g u e l E s c o t o t r a d u c e a A v e -

    r r o e s s o b r e t o d o e n T o l e d o , a n t e s d e 1 22 0 , y n o e n a p l e s

    d e s p u s d e 1 23 0 ( p . 2 4 8 ) ; y a d e m s y e n e s t o n o s p a r e c e q u e

    d e p e n d e d e m a s i a d o d e C h e n u e s t i m a m o s q u e P i e p e r n o h a

    e n t e n d i d o t o d o e l a l c a n c e d e l a s m e d i d a s d i s c i p l i n a r e s y d o c

    t r i n a l e s d e l a J e r a r q u a e c l e s i s t i c a ( d e s d e 1 2 1 0 ) , q u e n o c o n

    d e n n u n c a a A r i s t t e l e s in recto, s i n o s l o l a f i l o s o f a p r e

    s u n t a m e n t e a t r i b u i d a a l E s t a g i r i t a y q u e d e h e c h o e r a o b r a

    d e A l e j a n d r o d e A f r o d i s i a , A v i c e n a y A v e r r o e s . E s m s ; G r e

    g o r i o I X o r d e n e x p r e s a m e n t e q u e a l g u n o s h o m b r e s d o c t o s

    e x p u r g a r a n d e t o d o e r r o r y m i x t i f i c a c i n e l l e g a d o a r i s t o t

    l i c o , e n c a r g o q u e r e c a y t a m b i n m s t a r d e s o b r e S a n t o T o

    m s .

    P o r l t i m o , d u d a m o s d e q u e l a f e c h a d e c o m p o s i c i n d e

    l a Summa contra gentiles s e a l a a p o r t a d a p o r e l A . ( h a c i a

    1 2 5 9/ 60 ) , y p e n s a m o s q u e d e b e r e t r a s a r s e a s u l t i m a e s t a n c i a

    e n a p l e s . E n c a m b i o , e l a n l i s i s d e l c o m p l i c a d o a s u n t o d e

    1 27 0 y 12 77 n o s p a r e c e b i e n d e s a r r o l l a d o , m u y c e r c a d e l a e x

    p o s i c i n d e v a n S t e e n b e r g h e n .

    C o n l a s a l v e d a d d e l a s a n t e r i o r e s p r e c i s i o n e s , e s t e e n s a y o

    s o b r e l a f i s o n o m a h u m a n a y d o c t r i n a l d e l A n g l i c o e s m a g

    n f i c o , y d e b e s e r c o n s i d e r a d o y a a n u e s t r o e n t e n d e r c o

    m o u n a d e l a s o b r a s c l s i c a s e n s u g n e r o ( j u n t o a G r a b m a n n ,

    C h e n u , G i l s o n , C h e s t e r t o n , R a m r e z , F a b r o , y o t r o s ). S o n p a r

    t i c u l a r m e n t e d e s t a c a b l e s la s d o s l t i m a s l e c c i o n e s , e n l a s q u e

    a b o r d a e l n a d a f c i l t e m a d e l a f i l o s o f a c r i s t i a n a , e n l o q u e

    c o i n c i d e , d e l a m a n o d e S a n t o T o m s , c o n l a s c o n c l u s i o n e s d e

    G i l s o n . U n a d e l a s t e s i s c a p i t a l e s d e l A . e s q u e , s i n f e , n o s e

    p u e d e h a c e r T e o l o g a , n i s i q u i e r a m e t d i c a m e n t e .

    L a t r a d u c c i n e s e x c e l e n t e . L a i m p r e s i n , s i n e r r o r e s t i p o

    g r f i c o s , e s g r a t a , a u n q u e s e e c h e e n f a l t a u n t i p o d e l e t r a

    m a y o r . E n r e s u m e n : u n a o b r a q u e m e r e c e s e r l e d a y d i s c u

    t i d a , y q u e d e s p e r t a r s i m p a t a y r e s p e t o p o r e s e g i g a n t e d e l

    M e d i e v o q u e f u e S a n t o T o m s , D o c t o r C o m n d e l a I g l e s i a

    C a t l i c a .

    J. I. SARANYANA

    416

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    RE ENSIONES

    Sofa

    VANNI ROVIGHI, Introduzione a Toma sso d'Aquino,

    Ed. La-

    terza, Rom a-Bar 1973, 212 pp.

    Se trata del tomo 16 de la coleccin "I Filosofi", en la que se

    han publicado estudios sobre los pensadores ms importantes de

    todas las pocas, en agradable forma

    (pocket book)

    y cuidada

    impresin. El volumen correspondiente a Santo Toms ha apa

    recido en el tiempo oportuno para rendirle entraable homena

    je, con ocasin de su sptimo centenario. La autora, Sofa Van

    ni Rovighi, Profesor de la Universidad Catlica de Miln y des

    tacada medievalista, ha escrito un estudio maravilloso, que

    constituye, a la par que delicado recuerdo al Doctor Comn,

    acicate para la formacin de nuevas generaciones tomistas en

    el marco de la filosofa italiana, surcado hoy por tantas y tan

    variadas corrientes doctrinales, algunas difcilmente compati

    bles con las enseanzas de la divina Revelacin.

    Este trabajo se divide en cinco parte s fundam enta les: la vi

    da y la obra del Aquinatense; exposicin de los principales as

    pectos de su sistema (principios metafsicos, Dios y la creacin,

    y el hombre); una tabla cronolgica; un amplio captulo dedi

    cado a los avatares sufridos por el tomismo desde 1274 a nues

    tros das; y, por ltimo, una completa y cuidada bibliografa

    sobre el Doctor Anglico (cuarenta y seis apretadas pginas).

    Desde que en 1876 Len XIII publicara la Encclica Aeterni

    Patris

    y, sobre todo, a partir de 1914, fecha del Motu proprio

    Doctoris Angelici, han proliferado, con ms o menos fortuna,

    las "introducciones" a Santo Toms. Unas, de carcter sistem

    tico, pretendiendo una breve exposicin sinttica de toda su

    doctrina; en tal lnea merecen atencin el Saint Thoma s d'

    Aquin

    de Sertillanges (1910), Le

    thomisme

    de Gilson (1919) y

    La synthse thomiste de Garrigou-Lagrange (1936). Otras han

    sobresalido al poner especial nfasis en la figura del telogo

    dominico, es decir, al detenerse ampliamente en consideraciones

    en torno a su perfil humano, subrayando rasgos temperamen

    tales,

    acontecimientos de su vida y, sobre todo, el significado y

    alcance de su produccin literaria; a destacar en este gnero

    el

    Thomas von Aquin

    de Grabmann (1912),

    St. Thomas Aquinas

    de Chesterton (1933),Santo To ms de Aq uino de Ramrez (1947),

    Hinfuehrung zu Thomas von Aquin

    de Pieper (1958),

    Saint

    Thomas d'Aquin et la thologie de Chenu (1959) y Breve In

    troduzione al tomismo

    de Fabro (1960), por citar slo los ensa

    yos ms conocidos. Pues bien; la obra de Vanni Rovighi, que

    417

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    RE ENSIONES

    nos ha recordado en algunos aspectos el citado estudio de Fa

    bro,

    debera encuadrarse a nuestro entender dentro de la

    ltima corriente aludida.

    Entre sus principales mritos sealamos: la riqueza de la

    documentacin bibliogrfica aportada; la seriedad y sobriedad

    en el juicio de algunos acontecimientos biogrficos de Santo

    Toms (por ejemplo, su regreso de Montecasino, que fue por

    voluntad de sus padres, de lo que no puede deducirse tanto co

    mo pretenden Pieper y Chenu); el excelente resumen de las

    principales tesis contenidas en el

    De ente et essentia,

    siguiendo

    muy de cerca los estudios de Roland-Gosselin; la presentacin

    del "principio de individuacin" como un hipottico pseudopro

    blema en tomismo de buena ley; los vigorosos trazos con que

    destaca, no slo las fuentes platnicas del Anglico, y su inspi

    racin en Aristteles, Boecio, Avicena y Averroes, sino tambin

    la crtica que desarroll a un pensador tan importante como

    Avicebrn, de cuya influencia se aparta decididamente; la fina

    irona con que analiza las interminables discusiones de eruditos

    sobre el genuino concepto de ser tomista

    :

    "Chi scrive confessa

    la propria incapacit a capire la singolarit di un concetto di

    essere che sarebbe proprio solo di uomini eccezionali (Tommaso

    e alcuni, pochissimi, suoi interpreti; anzi ognuno di questi ri

    tiene di essere l'unico che lo ha capito), mentre dovrebbe tra

    tarsi di un concetto comune a tutti gli uomini poich sta alla

    base di ogni altro concetto e discorso" (p. 71, nota 21); la pre

    sentacin del apasionante tema del intelecto agente, que tanto

    agit los espritus del siglo xin

    ;

    etc.

    Menos afortunadas nos parecen sus afirmaciones sobre el

    movimiento heterodoxo de principios de siglo, llamado moder

    nismo, vertidas en el captulo titulado "Storia della critica" (p.

    157). Tales expresiones de la A. denotan cierto desconocimiento

    del significado y alcance de aquel movimiento, y, por contraste,

    una insuficiente valoracin del auge del tomismo, estimulado

    por los Romanos Pontfices. Tampoco nos ha gustado el afn de

    "desmitificar" algunos (pocos) sucesos sobrenaturales de la vida

    de Santo Toms. Cierto que es preciso saber leer la biografa de

    Guillermo de Tocco; pero nos parece ms acertada y prudente

    la actitud adoptada por Ramrez, con slo despojar su exposi

    cin de algunos

    fioretti

    innecesarios. Por ltimo, nos sorprende

    que se ignore en la bibliografa, lasOpera omniadel mismo Ra

    mrez, que edita el C.S.I.C. (hasta ahora 15 volmenes de co

    mentarios latinos a la

    Summa

    Theologiae,en seis tomos);y que

    418

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    RECENSIONES

    no haya ningn epgrafe destinado expresamente a subrayar la

    particular autoridad doctrinal del Aquinatense, reafirmada en

    innumerables documentos del magisterio de la Iglesia (este re

    paro vale, aunque la A. haya pretendido slo una presentacin

    de la filosofa de Santo Toms).

    J .

    I.

    SARANYANA

    Fernand Van

    STEENBERGHEN,

    La filosofia nel XIII secolo,

    Ed.

    Vita e Pensiero, Milano

    1 9 7 2 ,

    535 pp.

    Este libro es la traduccin de Agostino Coccio del originai

    francs de

    1 9 6 6 .

    Consta de una presentacin de Sofia Vanni Ro-

    vighi, el prlogo del autor, once captulos, una extenssima bi

    bliografa y las tablas cronolgicas finales.

    "Quest'opera di F. Van Steenberghen riasume il lavoro di

    una vita

    :

    dal

    1 9 2 1

    al

    1966 ,

    declara Vanni Rovighi al comienzo

    de supresentazione.En efecto; basta un primer contacto con el

    texto para comprender el esfuerzo del profesor de Lovaina por

    resumir los principales hitos de su investigacin, iniciada en

    1 9 2 1 con el estudio de las relaciones de Siger de Brabante con

    Santo Toms. El volumen, por tanto, tiene la frescura de la pri

    mera mano, de historia vivida; y al mismo tiempo el vigor de

    la polmica y de la lucha, libradas por aclarar posiciones pro

    pias, disipando malos entendidos de la crtica y errores de pers

    pectiva de los pioneros, y por reconocer las limitaciones y pro-

    visionalidad de algunos resultados alcanzados. Todo ello justi

    fica que amplios pasajes estn redactados en primera persona:

    io

    es el pronombre preferido, que nos sita de entrada ante un

    interlocutor que cuenta sus aventuras al recorrer el siglo xm,

    ciertamente el siglo de Santo Toms, mientras nos presenta a

    cada uno de los personajes: Pedro Hispano, Roberto Kilwardby,

    Roberto de Grosseteste, Rogerio Bacon, Guillermo de Auver-

    nia...; y sobre todo: San Alberto Magno, San Buenaventura,

    Santo Toms y Siger de Brabante. Pero, "poich si tratta di un

    saggio di sintesi storica, non si trover, in questo volume, una

    storia completa della filosofia nel secolo XIII. Il particolare

    degli avvenimenti e delle dottrine ripreso unicamente nella

    misura in cui esso rischiara lo sviluppo generale del pensiero o

    permette di cogliere meglio i fattori di questa evoluzione" (pp.

    X-XI).

    419

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    RE ENSIONES

    El relato est centrado en la Universidad de Pars, lugar de

    encuentro de las cuatro "naciones" estudiantiles y de los maes

    tros en artes y teologa ms famosos de la poca; y foco, tam

    bin, de experimentos pedaggicos (planes de estudio), asimila

    cin de corrientes doctrinales, y de todo tipo de tensiones cul

    turales y sociales (recurdese, por ejemplo, la famosa huelga

    universitaria de los aos 1229 y siguientes). De todas formas

    as lo entiende Van Steenberghen, el acontecimiento nu

    clear que define todo el perodo es la asimilacin de Aristte

    les por el Occidente cristiano, segn las versiones y comenta

    rios que ofrecen del Estagirita: primero Avicena (hasta 1230),

    y Averroes, despus.

    En 1200, los lectores latinos conocen ya la mayora de los es

    critos aristotlicos: el

    Organon

    completo

    (Lgica vetus

    y

    Lgi

    ca nova); una buena parte de los Libri naturales; cuatro libros

    de la Metafsica; y parcialmente la Etica a

    Nicmaco.

    Poseen,

    adems, el Liber de Causis; un fragmento del Timeo;elFedn

    y el

    Menn;

    el

    Isagoge;

    obras de Boecio, Al-Kindi, Al-Farab,

    Avicebrn, y buena p arte de la enciclopedia de Avicena. El Sno

    do de Pars de 1210 y el decreto de Roberto de Courgon de 1215

    prohibieron, por tanto, la enseanza de la

    Metafsica

    y

    Libros

    naturales de Aristteles (no su lgica y filosofa moral), y todos

    sus

    commenta

    y

    summae,

    probablemente las parfrasis de Avi

    cena y las obras de Alfarab. Todo ello, sin olvidar las condenas

    de Amalrico de Bene y David de Dinant. El

    M auricius hyspanus

    referido por Roberto de Courgon no puede ser, todava, Averroes

    como algunos han pretendido, que no comienza a traducirse

    hasta 1217, a no ser aventura Van Steenberghen que se le

    condene anticipadamente y por precaucin, supuestas las no

    ticias que de l llegaran de Espaa. La prohibicin no afect, de

    momento, a Toulouse (ciudad universitaria desde 1229), hasta

    que Gregorio IX extendi en 1231 su aplicacin a Tolosa, deci

    sin ratificada por Inocencio IV en 1245.

    Entre tanto se produce la segunda oleada de traducciones:

    Averroes desde 1217 (en Toledo y tambin en aples), aunque

    no hay testimonios de su utilizacin hasta despus de

    1231;

    toda

    la Metafsica de Aristteles y otros fragmentos de la

    Etica a

    Nicmaco; Maimnides; el De animalibus de Avicena; el Pseu-

    do-Dionisio (nueva versin); San Juan Damasceno; etc.

    El 13 de abril de 1231, Gregorio IX dirige su clebre carta

    Parens scientiarum Parisius

    a la Universidad de Pars, en la que

    se lee la conocida clusula: "Parisius non utantur (los libros

    420

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

    19/35

    RE ENSIONES

    p r o h i b i d o s p o r e l S n o d o d e 1 2 1 0 ) , quousque examinati fuerint

    et ab omni errorum suspitione purgati".

    E l 2 3 d e a b r i l d e 1 2 3 1

    r e p e t a q u a t i n u s l i b r o s i p s o s e x a m i n a n t e s ( d i r i g i n d o s e a u n a

    c o m i s i n d e t r e s t e l o g o s ) s i c u t c o n v e n i t s u b t i l i t e r e t p r u d e n t e r ,

    q u e i b i e r r o n e a s e u s c a n d a l i v e l o f f e n d i c u l i l e g e n t i b u s i n v e n e -

    r i t i s i l l a t i v a , p e n i t u s r e s c e t i s , u t q u e s u n t s u s p e c t a r e m o t i s , i n -

    c u n c t a n t e r a c i n o f f e n s e i n r e l i q u i s s t u d e a t u r .

    N o o b s t a n t e , y a p e s a r d e q u e l a c o m i s i n n o m b r a d a a l e f e c

    t o n o r e a l i z e l e n c a r g o r e c i b i d o d e G r e g o r i o I X , e n O x f o r d s e

    l e e n l o s Libros naturales d e A r i s t t e l e s d e s d e c o m i e n z o s d e s i

    g l o ; y m i e n t r a s t a l e s t e x t o s s i g u e n p r o h i b i d o s e n l a F a c u l t a d d e

    A r t e s d e P a r s , l a m a y o r p a r t e d e l o s t e l o g o s c o n s u l t a n a b u n

    d a n t e m e n t e l o s e s c r i t o s d e A r i s t t e l e s y d e o t r o s f i l s o f o s p a g a

    n o s . H a c i a 12 45 , s i n e m b a r g o , R o g e l i o B a c o n t e s t i m o n i a q u e l

    e x p l i c l a F s i c a y l a Metafsica, l o q u e p a r e c e s u p o n e r q u e a

    p a r t i r d e 1 2 4 1 ( m u e r t e d e G r e g o r i o I X ) , l o s a r t i s t a s s e v o l v i e r o n

    a l o s Libros naturales, a c t i t u d q u e s e a c e l e r c o n o c a s i n d e l o s

    n u e v o s e s t a t u t o s d e l a F a c u l t a d d e A r t e s ( 12 55 ), y q u e y a n o p u

    d o f r e n a r la i n t e r v e n c i n d e U r b a n o I V e n 1 23 6. D e e s t a f o r m a

    s e i n c u b a b a e l g r a n c o n f l i c t o d o c t r i n a l q u e h a b r a d e e s t a l l a r a l

    r e d e d o r d e 1 26 7, y q u e m o t i v l a s d o s c o n d e n a s d e E s t e b a n T e m -

    p i e r ( e n 1 27 0 y 1 27 7 ). L o s a o s p o s t e r i o r e s f u e r o n , c o m o e s

    s a b i d o , a o s d e l u c h a s e n t r e e s c u e l a s : s o n l o s t i e m p o s d e l

    orrectorium

    y d e l o s

    orrectoria

    corruptora,p e r o d o q u e n o s e

    r e s u e l v e h a s t a l a c a n o n i z a c i n d e S a n t o T o m s e n 13 23 , y la a n u

    l a c i n , e n la m e d i d a e n q u e a f e c t a b a a l t o m i s m o , d e l a s c e n s u

    r a s d e 1 2 7 7 ( p o r E s t e b a n B o u r r e t , o b i s p o d e P a r s , e n 1 3 2 5 ) .

    H a s t a a q u l a t r a m a c e n t r a l d e l l i b r o , s l i d a m e n t e a p o y a d a ,

    q u e m e p a r e c e in d i s c u t i b l e . V a n S t e e n b e r g h e n a p r o v e c h a t o d a s

    l a s o p o r t u n i d a d e s , c o m o e r a d e e s p e r a r , p a r a s e n t a r s u s p r o p i a s

    t e s i s , i n t e r p r e t a n d o y j u z g a n d o l a r e a l i d a d d e l o s h e c h o s d e s d e

    s u a t a l a y a d e p r o f u n d o c o n o c e d o r d e l s i g l o x i n . V e a m o s a l

    g u n a s .

    E n p r i m e r l u g a r , s u s c o m e n t a r i o s s o b r e la s i n t e r v e n c i o n e s

    m a g i s t e r i a l e s d e G r e g o r i o I X , I n o c e n c i o I V y U r b a n o I V . D e b o

    s e a l a r c o m o j u s t a s u a f i r m a c i n ( p . 1 28 , n o t a ) d e q u e L a

    C h i e s a n o n p o t e v a e n o n d e s i d e r a v a c o n d a n n a r e s e m p l i c e m e n t e

    A r i s t o t e l e , c o m e n o n p o t e v a n e a n c h e a c c o g l i e r l o s e n z a r i s e r v e ,

    a c a u s a d e l p e r i c o l o i n c o n t e s t a b i l e c h e e g l i c o s t i t u i v a p e r i l

    p e n s i e r o c r i s t i a n o ; d i q u i u n a t t e g g i a m e n t o d i p r u d e n t e a t t e s a ,

    421

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    20/35

    RE ENSIONES

    di cui gli avvenimenti ulteriori mostrarono l'opportunit e

    che cess quando l'aristotelismo fu sufficientemente assimilato.

    No c' stata dunque alcuna incoerenza, alcuna mancanza di

    continuit nella condotta della Chiesa in questo campo". Exac

    to.

    Pero aade que Inocencio IV y Urbano IV declararon "libris

    illis naturalibus, qui in concilio provinciali ex certa causa prohi-

    biti fuere, Parisius non utantur", slo a causa "delle abitudini

    conservatrici della curia e della lentezza della sua amministra

    zione" (sic ).A mayor abundamiento, y aqu debo discrepar del

    Profesor de Lovaina, ilustra su idea aludiendo al

    juramento

    antimodernista

    que deban recitar hasta hace muy pocos aos

    los docentes de sagrada teologa: en su opinin, sera tal prc

    tica resto de un proceder de la Santa Sede, lento y poco acorde

    con la rp ida evolucin de los tiempos? Opino que no, porque de

    lo contrario seran vanos, por no decir absurdos, los esfuerzos de

    Len XIII, San Po X, Po XI y Po XII, por luchar contra el

    modernismo. Pensar as, podra denotar no haberse hecho cargo

    del alcance y gravedad de aquella crisis de comienzos del si

    glo xx, cuyas secuelas como ha recordado Pablo VI todava

    perduran.

    Otro tema capital de la obra que presento gira en torno a la

    concepcin de la

    filosofa

    en la Edad Media (passim). Al leer las

    pginas que dedica a la cuestin, he recordado aquel inolvidable

    simposio, tenido en Madrid (septiembre 1972), en que Van Steen-

    berghen expuso su parecer ante Klibansky, Gregory, Nasr, Theo-

    dorakopoulos y Vignaux. La posicin de nuestro autor es sobra

    damente conocida, y sus discrepancias respecto de Gilson se re

    montan al comienzo de su carrera cientfica. Despus de tantos

    aos,

    y aclaradas las posturas, estar ya agotado el tema?

    Mucho me temo que no. Tiene razn el de Lovaina al sostener

    que San Buenaventura y Santo Toms construyen una metaf

    sica, es decir, que son filsofos y telogos, aunque a veces, so

    bre todo en los escritos del Serfico, ambos planos se confun

    dan; pero, por qu negarle a Gilson el derecho a hablar de

    una "filosofa cristiana", que consistira en el mtodo filos

    fico en el que la fe cristiana y el intelecto humano unen sus

    fuerzas en la investigacin conjunta de la verdad filosfica?

    No ser que Van Steenberghen ir ms lejos en su juicio, de

    lo que Gilson quiso decir (cfr. pp. 444-445)?

    De

    aristotelismo neoplatordzante

    califica la filosofa de San

    Buenaventura (frente al sistema aristotlico, pero tan perso

    nal, nuevo, de Santo Toms: cfr. p. 305); y de agustiniana la

    422

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    RE ENSIONES

    sntesis teolgica bonaventuriana (pp. 167-240). Qu decir aqu,

    de la opinin del De

    Wulf,

    para quien la construccin del Maes

    tro franciscano es, ante todo,

    agustinismo avicebronizante?

    Si

    consideramos que el "hilemorfismo universal" est en la base

    de toda la doctrina ontolgica del Serfico, no ser ms exac

    to el parecer de Maurice de Wulf? Porque, as lo entiendo, los

    sistemas filosficos se caracterizan antes por la ontologa que

    por la gnoseologa, a no ser que queramos caer en el supuesto

    error de partida de Gilson...

    Y en este contexto, precisamente, debe entenderse esti

    mo la famosa polmica entre el dominico y el fraile menor

    sobre la creacin "ab aeterno", pues en el fondo se debate en

    torno a la nocin del

    tiempo,

    como Bigi subray en 1964 y yo

    mismo he sealado en otra ocasin. Por tanto, dudo de que

    la lnea argumental propuesta por Van Steenberghen (p. 417)

    sea la explicacin adecuada de estas dos posturas diametral-

    mente opuestas. (Habra que compulsar, no obstante, la opi

    nin del Autor en su reciente trabajo publicado en "Revista

    Portuguesa de Filosofa", 1974).

    La exposicin que nos ofrece del pensamiento y actitudes

    de Siger es magnfica y brillante (como corresponde al mejor

    conocedor de la materia); y definitivo su estudio comparado

    de la crtica tomista vertida en el

    De unitate intellectus,

    con la doctrina monopsiquista del bramantino. Tema nada f

    cil este ltimo, porque como prueba la experiencia muchos

    historiadores se han confundido al analizar la cuestin ave-

    rrosta del intelecto nico y separado. Pues no se trata del in

    telecto agente nico lo que probablemente no planteara gra

    ves problemas a la fe ortodoxa, aunque s empobrecera las

    virtualidades del alma humana, al privarla de la capacidad de

    abstraer; sino del intelecto agente (activo) y paciente (pa

    sivo o posible) separados, y por lo tanto nicos. Sostener tal te

    sis como record el Magisterio del Concilio Lateranense V,

    al condenar a Pedro de Pomponazzi significara negar la in

    mortalidad del alma. As ley Santo Toms a Averroes, y as,

    tambin, Van Steenberghen. Y ste es su mrito, entre otros.

    Siger de Brabante, ese joven y fogoso artista, a quien Van

    Steenberghen ha tomado cario despus de tantos aos como

    se desprende del tono amable con que, casi inconscientemente,

    le justifica y comprende muchas veces, es la antesala obliga

    da de las condenaciones de Esteban Tempier. Difcil momento

    de la historia universitaria de Pars, y ms difcil todava de

    423

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    RE ENSIONES

    analizar ecunimemente. La interpretacin del Profesor de Lo-

    vaina se ha hecho clsica y es comnmente aceptada. Pero, sin

    olvidar las supuestas premuras de tiempo (dos meses slo de

    preparacin en 1277), las reiteraciones, el desorden, etc., de lo

    que tanto se ha escrito y hablado, queda todava mucho por

    decir sobre el tema; y esperamos que se diga dentro de dos

    aos, con ocasin del centenario, aunque sin anacronismos...

    En la bibliografa se echa de menos y es una lstima-

    la contribucin espaola a la investigacin sobre filosofa ra

    be,

    pues faltan nombres tan ilustres como: Asn Palacios, Qui-

    rs, Llovera, Getino, Carreras Artau, Alonso, Cruz Hernndez,

    Gmez Nogales, Casciaro, etc. (Alonso es citado slo como edi

    tor de Pedro Hispano).

    Por ltimo sealar que me ofrece algunas dificultades la

    datacin de la

    Summa contra Gentiles

    (terminada, segn Van

    Steenberghen, en la penltima estancia italiana), que retrasa

    ra ms por lo menos su redaccin definitiva, para poder

    explicar las afinidades que se aprecian entre esa Summa, y el

    Pugio Fidei

    y el

    Capistrum Iudaeorum

    de Raimundo Mart (me

    he ocupado de este tema en otro momento) (1).

    Los cuadros sinpticos, completsimos, son el mejor remate

    para este monumento, impresionante por su erudicin, de la

    historiografa contempornea; digno resumen y vasta pano

    rmica de cincuenta aos de trabajo y dedicacin al saber cien

    tfico.

    J . I. SARANYANA

    JOHANNES BEUMER, La inspiracin de la Sagrada Escritura.

    Colecc. Historia de los Dogmas, dirigida por M. Schmaus, A.

    Grillmeier y L. Scheffczyk, tomo I, cuaderno 36. Madrid

    (BAC) 1973, 78 pp.

    De esta obra, en su edicin francesa, ofrecimos una recen

    sin en esta misma revista: "SCRIPTA THEOLOGICA" V, I

    (1973) 469-70. Se nos excusar nuestra satisfaccin patritica si

    (1). Cfr. sobre este tem a:

    Histoire des thologies mdivales.

    c o

    le Pract ique des Hautes tudes . V sect ion . Sc iences re l ig ieuses . An

    nuaire 1969-1970 (77) 301-304. (Direccin de M. Vignaux). Vase tam

    bin A. H U E R G A , Hiptes i s

    sobre la gnesis de la Sum ma contra gen-

    tiles y del Pugio Fidei , en An geli cu m , 51 (1974) 532-557.

    424

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    RE ENSIONES

    hacemos notar que la edicin espaola est mucho mejor cui

    dada que la francesa en todos los aspectos tipogrficos: belleza

    de su presentacin, notas bibliogrficas a pie de pgina, cmo

    damente manejables, vocablos tcnicos en caracteres griegos,

    en vez de transcritos a latinos. Tambin, en algn que otro

    caso, hemos comprobado que en la edicin francesa se haba

    abreviado la nota del original, suprimiendo por ejemplo las

    palabras textuales del autor que se comenta, dejando slo su

    referencia bibliogrfica. La edicin espaola, en cambio, recoge

    ntegro el original alemn (Freiburg in Breisgau

    1968) .

    Slo tenemos que aadir a lo que dijimos con ocasin de la

    edicin francesa, que habiendo aparecido despus de sta la

    edicin crtica de los escritos de L. Lessio referentes a la Sa

    grada Escritura, hecha por A. M. Artola (Vitoria

    1 9 7 4 ) ,

    y tras

    la lectura directa de L. Lessio, la valoracin cientfica y doc

    trinal que de l hace J. Beumer nos resulta extremadamente

    benigna (cfr. nuestra nota Sobre el concepto de Sagrada Es

    critura de L. Lessius,

    en "SCRIPTA THEOLOGICA" VII, I

    (1975) .

    Otro breve punto quisiramos aadir a lo ya dicho: en

    nuestra opinin no resulta nada clara la exposicin que hace

    Beumer, al final de su libro, acerca de la doctrina de la inerran

    cia bblica y de la historicidad de los Evangelios en la Const.

    Dogm.

    Dei Verbum.

    Nos tememos que el alumno que lea esas

    pginas no va a entender con facilidad qu es lo que realmente

    ha enseado el Vaticano II.

    J.' M.

    CASCIARO

    CORNELIO FABRO, L'Avventura della Teologia progressista,Mi

    lano, 1 9 7 4 ,

    Rusconi editore,

    3 2 2

    pp.

    La mayor parte de este volumen est constituida por artcu

    los publicados en diversas revistas y obras de colaboracin a

    lo largo del ao 1 9 7 3 . En ellos, el conocido profesor de Filo

    sofa de la Universidad de Perugia realiza un anlisis profundo

    de la Teologa Dogmtica y Moral llamadas "progresistas", cu

    yos fundamentos filosficos expone y critica. He aqu los prin

    cipales ttulos: El giro antropolgico en la teologa contem

    pornea; Races inmanentistas de la teologa contempornea;

    Secularizacin y teologa; La disolucin de la teologa antro-

    425

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    RE ENSIONES

    polgica;

    El

    neohumanismo

    de

    Feuerbach

    y la

    neoteologa;

    Coherencia

    de la

    antropologa feuerbachiana

    e

    incoherencia

    de

    la antropologa teolgica; El valor permanente de la moral;

    Espiritualidad y celibato segn Johann Adam Mhler; Ex-

    celencia del celibato segn Sren Kierkegaard; Actualidad y

    crisisdel celibato en el mundo contemporneo; Decadencia y

    crisis del sacerdocio en la actual crisis de la Iglesia. El libro

    concluye con un pequeo eplogo titulado El retorno al fun

    damento.

    "Por

    telogos

    de hoy

    escribe

    el prof.

    Fabro delimitando

    el campoa que va a dirigir su crtica entiendo los llamados

    telogosprogresistastantoen dogmtica comoenmoral,es de-

    cir, los fautores de la llamada

    reinterpretacin

    del

    cristianis

    mo. Ellos piensan que es necesario llevar adelante las apertu

    ras iniciadaspor el Vaticano II con dilataciones indiscrimina

    das del pluralismo filosfico y teolgico, del ecumenismo...

    sobre la base de la secularizacin radical y, ms en general,

    con la asuncin del principio del trascendental moderno que

    ha llevado

    al

    llamado

    giro

    antropolgico

    de la

    teologa"

    (p. 31).

    Refirindose a esta teologa,el prof. Fabro plantea la siguien

    te pregunta de fondo, cuya respuesta da unidad y coherencia

    a todosulibro: El

    giro

    antropolgicode la reflexin teolgi

    caqueella proclamaescapaz todavadedesarrollar eldiscurso

    sobreel mensaje de la salvacin?Lo que preocupa sobre todo

    desde un punto de vista teortico de fondo es cmo serpo-

    sible hacer todava una teologasin metafsica: sin una no-

    cin absoluta

    de

    verdad

    del ser,

    sobre

    el

    cual solamente puede

    fundarse una prueba consistente de que Dios existe y una

    distincin absoluta

    entre criatura y creador, entre naturaleza

    y gracia, entre pecadoy redencin... y por tanto la consisten

    cia real de la encarnacin redentora, no vuelve sustancial-

    mente la nueva teologa a las posiciones inmanentsticas de

    Hermes, Gnther, Frohschammer?" (pp.31-32).

    ElA. contesta esta pregunta mientras describe las diversas

    posiciones

    de los

    telogos "progresistas" desde Rahner

    a

    Kngydesde Bonhffer aRobinsonconamplio conocimiento

    de las personasy de sus escritos, as comode losfilsofos en

    cuyo pensamiento hundensusraces.A lagravedadquesupone

    el intento deadaptar el mensaje revelado a la filosofa moder

    na, se suma el que sta se encuentra basada desde el

    cogito

    cartesianoen lainmanencia.EljuiciodeFabroesclaro: "Sobre

    esta base no hay duda de que el atesmo es inevitable, y la

    426

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    25/35

    RE ENSIONES

    nica conclusin coherente. Con una frmula tcnica se puede

    demostrar que el principio moderno de inmanencia es intrn

    secamente ateo en cuanto coincide con la afirmacin radical

    del yo como fundamento y entraa as por contragolpe la ex

    pulsin radical de Dios segn la entera cualidad intencional

    de la conciencia" (p. 74).

    Se comprende entonces que la teologa "progresista", aban

    donando la regla de oro de San Vicente de Lern, tan presente

    en el Concilio Vaticano I, precisamente para salir al paso de

    Hermes y Gnther, se lance a una

    reinterpretacin

    del cristia

    nismo, compatible incluso con la

    muerte de Dios.

    "Esta rein

    terpretacin escribe Fabro se est mostrando en realidad

    un

    volver del revs

    la doctrina tradicional de la Iglesia, tanto

    en Dogmtica como en Moral, en cuanto que la presentacin

    de los dogmas fundada sobre la trascendencia de la Revelacin

    es sustituida por el principio moderno de la inmanencia, y en

    lugar de la asctica cristiana de lucha contra las propias pasio

    nes y de expiacin del pecado, se proclama la moral permisiva

    conforme el principio edonstico de la sociedad consumstica

    de nuestro tiempo" (p. 18).

    Si la raz de la teologa "progresista" como hace notar

    Fabro no es otra cosa que el principio de inmanencia con

    secuente al

    cogitovolo

    cartesiano, es lgico que los fautores de

    esta teologa "se ran de las condenas del Vaticano I, de la

    Pascendi de San Po X y de la Humani Generis de Po XII...

    afirmando que el Concilio Vaticano II habra hecho un corte

    neto con la tradicin, que habra liquidado definitivamente el

    principio de autoridad introduciendo el principio carismtico,

    habra glorificado a los modernistas proclamando la libertad

    religiosa ilimitada, el ecumenismo y pluralismo teolgico in-

    condicionados, aceptando el secularismo y la desmitizacin"

    (p. 19). Nada extrao, entonces, que en esta nueva interpreta

    cin del cristianismo en clave desmitologizadora y seculariza-

    dora se recojan los frutos amargos que en su da evitaron los

    Romanos Pontfices aludidos, y, esto incluso ms all de la

    voluntad de los propios autores, por la dinmica incoercible de

    las ideas.

    Fabro, que a lo largo de su libro ha ido sealando las con

    diciones inherentes a toda autntica teologa detenindose es

    pecialmente en el anlisis de la

    Optatam totius

    del Vatica

    no II, ofrece al lector, preocupado por conocer no slo las

    dimensiones sino tambin las races profundas de la actual

    427

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    26/35

    RECENSIONES

    confusin doctrinal, una obra madura donde competencia y

    claridad

    de

    palabras

    se dan la

    mano.

    A su luz se

    destacan

    los

    perfiles no slode la crisisque en los ltimos aos atraviesa

    la teologa, sino tambin la crisisdetodala cultura occidental.

    Se trata,en definitiva, de un libro cuyos interrogantes y cuyos

    diagnsticos nopueden ser ignorados.

    L. F. MATEO-SECO

    FRANCO TODESCAN,

    Lex,

    Natura, Beatitudo.

    Il Problema della

    legge nella scolastica spagnolades sec. XVI. (Publicazioni della

    Facolt di Giurisprudenza dell'Universit di Padova LXV) Pa-

    dova, Cedam 1973,269 S., L.5.500.

    Ausgangspunkt der rechtsphilosophischen Untersuchung,die

    inden rechtstheologischen Bereich hinberreicht, ist die offen

    sichtliche Trennung zwischen Mensch und Natur, an der wir

    heute leiden.

    Die

    Natur word Zusehens durch

    die

    Technik

    ma-

    nipuliert undstirbt, und damit stirbt die ganze Welt.So wird

    die Natur zum politischen Problem , weil das notwendige

    Gleichgewicht zwischen Natur und Technik gefhrdet ist. Die

    Heideggersche Definition berdieTechnikals"Provokationder

    Natur" dient dem Verf. als Verstehenshilfe (S. 3f.) ebensodie

    FeststellungR.Guardinis,da"eineder bezeichnendsten Kom

    ponenten heutiger Kultur" derVerlust desVerstndnissesvon

    'naturale'"

    ist.

    Denn

    die

    Folge davon

    ist die

    Eindimensionali-

    t tundVerknstelung des Lebens" (S.

    4).

    Die Vorherrschaftdes

    technologischen Denkens scheint das ontologische und natur

    rechtliche Denkenzuversperren,da es denPrimat des"Tuns"

    vor dem "Schauen" lehrt (S. 5), womit keineswegs die Bedeu

    tung des Handelns verkannt werden soll, wie Verf. aus

    drcklich betont. Gegen die selbstzerstrerische Tendenz des

    technologisch bestimmten Zeitalters weist Verf. zunchst auf

    den bereits reichen Beitrag

    der

    deutschen Jurisprudenz

    und

    Rechtsphilosophie seitden50ziger Jahrenhin, die sich gemein

    samum dieontologische BegrndungdesRechtsundgegenden

    Rechtspositivismus wenden in Verbindung mit einzelnen Ver

    suchen desMarxismus (E.Bloch,S. 8f.). In dieser gegenwr

    tigen Beunruhigung setztVerf. mit einem vertieften Nachden

    ken ber das klassische Naturrecht an und sieht als Alterna

    tivmodell die thomistische Auffassung von der lex aeterna.

    428

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    RE ENSIONES

    Thomas versteht und mit das natrliche und positive Recht

    allein im Rckbezug auf das in jeder Weise ontologische ber

    legene ewige Gesetz,in welchem die Existenz eines jedenan-

    deren Rchts dynamisch enthaltenist.

    Nach Auffassung von Verf. ist der moderne Rechtsnatura

    lismusdieUrsachefr die verhngnisvolle kulturelle Trennung

    von Menschund Natur. Seine Theseist (S. 14): Der moderne,

    skulare und rationalistische Rechtsnaturalismus ist nicht

    pltzlich, gleichsam magisch, als Gegenposition zur Scholastik

    entstanden.DerMythos,daGrotiusder"V ater"desm odernen

    Rechtsnaturalismus wre,

    sei

    bereits

    in

    Zweifel gezogen

    und

    das Augenmerk auf die spanische Scholastik des 16.Jahrh.hin-

    gelenkt. Hier setztVerf. an undkommtzumErgebnis,da mit

    dieser Epoche die Verschiebungvon der theozentrischen Kon

    zeption des Mittelalters zur anthropologischen Betrachtungs

    weise der humanistischen Renaissance beginnt, so da die

    spanische Scholastik gleichsam die "Haarnadel"ist,welchedie

    mittelalterliche Philosophie von der modernen trennt, den

    theologischen

    vom

    skularen Rechtsnaturalismus.

    In

    Antithese

    zur verbreiteten Meinungvompltzlichen Bruchmit dermittel

    alterlichen Scholastik stellt Verf. die These von der "Kon

    tinuitt auf, aber einer Kontinuitt, die im bergang vieler

    kleiner Einbrche und Abweichungen vom Ursprung wie

    "denaturalisiert" erscheint

    und so zur

    schmerzhaften Geburt

    des modernen Rechtsnaturalismus" hinfhrt. Diese bergangs

    rolle der spanischen Scholastik unterzieht Verf. einer genauen

    Kontrolle.

    Er

    sieht darin eine Epoche,

    die

    sich zwar

    auf

    Thomas

    beruft, aber in der Interpretation keine Beziehung mehrzum

    ursprnglichen Thomas hat. Seine These verifiziert Verf. in

    glcklicher Verbindung von historischer Methodemit systema

    tischer Betrachtungsweise anhand von Schlsselbegriffen wie

    "natura"und"ratio"bei Thomas, seinen Kommentatoren Caje-

    tan, Vitoria und Sotound bei der spanischen Scholastik (wie

    Alfonso de Castro, Molina, Vzquez, Suarez)mit der Frageste

    llung: Hat diese Thomas richtig verstanden? Er kommt dabei

    zu einem erstaunlichen Ergebnis.

    Zur Problemerhellung wird jeweils der historische Kontext

    aufgezeigt. Das 16.Jh. war fr Spanien das goldene Zeitalter.

    Ander in ganz Europa berhmten Universitt Salamanca wur

    denu.a. inVerbindungmit der Entdeckung Amerikas spezielle

    rechtspolitische Fragen diskutiert,in Zusammenhang damitdas

    VerhltnisvonNaturundberntur,vonG eschichteundHeils-

    4 9

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    RE ENSIONES

    geschichte, in dessen Folge sich das Problem der beatitudo

    steckte;

    im

    Zuge

    del

    Gegenreformation

    sah man

    sich gentigt

    als Antwort auf Luther und Calvin dieRolleder ratio zuver

    teidigen.

    Wenn im thomistischen System das Gesetz wesentlich als

    ordinatio rationis

    unter dem Horizont des bernatrlichen

    definiert worden war, von dem her das gesamte juridische

    Phnomen ab imis fundamentis" in Frage gestellt wurde (S.

    227), so fhrte die Diskussion der spanischen Scholastik zur

    Verselbstndigung

    des

    Naturgesetzes

    und zur

    Trennung

    von der

    lex aeterna.Verf. zeigt,wie z.B. bei Cotodie lex aeterna noch

    wesentlich ihren kritischen Stachel kraft ihrer ontologischen

    berlegenheit bewahrt. Der Begriff der

    ratio

    in Verbindung

    mitder lexaeterna als "geheimnisvoller Grund desSeins"(S.

    231)

    ist

    noch nicht identisch

    mit der

    menschlichen ratio

    als

    diskursives Vermgen. Die Schule von Salamanca aber fhrt

    mit Medina inAuseinandersetzungmit der Franziskanerschule

    den Rationalismus ein. Als dann Molina seine naturrechtliche

    Theorie durch die Einfhrung des Begriffes "natura rei in

    Verbindung mit der lex aeterna aufbaute, suggerierte dieser

    Begriff eine festumrissene, klar dechiffrierbare Naturvonauto

    nomer Struktur. NachVerf. fhrt vonhier der Weg zumauto

    nomen ius naturale, ebenso wie die Formulierung Molinas

    "recto ratio, tarn humana quam divina"in verschleierter Weise

    eine gemeinsame ratio fr Gott und Mensch suggeriert gegen

    ber der klaren, eindeutigen thomistischen Formulierung

    "summa ratio

    in Deo

    existens",

    welche Molina

    mit der

    "recta

    ratio factibilium"

    ersetzte, die durch ihre "Richtigkeit" die

    "natura rei aufwertet. So entwickelt sich die Vorstellung

    einervon sichher bestehenden natrlichen Ordnung, getrennt

    von der bernatrlichen (S. 237), die dann bei Vzquez zu

    einer Umkehrung der Verhltnisse fhrt. Verf. unterstreicht

    die Tatsache,daMolina von "peccata naturalia" sprach, steht

    fr eine der vielen Symptome der "quivozitt", in welche

    der Begriff "Gesetz"

    und im

    gewissen Sinne auch

    die

    Rechtsphi

    losophie in jenen Jahren wissenschaftlicher Grung hin ein

    schlidderte (S. 240). Im Zuge dieser Entwicklung kristisiert

    zwar Surez die verschrfte rein intellektualistische Interpre

    tationvon G.Vzquez,bei dem die lex aeterna nun auf eine

    rein rationale Dimension reduziert wird und das Naturgesetz

    an Stelle der lex aeterna die absolute erste Stelle einnimmt;

    aber trotz gewisser bereinstimmung von Surez mit Thomas

    430

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    RE ENSIONES

    bezglichder lex aeterna, kritisiert Verf. auch Surez ob der

    gleichen rationalistischen stehengebliebenen Wurzel,

    die

    sich

    in der falschen Fragestellung uert, ob die lex aeterna ein

    Akt des Willens oder Intellekts sei. Sie impliziert einen

    oberflchlichen Anthropomorphismus und die berzeugung,

    da die menschliche Vernunft das Absolute mit ihrem Denk

    system begreifen knne.

    Verf. hat esverstanden,die an einem Beispiel vorgestellten

    auseinanderlaufenden Anschauungen ber den Begriff des

    Naturrechts durch die Begriffe natura und ratio auf Grund

    sorgfltiger Quellenanalyse aufzudecken.

    In

    schlssiger

    Ge-

    dankenfhrung hat er vielfache Begriffsunklarheit und Ver

    wirrung und damit abwegige Fragestellungen berzeugend

    vor Augen gefhrt und somit indirekt darauf hingewiesen,da

    der VerlustdesOrdnungsgedankensdie heutige Unordnungim

    VerhltnisvonMenschundNatur erklrt.Mit demInstrument

    der Sprachkritik und einer beachtlichen Sprachsensibilitt

    kommt Verf. zu einem berraschenden Ergebnis, nmlich da

    Begriffe unmerklich

    in

    einer anderen Bedeutung

    da

    stehen,

    die

    im

    Laufe

    der

    Zeit

    zu

    weitreichenden Konsequenzen fhr

    ten. Methodisch hatte er damit einen Weg gewiesen, wie ein

    sogenannter pltzlicher Kulturbruch auf seine Ursachen hin

    begreift und dann als schrittweiser Proze erkannt werden

    kann. Die so aufschlureiche, gewinnbringende und differen

    ziert gefhrte Untersuchung mit einem vielseitig informieren

    den gelehrten Apparat wre fr einen greren Leserkreis

    noch leichter schlssen worden, wenn

    Verf. zum

    Personenindex

    (S. 2 6 3 -2 6 9 )

    einen analytischen Index hinzugefgt htte. Aber

    zweifelsohne fhrt die anregende und ergebnisreiche Studie

    zum gewnschten Ziel (S.

    1 7 :

    Zur Rckbesinnung auf die

    klassischen Grundlagen, insbesondere die der thomistischen

    Lehre vom Naturrecht.

    MARGOT SCHMIDT

    Osear

    CUXLMANN,

    Del

    Evangelio

    a la

    formacin

    de la

    teologa

    cristiana,Salamanca 1 9 7 2 , 2 8 6pp.

    Este libroes una traduccin del original francs y est for

    madopor unaseriedeartculos publicadosen losltimos trein

    ta aos.Elttulo francs, Dessourcesdel'Evangile la forma-

    4 3 1

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

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    RECENSIONES

    t i o n

    de la

    t h o l o g i e c h r t i e n n e , i n d i c a

    con

    c l a r i d a d

    que los dos

    e l e m e n t o s

    que

    i n t e n t a n

    dar

    u n i d a d

    a

    e s t o s a r t c u l o s , p u b l i c a d o s

    c o n i n d e p e n d e n c i a los u n o s de los o t r o s , son las p r i m e r a s u n i

    d a d e s p r e s i n p t i c a s y los e s c r it o s n e o t e s t a m e n t a r i o s ms e l a

    b o r a d o s . Sin e m b a r g o , hay que r e c o n o c e r que esa u n i d a d no se

    l o g r a p l e n a m e n t e y el r e s u l t a d o es un c o n g l o m e r a d o de c u e s

    t i o n e s r e l a c i o n a d a s con el N u e v o T e s t a m e n t o que a v e c e s se

    r e p i t e n (v. g. cfr. p g s . 18 y 45) o que no t i e n e n n a d a que ver

    e n t r e s. Por o t r a p a r t e , r e s u l t a p o c o p r e c i s o el h a b l a r de f o r

    m a c i n de t e o l o g a c r i s t i a n a al r e f e r i r s e a los e s c r i t o s p a u l i n o s

    o j o a n n e o s . E s t o s a u t o r e s ,

    al ser

    i n s p i r a d o s

    por el

    E s p r i t u S a n

    to , son a l g o ms que m e r o s t e l o g o s .

    E s t o s

    son los

    t t u l o s

    de los

    n u e v e a p a r t a d o s

    en que se di-

    v i d e la o b r a : 1. La s i g n i f i c a c i n de los t e x t o s de Q u m r n pa-

    r a el e s t u d i o y el p e n s a m i e n t o de los o r g e n e s c r i s t i a n o s . 2. La

    o p o s i c i n c o n t r a el t e m p l o de J e r u s a l n , m o t i v o c o m n de la

    t e o l o g a j o n i c a y del m e d i o a m b i e n t e . 3. S a m a r a y los o r

    g e n e s de la m i s i n c r i s t ia n a .

    4.

    El c a r c t e r e s c a t o l g i c o del

    d e b e r m i s i o n e r o

    y de la

    c o n c i e n c i a a p o s t l i c a

    de San

    P a b l o .

    5. Eiden kai episteusen: La

    v i d a

    de

    J e s s , o b j e t o

    de

    v i s i n

    y de fe s e g n el c u a r t o e v a n g e l i o . 6. El r e s c a t e a n t i c i p a d o del

    c u e r p o h u m a n o s e g n el N u e v o T e s t a m e n t o . 7. El b a u t i s m o de

    l o s n i o s

    y la

    d o c t r i n a b b l i c a

    del

    b a u t i s m o .

    8.

    I n m o r t a l i d a d

    d e l a l m a o r e s u r r e c c i n de los m u e r t o s ? 9. Dos m e d i t a c i o n e s

    b b l i c a s .

    C o m o se ve, los t e m a s son b a s t a n t e h e t e r o g n e o s , y s l o

    c o n c i e r t a d i f i c u l t a d

    se

    l o g r a e n t r e v e r

    la

    e v o l u c i n f u e r a

    d e las f u e n t e s del E v a n g e l i o , d e s d e sus r a c e s l e j a n a s y a n t e

    r i o r e s a la v e n i d a de J e s u c r i s t o , h a s t a la f i j a c i n de una t e o

    l o g a c r i s t i a n a (p. 16).

    A l e s t u d i a r la r e l a c i n e n t r e Q u m r n y los o r g e n e s del

    c r i s t i a n i s m o , a n a l i z a las s e m e j a n z a s y d i f e r e n c i a s que se dan

    e n t r e los e s e n i o s y el c r is t i a n is m o . A f i r m a una c i e r t a a f i n i d a d

    e n t r e e s a s

    dos

    c o r r i e n t e s c o n t e m p o r n e a s

    que, sin

    e m b a r g o ,

    n o i m p l i c a

    de

    n i n g u n a m a n e r a

    que el

    c r i s t i a n i s m o

    no

    h a y a

    a p o r t a d o a l g o e s e n c i a l m e n t e n u e v o r e s p e c t o

    a sus

    o r g e n e s

    j u d o s (p. 18). En r e a l i d a d , no se t r a t a de que el c r i s t i a n i s m o

    s e a s l o a l g o e s e n c i a l m e n t e n u e v o , s i n o que r e s p e c t o a Q u m r n

    e s una d o c t r i n a t o t a l m e n t e n u e v a . Por o t r a p a r t e , el c r i s t i a

    n i s m o no t i e n e o t r o o r i g e n que C r i s to m i s m o , los e l e m e n t o s

    q u e

    la

    d o c t r i n a

    de

    Q u m r n t e n g a a f i n e s

    al

    m e n s a j e e v a n g l i c o

    n oson en m o d o a l g u n o su f u e n t e y o r i g e n . El c r i s t i a n i s m o t i e n e

    .432

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

    31/35

    RE ENSIONES

    sus races en el A. T., preparacin y preludio de la plenitud

    de los tiempos que nos llega con Jesucristo, meta y cima de to

    da la Revelacin divina. Los elementos culturales del medio

    ambiente en que los autores sagrados viven son cauce de ex

    presin de su pensamiento, y nunca origen del mismo.

    Dentro del mismo tema, afirma que los elementos helenis

    tas que se dan en algunos escritos neotestamentarios, ya esta

    ban presentes en la vida palestiense de los primeros tiempos.

    De ah que la presencia de esos elementos helenistas no sea

    un argumento vlido para hablar de una fecha tarda en la

    composicin de un libro inspirado, y mucho menos para negar

    la autenticidad del libro en cuestin. Conclusin a la que al

    gunos llegan indebidamente respecto al Evangelio de San Juan

    (cfr. p. 18).

    Resulta chocante y totalmente gratuita la afirmacin que

    el A. hace al decir que Jess era discpulo de Juan el Bautista.

    Se basa en Mt

    11,

    11 donde el Seor afirma "que no ha surgido

    entre los hijos de mujer uno mayor que Juan el Bautista". En

    el mismo contexto se dice que "el menor en el Reino de los

    cielos es mayor que l". Y ciertamente Cristo no es el menor

    en el Reino, sino el mayor, el primero, el Rey de Reyes (Ap.

    17,

    14). Por otra parte, dijo tambin Jess que el discpulo no

    era mayor que el maestro; y no hay duda de que Jess fue

    siempre ms que Juan cfr. Mt 10, 24; Jn 1, 18; Me

    I ,

    7).

    En el tema segundo vuelve a estudiar un punto que ya toc

    en el tema primero, la cuestin del templo. Habla de que en

    Juan Evangelista se da una oposicin al templo de Jerusaln

    semejante a la que se daba en los esenios de Qumrn. De nue

    vo estamos ante una hiptesis que tiene poco fundamento. El

    pasaje del IV Evangelio en que Cristo habla de la destruccin

    del templo y de su reconstruccin en tres das (Jn 2, 14) no es

    suficiente para hablar de una oposicin al templo. Ms que de

    una oposicin al templo, tenemos en el cuarto evangelio una

    lnea de purificacin y sublimacin, que culmina en el Apoca

    lipsis cuando se habla de la Jerusaln celestial en la que el

    Templo es Cristo mismo (cfr. en Jn 1, 51 la alusin a Bethel

    y Apoc 21, 22). Dentro de este segundo captulo es digno de

    destacar cmo en Cristo "antes de su muerte y resurreccin,

    la presencia divina se manifiesta en su Encarnacin, despus

    en los sacramentos "

  • 7/25/2019 St Vii-1 Recensiones

    32/35

    RE ENSIONES

    otros han trabajado lo que ellos recogern ms tarde. Despus

    de establecer una relacin entre el llamado judaismo esotrico,

    el juanismo y el grupo de Esteban (los

    lloi

    de Jn 4, 38), afirma

    que stos son los que predicaron en Samara antes que los Aps

    toles. A pesar de los argumentos que presenta, todo lo expuesto

    no pasa de ser una hiptesis, como reconoce el mismo autor (p.

    52).

    El tema cuarto estudia ampliamente el katchonde 2 Tes 2,

    6-7. Despus de admitir la autenticidad de esta carta, hace una

    exposicin y crtica de las diversas interpretaciones que se dan

    sobre el obstculo que retiene al "hombre de la iniquidad". Por

    fin expone su propia opinin, anloga a la de Teodoreto de Ciro,

    Teodoro de M