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Jos ORLANDIS ROVIRA, Historia de la Iglesia. I. La Iglesia anti
gua y medieval, Eds. Palabra, Madrid 1 9 7 4 , 4 6 8 pp.
Jos Orlandis Rovira es bien conocido en el campo de los es
tudios histricos, tanto por sus valiosas publicaciones, como por
su presencia activa en la vida universitaria. Catedrtico desde
1 9 4 2 , durante muchos aos ocup la ctedra de Historia del De
recho Espaol en la Universidad de Zaragoza. Fue Decano de
la Facultad de Derecho Cannico de la Universidad de Navarra,
en la que es titular de Historia de las Instituciones Eclesisticas,
y dirige el Instituto de Historia de la Iglesia de la misma Uni
versidad. Durante ese cuarto de siglo largo, ha prestado especial
atencin a la Edad Media, fruto de cuyo esfuerzo son:
El poder
real y la sucesin al trono en la Monarqua visigoda (Roma-
Madrid
1962) , Estudios sobre instituciones monsticas medieva
les
(Pamplona 1 9 7 1 y
El reino visigodo (siglos VI y VII)
en
Historia econm ica y social de Espaa, vol. I (Madrid 1973) ,
aparte de una muy abundante produccin cientfica aparecida
en las revistas de su especialidad. Tambin es justamente co
nocido como penetrante pensador y humanista cristiano, inte
resado por los temas de ms palpitante actualidad, como prue
ban sus monografas
La crisis de la Universidad en Espaa
(Madrid
1966), La vocacin cristiana del hombre de hoy
y
El
espritu de verdad (las dos ltimas con varias ediciones a lo
largo de la dcada de los sesenta).
Su Historia de la Iglesia contiene una gran labor de sntesis
y en ella se transparenta la reposada reflexin del autor sobre
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la Iglesia en las Edades Antigua y Medieval. "El propsito de
este libro comenta es ofrecer una visin de conjunto de la
historia de la Iglesia Catlica, desde su primera manifestacin
pblica, el da de Pentecosts, hasta la segunda mitad del si
glo xv, cuando el mundo entr de lleno en los tiempos moder
nos". A tal finalidad, el estilo correspondiente y la forma ade
cuada: "Se ha escrito esta obra con la intencin de que sirva
mejor de libro de lectura que de texto de consulta. Esta se
gunda finalidad la cubren hoy perfectamente diversas y valio
sas "Historias" grandes tratados y extensos manuales, en
las que el estudioso encuentra la ms cumplida informacin
sobre cualquier aspecto que pueda interesarle del pasado de la
Iglesia. Nuestro propsito ha sido, en cambio, trazar las lneas
maestras que han perfilado la existencia de la Iglesia a travs
de los siglos, con objeto de facilitar esa clara noticia acerca
de la evolucin histrica que debe tener todo cristiano conse
cuente y an cualquier persona con un cierto nivel de cultura".
De todas formas, no se engaen los lectores por el tenor de las
anteriores palabras. El libro que comentamos no es un resumen
ms con aires de alta divulgacin; constituye un ensayoste
es su gnero de interpretacin, aventura cientfica muy
arriesgada que pueden cultivar los profesionales de la historia,
slo cuando alcanzan un conocimiento de amplia perspectiva
como resultado de muchos aos de dedicacin a investigacio
nes parciales.
Por otra parte, es de todos conocido que abundan los estu
dios sobre temas especficos, las monografas y trabajos espe
cializados. Pero tambin es notable el vaco cultural que hoy
puede advertirse en vastos sectores, incluso catlicos, en torno
a la historia de la Iglesia. Por eso Orlandis intenta "ofrecer a
un pblico lo ms amplio posible el panorama cabal de quince
siglos de historia cristiana", para que este campo del saber no
quede reservado a una minora de eruditos.
Desde tales premisas es fcil entrever algunas de las ca
ractersticas del presente estudio. "No se encontrar
todo
lo
que ocurri en el pasado cristiano dice el A. en el prlogo,
sino tan slo aquello que haya sido histricamente significati
vo.
As, en vez de acumular una ingente masa de datos y enu
merar exhaustivamente nombres y pormenores, cuya impor
tancia no rebas las ms de las veces el mbito de una institu
cin o de una Iglesia particular, hemos tratado de seleccionar
aquellos hechos que fueron de verdad determinantes para el
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desarrollo histrico de la Iglesia universal. Y, eso s, procu
rando hacer entonces no una simple exposicin de los aconte
cimientos, sino relacionar stos entre s, situarlos en su ade
cuado contexto, inquirir su fin, en la medida de lo posible, no
tan slo qu cosas han sucedido, sino tambin el porqu y el
cmo han ocurrido esas cosas".
La obra est centrada en el pasado de la Iglesia Catlica,
sin considerar la historia de otras confesiones cristianas. En
tal ambiente, el A. contempla la historia de la Iglesia con mi
rada y sentido de creyente; ms an son sus palabras,
"parece lcito afirmar que esa actitud no tan slo puede conju
garse con las exigencias metodolgicas del trabajo histrico,
sino que hasta resulta obligado para escribir con propiedad la
historia de la Iglesia. Es sta una tarea que slo puede reali
zarse adecuadamente desde la fe, y el historiador eclesistico
habr de juzgar los hechos a la luz de la fe, si es que quiere
captar su sentido ms pleno". La razn de ello radica en la
misma esencia de la Iglesia de Cristo, realidad divino-huma-
na, misterio en definitiva. Lo ms importante la vida sobre
natural no constituye historia, porque escapa a la percep
cin de la pura razn natural y a la capacidad de la ciencia
emprica. Pero la salvacin y la vida sobrenatural que comuni
ca la Iglesia se realiza en el tiempo y entre los hombres. Por
eso "el historiador se encuentra as ante la aparente paradoja
de saber que el elemento medular de esa existencia de la Igle
sia que intenta reconstruir no constituye materia histrica, en
una acepcin puramente humana, ni puede, por tanto, ser in
vestigado en cuanto tal. Y, por otra parte, no le resulta lcito
a ese historiador hacer abstraccin de aquel factor esencial, ya
que solamente podr captar en su integridad el objeto de su
estudio la Iglesia, si es bien consciente de la existencia en
ella de un elemento misterioso". De ah que mejor puede es
cribir la historia de la Iglesia quien es creyente, porque es
capaz de trascender los anlisis de la ciencia puramente emp
rica. Cualquiera que estudie la Iglesia con visin humana y
natural, podr aportar valiosos resultados parciales, pero ser
incapaz de captar su dimensin ms profunda.
La obra del Prof. Orlandis responde a los objetivos pro
puestos. No hay en ella abundancia de citas ni de aparato cr
tico, que entorpecera su lectura. Para quien quiera adentrar
se en un estudio ms detallado,, el A. ha seleccionado al final
la bibliografa de mayor inters para cada tema. Los mapas
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y los ndices finales ayudarn a mejor encuadrar geogrfica e
histricamente cualquier acontecimiento.
Primitivo
TINEO
J. M.
CASCIARO, Jesucristo y la sociedad poltica,
Eds. Palabra,
Madrid 1 9 7 3 , 1 1 8 pp.
La figura de Jess est hoy en el centro de una amplia
discusin que nos gustara llamar teolgica, pero que en rea
lidad es poltica. Una nueva lectura del Evangelio (cuntas
hemos tenido a partir de Reimarus?) nos har descubrir di
cen a Jesucristo como reformador. Pero, se trata de un
verdadero inters exegtico el que mueve a tales investigado
res? Nos atrevemos a dudarlo, a pesar de la erudicin de que
algunos alardean. La realidad es que el cristocentrismo, al
centrar el inters de la investigacin sobre Cristo, encubre hoy
en da, ms all de las legtimas exigencias que lo motivaron,
el afn de "reinterpretar" para el "hombre de hoy" no sola
mente el Evangelio, sino el sentido y el fin ltimo de la vida
cristiana. Se pretende nos parece, no tanto apoyar la vida
sobre el dato sencillo del Evangelio ledo segn la Tradicin y
el Magisterio, como "reconsiderar" el relato sagrado a la luz
de las ideologas ms en boga, cuales son las doctrinas marxis-
tas sobre la historia y la sociedad.
Nada hay nuevo bajo el sol. Esos exgetas que pretenden
ser la expresin teolgica de las minoras sensibilizadas fren
te a las alienaciones de nuestra sociedad, siguen de manera
harto cansina errores que pertenecen ya a los siglos pasados,
incluso a los primeros de la era cristiana. Cuando ponen el
acento en el aspecto soteriolgico de Cristo, abocan en el Cris
to para m de Lutero; hablan a veces de una "liberacin
integral", que termina inevitablemente en un programa pol
tico de corto alcance; quieren tambin eliminar una "imagen
monofisita" de Cristo que dicen la mentalidad griega in
trodujo subrepticiamente en un molde mesinico; etc. Tales
afirmaciones recuerdan, ora las tentativas de Celso, Porfirio,
Fausto Maniqueo y Nestorio, cuando no sugieren los esfuer
zos de los modernos Hegel, Strauss o del protestantismo libe
ral. Parece como si los corifeos de tales "nuevas" doctrinas hu-
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biesen querido disfrazar sus convicciones personales, vamos a
decir su
Weltanschauung,
tras una "reconstruccin" de la figu
ra de Cristo que altera el testimonio evanglico. Incluso re
cientemente se abre paso la idea de un Cristo aliado de los ze-
lotas,
reformador poltico y social antes que religioso, revolu
cionario
ante litteram;
un Cristo, perdn por la expresin, a lo
Marcuse.
Para quien tenga que navegar en el mundo alborotado de
esta pseudo-exgesis y que desee acercarse sinceramente a la
figura de Cristo, el libro de Casciaro representa un soplo de
aire puro, amn de una lectura grata y sugerente.
El A. (profesor de Exgesis Bblica y Decano de la Facultad
de Teologa de la Universidad de Navarra; doctor en Filosofa
y Letras, doctor en Sagrada Teologa y licenciado en Sagrada
Escritura; experto conocedor de lenguas orientales; dos veces
galardonado con Premios Nacionales del C.S.I.C. por sus es
tudios sobre las relaciones de Santo Toms con rabes y ju
dos y sobre los reyes de la Alhambra) nos conduce en las den
sas ciento dieciocho pginas de su ensayo hasta Jess, sin pre
juicios, interrogando con seguridad de criterio los principales
textos evanglicos.
No se trata de un ensayo crtico, sino ms bien del perfil
de una exgesis. El libro naci, en efecto, como fruto de una
leccin inaugural en la Universidad de Navarra, oportuna
mente ampliada. Tiene, por tanto, todo el sabor de actualidad
y, al mismo tiempo, condensa la cultura y reflexin de muchos
aos.
Las pginas son lcidas, los argumentos bien construidos,
la ilacin lgica evidente y las pruebas contundentes. El apa
rato crtico se reduce a lo esencial, como convena a la misma
naturaleza del libro, que no es un trabajo de erudicin.
Esta monografa es un anlisis del mesianismo de Jess en
la disy un tiva : mesianismo poltico o mesianismo sobrenatu
ral? El A. estudia ante todo las caractersticas generales del
mesianismo, con especial referencia a la literatura bblica y
extrabblica de los siglos ms prximos a Jesucristo. Pasa des
pus a presentar el ambiente poltico de la Palestina del pri
mer siglo, la personalidad de los Apstoles (descripcin sint
tica, rica y jugosa) y las corrientes ideolgicas entonces en
boga. El ncleo central de la obra lo constituyen los comenta
rios a unos cuantos episodios-clave de la vida pblica del Se
or, principalmente las tentaciones en el desierto y el pro
ceso ante Poncio Pilato. En todos los casos se observa clara-
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mente la constante oposicin por parte de Jess a que su mi
sin se interprete en trminos de un compromiso poltico con
creto; y se observa tambin el esfuerzo del Seor para que re
sulte patente el carcter espiritual de su mensaje.
La conclusin se impone: "insistiremos ... en la actitud
constante de Jesucristo durante su ministerio pblico por en
sear,
de un lado, la trascendencia de su misin salvfica como
el Mesas y el Hijo de Dios; mientras, de otro, defenda reite
radamente y desde todos los aspectos, esa trascendencia de su
mesianidad frente a cualquier intento de "temporalizacin" de
esa misin religiosa" (p. 1 0 9 .
No sabemos si tales conclusiones sern fcilmente aceptadas
por quienes buscan en el Evangelio un fcil apoyo para su
"revolucionarismo de pasillo". Pero con Aristteles, a quien se
interpelaba por criticar a Platn, el A. podra contestar:
ami-
cus Plato, sed magis amica veritas.
C . BASEVI
VV. AA Etudes sur l'histoire de la pauvret (Moyen Age-
XVIe sicle),
sous la direction de Michel MOLLAT,Publications
de la Sorbonne, Paris 1 9 7 4 , 8 5 6 pp. en dos tomos.
Michel Mollat, profesor de la Universidad de Paris IV, in
vestiga desde
1 9 6 2 ,
en labor de seminario, el tema de la po
breza. Fruto de ese trabajo en equipo han sido los ocho
"Cahiers" policopiados en que se recogen las ponencias de las
sesiones de ese seminario (ciento sesenta y siete en total hasta
el curso
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inclusive). Por otra parte, Mollat es tambin
conocido por sus publicaciones independientes, desde 1 9 6 5 , en
revistas especializadas.
La obra que presentamos contiene treinta y seis artculos
sobre la pobreza en la Edad Media, abundantes ilustraciones,
una amplia bibliografa final bien seleccionada y la lista de
trminos latinos relativos al tema que nos ocupa. En la impo
sibilidad de aludir a todas las colaboraciones, nos limitaremos
a comentar algunas que nos han parecido ms interesantes
desde el punto de vista teolgico.
Sealemos, para comenzar, que el primer tomo est dedi
cado a "La pobreza y la caridad como valores espirituales", y
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que el segundo se centra en "El desarrollo de la pobreza y la
organizacin asistencial" (incluyen, por tanto, artculos teol
gicos,
jurdicos, sociolgicos, econmicos e, incluso, mdicos,
siempre desde la perspectiva histrica). Ante todo, sin embar
go,
dejemos constancia de que el tema en s es tan amplio, que
nadie podr sorprenderse cuando Mollat, en el prefacio, insi
na si no hemos ledo mal que el estudio de la pobreza
equivale al anlisis de todos los aspectos de la vida medieval
(No ser que se juzga la Edad Media con categoras de la
sociedad consumista del siglo xx?).
Jean Leclercq, el ilustre historiador de la Abada de Cla-
raval, nos obsequia con los dos primeros artculos: uno en
torno a los orgenes bblicos del vocabulario sobre la pobreza
(que dio a conocer substancialmente en 1967), y otro sobre la
pobreza en el perodo patrstico. Estos trabajos tienen el sa
bor de la ciencia decantada y vivida, y honran una vez ms al
gran medievalista. Los trminos que significan la pobreza ma
terial afirma sufren un progresivo enriquecimiento en la
Sagrada Escritura, porque los autores inspirados subrayan, ca
da vez con mayor claridad, que la condicin de pobreza mate
rial conduce frecuentemente a la pobreza espiritual, y que,
adems, es posible conservar pobre el corazn incluso en me
dio de la abundancia. Los Padres contina se extasiaron
contemplando la pobreza natural de Cristo, que se manifiesta
sobre todo al asumir el Verbo nuestra naturaleza indigente.
Por lo que, y en base a las enseanzas dogmticas de Calce
donia, puede concluirse que la pobreza de Cristo es la pobreza
voluntaria de Dios mismo. Tal estado indigente propio del
hombre, fue la ocasin aprovechada por los padres para en
troncar con el dolor y dar razn del sufrimiento. San Grego
rio Magno, no obstante, ir mucho ms all en sus afirmacio
nes,
y se adelanta a su poca al predicar constantemente sobre
el tema de la pobreza interior. Leclercq termina su colabora
cin rastreando las distintas actitudes ante la virtud de la
pobreza hasta el siglo xiv, con Juan de Pars.
Cinzio Violante historia la pobreza en las herejas del si
glo xi en Occidente. Las pginas de su ensayo son particular
mente instructivas, y animan a los investigadores a huir de
toda improvisacin y simplificacin excesiva en las conclu
siones. Estudia las herejas surgidas en Francia (Arras, Cam-
brai,
Chlons-sur-Marne y Aquitania) y en Italia (Monforte,
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Turn y Lombarda), para sealar que esos herejes no consi
deraban el ideal de la pobreza absoluta como la finalidad prin
cipal de su vida como tantas veces se ha dicho, sino que
tenan intereses muy variados; y que los motivos de sus con
denaciones no hay que buscarlos en el enfrentamiento de esos
laicos con una Iglesia "enfeudada" tal como nos ha ilustrado
la crtica histrica ms reciente, sino en los abundantes erro
res sacramentales en que incurrieron, negando la utilidad del
bautismo, la presencia real de Cristo en la Sagrada Eucaris
ta, etc. No hubo, por tanto, actitud parcial e interesada de la
Jerarqua eclesistica, ni intento de defender derechos y pri
vilegios adquiridos que peligraban, como quiz se repite con
harta superficial insistencia.
Ch. Thouzellier analiza las herejas de la pobreza surgidas
a finales del siglo xn y comienzos del xm. Se centra princi
palmente en la historia de los valdenses, a quienes sigue paso
por paso, desde la "conversin" de Pedro Valdo hasta la con
dena de Inocencio III, en un alarde magnfico de documen
tacin y conocimiento de las fuentes. No obstante, su trabajo
nos parece poco afortunado al sealar que el desprecio del
mundo (la abjectio
mundi,
que as se ha denominado) hunde
sus races en el Evangelio, olvidando que tambin en la Sa
grada Escritura se puede leer por todas partes elogios en pro
del amor al orden creado. Por otra parte estimamos precipi
tado su juicio acerca de la actitud los Romanos Pontfices ante
los valdenses, a quienes tacha de temerosos de perder privi
legios. Tampoco es justa su valoracin del apostolado domi
nicano, descrito en contraposicin a la forma de vida de los
franciscanos. Y no estamos seguros de su rigor histrico, cuan
do alude a sectas
arnldistas
en la segunda mitad del siglo xn.
Excelente y de enorme valor, la transcripcin que ofrece
Louis Duval-Arnould, que publica dos cartas (ca 1256), en
parte inditas, cruzadas entre dos maestros de Pars en torno
al tema de la pobreza espiritual voluntaria y al derecho a
poseer riquezas. Este trabajo complementa la clsica edicin
del Chartularium de la Universidad de Pars.
Pensamos que con las anteriores referencias a la obra que
comentamos, el lector podr emitir un juicio aproximado so
bre la importancia y contenido de los dos tomos aparecidos en
la serie "Etudes" de las publicaciones de la Sorbona.
J. I. SARANYANA
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RECENSIONES
Georges
TAVARD, LOS ngeles
(con la colaboracin de A. Ca-
quot y J. Michl), en M.
SCHMAUS-A. GRILLMEIER
- L.
SCHEFF-
CZYK, Historia de los Dogmas,
ed. BAC, Madrid 1973, tomo II,
cuaderno 2b, 92 pp.
En 1968 comenz a publicar la Editorial Herder (Friburgo
de Brisgovia) su monumental Handbuch der Dogm engeschich-
te , en el cual el estudio sobre los ngeles, ahora traducido al
castellano, ocupa su lugar en el tomo I I , dedicado a la Trini
dad, la creacin y el pecado, es decir, su sitio tradicional segn
la sistematizacin clsica. (Sorprende, de todas formas, que el
plan general de este Handbuch no haya reservado expresa
mente espacio alguno para el tratado de Dios Uno, y que la
exposicin de la gracia haya pasado al tomo III, despus de
la Cristologa, la Eclesiologa y la Mariologa. Acaso se ig
nora los importantes argumentos ofrecidos por Santo Toms
para estudiar el tema de la elevacin en la II pars de su Sum-
ma Theologiae?
Nos parece, ms bien, que n o ; que el ndice
de esta Historia es ya de por s una toma de posicin).
La Angelologa que comentamos consta de siete captulos
y unas conclusiones. Andr Caquot (Antiguo Testamento) y
Johann Michl (Nuevo Testamento) redactaron el primer cap
tulo, titulado: "La Angelologa bblica". Georges Tavard es el
autor del resto de la obra: "Los primeros siglos cristianos";
"La edad de oro de la patrstica"; "De la patrstica posterior
a la escolstica"; "La sntesis escolstica"; "La Angelologa en
las iglesias orientales"; "La teologa protestante"; y "Resu
men y perspectivas".
Aun sin desconocer el buen hacer metodolgico de Caquot
y Michl, sus aportaciones recogidas en el captulo primero
nos merecen serios reparos. En algn momento hemos tenido
la sensacin, producida quiz slo por los modos de re
dactar, de que su concepcin de la Sagrada Escritura podra
estar viciada de raz. No se aprecia claramente si esos autores
tienen en cuenta que la Biblia est toda ella inspirada y que,
por tanto, no contiene error. Parece, en algunos momentos,
que el AT se considere como la elaboracin y expresin ms
o menos sistemtica de las creencias religiosas de Israel (p. 1);
y que el NT descanse fundamentalmente sobre la base de los
escritos apcrifos judos (p. 9). Descubrimos expresiones que
apu ntan hacia una sorprendente "desmitificacin" por ejem-
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po cuando leemos: "Un pequeo episodio de los Hechos de
los Apstoles m uestra cmo se imaginaba (sic ) a veces la
mutua relacin entre un hombre y un ngel...", y sigue el re
lato de Act 1 2 , 1 5 , para terminar: "Aqu se convierte el ngel
en el doble celeste del hombre" (p.
1 2 .
La lucha de San Mi
guel con el diablo se juzga como "leyenda juda" (p. 1 3 , "falsa
interpretacin de Apc
1 2 ,
7" (p. 1 8 , nota 2 4 . Los querubines,
serafines, etc. del AT y NT se consideran como formando parte
de una imagen del mundo semejante a la del gnosticismo tar
do (p.
1 4 .
La figura de Satans sera una creacin del judais
mo postexlico (p. 1 5 , y los nombres de los ngeles y buena
parte del panten celeste procederan del influjo babilnico,
a partir del siglo vi antes de Cristo (p. 5 . Incluso parece in
tuirse que, segn los autores, los ngeles son representaciones
teolgicas de las fuerzas naturales (p.
1 8 .
Junto a todo ello,
nos ha producido cierta perplejidad que el pronombre perso
nal
l
se escriba siempre con minscula cuando se refiere a
alguna de las Personas divinas (pp. 1, 1 0 , 1 1 tres veces, y 7 3 ,
lo que no pensamos sea error tipogrfico, porque slo hemos
descubierto tres en toda la obra (pp. 5 5 , 8 3y 9 0 .
Muy otro, en cambio, es el tono de los restantes captulos,
en los que Tavard realiza un alarde de conocimientos de Pa
trologa e Historia de la Teologa, todo ello con sumo respeto
por las fuentes de la Revelacin y el Magisterio. (La exposi
cin del Magisterio es breve, pero completa: pp. 5 2 -5 6 , 60-61 ,
90).
De especial inters juzgamos las pginas dedicadas a com
prender la actitud de los Padres ante el gnosticismo de los si
glos IIy n i (pp. 25ss.); el anlisis de la amenaza maniquea
(pp. 4 2 s s . el estudio del tema de la composicin hilemr-
fica de las substancias anglicas (passim); el anlisis de la
doctrina damascena (pp. 4 9ss.); y, sobre todo, la exposicin
de la mente bonaventuriana, tomista, escotista y suareciana.
Tavard se luce particularmente en el estudio del Doctor Ser
fico del que es conocedor de nota y en la explicacin de
la sntesis aquinatense, de la que ofrece abundantes razones
tomadas de las polmicas antiaverroistas. Nos ha gustado tam
bin el captulo dedicado a la teologa protestante, en el que
es muy sugestivo el estudio de su progresivo deterioro hasta
llegar al protestantismo liberal del siglo xix. El resumen final
es esperanzador, al sealar caminos para la investigacin teo
lgica, y al indicar la necesidad de fomentar en el pueblo una
mayor veneracin a los ngeles, particularmente al ngel de
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la guarda, y de dirigir la atencin a la existencia de Satans
como un ser personal malo.
Este fascculo, primorosamente impreso, se acompaa de
una tabla de abreviaturas y siglas utilizadas que facilitan mu
cho la lectura, y de abundante bibliografa, en la que destaca
la presencia de la literatura anglosajona especialmente ame
ricana quiz poco conocida por la teologa que se edifica en
el Mediterrneo. La traduccin es excelente.
J. I. SARANYANA
Josef
PIEPER, Filosofa medieval y mund o moderno,
Eds. Rialp,
Madrid 1973, 406 pp. y una tabla cronolgica.
Ediciones Rialp presenta en un solo volumen preparado por
Ramn Cercos, dos estudios de Pieper, publicados en alemn
en 1960 y 1958. El primero de los trabajos se titula "Escolsti
ca. Figuras y problemas de la Filosofa medieval" (pp. 17-202),
y el segundo, "Introduccin a Santo Toms de Aquino. Doce
lecciones" (pp. 265-391). Siguen el ndice alfabtico y el ndice
general.
Escolstica
es un esfuerzo de sntesis, de carcter ensays-
tico, por penetrar en el alma de la Edad Media. Desde la pri
mera pgina se reconoce al humanista que ha meditado lar
gamente sobre el "espritu de la filosofa medieval" (como di
ramos parafraseando a Gilson). El arranque de la narracin
es desconcertante, porque al pretender
datar
el comienzo de
la "media Edad", nos sita de entrada ante la cuestin funda
mental que preocup, tanto a los ilustrados (para expresar su
repugnancia), como a los romnticos (para ensimismarse en su
ensoacin y aoranza): qu es la Edad Media?, dnde ra
dica su "personalidad"?,
cundo acaba, si es que culmin ya?
El juego erudito de ideas y palabras, en torno al sentido del
ao 525 despus de Cristo, le ofrece a Pieper la solucin de
tales interrogantes: el Medievo nace cuando se traslada "el
punto de mira desde Atenas, en la Academia platnica, al mo
nasterio benedictino (Montecasino) en la ruta de las invasio
nes brbaras" (p. 22). La Escolstica es, pues, un largo itine
rario de asimilacin del mundo antiguo, un ingente esfuerzo
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por incorporar el legado histrico, que realizan los pueblos
jvenes germanos en una casa que no es la suya. Por ello, la
Edad Media terminar cuando finalice esa tarea, y su deca
dencia estribar en no reconocer como caduco tal modo de
proceder al que estaba acostumbrada; justo en el momento
en que ya no se justifique primariamente la apropiacin de
conocimientos anteriores.
En el estadio intermedio entre la antigedad clasico-cristia
na y la nueva edad que alborea, en tierra de nadie lo que
fue la causa de su temprana perdicin, se halla
Anicius Man-
lius Boethius.
Qu bellas pginas las de Pieper dedicadas a
enaltecer esa humilde pero capital labor de la
translatio
Pero
mejores y ms sugestivos todava los prrafos en que el A.
absuelve de irreligiosidad a Boecio, que al morir acudi a la
filosofa, y no a la fe, en busca de consuelo. "Nadie puede pre
ver la ltima prueba" (p. 40). Ante el gran misterio, incluso
despus de escribir un libro tan altamente espiritual como el
suyo sobre la Trinidad, entre la vida y la muerte, se encon
trara ese romano estremecidamente arrojado a una interpre
tacin de la existencia en la que permanecera mudo el ms
profundo consuelo del misterio cristiano? "Esta es una eterna
pregunta humana que cada da puede surgir en el camino de
cualquiera" (p. 39).
Boecio con su
fidem, si poteris, rationemque conjunge
abri
r una nueva poca, sealando una de las notas que pertene
cen a lo diferencial de la Escolstica. "El hombre que se po
dra designar como el ltimo escolstico, si no hubiera que
encasillarlo ya en otra poca posterior, Guillermo de Ockham,
va a mantener esta tesis: la fe es una cosa y el conocimiento
cientfico otra;una concordancia entre ambas no tendra sen
tido ni sera deseable tampoco" (p. 46).
Pieper estudia despus a Casiodoro; el correctivo mstico
al incipiente racionalismo medieval, que fue la traduccin la
tina de Dionisio Aeropagita; y a San Anselmo, ilustre disc
pulo de Lancfranco, con su clebre
argumento,
que sigue hasta
Karl Barth (1931) y Stolz (1933). La exposicin de laHistoria
Calamitatum
es, de nuevo, el aspecto humano de aquel des
concertante y altivo Abelardo. Para quien conozca los estudios
de Gilson, el tema sonar a cosa acabada. Pero Pieper ha sa
bido una vez ms captar el inters del lector, ahora con un
ingenioso cotejo de encabezamientos. Abelardo: "A Elosa,
su querida hermana en Cristo, Abelardo, su hermano en Cris-
414
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RE ENSIONES
to"
o "A la esposa de Cristo, el siervo de Cristo". Por la otra
parte: "A su absoluto seor, su rendida sierva" o "A mi seor,
mejor, a mi padre; a mi esposo, mejor, mi hermano; su se
ora, mejor, su hija; su esposa, mejor, su hermana; a Abe
lardo, Eloisa". (Quin podr sustraerse al atractivo de estas
dos figuras?). Siguen despus Bernardo de Claraval, Juan de
Salisbury, Hugo de San "Vctor, Pedro Lombardo, San Alberto
Magno, Santo Toms de Aquino, Duns Escoto, etc., etc. Para
terminar su ensayo con un captulo dedicado a la "actualidad
de la Edad Media": "Nadie que intente hoy colaborar en la
superacin de esta interminable tarea (la concordancia de
fides y ratio) puede dispensarse de considerar el exigente y
multiforme paradigma de la Filosofa Medieval. Pero tendr
que dar a las cuestiones planteadas no la respuesta medieval,
sino su propia respuesta" (p. 195).
* * *
La segunda parte, dedicada a Santo Toms, es como el
lienzo en el marco, en palabras del traductor (con ello insiste
en que es preciso conocer antes la poca, si se quiere com
prender al personaje). Su origen se remonta a doce lecciones
universitarias para estudiantes de todas las Facultades. No
contiene apenas referencias a fuentes documentales, y se ins
pira mucho en Chenu, Gilson y van Steenberghen, como el A.
reconoce en la "Observacin previa". Pretende ser, y bien que
lo consigue, unos trazos que destaquen la fisonoma intelectual
que caracteriza al Anglico como el Doctor Universal de la
cristiandad.
El lector de una historia filosfica del siglo xm sin duda
uno de los ms apasionantes de todos los tiempos tiene de
recho a ser informado de que la obra de Santo Domingo (y
tambin, aunque no haga al caso, la de San Francisco) tiene
nacimiento sobrenatural (da igual si Providencia ordinaria o
extraordinaria). Por ello no nos parece justo insistir, ni mu
cho ni poco, en las races cataras (sic ) de las rdenes mendi
cantes, por muy atrayente que pueda resultar tal idea a de
terminados sectores universitarios (pp. 230 ss.); ni conside
ramos prudente cargar tanto las tintas sobre los "prontos" de
Domingo de Guzmn, "aterrado" por el proceder de los lega
dos pontificios en tierras de albigenses (pp. 217, 234 y 239-240);
ni ignorar el esfuerzo cultural de los cluniacenses, tambin en
415
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RE ENSIONES
e l e s t u d i o , c o m o h a r e c o r d a d o m a g n f i c a m e n t e J e a n L e c l e r c q
(p .
2 3 5 ) ; n i v o l v e r c o n e s o s t o n o s t a n d r a m t i c o s s o b r e l a I n
q u i s i c i n , r e s a l t a n d o u n a s u p u e s t a i n f i d e l i d a d d e l o s d o m i n i c o s
d e s e g u n d a g e n e r a c i n a l e s p r i t u d i a l o g a n t e f u n d a c i o n a l ( p p .
2 42 s s. ), j u s t i f i c a d a i n c l u s o d o c t r i n a l m e n t e e n a l g u n a s o b r a s
d e l A q u i n a t e n s e ( p p . 2 4 5- 24 6 ). J u n t o a e l l o d e s c u b r i m o s a l g u
n a s i n e x a c t i t u d e s h i s t r i c a s : M i g u e l E s c o t o t r a d u c e a A v e -
r r o e s s o b r e t o d o e n T o l e d o , a n t e s d e 1 22 0 , y n o e n a p l e s
d e s p u s d e 1 23 0 ( p . 2 4 8 ) ; y a d e m s y e n e s t o n o s p a r e c e q u e
d e p e n d e d e m a s i a d o d e C h e n u e s t i m a m o s q u e P i e p e r n o h a
e n t e n d i d o t o d o e l a l c a n c e d e l a s m e d i d a s d i s c i p l i n a r e s y d o c
t r i n a l e s d e l a J e r a r q u a e c l e s i s t i c a ( d e s d e 1 2 1 0 ) , q u e n o c o n
d e n n u n c a a A r i s t t e l e s in recto, s i n o s l o l a f i l o s o f a p r e
s u n t a m e n t e a t r i b u i d a a l E s t a g i r i t a y q u e d e h e c h o e r a o b r a
d e A l e j a n d r o d e A f r o d i s i a , A v i c e n a y A v e r r o e s . E s m s ; G r e
g o r i o I X o r d e n e x p r e s a m e n t e q u e a l g u n o s h o m b r e s d o c t o s
e x p u r g a r a n d e t o d o e r r o r y m i x t i f i c a c i n e l l e g a d o a r i s t o t
l i c o , e n c a r g o q u e r e c a y t a m b i n m s t a r d e s o b r e S a n t o T o
m s .
P o r l t i m o , d u d a m o s d e q u e l a f e c h a d e c o m p o s i c i n d e
l a Summa contra gentiles s e a l a a p o r t a d a p o r e l A . ( h a c i a
1 2 5 9/ 60 ) , y p e n s a m o s q u e d e b e r e t r a s a r s e a s u l t i m a e s t a n c i a
e n a p l e s . E n c a m b i o , e l a n l i s i s d e l c o m p l i c a d o a s u n t o d e
1 27 0 y 12 77 n o s p a r e c e b i e n d e s a r r o l l a d o , m u y c e r c a d e l a e x
p o s i c i n d e v a n S t e e n b e r g h e n .
C o n l a s a l v e d a d d e l a s a n t e r i o r e s p r e c i s i o n e s , e s t e e n s a y o
s o b r e l a f i s o n o m a h u m a n a y d o c t r i n a l d e l A n g l i c o e s m a g
n f i c o , y d e b e s e r c o n s i d e r a d o y a a n u e s t r o e n t e n d e r c o
m o u n a d e l a s o b r a s c l s i c a s e n s u g n e r o ( j u n t o a G r a b m a n n ,
C h e n u , G i l s o n , C h e s t e r t o n , R a m r e z , F a b r o , y o t r o s ). S o n p a r
t i c u l a r m e n t e d e s t a c a b l e s la s d o s l t i m a s l e c c i o n e s , e n l a s q u e
a b o r d a e l n a d a f c i l t e m a d e l a f i l o s o f a c r i s t i a n a , e n l o q u e
c o i n c i d e , d e l a m a n o d e S a n t o T o m s , c o n l a s c o n c l u s i o n e s d e
G i l s o n . U n a d e l a s t e s i s c a p i t a l e s d e l A . e s q u e , s i n f e , n o s e
p u e d e h a c e r T e o l o g a , n i s i q u i e r a m e t d i c a m e n t e .
L a t r a d u c c i n e s e x c e l e n t e . L a i m p r e s i n , s i n e r r o r e s t i p o
g r f i c o s , e s g r a t a , a u n q u e s e e c h e e n f a l t a u n t i p o d e l e t r a
m a y o r . E n r e s u m e n : u n a o b r a q u e m e r e c e s e r l e d a y d i s c u
t i d a , y q u e d e s p e r t a r s i m p a t a y r e s p e t o p o r e s e g i g a n t e d e l
M e d i e v o q u e f u e S a n t o T o m s , D o c t o r C o m n d e l a I g l e s i a
C a t l i c a .
J. I. SARANYANA
416
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RE ENSIONES
Sofa
VANNI ROVIGHI, Introduzione a Toma sso d'Aquino,
Ed. La-
terza, Rom a-Bar 1973, 212 pp.
Se trata del tomo 16 de la coleccin "I Filosofi", en la que se
han publicado estudios sobre los pensadores ms importantes de
todas las pocas, en agradable forma
(pocket book)
y cuidada
impresin. El volumen correspondiente a Santo Toms ha apa
recido en el tiempo oportuno para rendirle entraable homena
je, con ocasin de su sptimo centenario. La autora, Sofa Van
ni Rovighi, Profesor de la Universidad Catlica de Miln y des
tacada medievalista, ha escrito un estudio maravilloso, que
constituye, a la par que delicado recuerdo al Doctor Comn,
acicate para la formacin de nuevas generaciones tomistas en
el marco de la filosofa italiana, surcado hoy por tantas y tan
variadas corrientes doctrinales, algunas difcilmente compati
bles con las enseanzas de la divina Revelacin.
Este trabajo se divide en cinco parte s fundam enta les: la vi
da y la obra del Aquinatense; exposicin de los principales as
pectos de su sistema (principios metafsicos, Dios y la creacin,
y el hombre); una tabla cronolgica; un amplio captulo dedi
cado a los avatares sufridos por el tomismo desde 1274 a nues
tros das; y, por ltimo, una completa y cuidada bibliografa
sobre el Doctor Anglico (cuarenta y seis apretadas pginas).
Desde que en 1876 Len XIII publicara la Encclica Aeterni
Patris
y, sobre todo, a partir de 1914, fecha del Motu proprio
Doctoris Angelici, han proliferado, con ms o menos fortuna,
las "introducciones" a Santo Toms. Unas, de carcter sistem
tico, pretendiendo una breve exposicin sinttica de toda su
doctrina; en tal lnea merecen atencin el Saint Thoma s d'
Aquin
de Sertillanges (1910), Le
thomisme
de Gilson (1919) y
La synthse thomiste de Garrigou-Lagrange (1936). Otras han
sobresalido al poner especial nfasis en la figura del telogo
dominico, es decir, al detenerse ampliamente en consideraciones
en torno a su perfil humano, subrayando rasgos temperamen
tales,
acontecimientos de su vida y, sobre todo, el significado y
alcance de su produccin literaria; a destacar en este gnero
el
Thomas von Aquin
de Grabmann (1912),
St. Thomas Aquinas
de Chesterton (1933),Santo To ms de Aq uino de Ramrez (1947),
Hinfuehrung zu Thomas von Aquin
de Pieper (1958),
Saint
Thomas d'Aquin et la thologie de Chenu (1959) y Breve In
troduzione al tomismo
de Fabro (1960), por citar slo los ensa
yos ms conocidos. Pues bien; la obra de Vanni Rovighi, que
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RE ENSIONES
nos ha recordado en algunos aspectos el citado estudio de Fa
bro,
debera encuadrarse a nuestro entender dentro de la
ltima corriente aludida.
Entre sus principales mritos sealamos: la riqueza de la
documentacin bibliogrfica aportada; la seriedad y sobriedad
en el juicio de algunos acontecimientos biogrficos de Santo
Toms (por ejemplo, su regreso de Montecasino, que fue por
voluntad de sus padres, de lo que no puede deducirse tanto co
mo pretenden Pieper y Chenu); el excelente resumen de las
principales tesis contenidas en el
De ente et essentia,
siguiendo
muy de cerca los estudios de Roland-Gosselin; la presentacin
del "principio de individuacin" como un hipottico pseudopro
blema en tomismo de buena ley; los vigorosos trazos con que
destaca, no slo las fuentes platnicas del Anglico, y su inspi
racin en Aristteles, Boecio, Avicena y Averroes, sino tambin
la crtica que desarroll a un pensador tan importante como
Avicebrn, de cuya influencia se aparta decididamente; la fina
irona con que analiza las interminables discusiones de eruditos
sobre el genuino concepto de ser tomista
:
"Chi scrive confessa
la propria incapacit a capire la singolarit di un concetto di
essere che sarebbe proprio solo di uomini eccezionali (Tommaso
e alcuni, pochissimi, suoi interpreti; anzi ognuno di questi ri
tiene di essere l'unico che lo ha capito), mentre dovrebbe tra
tarsi di un concetto comune a tutti gli uomini poich sta alla
base di ogni altro concetto e discorso" (p. 71, nota 21); la pre
sentacin del apasionante tema del intelecto agente, que tanto
agit los espritus del siglo xin
;
etc.
Menos afortunadas nos parecen sus afirmaciones sobre el
movimiento heterodoxo de principios de siglo, llamado moder
nismo, vertidas en el captulo titulado "Storia della critica" (p.
157). Tales expresiones de la A. denotan cierto desconocimiento
del significado y alcance de aquel movimiento, y, por contraste,
una insuficiente valoracin del auge del tomismo, estimulado
por los Romanos Pontfices. Tampoco nos ha gustado el afn de
"desmitificar" algunos (pocos) sucesos sobrenaturales de la vida
de Santo Toms. Cierto que es preciso saber leer la biografa de
Guillermo de Tocco; pero nos parece ms acertada y prudente
la actitud adoptada por Ramrez, con slo despojar su exposi
cin de algunos
fioretti
innecesarios. Por ltimo, nos sorprende
que se ignore en la bibliografa, lasOpera omniadel mismo Ra
mrez, que edita el C.S.I.C. (hasta ahora 15 volmenes de co
mentarios latinos a la
Summa
Theologiae,en seis tomos);y que
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RECENSIONES
no haya ningn epgrafe destinado expresamente a subrayar la
particular autoridad doctrinal del Aquinatense, reafirmada en
innumerables documentos del magisterio de la Iglesia (este re
paro vale, aunque la A. haya pretendido slo una presentacin
de la filosofa de Santo Toms).
J .
I.
SARANYANA
Fernand Van
STEENBERGHEN,
La filosofia nel XIII secolo,
Ed.
Vita e Pensiero, Milano
1 9 7 2 ,
535 pp.
Este libro es la traduccin de Agostino Coccio del originai
francs de
1 9 6 6 .
Consta de una presentacin de Sofia Vanni Ro-
vighi, el prlogo del autor, once captulos, una extenssima bi
bliografa y las tablas cronolgicas finales.
"Quest'opera di F. Van Steenberghen riasume il lavoro di
una vita
:
dal
1 9 2 1
al
1966 ,
declara Vanni Rovighi al comienzo
de supresentazione.En efecto; basta un primer contacto con el
texto para comprender el esfuerzo del profesor de Lovaina por
resumir los principales hitos de su investigacin, iniciada en
1 9 2 1 con el estudio de las relaciones de Siger de Brabante con
Santo Toms. El volumen, por tanto, tiene la frescura de la pri
mera mano, de historia vivida; y al mismo tiempo el vigor de
la polmica y de la lucha, libradas por aclarar posiciones pro
pias, disipando malos entendidos de la crtica y errores de pers
pectiva de los pioneros, y por reconocer las limitaciones y pro-
visionalidad de algunos resultados alcanzados. Todo ello justi
fica que amplios pasajes estn redactados en primera persona:
io
es el pronombre preferido, que nos sita de entrada ante un
interlocutor que cuenta sus aventuras al recorrer el siglo xm,
ciertamente el siglo de Santo Toms, mientras nos presenta a
cada uno de los personajes: Pedro Hispano, Roberto Kilwardby,
Roberto de Grosseteste, Rogerio Bacon, Guillermo de Auver-
nia...; y sobre todo: San Alberto Magno, San Buenaventura,
Santo Toms y Siger de Brabante. Pero, "poich si tratta di un
saggio di sintesi storica, non si trover, in questo volume, una
storia completa della filosofia nel secolo XIII. Il particolare
degli avvenimenti e delle dottrine ripreso unicamente nella
misura in cui esso rischiara lo sviluppo generale del pensiero o
permette di cogliere meglio i fattori di questa evoluzione" (pp.
X-XI).
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RE ENSIONES
El relato est centrado en la Universidad de Pars, lugar de
encuentro de las cuatro "naciones" estudiantiles y de los maes
tros en artes y teologa ms famosos de la poca; y foco, tam
bin, de experimentos pedaggicos (planes de estudio), asimila
cin de corrientes doctrinales, y de todo tipo de tensiones cul
turales y sociales (recurdese, por ejemplo, la famosa huelga
universitaria de los aos 1229 y siguientes). De todas formas
as lo entiende Van Steenberghen, el acontecimiento nu
clear que define todo el perodo es la asimilacin de Aristte
les por el Occidente cristiano, segn las versiones y comenta
rios que ofrecen del Estagirita: primero Avicena (hasta 1230),
y Averroes, despus.
En 1200, los lectores latinos conocen ya la mayora de los es
critos aristotlicos: el
Organon
completo
(Lgica vetus
y
Lgi
ca nova); una buena parte de los Libri naturales; cuatro libros
de la Metafsica; y parcialmente la Etica a
Nicmaco.
Poseen,
adems, el Liber de Causis; un fragmento del Timeo;elFedn
y el
Menn;
el
Isagoge;
obras de Boecio, Al-Kindi, Al-Farab,
Avicebrn, y buena p arte de la enciclopedia de Avicena. El Sno
do de Pars de 1210 y el decreto de Roberto de Courgon de 1215
prohibieron, por tanto, la enseanza de la
Metafsica
y
Libros
naturales de Aristteles (no su lgica y filosofa moral), y todos
sus
commenta
y
summae,
probablemente las parfrasis de Avi
cena y las obras de Alfarab. Todo ello, sin olvidar las condenas
de Amalrico de Bene y David de Dinant. El
M auricius hyspanus
referido por Roberto de Courgon no puede ser, todava, Averroes
como algunos han pretendido, que no comienza a traducirse
hasta 1217, a no ser aventura Van Steenberghen que se le
condene anticipadamente y por precaucin, supuestas las no
ticias que de l llegaran de Espaa. La prohibicin no afect, de
momento, a Toulouse (ciudad universitaria desde 1229), hasta
que Gregorio IX extendi en 1231 su aplicacin a Tolosa, deci
sin ratificada por Inocencio IV en 1245.
Entre tanto se produce la segunda oleada de traducciones:
Averroes desde 1217 (en Toledo y tambin en aples), aunque
no hay testimonios de su utilizacin hasta despus de
1231;
toda
la Metafsica de Aristteles y otros fragmentos de la
Etica a
Nicmaco; Maimnides; el De animalibus de Avicena; el Pseu-
do-Dionisio (nueva versin); San Juan Damasceno; etc.
El 13 de abril de 1231, Gregorio IX dirige su clebre carta
Parens scientiarum Parisius
a la Universidad de Pars, en la que
se lee la conocida clusula: "Parisius non utantur (los libros
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RE ENSIONES
p r o h i b i d o s p o r e l S n o d o d e 1 2 1 0 ) , quousque examinati fuerint
et ab omni errorum suspitione purgati".
E l 2 3 d e a b r i l d e 1 2 3 1
r e p e t a q u a t i n u s l i b r o s i p s o s e x a m i n a n t e s ( d i r i g i n d o s e a u n a
c o m i s i n d e t r e s t e l o g o s ) s i c u t c o n v e n i t s u b t i l i t e r e t p r u d e n t e r ,
q u e i b i e r r o n e a s e u s c a n d a l i v e l o f f e n d i c u l i l e g e n t i b u s i n v e n e -
r i t i s i l l a t i v a , p e n i t u s r e s c e t i s , u t q u e s u n t s u s p e c t a r e m o t i s , i n -
c u n c t a n t e r a c i n o f f e n s e i n r e l i q u i s s t u d e a t u r .
N o o b s t a n t e , y a p e s a r d e q u e l a c o m i s i n n o m b r a d a a l e f e c
t o n o r e a l i z e l e n c a r g o r e c i b i d o d e G r e g o r i o I X , e n O x f o r d s e
l e e n l o s Libros naturales d e A r i s t t e l e s d e s d e c o m i e n z o s d e s i
g l o ; y m i e n t r a s t a l e s t e x t o s s i g u e n p r o h i b i d o s e n l a F a c u l t a d d e
A r t e s d e P a r s , l a m a y o r p a r t e d e l o s t e l o g o s c o n s u l t a n a b u n
d a n t e m e n t e l o s e s c r i t o s d e A r i s t t e l e s y d e o t r o s f i l s o f o s p a g a
n o s . H a c i a 12 45 , s i n e m b a r g o , R o g e l i o B a c o n t e s t i m o n i a q u e l
e x p l i c l a F s i c a y l a Metafsica, l o q u e p a r e c e s u p o n e r q u e a
p a r t i r d e 1 2 4 1 ( m u e r t e d e G r e g o r i o I X ) , l o s a r t i s t a s s e v o l v i e r o n
a l o s Libros naturales, a c t i t u d q u e s e a c e l e r c o n o c a s i n d e l o s
n u e v o s e s t a t u t o s d e l a F a c u l t a d d e A r t e s ( 12 55 ), y q u e y a n o p u
d o f r e n a r la i n t e r v e n c i n d e U r b a n o I V e n 1 23 6. D e e s t a f o r m a
s e i n c u b a b a e l g r a n c o n f l i c t o d o c t r i n a l q u e h a b r a d e e s t a l l a r a l
r e d e d o r d e 1 26 7, y q u e m o t i v l a s d o s c o n d e n a s d e E s t e b a n T e m -
p i e r ( e n 1 27 0 y 1 27 7 ). L o s a o s p o s t e r i o r e s f u e r o n , c o m o e s
s a b i d o , a o s d e l u c h a s e n t r e e s c u e l a s : s o n l o s t i e m p o s d e l
orrectorium
y d e l o s
orrectoria
corruptora,p e r o d o q u e n o s e
r e s u e l v e h a s t a l a c a n o n i z a c i n d e S a n t o T o m s e n 13 23 , y la a n u
l a c i n , e n la m e d i d a e n q u e a f e c t a b a a l t o m i s m o , d e l a s c e n s u
r a s d e 1 2 7 7 ( p o r E s t e b a n B o u r r e t , o b i s p o d e P a r s , e n 1 3 2 5 ) .
H a s t a a q u l a t r a m a c e n t r a l d e l l i b r o , s l i d a m e n t e a p o y a d a ,
q u e m e p a r e c e in d i s c u t i b l e . V a n S t e e n b e r g h e n a p r o v e c h a t o d a s
l a s o p o r t u n i d a d e s , c o m o e r a d e e s p e r a r , p a r a s e n t a r s u s p r o p i a s
t e s i s , i n t e r p r e t a n d o y j u z g a n d o l a r e a l i d a d d e l o s h e c h o s d e s d e
s u a t a l a y a d e p r o f u n d o c o n o c e d o r d e l s i g l o x i n . V e a m o s a l
g u n a s .
E n p r i m e r l u g a r , s u s c o m e n t a r i o s s o b r e la s i n t e r v e n c i o n e s
m a g i s t e r i a l e s d e G r e g o r i o I X , I n o c e n c i o I V y U r b a n o I V . D e b o
s e a l a r c o m o j u s t a s u a f i r m a c i n ( p . 1 28 , n o t a ) d e q u e L a
C h i e s a n o n p o t e v a e n o n d e s i d e r a v a c o n d a n n a r e s e m p l i c e m e n t e
A r i s t o t e l e , c o m e n o n p o t e v a n e a n c h e a c c o g l i e r l o s e n z a r i s e r v e ,
a c a u s a d e l p e r i c o l o i n c o n t e s t a b i l e c h e e g l i c o s t i t u i v a p e r i l
p e n s i e r o c r i s t i a n o ; d i q u i u n a t t e g g i a m e n t o d i p r u d e n t e a t t e s a ,
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RE ENSIONES
di cui gli avvenimenti ulteriori mostrarono l'opportunit e
che cess quando l'aristotelismo fu sufficientemente assimilato.
No c' stata dunque alcuna incoerenza, alcuna mancanza di
continuit nella condotta della Chiesa in questo campo". Exac
to.
Pero aade que Inocencio IV y Urbano IV declararon "libris
illis naturalibus, qui in concilio provinciali ex certa causa prohi-
biti fuere, Parisius non utantur", slo a causa "delle abitudini
conservatrici della curia e della lentezza della sua amministra
zione" (sic ).A mayor abundamiento, y aqu debo discrepar del
Profesor de Lovaina, ilustra su idea aludiendo al
juramento
antimodernista
que deban recitar hasta hace muy pocos aos
los docentes de sagrada teologa: en su opinin, sera tal prc
tica resto de un proceder de la Santa Sede, lento y poco acorde
con la rp ida evolucin de los tiempos? Opino que no, porque de
lo contrario seran vanos, por no decir absurdos, los esfuerzos de
Len XIII, San Po X, Po XI y Po XII, por luchar contra el
modernismo. Pensar as, podra denotar no haberse hecho cargo
del alcance y gravedad de aquella crisis de comienzos del si
glo xx, cuyas secuelas como ha recordado Pablo VI todava
perduran.
Otro tema capital de la obra que presento gira en torno a la
concepcin de la
filosofa
en la Edad Media (passim). Al leer las
pginas que dedica a la cuestin, he recordado aquel inolvidable
simposio, tenido en Madrid (septiembre 1972), en que Van Steen-
berghen expuso su parecer ante Klibansky, Gregory, Nasr, Theo-
dorakopoulos y Vignaux. La posicin de nuestro autor es sobra
damente conocida, y sus discrepancias respecto de Gilson se re
montan al comienzo de su carrera cientfica. Despus de tantos
aos,
y aclaradas las posturas, estar ya agotado el tema?
Mucho me temo que no. Tiene razn el de Lovaina al sostener
que San Buenaventura y Santo Toms construyen una metaf
sica, es decir, que son filsofos y telogos, aunque a veces, so
bre todo en los escritos del Serfico, ambos planos se confun
dan; pero, por qu negarle a Gilson el derecho a hablar de
una "filosofa cristiana", que consistira en el mtodo filos
fico en el que la fe cristiana y el intelecto humano unen sus
fuerzas en la investigacin conjunta de la verdad filosfica?
No ser que Van Steenberghen ir ms lejos en su juicio, de
lo que Gilson quiso decir (cfr. pp. 444-445)?
De
aristotelismo neoplatordzante
califica la filosofa de San
Buenaventura (frente al sistema aristotlico, pero tan perso
nal, nuevo, de Santo Toms: cfr. p. 305); y de agustiniana la
422
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RE ENSIONES
sntesis teolgica bonaventuriana (pp. 167-240). Qu decir aqu,
de la opinin del De
Wulf,
para quien la construccin del Maes
tro franciscano es, ante todo,
agustinismo avicebronizante?
Si
consideramos que el "hilemorfismo universal" est en la base
de toda la doctrina ontolgica del Serfico, no ser ms exac
to el parecer de Maurice de Wulf? Porque, as lo entiendo, los
sistemas filosficos se caracterizan antes por la ontologa que
por la gnoseologa, a no ser que queramos caer en el supuesto
error de partida de Gilson...
Y en este contexto, precisamente, debe entenderse esti
mo la famosa polmica entre el dominico y el fraile menor
sobre la creacin "ab aeterno", pues en el fondo se debate en
torno a la nocin del
tiempo,
como Bigi subray en 1964 y yo
mismo he sealado en otra ocasin. Por tanto, dudo de que
la lnea argumental propuesta por Van Steenberghen (p. 417)
sea la explicacin adecuada de estas dos posturas diametral-
mente opuestas. (Habra que compulsar, no obstante, la opi
nin del Autor en su reciente trabajo publicado en "Revista
Portuguesa de Filosofa", 1974).
La exposicin que nos ofrece del pensamiento y actitudes
de Siger es magnfica y brillante (como corresponde al mejor
conocedor de la materia); y definitivo su estudio comparado
de la crtica tomista vertida en el
De unitate intellectus,
con la doctrina monopsiquista del bramantino. Tema nada f
cil este ltimo, porque como prueba la experiencia muchos
historiadores se han confundido al analizar la cuestin ave-
rrosta del intelecto nico y separado. Pues no se trata del in
telecto agente nico lo que probablemente no planteara gra
ves problemas a la fe ortodoxa, aunque s empobrecera las
virtualidades del alma humana, al privarla de la capacidad de
abstraer; sino del intelecto agente (activo) y paciente (pa
sivo o posible) separados, y por lo tanto nicos. Sostener tal te
sis como record el Magisterio del Concilio Lateranense V,
al condenar a Pedro de Pomponazzi significara negar la in
mortalidad del alma. As ley Santo Toms a Averroes, y as,
tambin, Van Steenberghen. Y ste es su mrito, entre otros.
Siger de Brabante, ese joven y fogoso artista, a quien Van
Steenberghen ha tomado cario despus de tantos aos como
se desprende del tono amable con que, casi inconscientemente,
le justifica y comprende muchas veces, es la antesala obliga
da de las condenaciones de Esteban Tempier. Difcil momento
de la historia universitaria de Pars, y ms difcil todava de
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RE ENSIONES
analizar ecunimemente. La interpretacin del Profesor de Lo-
vaina se ha hecho clsica y es comnmente aceptada. Pero, sin
olvidar las supuestas premuras de tiempo (dos meses slo de
preparacin en 1277), las reiteraciones, el desorden, etc., de lo
que tanto se ha escrito y hablado, queda todava mucho por
decir sobre el tema; y esperamos que se diga dentro de dos
aos, con ocasin del centenario, aunque sin anacronismos...
En la bibliografa se echa de menos y es una lstima-
la contribucin espaola a la investigacin sobre filosofa ra
be,
pues faltan nombres tan ilustres como: Asn Palacios, Qui-
rs, Llovera, Getino, Carreras Artau, Alonso, Cruz Hernndez,
Gmez Nogales, Casciaro, etc. (Alonso es citado slo como edi
tor de Pedro Hispano).
Por ltimo sealar que me ofrece algunas dificultades la
datacin de la
Summa contra Gentiles
(terminada, segn Van
Steenberghen, en la penltima estancia italiana), que retrasa
ra ms por lo menos su redaccin definitiva, para poder
explicar las afinidades que se aprecian entre esa Summa, y el
Pugio Fidei
y el
Capistrum Iudaeorum
de Raimundo Mart (me
he ocupado de este tema en otro momento) (1).
Los cuadros sinpticos, completsimos, son el mejor remate
para este monumento, impresionante por su erudicin, de la
historiografa contempornea; digno resumen y vasta pano
rmica de cincuenta aos de trabajo y dedicacin al saber cien
tfico.
J . I. SARANYANA
JOHANNES BEUMER, La inspiracin de la Sagrada Escritura.
Colecc. Historia de los Dogmas, dirigida por M. Schmaus, A.
Grillmeier y L. Scheffczyk, tomo I, cuaderno 36. Madrid
(BAC) 1973, 78 pp.
De esta obra, en su edicin francesa, ofrecimos una recen
sin en esta misma revista: "SCRIPTA THEOLOGICA" V, I
(1973) 469-70. Se nos excusar nuestra satisfaccin patritica si
(1). Cfr. sobre este tem a:
Histoire des thologies mdivales.
c o
le Pract ique des Hautes tudes . V sect ion . Sc iences re l ig ieuses . An
nuaire 1969-1970 (77) 301-304. (Direccin de M. Vignaux). Vase tam
bin A. H U E R G A , Hiptes i s
sobre la gnesis de la Sum ma contra gen-
tiles y del Pugio Fidei , en An geli cu m , 51 (1974) 532-557.
424
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RE ENSIONES
hacemos notar que la edicin espaola est mucho mejor cui
dada que la francesa en todos los aspectos tipogrficos: belleza
de su presentacin, notas bibliogrficas a pie de pgina, cmo
damente manejables, vocablos tcnicos en caracteres griegos,
en vez de transcritos a latinos. Tambin, en algn que otro
caso, hemos comprobado que en la edicin francesa se haba
abreviado la nota del original, suprimiendo por ejemplo las
palabras textuales del autor que se comenta, dejando slo su
referencia bibliogrfica. La edicin espaola, en cambio, recoge
ntegro el original alemn (Freiburg in Breisgau
1968) .
Slo tenemos que aadir a lo que dijimos con ocasin de la
edicin francesa, que habiendo aparecido despus de sta la
edicin crtica de los escritos de L. Lessio referentes a la Sa
grada Escritura, hecha por A. M. Artola (Vitoria
1 9 7 4 ) ,
y tras
la lectura directa de L. Lessio, la valoracin cientfica y doc
trinal que de l hace J. Beumer nos resulta extremadamente
benigna (cfr. nuestra nota Sobre el concepto de Sagrada Es
critura de L. Lessius,
en "SCRIPTA THEOLOGICA" VII, I
(1975) .
Otro breve punto quisiramos aadir a lo ya dicho: en
nuestra opinin no resulta nada clara la exposicin que hace
Beumer, al final de su libro, acerca de la doctrina de la inerran
cia bblica y de la historicidad de los Evangelios en la Const.
Dogm.
Dei Verbum.
Nos tememos que el alumno que lea esas
pginas no va a entender con facilidad qu es lo que realmente
ha enseado el Vaticano II.
J.' M.
CASCIARO
CORNELIO FABRO, L'Avventura della Teologia progressista,Mi
lano, 1 9 7 4 ,
Rusconi editore,
3 2 2
pp.
La mayor parte de este volumen est constituida por artcu
los publicados en diversas revistas y obras de colaboracin a
lo largo del ao 1 9 7 3 . En ellos, el conocido profesor de Filo
sofa de la Universidad de Perugia realiza un anlisis profundo
de la Teologa Dogmtica y Moral llamadas "progresistas", cu
yos fundamentos filosficos expone y critica. He aqu los prin
cipales ttulos: El giro antropolgico en la teologa contem
pornea; Races inmanentistas de la teologa contempornea;
Secularizacin y teologa; La disolucin de la teologa antro-
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RE ENSIONES
polgica;
El
neohumanismo
de
Feuerbach
y la
neoteologa;
Coherencia
de la
antropologa feuerbachiana
e
incoherencia
de
la antropologa teolgica; El valor permanente de la moral;
Espiritualidad y celibato segn Johann Adam Mhler; Ex-
celencia del celibato segn Sren Kierkegaard; Actualidad y
crisisdel celibato en el mundo contemporneo; Decadencia y
crisis del sacerdocio en la actual crisis de la Iglesia. El libro
concluye con un pequeo eplogo titulado El retorno al fun
damento.
"Por
telogos
de hoy
escribe
el prof.
Fabro delimitando
el campoa que va a dirigir su crtica entiendo los llamados
telogosprogresistastantoen dogmtica comoenmoral,es de-
cir, los fautores de la llamada
reinterpretacin
del
cristianis
mo. Ellos piensan que es necesario llevar adelante las apertu
ras iniciadaspor el Vaticano II con dilataciones indiscrimina
das del pluralismo filosfico y teolgico, del ecumenismo...
sobre la base de la secularizacin radical y, ms en general,
con la asuncin del principio del trascendental moderno que
ha llevado
al
llamado
giro
antropolgico
de la
teologa"
(p. 31).
Refirindose a esta teologa,el prof. Fabro plantea la siguien
te pregunta de fondo, cuya respuesta da unidad y coherencia
a todosulibro: El
giro
antropolgicode la reflexin teolgi
caqueella proclamaescapaz todavadedesarrollar eldiscurso
sobreel mensaje de la salvacin?Lo que preocupa sobre todo
desde un punto de vista teortico de fondo es cmo serpo-
sible hacer todava una teologasin metafsica: sin una no-
cin absoluta
de
verdad
del ser,
sobre
el
cual solamente puede
fundarse una prueba consistente de que Dios existe y una
distincin absoluta
entre criatura y creador, entre naturaleza
y gracia, entre pecadoy redencin... y por tanto la consisten
cia real de la encarnacin redentora, no vuelve sustancial-
mente la nueva teologa a las posiciones inmanentsticas de
Hermes, Gnther, Frohschammer?" (pp.31-32).
ElA. contesta esta pregunta mientras describe las diversas
posiciones
de los
telogos "progresistas" desde Rahner
a
Kngydesde Bonhffer aRobinsonconamplio conocimiento
de las personasy de sus escritos, as comode losfilsofos en
cuyo pensamiento hundensusraces.A lagravedadquesupone
el intento deadaptar el mensaje revelado a la filosofa moder
na, se suma el que sta se encuentra basada desde el
cogito
cartesianoen lainmanencia.EljuiciodeFabroesclaro: "Sobre
esta base no hay duda de que el atesmo es inevitable, y la
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RE ENSIONES
nica conclusin coherente. Con una frmula tcnica se puede
demostrar que el principio moderno de inmanencia es intrn
secamente ateo en cuanto coincide con la afirmacin radical
del yo como fundamento y entraa as por contragolpe la ex
pulsin radical de Dios segn la entera cualidad intencional
de la conciencia" (p. 74).
Se comprende entonces que la teologa "progresista", aban
donando la regla de oro de San Vicente de Lern, tan presente
en el Concilio Vaticano I, precisamente para salir al paso de
Hermes y Gnther, se lance a una
reinterpretacin
del cristia
nismo, compatible incluso con la
muerte de Dios.
"Esta rein
terpretacin escribe Fabro se est mostrando en realidad
un
volver del revs
la doctrina tradicional de la Iglesia, tanto
en Dogmtica como en Moral, en cuanto que la presentacin
de los dogmas fundada sobre la trascendencia de la Revelacin
es sustituida por el principio moderno de la inmanencia, y en
lugar de la asctica cristiana de lucha contra las propias pasio
nes y de expiacin del pecado, se proclama la moral permisiva
conforme el principio edonstico de la sociedad consumstica
de nuestro tiempo" (p. 18).
Si la raz de la teologa "progresista" como hace notar
Fabro no es otra cosa que el principio de inmanencia con
secuente al
cogitovolo
cartesiano, es lgico que los fautores de
esta teologa "se ran de las condenas del Vaticano I, de la
Pascendi de San Po X y de la Humani Generis de Po XII...
afirmando que el Concilio Vaticano II habra hecho un corte
neto con la tradicin, que habra liquidado definitivamente el
principio de autoridad introduciendo el principio carismtico,
habra glorificado a los modernistas proclamando la libertad
religiosa ilimitada, el ecumenismo y pluralismo teolgico in-
condicionados, aceptando el secularismo y la desmitizacin"
(p. 19). Nada extrao, entonces, que en esta nueva interpreta
cin del cristianismo en clave desmitologizadora y seculariza-
dora se recojan los frutos amargos que en su da evitaron los
Romanos Pontfices aludidos, y, esto incluso ms all de la
voluntad de los propios autores, por la dinmica incoercible de
las ideas.
Fabro, que a lo largo de su libro ha ido sealando las con
diciones inherentes a toda autntica teologa detenindose es
pecialmente en el anlisis de la
Optatam totius
del Vatica
no II, ofrece al lector, preocupado por conocer no slo las
dimensiones sino tambin las races profundas de la actual
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RECENSIONES
confusin doctrinal, una obra madura donde competencia y
claridad
de
palabras
se dan la
mano.
A su luz se
destacan
los
perfiles no slode la crisisque en los ltimos aos atraviesa
la teologa, sino tambin la crisisdetodala cultura occidental.
Se trata,en definitiva, de un libro cuyos interrogantes y cuyos
diagnsticos nopueden ser ignorados.
L. F. MATEO-SECO
FRANCO TODESCAN,
Lex,
Natura, Beatitudo.
Il Problema della
legge nella scolastica spagnolades sec. XVI. (Publicazioni della
Facolt di Giurisprudenza dell'Universit di Padova LXV) Pa-
dova, Cedam 1973,269 S., L.5.500.
Ausgangspunkt der rechtsphilosophischen Untersuchung,die
inden rechtstheologischen Bereich hinberreicht, ist die offen
sichtliche Trennung zwischen Mensch und Natur, an der wir
heute leiden.
Die
Natur word Zusehens durch
die
Technik
ma-
nipuliert undstirbt, und damit stirbt die ganze Welt.So wird
die Natur zum politischen Problem , weil das notwendige
Gleichgewicht zwischen Natur und Technik gefhrdet ist. Die
Heideggersche Definition berdieTechnikals"Provokationder
Natur" dient dem Verf. als Verstehenshilfe (S. 3f.) ebensodie
FeststellungR.Guardinis,da"eineder bezeichnendsten Kom
ponenten heutiger Kultur" derVerlust desVerstndnissesvon
'naturale'"
ist.
Denn
die
Folge davon
ist die
Eindimensionali-
t tundVerknstelung des Lebens" (S.
4).
Die Vorherrschaftdes
technologischen Denkens scheint das ontologische und natur
rechtliche Denkenzuversperren,da es denPrimat des"Tuns"
vor dem "Schauen" lehrt (S. 5), womit keineswegs die Bedeu
tung des Handelns verkannt werden soll, wie Verf. aus
drcklich betont. Gegen die selbstzerstrerische Tendenz des
technologisch bestimmten Zeitalters weist Verf. zunchst auf
den bereits reichen Beitrag
der
deutschen Jurisprudenz
und
Rechtsphilosophie seitden50ziger Jahrenhin, die sich gemein
samum dieontologische BegrndungdesRechtsundgegenden
Rechtspositivismus wenden in Verbindung mit einzelnen Ver
suchen desMarxismus (E.Bloch,S. 8f.). In dieser gegenwr
tigen Beunruhigung setztVerf. mit einem vertieften Nachden
ken ber das klassische Naturrecht an und sieht als Alterna
tivmodell die thomistische Auffassung von der lex aeterna.
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RE ENSIONES
Thomas versteht und mit das natrliche und positive Recht
allein im Rckbezug auf das in jeder Weise ontologische ber
legene ewige Gesetz,in welchem die Existenz eines jedenan-
deren Rchts dynamisch enthaltenist.
Nach Auffassung von Verf. ist der moderne Rechtsnatura
lismusdieUrsachefr die verhngnisvolle kulturelle Trennung
von Menschund Natur. Seine Theseist (S. 14): Der moderne,
skulare und rationalistische Rechtsnaturalismus ist nicht
pltzlich, gleichsam magisch, als Gegenposition zur Scholastik
entstanden.DerMythos,daGrotiusder"V ater"desm odernen
Rechtsnaturalismus wre,
sei
bereits
in
Zweifel gezogen
und
das Augenmerk auf die spanische Scholastik des 16.Jahrh.hin-
gelenkt. Hier setztVerf. an undkommtzumErgebnis,da mit
dieser Epoche die Verschiebungvon der theozentrischen Kon
zeption des Mittelalters zur anthropologischen Betrachtungs
weise der humanistischen Renaissance beginnt, so da die
spanische Scholastik gleichsam die "Haarnadel"ist,welchedie
mittelalterliche Philosophie von der modernen trennt, den
theologischen
vom
skularen Rechtsnaturalismus.
In
Antithese
zur verbreiteten Meinungvompltzlichen Bruchmit dermittel
alterlichen Scholastik stellt Verf. die These von der "Kon
tinuitt auf, aber einer Kontinuitt, die im bergang vieler
kleiner Einbrche und Abweichungen vom Ursprung wie
"denaturalisiert" erscheint
und so zur
schmerzhaften Geburt
des modernen Rechtsnaturalismus" hinfhrt. Diese bergangs
rolle der spanischen Scholastik unterzieht Verf. einer genauen
Kontrolle.
Er
sieht darin eine Epoche,
die
sich zwar
auf
Thomas
beruft, aber in der Interpretation keine Beziehung mehrzum
ursprnglichen Thomas hat. Seine These verifiziert Verf. in
glcklicher Verbindung von historischer Methodemit systema
tischer Betrachtungsweise anhand von Schlsselbegriffen wie
"natura"und"ratio"bei Thomas, seinen Kommentatoren Caje-
tan, Vitoria und Sotound bei der spanischen Scholastik (wie
Alfonso de Castro, Molina, Vzquez, Suarez)mit der Frageste
llung: Hat diese Thomas richtig verstanden? Er kommt dabei
zu einem erstaunlichen Ergebnis.
Zur Problemerhellung wird jeweils der historische Kontext
aufgezeigt. Das 16.Jh. war fr Spanien das goldene Zeitalter.
Ander in ganz Europa berhmten Universitt Salamanca wur
denu.a. inVerbindungmit der Entdeckung Amerikas spezielle
rechtspolitische Fragen diskutiert,in Zusammenhang damitdas
VerhltnisvonNaturundberntur,vonG eschichteundHeils-
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RE ENSIONES
geschichte, in dessen Folge sich das Problem der beatitudo
steckte;
im
Zuge
del
Gegenreformation
sah man
sich gentigt
als Antwort auf Luther und Calvin dieRolleder ratio zuver
teidigen.
Wenn im thomistischen System das Gesetz wesentlich als
ordinatio rationis
unter dem Horizont des bernatrlichen
definiert worden war, von dem her das gesamte juridische
Phnomen ab imis fundamentis" in Frage gestellt wurde (S.
227), so fhrte die Diskussion der spanischen Scholastik zur
Verselbstndigung
des
Naturgesetzes
und zur
Trennung
von der
lex aeterna.Verf. zeigt,wie z.B. bei Cotodie lex aeterna noch
wesentlich ihren kritischen Stachel kraft ihrer ontologischen
berlegenheit bewahrt. Der Begriff der
ratio
in Verbindung
mitder lexaeterna als "geheimnisvoller Grund desSeins"(S.
231)
ist
noch nicht identisch
mit der
menschlichen ratio
als
diskursives Vermgen. Die Schule von Salamanca aber fhrt
mit Medina inAuseinandersetzungmit der Franziskanerschule
den Rationalismus ein. Als dann Molina seine naturrechtliche
Theorie durch die Einfhrung des Begriffes "natura rei in
Verbindung mit der lex aeterna aufbaute, suggerierte dieser
Begriff eine festumrissene, klar dechiffrierbare Naturvonauto
nomer Struktur. NachVerf. fhrt vonhier der Weg zumauto
nomen ius naturale, ebenso wie die Formulierung Molinas
"recto ratio, tarn humana quam divina"in verschleierter Weise
eine gemeinsame ratio fr Gott und Mensch suggeriert gegen
ber der klaren, eindeutigen thomistischen Formulierung
"summa ratio
in Deo
existens",
welche Molina
mit der
"recta
ratio factibilium"
ersetzte, die durch ihre "Richtigkeit" die
"natura rei aufwertet. So entwickelt sich die Vorstellung
einervon sichher bestehenden natrlichen Ordnung, getrennt
von der bernatrlichen (S. 237), die dann bei Vzquez zu
einer Umkehrung der Verhltnisse fhrt. Verf. unterstreicht
die Tatsache,daMolina von "peccata naturalia" sprach, steht
fr eine der vielen Symptome der "quivozitt", in welche
der Begriff "Gesetz"
und im
gewissen Sinne auch
die
Rechtsphi
losophie in jenen Jahren wissenschaftlicher Grung hin ein
schlidderte (S. 240). Im Zuge dieser Entwicklung kristisiert
zwar Surez die verschrfte rein intellektualistische Interpre
tationvon G.Vzquez,bei dem die lex aeterna nun auf eine
rein rationale Dimension reduziert wird und das Naturgesetz
an Stelle der lex aeterna die absolute erste Stelle einnimmt;
aber trotz gewisser bereinstimmung von Surez mit Thomas
430
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RE ENSIONES
bezglichder lex aeterna, kritisiert Verf. auch Surez ob der
gleichen rationalistischen stehengebliebenen Wurzel,
die
sich
in der falschen Fragestellung uert, ob die lex aeterna ein
Akt des Willens oder Intellekts sei. Sie impliziert einen
oberflchlichen Anthropomorphismus und die berzeugung,
da die menschliche Vernunft das Absolute mit ihrem Denk
system begreifen knne.
Verf. hat esverstanden,die an einem Beispiel vorgestellten
auseinanderlaufenden Anschauungen ber den Begriff des
Naturrechts durch die Begriffe natura und ratio auf Grund
sorgfltiger Quellenanalyse aufzudecken.
In
schlssiger
Ge-
dankenfhrung hat er vielfache Begriffsunklarheit und Ver
wirrung und damit abwegige Fragestellungen berzeugend
vor Augen gefhrt und somit indirekt darauf hingewiesen,da
der VerlustdesOrdnungsgedankensdie heutige Unordnungim
VerhltnisvonMenschundNatur erklrt.Mit demInstrument
der Sprachkritik und einer beachtlichen Sprachsensibilitt
kommt Verf. zu einem berraschenden Ergebnis, nmlich da
Begriffe unmerklich
in
einer anderen Bedeutung
da
stehen,
die
im
Laufe
der
Zeit
zu
weitreichenden Konsequenzen fhr
ten. Methodisch hatte er damit einen Weg gewiesen, wie ein
sogenannter pltzlicher Kulturbruch auf seine Ursachen hin
begreift und dann als schrittweiser Proze erkannt werden
kann. Die so aufschlureiche, gewinnbringende und differen
ziert gefhrte Untersuchung mit einem vielseitig informieren
den gelehrten Apparat wre fr einen greren Leserkreis
noch leichter schlssen worden, wenn
Verf. zum
Personenindex
(S. 2 6 3 -2 6 9 )
einen analytischen Index hinzugefgt htte. Aber
zweifelsohne fhrt die anregende und ergebnisreiche Studie
zum gewnschten Ziel (S.
1 7 :
Zur Rckbesinnung auf die
klassischen Grundlagen, insbesondere die der thomistischen
Lehre vom Naturrecht.
MARGOT SCHMIDT
Osear
CUXLMANN,
Del
Evangelio
a la
formacin
de la
teologa
cristiana,Salamanca 1 9 7 2 , 2 8 6pp.
Este libroes una traduccin del original francs y est for
madopor unaseriedeartculos publicadosen losltimos trein
ta aos.Elttulo francs, Dessourcesdel'Evangile la forma-
4 3 1
-
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RECENSIONES
t i o n
de la
t h o l o g i e c h r t i e n n e , i n d i c a
con
c l a r i d a d
que los dos
e l e m e n t o s
que
i n t e n t a n
dar
u n i d a d
a
e s t o s a r t c u l o s , p u b l i c a d o s
c o n i n d e p e n d e n c i a los u n o s de los o t r o s , son las p r i m e r a s u n i
d a d e s p r e s i n p t i c a s y los e s c r it o s n e o t e s t a m e n t a r i o s ms e l a
b o r a d o s . Sin e m b a r g o , hay que r e c o n o c e r que esa u n i d a d no se
l o g r a p l e n a m e n t e y el r e s u l t a d o es un c o n g l o m e r a d o de c u e s
t i o n e s r e l a c i o n a d a s con el N u e v o T e s t a m e n t o que a v e c e s se
r e p i t e n (v. g. cfr. p g s . 18 y 45) o que no t i e n e n n a d a que ver
e n t r e s. Por o t r a p a r t e , r e s u l t a p o c o p r e c i s o el h a b l a r de f o r
m a c i n de t e o l o g a c r i s t i a n a al r e f e r i r s e a los e s c r i t o s p a u l i n o s
o j o a n n e o s . E s t o s a u t o r e s ,
al ser
i n s p i r a d o s
por el
E s p r i t u S a n
to , son a l g o ms que m e r o s t e l o g o s .
E s t o s
son los
t t u l o s
de los
n u e v e a p a r t a d o s
en que se di-
v i d e la o b r a : 1. La s i g n i f i c a c i n de los t e x t o s de Q u m r n pa-
r a el e s t u d i o y el p e n s a m i e n t o de los o r g e n e s c r i s t i a n o s . 2. La
o p o s i c i n c o n t r a el t e m p l o de J e r u s a l n , m o t i v o c o m n de la
t e o l o g a j o n i c a y del m e d i o a m b i e n t e . 3. S a m a r a y los o r
g e n e s de la m i s i n c r i s t ia n a .
4.
El c a r c t e r e s c a t o l g i c o del
d e b e r m i s i o n e r o
y de la
c o n c i e n c i a a p o s t l i c a
de San
P a b l o .
5. Eiden kai episteusen: La
v i d a
de
J e s s , o b j e t o
de
v i s i n
y de fe s e g n el c u a r t o e v a n g e l i o . 6. El r e s c a t e a n t i c i p a d o del
c u e r p o h u m a n o s e g n el N u e v o T e s t a m e n t o . 7. El b a u t i s m o de
l o s n i o s
y la
d o c t r i n a b b l i c a
del
b a u t i s m o .
8.
I n m o r t a l i d a d
d e l a l m a o r e s u r r e c c i n de los m u e r t o s ? 9. Dos m e d i t a c i o n e s
b b l i c a s .
C o m o se ve, los t e m a s son b a s t a n t e h e t e r o g n e o s , y s l o
c o n c i e r t a d i f i c u l t a d
se
l o g r a e n t r e v e r
la
e v o l u c i n f u e r a
d e las f u e n t e s del E v a n g e l i o , d e s d e sus r a c e s l e j a n a s y a n t e
r i o r e s a la v e n i d a de J e s u c r i s t o , h a s t a la f i j a c i n de una t e o
l o g a c r i s t i a n a (p. 16).
A l e s t u d i a r la r e l a c i n e n t r e Q u m r n y los o r g e n e s del
c r i s t i a n i s m o , a n a l i z a las s e m e j a n z a s y d i f e r e n c i a s que se dan
e n t r e los e s e n i o s y el c r is t i a n is m o . A f i r m a una c i e r t a a f i n i d a d
e n t r e e s a s
dos
c o r r i e n t e s c o n t e m p o r n e a s
que, sin
e m b a r g o ,
n o i m p l i c a
de
n i n g u n a m a n e r a
que el
c r i s t i a n i s m o
no
h a y a
a p o r t a d o a l g o e s e n c i a l m e n t e n u e v o r e s p e c t o
a sus
o r g e n e s
j u d o s (p. 18). En r e a l i d a d , no se t r a t a de que el c r i s t i a n i s m o
s e a s l o a l g o e s e n c i a l m e n t e n u e v o , s i n o que r e s p e c t o a Q u m r n
e s una d o c t r i n a t o t a l m e n t e n u e v a . Por o t r a p a r t e , el c r i s t i a
n i s m o no t i e n e o t r o o r i g e n que C r i s to m i s m o , los e l e m e n t o s
q u e
la
d o c t r i n a
de
Q u m r n t e n g a a f i n e s
al
m e n s a j e e v a n g l i c o
n oson en m o d o a l g u n o su f u e n t e y o r i g e n . El c r i s t i a n i s m o t i e n e
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RE ENSIONES
sus races en el A. T., preparacin y preludio de la plenitud
de los tiempos que nos llega con Jesucristo, meta y cima de to
da la Revelacin divina. Los elementos culturales del medio
ambiente en que los autores sagrados viven son cauce de ex
presin de su pensamiento, y nunca origen del mismo.
Dentro del mismo tema, afirma que los elementos helenis
tas que se dan en algunos escritos neotestamentarios, ya esta
ban presentes en la vida palestiense de los primeros tiempos.
De ah que la presencia de esos elementos helenistas no sea
un argumento vlido para hablar de una fecha tarda en la
composicin de un libro inspirado, y mucho menos para negar
la autenticidad del libro en cuestin. Conclusin a la que al
gunos llegan indebidamente respecto al Evangelio de San Juan
(cfr. p. 18).
Resulta chocante y totalmente gratuita la afirmacin que
el A. hace al decir que Jess era discpulo de Juan el Bautista.
Se basa en Mt
11,
11 donde el Seor afirma "que no ha surgido
entre los hijos de mujer uno mayor que Juan el Bautista". En
el mismo contexto se dice que "el menor en el Reino de los
cielos es mayor que l". Y ciertamente Cristo no es el menor
en el Reino, sino el mayor, el primero, el Rey de Reyes (Ap.
17,
14). Por otra parte, dijo tambin Jess que el discpulo no
era mayor que el maestro; y no hay duda de que Jess fue
siempre ms que Juan cfr. Mt 10, 24; Jn 1, 18; Me
I ,
7).
En el tema segundo vuelve a estudiar un punto que ya toc
en el tema primero, la cuestin del templo. Habla de que en
Juan Evangelista se da una oposicin al templo de Jerusaln
semejante a la que se daba en los esenios de Qumrn. De nue
vo estamos ante una hiptesis que tiene poco fundamento. El
pasaje del IV Evangelio en que Cristo habla de la destruccin
del templo y de su reconstruccin en tres das (Jn 2, 14) no es
suficiente para hablar de una oposicin al templo. Ms que de
una oposicin al templo, tenemos en el cuarto evangelio una
lnea de purificacin y sublimacin, que culmina en el Apoca
lipsis cuando se habla de la Jerusaln celestial en la que el
Templo es Cristo mismo (cfr. en Jn 1, 51 la alusin a Bethel
y Apoc 21, 22). Dentro de este segundo captulo es digno de
destacar cmo en Cristo "antes de su muerte y resurreccin,
la presencia divina se manifiesta en su Encarnacin, despus
en los sacramentos "
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otros han trabajado lo que ellos recogern ms tarde. Despus
de establecer una relacin entre el llamado judaismo esotrico,
el juanismo y el grupo de Esteban (los
lloi
de Jn 4, 38), afirma
que stos son los que predicaron en Samara antes que los Aps
toles. A pesar de los argumentos que presenta, todo lo expuesto
no pasa de ser una hiptesis, como reconoce el mismo autor (p.
52).
El tema cuarto estudia ampliamente el katchonde 2 Tes 2,
6-7. Despus de admitir la autenticidad de esta carta, hace una
exposicin y crtica de las diversas interpretaciones que se dan
sobre el obstculo que retiene al "hombre de la iniquidad". Por
fin expone su propia opinin, anloga a la de Teodoreto de Ciro,
Teodoro de M