speziani

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GESTIÓN MARTES 17 DE MAYO DEL 2011 12 NEGOCIOS “Trabajar duro y no perder los ideales de la juventud” Pesquero de vocación, Speziani nunca dejó esta actividad. Aun estando en Estados Unidos, a donde emigró luego de las estatizaciones que inició el Gobierno de Velasco, compraba pescado fresco en Perú y Panamá y lo vendía en los mercados de Miami, Nueva York y Boston. Este es el consejo que, con autoridad, da a los jóvenes peruanos Humberto Speziani, presidente de la Confiep, a sus 70 años, porque proviene de una familia migrante italiana y ha sabido abrirse camino en nuestro país. La juventud está en la mente, dice. Hijo de madre peruana y padre italiano, Humberto Spezia- ni nació en el Callao hace 70 años. “Totalmente chalaco”, dice con cierto orgullo. No es para menos,fue ahí, en el Co- legio América (hoy Callao High School), donde aprendió a amar al Perú y a la pesca, acti- vidad que hasta hoy es su vida. “Mi abuelo y mi padre (siendo muy pequeño) inmi- graron al Perú. Pero no lo hi- cieron porque eran ricos sino porque eran pobres”, relata. Fue en el negocio del trans- porte donde su abuelo y su pa- dre empezaron a abrirse cam- po en el Perú. Se iniciaron en el mismo a través de un servicio de carre- tas en el puerto, luego trajeron los primeros camiones “que eran con transmisión por ca- dena” y transportaban desde el antiguo puerto (donde está hoy la Plaza Grau) de el Callao hasta Lima. “Mi padre continuó este ne- gocio del transporte. La fami- lia también tuvo un aserrade- ro en San Alejandro (en el hoy departamento de Ucayali), y también en Pucallpa, agrega. El trabajo era duro pero bueno por aquellos años, re- cuerda. Pronto partiría a otros lares, sin embargo. El colegio donde estudió Speziani es de misioneros americanos “y fue a través de ellos que siempre tuve la ilu- sión de viajar a EE.UU.”, lue- go de acabar la secundaria. En Estados Unidos estu- dió y obtuvo el título de ad- ministrador por la Washing- ton University, dice, aunque todos creen que es ingeniero. “Eso es así porque me gustan los equipos y las máquinas”, explica. Uno de los aspectos que lo caracterizan es que siempre ha estado estudiando y capa- citándose “porque es lo único que te puede dar un futuro en un empleo”. Además, “con el cambio tecnológico uno tiene que es- tar siempre actualizado, aun- LUIS HIDALGO SUáREZ pero también porque hay ne- cesidades de trabajo técnico, especializado”. Desde su experiencia co- mo empresario y emplea- dor, refiere que los trabaja- dores más buscados hoy son los técnicos. “El mercado es- tá ávido de gente técnica, de ingenieros; tenemos muchos abogados. Con la disculpa del caso, necesitamos cien- tíficos, químicos”. Recuerda que a diferencia de antes, ahora en el Perú falta gente para operar. “En mi épo- ca era al revés, necesitabas te- ner una profesión para tener un buen puesto”. Pero, como decíamos al inicio, la pesca es la vida de don Humberto. Se inclinó por esta actividad porque al vivir en el Callao tuvo la oportuni- dad de visitar varias plantas pesqueras. “Había un pariente que te- nía una planta pesquera en la avenida Argentina. En esa época recién empezaba la in- dustria de harina de pescado”, refiere. Narra con emoción cómo se vinculó al Grupo Brescia. “Bueno, sale un aviso en el periódico y da la casualidad que mi padre había sido muy amigo del padre de los señores Brescia, don Fortunato, lo cual yo desconocía. Posteriormen- te conocí a todos ellos. Esto fue en 1964”. Cuando en 1973 vino la expropiación velasquista, Speziani fue uno de los tan- tos que emigraron. “Seguí con ellos (los Brescia) un tiempo y luego viajé a Esta- dos Unidos, aunque seguía conectado con ellos, quie- nes habían entrado al nego- cio minero y yo los proveía. Pero también tenía negocios particulares allá con la pes- ca”, detalla. Compraba pes- cado fresco y lo vendía en los mercados de Miami, Nueva York y Boston. “Compraba tanto en Perú como en Pana- má y yo mismo los embarca- ba, tenía que levantarme a las 4 de la mañana. Después pa- sé al negocio conservero. En pesca he tenido experiencia de todo”, refiere. Años más tarde, en el 2006 volvió definitivamente de Es- tados Unidos para trabajar con el Grupo Brescia en el área de pesca . “Soy un ejecutivo del grupo. Yo siempre he estado en el país pero mudé a mi fami- lia por el problema del terroris- mo”. Antes de terminar la con- versación le preguntamos qué recomendación daría a los jó- venes peruanos. “Muy pocos de los inmi- grantes que vinieron al Perú lo hicieron porque eran ricos, o con alguna profesión. Los demás lo hicieron porque eran pobres, para buscar un desti- no. Hay dos cosas para lograr- lo: el trabajo y el estudio, este último ahora se ha vuelto más importante aún. Y no se tra- ta de que tengan que ser pro- fesionales sino que tengan un oficio, que sean técnicos es- pecializados, para poder tra- bajar. Luego pueden seguir la profesión de su gusto al tiem- po que trabajan”. Pero el trabajo y el estudio no garantizan el triunfo. ¿Cuál es su secreto?, le insistimos. “Trabajar duro y no per- der los ideales de la juven- tud. Yo tengo 70 años y si- go con el mismo entusiasmo que cuando era joven, me en- cantan todas las novedades. La juventud está en la men- te, yo les tengo mucha fe a los jóvenes”. otrosí digo “Humberto Speziani conoció a Luis Banchero, famoso empresario peruano de la década de los 60. “Lo conocí en 1965, era una persona brillante, tenía una visión no solo de la pesca sino de todo el país”. El contacto fue a través del cargo de director alterno que tenía en el con- sorcio (ver nota principal ) y a través de la Sociedad de Pesquería. Según la leyenda, Banchero empezó de cero. “Sí, efectivamente, él era de Tacna y mientras trabajaba se educó y terminó su carrera de ingeniero químico. Tenía una habilidad innata”, confirmó Speziani. Conoció a Luis Banchero que sea de manera autodidac- ta. El aprendizaje es continuo y ahora mucho más que antes debido a la alta competencia, “Con el cam- bio tecnoló- gico uno tie- ne que estar siempre ac- tualizado, aun- que sea de manera au- todidacta. El aprendizaje es continuo”, di- ce Speziani. VIDA “El mercado (de trabajo) está ávido de gente técnica, de ingenieros; tenemos muchos abogados. Con la disculpa del caso, necesitamos científicos, químicos”. “Pocos inmigrantes que vinieron al Perú lo hicieron porque eran ricos. Los demás lo hicieron porque eran pobres en busca de un destino. Hay dos cosas para lograrlo: el trabajo y el estudio”. CAROLINA URRA

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GESTIÓN martes 17 De mayo DeL 201112

negocios

“Trabajar duro y no perder los ideales de la juventud”

Pesquero de vocación, Speziani nunca dejó esta actividad. Aun estando en Estados Unidos, a donde emigró luego de las estatizaciones que inició el Gobierno de Velasco, compraba pescado fresco en Perú y Panamá y lo vendía en los mercados de Miami, Nueva York y Boston.

Este es el consejo que, con autoridad, da a los jóvenes peruanos Humberto Speziani, presidente de la Confiep, a sus 70 años, porque proviene de una familia migrante italiana y ha sabido abrirse camino en nuestro país. La juventud está en la mente, dice.

Hijo de madre peruana y padre italiano, Humberto Spezia-ni nació en el Callao hace 70 años. “Totalmente chalaco”, dice con cierto orgullo. No es para menos,fue ahí, en el Co-legio América (hoy Callao High School), donde aprendió a amar al Perú y a la pesca, acti-vidad que hasta hoy es su vida.

“Mi abuelo y mi padre (siendo muy pequeño) inmi-graron al Perú. Pero no lo hi-cieron porque eran ricos sino porque eran pobres”, relata.

Fue en el negocio del trans-porte donde su abuelo y su pa-dre empezaron a abrirse cam-po en el Perú.

Se iniciaron en el mismo a través de un servicio de carre-tas en el puerto, luego trajeron los primeros camiones “que eran con transmisión por ca-dena” y transportaban desde el antiguo puerto (donde está hoy la Plaza Grau) de el Callao hasta Lima.

“Mi padre continuó este ne-gocio del transporte. La fami-lia también tuvo un aserrade-ro en San Alejandro (en el hoy departamento de Ucayali), y también en Pucallpa, agrega.

El trabajo era duro pero bueno por aquellos años, re-cuerda. Pronto partiría a otros lares, sin embargo.

El colegio donde estudió Speziani es de misioneros americanos “y fue a través de ellos que siempre tuve la ilu-sión de viajar a EE.UU.”, lue-go de acabar la secundaria.

En Estados Unidos estu-dió y obtuvo el título de ad-ministrador por la Washing-ton University, dice, aunque todos creen que es ingeniero. “Eso es así porque me gustan los equipos y las máquinas”, explica.

Uno de los aspectos que lo caracterizan es que siempre ha estado estudiando y capa-citándose “porque es lo único que te puede dar un futuro en un empleo”.

Además, “con el cambio tecnológico uno tiene que es-tar siempre actualizado, aun-

LUiS HidALGo SUárEz

pero también porque hay ne-cesidades de trabajo técnico, especializado”.

Desde su experiencia co-mo empresario y emplea-dor, refiere que los trabaja-dores más buscados hoy son los técnicos. “El mercado es-tá ávido de gente técnica, de ingenieros; tenemos muchos abogados. Con la disculpa del caso, necesitamos cien-tíficos, químicos”.

Recuerda que a diferencia de antes, ahora en el Perú falta gente para operar. “En mi épo-ca era al revés, necesitabas te-ner una profesión para tener un buen puesto”.

Pero, como decíamos al inicio, la pesca es la vida de don Humberto. Se inclinó por esta actividad porque al vivir en el Callao tuvo la oportuni-dad de visitar varias plantas pesqueras.

“Había un pariente que te-nía una planta pesquera en la avenida Argentina. En esa época recién empezaba la in-dustria de harina de pescado”, refiere.

Narra con emoción cómo se vinculó al Grupo Brescia. “Bueno, sale un aviso en el periódico y da la casualidad que mi padre había sido muy amigo del padre de los señores Brescia, don Fortunato, lo cual yo desconocía. Posteriormen-te conocí a todos ellos. Esto fue en 1964”.

Cuando en 1973 vino la expropiación velasquista, Speziani fue uno de los tan-tos que emigraron. “Seguí con ellos (los Brescia) un tiempo y luego viajé a Esta-dos Unidos, aunque seguía conectado con ellos, quie-nes habían entrado al nego-cio minero y yo los proveía. Pero también tenía negocios

particulares allá con la pes-ca”, detalla. Compraba pes-cado fresco y lo vendía en los mercados de Miami, Nueva York y Boston. “Compraba tanto en Perú como en Pana-má y yo mismo los embarca-ba, tenía que levantarme a las 4 de la mañana. Después pa-sé al negocio conservero. En pesca he tenido experiencia de todo”, refiere.

Años más tarde, en el 2006 volvió definitivamente de Es-tados Unidos para trabajar con el Grupo Brescia en el área de pesca . “Soy un ejecutivo del grupo. Yo siempre he estado en el país pero mudé a mi fami-

lia por el problema del terroris-mo”. Antes de terminar la con-versación le preguntamos qué recomendación daría a los jó-venes peruanos.

“Muy pocos de los inmi-grantes que vinieron al Perú lo hicieron porque eran ricos, o con alguna profesión. Los demás lo hicieron porque eran pobres, para buscar un desti-no. Hay dos cosas para lograr-lo: el trabajo y el estudio, este último ahora se ha vuelto más importante aún. Y no se tra-ta de que tengan que ser pro-fesionales sino que tengan un oficio, que sean técnicos es-pecializados, para poder tra-bajar. Luego pueden seguir la profesión de su gusto al tiem-po que trabajan”.

Pero el trabajo y el estudio no garantizan el triunfo. ¿Cuál es su secreto?, le insistimos.

“Trabajar duro y no per-der los ideales de la juven-tud. Yo tengo 70 años y si-go con el mismo entusiasmo que cuando era joven, me en-cantan todas las novedades. La juventud está en la men-te, yo les tengo mucha fe a los jóvenes”.

otrosí digo

“Humberto Speziani conoció a Luis Banchero, famoso empresario peruano de la década de los 60. “Lo conocí en 1965, era una persona brillante, tenía una visión no solo de la pesca sino de todo el país”. El contacto fue a través del cargo de director alterno que tenía en el con-sorcio (ver nota principal) y a través de la Sociedad de Pesquería.Según la leyenda, Banchero empezó de cero. “Sí, efectivamente, él era de Tacna y mientras trabajaba se educó y terminó su carrera de ingeniero químico. Tenía una habilidad innata”, confirmó Speziani.

Conoció a Luis Banchero

que sea de manera autodidac-ta. El aprendizaje es continuo y ahora mucho más que antes debido a la alta competencia,

“Con el cam-bio tecnoló-gico uno tie-ne que estar siempre ac-tualizado, aun-que sea de manera au-todidacta. El aprendizaje es continuo”, di-ce Speziani.

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“El mercado (de trabajo) está ávido de gente técnica, de ingenieros; tenemos muchos abogados. Con la disculpa del caso, necesitamos científicos, químicos”.

“Pocos inmigrantes que vinieron al Perú lo hicieron porque eran ricos. Los demás lo hicieron porque eran pobres en busca de un destino. Hay dos cosas para lograrlo: el trabajo y el estudio”.

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