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Somatización y elección de órgano Los que hayan leido este post ya sabrán que el término “somatización” es una idea de aquel psiquiatra que se llamaba Piedra (de) Mechero (Pierre Briquet) un nombre magnifico para un psiquiatra de la Salpetriére de finales del siglo XIX. Pero en realidad el término somatización ha infiltrado el lenguaje coloquial y ya todo el mundo lo conoce y lo usa, no sólo los médicos sino tambien los usuarios de medicinas y remedios. Somatizar es convertir un conflicto psíquico en un síntoma fisico aunque existe cierta confusión en torno al mismo porque algunos médicos utilizan el término como sinónimo de conversión es decir lo restringen para aquellos sintomas inexplicables desde el punto de vista somático. En este caso conversión histérica y somatización serian sinónimos ignorando el hecho de que la conversión histérica solo puede referirse a somatizaciones con algun sentido simbólico y siempre referidas al sistema nervioso voluntario. Dicho de otra manera una parálisis o un déficit sensorial pueden ser definidas como conversiones pero no como somatizaciones, pero una diarrea no puede ser definida como conversión pero si como somatización. En realidad esta división es un poco arbitraria y se debe a la tradición puesto que las conversiones histéricas fueron abordadas mucho antes que las somatizaciones digestivas por ejemplo. Además de esta razón histórica hay otra: y es que Freud aplicó su trabajo a las conversiones histéricas descubriendo que existía una relación entre el síntoma y un agravio previo, demostrando que existía un enlace entre ambos acontecimientos y descubriendo de paso un método psicológico para sanar estos sintomas. En 1936 Cannon y Selye publicaron por separado sendos articulos que resultarian definitivos para la aceptación cientifica de ese hecho ya conocido de que lo psicológico influye definitivamente en el cuerpo. Selye trabajando con ratas logró inocularles tal cantidad de impredictibilidad y terror que terminaron por desarrollar ulceras gástricas pos estrés y sangrados digestivos por causas psicológicas. Desde entonces llamamos a estos fenómenos estrés, una denominación inespecifica que sirve para nombrar cualquier tipo de “cambio” que propicie un “sindrome de adaptación general” o tambien una reacción de “lucha-huida”, que es el nombre con el que Cannon y Selye bautizaron a estos fenomenos orgánicos que tenian su origen en un impacto psicológico. Con este trabajo quedaba claro que “la somatización” no era asimilable al concepto de conversión histérica puesto que no era que el paciente inventara

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Somatización y elección de órganoLos que hayan leido este post ya sabrán que el término “somatización” es una idea de aquel psiquiatra

que se llamaba Piedra (de) Mechero (Pierre Briquet) un nombre magnifico para un psiquiatra de la Salpetriére de finales del siglo XIX. Pero en realidad el término somatización ha infiltrado el lenguaje coloquial y ya todo el mundo lo conoce y lo usa, no sólo los médicos sino tambien los usuarios de medicinas y remedios.Somatizar es convertir un conflicto psíquico en un síntoma fisico aunque existe cierta

confusión en torno al mismo porque algunos médicos utilizan el término como sinónimo de conversión es decir lo restringen para aquellos sintomas inexplicables desde el punto de vista somático. En este caso conversión histérica y somatización serian sinónimos ignorando el hecho de que la conversión histérica solo puede referirse a somatizaciones con algun sentido simbólico y siempre referidas al sistema nervioso voluntario. Dicho de otra manera una parálisis o un déficit sensorial pueden ser definidas como conversiones pero no como somatizaciones, pero una diarrea no puede ser definida como conversión pero si como somatización.En realidad esta división es un poco arbitraria y se debe a la tradición puesto que las conversiones histéricas fueron abordadas mucho antes que las somatizaciones digestivas por ejemplo. Además de esta razón histórica hay otra: y es que Freud aplicó su trabajo a las conversiones histéricas descubriendo que existía una relación entre el síntoma y un agravio previo, demostrando que existía un enlace entre ambos acontecimientos y descubriendo de paso un método psicológico para sanar estos sintomas.

En 1936 Cannon y Selye publicaron por separado sendos articulos que resultarian definitivos para la

aceptación cientifica de ese hecho ya conocido de que lo psicológico influye definitivamente en el cuerpo. Selye trabajando con ratas logró inocularles tal cantidad de impredictibilidad y terror que terminaron por desarrollar ulceras gástricas pos estrés y sangrados digestivos por causas psicológicas. Desde entonces llamamos a estos fenómenos estrés, una denominación inespecifica que sirve para nombrar cualquier

tipo de “cambio” que propicie un “sindrome de adaptación general” o tambien una reacción de “lucha-huida”, que es el nombre con el que Cannon y Selye bautizaron a estos fenomenos orgánicos que tenian su origen en un impacto psicológico.Con este trabajo quedaba claro que “la somatización” no era asimilable al concepto de conversión histérica puesto que no era que el paciente inventara sintomas con algún tipo de propósito mas o menos espúreo, sino que un conflicto psíquico podia manifestarse como una enfermedad verdadera, como una enfermedad genuina, una vez reconocido este hecho, se produjo un borramiento entre sintomas más o menos incomprensibles y sintomas atribuibles a una enfermedad fisica. Si una úlcera podia establecerse a partir de un evento psíquico, el término somatización podia extenderse a las enfermedades fisicas y no solo a las enfermedades mentales tipo histeria. Y al mismo tiempo las manifestaciones histéricas podian ser sintomas que hicieran el recorrido en el mismo sentido siguiendo las sendas de eso que ha venido en llamarse cuerpo sutil, es decir el cuerpo como representación mental, el cuerpo vivido. Desde ese

momento hablar de manifestaciones histéricas o de somatización es algo absolutamente trivial: lo psicológico impone una marca somática bien el el cuerpo real o bien en el cuerpo imaginario.

Era el turno de la psicosomática, los que leyeron este post ya saben que las enfermedades

psicosomáticas clásicas son estas: hipertensión ,asma, neurodermatitis, tireotoxicosis, ulcera gastroduodenal, colitis ulcerosa, migraña y artitis reumatoidea. En todas ellas los factores psicológicos desempeñan algun papel si bien su cualidad, intensidad y duración nunca fueron aclaradas básicamente porque la psicosomática carecía de una teoria explicativa que dilucidara como los eventos psicológicos se transforman en lesiones objetivas.En parte esta labor de mediación ha sido abordada por la Psiconeuroinmunologia que ha establecido

que el sistema inmune es el eslabón perdido que hace de puente entre lo mental y lo fisico. Los impactos emocionales tienen traducción fisica a través de nuestrosistema inmune y tambien el sistema hormonal

y el sistema nervioso. 

Holmes y Rae publicaron en 1967 una escala con el propósito de objetivar situaciones concretas y objetivas de estrés (los que quieran obtener esta escala pueden verla aqui):

Escala de eventos o estrés psicosocial de Holmes y RaheComo puede observarse a cada evento le sigue una puntuación que es el coeficiente estadístico con que las personas comunes reaccionarian a esa contrariedad o acontecimiento vital. Como puede observarse en la escala lo que se clasifica en ella son acontecimientos más o menos significativos en la vida de un persona, otorgándole la maxima puntuación a la pérdida de alguien querido y asi sucesivamente. Lo que la escala no aclara son -más allá de la intensidad- los caminos que utiliza el estrés para manifestarse.

No aclara porque algunas personas hacen un cáncer después de una pérdida significativa mietras otros reaccionan con un resfriado ni las razones que dirigen la elección de órgano. Por ultimo tampoco

aclaran la lateralidad, es decir la preferencia por un lado u otro del cuerpo.¿Por qué algunas personas somatizan en el aparato digestivo mientras que otras somatizan en la piel?

¿Por qué algunas personas somatizan en el lado izquierdo, otras en los dos lados, y otras en el costado derecho?

Para Hamer cada somatización está relacionada con la zona del cerebro encargada de procesar cada uno de los impactos que comprometen la buena funcionalidad del cuerpo. Asi el tronco cerebral estaría relacionado con aquellos acontecimientos que comprometen la vida, la respiración, el apetito, tragar, capturar y los miedos viscerales que tienen que ver con la supervivencia individual. El cerebro medio con aquellos aspectos relacionados con la desvalorización, los conflictos sexuales, los conflictos familiares y el nido, conflictos de apego. Por ultimo los conflictos territoriales, de desamparo moral, de demarcación o

de repugnancia se hallarian en la corteza cerebral aunque algunos de estos conflictos tendrian aspectos que participarian de distintas partes del cerebro.

Por ejemplo imaginemos que el banco le embarga su casa. Si usted es una mujer sentirá que lo que está perdiendo es el nido, si es usted un hombre sentirá que está perdiendo su territorio (el nido extendido). Cada uno de los sexos somatizará de distinta manera en función del area del cerebro implicada en la resolución del conflicto, una mujer responderá con una depresión y un hombre con un infarto de miocardio.

Pero lo sorprendente es que Hamer ha teorizado sobre el gran dilema de la somatización y al parecer con un resultado nada desdeñable, asi:

Somatizamos en la piel los conflictos de pérdida, en los pulmones los conflictos de intenso temor a la muerte, en el riñón la nostalgia, en el higado el miedo a la pobreza o la agresión suprimida, en los genitales los conlictos sexuales y las ofensas al pudor (la cistitis de repetición de las mujeres), en el corazón los conflictos territoriales, en la mama los conflictos de nido (con los hijos o la pareja), en la próstata u ovarios los conflictos sexuales o las ofensas provocadas por un descendiente, en los huesos la desvalorización y la falta de soporte parental, etc.

Para saber más sobre las teorias de Hamer pueden visitar esta pagina web.Para Hamer las enfermedades son siempre la expresión de un trauma o impacto emcional que:

es de gran intensidad y aparece por sorpresa. es vivido en soledad o aislamiento el individuo carece de recursos de resiliencia para enfrentarlo.

Este punto de vista fractura la concepción clásica de que el estrés es algo inespecífico que viene de afuera y que el individuo es incapaz de enfrentar con sus propios recursos. Más bien parece que cada estilo de estrés pudiera factorizarse y dividirse a su vez en factores que afectaran a una u otra area cerebral interesada en procesar afectos distintos. Y que más allá de eso a esa area cerebral le corresponderia un órgano o sistema específico. La lateralidad se explicaria a través de la conocida fórmula : hemisferio izquierdo (hemicuerpo derecho) masculino y al contrario. De este modo Hamer puede llegar a predecir qué clase de conflicto ha tenido una persona que presenta una patologia determinada y tambien que patologia podrá tener una persona que ha sufrido un determinado estresor. Más allá de eso, tras el examen de un TAC cerebral y a través de determinados focos (focos de Hamer) es capaz de diagnosticar qué enfermedades tiene el citado paciente.

Y dicen que lo ha hecho en vivo y en directo.

En cualquier caso aqui queda para aquellos navegantes que quieran profundizar más en ello, lo cierto es que algunas cosas de las que dice no son fáciles de refutar y otras no estoy aun en condiciones de emitir sobre ellas un juicio. Lo que es verdad es que el concepto de estrés nunca me ha gustado por su vaguedad y su ambigüedad.

Y es por eso que siempre he pensado que uno de los intereses que para mi tiene la homeopatia es su conceptualización de los microsíntomas. La psicopatología está por rehacer y el futuro en mi opinión -y tambien en la opinión de otros- estará en la busqueda de fenotipos recortados, es decir de

pequeños síntomas que sean a su vez muy especificos para a partir de ellos disminuir las distancias entre los psicológico y lo corporal. Si ustedes echan un vistazo a los repertorios homeopáticos clásicos como por ejemplo el de Kent se asombrarán de ver como ha habido médicos que se pasaron la vida haciendo listados de sintomas muy especificos que la medicina oficial ha olvidado, me estoy refiriendo precisamente a eso que ahora llamamos estrés y que los homeópatas llaman “trastornos por….”, sin olvidar que la lateralidad de los sintomas es para la homeopatia esencial a la hora de definir y prescribir un remedio.Pongo un ejemplo:

Una mujer jóven y soltera presenta una cistitis de repetición, siempre después del coito. Los médicos convencionales diagnosticarían una cistitis infecciosa y la tratarian con antibióticos o antisépticos urinarios sin caer en la cuenta de que estas cistitis son somatizaciones del propio coito. Un psiquiatra tildaria el caso de histérico e investigaria qué sucede en la vida de pareja de esta mujer o en cómo vivencia el sexo siempre desde la sospecha de que la mujer es frigida. Nadie se plantearia -salvo un homeópata- en pensar que esta mujer siente el coito como un ataque a su pudor, bien por inexperiencia o desconsideracion de su compañero o bien por sus concepciones previas con la sexualidad, el miedo a quedar embarazada o a perder a su pareja, tambien puede estar expresando un problema de asco o repugnancia. En cualquier caso, esta cistitis de repetición se resuelve con Staphysagria.¿No lo creen? prueben y después juzguen.

Enfermedades psicosomáticas

Los factores psicológicos pueden desempeñar un papel fundamental en la causa y curso de distintas enfermedades físicas. Llamadas como psicosomático.

Este término debe ser utilizado para referirse a la multicausalidad e interrelación entre los factores biológicos y los psicosociales que colaboran en la historia de la enfermedad. Sin embargo sólo algunos trastornos son identificados como psicosomáticos, y son aquellos en los que se puede distinguir claramente la afección, de factores psicológicos sobre una condición médica.

Es aquí donde la enfermedad es provocada por las tres esferas de la integridad humana, en donde el desequilibrio en una de ellas causa enfermedad.

De la misma manera, existen distintas teorías que explican desde distintos enfoques las causas de las enfermedades psicosomáticas. Los psicoanalistas, como Joyce Mc Dougall, postulan que las personas que desarrollan dichas enfermedades tienen una tendencia a ignorar las señales de su cuerpo, o en el caso de ser registradas, las consideran desprovistas de importancia. Son individuos sobreadaptados, que ante momentos difíciles o traumatizantes parecen inquebrantables. Muchos de ellos presentan alexitimia, es decir, dificultad para registrar y expresar sus emociones; y a veces parecen algo desafectivos en sus relaciones con los demás. Michael Fain explica que los pacientes psicosomáticos tuvieron madres sobreprotectoras que hicieron lo posible para evitarles el dolor y, de esta manera interrumpieron el desarrollo normal de la unidad psicosomática. Estos niños tardarán más tiempo o presentarán problemas para registrar las sensaciones de su cuerpo.

Otra teoría es la de la "Especificidad de Respuesta" que se basa en la concepción de la debilidad genética de un órgano. Es decir, la persona tendría una susceptibilidad de un órgano en especial, el cual con factores estresantes desencadenaría la enfermedad en dicho punto.

Las teorías multifactoriales en vez de estar centradas en único aspecto.

Otras teorías sugieren la existencia de un estado emocional negativo, definido por el predominio de un complejo de variables emocionales como la ansiedad, la depresión, la ira-hostilidad, que podrían estar implicados en el desarrollo de múltiples trastornos físicos.

Otra teoría explica las causas de las enfermedades psicosomáticas en términos de personas predispuestas al estrés, menciona que este tipo de personas tienen una mayor predisposición a padecer este tipo de padecimientos.

Existen seis tipos de factores psicológicos que pueden influir negativamente en el estado físico del individuo, pudiendo provocar trastornos psicosomáticos, estos son:

Trastornos mentales. Un trastorno mental puede afectar significativamente al curso o tratamientos de una condición médica general (por ejemplo, una depresión mayor afecta adversamente al pronóstico del infarto de miocardio, el fallo renal o hemodiálisis).

· Síntomas Psicológicos. Síntomas que, sin constituir un trastorno, afectan significativamente el curso o tratamiento de una condición médica general. Por ejemplo, los síntomas de ansiedad afectan negativamente el curso y severidad del asma, el síndrome del intestino irritable y la úlcera péptica.

· Rasgos de personalidad o estilos de afrontamiento. El rasgo de hostilidad puede ser un factor de riesgo para la cardiopatía isquémica; un estilo de afrontamiento represor puede retrasar la realización de una operación quirúrgica necesaria.

· Conductas desadaptativas relacionadas con la salud. Se trata de comportamientos nocivos para la salud, tales como el consumo de sustancias (alcohol, drogas, tabaco, etc.), el

sedentarismo, las practicas sexuales poco seguras (p.ej., posibilidad de contagio de sida), el comer en exceso, etc.

· Respuestas fisiológicas asociadas al estrés. Pueden afectar tanto al curso (desarrollo, precipitación, exacerbación, etc.) como al tratamiento de la condición médica.

· Otros factores no especificados pueden inducir efectos adversos sobre el curso o tratamiento de condiciones médicas generales (por ejemplo factores demográficos, culturales o interpersonales).

En este trabajo se hará referencia a las enfermedades psicosomáticas de la siguiente manera:

Trastornos asociados al sistema inmune

La función principal del sistema inmune consiste en identificar y eliminar las sustancias extrañas que entran en contacto con el organismo. Estas sustancias extrañas son denominadas antígenos, e incluyen los virus, las bacterias, los parásitos y los hongos. El sistema inmune está compuesto por un conjunto de células que se originan en la médula o sea, que posteriormente se van concentrando en distintos órganos, como el timo, el bazo, los órganos linfáticos periféricos y los ganglios linfáticos.

Un funcionamiento inmune apropiado puede rebelarse contra el propio organismo (enfermedades autoinmunes), como un fracaso en reconocer los marcadores propios, y atacar los tejidos del propio organismo.

Varios estudios han demostrado la influencia del estrés psicosocial y del estado de ánimo, en particular de depresión, en el sistema inmune. Los factores vitales importantes como eventos relacionados con pérdidas, desempleo, estrés académico, divorcio y separación han sido identificado como factores que favorecen una disminución de la inmunocompetencia. A los mismos se los puede clasificar en:

· Sucesos. Pérdidas (duelos), desempleo, divorcio, separación, exámenes, estrés por atender a alguien o vivir cerca de una zona de riesgo radioactiva.

· Estrés a largo plazo (con más de un mes de duración). Por ejemplo por desempleo, duelo, etc.

· Estrés a corto plazo (entre varios días y un mes). Incluye exámenes.

· Estrés interpersonal. Sucesos de divorcio, atender a alguien.

· Estrés no social. Incluye estrés agudo.

· Autoinforme de estrés. Estrés percibido y presión laboral.

1. Cáncer

El cáncer es el resultado de un crecimiento desordenado e incontrolable de células del organismo. Las células del cáncer se dividen y crecen de forma aleatoria, espontánea e incontrolada, debido a la existencia de una alteración en el mecanismo que inhibe la reproducción celular.

Las investigaciones de Cooper de la Universidad de Manchester revelan el papel del estrés psicosocial sobre el cáncer. Mediante investigaciones prospectivas han demostrado que los eventos relacionados con las pérdidas (muerte del cónyuge o de un amigo íntimo) y la enfermedad (hospitalización de un miembro de al familia, problemas quirúrgicos, enfermedad

de un familiar) tienden a asociarse de forma consistente con el cáncer de mama.

Por otro lado se ha resaltado el papel del estrés psicosocial en la evolución del cáncer, aunque los resultados de los trabajos hoy son poco concluyentes, éstos se orientan en favor de que algunos acontecimientos adversos, particularmente el divorcio y la muerte de una persona querida, ocurridos durante el período postoperatorio de una intervención de cáncer de mama, provocan la recurrencia del mismo.

Con respecto a las características de personalidad de individuos con potencial predisposición al cáncer, las investigaciones ponen en relieve las siguientes: inhibición, represión y negación de las reacciones emocionales, especialmente la inhibición de las expresiones agresivas. Este tipo de variable contribuyó al desarrollo del constructo denominado Personalidad Tipo C,  la cual engloba estas características.

La otra característica psicológica se ha asociado a la dificultad de hacer frente de forma activa a las situaciones de estrés, vinculándose a sentimientos de indefensión, desesperanza y depresión.

Han sido muchas las investigaciones que han intentado encontrar una relación entre la depresión y el cáncer. Sin embargo los hallazgos no han sido consistentes.

No obstante, existe evidencia empírica que demuestra que un estado afectivo negativo, como parte de una reacción a un evento severo, puede predisponer al cáncer. En este sentido, parece más factible que los sentimientos de indefensión (por ejemplo pérdida de autoconfianza, sentimiento de fracaso) ocurridos como respuesta al estrés contribuyen a su desarrollo.

Es decir, las personas que reaccionan de manera inadecuada a los estresores psicosociales (sucesos vitales como muerte, divorcio) son potencialmente más propensas a desarrollar cáncer. Sus estilos de afrontamiento se identifican con una expresión inadecuada de las emociones, siendo éstas de tipo pasivo, antiagresivo (o bajo espíritu de lucha), de aceptación resignada y de baja expresión emocional. Es muy probable que estas personas tengan serias dificultades de expresar sus sentimientos.

Éstos sentimientos, a su vez, inducen cambios hormonales, manifestados principalmente por un aumento del cortisol. La consecuencia es la disminución de la competencia inmunológica que favorece el desarrollo del tumor.

Las investigaciones arrojan resultados reveladores: la supresión de la ira es un elemento común entre pacientes diagnosticados con tumores malignos.

2. SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida)

La causa del sida se asocia a un tipo de retrovirus denominado virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV). Un serio problema del aislamiento del mismo es que no se trata de un único virus, sino de diversas formas cambiantes de virus.

Desde un punto de vista biológico, el desarrollo de la enfermedad se corresponde con un deterioro de la inmunidad celular. El sida es una combinación compleja de diferentes enfermedades y síntomas. Éstos incluyen fiebre persistente o sudoración durante la noche, fatiga severa, pérdida de peso, y diarreas prolongadas durante varios días. El deterioro de la función inmunitaria de estos pacientes se manifiesta mediante la aparición de neoplasias (sarcoma de Kaposi), infecciones como neumonía, tuberculosis o bien por ambos trastornos conjuntamente.

Sin embargo, variables psicosociales demuestran que juegan un papel importante al reactivar el virus latente en los portadores del HIV. Los factores estresantes y las variables emocionales negativas (depresión, indefensión, etc.) contribuyen a la aparición de los síntomas. La

vulnerabilidad del organismo puede ser incrementada por estos factores de riesgo.

3. Alergias y problemas de piel

La alergia se entiende como una reacción desproporcionada del sistema de defensa del organismo ante determinadas sustancias aparentemente inocuas (por ej. , polen o polvo).

Aunque la mayor tendencia a adquirir alergia y problemas en la piel está determinada por factores hereditarios, la importancia de los factores emocionales ha sido también demostrada. Algunos autores explican que la alergia se relaciona con una experiencia de dependencia infantil asociada a una conducta de dominancia de la madre.

Por otra parte, algunas teorías han relacionado el estrés y el brote o exacerbación de reacciones alérgicas en personas propensas a dichas afecciones. Es decir, que ciertos factores estresantes que inducen cambios emocionales reactivan la vulnerabilidad inmunológica de estas personas.

4. Artritis reumatoidea

Es una enfermedad crónica de tipo autoinmune que se manifiesta mediante una inflamación de las articulaciones. Aunque su incidencia es relativamente frecuente, ya que afecta al 1% de la población, sus causas y su curso se desconocen.

Sin embargo, varios autores coinciden en que ciertos factores estresantes como divorcios, muertes y hospitalizaciones, contribuyen con el comienzo y exacerbación de los síntomas.

5. Enfermedades infecciosas

Varias teorías explican que las personas poseen cierta predisposición o vulnerabilidad a enfermedades infecciosas como la tuberculosis, mononucleosis, neumonía, herpes o gripes virósicas. Pero también contribuyen a su aparición los estresores psicosociales que "bajan las defensas".

Otra teoría, en cambio atribuye la vulnerabilidad a la enfermedad al cambio de conducta como consecuencia del estrés. Por ejemplo, cambios en la dieta, ritmo sueño, abuso de drogas pueden incrementar la susceptibilidad a las infecciones.

Trastornos cardiovasculares

· Cardiopatía coronaria

Los estudios epidemiológicos han demostrado que un 40 y un 50% de los fallecimientos que se producen en los países industrializados, están relacionados con trastornos circulatorios. Dos tercios de estas muertes se deben a enfermedades cerebrovasculares y a cardiopatías coronarias.

En la Argentina se producen 45 mil infartos de miocardio, 35 mil accidentes cerebrovasculares (stroke) y se detectan 35 mil casos de arteropatía periférica (trastorno de la circulación arterial en las extremidades inferiores).

La cardiopatía coronaria es una enfermedad que, aunque puede adoptar varias formas, suele identificarse con el concepto de cardiopatía isquémica. Es la responsable del infarto de miocardio. Se ha calculado que cerca de dos tercios de las muertes debidas a enfermedad coronaria tienen un carácter súbito por infarto de miocardio.

La isquemia se emplea para denotar que el aporte de sangre a las células del miocardio (músculo cardíaco) es insuficiente para cubrir las necesidades metabólicas.

La causa directa de la cardiopatía isquémica es la arterosclerosis, que se caracteriza por el engrosamiento de las paredes arteriales y la pérdida de su elasticidad. Esta enfermedad consiste en la acumulación de lípidos, depósitos de colesterol, hidratos de carbono y calcio en las arterias. El desprendimiento de un ateroma puede producir un coagulo oclusivo (trombosis) y ocasionar un déficit agudo de riego sanguíneo, y como consecuencia una falta del aporte necesario de oxígeno al músculo cardiaco.

También pueden aparecer episodios de angina de pecho, caracterizados por un dolor torácico de carácter súbito y recurrente, con sensación de ahogo, sofocación y muerte inminente. En general esto es resultado de la insuficiencia de oxígeno en el miocardio, sin que necesariamente exista una enfermedad en el corazón, ya que puede deberse a un esfuerzo excesivo o excitación.

Entre las causas de esta enfermedad se encuentran:

- Factores biológicos

La aterosclerosis, y por lo tanto la cardiopatía isquémica posee diversas causas. En principio, hay que tener en cuenta que los factores hereditarios juegan un papel importante, pero también su origen se relaciona con otros aspectos biológicos como por ejemplo: el descenso de las lipoproteinas de alta densidad y el incremento de las de baja densidad; el metabolismo anormal del colesterol en las paredes arteriales; la diabetes mellitus y la hipertensión. Otros factores de riesgo son el tabaquismo, la ingesta de alcohol, la obesidad, una dieta rica en lípidos y el sedentarismo. El sexo, sobretodo en el varón, es otro aspecto a tener en cuenta.

- Factores psicosociales

Recientemente y en base a amplios estudios se señala la importancia de los factores psicosociales entre las causas de la cardiopatía isquémica. Se sabe que el estrés, es decir, niveles elevados de cambio vital, influye negativamente sobre al salud en general. Además parece existir cierta asociación entre el exceso de estos cambios y la severidad del problema cardíaco.

Sin embargo, son las exigencias laborales las que han sido identificadas como estresores de mayor influencia en el origen de la cardiopatía isquémica.

- Conducta tipo A

Los cardiólogos norteamericanos Friedman y Rosenman establecieron en 1959 el concepto dePersonalidad Tipo A para describir a los individuos propensos a dicha enfermedad. Estas personas se caracterizan por una fuerte ambición, necesidad de logro y afán competitivo. Poseen una tendencia a sobrecargarse de actividades ya desempeñar puestos de responsabilidad, también suelen tener un sentido acusado de urgencia temporal e impaciencia. Revelan altos niveles de agresividad y hostilidad, especialmente como reacción a la frustración. Perciben el entorno como opuesto a sus objetivos y tienen un nivel de reto personal elevado, por eso sienten la necesidad de recuperar el control a través de sus logros personales.

Trastornos gastrointestinales

Está demostrado que los problemas gastrointestinales están estrechamente relacionados con los procesos psicofisiológicos asociados al estrés, mediado en gran parte por la activación del sistema nervioso autónomo.

1. Ulcera péptica

La úlcera péptica consiste en la erosión de la mucosa localizada en el estómago, en el duodeno o en ambos, y es causada por la acción de ácidos gástricos y pepsina (enzima digestiva que rompe las proteínas). Se asocia con un dolor que aparece después de comer y que también puede ocurrir durante el sueño. A menudo cede con la comida o tomando antiácidos.

Recientemente se sabe que las reacciones psicofisiológicas relacionadas con las respuestas de estrés determinan el incremento de secreción de ácidos responsables del trastorno.

2. Síndrome del intestino irritable

Este trastorno figura entre los más comunes, ya que afectan al 15-20% de la población en los países occidentales. El síndrome del intestino irritable es una alteración funcional de la motilidad del tracto intestinal caracterizado por varios síntomas crónicos y recurrentes, no explicable por alteraciones estructurales ni bioquímicas.

La ineficacia del tratamiento médico es una prueba de que los factores psicológicos tienen una influencia preponderante en su génesis. La mayoría de los pacientes han sido identificados con altos niveles de ansiedad y depresión, y también se los encuentra con una mayor tendencia a padecer trastornos psiquiátricos que los sujetos sanos.

3. Trastornos inflamatorios del intestino

Los dos trastornos que conllevan a la inflamación del intestino son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Chron.

La primera se caracteriza por una grave inflamación de la mucosa del intestino grueso. Puede iniciarse de manera aguda e insidiosa, siendo sus principales síntomas los siguientes: diarrea mucosa sanguinolienta, dolor abdominal intenso, fiebre, taquicardia y síntomas secundarios debidos a la diarrea. El cáncer de colon es la complicación más seria de la colitis ulcerosa. La relación de que esto ocurra está en función de la duración de la enfermedad y la cantidad de porción de colon dañado.

La Enfermedad de Chron consiste en un proceso inflamatorio necrosante (muerte de las células del intestino) que afecta primero a la mucosa y luego penetra toda la pared del intestino. Esta inflamación puede aparecer en cualquier zona del tracto intestinal y en dos o más lugares separados por tejido sano. Los pacientes refieren dolor abdominal periódico, retorcijones, u otras sensaciones dolorosas. A menudo se acompaña de diarrea con posibles sensaciones de urgencia.

Si el trastorno es persistente la persona puede llegar a sufrir de anemia, pérdida de peso y malnutrición. También puede aparecer diarrea sangrante.

Los procesos estresantes deprimen la función inmunológica y como consecuencia se precipitan o exacerban estos trastornos.

Trastornos respiratorios

· Asma bronquial

Es una enfermedad caracterizada por al manifestación de ataques episódicos de respiración dificultosa, jadeante, con tos, silbancias y sensación de constricción en el pecho, por espasmo bronquial. Consiste en la constricción de los bronquios que suele tener comienzo en la infancia.

En la actualidad se lo considera como un fenómeno de hipersensibilidad o hiperreactividad es la

mucosa respiratoria.

En cuanto a los aspectos psicológicos relacionados a dicha enfermedad se pueden distinguir dos puntos fundamentales:

1. factores estresantes psicosociales influyen en le comienzo de los episodios de asma,

2. existen ciertas variables disposicionales que están relacionadas con la personalidad de estos individuos. La depresión y la ansiedad se presentan con frecuencia en los asmáticos.

Por último, existen ciertos factores psicológicos que contribuyen al mantenimiento de dicha enfermedad. La ansiedad y la depresión, por un lado; y la forma en que estas personas suelen enfrentar las complicaciones del trastorno: exceso de preocupación, respuestas emocionales intensas ante un ataque, y estilos restrictivos de vida (como por ejemplo no practicar deportes para no agitarse).

Diabetes mellitus

Es una de las enfermedades crónicas más comunes, aparece entre el 1 y el 3% de la población general, incrementándose al 5-10% entre mayores de 40 años.

Es una enfermedad caracterizada por un descenso de insulina (e hiperglucemia) o una inadecuada efectividad de la misma, originada a partir de una actividad insulínica deficiente. Esto se produce, bien porque las células del páncreas secretan insuficientes niveles de esta hormona, o bien porque la insulina producida no se utiliza de forma efectiva.

Existen dos tipos de diabetes: la Diabetes Tipo I o Diabetes Dependiente de la Insulina (DDI) y la Diabetes tipo II o Diabetes No Dependiente Insulina (DNDI).

Diabetes Tipo I

· Trastorno propio de la infancia y de la adolescencia (edad de comienzo: 12 años aproximadamente).

· El organismo no genera insulina endógena como consecuencia de un deterioro pancreático producido por una infección viral o por alguna alteración genética.

· También se piensa que puede llegar a constituir una enfermedad autoinmune.

· Para poder sobrevivir estos pacientes dependen de la administración de insulina exógena.

· Tienen que seguir un régimen diario bastante estricto que ayuda a balancear la ingesta de insulina.

· El control de la enfermedad nunca puede conseguirse mediante la dieta o el ejercicio.

Diabetes Tipo II

· Suele comenzar en la edad adulta y se encuentra a menudo (no siempre) asociada con la obesidad.

· La secreción de insulina endógena es prácticamente similar a la producción normal.

· Existen problemas en: los receptores de la insulina, o defectos en la acción de la misma, fenómenos que producen niveles altos de glucosa en sangre.

Las aportaciones más importantes en torno a la diabetes se orientan a destacar la estrecha relación entre los factores estresantes y dicha enfermedad.

El estrés puede:

1. Contribuir al comienzo de la enfermedad.

Incrementando directamente los niveles de glucosa en sangre a través de la secreción de ciertas hormonas (adrenalina, noradrenalina y acetilcolina). Sucesos importantes como la pérdida del padre o de la madre, separación o divorcio, problemas familiares desencadenados a partir de una enfermedad física o psicológica severa están fuertemente asociados con el diagnóstico de la Diabetes Tipo I.

2. Agravar la enfermedad.

Existe mayor acuerdo entre los profesionales de la salud para considerar el estrés como un factor que incide negativamente el incremento de los niveles de glucosa en sangre y por lo tanto en el agravamiento de la diabetes.

3. Provenir de la misma enfermedad.

Recientemente se ha planteado la posibilidad de que la diabetes misma sea un estresor. Es decir, que dicha enfermedad conllevaría a la presencia de algunos factores psicológicos, tales como la baja autoestima, la pérdida del autocontrol y la sintomatología depresiva. Todos estos aspectos influyen a en la posibilidad que los pacientes tengan una mala adherencia al tratamiento y no consigan un buen control metabólico.

El dolor crónico

El dolor crónico representa uno de los mayores problemas de salud de los países industrializados. Constituye el principal motivo de demanda de atención medica y, en términos económicos, supone unos costos de 2,2 % del PBI entre costos directos (tratamiento) e indirectos (es la causa más frecuente de baja laboral). A esto hay que sumar los costos sociales que se refieren a las interferencias que el problema ocasiona en al vida de las personas.

El dolor crónico se caracteriza por un dolor que comienza con un episodio más o menos agudo, pero que persiste durante un largo período de tiempo, en general seis meses o más. Muestra resistencia a la terapia medica convencional y no se puede identificar el daño que se supone que cualquier dolor causa. Si existe alguna alteración física, ésta consiste en una disfunción psicofisiológica que podría mantener o producir el dolor.

El dolor agudo es un indicador de que se deben tomar medidas para evitar un daño. En el caso del dolor crónico, se lo considera carente de significación positiva en términos adaptativos. Es decir, mientras en el primer caso el dolor funciona de alarma e indica que alguna parte del cuerpo se está dañando, el segundo simplemente es una molestia para quien lo padece.

El dolor crónico constituye un dolor psicógeno en la medida en que se asume la inexistencia de una causa orgánica que justifique las quejas del paciente, además se acepta un origen y mantenimiento psíquico del dolor. Por este motivo el dolor crónico es visto como una patología o enfermedad en sí.

El dolor psicógeno podría incluirse en la categoría diagnóstica de Trastornos somatoformes (Trastornos de dolor asociados a factores psicológicos) de la Asociación Psiquiátrica Americana. Únicamente los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, gravedad, exacerbación o persistencia del dolor, aún si existe una enfermedad médica.

El dolor disfuncional se caracteriza por la presencia de un desajuste psicofisiológico que

podría explicar su origen y/o mantenimiento. Estos cuadros también quedarían dentro de la categoría diagnóstica de la Asociación Psiquiátrica Americana de Trastornos Somatoformes (Trastorno de dolor asociado a factores psicológicos y a una condición médica en general). La enfermedad médica y los factores psicológicos influyen en el inicio, gravedad, exacerbación y mantenimiento del dolor. Es de suma importancia que los profesionales de la salud discrimine la enfermedad médica asociada.

En el caso de no estar claramente establecida, debe reconocerse la localización anatómica que puede ser:

· Dolor lumbar. · Dolor ciático. · Dolor pélvico. · Cefalea. · Dolor facial.

· Dolor torácico. · Dolor articular. · Dolor óseo. · Dolor abdominal. · Dolor de mama.

· Dolor renal. · Dolor de oídos. · Dolor de dientes. · Dolor de ojos. · Dolor de garganta.

· Dolor urinario.

Los trastornos somatoformes implican la presencia de síntomas físicos que sugieren la presencia de una enfermedad médica y que no pueden explicarse completamente por la presencia de una enfermedad, por los efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental. Producen malestar clínicamente significativo, o deterioro laboral, social, etc. Dentro de los trastornos somatoformes se encuentran los trastornos por dolor.

El mismo es relativamente frecuente. En el transcurso de un año un 10-15% de los adultos de Estados Unidos padece algún tipo de discapacidad laboral debido únicamente a dolor lumbar. Generalmente las personas que padecen esta enfermedad tienen familiares de primer grado que presentan trastornos depresivos, adicción al alcohol, y dolor crónico.

Estas personas presentan las siguientes características:

· El síntoma principal del cuadro clínico es el dolor localizado en una o más zonas del cuerpo, de suficiente gravedad como para merecer atención clínica.

· Los factores psicológicos desempeñan un papel importante en el inicio, la gravedad, la exacerbacion o la persistencia del dolor.

· El síntoma o déficit no es simulado, ni producido intencionalmente.

La medicina convencional no es eficaz para tratar algunos problemas de dolor crónico, de los cuales a veces, no se tienen comprensión, y por lo tanto se necesitan de meses de pruebas de laboratorio y hallazgos físicos para realizar un diagnóstico. Otros inconvenientes surgen de problemas de dolor cuya etiología los hace extremadamente difíciles de manejar, ya sea con tratamientos con drogas o quirúrgicos o la no existencia de tratamientos efectivos, aunque la naturaleza y la causa del problema sean conocidas. Otros problemas de dolor, que sí pueden ser manejados por la medicina convencional, tienen efectos colaterales siendo el tratamiento tan terrible como el dolor o que son sólo efectivos a corto plazo. Mientras tanto, el paciente necesita de tratamiento para que deje de continuar el proceso de destrucción psicológica ocasionado por el mismo dolor crónico. Lo que se busca es un tratamiento que reduzca el sufrimiento de la persona sin interferir con las pruebas diagnósticas y sin crear dependencia a la medicación analgésica.

La hipnosis es una solución satisfactoria, puesto que es una herramienta valiosa para manejar psicológicamente el dolor, sin ninguno de los efectos adversos asociados con los tratamientos médicos de eficacia comparable. Esta bien documentado el nivel y el grado en que la hipnosis permite modificar la percepción del dolor, quedando rápida y completamente eliminado.

La experiencia de hipnosis puede ser terapéutica en sí misma, ya que puede proveer una experiencia de paz y comodidad, pero aunque las sugestiones analgésicas pueden ser exitosas en un corto plazo, para que los beneficios sean duraderos, se requiere que la hipnosis sea utilizada como parte de una más amplia intervención psicoterapeútica.

Hay que destacar que para un alivio duradero, es necesario la combinación del aprendizaje de analgesia hipnótica con otras intervenciones psicológicas que incluyan el reconocimiento de la situación de la persona y de los problemas que pueden estar encarando.

Igualmente, existe una controversia sobre si el control del dolor con hipnosis puede ser aprendido por la mayoría de las personas. Específicamente, se cree que una minoría de la población responde a la hipnosis suficientemente como para desarrollar un control efectivo del dolor.

No obstante, se sugiere que un abordaje hipnótico indirecto es capaz de superar cualquier tipo de susceptibilidad, debido a que hasta las personas menos susceptibles de ser hipnotizadas, pueden aumentar el umbral de dolor con este tipo de abordaje.

La efectividad de cualquier técnica hipnótica depende de la imaginación del paciente y de la habilidad del profesional para evocar y capitalizar esa imaginación. Con relación a la extensión en que la hipnosis será efectiva para el alivio del dolor a largo plazo, dependerá en gran medida de la habilidad dl profesional para motivar a la persona para el autocontrol y la autodeterminación.

Si bien el control del dolor puede significar removerlo totalmente con analgésicos o anestesia, muy a menudo implica modificar la particular experiencia de una cualidad del dolor, sensorial como afectiva, para que el sufrimiento sea aliviado. El dominar varios aspectos sensoperceptuales del dolor puede ayudar a la persona a descubrir maneras en las que el dolor puede aumentar o disminuir, cambiar o ser más tolerable

Afecciones dermatológicas modificadas por el estrés y con presumible rebrote psicosomático

Muchos de los trastornos dermatológicos pueden empeorar en un contexto de estrés psicosocial. Además, los factores psiquiátricos también pueden incrementar el nivel de estrés que percibe el paciente. Debido al impacto que genera la afectación dermatológica sobres la calidad de vida del paciente resulta importante tener en cuenta los factores psicosociales.

Psoriasis

La psoriasis es una de las dermopatías más reactivas al estrés. La clasificación de la gravedad de esta patología se correlaciona directamente con los niveles de depresión, el estrés y la ansiedad. El síntoma específico de la psoriasis que se relaciona de manera directa con la depresión es el prurito. La patología psicológica subyacente puede incrementar la morbilidad dermatológica de la psoriasis contribuyendo a la disminución del nivel de percepción del prurito. De la misma manera, hay características de la personalidad que también pueden relacionarse con una aparición precoz de la psoriasi, y a su vez de aumentar la reactividad ante el estrés. Más información sobre psoriasi >>.

Ante estos datos, el Servicio de Dermatología y Psiquiatría del Hospital del Mar inició un proyecto de investigación para profundizar sobre la influencia que tienen las variables psíquicas en la evolución de la psoriasis. Desde Julio de 2005 y hasta la actualidad, se está realizando un estudio con el objetivo de conocer el papel de los síntomas psicológicos (ansiedad, depresión y estrés) en los pacientes psoriáticos, así como también, de recoger el impacto que genera la enfermedad en la calidad de vida de los pacientes.Más información sobre investigación en psoriasis >>

Dermatitis seborreica

Generalmente, los brotes se desencadenan ante acontecimientos puntuales de la vida de los sujetos que son fuente de ansiedad o estrés (por ejemplo, antes de un examen final, en un divorcio, enfermedad de un familiar…)

Dermatitis atópica

Las sustancias irritativas, el clima, la piel deshidratada, el sudor, las infecciones por estafilococo y el contacto con la lana son factores, que de la misma manera que el prurito, contribuyen a empeorar la dermatitis atópica. Se acepta la influencia de las variables psicológicas en el incremento de la gravedad de este trastorno y en su cronicidad. El círculo vicioso prurito-rascado inquieta al niño y altera el sueño de toda la familia, creándose de esta forma conflictos en las relaciones. Respecto a la dermatitis atópica, el estrés también se ha asociado a su desarrollo en un 70% de los casos. El estrés vinculado a la enfermedad y a la familia y las relaciones interpersonales configuran importantes predictores de la gravedad de los síntomas. Más información sobre dermatitis atópica >>

Alopecia areata

A pesar de la importancia etiológica de una predisposición genética y/o determinados factores autoinmunes asociados no pueden olvidar el papel de las variables emocionales en el desarrollo de la alopecia areata. Actualmente es evidente la relación del estrés y la patología autoinmune. Por otro lado, en un estudio de pacientes con alopecia areata, entorno al 20% experimentan más estrés antes del desarrollo y/o exacerbación de la enfermedad, aunque los resultados no sean significativos. La incidencia de la patología psiquiátrica entre los pacientes de alopecia areata se sitúa entre el 33% y el 93%. Más información sobre alopecia areata >>

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Acné

Hay distintos factores que favorecen la formación del acné. Los factores hormonales son decisivos en la aparición del acné, pero la ansiedad y el enojo son factores destacables; a pesar de ello, a través del tratamiento del acné se ha observado una mejoría general del estado mental de los pacientes. El acné presenta más relevancia en los pacientes con trastorno dismórfico. Más información sobre acné >>

El origen psicosomático de las enfermedades: estrés, trauma, alianzas con los padres y bloqueos energéticosLAS CAUSAS DE UNA ENFERMEDAD PUEDEN SER MISTERIOSAS Y GENERALMENTE ESTAR RELACIONADAS A PROCESOS PSICOSOMÁTICOS. ¿CÓMO ES QUE LA MENTE PUEDE PROPICIAR ENFERMEDADES Y TAMBIÉN SANARLAS?

“¿Y acaso no es más grande aquel que cura el alma, que es más que el cuerpo?”

-Paracelso.

“Existen enfermos, no enfermedades”, dice la frase popular como un recurso para abordar una cualidad un tanto misteriosa propia de las enfermedades; específicamente que por los mismos métodos y con los mismos medicamentos no se obtienen siempre los mismos resultados. La medicina en su práctica cotidiana no es una ciencia exacta —o al menos aún no logra descifrar del todo los secretos del cuerpo humano para poder predecir con exactitud la respuesta a un tratamiento en todas sus aristas (esto es tomando en cuenta efectos colaterales y bajo una perspectiva holística). Uno de los aspectos más elusivos que se presenta en el estudio del cuerpo humano y su homeostasis tiene que ver con factores de acción psicosomática o psicobiológica, muchas veces responsables de que una persona no sane pese a que se le ha aplicado un método teóricamente funcional y responsables también de la cronicidad de ciertas enfermedades que llegan a ser “incurables”. Podemos decir que cada enfermo, cada cuerpo es un universo, pero sobre todo porque cada mente es un universo —de aquí el factor particular e impredecible que genera ruido en la medicina.

Hay una tendencia cada vez más marcada en la ciencia moderna a aceptar que las enfermedades son padecimientos integrales que deben también tomar en cuenta entre sus causas la intercomunicación del sistema mente-cuerpo. La forma principal en la que la medicina ha incorporado este factor “mental” tiene que ver con el estrés. El psicólogo Walter Cannon acuñó el término en su acepción moderna para referirse a aquello que perturba el estado de equilibrio del organismo o homeostasis —término que también acuñó siguiendo el concepto de milieu intérieur de Claude Bernard, bajo la hipótesis de que existe una especie de estado de equilibrio o unidad interior que podríamos llamar salud (en inglés la palabra “health” (salud) se deriva de la raíz anglosajona “hal”, la misma de la que proceden  “whole” (entero), “holy” (sagrado) y “heal” (sanar)). Hans Seyle fue la primera persona en reconocer la existencia del estrés biológico con sus efectos nocivos. Seyle entendió el estrés como la respuesta de un organismo que intenta adaptarse a un agente externo que perturba su equilibrio.  En un experimento con ratones notó que al inyectarles extractos de varios órganos éstos generaban una sustancia glandular. Seyle creía que había descubierto una nueva hormona, pero luego observó que no obstante el tipo de sustancia irritante  que les inyectaba se producían los mismos síntomas –mismos que había identificado  en personas con diferentes enfermedades. El trabajo de Seyle culminó en lo que llamó el “Síndrome de Adaptación General”, una término universal para las enfermedades y “una teoría de cómo el estrés mental o físico es transducido [convertido] en ‘problemas psicosomáticos” por las hormonas del “eje hipotálamo-pituitaria-adrenal’ del sistema endócrino.

La liberación de glucocorticoides (como el cortisol) y neurotransmisores vinculados al estrés (como la noradrenalina) biológicamente tiene la función de protegernos al implementar una respuesta de huida o lucha (“fight of flight”), la cual es muy útil , al generar químicos que nos permiten reaccionar con velocidad, cuando estamos en una situación de peligro. Este instinto es parte de una herencia biológica que actualmente quizás nos es un poco contraproducente –al no enfrentar comúnmente tigres dientes-de-sable o mamúts que atenten con nuestras vidas en las calles. El problema yace en que liberar estos químicos coloca a nuestro cuerpo en un estado de extrema (aunque ágil) tensión –fuerza la máquina, por decirlo de manera coloquial– lo cual si se repite mucho tiene varios efectos colaterales, el más obvio: la fatiga. ¿Si no enfrentamos cotidianamente peligros de vida o muerte, por qué producimos estas descargas hormonales in extremis? Principalmente porque nuestra mente de cualquier forma encuentra estos peligros, o sus sucedáneos más civilizados y abstractos, en el mundo que la rodea. Uno podría decir que la mente se inventa predadores fantasmas –a diferencia de los sobresaltos de la selva que en su intensidad tenían un pronto desenlace, los predadores modernos son generalmente lentos y obsesos roedores psíquicos que no acaban de amenazar y que van

horadando nuestra constitución. Este es el caso del estrés crónico en la modernidad. En el caso del trauma –que podríamos llamar improntas de estrés agudo– podemos pensar, ahí sí, en encuentros con paralizantes predadores que de un sólo golpe marcan nuestra psicobiología y desatan una constante respuesta, aunque ya ralentizada, de químicos defensivos o estresantes –esos predadores paralizantes, paradójicamente, muchas veces son nuestros padres o personas cercanas. Lo anterior revela que lo único que necesita la mente, en su interacción con el medio ambiente, para desencadenar toda la secuela del estrés es información –información que la perturba, la inquieta o la excita. Esta información –que la mente reconstruye al percibir– es traducida en energía –o en bloqueos de energía– en el cuerpo, a través de las señales que emite el cerebro.

Hoy sabemos que numerosas enfermedades y padecimientos están directamente relacionados con el estrés: la úlcera, los problemas del corazón, depresión migrañas, gripes y problemas respiratorios, estreñimiento y otros problemas digestivos. Pero es posible que  la mayoría de las enfermedades estén en alguna medida relacionadas con el estrés o factores psicosomáticos. El estrés debilita el sistema inmunológico al secretar químicos como el cortisol —con el propósito de redistribuir la energía del cuerpo a órganos que en una situación crítica requieren mayores recursos, como el cerebro y el corazón, se suprime el sistema inmunológico. Cuando esto se repite mucho el cuerpo se vuelve vulnerable a todo tipo de ataques inmunológicos. El estrés también inhibe la producción de citocinas, las proteínas encargadas de la comunicación intercelular y de regular los mecanismos de inflamación: es por eso que el estrés retarda la sanación de las heridas (un  estudio   mostró que personas que reportaban tener problemas con su pareja tuvieron mayor propensión a enfermarse y tardaron más sanar heridas físicas). En cierta forma podemos concluir  que el estrés, que en la actualidad se genera principalmente debido a la forma en la que la mente evalúa la realidad que lo rodea (un juicio que angustia o una incapacidad de relajarse, de no reaccionar y aceptar los estímulos y la información del medio ambiente sin defenderse) es el factor central en provocar una corto circuito entre las respuestas homeostáticas naturales del cuerpo, interrumpiendo la fluidez de la comunicación celular y los mecanismos de autosanación (o autorregulación). Ahora indaguemos más sobre por qué nuestro entorno, que ha sido sanitizado por la ciencia y acomodado por la tecnología, de cualquier forma nos genera cantidades exorbitantes de estrés.

 ¿La infancia es destino? Trauma, abuso y determinismo psicológico

Una lectura somera del trabajo de Sigmund Freud nos remite a la creencia extendida de que lo que nos sucede en la infancia de alguna manera marca —hasta indeleblemente— el desarrollo de nuestra vida, como si en ese campo tierno que es la infancia las heridas se grabaran con más fuerza. Freud, por supuesto, introduce el concepto del inconsciente, el cual se convierte en la fuente de nuestras conductas, ocultando su primera causa. De esto podemos extrapolar el entendimiento de Jung de que hasta que el individuo no hace consciente la mayor parte de los detritos psíquicos que  lo componen, su vida se desdoblará como una especie de esclavitud de su inconsciente, al cual “llamará destino”. Bajo la concepción de Jung podemos decir que el estigma de lo que  nos ocurre, que motiva secretamente todos nuestros actos —y de ahí el lapsus y la fobia—, es “indeleble” siempre y cuando permanece inconsciente y no ha sido integrado.

Esto nos lleva a reflexionar sobre el “determinismo”, el libre albedrío y la capacidad de liberarnos de las taras de nuestra psique profunda (hereditarias o infantiles). Evidentemente este es un tema que no puede abordarse en un par de párrafos. Aquí nos concentraremos en la relación que tienen los acontecimientos psíquicos, principalmente los de la infancia, con el desarrollo de enfermedades y en si existe la posibilidad de modificar el curso determinista de los mismos.

Que lo que nos ocurre en la infancia afecta profundamente nuestra vida resulta intuitivo, casi como una cadena de causa y efecto, pero hasta hace poco no había sido comprobado. Un estudio realizado por la Escuela Politécnica Federal de Lausanne mostró que el abuso físico y psicológico, y el abandono o la muerte de un ser querido tienen una correlación con los niveles de estrés en la adultez. Este es básicamente el mecanismo operativo del trauma. La investigadora Carmen Sandi dijo al sitio La Tercera que los resultados de su estudio “demuestran que la exposición al estrés durante los primeros años de vida conduce a un aumento de los comportamientos agresivos y también a alteraciones en la actividad cerebral”. Sandi, sin embargo, considera que, pese a esta predisposición neurológica, es posible reprogramar “los comportamientos y las funciones cerebrales que fueron dañadas por la exposición temprana al trauma” a través de fármacos combinados con una terapia cognitiva.

El estudio muestra que existe una programación epigenética, un factor ambiental —en este caso un estrés agudo—, que es capaz de programar el cerebro para predisponer conductas y afectar la expresión de ciertos genes (en un artículo previo   vimos lo que es el campo epigenético: el cual modula la expresión de algunos de nuestros genes en su interacción con el medio ambiente, nuestros hábitos, alimentos y posiblemente incluso nuestras emociones).

El sitio La Tercera también cita un estudio de la Universidad de Ohio en el que se descubrió que personas que fueron expuestas a trauma infantil vivieron entre 7 y 15 años menos que personas que tuvieron una infancia menos problemática; el mismo grupo mostró tres veces más riesgo de derrame cerebral en el caso del trauma. Los investigadores creen que esto se debe a que el estrés afecta el desarrollo normal de un individuo.

El eminente médico Franz Alexander, padre de le medicina psicosomática y de la criminología psiconanalítica, encontró un interesante patrón entre los niños que contraían hipertiroidismo. Aquellos que manifestaron esta enfermedad hormonal mostraron la tendencia de identificarse con un padre, generalmente la madre, debido al abuso o al rechazo del otro. “Estos pacientes no pueden superar su ansiedad recurriendo a sus padres por ayuda. Sus necesidades dependientes son constantemente frustradas debido a sus circunstancias o por las actitudes parentales, por la pérdida o por el rechazo, así como por conflictos más complejos que involucran culpa”. Esto generalmente provoca una identificación con alguno de los padres y posiblemente una alianza a través de la enfermedad. La enfermedad  puede ser vista no sólo como una forma de llamar la atención, es también una búsqueda del amor carente, y en ocasiones una forma de solidarizar con la enfermedad o muerte de uno de los padres. En su misterio, que a veces parece operar como una fuerza antagonista destructiva,, el inconsciente llega a hacernos enfermar, paradójicamente, en un pulsión cuyo motivo es el amor (thanatos y eros se entrelazan y confunden en un baile de máscaras en nuestra mente).

¿Cuál es el origen o la causa primera de una enfermedad? Esta es una pregunta que nos deja perplejos ante una serie casi infinita de instantes concatenados con sus respectivas respuestas psíquicas. ¿Fue aquel día remoto que vimos a nuestros padres pelear? ¿Fue la angustia que sentimos al no sentir, por predisposición neurológica o azar, el amor de nuestra madre al salir del vientre? ¿Fue el abuso físico o psicológico que sufrimos de parte de uno de nuestros tíos, primos o padres? ¿O quizás algo menos explícito y más enigmático, simplemente una temprana interacción con el medio ambiente que no pudo ser encauzada, y que generó una serie de secuelas, hasta la cronicidad? Y, por supuesto, ¿posibelmente fue el determinismo de una cadena genética, que por generaciones no ha logrado sanar una cuita, un malfuncionamiento, pero que quizás nosotros podríamos sanar, y modificar su expresión por medios epigenéticos? Llegamos aquí una fuente quizás más remota en la cual el karma, la reencarnación y la posible existencia de un espíritu que

amalgama la multiplicidad de nuestra existencia se entroncan con la genética. ¿Es posible que nuestras enfermedades vayan más allá de nuestro cuerpo actual y se remonten a una especie de nudo psíquico propio de nuestro linaje  (la enfermedad como un fantasma en un laberinto)? Sinceramente esto supera mi entendimiento y lo refiero aquí solamente porque me parece una posibilidad, entre otras –y dentro de la esencia misteriosa de una enfermedad, de aquello que impide el pleno funcionamiento de nuestra voluntad psicofísica, no es del todo implausible que esos agentes externos estresantes provengan de regiones distantes y de dimensiones invisibles u ordinariamente imperceptibles.

 Relajación, placebo, autosanación e hipnosis 

“Toda enfermedad es el resultado de vida psíquica inhibida… El arte del sanador consiste en desatar el alma, para que pueda fluir a través del agregado de organismos que constituyen cada forma particular. La sanación verdadera ocurre cuando la vida del alma puede fluir sin impedimento ni represión a través de todos los aspectos de la forma”

Djwahl Kul.

Hasta ahora hemos esbozado una teoría de cómo la mente, en su interacción con el medio ambiente, puede generar un proceso de enfermedad, ligado fundamentalmente a la detonación de mecanismos de defensa químicos que, de manera crónica o aguda, llegan a convertirse en agentes tóxicos para el funcionamiento de un organismo. Ahora veamos como la misma mente —o el software de la biocomputadora humana— también es capaz de desencadenar un proceso de sanación.

Los mecanismos por los cuales se produce la sanación psicosomática son menos conocidos que los mecanismos por los que se produce la enfermedad psicosomática. Fundamentalmente se sabe que aquellos factores que inhiben la hormonas relacionadas con el estrés, generando estados de relajación, son los responsables de propiciar estados benéficos para la salud. La relajación puede ser entendida entonces como el opuesto psicosomático del estrés, pero su definición está dada justamente en relación al estrés y no tanto por sí misma. Los beneficios de prácticas como la meditación, el neurofeedback, el yoga u otras disciplinas tienen que ver fundamentalmente con promover la relajación y reducir el estrés.

Otra de las formas en las que se entiende la sanación psicosomática tiene que ver con el efecto placebo. Hoy sabemos por numerosos estudios médicos que el placebo es algo recurrente, pero no conocemos a ciencia cierta como es que opera. Existen, sin embargo, algunas pistas dentro del incipiente campo de la psiconeuroinmunología. El trabajo del hipnotista Ernest Lawrence Rossi es en este sentido uno de los grandes referentes. En su libro “The Psychobiology of Mind-Body Healing”, Rossi  relata el caso de un paciente, el Sr. Wright, quien mostró una radical respuesta al placebo (el caso fue documentado por el Dr. Phillip West). El Sr. Wright tenía numerosos tumores del tamaño de órganos y se le pronosticaba apenas unas semanas de vida cuando escuchó sobre un nuevo medicamento para tratar el cáncer llamado “Krebiozen”. Entusiasmado, convenció a su médico para que le administrará este medicamento. Desde antes de recibir el medicamento el Sr. Wright ya mostraba un talante de radical mejoría y después de que se le administrará una inyección en  un plan de diez días, sus tumores habían prácticamente desaparecido. Dos meses después reportes en la prensa sobre el Krebiozen hacían referencia a que las pruebas clínicas no habían obtenido buenos resultados. Esto inmediatamente deprimió al Sr. Wright, quien volvió a desarrollar tumores. Pero el Dr. West había detectado lo sucedido y le comentó que los medios estaban desinformando y que había una nueva cepa de la medicina de mayor potencia. La recuperación de su tumor terminal fue aún más dramática. El Sr. Wright se mantuvo dos

meses sin síntomas, pero lamentablemente un reporte de la Asociación de Médicos de Estados Unidos llegó a sus manos en el que simplemente determinaba que este fármaco era inútil. Poco después murió.

Rossi escribe sobre el proceso de placebo: “Obviamente, el sistema inmune del Sr. Wright debió de haberse activado por su creencia en la cura. La rapidez increíble de su sanación sugiere que sus sistemas autonómico y endócrino debieron de responder fácilmente a la sugestión, permitiendo que movilizara sus torrente sanguíneo con una increíble efectividad para remover fluidos tóxicos y desechos del cáncer en rápida disminución[...] Ahora sabemos mucho mas del ‘sistema límbico-hipotalámico’ del cerebro como el gran conector entre mente y cuerpo que modula la actividad de los sistemas autonómicos, endócrnos e inmunes en respuesta a creencias y a sugestión mental”.

Para Ernest Lawrence Rossi este proceso de conexión y modulación mente cuerpo puede entenderse a través de un mecanismo de transducción. Todos los procesos físicos y psíquicos son manifestaciones o transformaciones de información. La transducción hace referencia a que no sólo la materia y la energía son convertibles, también la información se transforma en materia y energía. Es de esta forma que un fenómeno psíquico llega a somatizarse y también a desencadenar –por una orden generalmente inconsciente— un proceso de sanación o una respuesta placebo. Probablemente de la misma forma que el estrés desencadena una cascada bioquímica en el cuerpo, la relajación también produce una descarga de hormonas y neurotransmisores, en este caso algunos más benignos, tal vez oxitocina, serotonina y dopamina.

De maner muy básica podemos entender que en directa oposición a la cronicidad del estrés opera la habituación a la relajación. Así prácticas como el yoga, la meditación, el ejercicio y las relaciones humanas íntimas (el sexo y la vinculación emocional) pueden actuar en directo detrimento de las enfermedades. Y, opuestamente al trauma, al estrés agudo, podemos cotejar una respuesta de sanación como la que puede ocurrir a través de la hipnosis, de la toma de sustancias psicodélicas como la ayahuasca o de un “breaktrough“ emocional, quizás ligado al amor, como fuerza vital (eros que se encumbra sobre thanatos), y hasta al desprendimiento de la energía kundalini, la serpiente que al desenrollarse y subir por el cuerpo hacia la corona desboloquea los nadis o canales energéticos. Este acto de sanación aguda reprogramaría al organismo generando una impronta positiva inversamente proporcional al trauma.  

La hipnosis, según Rossi, es capaz de sanar  ya que la memoria y el aprendizaje dependen de un estado (“state-dependent memory”). Un ejemplo de esto es cómo en ocasiones solo nos acordamos de ciertas cosas cuando vivimos algo similar o estamos en un estado mental similar –por ejemplo bajo el infujo de ciertas drogas accedemos a una gama de memoria. Para recordar un episodio traumático y sanarlo es necesario entrar en ese mismo estado y revivirlo –lo que equivale a hacerlo consciente e integrarlo. Al acceder a esta memoria que depende de un estado psíquico –accedemos a una especie de archivo oculto dentro de nuestro sistema operativo que sigue corriendo y podemos reprogramarlo.

El campo de la sanación psicosomática y de la psiconeuroinmunología apenas está siendo explorado y podría ser el futuro de la medicina. Una medicina holística y multidimensional que reconozca el poder de la mente. Quizás estos procesos de sanación acelerada que en ocasiones logra detonar el  placebo (“el doctror interno”) puedan ser detonados a voluntad. Estaremos más cerca entonces de hackear el sistema operativo de nuestra mente inconsciente y de instalar al espíritu en la cabina de piloto con plena facultad ejecutiva.