solo un solista nombre

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Solo un solista nombre — ¡Soledad, arrecife, estrella!— A todo lo que haya merecido Al blanco afán de nuestra tela. Stéphane Mallarmé Una línea, se escucha. Un rostro expresa el paso de un día noche, celebrando el llanto que se desprende, se expande, desde su hombro hasta su mano, mientras la otra mueve otras líneas, sin mirar el fondo acompañándolo. Se olvida la vida, se teje el lloro por la butaca, subiendo el bronce, incrustado alrededor de la rosa, despertando el encuentro, el paseo solista cerrando la reja, encantando el monte, cruzando la quebrada, volteando la ojeada del recorrido tan remoto en un olvido instante. Suena, sigue, despuntando, elevándose, cayéndose, levantándose, con el desgarro humano, sin separaciones entre sus manos. Volvemos, sin una guayaba, o un mango. Las manos están colmadas de soplos, sin probar alimento. La boca está seca, los latidos del corazón salen por la misma. Quién se ha quedado allá, quién que no recuerdo. No puedo, dejar de ir, cruzar el infinito, buscando el susurro, su único solo. Siempre se queda, atrás del quejido de la reja de una plaza que alguna vez visitamos. Tres movimientos, tres alturas, tres de tantos tres dejados por las voces nutriendo el nudo, junto la puerta agrietando el encierro. Todo, todo puede ser interpretado, puedo ir, ver crecer el bejuco, con el acústico largo del bambú; sin embargo, nunca seré, siempre será el lugar de la zampoña, bajando del tren, o del barco dentro del lago. - Sé buena fe interno está la brasa

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Relato De recados Menores

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Page 1: Solo un solista nombre

Solo un solista nombre

— ¡Soledad, arrecife, estrella!— A todo lo que haya merecido

Al blanco afán de nuestra tela.Stéphane Mallarmé

Una línea, se escucha. Un rostro expresa el paso de un día noche, celebrando el llanto que se desprende, se expande, desde su hombro hasta su mano, mientras la otra mueve otras líneas, sin mirar el fondo acompañándolo. Se olvida la vida, se teje el lloro por la butaca, subiendo el bronce, incrustado alrededor de la rosa, despertando el encuentro, el paseo solista cerrando la reja, encantando el monte, cruzando la quebrada, volteando la ojeada del recorrido tan remoto en un olvido instante. Suena, sigue, despuntando, elevándose, cayéndose, levantándose, con el desgarro humano, sin separaciones entre sus manos.

Volvemos, sin una guayaba, o un mango. Las manos están colmadas de soplos, sin probar alimento. La boca está seca, los latidos del corazón salen por la misma. Quién se ha quedado allá, quién que no recuerdo. No puedo, dejar de ir, cruzar el infinito, buscando el susurro, su único solo. Siempre se queda, atrás del quejido de la reja de una plaza que alguna vez visitamos.

Tres movimientos, tres alturas, tres de tantos tres dejados por las voces nutriendo el nudo, junto la puerta agrietando el encierro. Todo, todo puede ser interpretado, puedo ir, ver crecer el bejuco, con el acústico largo del bambú; sin embargo, nunca seré, siempre será el lugar de la zampoña, bajando del tren, o del barco dentro del lago. - Sé buena fe interno está la brasa esperando tu soplo.-

Escuchaste, lo escuchaste, saliendo, volviendo a la ventana, escapándose una y otra vez, como la vida. No reposa, el vuelo, estamos juntos, jamás, se va, deja su alma dentro de los nervios, trepando con el aliento, convirtiéndose en un coágulo sanguíneo, enorme que paraliza el corazón, mientras, busca la salida perfecta, por el final del racimo de mamones, o de las ciruelas de huesito, a punto de hacer contacto con el

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vacío. Mucho, se puede sentir, rozando con las manos las hojas del monte, el viento, agarrando el rostro completo, cuando se da la única vuelta iniciando el regreso. Se queda allí, olvidado el otro lado: espacio cambiante, mutante, sin importarle el sustituto imago del cual sangra toda dolencia, callando el imposible, un minuto de silencio.

Dónde está el inicio. La vida nos corta lentamente cada arbusto, mirándose detrás de cualquier eco, seduciendo el apetito por temblar, manosear, ventear, saborear los ojos, que contemplando, todo, fecundan la sola línea cruzando la mano de este escaso más acá, tácito del asombro. -Vaciando universo regresa un pájaro

regresa

Todo se puede, todo escapa quedándose desnudo en el mismo lugar, para volver a ser trajeado, como si el tiempo perdiese su legítimo encanto. Supurandoun mágico cambiar de útero.-

Milagro HaackRecados Menores