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A JOURNEY WITHIN 1 A la mayoría de nosotros les encan- taría visitar algún lugar exótico. A pesar de las largas colas en los aeropuertos y las advertencias hechas por el Departamento de Estado, seguimos añorando la posi- bilidad de contemplar las ruinas de Machu Picchu o soñamos con una playa en Tahití. Por supuesto que, cuando nos ausentamos de casa, queremos descansar y divertirnos. El descanso no parece ser el único elemento motivador de nuestra pasión por los viajes. Una vez que dejamos atrás nuestras responsabilidades cotidianas y despertamos una mañana miles de millas lejos de casa, algunas veces sucede que entramos en contacto con una parte de nosotros que ha sido olvidada debido a los muchos años de rutina diaria. Por ello, cuando volvemos a casa, de una u otra forma nos sentimos reanimados y satisfechos, a pesar de los cambios de horas y los pies hinchados. Un viaje feliz, por lo tanto, tiene el mismo efecto que una buena obra de arte. De forma similar a la lectura de Don Quijote o el escuchar la Oda de la Alegría, un viaje El ‘perfeccionamiento del peregrino’: Desde adentro hacia afuera A mitad de la jornada del viaje de nuestra vida, me encontré en un bosque oscuro, había perdido el rumbo correcto. — Dante PUNTOS CLAVES: (1) (1) Lo que se pierde en proximidad se gana en perspectiva: La búsqueda de la salvación fuera de uno mismo, no tiene cabida en el Budismo de Nichiren. Lo que verdaderamente importa es la fe en nuestra naturaleza inhe- rente de buda. Mucho más que lo perdido en relación a la proximidad al Dai-Gohonzon, lo ganamos en en lo referente a perspectiva de nuestra fe. La proximidad o posesión del Dai- Gohonzon, es al final de cuentas carente de significación, sin la perspectiva correcta de la fe. Como dice Nichiren Daishonin, “Aún el abrazar el Sutra del Loto, sería inútil sin la herencia de la fe”. (2) (2) Venciendo nuestra duda y temor a la budeidad: Dudamos de nuestra budeidad inherente debido a nuestra ignorancia y ten- dencias detractorias. Le tememos al Buda dentro de nosotros y buscamos el buda imagi- nario fuera, de esta forma podemos continuar siendo las víctimas de las circunstancias y evitar la responsabilidad de llevar a cabo nuestro potencial supreme. La auto reflexión honesta y constancia en la fe nos ayudará a romper este tipo de dudas y temores y a des- cubrir la gema de la budeidad dentro de nosotros mismos.

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Page 1: Soka Spirit Span.El Ôperfeccio1

A J O U R N E Y W I T H I N

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Ala mayoría de nosotros les encan-taría visitar algún lugar exótico. Apesar de las largas colas en losaeropuertos y las advertenciashechas por el Departamento deEstado, seguimos añorando la posi-

bilidad de contemplar las ruinas de MachuPicchu o soñamos con una playa en Tahití. Porsupuesto que, cuando nos ausentamos de casa,queremos descansar y divertirnos. El descansono parece ser el único elemento motivador denuestra pasión por los viajes.

Una vez que dejamos atrás nuestrasresponsabilidades cotidianas y despertamos unamañana miles de millas lejos de casa, algunasveces sucede que entramos en contacto con unaparte de nosotros que ha sido olvidada debido alos muchos años de rutina diaria. Por ello,cuando volvemos a casa, de una u otra formanos sentimos reanimados y satisfechos, a pesarde los cambios de horas y los pies hinchados.

Un viaje feliz, por lo tanto, tiene el mismoefecto que una buena obra de arte.

De forma similar a la lectura de Don Quijoteo el escuchar la Oda de la Alegría, un viaje

El ‘perfeccionamiento del peregrino’: Desde adentro hacia afuera

A mitad de la jornada del viaje de nuestra vida,me encontré en un bosque oscuro, había perdidoel rumbo correcto.

— Dante

PUNTOS CLAVES:

(1) (1) Lo que se pierde en proximidad se ganaen perspectiva: La búsqueda de la salvaciónfuera de uno mismo, no tiene cabida en elBudismo de Nichiren. Lo que verdaderamenteimporta es la fe en nuestra naturaleza inhe-rente de buda. Mucho más que lo perdido enrelación a la proximidad al Dai-Gohonzon, loganamos en en lo referente a perspectiva denuestra fe. La proximidad o posesión del Dai-Gohonzon, es al final de cuentas carente designificación, sin la perspectiva correcta de lafe. Como dice Nichiren Daishonin, “Aún elabrazar el Sutra del Loto, sería inútil sin laherencia de la fe”.

(2) (2) Venciendo nuestra duda y temor a labudeidad: Dudamos de nuestra budeidadinherente debido a nuestra ignorancia y ten-dencias detractorias. Le tememos al Budadentro de nosotros y buscamos el buda imagi-nario fuera, de esta forma podemos continuarsiendo las víctimas de las circunstancias yevitar la responsabilidad de llevar a cabonuestro potencial supreme. La auto reflexiónhonesta y constancia en la fe nos ayudará aromper este tipo de dudas y temores y a des-cubrir la gema de la budeidad dentro denosotros mismos.

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auténticamente gratificante es aquél que nosayuda a descubrir algo más acerca de nosotrosmismos. Por el contrario, un viaje mediocre,aún cuando pueda estar lleno de diversionesfrívolas, carece del júbilo que resulta del des-cubrimiento de uno mismo y de la auto-reno-vación. Esto puede ser consecuencia de la acti-tud del viajero, más que de la diferencia en ladistancia o el destino, es decir, él que está enbusca de nuevos conocimientos y el turista queespera que se le entretenga.

Somos desconocidos paranosotros mismos

Nuestros deseos de viajar a tierraslejanas, como nuestras experienciaspueden dar fe, se encuentran pro-fundamente ligados al anhelo dereunirnos con algo importante o quepudiéramos denominar sagrado y de

lo cual nos sentimos alienados o separados.Nuestra pasión por los viajes, en este sentido,podría decirse que representa una experienciacasi religiosa.

Esta podría ser una de las razones primor-diales de la popular unión entre los viajes y la fe,es decir, las llamadas peregrinaciones.

En la mayoría de las principales religiones delmundo, sus creyentes a través de los siglos hanhecho viajes a sus lugares sagrados, como actosde devoción religiosa: por ejemplo, cristianos yjudíos a Jerusalem; musulmanes a Meca;Hindues a Benares; budistas a Bodh Gaya, etc.Adicionalmente, incontables santuarios y tem-plos en el mundo entero son visitados por susdevotos cada año. El apego que sienten las per-sonas por estos lugares sagrados es tanpoderoso, y algunos casos mal orientado, a talgrado que se ha derramado mucha sangre en lademarcación y redemarcación de sus fronteras.

La etimología de las palabras religión y pere-grinación sugiere la motivación esencial que noslleva a efectuar estos viajes de fe, de la mismaforma en que el idioma se estructura y moldea, a

Después de muchos años demenospreciarnos, nos hemos

convertido en extraños hacianosotros mismos, extrañosrespecto de nuestro yo ver-

dadero, es decir, la natu-raleza universal de buda

dentro de nosotros mismos.

© Thierry Cariou/CORBIS

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partir de las vidas de las personas que lo uti-lizan. La palabra religión guarda relación con elverbo en latin religare, que quiere decir, “atarnuevamente”, o “unir” y la palabra peregri-nación al verbo latino peregrinari, que quieredecir “viajar fuera del propio lugar” o “ser unforastero”. El origen etimológico de estas pala-bras parece sugerir que nos sentimos extrañosen el mundo en que vivimos. Por lo tanto,dejamos nuestros hogares y viajamos a otroslugares en busca de algo de lo cual hemos sidoexcluídos.

Nuestro impulso religioso fundamental, enotras palabras, se deriva de nuestro sentimientode soledad y alienación o separación. Comoescribe un historiador, “El anhelo de ser pere-grino está profundamente enraizado en la natu-raleza humana” 1. Nos vemos como forasterosque deambulan por tierras extrañas, en busca dela unión con algo preciado que hemos perdido.

Las personas hacen grandes esfuerzos, dediversas formas para sobreponerse a este sen-timiento de separación, y que sin embargo, nologran ubicar. Algunos buscan solaz en sussupuestos salvadores en el paraíso, en tanto queotros lo hace en el amor en la tierra. El Sutra delLoto, sin embargo, identifica aquello de lo cualestamos separados o alienados, como nuestranaturaleza innata de Buda. Enseña que nuestraañoranza no es de un dios que habita sobrenosotros, ni del amante perfecto que nos eludeconstantemente.

Luego de muchos años y quizás existenciasde engañoso menoscabo de nosotros mismos,(en otras palabras, “calumnia a la Ley”), noshemos convertidos en extraños hacia nosotros,hacia nuestro yo verdadero, o en otras palabras,la naturaleza universal de Buda dentro de nues-tras vidas. Una forma fundamental de sobrepo-nernos a nuestro sentimiento de separación es,por lo tanto, vernos como lo que realmentesomos y accesar el aspecto esencial de nuestrasvidas. El Sutra del Loto en forma metafóricailustra este punto mediante la parabola de la“joya en la túnica”.

A fin de mantenernos dentrode la senda directa hacia lafelicidad, debemos percibircon claridad y cuidarnos decualquier cosa que nos dis-traiga de nuestra jornadainterna en busca de la gemapreciosa de la budeidad.

© Lester Lefkowitz/CORBIS

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tenido que hacer todo esto para conseguir ali-mento y ropa? En el pasado quise asegurarmede que nada te faltaría y que pudieses vivircómodamente y satisfacer los cinco deseos. Detal forma que en tal día, mes y año, tomé unajoya de incalculable valor y la cosí a tu túnica.Aún debe estar allí. Pero tú no lo sabías, teinquietaste y te desgastaste tratando de ganartela vida. ¡Que tontería! Ahora debes tomar lajoya y cambiarla por bienes. Entonces podrástener todo lo que deseas en todo tiempo ynunca experimentar pobreza o necesidad”. (ElSutra del Loto, Págs. 150-151).

En la parábola el buen amigo representa alBuda y la joya de incalculable valor cosida en elforro de la túnica del hombre pobre, nuestranaturaleza innata de Buda escondida en las pro-fundidades de nuestras vidas. El hombre pobresimboliza al “peregrino” que hay en cada unode nosotros que vagamos por la vida en buscade felicidad verdadera. Su tragedia es que apesar de todos sus “esfuerzos y diligencia” quedespliega no encuentra nada excepto “grandesdificultades” sin jamás lograr sentirse ver-daderamente satisfecho. Su problema es suignorancia: él busca la fuente de la felicidad enel lugar equivocado — fuera de si mismo.

El Sutra del Loto transformalos conceptos del peregrinajey de la adoración

En el Capítulo “Profecía de la ilumi-nación de quinientos discípulos”, losdiscípulos del Buda reflexionandosobre su ignorancia previa acerca la“sabiduría comprehensiva” — cuentanla siguiente parabola: “Honrado por el

Mundo, era como el caso de un hombre quienfue a la casa de un amigo cercano, y habiendobebido mucho vino se acostó y se quedódormido. En ese momento el amigo tenía quepartir en viaje oficial de negocios. Tomó unajoya de incalculable valor, la cosió en el forro dela túnica, dejándosela al partir. El hombre seencontraba borracho y no se enteró de ello.Cuando se levantó, emprendió viaje a otrospaíses. A fin de procurarse alimentos y ropatuvo que hacer grandes esfuerzos y atravesarpor grandes dificultades empleando toda suenergía y diligencia y conformarse con lo pocoque podía agenciarse. Luego, el amigo se loencuentra por casualidad. El amigo le dice,‘¡Que absurdo, viejo compañero! ¿Por qué has

Nichiren Daishonin enseña quepodemos descubrir la invalua-ble joya de la budeidad queexiste dentro de todos nosotrosinvocando Nam-myoho-renge-kyo, siempre que tengamos fe eneste gran potencial.

© Chris Collins/CORBIS

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Buscar la inapreciable joya de labudeidad fuera de nosotros es similar a embriagarse con “el vinode la oscuridad fundamental”, dice Nichiren Daishonin.

© Owen Franken/CORBIS

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Al igual que el hombre pobre, a menudobuscamos en vano nuestro valor en el status, lasposesiones materiales o la aprobación de losdemás — ya sean estos padres, compañeros conquienes compartimos nuestra vida, o supuestossantos o salvadores. El último lugar donderecurrimos es dentro de nuestra vida, ya quenos juzgamos a nosotros mismos por las maltre-chas vestimentas de los reveses temporales de lavida y nos engañamos con la creencia de que nohay nada intrínsicamente valioso dentro de ella.

Con respecto a esta parábola, NichirenDaishonin explica que el vino que el hombrepobre toma es su “oscuridad fundamental” ysu estado embriagado es su “incredulidad”de su propio estado de Budeidad (GoshoZenshu, Pág. 735)

También comenta, “Ahora que Nichiren ysus seguidores invocan Nam-Myoho-renge-kyo,despiertan del vino de la oscuridad fundamen-tal” (Gosho Zenshu, Pág. 735).

Aquí el Daishonin declara que al dedicarnosa invocar Nam-Myoho-renge-kyo con fe ennuestra budeidad innata, comenzamos a experi-mentar el poder de la joya inestimable dentrode nosotros y a vivir nuestra vida comoBudas — como personas de fortaleza y valorgenuino, capaces de construir su propia felici-dad y a la vez animar a otros a hacer lo mismo.Como el Daishonin sugiere, la “sabiduría com-prehensiva” del Sutra del Loto nos permite verdentro de nosotros. La joya inestimable de labudeidad puede hallarse y cultivarse mediantela fe en nuestro estado de Buda y la práctica dela invocación de Nam-myoho-renge-kyo.

Por medio de la parábola de la joya en latúnica, el Sutra del Loto acentúa la futilidad debuscar la fuente de nuestra felicidad fuera denosotros. Es importante notar, que la compi-lación del Sutra del Loto es fruto delmovimiento Budista Mahayana, el cual evolu-cionó de la práctica popular de visitar lossantuarios conmemorativos llamados “stupa” yde adorar las reliquias del Buda supuestamenteentronizadas allí. Sin embargo, el Sutra trans-ciende las limitaciones de su origen histórico.

Por medio de la descripción de la magníficatorre del tesoro, la cual desafía cualquier con-

cepto terrenal, como metáfora de nuestra budei-dad innata, el Sutra del Loto dirige nuestramirada desde una “stupa” en el exterior, hacia latorre del tesoro dentro de nuestras vidas.También al igual que en las historias tales comola joya en el manto, el Sutra pone de manifiestola importancia del auto despertar, en vez de lasalvación desde afuera. Por consiguiente, elSutra del Loto, marca una transformacióncopernicana en lo que respecta al concepto delperegrinaje y de la reverencia dirigida haciafuera, mediante el cambio que conlleva el mirarfuera y lo redirige hacia adentro de nuestra vida.

De hecho, el Sutra del Loto rebate el apegode las personas a los sitios sagrados y a loslugares especiales de culto. De esta forma, elSutra hace que sus practicantes verdaderospronostiquen su futuro: “Una y otra vez sere-mos desterrados / a un lugar alejado de los san-tuarios y los templos” (El Sutra del Loto, Pág.195) A pesar del exilio y la persecución, estosdevotos del Sutra prometen propagar lasenseñanzas a lo largo y a lo ancho. Su conexióncon el Budismo no está adscrita a un lugar enparticular, ni depende de su relación con elBuda en forma de sentimentalismo ligado a supresencia física y en defecto a sus reliquias.

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A diferencia, lo que une a estos seguidorescon su maestro y sus enseñanzas es su determi-nación de practicar y propagar el Budismo conel mismo espíritu del maestro. Tal como ellos loproclaman: “Si en los poblados y ciudades /hay quienes buscan la Ley / iremos donde ellosse encuentren / y predicaremos la Leyencomendada a nosotros por el Buda. /Seremos los mensajeros del Honorado por elMundo, / enfrentándonos a la asamblea sintemor...proclamamos esta promesa. / El Budadebe conocer lo que albergan nuestros cora-zones” (El Sutra del Loto, Pág. 195) El Sutradel Loto esclarece que el Budismo vive, no en“los santuarios y los templos”, sino en las“promesas” de los practicantes de propagar lasabiduría Budista del auto-descubrimiento y larenovación a toda la población que habita en“los poblados y las ciudades”.

Nuestro “peregrinaje” es unabúsqueda interna de laBudeidad

Nuestras dudas y temores son los quese interponen en nuestra búsquedade la gema inapreciable de laBudeidad dentro de nosotros.Dudamos de nuestra budeidadporque estamos acostumbrados a

menospreciarnos. La cultura de la competenciay el consumo, nos enseña a pensar menos denosotros mismos si no poseemos más queotros, cualesquiera que sean los bienes que nosdicen debemos poseer — con frecuencia es

dinero, estatus y apariencia. Le tememos y nosalejamos de nuestra budeidad porque es másfácil seguir siendo víctimas del destino, cul-pando a todo excepto a si mismos, que conver-tirse en el arquitecto de su suerte, quien debeauto reflexionar y llevar adelante el desafió derevelar su potencial máximo.

No obstante, los Budas no existen fuera deestos engaños ilusorios. Por el contrario, losBudas se elevan por encima de sus dudas pro-fundas y el temor de su propia budeidad através de la auto-reflexión valiente y fe perseve-rante en su identidad esencial. La realización dela budeidad, en este sentido, es el proceso desobreponernos a nuestras dudas y temores, bus-cando conocernos a nosotros mismos. Por con-siguiente, en el transcurso de nuestra prácticaBudista debemos percibir claramente yguardarnos de todo aquello que nos distrae delviaje interno con destino a encontrar la joya ina-preciable de la budeidad.

En “El Progreso del Peregrino”, que siguesiendo una de las escrituras cristianas másinfluyentes, John Bunyan (1628-88) describe,empleando el estilo la alegoría de un sueño, elperegrinaje de un hombre común llamado“Christian” de la Ciudad de la Destrucción a laCiudad Celestial. El peregrinaje espiritual de

Stupa o centro ceremonial en Sanchi,India construído alrededor del siglo I,A.C., cuando se dice que fue compiladoel Sutra del Loto. Stupas conteniendo lassupuestas reliquias del Buda,guardadas dentro, se convirtieron enpopulares lugares sagrados de peregri-naciones y en importantes fuentes deingreso del clero. El Sutra del Lotopronostica que sus practicantes seránexpulsados una y otra vez de tales stu-pas por la autoridad religiosa corrupta.

© Owen Franken/CORBIS

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Christian “desde este mundo hacia aquél quevendrá”— como dice el subtítulo del libro —puede entenderse como la respuestaProtestante a la institución medieval del pere-grinaje, que fue promovida por la Iglesia, y queeventualmente, degeneró debido a los abusosque se dieron de las reliquias y las indulgen-cias. En realidad, los peregrinajes fueronimpuestos por la Inquisición como penitenciaspor crímenes religiosos y seculares y se convir-tió en parte de las sanciones de orden, tantopenal como civil.2 Bunyan probablementequiso corregir esta coerción y corrupción delperegrinaje, mediante su énfasis en el peregri-naje como el acto representativo del progresoespiritual del creyente y no como un viaje ter-renal para recibir absolución por los pecados opara adorar reliquias. Como dice un poemairlandés del siglo octavo: “ Ir a Roma significaun gran trabajo y poca ganancia; el rey quebuscas sólo lo encontrarás allá si lo llevas den-tro de ti mismo”.3

Con profundo sentimiento de afecto y nos-talgia, algunas veces nos referimos a esas famil-ias inglesas que fundaron la colonia dePlymouth en 1620, como “Padres Peregrinos”.Así como los colonizadores originales se sin-tieron peregrinos y extranjeros en el NuevoMundo, hoy por hoy, muchos americanos aúnse sienten así — quizás no en lo que respecta alambiente que les rodea en lo externo, sino ensu fuero interno — donde experimentansoledad y enajenación. El Sutra del Loto y elBudismo de Nichiren, en este caso, puede ofre-cer dirección y orientación al descarrío espiri-tual de América.

Un “peregrinaje” Budista genuino — si talpalabra existiese en nuestro vocabulario — no esdesde nuestros hogares a un lugar sagradolejano ni “de este mundo al que viene”. Connuestra fe y práctica Budista constante, avan-zamos en medio de la duda y el temor hacia lafuente interior de la felicidad verdadera en elaquí y en el ahora y hacia el diario logro denuestro destino, la auto-realización. El nuestroes un nuevo tipo de peregrinaje, uno que reo-rienta nuestras divagaciones externas hacia eldescubrimiento de la vida interior.

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© CORBIS

Alimento para el Pensamiento:

Si el logro de la iluminación es el constanteproceso de sobreponernos a la duda y eltemor de nuestra budeidad, quiere decirentonces, que el reconocer estos obstáculospor lo que ellos son, es en si andar la mitaddel camino hacia el auto control. ¿De quémanera experimenta usted la duda y el miedode la budeidad? ¿Y de qué manera reta estossentimientos — la duda y el miedo?

En la parábola de la gema en la túnica, el hom-bre pobre en forma afortunada vuelve a reunirsecon su buen amigo después de muchos años devagabundear. ¿Pero qué sucedería si se encuentracon alguien que en apariencia simula ser un buenamigo, sin embargo, en la práctica le aleja de subúsqueda de la felicidad apartándole así de supropia budeidad? ¿Cómo podemos en la fe dis-tinguir un impostor de un buen amigo?

En el Progreso del Peregrino, John Bunyanhace énfasis en el concepto de la peregri-nación como indicativo del progresoespiritual del creyente, no como un viajeterrenal para lograr la remisión de lospecados o venerar reliquias.