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    ANDRS MARfN

    )ociologa.

    (rimioal

    Lectura enel Externado def)crecho.

    Ciencia~Polticu~ ySociales

    PROLOGO DE CESAR JULIO RODRIGUEZ

    BOGOTA

    Imprenta y Litoref1.Bde.Juan Caea

    1921

    BANC O DE LA R E P UBLlC A

    --.oTf~A:-'C'L ARANGOEste libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica,Colombia

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    '.

    ANDRS MARfN

    'Sociologa,

    (rimioal

    Lectura enel Externado deI)crecho.

    L'ienciaRPo1ti-.:a~ yS()ciale~

    PROLOGO DE CESAR JULIO RODRIGUEZ

    BOGOTA

    Impr.,nt yLHc>~rfdto.luan Ca.le

    1921

    BANCO DE LA R EP tJ BlIC A'"~l~]fCA.-J:up.~}t~Ci.1.MANGOEste libro fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica,Colombia

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    DOCTOR ANDRES M AR IN

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    El doctor Andrs Marn dict en el ExTER~NADO DE DERECHO, CIENCIAS MORALES y

    POLlTICAS de Bogot, la conferencia Sociologa

    Crminal que se publica ahora.

    Al escoger el ccnferencista el Instituto regido

    por el doctor Diego Mendoza Prez tuvo induda~

    blemente en cuenta la orientacin que se ha dadoa los estudios en aquel plantel. El hecho de tener

    all los estudios como base la Biologa, la Psicolo-

    ga y la Sociologa est indicando el derrotero,

    mtodu y carcter de las enseanzas.

    El Externado est realizando una labor de

    actualizacin, labor que e5t cumpliendo sin alar-de pero con la constancia que requiere la propaga-

    cin de ideas nuevas. Busc el conferencista su

    natural centro de atraccin y lo encontr en el

    Externado. Si esto encontr el conferencia, el Ins~

    tituto hall en el doctor Andrs Marn un com-

    pleto iniciado en la matnia de su conferencia. Serealiz en esta ocasin un fenmeno de simpata.

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    -4-

    En cuanto a la conferencia anoto que ella

    revela en su autor, que es Mdico y Cirujano muydistinguido, el conocimiento preciso del tema ex-

    puesto, con ideas que, cuando no son las mismas

    que l ha destilado en su alambique, pues, segn

    se nota, las destila con su propia sustancia; se las

    ha asimilado profundamente.

    Llegado a esta capital el doctor Marn fui avisitarlo al Hotel Europa, y deriv de nuestras

    entrevistas la nocin de un hombre muy inteligente,

    observador perspicaz, con la ingenuidad maliciosa

    de los hombres de estudio y con una cultura am-

    plia y ordenada. Sus apreciaciones sobre la socie-

    dad de la capital, a donde vena por primera vez,me parecieron muy atinadas. Si por una parte

    cosech un desencanto al contacto con esta socie-

    dad, tuvo por otra la delectacin de ver confirma-

    das sus teoras.

    Bogot, octubre 20 de 1921.

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    El doctor Andrs Marn dict en el ExTER-NADO DE DERECHO, CIENCIAS MORALES y

    POLlTICAS de Bogot, la conferencia Sociologa

    Criminal que se public.a ahora.

    Al escoger el conferencista el Instituto regido

    por el doctor Diego Mendoza Prez tuvo induda-

    blemente en cuenta la orientacin que se ha dadoa los estudios en aquel plantel. El hecho de tener

    all los estudios como base la Biologa, la Psicolo .

    ga y la Sociologia est indicando el derrotero,

    mtodu y carcter de las enseanzas.

    El Externado est realizando una labor de

    actualizacin, labor que est cumpliendo sin alar-de pero con la constancia que requiere la propaga-

    cin de ideas nuevas. Busc el conferencista su

    natural centro de atraccin y lo encontr en el

    Externado. Si esto encontr el conferencia, el Ins-

    tituto hall en el doctor Andrs Marn un com-

    pleto iniciado en la materia de su conferencia. Serealiz en esta ocasin un fenmeno de simpatia.

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    -4-

    En cuanto a la conferencia anoto que ella

    revela en su autor, que es Mdico y Cirujano muydistinguido, el conocimiento preciso del tema ex-

    puesto, con ideas que, cuando no son las mismas

    que l ha destilado en su alambique. pues. segn

    se nota, las destila con su propia sustancia; se las

    ha asimilado profundamente.

    Llegado a esta capital el doctor Marin fui avisitarlo al Hotel Europa, y deriv de nuestras

    entrevistas la nocin de un hombre muy inteligente,

    observador perspicaz, con la ingenuidad maliciosa

    de los hombres de estudio y con una cultura am-plia y ordenada. Sus apreciaciones sobre la socie-

    dad de la capital, a donde vena por primera vez,

    me parecieron muy atinadas. Si por una parte

    cosech un desencanto al contacto con esta socie-

    dad, tuvo por otra la delectacin de ver confirma-

    das sus teoras.

    Bogot, octubre 20 de 1921.

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    Sociologfa criminal

    Seftores :

    No pretendn de ninguna manera present;uos un estudio

    acabado y comp!eL) d" las enfermedades socia les, sino unasin tesis, en sus lneas generales , de los procesos morbososque parecen a primera v ista encer,adq:; en la e sfera de laindividualidad y que Se encuentran n timamente ligados alos hechos y causas sociales.

    Algunos pensadores c~een que la Socio loga no tienederecho a existir com,) docirina genera l, en cambio, nadieentra a discutir e l valor real que ti tnen las investigaciones

    soeiolgicas como sllbsidio del estudio de las cienciasmorales.Hasta ahora la Antrop:)logia criminal y hPsiquiatra

    social han eSfudi;l\!o las enfermedades mcntales que seproducen en la socicJad, ya sea m;d ificando o n la per-sonalidad individual, sustituyendo la observacin de ladbs tracta entidad, delito y demencia . de las escuelas ante-riores, con la observacin del indiv iduo criminal y loco,en sus pcculi: ifes manifestacion{~s y en sus carac teresfisiolgicos y psquie,s. DI? estas indagaciones la cienciase ha enriquecido grande"Jente con una admirab le contri-bucin de da tos antlpom tricos y l.:on obs.:rvaciones posi-

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    tivas , de las cuales surgi una nueva concepcin juridica ,y un conocim iento ms se;uro y posi t i vo del hombre

    anormal.Las acaloradas d iscusiones sosten idas entre los parti-

    darios de la an tigua y de la nueva escuela d ieron origen ams amplias investigaciones, llamando la atencin de loscriminolgicos y psiquiatras sobre la in tluencia social enlos delitos, y ms tarde hasta el contenido social en IJSenfermedades del esp ritu , abrendo as un inmenso hori-zonte al estudio de las ciencias suciales.

    Historia y evolucin de la SOciolo,ga criminal.

    Lombroso, fundador de la escuela de Derecho Positivn,daba en sus primeras observac iones suma importancia a losdatos anatmicos y presc inda de los datos fsiopsicoso-ciolgicos. Este estudio un laterAl de la Antropologacriminal lo llev a l determinismo del "criminal nato ." In-dudablemente Lombroso hizo sus prmeras obser v;1Conesdirectamente en los c rim inales, queriendo descuhrir enellos, por s u conformacin craneana o algunos rasgr:sfis onmicos, la causa de su degeneracin; pero est;: i(h~ala fue reforma;-do progres ivamente hasta /legar en su s 1 .'1 1 -timos afl05 a p ublicar una obra ntitulada Fl (,I'ililm:

    r.a1W'ts .If rrmedios, sobre las relaciones exis tentesentre singlllares fenmenog ~ociales (l:ondiciones eco-

    nmicas, alcoholismo. ete.) y el cielito . Su d scpuloEnrico Ferri, que tambin sostuvo por muchos aos la pri-mtiva teora lombrosiana, formul hacia e l ano 1900 suhiptesis biofsicosocial. En el m ismo sentido Ferrero,Sighele y Ncforo dividieron la c riminalidad en atvica yevolutiva.

    Las observaciones hechas sobre ll influencia que e .ier-cen en los individuos degenerados la profesin, los me-

    dios sociale3, la idea social, las clases, cte., han contrbuidocon numeroS1 suma de datos importan tes al estudio socio-lgico de las enfermedades psquicas y ms especialmente

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    del delito. Tarde ha demostrado cmo es posible que en

    ciertas circunstancias sociales, una revolucin, una crisis,

    etc., pueden transform:r un grupo profesional en centrocrimil1genu y pruvocar ddi\O~ qlle son infracciones a la

    moral cspedi:ca de la profesin; habiendo estudiado bri-

    lIantementel:1 crinlll1i1lid:llJ de I(p;Notarios, Laschi ha exa-

    minado tambin la Je lus banqueros; Pringzing los delitos

    femeninos uespus del Ill.itrlmllniu; Lombroso y Ferrera

    las mujen:s delincuentes; Car~era, Alhanel, Duglas y

    Ferriani, us lnt:nf\::s; fiodan y Cavaglieri Berard, la

    psicologa morbosa o ant'mala de los vlgahundos; Tamo-wiski. la d,: Il)S mendigos y el clero; Orkansi y jacoby la

    de la llob"_ 'Z d; L;schi y Tarnowi:;ki los delitos que estn

    relacionados Con sentimienlOs e instituliones religiosas, y

    Sighele, Ro.~si y Lebn estudiaron los grupos sociales

    anmalos, sobre los delitos y la psicologa morbosa de la

    demencia.

    El gran alienista ingls Maudsley ha puesto en evi-

    dencia, en su !'atho{o!/!/ o f' .lliwl, el valor social dela IOl:ura, y Morel, en su tratado lJe.

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    E n la actualidad no puede haber discusin sobre laimportancia de los factort:s socia les, c limatolgicos, edu-

    cativos, econmicos, e tc ., en ia wciologia criminal y msespec.ia lmente cn la pSlquiauia suciJI; a tribuyendo d~ estemodo a la soclcdad la ac, in pltgena especfica en laetio logia sociolgica criminal, s idv en los casos particu-lares dunde concurre un demento excepcIOnal de la per-sonalidad humana, l1e donde su rgen las especia les moda-lidades en que llace ; deiito.

    Criminalidad en Colombia

    Cuando se d iscuti en Bogot sobre la degenerac in dela rlza pens que para hacer un estudio plofundo sobreta l materia y cSllld ldr concienzudamente fa criminalidaden Colombia, e ra necesario ; adems de estuoiar loS f acto -res SOCia les, hacer una d iv isin geogrfica segn los c li-mas, considerando le S costas cuma lo que son, clima ca-liente ; Medcjn y sus s imilares (con re lacin a su tempe-

    ratu ra ) como c lima llled io o t emplado , y la altiplanicieconsiderarJa cumo clima fro aun en contra de la GeografaFisica, que cOl1siJcra a Bllgot I:l1tre los climas templados,toda vez que estas tres zonas que acabamos de d istingu ir necesitan elementos d ife rentl's de v ida. En MeJe lln , por ejemplo, pueden usarse los m ism os vestidos que en lacosta, en cam bio en BogJt el fro es ms intenso y seneces itan mayores gas tos porque aumentan las neces ida-des en todos los rdenes de la v ida.

    S in ms datos que 10s que me proporcionaba esta hi-p tesis formul la sntesis sigu iente:

    En la Costa, por la bondad del clim a y la facilidadque hay para cunseguir el susten to , la c riminalidad ca recede im purtancia, quedando reducida a alguno que otrodelito originado po;, circustancias ocasionales, flmbriaguez,

    pasiones, celos, etc.

    C0nsidel que Antol)uia era la que daba mayor con-

    tingente de delitos sdngrien tos, o rig inados por d iversosfacto res socia les, en tre los que figuran en p rimera lnea laeducacin, e l a lcoholismo, fanatismo re lig ioso, e te .

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    y en Bogot, donde las exigencias de la vida son ma-

    yores, abundan los robos, las f;;lsifiC:lcinncs )' las es~afas.

    Una estadstica criminal del Departalllc;itu de An!io-quia, conseguida en la seccin cuarta del }\v\lfisterio de

    Gobierno, cl1rrespondiente a los m"'st's l.k dL:icmhre y ene-

    ro ltimos, vino a cumprobar exactamentc l juicio que

    haba formado.De sesenta y dos delitos r(gistl3 Jos en los referidos

    meses de diciembre y enero, ti tinta y cinco t'on por heri-

    das y ocho por homicIdio, figurando cumo mvil del delito

    la venganza e intereses, los diez y nllcve delitos restantescarecen de importanciil.

    Esta cifra de la cri;in

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    dad , rep resentada por sus Tribunales, condena a un indiv i-

    duo que carece de ilustrac in, deb iera golpearse el pechoarrepentida . "Este concep to de l ~ \in istro belga puede comprobarse

    con cualquier estads tica de criminalidad. Entre los sesentay dos delicucntes que f iguran en la es tadis tica de Antioquiacitada anteriormente , slo h"\y un estlld iante de d iez y se isaos, en estado de embriaguez, acusado de resislendn .po resta c1asf icaci ln deduzco que debe considerarse como unafalta y no como un delito . Adems, e l estado de embriaguez

    en u n joven de diez y seis aos indica que esta falta co-rresponde ms bien a l domitdo de la familia , que a la juris-diccin de los Tribunales.

    S i se pud iera d f'mostrar que la funcin cerebral no essuceptib le de ninguna reforma por medio de la { 'ducacin,se comprobara entonces no slo la razn de la criminalidad,prescind iendo de los factores sociales , sino que realmenteexistir an motivos para sospechar y creer en la degeneracin

    orgnica de las razas.P rro como esta h iptesis e s insostenibk dado e l e stado

    actual de nuestros conoc imientos, tenemos que conven ir en considerar no slo los datos positivos que nos sumi-nistra la biologa y la antropologa, sino tambin los quenos fac ilita la sociol(~ia para poder conocer la natura lezay los orgenes de la crim inalidad, teniendo el cuidado deno sustitu r un simplisismo antropo :gico con \ln s impl-

    sIsm o sociolgico, sino integrar las dos series, parallegar a una sintesis que nos d a conocer la importancaque tienen tanto una excepcional personalidad com o elambiente social.

    Considerando e l alcoholismo como uno de los fac taresms importantes de la crim inalidad, podra creerse conalgn fundam~nto que ~ta podra ser la causa esencial delos crmenes en Antioqu ia ; sin embargo, podra oponerseque en la Costa se consume tanto o ms a lcohol y que noproduce los mismos efectos. Aqu!ie observa la impor-tancia del clima. En la Costa, por efecto de su excesivatemperatura , e l a lcohol se e limina rpidamentp . por la p ie l,

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    en cambio en un clima templado el alcohol permanece

    ms tiempo en el organismo y se elimina por la orinadesrus de haber hecho sus estragos en la masa cerebralhasta llegar a emulsionarla en los casos de alcoholismocrnico.

    De aqu se deduce que dos cantidades Iguales dealcohol proo11cen efectos diferentes. segn los climas.

    En tal sentido. h~bra que aadir tll elemento alcoho-lismo en los orgenes de la criminalidad otro elementoclimatolgico que modifica los efectos de aqul.

    En la altiplanicie donde el clima es ms fro, es a veceshasta necesario el alcohol en pequeas cantidades, comoestimulante.

    Despus tendremos ocasin de volver sobre elalcoholismo al tratar de la herencia morbosa, pasandoahora a considerar

    La educacin

    Es un principio hiolgico que a cada rgano corres-ponde una funcin determinada, y es una ley fisiolgicaque el ejercicio fortifica el r~ano.

    En el estado actual de 1 < 1 ciencia no es posible asignarun centrn especial a cad; llna de nuestras facultadesmentales.

    Sin embargo se sabe con certeza que los lbulos ante-

    riores del cerebro estn ms particularmente afectos alos fenmenos intelectuales, sabiendo tambin que el tra-bajo intelectual favorece el desarrollo de los lbulos fron-tales. lo que concuerda con la ley fisiolgica citadaanteriormente.

    En las razas avanzadas en civilizacin los lbulos fron-tales ti~nen un marcado predominio; se da a estas razasel nombre de "razas frontales."

    En las razas todavia en estado salvaje son los lbulosoccipit;l('s los predominlntes, por lo cual se les da el nom-bre de "razas occipHales."

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    Gratiole t rtescubri que en las r i1zas fronta les o civili-zadas las suturas del c raneo se o sifican, se sueldan de

    atrs a adelan te, es decir, del occip ital al frontal; de elloresulta que los lbulos frontales pueden crecer an,mientras los otro

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    rrado en una habitacin durante quince aos. Cuando lapolica americana descubri el h~cho, el nio, ya casi hom-

    bre, no conoca ms que dos palabras mam y gato. Eranlus dos nicos seres que habia visto durante su vida.

    En el sur de Venezuela en una poblacin llamadaEspino, del Estado Gurico, conocl U,I hombre como deveinticuatro aftos, hui fano, que' se habia criado en unamontaa casi desierta junto al ro Ma.apire aflu~nte delOrinoco, que no sabia ms idioma quc el de los animales,lo mismo imitaba los sonidos del ganado, que imitaba alos tigres o a los pjaros. Despus de \In afto que lo volva ver ya sabia hablar. En el exam(~n craneolgico quehice de l, not que la rente tenia unos dos y medio cent-metros de altura y la cabeza era tan pequefta, que pareca

    la de un nil'io de 8 a 10 anos.Innumerables seran las pruebas que podrian apor-

    tarse en este sentido para evidenciar la indiscutible impor-tancia qu.;' ejerce 1:1educacin en el desarrollo intelectual

    y moral de la personalidad humana.

    Influencia del ambiente social.

    Siendo la vida sociall1n conjunto de relaciones reci-procas, ideas y sentimientos formados por instituciones,hbitos y costumbres, trar1iciones sociales, lenguaje, artes,ete., se comprende el valor positivo que tiene la colectivi-dad ~ocial en el de~arrnllo de las funciones psiquicas, as!como tambin las dv;:r..;as agrupaciones sociales: partidospolticos, comunidaJes religiosas, asociaciones econmi-

    cas, profesiones, etc.Hamon estudi profundamente la psicologa del mili-

    tar profesional, en cuyo e~pritu, por mltip!es influencias,caen y maduran los grmenes de t~ndencias criminales. Sintener en cuena sta y otras deformaciones profesiona-les (la indiferencia afectiva de \!ls practicantes, la turba-cin del sentido jurdico de 103 abogados, la inquina del

    pblico ar.usador, cte.), q\e pur la progresiva mecanizacindel ejercicio intelectivo de lel profesin y por la consi-

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    guiente apata moral, alteran los criterios racionales y lasfunciones emotivas, encor.tranJa en esa concepcin gene-

    ral de derechos y deberes sociales di.: la clase militar ideasque repugnan, como extravos delktt/osos, al pensamientoy a la conciencia moderna, Intil sera aporta r l:i episo-dios y pruebas del hecho, recogidos y avalorados por Ha-mon, evocar recuerdos dolorosos qlle demuestran las co-rrientes morbosas y nocivas que encabezan la supremacade esta psiquis brbara, y que de su incongruencia con elnuevo esprtu popular y de su posicin en la vida socialsaca, como es natural, estmulos que se encierran cada vezms en un rigorismo nefasto, La guerra, que es su formatpica y concluyente, suscita ya las pr~testas morales de laconciencia humana; esa es, dice Venturi, la delincuencia delos gobernantes y la locura de los pueblo" (Renda)

    Morel, en su tratado sobre las enfermedades mentalescitado al principio, refiere el infanticidio y la antropo-loga de algunos pueblos a ideas supersticiosas 0 ;'l errorde apreciacin moral.~

    Ardig dice que el trabajo lgico que se e!1c!!entra he-cho en la mente del individuo es slo en peqlJe~ parteun producto individual: pertt'nece a la socedad, al tiempo.a la clase, a la escuela, a la f~milia a que se est adscrito.

    Si esto es evidente, cmo queremos exigir moraJ:dady razonamiento a las clases bajas de nuestra soci~dad quellevan en SlI herencia las hueJ las de la vida pasada, repre-sentada por siglos de violencia y de opresin, siglo$ de

    abandono social. en pueblos perdirloc; en medio de valleso de montaas casi naccesibles a donde no llega el ecode la vida moderna, y no tienen otra fue:1te de informacinque los sermones del sacerdott> o las terrorificas predica-ciones del msionero? Creando as sobre las tendencias t-ncas una psicologa violenta, individualista, que producelas ms funestas consecuencias sociales.

    Si pudiramos estudiar uno por uno todos los delin-cuentes, tendramos que reconocer el significado criminalde su dinamismo psquico que colocara siniestramente lavida social al contacto de nuevos sentimentos V concep-

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    tQS, hallando tambin la explicacin causal de su conductano tanto en el dato antropolgico, cuanto en el patrimonio

    ideativo y emotivo htred;:do o absorbido del ambiente.En efecto, la tnseflanza sistemtica de la psicologa

    metafbica ql1t busca el yo personal en las alturas en vezde buscarlo en nosotros mismos; las ideas de premio y decastigo; las creencias en una vida futura; la constante ame-naTa del nherno; las idolatras de corazones ensangreta-dos; la terrible representacin de la muerle que, escondidanos acecha, forma un todo, una alma colectiva, que al en-

    contrarse con ideas sociales diferentes, se produce una reac-cin psquica de valor negativo donde se incuban los gr-menes de tendencias criminales.

    Quin no recuerda el valor criminal y loco que parala Roma decadente tenan los albores de la predicacinevanglica? Quin no recuerda tambin esa cadena decrmenes horribles que cubre toda la Edad Media, las per-secuciones de rabes y judit1s en los siglos XV y XVI, Ylas guerras carlistas que ensangrdaron la tierra hispanadurante sesenta aos en el pasado siglo?

    Estos hechos histricos y otros similares que a la sim-ple vista parecen ser un retroceso a la barbarie, no son otracosa sino estados morhosos colectivos donde se engen-dran las ideas ms siniestras.

    Recientemente en Medelln y con motivo del incidentehabido entre los estudiantl's y el Rector de la Universidad,se produjo un caso de psicopatnloga social muy intere-

    sante. El primer da de la manifestacin estudiantil apare-cieron en la capital de Antioquia unos carteles titulados-En pie catlicos,> no conozco su contenido, pero el sloepgrafe permite hacer su anlisis. Este -En pie catlicos-

    . es la voz de atilrma, es el alerta al centinela, es, en fin.una proclama en sentido bdicoso. con tendencia criminal.Aqu se produce una reaccin psquica que infringe la mo-ral especifica de la religin. No hay nada ms antittico a

    la doctrina evanglica que este alarde de fuerza, de so-berbia, de \'ioJencia.Este fenmeno se produce en la siguiente forma: la

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    educacin fija una idea en nuestro cerebro (religiosa, po-

    ltica, social, etc.) la cual evoluciona progresiva y lenta-

    mente, alimentada por diversas causas externas, elltre lasque figuran en primera lnea. la repeticin constante y

    tenaz, la imitacin, el concepto ~ocial, cte., hasta que llega

    por este trabajo de mecanizacin a desarrollarse de tal

    modo que ocupa todo el sr cerebral; es el momento en

    que se convierte en idea fija, patolgica. Las dems facul-

    tades cerebrales, razn, conciencia, etc., quedan anuladas,

    o, mejor dicho, atrofiadas: Comienza la clemencia! y queda

    marcado perfectamente el instante supre mo en que el indi-viduo o una cofectividad caen irremisiblemente bajo el do-

    minio de la psiquiatra general y social.

    H erencia mOrb05Q

    Al llegar a tratar de la infiuencia que tiene la herencia

    morbosa en la criminalidad, me encontraba un tanto per-

    plejo por la importancia que para m tiene la educacin

    sobre las funciol1f's psquicas, y por el carcter sociolgico

    de esta conferencia, donde me propongo hacer resaltar la

    necesidad de una intensa educacin social y moral inspec-

    cionada o dirigida por psiquiatras y psic61ogos especialis-

    tas, que puedan. con cnnocimiento de causa, extinguir las

    deformaciones humanas, para que llegue un da en que el

    planeta se haga digno de vivir en l.

    Con esta idea directriz, se comprende cuntas dudas y

    temores invadiran mi espritu al verme obligado a abor-dar esta cuestin trascende:Jtal Que ha suscitado las ms

    diversas opiniones; pero afortunadamente vino en mi auxi-

    lio el testimonio del sabio doctor Roger, declno de la Fa-

    cultad de Medicina de Pars, que confirma en un todo mis

    ideas en una obra recientemente publicarla.

    Estudia, primero, la ley biolgica de la herencia, se

    gn la cual los seres vivos tienden a repetirse en SlIS des-

    cendientes y a transmitirles las propiedadt~s que han reci-

    bido o que han adquirido: explicando la diferencia que

    existe entre la herencia y la inneidad, cuya ltima expre-

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    sln se aplica a los efectos producidos por las causas acci-dentales que han obrado directa o indirectamente en el

    momento de la concepcin o durante la gestacin, Sin dudaestas causas obran por intermedio de 10'3 procreadores yen particular de la madre; pero sus efectos se limitan alsr en formacin; no dejndose sentir sohre los productosulteriores. La inneidad es la conclusin de la patologadel feto; la herencia es un captulo de la pate logia de laespecie.

    Despus estudia las dos grand..'

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    ~ 18 -

    en cierto modo una barrera infranqueable entre las clulas

    somticas y las cl1/las generadoras; no admie que las pri-

    meras pueden dejarse sentir sobre las segundas, y llegaas a negar compJetamene la transmisibilidad de los ca-

    racteres adquiridos, por lo cual la concepcin se hace insostelli blc.

    Entonces el doctor Roger establece una distincin fun-

    damental. Los caracteres adquiridos pueden ser de dos

    rdenes: unos son debidos a iJn accidente, no se transmi-

    ten; otros dependen de una modificacin funcional, son

    hereditarios. Asi se llega a una conclusin definitiva: laherencia es /11 transmisin no de las modificaciones anat-

    micas sino de las modificaciones funcionales.

    Brown Sequard hizo un notable experimento que con

    firma completamente la conclusin del doctor I~oger. Cort

    el citica de una cobaya y el animal se hizo epilptico. Se

    le apare, y dio origen, a pequeosql1e fueron epilpticos.

    Qu es lo que se transmiti en este caso? La mutilacin?

    De ningn modo, el citica en el peqlleo era enteramente

    normal; el trastorno funcional fue lo nico que se fij porherencia.

    Como el trabajo de un rgano regula su desarrollo, se

    concibe que las modificaciones funcionales que se trans-

    miten puedan tener por consecuencia modificaciones ana-

    tmicas. Se concibe, por ejemplo, que un hombre pueda

    hallarse por herencia dotado de una inteligencia superior;

    vendr al munJo con aptitudes particulares que habrn

    podido provocar un desarrollo ms notable de sus clulascerebrales. Dicho de otro modo, la inteligencia es notable,

    no porque el cf'rebro est muy desarrollado, sino porque

    el individuo ha heredado un funcionamiento lerebral su

    perior, porque los centros que sirven de substracto a la

    funcin se han desarrollado extraordinariamente.

    Las ideas que se acaban de exponer slo son aplica-

    cin de la gran ley de que la funcin precede al rgano,

    que ella la explica, la dirige y regula su desarrollo; nica-

    mente los camhios en la funcin son bastante potentespara modificar el papel conservador de la herencia.

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    Estas consideraciolleg ponen de manifiesto que unaeducacin hbilmente dirigida pueril' reformar los defectos

    (en la mayora de los casos) funcionales del cerebro.

    ysin detenernos en considerar l.1s leyes establecidas

    por Darwin y Mendel. pa'iaremos ahor:l a exponer 10-< fe-

    nmenos de la herencia nervio~a, por ser stos los que se

    encuentran ms unidos con la sociologa criminal.

    El alcoholismo crnico, el saturnismo, el hidrargiri"-

    mo, el morfini

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    Sucede tambitn que las manifestil

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    de las funcion es, se notan numerosos trastornos nerviosos;placas de anestesia y de h iperestesia, exageracin de los

    re flejos, sueos tu rbados por pesadillas, te rrores y , a me~nudo, incontinencia de orina.

    El carcter es tri~te, moroso, la sensibilidad exagerada.La inteligencia es a menudo precoz y se podra creer a pri-mera v ista que e l n io tendr ~ )rillan tes cualidades in t(:-lec tuales . Pero pronto se produce una detencin o , cuandomenos, se observa una falta de equilibrio, un defecto deatencin y de volun tad, una ex travagancia de ideas y de

    carcter. A veces re rs isten a lgunas aptitudes, sobre todo ,;p titud~s a rtsticas. Aun en este caso , la asten ia del sis-tema nerv ioso se traduce por una ausencia del sen tido mo-ral, por impulsos malos e irresis tibles. Entre las impulslo~nes debemos citar especialmente la dipsomana. Se dicert menudo que los excesos en la bebida arrastran al alco-holismo; generalmente es la inversa la que se p roduce;una primera emhriaguez pone en movimiento un sistema

    nervioso predispuesto.Pero dice el doctor Roger: la herencia no ('s fatal;cuando se puede sustraer e l hijo de un alcohlico a las cau-sas ocasionales. se re tarda, a veces se impide el desarrollode la dipsomana.

    Entre la locura y el crimen existe un parentesco tanmanif iesto que la cuestin de responsabilidad surge a cadainstante . Muchos delincuentes, que no se habra titubeadoen castigar en otro tiempo, son enviados ac tualmente a losasilos.

    La locura slo se hereda, segun las estadsticas msrecientes, en la prf>pOrCill del 22,6 por ciento, y la herencia tampoco es fata l. La educac in es capaz de paliar susefectos y, como siempre , las manifes tac iones no aparecensino en condiciones que se pueden evitar a menudo. Cun-tos han seguido siendo virtuosos por falta de una causaocasional! Considrese la influencia que ejercen desde este

    punto de vista las grandes perturbaciones sociales , lasguerras y las revoluciones, donde un exceso de odios,v io lencias, asesinatos, ete., fo rma un estado espec ial, un

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    retorno ancestral tal vez; cuando ha disminuido el temor

    de lor, castigos cesa nuestLI hipocresia social. El contagio

    propaga el mal, pero afecta solamente a aquellos que te-

    nan una predisposicin hasta enton-:es latente.

    Si, por otra parte. la criminalidad, Cllmo la lo-:u:a, au-

    menta con la civilizacin, es porque la complicacin c~e-

    ciente de la vida engendra exccso de trabajo y necesita un

    estmulo nuevo que parece fvorecer el uso de las bebidas

    alcohlicas. Por c(}J1siguiente, la herencil se traduce por

    la incapacidad de esfuerzos sostenidos que es la gran causa

    de la criminalidad.Los trastornos del desarrnl\o intelectual ofrecen todos

    los tipos imaginables. En lo ms bajo de la escala est

    el idiotismo. Sin embargo, puede pl~rsistir una facultad:

    algunos idiotas han sido excelentes msicos; otros lakulan

    con una facilidad asombrosa. En un grado ms elevado se

    encuentra la imbecibilidad, lugo la dehilidad m~nlal.

    Muchos degenerados C;len en la lo:ura o en el cri-

    men, otros tienden invenciblemente al suicidio. Es a mc-nudo el nico estigma o, por lo menos el ms a;Jarente, esta

    obsesin que les mpulsa a atentar contra sus dias ; veces

    por medios infantiles; pero se trata de reciidlstasque,dL's-

    pus de repetidas tentativas, cada vez ms graves, acabangeneralmente por destruirse.

    La tendencia al suicidio puede tra nsm itirse por hert'lJ-

    da y, cosa curiosa, en !;)dos los miembros de [a misma

    familia el procedimiento es el mismo.Las consideraciones que hl'mos hecho sobre la heren-

    cia nerviosa conducen inmediatamente a aplicaciones prc-

    ticas. Por la profilaxis se puede impedir el des:lrrollo de

    las manifestaciones a las cuale-.; est predispuesto el nio.

    Recordemos que es necesario, para ql1e aparezcan los ac-

    cidentes, una causa ocasional. Se alejar. si es posible, el

    nio de su familia; es un deber imperioso cuando se trata

    de padres alcohlicos. Hemos demcstrado la influencia de

    la primera embriaguez, que es el punto de partida de la

    dipsomana. En estos casos presta servicios la sociedad

    de templanza. Debemos recordar que los medos coerciti-

    E t lib f Di it li d P l Bibli t L i l A d l B d l R bli C l bi

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    vos, las penas, la intimidacin, la reprensin, nunca logrannada: el verdadero tratamiento es el traslado al campo, la

    vida con familias tranquilas y honestas. El patronaje mo-ral salvar gri;n nmero de predispuestos y hasta algunos

    delincuentes.As lograremos combatir los efectos de la herencia,

    que nunca lo repetiremos bastante, no pesan sobre la raza

    con una fatalidad ineludible.Es posible libnlTse de la herencia: hasta es posible

    diferenci;use complCiamente de sus ascendientes o colate-

    rales.Al principio se ha dicho que no se debe confundir laherencia con la illJ1eldarl. Con este ltimo trmino se com-prenden los casos en que el individuo viene al mundo conciertas aptitudes morbosas cuyo punto de partida debe serhuscado en las C

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    En materia de afecciones orgnicas, como en materiade afecciones nerviosas, la predisposicin es lo que se

    transmite; se concibe, pues, la importancia de la profilaxisy de la educacin.

    Miseria

    Entre los dive:-sos factores sociales que influyen en eldesarrollo de la criminalidad no hay ninguno que sea tanimportante, ni que se preste a tlitas investigaciones comoel factor mIseria. y por lo mismo Que es tan interesante

    es tambin el que se mira con m~ indiferencia, probable-mente por el temor a la ojeriza que producira en las cla-ses elevadas y en los gobiernos tratar una cuestin queenvuelve una reforma del derecho de propiedaj y que atacaen su raz los sistemas econmicos establecidos en la actualidad.

    Es un error fundamental decir que en Amrica nohay problemas sociales; esto equivaldra a decir que enAmrica no hay enfermedades. Lo mismo en Europa que

    en Amrica, que en Asia, los problemas sociales son igua-les, lo que sucede es que tienen diferentes formas, cam-

    bian como las enfermedades, en el tiempo y en el espacio.Las sociedades americanas que fueron formadas por

    sociedades europeas han tomado de stas sus constitucio-nes, sus sistemas polticos y econmicos, sus leyes, suscostumbres, y a iguales causas iguales efectos.

    Pero no siendo nuestro objeto investigar las causas

    de economa poltica y social que producen la miseria, sinoestudiar solamente los efectos, deja~emos a un lado todaconsideracin econmica relacionada con la poltica para

    plantear la cuestin en la siguiente forma:Primero. Todo hombre que carece de medios de sub-

    sistencia es un peligro para la sociedad.Segundo. Toda mujer que carece de medios de sub-

    sistencia se lanza en el torbellino de la prostitucin.En efecto, el hombre, con familia o sin ella, viejo o

    joven, que en un nstante de su vida se encuentra sin tra-bajo y sin recursos para satisfacer sus necesidades natu-

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    rales. slo piensa en la manera de conseguir lo que le hacefalta; desde ese momento toda su fuerza cerebral se dirige

    hacia una sola idea: su situacin.Si se trata de un hombre normal apartar de su ima-

    ginacin toda idea de lobo. Primero pedir, suplicar, bus-car los trabajos ms impropios, despus sufrir los ma-yores vejmenes, las mayores humillaciones, hasta quepoco a poco vaya perdendo el control de su voluntad pordebilidad de sus centros nerviosos, como consecuencia ine-vitable de una alimentacin insufici\:nte y ocasional.

    Despus, ante el acicate de la miseria, iran perdiendoterreno S:JS antiguas ideas morales: dignidad, honor, hon-radez, para dejar el campo libre a otras nuevas, originadaspor el instinto de conservacin que, C01l10 un constantem:utilleo, le gritarn: defindete o muere.

    Ante este nuevo dilema no es posible dudar: si el in-dividuo ha perdido su valor, se suicida: crimen social; ysi conserva parte de su energa defiende su vida: roba.

    Entonces la sociedad lo considera como criminal y lo cas-tiga. iExtl afta forma de interpretar la respl>nsabilidad!Solo Magnot, Juez de uno de los distritos de Paris, llev lapiedad a las sentencias, y en medio del asombro general,deca: iNo hay responsabilidad! La sllciedad que no ga-rantiza en sus leyes o en el pacto social que sirve de basea su constitucin, el derecho natural que todo sr tiene ala vida, no puede reclamar el castigo de infelices abando-nados en medio del arroyo.

    Aqu se verifica un fenmeno bien extrao, la mismasociedad que pide el castigo de aquel infeliz, la vemoslugo rendirle homenaje a los bandid05 de levita que ro-ban en grande escala, recompensndolos a veces con car-gos pblicos de alta significacin .

    Pero volviendo otra vez sobre la huella de uno deestos delincuentes que vuelven a la sociedad despus dehaber sufrido la primera condena, se nota que el castigo

    ha tenido un efecto contraproducente; en la mayora de loscasos estos indIviduos no tardan en cometer otro delito demayor gravedad, por lo general con derramamiento de

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    sangre. Este fenmeno podra explicarse por la reaccin

    psiquica que debe verificarse en el delincueute condenado

    por primera vez, vindose expulsado del cuerpo social ysiendo objeto del desprecio pblico y, por otra parte, latendencia natural a la defensa, y las influencias del medio

    ambiente carcelario (cuyo sistema de organizacin es tan

    defiCiente) forman un nuevo tipo, que en nada se parece al

    primero.

    Este es ya el verdadero tipo criminal, conciente, re-

    suelto, cinico, mata o roba con igual serenidad, describe

    la~ escenas ms horribles, cmo realiz el delito, cmo loconcibi6, cmo hundi el pual en el pecho de su vctima,

    por nada se conmueve! Pero quin-se me ocurre pensar-

    quin se conmovi cundo l pedia trabajo y pan para sos-tener su vida?

    Como se comprender no es mi intencin justificar el

    cri~en, sino buscar sus causas para poderlo evitar; as

    como la tendencia actual de la medicina es evitar las en-

    fermedades, as tambin, c..onsiderado el crimen como una

    enfermedad social, debe procurarse el evitarlo. Los experi-

    mentos han demostrado que la pena como medio curativo

    del delito es un completo fracaso. y las ms de las veces,

    por reacciones naturales, es a su vez causa de nuevos cr-menes.

    Por otra parte la nocin de pena que nos viene, trans-

    mitida de gE'neracin en generacin, desde las primeras so-

    ciedades brbaras, examinada imparcialmente, a la luz de

    la razn, es un anacronismo en nuestros das, y su exis-tencia slo puede explicarse, por la suprema ignorancia

    que todava cubre nuestras sociedades.

    Si el origen de la criminalidad se buscara en esta

    nueva fuente de informacin que se llama Miseria dis-

    minuira mucho el valor que ha tenido y tiene en la con-

    ciencia de muchos antroplogos y juristas la herencia mor-

    bosa, colocando la miseria entre las causas principales

    que producen la degeneracin de las razas. Pues es un he-cho estadstica mente demostrado y verdaderamente horro-

    roso que la duracin de la vida en las clases inferiores e

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    nfimas de la sociedad, por regla general no alcanza msque la mitad o las dos tcrcerJs partes d

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    duciendo de aqu Que se trataba de una enfermed;d cons-titucional pero nunca Que fuera crimen, a menos que se

    considerara como un suicidio moral. Pero mientras lamujer venda sus encantos a cambio de dinero, es decir.mientras ejerza un comercio licito, admitido y reglamen-tado como esl por nuestros estados civilizados. no puedeconsiderarse sino como una funcin social, como el bar-

    bero, el carpintero, etc.

    En cambio, si se estudia la cuestin ms (1 e cerca, yse observa que casi todas las mujeres pblicas salen de

    nuestras clases inferiores, que no estn educadas para nin-gn fr;bajo honrado que les proporcione una manera devivir decente, unil10 a otras causas accidentales, y que enel fondo de todas esas circunstancias hay siempre unafuerz; mf)elente originada por la constante necesidad delsostenimiento de la vida que las lleva hacia la prostitu-cirl, ~e comprende fcilmente que sta pueda c1asificarseentre las enfermedades sfJciales, pero no entre los crme-nes, los cuales no tienen de comn con aquella nada ms

    que la causa original.Este mismo argumento sirve para desechar en la ma-

    yor parte de los casos (por no decir en todos) la degenera-cin. Lo que sucede es que se confunden los efectos conlas calisas.

    La prostitucin se desarrolla como cualquiera enfer-medad fsica: primero empieza de una manera insidiosa.despus se presentan los diversos s!n1omas que caracteri-

    zan la enfermedad y, por ltimo, su fase final, mejora omuerte.

    La mujer tarda en decidirse, antes de dar el primerpaso tiene que librar una batalla consigo misma, primero,le asaltan mil dudas y temores, despus la idea del honor,del pecado, del concepto social, la familia, ete., luchan enoposicin con la necesidad que la impele, hasta que al finsta vence la resistencia de las otras y acude a la primeracita, resuelta, si, pero llena de pudor, de miedo, de angus-

    tia, de zowbra. j Comienza la primera fase de la prosti-tucin!

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    Transcurren seis, ocho, diez meses, un afto, y nos en-contramos con un tipo diferente; el hbito ha transformadoa aquella mujer, ya no es ]a joven pudorosa de los prime-ros dias, sino la mujer disoluta, de lenguaje y ademanesvulgares, viciosa; fuma, bebe, alterna con todos los hom-bres, hasta con criminales. Esta es la segunda fase de laprostitucin.

    Pasan ocho, diez, quince aos, y si no ha muerto du-rante este tiempo, que es lo ms posible, encontramos aque-lla mujer todavia joven, enflaquecida, acabada, sin brillo

    en los ojos y sin expresin en el :-cmblanie, presentandotodos los estragos del vicio y del placer. Tercera fase dela prostitucin.

    Este caso que acabamos de describir es el ms ,{ene-ral para confirmar mi segunda proposicin, y deducir queId miseria es, en la mayora de los casos, la causa origende la prostitucin.

    El motivo de que Lombroso haya considerado a la

    mujer prostituta como un tipo de degeneracin, obedece ahaberla estudiado en su segunda fase, es decir, cuando esramera y:l, cuya vida de placer y de vicio la colocan apa-rentemente entre los degenerados, pero cuya degeneracinse hubiera podido evitar con un poco de dinero y un pocode bondad.

    Se podra argumentar que todus los casos no soniguales y que habr otros donde existe realmente la dege-

    neracin, es decir, una predisposicin hereditaria hacia elplacer, o lo que es lo mismo una neuropatia congnita;sta no sera tampoco una razn de fuerza para justificarla tendencia a la prostitucin, toda vez que 110 pueden su-ceder mas que dos casos: primero, que sea una enferma;segundo, que sea una mujer sin tacha hereditaria.

    En el primer caso todo mdico sabe perfectamente lafrecuencia con que trata en su clientela particular jvenesneurpatas que con un especial gnero de vida y una me-dicacin apropiada, las pone a salvo de toda contingencia.

    yen el segundo caso el concepto degeneracin quedacompletamente desechado.

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    Sanidad social

    Del exmen que acabamos de hacer se deduce que

    la criminalidad tiene su origen en tres factores principales:

    Ignorancia, miseria y ambiente social, como igualmente la

    prostitucin; quedando el factor Herencia murbosa,~ en

    una cierta relatividad en determinados casos especiales.

    Conocidas las causas que producen el delito, el pro-

    blema quedara reducido a evitarlo: Suprimida la causa,

    suprimido el efecto; pero se tropieza con la gran barrera dela poltica, que aunqlle considerada como una de las ra-

    mas de la sociologia, vive completamente ajena a los des-

    cubrimientos e investigaciones sodales.

    La politica debiera ser para la sociedad, lo que la te-

    raputica para la medicina, pero desgraciadamente no

    existe el ms pequeo parecido.

    La poltica, considerada como ciencia social, no ha

    salido todavia de las aulas universitarias; en la prcticirepresenta la ms grande incoherencia entre el adelantado

    conocimiento que se tiene del hombre y el mundo, y la

    mezquina esfera en que aqulla se desenvuelve.

    Cuando miramos hacia esk captulo de nuestra vida

    pblica, el alma se entristece al contemplar esa aterradora

    cantidad de errores sociolgicos y de propsitos polftlcos

    de taberna, que caracterizan el estado de ignorancia que

    reina en nuestras instituciones politicas.En cualquier ciencia, en fisica, qumica, anatoma,

    fisiologa, etc., al hacer cualquier nuevo descubrimiento se

    procura en seguida lIevarlo a la prctica para que todo el

    mundo se beneficie de l. En cambio, en las ciencias socia-

    les, sucede todo lo contrario; las investigaciones que se

    hacen no salen nunca de los gabinetes de trabajo. Esto se

    debe, por una parte, a que los socilogos que debieran ser

    los directores tcnicos de las naciones, se encuentran por

    regla general alejados de la poltica, quedando sta en po-

    der de hombres hbiles para escalar los primeros puestos,

    pero que no tienen ninguna preparacin especial para ser

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    estadistas; y, por otra parte, a causa del horror que se letiene a toda innovacin, creado ror la fosilizacin de las

    viejas ideas y tradiciones.El desequilibrio que se observa en el mundo entero, es

    originado, en parte, por el nuevo aspecto que han impresoa nuestra vida social, las aplicaciones prcticas de lasciencias fisicas: el perfeccionamiento de los m~dios de pro-duccin, la disminucin de las distancias, la rapidez en lostransportes, el desarrollo de la mecnica, la electricidad, lamayor necesidad de higiene, etc., que reclaman un aumento

    considerable de gastos para atender las exigencias actua-les; mientras la politica, que debiera haber evolucionadoen el mismo sentido para impulsar la riqueza pblica a finde regularizar y mejorar las condiciones econmicas, seencuentra abstrada mirando hacia el pasado, y ajena porcompleto a lo que sucede en el mundo. Este desnivel quehay entre el progreso material de la sociedad, y el atrasode la poltica, ha dado por origen una poca de incertidum-bre y malestar, donde se desarrolla una lucha sin cuartelde todo contra todos, que parece representar uno de esosgrandes naufragoscuando se pronuncia la terrible frasej slvese el que pueda!

    El actual momento histrico, que por mltiples razo-nes debiera presentar con orgullo los adelantos de las cien-cies sociales aplicados razo'lablemente, en oposicin a lasaplicaciones prcticas de las ciencias fsicas, con lo cualse formara un cuadro de civilizacin nunca sospechado,

    aparece en cambio ante la historia al finalizar el primercuarto de nuestro siglo con tan borrosos caracteres de civilizacln que ms bien parece un retroceso a la barbarie.

    Un egosmo refinado; un deseo irresistible de enrique-cerse pronto a costa de los dems; un desarrollo exageradodel instinto para disimular y engaar; un desbordamientode las ms bajas pasiones; un culto casi religioso al dineroo dios Mammn; una tendencia hacia el individualismo

    ms pernicioso; pobreza sin Iimitesiunto a la ilimitada riqueza; exceso de fuerza junto a extraordinaria impotencia;excesiva felicidad junto a miseria excesiva; esclavitud sin

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    lmites junto al desenfrenado capricho; extraordinaria su-perfluidad junto a la miseria ms desgarradora; ciencia fa-

    bulosa junto a la ignorancia ms increble; el mas penosotrabajo junto al mas fcil gozo; belleza y esplendidez detoda clase junto a la degradacin ms profunda de la exis-tencia y del sr, son los caracteres de nuestra sociedadactual, que, por la grandeza y antagonismo de sus contras-tes, sobrepuja a las pocas peores de poltica opresora yde esclavitud.

    Este fenmeno singular en la historia del mundo se

    debe a dos causas; la primera es la mala direccin quetienen todas las naciones, toda vez que desde el siglo XVhasta fines del siglo XVIII, el mundo estuvo dirigido portelogos que gobernaron por medio de sofismas y camba-ron todo sentido natllral de la filosofa y de la vida; ydesde fines de! siglo XVIII hasta nuestros das se encuen-tra gobernado por juristas cuya ciencia ha servido exclu-sivamente para justificar los sofismas de los telogos; y la

    segunda causa es la consecuencia inmediata del ~stadocr~ado por telogos y juristas: un estado de locura social,como lo prueba la terrible guerra de Europa, que ha rotocon todas las buenas costumbres adquiridas durante tan-tos siglos de trabajo.

    Tal es el estado de confusin que reina hoy en elmundo que no se sabe a ciencia cierta a dnde nos dirigi-mos, ni se puede predecir por induccin cul ser el estadode la humanidad a la vuelta de cuatro generaciones. Loque s se puede aSl;:gurar es que lo mismo telogos que ju-ristas son incapaces para resolver el estado presente deconvulsiones sociales.

    No habiendo otra solucin, a mi juicio, que entregarla direccin de las sociedades a la ciencia, nica forma depoder evitar la revolucin social universal.

    Por ejemplo, si tenemos delante de nosotros un enfer-mo grave, a ninguna persona de sano juicio se le ocurrira

    encargar de Sll asistencia a un brujo para que lo curarapor medio de exorcismos; en cambio no dudaramos enllamar a un mdico cientfico en la seguridad de que enesta forma se podrla llegar a una curacin.

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    y lo mismo que sucede con los ~nfermo~ individual-

    mente considerados, sucede con las sociedades. dnde se

    desarrollan tambin enferm~Jades colectivas que necesitantratamientos especiales,

    Si una nacin est afectada de lIna de ('SIJS grandes

    enfermedades que ponen en peligro la vldri soda/, indivi-

    dual y colectiva (y lJue por lo pronto p(yjri,nos ,ksign'lrcon los nombres de i~norancla, miseria, ':, '.), se COIll-

    prende la necesidad Ineludible en que s~ eSl ,le enl.:argarpara dirigir el tratamienro, a hombres cientii:o.; que pue-

    dan vict~riosamente realizar Sd curach)n; pero si llevamosal poder una representacin vUlgar del curaaderismv poJi-

    tico, el enfermo, es decir, la slJclcdad, se agrtvar por ins-

    tantes y estar en peligro de desaparecer absorbida porotros pueblos y otras raza~. Los sotisinas, equlvaldran a

    los exorcismos de los brujos, y el charlatanismo poltico

    imperara en todos los rdenes de la administracin.

    Este razonamiento nos Ilevi1 a comprender la necesi-

    dad de una reforma del Estado en el sentido de crear uncuerro tcnico especial, c;npue:';to d~ socilogos, pscl-

    gas, psiquiatras y economistas que, de una man~r .. l cient-fica, pudieran dirigir la sociedad,

    En el est'jdo actual. podra formarse ulla junta ({ue

    con el carcter de Sanidad S'l:.:ial, figuraqdu (lInO consul-

    tiva del gobierno establecido. a quien someier.J en una

    forma gradual y progr~siva los nuevos prIJYt'..:tus para elmejoramiento colectivo.