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Sobre la causalidad de la conciencia Joss M. ARtAs AzPiAzu Madrid 1. Causa La experiencia nos ofrece una conexión regular y constante entre fenó- menos sucesivos, es decir, una conexión tal que, dado un determinado fenó- meno, otro fenómeno determinado se sigue siempre. Llamamos causalidad a esta conexion. Podemos distinguir en ella los siguientes rasgos: 1) Distinción real dc dos fenómenos. 2) Sucesión temporal entre ellos. 3) Constante, o tal que dado el primer fenómeno, el otro sc sigue siempre. Nuestro concepto corriente de causa añade a estas tres notas objetivas una 4), esta vez subjetiva y, según Hume, fruto dcl hábito: que la conexion su- cesíva entre los dos fenómenos es necesaria o infalible, es decir, que dado el primero. el segundo no puede dejar de darse. ¿Qué puede significar esa «conexión necesaria»? Creo que sólo una de estas dos cosas: O que entre los dos fenómenos hay identidad, es decir, que no se trata de dos fenómenos, sino de dos aspectos de la misma realidad una. Tratándose de identidad, es imposible que sea real un aspecto sin que sea real el otro. Por tanto, dado uno, el otro se sigue —en sentido lógico, no en sentido tem- poral— necesaria o infaliblemente. No vamos a discutir aquí la conveniencia de llamar causalidad a esa co- nexión que anula las dos primeras notas de su noción empírica, como hace la corriente racionalista, ni menos si toda causalidad se reduce a ese tipo de co- nexión, como parece la secreta inspiración del racionalismo. Supondremos la Ñev¿ou dc Filosojio, 3» época, v<>l. Viii (1995). núm. 13, í~ág~ 57—73. Servicio de Publicaciones, Universidad Complutense. Madrid, 1995

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Page 1: Sobre la causalidad de la conciencia - COREPor tanto, dado uno, el otro se sigue —en sentido lógico, no en sentido tem-poral— necesaria o infaliblemente. No vamos a discutir aquí

Sobre la causalidadde la conciencia

JossM. ARtAs AzPiAzuMadrid

1. Causa

La experiencianos ofreceuna conexiónregular y constanteentrefenó-menossucesivos,esdecir, unaconexióntal que,dado un determinadofenó-meno,otro fenómenodeterminadose siguesiempre.Llamamoscausalidadaestaconexion.Podemosdistinguir en ella los siguientesrasgos:1) Distinciónreal dc dosfenómenos.2) Sucesióntemporalentreellos. 3) Constante,o talquedadoel primerfenómeno,el otro sc siguesiempre.

Nuestro conceptocorrientede causaañadea estastres notasobjetivasuna4), estavezsubjetivay, segúnHume,fruto dcl hábito:quela conexionsu-cesívaentrelos dosfenómenoses necesariao infalible, esdecir, que dadoelprimero. el segundono puededejarde darse.

¿Qué puedesignificar esa«conexiónnecesaria»?Creo que sólo una deestasdoscosas:

O queentrelos dosfenómenoshay identidad,esdecir, queno se tratadedos fenómenos,sino de dos aspectosde la mismarealidaduna.Tratándosede identidad,es imposible que seareal un aspectosin que seareal el otro.Por tanto, dado uno,el otro se sigue—en sentidológico, no en sentidotem-poral— necesariao infaliblemente.

No vamosa discutir aquí la convenienciade llamar causalidada esaco-nexiónqueanulalas dosprimerasnotasde su nociónempírica,como hacelacorrienteracionalista,ni menossi todacausalidadse reducea esetipo de co-nexión,como parecela secretainspiracióndel racionalismo.Supondremosla

Ñev¿ou dc Filosojio, 3» época, v<>l. Viii (1995). núm. 13, í~ág~ 57—73. Serviciode Publicaciones,UniversidadComplutense.Madrid, 1995

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distinción real de causay efectoal menosen la medidaen quevieneexigidapor la «temporalidadreal»de los fenómenos.Y, en todo caso,es estanocióndecausalidad,seacorrectao no, la únicarelevanteen nuestrosanálisis poste-río res.

¿Quépuedesignificarentoncesquehay unaconexionnecesariao infali-ble entrecausay efecto?Creoqueúnicamenteesto,siemprequese la retieraa la situaciónobjetiva y no a la necesidaddel sujeto:que,aunquedistintas,son realidadesdependientes:una dependede la otra, o llega a la existenciaen virtud de la otra. Dicho en sentidoinverso: estaotra haceexistir a la pri-mera.No concebimosotro vínculo necesarioentrefenómenosdistintos:unotienela virtud de hacerque el otro exista; éstedependeen su existenciadelprimero.

El hechoes que nuestranoción corrientede causaincluye la siguientenota, no distinta de la 4) (su segundoaspecto),como ella subjetivay, segúnHume,igualmentefruto del hábito:el primer fenómenohacequeel segundoexista.Es decir: el primero tiene la virtud de traerel segundoa realidad;elsegundodependeen su realidaddel primero.Con otras palabras:el segundono se limita a seguiral primero, a serdespuésdeél (aunquese precise:«siem-pre»,«entodoslos casos»,«de modoconstante»);el segundoes porqueel pri-mero ha sido. En lugar de darseentrelos dos fenómenosla simple relaciónposthoc(éstedespuésde ése),seda la relaciónpropterhoc(éstepor, en vir-tudde,ése).

La noción de causaconstituidapor esascuatronotas —o en la que seañadeesacuartanotasubjetivaa las tres notasobjetivas— no sólo es nues-tranoción corriente,sino, segúnHume,nuestranoción inevitable:creemosen la causalidadcomo conexiónnecesariay como hacerexistir un fenóme-no a otro, como existir de un fenómenoen virtud de otro, por irresistibleimpulso de la naturaleza,aunqueesosrasgosno tenganjustificación objeti-vaalguna.

En realidad, reducimosnuestranoción de causaa “lo que hace existiralgo” [segundo aspectode la 4) nota]. Este aspectosubsume:a~ la distinciónreal de causay efecto [1) notaj y b) la necesidadde la conexiónentreellos[primer aspectode la 4) nota], y dejaen un segundoplano e) la constanciadelaconexión[3) nota] y d)lasucesióntemporal[2) nota].

a,) Si la causahaceseral efecto,causay efectodebenserrealmentedis-tintos.Parapodercausar,la causadebeser; parapodersercausado,el efectodebeno ser. Si causay efecto se identificasen,se trataríadealgo quees (encuantocausa,en cuantohaceexistir algo) y no es (encuantoes causado,encuantoes efectuado),lo que es contradictorio. Nada se causaa sí mismo.(Estoindica quela causade la tradición racionalistaque no sedistinguereal-mentede suefectono es lo que «lo haceexistir», sino lo quejustifica su exis-tenciaantenuestrarazón—o la razónengeneral—,lo queda razónsuficientedesu existir.)

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b) En la medidaen que no percibimosel influjo causalde un determi-nadofenómenosobreotro, necesitamosdela constanciade susucesiónparapersuadirnosde quemedia entreellos la relaciónde causalidady no se tratade meracoincidencia.Pero si suponemosya la causalidadcomo «hacerexis-tir algo»,ese«hacerexistir algo” significa queese«algo» vienea existir: el «ha-cer existir” entrañala conexion necesaria.Podemosdudar de que algo seaefectivamentecausao que hagaexistir determinadofenómenoy exigir queesaconexionse muestreconstantebajo el cambio de todas las demascir-cunstanciaso fenómenosconcomitantesen cada caso. Si advertimosesaconstancia,supondremosquesuconexionesnecesariao queel primerohaceseral segundo.Perosi, por las razonesque sean,suponemosquealgo escau-sa Cii el sentido de hacer existir otra cosa,estamossuponiendola conexiónnecesaria:si haceexistir a otro, esteotro no puededejarde venir a la exis-tencia,

e> Por tanto, si hay un «hacerexistir a otro» ya sabemosquehay cone-xíon necesariay no necesitamosla experienciade la conexiónconstanteparapersuadirnosde ello.

d) Porúltimo, si algo «haceexistir otracosa»le llamamoscausa,sin exi-gir ademásla sucesióntemporalentrecausay efecto.Quizá la experienciasólo ofrezcaconexionesconstantessucesivas,pero es perfectamenteconce-bible unacausasimultáneaa su efecto inclusoen el senode la realidadtem-poral. O bien: Si algo hicieseexistir otra cosasimultáneamente,sin mediarsucesionentreesealgo y la otra cosa,no habríarazónparanegarleslos nom-bresrespectivosde «catísa»y «efecto».De hecho eí lenguajehabitual se losc<)ncede-

De estanoción hacemosuso, perole damosen ocasionesun alcanceme-tafísico.Como ocurre siempreque nuestropensamientoes metafísico,utili-zamosnocionesobtenidasen la experienciay las depuramosparaque pue-dan ser extendidasfuera de su ámbito. ¿En qué consisteen este casoesaextensióny esadepuración?

El conceptode causaseextiendea Dios. PeroDios no es un fenómeno(un cambioen nuestraexperiencia),ni es temporal,ni ejercesiempresucau-salidaddcun modorepetido(creael universounasola vez),único al quepo-dría corresponderel rasgode «constante».El conceptoempírico originariodebedepurarseensus notasparapoderserleaplicado:

1. Ya no serádistinción realdedosfenómenos,sino de dos sereso rea-dades.

2. la sucesióntemporalentreellos dejade ser unaexigencia:Sólo losefectospodrán sertemporales,siendo la causadivina simultáneaen su eter-nidad a todotiempo.

3. No seprecisarárepeticiónde la conexiónde causay efecto,pudien-do consistirla causalidaden un actoúnico.

4. Esta nota permaneceráinmutada:Dadala causa(el fiat divino crea-

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dor, por ejemplo), el efecto se siguenecesariae infaliblemente:esacausalohaceexistir.

Comoseve, estanoción de causadepuraday preparadaparasuusome-tafísico coincide con la que espontáneamenteformamos al reducirla al se-gundoaspectode la 4) nota. Quizásesareducciónestabaya preparadaporinclinacionesmetafísicasy antropomórficas.

Alguien podría rechazarestanoción depuraday Jimitarsea una nociónempíricaqueno contenganadamás quelo que la experienciamanifiesta.Se-ría tanto como rechazarla metafísica.Si dejamosabiertasu posibilidado si,simplemente,queremosdiscutiríao rechazarlade forma motivada, tendre-mosque tomaren consideraciónesanoción que le es constitutiva. ¿Cómopodríadefinirse,unavezdepurada?Suprimidaslas notas2) y 3), modificadala 1) y subsumidoel primeraspectode la 4) en el segundo,quedaríaasí:Cau-sa es lo quehaceexistir otracosa.De un modo aúnmássimple [en cuantola1) notamodificadaquedasubsumidaenel segundoaspectode la 4)1: Lo quehaceexistir algo.

¿Puedeesta noción, forjada para ser aplicada a situacionesmetafísicascomo la de la creacióndivina, aplicarseen efecto a ella sin contradicción?Expresadode unamaneramás general:¿Estálibre de contradicción la no-ción de una causaenteramenteconsciente,o de unaconcienciaque escausaen tanto que conciencia,dándosecuentade su eficaciacausaly, por tanto,tambiéndel efectoquecon ellaalcanza?

2. Concienciacausa

La causalidadpuedeconsiderarseun hecho al menos en el sentidodequela realidades temporal y los fenómenossesucedenen ella segúnreglasconstantes.Podrátratarsede unarealidadunitaria, peroal menossedan enella momentosheterogéneosdistintosque se sucedenregularmente,y estadistinciónbastaparaasegurarla efectividadde la noción.Todos losfenóme-nos de la experiencia,sin excepción,parecensujetosa la causalidad:sonefectosy son,a suvez, causas.Incluso seha llegadoa establecercomo rasgodefinitorio de lo real interactuarcon otrasrealidades.Definidasegúnlas tresprimerasnotas,Ja causalidadpuedeconsiderarseun hecho.No así segúnlacuarta nota, a la que, en último término, hemos reducido su significado.Creemos,sin embargo,enella. Nos movemosdentrode esacreenciay la te-nemospor real.

También es un hecho real la conciencia,pesea los intentosde dejarlafuerade consideración.La experimentamosen nosotrosmismosy la supone-mosen nuestrossemejantes.Peroa la horade definirla no nosencontramosenla mismafavorablesituaciónenquenos hallábamosfrentea la causalidad,que podíamosdescomponeren notasmás simples.La concienciano tiene

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notasmássimplesapartir delas cualespudieracaracterizarse.Es un concep-to límite que correspondea una experiencialímite. Las palabrassirven enestecasoen la medidaen que remitan a ella. Utilicemosparaesefin la expre-sion, equivalentea conciencia,«darsecuentade algo».Ese «algo» es su ob-jeto.

Lo que nospreguntamosahoraes si la conciencia—queexperimentamosen nosotrosmismos,peroque puededarseen otros seresy, eventualmente.en un serSupremo—estádotadadecausalidad,y enquégradose trataenton-cesde unacausaconscienteo de unaconcienciacausa.Cabríantresposibili-dades:

1. Coincidenciaen la misma realidadsin identificación. Un ser cons-cienteque es, además,causa,siendo su concienciay su causalidad,posible-mente,dos cosasdistintas.En estesentidosomos,indudablemente,causasysomosconsetentes:hay en nosotrosconcienciay hay en nosotrosprocesoscausalesfisiológicos internosy procesosde interacciónfísica con el medio.quepodemosignorary delos quepodemostomarconciencia,y queparecen,en cualquier caso, fenómenos causales distintos de la conciencia quepodamostenerde ellos.Pero no se nos llama «causasconscientes»más queen la medidaen que somosconscientesde nuestracausalidad(y no sólo deotro objeto cualquiera),en quela concienciadistintadela causalidadla tienepor objeto.No es estesentidodébil de causaconscienteel quequeremosaquísometera examen.

2 y 3. Identificación entreconcienciay causalidad:Un ser cuya con-cienciatiene eficaciacausal,o en el que concienciay causalidadson lo mis-mo. Más que causaconsciente(aplicablea la primera posibilidad), podríadenominarseconcienciacausa.Semejanteconcienciaes una realidadqueex-perimentamosen nosotrosmismos. A determinadasmanifestacionessuyassiguende modo regularotros determinadosfenómenos,no menosqueen elrestode la naturaleza,y al igual queen los demáscasos,tambiénaquíconce-bimos la causa,una vez puesta,como necesariamenteligada al efecto, ocomo aquelloquelo haceexistir.

Se presentaaquí, sin embargo,unadificultad, queconsisteenquela cau-salidad que más claramentenos pareceadvertir en nuestrosactosde con-ciencia podría no ser realmentecausalidad.Nos pareceque a determinadosactosde voluntad o de querer,que son indudablementeactosde conciencia(sonun peculiarmododedarnoscuentade nosotrosmismos),siguende mo-do constantedeterminadosmovimientosde nuestrocuerpo o determinadosnuevosactosdeconciencia:queremosmover un brazo,y lo movemos;quere-mos representarnosun objeto, y noslo representamos.Hay, sin embargo,ra-zonessólidas para pensarque eseacto de quererno es distinto del movi-mientodel brazoo del actode representarnosun objeto, sino queno es másque el caráctervoluntario de ese acto. Querermover el brazo y moverlo—cuandoefectivamentelo movemos,cuandono nos vemosinopinadamente

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impedidos—seríanexactamentelo mismo. En tal casoel movimiento delbrazo no puedeserefectodel querer,y, por tanto,el quererquedaprivadode la causalidadque inicialmentele atribuíamos.Con todo, la causalidaddela concienciasiguesiendo manifiesta.En primer lugar, porqueesosmoví-mientoscorporales«voluntarios»son causade modificacionesen el medio,en el mundoexterior. Una de dos: O el quereres distinto del movimientodel propio cuerpo,y entoncesessucausa;o se identificacon el movimientodel propio cuerpo,y entoncesescausade la modificacióndel medio.En se-gundolugar, porqueel flujo de los fenómenosde conciencia,entrelos quesc insertael actode querer(cuyaposibleidentidadcon un movimientocor-poral no le priva de perteneceral flujo de la conciencia),muestratambiénregularidades,conexionesconstantes,sólo quemás complejasy difíciles depercibir con distinción. La considereo no tina realidadautónoma,la mayo-ría de los científicosque se ocupande la conciencia(que le concedenlacondición de objeto posiblede ciencia) estaráhoy dispuestoa reconocerque se da en ella no menor regularidadque en la materia,y todosconven-drán en quese dan en ella regularidades.La experienciay el hábito concu-rren en estecasodel mismo modoqueen cl restodelos casos,y ningunara-zón suficientepodría autorizarnosa negarcausalidada la concienciasi laafirmamosfuerade ella.

En todo caso,el no reconocimientode causalidada la conciencia noafectaa nuestroobjetivo, queconsisteen decidir, no si existeun determinadotipo de conciencia,causaqueprecisaremos,sino si esal menosposible.

Una concienciaqueescausaes algo que,con las limitacionesseñaladasya las quetenemosquevolver en seguida,pertenecea nuestraexperiencia,quees real, y por tanto quetienequeserposible.No esésteel conceptode causaconscientecuyaposibilidadcuestionamos.

¿Podemosdecir de una tal concienciaque es conscientede su propiacausalidad?Sólo enun sentidomuylimitado. No tenemosexperienciaalgunadel influjo causal,ni en la realidadexternani, lo que ahora interesa,en laconcienciao dela concienciaa la realidadexteriorAsí lo pusodemanifiestoHume,sin que sus razones,en lo esencial,hayanperdido valor, hayansidosuperadas.En la medidaen que hemosdefinido la causalidadcomo hacerquealgo sea,en rigor no existeunaconcienciainmediatay directade la cau-salidad,ni, por tanto,de la condiciónde causao de efecto dealgo. Al no te-nerconcienciade su influjo, la concienciano puedeserlodesupropiacondi-ción de causani de la condición de efecto de lo causado.Perola conexiónconstanteentreun fenómenodeterminado,en estecasode conciencia,y otrofenómenodeterminado,hacequecreamosque ésteesefectoy aquélcausa,quepreveamosy esperemosla aparicióndel efecto,puestala causa,quecrea-mosquehay causalidad.Estacreenciaes una formade conciencia.Diremos,pues,deunaconcienciaqueescausa(en rigor, quecreemoscausa)quees encierto modoconscientede su causalidaeh

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Las posibilidades2) y 3) significan identificaciónentreconcienciay cau-salidado concienciacausa.Distingamosahoraunadeotra.

2. Sin ser conscientede su eficacia causalmisma, de su influjo causal.Su propia causalidadno es percibida,aunqueescreída por la constanteco-nexión con queaparecenunidasen la experienciaesaconcienciay determi-nadosfenómenossubsiguientes.Essólo encierto modoconscientedesucausa-lidad La causalidadde la concienciaexcedela conciencia.

3. Siendoconscientede su eficacia causalmisma, de su influjo causal,desuhacerseral efecto,y, por tanto,tambiéndesupropiacondiciónde cau-sa y del efectoque alcanzacon su causalidad.Siendoel influjo causalunarealidadrelativa, sólo es posibletenerconcienciade eseinflujo teniéndoladel término al que se refiere. Una causaenteramenteconscientedesu causa-lidad sería,pues,conscientede su influjo causal,de su condición de causaydesu efecto.La causalidadde la concienciano excedela conciencia:nadadeesacausalidadquedafuera de la conciencia,aunquela concienciaen cues-tion podríaexcedersu propiacausalidad.Podríadenominarseconcienciaen-terarnenleconsciente(le 51.1 causalidado concienciaquees causa en tanto queconciencia.

De estaconciencia,de la queno tenemosexperienciaalgunay, por tanto,en principio, no sabemossi existe,nospreguntamossíesal menosposible.

Alguien podría, sin duda.afirmar que tenemosexperienciadel influjocausalde nuestraconciencia,y por tanto que unacausaenteramentecons-cientede sucausalidaddebeserposible,puestoquees real.Procederíacomoacabamosde haceraquí respectode los dos sentidosmenosfuertesde causaconsciente.Lo hemoshechoen la convíccionde queesacausalidadesgene-ralmenteadmitida. Pero la realidad dentro de nuestraexperienciade unacausaconscientede su influjo causales másbien generalmentenegada.Y entodo casointentamosmostrarquetal cosaes unacontradicción.Si lo logra-mos, podremosafirmar que semejantecausano existe,que no puededarseuna experienciade ella. Entre tanto, la suposiciónde que no tenemosexpe-riencia de unatal causasirve deguíaen la exposición;pero no es algo de loquedependael valorde lasconsideracionesposteriores.

3. Concienciacausaen tanto que conciencia

Para discutir la posible contradictoriedadde una causaconscienteenesteterceroy más fuertede sussentidos,volvamosa la noción deconcienciacomo «darsecuentade algo».Hemosllamado a ese‘<algo» de lo quela con-ciencia se da cuenta,su objeto. Etimológicamente,«objeto» significa lo queyace(iectum).estoenfrente(ob), en estecasodela concienciaEn estesenti-do es lo que aparececomo distinto de la concienciay enf’vntadoa ella. Laconcienciase refiere o dirige (en latín, intendie) a esealgo que se le aparece

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corno distinto de símisma,y a esapropiedadde la concienciade referirseaobjeto quesele enfrentasellamaintencionalidad.

Voy a tomar la palabra«objeto»en un sentidomásamplio queel quesu-giere su etimología.Cuandodecimosque concienciasignifica «darsecuentade algo»,ese«de algo>’ no significa siempreintencionalidad,referenciaa algoqueaparececomodistinto de la conciencia,como sucedecuandonosdamoscuentade los seresfísicos quenos rodean,del término de nuestrosdeseosode nuestrasalegrías,del contenidode nuestrasfantasíasy de nuestrosrecuer-dos.Ademásde darnoscuentadel término de nuestrosdeseosy alegríasnosdamoscuentadel deseoy de la alegríamismos.Cuandome alegro,me alegrodealgo distinto del alegrarmemismo; por ejemplo,del regresodeun serque-rido; y «me doy cuenta’>de esealgo al quesc refiere mi alegría.Perotambiénme doy cuentadela alegríamisma.El deseoy la alegríano sonotra cosaqueun peculiar ‘<darse cuenta”.En estecasoes el propio acto de concienciaelquese muestra,el queapareceo sehacetransparente,y no algo otro quese lemuestreenfrentadocomo su término.Se trata,pues,deun acto deconcienciaquelo esdesí mismo,se tratade autoconciencia.Tambiénhay,pues,un dar-secuentadel propio actodeconciencia,que,por lo demás,escondiciónparaqueadvirtamosel objeto intencionalcomo otro quela conciencia,como en-Irentadoa ella. En realidadtodos los sentimientos,todos los estadosafecti-vos son primariamenteautoconciencia—alegría, tristeza, dolor, placen..—.aunque,además,se ofrecenligadosa objetosintencionales.Hay que enten-der. por tanto,por ese«algo»todo aquelloqueapareceo se manifiesta,todoaquellode lo quehay«darsecuenta»,seti-ate del propioactode concienciaodesustérminosintencionales.

En realidad, la expresión«de algo» es redundanteen la caracterizaciónde la concienciacomo «darsecuenta»(pero no hay queseravarosdc las pa-labrascuandosufunción esguiamosen una experiencia,másque definirla).Concienciaes«darsecuenta»,y en esedarsecuentase incluye quehay «algo»respectode lo cual es un «darsecuenta”.Si no hayalgo de lo que hayadarsecuenta,no hay <‘darse cuenta».Sin distinguir, pues,que seaesealgo del quehay conciencia,del que hay darse cuenta,y siéndonosindiferente que semuestrecomo siendoel propio acto de concienciao su término intencional,llamaremosa esealgo del que hay un darsecuenta,su objeto.El hechodeque la etimologíade la palabra,y despuéssu uso más frecuente—pero nounico—, aludasólo a lo enfrentadoa la conciencia,puededeberseal hechode que la concienciahumanaes intencionalidadprimaria, o su atenciónseorientaprincipalmentehaciael objeto intencional.Habitualmenteno sepres-ta atención a la autoconcíencíamisma. Y cuandose quiere concentrarlaát~ncióW&Édía, de ótdiiÍário és~recisóque la cóncienciaVuelvásobresímisma, que se la conviertaen objeto intencionalmedianteun nuevo actodeconciencia,llamadoconcienciarefleja, que «objetiva» lo que antesera auto-conciencia,quelo convierteenobjeto intencional.

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Ahoravamosaprocederen sentidoinverso.Despuésde haberampliadoel significadode «objeto’> respectode su etimología,ahoravamosa restringir-lo respectodesuusomasgeneralizado.

Cuandose dice, por ejemplo,«el objeto de nuestrasinvestigacioneses lacausadel cáncer»,se da por supuestoque el cáncer tiene una causa(deacuerdocon la convicciónde la causalidaduniversal),queen la realidadelcancervieneprecedidoy hechoexistir por unacausa,que actualmentese ig-noray se busca.Lo queaquí se llamaobjeto esalgo quepuedellegarahacer-se objeto de conciencia,pero queactualmenteno lo es. Es más un objetivoque un objeto. Cuandose dice que el objeto de la facultad visiva son todoslos coloresdel rojo al violetay susdiversascombinaciones,no quieredecirsequetodos ellos seanobjetosactualesde conciencia.Cuandose dice que elobjeto de la biología es la vida en todassus formas,tampocoquieredecirsequesetengaunaconcienciaactualde todasellas.En estoscasosse hacerefe-renciaa todo lo quepuedellegar ahacerseobjeto,peroqueen muchoscasosno lo es todavía.En realidad,se estállamando objetoa lo quelo esde unafa-cultado capacidad.Peronosotrosestamosahoraconsiderandola conciencia,la actualidadde darsecuentade algo, y por tanto objetodebesignificarahoralo quelo esde la concienciaactual, aquellorespectodc lo cual hay un darsecuenta.Lo que en los ejemplosanterioresse llama objeto es la realidadmis-ma Ial como puedaseren sí, porquese consideraquenuestraconcienciaserefiere a la realidady que éstapuedesiempre llegar a hacerseobjeto. Si yocontemploun paisaje,consideroel paisajereal, tal como es en sí mismo, elobjeto de mi contemplación.Sin embargo,en todos esoscasoshay muchosrasgosrealesque ignoro,de los que no me doy cuenta,queno estánpresen-tes en mí conciencia.En el primer ejemplo,la causadel cánceres ignorada(así sucedepor fuerzacon el objeto en la investigación).En el último hay opuedehabermiles de rasgosen el paisajereal quemi percepciónno registra.Incluso podríadarse el casode que éstafuera un fenómenoparcialmentesubjetivo, quelos rasgosde mi percepción—por ejemplo,el color, o las tona-lidadesque yo veo— no se diesenen el objeto real. Lo que yo perciboseráciertamenteunasimplificaciónde la realidad,y posiblementeuna interpreta-cion subjetivay bastaunadeformación.En el límite,pudieradarseel C~5() deque lo queyo percibono exista con independencia,más allá de mi percep-clon,aunqueamí me aparececomo siendo un másallá independiente,comosiendoreal.Lo único quepretendodecires quepodríano darseuna equiva-lenciao unacorrespondenciaperfectaentrela realidadtal comoes en sí mts-ma con independenciade mi conciencia,y lo que aparecea mí conciencia,aquellode lo que«me doy cuenta».Ni siquierapuedeexeluirseenteramentela posibilidadteóricade queno existaunarealidadindependientede la con-ciencia. Llamaremos,pues,objeto —y a esto se dirigían las posibilidadesplanteadas—,no a la realidadde la que la concienciaseda cuenta,tal comopuedaseren sí misma,sino tal como aparecea la conciencia,tal como está

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presentea ella o tal como haysobreellaun “darsecuenta».Conestono quie-ro decirque la concienciano puedaalcanzaralgo quela trascienda,queseadistinto de ella. Es lo quepretendeel idealismoy constituyeel llamadoprin-cipio de inmanencia.Paramí ahoraes unacuestiónirrelevante.Pudieraserqueel objeto dela concienciafuerainmanenteo identificadocon la concien-cia misma. Pudieraser que fueratrascendenteo distinto de ella. En estese-gundosupuestosiemprecabríadistinguir entrela realidaddistintadela con-ciencia tal como es en sí, en toda su concreción,y esa mismarealidadtalcomo estáanteella. Sólo deestosegundodiremosquees su objeto.Habitual-mentellamamosobjetosa las cosasen su serreal, porquesuponemosqueaellas se refiere ntíestracapacidadde conocery puedenen algún grado llegara hacersetérminodela intenciónde la conciencia.Nosotrosllamaremosaquíobjeto sólo a lo queestápresentea la concienciay constituyeaquello de loque seda cuenta.siéndonosindiferentesi esealgo de lo que seda cuentaesrealmentela concienciamisma (aunqueno lo parezca,como sucede contodos los objetosintencionales,y esolos distinguede la autoconciencia)oalgo distintodeella.

La ampliacióndel significado de ‘<objeto» respectode su etimologíay surestricciónrespectode suusomásgeneralizado,queacabamosde proponer,no sonarbitrariasni contrariasal usolingúístico.Vienenexigidaspor el con-texto en que la palabra«objeto» se utiliza aquí,que es cl de la concienciaac-tual, el actode darsecuentadealgo.Referirsea objeto en estecontextoesre-ferirse a todo y sólo aquello de lo que hay un «darsecuenta».Si a todo,tambiéna la autoconciencia(ampliación).Si a sólo, no a la realidadtal comopuedaserensí misma, si no se haceobjeto; no a lo quepuedellegar a hacer-seobjeto deconcienciasinserloen laactualidad(restricción).

Al ampliar el significado de «objeto’> respectode su etimología a todoaquello delo quehay un <‘darse cuenta»,seaobjeto intencionalo autoconcien-cia, pudimosconcluirquesi no hay algo de lo quehayadarsecuenta,no hay<‘darsecuenta»:si no hay objeto,no hay conciencia.Al restringirahorael signi-ficado de«objeto»a lo presentea la conciencia,a lo queconstituyeaquellodelo quesedacuenta,seaesto realmenteidéntico o distinto de la conciencia,po-

- demosconcluirque si no hay «darsecuenta’>, no hay algo de lo quehayaquedarsecuenta:si no hayconciencia,no hay objeto (aunquepuedahaberser, rea-lidad). Concienciay objetoson,pues,correlativose inseparables.

Ahora estamosen condicionesde hacerla siguienteafirmación:La cau-salidadde la concienciadequeéstaes,por hipótesis,enteramenteconsciente(en el sentidodefinido) formapartede su objeto. La hipótesisera: La con-cienciaes causa;sucausalidades consciente;enteramente,es decir, escons-cientesu influjo causalmismo (no sólo creeque hay tal influjo porqueveaparecerconstantementedeterminadofenómenodespuésdel correspon-dienteacto de conciencia)y, por tanto,tambiénsu condición de causay elefectoal queeseinflujo causalse refiere (y no sólo creequeel fenómenoque

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sigue constantementeal correspondienteacto de concienciaes efecto,y elacto de conciencia,causa).Se trata,pues,de un acto de concienciaque seautoconoceen suconeretarealidadde causade un efectoconcreto.Su influ-jo causaly suefectoformanparte,pues,desu objeto.

Dicho, si seprefiere,con otraspalabras:Todoaquello de quela concien-cia es conscientees su objeto. Todo aquello que la concienciaalcanza«entanto que conciencia»es su objeto. Negativamente:La concienciasólo esconscientede su objeto; la conciencia«en tanto queconciencia’>sólo puedealcanzarsu objeto.

La hipótesises queesa conciencia,«en tanto que conciencia»,es causa,alcanzaun efecto.Luego hay que concluir: El efectode esaconcienciaessuobjeto. El efectode esaconcienciano puedetrascendersucondiciónde ob-jeto, pues,silo hiciera,la concienciaya no seríaconscientedeél, o. si sepre-fiere,ya no seria«enteramente»conscientedeél.

Ciertamente,unaconcienciapuedeser causade un efecto que no es suobjeto. Pero en esecasono es enteramenteconscientede eseefecto no escausade eseefecto «en tanto que conciencia’>. En esecaso la condición decausaexcederíala condición de conciencia.Eso es, repetimos,ciertamenteposible,es incluso real (es el casode la causalidadde nuestraconciencia,sies verdadque se da tal causalidad,como inevitablementecreemos,aunqueno lo percibimos);perono esel supuestoqueestamosconsiderando.

Ya he dicho antesquedejo abierta la posibilidadde queel objeto de con-ciencia,presentesiemprea ella, se identifiqueo se distingade la conciencia.seasólo inmanenteo también trascendentela conciencia.La afirmación deque la conciencia,en tanto que conciencia,se limita a su objeto no supone,pues,aceptacióndel principio de inmanenciay del idealismo.Para mayorclaridadconvendríadistinguirestostres supuestos:

- La concienciasóloesconscientedesu objeto.2. El objeto que esde lo que sóloesconscientela concienciase identi-

ficacon la conciencia,es sólo imanente.La realidaddistintadela conciencia,trascendente,no esen realidadobjeto deconciencia.

3. El objeto queesde lo quesólo esconscientela concienciay se iden-tifica con la concienciaeslo únicoqueexiste.No hay un másallá trascenden-te la concíeneta.

1 Es tautológico,y por tanto necesariamenteverdadero.Expresasólocl significadodadoa las palabras.

3. Es metafísicoen el sentidomásfuerte,va más allá de las posibilida-desdela conciencia,es inafirmablecon fundamento.Es enteramentedogmá-tico.

2. Seríael únicosentidodiscutible.He preferidono entraren la discu-ston y dejar el problemaabierto, en la convicción de que la tesisque voy adefendersemantieneseacualfuerela respuestaquesedéa esteproblema.

Esatesisseapoyaexclusivamenteenel supuesto1.

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A pesarde su evidencia,de sucaráctertautológico,puedeencontrarresis-tenciaslaafirmacióndeque la concienciano puedealcanzarcomoenteramen-te conscientelo que trasciendesu objeto (no decimos«lo que trasciendelaconciencia»,que seriael principio de inmanenciay queno gozade la mismaevidencia).Parecenpoderaducirseexperienciascontrarias,como la del actode querer. Es un acto de conciencia,una peculiarautoconcienciaque tieneasociadala representaciónintencionalde lo querido.Perolo quesequiereeneseactoes la realidaddelo representado,queva másalládesu representacióny dela autoconcienciadel querer.La realidaddeunacosay surepresentaciónanticipadaen la concienciano sonlo mismo.En cuantoconciencia,el quererva unido inseparablementea la representacióndel efecto.Pero no a su reali-dad,hastaverlaapareceranteunanuevaformade conciencia.Si la representa-ción de algo en la concienciay su realidad coincidiesen,el quererse haríacompletamenteinútil: ya existiría aquelloque,en otro caso,sealcanzaríaa tra-vés del quererLa concienciaqueconsisteen querery la queconsisteen com-placerseen lo queridoalcanzadono sonla mismaconciencia.El querer.queesconciencia,incluye sólo la representaciónde lo querido.Peroquieresu reali-dad.El querer,pues,va másalládesuobjeto,setrasciende.

Abramosun paréntesis.¿Suponeesaafirmaciónunasuperacióndel princi-pio dc inmanencia?Sólo en cuantosuponeuna concienciarealmentetempora4para la que hay algo más que su propio presente;parala quehay dosformasdistintas de objeto: la percepcióny la representación.Estaconcienciase tras-ciende:reconocequelo queahoraes sólo representaciónen la memoriafue an-tes percepción,y quelo queahoraespercepciónfue antesrepresentaciónanti-cipadoraen la fantasía.Pero podría tratarsede un flujo de concienciay nadafuera de ella. Habría lo quetrasciendela concienciaactual;no por ello lo quetrasciendetodaformadeconciencia.Y ahoravolvamosa lo quenosocupaba.

Hay queconcederqueen algún sentidolaconcienciaquequieretrascien-de su objeto, alcanzalo queno es su objeto.Peroestoes másbien unaconfir-maciónqueunarefutación.Quealcanzalo queva másallá desuobjeto quie-re decirque esemas allá no essuobjeto, que de él no hay conciencia,y quepor tanto no alcanzaesemásallá »en tanto queconciencia>’.Con otraspala-bras:Que lo alcanzaen unacausalidadque no percibe,de la queno es inme-diata y directamenteconsciente.Que quiera la realidady que incluya comoconcienciasólo su representacióntiene como condición deposibilidad quelas representacionesremitan a la realidad al menosposible(por su origen,por su copresenciacon las percepcioneso por lo que fuera); lo que no lasconvierteen percepciones.

La objeciónsurgecuandose fundenestasdosapreciacionescontradicto-rias: 1) El quererva másallá de su objeto. 2) El quereresenteramentecons-cientedesu influjo causal.

En primer lugar, nospareceque el querercausael movimientode nues-tro propio cuerpo. No vemos, no podemosver inmediatamentela posible

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identidadentreconcienciay materia.El actode querersepercibecomosien-do el propio actode concienciaes autoconciencia;el movimiento corporal,el cuerpoen todassusmanifestacionesseofrececomo distinto de la propiaconciencia,como objeto intencional de la concienciasensible.Prevemoselmovimiento corporalen dependenciade nuestroquerer, lo vemossurgir des-de él, desdela conciencia.Además,podemosquerery, sin saberpor qué,nover producirseel efectodeseado.

En segundolugar, tan habituadosestamosa la conexionconstantedenuestroquerercon el movimiento de nuestrocuerpo,tan naturalnospareceel surgimientode esemovimiento dado el correspondientequerer,que nosparecepercibir su influjo causal,nos pareceserenteramenteconscientesdeesacausalidad.Nos parece,pues,serenteramenteconscientesdeunacausali-daddeconcienciaen laqueel efectoexcedeel objeto.

En tercerlugar, no concebimosquepuedadarseunaconcienciamayordela queefectivamentetenemosen estecaso.En lo que,como veremos,no nosequivocamos.Al referirnosa nuestraconcienciacomo no enteramentecons-cientede su causalidadno estamossugiriendoquepodríasermásconscientede lo quees.

En conclusión:Estoshechosno parecencontradecirnuestraafirmaciónmasquesi sesuponeal mismotiempo quepercibimosla causalidadde nues-tra conciencia.Perono la percibimos.Ningunaexperienciapuedeoponerseala imposibilidaddequela concienciaalcanceen cuantoconciencialo queex-cedesu objeto,porqueestaimposibilidad se refiere a un supuesto—el de unaconcienciaenteramenteconscientede su causalidad—del que no tenemosexperienciaalgunani —como veremos—podemostenerlanunca.

Pero,si alguien niegaesta última afirmación,¿perderíavalor para él loquevamosdiciendo?En ningúncasopodríapresentarunaobjecióncoheren-te, pues,como sehaindicado,la objeciónsólosurgedela fusión de dosapre-ciacionescontradictoriasentresí. Seguiríateniendovalor quela conciencia(en cuantoconciencia)no puedeexcedersuobjeto,no puedealcanzarlo quetrasciendesu objeto. Nadie que hayadefinido «objeto» como se ha hechoaquí y quepresteatencióna lo queacabode decirpodránegarlo.El quere-chacela tesisde Humedequeno percibimosel influjo causalde nuestracon-cienciaseverasumidoen la perplejidadsi, al mismotiempo,actualizala con-sideraciónanterior.

Pararesumirlo dichoúltimamente:La posibilidadde resistenciaa la afir-mación de que la concienciaen tanto que concienciano puedeexcedersuobjeto obedecea los siguientesfactores:1) Se considerael querercomocau-sa del movimiento corporal.2) Se adviertequeesemovimientocorporal realtrasciendeel actodequererasí entendidoy la representaciónquele acompa-na. 3) Se suponeque tenemosconcienciadel influo causalde esequererso-bre el movimiento corporal.4) Se suponequeesequerer,con la representa-ción quele acompaña,no puedesermásconscientede lo que es (o, mejor

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no seve quepuedadarseunaconcienciamayor).2) y 4) sonenteramenteco-rrectos.1) Podríaserlo,y en todo casoasí apareceinicialmente;perohay ra-zonesparapensarque es falso. 3) Es falso aunen el supuestode que 1) seaverdadero;es falso respectodela causalidaddecualquieractodeconciencia,como veremosen seguida.

Admitido quela concienciaen tanto queconcienciano puedeexcedersuobjeto, la hipótesisde unaconcienciaenteramenteconscientede su causali-dad,o causaentanto que conciencia,equivale,segúnnuestrasúltimasconsi-deraciones,a la hipótesisdeunaconcienciacuyo efectoes su objeto.¿Esestoposible?¿Puedeel objeto deunaconcienciasersuefecto?

La aplicacióndelos conceptosdecausao de efectoal objeto respectodela concienciaprovoca un rechazoespontáneo.Estamospersuadidosde quela concienciaesefectoy escausa,perono de supropioobjeto. La causadelaconcienciaesotra formade conciencia,o bien un influjo físico quede ningu-na maneraesdel objeto, sino de la realidadfísica material.Se consideraqueel objeto, en el sentidoprecisoantesdefinido, no estáen esarealidadfísicaquees la causa,sino queaparecesólo con la conciencia,en el efecto.La rea-lidad quees su causalo es en su sertísico, no en su serrepresentativoo deconciencia,no en suserde objeto.Concienciay materia,a las quecorrespon-den, respectivamente,el serobjeto y el serfísico, aparecencomo heterogé-neas.En el supuestodeque la realidadvisible —los seresmaterialesde nues-tro entorno—seala causade nuestravisión, lo seriapor su acciónfísica en clórganode la vista. El objeto visto, en el sentidoprecisode objeto antesde-finido, comenzaríacon la conciencia,seriapartede ella, seríaefecto y nocausa,y efecto de la realidadmaterial, no de la conciencia.E igualmenteelefectodela concienciaseráotraformade concienciaposterioro unamodifi-caciónde nuestropropio cuerpoo dc los cuerposquenos rodean,no el ob-jeto de aquellaprimeraconciencia,queestabasupuestoen la realidadmismade esaconciencia.En el fondo es la suposiciónquesubyaceal llamadoprin-cipio de inmanancia:el objeto, en su ser de objeto, es la concienciamisma;concienciay objeto sonrealmenteidénticos.Supuestoqueha conducidoa laconvicción de quela realidadtrascendentela concienciano puedeseresta-blecida y es objeto de dudateórica posible,por hiperbólicay extravagantequepuedaresultarenla práctica.

Peronosotrospretendemosaquíalgo más quelevantarsospechascontrala hipótesisdeunaconcienciacuyo efectoes su objeto.

Hemosdicho al hablardela causalidaden generalque causay efectonopuedenidentificarse sin contradicción,que algo no puedeser causade símismo. Una contradicciónsemejantea la de una causaque se causara-a simismase daríaen unaconcienciaquecausarasu propio objeto,sin queestaafirmación signifique pronunciarseacercade la posible identidado distin-ción real del objeto respectode la conciencia.En nuestrahipótesis,la causaes la concienciaenteramenteconscientede su causalidad.La condición para

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podercausares quela concienciasea.Perono essinobjeto. Luego la condi-ción para podercausares que el objeto de la concienciasea.La condiciónparapoder sercausadoes no ser. Luego paraque algo puedeser efecto deunacausatienequeno ser.Peroel efectode la concienciacausaqueestamosconsiderandoes su objeto. En cuantoobjeto tendríaque ser (como condi-ción para que la causasea).En cuanto efecto tendríaque no ser. Tendría,pues,quesery no sera la vez.

Con otras palabras:Una concienciaenteramenteconscientede su causa-lidad o queescausaen tanto queconcienciano puedecausarmásque suob-jeto, puesde algo queexcedierasu objeto no tendríaconcienciani, portanto,podríasercausaconscienteen tanto queconciencia.Perosu objeto existeyacomo condición para que puedadarsetal conciencia,y por tanto para quepuedacausar.Luego el objeto no puedesercausado.La concienctano puedecausarentanto queconciencia,porqueentanto queconcienciano puedeex-cedersu objeto. y su objeto es lo dado ya con ella. Exige como condiciónparapodercausarconscientementequeseayaaquelloquedeberíacausar

Hume dijo que no tenemosconcienciadel influjo causalde nuestracon-ciencia,y aportóen su favor pruebasque no han podido ser superadas.Yoafirmo ademásquetal concienciaes imposible,queentrañaríacontradicción.

Pero¿porqué no limitarse a la concienciahumana,o a la concienciatalcomo tenemosde ella experiencia,y definir la concienciaen función de esaexperiencia,en lugar de especularfueradela experienciacon un concepto,eldc una concienciacausaen tanto que concienciao enteramenteconscientede su causalidad,metafísicoy posiblementeirreal? El interésde introducir lahipótesismetafísicaes poderdecidir si al menoses pensable,o, por el con-trario, contradictoria,puesenestecasosabemosqueno puedeexistir.

4. Conciencia creadora

6Quése deriva de estaimposibilidad,de estacontradicción?Nos referi-remosahorasólo aunade susposiblesconsecuencias.

Hay un pretendidocasode unaconcienciacuyacausalidadseríaentera-menteconscientey, portanto, imposible:la del Dioscreadordel teísmo.

Diosescreadordel mundo.La creaciónes un modoeminentede causali-dad queconsisteen hacerexistir algo en la totalidadde suser,sin nadapre-vio (a diferenciade la transformación,que haceexistir sólo unanuevaformaen unamateriapreexistente);pero es,al fin y al cabo,causalidad.El mundoesefectode Dios.

PeroDios esconcienciapuray perfecta.No es un sermaterialal que co-rrespondaunaconcienciaimperfectacomo la nuestra.Es espíritu puro, sinmateria,y la actividadde eseespíritues la forma supremade conciencia,elpensamiento.Dios es, pues,pensamientoperfectoeternamenteactual.Basta-

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ría decirqueesconcienciaperfecta,con lo quesequieresignificarquesuserno sólo esconsciente,sinoqueno hay nadaenEl queescapeasuconciencia.

Dios es,pues,enteramenteconscientedesu causalidady de su efecto.Suefecto es su objeto. Lo que escontradictorio.Un Dios concienciaperfectacreadordel mundoesuna contradicción.Lo que bastapara excluir la exis-tenciadel Diosdel teísmo.

¿Hayalgunamaneradeescapara estaconclusión?No dentro del teísmo,o, parasermásexplícito, del monoteísmoocciden-

tal. Paraescapara la contradicciónhabría que admitir algunode estos su-puestos:

1) No podemoshacerun uso metafísicode la noción de causa.Al de-puraríade susnotasempíricasla noción se desvanece.(Repáreseen que noes ésteel casode Kant, quienconsiderabala noción de unacausaprimeradi-vina comoteóricamentepensabley prácticamentereal.)Seríaalgo másqueelrechazode la consideraciónmetafísicacomo infundadao incontrolable.Se-ríasu rechazocomo enteramentevacía,sin sentido.Yo no compartoestaac-titud. Quien la sustenteno podrápensara Dios como causa,porqueno po-drápensarunacausametafísica.Si piensaen Dios, eseDiosno escausa.Perosi Dios no escausano procedemosde El ni puedeEl haceralgo parasatisfa-cer nuestrasnecesidadeso nuestrosanhelos.Nuestravida no le debenada:nadaha de serlerestituido con ella. En realidad, no poder pensara Dioscomo causaes tanto como no poderdarcauceo expresiónracionala deter-minadossentimientosqueestánen la basede la actitud religiosa,renunciaraella.

Si seadmitequeel conceptode causadepuradode suscondicionesem-píricas sigueteniendoun significado,sólo cabríaescapara la contradicciónaceptandoalgunodelossiguientessupuestos:

2) Existe Dios, pero no escausadel mundo. Coincide en partecon elsupuesto1). Seriatanto como decirque no hemosrecibido de Dios nuestravida, y que,por tanto,nadadebemosrestituiraeseDios conella.

Una formaparticularde afirmarun Dios queno escausadel mundoseriaidentificarlo con el mundo. Es el supuestopanteísta.En realidad,en esesu-puestosólo el mundoexiste.¿Quéganamoscon llamarlo Dios,salvoocultar-nos supérdidarealy mantenernosen la ilusión de que el mundoesbueno?¿Quésuperaciónpodríamoshallar de la inseguridaddel mundoen un Diosqueseríaesamismainseguridad?

Y si no escausadel mundoni seidentifica con el mundo,nadapuedein-teresarnoseseDios extranjero.No habríavía de accesoparaalcanzarlo(puessólo la causalidadpuedellevarnosmás alláde los objetospercibidos)ni po-dna significaralgo paranuestraafectividad(nadahabríamosrecibidode él,nadapodríahacerpor nosotros).

3) Existe unacausadel mundo,perono es Dios. Seriatanto como decirquela causadel mundoperteneceal mundo, queno es trascendente,sino in-

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manenteal mundo. Es decir: Que seacualquierael estadoen queconsidere-ruos el mundo,eseestadotieneunacausamundana.

4) Existe un Dios causadel mundo,perono esenteramenteconscientede su causalidad.Habríaquedecirqueeseser imperfectono esDios, quenopuedeserleatribuido el nombrede Dios. En cuantoimperfectoperteneceríaa estemundo.Seríaa lo sumocomo nosotroslos hombres.Estaríamosentre-gadosal mundo y a sus leyessin una instanciasuperiorque nos consueleynossalve.