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  • 7/25/2019 sobre EP Thompson

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    En Edward P. Thompson podemos encontrar otra forma de problematizar las relaciones entre

    experiencia y corporalidades. Tal lectura se puede hacer, por ejemplo, a partir del clsico

    estudio Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial.1All se ocupa de rastrear los

    cambios en la percepcindel tiempo durante el advenimiento de la Revolucin Industrial en

    Inglaterra, es decir, en los siglos XVIII y XIX. Thompson se interroga: Hasta qu punto, y en

    que formas, afect este cambio en el sentido del tiempo a la disciplina de trabajo, y hasta qu

    punto influy en la percepcin interior del tiempo en la gente trabajadora?2En este sentido l

    parte de que la transicin a la sociedad industrial supuso una modificacin radical en los

    hbitos de trabajo, donde se produjeron nuevas disciplinas, nuevos incentivos y emergi una

    nueva naturaleza humanasobre las que estas modificaciones se hicieron efectivas.

    As Thompson parte de la cuestin del tiempo natural en las llamadas sociedades

    preindustriales. De ello es importante retener que un su lectura de estas sociedades el

    elemento compulsivo esta siempre del lado de la naturaleza: el tiempo natural es aquel tiempo

    que la propia naturaleza le impone a los sujetos. Es una orientacin del tiempo orientada al

    quehacer, que se caracteriza, tanto por atender las necesidades ya constatadas, el ciclo propio

    de animales, plantas y labores artesanales, como por una relativa indistincin entre trabajo y

    vida. Sin embargo, este tiempo del quehacer, propio de artesanos y labriegos independientes,

    es subvertido radicalmente por el trabajo asalariado, que introduce la diferenciacin entre el

    tiempo propio y el tiempo del patrn. ste debe utilizar todo el tiempo de sus empleados y

    velar porque no se malgaste, ya no domina el quehacer, el tipo de tarea, sino el valor del

    tiempo, que ahora se monetiza.3Cmo ndice y factor de esta necesidad de regular y controlar

    el tiempo es que se generaliza el uso, produccin y comercializacin del reloj, pblico y

    privado, de uso comn e individual, en la iglesia y en la plaza, de pared o bolsillo, artilugio

    artesanal e industrial, smbolo de prestigio, forma de ahorro y representante de una nuevamoral.

    Pero, en un gesto que es ms que retrico, volvamos del reloj a la tarea4, Thompson nos

    dirige al tiempo de los quehaceres y costumbres tanto de los trabajadores como de los

    artesanos pre industriales. Signados por la mezcla de distintos y variados tipo de labores,

    artesanales y rurales, irregulares y mltiples. Con costumbres arraigadas como el San Lunes

    que extenda arbitrariamente el descanso dominical. Y justamente contra estos sentidos del

    tiempo que expresaban estas tareases que el maquinismo se empez a alabar como sinnimo

    de laboriosidad, de clculo, ahorro y organizacin del tiempo. La artesana y la vida rural

    independiente, al contrario como ocio, derroche y despilfarro. Esos y no otros eran losargumentos que durante los siglos XVII y XVIII se esgriman contra el trabajo artesanal y la

    agricultura independiente, en favor del sistema fabril y los cercamientos. Quienes primero

    tuvieron conciencia de esa forma nueva de concebir el tiempo fueron los nuevos patrones

    capitalistas, como lo atestiguan las varias Intrucciones que trataban de dar forma a esta

    nueva conciencia. No se buscaba otra cosa que un gobierno eficaz de la mano de obra, de

    1Edward P. Thompson, Costumbres es comn, Barcelona, Crtica, 1995, p. 395 y ss.

    2Edward P. Thompson, op. cit., p. 398.

    3

    Edward P. Thompson, op. cit., p. 403, donde recrea esta oposicin por medio de un poema rural de unlabriego del siglo XVIII, Stephen Duck.4Edward P. Thompson, op. cit., p. 416, las cursivas son mas.

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    modo que las opciones fueran o un empleo parcial y el recurso de las Casas de Pobres, o la

    aceptacin de una mayor disciplina de trabajo.

    Sin embargo no se trata de que todos los pases occidentales hayan seguido este recorrido.

    Bien al contrario, discutiendo con la historiografa econmica tradicional, que establece

    sustantivamente (la expresin es ma) la distincin industrial-preindustrial, Thompson quierellamar la atencin sobre las distintas trayectorias nacionales de las diversas transiciones,

    rescatando su pluralidad. De ello interesa resaltar la forma en conecta esta va con una

    dimensin de la experiencia:

    Lo que aqu examinamos no slo son los cambios producidos en las tcnicas de

    manufactura que exigan una mayor sincronizacin del trabajo y mayor exactitud en la

    observacin de las horas en todas las sociedades, sino tambin la vivencia de estos

    cambios en la sociedad del naciente capitalismo industrial.5

    Anotemos, entonces, que la vivencia, hasta aqu, se vincula tanto con lo sentidocomo con lopercibido, con las tareasy los quehaceres. El problema bsico de la transicin inglesa era que

    se enfrentaba a la existencia de una vigorosa cultura popular, de all que la cuestin del tiempo

    como disciplina se haya dado bajo la forma de una disputa. Disputa que empez con el clamor

    de los moralistas del siglo XVIII, atacando las costumbres, los deportes y las fiestas populares, y

    que se extendi hasta las primeras dcadas del siglo XIX. Una disputa que conoci distintos

    medios y escenarios, como la escuela dominical, parroquial, que tambin sirvi para inculcar

    esta economa del tiempo. El hecho de que quienes primero hayan tomado conciencia, y

    partido, por esta nueva sensibilidad en torno al tiempo, fueran los patrones, no impidi que los

    obreros expresaran su oposicin. Esta, segn Thompson, pas por dos etapas bastantes claras:

    la primera, centrada en la resistencia, la segunda, orientada a la disputa en torno al tiempomismo. La mutacin de una a otra ser muy significativa para nuestro tema:

    Los patrones ensearon a la primera generacin de obreros industriales la

    importancia del tiempo; la segunda generacin form comits de jornada corta en el

    movimiento por las diez horas; la tercera hizo huelgas para conseguir horas extras y

    jornada y media. Haban aceptado las categoras de sus patronos y aprendido a luchar

    con ellas. (...) Haban aprendido la leccin.6

    Ese aprendizaje haba sido una interiorizacin de la cual caba preguntarse, dice Thompson,

    era impuesta o asumida. La respuesta hay que encontrarla en la evolucin de la tica puritana,bsicamente metodista y de las vertientes de Weley, Moore o Baxter, en la que haba no una

    novedad radical sino una nueva insistencia, un nfasis de quienes haban aceptado para s

    esta disciplina y ahora la prescriban.7 Retngase que el proceso de interiorizacin no es la

    imposicin de una moral externa a los obreros sino que es tambin una aceptacin de la

    disciplinapara s. En este nuevo nfasis moral puritano hay una redencin del tiempo, o ms

    bien una redencin por medio del tiempo, por medio de la reduccin del tiempo de ocio y el

    aumento del tiempo tilmente ocupado. Redencin que cada vez ms perdi su impulso

    eclesistico y se transform en secular.

    5

    Edward P. Thompson, op. cit., p. 429, las cursivas son del autor.6Edward P. Thompson, op. cit., p. 437.7Edward P. Thompson, op. cit., p. 438.

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    Los nuevos hbitos y la nueva disciplina se impusieron por una multiplicidad de medios que

    iban desde la divisin del trabajo, la vigilancia, las multas, la utilizacin de relojes y campanas

    hasta los premios. Sin embargo, ya en el siglo XIX, aunque degradada, la retrica de la

    redencin del tiempo atraves un nuevo umbral, el problema del tiempo libre, ahora, se deba

    utilizar todo el tiempo libre. En este punto Thompson se pregunta hasta que punto tuvo xito

    esta retrica, hasta que punta se haba interiorizado, que sentidodel tiempo haba emergido o

    incluso, si se haba modificado la naturaleza socialdel hombre.8

    8Edward P. Thompson, op. cit., p. 443.