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Sobre algunas experiencias de lectura y escritura en contextos de encierro para jóvenes Aguilera, Walter Alfredo Guerrero, María Gabriela En el marco del Programa “Huellas de Lecturas y Escrituras en Salta” -dependiente de la Unidad Técnica Provincial. Subsecretaría de Planeamiento Educativo del Ministerio de Educación de la Provincia-, se puso en marcha, desde principios del presente año, el proyecto “Algo que leer, todo para decir” dentro de contextos de encierro para jóvenes, con el propósito de generar espacios de diálogo y comunicación entre éstos y el resto de la comunidad, favorecer el uso creativo de la palabra otorgándole dimensión pública. El proyecto consiste en la realización de talleres de lectura y escritura creativa con jóvenes en contextos de encierro. Las producciones realizadas se publican todos los meses en la revista que ha sido bautizada por los protagonistas como “Para vos, para mí, para todos”. Publicación que pretende que los jóvenes se apropien de ella y la visualicen como un espacio de participación social que garantice el derecho a la palabra. En el presente año, el programa provincial de lectura, está desarrollando su labor en instituciones tales como CAJ Nº1-Castañares Salta Capital-, CAJ Nº2- Orán-, CAJ Nº3- Tartagal-, CAJ Nº4-Metán-; CEPRIS, Hogar Nazaret y Hogar Michel Torino- Salta Capital-, el trabajo se estructura en continuidad con lo anteriormente trabajado por el programa en otras instituciones (Penal de Villa Las Rosas, Hogar El Tránsito, Hogar Hijos de María, Casa Cuna, etc.), y es el resultado de la reflexión permanente sobre la práctica de mediación de lectura. Lectura y escritura como prácticas socioculturales En los últimos tiempos, mucho se ha hablado respecto de lectura y escritura, se las ha presentado en relación a la infancia, adolescencia, a la construcción de la subjetividad, en relación con los mercados editoriales, la idea de placer, de ser. Pero casi siempre se ha mostrado la experiencia de

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Sobre algunas experiencias de lectura y escritura en contextos de encierro para jóvenes

Aguilera, Walter AlfredoGuerrero, María Gabriela

En el marco del Programa “Huellas de Lecturas y Escrituras en Salta” -dependiente de la Unidad Técnica Provincial. Subsecretaría de Planeamiento Educativo del Ministerio de Educación de la Provincia-, se puso en marcha, desde principios del presente año, el proyecto “Algo que leer, todo para decir” dentro de contextos de encierro para jóvenes, con el propósito de generar espacios de diálogo y comunicación entre éstos y el resto de la comunidad, favorecer el uso creativo de la palabra otorgándole dimensión pública. El proyecto consiste en la realización de talleres de lectura y escritura creativa con jóvenes en contextos de encierro. Las producciones realizadas se publican todos los meses en la revista que ha sido bautizada por los protagonistas como “Para vos, para mí, para todos”. Publicación que pretende que los jóvenes se apropien de ella y la visualicen como un espacio de participación social que garantice el derecho a la palabra.

En el presente año, el programa provincial de lectura, está desarrollando su labor en instituciones tales como CAJ Nº1-Castañares Salta Capital-, CAJ Nº2- Orán-, CAJ Nº3-Tartagal-, CAJ Nº4-Metán-; CEPRIS, Hogar Nazaret y Hogar Michel Torino- Salta Capital-, el trabajo se estructura en continuidad con lo anteriormente trabajado por el programa en otras instituciones (Penal de Villa Las Rosas, Hogar El Tránsito, Hogar Hijos de María, Casa Cuna, etc.), y es el resultado de la reflexión permanente sobre la práctica de mediación de lectura.

Lectura y escritura como prácticas socioculturalesEn los últimos tiempos, mucho se ha hablado respecto de lectura y

escritura, se las ha presentado en relación a la infancia, adolescencia, a la construcción de la subjetividad, en relación con los mercados editoriales, la idea de placer, de ser. Pero casi siempre se ha mostrado la experiencia de leer y escribir en contextos escolares, y hasta se ha pretendido manifestarlas en situaciones que rozaban la idealización. En esta oportunidad, pretendemos mostrar la experiencia de lectura y escritura desde una mirada distinta, ya que vamos a abordar el tema mostrando algunas situaciones acontecidas en relación a la idea de escribir y leer en contextos de encierro. Tomaremos a la revista como insumo e iremos exponiendo el proceso de apropiación de la palabra, en los diferentes textos leídos y escritos por los chicos de las instituciones mencionadas con anterioridad.

Es necesario aclarar en este punto, que ha sido imprescindible para el equipo de talleristas buscar nuevos modos de mirar la lectura y la escritura, y al sujeto en relación a la experiencia de leer y escribir.

Tomando las palabras de Graciela Montes en “La gran ocasión”, para hablar al respecto de estos nuevos modos de mirar, consideramos que "…leer es algo más que descifrar, aunque toda lectura suponga un desciframiento. Leer es construir sentido. No sólo se "lee" lo que está cifrado en letras, se "lee" una imagen, la ciudad que se recorre, el rostro que se escudriña". (Montes 2007:2)

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Pero, como lo expresáramos anteriormente, también ha sido necesario plantear la lectura como un algo que va más allá de la subjetividad, de la individualidad. Buscamos mirar la experiencia desde el contacto con los otros, que son también parte de esa experiencia, ya que la palabra cobra sentido en un instante determinado, en un contexto determinado. Pensamos a la lectura y escritura como prácticas socioculturales.

Pensamos a la lectura como construcción de sentidos, como un proceso a través del cual el lector se abre al mundo y lo incorpora desde su lugar en ese mundo. Toda experiencia de lectura, en este sentido, es diferente para cada lector. Y aunque pretendamos -muchas veces desde la escuela o desde cualquier otro espacio en el que trabajemos con material textual-, que hay un sentido unívoco para todos, no es así. Ya que hay un algo que se escapa siempre del control y de la pura inmediatez de las respuestas en el comentario de un texto, por ejemplo. Lo que podemos decir o no de nuestras lecturas en un momento determinado es un algo provisorio, ya que la construcción del sentido no es nunca inmediato sino más bien diferida. La lectura es apenas una huella, o si se quiere una resonancia, que irá adquiriendo sentido y forma en otras ocasiones y en otras experiencias, en relación con otras palabras, con otros textos, con otras circunstancias vividas.

La escritura, por su parte, de acuerdo a lo planteado por Sergio Frugoni, “…lejos de ser una actividad mental individual o una mera “destreza” que se aprende de una vez y para siempre, está tramada íntimamente con los diversos contextos en los que tiene lugar, con las concepciones, actitudes y significados que las personas le dan al acto de escribir”. (Frugoni 2006:64)

En este sentido, el trabajo realizado en contextos de encierro adquiere características particulares, si entendemos a estos contextos como comunidades de interpretación en las que se ponen en juego determinados saberes, posicionamientos socioculturales, interpretaciones, relaciones de fuerzas, modos de leer y de escribir.

Las representaciones que circulan en la sociedad sobre la lectura y la escritura adquieren, dentro de las instituciones a las que nos estamos refiriendo, ciertas características que surgen del cruce con otras muchas representaciones acerca de los sujetos que allí podemos encontrar, que transitan por esos espacios, sobre el habitus “tumbero”, y las prácticas que a partir de ello se generan.

La desconfianza con que la sociedad mira a estos sujetos, en oposición a la construcción de una “normalidad” que se genera en relación a la lectura y la escritura, hace que podamos hablar de ciertas estigmatizaciones que no sólo funcionan desde afuera hacia adentro sino que también se instauran en los jóvenes, provocando una auto estigmatización. Ellos mismos también se leen desde la carencia. Exhiben representaciones negativas de sí mismos en tanto escritores y lectores, son pensados y se piensan como carentes de las competencias necesarias para escribir, o “pobres culturalmente”, como vacíos de significados y sentidos.

Acercarnos a concepciones socioculturales de las prácticas de lectura y escritura y de los jóvenes en tanto lectores y escritores, tiene que ver con depositar un voto de confianza en lo que son capaces de hacer y también implica contribuir a que los jóvenes/escritores depositen, ellos mismos, un voto de confianza en sus propias capacidades y en su propia imaginación. Son tan fuertes

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las representaciones construidas en torno a miradas deficitarias de los jóvenes/delincuentes/pobres, y aquellas relacionadas con la ruptura radical entre escritura (entendida principalmente como práctica escolar/obligatoria/pragmática/utilitaria) e imaginación, que los discursos de los jóvenes se ven permanentemente permeados por expresiones como: “No sé qué escribir, no tengo imaginación”, o rechazos más contundentes a una práctica que para ellos “No sirve para nada, o son puras mentiras, cosas fantasiosas”.

Más allá de cómo la sociedad y ellos mismos se imaginan desde la carencia y el vacío cultural, lo cierto es que la escritura y la lectura circulan y son apropiadas en estos contextos.

Formas de apropiación de la escrituraUna categoría fundamental en la concepción de la vida en los contextos de

encierro es la del adentro/afuera. Sin embargo, más que pensarse como dimensiones contrapuestas y excluyentes, tendrían que pensarse como construyéndose en permanente implicancia. El adentro está en el afuera y viceversa.

José, un joven con el que trabajamos en el Centro de Atención de la ciudad de Orán, expresaba como fundamental la presencia de la familia (que podría interpretarse como el afuera) para poder soportar el aislamiento y el encierro (el adentro). Sin embargo, en las oportunidades en que él “salió” en libertad, valoraba positivamente algunas prácticas de contención que se le brindaban en la institución (estabilidad en los horarios, asistencia a consultas psicológicas, etc).

En este marco la escritura es apropiada como un elemento fundamental para “acercar” estos dos mundos. Los jóvenes suelen escribir cartas, poesías, copiar canciones, pensando en ese afuera del que se ven temporalmente separados. La palabra explicita la relación entre el afuera y el adentro.

En esta coyuntura, y teniendo en cuenta las formas diversas en que la escritura es apropiada, ingresamos para construir junto con los chicos un espacio diferente, el de la revista. A través de los talleres, más allá de brindar la posibilidad de acceso a bienes culturales que, quizás, no podrían haber sido conocidos por otros medios, se brinda también la posibilidad de vivenciar a la escritura como práctica social y subjetiva, como trabajo y como juego.

La revista “negocia” con los chicos un espacio en el cuál legitimar esas formas de apropiación de la escritura que mencionáramos más arriba. Un caso particular son las secciones Correo de lectores y Novedades, en las que se publican cartas, poesías, comentarios y saludos dirigidos al afuera. Una manera de objetivar los vínculos:

-“Para mi hermanita Joaquina que cumplió años el 1 de junio quiero que sepa que me siento re mal por no haber estado con ella en un momento tan importante” (Pablo de Metán) (Revista N°6)-“Sebastián salió en libertad, deseamos que no vuelva por aquí y que cuide a su familia” (Los chicos de Metán) (Revista N°6)-“Un beso muy grande para vos abuela, te quiero mucho y te extraño. Quiero salir para darte un abrazo” (Franco de Oran) (Revista N°6)-“Yo me llamo Cristian P. y quería dejar un mensaje para toda la provincia de Salta. Soy un chico que en este momento se encuentra en el CAJ N2 de Oran, desde aquí quiero contarles todo lo que siento estando en este lugar.

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Una de las cosas más importantes para los jóvenes, lo único que uno espera cuando está privado de su libertad, es que pasen los días hasta que llegue el día de visita para compartir con su familia…” (Cristian de Orán) (Revista N°3)

Cabe mencionar que la sección Correo de lectores no había sido planteada desde un principio en la revista. Sin embargo, la producción de textos que no correspondían del todo a las características de los pensados para la sección Saludos y Novedades, hizo necesaria la apertura de esta nueva sección. Un ejemplo de cómo los jóvenes se van apropiando de la escritura y, a través de esta práctica sociocultural, van marcando los espacios de la revista.

Otra forma en la que la escritura expresa la relación entre el afuera y el adentro es a través de la ficción. Aquella que, de acuerdo a lo que expresa María Teresa Andruetto, me ayuda a ordenar el mundo, la que me hace sentir que el mundo está siempre ahí, ofreciéndose, no horadado y disponible, sino aquel que siempre se puede empezar de nuevo.

“… el jueves cuando su amigo llegó para visitarlo le pidió que le trajera una máscara, de esas que se ponen los diablos, para no extrañar tanto el corso. Su amigo le trajo una máscara muy linda, era justo lo que le había pedido, además tenía un toque mágico que la hacía diferente. Jorge recibió la máscara de metal del diablo y se la puso. Cuando esto sucedió, la máscara despidió un destello que hizo abrir las rejas de la cárcel…” (Jorge del CAJ N1- Castañares) (Texto publicado en la sección “Yo digo” de la Revista N°2)“Tengo el agrado de estar con el niño que fue Wily, un chico muy piola. Una de sus grandes pasiones es la arquitectura. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes ahora que te hemos encontrado después de mucho tiempo? Me siento muy bien a pesar de estar privado de mi libertad. Estoy contento por poder hablar con vos…” (Walter de Tartagal) (Fragmento de la Entrevista al niño que yo fui. Entrevista ficcional publicada en la Revista N°1. Se destaca la importancia adjudicada a la comunicación con el “otro”, con el “afuera”)

De manera que, el espacio de la revista se construye y se mantiene merced al convencimiento de que “… la capacidad de inventar es una destreza que se adquiere culturalmente y que tiene consecuencias fundamentales para el desarrollo de otros procesos cognitivos, al tiempo que abre la puerta hacia el cuestionamiento, el pensamiento crítico y la curiosidad” (Frugoni 2006:56)

La escritura en la revista y la construcción de conocimiento.Escritura, lectura, literatura y conocimiento en el espacio de los talleres son

evidenciados de manera dinámica. Hay una dimensión epistemológica de la escritura, una relación del escritor con el contenido, con la materia sobre lo que escribe. La escritura es apreciada como herramienta de conocimiento. Escritura no es sólo el aprendizaje de destrezas de codificación, es una dinámica que permite construir conocimiento. La lectura por su parte, también posibilita la construcción de saberes socialmente válidos.

Al respecto, el planteo de temáticas diferentes para los distintos números de la revista tiene que ver, no sólo con un principio ordenador, para organizar el trabajo desde algún punto de vista; sino también con la posibilidad del acceso a la discusión y el diálogo de temas que atañen a la constitución de un capital cultural y simbólico “básico” para desenvolverse en la sociedad en la que vivimos. No deja

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de ser, por supuesto, una selección arbitraria, pero, frente a la exclusión cultural a la que han sido expuestos estos jóvenes, resulta tan válida y necesaria como cualquier otra.

La selección realizada da cuenta de la necesidad de abordar “temas candentes”, como la identidad, el género, el trabajo, etc; accediendo a la escritura y lectura desde costados diferentes a las reflexiones moralizantes a las que están acostumbrados los jóvenes. Y, también, da cuenta de una contribución a desnaturalizar concepciones arraigadas sobre qué escribir, o sobre qué temas pueden o deben escribir los chicos. En este sentido, se han abordado temas como el carnaval, las pasiones, los viajes y los viajeros, etc.

“La vida sin la caza y la pesca sería una tristeza porque no existiría la emoción ni la diversión. No sabría tener paciencia para esperar. No existiría la armonía, la amistad, el silencio, ni el canto de las aves, ni el ruido de las aguas, ni el sabor de los animales. No habría acción, me sentiría sin ganas” (Jorge de Tartagal) (Texto publicado en la sección “Yo digo” de la Revista N°1- Tema: Las pasiones)“Para ustedes, los pibes que están en libertad, les dedicamos esta carta para que recuerden su niñez vivida jugando al carnaval. Al leer el libro “El carnaval salteño”, podrán recordar cómo se jugaba en las esquinas de todos los barrios con barro, bombuchas, pintura, harina, huevos y mucha alegría. También, algunas veces, se prendían los vecinos adultos del barrio y se armaba una sola fiesta espectacular…” (Jóvenes del CAJ N°2- Orán) (Texto publicado en la sección “Recomendados” de la Revista N°2- Tema: El carnaval)“El cuadro que más impresiona es donde ella está en la cama y salen de su boca esos demonios que son en realidad del interior de su alma. Este cuadro me provocó una sensación muy aterradora y me dejó pensando lo bien que expresó en el dibujo lo que le ocurría en su mente” (Ulises del Hogar Nazaret) (Texto publicado en la sección “Personaje del mes: Frida Kahlo” de la Revista N°3- Tema: La mujer)

Los ejemplos podrían seguir indefinidamente. La lectura y la escritura de textos en diferentes soportes y con distintos formatos discursivos han posibilitado, para muchos de los chicos, el acercamiento y el conocimiento de nuevos temas y nuevas problemáticas. En este sentido la escritura se constituye como un estar conociendo. “Escribiendo conozco aquello de lo que escribo y la misma herramienta de la que me valgo” (Frugoni 2006:80)

Aquí destacamos lo importante de permitir la manifestación de aquellos saberes y aquellos decires que forman parte del bagaje cultural de los jóvenes. Porque este proceso de “conocer escribiendo” no puede hacerse sin tener en cuenta las experiencias sociales y culturales de las personas. Y habrá que aceptar que no siempre el proceso del conocer discurrirá por los caminos esperados. Se trata de no horrorizarse frente a expresiones que no encajan dentro de lo “políticamente correcto”. Éste sería el camino para evitar caer en una imposición cultural y semántica por parte de aquellos que “pretendemos enseñar”. Tal como lo expresara Graciela Montes en “La gran ocasión”, una comunidad de lectura, un espacio de lectura como el de la revista, implica necesariamente un proceso de negociación de significados. Más allá de nuestras buenas intenciones de garantizar a los jóvenes el acceso a los bienes culturales y a los saberes legitimados como “valiosos” y “adecuados” socialmente (que en última instancia no

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son otra cosa que los hegemónicos, los oficiales), este proceso, a nuestro entender, no debería ser unidireccional, o convertirse, como se dice comúnmente, en una “bajada de línea”. Porque aún cuando los contenidos parezcan válidos por sí mismos, es la forma la que contribuye también a configurar la construcción de los saberes. Recordemos, entonces, que la forma también es contenido.

La escritura de ficción y la expresión de la subjetividadLa escritura de ficción es una de las herramientas más importantes a través

de las cuales los jóvenes se expresan. En este sentido, el trabajo con el lenguaje y con la ficción se aborda no cómo mera “expresión” de ideas o sentimientos previos, sino como materia que puede ser trabajada en la producción de nuevos sentidos (Frugoni 2006). La propuesta de la escritura de ficción como eje vertebrador de la revista surgió también como alternativa a cierta tendencia vislumbrada en otras experiencias de escrituras realizadas por los jóvenes. Generalmente la escritura y la lectura son utilizadas para viabilizar un discurso moralizante. Los jóvenes están acostumbrados a escribir textos que los construyen como culpables, como victimarios, como la causa primera y última de su propia desgracia.

“Ya no quiero estar encerradoEn esta jaula que se ha trabadoYa no quiero esta agoníaPara mí esto no es vida.Sólo sé que estoy pagandoTodo el daño que he causadoEs un tormento para míSaber que algunos sufren por mí…” (Andrés de Metán) (Texto publicado en la sección Correo de lectores. Revista N°4)

Se trata de construir una nueva relación entre la escritura, la expresión, la experiencia y abrir un diálogo fecundo entre voces propias y ajenas. Al principio ellos mismos restringen su escritura, posicionados en los discursos oficiales sobre la “buena” y “correcta” manera de escribir. Cuando la sintaxis y la ortografía dejan de ser un obstáculo, comienzan a escribir. Y a preguntar: “¿Cómo se escribe tal palabra?”. La sintaxis y la ortografía dejan de ser una imposición. Ellos mismos van regulando su escritura para que sea “publicable”.

De la misma forma, escrituras y temas que al principio funcionaban como “provocación” comienzan a ser dejados de lado. La escritura de ficción les permite la expresión de su subjetividad pero de una manera indirecta, que no los expone. Descubren en la escritura de ficción textos que “… no son ventanas transparentes hacia lo “realmente vivido”, sino mediaciones culturales que en buena medida re-construyen el yo y la vida que pretenden mostrar objetivamente” (Frugoni 2006: 93)

“Mi nombre es Pedriño, tengo 22 años, vivo en Brasil, en la favela de Río de Janeiro. Trabajaba de ayudante en un taller mecánico pero decidí dejar de trabajar allí porque estoy enfermo: soy adicto.

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Decidido a cambiar de vida fui a ver a mi madre para contarle sobre la decisión que había tomado. Al principio no estuvo de acuerdo, pero al final la convencí. Me iba de viaje. Nos despedimos en su casa un día después de que yo había vendido mi terreno, mi casa, y había juntado el dinero para el viaje. Vendí también los electrodomésticos, porque no me alcanzaba la plata. Pero al final la junté. Estaba muy triste el día de mi partida, pero tenía que irme por mi salud.El día en que comenzaba mi viaje, mi madre me ayudó con algunas cositas, pequeñas, pero muy importantes. Me dio una brújula que había pertenecido a mi padre, a quién Dios ya se había llevado. Me dio un libro, ropa nueva y, lo más importante, fotos familiares. Guardé mi plata y mis documentos personales. Tenía todo lo necesario. Me fui muy triste, pero me fui. Había tomado una decisión e iba a cumplirla a toda costa. Tomé el taxi hasta la estación de trenes y comencé mi viaje” (Diego de Orán) “Mi nombre es Ariel, tengo 17 años, nací el 1 de julio de 1993. Escribo este diario porque en la ciudad de Salta se está desatando una guerra entre provincias. Entre hermanos. Una guerra entre Salta y Jujuy. La causa es el agua. Los soldados han empezado a invadir las casas, a matar gente inocente, ancianos, mujeres y niños. Por eso tenía que huir de ahí. Para escapar del horror es que inicio este viaje” (Marcelo de Orán) (Textos publicados en la sección “Yo digo” de la Revista N°6- Tema: Viajes)

En el caso de estos textos que acabamos de citar, la invención de los personajes y de las situaciones no es una invención “en el aire”, sino que en estos breves relatos epistolares hay mucho de sus autores, pero transformado. Es decir, llevan su misma historia a otros lugares, a otros nombres, con otras palabras y esto colabora en la libertad de ser otros.

A pesar de que la modernidad ha planteado rígidas barreras entre las disciplinas y el arte, barreras que divorcian el sentir y el pensar, la literatura, los talleres de lectura y la revista, más allá de las dicotomías, posibilitan flexibilizar el campo de lo cultural y educativo desde la ficción, para que en los contextos de encierro los lectores y escritores puedan interactuar construyendo nuevos sentidos, nuevas prácticas y nuevas subjetividades.

Para ir cerrandoCreemos que la revista es el resultado de la construcción de espacios

(dentro de contextos tan particulares como los contextos de encierro) donde jóvenes estigmatizados vivencian las prácticas de lectura y escritura como prácticas socioculturales importantes, y se apropian y acceden a ellas desde lugares diferentes. A la vez, creemos que la revista es también un elemento propiciador para la construcción y re construcción permanente de esos espacios.

Alejandro, uno de los jóvenes que se encuentra actualmente alojado en el Hogar Michel Torino, leía la revista cierta vez y nos comentaba: “Parece que estos textos los hubieran escrito escritores de verdad”.

Los chicos saben que los textos que ellos escriben son corregidos en su sintaxis y en su ortografía antes de la publicación. ¿Por qué? Para facilitar la recepción de la revista por parte de aquellos que, de una manera u otra, regulan y determinan las posibilidades de que estos espacios se sigan construyendo. Porque tampoco hay que olvidar que esos espacios son fundamentalmente políticos. En el más amplio sentido de la palabra. Son espacios en los que se materializan, de más de una manera, los flujos de las relaciones de fuerza, de poder, que conforman la estructura de nuestra sociedad.

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La adecuación (relativa) a “lo publicable”, permite que la palabra de estos jóvenes vaya tomando fuerza lentamente. Se generan pequeños intersticios a través de los cuales se resiste y se permite pensar el mundo, o comenzar a pensarlo, de otra forma.

Para que la incorporación paulatina de las variedades lingüísticas estigmatizadas (dominadas) no sea vista sólo como “… un abandono relativista y demagógico”, es necesario un fuerte compromiso político/educativo que permita, cada vez más, romper las barreras sociolingüísticas que contribuyen a la estigmatización y que dificultan que los textos de Alejandro sean publicados “tal cual” e, incluso, que Alejandro se sienta, se mire y se piense como un “verdadero escritor”

BibliografíaFernández, Mirta Gloria. 2006. ¿Dónde está el niño que yo fui? Adolescencia, literatura e inclusión social. Editorial Biblos. Buenos AiresFrugoni, Sergio. 2006. Imaginación y escritura. La enseñanza de la escritura en la escuela. Libros del zorzal. Buenos Aires.Graziano, Nora. 2010. Había otra vez la infancia. La Crujía Ediciones. Buenos Aires.Montes, Graciela. 2007. La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura. Publicación del Plan Nacional de Lectura. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación.Sabino, Juan Pablo. 2010. Educación, subjetividad y adolescencia. La Crujía Ediciones. Buenos Aires.