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SISTEMATIZAR: APRENDIENDO DE NUESTRA EXPERIENCIA Ramón González Palencia Managua, Septiembre 2007

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SISTEMATIZAR:

APRENDIENDO DE NUESTRA EXPERIENCIA

Ramón González Palencia

Managua, Septiembre 2007

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 1

SISTEMATIZAR:

APRENDIENDO DE NUESTRA EXPERIENCIA

Entonces miramos hacia atrás para ver lo que dicen nuestros pasos. Creemos que algo

deben de haber dejado escrito en la arena nuestros pies vagabundos. Y comenzamos a

descifrar y a organizar las huellas que aún no ha borrado el viento.

León Felipe

INTRODUCCIÓN

Sistematizar está de moda. Se puede sistematizar un proceso de producción industrial. La

Toyota, la Coca-Cola, etc., tienen bien sistematizado su proceso de producción en busca de

ahorrar tiempo, materia prima, en fin, costos de producción. Se puede sistematizar la

elaboración de un plato de comida: siga las instrucciones de la receta al pie de la letra y el

resultado será un sabroso queque o un sabroso nacatamal. Puedo sistematizar mi vida, mi

experiencia personal, mi proceso de desarrollo como persona individual y como participante

en diversas organizaciones familiares, sociales, sindicales, partidarias, etc., etc. También en el

área del trabajo social cada vez hay más grupos y organismos que queremos “sistematizar

nuestros proyectos”.

Aquí no hablamos de procesos industriales, ni de sistematizar recetas, ni de la sistematización

personal. Tampoco las despreciamos ni las devaluamos. Por nuestra opción de trabajo vamos a

hablar de sistematizar procesos sociales en los que están involucrados, por supuesto, procesos

personales. Reconocemos que en estos procesos sociales intervienen (intervenimos) personas

concretas, que no solo tenemos relaciones con el proceso social que queremos sistematizar,

sino que también tenemos relaciones con otros procesos y además participamos en ellos con

toda nuestra subjetividad, emociones, conocimientos y experiencias personales con las que

influimos en el proceso social.

No subvaloramos la sistematización de sistemas cerrados como son los sistemas de

producción industrial, ni tampoco le restamos importancia a los procesos personales,

simplemente determinamos nuestro objeto de atención en los procesos sociales de acción

colectiva. Por eso queremos señalar dos puntos desde el inicio.

Primero: Vamos a hablar de sistematización referida a los procesos sociales donde seguir al

pie de la letra los pasos que dimos en Estelí (y el proyecto fue un éxito), seguirlos al pie de la

letra en Matagalpa nos puede llevar al fracaso. En los procesos sociales no funcionan las

recetas. No creemos que sea necesario demostrarlo entre nosotras. La experiencia de las

personas que trabajamos con procesos sociales nos lo ha reafirmado muchas veces; sin negar

que hay elementos generalizables reconocemos que hay otros que son específicos de cada

identidad local.

Segundo: Nuestro marco de referencia es la Concepción Metodológica de Educación Popular.

Al hablar de Educación Popular estamos hablando de una concepción del mundo, de la

sociedad, de la vida, de las relaciones, de la realidad tal como es y al mismo tiempo una

concepción de cómo queremos que sea esa realidad que vivimos, con toda nuestra

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subjetividad, con toda la pasión y la compasión de que somos capaces. Somos educadores y

educadoras porque queremos transformar la realidad, queremos transformar las relaciones que

se dan en los procesos sociales, porque reconocemos el mundo tal como es (visión científica) y

nos comprometemos a transformarlo en lo que queremos que sea1 (visión utópica), y por ello y

para ello buscamos aprender de nuestras experiencias.

CONCEPTO DE SISTEMA Y CARACTERÍSTICAS.

Sistematizar hace una clara referencia a “sistema”. Este es un concepto muy utilizado. Se

usa en cibernética (“se cayó el sistema, no tenemos sistema”), se usa en sociología (“el

sistema social…”), se usa en política (“no se puede ir contra el sistema”), hasta la persona

responsable de la biblioteca necesita tener un “sistema” para clasificar, ordenar y archivar

los libros y revistas. ¿De qué sistema hablamos aquí? Hablamos de los sistemas abiertos o

naturales en contraposición a los sistemas cerrados como puede ser una computadora.

La definición que nos da el físico nuclear Fritjof Capra nos sirve perfectamente: “los

sistemas naturales son totalidades cuyas características surgen de las interacciones y la

interdependencia de sus partes”. Es, pues, una concepción dialéctica de las relaciones que

tenemos con la realidad en la que actuamos y de la que formamos parte. El sistema

construido nos condiciona, pero también nuestro actuar y nuestras relaciones determinan al

sistema. Partiendo de esta comprensión de los sistemas naturales2, que son sistemas abiertos

y no cerrados, vamos a trabajar la concepción de sistematización.

Así, cuando hablamos de enfoque de sistema estamos hablando de una forma de entender la

realidad, toda la realidad, como articulada. Desde la galaxia más alejada, hasta mis vecinos de

la casa de al lado; la Naturaleza con sus huracanes y la zompopera que está en mi patio; la

Organización de las Naciones Unidas y cómo organizo mi red de amistades y compadrazgos;

la Bayer y el curandero de mi comarca; todos los elementos que existimos nos relacionamos a

través de una complicada, pero lógica, red (no decimos racional). Formamos un sistema, que a

su vez nos conforma, en el que todas las personas dependemos de todas, y en el que mis

acciones y las de mis vecinos y las de nosotros organizados, más las acciones de los otros...

provocan reacciones en cadena en todo el sistema, regresando nuevamente sus efectos en

busca de lograr un nuevo equilibrio siempre dinámico.

El enfoque sistémico también nos recuerda que no hay ninguna perspectiva que sea “la

fundamental” para conocer la realidad. Cada perspectiva nos dará un enfoque distinto de la

misma realidad. Pero, la concepción sistémica nos recuerda que desde cada punto de entrada

que utilicemos para acercarnos a la realidad debe permitirnos pasar a cualquier otro. Es decir,

la perspectiva ecológica tomar en cuenta la organización clasista de nuestra realidad social, y

ambas deben atender la perspectiva genérica y las tres ellas la perspectiva generacional,… No

1 Aquí entendemos educación, más allá de lo académico, como la construcción y reconstrucción colectiva de

las relaciones sociales que favorecen el desarrollo personal para transformar su propia identidad y

transformar su entorno social y natural. 2 El hecho de que los llamemos “sistemas naturales” no implica que sean como son por “naturaleza”. Las

relaciones humanas lo son por construcción cultural. En este caso sistema natural se usa por oposición a los

sistemas “cerrados” como puede ser un reloj, una computadora, una máquina, a la que se le puede cambiar

una pieza defectuosa por otra en buen estado sin que cambie nada en el “sistema”.

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hay una perspectiva más importante que las otras. Lo que hace que una perspectiva o un

enfoque sea más importante que los otros son mis opciones o mis apegos personales.

Es diferente plantearme cuál será mi punto de entrada. En ese caso, la observación de la

realidad nos dirá cuál es el más apropiado. La perspectiva de género, la de clases, la

generacional,… debe depender más de la realidad y de la identidad de las personas

protagonistas que de los apegos personales de quienes nos acercamos a conocerla, analizarla y

construir propuestas de transformación.

La realidad es una y es múltiple

El mundo en que vivimos lo descubrimos como uno solo y a la vez como múltiple. Es decir

reconocemos diversas “realidades”, como lo productivo, lo político, lo social, lo religioso, las

diversas etnias, los diversos géneros, etc., que podemos observarlas y analizarlas por separado.

Pero al mismo tiempo reconocemos también que están todas articuladas formando una sola

realidad. Podemos analizar los trabajos, las concepciones, la vida de los hombres y de las

mujeres por separado y hacer buenas investigaciones, pero si queremos transformarlas

debemos recordar que en la realidad se dan articuladamente y que sólo afectando a todas

podemos transformar cualquiera de ellas. Es decir, si tratamos de transformar una, queramos o

no afectaremos también las otras. Por ejemplo, tratar de transformar la vida y las relaciones de

las mujeres sin transformar al mismo tiempo la vida y las relaciones de los hombres, es

imposible. Si no trabajamos con las dos una frenará la transformación de la otra.

La realidad es una de tal manera que nos plantean Krishnamurti y Bohm3: “no existe el

observador y lo observado, sólo hay percepción”. Es decir, la persona que observa un hecho

social, además de que forma parte también del entramado de la sociedad (y por tanto tiene una

incidencia en ella, no es ajena), desde el momento que observa es también observada por las

personas que participan en ese proceso y éstas reaccionan a esa observación, modificando ya

sea sus ideas o sus sentimientos o sus prácticas o las tres.

La observación “objetiva” en el sentido que comúnmente se entiende, en la que la persona

observadora está desvinculada totalmente del proceso observado y por tanto está en capacidad

de analizarlo sin interferencias de subjetividades, es totalmente irreal e ilusorio.

La realidad es coherente y contradictoria

El hecho de que la realidad sea una sola y esté articulada hace, provoca, que sea coherente

y al mismo tiempo contradictoria. Descubrimos una relación de confrontación articulada

entre teoría y práctica; entre la formulación de nuestros proyectos y su implementación;

entre lo que pienso que debería hacer y lo que realmente hago; entre lo individual y lo

colectivo; entre la necesidad de constituir una sola familia humana y el respeto a las

diversas culturas y etnias; entre la necesidad de desarrollo y la conservación y regeneración

de la naturaleza; entre el derecho a tener acceso al saber humano ya constituido y el

3 D. Bohm y J. Krishnamurti “Los límites del Pensamiento” Editorial Kairós, S.A. Barcelona 2001. pg. 22.

Jiddu Krishnamurti ha sido uno de los maestros espirituales más aclamados y carismáticos del siglo XX. David

Bohm físico nuclear.

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derecho a desarrollar y rectorear mi propio proceso de conocimiento...

La práctica niega nuestra concepción y nos demanda elaborar nuevas teorías que sean más

coherentes con la realidad. Y nuestras nuevas concepciones nos exigirán generar nuevas

prácticas en una búsqueda constante de nuevos equilibrios en la que cada avance se afirma

y se niega regenerando el conjunto en un proceso ilimitado de crecimiento personal y

colectivo.

Del mismo modo en cada comunidad humana, las relaciones entre las familias y las personas

son coherentes y al mismo tiempo son contradictorias. Y decimos coherentes, no decimos que

sean armónicas. Son coherentes porque la distinta forma en que educamos a las mujeres y a

los hombres es coherente porque formamos a la mujer para que sirva y al hombre para que

reciba el servicio; educamos a la mujer para la sumisión y al hombre para que domine. Son

roles coherentes, pero al mismo tiempo son contradictorios. O la familia terrateniente y la

familia sin tierra tienen roles coherentes en el sentido de que cada una depende de la otra para

el trabajo y el salario y para la producción, pero son contradictorias porque el hecho de la

acumulación de tierras de una familia es lo que impide que la otra tenga derecho a la misma.

Lo mismo podemos decir de la realidad productiva con la política, con la social, con la

religiosa,… La realidad de la Costa Atlántica no la podemos transformar sin afectar, sin

negociar, sin articular con la Costa del Pacífico. La realidad es una sola y a la vez es múltiple,

es coherente y es contradictoria. La realidad es sistémica, forma un solo sistema en el que todo

está relacionado.

Sistematizar la organización

También entendemos que es una concepción o un enfoque sistémico porque nos demanda

ordenar nuestros proyectos, nuestros organismos, nuestro trabajo, nuestra vida como un

sistema. Un Centro, ONG, Institución u Organismo de Educación o de Desarrollo debe tender

a organizarse como un sistema en el que sus elementos interaccionan hacia la consecución de

su proyecto estratégico, de su Utopía colectiva, hacia el fortalecimiento de su identidad, de su

razón de ser.

No debería ser una organización que acoge diversos proyectos en convivencia paralela e

independiente, sino que las relaciones entre los diversos proyectos y programas, equipos y

secciones, etc., le den la consistencia y expresen su identidad. Y la organización, la institución,

como un sistema no independiente del entorno, sino conscientemente como un elemento del

sistema local o nacional o regional... con el que también interacciona, lo transforma y por el

que, a su vez, es transformado.

Sistematizar los procesos

Es una Concepción Sistémica, porque trata de recuperar el proceso de desarrollo de los

participantes en los proyectos desde ese enfoque de sistema. Sistematizar no es, desde nuestra

concepción, recuperar la historia de un proyecto aunque la historia la necesitamos como

insumo para la sistematización. Sistematizar implica recuperar el proceso de desarrollo,

individual y colectivo, de la gente que participa. Por tanto, debemos tener en cuenta los

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aspectos que llamamos subjetivos, la subjetividad de las personas que, por ser parte integrante

de ellas, es parte de la realidad que objetivamente existe, influye y define (no sólo ella sino

articulada con los otros elementos) la dirección, los avances, los frenos y los retrocesos de un

proceso social.

Características de una concepción sistémica

Ampliando el tema de qué tipo de sistema estamos hablando recordamos aquí las

características de la concepción sistémica en los sistemas abiertos o naturales aplicadas a la

sistematización:

a) Las propiedades de las partes sólo pueden entenderse por completo a través de

la dinámica del conjunto.

Analizar una parte del sistema (el proyecto, por ejemplo) puede tener sentido, siempre que

no olvidemos que el hecho de ser parte de un sistema más amplio (el municipio donde se

desarrolla concretamente el proyecto) le da unas características que no tendría si fuera

independiente. Analizar los distintos elementos de participación ciudadana, tiene sentido si

no olvidamos que la coherencia se la da el conjunto, su articulación con los otros

elementos: experiencias anteriores de esa población y de esa alcaldía, personalidad de las

autoridades actuales, etc., etc. Por eso los mismos proyectos se desarrollan de manera

diferente en distintos municipios.

El proyecto ejecutado y las formas concretas como se ha desarrollado no las podremos

comprender si no centramos nuestra vista y nuestro análisis en el sistema local en el que

intervino el proyecto. La dinámica de ese conjunto nos permitirá entender cómo afectó al

proyecto y podremos rescatar aprendizajes para nuestra práctica futura. Una mayoría de los

proyectos de desarrollo económico y/o social fracasan total o parcialmente por las

contradicciones que tienen con el entorno cultural en el que se insertan. Esos posibles

aprendizajes no los podremos recuperar si sólo nos fijamos en el proyecto. Normalmente

terminamos culpando a la población del fracaso de nuestro proyecto cuando se acaba el

“pie de amigo” del financiamiento externo que sostiene el desarrollo de nuestro proyecto, y

no vemos las lecciones que nos quiere entregar la realidad para que transformemos nuestra

práctica.

b) Lo primario es el proceso, cada estructura que observamos es una

manifestación de un proceso subyacente y expresa la capacidad organizadora y

autoorganizadora del organismo involucrado.

Las estructuras que observamos en la realidad responden siempre a un proceso que se está

desarrollando. Normalmente todo proyecto necesita alguna estructura aunque sea mínima

para su ejecución. Pero, si la estructura que planificamos porque nos pareció la más

adecuada a los objetivos y metas, no se corresponde con el proceso de la población y si no

somos capaces de reconocerlo y adecuar el proyecto, lo que ocurrirá seguramente es que

cuando se retire el organismo y con él los recursos externos, la población abandonará esa

estructura, que sintió como imposición y regresará a sus prácticas anteriores. Aunque

pueden quedar algunos cambios incorporados por ciertos individuos y familias.

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La sistematización nos ayudará a detectar esas contradicciones y a aprender de nuestra

experiencia si somos capaces de observar no sólo el funcionamiento de las estructuras del

proyecto, sino también el propio proceso organizativo del grupo humano en el que

intervenimos. Toda comunidad humana está organizada, lo que muchas veces nos cuesta es

descubrir esas organizaciones que no responden a nuestros paradigmas y concepciones de

qué y cómo debe ser y estar estructurada una organización.

Las distintas estructuras y modos de impulsar el desarrollo dependen no sólo de las

estructuras en sí mismas, sino también de la concepción de desarrollo que maneje el grupo

y de cómo conciba sus propias posibilidades y recursos para avanzar hacia él. ¿Es posible

construir nuevas estructuras que respondan fundamentalmente al proceso de aprendizaje,

personal y colectivo del grupo, aprendiendo también de ellos? ¿Y, si eso es posible, nos

atreveremos a hacerlo, permitiendo así que su proceso cuestione algunos o muchos de los

que hemos tenido como conocimientos y valores y que quizá no nos atrevemos a

cuestionar?

c) La epistemología (comprensión del proceso de conocimiento) debe ser incluida

explícitamente en la descripción de los fenómenos.

Estamos acostumbrados a aceptar que nuestros conocimientos, sobre todo los que llamamos

científicos, se corresponden totalmente con la realidad. Son la realidad, creemos

ingenuamente. Y olvidamos que la realidad es siempre distinta del conocimiento que sobre

ella tenemos.

Los conocimientos siempre tienen una fuerte articulación con los métodos, formas y

enfoques utilizados para producirlos. Hace años los físicos nucleares pensaron que la luz

era una onda y que los distintos colores que vemos eran producto de las diferentes

longitudes de la onda. Diseñaron distintos experimentos para verificar si la luz era

realmente onda y los resultados demostraron que efectivamente así era. Más adelante

sospecharon que la luz podía estar constituida por partículas que viajaban a esa velocidad.

Nuevamente diseñaron experimentos para observar esa posibilidad y la luz respondió a los

experimentos mostrando que son partículas que se desplazan y responden a las fuerzas de la

gravedad, por ejemplo, y las llamaron “fotones”. En la física tradicional la onda no

transmite materia, sólo es vibración, por lo tanto onda y transmisión de materia (partículas)

era contradictorio. Los experimentos sobre la luz mostraron que esa realidad responde a la

posición que asume la persona observadora.

Lo subjetivo no está fuera de lo objetivo, son caras de la misma moneda o nudos de la

misma red. Lo científico no está reñido con la subjetividad, porque la subjetividad es

también parte de la realidad que existe, forma parte e influye en las personas y en los

grupos sociales. El cómo conocemos no se puede separar del proceso de conocimiento. Lo

que llamamos objetivo sólo lo podemos conocer a través de nuestra subjetividad, y nuestra

subjetividad es parte de lo que existe, es parte de la realidad, es parte de lo objetivo. Lo que

llamamos subjetivo y objetivo son parte de una sola unidad que es nuestro proceso de

conocimiento y transformación. El observador forma parte de lo observado. Incluso el valor

relativo de cada conocimiento, el interés y su ubicación en el entramado de los

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conocimientos humanos, depende fundamentalmente del interés que cada persona y cada

sociedad le confiera, depende de la subjetividad personal y colectiva.

Si en el trabajo de sistematización la población que participó en el proceso no la integramos

como protagonistas, es decir, que participen no sólo como informadoras, sino también con

sus propias percepciones, concepciones y experiencias en el análisis de la historia y de la

información, muy posiblemente las conclusiones que saquemos responderán solamente a

nuestras propias posiciones previas. Y los posibles aprendizajes quedarán reducidos a poco

más de lo que ya sabíamos.

d) Ninguna de las propiedades de una parte del entramado es fundamental; todas

ellas siguen las propiedades de las otras partes, y la consistencia total de sus

interrelaciones determina la estructura de todo el entramado.

El proyecto que quiero sistematizar no es lo fundamental en la realidad de las comunidades,

lo importante es cómo se articuló con la vida de las personas que lo disfrutaron y lo

sufrieron. Lo fundamental son las interrelaciones entre todos los elementos que participan

en el sistema, en la vida. No es más fundamental el educador que el educando; ni estos más

que el medio en el que se desarrollan. La consistencia de las interrelaciones de todos los

elementos que participan (de una manera o de otra) en el proceso, es lo que determinará si

se desarrolla un proceso consistente o no.

Normalmente el objetivo último de todo proyecto es la transformación del grupo humano y

de las relaciones que mantienen en su interior y con su entorno. Si queremos entender y

aprender de nuestra experiencia de intervención en una realidad concreta, no podemos

quedarnos analizando solamente nuestras acciones (el proyecto). Por eso nos planteamos

sistematizar no sólo el proyecto sino el proceso de la gente para tener en cuenta los diversos

elementos de esa realidad humana y aprender de las interrelaciones desarrolladas con el

proyecto.

e) Todas las teorías y conceptos científicos son limitados y aproximados. La

ciencia nunca puede proporcionar una comprensión completa y definitiva. Los

científicos no tratan con la verdad (en el sentido de una precisa correspondencia entre

la descripción y los fenómenos descritos); tratan con descripciones limitadas y

aproximadas de la realidad.

Debemos tener claro que las teorías y concepciones sociológicas con las que diseñamos un

proyecto para intervenir en una realidad determinada son aproximaciones a la realidad, son

construcciones que nos ayudan a comprenderla y a actuar para transformarla. La conciencia

de que el conocimiento científico es una aproximación interpretativa de la realidad nos abre

el camino a los nuevos aprendizajes: a partir de la práctica social reconstruiremos nuestras

concepciones de manera que nos permitirán comprender mejor la realidad y superarnos en

nuestra práctica transformadora futura. Teoría y práctica superándose dialécticamente una a

la otra y sin confundirse entre sí pero sin poder existir separadas4.

4 “Si no vivís como pensás, terminarás pensando como vivís”. Gabriel Marcel

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No pretendemos negar el valor de la ciencia, ni siquiera desvalorizarla. Sólo queremos

recordarnos a nosotros mismos que "el mapa nunca es el territorio". Y a la vez, la

importancia que mantiene siempre la investigación científica en búsqueda de nuevas teorías

que comprendan y expliquen cada vez mejor la realidad, que se acerquen cada vez con

menos margen de error a la realidad.

Es valorar la ciencia como algo vivo y parte consustancial del proceso humano. Los

conocimientos científicos que un día se demuestra que no corresponden a la realidad, no

cuestionan la capacidad humana de conocer, al contrario la reafirman. Se destaca la

capacidad humana de seguir profundizando en la realidad externa y en la realidad interna a

ella misma. Se destaca la capacidad humana de interrelacionarse con la realidad del

Universo y reflexionarla, descubriendo cada vez mejor las diversas relaciones que sostienen

consistentemente toda la realidad.

Y no estamos hablando solamente de las ciencias llamadas tradicionalmente exactas, la

física, la química, etc., estamos hablando también de las ciencias sociales. La realidad

social la podemos ver, reflexionar y transformar desde diversas perspectivas y enfoques.

Podemos hacerlo desde una perspectiva de género, desde una perspectiva de clases sociales,

desde una perspectiva étnica, desde una perspectiva Norte-Sur, etc., etc. Desde nuestra

concepción sistémica de la realidad, reconocemos que cada perspectiva, cada enfoque, es el

centro, pero también reconocemos que ninguna es la explicación de las otras, aunque todas

están articuladas entre sí. Desde cada una de ellas puedo entrar y realizar mi compromiso

de transformar la realidad, pero ninguna es la fundamental. Lo fundamental es la

articulación que mantienen entre todas ellas.

Cada perspectiva es limitada para explicar la totalidad de la realidad humana, pero cada una

nos aproxima un poco más a la comprensión de esa totalidad. Si necesitamos ubicar nuestra

perspectiva por encima de las otras, tal vez lo que estamos expresando es nuestra necesidad

de ubicarnos por encima de las demás personas y mantener un dominio ideológico que mal

se corresponde con el discurso de igualdad que acostumbramos a sostener desde cada una

de las diferentes perspectivas.

f) Cambio de una actitud de dominio y control de la naturaleza, incluido el ser

humano, a una actitud de cooperación y de no violencia.

El reconocimiento de la unidad de todos los elementos que conformamos la realidad nos

impulsa a desarrollar relaciones no violentas, nos compromete a destruir con nuestra acción

las relaciones de dominación-sumisión entre los géneros, entre la humanidad y el resto de la

naturaleza (también nosotras somos naturaleza), entre las distintas etnias y culturas, etc. Es

decir, el enfoque de sistema y la práctica de sistematización nos animan a rescatar de

nuestra práctica los aprendizajes para construir relaciones cada vez más armónicas y justas

a partir de las diferencias. Respetando las diferencias al mismo tiempo que evitamos que las

diferencias se constituyan en excusa o en justificación para la discriminación.

Es una actitud que incorpora la visión ecológica, de manera que el desarrollo humano no se

construya a costa de la expoliación de la naturaleza, sino que el desarrollo humano sea parte

integrante del desarrollo global de la naturaleza. Incorpora la visión humanista de una sola

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raza humana, de manera que el desarrollo de unos pueblos no se haga, o se subsidie, a costa

del subdesarrollo de otros. Incorpora la visión de que las distintas concreciones con las que

alimentamos nuestras identidades (género, edad, etnia, nación, clase, etc.) no las miremos

como contradicciones a resolver mediante el dominio, sino como aportes a desarrollar en la

construcción de una sociedad global Humana y Humanizante. Porque la realidad es una

sola. Porque el Universo es un solo organismo vivo. Porque la Humanidad es una sola. Y la

violencia contra una parte de la humanidad o contra una parte de la naturaleza es una locura

autodestructiva.

Sintetizando

Por tanto, nuestra visión de la realidad, o del Universo, es no dualista, en oposición a las

dicotomías. Concebimos el universo, la realidad, como un todo unitario, en oposición a

concebirlo como una suma de partes no relacionadas. Interconectado, en oposición a

formado de componentes separados y aislados. Lo concebimos vacío (constituido en gran

parte por espacio no sólido y vacío) más que sólido. A nivel macro es claramente

perceptible el vacío, a nivel micro nos dice la física nuclear que si aumentáramos un átomo

hasta el tamaño de la cúpula de San Pedro del Vaticano, por ejemplo, el núcleo sería del

tamaño de un pelota de golf y los electrones serían como las motas de polvo en el aire.

Concebimos el universo como dinámico y en movimiento o fluir continuo, en oposición a

estático. Impermanente y efímero, en oposición a duradero y permanente. Las partes de esta

red somos sólo relativamente modelos estables.

Un universo acausal5 (pero no anticausal) es decir, que transciende los modelos

tradicionales de la causalidad, puesto que cada uno de sus componentes participa en la

determinación de cada acontecimiento (omnideterminismo), cada elemento que lo integra

es causa y efecto de todos los demás. Un Universo sin fundamento y coherente consigo

mismo, en tanto que todos sus componentes y mecanismos están interconectados y son

interdependientes de tal manera que ninguno es, en última instancia, más fundamental que

ningún otro. De aquí que el universo sea inexplicable en términos de un número limitado de

mecanismos fundamentales. Es estadístico y probabilístico, en vez de seguro. Es

paradójico, más que intelectualmente comprensible, sin negar que es codificable y

comunicable en última instancia.

Y, finalmente, un Universo inextricablemente vinculado a quien lo observa: lo que

podemos conocer es la interacción entre quien observa y lo observado; lo que podemos

conocer son las relaciones, no las propiedades independientes de lo observado solo, ya que

cada elemento es como es por las relaciones que mantiene con todos los demás elementos,

incluso con quien lo observa.

“Lo que se puede conocer es la interacción entre el observador y lo observado; nunca las

propiedades independientes de lo observado solo. Toda observación es una función de la

5 No entramos en el campo de la fe religiosa. Sólo reconocemos que nuestros instrumentos (incluido el

pensamiento) no nos permiten avanzar más allá de los datos medibles por esos instrumentos. Qué existía o si

existía algo o alguien anterior al surgimiento del Universo es algo que no podemos probar ni demostrar. Eso

entra en el campo de la fe y no de la ciencia.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

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conciencia del observador, y por eso el universo conocido está inextricablemente ligado a la

conciencia en vez de ser divisible en “conciencia” y “objetos de la conciencia”. Como

expresó Bertrand Russell, ‘Al mundo se le puede llamar físico, mental o las dos cosas; o

ninguna, como más nos guste; en realidad, las palabras no sirven para nada’.”6

La sistematización y las manzanas. Aproximación a la sistematización.

Cuenta la leyenda que Isaac estaba un día recostado en un árbol y vio caer una fruta.

¿Cuántas personas a lo largo de la historia humana hemos visto caer una fruta? Es un hecho

cotidiano. La diferencia fue que Isaac se preguntó ¿por qué cayó la fruta? Y descubre la

Ley de la Gravedad.

En sistematización hay tres grandes corrientes. Una primera corriente es la histórica: "La

acción de recopilar de manera ordenada y completa una serie de datos, generalmente

cuantitativos, sobre los insumos y productos obtenidos de un proceso de transformación

con fines de análisis estadísticos y evaluación. Comúnmente en el medio de las

experiencias de desarrollo humano se aplica en la práctica como sinónimo de

documentación; para ello, la descripción escrita de una experiencia puede considerarse

resultado de sistematización"7.

Una segunda corriente es la evaluadora: "Una forma metódica de actuación en que la

acción se concibe, se ejecuta, se evalúa8 y se registra aplicando fielmente la teoría de

sistemas, es decir, predeterminando la entrada, el proceso, la salida y la retroalimentación

de todos los elementos que interactúan en un todo coherente para alcanzar un propósito

determinado"9

Una tercera corriente la llamaremos interpretativa: "La sistematización es aquella

interpretación crítica de una o varias experiencias que, a partir de su ordenamiento y

reconstrucción, descubre o explicita la lógica del proceso vivido, los factores que han

intervenido en dicho proceso, cómo se han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de

ese modo"10

Nosotros nos inscribimos en esta tercera corriente. Es la propuesta también de la Red

Centroamericana de Educación Popular “Alforja”. Utilizamos la historia como insumo,

pero queremos ir más allá de la historia, más allá de contar el cuento: ¿qué hay detrás del

cuento de que cayó una manzana o cayó un mango? ¿Qué es lo que hay detrás de las

contradicciones entre nuestro proyecto y el actuar de la gente en él? Por supuesto que

intentamos que nuestros proyectos tengan un carácter sistémico, pero ¿en qué otro sistema

mucho más amplio se insertan los proyectos que acompañamos? ¿Cómo influyeron los

6 Roger N. Walsh, “La posible aparición de paralelos interdisciplinarios”. En “Más allá del Ego” Maslow,

Capra, et alter. Editorial Troquel. Argentina. 1991. pag. 351 7 Mejía, R. Apuntes sobre sistematización 1992 8 La negrilla es para señalar la articulación con la corriente. No es del POCET. 9 Estrategia para la Sistematización y Transferencia de la Experiencia Metodológica del POCET"

Comayagua, Honduras. 1992 10 Jara, Oscar. "Para sistematizar experiencias". Centro de Estudios y Publicaciones, ALFORJA. San José

1994

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Ramón González Palencia 11

elementos de ese sistema más amplio, de ese entorno cultural, social, político, religioso,

para que la historia se desarrollara como se desarrolló?

En las dos primeras corrientes la pregunta clave es “¿Qué pasó?”. Nosotros también nos

preguntamos primeramente qué pasó, pero la pregunta clave es “¿Por qué pasó?” ¿Cuáles

otras “leyes de la gravedad” están detrás influyendo en los procesos que acompañamos,

influyendo en nosotros y nosotras que acompañamos esos procesos?

¿Y mi proyecto?

¿Qué tiene que ver todo esto con el proyecto de salud en el que trabajo y que ahora tengo que

sistematizar? Sólo queremos recordar que nuestro proyecto no es una isla. Nuestros proyectos

se desarrollan dentro de sistemas más amplios en los que influyen, pero que también son

influidos por ellos. Nuestros proyectos establecen relaciones de articulación muy fuertes con el

entorno, tan fuertes que a veces logramos transformar un poco ese entorno y a veces es el

entorno quien transforma e incluso anula a nuestros proyectos.

Nuestros proyectos se desarrollan a impulsos de dos fuerzas (ambas son también múltiples):

una primera fuerza la conforman nuestra voluntad, nuestros recursos materiales, financieros, el

trabajo de nuestro personal y la voluntad de las personas y grupos con quienes trabajamos. Es

el proyecto y todo lo que movilizamos con él. La segunda fuerza la conforman la voluntad de

las personas y grupos con quienes trabajamos (actúa en ambas canchas), las situaciones que se

dan en las familias, en las comunidades, las relaciones cambiantes de amistad y de enemistad,

el ritmo productivo, los avatares políticos, es decir, todo aquello que influye normalmente en

la vida de la comunidad y sobre lo cual no tenemos control. Es el entorno en el que se inscribe

o interviene el proyecto. Nuestros proyectos, que tratamos de diseñarlos como un sistema, en

la práctica se desarrollan dentro de otro sistema mucho más amplio que lo condiciona tanto o

más que nuestro esfuerzo y nuestros recursos.

Proceso y proyecto

El proyecto hace referencia a unos objetivos y metas definidos, a un presupuesto limitado, con

unas variables y supuestos previstos. El proceso se refiere a la vida de la gente más allá de

nuestro proyecto. En los procesos que vivimos los grupos humanos inciden muchos más

elementos que el proyecto de un organismo por muy integral que lo queramos presentar.

Inciden otros organismos, inciden las situaciones y el entorno nacional, inciden las

subjetividades personales y comunitarias. Inciden todos los elementos que conforman la vida

de las personas y del grupo. Y si no consigo desidentificarme de mi proyecto y ubicarme en el

proceso del grupo no podré ver tampoco la realidad de qué pasó y por qué pasó porque al estar

identificado con él sólo podré ver una perspectiva: la mía.

En esta concepción y metodología de sistematización nos referimos a los procesos.

Ciertamente también podemos utilizarlas para sistematizar los aprendizajes que surgen

exclusivamente del proyecto, pero tendremos menos aprendizajes y nuestra experiencia no

abarcará la riqueza mayor de los aprendizajes de la gente, que vive y relaciona nuestro

proyecto con muchos otros elementos. A los organismos se nos hace difícil desenfocar la

mirada del proyecto para enfocarla en el proceso porque tenemos la tentación de creer que

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 12

nuestro proyecto es lo que dinamiza a la comunidad. Pero la realidad es que si el proyecto

ciertamente aporta una nueva dinámica al proceso de la comunidad, también es cierto que el

proceso comunitario incide fuertemente en la dinámica del proyecto. Experiencias anteriores o

experiencias paralelas en el tiempo con otros organismos o con instituciones influyen, a veces,

decisivamente en la marcha de nuestro proyecto.

Se nos olvida con facilidad que los proyectos los diseñamos porque queremos cambiar el

entorno. Pero una vez que estamos ejecutando el proyecto éste adquiere toda la importancia y

se nos olvida que lo que justifica nuestra acción, nuestra intervención, es ese entorno en el que

se inscribe el proyecto. Si queremos recuperar aprendizajes tenemos que movernos de nuestro

proyecto hacia el entorno y descubrir las coherencias y las contradicciones que tenemos con

ese entorno. No para conocer y respetar el entorno sino para analizar con más profundidad y

superar nuestro accionar. Es decir, con los nuevos aprendizajes transformamos nuestras

concepciones de la realidad para que nuestra intervención en ese entorno sea más eficaz.

Proceso y actividades

Sistematizamos los procesos que se desarrollan frecuentemente alrededor o impulsados por un

proyecto aunque no necesariamente debe haber un proyecto, pero no sistematizamos

actividades. ¿Por qué? Porque aunque las actividades forman parte de los procesos no tienen

suficiente consistencia en sí mismas. Es como en la geometría. Una línea tiene una sola

dimensión, longitud, y está compuesta de una sucesión de puntos. Pero un punto, como figura

geométrica, no tiene dimensiones. Un proceso, para utilizar el ejemplo, tiene una sucesión de

actividades, unas se relacionan con el proyecto, otras pertenecen a la vida cotidiana de las

personas y no tienen relación con el proyecto; cada una de las actividades en sí mismas no

tienen mayor consistencia ni sentido. El sentido lo reciben todas del proceso que desarrollan

las personas o el grupo de personas. En la sistematización buscamos el sentido de los procesos,

por qué se desarrollaron de ese modo, qué otros elementos incidieron, cómo se articularon los

distintos elementos para crear el sentido que tuvo el proceso.

Incluso ocurre normalmente que el mismo proyecto (la misma sucesión de actividades) se

ejecuta en dos localidades diferentes y se desarrollan dos procesos diferentes. Porque el

proceso está más allá del proyecto y por supuesto mucho más allá de cada actividad en

particular.

¿Y la sistematización?

En nuestros proyectos manejamos el diagnóstico, la planificación, la ejecución con su

monitoreo y seguimiento y la consiguiente evaluación. Todas estas herramientas giran

alrededor del proyecto, y su intencionalidad es cambiar la práctica y las concepciones de las

personas, grupos o comunidades con quienes trabajamos para lograr los objetivos y metas de

ese proyecto.

La sistematización es una herramienta que se orienta a la transformación de nuestra misma

práctica como organismo o institución a partir de la experiencia. La sistematización se articula

con la misión y la visión utópica de la organización. A partir de cómo realizamos en el terreno

concreto nuestra misión y nuestra visión, a partir de los aprendizajes que realizamos en esa

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 13

relación con la realidad y el entorno en el que trabajamos, a partir de esa experiencia, la

sistematización es una herramienta para desarrollar los conceptos básicos de la institución,

para desarrollar nuestra propuesta de intervención y acompañamiento a las comunidades y

grupos, y nuestra práctica de transformación de la realidad.

Es decir, la sistematización se relaciona con nuestros proyectos en que rescata los aprendizajes

que realizamos al desarrollarlos articulados con el entorno en el que intervenimos; pero se

orienta, más allá del proyecto, hacia el desarrollo de la institución, y por supuesto incidirá en

los proyectos al mejorar la práctica de la organización. Si la evaluación se relaciona y coordina

directamente con la planificación de los proyectos, sus objetivos y metas, la sistematización se

relaciona más bien con la planeación estratégica del organismo.

Con frecuencia cuando decimos que queremos sistematizar, lo que pretendemos es ordenar la

metodología que hemos utilizado para compartirla, para explicar a otros organismos o a la

agencia que nos financia lo bien que hemos trabajado y, por tanto, que su dinero ha sido bien

empleado. Ciertamente eso es una forma de sistematización. Es recuperar el sistema que

nuestra organización introdujo en la comunidad, en el entorno en el que trabajamos. Es una

reconstrucción histórica de lo que hicimos lo cual nos permitirá repetirlo exactamente igual,

pero no nos ayuda a mejorar y superar la práctica.

La sistematización, en nuestra propuesta, no es para poder repetir fielmente lo que hemos

hecho y como lo hemos hecho. La sistematización nos lanza al mundo de la novedad de

manera que podríamos decir con el poeta11 “Caminante no hay camino, se hace camino al

andar; al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de

volver a pisar”. La sistematización es volver la vista atrás, analizar e interpretar el camino

recorrido para rescatar los aprendizajes que tengamos y seguir abriendo caminos nuevos. O

como dice León Felipe “Entonces miramos hacia atrás para ver lo que dicen nuestros

pasos. Creemos que algo deben de haber dejado escrito en la arena nuestros pies

vagabundos. Y comenzamos a descifrar y a organizar las huellas que aún no ha borrado el

viento.”

Reubicarnos del proyecto al proceso

Si entendemos la realidad social como una telaraña de relaciones interconectadas de modo que

las partes se definen en función de sus conexiones con el todo, descubriremos que “mi

proyecto” es solamente un hilo en esa telaraña que, por sus relaciones con todos los otros

componentes de la realidad, será influido por todas esas conexiones. Es decir, el proyecto

podemos verlo como un objeto separado de la realidad solamente mientras está en el escritorio

antes de intervenir en una realidad social concreta. Una vez que está implementándose en

cualquier realidad será transformado por las relaciones que establece con esa misma realidad.

Con la sistematización tratamos de recuperar esas relaciones para entender por qué y en qué

dirección fue transformado. Tratamos de entender qué cambios sufrió y por qué se dieron esos

cambios. Cómo influyó el proceso de la población participante (y participante no son

11 Antonio Machado

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 14

solamente las personas “beneficiarias”, sino también quienes quedaron al margen) y por qué se

dieron esas influencias.

Con frecuencia tenemos dificultad en “movernos” de nuestra ubicación en el proyecto y

reubicarnos en el proceso de la gente. Hay enfoques que nos pueden ayudar si los tenemos en

cuenta a la hora de trabajar las guías de reconstrucción histórica y de análisis. Son enfoques

para trabajarlos con la gente que participa en el proceso, si los trabajamos con el personal de la

organización, sea una ong o una institución estatal, posiblemente nos encontraremos con una

defensa del proyecto y sin posibilidad de acceder a nuevos aprendizajes que nos permitan un

desarrollo de la misma organización. Algunas entradas que nos facilitan este “movimiento”

son:

Preguntar a la población, a las personas y grupos participantes sobre la compatibilidad o

incompatibilidad, coherencias o contradicciones entre el proyecto y su cultura local.

Costumbres productivas, relaciones de género, costumbres religiosas, relaciones entre las

personas adultas y la niñez, formas de solidaridad entre las familias vecinas,…

Podemos preguntar si el proyecto respondía a necesidades planteadas por la gente o si

respondía a las necesidades que el personal técnico o el organismo consideraba que tiene la

gente. ¿Quién o quiénes definieron esas necesidades? ¿Cómo las definieron? ¿Qué

participación tuvieron los grupos de la población en esa definición?

Esto nos abre la puerta de otro enfoque. ¿Qué participación tuvieron los grupos (mujeres,

hombres, niñez,…) en la planificación del proyecto y del proceso? ¿Cómo y cuándo

participaron? ¿Qué participación tienen en la ejecución? ¿Participan como mano de obra?

¿Tienen otro tipo de participación? ¿Cuál?

¿El proyecto toma en cuenta y aprovecha los recursos locales? Sus conocimientos, sus

capacidades, sus habilidades, sus esperanzas, sus sueños,… ¿Toma en cuenta sus

experiencias organizativas para el desarrollo del proyecto o preferimos desarrollar nuevas

estructuras organizativas para la ejecución del proyecto?

¿Qué tan flexible es el proyecto? ¿Quién decide los cambios que se hacen durante la

ejecución del proyecto? ¿Hay formas y mecanismos para negociar esos cambios entre el

organismo y los grupos de la población?

Sin olvidar pedirle a la gente que participó en el proceso que cuenten la historia. Muchas veces

nos quedamos con la historia tal como la vio el organismo que ejecutó el proyecto, pero no

debemos quedarnos ahí. Lo que buscamos no es qué queríamos que sucediera, sino lo que

realmente pasó. El proyecto planificado nos servirá como testigo para comparar el proyecto

planificado con lo que realmente pasó. Y en las contradicciones que encontremos poder

preguntarnos por qué pasó de ese modo. Ahí estarán las pistas para los posibles aprendizajes.

Objetividad y subjetividad

Muchos de los proyectos y de los procesos que tratamos de inducir fracasan por no tomar

en cuenta el entorno cultural, porque –decimos- el proyecto es objetivo y las cuestiones

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 15

culturales son subjetivas. Se nos olvida que: "Ninguna persona humana mira jamás el

mundo con ojos prístinos. Lo ve a través de un definido equipo de costumbres e

instituciones y modo de pensar... La costumbre no provocaba la atención de los

teorizadores de la sociedad, porque era el elemento fundamental de su propio pensamiento;

el lente sin el cual no podrían ver del todo". (Ruth Benedict. “El hombre y la cultura”)

Nuestra sociedad prioriza lo racional, lo objetivo, lo científico (identificándolo como

coincidente con lo real). Pero trata de desconocer que lo que llamamos racional, objetivo y

científico está teñido desde la raíz por los aprendizajes culturales que disfrazan nuestra

visión, en la que se entremezclan la subjetividad personal y la colectiva. Y nos quiere

presentar nuestras concepciones como lo que responde adecuadamente a la realidad; nos

quiere presentar nuestra cotidianeidad (construida, cultural y subjetiva) como reflejo de la

naturaleza (lo natural, lo que así es y por tanto así tiene que ser).

Mi forma de ser hombre, mujer... se me muestra como "la forma" de ser hombre o mujer, y

queda velada la construcción social que implica la cultura. Si no somos capaces de analizar

el marco conceptual y “experiencial”, a través del cual interpretamos los nuevos

conocimientos y las nuevas prácticas que vamos descubriendo y conformando, tenemos el

peligro de aceptar o rechazar elementos más que por su validez, por la coherencia que

tengan o no con nuestra visión de la realidad, que es también una construcción social.

Por eso transformar la realidad implica trabajar no sólo lo racional sino también lo

subjetivo en mutua tensión, aceptando que "el mundo externo y su mundo interior son sólo

dos lados de la misma tela en la que los hilos de todas las fuerzas y de todos los sucesos, de

todas las formas de conciencia y de sus objetos, están entretejidos en una red inseparable de

relaciones sin fin y condicionadas mutuamente" (Lama Anagarika Govinda).

Estamos acostumbrados a culpar a la subjetividad de "sospechosamente distorsionadora",

pero la reflexión sobre nuestra realidad nos descubre que lo que nuestra cultura llama

racionalidad es una construcción social (cultural) y por tanto parte de una concepción del

mundo y de la realidad. Es parte de la subjetividad colectiva del grupo social al que

pertenecemos. Las leyes de propiedad de una sociedad son elementos objetivos

ciertamente; pero la forma en que las ven las familias terratenientes como armas legales

para garantizar sus propiedades privadas puede ser muy diferente a como las pueden ver las

familias que no tienen tierra y que por esas mismas leyes se ven privadas de su derecho a la

propiedad. Objetividad y subjetividad están indisolublemente unidas en toda realidad

humana. La pregunta será desde dónde, desde qué ubicación social voy a mirar la realidad.

Subjetividad y objetividad no son contradictorias. No existe racionalidad no subjetiva; no

existe subjetividad no racional. La objetividad que niega su subjetividad sí es

sospechosamente encubridora. Las formas de ver y entender el mundo son múltiples. Y

todas son subjetivas y todas tienen relación con la realidad y son racionales y objetivas. Si

reflexiono en mi propia experiencia, tengo que reconocer que llamo objetividad a lo que

dice la otra persona que está de acuerdo con mis posiciones; en cambio llamo subjetividad a

lo que dice la otra persona que no está de acuerdo con mi discurso. Porque cada uno de

nosotros creemos que la forma en que vemos la realidad es la única forma de verla o por lo

menos es la mejor, la más lógica.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 16

Por eso es muy común que usemos frases como: “la realidad es ... así”, “objetivamente la

realidad es de esta manera”, etc. En cambio muy poco acostumbramos a decir: “yo veo la

realidad de esta manera o de esta otra”. Entonces, cuando no coincide la visión de la

realidad que tiene un colectivo, una alternativa cómoda es acusar a las otras personas de

que son subjetivas descalificando así su visión. Y como estamos acostumbradas a

relacionarnos desde los distintos poderes que tenemos, la persona que representa un poder

mayor es quien impone su visión como la objetiva. Y se nos olvida que, como dice Frei

Betto: “Cualquier punto de vista no es más que la vista desde ese punto”.

Sistematización y subjetividad

Como nos dice James Bugental “…el mundo de la objetividad sólo se descubre y sólo

adquiere significado gracias a la operación de la subjetividad”.12 En la sistematización

buscamos la unidad de esos dos aspectos. Trabajamos la historia (¿qué pasó?) y buscamos

las pistas que nos permitan interpretarla (¿por qué pasó lo que pasó?). Y en esa búsqueda

nos encontraremos con elementos “objetivos” (objetivamente ocurrieron) y con la

interpretación “subjetiva” que las personas que vivieron esas situaciones hicieron de los

hechos. Ambos elementos, los que llamamos objetivos y los que llamamos subjetivos nos

darán las claves para interpretar la historia y poder rescatar los aprendizajes que esconden.

No olvidemos tampoco que nuestra propia subjetividad (la de las personas técnicas que

acompañamos la sistematización) también estará jugando en el proceso de interpretación.

El reconocimiento de la subjetividad nos lanza a un mundo nuevo. Del mundo de las

seguridades (mi visión es la verdadera, porque es la objetiva) al mundo de la incertidumbre

(mi visión es producto de mi subjetividad para explicarme la realidad en la que vivimos; tu

visión es producto de tu subjetividad para explicarte la realidad en la que vivimos). De un

mundo unipolar (no pueden ser verdad una cosa y su contraria) a un mundo de paradojas (la

realidad no es lo que veo / lo que veo es la realidad).

"El reconocimiento de la incertidumbre nos anima a experimentar, y son las experiencias

las que nos transforman. ... El reconocimiento del proceso permite soportar la

incertidumbre. La sensación de libertad requiere incertidumbre porque necesitamos tener

libertad para cambiar, modificar, o asimilar la nueva información, según vamos avanzando.

La incertidumbre es el compañero inseparable de todo explorador."13 La duda, la

incertidumbre, es lo que nos impulsa a seguir buscando. Si queremos llegar a nuevos

puertos tenemos que abandonar la seguridad de nuestros pequeños puertos y navegar hacia

nuevos horizontes. Y eso no significa vivir en la inseguridad, eso significa abrazar la

seguridad de nuestra propia transformación.

Pero entonces, en ese mundo de la incertidumbre y la paradoja, en el que nos estamos

adentrando, ¿no hay más luces que el azar y la casualidad? ¿El único camino es arriesgarse

al método del acierto y el error? Creemos que sí hay más luces.

12 “Niveles ópticos del crecimiento terapéutico”. Artículo en “Más allá del Ego” Maslow, Capra et alter.

Editorial Troquel. 1991. Edición Argentina pg. 299 13 Marilyn Ferguson. “La conspiración de acuario”

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 17

La otra cara de la intuición no es la inseguridad, es también la seguridad de, entre varios

caminos, entre varias posibilidades, escoger el camino que tiene más corazón. Escoger el

camino más coherente con los valores que suscribimos. Los parámetros para tomar

decisiones no pueden ser solamente los que hemos acostumbrado a llamar de “la razón

fría”, los que hemos acostumbrado a llamar científicos. Hay que reivindicar el papel y la

importancia del sentimiento, del amor, de la compasión (la vieja frase: el corazón tiene

razones que la cabeza no entiende). Una economía sin compasión hacia la gente, hacia las

personas concretas, puede convertirse en una economía mortal. Cualquier planificación si

no incorpora la pasión y la compasión, puede ser perfecta en la teoría e increíblemente

desubicada e irreal en la práctica.

Otro elemento para dar luz es el reconocimiento del proceso, nosotros diríamos la

sistematización del proceso: cómo, por dónde va el proceso colectivo y los procesos

personales de las personas que lo integran y hacia dónde apuntan. Reconocer si se está

dando un proceso humanizante, tratar de descubrir qué elementos están dinamizando el

sistema de vida del grupo en la transformación personal, colectiva y del entorno en que

viven. Por tanto es necesario tener también claros los valores que suscribimos como

organización y que orientarán el análisis de la realidad y las propuestas para transformar la

realidad a partir de los aprendizajes que resulten de la sistematización. Y alimentar al

grupo, a cada persona, con el producto de su propia sistematización. No hay un grupo de

elegidos destinados a dirigir los procesos. Una parte necesaria en el proceso es terminar con

los trenes de cuarenta vagones y una o dos máquinas, para convertirnos en trenes de

cuarenta y dos máquinas empujando articuladamente las transformaciones.

La gente acostumbrada a caminar por las carreteras y caminos asfaltados, puede sentir una

gran inseguridad cuando tiene que caminar por el pantano. Pero la persona que aprende a

correr por el pantano descubre otro tipo de seguridad que está en su propio movimiento,

que depende de su observación y relación con las plantas y el entorno, el color del agua... y

no es menos seguridad que la otra. Dispongámonos a caminar los nuevos caminos en los

que lo seguro no será el terreno, sino los encuentros con las otras personas. La seguridad

nace del avance en la construcción de relaciones más humanas; la inseguridad nos gana si

nos detenemos.

Y este es uno de los puntos que nos descubren la importancia de la sistematización:

Sistematizar nos enfoca en los elementos que fortalecen las identidades de los grupos

participantes y en los elementos que dinamizan el proceso de humanización del grupo, de

manera que nuestra futura práctica sea más coherente con la realidad que actual y con la

realidad que soñamos, y nuestra acción transformadora será más eficaz. Aclaro que “fortalecer

las identidades” no significa necesariamente mantener intacta la identidad. Puede ser que para

fortalecer la identidad haya que desarrollarla, transformarla, fortalecer unos aspectos y

contener otros,… Por ejemplo, fortalecer las identidades masculinas no puede significar

fortalecer el posible machismo que las integre, porque en ese caso estaríamos desarrollando la

separación entre mujeres y hombres (toda discriminación es separación) por tanto estaríamos

debilitando aún más esas identidades porque implica romper la unidad humana. Fortalecer las

identidades masculinas implica que pueden recibir la fuerza también de las mujeres, por tanto

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 18

debemos romper la división (la discriminación) y desarrollar identidades que reconozcan y

reconstruyan la unidad humana.

La sistematización y nuestras tentaciones

La primera tentación es ordenar lo que hemos hecho para quedarnos viendo en el espejo

mágico que nos repita qué bellos y qué bellas somos: Lo que hemos hecho es lo que hay que

hacer y es como hay que hacerlo. La sistematización es para publicar lo que hacemos y que

nos reconozcan. Esta tentación es más frecuente, aunque no exclusiva, en las instancias de

dirección y agencias financiadoras.

La segunda tentación es, a partir de reconocer que tenemos muchos problemas, por ejemplo,

de presupuesto, de coordinaciones, de apoyo al trabajo directo, de que las necesidades nos

sobrepasan, problemas organizativos internos…, la sistematización debe dar las

recomendaciones necesarias para resolver toda la problemática. Esta es más frecuente, pero

tampoco exclusiva, en el personal que trabaja en contacto directo con la población y es más

común en los organismos en que no hay instancias de discusión y resolución de problemas

internos.

La sistematización no soluciona ni la primera ni la segunda situación. Nos puede dar insumos

para superar ambas. Pero debe haber una voluntad consciente de querer superarlas. Una

voluntad explícita de vernos como somos realmente y ver las contradicciones que tenemos

entre nuestros valores y nuestras acciones, entre las concepciones de las personas y grupos a

quienes decimos querer acompañar y las nuestras,… entre el discurso de la democracia y la

igualdad y las formas concretas de relacionarnos en la organización,… Sin esa voluntad de

transformarnos, de transformar nuestra realidad interna, sólo nos enfocaremos en la necesidad

de que la realidad externa se transforme.

Nuestra definición de sistematización

Con la propuesta de sistematización que presenta CANTERA y la Red Centroamericana de

Educación Popular “Alforja”, lo que pretendemos es rescatar los aprendizajes que podemos

haber tenido a lo largo del proceso en el que se desarrolló el proyecto con la intencionalidad de

mejorar, de transformar las concepciones que orientan nuestra práctica aprovechando los

elementos que descubrimos que aceleraron o dinamizaron el proceso en la dirección que

consideramos correcta, y tomando en cuenta los elementos que lo obstaculizaron para

anularlos o bloquearlos. No importa si estos elementos son del mismo proyecto o son del

entorno ya que ambos están inextricablemente unidos en la realidad. Lo que pretendemos es

que nuestra práctica se corresponda cada vez mejor con la realidad en la que interviene y que

esa realidad se aproxime cada vez más a la Utopía que queremos construir con los esfuerzos

de las personas y organizaciones.

Por tanto la sistematización no pretende evaluar el proyecto. Más allá de si hicimos lo que

teníamos que hacer o no, tratamos de descubrir qué elementos influyen en esa realidad, en esa

comunidad para dinamizar la transformación de la realidad, tanto si son del proyecto como si

son ajenos a él. La pregunta clave no es ¿qué pasó? sino ¿por qué pasó lo que pasó? Se enfoca,

más que al proyecto, al proceso de las personas que se relacionaron con él. ¿Por qué

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 19

cambiaron sus concepciones o sus prácticas, o sus actitudes? O bien, ¿por qué no las

cambiaron? ¿Cómo podemos potenciar esos cambios que consideramos positivos? O en caso

contrario, ¿cómo podemos reorientar la dirección del proceso si consideramos que no va en la

dirección del horizonte estratégico?

La sistematización es un proceso de interpretación crítica, desde las identidades de los

diversos sujetos participantes en la experiencia objeto de sistematización, quienes, a

partir del ordenamiento y reconstrucción de la historia, descubren o explicitan la

lógica del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, cómo se

han relacionado entre sí y por qué lo han hecho de ese modo. Implica reconstruir la

experiencia como teoría, de manera que alimente una nueva práctica del grupo que

sistematiza y de otros grupos que puedan aprovechar los aprendizajes producidos en

ese proceso.14

Entonces, ¿quién sistematiza?

Sistematizamos desde las identidades de los sujetos (mujeres y hombres) participantes en la

experiencia. Por esta razón planteamos que quienes sistematizan son las mismas personas que

han vivido la experiencia, que han vivido el proceso que queremos sistematizar. Sólo las

personas que han vivido la experiencia saben por qué en determinada situación reaccionaron

de un modo o de otro. Esto nos lleva a reconocer que la sistematización tiene mucha relación

con la subjetividad de las personas y los grupos. ¿Qué valores suscriben y mantienen? ¿Qué

tipo de relaciones se dan en la comunidad y que muchas veces funcionan por debajo; es decir,

no en la superficie que miramos cuando llegamos ocasionalmente a la comunidad a realizar

actividades del proyecto? Tiene que ver con el complejo de símbolos que reconocen en esas

comunidades, con el lenguaje concreto que tienen, con sus expectativas y sus temores, con sus

formas de entender la autoridad, las relaciones de género, la solidaridad entre familias, las

concepciones del trabajo, del descanso, etc. Todo eso tiene que ver con la sistematización.

Recordamos que en la sistematización partimos de reconocer y recuperar qué pasó para

profundizar en por qué pasó lo que pasó. Es decir la historia aparente es el material sobre el

que vamos a trabajar. No es el producto final, es apenas la materia prima.

En la sistematización reconocemos que la subjetividad de las personas y grupos es objetiva en

el sentido de que es real, existe e influye en los acontecimientos y en los procesos. Objetividad

y subjetividad son los dos lados de un mismo tejido personal y social. Lo que acostumbramos

a llamar objetivo es la cara externa del tejido, lo que se mira desde afuera. Lo subjetivo es la

trama que está por debajo y que explica y da sentido a lo aparente. Amabas conforman el

núcleo de la búsqueda de la sistematización.

Coordinación de la sistematización

Luis Felipe Ulloa en su propuesta de “Revisión de Experiencias de Intervención” plantea la

conformación de “un equipo conductor de la revisión preferiblemente compuesto por

personas de diferentes sectores que intervinieron en la experiencia y cuyas funciones –como

14 Oscar Jara Holliday, “Para sistematizar experiencias” San José 1994

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 20

equipo- se refieren a asegurar el desarrollo del ejercicio de revisión de experiencias de

intervención en el tiempo establecido, potenciar el aprendizaje propio y facilitar el del resto

de personas participantes en el ejercicio de revisión, asegurar la producción del documento o

documentos de la experiencia e impulsar que los resultados del ejercicio sirvan como insumos

en la creación de futuro.”

Y añado que una de sus funciones será garantizar que la diversidad de interpretaciones desde

las distintas identidades de los sectores participantes no se pierda, sino que se mantengan a lo

largo del proceso y que se expresen en una diversidad también de aprendizajes desde cada una

de las identidades. Por ejemplo, la diversidad de género implica que en el comité conductor

haya mujeres y hombres representativos que garanticen que una concepción y vivencia del

proceso no aplaste ni oculte a la otra, que garanticen que la diversidad de aprendizajes

aparezca en el documento final y aparezcan como propios de cada uno de los géneros (los que

sean propios sólo de uno de ellos).

¿Y la persona experta en sistematización?

¿Significa esto que no se debe contratar una persona experta para hacer una sistematización

acerca de un proceso en el que no ha participado? Podemos contratar una ayuda experta no

para que nos “haga” la sistematización, pero sí para ayudarnos en determinados aspectos del

trabajo. Señalamos algunos:

Proponer la metodología. La persona experta puede participar en la discusión de lo que

llamamos las preguntas iniciales: ¿Qué se quiere sistematizar? (objeto de la

sistematización). ¿Para qué quieren sistematizar? (objetivos de la sistematización). ¿Qué

aspectos se quieren enfatizar? (eje de la sistematización). Teniendo en cuenta que su

función no será decidir sino proponer y cuestionar ayudando a que quienes vivieron la

experiencia puedan profundizar en sus motivaciones y necesidades. Una vez aclaradas las

preguntas iniciales propone la metodología que tenga en cuenta la realidad donde se va a

desarrollar para lograr de manera eficaz los objetivos alrededor del énfasis (eje) de la

sistematización.

Coordinar el proceso de la sistematización. La persona experta puede coordinar

ejecutivamente el proceso de sistematización y realizar el trabajo de campo necesario.

Deberá cuidar que su subjetividad no sea quien decida en el proceso, no es su interpretación

del proceso lo que se le pide, sino que ayude a recuperar, ordenar y profundizar la

interpretación del proceso de las personas participantes. Por eso, a medida que avanza el

proceso de sistematización debe garantizar el regreso de los aprendizajes encontrados y

verificar con las personas participantes si lo que va interpretando y acumulando es lo que la

gente quería decir o no. Esta función de coordinación no es contradictoria sino

complementaria con el rol del “equipo conductor” que planteaba en la página anterior.

Ayudar al grupo a diferenciar entre el proceso y el proyecto. Una dificultad frecuente en la

sistematización es la confusión entre el proyecto y el proceso. El proyecto es muy

importante, pero no puede ser más importante que el proceso de la comunidad. Una visión

externa, pero comprometida, puede ser un buen aporte de la persona “experta” a la

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 21

sistematización que realice un grupo o un organismo dado que ella no está comprometida

emocionalmente con el proyecto como puede estarlo el personal del organismo ejecutor de

ese proyecto. No significa que su visión del proceso sea mejor ni peor que la que tienen

quienes participaron en él. El aporte es “otra visión” que nos ayudará a cuestionar la nuestra

y a preguntarnos por qué esta persona no lo ve de la misma manera que noso tras.

Cuestionar la interpretación del proceso. Esta es una función importante y que pone a

prueba el profesionalismo de la persona experta. Ayudar al grupo a cuestionarse sin

manipular para que digan lo que yo quiero decir. La sistematización tiene como objetivo

dinamizar los procesos; el hecho de sacar un documento más o menos bello, más o menos

elegante es sólo un medio para comunicar los aprendizajes. Si manipulo el proceso puedo

sacar un bello documento, tal vez muy coherente, pero no ayudará en nada al desarrollo del

proceso del grupo. Si manipulo las reuniones para que el grupo acepte mi interpretación del

proceso, el resultado podrá ser coherente desde mi punto de vista, pero no será coherente

desde la realidad, y los posibles aprendizajes que podamos poner en el documento no le

servirán al grupo porque no encontrarán la articulación orgánica y vital con su propia

experiencia.

Una tentación frecuente en las personas “profesionales” de la sistematización es aprovechar

el espacio para externar nuestra ideología. La sistematización no es un discurso sobre

teoría. Lo que pretendemos es reconstruir con el grupo protagonista los avances teóricos

(aprendizajes) que a partir de su práctica están surgiendo. Para esto la persona experta

deberá tener la sensibilidad necesaria para descubrir esos avances y devolvérselos al grupo

preguntando si realmente esos aportes teóricos son reales, es decir, si el grupo está de

acuerdo en asumirlos como parte integrante de su identidad de manera que les sirvan para

adecuar una práctica superior para intervenir en la realidad que quieren transformar.

La sistematización no es una tribuna para mostrar mis avanzadas teorías, es un espacio para

ayudar al grupo a descubrir sus propios avances teóricos a partir de su práctica social.

Manejar diversos lenguajes. Y no nos referimos al hecho de manejar varios idiomas (que

en el caso de nuestra Costa Atlántica será una gran ventaja), sino a manejar un lenguaje tan

concreto y expresivo como el de los sectores campesinos, por ejemplo, y manejar también

el lenguaje más abstracto y técnico de los profesionales para poner en diálogo las distintas

interpretaciones de la realidad, para comunicar a los diversos grupos lo que quieren

expresar los otros, y que pueda establecer diálogo con los sectores que vivieron la

experiencia y comunicar los aprendizajes a otros sectores que manejan otros lenguajes.

Organizar el documento final. Este es otro servicio que nos puede dar la persona experta:

ofrecernos una propuesta de documento final donde aparezca claramente el marco

conceptual que da sentido a los conceptos involucrados en esa sistematización, la

descripción breve del proceso sistematizado, los aprendizajes resultantes y su relación con

el proceso, los aprendizajes que consideramos son generalizables a otras experiencias y

entornos, los que son específicos de esa realidad concreta, las pistas de futuro y las

conclusiones y recomendaciones resultantes para mejorar nuestra práctica institucional.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 22

Sistematización e identidad actual

La sistematización no es recordar y recuperar qué significaron nuestras acciones, nuestras

situaciones vividas en el momento que sucedieron. Es interpretar qué significaron pero a la luz

de nuestra actual situación e identidad. Y esto es algo que hacemos normal y continuamente.

Es parte de nuestro crecimiento y desarrollo. Todos y todas nos acordamos de aquel primer

amor y de la angustia que pasamos cuando se disolvió o se rompió por las causas que fueran:

“Fue horrible” dice nuestra amiga, “me quería morir” dice el otro, lo quería matar dice la otra.

Sin embargo hoy lo recordamos con una sonrisa indulgente o con una risa franca y abierta.

Hoy lo interpretamos desde otra situación, desde otra identidad. En la sistematización

interpretamos el camino recorrido desde el punto en que hoy nos encontramos dándole un

nuevo valor y un nuevo peso, que puede ser mayor o menor, que el que tuvo en aquel

momento en que lo vivimos. Dado que estamos ubicados, mujeres y hombres, en otro punto

distinto de aquel momento, vemos esas realidades pasadas desde nuevas perspectivas.

Sistematización e identidades

Reflexionando los puntos anteriores nos damos cuenta que sistematizamos desde las

identidades que tenemos y lo hacemos para fortalecer esas identidades. Es decir, si somos una

cooperativa de producción, sistematizamos el proceso que hemos vivido como tal cooperativa

y las influencias y relaciones que nos han afectado positiva y negativamente; sistematizamos

desde nuestra identidad. Y sistematizamos para mejorar nuestra práctica, o sea sistematizamos

para desarrollarnos como una mejor cooperativa de producción más coherente con los

objetivos que conforman nuestra identidad. No sistematizamos para seguir haciendo las

mismas cosas y de igual manera, sino que sistematizamos para hacer nuestro trabajo, para

desarrollar nuestra organización de mejor manera. Sistematizamos desde nuestra identidad y

para fortalecer nuestra identidad.

O tal vez, somos un organismo no gubernamental que acompañamos a una comunidad desde

la plataforma de salud, sistematizamos alrededor de los elementos que influyen para que la

comunidad desarrolle mejores hábitos de salud, o desarrolle su propio sistema de prevención

de enfermedades, y sistematizamos para mejorar nuestra práctica, para desarrollar y fortalecer

nuestra identidad de organismo de acompañamiento en los procesos de salud comunitaria..

Esto implica, claro está, que en la sistematización tendremos que tener en cuenta las diversas

identidades que entran en juego en el proceso. La identidad de nuestro organismo, las

identidades diversas que puede haber en la comunidad, la diversidad de identidades de género,

si trabajamos en la Costa Atlántica o en las zonas donde viven comunidades indígenas

debemos tener en cuenta las diversas identidades étnicas, si trabajamos con niñez y

adolescencia tomaremos en cuenta las identidades etáreas, u otras que puede haber.

En la sistematización no tratamos de articular una interpretación consensuada del proceso, no

buscamos cuál es el planteamiento mayoritario. Si hay diversas interpretaciones desde la

diversidad de las identidades, rescatamos las diferencias y las exponemos para que jueguen

sobre la mesa, para que nos orienten cómo dinamizar los procesos en esa realidad en la que

existen varias identidades y aceptando que cada identidad debe desarrollarse y desarrollar su

propio proceso; articulado sí, pero siempre manteniendo sus peculiaridades frente a los demás.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 23

Es decir, la sistematización debe ayudar a desarrollar las distintas identidades que intervienen

en el proceso. Trabajamos pues, desde la riqueza que da la diversidad sin pretender

homogeneizar que nos llevaría a un empobrecimiento de nuestros procesos educativos. Esa es

la principal función del “equipo conductor” del que hablábamos anteriormente. Y recordamos

que desarrollar no significa no cuestionar. Desarrollar es transformar, es cuestionar para

crecer.

Sistematización y la perspectiva de género

La sistematización no nos va a resolver los posibles problemas que tengamos con las diversas

identidades. Tampoco es una herramienta para resolver la problemática de género. No

pensemos que la sistematización “con perspectiva de género” hará que nuestros proyectos

tengan perspectiva de género. Si no hemos resaltado a lo largo de los procesos las diferencias

de género, si no hemos ayudado a que las personas y grupos reflexionen sobre las relaciones

genéricas y traten de construir nuevas relaciones más humanas, la sistematización no lo va a

hacer tampoco. Pero efectivamente, puede ser un buen momento para iniciar un proceso

reconociendo cómo viven el mismo proceso los hombres y cómo lo viven las mujeres, qué

aprendizajes tienen unos y otras, y recuperar aprendizajes institucionales que nos ayuden a

trabajar reconociendo las diferencias de género como riqueza humana15. Pero sobre todo, que

nos ayuden a transformar la realidad eliminando las desigualdades que hemos construido en

las relaciones de género, porque podemos ser diferentes sin que eso implique desigualdad. Las

desigualdades no se fundamentan en las diferencias, la desigualdad se fundamenta en la

discriminación.

Sistematizar con perspectiva de género quiere decir que vamos a intencionar, en el proceso y

la metodología de sistematización, que afloren las diversas concepciones de la realidad que

tienen hombres y mujeres, que afloren las diversas interpretaciones de la realidad que

manejan, que aflore cómo influyen en unas y en otros diversos elementos de la realidad y

cómo tienen diferentes ideas de cómo quieren que sea la vida. Cómo vivieron sus procesos

desde sus diferencias y por qué lo viven de esas diferentes maneras.

Y esta intencionalidad no es solamente para saber qué piensan los hombres y qué piensan las

mujeres, es para rescatar ambas visiones de la realidad y ponerlas a jugar con honestidad para

que ambos géneros participen en la transformación de la realidad desde la identidad que tienen

y desde la identidad que quieren tener. No para que prevalezca una u otra, sino para reconocer

que ambas son reflejo de la realidad (son objetivas) y que ambas son reflejo de su identidad de

género (son subjetivas y culturales) y, a partir de ese reconocimiento construir juntas (mujeres

y hombres) unas relaciones más justas y equitativas. Tampoco es para “saber” qué piensan

mujeres y hombres, qué sienten, o cómo vivieron ese proceso específico. La intencionalidad es

que a partir de esos conocimientos nos cuestionemos si además de las diferencias, se dan

también desigualdades, discriminaciones, y podamos proyectar su erradicación.

15 Recordamos que las diferencias nunca deben ser excusa para la discriminación. Las diferencias nos hablan

de las múltiples posibilidades de desarrollar la humanidad; las discriminaciones nos hablan de la pobreza

humana con que a veces nos miramos unas personas a otras.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 24

Si hemos trabajado teniendo en cuenta las distintas identidades de género, la sistematización

nos dará luces para profundizar el trabajo en el futuro. Si no lo hemos hecho nos dará luces

para iniciarlo, pero no esperemos que un proceso de tres o cuatro meses que puede durar la

sistematización, sustituya lo que hemos o no hemos hecho durante años. Sistematizamos para

superar nuestra práctica en la transformación de la realidad, por tanto sistematizar con

perspectiva de género debe ayudarnos a superar nuestras formas de concebir y concretar las

identidades y las relaciones genéricas. Nos dará aprendizajes para desarrollar nuestra

capacidad de trabajar desde las diferencias, sin tratar de homogeneizarlas, sin tratar de

emparejarlas buscando un punto medio entre las diferencias; mucho menos para hacer que

domine una sobre otra. Pero sí, insistimos, tratamos de trabajar desde las diferencias para

resolver las desigualdades.

A este propósito puede ayudar la selección de personas, mujeres y hombres, para el equipo de

conducción de la sistematización; personas que no sean dominantes, ni traten de imponer su

punto de vista como el único verdadero y posible. Personas que acepten la diversidad y la

posibilidad de aprender de las diferencias, que no significa tener que aceptar la opinión ajena e

incorporarla como propia, sino que significa reconocer las opiniones diferentes como

opiniones dotadas de su propia lógica que, por tanto, pueden ayudarme a desarrollar la mía. De

todos modos la idea de que la diversidad de identidades esté presente en la conducción de la

sistematización es para evitar que una lógica oculte a la otra, la desestime o la menosprecie. Es

garantizar que las diversas identidades puedan expresar sus aprendizajes y desarrollarse como

tales sin que signifique homogeneidad con las otras. La armonía es posible cuando hay

diversidad, la armonía es imposible cuando hay desigualdad.

Mientras las posibilidades de desarrollo personal y social entre mujeres y hombres sean

desiguales, mientras subsista la discriminación hacia las mujeres, mientras mantengamos a la

mujer en una posición de subordinación, las concepciones de hombres y mujeres acerca de la

realidad que vivimos no podrá ser la misma porque nos obligan a vivirla de distinta manera,

por tanto para construir la igualdad de género creo que lo primero y lo mínimo es que esas

diversas concepciones, esas diferentes vivencias, esas distintas prácticas debemos garantizar

que estén presentes en el análisis de la realidad para poder aprender a transformarla. Y no

olvidemos que no es suficiente con presentar las diferencias y las desigualdades, debemos

cuestionarnos por qué es así para plantearnos cómo queremos que sean y cómo podemos hacer

para que sean como queremos.

Sistematización y política

Esta es, pues, una propuesta política de sistematización. Política en el sentido de que nos

proponemos aprovechar los aprendizajes de la experiencia para transformar nuestra práctica,

para fortalecer nuestras identidades, para que nuestra práctica, desde la visión que los sujetos

(mujeres y hombres) tienen de la realidad, sea más coherente y más eficaz en la

transformación de esa realidad en la que viven. Esta propuesta de sistematización no es para

repetir la misma práctica, es para superarla; es para construir una mejor teoría desde la práctica

y regresar a la realidad con una mejor práctica.

Es también una propuesta política porque busca fortalecer las identidades de los diferentes

sujetos. No pretende construir proposiciones homogéneas que terminan aplastando las

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 25

diferentes visiones de la realidad. Reconoce las diferencias (por el género, por la clase, por la

etnia, por la edad, etc.) y recupera los aprendizajes desde cada distinta identidad y para

fortalecer cada una de ellas como distinta. No pretende construir una sola práctica de

transformación de la realidad. Pretende apoyar el desarrollo de las diferentes posibilidades de

ser persona humana con todas las concreciones históricas de género, de clase, de edad,…

Es también una propuesta política porque apostamos a que, al desarrollar una sistematización

participativa en cuyo proceso las personas se sientan reconocidas como sujetos protagonistas

de su historia y del análisis de esa historia, animará a esas mismas personas a cuestionarse por

qué en otros procesos, en los que vive y actúa, no tiene los mismos o mayores niveles de

participación. Apostamos a la posibilidad de que cuestionen entonces los procesos sociales,

culturales, religiosos y políticos en los que no son reconocidas como protagonistas y reclamen

su transformación.

Finalmente, es política porque al plantear que se analiza la realidad desde una determinada

identidad y, en dependencia de esta identificación, trata de recuperar y socializar los

aprendizajes para transformar la realidad humana de acuerdo con esa opción. No hay análisis

que no se haga desde una ubicación concreta se reconozca o no se reconozca, sea consciente o

inconsciente. Si nuestra opción es analizar la realidad desde la ubicación, desde la situación,

desde la problemática de los grupos y personas excluidas para revertir esas exclusiones, será

claramente una sistematización política, aunque no necesariamente articulada con un partido

político. La política no se agota en los partidos.

Las actitudes personales para sistematizar

A partir de lo que venimos hablando, nos damos cuenta que la sistematización demanda de las

personas que coordinen este proceso una actitud positiva para trabajar. La sistematización

implica trabajo de preparación de las discusiones, del análisis, de diseñar el proceso y las

actividades, tener conciencia de que no puedo llegar donde un grupo con una idea general de

lo que voy a hacer con él, sino que, por respeto al grupo y por respeto profesional, debo

preparar con anticipación la reunión o taller o encuentro o lo que planifique para recuperar su

vivencia del proceso.

Necesitamos también una actitud crítica, es decir, no encerrarnos en que la manera como yo

interpreto o veo la realidad es la única manera de ver la realidad o es la más objetiva. Una

actitud crítica parte de reconocer que mi visión de la realidad se da por la ubicación personal

que tengo frente a esa realidad, es decir por mi identidad. Y reconocer en consecuencia que

otras personas desde diferentes identidades verán la misma realidad pero desde distintos

ángulos, por tanto su visión será tan objetiva como la mía y la mía será tan subjetiva como la

suya.

Otra actitud personal importante es tener una actitud abierta a aprender de las demás

personas. Si me acerco a otras personas buscando que simplemente me confirmen lo que yo

creo a priori, que confirmen mi visión de la realidad, difícilmente podré aprender algo y muy

posiblemente, a nivel inconsciente, manipularé los aportes de la gente para que digan lo que

necesito que digan. Esta actitud de apertura al aprendizaje implica estar claro de que no sé lo

que piensa la gente hasta que les permita decirlo, y que no necesariamente tienen que ver la

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 26

realidad como yo la veo; y reconocer que su visión, diferente de la mía, también es lógica y

objetiva.

Es también necesario tener una actitud ética ante sí misma, ante el grupo que sistematiza y

ante quienes contratan y financian a la persona “experta” para que asesore o para que

conduzca la sistematización. La actitud ética ante una misma nos ayuda a no caer en un

relativismo inoperante en el que nos quedamos planteando que “como toda visión es relativa

no hay una que sea mejor que otra”; reconozco que la visión de la otra persona está

relacionada con su ubicación social, con su identidad, así como la mía también está

condicionada por los mismos aspectos, pero tengo un compromiso social y personal de

colaborar en la construcción de un mundo mejor coherente con los valores humanos que digo

sostener y que deben sostener mis concepciones y mis prácticas.

Y ante quienes me contratan mantendré una actitud ética con referencia a los resultados y a la

intencionalidad del trabajo. Ocurre con frecuencia que lo que quiere la institución es que la

sistematización sea simplemente una “constancia” de que el trabajo que hace y la forma en

que lo hace es la mejor forma posible de hacerlo. Si descubrimos a tiempo esta intencionalidad

es mejor proponer que hagan una evaluación externa. Y posteriormente realizar la

sistematización para recuperar los aprendizajes que puedan fortalecer a la institución sin la

presión evaluativa. De todos modos entendemos la presión ejercida cuando quien coordina la

sistematización es una persona funcionaria de la institución y siente la presión del puesto de

trabajo y la defensa del salario que recibe, es preferible plantear claramente la función y los

objetivos de una sistematización y no asumir un trabajo que nos lleva o a conflictos

innecesarios o a tener que partir de supuestos que coartan la libertad y la independencia del

trabajo realmente profesional.

Las condiciones institucionales para sistematizar

También para sistematizar necesitamos tener ciertas condiciones institucionales que permitan

y favorezcan el proceso de sistematización:

Voluntad del organismo para sistematizar. Y voluntad tanto de las instancias de decisión

como de las instancias que estarán involucradas en el trabajo concreto que implique la

sistematización. Si no existe en alguna de las dos partes, la sistematización se alargará

indefinidamente hasta caer en el olvido empujada por las necesidades de trabajo

coyuntural.

Claridad de para qué se quiere sistematizar. Si las necesidades reales sentidas por el

organismo se solucionan con un ejercicio de evaluación, o con una investigación sobre el

impacto que está teniendo el proyecto o por otros medios, es mejor no entrar a

sistematizar. Para cada necesidad concreta usemos la herramienta que mejor se adapta.

Disponibilidad de personal. El proceso de sistematización nos demanda reuniones de

reflexión, preparación de materiales, revisión de archivos, etc., si no tenemos personal

disponible para hacer ese trabajo nos empantanaremos y perderemos el interés. Incluso,

aunque contratemos una persona experta para coordinar la sistematización, si el personal

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 27

involucrado en el proceso a sistematizar no “tiene” tiempo para plantear sus vivencias y

analizarlas, poco podrá hacer la persona “experta”.

Recursos financieros disponibles. Sistematizar no necesariamente es caro. Puede hacerse

una buena sistematización con pocos recursos. Depende mucho de quiénes van a participar

en el proceso y qué productos vamos a sacar. Si es un proyecto en la Costa Atlántica, la

participación de la población de las comunidades puede demandar un costo alto en

combustible o en transporte; si queremos sacar como productos un documento para

compartir los aprendizajes con otros organismos, más un documento con otro lenguaje

para compartir con la población, más un video de 20 minutos para enviar a la agencia

financiadora,... el costo puede ser alto. Pero sistematizaciones en zonas donde la población

vive con más facilidades de comunicación (barrios urbanos o municipios de la Costa del

Pacífico por ejemplo) y con menos expectativas de productos, los costos no son

necesariamente altos. De todos modos hay que tener ciertos recursos para garantizar ese

mínimo.

Los dos puntos anteriores nos recuerdan la necesidad tanto de planificar el proceso de

sistematización como de incorporarlo a la planificación del organismo de manera que se

prevean los recursos materiales y financieros necesarios y la disponibilidad del personal

involucrado.

Consideramos que es conveniente también que el organismo tenga claro su propio

proceso de evaluación para no tensionar ni contaminar el proceso de sistematización.

Ambos procesos pueden ser insumos uno del otro, pero debemos tener claras sus

diferencias y particularidades.

Necesitamos tener suficientemente clara la identidad del grupo que sistematiza (la visión,

la misión, los objetivos generales del organismo, los valores que suscribe y que orientan su

compromiso social para transformar la realidad...) y cómo se relaciona ésta con la

identidad de la población con la que trabajamos. Recordemos que sistematizamos desde la

identidad y para fortalecer esa identidad propia.

Los cuellos de botella de la sistematización

Un cuello de botella bastante frecuente es hacer una recuperación histórica tan

perfeccionista que nos llenamos de información y después no sabemos cómo manejarla.

Es bueno recordar que la recuperación histórica en la sistematización sólo interesan las

partes que tienen relación con el eje, con el énfasis alrededor del cual queremos

sistematizar los aprendizajes. Una buena alternativa es reconstruir el proceso histórico del

proyecto con independencia del proceso de sistematización, de manera que esa historia

pueda servir de insumo para los distintos procesos: para una evaluación, para una

sistematización, etc. Y de este modo ya no se convertirá en una presión, a veces

insostenible, para la sistematización.

El caso contrario también nos aflige. Se oye decir a algunas personas que no puede

sistematizar por no tener registros de la experiencia. Esto tampoco es un obstáculo

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 28

insalvable. Recordemos que la memoria de las personas que participaron en la experiencia

mantiene los registros de lo que pasó y del por qué pasó. Lo que tal vez no tenemos son

registros de la historia desde la visión institucional, pero sí hay registros desde la visión de

las personas participantes.

Otro cuello de botella se puede dar cuando no diferenciamos entre el proceso de la gente y

el proyecto institucional. En ese caso corremos el riesgo de que la sistematización se

quede en una evaluación empobrecida. Es mejor, si necesitamos evaluar el proyecto que lo

hagamos con las metodologías y herramientas de la evaluación para que sea una buena

evaluación, y dejemos para otro momento la sistematización.

Para no redundar, recordamos aquí que si no preparamos las condiciones institucionales,

se nos convertirán en cuellos de botella que nos frustrarán y frustrarán a la gente.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 29

Y ahora, ¿cómo lo hago?

Proponemos para realizar la sistematización la metodología de la Red Centroamericana de

Educación Popular “ALFORJA”, de la que CANTERA es miembro referente en Nicaragua.

Para efectos de análisis la propuesta se articula en cinco momentos que no significa que son

pasos que una vez dado el tercero no podemos regresar al primero y proponerlo de manera

diferente. Pero veamos la propuesta en detalle:

PROPUESTA DE METODO DE SISTEMATIZACION

A) El punto de partida:

Identidad de los referentes: Visión/Misión

Condiciones: Institucionales / Personales

Haber participado en la experiencia.

Tener registros de las experiencias.

B) Las preguntas iniciales:

¿Para qué queremos sistematizar?

(Definir el objetivo)

¿Qué experiencia(s) queremos sistematizar?

(Delimitar el objeto a sistematizar)

¿Qué aspectos centrales de esas experiencias nos interesa

sistematizar?

(Precisar el eje de la sistematización)

Marco conceptual (Cómo entendemos los principales conceptos

involucrados en esta sistematización)

C) Recuperación del proceso vivido:

Contexto en el que se dio la experiencia

Reconstruir la historia.

Ordenar y clasificar la información.

D) La reflexión de fondo: ¿por qué pasó lo que pasó?

Analizar, sintetizar e interpretar críticamente el proceso.

E) Los puntos de llegada:

Formular conclusiones: formular claramente los aprendizajes

y las implicaciones para la práctica futura.

Comunicar los aprendizajes.

Hacia una nueva práctica con

nuevas concepciones y con una

identidad fortalecida

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 30

A) El punto de partida.

Estos cuatro elementos (Identidad de los referentes: Visión/Misión; Condiciones:

Institucionales / Personales; Haber participado en la experiencia; Tener registros de las

experiencias) deben abordarse antes de iniciar un proceso de sistematización. Conforman la

plataforma de despegue del proceso.

Sistematizar tiene como objetivo general recuperar los aprendizajes de nuestra experiencia

para poder proyectar una mejor práctica transformadora de la realidad. Sistematizamos para

transformar nuestra práctica, y nuestra práctica transformadora es el insumo para nuestra

sistematización. Esto demanda tener clara conciencia de la identidad del grupo que se propone

la sistematización, porque implica una visión crítica de cómo es la realidad y cómo queremos

que sea (por eso queremos transformarla), por tanto estamos asumiendo una “misión” ante la

realidad en la que intervenimos y nos relacionamos. Sistematizamos un proceso alrededor de

la salud comunitaria para poder mejorar las condiciones de salud de esas comunidades. Es,

pues, desde nuestra identidad colectiva y personal que realizamos la sistematización y la

hacemos para fortalecer esa misma identidad (para que nuestras concepciones y nuestras

acciones sean más coherentes con la realidad y con nuestra visión y misión).

Identificar colectivamente la visión, la misión de la organización y hacer un breve diagnóstico

del contexto en el que desarrollamos ambas, nos ayuda a tomar conciencia del marco teórico

que acompaña a nuestra práctica. Nos descubre la posición que tenemos frente a la realidad

que tratamos de transformar con el proyecto y el proceso que ahora queremos sistematizar.

¿Cómo veíamos la realidad cuando iniciamos esa experiencia? ¿Cuál fue la misión (los

objetivos estratégicos) que nos propusimos para transformar esa realidad que veíamos?

Buscamos nuestras coherencias y nuestras incoherencias para transformarnos y poder

transformar con mayor eficacia esa realidad que no queremos; ya sea la realidad de la

desigualdad y discriminación entre géneros, entre grupos sociales, entre etnias, la desigualdad

y discriminación económica, etc.

Es necesario antes de iniciar un proceso de sistematización valorar si tenemos las condiciones

institucionales y personales para poder desarrollarlo. En caso de que no las tengamos debemos

crearlas o bien aplazar el tiempo de su ejecución mientras las creamos. En caso contrario, es

muy posible que la cotidianeidad del trabajo nos impida realizar la sistematización generando

frustración en el grupo.

Dado que sistematizamos desde la identidad del grupo y para fortalecer esa misma identidad,

condición de entrada es haber participado en la experiencia que queremos sistematizar. Si no

hemos vivido la experiencia podremos aventurar explicaciones, pero no tendremos seguridad

de por qué los procesos de las personas y del grupo avanzó en la dirección en que lo hizo. Si

soy asesora de un proceso de sistematización deberé garantizar la participación real (no

simbólica, ni decorativa, ni mucho menos manipulada) del grupo que vivió la experiencia

Igualmente, tener registros de la experiencia nos facilita el trabajo a la hora de reconstruir la

historia, dándonos insumos y verificación del orden en que ocurrieron las cosas. Los registros

nos permiten comparar lo que hicimos y lo que pretendíamos hacer con lo que realmente

ocurrió para poder entrar a la tarea de análisis e interpretación crítica. Solamente recordemos

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 31

aquí que, en último término, la memoria de la gente que participó en el proceso es también un

registro válido de la historia, que además selecciona y valora los momentos en dependencia

del impacto que causó en esas personas, lo cual ya es un insumo también para el análisis.

Vale la pena recordar aquí la posibilidad de que sean varios sujetos los que participen en una

sistematización. Por ejemplo: un organismo o una institución con su propia visión de la

realidad y sus propios sueños de cómo debe ser esa realidad; una comunidad o un municipio

(con el que trabaja la institución o el organismo) y dentro de esta comunidad o de este

municipio, habrá normalmente una diversidad de sujetos. Al tomar conciencia de esta

situación es un buen momento para plantearse la posibilidad de conformar un equipo

responsable de la coordinación que represente a esa diversidad de sujetos que vivieron el

mismo proceso que queremos sistematizar y que deberá garantizar, como una de sus

funciones, pero no la única, que se mantengan diferenciadas las concepciones de cada grupo

para que puedan recuperarse los distintos aprendizajes.

B) Las preguntas iniciales

Para qué sistematizar, sistematizar qué, y alrededor de qué aspectos, son las primeras

preguntas que nos ubican ante una sistematización concreta. Respetamos el orden que aparece

en el “manual”16 conscientes de que el orden no tiene mayor importancia. Podemos comenzar

definiendo qué experiencia queremos sistematizar y a continuación para qué y alrededor de

qué aspectos, o podemos iniciar preguntándonos por qué tenemos interés en rescatar los

aprendizajes de la práctica alrededor de determinado tema (el eje), y ponernos de acuerdo para

qué nos debe servir esa sistematización y finalmente qué experiencia nos puede dar más

insumos alrededor del eje definido y que consideremos que llena mejor nuestros objetivos.

Incluso puede ocurrir que, definidos los objetivos de la sistematización y la experiencia que

queremos sistematizar (el objeto), al concretar el eje descubramos que sobre ese aspecto

podemos rescatar más aprendizajes en otra experiencia o en otro período distinto del que

habíamos propuesto y necesitemos cambiar el objeto de la sistematización. Y en ese caso

decidimos finalmente sistematizar otra experiencia que puede ser más rica en aprendizajes

alrededor de ese eje. Lo que queremos decir es que estas tres preguntas iniciales están

íntimamente relacionadas y se determinan entre sí.

Conviene recordar también que en la sistematización, para que ayude a fortalecer la identidad

del grupo o del organismo que sistematiza, los objetivos y el eje deberán ser coherentes con la

misión, con la visión y los objetivos generales que los identifica. Es decir, si la misión del

organismo es ayudar a desarrollar relaciones justas entre los géneros, por ejemplo, los

objetivos y el eje de sistematización deberán ser coherentes con ella. Tenerlo en cuenta nos

ayuda a no dispersarnos a la hora de definir el para qué y alrededor de qué queremos

sistematizar.

Todo esto nos descubre que la respuesta a las preguntas iniciales debe ser fruto de una

actividad de reflexión que involucrará a los niveles de coordinación o de dirección, para

definir los intereses del organismo (para qué sistematizar) y alrededor de qué aspecto interesa

16 “Para sistematizar experiencias”. Oscar Jara Holliday. San José 1994

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 32

recuperar los aprendizajes realizados en la práctica (el eje). Esta actividad de reflexión

colectiva debe entrar como parte de la planificación y de la voluntad institucional de hacer la

sistematización.

¿Para qué queremos sistematizar? (Definir el objetivo). Discutir para qué queremos

sistematizar nos ayuda a ubicarnos frente a este proceso, nos ayuda a centrar hacia dónde

dirigiremos los esfuerzos. Por ejemplo: para readecuar la estrategia de relación con los

grupos de mujeres o con las cooperativas o con las familias productoras con quienes

trabajamos; o para actualizar los conceptos básicos (el marco conceptual) que guían el

accionar del organismo, para fortalecer la institucionalidad de las alcaldías, o para mejorar

la metodología de acompañamiento que utilizamos...

También, poner sobre la mesa los objetivos que tenemos para sistematizar nos ayuda a

descubrir que si lo que queremos es valorar el impacto del proyecto, entonces lo que

necesitamos no es una sistematización sino tal vez una evaluación; o si lo que queremos

es conocer el universo de personas y grupos “afectadas” por el proyecto, en ese caso lo

que necesitamos es una investigación. Esto nos permite economizar esfuerzos y recursos

y utilizar la herramienta más adecuada para la necesidad que tengamos. No siempre

necesitamos sistematizar.

¿Qué experiencia(s) queremos sistematizar? (Delimitar el objeto a sistematizar). Nos

referimos no sólo a la necesidad de enfocar qué experiencia vamos a sistematizar, sino

incluso qué período de esa experiencia. Si participamos en un proyecto que ya tiene diez

años, podemos perfectamente concretar la sistematización al último período (tal vez los

tres o cuatro últimos años) para no llenarnos de tanta información que resulte difícil de

manejar. O podemos definir un período en el que hubo mayor dinámica alrededor del

aspecto que nos interesa. También podemos definir los primeros años del proceso si es en

ese tiempo en el que podemos rescatar mayores aprendizajes: por ejemplo, alrededor de

los elementos que facilitaron el surgimiento de mujeres líderes. No olvidemos que lo más

importante en la sistematización no es el proyecto en sí mismo, sino los aprendizajes que

queremos reacatar de la experiencia para incorporarlos a nuestras concepciones y a nuestra

práctica.

La definición del objeto deberá ser coherente con los objetivos, con el eje, con la

disponibilidad de registros, e incluso con la facilidad o dificultad de localizar a las personas

que participaron en esa parte de la experiencia y que puede ser que ya no estén participando

o incluso que ya no vivan en ese lugar.

Es recomendable que le pongamos fechas a la definición del objeto: por ejemplo, “Proyecto

de “Alfabetización para la producción” en tres comunidades de Tipitapa, de Agosto de

1998 a Mayo del 2000”. Definimos el tiempo y definimos el espacio. No es en todas las

comunidades en las que desarrollamos el proyecto, escogemos tres comunidades, por

ejemplo, no porque el proyecto fue un éxito en ellas (recordemos que no estamos

evaluando), sino porque creemos que podemos tener más aprendizajes alrededor del eje que

definimos. También tendremos que tener en cuenta la disponibilidad de recursos

(movilización, tiempo disponible,…) y el equipo de personas que podamos asignar para

realizar el trabajo.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 33

¿Qué aspectos centrales de esas experiencias nos interesa sistematizar? (Precisar el eje

de la sistematización) Aquí determinamos alrededor de qué aspecto queremos rescatar los

aprendizajes realizados en el proceso. En la interrelación con las personas y grupos son

muchos los aprendizajes que podemos hacer, pero cada organización tiene unos aspectos

que los considera centrales para su propia identidad, son su apuesta principal, son sus ejes

principales de trabajo, es hacia donde apunta con los distintos proyectos que puede estar

desarrollando. Por ejemplo, podemos acompañar un proyecto de producción agrícola con

hombres y mujeres, pero nuestro objetivo es apoyar el desarrollo organizativo del grupo, o

quizás, apoyar la construcción de relaciones justas entre mujeres y hombres, o tal vez,

fortalecer el proceso de identidad local… El eje de sistematización normalmente lo

buscaremos en relación a esos objetivos estratégicos que son los que pretendemos con el

proyecto de producción agrícola que apoyamos.

Por eso decimos que la sistematización la hacemos desde nuestra identidad y para

fortalecer la identidad del grupo o del organismo que sistematiza. Necesitamos, antes de

iniciar la sistematización, tener muy claros nuestros objetivos, nuestro eje y nuestro objeto

de sistematización, todo ello articulado con la misión y la visión del organismo.

Marco conceptual

Al hablar del marco conceptual no me refiero a hacer un tratado sobre teoría social y los

procesos de desarrollo, por ejemplo. Aquí lo que nos planteamos es que si la experiencia a

sistematizar es un proceso que involucra los conceptos de “desarrollo local”, “participación

ciudadana”, y “organización o asociación comunitaria”, que definamos qué estamos

entendiendo en esta sistematización por cada uno de estos conceptos. No se trata de hacer una

compilación de conceptos según diversos autores o autoras. Podemos poner uno o dos, pero lo

que interesa es que quienes posteriormente lean el documento final de la sistematización tenga

claro qué se entiende en ese documento al usar un término u otro.

Este marco conceptual también está articulado con la identidad de quienes sistematizan. Está

unido con su práctica y forma parte de su acervo teórico. Y es posible que terminada la

sistematización descubra que, a partir de su práctica y su relación con esa experiencia, han

cambiado algunos de esos conceptos. Tal vez descubre que participación es más que dar

información y que debe involucrar a la comunidad en la toma de decisiones, o aprendió que el

desarrollo local se relaciona también con el desarrollo personal y familiar, o que no puede

haber desarrollo municipal si no hay desarrollo de las comunidades que componen el

municipio y de las familias que conforman la población de esos territorios.

En el caso de que en la sistematización recojamos aprendizajes alrededor de los conceptos que

se articulan con la práctica del organismo, los ubicaremos también en el acápite de los

aprendizajes planteando la nueva concepción que enriquece nuestra identidad. Por ejemplo:

“Participación ciudadana: reconocemos que hay niveles de participación. Existe un nivel en el

que la ciudadanía simplemente da información, es consultada acerca de diferentes temáticas.

Otro nivel en el que a la ciudadanía se le informa de qué se va a hacer y por qué se va a hacer

de esa manera. Y otro nivel diferente es cuando no sólo participa dando información, no sólo

está informada, sino que tiene participación también en la toma de decisiones; en este nivel la

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 34

ciudadanía participa como sujeto protagonista. En nuestra organización aspiramos a

desarrollar este tipo de participación reconociendo la responsabilidad de la población en el

desarrollo de su localidad y la necesidad de que nuestros aportes abonen al desarrollo de las

personas y grupos como sujetos de su propia historia”.

Este es un ejemplo de cómo la sistematización aporta a la transformación de la identidad del

organismo o institución que sistematiza más allá de los límites de un proyecto a partir del cual

hacemos la interpretación de los procesos de la gente que participó. Porque el desarrollo de

nuestras concepciones lógicamente llevarán aparejados cambios en nuestras prácticas

institucionales con las que intentamos transformar la realidad. A partir de la práctica

conceptualizamos superando nuestros conceptos previos y esas nuevas conceptualizaciones

nos orientan la transformación de nuestro accionar con una nueva práctica.

Recuperación del proceso vivido

Recomiendo reconstruir dos historias: una la historia del proyecto, que será más institucional,

y otra la historia del proceso como lo vivieron las personas que participaron en él. Reconstruir

la historia del proyecto sirve para ubicarnos cuando no hemos participado en la experiencia y

estamos asesorando un proceso de sistematización, ayuda también a bajar la ansiedad del

organismo que “necesita” ver reflejado lo que hizo en ese territorio y con ese grupo o esa

comunidad17. También ayudará a quienes lean el documento final a entender de dónde salieron

los aprendizajes que rescatamos de esa experiencia. Recuperada la historia del proyecto,

estamos listos para el siguiente paso, la reconstrucción de la historia con las personas que

participaron en el proceso y que nos pueden explicar cómo lo vivieron y “por qué pasó lo que

pasó”. Es en esta historia donde encontraremos los aprendizajes.

Incluso, a medida que nos acostumbremos en nuestra organización a sistematizar

periódicamente, una o dos veces al año, podemos obviar esta parte y pasar directamente a

recuperar el proceso donde encontraremos los aprendizajes que nos servirán para desarrollar

nuestra identidad, nuestras concepciones y nuestra práctica de acompañamiento para que sea

más coherente con la realidad en la que intervenimos.

Reconstruir la historia como proceso. Una vez hemos definido nuestros objetivos, sobre qué

aspectos vamos a buscar los aprendizajes y en qué experiencia o parte de la experiencia los

vamos a buscar, nos disponemos a recuperar la experiencia. Pero ya no necesitamos

reconstruir toda la historia. Si el eje definido es la participación en la organización local,

rescataremos la historia que tiene relación con él, es decir, nos preguntaremos cuándo, en qué

momentos o en qué situaciones la gente ha participado en la organización, en qué momentos

ha aumentado su participación y en qué momentos disminuyó su participación, si fue una

participación en las decisiones, o sólo era en la entrega de información, etc. Reconstruimos el

proceso de la participación. A lo largo de la experiencia seguro ocurrieron otras muchas cosas

17 Es posible que la historia del proyecto ya esté elaborada, en ese caso sólo la insertamos. Si no está

elaborado es conveniente hacerlo y le servirá a la organización no sólo para el documento de sistematización,

sino que le podrá servir como insumo para un informe final del proyecto, le puede servir como insumo para

una evaluación, etc.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 35

importantes, lindas, interesantes, pero en esa sistematización concreta que estamos haciendo

como organismo nos centramos en la participación.

Recordemos ahorita que una experiencia podemos sistematizarla desde diversos ejes. Por tanto

no hay problema en que, al reflexionar sobre el proceso a partir de un determinado eje,

aparezcan otros aspectos interesantes como subproductos. No nos dejemos llevar por el

entusiasmo, tomemos nota y es posible que en otra ocasión decidamos que necesitamos

rescatar los aprendizajes alrededor de esos otros aspectos. Evitemos la dispersión en lo posible

para profundizar y ordenar los aprendizajes que nos ayudarán a conceptualizar la nueva

práctica que se viene gestando en la interacción con las personas y grupos a quienes

acompañamos en sus procesos. Los aprendizajes que encontramos y que no tienen relación

con los ejes definidos, los podemos ubicar y presentar como “otros aprendizajes”, pero

podemos decidir presentarlos sin mayor profundización dado que no es el interés principal en

este momento.

Es conveniente también escribir los principales conceptos involucrados en la experiencia. Si es

una experiencia que involucra los conceptos y prácticas de “desarrollo”, “participación”,

“comunidad”, “enfoque de género” “diferencias”, etc. ¿Cuáles eran las concepciones iniciales

del organismo o de la organización que está sistematizando sobre esos temas? Esto nos servirá

para la primera parte del documento final y para poder detectar si en la práctica estamos

desarrollando esas concepciones y estamos entendiendo ya esas concepciones con otra

profundidad. No para discutir, ni para plantear que esa es la mejor definición, sino

simplemente para decir “en este documento, cuando hablamos de desarrollo, estamos

entendiendo esto y estamos avanzando a entenderlo en este otro modo”.

El rescate de la historia del proceso, debemos hacerlo con los distintos sujetos que participan

en el proceso de sistematización. Esto implica que podemos tener varias “historias”.

Posiblemente no será la misma contada por el equipo de promoción del organismo que la

contada por la población con la que trabajamos; y si la recuperamos con hombres y con

mujeres en grupos diferenciados casi seguro que nos darán también versiones un poco

diferentes. Eso no es un problema. Más bien es un recurso para la profundización posterior.

Las distintas visiones y versiones de la historia nos señalan qué momentos fueron importantes

para unas personas y qué momentos fueron importantes para otras. Es la margaja que nos

avisa que el oro que buscamos está cerca. A partir de ahí profundizaremos analizando por qué

es importante para unas y no para otras, etc., pero dejemos esta reflexión para más adelante.

Ordenar y clasificar la información. Una vez que tenemos recuperada la historia del proceso

alrededor del eje que definimos, necesitamos ordenar esa historia. No necesitamos hacer una

sola historia donde desaparezcan las diferencias; trabajemos una reconstrucción histórica con

las coincidencias, señalando y respetando las diferencias de los distintos sujetos18 que serán

insumo para la reflexión posterior. Para ese ordenamiento podemos utilizar matrices que nos

ayuden a entender el desarrollo del proceso. Matrices que nos presenten en forma ordenada la

historia del proceso que sistematizamos, que en otra columna nos presenten las situaciones del

entorno en el que estaba inserta la experiencia y que influyeron en ella, o una columna en la

que recordemos cuál era el rol del equipo institucional en esos momentos, etc. Trataremos de

18 Al decir sujetos no nos referimos exclusivamente al género masculino.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 36

desarrollar una matriz que nos ayude a entender las relaciones coherentes o conflictivas que se

dieron entre el proyecto y el entorno cultural o económico o político (dependerá de cada

sistematización) de manera que nos facilite la recuperación de los posibles aprendizajes.

O puede ser una matriz que plantee en una columna la historia del proyecto que la podemos

recuperar de los informes, de los planes, de las evaluaciones, del material escrito que tenemos

en los archivos del organismo; en otra columna puede ir la historia contada por las mujeres

que participaron en el proceso; y en una tercera columna, la historia contada por los hombres

que participaron. Las diferencias que encontremos entre las diferentes columnas nos darán

pistas para el análisis y la interpretación; nos señalan cuándo preguntar por qué esta parte fue

importante para ustedes, por qué la recuerdan y en cambio no recuerdan esta otra; nos irá

indicando cómo vivieron el proceso si no caemos en la tentación de que la gente tenga que

hacer coincidir sus recuerdos con los registros que el organismo guarda en su archivo.

Debemos crear y utilizar los instrumentos que nos sirvan para ordenar y entender el proceso

concreto sobre el que estamos trabajando.

El contexto

Aunque en el documento final pongamos el contexto antes de la reconstrucción de la historia19

lo planteamos aquí por una cuestión de metodología. Al hablar del contexto nos referimos al

que se dio durante la experiencia, no al contexto que ocurre durante el proceso de la

sistematización. ¿Qué importancia puede tener plantear un contexto que ya pasó? Al

relacionar el contexto con la experiencia en posible que descubramos algunas explicaciones de

hechos o actitudes ocurridas durante la misma.

Por ejemplo: es posible que un proceso de desarrollo local coordinado por la alcaldía se vea

afectado durante el período de campaña electoral (contexto nacional), sea ésta municipal o

nacional, o el proceso organizativo y de comercialización de una cooperativa o asociación

agrícola se vea afectado porque hubo una importación masiva de maíz o de arroz subsidiado

que desestabilizó el mercado de granos básicos. Es decir, buscaremos información de qué

ocurría en el contexto en que se desenvolvió la experiencia a sistematizar, pero buscaremos los

elementos del contexto que tienen relación con esa misma experiencia.

Insistimos, no es hacer un documento sobre el contexto nacional o internacional demostrando

nuestro manejo de ese tema; es plantear las posibles relaciones del proyecto y quienes

participaron en él con otros componentes sobre los que no tenemos mayor influencia pero que,

sin embargo, ellos sí pueden tener influencia en el proceso.

Pongamos un ejemplo: en 1992 hicimos una sistematización del proceso que estábamos

teniendo en el municipio de Belén con comunidades y cooperativas agrícolas de la zona. En la

reconstrucción de la historia nos salió reflejado en julio del 90 unos talleres sobre políticas

crediticias, lo cual nos llamó la atención porque en ese tiempo no trabajábamos con crédito, ni

las familias productoras tenían tampoco crédito de los bancos. Cuando hicimos la revisión del

contexto apareció que en mayo del 90 el gobierno de esa época dolarizó la economía y dictó

nuevas políticas bancarias y crediticias. Eso nos explicó por qué la gente nos demandó los

19 Ver última página de los anexos de este documento.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 37

talleres que hicimos con la participación del responsable de crédito de la sucursal del Banco

Nacional de Desarrollo de Rivas. Esos talleres no estaban articulados ni con el proyecto ni con

nuestros intereses propios, sí estaban articulados con los intereses propios de las familias

productoras y con sus organizaciones productivas y por eso lo solicitaron.

Trabajar el contexto no es sólo entrar al contexto sociopolítico nacional o al movimiento

económico nacional. Es también interesarnos por conocer el contexto local en el que se inserta

el proyecto. Por ejemplo, si es un proyecto para transformar las relaciones de género,

busquemos cuáles son y cómo se expresan localmente las relaciones de género, cómo se

articulan con los componentes productivos, con las formas de herencia, con las formas

organizativas, con sus concepciones de qué es un hombre y qué es una mujer (identidades de

género). Pero no nos conformemos con el discurso que podemos encontrar en una manual o en

una investigación realizada en otro contexto; conozcamos esta realidad concreta en la que se

articula el proyecto, posiblemente, con algunas coherencias y con otras incoherencias.

O si es un proyecto productivo o de desarrollo en general, cuáles son las concepciones y las

prácticas que tiene la población (en su diversidad de grupos y sectores, de géneros y de

edades) sobre desarrollo, cuáles son los valores que orientan su práctica: ¿es la competencia o

la solidaridad entre las familias y grupos vecinos? ¿Cómo se articula el proyecto con esos

valores locales? ¿o entra en contradicción con los principales valores locales? ¿Cómo entra en

contradicción o cómo se articula coherentemente? ¿El proyecto toma en cuenta, se diseña a

partir de los recursos y la historia organizativa local? ¿Los recursos que aporta el proyecto son

para complementar y/o reforzar esos recursos locales? ¿O se basa en los recursos que el

proyecto puede conseguir y disponer? ¿Cómo puede en este caso desarrollarse un compromiso

personal y grupal, si no toman en cuenta mis recursos, mis capacidades, mis habilidades

aprendidas, si no parte de lo que soy ni de lo que tengo cómo voy a poder concretar mi

compromiso con el proceso de desarrollo?

Esa es la intencionalidad de trabajar el contexto encontrar algunas de las explicaciones de lo

que ocurrió y entender por qué ocurrió. No significa que en el contexto vamos a encontrar

todas las explicaciones; encontraremos algunas, otras las encontraremos en la cultura local

(que en realidad también es parte de ese contexto), otras en la falta de información o en la

información que tenía el grupo, etc. Y así estamos entrando al siguiente paso:

La reflexión de fondo: ¿por qué pasó lo que pasó?

Es la etapa de análisis. ¿Por qué en una situación hubo más participación? ¿Qué elementos

estuvieron presentes e incidieron para que así fuera? ¿Por qué las mujeres participan menos?

Cuando desarrollaron una mayor participación, ¿qué elementos lo hicieron posible? Cuando la

gente participa más, ¿cambia nuestro rol como equipo técnico o promotor? ¿En qué

situaciones se dan, si no relaciones justas entre los géneros, por lo menos de menor

desequilibrio? ¿Qué influyó para que ocurriera del modo que ocurrió? Etc., etc.

Es importante preguntarnos por qué pasó lo que pasó y no pasó lo que teníamos planificado.

Preguntarnos desde esta óptica nos puede garantizar la entrada del proceso en la

sistematización porque nos preguntamos por otras influencias externas a las acciones que

teníamos planificadas en el proyecto. Esta entrada nos ayuda a recuperar aprendizajes en el

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 38

ámbito de las transformaciones sociales y evita que nos quedemos estancados en el ámbito del

desarrollo de un proyecto. Recordemos que los proyectos los diseñamos precisamente para

transformar la realidad, para transformar el contexto en el que está inserto el proyecto.

Analizar, sintetizar e interpretar críticamente el proceso

Debemos hacernos las preguntas adecuadas al proceso que sistematizamos, a los objetivos que

nos planteamos y al eje de sistematización que definimos para sacar a la luz los aprendizajes

de nuestra práctica. Es aquí donde descubrimos la importancia de la diversidad de visiones que

sobre la misma historia tienen los distintos sujetos que vivieron el proceso. En este momento

debemos cuidarnos para no caer en la tentación de evaluar el proyecto institucional. La

evaluación es otro momento, es otro proceso, tiene otros objetivos distintos. En la

sistematización no buscamos qué cosas hicimos bien ni qué cosas hicimos mal. Buscamos qué

cosas incidieron para que el proceso se desarrollara en la dirección en que lo hizo sin importar

si eran parte del proyecto o dependían del entorno en que viven las personas participantes.

Buscamos sacar los aprendizajes de lo que ocurrió independientemente de lo que queríamos

que ocurriera. Porque la intencionalidad de la sistematización no es facilitar la repetición de la

práctica, la sistematización se orienta a la superación de la práctica como fruto de la dinámica

“práctica-teoría-práctica”. Es decir, tenemos una práctica en la que realizamos aprendizajes,

estos aprendizajes los conceptualizamos para regresar nuevamente a la realidad con una mejor

práctica. Teorizar no es hacer teoría “sobre” la práctica, sino hacer teoría “a partir” de la

práctica. En ese proceso es que avanzamos desarrollando nuestra teoría y nuestra práctica.

No podemos olvidar que esta interpretación crítica del proceso es también tarea colectiva. Sólo

la gente que vivió el proceso sabe por qué en determinadas circunstancias participaba más o

participaba menos. Sólo quien lo vivió sabe qué elementos, objetivos o subjetivos, influyeron

para que reaccionaran de una o de otra manera. Las actividades que diseñemos para el análisis

colectivo deben favorecer el ambiente de libertad, de escucha, de diálogo, de democracia. No

buscamos justificar lo que hicimos o lo que dejamos de hacer. Buscamos entender por qué los

procesos personales y grupales se desarrollaron como lo hicieron.

Superar lo narrativo

Esta tarea de interpretación es crucial en nuestra propuesta de sistematización. Es el esfuerzo

por superar lo narrativo, partir de la narración e interpretar qué nos dicen por medio de ella.

Por ejemplo, cuando en un municipio el representante de un partido después de esperar tres

horas una reunión a la que ha sido citado le deja dicho a su “superior”: “La mitad de mi vida la

he perdido esperando. A partir de ahora voy a hacer lo que creo que tengo que hacer”. Y un

campesino que está apoyando a una cooperativa injustamente desalojada comenta con sus

compañeros y compañeras: “Por qué tengo que obedecer al capitán de la policía que me

ordena desalojar si yo no soy policía. Si nosotros estamos legales, entonces es la policía la que

está ilegal”. Esta es la narración, este es el cuento detrás del cual se esconde el aprendizaje.

Claramente se está dando en ese proceso y en ese grupo un cambio conceptual de la autoridad

política en el primer caso y de la autoridad policial en el segundo. Un cambio que implica

cuestionar y delimitar el poder de la autoridad y una nueva manera de pararse críticamente

ante esos poderes. En el segundo caso, esa noche la cooperativa retomó sus instalaciones

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 39

pacífica pero firmemente. Nueva conceptualización que, socializada, generó una nueva

práctica transformadora y más coherente con la realidad.

No es interpretar más de lo que quieren decir las personas que vivieron la experiencia,

tratamos de recuperar sus aprendizajes individuales y grupales, reconocerlos y ponerlos en un

lenguaje un poco más abstracto o conceptual para que pueda ser utilizado por quienes

problemáticas y situaciones parecidas, traducirlo a un lenguaje más generalizado para que me

pueda servir para proyectar una nueva práctica en otras situaciones. Lo que no puedo hacer

honestamente es generalizar de modo que me exceda en la interpretación y en lo que quiere

decir la gente. Por ejemplo, no puedo decir que dieron un paso descubriendo los límites de

toda autoridad; es muy posible que, más adelante, si siguen en esa línea descubran que

también la autoridad religiosa debe tener sus límites, pero mientras no den el paso yo no puedo

generalizar como si ya lo hubieran dado. En el proceso sí puedo preguntarles que si piensan

que toda autoridad debe tener sus límites y facilitar una profundización de su

conceptualización. Pero, si soy yo quien conceptualizo sin su participación no será un proceso

educativo, sino un proceso manipulador.

En esta interpretación crítica debemos también diferenciar entre los elementos que son

generalizables a otras situaciones y los elementos que son específicos de la identidad de este

grupo concreto y que, por tanto, no son replicables en otra situación y con otros grupos. Puede

haber condiciones que dependan de la realidad cultural, étnica, etc., o incluso condiciones que

se dan por una situación coyuntural específica y temporal.

Comparar con otras experiencias

Nos puede ayudar también la comparación entre experiencias diversas o dentro de la misma

experiencia la comparación entre distintos grupos o comunidades que presentan reacciones

distintas a los mismos estímulos o por el contrario responden de la misma manera a estímulos

diferentes. Esto nos facilitará descubrir los elementos que influyen en una o en otra dirección

al proceso interfiriendo o dinamizando la articulación del proyecto con la vida de las personas

y grupos.

Si el mismo proyecto en distintas comunidades tiene efectos diversos claramente nos estará

indicando las influencias que el entorno local tiene, las posibles coherencias y contradicciones

entre nuestra intervención y la realidad local intervenida. Y surgirán los aprendizajes que nos

permitirán transformarnos y transformar esa realidad que queremos que sea diferente. Porque

la sistematización como todo proceso educativo tiene sentido cuando conocemos de una

manera más amplia, más profunda, más diversa la realidad para transformarla. Parafraseando a

Carlos Núñez, sistematizamos para transformar, transformamos para sistematizar.

Ojo! Reconstrucción y análisis

En la realidad, podemos articular la etapa de reconstrucción de la historia del proceso y la

etapa de interpretación crítica en un solo momento. Podemos diseñar un taller o un grupo focal

para que las personas participantes reconstruyan su historia del proceso y en el mismo taller

trabajar colectivamente los “por qués” y rescatar colectivamente los aprendizajes de esa

experiencia. El hecho de separarlos metodológicamente es para recordarnos la importancia del

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 40

análisis crítico y recordarnos que la historia es sólo un insumo para el proceso de

sistematización.

Del mismo modo, podemos elaborar una guía de preguntas para orientar la reconstrucción

histórica del proceso y otra guía para apoyar el análisis crítico del proceso20. Pero en la

práctica podemos trabajarla como una sola guía en la que nos vamos preguntando qué pasó y

por qué ocurrió así. La elaboración de estas guías la haremos a la luz de los objetivos y el eje

de la sistematización.

Las guías ciertamente son una buena herramienta, pero no significa que las utilizaremos

directamente como una encuesta en la que pregunto a la gente y me responden y anoto su

respuesta. Las guías las traduciremos y concretaremos después en actividades de

reconstrucción y análisis donde podemos utilizar toda una baterías de técnicas:

sociodramas, diagramas y dibujos, títeres, canciones,… Si con la sistematización

pretendemos romper las fronteras institucionales del proyecto y abrirnos al proceso de las

personas y grupos, no nos encerremos en el aspecto intelectual, conceptual. Si sólo

utilizamos técnicas discursivas (preguntas y respuestas) posiblemente la respuesta que

obtendremos corresponderá al discurso que las personas creen que esperamos,

introduciendo así una distorsión en la recuperación del proceso.

Al planificar las actividades para la sistematización debemos utilizar técnicas que permitan

recuperar no sólo las concepciones (ideas), sino también las emociones (sentimientos), las

actitudes y los valores involucrados en el proceso y que de un modo u otro están articulados

también con el proyecto y con el modo de inserción de éste en la realidad de la población

afectada. Muchos avances y retrocesos en el desarrollo de un proyecto dependen no de la

aceptación o no de las ideas sino de los gustos, de las emociones que nos despierta un

determinado elemento. Debemos acostumbrarnos a usar técnicas que favorezcan la

emergencia de esos elementos que llamamos subjetivos que tienen una influencia, a veces

determinante, en el desarrollo y la dirección de los procesos. En el municipio de Belén,

Rivas, un pequeño productor se niega a dejar de sembrar arroz, aunque sabe que

económicamente no le es rentable, porque “el arroz defendió a mi familia del hambre por

muchos años, ahora yo soy responsable de mantenerlo con vida”, en cambio otra familia

decide dejar de sembrar arroz comprar el que necesita para su consumo debido a la

insistencia de la esposa, ¿porque no es rentable?, no! La razón es que es la mujer la

responsable de “trillarlo” en el pilón. En los dos casos una actividad económica se continúa

o se descontinúa por su relación con la cultura local.

Los puntos de llegada

Es hora de cosechar! A partir de las discusiones sobre los “por qué pasó lo que pasó”,

rescatamos los aprendizajes: qué elementos debemos enfatizar o a cuáles debemos bajarle el

perfil para dinamizar los procesos personales y grupales; cuáles son ahora nuestras

20 En los anexos presentamos dos ejemplos de guías tanto de recuperación histórica como de interpretación.

Son sólo ejemplos. En cada caso debemos elaborar las nuestras que sean coherentes con los sujetos que

sistematizan, con la misión y visión de la organización y con los objetivos, el objeto y el eje de esa

sistematización.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 41

concepciones alrededor de los temas principales en el acompañamiento a las comunidades o

grupos; cómo tenemos que reorientar nuestras estrategias para lograr que esos procesos sigan

por la dirección más adecuada hacia la utopía social que queremos construir con la gente.

Formular conclusiones. Esta parte es también de ordenamiento de los productos del análisis de

los procesos objeto de la sistematización. Podemos estructurarla en tres partes:

La primera, la nueva conceptualización que descubrimos en nuestra práctica: por ejemplo,

si entendíamos que la participación de la población se hace a partir de la unidad de

intereses, tal vez al reconocer la práctica de acompañamiento descubrimos que también

participamos a partir de la diversidad de intereses, gustos y capacidades personales; en ese

caso reconceptualizamos nuestra idea de participación.

Una segunda parte de aprendizajes metodológicos: descubrimos que la gente participa con

más interés en las comisiones en las que no tenemos interés como organismo, tal vez por

no estar financiada esa actividad; ahí aprendemos que: garantizar que se hagan las cosas

desde nuestro ritmo y nuestro punto de vista tiene un costo social, por ejemplo.

Y una tercera parte que tiene que ver con la proyección del proceso de acompañamiento:

Por ejemplo, podemos reconocer que si acompañamos a los grupos o comunidades en la

construcción de su utopía y de su proyecto comunitario y no manipulamos para que nos

acompañen en el desarrollo de mi proyecto, en realidad se dinamiza el proceso de

desarrollo comunitario. O la importancia de apoyar la apertura de espacios de participación

a partir del proyecto de la comunidad y no sólo a partir del proyecto financiado que

manejamos nosotros. Estos son dos pequeños ejemplos, pero cada sistematización nos

permitirá descubrir qué necesitamos cambiar en nuestra forma de ver la realidad y en

nuestra práctica para que sea más coherente con nuestra misión y con el entorno en el que

la concretamos.

Estos aprendizajes y las propuestas para mejorar el trabajo de acompañamiento debemos

cuidar de validarlos con la misma gente. El equipo que coordina el proceso de sistematización

y que ordena los aprendizajes, las pistas de futuro y hace la propuesta de nuevos conceptos,

debe cuidar que, antes de hacer el documento final, devolvamos su interpretación a la gente

que participa desde su proceso y preguntar si eso es lo que querían decir, si hemos interpretado

correctamente lo que querían expresar. En la sistematización trabajamos con la realidad

subjetiva de las personas y debemos evitar que nuestra subjetividad se imponga y domine la

subjetividad de la gente. Sí es correcto que expongamos lo que pensamos como organismo,

pero sin que nuestra concepción oculte las concepciones de las otras personas. Reconocer la

calidad de sujetos de las personas y grupos con quienes trabajamos, implica que cada sujeto

aparezca con sus propias concepciones e interpretaciones. Cada visión de la realidad es

objetiva: nos habla de la realidad; y es subjetiva: nos habla de la persona o del grupo que

observa e interactúa en esa realidad.

El proceso de sistematización es un proceso colectivo. Pero el hecho de que el análisis del

proceso y la recuperación y formulación de aprendizajes sea una tarea colectiva no nos debe

llevar a creer que los aprendizajes se sacan por muestras estadísticas. Si la práctica de una sola

persona me señala la importancia de las relaciones emocionales y personales en los proyectos

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 42

comunitarios de organización y construcción de un sistema de agua potable, no necesito

investigar qué porcentaje de la población piensa de ese modo. Sí, una vez formulado el

aprendizaje y acompañado de su justificación práctica, se lo planteo al grupo para validar si

eso es lo que quiso decir la persona y si lo hemos formulado de manera correcta. El equipo

coordinador de la sistematización será responsable de garantizar que la interpretación y el

análisis de los distintos grupos se mantenga y se valore.

Comunicar los aprendizajes. Tanto la experiencia sistematizada como el mismo proceso de

sistematización, son fruto del trabajo colectivo. Justo es que los productos resultantes se

socialicen también. Es necesario, pues, un “documento” para las personas y grupos

poblacionales que participaron en la experiencia. Puede ser un documento escrito, puede ser

un documento gráfico con dibujos, fotografías, o en forma de historieta o fotonovela, video,

etc. Otro documento es de publicación para el sector profesional que contenga la metodología

utilizada en la sistematización, y los productos resultantes. El objetivo de este tipo de

publicación es para que pueda servir a otros grupos, organismos o instituciones de manera que

puedan aprovechar nuestros aprendizajes. Incluso podemos utilizar otros medios para dar a

conocer los puntos que nos parezcan más interesantes para compartir a nivel menos

especializado, como podría ser un video resumiendo los aprendizajes más destacados y que

puedan ser generalizables.

Es decir, lo importante es dar a conocer los resultados del proceso de sistematización y darlos

a conocer con distintos lenguajes adaptándonos a los diversos sectores con quienes queremos

compartirlos. También estos esfuerzos tendrán que ser necesariamente coherentes con los

recursos financieros disponibles.

FINALMENTE

Finalmente queremos recordar que a sistematizar se aprende sistematizando. En los siguientes

anexos presentamos una “guía para elaborar una propuesta de sistematización” que puede ser

utilizada por la persona o el equipo que siente necesidad de sistematizar una experiencia, para

que pueda ordenar una propuesta dirigida a la coordinación o dirección del organismo como

insumo para que pueda discutirla y tomar una decisión, comprometiendo los recursos

necesarios para llevarla adelante. También presentamos una propuesta de ordenamiento de

“documento final” para comunicar los resultados de la sistematización.

Les recomendamos también el libro de Oscar Jara Holliday “Para sistematizar experiencias”,

Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, San José Costa Rica 1994, donde encontrarán

ejemplos de guías, diversas definiciones de sistematización, etc. También el libro de Roberto

Antillón Núñez “¿Cómo le hacemos? ...para construir conocimiento a través de la

sistematización de la práctica social”. IMDEC, A.C., México 2002, que enfatiza la

importancia de la identidad en los procesos de sistematización. Luis Felipe Ulloa está editando

un libro con una propuesta de sistematización, en mi opinión, muy semejante. SIMAS publicó

un extracto y la Universidad Politécnica de Nicaragua publicó un resumen en Textos de

Apoyo VII Curso de Postgrado “Promoción de derechos de la niñez, adolescencia y juventud

en el desarrollo comunitario” Octubre 1003 – Septiembre 2004. Ana Felicia Torres del Centro

de Estudios y Publicaciones Alforja de Costa Rica ha publicado “Sistematizando experiencia

de mujeres para el empoderamiento. Una propuesta desde la práctica” que puede conseguirse

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 43

en Internet. Como información de diversas propuestas de sistematización es interesante el

aporte de Mario Espinoza Vergara en “Sistematización de experiencias educativas y sociales”

Ed. Managua-SIMEN 2001

Ramón González Palencia

Abril 2007

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 44

Ejemplo # 1

Un centro de educación popular quiere renovar su práctica

Quién sistematiza:

Un centro de educación popular que hace trabajo comunitario y que, ante los cambios de la

situación de su país, reconoce la importancia de recrear sus programas de acción. Por eso,

decide sistematizar sus experiencias.

Objetivo de la sistematización:

Construir -a partir de la experiencia institucional- una propuesta de trabajo comunitario que

responda a los nuevos desafíos de la situación nacional.

Delimitación del objeto a ser sistematizado:

Las experiencias de trabajo de salud comunitaria que ha realizado en el barrio urbano de La

Unión y las comunidades campesinas de Palmar y San Jerónimo durante 1992 y 1993. (Los

primeros años del nuevo gobierno que impulsa una política neoliberal, cambiando así la

relación paternalista con las comunidades que han tenido gobiernos anteriores).

El Eje de sistematización:

“Nuestro trabajo en salud y los niveles de autonomía y de capacidad de propuesta por parte

de los vecinos de las comunidades”.

Procedimiento a llevar a cabo:

Coordinarán el proceso las dos personas responsables del trabajo en salud comunitaria.

Participa todo el equipo de promotores comunitarios (8 personas: 3hombres y 5

mujeres), dos investigadores del área de análisis de realidad, y la directora del Centro.

Se realizará a lo largo de 6 meses: una sesión preparatoria de dos días, diez jornadas

quincenales de un día completo. Dos sesiones finales de dos días cada una.

Cada sub-equipo (urbano y rural) hará por aparte la reconstrucción y ordenamiento de su

experiencia, lo cual se colectivizará en las sesiones quincenales.

Los investigadores aportarán avances de reflexión en torno a las políticas

gubernamentales.

Dirigentes de las comunidades (mujeres y hombres) participarán en algunas sesiones,

fundamentalmente para enriquecer la parte de interpretación y de conclusiones.

Se utilizarán todos los registros con que se cuenta: informes semanales, cuadernos

personales, actas de reunión de equipo, cronograma y documentos de planificación 1992

y 1993, así como los documentos de la evaluación anual de ambos años.

Reconstrucción histórica:

Lo realizado en el trabajo de salud, en la experiencia urbana y en las experiencias rurales.

Poner atención a los cambios realizados por las políticas oficiales a lo largo de esos dos

años, particularmente en lo que respecta al ámbito comunitario. Llegar a una primera

identificación de etapas. Atención a las diferentes concepciones y prácticas de mujeres y

hombres.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 45

Guía de aspectos a ordenar y clasificar:

Objetivos previstos por el centro.

Necesidades planteadas por las comunidades. Por las mujeres, por los hombres.

Logros y dificultades. ¿Cuáles plantean las mujeres, cuáles plantean los hombres?

Grupos organizados existentes y que surgen en la experiencia.

Peso que tienen las mujeres y los hombres en estos grupos: cantidad y calidad de su

participación. ¿Quiénes dirigen (mujeres-hombres)?

Acciones generadas por los programas de salud.

Vinculación comunidad-instancias de gobierno. ¿Quiénes realizan esta vinculación?

¿Mujeres? ¿Hombres? ¿Haciendo qué?

Concepciones y prácticas de mujeres y hombres sobre el complejo salud-enfermedad.

Recursos y formas organizativas comunitarios para responder a situaciones de

enfermedad según la gravedad de los casos.

Percepciones de la gente sobre su capacidad de acción y propuesta. Percepciones de las

mujeres, percepciones de los hombres. ¿Cómo perciben los hombres la participación de

las mujeres? ¿Cómo perciben las mujeres la participación de los hombres?

¿Podemos visualizar y señalar etapas diferentes en estos procesos y relaciones? ¿Qué

diferencia una etapa de otra?

Guía para la interpretación crítica del proceso:

¿Ha habido cambios en los objetivos? ¿Por qué?

¿Las necesidades se mantienen igual? ¿Por qué?

¿Cuál es la relación (en las distintas etapas) entre objetivos y necesidades, comparando

las comunidades campesinas y las urbanas? ¿Comparando entre hombres y mujeres

urbanas, y comparando entre mujeres y hombres del campo?

¿Qué cambios ocurrieron en la relación entre la comunidad y el gobierno? ¿Qué

tensiones y contradicciones aparecieron? ¿A qué se debieron? ¿Se mantienen? ¿Cómo

las conceptualizan y las viven las mujeres y cómo los hombres?

¿Qué acciones demuestran que se ha ganado en autonomía o en capacidad propositiva?

¿Qué participación tienen los hombres en estas acciones? ¿Qué participación tienen las

mujeres?

¿Qué factores (de nuestro trabajo y externos a él) incidieron en mayor autonomía o

capacidad propositiva? ¿Cuáles incidieron negativamente? ¿Se superaron? ¿Por qué?

¿Cuáles incidieron más en las mujeres? ¿Cuáles incidieron más en los hombres?

¿Qué contradicciones y qué coherencias tiene nuestro trabajo con sus concepciones de

salud-enfermedad? ¿Por qué se dan esas contradicciones y esas coherencias?

¿Qué contradicciones hay entre sus concepciones de salud-enfermedad y las de nuestro

organismo? ¿por qué se dan esas contradicciones?

¿Las diferencias de concepción y de visión de mujeres y hombres muestran

desigualdades o discriminación? ¿Por qué se dan esas desigualdades? ¿Qué

consecuencias para la salud comunitaria tienen esas desigualdades?

A partir de lo visto, ¿cómo conceptualizaríamos: “autonomía”; “capacidad propositiva”;

“trabajo de salud comunitaria”; “política social” y qué relación tienen esos conceptos

con las orientaciones neoliberales? ¿Cómo entendemos el neoliberalismo? ¿Qué implica

para el trabajo comunitario?

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 46

¿Qué elementos debemos integrar para aumentar la participación? ¿Qué elementos nos

ayudarán a disminuir la desigualdad en la participación de mujeres y hombres?

¿Qué recursos comunitarios están integrados en el proyecto? ¿Por qué estos recursos

están integrados? Los que no están integrados, ¿por qué no lo están?

Formulación de conclusiones:

Formular conclusiones teóricas en torno al fortalecimiento de la autonomía, la capacidad

propositiva y la incidencia que podría tener el trabajo comunitario en las políticas

sociales en un contexto neoliberal. Diferenciar las conclusiones por género (en caso de

que haya diferencias).

Formular una propuesta para el trabajo comunitario en el nuevo contexto nacional,

buscando generalizar los aspectos más positivos de su experiencia y advirtiendo sobre

los negativos. Diferenciar la propuesta por género.

Productos de comunicación:

Un folleto de 40 páginas sobre autonomía, propuestas populares y política social, para

ser utilizado como material de reflexión en seminarios y talleres, y para divulgarlo entre

promotores y dirigentes con experiencias similares.

Un guión para preparar una representación teatral sobre las relaciones entre comunidad y

gobierno.

Líneas concretas para el trabajo comunitario 1994-1995, a ser discutidos e incorporados

en la planificación general del centro.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 47

Ejemplo # 2

Una organización de mujeres quiere formar nuevas dirigentes.

Quién sistematiza:

Una organización de mujeres de barrios populares, que está pasando por una etapa de

renovación organizativa y que reconoce la importancia de formar nuevas dirigentes. Por

eso, decide sistematizar su experiencia organizativa.

Objetivo de la sistematización:

Rescatar la experiencia acumulada por las dirigentes históricas, para orientar la formación

de una nueva generación de dirigentes.

Delimitación del objeto a ser sistematizado:

“La experiencia de nacimiento y conformación de nuestra organización, desde el 8 de

marzo de 1985 (que surge el núcleo inicial), hasta el 20 de diciembre de 1990 (en que se

realiza el primer congreso departamental).

El eje de sistematización:

“Factores que en los primeros años de nuestra organización permitieron a estas compañeras

formarse como dirigentes y cómo se desarrolló el vínculo dirigencia-base”.

Procedimiento a llevar a cabo:

El proceso lo coordinará un equipo de cinco compañeras: dos dirigentes nacionales y

tres dirigentes intermedias.

Participarán ocho dirigentes históricas y unas diez mujeres de base que estuvieron en los

primeros cinco años de la organización.

El proceso durará ocho meses: un mes de preparación, tres meses para reconstruir y

ordenar el proceso, dos meses para la interpretación crítica y dos meses para elaborar

conclusiones y un plan de formación.

Se realizarán entrevistas individuales primero, y luego se realizarán sesiones colectivas

de discusión y reflexión. Estas sesiones se realizarán tanto para el ordenamiento, como

para la interpretación y las conclusiones.

Participarán, como apoyo, tres representantes de las instituciones que asesoran a la

organización: una, para el apoyo metodológico y técnico de la sistematización y las otras

dos para ayudar a procesar el contenido. Ellas se incorporarán a la discusión en las

sesiones colectivas, con sus puntos de vista. También se pedirá apoyo a una institución

de investigación para la ubicación de la coyuntura en ese período.

Se utilizará como registro todas las actas de la organización, el boletín que se publicó en

aquellos años, recortes de periódicos, e informes de las instituciones de asesoría.

Reconstrucción histórica:

Reconstruir el proceso 1985 a 1990, tratando de identificar las principales etapas y momentos

significativos. En las entrevistas individuales ir a etapas anteriores de la vida de las dirigentes

para conocer aspectos de su vida personal que expliquen cómo y con qué motivaciones

aparecieron participando en los inicios de la organización.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 48

No hacer una cronología detallada del contexto, pero sí saber qué ocurría en el país durante

los “momentos fuertes” o significativos de la trayectoria organizativa para relacionarlos.

Guía de aspectos a ordenar y clasificar:

(Para cada etapa)

Motivaciones que les llevaron a participar.

Principales acciones que realizaron.

Dudas y dificultades que enfrentaron.

Dificultades y coordinaciones con organizaciones de los mismos barrios que son mixtas

y que tal vez están coordinadas o dirigidas principalmente por hombres. ¿Qué

dificultades fueron provocadas directamente por la concepción y práctica patriarcal de

sus familias y de nuestra sociedad?

¿Hay cambios en las concepciones de familia, en las relaciones entre mujeres y

hombres de esa época y las actuales? ¿Qué concepciones han cambiado? ¿Cómo se

expresan esos cambios?

Las concepciones sobre liderazgo, poder, relaciones de género de nuestra organización,

son las mismas? ¿Han cambiado? ¿En qué han cambiado? ¿Cómo se expresan esos

cambios?

Aspectos que les ayudaron a continuar.

¿Qué diferencias y qué semejanzas hubo en los procesos de las mujeres que eran

madres solas y las que vivían con una pareja estable? ¿Qué diferencias y qué

semejanzas tuvieron en apoyos y en dificultades unas y otras?

Objetivos que se plantearon.

Concepción de dirigente y de organización que tenían.

Formas de relación con la base.

Opiniones de la base sobre su papel de dirigentes.

Guía para la interpretación crítica del proceso:

¿Qué tipo de motivaciones fueron las más comunes en la mayoría de dirigentes, al

inicio? ¿Éstas cambiaron? ¿Por qué?

¿Qué cambios se observan entre los objetivos planteados en las diferentes etapas?

¿Cuáles fueron las principales contradicciones que enfrentaron en el proceso, tanto a

nivel personal, entre ellas y sus familias (con los miembros masculinos o femeninos de

su familia; entre ellas y la base; entre ellas como dirigentes; entre la organización y los

centros de apoyo? ¿Cómo se enfrentaron? ¿Cuáles se mantienen? ¿Cambiaron las

relaciones a lo interno de sus familias? ¿En qué dirección cambiaron?

¿Cómo evolucionaron sus concepciones? ¿A partir de qué?

Y su concepción y práctica del poder, ¿tuvo cambios? ¿Qué cambios? ¿Por qué se

dieron esos cambios?

¿En qué se diferencia su estilo y forma de liderazgo del estilo y forma de liderazgo de

los hombres?

Tomando en cuenta todo el proceso, ¿cuáles aspectos aparecen como esenciales en su

formación como dirigentes?

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 49

Si han cambiado las concepciones y prácticas sobre qué es una familia, sobre el

liderazgo, el poder, las relaciones entre los géneros, ¿por qué cambiaron? ¿Qué cambios

nos demanda en la formación y capacitación de nuevas líderes?

¿Qué elementos nos ayudarán a fortalecer el desarrollo de los liderazgos femeninos

disminuyendo los choques con sus familias o con su pareja?

Formulación de conclusiones:

Formular conclusiones prácticas expresadas en un plan de formación de nuevas

dirigentes, que considere todo lo aprendido del rescate de la experiencia inicial.

Formular algunas conclusiones teóricas sobre la relación entre dirigentes y base, sobre

los factores que inciden en la formación de una dirigente, sobre las características

organizativas de las mujeres, etc.

Productos de comunicación:

Un video sobre el origen de la organización de 20 minutos de duración, y que contenga

una selección de testimonios y entrevistas.

Una serie de folletos educativos basados en los aspectos más relevantes de la

sistematización, para ser utilizados en el nuevo plan de formación.

Un guión de fotonovela sobre el tema: relación dirigentes-base, recreando situaciones

significativas que aparecieron en la sistematización.

Un documento síntesis, que se presente a la próxima asamblea y sirva de material de

discusión en la organización, se divulgue en otras y se debata con los centros que las

asesoran.

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 50

GUÍA PARA ELABORAR UNA PROPUESTA DE SISTEMATIZACIÓN

Elaborado por_______________________ Fecha______________

1. SOBRE LA EXPERIENCIA

Qué experiencia se quiere sistematizar?

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

Por qué es importante sistematizarla? (para el equipo, la institución en el momento actual...)

_____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

Breve descripción de la experiencia (dónde y cómo se realizó, participantes, objetivos, etc.)

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

2. SOBRE EL PLAN DE SISTEMATIZACIÓN:

Para qué se va a realizar esta sistematización (Objetivos)

Qué aspectos(s) central (es) de la experiencia nos interesa sistematizar (Eje de

sistematización)

Fuentes de información:

Primeras ideas acerca de elementos que habría que tomar en cuenta para:

a) Reconstrucción histórica

b) Ordenar y clasificar la información

c) Interpretación crítica

Cómo se va a realizar la sistematización (qué procedimientos se utilizarán y quiénes

participarán en cada uno)?

Productos que deben surgir de esta sistematización

3. PLAZOS Y CRONOGRAMA:

Tiempo total que tomará la sistematización

Proyección en el tiempo de los pasos a seguir

ACTIVIDAD FECHA PARTICIPANTES REQUERIMIENTOS

Sistematizar, aprendiendo de nuestra experiencia

Ramón González Palencia 51

PROPUESTA DE ESTRUCTURA DE DOCUMENTO

1. Introducción (quién sistematiza, su misión, su visión, sus objetivos y apuesta principal...)

2. Presentación de la sistematización (objetivos/eje/metodología/cómo se realizó la

sistematización, es decir la metodología utilizada)

3. Contexto en el cual se desarrolló la experiencia

4. Principales conceptos involucrados en el tema. Elementos importantes en nuestro marco

conceptual.

5. Descripción de las estrategias institucionales para lograr sus objetivos institucionales y

especialmente las relacionadas con el eje en esa experiencia que se sistematiza.

6. Reseña histórica (principales momentos y etapas con respecto al eje de sistematización)

7. Retomar algunos aspectos referidos al eje (metodológicos/organizativos) desarrollarlos,

analizarlos, interpretarlos, explicar por qué se dieron así, qué cosas influyeron...

8. Conclusiones: aprendizajes en nuestras concepciones (cambios en nuestra forma de

pensar, en nuestra concepción del trabajo, de las relaciones con la comunidad, ¿qué

aprendimos a nivel teórico?); aprendizajes para nuestra práctica (qué elementos

favorecieron u obstaculizaron los avances y desarrollo del tema al que se refiere el eje de

sistematización, cómo se dio ese desarrollo, cómo lo entendemos o lo conceptualizamos

hoy... ¿qué aprendimos a nivel de nuestra práctica de intervención en la realidad?).

9. Recomendaciones a futuro (pistas de continuidad).

10. Anexos de instrumentos creados en el proceso de sistematización, pueden ser guías,

matrices, diseños de talleres o actividades de devolución, etc.