silva, r. - consideraciones especulativas

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Consideraciones especulativas

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  • 7/21/2019 Silva, R. - Consideraciones Especulativas

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    ARTCULOS

    Consideraciones Especulativas sobre el Trnsito deuna Sociedad de rdenes y Cuerpos a una Sociedad

    de Individuos: Nueva Granada (CA. 1770-1840)Renn Silva

    Universidad de los Andes

    El inesperado texto de Jos Eusebio Caro, un neogranadino que vivi en laprimera mitad del siglo XIX, servir para identificar un pensamiento de

    corte positivista en lo que hoy es Colombia. El autor de este peculiar tratadoinsista en la observacin de los hechos y en establecer relaciones causalesentre lo que se saba, y no sobre lo que moralmente se juzgaba. Este texto

    indito es un indicio ms del trnsito de una sociedad jerrquica yestamental a una sociedad moderna basada en una moral individualista.

    "Cul es el aspecto ms sensible que nos presentan las naciones?Cul es el hecho ms fcil de observar en una sociedad humana?

    Qu es lo que vemos al entrar por las puertas de una ciudad populosa?Tal es la cuestin primera que debemos resolver."

    JOS EUSEBIO CARO1

    1

    Los estudiosos de las independencias nacionales hispano-americanas favorables auna interpretacin que acenta lo que el proceso parece tener de ruptura, dediscontinuidad, frente al pasado, parecen haber tenido una presencia destacada enlas recientes celebraciones del Bicentenario. As como ocurri en 1989, cuando lacelebracin de otro Bicentenario el francs, en la Amrica hispana, aunquede manera tmida, las celebraciones del 2010 sirvieron para discutir los anlisishistricos ms tradicionales, al tiempo que la interpretacin que tiende a negar opor lo menos a minimizar la relacin directaentre Ilustracin e Independencia poniendo entre parntesis la idea convencional de antecedentes e insistiendo enel carcter indito y fundador de la revolucin poltica que se abre en la Amricahispana en 1808 y que en ms o menos un cuarto de siglo llevar a la existencia

    frgil pero innegable de las nuevas naciones latinoamericanas se convirti enuna referencia polmica, pero con carta plena de ciudadana. Como sabemos, setrata de una interpretacin novedosa que ha ido ganando espacio historiogrficodesde finales de los aos ochenta, cuando empez a ser conocida la obra deFranois-Xavier Guerra nos referimos sobre todo a Independencias y modernidades

    , en donde en gran medida se sientan de manera explcita las bases esenciales de

    una forma nueva de considerar los problemas.2

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    1 Jos Eusebio Caro,Mecnica social o teoradel movimiento humano considerado en sunaturaleza, en sus efectos y en sus causas(Bogot:Instituto Caro y Cuervo, 2002), p. 213.

    2 Cfr.Franois-Xavier Guerra,Modernidad eindependencias. Ensayos sobre las revolucioneshispnicas(Madrid: Mapfre, 1992). Pero en elplanteamiento de Guerra (y de suscompaeros y discpulos) no parece haberuna concepcin extrema de los problemas,que postule una especie de metafsica dela discontinuidad. De manera reciente

    Annick Lemprire ha vuelto a llamar la

    atencin sobre la presencia de elementosorganicistas en las definiciones polticasde las nuevas repblicas latinoamericanasdel siglo XIX y sobre la relacin complejaentre referencias modernas y antiguas delnuevo discurso constitucional. Cfr.Lahistoriografa del Estado enHispanoamrica. Algunas reflexiones, enGuillermo Palacios (coord.),Ensayos sobre lanueva historia poltica en Amrica Latina, siglo

    XIX(Mxico: El Colegio de Mxico, 2007),pp. 45-62. En Elas J. Palti,El tiempo de la

    poltica. El siglo XIX reconsiderado(BuenosAires: Siglo XXI Editores, 2007) parece queel autor quiere avanzar en la crticanecesaria de muchas de las proposiciones deFranois-Xavier Guerra, pero sus textos

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    La nocin moderna de individuocambi el sentido de la organizacin delas sociedades latinoamericanas. En estapintura de la Plaza de Bolvar, ubicada enel centro de Bogot, quedaronrepresentados esos habitantes que en elsiglo anterior eran sbditos espaolespero que ya para entonces eran

    ciudadanos colombianos. Por esas fechas,la plaza fue rebautizada con el nombre dePlaza de la Constitucin. Esta pinturadocumenta el trnsito de una sociedadorgnica y estamental a una sociedadbasada en el individuo, tema que abordael autor de este artculo. Jos Santiago delCastillo, Plaza Mayor de Bogot, siglo XIX.Coleccin Museo de la Independencia -Casa del Florero, Colombia.

    Lo mejor que podra pasar hacia el futuro es que la polmica continuara demanera pblica y que nuevos trabajos, con nuevo material emprico y conceptoscada vez ms depurados, permitieran someter esta interpretacin a nuevosinterrogantes sobre aspectos que por el momento son ms bien la exposicin de

    un programa de trabajo de investigacin, antes que el anlisis concluido demuchos de los supuestos de ese modelo interpretativo.

    Uno de esos supuestos que valdr la pena interrogar con todo cuidado es elque tiene que ver con lo que se llama siguiendo las huellas de Louis Dumontla invencin del individuo moderno, es decir, el proceso relacionado con elsurgimiento del individuocomo centro de toda referencia desde el punto de vista

    de los valores y normas en los que se afianza el lazo social.3 Como debesuponerse en el campo de la investigacin histrica, la llamada invencin delindividuo moderno es ante todo un proceso, y lo que se designa como elindividuo moderno debe ser necesariamente el resultado de un trnsitoa lo largodel cual mltiples formas sociales se descompusieron, entraron en crisis, mientrasnuevos tipos de vnculos y relaciones se creaban, tal como Marx lo mostr para el

    caso de la Europa del siglo XVIII.4

    Hasta ahora no parecen ser muchos los esfuerzos por describirese proceso yen lo que ms se ha insistido, con justa razn, es en el carcter no concluido delproceso de trnsito ni siquiera a lo largo del siglo XIX, como lo pone depresente la obra magistral de Franois-Xavier Guerra, Mxico. Del Antiguo Rgimena la Revoluciny en el carcter visible de la nueva formulacin individualistaen las Constituciones polticas hispanoamericanas que resultaron de las

    revoluciones o que condujeron hacia su afianzamiento.5

    Sin embargo, ms all de ese primer expediente demostrativo citado elmundo constitucional, que resulta desde luego de primera importancia cuando setrata de examinar un problema ante todo poltico, es mucho el trabajo de

    investigacin que queda por hacer. Mencionemos, por ejemplo, dos puntos sobrelos cuales sera deseable en el futuro tener anlisis concretos precisos para todo elconjunto de Hispanoamrica. De una parte, indicar las condiciones precisas en lasque en la primera mitad del siglo XIX debi producirse en las nuevas repblicasen vas de formacin y consolidacin un debate intelectual que trascendiera elmundo constitucional, para interrogarse en trminos de lo que hoy llamaramosde manera aproximada sociologa, sobre los fundamentos imaginarios del lazosocial, y sobre la forma como era pensado el contenido de la relacin individuo-sociedad. De otra parte, iniciar la discusin documentada del problema de lasformas sociales orgnicas no individualistas en el sentido de Louis Dumont

    que desde finales del siglo XVIII haban entrado en descomposicin ypermitan imaginar una sociedad de individuostal como puede verse en los textosde algunos de los principales representantes de la Ilustracin hispanoamericana,aunque nada de ello conduzca por fuerza a una interpretacin independentista

    dejan la idea de que lleva al extremo losargumentos del historiador francs parafavorecer la crtica, resultando poco sensiblea las advertencias de Guerra sobre elcarcter provisional e inacabado de sustrabajos y dejando de lado la cautelareconocida con que este historiador gustabaexpresarse. Una sntesis competente sobrelas interpretaciones de las independenciasde Amrica Latina, con particular nfasis enel caso mexicano, puede encontrarse en

    Antonio Annino y Rafael Rojas, LaIndependencia. Los libros de la patria(Mxico:

    FCE-CIDE, 2008).

    3 De Louis Dumont, mencionado siemprecon admiracin por Guerra, debern citarsesiempre susEssais sur lindividualisme. Une

    perspective anthropologique sur lidologie moderne(1983-1985), (Pars: Seuil, 1991) hayedicin en castellano. Una introduccin

    muy sencilla al complejo pensamiento deDumont, casi siempre simplificado enexceso por sus crticos, puede leerse enStphane Vibert, Holisme et modernit(Pars:ditions Michalon, 2004) cfr., sobre todo,pp. 41-80.

    4 Cfr.sobre todo la introduccin de KarlMarx,Elementos fundamentales para la crtica dela economa poltica. Borrador 1857-1858(Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 1976), yms en general, con anlisis que incluyen laconciencia que del proceso tienen losactores, cfr.Norbert Elias, La societ desindividus,prlogo de Roger Chartier (1987)(Pars: Fayard, 1991).

    5 Para el caso de Nueva Granada, cfr., porejemplo, Jorge Orlando Melo (comp.),Documentos constitucionales colombianos, 1810-1815, http://www.jorgeorlandomelo.com,para comprobar la importancia del registroconstitucional como punto de difusin delas nuevas referencias sobre esa asociacin

    voluntaria que es la nueva nacin.

    6 Como ocurre con la mayor parte de losneogranadinos destacados en el campo de lapoltica en el siglo XIX, no existe una solabiografa aceptable de Jos Eusebio Caro(1817-1853), lo cual es sorprendente si serecuerda que la biografa es el gneropredilecto de los historiadores tradicionalesy de sus lectores en Colombia. Digamos porahora que Jos Eusebio Caro era miembrode una generacin de migrantes espaolestardos, siempre relacionados con las letras yde poca fortuna econmica que se educ

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    de la Ilustracin, ni exija volver a poner en pie las viejas teleologas de lahistoriografa nacionalista y criollista.

    En este texto intentaremos avanzar, de manera muy inicial, en esas dos tareas,mucho ms a modo de una sugerencia investigativa que de una conclusincerrada, apoyndonos en las reflexiones que consign el neogranadino Jos

    Eusebio Caro6en una de sus obras ms singulares:Mecnica social.7

    2

    Mecnica socialen adelante abreviada a veces comoMSes una obra singular enel contexto de Hispanoamrica por la forma en que se aleja de las legitimacionespolticas habituales de la sociedad revolucionaria democrtica y constitucionaly se interna en el mundo abstracto de las formas sociales para otorgar carta deciudadana a la nueva sociedad, afirmando su proyecto de una forma altamenteestilizada y en la perspectiva de un anlisis objetivista, lo que en apariencia lehace perder toda relacin con el mundo de pasiones y enfrentamientos al queefectivamente se est refiriendo, ese mundo social en el que el peligro real dedesintegracin continuaba presente y en el que por tanto los problemas de lacohesin social se imponan a la reflexin de los hombres de letras quecomenzaban su ascenso en el campo de la actividad poltica en una sociedad de

    instituciones democrticas en formacin.8

    En 1822, Francisco Antonio Zea, ministroplenipotenciario de Colombia, viaja a Pars paraorganizar una comisin cientfica que viaje por elpas. Este es uno de los instrumentos que usaronlos participantes de dicha misin. Sextante solar de la

    Misin Cientfica de Boussingault, trado por Zea para susestudios meteorolgicos, ca.1823. Ensamblaje, 33.5 cm.Reg. 863. Coleccin Museo Nacional de Colombia Museo Nacional de Colombia.

    Es necesario recorrer, pues, las principales pginas deMecnica socialaunquesea a travs de una sntesis extrema para conocer de cerca esa peculiarlegitimacin del nuevo orden social y ese especial descubrimiento de la sociedadde individuos que hace el joven escritor Jos Eusebio Caro, para luegopreguntarse sobre las condiciones intelectuales y los procesos sociales que seencuentran en la base de esa reflexin, lo cual puede servirnos no solamente para

    recordar las formas como las teoras y las discusiones intelectuales se vinculan ala construccin de las imgenes sociales que la poltica prctica difunde, sinotambin para poner de presente algunos procesos histricos de cambio social enmarcha desde mediados del siglo XVIII, procesos que son el gran teln de fondode las formulaciones de nuestro autor enMecnica social, aunque tales procesos nose presenten de forma visible en esa obra altamente estilizada en la que parecediscutirse de manera puramente abstracta sobre la sociabilidad humana locual hace que su contexto real de debate desaparezca o se reduzca al mundo delas ideas, razn que a su vez permiti en este caso el intento temprano de unanlisis objetivo de la sociedad sin que sea necesario resaltar de ninguna forma

    la expresin.9

    2.1

    en las condiciones habituales de los jvenesde la tercera generacin ilustrada, la primerade la postindependencia que participactivamente en poltica y que se le consideracomo uno de los fundadores del PartidoConservador Colombiano, siendo ademsun poeta romntico y catlico, un hombreprctico que haba asimilado de maneraprofunda la idea ilustrada de utilidad,admirador de los Estados Unidosendonde vivi durante su exilio entre 1850 y1853, partidario de la tcnica moderna,entusiasta de la educacin, y en general un

    admirador de lo que l mismo llamaba lacivilizacin moderna (Benjamin Franklin,el pararrayos, la industria moderna, el tren ylos barcos, el telgrafo). En trminosaproximados, pero no inexactos, se puededecir que Jos Eusebio Caro era un hombrede clase media, amigo de los libros y delcomercio. Una especie de self-made man,quien pensaba que la vita activay el mundode los negocios eran el nuevo camino desalvacin para l y su familia, siendo almismo tiempo, y en sentido estricto, un

    poltico modernoy un hombre de letrasfiel a laherencia de la Ilustracin.

    7 Cfr.Mecnica social o teora del movimientohumano considerado en su naturaleza, en sus efectos

    y en sus causas, transcripcin y notas porEsther Juliana Vargas (Bogot: InstitutoCaro y Cuervo, 2002). Es un anacronismollamar aMecnica social, como lo hacemosaqu, una obra. Se trata, ms bien, de untexto manuscrito, no concluido y nuncapublicado en vida por su autorquiencomenz su redaccin en 1836, a los 19aos, habiendo al parecer dejado de lado el

    escrito antes de 1840. Este manuscritofue publicado por primera vez el ao 2002 ysu edicin debe considerarse un avanceimportante, aunque habra mucho qumodificar en una segunda edicin,empezando por suprimir una Noticiapreliminar que resulta completamenteextica en relacin con el escrito, al quedescontextualiza y en gran medidadesnaturaliza. Debo la noticia de lapublicacin deMecnica social, del que slotena referencias secundarias, a Fabin

    Andrs Gamba. Cfr. su trabajoConstruccin y circulacin (de ideas) en eltexto Mecnica social de Jos EusebioCaro Ibaez (tesis de maestra,Universidad de los Andes, 2010).

    8 Sobre el concepto de legitimacin, en elsentido en que aqu lo utilizamos, cfr.Franois Furet (y Mona Ozouf), Deuxlgitimations historiques de la socitfranaise au XVIIIesicle: Mably etBousainvilliers [1979], en Latelier delhistoire(Pars: Flammarion, 1982), pp. 165-183.

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    Un asunto que llama la atencin del lector de Mecnica socialdesde sus primeraspginas es la asimilacin rpida y coherente que Jos Eusebio Caro hizo de laobra de Augusto Comte, y en general del canon positivista, cuando se trata delanlisis de la sociedad. Como escribe el neogranadino, citando a Comte (a quienpor lo menos en una oportunidad designa como Charles!), [l]as ciencias noimponen deberes, para agregar a continuacin que su propsito es la escritura deuna ciencia y no la fijacin de una coleccin de preceptos o una declaracincontra los vicios o contra las malas costumbres, punto de vista que sintetiza elcontenido de su obra, agregando que, a pesar de que en la segunda parte de sutexto puedan encontrarse nociones precisas sobre lo que designa como vicios y

    virtudes y como deberes y obligaciones en la vida social e individual, lo nico quebusca es indicar lo que significan, no lo que deben significar (MS, p. 25).10

    Sorprende este acceso rpido a lo que se designa de manera convencionalcomo positivismo y habr que precisar ms adelante las condiciones quefavorecieron ese proceso, no slo por la distancia que de esta maneramanifestaba el joven escritor frente a las tradiciones culturales ms visibles de susociedad, sino por la manera cumplida como el ideal parece realizado en gran partede la obra. Frente a la tradicin ms visible de su sociedad la sociedad que sedesigna de manera habitual como colonialy en donde la voluntad de verdadaparecaestrictamente amarrada al textoy a la autoridad, Caro establece una relacin con susautores de cabecera en esos aos (Comte, tal vez el conde de Saint-Simon, JeanBaptiste Say, Desttut de Tracy y Jeremy Bentham), de una aparente gran

    liberalidad. As, por ejemplo, escribir: Siguiendo un principio de Bentham,pero agregar: y que Bentham slo ha observado por intervalos, paracontinuar sealando que en la primera parte de su obra, la que se inclina por laobservacin de los hechos, dejando a un lado las valoraciones, no ha queridoservirse de voces apasionadas, ni ha querido hablar de derechos, obligaciones,justicia, virtud, vicio, crimen, moralidad, reservando la definicin de esas vocespara el ltimo libro, razn por la cual los primeros cuatro de su obra la partepor la que aqu ms nos interesamos, segn su criterio, slo contienen []observaciones hechas de la manera ms imparcial, observaciones entre las que nose encontrar ni una sola mxima [] relativa a las acciones que deben o nodeben ejecutarse (MS, p. 25). Hay que poner de presente cuanta novedad seencuentra en el intento de discutir sobre la sociedad y su destino dejando de ladovoces apasionadas, en medios intelectuales comprometidos con toda la pasinque puede imaginarse en la organizacin de nuevas repblicas, que en menosde 20 aos ya haban conocido signos de dificultades constitucionales y hastasntomas de disgregacin social.

    Este libro de Theodoro de Almeida (sacerdote y filsofo ilustrado de Portugal)fue traducido al castellano en 1785, y publicado entre 1785 y 1792. Estatraduccin da avisos de la recepcin del pensamiento cientfico en Colombia,cuyos principios aplicara Jos Eusebio Caro al estudio de la sociedad. Presbtero

    9 La primera y hasta el presente la msrigurosa interpretacin del conjuntode laobra de Jos Eusebio Caro la hizo hace msde medio siglo Jaime Jaramillo Uribe en sulibro fundamentalEl pensamiento colombianoen el siglo XIX, 3a. ed. (1956-1962) (Bogot:Editorial Temis, 1982), de manera particularen los captulos II, Crtica y alejamiento dela tradicin IX, Hacia la concepcinliberal del Estado X, El benthamismopoltico y XXII, Jos Eusebio Caro y lareaccin anti-benthamista. Algunas de las

    ideas que sostenemos en este textoprovienen de manera directa de la gran obrade Jaramillo Uribe, quien no analiz demanera particularMecnica social, pero parecehaber conocido el texto o parte de l en su

    versin manuscrita. Sin embargo, ladireccin en que se orientan misargumentos es diferente de la de los anlisisde Jaramillo Uribe, anlisis que se inscribenen el campo de la historia de las ideas, bajola forma habitual como esta disciplina eraentendida en la poca en que este autorescribi su obra.

    10 Todas las referencias son hechas conbase en la edicin citada. Aunque Carorepite sus ideas principales en varias partesdel manuscrito, en general con algunaexcepcin remitimos slo a uno de esoslugares, para no repletar el texto decitaciones.

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    Theodoro de Almeida, Recreao filosfica, ou Dilogo sobre a Filosofia Natural, parainstruco de pessoas curiosas, que no frequentro as aulas, 1786-1800. Quinta edicin.10 volmenes. Lisboa: Regia Off. Typografica. Coleccin particular.

    Ese es el tono general de la obra ya que, como Say, nuestro personaje no sehaba propuesto probar sino descubrir, razn por la cual revis el texto demanera continua y el ndice [] ha[ba] sido refundido ms de cuatro veces,revisin que pone de manifiesto la forma como su ideario de mtodo fuepuesto en prctica, pues cuando descubra cosas contrarias a lo que antes lepareca haber comprobado, se vio obligado a observar de nuevo, hasta descubrircul de los hechos que se contradecan era falso (MS, p. 25).

    La idea que deja el texto de Jos Eusebio Caro a lo largo de sus pginas es lade que los nuevos pensadores franceses e ingleses a cuya lectura se encontrabadedicado antes de cumplir los 20 aos por la poca en que comenzaba laredaccin de su inconcluso texto dejaron en l una fuerte impresin, que se hadebatido en una lucha constante con esos pensadores, sin asumirlos nirechazarlos en bloque, y que el acceso a esas fuentes nuevas de conocimiento lehaba significado quitar los ojos de todo lo que [] saba, olvidarlo enteramentey comenzar un estudio nuevo (MS, p. 24).

    Franois Desir Roulin fue uno de los miembros de la Comisin Cientficaconvocada por Zea. Para obtener el grado de mdico, Roulin present la tesisInvestigaciones tericas y experimentales relativas al mecanismo de las actitudes y de losmovimientos del hombre esta aplicacin del mtodo cientfico al estudio delindividuo hace referencia al contexto intelectual que describe el autor de estetexto y que estaba vigente en Occidente. Al viajar a Colombia, Roulin hace

    varios registros grficos de sus observaciones sobre dicha sociedad. En estecaso, retrata a seoras y seores, criadas y mendigos que estn frente al edificiode la aduana, en la Plaza Mayor de Bogot. Franois Desir Roulin, Plaza Mayorde Bogot, ca.1824. Coleccin Banco de la Repblica.

    As pues, en contra de una afirmada tradicin que interpretaba la tareaintelectual esencialmente como una manera de confirmar verdades yaestablecidas, nuestro autor dir que de su texto nadie debera esperar mximasms o menos seguras, ms o menos saludables, ya que slo se encontraran

    hechos, evidentes o no, verdaderos o falsos, pero que [] slo [] [podan] serhechos, bien o mal observados y nada ms (MS, p. 24), con lo cual volva a traera la escena de la discusin intelectual la herencia de la Ilustracin, de ese breveasalto de la Modernidad segn la expresin de Serge Gruzinski a finales delsiglo XVIII, que haba introducido en Hispanoamrica un nuevo tipo deevidencia racional y haba dado a las artes de la observacin nuevas zonas de

    competencia en el anlisis del mundo natural y humano.11

    2.2

    En el texto de Jos Eusebio Caro, esa especie de redefinicin de la formatradicional de existencia de la voluntad de verdad se concretaba aun ms en ladeterminacin de un mtodo de anlisis de la sociedad. Sobre este punto las

    11 Cfr.entre varias referencias posibles, Lacrtica ilustrada de la realidad en lassociedades andinas y Jos Celestino Mutisy la cultura intelectual en la sociedadcolonial neogranadina, en Renn Silva, LaIlustracin en el virreinato de la Nueva Granada:estudios de historia social(Medelln: La CarretaEditores, 2005), pp. 15-45 y 47-78.

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    frmulas de nuestro personaje neogranadino sern constantemente reiteradas yvale la pena considerar el asunto con cierto detalle. En el punto de partida delanlisis de la sociedad no se puede encontrar ms que la observacin (el autor queestudiamos escribe: Yo me he propuesto observar los hechos, MS, p. 24), unaforma de conocimiento que no se agota en la simple mirada inmediata, sino queintenta dar un paso ms all, ya que, como seala el autor, se trata de avanzar,pasando de lo conocido a lo desconocido, de lo ms fcil a lo ms difcil (MS,p. 123), un mtodo al que acudir de manera repetida, a la manera de unfenomenlogo que recorre la ciudad, para conectar enseguida lo que observacon un sistema ms general de causas que producen los efectos, pues lo que busca

    es, de manera estricta, observar los hechos, observar sus causas, observar lafiliacin entre los hechos y estas causas [] y entre los hechos y estos efectos,no para probar, sino para descubrir, como ya lo haba escrito, apoyndose en J. B.

    Say (MS, pp. 24-25).12

    El modelo de ciencia de Jos Eusebio Caro es en principio el de laastronoma, no slo una de las ms grandes dedicaciones de Augusto Comte,sino tambin una de las ms grandes pasiones de los estudiosos neogranadinosde finales del siglo XVIII y un tipo de saber con cuyo mtodo de trabajo pensabanestar familiarizados. Por eso este personaje de Nueva Granada dir que as comoel que quiere aprender la ciencia del cielo, sale al campo, y comienza porobservar la apariencia general que presenta el cielo, quien aspira a comprenderlas sociedades debe salir a la plaza y debe comenzar por observar la apariencia

    general que presentan las sociedades (MS, p. 123). El etngrafo Caro ofrece ensu texto ejemplos repetidos de sus ejercicios de observacin (desde luego que setrata de ejemplos creados a la medida de sus demostraciones, pero en todo casosonverosmiles), ejemplos que ponen de presente no slo el peso de la observacinen su dispositivo de anlisis, sino la forma como la analoga con un saber ms omenos corriente y acreditado entre sus contemporneos intelectuales le serva de

    rejilla de anlisis y de presentacin de sus postulados y conclusiones.13

    Como lo hiciera Jos Eusebio Caro en su libro, la Comisin Corogrficatambin recoge sus observaciones de los pobladores de la incipiente Repblicaquienes, a pesar de sus diferencias, forman una coleccin de individuos . As,

    Codazzi comparte el contexto intelectual de Caro. Agustn Codazzi,Notables deSantanderyNotables de Vlez, en Lminas de la Comisin Corogrfica, 1850. BibliotecaNacional del Gobierno de Colombia.

    Para el escritor deMecnica socialquien no abandona los argumentos de lospositivistas, la observacin es un dispositivo de conocimiento que puedellevarse a cualquier lugar del universo y a cualquier tipo de sociedad. Sin embargo,l deba conocer la crtica de su limitacin al tiempo presentey a un punto localizadoen que se encuentre el observador, razn por la cual indicar que all donde laobservacin pierde sus competencias, encontraremos, como prueba de relevo, laprueba testimonial, que por todas partes abunda, ya sea bajo la forma detestimonio escrito, ya sea bajo la forma de edificacin visible, que nos informasobre el pasado de las sociedades, sin que entre las dos formas de examen de unasociedad exista diferencia de naturaleza, puesto que se trata de dos impresiones

    12 Sobre el papel de primer orden de lafilosofa newtoniana en el Nuevo Reino

    de Granada, en el proceso de modificacinde la voluntad de verdad, a travs de lafigura inicial del eclecticismo, de laintroduccin de una idea moderna decausalidad y de la definicin de la nocin deutilidad y conocimiento til, cfr.RennSilva, Los Ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808. Genealoga de una comunidad deinterpretacin(Bogot: Banco de la Repblica,2002).

    13 Cfr.tambinMecnica social, p. 201,Libro III. Efectos de los hechos y lasacciones. Captulo I. Ojeada sobre eluniverso. Es una noche de observacin.

    Vamos a considerar toda especie dehechos.

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    salidas de un mismo tipo [] reflejos iguales de una misma verdad (MS, p. 131).

    De igual manera, para nuestro escritor neogranadino, la observacin directa yel testimonio histrico ofrecen una prueba concluyente del carcter dinmico detoda sociedad y del hecho de que todas ellas, independientemente de su tipohistrico, estn atravesadas por el cambio y por la accin transformadora, esdecir, por lo que Caro designa como movimiento, fenmeno que intenta pensarsobre la base de analogas con el espacio-tiempo (MS, p. 312) de las cienciasfsicas, aunque, desde luego, un experto en la materia tendra mucho qu decirsobre esa aproximacin, aun en los trminos de la poca del de Nueva Granada.

    Sin embargo, desde nuestra perspectiva de anlisis de la forma como en Mecnicasocial emerge la idea de una sociedad de individuos, esas dificultades de la analogapropuesta no tienen ninguna importancia. Lo que nos interesa poner de presentees la comprobacin que hace nuestro personaje acerca del carcter dinmico de la

    vida de los individuos y de las sociedades, tanto en el pasado como en laactualidad.

    Notables de Fundama y Campesinos de Vlez, en Lminas de la Comisin Corogrfica,1850. Biblioteca Nacional del Gobierno de Colombia.

    Jos Eusebio Caro dir, entonces, que si pudiramos llevar la observacin a su

    lmite y convertirla en universal, siempre nos encontraramos con el hechoabsoluto del movimiento. Como lo indica su propia descripcin de lo que observaen los mercados, en los paseos, en las tertulias, en los bailes, en los colegios, enlos talleres, en el campo, el hecho que se impone al observador es siempre elmovimiento, una accin que se prolonga de manera universal, dado que laaccin humana se levanta en toda la tierra, [l]o mismo en Filadelfia, Pars,Londres, Roma (MS, p. 128). Pero si en lugar del testimonio del observadordirecto acudimos a las pruebas testimoniales que nos ha dejado el pasado, lamisma conclusin debemos asumir, razn por la cual el escritor que hoyestudiamos invitar a sus lectores a recoger los testimonios de sus padres y de sushijos, de sus compatriotas y de los extranjeros, de los hombres y de las mujeres,de los mancebos, de los ancianos, de los que nacieron juntos y de los que jams sehan visto, de los amigos y de los enemigos, de los buenos y de los perversos (MS,

    p. 301), afirmando que tales testimonios de nuevo convencern de lo que seala laobservacin: que el hecho distintivo de la sociedad es el movimiento la accinsocial, en opinin del neogranadino bajo su forma individual, pues [d]onde nose encuentra la accin presente, se encuentra el vestigio, el resultado de unaaccin pasada (MS, p. 174), dir nuestro personaje como conclusin de unaenumeracinque ya debera resultarnos sintomtica de su idea de una sociedad deindividuos. En todo caso, Caro es un exaltado defensor de la idea delmovimiento, como rasgo distintivo tanto del individuo como de la sociedad,aunque queda pendiente por determinar la manera como aborda la relacin en sutrabajo la relacin entre individuo ysociedad. De forma rotunda escribir que [e]lmovimiento es la vida. Hombre inmvil, hombre nulo. Sociedad inmvil,sociedad nula. Hombre inmvil no es hombre, es cadver. Sociedad inmvil no essociedad, es cementerio (MS, p. 133).

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    2.3

    Convertido en etngrafo de manera figurada, desde luego, Jos EusebioCaro sale a la calle a observar ese eterno e incesante bullir que constituye lasociedad: Atravesemos de polo a polo a una ciudad cualquiera, a Bogot porejemplo, escribe, para preguntarse enseguida: Con qu se encuentra elobservador? Cul es la apariencia [de eso que encuentra]?, y responder deinmediato: En el cielo, millares de astros diferentes [] con diferentes

    velocidades en la ciudad, millares de hombres diferentes que se cruzan endirecciones diferentes (MS, pp. 123-124) dicho en otros trminos: segn nuestro

    escritor, lo que el observador urbano encuentra siempre son hombres o, comotambin l dice, un furioso remolino de hombres de las ms disparescondiciones: blancos, indios, negros, mozos, viejos, nios, mujeres, artesanos,mendigos, soldados, frailes, mercaderes hombres de todas caras, de todos

    vestidos, de todas estaturas, lo que en su texto designar como coleccin deindividuos, ofreciendo esa expresin como su definicin misma de sociedad(MS,p. 128).

    Lo que es distintivo de las enumeracionesque Jos Eusebio Caro propone comoel registro de su observacin es que por ninguna parte se encuentra la mencin delos viejos rdenes y cuerpos estamentales, ni en relacin con los cuerpos quesupuestamente abarcaban a las altas esferas de la sociedad, ni en relacin conlas corporaciones en que se incluan las castas y los grupos subalternos de la

    vieja sociedad colonial. Mientras que en un peridico de innegable raigambre

    ilustrada, como el Papel Peridico (1791-1796),14 4 dcadas atrs an se hacamencin de los miembros de la sociedad, acudiendo a un lenguaje de cuerposy estamentos, Caro, observador imaginario, lo que descubre es la presencia deindividuos particulares, mnadasaunque no utiliza esa palabra, unidades que sloa posteriori formarn una sociedad definida, repetimos, como coleccin deindividuos (MS, p. 126).

    Aunque la palabra mnada no sea utilizada en Mecnica social, no es unabuso introducirla, por lo menos en su sentido ms general es decir comounidad constitutiva mnima, puesto que Caro hablar del minimumy del maximumdela sociedad, afirmando que el minimum es cada individuo, la unidad, el yo,agregando enseguida: [D]ebajo de esta unidad no hay nada quebrado, debajode un hombre no hay medio hombre [] debajo del yo slo hay cero (MS, p.

    300). Y en cuanto al maximum, indicar que se trata del gnero humano, delconjunto de todas las unidades individuales, de la suma de todos los yoes,sealando a continuacin que all nadie asciende, pues [e]l que conoce elgnero humano es Dios (MS, p. 300).

    En ese trnsito de sbditos a ciudadanosy de una sociedad de estamentos a unasociedad de individuos, cabe resaltar quelos lderes de las revoluciones deindependencia se designan a s mismoscon el ttulo de ciudadano. Jos MaraEspinosa,El ciudadano Jos NarcisoSantander, 1825. Acuarela y tinta sobrepapel blanco, 34.1 x 25.7 cm. ColeccinBanco de la Repblica, Colombia.

    14 Cfr.Renn Silva, Prensa y revolucin a finalesdel siglo XVIII, 3a. ed. (Medelln: EditorialLa Carreta, 2005).

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    Segn lo indica el personaje que hoy nos ocupa, el movimiento no existe sinobajo formas particulares, y en el caso del hombre, para hablar con rigurosaexactitud, no debemos decir, un hombre se mueve, sino, un hombre anda,corre, habla, fuma, nada, salta, cabalga, respira (MS, p. 141), como una forma dedesignar el carcter concreto y singular de cada una de esas acciones y an demanera ms precisa, Caro indica que lo que la observacin revela es [u]ninmenso montn de hombres en movimiento incesante: este es el primer hechoque nos manifiestan en perspectiva las sociedades (MS, p. 124).

    El hombre singular cada hombre y el hombre genrico el hombre

    como especie no son cosas que se opongan: El hombre: esto es lo que dondequiera veremos pasar por delante, metamorfoseado de mil formas (MS, p. 124)es decir que bajo la apariencia de la diversidad, lo que el anlisis, ms que lasimple observacin, descubrir, ser un ente singular, igual a s mismo, ms all delo que puedan ser las diferencias histricas, que son puramente accidentales.

    Aqu hay dos puntos esenciales por resaltar, dos puntos en parte yamencionados, dos puntos bsicos para poder imaginar una sociedad deindividuos. El primero tiene que ver con la primaca del individuo sobre la sociedad, ypor lo tanto con la idea de la anterioridad del individuo sobre la sociedad. Elsegundo se relaciona con la idea de igualdad entre cada uno de los individuos queconstituyen una sociedad. Los dos puntos se encuentran relacionados. Respecto delprimero, Jos Eusebio Caro afirmar que cuando se hace la historia de la vida deun hombre en un da cualquiera, desde el momento del despertar, hasta el

    momento de despertar maana, lo que se encuentra son formas diversas delmovimiento, un movimiento prolongado, ya que el hombre no es ms que unaaccin similar a otras lo mismo ocurre con la sociedad, que no es ms que unhombre engrandecido, una accin inmensa, multiplicada, segn el nmero dehombres la proyeccin de cada una de las acciones individuales: Movimiento degeneraciones que se va sustituyendo llamado movimiento de poblacin (MS,p. 274). Respecto del segundo punto la relacin entre cada una de las unidades

    , nuestro personaje indicar que existe una completa analoga fsica entre unhombre cualquiera y los dems hombres, una analoga completa entre elloscomo seres agentes, lo que le permite afirmar que en el anlisis puede ser dejadade lado cualquier diferencia entre elementos particulares, pues esas diferenciasresultan ser puramente secundarias, consideradas al lado de los elementos desemejanza. As, por ejemplo, escribir a manera de una pregunta simplemente

    retrica, dado que su texto ya ha ofrecido la respuesta: Qu grado deimportancia pueden tener en nuestro examen las diferencias de edades, sexo,etc.? (MS, p. 178).

    Los dos puntos son esenciales, como se sabe, en la constitucin imaginaria deuna idea acerca del vnculo social en las sociedades modernas las sociedades deindividuos, en el sentido de Norbert Elias, en las que cada unidad es autnoma

    y soberana por ella misma, en el plano social y moral15la soberana del sujeto, y de hecho sustituible por otra de las unidades del conjunto, como nos lorecuerda hoy la existencia de sondeos y encuestas sociolgicas, pero tambin los

    sistemas electorales en las sociedades democrticas.16

    2.4

    Existe en Mecnica social un punto ms que debe resaltarse para tener el cuadrocompleto de ese nuevo sujeto moral, individual, soberano, autnomo, segn ladefinicin que de l ha hecho la moderna sociedad de relaciones contractuales yde vnculos definidos sobre el modelo del presente la sociedad consideradacomo una asociacin voluntaria y no sobre la base de formas de dependenciasocial heredadas del pasado. Se trata de lo que tiene qu ver con el sujeto librey conel ejercicio de la voluntad. Consideremos brevemente el problema.

    Recordemos que el manuscrito que aqu analizamos, cuyo ndice fue variasveces reelaborado (se trata adems, como ya lo hemos sealado, de una obra sinterminar), parece organizado sobre un doble plan. El primero (los llamadoscuatro primeros libros), concentrado en el estudio del movimiento y de la accinde individuos y sociedades, y en donde se enfatiza de manera repetida la distincin

    15 Sobre la constitucin de la soberanamoral autonoma moral del sujeto enlas sociedades modernas, cfr.J. B.Schneewind, La invencin de la autonoma. Unahistoria de la filosofa moral moderna(Mxico:FCE, [1988] 2009).

    16 Desde luego que no hay que confundir,como a veces se hace, la percepcinimaginaria del individuo aislado y autnomo(base de constitucin del individualismomoderno percepcin que se apoya tantoen datos sensoriales como en condicionesdel funcionamiento social y en las ideologas

    que acompaan ese funcionamiento) conla idea de la inexistencia de lazos y vnculosde interdependencia acentuados en lassociedades modernas. Cfr.al respecto de esaapariencia esttica, Karl Marx,Elementos

    fundamentales para la crtica de la economapoltica, p. 1, en donde este autor alemn nosrecuerda que la poca que genera estepunto de vista, esta idea del individuoaislado, es precisamente aquella en la cuallas relaciones sociales (universales desdeeste punto de vista) han llegado al ms altogrado de desarrollo alcanzado hasta elpresente, para agregar enseguida: Elhombre es, en el sentido ms literal, nosolamente un animal poltico, sino un

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    entre juicios de valor y juicios de hecho, la observacin objetiva de los hechos y laaspiracin a producir una ciencia de la sociedad que haya roto con las pasiones yobserve las conductas de los hombres como el astrnomo observa el movimientode los astros. Sin dejar de lado la aspiracin a un conocimiento objetivo, lasegunda parte de la obra intentaba adentrarse en el anlisis de la accin humana,pero sometindola al criterio de la libertad y por lo tanto de la voluntad aunquesea ste el terreno tal vez menos elaborado del trabajo.

    Jos Eusebio Caro anuncia al lector despus de haber constatado que elmovimiento humano es incesante, constante y universal, y que stas resultan ser

    las caractersticas ms visibles y determinantes del acontecer social que sepropone investigar en la segunda parte de su obra las causas de ese movimientoque no termina (MS, p. 140) e indica que tales causas dependen del tipo demovimiento en cuestin, pues las ciencias morales slo se ocupan de aqullas queponen en juego la voluntad, ya que [a]l ejercitar ciertas acciones espontneasobservamos que las acompaa un sentimiento particular que llamamos voluntad(MS, pp. 176-177) y que resulta ser una manifestacin de la libertad de losindividuos, hasta donde ello es posible en un mundo que no deja de estar regidopor Dios, como se desprende del contexto de la obra.

    Dentro de las sociedades de estamentos y castas de la poca colonial, el abanicoera un smbolo de poder que distingua a quienes se elevaban hasta los puestosms altos de la jerarqua. La manufactura y los materiales de este abanico enparticular son un indicio del estatus de su duea: Mara Francisca Villanova,esposa del virrey Antonio Jos Amar y Borbn. Annimo,Abanico que perteneci a

    Mara Francisca Villanova, esposa del virrey Antonio Amar y Borbn. Ca. 1803. Pintura,talla y ensamblaje (papel, acuarela, marfil, pintura dorada y plateada), 27.4 x 52.2cm. Reg. 877. Coleccin Museo Nacional de Colombia Museo Nacional deColombia.

    Caro enuncia en su texto la existencia de un lazo entre la voluntad y laaccin, pero de manera cauta agrega que ignoramos en qu consiste talfiliacin: Filiacin entre la voluntad y la accin. La ignoramos. Slo sabemosque el msculo se contrae. Que el nervio est excitado. Nada ms. Conjeturas,abandonando el tema de manera ms bien rpida, como quien huye del terrenodifcil y equvoco del fisiologismo, terreno que, junto con la perspectivasensualista de los utilitaristas ingleses y franceses, sera motivo de sus propiasreflexiones crticas en su obra de los aos posteriores.

    Por ahora se contentar con sealar, muy al final de su manuscrito y un pocoa modo de conclusin provisional de esta parte escasamente desarrollada de sutrabajo, que hasta ese momento tiene comprobado que: (1) el hombre es unaconstante accin, (2) la voluntad es siempre la causa de nuestras acciones, y (3)que, a pesar de ello, el hombre, en algunos casos, aun cuando ejerce su volicin,no es libre, que hay ms o menos libertad (MS, p. 198) una conclusin tmida,insegura, en parte ortodoxa, pero aceptable para quien fue un catlico convencidodurante toda su vida, pero una conclusin que de ninguna forma anula losresultados de sus investigaciones sobre el individuo en la sociedad moderna.

    animal que solo puede individualizarse ensociedad.

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    El contexto intelectual que hizo posible la obra de Caro fue el mismo quepermiti la Expedicin Cientfica de Roulin por Colombia, quien registr susobservaciones de dicha sociedad. Franois Desir Roulin, Bords de la Magdelaine.

    March Pompox,ca. 1823. Acuarela sobre papel, 20.3 x 26.7 cm. ColeccinBanco de la Repblica, Colombia.

    De todas maneras, y a pesar de lo que pueden considerarse desde el presente como vacilaciones en el avance hacia la formacin de un imaginario moderno delvnculo social, el crculo se va cerrando, y la idea de la anterioridad del individuo sobrela sociedad, la idea de su existencia como sujeto soberano con autonoma moral (ypoltica) va completndose, con olvido de la vieja nocin del individuo histrico,inscrito en las dependencias de los grupos y pertenencias que lo limitan, grupos quese inscriben en un cuadro histrico de repeticin, de actualizacin constante de los

    vnculos con el pasado. Igualmente va emergiendo la idea de la sociedad como repetimos una vez ms coleccin de individuos, como agregado que seforma por la suma de cada uno de ellos, de cada una de esas unidades que porprincipio se definen como iguales.

    3Ante una serie de reflexiones como las presentadas en Mecnica social, el lector nopuede dejar de preguntarse no slo por su origen inmediato, sino tambin por lascondiciones ms generales que las hicieron posibles, como enunciados

    verosmiles y asimilables en una sociedad.17

    3.1

    En el caso preciso de Jos Eusebio Caro y suMecnica social, la respuesta se buscdesde el propio siglo XIX en el momento en que se trazaron los primerosesbozos biogrficos del neogranadino y se inici la publicacin de sus obras enlos libros, en las lecturas realizadas por el autor, en la biblioteca de que pudodisponer. Uno de los hijos de este personaje, don Miguel Antonio el clebre

    constitucionalista y fillogo colombiano, uno de los padres de la Constitucinpoltica de 1886, que se encarg de poner en marcha como presidente de laRepblica, fij al parecer de manera indeleble los rasgos de esa explicacin. Setrata de un extravo, de un desvo momentneo, pronto corregido, que de modo

    fugaz arroj a su padre en brazos del sensualismo y del empirismo.18

    La explicacin es desde luego puramente circunstancial y deja de lado dosasuntos importantes: uno factual y otro conceptual. El factual tiene que ver conel hecho de que la lectura que Jos Eusebio Caro hizo de Comte y de Bentham,de Say y de Tracy (iniciada antes de 1836), es anterior a su conocimiento de lospeores de los enciclopedistas franceses como deca su hijo aos despus,conocimiento que realiz, segn una extendida leyenda, gracias al prstamo deuna biblioteca de autores extranjeros, franceses e ingleses, en 1837, meses

    17 Sobre estos puntos complejos de lasrelaciones entre un sistema de enunciados ysu contexto de circulacin, tal como aquabordamos el problema, confrontar el ya

    clsico trabajo de Quentin Skinner,Significado y comprensin en la historia delas ideas, en Lenguaje, poltica e historia(Buenos Aires: Universidad Nacional deQuilmes, 2007), pp. 109-164.

    18 Cfr.Obras escogidas en prosa y en verso,publicadas e inditas, de Jos Eusebio Caro,ordenadas por los redactores de El Tradicionista,con una introduccin por los mismos y una poesa

    apologtica por Rafael Pombo(Bogot: Imprentay Librera de El Tradicionista, 1783) pp.iii-xliv para la introduccin.

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    despus de iniciada la redaccin deMecnica social. El asunto conceptual tiene quver con que el hijo del autor que hoy estudiamos se refiere al abandono delsensualismo y el empirismo por parte de su padre, lo que efectivamente ocurri apartir de 1840, pero no al abandono del positivismo, de la concepcinatomista y mecanicista de la vida social, un elemento que parece haberpermanecido a lo largo de toda su obra, con las inflexiones y matices que puedensuponerse y que tampoco debi ser del gusto de Miguel Antonio Caro.

    Pero ms all de ello, la dificultad consiste en que esa explicacin deja delado el mbito concreto de la formacin cultural de Jos Eusebio Caro, los

    lugares precisos de su socializacin intelectual, las redes de polmicas pblicascon las que se engarza Mecnica social, en fin, la coyuntura intelectual en torno a lacual este escritor construye su reflexin, una reflexin que es a la vez impulsadapor las discusiones de los jvenes intelectuales que eran sus amigos yrelacionados, pero que es a la vez un intento de intervenir en esa coyunturaideolgica a la que se siente ligado, en tanto esas discusiones son la forma mismade la actualidad poltica, tal como la procesa un grupo de jvenes hombres deletras. Entonces, lo que hay que poner de presente para poder localizar Mecnicasocialen su contexto real de existencia es la propia situacin poltica de la NuevaGranada, de un lado, y, de otro lado, las discusiones polticas de la jovengeneracin de hombres de letras que, a punto de terminar sus estudios defilosofa y de jurisprudencia, se iniciaban en el camino de la poltica bajo suforma moderna, es decir, como una actividad que supone la escritura, laargumentacin, el convencimiento o la derrota del adversario en el escenariopblico y una fuerte carga de ideas con la que pudiera estructurarse no slo una

    posicin, sino tambin una doctrina.

    Este mapa de los tres departamentos Venezuela, Cundinamarca y Quito fuededicado por su autor, Agustn Codazzi, al Congreso Constituyente de 1830,para servir a la historia de las guerras de independencia de dicho pas.Mapa deVenezuela, Cundinamarca y Ecuador. Litografa, 43 x 60 cm. En Agustn Codazzi,

    Atlas fsico y poltico, 1840. David Rumsey Historical Map Collection,www.davidrumsey.com

    En cuanto a la coyuntura poltica, hay que decir que, ms all del carcter generalde la poca organizacin de una repblica democrtica en una sociedadposrevolucionaria, la Nueva Granada se encontraba afectada por gravestrastornos polticos y constitucionales luego de la disolucin en 1830 de la GranColombia, momento en que se desatan todas las pugnas posibles en torno alnuevo destino de la nacin y a la propia sucesin presidencial, lo cual hace quetoda la dcada se encuentre signada no solamente por cierto margen deinestabilidad lo que puede ser normal en las democracias en formacin, sinoaun por una gran zozobra en cuanto al destino mismo de la sociedad polticaconstitucional, en virtud de que las facciones en pugna los embriones de lospartidos polticos que hacia mediados de siglo se definirn como liberales yconservadores no slo no encontraban con facilidad acuerdo sobre las reglasque deban asegurar la continuidad del sistema representativo, sino que

    19 Sobre los rasgos generales de la vida ypoltica despus de la crisis de 1808 y

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    sostenan proyectos polticos que les parecan muy diferenciados, aunque enrealidad todos ellos se inscriban en un horizonte comn: la democraciarepresentativa y el rechazo de la vieja sociedad colonial. De este modo, no esdifcil imaginarse que en circunstancias polticas de esa naturaleza, abordar losproblemas de la cohesin social, de la dinmica socialy el movimiento, apareciera comoun tema y necesidad inaplazables a un idelogo de amplio vuelo terico como lo

    era Jos Eusebio Caro.19

    En el plano de las sociabilidades intelectualeshay que mencionar que Caro mismoadvirti sobre las races intelectuales de su texto en su propio presente, al escribir:

    Un argumento del D[octo]r J[os] I[gnacio] Mrquez ha sido la causa que hamotivado esta obra. Los estudiantes de legislacin defendan con Bentham [] y

    el D[octo]r [] presentaba (MS, pp. 239-240),20 es decir, que lo que ofrececomo motivacin directa de su escritura es el propio mbito de las discusionespolticas que tenan como escenario precisamente la institucin escolar en querealizaba sus estudios de filosofa. Hay que insistir aqu en que los dos principalesprofesores que nuestro multicitado personaje tuvo durante sus estudios fueronEzequiel Rojas y Jos Ignacio Mrquez, es decir, dos polticos jvenes que en losaos inmediatamente siguientes ocuparan altos cargos pblicos de hechoMrquez sera presidente de la Repblica y Caro aparecer muy pronto

    vinculado a las altas esferas del gobierno, a travs de cargos en laadministracin de las finanzas y en la direccin de la economa y ser partcipedirecto de las luchas polticas que al final de la dcada de 1840 lo llevarn por tres

    aos al exilio en los Estados Unidos. Como se sabe, esa relacin entre vidaacadmica y poltica es distintiva del primer siglo republicano y quiz de buenaparte del siglo XX, en el caso colombiano, de tal forma que las discusiones delaula, sobre el futuro de la sociedad, eran las mismas discusiones de las instanciasrepresentativas, de laprensay delforo pblico.

    La pregunta que queda por plantear en este punto es la que tiene que ver nocon la naturaleza de la intervencin del escritor de Nueva Granada en la coyunturapoltica a travs de su Mecnica social un hecho que no presenta mayoresdificultades de interpretacin, sino con la forma en que interviene, puesto que setrata, hasta donde sabemos, de una forma nicade intervencin, ya que Caro nobusca de manera directa en esos aos el terreno de la reflexin poltica muchomenos el terreno de la reflexin poltica partidista, sino que dibuja unainterpretacin de sus opciones sobre dinmica y cohesin social a travs de undiscurso abstracto, de una gran estilizacin, acudiendo a una discusin deapariencia puramente formal sobre el movimiento social, definido comocontinuo y universal, sin especificar de ningn modo las condiciones espacio-temporales que le dan su carcter concreto y singular de hecho social localizado.

    Se trata, pues, de un proyecto de alta elaboracin intelectual, que buscaproducir un elemento de legitimacin de un tipo nuevo de sociedad a travs de undiscurso abstracto, el cual parecera no dirigirse a ninguna sociedad en particular, yque tiene el mrito intelectual y mucho ms en los trminos de esa sociedadde construir un sistema abstracto que quiere ser una de las formas en que su autorse ayuda para alejarse del mundo inmediato de las pasiones y de las militancias eintentar producir un discurso razonado, que permita tomar distancia de losintereses y pasiones que no dejan de comprometer el juicio de todo actor social

    incluido desde luego el juicio de los analistas. La insistencia de Caro, que atrshemos resaltado, en distinguir entre juicios de valor y juicios de hecho y mantenersu escritura al margen de las palabras cortantes y tumultuosas, encontr un apoyopreciso en las formulaciones objetivistas de Augusto Comte, las cuales, a pesarde todas sus limitaciones reconocidas, siguen siendo por muchos aspectos unaconquista del pensamiento social moderno.

    3.2

    No parece exagerado, pues, afirmar la presencia inmediata de lo socialbajo suforma poltica e intelectual en la Mecnicade Jos Eusebio Caro. Sin embargo,resulta difcil creer que un tipo de enunciados como el que moviliza la obra puedaadquirir presencia y efectos duraderos en la vida intelectual y poltica sin que dealguna forma (definida o tenue) esa sociedad en cuestin sea al tiempo recorrida

    durante la primera mitad del siglo XIX enHispanoamrica, cfr.Antonio Annino yFranois-Xavier Guerra (coords.), Inventandola nacin. Iberoamrica. Siglo XIX(Mxico:FCE, 2003) sobre el caso especfico deColombia, cfr.David Bushnell,El rgimen deSantander en la Gran Colombia(Bogot: El

    ncora, 1985), y del mismo autor, Colombia,una nacin a pesar de s misma(Bogot:Planeta, 1996), captulos 3 y 4.

    20 El texto completo es: Un argumentodel Dr. J. I. Mrquez ha sido la causa que hamotivado esta obra: los estudiantes delegislacin defendan, con Bentham, que lasacciones malas, no lo son sino por laspenasque producen y el Dr. J. I. Mrquezpresentaba acciones generalmente reprobadascomo malas, como injustas, y que noproducen ninguna pena. Creo que losprincipios, sentados en esta obra, aclarancompletamente esta contradiccin. Peropara encontrarlos ha sido necesario quitarlos ojos de todo lo que yo saba, olvidarlo

    enteramente, y comenzar un estudio nuevo(Mecnica social, pp. 239-240).

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    por corrientes sociales, demogrficas y culturales que de algn modo anuncian lasevoluciones que de manera transfigurada y estilizada hacen su aparicin en eltexto. La verosimilitud de un conjunto de enunciados y, sobre todo, la posibilidadmisma de que encuentren formas de recepcin y de apropiacin de parte de unpblico, por minoritario que sea, tiene supuestos sociales y culturales que son losnicos que pueden hacer de tales enunciados frmulas crebles, frmulas inscritasen el campo de lo posible.

    Censo de poblacin de los Llanos, 1782. Archivo General de la Nacin -Colombia. Seccin: Mapas y planos, Mapoteca 7 N 1353 PL 20.

    En el caso de la Nueva Granada, la idea de una sociedad de individuos eraalgo que se encontraba propuesto desde por lo menos los aos setenta del sigloXVIII, pues era uno de los elementos presentes en el proyecto de avance del

    Estado absolutista sobre esa sociedad que se le escapaba por todas partes.21 Setrataba de una idea que se encontraba inscrita en el imaginario mismo de lamonarqua de los Borbones, en sus elementos liberales sin hacer ninguna

    valoracin actualizada de ese trmino, en tanto laforma ideal del lazo social talcomo era concebido por el absolutismo supona como trmino una sociedadestructurada con base en una dicotoma esencial: la del seor y los vasallos, como se

    expresa en el proyecto nunca logrado del absolutismo, en su lucha contra los cuerpos ylos rdenes sociales, y contra todas las formas de organizacin del vnculo socialbajo la forma de privilegio corporativo, de grupo estamental y de particularismo

    jurdico.22

    Los informes de los visitadoresdel ltimo tercio del siglo XVIII a las zonas delpas en las cuales se mantenan formas de propiedad comunal indgena laszonas llamadas de resguardo en trminos locales son muy indicativos en estadireccin y muestran dos realidades que operaron como las dos grandescondiciones de posibilidad de una sociedad de individuos, en tanto esos doselementos eran de manera conjugada dos formas de disolucin de los principiosmismos que estructuraban el orden social aunque ello no quiere decir que, en larepresentacin que los idelogos de la primera organizacin republicana se

    hacan del proceso de transformacin social a que se enfrentaban, esos elementosaparecieran con la misma claridad con que hoy se presentan ante el historiadorque intenta analizar el proceso. Por un lado, los visitadores de la Corona dabancuenta de que las viejas tierras de resguardo en realidad haban dado lugar a unasociedad ampliamente mestiza, en la que se confundan indios, mestizospropiamente dichos en todas las gradaciones que el virreinato de la NuevaGranada conoci, blancos pobres y en muchas oportunidades negros libres ytoda clase de zambos. Se trataba de un mestizaje que era al mismo tiempobiolgico y cultural, y que en buena medida tena como referencias centrales deidentidad la lengua castellana, la religin catlica y la propia monarquasin que estoniegue la posibilidad de sntesis originales y desconocidas, el mantenimiento deelementos diferenciales entre los distintos grupos tnicos y la existencia decapas culturales, organizadas a la manera de estratos superpuestos, que deberan

    21 Cfr.Germn Colmenares (ed.), Relacionesde mando de los gobernantes de Nueva Granada(Bogot: Banco Popular, 1989), enparticular el tomo I, Prlogo, pp. 5-26.

    22 Sobre el modelo ideal de organizacinsocial de sus posesiones ultramarinas talcomo las dise la Corona espaola, sobrelas dificultades y a veces imposibilidades

    prcticas de ese diseo y sobre sudistancia con la realidad a medida que la

    sociedad fue adquiriendo una dinmicapropia, de acuerdo a sus propiasevoluciones sociales, confrontar elimportante texto de Franois-XavierGuerra, Ltat et les communauts:comment inventer un empire

    Introduction, en S. Gruzinski y N.Wachtel (dirs.), Le nouveau monde/Mondesnouveaux. Lexprience amricaine (Pars:ditions de lEHESS, 1996), pp. 351-364.

    23 Me apoyo de manera principal enFrancisco Antonio Moreno y Escandn,Indios y mestizos de la Nueva Granada a finalesdel siglo XVIII(Bogot: Banco Popular,1985), que contiene importantes informesde las visitas del fiscal Moreno y Escandna la zona de comunidades indgenas delcentro oriente del pas en 1780 y un anlisismuy cuidadoso de tales visitas e informes,

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    seguramente remitir a pocas largas y cortas de la formacin cultural de esa

    sociedad23

    Por otro lado, ms all del mestizaje, lo que permitan comprobar las visitashechas a las zonas de fuerte presencia de sociedades locales definidas en principiocomo comunidades indgenas era que el orden social idealfijado por la monarquaen el siglo XVI haba hecho agua, y la idea de rdenes sociales separados(viviendo sin mezcla ni relacin, organizados bajo la forma de castas socialesracialmente definidas) haba perdido todos o casi todos sus apoyos en la realidad,y el modelo ideal pensado por la Corona estaba hecho trizas por el impacto del

    mestizaje, de formas aceleradas de cambio en las comunidades agrarias, por laconsolidacin de la vida urbana, no a partir de grandes metrpolis (como Mxicoo Lima), sino de pequeas villas y ciudades, como ocurra en gran medida en lazona centro oriental del territorio (lo que hoy designamos como Cundinamarca,

    Boyac y Santander).24

    Un principio inicial de homogeneizacinsocial recorra, pues, la sociedad, y en lamedida de su avance ceda el peso de las estructuras comunitarias y se producanformas nuevas de clasificaciny de estratificacinque en parte nos son desconocidas,constituyndose por primera vez lo que en trminos sociolgicos no polticos

    puede designarse como pueblo o clases sociales subalternas, utilizando lapalabra clase en su acepcin moderna. Que se trataba de un proceso en curso yseguramente inicial, que su evolucin posterior conocera grandes desigualdades y

    momentos de discontinuidad, es difcil negarlo, como aun ms difcil resulta negaresa tendencia homogeneizadora que es uno de los caminos de formacin de una

    sociedad de individuos moderna.25

    Sobre estos puntos resulta necesario recordar la posicin de todos losilustrados neogranadinos, quienes, como aliados que eran de la monarqua y comobuenos observadores de lo que ante sus ojos ocurra, fueron partidariosdeclarados de la disolucin de las comunidades indgenas y de la creacin de unasola categora de sujetos a la que designaron de manera explcita con el trmino deciudadanos. Se pueden citar a este respecto, sabiendo que expresan una idea comnal conjunto de los ilustrados, las palabras de uno de los ms reconocidamentemodernos de entre ellos, Pedro Fermn de Vargas, quien en su Memoria sobre lapoblacin, publicada por el Papel Peridico de Santaf, escribi: Sera muy dedesear que se extinguiesen los indios, confundindolos con los blancos,declarndolos libres de tributo y dems cargas propias suyas, y dndoles tierras en

    propiedad.26

    4

    En el campo de las legitimaciones del nuevo orden social posrevolucionario enHispanoamrica en el siglo XIX,Mecnica social, la obra temprana inacabada y nopublicada hasta el ao 2002 de Jos Eusebio Caro, aparece como un texto decierta originalidad. Mientras que la mayor parte de tales legitimaciones de la nuevasociedad se inscribieron en el registro constitucional y expresaron ante todo enlenguaje jurdico la novedad de la nueva formade concebir el vnculo social, elarriba mencionado autor tom el camino de la reflexin abstracta y general paraproducir la idea de la primaca del individuo y su anterioridad respecto de la

    sociedad, fundando por esta va uno de los caminos de justificacin de lasoberana del sujeto.

    El mrito de la reflexin de esta figura neogranadina parece estar no slo enel uso temprano que hace de las ideas sobre la sociedad de Augusto Comte, sinotambin, ante todo, en el hecho de que ellas le sirvan para intentar una reflexinque se concibe a s misma como objetiva y alejada del mundo de las pasionesque impeda o limitaba una reflexin sobre la sociedad que fuera ms all delmundo de las facciones que pareca cerrar las posibilidades de existencia de lasnuevas naciones en formacin.

    Los textos polticos posteriores de Caro no abandonan ninguna de sus ideassobre el individuo autnomo y soberano, y su compromiso tanto con el partido

    realizado por J. O. Melo.

    24 Pero no menos en otras regiones dedinmica econmica y social muyimportante, como Antioquia. Cfr., porejemplo, Sucinta relacin de lo ejecutado en lavisita de Antioquia por el oidor Juan Antonio

    Mon y Velarde(Entresacada del Bosquejobiogrfico del seor oidor Juan Antonio Mon y

    Velarde, visitador de Antioquia, 1785-1788, porEmilio Robledo) (Bogot: Banco de laRepblica, 1954).

    25 Uno de los problemas ms sentidos en elanlisis de la sociedad hispanoamericana delos siglos XVI a XVIII es el que se relacionacon la ignorancia que tenemos del

    vocabulario con el que se clasifica y designaa los grupos sociales y sobre todo con sustransformaciones a lo largo del tiempo. Parael Nuevo Reino de Granada no existe un

    solo trabajo que aborde de forma directa ycuidadosa ese problema, aunque a veces demanera aislada aparecen referencias sobre el

    vocabulario con que se designa a los grupossociales subalternos. Ideas muy importantese indicaciones acerca del tratamiento delproblema pueden verse en Fanny Cosandey,Dire et vivre lordre social en France sous lAncienRgime(Pars: ditions de lEHESS, 2005),una reunin de textos muy incisivos sobreel sentido y la importancia del estudio del

    vocabulario (categoras y clasificaciones) delas sociedades en la perspectiva de lahistoria social.

    26 Cfr.Pedro Fermn de Vargas, Pensamientospolticos. Siglo XVII-siglo XVIII(incluye laMemoria sobre la poblacin), (Bogot:Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura,1986) la Memoria en las pginas 117 a154, y la cita en la pgina 137.

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    conservador como con su programa (del cual es uno de los redactores yfirmantes) no lo conduce al abandono de la concepcin atomista de la sociedady al regreso a una concepcin organicista del mundo social, aunque algunos deestos elementos puedan observarse a veces en las formulaciones de su partido,como se ven tambin en las del partido liberal, que ser su oponente permanenteen el siglo XIX y en el siglo pasado.

    El periodo que vivi Jos Eusebio Carofue de gran agitacin poltica. Estainestabilidad hizo que el debate sobre losfundamentos de la sociedad y los lazos

    entre los ciudadanos se hiciera relevanteen su estudio. Esta misma inestabilidadfue capturada en los versos Por las velas,el pan y el chocolate / Yo combato, tcombates, l combate, los cualespertenecen a un poema escrito por JosManuel Marroqun, al tiempo que danttulo a este leo de Garay. Tanto los

    versos como el leo describen lainterrupcin de la tranquilidad cotidianapor las guerras civiles que agitaron alsiglo XIX. El leo de Garay es parte delgnero costumbrista que al igual quelas acuarelas de Roulin y el tratado deCaro tiene la intencin de registrarfielmente los hechos de Colombia, sin

    agregar juicios de valor. Epifanio Garay,Por las velas, el pan y el chocolate, ca. 1870.leo sobre madera, 41 x 31 cm. Nmerode registro: 3113. Coleccin MuseoNacional de Colombia MuseoNacional de Colombia.

    Desde este punto de vista, habr que decir que los conservadorescolombianos, como en muchos otros pases latinoamericanos, sern ampliamenteliberales segn haba indicado hace mucho tiempo Jaime Jaramillo Uribe yque en Colombia en el siglo XIX no hubo de manera estricta partidos queintentaran representar el mundo prerrevolucionario y clamar por la vuelta a esemundo, aunque, por el contrario, en la primera mitad del siglo XX, s seencontrar en Colombia un intento por volver a inscribir la marcha de la sociedaden el curso de jerarquas sociales pensadas como naturales y se intentar laimposicin de un orden corporativo de democracia y ciudadana restringidas.

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