semanario litúrgico nº 2019 que no vuelva a tener sed ni ... · la mujer le dijo: “señor, dame...

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III DOMINGO DE CUARESMA CICLO A • 15 DE MARZO, 2020 NuestraIglesia Arquidiócesis de Guayaquil Jesús, cansado del camino, se sienta junto al manantial de Jacob. Una mujer samaritana llega a sacar agua. De una manera espontánea, inicia el diálogo pidiéndole que le diera de beber. Ella se sorprende porque no era habitual que lo hiciera alguien diferente de su pueblo. Jesús la desconcierta mucho más al decirle: “si conocie- ras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda tú misma me pedirías a mí, y yo te daría agua viva”. (Juan 4, 10) Muchas personas, en estos años, se han aleja- do de Dios sin darse cuenta de lo que está pasando en su interior. Dios les es extraño y hasta lejano, como una parte de su etapa infan- til, incluso que les causa miedo o malestar. ¿Qué hacer? No hay que buscar pruebas cien- tíficas para demostrar su existencia, como si fuera objeto de laboratorio, ni tampoco sólo entender y defender los dogmas religiosos. Lo más prudente es volver a Jesús para que, de una manera sencilla y confiada, nos conduzca hasta su Padre que nos acoge con un corazón grande y nos libera de nuestras mediocridades, errores y egoísmos. Jesús es el Don de Dios Padre que nos ayuda a conocerle y a experimentar su amor gratuito e incondicional por encima de las diferencias étni- cas, sociales y religiosas. Semanario Litúrgico Nº 2019 Tiraje: 130.000 ejemplares. Director: P. César Piechestein Impresión: Editorial Arquidiocesana “Justicia y Paz”, Cdla. Pradera 1, Mz. B-3, solar 7 Teléfono: 2433 075 - Fax. 2498 849 e-mail: [email protected] + LUIS G. CABRERA HERRERA, OFM. Arzobispo de Guayaquil Profesión de fe 7 Oración para después de la Comunión 10 Oración de los fieles 8 El don de Dios L 16 M 17 M 18 J 19 V 20 S 21 D 22 Santoral y Lecturas diarias | 16 - 22 de Marzo / 2020 Creo en Dios, Padre todopoderoso, ... LITURGIA DE LA EUCARISTÍA (sólo la reza el sacerdote) Oración sobre las ofrendas 9 Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad en nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesu- cristo, nuestro Señor. R/. Amén. Por estas ofrendas, Señor, concédenos en tu bondad, el perdón de nuestras ofensas y ayúda- nos a perdonar a nuestros hermanos. Por Jesu- cristo, nuestro Señor. R/. Amén. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusa- lén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adora- rán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla conti- go”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creye- ron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”. Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús. Semanario Litúrgico Nº 2019 2. Por los que no conocen el don de Dios y lo buscan incansablemente; para que descu- bran la fuente de agua viva en Cristo. Oremos. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Señor Dios nuestro, tú calmaste la sed de tu pueblo haciendo brotar el agua de la roca, y por medio de tu Hijo diste a la samaritana el agua de la vida; atiende nuestras súplicas, danos de beber, derrama sobre nosotros el agua del Espíri- tu. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén. S. JULIÁN DE ANAZARBO, mártir • 2 Re 5, 1-15/ Sal 41 y 42/ Lc 4,24-30 S. PATRICIO, obispo • Dan 3,25.34-43/ Sal 24/ Mt 18,21-35 S. CIRILO DE JERUSALÉN, obispo y Dr. de la Iglesia • Deut 4, 1. 5-9/ Sal 147/ Mt 5, 17 - 19 S. JOSÉ, esposo de la B.V.M. solemnidad 2 Sam 7,4-5. 12-14. 16/ Sal 88/ Rom 4,13.16.22/ Mt 1,16.18-21,24 S. MARTIN DURMIENSE, obispo • Os 14,2-10/ Sal 80/ Mc 12,28-34 S. NICOLÁS DE FLÜE, sacerdote • Os 6, 1-6/ Sal 50/ Lc 18, 9-14 S. LEA DE ROMA, religiosa • 1 Sam 16, 1.6-7. 10-13/ Sal 22/ Ef 5,8-14/ Jn 9, 1-41 Oremos al Señor nuestro Dios, fuente de agua viva. Decimos: Te rogamos Señor. 1. Por los que nos llamamos cristianos; para que se despierte en nosotros, como a la samaritana, la sed de profundizar en la fe. Oremos.

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Page 1: Semanario Litúrgico Nº 2019 que no vuelva a tener sed ni ... · La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”

I I I D O M I N G O D E C UA R E S M A • C I C LO A • 1 5 D E M A R ZO, 2 0 2 0

NuestraIglesiaArquidiócesis de Guayaquil

Jesús, cansado del camino, se sienta junto al manantial de Jacob. Una mujer samaritana llega a sacar agua. De una manera espontánea, inicia el diálogo pidiéndole que le diera de beber. Ella se sorprende porque no era habitual que lo hiciera alguien diferente de su pueblo. Jesús la desconcierta mucho más al decirle: “si conocie-ras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda tú misma me pedirías a mí, y yo te daría agua viva”. (Juan 4, 10)

Muchas personas, en estos años, se han aleja-do de Dios sin darse cuenta de lo que está pasando en su interior. Dios les es extraño y hasta lejano, como una parte de su etapa infan-til, incluso que les causa miedo o malestar.

¿Qué hacer? No hay que buscar pruebas cien-tíficas para demostrar su existencia, como si fuera objeto de laboratorio, ni tampoco sólo entender y defender los dogmas religiosos. Lo más prudente es volver a Jesús para que, de una manera sencilla y confiada, nos conduzca hasta su Padre que nos acoge con un corazón grande y nos libera de nuestras mediocridades, errores y egoísmos.

Jesús es el Don de Dios Padre que nos ayuda a conocerle y a experimentar su amor gratuito e incondicional por encima de las diferencias étni-cas, sociales y religiosas.

Semanario Litúrgico Nº 2019 Tiraje: 130.000 ejemplares. Director: P. César PiechesteinImpresión: Editorial Arquidiocesana “Justicia y Paz”, Cdla. Pradera 1, Mz. B-3, solar 7 Teléfono: 2433 075 - Fax. 2498 849 • e-mail: [email protected]

+ LUIS G. CABRERA HERRERA, OFM. Arzobispo de Guayaquil

Profesión de fe7

Oración para después de la Comunión10

Oración de los fieles8

El don de Dios

L 16M 17M 18

J 19V 20S 21D 22

Santoral y Lecturas diarias | 16 - 22 de Marzo / 2020

Creo en Dios, Padre todopoderoso, ...

LITURGIA DE LA EUCARISTÍA(sólo la reza el sacerdote)

Oración sobre las ofrendas9

Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad en nuestra vida la gracia recibida en este sacramento. Por Jesu-cristo, nuestro Señor. R/. Amén.

Por estas ofrendas, Señor, concédenos en tu bondad, el perdón de nuestras ofensas y ayúda-nos a perdonar a nuestros hermanos. Por Jesu-cristo, nuestro Señor. R/. Amén.

La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusa-lén”.

Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adora-rán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.

La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla conti-go”.

Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creye-ron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

Semanario Litúrgico Nº 20192. Por los que no conocen el don de Dios y lo buscan incansablemente; para que descu-bran la fuente de agua viva en Cristo. Oremos.Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Señor Dios nuestro, tú calmaste la sed de tu pueblo haciendo brotar el agua de la roca, y por medio de tu Hijo diste a la samaritana el agua de la vida; atiende nuestras súplicas, danos de beber, derrama sobre nosotros el agua del Espíri-tu. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amén.

Proclamación del santo Evangelio de Nues-tro Señor Jesucristo según san Juan 4, 5-15. 19-26. 39. 40-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.

Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discí-pulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samarita-na?”. (Porque los judíos no tratan a los samarita-nos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a Él, y Él te daría agua viva”.

La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?”. Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”.

S. JULIÁN DE ANAZARBO, mártir • 2 Re 5, 1-15/ Sal 41 y 42/ Lc 4,24-30

S. PATRICIO, obispo • Dan 3,25.34-43/ Sal 24/ Mt 18,21-35

S. CIRILO DE JERUSALÉN, obispo y Dr. de la Iglesia • Deut 4, 1. 5-9/ Sal 147/ Mt 5, 17 - 19

S. JOSÉ, esposo de la B.V.M. solemnidad • 2 Sam 7,4-5. 12-14. 16/ Sal 88/ Rom 4,13.16.22/ Mt 1,16.18-21,24

S. MARTIN DURMIENSE, obispo • Os 14,2-10/ Sal 80/ Mc 12,28-34

S. NICOLÁS DE FLÜE, sacerdote • Os 6, 1-6/ Sal 50/ Lc 18, 9-14

S. LEA DE ROMA, religiosa • 1 Sam 16, 1.6-7. 10-13/ Sal 22/ Ef 5,8-14/ Jn 9, 1-41

Oremos al Señor nuestro Dios, fuente de agua viva. Decimos: Te rogamos Señor.1. Por los que nos llamamos cristianos; para que se

despierte en nosotros, como a la samaritana, la sed de profundizar en la fe. Oremos.

Page 2: Semanario Litúrgico Nº 2019 que no vuelva a tener sed ni ... · La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”

éramos pecadores.Palabra de Dios R/. Te alabamos, Señor.Oh Dios, autor de toda misericordia y de toda

bondad, que nos diste como remedio para el pecado: el ayuno, la oración y la limosna, mira con agrado nuestra humilde confesión y, a quienes nos sentimos oprimidos por nuestra conciencia, leván-tanos siempre con tu misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. R/. Amén.

Salmo responsorial3 [Salmo 94]Oración colecta1

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura2

SANTO EVANGELIO6

Aclamación antes del Evangelio5

Dios nunca nos abandona ante nuestras necesida-des. El pueblo de Israel es probado en el desierto. Ante sus quejas, Dios se hace presente, haciendo brotar agua de la roca.

Lectura del libro de Éxodo 17, 3-7

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: “¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nues-tro ganado?”.

Moisés clamó al Señor y le dijo: “¿Qué puedo hacer con este pueblo? Solo falta que me apedreen”. Respondió el Señor a Moisés: “Pre-séntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”.

Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: “¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?”.

Palabra de DiosR/. Te alabamos, Señor.

La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusa-lén”.

Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adora-rán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”.

La mujer le dijo: “Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla conti-go”.

Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creye-ron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.Vengan, lancemos vivas al Señor,aclamemos al Dios que nos salva.Acerquémonos a él, llenos de júbilo,y démosle gracias.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.Vengan, y puestos de rodillas,adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo,pues él es nuestro Dios y nosotros su pueblo:él es nuestro pastor y nosotros sus ovejas.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.Hagámosle caso al Señor, que nos dice:“No endurezcan su corazón,como el día de la rebelión en el desierto,cuando sus padres dudaron de mí,aunque habían visto mis obras”.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.Segunda Lectura4

Cfr. Jn 4,42. 15R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed.

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Jesús es quien inicia el diálogo con la Samaritana, mujer despreciada por pecadora y por ser de Samaria. De aquel encuentro, la mujer sale como discípula de Jesús.

San Pablo nos aclara lo que es la salvación. Al incorporarnos a Cristo. Dios ha dejado constancia de su amor por nosotros, entregando su Hijo único.Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 5, 1-2, 5-8Hermanos: ya que hemos sido justificados por

la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.

La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado.

Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún

Proclamación del santo Evangelio de Nues-tro Señor Jesucristo según san Juan 4, 5-15. 19-26. 39. 40-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.

Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discí-pulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samarita-na?”. (Porque los judíos no tratan a los samarita-nos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a Él, y Él te daría agua viva”.

La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?”. Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”.