seccion de dublicaciones, prbnsa y provaganda hojas

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_rllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll_ "cttqtti]lo". los nombres vttltiares cia qtte cl cttltico representa y los ^;raves d<uios que - le iníli^e, siu ^Ine n^uchos agricultores aclohten me- di<las d^ defensa eficaces, nos lleva a clivttlg;lr al- lululluuuullnnlnullulnlulululnlulnlnulnlnlunulullululnllululunluullulnlnlumlulnlllll;. Entas Ilo.ins se rerniten Rratie a quicn lns pida a la ^Srcción de^ Publicaciones, Prensa y Propa€anda, del Ministerio de Agricultura. MINISTERIO DE AGRICULTURA SECCION DE DUBLICACIONES, PRBNSA Y PROVAGANDA ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^,^^^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^ ^^^^^^^^„^^^^^^^ ^^^^^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^„^^^^^^^„^^^^^^^^^^ HOJAS DIVULGADORAS AÑO XXXIV l^rinrih<Il JUNIO, 1942 ^IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIillllllir -111111111111IIIIII III III IIIIIII III I II I IIIIIII IIIII III IIIII I IIIII III IIII II I II I lil IIIIIIII IIIIIIIiIIIIII^E811111fllili11111111111111111111ti11111111111'_- = LA "CUCA" 0"GUSANO NEGRO" DE LA ALFALFA = = I.;^ rlli;llf;l. - nc: csl)af^ul,l^, turrajc Por Aurzr.Lio l^uiz Cns^xo. _ In^eniero Agrónonto. _ ^lrl re^adío ^le algttnas regi^,- = sttire antt;llmcntc c{,It cle :tlfalfa 2.a SERIE. N,° 44 ^^arial>lc^ iltten,i^l;ul cl ata- _ atacadas por cl _= que cle e^te insecto, concx•i<lo `<^usano ne^ro" u "oruf;a". también coti ^ dc "morito" "oruga" "coquillo" y

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Page 1: SECCION DE DUBLICACIONES, PRBNSA Y PROVAGANDA HOJAS

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"cttqtti]lo".

los nombres vttltiares

cia qtte cl cttltico representa y los ^;raves d<uios que -le iníli^e, siu ^Ine n^uchos agricultores aclohten me-

di<las d^ defensa eficaces, nos lleva a clivttlg;lr al-

lululluuuullnnlnullulnlulululnlulnlnulnlnlunulullululnllululunluullulnlnlumlulnlllll;.

Entas Ilo.ins se rerniten Rratie a quicn lns pida a la ^Srcción de^Publicaciones, Prensa y Propa€anda, del Ministerio de Agricultura.

MINISTERIO DE AGRICULTURASECCION DE DUBLICACIONES, PRBNSA Y PROVAGANDA^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^,^^^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^^^^^^^^^^^^^^ ^^^ ^^^^^^^^„^^^^^^^ ^^^^^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^„^^^^^^^„^^^^^^^^^^

HOJAS DIVULGADORASAÑO XXXIV

l^rinrih<Il

JUNIO, 1942

^IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIillllllir

-111111111111IIIIII III III IIIIIII III I II I IIIIIII IIIII III IIIII I IIIII III IIII II I II I lil IIIIIIII IIIIIIIiIIIIII^E811111fllili11111111111111111111ti11111111111'_-

= LA "CUCA" 0"GUSANO NEGRO" DE LA ALFALFA =

= I.;^ rlli;llf;l.

- nc: csl)af^ul,l^,

turrajc

Por Aurzr.Lio l^uiz Cns^xo. _In^eniero Agrónonto. _

^lrl re^adío ^le algttnas regi^,- =

sttire antt;llmcntc c{,It

cle :tlfalfa

2.a SERIE. N,° 44

^^arial>lc^ iltten,i^l;ul cl ata- _

atacadas por cl

_= que cle e^te insecto, concx•i<lo

`<^usano ne^ro" u "oruf;a".

también coti

^ dc "morito" "oruga" "coquillo" y

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^'tlll(h,; ^n17U1'1L11tentOS prE^CIS05 para GOmbatlr Csta vercíadera plaga, Cllya

máxima int^neidad se acusa en los alfa;fares de Aragón, Cata:uiia, Va-

lencia, ^iurcia y provincias andaluzas mediterráneas.

DAÑOS.

La larva ("gusano negro" u"oruga"), así como el insecto adulto

("cuca" o"coquillo"), devoran las hojas de alfalfa, empezando por las más

tiernas, y en muchos casos sólo se salva de sus ataques la nervación me-

dia. La forma en que lo realizan varía según su estado, pucs en tanto las

larvas comienzan agujereando las hojas-generalmente sobre la cara in-

ferior de las mismas-; el adulto empieza royendo el borde de los folío-

los y avanza hacia la parte central. A consecuencia de tales destrozos las

parcelas invadidas presentan sus tallos desnudos o con hojas roídas y

desecadas. '

Los perjuicios se ]imitán corrientemente a la pérdida de uno o dos

^cortes de alfalfa; pero cuando se trata ,del primer brote de un alfalfar

nuevo, es fre^cuente qtre no llegué a reponerse de tan graves daños.

Suelen aparecer ]os adultos en el transcurso del mes de abril, y con

ellos se inicia la invasión de las parcelas, que alcanza máxima intensidad

en mayo o jtmio, ocasionando los ataques de este insécto la pérdi.da del

segundo o tercer corte de alfalfa y mucl^as veces ciel siguiente.

Como en las zonas cálidas del sur de Esparia se obtienen cosechas deSo a 60.00o kilos de alfalfa por hecYarea, repartidos en ^iueve o diez cor-

tes, la merma .debida a esta plaga se elevaría a 8o quintales aproximada-

mente, lo que supone el 15 por Ioo de la total producción.

DESCRIPCIÓN DEL INSECTO.

El agente que ocasiona tales ^estragos es un pequeño coleóptero cri-

somélido, denominado científicamente Colaspi^demz^a añntini Oliv. Es de

antiguo conocido en la Penínsúla, y ya Dufour lo encontró en Valencia

hace aproxicnadamente un siglo.

Describiremo^ brevemente este insecto. En estado adulto es de cúer-

po oval, convexo, de color negro luciente, con ojos globulnsos, salientes y

muy separados. Antenas algo más largas que la mitad del cuerpo, leona-

das en la plrte inferior y negruzcas hacia la extremidací, que va engro-

sando. Patas cortas y de la misma longitud aproximadamente, con las'

extremidades rojizas. Como en todos los insectos de este gvupo, las alas

del primer par están endurecidas y recubren a las cíel segundo, que son

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de contextura membranosa; aquéllas (élitu^os) se ensanchan ligeramen-

te en la base y presentan sus bordes replegados. Así son ^el macho y la

hembra cuando abandonan sus refugios al comienzo de la primavera;pero, al poco tiempo, el ab<lomeu de la hcmbra empieza a hincharse, en

tal forina, que desborda a los élitr•os. Lsto nos indica que cl período de

puesta está próximo, pues tal abultamiento cs debido a]a formación dehuevecillos, cuyo color rojizo se observa en la parte superior y latera-

Fig. 2.-lliversvs tipos de daños oca^iouados por el iusecto.

les ^le abdomen ; pero no por la región inferior del mismo, que continúanegruzca, a causa del espesor de tegumento cndurecido.

La diferenciación de sexos queda ahora perfectamente marcada, tan-

to por 1a' fqrma; del cuerpo, ya descrita, como respecto a su talla, que en

el machb es de 4.5-5 mm., se eleva a 6 en la hembra inmadura y alcanza,finalmente,. una longitud de 8 a 9,5 mm, cuando Ilega el período de pues-

ta; además, los élitros cubren por completo el abdomen del macho y sólouna parte en la hembra fecundada.

El insectó. sufre durante su existencia profuncias transformaciones,

según :1os diferentes estadios de su evolución. Son éstos : 1^ruevos, laava,ninfa y a^dulto:

El huevo es de forma elipsoidal y de color anaranjado o rojizo clarorsu mayor dimensión tiene i 1/,y mm.

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De estos huevos, puestos por la hembra en número de 40o aproxi-madamente, nacen los "gusanos" (lrnrvcts), que al comienzo de su vidamiden i,r a i,2 mm., y son de color amarillo-rojizo, con pelos y algunas

manchas negras ; a medida que las larvas crecen se extienden estas man-

chas, y a los tres o cuatro días cubren la cabeza y patas, terminando por

invadir todó el cuerpo. A los ocho días de su salida del huevo la larva

mide de 3 a 3 i/2 mm., alcanzando en su completo ^lesarrollo una longi-

Fig. 3.-:^Zasa de huevos depuestos por la "cuca".

tud ligeramente superior al centímetro, y todavía conserva algunas de lasprimitivas zonas amarillentas entre las placas negruzca^. ^

Durante este período de su vida la larva rcaliza varias. irtxtc}^S, paralo cual rasga por su parte dorsal los tres primeros segtnento^ de l t cu-tícul^a y separa las piezas quitinosas, que coustituyen la pr^t^é ^ p^5terior

de la cabeza; sale al exterior abindonando el tegumento, eL;:^tta^ p^-ma-

nece adherido, mediante los mamelones de los dos últimos-.^egtne^tos, alsitio donde tuvo lugar la muda. En el despojo se observat^ peife^U^en-te las pat _s y rudimentos de antenas. ^

La fase siguiente de ^ni^nfa tiene menos interés para^^l' agti^^ltor;porque su evolución se efectúa en el suelo y durante ella es c,.omplet^#iente

=•^^:a:. '^.^^'t:^

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inofensiva p•tra la alfalfa. La ninfa es oval, de calor anaranjado, con pelos

negros nnry cortos y los extremos del cuerpo reciondeacíos, sobre todo el

anterior, que corresponde a la cabeza de la larva.

BIOGRAFÍA.

A• principios de la primavera salen los insectos adultos de sus refu-

gios, donde han pasado el invierno y buena parte del verano anterior. A

su salida comienzan a comer, y pronto se acoplan en sucesivas veces, sin

que estos ayuntamientos sean obstáculo para detener la movilidad de la

hembra, que incluso se deja caer al suelo con el macho sobre su dorso.Una v^^z fecundada, comienza la hembra a deponer ]os huevecillos, dis-

tribuídos en varias puestas sobre ]as hojas de alf^alfa o en las grietas del

terreno, segím hemos observado con mayor frecuencia. De estos huevos,

reunicíos en grupos y aglutinados por una materia viscosa, nacen a los

nueve-tre^ce días, según temperaturl, las larvas que atacan a las hojas

de alfalfa, alimentándose de ellas durante unos veinte días, transcurri-

dos los cuales, v^gan un corto tiempo sin comer y comienzan a penetrar

en el suelo. Una vez enterradas, se contraen en arco, y al mes y medio

aproximadamente de su salida del huevo se transfonnan en ninfas; dura

esta fase cíe quince a veinte días, y a su final evolucion^n a insectos adul-

tos, que no salen de la tierra hasta la primavera del siguiente ai^o.

Todos los adultos no aparecen simultáneamente; por el contrario, stt

emergencia de] suelo es paulatina y, en consecuencia, otro tanto ocurre

con ]a postura de huevos y nacimiento de ]arvas, por cuya razón se ob-

serva la pmsencia clel insecto en ]os alfalfares mayor tiempo de^l que co-

rresponde a estos períodos d^e su vida.

La ]arva hace acto de presencia a los quince o veinte días cle notar-

se en las parcelas los primcros adultos, y en seguida empiezan a devo-

rar las partes tiernas de la planta, ^cuyo cansumo diario se calcula en

ocho veces su peso.

Una vez segada la alf^lfa, aunque no se retire del terreno, los insectos

emigran a otros tablares, y cuando su número es elevado, forman masasnegruzcas cuyas movimientos se aprecian a distancia. Otr^s veces se

trasladan en busca de ttn suelo mullido dande enterrarse, y también si

existe t<tl abundan^cia de ellos que no encuentran suficiente alimento con

la alfalfa de una parcela. En estos desplazamientos suelen atacar a otras

plantas (trébol, judías, patatas y perejil), si bien parece que las utilizan

tan sólo comó recurso nutritivo.

En el mes de junio o primera quincena de julio, según regiones, des-

^^

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aparecen las larvas, bien enterrándose ^en las hendiduras de los caballones

que rodean las parcelas o buscando otros refugios (resquebrajaduras de

cercas, lomos de acequias, etc.), donde evolucionan a ninfas e ins^ectos

adultos; estos últimos viven en estado latente parte del verano y todo e]

invierno hasta ^la primavera siguiente, época de salida de la "cuca" o

"coquillo". Aproximadamente un mes antes de esconderse las larvas mue-

ren los adultos que engendraron los huevos de que aquéllas proceden.

Las variaciones climatológicas tienen decidida influencia en la vida

de este insecto. Los fríos retrasan la aparición de los adultos, e igual ocu-

I^ig. 4.-Larva recién nacida de Colaspidema ei,tr^irr^.

rre con la oscilación diaria de temperatura, tan acusada en la estaeión pri-

maveral. Los vientos intensos también detienen la actividad del insecto,,

haciéndole abandonaar las extremidades de los tallos donde habitual-

mente se le encuentra, por ser más jugosos. Durante su permanencia en

el suelo, la excesiva humedad parece que ocasiona la^ muerte de num^-

rosas ninfas. .Aparte de los pájaros insectívoros y aves de corral (gallinas, pavos),

que destruyen buen número de insectos, se citan en Francia dos dípte-

ros parásitos ; nosotros hemos recogido eri la provincia de Almería la

mosca M,eigenia bisignuta Meig., cuyas larvas se deslrrollan dentro del

cuerpo del "gusano negro" y a sus expensas ; pero, desgraciadamente, ni

su amplio parasitismo sobre otros insectos, ni el retraso en actu^r-se-

gunda quincena de mayo-hacen es.perar prácticos resultados de sus re-

laciones biológicas.

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MEDIOS DE LUCHA.

En dos grupos los diyidiremos : medidas de defensa dé las pa.rcelas

no invadidas y procedimientos de lucha propiamente dichos.

Las parcelas no atacadas se rodean con una faja de 2 a 3 metros deanchura, cubierta por una mezcla pulverulenta de tres partes de cal y

una de naftalina o cenizas; mejor resultado se obtiene aplicando un 25

porczoo en peso de cianamida de calcio, igual ca.ntidad de cenizas y el5o por ^oo restante de yeso, El objeto de estas barreras es impedir el paso

del insecto, quien, en su fase de larva, segrega una sustancia viscosa sus-ceptible de formar una pasta que recubre el cuerpo del "gusano negro" y

a

Larva adulta ("^usano negro" u "ur;i>>^a").

le asfixia; por tal razón deben espolvorearse abundantemeute y.en toda

su anchura las zonas de defensa.

Otro medio de protección consíste en pulv,erizar con arsenicales, se-

gún más adelante expondremos, una faja de alfalfa alrededor de la par-

cela para envenenar a los insectos que intenten penetrar en ella.

En los tablares invadidos se puecíe efectuar la recogida de insectos

mediante la "descucadora". Consta este aparato de una bolsa de tela de

poco fondo (z5 a 3o cros.), con cerco de madera de forma elíptica, pro-

visto de un mango largo. Pasándolo liorizontalmente entre lá alfalfa, a

cierta altura del suelo, se consigue recoger en él abundante caza; debeprocurarse que la alfalfa no esté muy húmeda, para que el choque sea

brusco :y provoque la caída de insectos. Tiene este procedimiento espe-

cial importancia cuando se inicia lá invasión, pues entonces la recogida

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de adultas evita su descendencia; si es posible regar el alfalfar inmedia-

tamente después de haber pasado la "descucadora", se logra matar buen

número de las insectos que cayeron al suelo. Desde luego, es sistema que

exige gran constancia y sólo aplicable a pequeñas extensiones.

Un procedimiento indirecto de lucha se basa en segar la parcela in-

vadida para privar de alimento a los adultos y larvas, szlvando, al pro-

pio tiempo, a 11 alfalfa de los ataques del insecto. Para ello se precisan

dos condiciones que difícilmente coinciden : oportunidad del corte y con-

veniencia de efectuarlo en relación con el desarrollo de la alfalfa. Si se

siega prem•ituramente, es casi seguro, dado el rápido crecimiento de esta

leguminosa, que el siguiente rebrote se vería también invadido, y si, por

el contrario, la retrasamos, nos exponemos a perder buéna parte, a cau- •

sa de ]os daños producidos por el insecto y deficiente calidakl del

forraje; ad^emás, la ap'icación de este procedimieuto qtteda subordina-

da al estado en que se encuentre el alfalfar cuando comience la invasión.

Con la prá^aica reseñada tampoco atajaremos los ataques a otras par-

celas, consecuencia de la natur^ll emigración del insecto; para evitarlo e.s

necesario adoptar medidas complementarias, siendo la de mayor utili-

dad el pase repetido, inmediatamente después de cortada 11 alfalfa, dE

una "rastra", formada por un grueso haz de ramaje, sobre el que se co-

loca una t•ibla, ^en la que se sienta un obr^ro p^ara aume^.ltar su p^eso; así

se logra matar gran número de larvas y se facilita el rebrote de las plan-

tas mediante esta labor cíe elemental regeneración.

Cuando la alfalfa nene poca altura, puede combatirse esta plaga al

propio tiempo que se riega 1•t alfalfa, sacudiendo con ramas lo^ extrcmoa

de las matas donde las larvas se refugien; éstas caen al sue^lo y mueren

ahogadas. En las pequeñas extensiones, que se siegan diariamen*,e p•^ra

aprovechamiento en verde de la alfalfa, tiene su principal indicación este

procedimiento, que, si no muy eficaz, es práctíco, por su économía y fa-

cilidad, sohre todo en las zonas cálidas, que esigen frecuentes riegos en

los meses de abril a junio.

Fundamentado en la acción de las materias pulverulentas, conforn,e

ya expusimos al tratar de las fajas de defensa, se han recomendado las

espolvoreos con cal viva de las parcelas invadidas; también se eriiplea el

polvo fino de caminos, solo o mezclado con cenizas, aplicándolo con azu-

frador cuando el rocío aun moja las matas. Como estos produetos d^i;en

re^cubrir el cuerpo de los insectos, se explica la reducida mortalidad que

ocasionan si la alfalfa está desarrollada, porque entonces resulta muy di-

fícil alcanzarlos.

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Con todos los procedimientos reseñados se obtienen resultados in-completos, que son siempre superados utilizando los caldos arsenicale^.Con es'as sustancias, altamente tóxicas, se pulveriza el alfalfar, causando

el envenenatniento de "gusanos" y"cucas", que consumen gran canti-dad de aliménto. Entre los diversos productos arsenic^les se debe elegirel que reúna las siguientes condiciones: toxicidad suficiente, no produc^rquemaduras a la vegetación y relativa adherencia a]as hojas.

La primera de ellas la cumplen sobradamente todos los arseniczles

Fig. 6.--Inscrtus adultos ("cuc,i" o"co^^nillo"). A la izquicrda, una hembra fe-cu^idada.

empleados, cun diversa dosificaciún, en terapéutica vegetal. Respecto a

la segunda, consideramos convenientes algunas indicaciones, ya que cada

día se extiende el uso de estos productos, cuya imprudente aplicación

puede acarrear graves perjuicios. Los daiios al follaje son causados por

el arsénico solub:e en agua que el producto contenga, y su efecto en la

vegetación se traduce por el ennegrecimiento de l^s hojas al día siguien-

te de la pulvcrización o un envenenamiento crónico, que hace se marchi-

ten y caigau a los ^l^^ce a veinte días ^del tratantiento; ad^más •de este

arsénico soluble, puede también perjudicar otra parte del mismo que se li-

bere por reacción entre el in ŝecticida y algunas de las sales del agua em-

pleada en la preparación de las fórmulas.

Atendiendo. a la segunda condicióá, debe proscribirse el uso del ace-toarsértico de cobre, arsenito y arseniato de sodio; entre los arseniatos decalcio y plomo se concede preferencia al primero, no obstante la relati-va solubilidad de las sales neutras y ácidas que contiene, debido a su me-nor permanencia en la vegetación, circunstancia que disminuye el riesgo

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de intoxicación del ganado cuando consume el forraje tratado can estoscaldos.

El arseniato de calcio lo expende el comercio en forma pulverulenta,conteniendo cantidad variable de aiihídridio arsénico (r^c^uew^a ^del p^ra-^dti^cto) ; pero sea cualquiera la compobición garantizada, debe adquirirse

un polvo finísimo y bien seco que permita conseguir una aceptable sus-pensión en el agua. ^

Una fórmula adecuada para estas tratamientos es la siguiente :

Arseniato de calcio (30 por 100 de riqueza en

anllídrido arséllico) .................................... 11/^, kg.Agua ....... ........................................ 100 litros.

Para preparar el caldo, se vierte lentamente el arseniato sóbre cinco

litros de agua, batiendo con un palo hasta conseguir una papilla clara y

homogénea, que se incorpora después a los 95 litros restantes, agitando

fuertemente al añadirla. En caso de utilizar un producto con el 4o por zoo

de riqueza, se reducirá la dosis a un kilo, y conviene añadir 50o gramosde cal recién apagada y finamente cernida.

Es de gran interés lograr la mejor suspensión posible del producto,

pues si el caldo no queda homogéneo, tendríamos mayores proporciones

de éste al pulverizar parte del alfalfar, con riesgo de posibles quemaduras,

y lo que es más peligroso, excesiva cantidad de arseniato depositado en

las hojas, capaz de intoxicar al ganado que ^consumiera el forraje de esaszonas.

No basta con preparar bien la suspensión, y es necesario conservarlatodo el tiempo que se invierta en el tratamiento; para ello se debe remover

enérgicamente el caldo siempre que se llenen los pulverizadores y utilizar

aparatos provistos de agitador.

Otra de las condiciones básicas para el buen resultado del tratamientoes la forma de efectuar la pulverización, que deberá cubrir can abundante

líquido, repartido en finas gotas, toda la alfalfa atacada, deteniéndose espe-

cialmente en la parte superior de las matas donde los insectos se acumu-lan. Con boquilla de gasto mínimo y aparato de presión previa de cinco

atmósferas hemos obtenido un consumo medio de caldo de i.4oo litrospor hectárea.

Como se trata de sustancias altamente tóxicas, deben observarse ensu manipulación especiales precauciones. No pulverizar contra el viento,

para evitar que caigan gotas en la boca y ojos ; cuidar de lavarse bien las

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manos antes cíe las comidas y al terminar la jornada; al>btenerse de fumar

durante la pulverización, y no emplear obreros que tengan heridas o ero-

^ioties cn las manos.

Los envases contenienilo el producto deben cerrarse perfectamente,

guardánclolos en sitio seco.

Los residuos clel caldo arsenical, así como las aguas del lavado de ]os

aparatos, cubos, etc., se verterán en hoyos abiertos fuera de las parcél^Isde ^cultivo, lejos de pozos y abrevaderos, procediencío a cegarlos segui-

^ ciamente.

TOXICIDAD DEL FORRAJE PULVERIZADO CON CALDO ARSENICAI,

Teniendo que servir de alimento al ganado la alfalfa tratada con arse-

niato de ^calcio, se explica el lógico recelo que cíespierta el procedimiento,

ante el riesgo de posibles envenenamientos de los animales. La gran canti-

dad de forraje que consumen algunas especies zootécnicas, si bien obliga

a observar naturales precauciones en la utilización de la alfalfa pulveri-

zada con caldos arsenicales, nunca justifica el prescindir de tan eficaz

medio dc lucha.

EI ganado, por ]o general, tolera apreciables cantidades de arsénico.Según IVí. Wilberg, la dosis mínirna letal para los équidos es de Io a r5

gramos de anhídrido arsenioso, y de 15 a 3o gramos para ]os bóvidos; losconejos admiten cantidad inferior a los Io miligratnos. Estos datos poco

expresarían por sí solos de no contar con la continuada práctica de los

tratamientos arsenicales de la alfalfa aplicados en grandes zonas forraje-

ras de España, y cuyos favorables resultados vence^i los últimos escrúpu-

los que pudieran tenerse respecto al posible peligro de ^envenenamientocrónico del ganado.

Por otra parte, en las experiencias realizadas en Navarra por el Inge-

niero Agrónomo Sr. Nagore, se dió a un carnero, a las cuarenta y ochohoras de pulverizada, una ración de cinco kilos de alfalfa, durante cuatro

días consecutivos, y a continuación le alimeritó otro<s cinco con alfalfa he-nificlda procedente de la misma parcela ; el animal no manifestó síntoma

alguno cie intoxicación. A los diez días de tma abtmdante pulverización,

hemos alimentaclo caUras y vacas con a'.falfa envenenad,a, sin registrar

el menor contratiempo.

De todos mocios, para verdadera garantía, no debe cortarse la alfalfa

tratacía hasta transcurridos doce a catorce días de la pulverización ; en

este intervalo se desprende btrena parte del arseniato depositado en la

a ^I }-

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planta y se desarrollan nuevas hojas limpias, que contribuyen a disminuir

la proporción de arsénico en el forraje. Como última precaución cabe mez-

clar la alfalfa que ha sida pulverizada con otra no, tratada. -

***

Una vea expuestos los procedimientos frecuentetnente usados en la

lucha contra este insecto, formulamos unas sencillas normas para la apli-

cación de los inás eficaces en los distintos casos :

i a Para defender un alfalfar aun no invadido por el insecto, se tra-

tará con caldo arsenical una faja de contorno cuya ancbura sea suficiente

para constituir una zona protectora del resto de la parcela.Z.a En los tablares ya invadidos, si el desarrollo de la alfalfa lo per-

mite, conviene adelantar el corte, dejando una banda que rodee la par-

ce11. Se pasa inmediatamente la "rastra" y se combate al inse^cto, que se

refugia en la faja de alfalfa, médiante la "descucadora", o más eficaz-

mente, pulverizándola con arseniato de calcio. El corte no debe antici-

parse demasiado para dar lugar a la szlida de "cucas", evitando así que

los adultos retrasados y primeras larvas puedan atacar al siguiente re-

brote. -

3.a En igual caso, y cuando no convenga efectuar la siega del fo-

rraje, se procede a pulverizar el alfalfar con el caldo preparado segítn

la fórmula consignada. •

4.a No se efectuará, por ningún motivo, el corte de la alfalfa pulve-

rizada hlsta transcurricíos doce a catorce días, procurando mezclarla con

otro forraje no tratado para darla de comer al ganado.

Es indispensable, en evitación de incidentes desagradables, observar

exactamente las indicaciones reseñadas en el curso de esta divulgación.

(Fotografías de la Estación de Fitopatología Agrícola de Burjasot, Valettcia.)

ORAFICAS UGUINArMELENDEZ VALDES^ 7rMADRID