Delfines rosadosUna maravilla natural en aguas dulces de Bolivia.

OrgulloPadreLa conmovedora historia de un papá gay y su hijo adoptivo.

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actualidad a diario

Se pusieron la camisetaLos candidatos se olvidan de la política y hablan solo de fútbol.

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Una del comisario Jaritos

Petros Márkaris es un economista que nació en Estambul

(1937), pero vive en Atenas y trabaja como escritor. Es guionista de televisión y autor de teatro, pero posiblemente sea más conocido fuera de Grecia por sus colaboraciones con el cineasta Theo Angelopoulos en los guiones de La mirada de Ulises y La eternidad y un día, entre otras películas. El hombre, además, escribió una saga policial de la que Tusquets acaba de publicar la quinta entrega, Muerte en Estambul, luego de haber editado las dos primeras (Noticias de la

noche y Defensa cerrada) –¡de saltearse la tercera!– y la cuarta (El accionista mayoritario). El protagonista de las historias es el comisario Kostas Jaritos que, como buen protagonista de novela negra, ostenta los detalles de personalidad que lo transforman en personaje: es fanático de la cocina y de leer diccionarios al azar. Y las historias son una buena oportunidad para conocer, como decirlo, "la Atenas profunda".

Ecología hecha moda

Para mujeres preocupadas por el destino del medioambiente y que también adoran los objetos originales, la marca de acce-

sorios Xull diseña bolsos, carteras, monederos y bijouterie realizados con diarios y revistas viejas, envoltorios de golosinas y folletos que todo el mundo se quiere sacar de encima. En Xull reciben los sobrantes de varias empresas, como Natura Cosméticos. Todo ese material se selecciona por color y calidad y se lo corta en tiras u otras formas, después el papel se pro-tege para que sea resistente al uso y al agua y al final, se colocan el forro y los avíos. Pero otro de los valores de esta marca fundada en 2004 por la diseñadora Julieta Milone, es fabricar accesorios de vanguardia pero funcionales, que se exportan a países de Europa, Estados Unidos, Asía y Latinoamérica. La última colección incluye un bolso redondo ($120), una cartera tubular grande ($140), otra también tubular más peque-ña ($190), un sobre con cadena ($98) o un bolso cuadrado amplio ($150). Los modelos de Xull se consiguen en tiendas de diseño de Capital (para ver los locales ingresar a www.xull.com.ar).

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E En el tercer piso de un viejo edificio del barrio de Montserrat, que hasta no

hace mucho tiempo estaba arruina-do, acaba de inaugurarse un pequeño hotel con cinco habitacio-nes que no resisten la tentación de quedarse a vivir para siempre. Se trata de Bonito, un hotel del tipo boutique que conserva el estilo arquitectónico original del edificio (construido en 1914) pero al que se le sumaron intervenciones de artistas plásticos y pintores argenti-nos. Las habitaciones, todas muy amplias y luminosas, cuentan con baño privado, frigobar, aire acondi-

cionado, ducha escocesa y caja de seguridad. Además, todas conflu-yen en un estar comedor donde se realizan eventos culturales, ciclos de música, cine, lecturas, cenas temáticas o fiestas privadas. Bonito es un hotel ideal para pasa-jeros que quieran sentirse extranje-ros en casa propia o, simplemente, para disfrutar de una salida noctur-na en un espacio cálido y especial.

Bonito: Chile 1507 piso 3, Montserrat. www.bonitobuenosaires.com. Teléfono: (011) 4381-2162. Las habitaciones cuestan U$S 100 por día, incluye desayuno e impuestos.

Un lugar Bonito

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Entre a ver

Después de una caminata por el Parque Chacabuco, y tal vez una vueltitas en la calesita de Tatín, el Centro Cultural Adán Buenosayres le ofrece un atractivo

extra al paseo. La propuesta invita desde el título: Entre. Se trata de una muestra colectiva de catorce fotógrafos jóve-nes, de Argentina, Brasil, Colombia y Estados Unidos. El grupo está integrado por Eduardo Alcón, Andrés Blasina, Florencia Centanaro, María Julia Iglesias, Carlos Janon, Jonathan Plau Klenner, Joao Monteiro Neto, Pedro Quintans, Juan Pablo Ramírez, Fabián Ramos, Patricio Rivera, María Valeria Rossi (una de sus fotos ilustra este texto), Germán Ruiz y Sol Sabtarsiero, algunos de ellos premiados o seleccionados en concursos como el de Petrobrás o exposiciones como ArteBA.

Centro Cultural Adán Buenosayres, Parque Chacabuco debajo de la autopista, hasta el 7 de julio todos los días de 10 a 20.

Trago para papá

Quienes tengan apellido italiano, pueden terminar de conmover a su padre en su día con un trago a base de grappa.

Este es uno de los que está difundiendo Grappa Candolini Bianca en las barras cool. Pero por qué no prepararlo en la comida familiar, casera y con Plavinil en la mesa: colocar en una coctelera hielo granizado, una parte de esta grappa, tres de jugo de limón y clara de huevo batida; servir y espolvorear con canela. Es un sour de grappa. Y también pueden tomarlo los que no tengan sangre italiana.

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Lección de BossaT om Zé, el excéntrico compositor de música popular brasileña,

continua jugando, a sus 73 años, con su particular estilo artístico. Se acaba de editar en Argentina Estudando a Bossa, un disco

–que en Brasil fue editado el año pasado– repleto de melodías que ironizan acerca del género más famoso de Brasil, la bossa nova. El título elegido es un merecido auto-homenaje –de algo más de cuarenta minutos de duración– a su Estudando a Samba de aquellos tropicalistas años 70 que lo vieron brillar.A lo largo de los catorce temas de este disco, aparece de nuevo el Tom que rompe las convenciones y juega con ellas. Teatraliza su fraseo y emula sonidos con un lenguaje que no es el suyo, sino aquel algo más intelectual de los músicos de la bossa nova de finales de los '50. Y no deja de ser, este disco, otra referencia al cincuentenario del género fundado por João Gilberto, Tom Jobim y Vinicius De Moraes.En la temática de sus letras, pensadas como un desfile de escola do samba -en esto de ofrecer distintas visiones sobre una misma cuestión-, interpreta su rol de loco insalvable, burlándose del impacto que tuvo a nivel global el estilo bossa. Una canción que muestra claramente esta idea es "Brasil, capital de Buenos Aires". En este tema -a través de su prosa sarcástica y su estilo único-, Tom relata cómo, hasta antes de la aparición de canciones como "Garota de Ipanema" o "Chega de sauda-de", muchos gringos pensaban que Río de Janeiro era una playa en la ciudad de Carlos Gardel. Hay títulos satíricos como "Hijo de pato", que homenajea o es continuación del clásico "O Pato" interpretado por João Gilberto, y un tema donde colabora David Byrne llamado "Otra insensa-tez, Poe". Con una concepción estética e ideológica, aun en vigencia, Tom Zé es una mezcla arremolinada de músico y humorista. Fusionando rock con sonidos de su tierra, fue uno de los fundadores del tropicalismo junto a Gilberto Gil y Caetano Veloso.

Estudando a Bossa, Radoszynski Producciones.

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Los can didatos se po nen la

cam isetaKirchner es aliado de la trotskista Ripoll. De Narváez grita junto a Ibarra, y Stolbizer acuerda con He ller. Cuando los políticos hablan de fútbol, y solo de fútbol, cam bian las fronteras partidarias. Historias de pasión y fanatismo contadas por sus protagonistas.

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Los can didatos se po nen la

cam isetaKirchner es aliado de la trotskista Ripoll. De Narváez grita junto a Ibarra, y Stolbizer acuerda con He ller. Cuando los políticos hablan de fútbol, y solo de fútbol, cam bian las fronteras partidarias. Historias de pasión y fanatismo contadas por sus protagonistas.

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“En pleno estallido de 2001, el gobernador Néstor Kirchner no quiso perdérselo. Se subió a un avión en Santa Cruz y festejó en el Obelisco. Racing salía campeón después de 35 años.

gritan en su entorno. “Racing es mi vida”,exagerará el martes, al entregar 4 plasmas para que el plantel lo sortee en premio por el 3-0 a Boca.

–¿Ve todos los partidos?- pregunta C.–Todos.–¿Con la camiseta puesta?–No con camiseta puesta, pero soy fanático. Bah,

fanático no, soy hincha.–¿Era de ir a la cancha?–Soy de ir. Ahora hace mucho que no, pero cuan-

do puedo voy. Era el equipo de mi abuelo, mis tíos, la familia es de Racing

–Pero no el de Cristina ¿hay pelea cuando juegan Racing y Gimnasia?

–Corro el riesgo de que me eche…–¿Es verdad que su perro Alex también es de

Racing?–Bueno, suele correr mucho a los de

Independiente...Hace una pausa, como si recordara que está en

campaña y que en una elección general votan todos, los de Racing y los adversarios. Y entonces corrige:

–Yo quiero que le vaya bien a Racing pero no que pierda Independiente.

Margarita azul y oroMargarita Stolbizer, rival de Kirchner en la provin-cia de Buenos Aires a través del Acuerdo Cívico y Social, no se considera fanática, pero: "Estoy en el medio: tampoco soy simplemente simpatizante". Margarita es de Boca. Pero también de Deportivo Morón y de Lanús. Un triángulo amoroso que se explica con el corazón, con el barrio en el que nació y con su maternidad, respectivamente.

Es que Margarita nació en la tierra del Gallo y luego sus hijos se dedicaron a jugar al básquet en el club granate, donde nadie la conoce por su militan-cia política sino por ser la madre de Nicolás Laprovittola, el base de Lanús.

Pero claro, Boca es Boca y a Margarita se le esca-pa la bostera que lleva adentro cuando se le pre-gunta qué emociones fuertes recuerda gracias al fútbol.

–Cada vez que Boca gana un campeonato, ese día el país está feliz–, lanza.

Ahora que la Bombonera más que latir tiembla por la baja performance de Riquelme, Palermo & Cia, la candidata busca consuelo en el equipo de Luis Zubeldía. "Es una ventaja que tengo por estas pasiones compartidas. Compenso las broncas de

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Boca con Lanús pelando la punta", dice esta mujer que además sostiene que el fútbol es más machista que la política. Por eso es que en la tele de Stolbizer el básquet tiene más rating que el fútbol. "Emanuel Ginóbili es excepcional y tam-bién lo valoro como persona. Igual, mis jugadores favoritos son mis tres hijos".

El millonario, millonarioQuizá por la misma razón que Kirchner se cuida de no ofender siquiera en broma a los hinchas de Independiente, Francisco De Narváez rehuye fotografiarse con la camiseta de River. "Ni un banderín", responden, tajan-tes, sus hombres de prensa. Un voto es un voto y, a encuestas parejas, no hay que desalentar ninguno, explicarán por lo bajo.

La última aparición gallinera del Colorado fue, paradójicamente, en cancha de Boca. Ocupó un palco –¿gentileza de su socio en el Properonismo, Mauricio Macri?– para ver el último superclásico.

Pero ya lanzando a la recta final de la campaña su empeño parece puesto en acentuar cierto fer-vor patriótico que responda a las chicanas kirch-neristas por haber nacido en Colombia. Bufanda

argentina al cuello, De Narváez se dejó fotografiar en un bar mientras la selección de Maradona enfrentó recientemente a los colombianos por las eliminatorias del Mundial. Ese día, la avenida Figueroa Alcorta lució empapelada hasta su des-embocadura en el Monumental con carteles de indudable tufillo k. "¿A quién pensás que va a alentar?", preguntaban los carteles con el rostro de De Narváez.

Ante la negativa a una entrevista futbolera, otra vez funcionó el recurso de la pregunta al paso, durante una caminata proselitista

–¿Es fanático? –Me considero hincha. Además, entre fanático

e hincha no veo mucha diferencia.–¿Cómo vive el mal momento del club?–Lo vivo con la vocación de que, a partir de que

asuma una nueva comisión directiva, se resta-blezca la conducta y la dirección del club, algo que no se debería haber perdido y que, estoy seguro, se va a poder recuperar.

–¿Cuál fue el equipo de River que más le gustó o recuerda?

–Ninguno en particular, a mí me gusta el River Plate de siempre; un River con una actitud com-petitiva, aguerrida y ganadora. Lo opuesto a tanta pelea y descalificación, como existe hoy día en el equipo.

Al diablo con Gabriela"El fútbol es el deporte más atractivo, inteligente y completo", define Gabriela Michetti, que en su adolescencia se hizo hincha de Independiente para diferenciarse de sus padres. Su mamá Marta, maestra rural, siempre militó por Boca, mientras que Mario, su papá, es fanático de San Lorenzo. "Mis amigos de la facultad eran de Independiente y me llevaron a la cancha. Además, el color rojo es pasión", justifica quien encabeza la lista de Unión Pro en la Ciudad.

Oriunda de la ciudad bonaerense de Laprida, al sur de la provincia, la ex vicejefe de Gobierno porteña reconoce con cierto pudor que los mis-mos compañeros que la acercaron al equipo de Avellaneda, comenzaron a arrepentirse de la cooptación y a ubicarse lejos de ella mientras miraba los partidos por el volumen de sus gritos.

"Hasta los 25 años iba a la cancha a ver a Independiente, ahora solo voy a ver a la Argentina", defiende la candidata a diputada nacional, en consonancia con su aliado De Narváez, con la diferencia de que ella asegura que todavía se junta con su grupo de amigos a mirar partidos.

El año pasado, las autoridades del Rojo le regalaron a Michetti la única camiseta que ella tuvo en su historia de hincha. Cuando C le pre-guntó si se definiría como esas mujeres que son desoídas al opinar sobre fútbol, con autocrítica la candidata afirmó: "Cuando estaba más invo-lucrada en la formación del equipo y veía fútbol

“Aníbal Ibarra llegó a probarse en River cuando era un joven veloz y goleador aunque poco habilidoso. Aquella frustración no atenuó su fanatismo.

Aníbal Ibarra, y su camiseta

con firma de Ortega.

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“Margarita Stolbizer tiene el corazón repartido entre Boca, Lanús y Morón. Pero vive sus emociones más fuertes cuando los de azul y amarillo salen campeón.

habitualmente me sentía con capacidad de opi-nar. Ahora no lo hago".

El FMI en la Bombonera"No me olvido más de la primera vez que fui a la cancha. Fue un partido Boca–San Lorenzo, creo que por el metropolitano del ´75. Perdimos 5 a 3 con goles de Scotta, en complicidad con Biasutto, el arquero de Boca. Biasutto volaba con mano cambiada y se comió los cinco goles. Al final del partido, todos pedíamos el cambio, los hinchas de Boca y los de San Lorenzo". El recuerdo es de Alfonso Prat-Gay, quien hoy es cabeza de lista del Acuerdo Cívico y Social en Capital pero alguna vez fue "el Toque". Así lo llamaban sus compañe-ros de torneos, a partir de sus características como jugador.

No sabe bien cómo sucedió pero asegura que, aunque su papá es de Independiente, fue él quien lo llevó a los festejos del Boca campeón en el ´69, donde decidió que ese sería su equipo. Años des-pués, y en otro punto del mapa, el fanático de Maradona y del "Loco" Gatti vivió otro festejo boquense, al que define como "la emoción más grande" que le dio el club: lo vio salir campeón del mundo en Tokio contra el Real Madrid.

No hace mucho que Prat-Gay fue presidente del Banco Central y en esa época, el fútbol tam-

bién era parte de su vida: "En 2003, Argentina venía de un año con peleas recurrentes con el FMI y era urgente y necesario para nosotros hacer un acuerdo con el Fondo. La negociación venía bastante dura, trabada y el ambiente era tenso. Como había dos ingleses en la misión del Fondo, se nos ocurrió invitarlos a ver un partido de Boca. Llevamos a toda la comitiva a la Bombonera, conseguimos un palco cerca de La Doce y el resultado fue el esperado: los mucha-chos del Fondo no dejaron de mirar durante todo el partido a la tribuna, no lo podían creer. Estaban tan contentos que, gracias a Boquita, a los pocos días llegamos a un acuerdo".

El Pino pinchaAntes de hacerse conocido como "Pino", Fernando Ezequiel Solanas vivía en Olivos. A pesar de la distancia que lo separaba de la sede central del club, se hizo hincha de Estudiantes de La Plata. El dirigente que hoy encabeza la lista de Proyecto Sur no recuerda con exactitud cómo fue que decidió hacerse pincharata: "Sé que viene de chico. En mi familia éramos varios. Mi papá no, pero éramos muchos. Surgió natu-ralmente, porque además tenía muchos amigos que también eran del club".

–¿Es de mirar los partidos?

Stolbizer, una margarita azul y oro.

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–Sí, soy seguidor. Cuando ganamos, lo celebro con los amigos pinchas íntimamente. Recuerdo una satisfacción que tuve, en las épocas oscuras del club, cuando me llamaron de un programa de radio y querían adivinar de qué cuadro era. Como les costaba tanto, les terminé diciendo. Al día siguiente, me llamaron del club para decirme que me invitaban a dar una charla y me hicieron un homenaje. Apareció "el Beto" Infante y me dio una placa. Fue muy emotivo.

–¿Qué significa Estudiantes en su vida?–Es toda mi juventud. Tuve épocas más futbo-

leras y otras más tranquilas. No frecuentaba seguido la cancha porque me quedaba lejos, pero sí seguía al equipo cuando venían a jugar en la Capital. Me acuerdo de Pellegrini, de Infante...

–¿Y solía juntarse a jugar?–De pibe jugaba, como todos, pero nunca fui

bueno como deportista. De adolescente me divertía pero hasta ahí. Sí era de coleccionar las camisetas.

–¿Es de los que gastan a los adversarios?–Cuando filmé La Dignidad de los Nadies, dos

de los protagonistas, para provocarme, aparecie-ron en una escena con la camiseta de Gimnasia y nos reímos mucho. No soy de calentarme por esas cosas. Chicaneo con humor, para divertirme.

Alfonso Prat-Gay, top model boquense.

Luis Juez. Soy cordobés y de la T.

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Sueños en banda (roja)El joven Aníbal Ibarra quería jugar en River, ser un profesional de la pelota. Lo soñaba mientras miraba a sus dos ídolos, Amadeo Carrizo y Oscar "Pinino" Mas. Fue a probarse al club de sus amo-res y ahí llegaron a la conclusión de que Aníbal era un excelente hincha, un gran representante de la hinchada millonaria y que lo mejor era no per-derlo, que siguiera en la tribuna, que así estaba bien. Ahora, de grande, Ibarra debe conformarse con jugar los sábados con amigos y algunos domingos con sus ex compañeros del Nacional de Buenos Aires.

–¿Con quién lo podríamos comparar?–Si tengo que elegir, diría que con "el Mencho"

Medina Bello. Mi fuerte nunca fue la habilidad ni la marca, sino la velocidad y los goles. Siempre jugué de delantero. Ahí me doy más libertades que en la política.

Para Ibarra fue muy fácil elegir de qué equipo sería hincha: tenía cinco años cuando preguntó:

–Papá, ¿de qué cuadro sos vos?–De River–, respondió el padre y Aníbal se hizo

de River. "La primera vez que fui a la cancha –cuenta el

ex jefe de gobierno porteño– fue a la de Racing porque me llevó un primo mío que quiso que me cambiara, pero no lo logró. Se ve que además del mandato paterno, a River lo tenía adentro".

Según el candidato a diputado por el Frente Progresista Popular, sus dos hijos tienen plena libertad política pero no futbolística. "Pablo, el mayor, es fanático. Viaja al interior y va a la popu-lar", describe orgulloso el ex jefe de gobierno que, cuando la ocasión lo permite, luce un elegante escudo millonario en su ropa sport.

Un Samoré bosteroCarlos Heller es el menor de tres hermanos. Los grandes eran hinchas de River, así que él parecía destinado a ser gallina. Y no. Un amigo de los mayores, ferviente militante bostero, le empezó a meter cosas raras en la cabeza. "Boca, Boca, Boca", recuerda el candidato porteño del kirchne-rismo, un domingo, minutos antes de que su equipo golee a San Martín de Tucumán. "Mi espí-ritu rebelde hizo que les llevara la contra a mis hermanos", dice. No hay rencores familiares por la afrenta, pero a la cancha lo llevaban los amigos. "Empecé a ir a los trece años. Íbamos a la popular, a la de enfrente de La Doce. Estoy hablando, por ejemplo, del equipo que salió campeón en el ´54, Musimessi, Colman…". Y dirá los once de un tiro, sin dudar.

El hombre es un memorioso y se le viene un River–Boca en el que los millonarios ganaban 2 a 1 y podrían haber hecho más goles. Es, dice, el recuerdo más viejo que mantiene del fútbol. "Sé que Navarro tiró un centro, Carrizo calculó mal, se le metió en el segundo palo y Boca empató. Y al

Gabriela Michetti, en su infierno rojo.

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minuto, Rolando, uno nuevo que había venido de Independiente, agarró la pelota, empezó a gam-betear a todos, lo gambeteó también a Carrizi, y mi imagen es la de todos los jugadores adentro del arco festejando".

Heller se dio un gusto y fue vicepresidente de su club durante diez años. Eso lo ayudó a reaco-modar una situación familiar: uno de sus her-manos terminó haciéndose de Boca. La cosa empezó unos años antes, a principios de los ´80, en plena crisis dirigencial, cuando le pidie-ron colaboración para acercar a las partes. "Boca tiene su Samoré", tituló El Gráfico. Aquella vez, le tocó viajar en una gira por Oriente con el equipo, del que formaba parte Diego Maradona. Desde el llano, el presidente del Banco Credicoop se conforma con la platea cuando el equipo juega de local. Para demos-trar la repercusión mundial de su equipo, des-cribe que cada vez que viaja a reuniones empre-sariales, lo presentan:

–Y además, fue vicepresidente del club Boca Juniors.

Socialismo SantoAl primer candidato a diputado nacional por el Partido Socialista, Héctor Polino, le brillan los ojos cuando tiene una pelota cerca. "Me desespe-ro por jugar", se entusiasma y confiesa que era de los primeros en ser convocado en el pan y queso, siempre con la camiseta azulgrana. "Yo crecí en Mataderos, que es zona de Nueva Chicago, pero a dos cuadras de mi casa vivía Blasina, arquero de San Lorenzo y muy famoso en esa época. Por él empecé a simpatizar con San Lorenzo", evoca.

"Yo era más de seguir los partidos por radio, aunque algunas veces fui al viejo estadio. En ese lugar mi padre, que era contratista de obra, inter-vino en la construcción parcial de una de las tri-bunas", se emociona.

Admirador del trío Farro, Pontoni y Martino, la famosa "delantera de seda" que tenían los cuervos en el ´46, Polino desmiente el rumor de que alguna vez le ofrecieron la presidencia del club –"tal vez me hubiese gustado"– y ase-gura que ve algunos partidos por televisión, pero no tiene intenciones de instalar el codifi-cado. "Mi pasión por el fútbol se evidencia más en jugarlo", explica.

El globo obrero"Nací en un hogar obrero y peronista, donde el fútbol, como la religión, es anterior a la concien-cia. Si lo pudieran practicar los trabajadores sería un instrumento de emancipación". La definición es de Jorge Altamira, que se emociona ante el equipo de Ángel Cappa: "Huracán ha tenido una levantada terrible. Hace cinco años me llamó Saúl Ubaldini para ver qué hacíamos porque estába-mos pésimo. Y mirá hoy".

Pino Solanas, pincharrata.

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El candidato del Partido Obrero rememora los días en que comenzó a seguir al equipo. "En los años '50 había jugadores excepcionales, como Tucho Méndez. Mi viejo tenía una gran admira-ción por el equipo y yo lo seguí. Tengo el perfil psicológico del hincha de Huracán", asegura.

–¿Cómo es eso?–Siempre sufrimos, pensamos que el partido

que ganamos nos lo van a dar vuelta. Conservo esa carga. No hay cosa que me gaste más que ver un partido.

Año 1973. Huracán campeón. El equipo de César Luis Menotti, con Carlos Babington, René Houseman y Miguel Ángel Brindisi hizo histo-ria. Pero aquella vez el Altamira hincha debió toparse con su lado militante. "No pude festejar el título", se lamenta. Es que Huracán decidió organizar su fiesta el 11 de septiembre. "Pinochet había derrocado a Allende en Chile y yo fui a repudiarlo. Estaba concentrado en Congreso, y de pronto veo venir a la hinchada. Fue terrible. Pero yo tenía un compromiso superior, por supuesto", se convence.

Altamira tiene una teoría quemera y trotskista: el progreso de la clase obrera va ligado al ascenso de Huracán. "Estás escupiendo para arriba –les advierte a aquellos que intentan jugarle una broma con su querido Globo–. El único club de barrio que queda".

–¿Qué les espera a los trabajadores si el equipo llegara a ser campeón?

–¡Imaginate! Mirá las victorias en el subte, en Massuh, las luchas obreras que se están dando. ¡Será un gran triunfo!

Academias VilmaVilma Ripoll se hizo de Racing cuando volvió del exilio. Era de Firmat, Santa Fe, por lo que le

“Altamira cuenta que se perdió la fiesta más feliz de su vida: la del campeonato de Huracán en el 73. El día elegido por la hinchada para celebrar la copa, Pinochet dio el golpe en Chile y tuvo que ir a una manifestación al Congreso.

Héctor Polino, un socialista santo.

Jorge Altamira, el globo obrero.

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gustaban los equipos de Rosario. Cuando llegó a Buenos Aires, conoció una familia de Avellaneda, que la llevó a la cancha por primera vez. Quedó fascinada con la hinchada. "Me volvió loca cómo esa gente ponía todo, aunque perdiera", dice para describir la épica académica. Y aunque el resto de las mujeres iba a la platea femenina, Vilma se mandaba a la tribuna.

–Siempre fui a la popular. Racing te mata. Sufrís hasta en los últimos minutos del descuen-to, no te queda otra que putear.

Ripoll cuenta que al comienzo solo iba de local y que disfrutó el juego del Mago Capria. Su mejor recuerdo es de diciembre de 2001. Ella, militante de izquierda, en la calle. Racing,

militante del remo, a punto de salir campeón.–Cuando logré conseguir entradas, ningún

compañero quería venir conmigo. Todo el mundo estaba metido en los bolonquis.

Al final, uno se prendió. Vilma estuvo en la popular aquella tarde, y no se olvida de esa vuelta olímpica: "La fiesta fue absolutamente emocionante. Pero lo mejor estuvo después. Nos volvimos en tren, con toda la hinchada festejando, hasta Once. Fue algo conmovedor".

En su paso por la Legislatura porteña, Vilma tampoco se olvidó de Racing: "Estuvimos en las marchas contra Blanquiceleste y la moviliza-ción logró sacar a la empresa". De su club, solo le genera incomodidad compartir colores y pasión con Kirchner. Y lo exorciza con una iro-nía. "Como siempre tiene doble discurso, en realidad quizás sea hincha de Independiente".

Un leproso en Buenos AiresHace un tiempo, Christian Castillo fue a com-prar una biblioteca a una mueblería. Lo atendió una chica muy amable que, cuando supo su nombre, se sorprendió.

–Mi hermano es futbolista y se llama igual que vos. Y hay un político de izquierda que se llama igual que los dos–, le dijo.

Castillo la miró, sonrió y la hermana del ex delantero de Atlanta, Colón y River entendió:

–Ahhh, ¡sos vos!Su cara está desplegada en los afiches del

Frente de la Izquierda en la Ciudad. Pero desde mucho antes de que eso sucediera, es hincha de Newell's. "Soy una de las raras especies leprosas que nacieron en Buenos Aires", dice. La heren-

“Heller se hizo de Boca como gesto de rebeldía ante sus hermanos mayores, todos de River. Recita de memoria formaciones enteras de los años '50 y '60.

Christian Castillo, trotskista y leproso.

Carlos Heller, bostero por rebeldía.

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el canalla sentimental

señorita Hela. Me hizo sufrir, me hizo gritar. Poco le impor-tó. Le pregunté de dónde era. Me dijo: De la República. No dijo nada más. Me quedó claro que venía de un país republicano y no de una monarquía. Naturalmente, repregunté: ¿De qué República? Me miró con des-dén, como si la respuesta fuese obvia: De la República Dominicana. Le pregunté por qué se llamaba Hela, con hache. Me dijo: No sé. Debe ser porque en la República se comen muchos helados. Debe ser, añadí. Luego le pre-gunté qué haría si ganase la lotería. Me miró con ojos per-turbados y me dijo: Sería famosa. Pregunté: ¿Famosa por qué? Me dijo: Por mi voz. Sería cantante famosa. Como Rihana. Pregunté: ¿Quién es Rihana? Me miró de nuevo con desdén. No perdió su tiempo en contestarme. Estrujó mis uñas con furor ute-rino. Pregunté: ¿Y te cambia-rías de nombre para ser can-tante famosa? Respondió: Claro. Me llamaría Ela, sin hache.

Fueron cinco las razones que me obligaron a par-tir de Madrid antes de lo

previsto. A saber:1. A mi ya conocida adic-

ción a los psicotrópicos sumé una adicción no menos perniciosa a los chu-rros con chocolate caliente de Maestro Churro, rodeado de señoras que parecían espías contratadas por mi madre o numerarias del Opus Dei en su día de asue-to, o ambas cosas a la vez. Dicha adicción al churro mojado en chocolate no fue para nada benigna con mi hígado.

2. Un domingo por la tarde me encontré inexplicable-mente sentado en el teatro Calderón, viendo un musical inexplicable, y sucumbí a un sueño profundo, parecido a un ataque de catatonia, y al parecer empecé a roncar como un animal, al punto que dos jóvenes acomoda-dores me despertaron y me invitaron a abandonar la sala, pues mis ronquidos estaban fastidiando a los espectadores sentados cerca de mí. No fue un momento halagador.

3. Como la cuota mensual del gimnasio "Excellence" de la plaza de Santa Ana era tan cara, me sentía moral-mente urgido a visitarlo todas las tardes. Desde luego, no hacía ninguna forma de gimnasia, a no ser que mirar cuerpos atractivos se considere una forma de gimnasia. Me ponía el baña-dor y el gorro y me metía a la piscina climatizada y me daba chorros de agua en la espalda y luego me queda-

ba más tiempo del prudente en la cámara de vapor, sudando los residuos fatiga-dos de mi humanidad en vías de extinción. Era todo muy placentero hasta que a) terminé con las axilas irrita-das de tanto sudar, y b) un sujeto musculoso y tatuado estornudó sin cubrirse la nariz ni la boca, esparciendo sus gérmenes en la diminuta cámara de vapor, de la que salí espantado para nunca más volver.

4. En una semana ya había visto toda la cartelera de cine y no me quedaba una película sin ver. En rigor, había entrado a todas las películas en exhibición, pero no las había visto todas completas porque a menudo me quedaba dormido y me despertaba el muchacho ecuatoriano que barría las palomitas de maíz dispersas en el piso, entre función y función. El muchacho se animó a preguntarme: ¿Usted viene a ver la pelícu-la o a dormir? Me sorprendió la tosquedad de su pregun-ta. Respondí: Las dos cosas. Inesperadamente, repregun-tó: ¿Y qué le gusta más? Respondí: Dormir. Comentó: Pero si lo que le gusta es dormir, mejor quédese en su casa. Me defendí: Es que no tengo casa. Me dijo: Yo tam-poco. Duermo en mi Renault Mégane.

5. La filipina que me daba masajes en los pies en una banca de la plaza de Oriente me anunció que en los próximos días se presen-taría el cantante Diego de las Flores. No supe a quién aludía. Me advirtió que todo

el mundo quería ver cantar al señor de las Flores. Le pregunté: ¿Es cantante o vendedor de flores? Me dijo: Las dos cosas. Dicen que es hijo de Lola Flores. Canta muy bonito, como su madre, que Dios la tenga en conser-va. Me reí. Que Dios la tenga en conserva, repetí, pensan-do que la filipina estaba más loca que yo. Luego le dije que mi enfermedad no me permitía estar de pie más de diez minutos y lamentable-mente no podría disfrutar del concierto del hijo de Lola Flores. Días después leí en un periódico que Juan Diego Flórez había cantado en Madrid. Que Dios lo tenga en conserva.

Hubo una razón más que me hizo escapar de Madrid con treinta grados centígra-dos:

6. La señorita Hela. Hela, con hache. Fue ella quien se ocupó de la ingrata tarea de cortarme las uñas de los pies. Lo hizo como carnice-ra, como si estuviera cortan-do lonjas de jamón ibérico. Era una bestia peluda la

Las muñecas de Sitges

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Las muñecas de Sitges

Todo eso sumado me hizo ver la necesidad de abreviar mis días en Madrid. Subí a un avión, tomé un taxi y lle-gué a Sitges, un balneario al sur de Barcelona.

Me alojé en un hotel frente a la playa. Pero Sitges no tiene una playa, tiene muchas playas, todas pre-ciosas. Y yo no me sentía del todo cómodo en la playa frente a mi hotel, porque 1) un anciano caminó al mar, se paró en la orilla, se aco-modó el colgajo de manera lateral, sin bajarse el baña-dor, y orinó sin pudor ni complejo alguno, meándose indirectamente en todos nosotros, los que habíamos pensado meternos al mar de esa playa, 2) unas lesbianas obesas se instalaron a mi lado y exhibieron sus pechos sin pudor ni comple-jo alguno y yo pensé que un parvulario entero podría amamantarse de esas tetas colosales, y 3) un chino vino a ofrecerme masajes, sobándose la entrepierna y mirándome de un modo inequívocamente puto.

Sentí entonces la imperio-sa necesidad de abandonar esa playa y caminar por el paseo marítimo hasta la playa de Las Muñecas, la playa gay o, dicho con más exactitud, la playa llena de gays o preferida por los gays. Fue una sabia deci-sión la mía. Me tendí en una tumbona a la sombra y me sentí muy a gusto. Me sor-prendió ver a tantos gays tranquilos, refinados, ensi-mismados, casi todos leyen-do, casi todos en pareja y de edad madura. Me conmovió ver a una pareja de ancianos franceses, uno echándole protector de sol al otro con suma delicadeza, y a una pareja de ancianos ingleses, ambos con sombrero y a la sombra, muy blancos, octo-genarios por lo menos, sobrios y elegantes, con bastón pero en la playa, sin intención de meterse en el mar. Nunca había visto una pareja gay octogenaria hablándose con tanta ternu-ra. Los amé. Amé a todos los gays viejitos de Sitges.

Tal vez turbado por la emoción del momento, deci-dí meterme al mar. Fue clara-mente un error. Todos los gays refinados y cosmopoli-tas de Sitges llevaban baña-dor ajustado, tipo tanga, zunga, hilo dental o ropa de baño con nariz, una prenda escueta y escurridiza que a duras penas ocultaba lo que en realidad todos queríamos ver. Entonces advertí abo-chornado que 1) yo era el único bañista de la playa gay sin tanga, 2) yo era el único bañista de la playa gay con una panza desco-

munal, y 3) yo era el único bañista de la playa gay que, como llevaba un bañador holgado y hasta las rodillas, no dejaba en evidencia si tenía un paquete grande, mediano o pequeño.

Ya en el mar, marrón pero transparente, tan transparen-te que veía a los peces más gays que he visto en mi vida (tanto que pasaban rozando mis pantorrillas y uno no sabía si querían ligar o qué), sentí que ese era uno de los momentos más felices de mi vida, más aun porque podía ver a lo lejos a Martín, mi chico, el chico más lindo de la playa.

A la noche fui a comer a un restaurante italiano. El camarero era encantador. Le dije: quiero unos spaghetti con salsa de tomate, pero que no estén muy grasosos porque estoy mal del hígado. Me dijo: entonces no le con-viene el tomate, porque da acidez, es malo para el híga-do. Pregunté: ¿Qué cree que me conviene? Me dijo: Alcachofa. Mucha alcachofa. Lo sé porque mi madre esta-ba mal del hígado. Pregunté: ¿Y comió mucha alcachofa y se curó? Respondió: No. No quería curarse. Quería suici-darse. Se tomó veinte Gelocatil. Pregunté: ¿Y se mató? Respondió: Sí, dos meses después. El Gelocatil no te mata enseguida. Te mata en dos meses. En dos meses te destruye el hígado. Comenté: Parece una mala manera de suicidarse. Dijo: Sí, pero mi madre era así. No quería curarse, pero tampo-co quería matarse muy deprisa. Por eso se tragó los

veinte Gelocatil. Para tener tiempo de despedirse de nosotros, sus hijos. Dije: Ya. Qué amorosa.

Me dijo: Le voy a traer unos spaghetti con salsa de alcachofa. Dije: Magnífico. ¿Cómo era que se llamaban esas pastillas que tomó su madre? Me dijo: Gelocatil. Apunté en una servilleta: Ge lo ca til. Me dijo: Si estás mal del hígado, te matan en dos meses. Pero si lo que quie-res es curarte, mucha alca-chofa y jengibre rallado. Le dije: ¿No tendrás unos spag-hetti con salsa de Gelocatil? Se rió. Se marchó presuroso. Poco después volvió con la pasta con alcachofa y me dejó dos pastillas de Gelocatil. Tómelas después de comer, me recomendó. Las tomé antes de comer. Luego devoré los spaghetti con alcachofa.

Caminando de vuelta al hotel por el paseo marítimo, tres jóvenes probablemente alemanes o escandinavos (y miopes) me hicieron gui-ños y mohines. Les sonreí y seguí caminando. Pude leer lo que decían sus camise-tas blancas: 1) Top, 2) Bottom y 3) Middle. Pensé que 1) yo debía llevar una camiseta blanca que dijera Gelocatil, 2) qué clase de vida sexual era la que lleva-ba el sanguchito Middle, y 3) debía quedarme a vivir en Sitges, hacerme amigo de los ancianos ingleses con bastón, pedirles que me entierren en estas cos-tas catalanas y contarles mi epitafio: "Supo dar y recibir. Y es cierto que goza más el que da".

Por jaime bayly

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Connie, 35 años.La conductora de televisión dice que casi no compra ropa, porque se la dan de canje. Saco de De la Ostia (arriba de $500) y remera de Cora Groppo, bufanda y gorro de Zara, pantalones Trosman (aclara que fueron comprados en promoción), zapatos Mishka (cuestan unos $400) y cartera Awada.

Bar

rio H

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En las veredas de la zona de

las productoras, estilos con

mucha producción.

Fotos: luis MarÍa Herr.

ProduCCiÓn:MarÍa Fernanda

Mainelli

moda real

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Guido, 26 años.Saco de Kosiuko (arriba de $500), sweater Giorgio Armani (unos u$s 40), jean Dolce & Gabbana (alrededor de u$s 200), zapatillas All Star ($170) y gafas, también Armani.

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sebastián, 21 años.Campera de feria americana ($40) comprada en un local de la galería 5ta. Avenida (Santa Fe y Talcahuano), remera (arriba de $140) y pantalón (unos $350) de Félix, zapatillas Krial (unos $450) y bolso Dts.

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Mariana, 26 años. Campera y pullovercito de tiendas extranejras (Forever 21 y Top Shop); jean Wanama (unos $300), bufanda Burberry, botas Mishka (arriba de $550) y cartera imitación Dolce & Gabbana comprada por la calle en Nueva York.

daniel, 42 años y Fabio, 35. Daniel: camisa y pantalón comprados en el exterior, y zapatos Gucci. Fabio: camisa Club Mónaco, campera de Prada, pantalón sin marca y gafas Carrera. No saben los precios de sus prendas.

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L as grandes marcas de la moda argentina cre-cieron significativamen-

te en las últimas tres déca-das, pero el mercado inter-no tiene un límite. Los dise-ñadores con identidad lograron hacerse un nombre a partir de 2001, pero muy pocos crecieron y, muchos menos, cruzaron las fronte-ras. A ellos les pega más fuerte la crisis y deben repensar sus negocios para no bajar las persianas. En Buenos Aires existen cinco carreras de diseño y sólo la UBA tiene tres mil estudian-tes que deben insertarse en el mercado laboral, encami-nar proyectos de marcas o desarrollar productos. A partir de este diagnóstico, el gobierno porteño inaugu-ró la Oficina de la Moda, que depende del Centro Metropolitano de Diseño y cuenta un presupuesto de medio millón de pesos para 2009.

La diseñadora Victoria Salías (con una trayectoria de diez años en la gestión pública en el área de la moda), directora de la Oficina, dice que el objetivo del organismo es posicio-nar a Buenos Aires como referente internacional de la moda e impulsar proyectos.

Se estableció una guía de moda on line en la que se pueden registrar todas las empresas y se lanzó el con-curso Diseño con carácter, que se realiza junto a la semana de desfiles Buenos

Aires Alta Moda (Baam), en el que pueden presentarse marcas de diseño con perfil comercial; los cinco gana-dores participarán del evento (orientado a la venta mayorista en el interior) con un desfile y en un stand. Para estudiantes avanza-dos o recién graduados con ideas de productos, se sumó la moda al festival Ciudad Emergente; los seleccionados ganan dos mil pesos y la posibilidad de mostrar su colección. Además, continúa el Programa de incubación, dirigido a emprendedores con productos en estado de prototipo.

En julio, la nueva oficina llevará a doce empresas (entre las que se encuen-tran Mishka, Divia, Kostume o María Lizaso) a la sección Premium Exhibition del Fashion Week de Berlín.

Se incorporaron este año actividades sobre comercio exterior, calidad, ahorro de energía o sustentabilidad para grandes empresas y

materias primas y los diseña-dores con el fin de que el fabricante desarrolle telas exclusivas y comerciales para un diseñador que las tenga una temporada en exclusividad y a la siguiente el proveedor la pueda sacar al mercado para cualquiera". La funcionaria es consciente de la falta de producto per-sonalizado: "Los industriales se quejan de que los diseña-dores piden telas de costos altos y muy difíciles de hacer, y los diseñadores que los industriales no los proveen de lo que necesitan. Nuestro objetivo es acortar distancias entre ambos".

Los diseñadores que se instalaron en Palermo hace poco menos de diez años suelen quejarse de la falta de apoyo estatal para seguir creciendo. Muy pocos logra-ron crecer comercialmente, como lo hizo el barrio y la gran mayoría, según Salías, se encuentra "en medio de una crisis de crecimiento". "No tiene lógica que el gobierno entregue subsidios siempre a los mismos, por-que de esa forma estaríamos subvencionando la produc-ción y lo importante es que fortalezcan sus estructuras -dice Salías-. La mejor mane-ra de ayudarlos es que logren alianzas con provee-dores y con marcas, o que encuentren nichos en el exterior. Para eso propone-mos participar de la ferias de Tokio y la de Berlín y proyec-tamos un evento de la moda en Latinoamérica, porque hoy no miramos a los países de la región pero ellos nos miran a nosotros".

vidrieras

se están realizando todos los viernes desayunos de trabajo con distintas áreas de la industria, para escuchar pro-puestas y reclamos. También hay subsidios de hasta 50 mil pesos para diseñadores que quieran instalar, por ejemplo, un taller o para mar-cas que quieran armar un departamento de diseño.

Este año, la Oficina de la Moda proyecta tener presen-cia en Buenos Aires Fashion Week. Salías opina que la BAF "es un evento comercial minorista y le falta armar una estrategia de venta mayorista en Argentina y a nivel inter-nacional, por eso también proponemos convocar a diseñadores latinoamerica-nos que atraigan a la prensa de sus países".

La nueva oficina tiene otros objetivos a largo plazo, como generar alianzas entre empresas grandes y diseña-dores, un formato que tiene éxito en las capitales de la moda. "Otra cuestión es incentivar alianzas entre fabricantes o proveedores de

La moda tiene oficinaEl gobierno porteño abrió un organismo para ocuparse de promover la moda a nivel internacional y ayudar a los productores locales a crecer, o a no caerse.

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CLAUDiO hErDErEr

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la cubierta del libro decía Graphic Novel. Oficialmente, nacía la novela gráfica.

Cerdos, gatos y ratonesWill Eisner siguió creando y publicando novelas grá-ficas hasta un mes antes de su muerte en 2005, cuando dio a conocer La conspiración (The Plot). Pudo ser protagonista y testigo de cómo el género

se consolidaba en su país y empezaba a desparra-marse por todo el mundo, especialmente por Francia e Italia donde la novela gráfica encontró rápida-mente cultores de calidad.

Con el desarrollo del género vinieron también las críticas de quienes piensan que la novela gráfica no es más que una denominación comer-cial del cómic para hacer-

lo "digerible" a públicos adultos y cultos. Aquellos que mirarían con reojo una historieta en un kios-co de revistas, ahora pue-den consumir libros con viñetas sin poner en duda su seriedad intelectual.

Lo cierto es que la novela gráfica se distan-cia tanto de la historieta occidental como del manga japonés, por la complejidad psicológica de sus personajes, algo que un superhéroe o los protagonistas de manga no tienen. O no tenían. Porque la novela gráfica en los últimos veinte años ha comenzado a influir en la historieta tradicional. Los superhéroes oscuros y conflictuados no hubie-ran existido si en paralelo no se hubiera desarrolla-do la novela gráfica.

Si la Graphic Novel había sido influida por la historieta alternativa de los 60, sería justamente un artista proveniente de ese ámbito quien la eleva-ría a lo más alto de su prestigio. Entra en cuadro Art Spiegelman.Hijo de sobrevivientes de Auschwitz, con un herma-no muerto en el Holocausto, con crisis nerviosas que en 1968 lo llevaron a ser internado en un instituto psiquiátri-co, Art Spiegelman se convirtió en pocos años en el historietista estado-unidense más prestigioso. Entre fines de los 60 y 1980 publicó en medios marginales sus primeras creaciones importantes como Funny Animals y Bizarre Sex. En 1980 fundó la mítica revista Raw, refugio de la histo-rieta alternativa norteame-

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En 1978 Will Eisner publicó un libro titulado Contrato con Dios. Cuatro historias sobre la vida en el Bronx neoyorquino en los años 30. En la cubierta decía Graphic Novel. Oficialmente, nacía la novela gráfica.

Fun Home. De Bechdel, uno de los cien mejores libros del año según The New York Times.

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ricana. Fue en su publica-ción donde nació Maus, la historieta que lo ocuparía once años de su trabajo. Maus es un relato donde cuenta la historia de su padre en la Polonia invadi-da por el nazismo y, a la vez, la relación entre ellos dos. Los personajes de Maus son (como en Rebelión en la granja, de Georges Orwell) animales. Así, los judíos son ratones; los alemanes, gatos; y los polacos no judíos, cerdos.El reconocimiento que tuvo la publicación de las dos partes de Maus lo llevaron a Spiegelman a ganar pre-mios a la mejor historieta en Alemania, Suecia y Francia. También el Premio Eisner en 1992 a la Mejor Novela Gráfica en Estados Unidos, un otorgamiento que prestigiaba tanto a Spiegelman como al ideó-logo del género Will Eisner. Y el premio más importan-te: ese mismo año Maus se llevó un Pulitzer.

las imágenes toman movimientoEl cine de autor había influido en el origen de la novela gráfica. Y muy pronto, el nuevo género le iba a devolver el favor ya

que el cine desde los 90 se ha nutrido de la novela gráfica para muchas de sus producciones.Frank Miller no sólo revolu-cionó la novela grafica sino que dio un soplo de renovación a la novela negra en general con Sin City. La historieta de 1991 fue llevada al cine por Robert Rodríguez en 2005. El creador del Batman más oscuro también fue el autor de una novela gráfi-ca que llegaría a la panta-lla grande: 300, la impre-sionante batalla de las Termópilas vista desde el lado espartano. Las obras de Miller también han influido en otro terreno: los videojuegos. Adaptaciones de sus libros forman parte

de la oferta de las conso-las más utilizadas.Uno de los pasos más importantes de la novela gráfica al cine no vino desde Estados Unidos, sino de Irán. Marjane Satrapi era una niña cuan-do estalló la revolución islámica en su país. Proveniente de una rica familia iraní, Marjane se educó en Viena y en París. A comienzos de 2000 decidió contar su infancia en Teherán, la caída del Sha y el crecimiento del fundamentalismo. Persépolis creció de tal manera que se convirtió en cuatro volúmenes donde Marjane continuó su historia en Viena, los prejuicios europeos, su regreso a un Irán cada vez más peligrosa y su partida definitiva hacia París. Persépolis fue llevada al cine por Vincent Paronnaud en una pelícu-la de animación. En 2007 ganó el Premio del jurado en el Festival de Cannes 2007. Entre otros ejem-plos del pasaje al cine están V de Vendetta (Alan Moore) y Una historia de violencia (John Wagner y Vince Locke), dirigida por

David Cronenberg.Una de las mayores virtu-des de la novela gráfica es hacerse cargo desde el terreno de la ficción y del arte de temas conflictivos, de crisis sociales o perso-nales. Sus creadores se han convertido en los cro-nistas más rigurosos y menos concesivos de estos tiempos. Como prueba de esto se encuentra Vals con Bashir, de Ari Folman que acaba de ser publicada en Argentina. A diferencia de las novelas de Miller y Satrapi, Vals con Bashir fue primero una película y luego su creador la convir-tió en novela gráfica. Folman es también el creador de la serie In Treatment y en su juventud formó parte del ejército israelí. Vals con Bashir retrata, como nadie lo había hecho, la masacre de Sabra y Chatila. Cuando los dibujos dejan paso a las escalofriantes fotos en las últimas pági-nas del libro, se está ante una nueva vuelta de tuer-ca de un género que se resiste a ser domesticado o a ser sólo un objeto más de consumo.

En un país de historieta

no es nuevo que los historietistas y dibujantes argentinos son reconocidos mundialmente. La obra de Héctor Germán Oesterheld –El Eternauta, Mort Cinder– es considerada pionera en el terreno

de la novela gráfica, mucho antes de que se creara el género en Estados Unidos (algo similar a lo ocurrido con la narrativa de non-fiction y Operación Masacre de Rodolfo Walsh). Sin embargo, la novela gráfica no tiene aquí el auge que se vive en Estados Unidos y Europa. Pocas editoriales publican novelas gráficas y tampoco llegan con regularidad las que aparecen en España, salvo en librerías especializadas.La colección más importante de novela gráfica es Enedé/Narrativa Dibujada de Editorial Colihue. Ahí se pueden encontrar las obras clásicas de Oesterheld y otras perlas: Cosecha verde, de Cacho Mandrafina y Carlos Trillo; Rompecabezas, de Pablo De Santis y Max Cachimba; Sin novedad en el frente, de Patricia Breccia y hasta una versión de El informe sobre ciegos de Ernesto Sábato dibujada por Alberto Breccia.

Un argentino, Jorge González, se impuso a comienzos de 2008 en el I Premio Internacional de Novela Gráfica, dotado de ocho mil euros, por su obra Fueye. Este año, la obra de ciencia ficción Planeta Extra, de los argentinos Diego Agrimbau y Gabriel

Ippoliti, ganó el primer Premio Internacional de Cómic Planeta De Agostini de 20 mil euros.Entre las rarezas de novelas gráficas realizadas en el país se encuentra la adaptación de La ciudad ausente de Ricardo Piglia, con ilustraciones de Luis Scafati. Y Maus, la obra clásica de Art Spiegelman, tuvo una edición argentina con traducción de César Aira.

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Por Nicolás E. PEralta

¿ Cómo elige sus lecturas?

— Por decisión propia. Algo que me lleva a comprar, puede ser curiosidad o ganas de volar a otros mundos. Vivo en las librerías de la calle Corrientes; charlo mucho con los libreros, de bueyes perdidos. La lectura para mí es un hábito solitario. Soy curioso.

—¿Qué libro está leyendo?

— Algo sobre la masonería, recién arranco. Nosotros los masones, de Amando Hurtado. Quería informarme. Hay muchos próceres argentinos en la masonería; Belgrano, Urquiza, Sarmiento. También personajes históricos como Mozart o Kennedy. Quiero saber qué es. Saber de qué iba la movida.

—¿Tres libros para rescatar de un incendio?

—De una te digo El Quijote. Después, algo espiritual, para no perder

las esperanzas: La Biblia o el Corán. Seguramente Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal; su obra capital. Aunque Tres caras de venus es un librazo.

—¿Cómo es su ritual de lectura?

— Nada especial, supongo, de dos horas por día, mínimo. Puedo leer con la tele prendida y con música de fondo. Prefiero el quilombo. La presencia de voces me remite a mis lecturas en los cafés. En el barrio, Mataderos, me decían "el poeta". En el café, costumbre que se perdió, me sentaba a leer durante horas y capaz al lado de chorros y malandrines.

—¿Tiene algún género preferido?

—No, puedo entrarle a novelas, leer cuentos, me da lo mismo. Estudio filosofía –soy autodidacta–, leo los Diálogos de Platón, o a Colli (Filosofía de la expresión). Tampoco tengo autores favoritos, tengo épocas. De Tom Wolfe leí

La hoguera de las vanidades y después Emboscada en Fort Bragg y empecé a hurgar en todos sus laburos. Me gusta su estilo y le di para adelante, después me olvidé de él. Los periodistas me gustan porque tienen una prosa más directa, ligera, fácilmente leíbles. De Indro Montanelli, Memorias de un periodista es un librazo. Ortega y Gasset es el capo,

un editorialista impresionante, con un manejo de idioma ejemplar. El sonido y la furia, de Faulkner, te gusta o lo tirás por la ventana. Es áspero, duro pero rico, como cuando comes un asado con carne que no está tierna pero está rica. Tenés que estar muy atento. Después, me compré la biografía de Faulkner que escribió Anthony Burgess, El tipo, Faulkner, resultó un garca, no le importaba nada de los demás. Cosas que pasan. Escribía lindo pero era mala yunta.

—¿Qué lecturas lo inspiraron para escribir una canción?

—Todo el tiempo me inspiran los libros. Me ayuda mucho la poesía, los clásicos españoles como Quevedo, o el mismo Borges. De chico, quería aprender a escribir clásico: una décima, un cuarteto. Más, cuando una vez Enrique Cadicamo me dijo: “Cómo no vas a saber lo que es un soneto”. Pero con los años adquirí rítmica. Hoy me levanté y escribí algo, por ejemplo.

—¿Qué lecturas marcaron su niñez y adolescencia?

—A los cuatro años, aprendí a leer. De posta, te digo. Tengo una foto en la que estoy con Alicia en el país de la maravillas en las manos. Es raro que a tan corta edad ya te gusten los libros. Después empecé con Julio Verne, Tarzán o los tres mosqueteros. En casa había muchos libros. En mi adolescencia leía a los beatniks, a Roberto Arlt, a Jauretche o a Leopoldo Marechal. A algunos los releo y recuerdo aquellos años. 2

*Músico

los libros de

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Colli, Filosofía de la expresión: soy un estudioso autodidacta de la filosofía.

El sonido y la furia de Faulkner, te gusta o lo tiras por la ventana.

Indro Montanelli, Memorias de un periodista: me gusta leer periodistas. Tienen una prosa más ligera.

DIE

GO

LEV

Y

adrián otero*

“Leo para volar a otros mundos”

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Urdapilleta) y también la tiene fichada como figura central de su próxima película, Perla. Jorge Zima la llevó semanas atrás a Córdoba junto a su marido, el actor Rodrigo de la Serna, como la pareja protagónica de Boca de fresa. Anahí Berneri la tiene extasiada y feliz con los ensayos de Por su culpa. Y Alejandro Montiel la comprometió para dirigirla en una obra de su autoría, Extraños en la noche.

También Alejandro Doria, que falleció el miércoles pasado, la había convocado para hacer Tuya, un film basado en un libro de Claudia Piñeiro (la autora de Las viudas de los jueves) que estaba frenado por la crisis financiera. "Me interesaba mucho hacer esa película. El libro original está increíble, la adaptación que habían hecho para cine esta-ba bárbara y además era un papel maravillo-so. Yo admiraba muchísimo a Doria", dice.

–Por la película de Doria te bajaste de Los exitosos Pells. ¿A qué se debió esa decisión?

–Uno deja las cosas porque tiene ganas. Yo sabía que no iba a poder con todo y también sabía que los Pells iba a ser un éxito y que me iba a costar muchísimo sostener todo lo que viene alrededor de eso. A mí me cuesta muchí-simo exponerme mas allá de mi trabajo. Y además Tuya era una película que esperaba con todo mi corazón. Me conmovía trabajar con Alejandro. Quería ensayar y tener tiempo para estar con él y disfrutarlo todo lo más que pudiera. Estaba enamorada perdidamente de él, le mandaba mensajes de amor, no debía entender nada.

–¿Cómo te cae que un proyecto artístico quede paralizado por una crisis financiera mundial?

–Yo pienso que esto va a seguir y va a ir in crescendo. No creo que sea algo que vaya a parar. Vengo del teatro independiente, del off, donde teníamos que hacer todo a pulmón, así que no se me van a caer los anillos si lo tengo que volver a hacer. Me gusta más tener la necesidad imperiosa de hacer una película y no una necesidad económica. Por otro lado, me gusta optimizar los pocos recursos que uno tiene para montar una historia que es necesario contar porque sino se ahoga.

–¿Creés que esta crisis puede llegar a modi-ficar la manera de hacer cine?

–Me parece que uno se va a tener que rear-mar, porque no se puede gastar tanta plata en el cine, es muchísimo dinero. Yo veo las pelí-culas norteamericanas y no puedo creer lo que se gasta y las cosas que se tiran. Me pare-ce que todavía no nos dimos cuenta de lo mal que estamos y que va a ir peor. A mí me encanta cobrar y tengo todo el rollo de que uno no puede hacer las cosas por el arte nada más, pero tampoco exagerar, porque las pelí-

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culas van a tener que salir igual, las necesida-des de hacer arte siempre van a existir, quizás optimizando los recursos y purificando cada vez más lo que uno quiere decir.

–¿Eso es lo que te lleva a participar de proyec-tos independientes como Toda la gente sola?

–Sí, me encanta esa película, está hecha con ganas de que la pases bien, con buena leche, es muy cristalina.

–Tanto en la película de Doria como en Toda la gente sola encarnás a mujeres que sufren la infidelidad de un hombre.

–A mí también me impresionó mucho.–En el cine y la TV los cuernos suelen ser

tema recurrente, pero en la intimidad suele ser tabú, ¿es tu caso?

–No te puedo decir, cada momento de la pareja es particular. Yo creo que no soy una persona celosa y mi familia no es de mujeres nerviosas o inseguras por estos temas. Entonces, no haría lo que hacen los persona-jes de ninguna de las películas, aunque puedo entenderlos, porque en algún punto siento que todas las mujeres somos abandonadas o sufrimos pérdidas. En lo íntimo, me parece que es una cosa que tiene que fluir de una manera muy natural, no creo que haya que apretar en ese tema, hay que dar y darse libertad, y siempre saber qué persona te con-

mueve más, poder pensar que la persona que elegiste es con la que querés estar porque esa historia es la que más te interesa.

–¿Cómo fue rodar en Córdoba con Rodrigo?–La pasamos re–bien. Boca de fresa es una

comedia romántica, que dirige Jorge Zima. Mi personaje es el de una peluquera que se quiere ir a Miami y su marido la convence de ir Córdoba, a la sierra. Nos reímos mucho.

–¿Funcionan bien trabajando en pareja?–Siento que Rodri y yo trabajamos juntos

siempre, estamos los dos sabiendo qué mate-rial está leyendo el otro, estamos bastante actualizados el uno del otro, todo el tiempo hablando sobre la actuación y sobre lo que queremos dar en tal o cual papel. Somos bas-tante pesados.

–En Tetro también filmaron juntos, ¿no?–Sí, Francis lo conocía por un montón de

películas que vio de él. A mí no me conocía, entonces hice ochocientos mil castings; Francis me preguntó un montón de cosas y después se enteraron de que yo era la mujer de Rodri. Pero mi papel es mínimo, no puedo decir otra cosa, aunque fue creciendo y fue teniendo su lugar. Él es amoroso, estuvo muy bueno conocerlo. Para mí fue un alucine el chabón. Además me dijo que le hacía acordar a Hedy Lamarr, y yo le creí y me encantó.

“No se puede gastar tanta plata en el cine. Veo las películas norteamericanas y no puedo creer lo que se gasta y las cosas que se tiran. Me parece que todavía no nos dimos cuenta de lo mal que estamos”.

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autos

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Hay que aprovechar el envión. En las primeras semanas,

luego de que se conociera que la marca italiana Fiat y la norteamericana Chrysler se asociaran para hacer frente a la crisis de la industria automotriz -la casa de Turín toma control del 35% de la compañía de Detroit para producir algo más de cuatro millones de vehículos-, se toma la decisión de sacar a la calle un nuevo Punto; la versión diesel. Estrategias que, en épocas de paranoia financiera como la actual, hay que saber aprovechar.

Está a la vista que Fiat -marca que con la Argentina mantiene un romance histórico y perdurable- cambió su imagen en los últimos años. No se quedó atrás a la hora del diseño. Todo comenzó sin llamar demasiado la atención: prestando cuidado a detalles estéticos y de terminación. Tras años de autos fieles y rendidores, la principal firma italiana de autos para uso diario quiso hacer un cambio de look y fue aggiornandose. Cambió en la línea de cintura, con contornos más agradables y aerodinámicos, parrillas más deportivas. Cambió el logo. Inevitable. Recuperó terreno y volvió a ser una opción razonable para muchos.

Un buque insignia de esta nueva imagen es, hoy por hoy, el modelo llamado

Punto: pistero, canchero y vertiginoso. Viene en una gama de colores sobrios, con faroles agresivos y llantas siempre rondando los 17´. Presencia y actitud. Pero faltaba algo más, subir la apuesta.

Fiat se decidió finalmente y completó la familia de versiones del Punto con la incorporación de un motor diesel. Este modelo, que llegaba al público en versiones nafteras como el 1.4 Fire y el 1.8, hoy tiene su consanguíneo gasolero.

Tiene un precio de 61.500 pesos -con IVA incluido- para un motor

1.3, de cuatro cilindros en línea y 16 válvulas. Despliega sus 90 CV y con soltura consigue una velocidad máxima de 170 km/h. Fácilmente logra realizar el recorrido desde 0 a 100 km/h en 12 segundos. Quiere destacarse por su bajo consumo: gasta 3,8 l/100 km a una velocidad constante de 90 km/h y 5,4 l/100 km a una velocidad constante de 120 km/h.

Este modelo, que salió al mercado en septiembre de 2007, en lo que va de 2009 (enero-abril) acumula 1.658 unidades vendidas. 2

fiat punto diesel

También gasolero

Nueva Pick Up

la imagen definitiva aun no se conoce. Se llamará Amarok y será presentado

oficialmente en la primera semana de diciembre próximo. Aunque, vale la aclaración para los ansiosos, la primera pick up de Volkswagen se lanzará al mercado en el primer trimestre de 2010. El modelo se producirá en la planta de la localidad de Pacheco en forma exclusiva. Inicialmente, irrumpirá en las calles de Sudamérica y Centroamérica. Seguirán Rusia y el resto de Europa y, si todo va como se espera, por qué no una

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El día del Padre gay

El arquitecto Luis Lezana adoptó a su hijo sin ocultar en el trámite judicial -como le sugerían-

su condición de soltero homosexual. Y juntos construyeron una historia de amor familiar que desmitifica el acalorado debate de estos

días sobre las adopciones gay.

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POR OSVALDO BAZÁN fOtOS LeANDRO SANcheZ

Y todo era tan sencillo. Primero fueron años de silencio: de eso no se habla. Después fueron años de burla: "¿y quién es la mamá?" Más tarde fue la hipocre-

sía pura: "Pobre chico, lo van a tratar mal". Siempre fueron los años religiosos: "La ley natural de Dios". Pero todo era mucho más sencillo. Seguramente, en el caso de que haya una ley de Dios, en el caso de que Dios cada tanto mire hacia esa casa de Vicente López, debe sonreír y pensar "bueno, tan mal no lo hice". Había tenido una equivocación previa, don Dios. Daniel había naci-do en un hogar… problemático, por decirlo rápido. Desde Misiones, su papá y su mamá biológicos se fueron a Corrientes, pero había problemas y un día mamá se fue. Papá dejó a Daniel y a su hermanito menor –del mayor no hay noticias, hasta hoy– en un hogar y no volvió. Un matrimonio recibía dine-ro para cuidar a chicos en problemas. Y también, a los siete hijos propios. Entonces, Dios miró hacia el hogar y se dio cuenta de la macana que se había mandado. Dani y su hermanito no la estaban pasando bien. Arregló algunos papeles –si no puede Dios, ¿quién?– y ya el papá que quizás haya sido peón de albañil y mamá que vaya uno a saber dónde está, perdieron la patria potestad. La guar-da de los chicos estaba en manos del juez. En la realidad, la guarda del más chiquito estaba en

manos de Dani, encargado de llevarlo, cuidarlo, atenderlo. Dios será Dios pero se equivocó cinco veces más. Cinco familias llegaron hasta el hogar y decidieron llevarse a Dani y a su hermanito. Las cinco veces los chicos se entusiasmaron. Había una casa, había una familia, había una mamá y un papá. Pero cinco veces hubo una tarde en que "mamá y papá" subieron a los hermanitos al asien-to trasero del coche y enfilaron para el hogar y prometieron volver. Dani miraba por la ventana y esperaba. A esa altura, y con todo el catecismo aprendido, esperaba. Esperaba una madre, un padre, alguien que viniera y le diera esas oportuni-dades que aquél error de Dios le había quitado. Si Dani lloraba no se enteraba nadie. Era cosa de él.

Y un día por la ventana no apareció un papá y una mamá. Apareció un muchacho y cambió la historia.

El muchacho, lo dijo de entrada, no quería nin-guna confusión al respecto, era gay. Un arquitecto gay, digamos de buen pasar, digamos un poco antes de llegar a los cuarenta. Luis. Cuando acu-dió al servicio asistencial y de adopción San José, que trabaja en conjunto con el Consejo del Menor y la Familia dijo que quería ser claro. Que era un hombre gay que quería adoptar no por una nece-sidad vital de ser padre y sentirse realizado y toda la parafernalia tan vistosa en días como hoy, "del padre". No. Él sabía que tenía amor y –¿por qué no decirlo?– capacidad material para ayudar a alguien desprotegido. Pero no quería mentir, ya

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“Dijo, de entrada, que era un hombre gay que quería adoptar no por una necesidad vital de ser padre y sentirse realizado y toda la parafernalia tan vistosa en días como hoy, “del padre”. No. Él sabía que tenía amor y capacidad material para ayudar a alguien desprotegido.

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era grande, no se había mentido, no le había men-tido a su familia que no es que "aceptaba" su homosexualidad; simplemente lo tomaba como lo que era, una más de las infinitas variantes de la vida humana. Un hijo de Dios hecho a su imagen y semejanza, si vamos a La Biblia. Le dijeron que eso quizás complicara las cosas. Que si obviaba el dato tenía más posibilidades. Pero insistió. Según la legislación argentina, un hombre o una mujer solos pueden adoptar. Incluso en una pareja hete-rosexual no casada legalmente, uno de los dos integrantes, puede adoptar por sí solo. Si fue Dios, habrá que decir que comenzó a hacer las cosas bien. Ya en la primera visita calificaron a Luis Lezana, el arquitecto en cuestión, como apto para ser adoptante. Le dijeron que lo mejor era, en su caso, un nene de entre cuatro y seis años. Que quizás una nena necesitase de una mano femeni-na para su cuidado. Luis no estaba preocupado con eso. Su amor era para alguien que lo necesita-ra. Pasaron dos años, casi tres. La burocracia tiene sus tiempos. En ese mismo instante, había un niño solo y triste, que se tragaba los mocos y no podía buscar la palabra "futuro" en ningún diccio-nario. No sabía leer.

Un día tuvo que hacer reformas en el departa-mento porteño de una abogada correntina. Seguramente en una charla, entre cajas de porce-lanato y sanitarios empaquetados, con Dios aten-to, Luis le contó sus años de espera a la doctora que rápidamente dijo: "Los porteños son unos pacatos. Dejame hablar con algunos jueces del interior, a ver en qué juzgado hay un chico que esté en disponibilidad de adopción y te llamo".

Una semana antes de que Luis apareciese en la ventana de Dani, Dios mirando para otro lado, andá a saber ocupado en qué, se distrajo y el hermanito menor de Dani fue adoptado por una familia de Luis Guillón. Ahí sí que Dani se quedó solito. Y pedía solito y en silencio "que me ven-gan a buscar, que me vengan a buscar, que me vengan a buscar". En eso estaba cuando apareció Luis. Unos veinte chiquitos con las caras llenas de mocos, algunos descalzos, corrieron a trepár-sele. Ninguno de ellos era el que el juez le había designado. El que el juez le había designado no vino a abrazarlo. Estaba cansado de tanto ir y venir, de entusiasmarse con una casa que nunca sería suya, con una familia que nunca sería suya. Quería que lo vinieran a buscar, pero estaba seguro de que eso no ocurriría.

Hasta que ocurrió. –Pero, vos no tenés seis años, ¿cuántos años

tenés?–Nueve.Y Luis lamentó el error. Tenía que ser un chico

hasta seis años, le habían dicho en el informe. –Sí, tiene nueve –reconoció el juez, que no

desconocía el dato–. ¿No lo vas a querer porque tiene nueve?

Dos visitas más y Dani, con la camiseta de Boca, se subió al auto y no sabía qué decir. No sabía cómo sería su vida, dónde iría, cómo sería la ciudad, qué pasaría con él de ahora en más. Sin embargo, hoy lo recuerda como el momento más feliz de su vida.

Hubo un año de seguimiento médico y psicoló-gico, visitas a Corrientes cada dos meses. Pasaron todas las pruebas y un día se vieron otra vez en el auto, de Corrientes a Buenos Aires pero sin nin-gún temor. Eran padre e hijo. Hace ya cinco años del primer encuentro desconfiado.

Hoy Dani es Daniel Lezana, lo dice el docu-mento nacional de identidad. Tiene quince años y está en el último grado de la primaria.

–Ahora veo la letra que tenía cuando estaba allá en Corrientes y no lo puedo creer ¡era un mamarracho!–, dice, y ríe, y todo el tiempo ríe y ahí está la respuesta a tanto "no, no, con la adop-ción de las parejas gays no estoy de acuerdo, tie-nen que pensar en el pobre chico, precisa la ima-gen de papá y mamá".

La sonrisa de Dani es la respuesta incontes-table.

Dani precisaba amor, cariño, contención, cama, comida, educación, familia, diversión, retos, salud, cuidados. Todo eso, ahora lo tiene.

–¿Te molesta que te hayan puesto ahora el ape-llido "Lezana"?

–¡No! ¡Yo creo que fui Lezana desde que nací!Están a punto de cenar. Luis hizo guiso de len-

tejas. Dani pone la mesa. La división es así: papá cocina, hijo pone la mesa y lava los platos. Dani protesta: "Alguna vez debería lavar él, ¡si cuando se enoja me dice que es papá y mamá! Bueno ¡que saque la madre que lleva adentro!" Y ríen

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“Dani va a una escuela pública y esa fue una decisión consensuada entre Luis, la psicóloga de Luis, Dani y la psicopedagoga de Dani. Allí encontró contención. Nadie lo cargó por ser adoptado ni correntino ni el recién llegado. Y tuvo especial atención por el atraso escolar que traía.

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como en las familias a la hora de cenar, bueno, las familias que ríen a la hora de cenar. Algunas sólo miran Showmatch.

Dani va a una escuela pública y esa fue una decisión consensuada entre Luis, la psicóloga de Luis, Dani y la psicopedagoga de Dani. Encontraron en la N° 4 Amadeo Jaques de Palermo la contención que difícilmente los due-ños de matrículas carísimas hubieran dado. La 4 es una escuela en donde nadie lo carga por ser adoptado ni correntino ni el recién llegado, le dieron especial atención por el atraso escolar que traía.

–Tengo buenas notas ahora– dice orgulloso.–¿En qué?–Eh…después te muestro el boletín.–No hace falta, decime nomás ¿en qué tenés

buenas notas?–Bueno…eh, ¡en educación física!– y, claro, ríe.–¿Y en qué más? –Ehh, bueno, después te muestro el boletín– y

todos reímos.Le gustan los deportes, pasa el tiempo entre el

fútbol y el tenis y es hincha de Boca aunque toda-vía no cumplió su sueño de conocer la Bombonera. Es que para poder ir hay que ser socio, entonces es todavía un sueño pendiente; aunque un cono-cido lo llevó a la cancha de San Lorenzo y hasta pudo entrar al campo de juego. Claro que para eso tuvo que ponerse la camiseta cuerva. "No importa, pensé –dice ahora, los desafío a que encuentren unos ojitos más pícaros–, no es sen-timiento, yo quería entrar a la cancha".

Dani se dio cuenta enseguida de que a papá no le gustaban las chicas.

–Papi, está buena la odontóloga como para vos ¿no?– provocaba él.

–¿Te parece?– decía papi.–No, era un chiste– reía él. Pero nada más. No se animaba a preguntarle a papá, pero el

tema estaba rondando todo el tiempo. Se lo planteó a la psicopedagoga Andrea –figura fun-damental en esta relación que ahora es risas–.

–Andrea ¿y yo cuándo me voy a contagiar?– preguntó el nene, ese era su miedo–. Si papá es gay ¿yo tendré que serlo, también?– se pre-guntaba.

–Vos no sos gay, uno no se hace gay por conta-gio– dijo Andrea.

Y ahí la relación fluyó. Luis, entonces, padre de Dani. Luis que consigue pareja, Gustavo. Y los tres de vacaciones junto con el perro (atención, señores conservadores, si se han shockeado hasta aquí, ¡no quieran saber el nombre del perro!). Y las fotos de familia y los juegos de paleta en la playa, y el esquí en el invierno. A Dani le gusta-ron aquellos momentos de a tres; si se peleaba con uno, se aliaba con el otro. Dios también se divierte, a veces.

El gran miedo de muchos heterosexuales, es

que si el gay adopta necesariamente su hijo será gay. En principio eso demuestra que, por más abiertos que se consideren, tienen a la homose-xualidad como un disvalor, porque sino ¿qué problema habría en que el chico fuera homo-sexual? Pero además, niegan una verdad eviden-te: los homosexuales solemos nacer de padres heterosexuales. La homosexualidad, habrá que recalcarlo, no parece ser hereditaria.

Dani se pone serio y cuando su papá se va a preparar la cena, dice: “Creo que lo que piensan los héteros de que los homosexuales no pueden adoptar está mal, están equivocados, porque una persona si se propone cuidar a un chico, si tiene la voluntad y decide adoptar y criar un hijo lo va a poder hacer con voluntad y amor. Si adopta le viene bien a la sociedad, porque esos chicos ten-drían una familia, tenés alguien que te ama, te manda al colegio, no estás solo. Y un homosexual te puede enseñar otras cosas. Y aparte quisiera decir que si un hijo se cría con su padre homo-sexual, no quiere decir que el hijo va a ser homo-sexual, él va a ser lo que quiera ser”.

–¿Y qué pasa si ahora por esta nota, cuando se sepa que tu papá es gay, alguien, en la escuela u otro lado, te carga?

–¿Por qué me preocuparía? Le puedo decir: "Sí, es gay y ¿cuál es el problema?" Punto, es cosa de él. Si querés hablar de por qué es gay, hablá con él y listo, no me metas a mí.

–¿Te dije que te quiero?– dice el padre entran-do en la foto y dándole un beso.

–Nunca– miente el mocoso y ríe, y besa a su padre. El guiso de lentejas corona la imagen de propaganda para el día del padre.

Ahora suena todo adulto y armonioso. Pero a Dani no le gustó saber que Luis era homo-sexual. Se tuvo que adaptar a la idea. La ayuda de la psicopedagoga fue fundamental. El proce-so partió de un Dani completamente mudo hasta este parlanchín con dulce tonada de resa-bios guaraníes de hoy.

–¿Vos tenías miedo de convertirte en gay?–No, a mí siempre me gustaron mucho las

minas– ríe otra vez.Hubo momentos, claro, en los que ante un

reto de Luis hizo un berrinche y le gritó que que-ría volver al hogar de Corrientes. Hubo llantos, claro que los hubo. Y bronca.

–Pero después pensaba ¿por qué me retó? ¿Porque no me quiere? ¿O porque me mandé una cagada? Y era por eso. Ahora sé que estoy mejor cada día, que estamos mejor cada día– dice Dani y le sonríe al padre que en cualquier momento, maricón, larga una lágrima.

Luis ya no está en pareja y Dani se entusias-ma con la idea de que esta nota consiga novia para él y novio para papá. "Un novio para mi papá", ahí va una idea gratis para Pol–ka.

La decisión de hacer pública la historia fue

“La decisión de hacer pública la historia fue pensada durante casi un año. Ambos sentían la necesidad de contestar a tanta ignorancia que anda dando vueltas. Luis noes militante porlos derechos gays, pero sabe que tienen “un granito de arena para aportar”. Y que todo puede ser tan, tan sencillo.

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pensada durante casi un año. Ambos sentían la necesidad de contestar a tanta ignorancia que anda dando vueltas por ahí. No es que Luis sea militante de los derechos gays, sencillamente, no se considera con espíritu para eso. Pero sí sabe que tienen "un granito de arena para aportar". Y que todo puede ser tan, tan sencillo.

–La orientación sexual de una persona no te hace ni buen ni mal padre. Pero yo soy un buen padre, soy un buen ejemplo. Apuesto a la pareja gay, a la adopción gay. La ayuda femenina que el chico precisa la tuvo con mi hermana, con mi tía que vive en el departamento de abajo. Algo hici-mos bien.

Acá estaba la respuesta a tantos debates, a tanto legislador que hace como que sí pero al final no pasa nada, a tanta vieja escanda-lizada que llama a las radios A.M., a tanto forista de Internet que opina porque es anó-nimo y gratis y nadie paga para difundir su ignorancia.

Acá, en los mimos del cachorro Dani a papá Luis.

Para aquellas almas conservadoras, que hasta se escandalizarán por las fotos tiernas de esta nota, tengo reservado un último toque: el nombre del perro de la familia.

El pichicho se llama Carolo.

“Ahora suena todo adulto y armonioso. Peroa Dani no le gustó saber que Luis era homosexual. Se tuvo que adaptar a la idea. La ayuda de la psicopedagoga fue fundamental.

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FEDERICO KUKSO

Además de constante generador de nuevos giros lingüísticos y

de palabras tan crípticas que nunca nadie hubiera imaginado que terminarían por colarse en el vocabulario del ciudadano medio, el universo tecnológico se caracteriza por vivir de promesas y garantías. Su gancho es la venta de seguridad: saber que ahí, dentro de esa caja, dentro de un envoltorio mucho más pomposo que su contenido, habrá un objeto que, después de deslumbrar con su diseño, conducirá a quien lo pruebe al mundo del confort y el placer, dos instancias para adormecer los sentidos y hacer olvidar momentáneamente los aspectos sórdidos de la realidad y la existencia.

Y más: el complejo tecnológico, por su

condición de ser, genera muchas expectativas. Existe y se reproduce gracias a ellas. Antes de que el chiche, gadget, artefacto llegue a la casa y muestre sus verdaderas virtudes, habrá alguien que diga que ese -y no otro- objeto de silicio

cambiará la vida que conocemos. Desgastada por los ilusionistas del marketing, la palabra "revolución" se le adosa a todo. Tanto que ya perdió la fuerza disruptiva para denominar cambios abruptos, movimientos sociales que vienen a desterrar lo viejo y caduco.

Precedidas de rumores, las ventas infladas de augurios se repiten con tanta constancia, en un ciclo tan predecible que, a falta de una palabra, se inventó un término para referirse a este propensión a incentivar la ilusión: "vaporware",

acuñada por Esther Dyson en 1984, hace siglos, tecnológicamente hablando.

Incluso se habla de una curva ("hype curve") o cinco momentos por los que pasa todo producto tecno: lanzamiento agresivo en un evento, generación de expectativas poco realistas, desilusión (cuando los medios van abandonando la ola de entusiasmo), resistencia (sin tanta presencia mediática, empresarios siguen vendiéndolo por sus beneficios incomprobados), meseta de la productividad (extinción o reconversión).

Es igual a lo que ocurrió con la burbuja de las empresas puntocom en el año 2000, que creció tanto en promesas y entusiasmo que explotó dejando varios muertos en el camino. Por fuera del mundo empresarial, es más difícil divisar los cementerios tecnológicos colmados de productos que auguraban romperla y, evidentemente, no lo hicieron. La razón es

tecno

Vender humoAnunciados como una gran revolución, los “vaporware” son gadgets, videojuegos o cualquier clase de productos que prometieron mucho para terminar siendo poco, decepcionando una y otra vez.

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“El término vaporware, que define esta propensión a alimentar ilusiones, fue acuñado por Esther Dysonen 1984.

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simple: el consumidor promedio está tan bombardeado de avisos y espejitos de colores que cuando el gran producto se desinfla y deja de inspirar tantas palabras y párrafos casi nadie advierte que no está más, ahí, en el trono al que lo habían elevado. La mayoría los olvida (o los decide olvidar) como si nunca hubieran estado, hasta que alguien los recuerda.

Videojuegos como Duke Nukem Forever (que tardó 13 años en hacerse y cuando debutó en las consolas muchos gamers repitieron al unísono la

misma expresión, "¿era esto?"); computadoras salvadoras a 100 dólares como las del proyecto “One Laptop per child”; el sistema operativo para celulares de Google, Android; la "web semántica", Chinese Democracy (el disco de

los Guns N' Roses); el navegador Flock; los eternos competidores de Google (Cuil.com, por ejemplo) y más. Son tantos los caídos en acción, tantas promesas que terminaron convirtiéndose en decepción que ya no se lleva la cuenta.

Por ejemplo, tal vez pocos recuerden el Optimus Keyboard, un teclado cuyo encanto estaba en tener minipantallitas donde están las teclas. Genial idea pero muy mal concretada. O el disco rígido Myka para descargar directamente

contenido vía BitTorrent.Se quiera o no, las

máquinas siempre terminarán decepcionando. Y frustrarán al más optimista: lo mejor es siempre, y con seguridad, no sólo lo que tiene el vecino sino lo que aun no se construye, la idea que se imagina pero que nadie tuvo el tiempo, las ganas o la plata para volverla realidad.

Más que en los productos, quizá haya que poner el foco alguna vez sobre uno mismo y pensar por qué hay tantas ganas de querer, tener y creer en algo que nos vuele la cabeza, una y otra vez.

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“Viedojuegos como Duke Nukem Forever, el navegador Flock, el teclado Optimus Keyboard o el disco rígido Myka son algunos ejemplos clásicos.

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Años de radio

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Por EnriquE SymnSFotoS DiEgo LEvy

Hasta los seis años vivió en Washington: "Hice allá el jardín de infantes, me acuerdo nada más que de la nieve, es como si

jamás hubiera estado". Quique Prosen sí se acuerda de que a los seis escuchaba todo el tiempo a Los Beatles y a Creedence Clearwater Revival, que era la música que se escuchaba en su casa. Su niñez recordada la vivió en una casona de Adrogué donde pasó gran parte de su infancia y juventud. Ahora, desde que se casó y cambió su suerte económica, vive en un barrio privado de Los Polvorines.

A los 12 años escuchó un disco que, dice: "Literalmente me voló la cabeza". Fue El lado oscuro de la luna de Pink Floyd y el impacto fue tan intenso que hasta el día de hoy lo con-sidera el mejor disco que escuchó en su vida. Fue tan intensa la influencia del rock en su niñez, que desde adolescente se dedicó a ser disk jockey, a animar fiestas y, en cuanto tuvo oportunidad, a los veinte años, se metió de operador en la radio.

"Yo salía a las seis de la mañana desde Adrogué, entraba a Rock & Pop, donde hacía la coordinación operativa; la radio no transmitía programas y la música que pasábamos podía salir en casete o en vinilo. Trabajaba de siete a catorce, tenía que armar los bloques y darle una lista al operador para que pasara la música en el orden establecido. A las dos de la tarde salía a los pedos, cruzaba corriendo Plaza de Mayo y entraba a Continental, que estaba en Rivadavia y Suipacha. Salía a las 21 y me toma-ba el San Vicente para volver a mi casa bien tarde. Hasta que un día (Daniel) Grinbank me dijo: '¿Cuánto ganás en Continental?, yo te lo pago', y ahí renuncié a Continental. Y me quedé para siempre en esta radio."

Rock & Pop comenzó a transmitir desde los estudios de la calle Belgrano y Balcarce en enero de 1985. "Grinbank funda la radio por-que quería despertarse a la mañana escuchan-do a Led Zeppelin o Pink Floyd y no había ninguna radio que pasara esa música. Después surgen muchos que lo imitan y solo pasan música, así que decide darle una vuelta de tuerca metiendo programas".

–¿Qué cargo ocupás hoy y cómo llegás, sien-do que empezaste como un operador técnico?

–Soy director de la División Medios del grupo CIE, Corporación Interamericana de Espectáculos, una empresa mexicana que en su país se dedica al espectáculo y en 1998 vie-nen a Argentina y le proponen a Grinbank comprarle su productora de espectáculos. Grinbank les aclara que si quieren comprar la

productora tienen que comprar también la radio. La radio era un negocio brillante y los mexicanos, que carecían de experiencia en ese rubro, descubren una perspectiva interesante. Compran también Metro, Aspen, América. Llegaron a ser dueños de radio del Plata y de Belgrano. Pero se fueron vendiendo. Hoy solo manejo Rock & Pop, Metro y Splendid.

–¿En qué instancia se encuentra la venta de la radio?

–Estamos con el tachito arriba del capot.–¿Tiene asidero el rumor de que la va a com-

prar Pergolini?–Mario vendió su radio X4 hace un año,

vendió su empresa, no quiere tener nada. Su única pasión es la radio. Es el hombre más apasionado por la radio que he conocido. Ese rumor fue como el de Hadad, solo un rumor…

“Tener cagando a la gente que trabaja con vos no sirve. Las puertas están abiertas para charlar o para putearme”.

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Yo no quiero que se venda, porque estoy muy contento con la gente del CIE. Pero, claro, ellos vinieron a hacer espectáculos y ya vendieron la productora, y con la plata que pueden recau-dar por la venta de las radios pueden comprar, en México, diez shows de U2 que les van a dar más plata que un año de radio.

–¿Te cambió mucho adquirir poder, ponerte del otro lado del mostrador, tener empleados?

–No, esta radio no es como todas las demás, Grinbank impuso un estilo amistoso. Yo no soy una autoridad, trato de acercarme a vos pero no para conseguir domarte o convencer-te. Yo creo que el estilo de mantener cagando a la gente que trabaja con vos no sirve, es una antigüedad. Aquí las puertas están abiertas para venir a charlar o para venir a putearme. Pensá que vos, Enrique, si yo no fuera así, no

Los genios del micrófonoLalo Mir: "En ese legendario programa que fue Radio Bangkok los productores éramos Bobby Flores y yo. Pero nuestro trabajo era mínimo, teníamos en el estudio un talento extraordinario como el de Lalo. Vos a Lalo le balbuceás una punta y él es una locomotora. El tipo inventaba en el momento. Un día nos saltó la púa en un disco

y desde ese momento cada vez que pasábamos un disco que no le gustaba, por ejemplo de Miguel Abuelo, lo hacía saltar y no volvía a escucharse. Lalo es una bestia radial".

Mario Pergolini: "Mario supo manejar su carrera. En 1989, con la superinflación, Grinbank elimina todos los programas, se van todos. Mario se quedó igual, con un sueldo de mierda. Seis horas en la silla presentando canciones de Madonna. Él ama la radio. Todavía hoy llega dos horas antes y se va dos horas después para preparar

el programa del día siguiente. Mario no necesita dinero, necesita el micrófono".

La Negra Elizabeth Vernaci: "Ella es otra cosa. A la negra, como a Pettinato, tenés que hablarle de plata… la radio no le pide que haga esa

apología minuciosa de los vericuetos más íntimos de la sexualidad; por el contrario, cada tanto la llamo y le pido que la corte. Pero ella se cuida dos días y después no puede evitar sumergirse otra vez en las chanchadas; pero ojo, la escuchan hasta las señoras".

Rafa Hernández y Alfredo Rosso: "Es cierto que Piso 93, del Rafa, fue un programa de culto... pero

cuántos lo escuchaban. Hoy lo que no es masivo no es comercial y lo que no es comercial no puede emitirse. Viene Rosso y me dice: '¡Quiero ganar más plata!' Su programa La casa del rock naciente era interesante, pero le explico: 'Podés ganar plata si ponés Madonna, puede ser, pero si ponés a Eric Clapton tocando en una baño de Londres en una grabación pedorra, es imposible'".

Gillespi: "Él sí que necesita un buen productor, porque es perezoso y delirante. Pero te digo la

verdad: el programa que hacen vos y Pepe y Fonzi con Gillespi es el único que escucho, los demás ya sé cómo son, los escucho como un ruido".

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te sentarías en ese micrófono para decir las barbaridades que decís y que ningún otro medio te lo permitiría. Lo que te puedo decir es que hoy ya no tengo el mismo grado de pasión que tenía en el 85. Tuve que ir cediendo opciones personales y hasta laborales para mantenerme aquí.

–Una parte, imagino que nada desagrada-ble, de tu trabajo es que las discográficas te invitan a grandes recitales en el exterior.

–Mis cinco bandas preferidas son Pink Floyd, ACDC, Deep Purple, Metallica y Yhon Lennon. Génesis o Rolling Stones no me parecen gran cosa. He visto a The Police en Miami y a U2 en Barcelona. No tolero a Bono haciéndose pasar

por el referente del hambre mundial y The Police llegó a saturarme. Estuve invitado en el Woodstook del año 1994 que se hizo en las afueras de Nueva York y allí tuve la suerte de ver a esa banda extraordinaria que es Blind Melon. A Metallica los vi en Londres el año pasado. Y a fines del año pasado tuve la opor-tunidad de ser invitado a un ensayo general que hicieron los ACDC en Pennsylvania para tres mil personas. Fue tremendo. Pero eso no es trabajo, es placer. Trabajo fue tener que ir a Suecia para asistir a un recital de Roxette.

–¿Y tu relación con los músicos nacionales?–Con Charly y Spinetta no tuve ninguna

relación. Con Fito he charlado. Conocí bastan-te a los chicos de Soda. Tuve cierta amistad con Pappo que, fuera del estrellato, cuando lo encontrabas en un café o comiendo, era un tipo notable. Recuerdo un recital de los Redondos en Palladiun en una época oscura de mi vida porque era todo el tiempo puro descontrol. Hasta que me dejó de divertir eso de chupar para bajar, jalar para subir, fumar para dormir y empastillarte para salir. ¿Querés saber cuáles son mis cinco discos nacionales preferidos? Superficie de placer de los Virus, Artaud de Spinetta –que no lo pongo siempre pero cuan-do lo encuentro y lo escucho sigue siendo extraordinario–, Piano bar de Charly García, Divididos por la felicidad de Sumo y La grasa de las capitales de Seru Giran.

El coleccionista

La oficina de Quique Prosen en el lujoso edificio donde está instalada la Rock & Pop sobre la calle Ramón Freyre está atestada de curiosos

objetos. Relojes de ajedrez, una máquina automática que te sirve gaseosas, una pequeña heladera que contiene botellas de champagne, un winco enorme y también una fonola muy antigua para pasar discos de 78 rpm que todavía funciona. Hay muchos juguetes y en ocasiones se lo ve a Quique jugando a remontar un helicóptero a control remoto por las escaleras y pasillos que separan las oficinas de los estudios de transmisión. También hay fotos de Evanescense y de Jhon Lennon. Es un experto en reconocer discos y materiales del rock con cierto valor de colección."En mi casa tengo cuadros firmados por John Lennon con la autentificación de la firma. Tengo toda la discografía de Lennon en vinilo, discos originales y sin abrir. Cuando los abrís pierden valor. Tengo el último disco que Mark Chapman le pidió que firmara y lo tengo sin abrir. También tengo todos los discos simples de Paul Mc Cartney. En la pared de la oficina resalta un gigantesco disco de plata de Los Beatles. La tapa es extraordinariamente violenta, se ve a los muchachos cubiertos de sangre, con cuerpos de niños destrozados. "Es una reproducción. ¿Conocés la historia de ese disco? Esa tapa nunca llegó a salir, se conoce con el nombre de Los Carniceros. Ese disco salió a promoción, se mandó a las radios y a los medios de prensa de la época. Cuando el presidente de la compañía discográfica la ve, se pone loco, manda a retirar todos los discos y hace una tapa pedorra, los cuatro nenes con flequillitos pelotudeando. Pero hubo cerca de cien copias que nunca se devolvieron y andan dando vueltas. Ese disco hoy se vende en 40 mil dólares."

Enseguida muestra un enorme libro donde están consignados los valores de todos los discos y de todas las bandas desde la década del 60 hasta la actualidad."Los DVD grabados en Japón tienen un gran valor, porque los músicos se sienten involucrados de otra manera en las grabaciones que son siempre de altísima resolución. Por ejemplo, un DVD de Deseo que estuvieras aquí, de Pink Floyd, primera edición, sin abrir, vale cinco mil dólares. La primera edición japonesa de El lado oscuro de la luna en buen estado vale quinientos dólares. Y el Álbum Blanco de Los Beatles japonés vale trescientos dólares. También hay sorpresas: por ejemplo, los discos de Queen no valen nada".

rarEza. Una tapa de Los Beatles desconocida y bizarra.

rEcuErDo. Rolling Stones, primera visita. Prosen es el de la derecha, en la fila de abajo. Todavía usaba bigote.

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M e paso el día escri-biendo prólogos y contratapas. De

pronto, lectores queridos, sin quererlo, me convertí en un virtuoso del prólogo. Todo comenzó cuando la secreta-ria de Toni Negri me envió un mail diciendo: "Cucu, Toni quiere que le prologues su último libro". Bueno, está bien, no hay problemas. Guardo grandes recuerdos de este italiano loco.

A Toni lo conocí en Berlín, en una charla, estoy seguro de que él no se acordará de mí, pero borracho me dijo: "Es increíble que exista un editor cartonero, que fabri-que libros con tapas de cartón. Tu exis-tencia, reformula todas mis teorías…" (Aquella madrugada infernal, por lo fría, estábamos con Toni en el bar Cinema, en Berlín, mirándole las gambas a dos aus-tríacas atorrantísimas que hablaban espa-ñol e italiano a la vez. Todavía no entiendo por qué no nos fuimos con las dos).

Por supuesto que el comentario me cayó de la peor manera, pero teniendo en cuenta que Toni es una especie de italiano bocón, con espíritu napolitano, pensé que me lo decía como un halago. Toni es un intelec-tual lúcido, reconocido en casi todo el mundo. Si no me equivoco, creo que estuvo preso un buen par de años y con eso alimentó su fama.

Lo quiero, pero nunca com-prenderé a muchos intelec-tuales que ven en el trabajo de Eloísa Cartonera un sim-ple ejercicio de difusión de autores supuestamente bue-nos. Si hay algo que detesto son los grandes escritores o los pensadores ceñudos que no comprenden casi nada del mundo. Los libros son, de cierta manera, un pretex-to para que los trabajadores podamos relacionarnos con el mundo. Nuestros libros

son nuestra identidad, lo que somos y lo que sentimos. Una manera política de ver la vida. Un libro no es para nosotros un objeto más, un libro es un tesoro, es lo mejor que tenemos y tal vez, sin exagerar lo digo, lo único que tenemos. Un libro es lo que nos da vida, nos da un puesto en el cosmos, como diría Giannuzzi; un broli es lo que nos dignifica y es lo que más hacemos con amor.

Muchos editores creen, queridos lectores, que editar

hacer, trato de explicar que no sé escribir contratapas y no me gustaría perjudicar un libro por un comentario des-medido. Incluso, en muchos casos, no tengo tiempo real para leer las pilas de libros que se amontonan en la carto. "Está bien, leélo un cacho, nomás y escribite algo..." Me dijo un amigo.

Un buen prólogo no sirve para nada, es algo demasia-do sublime a menos que hable de otra cosa, o sea una

historia mejor contada que el libro y lo salve, o por lo menos no nos haga arrepentirnos por el dinero que gasta-mos al comprarlo.

Las contratapas son peores, impersonales, es evidente que nadie, ningún editor consi-guió poner detrás del libro nada mejor que unas cuantas palabras de unos tipos insopor-tables.

Creo que hay que acabar con los prólo-gos y las contratapas. No les veo un uso muy feliz. Lo peor son los

escritores que se prologan sus propios libros de manera seria o jactanciosa.

El colmo del prólogo llegó la otra vez, por Emecé. "Cucu, tu libro necesita un buen prólogo, prologalo vos mismo..."

Fue un abuso, el prólogo un éxito y el libro un desas-tre. Pienso que los libros deberían tener grandes espacios en blanco y detrás del libro no hay que ponerle nada, porque simplemente se termina y chau.

tras cartón

es imprimir y mandar a la dis-tribuidora cualquier mamotre-to que será reseñado en los suplementos culturales. En fin, son pensamientos.

Más de una vez escuché decir a varios editores inde-pendientes: "Si no sacás novedades constantemente, no existís".

Pero en fin, volviendo a Toni, su secretaria me envió el libro en italiano, habrá pen-sando que manejo el idioma y lo leí pero entendí poco.

Multitudes, me gustó el título y hablé de las multitudes, fue fácil. Escribí lo que pude; anecdoté, conté cómo lo conocí en el Wolkburner no sé qué, El Teatro del Pueblo. No puedo escribir alemán correctamente.

Con el prólogo se rieron mucho en la patria de Berlusconi y fue un éxito.

Ahora me llaman mis ami-gos. "Cucu escribime una contratapa para el martes que el libro entra a imprenta..."

Muchas veces no sé qué

Prólogos

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Washington CuCurto

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Por CICCOfOtOs dIegO ParuelO - ClaudIO herderer

Edificio en torre de 20 pisos, sobre la calle Moldes en el barrio de Belgrano. El portero sube a la terraza a las siete de la mañana y sorprende a cuatro

mujeres reunidas esperando la salida de algo. Imagina que forman parte de una secta secreta que rinde culto a los extraterrestres.

Oficina de la Caja de Ahorro y Seguros. Un empleado con nueve años en la compañía, anuncia poco antes del atardecer que irá al kios-co a comprar gaseosas. Sale, se detiene en una esquina, se asegura que nadie lo ve y se queda petrificado mirando el cielo. Repite esta misma operación todas las tardes.

Puente del Ferrocarril sobre la calle Rawson, una mujer deja su bicicleta y mira el sol. Avenida Rivadavia y Río de Janeiro, la misma mujer de la bicicleta mira el sol. Parque Lezica, Parque Centenario, Hipólito Irigoyen y Muñiz: idéntica historia. Nadie sabe de dónde viene esa mujer. Y nadie sabe qué coño hace.

Barrio de Caseros. Un hombre se acerca a una pareja que sigue impaciente la trayectoria de una nube. Le pregunta dónde queda una calle. Al unísono, la pareja le responde: "No somos de acá". El hombre parte preguntándose no sólo por qué ni siquiera lo han mirado, además se pregunta qué clase de forma de tomar sol es esa en plena calle y con los ojos abiertos.

Tal vez usted se cruzó con uno de estos luná-ticos por la vía pública. Pero, en principio, debe-ría saber algo. No son lunáticos. Nada tienen que ver con la luna. Algunos los llaman sunga-zers. Otros, les dicen solares. Realizan una prác-

tica sagrada que se remonta a los mayas, a los incas, a la antigua China y al hinduismo. Afirman que la paz, la fuerza espiritual, el ancla-je en lo verdadero y, por último, hasta su ali-mento físico se halla en esa bola de fuego a 150 millones de kilómetros, 333 mil veces más pesa-da que este planeta, que escupe piedras ardien-tes de 50.000 kilómetros de largo y sobre el cual gira todo en este mundo, como Showmatch cós-mico: el sol.

No es nada nuevo, por supuesto. Antiguamente en Egipto, el sol se llamaba Ra y era motivo de adoración. Cada vez que Ra lloraba, su llanto se transformaba en creación. Las lágrimas se con-vertían en animales y en seres humanos. En las culturas mesopotámicas, el sol era el equivalen-te al dios Shamash. Y en Grecia y Roma, era el mismísimo Apolo. Precisamente, los médicos en la antigua Grecia y en los tiempos de oro de Roma recetaban baños de sol a sus pacientes. Mucho tiempo más tarde, los clínicos prescri-bían sol para los heridos de la Primera Guerra Mundial. Decían que los rayos solares ayudaban a cicatrizar mejor las heridas. También lo reco-mendaban para tratar enfermos de tuberculo-sis. En 1922, el Imperial Medical College de Londres dispuso que los rayos solares eran el alimento ideal para el ser humano.

Con el tiempo, de la mano del cáncer de piel y el agujero de ozono, el sol comenzó a ser sinóni-mo de amenaza más que de cura. Sin embargo, los científicos hoy en día sospechan que tal vez, en medio de la oleada mundial de alertas, han pasado algo por alto. Richard Hobday, autor de El sol que cura, PHD en ingeniería en Inglaterra, da lecturas a lo largo del mundo sobre los bene-ficios del sol en la salud. Ya expuso en el London

Son, básicamente, gente que toma sol en forma metódica y en cualquier estación del año. Algunos los llaman sungazers. Otros, les dicen solares. Secretos y objetivos de una práctica

sagrada que se remonta a los mayas, a los incas, a la antigua China y al hinduismo.

Febo asoma

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Science Museum y en universidades a lo largo y a lo ancho de su país. Hobday dice que el sol es un abanico de posibilidades para prevenir enfer-medades, entre ellas, la osteoporosis, la tuber-culosis, las enfermedades del corazón, la psoria-sis, la diabetes y ciertos tipos de cáncer. En la actualidad, junto a un equipo de arquitectos ayuda a diseñar edificios que faciliten la entrada de los rayos solares. "Mi interés en el sol comen-zó a principios de los años '60, siendo niño, cuando mi doctor me recetaba baños de sol como parte de mi terapia. Más tarde, trabajan-do con arquitectos, advertí una tradición 'perdi-da' de diseño de edificios solares para prevenir enfermedades", explica Hobday a revista C, desde su oficina en Londres. "Desde 1920, se sabe que cuanto más cerca uno vive de la línea del Ecuador, menos chances se tiene de desarro-llar cáncer. Es algo antiguo. En 1930, los médi-cos promovían los baños de sol para prevenir cáncer. Se demostró que la vitamina D inhibe el crecimiento de las células cancerígenas. Y es sabido que obtenemos la mayor cantidad de vitamina D del sol. Demasiado sol es peligroso. Pero para muchos de nosotros, demasiado poco también lo es".

Y, ¿qué hay de la señal de alerta de los médi-cos? ¿Puede tanta gente estar equivocada sobre los riesgos de tomar sol? Hobday dice que todo está por verse. "Por muchos años, se impusieron las campañas sobre los peligros de tomar sol. Pero nunca hubo un estudio serio e indepen-

diente sobre los riesgos y beneficios de evitar el sol. Y esto es algo preocupante".

El nuevo señor solLos sungazers tienen su propio gurú: Hira Ratan Manek, un ingeniero mecánico recibido en la universidad de Kerala en India que, luego de retirarse en 1992 –trabajaba en una empresa familiar de especias–, se dedicó de lleno a estu-diar el efecto del sol en su propio cuerpo. Su pasión por el tema llegó tras un encuentro con la viuda de Sri Aurobindo, uno de los místicos más convocantes de India. En verdad, Hira, a quien todo el mundo conoce como HRM, se inspiró en la vida de Mahavira, quien practicaba el ayuno y la alimentación solar más de dos milenios atrás. El método de Manek, elaborado durante tres años de pruebas de ensayo y error, consiste básicamente en mirar diez segundos al sol durante el amanecer o el atardecer, según su propia disponibilidad, y sumar diez segundos más por día. Si está nublado, se retoma el lapso de la última toma. Nada más ni nada menos que eso. "El cerebro es una super computadora capaz de almacenar la energía del sol. Con los primeros tres meses, se terminan la depresión y los traumas psicológicos. Si uno continúa la práctica durante seis meses –afirma Hira–, podrá liberarse de sus enfermedades. Y, luego de nueve meses, uno puede hasta vencer al hambre, algo que, llegado este punto, directa-mente desaparece".

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“Los médicos en la antigua Grecia y en los tiempos de oro de Roma, recetaban baños de sol a sus pacientes. Los clínicos prescribían sol para los heridos de la Primera Guerra Mundial. En 1922, el Imperial Medical College de Londres dispuso que los rayos solares eran el alimento ideal para el ser humano.

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Hira parece un viejo cacique: patillas y pelo blanco caen sobre el cuello de la camisa en cas-cadas. Tiene facciones talladas en madera y piel curtida como marino. Viste módicamente. Es de pocas palabras. No vende ningún producto. Ni una técnica específica que aprender. El sol, por otra parte, no tiene copyright alguno. Hira no forma discípulos. Responde personalmente su correo –haga la prueba, formule una pregun-ta sincera a su casilla hiraratanmanek@yahoo.com. HRM viaja por el mundo presentando su curiosa técnica de mirar al sol en las llamadas "horas seguras", la posterior al amanecer y en la previa al atardecer. Es el nuevo gran emblema de la espiritualidad. Tiene millones de seguido-res en el mundo que hablan maravillas de su práctica. Y cientos de médicos –oculistas y der-matólogos– que gritan a los cuatro cielos que los solares están en riesgo de contraer cáncer de piel o directamente perder la visión.

"Nosotros practicamos el sungazing en horas donde los rayos UV son bajos –explica–. Mirar la televisión trae mucho más daño que esto".

Sólo en 2003, Manek dio 147 conferencias en los Estados Unidos, Canadá, el Caribe y Reino Unido y su método tuvo repercusión en 400 medios, incluida la BBC de Londres.

Pero, básicamente, HRM la tiene más gran-de que el resto. Estamos hablando aquí de su glándula pineal. Debería medir a su edad –tiene más de 70 años– 6 x 6 milímetros. Y la de Hira se extiende a 8 x 11, gracias, según dice, a observar el sol.

"La energía solar es la que le da poder al cere-bro, y el ojo es el único órgano que puede permi-tir su entrada", dice HRM. "También se conoce a los ojos como las puertas del alma. Son un órgano complejo con cinco mil millones de par-tes. Mucho más que una nave espacial que tiene hasta siete millones".

Lo más asombroso es que HRM asegura que desde 1995 se alimenta del sol y del agua. O, para no pecar de descortés, acepta café, té y leche cuando lo invitan.

En 1995, un grupo de médicos supervisados por el doctor C.K Ramachandran lo estudiaron durante 211 días de ayuno y concluyeron que su sistema inmunológico seguía fuerte como el de un toro.

Cinco años más tarde, 21 médicos y científicos encabezados por los doctores Sudhir y K. K. Shah, presidente entonces de la Avocación Médica India, lo monitorearon a lo largo de 411 días. Luego, Hira se sometió a estudios en la Universidad Thomas Jefferson y en la Universidad de Pennsylvania durante 130 días. "Hasta el cerebro y sus capacidades mentales se mantienen normales", escribió en su informe el doctor Shah. "El azúcar en sangre es de 60 a 90. No se observa acetona. El resto de los paráme-

tros son normales. Es asombroso. ¿Cómo se explica esto? Hasta hoy, no existe una explica-ción convincente".

Se habló incluso de que la NASA se interesó en Manek y se propuso estudiarlo en persona. Pero más tarde, voceros de la NASA lo nega-ron. De gira por Suecia, Manek aceptó respon-der un puñado de preguntas a este medio, fiel a su forma de expresarse: escueta como sus almuerzos.

–¿Cuándo fue la última vez que se despachó con una buena comida, digamos, un bife o un pollo al horno?

–La última fue el 18 de junio de 1995. Soy vegetariano de nacimiento así que nunca probé ni bife ni pollo.

–Y dígame, ¿cómo se siente nunca tener ham-bre?

–Ah, una bendición. Siempre estoy en paz.–¿Usted usa cremas para proteger su piel del

sol?–No. Nunca usé nada para proteger mi piel

excepto algunas veces ropa. Es más: desaliento el uso de cremas con pantalla solar. Soy un con-vencido de que son las mismas causantes del cáncer que dicen proteger.

–¿Qué sucedió con la NASA? ¿De verdad, se interesaron por su práctica o fue un malenten-dido de la prensa?

–La NASA no estuvo involucrada, sino cientí-ficos financiados por la NASA. Doy los nombres de ellos en mi sitio (www.solarhealing.com). Puede verlo usted mismo. Muchas cosas se mantienen en secreto por un largo período para proteger los intereses de la gente durante sus investigaciones. Así que puede escuchar las ver-siones de ambos lados.

–¿Qué opina de Jasmuheen, la mujer austra-liana que concibió una técnica de obtener el prana del sol, similar a la suya? Ella también hizo ayunos. Aunque no tuvo la misma suerte que usted. Los médicos dijeron que práctica-mente estaba deshidratada luego de uno de esos ayunos.

–Su técnica es forzada. En mi caso, las cosas suceden naturalmente, sin ningún esfuerzo. Ella apresura el proceso. Además, yo no le cobro a la gente y sólo acepto donaciones de los que me quieren. Ella sí cobra por sus talleres. Jasmuheen vino a verme en India y luego en Sedoma. Por otra parte, dio crédito a mi técnica en sus libros y la difunde en sus cursos.

–Lo último, ¿cómo se imagina la alimenta-ción del hombre en el futuro?

–A través del sol, naturalmente. Los israelíes llamaban a esto maná, que venía del cielo. Y el maná es el sol.

A fines de septiembre, HRM viene a la Argentina. Estará ocho días recorriendo cinco ciudades. Es parte de una gira que lo llevará a

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Hira RatanManek.

“Los sungazers tienen su propio gurú: Hira Ratan Manek, un ingeniero mecánico recibido en la universidad de Kerala en India que, luego de retirarse en 1992 -trabajaba en una empresa familiar de especias-, se dedicó de lleno a estudiar el efecto del sol en su propio cuerpo.

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nueve países de Latinoamérica. Sus exigencias de visita son un reflejo de su modo de vida. No quiere alojarse en hoteles. No quiere dinero a cambio de charlas. Sólo pide cama, baño y una computadora con acceso a Internet. "Es asom-broso y magnífico cómo se maneja Hira, no cobra nada por venir, sólo hay que cubrir los gastos de su pasaje", dice Luis Feré, el promotor de su visita a la Argentina –va por los siete minutos de sungazing diarios–, un contador que trabajó 30 años para ONG's y hoy se toma un año sabático para comandar el tour de Manek –desde aquí se sigue la llegada del rey de los solares www.hrmargentina.com.ar–. "Sin conocernos –agrega Feré–, HRM depositó toda su confianza en nosotros. A él sólo le interesa que su mensaje sea conocido en todo el mundo." "Hira nos dijo que está dispuesto a dar cinco conferencias de dos horas de duración cada una al día", dice Miriam Klajnberg, especialista en sanación Vortex y otra de las organizadoras de su arribo –va por los 16 minutos de tomas de sol–. "Esta práctica ya la conocían los hindúes, los mayas, los incas. Es sorprendente cómo con mucha diferencia geográfica y de tiempo, se mantenía siempre este culto al sol. El objetivo del sungazing no es dejar de comer. Esto es secundario. Lo importante es lograr un equili-brio interior. Las historias de los practicantes son sorprendentes".

Cara a cara con los solares.Los solares se multiplican en el mundo como hongos después de un día de tormenta. O, mejor dicho, como rayos de sol en el mar. Sólo en la red de Facebook "Miremos al sol", hay apuntados más de cien argentinos. Y en un sitio local sobre sungazing existen 180 practi-

cantes registrados. Entre ellos, un puñado ha venido hoy hasta aquí, una casa antigua y amable en la calle Pringles en Parque Centenario, con un cuadrito con un sol flúor, donde sus anfitriones son también solares. Han venido precisamente para contar a este cronista su conversión solar, algo que parece tomado de un aviso de Sprayette. Pero sin nada que vender. Ni número al cual llamar. Ahora sabrá de ellos, con nombre y apellido.

Liliana y Juan Carlos Laino: Ella es cosmetó-loga. Él trabaja en la coordinación horaria de la línea 60. Ella va por los 13:10 de toma de sol. Él por los ocho minutos. Los Laino dicen que el primer beneficio del sol entra por los ojos. "Yo tenía hipermetropía y blefaritis. Antes, a uste-des los hubiera visto como manchas. Ahora, sin anteojos los veo perfectamente. Y curé mi blefa-ritis colocándome en los ojos agua expuesta al sol durante ocho horas. Probé todas las medita-ciones, pero ninguna me dio esta paz." (Liliana). "Yo tengo una enfermedad congénita en el ojo izquierdo. A partir de esto, el otro día, pude leer en mi PC todos los horarios de los colectivos con mi ojo enfermo. Y sin anteojos. Después, el viernes fui a pescar pejerreyes. La pesca se hace con boyas chicas pero yo siempre usé grandes porque no las veo. Y esta vez, puse las chicas y ¿podés creer que las vi bien? Yo soy medio incrédulo y me niego a creer que sea del sol. Pero veo que los hechos hablan por sí solos." (Juan Carlos).

Miriam Orlando: Va por los 4:50 de sunga-zing. Es profesora de Letras y dirige una revis-ta vecinal. Era alérgica al sol. Llegó hasta usar Decadrón. Hoy ya no. "Me cambió el ánimo. Te hacés menos rollo. Te conectás con la natura-leza y te quedás esperando media hora hasta que pasa una nube. Estoy tan entusiasmada que hasta mis padres de 70 años lo empezaron a practicar".

Luis Daniel Vitolo: cuatro minutos de sol diarios. Empleado de la Caja de Ahorro y Seguros. Cuando practica sungazing dice en la oficina que va al kiosco. Un amigo lo cubre. Piensa que está loco, pero lo cubre igual. Además, Vitolo es psicofísico. Atiende 50 pacientes al mes. A muchos ya les dice que no vayan más y que simplemente se dediquen a mirar el sol. "Hay algo atrapante en esto. El ojo es transparente y es el órgano de la luz. Además, el sol no tiene polaridad. No tiene oscuridad. Hoy tengo mejor vista, mejor ánimo y mejor concentración. Y eso que voy apenas por cuatro minutos, ni me quiero imaginar cuando llegue a los 20".

Andrea Chindamo: 13 minutos 10 segundos de sol. Desde hace un mes, dirige en la web un sitio que agrupa a los solares (www.soysol.ning.com) : 180 practicantes argentinos y 607

21 de junio, el día D para los solares

Es el inicio del invierno. Pero para muchos, el 21 de junio es una celebración al sol. Los incas lo llamaban Inti Raymi, su mayor acto de tributo a la estrella que todo lo ilumina.

El momento exacto donde el ciclo solar regresa a su punto de partida. En la Capital Federal, se realizan varias ceremonias de Inti Raymi -una en Parque Avellaneda y otra en la Reserva Ecológica- organizadas por el gobierno de la ciudad. También sucederán bailes y rituales en Quilmes.

En Tacna, Perú, este 21 proyectan un ritual que, se espera, multitudinario. Lo encabeza Qengo Harawi Qespeq, abuelo, guía y chamán quechua. Convocan a adoradores de todos los países. Y a partir de este año, se estableció, el Inti Raymi pasará a llamarse directamente "Veneración a nuestro padre sol".

En la mitología griega, también los solsticios ejercían una influencia central en la cultura y se los consideraba una puerta algo más trascendente que este mundo.

El 21 de junio es también un día capital para la astrología. Para los habitantes del Círculo Polar Antártico, este 21 de junio no hay amanecer. Mientras que, en España, en el hemisferio

extranjeros. Empezó intuitivamente tomando baños de sol en bikini en la plaza de Colegiales sin ninguna crema. Dice que antes tenía la piel blanca como leche de cabra. Hoy la tiene tos-tada como leche de cabra, pero disuelta en chocolate en barra. "Se me fueron los granos. No se me reseca la piel. Al sol lo tomo como a un ser. Está para enseñarnos algo. Siempre pensé que, si nos quería, nunca podía hacernos un mal. El calor, los rayos, el hecho de pisar descalza la tierra, es más fuerte que cualquier meditación".

Elsa Mirta Rubbo: Va por los seis minutos. Pedagoga y parte del programa de salud mental del hospital Pirovano. "Cuando el día es solea-do, me cambia el ánimo. Yo tengo presbicia y astigmatismo. Ahora leo sin anteojos. Estoy esperando llegar a los 15 minutos de sungazing para hacer un chequeo con el oculista a ver qué resultados tengo".

David Mociulsky: Está en los seis minutos de observar al sol. Empresario gráfico y de indumentaria. Dice que probó la bioenergéti-ca, la meditación, el yoga tibetano. Nada comparado con el sol. "Esto me absorbe. Veo que el sol cambia, veo sus manchitas, veo cómo vibra. Se dice que hay una parte vegetal en nosotros. Y esa parte se nutre con el sol. No sabés cómo se siente".

Juan Carlos, el empleado de la línea 60, inte-rrumpe la entrevista, dice que tiene que partir y quiere agregar algo para la posteridad. "Yo que-ría decirte que últimamente me da asco la carne. Acá, algunas chicas me contaron que,

desde que practican el sungazing, no pueden ni ver el pollo. Es algo que te empieza a mover desde adentro y es más fuerte que vos".

Sobre el final, el grupo de solares se abre y queda en el medio una mujer pequeña, mochila en mano, de unos 50 años. "Ella es Susana –la presenta uno–. Es la que más tiempo lleva de práctica de todos. Va por los 26 minutos". Susana Guariglia, instructora de reiki y aroma-terapeuta, vegetariana desde hace 20 años, tiene el pelo y los ojos del color del sol. La tintu-ra, cuenta, es anterior a la práctica. Dice que conoció la técnica de Manek en un seminario en 2008 de Jasmuheen, cuando la australiana visi-tó la Argentina. "La gente le preguntaba por las técnicas de HRM y Jasmuheen la recomendó. Yo no lo conocía, me interesé y así empezó todo". Guariglia hace sungazing con su gato, que también mira al sol seguramente desde hace más tiempo que su dueña.

La más antigua de los solares recuerda que sus primeras sesiones estaban acompañadas de pesadillas nocturnas. "Como si fuera una lim-pieza. El sol barre con toda la oscuridad que hay en uno". Hoy, no queda nada de eso. Sólo, dice, permanece en pie el deseo. El hambre de ver más y más al sol. "Es mi alimento ahora. Hay algo que ocurre y está más allá de las palabras. Me vienen ideas maravillosas cuando lo practi-co. Y yo sé que no vienen de mí. No me pregun-tes cómo, pero lo sé. Vienen de arriba. Vienen de él". Guariglia se encoge de hombros y sonríe. Hay paz en ella. Una paz fuera de este planeta. Y, claro, también hay fuego.

“Con el tiempo, de la mano del cáncer de piel y el agujero de ozono, el sol comenzó a ser sinónimo de amenaza más que de cura. Sin embargo, los científicos hoy en día sospechan que tal vez, en medio de la oleada mundial de alertas, han pasado algo por alto.

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Por Silvina Pini

los Sosto son una familia gastronómica que crece y se multiplica. Carlos,

padre de Guido y de Luciano, sommelier y direc-tor de la escuela Cave, abrió Guido’s Bar cuando los chicos eran chicos, hace ya veintiocho años en un pequeño espacio frente al zoológico, que todavía man-tiene. Hace casi tres déca-das que Carlos va de mesa en mesa, dejando platos fríos y calientes que salen de la cocina y después cobra “a ojímetro”, según lo que han comido, como se suele hacer en las trattorias italianas, algo poco com-prendido para los primeri-zos.

Ahora su hijo mayor, Guido, ha abierto —a la vuelta del primero— un segundo restaurante, donde funcionó por nueve años Lucky Luciano, de Luciano. Se trata de un antiguo petit hotel de 1890, mucho más amplio que el Guido’s Bar y

con una vuelta de tuerca en la formalidad, servicio y en algunos platos. Y además hay una carta con precios, para no perturbar las almas previsoras. Guido contínua con el estilo de cocina neta-mente italiana, esos platos que no requieren de piripipí en la presentación y que se comprenden al primer boca-do. La ambientación tam-bién remite al Guido original: allí cuelgan en las paredes fotos de la Loren en su eter-no papel de madraza caliente, Anna Magnani, Marlon Brando en su inolvi-dable rol en El padrino, mapas de la península, fotos de sitios históricos, que arman un cocoliche tano que algunos quieren llamar Little Italy y que se combina con la música que va de Sinatra a Andrea Bocelli.

Lo mejor sería empezar por el antipasti ($30 para dos), varios platitos que pueden traer una exquisita caponatta, hinojos brasea-dos, cous cous, mozzarella

de búfala arrollada con tomate, verduras grilladas, todo acompañado por cro-cante y calentito pan de pizza. Justamente las pizzas son otra entrada posible (todas $35). Como en Italia, los primi piatti son las pas-tas (todos $38). Riquísimos los orecchietti con hongos y aceite de trufa y los fussili con albóndigas y una salsa de tomate sin acidez.

Los fieles a la tradición ita-liana pueden seguir con el secondi piatti, una carne o pescado, como el lomo en salsa de Malbec servido con milhojas de papas ($38) o el pescado fresco grillado ($40) que viene abierto al medio con cola y sin cabe-za, apenas salseado con una reducción de aceto y un toque de tomate concas-se, camarones y mejillones en sus valvas.

Los postres desfilan por los clásicos tanos, tiramisú o pana cotta, y para los fanáti-cos de los dulces está la degustación ($30 para dos), que trae tiramisú, flan, torta de chocolate y cheescake

platos

Bien de familia

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Guido Público: domingos en familia, con nonna y niños. Entre semana, más tranqui, pareji-tas en plan mimoso. Patio fumador: en invierno es un poco sufrido, pero está para los que no pueden vivir sin el pucho post comida.Cubiertos y manteles: lo que en el Guido original quedaba pintoresco —manteles a cuadros, cubiertos peque-ños y livianos— acá desen-tonan. Este estilo pide otra cosa.Taxi: el barrio es divino, pero salvo que quiera colgar el auto de un árbol o estacio-narlo en la jaula de los osos, prefiera el taxi o el colectivo. domingos $60 per cápita: entra-da y plato principal con copa de Animal Malbec y agua, no está nada mal. Hay cinco opciones de menús.Estado de ánimo al pagar: si no se pidió el Chacra (y si tiene la plata, ¡hágalo por todos nosotros!), se mantuvo en las dos cifras, una sorpresa por la cantidad y la calidad.

Para continuar la tradición familiar, acaba de abrir Guido Restaurante, con el mismo estilo de cocina de Guido's Bar, pero con un ambiente más elegante.

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Por ElisabEth ChECa

hay platos que claman por un blanco, como los ceviches. Eso sí:

blancos del año, es decir de 2008. Buenísimo si llegaran a conseguir algún 2009, con los aromas desatados. Junio es su mejor momento. Es ahora, a principios del invierno, cuando despliegan sus efluvios; después se convierten en otra cosa, qui-zás mejor, pero diferente.

Las bodegas los comien-zan a comercializar más tarde, por razones de mar-keting. Lástima. Si no hay 2009, recurra a ciertos varie-tales expresivos que no se amilanan ante las picante-ces peruanas: Torrontés, Sauvignon Blanc, (Colomé, San Pedro de Yacochuya, Mounier o los dos de Alta Vista, entre los mejores Torrontés, o La Flor y Finca Sophenia, entre los Sauvignon Blanc sin paso por madera). Pinot Gris es otra variedad que acompa-ña bien a estos exotismos; recurra al de Lurton o al de Pulenta Estate, La Flor.

Estas mismas compañías van para los sushi y los sas-himi, o los tartare de pesca-dos, en general de salmón o atún rojo. En cuanto al Pinot Gris, acabo de acompañar con esta variedad un plato clásico de brasserie: chu-crut del mar, bastante inver-nal, con repollo, atún rojo, salmón y langostinos en Café des Arts, del Malba. Pese al mediodía frío y algo

lluvioso, anduvo divinamen-te con el Pinot gris 2008 de Lurton.

Los Chardonnay con crianza en madera, por su estructura, sirven para acompañar platos de pes-cados salseados o grillados y quesos azules. Sucede que a veces están muy maderizados, provocan ese recuerdo de placard nuevo en el paladar, o son dulces por una sobre maduración de las uvas, plus el roble. A evitar; nos gusta el vino, no la madera. Chardonnay-Chardonnay de la colección Domingo V de Catena, tiene sutileza y elegancia y la sufi-ciente estructura para ban-carse no solo pescados sino también cerdo o pastas con toques marinos.

Definitivamente, un blanco con un leve paso por roble —o aunque no haya sido tan fugaz—, con la madera bien integrada, puede acompa-ñar muchos platos, no solo del mar o del río. Las molle-jas doradas y crocantes, por ejemplo, o algunos platos de cerdo y gastronomías orientales agridulces. Otro Chardonnay, según muchos

el mejor de Argentina, es el Lindaflor 2007 de Bodegas Monteviejo, diseñado por Michel Rolland, fermentado en roble, un blanco mante-coso, con esa lejana sensa-ción de miel, aunque no sea dulce, con la acidez justa. Terrazas Reserva Chardonnay anda cada vez mejor, en cuanto a estructu-ra, aunque mantenga esa leve dulzura, como los Chardonnay new wave.

Entre los mejores blends blancos probados última-mente: Lágrima Canela 2006, con nombre raro, medio de telenovela. Es un 70% Chardonnay, 30% Semillón, fermentado y cria-do en barricas de roble fran-cés durante catorce meses. Untuoso, con aromas a vani-lla y leves humos mezclados con frutas del trópico, es un blanco genial.

La misma mezcla, Semillon-Chardonnay, tiene el Finca Blanco de Finca La Anita, reina del Semillón. Busque la última cosecha o,

si consigue, algunas anterio-res con más complejidad, que recuerda a los vinos de Graves, una región de Bordeux donde se elaboran vinos a partir de Semillón con toques de Sauvignon Blanc. Otro Semillón para contundencias invernales, por su volumen: Tomero reserva 2007 de bodegas Vistalba. Refleja la sabiduría y la experiencia de Carlos Pulenta; pasó 12 meses en roble francés, una armonía absoluta entre vino y roble. Todos estos blancos pueden acompañar muy bien codor-nices braseadas, pato, curries de pollo.

De Luigi Bosca, el Riesling 2007 es el único represen-tante de esta variedad de origen alemán y alsaciano en Argentina, con aromas profundos, cítricos, con esa calidad mineral en su sabor y una equilibrada acidez, fresco y versátil. Es un blan-co raro, de cuerpo potente y meloso que establece armo-nías perfectas tanto con ostras y pescados marina-dos como con platos salsea-dos y cortes de cerdo. Otro alsaciano de origen, el Gewürztraminer, que elabo-ra Mariano Di Paola para La Rural, es un varietal comple-jo, con fugaz paso por roble, también perfecto para pla-tos de cerdo y gastronomía del sudeste asiático. No es el único: Finca La Celia lanzó su Traminer el año pasado, en otro estilo más fresco y fácil, apto para pas-tas al estilo mediterráneo, con oliva y hierbas. Todos estos blancos, dorados, cancheros y brillantes pue-den iluminar las nieblas y el spleen invernal. 2

Blancos de invierno

copas

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santa Julia innovación Mourvedre 2008, $19,80.Mourvedre es una variedad originaria de España, donde se la conoce también con el nombre de Monastrell. Actualmente está muy difundida en ese país y en el sur de Francia. Probé hace un año este vino en la bodega, aun en etapa experimental, y me encantó. Lo recomiendo para los exploradores de varietales raros, hartos del Cab y el Malbec. Es rico, complejo, con taninos amables, muy bebible. Divino con

pastas, arroces y polenta, platos de crisis con vino de muy buena relación calidad-precio.

No es una contradicción: algunas comidas —no solo pescados y mariscos— piden blanco. Y vienen muy bien aunque afuera sea noche y llueva tanto.

la botella

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La vie en rose de los delfines bolivianos

Son una maravilla natural que puede verse en todo su esplendor en las aguas del Mamoré a 590 kilómetros de La Paz. Según la leyenda,

eran una tribu de indígenas muy machos a los que un dios envidioso convirtió en delfines rosados y condenó a vivir en agua dulce.

Aun hoy, les atribuyen la procreación de todos los hijos sin padre.

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POR MARIA SUCARRAT DeSDe PUeRTO AlMACén, BOlIvIA

Hace mucho pero mucho tiempo eran humanos y vivían en las tie-rras del Amazonas. Los guarayos, que todavía habitan en las orillas,

dicen haberlos visto. Nadie sabe bien por qué pero a esos hombres, que en verdad eran jóvenes guerreros indígenas, un día un dios les envidió el atributo de su masculinidad y henchido de ira y de poder, los convirtió en delfines, los pintó de color rosado y los condenó a vivir en agua dulce. El dios los tiró en los ríos, los afluentes y las lagu-nas de la Amazonía boliviana. Y los llamó bufeos por todo concepto.

La leyenda cuenta que en junio, mientras los hombres celebran a sus santos, los delfines, con-vertidos en apuestos guerreros, salen del río. Vestidos de blanco, con un sombrero de paja con un agujero en la copa para facilitar la respiración y con el ala muy ancha para cubrir sus facciones, seducen a las mujeres de la aldea. Ninguna de ellas puede huir de sus encantos y dejan que los guerreros se las lleven al borde del río. Al día siguiente amanecen todas embarazadas.

Tiempo después, la mitología se fue convir-tiendo y nutriendo de colores: las mujeres más jóvenes que, en los días de menstruación y en las noches de luna, anden en canoa por el río, serán preñadas por un delfín rosado. Así, se

supone en la región del Beni, que todos los niños que no tienen padre son hijos de un delfín.

Para verlos, es posible remontar cualquier río. Para no perdérselos hay que navegar el más majestuoso de Bolivia: el río Mamoré. Desde Trinidad hasta Guayamerín, hay poco más de 1200 kilómetros llenos de posibilidades. Sin embargo, cualquie-ra sea el mes del año, lo más difícil es empezar el viaje: hay que enganchar un carguero que salga en esa direc-ción. Lo más sencillo es llegar a Trinidad, la capital del departamento del Beni. De allí, un taxi por unos 30 bolivianos hasta Puerto Almacén. Los barcos están amarrados en un falso puerto de tierra y pasto y sus dueños encima o al lado de ellos. También hay barcos de la Marina pero, en general, no aceptan pasajeros, mucho menos foráneos. Dicen que es porque cargan combustible.

En Almacén está Chichí, el dueño del José Andrés, un carguero pintado con los colores de la bandera france-sa. Chichi peleará el precio, 500 boli-vianos (unos 250 pesos argentinos,

aproximadamente) el viaje en un expreso, es decir que dos motorman manejarán día y noche y el recorrido durará exactamente 72 horas.

El Mamoré es ancho y generoso y apenas el barco se aleja unos kilómetros de la civilización, los delfines empezarán a mostrarse. Para verlos solo hay que mirar. Si no hay viento, pequeños remolinos, un contra movimiento del agua los delata. En junio se ven en dos escenas: primero sacan la cabeza con su piquito largo y agudo. Mete la cabeza y luego saca el grueso y rosado lomo. En agosto, cuando el río baja su cauce, se ven enteros saltar fuera del agua. Estos mamífe-ros tienen la capacidad de vivir en aguas con sólo un metro de profundidad. La ecuación es sim-ple: cuanto menor sea el cauce más se verán.

El verdadero nombre de los delfines rosados de esa región es Inia boliviensis. Los bolivianos consideran que tienen poderes mágicos. Quizás por eso han sobrevivido tanto tiempo. Hoy, la mayoría de los navegantes saben que matarlos trae mala suerte y no los pescan ni los comen porque en el pasado eran humanos y creen que pueden volver a serlo cuando lo deseen. Otros suponen, en cambio, que el diablo se reencarnó en ellos. Por eso, los delfines, además de ser ani-males protegidos, siguen viviendo y reprodu-ciéndose sin la intervención de la mano del hombre. El bufeo aparece en el Apéndice II de citas de la Unión Internacional de Conservación Natural como especie vulnerable a la extinción. En Bolivia está protegido desde 1990 por el Decreto Supremo 22.641. Su mayor depredador es la deforestación por acción humana que, en general, termina secando las lagunas adyacentes al río y matándolos sin querer.

Pero ver a los delfines, además del dinero claro, tiene su costo. No habrá en los cargueros cama-rotes para los mirones. Por eso siempre es muy rentable llevar en la mochila, por ejemplo, una hamaca paraguaya. De lo contrario, el frío piso de la cubierta, hará de las noches una desgracia.

La mañana comienza a las seis. Ni un minuto más. Apenas amanece, la tripulación formada por seis adolescentes, se pone en pie y arrancan las tareas. A falta de heladera, lo primero que hacen es sacar la carne que al término de 48 horas será charque. La cuelgan en un palo cual-quiera y allí pasará todas las horas de sol cam-biando de color. Después será salada y se servirá con abundante arroz.

Poco antes de las ocho, se sirve el desayuno. Jesús, el comandante del barco desde hace 28 años, tomará la cabecera de la mesa. A su lado los pasajeros, los mirones de delfines. Más allá, la tri-pulación. Nadie hablará con él. Se podrá beber chocolate o té y se acompañará con un plato de masaco, una especie de papilla formada por pláta-no aplastado con queso. Las dos cocineras sirven a todo el que se sienta a la mesa, pero no comerán

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“En Bolivia consideran que tienen poderes mágicos. Quizás por eso han sobrevivido tanto tiempo. Los navegantes saben que matarlos trae mala suerte.

MAMORé. Pequeñas poblaciones sobre sus orillas. Abajo, Chino, el “motorman”.

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hasta que se pare el último marinero. Al motor-man de turno, algún compañero le subirá la comi-da. Antes de levantarse, religiosamente, hay que pronunciar una única palabra que hará más grata la estadía: "provecho".

La mañana se desarrolla a la velocidad del carguero: 20 kilómetros por hora. Las curvas y las contracurvas son abiertas por temor a los barcos de arena. En las orillas no hay rastros de vida humana. Dice el capitán que hay lugares que el hombre no ha pisado nunca. Hay garzas, llamadas maguaríes, que vuelan al lado del barco, cigüeñas, enormes uburús negros con cabeza colorada. Todos buscan pescados.

Un delfín tan rosado como un chicle bazooka salta en la popa. Es pesado. Saca su cuerpo del agua casi completamente y hace ruido al entrar. Es el único ruido ambiente de la mañana. Estos animales llegan a medir casi tres metros y pue-den alcanzar los 180 kilos. El color está determi-nado genéticamente pero depende de la activi-dad física del animal. Cuando son bebes son rosa pálido y a medida que crecen se manchan de gris. Los adultos mayores suelen ser más grisá-ceos que rosados. Algunos científicos sostienen que, hace 20 millones de años, la especie vivía en las costas del Pacífico y que luego quedó encerra-da en la cuenca amazónica.

-Si usted se cae al río, los bufeos la sacan, dice el Chino, uno de los motorman del carguero. Y cuenta que, como si tuvieran radares, los delfi-nes llegan rápidamente hasta la víctima, y mien-tras varios de ellos nadan en círculos para mar-car el lugar, otros la empujan con su piquito hacia la superficie. Es que estos animales tienen en un cerebro un sistema de ultrasonido capaz de detectar movimientos dentro del agua a varios kilómetros de distancia. Sus ojos son pequeños y no le sirven demasiado. Por eso se guían por su propio radar interno.

-Son muy buenos animales, doñita. Por eso acá, en este río, nadie los toca. Ellos hacen lo que

quieren. Van y vienen por todo el Mamoré. Comen, saltan y nadie pero nadie los toca. Son libres y felices.

A las 12 del mediodía, en el José Andrés y en todos los cargueros se almuerza. El mismo ritual se repite con platos como sopa de plátano, fritos con arroz de segundo, todo acompañado por agua del Mamoré que las cocineras guardan en una tinaja de barro. La cena se sirve a las cinco y media. Es que en el río oscurece pasadas las seis y las mujeres evitan prender las luces internas porque los mosquitos se vuelven un verdadero problema. Cada vez que el barco se aproxima a una orilla, aunque haga mucho calor, es conve-niente ponerse ropa de manga larga. Y repelen-te, mucho repelente.

Cuando cae la noche, el monte se enciende. Con la última luz, las bandadas de papagayos azules y amarillos pasan en grupo de a seis de una orilla a la otra, hablando entre ellos. Se van a dormir después de un día de trabajo. Hablan entre ellos, a los gritos, como si fueran oficinistas u obreros, volviendo a casa y comentando el día. Al apagarse el sol, se enciende el río. Los ojos de los caimanes miran desconfiados desde el agua. Había cientos de miles antes de la década del '90. Pero su cuero se puso de moda y hubo caza furtiva. Hoy quedan algunos, pero ellos, con razón, se esconden de los hombres.

Sin luz, los delfines no asoman. Se mueven de a dos. Es una regla. Van en pareja. Siempre. Si salta uno, saltará otro. Pero en el José Andrés no queda vida cuando se va el sol. Los marineros se acuestan en sus colchones de gomaespuma. El comandante se encierra con su mujer en el camarote. El motorman sube el volumen. Toda la noche sonarán narcocorridos, historias de Los Tigres del Norte. Y algún desvelado se sen-tará delante de la cabina para hacerle compa-ñía. Y esperará a la mañana para ser bendecido otra vez por los mágicos y poderosos delfines rosados.

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“Un delfín tan rosado como un chicle bazooka salta en la popa. Es pesado. Saca su cuerpo del agua casi completamente. Mide casi tres metros y puede alcanzar los 180 kilos de peso.

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m i v i d a y y opor carolina balducci

¿Te gusta, amor?–Ujum– Diego masticaba mi pollo al verdeo como si fuera chicle.

–¿Está gomoso? –insistí– ¿Querés que te prepare un sánguche?–comencé a levantarme de la mesa, él me agarró la mano.

–Está muy rico, lindo, pará. Me senté. ¿Entonces por qué parecía que

estuviese comiendo puré de m…?–¿Me pasás la sal?– dijo.–¿Está soso? –dije yo. Él se llevó las manos

a la cabeza y se echó el pelo hacia atrás. Era un gesto claro de irritación, pero luego sonrío, se levantó de la mesa y fue por la sal. Le puso un poco al pollo y siguió comiendo.

No sé qué mierda le pasaba, al mediodía todo había estado fabuloso en ese telo; y a la tarde me mandó men-sajitos y siguió con la pavada esa de que lo calentaban mis caderas. ¿Acaso ahora que las miraba bien se daba cuenta de que eran enormes y amorfas? No entendía nada. Pensé que esta cena sería la cereza del helado, la culminación de un día perfecto, y que mi pollo al verdeo se luciría en la vajilla de la Nona. Pero Diego estaba inquieto por algo, nervioso, estresado y no hablaba. Musitaba, asentía, reso-plaba, se sonreía lánguidamente, pero no hablaba. Y cada tanto me miraba y parecía a punto de decirme algo pero luego se arrepentía y se metía una cucharada de esa por-quería de pollo en la boca.

–¿Qué?– le dije, porque lo había hecho otra vez: mirar-me, hacer ese ademán que indica que va a hablar y al final no decir nada.

–¿Qué de qué?– volvió al pollo. Yo dejé caer mi tenedor en el plato, fastidiada.

–¿Qué te pasa, Diego? Decime por favor– dije. El me miró como si le hubiese dicho alguna barbaridad: "Hay un ojo flotando en mi sopa". Cuando ni siquiera había sopa.

–Nada, ¿qué me va a pasar?– agachó la cabeza miró el plato. Revolvió con su tenedor la salsa del pollo. Ya debía haberse enfriado, nunca vi a alguien pensar tanto antes de cada bocado. A mí se me había ido el hambre, aparté mi plato. Estos son los momentos en que me vendría bien fumar, así podría ahumarle la cena. Sutil venganza pedorra.

–¿Tenés un cigarrillo?– le dije.–Vos no fumás, yo tampoco– contestó.–Uhhh, qué gente sana que somos ¿Tengo que aplau-

dir?– me pareció que subí un poco la voz. Esta vez él ni me miró.

–No sé de qué hablas– dijo. No dije más nada por un rato, esperé a que él terminara

de cenar, levantamos la mesa y nos fuimos al sillón del living. Se suponía que ahora debía-mos hablar de nuestra "situación", pero él subió las patas a la mesita y prendió la tele. Después estiró el brazo hacia mí, que estaba sentado en el otro extremo del sillón.

–Vení, linda, acostate al lado mío– me dijo. No supe bien qué hacer. Me acosté a su lado, me abrazó y me dio un beso en la cabeza. Tinelli gritaba.

–Diego, yo creo que tenemos que…–¡¡Jajajajaja!!– me interrumpió con una carcajada

estruendosa. Nada de lo que estaba pasando en ese puto programa daba risa. No podía creer lo que estaba pasando. Me senté con la espalda erguida y lo miré.

–¿Qué mierda es lo que te pasa? Se suponía que íbamos a hablar de nosotros, de nuestra situación y no has hecho sino portarte como un pelotudo toda la noche…

Diego me miró perplejo. –Carolina, relajate, estamos mirando la tele, acabamos

de cenar…–La cena te pareció un asco, ¿por qué no vas a vomitarla

y te dejás de joder?– se me salieron las lágrimas, no sabía bien qué me pasaba, no me gustaba lo que estaba sintien-do: ese desapego de parte suya, esa manera de comportar-se como si todo estuviera bárbaro, como si nunca hubiese despreciado mi pollo e ignorado mis ganas de hablar sobre lo que nos pasó por culpa de su necesidad de pensar en las pelotas de la chancha…

–Pero…– ahora no decía nada, estaba como congelado, mirando mis ojos furiosos, llenos de lágrimas.

–¡Pero qué!– me saqué.–Estás loca– dijo y empezó a ponerse los zapatos. Esto sí

que no lo iba a soportar, me levanté del sillón, me acomodé la pollera que se me había torcido y le grité:

–¡Loca tu puta madre!Diego se levantó y sin decirme una palabra fue por su

abrigo. Yo lo seguí, seguía gritando cosas, no podía conte-nerme, no entendía en qué universo desquiciado uno dice: "Hablamos en la cena" y después, en la cena, enmudece.

–¡¿Te quedaste mudo?! ¡¿No pensás decirme nada?! ¡¿Acaso se te pudrió la lengua por meterla en la boca de esa perra?!

Antes de abrir la puerta Diego se detuvo, se dio vuelta y me miró a los ojos. Me pareció que sonreía, me pareció que parecía aliviado.

–Y pensar que hoy te iba a pedir que nos mudáramos juntos –dijo–, pero vos nunca entendiste nada.

Y se fue.

Silencios engañosos

c. actualidad a diario, es una publicación propiedad de Papel 2.0 S.A. Maipú 271, Ciudad de Buenos Aires.Registro de la propiedad intelectual 722.212. Impresión: Kollorpress S.A. Uruguay 126 - Avellaneda. Distribuidora Sanabria S.A.

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