sandokÁn emilio salgari · 2019. 3. 16. · los piratas de mompracem en la noche del 20 de...
TRANSCRIPT
EmilioSalgari
Capítulo1
SANDOKÁN
LOSPIRATASDEMOMPRACEM
Enlanochedel20dediciembrede1849
unviolentísimohuracánazotabaaMompra-
cem,islasalvajedesiniestrafama,guaridade
temiblespiratassituadaenelmardelaMala-
sia,apocoscentenaresdekilómetrosdelas
costasoccidentalesdeBorneo.
Empujadasporunvientoirresistible,corrían
porelcielonegrasmasasdenubesquede
cuandoencuandodejabancaerfuriososagua-
ceros,yelbramidodelasolasseconfundíacon
elensordecedorruidodelostruenos.
Nienlascabañasalineadasalfondode
labahía,nienlasfortificacionesqueladefendí-
an,nienlosbarcosancladosalotroladodela
escollera,nienlosbosquessedistinguíaluz
alguna.Sóloenlacimadeunarocaelevadísi-
ma,cortadaapiquesobreelmar,brillabandos
ventanasintensamenteiluminadas.
¿Quién,apesardelatempestad,velaba
enlaisladelossanguinariospiratas?
Enunverdaderolaberintodetrincheras
hundidas,cercadelascualesseveíanarmas
quebradasyhuesoshumanos,sealzabauna
ampliaysólidaconstrucción,sobrelacualon-
deabaunagranbanderarojaconunacabezade
tigreenelcentro.
Unadelashabitacionesestabailumina-
da.Enmediodeellahabíaunamesadeébano
conbotellasyvasosdelcristalmáspuro;enlas
esquinas,grandesvitrinasmediorotas,repletas
deanillos,brazaletesdeoro,medallones,pre-
ciososobjetossagrados,perlas,esmeraldas,
rubíesydiamantesquebrillabancomosoles
bajolosrayosdeunalámparadoradaquecol-
gabadeltecho.
Enindescriptibleconfusión,seveían
obrasdepintoresfamosos,carabinasindias,
sables,cimitarras,puñalesypistolas.
Sentadoenunapoltronacojahabíaun
hombre.Eradealtaestatura,musculoso,de
faccionesenérgicasdeextrañabelleza.Sobreloshombroslecaíanloslargoscabellosnegrosy
unabarbaoscuraenmarcabasurostrodecolor
ligeramentebronceado.Teníalafrenteamplia,
unpardecejasenormes,bocapequeñayojos
muynegros,queobligabanabajarlavistaa
quienquieralosmirase.
Deprontoechóhaciaatrássuscabellos,
seaseguróenlacabezaelturbanteadornado
conunespléndidodiamante,yselevantócon
unamiradatétricayamenazadora.
—¡Esyamedianoche—murmuró—y
todavíanovuelve!
Abriólapuerta,caminóconpasofirme
porentrelastrincherasysedetuvoalbordede
lagranroca,encuyabaserugíaelmar.Perma-
necióallídurantealgunosinstantesconlosbra-
zoscruzados;alratoseretiróyvolvióaentrar
enlacasa.
—¡Quécontraste!—exclamó—.¡Fuerael
huracányyoacádentro!¿Cuáldelasdostem-
pestadesesmásterrible?
Sequedóunratoescuchandoporla
puertaentreabierta,yporfinsalióatodaprisa
haciaelextremodelaroca.
Alarápidaclaridaddeunrelámpago
viounbarcopequeñoconlasvelascasiamai-
nadas,queentrabaenlabahía.
—¡Esél!—murmuróemocionado—.Ya
eratiempo.Cincominutosdespués,unhombre
envueltoenunacapaqueestilabaseleacercó.
—¡Yáñez!—dijoeldelturbante,abra-
zándolo.
—¡Sandokán!—exclamóelreciénllega-
do,conmarcadísimoacentoextranjero—.¡Qué
nocheinfernal,hermanomío!
Entraronenlahabitación.Sandokánlle-
nódosvasos.
—¡Bebe,mibuenYáñez!
—-¡Atusalud,Sandokán!
Vaciaronlosvasosysesentaronala
mesa.
Elreciénllegadoeraunhombredeunos
treintaytresaños,esdecir,unpocomayorque
sucompañero,ydeestaturamediana,robusto,depielmuyblanca,faccionesregulares,ojos
grisesyastutos,labiosburlones,queindicaban
unavoluntaddehierro.
—¿Vistealamuchachadeloscabellos
deoro?—preguntóSandokánconciertaemo-
ción.
—No,perosécuantoqueríasaber.
—¿NofuisteaLabuán?
—Sí,peroyasabesqueesascostasestán
vigiladasporloscrucerosinglesesysehace
difícileldesembarcoparagentesdenuestra
especie.Perotediréquelamuchachaesuna
criaturamaravillosamentebella,capazdeem-
brujaralpiratamásformidable.Mehandicho
quetienerubiosloscabellos,losojosmásazu-
lesqueelmarylapielblancacomoelalabas-
tro.Algunosdicenqueeshijadeunlord,y
otros,queesnadamenosqueparientedelgo-
bernadordeLabuán.
Elpiratanohabló.Selevantóbrusca-
mente,presadegranagitación.Sufrentese
habíacontraído,desusojossalíanrelámpagosdeluzsombría,teníaloslabiosapretados.Era
eljefedelosferocespiratasdeMompracem;era
elhombrequehacíadiezañosensangrentaba
lascostasdelaMalasia;elhombrequelibraba
batallasterriblesentodaspartes;elhombre
cuyaaudaciayvalorindómitolevalieronel
sobrenombredeTigredelaMalasia.
—Yáñez—dijo—,¿quéhacenlosingle-
sesenLabuán?
—Se
fortifican.
—Quizástramanalgocontramí.
—Eso
creo.
—¡Puesqueseatrevanalevantarun
dedocontramiisladeMompracem!¡Que
pruebenadesafiaralospiratasensupropia
madriguera!ElTigrelosdestruiráybeberásu
sangre.Dime,¿quédicendemí?
—Queyaeshoradeconcluirconunpi-
ratatanatrevido.
—¿Meodianmucho?
—Tantoqueperderíantodossusbarcos
contaldepoderahorcarte.Hermanitomío,
hacemuchosañosquevienescometiendofe-
chorías.Todaslascostastienenrecuerdosde
tuscorrerías;todassusaldeashansidosaquea-
dasporti;todoslosfuertestienenseñalesde
tusbalas,yelfondodelmarestáerizadode
barcosquehasechadoapique.
—Esverdad,pero¿dequiénhasidola
culpa?¿Esqueloshombresderazablancahan
sidomenosinexorablesconmigo?¿Nomedes-
tronaronconelpretextodequemehacíapode-
rosoytemible?¿Noasesinaronamimadre,a
mishermanosyamishermanas?¿Quédañoles
habíacausadoyo?¡Losblancosnoteníanqueja
algunacontramí!¡Ahoralosodio,seanespaño-
les,holandeses,inglesesoportugueses,tus
compatriotas,ymevengarédeellosdeunmo-
doterrible!Asílojurésobreloscadáveresde
mifamiliaymantendrémijuramento.Sí,he
sidodespiadadoconmisenemigos.Sinembar-
go,algunavozselevantaráparadecirquetambiénhesidogeneroso.
—Nouna,sinocientos;conlosdébiles
hassidoquizásdemasiadogeneroso—dijo
Yáñez—.Lodiránlasmujeresquehancaídoen
tupoderyaquienes,ariesgodequeecharana
piquetubarco,llevastealospuertosdelos
hombresblancos.Lodiránlasdébilestribus
quedefendistecontralosfuertes;lospobres
marinerosnáufragosaquienessalvastedelas
olasycolmastederegalos,ymilesdeotrosque
noolvidaránnuncatusbeneficios,Sandokán.
Pero,¿quéquieresdecircontodoesto?
ElTigredelaMalasianocontestó.Sepa-
seabaconlosbrazoscruzadosylacabezaincli-
nada.¿Quépensaba?ElportuguésYáñezno
podíaadivinarlo,apesardeconocerlohacía
muchosaños.
Anteelsilenciodesuamigo,Yáñezse
dirigióhaciaunapuertaescondidatrasuna
tapicería.
—Buenasnoches,hermanito—dijo.
Aloírestaspalabras,Sandokánsees-
tremecióydetuvoconungestoalportugués.
—QuieroiraLabuán,Yáñez.
—¡ALabuán,tú!
—¿Porquétesorprendes?
—Porqueesunalocurairalamadri-
gueradetusenemigosmásencarnizados.¡No
tientesalafortuna!Losinglesesnoesperan
otracosaquetumuerteparaarrojarsesobretus
tigrecitosydestruirlos.
—¡PeroantesencontraránalTigre!—
exclamóSandokán,temblandodeira.
—Sí,peronuevosenemigossearrojarán
contrati.Caeránmuchosleonesingleses,pero
tambiénmoriráelTigre.
Sandokándiounsaltohaciaadelante
conloslabioscontraídosporelfurorylosojos
inflamados,perotodofueunrelámpago.Se
sentóantelamesa,bebiódeunsorbounvaso
colmadodelicor,ydijoconvozperfectamente
tranquila:
—Tienesrazón,Yáñez.Sinembargo,
mañanairéaLabuán.Unavozmedicequehe
deveralamuchachadeloscabellosdeoro.Y
ahora,¡adormir,hermanito!
CapítuloII
FEROCIDADYGENEROSIDAD
Alamañanasiguiente,yantesquesa-
lieraelsol,Sandokánsealejódelavivienda
dispuestoarealizarelatrevidoproyectoque
imaginara.
Ibavestidocontrajedeguerra;calzaba
altasbotasdecuerorojo;llevabaunamagnífica
casacadeterciopelo,tambiénrojo,yanchos
pantalonesdesedaazul.Enbandoleraportaba
unacarabinaindiadecañónlargo;alacintura,
unapesadacimitarraconlaempuñadurade
oromacizo,yatravesadoenlafranja,unkriss,
puñaldehojaonduladayenvenenada,arma
favoritadelospueblosmalayos.
Sedetuvounmomentoenelbordedela
altaroca,recorrióconsumiradadeáguilala
superficiedelmar,yladetuvoendireccióndel
Oriente.
—¡Destinoquemeempujashaciaallá—
dijoalcabodealgunosinstantesdecontempla-
ción—,dimesiesamujerdeojosazulesycabe-
llosdeoroquetodaslasnochesvieneaturbar
misueñoserámiperdición!Lentamentedes-
cendióporunaestrechaescalera
abiertaenlarocaqueconducíaalaplaya.
AbajoloesperabaYáñez.
—Todoestá.dispuesto—dijoéste—.
Mandéprepararlosdosmejoresbarcosde
nuestraflota.
—¿Yloshombres?
—Enlaplayaestánconsusrespectivos
jefes.Notendrásmásqueescogerlosmejores.
—¡Gracias,
Yáñez!
—Nomedeslasgracias;quizáhaya
preparadoturuina.
—Notemas,seréprudente.Apenas
hayavistoaesamuchacharegresaré.
—¡Condenadamujer!¡Debuenagana
estrangularíaalquetehablódeella!
Llegaronalextremodelarada,donde
flotabanunosquincevelerosdelosllamados
paraos.Trescientoshombresesperabansuvoz
paralanzarsealasnavescomounalegiónde
demoniosyesparcirelterrorporlosmaresde
laMalasia.
Habíamalayosdeestaturamásbienba-
ja,vigorososyágilescomomonos,famosospor
suferocidad;otrosdecolormásoscuro,cono-
cidosporsupasiónporlacarnehumana;daya-
kosdealtaestaturaybellasfacciones;siameses,
cochinchinos,indios,javanesesynegritosde
enormescabezasyfaccionesrepulsivas.
Sandokánechóunamiradadecompla-
cenciaasustigrecitos,comoéllosllamaba,y
dijo:
—¡Patán,
adelante!
Seadelantóunmalayovestidoconun
simplesayoyadornadoconalgunasplumas.
—¿Cuántoshombrestienetubanda?
—Cincuenta.
—¿Son
buenos?
—Todostienenseddesangre,Tigredela
Malasia.
—Embárcalosenaquellosdosparaos,y
cédelelamitadaGiroBatol,eljavanés.
Elmalayosealejórápidamente,vol-
viendojuntoasubanda,compuestadehom-
bresvalienteshastalalocura,yqueaunasim-
pleseñaldeSandokánnohubierandudadoen
saquearelsepulcrodeMahoma,apesardeser
todosmahometanos.
—Ven,Yáñez—dijoSandokánencuan-
tolosvioembarcados.
Peroenesemomentolosalcanzóunfeí-
simonegro,unodeesoshorriblesnegritosque
seencuentranenelinteriordecasitodaslas
islasde¡aMalasia.
—Vengodelacostameridional,jefe
blanco—dijoelnegritoaYáñez—.Hevistoun
granjuncoquevahacialasislasRomades.
—¿Iba
cargado?
—Sí,
Tigre.
—Estábien,dentrodetreshorascaerá
enmipoder.
—¿DespuésirásaLabuán?
—Directamente,
Yáñez.
—¡Adiós,Sandokán,queteguardetu
buenaestrella!
—Notemas,seréprudente.
Sandokánsaltóalbarco.Delaplayase
elevóunentusiastagrito:
—¡VivaelTigredelaMalasia!
—¡Zarpemos!—ordenóelpirata.
—¿Quéruta?-preguntóSabau,que
habíatomadoelmandodelbarcomásgrande.
—DerechoalasislasRomades—
contestóeljefe.Volviéndosehacialatripula-
ción,gritó:
—¡Tigrecitos,abranbienlosojos!¡Te-
nemosquesaquearunjunco!
Losdosbarcosconloscualesibaaem-
prenderelTigresuaudazexpedición,noeran
dosparaoscorrientes.SandokányYáñez,que
encosasdemarnoteníancompetidorentoda
laMalasia,habíanmodificadosusvelerospara
hacerfrenteconventajaalasnavesenemigas.
Conservaronlasinmensasvelas,perodieron
mayoresdimensionesyformasmásesbeltasa
loscascos,alpropiotiempoquereforzaronsó-
lidamentelasproas.Ademáseliminaronuno
delosdostimonesparafacilitarelabordaje.
Apesardequeambasnavesseencon-
trabantodavíaagrandistanciadelasRomades,
apenasdifundidalanoticiadelapresenciadel
junco,lospiratasempezaronaejecutarlasope-
racionesnecesariasparadisponerelcombate.
Secargaronlosdoscañones;llevaronal
puentebalasygranadasdemano,fusiles,
hachasysablesdeabordaje.Sandokánparecía
participardelaansiedadeinquietuddesus
hombres.Paseabadepopaaproaconpaso
nervioso,escrutandolainmensaextensiónde
agua,mientrasapretabaconrabialaempuña-
duradeorodesumagníficacimitarra.
Alasdiezdelamañanadesaparecióen
elhorizontelaisladeMompracem,peroelmar
continuabadesierto.Niunpenachodehumo
queindicaralapresenciadeunvapor,niun
puntoblancoqueseñalaralacercaníadeun
velero.
Unagranimpacienciacomenzabaa
apoderarsedelastripulaciones;loshombres
subíanybajabanlasescalillasmaldiciendo.
Depronto,pocodespuésdemediodía,
seoyógritardesdeloaltodelpalomayor:
—¡Naveasotavento!
Sandokánlanzóunarápidamiradaal
puentedesubarcoyotraaldelquemandaba
GiroBatol,yordenó:
—¡Tigrecitos,asuspuestos!
Lospiratasobedecieronconpresteza.
—ArañadeMar—dijoSandokán—,¿qué
másves?
—Laveladeunjunco.
—Hubierapreferidounbarcoeuropeo
—murmuróSandokánfrunciendoelceño—.
NotengoodioalgunocontralasgentesdelCe-
lesteImperio.Pero,quiénsabe…Volvióasus
paseosynodijonadamás.
Alcabodemediahoravolvióaoírsela
vozdeArañadeMar.
—¡Capitán!Creoqueeljunconosha
vistoyestávirando.
—¡GiroBatol!¡Impídelelafuga!
Uninstantedespuésseseparabanlos
dosbarcosy,describiendoungransemicírculo,
sedirigíanhaciaelbuquemercanteavelas
desplegadas.
Eraunadeesasnavespesadasllamadas
juncos,deformassingraciaydedudosasoli-
dez,queseusanmuchoenlosmaresdelaChi-
na.Apenasadvirtiólapresenciadelossospe-
chososparaos,contraloscualesnopodíacom-
petirenvelocidad,sedetuvoyarbolóunagranbandera.Alverla,Sandokándiounsaltoadelante.
—¡LabanderadelrajáBroocke,elex-
terminadordelospiratas!—exclamóconacen-
todeodio—.¡Tigrecitos,alabordaje!
Ungritosalvaje,feroz,seelevóenam-
bastripulaciones,paraquienesnoeradescono-
cidalafamadelinglésJamesBroocke,conver-
tidoenrajádeSarawack.
—¿Puedocomenzar?—preguntóPatán,
apuntandoconelcañóndeproa.
—Sí,peroquenosepierdaunasolaba-
la.Derepentesonóunadetonaciónabordo
deljunco,yunabaladepococalibrepasósil-
bandoporentrelasvelasdelparao.
Patánhizofuego.Elefectofueinstantá-
neo:elpalomayordeljunco,agujereadoenla
base,oscilóconviolenciaycayósobrecubierta
conlasvelasytodoelcordaje.
Unapequeñacanoatripuladaporseis
hombresseseparódeljuncoyhuyóhacialas
islasRomades.
—¡Hayhombresquehuyenenlugarde
batirse!—exclamóSandokánconira—.¡Patán,
hazfuegocontraesoscobardes!
Elmalayolanzóaflordeaguauna
oleadademetralla,queechóapiquelacanoae
hirióatodoslosquelatripulaban.
—¡Bravo,Patán!—gritóSandokán—.
¡Ahoradejaesebarcotanrasocomounamesa,
puestodavíaveonumerosatripulación!
Losdosbuquescorsariosrecomenzaron
lainfernalmúsicadebalas,granadasymetra-
lla,destrozandoeljuncoymatandomarineros,
quesedefendíandesesperadamenteatirosde
fusil.
—¡Valientes!—exclamóSandokán,ad-
miradodelvalordeaquelgrupodehombres
quequedabaenpieeneljunco—.¡Sondignos
decombatirconlostigresdelaMalasia!
Losbarcoscorsarios,envueltosenuna
espesanubedehumo,seguíanavanzando,yen
pocosinstantesllegaronaloscostadosdeljun-
co.LanavedeSandokánloabordóporbabory
selanzaronlosarpeosdeabordaje.-¡Tigrecitos,
alasalto!—gritóelterriblepirata.
Serecogiósobresímismocomountigreque
sedisponealanzarsesobrelapresa,ehizoun
movimientoparasaltar;perounamanorobusta
lodetuvo.
Sevolvióconungritoderabia.Era
ArañadeMar,quesecolocóconrapidezdelan-
tedeél,cubriéndoloconsucuerpo.
Enaquelinstantedisparabandeljunco
untirodefusilyArañadeMarcayóherido
sobreelpuente.
—¡Ah,gracias,tigrecito!—dijoSando-
kán—.¡Mehassalvado!
Selanzóadelantecomountoroherido,
saltósobreelpuentedeljunco,yseprecipitó
entreloscombatientesconesatemeridadloca
quetodosadmiraban.
Todalatripulacióndelmercanteselefueencima.
—¡Tigrecitos,amí!—gritó,tumbandoa
doshombresconelrevésdelacimitarra.
Docepiratastreparonporlosaparejosy
selanzaronalacubierta,entantoelotroparao
arrojabalosarpeosyseaferrabaaljunco.Los
sietesobrevivientesarrojaronlasarmas.
—¿Quiéneselcapitán?—preguntó
Sandokán.
—Yorespondióunchino,adelantándo-
se.—¡Eresunhéroeytushombressondig-
nosdeti!—ledijoSandokán—.Ledirásalrajá
Broockequeundíacualquierairéaanclarenla
bahíadeSarawackyveremossielextermina-
dordepiratasescapazdevenceralosmíos.
Enseguidasequitódelcuellouncollar
dediamantesdegranvaloryselodioalcapi-
tán.—Toma,valiente.Sientohaberdestrui-
dotujunco,quetanbienhassabidodefender.
Peroconestosdiamantespodráscomprarotrosdiezbarcosnuevos.
—Pero,¿quiénesusted?—preguntó
asombradoelcapitán.
Sandokánseleacercó,lepusounama-
noenunhombroyledijo:
—¡YosoyelTigredelaMalasia!
Yantesdequeelcapitánysusmarine-
roshubieranpodidorehacersedesuaturdi-
mientoydesuterror,Sandokánylospiratas
volvieronabajarasusnaves.
—¿Quéruta?—preguntóPatán.
ElTigreextendióelbrazoalEsteycon
vozmetálica,enlaqueseadvertíaunavibra-
ciónextraña,gritó:
—¡A
Labuán!
CapítuloIII
LATRAVESÍA
Abandonaroneldesarboladojuncoy
volvieronaemprendersucaminohaciaLa-
buán.SandokánencendióuncigarroyllamóaPatán.
—Dime,malayo—ledijo,mirándolode
talmodoquedabamiedo—,¿sabescómoha
muertoArañadeMar?
—Sí—respondióPatán,estremeciéndo-
se.—¿Sabescuálestupuestocuandoyo
suboalabordaje?
—Detrásdeusted.
—Ycomotúnoestabas,murióArañaen
lugardemorirtú.
—Esverdad,capitán.
—Debierafusilarteporesafalta;perono
megustasacrificaralosvalientes.Sinembargo,
enelprimerabordajeteharásmataralacabeza
demishombres.
—¡Gracias,
Tigre!
—¡Sabau!—llamóenseguidaSando-
kán—.Comofuisteelprimeroensaltaraljunco
detrásdemí,cuandohayamuertoPatántúle
sucederásenelmando.
Losbarcosnavegaronsinencontrarotra
nave.LafamasiniestradequegozabaelTigre
sehabíaesparcidoporesosmaresymuypocos
barcosseaventurabanporellos.
Aesodelamedianocheaparecieronala
vistalastresislasquesonloscentinelasavan-
zadosdeLabuán.Sandokánsepaseabainquie-
toporelpuente.Alastresdelamadrugada
gritó:
—¡Labuán!
Enefecto,haciaelEste,dondeelmarse
confundíaconelhorizonte,apareciómuycon-
fusamenteunasutillíneaoscura.
—¡Labuán!—repitióelpirata,respiran-
docomosilehubieranquitadoungranpeso
delcorazón.
Labuán,cuyasuperficienopasadecien-
todieciséiskilómetroscuadrados,noteníala
importanciaquetienehoy.Ocupadapororden
delgobiernoinglésconelobjetodesuprimirla
piratería,contabaenaquellostiemposconunos
milhabitantes,casitodosmalayosysólounos
doscientosderazablanca.Hacíamuypocoquehabíanfundadounaciudadela,Victoria,rodeadadealgunosfortinesconstruidospara
impedirqueladestruyeranlospiratasde
Mompracem,quevariasveceshabíandevasta-
dolascostas.Elrestodelaislaestabacubierto
debosquesespesísimos,todavíapobladosde
tigres.
Despuésdecostearvarioskilómetrosde
laisla,losdosparaosseintrodujeronsilencio-
samenteenunriachuelocuyasorillasestaban
cubiertasdeespléndidosbosques.Remontaron
lacorrienteunossetecientosmetrosyallíancla-
ronalasombradelosárboles.Ningúncrucero
querecorrieralacostahabríapodidosospechar
lapresenciadelospirataseneselugar.
AmediodíaSandokándesembarcó,ar-
madodesucarabinayseguidoporPatán.
Habíarecorridounoscuantoskilómetros,
cuandooyóladridoslejanos.
—Alguienestácazando—dijo—.Va-
mosaver.
Muyprontoseencontraronfrenteaun
horrendonegrito,quesujetabaunmastín.
—¿Adóndevas?—dijoSandokán,cor-
tándoleelpaso.
—Buscolapistadeuntigre.
—¿Yquiéntehadadopermisoparaca-
zarenmisbosques?
—EstoyalserviciodelordGuillonk.
—Dime,esclavomaldito,¿hasoído
hablardeunajovenaquienllamanlaPerlade
Labuán?
—¿Quiénnolaconoceenestaisla?Esel
ángelbuenodeLabuán,aquientodosadoran.
—¿Es
hermosa?
—Creoquenohaymujeralgunaque
puedaigualarla.
Unfuerteestremecimientodeemoción
agitóalTigredelaMalasia.
—¿Dóndevive?volvióapreguntardes-
puésdeunbrevesilencio.
—Adoskilómetrosdeaquí,enmedio
deunapradera.
-Bastaconeso.Vete,ysiapreciaslavida
novuelvasatrás.
Lediounpuñadodeoroyseechóalpie
deunárbol.
—Esperaremoslanocheparaespiarlos
alrededores—dijo.
Patánsetumbóasulado,conlacarabi-
naenlamano.Hacialassietedelatarderesonó
uncañonazo.Sandokánsepusodepiedeun
salto,conelrostrodemudado.
—¡Ven,Patán—exclamó—,veosangre!
Selanzócomountigreatravésdelaflo-
resta,seguidoporelmalayoqueseveíaen
apurosparaseguirlo.
CapítuloIV
TIGRESYLEOPARDOS
Enmenosdediezminutosllegaronlos
piratasalaorilladelrío.Todossushombres
habíansubidoabordodelosparaosyestaban
ocupadosenbajarlasvelas,puesnocorríaviento.
—¿Quésucede?—preguntóSandokán
subiendoalpuente.
—Capitán,noshandescubierto—dijo
GiroBatol—.Uncruceronoscierraelcamino
enlabocadelrío.
—¿Conquelosinglesesvienenaatacar-
nos?—dijoelTigre—.Estábien.Tigrecitos,
empuñenlasarmasysalgamosalmar.¡Ense-
ñemosaesoshombrescómosebatenlostigres
deMompracem!
—¡VivaelTigre!—gritaronconentu-
siasmolostripulantes—.¡Alabordaje!
Uninstantedespuésambosbarcosdes-
cendíanporelrío,yalospocosminutossalían
aplenamar.
Aseiscientosmetrosdelacostanavega-
baapocamáquinaungranbuquepoderosa-
mentearmado.Seoíaredoblarlostamboresen
sucubierta,llamandoalatripulaciónasus
puestosdecombate.
Sandokánmiróconfrialdadalformida-
bleadversario,sinquesumoleleasustaseenlo
másmínimo,ygritó:
—¡Tigrecitos,alosremos!
Lospiratasseprecipitaronbajocubierta,
mientraslosartillerosapuntabanloscañones.
Losparaosvolabanalimpulsodelosremos.
Deprontounabaladegruesocalibre
pasó,silbandoporentrelosmástiles.
—¡Patán—gritóSandokán—,atuca-
ñón!Nohayqueperderunsolotiro.¡Derriba
losmástilesdeesemaldito,desmóntalelaspie-
zas,ycuandoyanotengaslavistafirme,hazte
matar!
Enesemomentounhuracándehierro
atravesóelespacioydiodellenoenlosdos
paraos,dejándolosrasoscomolanchones.
Gritosespantososderabiaydedolorse
alzaronentrelospiratas,quefueronahogados
porotraandanadadeartillería.
Elcrucerosealejómásdeunkilómetro,
dispuestoarecomenzarelfuego.
Sandokán,quehabíasalidoileso,sele-
vantórápidamente.
—¡Miserables!—gritó,mostrandoel
puñoalenemigo—.¡Huyes,cobarde,peroyote
alcanzaré!
Enunmomentofueronacumuladosen
laproadeambosbarcoslosmástilesderecam-
bio,cajasllenasdebalas,cañonesviejosyma-
derosdetodaespecie,forman
dounasólidabarricada.Veintehombresde
losmásvigorososvolvieronadescenderpara
manejarlosremos,ylosotrosseagolparonen
cubierta,temblorososdefuria,empuñandolas
carabinasysujetandoconlosapretadosdientes
suspuñales.
Elcruceroavanzóatodamáquina,arro-
jandoporlachimeneatorrentesdehumone-
gro.—¡Fuegoadiscreción!—gritóelTigre.
Yrecomenzóporambasparteslamúsi-
cainfernal,respondiendotiroatiro,balaabala
ymetrallaametralla.Lostresbuquesparecíandispuestosasucumbirantesque
aretroceder.Enlosparaos,conelaguayaen
lasbodegas,horadadosenciensitios,lalocura
seapoderódesustripulantes;todosquerían
subiralacubiertadelcruceroy,sinovencer,
moriralmenosenelcampoenemigo.
Patán,fielasupalabra,murióalpiede
sucañón;perootroartilleroocupódeinmedia-
tosupuesto.Habíamuchoshombresmuertosy
otroshorriblementeheridos,conlaspiernasy
brazosrotososeparadosdeltronco,quesede-
batíancondesesperaciónentretorrentesde
sangre.
Peroenlascubiertasdeambosparaos
quedabantodavíaotrostigres,sedientosde
sangre,quecumplíanconvalorsumisión..
Lacruelbatalladuróveinteminutos.El
crucerosealejóunavezmásotrosseiscientos
metros,afindeevitarelabordaje.Unbramido
defurorestallóabordodelosparaosantela
nuevaretirada.Yanoeraposiblelucharconese
enemigoqueselibrabadelabordaje.YsinembargoSandokánnocedía.
Searrojóimpetuosoenmediodesus
hombres,corrigiólapunteríadelcañónqueles
quedaba,ydisparó.Pocossegundosdespuésel
palomayordelcruceroseprecipitabaalmar,
arrastrandoalossoldadosdelascofasycruce-
tas.Mientraselcrucerosedeteníaparasal-
varasushombres,Sandokánaprovechópara
embarcarensuparaoalatripulacióndelque
mandabaGiroBatol,queflotabaporverdadero
milagro.
—¡Ahora,alacostayvolando!—gritó.
ElparaodeGiroBatolquedóabando-
nadoalasolasconsucargadecadáveres.
Aprovechandolainaccióndelenemigo,
lospiratassealejaronatodaprisayserefugia-
ronenelriachuelo.Yaeratiempo,pueselpo-
brebarcohacíaaguaportodaspartesysehun-
díalentamente.Gemíacomounmoribundo.
Sandokánloembarrancóenunbancodearena.
Apenasvieronquenocorríapeligrode
irseapique,lospiratasirrumpieronencubier-
ta,lasarmasenlamanoycontraídasdefuror
lasfacciones,dispues
tosavolveralalucha.Sandokánloscontuvo
conungesto.
—Sonlasseis—dijo—;dentrodedos
horassepondráelsolylastinieblascaerán
sobreelocéano.Todoelmundodebeponersea
trabajarparaqueamedianocheestélistoel
paraoypodamoshacernosalamar.-
¿Atacaremosalcrucero?
—Noselosprometo,perolesjuroque
prontollegaráeldíaenquenosvenguemosde
estaderrota.Alrelámpagodeloscañonesiza-
remosnuestrabanderaenlosbastionesdeVic-
toria.
—¡VivaelTigre!—aullaronlospiratas.
—¡Silencio!—exclamóSandokán—.Que
vayandoshombresalabocadelríoavigilaral
crucero,otrosdosalosbosquesparaqueno
nossorprendan.Curenalosheridosyatrabajartodos.
Sesentósobreelcañón.
—Elcruceroesperaquesalgamosalmar
pararematarnos-murmuró-,peroseequivoca.
¡ElTigretambiénsabeserprudente!
LlamóaSabau.
—PatányGiroBatolhanmuerto—le
dijo—.Ahoraatitecorrespondeelmandoyyo
telodoy.
—¡Gracias,
Tigre!
Entreambosllevaronelcañónhaciapo-
payloapuntaronmirandoalabahía,demodo
quepudierandespejarlaametrallazossilas
chalupasdelcrucerointentaranforzarlaboca
delrío.
Lospiratastrabajarondeunmodofe-
bril.Pusieronnuevosmástiles,taparontodos
losagujerosyrenovaronloscordajes.Alasdiez
yaelbarcopodíavolveralmaryafrontarun
nuevocombate.
UnahoradespuésSandokánmandóque
llamaranaloshombresquehabíaenviadoala
bocadelríoavigilaralcrucero.
—¿Estálibrelabahía?—lespreguntó.
—Sí.
—¿Yelcrucero?
—Estádelantedelabahía,aunosocho-
cientosmetros.
—Tenemosespaciosuficienteparapasar
—murmuróSandokán—.Lastinieblasprotege-
ránnuestraretirada.¡Zarpemos!
Veintehombresempujaronelparao
haciaelrío.
—Quenadiegrite—dijoSandokáncon
vozimperiosa—;abranbienlosojosytengan
dispuestaslasarmas.¡Vamosajugarnosuna
partidaterrible!
SesentójuntoaltimónconSabauasu
ladoyguióresueltamenteelbarcohacialaboca
delrío.Laoscuridadfavorecíalafuga.Desple-
garonunavelalatina,pintadadenegropara
confundirseconlassombrasdelanoche.Lacubiertadelparaoparecíadesierta.
—Elcruceroestámuycerca,contodos
susfuegosencendidos—dijoSandokán—.Está
esperándonos.Pasaremosrasandolacostapara
confundirnosconlamasadelosárbolesyen
seguidanoslanzaremosalmar.
Elvientoeramásbiendébil,peroelmar
estabacalmo.Sandokántemblabaderabia.Él,
elformidableTigredelaMalasia,sentíaver-
güenzadehuirsilenciosocomounladrón.¡Le
hervíalasangredefurorysusojosrelampa-
gueaban!
Sehabíaalejadoelparaounosseiscien-
tospasosdelabahíaysepreparabaparalan-
zarseaaltamar,cuandovioqueelcruceroen-
cendíalosfarolesdeposición.
—¡Noshanvisto!—exclamó.
—¡Alasarmas!—gritaronabordodel
barcodeguerra—.¡Seescapanlospiratas!
Seoyóelredoblardeuntamborlla-
mandoalossoldadosyalamarinería.
Loscorsarios,incrustadosmaterialmen-
teenlasamurasyagolpadosdetrásdelabarri-
cadahechacontroncosdeárbol,apenasrespi-
raban,perosusrostrosferocesrevelabanel
estadodesuánimo.Susdedoscrispadosapre-
tabanlasarmas,impacientesporoprimirel
gatillo.
Oyeronelsilbidometálicodeunpro-
yectilalatravesarelaire.Unhumorojizosalía
porlachimeneadelcrucero.Seescucharonlas
órdenesdelosoficialesylospasosprecipitados
delostripulantes.Elvaporcorríaparaecharse
encimadelanavecorsaria.
—¡Preparémonosparamorircomo
héroes!—gritóSandokán,quenosehacíailu-
sionesacercadeléxitodeaquellalucha.
Deunaparteyotracomenzóelcaño-
neo.—¡Alabordaje!—gritóSandokán—.¡La
partidanoesigual,perosomoslostigresde
Mompracem!
Elparao,verdaderojuguetecomparado
conelgigantescocrucero,seadelantóaudaz-
mente,cañoneándolocomomejorpodía.Peroa
pesardelvalordesesperadodelostigresde
Mompracem,elparao,acribilladoporlostiros
enemigos,yanoeramásqueundespojo.
Nadiehablabaderendición.Todosque-
ríanmorir,peroalláarriba,enlacubiertadel
buqueenemigo.ElcañónquedisparabaSabau
habíasidodesmontadoylamitaddelatripula-
ciónyacíatendidaporlametralla.Laderrota
eracompleta.Sóloquedabandocehombres
que,conlosojosextraviadosyloslabiosespu-
meantesderabia,apretabanconmanosdete-
nazaslasarmas,atrincheradostrasloscadáve-
resdesuscompañeros.
Sandokánlanzósunavecontraelbarco
enemigo.Fueunviolentísimoencontronazo.
Dosarpeosdeabordajeseagarraronalasesca-
lillasdelcrucero.Entonceslostrecepiratas,
sedientosdevenganza,aferradosalospostesy
aloscables,sedescolgaronsobreelpuentean-
tesdequelosingleses,asombradosdetantaaudacia,pensaranenrechazarlos.
Lospiratasrompieronlasfilasdelos
soldadosquelescerrabanelpaso,repartieron
unagranizadadetajosdecimitarraadiestray
asiniestra,yselanzaronhacialapopa.Había
allísesentahombres,peronosedetuvierona
contarlosysearrojaronfuriosossobrelapunta
delasbayonetas.
Dabangolpesdesesperados,segaban
brazosyhundíancráneos.Durantealgunos
minutoshicierontemblarasusenemigos,pero
acuchilladosporlaespalda,alcanzadosporlas
bayonetas,sucumbieronporfinunotrasotro.
Enlamitaddelpuente,Sandokáncayó
heridoenplenopechoporundisparodefusil.
Cuatropiratassobrevivientessearrojaronde-
lantesuyo,ylocubrieronconsuscuerpos,pero
fueronmuertosporunaterribledescargade
fusilería.NoasíelTigre.
Aquelhombreincreíble,apesardesu
heridaquemanabasangre,diounsalto,llegóa
laborda,derribóconelpuñodelacimitarraaungavieroqueintentabadetenerloyselanzó
decabezaalmar,desapareciendobajolasne-
grasaguas.
CapítuloV
LABUÁN
Unhombredetalnaturaleza,dotadode
unafuerzatanprodigiosa,deunaenergíatan
extraordinariaydeunvalortangrande,no
podíamorir.
Mientraselvaporseguíasucarrera,el
pirata,pormediodeunvigorosoempujedelos
talones,volvíaalasuperficieysealejabamar
adentroparaquenoloalcanzaraelespolóndel
barcoenemigooalgunabaladecarabina.
Conteniendolosgemidosquelearran-
cabaeldolordesuherida,refrenandolarabia
quelodevoraba,esperóeloportunoinstante
paraganarlascostasdelaisla.
Elcruceroavanzóhaciaelsitiodondese
habíatiradoelpirata,conlaesperanzadedes-
trozarloconlasruedas.Losmarinerosdirigían
atodasparteslaslucesdesusfaroles.Conven-
cidosdelainutilidaddesuspesquisas,sealeja-
ronporfinendireccióndeLabuán.Entoncesel
Tigredioungritodefuror.
—¡Yavendráeldíaenquelesharésen-
tirloterribledemivenganza!
Sepusolafajaenlaheridaparaconte-
nerlahemorragia,quepodíaproducirlela
muertey,juntandotodassusfuerzas,comenzó
anadarenbuscadelacostadelaisla.
Nadódurantealgúntiempo;sedetenía
decuandoencuandoparapoderrespiraryse
fuesacandolaropaqueledificultabalosmo-
vimientos.Sentíaqueseleacababanlasfuer-
zas.Selecontraíanlosmúsculos,larespiración
selehacíamásdifícily,paracolmodesudes-
gracia,laheridacontinuabasangrandoyle
producíaagudísimosdoloresalcontactoconel
aguasalada.
Flotóunratopararecobrarelaliento.De
prontosintióquetropezabaconalgo.¿Seríaun
tiburón?Apesardesuvalor,sintióquelosca-
bellosseleerizaban.
Alargóinstintivamenteunamanoytocó
unobjetoduro.Eraunpedazodemaderaper-
tenecientealacubiertadelparao,yaellaesta-
banadheridostodavíaunpenolyunascuer-
das.—¡Yaeratiempo!—murmuróSando-
kán—.¡Yasemeagotabanlasfuerzas!
Sesubiófatigosamentealfragmentode
supobrebarcoypusoaldescubiertosuherida
delacualbrotabatodavíaunhilodesangre.
Duranteotrahoraaquelhombrequeno
queríamorirnidarseporvencidoluchóconlas
olasquepocoapocoibansumergiendoelma-
dero,perosusfuerzasmenguabandemanera
considerable.
Comenzabaaalborearcuandoungolpe
violentolosacódesuamodorramiento.
Selevantócongrantrabajosobrelos
brazos.Parecíaquerodabasobrefondosbajos.
Comoatravésdeunanieblasangrientadescu-
brióunacostaamuybrevedistancia.
—¡Labuán!—murmuró—.¿Llegaréallí,
alatierrademisenemigos?
Reuniendosusfuerzasabandonóaque-
llatablaquelohabíasalvadodeunamuerte
segura,ysedirigióhacialacosta.Avanzóvaci-
lanteatravésdelosbancosdearenay,después
delucharcontralasúltimasoleadasdelaresa-
ca,llegóalaescolleraysedejócaerpesada-
menteenelsuelo.
Auncuandosesentíaextenuadoporla
largaluchayporlagrancantidaddesangre
perdida,destapósuheridaylaobservó.Había
recibidounbalazobajolaquintacostilladel
costadoderecho.Quizásnofueragrave,pero
podíallegaraserlosinosecurabapronto.
Apocospasosoyóelmurmullodeun
arroyo.Aélsedirigiócomopudoylavósu
heridacuidadosamenteylaoprimióhasta
hacerbrotarunasgotasdesangre.Despuéslacerróylaligóconunatiradesucamisa.
—¡Sanaré!—murmurócontantaenergía
comosifueraelamodesupropiaexistencia.
Bebióalgunossorbosdeaguaparacal-
marlafiebrequecomenzabaainvadirloyse
arrastróhastadebajodeungigantescoárbol,
unaarecaqueleofrecíasombrafresca.Durmió
largoratoydespertóconunasedabrasadora.
Apoyándoseeneltroncodelaareca,se
pusodepie.
—¿Quiénhabríadedecir—exclamó,
apretandolosdientes—queundíaelleopardo
deLabuánvenceríaalostigresdeMompra-
cem?¿Queyo,elinvencibleTigredelaMalasia,
llegaríaaquíderrotadoyherido?¡Lavenganza!
¡Todosmisparaos,miisla,mishombres,mis
tesoros,pordestruiraesoshombresblancos
quemedisputanestemar!¿Quémeimporta
quehoyseensoberbezcaelleopardoingléscon
suvictoria?¡Yatemblarántodoslosinglesesde
estaisla,porqueveránmisangrientabanderaa
laluzdelosincendios!Pacienciaporahora,Sandokán.SanaréyvolveréaMompracem
aunquetengaqueconstruirunabalsaagolpes
dekriss.
Variashorasestuvotendidobajolaare-
ca,mirandosombríolasolasqueibanamorir
casiasuspies.Susojosparecíanbuscarbajolas
aguasloscascosdeshechosdesusbarcosolos
cadáveresdesusdesgraciadosmarineros.
Lassombrascayeronsobreelbosque.
Presadeunrepentinoataquededelirio,sele-
vantó,echóacorrercomounlocoyseinternó
enlaselva.
Unmiedoextrañoloacometió.Lepare-
cíaoírladridosdeperros,gritosdehombres,
rugidosdefieras.Talvezsecreyódescubierto.
Muyprontosucarrerasehizovertiginosa.
Completamentefueradesí,corríacomocaballo
desbocado,selanzabaenmediodelamaleza,
saltabasobrelostroncoscaídosyagitabafurio-
soelkriss.
Corriópordiezoquinceminutos,des-
pertandoconsusgritoslosecosdelosbosques
tenebrosos,peroalcabosedetuvoanhelantey
mediomuerto.Cayó,rodandoporelsuelo.Por
todaspartesveíaenemigos.Presadeunespan-
tosodelirio,Sandokáncaíayselevantaba,y
volvíaacaer.
Durantealgúntiemposiguiócorriendo,
gritandoyamenazando.
—¡Sangre,denmesangreparaapagarla
sed!¡YosoyelTigredelmarmalayo!
Yafueradelbosque,selanzóatravésde
unapradera,alextremodelacuallepareció
verconfusamenteunaempalizada.Sedetuvoy
cayóderodillas.Estabaexhausto.Quisovolver
alevantarseperounvelodesangrelecubrió
losojosysedesplomó.
CapítuloVI
LORDJAMESGUILLONK
Cuandovolvióensí,viocongransor-
presaquenoestabaenlapraderaqueatravesa-
radurantelanoche,sinoenunahabitación
espaciosa,empapeladaconpapelfloreado,y
tendidoenunlechocómodoyblandísimo.
Alprincipiocreyóquesoñaba,yseres-
tregóvariasveceslosojoscomoparades-
pertarse.Peroprontoseconvenciódequeera
realidad.Miróenderredor;nohabíanadie.
Entoncesobservóminuciosamentela
habitación.Eraamplia,elegante,ylaalumbra-
bandosgrandesventanas,atravésdelascua-
lesseveíanárbolesmuyaltos.Enunrincónvio
unpiano,sobreelcualhabíaesparcidospa-
pelesdemúsica;enotro,uncaballeteconun
cuadroquerepresentabaunamarina;enmedio,
unamesaconuntapetebordado;cercadela
cama,sufielkriss,yalladounlibromedio
abierto,conunaflordisecadaentrelaspáginas.
Escuchóagrandistancialosacordesde
unamandolina.
—¿Dóndeestaré?—sepreguntó—.¿En
casadeamigosodeenemigos?¿Quiénmeha
curadolaherida?Empujadoporunacuriosi-
dadirresistiblealargólamanoycogióellibro.
Enlacubiertahabíaunnombreimpresoen
letrasdeoro.
—¡Mariana!—exclamóleyendo—.¿Qué
querrádeciresto?¿Esunnombre,ounapala-
braqueyonocomprendo?
Sesintióagitadoporunaemocióndes-
conocidaparaél.Algomuydulceconmovióel
corazóndeaquelhombre,esecorazóndeacero,
siemprecerradohastaparalasemocionesmás
violentas.
Ellibroestabacubiertodecaracteresfi-
nosyelegantes,peronopudocomprenderpa-
labraalguna,auncuandoseasemejabanalos
delalenguadelportuguésYáñez.Cogiócon
delicadezalaflorylacontemplólargorato.La
olióvariasveces,procurandonoestropearla
consusdedosquenuncatocaronotracosaque
laempuñaduradelacimitarra.Experimentóde
nuevounasensaciónextraña,unestremeci-
mientomisterioso.Casiconpesarcolocólaflor
entrelaspáginasycerróellibro.
Lohizomuyatiempo;elpicaportedela
puertagiróyentróunhombre.
Erauneuropeo,ajuzgarporelcolorde
supiel.Parecíatenerunoscincuentaaños,era
dealtaestatura,ojosazules,yensusmodales
seadvertíaelhábitodelmando.
—Mealegraverlotranquilo.Yallevaba
tresdíassinqueeldeliriolodejaraunsolo
momento.
—¡Tresdías!—exclamóSandokánestu-
pefacto—.¿Hacetresdíasqueestoyaquí?¿No
esunsueño?
—Noesunsueño.Estáconpersonas
quelocuidaránconafectoyharántodolopo-
sibleporrestituirlelasalud.
—¿Quiénesusted?
—SoylordJamesGuillonk,capitánde
navíodeSuMajestadlaReinaVictoria.
Sandokándominóunsobresaltoynodejó
traslucirelodioquesentíacontratodoloin-
glés.
—Ledoylasgracias,milord—dijo—,
porcuantohahechopormí,porundesconoci-
doquepodríaserunenemigomortal.
—Eramideberrecogerenmicasaaun
pobrehombreheridoquizásmortalmente.
¿Cómosesienteahora?
—Mesientobastantefuerteyaynoten-
goningúndolor.
—Mealegro.¿Quiénlohiriódeesemo-
do?Ademásdelabalaqueseleextrajodelpe-
cho,teníaelcuerpollenodeheridasdearma
blanca.
AuncuandoSandokánesperabaesa
pregunta,nopudomenosdeestremecerse.Pe-
ronoperdiólaserenidad.-Meveoenunapuro
paradecirlo,puesnolosé-contestó-.Viun
grupodehombresquecaíadurantelanoche
sobremisbarcos,subíanalabordajeymataban
amismarineros.¿Quiéneseran?Repitoqueno
losé,porquealprimerencuentrocaíenelmarcubiertodeheridas.
—SindudaloatacaronlosTigresdela
Malasia—dijolordJames.
—¡Lospiratas!—exclamóSandokán.
—Sí,losdeMompracem,porquehace
tresdíasmerodeabanporlascercaníasdela
isla,perolosdestruyóunodenuestroscruce-
ros.¿Dóndeloasaltaron?
—EnlosalrededoresdelasRomades.
—¿Llegóanadoanuestrascostas?
—Sí,agarradoaunfragmentodeuno
delosbarcos.¿Dóndemeencontróusted?
—Tendidoenunaplaya,presadeun
delirioterrible.¿Adóndesedirigíacuandolo
asaltaron?
—Ibaallevarunosregalosalsultánde
Verauni,departedemihermano,elsultánde
Shaja.
—¡Entoncesustedesunpríncipemala-
yo!—exclamóellordtendiéndolelamano,que
Sandokánestrechódespuésdeunabre-
vevacilación.
—Sí,
milord.
—Estoymuycontentodehaberledado
hospitalidad.Y,sinoledesagrada,iremosjun-
tosasaludaralsultándeVerauni.
—Sí,
y…
Sedetuvoyalargóelcuelloaloírun
rumorlejano.Defueraseoíanlosacordesde
unamandolina,talvezlamismaqueoyóantes.
—¿Quiéntoca?—preguntópresadeuna
vivaagitacióncuyacausanopodíaexplicarse—
.Megustaríaconoceralapersonaquetocatan
bien.Sumúsicamellegaalcorazónymehace
experimentarunasensaciónnuevaparamí.
Ellordlehizounaseñaparaquese
acostaraysalió.Sandokánsentíaquelaemo-
ciónvolvíaaapoderarsedeélconmásfuerza.
Elcorazónlelatíaconviolenciaysucuerpo
temblaba,sacudidoporextrañosmovimientos
nerviosos.
—¿Quémesucede?—sepreguntaba—.
¿Mevuelveeldelirio?
Vioentrarallord,peronoveníasolo.
Detrásdeélseadelantabaunahermosí-
simacriatura.Alverla,Sandokánnopudocon-
tenerunaexclamacióndesorpresaydeadmi-
ración.
Eraunajovencitadediecisieteaños,de
estaturapequeña,peromuyesbeltayelegante,
conlacinturatanestrechaqueunasolamano
suyapodíaabarcarla.Supielerarosadayfres-
cacomorosareciénabierta,susojosazulesco-
molasaguasdelmar,susrubioscabellospa-
recíanunalluviadeoro.
Elpiratasintióunestremecimientoque
lellegóhastaelfondodelalma.Aquelhombre
tanfiero,tansanguinario,sesintiófascinado,
porprimeravezensuvida,anteaquellaflor
quesurgíabajolosbosquesdeLabuán.Suco-
razónardíayleparecióquecorríafuegopor
susvenas.
—¿Sesientemal?—lepreguntóellord.
—¡No!¡No!—contestóvivamenteelpi-
rata.
—Entonces,permítamequelepresente
amisobrina,ladyMarianaGuillonk.
—¡MarianaGuillonk!—repitióSando-
kán,convozsorda.
—¿Quélehalladeextrañoaminom-
bre?—lepreguntósonriendolajoven-.¡Cual-
quieradiríaquelehasorprendido!
Sandokánnohabíasentidonuncauna
voztandulceensusoídosacostumbradosal
estruendodeloscañonesyalosgritosde
muertedeloscombatientes.
—Esquecreohaberlooídoantes—dijo
convozalterada.
—¿Aquién?—preguntóellord.
—Enrealidad,loleíeneselibroqueestá
ahí,ymehabíaimaginadoquedebíaserelde
unacriaturamuyhermosa.
—¡Ustedbromea!—dijoellaruborizán-
dose.
Deprontoelpirata,quenoapartabalos
ojosdelrostrodelaniña,seenderezóbrusca-
mente.
—¡Milady!
—¡Diosmío!¿Quélepasa?—dijoella
acercándose.
—Ustedtieneotronombreinfinitamen-
temásbelloqueeldeMarianaGuillonk.
—¿Cuál?—preguntaronauntiempoel
lordysusobrina.
—¡Nopuedeserotramásqueustedla
quetodoslosindígenasllamanlaPerladeLa-
buán!
Ellordhizoungestodesorpresayuna
profundaarrugasurcósufrente.
—Amigomío—dijo—,¿cómoesposible
queustedlosepa,sivienedelalejanapenínsu-
lamalaya?
—NoloescuchéenShaja—contestó
Sandokán,queporpocosetraiciona—,sinoen
lasRomades,encuyasplayasdesembarqué
hacedías.Allímehablarondeunajovende
incomparablebelleza,quemontabacomounaamazonayquecazabafieras;queporlastardes
fascinabaalospescadoresconsucanto,más
dulcequeelmurmullodelosarroyos.¡Ah,mi-
lady,tambiényoquiseoíresavozalgúndía!
—¿Conquetantasgraciasmeatribuyen?
—dijoellariendo.
—Sí,yahoraveoquedecíanlaverdad
—exclamóelpirataconacentoapasionado.
—¡Adulador!
—Queridasobrina—dijoellord—,¿vas
aenamorartambiénanuestropríncipe?
—¡Deesoestoyconvencido!—exclamó
Sandokán—.Ycuandosalgadeestacasapara
volveramilejanatierra,diréamiscompatrio-
tasqueunajovenderostroblancohaconmovi-
doelcorazóndeunhombrequecreíatenerlo
invulnerable.
Laconversacióncontinuóluegoacerca
delapatriadeSandokánydeLabuán.Asíque
sehizonoche,ellordysusobrinaseretiraron.
Cuandoelpirataquedósoloestuvolar-
goratoinmóvil,conlosojosfijosenlapuertapordondehabíasalidoMariana.Parecíasumidoenprofundospensamientoseinvadidode
unaemociónvivísima.
Asípermanecióalgunosminutos,conel
rostroalterado,lafrenteperladaporelsudor,
hundidaslasmanosenlosespesoscabellos
hastaqueporfinaquelloslabiosquenoquerí-
anabrirse,pronunciaronunnombre:
—¡Mariana!
Elpiratanopudorefrenarsemás.
—¡Maldición!—exclamóconrabia,re-
torciéndoselamanos—.¡Sientoquemevuelvo
loco,sientoque…laamo!
CapítuloVII
CURACIÓNYAMOR
LadyMarianaGuillonkhabíanacidoba-
joelhermosocielodeItalia,enlasorillasdel
golfodeNápoles,demadreitalianaypadreinglés.
Huérfanaalosonceañosyherederade
unasólidafortuna,larecogiósutíojames,su
únicopariente.
EneseentoncesJamesGuillonkerauno
delosmásintrépidoslobosdemardeEuropay
Asia,quecooperabaconJamesBroocke,elrajá
deSarawack,enelexterminiodepiratasmala-
yos.Aunquenoteníagrancariñoporsuso-
brina,decidióembarcarlaensupropianavey
llevarlaconélaBorneo.
Durantetresañoslamuchachafuetes-
tigodesangrientasbatallasdondeperecieron
milesdepiratasyquedieronaBroockeuna
tristecelebridad.
UndíalordGuillonksecansódematanzasy
peligros,abandonóelmaryseestablecióen
Labuán.
LadyMarianahabíaadquiridounafie-
rezayunaenergíasinigual.Obligadaahoraa
vivirentanextrañolugar,sededicóacomple-tarsupropiaeducación.Poseíaunavoluntad
muyfirmeypocoapocofuemodificandola
ferozrudezaadquiridaensucontactoconla
gentedemar.Seconvirtióenunaapasionada
cultivadoradelamúsica,delasflores,delas
bellasartes,graciasalasenseñanzasdeuna
antiguaamigadesumadre,muertamástarde
bajolainclemenciadelclimatropical.
Noperdiósupasiónporlasarmasypor
losejerciciosviolentosyrecorríaacaballolos
bosquespersiguiendotigres,osearrojabain-
trépidamenteenlasazulesolasdelmarmala-
yo.Conmuchafrecuenciaselaveíaenloslu-
garesdondereinabanelinfortunioylamiseria,
socorriendoatodoslosindígenasdelosalre-
dedores.
Ydeestemodoconquistóelsobrenom-
bredePerladeLabuán,quehizolatirelcora-
zóndelTigredelaMalasia.Perolaniña,aleja-
daporcompletodelacivilización,seconvirtió
enmujersindarsecuenta,hastaquealveral
fieropirataexperimentósinsaberporqué,unaextrañaturbación.
Veíasiempreantesusojosalherido,se
leaparecíaensueñossualtivorostroenquese
transparentabaunvalorindomable.
Despuésdefascinarloconsusojos,su
vozysubelleza,asuvezellaquedófascinada
yvencida.
Enunprincipioprocuróreaccionarco-
ntraaquelloslatidosdesucorazón,nuevos
paraellacomoerannuevosparaSandokán.
Perofueenvano.Sentíaqueunafuerzairresis-
tiblelaempujabahaciaesehombre;sóloera
felizcuandoestabajuntoasulechocalmando
losagudosdoloresdesuherida.
Cuandoellacantabalasdulcescancio-
nesdesupaísnatal,élnoerayamáselpirata
sanguinario.Conteniendolarespiración,baña-
doensudor,escuchabacomoenunensueño,y
almorirlanotafinaldelamandolina,perma-
necíaconlosojosfijosenlajoven,olvidadode
Mompracem,desustigrecitos,ydesusbatallas.Losdíaspasaronrápidamenteylacura-
ción,ayudadaporelamorqueledevorabala
sangre,marchabaatodaprisa.
Undíaellordencontróalpirataenpiey
dispuestoparasalir.
—¡Cuántomealegrodeverloasí,amigo
mío!—dijo.
—Mesientotanfuertequelucharíacon
untigre—contestóSandokán.
—Entonceslopondréaprueba.Heinvi-
tadoaalgunosamigosacazaruntigreque
rondaamenudolosmurosdemiparque,yya
queestásano,daremoslabatidamañanaporla
mañana.
—Serédelapartida,milord.
—Bien.Además,creoqueseráustedmi
huéspeddurantealgúntiempomás.
—Debomarcharmepronto,milord;me
llamanasuntosgraves.
—Paralosnegociossiemprehaytiempo.
Nolodejarémarcharantesdealgunosmeses.
Démesupalabradequesequedará.
ParaSandokánquedarseenlaquinta,
cercadelajovenquelofascinaba,eralavida,
eratodo.Nopedíamásporelmomento.
¿QuéleimportabaqueenMompracem
lolloraranpormuerto?¿Quéleimportabasu
fielYáñez,cuandoMarianacomenzabaaco-
rresponderle?¿Quéleimportabanoexperi-
mentarlasemocionesterriblesdelasbatallas,si
ellalehacíasentiremocionesmuchomássu-
blimes?¿Quéleimportabaquelodescubrieran
yquelomataran,sitodavíarespirabaelmismo
airequerespirabaMariana?
—Sí,milord,mequedaréeltiempoque
ustedquiera—contestó—.Aceptosuhospitali-
dadysialgúndía,noolvideestaspalabras,
milord,nosencontramosconlasarmasenla
manocomovalientesenemigos,recordaré
cuántoagradecimientoledebo.
Elingléslomiróestupefacto.
—¿Porquéhablaasí?
—Quizáslosepaalgúndía.
Ellordantesdesalirsevolvióalpiratay
ledijo:
—Siquierebajaralparque,encontrará
enélamisobrina,cuyacompañíaesperoquele
harámásagradableeltiempo.
—¡Gracias,
milord!
EraloquedeseabaSandokán,poderen-
contrarseasolasconellapararevelarlelapa-
siónquelodevoraba.
Seasomóalaventana.Allá,debajode
unmagnolioenflor,estabasentadalajoven
ladyenactitudpensativa.Leparecióunavisión
celestial.
Deprontosehizoatrásconungrito
ahogado,semejanteaunrugido.
—¡Quéibaahacer!—exclamóconvoz
ronca—.Pero,¿seráverdadqueamoaesamu-
chacha?¿Noesestounalocura?Nosoyyael
piratadeMompracem,puesmesientoarras-
tradoporunapasiónirresistiblehaciaesahija
deunarazaqueodio.¿OlvidoamisalvajeMompracem,amisfielestigrecitos,amibuen
Yáñez?¿Olvidoqueloscompatriotasdeellano
esperanmásqueelmomentooportunopara
destruirmipoder?¡Apaguemosestevolcán
queardeenmicorazón,indignodelTigredela
Malasia!¡Hazoírturugido,Tigre;destierrade
tupechoelreconocimientoquedebesaestas
gentesquetehancuradolaheridayhuyede
estossitios!¡Vuelvealmar;vuelveaserelte-
rriblepiratadeMompracem!
Apretabalospuñosylosdientes,tem-
blorosodecólera.Sinembargo,permaneciócon
losojosardientesfijosenlajoven.
—¡Mariana!—exclamóalcabodeunos
minutos—.¡Mariana!
Conunmovimientorápidoabriólaven-
tana.Estuvomuchotiempoabsorto,ycuando
volvióalarealidadyanoestabaMarianaenel
parque.Comenzóapasearsealolargodela
habitación,conlosbrazoscruzadossobreel
pechoylacabezainclinada,sumidoensombrí-
ospensamientos.
Seasomónuevamentealaventanapara
quelafrescabrisalesecaralafrentesudorosa.
—¡Aquí—dijo—,lafelicidad,unanue-
vavida,unanuevaembriaguez,dulceytran-
quila.AlláenMompracem,unavidatempes-
tuosa,tronardecañones,carniceríasangrienta,
misrápidosparaos,Yáñez.¿Cuáldeestasdos
vidaspreferiré?Todamisangreardecuando
piensoenMariana.Sediríaquelaantepongoa
mistigrecitosyamivenganza.¡Sientover-
güenzademímismoalrecordarqueeshijade
unarazaqueodiotanprofundamente!¿Ysila
olvidara?¡Micorazónsangra,noquiereolvi-
darla!Peroesprecisoquehuya.
Salióalparqueysepusoenmarchaa
pasorápido.Llegabayaalaempalizadaeibaa
tomarcarreraparasaltar,cuandoretrocedió
vivamente,conlasmanosenlacabeza,lami-
radatorva,casisollozando.
—¡Nopuedo!—exclamódesesperado—
.¡QuesehundaMompracem,quematenamis
tigres,quedesaparezcamipoderío;yoperma-
neceréaquí!
Echóacorrerporelparquecomosite-
mieraestarcercadelaempalizadaynosede-
tuvohastallegardebajodelaventanadesu
habitación.Deunsaltosubióa
lasramasdeunárbolydeallípasóalalféi-
zar.Alencontrarseenaquellacasaquehabía
abandonadoconlafirmedecisióndenovolver
aella,unsegundosollozoseleescapódela
garganta,
—¡Ah!—exclamó—.¡ElTigredelaMa-
lasiaestáapuntodedesaparecer!
CapítuloVIII
LACAZADELTIGRE
Cuandoalamanecerfueellordallamar
asupuerta,Sandokánnohabíacerradotodavía
losojos.
Saltódellechoysevistió,sepusosu
krissentrelosplieguesdelafajayabrióla
puerta.
—¡Aquíestoy,milord!
—Nocreíencontrarlotandispuesto,
queridopríncipe—dijoelinglés—.¿Cómose
siente?-Tanfuertequeseríacapazdearrancar
unárbol.-Entonces,vamosareunirnosconlos
seisvalientescazadoresquenosesperanenel
parque,impacientesporencontrareltigreque
misojeadoreshancorreteadohaciaunbosque.
—¿VieneconnosotrosladyMariana?
—¡Naturalmente!
Sandokánahogóungritodealegría.
—¡Vamos,milord!—dijo—.¡Tengoan-
siasdeencontraraltigre!
Ellordleentregóunacarabina.
Tomeusted,príncipe-ledijo-.Aveces
unabalavalemásqueelkrissmejortemplado.
Bajaronalparquedondesehallabanlosde-
máscazadores;cuatrocolonosdeloscontornos
yuneleganteoficialdemarina.
Alverlo,Sandokánexperimentóporél
unaantipatíaviolenta.Estelomiródeunmodo
muyextrañoy,aprovechandounmomentoen
quenadieleprestabaatención,seacercóallord
yledijo:
—Creohabervistoantesaestepríncipe
malayo.
—¿Donde?
—Nolorecuerdobien,peroestoysegu-
ro.—Seequivoca,amigomío.
—Yaloveremos,milord.
—Asíserá.¡Acaballo,señores!Cuidado
coneltigre,queesmuygrandeytieneunas
garrasferoces.
—Lomatarédeunsolobalazoyofrece-
rélapielaladyMariana—dijoeloficial.
—Piensomatarloantesqueusted,señor
—dijoSandokán.
—Yaloveremos,amigos—tercióel
lord—.Ahora,¡acaballo!
Elgruposedividiópararegistrarenva-
riasdireccionesunbosquequeseextendíahas-
talacosta.Sandokán,quemontabaunanimal
muyfogoso,seinternóporunsenderoestrecho
yselanzóaudazmentehacialaespesura,pues
queríaserelprimeroendescubriralafiera.
—¡Vuela!—exclamóespoleandoconfu-
riaalanimal—.¡Tengoquedemostrarleaese
oficialilloimpertinentedeloquesoycapaz!¡No
seráélquienofrezcalapieldeltigrealadyMa-
riana,aunquetengaquehacermetriturar!
Enesemomentoresonólatrompaen
mediodelbosque.
—¡Descubrieronaltigre!—murmuró
Sandokán—.¡Vuela,caballo,vuela!
Comounrelámpagoatravesóunaparte
delbosque.Deprontoescuchóuntiroamuy
cortadistancia,seguidodeunaexclamación
cuyoacentolehizoestremecer.Aescapegalo-
póhaciaellugardonderesonaraladetonación,
yenmediodeunapequeñaexplanadadescu-
brióaMariana,conlacarabinahumeanteentrelasmanos.Seleacercóconungritodealegría.
—¡Ustedaquísola!—exclamó.
—Yusted,príncipe¿cómohallegado
aquí?
—Seguíalashuellasdeltigre.
—Tambiényo.Disparécontralafiera,
perohuyósinquelograratocarla.
—¡GranDios!¿Porquéexponesuvida
enfrentandoaeseanimal?
—Paraimpedirqueustedcometalaim-
prudenciadeapuñalarloconelkriss.
—Hahechomal,milady.Perolafiera
estátodavíavivaymikrissdispuestoapartirle
elcorazón.
—¡Ustednoharáeso!Esvaliente,yalo
sé;esfuerteytanágilcomountigre,perouna
luchacuerpoacuerpoconlafierapodríaserle
fatal.
—¡Quéimporta!Quisieraquemepro-
dujeratancruelesheridasquetuvieraqueestar
encuracionesunañoentero.
—¿Porqué?—preguntósorprendidala
joven.
—¿Nosabe,milady—dijoelpirata
acercándosemás—,quemicorazónparecees-
tallarcuandopiensoquevendráeldíaenque
tendréquedejarlaparasiempre,paranovolver
averlamás?Sieltigremehiere,permanecería
bajoelmismotechoqueusted,volveríaagozar
delasdulcesemocionesquesentícuandoyacía
heridoenellecho.¡Seríafelizoyendootravez
suvoz,recibiendosusmiradasysussonrisas!
Milady,ustedmehahechizado;presientoque
nopodrévivirlejosdeusted.¿Quéhahechode
micorazón,siempreinaccesibleatodoafecto?
Míreme,consóloestarasuladosientotemblar
micuerpoylasangremequemalasvenas.
Aloírtanapasionadaeimprevistacon-
fesión,Marianaquedómuda;peronohizomo-
vimientoalgunoporretirarlasmanosqueel
pirataestrechabaconfrenesí.
—Nosemolestesileconfiesomicariño
-prosiguióelTigreconvozquellegabacomo
unamúsicaalcorazóndelahuérfana-,siledigoqueyo,auncuandopertenezcoaunaraza
decolor,laadorocomounadiosa,yqueusted
tambiénalgúndíamequerrá.¡Tanpoderosoes
elamorqueardeenmipecho,queporusted
seríacapazdelucharcontraloshombres,co-
ntraeldestino,contraDios!¿Quieresermía?
¡Yolaharélareinadeestosmares,lareinadela
Malasia!Pidaloquequieraylotendrá.Tengo
orosuficienteparacomprardiezciudades;ten-
gobarcos,cañones,soldados,soymáspodero-
sodeloquepuedaustedsuponer.
—Pero,¿quiénesusted?—preguntó
Mariana,aturdidaporaquelaluvióndeprome-
sasyfascinadaporesosojosqueparecíanarro-
jarllamas.
—¿Quiénsoy?—exclamóelpirata—.En
derredormíohaysombrasqueporahoraes
mejornoesclarecer.Dentrodeesastinieblas
hayalgoterrible.¡Llevounnombrequenosólo
aterrorizaatodoslospueblosdeestosmares,
sinoquehacetemblaralsultanatodeBorneo,yhastaalosinglesesdeestaisla!
—¿Yusted,queestanpoderoso,dice
quemequiere?—murmurólaniñaconvoz
ahogada.
—Tanto,queporustedmeseríaposible
todo.Laamoconeseamorquellevaarealizar
milagrosydelitosalavez.Póngameaprueba;
hableyleobedecerécomounesclavo.¿Quiere
queseareyparadarleuntrono?¡Loseré!
¿Quierequeyo,quelaamohastalalocura,me
vuelvaamistierras?¡Meiré,aunquetengaque
condenaramicorazónauneternomartirio!
¿Quierequemematedelantedeusted?¡Me
mataré!¡Hable,milady,hable!
—Puesbien,sí,¡quiérame!—murmuró
ella,quesesentíadominadaportantoamor.
Elpiratadioungrito,unodeesosgritos
queraravezsalendeunagargantahumana.
Casialmismotiemporesonarondosotresdis-
paros.
—¡Eltigre!—exclamóMariana.
—¡Esmío!—gritóSandokán.
Clavólasespuelasenelvientredelca-
balloypartiócomounrayo,conlosojosen-
cendidosyelkrissenlamano,seguidopor
Mariana,quesesentíaatraídahaciaaquel
hombrequetanaudazmentesejugabalaexis-
tenciaparasostenerunapromesa.
Trescientospasosmásalláestabanlos
cazadores.Delantedeellosavanzabaeloficial
demarina,apuntandoconsufusilhaciaun
grupodeárboles.
Sandokánsetiródelasillagritando:-¡El
tigreesmío!
Élmismoparecíaotrotigre.Dabasaltos
yrugíacomounafiera.
—¡Príncipe!—gritóMariana,quetam-
biéndescendiódelcaballo.
PeroSandokánnooíaanadieenese
momentoycontinuabaadelantándosealaca-
rrera.
Eloficial,queloprecedíaunosdiezpa-
sos,aloírloacercarseapuntórápidamenteel
fusilehizofuegosobreeltigre,queestabaalpiedeungranárbol,conlaspupilascontraídas,
abiertaslaspoderosasgarrasydispuestoalan-
zarsesobrecualquiera.
Nosehabíadisipadotodavíaelhumo
cuandoselevioatravesarelespacioconímpe-
tutremendoyderribaralimprudenteypoco
diestrooficial.
Ibaavolverasaltarparaarrojarsesobre
loscazadores,peroyaSandokánestabaallí.
Aferrófirmementeelkriss,seprecipitósobrela
fierayantesdequeéstatrataradedefenderse,
laderribóentierrayleapretóelcuellocontan-
tafuerzaqueahogósusrugidos.-—¡Mírame!
—dijo—.¡Yotambiénsoyuntigre!Grandes
gritosacogieronlaproeza.Elpirataarrojóuna
miradadespectivaaloficialysevolvióhaciala
joven,quepermanecíamudadeterroryde
angustia,yledijoconungestoquehubiera
envidiadounrey:
—¡Milady,lapieldeestetigreessuya!
CapítuloIX
LATRAICIÓN
ElalmuerzoofrecidoporlordJamesa
losinvitadosfueunodelosmásespléndidosy
alegresquesehabíandadohastaentoncesenla
quinta.
Sebrindórepetidasvecesenhonorde
SandokánydelaintrépidaPerladeLabuán.
Alpasarlashoras,laconversaciónse
hizoanimadísima;discutíanacercadetigres,
cacerías,piratas,barcos.únicamenteeloficial
demarinaestabasilenciosoyparecíamuyocu-
padoenestudiaraSandokán,puesnoapartaba
deéllavistaniunsoloinstante.
DeprontosedirigióalTigre,queestaba
hablandodelapiratería,yledijoconbrusque-
dad:
—Dígame,príncipe,¿hacemuchotiem-
poquellegóaLabuán?
—Haceveintedías—contestóelTigre.
—¿PorquérazónnohevistoenVictoria
subarco?
—Porquelospiratasmerobaronlosdos
paraosquemeconducían.
—¡Lospiratas!¿Loatacaronlospiratas?
¿Dónde?
—EnlascercaníasdelasRomades.
—¿Cuándo?
—Pocashorasantesdemiarriboaestas
costas.
—Seguramenteseequivocausted,prín-
cipe,porqueprecisamenteentoncesnuestro
cruceronavegabaporesosparajesynollegóa
nosotroselecodeningúncañonazo.
—Pudieraser,porqueelvientosoplaba
deLevante—contestóSandokán,queprinci-
piabaaponerseenguardia,sinsaberadónde
ibaaparareloficial.
—¿Cómollegóustedaquí?
—A
nado.
—¿Ynoasistióauncombateentreun
cruceroydosbarcoscorsarios,quedecíanque
ibanmandadosporelTigredelaMalasia?
—No.
—¡Es
extraño!
—¿Ustedponeendudamispalabras?—
preguntóSandokánponiéndosedepie.
—¡Diosmelibredeello,príncipe!—
contestóeloficialconligeraironía.
—BaronetWilliam—intervinoellord—,
leruegoquenopromuevaunadisputaenmi
casa.
—Perdóneme,milord,noteníaesain-
tención—respondióeloficial.
—Entonces,nosehablemás.Bajaron
todosalparque.
—¿Mepermiteunapalabra,milord?—
dijoeloficial.
—Por
supuesto.
Elmarinosusurróaloídodellordunas
palabrasquenadiepudooír.
—Estábien—contestólordJames—.
¡Buenasnoches,amigos,yqueDiosnoslibrede
malosencuentros!
Loscazadoresmontaronacaballoysa-
lierondelparquegalopando.
Despuésdesaludarallord,quesehabía
puestodemuymalhumor,ydeestrecharapa-
sionadamentelamanodeMariana,Sandokán
seretiróasucuarto.Sepaseólargorato.Una
inquietudinexplicablesereflejabaensurostro,
ysusmanosatormentabanlaempuñaduradel
kriss.Sindudapensabaenelinterrogatorioque
lehabíahechoeloficial.¿Lohabríareconocido,
oeranadamásqueunasospecha?¿Tramaba
algocontraelpirata?
—¡Simepreparanunatraición—dijoal
finSandokánalzandoloshombros—,yosabré
deshacerla!Nuncahetenidomiedoalosingle-
ses.Descansemosymañanayaveréquéeslo
quehayquehacer.
Seechóenlacamasindesnudarse,puso
elkrissallado,ysedurmiótranquilamentecon
eldulcenombredeMarianaenloslabios.
Despertóalmediodía,cuandoyaelsol
entrabaporlasventanas.
Lepreguntóauncriadodóndeestabael
lord,perolecontestóquehabíasalidoacaballo
antesdelamanecer,endirecciónaVictoria.Tal
noticialodejóestupefacto.
—¿Sehamarchadosinhabermedicho
nadaanoche?—murmuró—.¿Seestarátra-
mandoalgunatraiciónenmicontra?¿Ysiesta
nochevolvieracomoenemigo?¿Quédebo
hacerconesehombrequemehacuidadocomo
unpadreyqueeseltíodelamujeraquien
adoro?¡Ah,québellaestabaMarianalatarde
enqueintentéhuir!¡Yyotratabadealejarme
parasiempredeti,cuandotúmeamabasya!
¡Extrañodestino!¿Quiénhubieradichoqueyo
amaríaaesamujer?¡Ycómolaamo!¡Poresa
mujerseríacapazdehacermeinglés,mevende-
ríacomoesclavo,dejaríaparasiemprelabo-rrascosavidadeaventurero,mal-
deciríaamistigrecillosyaesemarquedo-
minoyqueconsiderocomolasangredemis
venas!
Inclinólacabezaysesumergióenun
mundodepensamientos.Perovolvióalevan-
tarla,conlosdientesapretadosylosojosdes-
pidiendollamas.
—¿Ysirechazaalpirata?—exclamó—.
¡Noesposible,noesposible!¡Aunquetenga
queponerfuegoaLabuán,serámía!
Bajóalparqueyempezóapasearse,
dominadoporunaintensaagitación.
Marianaapareciócaminandoporun
sendero.
—Lobuscaba,miheroicoamigo—dijo
ruborizada.Seacercóundedoaloslabioscomo
pararecomendarlesilencio,locogiódeuna
manoylocondujoaunapérgola.
—Escuche—dijoaterrada—.Ayerdejó
ustedescaparunaspalabrasquehanalarmado
amitío.Tengounasospechaqueusteddebearrancarmedelcorazón.Dígame,silamujera
quienhajuradoamorlepidieraunaconfesión,
¿selaharía?
Elpiratasehizoatrásbruscamente.Pa-
recióquevacilababajounterriblegolpe.
—Milady—dijoalcabodealgunosins-
tantesdesilencio,ycogiólasmanosdelajo-
ven-,porustedloharétodo.Sidebohacerle
unarevelacióndolorosaparaambos,laharé.
¡Selojuro!
Marianalevantósusojoshaciaél.Sus
miradassecruzaron,suplicanteladeella,bri-
llanteladelpirata.
—Nomeengañe,príncipe—dijoMa-
rianaconvozahogada—.Quienquieraquesea,
elamorquehaencendidoenmicorazónnose
apagaránunca.¡Reyobandido,loamaréigual!
Unprofundosuspirosaliódeloslabios
delpirata.
—¿Quieressaberminombre?
—¡Sí,tunombre!
—Escucha,Mariana—dijoSandokán,
comosihicieraunesfuerzosobrehumano—,
hayunhombrequeimperaenestemarque
bañalascostasdelasislasmalayas,queesel
azotedelosnavegantes,quehacetemblaralas
gentes,ycuyonombresuenacomounacam-
panafuneral.¿HasoídohablardeSandokán,el
TigredelaMalasia?¡Míramealacara:elTigre
soyyo!
Lajovendioungritodehorrorysecu-
brióelrostroconlasmanos.
—¡Mariana—exclamóelpiratacayendo
asuspiesconlosbrazosextendidoshacia
ella—,nomerechaces,noteasustes!Fuela
fatalidadlaquemeconvirtióenpirata.Los
hombresdeturazanotuvieronpiedadcon-
migo,quenoleshabíahechomalalguno.Me
arrojaronalfangodesdelasgradasdeuntrono,
mequitaronmireino,asesinaronamimadre,a
mishermanos,amishermanas.Meempujaron
alosmares.Nosoypirataporrobar,sinoque
losoycomojusticiero,soyelvengadordemi
familiaydemissúbditos,nadamás.Siquieres,recházame,ymealejaréparasiempredeestos
lugaresparanocausartemiedonuncamás.
—¡No,Sandokán,noterechazo,porque
teamodemasiado!
—¡Meamastodavía!¡Repítelo,repítelo!
—Sí,Sandokán,teamo,yahoramás
queayer.
Elpiratalaestrechócontrasupecho.
Unaalegríainfinitailuminabasurostro.
—¡Mía!¡Eresmía!—exclamóconuna
felicidadinenarrable.
—¡Llévamelejos,aunaislacualquiera,
perodondepuedaquerertesinpeligronian-
siedades!
—Siquieres,tellevaréaunaislalejana
cubiertadeflores,dondenooigashablarde
LabuánniyodeMompracem.Aunaislaen-
cantadadondepodránvivirenamoradosel
terriblepirataylahermosaPerladeLabuán.
¿Quieres,Mariana?
—¡Sí,sitúquieres,irécontigo!Pero
ahorateamenazaungravepeligro,talvezse
tramaunatraicióncontrati.
—Losé—exclamóSandokán-,perono
latemo.
—Tepidoquetemarches,Sandokán.
—¡Marcharme!¡Sinotengomiedo!
—Huye,Sandokán,mientrasseatiem-
po.Temoquetesucedaunadesgracia.Mitío
nohasalidoporcapricho;debehaberlollama-
doelbaronetWilliamRosenthal,queproba-
blementetehareconocido.¡Porfavor,parte,
vuelveatuislaahora!¡Ponteasalvoantesde
queunatempestadcaigasobretucabeza!
Enlugardeobedecer,Sandokáncogióa
lajovenylalevantóenlosbrazos.Surostro
teníaahoraotraexpresión:lebrillabanlosojos,
lassieneslelatíanconfuriaysuslabiosseen-
treabríanmostrandolosdientes.
Uninstantedespuéssearrojócomouna
fieraatravésdelparque,saltandolosarroyosy
lacerca.Nosedetuvohastallegaralaplaya,
porlacualvagólargotiemposinsaberquéhacer.Cuandodecidióregresar,yahabíacaído
lanocheysalíalaluna.
Apenasllegóalaquinta,preguntópor
ellord,peroleinformaronquenohabíavuelto.
FuealsaloncitoyallíestabaMariana,
arrodilladaanteunaimagen,conelrostro
inundadodelágrimas.
—¡AdoradaMariana!—exclamóelpira-
ta—.¿Lloraspormí?¿PorquesoyelTigredela
Malasia,elhombreodiadoportuscompatrio-
tas?—¡No,Sandokán!¡Tengomiedo!¡Huye
deaquí,pronto!
—Yonotengomiedo.ElTigredelaMa-
lasianohatembladonuncay…
Seinterrumpió.Enelparqueresonaba
elgalopedeuncaballo.
—¡Mitío!¡Huye,Sandokán!—exclamó
Mariana.
—¡Yo!
¡Yo!
EnesemomentoentrabalordJames,
grave,conmiradatorva,yvestidoconeluni-
formedecapitándemarina.
—Siyohubierasidounhombredesu
especie—dijocondesdén—,antesdepedir
hospitalidadaunenemigomehubieradejado
matarporlostigresdelbosque.¡Esustedun
piratayunasesino!
—¡Señor-exclamóSandokán,dispuesto
avendercarasuvida-,nosoyunasesino,soy
unjusticiero!-¡Noquierounapalabramás!
¡Salgademicasa!Sandokánlanzóunalarga
miradaaMariana,quehabíacaídoalsuelo
mediodesvanecidayconpasolento,lamano
enlaempuñaduradelkriss,altalacabeza,fiera
lamirada,saliódelsaloncitoydescendióla
escalera,ahogandoconunpoderosoesfuerzo
loslatidosfuriososdesucorazónylaemoción
profundaquelodominaba.
Encuantollegóalparquesedetuvoy
desnudóelkriss,cuyahojabrillóalosrayosde
laluna.
Atrescientospasosseextendíaunafila
desoldadosque,conlacarabinaenlamano,se
disponíanahacerfuegosobreél.
CapítuloX
LACAZADELPIRATA
EnotrostiemposSandokán,auncuando
sevieracasidesarmadofrenteaunenemigo
cincuentavecesmáspoderoso,nohabríadu-
dadouninstanteenarrojarsesobrelaspuntas
delasbayonetasparaabrirsepaso.Peroahora
queamaba,quesabíaqueeracorrespondidoy
quequizásloseguíaellaconlavistayllenade
ansiedad,noquisocometerunalocuraquepu-
dieracostarlelapielaél,yaella,sabeDios
cuántaslágrimas.
Sinembargo,eraprecisoabrirsepaso
parallegaralbosqueyluegoalmar,suúnico
asiloseguro.
Volvióasubirlaescalerasinquelos
soldadoslohubieranvistoyentródenuevoal
saloncitoconelkrissenlamano.
Todavíaestabaallíellord;lajoven
habíadesaparecido.
—Señor—-dijoSandokánacercándose-
le—,siyolehubiesedadohospitalidad,sile
hubierallamadomiamigoyhubieradescubier-
todespuésqueeraunenemigo,lehabríaindi-
cadolapuerta,peronolehubieratendidouna
cobardeemboscada.Ahíabajo,enelcamino
quedeborecorrer,haycincuentaocienhom-
bresdispuestosafusilarme.Mandequesereti-
renyquemedejenelpasolibre.
—¿EsdecirqueelinvencibleTigretiene
miedo?—preguntóellordconfríaironía.
—¡Miedoyo!Porsupuestoqueno,mi-
lord.Peroaquínosetratadecombatir,sinode
asesinaraunhombre.
—¡Nomeimporta!¡Salgademicasa,o
sino…
—Milord,nomeamenace,porqueelTi-
greseríacapazdemorderlamanoquelocuró.
—¡Entoncesnosveremoslosdos,Tigre
delaMalasia!—gritóellordydesenvainóel
sable.
—¡Yasabíaqueintentabaasesinarmea
traición!¡Vamos,milord,ábramepasoome
arrojosobreusted!
Enlugardeobedecer,lordJamestomó
unatrompetadecazaylanzóunaagudanota.
—¡Yaestiempo,asesino,quecaigasen
nuestrasmanos!—dijo—.¡Dentrodepocos
minutosestaránaquílossoldadosyalasvein-
ticuatrohorasteahorcarán!
Sandokánlanzóunsordorugido.Deun
saltoseapoderódeunasillaysesubióalame-
sa,conlasfaccionescontraídasyunaferozson-
risaensuslabios.
Eneseinstanteresonófueraotratrompeta,y
enelcorredorlavozdeMarianaquegritaba
desesperada:
—¡Sandokán,
huye!
Elpiratalevantólasillaylaarrojócon
todasufuerzacontraellord,quecayóalsuelo.
Rápidocomoelrayo,Sandokánselefueenci-
maconelkrissenalto.
—¡Mátame,asesino!—gritóelinglés.
Elpirataleatófuertementebrazosy
piernasconsupropiafaja.Enseguidalequitó
elsableyselanzóalcorredor.
—¡Aquíestoy,Mariana!
Ellaseprecipitóensusbrazosylollevó
asuhabitación.
—¡Sandokán,hevistosoldados!-
sollozó-.¡Diosmío,estásperdido!
—Todavíano,yaveráscomoescapode
lossolda
dos.
Lallevóhacialaventanaylacontempló
uninstantealaluzdelaluna.
—Mariana—dijo—,júramequeserás
miesposa.
—Telojuroporlamemoriademima-
dre.
—¿Me
esperarás?
—¡Sí,teloprometo!
—Voyaescapar,perodentrodeuna
semana,vendréabuscartealacabezademis
hombres.
Subióalaventanaysaltóenmediode
unaespesacortinadetrepadorasquelooculta-
ronporcompleto.Unossesentasoldadosavan-
zabanlentamentehacialacasa,conlosfusiles
preparadosparahacerfuego.Sandokán,que
seguíaemboscadocomountigre,elsableenla
manoderechayelkrissenlaizquierda,nores-
pirabanisemovía.Elúnicomovimientoque
hacíaeralevantarlacabezaparamirarhaciala
ventanadondeestabaMariana.
Muyprontolossoldadosseencontraron
amuypocospasosdesuescondite.Enese
momentoseoyólatrompadellord.
—¡Adelante!—mandóelcabo—.¡Elpi-
rataestáenlosalrededoresdelacasa!
Seacercaronconlentitud.Sandokán
midióladistancia,seenderezóydeunsalto
cayósobrelosenemigos.Partirelcráneodelcaboydesaparecerenmediodelaespesurafue
cosadeunsoloinstante.
Lossoldados,asombradosportalauda-
cia,vacilaronunmomento,loquebastóaSan-
dokánparallegaralaempalizada,saltarlade
unsolobrincoydesaparecerporelotrolado.
Enseguidaestallarongritosdefuror,
acompañadosdevariasdescargasdefusilería.
Oficialesysoldadosselanzaronfueradelpar-
que.Yalibreenlaespesura,dondesobraban
mediosparadesplegarmilastuciasyesconder-
sedondemejorlepareciera,notemíaasus
enemigos.Sentíaunavozquelemurmuraba
sincesar:“¡Huye,queteamo!”
Acadamomentolosgritosdesusper-
seguidoresseoíanmáslejos,hastaqueseapa-
garonporcompleto.Pararecobraralientose
detuvounratoalpiedeunárbolgigantesco.
Allípensóenelcaminoquedebíaescogera
travésdeaquellosmillaresdeárbolesyplantas.
Lanocheeraclara,lalunabrillabaenuncielosinnubesyesparcíaporlosclarosdelbosque
susazuladosrayos.
—Aver—dijoelpirataorientándose
conlasestrellas—,amisespaldastengoalos
ingleses;delante,haciaeloeste,estáelmar.Si
voydirectohaciaallá,puedoencontrarmecon
algúngrupodesoldados.Esmejordesviarme
enlínearecta.Despuésmedirigiréalmar,a
grandistanciadeaquí.
Seinternódenuevoenlaespesurayse
abriópasoconmilprecaucionesentrelamale-
za,hastaqueseencontróconuntorrentede
aguanegra.Sinvacilarentró
enél,loremontóunoscincuentametrosy
llegóalpiedeunárbolenorme,alquesesubió.
—Conestobastaparahacerperdermi
pistainclusoalosperros—dijo—.Ahorapue-
dodarmealgúnrepososintemordequeme
descubran.
Habríatranscurridomediahoracuando
seprodujoacortadistanciaunligerísimoruido
queaotrooídomenosfinoqueelsuyoselehubieraescapado.
Apartóunpocolashojasy,conteniendo
larespiración,miróhacialomássombríodel
bosque.Dossoldadosavanzabancontodocui-
dado.
—¡Elenemigo!—murmuró—.¿Mehe
extraviadoohanvenidosiguiéndometande
cerca?
Losdossoldadossedetuvieroncaside-
bajodelárbolqueservíaderefugioaSando-
kán.—Medamiedoestaespesura—dijo
uno.
—Amítambién—contestóelotro—.El
hombrequebuscamosespeorqueuntigre,
capazdecaerdeimprovisoencimadenosotros.
¿Vistecomomatóanuestrocaboenelparque?
—¡Noloolvidaréjamás!¡Noparecíaun
hombre!¿Creesquelograremosprenderlo?
—Tengomisdudas,apesardequeel
baronetWilliamRosenthalofrececincuenta
librasesterlinasporsucabeza.Peroyocreoquemientrasnosotroscorríamoshaciaeloestepara
impedirleembarcarseenalgúnparao,élva
haciaelnorteohaciaelsur.
—Peromañanasaldráuncruceroyle
impediráhuir.
—Tienesrazón.¿Quéhacemosahora?
—Vayamosalacostaydespuésvere-
mos.AlláesperaremosalsargentoWillis,que
vienecerca.
Lanzaronunúltimovistazoenderredor
ycontinuaronsurutahaciaeloeste.
Sandokán,quenohabíaperdidounasí-
labadeldiálogo,esperócercademediahoray
despuésbajóatierra.
—¡Estábien!Todosmesiguenhaciael
oeste.Marcharéentoncessiemprehaciaelsur,
dondenoencontraréenemigos.Perotendré
cuidadoporqueelsargentoWillisvienepisán-
domelostalones.
Emprendiósumarcha,volvióacruzar
eltorrenteycomenzóaabrirsepasoatravésde
unaespesacortinadeplantas.Ibaarodeareltroncodeunenormeárboldealcanforcuando
unavozimperiosayamenazadoralegritó:
—¡Sidasunpaso,tematocomoaunperro!
CapítuloXI
GIROBATOL
Sinmostrarelmenormiedoportan
bruscaintimidación,quepodíacostarlelavida,
elpiratasevolviólentamenteempuñandoel
sableydispuestoaservirsedeél.
Aseispasosdeél,unhombre,sinduda
elsargentoWillis,saliódeunmatorralyle
apuntófríamente,resueltoaponerenacciónsu
amenaza.
Sandokánlomirócontranquilidad,pe-
roconojosquedespedíanunaextrañaluz,y
soltóunacarcajada.
—¿Dequéteríes?—dijodesconcertado
elsargento—.¡Meparecequeestemomentono
esparareír!
—¡Meríoporquemepareceraroquete
atrevasaamenazarmedemuerte!—contestó
Sandokán—.¿Sabesquiénsoy?
—EljefedelospiratasdeMompracem.
—Sí,soyelTigredelaMalasia.
Ylanzóotracarcajada.Elsoldado,aun-
queespantadodeencontrarsesoloanteaquel
hombrecuyovaloreralegendario,estabadeci-
didoanoretroceder.
—¡Vamos,Willis,venaprenderme!—
dijoSandokán.
—¿Cómosabeminombre?
—Unhombreescapadodelinfiernono
puedeignorarnada—repusoelTigreburlo-
namente.
Elsoldado,quehabíabajadoelfusil,
sorprendido,aterrado,nosabiendosiestaba
delantedeunhombreodeundemonio,retro-
cedióprocurandoapuntarle,peroSandokánse
lefueencimacomounrelámpagoyloderribóentierra.
—¡Perdón,perdón!—balbuceóelsar-
gento.
—Teperdonolavida—dijoSandokán—
.Levántateyescúchame.Quieroquecontestes
alaspreguntasqueteharé.
—¿Qué
preguntas?
—¿Haciadóndecreenquevoyhuyen-
do?—Hacialacostaoccidental.
—¿Cuántoshombresmepersiguen?
—Nopuedodecirlo,seríaunatraición.
—Esverdad,noteculpo;alcontrario,
estimotulealtad.
Elsargentolomiróasombrado.
—¿Quéclasedehombreesusted?—
dijo—.Locreíaunmiserableasesinoyveoque
meequivocaba.
—Esonoimporta.¡Quítateeluniforme!
—¿Quévaahacerconél?
—Meserviráparahuirynadamás.
¿Sonsoldadosindioslosquemepersiguen?
—Sí,soncipayos.
ElsoldadosequitóeluniformeySan-
dokánselopuso,seciñólabayonetaylacartu-
chera,secolocóelcascodecorchoysecruzóla
carabina.
—Ahoradéjateatar.
—¿Quierequemedevorenlostigres?
—Nohaytigresporaquí.Yyodeboto-
marmismedidasparaquenometraiciones.
Amarróalsoldadoaunárbolysealejórá-
pidamente.
—Esprecisoqueestanochellegueala
costaymeembarque—sedijo—.Puedeserque
coneltrajequellevomeseafácilhuirytomar
lugarencualquierembarcaciónquevayadirec-
tamentealasRomades.DesdeallíiréaMom-
pracem,yentonces…¡Mariana,prontovolverás
averme!
Sepusonuevamenteencaminoconpa-
somásrápido.Anduvotodalanoche,atrave-
sandogruposdeárbolesgigantescos,pequeñasflorestas,praderíasconabundantesríos.Se
orientabaporlasestrellas.
Alsalirelsolsedetuvoparadescansar
unpoco.Cuandoibaaocultarseentrelaslia-
nas,oyóunavozquelegritaba:
—¡Eh,camarada!¿Québuscasallíaden-
tro?¡Tencuidado,noseaqueseescondapor
ahíalgúnpirata,quesonbastantemásterribles
quelostigresdetupaís!
Sinsorprenderse,ysegurodenotener
nadaquetemerporeltrajequevestía,Sando-
kánsevolviótranquilamenteyviodossolda-
dostendidosaalgunadistan
ciabajolafrescasombradeunaareca.Reco-
nocióalosqueibanprecediendoalsargento
Willis.
—¿Quéhacenaquí?—mascullócon
acentoguturalenunmalinglés.
—Descansamos—respondióunode
ellos—.Hemosestadodecazatodalanochey
yanopodemosmás.-¿Tambiénbuscanalpirata?—Sí,yhemosdescubiertosuspisadas.
—¡Québien!—exclamóSandokán,fin-
giendoasombro—.¿Dónde?
—Enelbosquequeacabamosdeatrave-
sar,perolashemosperdido—dijoconrabiael
soldado.
—¿Enquédireccióniban?
—Haciaelmar.
—EntoncessonlasmismasqueWillisy
yoencontramosenlascercaníasdelacolina
roja.Elpirataprocurallegaralacosta,nohay
duda.
—¡Entoncesahoravamostrasunapista
falsa!
—No,amigos—dijoSandokán—;loque
pasaesqueelpirataloshaengañadosubiendo
haciaelnortealolargodeunrío.Piensoquedejólashuellasenelbosque,peroluegoretrocedió.
—¿Quédebemoshacerahora,sargento?
—¿Dóndeestánsuscompañeros?
—Adoskilómetrosdeaquí,registrando
elbosque.
—Vuelvanallíydenlesordendequese
dirijanalasplayasseptentrionalesdelaisla.De
prisa;ellordhaprometidoungradoycienli-
brasesterlinasalquedescubraalpirata.
Nosenecesitabamásparaponeralasen
lostalonesdelossoldados.Cogieronprecipita-
damentesusfusilesy,despuésdesaludara
Sandokán,sealejaronrápidamenteydesapare-
cieronbajolosárboles.
ElTigredelaMalasialossiguióconla
miradahastaperderlosdevistayluegovolvió
aocultarseenmediodelamaleza.
—¡Mientrasmelimpianelcamino—
murmuró—puedoecharunasiestadealgunas
horas!Despuésveréquéhago.
Comióunosplátanoscogidosenelbos-
que,apoyólacabezaenlahierbaysequedó
profundamentedormido.Durmióunascuatro
horas;cuandovolvióaabrirlosojoselsolesta-
bamuyalto.Ibaalevantarsecuandoresonóuntirodisparadoacortadistancia,seguidodelgalopedeuncaballo.
—¿Mehabrándescubierto?—murmuró,
ocultándoseotravezentrelasmatas.
Preparólacarabinayseasomóconcui-
dadoentrelashojas.Escuchabaelgalopecada
vezmáscerca.
—Quizásseaalgúncazadorquepersi-
gueaunanimal—pensó.
Perobienprontohubodedesengañarse.
Secazabaaunhombre.
Unmomentodespués,unmalayoatra-
vesabacorriendolapradera,haciaunespeso
grupodeplátanos.
Eraunhombrebajo,novestíamásque
unospantalonesrotosyunsombrero,peroen
ladiestraesgrimíaunpalonudoso,yenlaiz-
quierdaunkrissdehojaondulada.Sucarrera
eratanrápida,queSandokánnopudoverlo
bien.
Seocultódeunsaltoenmediodelas
hojas.-¿Quiénseráestemalayo?-sepreguntó
Sandokánsorprendido.
Deprontocruzóporsuimaginaciónuna
sospecha.
—¿Seráunodemishombres?¿Habrá
embarcadoYáñezaalguienquemevengaa
buscar?ÉlsabíaqueyoveníaaLabuán.
Ibaasalirenbuscadelfugitivo,cuando
aparecióunhombreacaballoenloslinderos
delbosque.Eraunsoldadodecaballeríadel
regimientodeBengala.
Parecíafurioso;maltratabaalanimales-
poleándoloyatormentándoloconsaltosviolen-
tos.Acincuentapasosdelgrupodeplátanos
saltóágilmenteatierra,atóelcaballoauna
rama,tomóelfusilyescudriñólosárbolesve-
cinos.
—¡Portodoslostruenosdeluniverso!—
exclamó—.¡Nosehabrámetidobajotierra!En
algunapartedebeestarescondido;estavezno
seescapasinunbalazo.Sémuybienloque
tengoquehacerconelTigredelaMalasia,porquenoletemoanadie.¡Siestecaballonofuera
tanpesado,aestashorasesepiratanoestaría
vivo!
Desenvainóelsableysemetióenmedio
deungrupodearecas,apartandoprudente-
mentelasramas.Estosárboleslindabanconlos
plátanosdondeseescondíaelfugitivo.
Sandokánnohabíalogradoaveriguar
dóndeseocultabaelmalayo.
—Tratarédesalvarlo—murmuró—.
Puedeserunodemishombres.
Ibaainternarseentrelosárboles,cuan-
dovioqueapocospasosseagitabanlaslianas.
Volvióconrapidezlacabezayvioapareceral
malayo,quetrepabaporaquellascuerdasvege-
talesconobjetodeencaramarseenlacopade
unmango,entrecuyasespesísimashojasten-
dríaunmagníficorefugio.
—¡Tunante!
—murmuró.
Esperóaquesevolviera.Apenasleviolacaraestuvoapuntodelanzarungritodealegríayasombro.
—¡GiroBatol!—exclamó—.¡Mivaliente
malayo!¿Cómoestávivoyenestelugar?Re-
cuerdohaberlodejadoenelparaohundido,
muertoomoribundo.¡Yotesalvaré!
Tomólacarabinaeirrumpióenellinde
delbosque,gritando:
—¡Eh,amigo!¿Québuscaporaquícon
tantoempeño?
—¡Vaya!¡Unsargento!
—¿Dequésesorprende?
—Pordóndehallegado?
—Porelbosque.Oíuntiroyvineaver
quéocurría.¿Disparóustedcontraalgúnani-
mal?
—Disparécontraunanimalbienpeli-
groso,sargento;disparécontraelpropioTigre
delaMalasia.
—¿Ylohirió?
—Lefallécomounestúpido.
—¿Ydóndesehaescondido?
—Temoqueyaestémuylejos.Lovi
atravesarlapraderayesconderseentreestos
árboles.Esmáságilqueunmonoymásterrible
queuntigre.
Ymuycapazdeenviamosaambosal
otromundo.
—Losé,sargento.Sinofueraporel
premioprometidoporlordGuillonk,nome
hubieraatrevidoaperseguirlo.
—¿Quierequeledéunconsejo?Vuelva
amontaracaballoydélavueltaalbosque.
—¿Ustedvendráconmigo?
—No,camarada.Silosdoslopersegui-
mosporunmismositio,elTigrehuiráporel
contrario.Usteddélavueltaalbosqueydéje-
meamíregistrarlaespesura.
—Acepto,peroconunacondición.
-¿Cuál?
—Quesitenemoslasuertedeprender
alTigre,dividiremoselpremio.
—Deacuerdo-contestóSandokánson-
riendo.Esperóqueelsoldadodesapareciera
entrelosárboles,yenseguidaseacercóadon-
deestabaescondidosumalayo.
—¡Baja,GiroBatol!—dijo.
Nohabíaterminadosuspalabras,cuan-
doyaelmalayocaíaasuspies,gritandocon
vozahogada:
—¡Mi
capitán!
—Tesorprendevermevivo,¿verdad?
—Estabasegurodequelohabíanmata-
dolosingleses—repusoelmalayoconlágri-
masenlosojos.
—¡Losinglesesnotienenhierrosufi-
cienteparaherirenelcorazónalTigredela
Malasia!Mehirierongravemente,pero,como
ves,yaestoysanoydispuestoacomenzarla
luchadenuevo.
—¿Ytodoslosdemás?
—Duermenenlosabismosdelocéano.
—Nosotroslosvengaremos,capitán.
—Sí,ymuypronto.Dimecómoesque
teencuentrovivo.
—Uncascodemetrallamehirióenla
cabeza,peronomemató.Meagarréaunos
tablonesyprocurédirigirmehacialacosta.
Anduveerrantesobreelmaralgunashoras,
hastaqueperdíelsentido.Cuandolorecobré
estabaenlacabañadeunindígena.Esebuen
hombremerecogiócercadelaplayaymecuró
congrancariñohastaqueestuvecompletamen-
terestablecido.
—Yahora,¿haciadóndehuías?
—Ibaalacostaaecharalaguaunaca-
noaqueconstruí,peroenelcaminomeatacóel
soldado.
—¿Asíquetienesunacanoa?
—Sí,micapitán.
—¿QueríasvolveraMompracem?
—Estamismanoche.
—Nosiremosjuntos,GiroBatol.
—¿Quiereveniramicabañaadescansar
unpoco?Esunachozaquemecedióelindíge-
na.—Vayamosdeinmediato.Haypeligro
dequetesorprendaesesoldadoquetesigue.
¿Estámuylejostucabaña?
—Enuncuartodehoraestaremosallí.
—Descansaremosunratoydespuésve-
remoselmododehacernosalamar.
Ibanainternarseentrelosgrandesárbo-
les,cuandoSandokánoyóelrumordeunfu-
riosogalope.
—¡Otravezeseidiota!—exclamó—.
¡Ocúltate,GiroBatol!
—¡Eh,sargento!—gritóelsoldado—.
¿Asímeayudaaprenderalpirata?¡Mientras
yoreventabamicaballoustednosehamovido!
Sandokánlecontestóconindiferencia.
—Encontrénuevashuellasdelpiratay
preferíesperarloausted.
—¿Descubriósupista?¡Yocreoqueese
bribónsedivierteengañándonos!
—Esomismopiensoyo.
—¿Selasmostróelnegroquehablaba
conusted,sargento?
—No,eseesunisleñoqueencontrépor
casualidadymeacompañóunrato.
—¿Yadóndesehaido?
—Seinternóenelbosque.Andabasi-
guiendolapistadeunababirusa.
—Nodebiódejarlomarchar.Podría
darnosindicacionespreciosasparaganarlas
cienlibrasesterlinas.
—Metemoquesehanevaporado,ca-
marada.Pormiparte,renuncio,ymevuelvoa
laquintadelordGuillonk.
—Yonotengomiedo,sargento.Seguiré
traselpirata.
Yelsoldadopartióespoleandosuca-
balgadura.
—¡Sivuelvelosaludoconunbuentiro!
—exclamóSandokán.
SeacercóalescondrijodeGiroBatoly
juntospenetraronenelbosque.
—Micabañaestáallí,enmediodeaque-
llasplantas—dijoGiroBatolalcabodeunrato.
—¡Unasilomuyseguro!-contestóelTi-
gresonriendo—.¡Admirotuprudencia!
—Venga,micapitán.Aquínadievendrá
amolestarnos.
CapítuloXII
LACANOADEGIROBATOL
Lacabañaseelevabaenmediodelbos-
que,entredosárbolescolosalesqueladefendí-
andelsolconlaenormemasadesushojas.
Eraunachozabajayestrecha,contecho
dehojasdeplátano,perosuficienteparadar
asiloadospersonas.Suúnicaaberturaerala
puerta,deventanasnohabíanirastro.
—Micabañanoesgrancosa—dijoGiro
Batol—,peroaquípuededescansarasugusto,
micapitán.Hastalosindígenasignoranque
existe.Puededormirenestelechodehojascor-
tadas;sitienesed,tengoaguafresca,ysitienehambre,tengofruta.
—¡Nopidonadamás,GiroBatol!—
contestóSandokán—.Noesperabaencontrar
tantascosas.
—Démemediahoraparaasarleuntro-
zodecarne.
—¡Gracias!Aceptotodoloquemeofre-
ces,porqueestoyhambrientocomountigre
quehayaayunadounasemana.
—Entretanto,encenderéelfuego.Los
árbolessontanaltosyespesosquenolodejan
ver.Escuriosoelmétodoaquerecurrenlos
malayosparaencenderfuegosinfósforos.
Tomandosbambúespartidospormi-
tad;enlasuperficieconvexadeunodeellosse
haceuncorte,yluegoconelotrobambúse
frotalaparteinterior,primerolentamentey
despuésconmayorrapidez.Elpolvilloquese
desprendeseinflamaycaesobreunpocode
yescadefibrasquesetienepreparada.Laope-raciónesfácilyrápida.
GiroBatolpusoaasarunbuentrozode
babirusa.Mientrasesperabanqueestuvieraen
supunto,reanudaronsuconversación.
—Partiremosestanoche,¿verdad,capi-
tán?—preguntóGiroBatol.
—Sí,encuantosepongalaluna.
—¿Estarálibreelcamino?
—Notepreocupes,sobreunsargento
nopuedenrecaersospechas.
—¿Ysi,aúnconesetraje,loreconocen?
—Sonmuypocaslaspersonasqueme
conocen,yestoysegurodenoencontrarlasen
estosbosques.
—¿Sonrelacionesimportantes?
—Personajesdelanobleza,baronesy
condes.
—¡Usted,elTigredelaMalasia!-
exclamóGiroBatol,estupefacto.
Enseguidalepreguntó,casiconmiedo:
—¿Ylamuchachablanca?
ElTigrefijóenelmalayounamirada
quedespedíasombríosreflejos,suspiróyrepu-
so:—¡Calla,GiroBatol!¡Nometraigasala
memoriarecuerdosterribles!
Estuvocalladounosinstantes,conlaca-
bezaentrelasmanos;después,prosiguió,como
parasí:
—ProntovolveremosaLabuán.¿Cómo
olvidarasuPerla,aunqueestéenMompracem
juntoamistigres?¿Noerabastanteladerrota?
¡Tambiénteníaquedejarelcorazónenestaisla
maldita!
—¿Dequiénhabla,micapitán?-
preguntósorprendidoelmalayo.
Sandokánsepasóunamanoporlosojos
comoparaborrarunavisión.
—¡Nomepreguntesnada!-exclamó.
—-Pero,volveremosaLabuánavengar
anuestroscompañeros,¿verdad?
—Sí.¡Peroquizásfueramejorparamí
novolveravermásestaisla!
—¿Porqué,capitán?
—Porqueestaislapodríadarungolpe
mortalalpoderíodeMompracem,yacasoen-
cadenarparasiemprealTigre.
—¿Austed,tanfuerte,tanterrible?¡No
puedetemeralosleopardosingleses!
—No,aellosno.Misbrazostodavíason
fuertes,pero¿loserátambiénelcorazón?
—No
entiendo.
—Mejorquenoentiendas.¡Alamesa,
amigo!Nopensemosenlopasado.
Sandokáncomióensilencio,ehizome-
noshonoralasadodeloqueesperabaelmala-
yo.Luegofueatenderseenlasfrescashojas.
—Durmamosalgunashoras—dijo—.
Vendrálanocheyentoncesesperaremosquese
ocultelaluna.
Elmalayocerrólapuertadelachoza,
apagóelfuego,seechóenunrincónysoñóque
yaestabaenMompracem.
EncambioSandokánnopudocerrarlos
ojos,apesardelcansancio.
Noeraportemorasersorprendidopor
losenemigos,puesnohabíaposibilidaddeello.
Eraelrecuerdodelajoveninglesaloquealeja-
baelsueñodesusojos.
¿QuélehabríasucedidoaMarianades-
puésdesufuga?¿Quéacuerdoshabríantoma-
doelviejolordyelbaronetWilliamRosenthal?
¿LaencontraríatodavíaenLabuáncuandovol-
viera?¿Laencontraríalibre?¡Loscelosardían
enelcorazóndelpirata!¡Ynopoderhacernada
porlamujerquerida!¡Nadamásquehuirpara
nocaerbajolosgolpesdesusodiadosadversa-
rios!
—¡Mariana!—exclamabaensuinsom-
nio—.¡Daríalamitaddemisangreporestar
todavíaasulado!¿Quéangustiaslaatormenta-
ránenestosmomentos?¡Mehadecreervenci-
do,herido,muertotalvez!Peroestanochesal-
drédeestaislamaldita,llevándomesuprome-
sa.Volveré,auncuandotengaquetraerconmi-
gohastaelúltimodemishombresytengaque
darlaluchacontratodaslasfuerzasdeLabuán.
Esperóaquesepusieraelsol.Cuando
lastinieblasenvolvieronlacabañayelbosque,
despertóaGiroBatol,queroncabacomoun
tapir.
—¡Vayámonos!—ledijo—.Elcieloestá
cubiertodenubesynohayparaquéesperara
queseocultelaluna.Venenseguida,porque
creoquesituvieraqueaguardaralgunashoras
más,noteseguiría.
—¿YcambiaríaaMompracenporesta
islainfame?
—¡Calla,GiroBatol!-dijoSandokánira-
cundo-.¿Dóndeestátucanoa?
—Adiezminutosdecamino.
—¿Pusistevíveresenella?
—Penséentodo,capitán.Nofaltafruta,
niagua,niremos,nivelasiquiera.
—¡Partamos!
Elmalayocogióuntrozodeasadoque
quedaba,searmódeungarroteysiguióaSan-
dokán.
—Lanochenopuedesermásfavorable
-dijo-.Nosharemosalamarsinquenosdescu-
bran.Atravesaronelbosque.Laoscuridadbajo
losárboleseratotal;peroelmalayoveíaporla
nochemejorquelosgatosyademásestaba
acostumbradoaandarportalessitios.
Sandokáncaminabaensilencio,sombrío
ytaciturno.Él,queveintedíasanteshabría
dadolamitaddesusangreporvolveraMom-
pracem,sentíaunapenasinlímitesaltenerque
dejarabandonadaalamujerqueamabaapa-
sionadamente.
Cadapasoeraunapuñaladaparasuco-
razón.Hubomomentosenquesedetuvo,inde-
cisoentrevolverseoseguir.Peroelmalayo,
quesuspirabaporembarcarse,lehacíaverlo
peligrosoqueseríaelmenorretraso.
DeprontoGiroBatolsedetuvo,agu-
zandoeloído.
—¿Oyeesefragor?—preguntó.
—¡Eselmar!-respondióSandokán-.
¿Dóndeestálacanoa?
-Aquícerca.
ElmalayoguióaSandokánatravésde
unaespesacortinadehojas,pasadalacualle
señalóelmar,quedeshacíasusolascontralos
bancosdelaplaya.
—¡Lafortunanosfavorece;todavía
duermenenloscruceros!-exclamó.
Descendióalacantilado,apartólasra-
masylemostróunaembarcaciónquesemecía
pesadamenteenelfondodeunapequeñacala.
Eraunabarcazasocavadaeneltronco
deunárbol,muyparecidaalasqueconstruyen
losindígenasdelAmazonas.
Desafiarelmarconsemejantebarcaera
unatemeridadsinigual,porquebastabanunas
cuantasolasparavolcarla.Peroaquellosdos
piratasnoseasustabanportanpocacosa.
GiroBatolfueelprimeroensaltaraden-
troyalzódeinmediatounpequeñomástil.
Sandokán,conlosbrazoscruzados,seguía
mirandohaciaelEste,hacialacasadelaPerla
deLabuán.
—¡Capitán—dijoelmalayo—,vengao
dentrodepocoserádemasiadotarde!
Sandokánsubióalacanoa,cerrólosojosy
suspiró.
CapítuloXIII
RUMBOAMOMPRACEM
SoplabadelEsteelviento,loquenopo-
díasermásfavorable.
Lacanoaavanzababastantebienúnica-
menteconlavela.
SentadoenlapopaibaSandokán,con
losojosfijosenLabuán,quepocoapocose
desvanecíaentrelastinieblas.GiroBatol,sen-
tadoenlaproa,felizysonriente,charlabapor
diezmirandohaciaeloeste,haciaellugardon-
dedebíaaparecerlaformidableisladeMom-
pracem.
—¡Ánimo,capitán!—decía—.¿Porqué
estátantriste,ahoraquevamosanuestraisla?
¡CualquieradiríaquesientealejarsedeLabuán!
—Yescierto,GiroBatol-contestóSan-
dokánenvozsorda.
—¡Austedloembrujaronesosperros
ingleses!¡Meríopensandoenlasmaldiciones
quenosecharánmañana,cuandosedencuenta
denuestrafuga!
Sobretodosusmujeres,
quenosodianmásqueloshombres.
—¡Notodas,GiroBatol!Ysivuelvesa
decirlo,tetiroalmar.
HabíatalamenazaenlavozdeSando-
kán,queelmalayoenmudecióysevolviólen-
tamenteaproa,murmurando:
—¡Lo
embrujaron!
Durantelanochelacanoaavanzósin
encontrarningúncrucero.Elmalayoyano
hablaba,temerosodequeSandokánlotiraraal
agua.
Deimprovisosuagudamiradaviobri-
llarunpuntoluminosoenlalíneadelhorizon-
te.—¿Seráunveleroounbarcodeguerra?
—sepreguntóllenodeansiedad.
Sandokánnosedabacuentadenada.
Elpuntoluminososeagrandabarápi-
damente.Probablementesetratabadeunbarco
avapor.
LainquietuddeGiroBatolaumentaba
pormomentos,tantomásqueelpuntolumino-
soparecíadirigirsedirectohacialacanoa.Pron-
tosobreelfarolblancoaparecieronotrosdos:
unorojoyotroverde.
—¡Unbarcoavapor!—dijo—.¡Micapi-
tán,unbarcoavapor!
Estavezeljefedelospiratassacudióla
cabezayunrelámpagosombríobrillóensus
pupilas.Sevolvióconímpetuparaexplorarla
inmensaextensióndelmar.
—¿Unenemigo?-preguntó,mientrassu
manoderechabuscabainstintivamenteelkriss.
—Esotemo,capitán.
—Parecequecorrehacianosotros.
—Lomismocreoyo.
—Déjaloacercarse.Recuerdaquenosoy
elTigredelaMalasia,sinounsargentodeci-
payos.
Permaneciócalladomirandoconaten-
ciónalenemigo.Despuésdijo:
—Esuncañonero.
—¿VendrádeSarawack?
—Esprobable.Yaquevieneanosotros,
esperémoslo.
Enefecto,elcañoneroapresurabala
marchaparaalcanzarlacanoa.Talvezquería
cerciorarsesisetratabadenáufragosodepira-
tas.SandokánordenóaGiroBatolquere-
maraendirecciónalasRomades.Yahabíatra-
zadounplanparaengañaralcomandante.
Mediahoramástardeelcañoneroesta-
baapocosmetrosdelacanoa.Eraunbarco
pequeño,deunsolopalo,conuncañónenla
plataformaposterior.
Elcomandantedioordendepararla
máquina,seinclinósobrelaborda,ygritó:
—¡Altoolosechoapique!Sandokán
respondióenbueninglés:—¿Porquiénnos
tomausted?
—¿Quéesesto?—exclamóasombrado
eloficial—.¡Unsargentodecipayos!¿Quéhace
ustedaquí?
VoyalasRomades,señor-contestó
Sandokán.-¿Aquévaaesasislas?
—Llevoórdenesparaqueselascomu-
niquenalyatedelordJamesGuillonk.
—¿EstáenlasRomadessuyate?
—Asíes,señor.
—¿Yvaenesacanoa?
—Noencontrénadamejor.
—¡Cuidado,porquehayalgunosparaos
malayosquerondanmaradentro!
—¡Ah!—exclamóSandokán,temblando
dealegría.Ayervidos,yjuraríaquevienende
Mompracem.Tendrécuidado,comandante.
—¡Buenviaje,entonces!
ElcañonerosedirigióaLabuán,entan-
toqueGiroBatolorientabalavelahaciaMom-
pracem.
—¿Hasoído?—lepreguntóSandokán.
—Sí,micapitán.
—Nuestrosbarcosestánenestasaguas.
—Lobuscantodavía,capitán.
—¡QuésorpresaparaelbuenYáñez
cuandovuelvaaverme!
Volvióasentarseapopa,conlamirada
dirigidaaLabuán,ynohablómás.
AlamanecerlosseparabandeMompra-
cemunosdoscientoskilómetros,distanciaque
podíanrecorrerenmenosdeveinticuatro
horas.
Elmalayosacóalgunasprovisionesyse
lasofrecióaSandokán.Peroéste,absortoensus
meditaciones,nisiquieracontestó.
—¡Estáhechizado!—repitióelmalayo
meneandolacabeza—.¡Pobresdeustedes,in-
gleses,sihanembrujadoalTigre!
Duranteeldíaelvientodecayóvarias
veces,peroporlatarde,alponerseelsol,sopló
unvientofrescoqueempujórápidamentela
canoahaciaelPoniente.
Alanochecer,elmalayo,queibadepieenla
proa,avistóunamasaoscuraquesurgíadel
mar.
—¡Mompracem!
—exclamó.
Aloírestegrito,Sandokán,emocionadopor
primeravezdesdequeseembarcara,selevantó
deunsalto.
Habíadesaparecidodesurostrolaex-
presióndemelancolía,ylebrillabanlosojos.
Contemplósuislasalvaje,elbaluartede
supoder,desugrandezaenaquellosmares,
quenoenvanollamabasuyos.Otravezerael
TigredelaMalasia.
Susojossedetuvieronenlaaltaroca,donde
todavíaondeabalabanderadelospiratas.
—¡Mompracem!—exclamó—.¡Porfin
vuelvoaverte!-¡Estamosasalvo,Tigre!-dijoel
malayo,poseídodeunalocaalegría.
Sandokánlomiróasombrado.
—¿Todavíamerezcoesenombre,Giro
Batol?—preguntó—.¡Creíqueyanolomere-
cía!Cogióeltimónydirigiólacanoahacia
Mompracem.Alasdiezatracaroncercadela
granpeña.Alponerelpieensuisla,Sandokán
respiróconfuerza.Esposiblequeenesemo-
mentoseolvidaradeLabuánydeMariana.
—GiroBatol—dijoalpisarelprimeres-
calóndelatortuosaescaleraqueconducíaasu
vivienda-,anunciaamispiratasqueheregre-
sado.Perodilesquemedejentranquilo,porque
tengoquetrataralgunosasuntosquedebenser
unsecretoparatodosynoquieroquemeinte-
rrumpan.
—Nadielomolestará,capitán,sitales
sudeseo.Permítamequeledélasgraciaspor
habervueltoconmigo,ysepaquesiespreciso
sacrificaraunhombre,aunqueseaparasalvar
auninglésoaunainglesa,yoestoydispuestoa
hacerlo.
—¡Gracias,GiroBatol!Yahoravete.
Yelpiratasubiólaescalaenmediode
lassombras.
CapítuloXIV
AMORYEMBRIAGUEZ
Asíquellegóaloaltodelaroca,San-
dokánsedetuvoymiróalolejos,muyalole-
jos,endireccióndelEste,haciaLabuán.
—¡GranDios!—murmuró—.¡Quédis-
tanciatangrandemeseparadeesacriatura
amada!¿Quéharáaestashoras?¿Mellorará
pormuertooprisionero?
Desuslabiosescapóungemidosordo.
Aspiróelairedelanocheyseacercólentamen-
tealacasa,enlacual,apesardelahora,había
luzenunahabitación.
—¡Yáñez!—dijosonriendocontriste-
za—.¿QuédirácuandosepaqueelTigredela
Malasiavuelvevencidoyhechizado?
Abrióconsuavidadlapuerta,sinquelo
oyeraYáñez,queestabasentadoanteuname-
sa,conlacabezaentrelasmanos.
—¡Bueno,hermano!—dijoalcabodeun
instante—.¿TehasolvidadodelTigredela
Malasia?
Nohabíaconcluidodepronunciarestas
palabrascuandoYáñezsehabíalanzadoasus
brazos.
—¿Tú?¿Tú,Sandokán?¡Yatecreíaper-
didoparasiempre!
—No,yavesquehevuelto.
—Pero,¿dóndeestuvistetodosestosdí-
as?Hacecuatrosemanasqueteesperollenode
angustiaydeansiedad.¿Saqueasteelsultanato
deVarauni,otehahechizadolaPerladeLa-
buán?
Enlugardecontestarasuspreguntas,
Sandokánlomiróensilencioduranteunrato,
conmiradatorva.
—¿Ignorastodavía—dijofinalmente—
quedeloscincuentatigrecitosquellevabaco-
ntraLabuánnosobrevivemásqueGiroBatol?
¿Nosabesquetodosperecieronenlascostasde
laislamaldita,queyotambiéncaígravemente
heridosobrelacubiertadeuncrucero,yque
misbarcosreposanenelfondodelmardela
Malasia?
—¡Vencidotú!¡Esimposible!
—¡Sí,Yáñez,fuivencidoyherido!¡Mis
hombresmurieronyyoregresomortalmente
enfermo!
Vacióunatrasotratrescopasdewhis-
ky.Enseguida,convozquebrada,gestosvio-
lentoseimprecaciones,contócuantolehabía
sucedidoenLabuán.
Perocuandollegóelmomentodehablar
delaPerladeLabuán,desapareciótodasuira.
Suvozadquirióuntimbredulce,melancólico.
Hablódeella,desuscabellos,desusojos,desu
vozangelicalquedemodotanextrañohiciera
vibrarlasfibrasdesucorazón.Pintóconacento
apasionadolosmomentospasadosjuntoala
mujeramada,duranteloscualesseolvidódeMompracem.
—¿Creerás,Yáñez—dijoconmovido—,
queenelinstanteenquepuseelpieenlaca-
noa,dejandoindefensaaMariana,sentíquese
medesgarrabaelcorazón?Antesquealejarme
deesaislahubieraqueridohundirenelabismo
lacanoayaGiroBatol.¡Hubieradestruidomi
Mompracem,misparaos,mishombres,hubiera
dadocualquiercosapornohabersidonuncael
TigredelaMalasia!
—¡Sandokán!—exclamóYáñez,conel
ceñofruncido.
—¡Nomedigasnada,Yáñez!¡Amoa
esamujerhastatalextremo,quesimepidiera
querenegarademinacionalidadparahacerme
inglés,loharíasinvacilar!¡Sientounfuegoque
correpormisvenas,quemeabrasa!¡Creoque
estoydelirandosiempre,quetengounvolcán
dentrodelpecho,quemevuelveloco!Eneste
estadodeplorablemeencuentrodesdeeldía
queviaesamuchacha,Yáñez.
Elpirataselevantóconunmovimiento
brusco.Dioalgunasvueltasporlahabitación,y
despuéssedetuvoanteelportugués,interro-
gándoloconlosojos.
Peroéstepermaneció
mudo.
—Nolocreerás—prosiguióSando-
kán—,peroheluchadoconfuerzasantesde
darmeporvencido.Masnimiodioporlosin-
gleseshapodidoconteneramicorazón.¡Cuán-
tasvecesmeasaltabalaideadequesialgúndía
mecasabaconesamuchachatendríaqueaban-
donarelmaryrenunciaramivenganza;perder
minombre,perdermistigres!¡Procuréhuirde
ella,perohetenidoqueceder,Yáñez!Hasta
ahoramehabíalibradodelamor,peroalfinme
rendíanteesecariñoquenadaserácapazde
arrancarmedelcorazón.¡Ah,Yáñez!¡Creoque
elTigredejarádeexistir!
—¡Entonces,olvídala!—dijoYáñez.
—¡Olvidarla!¡Esimposible,Yáñez,es
imposible!¡Nilasbatallas,nilasgrandesemo-
cionesdelavidadepirata,nilamásespantosa
venganzaseráncapacesdehacermeolvidarla!
¡Suimagenseinterpondrásiempreentretodo
esoyyo,yapagarálaantiguaenergíayelvalor
delTigre!¡No,nolaolvidaré!¡Serámimujer,
aunquemecuestetodoloquesoyytodoloque
tengo!
MiróaYáñez,quehabíavueltoasumu-
tismo.-¿Quémedices,hermanomío?-
preguntó.Silencio.
—¿Mecomprendes?¿Quémeaconsejas,
ahoraquetelohereveladotodo?
—Tehedichoqueolvidesaesamujer.
—¡Olvidarla!
—¿Haspensadoenlasconsecuenciasde
eseamorinsensato?¿Quédirántushombres
cuandosepanqueelTigreestáenamorado?
¡Olvídala,Sandokán,vuelveaserelTigredela
Malasia,decorazóndehierro!
Sandokánselevantódeunsalto,sedi-
rigióalapuertaylaabrióviolentamente.
—¿Adóndevas?—preguntóYáñez.
—¡VuelvoaLabuán!—respondióSan-
dokán—.Mañanadirásamishombresquehe
abandonadoparasiemprelaislayquetúeres
sunuevojefe.¡Jamásvolveránaoírhablarde
mí,porqueyonovolveréaestosmares!
—¿Estásloco?—exclamóYáñezylosu-
jetóconfuerza—.¿VasavolversoloaLabuán,
cuandoaquíhayhombresdecididosadejarse
matarportiyporlamujerqueamas?Heque-
ridoversieraposiblearrancardetualmala
pasiónqueexperimentasporesamujerque
perteneceaunarazaqueodias.
—Ellanoesinglesa,Yáñez.Mehablóde
unmarmásazulymásbelloqueelnuestroque
bañalascostasdesupatria;mehablódeuna
tierracubiertadefloresquedominaunvolcán
humeante,deunparaísoterrestredondese
hablaunalenguaarmoniosaquenadatienede
comúnconlainglesa.
—¡Noimportasiesinglesaono!Todos
teayudaremosparaquepuedashacerlatumu-
jeryparaquevuelvasaserfeliz.Puedesseguir
siendoelTigredelaMalasiaaunquetecasesconlamuchachadeloscabellosdeoro.SandokánsearrojóentrelosbrazosdeYáñez.Ahora
dimequépiensashacer—dijoelportugués.
—IrmelomásprontoposibleaLabuán
yrobaraMariana.
—Tienesrazón.Siellordsabequeesca-
pasteyqueestásenMompracem,puedemar-
charsepormiedoaqueregreses.Espreciso
actuarrápidooperderemoslapartida.Ahora
veteadormir,necesitasreposo.Déjameamíel
cuidadodeprepararlotodo.Mañanaestará
dispuestalaexpediciónparazarparenseguida.
Elportuguésabandonólahabitacióny
descendióconlentitudlaescalera.
Alquedarsesolo,Sandokánvolvióa
sentarseantelamesayempezóadestaparbo-
tellasdewhisky.Sentíalanecesidaddeatur-
dirseparaolvidar,almenosporalgunashoras,
alajovenquelohabíahechizado.Vaciabalas
copasconrabia.
—¡Sipudieradormirmeydespertaren
Labuán!¡MarianasolaenLabuán!Loscelosme
matan…¡Quizásmientrasyoestoyaquílacor-
tejaelbaronet!
Selevantópresadeviolentofuroryem-
pezóapasearsecomounloco,volcandosillas,
rompiendobotellasycristales.
Tomóunacopa,bebiódeellaymiróal
fondo.
—¡Manchasdesangre!—exclamó—.
¿Quiénvertiósangreenmicopa?¡Bebe,Tigre,
quelaembriaguezeslafelicidad!
Leparecíavercorrerfantasmasporla
sala,quelehacíanburlonasmuecas.Enunade
esassombrascreyóreconocerasurival.
—¡Teveo,inglésmaldito!—aulló—.¡Ay
detisipuedoponertelasmanosencima!¡Quie-
resrobarmelaPerla,peroteloimpediré!¡Pasa-
réahierroyfuegotodoLabuán,harécorrer
sangreylosexterminaréatodos!
Despuésdevariosesfuerzospudole-
vantarse;cogióunacimitarrayempezóadar
tajosdesesperadosportodoslados,corriendotraslasombradelbaronet.Hastaque,vencido
porelsueñoyelalcohol,cayóalsueloyse
quedóprofundamentedormido.
CapítuloXV
ELSOLDADOINGLÉS
Cuandodespertóestabatendidoenuna
otomana,adondelohabíantransportadolos
malayosqueteníaasuservicio.
—¡Nopuedohabersoñado!—murmu-
ró—.Estababorrachoymesentíafeliz.Pero
ahoravuelveaarderelfuegoenmicorazón.
¡Quépasióntaninmensahainvadidoelalma
delTigredelaMalasia!
SequitóeltrajedelsargentoWillis,se
pusootroadornadodeoroyperlas,secubrióla
cabezaconunmagníficoturbantecoronadopor
unhermosozafirodeltamañodeunanuez,
pasóentrelosplieguesdelafajaunnuevokriss
yunanuevacimitarra,ysalió.
Recorrióconsusojosdeáguilalaexten-
sióndelmarymirólospiesdelaroca.Dispues-
tosazarparhabíatresparaos,consusgrandes
velasdesplegadas.Enlaplayalospiratasiban
yvenían,ocupadosenembarcararmas,muni-
cionesycañones.Enmediodeellos,vioaYá-
ñez.—¡Mientrasyodormía,élpreparabala
expedición!—murmuró.
Bajólaescaleraysedirigióalaaldea.
Apenaslospirataslovieron,resonóungrito:
—¡VivaelTigre!¡Vivanuestrocapitán!
Yrodearonalpiratacongritosdeale-
gría,ylebesabanlasmanos,losvestidosylos
pies,ycasiloahogaron.Llorabandecontento
alverlovivo.
Desusbocasnosalióniunlamento,ni
unasolaquejaporsuscompañeros,susherma-
nos,sushijos,suspadres,muertosenladesas-
trosaexpedición.Perobrotabandecuandoen
cuandogritostremendos.
—¡Venganzaparanuestroscompañeros!
¡VamosaLabuánaexterminaralosenemigos
deMompracem!
—¡Amigos—dijoSandokán,consuex-
trañoacentometálicoquelosfascinaba—,la
venganzanotardará!¡Iremosotravezaesa
tierradelosleopardosylesdevolveremosru-
gidoporrugido,sangreporsangre!¡Eldíade
lalucha,lostigresdeMompracemdevorarána
losleopardosdeLabuán!
—¡ALabuán!-gritaronfrenéticoslospi-
ratas,agitandolasarmas.
—Yáñez,¿estátododispuesto?
Yáñezpareciónooírlo.Mirabahaciaun
promontorioqueseinternabaenelmar.
—Pordetrásdelaescolleraveoelex-
tremodeunmástil—dijo.
—¿Seráunparaonuestro?
—Otronoseatreveríaaacercarsea
nuestrascostas.FaltaelvelerodePisangu;ha
deserél.
—PuedetraermealgunanoticiadeLa-
buán—exclamóSandokán—Esperémoslo.
EraenefectoelveleroqueYáñezenvia-
raaLabuánhacíatresdíasparasaberalgodel
Tigre,pero,¡enquéestadovolvía!Elpaloma-
yorapenassesostenía,loscostadosestaban
llenosdetaponesdemaderaparacerrarlos
agujerosabiertosporlasbalas.
—Sehanbatido—dijoSandokán.
—Pisanguesunvalientequenovacila
enatacaraunalosbuquesgrandes-dijoYáñez.
Parecequetraeunprisionero,veouna
chaquetaroja.-Sí,hayunsoldadoinglésatado
alpalomayor.-¡Ah,sipudieradecirmealgode
Mariana!
—Lo
interrogaremos.
Cincominutosdespuéselveleroentraba
enlapequeñabahíayanclabaaveintepasos
delacantilado.
—¿Dedóndevienes?—preguntóSan-
dokánaPisanguencuantopusopieentierra.
—DeLabuán,micapitán—fuelares-
puesta—.Fuiconlaesperanzadeencontrar
noticiassuyas,ytengoladichadeverloaquí
sanoysalvo.
—¿Quiéneselinglés?
—Esuncaporal,micapitán.
—¿Dóndelohicisteprisionero?
—CercadeLabuán.Registrabayola
costaylasplayas,cuandovisalirdeunpeque-
ñoríounacanoarápidatripuladaporeste
hombre.Locapturamos,perocuandoquise
alejarmemeencontréconuncañoneroqueme
cortabaelcamino.Laluchafueunaverdadera
tempestad,micapitán,quemematómedia
tripulaciónycasimedespedazaelbarco.Pero
elcañonerotambiénquedóenestadolamenta-
ble.Encuantoseretirómelancéaaltamary
mevolvíaquí.
—Gracias,Pisangu.Traeaesehombre.
Eraunjovendeunosveinticincoaños,
gordo,debajaestatura,rubioyrosado.Estaba
asustado,perodesuslabiosnosalióniunapalabra.SóloalveraSandokánexclamó:
—¡ElTigredelaMalasia!
—¿Dóndemehasvisto?
—EnlaquintadelordGuillonk.
—Tuvidadependeahoradeloqueme
contestes—dijoSandokán.
—¿Quiénpuedefiarsedeunasesino
quematacomosibebieraunacopadewhisky?
—¡Perro,cuidadoconloquehablas!
Tengounkrissquecortaenmilpedazosel
cuerpo;tengotenazasenrojecidasparaarrancar
lacarneentrozos.Hablarásoteharésufrirde
talmodoquepediráslamuertecomounbien.
Elingléspalideció,peroapretólosla-
bios.
—¿Dóndeestabascuandosalídela
quintadellord?
—Enlosbosques.
—¿Quéhacíasallí?
—Nada.
—¡Quierosaberlotodo!
—Nosénada.
—¡Hablaotemato!—dijoSandokány
pusoenlagargantadelsoldadolapuntadel
kriss,haciendobrotarunagotadesangre.
Elcaporalvaciló,perolamiradadelTi-
greeraterrible.-¡Basta!-dijoapartandolapun-
tadelkriss-.Hablaré.
—¿Quéhacíasenelbosque?
—SeguíaalbaronetRosenthal.Lord
Guillonksupoqueelquehabíarecogidomori-
bundoeraelterribleTigredelaMalasiay,de
acuerdoconelbaronetyelgobernadordeVic-
toria,preparóunaemboscada.
—¿Cómolosupo?
—Loignoro.Sereunieroncienhombres
ylosenviaronarodearlaislaparaimpedirsu
fuga.
—Esoyalosé.¿Quésucediódespués
quemerefugiéenlafloresta?
—Cuandoentróelbaronetalacasa,el
lordteníaunapiernaheridayestabafurioso.
—¿YladyMariana?
—Lloraba.Ellordlaacusabadehaber
favorecidosufuga,yellainvocabapiedadpara
usted.
—¿Looyes,Yáñez?—exclamóSando-
kán,emocionado.
—Comoresultóinfructuosalapersecu-
ción—prosiguióelcaporal—,quedamos
acampadoscercadelaquintaparaprotegerla
contraelprobableasaltodelospiratasde
Mompracem.Corríannoticiaspocotranquili-
zadoras.Sedecíaquehabíahabidoundesem-
barcoyqueelTigreestabaocultoenlosbos-
ques,dispuestoaraptaraladyMariana.Lord
GuillonkdecidióretirarseaVictoriaparapo-
nersebajolaproteccióndeloscrucerosydelos
fuertes.
—¿YelbaronetRosenthal?
—SecasaráenbreveconladyMariana.
Dentrodeunmesseráelmatrimonio.
—¡Quieresengañarme!LadyMariana
detestaaesehombre.
—EsonoleimportaalordGuillonk.
Sandokándiounrugidodefiera.Un
espasmoterribleledesfigurólacara.
—Simehasmentidotedescuartizo.
—Lejuroquedijelaverdad.
—Sinohasmentido,tedarétupesoen
oro.EnseguidasevolvióhaciaYáñezyle
dijocontonoresuelto:
—¡Partamos!
—Estoydispuestoaseguirte-contestó
consencillezsucompañero.
—Llevaremosalosmásvalientes.
—Sinembargo,dejaaquífuerzasufi-
cienteparadefendernuestrorefugio.
—¿Quétemes,Yáñez?
—Podríanaprovecharnuestraausencia
paralanzarsesobrelaisla.
—¡Noseatreveríanatanto!Yocreolo
contrario.
—¡Nosencontrarándispuestos,yenton-
cesveremossilostigresdeMompracemson
másvalientesydecididosquelosleopardosdeLabuán!
Sandokánescogióanoventapiratas,a
losmásferocesymásrobustos.
LlamóaGiroBatolylomostróalas
bandasquesequedabanparadefenderlaisla.
—Esteesunhombrequetienelafortu-
nadeserdelosmásvalientesdelapiratería—
dijo—,yeselúnicoquesobreviviódelades-
graciadaexpediciónaLabuán.Durantemiau-
sencia,obedézcanlecomosifuerayomismo.Y
ahoranosembarcamos,Yáñez.
CapítuloXVI
LAEXPEDICIÓNCONTRALABUÁN
Losnoventahombresembarcaronenlos
paraos.YáñezySandokánsubieronabordodel
másgrandeymejorarmado.Llevabacañones
doblesyademásestabablindadocongruesas
láminasdehierro.
Laexpediciónsaliódelabahíaentrelos
vítoresdelospiratasagolpadosenlasorillasy
enlosbastiones.
Elcieloestabaserenoyelmartranquilo.
PeroaesodemediodíaaparecieronenelSur
unasnubecillasdecoloryformaquenopresa-
giabannadabueno.Sandokánnoseinquietó
demasiado.
—Siloshombresnosoncapacesdede-
tenerme—dijo—,menosloharáunatempes-
tad.—¿Temesunhuracán?—preguntóYá-
ñez.—Sí,peropuedefavorecernos,hermani-
to;asídesembarcaremossinquevenganaim-
portunarnosloscruceros.
—Sianunciastudesembarcoconuna
lanchacualquiera,ellordhuiráaVictoria.
—Esverdad-suspiróSandokán.
—Quizáspodamosrealizaralgoque
tengopensado.Perodime,¿sedejaráraptar
Mariana?
—¡Sí,melohajurado!
—¿YpiensasllevarlaaMompracem?
—Sí.
—Ydespuésdecasarte,¿lamantendrás
allí?—Nolosé,Yáñez.¿Quieresquelarele-
gueparatodalavidaenmiislasalvaje,enme-
diodemistigresquenosabenmásqueblandir
elkrissyelhacha?¿Quieresqueofrezcaasu
miradahorriblesespectáculosdesangrey
muerte,quelaensordezcaconlosgritosdelos
combatienesyelrugirdeloscañonesylaex-
pongaaunconstantepeligro?¿Quéharíastú
enmicaso,Yáñez?
—PeropiensaenloqueserádeMom-
pracemsinsuTigredelaMalasia.Contigoto-
davíapuedehacertemblaraloshombresque
handestruidotufamiliaytupueblo.Haymi-
llaresdemalayosydedayakosqueesperantu
llamadoparacorreraengrosarlasbandasde
lostigresdeMompracem.
—Entodoesohepensadoya.
—¿Yquétehadichoelcorazón?-¡Sentí
quesangraba!
—Ysinembargo,¿dejarásperecertu
poderíoporesamujer?
—¡Laamo,Yáñez!¡Quisieranohaber
sidonuncaelTigredelaMalasia!
Elpirata,conmovido,sesentóenlacureña
deuncañónyhundiólacabezaentresusma-
nos.Entantolostresbarcosnavegabanhacia
Orienteimpulsadosporunabrisatanligera
quelamarchasehacíacadavezmáslenta.
Tantacalmanopodíadurarmucho
tiempo.Hacia
lasnuevedelanocheelvientocomenzóa
soplarconviolencia,señalseguradequealgu-
natempestadconmovíaalocéano.
Lastripulacionessaludaronconalegría
lasrachasvigorosasdeaire,sinmostrarmiedo
porelhuracánquelasamenazaba.Sóloelpor-
tuguésseinquietóyquisoqueseamainaranlas
velas,peroSandokánnolopermitió,ensuan-siaporllegaralascostasenemigas.
Alcaerlanocheelvientoredoblósu
violencia.Alverelaspectodelcieloydelmar,
otronavegantesehabríaresguardadoenla
costamáspróxima.PeroSandokánsabíaque
estabaamenosdecienkilómetrosdeLabuány
nisiquierapensóentalposibilidad.
—Temoqueestehuracánnosenvíea
todosabeberenlasprofundidadesdelmar-
dijoYáñez.
—Nuestrosbarcossonmuysólidos.
—Peromeparecequeelhuracánque
vieneesdelospeores.
—Noletemo.Vayamosadelante,que
Labuánnoestálejos.¿Distinguesalosotros
paraos?
—DiríaqueunovahaciaelSur.Estan
grandelaoscuridadquenoseveamásdecien
metros.
—Siseextravían,yasabránencontrar-
nos.
—Peropuedenextraviarseparasiem-
pre,Sandokán.
—¡Puesyonoretrocedo!
—¡Entonces,ponteenguardia,herma-
no!Unrelámpagodeslumbradorrasgólas
tinieblas;untruenoespantosolosiguió.
Sandokánselevantó,extendiólamanohacia
elSurydijo:
—¡Huracán,venalucharconmigo!¡Te
desafío!Atravesóelpuenteysepusoaltimón,
mientraslosmarinerosasegurabanloscañones.
LlegabandelSurlas
primerasrachasdeviento,empujandode-
lantedesímontañasdeagua.
Elparao,conelvelamenreducido,
avanzabacomounaflecha,haciendofrentea
loselementosdesencadenadosysindesviarse
unalíneadelarutabajolaférreamanodeSan-
dokán.
Aesodelasoncesedesatóelhuracán
contodasumajestuosafuerza.Elmarsearro-
jabaconindescriptibleímpetuhaciaelNorte,comosifueraunacolosalcatarata.
Elparaodanzabadesordenadamente,
yaenlasespumantescrestasdelasolas,yaen
elfondodelosmoviblesabismos.PeroSando-
kánnocedíayguiabaelbarcohaciaLabuán.
Sushombres,asidosalcordaje,mirabanimpa-
sibleslosasaltosdelmar,prontosallevara
cabolamáspeligrosamaniobra.
Yelhuracánseguíaaumentandoenin-
tensidad.Sealzabanmontañasdeaguaque,
conrugidosespantosos,abríanprofundos
abismosqueparecíantenerporfondolasare-
nasdelinteriordelocéano.Elvientobramaba
agolpandolasnubes,dentrodelascualesre-
tumbabaeltruenoincesantemente.
Elparaosedefendíacontesón.Daba
bandazostremendos,seenderezabacomoun
caballoencabritado,hundíalaproaenelaguay
habíamomentosenquecaíadetalmodoque
parecíaquenolograríarecobrarlavertical.
Seguirluchandocontraaquelmarera
unalocura.HabíaquedejarseconduciralNor-
te,comoseguramentelohicieronlosotrosdos
paraos.
Yáñez,quecomprendíalaimprudencia
deseguirenlaruta,pensórogaraSandokán
quecambiaraelrumbo,cuandoresonómar
adentrounadetonaciónypasósilbandouna
balaporencimadelacubierta.
Ungritoestallóabordoanteunaagre-
siónquenadieesperabaentancríticosmomen-
tos.Sandokánselanzóaproa.
—¡Todavíahaycrucerosquevigilan!—
exclamó.Enefecto,elagresoreraungranbu-
queinglésavapor.¿Quéhacíaenplenomar
conaquelhuracán?
—¡Viremos!—gritóYáñez—.Esebarco
sospechaquesomospiratasyquenosdirigi-
mosaLabuán.
Unsegundocañonazoretumbóyotra
balapasóporelcordajedelparao.
Lospiratasseprecipitaronhacialosca-
ñones,peroSandokánlosdetuvoconungesto.
Nohabíanecesidaddecombatir,puesel
buque,apesarsuyo,tuvoquedejarsearrastrar
haciaelnorte.Enmuypocosminutossealejólo
suficienteparaquesuartilleríaresultarainútil.
—¡Lástimaquemeencontraraenmedio
deestatempestad!—dijoSandokán—.¡Lo
hubieraasaltado,apesardesumoleydesu
tripulación!
—Hasidomejorasí,Sandokán—dijo
Yáñez.
—¡Queeldiabloselolleveylohunda
enlosabismos!
—Quéharíaenplenomarmientrasto-
dosbuscanrefugio?
—¿EstaremosenlascercaníasdeLa-
buán?preguntóelportugués.
—Esosospecho—repusoSandokán—.
¿Vesalgodelantedenosotros?
—Nada,exceptomontañasdeagua.
—Sinembargo,melatefuerteelcora-
zón.—Elcorazónsueleequivocarse—sonrió
Yáñez.
—Peroelmíono.¡Mira!
—-¿Qué
ves?
—UnpuntooscurohaciaelEste.Lovia
laclaridaddeunrelámpago.
—Peroauncuandoestemoscercade
Labuán,¿cómoatracarconsemejantetiempo?
—¡Atracaremos,Yáñez,aunquesehaga
pedazoselbarco!
Enesemomentogritóunmalayodesde
loalto:
—¡Tierrafrentealastadeproa!
—¡Labuán!—gritóconalegríaSando-
kán.Atravesóelpuente,pesealasolasque
lobarrían,yponiéndosealtimónlanzóelparao
haciaelEste.
Amedidaqueseacercabanalacostael
marparecíaredoblarsufuria,comosiquisiera
impedireldesembarco.
Olasmonstruosassaltabanentodasdi-
recciones,yelvientoextremabasufuerzades-
delasalturasdelaisla.Sandokánnocedíay,
conlamiradavueltahaciaelEste,continuaba
impávidosucamino,aprovechandolaluzde
losrelámpagosparaorientarse.
Muyprontoestuvocercadelacosta.
—¡Prudencia,Sandokán!—dijoasula-
doYáñez.
—¡Notemas,hermano!
—Cuidadoconlasescolleras.
—Las
sortearé.
—¿Dóndevasaencontrarrefugio?
—¡Yaloverás!
Acortadistanciasevislumbrabaconfusa-
mentelacosta,contralacualseestrellabael
marconindeciblefuror.
—¡Atención!—gritóSandokánalospi-
ratasquemaniobraban.
Empujóelparaohaciaadelanteconuna
temeridadquepondríalospelosdepuntaalos
másintrépidoslobosdemar,atravesóunpaso
estrechoentredosrocasenormesypenetróen
unapequeñabahíaque,alparecer,terminaba
enunrío.
Laresacaeratanviolentadentrode
aquelrefugio,queelparaocorríagravepeligro.
Eracienvecesmásfácildesafiarlairadelos
elementosenmarabiertoqueenesesitio,ba-
rridoporlasolasqueseamontonabanunas
sobreotras.
—Noesposibleintentarnada—dijo
Yáñez—.Sinosacercamoselbarcoseiráal
fondohechoastillas.
Túeresmuybuennadador,¿noescier-
to?-lepreguntóSandokán.
—Comonuestrosmalayos.
—¿Notienesmiedoalasolas?
—No,nolestemo.
—Entoncessaltaremosatierra.
—¿Quéquiereshacer?
Enlugarderesponder,Sandokángritó:
—¡Paranoa,alabarra!
Eldayakoagarróeltimónqueleentre-
gabaSandokán.
—¿Quéhago,capitán?
—Porahoramantenerelparaoatravés
delviento—dijoSandokán-.Tencuidadoyno
loarrojessobrelosbancos.
Enseguidasevolvióhacialosmarineros.
-Preparenlachalupa.Cuandolaolabarralacu-
bierta,lasueltanyladejanir.
¿QuépretendíaelTigredelaMalasia?
¿Intentareldesembarcoenaquellachalupa,
míserojugueteparalastremendasolas?Los
hombressemiraronllenosdeansiedad,perose
apresuraronaobedecer.Afuerzadebrazoiza-
ronlachalupasobrelaborda,despuésdehaber
puestodentrodoscarabinas,municionesyví-
veres.
—¿Quéintentashacer?—preguntóYá-
ñez.—Saltaratierra.
—Nosestrellaremoscontralaspeñas.
—¡No!Subealachalupa,Yáñez.
—¡Túestásloco!
Sandokánloempujóylohizoentraren
lachalupa;luegosubióéldeunsalto.Unaola
enormepenetróenlabahíarugiendo.
—¡Paranoa!—gritó—.Dispónteavirar,
dirígetealnorteypontealacapa.Encuantose
hayacalmadoelmar,vuelveaquí.Yovoya
atracar.
Lamontañadeagua,conlacrestacu-
biertadeblanquísimaespuma,seacercaba.
Frentealasdosrocassepartióyentróenla
bahía.Enunabrirycerrardeojosenvolvióal
parao.
—¡Suelten!—ordenóSandokán.
Lachalupa,abandonadaasímisma,fue
arrastradaporlagigantescaola.Casialmismo
tiempoelparaoviróysalióamarabierto,des-
apareciendodetrásdeunaescollera.
—NosotrosdesembarcaremosenLa-
buánapesardelatempestad-dijoSandokán
tomandounremo.
—¡PorJúpiter!—exclamóelportu-
gués—.¡Estoesunalocura!
Lachalupaseagitabadeunmodoes-
pantoso.Sinembargo,lasolaslaempujaban
hacialaplaya.Labarquillaseremontóenla
crestadeunaolayseprecipitóenelabismo,
chocandoconviolencia.Losdospiratassintie-
ronquelesfaltabafondobajolospies.Sehabía
hechopedazoslaquilla.Conotrotremendo
golpedemarlachalupavolvióaflotarenlas
alturas,hastaquelasolaslahicieronestrellarse
contraeltroncodeunárbol,contalfuerzaque
ambospiratassalierondisparados.Sandokán,
quecayóenmediodeunmontóndehojasy
ramas,selevantóenelactoyrecogiólascarabi-
nasylasmuniciones.
Unanuevaolaarrastrólachalupayse
lallevómaradentro.
—¡Aldemoniotodoslosenamorados!
—gritóYáñezallevantarsemolidoporelgolpe.
—Perotodavíaestásvivo,¿no?
—¿Queríasquemehubieradesnucado?
—Nomeconsolaríanunca,Yáñez,site
pasaraalgo.¡Mira,elparao!
Elveleropasabaentoncespordelante
delaembocaduradelabahía,conlarapidezde
unaflecha.
—¡Quécompañerostanfieles!—dijo
Sandokán—.Antesdealejarsequisieroncercio-
rarsedequehabíamospodidobajaratierra.
Sequitólafajarojayladesplegóal
viento.
Unmomentodespuésresonóundispa-
roenelpuentedelvelero.
—Nosvieron—dijoYáñez—.¡Ahora,
Diosquieraquenossalven!
Elveleroviróyemprendiósucarrera
haciaelnorte.YáñezySandokánseocultaron
bajolasenormesplantasparaponerseacubier-
todelalluvia,quecaíaatorrentes.
—¿Sabesdóndeestamos,Sandokán?
—Creoqueestamoscercadelriachuelo
quesirvióderefugioamipasodespuésdela
batallaconelcrucero.
—¿EstálejosdelaquintadelordJames?
—No,aunospocoskilómetros.
—Mañanaregistraremoslosalrededo-
res.—¿Mañana?¿Creesquepuedoesperar?
¿NotedascuentaqueestamosenLabuán?
—Nopodemosponernosenmarchacon
estetiempoinfernal,hermanito.¿Aquéquieres
iralaquinta?-Porlomenosparaverla.
—Yluegocometeralgunaimprudencia.
Teconozco.Tencalma,hermano,piensaque
somosdosyenlaquintahaysoldados.Espe-
remosaquevuelvanlosparaos.
—¡Sisupierasloquesientoalencon-
trarmeenesta
isla!
—Melofiguro,peronotedejarécome-
terlocurasquepuedansertefunestas.¿Quieres
iralaquintaparaaveriguarsiMarianaestáallí?Iremos.Perocuandohayacesadoelhuracán.Mañana,encuantodespunteelsol,nos
pondremosencaminohaciaelriachuelo.Por
ahora,refugiémonosbajoesaareca.
Sandokánestabaindecisoentreseguiro
noasufielamigo;peroalfinhubodeceder,y
sedejócaerjuntoaltroncodelárbol,lanzando
unlargosuspiro.
—¿Crees,Sandokán,quenuestrospa-
raospodránsalvarsedeunatempestadcomo
ésta?
—¡Nuestroshombressonmarinerosva-
lientes!-contestóelpirata-.Veráscómosalen
delatolladero.
—Ysinaufragan,¿quéhacersinsu
ayuda?
—¡RaptaraMariana!
—Doshombressolos,aunqueseandos
tigresdeMompracem,nopuedenhacerfrente
acincuentafusiles.-¡Recurriremosalaastucia!
YonovuelvoamiislasinMariana.
Yáñeznocontestó.Encendióuncigarro,
setendióenlahierba,queestabacasisecabajo
lasenormeshojasdelárbol,ycerrólosojos.
EncambioSandokánselevantóysefue
alaplaya.Tratabadeorientarseydereconocer
lacosta.Cuandoregresócomenzabaaalborear.
Lalluviahabíacesadoyelvientorugíacon
menosfuerza.
—Yasédondeestamos—dijo—.Elria-
chuelodebeestarhaciaelsur,ynomuylejos.
—¿Quieresquevayamosaversidamos
conél?
—Sí.
Seecharonalhombrolascarabinas,lle-
narondemunicionessusbolsillos,yseinterna-
ronenelbosque,procurandonoalejarsemu-
chodelacosta.
Multituddeárbolesarrancadosporel
vientointerceptabanelcaminoyobligabana
lospiratasasaltaryescalartroncoscaídos,ya
utilizarloskrissparacortarunacantidadde
lianasqueselesenredabanenlaspiernasynolosdejabanavanzar.
Haciaelmediodía,Sandokánsedetuvo.
—Yaestamoscerca—dijo.
—¿Delríoodelaquinta?
—Delrío.¿Nooyeselmurmullobajo
esabóvedadehojas?
—¿Seráelqueestamosbuscando?
—Nopuedoequivocarme.Herecorrido
estoslugares.
—¡Puesvamosadelante!
Atravesaronatodaprisaelúltimotrozo
delbosqueydiezminutosdespuésencontraron
unríopequeñoquedesembocabaenunabahía
rodeadadeárbolesenormes.
Lacasualidadloscondujoalmismositio
dondehabíanarribadolosparaosdelaprimera
expedición.Enlaorillatodavíahabíapedazos
develasydecordajes,cimitarras,hachasy
montonesdemaderos.
—Alláreposan,fueradelabahía,enel
fondodelmar—dijoSandokánconvoztriste—
.¡Pobresmuertos,quetodavíanohansidovengados!
—¿Fueaquíadondellegaste?
—Aquí.Entoncesyoeraelinvencible
TigredelaMalasia;entoncesnoteníacadenas
micorazón.Mebatícomoundesesperado,lle-
véamishombresalabordaje
poseídodeunfurorsalvaje.Peromevencie-
ron.¡Quémomentomásterrible,Yáñez!¡Qué
carnicería!Todosmurieron.Todosmenosuno.
¡Yo!-¿Lamentasesaderrota?
—Nolosé.¡Sinlabalaquemehirióaca-
sonohabríaconocidoalamuchachadelos
cabellosdeoro!Bajóalaplaya.Sedetuvo,y
conlosbrazosextendidosseñalóelsitiodonde
seefectuóelterribleabordaje.
—Losparaosestánsepultadosallí—
dijo—.¡Cuántosmuertoscontendrántodavía
ensusdespedazadoscascos!
Sesentóenuntroncoyquedósumido
enprofundosytristespensamientos.
Yáñezsefueentrelaspeñasabuscarostras.
Encontróunatangigantescaqueapenaspodía
levantarla.VolviójuntoaSandokán,encendió
fuegoylaabrió.
—¡Vamos,hermano,dejaenpazalos
muertosyvenaprobarestaexquisitaostra!
Elalmuerzofueespléndido.Laostra
conteníacarnetiernaydelicada,quecalmóel
apetitodelospiratas.Terminadalacomida,
echaronaandarnuevamente.Durantealgún
tiemposiguieronsucaminoporlaorillade-
rechadelriachuelo,ydespuésentraronresuel-
tamenteporelmediodelafloresta.
CaíalanochecuandoSandokánsede-
tuvoanteunalargasenda.
—Estamoscercadelaquinta—dijocon
vozahogada—.Estesenderoconducealpar-
que.—¡Quésuerte,hermano!—exclamóYá-
ñez—.¡Sigueadelante,perocuidadoconcome-
terlocuras!
Sandokáncargólacarabinayechóaan-
darporelsenderocontalrapidezqueelportu-
guésapenaspodíaseguirlo.
—¡Mariana!¡Amormío!—exclamabael
pirata—.¡Notengasmiedo,yaestoycercadeti!
Enesemomentohabríaatacadoaunre-
gimientoenteroporllegarprontoalaquinta.
Nadalecausabamiedo;lamismamuertenolo
hubierahechoretroceder.
Sólotemíallegartardeynoencontrarala
mujertanintensamenteamada,yestolohacía
corrermásymás,olvidandolaprudencia.
—¡Oye,locodeldemonio!—gritabaYá-
ñez,quetrotabatrasél—.¡Espérame!¡Párate,
pormilcañonazos,oharásquereviente!
—¡Alaquinta!¡Alaquinta!—respondía
Sandokán.Nosedetuvohastallegaralaempa-
lizadadelparque,másbienporesperarasu
compañeroqueporprudenciaocansancio.
—¡Uf!—exclamóelportugués—.¿Tú
creesquesoyuncaballo,paraobligarmeaco-
rrerdeestemodo?¡Laquintanoseescapará,te
loaseguro!Además,nosabesquépuedeocultarsedetrásdeesaempalizada.
-¡Notemoalosingleses!
—Yalosé,perositematan,noverása
tuMariana.
—Nopuedoquedarmeaquí.¡Tengoque
verla!
—¡Calma,hermanito!Obedéceme,ono
lograrásloquequieres.
Lehizounaseñaparaquesecallaray
trepócomoungatohastaloaltodelacerca,
mirandoalparqueconatención.
—Parecequenohaycentinela—dijo—.
¡Entremos!
Sedejócaeralotrolado.Sandokánhizo
lomismoyambosfueroninternándosecon
cautelaporelparque;seescondíandetrásde
losarbustosydelamalezayenelfondodelos
surcos,conlavistafijaenlacasa,queapenasse
distinguíaatravésdelastinieblas.
Habíanllegadoaladistanciadeuntiro
defusilcuandoSandokánsedetuvodepronto
yempuñólacarabina.
—¡Deténte,Yáñez!—murmuró.
—¿Quéhasvisto?
—Soldadosdelantedelacasa.
—¡Seenredalamadeja!—-dijoelportu-
gués—.¿Quéhacemos?
—Sihaysoldados,esseñalqueMariana
estáahítodavía.
—Esocreoyotambién.
—Entonces,
¡ataquemos!
—¿Estásloco?¿Quieresquetefusilen?
Nosotrossomosdosyellosveinteotreinta.
—¡Peroesnecesarioquelavea!—
exclamóSandokánconojosdesorbitados.
—Cálmate,cálmate—dijoYáñez,co-
giéndolofuertementeporunbrazoparaimpe-
dirlehacercualquierlocura—.Cálmateydes-
puéslaverás.
—¿Cómo?
—Esperemosaqueseamástarde.
—¿Y
después?
—Tengounplan.Échateahícerca,re-
frenalosímpetusdetucorazón,ynotendrás
dequéarrepentirte.
—Pero,¿ylossoldados?
—¡PorNeptuno!¡Supongoqueseirána
dormir!
—Tienesrazón.Esperaré.
Setendierondetrásdeunespesomato-
rraldearbustosymaleza,perodemodoque
pudieranvigilaralossoldados,yesperaronel
momentooportunoparaponerenprácticalos
deseosdeSandokán.
Pasaroncuatrohoras,largascomosiglos
paraelTigre,hastaqueporfinentraronlos
soldadosalacasaycerraronconestrépitola
puerta.
ElTigrehizoademándeecharseadelan-
te,peroelportuguéslocontuvoenseguidayle
dijo,mirándolofijamente:
—Dime,Sandokán,¿quéquiereshacer
estanoche?
—¡Verla!
—¿Creesqueesfácil?¿Encontrasteel
mediodehacerlo?
—No,
pero…
—¿Sabeellaqueestásaquí?
—No.
—Entoncesesprecisollamarla.
—Sí.
—Ysaldránlossoldados,porqueno
creoqueseansordos,ylaemprenderánatiros
contranosotros.Sandokánnocontestó.
—Yaves,mipobreamigo,queestano-
chenopuedeshacernada.
—¡Puedotreparhastasuventana!
—¿Novisteaunsoldadoemboscado
cercadelpabellón?
—¿Un
soldado?
—Sí,desdeaquísevebrillarelcañónde
sucarabina.
—Entonces,¿quémeaconsejasque
haga?
—¿Sabesquépartedelparquefrecuenta
Mariana?
—Todoslosdíasibaabordaralkiosco
chino.
—¡Muybien!¿Dóndeestáelkiosco?
—Muy
cerca.
—Llévameaél.Esprecisoadvertirle
queestamosaquí.
Porunavíalateralllegaronalkiosco.
Eraunlindopabelloncitopintadodevivosco-
loresqueterminabaenunaespeciedecúpula
demetaldorado,erizadadepuntasydedra-
gonesgiratorios.
Enderredorhabíaunbosquecillodeli-
lasydegrandesrosalesdefuertearoma.
YáñezySandokán,conlascarabinas
dispuestasporsihabíaalguiendentro,seacer-
caronyentraron.
Nohabíanadie.
Yáñezencendióunfósforoysobreuna
mesaviouncestoqueconteníatrozosdetelas,
hilosysedas,yasulado,unamandolina.
—¿Sonsuyosestosobjetos?—preguntó.
—Sí—contestóSandokánconinfinita
ternura—.¡Aquímejuróamarmeporlaeterni-
dad!
Yáñezencontróunahojadepapely,
mientrasSandokánloalumbrabaconunfósfo-
ro,escribiólosiguiente:“Desembarcamosayer
duranteelhuracán.Mañanaamedianochees-
taremosbajosuventana.Tengaunacuerda
paraayudaraSandokánaescalarlapared.Yá-
ñezdeGomera”.
—Supongoqueconoceráminombre—
dijo.
—¡Sabequeeresmimejoramigo!—
respondióSandokán.
Yáñezplegóelpapelylopusoenlaces-
tademodoquepudieraverloenseguida,mien-
trasSandokánarrancabaunasrosasycubría
conellaselmensaje.
Losdospiratassemiraronalalívidaluz
deunrelámpago.Unoestabatranquilo;alotro
loagitabaunaemociónindescriptible.
—¡Vámonos,
Sandokán!
—¡Yatesigo!-contestóelTigredela
Malasia.Cincominutosdespuésvolvíanasal-
tarlacercadelparqueyseinternabanenel
tenebrosobosque.
CapítuloXVII
LACITANOCTURNA
Todavíanosecalmabaporcompletoel
huracán.Lanocheeratempestuosa.Mugíay
ululabaelvientoenmiltonos,retorciendolas
ramasdelosárbolesyhaciendovolarmasasde
hojas,arrancandoárbolesjóvenesysacudiendo
loscentenarios.Decuandoencuandounre-
lámpagodeslumbradorrasgabalasespesas
tinieblas,ylosrayoscaíaneincendiabanlas
plantasmáselevadasdelaselva.
Eraunanocheinfernal;nochepropicia
paraintentarunataquecontralaquinta.Por
desgracia,loshombresdelosparaosnoestaban
allíparaprestarayudaaSandokánensuem-
presa.
Guiadosporlaluzdelosrelámpagos,
losdospiratasbuscabanelriachueloconelfin
deversisehabíarefugiadoenlabahíaalguno
delosbarcos.
—¡Nada!—dijoSandokánconvozsor-
dacuandollegaronalabocadelriachuelo-.
¿Leshabrásucedidoalgunadesgraciaamis
paraos?
—Yocreoquenohansalidotodavíade
susrefugios—respondióYáñez—.Habránvis-
toqueamenazabaotrohuracánynosehan
movido.Yasabesquenoesfácilatracarcuando
seenfurecenlosvientosylasolas.
—Tengoelpresentimientodequehan
naufragado.
—No,sonmuysólidos.Dentrodealgu-
nosdíaslosveremosllegar.
—Loscitasteareunirseconnosotrosen
labahía,¿verdad?
—Sí.Vendrán,nolodudes.Ahorabus-
quemosunasilo.Llueveatorrentesyeste
huracánnotienetrazasdecederpronto.
—NosvendríabienlacabañadeGiro
Batol,perodudopoderencontrarla.
—Construyamosunrefugioconesas
hojasgigantescasdeplátano-dijoYáñez.
Conloskrisscortaronalgunosbambúes
quecrecíanalaorilladelriachuelo,ylosclava-
ronbajounsoberbioárbolcuyasramasyhojas
erantanespesasquebastabanellassolaspara
protegerlosdelalluvia.Cruzaronlascañas
formandounaespeciedeesqueletodetienda
decampaña,ylascubrieronconlashojasde
plátanoparareforzarlaimprovisadatechum-
bre.Setendieronadentro,comieronunra-
cimodeplátanosyprocuraronconciliarelsue-
ño,apesardequeelhuracánsedesencadenaba
conmayorviolenciaenmediodetruenosensordecedores.
Lanochefuepésima.
Sevieronobligadosmásdeunaveza
reforzarlacabañitayarecubrirlaconnuevas
hojaspararesguardarsedelaespantosalluvia
quecaíasincesar.
Sinembargo,haciaelamanecersecalmóun
pocoeltemporalypudierondormirhastalas
diezdelamañana.
—Vayamosabuscarelalmuerzo—-dijo
Yáñezencuantoabriólosojos.
Registrandoentrelaspeñaspudieron
pescarvariasdocenasdeostrasdegrantamaño
yalgunoscrustáceos.Depostre,plátanosyna-
ranjas.
Terminadalacomidavolvieronaremontar
lacosta,conlaesperanzadedescubrirlospa-
raos.Peronoseveíaningunoentodalaexten-
sióndelmar.
—Esposiblequelaborrascanoleshaya
permitidovolver—dijoYáñez.
—Peroyoestoyinquietoporestatar-
danza—contestóelTigre.
—Notepreocupes,sonmarineroshábi-
les.Durantegranpartedeldíadieronvuel-
tasporlasplayas;peroalponerseelsolvolvie-
ronainternarseenlosbosquesinmediatosala
quintadelordJamesGuillonk.
—¿CreesqueMarianahabráencontrado
nuestromensaje?-preguntóYáñez.
—Estoy
seguro.
—Entoncesacudiráalacita.
—Siesqueestálibre.
—¿Quéquieresdecir,Sandokán?
—TemoquelordJameslavigile.
—¡Mil
demonios!
—Detodosmodosiremosalacita.
—¡Cuidadoconcometerimprudencias!
Enelparqueyenlaquintahadehaberdecenas
desoldados.-Nohayduda.Obraréconcalma,
teloprometo.
—Entonces,
¡andando!
Caminaroncongrancuidado,ojoavizor
yoídoatento,paranocaerenalgunaembosca-
da.Llegaronalascercaníasdelparquehacialas
sietedelatarde.Quedabantodavíaalgunos
minutosdecrepúsculo,suficientesparapoder
examinarlaquinta.
Segurosdequenohabíacentinelases-
condidosenesoslugares,seaproximaronala
empalizadaylaescalaron.
Unavezdentro,seocultaronenmedio
deungrupodegrandespeonías.Desdeallí
podíanobservarcómodamenteloquesucedía
enelparqueyenlacasa.
—Enunaventanaveoaunoficial—dijo
Sandokán.
—Yyoveouncentinelacercadelpabe-
llón—dijoYáñez—.Sisequedaallídespués
quesehagadenochevaamolestarnosmásde
lacuenta.
—¡Lodespacharemos!—contestóelTi-
gre.
—Seríamejorsorprenderloyamorda-
zarlo.¿Tienesalgúncordel?
—Mi
faja.
—Muybien.Entonces…¡Ah,bribones!
—¿Quépasa,Yáñez?
—¡Hanpuestorejasentodaslasventa-
nas!—¡Malditos!—exclamóSandokáncon
losdientesapretados.
—LordJameshadeconocermuybienla
audaciadelTigredelaMalasia.¡Portodoslos
rayos,cuántasprecauciones!
—Entonces,tambiénvigilaránaMaria-
naynopodráveniralacita.
—Es
probable.
—¡Puesyolaveré,comosea!
—¿Cómo?
—¡Escalarélaventana!Paraesomepe-
distequetrajeraunacuerda.
—¿Ysinossorprendenlossoldados?
—¡Lucharemos!
—¿Losdossolos?
—Yasabesquenostienenmiedo,yque
nosotrosnosbatimospordiez.
—Sí,siemprequelasbalasnovengan
demasiadoespesas.¡Mira!Unossoldadosse
marchan,salendelparque.
—¿Iránavigilarlosalrededores?
—Eso
temo.
—¡Mejorparanosotros!
—Puedequesí.Ahoraesperemosala
medianoche.Encendiócongrandesprecaucio-
nesuncigarro,setendióalladodeSandokány
fumócontantatranquilidadcomosiestuviera
enlacubiertadeunodesusparaos.
EncambioSandokán,rojodeimpacien-
cia,nopodíaestarquietouninstante.Creíaque
lehabíanpreparadounaemboscada.¿No
habríacaídoelmensajeenmanosdelordJa-
mes?
Porfinllególamedianoche.
Sandokánselevantódispuestoadirigir-
sealacasa.PeroYáñezlodetuvo.
—¡Despacio!—1edijo—.Prometisteser
prudente.
—¡Notengomiedo!¡Estoydecididoa
todo!
—Peroyoestimomuchomipellejo,
amigo.¿Olvidasquehayuncentinelaallado
delpabellón?
—¡Puesvamosamatarlo!
—Bastaráconquenodélavozdealar-
ma.—¡Loestrangularemos!
Alllegaraunoscienpasosdelaquinta,
Yáñezdijo:-¿Vesesesoldado?Creoquese
durmióconelfusilentrelasmanos.Loamor-
dazaremosconmipañuelo.Yotengoprepara-
doelkriss.¡Sidaunsologrito,lomato!
Arrastrándosecomoserpientes,llegaron
juntoalsoldado.
—¿Estáslisto?—preguntóSandokánen
vozbaja.
—¡Adelante!
ConunsaltodetigreSandokáncayóso-
breeljovensoldadoylotiróatierra.
Yáñezselanzódetrás.Amordazóalprisio-
nero,loatódemanosypiesyledijo,entono
amenazador:
—¡Sihacesunsolomovimiento,teatra-
viesoelcorazón!
EnseguidasevolvióhaciaSandokán.
—Yahora,¿sabescuálessonlasventa-
nasdeMariana?
—Sí—exclamóelpirata—.
—ncimadeaquelemparrado.
Deprontoretrocedióconunverdadero
rugido.-¡Hancerradoconrejassusventanas!
—¡Noimporta!-repusoYáñez.
Recogióvariaspiedrecillasylanzóuna
contralosvidrios,produciendounligerísimo
ruido.Losdospiratasreteníanelaliento,presa
devivaemoción.
Nocontestaron.Yáñezlanzóotrapiedra,y
luegootramás.
DesúbitoseabriólaventanaySando-
kánviodibujarsealaluzazuladadelaluna
unafiguraquereconocióenseguida.
—¡Mariana!-murmurólevantandolos
brazoshacialajovencita,quesehabíainclinado
sobrelareja.
Alverlolajovenlanzóungritoahoga-
do.—¡Ánimo,Sandokán!—dijoYáñez,sa-
ludandogalantementealajoven—.¡Súbeteala
ventana!Peroapresúrate,nocorrenmuybue-
nosvientosparanosotros.
Sandokánseencaramóenelemparrado
yseaferróaloshierrosdelaventana.
—¡Tú!—exclamólajoven,locadeale-
gría—.¡GraciasaDios!
—¡Mariana!—murmuróelpirata,cu-
briéndoledebesoslasmanos—.¡Porfinvuelvo
averte!
—¡Vertedespuésdehabertelloradopor
muerto!Estaesunaalegríademasiadogrande,
amormío.
—NomuerecontantafacilidadelTigre
delaMalasia,Mariana.Pasésinunrasguño
entrelostirosdetuscompatriotas;atraveséel
mar,llaméamishombresyhevueltoalacabe-
zadecientigres,dispuestoatodoparasalvarte.
-¡Sandokán!¡Sandokán!
—Dime,Mariana,¿estáaquíellord?
—Sí,ymetieneprisioneraportemora
quereaparezcas.Enlashabitacionesbajashay
vigilanciadurantelanoche.Estoyencerrada
entrebayonetasyrejasynopuedodarunpaso
alairelibre.Temoquenopodrésernuncatu
mujer,porquemitío,quemeodia,interpondrá
entretúyyolainmensidaddelocéano.
Doslágrimascayerondesusojos.
—¡Nollores,amormío,omevuelvolo-
co!Mishombresnoestánlejos;hoysónpocos,
peromañanaseránmuchos,yyasabesqué
clasedehombressonlosmíos.Entraremos
aunquehayaquederribarbarricadasypren-
derlefuegoalaquinta.¿Quieresquetelleve
estamismanoche?Tansólosomosdos,pero
haremospedazoslasrejasquetetienenprisionera.¡Pagaremosconnuestrasvidastuliber-
tad!¡Habla,Mariana,porquemiamorportime
datantafuerzaquesoycapazdeatacaryosolo
estacasa!
—¡No!—exclamóella—.Muertotú,
¿quéseríademí?¿Creesquepodríasobrevivir-
te?Tengoconfianzaenquemesalvarás,pero
cuandopuedasderrotaralosquemetienen
encerrada.
Enesemomentoseoyóbajoelempa-
rradounligerosilbido.
—EsYáñezqueseimpacienta—dijo
Sandokán.
—Quizáshayavistoalgúnpeligro.¡Dios
mío,hallegadolahoradelaseparación!Sino
volviéramosavernos…
—¡Nolodigas,amormío,porqueadon-
detelleveniréabuscarte!
Seescuchóotrosilbidodelportugués.
—¡Márchate—dijoMariana—,creoque
corresungranpeligro!
—¡Dejarte!Nopuedodecidirmeadejar-
te.—¡Huye,Sandokán!¡Oigopasosenel
corredor!Resonóenlahabitaciónunavozque
gritaba:-¡Miserable!
Eraellord.CogióaMarianaporunbra-
zoparaapartarladelareja,yalmismotiempo
seoyódescorrerloscerrojosdelapuertadela
plantabaja.
—¡Huye!—gritóYáñez.
—¡Huye,Sandokán!—repitióMariana.
Nohabíaunsoloinstantequeperder.
Sandokán,quecomprendióqueestabaperdido
sinohuía,atravesóde.unsaltoelemparradoy
seprecipitóhaciaeljardín.
CapítuloXVIII
DOSPIRATASENUNAESTUFA
Cualquierotrohombrequenofuerain-
dioomalayosehubierarotolaspiernasaldar
esesalto.PeroSandokáneradurocomoelaceroyteníalaagilidaddeunmono.
Apenastocótierra,sepusodepieyem-
puñóelkrissenactituddedefensa.Porfortuna,
allíestabaelportugués.
—¡Huye,loco!¿Quieresqueteacribi-
llen?
—¡Déjame!—exclamóelpirata,presade
intensaexcitación—.¡Asaltemoslaquinta!
Cuatrosoldadosaparecieronenunaventa-
na,apuntándoleconlosfusiles.
—¡Sandokán,ponteasalvo!—seoyó
gritaraMariana.
Elpiratadiounsaltoquefuesaludado
conunadescargadefusilería,yunabalale
atravesóelturbante.Sevolviórugiendoehizo
fuego,hiriendoaunsoldadoenmediodela
frente.
—¡Ven!—gritóYáñezyloarrastróhacia
laempalizada—.¡Ven,imprudentetestarudo!
Seabriólapuertadelacasaydiezsol-
dados,seguidosdeindígenasprovistosdean-
torchas,salieronaljardín.Elportuguéshizofuegoporentreelfollaje.Elsargentoquemandabaelgrupocayóentierra.
—¡Muevelaspiernas,hermanito!
—¡Nopuedodecidirmeadejarlasola!
Tehedichoquehuyas.¡Venotellevo
yo!Aparecieronmássoldados.Lospiratasya
nodudaronmás.Semetieronenmediodela
malezayselanzaronalacarrerahacialacerca.
—¡Corre,hermanito!—dijoelportu-
gués—.Mañanalesdevolveremoslostiros.
Temohaberloestropeadotodo.Ahora
yasabenqueestoyaquíynosedejaránsor-
prender.
—Perosilosparaoshanllegado,ten-
dremoscientigresparalanzarlosalasalto.
—¡Medamiedoellord!Escapazdema-
tarasusobrinaantesquedejarquecaigaen
mismanos.
—¡Demonio!—exclamóYáñezconfu-
ria—.Nohabíapensadoeneso.
Ibaadetenerseatomarunpocode
aliento,cuandoenmediodelaoscuridadvio
unosreflejosrojizos.
—¡Losingleses!—exclamó—.Nosper-
siguenatravésdelparque.¡Volemos,Sando-
kán!
Acadapasolamarchasehacíamásdi-
fícil.Portodosladoshabíagrandesárbolesque
apenasdejabanpaso.Sinembargo,comoeran
hombresquesabíanorientarse,prontollegaron
alacerca.
Sandokán,yamásprudente,trepópor
laempalizadaconlaligerezadeungato.Ape-
nasllegóaloaltooyóhablarenvozmuyque-
da.Seapresuróadescenderysereuniócon
Yáñez,quenosehabíamovido.
—Alotroladohayhombresembosca-
dos—ledijo.
—¿Muchos?
—Media
docena.
Alejémonosdeaquíybusquemosotro
camino.Temoqueyaesdemasiadotarde.¡Po-
breMariana!-Porahoranopensemosenella.
Somosnosotroslosquecorremospeligro.
—¡Vámonos!
—¡Calla,Sandokán!Oigoquehablanal
otrolado.Escuchemos.
Efectivamente,seoyerondosvoces.Elvien-
totraíalaspalabrasconclaridadhastalosoídos
delospiratas.
—Nopodránhuir—decíauno.
—Asíloespero—decíaelotro—.Somos
treintayseisypodemosvigilartodoelrecinto.
Despuésdeestaspalabrasseoyóun
crujirderamasyhojas,ydespués,silencio.
—¡Hancrecidobastanteennúmeroes-
tosbribones!—murmuróYáñez—.Vanaro-
dearnos,hermanito,ysinoactuamosconmu-
chaprudenciacaeremosenlaredquenostien-
den.
—¡Calla!Losoigohablardenuevo—
susurróSandokán.Eldevozmásfuertedecía:
—Tú,Bob,quédateaquí.Yomeocultaré
detrásdeeseárbol.Tenlosojosfijosenlaem-
palizada..
—¿Creesquenosencontraremosconel
TigredelaMalasia?
—Eseaudazpiratasehaenamoradode
lasobrinadellord,unbocaditoqueestáreser-
vadoalbaronetRosenthal,asíqueimagínatesi
elhombreestarátranquilo.Seguroqueintentó
raptarlaestanoche.
—¿Ycómopudodesembarcarsinser
descubierto?
—Seaprovecharíadelhuracán.Sedice
quehayparaosalolargodelascostasdenues-
traisla.
—¡Quétemeridad!Nohevistonunca
nadaigual.
—Peroestaveznoseescapará.Nohay
queolvidarquesonmillibrasesterlinassilo
matamos.
—¡Bonitasuma!—dijosonriendoYá-
ñez—.LordJamestevalúaenmuchodinero,
hermanito.
—Esperoganarlo—contestóSandokán.
Seirguióymiróhaciaelparque.Los
soldadoshabíanperdidoelrastrodelosfugiti-
vosybuscabanalaventura.
—Porahoranotenemosnadaquetemer
deellos—dijoelpirata—.Nosesconderemos
enelparque.-¿Dónde?
—Venconmigo,Yáñez.Mehasdicho
quenocometalocuras,yquierodemostrarte
quesoyprudente.Ven,teconduciréaunlugar
seguro.
Se
alejaron.
Sandokánobligóasucompañeroa
atravesarunapartedelparque,yloguióhasta
unapequeñaconstruccióndeunsolopisoque
servíadeinvernaderodeflores,situadoaunos
quinientospasosdelacasadelordGuillonk.
Abriólapuertasinhacerruidoyavanzóatien-
tas.-¿Dóndeestamos?-preguntóYáñez.-
Enciendeunpedazodeyesca.
—¿Noveránluzdesdefuera?
—Nohaypeligro.
Laestanciaestabarepletadeenormes
tiestosllenosdeplantasqueexhalabandelica-
dosperfumes,yamobladaconsillasymesitas
debambúmuyligeras.Enelextremoopuesto
elportuguésviounaestufadedimensiones
gigantescas,capazdecontenermediadocena
depersonas.
—¿Yesaquídondevamosaesconder-
nos?—preguntó—.Caramba,estesitionome
parecemuyseguro.
Lossoldadosnodejarándeveniraex-
plorarlo,pensandoeneldineroprometidopor
tucaptura.
—Notedigoquenovengan.
—Entoncesnosprenderán.
—Peronoselesocurrirábuscarnosde-
ntrodeunaestufa.
Yáñeznopudorefrenarunacarcajada.
—¿Enesaestufa?
—Sí;nosesconderemosahídentro.
—¡Pero,hermanito,quedaremosmás
negrosquelosafricanos!
—Quéimporta,despuésnoslavaremos.
—¡Pero,
Sandokán!
—Sinoquieresvenir,telasarreglarás
conlosingleses.Nohaymuchodondeescoger:
otemetesenlaestufaoteprenden.
—Bueno,vamosavisitarnuestronuevo
domicilioparaversi,almenos,escómodo.
Abriólaportezueladehierro,encendió
otropedazodeyescayentróenlainmensa
estufa,estornudandoconsonoridad.Sandokán
losiguiósinvacilar.
Elsitioerabastanteamplio,perohabía
unagrancantidaddecenizasycarbones.Los
dospirataspodíanestardepiecómodamente.
Elportugués,quenoperdíanuncasu
buenhumor,seechóareírconmásfuerza,no
obstantelopeligrosodelasituaciónqueenfren-
taban.
—¿Quiénhabríaimaginadoqueelterri-
bleTigredelaMalasiavinieraaesconderse
aquí?—dijo,muertodelarisa—.¡Pormiltrue-
nos!¡Estoysegurodequenonospasaránlista!
—Nohablestanalto,hermano—dijo
Sandokán—.Puedenoírnos.
—¡Todavíahandeestarmuylejos!
—Notantocomocrees.Antesdeentrar
alinvernaderoviadossoldados.
—¿Vendránavisitarestesitio?
—Seguramente.
—¿Ysiquierenvertambiénlaestufa?
—Nonosdejaremosprendertanfácil-
mente,Yáñez.Tenemosarmasypodríamos
sostenerunasedio.
—¡Ymuertosdehambre!Porquesu-
pongoquenotecontentarásconcomercenizas.
Ademáslasparedesdenuestrafortalezanome
parecenmuysólidas.Conunbuenempujónse
vendríanalsuelo.
—Antesnoslanzaremosalataque.¡Si-
lencio!Oigovocescercanas.Tendispuestala
carabina.
Afueraseoíahablaravariaspersonas
queseacercaban.Crujíanlashojasylaspiedre-
cillasdelcaminorodabanbajolospiesdelos
soldados.
Sandokánabrióconprecauciónlapor-
tezuelaparamirarafuera.Contóseissoldados,
aquienesprecedíandosnegros.
—¡Yavienen!—dijoasucompañeroce-
rrandolapuerta—.¡Estemosprontosparalan-
zarnossobreesosimportunos!
—Tengoeldedopuestoenelgatillode
micarabina.
—¡Desenvainatambiénelkriss!
Entraronlossoldadosalinvernadero,
iluminándolocompletamente.Registraronto-
doslosrincones.
—¿Sehabráechadoavolareseconde-
nadopirata?—dijounavoz.
—¿Ohabrádesaparecidobajotierra?-
dijootrosoldado.
—Esehombreescapazdetodo,amigos
míos—dijountercero-.Lesaseguroqueesun
hijodelcompadreBelcebú.
—Yocreolomismo—dijoelprimero
convoztemblorosa-.Loviunasolavez,perote
digoquenoesunhombre,esuntigre,quetuvo
elvalordearrojarseencimadecincuentasol-
dadossinquelotocaraunasolabala.
—¡Medasmiedo,Bob!
—¿Yaquiénnoledaríamiedo?
—NiLordGuillonkseatreveahacer
frenteaesehijodelinfierno.
—Perotenemosquebuscarlooperde-
remoslasmillibrasesterlinasquelordGui-
llonkofrece.
—Aquínoestá,vamosabuscarloaotra
parte.
—Mira,alláhayunaestufaenorme
dondepuedenescondersevariaspersonas.
¡Manosalascarabinasyvamosaver!
—¿Quiénsevaaesconderahí?Nocabe
niunpigmeodeAbisinia.
—Perolaregistraremos.
SandokányYáñezseecharonatrástodo
loquepudieronysedejaroncaerentrelasce-
nizasyloscarbones.Seabriólaportezuelayun
rayodeluzseproyectóenelinterior,perono
eracapazdealumbrartodalaestufa.Unsolda-
dointrodujolacabezayvolvióasacarlaestor-
nudando.
—¡Aldiabloelquetuvolaideade
hacermemeterlanarizenesehumonegro!—
exclamófurioso.
—Estamosperdiendountiempoprecio-
so—dijootrosoldado—.ElTigredebeestaren
elparque,talvezprontoasaltarlacerca.
—Vayámonos,noseráaquídondega-
nemoslasmillibrasesterlinas.
Lossoldadosseretiraronatodaprisa,
cerrandoruidosamentelapuertadelinverna-
dero.
Cuandoelportuguésnooyómásrui-
dos,dioungransuspirodesatisfacción.
—¡Porlosmilnaufragios!—exclamó—.
Enunoscuantosminutoshevividocienaños.
Nodabaniunàpiastrapornuestrospellejos.
Podemosencenderunci
rioaNuestraSeñoradelosMares.
—Noniegoqueelmomentohasidode
prueba—respondióSandokán—.Cuandovi
tancercaaquellacabeza,nosécómomecontu-
veparanohacerfuego.
—¡Buenalahabríashecho!Peroenfin,
porahoranotenemosnadaquetemer.Busca-
ránporelparqueyterminaránporconvencerse
dequedesaparecimos.¿Ycuándonosmarcha-
remos?Porquesupongoquenopensarásper-
maneceraquíunascuantassemanas.Lospa-
raospuedenhaberllegadoyaalabocadelria-
chuelo.
—Notengointencióndequedarmemás
aquí.Esperemosaquebajeunpocolavigilan-
ciaynosechamosavolar.Quierosabersise
hanreunidonuestrosbarcos,porquesinsuayudanonosseráposibleraptaraMariana.
—¿Quéteparecesibuscamosalguna
cosaqueponerentrelosdientesyalgoconqué
refrescarlagarganta?-propusoYáñez.
—Vayamos.
Elportuguéscreíaahogarseenlaestufa;
tomólacarabina,sedeslizóhastalaportezuela
ysaliócuidandodenodejarenelsuelorastro
decenizas.
—¿Vesaalguienporahí?—preguntó
Sandokán.
—Estámuyoscuro.
—Entoncesvayamosasaquearlosplá-
tanos.
Asílohicieron.Ibanyaavolverse,
cuandoSandokánsedetuvoydijo:
—Espérameaquí,Yáñez,quierover
dóndeestánlossoldados.
—Esunaimprudencia—contestóelpor-
tugués—.Dejaqueandenpordondequieran.
¿Quénosimportaanosotros?
—Tengounproyectoenlamente.
—¡Vetealdiablocontusproyectos!Esta
nochenosepuedehacernada.
—¡Quiénsabe!—respondióSandokán—
.Quizáspodamosmarcharnossinesperara
mañana.Además,miausenciaserámuybreve.
Empuñóelkrissysealejósilenciosa-
mentebajolaoscurasombradelosárboles.
Yacercadelúltimogrupodeplátanos
descubrióagrandistanciaalgunasantorchas
quesedirigíanhacialaempalizada.
—Sealejan—murmuró—.Veréquésu-
cedeenlacasadelordJames.¡Sipudieraver
unsoloinstanteaMariana,meiríamástran-
quilo!
Sedirigióhaciaelsenderoysedetuvo
bajounosmangos.Sucorazóndiounvuelcoal
veriluminadalaventanadeMariana.
Diotresocuatropasosmás,muyincli-
nadohaciatierraparaquenopudieradescu-
brirloalgúnsoldado,ydenuevosedetuvo.
Ibaalanzarsehacialacasa,cuandovio
aunhombreantelapuertadeledificio.Eraun
centinelaapoyadoensucarabina.
—¿Mehabrávisto?—pensó.
Sududadurósólouninstante.Viola
sombradeMarianaenlaventanaysinacordar-
sedelpeligroavanzó.Apenasdiounospocos
pasoscuandooyóunavoz.—¿Quiénvive?—
gritóelsoldado.Sandokánsedetuvo.
CapítuloXIX
CONTRALOSCHAQUETASROJAS
Lapartidaestabairremisiblementeper-
didayamenazabaconvertirseenpeligrosapara
elpirataysuamigo.
Dadaslaoscuridadyladistancia,noera
depresumirqueelcentineladistinguierabien
alpirata,queseescondiórápidamentedetrás
deunmontóndemalezas;peropodíallamara
suscompañeros.Sandokánpermanecióinmó-
vil.
Elcentinela,alnorecibirrespuesta,dio
algunospasoshacialamaleza.Después,cre-
yendoquesehabíaengañado,volvióhaciala
casaysepusodeguardiaantelapuertadeen-
trada.
Auncuandodeseabarealizarsutemera-
riaempresa,Sandokánretrocedióconmucha
cautela,yendodeuntroncoaotro,deslizándo-
sepordetrásdelosarbustos,sinapartarlavis-
tadelsoldado,queseguíafusilenmano.Apre-
suróelpasoyentróalinvernadero,dondeel
portuguésloesperaballenodeinquietud.
—¿Quéhasvisto?—preguntóYáñez—.
¡Temblabaporti!
—Novinadabuenoparanosotros—
contestóSandokánconsordacólera—.
La
quintaestáguardadaporcentinelasyunacan-
tidaddesoldadosrecorrenelparque.Estano-
chenopodremosintentarnada.
—¿Quieresqueaprovechemosestere-
posoparadormiralgunosminutos?—propuso
Yáñez—.Unpocodedescansonosvendrábien.
—Sí,peroconunojoabierto.
—Quisieradormirconlosdosojos
abiertos,hermano.
Aunquenosesentíanmuytranquilos,
lospiratasseacurrucaronenmediodeunos
rosalesyprocurarondormir.
Apesardesubuenavoluntad,nopu-
dieroncerrarlosojos.Eltemordeveraparecer
alossoldadoslosmantuvodespiertos.Para
calmarlaansiedad,salieronvariasvecespara
versiseacercabanlosenemigos.
Cuandodespuntóeldía,losinglesesre-
gistraronelparqueotravez.Cuandosealeja-
rondelinvernadero,YáñezySandokánapro-
vecharonparasacarnaranjasquelessirvieron
dedesayuno.
Alcabodealgunashoras,Yáñezescu-
chópasos.Ambosselevantaronempuñando
loskriss.
—¿Volverán?—dijoelportugués.
—Sisupieraqueesunosolo,saldríapa-
ratomarloprisionero-dijoSandokán.
—¡Estás
loco!
—Porélpodríamossaberdóndeestán
lossoldadosyporquépartepodríamospasar.
—Lodudo.Estoysegurodequenosen-
gañaría.
—Noseatrevería.¿Quéteparecesiva-
mosaver?
—Notefíes.
—Perohayquehaceralgo,amigomío.
—Entoncesdéjamesaliramí.
—¿Yyomequedosinhacernada?
—Sinecesitoayuda,tellamaré.
Yáñezsequedóalgunosminutosescu-
chando;despuéssalió.
Algunossoldadosregistrabantodavía,
peroyacansados,laintrincadamalezadelpar-
que.Otroshabíansalido,sinesperanzasde
encontraralospiratascercadelaquinta.
—Esperemos—sedijoYáñez—.Sien
todoeldíadehoynonosencuentran,puede
queseconvenzandequelogramosescapar.
Entoncesestanochesaldremosdenuestroescondrijoynosinternaremosenlaselva.
Ibaavolversecuandovioqueavanzaba
unsoldadoporelsenderoqueconducíaalin-
vernadero.
Seocultóenmediodelosplátanosyre-
trocediórápidamentehastareunirseconSan-
dokán.Este,alversurostrodescompuesto,
supoquealgogravepasaba.
—¿Tehanseguido?—preguntó.
—Temoquemehayanvisto.Unsolda-
dosedirigeanuestrorefugio.
—¿Uno
solo?
—Sí,
solo.
—¡Pueseselhombrequenecesito!
—¿Quéquieresdecir?
—¿Estánlejoslosotros?
—Cercadelaempalizada.
—Entoncescogeremosaeste.
—¿Quieresperdernos,Sandokán?
—¡Necesitoaesehombre!¡Pronto,sí-
gueme!
Yáñezquisoprotestar,peroyaSando-
kánseencontrabafueradelrecinto.Debuenao
malagana,sevioobligadoaseguirloparaim-
pedir,porlomenos,quecometieraunaimpru-
dencia.
Elsoldadoestabaadoscientospasos;
eramuyjoven,probablementeunsoldadono-
vato.Avanzabasilbando.Sindudanohabía
vistoaYáñez,puesdehabersidoasí,habría
empuñadoelarmaytomadoprecauciones.
Ambospiratasseleecharonencima.
MientrasleTigreloasíaporelcuello,el
portuguésloamordazaba.Sinembargo,elsol-
dadotuvotiempodedarunagudogrito.
—¡Pronto,Yáñez!—dijoSandokán.
Elportuguéslollevórápidamenteala
estufa.Sandokánselereuniómuyinquieto.
Habíavistoavariossoldadoscorrerhaciaaquel
lugar.
—¿Habránvistoquecapturamosaeste
hombre?—preguntóYáñezpalideciendo.
—Porlomenosdebenhaberoídoelgri-
toquedio.
—¡Entoncesestamosperdidos!Mepare-
cequeyavienen.
Noseequivocabaelportugués.Algunos
soldadosllegabanyaalescondite.
—Sí,dejóelarma,loquesignificaquelo
sorprendieronyselollevaron—dijouno.
—Mepareceimposiblequelospiratas
esténtodavíaaquíyquesehayanatrevidoa
darungolpetanaudaz—decíaotro—.¿No
seráunabromadeBarry?
—Nomepareceunmomentooportuno
paradivertirse.
—Yocreoquelospiratasloasaltaron.
—¿Perodóndequieresqueesténescon-
didos?Registramostodoelparquesinencon-
trarelmenorrastro.
—¿Serándeverdaddosespíritusdelin-
fiernoquepuedenescondersedondequieran?
—¡Eh,Barry!—gritóunavoz—.¡Deja
dehacerbromaspesadasotedoydelatigazos!
Naturalmente,nadiecontestó.Elsilen-
cioconfirmóalossoldadosqueasucompañero
lehabíasucedidounadesgracia.
—Entremosalinvernadero-dijounode
acentoescocés.
Aloírestaspalabras,ambospiratasse
sintieroninvadidosporunavivainquietud.
—Prepararéunabonitasorpresaalos
chaquetasrojas—dijoSandokán-.Tútepones
cercadelapuertayleparteselcráneoalprimer
soldadoquepretendaentrar.
Yáñezcargósucarabinaysetendióen-
trelascenizas.
—¡Seráunamagníficasorpresa!—
repitióSandokán—.Esperemoselmomento
oportunoparaaparecer.Lossoldadoshabían
entradoyayremovíanconrabialostiestosy
cajonesdeplantas,maldiciendoalTigredela
Malasiayasucompañero.
Comonoencontraronnada,pusieron
losojosenlaestufa.
—¡Pormilgaitas!—exclamóelesco-
cés—.¿Habránasesinadoanuestrocompañero
ylohabránescondidoahídentro?
—Vayamosaver—dijootro.
—Despacio,camaradas—advirtióun
tercero—.Laestufaesbastantegrandepara
quepuedaesconderseenellamásdeunhom-
bre.Sandokánapoyóloshombroscontralas
paredesysedispusoadarunaembestidatre-
menda.
—¡Yáñez—dijo—,dispónteaseguirme!
-¡Estoydispuesto!
AloírSandokánqueseabríalaporte-
zuela,sealejóalgunospasos.
Enseguidaseescuchóunsordocrujido,e
inmediatamentecedieronlasparedesante
aquelempujevigoroso.
—¡ElTigre!—gritaronlossoldados.
Entrelasruinasapareciódeimproviso
Sandokán,conlacarabinaempuñadayelkriss
entrelosdientes.Disparósobreelprimersol-
dadoqueviodelante,searrojóconímpetuterribleencimadelosotros,derribóados,yhuyó
seguidodeYáñez.
CapítuloXX
ATRAVESDELASELVA
Elespantoqueexperimentaronlossol-
dadosalverapareceraltemidopiratafuetal,
queningunopensóenhacerusodelasarmas.
Cuando,repuestosdelasorpresa,quisieron
tomarlaofensiva,erademasiadotarde.
Losdospiratas,sinhacercasodelasno-
tasdetrompetaquesalíandelaquintanidelos
disparosdelossoldadosesparcidosporelpar-
que,seperdieronenlaespesuradelamaleza.
Corriendoatodavelocidadllegaronen
menosdedosminutosalomásespesodelbos-
que.Lossoldadosdelinvernaderoselanza-
ronfueragritandoavozencuelloyhaciendo
fuegoenmediodelosárboles.
Losdelaquintasospecharonquesus
compañeroshabíandescubiertoalTigredela
Malasia,ycorríanhacialaempalizada.
—¡Demasiadotarde,queridosmíos—
dijoYáñez—,llegaremosnosotrosprimero!
—Entremosalbosque,allílesharemos
perdernuestrorastro.
Laselvaestabaadosmetrosdedistan-
cia.Enellaseocultaron.
Peroacadapasoquedabanlamarcha
sehacíamásdifícil.Portodaspartessurgían
enormesárbolesquealzabansugruesoynudo-
sotroncoaunaalturaextraordinaria,ysedes-
lizaban,entrecruzadascomoboasmonstruosas,
milesderaíces.Subíanybajabanagarradosa
lostroncosyramas.
Perdidosenaquellaespesísimaselva
queenrealidadpodíallamarsevirgen,seen-
contraronmuyprontoenlaimposibilidadde
seguiravanzando.
—¿Adóndevamos,Sandokán?—
preguntóYáñez—.Nosépordóndepasare-
mos.
—Imitemosalosmonos—dijoelTigre
delaMalasia.
—Tienesrazón,asíperderánnuestro
rastro.¿Ypodremosorientarnosdespués?
—Yasabesquelosbornesesnoperde-
mosnuncalabuenadirección.Nuestroinstinto
dehombresdelosbosquesesinfalible.
—¿Habránentradoyaenestapartede
laselvalosingleses?
—Lodudo,Yáñez—respondióSando-
kán—.Sinoscansamosnosotros,queestamos
habituados,ellosnohabránpodidodarnidiez
pasos.Sinembargo,procuremosalejarnos
pronto,porqueellordtieneperrosquepodrían
alcanzarnos.
Asidosalosárboles,losdospiratases-
calaronlamurallavegetalconunaagilidadque
daríaenvidiaalosmismosmonos.
Pasabandeplantaenplanta,deárbolen
árbolsinponerjamáselpieenfalso.
Asírecorrieronunosseiscientosmetros
ysedetuvieronentrelasramas.
—Aquípodemosreposaralgunashoras
—dijoelTigre—.Estamosenunaciudadela
perfectamenterodeadadebastiones.
-Piensoquetuvimosbastantesuertepa-
rahuirdeaquellostunantes,hermanito.Encon-
trarnosenunaestufaconochoodiezsoldados
enderredorypodersalvarlapiel,esunverda-
deromilagro.
—Asíes,perotemoqueesteéxitonues-
trodecidaallordabuscarasiloenVictoria.¡Es
precisoencontraranuestroshombres!
—Sandokán,¿quieresquetedéuncon-
sejo?
—Habla.
—Enlugardeintentarelasaltodela
quinta,esperemosaquesalgaellord.Yaverás
cómonoestámuchotiempoenestoslugares.
—¿Pretendesatacarlaescoltaenelca-
mino?
—Sí,enmediodelosbosques.Porque
unasaltopuedeserlargoycostarsacrificios
enormes.
—Mepareceunbuenconsejo.
—Puestaenfugalaescolta,raptaremos
aMarianaynosvolveremosdeinmediatoa
Mompracem.
—¿Yellord?
—Lodejaremosquesevayaadonde
quiera.¿Quénosimporta?
—Noseiráaningunaparte,Yáñez.No
nosdaráunmomentodetreguaylanzaráco-
ntranosotrostodaslasfuerzasdeLabuán.
—¿Yesoteinquieta?
—¡ElTigredelaMalasianotienemiedo
deesasgentes!Tendremosqueenfrentarnu-
merososejércitospoderosamentearmadosy
decididosaconquistarmiisla.
Peroallíencontraránloquenoesperan.
Bastaráqueyoenvíeemisariosalasdemásislas
deBorneoparaquelleguenpordocenaslosparaos.
—Losémuybien.
—Comoves,Yáñez,siquieropuedo
desencadenarlaguerra.
—Peronoloharás,Sandokán.Cuando
tengasaMariana,novolverásapreocupartede
Mompracemnidesustigrecitos,¿noesver-
dad?
Sandokánnocontestó.
—Marianatienemuchaenergíaycom-
batiríaintrépidamentealladodelhombreque
ama,peronoseránuncalareinadeMompra-
cem,¿noesasí,Sandokán?
Tambiénestavezelpirataguardósilen-
cio.—¡TristesdíassepreparanparaMom-
pracem!—continuóYáñez—.Dentrodepocola
formidableislahabráperdidosuprestigioysus
terriblestigreshabrándesaparecido.Enfin,
poseemostesoroscuantiososypodemosira
gozardeunavidatranquilaencualquierciudadopulentadelextremoOriente.
—¡Calla,Yáñez!—dijoSandokáncon
vozsorda—.Túnopuedessaberquélesreser-
vaeldestinoalostigresdeMompracem.
—Puedo
adivinar.
—Podrías
equivocarte.
—¿Qué
piensas?
—Nopuedodecirlotodavía,esperemos
losacontecimientos.¿Quéteparecesinospo-
nemosenmarchaya?Creoquealláabajose
aclaraunpocolaespesura.
—Vamos.
Secogierondelaslianasysedejaron
caeralsuelo.Peronoerafácilsalirdelaselva.
—¿Haciadóndeiremos,Sandokán?-
preguntóde
prontoYáñez,quenoveíanielsolpara
orientarseatravésdeaquellaespesura.
—Teconfiesoquenoséhaciaquélado
ir—contestóSandokán—.Peromeparecever
unsenderillo.Quizásnosconduzcafuerade…
—Unladrido,¿oíste?
—Sí.
—¡Losperrosnoshandescubierto!En
lontananzaresonóotroladrido.
—¿Serásólounperroovendráseguido
dehombres?—dijoYáñez.
—Puedequelosigaotroperro;unsol-
dadonopodríaandarporestelaberinto.Espe-
raréalanimalylomataré.
—¿Deuntiro?
—Eldisparonosdescubriría.Empuña
tukriss,Yáñez,yesperemos.
Unenormeperrodeformidablesman-
díbulasydientesagudísimosaparecióenme-
diodeunamatadecésped.
Alveralospiratassedetuvounmo-
mento,losmiróconsusojosqueparecíanbra-
sasyselanzóadelanteconunrugidoaterrador.
Sandokánsehabíaarrodillado,conel
krissenposiciónhorizontal,entantoYáñez
cogíalacarabinaporelcañónparaservirsede
ellacomodeunamaza.
Dandounbrincoelperrocayósobre
Sandokánytratódeapresarloporlagarganta.
Perosiaquellabestiaeraferoz,elTigredela
Malasianoloeramenos.
Rápidocomoelrayoadelantólamanodere-
cha,ylahojadelkrissdesapareciócasipor
completoentrelasfaucesdelanimal.Almismo
tiempoYáñezledescargabatalmazazoquele
hundióelcráneo.
—¡Yatienebastante!—dijoSandokán
mirandoalperroagonizante.
—¡Vayámonos!¡Corramosporelsende-
ro!Acadamomentotropezabancongran-
desarañasdedesmesuradasdimensiones,mul-
titudesdelagartosvolantesyserpientesquese
alejabanlanzandosilbidosamenazadores.
Alcabodeunpardehorasdescubrie-
ronunpequeñotorrentedeaguanegra.
—¿Aprovechemosestepaso?—propuso
Yáñez.Asegurémonosdequeelaguanosea
muyprofunda.Elportuguéscortóunaramaylasumergióenlacorriente.
—Noesprofunda—dijo.Ydescendie-
ronalagua.
—¿Sevealgo?-preguntóSandokán.
—Meparecequealláabajoveounpoco
deluz.Caminaroncondificultadacausadel
escurridizolimodelfondodelarroyo,delque
emanabannauseabundosolores.
—¡Alguienseacerca!—exclamóde
prontoSandokán.Unpotentemugido,queaca-
llóelcantodelospájarosylasrisasdelosmo-
nos,resonóbajolabóvedadeverdura.
—¡Enguardia,Yáñez!—dijoSando-
kán—.¡Hayunorangutánalfrente!
—¡Yotroenemigo,peorquizás!
—¿Qué
dices?
—Miraenaquellaramaqueatraviesael
riachuelo.Sandokánseempinóylanzóuna
rápidaojeada.
—¡Unorangutándeunaparteyuna
pantera,delaotra!¡Vamosaversisoncapaces
decerrarnoselpaso!¡Preparaelfusilyestemosdispuestosatodo!
CapítuloXXI
ELATAQUEDELAPANTERA
Frentealospiratasestabandosformi-
dablesenemigos.Nodemostrabanintenciónde
atacaraloshombres,porquesedirigíancon
rapidezunocontraotrocomosiquisieranme-
dirsusfuerzas.Unoeraunaespléndidapante-
radelaSonda;elotro,unorangutántemible
porsusfuerzasprodigiosasysuferocidad.
Lapantera,seguramentehambrienta,se
quedóenunaramaquecaíasobreelriachuelo
formandounaespeciedepuente.Eraunafiera
bellísima,deunmetroymediodelargo.
Suadversario,muyfeo,mediríaunme-
trocuarentadeestaturayunosbrazosqueno
bajabandedosmetrosymedio.Sucaralargay
arrugadateníaaspectoferoz,especialmentesus
ojillos.Estosmonosnogustandelacompañía;
generalmenteevitanencontrarseconloshombresyconlosotrosanimales,perosiselosirri-
taoselesamenazasonterriblesycasisiempre
triunfanacausadesugranfuerza.
—Creoqueasistiremosaunaluchaa
muerte—dijoYáñez.
—Porahoranoquierennadaconnoso-
tros—contestóSandokán-.Perodespuésten-
dremosquehacerfrentealvencedor.
—Esprobablequeparaentoncesestéen
malascondicionescomoparapoderimpedir-
noselpaso.
—¡Mira,lapanteraseimpacienta!
—Yelmonoyanoaguantalasganasde
romperlelascostillas.
—Cargatufusil,Sandokán,nuncase
sabeloquepuedesuceder.
Unrugidoespantososiguióasuspala-
bras.Elorangutánhabíallegadoalcolmodela
rabia.Alverquelapanteranosedecidíaa
abandonarlarama,seadelantóamenazador,
golpeándoseelpechoqueresonabacomountambor.
Alverloacercarse,lapanteraserecogió
comopreparándoseparadarunsalto,perono
parecíatenermuchaprisa.
Elorangutánsesumergióenelrío,co-
gióconambasmanoslaramasobrelaquees-
tabasuadversarioylasacudióconfuerza.
Lapanteranopudosostenerseycayóal
agua.Peroapenashabíacaído,volvióalanzar-
sesobrelaramaydeahísearrojósobreelmo-
no,incrustándolelasgarrasenloshombrosy
enlascostillas.
Elorangutándiounaullidodedolor;la
sangrelecorríaporlapiel.
Satisfechaconelresultadodesuataque,
lapanteraprocuróencaramarsealarama,sir-
viéndosedelanchopechodelmonocomopun-
todeapoyo.Pero,apesardesustremendas
heridas,elorangutánalargóconrapidezelbra-
zoycogiólacoladesucontrincante.Laapretó
contalfuerza,quelafieradiounmaullidodedolor.
—¡Pobrepantera!—dijoYáñez.
—Estáperdida—dijoSandokán—.Sino
puedesoltarse,noescaparáconvida.
Elpiratanoseengañaba.
Alsentirelorangutánentresusmanos
lacoladesuenemiga,saltósobrelarama.Re-
uniósusfuerzas,levantóenpesoalafiera,la
hizogirarenelaireylaestrellócontraun
enormetronco.
Seoyóungolpeseco;enseguidalapo-
brebestia,abandonadaporsuenemigo,rodó
porelsueloysedeslizóenlasnegrasaguasdel
arroyo.
—Nocreíqueesemonazosedesharía
tanprontodelapantera.
—¿Nocorremoselpeligrodequeahora
lasemprendacontranosotros?—preguntóYá-
ñez—.¡Estáfurioso!
—Perolechorrealasangreportodas
partes—dijoSandokán—.¿Porquénoseva?
—Creoquetienesunidoarribadeese
árbol.
—Entoncesdisparemoscontraély
avancemosalolargodelriachuelo.Somos
hábilestiradores,peroesmejorquenosacer-
quemosparanoerrar.
Mientrassedisponíanaatacaraloran-
gután,ésteseacurrucóenlaorilladelríoyse
lavólasheridasconsusmanos.
SandokányYáñezseacercaronalaori-
llaopuesta.Apoyaronlosfusilesenunaramay
seaprestabanadisparar,cuandovieronqueel
orangutánseponíadepiedeunsaltoysegol-
peabaelpechoconfuror.
—¡Noshabrávisto?—dijoYáñez.
—Noesconnosotrossufuria.¡Mira
haciaallá,semuevenunasramas!
—¿Seránlosingleses?
Alguienseacercabaapartandoconpre-
cauciónlashojas,ignorantedelpeligro.Elmo-
noestabadetrásdeuntronco,dispuestoades-
trozaralnuevoadversario.Yanogemíaniau-
llaba;solamenteanunciabasupresenciaconsuroncarespiración.
—¿Quélesucede?—preguntóYáñez.
Alguienseacercaalmono.
—¿Hombreoanimal?
—Todavíanologrodistinguiralimpru-
dente.
—¿Ysiesunpobreindígena?
—Noledejaremostiempoalmonopara
quelomate.¡Ah,hevistounamano!
—¿Blancaonegra?-Negra.
Enesemomentoelgigantescoorangu-
tánseprecipitabaenmediodelaespesuracon
unaullidoespantoso.Seoyóungrito,seguido
dedostiros.SandokányYáñezhabíanhecho
fuego.
Heridoenlaespalda,elmonosevolvió
yvioalospiratas,diounsaltoenormeycayó
enelrío.
Sandokánempuñóelkriss,resueltoa
lucharcuerpoacuerpo.Elanimalselevino
encima,cuandoseoyóungritoenlaorillaopuesta:
—¡El
capitán!
Enseguidaresonóundisparo.Eloran-
gutáncayómuertoenelarroyo.
Elhombrequeacababademataralte-
miblemonoselanzóalríoygritó:
—¡Elcapitán!¡ElseñorYáñez!¡Quécon-
tentoestoydehaberlemetidounabalaenel
cráneoaeseorangután!
—¡Paranoa!—exclamaronconjúbilolos
dospiratas.
—¡En
persona!
—¿Quéhacesenestaselva?
—Lobuscaba,micapitán.Viavarios
inglesesacompañadosdeperrosymefiguré
quelosbuscabanporaquí.
—¿Llegaronyatodoslosparaos?-
preguntóSandokánconansiedad.
—Cuandosalíabuscarlosnohabíave-
nidoningunomásqueelmío.
—¿Cuándotealejastedelabocadelrío?
—Ayerporlamañana.
—Quizáslosempujólatempestadmuy
alnorte—murmuróelTigre.
—Puedeser,micapitán-dijoParanoa.
—¿Perdistealgúnhombredurantela
borrasca?
—Niunosiquiera,micapitán.
—Yelbarco,¿hasufridoalgúndaño?
-Muypocasaverías,queyaestánrepa-
radas.
—¿Lotienesescondidoenlabahía?
—Lodejéenaltamarportemoraalgu-
nasorpresaydesembarquésolo.
—¿Estamosmuylejosdelabahía?
—No,llegaremosalláantesdelanoche-
cer—contestóParanoa.
—¡Nosonmásquelasdosdelatarde!
Porlovistonosesperaunbuentrozodecami-
no.—Estaselvaesmuygrande,señorYá-
ñez,ymuydifícildeatravesar.
—¡Enmarcha!—dijoSandokán,poseído
devivaagitación—.Temoquehayasucedido
algo.
—¿Quesehayanperdidolosparaos?
—Sí,Yáñez.Sinolosencontramosenla
bahíayanolosvolveremosaver.
—¿Quéharemosentonces,Sandokán?
—¿Ytúmelopreguntas,hermano?
¡ComosielTigredelaMalasiaseasustaray
doblaralarodillaanteeldestino!¡Continuare-
moslalucha!
—Piensaquetenemossólocuarenta
hombresenelparao.
—¡Cuarentatigresque,guiadosporno-
sotros,haránmilagros!
—¿Quieresatacarlaquinta?
—Esoyaseverá.Perotejuroqueno
saldrédeLabuánsinllevarmeaMariana,aun-
quetengaquelucharcontratodalaguarnición
deVictoria.Quizásdeelladependalasalvación
olacaídadeMompracem.¡Eldestinode
Mompracemestáensusmanos,Yáñez!
GuiadosporParanoasubieronalaorilla
delríoyseinternaronporunantiguosendero
quehabíadescubiertoelmalayoalgunashoras
antes.
Durantecincohorascaminaronporel
bosqueyalapuestadelsolllegabanalriachue-
loquedesembocabaenlabahía.Habíacaídola
nochecuandollegaronfinalmentealabahía.
—Mire,capitán—dijoParanoa—.Allá
sedistingueelfaroldenuestroparao.
—¿Quéseñalhayquehacerleparaque
seacerque?
—Encenderdoshoguerasenlacosta—
contestóParanoa.
—Vamoshacialapuntamássalientede
lapenínsula—dijoYáñez—.Lesseñalaremosla
rutamásexacta.
Unmomentodespuéslostrespiratas
vierondesaparecerelfarolblancodelparaoy
brillarunpuntorojo.Yanoshanvisto-dijo
Paranoa-;podemosapagarlashogueras.
—No—dijoSandokán—.Puedenservir
paraindicaratushombreslaverdaderadirec-
ción.Ningunodeellosconocelabahía,¿ver-
dad?
—No,
capitán.
—Pues,entonces,guiémoslos.
Sesentaronlostresenlaplayaconlos
ojosfijosenelfarolrojo,quehabíacambiadode
dirección.
Diezminutosmástardeyaseveíaelpa-
rao.Susinmensasvelasestabandesplegadas,y
seoíaelchocardelaguaenlaproa.Parecíaun
pájarogigantescodeslizándosesobreelmar.
Llegóalabahíayembocóelcanal,en-
trandoenlabocadelarroyo.Alverloanclar
cercadeunbosquedecañas,lostrespiratasse
leacercaron.
ConungestoSandokánimpusosilencio
alatripulación,queibaasaludaralosdosjefes
conunaexplosióndealegría.
—Esposiblequenoesténmuylejos
nuestrosenemigos—lesdijo—,ylespidoque
guardenelmásabsolutosilencioparaquenonossorprendanantesderealizarmisproyectos.
Enseguida,volviéndosehaciasuse-
gundojefe,lepreguntóconemocióntanviva
quelehacíatemblarlavoz:
—¿Nohanllegadolosotrosdosparaos?
—No,Tigre—contestóelpirata—.Du-
rantelaausenciadeParanoarecorrítodaslas
costasvecinas,llegandohastalasdeBorneo,
peronopudimosveraningunodenuestros
barcos.
—¿Quécreesquehayaocurrido?
—Creo,TigredelaMalasia,quenues-
trosdosbarcossehanhechopedazosenlas
costasseptentrionalesdeBorneo.
Sandokánseclavólasuñasenelpecho.
—¡Fatalidad!¡Fatalidad!—murmuró—.
¡Laniñadeloscabellosdeorotraeráladesgra-
ciaalostigresdeMompracem!
—¡Ánimo,hermano!—ledijoYáñez,
poniendounamanosobresuhombro—.No
nosdesesperemostodavía.Quizásnuestros
paraosfueronarrastradoslejosycontangrandesaveríasquenohayanpodidovolverhasta
ahoraalmar.Mientrasnoencuentresusrestos
nocreeréquesehayanhundido.
—Peronopodemosesperarmás,Yáñez.
Nosésiellordpermanecerámuchotiempoen
suquinta.
—Sisealeja,ahoratenemosbastantes
hombresparaatacarloenelcaminoyraptara
susobrina.-¿Intentaríasungolpedetalnatura-
leza?
—¿Yporquéno?Estoymadurandoun
magníficoplanyestoyseguroquedaráexce-
lenteresultado.Déjamedescansarestanochey
mañanaharemosloquehayaquehacer.
—Confíoenti,Yáñez.
—Nodudes,hermano.
—Sinembargo,nopodemosdejaraquí
elparao,puedendescubrirlo.
—Yapenséeneso,Sandokán.Paranoa
yarecibiósusinstrucciones.Ahora,vamosa
comeralgoyluegonosiremosaacostaranues-
trascamas.Teconfiesoqueyanopuedomásdecansancio.
Calmadaelhambredetantashoras,se
tendieronensusliteras.Elportuguéssedurmió
enseguida.PeroSandokántardóbastanteen
cerrarlosojos.
Tristespensamientosysiniestrasinquie-
tudeslotuvieronenvelavariashoras.
Cuandovolvióasubiracubierta,vio
quelospiratashabíanlogradoesconderelpa-
rao.Loempujaronha
cialasmárgenesdelalagunayloocultaron
enmediodeunbosquemuyespeso.
Cualquieraquepasaraporahípensaría
quesetratabadeungrupodeplantasydera-
majequelacorrientehabíaarrastradohastaallí.
—¡Brillanteidea!—dijoSandokán.
—Puesvenahoraconmigoatierra.Ya
hayveintehombresquenosesperan.
—¿Quépiensashacer,Yáñez?
—Losabrásdespués.¡Alagualachalu-
paymantenganlaguardia!
CapítuloXXII
ELPRISIONERO
Atravesaronelriachuelo,yYáñezcon-
dujoaSandokánenmediodeunboscaje,don-
delosaguardabanescondidosentrelosárboles
veintehombres,armadoshastalosdientesy
provistosdeunsacodevíveresyuncobertor
delana.
Paranoayelsubjefe,Ikant,estabanallí.
—¿Estántodos?—preguntóYáñez.
—Todos—contestaronloshombres.
—Escúchameconatención,Ikant.Tú
volverásabordoy,antecualquiercosaque
suceda,enviarásaunhombrequeencontrará
siempreaotrocompañeroesperandosusórde-
nes.Nosotrostetransmitiremosnuestrosman-
datos,losquepondrásenejecucióninmedia-
tamentesinelmenorretraso.
IkantsaltóalacanoayYáñezechóa
andar,remontandoelcursodelrío.
—¿Adóndenosconduces?—preguntó
Sandokán,quenocomprendíanada.
—Esperaunpoco,hermanito.Anteto-
do,dimecuántodistadelmarlaquintadeGui-
llonk.
—Cercadecuatrokilómetrosenlínea
recta.
—Entoncestenemoshombresmásque
suficientes.
—Pero,¿quévasahacer?
—¡Tenunpocodepaciencia,Sandokán!
Seorientópormediodeunabrújulayse
internóbajolosárboles,apasorápido.
Recorriócuatrocientosmetros,sedetu-
voysevolvióhaciaunodelosmarineros.
—Instalaaquítudomicilioynolo
abandonesporningúnmotivosinquenosotros
teloordenemos.Elríoestáacuatrocientosme-
tros,porlotantotepuedescomunicarconfaci-
lidadconelparao.Aigualdistanciahaciael
Esteestaráotrodetuscompañeros.Cualquiera
ordenquetetransmitandelparaoselacomu-
nicasatucompañeromáspróximo.¿Hasen-tendido?
—Sí,señorYáñez.
Mientraselmalayopreparabaunaca-
bañitajuntoalárbol,elgruposepusoenmar-
cha,dejandoaotrohombrealadistanciaindi-
cada.
—¿Comprendesahora,Sandokán?
—Sí—contestóéste—,yteadmiro.Y
nosotros,¿dóndeacamparemos?
—EnelsenderoqueconduceaVictoria.
Desdeallípodremosverquiénvaovienedela
quintaeimpedirqueellordhuyasinquelo
sepamos.
—¿Ysinosedecideamarcharse?
—¡Porlagrancarabina!¡Atacaremosla
quintaynosrobaremosalamuchacha!
—Nollevemoslascosasaeseextremo,
Yáñez.LordJamesescapazdemataraMaria-
na.—¡Esono!¡Nuncameconsolaríasiese
bribónlehacealgoalaniña!
—¿Yyo?¡SeríalamuertedelTigredela
Malasia!
—Losédemasiadobien.¡Estáshechiza-
do!Llegabanenesemomentoalasmárgenes
delaselva.Alotroladoseextendíaunapeque-
ñapradera,convariosgruposdearecasyma-
lezayatravesadaporunanchosenderodonde
crecíalahierba.
—Laquintanohadeestarlejos—dijo
Yáñez.
—Distingolaempalizadapordetrásde
aquellosárboles.
—¡Perfecto!—exclamóYáñez.
OrdenóaParanoaquearmaralatienda
enelextremodelbosqueayudadoporlosseis
hombresqueloacompañaban.
SandokányYáñezfueronhastaunos
doscientosmetrosdelacercayluegovolvieron
albosqueysetendieronbajolatienda.
—Estamosalladodelsenderoquevaa
Victoria-dijoYáñez-.Siellordquieresalir,pa-
saráobligadamentejuntoanosotros.Enmenos
demediahorapodemosreunirveintehombresdecididosatodo,yenunahorateneraquítoda
latripulacióndelparao.¡Queintentemoversey
loacorralaremos!
—¡Sí!—exclamóSandokán—.Estoyre-
sueltoalanzarmishombrescontraunregi-
mientoentero.
—Porahora—dijoYáñez—,hagamos
algoporlavida.Estepaseomatinalmeha
abiertoelapetitodemodoextraordinario.
Yahabíanterminadodecomer,cuando
entróParanoajadeante.
—¿Quésucede?—preguntóSandokán,
echandomanoasufusilalverelrostroaltera-
dodelmalayo.
—Alguienseacerca,micapitán,oíelga-
lopedeuncaballo.
—SeráuninglésquevaaVictoria.
—No,Tigre,vienedeallá.
—¿Estátodavíalejos?—preguntóYá-
ñez.—Esocreo.
Losdospiratascogieronlascarabinasy
salieron,entantolosseishombresseembosca-
banenmediodelamaleza.
Sandokánsedirigióalsendero,sepuso
derodillasyapoyóeloídoenelsuelo.
—Sí,seacercaunjinete-dijo.
—Teaconsejoquelodejespasarsinmo-
lestarlo—dijoYáñez.
—¡Nilopienses!Loharemosprisionero,
hermanito.Puedequevayaalaquintaconal-
gúnmensajeimportante.
—Esdifícilcogerlosinquedispare.
—Alcontrario.Pondremosunobstáculo
yeljinetesaldrádespedidodelasillasinque
puedautilizarsuarma.Ven,Paranoa,traeuna
cuerda.
—¡Comprendo!—exclamóYáñez—.
¡Magníficaidea!¡Ysemeocurreotraparautili-
zaralprisionero!
—¿Porquéteríes?
—¡Yaveráslajugarretaqueleharemos
allord!Paranoaysushombrestendieronuna
cuerdamuysólidaatravésdelsendero,perobastantebajaparaquequedaraocultaconlas
hierbasquecrecíanenaquelsitio.Elcaballose
acercabarápidamente.Lomontabaunjoven
cipayovestidodeuniforme.Espoleabaconfu-
riaalanimal,mirandoconreceloenderredor.
—¡Atención,Yáñez!-murmuróSando-
kán.Elcaballoavanzógalopandohaciadon-
deestabalacuerda.Deprontocayóalsuelo.
Lospiratasyaestabanallí.Antesdequeelci-
payosalieradedebajodelcaballo,Sandokánle
habíaquitadoelsableyloamenazabaconel
kriss.
—Noopongasresistencia,porquete
cuestalavida-ledijo.
—¡Miserables!—exclamóelsoldado.
—¡PorBaco!—exclamóelportugués,
muycontento—.Harébonitafiguraenlaquin-
ta.¡Yáñez,sargentodecipayos!¡Ungradoque
noesperaba!
Atóalanimal,quenosufrióelmenor
daño,aunárbol,ysereunióconSandokán,que
registrabaalsargento.
—Noencuentroningunacarta—dijo.
—Porlomenoshablará—dijoYáñez.
—Nohablaré—contestóelsargento.
—¡Hablaotemato!
—¡No!
—¡Habla!—ordenóSandokán,empu-
jandoelkriss.Elinglésdioungritodedolor;el
krisslehizobrotarsangre.
—Hablaré-murmuró,muypálido.
—¿Adónde
ibas?
—AcasadelordGuillonk.
—¿Conquémisión?
—LlevounacartadelbaronetWilliam
Rosenthal.
—¡Dámela!
Elcipayosacóunacartadesucasco.
—¡Bah,cosasviejas!—dijoYáñezdes-
puésdeleerla.
—¿Quéescribeeseperro?—preguntó
Sandokánfurioso.
—Advierteallorddeuninminentedes-
embarconuestroenLabuán,yleaconsejavigi-
lancia.
—¿Nada
más?
—¡Ah,sí!Envíasusrespetuosossaludos
atuMariana,acompañándolosdeunjuramen-
todeamoreterno.
—¡Queunrayopartaporlamitadaese
maldito!
—Paranoa—dijoYáñezimpasible—,
envíaunhombrealparaoparaquemetraiga
papel,plumaytinta.
—¿Quévasahacerconeso?—preguntó
Sandokánasombrado.
—Soncosasquenecesitoparalaejecu-
cióndelproyectoquevengomeditandohace
mediahora.
—Explícate.
—VoyairalaquintadelordJames.
—¡Tú!
—Yomismo,yo—contestóYáñezcon
calma.
—Pero,
¿cómo?
—Metidoeneltrajedeesecipayo.¡Ca-
rambaelsoldadoespléndidoqueseré!
—Comienzoaentender.Tevistesdeci-
payo,yfingesquellegasdeVictoria…
—Yaconsejoallordquesepongaen
caminoparahacerlecaerenlaemboscadaque
lepreparamos.
—¡Ah,Yáñez!—xclamóSandokánylo
estrechócontrasupecho.
—¡Despacio,quemequiebrasunbrazo!
—¡Silograsloquetepropones,teloda-
rétodo!
—Espero
conseguirlo.
—Peroteexponesaungranpeligro.
—Notemas,saldrédelapuroconhonra
ysinquesememuevaunpelo.
—Tencuidadoconlacartaquequieres
escribirallord.Esunhombremuysuspicaz,y
sivequelaletranoeslamismadelbaronet,puedemandarquetefusilen.
—Tienesrazón.Esmejorqueledigade
palabraloquequeríadecirleporescrito.¡Va-
mos,desnudenaesecipayo!
AunaseñadeSandokán,dospiratas
desataronal
soldadoylequitaroneluniforme.Elpobre
hombresecreyóperdido.
—¿Vaamatarme?—preguntóaSando-
kán.—No—contestoéste—.Tumuerteno
mereportautilidadalguna;tedejolavida,pero
quedarásprisioneroenmiparaomientrasno-
sotrospermanezcamosaquí.
—¡Muchasgracias,señor!
Entanto,Yáñezsevestía.Aunqueel
uniformelequedabaunpocoestrecho,searre-
glócomopudoyseequipóporcompleto.
—¡Miraquésoldadomáselegante!—
dijomientrasseponíaelsablealcostado.
—Sí,escierto,eresunmagníficocipayo
—contestóSandokánriendo-.Ahoradametus
últimasinstrucciones.
—Mira—dijoelportugués—,prosigue
emboscadoenestesenderocontodosloshom-
bresdisponibles;peronotemuevasdeaquí.
Diréallordquelospiratashansidoatacadosy
estándispersos,yquecomosehanvistootros
paraos,leaconsejaréqueaprovecheestemo-
mentoparairarefugiarseaVictoria.
—¡Muy
bien!
—Encuantonosotrospasemos,túatacas
laescolta.EntoncesyollevaréaMarianaalpa-
rao.¿Estamosdeacuerdo?
—Sí.¡Anda,vete,mivalerosoamigo!Di
aMarianaquelaamosiempreyquetengacon-
fianzaenmí.¡QueDiosteguarde,Yáñez!
—¡Adiós,hermanito!—contestóYáñez,
abrazándolo.Saltóconligerezaalcaballodel
cipayo,desenvainóelsableypartióalgalope,
silbandoalegremente.
CapítuloXXIII
YÁÑEZENLAQUINTA
Lamisióndelportuguésera,sinduda
alguna,delasmásarriesgadasyaudacesque
habíaafrontadoentodasuvida.Sinembargo,
elpiratasedisponíaajugartanpeligrosacarta
confiadoensusangrefríay,sobretodo,ensu
buenaestrella,quenuncasehabíacansadode
protegerlo.
Seacomodóenlasilla,seatusóelbigote
paradarmásarroganciaasurostro,secolocóel
casco,espoleóelcaballoylolanzóalgalope.
Alcabodedoshorasllegabaalaquinta
delordJames.
—¿Quiénvive?—preguntóunsoldado
escondidodetrásdeuntronco.
—¡Eh,jovencito,bajaelfusil,miraque
nosoyuntigreniunababirusa!—dijoelpor-
tugués,conteniendoelcaballo—.¿Novesquesoytusuperior?
—Perdone,perotengoordendenode-
jarentraranadiesinsaberdepartedequién
viene.
—¡Animal!Vengodepartedelbaronet
WilliamRosenthalconunmensajeparaellord.
—Pase.
Seissoldadoslorodearonfusilenmano.
—¿Dóndeestáellord?-lespreguntó.
—Ensuescritorio.
—Llévenme
allí.
—¿VienedeVictoria?
—Precisamente.
—¿Nosehaencontradoconlospiratas
deMompracem?
—Nohevistoniunosolo,compañero.
Esostunantestienencosasmásimportantes
quehacerqueandarpaseandoporahí.
Imitandolacalmaylarigidezdeunin-
glés,siguióalsargentohastaunelegantesalon-
cito.Esperóunrato.
—Ellordloespera—dijoelsargento
asomándose,yleindicóunapuertaabierta.
Elportuguéssintióqueunescalofríole
corríaporloshuesos.
—¡Yáñez,séprudente!—musitó.
Entróalescritorio.Enunángulo,senta-
doanteunamesadetrabajo,estabaellord,con
elrostropálidoylamiradacolérica.
—¿Lehadadoelbaronetalgúnrecado
paramí?—preguntóentonoseco.
—Sí,
milord.
—Entonces
hable.
—LecomunicaqueelTigredelaMala-
siaestárodeadopornuestrastropascercadela
costasurdelaisla.LordJamessepusodepie
conlosojosbrillantesdealegría.
—¿Está
seguro?
—Segurísimo,
milord.
—¿Quiénesusted?
—SoyparientedelbaronetWilliam.
—Entoncessabráquemisobrina…
—Sí,eslaprometidademiprimoWi-
lliam.
—¿CuándoencontraronaSandokán?
—Estamañanaalamanecer,alatravesar
unbosquealacabezadeunagranbandade
piratas.
—¡Esehombreesundemonio!¿Cómo
llegótanlejosenpocashoras?
—Dicenquellevabacaballos.
—Asílocomprendo.¿Ydóndeestámi
buenamigoWilliam?
—Alacabezadelastropas.
—¿Estánlejosdeaquílospiratas?A
unosdocekilómetros.
—¿Quémásmemandadecir?
—Leruegaquesalgaenseguidadela
quintaysevayaaVictoria.TemequeelTigre
delaMalasiaconsusochentapiratasselance
sobrelaquinta.
Ellordlomiróensilencioyluegodijo,
comosihablaraconsigomismo:
—Enrealidad,esopuedesuceder.Al
amparodelosfuertesydelosbarcosdeVicto-
riaestarémásseguroqueaquí.Williamtiene
razón.¡Yolearrancaréamisobrinaesapasión
quesienteporelinfamepirataysecasarácon
elhombrequelehedestinado!
Yáñezllevóinstintivamentelamanoala
empuñaduradelsable,perosecontuvo.
—Milord—dijo—,¿mepermitehablar
conmifuturapariente?Tengoalgoquedecirle
departedeWilliam.-Porsupuesto,aunque
desdeyaledigoquelorecibirámuymal.
—¡Nomeimporta!—respondióYáñez
sonriendo—.LediréloquemehadichoWi-
lliamynadamás.
—Procureconvencerlaydespuésvuelva
acá,porquecenaremosjuntos.
Yáñezsaludóconunacortésinclinación
ysiguióalcriadoquelocondujoaunsaloncito
dondeloesperabaunaelegantefiguravestida
deblanco.
Auncuandoibapreparado,elportu-
guésnopudoreprimirungestodeadmiración
alveralahermosajoven.Estabamuypáliday
susojosazules,habitualmentetanserenos,
despedíanrelámpagosdecólera.
—¿Quiénesusted?—preguntócuando
hubosalidoelcriado—.¿Quiénlehapermitido
entraraquí?
—Sutío,milady—contestóYáñez.
—¿Yquéquiere?
—Antetodounapregunta.¿Estásegura
dequenadiepuedeoírnos?
—Estamossolos-respondióellaasom-
brada.
—Bien.milady;vengodeMompracem.
Marianacorrióhaciaélcomoempujada
porunresorte,ysupalidezdesaparecióenel
acto.
—¡DeMompracem!¡Usted!¡Uninglés!
—Nosoyinglés.SoyYáñez.
—¡Yáñez,elamigo,elhermanodeSan-
dokán!¿Dóndeestáél?¿Estáherido?
¡Dígamelotodo,omemuero!
—Sandokánviveyestáemboscadocer-
cadelsenderoqueconduceaVictoria,dispues-
toaraptarla.
—¡Gracias,Diosmío,porhaberloprote-
gido!—exclamólajovenconlosojosllenosde
lágrimas.
—Ahoraescúcheme,milady.Hevenido
paraconvencerallorddequeseretireaVicto-
ria.Sandokánatacarálaescoltayseapoderará
deustedencuantoestemosfueradelaquinta.
—¿Ymitío?
—Respetaremossuvida.
—¿AdóndepiensaSandokánllevarme?
Asuisla.
Marianainclinólacabezayguardósi-
lencio.
—Milady—dijoYáñezconvozgrave—,
notema.Sandokánesunodeesoshombresque
sabenhacerfelizaunamujer.Fueterrible,
cruel,peroelamorlohacambiadodetalmodo
quelejuroqueustednuncasearrepentirádeserlamujerdelTigredelaMalasia.
—¡Lecreo,Yáñez!—exclamólamucha-
cha—.¿Quéimportaquehayasidotanatrozsu
pasado?Yoharédeélotrohombre.Abandona-
rémiislayélabandonaráMompracemeire-
mostanlejosquenovolveránaoírhablarde
nosotros.Viviremosjuntos,olvidadosdetodos,
perofelicesynadiesabránuncaqueelmarido
delaPerladeLabuáneselantiguoTigredela
Malasia.¡Sí,serésuesposayloamarésiempre!
—Ahoraesprecisoconvencerasutíoa
dirigirseaVictoria.
—Tengacuidado,Yáñez,porqueesmuy
desconfiado.Esverdadqueustedesunhombre
blanco,peroélsabequeSandokántieneun
amigoeuropeo.
—Seré
prudente.
Elportuguéssaliódelsaloncitocomo
embriagadoporlabellezadeaquellamujer.
—¡PorJúpiter!—exclamó—.¡Empiezoa
envidiaraesebribóndeSandokán!
LordJamesloaguardabapaseándose
porlahabitación.
—Ybien,¿quéacogidalebrindómiso-
brina?—preguntóconironía.
—Meparecióquenolegustaoírhablar
demiprimoWilliam—repusoYáñez—.Poco
faltóparaquemeecharadelsalón.
Ellordmoviólacabezaylasarrugasde
sufrentesehicieronmásprofundas.
—¡Siemprelomismo!-murmuró,rechi-
nandolosdientes.
Siguiórecorriendoagrandestrancosla
habitación.
—Entonces,¿ustedmeaconsejaqueme
marche?
—Sí,milord—contestóYáñez—.Apro-
vecheestabuenaocasiónpararefugiarseen
Victoria.
—¿YsiSandokánhadejadohombres
ocultosenelparque?Mehandichoquelo
acompañaunhombreblancoquesellamaYá-
ñez,tanaudazypeligrosocomoél.
Yáñeztuvoquehacerunesfuerzopor
contenerlarisa.Mirómuyserioallordydijo:
—Milord,yonotengomiedodeesos
tunantes.¿Quierequehagaunreconocimiento
delosalrededores?
—Seloagradecería.¿Necesitaescolta?
—No,gracias,prefieroirsolo,asípuedo
ocultarmeenlosbosquessinllamarlaatención.
—Tienerazón.¿Cuándopartirá?Ahora
mismo.
—¡LasangredelosRosenthalessangre
devalientes!—murmurólordJames—.Vuelva
pronto,recuerdequeloesperoacenar.
Elportuguéssaludómilitarmente,se
pusoelsabledebajodelbrazoysalióalparque.
—¡Yahora,abuscaraSandokán!—
murmurócuandoestuvolejos—.Yaverá,mi-
lord,laexploraciónquevoyahacer.¡Tengala
seguridaddequenoencontrarénirastrodelos
piratas!Nosoñéquemeresultaratanbienesta
combinación.
Asímonologando,atravesóelparquey
tomóelsenderoqueconducíaaVictoria.Ape-
nashabíarecorridounosmilmetros,cuandoun
fusilleapuntóalpechomientrasunavozame-
nazantegritaba:
—¡Ríndeteotemato!
—¿Nomeconoces,Paranoa?
—¡ElseñorYáñez!—exclamóelmalayo.
—Encarneyhueso.Correadecira
Sandokánqueloesperoaquí,yordenaaInioko
quetengalistoelparao.
—¿Nos
marchamos?
—Probablementeestenoche.¿Llegaron
losotrosdosparaos?
—No,señorYáñez.Tememosquese
hayanperdido.
Elpiratapartióconlavelocidaddeuna
flecha.Nohabíantranscurridoveinteminutos
cuandoaparecióSandokán,seguidodeParanoa
yotroscuatropiratas.
—¡Yáñez,amigomío!¡Estabatanpre-
ocupadoporti!¿Laviste?
—Comoves,representomipapeldepa-
rientedelinglésalaperfección;nadiehaduda-
dodemí.¡Nimuchomenosellord!Imagínate
quehoymeesperaacenar.
—¿VisteaMariana?
—Sí,ymepareciótanhermosaqueme
lleguéamarear.Cuandosepusoallorar…
—¿Hallorado?—gritóSandokán—.
¡Dimequiénlahizollorarparaarrancarleel
corazón!
—Pero,Sandokán,¡sillorabaporti!
—¡Ah!Cuéntamelotodo,Yáñez,telo
ruego.
Elportuguésnosehizoderogarylere-
latótodolosucedido.
—¿Ellordsaldráestamismanoche?—
preguntóansiosoelTigrecuandoYáñeztermi-
nódehablar.
—Asílosupongo.
—¿Cómolosabré?
—Envíaaunodetushombresalinver-
naderoyqueallíesperemisórdenes.
—¿Haycentinelasrepartidosporelpar-
que?
—Noloshevisto.
—¿Ysifuerayomismo?
—No,Sandokán,túnodebesabandonar
estesendero.Ellordpuedeacelerarlapartiday
seprecisatupresenciaparaqueguíesanues-
troshombres.
—EnviaréaParanoa,entonces.Esdies-
troyprudente.Apenassehayapuestoelsolirá
aesperartusórdenes.Esperoqueellordno
cambiedeidea,puesnosotrosnopodemos
permanecermuchotiempoaquí.Debemospar-
tirantesdequeenVictoriasesepadóndees-
tamosporqueenMompracemhaypocoshom-
bres.
—¡Tiemblopormiisla!
—Procuraréqueellordapresurela
marcha.Mientrastantohazarmarelparaoy
reúneaquíatodalatripulación.
Seestrecharonlamanoysesepararon.
Yáñezregresóycomenzóapasearpor
elparque,puestodavíaerademasiadotempra-
noparapresentarseallord.
Enunasendapróximaalacasasecruzó
conMariana.
—¡Ah,milady,quésuerteencontrarla!
—dijo.
—Lobuscaba—contestólajoven—.De-
ntrodecincohorassalimosparaVictoria,asílo
hadichomitío.
—Sandokánestápreparado.
—¡Diosmío!—murmuróella,ysetapó
elrostroconlasmanos.
—¡Nollore,ladyMariana!—dijoYáñez.
—¡Tengomiedo,Yáñez!
—Escúcheme—dijoelportugués,lle-
vándolahaciaunsenderomásapartado—.Mu-
choscreenqueSandokánesunvulgarpirata
salidodelasselvasdeBorneo,ávidodesangre
ydevíctimas.Peroseequivocan:esdeestirpe
realynounpiratasinounvengador.Tenía
veinteañoscuandosubióaltronodeMuluder.
Fuertecomounleón,audazcomountigre,valientehastalalocura,alcabodepocotiempo
vencióatodoslospueblosvecinosyextendió
lasfronterasdesureinohastaeldeVarauni.
Aquellascampañaslefueronfatales,puesin-
glesesyholandeses,celososdeunanuevapo-
tenciaqueibaasojuzgarlaislaentera,sealia-
ronconelsultándeBorneoparaatacarlo.Con-
cluyeronporhacerpedazoselnuevoreino.
Sicariospagadosasesinaronalamadreyalos
hermanosyhermanasdeSandokán;bandas
poderosasinvadieronelreino,saqueando,ase-
sinando,cometiendoatrocidadesinauditas.En
vanoSandokánluchóconelfurordeladeses-
peración.Todossusparientescayeronbajoel
hierrodelosasesinos,pagadosporlosblancos,
yélmismoapenaspudosalvarse,seguidode
unapequeñatropadeleales.Anduvoerrante
variosañosporlascostasdeBorneo,sinvíve-
res,sufriendohorriblesmiserias,enesperade
reconquistareltronoperdidoydevengarasu
familiaasesinada.Hastaqueunanoche,perdi-
datodaesperanza,seembarcóenunparaoyjuróguerraamuertealarazablancayalsultán
deVarauni.ArribóaMompracem,contrató
hombresyempezóapiratearenelmar.Devas-
tólascostasdelsultanato,asaltóbarcosho-
landeseseinglesesyterminósiendoelterrorde
losmares,convertidoenelterribleTigredela
Malasia.Ustedyasabelodemás.
—¡Ah,Yáñez,québienmehacensus
palabras!—dijoMariana—.Porqueloamotan-
toquesinéllavidaparamíseríaunmartirio.
—Volvamosyaalaquinta,milady.Dios
velarápornosotros.
Lacondujoalacasaysubieronalco-
medor,dondeyaestabalordJames.
—Mealegroqueestéaquí—dijo—.Al
verlosalirdelparquetemíquelesucediera
algunadesgracia.
—Quiseasegurarmepormímismode
quenohayningúnpeligro,milord.
Éstequedósilenciosodurantealgunos
instantes,yenseguidasedirigióaMariana.
—¿HasescuchadoquenosvamosaVic-
toria?
—Sí—contestóellaconsequedad.
—¿Vendrás?
—Ustedsabedemasiadobienqueme
seríainútilresistir.
—¡Antesqueserlamujerdeeseperro
quesellamaSandokán,prefieromatarte!-
exclamóellordfurioso-.Andaahacerlospre-
parativosparaelviaje.
Lajovensaliódelahabitacióncerrando
violentamentelapuerta.
—¿Lahavisto?—dijoellordvolviéndo-
sehaciaYáñez—.Creequepuededesafiarme,
peroseengaña.¡ViveDiosqueloevitaréaun-
quetengaquehacerlapedazos!
Yáñezcruzólosbrazosparanocaeren
latentacióndeecharmanodelsable.Hubiera
dadolamitaddesusangreporliquidaraaquel
viejosiniestroenesemismomomento.
Cenaronensilencio.Antesdelevantarse
delamesa,Yáñezpreguntó:
—¿Nosmarcharemospronto,milord?
—Sí,amedianoche.Llevaremosunaes-
coltadedocesoldadosmuyfielesydiezindí-
genas.
—Conesasfuerzasnotenemosnada
quetemer.
—¡Ustednoconocealospiratasde
Mompracem!Sinosencontramosconellos,no
sédequiénseríalavictoria.
—¿Mepermite,milord,bajaralparque?
Quisieravigilarlospreparativosdelossolda-
dos.—Vaya,amigo,vaya.
Elportuguéssalióydescendiórápida-
mentelaescalera,pensando:“Creoquellegaré
atiempoparapreveniraParanoa.Sandokán
podráprepararunamagníficaemboscada”.
Seacercóalinvernaderosigilosamentey
empujólapuerta.
Deinmediatosealzóanteélunasombra
yunamanolepusounapistolaalpecho.
—¡Soyyo,Paranoa!—dijo—.Veteen
seguidaaadvertiraSandokánquedentrode
unaspocashorassaldremosdelaquinta.
—¿Son
muchos?
—Unos
veinte.
Elmalayoselanzóporlasendaydesapare-
cióenmediodelassombrasqueproyectaban
losárboles.CuandoYáñezvolvióalacasa,el
lordbajabalaescalera.Teníasusableyuna
carabinaenlamano.Marianaloseguía.
Yanoeralaenérgicamuchachaque
horasanteshablaracontantofuegoyvalentía.
Laideadetenerquedejarparasiempreaque-
lloslugaresparalanzarseaunporvenirincierto
entrelosbrazosdeunhombreaquienllama-
banelTigredelaMalasia,parecíaaterrarla.
Cuandomontóacaballonopudorefrenarlas
lágrimas.
AunaordendelordJames,elpelotónsepu-
soenmarchaytomóelsenderoqueconducíaa
laemboscada.Elancianosevolvíadecuando
encuandoylanzabaaMarianaunamiradaenlacualseleíanterriblesamenazas.
Yahabíanrecorridocercadedoskiló-
metroscuandoseoyóunligerísimosilbido.
Yáñez,queesperabaelasaltodeun
momentoaotro,desenvainóelsableysepuso
entreellordyMariana.
—¿Quépasa?—preguntóellord,vol-
viéndosebruscamente.
—¿Nohaoído?
—¿Un
silbido?
—Sí.
—¿Y
qué?
—Esoquieredecir,milord,quemis
amigosnosrodean—contestóYáñez.
—¡Ah,traidor!—gritóellord.
—Señor,yaesmuytarde—dijoelpor-
tugués,poniéndosedelantedeMariana.
Enefecto,eneseinstantedosmortales
descargasderribaronacuatrohombresysiete
caballos.Luego,treintatigresdeMompracem
salierondelaespesura,lanzandogritosferocesyatacaronconfuriaalaescolta.
Ellordlanzóunrugido.Conunapistola
enlamanoizquierdayelsableenladerecha,se
fuecomounrayohaciaMariana.
—¡Esperaunpoco,viejolobodemar—
gritóYáñez—,quetevoyaacariciarconla
puntademiacero!–
—Temataré,traidor!—contestóellord.
Selanzaronunocontraotro,Yáñezre-
sueltoasacrificarseporsalvaralajoven,yel
inglésdecididoatodoporarrebatárselaalTi-
gredelaMalasia.
Lossoldadosseatrincherarondetrásde
loscadáveresdesuscaballosysedefendían
valerosamente.Cimitarraenmano,Sandokán
procurabadeshaceraquellamuralladehom-
bresparairasocorreralportugués.Rugía,
hendíacabezasadiestraysiniestra.Laresis-
tenciadelosinglesesnopodíadurarmucho
más.
—¡Manténtefirme,Yáñez!—gritóSan-
dokán.
Peroenesemismoinstanteelsablede
Yáñezserompiópormitad.
—¡Socorro,Sandokán!-gritó.
Ellordselefueencima,lanzandoun
gritodetriunfo.Peroelportuguésevitóelsa-
blazoyconlacabezalepegóenlamitaddel
pechoalviejo,quiencayópesadamentealsue-
lo.Viendocaerasuladoaunsoldado
heridodeunhachazo,ellordlegritó:
—¡MataaMariana!¡Teloordeno!
Conunesfuerzotitánico,elsoldadose
irguiósobrelasrodillasyempuñólabayoneta.
Peronotuvotiempodedispararpuesados
pasosestabaelTigre,quelorematóconsusa-
ble.—¡Victoria!-exclamóelpirata,abrazan-
doalajoven.
Saltófueradeaquelensangrentadolu-
garyhuyóhaciaelbosque,entantoquesus
hombresacababanconlosúltimosingleses.
Ellord,arrojadoporYáñezcontrael
troncodeunárbol,quedómedioatontadoen-
treloscadáveresquecubríanelsendero.
CapítuloXXIV
LAMUJERDELPIRATA
Lanocheeramagnífica.Lalunabrillaba
enuncielosinnubes.Todoerasilencio;todo
eramisterioypaz.
Elparaohabíasalidodelabocadelria-
chuelo,huyendoconrapidezhaciaoccidente,y
dejabaatráslaisladeLabuán,queapenasse
distinguíaentrelassombras.
SandokánconsolabaaMarianaestre-
chándolacontrasupecho.
—Nollores,amormío-ledecía-,yote
haréfeliz.Nosiremoslejosdeestasislas,ente-
rraremoselpasadoyjamásvolveremosaoírhablardemispiratasni
deMompracem.Migloria,mipoderío,mis
sangrientasvenganzas,mitemidonombre,to-
doloolvidaréporti.Refrenarélosímpetusde
misalvajenaturaleza,abandonaréelmardel
quemecreíaelamo.Tedaréunanuevaisla,
másalegre,porqueteamo.
—¡Yotambiénteamo,Sandokán,como
nuncamujeralgunaamósobrelatierra!
—¡Aydequienpretendahacertedaño!
—exclamóelpirata—.Mañanaestaremossegu-
rosenmiinaccesibleroca,dondenadietendrá
elatrevimientodeatacarnos,ydespués,cuan-
dohayadesaparecidotodopeligro,iremos
dondetúquieras,miamor.
Marianadejóescaparunprofundosus-
piro,quecasiparecíaungemido.Eneseinstan-
teseescuchólavozdeYáñezquedecía:
-¡Hermano,elenemigonospersigue!
ElpiratasevolvióyseencontrófrenteaYá-
ñezqueleseñalabaunpuntoluminosoque
corríasobreelmar.Erauncruceroqueseacercabaatodavelocidad;elvientollevabahastael
paraoelritmodelasruedasquebatíanlasolas.
—¡Ven,ven,maldito!—exclamóSando-
kándesafiándoloconlacimitarra,mientrascon
elotrobrazososteníaaMarianacomopara
protegerla—.¡VenamedirteconelTigre!
Miróporunossegundosalcrucero,que
forzabalamáquina,ydespuéscondujoaMa-
rianaasucamarote.Aquínotealcanzaránlos
tiros—ledijo—,lasbandasdehierroquecu-
brenlapopademibarcobastanpararechazar
lasbalas.
—¿Ytú,Sandokán?
Yovuelvoalpuenteadirigirlabatallasi
nosatacaelcrucero.Alaprimeradescargalan-
zaréentre‘susruedasunagranadaquelode-
tendráparasiempre.
—¡Tiembloporti!
—LamuerteletemealTigredelaMala-
sia—respondióél.
—Yorezaréporti,Sandokán.
Elpiratalamiróconternuraybesósus
manos.
—¡Yahora—-dijoentonofiero—,va-
mosavemoslascaras,barcomaldito,quevie-
nesaturbarmifelicidad!
—¡Diosmío,protégelo!—murmuróMa-
riana,cayendoderodillasmientrasélabando-
nabaelcamarote.
Seescuchóelprimerdisparodelenemi-
go.Lospiratasselanzaronaloscañones;los
artillerosteníanlasmechasencendidasya
cuandoaparecióSandokánenelpuente.Al
verlo,unsologritosaliódetodoslospechos:
—¡VivaelTigre!
—¡Déjenmepaso!—gritóSandokán—.
¡Bastoyosoloparacastigaraesosinsolentes!
VolvíaaserelterribleTigredelaMala-
siadeotrostiempos.Susojosbrillabancomo
carbonesencendidosysusfaccionesteníanuna
expresióndeespantosaferocidad.
—¿Medesafías?—dijo—.¡Venaqui-
tármela,sierescapaz!
Hizosubiralpuenteunenormemorte-
ro,quefuecargadoconunabombadeveinte
kilosdepeso.
—Ahoraesperemosaqueamanezca—
dijoSandokán—.Quieroqueesebarcomaldito
veabienmibanderayamimujer.
Elvaporredoblósuvelocidady,yaa
milmetros,disparóuncañonazo,yluegootroy
otro.
—¡Dispara,navemaldita!—gritóelpi-
rata—.¡Notetemo!Cuandoquierateharépe-
dazoslasruedasydetendrétuvuelo.
Deunsaltoselanzóalaamuradepopa
yseaferródelastadelabandera.Yáñezsees-
tremeciódeespanto.
—¡Baja,hermano!—gritóelportu-
gués—.¿Quieresquetematen?
Elcañoneosiguióconmásfuria.No
obstanteaquellapeligrosagranizada,Sandokán
nosemovía.Mirabaconfrialdadalanave
enemigaysonreíacadavezqueunabalapasa-
basilbandocercadeél.
—¡Todavíano!—murmuraba—.¡Quie-
roqueveasamimujer!
Elvaporcontinuóduranteotrosdiez
minutosbombardeandoalpequeñovelero;
luegosefuehaciendomáslentoelataque,hasta
quecesóporcompleto.Ensuarboladuraondeó
unagranbanderablanca.
—¿Conquemeinvitasarendirme,eh?
—gritóelTigre—.¡Yáñez!¡Despliegamiban-
dera!¡Quieroquesepanqueelqueguíaeste
paraoeselTigredelaMalasia!
Ytesaludaránconunalluviadegranadas.
—Elvientocomienzaarefrescar,Yáñez.
Dentrodediezminutosestaremosfueradel
alcancedesustiros.Unpirataizólabandera.
—¡Hazresonartuscañonesahora!¡Yo
aquíteespero!¡Quieromostrartemiconquista
alrelampagueodemiartillería!
Doscañonazosfueronlacontestación.
HabíanvistolabanderadelostigresdeMom-
pracem.Elcruceroapresurabasumarchapara
lanzarsealabordajedelparco.Sinembargo,
prontodebieronconvencersedequenoerafácilperseguiraunvelerocomoaquél.Aumentóelviento,yelbarquito,consusinmensas
velashinchadascomoglobos,parecíavolar
sobrelastranquilasaguasdelmar.
—¿Quéquiereshacer,hermanito?—
preguntóasuladoYáñez—.¿Piensasllevartea
esecrucerohastaMompracem?
—Noesésamiidea.Apenaselalbame
permitadistinguirlatripulacióndeesebarco,
castigarésuinsolencia.Quieroqueellostam-
biénveanquiénhacefuego,yquieromostrarles
alamujerdelTigredelaMalasia.
—¡Qué
locura!
—AsísabránenLabuánqueelTigrede
Malasiasehaatrevidoaviolarlascostasdela
islayaenfrentaralossoldadosdelordGui-
llonk.
—Aestashorasyanadieloignoraráen
Victoria.
—Dentrodepococastigaréaesecurio-
so.Yaverás,Yáñez.
Mientrashablaban,losastrospalidecían.
Dentrodepocosminutosapareceríaelsol.
Elcruceroperdíavelocidaddesegundo
ensegundo.
—¡Dispáraleunbuentiro!-dijoYáñez.
—Cuandoestéaquinientosmetros
pondréfuegoalmortero—contestóSandokán.
Ordenórecogerlasvelasyelparaoco-
menzóaacortarsuvelocidad.Sandokánse
inclinósobreelmorteroconlamechaencendi-
da,calculandoladistanciaconlamirada.
Alverqueelvelerocasisedetenía,el
barcodeguerraintentóalcanzarlo,sindejarde
atacarlocongranadas.-¡Fuego!-gritódesúbito
Sandokán,dandounsaltoatrás.
Unapotentedetonaciónresonóenlale-
janía.Labombahabíaestalladohaciendosaltar
conviolenciaelherrajedelarueda.
Elbarcoseinclinósobrelabandayem-
pezóadarvueltassobresímismoalimpulso
delaotraruedaquetodavíabatíalasaguas.
Marianaaparecióenelpuente.Sando-
kánlacogióentresusbrazos,lallevóhastala
amuraygritóalatripulacióndelbarcoenemi-
go:—¡Estaesmimujer!
Ymientraslospirataslanzabansobreel
crucerounhuracándemetralla,elparaose
alejabarápidamentehaciaeloeste.
CapítuloXXV
ENMOMPRACEM
Quebrantadaportantasemociones,Ma-
rianahabíavueltoaretirarseasucamarote,y
unabuenapartedelatripulacióntambiéndejó
lacubierta,puesporelmomentonoparecía
queamenazaraningúnpeligroalanave.
YáñezySandokánpermanecieronenel
puente.
—Esevaportendrámuchoquehacer
parallegarhastaVictoria—dijoYáñez—.
¿CreesquelordGuillonkloenvióparadarnoscaza?
—Nolocreo—contestóSandokán—.El
lordnohatenidotiempoparaadvertiralgo-
bernadordeVictorialosucedido.Esebuque
debióandarbuscándonosalsabersenuestro
desembarco.
—¿Creesqueellordvendráaatacarnos
anuestraisla?
—Nolosé,Yáñez,peroésaesmipre-
ocupación.LordJamesgozadegrandesin-
fluenciasyademásesmuyrico.Metemoque
dentrodepocoaparezcaunaflotillaante
Mompracem.
—¿Yquévamosahacernosotros?
—Daremosnuestraúltimabatalla.
—¿Laúltima?¿Porquédiceseso,San-
dokán?
—PorquedespuésMompracemseque-
darásinsusjefes—respondióéstedandoun
suspiro—.Micarrerallegaasufin.Estemar,
teatrodemiscampañas,yanoverásurcarsus
ondasalosparaosdelTigre.¿Quéquieres?Asíestabaescrito.Elamordelaniñadeloscabellos
deoroteníaquehacerdesapareceralpiratade
Mompracem.¡Estriste!Tenerquedeciradiós
parasiempreaestoslugares,yperderfamay
poderío.Nomásbatallas,niabordajessan-
grientos.¡Micorazónsufre,Yáñez,alpensar
queelTigremoriráparasiempreyqueeste
marymiislaserándeotros!
—¿Ynuestroshombres?
—Seguiránelejemplodesujefe,siasílo
quieren,ydaránsuadiósaMompracem.
—¡PobreMompracem!—exclamóYáñez
conprofundaamargura—.Quedarádesierta.
¡Yoquelaqueríacomosifueramipatria!
—¿Creesqueamínosemerompeel
almapensandoquequizásnovuelvaaverla
más?
—¡Nomepuedoresignaraperderdeun
sologolpetodonuestropoderío,quetanin-
mensossacrificiosnoshacostadoytantosríos
desangre!
—¡Quesecumplanuestrodestino!Da-
remosenMompracemnuestraúltimabatallay
despuéssaldremosdelaislaynosharemosala
vela.
—¿Haciadónde,Sandokán?
—Loignoro,Yáñez.Iremosdondeella
quiera;muylejosdeaquí,espero,porquesi
tuvieraqueestarcercanoresistiríalatentación
devolveraMompracem.
—Elcombateserátremendo—dijoYá-
ñez,resignado—,porqueellordnosatacará
contodosuodio.
—Fortaleceremoselpobladoparaque
puedaresistirelmásterriblebombardeo.¡No
serádomadotodavíaelTigre;rugiráfuertey
llevaráelespantoalasfilasenemigas!
—¿Ysicaemosbajoelpesodelnúmero?
Túsabesquelosinglesesestánaliadosconlos
holandesesparacombatirlapiratería.Podrían
unirselasdosflotasydarungolpemortala
Mompracem.
—Simeveovencido,pondréfuegoala
pólvorayvolaremostodosjuntoconnuestro
pobladoynuestrosparaos.¡Antesquemearre-
batenaMarianaprefieromimuerteylasuya!
—Esperemosqueesonosuceda,Sando-
kán.Elpiratainclinólacabezaypermaneció
unosinstantesensilencio.
—¡Fatalidad!—murmuródepronto—.
¡Porelladeboperderlotodo,inclusoesemar
quellamabamíoyqueconsiderabacomosi
fuerasangredemisvenas!¿Creesqueyono
sufrotambién?
Sellevólasmanosalafrente,comosi
quisieraapartarlospensamientosqueoprimían
sucansadocerebro.Despuésdeunratosemar-
chólentamenteasucamarote.
Alamañanasiguiente,elparaoseen-
contrabaaunoscuarentakilómetrosdeMom-
pracem.
Yatodosseconsiderabanseguros,
cuandoelportugués,quevigilabaconatención,
descubrióunasutilcolumnadehumoquesedirigíahaciaeleste.
—¡Otrocruceroalavista!—exclamó—.
¡Queyosepa,enestetrozodemarnohayvol-
canes!
—¿Quéhay,Yáñez?—preguntóSando-
kán.Acabodedescubrirunacañonera,her-
mano.-Menosmalquenoesmásqueunaca-
ñonera.Yaséquenoencierrapeligroporque
llevaunsolocañón.Peromepreocupaelhecho
dequeesebarcovienedeloeste,quizásde
Mompracem.
—¿Temesquehayacañoneadotuisla,
Sandokán?—preguntóMariana,queacababa
desubiracubiertayselesacercaba.
—Sí,peronoellasola.
Haciaelmediodía,unpirataquehabía
trepadohastaelpenoldeltrinqueteparaarre-
glarunacuerda,avistóMompracem,latemida
madrigueradelTigredelaMalasia.
YáñezySandokánrespiraron,puesse
consideraronseguros,yseguidosdeMarianase
dirigieronalaproa.Allálejossedivisabauna
largalíneadecolorinciertoquepocoapocofue
haciéndoseverde.
—¡Másrápido,másrápido!—exclamó
ansiosoSandokán.
—¿Quétemes?—preguntóMariana.
—Nolosé,peroelcorazónmediceque
hasucedidoalgo.¿Nossiguesiemprelacaño-
nera?
—Sí—contestóYáñez.
—¡Mala
señal!
—Asíes,Sandokán,malaseñal.
—¿Vesalgomás?
Yáñezmiróatentamenteconunanteojo
yrepuso:Veolosparaosancladosenlabahía.
Sandokánrespiróconalivio,yunre-
lámpagodealegríabrillóensusojos.
Prontoestuvoelparaobastantecercapara
distinguirlasfortificaciones,losalmacenes,las
cabañas.
Sobrelagranrocaondeabalabandera
delapiratería,peroelpobladonoestabatan
florecientenilosparaoserantantoscomoantes
dequeellossalierandeMompracem.
—¡Ah!—exclamóSandokán,llevándose
unamanoalpecho—.¡Loqueyosospechaba
hasucedido:elenemigohaatacadomiisla!¡Mi
isla,undíatantemidaeinaccesible,hasido
violadaymifamasehaoscurecidoparasiem-
pre!CuandoporfindesembarcaronSando-
kánysushombres,lospiratasdeMompracem,
reducidosalamitad,seprecipitaronasuen-
cuentro,saludándolocongrandesvivasyre-
clamandovenganzacontralosinvasores.
ComotemieraSandokán,sabiendolos
inglesesdesupartidaysegurosdequeencon-
traríanunaguarniciónmuydébil,sedirigieron
alaisla,bombardearonlasfortificacionesy
echaronapiquevariosbarcos.Llevaronsuau-
daciahastadesembarcartropas,peroelvalor
deGiroBatolydesustigresconcluyópor
triunfaryelenemigosevioobligadoaretirarse.Habíasidounavictoria,esverdad,peropor
pococaelaisla.
—¡Esteeselfin!-murmuróYáñezcon
mortaltristeza.
Profundamenteconmovido,Sandokán,
acompañadoporMariana,subiólentamentelos
estrechosescalonesqueconducíanaloaltode
laroca.Despuésdedejaralajoveninstaladaen
unacabaña,bajóalaplaya.
Lacañonera,entanto,seguíaalavista
delaisla.Parecíaqueesperabaalgo,probable-
mentealgúnotrocruceroquevinieradeLa-
buán.
Lospiratas,previendounataque,traba-
jabanfebrilmentebajoladireccióndeYáñez,
reforzandobastiones,excavandofosos,levan-
tandoestacadas.
SandokánseacercóaYáñez.
—¿Haaparecidoalgúnnuevobarco?—
lepreguntó.
—No—contestóelportugués—.Perola
cañoneranosealejadenuestrasaguasyésaes
unamuymalaseñal.
—Esprecisotomarmedidasparaponer
asalvonuestrasriquezasy,encasodeunade-
rrota,prepararnoslaretirada.
—¿Temesquenopodamoshacerfrente
alosatacantes?
—¡Tengomalospresentimientos,Yáñez!
Algomedicequeperderéestaisla.
Alcaerlatarde,larocapresentabaun
aspectoimponente;parecíainexpugnable.Los
cientocincuentahombresquequedabandes-
puésdelataquedelaescuadraydelapérdida
delasdostripulacionesquesiguieranaSando-
kánaLabuán,habíantrabajadocomoquinien-
tos.Llegadalanoche,Sandokánhizoem-
barcarsusjoyasyartículosdevalorenungran
paraoy,juntoaotrosdos,loenvióalascostas
occidentalesparaqueseremontaraaaltamar
porsieranecesariohuir.
Amedianoche,Yáñez,losjefesytodas
lasbandassereuníanconSandokánantela
grancabaña.ElTigreestabavestidoentrajede
gala,derasorojo,conturbanteverdeadornado
conunpenachocuajadodebrillantes.Alacin-
turallevabadoskriss,insigniadegranjefe,y
unaespléndidacimitarraconlavainadeplata
ylaempuñaduradeoro.AsuladoteníaaMa-
riana.
—¡Amigos,misfielestigres!—dijo—.
LoshellamadoparadecidirlasuertedeMom-
pracem.Comprendoquemimisiónvengadora
haconcluido,queyanosabrérugirnicombatir
comoenotrosdías,quenecesitoreposo.Com-
batiré,sinembargo,unavezmásalenemigo
quequizásmañanavengaaatacarnos,ydes-
puésdarémi
adiósaMompracemymeirélejosavivir
conestamujer,aquienamoyqueserámies-
posa.¿QuierencontinuarlasempresasdelTi-
gre?Lesdejomisbarcosymiscañones.Perosi
prefierenacompañarmeaminuevapatria,seguiréconsiderándoloscomoamishijos.
Lospiratasnocontestaron,peromuchos
rostros,ennegrecidosporlapólvoradelosca-
ñonesylosvientosdelmar,sebañabanenlá-
grimas.
—¡Capitán,micapitán!—exclamóGiro
Batol,quellorabacomounniño—.¡Noaban-
donenuestraisla!¡Nosotrosladefenderemos!
—¡Milady—dijoInioko—,quédeseus-
tedtambiénconnosotros!Formaremosuna
murallaconnuestroscuerposparaprotegerla
delasbalasdelosenemigos.
Lajovenseadelantóhacialasbandasy
luegomiróalTigre.
—Sandokán—dijoconvozfirme—,si
yorompieraeldébilvínculoquemeligaamis
compatriotasyadoptaraporpatriaestaisla,¿te
quedarías?
—Sí,ytejuroquenovolveréatomarlas
armassinoendefensademitierra.
—¡EntoncesqueMompracenseamipa-
tria!¡Aquímequedo!
Cienarmassealzaronmientraslospira-
tasgritabanaunavoz:
—¡VivalareinadeMompracem!
CapítuloXXVI
ELBOMBARDEO
Alamañanasiguienteparecíaqueelde-
liriosehabíaapoderadodelospiratasde
Mompracem.Noeranhombres;erantitanes
quetrabajabanconenergíasobrehumanaen
fortificarlaisla,queyanoabandonaríangra-
ciasaquelaPerladeLabuánhabíajurado
permanecerenella.
YlareinadeMompracemestabaallí,
animándolosconsuvozyconsussonrisas,
mientras,alacabezadetodos,Sandokántraba-
jabaconactividadfebrilayudadoporYáñez,
quenoperdíasuacostumbradacalma.
—Temounataqueviolento—dijoSan-
dokánaYáñez—.Yaveráscomolosinglesesno
vienensolosaatacarnos.Estoyseguroquese
hancoligadoconlosholandeses.
—¡Puesencontraránlahormadesuza-
pato!Nuestraislaesinexpugnableahora.
—¡Ojalá,Yáñez,perononosfiemos!De
todosmodos,encasodequenosderroten,los
paraosestándispuestosparaescapar.
Alamanecerseoyeronfuertesgritos:-
¡Elenemigo!¡Elenemigo!
Sandokán,MarianayYáñezseprecipitaron
haciaelbordedelagigantescaroca.
—¡Esunaverdaderaflota!—murmuró
Yáñez—.¿Dóndehanreunidotantasfuerzas
esoscanallasingleses?
—¡Mira—indicóSandokán—,haybar-
cosingleses,holandeses,españoles,hastapa-
raosdeesemiserablesultándeVarauni!
Laescuadraagresorasecomponíade
trescrucerosingleses,doscorbetasholandesas,
cuatrocañonerasespañolasyochoparaosdel
sultán.Disponíanentretodosdeunosmilquinientoshombres.
—¡Milrayos!¡Sonmuchos!—exclamó
Yáñez.
—Peronosotrossomosvalientesynues-
trarocaesfuerte.
—¿Vencerás,Sandokán?—preguntó
Marianaconvoztemblorosa.
—¡Esoespero,amormío!-contestóelpi-
rata.Doscientosindígenashabíanllegadodel
interiordelaislayocupabanlospuntosqueles
señalaranlospiratas,quienesyaseencontraban
ensuspuestosdetrásdeloscañones.
—Noestátanmal—dijoYáñez—,se-
remostrescientoscincuentaparasostenerel
choque.
Sandokánconfióaseisdelosmásva-
lienteselcuidadodeMarianaparaquelainter-
naranenlosbosquesafindenoexponerlaal
peligro.
—Yovolveréabuscarte.Notemas,que-
ridamía,lasbalasseguiránrespetandoalTigre
delaMalasia.
Lamirósonriendo,comosisedespidie-
ra,yenseguidaechóacorrerhacialosbastio-
nes,gritando:
—¡Arriba,tigrecitos,elcapitánestácon
ustedes!
—¡VivaSandokán!,¡vivanuestrareina!
—¡RecuerdenquedefiendenalaPerla
deLabuányqueesoshombresquenosatacan
sonlosqueasesinaronanuestroscompañeros!
—¡Venganza!—gritaronacorolospira-
tas.Uncañonazoderribóenesemomentola
banderaqueondeabaenelbastióncentral.
Sandokánseestremecióyundolorin-
tensosereflejóensurostro.
—¡Odiadaflotaenemiga,hoymevence-
rás!—exclamó.
Miróuninstanteasualrededor,con
profundatristeza.
-¡Tigres,alimpiarelmardeenemigos!-
gritó-.¡Fuego!
AlaordendelTigre,todosdispararona
untiempo,dejandooírunasoladetonación.La
escuadra,aunquemuymaltratadaporaquella
primerayformidabledescarga,notardóen
contestar.
Noseperdíatirodeunapartenide
otra.Laflotateníalaventajadelnúmeroylade
podermoverseydividirlosfuegosdelenemi-
go;peroapesardeesonoadelantabanada.
Sandokánnocesabadegritaralentando
asushombres.Unparaodelsultánhizoexplo-
siónyunacañoneraespañolaquedódesarbo-
lada.
—¡Venganamedirseconlostigresde
Mompracem!—gritabaSandokán.
Estabavistoque,mientrasnofaltarala
pólvora,ningúnbarcopodríaacercarsealas
costasdelatemidaisla.Pero,pordesgracia
paralospiratas,aesodelasseisdelatarde,
cuandoyalaflotaibaaretirarse,llegóunines-
peradosocorroparalosatacantes.Eranotrosdoscrucerosinglesesyunagrancorbeta
holandesa,seguidosapocadistanciaporun
bergantíndevelaperfectamenteartillado.
SandokányYáñezpalidecieronalver
aquellosnuevosenemigos.Comprendieronque
lacaídadelarocaensusmanoseracuestiónde
horas.Peronoperdieronelánimoyapuntaron
suscañonescontralosnuevosagresores.
Lasgranadascaíanporcentenaresen
losbastionesyenlascasasdelaaldeaydes-
hacíanlasobrasdedefensa.Alcabodeuna
horalaprimeralíneanoeramásqueunmon-
tónderuinas.Dieciséiscañonesestabanin-
serviblesyunadocenadeculebrinasyacían
entreuncentenardecadáveres.
Sandokánintentóunúltimogolpe.Diri-
gióelfuegodesuscañonessobrelanavealmi-
ranteyunagranadadeveintiúnkilos,lanzada
porGiroBatolconunmortero,leabrióenla
proaunenormeboquete.Elbuqueseinclinó
sobreuncostadoysefueapiquerápidamente.
Laescuadrasuspendiódurantealgunosminutoselfuego,peroenseguidaloreanudócon
mayorfuriayavanzóhastacolocarseacuatro-
cientosmetrosdelaisla.
Mediahoradespuésvolabaunpolvorín,
queterminódedeshacerlasyacaídastrinche-
ras,enterrandoentresusescombrosadocepi-
ratasyveinteindígenas.
—¡Sandokán!—gritóYáñez,corriendo
haciaelpirataqueestabaapuntandosuca-
ñón—.¡Estamosperdidos!
—¡Esverdad!—contestóelTigrecon
vozahogada.
—¡Ordenalaretiradaantesqueseade-
masiadotarde!
Sandokánmirólasruinasquelorodea-
ban,enmediodelascualessolamentetronaban
yadieciséiscañonesyveinteculebrinas.Miró
luegohacialaescuadra.Unparaoanclabayaal
piedelagranrocaysutripulaciónsedisponía
adesembarcar.Lapartidaestabaperdida.
Reuniótodassusfuerzasparapronun-
ciarunapalabraquenuncahabíasalidodesus
labios,yordenólaretirada.
Enelmomentoenquelossesentatigres
sobrevivientesseconvencíandelapérdidade
Mompracemy,conlágrimasenlosojosydes-
trozadoelcorazón,seponíanasalvoenlos
bosques,elenemigodesembarcabadirigiéndo-
seconlabayonetacaladahacialastrincheras,
dondecreíaqueibaaencontrartodavíaalos
piratas.
LaestrelladeMompracemsehabíaex-
tinguidoparasiempre.
CapítuloXXVII
ENELMAR
Apesardehaberperdidoparasiempre
supoderío,suisla,sumar,todo,Sandokán
conservabaenaquellaretiradaunacalmaver-
daderamenteadmirable.Sindudahabíaprevis-
toelpróximofinysehabíahabituadoalaidea,
conelconsuelodequedespuésdetantodesastrelequedaríasiempresuadoradaPerlade
Labuán.Sinembargo,ensurostroseveían
huellasdeunaemociónmuygrande,queen
vanoseesforzabaporocultar.
Acompañadodesuspiratas,llegóen
breveallugardondeseencontrabaMariana.La
jovensearrojóenlosbrazosdeSandokán,que
laestrechóconinmensaternuracontrasupe-
cho.—¡Vayámonos,Mariana,elenemigono
estálejos!Esprobablequetodavíatengamos
queenfrentarunaluchasangrienta.
Enlontananzaseoíanlosgritosdelos
vencedoresysedivisabaelresplandordeuna
luzintensa,señalclaradequelaaldeahabía
sidoentregadaalasllamas.
Alasoncedelanochellegaronallugar
dondeestabanancladoslostresparaos.
—¡Pronto,embarquemos!—dijoSando-
kán-.¡Losminutossonpreciosos!
Lospiratasseembarcaronconlágrimas
enlosojos.Treintatomaronubicaciónenel
paraomáspequeño;losrestantes,parteenelde
SandokányparteeneldeYáñez,queconducía
losinmensostesorosdelTigre.
Allevaranclas,vieronaSandokánlle-
varselasmanosalcorazón.
—¡TodohaconcluidoparaelTigredela
Malasia!—murmuró.
Peroenseguidagritóconenergía:
—¡Aaltamar!
Llevabanyarecorridoscincokilómetros,
cuandoungritoderabiaestallóabordodelos
paraos.Enmediodelastinieblashabíanapare-
cidolaslucesdedoscruceros.
—¡Tambiénenelmarmepersiguenesos
malditos!—exclamóSandokán,estrechandolas
manosdeMariana-.¡Tigres,aquíestánlosleo-
nesquesenosechanencima!¡Arribatodoscon
lasarmasenlamano!
Nosenecesitabamásparaanimaralos
piratas,queardíanendeseosdevenganza.
—Mariana—dijoSandokánalajoven
quemirabaaterradalosdospuntosluminosos
quebrillabanenelmar—,veteatucamarotey
notengasmiedo.
—Notema,milady—dijounviejojefe
malayo—.Lanocheesmuyoscuraynolleva-
mosfarosencendidos.Esimposiblequenos
hayanvisto.Séprudente,Tigre,sipodemos
evitaruncombate,ganaremoslabatalla.
—¡Sea!—contestóSandokándespuésde
algunosinstantesdereflexión—.Porelmo-
mentodominarémiiraytratarédehuir,pero
¡aydeellossiintentanseguirme!
AunaordendeSandokánelparaoviró
debordoysedirigióalascostasmeridionales
delaisla,dondehabíaunabahíabastantepro-
fundaparaalojaralapequeñaflotilla.Losotros
dosparaosseapresuraronaseguirlamaniobra,
pueshabíancomprendidoelplandeSandokán.
Elvientoerafavorable,yhabíaportantolapo-
sibilidaddequelosbarcosllegaranalabahía
antesdequedespuntaraelsol.
—¡Eh,hermano!-dijoalpocoratouna
vozprovenientedelsegundoparao.
—¿Quépasa,Yáñez?—preguntóSan-
dokán.
—Meparecequeloscrucerossedispo-
nenacortarnoselcamino.
—Entonceshannotadonuestrapresen-
cia.—Esotemo,Sandokán.Teaconsejoque
nosdirijamosmaradentroeintentemoselpaso
porentreelenemigo.Mira,seseparanpara
dejarnosalmedio.Quierenatacarnosenpleno
mar.
—¡Quierenbatalla!—dijoSandokán—.
¡Puesbien,latendrán!
Duranteveinteminutoslostresveleros
continuaronavanzandoparahuirdelaence-
rrona.Deprontovieronquenuevamentevira-
banloscruceros.
—¡Nosalcanzan!—exclamóYáñez—.
Sonunacorbetayunacañonera.
—¡Veteatucamarote,Mariana!—dijo
Sandokán—.Dentrodepococaeráunagrani-
zadadebalassobreelpuente.Enesemomento
resonóuncañonazoyunabalahoradódosve-
las.—¡Atucamarote!—gritóSandokány
cogióentresusvigorososbrazosaMarianayla
llevóabajo.
—¡Notealejesdemilado!—suplicóla
joven—.¡Tengomiedoporti,Sandokán!
—¡Voyaenfrentarmiúltimabatalla,a
guiarunavezmásalavictoriaalostigresde
Mompracem!
—¡Déjameestarjuntoati!¡Yotedefen-
derécontralasarmasdetusenemigos!
—¡Mebastoyoparaarrojarlosalmar!
ElpiratasesoltódelosbrazosdeMa-
rianayseprecipitóporlaescalera,gritando:
—¡Adelante,misvalientes!¡ElTigrede
laMalasiaestáaquí!
Labatallaarreciabaporambaspartes.
Lacañonerahabíaatacadoalparaodelportu-
gués,perollevabalapeorparte.LaartilleríadeYáñezlateníamuyamaltraer.Poreseladola
victorianoofrecíadudas.Perolapoderosacor-
betasehabíaechadoencimadelosparaosde
Sandokán,haciendoestragosentrelospiratas.
LapresenciadelTigrenopudocambiarelre-
sultadodelalucha.
Eraimposibleresistirtantametralla.
Unosminutosmásylosdospobresparaos
quedaríanreducidosalanada.
Conunamirada,Sandokáncomprendió
lagravedaddelasituación.
Desenvainandolacimitarra,gritó:
—¡Arriba,tigres,alabordaje!
Ladesesperacióncentuplicabalasfuer-
zasdelospiratas.Descargarondeunsologol-
pelosdoscañonesylasculebrinasparalimpiar
defusileroslasamuras,yenseguidalanzaron
lasgrapasdeabordaje.
Alacabezadesusveinteseguidores,
mientrasYáñezhacíasaltarlacañoneradeuna
granadaenlasantabárbara,Sandokánsubió
comountoroheridoalabordajesobreelpuentedelbarcoenemigo.
Chocócontralosmarinerosylosrecha-
zóhastalapopa,peroporlaproairrumpióotra
columnadehombresguiadosporunoficial,a
quienSandokánreconociódeinmediato.
—¡Ah!¿Erestú,Rosenthal?—exclamó
precipitándosesobreél.
—¿DóndeestáMariana?—preguntóel
oficial.
—¡Tómala!—gritóSandokán.
Conungolpedecimitarraloderribóy,
arrojándoseencimadeél,lehundióelkrissen
elcorazón.Perocasienelmismomomento
recibióungolpedemazoenlacabeza,hacién-
dolocaer.
CapítuloXXVIII
LOSPRISIONEROS
andovolvióensí,todavíamedioaton-
tadoporelterriblegolperecibido,Sandokánse
encontróencadenadoenlabodegadelacorbe-
ta.Primerosecreyóvíctimadeunapesadilla,
peroeldolorquelomartirizaba,ysobretodo
lascadenasquelosujetaban,lodevolvieronala
realidad.
—¡Prisionero!—exclamóapretandolos
dienteseintentandoromperloshierros-.¿Qué
pasó?¿Mevencieronotravezlosingleses?
¡Condenación!¿QuéserádeMariana?¡Quizás
estémuerta!
Untremendoespasmoleoprimióelco-
razón.
—Mariana!—gritódesesperado—.¡Yá-
ñez,mibuenamigo!¡Inioko!¡Tigres!¡Nadie
contesta!¿Hanmuertotodos?¡No,esimposi-
ble!¡Sueño,oestoyloco!
Miróconespantoasualrededor.
—¡Todosmuertos!—exclamóconan-
gustia—.¡Solamenteyosobrevivoatanto
horror!¡Mejorseríaquehubieracaídoyobajo
elplomodeesosasesinosyquemehubierahundidoconmibarco!
Conunnuevoataquedelocuraydeses-
peraciónsearrojódelentrepuente,sacudiendo
confuerzalascadenasygritando:
—¡Mátenme!¡ElTigredelaMalasiaya
nopuedevivir!
Deprontosedetuvoaloírunavozque
decía:
—¡ElTigredelaMalasia!¿Estávivoto-
davíaelcapitán?
Sandokánmiróenderredor.
Unalinterna,suspendidadeunclavo,
iluminabaescasamenteelentrepuente,pero
bastabaparadistinguiraunapersona.Descu-
brióunaformahumanaacurrucadacercadela
carlingadelpalomayor.
—¿QuiénhabladelTigre?—preguntóla
voz.Sandokánseestremecióyunrelámpago
dealegríabrillóensusojos.Aquellavoznole
eradesconocida.
—¿Erestú,Inioko?—balbuceó.
—¿Aquímeconocen?¡Entoncesnoes-
toymuerto!Elhombreselevantóysacudiósus
cadenas.
—¡Inioko!—exclamóSandokán.
—¡Elcapitán!—exclamóelotro.
CayóelpirataalospiesdelTigre,repi-
tiendo:
—¡Elcapitán!¡Micapitán!¡Lollorépor
muerto!Iniokoeraelcomandantedeltercer
parao.Comotodoslosdayacos,llevabalosca-
belloslargosylosbrazosypiernasadornados
congrannúmerodebrazaletesdecobrey
bronce.AlveraSandokán,llorabayreíaaun
tiempo.
—¡Vivo!¡Quéfelicidadqueustedseli-
bródetantamatanza!
—¿Esquehanmuertotodoslosvalien-
tesquearrastréconmigoalabordaje?
—¡Aydemí,sí,todos!
—¿YMariana?¿Murióalhundirseel
parao?¡Dímelo,Inioko!
—No,ellaestáviva.
—¡Vive!-gritóSandokánlocodeale-
gría-.¿Estásseguro?
—Sí,micapitán.Ustedyahabíacaído,
perocuatrocompañerosyyoresistíamostoda-
vía,cuandovimosquelosinglesestraíanal
puentedeestanavealadyMariana.Lollamaba
austed,micapitán.
—¡Maldición!¡Yyosinpodercorreren
suayuda!¿Sigueabordo?
—Sí,
Tigre.
—¿Nolahantransbordadoalacañone-
ra?—Lacañoneranavegaahorabajoel
agua.
—¿LaechóapiqueYáñez?
—Sí,
capitán.
—¿EntoncesYáñezvivetambién?
—Pocoantesquemetrajeranaquívia
grandistanciasuparaoquehuíaavelasdes-
plegadas.
—Ydelosnuestros,¿nohuyóninguno?
—Ninguno,capitán—contestóInioko,
suspirando.
—¡Muertostodos!—murmuróSando-
kán—.¿VistecaeraSingal,elmásvalienteyel
másviejodemispiratas,yaSangau,elleónde
lasRomades?
—Sí,
capitán.
¡Quécarnicería!¡Pobrescompañeros!
Sandokáncalló,ysesumergióendolo-
rososrecuerdos.Auncuandosecreíamuyfuer-
te,sesentíaaplastadoporaqueldesastre,quele
costabalapérdidadesuisla,lamuertedeto-
doslosquehastaentonceslosiguieranencien
batallas,ylaseparacióndelamujeramada.
Sinembargo,enunhombredesutem-
ple,talpesadumbrenopodíadurarmucho.Se
pusodepiedeunsalto,conlamiradabrillante.
-¿Crees,Inioko,queYáñeznossiga?
—Estoyconvencido,micapitán.Else-
ñorYáñeznonosabandonaráenladesgracia.
—¡Esocreoyotambién!—exclamóSan-
dokán—.Otroensulugarhuiríaconlasin-
mensasriquezasquellevaensuparao,peroélnolohará.Mequieredemasiadoparatraicio-narme.
—¿Yquésacamosconeso,capitán?
—¡Nosescaparemos,Inioko!
Eldayacolomirópreguntándosesino
habíaperdidoeljuicioelTigre.
—¡Escaparnos!—exclamó—.Nisiquiera
tenemosunarma,yestamosencadenados.
—Tengounmedio.Cuandounhombre
muereabordo,¿quésehaceconél?
—Selemeteenunahamacaconunaba-
ladecañónyseleenvíaahacercompañíaalos
peces.
—Lomismoharánconnosotros.
—¿Quierequenossuicidemos?
—Sí,perovolviendoalavida.
—Tengomisdudas,Tigre.
—Tedigoquedespertaremosvivosyli-
bresenelmar.
—Siustedlodice,tengoquecreerlo.
—TododependedeYáñez.Sisigueala
corbeta,tardeotempranonosrecogerá.Ydes-
puésvolveremosaMompracemoaLabuán
pararescataraMariana.
—Perodudounpoco,capitán.Piense
quenotenemosniunkriss.
Yademásestamosencadenados.
—¡Encadenados!—gritóSandokán—.
¡ElTigredelaMalasiapuedehacerpedazoslos
hierrosquelotienenprisionero!
Retorcióconfurialoseslabones,ydan-
dountirónirresistiblelosabrióyarrojólejosla
cadena.
—¡YaestálibreelTigre!—dijo.
Casialmismotiemposelevantólaesco-
tillaycrujiólaescalabajoelpesodealgunos
hombres.Erantres:unoeraunteniente,proba-
blementeelcomandantedelanave;losotros
doseranmarineros.
Aunaseñaldesujefe,losmarineros
armaronlasbayonetasyapuntaronsuscarabi-
nasalosdospiratas.-Leadvierto,señortenien-
te-dijocondesdénSandokán-,quenome
hacentemblarsusfusiles.
—Essólounaprecaución.
—¿Novequeestoydesarmado?
—Peronoencadenado,porloqueveo.
—Nosoyhombrequepuedatenerlargo
tiempoprisioneraslasmuñecas.
—Vengoaversinecesitaquelocuren.
—Noestoyherido.
—Creoquerecibióunmazazoenelcrá-
neo.—Peroelturbanteamortiguóelgolpe.
—¡Quéhombre!—exclamóelteniente
consinceraadmiración—.Mehaenviadouna
damaasaberdeusted.
—¿Mariana?—gritóSandokán.
—Sí,ladyGuillonk.Lasalvéenelmo-
mentoenqueelparaoibaasumergirse.Permí-
tameaconsejarlequelaolvide.¿Quéesperanza
quedaparausted?
—Esverdad.¡Estoycondenadoamuer-
te!¿Adóndemeconduce?
—A
Labuán.
—¿Me
ahorcarán?
Eltenientepermanecióensilencio.
—Puedeusteddecírmelo,notengo
miedoalamuerte.
—Losé.Esustedelhombremásvalien-
tedeBorneo.
—Entonces,
dígamelo.
—Sí,loahorcarán.
—Hubierapreferidoelfusilamiento.
—Yonosólohubierarespetadosuvida,
sinoquelehubieradadounmandoenelejérci-
todelaIndia—dijoelteniente—.Hombrestan
audacessonmuyraroshoyendía.
—Graciasporsusbuenasintenciones.
Cuandoustedmeatacó,teniente,yoestabaa
puntodedejarmividadepirata.Deseabatener
unavidatranquilajuntoalamujerqueamo.El
destinonolohaquerido.¡Máteme,sabrémorir
comovaliente!Nosoportopensarenlamuerte
quemeesperaenLabuán.
—Locomprendo,Tigre.
—Peroalgopodríasucederantesdeque
lleguemosaLabuán.
—¿Piensaenelsuicidio?Créamequeno
seloimpediría.Sentiríamuchoverqueloahor-
caran.Peronopuedoofrecerlelosmediospara
matarse.
—Yolostengo.
—¿Algún
veneno?
—¡Fulminante!¿Puedopedirleunfa-
vor?
—Aunhombrequevaamorirnosele
puedenegarnada.
—QuisieraverporúltimavezaMaria-
na.Despuésdeunlargosilencio,elteniente
dijoconvozgrave:
—Tengoordendenopermitirlesverse.
Peronoletengorencorausted,Tigre.Traeré
aquíaladyGuillonk,conunacondición:que
nolediganadadesusuicidio.
—Nole
diréunapalabra.Sóloquierodecirledónde
ocultoinmensostesorosparaquedispongadeelloscomoquiera.¿Cuándolaveré?
—Antesdequeanochezca.
—¡Gracias,
teniente!
—¡Adiós,TigredelaMalasia!—dijoel
marino.
Eltenientellamóalossoldados,que
habíansoltadodelascadenasaInioko,yvolvió
asubiracubierta.Sandokánpermaneciódepie,
conunaextrañasonrisaenloslabios.
—¿Buenasnoticias?-preguntóeldaya-
co.—¡Estanocheestaremosenlibertad!—
contestóSandokán—.¡Mariananosayudará!
CapítuloXXIX
LAFUGA
Asíquesemarchóelteniente,Sandokán
sesentóenelúltimopeldañodelaescalerayse
sumergióenprofundospensamientos.
Iniokoseacurrucóabrevedistanciaynoseatrevíaainterrogarloacercadesusproyectos.
Depronto,volvióalevantarselaesco-
tilla.EntróMariana,pálidayllorosa,acompa-
ñadadelteniente.
Sandokánestrechólasmanosdelajo-
ven.—¡Amormío!—exclamó,llevándolaa
laparteopuestadelabodega,mientraselte-
nientesesentabaenmediodelaescala—.¡Por
finpuedoverte!
—¡Sandokán—murmuróella,estallan-
doensollozos—,creíquenovolveríaaverte!
—¡Nollores,Mariana,telosuplico!
—¡Noquieroquemueras!¡Yotedefen-
derécontratodos,yoteliberaré!
—¿NosabesquemellevanaLabuán
paramatarme?Perotúpuedessalvarme,sime
ayudas.
—¿Podráshuir?—exclamóella,deliran-
tedealegría.
—¡Sí,siDiosmeprotege!Escúchame—
dijobajandolavozyllevándolalomáslejos
posible—.Piensofugarme,perotúnopuedes
venirconmigoahora.Esprecisoquemeayudes
aescapar,perotejuroquenoestarásmucho
tiempoentretuscompatriotas,aunquetenga
quelevantarunejércitoydirigirlocontraLa-
buán.
Sacódelpechounaminúsculacajita,laabrió
ymostróaMarianaalgunaspíldorasqueex-
halabanunolorpenetrante.
—Estaspíldorascontienenunveneno
poderoso—dijo—,peronomortal.
Tienenlapropiedaddesuspenderlavi-
daduranteseishoras.Esunsueñoquesepare-
cealdelamuerteyqueengañaalmédicomás
experimentado.
—¿Quéquieresquehagayo?
—Iniokoyyotomaremosunacadauno;
noscreeránmuertosynosarrojaránalmary
quedaremoslibresenplenoocéano.
—¿Noseahogarán?
—No,graciasati.Sonlasseisahora.
Dentrodeunahoratomaremoslaspíldorasy
daremosungrangrito.Veenturelojelminuto
enquehayamosgritadoycuentaseishorasy
dossegundos.Antesharásquenosechenal
mar.Procuradejarmesinhamacaysinbalaen
lospiesyvesipuedesarrojaralgúnflotadoral
mar.Sinolologras,velamaneradeesconder
algúnarmaentrenuestrasropas.¿Hascom-
prendidobien?
—Sí,pero,después,¿adóndeirás?
—TengolacertezadequeYáñeznossi-
gueyquenosrecogerá.
Besóconternuraalajoven,ahogando
ungemido.
—¡Vete,Mariana-dijobruscamente-,ve-
teoterminaréporllorarcomounniño!
—¡Sandokán,amormío!—exclamóMa-
rianaconacentodesgarrador.
Eltenienteselallevó.
—¡Todohaconcluido!—exclamócon
voztristeelpirata—.¡Ojaláalgúndíapueda
verfelizalaquetantoamo!
Sedejócaeralospiesdelaescalayallí
permaneciócasiunahora.Luegoselevantó.
Sacólacajitaytomódospíldoras,pasandouna
aldayaco.
—Cuandotedélaseñal,telatragas.
—Sí,
capitán.
Sacóelrelojymirólahora.
—Sonlassietemenosdosminutos.De-
ntrodeseishorasvolveremosalavidaenple-
nomar.
Cerrólosojosysetragólapíldora;Inio-
koloimitó.Sevioentoncesalosdoshombres
retorcerseenunviolentoespasmoycaeral
suelodandodosagudosalaridos.
Apesardelruidodelasmáquinas,to-
dosoyeronlosgritos,másquenadieMariana
quelosesperabapresadegranansiedad.
Eltenientebajóprecipitadamenteala
bodega,seguidodelmédicodelbarco.Encon-
traronlosdoscadáveres.Elmédicolosexaminóycertificólamuertedelosprisioneros.
Mientraslosmarinerosloslevantaban,
eltenientevolvióacubiertayseacercóaMa-
riana.
—Milady—ledijo—,leshasucedido
unadesgraciaalTigreyasucompañero.
—¡Loadivino!¡Hanmuerto!
—Es
verdad.
—Vivoslepertenecíanausted,pero
muertosmepertenecenamí.
—Ladejoenlibertadparahacercon
ellosloquequiera,peroledoyesteconsejo:
mandequelosechenalmarantesdequelle-
guemosaLabuán.Sutíopodríahacercolgara
Sandokánaunestandomuerto.
Aceptosuconsejo.Mandetraerlosca-
dáveresapopayquemedejensolaconellos.
Unmomentodespuéslospiratas,colo-
cadossobredostablas,quedabandispuestos
paraserarrojadosalmar.Marianasearrodilló
alladodeSandokánycontemplóensilenciosu
rostrodescompuestoporlapoderosaaccióndelnarcótico.Esperóquecayeralanocheyentoncesescondióentresusropasdospuñales.
—¡Porlomenospodrándefenderse!—
murmuró.Sesentóasuspies,contandohora
porhora,minutoporminuto,segundoporse-
gundo.Alaunamenosveinteselevantó,páli-
daperoresuelta.Seacercóalaamura,desató
dossalvavidas,quearrojóalmar,yfueenbus-
cadelteniente.
—¡Señor,quesecumplalaúltimavo-
luntaddelTigredelaMalasia!—dijo.
Cuatromarineroslevantaronlasdosta-
blas.
—¡Esperen!—dijoMariana,rompiendo
allorar.
SeacercóaSandokánytocósufrente.
Notóunligerocaloryunaespeciedetemblor.
Unmomentodedudaytodosehabríaperdido.
Retrocedióconrapidezydijoconvozahogada:
—¡Déjelos
ir!
Losmarineroslevantaronlastablasylos
dospiratasdescendieronalmar,desaparecien-
doentrelasaguasnegras,entantoqueelbarco
sealejaballevandoalaafligidajovenhacialas
costasdeLabuán.
CapítuloXXX
YÁÑEZ
ComodijoSandokán,lasuspensiónde
lavidadurabajustoseishoras,porqueapenas
cayeronenlosabismosdelmarlosdospiratas
volvieronensí,sinexperimentarlamenoralte-
racióndesusfuerzas.Conunvigorosogolpe
detalones,subieronalasuperficieymiraron
anhelantesasualrededor.
Sedejaronmecerentrelasolas,peroel
Tigreteníalosojosfijosenelbarcoqueseale-
jaballevándoseaMariana.
—¡Vayámonos,Inioko!—dijoconvoz
quebrada—.¡Todohaterminado!
—¡Ánimo,capitán,lasalvaremosantes
deloqueustedcree!
—¡Asíhadeser!Yahora,busquemosa
Yáñez.Anteellosseextendíaelanchomarde
Malasia,envueltoenlastinieblasdelanoche;
sinunislotedondedescansar,niunavela,ni
unaluzqueseñalaralapresenciadealgúnbar-
co.Sóloveíanolasespumosasagitadasporel
vientonocturno.
Habíanrecorridoyaunkilómetro,
cuandoIniokochocóconunobjetoduro.
—¡Untiburón!—gritóhorrorizado,al-
zandoelpuñal.
—¡Esunsalvavidasdelosquearrojó
Mariana!—exclamóSandokán.
Nadaronenderredorbuscandoelotro
hastaquelograronencontrarlo.
—¡Estosíqueesunasuertequenoes-
peraba!—dijoInioko—.¿Adóndevamosaho-
ra?
—Lacorbetaveníadelnoroeste,asíque
creoqueenesadirecciónencontraremosaYá-
ñez.—Peroseránecesarioestarvariashoras
enelagua,yelparaodelseñorYáñeznodebe
caminarmuydeprisaconestevientosuave.Y
nohayqueolvidaralostiburones,capitán.
—Hastaahoranoveoningunacolani
ningúnhocico-contestóSandokán-.Vamos
haciaelnoroeste;sinoencontramosaYáñez,
pondremospieenMompracem.
Seacercaronunoalotroparaproteger-
se,ynadaronconsuavidad,paraeconomizar
fuerzas.Asícontinuaronsutravesíadurante
unahoramás.
—¿Oyes?—dijodeprontoSandokán.
—Sí—contestóeldayaco—.Parecelasi-
renadeunbarco.
—¡Notemuevas!
SeapoyóenlaespaldadeIniokoysacó
másdemediocuerpofueradelagua.
—¡Delnorteavanzaunbarcohaciano-
sotros!Esuncruceroquedebeandartrasla
huelladeYáñez.
—¿Lodejaremospasar?
—Nopodemoshacerotracosa.¡Aban-
donemoslossalvavidasysumerjámonos!
Cuandosalieronalasuperficiepara
respirar,oyeronunavozquegritaba:
Juraríahabervistodoscabezasababor.Si
nofueraporeltiburónquenossigueapopa,
bajaríaunachalupaparairaver.
Elbuquesealejórápidamenteylasolas
producidasporlasruedasleszumbabanenlos
oídosyloslevantabanyluegolosprecipitaban
enlasprofundidades,hastaquesecalmaron.
—¡Capitán,tenemosuntiburónen
nuestrasaguas!-gritóInioko.
—¡Tenpreparadoelpuñal!—contestó
Sandokán.
—¿Ylossalvavidas?
—Estándelantedenosotros,endosbra-
zadaslosalcanzaremos.
—¡Nomeatrevoamoverme,capitán!
—¡Nopierdaslacabeza,Inioko,siquie-
ressalvarlaspiernas!
Enmediodelablancaespumasurgióde
improvisounacabezaformidable.
—¡Enguardia!—dijoSandokán—.Está
aunossesentametros,yhaolidocarnehuma-
na.Loveremosdentrodeunmomento.¡Note
muevasynosuelteselpuñal!
Abrevedistanciaapareciólacabezadel
monstruo.Estuvounosinstantesinmóvil,de-
jándosemecerporlasolas,yluegoseprecipitó
haciaadelante,batiendolasaguasruidosamen-
te.ElTigredelaMalasia,envezdeescapar,
soltódeprontoelsalvavidas,sepusoelpuñal
entrelosdientesynadóconresoluciónhaciael
enemigo.
—¡Vamos,ataca,tiburóndelosdemo-
nios!—exclamó.
Elmonstruodioungigantescosaltoque
lohizosalircasiporcompletodelagua,yse
precipitóencimadeSandokán.
Elpirataloesperaba.Loagarróporuna
delasaletasdeldorsoyleclavóelpuñalenel
vientre.
Elenormepez,heridodemuerte,se
apartódesuadversarioysubióalasuperficie.
Sevolviófuriosohaciaeldayaco,peroSando-
kánsesumergiónuevamenteylohirióenme-
diodelcráneocontalfuerzaquelahojaquedó
clavada.
—¡Ytomaéstastambién!—gritóInioko,
lanzandopuñaladas.
Estavezelmonstruosesumergiópara
siempre,dejandoenlasuperficieunagran
manchadesangre.
—Creoquenovolverá.¿Quédices,
Inioko?
Eldayaconocontestó;apoyadoenel
salvavidasprocurabalevantarseparamiraralo
lejos.
—¡Mire,haciaelnoroeste!—gritó—.
¡PorAlá!¡Veounvelero!
—¿SeráYáñez?—dijoSandokán,emo-
cionado—.Déjamequemesubaentushom-
brosparapoderverbien.
—¿Quéve,capitán?
—Esunparao.Pero…,¡maldición,son
treslosbarcosquevienen!
—¿Habráencontradosocorroelseñor
Yáñez?
—¡Es
imposible!
—Capitán,hacetreshorasqueestamos
nadando,yleconfiesoqueyanomequedan
fuerzas.
—¡Comprendo!Amigosoenemigos,
hagamosquenosrecojan.
Inioko,convoztonante,gritó:
—¡Eh,delbarco!¡Socorro!
Uninstantedespuésseoyóuntirode
fusilyunavozquegritaba:
—¿Quién
llama?
—¡Náufragos!
—¿Dóndeestán?—preguntólamisma
voz.—¡Acércate!—respondióSandokán.
Hubounbrevesilencio,ydespuésotra
vozexclamó:
—¡Portodoslostruenos!¡Omuchome
engañooesél!
—¡Yáñez,Yáñez!¡Soyyo,elTigredela
Malasia!
Delostresbarcospartióunsologrito:
—¡Elcapitán!¡VivaelTigre!
Seacercóelprimerparao.Losdosna-
dadorescogieronuncablequeleslanzaronyse
izaronsobrecubiertaconlarapidezdedos
verdaderosmonos.
UnhombreseabalanzósobreSandokánylo
estrechóconfuerzaensusbrazos.
—¡Hermanomío!—exclamó—.¡Creí
queyanoteveríamás!
Sandokánabrazóasuvezalfielportu-
gués.
—Venamicamarote—dijoYáñez—,
tienesquecontarmemuchascosas.
Bajaronalcamarotemientraslostres
barcosseguíansurumboconlasvelasdesple-
gadas.
—¿Cómoesqueteherecogidoenel
mar,cuandotecreíamuertooprisioneroabor-
dodelvaporquesigohaceveintehoras?
—¿Seguíasalcrucero?¡Losospechaba!
—¿Cómoqueríasquenolosiguiera?
¡Dispongodetresbarcosycientoveintehom-
bres!
—Pero,¿dóndehasrecogidotantas
fuerzas?
—¿Sabesquiénesmandanlosdosbarcos
quemesiguen?
—No,porcierto.
—ParanoayMaratúa.
—¿Nosefueronapiquedurantelabo-
rrascaquenossorprendiócercadeLabuán?
—Yavesqueno.Serefugiaronenlas
cercanías,repararonlasaverías,ybajarona
Labuán.AlnoencontrarnosvolvieronaMompracem.Allílosencontréayerporlanoche.
—¿HandesembarcadoenMompracem?
¿Quiénocupamiisla?
—Nadie,porquelosingleseslaabando-
narondespuésdeincendiarlaaldeayhacer
estallarlosúltimosbastiones.
—¡Quéfelicidad!—murmuróSando-
kán—.¿Yquétesucedióati?
—Teviabordarelvapormientrasyo
reventabalacañonera.Oílosgritosdevictoria
delosingleses.Huíparasalvarlostesorosque
llevaba,ydespuésseguíalcrucero,conlaespe-
ranzadealcanzarloyabordarlo.Ytú,¿quéte
pasó?
—Caísobrecubierta,atontadoporun
golpedemazo.Noshicieronprisionerosa
Iniokoyamí.Laspíldorasque,comotúsabes,
llevosiempreconmigo,nossalvaron.
—¡Comprendo!—dijoYáñez,soltando
larisa—.Lostiraronalmar,creyéndolosmuer-
tos.Pero,¿quéhasidodeMariana?
—¡Estáprisioneraenelcrucero!
—¿Quiénmandabaelbarco?
—Elbaronet,perolomaté.
—¿Yahoraquépiensashacer?
—Seguiralvaporyabordarlo.Mepare-
cequenavegabahacialasTresislascuandolo
dejamos.
—¿Quéiráahacerallá?¡Aquíhaygato
encerrado,hermano!¿Quédelanteranoslleva-
rá?—Unoscuarentakilómetros.
—Entonces,sielvientosemantiene,
podremosalcanzarlo.
Enesemomentosesintierongritosen
cubierta.Subieroncorriendoyvieronquedel
marsacabanunacajademetal.
—¿Quéserá?—dijoYáñez,intrigado.
—¿Hemosseguidosiemprelarutadel
vapor,¿verdad?—preguntóSandokán,muy
agitado.
—¡Siempre!—contestóelportugués.
Sandokándesenvainóelkrissyabrióla
caja.Dentrohabíaunpapel.Yáñezlocogióy
leyó:
“MellevanalasTresislasdondesereunirá
conmigomitíoparaconducirmeaSarawak.
Mariana”.Sandokánlanzóungritodefiera
herida.—¡Perdida!—exclamó—.¡Siempreel
lord!
—¡Lasalvaremos,telojuro—exclamó
elportugués—,aunquetengamosqueasaltar
SarawakymataraJamesBrooke!
Sandokán,uninstanteantesabatidopor
aquelterribledolor,sepusodepieconlosojos
inyectadosensangre.
—¡TigresdeMompracem!—gritó—.
¡Tenemosqueexterminaranuestrosenemigos
ysalvaranuestrareina!¡VamosalasTresIslas!
—¡Venganza!—gritaronlospiratas—.
¡Mueranlosingleses!¡Vivanuestrareina!
Unsegundodespués,lostresparaosvi-
rabanababorynavegabanhacialasTresIslas.
CapítuloXXXI
LAÚLTIMABATALLADELTIGRE
Cambiadalaruta,lospiratastrabajaron
febrilmenteparadisponersealalucha,que
seríatremendayquizáslaúltimaqueempren-
dierancontraelaborrecidoenemigo.Cargaban
cañones,montabanculebrinas,abríanbarriles
depólvora,improvisabanbarricadasyprepa-
rabanlasgrapasdeabordaje.
Sandokánlosanimaba.
—¡Destruiréeincendiaréaesemaldito!
—exclamaba—.¡Diosquieraquellegueatiem-
poparaimpedirqueellordseapoderedeMa-
riana!
—Atacaremostambiénallord,siesne-
cesario—dijoYáñez—.Loquemeinquietaes
lamaneradeapoderarnosdelcrucero.¿Te
acuerdasdeloqueintentóhacerlordJames
cuandoloatacamosenelsenderodeVictoria?
—¿Creesqueelcomandantehayareci-
bidoordendematarla?—preguntó
Sandokán,quesintióqueseleerizaban
loscabellos.
áñezguardósilenciolargorato.Después
surostroseiluminóydijo:
—¡Yasé!Paraimpedirquesucedauna
catástrofe,unodenosotrosdebeestarallado
deMarianaenelmomentodelataque.Enton-
ces,yomeconviertoenoficialdelsultánaliado
delosingleses,enarbololabanderadeVarauni,
yabordoelcrucerofingiéndomeenviadode
lordJames.Diréalcomandantequedeboen-
tregarunacartaaladyMariana,yencuanto
estéensucamarotecierrolapuertaylevanto
unabarricada.Aloírunsilbidomío,ustedes
saltanalbarcoycomienzanlalucha.
—¡Ah,Yáñez!—exclamóSandokán,es-
trechandoasuamigocontrasupecho—.¡Telo
deberétodosiloconsigues!
—Loconseguiré,Sandokán.
Eneseinstanteseoyógritarenelpuen-
te:—¡LasTresIslas!
SandokányYáñezseapresuraronasu-
biracubierta.Susojosbuscabanávidosalcru-
cero.
—¡Allíestá!—exclamóundayaco—.
¡Veoelhumo!
—Procedamosconordenypreparémo-
nosparaelataque—dijoYáñez—.Paranoa,haz
embarcarotroscuarentahombresennuestro
parao.
Eltransbordoserealizórápidamentey
latripulaciónsereunióentornodeSandokán.
—¡TigresdeMompracem!—lesdijocon
esetonoquelosfascinabaeinfundíaenaque-
lloshombresunvalorsobrehumano—.Estaes
laúltimabatallaquedaránbajoelmandodel
TigredelaMalasia,yserátambiénlaúltima
vezqueseencontraránfrentealosquedestru-
yeronnuestropoderíoyviolaronnuestraisla,
nuestrapatria.¡Cuandoyodélaseñal,salten
sobreelpuentedelbarcoenemigoyacabenconellos!
—¡Losexterminaremosatodos!—
gritaronlospiratas,agitandofrenéticossus
armas.
—¡Allí,enaquelbarcomaldito,estála
reinadeMompracem!—dijoSandokán—.
¡Quieroquevuelvaamí!
—¡Lasalvaremosomoriremostodos!
—¡Gracias,amigos!Yahoradesplieguen
labanderadelsultán.Dentrodeunahoraesta-
remosenlabahía.Losparaosavanzaroncon
lasvelasmediorecogidasyconlagranbandera
delsultánenlapuntadelpalomayor.Lospira-
tasteníanlasarmasenlamanoparalanzarseal
abordaje.
Eramediodíacuandolosparaosembo-
caronlaensenada.Elcruceroestabaanclado;
sobrecubiertapaseabanalgunoshombresar-
mados.
Yáñezestabayadisfrazadodeoficialdel
sultándeVarauni,conunacasacaverde,am-
pliospantalonesyunenormeturbanteenlacabeza.Enlamanollevabaunacarta.
—Noselaentreguesanadiemásquea
ella—dijoSandokán—.¿Quéharássielco-
mandanteteacompañaaveraMariana?
—Sielasuntoseembrolla,lomato—
contestóYáñezconfrialdad.
EstrechólamanodeSandokánygritó:
—¡Alabahía!
Elparaopenetróenlapequeñaensena-
dayseacercóalcrucero,seguidoporlosotros
dosbarcos.Sepusobordacontrabordayallíse
quedó.
—¿Dóndeestáelcomandante?—
preguntóYáñezadoscentinelasqueseacerca-
ron.—Separesubarco—dijounodeellos.
—¡Aldiablolosreglamentos!—contestó
Yáñez—.¿Tienenmiedoquelosecheapique?
¡Llamenalcomandante,porquetengoórdenes
quecomunicarle!
Enesemomentoelcomandantesalíaa
cubiertaconsusoficiales.AlveraYáñezquele
mostrabaunacarta,mandóbajarlaescala.El
portuguésseencontróenunsegundoenlacu-
biertadelvapor.
—Capitán—dijo—,tengoqueentregar
unacartaaladyMariana.
—¿Dedóndevieneusted?
—DeLabuán.Ellordestáarmandoun
barcoparavenirareunirseconusted.
—¿Nolediocartaparamí?
—No,
señor.
—¡Quéextraño!Démelacarta;yosela
entregaréaladyMariana.
Perdóneme,comandante,perotengo
queentregárselapersonalmente.
—Entonces
venga.
Yáñezsintióqueselehelabalasangre
enelcuerpo.
—¡SiMarianahaceungesto,estoyper-
dido!—murmuró.
Bajaronjuntosalcamarote.
—UnmensajerodesutíolordGuillonk
—dijoalentrarelcomandante.
MarianaalveraYáñeznopudoevitar
unestremecimiento,peronodijonada.Había
comprendidotododeunasolamirada.
Cogiólacarta,laabrióylaleyóconuna
calmaadmirable.
DeprontoYáñezseacercóalaventani-
lla,lanzóunsilbido,yexclamó:
—Comandante,allíveounvaporquese
dirigehaciaacá.
Elcomandanteseprecipitóhacialaven-
tanilla.Rápidocomounrelámpago,elportu-
guéssearrojósobreélylediounfuertegolpe
enlacabezaconlaempuñaduradelkriss.
Mariananopudocontenerungritode
horror.-Silencio-dijoYáñezmientrasatabay
amordazabaalcomandante.
—¿DóndeestáSandokán?
—Prontoacomenzarlalucha.Ayúdeme
aponeraquíunabarricada.
Cogióunpesadoarmarioyloempujó
hacialapuertajuntoaunassillas.
Enaquelmomentoestallaronsobrecubierta
gritosferoces.
—¡Venganza!¡VivaelTigredelaMala-
sia!Resonarontirosdefusilypistola,seguidos
demaldiciones,gemidos,lamentos,unchocar
dehierros,carrerasyrumoressordosdecuer-
posquecaíanenlacruentalucha.
—¡Yáñez!—clamóMariana,pálidaco-
mounamuerta.
—¡Ánimo!¡Porelgranrayo!—gritóel
portugués—.¡VivaelTigre!
Seoyeronpasosprecipitadosquebaja-
banlaescalera.
—¡Pormilescotillas!¡Abralapuerta,
comandante!—gritóunavoz.
—¡VivaelTigredelaMalasia!—
respondióYáñez.Sesintióungolpeviolento
contralapuertaygritosdesesperados:
—¡Traición!
¡Traición!
Laluchacontinuabaenelpuentedel
barco,ylosgritosresonabanmásfuertesque
nunca.
Marianahabíacaídoderodillas,yYá-
ñezseocupabaderetirarelarmario.
Desúbitoseoyógritaralgunasvoces:
—¡Fuego!Sálvesequienpueda!
Elportuguéspalideció.
—¡TruenodeDios!—exclamó.
Haciendounesfuerzodesesperadode-
rribólabarricada,cortóconlacimitarralas
ligadurasquesujetabanalcomandante,cogióa
Marianaensusbrazos,saliócorriendoysubió
acubiertaconlacimitarraentrelosdientes.
Labatallaestabaporconcluir.ElTigre
atacabaconfuriaelcastillodeproa,enelcual
sehabíanatrincheradounoscuarentaingleses.
—¡Fuego!—gritóYáñez.
Aloírestegritolosingleses,queyase
veíanperdidos,saltaronenrevueltomontónal
mar.SandokánsevolvióhaciaYáñez,derri-
bandoconímpetualoshombresquelorodeaban.—¡Mariana!—exclamó,tomandoensus
brazosalajoven—.¡Mía,porfin!
—¡Sí,porfin,yestavezparasiempre!
Enesemomentoseoyóuncañonazoen
altamar.Sandokánlanzóunrugido.
—¡Ellord!¡Todoelmundoabordode
losparaos!Sandokán,Mariana,Yáñezylos
piratasabandonaronelbuqueyseembarcaron
enlosparaos,llevándosealosheridos.
Enunabrirycerrardeojossedesplega-
ronlasvelasylostresparaossalierondela
bahíadirigiéndosehaciaaltamar.
SandokánllevóaMarianaaproa,ycon
lapuntadelacimitarralemostróunpequeño
bergantínquenavegabaaunadistanciadese-
tecientospasosendireccióndelabahía.
Apoyadoenelbauprés,sedistinguíala
figuradeunhombre.
—¿Loves,Mariana?—preguntóSando-
kán.
—¡Mitío!-balbucióella.
—¡Míraloporúltimavez!
—¡Ah,
Sandokán!
—¡TruenodeDios!¡Él!—exclamóYá-
ñez.Cogiólacarabinadeunmalayoyapun-
tóallord.PeroSandokánledesvióelarma.
—¡Paramíessagrado!—dijoentono
sombrío.
Elbergantínavanzabaconrapidez,pero
yaeratarde;elvientoempujabavelozmentea
losparaoshaciaelEste.-¡Fuegosobreesosmi-
serables!-seoyógritarallord.
Sonóuncañonazoylabaladerribóla
banderadelapiratería,queYáñezacababade
desplegar.
ElrostrodeSandokánseoscureció.
—¡Adiós,piratería!¡Adiós,Tigredela
Malasia!—exclamó.
DeprontoseseparódeMarianaysein-
clinósobreelcañóndeproa.Elbergantíndis-
parabafuriosamenteverdaderasnubesdeme-
tralla.Sandokánnosemovía.Súbitamenteselevantóyaplicólamecha.Elcañónseinflamóy
uninstantedespuéselpalotrinquetedelber-
gantín,agujereadoensubase,caíaalmar,
aplastandolaamura.
—¡Síguemeahora!—gritóSandokán.
Elbergantínsedetuvo,peroseguíadis-
parando.SandokántomóaMariana,lallevóa
popa,ymostrándoselaallord,gritó:
—¡Miraamimujer!
Luegoretrocedió,conlosojostorvos,los
labiosapretadosylospuñoscerrados.
—¡Yáñez,ponlaproaaJava!—
murmuró.
Yaquelhombrequenohabíalloradoen
suvida,prorrumpióensollozos,diciendo:
—¡ElTigrehamuerto!