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S OCIALISMO BOLTVARIAI'{O Cdlido encuentro con los pueblos andinos. Como se ha visto en la Declarqciônde Pùtcipios del PSCH aprobados en su fundaciôn en 1933, un signo muy caracteristico de csa opciôn socialista fue su Iatir toatn e i catùs n to. Allende sembrô y cultiv6 con notable constancia en el surco del latinoamericanismo. Estudiô y viajô prâcticamente por toda la vasta geograf(a de este "pueblo-continente",como lo llamô. Se nutri6 de sus problemas, en contacto con sus trabajadores, lfderes politicos, intelectuales y artistas. Se relacionôestrechamente con los socialistas argen- tinos y uruguayos, con los apristas peruanos y los edecos venezolanos; cultivô amistad con numerosas personalidades como Lâzaro Cârdenas,Juan Bosch, R6mulo Betttancourt, Antonio Garcfa,entre otros. En sus discursos, conferencias y escritos aparecen los nombres del cubano José Marti, del argentino Alfredo Palacios, del nicaragûense Augusto C. San- dino, del mexicano Lâzaro Cârdenas, del venezolano R6mulo Gallegos; del puertorriquefro Pedro Albizri Campos; del guatemalteco Jacobo Arbens, para citar sôlo algunos, de quienes destacaba su conciencia latinoamericana, su lucha por realizar el sueio bo- livariano. El conocimiento de la realidad latinoamericana lo convenci6de la necesidadde retomar. con nuevoscon- tenidos sociales, el mandato unitario de los prôceres y fundiô su militancia en el socialismo chileno en una dimensiôn continental. En esta lucha, Allende se jugô entero en defensa de la democracia guatemalteca, aniquilada en 1954 por una indisimulada intervenciôn norteamericana: con- 87 Archivos Salvador Allende 1

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Cdlido encuentro con los pueblos andinos.

Como se ha visto en la Declarqciôn de Pùtcipios delPSCH aprobados en su fundaciôn en 1933, un signomuy caracteristico de csa opciôn socialista fue suI a tir to a tn e i c a tù s n t o.

Allende sembrô y cultiv6 con notable constancia enel surco del latinoamericanismo.

Estudiô y viajô prâcticamente por toda la vastageograf(a de este "pueblo-continente", como lo llamô.Se nutri6 de sus problemas, en contacto con sustrabajadores, lfderes politicos, intelectuales y artistas.

Se relacionô estrechamente con los socialistas argen-tinos y uruguayos, con los apristas peruanos y losedecos venezolanos; cultivô amistad con numerosaspersonalidades como Lâzaro Cârdenas, Juan Bosch,R6mulo Betttancourt, Antonio Garcfa, entre otros.

En sus discursos, conferencias y escritos aparecen

los nombres del cubano José Marti, del argentinoAlfredo Palacios, del nicaragûense Augusto C. San-dino, del mexicano Lâzaro Cârdenas, del venezolanoR6mulo Gallegos; del puertorriquefro Pedro AlbizriCampos; del guatemalteco Jacobo Arbens, para citarsôlo algunos, de quienes destacaba su conciencialatinoamericana, su lucha por realizar el sueio bo-livariano.

El conocimiento de la realidad latinoamericana loconvenci6 de la necesidad de retomar. con nuevos con-tenidos sociales, el mandato unitario de los prôceres yfundiô su militancia en el socialismo chileno en unadimensiôn continental.

En esta lucha, Allende se jugô entero en defensa dela democracia guatemalteca, aniquilada en 1954 poruna indisimulada intervenciôn norteamericana: con-

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dcn6 con energia el desembarco de la marinerfa nor-teamericana en Repriblica Dominicana en 1965 y sesolidarizô reiteradamente con la demanda inde-pcndentista del pueblo puertorriqueio.

Su voz se alzô con energia para condenar los abusosde las agencias de seguridad de Estados Unidosresponsables subterrâneos de asaltos a la democracia yde la instalaciôn de bârbaras tiranias.

El 20 de enero de 1959, a pocos dfas de la entradatriunfal de Fidel Castro en La Habana, Allende lleeôpara tocar con sus manos las promesas de los hombresde la Sierra Madre.

EI 21 de julio de 1960, realiz1 en el Senado de laRcpûblica una intervenci6n de las mâs densas y brillan-tes de su trayectoria parlamentaria, publicada pos-teriormente con el titulo Cuba wt canùno. A esa aliuraya habfa visitado tres veces la isla y captado en toda suritlueza un proceso que contenia elementos comunes ydiversos para el quehacer polit ico de nuestros pueblos.

En esta lfnea de reflexiones habia dicho reciente-mente en Caracas:

"Aquellcts que pretenden calcar la Revohtciôtt cubana,en .tlt procedintietûos o rttétodos, corneten wl eûortt'ctrrcrtdo y, aquellos que pretenden igtorar su r,ealida(lesS, su proyecciôrt ett el fitturo, sotr uttos cretinos".^

Los afros y las pruebas de la lucha forjaron entreAllende y los lfderes cubanos una firme amistad.Solidario en esa aventura revolucionaria. no vacil6 en

defenderla en las horas mâs duras del bloqueo y de lasiniestras campaflas de difamaciones.

La solidaridad con Cuba y la amistad con sus lfdc-res, no condujo a Allende como a muchos en aquellosaflos del resplandor verde olivo a olvidarse de las pe-culiaridades nacionales; por el contrario, capt6 desdeel comienzo la mayor ensefranza de la RevoluciônCubana: su originalidad, que como se sabe, hizo trizastodo el esquematismo ortodoxo imperante en buenaparte de la izquierda latinoamericana, desde cuyasfilas Castro fue duramente anatemizado como "aven-turero pequefl o-burgués".

Allende se interioriz6 del drama de América Latina,a través del estudio, viajes y diâlogos con luchadorcssociales y se convenciô pronto que buena parte de estedrama se originaba en la dependencia estructural denuestras sociedades respecto de poderosos factores clcdominaci6n externa.

Su lucha antiimperialista distingui6 siempre entre elpueblo, y los grandes negocios en los Estados Unidos,propiciando un interamericanismo sin imperio fun-dado en la acci6n mancomunada de América Latinafrente a los Estados Unidos.

"El imperialismo es una realidad, decia. No es unaficciôn. No es una consigna politica.

El imperialismo existe y para subsistir necesita quetambién existan y perduren las estructuras del sub-desarrollo.

"América Latina no puede seguir siendo el continente de laesperanza frustrada: América Latina no debe ser el continentepotencialmente rico cuyos habitantes en un porrcentaje tan altosaben del hambre, de la desocupacidn, de la falta de vivienda, deagua, de luz. américa Latina ha dado ya demasiado para recibir tanpoco. No podemos continuar en una actitud de mendicantes, porquetenemos la dignidad que heredamos de los Padres de nuestrasPatrias. Tenemos que realizar las transformaciones que estecontinente reclama y darle el perfïl necesario y la fuerza querequiere, para que podamos labrar nuestro propio e independientedestino.t'

Discurso en la Municipalidad de Guayaquil, Ecuad,or.27-VIII-1971.

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Enatentro Allende-Lanusse: un diâlogo de amistad por sobre fronteras y las pequenas querellas"

La situaci6n de subdesarrollo no confiere a nuestrospaises una originalidad propia en materia econ6mica ypolitica. Se encuentran ligados dialécticamente a lospaises avanzados por lazos de explotaciôn y de depen-dencia que fluyen de la esencia misma del imperialis-mo. El subdesarrollo es hoy en gran medida un produc-to del capitalismo mundial, después de haberprovenido, en una primera etapa, como producto delfeudalismo colonialista en vastas regiones del globoque "perdieron el ômnibus" de la revoluci6n mercantilprimero y mâs adelante, de la revoluciôn industrial".'

Mâs allâ de las reservas que alguna vez seflalô sobrelas estructuras y modalidades de la integraci6nlatinoamericana puesta en marcha con la creaciôn dela Asociaciôn Lalinoanteicana de Libre Conrcrcio,

ALALC; valor6 su significado y dio, desde el gobier-no, un decidido apoyo a esta y otras instituciones in-tegracionistas.

"Necesitamos el esfuerzo comûn y colectivo. Ne-cesitamos que las fronteras se hagan pequefras, nopara recibir la influencia de un régimen a otro, sinopara fortalecer en la unidad y la lucha combatienteuna América Latina. Necesitamos establecer el esta-tuto del hombre latinoamericano. Que sea nuevo,auténtico, con los derechos de nuestros pueblos, levan-tando su propia voz sin estar sometidos a tutelajes, o apresiones de orden politico o econômico. Queremosuna carta de América Latina que sea lo que quisieronlos padres de la Independencia, como gu(a sefrera dela unidad de este continente.

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Encuentro Allende-Velasco Alvarado: la ntisnn bitsqueda de afimrcciôn nacio-nal y reivindicaciôn popular, 1971.

Queremos un estatuto dcl hombre americano; coinolo dijera anoche brevemen-tc, en un fragmento tlcl dis-curso que pronunciara frente al presidente, senorPastrana, queremos el estatuto del hornbre americanopara sentirnos, en realidad, hombres de un mismopueblo, sin perder nucstra nacionalidad. Anhelamosque hayq una historia ctlnûn, quc hablc Jci p;sai.hrnuestro""'1

Al pensar en esc"'estatuto del htirnbre latino-americano", Allende pensaba en primer lugar cn krstrabajadores, en csa vasta multitud, no srùmJlreprotegida en realidad por el Estado de Di-recho:

"iCuântos hombrcs de nuostros paises. cxclarnaba,frente a dif icultades internas que a vcces los obligan aemigrar, van a ganarse la vida a otras partcs dondc notienen ni los salarios suficientes ni gozan de laprevisiôn; regresan después cansados y ancianos a supatria, y se encuentran cn la miseria y con su hogardeshecho. iPor qué no luchar para que cllos tengan underecho a la jubilaciôn?

iAlgûn dia habrâ un derecho comûn, para lostrabajadores de América Latina, como un anticipo delo que también alcanzaremos en la instancia final: lanacionalidad continental, sin rechazo por cierto, anuestra propia nacionalidad1""

En la tarea integracionista como en el conjunto desu faena politica, Allende superti el reduccionismoeconomicista que campeaba en las fi las de la izquierdade esos afros, para asumirla en el ancho horizonte deun mutaciôn histôrica:

"Tenemos sobre todo, que reivindicar nuestra cul-tura. Necesitamos que brote de nuevo la capacldadcreadora del hombre y la mujer de nuestra tierra..."'

Reivindicar nuestra cultura, significaba reconocer laespecificidad de un pueblo que no es ni midiô niemple6, sino, como ya lo vislumbrô Bolivar, "unaciri l izacion que tiene su propia personalidad que hayquc de sarrollar, sin complejos de inferioridad" yasumir, sobrc estos fundamentos, la construcci6n delporvenir.

Ciudadano de América Latina, supo empinarse porsobre las fronteras de las patrias chicas para visualizarel porvenir desde el ancho espacio de la PatriaGrande. Una diplomacia servida con brillo por uno desus mejores rninistros, Clodomiro Almeyda, dio pasosresueltos para aliviar viejas tensiones con la RepriblicaArgentina y se esforzô , con altura de estadista, es-tablecer diâlogos constructivos con el gobierno delGeneral Lanusse, superando diferencias que pare-cieron dificiles de remontar.

Con la frontera norte cargada de odiosidades his-tôricas, supo encontrar con los militares nacionalistasp€ruanos un lenguaje comfin en la lucha por la libe-raciôn nacional y el progreso social.

Y finalmente, en la frontera nororiental, mâs con-trovertida aûn; abriô cauce a su proceso de nego-ciaciones hacia una soluciôn que jamâs estuvo en lospropôsitos de la diplomacia chilena.

Por el camino abierto por Allende se logrô, bajo elgobierno militar, acuerdos histôricos con la Repirblica

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La Revoluciôrt Mexicana fue la pimera afinnaciôn de lc concienciu rtscirntal social en ,4méica Latino.

Argentina; ese camino habrâ de volver a transitarsecuando retome a Chile la democracia hasta encontrar,con Perû y Bolivia, una soluci6n definitiva a diferencias fronterizas que superen las trincheras del pasado yhagan de la tierra y el mar de esa regiôn latino-amencana un escenario de colaboraciôn y paz de trespueblos decididos a iniegrarse puru .onquistar juntosmetas de prosperidad, l ibertad y dignidad"

Ciudadanos de América Latina, fue consciente queesta condici6n contenfa otra identidad mâs vasta: laciudadanfa del Tercer Mundo. Su palabra en la Asarn-blea General de la ONU, en la Tercera Confercnciade la ONU para el Convenio y Desarrollo. UNCTAD,su palabra en mriltiples foros internacionales, sudecisiôn de gobernante de incorporarse al Movimientode los No-Alineados, son prueba de esta concienciatercermundista, portadora de un conciencia crftica so-bre el orden econ6mico internacional y sus efectossobre las condiciones de vida y de trabajo de millaresde seres humanos.

Desde el Tercer Mundo, comprendiô y rechazô lasconsecuencias de la politica de bloques militares y susfunestas consecuencias sobre la soberanfa y ia auto-determinaciôn de las naciones asediadas poi las hege-monias.

Desde el Tercer Mundo defendiô la soberania cieArgcl, Cuba o Vietnam y su derecho a superar a lacmancipaciôn econômica, polftica y cultural.

Desde el Tercer Mundo defendiô la soberanfa deYugoslavia, F{ungrfa o Checoeslovaquia y su derccho abu.ccar caminos propios para sus proyectos socialislas.

NOTAS

l Revista Momento, No. 199, Caracas, 6-V-196û.2 "Nuestra América y la Alianza para el Prclgreso".

Conferencia en la Universidad de la Repûblica, Mon-tevideo, l3-IV-1967. Texto completo en Archivo Sal-vador Allende No. I.

3 "Combatiente de América Latina". Discurso en elCongreso Nacional de Colombia, 30-VIII-1971. Tcxtocompleto en Archivo Salvqdor Allende, No. 1,.

4 "México y Chile unidos por la historia". Discursoen el Congreso de la Uniôn, México, I-Xll-I972.Texto compl eto en Archivo S alvador Allende, No. l.

5 "Comtratientc de América Latina", ob. cit.

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