rybczynski, witold_la eficiencia [la casa. historia de una idea]_1986

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  • La casa es el lugar donde se vive. e dlas grandes salas de los palacios medie-vales hasta los ambientes y espacios dehoy, este libro explica cmo ha evolucionado,a lo largo de los siglos, esta idea fundamentalen la vida del hombre.

    La comodidad, el confort, la austeri-dad, 10 privado, 10 prctico, son conceptoscuya importancia y significado han ido va-riando con el tiempo. Los cambios sociales yculturales han influido en los estilos de deco-racin. Amena e instructiva, La casa revelatambin cmo las necesidades tcnicas de laconstruccin originaron algunos de los lujosms apreciados rl'ela vivienda actual, criticacon fundamento ciertas ideas arquitectni-casmodernas y se plantea por ltimo cmo, endefinitiva, queremos vivir.

    I.S.B.N.: 950.04.10850

    I9789500 410854 23.414

    acasaHistoria de una idea

    Witold Rybczynski

    ,e m e e e

  • Aparatos elctricos (hacia 1900).

    CAPTULO 7

    La eficiencia

    El confort en la vida es mucho ms mental que fisico.

    ELLEN H. RICHARDSEl coste de la vivienda

    La llegada del gas y de la ventilacin, pese a los defectos de esas tec-nologas, signific el comienzo de la racionalizacin y adems de lamecanizacin de la casa. La tecnologa domstica del tipo de la araade gas y el conducto de ventilacin represent una invasin de la ca-sa, no slo por nuevos artefactos, sino por una sensibilidad diferente:la del ingeniero y la del hombre de negocios. Fue una invasin quela mayor parte de los arquitectos prefiri ignorar (aunque no susclientes). En la edicin de 1871 de su influyente libro La Casa del Ca-ballero, el arquitecto Robert Kerr no consider necesario mencionarla luz de gas, salvo para sealar lacnicamente al lector que "las obli-gaciones del arquitecto no van ms all de tener en cuenta al ingenie-ro del gas segn sus exigencias'". En un libro parecido publicado tresaos despus en los Estados Unidos por Calvert Vaux, Villas y Cha-lets, no se menciona para nada el alumbrado artificial, aunque paraentonces la luz de gas era una tecnologa muy comn.

    La ventilacin afectaba a la trama de la casa todava ms que laluz de gas. Los edificios modernos hacen circular el aire con venti-ladores elctricos. Aunque hay ejemplos de edificios pblicos queutilizaban ventiladores a vapor, eso resultaba demasiado caro y com-plicado para las casas, que tenan que contar con la fuerza de lagravedad para que el aire circulase. Esto exiga grandes conductos

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  • de ventilacin y significaba que la casa tena que estar proyectadaespecicamente para dar cabida a esos tubos y a otros espacios deventilacin; si los arquitectos no estaban dispuestos a hacerla, otroslo haran. En ]872, el doctor john Hayward, de Liverpool, construysu propia casa para demostrar sus ideas de lo que era una ventila-cin correcta'. Se trat de un ejemplo notable y desusado de cmohaba que integrar las nuevas tecnologas ambientales con la arqui-tectura si se pretenda que funcionaran bien. Todas las luces de gaseran lo que se llamaban globos de Ricket, en los cuales la llama esta-ba encerrada en una bola de cristal y nunca se permita que los va-pores entraran en la habitacin. Las ventanas no eran practicables. Elaire entraba desde el stano, se calentaba en una caldera y se distri-bua por un vestbulo central en cada piso y entraba en las habitacio-nes por una rejilla. Encima de cada araa de gas haba otra rejilla desalida que daba a una tubera. El aire gastado se iba acumulando enuna "cmara de aire viciado" en el tico; desde all, una caera lle-vaba a la chimenea de la cocina, que atraa el aire hacia abajo y loevacuaba por el tubo de la chimenea. As no slo se ventilaban lashabitaciones principales, sino tambin la cocina, los vestidores, losbaos y los retretes.

    Henry Rutton era un ingeniero canadiense que haba diseado sis-temas de ventilacin para vagones de ferrocarril en el Canad y enlos Estados Unidos. En 1860 public un libro en el que explicaba c-mo se podan aplicar muchas de sus ideas (las dobles ventanas, porejemplo) a la construccin de casas. Rutton criticaba a los arquitectos:"En medio de la llamarada de luz que en este siglo XIX ha iluminadotanto al mundo, slo la arquitectura se ha quedado inmvil, tapadapor el polvo de siglos. Que yo sepa, nadie puede recordar que esaprofesin haya sugerido una sola idea'".

    Esta falta de inters de los arquitectos, en su inmensa mayora,por las nuevas tecnologas, seala una divisoria en la evolucin delconfort domstico. Ningn arquitecto tuvo tanto xito como, Hay-ward en la integracin de sistemas ambientales en sus proyectos. In-cluso Stevenson, que tena ms conciencia que casi todos sus cole-gas de la necesidad de trabajar con las nuevas tecnologas y queconsagr una cuarta parte del segundo volumen de Arquitectura de

    ,~.....~

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    Casas a un comentario sobre los sistemas ambientales domsLi 'o" ,('senta incmodo con la mecanizacin cada vez mayor de su artv yconclua on la advertencia de que "a veces la cantidad de maqulnnria contenida en una casa puede ser excesiva". La arquitectura y lasnuevas tecnologas domsticas se fueron separando. Cuando seintrodujeron adelantos tecnolgicos, parece que se debieron ms alinters del cliente que al del arquitecto. Cuando Lord Armstrong, in-dustrial y fabricante de armamentos, construy su casa, Cragside, en]880, no slo incluy la primera instalacin que sepamos de alum-brado elctrico (Amstrong era amigo y vecino de joseph Swan, in-ventor de la lmpara de filamento de carbono), sino tambin telfo-nos interiores, calefaccin central y dos ascensores hidrulicos. Suarquitecto, el famoso Norman Shaw, no repiti esos experimentos enlas casas que construy despus.

    Hasta el siglo XVIII, el interior se conceba como una sola pieza.Blondel haba diseado habitaciones rococ como entidades singula-res: paredes, muebles y complementos juntos. Lo mismo hicieron ar-quitectos georgianos como Robert Adam y john Nash. Despus, losinteriores fueron resultando de la labor conjunta de arquitectos, tapi-ceros y ebanistas (no siempre muy de acuerdo entre ellos). Pero amediados del siglo XIX los tapiceros, a los que ahora se llamaba de-coradores de interiores, estaban adoptando la responsabilidad en ex-clusiva por todo lo relacionado con el interior de la casa.

    Los decoradores de interiores estaban todava peor dotados quelos arquitectos para trabajar con las nuevas tecnologas, y la moda yla fsica solan encontrarse enfrentadas. En 1898, cuando la calefac-cin central y la ventilacin ya haban progresado mucho, un libroestadounidense sobre decoracin de interiores segua manteniendoque las chimeneas abiertas eran la nica forma aceptable de calefac-cin, y conclua con la siguiente advertencia: "Cabra decir que sepuede deducir el buen gusto y el sauoir-inure de los ocupantes deuna casa por los medios que utilizan para calentarla'", Con la intro-duccin de artefactos como la araa de gas y el conducto de ventila-cin se produjo una escisin entre el enfoque bsicamente visual delos decoradores y el primordialmente mecnico de los ingenieros.Corno veremos, con el tiempo esta escisin se hizo mayor y con-

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  • tribuy a una actitud esquizofrnica hacia el confort domstico quesigue afectndonos. .' .

    El esfuerzo victoriano por mejorar la comodidad domestica me-diante el uso de la tecnologa tropez con un duro obstculo. Era co-mo si la gente estuviera tratando de completar un rompecabezas alque le faltaran unas cuantas piezas. Stevenson haba dicho qu.e k~sinstrumentos mecnicos dependan de "fuerza motnz de cualquier u-po", pero los tubos de comunicacin, las tuberas ,de ventilacin y l?smoniaplatos de los que hablaba empleaban energ.la humana; no e~ls-ta una fuerza motriz mecnica'. El vapor era el pnmer motor del SIgloXIX, pero aunque se poda tomar u~ tren para ir de San Francisco aNueva York y un vapor para ir de Monlreal a Londres, los motores avapor en s eran demasiado grandes y demasiado caros para que tu-vieran aplicaciones domsticas. Hay algunos ejemplos de casas decampo victorianas enormes con sus propias centrales ~e va~?r: peroeran excepcionales'. El gas era la nica fuente de energia artificial pa~ra la casa y, como hemos visto, planteaba muchos problemas, tanto SIse utilizaba para el alumbrado como si, lo que era menos frecuente,se utilizaba para cocinar. , "

    La falta de energa limitaba mucho la tecnologia domstca. Laventilacin y la calefaccin eran burdas porque dependan de la gra-vedad y de la comunicacin natural. El aire circulaba lentamente deuna habitacin a otra' los olores de la cocina quedaban flotando enel aire. Las habitaciones con chimenea se calentaban sin asistenciamecnica, por radiacin; quienes estaban sentados junto a la chime-nea se asaban (o se protegan tras las llamadas pantallas para el fue-go), mientras que quienes estaban lejos de la chimenea seguan te-niendo fro.

    Se produjeron muchas tentativas de resolver el prob~ema de. la me:canizacin con los medios disponibles. Un estadounidense inventouna plancha a gas: estaba conectada a la araa de gas por un tubo decaucho. En el decenio de 1870, cuando lleg a las casas el agua a

    A fines del siglo XIX se produjeron pequeos motores a vapor para usodomstico, pero pronto se vieron sustituidos por motores ms eficaces.

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    presin, algunos pensaron que la respuesta podra ser la energa hi-druli a. Varias empresas fabricaron "motores de agua", pequeas tur-binas que 'se conectaban al grifo y que a su vez estaban conectadaspor poleas con los aparatos. En los sitios donde el agua era bastantebarata, parece que los motores de agua fueron populares y con ellosse impulsaban lavadoras y centrifugadoras, mquinas de coser, venti-ladores y mquinas para hacer helados. Una empresa fabric la "Brujade Agua", un motor de agua que desarrollaba una succin' por aire yse utilizaba para impulsar una aspiradora, un aparato para masajes yun secador de pelo.

    Sin embargo, la principal fuerza motriz segua siendo la mismaque siempre: el trabajo humano. Haba toda una diversidad de apa-ratos domsticos del siglo XIX que funcionaban a mano, y no slolas mquinas de coser, las despepitadoras de manzanas y las batido-ras de huevos, sino tambin los lavarropas, y los lavaplatos'. Estosdos ltimos se parecan asombrosamente a sus contrapartidas moder-nas, salvo que se activaban con una manivela o una palanca, los la-varropas a mano se utilizaron en el Canad rural hasta el decenio de1950. La aspiradora, tan necesaria, apareci en el decenio de 1960.Los interiores victorianos estaban llenos de cortinas y de alfombras, yla luz de gas, que alumbraba ms, revelaba 'el holln de la chimeneaque se haba ido acumulando tanto dentro como fuera de la casa'.Adems del diseo de cepillo rotatorio, ya clsico, se elaboraron me-canismos de succin activados por diversos tipos de fuelles. Habaun modelo para utilizar, en el cual haba que mover el mango arribay abajo constantemente; otro tena dos largos mangos que se abrany cerraban de lado, como un par enorme de tijeras. La aspiradorams extraa consista en dos fuelles que la pobre criada tena queponerse en los pies y cuyo tubo aspiraba el aire cuando ella iba re-corriendo la habitacin.

    Los ingenieros de ventilacin como Douglas Galton, se oponan vehe-mentemente a las alfombras, que denunciaban por ser depsitos malsanos depolvo. Parece que se hizo caso de sus advertencias, pues a fines del siglo XIXlas alfombras de pared a pared se haban visto sustituidas por alfombras mspequeas colocadas sobre suelos de madera barnizada.

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  • Lo que haca falta para que esos artefactos fuesen prcticos era unsistema pequeo y eficaz de energa; era' una de las piezas que falta-ban en el rompecabezas de la tecnologa domstica. De hecho, tam-bin faltaban dos ms: una fuente ms eficiente de calor y una fuentems intensa y limpia de luz. Las tres aparecieron con el descubrimien-to de la electricidad o, dicho ms concretamente, con la invencin deun pequeo motor elctrico, el calentador por resistencia y de labombilla incandescente.

    El primer uso que se hizo de la electricidad fue para el alumbra-do. En 1877 se instalaron ochenta lmparas de arco voltaico en unosgrandes almacenes parisienses; ese mismo ao se alumbr por elmismo sistema un edificio de Londres. Las lmparas de arco voltaicoeran muy luminosas, pero por motivos tcnicos eran ms adecuadaspara grandes instalaciones: por ejemplo, tambin se utilizaban enlos faros. Adems, se empleaban mucho para el alumbrado callejero(por primera vez en Cleveland) y los bulevares de Pars siguieronalumbrados as durante varios aos. El gran avance, por lo que res-pecta al alumbrado domstico, ocurri cuando Thomas Edison yjoseph Swan, que trabajaban por separado en los Estados Unidos yen Inglaterra, produjeron las primeras bombillas de filamento decarbono baratas. En 1882, Edison construy un generador en la zo-na de \X1allStreet de Nueva York y, mediante una red de distribu-cin de cables subterrneos, llev energa a una zona de 2,5 kilme-tros cuadrados. Cinco mil lmparas Edison se encendan en las casasde ms de 200 hombres de negocios ricos, entre ellos el financieroJ. Pierpont Morgan.

    La luz de gas haba tardado ms de cincuenta aos en lograr laaceptacin del pblico; la electricidad avanz mucho ms rpido. Enun plazo de dos aos, la central de energa de Edison prestaba ser-vicios a 500 subscriptores, entre ellos la Bolsa de Nueva York, quehaban pasado de la luz de gas a ella. Siguieron ms instalaciones enEstados Unidos y Edison tambin suministr las dnamos para la pri-mera central generadora europea, la de Miln. Tras algunas disputasjurdicas, l y Swan formaron sociedad y procedieron a construir cen-trales elctricas en toda Inglaterra. Pocos aos despus de la gran in-novacin de Lord Armstrong en Cragside, varios edificios pblicos,

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    entre ellos la Cmara de los Comunes y el Museo Britnico, estabanalumbradcsrpor electricidad y, al cabo de poco tiempo -y no s610las mansiones de los ricos-, utilizaban la luz elctrica. Surgieroncompaas elctricas en Nueva York, Londres y todas las grandes ciu-dades de Europa.

    Hacia 1900, el alumbrado elctrico era algo aceptado en la vida ur-bana. El primer uso a gran escala, y de hecho el nico uso, de laelectricidad era el alumbrado. A los generadores de Edison se los lla-maba "estaciones de luz elctrica" y, al igual que la tecnologa del gasse edific sobre la araa de gas, tambin la proliferacin de la tecno-loga elctrica se bas en la bombilla incandescente. La superioridadde la electricidad sobre el gas era evidente. Era ms luminosa, mssegura, ms fiable y ms limpia; significaba el final de los vapores no-civos, del holln en el techo, de la limpieza de los globos y de la ne-cesidad de ventiladores especiales encima de cada aparato de luz. Enpoco ms de cien aos, la evolucin del alumbrado domstico -dela lmpara de aceite de Argan a la bombilla elctrica incandescente-e-estaba totalmente realizada.

    Una vez que la electricidad entr en la casa, estaba disponible pa-ra otros usos. La primera aplicacin de la electricidad para que fun-cionara una mquina de la que hay constancia ocurri en 1883, enuna tienda de alimentacin de Nueva York, donde se utiliz un mo-tor elctrico para el funcionamiento de un molinillo de caf. IsaacSinger advirti las posibilidades que brindaba la electricidad e intro-dujo un modelo de mquina de coser movido por ella ya en 1889.Aquel mismo ao Nikola Tesla, inmigrante croata, patent el motorelctrico eficiente multifase y, dos aos despus, en asociacin conGeorge \X1estinghouse, produjo un pequeo ventilador elctrico. Laprimera aspiradora elctrica se patent en 1901, yen 1917 las aspira-doras haban logrado tal popularidad que se podan pedir del omni-presente catlogo de Montgomery \X1ard.Ese mismo ao, empezarona fabricarse en gran escala heladeras elctricas en Francia y en losEstados Unidos. El lavarropas elctrico Thor se empez a produciren 1909, y el lavaplatos elctrico \X1alker se empez a vender en] 918; en el decenio de 1920 ambos se comercializaban en gran esca-la. Los primeros motores elctricos pequeos eran baratos de cons-

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  • ")Il,

    truir y de manejo: en 1910 Westinghouse anunciaba que su ventila-dor costaba un cuarto de centavo por hora. Otro motivo de que seaplicaran rpidamente fue que casi todos los aparatos elctricos, en-tre ellos los ventiladores, eran sencillamente versiones a motor de ar-tefactos anteriores manejados a mano; dado que las aspiradoras, loslavaplatos Y los lavarropas estaban ya disponibles en versiones ma-nuales mucho antes de que se los dotara -de motores elctricos, fuesencillo convertirlos -en artefactos motorizados. Lo nico que faltabaera aquella pieza perdida del rompecabezas.

    Un beneficio menos visible, pero igual de importante, del descubri-miento del motor elctrico fue que se poda contar con ventiladoresmovidos por electricidad para la ventilacin y la calefaccin. El venti-lador elctrico porttil tuvo un importante efecto en el confort en losEstados Unidos, donde los veranos' eran calurosos y hmedos. Aun-que los ventiladores no eran baratos --en 1919 costaban cinco dla-res o sea ms de un da de salario- tenan un uso muy difundido"LO~ventiladores de techo aparecieron en los Estados del Sur en eldecenio de 1890. Al agitar el aire inmvil de una habitacin, los venti-ladores de techo reducan la sensacin de agobio que tanto habapreocupado a los primeros defensores de la ventilacin. Solan com-binarse con las lmparas elctricas, con lo cual se resolva de un sologolpe el problema tanto de la luz como del aire. Los ventiladoreselctricos de tubera contribuyeron mucho a popularizar la calefac-cin central barata. La calefaccin por aire caliente haba sido siemprems barata que los sistemas de agua caliente, que exigan una caeray unos radiadores caros, pero no gozaban de mucha popularidad,porque sin ventiladores el aire slo suba por los conductos si se ca-lentaba hasta temperaturas altsimas, que llegaban a los 85C. No esde extraar que los mdicos se quejaran de los efectos para la sa~udde unas casas recalentadas. Ahora, con ventiladores elctricos paraque circulase el aire, el aire caliente se poda mezclar con aire fresco,desplazarse artificialmente por toda la casa y llegar a la habitacin auna temperatura confortable.

    La capacidad de la electricidad para aportar un calor directo se ad-virti rpidamente Y en la Exposicin Universal de Chicago de 1893se exhibi una "Cocina Elctrica Modelo" que comprenda una placa,

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    ma parrilla y un calentador de agua, todo ello calentado elctrica-~ .nt . A partir de 1907, cuando se perfeccionaron las resistencias deI a i( n de nquel y cromo, proliferaron los aparatos electrodomst-s Iicaces y duraderos. En 1909 \X1estinghouse introdujo una plan-

    ha clctrca y, al cabo de unos aos, se difundieron mucho, por lo1 .nc s .en los Estados Unidos, las tostadoras, las cafeteras, las placas ylS coc IDas.l.a popularidad de los aparatos electrodomsticos estaba en

    J ncin del bajo costo de la electricidad. Los primeros clientes dedison tenan que pagar nada menos que 28 centavos por kilowa-'o/hora, que era mucho, y al principio la electricidad y los electro-lom~ticos se consideraban un lujo. Esa situacin no dur mucho yIS tanfas empezaron a bajar rpidamente. Para 1915 las tarifas elc-ricas hab!an bajado a diez centavos por kilovatio/hora, y en 1926ran de siete centavos, lo cual en dlares de 1915 era aproximada-nente cuatro centavos por kilovatio/hora", En 1885, en el momentournbre del gas, ste slo haba estado disponible en unos dos millo-es de. ,hogares britnicos, o sea, menos de una cuarta parte de lapblacn, en 1927, ms de diecisiete millones de familias nortearne-canas -ms del 60%- tenan electricidad. El nmero de casas es-tdounidenses electrificadas (sobre todo en las ciudades grandes yaedianas, la electrificacin rural llegara ms adelante) era igual al

  • cortante ventaja de la plancha elctrica, que comparta con los rnode-los porttiles de gas y de alcohol que tambin haba en el m~rcado,era que el planchado no tena que hacerse al lado de la COCInae?-cendida, sino que poda realizarse a menos temperatura y con mascomodidad en otras partes.

    En 1927 ms de la mitad de las casas electrificadas contena u?aaspiradora. Si se considera que este artefacto no estaba a dlSposlcl~nde todos ms que desde haca diez aos, constlluy: una proporClonasombrosa. En 1915 se poda comprar una pequena aspiradora porsuccin con bolsas exteriores para el polvo por 30 dlares, ,aunquelas aspiradoras mayores con adminculos adi~ionales eran mas caras(unos 75 dlares)". A medida que se populanzaban,.bajaban lospre-. . U a compaa sueca que haba creado una aspiradora barata deCIOS. n id

    tipo cilndrico empez a vender su producto en los Estados U~I os, yel diseo Electrolux se convirti en el prototipo de las asplra~od.sdurante los cincuenta aos siguientes. Al igual que la plancha electn-ea, la aspiradora eliminaba trabajo; se podan limpiar las alfombrasdonde estaban, en lugar de tener que quitarlas una vez por semanapara sacudirlas al aire libre. . ,.

    A veces se habla de la mecanizacin de la casa como SI lo urucoque se lograra con ella fuese ahorrar tiempo. De haber sido esa s~, ica ventaJ'a difcilmente podran haberse populanzado a tal veloci-Ll F l , , liferacidad la aspiradora y la plancha elctrica, Y su rpida pro eraciontampoco fue resultado nicamente de operaciones de comerClali.za-cin, aunque este fue un factor, especialmente en el cas~ de la aspIra,-dora, que fue uno de los primeros productos que ven~leron puert~ apuerta los viajantes de comercio, La principal econon:la que produje~ron los nuevos aparatos elctricos no fue de tiempo, sino de esfuerzo,permitan que las tareas de la casa se realizaran co~ mucha comodi-dad, Aunque seguiran adminculos frvolos -por ejemplo: cU,chillosy cepillos de dientes elctricos-, los primer,OS aparatos elctricos sedistinguan por la autntica mejora que hablan logrado en cuanto afacilitar el trabajo domstico, Se invent para describirlos una nuevaexpresin en ingls: aparatos para trabajar menos, "

    El inters estadounidense por reducir las tareas domestlcas er,a, porlo menos en parte, resultado de que en general haba pocos sirvien-

    Las inmigrantes eran, y siguen siendo, la principal fuente de servicio do-mstico. A principios del decenio de 1900 procedan de Irlanda y Europa

    teso No es que stos no existieran en absoluto; pese al republicanisrnoque ellos fll,iSmosse atribuan, los Estados Unidos no eran una ver-sin moderna de los Pases Bajos del siglo XVII, donde la mujer delPresidente colgaba su propia ropa. En 1870 nada menos que el 60 %de las mujeres que trabajaban en los Estados Unidos lo hacan comocriadas. Andrew ]ackson Downing distingua entre casas y casitassegn el nmero de sirvientes que contuvieran: todas las que tuvie-ran menos de tres sirvientes eran casitas, Sin embargo, ya en 1841Catherine Bcecher argumentaba que hacan falta casas ms compac-tas, dado que "a medida que aumente la prosperidad de esta Na-cin, habr menos criados buenos?". Efectivamente, as ocurri, yhacia 1900 haba menos- de la mitad de sirvientes en los EstadosUnidos que en Inglaterra; ms del 90% de las familias estadouniden-ses no tenan criados!'.

    El que en los Estados Unidos hubiera menos sirvientes no erauna cuestin de demanda -siempre haba gente buscando cria-dos-, sino de oferta, El empleo domstico -es decir, el empleodomstico femenino, pues la inmensa mayora de los sirvientes eranmujeres- no era agradable y antes de la llegada de los aparatoselctricos resultaba especialmente duro. Si sus maridos ganaban mso si haba otros trabajos disponibles, las mujeres pobres preferancasi cualquier cosa, comprendido el trabajo en una fbrica, al servi-cio domstico. Y as sigue ocurriendo. Es en los pases ms pobresy menos industrializados donde la clase media emplea a muchossirvientes, En pases como Mxico, donde una economa en creci-miento ha ofrecido ltimamente otros empleos a la mujer, resultams fcil escuchar quejas por lo difcil que es encontrar y conservarservicio domstico.

    La guerra foment la entrada de la mujer en la fuerza de trabajo ytambin fren la inmigracin, de modo que, a partir de la PrimeraGuerra Mundial, el nmero de sirvientes en los Estados Unidos bajmucho'. Esto tambin tuvo el efecto de elevar los salarios de los

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  • sirvientes, entre un 33 y un 50%'
  • domstico ya estaba claramente en marcha antes que se dispusierade instrumentos mecanizados". Debera haber aadido "en los Esta-dos Unidos", pues donde primero ocurri la introduccin de la efi-ciencia y el confort en las tareas domsticas fue en ese pas. La pri-mera expositora de lo que pasara a llamarse economa domsticafue Catherine E. Beecher, que escribi en 1841 Un Tratado sobreEconoma Domstica para el Uso de Damas jvenes en Casa y en laEscuela. Aunque tratara fundamentalmente de cmo administrar unacasa, este libro de texto tambin tena un captulo "Sobre la Cons-truccin de Casas". Al igual que su contemporneo ingls RobertKerr en La Casa del Caballero, Beecher destacaba la importancia dela salud, la comodidad y el confort en la planificacin de una casa,aunque hada mucho menos hincapi en ~l "buen gusto", que a sujuicio era "algo deseable, aunque menos irnportante'". Pero habaotras diferencias. Al igual que todos los libros sobre la planificacinde casas escritos por hombres, el de Kerr no aluda a las actividadesde las mujeres en la casa, ni a la relacin entre comodidad y tareasdomsticas, salvo de la forma ms vaga posible. Aunque Bcecherescriba veinte aos antes, era explcita a este respecto: "No hay as-pecto de la economa domstica, que afecte ms seriamente a la sa-lud y a la comodidad diaria de las mujeres estadounidenses, que laconstruccin correcta de las casas?', Al contrario que La Casa delIngls o que cualquiera de los muchos libros sobre arquitectura do-mstica, el Tratado de Beecher se diriga a las mujeres, no a loshombres, Y como se ocu paba de la principal usuaria de la casa, tra-taba de una serie diferente de cuestiones. No se ocu paba de "ador-nos complicados" ni de la moda, sino del espacio adecuado para losarmarios y de las cocinas cmodas, no del aspecto de la casa, sinode su funcionamiento.

    En el Tratado y en libros ulteriores desarroll sus ideas sobre deta-lles arquitectnicos y tcnicos. En todo era evidente que su punto devista era diferente. En otros libros de arquitectura se describa la coc-

    Al contrario de Ker, Beecher no haba estudiado arquitectura -era maes-tra de escuela-, aunque casi todos los proyectos de casas en este libro yotros ulteriores eran suyos.

    '

    na ncillamente como una habitacin amplia que se llamaba "coci-na". Beecher no slo indicaba dnde deban estar situados los ele-(~entos principales, como el fregadero y la cocina misma, sino tam-bl_n toda una diversidad de innovaciones prcticas: cajones para lospan~s y para el .polvo d~. fregar debajo del lavadero, una superficieseguld~ de trabajo con SItIOSpara guardar cosas por abajo y vasares?or arnba, con la cocina en s separada del resto de la zona de traba-JO por puertas correderas de cristal. Y no se limitaba a la cocina. Paraahorrar espacio pona las camas en pequeas alcobas (a las que lla-maba bedpresses y que se parecao a los nichos en que dorman losneerlandeses en el siglo XVII'\, que estaban distribuidas por toda lacasa, incluso. en la sala y el comedor. Aunque por lo general los li-bros de arquitecrura de aquella poca no mostraban la direccin enque se abran las j-uertas, ella la inclua cuidadosamente, porque "lacomodidad de UnJ. chimenea depende mucho de la forma en que es-tn colocadas las puertas?".

    I-I.istoriadores como james Marston Fitch y Sigfried Giedion hancalificado a Catherine Beecher de precursora de la arquitectura mo-derna, pero como ha sugerido Douglas I-Iandlin, el llamar revolucio-nana a Beecher equivale a ignorar el mensaje fundamentalmenteconser:~dor de sus libros". Aunque era abolicionista, igual que todasu familia (era hermana de I-Iarriet Beecher Stowe), no era radical nifeminista, y ~e hecho se opona al derecho de voto para la mujer.13~echer no discuta que el sitio de la mujer estuviera en casa; lo queafirmaba era que la casa no era un sitio bien ideado para quedarsen ella.Su reaccin era en contra de la cncepcin masculina contempor-

    nea de la casa,. que era fundamentalmente visual. Esa idea se tipifica-b~ en La Arquueaura de las Casas de Campo, de Downing. ste rna-~(festab~ su acue.rdo de labios para afuera con el ideal de que las ea-S S deban c,ombmar tanto la utilidad como la belleza, pero no cabaluda de que era lo que l consideraba ms importante. Consagraba,,'L(~tLrOpginas a "lo til en la arquitectura", pero la seccin siguientelo bello en la arquitectura" tena veintids pginas. Al igual que casilod S los que escriben sobre arquitectura, cuando hablaba de co-Ill0 lidad lo hada de una forma muy generalizada. Se juzgaba que

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  • un comedor era "cmodo" porque estaba cerca de la cocina; undormitorio era "til" si era grande. Cuando Robert Kerr escribaacerca de la planificacin de las casas, tambin distingua e~tre elconfort v la comodidad: el confort tena que ver con el disfrutepasivo de la casa por sus propietarios y la comodidad con e: fun-cionamiento correcto de la casa que, supona Kerr, era cuesnon delos sirvientes v necesitaba poca explicacin. Como, por el con-tra-rio, Beecher consideraba que parte de las tareas domsticas,aunque no todas, las hara el ama de casa, destacaba "la economadel trabajo" como primera consideracin en la planificacin de una

    casa.Beecher expresaba un punto de vista que no se habla escuchado

    desde el siglo XVII en los Pases Bajos: el del usuario. Esa era la ca-racterstica primordial de la dosmcsticidad estadounidense: s~ veapor los ojos de las personas que trabajaban en la casa, es decir, porlos ojos de la mujer. Beecher, seguida despus por muchas autoras,modific la imagen europea de la casa como territorio del varn -lacasa del caballero-, Yal hacerla enriqueci la definicin de la casa".La idea masculina de la casa era fundamentalmente sedentaria: la casacomo refugio contra las preocupaciones del mundo, un lugar dondehallarse tranquilo. La idea femenina de la casa era dinmica; tenaque ver con la comodidad, pero tambin con el trabajo. Cabra dec~rque pas el centro de atencin del saln a la cocina, lo c~a.l fue moti-vo de que, cuando la electricidad entr en la casa, lo hiciera por la

    puerta de la cocina. .'Se ha escrito mucho acerca de la tecnologa ambiental que se 1l1-

    corpor en la casa modelo descrita en La Casa de la Muj~r America-na, de Beecher, que escribi junto con su hermana Harriet en 1869.Inclua un sistema de calefaccin y ventilacin por tuberas que lle-vaba aire caliente desde una caldera en el stano a todas las habita-ciones y eliminaba totalmente las chimeneas". El agua a presinproceda de una cisterna colocada bajo el tejado; haba dos retretes,uno en el stano y otro en el piso de los dormitorios. Lo que eraigual de notable acerca de la casa era la forma en que se utiliza,ba elespacio. Lo que normalmente habra sido un comedor conterua ungran armario movible sobre ruedas. Por la noche, s~,.pona ese ar-

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    mario a un lado y la habitacin serva de dormitorio, Por la maana,l dormitorio se poda dividir en dos y utilizarlo para estar y para

    d sayunar, mientras que durante el da se utilizaba el armario pararcar una pequea zona de costura y una sala ms amplia, As,

    "puede hacerse que unas casas pequeas y econmicas proporcio-nen la mayor parte de las comodidades y muchos de los refinamien-tos de las casas grandes y caras", escriban las hermanas Bcecher".Los planos de casas que incluy Catherine Beecher en su Tratado,destinados a "jvenes amas de casa de 'medios moderados" eranefectivamente pequeos. En un ejemplo, mediante el recurso a losbedpresses y a dormitorios pequeos, lograba crear espacio paraocho personas en menos de 110 metros cuadrados, y ello con gran-des armarios y despensas. "Todas las habitaciones de la casa au-mentan los gastos que intervienen en acabarla y amueblada y en lacantidad de trabajo que se dedica a barrer, desempolvar, limpiar lossuelos, la pintura y la ventanas y cuidar de los muebles y repararlos.Si se duplica el tamao de la casa, se duplica el trabajo de cuidarla,y a la inversa'?'.

    La obsesin de Beecher con reducir el tamao de la casa no eras610 cuestin de ahorrar dinero, aunque una casa pequea siempres ms barata de construir que una grande. Lo que estaba sugirien-

    do era algo diferente: que como era ms fcil cuidar y utilizar unaa a pequea, sta poda ser ms confortable que una mayor. La

    d sventaja de una casa grande, escriba, era que "las mesas, los ma-l riales y utensilios de cocina, el fregadero y el comedor estn tan1 jos que la mitad del tiempo y de-la fuerza se destinan a ir y vol-v r de unos sitios a otros para recoger y volver a poner en su sitiotos artculos utilizados'?". Este gusto por lo pequeo era algo quehal a desaparecido de la escena domstica desde aquellas cmodas',IS~\S n erlandesas. Su reaparicin seal un momento importante\"1 1:\ v lucin del confort domstico, En ello, como en tantas co-,1 t 11" hcr se adelant a su tiempo, pues en el siglo XIX se se-

    1-111 ,1 r ,1:\ i nando el confort con el espacio, y la idea de vivir en1111.1 ,lIl .rfi ie reducida le habra resultado difcil de aceptar a lani.ryor [). rtc de la gente. Pero ya no era sino cuestin de tiempo.lino le 1 S diseos de La Casa del Ingls de C. J. Richardson se ti-

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  • tulaba "Una Villa Suburbana'". Conforme a criterios victorianos setrataba de una casa pequea -slo tena tres dormitorios- y enella viva una familia joven y acomodada con dos o tres hijos. Ade-ms de un piso alto (para los sirvientes) haba tres ms con ms dequinientos metros de superficie en total. Richardson no conside,~abaque esta superficie fuera exagerada. Destac concretamente la dIS-posicin compacta" y la "economa de espacio" de esta "pequeavivienda suburbana" que, a su juicio, se basaba en las Ideas esta-dounidenses contemporneas", Efectivamente, las habitaciones es-tn dispuestas en un cuadrado compacto y se destina relativamentepoco espacio a los pasillos. .

    Comprese esta casa con la que escogi Christine Frederick parailustrar el captulo de "planificacin de una casa eficiente" en L.a J~-genteria Domstica. Esa casa se haba construi~o en Trac~, lllinois,suburbio de Chicago, en 1912, slo cuarenta anos despues de queRichardson publicara su libro. Tambin estaba destinada a una ~ami-lia de clase media, pero su tamao se aproximaba mucho mas almodelo de Beecher, Aunque tena cuatro dormitorios, su superficietotal (excluido el stano) era slo una cuarta parte de la de la casainglesa. iUna cuarta parte! No era que la casa estadounidense tuvie-se muchas habitaciones menos. Contena tanto un cuarto de estarcomo un comedor, aunque en lugar de una biblioteca, tena uncuarto de juegos. Tambin incorporaba un porche en el que se po-da dormir (habitual en las casas estadounidenses desde 1900) y unporche de estar acristalado y con pantallas. Lo que ~xplicaba la dife-rencia de tamao era que cada una de las habitaciones de la casainglesa era mucho mayor; los vestidorcs, que figuraban entre las ha-bitaciones ms pequeas de la casa del siglo XIX, eran mayores quecasi todos los dormitorios de la casa de Chicago, y en cuanto a losd~rmilorios, eran palaciegos conforme a criterios modernos y tenan

    Richardson no era un arquitecto importante; careca de la autoridad deKerr y del talento y la expresin de Stevenson. Pero precisamente porque eramenos innovador y sus ideas eran ms convencionales, su libro fue muy po-pular; se reedit varias veces y sigui vendindose hasta el.~1;losiguente.H

    l'

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    una superficie incluso mayor que el cuarto de estar de la casa esta-dounidense.

    llabran hecho falta dos personas trabajando a jornada completapara desempolvar, barrer y limpiar las 17 grandes habitaciones de la"pequea" villa suburbana de Richardson. En cambio, la casa esta-dounidense estaba diseada para que la pudiera limpiar fcilmenteun ama de casa sola, quiz con una asistenta. Esa consideracin noslo llev a que las habitaciones tuvieran un tamao reducido, sinotambin al uso de muchos muebles "empotrados" -estantes, arma-rios de cocina, libreras, asientos de chimenea, un aparador-, que noexistan en la casa victoriana. Segn Frederick, la principal ventaja delos muebles empotrados era que nunca haba que moverlos, y enconsecuencia, se simplificaba la limpieza. La cocina tena muchos as-pectos tiles que se haran habituales: ventanas altas encima del mos-trador, escurreplatos a ambos lados del fregadero, aparadores de di-versos tamaos y una zona muy coordinada de trabajo donde estabanel fregadero y la heladera. Otra invencin estadounidense, que databade principios del siglo XIX (figur en los planos de Beecher) fue elarmario empotrado que sustituy a los armarios exentos, los aparado-res y las arcas, no slo en los dormitorios, sino tambin en la cocina.La forma y la situacin de los armarios queda plenamente resuelta ydesde entonces no se ha mejorado: un armario para abrigos junto a lapuerta de entrada, otro para escobas cerca de la cocina, un armariopara la ropa de cama en el vestbulo de arriba y un botiqun en elcuarto de bao.

    La idea de colocar el retrete y la 'baera juntos en una sola habi-tacin, para el uso comn de toda la familia, fue estadounidense.Muchos de los planos de casas de Downing (1850) mostraban un"cuarto de bao" que tena un retrete y una baera juntos, y no pa-rece que Downing lo considerara desusado. Para fines de Siglo' elcuarto de bao compacto con tres elementos, con la baera al ex-tremo de la habitacin y el retrete y el lavabo alIado, era lo ms co-mn. No ocurra lo mismo en Europa. Es evidente por la descrip-cin de Richardson que cada vestidor tena agua caliente central,pero como la gente segua utilizando baeras porttiles que estabanen los vestidores, no exista el cuarto de bao como tal. Haba una

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  • sugerencia de que la tradicin de la baera porttil estaba llegandoa su fin en la intimacin de Richardson de que el vestidor pequeodel piso de abajo poda dotarse de una baera, aunque esa no hu-biera sido precisamente la situacin ms cmoda. El cuarto de bao"americano" era un elemento importante en la planificacin de una~asa pequea, pues significaba que se podan eliminar totalmentelos vestidores y se poda reducir el tamao de los dormitorios (enlos cuales se haba puesto a veces la baera). Eso tambin afectabaal confort, no para quien se baaba (qu poda ser ms agradableque darse un largo bao frente a una chimenea encendida"), sinopara la persona que antes tena que baar y vaciar la baera, y noen un dormitorio, sino en cada uno de ellos. El cuarto de bao mo-derno, con sus elementos de caera y sus paredes de azulejos, pa-reca eficiente y funcional, pero fue resultado de la casa sin sirvien-tes y no de ningn adelanto tcnico.

    La tecnologa s era til en otras partes. En la casa del siglo XIX unsirviente hubiera dedicado una buena parte del da sencillamente aalimentar y vaciar las 14 chimeneas y atender a las mltiples luces degPS. l.a casa ms moderna se calentaba mediante una caldera en elstano, que distribua agua caliente a radiadores situados bajo lasventanas de cada habitacin. La caldera se alimentaba con carbn yhaba que cargarla manualmente, pero slo una vez al da. La luz eraelctrica, naturalmente.

    La distribucin estricta de la casa victoriana no exista en la esta-dounidense. El cuarto de juegos no se destinaba slo a los nios,sino, segn Frederick, a los padres cuando la "juventud" utilizaba elcuarto de estar. Frederick destacaba que los nios deban poder, entodo momento, llegar a sus habitaciones sin perturbar las activida-des de los adultos. En aquella casa podan entrar por la puerta deatrs (y utilizar el lavatorio all dispuesto) e ir arriba o al cuarto dejugar sin cruzar el cuarto de estar ni la cocina (ni ensuciar esashabitaciones). Esa separacin de movimientos y actividades era di-fcil de lograr en una casa pequea, de manera que mientras en lagran casa victoriana se haban dado por hechos la tranquilidad y laintimidad, ahora stas se convertan en consideraciones impor-tantes en el confort domstico. l.os armarios, el cua.ry~ de bao, las

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    scaleras y el cuarto de costura estaban distribuidos de forma quesepararan los dormitorios Y permitieran mayor intimidad en stos.El dormitorio de los padres estaba encima del cuarto de estar y losCuartos de los nios encima de la cocina y el cuarto de jugar, mssilenciosos.

    Las habitaciones de un IJtel francs del siglo XVIII estaban cuida-dosamente dispuestas para separar a los sirvientes de sus seores; enla casa estadounidense moderna se consagr el mismo esfuerzo a se-parar las actividades ruidos~s de los nios de las de sus padres. Sinembargo, esta separacin era diferente de la distribucin estricta delhtel, pues los padres y los hijos compartan determinadas actividadesy haba que integrar esa comunidad con intimidad. Sin embargo, enla planificacin arquitectr~jca de aquella modesta casa de familiaexista el mismo sentido de commodit que haba informado la plani-ficacin rococ.

    El proyecto era obra de un arquitecto competente, pero no espe-cialmente de moda: H. V. v~n Holst", Christine Frederick poda haberelegido una casa de un arquitecto ms conocido, como Frank LloydWright; despus de todo, debe de haber estado familiarizada con laobra de Wright. Frederick el amiga de Edward Bok, el editor de TbeLadies' Home [ournal, que haba encargado a Wright que le proyec-tase "Una Casa Pequea coP Muchsimo Espacio" para el nmero dejulio de 1901 de su revista- l.a arquitectura de Wright incorporabaefectivamente muchos de lOS aspectos de economa de espacio quepropugnaba Frederick; en sv Casa Cheney, proyectada ya en 1893, in-clua una habitacin que combinaba comedor con cuarto de baocompactos, calefaccin ceptral y una distribucin eficiente. PeroWright, como la mayora d~ los arquitectos, tena otros intereses. Ensu obra siempre predomin el aspecto externo de la casa y pese a loprcticas que eran muchas Je sus ideas acerca de la distribucin, ine-

    Van Holst public en 1914 una coleccin de planos de casas modestas ybaratas titulado Casas Modernas Americanas". Fue el nico arquitecto al quese mencion por su nombre en el libro de Frederick y tambin en El Ama deCasa de Lydia Ray Balderston. .

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  • vitablemente quedaban en segundo plano con respecto a las conside-raciones arquitectnicas y estticas.

    No slo en Fredcrick, sino tambin entre otras defensoras de laeconoma domstica, que eran sin excepcin mujeres, se percibeuna cierta suspicacia respecto a los arquitectos en general. Aosantes Beecher haba criticado "la ignorancia de los arquitectos, los'constructores v los hombres en general" por no haber encontradomtodos eficaces y econmicos de ventilar las casas". Frederickaconsejaba que el ama de casa diese al arquitecto planes detalladosde lo que haca falta, y limitaba el papel del arquitecto a sugerirmejoras en el aspecto externo de la casa y a preparar los planostcnicos para el constructor". Otra autora adverta que el ama decasa deba prever que tropezara con la oposicin del arquitecto,porque "algunas cosas llevan hacindose desde hace tanto tiempo-casi siglos- que a menudo se considera que las ideas supues-tamente nuevas del ama de casa no son viables">. Para contrarres-tarlo, imparta a sus lectoras un curso resumido de proyeccinarquitectnica, para que pudieran hacer planos y "verificar" losproyectos del arquitecto. Ellen Richards tambin pareca sentir es-cepticismo acerca de la capacidad, o por lo menos el inters, de losarquitectos en la esfera de la planificacin domstica. En 1905 per-ciba la necesidad de un esfuerzo concertado por educar a "exper-tos en casa", pero obviamente no inclua a los arquitectos en esacategora". Las declaraciones de ese tipo indicaban que la escisinentre el enfoque visual del arquitecto y el prctico del ingenierodel siglo XIX -despus de todo, aquellas mujeres se llamaban a smismas "ingenieras domsticas" y no "arquitectas domsticas"- eramayor que nunca.

    La idea de la casa eficiente que estaban formulando aquellas "in-genieras domsticas" surgi de un extrao maridaje entre los ~sfuer-zos de las mujeres por racionalizar y organizar las tareas domesticasy las teoras que se haban elaborado para mejorar la produccin in-dustrial en las fbricas. Cuando un ingeniero de Filadelfia llamadoFrederick Winslow Taylor trabaj en una siderurgia, de 1898 a 1901,cre la idea de mejorar el proceso de trabajo mediante la observa-cin detallada de cmo hacan los obreros determinadas tareas y qu

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    cambios se podan introducir para reducir el tiempo, aumentar la efi-ciencia y, en consecuencia, mejorar la productividad. El mtodo deTaylor implicaba la observacin directa (podo general como un cro-nmetro) V a menudo los perfeccionamientos ms sencillos imagina-bles: modificar una herramienta, reescalonar las pausas para el des-canso, redistribuir la colocacin del material. Los resultados, encuanto a aumentos de la productividad, fueron impresionantes. Loque es ms pertinente es que rpidamente qued claro que otrospodan aplicar el mtodo de Taylor con igual xito y a diversas acti-vidades. Poco despus Frank Gilbreth, otro ingeniero de eficiencia,estudi la albailera. Lo tradicional era que al albail le l1egaran losladrillos en montones desordenados. Gilbreth ide un cesto para la-drillos que poda colocarse en un andamio ajustable que siempre es-taba a la altura de la cintura y permita al obrero alcanzar un ladrillofcilmente sin agacharse. Como resultado de cambios tan sencillos laproductividad del albail se triplicaba.

    La aplicacin a las tareas domsticas de 10 que estaba empezandoa calificarse de "administracin cientfica" se debi entre otras cosasa una serie de coincidencias notables. El inters de Christine Frede-rick por el tema se vio estimulado por el hecho de que su maridoGeorge, hombre de negocios e investigador de mercados, estabatrabajando en un proyecto con algunos ingenieros de eficiencia. Unda Frederick le coment: "Si esa nueva idea de la eficiencia es tanbuena como decs vosotros y se puede seguir en trabajos tan dife-rentes como las siderurgias y las fbricas de zapatos, no entien-do por qu no puede aplicarse tambin a las tareas domsticas'?',George la present a sus colegas y Frederick visit fbricas y ofici-nas donde se estaba poniendo en prctica la nueva ciencia. Pensque muchas de las cosas que vea se podan aplicar a la casa. El quelas superficies de trabajo estuvieran a una altura que eliminase lanecesidad de agacharse, el que las herramientas y las mquinas es-tuvieran colocadas de modo que se redujera la fatiga, el que el tra-bajo estuviera organizado conforme a un plan claro, eran problemasreconociblemente domsticos. Empez a estudiar sus propios hbi-tos de trabajo y los de sus amigas. Fue tomando tiempos y notas yfotografi a otras mujeres en sus tareas. El resultado fue que reorga-

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  • n1ZOsu cocina y concluy que poda hacer sus tareas ms rpida-mente y con menos esfuerzo.

    Poda haber terminado en eso, como un entretenimiento, salvoque, al igual que Beecher y Richards, Frederick haba estudiado ma-gisterio y no se contentaba con quedarse con sus nuevos conocimien-tos para ella sola. En 1912 escribi una serie de cuatro artculos paraTbe Ladies' Home journal titulada "La nueva economa domstica",que despus se public en forma de libro". En su casa de Long Is-land estableci la "Cocina Experimental de Eficiencia Applecroft",donde someti a prueba y evalu instrumentos y aparatos. Tres aosdespus escribi Ingeniera Domstica, que organiz como un cursopor correspondencia para mujeres. Con la ayuda de diagramas y demuchas fotografas sugera cmo se poda imprimir ms eficiencia atodos los aspectos de las tareas domsticas: cocinar, lavar, limpiar, irde compras y establecer un presupuesto. Se trataba de una combina-cin de libro de texto, panfleto, gua para consumidores y manual pa-ra hacer las cosas por uno mismo.

    El mismo ao en que sali Ingeniera Domstica, Mary Pattison pu-blic Los principios de la Ingeniera Domstica. Aunque no pareceque hubiese un contacto directo entre las dos mujeres, ambas llega-ban a las mismas conclusiones y de forma muy parecida. Bajo la in-fluencia directa de Frederick Winslow Taylor (que escribi la intro-duccin de su libro y lleg a comparar a Pattson con da Vinci yNewton), Pattison dedic varios aos a aplicar el mtodo de Taylorde observacin directa, medicin y anlisis a las actividades domsti-cas. Cre en Colonia, New Jersey, la "Estacin Experimental de Eco-noma Domstica".

    Tambin el prefacio de Ingeniera Domstica de Frederick era obrade uno de los ingenieros de eficiencia, Frank Gilbreth. ste tena uninters ms que pasajero por la administracin domstica. Gran partede su investigacin industrial se realizaba en colaboracin con su es-posa, Lillian, de profesin psicloga, y era natural, como deca ella deforma un tanto lrica, que "cuando se trat de organizar su propiafamilia, tratara de aplicar los principios y las prcticas que haba utili-zado para convertir su propia vida en una aventura y un viaje de ex-ploracin'?'. Como los Gilbreth tenan una familia nU0")~rosa, no se

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    , trataba meramente de una empresa acadmica; como resultado de es-ta experimentacin personal, Lillian Gilbreth escribi dos libros sobreeconoma domstica: El Ama de Casa y su Trabajo y La Administra-cin en Casa.

    Algunas de las sugerencias de las ingenieras domsticas parecenahora pedantes y forzadas. Se pregunta uno, por ejemplo, cmo lo-graban muchas amas de casa compilar registros exhaustivos minutopor minuto de sus actividades diarias o preparar horarios escritos delimpieza. O cmo mantenan un complicado inventario y un ficherode todo 10 que haba en la casa (cabe imaginar 10 que hubieran he-cho las ingenieras domsticas si entonces se hubiera dispuesto delordenador personal). O cmo realizaban los estudios de costo-bene-ficio que recomendaban antes de comprar hasta el artculo ms bara-to para el hogar.

    La respuesta es que probablemente 10 hacan muy pocas. Pero esono niega el xito de algo que era fundamentalmente una tarea deeducacin masiva. Es notable 10 rpidamente que se estableci en lacasa el confort como eficiencia. Mientras que los ingenieros victoria-nos haban tenido que luchar para convencer al publico de sus ideasacerca de la ventilacin y el saneamiento, las partidarias de la econo-ma domstica tropezaron con poqusima oposicin. Los libros deFrederick eran muy populares y sus artculos en The Ladies' Home[ournal gozaban de muchas lectoras; con el tiempo lleg a ser "re-dactora jefa consultora en cuestiones domsticas". Varios fabricantesde aparatos domsticos contrataron a Lillian Gilbreth para que realiza-ra estudios de una planificacin ms eficiente de las cocinas. Beecherhaba pedido que la "economa domstica" se enseara como asigna-tura cientfica. Para principios del decenio de 1900 se enseaba eco-noma domstica en muchos colegios universitarios y universidades;en MIT la imparta Richards y en la Universidad de Columbia Balders-ton. Es chovinista sugerir que el xito de la economa domstica sedebi en gran medida a que la enseaban mujeres? Quin ms queellas tena el conocimiento ntimo y directo de los problemas? Quinms que ellas se habran ocupado de este tema olvidado desde hacatanto tiempo? Y, quin ms que ellas lo habra hecho de una formatan directa y tan prctica?

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  • Claro que esas primeras pioneras de la ciencia en la casa -tantoGilbreth y Frederick como su precursora Beecher- eran mujeres no-tables" Pero no estaban en absoluto solas. Hay muchos libros ulterio-res sobre el tema y todos escritos por mujeres. Los ttulos pegadizosse explican por s solos: El Negocio de la Casa, El Negocio de Ser Mu-jer, La Casa y su Gestin. Supona el movimiento en pro de una eco-noma domstica ms eficiente que la mujer haba de quedarse en ca-sa? Naturalmente que s; no se poda separar de la realidad de lostiempos y, en todo caso, ni se intent. Pero no debe juzgarse por loque "pudiera haber sido", sino por lo que haba sido antes ... y por loque sigui. Con el tiempo, la reduccin del nmero de horas necesa-rias para limpiar la casa, para cocinar o para lavar permitira a las mu-jeres liberarse, definitivamente, de su aislamiento domstico. El que niCatherine Beecher ni Christine Frederick pensaran en ello no cambiael resultado. De hecho, los acontecimientos de los ltimos cincuentaaos han vindicado la correccin de su replanteamiento fundamentaldel confort domstico. La casa ha seguido siendo un lugar de trabajo;el aumento del nmero de madres que trabajan -y el que el trabajodomstico se comparta entre maridos y mujeres- no ha hecho nadapara modificado. De manera que muchos aspectos de la casa moder-na que damos por hechos datan de ese perodo: las dimensiones re-ducidas de la casa, la altura correcta para las superficies de trabajo, lacolocacin de los aparatos principales para economizar pasos innece-sarios, la organizacin de lo que se almacena. Toda persona que tra-baje cmodamente en la superficie de la cocina, o que saque platosde un lavavajillas y los coloque en un vasar cmodamente dispuestoms arriba de la cabeza, o que Iimpie la casa en una hora y no en unda, tiene alguna deuda con las ingenieras domsticas.

    Catherine Beecher, que escribi varios libros, tambin cre el primer cole-gio universitario para mujeres de los Estados Unidos, en Hartford, en 1821.Lillian Gilbreth no slo tuvo una larga carrera profesional como ingeniera indus-trial, consultora y autora, sino que adems cri a 12 hijos. Christine Frederick es-cribi mucho y dio conferencias sobre asuntos de los consumidores en los dece-nios de 1920 y 1930; tambin fund Mujeres Publicitarias de Amrica, cuando sele neg el ingreso en el Club de Publicitarios, exclusivamente m~s lino.

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    ,

    CAPTULO 8

    Forma y fondo

    Una casa es una mquina en la que vivir...; una butaca esuna mquina en la que sentarse; etctera.

    LE CORBUSIER

    Hacia una arquitectura

    Cabra prever que las diversas invenciones que contribuyeron al con-fort humano a principios de siglo tuvieran hondas consecuencias parael aspecto de la casa. Sorprendentemente, no fue as. Al mismo tiem-po que la casa se estaba organizando con ms eficiencia para las ta-reas domsticas -y pese al nmero cada vez mayor de aparatos me-cnicos que hacan falta para ello-, su decoracin interior sigui sinmodificar en gran parte. No es que esa decoracin no cambiara, sinoms bien que los cambios que s se produjeron se debieron a la mo-da y a los gustos populares y prcticamente en nada a la tecnologa.Aunque hay algunas pruebas de que las araas de gas, y despus laslmparas elctricas, tuvieron un efecto en la decoracin de las habita-ciones, por ejemplo, el que los interiores fueran ms luminosos, nofue una moda creada por la tecnologa, sino por una influencia escan-dinava, que tena ms que ver con el deseo de que entrara el sol quecon la electricidad. Anlogamente, resulta difcil vincular la moda delas habitaciones totalmente blancas, popularizada por decoradoras deinteriores como Suyrie Maugham y Elsie de \X'olfe, con algo distintode la moda.

    No hay ningn motivo para que hubiera debido ocurrir de otromodo.' Es una presuncin moderna que la maquinaria o las casas con

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