rsenña: asesinos por naturaleza

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ASESINOS POR NATURALEZA – NATURAL BORN KILLERS Es un hecho innegable que en todo ser viviente existe un predador en potencia, en el reino animal por ejemplo, vemos como a través de la cadena alimenticia muchas especies en diaria rutina matan por necesidades de supervivencia a otras menos favorecidas evolutivamente. En el hombre, como animal racional dicho instinto aún se conserva allí latente, sedado y encadenado por las leyes morales y sociales, escondido en uno de los mas intrincados y oscuros pasadizos de la mente, y no solo eso, dicho instinto asesino, dicha necesidad de matar no está limitada exclusivamente a unas condiciones de supervivencia o de especie; claro que no, el maravilloso, perfecto y narcisista ser humano puede llegar matar a sus congéneres, y lo peor de todo, puede matar por simple placer. Este es el preciso cuadro que Oliver Stone intenta plasmarnos en un film que impacta incluso desde que, sumidos en el desconocimiento, escuchamos por primera a alguien en algún lugar pronunciar su titulo. Y es que con solo unos pocos minutos de trama, sabremos que esta película no se nos irá con rodeos a la hora de mostrarnos la muerte de cerca una y otra vez, nuestros héroes (o antihéroes dependiendo de cómo quiera mirarse) Mickey Knox (Woody Harrelson) y Mallory Knox (Juliette Lewis), se nos presentan bajo la inocente apariencia de dos forasteros que solo quieren tomar un trago mientras descansan en un bar de mala muerte al lado de la autopista, tras intercambiar algunas palabras con los borrachos del lugar, veremos como el despliegue de sangre y balas inundan la pantalla, acompañado de una intrincada psicodelia y una escena en cámara lenta de un cuchillo lanzado hacia el ultimo borracho en pie que vale la pena mirar una y otra vez. Los Knox no buscan dinero, no buscan poder, no llevan a cabo una venganza; satisfacen una necesidad mientras se divierten a su paso dejando solo una persona viva por cada matanza para que entre cadáveres, cuente la historia de lo allí ocurrido. No por nada el film se llevó la calificación “R” (restringida para mayores de dieciocho años) encontraremos escenas de extrema violencia, alto contenido sexual y un lenguaje fuerte y obsceno.

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trabajo sobre la pelicula para clases de cine y otras areas afines.

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ASESINOS POR NATURALEZA – NATURAL BORN KILLERS

Es un hecho innegable que en todo ser viviente existe un predador en potencia, en el reino animal por ejemplo, vemos como a través de la cadena alimenticia muchas especies en diaria rutina matan por necesidades de supervivencia a otras menos favorecidas evolutivamente. En el hombre, como animal racional dicho instinto aún se conserva allí latente, sedado y encadenado por las leyes morales y sociales, escondido en uno de los mas intrincados y oscuros pasadizos de la mente, y no solo eso, dicho instinto asesino, dicha necesidad de matar no está limitada exclusivamente a unas condiciones de supervivencia o de especie; claro que no, el maravilloso, perfecto y narcisista ser humano puede llegar matar a sus congéneres, y lo peor de todo, puede matar por simple placer. Este es el preciso cuadro que Oliver Stone intenta plasmarnos en un film que impacta incluso desde que, sumidos en el desconocimiento, escuchamos por primera a alguien en algún lugar pronunciar su titulo.

Y es que con solo unos pocos minutos de trama, sabremos que esta película no se nos irá con rodeos a la hora de mostrarnos la muerte de cerca una y otra vez, nuestros héroes (o antihéroes dependiendo de cómo quiera mirarse) Mickey Knox (Woody Harrelson) y Mallory Knox (Juliette Lewis), se nos presentan bajo la inocente apariencia de dos forasteros que solo quieren tomar un trago mientras descansan en un bar de mala muerte al lado de la autopista, tras intercambiar algunas palabras con los borrachos del lugar, veremos como el despliegue de sangre y balas inundan la pantalla, acompañado de una intrincada psicodelia y una escena en cámara lenta de un cuchillo lanzado hacia el ultimo borracho en pie que vale la pena mirar una y otra vez. Los Knox no buscan dinero, no buscan poder, no llevan a cabo una venganza; satisfacen una necesidad mientras se divierten a su paso dejando solo una persona viva por cada matanza para que entre cadáveres, cuente la historia de lo allí ocurrido. No por nada el film se llevó la calificación “R” (restringida para mayores de dieciocho años) encontraremos escenas de extrema violencia, alto contenido sexual y un lenguaje fuerte y obsceno.

El director Stone enfatiza mucho la psiquis de nuestros personajes principales a modo de justificación de sus actos criminales y de su comportamiento impulsivo: ambos comparten una niñez traumática, llena de conflictos familiares, frustraciones que nunca fueron superadas y de contactos cercanos con la muerte, pero a su vez, contrastada con un comportamiento libre de culpas, casi infantil, lleno de caprichos y risas y completamente dependientes uno del otro en su relación sentimental. Tras contraer nupcias bajo condiciones nada ortodoxas, Mickey y Mallory deciden sembrar la semilla de la muerte conforme avanzan por la ruta 666, una desértica autopista en algún lugar de la geografía norteamericana mientras son perseguidos infructuosamente por el torpe y fofo brazo de la ley, encabezada por el Detective Scagnetti (Tom Sizemore), un hombre no tan transparente como lo intenta mostrar, cometiendo abusos y satisfaciendo su sed de sangre bajo su manto de oficial, lo cual lo pondrá al nivel de los Knox, solo que en el bando de los “buenos”.

Esta “glorificación de la violencia”, es uno de los puntos álgidos de toda la película, pero a su vez, se convierte en una espada de doble filo, al dejar poco trabajo a la imaginación, mostrando escenas de una brutalidad que raya a

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veces con lo innecesario y lo grotesco, y en otros casos llegando al punto de tornarse largas y forzadas, sin embargo, para el año de 1994, época en que esta producción fue exhibida en los cinemas, muchos de los héroes de la pantalla grande resolvían sus problemas realizando “paneos de ametralladora” que consumían gran parte del guion, así la recepción del público no fue para nada desfavorable, superando con creces las ganancias estimadas.

A nivel técnico nos hallamos ante una obra única, los planos irregulares abundan, las psicodelias van aumentando en fuerza y efectos, fusionándose cada vez mas en la realidad de nuestros personajes, combinando diferentes técnicas de animación a las escenas fuertes, vemos entonces como nuestros personajes a medida que van “evolucionando” se ven sumidos en secuencias cada vez mas ilógicas, donde por ejemplo Mickey Knox saldrá corriendo por un pasadizo y a mitad de este se convertirá toda la escena en una caricatura garabateada y frenética. Otro recurso muy presente dentro de la película serán las escenas coloreadas completamente en un solo tono, indicando la exaltación de una emoción en ese preciso instante, es por esto que veremos escenas completamente verdes, o naranjas.

Cabe destacar sin duda a uno de los personajes clave para el progreso de la historia, el periodista Wayne Gale, interpretado por el famoso actor Robert Downey JR. Quien añade la dosis de sarcasmo y morbo necesarios para que la historia se complemente en una amalgama de personajes que fluctúan entre la delgada línea de lo correcto y lo incorrecto, y es a su vez, quien catapultará a Mickey y Mallory al nivel de “celebridades” dentro del circulo de los asesinos en serie, hecho que hará que cada vez tengan mas peso sus actos hasta el punto de conducirlos a un final explosivo y como no, lleno de sangre y muerte.

Estamos sin duda ante una película que atrapa, que seduce, que escandaliza, pero que deja con deseos de más, una que señala lo malo y lo bueno pero a su vez hace que reconozcamos que en cada quien hay algo de ello. Con un argumento que a primera vista parece trillado, pero que se vale de sus dos impredecibles personajes principales para mostrar todo su verdadero potencial, su nivel de profundidad y por sobretodo, una propuesta técnica revolucionaria que nos mantendrá maquinando que ocurrirá luego, pero nunca nos desconectará de la acción inmediata, con un fuerte cuestionamiento a las normas establecidas y una dura critica a los mecanismos de ortopedia social. Una película que nos muestra lo fácil que es despertar ese Asesino por Naturaleza que llevamos todos y cada uno de los seres humanos en las profundidades de nuestro inconsciente.

“Mickey: Mal... Mallory: ¿Si? Mickey: ¿Te casarías conmigo? Mallory: ¡Por supuesto que si! He esperado que me lo propongas hace mucho tiempo. ¿Pero, donde nos casaremos? Mickey: Justo aquí, Mal. Esta es nuestra iglesia.”