rowena hill

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Rowena hill - ultimos ritos - en la libreria de arquitrave

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Page 1: Rowena Hill

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Page 3: Rowena Hill

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Arquitrave

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Últimos Ritos© Rowena Hill© Arquitrave Editoreswww.arquitrave.comEdición y diseño Harold Alvarado Tenorio y Héctor Gómez GuerreroImpreso en Colombia - Printed in Colombia

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni entodo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación deinformación, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico,electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permisoprevio por escrito de la editorial.

Page 5: Rowena Hill

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Desmembramiento

I

Privilegio de la felicidad

el cuerpo entero

simétrico como una estrellaintacto como un huevo

expuesto como una flor.

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II

Si no me amas

ninguna geometríada cuenta de mis distorsiones

hasta en la decimotercera dimensiónme agrieto y arrugo

las leyes del caos se agotanen los infinitos tajos de mis orillas

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III

Mis extremidadestrozos de mis órganos

cuelgan de las paredesruedan por el piso

al compás de una carcajada

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IV

Se me caen las hojaslos dienteslas uñaslas escamas de mi pielvueltas cenizas.

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V

Hoy amanecícon la cabeza sembrada de lombrices

traté de rasurarlaspero en segundosvolvieron a asomar sus cabecillas

salgo a la callecon mi pelo de peluca

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VI

Tengo horror de los espejos

la cara que veoes una copia burda

mientras volteocon el rabo del ojo captosu derrumbamiento

entre las imágenes que se reflejanhasta el infinito en los trípticossé que alguna de la seriegruñe como un lobo

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VII

Me convierto en larva

mi dermis se endurececomo para resistir mil añosde desierto

mis ojos se sellanlos globos enloquecenlatiendo bajo la piel lisa

no aceptan su destino

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VIII

La espada de samuraidesamor

me abrió desde la coronilla

en la oquedad no consigo alma

sólo espacio

espacio

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IX

Llueve dentro de míy el sol me traspasa

sus dedos son más sólidosque mi caparazón

ya seré como hoja de maíz secacascabel del viento

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Dédalo

I

Hijoamadocon estas alas te atavío

compuertas del cielo

Las fibras de tus hombrostu hermoso costado

sean aliados de cera y plumasla armadura mi ingenio

libérate de toda tiranía

goza el albor de tu ascenso

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II

Ceguera

grité y él no oyópor los raudales de la luz

gocé un instante su resplandorestirado contra el firmamentosoberbio ángeláguila en llamas

de repente se fuemeteorito en picada

yo casi no viel sol me había cegado

hasta que muy abajoflecha ardientese extinguió en el mar

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III

Aterrizaré en un campo verdemontón de plumas laciasvida sobrantealma calcinada

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Huesos del paraíso

Puntos negros en el horizonterompen la infinitud de agua densa verde inquieta

el chillido de las gaviotas¿dice que existe una orilla?

¿cómo sé que esas manchas crecientesno fueron grabadas en mis ojospor los soles de la espera alucinadaya sin fe?

Hay perfiles altos tajadospromontorios oscurosarena y polvopolvo en el aire en la espumasol y viento cruzadosen las estrías de los cerrospiedras erizadaslatidos abismales

Desgastado triunfo

se hunden mis ojosbajo el umbral del asombro

soy nadieesta tierra es de nadieesqueleto de un paraíso

generaciones se agotaránen el esfuerzo por revestirlo

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Cubagua

Las piedras apiladas han olvidadosu sentido

Miles de pelícanos se zambullenarrebatándose las víscerasque tiran los pescadores

Santa Bárbararoja como la vulva de las conchasmira fijo el mar de joyas derretidas

esmeralda turquesa jade

el viento licúa las palabrasy el sol abrasa

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Buenos Aires

Le da la espalda al río,su nodriza indígena.

Los edificios son distinguidos,espaciosos y bien proporcionadoscon orificios aireados

pero no tienen raíces.Pesan sobre la tierraigual que una avalancha de piedrasal azar.

Su conversación luce elegantepero el trasfondo es un discursoque reverbera a través de los siglosde poder bruto.

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Diario de viaje

San Juan de los Reyes, Toledo

Algo está pasando aquí,se incorpora un misterioen yeso y piedra,pero no tenemos la clave.

Los nudos en el artesonadoencierran pedazos de verdad mágica,y no sabemos la contraseñapara entrar en las fauces heráldicas

o cómo conversar con las gárgolasde ancas humanoides.Las máscaras en la escalerase burlan de nosotros.

Caminos en cruz dividenen cuartos igualesel jardín de plantas perennes;brilla glauco y plateado.

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Catedral de Toledo

Las mujeres sensuales- sirenas, taberneras –en la reja que cierra el sanctumadvierten contra la blasfemia.La blasfemia está dentro.

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San Esteban, Salamanca

Las gárgolas empinadas entiendenla burla monstruosa:la vaciedad y la danza de los átomos.

Los profetas solemnes,inclinados para abrazar sus papeles,no ven nada.

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La casa de Gaudí

Marchitas y arrugadas,mis facciones tienen sin embargouna afinidad natural con este espejo;me coloca en una sala donde estaría sentada(vestida en un negligé de mi madre)esperando un futuro diferente.

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La Pedrera hacia Sagrada Familia

Seres de la esfera anterior a los nombresse yerguen relumbrantes en el techoy se esfuerzan por ver con ojos aún no nacidos.

Más allá de un arco de extremidades virtualesdos agujas lúcidamente ornamentadasbuscan un cielo más tardío.

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Santa María del Mar

Entras desde la calle abarrotada(piedras sometidas, encajadas)y de repente el espacio se hincha,oquedad dentro el cráneoo cañón submarino entre arrecifes.

El olor a sal ronda los ídolostan atenuados como algas.

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Birmania

Los monjes son elegantes,las cabezas rapadas, los rostrosvariaciones sobre un tema antiguo.Caminan delgados y erectos dentro de los plieguesde sus túnicas, que abarcanlos matices del naranja al vino tinto(las monjas son rosadas).

Estoy observando unodemasiado hermoso,viste túnica rojo vivoy sandalias de terciopelo escarlata.De repente escupeun chorro de bétel color sangre.

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El Shwedagon

Caminanhombres, mujeres, niños inquietos,viejos ensimismados,monjes y monjas, algún turista,fluir incesante sobre el piso de mármolentre la mole dorada y los pórticos.

El aire mismo gira cargadode cantos y campanas,de reflejos y sombras,y de repente todo corre más rápido, los piesde la multitud ya no tocan el piso,las figuras vienen flotandoen una corriente de devoción.

A veces él es una huellallena de aguadonde se mecen las nubesy las flores de la ofrenda.

Las paredes, el piso,las altas columnas de tecarespiran paz.Se entra en ella como en un elemento nuevo,un agua sutilo un gas preciosoque riega el corazóny deja al salir una añoranza incurable.

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La brisa seca en mi carael sudor del día.

Mis pasos en la tierrason los de cualquier peregrinoignorante o sabioque vuelve a tomar su camino.

Hace veinticinco siglosque estas palabras penetranlas noches terrenalesy del espíritu.

La gran culebra del ríoune y divide el paisaje.Sus afluentes paren ciudades.

Esta formaocupa el espaciocon el mismo derecho incontestablecomo un árbol de tecao un acantilado.Desde siempre el azul del cieloreconoce la afilada torre dorada o blancacon las campanitas que jueganen la punta.

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Nitidez absoluta:los troncos pilotes del largo puente,las figuras gráciles que lo transitanen las dos direcciones,alguna en bicicleta,la bandada de patos en un islote,todos grabados en el biombode la realidad;y la mente ya sobrecargadaoscilante en el calores incapaz de creer.

A Bagayala sala posterior del monasterioes una selva donde los troncosaltísimos de teca se pierdenen la bóveda borrosade polvo y murciélagos.

Las garras del halcón de fuegohieren la espalda,pinchan las semillasy las mentes ovilladas.

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Bagan

Todos los planetasy todas las bestias sagradasse reúnen en esta constelaciónde infinitas dimensiones.Sombra densa del cedropiedra soleada de los escalonesarco que invita a la presencia

y de repente las libélulas.

Yo demasiado sólidainmersa en el fuegono me enciendo.Ese rugido resuena en mis grietasy no me revienta;sin embargo séque me habita.

De aquí no me voy entera.Podré parecerle a la genteigual o sólo más viejapero no verán que falta un pedazo,un fragmento convertido en réplicaque anda por siempre vagandoentre estas ruinas y esplendoresy duerme en una uñadel pie de Buda.

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El templo en la represa deKrishnarajasagar

El cielo inmenso azul quemadocon una franja de nubes color polvose refleja en el agua inmóvil.

Un gavilán ve el montón de piedras negrasen el borde de la represay los seres que pululan alrededor;se abalanza, son mujeres que vadeanhacia las ruinas; niños de dientes blancosy rostro oscuro chapuceanen el agua turbia.

El gavilán vuela por la orilla,la espuma que dejan las lavanderas,las heces que hieden en la playano le dicen nada.

Una rana se esconde bajo una piedracon las figuras esculpidas y borrosasde dios y su consorte.

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Badami

En el comienzo estaba la piedray la piedra erguida concibiómuslos y frentes y lóbulos de orejasy los globos de ojos que se henchíanbajo un cielo radiante.

Los dioses cayeron a tierra como frutos maduros,reventaron sus larvas como insectos alados.

Creciendo en su semejanza,los hombres medían las piedras,les daban forma hermosa y las apilabanpara que los dioses tuvieran casa.

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Resplandor

La vista saca pielesde la superficie de la tierra,las enrolla, coagula, fundepara hacer cuerpos.

El suelo desnudo se yerguecon miembros flacos, leonados,el viento los hace bailar,sus ojos se forjan en el sol.

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Mientras el no ve

Los jugadores se destacan muy blancossobre el campo verdecomo garzas en un arrozal.El se precipita por la pista,su brazo oscuro lanza la pelotahacia el lugar del juicio.

Espalda erguida como zanca de potro,huesos aleados con aceroy ojo de piedra oscura encendido,él es la voluntad de la caballería.¿Cómo puede estar siempre tan templado?¿No podría plegarse un poco y sentarse en la gramacomo un viejo bailarín, un dios viejo,para no quebrarse?

El joven sacerdote goza del paseo.Sentado a los pies de la estatuaplateada y hierática del dios,rodeado de flores, se bamboleacon los tumbos del carro.

Mirando atrás desde las cuerdas tensasa la sombra de las cortinasresplandece un hombro azul desnudo,la mano ejecuta un arabesco,el fino ojo brilla como un pez.

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Las palabras de Mira y el sarangi- anhelo de seda cruda –trazan el perfil de su ausencia.

Tiene doce años. Sentado,el hermoso rostro escondidobajo el turbante con los colores del arco iris,los ojos luminosos,canta para sí mismo.

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Desencuentro

Entre nosotros el tiempo caminadescalzo por una cresta filosa;en cualquier momento brota sangre,cada paso luciente es una vida.

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Cuerpos de agua

Gota taza u océanoarrozal pozo lagunacuerpos de aguaojos que no venmirada de la superficie terrestreque se refleja a sí misma

Esta vasija llenatenla derecha- derramar una gota traería vergüenza –sin quererla ofrecerpero bajo la mirada del otrocondensándote en raro licorque brota desde dentroy tiembla en el borde

Al agua de la graciale hieren el abandonoy las depredaciones- el tiempo nunca es inocente -Se vuelve sal y duelese vuelve niebla y se disipase vuelve fuego y quemala misma vasija,puede convertirse en venenoy maldecir donde toque.

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Dos se hacen añicoschocando bajo el empujede la contencióny se funden al finéxtasis vuelto torbellino dobleen un cañón turbulento.

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Rezando para que llueva

I

Se desnuda,camina tropezando detrás del arado,invocando lluvia para la tierra sedienta.

(Una vez, el hombrela habría arado en la huertay las dos brotarían.)

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II

Un hombre muere y su mujeres atada a la hoguera,sacrificio al cielo despiadado.

Bendita es la mujer,le toca el destino más catastrófico;su terror tiene ritmos,pulsos que los tambores no tocanen un día comúnbajo pena de destrozo.

Esa gracia es demasiado oscura.

El olor de carne quemadano ha conmovido al dios de la lluvia.

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Últimos ritos

La viuda

Esta noche no debe acabar.Al amanecer volarán palabrasen todas las direcciones, proclamandosu muerte y mi desgracia.Ahora el tiempo se detiene,las paredes de la casay los árboles detrás del patioencierran espacio.

para Rustom Bharucha

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Los parientes políticos

Amarga era la malicia de ellos,amargo es el gasto.¡Que nadie desprecie la comida!

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Los perros

Llega el cuerpo los pies hacia adelanteoliendo a aceite y descomposición,se paran para voltearloy es nuestra señal.Los dulces que nos tiransaben a otra cosa.

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El hijo

Quiero pensar en la solemnidadde la muerte y los ritos que ensartan las generacionesen un hilo irrompiblepero sé que todos esperanque yo cometa un error.Me tiemblan las manos.El fuego agarra y ruge,el cuerpo se estremececomo si aun estuviera con vida,pero el fuego ha entrado en mi cabezay consume el miedo.Las flores de ceniza se abrenen mi corazón depurado.

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El muerto

Les observé mientras fueron a la estación de trenesy compraron mi boleto.Creía que el viaje me iba a alegrarpero lo único que siento, mirandoel paisaje, es una gran sed.Me compran una taza de tepero mis restos desecadosno lo pueden beber.

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Los dioses de las orillas

para Chinnaswamy

Madres y guerreros,de barro, bronce o piedra,manchados de rojo, engalanados,contemplaban el mar desde sus pedestales,en guardia contra miedos ancestrales.

Nadie creía que iba a suceder.La ola se empinó desde el abismo,corrió hinchándose hacia la orillay se soltó desbocada tierra adentroaplastando cuerpos y casas.

La sal quemó sus ojos de botón,las cuencas fútilmente desafiando;se desmoronaron o perdieron extremidades,se ahogaron con sus devotosy los escombros los cubrieron.

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No es tarde para alabar

Un velo rosado remotobaja por la pared áspera de la montañahasta las fundacionesúnico color en el mundo

En el pelo de las bestiasdibujos de los inviernos

su aliento es tibiosus patas son columnas perfectas

El sol gana la luchacontra las nubes que treparon rodeándolodetrás del filo

enciende el cielo

seca las briznas de hierbase trasluce en los pétalos rojos de los matrimonios

Los cascos se hunden en la corrientesalpican las orillas

el agua sigue tejiendo redes fugacespeina las franjas de raicillas rojassacude el palo atrapado entre piedras

El viento mece los rayos del solel sol quema los mecates del vientosopla fulgor hasta en el zenit

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Paso de la mula

un pájaro levanta vuelo asustado

torbellino de pajasobre la era

Convergen los caminos paradosla travesía de la loma

huellas alegres en el polvohacia los corredores empedradoshacia el portal

Voces agudas de hombresse cantan el secretoreverberan desde las entrañas de los cerrosfluyen con la savia de las cosechasquiebran en el silencio de las nochesdesafían el olvido

La sombra desborda los pliegues del vallealcanza la trocha

en lo alto el díalentamente se destiñe

Estrella de la mañanavela por esta tierrapor todos sus finesy sus comienzos

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Toro ajeno

Toro ajeno,pasó la cerca.

Por una huella en el barroadivino el lomo ancholos ijares de guerrerolos cachos lunares.

No lo encuentro,subió por el zanjón al esconditede los patos salvajes.

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El jardín de Elodia

Hileras de pensamientosmiran todas en la misma dirección,hacia el patio vacío,

fantasmas de niños de otro tiempo:el finado abuelo Luís color púrpura,el tío pardo como las tapias

y otros cuyas almas se quedaroncuando bajaron a la ciudad,o que nacieron y murieron en un murmullo

y un velorio de angelito.Algunos fueron sólo sugerencias,semen no deseado

o sueños para un futuro perdidoporque a una comunidadse le agotó la gracia.

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Inspiración

El poema no quiere ser atrapado,se desliza como una ranadentro de un pozo de vagos deseoso la mente simiesca lo agarray lo carga por lo alto de una cerca.Pero tampoco se aleja;se menea como un virusentre las columnas de un programa de contabilidad.

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Michel

para Nancy Ocanto

Bajó a la callecon la cara de refugiado,con la flor secreta, la colostomíabajo la ropa que colgabadel armazón de los huesos.

Rosas rojas queríapor el cumpleaños de la amada;se las vendieron pasitas,con pétalos carcomidos,y corazones vueltos un moretón.

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Extremofilos

¿Han estado allí desde siempre,esos nudos de células vivas que comen rocao veneno, dentro el hielo y el agua hirviente,esos cangrejos espectrales en las fumarolas tóxicas?

¿Nos enseñan cómo nació la vidaen el planeta todavía en ebullicióny sus posibles formas en los desiertoshelados del espacio?

¿o surgieron ahora mismopara satisfacer nuestra necesidad de metáforasde improbable supervivencia?

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Derrumbes y otros desastres

Envejecer es una serie de tembloresleves, superficies que se hunden,terreno que parecía sólido descubriendolas oquedades abajo.

Convicciones que guiaban nuestras vidas,patrones que nos contenían,configuraciones proyectadas en un futuroque ahora tiene límites,se separan y nos abandonan.

Algunos se mudan fácilmente,otros duelen como dientes flojos contra la lengua;el sueño del amor es un dientegrande como un árbolcuando se arranca de raíz.

A veces perdemos la pacienciay tratamos de destacar un borde de piel rotao una costra, antes que esté seca,con la ilusión del éxito todavía cruda,y sangramos.

Pero usualmente sucede sólo,el tejido que amarra la estructurade una vida – las ganas de explorar el mundo,quizás, o el orgullo de la casta –se afloja y la razón se despedaza.Proyectos menores - un idioma que se iba a aprender -quedan como ruinas inacabadas.

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Los solsticios entonces pierden sus valoreso los intercambian – preferimos la oscuridad,deseamos que lleguen los eclipses

y comenzamos a encontrar nuestra respuestaal enigma de lo que hay más allá de la gramática,más allá de los nombres:

remolino de miasma griso nirvana como champán, las burbujasuniversos posibles.

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Rezando a Shiva

Arrástranos dentro de la turbulencia,destroza nuestros corazones rectos y aburridosen las hélices afiladosde tus muslos danzantesy tus greñas.

Surca y arrasa los bulevares,siembra ranchos entre los escombrosalumbrados por íconos eléctricos –asesinos, estrellas caídas obesas,tus agentes.

Cuerpos acuchillados y cancerosos,apareados al azar,atados a bombas, te ofrecensu dolor y odio, su brillode glamour.

Te conozco y sigo adentrándomeen el remolino de las tinieblas.No me quites todo, déjamela luz azul de mis ojospara buscarte.

Lo oscuridad se llena de destellos,el sudor que gotea desde la torre empinadade tu rostro y tus hombrosen lo alto, es luminiscencia,es semilla.

Hazlo palabra y tendremos que oírla.

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Que el caos recoja sus desechos,se ponga al rojo vivo y haga brotarnuevas posibilidades feraces,nuevas lenguas.

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Una vieja está llena de veneno

Una vieja está llena de veneno,sus palabras se multiplican como células malignas,bolitas de estricnina,gotas de ácido prúsico;dice mucho más, y peor, de lo que quierey los demás se horrorizan.Desean que enmudezca o muera.

Se ahoga en sus propios jugos –en la superficie apestanen sus oquedadesy dentro de ella sube la marealamiendo como agua suciaen un pozo rajado,entumeciendo sus órganos.

Su memoria es un estofado podridodonde flotan fragmentos de vivencias,insultos y traiciones y desencantosanegando estampas más felices,y pedazos de otros cuerpos,quizás penes flojos o hediondos.Ansía una carne más dulce.

En el espejo ve la que otros ven,respetable, lastimosa quizás,no más protagonista segurocon todas esas arrugas, plieguessurcos donde se emborrona la pintura de labios.Venenosa es mejor que patética, piensade repente y sabe que todo es error.

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Seres anfibios doradossuben flotando desde sus profundidades negrasbuscando el cielo a través de sus ojos.Camina con ellos debajo de árbolesy por calles pululando de misterioy una lluvia de luz pesadasujeta al tiempo en sus linderos.

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Ensalmo

Señora leonaque modulas la luna,hazme redonda,plasma mi piel:

dentro del aro perfectoarticula los huesos,los blandos senderos rojosy los pálidos nervios.

En las juntasy en los crucessiembra bulbosvegetales.

Cuando menguan mis fuerzasminadas desde dentro,despojadaspor el llanto ajeno

ellos aguantarán la presión,encogiéndose en torno a un granode maná que convierteel dolor en visión,

en crecimiento,en flores compasivasy victoriosas,estrellas en mi cielo interior.

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Señora leona,que en secreto alumbras al sol,haz de mítu chamán.

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Rowena Hill (Cardiff, 1938). Poeta, articulista, traductora y estu-diosa de culturas orientales. Fue profesora de Literatura Inglesa enla Universidad de Los Andes de Venezuela y sigue colaborando conel Centro de Estudios de África y Asia de la misma universidad. Na-cida en Gales, ha vivido en varios países del mundo y visitado muchosmás; encuentra que los viajes enseñan a leer el mundo físico como ellenguaje de las posibilidades de la vida humana dentro de la creaciónque las rige. Ha publicado los poemarios Celebraciones (ULA, 1981)Ida y Vuelta (ULA, 1987) y Legado de Sombras (Monte Ávila, 1997).En 2000 colaboró con el artista Adrián Pujol en un libro de graba-dos y poemas titulado Desmembramiento (Caracas, Taller TAGA yAdrián Pujol).

Entre las muchas traducciones que ha hecho, destacan las de poe-sía metafísica india en lengua kannada, publicadas en la antologíaNombres de lo Innombrable (Monte Ávila, 1991), y las del poeta con-temporáneo de los marginados de la misma región de la India,Mudnakudu Chinnaswamy. También ha hecho traducciones al inglésde escritores venezolanos para el nuevo website www.laletra.info.

Rowena Hill vive entre la Isla de Margarita y los Andes de Vene-zuela, intentando aprovechar el reservorio de imágenes e intuicioneslatentes al cual abre el acceso la vejez.

Nota biográfica

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La poesía, como casi todos los productos de la era de las multina-cionales, parece hoy producida en serie… Una lamentable edad me-dia de cartón vive hoy la poesía. Otro tanto puede decirse de susfabricantes y sus consumidores.

La última generación de poetas en norte y sur América es unasociedad limitada para gozar de las prebendas que este raro productopuede deparar. Y Nueva York es el centro de sus operaciones, susdebates, sus comidas anuales y sus cócteles publicitarios.

No obstante, como se sabe, el poema es consustancial al hombre,no necesariamente al válido, ni al sacerdote, ni al burócrata, ni almendigo del poder. Por ello los verdaderos poetas vuelven a produ-cirse en soledad, casi en silencio. Uno de esos ejemplos patéticos esel volumen Celebraciones de Rowena Hill, publicado en un pueble-cillo de los Andes venezolanos.

Rowena Hill, inglesa de origen, vive y escribe en Mérida, despuésde haber abandonado no sólo su país, sino su lengua, y prácticamen-te haber olvidado las tradiciones de nuestro tiempo para regresar, ointentar, mejor, una nueva comunicación, creando un lenguaje, conel paisaje que la adoptó.

Hace algunos años conocí a la señora Hill en su pequeña casa delValle en Mérida. Sería el medio día cuando llegamos y tuvimos quebuscarla cerca del río donde estaba paseando con sus perros y uno desus caballos. Descalza, con los pies todavía húmedos a causa de sustravesuras con los animales en el agua, lo primero que nos comentófue su estado de felicidad que vivía al estar en comunicación con lanaturaleza, con el lenguaje total del cosmos. Ella era así un elementomás del mundo natural y no «el hombre» o «la mujer». Sus hijoscomparten también esa vida. Son parte del universo más que delmundo social.

Las celebraciones de Rowena Hill

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Llegada la edad de la madurez, después de haber viajado por diver-sos continentes y escrito algunos ensayos eruditos sobre poetas an-glosajones, especialmente Keats, la señora Hill, a medida que se des-cubría como un elemento de las aguas, el fuego, el aire y la tierra, fueescribiendo estos poemas cuyos ciclos están regidos por dos faseslunares: creciente y menguante, y que como el astro que refleja luz,están escritos en estrofas (mejor sería decir stanzas) donde los obje-tos agregados al mundo aparecen y se disuelven en el texto.

Yo encuentro en estos textos mágicos de la señora Hill muchas delas calidades que han desaparecido en la poesía de hoy. La señora Hillnos permite saber cómo el poema, la lírica, no ha muerto. Y su gene-roso oficio, lejano del poder, aislado de las multinacionales de la poe-sía, nos concilia de nuevo con este oficio milenario que ha estadosiempre en las manos de los desheredados, de quienes han vividoexilios, duros exilios ante el lenguaje corriente de sus tiempos; here-jes cuya hoguera siempre ha sido una música que toca al desterradode sí mismo, buscándose en las palabras para no perecer en la vigilia.

Estos poemas de la señora Hill no son de fácil lectura. Una pri-mera mirada los hacer ver - dependiendo del ojo que los mira - apa-rentes. Una más memoriosa delectación nos depara jugosas frutas,viajes, tejidos, espejos, memorias de una vida entregada al equilibriode las formas, a la búsqueda de un lugar de reunión con los seres quela han vivido. Rowena Hill celebra aquí las ascuas de una viva llama,su paso por el mundo.

Harold Alvarado Tenorio, Vanguardia Dominical,Bucaramanga, Octubre 4 1981

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La materia huidiza que compone este libro se sistematiza en tressecuencias fundamentales: identificación con la naturaleza, visiónintrospectiva, presencia de la soledad y muerte, y retorno dialéctico ala naturaleza. En su primera parte responde a una suerte de exalta-ción amorosa a lo elemental y cósmico - y sin tocar la oscuridad -eleva loas exultantes al sol engendrador o busca la invulnerabilidadinfinita de la piedra, en franco desafío a lo temporal, perecedero. Esatendencia manifiesta a trasladar el amor a la naturaleza emparentasu poesía con la de Emily Dickinson, en la cual el objeto poético sedesvanece y deviene en atmósfera sugerente. En Celebraciones la vi-sión panteísta emana como respuesta escéptica frente al hombre.Luego la luz se trastoca en sombra, la vida en muerte, transmutacionescorroboradas por la diosa de focas y luciérnagas, la sibila negra o la guar-diana oculta, en sus disfraces luctuosos. Poesía compleja y contradic-toria en sus significaciones: la claridad, como pudiera presumirse, noes vida plana, sino hundimiento y noche. Y si hay posibilidad de resu-rrección es a través de la identificación con lo inmutable y eterno,que la naturaleza propicia como presencia tornadiza. Lo vedado en lapoesía de Rowena Hill es su capacidad de entrega; su proposición seacrecienta y fundamenta en el rechazo de la soledad. Penelope quebusca su origen en las vidas, hilos dislocados en el vacío existencial.Alusiones nostálgicas a vivencias del pasado: símbolos intemporales,reyes desparecidos, coronas resplandecientes, dragones, sueños me-dievales y tormentos. Rowena Hill explora el paisaje del llano y apre-hende en su poesía, rasgos de nocturnidad y transición de lunas querevientan horizontes e iluminan por dentro su vasta soledad.

En otros poemas surgen imágenes alquímicas que expresan el uni-verso como espejo, inversión necesaria para percibir los ruidos delalma o el orden de oníricas geometrías.

Celebraciones de Rowena Hill

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No ha habido dificultad para que Rowena Hill - cosechadora dejoyas elementales - en un idioma que no es el suyo haya logrado equi-librar la palabra no retórica, con la reflexión profunda. Y en mediode lo incierto, de la soledad cotidiana y opresiva, en los últimos poe-mas, retorna a la naturaleza donde encuentra su verdad primaria o lailuminación del ser, sin el carácter exultante de la primera parte dellibro, solicitando, más bien las fuerzas elementales que le dan la vidatrascendente.

Carlos Contramaestre, El Nacional, Caracas, 26 Enero 1981

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Este poemario presenta la línea de un pensamiento escatológicocon brevedad y precisión en el estilo. Laura Charco señala [en lacarátula]: «Y Rowena, su poesía que busca saber, hubo de enfrentar eldilema: pensar antes de poetizar, o, pensar poetizando.»

Es una poesía intensa y ritual, fecunda y hermética, pero sobretodo es una poesía erótica…. Un erotismo que inquieta y satisface, elcuerpo es la materia a indagar en sus maneras más sutiles, en susaspectos míticos y ciertos. El cuerpo y sus formas mágico-religiosasdestinadas al enigma de un observador pensante, contemplativo, queperdura en el Ser del poema y se recrea en la meditación, mante-niendo la esencia como propósito mágico, hermenéutico. Rowenaescribe lo que el universo enseña, lo que la conciencia puede aperci-bir en sí, sólo mediante el poema….

La inmanencia de una revelación se despliega en cada página, asíes el carácter de esta obra que el lector atento podrá adoptar y soste-ner. En Ida y Vuelta los poemas fluyen y no se acumulan como resul-tado de una sensorialidad fácil, muy común esto último en la llamada«nueva poesía femenina». Las páginas transcurren en revelación cons-tante y atraviesan ámbitos peligrosos de la dualidad, sin que el lectorsienta desconfianza en lo dicho: «Soy hija del orden antiguo/ queigual dolor y dicha./ Dónde está mi luz?»

La noción del cuerpo se extiende a la naturaleza adquiriendo unimportante significado filosófico que se caracteriza en el paisaje; esteno es un medio casual y aislado, es la propiedad que se describe.

Para esta autora la muerte es el elemento central de la naturalezafértil (principio femenino)… La muerte no tiene otra consecuenciafinal que la vida; en la morada mortal del entorno, todo está sujeto amodificación y transmutación. Ida y Vuelta es una excelente muestra

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de la poesía cósmica que se realiza en la Mérida de valles y montañas,tan cerca del cielo pero profundamente inserta en la tierra. No esuna poesía cósmica indigna que se ocupa de cosas vulgares, pues suforma fundamental es modesta y reservada. Mucho ha sido objeto deburla la poesía cósmica por tomar parte en querellas que no vienen alcaso, entrometiéndose en asuntos fuera del alcance del autor. Eneste caso se trata de textos fuertes e intempestivos que guardan siem-pre extrañeza, pero en armonía total del lenguaje con los cambios depaisaje, de estaciones.

Sobre esta obra reposa una valiosa y extraña carga mítica. RowenaHill ha logrado trascender sus experiencias terrenales - muchas vecessignadas por la pesadumbre y la oscuridad - y transmutarlas a uncosmos mitológico primordial del génesis humano. El mito del eter-no retorno, de lo cíclico, de lo que perece para ser nuevamente, estápresente en este poemario: «Seré un hueso pulido/ por el polvo y porel viento/ blanco como la luz.» De esta forma se desarrolla un univer-so de doble referencialidad que envuelve tanto a la Creación como ala realidad del mundo sensible.

Carlos Danez, Frontera, Mérida, 11 Marzo 1990

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La operación de sumirse en lo terrenal bajo la advocación a laDiosa Madre para, desde allí, desde «el lodo fétido del fondo», alzarlas semillas de luz espiritual, constituye un ritual de muerte y resu-rrección tan ancestral como ya clásico y mediterráneo. Desde lasraíces de su ser galés y, por lo tanto, celta, Rowena funda su existircreando el gran círculo cósmico de lo terreno y lo espacial. Esta acti-tud poética arranca del yo, del ego, para liberarse del mismo, en unaexplosión de vivencia realista y transmutadora.

Por lo tanto, estamos ante una genuina expresión, un tanto salva-je, de poesía, entendiendo ésta no sólo como una artesanía del len-guaje y la complacencia confesional tan abundante - el poema delromanticismo y de la modernidad es mucho más egolatría que metá-fora - , sino como una manifestación ritual antiquísima de renova-ción de la vida, consistente en el sacrificio del amante-flor en aras dela doble fecundidad de la Gran Madre Naturaleza: muerte y vida.

Dentro de ese marco a la vez realista y mítico, Rowena Hill buceaen ella misma, asciende, sale a la superficie, inicia la procreación ysacrifica con una nostalgia difusa y constante, acción-guerrera, al jo-ven Eros carnal sometido a los cambios de estación.

……

En verdad, el sacrificio ritual del hijo amante-flor mueve a Rowena,simultáneamente, a un extraño realismo mítico sexual, orgánico ymisterioso como el que expresa el poema titulado ‘Toro, luna’, y auna exasperación de maternidad telúrica destructiva como en ‘LaBestia’. Confiesa: «me dejo llevar / a la confluencia de los contrarios/ y encuentro el amor / entre cuchillos y cenizas». Sobre esta natura-leza femenina con algo de bacante y algo de guerrera, persiste ahora,

Del prólogo a Legado de Sombras

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en lo que llama su decrepitud, la lucidez de si misma en el tránsitocumplido:

No me hace falta mirarme en el espejo,muestra sólo lo plano de la historia,desde que mi edad engranó con la de la tierray compartimos nuestra decrepitud.

El Legado de Sombras de Rowena Hill, en definitiva, levanta haciala inteligencia del lector posible, las huellas de sus pasos dentro de losespejismos que suscitan y las ácidas realidades que los extravían.

Juan Liscano.

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IndiceBBadami 32Birmania 26Buenos Aires 19

CCelebraciones de Rowena Hill 66Cubagua 18Cuerpos de agua 37

DDédalo 14Del prólogo a Legado de Sombras 70Derrumbes y otros desastres 54Desencuentro 36Desmembramiento 5Diario de viaje 20

EEl jardín de Elodia 50El templo en la represa de Krishnarajasagar 31Ensalmo 60Extremofilos 53

HHuesos del paraíso 17

IIda y Vuelta de Rowena Hill 68Inspiración 51

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LLas celebraciones de Rowena Hill 64Los Dioses de las orillas 46

MMichel 52Mientras el no ve 34

NNo es tarde para alabar 47Nota biográfica 63

RResplandor 33Rezando a Shiva 56Rezando para que llueva 39

TToro ajeno 49

UÚltimos ritos 41Una vieja está llena de veneno 58

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Últimos ritos de Rowena Hillse terminó de imprimir el 15 de Septiembre del año 2005

en los talleres gráficos de la Editorial Arquitrave en Bogotá D.C.y fue encuadernado a mano por el maestro Ricardo Aguirre Piñeros.

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