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ROSARIOS ORACIÓN PARA DECIRSE ANTES DEL ROSARIO (antes del credo) Padre celestial, durante este tiempo de crisis mundial, permite que todas las almas encuentren su paz y seguridad en tu divina voluntad. Otorga a cada alma gracia para entender que tu voluntad es el amor santo en el momento presente. Padre benévolo, ilumina cada conciencia para que vea, las formas en que no está viviendo en tu voluntad. Concede al mundo la gracia para cambiar y el tiempo para hacerlo. Amén.
EL SANTO ROSARIO 1) HACER LA SEÑAL DE LA CRUZ Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, me pesa de todo corazón de haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a Ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío en que me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén. Abre, Señor, mis labios. Y mi boca proclamará tu alabanza. Dios mío, acude en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Por Tu Sangre y por Tu Cruz ¡Misericordia, Señór Jesús! OH JESÚS MÍO, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, socorre especialmente a las más necesitadas de tu divina misericordia. Amén “Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no os aman” (Repetir 3 veces) “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; yo os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido; y por los méritos infinitos de su preciosísima Sangre y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores”. Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de los pecadores, y en reparación de las injurias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María. Virgen Santísima, sálvanos e inunda toda la humanidad con las gracias de tu llama de amor, de tu inmaculado corazón ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Jesús, María, yo os amo profundamente. Salvad las almas, salvad a los consagrados y sanad a los enfermos.
Divino Niño Jesús, bendícenos y líbranos de todo mal. Amén. 2) REZAR UN PADRE NUESTRO. 3) REZAR TRES AVE MARÍA POR LA FE, LA ESPERANZA, LA CARIDAD. 4) REZAR UN GLORIA. 5) ENUNCIAR EL PRIMER MISTERIO Y REZAR UN PADRE NUESTRO.
Miércoles y Domingo Martes y Viernes Jueves Lunes y Sábado
6) REZAR DIEZ AVE MARÍA MEDITANDO EL MISTERIO. 7) REZAR UN GLORIA Y LA ORACIÓN DE FÁTIMA. Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia. 20) REZAR LA SALVE.Oh Soberano Santuario, Sagrario del Verbo Eterno. Libra Virgen del infierno a los que rezamos tu Santo Rosario. Emperatriz Poderosa, de los mortales consuelo. Ábrenos Virgen el cielo con una muerte dichosa y danos pureza de alma Tú que eres tan poderosa. Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima y Castísima antes del parto, en tus manos encomendamos nuestra fe para que la ilumines, porque llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima y Castísima en el parto, en tus manos encomendamos nuestra esperanza para que la alientes, porque llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima y Castísima después del parto, en tus manos encomendamos nuestra caridad para que la inflames, nuestras necesidades para que las remedies, nuestras almas para que las salves, porque llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, ruega por nosotros, los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. Dios te salve, María Santísima, Templo, Trono y Sagrario de la Santísima Trinidad, virgen concebida sin culpa de pecado original. Alcánzanos virgen pura la perseverancia final. Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. De tus divinos ojos, oh María penden nuestras felicidades ¡Míranos, Señora, y no nos desampares! LETANÍAS LAURETANAS Señor. ten piedad de nosotros Cristo. ten piedad de nosotros Señor. ten piedad de nosotros Cristo óyenos Cristo. escúchanos Dios, Padre Celestial Ten piedad de nosotros Dios Hijo. Redentor del Mundo -‐R. Dios, Espíritu Santo -‐R. Santa Trinidad un solo Dios -‐R. Santa María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios -‐R. Santa Virgen de las Vírgenes -‐R. Madre de Cristo -‐R. Madre de la Iglesia -‐R. Madre de la Divina Gracia -‐R. Madre Purísima. -‐R. Madre Castísima. -‐R. Madre y Virgen -‐R. Madre sin mancha. -‐R. Madre Inmaculada -‐R. Madre amable -‐R. Madre admirable -‐R. Madre del buen consejo -‐R. Madre del Creador -‐R. Madre del Salvador -‐R. Virgen prudentísima -‐R. Virgen venerada -‐R. Virgen laudable -‐R. Virgen poderosa -‐R. Virgen clemente -‐R. Virgen fiel -‐R. Espejo de justicia -‐R. Sede de sabiduría -‐R. Causa de nuestra alegría -‐R. Vaso espiritual -‐R. Vaso honorable -‐R. Vaso insigne de devoción -‐R. Rosa Mística -‐R. Torre de David -‐R. Torre de Marfil -‐R. Casa de oro -‐R. Arca de la Alianza -‐R. Puerta del Cielo -‐R. Estrella de la mañana -‐R. Salud de los enfermos -‐R.
Refugio de los pecadores -‐R. Consuelo de los Afligidos -‐R. Auxilio de los cristianos -‐R. Reina de los Ángeles -‐R. Reina de los Patriarcas -‐R. Reina de los Profetas -‐R. Reina de los Apóstoles -‐R. Reina de los Mártires -‐R. Reina de los Confesores -‐R. Reina de las Vírgenes -‐R. Reina de todos los santos -‐R. Reina concebida sin pecado original -‐R. Reina llevada al cielo, -‐R. Reina del Sacratísimo Rosario -‐R. Reina de la paz. -‐R. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros ORACIÓN A SAN JOSÉ A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, oh providentísimo custodio de la divina familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el Cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús del inminente peligro de la vida, así ahora defended a la Iglesia Santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén. ORACIÓN A SAN MIGUEL San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén. ORACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA Oh Corazón Inmaculado de María, lleno de bondad, muéstranos tu amor por nosotros. Que la llama de tu corazón, oh María, descienda sobre todos los hombres. Nosotros te amamos inmensamente. Imprime en nuestros corazones el amor verdadero, para que así tengamos un deseo continuo de ti. Oh María, dulce y humilde de corazón, acuérdate de nosotros cuando estemos en pecado. Tú sabes que todos los hombres pecan. Concédenos, por medio de tu Corazón Inmaculado, la salud espiritual. Haz que siempre podamos contemplar la bondad de tu corazón maternal y que nos convirtamos por medio de la llama de tu corazón. Amén. SUB TUUM PRAESIDIUM Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! 21) HACER LA SEÑAL DE LA CRUZ
MISTERIOS GOZOSOS Lunes y Sábados El primer ciclo, el de los "misterios gozosos", se caracteriza efectivamente por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación. Esto es evidente desde la anunciación, cuando el saludo de Gabriel a la Virgen de Nazaret se une a la invitación a la alegría mesiánica: "Alégrate, María". A este anuncio apunta toda la historia de la salvación, es más, en cierto modo, la historia misma del mundo. En efecto, si el designio del Padre es de recapitular en Cristo todas las cosas (cf. Ef 1,10), el don divino con el que el Padre se acerca a María para hacerla Madre de su Hijo alcanza a todo el universo. A su vez, toda la humanidad está como implicada en el fiat con el que Ella responde prontamente a la voluntad de Dios. El regocijo se percibe en la escena del encuentro con Isabel, dónde la voz misma de María y la presencia de Cristo en su seno hacen "saltar de alegría" a Juan (cf. Lc 1,44). Repleta de gozo es la escena de Belén, donde el nacimiento del divino Niño, el Salvador del mundo, es cantado por los ángeles y anunciado a los pastores como "una gran alegría" (Lc 2,10). Pero ya los dos últimos misterios, aun conservando el sabor de la alegría, anticipan indicios del drama. En efecto, la presentación en el templo, a la vez que expresa la dicha de la consagración y extasía al viejo Simeón, contiene también la profecía de que el Niño será "señal de contradicción" para Israel y de que una espada traspasará el alma de la Madre (cf. Lc 2,34-‐35). Gozoso y dramático al mismo tiempo es también el episodio de Jesús de 12 años en el templo. Aparece con su sabiduría divina mientras escucha y pregunta, y ejerciendo sustancialmente el papel de quien "enseña". La revelación de su misterio de Hijo, dedicado enteramente a las cosas del Padre, anuncia aquella radicalidad evangélica que, ante las exigencias absolutas del Reino, cuestiona hasta los más profundos lazos de afecto humano. José y María mismos, sobresaltados y angustiados, "no comprendieron" sus palabras (Lc 2,50). De este modo, meditar los misterios "gozosos" significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico. María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es ante todo evangelion , "buena noticia", que tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo. Primer Misterio Gozoso. La Anunciación del Ángel a María. (A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La virgen se llamaba María. Entró donde ella estaba, y le dijo: "Alégrate, llena de gracia; el Señor está contigo". Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: "No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al ángel: "¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo: "Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". Y el ángel la dejó.) (Lc 1,26-‐38) 1. El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una Virgen (...) y el nombre de la Virgen era María. (Lc. 1,26-‐ 27). Avemaría. 2. Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. (Lc. 1, 28, 42). Avemaría. 3. Ella se turbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. (Lc. 1, 29). Avemaría. 4. El Ángel le dijo: no temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. (Lc. 1, 30). Avemaría. 5. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. (Lc. 1, 31). Avemaría. 6. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y su Reino no tendrá fin. (Lc. 1; 32, 33). Avemaría. 7. María dijo al Ángel: ¿cómo será esto, pues no conozco varón?. (Lc. 1, 34). Avemaría. 8. El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. (Lc. 1, 35). Avemaría. 9. Por eso el Hijo, en Ti engendrado, será Santo, será Hijo de Dios. (Lc. 1, 35). Avemaría.
10. He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. (Lc. 1, 38). Avemaría. Segundo Misterio Gozoso. La Visitación de María a Santa Isabel. (Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas que te ha dicho el Señor!") (Lc 1,39-‐45) 1. En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. (Lc. 1, 39-‐40). Avemaría. 2. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el Niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. (Lc. 1, 41). Avemaría. 3. Y en alta voz exclamó: ¡Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!. (Lc. 1, 42). Avemaría. 4. Bienaventurada Tú que has creído, porque tendrán cumplimiento en Ti las promesas que se han hecho de parte del Señor. (Lc. 1, 45). Avemaría. 5. Entonces María dijo: mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios, mi Salvador. Porque ha puesto sus ojos en la pequeñez de su esclava. (Lc. 1, 46-‐48). Avemaría. 6. Mirad: ya desde ahora me aclamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque ha obrado en mi cosas estupendas Aquél que es poderoso. (Lc. 1, 48, 49). Avemaría. 7. Santo es su Nombre y su misericordia alcanza en generaciones a los que le temen. (Lc. 1, 49-‐50). Avemaría. 8. Después la fuerza de su brazo dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. (Lc. 1, 51). Avemaría. 9. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. (Lc. 1, 52). Avemaría. 10. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. (Lc. 1, 53). Avemaría. Tercer Misterio Gozoso. El Nacimiento de Jesús. (Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Éste es el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba encinta. Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.) (Lc 2,1-‐7) 1. Encontrándose allí, le llegó el tiempo de su alumbramiento. (Lc. 2,6). Avemaría. 2. Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales. (Lc. 2, 7). Avemaría. 3. Y lo acostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada. (Lc. 2, 7). Avemaría. 4. Había en la misma comarca algunos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió en su luz. (Lc. 2, 8-‐9). Avemaría. 5. No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo. (Lc. 2, 10). Avemaría. 6. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Cristo Señor. (Lc. 2, 11). Avemaría. 7. Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que El ama. (Lc. 2, 14). Avemaría. 8. Unos magos de Oriente se presentaron, entraron en la casa, y vieron al niño con María, su Madre. (Mt. 2; 1, 11). Avemaría. 9. Y postrándose, lo adoraron; abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. (Mt. 2, 11). Avemaría. 10. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. (Lc. 2, 19). Avemaría. Cuarto Misterio Gozoso. La Presentación en el Templo.
(Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer el sacrificio según lo ordenado en la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.) (Lc 2,22-‐24) 1. Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la Ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para ofrecerlo al Señor. Lc. 2, 22). Avemaría. 2. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo piadoso, que esperaba la consolidación de Israel. (Lc. 2, 25). Avemaría. 3. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin ver al Cristo del Señor (Lc. 2, 26). Avemaría. 4. Movido por el Espíritu vino al Templo; y, cuando los padres introdujeron al Niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre El, le tomó en brazos y bendijo a Dios. (Lc. 2, 27-‐28). Avemaría. 5. Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo ir en paz, según tu palabra. (Lc. 2, 29). Avemaría. 6. Porque han contemplado mis ojos tu salvación, la que has puesto a la vista de todos los pueblos. (Lc. 2, 30-‐31). Avemaría. 7. Luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel. (Lc. 2, 32). Avemaría. 8. Y se dirigió a María, la Madre del Niño, para decirle: Este está predestinado por Dios para ruina o resurgimiento de muchos en Israel, y será signo de contradicción. (Lc. 2, 34). Avemaría. 9. Tu misma alma quedará atravesada por una espada, para que se ponga de manifiesto la actitud que ante El adopta cada uno. (Lc. 2, 35). Avemaría. 10. Después que hubieron cumplido todo lo prescrito en la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se desarrollaba, llenándose de sabiduría; y sobre El se manifestaban las complacencias de Dios. (Lc. 2, 39-‐40). Avemaría. Quinto Misterio Gozoso. El Niño Jesús hallado en el Templo. (Sus padres iban todos los años a Jerusalén por la fiesta de la pascua. Cuando tuvo doce años, fueron a la fiesta, como era costumbre. Terminada la fiesta, emprendieron el regreso; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. Creyendo que iba en la caravana, anduvieron una jornada, al cabo de la cual se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca suya. A los tres días lo encontraron en el templo sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Todos los que le oían estaban admirados de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, se quedaron maravillados; y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué has hecho esto? Tu padre y yo te hemos estado buscando muy angustiados". Les contestó: "¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre?" Ellos no comprendieron lo que les decía.) (Lc 2,41-‐50) 1. Cuando (Jesús) tuvo doce años, subieron ellos (a Jerusalén) como de costumbre a la fiesta. (Lc. 2, 42). Avemaría. 2. Y pasados los días, al regresar ellos, el Niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran cuenta. (Lc. 2: 43). Avemaría. 3. Y al no dar con Él, se volvieron a Jerusalén, sin dejar de buscarlo. Al cabo de tres días lo hallaron en el Templo. (Lc. 2, 45-‐46). Avemaría. 4. Sentado en medio de los doctores, escuchándoles y haciendo a la vez sus preguntas. (Lc. 2, 46). Avemaría. 5. Todos los que le escuchaban estaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. (Lc. 2, 47). Avemaría. 6. Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia. (Lc. 2, 48). Avemaría. 7. ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme en los asuntos de mi Padre?. (Lc. 2, 49). Avemaría. 8. Pero ellos no comprendieron el alcance de sus palabras. (Lc. 2, 50). Avemaría. 9. Descendió Jesús con ellos, fue a Nazaret y les estaba sumiso. (Lc. 2,51). Avemaría. 10. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lc. 2, 52). Avemaría. MISTERIOS LUMINOSOS Jueves
Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios que se pueden llamar de manera especial "misterios de luz". En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es "la luz del mundo" (Jn 8,12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino. Deseando indicar a la comunidad cristiana cinco momentos significativos –misterios "luminosos"– de esta fase de la vida de Cristo, pienso que se pueden señalar: 1. su Bautismo en el Jordán; 2. su autorrevelación en las bodas de Caná; 3. su anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 4. su Transfiguración; 5. institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús. Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace "pecado" por nosotros (cf. 2 Co 5,21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3,17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2,1-‐12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente. Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión (cf. Mc 1,15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe (cf. Mc 2,3-‐13; Lc 7,47-‐48), iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia. Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo "escuchen" (cf. Lc 9,35 par.) y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo. Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad "hasta el extremo" (Jn 13,1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio. Excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo. Los Evangelios apenas insinúan su eventual presencia en algún que otro momento de la predicación de Jesús (cf. Mc 3,31-‐35; Jn 2,12) y nada dicen sobre su presencia en el Cenáculo en el momento de la institución de la Eucaristía. Pero, de algún modo, el cometido que desempeña en Caná acompaña toda la misión de Cristo. La revelación, que en el Bautismo en el Jordán proviene directamente del Padre y ha resonado en el Bautista, aparece también en labios de María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la Iglesia de todos los tiempos: "Haced lo que él os diga" (Jn 2,5). Es una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo mariano de todos los "misterios de luz". Primer Misterio Luminoso. El Bautismo de Jesús. (Entonces Jesús fue de Galilea al Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan quería impedirlo, diciendo: "Soy yo el que necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?" Jesús le respondió: "¡Déjame ahora, pues conviene que se cumpla así toda justicia!" Entonces Juan accedió a ello. Una vez bautizado, Jesús salió del agua; y en esto los cielos se abrieron y vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y posarse sobre él. Y se oyó una voz del cielo: "Éste es mi hijo amado, mi predilecto".) (Mt 3,13-‐17) 1. Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos. (Mt. 3, 1-‐2). Avemaría. 2. Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: "Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas." (Mt. 3, 3). Avemaría. 3. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. (Mt. 3, 4). Avemaría. 4. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. (Mt. 3, 5-‐6). Avemaría. 5. Y proclamaba: detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo. (Mc. 1, 7-‐8). Avemaría. 6. Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. (Mt. 3, 13). Avemaría.
7. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? (Mt. 3, 14). Avemaría. 8. Jesús le respondió: déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. (Mt. 3, 15). Avemaría. 9. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. (Mt. 3, 16). Avemaría. 10. Y una voz que salía de los cielos decía: este es mi Hijo amado, en quien me complazco. (Mt. 3, 17). Avemaría. Segundo Misterio Luminoso. Las Bodas de Caná. (Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino". Jesús le contestó: "¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado". Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él os diga". Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos de purificación de los judíos. Jesús les dijo: "Llenad de agua las tinajas". Y las llenaron hasta arriba. Añadió: "Sacad ahora y llevádselo al maestresala". Y se lo llevaron. Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio y le dijo: "Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora". Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.) (Jn 2,1-‐11) 1. Tres días después se celebraba una boda en Cana de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. (Jn. 2, 1). Avemaría. 2. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. (Jn. 2, 2). Avemaría. 3. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: no tienen vino. (Jn. 2, 3). Avemaría. 4. Jesús le responde: ¿qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora. (Jn. 2, 4). Avemaría. 5. Dice su madre a los sirvientes: haced lo que él os diga.(Jn. 2, 5). Avemaría. 6. Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. (Jn. 2, 6-‐7). Avemaría. 7. Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala. Ellos lo llevaron. (Jn. 2, 8). Avemaría. 8. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio. (Jn. 2, 9). Avemaría. 9. Y le dice: todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora. (Jn. 2, 10). Avemaría. 10. Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos. (Jn. 2, 11). Avemaría. Tercer Misterio Luminoso. El Anuncio del Reino de Dios. (Después de ser Juan encarcelado, Jesús fue a Galilea a predicar el evangelio de Dios; y decía: "Se ha cumplido el tiempo y el reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en el evangelio".) (Mc 1,14-‐15) 1. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios. (Mc. 1, 14). Avemaría. 2. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. (Mc. 1, 15). Avemaría. 3. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. (Mt. 9, 2). Avemaría. 4. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: ¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados. (Mt. 9, 2). Avemaría. 5. Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: este está blasfemando. (Mt. 9,3). Avemaría. 6. Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y anda"? (Mt. 9,4-‐5). Avemaría. 7. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -‐ dice entonces al paralítico: "levántate, toma tu camilla y vete a tu casa". (Mt. 9, 6). Avemaría.
8. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: jamás vimos cosa parecida. (Mc. 2, 12). Avemaría. 9. Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente acudía a él, y él les enseñaba. (Mc. 2, 13). Avemaría. 10. Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. (Mc. 1, 39). Avemaría. Cuarto Misterio Luminoso. La Transfiguración. (Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y Santiago y los llevó al monte a orar. Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, que aparecieron con un resplandor glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se alejaban de Jesús, Pedro dijo: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". No sabía lo que decía. Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube, los discípulos se asustaron. Y una voz desde la nube dijo: "Éste es mi hijo, el elegido, escuchadlo".) (Lc 9,28-‐35) 1. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. (Mt. 17, 1). Avemaría. 2. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante (Lc. 9, 29). Avemaría. 3. Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. (Lc. 9, 30-‐31). Avemaría. 4. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. (Lc. 9, 32). Avemaría. 5. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías, sin saber lo que decía. (Lc. 9,33). Avemaría. 6. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra (Mt. 17, 5). Avemaría. 7. Y de la nube salía una voz que decía: este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle. (Mt. 17, 5). Avemaría. 8. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. (Mt. 17, 6). Avemaría. 9. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. (Mt. 17, 7-‐8). Avemaría. 10. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: no contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos. (Mt. 17, 9). Avemaría. Quinto Misterio Luminoso. La Institución de la Eucaristía. (Durante la cena Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es mi cuerpo". Después tomó un cáliz, dio gracias, se lo pasó a ellos y bebieron de él todos. Y les dijo: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por todos".) (Mc 14,22-‐24) 1. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Jn. 13, 1). Avemaría. 2. Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles. (Lc. 22, 14). Avemaría. 3. Y les dijo: con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer. (Lc. 22, 15). Avemaría. 4. Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió. (Mt. 26, 26). Avemaría. 5. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. (Lc. 22, 19). Avemaría. 6. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: bebed de ella todos, (Mt. 26, 27). Avemaría. 7. Porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. (Mt. 26, 28). Avemaría.
8. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. (1 Cor. 11, 25). Avemaría. 9. Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos. (Mt. 26, 30). Avemaría. 10. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. (Jn. 6, 54). Avemaría. MISTERIOS DOLOROSOS Martes y VIernes Los Evangelios dan gran relieve a los misterios del dolor de Cristo. La piedad cristiana, especialmente en la Cuaresma, con la práctica del Via Crucis, se ha detenido siempre sobre cada uno de los momentos de la Pasión, intuyendo que ellos son el culmen de la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación. El Rosario escoge algunos momentos de la Pasión, invitando al orante a fijar en ellos la mirada de su corazón y a revivirlos. El itinerario meditativo se abre con Getsemaní, donde Cristo vive un momento particularmente angustioso frente a la voluntad del Padre, contra la cual la debilidad de la carne se sentiría inclinada a rebelarse. Allí, Cristo se pone en lugar de todas las tentaciones de la humanidad y frente a todos los pecados de los hombres, para decirle al Padre: "no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc 22,42 par.). Este "sí" suyo cambia el "no" de los progenitores en el Edén. Y cuánto le costaría esta adhesión a la voluntad del Padre se muestra en los misterios siguientes, en los que, con la flagelación, la coronación de espinas, la subida al Calvario y la muerte en cruz, se ve sumido en la mayor ignominia: Ecce homo! En este oprobio no sólo se revela el amor de Dios, sino el sentido mismo del hombre. Ecce homo: quien quiera conocer al hombre, ha de saber descubrir su sentido, su raíz y su cumplimiento en Cristo, Dios que se humilla por amor "hasta la muerte y muerte de cruz" (Flp 2,8). Los misterios de dolor llevan el creyente a revivir la muerte de Jesús poniéndose al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora. Primer Misterio Doloroso. La Agonía de Jesús en el Huerto. (Salió y fue, según su costumbre, al monte de los Olivos. Sus discípulos lo acompañaban. Cuando llegó al lugar, les dijo: "Orad para no caer en la tentación". Él se apartó de ellos como un tiro de piedra, se arrodilló y se puso a orar, diciendo: "Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya". Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo. Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba como gotas de sangre, que corrían por el suelo.) (Lc 22,39-‐44) 1. Así llegó Jesús con ellos a una finca llamada Getsemaní y les dijo: sentaos aquí mientras yo voy allá a orar; y comenzó a entristecerse y angustiarse. (Mt. 26; 36, 37). Avemaría. 2. Y exclamó: siento en mi alma angustias de muerte. Aguardad aquí y velad conmigo. (Mt. 26, 38). Avemaría. 3. Adelantándose unos pasos y cayendo rostro en tierra, pedía a Dios que, a ser posible, hiciera que no sonase para El aquella hora. (Mc. 14, 35). Avemaría. 4. Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya. (Lc. 22, 42). Avemaría. 5. Se le apareció entonces un Ángel del Cielo infundiéndole valor. (Lc. 22, 43). Avemaría. 6. Y, poseído de angustia mortal, oraba con mayor intensidad. (Lc. 22, 44). Avemaría. 7. Y sudó como gruesas gotas de sangre, que iban corriendo hasta la tierra. (Lc. 22, 44). Avemaría. 8. Y volviendo a sus discípulos, los encontró durmiendo; dijo a Pedro: ¿con que no habéis sido capaces de estar una hora en vela conmigo?. (Mt. 26, 40). Avemaría. 9. Velad y orad para no caer en la tentación. (Mt. 26, 41). Avemaría. 10. Cierto que la voluntad está pronta, pero el cuerpo es débil. (Mt. 26, 41). Avemaría. Segundo Misterio Doloroso. La Flagelación del Señor. (Entonces Pilato mandó azotar a Jesús.) (Jn 19,1) 1. Después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: ¿eres Tú el Rey de los Judíos?. (Mc. 15, 1-‐2). Avemaría.
2. Respondió Jesús: mi Reino no es de este mundo. Tú lo dices: Yo soy el Rey. (Jn. 18, 36). Avemaría. 3. Para esto he nacido Yo y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la Verdad. (Jn. 18, 37). Avemaría. 4. Pilato dijo a los Sumos Sacerdotes y a la gente: ningún delito encuentro en este hombre. Así que le castigaré y le soltaré. (Lc. 23; 4, 16). Avemaría. 5. Tomó entonces Pilato a Jesús y lo mandó azotar. (Jn. 19, 1). Avemaría. 6. Tras arresto y juicio fue arrebatado. Y de su causa, ¿quién se preocupa? Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias. (Is. 53; 8, 3). Avemaría. 7. Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco El abrió la boca. (Is. 53, 4). Avemaría. 8. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. (Is. 53, 5). Avemaría. 9. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que El llevaba y nuestros dolores los que soportaba! (Is. 53, 4). Avemaría. 10. Él soportó el castigo que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados. (Is. 53, 5). Avemaría. Tercer Misterio Doloroso. La Coronación de espinas. (Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le vistieron un manto de púrpura; se acercaban a él y le decían: "¡Viva el rey de los judíos!" Y le daban bofetadas.) (Jn 19,2-‐3) 1. Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea, al pretorio, y le vistieron de púrpura. (Mc. 15, 16; Mt. 27, 28). Avemaría. 2. Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña. (Mt. 27, 29). Avemaría. 3. Después doblaban la rodilla delante de El, y le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!. (Mt. 27, 29). Avemaría. 4. Y le escupían y le quitaban la caña para golpearle en la cabeza. (Mt 27, 30). Avemaría. 5. Salió Pilato otra vez fuera, y les dijo: mira, os lo voy a sacar fuera para que sepáis que no encuentro en El culpa alguna. (Jn. 19, 4). Avemaría. 6. Salió entonces Jesús fuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. (Jn. 19, 5). Avemaría. 7. Les dice Pilato: aquí tenéis al Hombre. Ellos decían: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!. (Jn. 19; 5, 15). Avemaría. 8. Pues, ¿qué mal ha hecho? Y ellos cada vez más fuerte gritaban: ¡Crucifícalo! . (Mc. 15, 14). Avemaría. 9. ¿A vuestro Rey voy a crucificar? Replicaron los Sumos Sacerdotes: no tenemos más rey que el César. (Jn. 19, 15). Avemaría. 10. Entonces lo puso en sus manos para que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jesús. (Jn. 19, 16). Avemaría. Cuarto Misterio Doloroso. Jesús con la Cruz a cuestas. (Jesús quedó en manos de los judíos y, cargado con la cruz, salió hacia el lugar llamado "la calavera", en hebreo "Gólgota", donde lo crucificaron.) (Jn 19,17-‐18) 1. Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a si mismo. (Lc. 9, 23). Avemaría. 2. Tome su cruz cada día, y sígame. (Lc. 9, 23). Avemaría. 3. Y Él llevando su cruz salió en dirección del lugar llamado Calvario, en arameo, "Gólgota". (Jn. 19, 17). Avemaría. 4. Y, según lo llevaban, echaron mano de un tal Simón de Cirene, y le cargaron con la cruz para que la llevase detrás de Jesús. (Lc. 23, 26). Avemaría. 5. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mí. (Mt. 11, 29). Avemaría. 6. Que yo soy manso y humilde de corazón. (Mt. 11, 29). Avemaría. 7. Y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mt. 11; 29, 30). Avemaría. 8. Le seguía una gran muchedumbre de pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y hacían duelo por El. (Lc. 23, 28). Avemaría. 9. Jesús, volviéndose a ellas dijo: hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. (Lc. 23, 28). Avemaría.
10. Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?. (Lc. 23, 31).Avemaría. Quinto Misterio Doloroso. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. (Después de esto, Jesús, sabiendo que todo se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: "Tengo sed". Había allí un vaso lleno de vinagre; empaparon una esponja en el vinagre, la pusieron en una caña y se la acercaron a la boca. Cuando Jesús lo probó, dijo: "Todo está cumplido". E, inclinando la cabeza, expiró.) (Jn 19,28-‐30) 1. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron ahí a Jesús. (Lc. 23, 33). Avemaría. 2. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34). Avemaría. 3. Uno de los ladrones crucificados con Él decía: Jesús acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino. (Mt. 27, 44; Lc. 23; 39, 42). Avemaría. 4. Jesús le dijo: Yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lc. 23, 43). Avemaría. 5. Jesús, viendo a su Madre, y junto a Ella al discípulo que El amaba. (Jn. 19, 26). Avemaría. 6. Dijo a su Madre: mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: he ahí a tu Madre: (Jn. 19, 26-‐27). Avemaría. 7. Y desde aquel momento el discípulo la recibió consigo. (Jn. 19, 27). Avemaría. 8. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por la mitad. (Lc. 23, 45). Avemaría. 9. Y Jesús, con una voz fuerte, exclamó: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu. (Lc. 23, 46). Avemaría. 10. Inclinó la cabeza y entregó el Espíritu. (Jn. 19, 30). Avemaría. MISTERIOS GLORIOSOS Miércoles y Domingos "La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado!". El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente a superar la oscuridad de la Pasión para fijarse en la gloria de Cristo en su Resurrección y en su Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de la propia fe (cf. 1 Co 15,14), y revive la alegría no solamente de aquellos a los que Cristo se manifestó –los Apóstoles, la Magdalena, los discípulos de Emaús–, sino también el gozo de María, que experimentó de modo intenso la nueva vida del Hijo glorificado. A esta gloria, que con la Ascensión pone a Cristo a la derecha del Padre, sería elevada Ella misma con la Asunción, anticipando así, por especialísimo privilegio, el destino reservado a todos los justos con la resurrección de la carne. Al fin, coronada de gloria –como aparece en el último misterio glorioso–, María resplandece como Reina de los Ángeles y los Santos, anticipación y culmen de la condición escatológica de la Iglesia. En el centro de este itinerario de gloria del Hijo y de la Madre, el Rosario considera, en el tercer misterio glorioso, Pentecostés, que muestra el rostro de la Iglesia como una familia reunida con María, avivada por la efusión impetuosa del Espíritu y dispuesta para la misión evangelizadora. La contemplación de éste, como de los otros misterios gloriosos, ha de llevar a los creyentes a tomar conciencia cada vez más viva de su nueva vida en Cristo, en el seno de la Iglesia; una vida cuyo gran 'icono' es la escena de Pentecostés. De este modo, los misterios gloriosos alimentan en los creyentes la esperanza en la meta escatológica, hacia la cual se encaminan como miembros del Pueblo de Dios peregrino en la historia. Esto les impulsará necesariamente a dar un testimonio valiente de aquel "gozoso anuncio" que da sentido a toda su vida. Primer Misterio Glorioso. La Resurrección de Jesús. (Pasado el sábado, al rayar el alba, el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella. Su aspecto era como un rayo, y su vestido blanco como la nieve. Los guardias temblaron de miedo y se quedaron como muertos. Pero el ángel, dirigiéndose a las mujeres, les dijo: "No temáis; sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como dijo. Venid, ved el sitio donde estaba. Id en seguida a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. Ya os lo he dicho".) (Mt 28,1-‐7)
1. Yo os aseguro que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. (Jn. 16, 20). Avemaría. 2. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os podrá quitar vuestra alegría. (Jn. 16, 22). Avemaría. 3. El primer día de la semana, muy de mañana, llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. (Lc. 24, 1). Avemaría. 4. De pronto hubo un gran terremoto, pues un Ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó en ella. (Mt. 28, 2). Avemaría. 5. No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el crucificado. (Mt. 28, 5). Avemaría. 6. No está aquí: resucitó como dijo. Venid y ved el sitio donde estaba. (Mt. 28, 6). Avemaría. 7. Y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. (Mt. 28, 7). Avemaría. 8. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con temor y gran alegría corrieron a llevar la noticia a los discípulos. (Mt. 28, 8). Avemaría. 9. Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá. (Jn. 11, 25). Avemaría. 10. Y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. (Jn. 11,26). Avemaría. Segundo Misterio Glorioso. La Ascensión de Jesús al Cielo. (Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocultó a su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se iba, cuando se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al cielo".) (He 1,9-‐11) 1. Los llevó después afuera hasta cerca de Betania; y, levantando la mano, les dio su bendición. (Lc. 24, 50). Avemaría. 2. Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la tierra. (Mt. 28, 18). Avemaría. 3. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes. (Mt. 28, 18).Avemaría. 4. Bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mt. 28, 19). Avemaría. 5. Y enseñadles a observar todo cuanto yo os he mandado. (Mt. 28, 20). Avemaría 6. El que crea y se bauticé, se salvará. (Mc. 16, 16). Avemaría. 7. Pero el que no crea, se condenará. (Mc. 16, 16). Avemaría. 8. Y mirad, Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. (Mt. 82, 20). Avemaría. 9. Y, en tanto que los bendecía, se apartó de ellos y fue elevándose al Cielo. (Lc. 24, 51). Avemaría. 10. Y allí está sentado a la diestra de Dios. (Mc. 16, 19). Avemaría. Tercer Misterio Glorioso. La Venida del Espíritu Santo. (Al llegar el día de pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente un ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban. Se les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse.) (He 2,1-‐4) 1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo local. (Hch. 2, 1). Avemaría. 2. Y se oyó de repente un estruendo, que venía del cielo, como de una ráfaga de viento que sopla con furia. (Hch. 2, 2). Avemaría. 3. Y aparecieron unas como lenguas de fuego, que se repartieron y posaron sobre cada uno de ellos. (Hch. 2, 3). Avemaría. 4. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el Espíritu Santo les movía a expresarse. (Hch. 2, 4). Avemaría. 5. Había en Jerusalén judíos que allí residían, hombres piadosos, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo. (Hch. 2, 5). Avemaría. 6. Entonces Pedro, en pie con los once, alzó su voz y les dirigió estas palabras. (Hch. 2, 14). Avemaría.
7. Arrepentíos y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados; y recibiréis entonces el don del Espíritu Santo. (Hch. 2, 38). Avemaría. 8. Y los que acogieron su palabra se bautizaron, y se agregaron aquel día unas tres mil almas. (Hch. 2,41). Avemaría. 9. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra. (Sal. 104, 30). Avemaría. 10. Ven, ¡oh Espíritu Santo!, llena los corazones de tus fieles; y enciende en ellos el fuego de tu Amor. Aleluya. (Secuencia de Pentecostés). Avemaría. Cuarto Misterio Glorioso. La Asunción de María al Cielo. (Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el todopoderoso ha hecho conmigo cosas grandes.) (Lc 1,48-‐49) 1. Bendita seas Tú, hija del Dios Altísimo, entre todas las mujeres de la tierra. (Jdt. 13, 18). Avemaría. 2. La confianza que has demostrado no se borrará del corazón de los hombres. (Jdt. 13, 19). Avemaría. 3. Que Dios te conceda para exaltación perpetua el ser favorecida con todos los bienes, porque no vacilaste en exponer tu vida a causa de la humillación de nuestra raza. (Jdt. 13, 20). Avemaría. 4. Tú eres la exaltación de Jerusalén, Tú el gran orgullo de Israel, Tú la suprema gloria de nuestra raza. (Jdt. 15, 9). Avemaría. 5. Escucha, hija, mira y pon atento oído: el Rey está prendado de tu belleza. (Sal. 35; 11, 12). Avemaría. 6. Entonces se abrió el templo de Dios que está en el cielo, y hubo relámpagos, y estrépito, y truenos. (Ap. 11, 19). Avemaría. 7. Apareció una grandiosa señal en el cielo: una Mujer vestida del sol. (Ap. 12, 1). Avemaría. 8. Con la luna bajo sus pies, y con una corona de doce estrellas en la cabeza. (Ap. 12, 1). Avemaría. 9. Toda espléndida, la Hija del Rey, va adentro con vestido en oro recamado. (Sal. 45, 14). Avemaría. 10. Cantad al Señor un canto nuevo, porque ha hecho maravillas. (Sal. 98, 1). Avemaría. Quinto Misterio Glorioso. La Coronación de María Santísima. (Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza.) (Ap 12,1) 1. ¿Quién es ésta que surge cual aurora, bella como la luna, refulgente como el sol?. (Cant. 6, 10). Avemaría. 2. Como flor del rosal en primavera, como lirio junto al manantial; como brote del Líbano en verano, como fuego e incienso en el incensario; como vaso de oro macizo adornado de toda clase de piedras preciosas. (Eclo. 50, 8-‐9). Avemaría. 3. Yo soy la Madre del Amor hermoso, del temor, del conocimiento, y de la santa esperanza. (Eclo. 24, 24). Avemaría. 4. En mi está toda gracia de camino y de verdad; en mi toda esperanza de vida y de virtud. (Eclo. 24, 25). Avemaría. 5. Venid a mi los que me deseáis y hartaos de mis frutos. (Eclo. 24, 26). Avemaría. 6. Que mi recuerdo es más dulce que la miel; mi heredad mas dulce que panal de miel. (Eclo. 24, 27). Avemaría. 7. Ahora, pues, hijos, escuchadme, escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis. (Prov. 8, 32-‐33). Avemaría. 8. Dichosos los que guardan mis caminos. Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día. (Prov. 8, 33-‐34). Avemaría. 9. Porque el que me halla, ha hallado la Vida, ha logrado el Favor de Señor. (Prov. 8, 35). Avemaría. 10. Salve, oh Reina de la Misericordia, líbranos del enemigo, y recíbenos en la hora de la muerte. (Gradual M. de B. V M). Avemaría.
EL ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO Se reza con un rosario común. Al comenzar decimos:
– Oh! Jesús, Redentor Divino, sé misericordioso con nosotros y con el mundo entero. – Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero. – Perdón y misericordia, Jesús mío cúbrenos de los peligros con tu preciosa Sangre. – Eterno Padre, ten misericordia de nosotros por la Sangre de Jesucristo, tu único Hijo. En las cuentas del Padrenuestro se dice: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas. En las cuentas del Avemaría se dice: Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de tus Santas Llagas. Al terminar el rosario se dice tres veces: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas
ROSARIO DE LOS SIETE DOLORES En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Primer Dolor. La Profecía de Simeón. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Segundo Dolor. La Huida a Egipto. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Tercer Dolor. El Niño Jesús perdido en el Templo. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Cuarto Dolor. El Encuentro de Jesús y María camino al Calvario. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Quinto Dolor. La Crucifixión. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Sexto Dolor. El Descendimiento de la Cruz. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Séptimo Dolor. La Sepultura de Jesús. 1 Padre Nuestro, 7 Ave María. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros. Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. Santa Trinidad y un solo Dios, ten piedad de nosotros. Santa María, Ruega por nosotros Santa Madre de Dios
Santa Virgen de las Vírgenes Madre crucificada Madre dolorosa Madre lacrimosa Madre afligida Madre abandonada Madre desolada Madre privada de Hijo Madre traspasada por la espada Madre abrumada de dolores Madre llena de angustias Madre clavada a la cruz en su corazón Madre tristísima Fuente de lágrimas Cúmulo de sufrimientos Espejo de paciencia Roca de constancia Ancora del que confía Refugio de los abandonados Escudo de los oprimidos Derrota de los incrédulos Consuelo de los míseros Medicina de los enfermos Fortaleza de los débiles Puerto de los náufragos Apaciguadora de las tormentas Auxiliadora de los necesitados Terror de los que incitan al mal Tesoro de los fieles Inspiración de los profetas Sostén de los apóstoles Corona de los mártires Luz de los confesores Flor de las vírgenes Consuelo de las viudas Alegría de todos los Santos Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros. ORACIÓN Oh Dios, en cuya Pasión fue traspasada de dolor el alma dulcísima de la gloriosa Virgen y Madre María, según la profecía de Simeón; concédenos propicio, que cuantos veneramos sus dolores y hacemos memoria de ellos, consigamos el feliz efecto de tu sagrada Pasión. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
ROSARIO DE LOS DIFUNTOS (Decenario de la Pasión) Se repite cinco veces para formar un Rosario de cinco dieces. Oración inicial: Abrid, Señor, nuestros labios; alentad nuestros corazones y limpiadlos de vanos, impuros e impertinentes pensamientos; ilustrad nuestro entendimiento, inflamad nuestra voluntad, para que, con todo nuestro corazón, meditemos los pasos de vuestra Sagrada Pasión y muerte, con los acerbísimos dolores de vuestra Madre Santísima, y merezcamos sor oídos ante el acatamiento de vuestra Divina Majestad, que vivís y reináis en todos los siglos. Amén. 1. Jesús mío, por aquel sudor copioso de sangre que sudaste en el huerto, ten misericordia de las almas del Purgatorio (o del alma de N.) 2. Jesús mío, por la bofetada que recibió tu rostro venerable, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 3. Jesús mío, por los crueles azotes que sufriste, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 4. Jesús mío, por la corona de agudas espinas que traspasaron tu santísima cabeza, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 5. Jesús mío, por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz a cuestas, ten misericordia de las almas del Purgatorio… 6. Jesús mío, por tu santísimo rostro lleno de sangre, que dejaste impreso en el velo de la Verónica, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 7. Jesús mío, por la vestidura sangrienta que con violencia te desnudaron los sayones, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 8. Jesús mío, por tu santísimo Cuerpo clavado en la cruz, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 9. Jesús mío, por tus santísimos pies y manos clavados con duros clavos, ten misericordia de las almas del Purgatorio... 10. Jesús mío, por tu costado abierto al borde de una lanzada, de donde manó sangre y agua, ten misericordia de las almas del Purgatorio (o del alma de N.) En lugar del Padrenuestro se dirá la siguiente oración: Piadosísimo Jesús mío, mira con benignos ojos las almas de los fieles difuntos por las cuales has muerto y recibido tormento de cruz. Amén.
ROSARIO MILAGROSA PRIMER MISTERIO Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre, en la noche de vuestra dolorosa Pasión y cruel agonía en el huerto de las Olivos. Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. SEGUNDO MISTERIO Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre con el tormento de los crueles azotes que sufristeis amarrado a una columna. Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos.
TERCER MISTERIO Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió Vuestro amantísimo Corazón y el de vuestra Purísima Madre con la cruel coronación de espinas, burlas y escarnios. Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. CUARTO MISTERIO Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre en el encuentro de la calle de la Amargura caminando con pesada cruz de nuestros pecados. Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. QUINTO MISTERIO Os suplicamos, Señor, saquéis tantas almas del purgatorio y convirtáis tantos pecadores, cuantas fueron las sensaciones de dolor que sufrió vuestro amantísimo corazón y el de vuestra Purísima Madre en las tres horas de mortal agonía y afrentosa muerte en la Cruz. Y vosotras, almas santas, alcanzadnos del Señor las gracias que deseamos conseguir por intercesión de la Santísima Virgen, saludándola diez veces con la jaculatoria. ¡Oh María! sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Se concluye el rosario rezando el Credo y la Salve.
ROSARIO DE LA PRECIOSA SANGRE En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espiritu Santo. Amén. Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles Y enciende en ellos el fuego de tu amor Envia Tu Espíritu, y todo será creado, Y renovarás la faz de la tierra. OREMOS O, Dios, quien enseñó los corazones de los fieles por medio del Espíritu Santo, concédenos que por medio del mismo Espíritu, seamos siempre verdaderamente sabios y que siempre gocemos de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, el Templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Conocimiento Divino, y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amén. L. Oh, Preciosima Sangre de Jesucristo, R. Cura las Heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús. (1 vez) Padre Nuestro…… (1 vez) Tres Ave Marias en las 3 cuentas L. Gloria al Padre
Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, el Templo de la Divina Sabiduría, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y la tierra nos cubra ahora y siempre. Amén. PRIMER MISTERIO: La MANO DERECHA de Nuestro Señor Jesus es clavada. Oración: Que por la Preciosa Herida de tu mano derecha y a través de los dolores causados por el clavo que atravezó tu mano derecha, la Preciosa Sangre que brota de ella salve a los pecadores del mundo entero y convierta muchas almas. Amén. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. 1 Padre Nuestro 1 Ave Maria 12 Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos a nosotros y al mundo entero 1 Gloria Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, El templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amen. SEGUNDO MISTERIO: La MANO IZQUIERDA de Nuestro Señor Jesucristo es clavada Oración: Que por la Preciosa Herida de tu Mano Izquierda, y a través de los dolores causados por el clavo que atravezó tu MANO IZQUIERDA, la Preciosa Sangre que brota de ella salve almas del purgatorio y proteja a los moribundos de los ataques de los espíritus infernales. Amén (1 vez). Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. 1 Padre Nuestro 1 Ave Maria 12 Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos a nosotros y al mundo entero 1 Gloria Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, El templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amen. TERCER MISTERIO: El pie derecho de Nuestro Señor Jesucristo es clavado. Oración: Que por la Preciosa Herida de tu Pie Derecho, y a travéz de los dolores causados por el clavo que atravesó tu Pie Derecho, La Preciosa Sangre que brota de el cubra la fundación de la Iglesia Católica de los planes del reino oculto y de personas malignas. Amén. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. 1 Padre Nuestro 1 Ave Maria 12 Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos a nosotros y al mundo entero 1 Gloria Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, El templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amen. CUARTO MISTERIO: El Pie Izquierdo de Nuestro Señor Jesucristo es clavado
Oración: Que por la Preciosa Herida de tu Pie Izquierdo, y a travéz de los dolores causados por el clavo que atravesó tu Pie Izquierdo, la Preciosa Sangre que brota de el nos proteja en todos nuestros caminos de los planes y los ataques de los espíritus malos y sus agentes. Amén. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. 1 Padre Nuestro 1 Ave Maria 12 Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos a nosotros y al mundo entero 1 Gloria Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, El templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amen. QUINTO MISTERIO: La herida del Sagrado costado de Nuestro Señor Jesucristo Oación: Que por la Preciosa herida de tu Sagrado Costado, y a travéz de los dolores causados por la lanza que atravezó tu Sagrado Costado, la Preciosa Sangre y Agua que brotaron de ella cure al enfermo, resucite al muerto, solucione nuestros problemas presentes, y nos enseñe el camino hacia Nuestro Dios para la eterna gloria. Amén. Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. 1 Padre Nuestro 1 Ave Maria 12 Preciosa Sangre de Jesús, Sálvanos a nosotros y al mundo entero 1 Gloria Que la Preciosísima Sangre que brota de la Sagrada Cabeza de Nuestro Señor Jesucristo, El templo de la Divina Sabiduria, Tabernáculo del Divino Conocimiento y Luz del Cielo y de la tierra, nos cubra ahora y siempre. Amen. Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, Sana las heridas, en el Sacratisimo Corazón de Jesús….(3 veces) Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! OREMOS Oh, Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos, te adoramos por tu trabajo de eterna alianza que trae paz al género humano. Sana las heridas en el Sacratisimo Corazón de Jesús. Consuela al Dios Todopoderoso en su trono y lava los pecados del mundo entero. Que todos te hagan reverencia. Oh Preciosa Sangre, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros Dios Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros Santísima Trinidad, que sois un solo Dios, Ten piedad de nosotros
Sangre de Cristo, el unigénito del Padre Eterno, Sálvanos Sangre de Cristo, Verbo de Dios encarnado, Sálvanos Sangre de Cristo, del testamento nuevo y eterno, Sálvanos Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía, Sálvanos Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación, Sálvanos Sangre de Cristo, brotada en la coronación de espinas, Sálvanos Sangre de Cristo, derramada en la cruz, Sálvanos Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación, Sálvanos Sangre de Cristo, precisa para el perdón, Sálvanos Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas, Sálvanos Sangre de Cristo, manantial de misericordia, Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos, sálvanos Sangre de Cristo, que das valor a los mártires, Sálvanos Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores, Sálvanos Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes, Sálvanos Sangre de Cristo, socorro en el peligro, Sálvanos Sangre de Cristo, alivio de los afligidos, Sálvanos Sangre de Cristo, solaz en las penas, Sálvanos Sangre de Cristo, esperanza del penitente, Sálvanos Sangre de Cristo, consuelo del moribundo, Sálvanos Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones, Sálvanos Sangre de Cristo, promesa de vida eterna, Sangre de Cristo, que libras a las almas del purgatorio, sálvanos Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria Sálvanos Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos señor Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos señor Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros ¡Oh Señor!, nos has redimido en tu sangre. Y nos hiciste reino de nuestro Dios. ORACIÓN Señor Dios todopoderoso, que para gloria tuya y salvación de los hombres constituiste a Cristo sumo sacerdote, concede al pueblo cristiano, adquirido para ti por la sangre preciosa de tu Hijo, recibir en le eucaristía, memorial del Señor, el fruto de la pasión y resurrección de Cristo. Que vive y reina contigo. Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, la Sangre de la Salvación, Cúbrenos a nosotros y a todo el mundo. Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, limpia los pecados del mundo Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, Refina al mundo Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, Enseñános como consolar a Jesús. ORACION Oh, Preciosa Sangre de Nuestro Salvador, nosotros creemos, esperamos y confiamos en Ti. Libera a todos aquellos que estan en las manos de los espíritus infernales, nosotros te suplicamos. Protege a los moribundos del trabajo de los espíritus malos y acogélos en la eterna gloria. ten misericordia del mundo entero y fortalécenos para alabar y consolar al Sagrado Corazón. Te adoramos o, Preciosa Sangre de Misericordia. Amén. O, Preciosa Sangre de Jesucristo, sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús (3 veces) ORACION DE REPARACION Eterno Padre, yo te ofrezco todas las heridas de tu Amado Hijo Jesucristo, los dolores y agonías de Su Sacratísimo Corazón, y de la Preciosísima Sangre que brotó de todas sus heridas en reparación por mis pecados y los del mundo entero. Amen (3 veces)
Consiente y Misericordioso Salvador, en mi insignificancia y Tu sublimidad, yo me postro ante Tus pies y Te agradezco por todas las pruebas de tu gracia mostradas a mi, tu desagradecida criatura. Yo te agradezco especialmente por salvarme mediante Tu Preciosa Sangre, del poder destructor de satanás. En presencia de mi querida Madre María, mi ángel de la guarda, mi santo patrono y de toda la compañia del paraiso, me dedico voluntariamente, con un corazón sincero. oh, queridísimo Jesús, a tu Preciosa Sangre por medio de la cual redimiste al mundo del pecado, la muerte y el infierno.Yo te prometo que con la ayuda de tu gracia y con mi mas grande fortaleza, promulgaré y creceré en la devoción a Tu Preciosa Sangre, el precio de nuestra redención de manera queTu Adorable Sangre sea honrada y glorificada por todos. De esta manera, yo deseo hacer reparación por mi deslealtad hacia Tu Preciosa Sangre de Amor, y recompensarte por las muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación. Ojala que mis propios pecados, mi frialdad y todos los actos irrespetuosos que he cometido en contra de tu Santa y Preciosa Sangre puedan ser borrados. Contempla oh, querido Jesus, te ofrezco el amor, honor y adoración, que tu Santísima Madre, tus fieles discípulos y que todos los santos han ofrecido a tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado y que perdones a todos los que te ofenden. Rocíame, oh Divino Salvador, y a todos los hombres con tu Preciosa Sangre, de manera que nosotros, oh amor crucificado, te amemos de ahora en adelante con todos nuestros corazones, y que merecedoramente honremos el precio de nuestra salvación. Amén. Nosotros volamos a tu amparo. Oh, Santa Madre de Dios, no rechaces nuestras oraciones en necesidad, mas protegenos de todo mal oh, Gloriosa y Santa Virgen María.
ROSARIO DE LA LIBERACIÓN. Jesús, te pedimos perdón por todos nuestros pecados. Pedimos además, en tu nombre a Dios Padre, que Él envíe el Espíritu Santo, derramando en (mi) nuestro corazón el don de proclamar tu Palabra, con mucha fe y confianza, a través del Rosario de la Liberación. Te pedimos, Jesús, que tu poder se manifieste en nuestra vida, que Tu realices milagros y prodigios a través de esta poderosísima oración de fe que no es otra cosa sino la proclamación de tu Palabra. Amen. ¡Aleluya ¡ Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén. En cada cuenta del Padre Nuestro, “Si Jesús me libera, seré verdaderamente libre” En cada cuenta el Ave María: Jesús ten piedad de mi Jesús saname Jesús salvame Jesús liberame Después de rezar el Rosario de la Liberación completo, agradece a Jesús por las Bendiciones que Él esta derramando sobre ti, y sobre aquellos que estas intercediendo. Alabado Seas siempre Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! ORACIÓN FINAL "señor jesus, queremos agradecerte, el que tú por tú misericordia y piedad, sucitaste esa oración poderosisima que produce frutos maravillosos de cura, salvación y liberación en nuestra vida, en la familia y en la vida de la persona por la que oramos. ¡¡gracias jesus, por tu infinito amor por nosotros!! Padre celestial, nosotros te amamos, padre con toda la confianza de hijos; nosotros nos acercamos a tí, en este momento y clamamos un gran derramamiento de tú espíritu en nuestro corazón. ¡¡padre!!, queremos vaciarnos de nosotros mismos para que el espíritu santo, pueda venir sobre nosotros. Por eso delante de la cruz de jesus-‐cristo, renovemos nuestra entrega total e incondicional a ti. pedimos perdón de todos nuestros pecados y lo colocamos ahora, sobre su cuerpo llagado de jesús. Nosotros nos vaciamos de todas las aflicciones, preocupaciones, angustias y de todo aquello que nos ha quitado la alegría de vivir, te entregamos nuestro corazón en nombre de jesús. padre, colocamos sobre la llaga de jesús crucificado todas nuestras enfermedades del cuerpo, del alma y del espíritu, las preocupaciones con la familia y con el trabajo, los problemas de orden financiero, matrimonial y todas nuestras angustias y aflicciones. señor; que el poder redentor de la sangre de jesus, venga sobre nosotros; ahora para limpiarnos y purificar nuestro corazón de toda mala influencia. ¡¡¡jesús ten piedad de mi!!! ¡¡¡jesús ten piedad de nosotros!!! Sí; padre queremos entregarte nuestras voluntades, flaquezas, miserias, pecados, nuestro corazón, cuerpo, mente, alma y espíritu, en fin todo lo que somos y tenemos, nuestra fe, vida matrimonial, familia, trabajo y vocación. ¡¡¡llevanos con tu espíritu señor, llévanos con tu poder y con tu vida!!! ¡¡¡ven espíritu santo de dios!!! ¡¡¡ven en nombre de jesús!!! ven y toma forma viva de nosotros la palabra de dios proclamada a través de la oración del rosario de la liberación y que el, opere en cada corazón. La gracia de la cura, salvación y liberación. En nombre de jesus-‐cristo, nuestro señor, amén !!!.
LA CORONA DE FE En cada decena de Rosario se reza así: En la cuenta grande se reza una vez el Credo Apostólico. En las 10 cuentas pequeñas se dice: "Jesús, María, Os amo, salvad almas; salvad a los consagrados." Al concluir se reza 5 veces: "Dios te salve, Reina y Madre. . ."
CORONA DE SAN MIGUEL Consiste la corona de un Padrenuestro y tres veces el Ave María, en honor de cada coro angelical. Método De Rezar Esta Corona Se empieza la corona rezando en la medalla, la siguiente invocación: O Dios, ven a mi ayuda. Apresúrate, Señor, a socorrerme. Gloria al Padre, etc.
Siguiendo los números desde 1 a 9, señalados por la flecha en la gráfica, se dice: un Padre Nuestro y tres Ave Marías, después de cada salutación, así: 1 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Serafines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas; y así recibir dignamente en nuestros corazones, el fuego de la caridad perfecta. Amén. (PN. y 3 Aves) 2 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Querubines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas; y así recibir dignamente en nuestros corazones, el fuego de la caridad perfecta. Amén. (PN. y 3 Aves) 3 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Tronos, que Dios Nuestro Señor derrame en nuestros corazones, el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén. (PN. y 3 Aves) 4 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de Dominaciones, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos, y así dominar nuestras pasiones. Amén. (PN. y 3 Aves) 5 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de Potestades, que Dios Nuestro Señor proteja nuestras almas contra la acechanzas del demonio. Amén. (PN. y 3 Aves) 6 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de las Virtudes, que Dios Nuestro Señor nos conserve de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén. (PN y 3 Aves) 7 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Principados, que Dios Nuestro Señor se digne llenar nuestras almas con el verdadero espíritu de la obediencia. Amén. (PN. y 3 Aves) 8 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Arcángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de la perseverancia final en la fe, y en las buenas obras; y así nos lleve a la gloria del Paraíso. Amén. (PN. y 3 Aves) 9 Por la intercesión de San Miguel y el coro celestial de los Angeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos, durante esta vida mortal y que nos guíen a la gloria eterna. Amén. (PN y 3 Aves) Siguiendo la flecha en la gráfica que marca los números 10 a 13, se reza un Padrenuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles, como se indica: #10, a San Miguel; #11, a San Gabriel; #12 a San Rafael; #13, al Angel de la Guarda. La corona de San Miguel se termina con las siguientes oraciones: O glorioso príncipe, San Miguel, jefe principal de la milicia celestial, guardián fidelísimo de las almas, vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel Servidor en el palacio del Rey Divino, sois nuestro admirable guía y conductor. Vos que billáis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable protección, para que seamos más y más fieles al servicio de Dios, todos los dias de nuestra vida. V. Rogad por nosotros, O glorioso San Miguel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo. R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas. ORACIÓN
Omnipotente y Eterno Dios, Os adoramos y bendecimos. En Vuestra maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al glorioso Arcangel San Miguel como príncipe de Vuestra Iglesia. Humildemente Os suplicamos, Padre Celestial, que nos libréis de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque para perjudicar nuestras almas. O Dios y Señor Nuestro, guiadnos por medio de este mismo arcángel. Enviadle que nos conduzca a la presencia de Vuestra Excelsa y Divina Majestad. Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
CORONILLA DEL DIVINO NIÑO JESÚS Por la señal... Adorada y glorificada sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén. Adorado y glorificado sea el Padre, El Verbo se hizo carne, Y habitó entre nosotros. Padrenuestro... Adorado y glorificado sea el Hijo, El Verbo se hizo carne, Y habitó entre nosotros. Padrenuestro... Adorado y glorificado sea el Espíritu Santo, El Verbo se hizo carne, Y habitó entre nosotros. Padrenuestro... 1º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Encarnación. El Verbo se hizo carne, Y habitó entre nosotros. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo... 2º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de la Visitación. Gloria... 3º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestro Nacimiento. Gloria... 4º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de la Adoración de los Pastores. Gloria... 5º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Circuncisión. Gloria... 6º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Epifanía. Gloria... 7º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Presentación en el Templo. Gloria... 8º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Huida a Egipto. Gloria... 9º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Permanencia en Egipto. Gloria... 10º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestro Regreso a Nazaret. Gloria... 11º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Vida oculta en Nazaret. Gloria... 12º Dulcísimo Niño Jesús, os adoro en el misterio de vuestra Pérdida y Hallazgo en el Templo. Gloria... ORACIÓN Vos, oh Dios mío, que os dignasteis constituir a Vuestro Unigénito Hijo Salvador del género humano, y ordenasteis que se llamara Jesús, conceded propicio que, los que veneramos su Santo Nombre en la tierra, gocemos de su presencia en los cielos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
CORONA DE LAS DOCE ESTRELLAS EN HONOR DE LA INMACULADA Ave María Purísima. Sin pecado concebida. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Alabemos y demos gracias a la Santísima Trinidad que nos manifestó a la Virgen María vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona misteriosa de doce estrellas sobre su cabeza. Por todos los siglos de los siglos. Amén. Alabemos y demos gracias al Padre Eterno, que escogió a la Virgen María por su Hija. Amén. Padrenuestro... Alabado sea el Padre Eterno, que predestinó a la Virgen María por Madre de su divino Hijo. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Padre Eterno, que preservó a la Virgen María de toda culpa en su Concepción. Amén. Dios te salve…
Alabado sea el Padre Eterno, que adornó a la Virgen María con todas las virtudes en su Nacimiento Amén. Dios te salve... Alabado sea el Padre Eterno, que dio a la Virgen María por compañero y Esposo purísimo a San José. Amén. Dios te salve... Gloria... Alabemos y demos gracias al Hijo de Dios, que escogió a la Virgen María por su Madre. Amén. Padrenuestro... Alabado sea el Hijo de Dios, que se encarnó en las entrañas de la Virgen María y en ellas habitó nueve meses. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Hijo de Dios, que quiso nacer de la Virgen María y la proveyó de leche para alimentarle. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Hijo de Dios, que quiso ser educado por la Virgen María en su infancia. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Hijo de Dios, que reveló a la Virgen María los misterios de la redención del mundo. Amén. Dios te salve... Gloria... Alabemos y demos gracias al Espíritu Santo, que recibió a la Virgen María por su Esposa. Amén. Padrenuestro... Alabado sea el Espíritu Santo, que reveló a la Virgen María, antes que a otro, el nombre suyo de Espíritu Santo. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Espíritu Santo, por cuya obra fue la Virgen María, a un mismo tiempo, Virgen y Madre. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Espíritu Santo, por cuya virtud fue la Virgen María templo vivo de la Santísima Trinidad. Amén. Dios te salve... Alabado sea el Espíritu Santo, por el cual fue la Virgen María ensalzada en el cielo sobre todas las criaturas Amén. Dios te sal salve... Gloria... Terminar con una Salve por las intenciones del Romano Pontífice
CORONA DE ACTOS DE AMOR 1. Dios mío, sumo Bien, quisiera haberos amado siempre. 2. Dios mío, detesto el tiempo en que no os ame. 3. ¿Cómo he podido vivir tanto tiempo sin vuestro santo amor? 4. Y vos, Dios mío, ¿cómo pudisteis sufrirme? 5. Os doy las gracias, Dios mío, por vuestra gran paciencia. 6. Pero ahora quiero amaros siempre. 7. Deseo morir antes que dejar de amaros. 8. Quitadme, Dios mío, la vida, cuando haya de dejar de amaros. 9. Una gracia os pido, y es la de amaros siempre. 10. Con vuestro amor seré dichoso. Gloria, etc. 1. Deseo, Dios mío, veros amado de todos. 2. Dichoso yo, si pudiese dar mi sangre para que todos os amasen.
3. El que no os ama, es verdaderamente ciego. 4. Iluminadle, Dios mío. 5. Es una verdadera desgracia el no amaros a Vos, sumo Bien. 6. Yo, Dios mío, no quiero ser del número de aquellos infelices obcecados que no os aman. 7. Vos, Dios mío, sois mi alegría, y todo mi bien. 8. Quiero ser todo vuestro para siempre. 9. ¿Quién. Podrá jamás separarme de vuestro santo amor? 10. Venid, criaturas todas, a amar a mi Dios. Gloria, etc. 1. Quisiera, Dios mío, tener mil corazones para amaros. 2. Quisiera tener los corazones de todos los hombres para amaros. 3. Me alegraría que hubiese mas mundos para que todos os amasen. 4. Dichoso el que pudiese amaros con los corazones de todas las criaturas posibles. 5. Vos lo merecéis, Dios mío. 6. Mi corazón es demasiado pobre, y frío para amaros. 7. ¡Oh fatal frialdad de los hombres en amar al sumo Bien! 8.¡Oh deplorable ceguedad de los mundanos que no conocen el verdadero amor! 9. ¡Dichosos vosotros, moradores del cielo, que le conocéis y le amáis! 10. ¡Oh dichosa necesidad la de amar a Dios! Gloria, etc. 1. ¿Cuándo será, Dios mío, que yo arda en vuestro amor? 2. ¡Qué feliz y venturosa suerte será esta para mí! 3. Mas ya que no sé amaros, me gozo al menos en que haya tantos otros que os amen verdaderamente con todo su corazón. 4. Tengo un gozo especial en que seáis amado de todos los Angeles y bienaventurados del cielo. 5. Yo uno mi pobre corazón con el corazón de todos ellos. 6. Quiero amaros de un modo especial con el amor con que os amaron aquellos Santos que estuvieron mas enamorados de Vos. 7. Y así, quiero amaros con el mismo amor con que os amaron santa María Magdalena, santa Catalina y santa Teresa. 8. Con aquel amor con que os amaron san Agustín, santo Domingo, san Francisco Javier, san Felipe Neri, y san Luis Gonzaga. 9. Con el mismo amor con que os amaron los santos apóstoles, particularmente san Pedro, san Pablo, y el discípulo amado. 10. Con el mismo amor con que os amó el gran patriarca san José. Gloria, etc. 1. Asimismo quisiera amaros con aquel amor con que os amó María santísima en la tierra. 2.Con aquel amor en particular con que os amó cuando concibió en su seno virginal á vuestro divino Hijo, y cuando le parió, cuando amamantó, y cuando le vio morir. 3. Quiero amaros también con aquel amor con que os ama y amará siempre en el cielo. 4. Mas, para amaros a Vos, Dios mío de infinita bondad, ni aun esto basta. 5. Y así, quisiera amaros como os amó el Verbo divino hecho hombre. 6. Como os amó cuando nació. 7. Como os amó cuando expiró en la cruz. 8. Como os ama continuamente en aquellos sagrados tabernáculos donde está oculto. 9. Con aquel mismo amor con que os ama y os amará en el cielo por toda la eternidad. 10.Finalmente, quiero amaros con aquel amor con que os amáis Vos mismo; pero ya que esto es imposible, haced, Dios mío, por piedad, que os ame cuanto mas sepa y pueda, y cuanto sea de vuestro agrado. Amén. Gloria, etc.
ORACIÓN Dios misericordioso que has preparado bienes invisibles a los que te aman, infunde tu amor en nuestros corazones a fin de que amándote en todo y sobre todo alcancemos tus promesas que superan todos nuestros deseos. Amén.
CORONA EN HONOR AL ESPÍRITU SANTO En el nombre del Padre, etc. Acto de Contrición. Por ser Vos tan bueno me arrepiento, Dios mío, de haber pecado contra Vos, y prometo con vuestra gracia no ofenderos más en adelante. HIMNO Venid, Espíritu Creador, visitad las almas de vuestros siervos, y llenad de celestiales gracias los corazones que habéis creado. Sois llamado paráclito o Consolador, Don del Altísimo Dios, fuente viva, fuego, caridad, y unción espiritual. Vos, que dais vuestros siete dones, sois el dedo o la fortaleza del Padre; sois el Prometido del Padre mismo, y nos inspiráis lo que hemos de decir. Encended con vuestra luz nuestros sentidos, infundid vuestro amor en nuestros corazones, y fortaleced con perpetuo auxilio, la debilidad de nuestra carne. Alejad de nosotros al enemigo de nuestras almas, dadnos pronto la paz del corazón, y puestos bajo vuestra dirección, evitaremos todo lo nocivo. Por Vos conozcamos al Padre, y también al Hijo, y por Vos, que procedéis de entrambos, creamos en todo tiempo. V. Enviad vuestro Espíritu y las cosas serán criadas. R. Y renovaréis la faz de la tierra. ORACIÓN Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles por la luz del Espíritu Santo, concedednos por este mismo Espíritu el gustar lo que es bueno y gozar sin cesar del consuelo del que El es la fuente. Por Cristo nuestro Señor. Amén. PRIMER MISTERIO Jesús fue concebido de la Virgen María por virtud del Espíritu Santo MEDITACIÓN. "El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por cuya causa, el fruto santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Luc. 1, 35.) AFECTOS. Pedir insistentemente el socorro del divino Espíritu y la intercesión de María, para imitar las virtudes de Jesucristo que es el modelo de las mismas, para que os hagáis conformes a la imagen del Hijo de Dios. Padrenuestro, Avemaría y siete glorias... SEGUNDO MISTERIO El Espíritu del Señor se posó sobre Jesús MEDITACIÓN. "Bautizado, pues, Jesús, al instante que salió del agua, se le abrieron los cielos, y vio bajar el Espíritu Santo a manera de paloma, y posar sobre El." (Mat. 3, 16.) AFECTOS. Estimad soberanamente la inapreciable gracia santificante, que ha sido derramada en vuestro corazón por el Espíritu Santo en el bautismo. Guardad lo que habéis prometido y ejercitaos en continuos actos de fe, esperanza y caridad. Vivid siempre como conviene a los hijos de Dios y a los miembros de la verdadera Iglesia de Dios, a fin de que recibáis después de esta vida la herencia del cielo. Padrenuestro, Avemaría y siete Glorias... TERCER MISTERIO Jesús fue conducido por el Espíritu Santo al desierto MEDITACIÓN. "Jesús, pues, lleno del Espíritu Santo, partió del Jordán, y fue conducido por el Espíritu al desierto; y allí estuvo cuarenta días y fue tentado del diablo." (Luc. 4, 1-‐2.)
AFECTOS. Estad siempre agradecidos por los siete dones del Espíritu Santo, que habéis recibido en la confirmación: por el Espíritu de sabiduría y de inteligencia, de consejo y de fortaleza, de ciencia y de piedad y de temor de Dios. Obedeced fielmente al Guía divino, a fin de obrar varonilmente en todos los peligros de esta vida y en todas las tentaciones, como conviene a un perfecto cristiano y a un esforzado atleta de Jesucristo. Padrenuestro, Avemaría y siete Glorias... CUARTO MISTERIO EL Espíritu Santo en la Iglesia. MEDITACIÓN. "De repente sobrevino del cielo un ruido, como de viento impetuoso y llenó toda la casa donde estaban; y fueron llenos todos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar las maravillas de Dios." (Hech. II, 2, 4, 11.) AFECTOS. Dad gracias a Dios porque os ha hecho hijos de su Iglesia, a la cual el Espíritu Santo enviado al mundo el día de Pentecostés, vivifica y gobierna siempre. Escuchad y seguid al Soberano Pontífice que por el Espíritu Santo enseña infaliblemente, y a la Iglesia, que es la columna y el sostén de la verdad. Guardad sus dogmas, propugnad su causa, defended sus derechos. Padrenuestro, Avemaría y siete Glorias... QUINTO MISTERIO EL Espíritu Santo en el alma del justo. MEDITACIÓN. "No sabéis que vuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros?" (1 Cor. 6, 19.) "No extingáis el Espíritu." (Tes. 5, 19.) "Y no queráis contristar el Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención." (Efes. 4, 30.) AFECTOS. Acudid siempre al Espíritu Santo, que está en vosotros; vigilad cuidadosamente por la pureza de vuestra alma y de vuestro cuerpo. Obedeced fielmente a las divinas inspiraciones para obrar los frutos del Espíritu: caridad, gozo espiritual, paz, paciencia, bondad, benignidad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad. Padrenuestro, Avemaría y siete Glorias... Terminar la corona rezando un Credo.
CORONA DE LA VIDA DEL SEÑOR MISTERIOS DE LA VENIDA SACRATÍSIMA DEL SEÑOR El arcángel Gabriel anuncia a María santísima la Encarnación del Verbo divino en su purísimo seno. Ave Maria... 1. El Hijo de Dios hecho hombre nace de María Virgen en un pesebre. Padre nuestro... 2. Los Ángeles se alegran, y cantan: gloria in excelsis Deo. Padre nuestro... 3. Le adoran los pastores, avisados por los Ángeles. Padre nuestro... 4. Al octavo día es circuncidado y recibe el santísimo nombre de Jesús. Padre nuestro. 5. Es adorado por los Reyes magos, quienes le ofrecen oro, incienso y mirra. Padre nuestro. 6. Es presentado en el templo, y profetizado Salvador del mundo. Padre nuestro... 7. Huyendo de la persecución de Herodes, es llevado a Egipto. Padre nuestro... 8. No encontrándole, son degollados los Inocentes. Padre nuestro... 9. San José y su Madre le vuelven á Nazaret, su patria. Padre nuestro. 10. A la edad de doce años disputa en el templo con los doctores. Padre nuestro... MISTERIOS DE LA CONVERSACIÓN SANTÍSIMA DEL SEÑOR Jesús es obedientísimo a su Madre la Virgen santísima y a san José. Ave María... 1. A la edad de treinta años es bautizado por san Juan en el Jordán. Padre nuestro... 2. Ayuna cuarenta días en el desierto , y vence al demonio tentador. Padre nuestro... 3. Practica y predica su santa ley de vida eterna. Padre nuestro... 4. Llama a sí a los discípulos, quienes al punto lo dejan todo para seguirle. Padre nuestro... 5. Hace el primer milagro convirtiendo el agua en vino exquisito. Padre nuestro...
6. Sana a los enfermos, endereza a los estropeados, da oído a los sordos, vista a los ciegos y vida a los muertos. Padre nuestro... 7. Convierte pecadores y pecadoras, y les perdona sus pecados. Padre nuestro... 8. Perseguido de muerte por los judíos, en vez de castigarlos los corrige con dulzura. Padre nuestro... 9. Se transfigura sobre el monte Tabor en presencia de Pedro, Santiago y Juan. Padre nuestro... 10. Entra triunfante en Jerusalén montado en un asno, y arroja a los profanadores del templo. Padre nuestro... MISTERIOS DEL TRÁNSITO AMARGUÍSIMO DEL SEÑOR Jesús se despide de su santísima Madre, antes de ir en busca de la muerte por nuestra eterna salvación. Ave María... 1. Celebra la última cena pascual, y lava los pies a los Apóstoles. Padre nuestro... 2. Instituye el santísimo sacramento de la Eucaristía. Padre nuestro... 3. Orando en el huerto suda sangre, y es confortado por el Ángel. Padre nuestro... 4. Vendido con el beso por Judas, es preso y atado por la cohorte como un gran malhechor. Padre nuestro... 5. Es falsamente acusado, abofeteado, escupido e injuriado de otros modos en cuatro tribunales. Padre nuestro... 6. Mira con compasión a Pedro después de haberle este negado tres veces, y le convierte, mientras que Judas, desesperado, se ahorca y se condena. Padre nuestro... 7. Es azotado cruelmente en la columna, recibiendo innumerables golpes. Padre nuestro... 8. Coronado de espinas, es mostrado al pueblo que grita: "Sea crucificado, sea crucificado". Padre nuestro... 9. Condenado a muerte, lleva a cuestas con grandísimo dolor la pesada cruz hasta el monte Calvario. Padre nuestro... 10. Crucificado entre dos ladrones, después de tres horas de penosísima agonía, muere, es herido en el costado con la lanza, y es sepultado. Padre nuestro... MISTERIOS DE LA GLORIFICACIÓN ADMIRABLE DEL SEÑOR Jesús, resucitando al tercer día, visita antes que a otro alguno a su santísima Madre. Ave María... 1. Se aparece a las tres Marías, y las ordena que avisen a los discípulos como le han visto resucitado. Padre nuestro. 2. Se aparece a los discípulos, y les muestra sus santísimas llagas, y las hace tocar á Tomás. Padre nuestro. 3. Cuarenta días después de su resurrección, bendiciendo a su santísima Madre y a todos sus discípulos, sube a los cielos. Padre nuestro. Te rogamos Virgen santísima que nos alcance también a nosotros la bendición de tu divino Hijo Jesucristo ahora y en la hora de nuestra muerte. Ave María... Se termina la corona rezando el Credo en honor de los Apóstoles, y por último se puede rezar la siguiente oración compuesta, según se cree, por san Agustín: ORACIÓN FINAL DE SAN AGUSTÍN Señor mío Jesucristo, que para redimir al mundo y librarle del infierno quisiste nacer entre nosotros pasible y mortal, ser circuncidado, reprobado y perseguido por los judíos, vendido por Judas vuestro discípulo con un beso sacrílego, y, cual manso e inocente cordero, atado con cuerdas, y arrastrado ignominiosamente a los tribunales de Anás, Caifás, Pilatos y Herodes; quisiste ser acusado por falsos testigos, destrozado con azotes y coronado de espinas, abofeteado, escupido, cubierto por escarnio vuestro divino rostro, vilipendiado de mil maneras, ultrajado, colmado de baldones é ignominias, y finalmente despojado de vuestras vestiduras, clavado y levantado en una cruz entre dos infames ladrones, amargado con hiel y vinagre, y traspasado con una lanza quisiste consumar la grande obra de nuestra redención. ¡Ea! piadosísimo Redentor mío, por estas tan grandes y crueles penas que padecisteis por mi amor, y que yo, aunque sumamente indigno, voy meditando por la santa cruz y por vuestra amarguísima muerte, libradme de las penas del infierno, y dignaos acogerme en el paraíso, a donde condujiste al ladrón arrepentido, crucificado con Vos, Jesús mío, que con el Padre y el Espíritu Santo vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Así sea. MISTERIOS DE LA INFANCIA DE JESÚS
Venid, Dios mío, en mi ayuda. Apresuraos, Señor, a socorrerme. Rezar Gloria y Padrenuestro. PRIMER MISTERIO 1. Encarnación. Oh dulcísimo Niño Jesús, que para nuestra salvación descendisteis del seno del eterno Padre a las entrañas de la Virgen María, donde, concebido por obra del Espíritu Santo, tomasteis la forma de siervo, siendo el Hijo de Dios hecho Hombre, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 2. Visitación. Oh dulcísimo Niño Jesús, que por medio de Vuestra Virgen Madre visitasteis a Santa Isabel, y llenando del Espíritu Santo a vuestro Precursor San Juan Bautista, le santificasteis ya antes de nacer, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 3. Expectación del parto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que esperasteis encerrado por nueve meses en el seno materno el tiempo de nacer, e inflamasteis en ardentísimos deseos los corazones de la Virgen María y de San José, y os ofrecisteis a Dios Padre por la salvación del mundo, tened piedad de nosotros. R. Piedad, niño Jesús, piedad. Avemaría. 4. Nacimiento. Oh dulcísimo Niño Jesús, nacido de la Virgen María, envuelto en pobres pañales y reclinado en el pesebre, anunciado por los Angeles y visitado por los Pastores, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. Gloria a Vos, Niño Jesús de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu por los siglos de los siglos. Amén. SEGUNDO MISTERIO V. Jesús está cerca de nosotros. R. Venid y adorémosle. Padrenuestro. 5. Circuncisión. Oh dulcísimo Niño Jesús, circuncidado a los ocho días, llamado con el glorioso nombre de Jesús; y en el Nombre y en la Sangre justamente, preconizado Salvador del mundo, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 6. Adoración de los Reyes. Oh dulcísimo Niño Jesús, manifestado por una estrella a los tres Magos, adorado en el regazo de María, y regalado místicamente con oro, incienso y mirra, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 7. Presentación. Oh dulcísimo Niño Jesús, presentado en el templo por María Virgen y Madre, abrazado por el santo anciano Simeón y revelado al pueblo de Israel por la profetisa Ana, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 8. Huida a Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, perseguido de muerte por Herodes, llevado a Egipto por San José con vuestra Madre, librado de la muerte con la huida, y glorificado con la sangre de los Inocentes, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. Gloria a Vos, Niño Jesús, de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu, por los siglos de los siglos. Amén. TERCER MISTERIO V. Jesús está cerca de nosotros.
R. Venid y adorémosle Padrenuestro. 9. Permanencia en Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que vivisteis en Egipto con María Santísima y el Patriarca San José hasta la muerte de Herodes, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 10. Regreso de Egipto. Oh dulcísimo Niño Jesús, que volvisteis con vuestros padres de Egipto a la tierra de Israel, padeciendo en el camino muchos trabajos y entrasteis en la ciudad de Nazaret, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 11. Estancia en Nazaret. Oh dulcísimo Niño Jesús, que habitasteis santamente en la bendita casa de Nazaret, sujeto a vuestros padres, pobre y en muchos trabajos y creciendo en sabiduría, edad y gracia, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. 12. Jesús entre los Doctores. Oh dulcísimo Niño Jesús, conducido a Jerusalén a la edad de doce años, buscado con dolor por vuestros Padres, y después de tres días encontrado con sumo gozo en el templo entre los Doctores, tened piedad de nosotros. R. Piedad, Niño Jesús, piedad. Avemaría. Gloria a Vos, Niño Jesús, de Madre Virgen nacido, y al Padre y al Santo Espíritu por los siglos de los siglos. Amén. El día de Navidad y su Octava: V. El hijo de Dios se hizo hombre, aleluya. R. Y habitó entre nosotros. Aleluya. El día de Epifanía y su Octava: V. Cristo se nos ha manifestado, aleluya. R. Venid adorémosle, aleluya. En el resto del año se dice: V. El hijo de Dios se hizo hombre. R. Y habitó entre nosotros. ORACION FINAL Omnipotente y eterno Dios, Señor del Cielo y de la tierra, que os manifestáis a los pequeños, concedednos, os suplicamos, que, venerando dignamente los santos misterios de la Infancia de vuestro hijo Jesús, y siguiendo sus ejemplos, podamos llegar al reino de los cielos prometido a los pequeñuelos. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro. Amén
DEVOCIÓN DE LAS DOS MIL AVES MARÍAS Padre nuestro… Peticion 1. Bendicenos con la gracia de la oracion. Esta es nuestro diálogo y comunión con dios. Enséñanos cómo cultivar y experimentar el poder de la oración en nosotros mismos. Danos la gracia de orar en cualquier trabajo o ocupación ofrecidos a jesus. Haznos recordar lo que nuestra madre maria dijo, "que dios nos ha escogido en su gran plan de salvación de la humanidad". Asi, que no solamente oremos por nosotros mismos, sino por toda la humanidad, de modo particular por la conversión de aquellos que ahora no estáan en gracia de dios. Amen. Gloria al padre… Peticion 2. Oremos por la paz. Que la paz comience dentro de nosotros y en nosotros, para que, a su vez, podamos esparcir la pz en el mundo para toda la humanidad. Cúranos nuestras faltas y debilidades y haznos comprender que si queremos ser limpiados y
curados, debemos primeramente tener en nuestros corazones un perdón y un amor total. Que no vivamos en cosas que no so de dios, como cólera, soberbia, envidia y egoísmo, sino que por el contrario, derrame en nuestros corazones, através del espíritu santo, el don del amor, la humanidad, la paciencia, el perdón y mutuo entendimiento. Solamente muriendo a uno mismo es que podemos realmente tener paz. Amen. Gloria al padre… Peticion 3. Oremos por la conversion de los pecadores, los incrédulos, y todos los pobres espiritualmente, para que se vean llenos del amor de dios. Que los hombress se vuelvan contra el pecado y contra el enemigo. Da la gracia de volver a jesús tocando los corazones de los pecadores, y especialmente, de quienes han dejado la iglesia católica y se han unido a otras sectas y creencias. Pedimos por la conversión de los ateos, los paganos, los judios y musulmanes. Invocamos al espíritu santo para que ilumine sus mentes, es especial de los herejes y cismáticos y reavive en los corazones de las almas tibias el fervor y el amor de dios. Amen. Gloria al padre… Peticion 4. Oremos para prevenir el aborto. Dios amado, que termine este horrible crimen. Haz que todos los que piensan abortar comprendan plenamente que los niños aún no nacidos son seres humanos, que tienen un alma, y que matar a los no nacidos es un grave pecado mortal, una ofensa contra dios, el creador de la vida. Que tu gracia entre en todos para que respeten, defiendan y apoyen la santidad de la vida, no solamente de los aún no nacidos, sino, también, de los ancianos, los moribundos, los inválidos, asi como los rechazados. Asi mismo, que los confundidos, que están al borde de cometer suicidio pesen muy cuidadosamente en sus mentes, el quinto mandamiento de la ley de dios, "no mataras", y asi, eviten tan grave pecado contra dios. Amen. Gloria al padre… Peticion 5. Oremos por aquellos que en alguna forma sienten inclinacion a destruir la familia, los alcohólicos, a los drogadictos, a los inclinados al sexo y a cualquier vicio. ¡oh madre maria, tócalos y libralos de las garras de satanás, que ahora los tiene envueltos en sus lazos. Que regresen a sus hogares y se reúnan con sus familias rotas y desechas y rechacen, en cambio, esas malas influencias que destruyen las familias. Amen. Gloria al padre… Peticion 6. Oremos por la gracia de conocer y apreciar la importancia y el valor del santo sacrificio de la misa, oremos, también, por el aumento en la frecuencia de la recepción de los sacramentos de la penitencia y de la santa eucaristia. Que cada oración y obra espiritual que hacemos no lleve a la santa misa, porque la santa misa es la mas elevada forma de oración y el ofrecimiento mas grande para reparar pecados, y jesus está ahi, su amor inmortal para la humnidad manifestado cuando el reaviva su sacrificio en el calvario para salvarnos. Que estos sacramentos nos renueven cada dia y nos robustezcan espiritualmente en nuestra cruzada para servir a jesús y a su madre maria, en extender sus mensajes a quienquiera hablemos y veamos. Amen. Gloria al padre… Peticion 7. Oremos por mas vocaciones. Pon, señor, el los corazones de los jóvenes el interés por el servicio de dios através del aumento de vocaciones. Que los padres animen s sus hijos y les animen a seguir los caminos de la vida de perfección. Bendicid a todos los seminaristas actualmente dedicados al estudio preparándose para el sacerdocio. Fortalécelos y dales perseverancia. Guialos y guárdalos porque ellos pertenecen a ti, señor jesús. Amen. Gloria al padre… Peticion 8. Enseñanos a la lectura diaria de la sagrada biblia y de libros espirituales, por medio de los cuales dios mismo es el que no habla cuando leemos la escritura de su vida.
Sus enseñanzas y sus palabras de la biblia. Que el espíritu santo ilumine nuestras mentes y nos de la gracia de vivir el evangelio y ponerlo en prática en nuestras vidas diarias, en su esencia, "imitar a jesus y vivir la palabra". Amen. Gloria al padre… Peticion 9. Oremos por el papa Benedicto, el representante visible de cristo el la iglesia y el 265 sucesor de pedro. Solamente en pedro has construído tu iglesia. Asi, con la fe de pedro en estos tiempos de tan grande oscuridad y apostasía, oremos para el apoyo y protección del vicario de cristo, el papa. Que los sacerdotes y obispos permanezcan fieles a la verdadera fe, por su obediencia al papa, prediquen firmemente de palabra y de obra lo que el mismo jesús instruyó a pedro, la fundación de la iglesia y su continua presencia de la verdad, y que permanezcan unidos al papa y le ayuden a llevar su pesada cruz hasta el calvario. Amen. Gloria al padre… Peticion 10. Oremos por el aumento de los grupos de oracion y cenaculos. Que tengamos la gracia de vivir los mensajes de nuestra madre maria en nuestros corazones, dando buenos ejemplos de que los vivimos en nuestras vidas de cada dia, para que se formen mas grupos de oración. Que bendiga y proteja a los grupos de oración y cenáculos de la desunión y de la discordia y les conceda sus gracias especiales, en la unidad y el amor. Amen. Gloria al padre… Peticion 11. Oremos para la aceptacion de nuestra propia cruz, y el total abandono de nosotros mismos en jesucristo y su voluntad divina. Asi dijo el mismo, "si quieres estar conmigo, toma tu cruz y sigueme, porque quien no toma su cruz y mira hacia atrás, no es digno de seguirme." de manera que suframos toda clase de pruebas y sufrimientos y los ofrezcamos a jesús y no tengamos miedo, porque el está con nosostros, cuando ponemos nuestra fe, confianza y abandono el el. Amen. Gloria al padre… Peticion 12. Oremos para vernos libres del enemigo, el diablo. ¡oh madre maria, sálvanos cuando satanás o cualquier espíritu maligno intente tentarnos y hacernos caer en pecado y libranos de todas la distracciones que nos empujen fuera del camino que lleva a ti y a jesús! Concédenos la gracia del discernimiento, de manera qu podamos distinguir el bien del mal. Tu has obtenido de tu hijo divino que todos los devotos del rosario tengan por intercesores toda la corte celestial en su vida y sobre todo, en la hora de la muerte. Y, asi, en esta gran lucha por las almas, que nos armemos con el poder del rosario y de la sagrada eucaristia, con la medalla milagrosa y el escapulario con mucha fe, para salvarnos del fuego eterno del infierno. Amen. Gloria al padre… Peticion 13. Oremos para conseguir la gracia de ayunar no solamente del alimento, sino de las cosas mundanas y materiales y las ofrezcamos a ti como sacrificio. Que sea nuestro ayuno de la comida y del materialismo de este mundo, nuestro ofrecimiento por los pecados de la humanidad. Haznos conscientes de las prioridades en nuestra vida, que son la salvación de las almas y el desasimiento del materialismo qu ofrece falsamente este mundo. Todo esto nos impide el amor, conocimiento y servicio de dios. Amen. Gloria al padre… Peticion 14. Oremos por los enfermos, los ancianos y los moribundos. Consoladlos y bendecidlos en sus ultimos dia. Que ellos ofrezcan los sufrimientos de sus vidas a dios, reciban los ultimos sacramentos y obtengan el perdón de sus pecados y total gracia de dios, y, al final, que nuestro señor y su bienaventurada madre los lleven salvos a la casa de la eterna felicidad en el cielo. Amen. Gloria al padre… Peticion 15. Ormemos por los pobres, los hambrientos y los desamparados, y, en particular por las viudas y los huérfanos, porque es en ellos, espcialmente, que vemos a nuestro señor.
Bendicelos, señor, en sus necesidades y dales los medios para su sustento. Te pedimos, también, por los encarcelados: toca sus corazones para una total conversión y concédeles tu paz. Pedimos por aquellos amados hijos de dios que se hallan en la opresión: que se vean libres de ella y que escuchemos siempre su grito de ayuda. Amen. Gloria al padre… Peticion 16. Oremos por las porbres almas del purgatorio, en especial por las que tiene que estar ahi el mas largo tiempo y que no hay quien ruegue por ellas no ofrezca sacrificios e indulenicias. Pedimos, también, en particular por las almas (mencionar en silencio sus nombres) que ellas que sufren tan terribles tormentos, por nuestras continuas oraciones, se vean libres de sus sufrimientos y se vean libres, al fin, de sus penas. Que ellas gocen de la bienaventuranza del cielo, donde postradas ante el trono del dios, no cesen de orar por aquellos, que los ayudaron hasta verles, también, salvos en el cielo. Amen. Gloria al padre… Peticion 17. Oremos por nuestros sacerdotes, los religiosos y los misioneros que han consagrado sus vidas al servicio del pueblo de dios con amor y diligencia. Que se renueven en espiritu y se mantengan fieles a sus votos y entrega a dios. Protégelos de toda enfermedad, tentación y peligro, para que asi, puedan entregarse mas y mas a sus fieles con el mayor celo en su apostolado sacerdotal y religioso. Amen. Gloria al padre… Peticion 18. Oremos por todas las familias y en special por nuestras propias familias. Que las familias vivan siempre unidas en amor y en oración. Que los hijos honren y obedezcan a sus padres y que éstos los protejan y enseñen el camino de dios. Roguemos para que las esposas y sus hijos se vean libres de todo abuso y maltrato. Que todas las familias crezcan espiritualmente unidas en la fe y en el amor a jesus y a maria, y que dios no conceda sus bendiciones y su misericordia divina y nos proteja de las terribles castigos que se pronostican que van a suceder. Amen. Gloria al padre… Peticion 19. Oremos por quienes se hallan peregrinando hacia ti, para que te encuentren. Haz que todos los que te buscan, jesus, por medio de nuestra madre maria, encuentren felicidad y total cumplimiento de tu voluntad. Pedimos, también, por todos los viajeros para que puedan llegar sanos y salvos a sus respectivos destinos con tu santa gracia. Amen. Gloria al padre… Peticion 20. Oremos por nuestras propias intenciones (aqui se mencionan en silencio). Nos consagramos a ti, señor, y pedimos tu gracia y que aceptes todas nuestras inteciones que con humildad y según tu voluntad, hemos puesto al pie de tu altar, en el dia de hoy. Te pedimos todo esto por el padre y con la intercesión de nuestra madre maria, en jesús por su nombre santísimo. Amen. Gloria al padre… Oracion a la purisima de macas, patrona de la devocion de las dos mil avemarias ¡oh purisima de macas, en suelo ecuatoriano, auxilio del cristiano! Hoy, que entras en nuestro hogar, te recibimos con todo amor y devocion: toma posesion de el, como si fuera tu hogar de nazareth: haznos sentir tu presencia maternal, protegiendonos de todo mal espiritual y material. Haz que no entre en este hogar, el pecado de sexo, de la droga y del alcohol: que sea la sala de espera gozosa y esperanzada de una santa muerte en tus brazos y en el de tu hijo jesus, amen. Aleluya.
CIEN RÉQUIEM MODO DE PRACTICAR ESTA PIADOSA DEVOCIÓN
Para hacer este ejercicio, cada uno puede servirse de un rosario común de cinco decenas, recorriéndolo dos veces para formar las diez decenas, o sea la centena de Réquiem. Se empieza rezando un Padrenuestro y después una decena de Réquiem en esta forma: Dadles, Señor, el eterno descanso y haced lucir sobre ellas vuestra eterna luz. En cada cuenta grande se dirá la jaculatoria y ofrenda siguientes: JACULATORIA Almas santas, almas purgantes, rogad a Dios por nosotros, que nosotros rogaremos por vosotros para que El os dé la gloria del paraíso. OFRENDA Padre eterno, os ofrecemos la sangre, pasión y muerte de Jesucristo, los dolores de la Santísima Virgen y los de San José, por la remisión de nuestros pecados, la libertad de las almas del Purgatorio y la conversión de los pecadores. En seguida se rezan la segunda y demás decenas de Réquiem sobre las cuentas pequeñas, repitiendo la jaculatoria y la ofrenda sobre cada cuenta grande. Acabadas las diez decenas, o sea la centena de Réquiem, se rezará la siguiente oración: DE PROFUNDIS Salmo CXXIX de David Desde el profundo abismo de mis penas a Ti clamo, Señor, de noche y día; oye, mi Dios, los incesantes ruegos de un corazón contrito que se humilla. Estén gratos y atentos tus oídos a mi voz lamentable y dolorida: a Ti mis ayes y gemidos lleguen pues a escucharlos tu piedad se inclina. ¿Si siempre airado tus divinos ojos sobre las culpas de los hombres fijas, quién estará confiado en tu presencia, confundiéndonos sólo ante tu vista? Más la eterna palabra de tu seno que aplaque espero tus terribles iras; porque son inefables tus promesas y con tus gracias pecador invitas. Así aunque mi alma acongojada gime contemplando el rigor de tu justicia, por tu palabra la indulgencia espera, de que la hacen culpas tan indigna. ¡Oh pueblo electo! De mañana y noche, en todos tus peligros y fatigas, acógete al Señor con la confianza que en su ley soberana nos intima. Porque es inagotable su clemencia; se muestra con los flacos compasiva; de todas sus miserias los redime, y siempre que le claman los auxilia. Este Dios abrevie el tiempo en que logre Israel su eterna dicha cuando de tus pecados la liberte, que con tanto rigor la tiranizan. Encomendémonos ahora a las almas del Purgatorio y digamos: ¡Almas benditas! nosotros hemos rogado por vosotros que sois tan amadas de Dios y estáis seguras de no poderlo más perder: rogadle por nosotros miserables que estamos en peligro de condenarnos para siempre. ¡Dulce Jesús, dad descanso eterno a las benditas almas del Purgatorio!
VÍA CRUCIS (San Alfonso María de Ligorio) En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Primera Estación. Jesús es condenado a muerte. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado. -‐ Adorado Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a muerte. Por los méritos de este doloroso camino, os suplico me asistáis en el camino que va recorriendo mi alma para la eternidad.
Pilato les dijo: "¿Qué haré entonces con Jesús, a quien llaman el mesías?" Todos dijeron: "¡Que lo crucifiquen!" Él replicó: "Pues, ¿qué mal ha hecho?" Ellos gritaron más fuerte: "¡Que lo crucifiquen!" (Mt 27,22-‐23) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Segunda Estación. Jesús carga con la Cruz. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo Jesús, andando este camino con la cruz a cuestas, pensaba en ti y ofrecía a su Padre por ti la muerte que iba a padecer. -‐ Amabilísimo Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la muerte. Os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra cruz, me ayudéis a llevar la mía con perfecta paciencia y resignación. Jesús quedó en manos de los judíos y, cargado con la cruz, salió hacia el lugar llamado "la calavera", en hebreo "Gólgota". (Jn 19,17) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Tercera Estación. Jesús cae por primera vez. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera esta primera caída de Jesús debajo de la cruz. Sus carnes estaban despedazadas por los azotes, su cabeza coronada de espinas, y había derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le empujaban; de modo que muchas veces cayó en este camino. -‐ Amado Jesús mío: más que el peso de la cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de caer en pecado mortal. Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes; cada cual siguiendo su propio camino. Y el Señor ha hecho recaer sobre él la perversidad de todos nosotros.(Is 53,6) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Cuarta Estación. Jesús encuentra a su Madre. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús y María, y sus miradas fueron otras tantas flechas que traspasaron sus amantes corazones. -‐ Amantísimo Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, alcanzadme con vuestra intercesión una continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: "Este niño está destinado en Israel para que unos caigan y otros se levanten; será signo de contradicción para que sean descubiertos los pensamientos de todos; y a ti una espada te atraversará el corazón". (Lc 2,34-‐35) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Quinta Estación. Simón de Cirene ayuda a Jesús a llevar la Cruz. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de cruz, obligaron a Simón de Cirene a llevar la cruz detrás de Jesús. Dulcísimo Jesús mío: no quiero rehusar la cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí, con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis muerto por mi amor, yo quiero morir por el vuestro y por daros gusto. Ayudadme con vuestra gracia. Cuando lo conducían, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. (Lc 23,26) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Sexta Estación. La Verónica enjuga el rostro de Jesús. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo la santa mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en sudor y sangre, le ofreció un lienzo, y limpiándose con él nuestro Señor, quedó impreso en éste su santa imagen. -‐ Amado Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermoso, mas en este camino ha perdido su hermosura por las heridas y la sangre que lo han desfigurado. ¡Ah Señor mío!, también mi alma fue hermosa cuando recibió tu gracia en el Bautismo, mas yo la he
desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡oh Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por vuestra Pasión. Sin gracia ni belleza para atraer la mirada, sin aspecto digno de complacencia. Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro. (Is 53,2-‐3) Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Séptima Estación. Jesús cae por segunda vez. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera la segunda caída de Jesús debajo de la cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor. -‐ Oh pacientísimo Jesús mio. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte; haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre me encomiende a Vos. Era maltratado, y no se resistía ni abría su boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante sus esquiladores, no abría la boca.(Is 53,7)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Octava Estación. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo algunas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimoso estado, que derramaba sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por mí, sino por vuestros hijos. -‐ Afligido Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tanto me habéis amado. No es tanto el infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados. Lo seguía mucha gente del pueblo y mujeres, que se daban golpes de pecho y se lamentaban por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo: "Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque vienen días en los que se dirá: Dichosas las estériles, los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han amamantado. Entonces comenzarán a decir a las montañas: Caed sobre nosotros, y a los collados: Sepultadnos; porque si esto hacen al leño verde, ¿qué no harán al seco?"(Lc 23,27-‐31)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Novena Estación. Jesús cae por tercera vez. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba aliento para moverse. -‐ Atormentado Jesús mío: por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer en vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para vencer los respetos humanos y todos mis malos apetitos, que me han hecho despreciar vuestra amistad. Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y a causa de sus llagas hemos sido curados.(Is 53,5)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Décima Estación. Jesús es despojado de sus vestiduras. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaron también con ella la piel de su sagrado cuerpo. -‐ Compadece a tu Señor y dile: Inocente Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna. Por eso se dijeron: "No debemos partirla; echémosla a suertes a ver a quién le toca". Para que se cumpliera la Escritura: Se repartieron mis vestidos y echaron a suertes mi túnica.(Jn 19,23-‐24)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Undécima Estación. Jesús es clavado en la Cruz. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo Jesús, tendido sobre la cruz, alarga sus manos y ofrece al Eterno Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación. Le enclavan aquellos bárbaros verdugos y después levantan la cruz en alto, dejándole morir de
dolor, sobre aquel patíbulo infame. -‐ Oh despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre ahí amándoos y no os deje más. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los criminales, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".(Lc 23,33-‐34)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Duodécima Estación. Jesús muere en la Cruz. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo Jesús, después de tres horas de agonía, consumido de dolores, inclina la cabeza y expira en la cruz. -‐ Oh difunto Jesús mío. Beso enternecido esa cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis pecados, he merecido una mala muerte, mas la vuestra es mi esperanza. Por los méritos de vuestra muerte, concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y abrasado por vuestro amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Hacia el mediodía las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta las tres de la tarde. El sol se eclipsó y la cortina del templo se rasgó por medio. Y Jesús, con fuerte voz, dijo: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Dijo esto y expiró.(Lc 23,44-‐46)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Decimotercera Estación. Jesús es bajado de la Cruz. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la cruz dos de sus discípulos, José y Nicodemo, y le depositaron en los brazos de su afligida Madre, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho. -‐ Oh Madre afligida. Por el amor de este Hijo, aceptadme por vuestro siervo y rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, Vos que habéis muerto por mí, dejadme que os ame, pues Vos sois lo único que quiero. Un hombre llamado José, miembro del tribunal supremo, hombre bueno y justo, de Arimatea, ciudad de Judea, el cual no estaba de acuerdo con las actuaciones del tribunal y que esperaba el reino de Dios, se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Y lo bajó de la cruz.(Lc 23,50-‐53)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Decimocuarta Estación. Jesús es colocado en el sepulcro. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo. Considera cómo los discípulos llevaron a enterrar a Jesús, acompañándole también su Santísima Madre, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos. Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron. -‐ Oh Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después de tres días; por vuestra resurrección os suplico me hagáis resucitar glorioso en el último día, para estar eternamente con Vos en la gloria, amándoos y alabándoos. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en su propio sepulcro nuevo, que había hecho excavar en la roca. Hizo rodar una losa grande para cerrar la puerta del sepulcro y se fue.(Mt 27,59-‐60)Padre Nuestro, Ave María, Gloria. En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.