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La gramática del amor

RÍT

ICA

Diversas formasculturales de amar

La patología delamor en la relación de pareja

Corporalidad y amor

El amor en los tiempos de Internet

Marzo-Abril 2010 § AÑO LIX § Nº 966 § P.V.P. 5 €

©RÍTICA � Nº 966 � Enero-Febrero 2010

editorialManuela Aguilera

Dicen que el amor es pura química. Cla-ro que si nos ponemos así, también lo

es la felicidad, la alegría, la bondad o la fe.Pienso que éste es un sentimiento tan sen-cillo y tan complejo a la vez, que la tablaperiódica resulta del todo inútil para expli-carlo. Pero los científicos insisten. Segúnhan documentado los antropólogos en 147sociedades humanas, el amor románticoempieza “cuando un individuo comienza amirar a otro como algo especial y único pa-ra, después, sufrir una deformación per-ceptiva por la que agiganta las virtudes eignora las sombras del otro”. Y hasta va aser cierto lo que la sabiduría popular hamantenido durante siglos y es el tópico deque el amor es ciego, ya que también aquíla ciencia asevera que, efectivamente, “laspersonas enamoradas pierden la capacidadde criticar a sus parejas de las que son in-capaces de ver sus defectos” como asegu-ra la neurobiología Mara Dierssen, investi-gadora del centro de Regulación Genómicade Barcelona. Para Dierssen, el amor es al-go simple: “una adicción química entre dospersonas en la que se da, en mayor o me-nor medida, una serie de circunstanciascomunes como la atracción física, el apeti-to sexual y el afecto.

Pero seamos sinceros, lo que a todos y atodas nos interesa de veras de este te-

ma es una única pregunta: ¿es realmente lavida de amor, que implica un compromisopermanente e incondicional con la felici-dad del otro, el camino hacia la plena rea-lización humana? Las editoriales inundanel mercado de libros, que además ocupanlos primeros puestos en las listas de ven-tas, que proponen las recetas de moda pa-

ra llegar a la autorrealización, el placer y lamáxima satisfacción. Y no pocos autoresoportunistas ofrecen consejos detalladosde cómo llegar a ser feliz, cómo vencer alos demás, cómo conseguir el poder… des-cribiendo las virtudes del egoísmo, descri-biendo la vida como una competición im-placable, saturando a generaciones enterascon recetarios sobre sexo y la obtención delpropio placer. Parece que se ha relegado alolvido eso que llamamos amor, pareja, fa-milia… como ideas “desfasadas”. Nos hanurgido a centrar toda nuestra atención enun nuevo y emocionante YO. Este culto a lallamada auto-realización da por sentadoque comprometerse con otro, prometer fi-delidad, es renunciar a la propia felicidad eidentidad personal, es renunciar a alcan-zar los objetivos que nos hemos propuesto.Cuando lo que es cierto es justamente locontrario: lo mejor de la vida no es posiblelograrlo por la fuerza. Esta sociedad quecompartimos nos ha llenado de temores.Temor a no conseguir la felicidad, temor alos más próximos, a la insatisfacción, a lapequeñez propia.

Por eso, todo amor es un extraño milagroque cuando llega, siempre de improvi-

so, empuja a respirar de otra manera, nosabre al insólito mundo de compartir la pro-pia vida, nos enternece, nos hace despertarde nuestros letargos, nos enfrenta a la apa-rente seguridad de nuestros esquemas. Elenamorado es un vaso medio lleno que as-pira a llenarse del todo. El amor es un jue-go que nos obliga a jugar a ciegas, abando-nados a la fe y a la esperanza. A cambio,amar y ser amado es un privilegio. El ver-dadero amor no posee nada, no somos denadie ni nadie es nuestro, logra, sin lugar adudas, que el amante se abra a las demáspersonas y a la vida plena. No agobia, noaísla, no rechaza. Sucede que el YO ya noosa declararse independiente porque se sa-be incompleto y para lograr su plenitud seentrega sin reservas, se deja, simplemente,seducir por un NOSOTROS.©

Eso que llamamos amor

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El amor consiste en esto:Que dos soledades se protegenSe tocan mutuamenteY se saludan.

Rainer María Rilke

Nº 966 Marzo-Abril 2010Periodicidad bimestral

EditaFundación Castroverde

DirectoraManuela [email protected]

MaquetaciónVirginia Fernández [email protected] [email protected]

Colaboran en este númeroNatividad Araque Hontagas, David FelipeArranz, Fuensanta Cerezo, EnriqueEcheburúa, Mª Rosa Elosúa de Juan,Carmen Fernández Aguinaco, CeciliaGarcía, Esther González, CarmenGonzález Marín, Antonio Grande, AmaiaLasa, Javier López, Javier Martín Holgado,Emma Martínez, Xavier Quinzá Lleó,María Jesús Ramos, José Antonio RíosGonzález, Nieves San Martín, MaríaSimón, Joaquín Suárez Bautista, RobertoTamayo Pintos, Francisco Vicent Galdón,Marciano Vidal, Luis Fernándo VilchezMartín.

Consejo editorialMercedes Blanchard, Joaquín Campos Acosta,Inés Gómez Chacón, Carmen Llopis, IsabelRomero Tabares, Mercedes Ruiz-Giménez, LuisSánchez Rubio.

PublicidadJavier [email protected]

SuscripcionesIsabel [email protected]ª Luisa Galve

Imprime: MAE

Tarifas de suscripción España: 30 € (IVA incluido) Extranjero: 36€

CRÍTICA C/ General Oráa, 62 - 1º izq.28006 Madrid Tel.: 91 725 92 00Fax: 91 725 92 09 Correo electró[email protected]

Página web: www.revista-critica.comDepósito legal: M.- 1538-1958ISSN: 1131-6497

Ilustración portada: Gustav Klimt, El beso

editorial

de mes a mes

actualidad

monográfico

Esta Revista ha recibido una ayuda de la Dirección Generaldel Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión enbibliotecas, centros culturales y universidades de España,para la totalidad de los números editados en el año 2010.

Eso que llamamos amorMANUELA AGUILERA

NIEVES SAN MARTÍN

OpINIóNEl amor en los tiempos de InternetAMAIA LASA

La educación en el amorNATIVIDAD ARAQUE HONTAGAS

El mensaje de Jesús sobre el amorMARCIANO VIDAL

La amistad desde Gilgamesh a Cervantes yShakespeare. Un apunte desde la literaturaDAVID FELIPE ARRANZ

El amor en el cine. CECILIA GARCÍA

El amor una fuente inagotable de inspiración artística.FRANCISCO VICENT GALDÓN

ANáLISIS

La gramática del amorXAVIER QUINZÁ LLEÓ

Los tiempos del amorJAVIER MARTÍN HOLGADO

Cuando se rompe el amorJOSÉ ANTONIO RÍOS GONZÁLEZ

Sobre las diversas formas culturales de amarANTONIO GRANDE

Binomio narcisismo–alteridad en la relación amorosaFUENSANTA CEREZO

La patología del amor en la relación de parejaENRIQUE ECHEBURÚA

Corporalidad y amorEMMA MARTÍNEZ

El amor y la sabiduría. ¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir conocimiento?CARMEN GONZÁLEZ MARÍN

ESTHER GONZÁLEZDIRECCIONES ÚTILES

La gramática del amor©RÍTICA

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¿Té o café? Los nuevos movimientos políticos de Estados UnidosCarmen Fernández Aguinaco

El museo Picasso de Málaga, otra mirada al artista universalFRANCISCO VICENT GALDÓN

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Ciego o clarividente. (El amor no ve o ve mucho más allá de lo que aparece)VIRGINIA FERNÁNDEZ AGUINACO

REpORTAjE

La música aliada de la buena educaciónLUIS FERNÁNDO VILCHEZ MARTÍN

MÚSICA

Lo que esconde tu nombre. Clara SánchezMARÍA SIMÓN

La tribu. Siempre-lo-hemos-hecho-así. La estrategiaspara adaptarse a un mundo en constante cambio. MercèDedeu y Joan Alfons TorrentMª ROSA ELOSÚA DE JUAN

Ciencia y Religión. Dos visiones del mundo. Agustín UdíasVIRGINIA FERNÁNDEZ AGUINACO

LIBROS

El cavernícolaJAVIER LÓPEZ

Cuando el espectáculo es compacto y sin fisurasMARÍA JESÚS RAMOS

TEATRO

CINE

Silencio y resignaciónROBERTO TAMAYO PINTOS

DEPORTE

Humor manchegoVIRGINIA FERNÁNDEZ

TV

ARTE

pARA SABER MáS

Llamarada divinaJOAQUÍN SUAREZ BAUTISTA

DECáLOGO

cultura

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BrothersEl escritorCECILIA GARCÍA

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demesamesNieves San Martín


Casi una de cada cinco (17%) niñas menores de edadque tienen acceso a Internet entran en páginas

webs que promueven trastornos alimenticios como labulimia o la anorexia, según aseguró el presidente de laAsociación Protégeles (www.protegeles.com), Guiller-mo Cánovas, durante unas jornadas sobre trastornos dela conducta alimentaria celebradas en el HospitalUniversitario de La Paz de Madrid. Según Cánovas, detrás de enlaces con nombres como“Ana” para la anorexia o “Mia” para la bulimia (vermodos de prevención en www.anaymia.com) los ado-lescentes encuentran trucos para acelerar la pérdidade peso, consejos que no funcionan o que incluso queson peligrosos para la salud --como beber vinagre ylimón porque son desengrasantes- o echarle la comidaal perro para engañar a los padres. En la jornada también se presentó el manual teóricopráctico de educación nutricional en trastornos de laconducta alimentaria “Reaprendiendo a comer”, ela-

borado por las doctoras Carmen Gómez Candela yViviana Loria Kohen. En el encuentro, también se explicó a pacientes yfamiliares el funcionamiento del teléfono gratuito 900605 040 del Instituto de Nutrición y Trastornos ali-mentarios de la Comunidad de Madrid, atendido porpsicólogos y ase-sores, que ha reci-bido más de 3.000llamadas desde supuesta en funcio-namiento.©

La pena de muerte perdura en muchos países porquecuenta con el apoyo de una mayoría de la población o

porque se basa en supuestos valores ancestrales. El Con-greso Mundial Contra la Pena de Muerte, celebrado recien-temente en Ginebra, dedicó intensos debates a objetaresas creencias. Amnistía Internacional señaló que por lomenos 36 países mantienen vigente el castigo capital, perosin intención alguna de ejecutar personas y sin que apa-rentemente se produjeran alteraciones del orden social. En esos países hay que cuestionar seriamente el argu-mento de que hay que conservarlo para satisfacer las exi-gencias de la opinión pública, dijo Roger Hood, profesorde derecho penal de la Universidad de Oxford.

Recordó que en Togo se afirmaba que no se podía dero-gar porque existía un fuerte sentimiento popular enfavor de su vigencia, a pesar de que en los últimos 30años nunca se había aplicado. Sin embargo, Togo borróde su sistema jurídico la pena de muerte para todos losdelitos sin problemas. Cuando se habla de que la opinión pública favorece lasejecuciones, cabe apuntar que “todos sabemos que elresultado de los muestreos de opinión pública dependede la forma en que se presenten las preguntas y de lasnoticias del día”, comentó la relatora sobre la pena demuerte de la Asamblea Parlamentaria del Consejo deEuropa, Renate Wohlwend.©

LA PENA DE MUERTE SUPEDITADAA LA OPINIÓNPÚBLICA

PARA LUCHAR CONTRA LA ANOREXIA Y LA BULIMIA


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Las estadísticas sobre las dificultades econó-micas y sociales que padecen las mujeres

son escalofriantes, según la ONU. Más de 8.000 mujeres fueron violadas por inte-grantes de grupos armados en RepúblicaDemocrática del Congo en 2009 y más de tresmillones de adolescentes podrían sufrir mutila-ción genital femenina en el mundo, según elFondo de Población de las Naciones Unidas(UNFPA). En Sierra Leona hubo casi 1.000 casos de viola-ciones sexuales y más de 1.500 de violenciadoméstica el año pasado, según el Programa delas Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y ninguna condena. “Casi todas las sierraleonesas sufrirán algún tipo de violencia de género o sexuala lo largo de la vida”, señaló el vicerepresentante residente del PNUD, SamuelHarbor. Además, casi 250.000 menores fueron reclutados para combatir en distintosconflictos armados. El riesgo es mayor para las niñas porque corren el riesgo deconvertirse en esclavas sexuales, según UNICEF.El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se lamentó de que 30 años des-pués de aprobada la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas deDiscriminación contra la Mujer, el problema siga cobrándose víctimas. ”En todos los países existe la violencia contra las mujeres y las niñas”, declarórefiriéndose a los 192 Estados miembros de la organización mundial. .©

Para la Unión Europea, el riesgo de pobreza comienza cuando una per-sona recibe menos del 60% del promedio salarial del país donde vive.

La pobreza real significa percibir la mitad o menos del salario medio. Según estos parámetros, el Instituto Alemán de InvestigacionesEconómicas (DIW) estimó que, en 2008, uno de cada siete alemanes vivíaen condiciones que rozan la pobreza. Lo que se traduce en 11,4 millonesde personas en riesgo de pobreza, o en situación de pobreza real. Estacifra es un tercio mayor que la que se presentaba hace diez años, indicóel DIW. Los resultados del estudio del DIW indican que los jóvenes y los niños sonlos más afectados. Casi uno de cada cuatro alemanes entre los 19 y los 25años de edad vive amenazado por la pobreza. Esto se debe a tres factores:la educación técnica superior dura demasiado y se posterga el ingreso almercado laboral; la mala paga en los empleos disponibles para los jóvenes;y la juventud tiende a abandonar más pronto el hogar familiar. La situación no es mucho mejor para las familias. El informe dice que elriesgo de caer en la pobreza aumenta con el número de hijos: el 22% delos hogares con tres hijos está al borde de la pobreza. El índice aumentaa 36% para familias con cuatro o más hijos. El 40% de las madres opadres solteros vive en situación de pobreza. En cambio, el estudio seña-la que la pobreza no es un problema mayor para los alemanes jubilados.©

NO DISMINUYE LA VIOLENCIA CONTRA LAS

MUJERES

Uno de cada siete alemanes roza la pobreza

Brasil, la potencia emergente deAmérica del Sur, sigue la senda

de Estados Unidos y empieza ahablar cada vez más español.Cuenta ya con más de cinco millo-nes de estudiantes oficiales de lalengua de Cervantes, una cifra quese ha disparado desde que el gobier-no de Lula da Silva decidiera impul-sar el aprendizaje en 2005. “El español en Brasil nos ha dadomuchas alegrías”, declaró la directo-ra del Instituto Cervantes, CarmenCaffarel, durante la presentación delanuario “El español en el mundo”. El anuario destaca los datos relati-vos a Rusia, donde hay 20.000 estu-diantes de español, una de las regio-nes en las que el Cervantes espera

un “efecto Brasil”, debido a la cadavez mayor importancia del idiomaen el mundo. En Rusia, destacóCaffarel, el instituto cuenta con“datos significativos” sobre elaumento del aprendizaje de espa-ñol, mientras retrocede el interéspor el alemán o el francés. La tendencia no es la única, según elCervantes: “En poco tiempo podráverse en Filipinas, donde se da unasituación similar”. Las cifras de estudiantes de españolen el continente africano estánbasadas en las únicas cifras oficialespublicadas hasta la fecha: laEnciclopedia 2006-2007, que hablade más de medio millón de estu-diantes en África. Destacan los datosde Costa de Marfil (con más de235.000 estudiantes), Senegal (másde 100.000) y Camerún (63.000).©

BRASIL HABLACADA VEZ MÁSESPAÑOL

actualidad

Parece que los norteamericanos, tanamantes de su hogar y su privacidad,se han echado a la calle, no precisa-

mente a tomar té o café, sino a protestar. Elté y el café son los nombres de dos nuevosmovimientos de política alternativa que,aunque toman el nombre de “party” asegu-ran no querer referirse a un partido políticocuando a hacer la referencia al famoso“Boston Tea Party” que fue el pistoletazo desalida para la rebelión de los colonos contraGran Bretaña.

El té y el café tienen en común ser esti-mulantes… y poco más. Y, en el fondo, losdos movimientos tienen también algo en co-mún: el convencimiento de que lo que sepercibe como un nuevo intervencionismo delEstado, en la figura de la AdministraciónObama, es contrario a los valores fundacio-nales de la democracia norteamericana.Pero parece que ahí se terminan la coinci-dencia entre los dos movimientos. Ambosaseguran no ser partidistas, y sin embargo latendencia del Tea Party parece más republi-cana en su ala más radical, y la del CoffeeParty parece más demócrata en su ala tam-bién más moderada. Ambos movimientos seapoyan en la historia de democracia deEstados Unidos y en el legado de libertad delos Padres de la patria (que en el caso delCoffee Party incluye también a las Madres,que lógicamente tuvieron que existir aunquesus nombres no se conozcan). El Tea Partytiene la ventaja de apoyarse en un momentoclave en la historia de Estados Unidos y elCoffee Party parece más bien una respuestamuy moderna aunque esté inspirada en va-lores fundacionales.

El Tea Party tiene una trayectoria algo máslarga (aunque el movimiento acaba de cum-plir un año). Surgió quizá de un encuentro devarios grupos y medios de comunicación quehabían empleado el icono histórico delBoston Tea Party para llamar a la protestacontra una posible subida de impuestos. Talsubida se veía como un intento de cubrir elaparente desastre del rescate de los bancos yla inminente reforma sanitaria percibida co-mo un enorme gasto para el erario público. El19 de enero de 2009, Graham Makohoniuk,comerciante, invitó en una red social a enviaruna bolsa de té al congreso y al senado. Laidea se extendió rápidamente como una for-ma barata de expresar la protesta.

Pronto, algunos famosos locutores de radioconservadores, como Rush Limbaugh, o la redde televisión Fox adoptaron la imagen del técomo símbolo de la rebelión contra los im-puestos así como contra las medidas de estí-mulo económico adoptadas por la Adminis-tra-ción Obama para combatir la crisis.

El 19 de febrero de 2009, en una trans-misión desde la bolsa de Chicago, el editorde negocios de CNBC, Rick Santelli criticóduramente el plan del gobierno de refinan-ciar hipotecas, como una manera de promo-ver malas conductas dando subsidios a per-sonas que no lo merecen. Sugirió la posibili-dad de crear el Partido de Té en Chicago enjulio. Numerosos corredores de bolsa lo vito-rearon y al día siguiente ya existían los sitios

actualidadCarmen Fernández Aguinaco

Desde Chicago

¿Té o café?Los nuevos movimientos políticosde Estados Unidos


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actualidad

web ChicagoTeaParty.com, y también al díasiguiente ya había una página en Facebookpara coordinar las protestas del “Partido delTé” por todo el país.

Pronto comenzaron las manifestacionesen momentos significativos, como el 15 deabril, fecha límite para la declaración deHacienda en Estados Unidos, el 4 de julio, oen fechas de elecciones locales. En las últi-mas semanas de marzo de 2010 y al iniciar-se la campaña electoral para puestos en elSenado y Congreso, se ha visto a Sarah Palindirigirse a grandes masas de “tomadores deté” apoyando a su antiguo compañero de tic-ket, John McCain en su esfuerzo por recupe-rar su silla en el Senado.

Según su declaración de objetivos, elMovimiento patriótico del Tea Party se pro-pone educar, organizar y movilizar a los ciu-dadanos para asegurar una política públicacoherente con los tres valores centrales: res-ponsabilidad fiscal, gobierno limitado por laconstitución y mercado libre.

Que el Estado no se meta en mis asuntos

Definen la responsabilidad fiscal comouna actitud por parte del gobierno que hon-ra y respeta la libertad de la persona paragastar el dinero que se ha ganado con su tra-bajo. Un gobierno limitado constitucional-mente, diseñado para proteger las bendicio-nes de la libertad, debe ser responsable fis-calmente o de lo contrario sometería a la

ciudadanía a altos niveles de impuestos quelimitan injustamente la libertad que se su-pone protegee la Constitución de EstadosUnidos. El déficit actual de Washington, di-cen los patriotas, “nos impulsa a entrar enacción a medida que la deuda nacional seconvierte en una grave amenaza a nuestrasoberanía y a la libertad personal y económi-ca de las futuras generaciones”. Piden ungobierno limitado constitucionalmente queproteja las libertades individuales, y por en-de, el mercado libre, consecuencia de esamisma libertad personal.

Pero su protesta no se limita a los im-puestos ni a la oposición enconada contra lareforma sanitaria de Obama que se acaba deaprobar como ley. En su página web, que re-cibe miles de visitas diarias, existe un blogcon numerosísimas referencias a las pro-puestas para una reforma de las leyes de in-migración, a la que también se oponen conel argumento de que las personas indocu-mentadas se apoderan de trabajos que porderecho corresponden a ciudadanos esta-dounidenses. Aunque está probado que talconvicción es infundada, en tiempos de al-tas tasas de paro en el país la retórica con-vence a bastantes.

Curiosamente, y quizá por el espíritucombativo del movimiento, han adoptadoimágenes de la izquierda. Por ejemplo, unlogo para la marcha de septiembre enWashington tenía un puño cerrado, y el slo-gan: “Quita tus leyes de mi cuerpo”, que uti-lizan también los movimientos abortistas.

Se ha acusado al movimiento de racismopor los gritos que se han escuchado en algu-nas manifestaciones contra representantesnegros y por su fiera oposición también a lareforma de las leyes de inmigración.

Algunos representantes del movimientohan buscado distanciarse de los insultos. AmyKramer, coordinadora del Tea Party Expressdeclaró que esos insultos le parecían inciden-

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Según su declaración de objetivos, elMovimiento patriótico del Tea Party sepropone educar, organizar y movilizar a losciudadanos para asegurar una políticapública coherente con tres valorescentrales: responsabilidad fiscal, gobiernolimitado por la constitución y mercadolibre.

tes aislados: “Es deplorable y la gente del mo-vimiento no lo tolerará porque esas actitudesno representan lo que somos”.

Otra retóricaComo reacción al movimiento, aunque,

como decíamos antes, con un punto significa-tivo de similitud en la oposición al interven-cionismo del gobierno, aparece ahora elCoffee Party, que se reúne en cafeterías y enlos pocos meses desde su aparición, tiene yaconstituídos unos 400 grupos. El Partido delCafé ha surgido como reacción a la crecienteangustia creada por las tácticas del Partido deTe. Muchas de sus quejas se parecen, y elmensaje de fondo es casi idéntico.

Ambos están de acuerdo en que el go-bierno federal ha perdido el contacto con laopinión pública y que hay que hacer algo pa-ra cambiar la dirección.

Aunque el mensaje es parecido, la retó-rica es muy distinta. Las voces que más seoyen del Partido del Te, suenan mucho a ra-dicales que declaran la guerra al gobierno alque ven como una entidad separada, enemi-ga del pueblo. Citan la constitución fielmen-te, y sin embargo muchos se niegan a sepa-rar religión y estado porque su ideología tie-ne un fuerte componente de las versionesmás integristas de distintas confesionescristianas.

El partido del Café no considera el go-bierno como el enemigo. Aunque sus miem-bros admiten que el gobierno ha perdido elcontacto con la realidad, creen que en últi-mo término a él le corresponde llevar a cabola voluntad colectiva de la diversidad de susciudadanos.

El tono del Coffee Party parece muchomás “buenista” que el del Tea ya que asegu-ra intentar la cooperación entre los represen-tantes políticos y anima al discurso público.El Coffee Party no organiza manifestacionespacíficas, sino grupos locales para la reflexióny la búsqueda de consensos y se comunica yextiende el mensaje por medio de la tecnolo-gía. No descartan incluso la cooperación conalgunos sectores del Tea Party, aunque prefie-ren distanciarse de la retórica combativa delos del té. Según Annabel Park, la iniciado-ra y líder del movimiento, “Es cierto que am-bos grupos sentimos que el gobierno nos es-tá fallando en muchos aspectos. Pero ten-dríamos que pedirles a los del Tea Party quesuavicen el tono para poder escucharnosunos a otros y resolver problemas juntos.”

Asegura Annabel que el Coffee Party estotalmente un movimiento de base no parti-dista y, aunque muchos de sus miembrosvienen del partido demócrata, tambiéncuentan con algunos republicanos y muchosindependientes que rechazan lo que consi-deran políticas de división promovidas por elTea Party.

¿Servirá para algo?La diferencia más importante entre el

Tea y el Coffee es el modo en que cada unode los movimientos considera el gobierno ensu totalidad. El Tea piensa que el gobiernoen su totalidad está en el centro de los pro-blemas del país y que interfiere demasiado.Creen que, por ejemplo, no debería implicar-se en el debate sobre el sistema sanitario.También creen que los grandes negocios di-rigen la política de Capitol Hill.

El Coffee toma una perspectiva distinta.Creen que el Estado sí tiene un papel en eldebate sobre el sistema sanitario, aunquepiensan que debería ser un distinto y mejor.Podrían, por tanto, dar imágenes opuestasde intransigencia y tolerancia, de conserva-durismo y progresismo y es posible que talesimágenes vayan atrayendo precisamente apersonas de esas tendencias a uno y otro.

Pero haría falta un pensamiento más crí-tico y un mejor análisis para averiguar si se-rá posible esa cooperación con la que sueñaAnnabel Park. Aún es muy pronto para sa-ber… “Por sus frutos los conoceréis.” Habráque esperar a futuros desarrollos y a cómo seva desplegando la retórica de uno y otro mo-vimiento. Las siguientes pruebas son el de-bate sobre la Reforma de las Leyes deInmigración y las elecciones del próximo no-viembre. Los resultados de ambas pruebasciertamente serán muestras de cómo está elpulso de la nación y de en qué medida hanpodido mover a la opinión pública. ©


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actualidad

Xavier Quinzá Lleó. Director del Centro Arrupe en Valencia.

Javier Martín Holgado. Departamento de Psicología. Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. Universidad Pontificia Comillas.

José Antonio Ríos González. Psicólogo. Terapeuta Familiar y de Parejas. Director de “Stirpe” (Madrid).

Antonio Grande. Antropólogo.

Fuensanta Cerezo. Profesora Titular Dpto. Psicología de la Educación. Universidad de Murcia.

Enrique Echeburúa. Catedrático de Psicología Clínica. Universidad del País Vasco.

Emma Martínez. Teóloga.

Carmen González Marín. Profesora Titular de Filosofía Moral del Dpto. de Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid.

Amaia Lasa. Profesora de Psicología, UNED.

Natividad Araque Hontagas. Profesora de la Facultad de Educación.Universidad Complutense de Madrid.

Marciano Vidal. Instituto Superior de Ciencias Morales (Madrid).

David Felipe Arranz. Periodista y filólogo. Profesor asociado de Periodismo en laUniversidad Carlos III de Madrid.

Cecilia García. Crítica de Cine.

Francisco Vicent Galdón. Crítico de Arte.

Virginia Fernández Aguinaco. Equipo Crítica.

Análisis

Reportaje

Opinión

Colaboran

monógráficos CRÍTICA

La gramática del amor


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análisis

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El amor oculta y muestra el sentido,va tejiendo la espera con los hilosdestejidos de su propio deseo. El

amor es en la modernidad crisol de contra-dicciones y equívocos. Del amor sólo se pue-de hablar después, cuando el ímpetu ha deca-ído, cuando el fuego se ha hecho brasa o in-cluso ceniza. Y, sin embargo ¿cómo no hablardel amor? ¿No es bien cierto que sólo apare-cen las verdaderas palabras cuando se ama?Esa inflamación del discurso, ese tocar la mé-dula del verbo, ese juego creador y vivifican-te es, a la vez, la ocasión de la palabra, el kai-rós de una nueva gramática. ¿O tendrá quizárazón Julia Kristeva cuando dice que el con-trato social sólo le concede al amor carta deciudadanía en el diván del psicoanalista?

La seducción como signo actual del amor

El amor hoy se nos se esconde debajo delos más variados sentimientos, pero, al decirde José A. Marinas, no es ni la alegría que sedesprende de descubrir el objeto deseado, nitampoco la tristeza de no poder soportar suausencia; el amor es algo más, es el esquemade una orientación de la persona hacia algo o

análisisXavier Quinzá Lleó

Director del Centro Arrupe en Valencia

La gramática del

amor

Los lenguajes del amor hanexperimentado en losúltimos cincuenta añoscambios enormes y todavíadifíciles de describir: se haido llegandopaulatinamente a laconclusión de que no existeun código para decir elamor en la modernidad.Nuestra sociedad ya notiene un código amoroso. Encada historia privada,íntima, cotidiana, buscamosdescifrar unos rasgossueltos, elementos de unacivilización perdidairremediablemente. El amores ahora un laboratorio demúltiples experimentos, unafigura de la difracción deldiscurso, un vuelo demetáforas, quizá solamenteuna literatura.

análisis


alguien que le despierta la atención, que lefascina. La seducción suele ser el primer sig-no de ese estado, aparentemente inocuo, pe-ro que revela una cierta enfermedad de laatención, al decir de Ortega.

El despertar del amor es un encandila-miento inicial, una polarización de la aten-ción que, al destacar el objeto amoroso comoalgo mágico, único y deseable, parece difu-minar todo lo demás. Admiración primero,encandilamiento más tarde, deslumbramien-to que parece cautivar la mirada y apresarlaconcentrándola, agigantando la imagen quela provoca, haciéndola desmesurada. El amores algo que se padece, que nos invade, que seimpone por sí mismo, y ante lo que apenas tepuedes resistir. Inclinación violenta que se su-fre más que se siente, que se padece con po-cas posibilidades de explicación.

Querer es enderezar la voluntad en laconsecución del deseo amoroso. Es dedicar

todas las fuerzas vitales que se han desperta-do en el sujeto enamorado a conseguirlo, adespertar, en la otra persona que así se hadestacado de entre todas las demás, un senti-miento de correspondencia, una emociónigual. Dice Julian Barnes que el amor nos po-ne derecha la columna vertebral, que polari-za el sentimiento vital de una manera única,de modo que sin el amor no vale la pena na-da en la vida.

El amor despierta un sentimiento vital deriqueza; la otra persona nos pone en un esta-do ferviente, exaltado, se nos regala como undon, como una experiencia nueva de enrique-cimiento. Es más bien la cualificación del pro-pio deseo lo que queremos compartir con elser amado. Porque en realidad, queremosnuestro deseo y el deseo del otro. Esa es lacumbre afilada del ejercicio del querer, de lapolarización de la voluntad: queremos la fu-sión utópica de deseos y voluntades diferentes.

Al amar anhelamos la cohesión lógica, elimpulso unitivo deseante, la interpenetraciónde las dos voluntades. Poseer, adueñarse delotro no es suficiente, hay que lograr suscitaren él o en ella el deseo correspondiente, cauti-varlo, que nos rinda su querer y voluntad. To-do el juego de la seducción se pone en marchapara conseguir que el otro o la otra nos desee.

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El amor despierta unsentimiento vital de riqueza;la otra persona nos pone enun estado ferviente, exaltado,se nos regala como un don,como una experiencia nuevade enriquecimiento. Es másbien la cualificación delpropio deseo lo que queremoscompartir con el ser amado.Porque en realidad, queremosnuestro deseo y el deseo delotro.

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El lenguaje adictivo del amor: ¿es elamor una droga?

Quizá uno de los principales problemasde la nueva gramática del amor es el tenerque bregar con el lenguaje adictivo. En el len-guaje amoroso de la calle se hace referencia alos efectos del amor como si se tratara de unadroga. Es decir: como algo fascinante que nosdomina, como una adicción que, aunquenunca nos da del todo la felicidad, no pode-mos prescindir de ella. El amor “engancha”.

¿Y qué significa la idea de adicción en larelación amorosa? Las adicciones se caracte-rizan por sus dos fases sucesivas: tanto por unsentimiento de exaltación como por otro derelajación. Con su carácter fuertemente nar-cotizante, las adiciones nos sacan del mundoreal para colocarnos en otro diferente, comoen éxtasis, lo que supone una cierta relajacióndel yo, un abandono temporal de la concien-cia refleja. Dicha pérdida, aunque se corres-ponde con sentimientos confusos de remor-dimiento, es sentida a la vez como algo muyespecial, de lo que no podemos prescindir.

El problema se presenta cuando esta exal-tación no se logra, porque entonces se buscacompulsivamente la emoción de la conquista,envuelta en fantasías de dominio normal-mente sexual. Y la búsqueda adictiva de con-quistas sexuales produce ese ciclo de deses-peranza y desilusión, que se experimenta enotras adiciones. El adicto a la conquista man-cilla las conexiones entre sexualidad e intimi-dad y abona considerablemente la contradic-ción reflexiva de su propia identidad perso-nal.

Como la relación amorosa adictiva se vi-ve como un desequilibrio de poder se des-arrolla en la inestabilidad: por eso es fre-cuente que uno de los dos miembros de la re-lación presione sobre el otro para una rela-ción sexual esporádica o para un vínculoemocional más definitivo. No se habla, espe-cialmente cuando no van las cosas bien. Lamanipulación de los deseos del otro, la faltade confianza, las tentativas de cambiar al otropara saciar las propias necesidades se con-vierten en moneda corriente.

La relación se desliza así rápidamente ha-cia el engaño, y se repiten una y mil veces losmismos comportamientos. Se espera inútil-

mente la gratificación y la liberación de todolo ingrato por parte del otro o de la otra. Yde ese ideal fastasmagórico de fusión obse-sionada con los sentimientos y problemas delotro, se espera la felicidad, que lógicamenteno llega nunca. Se confunde la pasión con eltemor y se culpa a sí mismo o al otro de losproblemas. Con lo que se cae en ese ciclo dedolor y desesperación, de vergüenza y ansie-dad propia de todas las adicciones.

El amor concluyente: crear unabiografía narrativa común

Pero la gramática del amor en nuestracultura también proyecta una trayectoria vi-tal a largo plazo, busca crear una historiacompartida: ¿Qué siento hacia el otro? ¿Quésiente el otro hacia mí? Suscita desde sus orí-genes la cuestión de la intimidad, presuponeuna comunicación psíquica, un encuentro deespíritus que siempre es de carácter repara-dor. El lenguaje de la intimidad es importan-te en la relación amorosa, porque abrirse eluno al otro o a la otra es condición impres-cindible del amor confluyente.

El amor, cuanto más confluyente tiende aser, mayor posibilidad tiene de convertirse enamor consolidado; cuanto más cuenta el va-lor que se concede a la relación como algo

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“muy especial”. Esta forma de amor se desa-rrolla en el grado en que cada uno de losmiembros de la pareja esté preparado pararevelar preocupaciones y necesidades hacia elotro. Introduce por primera vez el ars eroticaen el núcleo de la relación mutua, y logra lameta de la realización de un placer sexual re-cíproco: un elemento clave en la cuestión desi la relación se consolida o se disuelve.

En todo caso, en el amor se trata a la vezde relaciones íntimas y de relaciones sociales.Para poder pertenecer al amor hay que apren-der a respetarlo. Cuando los amantes le con-ceden recíprocamente su propio mundo alcompañero o compañera, y al hacerlo así re-nuncian a unirlo todo en una totalidad, estánalcanzando un ideal de interpenetración.Cuando esto se confirma descubrimos que lospensamientos y sensaciones reales sobre elamor de esta nueva gramática son muchomás maduros de lo que prescribía la gramá-tica tradicional.

La actual gramática del amor nos enseñaa renunciar a la posibilidad de conseguir enel otro la completa confirmación del mundopropio. El amor se concede a sí mismo suspropios límites, y no de manera abstracta si-no en el caso concreto y solamente en esos ca-sos. Los desarrollos sobre la transformaciónde la intimidad de Anthony Giddens nos hanpuesto ante los ojos que se está generando untipo nuevo de relación amorosa que él ha lla-mado la ”relación pura” en la que el sexo,

que puede ser creativo y apasionado surgesin embargo, de la amistad y el cariño. Laplasticidad de la respuesta sexual se canalizasobre todo por medio de un reconocimientode los gustos del compañero o compañera ysu opinión de lo que es o no disfrutable, es ono tolerable.

En la relación pura la confianza no tienesoportes externos, ni jurídicos ni sociales, ydebe desarrollarse sobre la base de compartirla intimidad. Sobre la base de fiarse del otro,de creer en la capacidad de los lazos mutuospara superar futuros traumas, y de apostarpor la capacidad del otro, o la otra, de actuarcon integridad. La exclusividad no es garan-tía de confianza, pero sí es, sin embargo, unestímulo importante. La relación pura puedeproporcionar un entorno social que facilita elproyecto del yo, ya que la intimidad es en-tendida como un conjunto de prerrogativas yresponsabilidades que establecen agendas deactividad práctica entre los que se aman deeste modo.

Nadie sabe en qué medida la vigencia dela relación pura se mostrará, en sus conse-cuencias, más explosiva que integradora. Pe-ro también parece cierto que la transforma-ción de la intimidad, juntamente con la se-xualidad plástica, establece condiciones quepueden producir una mayor reconciliaciónentre los sexos.

Resulta de nuevo una tarea de construc-ción ética el relacionar no sólo la identidadsexual, sino una identidad más amplia, con lapreocupación moral de la solicitud por losdemás. Evaluar los sentimientos equivale apreguntarse por los criterios que inspiran lostérminos en los que se formulan. El modelodel amor confluyente implica la existencia deun marco ético para el fomento de una emo-ción no destructiva en la conducta individualy en la vida comunitaria.

El erotismo en esta nueva gramática delamor es el juego de la sexualidad reintegradaen una amplia gama de objetivos emociona-les, entre los que la comunicación es lo su-premo. Por ello, refleja todavía un eco detrascendencia. Quizá por eso concluía NiklasLuhmann en su estudio sobre la pasión, queel amor sólo puede ser esa transparencia en símismo. ©

En la relación pura laconfianza no tiene soportesexternos, ni jurídicos nisociales, y debe desarrollarsesobre la base de compartir laintimidad. Sobre la base defiarse del otro, de creer en lacapacidad de los lazos mutuospara superar futuros traumas,y de apostar por la capacidaddel otro, o la otra, de actuarcon integridad.

Todavía jugábamos los últimoscompases de la niñez cuando,sorpresivamente, un estremeci-

miento desconocido nos hizo caer en lacuenta de que en nuestras vidas había sur-gido una persona, una imagen que iman-taba toda nuestra atención y se apodera-ba de nuestros afectos y desvelos, un al-guien (aquella profesora, aquel monitoren las colonias, un compañero del otrocurso) a cuyo resplandor todo empeque-ñecía y palidecía, una figura que ocupa-ba el primer –y único– plano en nuestra

Los tiempos del amor

análisisJavier Martín Holgado

Aunque quizá desdibujado,desvaído por el paso del tiempo,

es posible que el lector aúnconserve en algún lugar

entrañable de su memoria elrecuerdo de aquella primera

ocasión en que experimentó unasensación que se anunciabacomo amor, por mucho que

entonces -poco experimentado ensentimientos y harto inseguro enel significado de las palabras- nisiquiera acertara a aprehenderla

con este término.

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retina y diluía el resto del uni-verso en un fondo gris e in-audible.

No existía rincón denuestra mente que su repre-sentación no ocupara, ni ho-ra del día en que su evocaciónno desencadenara un rosariode suspiros. Nuestro único yobsesivo anhelo –tan enormecomo humilde– se reducía atener la fortuna de podergozar de su visión, aunquefuera a hurtadillas, en la dis-tancia y en silencio. Su cer-canía nos producía un in-cendio de desconocidas ex-citaciones envueltas en unapátina de ternura. Sin buscarreciprocidad –al menos noabiertamente–, nos desvivía-mos por su bienestar y por sufelicidad, entristeciéndonosy enojándonos cuando cual-quier gota de hiel se interpo-nía en su camino. Qué no hu-biéramos dado para salva-guardarle –aún anónima-mente– de cualquier contra-riedad que ensombreciera sudicha.

Amores de la niñezDesde cierta óptica, ca-

bría decir que en estos amo-res niños podríamos reco-nocer buena parte de los in-gredientes que se atribuyenno sólo al amor apasionado,sino también al amor másmaduro (no entendido enaños, sino en calidad). Enefecto, frecuentemente se hacaracterizado al denominado“amor genuino” o “verda-dero amor” como una rela-ción afectiva marcada por laentrega y por la generosidad,por una motivación predo-minante de atender a las ne-cesidades y al crecimiento

vital del otro aun a costa dela renuncia a la satisfacciónde los propios deseos, eri-giendo su bienestar en obje-tivo prioritario. Es obvio,sin embargo, que pecaría-mos de excesiva ingenuidadsi diéramos en pensar que losamores de la niñez nos sitú-an en la antesala de esteamor maduro, del amor vi-vido como ágape. Con todo,en estos amores platónicos ypasionales que nos sorpren-den en la niñez podemosatisbar una experiencia nu-clear que se convertirá en se-llo, en clave de bóveda en lasrelaciones amorosas poste-riores: el hecho de situar aotra persona como eje decoordenadas, como epicentrode nuestra propia vida, pun-to crítico de referencia denuestro existir. Ciertamente,este proceso de recentra-ción –como resultado delcual el centro de gravedad noradica ya en mí, sino en elotro–, puede acontecer deun modo súbito siempre quesurja el amor pasional, laexperiencia de enamora-miento que, inopinadamente,puede asaltarnos en cual-quier esquina del ciclo vital,desde la adolescencia a la ve-jez. No obstante, fuera de es-tas experiencias intensas pe-ro transitorias, el incorporara un otro como eje funda-mental de nuestra vida (apoco que se piense, una de lasdecisiones más importantesdel ser humano en nuestra so-ciedad), constituye un pro-ceso menos automático ybastante más complejo, con-dicionado por las necesida-des, motivaciones e interesespropios de cada fase del desa-

rrollo, que no siempre per-miten conjugar de forma flui-da y armónica la atención alas tareas personales y a lasrelacionales.

Adolescencia: vivir elpresente

Aunque no solemos con-cederles demasiada seriedad,las experiencias románticas


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En estos amoresplatónicos y pasionalesque nos sorprenden enla niñez podemosatisbar unaexperiencia nuclear quese convertirá en sello,en clave de bóveda enlas relaciones amorosasposteriores: el hecho desituar a otra personacomo eje decoordenadas, comoepicentro de nuestrapropia vida, puntocrítico de referencia denuestro existir.

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adolescentes desempeñanfunciones muy relevantes enla tramitación de esta fase deldesarrollo. Durante la ado-lescencia temprana y media,las primeras citas –a menudoexentas de componente afec-tivo– deparan una ocasión deaprendizaje de las habilidadesinterpersonales necesarias pa-ra relacionarse de modo in-dividual (no grupal) con elotro sexo (las relaciones ho-mosexuales son más dificul-tosas en su recorrido y me-recerían explicación por se-parado); al mismo tiempo,permiten las primeras incur-siones en el ámbito de la se-xualidad compartida y cons-tituyen una vía para respon-der a las presiones y expec-tativas del grupo de pares.Ahora bien, fuera de éstas,existen otras experiencias ro-mánticas cargadas de un ele-mento amoroso genuino enlas que podemos encontrarlos mismos ingredientes queen años posteriores. Espe-cialmente durante el períodode madurez adolescente (apartir de los 17 años), pode-mos hallar con frecuencia re-laciones románticas en lasque los miembros de la pare-ja van a encontrar en el otrono sólo una compañía lúdicao de intimidad física, sinotambién una fuente de apoyo,un confidente, un amigo pró-ximo que, como referente,va cobrando ascendencia fren-te a la familia y al grupo depares. En realidad, en esteotro de la relación amorosaadolescente se satisfacen bue-na parte de las necesidades re-lacionales experimentadas alo largo del ciclo vital reco-rrido hasta entonces: cariño,

aceptación, amistad, intimi-dad. Todo es, sin embargo,aún muy incipiente. Sin duda,los sentimientos pueden serintensos, pero no así la hon-dura de la comunión, quizáporque los intereses del ado-lescente son todavía muy di-versos o porque las autorre-velaciones que nutren la inti-midad son –a falta de materiaprima– de poco calado. Porencima de todo esto –y juntoal hecho de que estas relacio-nes románticas suelen tenerun recorrido más bien corto–,quizá lo más importante esque se trata de relaciones po-co dadas a pensarse o expe-

rimentarse en dimensiones deun porvenir, de un futuro. Esmás, en la mayoría de los ca-sos hay una cierta prevencióno alergia a contaminar el dis-frute actual con la introduc-ción de términos que se con-sideran demasiado serios, pro-pios de adultos, lejanos y ex-traños. La libertad del aquí ydel ahora se compagina pococon estas anticipaciones decompromisos futuros. Pen-sar en proyectos no es queabrume, es que simplementese ve fuera de lugar. El ado-lescente se resiste a bajar el te-lón cuando apenas está de-butando.

Durante el período de madurez adolescente (apartir de los 17 años), podemos hallar confrecuencia relaciones románticas en las que losmiembros de la pareja van a encontrar en elotro no sólo una compañía lúdica o deintimidad física, sino también una fuente deapoyo, un confidente, un amigo próximo que,como referente, va cobrando ascendencia frentea la familia y al grupo de pares.


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Juventud: explorandoposibilidades

El sueño de una adoles-cencia inacabable, propiciadopor nuestra sociedad, no de-ja de ser un sueño. Durantelos años de juventud, las bru-mas empiezan a disiparse ydejan ver que la realidad con-voca a una tarea que no sepuede postergar indefinida-mente: la elaboración de unplan de vida. La incorpora-ción al mundo adulto –unpuerto en que necesariamen-te se ha de recalar–, requiereir perfilando y definiendoelecciones en asuntos funda-mentales, básicos, como son eltrabajo, las relaciones de pa-reja y el sistema personal devalores y creencias. Respon-diendo a este (relativo) apre-mio, en algún momento de latercera década de la vida el“adulto emergente” –que seubica a sí mismo en una tie-rra media entre la adolescen-cia y la adultez–, encara la ta-rea de esclarecer su propiaidentidad. Es muy probableque previamente se haya con-figurado una identidad de ca-rácter grupal (¿quiénes son los“míos”? ¿con quién me iden-tifico? ¿con los ecologistas, losgóticos, simplemente mis ami-gos del barrio?); pero ahora eldesafío tiene mayor enverga-dura: desarrollar una identi-dad personal aun a riesgo deexponerse a la incompren-sión y a la soledad. Es fácilimaginar, considerando estacoyuntura, el papel tan rele-vante que va a desempeñar lapareja en este proceso habi-tualmente granado de dudase inseguridades. Desde el afec-to, no sólo se me ofrece comoun confidente, sino que me

acoge y me ofrece un lugar se-guro donde exponer mis in-tuiciones, mis confusiones,los hallazgos sobre mí mismoque creo ciertos. Por supues-to, el otro en la relación amo-rosa no se limita –en la ma-yoría de los casos– a adoptaruna actitud de receptor pasi-vo (salvo, claro, en los ena-moramientos pasionales quedejan en suspenso cualquiercapacidad de juicio crítico).Más bien es un interlocutorque me ayuda en mi diálogointerno, confrontándome,ofreciendo puntos de vistaalternativos o confirmándomeen mis descubrimientos (con-tribuyendo así, de modo no-table, a la elaboración de laidea de mí mismo y de lo quequiero). Le vivo, en todo ca-so, como alguien que está a milado en la –a veces intrincada–aventura de la autoexplora-ción, que aprecia la impor-tancia que concedo a mis in-terrogantes y mis despistes,que es paciente con mis im-

paciencias y, sobre todo, mevalida: sigue amándome yconcediéndome un lugar pri-vilegiado, exclusivo en su vi-da con todo lo que voy des-plegando ante su vista. Elmismo respaldo, la misma se-guridad emocional me aportacuando le hablo de mis incer-tidumbres respecto al futuro,de los planes, las fantasías, lossueños, las frustraciones o losmiedos relacionados con la in-corporación al mundo adulto.Como se ve, el crecimiento enidentidad y el ahondamientode la intimidad van de la ma-no, y cuanto más se acrecien-ta esta última, más deseo deencarnarla a través del en-cuentro sexual. Por supuesto,en este intermedio entre laadolescencia y el universoadulto, la dimensión lúdicaaún nos requiere con fuerza,quizá como compensación dela gravedad de lo que se ave-cina, las incógnitas y las in-certidumbres del porvenir. Talvez sea por esto que se apre-

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cie tanto en el otro podersentirle como no menos com-pañero en los momentos dejovialidad y esparcimiento.

A pesar de la convergen-cia propicia de todos los fac-tores que hemos señalado,existe un elemento que puedeactuar como brida de la rela-ción amorosa durante la adul-tez emergente. Siendo éstauna fase de exploración de po-sibilidades, pronunciarse de-cididamente por una de ellasno deja de constituir unaapuesta que se acompaña delriesgo de cerrar la puerta aotras más satisfactorias. Lapresencia del amor, puede noconstituir argumento sufi-ciente para alcanzar el con-vencimiento firme –y menosaún en los tiempos de “amorlíquido” que vivimos– de quela persona que tenemos de-lante es aquella con la que al-canzaremos la felicidad y conla que queremos compartirnuestra existencia.

Adultez: el paso a laacción. Construyendojuntos

Suele señalarse que unode los pilares fundamentalesque sustentan el amor es elcompromiso, la decisión develar, con constancia, por lapervivencia y progresión de larelación. Cuando –supera-das las dudas y prevencionesde la adultez emergente– es-ta dimensión se añade a laspreviamente existentes, seabre un período en que, fi-nalmente, todos los vientosparecen soplar a favor de larelación amorosa.

El compromiso actúa co-mo un potenciador que, alañadirles otro significado,

aviva al resto de los elemen-tos presente en la dinámicaamorosa: la confianza, en elotro, el deseo de compartir, elcompañerismo, la pasión… Ylo que quizá es más relevan-te: la decisión de compro-meternos con el otro y con larelación supone que –ahorasí– se ha producido ese pasocrucial de ubicar al otro en elcentro de nuestra existencia,de modo que –viviéndolo to-do por referencia a la vincu-lación emocional con él, sin-tiendo que se camina con-juntamente hacia la felici-dad–, se experimenta comocierta la realidad de una“unidad dual”. Habida cuen-ta, además, de la intensidadcon que se vive la preocupa-ción por el bienestar del otro,por cuidarle, bien cabría de-cir –frente a las diferencia-ciones que tradicionalmentevienen realizándose– que du-rante este período confluyeny se viven simultáneamente elamor romántico, el amorcompañero y el amor al-truista.

Suele señalarse, no obs-tante, que este período psi-cológico de “luna de miel” –tan prometedor y, sin duda,tan satisfactorio– prevalecetan sólo durante un lapso detiempo más bien breve, al queseguirá una etapa, muchomás dilatada, en que todos lostonos e intensidades se atem-peran, cediendo el predomi-nio al amor compañero. Sim-plificando en exceso, dire-mos que, habitualmente, es-ta transición se explica alu-diendo al declinar de los com-ponentes pasionales (tantoerótico como romántico) y ala interferencia de otras res-ponsabilidades y tareas pro-pias del ciclo vital familiar (elacceso a la parentalidad, elcuidado de los hijos, etc.). Sinembargo, cabe preguntarse siéstas son claves suficientes pa-ra dar cuenta del retroceso aun segundo plano de la di-mensión romántica y de la fal-ta de progresión en el amoraltruista –el ágape, si se pre-fiere– anteriormente acari-ciado.

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Tal vez fuera bueno aten-der a que en la relación amo-rosa se establece un delicadoequilibrio entre los elementosrelacionales y los personales,entre la conexión/comunión yla autonomía personal. Dichode otro modo, el amor re-quiere –en tanto interdepen-dencia– la habilidad y la vo-luntad de de armonizar losmovimientos de traslación al-rededor del otro y de rotaciónsobre uno mismo. Sin duda,esta danza puede verse per-turbada por el impacto deelementos de tensión (talescomo las responsabilidadesfamiliares u ocupacionales),con el resultado potencial dese acabe optando por seguirtan sólo los dictados de la ro-tación sobre sí mismo, con elpeligro de que –abandonadaen su sentido y significado– larelación amorosa acabe por re-ducirse en un compartir tare-as. Convendrá recordar que elcompromiso, como elementovitalizador, no es sólo con elotro, sino también con la re-lación, que para ser cuidadarequiere nutrientes como la ge-nerosidad, la gratitud o la ca-pacidad de renuncia.

Tiempo de recogida:el amor en la adulteztardía

A medida que nos apro-ximamos a la tercera edad y

recorremos los años de la ve-jez, nos adentramos en un te-rritorio existencial con unpoder de cuestionamientoque es innecesario subrayar.Con mucha vida acumuladasobre nuestras espaldas y en-carando un futuro que seanticipa ya abreviado, ten-demos a hacer balance, pre-tendidamente o no, de nues-tro periplo biográfico, eva-luando si fueron acertadas laselecciones y las renunciasque efectuamos, si invertimosadecuadamente nuestro ca-pital vital y si, en definitiva,lo vivido ha tenido sentido.No puede sorprender que, ala hora de sopesar y extraerconclusiones, otorguemos unpeso especial y prominente alo que el amor y la relaciónde pareja han significado ennuestras vidas. Por lo de-más, es una valoración queacometemos desde esa pe-queña sabiduría resultantede la experiencia cosechada y,a la vez, del ser conscientes deque el calendario de lo quenos queda por delante puedeperder su última hoja encualquier momento; una sa-biduría, en fin, que nos per-mite diferenciar mejor lo sus-tancial y lo anecdótico de lavida. Con esta luz, y aupadosen la ventaja que confiere ladistancia, no es infrecuenteque podamos relativizar y

poner paz en las rencillas, lostropiezos y los desencuentrosque se produjeron en el pa-sado. Cabe suponer que laacción conjunta de estos fac-tores pueda traducirse enuna mirada más amable so-bre el recorrido amoroso dela pareja, acompañada deun sentimiento hondo deaprecio y cariño. En últimainstancia, quizá debamos re-nunciar a intentar poner enpalabras los sentimientos quepueden experimentarse cuan-do se mira al otro, una mi-rada que nos devuelve el re-flejo no sólo de lo que es, si-no también de lo que ha sig-nificado como hebra con laque se ha tejido buena partede lo que hemos sido y de loque hemos hecho. Ahorabien, nos formaríamos unaidea equivocada si concluyé-ramos que en la tercera edadel amor sólo vive de rentas.La compañía, la complicidad,el entendimiento, la posibili-dad de compartir tiempo yactividades sin la distracciónperturbadora de quehaceresy obligaciones externas, elapoyo mutuo en el día a díay en los momentos en que lasalud flaquea… son ingre-dientes que pueden seguirconsolidando la relaciónamorosa, una relación que –dado lo imprevisible del fu-turo– apremia a aprovecharel presente. Velar por el bien-estar del otro, atender a su fe-licidad, paladear el romanti-cismo, manifestar el cariño através de la sexualidad…¿No nos vuelve a acercar es-to al ágape? Quizá el amor, elamor genuino, sea tan senci-llo como esto: tenerse el unoal otro. ©

Tiene un peso especial lo que el amor y larelación de pareja han significado en nuestrasvidas. Es una valoración que hacemos con lasabiduría de la experiencia y, a la vez, al serconscientes de que el calendario que queda pordelante puede perder su última hoja encualquier momento…

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Jean Guitton , que tanacertadamente escribióacerca de Pablo VI, publicóen 1971 la versiónespañola de un pequeñolibro lleno de enjundia yrepleto de sugerencias. LaEditorial de la Sociedad deEducación Atenas deMadrid me pidió unaspalabras a modo deprólogo para la obra. Eltítulo dice todo lo queencierra: “Cuando el amorno es romance”. Es comoun poema acerca del amorverdadero y presenta elpanorama de cuanto hayque tener en cuenta paraque el amor sea visto yvivido con el realismo queimpida caer en el tópico oen lo manido que dejaescapar la esencia delamor humano.

análisisJosé Antonio Ríos González

El texto al que aludo en la entradilla es un texto quehe utilizado muchas veces para ilustrar las ideas queacompañan al trabajo de terapia de parejas que lle-

vo a cabo hace años. Siempre ilustran adecuadamente lo quepuede convertirse en al armazón y la estructura básica de lo quenos ha ido descubriendo la antropología, la psicología y la mis-

Van Dyck, “El tiempo corta las alas de Cupido” (1630). Museo Jacquemart-André, París.

Cuando se rompeel amor

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ma psicoterapia. Las palabras de Guitton se ha-cen especialmente luminosas cuando, con un so-lo trazo de su pluma, describe alguna faceta dela realidad amorosa. En alguna ocasión es unapincelada que sirve de contraste al título que meofrecen para escribir estas páginas.

Distantas caras de la rupturaAquí hablamos de la “rotura del amor”, de

cuanto sucede cuando el tejido construido conafectos, sentimientos, tendencias, emociones,pasiones y atracciones mutuas se revuelven caó-ticamente y provocan una especie de hecatombeque da al traste con todo y paraliza la dinámicade la atracción de hombre y mujer. ¿Qué ha si-do de “aquello” que comenzó como un bri-llante torbellino? Al principio fue un juego yun estado afectivo intenso de emociones y atrac-ciones… Con el tiempo fue convirtiéndose enun remanso de sentimientos más serenos has-ta conseguir una estabilidad enriquecedora ygratificante. Y así debiera ser para siempre por-que pasa del nivel de “romance” al nivel de al-go profundo y estable que crece y refuerza. Es“algo” menos intenso, pero más duradero por-que en todo romance abunda lo emotivo.

Algunas veces, y en nuestros días este he-cho es más abundante de lo que sería deseable,este proceso se rompe. La experiencia clínicanos hace ver que muchas parejas que iniciaronsu andadura como queda apuntado anterior-mente, no llevan a cabo tal itinerario. Nosmuestran descaradamente que, en efecto, elamor se rompe. En algunos casos, y esto resultasorprendente y sobrecogedor para quien lo con-templa de cerca y en sus interioridades, es in-tenso y rápido. Parece mentira, pero es así. Enla consulta vemos que esta rotura empieza a in-sinuarse paulatinamente, mostrándose suave-mente como algo que va creciendo. Otras ve-

ces, dando lugar a verdaderos “ciclos vitales”de la misma rotura, va enseñando sus distin-tas caras. Poco a poco, pero sin demora, llegaa dejarse ver como algo caótico, destructivo ysolapado que hace ineficaz cualquier intentobien intencionado de superación por parte dealgunos de los cónyuges. Todo esfuerzo resul-ta estéril para poder vivir con calidad de vida.De aquel amor inicial que tanto se cuidó y delque puede disfrutarse permaneciendo, como di-ce Guitton, como “supervivientes del amor”,sólo queda lo que algún malévolo describecuando dice que lo que queda en estos mo-mentos son “los restos del naufragio”.

Panorama desoladorLamentablemente tenemos que contemplar

este hecho con demasiada frecuencia en nues-tros días. Si hacemos caso a los datos que nosproporcionan los medios de comunicación y lasinvestigaciones de los especialistas, son muchoslos “fracasos” por “rotura del amor”.Y es unpanorama desolador que azota a parejas de-masiado jóvenes.

Afortunadamente, aunque este hecho ha-ga menos ruido, hay muchas parejas que siguenavanzando en la vida amorosa, que crecen, queprogresan permanentemente acomodándose acada ciclo vital de la pareja con alegría y soli-dez. Aquí no hay “restos del naufragio” sinoque hay estabilidad y desarrollo una vez quesuperan la fase maniática del amor exclusiva-mente emotivo.

La pregunta salta inmediatamente en me-dio del conjunto de interrogantes que se hacenquienes queda atrapados por esta rotura o tie-nen que indagar qué ha sucedido para que apa-rezca tanto descalabro.

Algunos se preguntan al contemplarse a símismos si lo que queda es una pareja a estas

Cuando en el tejido construido con sentimientos, tendencias,emociones, pasiones y atracciones mutuas, éstas se revuelvencaóticamente y provocan una especie de hecatombe, llega lapregunta: ¿Qué ha sido de todo “aquello” que comenzó como unbrillante torbellino?

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alturas de su dolorosa experiencia. La pregunta,evidentemente, no tiene fácil respuesta porquesus entresijos son muchos. Sin embargo, no esmenos cierto que contamos con algunas clavesque pueden ayudar para ver de dónde partenlas raíces que explican cuanto sucede.

Claves de lo que sucedeMirando al interior de la pareja, que es al-

go más profundo que el matrimonio que nacecomo efecto de un contrato, y tratando de ana-lizar cuanto constituye el tejido que ha queda-do destruido, vemos con Sternberg, que la pa-reja se construye con la interacción del “com-promiso”, la “intimidad” y la “pasión”. Todoello es algo más que un contrato y por ello su-fre más los zarpazos de la propia dinámica emo-cional que vincula profundamente a dos per-sonas que desean compartir su vida “parasiempre”.

Para nosotros, la madeja o urdimbre queexplica cómo se va construyendo el amor y có-mo puede destruirse el mismo, la constituyenelementos que se insertan en la “cohesión”, la“estabilidad” y la “capacidad de crecimiento”.

La cara más externa de la rotura apareceen forma de insatisfacción e inestabilidad queva adquiriendo modalidades que explican elproceso destructivo a que antes se ha aludido.

La Cohesión resulta del sentimiento de per-tenencia que hace que los miembros de la pa-reja se sientan implicados en los mismos ob-jetivos, aspiraciones, expectativas y deseos. Su-pone un esfuerzo continuo que lleve a la con-secución de lo que ha de integrarse en la rea-lización de cuanto conduzca al perfecciona-miento personal de cada cónyuge.

Cuidar y construir de formapermanente

La mayor amenaza a la cohesión puede ve-nir de la falta de “adaptación mutua” que su-pone un proceso que abarca toda la vida de lapareja. El tiempo prolongado y el escaso nú-mero de personas que juegan en la dinámicaconyugal, exigen un cuidado especial para queno se rompa el proceso. Cada ciclo vital de lapareja necesita un nuevo modo de adaptaciónya que la cohesión debe acompañar a los cam-bios inevitables que se producen en los planosbiológicos, afectivos, sociales, sexuales y fa-miliares qua han de construir los dos.

La Estabilidad se alimenta de la permanentey profunda comunicación que hay que cuidartanto en el plano del tipo (comunicación verbal,directa, clara, sin dobleces, con mensajes de con-tenido) como en el del nivel (profunda, capaz detransmitir emociones, sentimientos, afectos…).

Escena de la película “Separados” (2006)

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El amor se rompe en muchas ocasiones porquetanto el tipo como el nivel de la comunicaciónse descuidan y llegan a desaparecer.

La Capacidad de crecimiento se convierteen fuente de conflictos y roturas cuando dejade cultivarse la construcción del tipo de pare-ja que ambos necesitan. No basta la pareja“adulto-niña”, “adulta-niño” o “niño-niña”.Sin rigideces y sin mitificaciones hay que in-tentar acercarse a la pareja “adulto-adulta” enla que es posible que haya regresiones pero sincaer en las fijaciones que paralizan el desarrollopersonal de cada uno de los miembros. Muchasparejas caen en la trampa de “jugar” olvidandoque es necesario cuidar y construir de mane-ra permanente la “pareja eficaz” que sea capazde satisfacer las “necesidades más profundas”de cada uno de sus miembros.

Un espacio común de encuentroCohesión, Estabilidad y Capacidad de

crecimiento deben formar la base sobre la queconstruir la “pareja complementaria” en la quecada uno es sí mismo y el otro le permite sercomo es. Los dos han de vivir y disfrutar de lasensación de poder ser lo que necesitan pro-fundamente. Hay una zona en la que amboshan de encontrarse bien, gratificados y satis-fechos y en la que no sea posible perder la iden-tidad personal. Cuando esta se pierde, la roturaes inminente. Cuando se cultiva un espacio co-mún de encuentro, la rotura no es frecuente.Puede haber crisis de crecimiento, amenazas,baches, pero todo ello una “pareja eficaz” loconvierte en “oportunidades” que le ayudan aavanzar y seguir creciendo. ©

La pareja se construye con lainteracción del “compromiso”,la “intimidad” y la “pasión”.Todo ello es algo más que uncontrato y por ello sufre máslos zarpazos de la propiadinámica emocional quevincula profundamente a dospersonas que desean compartirsu vida “para siempre”.

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Sternberg, R. J. (1999) El triángulo del amor. Paidós. Barcelona

análisis


©27El cerebro humano es el órgano es-

pecífico del amor humano, de mo-do que las dimensiones físicas, psí-

quicas y sociales del amor formarían un con-junto inseparable desde que el ser humano es“sapiens”. Como afirma Jean–Didier Vincent:“el hombre ha sustituido el sexo cuerpo a cuer-po por el amor cara a cara, en el que el uno yel otro se interpenetran y se comprenden conla mediación del rostro, a través de la mirada.

No es la muerte la que nos iguala con el resto del mundo. Sólo nos iguala elamor, cuando surge y desarma.

ELSA PUNSET

Sobre lasdiversas formasculturales deamar

análisisAntonio Grande

“El amor es ese momento de cambioen el que el hombre, en lugar depadecer el sentido de las cosas, seconvierte en dador de sentido”1. Conestas palabras del neurólogo Jean-Didier Vincent quería abrir estenecesariamente “supersintético”artículo sobre el amor en diferentesculturas. El amor es el rasgo complejo mássignificativamente humano. Amando,la especie humana convirtió losinstintos en sentimientos, lasimpresiones en percepciones y lassensaciones en representaciones.Cuerpo que siente, cerebro que sabey cultura que regula, hacen del amorla experiencia más compleja yuniversalmente compartida de esaalegría, que como decía Spinoza,define el sentimiento amoroso.

Baile de cortejo, del floklore de la pampa argentina

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Lo que siente la carne sigue siendo animal e im-pone sus limitaciones biológicas, pero el objetoprimero del deseo del hombre es el hombre. En-tonces, el deseo se convierte en amor, es decir,en comprensión y penetración recíprocas”2.

Mientras que la psicología ha enfatizado,analizado y debatido sobre la relación entrecognición y emoción, los antropólogos lo ha-cen sobre cómo y en qué medida las emocio-nes son influidas, compartidas o construidaspor la cultura.

Las emociones están fuertemente influidaspor la cultura, entendida como las estructurassimbólicas que dan significado a las pautas dela actividad humana. En ese sentido, las emo-ciones, en su dimensión cultural, terminan ope-rando muchas veces como hábitos comparti-dos dentro del medio donde el individuo vive,medio diverso ecológica, social e histórica-mente. El amor es un fenómeno emocionalcomplejo y polifacético, producto del juego en-tre biología, identidad y sociedad. Al igual queotras emociones complejas, está mediatizadapor un conjunto de instituciones sociales y va-lores culturales que le dan forma.

El amor tiene muchos tipos y dimensiones,por eso nos vamos a centrar en el amor rela-cionado con la atracción sexual, la pasión ro-mántica y la intimidad–compromiso que enmuchos casos genera.

La universalidad de la pasiónamorosa: sexualmente polígamos,emocionalmente monógamos

La postura de las culturas en relación a losdistintas facetas y tipos de amor están, comoveremos, llenas de ambigüedades, conflictos,perplejidades, etc.; pero todas tienen en comúnel buscar modos de lograr una convivencia pa-cífica entre las tres3: el amor romántico/pa-sional, el amor de apego o compañero y el se-xo físico. Cada cultura debe decidir cómo sin-tetizar, separar, cegar, enfatizar, ocultar, igno-rar o exhibir uno u otro. Y aunque algunas cul-turas han considerado alguno de las diferen-tes dimensiones o tipos de amor como negati-vas, en todas encontraríamos manifestacionesde ellas.

El amor romántico es una intensa atracciónque implica la idealización del otro, dentro deun contexto erótico. Aunque desde algunas

teorías antropológicas se ha intentado explicarel amor siempre en relación a una función re-productiva, el amor no estaría fundamental-mente motivado por el deseo de reproducciónsino por una idealización del amado por sí mis-mo, como alguien con el que todo es bello, bue-no y deseable. Enamorarse es un acto investi-do de un valor en sí mismo.

El amor romántico es casi universal. En unestudio de Junkowiak y Ficher4, encontraronconfiguraciones positivas de rasgos de amor ro-mántico en el 89% de las culturas.

Helen E. Fisher5 recoge 7 atributos centralesque tendrían en común la experiencia del amorromántico en todas las culturas:

lEl deseo de unión o fusión.lIdealización del amado.lExclusividad.lPensamiento intrusivo sobre el objeto deamor.

lDependencia emocional.lUn reordenamiento de las jerarquías mo-tivacionales o prioridades vitales.

lUn poderoso sentimiento de empatía ypreocupación por el amado.Se puede reconocer su existencia cuando

otro individuo es percibido como especial y úni-co, con unos intensos sentimientos por elotro, sentimientos de una inmensa y comple-ja profundidad psicológica que necesitan sercultivados y renovados. Forja una intimidad abase de historias compartidas, pensamientos ytiempo disfrutados en común.

Aunque el impulso del deseo sexual llevaa menudo a que los individuos busquen la no-

Las culturas en relación a losdistintos tipos de amor estánllenas de ambigüedades,conflictos, perplejidades, etc.;pero todas tienen en común elbuscar modos de lograr unaconvivencia pacífica entre tresfacetas: el amorromántico/pasional, el amorde apego o compañero y elsexo físico.

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©29

vedad, el impulso amoroso conlleva una in-clinación opuesta: encontrar intimidad y fa-miliaridad con alguien concreto. Los enamo-rados descubren que la gratificación sexual nodisminuye, sino que intensifica el interés en elotro. El orgasmo sexual puede dar origen a sen-timientos más fuertes y a una implicación emo-cional, aunque inicialmente no se buscaran. Eldeseo de la intimidad física lleva el interés eró-tico a la relación emocional, donde entran enjuego el afecto, la complicidad, la inseguridady los celos.

No obstante, las tensiones en el equilibrioentre amor y sexo son evidentes, por ejemplo,en la prostitución, sobre todo en las casas decitas donde se interactúa con los clientes. Es-tudios sobre la prostitución en San Franciscoy Amsterdam6 han encontrado un alto por-centaje de hombres que cuando compran losfavores de una mujer concreta esperan que lesmuestre interés por su bienestar. La ilusión deuna intimidad emocional, puede ser para ellosquizás más importante que la propia satisfac-ción sexual del encuentro físico.

Ninguna cultura ha tenido éxito, ni estácompletamente satisfecha con sus intentos dereconciliación entre el deseo sexual y el amorestable, básico para unas relaciones sociales or-denadas, produciéndose una tensión entre losdeseos sexuales y la regulación social que go-bierna los apropiados contextos sociales delamor.

La regulación social del deseo y lapasión: algunos ejemplos de ladiversidad de expresiones del amor

Para prevenir la formación de inesperadasy no planificadas parejas, las culturas han de-sarrollado multitud de formas de regulación so-cial que incluyen: la poligamia del harén, el ais-lamiento de las mujeres, la obsesión con la vir-ginidad, los sistemas de parentesco que creanalianzas entre padres más que entre esposos,la clitoridectomía, la asociación de la mujer conla impureza y la contaminación, etc. Las cul-turas han adoptado estas estrategias esfor-zándose por separar amor pasional de los sen-timientos de satisfacción sexual.

La generación mayor en la mayoría de lasculturas buscan controlar a las jóvenes me-diante el control de su futuro sexual. En esas

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sociedades son conscientes de que la unión poramor apasionado pueden generar lealtades quelleguen a cuestionar las tradiciones y la auto-ridad establecida. Por eso suelen devaluar elamor pasional, elevando en cambio la valora-ción del amor en el marco del matrimonio for-malmente establecido.

En los dominios del amor las sociedadesnunca son estables, de modo que cada gene-ración tiene que revisar, renegociar y modifi-car sus tradiciones para acomodar las relacionesentre amor y sexo. Podríamos situar las culturascomo en un continuum de expresividad emo-cional, que iría desde las culturas hipo-emo-

cionales, donde las emociones amorosas son ne-gadas y reprimidas, a las hiper-emocionales queenfatizan, ensayan y expresan explícitamente.

Los sentimientos personales ocurren en con-textos socioculturales concretos, y por eso sonrespuestas enmarcadas en pautas sociales deconducta construidas culturalmente. No sonuniversalmente las mismas. Por ejemplo, losamantes Fulbe están constantemente en guar-dia en lo relativo al amor, ya que revelar susauténticos sentimientos en un contexto ina-pro-piado los expone a un oprobio público, mien-tras que en occidente es habitual hablar denuestros amores y emociones con los amigosde una forma muy pública a veces.

La cultura Fulbe7 no reconoce el amor quesienten sus miembros como un ideal, por lo queno tiene un lugar legitimado en la vida socialde la comunidad. De alguna manera, su culturaincentiva a no enamorarse, como si fuera unapesada carga sobre sus hombros, aunque de vezen cuando caigan perdidamente enamorados.

Su habilidad para controlar las emocionesestá en el centro de la construcción cultural dela personalidad. Un hombre que no controlesus emociones no es el director de sí mismo, di-cen, es un esclavo. Por eso, desde pequeños seenseña a los niños a no compartir el dolor conotros, de modo que su ayuda mutua no se ba-sa en la empatía sino en el deber social. En sucomportamiento cotidiano, el control de lasemociones es constante, negando y supri-miendo las manifestaciones externas de dolor.La voluntad de Alláh ha de ser aceptada, y mos-trar un excesivo dolor por la perdida de un hi-jo, por ejemplo, está públicamente rechazado,así como la excesiva felicidad expresada por elreír a carcajadas o abandonarse a la danza.

La vergüenza es la única emoción que se ex-presa en la conducta pública, y existe un grantemor a ser llamado un “sin vergüenza”, con-dicionando cualquier expresión pública deamor. Según sus creencias tradicionales, ena-morarse fortalece los egos de los amantes y lessepara del poder de la comunidad y las obli-gaciones sociales. Cuando la pasión envuelveal enamorado se olvida de sus obligaciones so-ciales y no respeta los principios de la sociedad.

Los Tuareg, esos príncipes azules del desiertodel imaginario occidental, comparten similaresnociones del amor, no revelando directamen-

Podríamos situar las culturascomo en un continuum deexpresividad emocional, que iríadesde las ‘hipo-emocionales’,donde las emociones amorosasson negadas y reprimidas, a las‘hiper-emocionales’ queenfatizan, ensayan y expresanexplícitamente.

Muchacha fulbe

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te los sentimientos en público, en particular laspreferencias amorosas. Aquellos que no cum-plen esta norma pueden sufrir el Tamazai, unaenfermedad del corazón y el alma, atribuida aposesiones de un espíritu. Al amor fuera del ma-trimonio lo llaman tara tan iblis, amor del dia-blo, como si fuera una fuerza externa y peli-grosa la que estuviera detrás del amor apa-sionado, controlando la conciencia.

Sin cambiar de continente, encontramos re-lativamente cerca una actitud y una estrategiasocial muy distintas a la hora de conciliar sen-timientos individuales e intereses sociales.

Los Taita7 de Kenia han practicado durantesiglos matrimonios concertados, en interés dela familia extensa. Son también poligínicos.Aunque el deseo individual es irrelevante, la be-lleza física constituye un criterio importante deelección del futuro cónyuge para los hombres.Para las jóvenes Taita el hombre ideal, es encambio, aquel que sabe cómo relacionarse y tra-tar a su esposa.

Aunque los matrimonios se organizan entorno a un acuerdo o alianza matrimonial y unatransacción económica, seconsidera el amor comoun motivo válido paratener más relacionesamorosas. Distinguentres tipos de amor

fuera delmat r i -

monio concertado:lEl primer tipo de amor es el que podría-mos traducir por encaprichamiento: unsentimiento de fuerte y profunda atracción,juzgado como irresponsable por los ma-yores, como si fuera una enfermedad queasocian con los primeros estadios de la vi-da, que comienza a aparecer entre los 10y 11 años, y que da lugar a relaciones quea penas duran semanas o meses, desapa-reciendo después para siempre.

l El segundo tipo de amor se correspondecon lo que nosotros llamaríamos “deseosprohibidos”. En buena medida causadopor las fuertes restricciones culturales enla selección de pareja, muchos jóvenes tai-ta entre 18 y 24 años experimentan deseospor mujeres de entre 30 y 40 años, pocomás jóvenes que sus madres. En esa eta-pa, para satisfacer sus fuertes deseos se-xuales antes del matrimonio, algunoshombres contratan prostitutas para su gru-po de edad.

l Por último estaría el amorromántico, que asocian a lasrelaciones que combinan pa-sión y afecto duradero, com-

binando el amor pasionalcon el amor establede apego o compa-ñero. Es el amorbasado en unaprofunda admira-

Mujeres tuareg


©31

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ción y un intenso afecto por el otro, y quelos jóvenes a menudo observan entre supadre y su esposa favorita. Para ellos esel mejor tipo de amor y un objetivo pri-mario de la vida, considerándolo como elmotivo principal de que un hombre se ca-se con una segunda, tercera o cuarta es-posa. Las chicas consideran una suerte pa-ra ellas poder llegar a ser esa segunda o ter-cera esposa, ser una seguidora de unhombre, pero serlo por amor.

Por último, en este rápido y forzosamentelimitado recorrido por el amor en distintas cul-turas, nos trasladamos de continente y nos va-mos al Noreste de Brasil9, donde el amor es elmás importante tema de sus vidas: el amor dela familia, tan importante no sólo emocional,sino económicamente y el amor apasionado quese respira en los ritmos de su música, la dan-za y la poesía brasileira.

El matrimonio no es necesariamente unaconsecuencia del deseo sexual, ni el amor unaparte necesaria del matrimonio. En el Nores-te de Brasil el matrimonio está fuertemente mar-cado por la clase social: tradicionalmente só-lo las clases altas se casan, en parte porque escaro casarse y en parte porque sólo eran tra-dicionalmente necesarios cuando estaban enjuego derechos de propiedad, que la mayoríade la gente no disfrutaba. Por eso, en las cla-ses bajas el matrimonio era sólo un ideal y lasparejas de hecho la norma.

En el Nordeste tienen diferentes definicio-nes para diferentes tipos de amor.

1. Amor de mae. Considerado como elamor auténtico y verdadero (“amor so damae”)

2. Saudade: es el amor duradero, que im-plica respeto y amistad dentro de los tradi-cionales roles de género, donde las esposas cui-dan del hogar, cocinan y cuidan de los hijos,

Madre e hijo de la tribu Guajajarat, una de las etnias más numerosas de Brasil. © Wikimedia Commons

salvaguardando el honor de la familia mediantesu absoluta fidelidad. Muchos describen estematrimonio en términos de obrigaçao y con-sideraçao, aunque operan de diferente mane-ra para hombres y mujeres: a los hombres sele perdona cuando pierden su consideración ypueden descuidar sus obligaciones sin dema-siadas consecuencias sociales, mientras que lasmujeres han de cumplir constantemente susobligaciones y se espera de ellas que muestrensiempre consideración, porque son responsa-bles del cuidado de la familia y se espera de ellasobediencia y sumisión.

3. El conflicto entre este amor y las tu-multuosas emociones de la atracción sexual sereflejan en la distinción entre amor y paixao.Aunque la experiencia subjetiva de ambos essimilar en los primeros estadios de la relación,la paixao sería algo mucho más idealizado ymenos satisfactorio a largo plazo, según la opi-nión de los brisileños del nordeste. El hombretendría mayor confusión al diferenciarlos y mu-chos de ellos creen posible sentir paixao pormás de una mujer al mismo tiempo, mientrasque las mujeres suelen rechazar esa idea,.

4. Lovi, o amor de novela, implicaría unamutua interdependencia emocional y econó-mica expresada verbalmente en tiernas decla-raciones de amor, donde se combina la ro-mantización de la paixao con la comunión dealmas, la abnegación y veneración del amor. En-fatiza la importancia de la pareja como unidadsocial a la vez que la experiencia emocional per-sonal.

5. El amor como sufrimiento: el amor pue-de tener muchas dificultades, por razoneseconómicas, presiones sociales, desengaños,

atracciones no compartidas, infidelidades, poreso “amar e sufrir”, esa experiencia dolorosaque obliga a hacer sacrificios y sufrir desilusióny rechazo.

Esta común experiencia humana que es elamor, a la vez tan diversa en sus manifesta-ciones y vivencias, es la fuente básica de la ale-gría humana, aun siendo siempre una incóg-nita existencial y una experiencia culturalmentepautada. Hay diversas maneras de “se huma-no”, hay diversas maneras de amar, aunque to-dos, en el fondo de nuestro corazón, hayamosvivido lo mismo: el amor. ©

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Notas

1. Vincent, Jean-Didier (2009): Viaje extraordinario al

centro del cerebro, Barcelona, Anagrama, pag. 237.

2. Vincent, Jean-Didier (2009): Viaje extraordinario al

centro del cerebro, Barcelona, Anagrama. Pag. 238.

3. Jankowiak, W. R. (2008): Intimacies. Love and sex

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4. Jankowiak y Fischer (1992): A cross-cultural

perspective on romantic love. Ethnology 31 (2): 149-

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5. Fisher, Helen E. (1994): Anatomía del amor,

Barcelona, Anagrama.

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in post-industrial culture, Chicago U.P.

7. Regis, Helen A. (1995): “The madness of excess:

love among the Fulbe of Nort Cameroun”, en

Jankowiak, W., editor, Romantic Passión. A universal

experience?, Nueva York, Columbia University Press.

8. Bell, J. (1995): “Notions of Love and Romance

Among the Taita of Kenya, en Jankowiak, W., editor,

Romantic Passión. A universal experience?, Nueva

York, Columbia University Press.

9. Rebhun, L. A. (1995): “Language of Love in

Northeast Brazil”, en Jankowiak, W., editor, Romantic

Passión. A universal experience?, Nueva York,

Columbia University Press.

Esta común experienciahumana que es el amor, a lavez tan diversa en susmanifestaciones y vivencias, esla fuente básica de la alegríahumana, aun siendo siempreuna incógnita existencial yuna experiencia culturalmentepautada.

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Qué duda cabe de que el serhumano es un ser emocional yque el amor es uno de lossentimientos conscientes quemás influye en las conductasinmediatas y futuras. Podemosdefinir el amor como el afectointenso hacia otra persona.¿Cómo surge el amor en el serhumano?, ¿Estamospreparados psicológicamentepara amar o para seramados?, ¿Podemos educarpara el amor?

binomio narcisismo–alteridad en larelación amorosa

análisisFuensanta Cerezo

El acto de amar es una actividad pro-ductiva que implica cuidar, conocer,responder, afirmar, gozar con otra

persona. Es un proceso que se desarrolla e in-tensifica a sí mismo (Fromm, 1985), cuandoese sentimiento se vuelve hacia uno mismo, im-plica encerrar, aprisionar o dominar al objetoamado. Se entiende como un proceso, un ir for-mando desde el inicio hasta las cotas del amoradulto.

Desde una perspectiva evolutiva, siguien-do a Wilson, el amor adulto es producto de tresinstintos principales: La necesidad de ser pro-

tegido (recibir); el instinto de protección pa-ternal que el individuo ofrece al otro (dar) y porúltimo, el instinto sexual que buscará no sólola procreación, sino su propia satisfacción(dar/recibir).

Vemos pues que desde un primer estadio,recibir, pasa al dar para culminar con la día-da del intercambio dar y recibir. Su desarrolloviene marcado por la transición y equilibrio en-tre ellos. El proceso de adquisición y madura-ción del sentimiento amoroso sigue los estadosevolutivos del ser humano, así en los primerosaños de la infancia predomina el sentimientode apego, que marca la dependencia hacia eladulto y favorece la percepción de seguridady afecto necesarios para la supervivencia. Es-te sentimiento entra en conflicto en la adoles-cencia, cuando emerge la necesidad de inde-pendencia, lo que obligará a rehacer la per-cepción de seguridad y especialmente el afec-to. Finalmente, este sentimiento se transformacuando, desde la individualidad adulta, bus-camos integrarnos en un grupo y establecer re-laciones intensas con determinadas personas,encontrándonos finalmente en situación de sersujetos capaces de despertar apego.

Una infancia marcada por elegocentrismo

En la infancia, marcada por el egocentris-mo, el niño entiende que el mundo gira en tor-no a él mismo. De manera que intenta atraerel mayor afecto posible y así satisfacer su ne-cesidad de sentirse arropado, protegido yquerido, este sentimiento tiene una única di-rección: él mismo. Será a través de la sociali-zación, cuando el mundo se amplía mas allá delos progenitores, que irá interiorizando elconcepto de reciprocidad, aunque con un ma-tiz claramente narcisista, ya que se trata de asu-

mir que para recibir es preciso dar, estable-ciendo los primeros cauces de una direcciónbiunívoca: él mismo y los otros. El paso de lainfancia a la adolescencia se caracteriza por elcambio en las relaciones sociales, ahora losiguales ostentan el lugar preferente en la escalade afinidad. Los primeros tanteos en el terre-no amoroso se producen en esta etapa de la vi-da. Algunos estudios tratan de entender cómose desarrolla el sentimiento amoroso en los jó-venes, así, el trabajo realizado por Navarro-Pertusa en 2002, indaga en la valoración quelos adolescentes tienen del amor. El análisis lle-vado a cabo con población española adoles-cente de entre 16 y 21 años, indagó sobre lossentimientos presentes en la relación senti-mental más importante que hubiesen mante-nido. Los resultados apuntaron que el conjuntode sentimientos se agrupaban endos: amistad, formadopor sentimientos co-mo confianza, com-pañerismo, gustaral otro como per-sona, quererla ycomplicidad. El se-gundo factor,atracción sexual,formado poratracción se-xual, atrac-ción física,pasión ycelos. En-tre lasconc lu -siones ca-be destacarque, el factoramistad era masfrecuente entre laschicas y que el factoratracción sexual eramayor entre los chi-cos mas jóvenes, aun-que esta diferencia degénero descendía a me-dida que avanzaba laexperiencia sexualde los sujetos y queincluso desapare-

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cen cuando tanto chicos como chicas se refie-ren a relaciones mas serias como el noviazgo.Así pues, la amistad por una parte y la atrac-ción sexual por otra, vendrían a ser los prin-cipales ingredientes de la relación amorosa en-tre los adolescentes, estos vendrían a ser pues,los componentes iniciales en el de-sarrollo delsentimiento amoroso. Resulta de interés des-tacar algunas observaciones sobre el estudio co-mentado. En primer lugar, las diferencias aso-ciadas al género. Como vemos, se aprecian di-ferencias entre chicos y chicas en la percepciónde la importancia de los componentes, siendomas importante para los chicos en su inicio, laatracción sexual, mientras que en las chicas loes la amistad. En segundo lugar, cabe señalarcomo la edad influye como factor de cambioen esa percepción. Pero todavía hay una cues-tión que resulta mas llamativa, y es que en am-bos sexos, en estas edades, se observa una ca-rencia casi absoluta de la reciprocidad que seplantea como componente básico en el amoradulto. Los jóvenes por lo general, esperan seramados, por tanto ser objeto del amor, pero to-davía no tienen incorporada la necesidad de dar,es decir, de ser sujetos del amor.

Edad adulta: dar y recibirNo es hasta la etapa adulta que, es espe-

rable, el sentimiento amoroso alcance el esta-dio del dar, aunque no hay que olvidar que es-to no supone la desaparición de la necesidadde recibir. De manera que el amor adulto es-tá marcadopor esta característica dual –el de-bate entre el dar y el recibir–, lo que mantie-ne al ser humano en una constante búsquedadel equilibrio narcisismo-alteridad. Es así queel amor, ya desde su origen, acrecienta la ne-cesidad de reestructurar la propia identidad enfunción del sujeto amoroso. Como conse-cuencia, el amor se plantea como un problema,es decir, como una serie de situaciones que re-quieren de la decisión consciente para llegar ala solución. Sería razonable pensar que en laetapa adulta, el sentimiento amoroso tuvierasuperado este dilema, sin embargo, comoapuntaba Erich Fromm, para la mayoría de lagente el problema del amor consiste funda-mentalmente en ser amado y no en amar. Esdecir, basamos la relación amorosa en la bús-queda de la satisfacción de intereses persona-les haciendo que la balanza se venza hacia unomismo. Desde esta perspectiva, es fácilmente

Cuando surge el amor depareja nos encontramosanímicamente en unentramado de fuerzasaparentementecontradictorias, ya que,por un lado buscamossatisfacer a la personaamada, pero a la vez –sino antes– buscamosnuestra propiasatisfacción,encontrándonos de nuevoen la lucha dualnarcisismo-alteridad.

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comprensible que, para buena parte de las per-sonas, en la relación amorosa se pongan en jue-go habilidades de interacción cuya finalidad esque “nos hagan felices”, lo que implica que elotro atienda a una serie de señales que debe sercapaz de captar y dar respuesta satisfactoria,y, a la vez, que el propio individuo sea capazde responder a las demandas del otro. Cuan-do surge el amor de pareja nos encontramosanímicamente en un entramado de fuerzas apa-rentemente contradictorias, ya que, por un la-do buscamos satisfacer a la persona amada, pe-ro a la vez –si no antes– , buscamos nuestra pro-pia satisfacción, encontrándonos de nuevo enla lucha dual narcisismo-alteridad.

Lo cierto es que para muchos, el amor es lomás importante de la vida, su principal guión quese puede resumir como: “Yo necesito a alguienpara compartir mi existencia”. Por tanto, se con-cibe como la consecución de un objetivo quecompleta a la persona, desde la posesión del otro.Es así que parece inevitable hablar de cierta car-ga narcisista en el sentimiento amoroso.

¿Qué es el sentimiento?Podemos entender esta situación analizando

el concepto sentimiento. Desde la Psicología to-do sentimiento es un estado subjetivo difusoque tiene siempre una carga positiva o nega-tiva. En el sentimiento amoroso la carga po-sitiva vendría marcada por la alteridad y la ne-gativa por el narcisismo. Entrando un poco masen esta idea, nos planteamos: ¿Qué subyace entoda relación amorosa?. Siguiendo a Sternberg,en el amor intervienen una serie de compo-nentes que se pueden agrupar en tres: intimi-dad, pasión y compromiso. Estos componen-tes poseen propiedades diferentes, así, la inti-midad promueve el acercamiento, el vínculo yla conexión, tiene en cuenta los deseos del otro;la pasión busca satisfacer deseos y necesidades,como la autoestima, pertenencia, satisfacciónsexual, que no necesariamente debe tener encuenta la satisfacción del otro y, por último, elcompromiso, componente que le aporta esta-bilidad a la relación, ya que busca su proyec-ción y mantenimiento en el futuro.

Aunque estos componentes intervienen demanera global en todas las situaciones amo-rosas, cada uno aporta un peso específico se-gún los objetivos de cada sujeto y de cada cir-

cunstancia, de manera que la resultante será di-ferente para cada caso.

De los tres componentes el que requiere demayor capacidad altruista es el llamado inti-midad, en el se incluyen los sentimientos quenos llevan a desear y procurar el bienestar a lapersona amada, lo que hará que en ocasiones,tengamos que anteponer lo que más convieneal otro a los propios intereses. El grado de in-timidad de una relación de pareja viene defi-nido por la comunicación emocional y laconfianza.

Intimidad y entregaEn la base de la intimidad aparece de ma-

nera decisiva la entrega de uno mismo y de susposesiones, siendo así que se diluye la fronte-ra de lo individual para ser lo de ambos. A lavez tiene que ver con la recepción y la entre-ga de apoyo emocional por parte de la perso-na amada, especialmente en los momentos dedificultad o necesidad, lo que otorga la capa-cidad de generar un sentimiento de confianza,de apoyo, de saber que puedes contar con ella.Otro aspecto que conforma la intimidad es elrelacionado con la comunicación íntima, pro-funda y honesta. Tal es así que llega a adqui-rir un matiz de confidencialidad y provoca laelaboración de códigos compartidos y exclu-

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sivos, lo que confiere a la relación un carácterprivado y único. Este nivel de comunicación sebasa en el conocimiento del otro y en el en-tendimiento de las circunstancias del otro, alque se une el respeto mutuo y la valoración. Co-mo consecuencia, el amante disfruta estandocon su pareja y se siente feliz. Todos estos sen-timientos, conforme se van afianzando, mer-man la individualización e independencia,por lo que se hace necesario, de nuevo, en-contrar el equilibrio entre autonomía e inti-midad. El amor es equilibrado cuando deja alser amado espacio para que sea él mismo, y almismo tiempo proporciona al amante la se-guridad necesaria para poder ser él mismo, esentonces cuando podemos decir que el amores la situación en la que uno está mas a gustoconsigo mismo, es realista e ilusionado.

Hablar del amor “con los pies en el suelo”,nos lleva a considerar el amor en términos desalud. Dos son los principales indicadores de labuena salud de la relación amorosa: la estabi-lidad -ninguno de los dos plantea separarse- yla satisfacción. Para que cada sujeto de esta re-lación pueda sentirse satisfecho es necesario quese establezcan acuerdos en el dar y recibir, de ma-nera que no sea siempre el mismo que recibe, si-no que exista una alternancia en la recepción yen la donación y que las expectativas generadas

entre los participantes se vean realizadas o al me-nos se encuentran en una perspectiva razonablede consecución. Por último, es de destacar el pa-pel de los refuerzos. La proporción equitativade refuerzos positivos está en la base de la es-tabilidad. Cuando los intercambios son esca-sos o casi siempre se producen en una dirección,aparece la insatisfacción. Lo cierto es que se tra-ta de repertorios de habilidades de comunica-ción que no siempre se poseen y en ningún ca-so son características innatas, sino que por elcontrario son adquiridas. Esto quiere decir queestamos ante conductas resultantes de un apren-dizaje social que en la mayoría de los casos ha-brá que aprender de manera consciente y deli-berada. ©

Es necesario que seestablezcan acuerdos enel dar y recibir, demanera que no seasiempre el mismo quienrecibe, sino que existauna alternancia en larecepción y en ladonación y que lasexpectativas de ambosse vean realizadas o almenos haya esperanzasrazonables de suconsecución.

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La buena relaciónentre los miem-bros de la pareja

es identificada cada día pormás gente como la fuenteprimordial de su felicidad yun antídoto muy eficaz con-tra las contrariedades exis-tentes en la vida cotidiana.El bienestar emocional de lapareja depende de la armo-nía de los círculos concén-tricos del amor:

a) Los principios (el nú-cleo). Son los valores esencia-les, pocos, pero fundamenta-les para guiar a una personaen la vida. No se puede re-nunciar a esos valores.

b) Los hábitos (el círculomedio). Son pautas de con-ducta sobreaprendidas que

hacen más fácil la vida deuna persona. Se puede pres-cindir, hasta cierto punto, deellos para acoplarse a la vidade pareja, siempre que no su-ponga una ruptura total.

c) Las preferencias (elcírculo externo). Son muyabundantes, pero se puedeprescindir de ellas sin gran-des contratiempos.

Una pareja se mantieneviva cuando hay una comu-nicación satisfactoria, cuan-do hay un nivel mutuo deapoyo y comprensión, cuan-do se afrontan adecuada-mente los problemas plan-teados en la convivencia, co-mo, por ejemplo, los referi-dos a la economía, la educa-ción de los hijos, la ocupa-

análisisEnrique Echeburúa1

Entre losingredientes delamor se hallan elvínculo de laatracción sexual,los sentimientosde ternura y lacomunicación. Lapasión es la chispaque enciende elamor, pero no sepuede vivir todo eldía con el dedometido en esteenchufe. El amorhay quetrabajárselodiariamente conpico y pala. Lodifícil no esencontrar el amor;lo difícil esmantenerlo vivo.

La patología del amor en la relacióndepareja

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ción del tiempo libre, los es-pacios de intimidad o la re-lación con la familia extensa.

Deterioro de larelación de pareja

El deterioro de la parejacomienza cuando hay un in-tercambio de pocas conduc-tas agradables y de muchasdesagradables, cuando sur-gen preferencias discrepantesen cuanto al grado de intimi-dad deseada (entre el deseode independencia y la necesi-dad de relación) y cuandoaparecen situaciones nuevasy no previstas, tales como eldesarrollo de una infideli-dad, la pérdida de trabajo oproblemas económicos, elnacimiento de un hijo inde-seado, la disminución de lasactividades recreativas y laaparición de más responsa-bilidades en general.

Mención aparte merecelo relativo a las expectativasequivocadas de lo que es elamor a largo plazo. Muchasparejas caen en el desencan-to cuando la pasión desapa-rece y esto lleva a frustra-ciones que empeoran la con-vivencia. La llamarada delamor (la convulsión pasio-nal) es siempre transitoria ylimitada, en cualquier caso,a los primeros meses/añosde la relación. En cambio, larelación amorosa (el espacioen el que termina la ideali-zación y empieza el amorsin deslumbramientos) pue-de ser muy estable y gratifi-cante. El amor auténtico (elamor de brasa) no se basaen grandes tormentas, sinoen pequeñas semillas quecon el tiempo arraigan. Haypersonas que no están loca-

mente enamoradas, peroque se quieren apaciblemen-te y que sufren cuando semuere la pareja. Sin embar-go, cuando no se llega o nose acepta esta situación, seinstalan la infelicidad, la in-comunicación, la falta deaguante y el aburrimientomutuo, que constituyen laantesala de la ruptura o dela rutina.

Como en el caso de losmedicamentos, existen rela-ciones amorosas contraindi-cadas. Hay amores tóxicos,que generan padecimiento yalteraciones psicológicas. Larelación es más tóxica si lapareja se ha formado poruna cuestión de prestigio (eldinero, el estatus, el físico)porque es una relación so-metida a elementos alta-mente variables, consumi-bles e incontrolables.

Asimismo hay personasque no están preparadas pa-ra la convivencia en pareja,bien por su inmadurez emo-cional o por una visión equi-vocada del amor, bien por laexistencia de una adicción,

bien por la existencia detrastornos de personalidad.En estos casos, divorciarse yvolver a casarse es comocambiar de tumbona en lacubierta del Titanic.

De la crítica al despreciono hay más que un paso, yel desprecio es el veneno quemata las relaciones. Discutirno es malo. Lo malo escuando se pierde el respetopor el otro, cuando las dis-cusiones vienen cargadas decríticas, sarcasmos o insul-tos, sin un arrepentimientosincero. Así, se llega a uncorredor sin retorno.

El veneno de los celosEn relación de pareja hay

que aceptar la incertidumbrerespecto al presente y futurode esa relación. La apariciónde unos celos intensos refle-ja frecuentemente la existen-cia de limitaciones psicológi-cas (inestabilidad emocional,autoestima baja, dependen-cia emocional, suspicacia),así como de un sentimientode posesión sobre la pareja yde un temor a perderla en

La ‘llamarada del amor’ essiempre transitoria y limitada. encambio la relación amorosa (elespacio en el que termina laidealización y empieza el amor sindeslumbramientos) puede ser muyestable y gratificante. El amorauténtico (el ‘amor de brasa’) noes de grandes tormentas sino depequeñas semillas que con eltiempo arraigan.

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beneficio de un rival, que vaen menoscabo del respetohacia la persona querida.Los celos infundados no sonde ninguna manera unamuestra de amor profundo.Son, en realidad, la expre-sión de una idea patológicaen la que se confunde amorcon posesión. En estos casoslos celos son la cadena per-petua a la que se condena alafecto.

La relación de pareja su-fre un profundo deterioro,que afecta a uno y otromiembro. El celoso está máspendiente de comprobar lassospechas que de disfrutarde la relación o de hacerfrente a los problemas exis-tentes de una forma adecua-

da. A su vez, la víctima delos celos se siente incómoda,irritada y, en ocasiones,puede llegar a sentirse hastaculpable, contagiándose delmalestar emocional de supareja.

Sin embargo, no hay queconfundir a las personas ce-losas con las personas pose-sivas, que son dependientesemocionalmente de la pare-ja, absorbentes, con poca se-guridad en sí mismas, peroque no dudan de la fideli-dad de la pareja.

La instalación del odio yde la violencia

Por extraño que puedaparecer, la relación de pare-ja –marco, en principio, de

cariño, de compañía mutuay de satisfacción de las ne-cesidades básicas para el serhumano– puede suponer unriesgo para las conductasviolentas. La conducta vio-lenta contra la pareja supo-ne un intento de control dela relación en forma de abu-so de poder.

Una vez que ha surgidoel primer episodio de violen-cia, y a pesar de las muestrasde arrepentimiento del agre-sor, la probabilidad de nue-vos episodios –y por motivoscada vez más insignificantes–es mucho mayor. Rotas lasinhibiciones relacionadascon el respeto a la otra per-sona, la utilización de la vio-lencia como estrategia de

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control de la conducta se ha-ce cada vez más frecuente. Elsufrimiento de la mujer, lejosde constituirse en un revulsi-vo de la violencia y en susci-tar una empatía afectiva, seconstituye en un disparadorde la agresión.

No es fácil responder ala pregunta de por qué unhombre llega a comportarsede forma violenta con supareja, que es una persona ala que se ha vinculado afec-tivamente en un proyecto devida en común. La violenciaes resultado de un estadoemocional intenso –la ira–,que interactúa con unas ac-titudes de hostilidad, un re-pertorio de conductas pobre(déficits de habilidades decomunicación y de soluciónde problemas) y unos facto-res precipitantes (situacionesde estrés, consumo abusivode alcohol, celos, etcétera),así como de la percepciónde vulnerabilidad de la víc-tima. En la conducta violen-ta intervienen, por tanto, lossiguientes componentes:

a)Una actitud de hostili-dad. Ésta puede ser re-sultado de estereotipossexuales machistas enrelación con la necesi-dad de sumisión de lamujer, de la existencia

de celos patológicos y dela legitimación subjetivade la violencia como es-trategia de solución deproblemas.

b)Un estado emocionalde ira. Esta emoción,que varía en intensidaddesde la suave irritacióno molestia a la rabia in-tensa y que genera unimpulso para hacer da-ño, se ve facilitada por laactitud de hostilidad ha-cia la mujer y por unosestímulos generadores demalestar ajenos a la pa-reja (contratiempos labo-rales, dificultades econó-micas, problemas en laeducación de los hijos,etcétera).

c)Unos factores precipi-tantes directos. El con-sumo abusivo de alcoholo drogas, sobre todocuando interactúa conlas pequeñas frustracio-nes de la vida cotidianaen la relación de pareja,contribuye a la apari-ción de las conductasviolentas.

d)Un repertorio de con-ductas pobre. Más enconcreto, los déficits dehabilidades de comuni-

cación y de solución deproblemas impiden lacanalización de los con-flictos de una formaadecuada. El problemase agrava cuando existenalteraciones de la perso-nalidad, como suspica-cia, celos, autoestimabaja, falta de empatíaafectiva, necesidad ex-trema de estimación, et-cétera.

e)La percepción de vul-nerabilidad de la vícti-ma. Un hombre irritadopuede descargar su iraen otra persona (meca-nismo frustración-ira-agresión), pero suele ha-

La violencia contra la pareja esdestructiva para la víctima y para elagresor y tiende a generar, si bien noen todos los casos, niños agresivosque pueden serlo también demayores.

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cerlo sólo en aquellaque percibe como másvulnerable y en un en-torno –el hogar– en quesea más fácil ocultar loocurrido.

f)Los logros obtenidoscon las conductas vio-lentas previas. Muy fre-cuentemente con loscomportamientos de vio-lencia anteriores el hom-bre maltratador ha con-seguido los objetivos de-seados. La violencia pue-de ser un método suma-mente efectivo y rápidopara salirse con la suya.A su vez, la sumisión dela mujer puede quedartambién consolidadaporque, con un compor-tamiento claudicante,consigue evitar las con-

secuencias derivadas deuna conducta violentapor parte de la pareja.

Reflexiones finalesUna característica de la

violencia contra la pareja esla negación de esta conductapor parte del agresor. Cuan-do una conducta genera ma-lestar al pensar fríamente enella o es rechazada social-mente, se utilizan estrategiaspara eludir la responsabili-dad, como buscar excusas,alegar que se trata de unproblema estrictamente fa-miliar, echar la culpa a la pa-reja o a problemas de otraíndole, considerar lo queocurre como normal en to-das las parejas o quitar im-portancia a las consecuen-cias negativas de esas con-ductas para la víctima.

La violencia contra lapareja es destructiva para lavíctima y para el agresor ytiende a generar, si bien noen todos los casos, niñosagresivos que pueden serlotambién de mayores. De es-te modo, la falta de un mo-delo paterno adecuado pro-picia la adquisición de unabaja autoestima en el niño ydificulta su capacidad paraaprender a modular la in-tensidad de los impulsosagresivos. ©

1. Enrique Echeburúa es autor delManual de violencia familiar (Madrid,Siglo XXI) y de Celos en la pareja(Barcelona, Ariel).

¿Puede existir un amor queno sea corporal?. Si aúnestamos en el paradigmadualista puede resultarnosextraña esta pregunta puesen este paradigma el cuerpono es precisamente el lugardel amor o quizás lo sea sólodel amor erótico-sexual.Sin embargo, en unacosmovisión unificada,holística, lo que se haceimposible es no vivirnoscomo el cuerpo que somos.No “tenemos” un cuerpo,somos un cuerpo y por tantosólo nos es posible amarcorporalmente, es más,hasta que el amor no sehaga cuerpo es sólo un buendeseo pero no una realidadhistórica.

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Somos un cuerpo

Esta afirmación requiere por mi parte unaclarificación de lo que quiero decir cuando ex-preso que somos un cuerpo, no que tenemosun cuerpo. El camino de recuperación de estavisión unificada nos orienta hacia una identi-dad corporal afirmada, amada y gozada. So-mos un cuerpo unificado, en unidad indisolu-ble psique-soma, soma-mente, soma-espíritu.Todo lo que acontece en nuestra vida, en cual-quier nivel de nuestra persona acontece en nues-tro cuerpo y éste guarda memoria de ello.1

Nuestro cuerpo es:l una realidad biológica que tiene sus leyesespecíficas de funcionamiento, que tieneuna potencialidad y unos límites: resisten-cia, longevidad, energía belleza, salud,

CORPORALIDADY AMOR

análisisEmma Martínez

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l una realidad sexuada que identifica a laspersonas e influye en sus opciones, com-portamientos, relaciones; una realidadconfigurada socialmente,

l un depósito y un productor de energía y devitalidad que poseemos y podemos man-tener y/o dilapidar,

l es la presencialización de lo que somos, el“lugar” desde donde nos configuramos con-dicionados genética y culturalmente,

l es el lugar de nuestra comunicación con losotros, lo otro y Dios. Nos permite ser se-res en relación. Desde el cuerpo que somosnos relacionamos y nos trascendemos,

l es una realidad espiritual, ética, estética, lu-gar de verificación de nuestra fe.

Nuestro cuerpo, si es la presencializaciónde nuestra persona que es espiritual, tenemosque afirmar con verdad que es espiritual o quenuestro espíritu es corporal, o que nuestro sercorporal es espiritual. Todo lo que acontece ennuestra vida pasa necesariamente por nuestroser corporal.

¿De qué hablamos cuando hablamosde amor?

No es fácil tampoco acotar la palabraamor... Quizás sea una de las realidades de lavida que más interés ha suscitado y que ha lle-nado más páginas escritas.

Yo voy a referirme al amor como una rea-lidad que unifica y evoca tres maneras clásicasde definir tres maneras de amar: amor como“ágape”, como “eros”, como “filia”. Con esas

tres palabras se han descrito sobre todo tres ma-nifestaciones clásicas del amor: “ágape” amormaterno-paterno; “eros” el amor erótico de pa-reja; “filia” el amor de amistad.2

En este momento no me voy a referir a tresmaneras de amar distintas sino a tres “ingre-dientes” del amor. Voy a referirme brevementea cada uno de estos ingredientes para despuésintentar mostrar cómo puede hacerse verdaden nuestro cuerpo y ser experimentado en otroscuerpos.

El amor “ágape”El amor “ágape” es la manifestación del

amor generoso que no está condicionado porla respuesta, aunque la desee y la agradezca.Amamos con amor de ágape cuando no esta-mos calculando nuestra entrega, cuando pa-samos por la historia dando vida, cuidándola,defendiéndola con coraje y pasión, reconociendoel derecho de todo a existir por sí mismo y nosólo para nosotros. Nuestro amor es de ágapecuando busca la justicia, cuando trabaja paracrear unas condiciones que permitan el bienes-tar de todas las personas especialmente las másnecesitadas. Un amor que se hace solicitud, com-promiso con toda la vida, cuidado de las per-sonas y del cosmos.

Nuestro cuerpo hace verdad nuestro amorde ágape cuando convertimos nuestras entra-ñas en lugar para acoger, en medio de doloresde parto, el lento dilatarse de éstas para dar aluz lo mejor de nosotros mismos, cuando lasconvertimos en entrañas fecundas que engen-dran vida, esperanza, valores, dignidad en nues-tro entorno, entonces nuestras entrañas son fe-cundas más allá de la biología. Cuando nues-tras entrañas, como le pasó a Jesús de Naza-ret, se estremecen al ver el dolor de nuestromundo, del cosmos gimiendo dolores enormes,se hacen entrañas de una misericordia opera-tiva que busca los modos de hacer de esos do-lores, dolores de parto y no de aborto. Tam-bién nuestro corazón necesita aprender esteamor de ágape que se entrega sin calcular ego-ístamente lo que da, sabiendo, al mismo tiem-po, tener discernimiento para darse sin perdersea uno mismo, sin perdernos el respeto a nos-otros mismos. Cuando nuestros pies se hacenpies samaritanos, que se paran para acoger alos apaleados y robados del camino (hoy con-

Quizás hoy más que nuncanecesitamos cultivar unanueva sensibilidad inclusiva,un amor que nos hacesentirnos próximos, cercanos,hermanados con todas laspersonas y toda la realidad.Un amor lleno de coraje parasalvar juntos la vida, todavida por insignificante queparezca.

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tinentes enteros) ofreciéndoles lo mejor de sí pa-ra crear “proximidad” que sana, cura, cargacon… Nuestras manos se hacen amor de ága-pe cuando son manos parteras de vida allí pordonde pasan, sanan todo lo que tocan, abra-zan, acarician. En definitiva, pasan por la vi-da echando una mano, haciendo el bien.

El amor de “filia”El amor de “filia” es la manifestación del

amor que crea vínculos profundos, que sostiene,acompaña, busca la felicidad del ser amado. Elamor de filia expresa una manera de amar des-de la libertad, la confianza, la reciprocidad yla fidelidad, por eso se le considera el amor deamistad por excelencia, pero no sólo se expresaen la relación amistosa. Es el amor que nos lle-va a comprometernos en la construcción de unnosotros, que se hace compañía, compañeris-mo inclusivo, más allá de los vínculos afecti-vos. Por eso es el amor que sabe hacerse hos-pitalidad frente a toda xenofobia, exclusivis-mo, integrismo. Quizás hoy más que nunca ne-cesitamos cultivar una nueva sensibilidad in-clusiva, que es una de las características delamor de filia, un amor que nos hace sentirnos

próximos, cercanos, hermanados con todas laspersonas y toda la realidad. El amor de filia esun amor lleno de coraje para salvar juntos lavida, toda vida por insignificante que parezca.

Amamos con amor de filia cuando nuestrospies caminan por la vida creando senderos deamistad profunda, fiel, gozosa; lazos de cer-canía sanadora más allá de las fronteras delafecto, cuando en vez de provocar división, ex-clusión o individualismo generan caminos decompañerismo, confraternidad, compresiónentre pueblos, culturas, ideologías, religionesdiversas. Nuestro cuerpo expresa amor de fi-lia cuando nuestro corazón crea vínculos pro-fundos, sin miedos ni prejuicios, sabe generaramistad, (una realidad siempre particular) sinromper la fraternidad sino por el contrario fa-voreciéndola, cuando se hace casa abierta ycompartida para todos, especialmente para lossin hogar material y psicológico, cuando nues-tros oídos no se cierran a los gritos de dolor yde placer de nuestros hermanos y hermanas delcamino; cuando saben escuchar empática-mente sin juicios, condenas, etiquetas. Hace-mos verdad esta dimensión del amor cuandonuestros ojos no pasan de largo indiferentes nidistraídos sino que saben mirar y reconocer, de-volver dignidad, dar vida en vez de dejar quesalgan de ellos miradas que matan, cuando seconvierten en ojos vigías que avistan los náu-fragos del sistema, para evitar que sean silen-ciados o escondidos.

El amor de “eros”El amor de “eros” tradicionalmente iden-

tificado con el amor erótico-sexual de parejaes el amor de deseo de unión, de presencia, decompenetración, es la expresión del amorapasionado. Una característica del amor de“eros” es la valoración de lo amado, se mani-fiesta en una mirada que reconoce lo amado co-mo valioso y atractivo y eso provoca en los des-tinatarios de ese amor una consciencia de au-tovalía, autoestima. Podríamos definirlo comola atracción apasionada por lo valioso y el de-seo de unirse a ello, deseo de unión que pro-duce placer. El amor de eros al proceder de unamirada de reconocimiento y valoración es unamor sanador, reconstructor de identidades per-didas, liberador de encorvamientos ancestra-les, de culpabilidades eternas.

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Amamos con amor de eros cuando nues-tros ojos son capaces de ver la realidad con ver-dad, con lucidez consciente para poder ver ysobre todo contemplar la unidad profunda dela realidad, como dicen algunos místicos, des-cubrir el manto inconsútil que forma todo loque existe, entonces se convertirían en ojosamorosos y, por eso, capaces de descubrir lovalioso, incluso la belleza, a veces muy ocul-ta en lo profundo del ser, de toda persona yrealidad. Ese descubrimiento nos provocaría undeseo de unirnos, vincularnos, es decir, hacerverdad en nuestra vida cotidiana la unidad quesomos. Nuestros ojos se convierten también enlugar para expresar esta dimensión del amorcuando ven y levantan, libran de encorva-mientos, cegueras, sorderas, parálisis, porqueson capaces de devolver a las otras personas suauténtica talla, valía, belleza. Nuestro corazónmuestra el amor de eros cuando palpita de pa-sión por lo real, disfruta con la presencia de laspersonas que ama y guarda en el corazón susnombres como su mejor tesoro; cuando es ca-paz de trabajar apasionadamente en reunificartodo lo disperso, dividido, roto de nuestro mun-do. Nuestra piel, si ama con amor de eros, re-nuncia para siempre al “despelleje”, al ojo porojo, a encerrarse en sus pequeñas fronteras, por-que descubre que la verdad de nuestro ser nose acaba en los propios contornos de nuestrocuerpo, sino en toda la humanidad y toda lacreación como “Cuerpo de Dios” y que cuan-do se cierra a su hermano se cierra a su pro-pia carne. Vivimos el amor de eros cuando ha-cemos de nuestra sexualidad un lugar para el

encuentro, sin miedo y sin tabúes, creando en-cuentros corporales constructores de identidad,cuando no hacemos de las diferencias de sexoy de orientación sexual un lugar para la mar-ginación, la discriminación, la exclusión sinoun lugar para vivir gozosamente la unidad fun-damental que somos, en pluralidad y singula-ridad. Hacemos verdad el amor de eros cuan-do los cuerpos, en verdad, libertad y respeto seencuentran para gozar del amor que se haceerotismo, placer compartido, compenetra-ción, éxtasis de sí para entrar en la personaamada.

Finalmente hacemos verdad el amor eroscuando nuestra boca aprende a convertirse en“degustadora” de la vida, aprendiendo a gus-tar los sabores de la verdad, de la justicia, delReino, en la vida cotidiana, y ayuda a otros adegustarlos; cuando aprende a hablar y callarcomo lenguaje de amor, que sabe bendecir y re-nuncia a la maledicencia(mal-dición), que sa-be besar y hace del beso sacramento del amor,que sabe sonreír con sentido del humor parano tomarnos a nosotros mismos demasiado enserio y no permitir que nos amarguen la vida.

Cuando todo esto acontezca, seremos tes-tigos corporales del amor. Quizás nos pase loque le paso a Jesús de Nazaret que los que vi-vieron con él dijeron: lo que han visto nuestrosojos, oído nuestros oídos y tocado nuestras ma-nos es que el Dios de los cristianos es Amor ymerece la pena creer en El. ©

NOTAS

1 He desarrollado más ampliamente todo lo que aquí digo enMARTINEZ OCAÑA, E. Cuando la Palabra se hace cuerpo…encuerpo de mujer, Narcea, 2007; Cuerpo espiritual, Narcea,2009, con abundante bibliografía que ahora no cito.

2 He tomado parte de esta presentación del amor enMCFAGUE, S., Modelos de Dios. Teología para una eraecológica y nuclear, Sal Terrae, 1993.

Una característica del amorde “eros” es la valoración delo amado que se manifiestaen una mirada que loreconoce como valioso yatractivo y por eso provocaen los destinatarios unaconsciencia de autovalía, deautoestima. Podríamosdefinirlo como la atracciónapasionada por lo valioso y eldeseo de unirse a ello.

A los filósofos les ha interesadoel amor y nada deberíaextrañarnos dado que, en elsentido tradicional del término almenos, la filosofía se hainteresado por todos los ámbitosde la experiencia humana. Desdelos antiguos a nuestroscontemporáneos, desde Platón aRobert Nozick, desdeSchopenhauer a Ortega,contamos con un conjunto detextos que dan cuenta de lasdiferentes modalidades de lo quegenéricamente denominamosamor, en sus posibles diferentescontextos. Desde luego eros,philia o ágape nombran las tresmodalidades básicas de amor, y alas tres se han dedicado escritosparadigmáticos como Banquete,los libros VIII y IX de Ética aNicómaco, o La ciudad de Dios deSan Agustín.

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El amor y lasabiduría¿Por qué le llaman amor cuando quierendecir conocimiento?

análisisCarmen González Marín

Es evidente que hay diferentes modosde tratar el amor, no sólo diferentesmodalidades del amor. El hecho es

que si pudiera parecer que el filósofo se ocupadel amor en sus diversas variantes con el áni-mo de dar cuenta de cómo son las cosas, y asíse diría de la descripción aristotélica de la phi-lia como virtud política, en otras ocasiones, yéstas son las más interesantes a mi juicio, elamor no es el centro de interés del filósofo co-mo experiencia humana, sino en todo caso demanera oblicua, es decir, como la experienciade la filosofía misma. Probablemente debemosa Platón una de las apuestas más radicales yextrañas: convertir la modalidad de amor másmundana y apegada a lo sensorial en el cami-no y el modelo del conocimiento. El amor y lafilosofía resultarán así interconectados de unmodo tan necesario como sorprendente.

Relación entre filosofía y amorDos episodios en los Diálogos platónicos

nos hacen saber cuál es la relación entre la fi-losofía y el amor y qué sentido hemos de ad-judicarle a tal relación. En Banquete, el viejoSócrates, que se gloriaba de desconocerlo to-do excepto el hecho de ser ignorante, se ufa-na en cambio de saber del amor. El lugar ele-gido para tan extraña revelación es desde lue-go bien apropiado, porque en Banquete nosencontramos con un excelente muestrario deideas acerca del amor. Cada contertulio seafana en desarrollar el más completo y perti-nente discurso laudatorio acerca de Eros. Pe-ro, naturalmente sólo Sócrates logrará aqui-latar sus palabras y dar cuenta de lo que ver-daderamente es Eros. Sin embargo, y es éstauna segunda extravagancia, no es él quiennos enseña lo que Eros es, sino sólo indirec-tamente gracias a las enseñanzas recibidas dela extranjera, de Mantinea Diótima. El apren-dizaje socrático del amor es en realidad elaprendizaje de la filosofía. Porque la filosofíaes como Eros, y ésta sí es la revelación mássorprendente del diálogo. Sin embargo, tieneel mayor de los sentidos. Diótima había en-señado a Sócrates una interesante historiaacerca de la concepción de Eros. El relato deese acontecimiento nos enseña que, en el cur-so de la fiesta por el nacimiento de Afrodita,

Poros es seducido por Penía y concibe al hijode ambos y por siempre compañero de Afro-dita Eros. Así nos pone ante los ojos la pecu-liar y paradójica manera de ser de Eros. Supadre, Poros, lleva la marca de la abundan-cia, de la riqueza, pero su madre, Penía, unamendiga, lleva por el contrario la marca de lanecesidad. Eros es así rico y menesteroso almismo tiempo. El amor tiene su origen en lanecesidad, en la deficiencia, pero también enalguna forma de posesión. Deseamos aquelloque no poseemos pero, al mismo tiempo, espreciso haber accedido de algún modo a ellopara experimentar su falta, su ausencia. Y es-ta es la razón del parentesco entre Eros y elfilósofo. El filósofo se encuentra entre la ig-norancia y el conocimiento. No puede ser unsabio, ni un necio, sino un ser que sabe de-masiado para ser ignorante y que ignora de-masiado para ser sabio. Sin esa condición hí-brida y paradójica no sentiría la atracción yla fuerza para proceder en el conocimiento.

La erótica del conocimientoUn segundo episodio nos enseña algo más

respecto de la erótica del conocimiento. Só-crates de nuevo nos va a ilustrar acerca delvalor del deseo en el camino del conocimien-to, y en la manera en que una cosa y la otrason en definitiva lo mismo. En Fedón, a la

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La Academia de Platón. Mosaico romano del siglo I. Nápoles, Museo Arqueológico Nacional

Eros y Afrodita. copia romana de un original griego.Museo del Hermitage, San Petersburgo

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hora de justificar cómo conocer es solamenterecordar, parece hacerse necesario aportar al-gún ejemplo intuitivo. El proceso de la reme-moración sólo es posible gracias a la atrac-ción que lo que percibimos produce en nos-otros. A partir de esa atracción nos percata-mos de la deficiencia de lo que tenemos antenosotros, –y así ascendemos a lo más verda-dero– como quien ve la lira de su amado ynaturalmente lo recuerda, en la medida enque experimenta su deficiencia cualitativacon respecto a la del amado. ¿Quién no re-cuerda y no ansía el original cuando ve unarepresentación, quién no experimenta le ne-cesidad de volver al lugar amado cuando es-cucha su nombre? Sócrates sabe muy bien có-mo atraparnos en la red: el amor es una per-manente necesidad de presencia. Aunque lapresencia vicaria pudiera ser un consuelo,nunca desaparece la fuerza de atracción de lomás real.

Eros el agridulceEros el agridulce, era ése el apelativo de

Safo, es el ser paradójico que representa esatensión y esa fuerza en el filósofo mismo, cu-ya paradójica duplicidad nos pone en avisoacerca de futuros malentendidos sobre la fi-losofía y el conocimiento. Pero en realidad,¿qué tienen que ver el amor y la filosofía?, o¿por qué esa fijación platónica en el amor?.No cabe duda de que los humanos necesita-mos de un pensamiento metafórico para lograrentender experiencias que de algún modo su-peran nuestra capacidad de comprensión in-mediata. Y es por ello que damos en pensarunas cosas en términos de otras, es decir lomás abstracto en términos de lo que formaparte de nuestra más primaria experiencia. Poreso quizá el amor, como una de esas experien-cias primarias, y probablemente universales, esla mejor de las metáforas para tratar de atra-par aquello que se nos escaparía irremediable-mente si no contáramos con ella. Sin embar-go, a los filósofos les pedimos mucho más quea otros hacedores de discursos, incluyendo aquienes tratan de aproximarse metafórica-mente a experiencias transcendentes comopueden ser los místicos. El filósofo está obli-gado a dar razones de sus palabras de una for-ma más exigente que cualquier otro. Por eso

sorprende mucho más que el amor sea el tópi-co sobre el que pivota una teoría del conoci-miento.

Deseo de “concebir la belleza”Pero en realidad, la fuerza de la paradoja

es una de las más notables estrategias que po-dría haber utilizado el filósofo para mostrarsu punto de vista, especialmente cuando setrata de algo escasamente intuitivo. ¿Cómouna experiencia tan íntimamente ligada a laexperiencia sensorial puede constituirse enun modelo del conocimiento? Que Eros nosmueve al conocimiento no es solamente unaimagen que hemos de interpretar, analógica-mente, luego en el ámbito epistemológico. Enrealidad lo que define al amor, el deseo de“concebir en la belleza”, es exactamente loque define el conocimiento. Curiosamente elconocimiento que arranca de Eros llevará enBanquete irremediablemente a preguntarsepor Eros mismo, es un síntoma más del ca-rácter auto–reflexivo de la filosofía. Para sa-lir de ese círculo extraño, nos enseña Platóncómo es de nuevo Eros el impulso que nospermite ascender desde el mundo sensorialal cosmos noetós. Quienquiera que aspire alconocimiento debe fijarse en los cuerpos be-llos señala Sócrates como primera reglaaprendida de Diótima. Fijarse en los cuerposbellos es, sin embargo, el mejor procedi-miento para percibir la indigencia del mun-

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do y la nuestra propia. Sabremos de esa in-digencia del mundo en la medida en que nosdesliguemos de la belleza particular de un in-dividuo particular y aspiremos a la belleza detodos. Cómo dudar así que la belleza verda-dera no es una propiedad de un solo indivi-duo, sino de todos los individuos bellos; ycómo no ver entonces que ninguno de esosindividuos bellos es esa belleza verdadera enrealidad, sino que todos comparten el hechode participar de algo que les excede a todosellos. Si la experiencia más sensorial nos ale-ja de este mundo y nos acerca a una realidaddistinta, cuando damos el siguiente paso ynos fijamos en la belleza del alma, y en uncamino análogo al anteriormente emprendi-do, comenzamos por amar el alma de unopara enseguida abandonar el apego a uno so-lo y amar todas las almas bellas, se repetiráel mismo proceso. Ese proceso doble con-siste en la separación de lo mundano y lapercepción de que aun el alma bella no es labelleza en sí, sino que todas las almas bellas

pueden serlo simplemente por su participa-ción en una belleza que las excede. Así, sen-cillamente, dejándonos llevar por la atrac-ción y desapegándonos a continuación, lo-graremos ascender hasta “el ancho mar de labelleza”, donde contemplaremos la Idea quehace posible lo mundano y nuestro conoci-miento a la vez.

Pensar es estar en ningunaparte, es estar fuera del mundo,liberado de las ataduras a loscientos de compromisos de todaíndole, epistémicos, morales,emocionales o sentimentales quenos envuelven y tejen en torno anosotros un escenario deactividades necesarias para lasupervivencia e ineficaces parala vida del espíritu.

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La huída del escepticismoEros se convierte así, paradójicamente, en

una invitación a la ascesis, al abandono de es-te mundo, inmediatamente después de ser elmotor de la atracción hacia él. Y es aquí don-de Eros y la filosofía se encuentran realmen-te. En La Vida del Espíritu, Hanna Arendt re-cordaba una afirmación del poeta Paul Valérymuy afortunada: “Tantôt je pense, tantôt jesuis”. No sólo Valéry logra rescribir irónica-mente el célebre dictum cartesiano, sino queverdaderamente aporta una nueva luz sobre

la actividad del pensar, y por ello Arendt pue-de retomarla para enseñarnos algo muy ob-vio, pero no siempre reconocido. Cuando sepiensa, no se vive. Pensar es estar en ningunaparte, es estar fuera del mundo, liberado delas ataduras a los cientos de compromisos detoda índole, epistémicos, morales, emociona-les, o sentimentales que nos envuelven y tejenen torno a nosotros un escenario en el quenos vemos sometidos a actividades tan nece-sarias para la supervivencia como ineficacespara la vida del espíritu. Para pensar es nece-

Vento González, “Ofreciéndole la luna,” 2003. Colección del autor.

análisis

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sario abrir un paréntesis, cortar las atadurasque nos mantiene unidos a nuestras vidas contodas sus contingencias, y realizar ese aleja-miento que literalmente nos coloca en otromundo. Pensar es sólo un paréntesis en la vi-da práctica. Por eso no es extraño que quienhace del pensar su vida, necesariamente, ha-ya de manifestarse como un dualista. Ser undualista es tanto un modo de entender elmundo como un modo de entender el proce-so del conocimiento, naturalmente. Y la fuer-za expresiva de la figura de Eros en esta ver-sión del mundo y de la filosofía es sin dudanotable. ¿Por qué es necesario ser dualista? Sediría que en principio la razón última es lahuida del escepticismo. Si el mundo nos ofre-ce información ambigua, o incluso contra-dictoria, si lo que nuestros sentidos nos apor-tan nos conduce a dudar acerca de la validezde nuestra percepción, desde luego es difícilsostener el valor de nuestro conocimiento.Por ello se exige un escenario distinto, más ri-co, más complejo, que permita justificar almismo tiempo la ineficacia de nuestros senti-

dos y la falta de validez de la informaciónsensorial, y la posibilidad de conocer real-mente el mundo. Sabemos que Platón ha deinventar un mundo real que no podemos per-cibir con los sentidos y una peculiar herra-mienta que los humanos poseemos para al-canzar ese mundo, el alma inmortal. Es el al-ma lo que nos permite acceder a una matrizmetafísica permanente que salva precisamen-te del escepticismo. Sin embargo, es en esteescenario en el que la loa de Eros se convier-te en una necesidad. Porque alabar a Eros pa-sa de ser un conjunto de descripciones más omenos externas de sus características y susefectos a convertirse en un verdadero ejerci-cio dialéctico, a través del cual no sólo des-cubrimos que Eros es un elemento interme-diario entre la sabiduría y la ignorancia (Ban-quete 203e), entre la posesión y la deficienciaque nos impulsa a “poseer siempre el bien”, si-no que en realidad es la mejor de las imágenesdel filósofo mismo. Eros nos conduce al deseode la inmortalidad, que a su vez exige una fe-cundidad aparentemente mundana, pero “pro-crear en la belleza” tiene dos sentidos también,y el verdaderamente relevante es aquel “segúnel alma”.

Un conocimiento trascendenteConocer es alejarse de nuestra contingen-

cia, y Platón nos recuerda que si avanzamosdebidamente alcanzaremos no sólo la cienciasino el conocimiento “mayor y más bello” quenosotros denominaríamos ética y política y éldescribe como “la regulación de lo que con-cierne a las ciudades y las familias cuyo nom-bre es mesura y justicia” (Banquete 209a) Queel amor sea en suma el impulso que alcanza amejorar no tanto nuestras vidas íntimas sinoespecíficamente nuestra moralidad y nuestrasinstituciones políticas puede ser algo extra-vagante y muy discutible desde nuestro pun-to de vista, pero en realidad ¿qué otra cosaesperamos de la filosofía? La falta de refle-xión fue el diagnóstico de Arendt acerca de latenebrosa capacidad del mal para abrirse pa-so en las almas de personas aparentementebien educadas y moralmente normales. De-nominar Eros al impulso permanente de re-flexión no es un capricho en el fondo. Es con-vertir el conocimiento en trascendente. ©

Si el mundo nos ofreceinformación ambigua o inclusocontradictoria, si lo que nuestrossentidos nos aportan nosconduce a dudar acerca de lavalidez de nuestra percepción,desde luego es difícil sostener elvalor de nuestro conocimiento.Por ello se exige un escenariodistinto, más rico, más complejo,que permita justificar al tiempola ineficacia de nuestrossentidos y la posibilidad deconocer realmente el mundo.

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Desde un punto de vista psi-cológico el amor es unaemoción compleja que para

muchas personas constituye una de lasfuentes más importantes de sentimien-tos agradables e intensos... y tambiénde dolor cuando el amado o amadadesaparece o el amor no es correspon-dido.

El amorUna de las principales conclusiones

a las que ha llegado la psicología en elestudio del amor es que en nuestras re-laciones no suelen darse formas puraso aisladas de amor y que existen, al me-nos, tres componentes básicos: la inti-midad, la pasión y el compromiso. Laintimidad nos habla del sentimiento decercanía, de unión, de afecto hacia otrapersona, de la necesidad de manteneruna relación íntima sin necesidad de

el amor en lostiempos de internet

análisisAmaia Lasa

La palabra “amor” tiene más de 215 millones de entradas en uno delos buscadores más populares de Internet y “love” más de 1.370millones. Este elevado número de entradas bien pudiera reflejar lasmuy distintas concepciones que la gente tiene del amor y laimportancia que adquiere en sus vidas. Si estudiamos algo más lasfuentes que nos ofrece Internet, el amor en muchas ocasiones suele irligado al sexo, a menudo lleva la etiqueta de “romántico”, pero tambiénse encuentra vinculado con la amistad o el compromiso, los celos, lapasión, la intimidad, el odio, el cariño, la infidelidad, la admiración, elrespeto… Las encuestas y los estudios que se están haciendo desde lapsicología empiezan a revelar algunos resultados interesantes.

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que medie la pasión o el compromiso. La pa-sión se ve reflejada por un elevado estado deexcitación mental y físico. El compromiso seda en las relaciones de compañerismo sin quemedie necesariamente intimidad o pasión.

En el contexto de nuestra cultura occi-dental, tras revisar los trabajos interesados ensaber qué entiende la gente por “amor” EllenBerscheid ha perfilado los diversos significa-dos que damos a la palabra amor. Entre estosse encuentran el amor romántico, el amorcompañero, el amor compasivo y el amoradulto o pleno.

El móvil parece ser unaherramienta importante en elproceso de abrirse y mantener losvínculos afectivos con el grupo deamigos. Quedar con amigos o conla nueva pareja es ahora muchomás espontáneo y flexible… hechoque supone una clara mejoría en laeconomía de tiempo yorganización.

Nadie duda a estas alturas de que las nue-vas herramientas como el móvil e Internethan cambiado la manera de relacionarse demillones de personas. En las generacionesmás jóvenes este cambio está siendo especta-cular. La tecnología relacionada con el mun-do virtual avanza muy rápidamente. En losúltimos años, la Web 2.0 basada en comuni-dades de usuarios y en un conjunto de servi-cios, como las redes sociales, blogs o wikis,impulsan la colaboración y el intercambioágil, instantáneo y eficaz de información en-tre los usuarios de una comunidad o red so-cial. Este intercambio de información ya nose realiza a través del texto escrito e imáge-nes, las cámaras posibilitan estar cara a caraen este espacio virtual enriqueciendo las rela-ciones con información verbal y no verbal en

un gran número de personas. Los jóvenes dehoy, sin duda, son uno de los colectivos másactivos en la Web 2.0.

La revolución del móvil en larelación

Un 88,2 % de los hogares de nuestro pa-ís disponían de móvil en el primer trimestrede 2009, muchos, sin duda, en posesión delos jóvenes. Estos consideran que llamar y so-bre todo enviar mensajes cortos a través delSMS son las actividades más importantes yconfirma que la necesidad de comunicación aestas edades es elevada, así como estrecharvínculos afectivos. En estos últimos años es-tán creciendo los estudios que se centran enlos efectos psicológicos y sociales que conlle-va este uso cotidiano del móvil en los adoles-

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centes. Los resultados muestran un panora-ma complejo, con numerosas ventajas perotambién con nuevos problemas.

El móvil parece ser una herramienta im-portante en el proceso de abrirse y mantenerlos vínculos afectivos con el grupo de amigos.Quedar con amigos o la nueva pareja es aho-ra mucho más espontáneo y flexible. Se im-provisa sobre la marcha y de camino se fija ellugar de encuentro, hecho que supone unaclara mejoría respecto a la economía de tiem-po y organización. Respecto al contenido,más allá del intercambio de información con-creta, los mensajes son un vehículo para eldesarrollo de la empatía, de participación enlas preocupaciones del compañero o la com-pañera, de expresar pertenencia y proximi-dad, también de airear las emociones. A losque se perciben como tímidos o introvertidos,

los mensajes cortos les ayudan abrirse a losdemás, hecho que repercute en el aprendiza-je de habilidades sociales. Numerosas parejasde adolescentes se intercambian de forma per-manente SMS con mensajes amorosos, sobretodo a las noches. Han ganado en indepen-dencia y libertad de comunicación respecto alas generaciones anteriores. Por otro lado, laposibilidad de contactar en cualquier mo-mento parece que contribuye a reducir la in-seguridad y soledad. Los estudios tambiéndestacan el hecho de que, al menos de mo-mento, el móvil (y la “quedada” virtual) nosustituye la relación directa cara a cara; el es-tar con los amigos y la nueva pareja siguesiendo lo prioritario.

El móvil, sin embargo, también puede te-ner repercusiones negativas. Puede generaruna dependencia enfermiza. De hecho, cada

La “quedada Virtual” no sustituye a la relación directa cara a cara…

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vez son más los estudios que relacionan latendencia a usarlo de forma desmesurada conjóvenes con problemas psicológicos. Los ex-pertos coinciden en que padres y profesoresdeben apoyar y educar a los jóvenes para po-tenciar un uso constructivo del móvil.

El tráfico amoroso a través deInternet

Hoy ya no es noticia que millones de per-sonas buscan en Internet su gran amor o sim-plemente potenciales compañeros sexuales.Para ambos grupos la cita virtual es un pri-mer paso del encuentro cara a cara en un lu-gar no virtual. El primer contacto virtual

puede realizarse de muy diferentes formas, através de comunidades sociales, chats, listas,páginas especializadas en contactos, etc. Unamplio estudio estadounidense (con más de15.000 encuestas) realizado por Julie Al-bright reveló que los casados multiplican porcinco a los solteros en la búsqueda de rela-ciones. La insatisfacción sexual con la parejay el anonimato en la red podrían ser dos va-riables importantes para explicar estos resul-tados. Esta encuesta también detectó que lasmujeres son más proclives a implicarse en elchateo sexual (cibersexo) con el sexo contra-rio y los hombres a ver pornografía (fotos ypelículas).

Las páginas especializadas en contactosparten de los perfiles que reciben de sus usua-rios o clientes. Diferentes investigaciones cen-tradas en estudiar estos perfiles, recogidas porRobert Epstein que trabajó como asesor pa-ra Engage.com, arrojan resultados no muy

alentadores para los potenciales interesadosen este tipo de servicios. Por ejemplo, a la ho-ra de buscar una relación por Internet, reve-lar la edad real, para las mujeres más que pa-ra los hombres, se convierte en un verdaderoproblema. En un estudio realizado por estaautor con la base de datos de Match.com,una de las empresas más importantes en estetipo de servicio, se encontraron reveladorespicos discretos en la distribución en los 32 y36 años en los hombres y en los 29, 35 y 44en las mujeres. La conclusión fue que un im-portante número de hombres y mujeres cons-truyen un “yo ideal” que sustituye al “yo re-al” en el mundo virtual. Esto parece alejarmás que acercar a los pretendientes virtualesal contacto cara a cara ya sea virtual o pre-sencial.

Además de mentir sobre la edad, un por-centaje muy importante de personas engañany alteran los datos relacionados con las ca-racterísticas físicas y variables socioeconómi-cas. Los hombres falsean más su nivel de es-tudio, ingresos económicos, estatura, edad yestado civil. Las mujeres en cambio la apa-riencia física y la edad. Estos datos no debensorprender ya que según los datos obtenidosen la Encuesta Nacional de Salud Sexual de2009, en nuestro país los hombres se con-centran más en las características físicas de lapersona deseada (belleza del físico, 27% ybuen cuerpo 11%), en cambio las mujeresdistribuyen más sus preferencias entre unabanico mayor de variables como las carac-terísticas físicas (la belleza del físico 16 % ybuen cuerpo 5,8 %), las de personalidad y lasde relación (ninguna de las opciones con másdel 20 % ).

La información del aspecto físico, a tra-vés de fotos o videos, en este tráfico amoro-so virtual, se relaciona en algunos estudioscon el número de respuestas o contactos. Losestudios arrojan cifras que pueden tenerse encuenta. En uno de estos, se encontró que lafalta de fotos de los hombres repercute en un25 % menos de respuestas de los que tienenfoto, cifra que sube respecto las mujeres, un85 % menos. En otro, se muestra que los in-ternautas con una foto que desvela un aspec-to poco atractivo reciben menos respuestaque los que no han colgado su imagen.

Sorprendentemente, lacomunicación por el ordenadorcomparada con el ‘cara a cara’ noes ni menos emocional ni menospersonal y de existir diferencias,éstas apuntan a que lasmanifestaciones emocionales sonmás frecuentes y explícitas por elordenador.

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En este contexto es importante tener encuenta que los que se presentan con fotos ovideos tienen la oportunidad de preparar mássofisticadamente su presentación social queen el cara a cara del mundo no virtual. Un es-tudio reciente, realizado por Krämer y Win-ter, centrado en la autopresentación de los jó-venes alemanes en el entorno de las redes so-ciales y el éxito (reflejado éste en nuevos con-tactos, nº de visitas e intercambios, etc.) re-vela que aquellos que son más extrovertidosmanejan su imagen virtual de forma más de-sinhibida y atractiva para sus pares. Esta nue-va forma de presentación, en el mundo vir-tual, les ayuda a tener bastante más éxito quesus compañeros tímidos o introvertidos quese expresan de forma más convencional y re-velando menos información.

Las redes sociales y el amorLas redes sociales como MySpace, Face-

book, Tuenti, Hi5, Twitter, estrellas del uni-verso de la Web 2.0 integran tecnologías es-tándar como el correo electrónico, mensaje-ría instantánea, salas chat, etc. y están dise-ñadas para que las personas puedan estar per-manentemente interconectados; realizar nue-vas amistades sin las barreras físicas y/o cul-turales; crear comunidades con intereses si-milares (trabajo, lecturas, juegos, amistad, re-laciones amorosas, etc.); compartir y actuali-zar todo tipo de contenidos; facilitar unaprendizaje integral.

Toda esta revolución tecnológica alrede-dor del ordenador está cambiando la idea quese tenía de que era una herramienta que sellevaba mal con el intercambio de emocionespersonales. Derks y colegas, en un reciente es-tudio de revisión sobre el papel de la emociónen la comunicación mediada por ordenador,señalan que, sorprendentemente, la comuni-cación por el ordenador comparándola con laque se da cara a cara no es ni menos emocio-nal ni menos personal y que de existir dife-rencias éstas apuntan a que las manifestacio-nes emocionales son más frecuentes y explí-citas por el ordenador.

El mundo emocional, sin embargo, escomplejo tanto en la vida real como en la vir-tual. Recientemente los resultados de una in-vestigación realizada en una universidad de

Según un estudio, Facebook yredes similares exponen a la gentea información sobre la pareja que amenudo resulta ambigua y queincita a volcar nueva información,creando un circuito que aumentala sospecha y alimenta los celos, loque puede llevar acomportamientos que alteren larelación.

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ReFeRencIAs BIBLIOGRáFIcAs

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Canadá por Amy Muise y colegas sobre si lasredes sociales como Facebook pueden poten-ciar los celos en las parejas jóvenes que estánviviendo un romance o manteniendo una re-lación sexual ha dado bastante que hablar yabunda en el problema de la privacidad en elespacio virtual y de las consecuencias de ladescontextualización de muchos de los men-sajes volcados en los “muros” de esta red. Elanálisis de los resultados reveló que el au-mento del empleo de Facebook predice el au-mento de los celos en muchos jóvenes Este re-sultado podía deberse, según los autores delestudio, a que Facebook expone a la gente ainformación sobre la pareja (información delresto de los miembros de la red y/o informa-ción sobre la interacción que mantienen) quea menudo resulta ambigua y que incita a vol-car nueva información en este entorno pro-vocando un circuito de información que au-menta la sospecha y alimenta los celos pro-vocando comportamientos que alteran la re-lación de la pareja. Un dato revelador del es-tudio es que entre el 70 y el 80 % de losusuarios tienen como contactos en sus comu-nidades a sus exparejas o personas con lasque han mantenido contacto sexual.

Qué lleva a alguno de los miembros de lapareja a buscar contactos que estimulan susexualidad en Internet, por ejemplo a travésde chats o intercambio de imágenes, y si loconsideran una infidelidad son algunas de laspreguntas que también se han planteado enalgunos estudios. Los resultados revelan quecuando se establecen contactos con alto con-tenido sexual existe una predilección por elanonimato, más alta si las personas están ca-sadas ya que les garantiza poder disfrutar deuna relativa tranquilidad a la hora de expre-sar sus fantasías y deseos sin que se vean ex-puestos. El encuentro, en general, se conside-ra más inocente e inofensivo, a pesar del se-creto y de su naturaleza sexual. También pa-rece que es una forma fácil y segura de evitaro aliviar el malestar ocasionado por proble-mas de pareja. Finalmente, una revisión de laliteratura sobre el impacto de Internet en lasexualidad realizada por Nicola Döring contrabajos que van desde 1993 hasta 2007 pa-rece confirmar que el mundo virtual facilita,para aquellas personas que así lo desean, la

consumación de encuentros sexuales y rela-ciones amorosas fuera de la pareja habitual através de las citas y los contactos virtuales.Este mismo trabajo señala, por otro lado,que, sin olvidar su potencial educativo e in-formativo, también puede ser un instrumen-to que abre nuevas oportunidades para la ca-pacitación sexual y la autoexploración demuchos individuos.

A pesar de que las nuevas tecnologías es-tán revolucionando nuestra forma de estar enel mundo, sobre todo para las generacionesmás jóvenes, creo que aún es pronto para sa-ber cómo lo está cambiando en los aspectosrelativos al amor. Sin duda, el móvil, el orde-nador y sus aplicaciones han cambiado lasformas de comunicación pero lo que comu-nicamos sigue reflejando lo que sentimos ypensamos en el mundo no virtual. Para man-tener una relación duradera se necesita pa-ciencia, habilidad y esfuerzo, cualidades que,en principio, no queda claro que sean poten-ciadas por las nuevas tecnologías. ©

Educar en el amor significa, en primer lugar, que elprofesor desarrolle un conjunto de acciones basadas en laética, el afecto, elrespeto, la comprensióny la ayuda hacia elalumnado de maneraaltruista, fundamentadaen una vocación,entusiasmo, amor y, aveces, pasión por suprofesión.Evidentemente, haydocentes con unapersonalidad que lespermite desarrollar unamayor sensibilidad yentrega, haciendoefectivo este modelo deenseñanza que, enabsoluto, persigue laexcesiva transigencia ocondescendencia, sino laecuanimidad en eldesarrollo de su actividadprogramada y en laconsecución de losobjetivos educativos.

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análisisNatividad Araque Hontagas

Este modelo de educación no sólo pretende estimularal alumnado para que su aprendizaje sea más eficazy, por ende, conseguir mejorar la calidad educativa en

la vertiente cultural. También se trata de fomentar una educa-ción integral basada en la enseñanza de valores, con la que con-seguir unas personas más sensibilizadas hacia el respeto y el amora los demás y lo demás, procurando un mundo mejor, en el queexista mayor entendimiento entre los seres humanos, propiciandola paz y el respeto por la naturaleza.

Una pedagogía de inclusiónEl modelo de educación propuesto debe facilitar el diálogo

entre todos los miembros de la comunidad educativa, conside-rándolo como un método y una finalidad moral para mejorarel aprendizaje. El diálogo requiere unas actitudes positivas, mo-rales y constructivas, fundamentadas en el respeto a los inter-locutores y en el intercambio de ideas razonadas. En el diálogose tienen que dar unas condiciones formales, como son: apor-tar información necesaria y pertinente, estructurar la informa-ción de manera ordenada, exponer con claridad los puntos devista y comprender correctamente las aportaciones de los demás.Además, se desarrolla un juicio crítico, basado en razones ob-jetivas e imparciales, que conllevan el reconocimiento y la com-prensión de las particularidades de cada situación.

Los profesores deben utilizar una pedagogía de inclusión den-tro del aula, en lugar de la selectiva, que se ha venido utilizan-do como recurso más fácil, puesto que se trata de trabajar contodos los alumnos, dándoles lo más conveniente o necesario, conla finalidad de que ninguno se sienta excluido o discriminado,sino que todos puedan alcanzar el éxito dentro de sus específi-cas posibilidades. Evidentemente, el trabajo es mayor, pero losresultados son altamente gratificantes para el alumnado, que es

LA EDUCACIÓNEN EL AMOR

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tratado con un nivel de exi-gencia en sintonía con sus po-sibilidades educativas.

Una pedagogíaintercultural

La sociedad actual, ba-sada en la globalización y enla inserción de inmigrantesen nuestro país, hacen nece-sario cambiar la pedagogía

monocultural por otra in-tercultural, basada en la bús-queda de soluciones paraconseguir la integración einteracción de todo el alum-nado dentro del aula, sin me-noscabo de las culturas mi-noritarias. Se trata de des-arrollar una pedagogía quehaga converger las aporta-ciones de todos al aprendi-zaje de la convivencia. Ob-viamente, es necesario que elalumnado aprenda a convi-vir y a respetar a personas deotras culturas y tradiciones,procurando que los conte-nidos escolares sean sensiblesa la diversidad cultural.

La educación en el amorpersigue, como objetivo fun-damental, la transmisión devalores para conseguir ciu-dadanos activos, compro-metidos con la búsqueda deuna convivencia justa queconsiga crear una vida mejor,evitando la utilización de uncódigo único y el relativismoindividualista. A este respec-

to, la responsabilidad del sis-tema educativo no puede re-caer únicamente en asegurarel buen nivel de aprendizaje,impartir conocimientos, sindetenerse en la necesidad deque el alumnado debe tenerbuenos modelos de profeso-res para convertirse en per-sonas íntegras, solidarias, to-lerantes y justas.

El proceso educativo, en-tre otras cosas, se configuracomo un trabajo dirigido atoda la población, con la vo-luntad de obtener el éxito,tanto en la transmisión de co-nocimientos como en la for-mación personal y social delalumnado. Esto significa queal alumnado se le debe dar untrato diferenciado, en funciónde lo que cada uno demandeo necesite en cada momento,construyendo una pedago-gía a medida de cada uno,distanciada de los métodosuniformes y selectivos, con lafinalidad de no conformarnoscon una situación de bajorendimiento del alumnado,sino que debemos pretenderque cada uno de los alumnosexplote al máximo sus posi-bilidades, consiguiendo lapromoción de todos y no deunos pocos. Evidentemente,hay que tener en cuenta la ne-cesidad de realizar una tareapreventiva respecto a los con-flictos propios de la convi-vencia, aún así resulta difícilevitarlos, porque se trata dehechos habituales que, en elpeor de los casos, pueden ser-vir para mejorar y enriquecerla acción formativa.

Animar a laparticipación

Los conflictos que puedensurgir en el proceso educati-vo se deben abordar conbuen humor, de manera quelas bromas pasan a ser re-cursos eficaces cuando que-remos abordar con ingenio si-tuaciones difíciles. Relativizarfrecuentes comentarios fuerade tono a determinadas eda-des. Animar a los alumnos aparticipar en una actividad,

La responsabilidad del sistema educativo nopuede recaer únicamente en asegurar el buennivel de aprendizaje, impartiendo conocimientos,sino detenerse en la necesidad de buenos modelosde profesores que el alumnado debe tener.

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ante la cual manifiestan unaactitud pasiva. No obstante,el profesorado debe desapro-bar trastadas, actuaciones ne-gativas y relativizar comen-tarios fuera de tono (crear dis-tancia entre el comentarioimpertinente del joven y lapersona adulta). En cualquiercaso, el docente debe animara la participación (invitar aformar parte de una activi-dad), llamar la atención (evi-denciar una conducta inco-rrecta) y aumentar la autoes-tima (felicitar y reconocer losprogresos individuales y co-lectivos).

La educación en el amorprioriza la utilización de unmodelo de educación ética,tendente a desarrollar un mo-delo de persona más com-prometida con la justicia y conel amor a sus semejantes. Esnecesario una educación in-tegral, que no separe las ver-

tientes personales e indivi-duales de la formación de loscomponentes cívicos y colec-tivos, que mire a las personascomo totalidades y trabajecon ellas de manera global,buscando la armonía entre elser y el saber.

Llegar a serciudadanos activos

A través de la educación envalores el alumnado aprende aser, realizando un trabajo for-mativo sobre sí mismo para li-berarse de ciertas limitaciones,para construir una forma deser apreciada y para lograr elmayor grado posible de auto-nomía y responsabilidad. En elhecho de aprender a ser hay undoble trabajo: hacerse tal y co-mo cada cual desea y utilizarla propia manera de ser comouna herramienta para tratar lascuestiones que plantea la vida.En este aspecto, la labor del

profesorado como modelo aseguir es parte del procesoformativo que debe comenzardentro del ámbito familiar.

El alumnado debe apren-der a convivir, excluyendo latendencia a la separación y alaislamiento entre personas,evitando del exceso de indi-vidualismo que lo valora to-do de manera subjetiva y enfunción del propio interés.Para ello, es necesario dotarde medios a cada alumno pa-ra que sepa resolver los po-sibles problemas, mejorandosu autoestima y su capacidadde respuesta ante situacionescontrovertidas. La conviven-cia entre el alumnado a tra-vés de las actividades grupa-les, ayuda a que establezcanvínculos basados en la aper-tura, respeto y comprensiónhacia los demás y en el com-promiso de establecer pro-yectos en común.


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Además de la conviven-cia, es necesario que el alum-nado aprenda a participar,evitando cualquier tipo decensura respecto a sus co-mentarios, siempre que novulneren la sensibilidad delresto de los compañeros. Deesta forma, estamos mejo-rando la autoestima y moti-vándoles en el aprendizaje,sin que se sientan excluidos odevaluados, lo cual daría lu-gar a una disminución de surendimiento en el aula. Es im-portante reforzar cada in-tervención, dando muestrasdel interés que han suscitadosus palabras, aunque encau-zando su versión hacía la re-alidad. Se trataría de un pro-ceso democrático y cívico enel que todos deben ser cons-cientes de que tienen el dere-cho a participar en igual me-dida y la obligación de res-petarse aunque piensen dedistinta manera. En definiti-va, también se trataría de queel alumnado aprendiese aconvivir y llegase a ser unmiembro cívico y un ciuda-dano activo en una sociedaddemocrática y participativa.

Crear una concienciaética

Este modelo de enseñan-za también pretende crearuna conciencia ética de ca-rácter universal, de maneraque el alumno se responsabi-

lice del presente y del futurode las personas y de la tierra,preocupándose y poniendo sugranito de arena por mejorarlas condiciones de vida de losseres humanos, del resto delas especies animales y de lanaturaleza. En este aspecto, esfundamental crear una con-ciencia crítica en cada alum-no respecto de una sociedadconsumista, a la que hay queponer límites y de un mate-rialismo desmedido que hacerealidad la teoría de Hobbes,consiguiendo crear lobos enlugar de seres humanos.

Sin embargo, la enseñan-za de valores presenta im-portantes retos porque, aligual que Sócrates, formula-mos la pregunta: ¿puede en-señarse la virtud?, y llegamosa la misma conclusión deque sólo podemos llegar aconseguir un éxito parcial.Obviamente, no es posibleconseguir que alguien ad-quiera virtudes y valores me-diante las explicaciones quele ofrecen los adultos, ni me-diante la simple memoriza-ción de estas explicaciones,porque no se trata de disci-plinas normales de un currí-culo para las que sólo es ne-cesario memorizar y entender.En el caso de los valores o vir-tudes se necesita que el alum-nado, además de conocer susignificado, las quiera asumircomo propias de su perso-

nalidad y las integre en su for-ma de ser y de actuar. Portanto, no se trata de unasimple transmisión de valo-res, sino de un “saber hacer”,después de adquirir el domi-nio de habilidades, capaci-dades o virtudes mediante laobservación, la práctica, elejercicio y el refuerzo.

Hacerse apreciarLa actitud del profesor en

el proceso educativo, en cuan-to a la transmisión de sus co-nocimientos, mediante la uti-lización de una metodologíaefectiva para el aprendizaje,que despierte la admiración yel respeto en el alumnado, de-be compartirse con el estable-cimiento de vínculos afectivos,dentro de una necesaria ecua-nimidad, de manera que elalumnado acepte un modelode vida y de actuación funda-mentado en la expresión de vir-tudes o valores. La maestraMaría Sánchez Arbós escribióen su diario que “cuando elmaestro alcanza el cariño y lafe de sus alumnos, su influen-cia es tan grande como la de sufamilia (…), aquel maestroque se nos metió en el almacuando éramos pequeños, noha cesado de resonar en nues-tros corazones e ideas” (Sán-chez Arbós, 2006).

Enseñar a vivir es latransmisión del amor y la pa-sión por el “saber hacer”,siendo necesario el dominiode capacidades y de virtudesmorales, que se consigue através de una persona apre-ciada que ayuda, a veces in-conscientemente, a adquirir-lo. No es posible facilitar elaprendizaje de la vida si eleducador no consigue llegar

Los profesores deben utilizar una pedagogía deinclusión en lugar de la selectiva que se ha venidoutilizando como recurso más fácil. Se trata detrabajar con los alumnos para que ninguno sesienta excluido o discriminado y todos puedanalcanzar el éxito.

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a ser una persona apreciada.Un maestro poco queridopuede llegar a transmitir co-rrectamente conocimiento,pero difícilmente conseguirátransmitir valores, porque elvínculo afectivo entre el pro-fesor y el alumnado es im-prescindible para influir en laeducación en valores.

Los educadores debendesarrollar diversas compe-tencias profesionales –seruno mismo, reconocer alotro, facilitar el diálogo, re-gular la participación y tra-bajar en equipo– para con-seguir que los alumnos ad-quieran un aprendizaje en va-lores y desarrollen una ma-nera más humana de vivir. Laeducación en el amor, el tra-to respetuoso y afectivo li-mitado por la seriedad yprofesionalidad del profe-sor, que no deberá mermarsus exigencias, propiciará unbuen clima en el aula que im-pulse el trabajo y contribuyaa formar una cultura en elcentro educativo proclive a latransmisión de valores.

El clima moral de la es-cuela se crea, en gran parte,a partir de las interaccionesque establecen sus miembros-alumnos, profesorado, per-sonal no docente, familias yotros-, el reconocimiento denuestros congéneres requiere,por parte del profesor, unaactitud permanente de aco-gida y una voluntad de co-municación, que se cristalizaen diversas situaciones. A di-ferencia de otras interven-ciones docentes, la creaciónde vínculos afectivos no pue-de aislarse del resto de mo-mentos educativos, sino queforman parte de todos ellos.

Esta naturaleza transversal, yen cierto modo omnipresen-te, explica la complejidad eimportancia de las relacionesinterpersonales: no se puedenprogramar con precisión de-bido a que se manifiestan ensituaciones diversas e impre-visibles, pero a la vez, su in-fluencia es decisiva en la for-mación de la personalidadmoral del alumnado.

Generar proximidadLa educación en valores

no se identifica con la meratransmisión de ideas, concep-tos y saberes, sino que se per-cibe e interioriza cuando se ob-servan e identifican compor-tamientos tolerantes en laspersonas a las que apreciamosy admiramos, de manera queel alumnado realiza una op-ción-elección basada en pro-puestas y no imposiciones delprofesorado. De igual mane-ra, la justicia será objeto deapropiación del alumnadocuando forme parte de supropia experiencia, medianteel ejemplo asociado a con-ductas continuadas de las per-

sonas que consideran modé-licas, porque de lo contrarioel discurso del profesor serávacío e inoperante. Para ello,es necesario que el discursodel profesorado no sea impe-rativo o se pierda en meraspalabras que no estén aso-ciadas a su conducta, porqueprovocaría el rechazo delalumnado hacía la interiori-zación de esos valores que lesintentan inculcar. Evidente-mente, no se puede educar ensolidaridad desde conductasindiferentes al sufrimiento deotras personas.

A lo largo de la vida co-tidiana de la clase, la actituddocente de reconocer al otropuede cristalizarse en en-cuentros cara a cara, dondeel maestro y el alumno com-parten momentos de ciertaproximidad; o bien en unaasamblea, animando a laparticipación, en una sesiónde clase, valorando las dife-rentes aportaciones; o a lahora del recreo, compartien-do un tiempo distendido conun grupo de alumnos. Las re-laciones interpersonales entre

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maestro y alumnos tienenun claro potencial formativoy, resultan imprescindiblespara llevar a cabo un traba-jo significativo de educaciónen valores, en que la educa-ción está unida a la praxis.

El marco óptimo de rela-ciones interpersonales se con-figura mediante: la buenaacogida del alumnado porparte del profesorado, basa-da en la aceptación incondi-cional, la gratuidad en la re-lación y la voluntad de cola-boración; el respeto com-prensivo que posibilite laapertura al diálogo y el acom-pañamiento personal; y laconfianza en las posibilidadesdel alumnado, a través deuna visión esperanzada y lacomunicación de las expec-tativas. Este procedimientofacilita el reconocimiento dela autoridad moral del pro-fesorado, que no es fruto dela imposición o del abuso depoder, sino del respeto antesu valía personal, con los lí-mites que conlleva la tarea deeducar, que forman parte dela calidad y de una relaciónde proximidad.

Desarrollar el sentidocrítico

La relación educativa su-pone la responsabilidad éticadel profesorado hacia elalumnado, que no está limi-tada por ninguna condiciónque pueda eximirla, y quetampoco espera nada a cam-bio. El profesor/a se com-promete a participar en latarea formativa de su alum-nado, a partir del conoci-miento y desde el amor oafecto incondicional. Acom-pañar al alumnado en su tra-

yectoria educativa es un debermoral que adquiere desde surol de educador, fundamen-tado en el respeto que acabaproduciendo exigencia moral.Cuando el alumnado se sien-te acogido, apreciado y valo-rado por el docente, tambiénacaba apreciándole, creándo-se un vínculo de afecto recí-proco que facilita la adapta-ción por parte de los jóvenesde los indicadores de valoresy conductas propuestas porlos adultos, con objeto de nodefraudarles, convirtiéndoseen factores motivadores quefacilitan la conducta valiosay la exigencia moral fruto delas relaciones humanas ba-sadas en la fidelidad, la con-fianza y el respeto.

En la educación en elamor, el profesorado debepropiciar un clima de con-fianza, la participación delalumnado en las actividadesque le permitan aprender yque estén adaptadas a sus ca-pacidades, estimulándole aprogresar; proporcionándo-le los medios necesarios pa-ra la realización de su tarea,animándole en sus esfuerzosy transformando cada fraca-so en una nueva ocasión de

aprendizaje. De esta manera,la visión esperanzada y laconfianza en el potencial hu-mano de cada alumno/a in-crementarán la autoestima, ytendrán consecuencias posi-tivas en su rendimiento y ensu conducta.

Por último, es necesarioque, paralelamente a la edu-cación en el amor, se favo-rezca el equilibrioriesgo–protección del alum-nado para que supere lasadversidades, mediante elconocimiento de la realidad,el desarrollo de su indepen-dencia y autonomía, au-mentando las posibilidadesde conectar y establecer re-laciones en su entorno social,potenciando su capacidadde explorar su entorno, in-crementando su creatividady sentido del humor y edu-cando su capacidad de juzgary desarrollar el sentido críti-co, de manera que juzguen labondad y la maldad de losactos ajenos, reelaborandolos valores después de unaexperiencia traumática, demanera que consideren elservicio a los demás comouna forma de compromisosocial. ©

BIBLIOGRAFÍABourdieu, P. (2000). Esquisse dúne théorie de la pratique. París: Senil.Duart, J.M. (1999). La organización ética de la escuela y la transmisiónde valores. Barcelona: Paidós.

Habermas, J. (2000). Aclaraciones a la ética del discurso. Madrid: Trotta.Ortega Ruiz, P. y Minués Vallejos, R. (2001). Los valores en la educación.Barcelona: Ariel.

Puig Rovira, J.M. (2003). Prácticas morales, una aproximación a laeducación moral. Barcelona: Paidós.

Sánchez Arbós, M. (2006). Mi diario. Zaragoza: Gobierno de Aragón yCaja Inmaculada.

Tudesco, J.C. (2000). Enseñar y aprender a vivir juntos en la sociedaddel conocimiento. En P. Ortega (coord.). Educación para la paz.Murcia: Obra cultural de Caja Madrid.

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No son tan abundantes los textosque hablan del amor a Dios porparte de los creyentes. La orienta-

ción que introduce decisivamente el amor aDios en el judaísmo es la proveniente de lateología deuteronomista. “Amarás a Yahvé tuDios con todo tu corazón, con toda tu almay con todas tus fuerzas” (Deut 6, 5). Esta exi-gencia viene a ser como la norma “central” o“esencial” de todas las demás.

El núcleo del mensaje de Jesús sobre elamor está reflejado fundamentalmente en dospasajes de los evangelios sinópticos: Mc. 12,28-34 par. y Mt 5, 43-48 par. En ellos haymuchos elementos redaccionales y de la tra-dición cristiana primitiva; sin embargo, en

ellos se alcanza a escuchar el eco de la voz delJesús histórico.

Dos son las aportaciones específicas de Je-sús sobre el amor: en primer lugar, articula elamor al prójimo con el amor a Dios; en se-gundo lugar, extiende el significado de próji-mo hasta alcanzar a todas las personas, tam-bién a los enemigos.

Articulación del amor al prójimocon el amor a Dios (Mc 12, 28-34 par.)

Antes de la triple redacción sinóptica deesta perícopa existió, con bastante probabili-dad, una doble tradición: la de Marcos y lade la fuente Q. La tradición de Marcos de-

El mensaje deJesús sobre elamor

Para comprender el significado del mensaje de Jesús sobre el amor espreciso situarlo en el contexto del mundo religioso judío y, en cierta medida,de la cultura helenista. Ésta aporta gran parte del vocabulario y del universoexpresivo y simbólico. Sin embargo, para el conocimiento de la enseñanzadel Jesús histórico este contexto no adquiere tanta importancia, a no ser elya incorporado dentro del judaísmo, sobre todo en las comunidades de ladiáspora. Por lo que respecta al contexto judío, hay que superar la visión simplistaque considera al judaísmo como la “religión del legalismo” en contraposiciónal cristianismo como la “religión del amor”. El judaísmo, entre otros muchosfactores que lo integran, también está basado y organizado en torno alamor. En el Antiguo Testamento existen abundantes perspectivas queenfatizan el amor de Dios hacia los seres humanos, un amor vinculado a laalianza (Dt 4, 37; 8, 17; 9, 4-6; 10, 15) y que se manifiesta como:fidelidad (Ex 3, 14; Sal 103, 4. 8. 13), misericordia (Sal 51, 1; 89, 23. 25.29; 98, 3; 145, 8), ternura (Os 11, 1. 3-4; Jer 31, 20).

análisisMarciano Vidal

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nota una fuerte influencia helenista: énfasisen el monoteísmo; uso de términos de carác-ter racional (amar “con todo entendimiento”:12, 30. 33; el letrado es “razonable”: 12, 34).Es difícil reconstruir la tradición de la fuenteQ. Pueden, sin embargo, adscribirse a ella lossiguientes elementos: deseo de destacar una“norma suprema”; esa norma consiste fun-damentalmente en integrar el “amor a Dios”(Dt 6, 5) y el “amor al prójimo” (Lev 19, 18).

A pesar de esas diferencias redaccionales,que ponen de manifiesto los intereses pecu-liares de cada evangelista y de sus respectivascomuni dades, existe una unidad de conteni-do. Del cotejo de los paralelos existentes enel judaísmo se pueden deducir las siguientesafirmaciones:nYa antes de Jesús estaban formulados, porseparado, los dos preceptos. Dt 6, 5:“Amarás a Yahvé tu Dios, con todo tu co-

razón, con toda tu alma, con todo tu po-der”. Lev 19, 18: “Amarás a tu prójimocomo a ti mismo”.

nEn el judaísmo estos dos preceptos goza-ban de elevada considera ción. El precep-to del amor a Dios (Dt 6, 5) formaba par-te del shema, antigua confesión de fe mo-noteísta, que en tiempo de Je sús era reci-tada por todo judío piadoso diariamentepor la maña na y al anochecer. También elprecepto del amor al prójimo (Lev 19, 18)era considerado como un precepto fun-damental.

nEn el judaísmo helenista estaba extendidala consideración de que la confesión de femonoteísta constituía el primer manda-miento (cf. Mc 12, 28-29.32).

nHay tradiciones judías (del rabí Hillel ydel rabí Aquiba) que destacan la solidari-dad como elemento nuclear de la Torá,

Jakob Jordaens: Los cuatro evangelistas, hacia 1620, Museo del Louvre de París.

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sea en forma de regla de oro (a modo deMt 7, 12) o como glosa a Lv 19, 18.Otras tradiciones combinaban la solidari-dad y la relación con Dios, otorgándole aaquélla un lugar destacado en la parene-sis (Jubileos, Testamentos de los Doce Pa-triarcas) o calificando esa relación comoun elemento básico de la Torá (Filón).

nEn el judaísmo no faltaron intentos de re-ducir a algunos precep tos fundamentaleslas numerosas prescripciones de la ley ju-día (en el siglo II d. C. se contaban 613preceptos: 248 positivos y 365 negativos).Por ejemplo, Hillel (veinte años antes deJesús) proponía como principio unifica-dor la “regla áurea” en su forma negati-va.

n Sobre los datos recensionados hay que re-saltar las innovaciones que introduce Je-sús y que pueden ser resumidas en estostres puntos básicos:

1º) La unión interna e indisoluble de losdos preceptos: el amor a Dios y el amor alprójimo constituyen “una misma y única exi-gencia”.

2º) La reducción, perfectamente consciente,de toda la ley a este doble precepto fundamen-tal: todas las exigencias pueden “colgarse” (co-mo de un clavo) de este doble precepto.

3º) La interpretación universalista delamor al prójimo. Aunque ya exis tían atisbosde esa universalización tanto en el AntiguoTestamen to (Lev 19, 34) como en el judaísmo(sobre todo, helenista), para la mentalidad delos oyentes de Jesús, el precepto de amar alpró jimo sin limitación alguna, y de ayudar atodo el que padece nece sidad, aunque sea unenemigo del Israel (parábola del Samaritano),era ciertamente una exigencia que no se oíaordinariamente.

Haber integrado los dos preceptos (Dt 6,5 y Lev 19, 18) en una misma orientación,

haber hecho de ellos lamáxima suprema, y ha-ber radicalizado el sig-nificado de prójimo: esahí donde hay que si-tuar la intervención in-novadora de Jesús.

Radicalización delamor al prójimo:el amor a losenemigos (Mt 5, 43-48 par.)

Parece ser un datoincontrovertible el quepertenezca al mensajegenuino de Jesús elamor a los enemigos. Eltexto clave de ese men-saje se encuentra en Mt5, 43-48 par. A él merefiero a continuación.

Para la compren-sión de este texto ha-bría que tener en cuen-ta algunos detalles queuna lectura atenta des-cubre en él:nLa formulación de la“tesis” frente a la

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Vincent Van Gogh: El buen samaritano, 1890, Museo Kröller Müller

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cual se contrapone la “antítesis” evangé-lica se compone de dos miembros: “ama-rás” y “odiarás” (v. 43). El primero remi-te al texto del Lv 19, 18 de tanta impor-tancia en el tema del amor: “amarás a tuprójimo”, sin recoger la segunda frase“como a ti mismo”. Se comprende queaquí el texto veterotestamentario es en-tendido en su sentido restrictivo: el “pró-jimo” al que hay que amar es el “correli-gionario”. El segundo miembro no se en-cuentra en la Ley; es una configuracióndel redactor recogiendo el “espíritu” dedeterminadas corrientes religiosas judíasque mostraban un celo exagerado(“odio” religioso) hacia los “pecadores”o no creyentes (aquí transformados en“enemigos”). Tales corrientes tienen suapoyo en algún texto bíblico (cf. Eclo 12,4-7) y, con mayor probabilidad, en Qum-rán (1 QS 1, 10). Sin embargo, en Qum-rán también se exhortaba a no devolver elmal al enemigo (cf. Rom 12, 19-21) sinoa aplazar el desquite hasta la venganza es-catológica (1 QS, 10, 17-20).

nLa alternativa (“antítesis”) que proponeJesús está expresada también en dosmiembros, quizás con una intención deprogresión. Lo primero que se pide es:“amad a vuestros enemigos” (v. 44). Elcomportamiento que se propone tiene to-do el significado de una acción agápica ala luz del doble precepto del amor; encuanto al objeto de ese amor, se delimitamediante el sustantivo “vuestros enemi-gos”. Al decir “vuestros”, los enemigosmuy probablemente son los contrarios“religiosos” y “políticos”. Esta delimita-ción viene corroborada por el segundomiembro que tiene la función ascendente:“rogad por los que os persigan”. El amorse completa con la oración; los enemigosreligiosos ya actúan y se convierten enperseguidores.

La apelación a la peculiaridad cristianaestá en función del planteamiento general detodo el conjunto de las antítesis. El redactorlo ha puesto de relieve en la especie de títuloo de introducción-orientación que ha coloca-do antes de desarrollar cada una de las seis

antítesis: “si vuestra justicia no es mayor quela de los escribas y fariseos no entraréis en elReino de los cielos” (5, 20). Ese énfasis en lapeculiaridad está subrayado en la forma (pre-cisamente “antitética”) de redactar cada unade las antítesis: “habéis oído… pero yo os di-go”. En la antítesis sexta, del amor a los ene-migos, el tono antitético y la búsqueda de lapeculiaridad están llamativamente subraya-dos. Tanto la confrontación antitética comola búsqueda de la propia identidad se esta-blecen en referencia a dos grupos de personasy a dos correspondientes formas de compor-tamiento.

El primer grupo lo constituyen los “publi-canos” (en los que quedan tipificados los judí-os), los cuales, aún dentro de su condición decierta heterodoxia y marginalidad religiosa (sonjudíos pero “publicanos”), son capaces de“amar”, si bien ese amor está limitado a losmismos “correligionarios” (a “los que lesaman”, según el precepto de Lv 19, 18).

El segundo grupo son los “gentiles”, delos cuales se dice que también ellos “saludan”(superan las formas de comportamiento vio-

En el concepto de “prójimo”Jesús introdujo unaampliación decisiva. Aunqueen el judaísmo, según hemosdicho, existieronsensibilidades de signouniversalista que pudieronservir de base a la propuestade Jesús, sin embargo, es alprofeta de Nazaret a quienhay que atribuir laconcepción plenamenteuniversalista del significadode prójimo.

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lento), pero limitando esa relación positiva alos “hermanos” (a aquellos con quienes seforma una “confraternidad” o “asociación”).

Por estos matices que el texto introducetanto en los grupos como en los comporta-mientos referenciales se deduce que la inten-ción de esta antítesis es situar la forma de vi-da alternativa del cristiano más allá del ám-bito de la propia “fraternidad” y, consi-guientemente, extender el amor hacia todaslas personas y hacia todos los grupos huma-nos. Ese amor supera la “barrera” de la dife-rencia religiosa (y, por extensión, de toda di-ferencia), la cual suele generar “enemistad” yhasta “persecución”.

Conviene subrayar que en el concepto de“prójimo” Jesús introdujo una ampliacióndecisiva. Aunque en el judaísmo, según he-mos dicho, existieron sensibilidades de signouniversalista que pudieron servir de base a lapropuesta de Jesús, sin embargo, es al profe-ta de Nazaret a quien hay que atribuir la con-cepción plenamente universalista del signifi-cado de prójimo.

La exigencia de amar al “enemigo” esuna consecuencia y una progresión en esadinámica de concepción universalista delprójimo. El amor al enemigo de Mt 5, 44trasciende el ámbito del amor restringidoque se encontraba, por ejemplo, en Qumrány en bastantes textos bíblicos y constituyeuna aplicación del significado evangélico deprójimo. Lucas lo ha puesto de relieve al

trasmitir la regla de oro dentro de un con-texto en que el significado universalista deesa norma está vinculado al amor a los ene-migos (Lc 6, 31).

Es también Lucas quien nos trasmite unainnovación decisiva en el concepto de “próji-mo”. Lo hace mediante la parábola del sa-maritano, la cual constituye un desarrollo delprecepto del amor (Lc 10, 29-37). En ella seestablece una inversión en el significado deprójimo (“¿quién es mi prójimo?”: v. 29): laspersonas no son prójimos; las acciones deamor son las que hacen que las personas seconviertan en prójimos. Por lo demás, en laparábola queda patente que el amor al próji-mo se extiende fuera del ámbito propio yaque los mismos extranjeros pueden ser suje-tos activos de ese amor.

La innovación evangélica en el conceptode “prójimo” –innovación en la extensión(“enemigo” y “extranjero”) e innovación enla profundidad (“¿para quién soy yo próji-mo?”)– conduce connaturalmente a la afir-mación de que el amor predicado por Jesúsencuentra su realización preferente en los des-clasados y marginados. Éstos son destinata-rios preferentes de la relación dilectiva de Je-sús (cf. Lc 7, 34; 18, 11; Mt 21, 31) y son,también, sujetos activos de esa forma deamor revelada por el Maestro (Lc 7, 44-47;19, 8). ©

Nota bibliográficaPara la exacta ponderación de la “novedad” del mensaje deJesús acerca del amor son recomendables estas tres magníficasobras de carácter general sobre la enseñanza moral delProfeta de Nazaret:

J. GNILKA, Jesús de Nazaret. Mensaje e historia. Herder(Barcelona, 1993) 293-3003.

G. THEISSEN - A. MERZ, El Jesús histórico. Sígueme(Salamanca, 20022) 426-438.

J. P. MEIER, A Marginal Jew. Rethinking the Historical Jesus. Vol.IV. Law and Love. Yale University Press (New Haven, 2009).

Para los aspectos técnicos de las perspectivas ofrecidas en elpresente artículo:

M. VIDAL, El mensaje de Jesús sobre el amor. Entre la “tradición”y la “innovación: AA. VV., El seguimiento de Jesús. Editorial SM- Fundación Santa María (Madrid, 2004) 138-172.

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©RÍTICA � Nº 965 � Enero-Febrero 2010

La literatura universal, desde el anónimoGilgamesh (h. 1200 a. C.) a nuestros días harecogido que, durante siglos, los lazos afecti-vos entre varones se iban fortaleciendo conun trato firme, asiduo y sincero. La epopeyababilónica mostraba una visión de la vidafundamentaada en la férrea amistad nacidaentre dos hombres: Enkidu y el rey Gilga-mesh, quienes tras un duelo a muerte se con-

vierten en amigos inseparables y emprendenjuntos la búsqueda de la inmortalidad. En esaaventura compartida, un hombre como En-kidu enviado por los dioses para eliminar alrey Gilgamesh se convierte en su mejor ami-go… y termina incluso dando la vida por él.De forma similar, la amistad entre David y Jo-natán, el hijo del celoso rey Saúl que otrora fuesu amigo y protector, se trunca tan sólo con la

la amistad desde gilgameshA Cervantes yShakespeareUn apunte desde la literatura

análisisDavid Felipe Arranz

La amistad concebida como indica el Diccionario de la RAE en su primera acepcióncomo “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, quenace y se fortalece con el trato” ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia. Anadie se le oculta que estamos viviendo tiempos difíciles para la amistad en nuestrasociedad del tiempo líquido, según el sociólogo Zygmunt Bauman, donde noprecisamente el desinterés ni la pureza caracterizan las relaciones interpersonales.De hecho, en su origen, el amicus estaba emparentado etimológicamente con la raízdel verbo amare; y en alemán el concepto es aún más cercano e íntimo, ya queFreundschaft (“amistad”) designa al conjunto de parientes.

NisoyEuríalo. Jean–BaptisteRoman(1

792-1835)MuseodelLouvre

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muerte del joven en la batalla contra los filis-teos en el monte Guilboa, en el segundo librode Samuel. Tanto para Gilgamesh y Enkiducomo para David y Jonatán, el valor de laamistad se sitúa incluso por encima del amorentre un hombre y una mujer. “¡Cómo sufropor ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo tequería! Tu amor era para mí más maravillosoque el amor de mujeres”, exclama David anteel cadáver de Jonatán.

Amistad y conformación del caracterEn los cantares fundacionales de las reli-

giones más importantes del mundo, la amis-tad se encuentra en la génesis misma de laconformación del carácter de sus protagonis-tas; en la epopeya india Mahãbhãrata (ss. V-IV a. C.) los príncipes Pãndavas, que lucha-ban por el trono de la capital Hastinãpura,renunciaron al mundo y se unieron al restode los dioses cuando su gran amigo, el diosKrishna, muere en la batalla de Kurukshetrapor una flecha. También en una de las anti-guas narraciones de la colección de los Jata-ka (h. s. III a. C.) se cuenta cómo dos de losdiscípulos de Shakyamuni Buda, un pájarocarpintero y un galápago, lo salvaron cuandoera un macho cabrío del ataque de su arro-gante primo Devadatta; a cambio, Buda tam-bién les prestó su ayuda. Cabe nombrar tam-bién el núcleo temático de los cinco principiossobre la amistad que ilustra el Pãnchatantra(h. s. III a. C.) –la pérdida de amigos, cómoganar amigos, cómo causar disensión entreamigos, la separación y la unión– y que in-fluyó de forma decisiva en las Gesta Roma-norum (s. XIV), donde la amistad se de-muestra incluso en el patíbulo.

Mitos griegosLos mitos griegos también se fundamen-

tan en relaciones basadas en la amistad. LaIlíada de Homero (s. VIII a. C.) se articula so-bre una serie de relaciones basadas en laamistad; Diomedes y Ulises, Aquiles y Patro-clo, son ejemplos de parejas de amigos y só-lidos compañeros de combate, capaces demorir en batalla por proteger la vida de susrespectivos camaradas. El sentido de la amis-tad en Homero, que también podemos en-contrar en la relación que se establece entre

Peritoo y Teseo, el gran héroe del Ática, en laOdisea, resulta primordial a la hora de de-terminar el desarrollo de la acción épica: am-bos acuerdan combatir a los centauros, cazaral jabalí Calidón y después raptar a Helena:ambos también son clavados por Hades enlos asientos del mundo de los muertos, del

La amistad definió precisamentela actitud pitagórica, quefundaba sus centros depensamiento en el intercambiointelectual y enriquecimientoideológico, donde los pitagóricoscompartían su pasión por laaritmética. Su influenciadesbordó las fronteras de laMagna Grecia y se extendió porTebas, Siracusa y Tarento, dondefundaron escuelas que ejercieronuna gran influencia en elpensamiento romano

Detalle de “La escuela de Atenas” que muestra a Pitágorasrodeado de sus discípulos. Rafael Sanzio, 1509. Museos Vaticanos.

que

sólo escapa Teseo. Eurípides en Heracles (h.415 a. C.) hace que Teseo, a manera de deusex machina, impida que Heracles, que en unarrebato de locura acaba de matar a su fami-lia, se suicide; y en Ifigenia entre los tauros(h. 412 a. C.) y Orestes (h. 408 a. C.) Eurí-pides construye de nuevo una extraordinariarelación de amistad entre Pílades y Orestes.

Ética de la amistadSin embargo, poco a poco, hacia el siglo

III, con la paulatina aparición de la nueva co-media ática que demandaba un público másacomodado, aparece asociado junto a la ideade amistad el motivo de la protección de losbienes materiales del amigo: Plauto, en Elhombre de las tres monedas (Trinummus, h.250 a. C.) nos presenta a Caricles, un hom-bre que se ofrece a aportar su fortuna paraque la hija de su amigo Carmines, ausente enel extranjero, pueda contraer matrimonio con

un joven que la pretende. Mientras la litera-tura ponía a prueba la idea de la amistad,también interesó el tema desde un puntode vista filosófico, especialmente entre lospitagóricos. De hecho, la amistad defi-nió precisamente la actitud pitagórica,que fundaba sus centros de pensa-miento en el intercambio intelectual yenriquecimiento ideológico, dondelos pitagóricos compartían su pasiónpor la aritmética. Su influencia des-bordó las fronteras de la MagnaGrecia y se extendió por Tebas, Si-racusa y Tarento, donde fundaronescuelas que ejercieron una gran in-fluencia en el pensamiento romano:Pitágoras impartía su doctrina encomu-nidades de jóvenes completa-mente reglamen-tadas en estas ciu-dades meridionales y fue precisamen-te en la escuela de Tarento donde Pla-tón entró en contacto con esta corrien-

te hacia el año 388, tras lo que fundó lacélebre Academia en Atenas, cuyo objetivo

ulterior no era otro que el de la formación delos jóvenes para que fueran reyes filósofospartiendo de una ética de la amistad. Entrelas normas de la escuela pitagórica destacabala de la ayuda recíproca hasta el sacrificio dela propia persona, si fuera necesario, y el pla-tonismo asoció esta doctrina con el ideal departicipación del individuo en la comunidadpara elaborar una nueva teoría del Estado.

Pensamiento romanoEntre los valores esenciales del pensa-

miento romano que se generó en la Repúbli-ca (s. II a. C.), junto a la fides, la gratia y lagloria figura por derecho propio la amicitia.Tucídides fue el primero en recoger el mate-rial didáctico pitagórico sobre la amistad enforma del conocido relato sobre dos amigos,Harmodio y Aristogitón, que se enfrentan altirano Hiparco tras el agravio que éste come-te contra la hermana del primero. Tras co-meter el tiranicidio, Harmodio es muerto porla guardia de Hiparco y Aristogitón es dete-nido y condenado a muerte. Este pacto deamistad que sellan dos amigos con la muertepero que legitima el tiranicidio al liberar a to-da la comunidad de ser sojuzgada por un dic-

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David y Jonathan. Grabado de Julius Schnorr (1794-1872)en la Biblia en Imágenes editada en 1820.

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tador se convierte así en un motivo recurren-te en la literatura romana. Una variante de es-ta conducta de la amistad como camaraderíaen la guerra y en la acción política la encon-tramos en el libro IX de la Eneida (30-19 a.C.), donde Niso y Euríalo perecen a manosde los rútulos comandados por Turno cuan-do tratan de cruzar las líneas enemigas con elfin de buscar a Eneas. El fragmento, de todosfamiliar, ha sido recuperado en miles de ar-gumentos de ficción: en el camino, Eurialo sequeda rezagado y es herido por los rútulos yNiso, tras encomendarse a Apolo, regresa pa-ra rescatar a su amigo íntimo, su philhetairoi,muriendo junto a él.

Arquetipos del MedioevoEn Francia, el Cantar de Roldán (La

Chanson de Roland, 1073-78), el cantar degesta escrito en romance más antiguo de Eu-ropa, ofreció a los receptores del Medioevoun arquetipo amistoso, el de la relación quese establece entre el reflexivo y juicioso Oli-veros y el orgulloso e imprudente Roldán–históricamente el prefecto de la marca deBretaña–, una relación de opuestos abocadaa la muerte junto a los Doce Pares de Franciabajo el ataque de 400.000 sarracenos en elpaso de los Pirineos, pero que se fundamentahasta el final en la admiración mutua y el tra-zado de una pauta ética de la amistad. Estaidentificación y sin salirnos del ciclo carolin-gio también se da entre los protagonistas dela canción de gesta Amis et Amiles (h. 1200),donde Amis representa a su amigo Amiles enla prueba del juicio de Dios, lo que se inter-preta como perjurio y le provoca la apariciónsúbita de lepra; por su parte, Amiles, al co-nocer por un sueño que la única forma de cu-ración posible para su compañero es bañarseen la sangre de sus vástagos, los sacrifica congran dolor y cura las heridas de Amis.

RenacimientoCon el Renacimiento, en los siglos XV y

XVI, la idea de amistad vuelve a construirsesegún el canon latino. Montaigne en sus En-sayos (1580) y Robert Burton en su Anato-mía de la melancolía (1621) bebieron de lasfuentes anteriores a la Edad Media: las lectu-ras de Cicerón, Horacio y Estacio y dibuja-

ron el perfil de dos amigos que son una solaalma en dos cuerpos… hasta el punto de pro-clamar la supremacía de la amistad sobrecualquier tipo de vínculos, ya sean familiareso eróticos. William Shakespeare en El merca-der de Venecia (1598), obra basada en Il Pe-corone, de Giovanni Fiorentino, nos presen-ta al comerciante Antonio pidiendo en prés-tamo al judío Shylock 3.000 ducados a cam-bio de una libra de su propia carne en casode no devolverle la cantidad, poniéndose asíen lugar de su amigo Basanio, que en reali-dad es quien necesitaba el dinero para corte-jar a la rica heredera Porcia; en correspon-dencia a la acción generosa de Antonio y an-te el peligro de muerte que corre, Basanio tra-tará a su vez de salvar la vida de su amigo.También en España el argumento de un ami-go que se hace pasar por otro para favore-cerlo lo encontramos, por ejemplo, en Caute-las son amistades, de Felipe Godínez, dondelos protagonistas no sólo comparten una só-lida amistad, sino también el nombre, Carlos,que les servirá para pergeñar una audacia contal de no dejar reinar al tirano: uno de ellosse hace pasar por el hijo ilegítimo del rey di-funto. Lealtad y deber político se mezclan enesta pieza a partes iguales.

Amistad orientada al bien comúnEfectivamente, el factor político, como re-

cordamos en el ingrediente pitagórico, emer-ge de nuevo, pues, en el Barroco y los auto-res plasman en sus obras una filosofía de la

En el Barroco los autoresplasman en sus obras unafilosofía de la amistadorientada a la consecución delbien común y del buenfuncionamiento del Estado:precisamente en ese contextoShakespeare escribe “JulioCésar”.

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amistad orientada a la consecución del biencomún y del buen funcionamiento del Esta-do: precisamente en este contexto Shakespe-are escribe Julio César (1598), en la que Bru-to rompe su amistad con el emperador JulioCésar al punto de justificar el tiranicidio consus propias manos. Variante de esta “restau-ración” de índole política a través de la muer-te del amigo resulta la restitución del honormediante la venganza o el duelo a muerte, co-mo en La culpa busca pena y el agravio ven-ganza (1607), de Juan Ruiz de Alarcón, o Va-lentiniano (1610), de John Fletcher, sobreuno de los últimos emperadores romanosquien rapta a la esposa del soldado Máximo,la virtuosa Lucina, provocando el suicidio dela joven. Su marido no cejará en su empeñode acabar con la vida del emperador, a pesarde la oposición de su buen amigo y conseje-ro Aecio, hasta que por fin logra envenenar-lo, siendo coronado por el senado.

Por el amor a una mujerEl cambio del siglo XVI al XVII propició

el desarrollo del tópico de los dos amigos queaman a la misma mujer. En la novela pica-resca epistolar Euphues, de John Lyly, divi-di-da en Euphues o la anatomía del ingenio(1578) y Euphues y su Inglaterra (1580) y

considerada una de las primeras obras ma-nieristas, el protagonista se enfrenta con Phi-lautus por el amor de Lucilla. El eufuismo seextendió rápidamente y Robert Greene adap-tó el motivo de la rivalidad de los dos amigospor el amor de una mujer en Fray Bacon yfray Bungay (1594), protagonizada nada me-nos que por el filósofo Roger Bacon: en ellael príncipe Eduardo y lord Lacy se disputanla mano de Margaret de una manera cordiale incluso conciliadora. Pronto habría de lle-gar una vuelta de tuerca manierista sobre eltema, en especial de la mano de los genios deShakespeare y Cervantes, en Los dos hidalgosde Verona (h. 1593) y El curioso impertinen-te, la novelita inserta en El Quijote. En la co-media del bardo isabelino los amigos, Valen-tino y Proteus, se disputan el amor de Silvia,hija del duque de Milán, llegando el segundoa inytentar raptarla y abusar de ella. Lo sin-gular es que Valentino, a pesar de estar ena-morado de Silvia, la salva de esta innoble ac-ción de su amigo… para a continuación en-tregársela en nombre de la amistad. La refe-rencia que al parecer Shakespeare tomó fuenada menos que la novela pastoril de Los sie-te libros de la Diana (1559), del portuguésJorge de Montemayor, y que nada más serpublicada conoció versiones no sólo al inglés,

sino también al francésy al alemán. Esta ex-cepcional obra influyóde forma notable en laconcepción de los usosamorosos de la épocay conoció una conti-nuación con Dianaenamorada de GasparGil Polo. Ben Johnsonplasmó su lectura per-sonal de la prueba dela amistad entre dosamigos que rivalizabanpor el amor de unamujer y que sin embar-go obedecían a los im-pulsos de una mismaalma en The Case isAltered (1599). La ex-presión “one soul inbodies twain” se acu-

Aquiles llora la muerte de Patroclo. Benjamin West (1738-1820)

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ñó en la Inglaterra isabelina merced a la in-fluencia de los argumentos sobre la supera-ción de la que acaso resultara la prueba másdifícil: el amor de una mujer.

Barroquismo sentimentalEn el apólogo de Cervantes, la amistad se

traduce en adulterio de la esposa con el me-jor amigo del marido, quien lo ha convertidohaciendo un alarde de imprudencia en confi-dente e incluso responsable de mostrar la fi-delidad de su mujer. Este barroquismo de laamistad puesta a prueba a través de la inter-vención de la esposa de uno de ellos consti-tuye también el argumento del cuento de“Los dos amigos” contenido en El Heptame-ron (1559) de Margarita de Navarra, de Pa-lacio de placer (1567) de William Painter ylas exitosas traducciones al inglés de TheJealous Gentlemen of Estremadura, que tras-ladaban el original de Cervantes y ponían demoda entre los lectores ingleses los complejosretorcimientos por los que tenía que pasar laprueba de la amistad en cuestiones de amo-res por una misma mujer. Si para Cervanteses el marido el que debe poner a prueba la fi-delidad de su mujer en la persona de su ami-go con las consabidas consecuencias para lostres (los dos amigos muertos del disgusto y enbatalla, respectivamente, e ingreso de la es-posa en el convento), en el ciclo inglés es lamujer la que decide tomar la iniciativa de po-ner a prueba la amistad de su esposo con suamigo. Mientras, el éxito fue tal que en Es-paña el relato conoció una adaptación a las

tablas de la mano de Guillén de Castro en1620 con el mismo título de El curioso im-pertinente y en Francia lo refundió casi un si-glo después André Cardinal Destouches en LeCurieux impertinent (1709), tal era la acogi-da entre el público. Sin embargo, a medidaque avanzaba el siglo del Barroco y la Con-trarreforma, las alegrías y pruebas contrasti-vas de esposas y amigos que se confían las es-posas sin parar en las consecuencias se vieroncontrarrestadas con los trabajos de PierreCorneille –Cinna (1640)– o Calderón que ale-jaron las alegrías ambiguas del manierismo ysus insensatas comprobaciones. Pronto emer-gieron en la literatura del último tercio del si-glo XVII una legión de amigos desleales yegoístas que hacían mal uso de la amistad ycon la llegada del racionalismo y del Siglo delas luces, en Alemania, Francia e Inglaterra laburguesía reclamó una reinvención del moti-vo de los dos buenos amigos, uno de los mo-tivos más apasionantes de las letras. ©

Los grandes temas heroicos dejanpaso en el siglo XVII a relatos enlos que se desarrolla el tópico delos dos amigos que amana a unamisma mujer. Este es elargumento del cuento “Los dosamigos” contenido en el“Heptameron” de Margarita deNavarra.

Ilustración de “Los dos amigos” del Heptameroneditado en 1894

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Como dijo WoodyAllen en una desus múltiples en-

trevistas: “Amar equivale asufrir. Para evitar el sufri-miento, hay que huir delamor. Pero entonces, se sufre,por no amar. Así que amarequivale a sufrir; no amarequivale a sufrir; y sufrirequivale a sufrir. Ser feliz esamar. Entonces, ser feliz essufrir. Sin embargo, sufrir lehace a uno infeliz. Por lo tan-to, para ser feliz uno debeamar”. Con su habitual iro-nía y pesimismo, el directoramericano muestra un razo-namiento sobre lo que es elamor o cómo viven el amorsu generación: como una ne-cesidad ante la que sólo cabeser escéptico, ya que, implí-citamente, pone al amor fe-cha de caducidad, aunqueésta no se vea en la gran pan-talla siempre. Y es que elamor se ha instalado en el ci-ne, no sólo como género es-pecífico sino como una te-mática transversal que sepuede ver en otros géneroscomo el “western”, el cinenegro, el thriller, la comedia...

Inicios del cine y sucódigo moral

En los inicios del cine, ca-be puntualizar que el argu-mento de las cintas románti-cas eran férreamente anali-zados por el “Código Hays”,que daba visto bueno a lasproducciones de Hollywoodque fueran “morales” y nomostrasen conductas impro-pias como el adulterio. Antesde esta etapa, el cine mudoofrecía una visión algo inge-nua de amor que, sin em-bargo, contaba con muchosadeptos. Lillian Gish y MaryPickford se consagraron co-mo heroínas románticas, quepasaban toda clase de cala-midades, pero que, al final,encontraban su recompen-

sa. Entre los intérpretes mas-culinos hay que destacar aRodolfo Valentino, conside-rado uno de los primerosgalanes románticos. Estascintas mostraban al amorcomo un acto de sacrificio,una entrega total, sobre todoespiritual, ya que el aspectofísico, salvo en las secuenciasde besos apasionados, apenasse trataba. Por supuesto, y es-to es común al reflejo delamor en todas las décadas,éste siempre está inspirado yse desarrolla desde el con-flicto. Una historia de amorfeliz casi no tiene argumento.Éste siempre parte del los en-cuentros y desencuentros dela pareja o de las parejas pa-ra resolverse felizmente o no.

El cine, en la necesidad de conectar conel público, ha mostrado la evolución delamor a lo largo de más de un siglo ensus películas. Desde el amor románticode los años veinte, treinta y cuarenta,hasta los primeros signos de liberaciónde los cincuenta y sesenta y la eclosiónde las décadas siguientes, donde lasescenas de sexo eran más explícitas ylos romances más complejos.

análisisCecilia García

EL AMOR EN EL CINE

Historias románticasperdurables

Ya en los años 30, GretaGarbo protagonizó algunasde las historias románticas,más perdurables. La mayoríade ellas focalizaban el senti-miento amoroso en el sufri-miento y la posterior reden-ción. Mostraban una imagendel amor como un acto de sa-crificio, y en ocasiones de re-nuncia, cuando no un pur-gatorio para los protagonis-tas. Es común en varias desus películas como “La reinaCristina de Suecia”, “AnnaKarenina” y “MargariteGautier”. En ellas, los pape-les interpretados por Gar-bo, viven historias de amortormentosas. En “La reinaCristina de Suecia” su aven-tura con el embajador espa-ñol termina en tragedia, algocomún a “Anna Karenina” y“Margarite Gautier”. En es-tos dos últimos casos, lasprotagonistas están instaladasen lo prohibido. “Anna Ka-renina” es una mujer adúlte-ra, que vivía un matrimonioque sólo era una fuente de in-satisfacciones, por lo quebuscaba el amor fuera de la

institución. Éso le convirtióen una paria, por lo que elpersonaje es “sacrificado”por Tolstoi. La protagonistade “Margarite Gautier” esuna escéptica del amor, esuna cortesana con múltiplesamantes, que justo cuandoencuentra el afecto verdade-ro, con Armand, vive su pro-pia redención en forma demuerte.

“Tu y yo” de Leo McCa-rey, director que realizó un“remake” de su película va-rios años después, caminapor parecidos registros aun-que sus personajes no son desiglos anteriores. Profunda-mente melancólica narra unaprueba de amor y como éstees capaz de transformar a laspersonas. El protagonistamasculino es un vividor quese enamora de una cantantedurante un crucero. Ofreceuna óptica moderna ya quelos personajes, con dudas noante su amor sino ante la per-durabilidad de éste, toman ladecisión de no verse en seismeses. Si siguen enamoradosse encontrarán en el EmpireState, algo que no sucedeporque ella es atropellada y

se queda paralítica. La de-cepción de él porque ella noha acudido a la cita y la im-potencia de ella, lleva al es-pectador a un trayecto espi-ritual con mucha enjundia.

Cortejo y seducciónEl arte del cortejo y de la

seducción sofisticada es elsustento de la “screwall co-medy” o comedia alocada.En ella los personajes se vanconquistando a partir de fra-ses ocurrentes y situacionesdisparatadas, ofrece otropunto de vista del amor, mu-cho más lúdico y en dondelos personajes están más re-lajados con ellos mismos ycon su entorno. Títulos como“La fiera de mi niña”, “Latres noches de Eva” o “Su-cedió una noche” son algu-nos de los mejores ejemplos,que ofrecen, además, una vi-sión inédita de la mujer, yaque trasmiten una realidadque ya se estaba palpando enla sociedad: el empuje delmovimiento de la igualdad desexos o, por el contrario, lalucha de sexos. En las tres pe-lículas citadas, como en casitodas de este género, es lamujer la que lleva la iniciati-va, la que elige a su objetoamoroso y la que empieza elcortejo. Destacan por su de-bilidad y torpeza ante lasmujeres.

Dos de las películas clavesde este género, y de más es-tá decir de la historia del ci-ne, son “Lo que el viento sellevó” y “Casablanca”, am-bas muy distintas entre sí. En“Lo que el viento se llevó” loslances amorosos son de podera poder entre la testaruda Es-carlata O’Hara y el irónico y

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aparentemente descreído RhettButler es, fundamentalmente,una historia pasional, llenade enfrentamientos y distan-ciamientos entre dos persona-jes en teoría condenados aentenderse. Sólo que el finalbastante realista, viendo loque se ha visto a lo largo delmetraje, nos lleva a entenderque lo que estamos viendo esla crónica de un fracaso amo-roso. También “Casablanca”se centra en un fracaso. La his-toria de amor entre IngridBergman y Hum-phrey Bogart,como casi todas las películasrománticas que se rodaronentre 1940 y 1945, están mar-cadas por el entorno históricode la Segunda Guerra Mun-dial. “Casablanca” es la his-toria de una pasión desbor-dante en el marco de un trián-gulo amoroso. Para no escan-dalizar a los espectadores, lavirginal Bergman se enamorade Bogart creyendo que sumarido está muerto, cuandodescubre que está vivo, aban-dona a Bogart. El filme esparticularmente relevante por-que también muestra los efec-tos del amante despechado: eldolor, la amargura y la ira delpersonaje de Bogart, a pesar dela ficción, son sentimientosreconocibles por los especta-dores, lo que ya no es tan fá-cil de asumir al otro lado de lapantalla es su generosidad al fi-nal. Sin embargo, hay que te-ner en cuenta que estamos enuna época en la que el motorprincipal de los filmes era laépica, tanto colectiva, como in-dividual.

El amor visto como un he-chizo que secuestra nuestravoluntad adquiere especialrelevancia en dos títulos, cu-

riosamente de cine negro“Laura” y “La mujer del cua-dro”. En ellas, los protago-nistas masculinos se enamo-ran de mujeres aparentemen-te inalcanzables, cuya perso-nalidad subliman y modelanpara que se ajuste a sus sen-timientos. Son la plasmacióndel amor idealizado hasta susúltimas consecuencias, quetraen consigo la decepción.

Amor obsesivoUna de las mejores pelí-

culas sobre el amor, aunqueno sea tan famosa comootras es “Carta de una des-

conocida”, de Max Ophuls.Basada en una novela de Ste-phen Zweig, la protagonistavive el amor como una ob-sesión hacia el objeto amado,un aventurero que pasa unanoche con ella, pero que,para él, ese episodio no tienemás trascendencia, mientrasque a ella le empuja a un des-varío existencial. El atrevi-miento de ella (marca delsexismo de aquellos años)tendría su correspondientecastigo sin atisbo para la re-dención salvo la muerte.

También es un amor ob-sesivo, aunque real por am-

Humprey Bogart e Ingrid Bergman en “Casablanca”

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bas partes, el que viven losprotagonistas de “El ma-nantial”, donde la indepen-dencia individual frente a laspresiones de lo colectivo con-dicionan la historia de amorentre Patricia Neal y GaryCooper. Y también ofreceun enfoque muy contempo-ráneo, ya que los amantes sedebaten entre la libertad deelección y la sumisión amo-rosa, entendida como las re-nuncias que hay que hacerpara sacar adelante una re-lación. En pocas películas dela época la tensión sexual hasido tan explícita y lograda.

En los años cincuenta,las relaciones amorosas si-guen mediatizadas por unasociedad tan conservadoracomo hipócrita que condi-ciona a los amantes a vivir suamor en semiclandestinidad.Los grandes melodramas deDouglas Sirk muestran estastensiones propias del con-vencionalismo al emparejar,como en “Obsesión” a unhombre joven con una mujermayor que él, por lo que suamor se tiene que sobreponera muchos contratiempos. En

parecido escenario se en-cuentra “Solo el cielo lo sa-be”, en el que reivindica elamor a contracorriente entreotro joven y una mujer ma-dura. En “Escrito sobre elviento”, el vigoroso trián-gulo amoroso evidencia la de-cadencia de los valores deuna sociedad americana quetendrá que reinventarse.

Johsua Logan en “Pic-nic” también se acerca almicrocosmos de un socie-dad rural para mostrar suscontradicciones a partir de larelación frustrada entre unjoven vagabundo, que exal-ta la sexualidad de todas lasféminas, y una joven. Enella se evidencia las grietas deuna sociedad excesivamenterígida.

El efecto rebote de lossesenta

De los sesenta hasta laprimera década del siglo XXIse ha vivido un efecto-rebo-te, el despertar de la sexuali-dad en el cine para volver, enalgunos títulos a su sublima-ción alejada de los cuerpos.Los grandes estudios ya es-

taban más abiertos no sólo amostrar el amor de los per-sonajes, también su sexuali-dad, lo que en ocasiones ha-cía su relación más comple-ja y difícil, aunque aun se-guían presentes las películasque no profundizaban en elsentimiento amoroso paracentrarse únicamente en susaspectos más epidérmicos.

Hay varias cintas clavesen los sesenta. Una de ellas es“El apartamento”, de BillyWilder. La película presentada relevancia, casi por vezprimera a la amante de unhombre casado sin juzgarlamoralmente. Pero el cogollodel fin está impregnado porla historia, que nunca llega aconcretarse, que vive conJack Lemmon, un hombreque se redime éticamentegracias a su amor por ella. Esun análisis de la condiciónhumana sin pretensiones.

De categoría mucho me-nor pero especialmente rele-vante es como se trata el pri-mer amor en “Esplendor enla hierba”. Sus protagonistas,dos jóvenes enamoradosvuelven a toparse con lasconvenciones sociales, prin-cipal escollo para que vivansu amor en plenitud. Inmer-sos en la pasión, la razón que-da en un segundo término.Algunas de las secuencias delfilme, no excesivamente tó-rridas ni explícitas, si que seatreven a mostrar ya, la plas-mación física de la pasión.

Uno de los títulos defini-tivos, y más maduros, sobreel amor es “Dos en la carre-tera”. Su director StanleyDonen muestra a lo largo deltiempo todas las etapas delestado amoroso: desde el pri-

En los años cincuenta, lasrelaciones amorosas siguenmediatizadas por una sociedad tanconservadora como hipócrita quecondiciona a los amantes a vivir suamor en semiclandestinidad.

mer conocimiento has-ta la ruptura porquelos amantes ya no sereconocen ni compar-ten el mismo sentidode la vida. Sincera,arriesgada, es de losfilmes que mejor di-secciona el sentimien-to amoroso, desde suplenitud hasta su de-cadencia. Filmada en1967, reflejaba y em-patizaba con la situa-ción de muchos de lospersonajes, inmersosen relaciones ya muer-tas que se preguntancuándo empezó a fra-casar su relación.

Pero, sin duda, eldirector que mejor hasabido plasmar desdelos setenta hasta nues-tros días, el escepti-cismo de su genera-ción y las que le pre-ceden, ha sido WoodyAllen. Tanto en “An-nie Hall” como“Manhattan”, “Han-nah y sus hermanas”,“Maridos y Mujeres”o la última “Si la cosafunciona”, Allen siem-pre ha reflexionadosobre el amor desdeun pesimismo lúcido,que nos viene a decirque siempre hay queestar en alerta: porqueni los amantes vivenen una burbuja -haymuchos objetos deldeseo pululando porahí- y, sobre todo, sondos individualidades.Es un sentimiento quedura lo que dura,cambiante y en cons-tante evolución (o in-

volución) según laspersonas que lo esténprotagonizando. El ro-manticismo se ve em-pañado por todas lastentaciones: falta dedeseo, lo que lleva a lainfidelidad, no evolu-cionar en el mismosentido, carencias afec-tivas que son resueltasen falso, el desgastede la convivencia, lanecesidad de buscarun amor loco para lo-grar una engañosa ple-nitud existencial…Allen a través de todassus películas ha logra-do realizar un com-pleto universo delamor y to-dos sus in-terrogantes para lle-gar a la conclusión deque muestra lo peor ylo mejor de nosotrosmismos.

Amor, felicidad ydolor

Salvando el ro-manticismo atemporalde “Memorias de Áfri-ca”, “El paciente in-glés”, “El final del ro-mance”, “Ghost”,“Pretty Woman”, “Ti-tanic”, “Cuatro bodasy un funeral”... hayotras películas que nosrecuerdan por qué elamor se vive como unprodigio, una exalta-ción del espíritu y tam-bién como un senti-miento cuya felicidades directamente pro-porcional al dolor quepuede producir. Unade ellas está filmadapor un inesperada-

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mente romántico Clint Eas-twood, que en “Los puentesde Madison” filmó una his-toria de amor adulta queapabulló al público y a la crí-tica por la emoción que des-prendía. Los protagonistas vi-ven un romance de cuatrodías que les alimenta e inspi-ra para toda la vida. Y, denuevo, los amantes maniata-dos por las rigideces socialesy el compromiso con otraspersonas. “Antes del amane-cer” y “Antes del atarde-cer”, ambas de Richard Lin-klater también muestra laperdurabilidad del amor, esosí, sin pasar por la conviven-cia. Los protagonistas sonuna pareja de jóvenes que vi-ven un romance inconcluso yse reencuentran diez añosdespués para mostrarse comolo que ya son: dos personasmaduras, que aparentemen-te se han estabilizado emo-cionalmente aunque su reen-cuentro evidencia que no, ya

que siguen enamorados eluno del otro. En ella se mues-tran las complejidades deque el amor tenga su espacioy su tiempo en una sociedadcomo la nuestra, tan exigen-te con el individuo.

Otro director que está di-seccionando el amor con graninteligencia es Wong Kar-Wai.En “Happy Together” plasmauna historia de amor homo-sexual, una historia de amorsin más, desde la pérdida.Ahí está el lado oscuro, elabandono, la soledad, el sen-timiento de pérdida, incluso ladeshumanización. Inciso: otragran historia de amor, homo-sexual, es “Brokeback Moun-tain”, aunque en este caso laplenitud se frustra por un en-torno hostil que lleva a losamantes a sacrificar sus sen-timientos para no ser estig-matizados. Siguiendo con Kar-Wai. En la sofisticada “De-seando amar” muestra a unhombre y una mujer casados

que reprimen sus sentimien-tos para darse con la para-doja de que sus respectivasparejas sí que son amantes. Semueve en otro registro en“My Blueberry Nights”, don-de una joven emprende unviaje espiritual para recom-ponerse de una ruptura. En elcamino se encontrará conotras relaciones que muestranla pluralidad del amor, tanta,como personas hay en elmundo. Y, entre los últimostítulos, sólo cabe rendirseante “El lector” que planteael conflicto romántico másradical que se ha visto en mu-cho tiempo, por cuanto tienede dilema moral, un dilemaque sigue vigente.

A modo de conclusiónhay que subrayar que el cine,salvo en algunos títulos de unromanticismo imperecederoque se suspende en el tiempo,ha sabido reflejar, el senti-miento amoroso de cada ge-neración y, cuando la censu-ra se relajó, también, cómo seplasmaba la pasión carnal-mente. En la actualidad losenredos amorosos, la inse-guridad individual, la perezade abrirse a otro, la expe-riencia de los amantes, quehan perdido la “virginidad”emocional y se blindan antela posibilidad de amar, esuno de los temas que más in-quietan a los directores y,también a los espectadores.Son menos épicas pero máscotidianas y realistas, perosiempre el amor actúa comoun motor de liberación. Esosí, al menos en el cine, el sen-timiento amoroso, nunca esperfecto, quizá porque la fe-licidad es un material poco ci-nematográfico. ©

El cine ha sabido reflejar elsentimiento amoroso de cadageneración y, cuando la censura serelajó, también, cómo se plasmaba lapasión carnalmente. En la actualidadlos enredos amorosos, la inseguridadindividual, la pereza de abrirse a otro,la experiencia de los amantes, que hanperdido la “virginidad” emocional y seblindan ante la posibilidad de amar, esuno de los temas que más inquietan alos directores y, también a losespectadores.

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El amor ha sido uno de los temas preferidos por los artistas de todos lostiempos. Este sentimiento, eminentemente humano, omnipresente encuantiosos textos literarios, ha servido y continúa siendo una fuenteinagotable de inspiración artística para los creadores. Ellos, a través de lossiglos, han recurrido a cuentos y narraciones literarias, a leyendas ehistorias en las que aparece el amor como tema fundamental. Del amor, desus diversos usos y significados, de sus diferentes sentimientos y formas sehan ido nutriendo para imaginar, recrear y dar sentido a sus composiciones.Así, los pintores y escultores, conocedores de esos hechos de amor ydesamor descritos en textos y páginas literarias escritas a lo largo de lahistoria, los han ido interpretando en secuencias y pasajes.

EL AMOR, UNA FUENTEINAGOTABLE DE INSPIRACIÓN ARTÍSTICA La imágenes ideadas o de ficción

que los artistas han extraído de suslecturas o del conocimiento de los

poemas, narraciones literarias y leyendas sonlas escenas imaginadas que acabarán plas-mando en los frescos de los muros palacie-gos, las que terminarán decorando las estan-cias privadas de nobles y de aristócratas, las

análisisFrancisco Vicent Galdón

Sandro Botticelli “Venus y Marte” (1483). National Gallery de Londres

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que reproducirán sobre los lienzos y maderasde sus composiciones pictóricas, o las que da-rán forma y aportarán rasgos característicoso simbólicos de los retratados a los mármo-les de sus estatuas y a las maderas de sus ta-llas, para deleite y contemplación de sus pro-pietarios y mecenas. Así, un sentimiento oconcepto abstracto, tan universal, inefable yprofundo como el amor, ha venido a confir-marse como uno de los principales recursosde inspiración presentes en la literatura de to-dos los tiempos, recurso al que han accedidoy del que se han nutrido cuantiosos artistas alo largo de la historia del arte.

La literatura, como recurso deinspiración

Desde la antigüedad, decíamos que la lite-ratura se halla plagada de historias de amor,de referencias y de alusiones al tema. Sus prin-cipales protagonistas en las mitolo- gías grie-ga y latina son Eros o Cupido, Psique, Afro-dita y Venus. Ellos, unidos a cuantiosos nom-bres de personajes, surgidos del pensamientode los escritores o desde su ficción literaria, losque cobran vida en escritos y páginas, han idorecobrando figura y tomando forma física vi-sual gracias a la interpretación de los artistasplásticos. Esas historias, leyendas y hechosdescritos los encontramos hoy reproducidos enfrisos, relieves y capiteles, los vemos recreadosen las imágenes de obras pictóricas, dibujísti-cas y escultóricas.

Si revisamos autores cuyo motivo centralde sus obras es el amor, veremos que filóso-fos como Platón en El banquete dedican granparte de sus especulaciones al tema. Paraotros filósofos neoplatónicos como Plotino yPorfirio el amor adquiere una concepción me-tafísico–religiosa. Con el cristianismo, elamor, en su sentido religioso, cobra una di-mensión personal. Obras de la antigüedadclásica e historias míticas de parejas y deamantes, como las descritas por Apuleyo ensu novela simbólica de las Metamorfosis o Elasno de oro donde nos habla de Eros y Psi-que. Son descripciones que denotan el influ-jo de los textos, poemas y epístolas mitológi-cas de Las Metamorfosis de Ovidio. El poetay dramaturgo indio Kãlidasã relata la histo-ria amorosa y dramática de Sakuntalã. La Bi-

blia, con el relato de Adán y Eva y su expul-sión del Paraíso terrenal, ha dado pie a cuan-tiosas interpretaciones pictóricas y escultóri-cas. De igual manera, los cuentos árabes deLas mil y una noches brindan innumerablesinterpretaciones plásticas de contenido amo-roso. Lo mismo en el Románico, los códicesy escritos hacían alusiones al amor terrenal,al celeste y al espiritual. Un autor como el Ar-cipreste de Hita en su Libro del Buen Amoralude al tema amatorio. En la narrativa ca-balleresca del Amadís de Gaula, junto a ha-zañas y torneos, se mencionan los amores deAmadís y Oriana. El poeta italiano Dante de-dica el soneto que abre Vita Nuova a GemmaDonati y a su encanto por la belleza de Bea-trice. Otro autor italiano, Petrarca, en la líri-ca amorosa de su Canzoniere, menciona suencuentro con Laura. También, en el Renaci-miento, escritores como Bocaccio en su De-camerón, escriben cuentos de amantes. Otrostantos autores literarios retomarán fábulasmitológicas con sentido alegórico a las quedarán vida en sus escritos. En el mismo sen-tido, Fernando de Rojas en La Celestina tra-ta los amores de Calisto y Melibea. Otros es-critores renacentistas hispánicos como FrayLuis de León se adentran en la amatoria reli-giosa o en el caso de Baltasar de Alcázar enla amatoria mundana dedicada a Cupido.Otro autor entregado al amor, en su sentidoespiritual y religioso fue San Juan de la Cruzen su Llama de amor viva. Mientras Cervan-

Desde la antigüedad la literaturase halla plagada de historias deamor. Sus principalesprotagonistas en las mitologíasgriega y latina son Eros o Cupido,Psique, Afrodita y Venus. Ellos,unidos a numerosos personajes,surgidos de la historias o de laficción literaria cobran vida enescritos y han ido tomando formafísica visual gracias a lainterpretación de los artistasplásticos.

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tes, en su obra universal nos describe el ena-moramiento idealizado de don Quijote haciaDulcinea, el inglés Shakespeare, en su obra Elrey Lear nos relata el amor paterno de Lear yel perdón y la compasión que Cordelia dedicaa su padre. Shakespeare, como los también po-etas ingleses John Milton y John Donne ex-presa las experiencias complejas y ambivalen-tes de la amistad y del amor. Autores comoTirso de Molina en El Burlador de Sevilla,Calderón de la Barca en El alcalde de Zala-mea, Molière en su Don Juan, Beaumarchaisen El barbero de Sevilla y Goethe en su Faus-to no son indiferentes al asunto amatorio. Lomismo, Jean Racine presenta a su Fedra comovíctima y culpable de la pasión de Hipólito.Los románticos Blake, Wordsworth, LordByron, Víctor Hugo, Giacomo Leopardi, La-rra, Bécquer, Dumas, Balzac, Stendhal y Flau-bert, como se evidencia en sus obras, no sonajenos al amor. Tras todas estas citas, si ob-servamos, la literatura universal, desde sus co-mienzos hasta hoy, está plagada de obras y dealusiones al tema amatorio.

El amor como sentimiento y susvariantes

Los filósofos en la antigüedad sólo vieronen el amor el deseo físico. Otros, como Só-crates, Platón, Aristóteles y Plutarco lo con-sideraron un sentimiento noble y elevado. Pa-ra Descartes y Spinoza es una pasión que sedebe dominar y transformar en un senti-

miento sereno. Filósofos como Nietzsche ySchopenhauer vieron el amor como unatrampa tendida al individuo por el “genio dela especie” a fin de perpetuarla. Sin embargo,el amor como sentimiento, dependiendo de aquien vaya dirigido, presenta distintas mani-festaciones o variantes: amor romántico o pa-sional, amor paterno, materno y filial y amorespiritual, divino o religioso, entre otros. Losartistas, dependiendo de las diferentes recre-aciones literarias, de los personajes y asuntosdescritos, se han hecho eco en mayor o me-nor medida. Así, el amor romántico o pasio-nal, lo han interpretado en su creación aso-ciándolo con escenas de pareja, con imágenesde caricias, de desnudos, de deseo pasional ode sexo. Es en esta variante donde la mitolo-gía greco–romana ha jugado un papel rele-vante ofreciendo a los artistas un ilimitadohorizonte de recursos plásticos. De igual mo-do, el amor paterno, materno y filial ha sidoun importante manantial temático, pues siechamos una mirada al arte románico, góti-co, renacentista y barroco veremos cuan re-presentada ha sido esta manifestación deamor maternal a través de las Vírgenes o Ma-donnas con Niño y el amor paternal en re-creaciones de la parábola del Hijo pródigo.Finalmente, otra modalidad o variante comola del amor espiritual, divino o religioso, quetratarán autores como Santo Tomás y SanJuan de la Cruz, también ha gozado de innu-merables interpretaciones en la historia del

Tiziano, “Amor sacro y amor profano” (1515). Galería Borghese en Roma

El amor como sentimiento,dependiendo de a quien vayadirigido, presenta distintasmanifestaciones o variantes:amor romántico o pasional, amorpaterno, materno y filial y amorespiritual, divino o religioso,entre otros. Los artistas,dependiendo de las diferentesrecreaciones literarias, de lospersonajes y asuntos descritos, sehan hecho eco en mayor o menormedida de todos ellos: desde lospersonajes mitológicos clásicoshasta las situaciones cotidianasdomésticas, pasando por todoslos temas religiosos, místicos ehistóricos…

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arte. Son esas obras, pinturas o esculturas, enlas que aparecen escenas de la vida de Jesús ysus discípulos y secuencias de hechos de san-tos y mártires representando el amor frater-nal. Asuntos que han sido muy frecuentadospor los artistas desde el Renacimiento y Ba-rroco hasta la pintura academicista e histori-cista del siglo XIX e incluso han sido trata-dos, de forma ocasional, por algunos expo-nentes pictóricos simbolistas, figurativos y re-alistas del siglo XX.

El amor y sus iconografías en el arteEs en la mitología y en el arte griego y ro-

mano donde el amor logra su máximo es-plendor como representación iconográfica.Ya sea simbolizado por el Eros griego o porel dios romano Cupido, por Afrodita y Ve-nus, diosas del amor y de la belleza o por Psi-que amante de Eros y símbolo del destino delalma humana en lucha con los problemas delamor humano y divino. En el arte griego delos siglos V y IV a. de C. aparecieron las re-presentaciones más hermosas de Afrodita,diosa del amor y de la belleza, y de Eros. Aeste tiempo corresponden la Afrodita genitrix

de Calímaco y la Afrodita de Arles de Praxí-teles, ambas en el Museo del Louvre. A ésteúltimo escultor griego, autor de un expresio-nismo apasionado, se deben también variasesculturas de Eros, en los museos Vaticano ydel Louvre. Otros notables escultores griegosque se re-crearon en la figura de la diosa delamor fueron Escopas y Lisipo de cuyas obrashay copias romanas como la Afrodita del Ca-pitolio y la Afrodita de los Médicis, en la Ga-lería Uffizi de Florencia. El mito de Psique ins-piró a los artistas griegos como puede verse enel grupo Eros y Psique, que figura en hidriasfunerarias del siglo IV a. de C., en una terra-cota de Tanagra. Los artistas romanos se ocu-paron del tema como muestra un grupo enmármol donde la pareja se funde en un abra-zo (Museo Capitolino). También en variosmosaicos, camafeos y lucernas romanas apa-rece Psique representada robando las armasdel amor. Las posibilidades expresivas queEros y Psique ofrecen a los artistas hacen queesta historia de amor goce de especial predi-lección desde el punto de vista iconográfico ysimbólico. De ahí, que este mito, con grantranscendencia en la época helenística y en el

Vermeer, “Carta de amor” (hacia 1670). RijksMuseo, Amsterdam

arte romano, y sus recreaciones (plásticas,musicales y literarias), como otras tantas le-yendas mitológicas y asuntos hayan perdura-do hasta hoy.

El amor como sentimiento que lo impreg-na todo o como fuerza que mueve el mundo,tuvo una particular transcendencia en el artemedieval, ya que lo mitológico al ser consi-derado tema pagano y supersticioso fue cen-surado. No obstante, los monjes, clérigos yartistas, conocedores de las fábulas mitológi-cas con sentido alegórico, lograron que so-brevivieran en la Edad Media al plasmarlasen sus escritos, al recrearlas en las miniaturasde los códices, al esculpirlas en las piedras decapiteles, canecillos y sarcófagos e incluso altallarlas en las maderas de retablos y puertas.Así, queda constancia del amor de Eros y Psi-que en un sarcófago del Camposanto de Pisa.

En el Renacimiento y Barroco el tema delamor experimentó un importante desarrolloiconográfico. Desde ambos estilos, los artistasofrecen unas interpretaciones magistrales. Enel Renacimiento resurgen los amores de Erosy Psique, de Júpiter y Danae. Sobre ésta últi-ma pareja, el pintor Correggio nos muestrauna versión utilizando el desnudo de Danaecon las connotaciones eróticas que ello conlle-va. Tiziano, en su obra Amor sacro y amorprofano, en Villa Borghese, pintura plena demisterio, va más allá de los patrones habitua-les, creando una nueva tipología sobre la con-cepción del amor. Botticelli se adentra en la te-

mática amatoria con obras como La primave-ra y Los amores. Rafael levanta un templo alamor, inspirándose en las Metamorfosis deApuleyo, al pintar sus frescos de Villa Farne-sina en Roma. De igual modo, los artistas Tin-toretto y Veronés elaboraron sendas interpre-taciones del Nacimiento del Amor (Museo delPrado). También Caravaggio pinta su Amorvencedor (Museo de Berlín) y Amor durmien-te (Palacio Pitti). Sabemos que Donatello es-culpió una estatua al amor y Miguel Ángel dosrecreadas en el mismo tema.

Durante el Barroco muchos artistas se eri-gieron en continuadores de los postulados te-máticos de la época renacentista. Así, el mitode Eros y Psique, los amores de Cupido,Afrodita, Venus, Júpiter y Danae fueron re-creados en pinturas de artistas del siglo XVIIcomo Gentileschi, Van Dyck, Guido Reni,Jordaens, Poussin, Giordano, Vouet y Ru-bens. De éste último es obligado mencionarsu obra El Jardín del Amor, donde crea unreino encantado en el que se funden mito yrealidad. La mitología también logró una im-portante presencia en la pintura española delSiglo de Oro, al igual que otros asuntos de te-mática amorosa procedentes de textos litera-rios de autores renacentistas y barrocos, yamencionados.

También, en el siglo XVIII el tema abun-dó en los pintores galantes, en particular en-tre los franceses. Artistas como Boucher, Fra-gonard, David y Gerard dejaron patente elamor en sus lienzos. El mito de Psique dioorigen a multitud de modelos y de reinter-pretaciones en este siglo, con escultores comoAntonio Canova, quien aportó una personalversión de la obra clásica, además de otros ar-tistas románticos. En el siglo XIX pintorescomo Bouguereau, Courbet, Baudry y Rodin,además de los prerrafaelistas ingleses, se ocu-paron de plasmar escenas de amantes, descri-tas en textos medievales y renacentistas. En elsiglo XX nombres como los de Chagall, conFlying amantes; Sands, con su Medea; DavidHockney, con Dos chicos siempre juntos;Tracey Amin, con A los que sufren por amor;y, por último, Marc Quinn, con su esculturaKiss, entre otros, muestran de igual manerasus evocaciones personales sobre el tema delamor. ©

Antonio Cánova, “Amor y Psique” (1793). Museo del Louvre

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direccionesútilesEsther González

web

lWikipedia:http://es.wikipedia.org/wiki/AmorArtículo desde diferentes perspectivas: religiosas,culturales, históricas

lQué es el amor:http://www.mailxmail.com/curso-psicologia-amor/que-es-amorCurso desde la psicología con los temasdesarrollados libremente.

l http://www.tnrelaciones.com/amor/index.html Portal con varias entradas.

lPresentaciones en power point sobre el temadel amor:http://www.milespowerpoints.com/pps/aprende-amar-de-verdad/pagina/1.html

lMateriales del INJUVEhttp://www.injuve.migualdad.es/injuve/contenidos.downloadatt.action?id=1586300430; en inglés:http://www.dosomething.org/http://www.dosomething.org/whatsyourthing/Violence+and+Bullying/Dating+Abuse

lEducar en el amor:http://www.es.catholic.net/educadorescatolicos/756/2424/http://www.encuentra.com/articulos.php?id_sec=100&id_art=4276 http://antropologiadiwiki.org/index.php/El_desaf%C3%ADo_de_educar_para_el_amor_s%C3%B3lido

lDiferencias de edad: http://www.portalcantabria.es/Psicologia/18.php

lCatholic net:http://www.es.catholic.net/familiayvida/

lAmor adolescente:http://www.mentesana.net/noviazgo-en-ninos-y-adolescentes/ ;http://www.miportal.edu.sv/sitios/Olga_Villalobos/noviazgo.html

lAutoayuda:http://www.psicologia-online.com/autoayuda/pareja/relacion_de_pareja.shtml;http://www.psicoterapeutas.com/terapia_de_pareja/exito_pareja.htmlArtículos que sugieren aspectos para mejorar la pareja.

ARTÍCULOS

EDUCACIÓN

RELACIONES DE PAREJA

lConflictos en relaciones: http://www.cop.es/colegiados/M-00451/Pareja.htm

lRelaciones dañinas: http://blog.educastur.es/jmr1/

lSobre violencia entre adolescentes:http://eprints.ucm.es/8435/2/T30765.pdf

lMateriales didácticos para prevención violencia en relaciones: http://www.cop.es/delegaci/palmas/biblio/social/social09.pdf; http://www.ustea.org/PAG_PROVINCIALES/GRANADA/2008/25N/UD_genero_secundaria.pdf;

VIOLENCIA EN LAS RELACIONES

lAmor en la Literatura: http://www.cervantesvirtual.com/FichaMateria.html?Ref=10471&idGrupo=video&portal=177Ficha de Cervantes virtual con los títulos queposee digitalizados.

lAmor en el Cinehttp://www.solonosotras.com/pareja/dir-cineamor.htm Página que presenta una serie de enlaces de películasde tema amoroso y la posibilidad de adquirirlas.

AMOR Y EXPRESIONES ARTÍSTICAS

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No es demasiado fre-cuente, pero a vecesse ven parejas clara-

mente inarmónicas. Una mu-jer espléndida acompañadade un mequetrefe tirando acanijo… o un mocetón bienplantado y rotundamenteatractivo junto una muchachaque es un compendio de feal-dades… A veces lo que chocano es tanto la falta de propor-ción en lo físico cuanto el des-nivel –que se adivina– moralo intelectual. Enseguida, sur-ge la pregunta: “¿qué habrávisto ella o él en el otro?”.

No se fíen demasiado deGoogle. Cierto que en oca-siones sustituye con ventajaal Espasa o a la misma Enci-clopedia Británica. En estecaso, pinché en hueso. Des-pués de teclear “amor ciego”aparecieron en pantalla unasdoscientas mil entradas. Só-lo exploré las veinte prime-ras en las que se repetía unrelato más bien lerdo y cursiy una noticia del diario ElPaís que daba cuenta de in-vestigaciones, dicen quecientíficas, por las que se¿demostraba? que en las per-

sonas enamoradas el área ce-rebral que elabora juicioscríticos o negativos se modi-fica y queda bastante inacti-vo. Puede que sea verdad.

Sin investigación ningunaa esa conclusión llega el saberpopular desde hace siglos. Pa-ra Ortega y Gasset estar ena-morado equivale a sumergir-se en un estado de imbecili-dad que, por fortuna, llega adesaparecer con el tiempo.Más o menos lo formula así:“El enamoramiento es un es-tado de miseria mental en elque la vida de nuestra con-

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Ciego o clarividente(El amor no ve o ve mucho más alla de lo que aparece)

reportajeVirginia Fernández Aguinaco

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ciencia se estrecha, empobre-ce y paraliza”. Claro quetambién escribió esto otro:“El amor, a quien pintan cie-go es vidente y perspicaz por-que el amante ve cosas que elindiferente no ve…”

Y como lo mismo, con li-geras variaciones, se repitehasta el aburrimiento, creoque será mejor preguntar di-rectamente a quien o quienesestén o crean estar enamora-dos. Así que, echando bastan-te cara, interrogo a familiaresy conocidos sobre el tema yformulo la pregunta en lossiguientes términos: “¿Quéviste en él (o en ella) cuandote enamoraste?”. La primerareacción es de sorpresa, comosi nunca se lo hubieran plan-teado o como si encontraranla cuestión algo impertinentey en esto seguramente tienenrazón. Pero como la madre dela ciencia es la curiosidad, nome desanimo e insisto. Y voyrecopilando las respuestas.

No tan ciegoN. F., casada hace treinta

y cuatro años y separadadesde hace dieciséis, despuésde un momento de perpleji-dad se confiesa:

–No sé, era amable, cari-ñoso y muy divertido. Lo pa-sábamos bien juntos, nosreíamos… Me gustaban susojos y el modo en que memiraba. Después no es que

cambiara. En el fondo creoque me dí cuenta desde elprincipio de lo que no iba afuncionar, por su tempera-mento, por el mío, su educa-ción, su sistema de valores.En esos aspectos no noscomplementábamos… Senci-llamente éramos como elagua y el aceite. Tampocome parece que yo quisieracambiarle o que esperase deél el cambio. Sólo creí quepodía quererle a pesar de to-do. Como se quiere a un hi-jo… Igual es tonto o malo,pero es tu tonto o tu malo ylo quieres ¿no? Claro que yano estoy enamorada. Imági-nate a estas alturas. Pero aúnle tengo cariño y sobre todo,es el padre de mis hijos. Meseparé porque estaba hartade cerrar los ojos a sus infi-delidades y porque los chicosya eran mayores. Y supongoque de todas formas él se hu-biera ido más pronto quetarde cuando ya no había nicomunicación ni deseo deque la hubiera…

L. G., también separada,tarda en encontrar alguna res-puesta:

–Pues cuanto más lo pien-so, menos lo entiendo, porqueno sé qué vi. Me parece quevi lo que no había, sólo queyo deseaba que lo hubiera.No sé si me comprendes…Creo que, a lo mejor, deseaba

encontrar a alguien lo sufi-cientemente bueno para mí.Perdón por lo pretencioso deesto que digo, pero me pare-ce que es así. O sea, un hom-bre culto, intelectualmentebrillante, socialmente consi-derado, con experiencia y sa-biduría. También con bon-dad. Y no es que no tenga es-tas cualidades… a su manera.Las cosas empezaron a ir malcuando me di cuenta de que élencontraba muy natural queyo le admirase, pero no sentíaque hubiera en mí nada admi-rable. Casi nunca demostrabaaprecio por mis opiniones,mis gustos o mis costumbres omi valoración de las cosas.Daba por supuesto que él sa-bía… y que yo no. Que él te-nía un juicio exacto en todaslas cuestiones –humanas, divi-nas, económicas, cultura-les…– y que si yo no estaba deacuerdo en todo es porquesoy caprichosa o poco inteli-gente, inmadura o qué sé yo.Es bastante insoportable con-vivir con alguien que aunqueno lo reconozca, en el fondote desprecia. Por lo menos eslo que yo sentía cuando abrílos ojos. Y, chica, tener losojos tan abiertos duele dema-siado. Como defensa, empecéa criticar interiormente todolo que él decía o hacía. En fin,que llega un momento en elque no se aguanta la situa-ción. Y ahí se acabó. Ya te he

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Algunos estudios neurológicos indican que en elestado de ‘enamoramiento’, las áreas cerebralesque elaboran los juicios críticos, se vuelveninactivas…

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Sucede que algunas personas nos atraen no porqueveamos en ellas esta o la otra cualidad sinoporque nos miran de un modo especial. Lo que megusta de mi pareja es precisamente ¡que le gusto!

dicho lo que vi, pero no al en-amorarme, sino al desenamo-rarme, lo que son las cosas.Me parece que necesito al-guien que “me mire bien”…

Clarividente ygratificante

Cambio de tercio –salgodel club de las separadas– ypregunto a él y a ella. F. S yM. H. son marido y mujerdesde hace ocho años.

Reponde ella: –Me gustósu físico, para qué voy a ne-garlo y que me parecía serio,responsable y atento. (Se ríe)¡Me lo sigue pareciendo! Yademás luego descubrí que esun pedazo de pan y que esmuy divertido. Sobre todo esleal, sé que puedo confiar enel sin una pizca de duda.

Reponde él (riéndose):–Lo que más me gustó es unbikini que tenía unas flo-res… porque nos conocimosen la playa… Pero en reali-

Pregunto por último a E.N. tiene treinta y seis años yun historial dilatado deamores… Ahora cree que esla definitiva y que ya no estiempo de juegos ni experi-mentos. Con su actual pare-ja lleva año y medio y sesiente feliz y estable ¡por fin!

–Lo que vi en G. L. fueuna personita a la que podíacuidar y una personaza quecuidaba de mí… O sea todo.Es alegre, cómica, decidida,autónoma y tierna. Le inte-resan mis cosas y a mi lassuyas, pero no estamos col-gados el uno del otro todo eldía. Me da seguridad y tran-quilidad, es muy equilibra-da, tiene un temperamentomuy ecuánime.

No se si recordando ex-periencias pasadas, añade al-go más: –No tiene nada dehistérica… Creo que es laclase de persona con la quese puede vivir toda una vida

dad lo que me gustó es queyo le gustaba ¿comprendes latontería? A ver, sucede quealgunas personas nos atraenno porque veamos en ellasesta o la otra cualidad (teaseguro que M. tiene mu-chas, pero eso lo he ido vien-do luego) sino porque te mi-ran de un modo especial, co-mo si vieran en ti un héroe oun personaje admirable yeso, por lo menos en mi casoes irresistible. No sé si pasa

mucho, pero yo diría que sí:lo que nos gusta de nuestrapareja es precisamente ¡quele gustamos!

M. H. asiente –Es verdad.Cuando alguien te ve como aun ser importante… tiendes aapreciarle y a ver en él tam-bién alguien digno de apre-cio. Ahora que no siempre.La cosa tiene que ser recípro-ca y tiene que haber algunaquímica especial. Yo creo quenosotros sí la tenemos ¿no?

sin aburrirse, ni agotarseemocionalmente. Esto es im-portante: hay quien resultaplasta por lo monótona yprevisible y quien te hace vi-vir en una montaña rusa deemociones que te aniqui-lan… Bueno, esto es lo quehay: la quiero.

Fin de la miniencuesta.No sé a ustedes, a mí me dala impresión de que el amor,al menos en estas personas esclarividente y lúcido… ©

LLAMARADADIVINA

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decálogoJoaquín Suárez Bautista

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El amor es fuerte como la muerte, la pasión es implacable como el abismo,es saeta encendida, llamarada divina.

Cantar de los cantares

Cuando te miro frente a mi sentaday me hablas con palabras tiernas y ries dulcementeentonces corre bajo mi piel un sutil fuego,el sudor se desliza por mi cuerpo y el temblor se apodera de mí,y siento que ya me falta poco para morir del todo.

Safo de Lesbos, s. VII a. C.

Ayer pasó a mi ladoy una leve mirada a través de sus párpados lanzó,por vergüenza de mirarme de frente, y enrojeció su piel.Me oprimió el corazón más fuertementey regresé a mi casa con una nueva herida en el costado.

Teóclito, s. III a.C.

Espera, espéramehasta que a tí me abrace y funda mis labios en tus labios.Despierta un momento, dame el último beso,bésame tanto tiempo cuanto tu beso siga con vida,hasta que expires dentro tú de mi boca y a mis entrañasfluya tu álito y me beba tu amor.

Bión, s. II a.C.

“Eros es una piedrade afilar el alma”

Alfeo de Mitiliene (s. I d.C.)

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decálogoJoaquín Suárez Bautista

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Desmayarse, atreverse, estar furioso Huir el rostro al claro desengaño,áspero, tierno, liberal, esquivo, beber veneno por licor suave,alentado, mortal, difunto, vivo, olvidar el provecho, amar el daño;leal, traidor cobarde, animoso.

No hallar, fuera del bien, centro y reposo; creer que un cielo en un infierno cabe;mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, dar la vida y el alma a un desengaño;enojado, valiente, fugitivo, esto es amor. Quien lo probó lo sabe.satisfecho, ofendido, receloso. Lope de Vega

Cuado te vi, oh cuerpo en flor desnudo Cada beso que doy, como un zarpazocreí ya verle a Dios en carne viva. en el vacío es carne olfateadaNo sé qué luz, de dentro, de quién, iba de Dios, hambre de Dios, sed abrasadanaciendo, iba envolviendo tu desnudo en la trenzada hoguera de un abrazo.amoroso, oh aire, oh mar desnudo.

Te veía, sentía y te bebía Se te quiebran los ojos y la vida.solo, sediento, con palpitar de ciego, Lloras sangre de Dios por una heridahambriento, sí, ¿de quién?, de Dios sería. que hace nacer, para el amor, la muerte.

Hambre mortal de Dios, hambriento hasta Y es inútil soñar que nos unimos.la saciedad, bebiendo sed y, luego, Es locura creer que puede verte,sintiendo ¡por qué, oh Dios!, que eso no basta. oh Dios, abriendo, entre la sombra, limos.

Blas de Otero

El amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad,la propia individualidad, le permite ser él mismo, mantener su integridad.

Erich Fromm

El amor es paciente, es bondadoso, no es grosero, no se exaspera,no busca lo suyo, no lleva cuentas, disculpa, se fía, espera, es de fiar...

San Pablo

¿Qué amor?El amor es apertura al otro tal como es.El amor que reconoce en el otro su diferencia.El amor que quiere ante todo que el otro sea fiel a sí mismo.El amor que nos invita a salir de nosotros mismos

y a dar al otro eso de nosotros mismos que ni siquiera conocemos.El amor que está íntimamente unido a la historia, a la política,

a la revolución social, a la subversión.El amor que no puede limitarse a la relación yo-tú,

sino que participa de una experiencia de comunión universal.Roger Garaudy

Amar significatener una actitud de amorno sólo en las relaciones con la propia familia y los amigos,sino también para con los que están en contacto con nosotros.No hay una “división de trabajo” entre el amor a los nuestros y el amor a los ajenos.El amor sólo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamospara nuestros fines personales.Para que el amor se convierta en un fenómeno social nuestra estructura social necesitacambios importantes y radicales.

Erich Fromm

John Powell es una autor muy popular, espe-cialmente en los medios cristianos estadouni-denses, aunque la mayor parte de sus obras hasido traducida y publicada en España. Es posi-

ble encontrarle en las secciones de autoayuda de las librerías. Sinembargo lo que escribe no es del género paparrucha. Con un len-guaje sencillo y asequible, plantea, en la mayoría de sus libros,cuestiones que ayudan a crecer en el amor y las relaciones huma-nas. Frente a la evidencia de los efectos discapacitadores del desa-mor, propone una alternativa de amor costoso y exigente pero pro-fundamente constructivo.

parasabermás

AMOR INCONDICIONAL. El amor notiene límites.John Powell.Sal Terrae. Santander, 2008

PALABRAS DE AMOR. José Antonio MarinaTemas de hoy. Madrid, 2009

Si afrontamos con valentía los inevitablesabandonos, rechazos y rupturas de corazóna los que nos somete la vida, podremos cu-rarnos de heridas y traiciones y saber cómo

perdonarnos y perdonar. El método comprensivo del autor ape-la a la responsabilidad de la persona para reafirmar su propiavalía y relacionarse con amor y sin miedos.

AMOR Y TRAICIÓN. John Amodeo.Desclée De Brouwer. Bilbao, 2001.

CUERPO ESPIRITUAL. Emma Martínez Ocaña. Narcea. Madrid, 2009.

Una obra muy peculiar en la que EmmaMartínez pone voz a personajes femeninosde la Biblia para relatar su experiencia deamor tan espiritual como corporal, reconci-liando el amor y el placer físico con lo másespiritual del ser humano.

¿POR QUÉ TEMO AMAR?. Superar elrechazo y la indiferencia. John Powell. Sal Terrae. Santander, 2007.

Sus conocimientos de filosofía, psicología y teolo-gía, llevan al autor a desvelar una aparentementesencilla fórmula para invitar al atrevimiento delamor: “Muchas veces pedimos a los demás que

nos amen sin estar dispuestos a hacer el sacrificio ni a adoptar laactitud de abandono del yo que se requiere para ser amables. Sinembargo, si dominamos la delicada y profunda paradoja que elamor implica y estamos dispuestos a entregarnos a los demás, se-remos amados y nos sentiremos realizados”.

EL VIAJE AL AMOR. Las nuevasclaves científicas. Eduardo Punset. Destino. Barcelona, 2009.

Eduardo Punset es un excelente divulgador delconocimiento científico en muy variados aspec-tos. En este libro se propone hablar de “lo queimporta a la gente”. Y evidentemente, el amor

importa más que ninguna otra cosa. Para comprender qué es estesentimiento, Punset lo aborda desde las razones evolutivas y bio-lógicas con un estilo fresco e inteligente que cautiva.

CELOS EN LA PAREJA: una emocióndestructivaEnrique Echeburúa y JavierFernández Montalvo. Ariel. Barcelona, 2001.

Este texto consta de dos partes. Una primeraexpositiva acerca de la personalidad del celo-so, las alteraciones de la vida cotidiana y ladistinción entre celos normales y celos pato-

lógicos. Una segunda en la que se establecen las bases para iden-tificar los problemas de celos y abordarlos con éxito.

AMOR Y VIOLENCIA. La dimensiónafectiva del maltrato.Pepa Horno.Desclée De Brouwer. Bilbao, 2009.

Un concepto idealizado del afecto puede lle-var al equívoco de no considerarlo como par-te en el problema de la violencia doméstica.Hay afectos que dañan sin dejar de ser afec-

tos. Tener en cuenta este dato es importante para cualquier inter-vención terapéutica con las víctimas y con sus agresores. La au-tora es licenciada en Psicología y coordinadora de promoción yprotección de los derechos de la infancia en Save the children.

¿AMAR O DEPENDER? Cómosuperar el apego afectivo y hacerdel amor una experiencia saludable.Walter Riso.Planeta/Zenith. Barcelona, 2008.

Es posible eliminar las ataduras psicológicas ypese a todo mantener vivo el fuego del amor.Este libro pretende ayudar a quienes son vícti-

mas de un amor malsano y guiar a las parejas aún no contami-nadas para que puedan evitar caer en apegos que a la larga hie-ren profundamente.


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“¿Por qué se escriben cartas de amor? Poramor, sin duda. Porque el amor es expresivo,porque los amantes están lejanos, porque quie-ren acercarse, porque se expresan mejor por es-

crito(…)” José Antonio Marina, cuya labor investigadora se hacentrado fundamentalmente en la inteligencia humana y los senti-mientos, ha analizado más de mil cartas –de autores famosos y dedesconocidos– para presentar una selección en la que, a través delas cartas, se explica qué es eso tan peculiar del amor de pareja.Fascinantes historias amorosas en el género epistolar de los prota-gonistas. Un libro para el disfrute y la reflexión.

Luis Fernándo Vilchez MartínUniversidad Complutensemúsica

Estas reflexiones son una síntesis de la investigación que personalmente he llevado a cabo, ayudado porespecialistas y estudiosos del tema, patrocinada por la Fundación Santa María y publicada en uno desus Cuadernos con el título “La potencialidad educativa de la música”. En este trabajo se recogen datosy opiniones de unos 2000 alumnos, varias decenas de profesores y especialistas, así como de intérpretesmusicales, compositores, directores de coros y miembros de agrupaciones corales. La investigación, degran amplitud y estructurada a partir de técnicas cualitativas y cuantitativas, fue presentada en elCongreso que reunió el pasado Mayo en Madrid a 700 profesores de Música de centros educativosespañoles, titulado: “Música en el aula, todo un arte”.

Durante las últimas déca-das, en nuestro país sehan levantado auditorios

y creado orquestas y agrupacionesmusicales, los conservatorios estánllenos y surgen por doquier escue-las y academias de Música. Los fru-tos de todo esto, algunos de los cua-les ya se perciben, podrán compro-barse mejor a un plazo algo máslargo. Pero, en medio de todo, he-mos de convenir que todavía esta-mos lejos del nivel musical de algu-nos países de nuestro entorno. Porello, todo lo que contribuya a estu-diar y profundizar en la naturalezay potencialidades de la Música esun aporte cultural de primer ordena la sociedad.

Los especialistas en educaciónque, a las competencias propias desu área, unen conocimientos musi-cales, recalcan los valores educati-vos de la Música dentro de unaconcepción integral de la persona,lamentando que ésto no siemprequede reflejado en las leyes educa-tivas, donde una vez más esta disci-


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la música. aliada de la buenaeducación

plina corre el peligro de serconsiderada la cenicienta,junto a materias igualmenteimportantes que tambiénmerecerían ser destacadas,como las relacionadas conla educación artística.

Fundamentoscientíficos de lainvestigación

H. Gardner es autor delconocido modelo psicológi-co de las inteligencias múlti-ples, estableciendo criteriospara medir si un talento ouna habilidad especial cons-tituyen una inteligencia es-pecífica. A su juicio, paraque una inteligencia seaconsiderada como tal, debeposeer un carácter evoluti-vo, ser observable en gruposespeciales de la población,proporcionar alguna eviden-cia de su localización en elcerebro y disponer de un sis-tema simbólico o represen-tativo. En concreto, Gard-ner habló de 8 inteligencias,entre ellas la musical.

Aunque la mayoría delas personas cuenta con latotalidad de las inteligenciasnombradas, cada individuorevela características parti-culares en función de ellas ypuede destacar en una o envarias. Todos los seres hu-manos poseen diversos gra-dos de las citadas inteligen-cias y las combinan y utili-zan de manera personal. Silos programas de enseñanzase limitan a concentrarse enel predominio, por ejemplo,de las inteligencias lingüísti-ca y matemática, se minimi-za la importancia de otrasformas de conocimiento yde expresiones comunicati-vas. Hay muchos alumnosque no logran demostrardominio en las inteligenciasacadémicas “tradicionales”,que son las reforzadas por

los currículos escolares, re-ciben poco o ningún reco-nocimiento por sus esfuer-zos en otras y su contribu-ción al ámbito escolar ysocial en general se diluye.

Cada inteligencia parecetener su propia secuenciaevolutiva, surge y alcanza supunto culminante en dife-rentes etapas de la vida. Así,y refiriéndonos a la inteli-gencia musical, ésta es, ajuicio de Gardner, la formamás temprana en que se ma-nifiesta el talento humano,sin que sepamos por ahoralas razones por las que esoocurre, sugiriendo que undesempeño musical sobresa-liente durante la infanciapuede estar condicionadopor el hecho de que esta in-teligencia no es contingentecon la acumulación de expe-riencias de vida.

La cuestión de lainteligencia musical

En nuestro trabajo, he-mos encontrado distintasmaneras de aproximación alconcepto de inteligencia mu-sical. Se coincide, en algunamedida, en considerarla co-mo capacidad para captar,realizar y disfrutar de esa ac-tividad humana que llama-mos música, sea a través dela voz humana, o a través dedistintos instrumentos, comoescucha, o como práctica.

La música tiene sus pro-pias reglas y estructuras yestá ligada con los procesosde pensamiento, pues es unlenguaje cuyos componentesbásicos son el tono, el ritmoy el timbre y porque constade un sistema de símbolosespeciales, cuyas combina-ciones dan lugar a innumera-bles variedades de lo musi-cal. Está ligada también aprocesos personales de tipoemocional y social.

La música forma partede nuestras vidas y es inhe-rente a todas las culturas,constituyendo una de las for-mas del arte, manifestada demanera primaria por la vozy el cuerpo, instrumentos na-turales de autoexpresión. Vi-vimos con el ritmo ya antesde nacer, como demuestranexperiencias del desarrollohumano en la etapa prenatal.Todo ser humano es musical.Aunque no todos tengan lacapacidad para crear música,todos la tienen para sentirlay disfrutarla.

Desde pequeños, los ni-ños pueden desarrollar lasensibilidad al sonido, el tim-bre, el tono, el ritmo, basesde la posterior habilidad mu-sical. Existe un consensopara afirmar que la músicatiene una estrecha vincula-ción con las emociones, paraexpresarlas, encauzarlas,educarlas y crear entornosemocionales positivos. Lomismo cabe decir de su po-tencialidad para convertirseen recurso que ayuda enotras áreas del currículo,como las Matemáticas, la


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la música. aliada de la buenaeducación

música

Lengua, la Historia, la Geo-grafía, etc. Esto no es nuevo,pues ya los griegos de la eraclásica consideraban el culti-vo de la música como algoimportante en la educación.Pero lo paradójico es que, apesar de esos convencimien-tos, el lugar de la música enel ámbito escolar no ocupe elespacio que debería.

Hay una amplia gamade habilidades musicales yun niño (también un adulto,lógicamente) puede tenerunas u otras y, por supues-to, varias al mismo tiempo,lo que suele ser común. Poreso cabría hablar de habili-dades musicales. Según mu-chos de los especialistasconsultados en esta investi-gación, parece preferirse ladenominación de habilidadque la de inteligencia paradenominar la capacidad o eltalento musical.

La música en elcorazón de laeducación y en elámbito de los valores

Decimos con razón quela música está ligada, debeestarlo, a la formación inte-gral de la personalidad. Nootra cosa es esto que el ob-jetivo primero y fundamen-tal de la educación.

1ª La música favorece lacomunicación. La música,tanto si se escucha como sise ejecuta, favorece y posibi-lita un intercambio de ideasy sentimientos con otraspersonas.

2ª La música contribuyea mejorar las relaciones in-terpersonales. Los sonidosque penetran dentro de ungrupo son percibidos portodos, creando un climaemocional que permite ex-presarse y relacionarse consinceridad, integridad y ple-nitud. Hacer música es una

experiencia compartida quese desarrolla y se disfruta apartir de la aptitud y actitudpara comunicarse.

3ª La música ayuda adesarrollar el conocimientode uno mismo. Cuando lapersona ejecuta o realiza al-guna actividad instrumentalen el campo de la música, sedesenvuelve en un mundode acción positiva, adquieremedios técnicos de expre-sión, desarrolla relacionespersonales sanas, se condu-ce de una forma social ade-cuada, etc. Las actividadesmusicales pueden ayudarle adesarrollar un conocimientode sí mismo y de los demásy obtener así experienciasgratificantes.

4ª La música favorece eldesarrollo de la capacidadde autoexpresión. Por supoder para evocar, asociar eintegrar, es un recurso ex-cepcional de autoexpresióny liberación emocional.

5ª Existe un paralelismoentre proceso creativo musi-cal y proceso personal. Lamúsica, dentro del procesoeducativo, también en elcaso de su aplicación a la te-rapia, es una herramientaque posibilita integrar elmundo emocional y mentalde la persona.

6ª Las experiencias musi-cales no dependen necesaria-mente de la calidad de lamúsica ni del nivel de ejecu-ción, aunque todo eso tenga,obviamente, su importancia.La fantasía, las asociacioneso la expresión que posibili-tan, provienen de lo que yaexiste en el individuo, algoque tenemos que descubrir yque suele sernos reveladopor la propia experiencia através o en contacto con lamúsica. En este sentido, lamúsica actúa de catalizadorpositivo para ello.

música


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7ª La música proporcio-na una organización de lavida subjetiva, puesto queella misma es un agente mo-vilizador del mundo afecti-vo del sujeto, permitiendocontrastes con sus senti-mientos más profundos,ayudando incluso a reorga-nizar esas sensaciones sinnecesidad de pasarlas a unplano consciente.

Conclusiones de lainvestigación

La música es una expre-siva metáfora de la vida. Lamúsica es vida, ayuda a vivir,la vida está impregnada demúsica. La vida sigue una se-cuencia, como la de las com-posiciones musicales, con sustemas que se desarrollan,que aparecen y desaparecen,con acentos y silencios, conrecapitulaciones y hallazgosnuevos, con leit motiv quesiempre están presentes.

La música es una exce-lente y efectiva estrategiatransversal, en relación conotras áreas del currículo es-colar y de la educación, engeneral. Pero no debe olvi-darse que también por símisma constituye un valor,no es una simple ayuda aotras áreas, como algo pura-mente instrumental.

No parece existir una co-rrelación “especial” entre elrendimiento en Música y elrendimiento en una materiaparticular. El rendimiento enestra asignatura la pauta ge-neral del rendimiento globaldel alumno en otras mate-rias. Tampoco parece existir,si tomamos como referenciala población general, una co-rrelación especial entre la ha-bilidad musical y el nivel enotras inteligencias. Hemosencontrado, por el contra-rio, que los niños y adoles-centes que estudian música

en conservatorios o escuelasmusicales destacan, sobretodo, en el área de Matemá-ticas, siendo una de las ma-terias, o aquella en la queobtienen mejores resultadosacadémicos.

Existe, y esto adquiereun especial interés, una co-rrelación directa entre prác-tica de la música y rendi-miento positivo en las de-más materias escolares. Asílo demuestra nuestra inves-tigación, mediante la en-cuesta a alumnos de escue-las de música y de conserva-torios y así lo demuestra elamplio consenso de opinio-nes al respecto de los profe-sores consultados.

La música es un recursoestratégico transversal: A)Para la instrucción y apren-dizaje de las demás materiasdel currículum. B) Como es-trategias de base, tanto cog-nitivas, como emocionales ysociales, interesantes paratoda clase de aprendizajes.C) En el sentido de la forma-ción integral de la persona,con el cultivo de valores decarácter realmente humanís-tico. D) En relación con eltratamiento de la diversidad.E) Específicamente, en rela-ción con la interculturalidad.

Lo que se llama inteli-gencia musical es una habili-dad compleja, de la que for-man parte muchos elemen-tos. Si aplicamos el conceptode inteligencia a la Música,debemos hacerlo en sentidoanálogo, no unívoco, encomparación y relación conotras como la lógico-mate-mática, la verbal o la espa-cial. Es cierto, no obstante,que se trata de una habilidad(o conjunto de habilidades)relacionada y emparentadacon inteligencias como las ci-tadas, pero también conotras, como la cinestésica y,

por supuesto, la inteligenciaemocional (intrapersonal-in-terpersonal).

Las potencialidades edu-cativas de la música son mu-chas y profundas, llenas desugerencias. A partir del tra-bajo que hemos realizado,se abren nuevas vías de in-vestigación, como sería es-pecíficamente el de música ydiversidad cultural, con susaplicaciones al aula y a laeducación en general.

Mención especial requie-re la relación entre la habili-dad-inteligencia musical y lainteligencia emocional. Esti-mamos también que esa re-lación cabe llevarla hacia lainteligencia social e inclusohacia la inteligencia moral.

La anterior afirmaciónconnota lo que, a nuestro jui-cio, constituye una de las ma-yores potencialidades educa-tivas de la música, su apertu-ra axiológica, su conexióncon el mundo de los valores.

Quisiéramos haber con-tribuido modestamente, através de esta investigación,a disposición de los lectoresde CRÍTICA, a ser altavocesreivindicativos de una de lasmás altas producciones deltalento humano, la música.Potenciarla, darla a conocer,lograr que tenga un lugarimportante en el currículumescolar, contribuir a que lomusical forme parte de lacultura cotidiana, son tareasque los que nos preocupa laeducación nos incumben.Prolongando la idea matrizexpresada en el Informe De-lors (La educación encierraun tesoro), nos atrevemos aterminar con este postulado:Aprendizajes, con un lugarpara la música, para todos, alo largo de toda la vida… yasí aprender a conocer, a ha-cer, a compartir, a vivir jun-tos, a ser. ©


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música

Clara Sánchez, escritora y periodis-ta, tiene un reconocido nombre

en el género narrativo desde que edi-tó su primera novela, Piedras precio-sas, y ha obtenido después por Ulti-mas noticias del paraíso el Premio Al-faguara, y ahora por Lo que escondetu nombre, el Premio Nadal 2009.

El tema de este relato conecta enbuena parte con lo que se entiendepor periodismo de investigación y hasido motivo recurrente tanto en libroscomo en cine: la búsqueda sin cuar-tel, tras la caída de Hitler, de los na-zis refugiados en países de acogi-da –no oficial pero sí permisiva–,como Argentina, Chile y, por supues-to, España, dado que Franco mantu-vo siempre ciertas vinculaciones conel gobierno alemán.

El titulo, Lo que esconde tu nom-bre, nos adelanta una pista de la tra-ma: el encubrimiento. Nada es loque parece. No sólo se esconden losnazis, sino sus investigadores y laspersonas que actúan como “topos”para descubrirlos. Por eso la novelaresponde al género de intriga y, qui-zá porque la autora sea también crí-tica de cine –colabora en los progra-mas de José Luis Garci en TV–, el re-lato recuerda una película deHitchcock, Encadenados, por su pa-ralelismo: una chica inocente es cap-tada como topo, pasa informaciónvaliosa y, al ser descubierta, está apunto de morir envenenada: “Estabatan débil que ya no echaban la llave.Me levanté tambaleante derecha albaño, tenía el estomago revuelto yfiebre. Frida me obligaba a comer ya beber y empecé a temer que qui-sieran envenenarme”.

La protagonista de la novela,Sandra, es una joven española, solte-ra y embarazada, que está pasandouna temporada en la costa de Levan-te hasta ver cómo orienta su vida fu-tura sin marido y sin trabajo. Casual-mente traba conocimiento con unmatrimonio noruego mayor, losChristensen, que le ofrecen ayuda yla invitan a quedarse en su chaletcomo amiga y compañía de Frida.

Contemporáneamente llega a esaciudad levantina Julián, ex prisione-ro de Mauthausen, que forma partede una organización de supervivien-

tes de campos de concentracióncuyo objetivo es descubrir oficialesnazis huidos de Alemania. Familiasque viven lujosamente en lugares dis-cretos, bajo identidades falsas, disfru-tando de las riquezas incautadas alos judíos. Este anciano cazanazis vaa entrar también en relación con San-dra, abriéndole los ojos sobre los os-curos secretos que guardan esos per-sonajes, y los horrores que ella sóloconoce a través de libros o películas.

La acción va creciendo en inten-sidad a medida que Sandra, al princi-pio incrédula, investiga a los ancianosnoruegos y comunica escondidamen-te a Julián lo que va averiguando, ig-norante de que también ella es obser-vada, así como el propio Julián.

La novedad narrativa es que elrelato es contado alternativamentepor los dos protagonistas. Esto permi-te al lector conocer los mismos he-chos desde el punto de vista de San-dra y desde la voz de Julián, aportan-do cada uno sus propios temores,sospechas y preocupaciones. Y cadauno aporta además sus esperanzas,deseos, sueños: Sandra un nuevoamor, uno de los chicos pro nazis, yJulián un continuo diálogo con su es-posa, fallecida unos años antes, pi-diendo consejo y fuerzas para cum-plir esta última misión.

Especialmente alta la tensión dra-mática que se alcanza, bajo una apa-rente contención, en el encuentro deJulián con un ex oficial de la SS.Asombra la ausencia de sentido deculpabilidad de éste por el Holocaus-to y cómo –dice- creían lograr unmundo nuevo. La propia autora, enuna entrevista, se mostró convencidade que a esos jubilados nazis “no lespesa” lo que hicieron y para la socie-dad son “seres invisibles” sobre losque nadie se cuestiona nada porquehoy en día la gente “va a lo suyo”.Añadió que “la relación entre Juliány Sandra es de lo más entrañable, apesar de la diferencia de edad; él leenseña a ser dueña de sí y ella vamadurando a lo largo del relato”. Loshechos les modifican a ambos lavida, con cierto final feliz.Una novela interesante, bien escrita,aunque el argumento, de escasa ori-ginalidad, no da más de sí. ©


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María SimónNARRATIVA

LO QUE ESCONDE TU NOMBREClara SánchezEdiciones Destino 2010

Clara Sánchez

libros


libros

CIENCIA Y RELIGIÓNDos visiones del mundo

Agustín Udías VallinaSal Terrae, 2010

La tribu. SIEMPRE-LO-HEMOS-HECHO-ASÍ

Estrategias para adaptarse a un mundoen constante cambio

Mercè Dedeu y Joan Alfons Torrent.

RBA Libros, Barcelona, 2009

Este libro, fruto de la experiencia de los autorescomo consultores y asesores de procesos de cam-

bio en empresas familiares, fue seleccionado en laPrimera convocatoria de Narrativa Empresarial ESA-DE ALUMNI-RBA.

El título refleja una frase muy común en gruposy organizaciones que se resisten al cambio. En estafábula nos cuentan que la tribu Siempre-lo-hemos-he-cho-así, liderada por Fernando un hombre honrado,justo y emprendedor que sabía lograr la complicidadentre sus miembros, ha vivido generación tras gene-ración con unas estructuras de funcionamiento esta-bles. Pero se encuentran con circunstancias nuevasen las que el modelo de actuación de toda la vida yano les sirve. Tienen que desarrollar un nuevo plan es-tratégico que involucre y haga participar a toda la tri-bu en las decisiones que vayan tomando y garanticeel futuro de su pueblo.

A lo largo de la historia van apareciendo, en losdiferentes episodios, algunos de los problemas funda-mentales en cualquier organización, por ejemplo, larivalidad, el conformismo, la dificultad del trabajo enequipo, cómo aprovechar la experiencia de los ma-yores con la fuerza de los jóvenes y, en definitiva,cómo llevar a cabo la etapa de relevo generacional.Hasta que consiguen encontrar su propio y nuevo ca-mino alejándose del conformismo y logrando la dis-tancia adecuada para tener la perspectiva necesariaen la visión de su objetivo y el modo de conseguirlo.Cambiaron su nombre de Siempre-lo-hemos-hecho-así por el de Busquemos-cómo-hacerlo-mejor. Con elesfuerzo de todos aprendieron a organizarse de ma-nera distinta, sin dejar que el tiempo decidiera su des-tino. Con el nuevo lema, consiguieron analizar, pla-nificar y sobre todo decidir.

La obra termina con una reflexión final muy apro-piada para ver mejor los pasos necesarios cuando seaborda en una organización la resistencia al cambioy la etapa de relevo generacional, con los ajustes ne-cesarios no sólo en el liderazgo sino sobre todo en laorganización propiamente. En definitiva, una buenahistoria que aporta sabiduría y reflexión para tener lacabeza y el corazón en el momento presente que mu-chas veces requiere cambios en las organizaciones.©

Mª Rosa Elosúa de Juan

EDUCACIÓN

Hay algunas ideas que –con poco o ningún apoyoen la realidad- llegan a ser admitidas y se las tie-

ne, entre muchos, por verdad apodíctica. Por ejem-plo aquélla que considera a la religión, cualquier re-ligión, pero especialmente la cristiana católica, ad-versaria si no enemiga jurada del conocimientocientífico. Poco importa que ese conocimiento cien-tífico haya nacido precisamente en el occidente cris-tiano…

Como explica Agustín Udías Vallina, “La religióny la ciencia constituyen formas de acercamiento a larealidad, es decir, formas de conocimiento con dis-tintas peculiaridades. Por eso es tan importante estu-diar la distinta naturaleza de cada una de ellas y larelación que puede establecerse entre el conocimien-to científico y el conocimiento religioso”. Frente auna visión objetiva y desapasionada que consideraambas formas de saber como autónomas e indepen-dientes pero no incompatibles, el materialismo cien-tífico y el fundamentalismo religioso son ideologíasque dificultan el diálogo.

Este libro da respuesta a ese falso antagonismo.En primer lugar analiza qué es ciencia y qué es reli-gión y con qué ambitos de la experiencia humana secorresponden o cómo es su modo de acercamiento adeterminadas cuestiones: la naturaleza de la materia,el origen del universo y el origen de la vida y delhombre. Sigue con un recorrido por la historia de larelación entre una y otra forma de conocimiento, conespecial detenimiento en algunos conflictos notablescomo el caso Galileo y la aceptación o rechazo delas teorías de Darwin. Toca también la posición degran número de científicos respecto a la fe religiosa.Finalmente examina cuestiones éticas en relación conlos avances de la ciencia y la tecnología, especial-mente el caso de la ética ambiental y los problemasde desarrollo.

Udías Vallina, jesuita, es Catedrático Emérito deGeofisica de la Universidad Complutense en donde,desde 2001 imparte un curso sobre Ciencias y Reli-gión en la Facultad de Ciencias Físicas. De la prepa-ración de esas clases y del diálogo con los alumnos–como afirma en su prólogo– procede el contenidode esta obra amplia en contenidos, de lectura apasio-nante y clarificadora, que podría ser un texto básicopara su propia asignatura u otras afines. ©

Virginia Fernández Aguinaco

PENSAMIENTO

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libros

Afinales de los años ’90 en este paísse vivió un extraño y arrasador fe-

nómeno que copó horas y horas de te-levisión, estanterías de librerías, nochesde bares y días de teatros casi en exclu-sividad. Fue lo que vino a llamarse Clubde la Comedia. Una serie de actores yhumoristas de distinto nivel memoriza-ban un texto cómico y lo recitaban conmayor o menor gracia ante un públicoávido de risa. El programa permanecióvarias temporadas, con cambio de pre-sentador incluido al ver la popularidadque el producto otorgaba. A las tempo-radas les acompañó entonces antolo-gías literarias del los textos, DVDs conselecciones de los mejores momentos,bares especializados como canteras dejóvenes promesas, un canal de televi-sión donde emitir todo ese material y,por supuesto, espectáculos teatrales deambos sexos, de sexos conjuntos, de se-xos variantes y de ningún tipo de sexo.Se escogió esa temática, porque era “laque mayor risa hacía”. A aquellos esco-gidos se les llamó cómicos (nombreadoptado de los cómicos ya existentes)o monologuistas (nombre que en unprincipio parecía no agradar del todo alos interfectos). Esta moda provenía delos años ’70 estadounidenses donde sellama stand up comedy, género que secreó en los bares donde fabulosos des-conocidos se enfrentaban a borrachos,malencarados y demás clientela del an-tro en cuestión para exponer su idea y/ovivencia, y esperaban pavorosos a lareacción del público. Tan arraigadoquedó este género que al graciosillo ochistoso del grupo se le llama allí cari-ñosamente “stand up”. De esta selvaque ha sido y es este género de entrete-nimiento en Estados Unidos, han salidopersonalidades como Woddy Allen, Ste-ve Martin, Eddie Murphy o Chris Rockentre otros. A aquellos que les intereseel tema les recomiendo la película Manon the moon y la fabulosa Lenny don-de Dustin Hoffman da una clase magis-tral de interpretación.

De esa tremenda ola de finales delsiglo pasado han quedado menos de losque eran, muchos buenos, otros se hareciclado y algunos se han enmarcadoen el espacio previsto para este entrete-nimiento. Pero, de vez en cuando, tomafuriosamente los teatros de nuevo. Que-

ría escribir esta crítica para no parecerun purista que considera este hechocomo una invasión del espacio sagradoteatral. Los críticos, profesión en la queme cuesta incluirme, no debemos exis-tir para rechazar la realidad, ni siquierapara ignorarla. Puesto así, me fui a vera Nancho Novo, actor de carrera, decine, de teatro, de televisión, director,músico, escritor y que ha estado en estenegocio del monólogo desde los oríge-nes. El espectáculo viene con una car-ta de recomendación de las más exten-sas e impresionantes que se puede con-seguir: escrita en Estados Unidos porRob Becker, profesional del medio, en1991. Representada en 32 países, tradu-cida a 16 idiomas con un éxito rotundoen países tan dispares como Alemania,Sudáfrica, Lituania o Méjico donde elmismo actor lleva representándola ochoaños. Ganó el prestigioso Premio Oli-ver en Inglaterra en 2000 al Mejor Es-pectáculo de Entretenimiento, y se cal-cula que unos 8 millones de personashan pasado por sus butacas en todo elmundo.

El tema no se separa de lo mismoque originó esa ristra de “.com” en Es-paña. La interminable lucha de sexos;cómo es posible que los hombres noentiendan a las mujeres ni que las mu-jeres comprendan a los hombres y queaún así sigamos conviviendo. Y advertíque la situación es la misma. Y el autoradvirtió lo mismo, pero más allá. Seaproximó de modo informal a la socio-logía, la prehistoria, la biología y la psi-cología para así poder rellenar un mo-nólogo cómico y crear el personaje delcavernícola como hilo conductor de es-tos chistes conocidos que provocan loscodazos entre las parejas espectadoras.La aportación de Nancho Novo es per-fecta. Le da ritmo, su experiencia eneste tipo de espectáculos le permite darrienda suelta a sus improvisaciones,guiños directos al público, complicidad,empatía, excusa y explicación.

Aunque esta vez ambos sexos sali-mos igual de mal parados, siempre ten-go la impresión de que, aparte de reír-se, estos espectáculos no arreglan nin-gún conflicto que pueda tener la parejaque, orgullosa de su franqueza, se acer-ca a la taquilla. Claro que tampoco es-tropea nada, y eso se agradece. ©

Javier López

EL CAVERNÍCOLA

Autor: Rob Decker

Dirección: Marcus von Watchel

Reparto: Nacho Novo.

Adaptación: Miguel del Arco y Aitor Tejada.

Producción: Iria Producciones yTheatre Mogul

Escenografía: Miguel Brayda.

Audiovisuales: Iria Producciones

Técnico: Luis Abad.

Teatro Fígaro Adolfo Marsillachhasta el 2 de mayo (posible prórroga). De miércoles a domingo. Doble sesión fin de semana.


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Nacho Novo

teatro

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Cuando pasa esto, probablemente en la di-rección está Oriol Broggi y sobre el escena-

rio actúan actores como Pep Cruz, Marisa Josa,Bruno Oro, Ramon Vila, Màrcia Cisteró, CarlesMartinez, Joan Arqué, Noël Olive y Jordi Coro-mina. Y el marco es el espacio de la Bibliotecade Catalunya, presentado por Laperla29.

No es que con otros directores ni otros gru-pos no pase lo mismo, afortunadamente para elteatro no es una excepción. Pero cuando sucedese siente la necesidad de compartirlo, y Natalein Casa Cupiello, su autor Eduardo de Filippo ylos espectadores (hasta agotar asientos), hemostenido esta suerte.

Hay un escenario central, cuadrado y firme-mente cerrado por sus cuatro lados: uno es lapuerta de entrada, enfrente la pared pétrea del re-cinto en la que se abre un pasillo que sugiereotras dependencias de la casa y, en los otros doslados, las gradas de los espectadores que subenescalonadas y parecen colgar sobre la viviendacomo vecinos curiosos y entrometidos.

Y esta es la sensación primera, la de estar en-trando furtivamente en la casa y en la vida de losCupiello. Descubriendo las pequeñas cosas queocupan el tiempo y el corazón de cada uno desus componentes. Como la obsesión de Luca Cu-piello por su Belén, cuya construcción ocupa sumente y su continua conversación y que exaspe-ra o divierte o es soportada por el resto; como laabnegación, hasta el agotamiento, de la madrede familia; como la divertida cara dura del hijo,el consentido de mamá; como la imprudente co-quetería de la hija casada con un rico pero abu-rridísimo industrial que se deja cortejar por unamigo de su hermano; como el permanente malhumor del gorrón hermano de Luca que vive ensu casa; como el continuo entremetimiento delportero, igual que el de los vecinos…

La comedia, ágil y divertida, tiene trazos decaricatura, momentos casi grotescos, ramalazosde cursilería que rápidamente se torna en ternu-ra… La comedia avanza por caminos de tragico-media y acumula y resuelve (habitualmente condiversión) los equívocos, las pequeñas tragediasde cada uno, dejándonos emocionados ante latragedia final. Y constatamos, vecinos atentos,que es un mundo el que hemos visto vivir queterminará desmoronándose. Como tantos dramascotidianos y, desafortunadamente, nada extraños.Pero sobre esta historia planea un montaje ágil ydivertido que parece construido sobre varias ca-pas de intención.

Ya, de entrada, el programa recoge las pala-bras del director, en italiano. Y en las transicio-nes (que no descansos) que hay entre las esce-nas, los actores entran, salen, recolocan la esce-na, hablan con los espectadores, ofrecen café…,y todas estas transiciones son en italiano. Comosi a la ficción de la obra quisieran añadir la fic-ción de una supuesta compañía napolitana queviene a representar en Barcelona la obra del másconocido de sus autores.

Tal vez haya sido ése el propósito del direc-tor, tal vez no. Pero queda en el imaginario eseespectáculo entero, sin fisuras ni en el fondo nien la forma. Yo así lo he vivido.©

CUANDO EL ESPECTÁCULO ESCOMPACTO Y SIN FISURAS


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María Jesús RamosBarcelona

teatro

Dos escenas de Natale in Casa Cupido

E l director de “En el nombre delPadre” o “Mi pie izquierdo”

siempre se ha mostrado interesadopor las relaciones interpersonales,sobre todo las que se desarrollanen el ámbito familiar. En “Brothers”filma un remake poderoso y emo-tivo, aunque irregular, sostenidopor grandes intérpretes capaces dedotar de alma a sus personajes. Con la guerra de Afganistán comotelón de fondo, el director irlandesfocaliza su mirada en la retaguar-dia. O dicho de otra manera: en lasmujeres y hombres que esperan alos soldados en casa. Ahí es dondese plantea el drama, porque éstearranca cuando a una familia lecomunican que han dado por de-saparecido en combate a uno delos suyos. Su hermano, en un ejer-cicio de responsabilidad, decidehacerse cargo de la viuda y de sushijos. Esa relación, en principio fra-ternal, termina convirtiéndose enamorosa. Nada grave, ni amoral,hasta que un día reciben una noti-cia inesperada. Ése es el inicio de un conflicto queSheridan maneja con habilidad ycredibilidad. Es fácil empatizar conlos sentimientos contradictorios delos personajes, con su desconcier-to vital, con su lucha interna entresus principios y sus sentimientos.Salvo algunas escenas prescindi-bles, que no aportan nada a la tra-ma, todo suena sincero y real eneste filme modesto, que tiene suexclusivo pilar en una historia con-tundente y unos personajes nadaalejados de la vida. Lástima que enocasiones la película peque de unafrialdad, –por la intención de She-ridan de contar una historia desdela austeridad emocional, sin trucossentimentalistas–, que puede dis-tanciar al espectador. Sin embargo, el verdadero patrimo-nio de “Brothers” es su reparto. Noes fácil reunir a talentos tan cotiza-dos como Tobey Maguire, JakeGyllenhaal y Natalie Portman. Sonactores que no renuncian a las su-perproducciones pero que siemprebuscan proyectos donde evolucio-

nar como actores. Y éste es uno deellos. Intérpretes sensibles, transmi-ten humanidad y carisma con unasactuaciones plenas de maticescomo requiere la historia. Sheridanvuelve a demostrar que es un grandirector de actores, que afina conacierto sus interpretaciones hastaponerlas en primer plano. La pues-ta en escena, la dirección artística,los encuadres, el montaje, todojuega a favor del ejercicio de inter-pretar y de contar una historia. Nominada a dos Globos de Oro,es extraño que ningún aspecto ar-tístico haya sido digno de conside-ración en los Oscar. Quizá porquees una película tan sencilla en sucomplejidad, tan humilde y pocopretenciosa, que no necesitabaningún apoyo publicitario para servista aunque sea por un públicominoritario. ©

Cecilia García

BROTHERS

Director: Jim Sheridan

Intérpretes: Tobey Maguire, Jake Gyllenhaal


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cine

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Polanski pertenece a esa rara es-pecie de directores que, como

Scorsese o Spielberg –aunque lecostó su tiempo acceder a ese es-tatus–, tienen la categoría de auto-res. Son poseedores de un mundopropio e intransferible, de una per-sonalidad fílmica única que leshace ser unos cineastas singulares.En el caso del director polaco, sudilatada carrera ofrece suficientespruebas. Sin embargo, de tanto entanto, opta por hacer una películacomercial para las grandes audien-cias sin que eso le reste un ápicede su talento. Por su factura y filo-sofía, “El escritor” recuerda a otrade sus películas, “Frenético”.Como en aquella, Polanski juegaser Hitchcock o si se prefiere, seinspira en el genio para montar un“thriller” que funciona con la mis-ma precisión que la maquinaria deun reloj.La película parte de una historia enprincipio rutinaria: un escritor escontratado para terminar las me-morias de un ex primer ministro in-glés. A medida que avanza su tra-bajo, el biógrafo irá descubriendoaspectos de este personaje quepondrán en peligro su propia vida. Lo que se podía haber quedado enuna trama de intriga sin más, Po-lanski lo convierte en una miradacaustica y lúcida de nuestra reali-dad, de los mecanismos del podery de este mundo donde las apa-riencias a veces son más creíblesque la propia realidad.

En “El escritor” Polanski demuestra que, más allá de su mirada de au-tor, es un gran director por cuantoconoce a la perfección la maqui-naría narrativa del cine de género.Es un trabajo de aliño, nada perso-nal pero no por ello indigno deelogio. Rueda con pulso una his-toria que siempre se desarrollacon fluidez y sin desmayos. Re-cuerda a las antiguas produccio-nes del Hollywood clásico que,sin pretensiones, se convertían enun entretenimiento más que dignodirigido a un público adulto queno se conforma con fruslerías oproducciones tan aparatosas comovacías. Los actores, bien gracias. EwanMcGregor ya ha demostrado quees un actor de fuste aunque en losúltimos tiempos no se haya lucidoen películas con enjundia. A Pier-ce Brosnan, si se le quita el sam-benito de James Bond, es un actorconsistente, quizá con pocos regis-tros, pero los que toca los dominaa la perfección. Ambos entiendena sus personajes y logran transmi-tir su peripecia vital que, por cier-to, Polanski trastoca a su antojo. Estamos, en fin, ante una produc-ción comercial más que digna queno aburre y que aporta algunas go-tas de la esencia de un directordestinado a logros más importan-tes, pero que también tiene el de-recho a divertirse con una pelícu-la que no le procura demasiadasexigencias. ©

Cecilia García

EL ESCRITOR

Director: Roman Polanski

Intérpretes: Ewan McGregor, Pierce Brosnan


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cine

Pierce Brosnan

Ewan McGregor


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Sabía de la existencia del humoringlés, del humor judío, del hu-

mor irlandés… En el terreno patrio,por descontado el humor andaluz,el levantino, el vasco, el gallego–un poco el astur– y aún el catalán.

En realidad estas variedades noes que fueran más allá de los chis-tes de gallegos, de andaluces, decatalanes, de vascos, etc.

De los castellanos viejos, tanproverbialmente sobrios no constabauna caracterización especial de suhumor. Y de los nuevos, descontan-do a su más eminente personaje y sufiel escudero, poco se decía o teníafama por su peculiaridad.

Pues resulta que el humormanchego es real en sus persona-jes, en los juegos de palabras y lasreferencias múltiples y en su formade expresarse y una genialidadmás que añadir a la “rica variedadde los pueblos de España”, comose decía en tiempos…

Quien lo ha puesto en primerplano no es otro que José Mota. In-tegrante de Cruz y raya, en unaprimera época, ahora actúa en so-litario. Es un decir, porque en suprograma, que se emite por la pri-mera de Televisión Española, hayuna amplio despliegue de colabo-radores bastante desiguales encuanto a vis cómica y, por descon-tado, muy inferiores al protagonis-ta principal. En todo caso La horade José Mota es lo mejor, con grandiferencia, del humor televisadoúltimamente… más bien escaso ypobre en general, para qué enga-ñarnos.

Muchas son las virtudes de suespacio: una producción muy dig-na, un ritmo a ratos vertiginoso enel que no hay ni un momento dedescenso, más que plausibles imita-ciones, aunque no es lo más fre-cuente, un sentido ajustadísimo dela parodia y lo mejor: una galería depersonajes que roza la genialidad.

El “cansino histórico” es unode ellos y la risa que provoca repi-tiendo siempre el mismo esquemase debe, a mi parecer, a que reco-nocemos en él al tipo majaderoque se obstina en hacernos beber,o comer o acompañarlo, que rehu-sa darse por enterado de una nega-tiva educada y que finalmente es-talla en improperios y cambia elhalago por el insulto. El tipo exis-te, todos lo hemos sufrido algunavez y por eso su versión paródica

provoca una risa incontenible. El“tío de la Vara”, y su grito de gue-rra: sus vi a crujir vivos, lo queproduce es una suerte de identifi-cación: no lo haremos, no la em-prenderemos a varazos contra na-die, pero ganas no nos faltan deaplicar un enérgico correctivo atanto imbécil desaprensivo o di-rectamente malvado como nos en-contramos en la vida diaria.

Está también “la Blasa” queguarda algún parecido con aquella“Doña Rogelia” de Mari Carmen ysus muñecos, pero que con JoséMota entra en el surrealismo, espe-cialmente en sus diálogos científicoscon un sosias de Eduardo Punset.

Pero los que más me gusta –escosa personal– son sus personajesanónimos caracterizados por untipo de expresión tanto gestualcomo verbal: el administrativo, elmédico, el comercial, el agente deseguros, el dependiente de comer-cio… o el mentiroso, el tímido, el“colgao”, el cheli, ese otro que traspreguntarte cómo te va, sin queapenas hayas podido respondercon un “bien” dudoso, te hace elrelato interminable de cómo le vaa él… o el que invade tu espacioacercándose hasta rozarte la narizcuando te habla. Ahí, el manche-go “lo clava”.

José Mota me cae bien: se tra-baja mucho los guiones (son muybuenas las referencias históricas yculturales), observa mucho y cap-ta con agudeza esos aspectos có-micos que se dan en casi todas lassituaciones humanas y que pasandesapercibidos hasta el momentofeliz en el que un humorista inteli-gente nos los revela. ©

Virginia Fernández

HUMOR MANCHEGO

televisión

El estadio Santiago Bernabéu en-mudeció, absorto ante un nuevo

fracaso de su equipo. No hubo fuer-za ni para recriminar a los jugadores,cuerpo técnico o directiva en formade pitos o pañuelos. Los sufridoresfeligreses madridistas abandonaronsus asientos en silencio. Ni siquierase atisbaban expresiones de irrita-ción o cólera. Algunos incluso per-manecieron aturdidos en las gradasdurante una decena de minutos. Laresignación se apoderó de gran par-te de las 80.000 almas que habíanabarrotado el campo. Los cabreossuelen ser consecuencia de tener al-tas expectativas. Y el pasado 10 demarzo la sensación de los especta-dores fue: “Otro año más, esto no dapara más”. Por sexto año consecuti-vo, el equipo más laureado del fút-bol mundial naufragó en los octavosde final de la Copa de Europa anteun rival menor, el Olimpique deLyon. El Real Madrid no si instala en-tre los ocho mejores equipos delcontinente desde 2004.

¿Acaso no se esperaba algo másde este grupo de jugadores consa-grados? La mastodóntica inversión(unos 250 millones de euros) de Flo-rentino Pérez para relanzar la dete-riorada imagen y el prestigio perdi-do del club de Chamartín no ha de-vuelto al equipo merengue a la élite.Año tras año, después de cada fraca-so las críticas se han recrudecido.Desde la espantada de Pérez en fe-brero de 2006 hasta su regreso en ju-nio de 2009, se echaban en falta ju-gadores de reconocida valía mundialque emergieran en las momentosmás trascendentes. El Madrid no te-nía a ninguno de los 10 mejores ju-gadores del mundo en su plantilla,exceptuando al portero Casillas. Lavuelta del presidente de ACS solven-tó esa carencia a golpe de talonario.Pero ni siquiera los más de 250 mi-llones de euros en fichajes han re-vertido la crisis deportiva del club.Pérez comprendió que un equipoganador no se construye sólo con fi-nos estilistas que llenan las arcas de

la entidad. Aprendió de los erroresdel pasado y contrató a jugadoresmenos mediáticos pero indispensa-bles para armar un conjunto que as-pirase a reconquistar el Olimpo. Loque se ha llamado la clase media,un linaje ignorado por el presidenteblanco en su anterior etapa. Esavuelta de tuerca en el modelo tam-poco ha funcionado este año. Si lahumillación ante el Alcorcón en laCopa del Rey pudo llegar a versecomo un grave desliz, la eliminaciónen Europa afianza la percepción defiasco. ¿Dónde reside entonces elproblema?

El Madrid, un club que no ma-neja la palabra paciencia en su dic-cionario, ha corrido sin sentido des-de que levantó la última Copa deEuropa en 2002. Desde entonces,una ristra de jugadores, entrenado-res, directores deportivos y presiden-tes han deambulado por Concha Es-pina. Quizás haya llegado el mo-mento de tirar de freno de mano yllenarse de sensatez. El 80% de laplantilla atesora la calidad necesariapara acercar al Madrid de nuevo a lagloria. El equipo necesita reforzar elmedio del campo con tres jugadorescon personalidad y experiencia paracontrolar cualquier tipo de partidos.Y volver a entrar en el círculo vicio-so de cambiar de entrenador tempo-rada tras temporada no ayudaría agenerar estabilidad. La mejor noticiapara el Madrid es que el fichaje máscaro en la historia del fútbol, Cristia-no Ronaldo, ha justificado la estra-tosférica inversión de 94 millones deeuros que Pérez hizo el verano pa-sado. Es el líder indiscutible del gru-po, la referencia que tanto echabade menos el madridismo.

En medio de este ambiente dedesilusión, el título de liga es factibley aliviaría la sensación de fracasoque fluye entre el madridismo. Encaso de lograr el campeonato, seconseguiría ante el mejor equipo defútbol jamás visto, el Barcelona. ¿Se-ría el inicio de la recuperación de-portiva? ©

deporte

Roberto Tamayo Pintos

SILENCIO Y RESIGNACIÓN


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Ojo...

- La liga de fútbolse decide en elBernabéu el 11 deabril con la disputadel clásico. El RealMadrid recibe alBarcelona.

- París acoge a losmejores equiposde baloncesto deEuropa. Del 7 al 9de mayo se celebra laFinal Four, en la queesperan estar Barcelona, RealMadrid y Caja Laboral.

- El 9 de mayo elcirco de laFórmula 1 llega aMontmeló, dondese celebra el GranPremio de España.Alonso aspira este año al campeo-nato con su Ferrari.

deporte

Cristiano Ronaldo

Francisco Vicent Galdón

EL MUSEO PICASSO DE MÁLAGA,otra mirada al artista universal

arte

El palacio de Buenavista de Málaga, entre rena-centista y mudéjar, cuya construcción se llevó a

cabo entre 1516 y 1542 por Diego de Cazalla, pa-gador de armas reales, tras sufrir una importante re-habilitación en los comienzos de ésta última déca-da, viene acogiendo un relevante conjunto de pie-zas de uno de los más insignes hijos de Málaga, elartista universal, Pablo Ruiz Picasso. De él, su mu-seo malagueño ofrece otra mirada, ésta que vienea enriquecer y a ampliar su presencia en España,complementada con la del otro museo también de-dicado al artista en Barcelona.

Espacios museísticos Consta el edificio principal del Museo Picasso dedos plantas en las que se distribuyen, tanto los es-pacios dedicados a exposiciones temporales, comoaquellos otros destinados a acoger la Colección Per-manente. Así, en la planta baja, hallamos, ademásde los espacios ocupados por los distintos serviciosde biblioteca, salas de proyección y de lectura, ca-fetería, tienda, auditorio, etc., otros que acogencuatro salas desde las que se inicia la visita a la re-ferida Colección Permanente. Recorrido que se pro-longa a la primera planta, que cuenta con ocho sa-las más dedicadas a mostrar la obra picassiana.

ContenidosGracias a la generosa donación de los herederos dePicasso, Christine y Bernard Ruiz-Picasso, nuera y

nieto del artista y alapoyo de la Junta deAndalucía, la ciudad deMálaga dispone de unanueva sede de excep-ción dedicada al artista. Quien quiera que visite

este Museo Picasso podrá contemplar 155 piezas,entre óleos, dibujos, esculturas, cerámicas y obragráfica, por lo que dicho conjunto permite al visi-tante realizar un interesante, ameno y didáctico re-corrido por toda la creación y trayectoria picassia-na. Itinerario que comienza por sus obras inicialeso de juventud, entre las que hallamos ejemplos quevan desde sus primeros estudios académicos a suvisión personal del clasicismo, seguidos éstos deotras piezas en las que se perciben planos super-puestos del cubismo proyectados en pinturas, plan-teamientos que se prolongan a otros materiales ysoportes como la cerámica y el grabado. Obras delas que, al margen de la innovación e investigacióntécnica y temática desarrollada por el artista, desta-ca el influjo que de otros grandes maestros del arte,como fueron Velázquez, Goya, Rubens y ToulouseLautrec, recibió Picasso. Tras visitar la totalidad de las salas que muestran estelegado picassiano, vemos que entre el conjunto haydignísimas presencias de la creación de Picasso y desus diferentes etapas que abarcan, como decíamos,desde su período formativo hasta sus últimas crea-ciones de los años 70. Aquí están representados losretratos y maternidades clasicistas, sus bodegones yretratos cubistas, sus desnudos, modelos y bañistas,además de los retratos dedicados a sus distintas mu-jeres: Olga Kokhlova, Marie-Thérèse Walter, DoraMaar, Françoise Gilot y Jacqueline. También encon-tramos otras piezas recreadas en asuntos que hacenalusión a obras pintadas por maestros del arte en si-glos anteriores y que aparecen junto a otras surgidasde la innovación temática, estilística y compositivadel artista malagueño. Por ello el Museo Picasso deMálaga, además de dar a conocer y de aportar nue-vos hallazgos a su trayectoria creativa, viene a enal-tecer la figura de este genio que fue Picasso. ©


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arte

“Monet y la abstracción”

Un centenar de obras vienen a mostrar la relaciónque un pintor impresionista como Monet tuvo con

el desarrollo de la abstracción surgida en la mitad delsiglo XX. Muchos fueron, por entonces, los jóvenes ar-tistas que dirigieron su mirada hacia la creación de Mo-net. Exponentes pictóricos como Rothko, de Kooning,Pollock, Mitchell, Gottlieb, Francis, Richter, Guston yMasson, entre otros, redescubrieron su arte que en suimpresionismo final llegó a irrumpir de lleno en la abs-tracción. De ahí, que en esta exposición se logre esta-blecer un interesante diálogo entre la obra de Monet yla de los mencionados pintores abstractos americanos yeuropeos. Las pinceladas sueltas y sus desdibujadas for-mas, aquellas perceptibles en la serie Nenúfares pinta-dos en Giverny; las brumas y variaciones en su obra so-bre el Támesis; los efectos de la luz en sus puestas desol; los reflejos y transparencias del estanque de nenú-fares; los contrastes de formas. Todo ello vino a dejarposo en la creación de los referidos pintores abstractos.La obra de Monet en diálogo con la de todos ellos pue-de verse repartida entre los espacios temporales del Mu-seo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid,hasta el 30 de mayo. ©

Oteiza. “Los límites de la transparencia”

Las esculturas que ahora pueden verse en esta expo-sición forman parte de a culminación del proyecto

que Jorge Oteiza denominó Propósito experimental.Con él obtuvo en 1957 el I premio de escultura en laBienal de Sao Paolo. Integran la muestra 34 esculturas,cuatro de ellas en gran formato. Estas piezas vienen ailustrar el proceso de experimentación que Oteiza des-arrolló con las geometrías esféricas y los cubos, hastaconseguir la máxima expresión de sus tesis en sus cajasmetafísicas. Las obras de este escultor delimitan el va-

cío. Se sustentan en el espacio y en su contorno. Sonconsecuencia de la experimentación y de su interés porvaciar las formas. Su obra se debatió entre la abstrac-ción radical y los planteamientos constructivistas rusos,aunque centró su obsesión en torno al problema del es-pacio, del que destacó dos características básicas: serun espacio real y concreto y ser un espacio expresivo,capaz de elucidar significaciones. ©

Fundación Canal, Madrid, hasta el 25 de abril.

“Latitudes”. Maestros latinoamericanos enla Colección FEMSA

Con este conjunto de piezas, procedentes de la Co-lección FEMSA de México, podemos apreciar la in-

fluencia que las corrientes estéticas europeas ejercieronen los artistas de Latinoamérica, influjo, que unido a lasaportaciones propias de cada exponente, hizo que emer-giera todo un rico y variado elenco de artífices y de len-guajes estéticos en aquellos países latinos. De las 43obras que aquí se exhiben, entresacadas de las más de1.000 piezas que posee FEMSA, realizadas por artistasde 11 países y distribuidas en los cinco ámbitos temáti-cos en que se estructura Latitudes, percibimos en el pri-mero la influencia cubista en obras de Diego Rivera,mientras que artistas como Armando Reverón, Montene-gro y Orozco optan por manifestarse a través del retratoy del paisaje, asuntos tradicionales desde los que ofre-cen una visión distinta al interpretar sus realidades lati-noamericanas. Les siguen dos exponentes del muralis-mo como Orozco y Siqueiros a los que se suma Botero.El grupo surrealista lo integran nombres tan prestigiadoscomo los de Frida Kahlo, Matta, Lam, Varo y Carrington.Finalmente, entre los abstractos, geométricos y demásinformalistas hallamos a Torres-García, Mérida, Guaya-samín, Tamayo y Tomasello. ©

Sala de Exposiciones del BBVA, Madrid, hasta el 16 de mayo

Claude MonetNenúfares 1916-1919

Helen FrankenthalerLorelei 1957 Oteiza

Homenaje a Mallarmé 1958


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exposiciones

arte

exposicionesLibros de artistas. “Un coup de livres”

Reúne esta exposición un selecto conjunto de unas 150obras (libros, múltiples, revistas y audiovisuales), pro-

cedentes de los fondos del Weserburg Museum de Bre-men. Piezas y objetos realizados por 24 artistas de las dé-cadas de los 60 y 70 del pasado siglo, vinculados a las co-rrientes: Conceptual, Minimalista, Fluxus, Land Art y PopArt. Toma esta muestra el título de Un coup de livres (Unatirada de libros), en recuerdo al poeta francés Mallarmé,ya que éste concibió su obra como un libro en el que elespacio poético y el visual fueran indisociables. El puntode partida de la exposición lo hallamos en los años 60,década en la que hubo un notable auge de producción delibros de artistas. Por este tiempo comenzaron a proliferarestas peculiares obras de arte en forma de libros, ademásde otros documentos y objetos con los que crear accionesy performances encuadrados dentro de la línea o vertien-te conceptual, minimalista y pop. ©

Museo Fundación Juan March. Palma de Mallorca,hasta el 5 de junio.

Dayanita Singh. Fotografías

Mediante esta selección de obras de la fotógrafa in-dia, Dayanita Singh, autora de unos trabajos varia-

dos e intensos, nos es posible conocer la heterogénea re-alidad de la India actual. A través de unas 40 imágenes,elaboradas desde 1989 a hoy, puede realizarse un com-pleto recorrido por la creación de Singh y revisar la evo-lución experimentada desde su actividad de fotoperio-dista hasta su fotografía de carácter más personal. Así, seestructura la muestra en siete apartados: Mona, agrupa12 fotos de un eunuco, fruto de su actividad como foto-periodista; un segundo conjunto lo recrea en el ashram

d eBenarés, un centro religioso o escuela, de difícil accesoa la cámara; en Ladies of Calcuta nos muestra un varia-do número de retratos o de archivos de estas familias pri-vilegiadas; en Go Away Closer percibimos la evocaciónde la ausencia a través de espacios vacíos; con BlueBook accede al color, captando espacios vacíos, paisa-jes industriales e interiores; en Dream Villa nos recuerdaque a menudo el mundo es un espejismo; y con Bombaylogra dar a sus retratos un sentido más amplio y monu-mental, además de identificarse con los retratados. ©

Fundación Mapfre, Madrid, hasta el 2 de mayo.

“Arquitectura escrita”

Viene a abordar esta muestra, organizada por la SECC,la estrecha relación que desde los albores de la his-

toria ha existido entre texto y arquitectura, entre lo resul-tante de la actividad de escribir y la de construir. Abar-ca el conjunto expuesto cerca de 2.500 años de historia,por lo que comprende desde la antigüedad clásica, pa-sando por la Edad Media, el Renacimiento, Barroco o elSiglo de las Luces, hasta la literatura actual, que es la quegoza de mayor número de piezas. Así, en el recorrido ex-positivo, que se centra en las arquitecturas imaginadaspor los escritores, hallamos, por un lado libros, docu-mentos originales, dibujos y grabados que guardan unaestrecha relación con la arquitectura ya sea por la evo-cación de espacios o por los textos que describen pro-yectos o sueños utópicos como el Poema de Gilgameshu otros de Borges, Lorca, Eco, Rilke, Goethe, Balzac,Stendhal o Hesse, además de otros textos sagrados (elTemplo de Salomón), reflexiones paisajísticas (Plinio) yutopías de Platón, Moro y Orwell, además de escritos deVitruvio y Laugier a los que se suman maquetas. ©

©RÍTICA � Nº 966 � Martzo-Abril 2010

©111Dayanita SinghLadies of Calcuta

Diego RiveraGrande de España

Robert FillouLivre-Etalon 1982

Maqueta de la Bibliotecade Babel.Maqueta.

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