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iiiiii^iiiiii CULTIVO DEL TABACO

SERVICIO DE PUBLICACIONES

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M A D R I D J U N I O 1 9 3 SI

^ SERVlCIO DF^ ^ EXTENSION AGrtRR1A,

BI6LIOTECA

CARTILLA PARA EL CULTIVO

Y CURADO DEL TABACO EN ESPAÑA

CARTILLA

PARA EL CULTIVO Y CURADO^

DEL TABACO EN ESPANA

^ EXiEFl^l^N AGt^:,^'°,F;^F-,,

M A D R I D

Unión Poligráfica, 5. A. - San Hermenegildo, 32

1935

!^-^^^

Cartilla para el cultivo y curadodel tabaco en España

PRIMERA PARTE

EI tabaco en la Historia.-Clasificación industrial.-EI medio enque debe vivir la planta del tabac^.

ORIGEN DEL TABACO.-BREVE OJEADA HISTÓRICA

El tabaco es una planta que pertenece a la familia de Ias So^-lanáceas y al género Nicotiana, que a su vez camprende más' decincuenta especíes, que pueden clasífícarse en cuatro grupos: Ni-cotiana tabacum--la única importante a nuestro objeto-, Nr-cotiana rustica, Nicatíana petunioídes y Nicotiana polidiclia.

Es originaria del Nuevo Mundo, pudienda circunscríbirs+elos límites de su patría: a Méjico por el Norte, Bolivia por elSur y Venezuela por el Este.

Fueron Cristóbal Colón, y los españoles que le acompañaron .en la gloriosa epopeya del descubrimiento de las Américas, quíe-

' nes primera la conocieron allá en las postrimerías del síglo XV,al ver sus hajas curadas entre los presentes que les hicieron losindígenas de la ísla de Guanahaní (San Salvador), pertenecien-te al archipiélago de las Lucayas, primera tíerra que tocarondespués de su famosa prímera travesía del Atlántico.

Los pobladores de la ísla de Santo Dominga llamaban alproducto "cogiva", pero los españoles la bautizaron con elnombre que aquéllos daban a unos tubos, especie de pipa, conque absorbían su humo, pues en aquel entonces la hoja de ta-

baco se quemaba sobre ascuas. aspirando por medio de aquelinstrumcnto el humo que producía, que era luego arrojado alexterior por la boca y fosas nasales del individuo; en la isla deCuba los indígenas fumaban ya las hojas arrolladas; tal es elorigen del "cigarro", al cual igualmente Ilamaban "tabaco".

De esta manera quedó para la planta, el nombre de tabaco,que sQ ha extendido para el producto industrial que se obtienede ella, por todo el mundo.

Las primeras hojas de tabacó, se ĝún las investigaciones delprofesor O. Comes, fueron traídas al continente europeo en1519 por un español, Hernández de Ovíedo, que fué gober-nador de la isla de Santo Domingo.

La ímportación a España de las semillas de tabaco la rea-lízó en 1559 Hernández de Toledo, explorador e historiadorenviado a aquellas tíerras por el Rey Felipe II. Sin embargo,las primeras plantas obtenídas en nuestra Patria se emplearoncomo motivo ornamental, a causa de la belleza de sus flores.

Su cultívo fué, al creer cíe los investigadores, introducidoen Europa por un francés, el P. Thevet, que cultivó el Níca-tiana taóacum en Angulema, procedente de semilla por él ím-portada del Brasíl hacía el año 1557.

Posteriormente, en 1559, Juan Nicot, embajador de Fran-cía en Portugal, lo hizo conocer, principalmente por las pro-piedades curatívas que se le atríbuían en aquella época, a laReina Cat'alina de 1VIédicis, si bien se trataba al parecer de laespecie Nicotiana rustica.

Desde estas fechas, y no sin tener que vencer grande ŝ difi-cultades, pues sd uso fué proscríto en bulas pontíl•icias y orde-nanzas reales> se extendió por Europa entera, incorporándosedesde aquí a todo el mundo, sirviendo hoy por extraña para-doja del destino-según frase de Foéx-su conocimíento y usocomo muestra de civilización, ya que en la actualidad es des-conocido únicamente por algunas tribus salvajes que viven enmedío de las vírgenes selvas africanas.

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CLASIFICACIÓN INDUSTRIAL

Todas las especies del Nicotiana tabacum se pueden reducira cuatro tipos príncipales: Havanensis, Brasilensis, Virgcnica y

Purpurea, que han sido origen de todas las variedades cultiva-das para uso industríal.

En su primitiva pureza se conservan muy pocas; al prímer

típo pertenece el tabaco de Vuelta Abajo, al segundo el de

Bañía. Los demás p'toceden del cruzamiento entre dos a más

especies, con las mutaciones producidas, aunque por su porte

pueda en muchas ocasíones colegirse sobre sus ancestrales.

Hemos citado la clasíficación botáníca al principio de estaslíneas más bien a título de curiosidad, pues lo que verdadera-mente interesa al productor de tabaco es la clasificación indus-trial, para la que se establecen tres grupos:

1.° Tabacos para la confección de cígarros.2.° Idem para picadura.3.° Idem para rapé y para mascar.

Como tabacos para cigarros son empleados: El Sumatrapara capas; el Java para capas y subcapas; el Brasíl para tri-pas, e indistintamente para las tres capas del cigarro los de pro-cedencia habana y filipina> seleccíonados al efecto por ca^idades.

Entre los tipos norteamericanos cultívados en los Valles deConnecticut y de Florida-en éste en rnuy pequeña exten-sión-debemos citar el "Seed-Leaf" para subcapas y tripas; el"Cuban shade" y el "Havana-seed" para capas y subcapas.También se emplean los Comstock y Zimmer-Spanísh parasubcapas.

Para picadura pueden emplearse muchos de los anteriores,y los producidos en las comarcas de Maryland, Ohio, Kentuckyy Tennessee, los de procedencia suramericana y los europeos,franceses, italianos, etc. En España, perfectamente aclimatados,paseemos las variedades del "Valencia" en sus dos típos "alto"y "ba jo".

Como típos especiales debemos mencíonar los tabacos oríen-

tales y los rubios, procedentes éstos de los Estados Unidos y delCanad3.

Entre los tabacos para rapé y para mascar, muy poco em-pleados en España, se pueden citar los Virgínia negro y Ken-tucky fuerte.

I.a Estación de Estudios del Tabaco de Santiponce se ocu-pa intensivamente en la actualídad, de la obtención de estirpeshomogéneas de la mayoría de las cítaaas variedades especial-mente adaptadas a las distintas comarcas españolas, encontrán-dose en vías de inmediato empleo en gran escala la "Cantabria"y el "Habano 142", a las que seguramente espera gran porve-nir por las excelentes cualidades de que aparecen dotadas.

EL MEDIO EN QUE SE DESARROLLA EL TABACO

El tabaca es muy sensible al medío en que se cultiva. In-fluyen en su calidad extraordinariamente el clíma, el suelo, losabonos y la forma en que se le den los cuidados que exíge.

Aunque la planta que nos ocupa procede de climas cálídos,vegeta en los de más diversas temperaturas, cultivándose desdelos 60° de latitud Norte en Finlandia hasta los 40° de latitudSur (El Cabo) . La extensión grande de su área geográfica seexplica por la corta duración del período vegetativo a partirdel trasplante.

- Sin embargo, de unos a otros lugares de cultivo da produc-tos de calidad muy variable, pues el gusto, aroma, combustibi-lidad, riqueza en nicotina, finura y tíro de la hoja,, etc., soncaracteres muy esenciales que ĝe modifican con las condicionesdel medio.

InfIuyen mucho para determinar entre qué límites puede ve-getar y entre cuáles debe curar, la dístribución de temperaturas,lluvias y muy en particular el grado higrométrico del am-biente.

La temperatura óptima varía de 18 a 27°, y los países detemperatura uniforme y humedad elevada dan los me jores pro-ductos, pues disminuyendo la intensidad de la transpiración se

reduce el tejido leñoso de la planta, dando una mayor finura ala hoja, motivada porque los pequeños canales para la circula-ción de los jugos nutritivos trabajan menos, las venas y contra-venas adquieren un desarrollo comparativamente menor al quetendrían en climas de contrarias candiciones, caso observado enEspaña con los tabacos obtenidos en la zona Norte.

Los climas secos y cálídos, corno el de Turquía, dan pro-ductos de hoja corta, ricos en nicotína y con mucha gomosidad.

Otro factor climátíco de influencia es la nubosidad. En cli-mas en que la radíacíón lumínica no es grande, los productos ^edistinguen por su mayor desarrollo, sí, pero también por lafinura de las hojas, resultado conocido que ha dado como con-secuencia la práctica del cultivo bajo gasas que se realíza en al-gunos países.

Por lo dícho se comprende que las calidades son una resul-tante de la temperatura, humedad relatíva y luminosidad, pu-diéndose con las múltiples combínacíones de estos tres facto-res, obtener fluctuaciones grandes en la calidad de las cosechas.

Los vientos son de importancia también, porque en regío-nes en que soplan con intensidad durante las épocas en que el des-arrollo foliáceo de la planta es grande, determina raturas y trau-matismos p2rjudíciales. La frecuencía es también digna de seranotada, pues la natural defensa del tabaco contra su accíóncontinuada ha de determínar un desarrollo del esqueleto resis-tente de la planta, y, por tanto, un mayor embastecimiento delproducto industríal.

Si los vientos saplan cálidos provocan una rápida deseca-ción de las hojas; obligadas a evaporar más agua que la quenormalmente pueden obtener del suelo por sus raíces, comovehículo de los materiales alimenticios, determinando a veces sumuerte, fenómeno observado en todas las plantas y que se co-noce con el nombre de "apoplejía".

La ínfluencia de los mares también se deja notar, enseñan-do la experiencia que se obtienen mejores tabacos a una cíertadistancia de la costa, en lugares lo suficientemente cercanos paraque se vean favorecidos por la humedad relativa que aportanlos víentos marinos, p^ro lo suficienternente alejados para evi-tar el perjuicio que causarían las sales depositadas sabre las

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hojas. A este pernicioso efecto se deben, a nuestro parecer, lasmedianas calídades obtenidas en la comarca "Costa Mediterrá-nea" de la zona de Granada-Almería.

La planta que viene ocupándonos vegeta bien en toda clasede suelos; pero al ígual que anotábamos al tratar del clima, va-rían muchos los productos, según 1a composicíón de aquéllos.Hablando en términos generales, como forzosamente hemos dehacerlo, diremos que precísa suelos ligeros, arenosos o con pocacantidad de arcilla, profundos y fértiles, rícos en humus, perono ácidos, frescos sin ser húmedos, de subsuelo permeable y ri-cos en potasa. De estas ĝaracterísticas son los suelos que produ-cen los mejores tabacos.

Las tierras arenosas dan tabacos fínos; en las arcillosas o ar-cillosilíceas los productos son en general bastos.

Las tierras bajas y húmedas dan productos bastos, que cu-ran muy mal y arden imperfectamente. El exceso de cal en lossuelos determina que los tabacos se críen faltos de finura.

La profundidad del suelo es condición indispensable, puesse precisa que, confiada la planta al terreno que ha de susten-tarla, pueda errlítir abundantes raíces, que deben dar lugar alrápido desarrollo que alcanza. Una tierra profunda tiene, engeneral, poder retentivo de la humedad, y se desagua rápida-mente cuando por causas fortuitas pudiera recibir agua en ex-ceso.

El coldr del suelo parece tener alguna influencia sobre el delos productos, pues los tabacos claros son más bíen proceden-tes de tierras de menor intensidad de coloración.

Para terminar, ditemos la importancía que sobre las clasesde tabacos producídos tienen las tierras can riquezas variablesde cada uno de los cuatra principales elementos de fertilidad.

El nitrógeno no debe fiŝurar en exceso en las tierras taba-queras, pues determina un gran desarrollo foliáceo, que a costade la calídad de la haja puede también ser causa de enfermeda-des. El tejido de las hojas es grueso y basto, con la consiguien-te depreciación del producto. La madurez se retrasa, praducien-da el "enverdinado" del tabaco, que cura mal y arde con difi-cultad, produciendo un oior desagradable.

A1 favorecer el desarrallo vegetativo, da plantaciones que

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con elocuencia se titulan de "viciosas", que entre otros incon-venientes tienen el del excesivo desarrollo de las yemas axílares.

El ácido fosfórico es un elemento del que el tabaco no semuestra exígente y que, sin embargo, absorbe con facilidad.No convienen los suelos con una excesiva riqueza en él, puessus productos, queman mal dando una ceníza negrusca; se ha-cen quebradizos, adquiriendo una especial rigidez que no lespresta buen aspecto.

En cambio las tierras bien equilibradas en fosfórico pradu-cen tabacos de buena coloración, facilitando la perfecta rna-durez. ^

La potasa es un elemento fundamental para la obtenciónde tabacos de calidad; un suelo pobre en este elemento dará ta-bacos pobres en él y como consecuencia poco combustibles. Lossuelos ricos en potasa no darán por esta razón cosechas abun-dantes, pues es éste un princípio nutritívo que no aumenta elpeso del producto, pero sí contribuye a dar a las hojas un colorperfecto, aroma, finura, elasticidad y, en una palabra, cuantascaracterísticas prestan al tabaco sus más estimables cualidades.

La cal, que tan importante papel tiene en la farmación delhumus y en la nitríficacíón, existe en tados los suelos tabaque-ros de España en cantidades más que suficientes-la zonaNorte es en esto una excepción-para las necesídades de1 ta-baco durante su vegetación. Más que el defecto de los suelosen este elemento, debe en nuestro país preocupar al labradoruna excesiva riqueza, pues como antes adelantábamos daría lu-gar a tabacos con poco "tiro", quebradizos, siendo en generalpoco aptos para 1a produccíón de cosechas de talidad.

SEGUNDA PARTE

EI tabaco en los semilleros

SEMII.LEROS.-SUS CLASES

La semilla del tabaco es tan extremadamente pequeña queun gramo de ella contiene, según variedades, desde 8.000 hasta20.000 semillas, que pueden dar lugar al nacimiento de otrastantas plantas. Por esta razón, y por su delícadeza en las pri-meras fases de la germinacíón y nascencia de la plantita, nopuede confiarse directamente al terreno de asiento> síno que espreciso sembrarla en semilleros en donde obtendremos los piespara su trasplante.

Los semilleros para el tabaco pueden hacerse de varias ma-neras:

Semilleros ordinarios con cama fría.Semilleros especíales con cama caliente o tibia.Los primeros son simplemente planteles hechos sobre una

buena tierra, a la que se mezcla íntimamente en un espesor de0,20 a 0,30 metros estiércol hien descompuesto, añadíendo enla parte superíor una capa de seis u ocho centímetros de man-tillo fino, puro, o mezclado con tierra en la proporción de 2 a 1.

Sus dímensiones longitudinales serán proporcionadas a laextensión de la plantación, bien tenido en cuenta que su an-chura no debe pasar nunca de 1, 50 metros-cuando es asequi-ble por sus dos costados-para facilitar los riegos y en gene-ral los múltiples cuidados que exige su entretenimíento.

Debe atenderse para su formación a la calidad del subsue-lo, pues una ímpermeabílidad grande del mismo daría lugar aun estancamiento del agua de los riegos, perjudicial por mu-

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chos conceptos. En estos casos se dispondrán drenajes de gui-jarros hechos en la forma que a continuación se expone.

Los semílleros especiales con camas están compuestos porvarias capas. Una inferior, cuando se precise, para facilítar el

desagĝe de los riegos, con un espesor variable de 0,20 a 0,30

^ metros hecha con cantos rodados. Sobre ésta, otra de estiércolde cuadra fresco, de una altura que fluctúe desde 0,20 metros(cama tibia) hasta 0,60 metros (cama caliente) ; irá inmedia-tamente encima del lecho de guijarros o sobre el fondo del hoyorectangular que la contiene, según los casos. El estiércol de lacama se dispondrá en un montón a lo largo del plantel paraque inicie la fermentacíón, que se manifiesta por una fuerteeleva:ión de temperatura, que puede llegar hasta los 75°, pa-sando a continuación a la normal de 25 ó 30°, que se mantienecasi constante durante treinta días y aun más, circunstancia queŝe aprovecha para facilítar la germinacíón y desarrollo de laplantita en los climas fríos o en las siembras muy tempranas,en que fiay que recurrir a la formación de esta clase de semi-1leros (fig. núm. 1) .

En cu^,to se inicia la fermentación de la masa se procedeal extendido y apisonado del estiércol, formando la cama pro-piamente dícha. Encima de ésta puede dispanerse una capa detierra muy apisonada, con objeto de ahogar en parte las flo-rescencias que pudíeran brotar, procedentes del esxiércol de lacama.^R,,

En^ima de esta capa se pone otra de mantillo bien límpioy cribado, solo, o mezclado con tíerra en la proporción ante-dicha. El espesor de esta capa. como de las demás, se indíca enel esquema correspondiente (fig. núm. 2).

El semillero así dispuestv, que debe quedar con la superficielibre completamente horizontal, puede encerrarse lateralmenteentre paredes de madera o albañilería y por la parte superiorcon chasis acrístalados, formando de este modo las semillerosmás perfectos (figura núm. 3).

A veces estos abrigos quedan reducidos a simples espalderasde pajízo, para defender al plantel de los vientos fríos, y cu-biertas de materiales varíos, que sirven de protección durantela primera edad de la plantíta (fig. núm. 4) .

f^ig. núm. I.-Excavada la zanja para el scmillero, yuc tendrá una pmfundidad variable. y una anchura máxima de 1.50 mctros, se amontona a lo largo de ella elestiércol de la cama. para yue inicie su fermentación. Cvmenzada ésta, se extiende y apisona, ponizndo encima las capas de tierra y de mantíllo, quz habrá de yuedar

con la superficie bien hori^ontal. Despuís, se riega para yue se asiznte, y en seguida puede realizarse su desinfección y siembra.Las fotagrafias puzden dar idea de la realización de todas fStaS operaciunes.

Ecficrcol ftrcm0.60 (cama caLantc^

0.20 (cama ti bql

núm. 2.---Sección de un semillero con cama caliente, mostrando las distintascapas de qve puede estar formado.

Pig. núm. 3.-Véase un modelo de semillero acristalado propio para climas frios,y para la obtención de planta temprana.

Fig. núm. 4.-Los semilleros rústicos hechos a pleno campo en épocas apropia-das dan planta más tardia, pero más robusta yue las criadas cn semilleros espe-ciales. Deben elegirse para su establecimicnto sitios abrigados y disponer espalde-

ras de material vario, como las ^ue se ven en las fotogratías.

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En todos los casos el lugar del emplazamiento será elegidoen un terreno sano, abrígado de los vientos, sín humedad, de-biendo realizarse siempre su desínfección.

DESINFECCIÓN DE SEMILLEROS

Esta se realíza bien por el calor o por medío de productosquímicos (hipoclorito de cal, soluciones de formalina, etc.).

La desinfección con los "polvos de gas" (hipoclorito de cal)se practica espolvoreando en primer lugar, el fondo y paredeslaterales del hoyo que debe contener las distintas capas del se-míllero, regando a continuación cuídadosamente.

Colocadas las otras capas, la cama, la de tierra en su caso,y Ia superfícial de mantillo, se añaden sobre la superficie dosisde hipoclorito que no deben ser superiores a l00 gramos pormetro cuadrado.

Después de regado en abundancía, para que el desinfectantehaga su efecto se cubre con sacos u otra te jido espeso duranteunas veíntícuatro horas, pasadas las cuales se quitan los líenzosy se orea el semíllero por espacío de cuatro o cinco días, pu-diendo confíarle la semílla sin temor a que el desinfectante ladañe.

De una manera semejante se realiza la desínfección con for-malina (solución comercial de formol al 40 por 100), mez-clándola con agua en la proporción del 3 por 100. Se empleaa razón de diez litros por metro cuadrado de semíllero, dosisque se dehe repartir en dos veces, espacíadas veinticuatro horas>sobre la superfície del semillero. Se cubre igualmente con unatela gruesa durante un par de días y se deja que se airee duran-te ocho más, antes de incorporarle la simiente. Con este trata-miento se destruyen las semillas de las malas hierbas, y muyespecialmente con la práctíca del segundo de los citados riegos.

La esterilización de los semílleras por el calor puede hacer-se de variadas formas.

En la más moderna y eficaz se emglea el vapor de agua(figura núm. 5), que desde los generadores, se lleva sobre el se-

Fig. núm. 5.-La desinfección por el vapor de agua, s^ b^en la mas costosa. es iade más cómoda realizacitin, y de mayor eEicacia por sus resultados.

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millero, al que al efecto se a^laptan unos chasis metál:cos espe-ciales. Se comprende que, requíriendo medios relas;v tmente cos-tosos, no esté al alcance del cultivador aíslado, pc re ^i ccnven-dría que fueran adquíridos por los Sindicatos u organízacionessimilares> que con ello prestarían un señalado sere^icic a sus aso-ciados.

Otro medio más al alcance de la mayoría de los cultivado-res es calentar el mantillo que haya de formar la capa superiordel semillero, en una plancha de metal colocada sobre un fuegolento. Debe removerse la masa a esteiilizar, continuamente ycuidar que no pase de la temperatura de 100°. Cuando se cuentecon un horno de pan, pueden hacerse en él las descritas opera-ciones, adoptando las precauciones consignadas.

El procedimiento más simple consiste en quemar sobre lasuperficie del semillero, una vez formado, leña o paja menuda,con lo que se logrará esterílizar un espesor de dos o tres centí-metros solamente; una vez enfríada, puede hacerse la síembra.

La desinfección por cualquíera de los medios explicadosdebe realízarla el labrador en todos las casos, pues con ella seevitan múltiples enfermedades del plantel y aun otras, que,manífestándose en el terreno de asiento, proceden de gérmeneslatentes en la planta desde su permanencia en el semillero.

Es muy conveníente variar su emplazamíento de unos aotros años, y sí esto no fuera posible, asíste una doble razón paraque se practique la desínfección. En nuestras zonas tabaquerasno se concede a ésta la atención que merece, a lo que debe enparte atribuírse el paulatíno aumento de enfermedades en semí-lleros y plantaciones.

SIEMBRA

La cantidad máxíma de semilla que debe emplearse en lasiembra es de medio gramo par metra cuadrado^ de superficiede semillero, y dispaner tres metros cuadrados de éste poc cada1.000 plantas a trasplantar. Con estas praporciones quedan so-bradamente atendídas las necesidades del productor, que eñ cam-

bio debe tener muy en cuenta la época de siembra para que laplanti[a se encuentre en el grado óptimo de desarrollo al ser lle-vada al terreno de asiento.

Para acortar los plazos de crianza puede humedecerse la se-

Fig. núm. 6.-Para la siembra se emplear.í medio gramo de se-mílla por cada metro cuadrado de semillero. Se mezclará conarena fina o ceniza para facilitar su distribución, y además ser-vírá, como puede comprobarse en la fotografía, de indicador de

la superficíe sembrada.

milla previamente a su siembra con agua templada, extendién-

dola después sobre un lienzo en el interior de una habitación

que esté a buena y uniforme temperatura, con lo que consegui-

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remos la hinchazón de su duro tegumento externo. Antes deque se inicíe la germinación debe confiarse al semillero.

Para hacer la siembra se ha de mezclar con una cantidadregular de arena fina o ceniza y esparcirla a voleo (fig. núm. 6),teniendo en cuenta las proporciones antedichas. Para asegurarun perfecto reparto de la semilla cuando el plantel ha de teneruna mediana o grande extensión, convíene esparcir como má-ximo en cada vez cinco gramos^ue corresponden a 10 me-tros cuadrados de superficie de semillero-, fraccionando deeste modo la síembra total del mismo.

Antes de comenzar ésta se habrá regado su superficie conuna regadera de orificios finos, repitíendo el ríego una vez es-parcída la semílla. La pequeña capa de mantillo que remueve elagua es sufíciente para cubrir la dimínuta semilla, que en nin-gún caso debe quedar enterrada a mayor profundídad de unmilímetro. 1VIuchos fracasos de los cultivadores princípiantes sedeben a no adoptar las debídas precauciones al realizar estaoperación.

CUIDADOS QUE REQUIEREN LOS PLANTELES

Los cuidados del semillero se reducirán a ríegos diarios, he-chos síempre con regadera, y en forma que, quedando lo sufi-cíentemente húmedo, no se produzcan encharques perjudiciales.

Se mantendrá completamente tapado hasta que dé corníen-zo la nascencía de la plantita> en cuya época podrá destaparse,con mucha precaución las primeras veces, para que un sol muyintenso no pueda dañarla; en los climas fríos se cubrirá duran-te la noche para su defensa cantra las heladas, y se mantendránigualmente corrídos los abrigos superficiales en los días nubla-dos, fríos y lluviosos.

Cuando la planta tiene cuatro o cinco hojas y raíz suficíen-te se pueden distanciar más los riegos> cuidando aiempre de sulozana vegetacíón, a la que en todo caso deben quedar subor-dinados aquéllos. Cuando los fríos intensos cesen, se manten-drá el vivero continuamente descubierto.

Se darán las escardas precisas para mantener su superficie

limpia de malas hierbas, que podrían ahogar la joven planta,

y, se efectuarán los aclareos precisos para que no crezca dema-

siado compacta, lo que produeiría su ahilamiento.

Para obtener planta robusta y vigorosa deberán hacerse losrepiques. Consisten en llevar las plantitas procedentes de losaclareos a unas eras especiales, donde se plantarán espacíadas

Fig. núm. 7.-No forzando las dosís de semilla, se obtendrán planteles como el dela presente fotografía, en cl yue las plantas han nacido con la separación conve-niente para alcanzar un normal desarrollo. Si no fuera así, deben hacerse los ada-

reos neccs^rios.

cinco centímetros unas de otras. Esta operación, descuidada porlos tabaqueros, es de importancía capital, pues permíte el nor-ma] desarrollo, tanto de las plantas que quedan en el semillerocomo de las que son llevadas a las eras de repique.

Para la perfecta realiz_acíón de éste puede emplearse un

plantador de tipo especial, construído al objeto de obtener unigual espaciamiento entre las plantas, que proporcionará un aná-

logo desarrollo de éstas (fig. núm. 8) .

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Cuando por circunstancias especiales convenga activar el

crecimiento dd plantel de tabaco, se pueden adicionar abonos

minerales, que se incorporan disueltos en las aguas de riego.

Medio kilogramo de nitrato de sosa por cada diez metroscuadrados de semillero, o preferiblemente una mezcla de me-dio kilogramo de nítrato con otro tanto de superfosfato de cal,igual cantidad de sulfato de potasa y cien gramos de sulfato de

Fig. núm. 8.-La obtención de planta robusta efebe preocupar al cultivador desdeel primer momento. Para ello nada mejor que la práctica del repiyue, hecho con laplanta procedente de los aclareos, que se llevará a unas eras donde con la ayuda deun plantador de tipo especial, para que las plantas queden equídistanciadas cinco 0seis centímetros, la planta completará su desarrollo en un suelo, que debe ser de

composición intermedia entre el del semillero y el terreno de asien[o.

híerro-mezcla añadida a la misma extensíón superficial dediez metros cuadrados-proporcionarán con más eficacía los

efectos deseados. Esta mezcla se incorpora disuelta en las aguasde ríego, colocándola en bolsitas de lienzo en las tomas, cuando

se riega con agua de pie.

I_os semilleros se ven con frecuencia atacados por ínsectos

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y enfermedades de origen bacteriano. Para estos casos concre-tos debe consultarse a las Inspeccíones-jefaturas de zona, queaconsejarán el remedío adecuado. De todos modos, la desínfec-ción explicada evítará de manera absoluta muchos ataques.

ÉPOCAS DE SIEMBRA Y TIPOS DE SEMILLERO QUE DEBEN ADOP-TARSE EN LAS DISTINTAS ZONAS DE CULTIVO

Zona de flndalucía.

La época conveniente para la siembra en esta zona es en losúltimos días del mes de dicíembre lo que permitírá tener laplanta en condiciones de trasplante desde fines de marzo. Serealizará en semilleros con cama caliente, a la que habrá dedarse un espesor de 50 a 60 centímetros. Bien por medio deabrigos naturales o dísponíendo de espalderas de cañizo, debenquedar resguardados de los vientos norte y levante, que son losmás perjudiciales.

Zona de Granada.

La planta que ha de llevarse al terreno de asíento hacia me-díados de mayo debe sembrarse en la primera quincena de fe-brero, lo mismo cuando se emplean semilleros con cama tibiaque cuando se adopta el tipo rústíco que hemos descrito, que sedispondrá en lugares bien abrigados. Sí los trasplantes han dehacerse en la primera quincena de junio, frecuentemente sobrerastrojo de habas, los viveros se sembrarán dentra de, la prí-mera quincena de marzo. Si se emplean semilleros acristalados-caso poco frecuente en la zona-para las siembras tempra-nas, éstas podrían demararse hasta los primeros días de marzo.

Zona de Cáceres.

En los semilleros que deban suministrar la planta para lasplantaciones de regadío, deben disponerse las siembras a fínesdel mes de febrero o en los primeros días de marzo; se forma-

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rán con cama caliente, de un espesor de treinta centímetros, conlo que la planta alcanzará el necesario desarrollo para confiarlaal terreno de asíento dentro de la primera decena de junio, épo-ca conveniente cuando se lleva el tabaco como segunda cosecha,que es lo aconsejado como más ventajoso en esta zona. En losescasos secanos, las siembras se realízarán dentro de la últimadecena del mes de enero.

Zona 1Glediterráneo.

En los trasplantes que se hagan en los primeros días demayo y en los lugares más fríos de la zona, deben emplearsesiempre los semílleros con cama caliente, de un espesor hastade 35 centímetros; la semilla se puede confiar a estos semillerosa fines de diciembre o en los primeros días de enero.

En sitios más templados, y para obtener plantas para tras-plantar en el mes de junio, se emplearán semílleros comunescon cama fría, sobre los que se harán las síembras a primerosde marzo.

Cuando se disponga de semilleros de tipo especial hay quetener en cuenta que, como regla general, se adelantarán de veín-te a treinta días sobre los plazos más arríba marcados.

Zona Norte.

En esta Zona la época más conveníente para la siembra co-mienza en 1.° de marzo, haciendo siempre los semilleros concama caliente de estiércol de oveja-téngase en cuenta que el devaca no sirve al efecto-o de ganado caballar. Por las especialescondiciones del clima de esta región, es en la que está más indi-cado el empleo de los semilleros acristalados, y desde luego entodos los que se construyan convendrá disponer la superficíe delplantel muy elevada sobre la del terreno circundante, con objetode prevenír los efectos de una excesiva acumulación de humedad.

* * *

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Sólo resta añadir que las épocas de la síembra qae hemosrecogid^ de las instrucciones que en cada Zona dan los Inspec-tores del Servicio son aproximadas, pues se comprendz la in-fluencia que sobre el desarrollo de la planta tendrán ias tempe-raturas y demás condíciones climatológicas del medio exterior,sobre cuyos factores variables nada se puede prevenir.

De todos modos deseamos encarecer la conveniencia de lle-var al terreno de asíento planta sana, vigorosa, con seis u ochohojas, bien conformada y enraizada, pues si se hace su tras-plante demasíado pequeña, sufrirá mucho, atrasando 1as plan-taciones, y si se "pasa" en el semillero, podrá ser origen de plan-tas de anormal desarrollo ulterior, que emitíendo su botón floralprematuramente, darán lugar a lamentables fracasos.

TERCERA PARTE

EI tabaco en el terreno de asiento

ALTERNATIVA DE CULTIVOS.-FECHA DEL TRASPLANTE

El tabaco como planta de alternativa tiene indiscutible ím-portancia. Por el abonado que requiere, por los cuidados cultu-rales que exige, deja el terreno en excelentes condiciones pararecibir a la planta que le sigue en el ciclo de la rotacién de cul-tivos.

Llena además un importante cometido en el aspecto social,pues siendo muy exígente en mano de obra, queda ésta distri-buída a lo largo de casi todo el año agrícola, ya que a las aten-ciones múltiples que requiere durante su dilatado período vege-tatívo desde que la semilla se confía a la almáciga, hasta que serealiza la recolección del producto hay que añadir los cuidadospara su curado, y los complejos de manipulación del productopara su preparación y envío a los centros de fermentación.

De las mentadas circunstancías, podrá obtener el agrícultorel mayor provecho si dispone una inteligente sucesión de lasplantas que hayan de entrar en la alternativa, de forma que laíntroduccíón del tabaco Ilene las lagunas que exístan en las rota-cíones más corrientemente empleadas en cada localídad de quese trate.

Factor de decisiva importancia al objeto es la fijación de laépoca más conveniente para el trasplante, la que quedará-te-nida en cuenta la duración del período evolutivo en el terrenode asiento-a su vez condicíonada a la de recolección, con elfin de que el curado, fase de prímordial importancía, se realiceen condicíones óptímas de medio..

No debe, por tanto, realizarse tan temprano que los fríostardíos d^ la primavera puedan constituir una dificultad para lavida de la plantita, muy precaria antes de su arraigue, ni tantardíamente que la primera fase de su curado-la desecaciónpropiamente dicha-haya de realizarse en un inadecuado medíohúrnedo, frecuente en nuestras latitudes en los últimos días deseptiembre, mes primero del lluvioso equinoccio otoñal.

Por la consideracíón conjunta de lo expuesto colegiremosque el trasplante debe hacerse en España durante el período quemedia desde el día 20 de marzo, hasta la misma fecha de junio,estando en absoluto proscrita su realización después del día 20de este mes.

Secanos de la Zana de Andalucía.

En los secanos de la Zona de "Andalucía", la más cálida dela Península, el trasplante puede realizarse a partir de la fechamás temprana de las citadas, circunstancia que conjuntamentecon las más importantes antedíchas está tenida en cuenta en larotacíón que a continuación se cita, aconsejada por el Inspectorde la Zona Sr. Ullastres.

TIPO DE ALTERNATIVA TRIENAL

Primer año . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Habas o garbanzos.Segundo año.. . . . . . . . . . . . . . . . . . Tabaco.Tercer año..... .... ..... ...... Trígo.

Figuran las habas o los garbanzos en cabeza de rotación,llevando abundante estercoladura, que aprovecha perfectamenteel tabaco, que a su vez impíde el encamado del trigo, muy po-sible si sucede directamente a aquéllas, por la acción conjuntadel estiércol y el nítrógeno del aire, fi jado en el suelo por la le-guminosa, que le precede o debía precederle en la rotación.

Las fechas de siembra o plantación y las de ^recolección decada una de las cosechas, así como las aproximadas de ejecuciónde las diversas labores de preparación del terreno, van expresa-das en el gráfico siguiente:

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Zw^^ ^IR ♦^^I^I^i:i^-5^^:^ww-

=Alternativa trienal.=

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Zana de Granada.-Reqadíos.

En los regadíos de la Zona de Granada y aun en los del restode la de "Andalucía" venimos aconsejando la adopción del si-guíente típo de alternativa, que comprende cínco años:

Primeracosccha. Segunda cosecha.

Primer año.. . . . . . . . Tabaco. >Segundo año . . . . . Remolacha. xTercer año.............. Habas. Tabaco-maí2(1).Cuarto año . . . . . Patata. »^uínto año.... . Trígo. Maíz.

Figura el tabaco a la cabeza de la rotacíón y sustituye altriĝo, en la empleada antes de la introduccíón de su cultivo, conla novedad de relegar las habas al tercer lugar, para que sobresu rastrojo la parcela, dividida en dos partes iguales, lleve con-juntamente tabaco y maíz, cereal que queda en parte y con refe-rencia a la alternatíva que pudiéramos llamar clásíca> reducídoen .extensión, aumentándose la intensívidad del ciclo completo.Las fechas de trasplante del tabaco que quedan señaladas en elgráfico que acompañamos son en la segunda decena de mayo yen la segunda de junio, comprendidas dentro de límítes pru-denciales, atendídas las círcunstancias meteorológicas de laZona.

(1) A mitades en la mísma parcela.

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^á^pwr^:w~®u:a•pan eilas ^rraawwdlw

-le.^wdi^ -

-^^` lfer^ativa cJuinquenol^

-32-

Zona de Cáceres.-Regadíos

En la Zona de Cáceres aconseja la Inspección una alterna-tíva bienal dispuesta en esta forma:

Primera coaecha. Seganda coaecha.

Primer año . . . . . . . . . . . . . . Pimiento. sSegundo año . . . . . . . . . . . . Cebada. Tabaco.

Sobre esta rotación escribe el Inspector-Jefe de la Zona,Sr. Catalá, que la recomíenda, lo siguíente: "En los regadíos,que constituyen la totalidad de los aprovechamientos de la Veray la mayoría de los de la Zona, se obtendría una gran ventajaestableciendo una alternativa en la que se dispusiera el tabacocomo segunda cosecha> en lugar de pretender darle dos cortes.Llevar la planta al terreno en la época quizá más delícada,cuando aún son de esperar las heladas, es aumentar las díficul-tades que ofrece el trasplante. En esta época de la vida de laplanta, cuando atraviesa las dificultades del cambio de medio,es cuando más sufre con los ataques del Agrotis (rosquilla) , queobliga a reponer hasta tres y cuatro veces, ocasíonando gastos ydando lugar a que las plantaciones queden desiguales. Por con-siguiente el trasplante temprano no es aconsejable."

"El trasplante más tardío atenúa los ríesgos de las heladasy además permite llevar antes otra planta, que, como la cebada,deja mullido el terreno, ofreciendo la enorme ventaja de ser me-nos intensos los ataques de la "rosquilla" que cuando se 11eva eltabaco sin otra cultivo anterior. La alternatíva aconsejadaacabaría con la inveterada y pésima costumbre de repetir inde-finidamente la misma planta en el mísmo terreno."

El gráfico siguiente contribuírá a aclarar los más ímportan-tes extremos de la alternatíva de referencía.

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^iwr^ ^! ^.^^:^`/'rS

I:w^wrr.M drr Iww ®^rw^

-l^a^wdi^-=AIFer^ariva b^ena^=

Zona lbíediterráneo.-Regadíos.

En la Zona Mediterráneo, y dentro de ésta en la provinciade Valencia, donde tiene más importancia el cultivo del tabaco,existen varias comarcas bien defínidas, y en cada una de ellas elInspector-Jefe, Sr. Martínez Díaz, aconseja con éxito, sendasalternativas adaptadas a sus particulares condiciones.

"En la huerta inmediata a la capital, la alternativa patata-tabaco es la más frecuente, aunque hay que procurar la recolec-cíón temprana del tubérculo. Mucho mejor es la alternativaforrajes-tabaco, porque aquéllos pueden recolectarse en prima-vera, con tiempo suficiente para preparar las tierras para laplantación. La alternativa trigo-tabaco es menos favorable quela anterior."

En la comarca costera de Játiva aconseja la siguíentecuatrienal:

Primera casecha. Segunda cosecha.

Primer año . . . . . . . . . . . . . Forraje. Tabaco.Segundo año. ..... . .... . Trigo. Cacahuet.Tercer año .. . . . . . . . . . . . . Tabaco. Judías.Cuarto año . . . . . . . . . . . . . Trigo. Maíz.

"E,n ella quedan con mayor extensión el trígo y el tabaco;se límitan los cultivos del cacahuet y del maíz, que son sustituí-dos por el tabaco. Queda reducída a una pequeña extensión lasuperficie cultívada de judías, pues éstas, que exigen riegos muyfrecuentes, no pueden ponerse más que en determinadas parcelasque gozan de este prívílegio. La reduccíón del cultivo de forrajesobedece a que el mercado comarcal no puede absorber mayorescantidades de este producto, y, por último, puede plantarse eltabaco en una de las hojas después del barbecho de ínvierno, yen la otra, aunque algo más tarde, en época apropiada, despuésde la cosecha de forraje."

El gráfico que se incluye acabará de completar lo dicho.

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Zw^^ MeJife^•^•í^e•• I:^w^rc^ ^4:estwr^ .i..^ít^ •

. Alhernahiva cuahriena^^.

--- 3 ó -

Zonz Norte.--^ecanus.

En la Zona Norte, la enorme parcelación de la propíedad,la importancia de los cultívos pratenses y abundancía de pradosnaturales, que motivan el gran desarrollo de la explotación ga-nadera, determinan con juntamente la no exístencia de alterna-tivas de cultívos típicas y técnicamente establecidas.

Según los datos suministrados por el Inspector, Sr. Picasso,es corriente la repetición del tabaco como úníca cosecha en laspequeñas parcelas que a cultivos herbáceos de alternativa sededícan. También se alternan el nabo y el tabaco en la mismahoja, y en los térmínos costeros de la provincia de Santander-Alfoz de Lloredo, Santillana, etc.-se pone el tabaco a con-tinuación de la patata temprana.

Esta última rotación adolece del defecto que obliga a untardío y perjudicial trasplante del tabaco y las primeras del derepetición continuada de este cultivo, que si hasta el día, quizápor ser reciente su introducción, no ha tenido perjudíciales con-secuencias, es posible que en adelante pudiera acarrearlas parala sanídad y calidad del producto.

Una alternativa bienal en la que quedarán atendidas lasnecesídades de la ganadería y las exigencias de la planta del ta-baco podría ser ia siguiente, puesta solamente a título infor-mativo, pues la enorme variedad de costumbres y terrenos deesta amplia Zona no permite citar ninguna con carácter ge-neral:

Cosecha Cosechade verano de iavierno

Primer año . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tabaco. 'Segundo año . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Maíz. Nabos.

El gráfico correspondiente a esta rotación se inserta a se-gui do.

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iY^^ ^rĝ^•tf:

-Ser.r^^ -=AlternaFiva biena I ___

-38--

ABONADO DEL TABACO

La planta del tabaco recorre' con gran rapidez su ciclo vege-tativo, y en escaso período de tiempo, después del trasplante,alcanza un considerable desarrollo. Lógico será procurar queencuentre los alimentos que precise, no sólo en abundancia, sinoen condiciones de ser ínmediatamente asímilados.

El estiércol de gran ja es un excelente abono para el tabaco,síerr_pre que se complete su acción con dosis adecuadas de potasay superfosfato, que complementan los elementos de fertilidadde que más suele escasear.

Sí el tabaco figura en cabeZa de rotación, la estercoladuraconvendrá hacerla en otoño, para que sus princípios nutritivosse encuentren en condiciones de ser asimílados. Incorporado alsuelo para el fruto que le precede en la rotación, su efecto esigualmente benefieioso.

Los abonos minerales no sólo serán usados como comple-mentarios, sino que cuando no se disponga de los orgánicos,habrá que añadirlos en dosis conveníentes.

Muy difícil resulta dar fórmulas generales de abonado, queserán variabíes según multitud de circunstancias; pero a títulode oríentación para el cultivador, a continuacíón exponemos va-rios tipos que por estar atemperados a las exigencias del tabacoen fertilízantes, que quedaron resumidas al tratar de los suelos,pueden ser útiles en la mayoría de los casos:

TIERRAS CON ESTERCOLADURA PARA EL TABACO

O PARA LA COSECHA QUE LE PRECEDE

Tierrasfértiles

Tierrasligeras

Sulfato amónico . . . . . . . . . . . . . - 20 %Sulfato potásico. . . . . . . . . . . . . 45 % 35 %Superfosfato de cal. . . . . . . . . . . 55 % 45 %

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De las mezclas hechas en las referidas proporciones se in-corporan al terreno de 400 a 600 kilogramos por hectárea en losregadíos, y de 300 a 500 en los secanos.

TIERRAS SIN EFECTOS DE ESTERCOLADURA

TierrasTierras fértíles ligeras

Sulfato amónico. . . . . . . . . . . 33,33 % 40 %Sulfato potásico. . . . . . . . . . . 33.33 % 30 %•Superfosfato de cal. . . . . . . . . 33,33 % 30 %

De las mezclas que se hagan pueden adicionarse dc 1.000 a1.500 kilogramos por hectárea en los regadíos, y de 600 a 900en los secanos.

El abono nítrogenado puede sin inconveniente ser propor-cionado por el nitrato de cal en las tierras pobres en caliza;por las mismas razones se puede suministrar el ácido fosfórícocon la adicíón de escorias Thomas.

La potasa se suministrará precisamente en la forma de sul-fato, pues aunque parece demostrada que el cloruro, del que laplanta se muestra tan ávida, en dosis pequeñas actúa como esti-mulante, en proporciones tan elevadas como las citadas preci-sas para su nutricíón, perjudicaría a la combustibilidad del pro-ducto.

La adíción de los abonos minerales se realizará quínce o

veinte días antes que la plantacíón, síempre que est$ espacia-

miento sea posible. No vemos inconveníente en confiar en este

momento a la tíerra una parte del sulfato amónico, cuya adicióntotal se completará en las labores superficiales posteriores a la

plantación. Pero si se tiene en cuenta que este abono es retenido

por el complejo absorbente de las tierras, evidentemznte tam-

poco habrá perjuicio alguno en que se añada en su totalidad en

las labores que se realicen inmediatamente antes de la planta-

ción.

Los abonos minerales se esparcen generalmente 3 voleo,conviniendo siempre enterrarlos con alguna de las labores de quetrataremos a continuación (fíg. núm. 9).

Yv

LABORES PRI:PARA'I'ORIAS DE[. T^ERREtiO

El tvrreno para el tabaco debe disponerse dc forma quesu capa sup^rficial esté finamente desmenuzada, y bien mullidohasta una conveniente profundidad. De esta forma las finas

Fig. núm. 9.-Quince o veínte días antes de la plantación se esparcen los abonosmínerales, que deberán cubrirse con alguna de 1as (abores preparatorias.

raíces de la plantita no sufrirán tanto con e] trasplante a otromedio tan dístinto al que vivían, y más tarde, cuando adquieransu característico desarrollo, encontrarán un medio apto para suvida.

Regadí os.

Cuando el tabaco se ha de poner en hojas de barbecho, des-pués de realízado el alzado de la cosecha que le precede se dará

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en otoño una labor de vertedera. Con ésta se incorp^rará alsuelo el estiércol cuando haya de ir directamente adicionado altabaco.

A fin de invierno y en la primavera se darán labores super-ficiales, y previamente a la última, que se ejecutará quince oveinte días antes del trasplante, podrá hacerse la adición de losabonos mínerales.

Después si es preciso se pasará la tabla, quedando en con-diciones de realizarse el marqueo o asurcado para disponer sobreél la plantación.

Si va como seguñda cosecha inmediatamente detrás deotras plantas, se alzará su rastrojo, enterrando con esta labor losabonos químicos, y con otra que convendrá quede cruzada conla anterior, y que podrá ser más superficial que ella, quedaráel terreno en condiciones, tras los gradeos y pases de tabla pre-cisos, para su preparación para el trasplante.

Secanos de Andalucía.

En los secanos de Andalucía se alza en seco el rastrojo conarado "Brabant", procurando hacerlo antes de las primeras llu-vías; en ínvierno se da otra reja con arado de vertedera, con latierra en buen tempero. En marzo y generalmente usando elarado común, se practica una labor superficial que se completacon los pases de grada precisos.

Estas labores realizadas en el orden y forma explicados tie-nen gran ímportancia, pues permiten el aprovechamíento de lasaguas de lluvia, que quedan almacenadas en las capas más pro-fundas del terreno.

MARQUEO Y PLANTACIÓN

La preparación del terreno para la plantación del tabacovaría fundamentalmente según se trate de regadíos o de secanos.

Reqad:os.

En las tierras de regadío Ia plantacíón se hará siempre encaballones, que se trazarán, bien con la ayuda de la .azada, abrazo, o con el arado, ya sea del tipo "asurcador", el corríentede vertedera (fíg. núm. 10) o el común, al que en est^ caso se

Fig. núm. ] 0.-F,I alomado de la tierra para la plantación puede hacerse conarados de venedera corrientes. Fsta forma de preparación del terreno supone unagran economía sobre la realizada a brazo, y permite obtener idénticos resultados.

pueden adicionar como suplemento unas tablas que barán elpapel de vertederas aporcadoras. Este sistema de asurcado conarado es preferible al primero, poryue quedando la preparaciónlo suficientemente perfecta, proporciona una economía que setraduce en apreciable baja del precio de producción.

Si, como de ordínario sucede en los regadíos, las plantacíones,al alcanzar su completo desarrollo pueden cubrir totaimente el

4j -

terreno, los surcos deben disponerse en "líneas paread^s a dis-tancia" (fig. núm. 12) , de esta forma entre cada par de filasde plantas queda un espacio mayor, que es la "calle", nor dondediscurren los operarios para la ejecución de los múltipl:s cuida-dos de cultivo, sin detrimento para las hojas, frágiles y delicadas,por sí, y por razón del extraordinario desarrollo que adquíeren.

Fig. núm. 1].-Trazado el acaballonado, en los terrenos dc rcgadío quc por supendientc lo requicran. se construyen cras o tablares cn los que la nivclación debeser pcrfecta, con objeto dc quc la joven planta no qucde mojada con cl agua de los

riegos.

La orientación de las calles podrá ser variable y condicio-nada síempre a las necesidades de una mejor nivelación para elriego. Atendida ésta, pueden disponerse en ]a forma que con-venga para la protección de las plantas contra los viclitos do-minantes, o los posibles perjudiciales, y también tenicndo encuenta la exposición más conveniente de la plantita, con objetode facilitar su arraigue; así, en plantaciones tempranas podránquedar en su primera edad resguardadas de los vientos fríos; ocontra las ínclemencias de un sol abrasador, o vientos calientes,

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cuando trasplantadas más tardíamente pudieran ser éstas lascircunstancias que comprometieran el éxito de la plantación.

Hecho el acaballonado. se trazarán donde sea preciso porla pendiente del terreno, eras o tablares (fig. núm. 11) , dentrode las que la nivelación será perfecta, con objeto de librar a lajoven planta de daños probabies al ser mojada con los ríegos.

^MY:ÍÑY r-`

Fíg, núm. I Z.-Planta y sección de una ptantación trazada con eI arado en "líneaspareadas a distancia". Obsérvese la sítuación conveniente dy lAS plantas de cada fila,

que deben tolocarse alternadas con las de li aAterior.

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Una vez asentado el terreno puede hacerse la pl^ntacíór,.Previamente se extraerán del semíllero las plantas precísas,cuidando de no dañar sus raíces, para lo que se riega •^n abun-dancía la superficíe de1 mísmo.

L,a práctica de la .plantación puede ejecutarse con diversosinstrumentos: la azadilla, la palustra, el escardíllo, etc.; peroes preferible hacerla con ayuda del pequeño plantador, cuyodiseño se acompaña (fig. núm. 13 ). Se practíca primero el ori-ficio que ha de alojar a la plantíta que, depositada en él en si-tuación idéntica a la que se hallaba en el semillero, sólo precisaque la tíerra quede en contacto con su raiz a todo lo largo de lamisma, lo que se consígue de un solo golpe (fig. núm. 14) bas-culando el plantador sobre su punta dentro de otro orificiohecho a escasa distancia y paralelamente al prímero.

Fig. núm. 13.-EI trasplante puede hacerse con el plantador de madera diseñado.practicando el orificio que aloja a la planta, el cual se cíerra mediante el movimiento

basculante indicado en el dibujo.

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Este sistema es perfecto y debe cmplearse siempre, abando-

nando las plantaciones hechas "al agua", que a la carestía de su

rcalización unen en muchos casos los inconvenientes dc una ím-

perfecta colocación de la raíz 1 figs. núms. 15 y 16 ), inevitable

en muchos casos, muy príncipalmente cuando se realíza la ope-

racíón por operarios inexpertos.

Hecho el trasplante, se dará ínmediatamente un riego parafacilitar el arraigue, pasados los efectos del cual se distinguenlas plantas que murieron, haciendo su reposición en formaanáloga a la explicada para la primera plantación.

Cuando el número de faltas es pequeño, pueden reponersecon plantas trasplantadas con el cepellón que queda, al sa-carlas con cuidado, adherido a sus raíces. lievándolas al Iugarque las primeras ocupaban. Deben prevenirse al efecto en lasespalderas de los caballones cierta número de plantas, que serándestruídas cuando se juzgue innecesario su empleo. Con esra

Fig nítm. 14.-Véasr en la práctica la perfecta realización deI trasplante con laayuda dc cstc scn^illo intrumcnto,

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práctica se consigue no desígualar el desarrollo del plantío.Pasados doce o quince días no deben reponerse las plan-

tas que se pierdan, pues las diferencias de tamaño motivaránel imperfecto crecimíento de las nuevas, malogrando los tra-ba jos de reposícíón.

Secanas de Andalucía.

En los secanos andaluces, productores de excelentes cali-dades de tabaco, la plantación se hace en llano-forma de la-bor que más conviene para disminuír la superficie de evapo-

Fig. núm. 15.-Foéx, en su obra Le rabac, de la que hemos tomado este dibujo,que muestra el sistema radicular de dos plantas, ana bien y otra mal colocada enel terreno, dice con referencia a las plantaciones hechas defectuosamente: "Es pre-ciso evitar que la raíz principal quede acodada o dispuesta oblicuamente, porque enesta posición se dificulta la emísión de raicillas muy en particular sobre la parte dela raíz inclinada hacia la superficie del suelo. Es frer.uente observar después de unaplantación defectuosa que las plantas viven raquíticamente, y son atacadas de nu-

merosas enfermedades."

ración del terreno-, previa la realización de su "marqueo".Para éste se darán con el arado común provisto de orejeras dospases cruzados, con cada uno de los cuales se trazan sendossurcos a distancias, iguales entre sí y al marco de plantación

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que se adopte. Las plantas se sitúan en los puntos de encuen-

tro de los surcos señalados.

I_a plantación se hace con el almocafre: con su ayuda se

practican en los vértices de referencia pequeños hoyos, en el

interior de cada cual se deposita la planta, cubrícndo a contí-

nuación sus raíces y vertiendo el agua contenída en un reci-

piente adecuado-con cuidado de que no moje las hojitas ter-

Fig. núm. 16.-Con el sistema de plantación "al agua" estos trasp(antes imper-fectos se observan con frecuencia, debíendo abolirse su empleo.

minales-se aporca dulcemente con tierra seca. A fin de prote-

gerla contra una fuerte insolación, el trasplante se hará por latarde, y se puede disponer también sobre ella un pequeño som-

brajo de papel, dispuesto de modo que deje sobre la planta elespacio preciso.

La reposición de las faltas se hace a los ocho días, general-

mente con planta fuerte y vigorosa procedente de los repiqucs.

con lo que no se desígualará apreciablemente el plantío.

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Secanos del Norte.

En los secanos de la Zona Norte, las plantaciones, por logeneral de corta extensión, se marcan con cuerdas, que se dis-ponen a la distancia deseada, o bien señalando las líneas sobreel terreno con la ayuda de cualquier instrumento punzante.Podría realizarse en la forma antedicha, teniendo en cuenta queel clima de aquella Zona facilita grandemente el éxíto del tras-plante.

MARCOS DE PLANTACIÓN

Son éstos muy varíables, como depéndientes de múltiplescircunstancias. Los tabacos finos deben disponerse con mayorcompacidad que las variedades corríentes y en general puedecorregirse la tendencia al embastecimíento de los tejidos dis-minuyendo el marco de plantación, pues la fínura de la hojaaumenta en razón inversa de la distancia a que se disponganlas plantas, sucediendo lo contrario con la riqueza en nico-tina de los tabacos que produce.

Pueden servír de orientación al cultivador las cífras sí-guientes, que corresponden a las diversas Zonas de cultívo enEspaña:

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MARCOS DE PLANTACION

Z O N A S Variedades

DISTANCIAS ENTRE--- NúmeroPares aproximado de

d e líneas Líneaa Plantas plantas por Ha.

SECANOS

Andalucía. . . . Rich - Wondero Valencia. . 0,90 0,90 12.^50

^Idem........ Hzbano..... 0.50 0,40 50.000Norte....... Maryland.... 1,00 0,90 0,80 13.100Idem........ Habano..... 0,60 0,50 33.350

Granada...... Maryland....

REGADÍOS

1.20 0,80 0,80 12.500Idem. . . . . . . . Rich - Wonder

o Valencia. . 1,20 0,75 0,70 14.600Cáceres. ..... Maryland.... 1,10 0,90 0,80 12.500Idem. . . . . . . . Rích - Wonder

o Valencia. . 1,10 0,90 0,70 14.300Mediterráneo .. Valencia. ... 1,10 0,85 0,70 14.600

LABORES DE CULTIVO

Se efectuarán cuantas escardas se precisen para que el sueloesté limpío de hierba, y con objeto, de que la capa removidasírva de protección contra la intensa evaporacíón del agua delsuelo provocada por los calores estivales.

Estas labores superfíciales pueden realizarse económica-mente y con la suficiente perfección con la ayuda del "culti-vador" (fig. núm. 17) , terminando la operacíón a mano entrelas plantas donde las rejas binadoras de aquél no alcancen. Serepetírán cuantas veces convenga, y cuando las plantas tengan

una altura aproximada de cuarenta centímetros se procederá asu aporcado.

Antes de hacerlo deben quitarse a las plantas las cuatro 0cinco hojas de su parte inferior (fig. núm. 1 S) , que por estaren contacto con la tierra, no darán producto aprovechable y,en cambio, consumen jugos alimenticios que quedan restados alas hojas que en definitiva han de dar la cosecha. Las hojas

Fig. núm. 17.-Desde qae la ptanta arraiga, dclxn darse con el cultivador fre-cuentes IaUores superficiales, para tener la supcrficíe de la tierra Uien remo^^ida y

conservar la humcdad.

sustraídas a la planta quedarán en el suelo, al cual de este modose íncorpora una parte de los elementos nutritivos que de éltomaron, al ser enterradas en la operación del recalce.

Este puede hacerse con el mísmo cultívador (figs. núme-ros 19 al 21), al que se adaptan las rejas aporcadoras, pudít'r.-do igualmente completarse la operación a mano para su más

'íg. núm. 18.--Cuando la planta tiene 4U centtmetros de altura se hace su aporcado.Antes deb.n yuitárselc las ho]as bajeras que se dc,jan en el [errcno para enterrarlas

con la opcración de rccalcc.

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perfecto acabado. Esta práctica del recalce es de importanciasuma, pues estímula el desarrollo de raíces adventicias en elcuello de la planta, que sobre nutrir a ésta y proporcíonarle unmayor vigor, le prestan resistencia contra los víentos.

Posteríormente, apenas será preciso dar alguna labor muysuperficíal, y ésta únicamente con objeto de retener la hume-dad de que la planta se mostrará exigente, y que el labradordeberá ser tan avaro en proporcionarle por medio de los rie-gos, que no deben pradigarse cuando la planta de tabaco seencuentra en un avanzado período de su desarrollo.

RIEGOS

Todas las plantas precisan el agua para su susr_ento; nosólo porque les proporciona los elementos de nutrición de quese compone, sino porque, y éste es su papel más importante,sirve de vehículo a los materíales nutritivos que toma del suelo.Su exceso, vaporizado, lo expulsa al exterior medíante la trans-piración, fenómeno que se intensifica con la temperatura y conla cantídad de luz y disminuye al aumentar la humedad rela-tiva del medio ambiente.

Es un hecho observado el aspecto mortecino que tíenenlas plantas al medíodía de las jornadas estivales, y también laturgencia que tíenen por las mañanas, debida a que durantela noche la planta ha tomado del suelo el exceso del agua per-dido por la inténsa transpiración. La planta de tabaco, por susgrandes hojas, vaporiza enormes cantidades de agua, que de-bemos proporcionarle bíen aprovechando las naturales precí-pitaciones atmosférícas en los secanos, o bíen por medío de losriegos.

Los que precisa, se pueden agrupar del modo siguiente:a) Riegos de plantacíón y arraigue.b) Riegos de desarrollo.Los del primer grupo, que en determinadas círcunstancías

pueden ser tres, se reducen a dos por lo general: el de arraigue,inmediatamente después del trasplante, y el de repostura, a los

r

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seís u ocho días del anteríor, sí por la abundancia de agua estofuera posible; en caso contrarío, la reposición de maras se haríaregando a mano. Además de éstos, si el estado de la tierra lohiciera precíso, puede darse uno prevío al trasplante, aplazan-do éste, hasta que adquiera el terreno el tempero necesario.

Conseguido el arraigue, se regará el plantío lo estricta-mente índispensable para la vida de la planta, sin prodigarnunca los riegos, para que su sistema radicular profundícebuscando la humedad necesaria guardada en las capas inferio-res del suelo. De este modo se facilitará su sana y vigorosaconstítución, colocándola en condíciones para su perfecto ulte-rior desarrollo.

Los riegos dados al tabaco hasta el recalce no tienen in-fluencía en la calidad del producto recolectado, ya aue las ho-jas con que hasta entonces cuenta no darán apenas aprove-chamiento alguno. Pero a partir de este momento, los riegosse aplicarán con sumo cuidado, pues su abundancia puede de-terminar un embastecimiento de la hoja y díficultar las trans-formaciones de su curado. Sín que pretendamos dar normasgenerales, creemos que dos riegos serán, por lo general, sufi-cíentes desde el recalce hasta el despunte, y uno sólo, distan-ciado al máximo del momento de la recolección, a partir de lasupresión del ramo floral.

Resumiendo lo razonado, podremos dejar como conclu-siones definitivas sobre esta importante euestión de los riegos:Primero: Se darán los ríegos precisos para la plantación.-Se-gundo: Hasta que se haga el recalce de la planta se darán losindispensables.-Tercero: Una vez hecha esta operacíón sedarán como máxima dos riegos hasta la del despunte, supri-míéndose éstos en absoluto, o dándose excepcionalmene uno,distanciado de la corta, a partir de la supresión de la flor.

Son estas normas generales a las que deberán relacíonarselos casos particulares que se presenten al cultivador, pues no senos oculta que en determinadas circunstancias de escasez deaguas, no puede disponerse de éstas cuando se precisan, dejandode darse los riegos a voluntad del labrador para quedar suje-tos a las exigencias de los turnos, culpables en muchas ocasío-nes de riegos realizados a destíempo, que a la planta del tabaco

son a veces más perjudiciales que las mismas sequías, a. las queresiste, en forma que a veces asombra, debido a la potencíalidad

de su sistema radicular.

DESPUNTE Y DESHIJADO

EI despunte consiste en la supresión del ramo floral Ifígu-ra núm. 22), para emplear los jugos quc habían de nutrirlo,

Fíg. núm. 22.-EI despunte consiste en la supresión del ramillete floral.

en beneficio de las hojas que, constituyendo el producto in-dustrial, dan la materia aprovechable.

Como regla general debe realirarse cuando comienzan aabrír [as prímeras flores del ramillete terminal (fig. núm. 23).

La altura a que se hace, varía con multítud de circunstan-cias: varíedad del tabaco; compacidad de la plantación; des-

57 -

tino quc haya dedarse al producto: grado de desarrollo dc la

plantación: sistema de recolección empleado y también, con lafecha en que se hizo la postura de la planta en el terreno de

asiento.

En nuestro caso concreto, en que las ^-aríedades en su ma-

yoría son de origen norteamericano, que se emplean para pi-

caduras y que su recolección se realiza por plantas enteras,

debe tenderse más bien a procurar que el mayor número de las

Fig. núm. 23.-La supresión de los ramos florales debe hacerse cuando las primerasflores comienzan a abrir.

hojas alcance la perfecta madurer, para lo cual con el botónfloral deben suprimirse 1as hojas de precario desarrollo, queestán por bajo y en inmediato contacto con él (fig. núm. 24).Se suprimirán en mayor número cuando se trate de plantacio-nes hechas tardíamente y en las dispuestas con gran compaci-dad, dejándose a la planta con mayor altura en los casos con-trarios a los enumerados.

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Este es el momento preciso para la realizacíón de un nuevodespam;^anado o supresión de hojas de la parte inferior de 1aplanta, y aun tambíén pudiera suprimirse alguna íntermediacuando se juzgue conveniente nutrir las terminales no supri-midas, para obtener una mejor madurez de las finas hojas de

Fig. núm. 24.--Con el ramíllete floralse quitará mayor o menor número de

hojas, según aconseja la observación dediversas circunstancias.

"corona", variando en este caso la altura del despunte, concuya operación se simultanea y compensa la descríta.

Consecuentemente de la realizacíón de las mentadas ope-raciones, la planta adquiere un extraordinarío vigor vegeta-tivo, manifestado en el desarrollo de las yemas axí^ares> quedan lugar a la produccíón de híjuelos, que es necesarío amputar

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desde el momento en que inician su crecimiento (fig. núm. 25),

para que no empleen en su inútil nutrición, la savia que apro-

vecharán las hojas que han de dar la cosecha.

Esta operación del deshijado debe repetirse con la asidui-dad precisa, hasta realizarla cada ocho días. Las anchas callesque se dejan en las plantaciones hechas en líneas pareadas adístancia permiten (fig. núm. 26) el paso de los operarios sín

Fig. núm. 25.-Los deshijados deben repetirse con frecuencia, arrancando el broteaxilat cn cuanto sc manifícste.

perjuicio para las hojas, y de aquí nuestra insístencia por la

adopción de este sistema para las plantaciones de los regadíos.

Inmediatamente antes de la siega del tabaco debe forzo-samente repetirse el deshijado, pues es necesario que la planta.una vez segada, entre en el secadero limpia de brotes, qtle d<otro modo se desarrollarían en el período biológico que cons-tituye la primera fase del curado.

Fíg. núm. 26.-I:I paso una y otra vez por el centro de las p!antaciones en plenodesarrollo demuestra la conveniencia de dejar entre cada dos líneas una ancha calleque permita realirar los cuidados culturales con el minimo perjuicio para la inte-

gridad de las hojas.

MADUREZ Y RECOLECCI(SN

I_os jugos elaborados por las hojas para nutrir el botónfloral y formar el fruto que ha de perpetuar la especie, des-pués de la supresión de aquél, se almacenan en las hojas, en 1_asque, como consecuencia de esta acumulación de sustancia ali-menticia, en forma de almidón en su mayor parte, que re-emplaza a la matería colorante verde, cambian de aspecto, apa-reciendo primero por los bordes de las hojas inferiores, y luegopor los de las superiores, manchas amarillentas que van aumen-tando de tamaño, invadiendo una gran extensión del limbo dela hoja. Sus bordes se rizan encorvándose hacia el suelo; se ha-cen frágiles, quebrándose con facilidad al doblarlas }• adquie-ren un bríllo especial tan característico, como los abullonamíen-

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tos que se forman. Entonces se díce que la planta ha alcanzadosu madurez, y éste es el momento de hacer la recoleccíón delproducto.

La exacta determinación del mismo, sólo con la prácticapuede hacerse; pero en el caso, casi general en España. de quela recolección se haga por plantas enteras, puede servir de nor-ma el que las hojas inferiores y medias presenten claramenrelos síntamas descrítos, aunque en las de la parte superior, sehayan apenas iniciado.

Es muy importante la elección del momento para hacer elcorte de la planta, pues de su estado de madurez depende mu-cho la coloración y demás fenómenos que tienen asiento en lahoja durante el período de su permanencia en los locales decurado.

Cualquier causa que interrumpa el natural pxoceso demuerte Ienta-no otra cosa que su íniciacíón es la Ilamada ma-durez---que se prolonga en la primera fase del curado sería deefectos desastrosos. De aquí el mal que causan las lluvias quecaen en el momento o antes de la recolección, las heladas y losriegos extemporáneos.

La corta del tabaco se realíza por varíos sistemas: por ho-jas o"mancuernas" para los tabacos para cigarros y por pían-tas enteras para Ios empleados para picadura, que es el casocorríente en nuestro país.

Al efecto pueden emplearse 1os más variados instrumen-tos, la hoz con mucha frecuencía (fig. núm. 27) . Segadas lasplantas, pueden quedar tendidas sobre eI terreno, o lo que espreferible, acaballadas por pares en cujes, para que al orearseevaporen gran cantidad de agua, lo que da a sus hojzs un es-tado de flacídez especial, que permite transportarlas aI local decurado, vulgarmente llamado secadero, sin peligro para su in-tegridad (fig. núm. 28) .

La corta, como todas las manipulaciones que requieran pa•sar por dentro de las plantaciones de tabaco, debe hacersecuando ha desaparecido el rocío deposi^tado sobre las hojas.

El transporte al local para su curado requiere más cuida-dos de Ios que normalmente se le dedícan. Cuando éste, está

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próximo a la plantación, es preferib(e el empleo de angarillas(fig. i,úm. 29), sobre las que se transportarán en cada vez unpequcño número de plantas. Cuando la distancia es mayor,pueden emplearse, o caballerías provistas de adecuados aparejos,o carros dispuestos en forma que la masa acumulada en cadauno de los pisos en que deben dividírse sea de pequeña altura,para evitar traumatismos y recalentamíentos que perjudican li

Fig. núm. 27.-Para la siegadel tabaco puede emplearse lahoz. [.as hojas que después dehecha aquélla pudicran quedaren el tcrrcno adhcridas a lostroncos. debcn ser inmediata-mente destruídas. pues si soncausa de contrabando la respon-sabilidad caerá sobre los dueños

dc las plantaciones.

o mejor, acaballadas cada dos cncujes, para que puedan scrtrans-portadas y colgadas sin peligro

para las hojas.

F^ig. núm. 28. - Segadas lasplantas. se dejan extendidas so-

brc el tcrreno,

cosecha en mayor cuantía de lo que pudiera imaginarse, deter-minando que los imperfectos sístemas de transporte, adoptadosquizá como más económicos, tengan desagradables repercusio-nes en la calidad del producto. Gran atencíón debe, pues, ponerel cultivador en estas cuestiones, al parecer de poca monta, yque, sin embargo, son de gran importancia, pues jalonan laconsecución del éxíto que debe siempre perseguir.

en caballerías a las quc scdota de aparejos "ad hoc".

E-ig. núm. 29.-L1 trans-porce de las plantas al localdc curado pucde realizarse

en parihuclas,

o en carros con dispositivosscncillos, quc pcrmitan alairc circular cntre la masa de

CUARTA PARTE

E! tabaco en los locales de curado

CURADO DEL TABACO.--CONDICIONES QUE DEBENREUNIR LOS LOCALES.

A1 conjunto de transformaciones---de las cuales la deseca-cíón propiamente tal es sólo una fase---que sufre la hoja deltabaco desde que se corta, hasta que se encuentra en condícíoncsde ser transportada a los centros de fermentación, se llama cura-do del tabaco. ,

Para que éste se realice en buenas condícíones es precíso queel labrador disponga de adecuadas edificaciones (fígs. núms. 30y 31) , que deben reunir las condiciones siguíentes:

a) Sístema de ventílacíón perfecto y regulable de talforma que permíta incluso llevar al interior del local las con-dicianes del medio externo.

bJ Hermeticidad absoluta del cierre, para el tompleto ais-lamíento de su contenído de Ias condíciones atmosféricas exte-riores^ cuando éstas no sean convenientes al fin que se persigue.

c) Perfección y flexíbílídad de los dispositivos de cuel-gue, que habrán también de ser acordes con el sístema de reco-Ieccíón empleado.

d) Que en su construcción quede atendida en la formaprecisa, la posible contingencia de la necesidad de emplear elcalor artificial, producida pór los medios más al alcance delcultivador.

Se comprende que los locales en la actualídad empleadospor una mayoría de cultivadores, aprovechando habitacionescualesquiera de su domicilio, a veces ocugadas por personas, y

a^ -

a^ui cuadras o corralones habitados por animales, no puedenser menos adecuados al uso a que se las destina.

Resulta, pues, preciso que los tabaqueros construyan edifi-

cios que reúnan el máximo posibte de condiciones que los haga

aptos al fin a que se les destína. Deberán ser de un volumen

1,,,^

^ ^ Fíg. núm. 30.-Los ]ocales para^^el curado de la cosecha deben re-

I unir especiales condiciones, que.^^^^ - ^ ,'. ^ a excepción de la de hermetici-1;:-#^,^ .. ^ dad del cierre, cumple el del fo-

tograbado. Puede subsanarse estedefecto disponiendo en su inte-rior persianas de tupídas cste-ras de csparto. Los secaderos decmpajados no rcunirán, en lagcneralidad dc nuestros climas.condiciones para realizar un

p.rlecto curado de la hoja, que si a veces se consigue, será ocasional, como condi-cionado a las circunstancias del medio estzrn=.

Fíg. núm. 31.-Lós secaderosconstruídos en esta forma sonlos más convenien[es, y han sidoĝena:ios por el Fstado a los

cunccswnaros quc outu^•tcron

mcjores tabacos, durantc tres

campañas consccutivas.

no mayor de mil metros cúbicos, con ventanas repartidas enseries en^re las partes inferior y superíor de las parzdes tatera-les del secadero y con chimeneas de ventilación en la cum-brera de su cubierta; pisos de hormigón que aislen el produc*_o

Fig. núrn. 32.-La colgado del tabaco rccolectado por plantasent.ras se hace en ristras verricales, que hihrán de quedar lo su-ficientemente espaci.^^l,^, p,^r.i yu^ L^i•, prinicr.^, fases del curado

sr re.^licrn cunrrui.°nirm,^n:^.

de la humedad del suelo, con alojamientos adecuados para reci-bir los braseros o estufas, y paredes y cubiertas hechas de ma-teriales adecuados para proporcíonar un aíslamíento Io sufí-cientemente completo de Ias fluctuaciones atmosféricas exte-

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riores. La superficie de ventilación precisa, muy variable, puedecalcularse en treinta metros cuadrados por cada quinientosmetros cúbicos de volumen útíl de local.

El cuelgue de las plantas de tabaco dentro de estos locales,debe acondícionarse de diferentes maneras, acordes con el sís-tema de recoleccíón adoptado en cada localidad de que se trate.

Realizándose en España la corta del tabaco por plantas en-teras, permite el cuelgue de la forma más económíca, puesquedará reducido a formar seríes verticales o ristras de plantas,que se atarán por el punto del tronco más próximo al cuellode 1a planta, a contin^}ación unas de otras, sín que quedensuperpuestas o solapadas en porción alguna de su longítud.Se dispondrán las suficientes para aprovechar el local en todasu altura, de modo que la planta inferior quede a cuarentacentímetros del suelo y la superior separada de la cubierta deledificio, al menos, por un espacío de la mísma dimensión.

A1 lado de cada serie así dispuesta se colocarán otras de talmodo, que, tocándose lateralmente lo menos posible, quedenentre ellas espacias para la círculación del aire (fíg. núm. 32 ).Las seríes de ristras deben colgarse ep forma de que se puedanrealizan con ellas movimientos traslatoríos cuando fuera pre-ciso aclarar la masa colgada.

Deben dísponerse, a lo largo y a lo ancho del secader.ouna vez colgado el producto, pasíllos para la vígilancia y hue-cos que correspondan a los lugares destinados a los braseros oestufas a que nos hemos referído,

No consignarnos el número de plantas que deben colgarsepor metro cúbico de local, pues la cifra es muy aleatoria, de-pendíente de factores tan variables como el tamaño de Ias plan-tas, forma de cultivo, época de cuelgue, clase de secadero, etc.En general no deben ponerse menos de quince a veinte plantaspor metro cúbico, ya que de otra forma se desecarían rápida-mente, dando lugar a tabacos "arrebatados".

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DIFERENTES FASES DEL CURADO

El cutado del tabaco es la operación más delicada entre lasmúltiples necesarías para obtener de la diminuta semilla, unproducto industrial.

A1 cortar ta planta, Ias células que forrnan sus tejidos, ple-nas de materiales de reserva, continúan su pxoceso vital y susfunciones durante algún tiempo. Esta fase es la primera y pri-mordíal del curado, y durante ella la planta píerde gran can-tidad. del agua que; contenía como vehículo de las sustanciasminerales del suelo que constítuían su alimento, y el agua deconstitución de sus tejidos, que, una vez faltos de este funda-mental elemento, mueren. Con ella se cumple el proceso de de-secación propíamente dicho.

A partír de este instante la planta de tabaco es sólo asientode actividades químicas de modalidad enzímátíca, y procesosde oxidacíón, que tíenen como consecuencia iniciar la transfor-mación de los matei•iales de la hoja, que se continuará durantetodo el proceso fermentativo, el cual, como se comprende, essólo una fase de prolongación del curado hecho en el sec:^-dero. EI esquema que damos a contínuación aclarará los ,-on-ceptos expuestos:

ESQUEMA DEL PROCESO DE CURACION DEL TABACOJ

EN EI. LOCAL DE CURADO

ActividadesTej ; fisiológicas

v i^

EN EL LOCAL DE

CURADO Y DURANTE

LA FERivIENTACIÓN

Respiración

Te jidosmuertos

^ Actividadesquímicas

^ Oxidacionesdiversas

Las fases descritas requieren su tiempo para que termineadecuadamente cada una antes de que dé comienzo la que le si-gue ; claro es que puede haber varíacíones en la ímportancia

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relativa de unas a otras, y precísamente estas variacíones son elorigen de los diferentes sistemas de curado conocidos y em-pleados hasta el día.

CONDUCCIÓN DEL CURADO

El curado al aire o curado natural es el que se emplea enEspaña. Las plantas de tabaco, una vez cortadas, viven du-rante una fase de su permanencía en el local de curado, y con-viene que este proceso biológico durante el que se realizan lasactividades fisiológicas que dan lugar al perfecto curado delproducto se continúen durante el tiempo preciso. Cualquiercírcunstancia exterior desfavorable en esta fase-una ba ja tem-pzratura qu; matara las células de la planta, a una rápida pér-dida del agua de constitutión de sus tejídos-determinaría laínterrupción del proceso curatívo, aunque continuara el dedesecación. En este caso la ho ja se desecaría, pero no se curaría,obteniendo con ello los desastrosos resultados de los tabacoshelados, o "arrebatados".

Conviene, pues, actuar sobre el medio en que está colocadala planta, de forma que pueda cumplírsé íntegramente el pro-ceso vítal, y para ello será preciso de un lado, el oxígeno nece-sario para su respiración, que se proporcionará regulando laseparacíón de las plantas colgadas, y de otro, la regulacíón dela humedad relativa, para que la evaporación del agua, la de-secación propiamente dicha, se haga con la suficiente y necesa-ria lentitud.

En esta fase pri,mera del curado, deberá mantenerse lahumedad del ambiente del secadero por encíma del 80 por100, y para que la temperatura no se eleve demasiado,dismínuyendo el porcentaje de humedad relativa, cuando ladel exteríor sea alta-caso corríente cuando se realiza la curaen su período normal-, la ventilacíón debe ser la estricta-mente necesaría para mantener el porcentaje antedicho, y sidescendiera mucho 1a temperatura del exteríor, sobre todo porlas noches, se interrumpirá completamente la ventílación, para

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reanudaria a1 siguíente día, con arreglo a las normas estable-cídas

Más adelante, cuando el amarílleo de las hojas se mani-fíeste más claramente, la humedad deberá descender hasta el70 por 100, pudiendo aumentar la ventilación del local hastaque la mayoría de las hojas hayan tomado el color amaríllocaracterístíco, en cuyo ínstante habrá terminado la primera eímportante fase del curado.

Este momento, seguído de la aparicíón a rodalesr--empe-zando por los bordes de la hoja-del color rnarrón, despuésde la muerte de la planta, es tan crítico para la sanídad y elcolorido del producto, como la primera fase lo fué para su per-fecta curacíón.

A partír de aquel instar.te debe mantenerse en el interiorde1 local una humedad del 45 al 50 por 100 y una temperaturauniforme en lo posible, pues una elevación de ella, disminu-yendo el porcentaje de humedad, perjudicaría la curacíón, yuna disminución, daría lugar a condensaciones sobre las hojas,que son causa de los tabacos "zahornados", y condiciones demedio favorables para la podredumbre del producto.

Por tanto, cuando estos descensos de temperatura fuerande terner deben dispanerse focos caloríficos en el interior de]local y la ventilación precísa para que la humedad se conservedentro de límítes adecuados.

Cuando la hoja en su totalidad ha tomado el color marrónuníforme se ha cumplído la segunda fase de la curación deltabaco; en adelante, la ventilación se conducirá de forma quela humedad descienda, con lo que se favorecerá la rápída de-secación de la vena central, finalizada la cual, está el tabaco encondicíones de hacerle las manípulaciones necesarias para suenvío a Ios centros de fermentación.

Una vez el producto curado, se cuidará únicamente de queno tome la humedad exterior hasta el momento en que debaser clasificado y enmanillado, para lo cual se cerrarán las ven-tanas del local de curado, cuando el grado hígrométrico exte-ríor lo requiera.

* * *

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Por lo expuesto, se colegírá sobre la importancía quetiene una perfecta conducción del curado del tabaco, pero noqueremos abandonar este tema sin salir al paso de posibles ob-jeciones de los cultivadores, que, en general, se manifiestan tanpartidarios de los secaderos rústicos sin posibilídad de cierrehermético.

Arguyen sus defensores que empleando estos tipos, lógica-mente mucho más económicos de adquisicíón, obtienen resul-tados espléndidos imposibles de mejorar en los locales concierre perfecto.

No negamos a los detractores de éstos-por lo demás.únicos empleados en los países de condiciones climatológicasseme jantes al nuestro, y de cultivo antiguo y próspero-la cer-teza de sus afirmaciones, pero siempre aparecerá vinculada aque las condiciones de medio favoreZCan el curado. Cuandoéstas son contrarias. los resultados son muy distintos, y comoconsecuencia viene la dificultad de ]a obtención de tipos defi-nidos de tabacos, que no pueden cumplir de uno a otro año,en idéntícas condicíones, su proceso de curado.

Por esto, aun reconociendo que existen circunstancias oca-sionales que favorecen el curado en los típos rústicos de seca-deros, creemos que debe paulatinamente abolírse su empleopara sustituírlos, con poco gasto que síempre encontrará com-pensación, por los que hemos descrito que permitiendo la loca-lización de una atmósfera, sobre la que puede en todo mo-mento ejercer el control el productor, determínará la ímpor-tante fijación de los tipos de tabacos de cada comarca, y queéstos tengan siempre las condiciones que puedan hacerlos másestímables.

* * *

Para facilitar al cultivador el conocimiento de los com-plejos fenómenos, ligeramente expuestos, que tienen su asientoen la hoja de tabaco durante el proceso de su curado, y paraque en cada uno de los casos que en la práctica puedan presen-tarse conozca la forma en que accionando sobre la ventila-ción y temperatura del local pueda conducir el proceso, hemoshecho el cuadro-esquema que a continuación se ínserta:

TRANSFORMACIONES DEL TABACO DURANTE E(^

Tnnsformuiones fisicas y químitas de la hojadunnte el curado

PRIMERA FAS6

Tran/ormaciones externaa.-Aumento dc las manchacamarillentas. fnvaaión totaldcl limbo de la hoja, que alhnal de la tase aeoe coruac-st completamente amarilla..

yumedad rrlativa.-De 8o pr ^too a 8g pot too....,,/

MADURACiON

Tranfornsacione: ex t ernaa.Manchaa amuiQcataa quecomienzan por laa bojarinferiorer. Bordca curva-dw hatia cl ruelo. Ho-jsr quebradizae coa abu-llonamimtor caractetfrti-coa. Brillo eapeciah . . . .

Transformacionn i n ttmm.Acumulación de materia-tea de rcaerva, principal-mcntc en forma de al-midón. Riqaeza rclativaea ruataneias ptoteícaa ehid rocarbonadar. . . . .

Tranformacionea i n t e r n a a.-En el ptimer período, con-tmuación de las funciones fi-eiológicaa y físicaa que cum-plía en el terreno (s4-z8horas). En el segundo perío-do, deatruaión de la clorofi-la, eliminación del almidón.a[aque a las materias protei-cas, cuya proporción diami-nuyc. Dismínución de aztíca-res, pentosanas y ácido mí-lico. Aumento de ácido cí-trico . . . ............

SEGUNDA FASE

Primer pcrfodo.Co:ttinuaciónde laa f u n-ciones vitalea.

Condiciones del ambíenteinreríor del local

(

Temperatura conuenientr,^lVariable dc t5° a 35°, ^,acuerdo con la del medio ez.lterno. . . .

1

Srgundo perfo- Temperatura conurniente,--^do.-Evapo- Puede aumentarse con rey.ración del ción a(a del primer perfad0. ^agua de lostejidos: Dese-cación. . • • • ^yumedad relatiua.-De 6g pqj1

( too a 7o por roo....,. 1

Tronformacionea extsrnaa.-Aparición a roda-les del tolor marrón. que se extiende a toda(a hoja. marcando el 5nal de la fase... ...

Actiuidadea internaa.-Iniciacíón de lar activi-dades qtiímicaa de modalidad enzimática yoxidacioses diveraas que ae continúan duran-te la fetmentación .... ...............

TERCERA FASE

Transformacíones externas.-Desecacíón de lavena central. . . ... .. ......... . .

Acriuidadea internaa.--Continuación de los pro-cesoa iníciados en la segunda fase........

Temperatura convenientr.-Aumecttada con telatíón tla primera faac. Si la M Jmcdio exterior er baja,dispondrá calefacción arú^cial . . . ................

yumedad refativa.-InferioFfa primera fase. De 45 ^too a 5o por too.....

Temperatura convenienttVariable en funtión dek 'e x t e r io r. . . . . . . . . . . .

yumedad refativa.-Escasa.ra facilitar la deaecacióala vena . . . .. . . . . . . .^

CURADO.-CONDUCCION DE LAS OPERACIONES

Condiciones Forma de actuar sobre las con-del medio diciones del ambíente del se-externo cadero

^Medio extetiot ^Ventilación muy moderada du-

húmedo . , 1 rante el día. Puede anmen-1 tarse durante la ttoche. .

1Mediotxterior^Ventilación muy moderada du-r rante el día; puede aumen-

aeco, , • ^ tarse ea la noche.

^ IDurante el día, podía ventilarse

1Mtdio exterior f el secadero; por la noche,

Íhúmedo . ,^ ventilación más escasa y nu-

la, cuaado cl grado higro-métrico sea elevado.

Ventílación nula; las ventanasdel secadero. cerradas. Du-rante la noche pueden abrit-se moderadamente. Cuando, apesar de todo. se mantuvíerabajo el grado higrométricodel in[enor, se humsdtcetiel suelo, ]legando incluso aencharcarlo, y ias paredes,haciendo uso de un pulveri-zador y cuidando de que elchorro líquido no dé nuncadirectamente sobre las hojas.

OBERVACIONES PRACTICAS

Debe evitarse que la hoja. antes de perder su color vecde, quedtquebradiza, pues si llegara a ocurrir así, se interrumpiria elproceso de cura, muriendo la hoja, que quedaría inútil. Duran-te este período coexisten en ella zonas verdes y amarillas, y alfin de él debe quedar tlexible. lacia y sin secarse ea ningúnpunto.

Putde ventilarse, siempre quei la temperatura no baje de-^ Medio exterior masiado e interrumpa el pro-

seco. .... ceso de curado. Si el mediot es extremadamente seco. se

ventílará sólo por la noche.

' t^i e d i o ex terior^ 'Súmedo . . .

Muy poca ventilación duranteel día y nula por la noche.Cuando descienda la tempe-ratura, se usará el calor ar-tificial. Si por toincidir conun período muy huvtoso, elambiente del secadero semantuviera próximo a la sa-turacitin de humedad. haypeligro de que aparezca elmoho y debe encenderse fue-go, manteniendo el localcompletamente cerrado. . .

Después de aparecer el color marrón, debe cuidacse de que, pri-mero por los bordes de la hoja, y después en todo el hm4o-aexcepción de la veaa central-, quede de un modo prógresivoseca y quebradiza, marcando este momento el final de la fase.

I (((Venr.lación franca durante elt`Medio exteriot ^ día. Nula desde el atardecer,

J aeco. , vrincipalmente tí wn de te-mer heladas. .

Ventilación nula. Puede ser to-^ tal cuando se precisa realizar. el descuelgue, aprovechando;' el momen[o preciso para el

enmanillado y ¢nvío a loscentros de fermentación. Enesta fase también puede apa-recer el moho si el ambíen_te está continuamente hú-medo. y en este caso con-vendrá hacer uso del calorartificial . . . . . . . . . . . . . .

Durante esta fase, y sobre todo cuando el medio extecior sea ex-tremadamente húmedo, debe evítarse la formación del mohosobre la vena, así como también que aparezcan sobr¢ la hojamanchas de color vetdoso o zonas más oscuras. indicadoras dela descomposición de sus tejidos. Nunca debe descolgarse el ta-baco hasta que la vena central quede completamente reduciday qucbradi2a.

TI:RMÓMETROS Y PSICRC^MIi"CROS

A todo Io largo de nuestra exposición del proceso de cura-do hemos venido refiriéndonos a temperaturas y humedadesrelativas del local, cuyas observaciones debe realizar el culti-

Fi^. núm. 33.-Modclo de psiuómetro adop-tado para hacer las obscrvaciones de temperaturas

y humcdades deirante cl proceso de] curado.

vador con ayuda del sencillo instrumento adoptado por elServicio (fig. núm. 33) y que vamos a describir:

Consiste simplemente en dos termómetros-uno seco y

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otro húmedo-, dispues:os, e[ primero sobre su correspon-

dicnte escala de temperaturas, y sobre una tablilla móvil a

voluntad del observador e] segundo. Esta tablilla tiene, como

la escala termom^trica, pintadas franjas de colores varios, que

se corresponden, y se desli7a a la izquierda de otra, que con-

I ig. núm. 34.-En cl ejemplo quc muestra cste fotograhado, la

humedad relativa del local sería del 60 por 100, y 17" C. li

tcmperatura.

tiene los porcenta,jes de humedad relatíva. En la parte inferior,

el aparato tiene una cubeta, que drberá estur continclctme^r^te

llena de nqua, en la yue entra una mecha yue envuelve cl d^pó-

sito de mercurio dcl termómetro húmedo, y en la superíor está

dotado dc una sencilla armadura atravesada por un torníllo

que transmite su movimiento a la tablílla que sustenta el ter-mómetro húmedo.

Veamos la manera de realizar con su ayuda la lectura delos porcentajes de humedad.

En el ^iseño adjunto (fig. núm. 34) el termómetre secomarca la temperatura de 17", y el extremo de su columna demercurio está situado dentro del espesor de la fran ja verde.

Fig. núm. 35.-Manillas con su atadura bien hecha. Los cabos de las hojas debenquedar sin cubrir, y!a hoja que las su,jeta debz tapar poca superficie, dísponién-

dose su vena central hacia abajo para que el atado quede más perfzcto.

Con la ayuda del tornillo hagamos resbalar el termóme-tro húmedo hasta que se consiga el perfecto enrase de los extre-mos de las dos columnas de mercurio, y fijándonos a qué gra-duación de la escala de humcdades da frente al índice o rayanegra, que limita por la parte inferior a la franja vcrde de laparte móvil, conoceremos el porcentaje de humedad, que en elejemplo de la fotografía es del 60 por 100.

CLASIFICACIÓN, ENMANILLADO Y ENTL-RCIADO

DEL TABACO

Curado el tabaco, adquíere gran fragilidad cuando está sí-tuado en una atmósfera seca, que hace de todo punto impo-

Pig. núm. 36.-i^lanillas mal hechas en varios aspectos: (1) La ho^a que ata esr^colocada al revés. y cubre excesivamente los extremos de las hojas que forman elmanojo. (2) y(3) Manillas mal hechas y formadas por excesivo número de hojas.(4) Manilla en la que la hoja quc aia cubre por cotnpleto el cabo que forma el

conjunto de las hojas, causa muy prot^able de perjudiciales enmohecimientos.

sible su manipulación. Es preciso aguardar épocas de llllviapara que se ponga cn condicíones de ser manipulado.

La precisa humedad puede también proporcionarse de un

modo artíficial teniendo el secadero cerrado durante el día y

regando con agua pulverízada finamente, las paredes laterales

y e] suelo y abriendo el local durante ]a noche, cuando la hu-

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Otro [ercio de tabaco.hecho con manill^s dehojas largas. pero conuna disposición de ellas

poco aconscjable.

Fig. núm. 37. -Tercio de tabacoen formación, mos-trando un sistemade enfardz conc•e-niente cuando lashojas dcl producton o s o n exccsiva -

mentc largas.

Sístema de formacíón delos tercios muy conve-nicnte para ]os tabacoslargos. que dzbe adop-tarsr por los cultivadoresporque facilita cl "ma-tulado" que se practicaen 1os Ccntros dc fer-

mentación.

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medad del ambiente aumenta. Si esta no es suficíente, debe es-perar el cultivador a la humedad natural, pero nunca debeechar agua directamente sobre el tabaco.

Cuando tiene las necesairias condiciones de flexibilidad, sedescuelga y deshoja, debiendo clasifícarse las hojas, por altu-ras dentro de la mata, por tamaños y por colores, sí ello fuerapreciso, atándolas en grupos de quínce hojas como máxirnw^:: _para los tabacos de la clase prímera; veinte para Ios de la clasésegunda, y hasta veintícínco en las terceras y cuartas (figs. 35y 36). El atado puede hacerse con una hoja de la misma calidadde las que forman la manilla, si bien aprovechando la que tengaalguna rotura u otro pequeño defecto.

Todas las manípulaciones rápídamente detalladas debenrealizarse con sumo cuidado, para evitar que las hojas se man-chen o se rompan, disminuyendo los fragmentos que puedenacompañar a cada partida y que en condiciones normales nodeben ser superiores al 5 por 100 del peso total de la cosecha.

El enterciado debe hacerse cuando tenga un grado de hu-medad especial, solamente el preciso para que las hojas no sequiebren al prensarlas. Los tercios no deben tener un peso su-perior a cuarenta o cincuenta kilogramos, y Ias maníllas sedispondrán en ellos en formas variadas, pero siempre de ma-nera que los cabos de las mismas sirvan de protección al pro-ducto.

El enterciado se háce empleando moldes de madera de dirmensiones varías, síempre adap^adas al tamañó medio del pro-ducto en cada comarca. En las fotografías de la figura núrn. 37puede verse un modelo de estos moldes, así como también losdiversos sistemas que pueden ser adoptados en cada una de las^'circunstancias que se explican, para hacer el enfarde en las con-diciones más convenientes.

El tabaco, una vez eñ los tercios, debe envíarse seguída-mente a los Centros de Fermentación, para no correr el riesgode que se deteriore por cualquier causa. Como es sabido, es pre-ciso que cada envío de tabaco vaya acompañado de una guíapara su circulación, que facílita la Direccíón del Cultivo.

^ ^.^ ^y^ t ú^^ P.G' ' r^'

^^gLIOT^^A

`NOTA BIBLIOGRAFICA

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