revista spes unica nº 26 - diciembre 2012
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Último número del año, y felices fiestas para todos.TRANSCRIPT
A S T R O L O G Í A , T A R O T , P O E M A S , C U E N T O S Y
O T R O S C U E N T O S . . .
DICIEMBRE 2012
Escriben y colaboran en este número:
Chabela Ximénez; Horacio Otheguy Riveira; Daniel Grustán Isabela;
Guillem de Rubenhor; Roberto Langella
Año 3. Nº 26
Spes Unica E
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P á g i n a 2 S p e s U n i c a
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Consultorio Astrológico Spesunica
P á g i n a 3 S p e s U n i c a
Editorial 4
Noticias del mundillo literario 5
Los amantes, por Julio Cortázar 5
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius (1º parte), por Jorge Luis Borges 6
El fantasma de la tía Guillermina, por Horacio Otheguy Riveira 8
Canelita o el paso de azúcar amargo (1º parte),
por Chabela Ximénez
10
Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña 12
Poesía, por Daniel Grustán Isabela 14
Se me cayeron las alas (parte 11) 16
Sobre la astrología predictiva, por Eloy R. Dumond 18
Lesiones del buen escribir, por Roberto Langella 19
El Elegido, por María de la Paz Reyes Peña (1962-2012),
por Guillem de Rubenhor
20
Esperando a Godot, por Ñapi 23
Misceláneas interrumpidas,
por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella
24
El arte de Bruno Torfs 26
Lo mejor de Facebook 28
Los signos del zodiaco en la historia (Piscis) 31
Onomancia 32
Horóscopo 33
Sumario de los números anteriores 34
Sumario
P á g i n a 4 S p e s U n i c a
Seguir viviendo sin tu amor
N o es una frase mía la del título, es de Luis Spinetta, poeta y músi-
co argentino, pero a mí me ca-be. De vuelta al tren, retoman-do la marcha, a la vera de nue-vos paisajes.
La vida, como la música, es un entramado, un encadenamiento de sucesos en progresión, de Do a Do, a través de la escala, las escalas. Luego están los acordes, que se dan cuando dos o varias de esas escalas se en-cuentran y entrecruzan, en dife-rentes puntos del desarrollo de unas y de otras. Eso pasa en la música. Análogamente, en la vida es lo mismo.
Representemos nuestros pape-les, me dijo ella un día, y fue lo que hicimos, y creo que lo hici-mos bien. Yo hoy retomo sus palabras y vuelvo a decir: ―representemos nuestros pape-les‖.
En alguna medida, esta revista ha sido siempre un reflejo de lo que mis ojos ven, como se ad-hieren los paisajes a los cristales de las ventanillas de los trenes. Si no prosigo la marcha, por lo menos esta revista se terminará.
Tampoco es que retome la mar-cha por perpetuar la revista, na-die viaja en función de su bitá-cora.
Sería muy soberbio de mi parte, ahora, ―hacerme el occiso‖, hubiera dicho Mary Paz; ella me armó la valija antes de partir a
continuar su propio viaje, mu-cho más trascendente segura-mente que el mío.
El tren avanza a su propia mar-cha, hay caseríos y pobladores más adelante. Tal vez alguien me espere aún sin saberlo, tam-bién, representando su papel.
Somos todos tan resistentes y tan frágiles a la vez; tal vez, una vida resistiendo los embates de las peores tormentas, y en el momento menos pensado te entra una bacteria, y zas, pasaste para el otro lado.
Por eso, es un despropósito abandonar voluntariamente el tren, el barco, lo que sea te re-presente la vida, aún cuando hay mil modos de hacerlo, de forma directa o indirecta. Hay gente que del mundo solo hace una sala de espera.
No puedo asegurarles que vaya a gustarles lo que sigue, cuando yo mismo no sé muy bien para dónde vamos. Por de pronto hoy se suma nueva gente a la tripulación, Chabelita y su nove-la por entregas, para regalarnos su acorde, su desarrollo en la escala, su visión desde el tren donde ella viaja. Y siguen nues-tros siempre leales Horacio, Da-ni y maese de Rubenhor.
Es época de redimensionar, de relanzamientos, en estos días también preparo el del sitio web, espero que en una versión más dinámica, más estética y de mayor alcance.
Auguro que el 2013 será un año de tranquila pero plena rees-tructuración, de desmantela-miento de formas obsoletas, de
descubrimiento de nuevas posibilidades, de una sensa-ción de primavera perma-nente en la aparición de nue-vos brotes.
Ojalá esto se hiciera extensi-ble al mundo. Ojalá y de una vez por todas se cumplimen-ten nuestros reclamos bási-cos repetidos hasta el hartaz-go en estas y otras fechas.
Pero siempre nos queda más no sea como un hábito, el gesto de alzar la copa. Alzar la copa es siempre hacer lu-gar entre los escombros.
Yo alzo mi copa de nuevo ante ustedes, por la paz de los que están y de los que ya no. Quién sabe el año que viene a la misma hora cómo nos encuentre. Ojalá sea re-cordando estas horas sin rencores ni angustias, por fin pacificados.
Feliz Año Nuevo para todos.
Roberto Langella,
Diciembre, 2012.
En fin, finalmente Chabela Ximénez salió
elegida en nuestro concurso por un informe
de carta natal, de fin de año, que en quince
o veinte días le será entregado. A todos los
demás, ¡muchas gracias por participar!
Not i c i a s d el
mun d i l l o l i t er ar i o
P á g i n a 5 S p e s U n i c a
¿Quién los ve andar por la ciudad Si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.
Son los amantes, su isla flota a la deriva hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas. Todo se desordena a través de ellos, todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada, el tigre es un jardín que juega.
Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos, el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan una vez más antes de oler el día.
Ya están vestidos, ya se van por la calle. Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos, que la ciudad los recupera hipócrita y les impone los deberes cotidianos.
Los amantes, por Julio Cortázar
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I
D ebo a la conjunción
de un espejo y de una
enciclopedia el descu-
brimiento de Uqbar. El espejo
inquietaba el fondo de un co-
rredor en una quinta de la calle
Gaona, en Ramos Mejía; la
enciclopedia falazmente se
llama The Anglo American
Cyclopaedia (Nueva York,
1917) y es una reimpresión
literal, pero también morosa,
de la Encyclopaedia Britanni-
ca de 1902. El hecho se produ-
jo hará unos cinco años. Bioy
Casares había cenado conmigo
esa noche y nos demoró una
vasta polémica sobre la ejecu-
ción de una novela en primera
persona, cuyo narrador omitie-
ra o desfigurara los hechos e
incurriera en diversas contra-
dicciones, que permitieran a
unos pocos lectores -a muy
pocos lectores- la adivinación
de una realidad atroz o banal.
Desde el fondo remoto del
corredor, el espejo nos acecha-
ba. Descubrimos (en la alta
noche ese descubrimiento es
inevitable) que los espejos
tienen algo monstruoso. En-
tonces Bioy Casares recordó
que uno de los heresiarcas de
Uqbar había declarado que los
espejos y la cópula son abomi-
nables, porque multiplican el
número de los hombres. Le
pregunté el origen de esa me-
morable sentencia y me con-
testó que The Anglo American
Cyclopaedia la registraba, en
su artículo sobre Uqbar. La
quinta (que habíamos alquila-
do amueblada) poseía un
ejemplar de esa obra. En las
últimas páginas del volumen
XLVI dimos con un artículo
sobre Upsala; en las primeras del
XLVII, con uno sobre Ural-
Altaic Languages, pero ni una
palabra sobre Uqbar. Bioy, un
poco azorado, interrogó los to-
mos del índice. Agotó en vano
todas las lecciones imaginables:
Ukbar, Ucbar, Ooqbar, Ookbar,
Oukbahr... Antes de irse, me dijo
que era una región del Irak o del
Asia Menor. Confieso que asentí
con alguna incomodidad. Conje-
turé que ese país indocumentado
y ese heresiarca anónimo eran
una ficción improvisada por la
modestia de Bioy para justificar
una frase. El examen estéril de
uno de los atlas de Justus Perthes
fortaleció mi duda.
Al día siguiente, Bioy me llamó
desde Buenos Aires. Me dijo que
tenía a la vista el artículo sobre
Uqbar, en el volumen XLVI de
la Enciclopedia. No constaba el
nombre del heresiarca, pero sí la
noticia de su doctrina, formulada
en palabras casi idénticas a las
repetidas por él, aunque -tal vez-
literariamente inferiores. Él hab-
ía recordado:
Copulation and mirrors are abo-
minable. El texto de la Enciclo-
pedia decía: «Para uno de esos
gnósticos, el visible universo era
una ilusión o (más precisamente)
un sofisma. Los espejos y la pa-
ternidad son abominables
(mirrors and fatherhood are
abominable) porque lo multipli-
can y lo divulgan». Le dije, sin
faltar a la verdad, que me gustar-
ía ver ese artículo. A los pocos
días lo trajo. Lo cual me sorpren-
dió, porque los escrupulosos
índices cartográficos de la Erd-
kunde de Ritter ignoraban con
plenitud el nombre de Uqbar.
El volumen que trajo Bioy era
efectivamente el XLVI de la An-
glo-American Cyclopaedia. En la
falsa carátula y en el lomo, la
indicación alfabética (Tor-
Ups) era la de nuestro ejem-
plar, pero en vez de 917 pági-
nas constaba de 921. Esas cua-
tro páginas adicionales com-
prendían el artículo sobre Uq-
bar; no previsto (como habrá
advertido el lector) por la indi-
cación alfabética. Comproba-
mos después que no hay otra
diferencia entre los volúme-
nes. Los dos (según creo haber
indicado) son reimpresiones de
la décima Encyclopaedia Bri-
tannica. Bioy había adquirido
su ejemplar en uno de tantos
remates.
Leímos con algún cuidado el
artículo. El pasaje recordado
por Bioy era tal vez el único
sorprendente. El resto parecía
muy verosímil, muy ajustado
al tono general de la obra y
(como es natural) un poco abu-
rrido. Releyéndolo, descubri-
mos bajo su rigurosa escritura
una fundamental vaguedad. De
los catorce nombres que figu-
raban en la parte geográfica,
sólo reconocimos tres -
Jorasán, Armenia, Erzerum-,
interpolados en el texto de un
modo ambiguo. De los nom-
bres históricos, uno solo: el
impostor Esmerdis el mago,
invocado más bien como una
metáfora. La nota parecía pre-
cisar las fronteras de Uqbar,
pero sus nebulosos puntos de
referencia eran ríos y cráteres
y cadenas de esa misma re-
gión.
Leímos, verbigracia, que las
tierras bajas de Tsai Jaldún y
el delta del Axa definen la
frontera del sur y que en las
islas de ese delta procrean los
caballos salvajes. Eso, al prin-
cipio de la página 918. En la
P á g i n a 6 S p e s U n i c a
sección histórica (página 920)
supimos que a raíz de las perse-
cuciones religiosas del siglo
XIII, los ortodoxos buscaron
amparo en las islas, donde per-
duran todavía sus obeliscos y
donde no es raro exhumar
sus espejos de piedra. La
sección «Idioma y literatu-
ra» era breve. Un solo ras-
go memorable: anotaba
que la literatura de Uqbar
era de carácter fantástico y
que sus epopeyas y sus
leyendas no se referían
jamás a la realidad, sino a
las dos regiones imagina-
rias de Mlejnas y de
Tlön... La bibliografía
enumeraba cuatro volúmenes
que no hemos encontrado hasta
ahora, aunque el tercero -Silas
Haslam: Hystory of the Land
Called Uqbar, 1874- figura en
los catálogos de librería de Ber-
nard Quaritch1. El primero, Les-
bare und lesenswerthe Bemer-
kungen über das Land Ukkbar
in Klein-Asien, data de 1641 y
es obra de Johannes Valentinus
Andreä. El hecho es significati-
vo; un par de años después, di
con ese nombre en las inespera-
das páginas de De Quincey
(Writings, decimotercer volu-
men) y supe que era el de un
teólogo alemán que a principios
del siglo XVII describió la ima-
ginaria comunidad de la Rosa-
Cruz -que otros luego fundaron,
a imitación de lo prefigurado
por él.
Esta noche visitamos la Biblio-
teca Nacional. En vano fatiga-
mos atlas, catálogos, anuarios
de sociedades geográficas, me-
morias de viajeros e historiado-
res: nadie había estado nunca
en Uqbar. El índice general de
la enciclopedia de Bioy tampo-
co registraba ese nombre. Al
día siguiente, Carlos Mastro-
nardi (a quien yo había referido
el asunto) advirtió en una li-
brería de Corrientes y Tal-
cahuano los negros y dorados
lomos de la Anglo American
Cyclopaedia... Entró e inter-
rogó el volumen XLVI. Natu-
ralmente, no dio con el menor
indicio de Uqbar.
II
A lgún recuerdo limitado
y menguante de Her-
bert Ashe, ingeniero de
los ferrocarriles del Sur, persis-
te en el hotel de Adrogué, entre
las efusivas madreselvas y en
el fondo ilusorio de los espe-
jos. En vida padeció de irreali-
dad, como tantos ingleses;
muerto, no es siquiera el fan-
tasma que ya era entonces. Era
alto y desganado y su cansada
barba rectangular había sido
roja. Entiendo que era viudo,
sin hijos. Cada tantos años iba
a Inglaterra: a visitar (juzgo
por unas fotografías que nos
mostró) un reloj de sol y unos
robles. Mi padre había estre-
chado con él (el verbo es exce-
sivo) una de esas amistades
inglesas que empiezan por ex-
cluir la confidencia y que muy
pronto omiten el diálogo.
Solían ejercer un intercambio
de libros y de periódicos; sol-
ían batirse al ajedrez, taciturna-
mente... Lo recuerdo en el co-
rredor del hotel, con un libro
de matemáticas en la mano,
mirando a veces los colores
irrecuperables del cielo. Una
tarde, hablamos del sistema
duodecimal de numeración (en
el que doce se escribe 10).
Ashe dijo que precisamente
estaba trasladando no sé qué
tablas duodecimales a sexage-
simales (en las que sesenta
se escribe 10). Agregó que
ese trabajo le había sido
encargado por un noruego:
en Rio Grande do Sul.
Ocho años que lo conocía-
mos y no había menciona-
do nunca su estadía en esa
región... Hablamos de vida
pastoril, de capangas, de la
etimología brasilera de la
palabra gaucho (que algu-
nos viejos orientales todav-
ía pronuncian gaúcho) y nada
más se dijo -Dios me perdone-
de funciones duodecimales. En
septiembre de 1937 (no estába-
mos nosotros en el hotel) Her-
bert Ashe murió de la rotura de
un aneurisma. Días antes, había
recibido del Brasil un paquete
sellado y certificado.
Era un libro en octavo mayor.
Ashe lo dejó en el bar, donde -
meses después- lo encontré.
(1). Haslam ha publicado también
A General History of Labyrinths.
CONTINURÁ EN EL PRÓXIMO
NÚMERO
P á g i n a 7 S p e s U n i c a
N adie hacía caso a Tía Guillermina porque bebía mucho y hacía
una vida ―disoluta‖, así decían mis padres, y a mí me fascinaba esa palabra, sonaba tan bien que no entraba en mi cabeza de 14 años que pudiera ser algo malo.
Durante la noche leía novelas de Agatha Christie comiendo bombones de licor. Al amane-cer sacaba a pasear a sus tres perros mientras cantaba El día que me quieras. Como yo no pod-ía acompañarla a esas horas, me interpretaba ese y otros temas conocidos sólo para mí las ve-ces que conseguía ir a visitarla a escondidas de mis padres y co-mer con ella a las 5 de la tarde: único plato, generalmente gui-sado de patatas con carne o legumbres con pescado y una fruta de postre y coca-cola para mí mientras ella se bajaba las botellas de vino blanco que mantenía bien frescas en una cubetera.
De sus muchos relatos de tiem-pos de juventud, con amores y escenarios donde cantaba y to-caba el violín, el relato que más me entusiasmaba era el del fan-tasma que la acompañaba, mi-maba y hacía felices sus días y sus noches.
— Ahora no está. Es muy celo-so. Si hablo con alguien querido no viene, se esconde y después me hace rabiar un poco. Pero en broma. Es muy bueno. Está conmigo desde que casi me mato con el coche de mi último marido.
Así que estuvo a punto de mo-rir, encadenada a tubos en un hospital y perdiendo trabajos, sin poder moverse de la cama, hasta que resucitó con múltiples
dolores, muletas y sufrimiento que menguó una noche en que soñó que la visitaba un fantasma.
— ¿Y cómo supiste que era un fantasma, tía?
— Porque me lo dijo, tontorrón, ella siempre habla claro y directo.
— ¿Ella o él, tía? Me hago un lío.
— Jajaja, picaruelo, nunca se sabrá, porque Fanferlé es un fan-tasma precioso que a veces es un chico y otras veces una chica y a veces los dos a la vez y siempre juega a distraerme y a provocar-me, porque me enamora siempre tanto si es uno u otra, mi querido Fanferlé, mi adorada Fanferlé…
Yo no entendía tamaño dislate: sí, te lo digo así, con el lenguaje que a mi tía le gustaba utilizar, un castellano hermoso, pulido, de profesora de música culta. No le comprendía pero me las ingeniaba para visitar-la, y cuando me hice mayor tuve más libertad y entonces la veía más a menudo y conseguí verla envejecer fiel a su rutina, a su des-precio por quienes no creían en su fantasma ni apreciaban su manera de vivir en aquella casa antigua donde le llegaba una jubilación exigua, y ayudas de personas que nunca conocí, pero cuyos cheques llegué a ver encima de la chime-nea.
Con el tiempo me alejé de sus visitas porque mi familia se tras-ladó bastante lejos. Pero nos hablábamos por teléfono y me contaba viejas y nuevas historias. Y un día me dijo lo mismo que ahora te digo yo a ti, querido.
— Pronto me marcharé de este mundo, y Fanferlé se ocupará de todo y pasará a cuidar de ti.
Cuando murió llegué en tren con mi primera noviecita, tan linda me parecía que creíamos que jamás podríamos separarnos. Llevaba
una falda corta y un aroma que me subyugaba y excitaba como a la tía Guillermina le había fas-cinado la piel y el aroma de tan-tas jovencitas que amó, nunca sabré si entresueños o en la pu-ra realidad de su fogosa juven-tud.
Me enteré que había muerto por la única vecina que conocí en su casa. Me había prometido que me avisaría y así lo hizo. El tren nos dejó en la estación de siempre, pero a mí me pareció que estaba mucho más grande y más lejos de la casita. A partir del momento en que bajé del tren, mi noviecita linda me abrazó fuerte ―porque siento que te voy a perder‖, y yo em-pecé a caminar de un modo extraño, diferente, con un senti-miento de angustia muy grande que adjudiqué a que me dirigía al velatorio de la persona que más había querido en mi vida, sin darme cuenta que mi vida iba a cambiar radicalmente.
Me senté en un banco de la es-tación. Pasaron varios trenes hasta que pude articular palabra: ―Vamos, que se está haciendo tarde‖. Y cuando me acerqué a besarle la frente sentí el esca-lofrío del que me había hablado tantas veces, una corriente eléc-trica fuerte, que asustaba en el momento pero que después provocaba una relajación muy placentera. También sentí el beso en el cuello de Fanferlé y el susurro de su voz en mi cabe-za: ―Vamos, adelante, compañe-ro, no temas nada porque nada nunca hay que temer, todo lo que vivamos es poca cosa para las muchas vidas que nos que-dan por delante… Vamos, ade-lante, compañero, no temas nada…‖. Y lo repitió con una musicalidad envolvente y una
El fantasma de la tía Guillermina (relato), por Horacio Otheguy Riveira
P á g i n a 8 S p e s U n i c a
insistencia tan intensa que no escuchaba ninguna otra cosa que esa voz como un canto, como una sucesión de poemas entreve-rados en busca de mi entrega, mi abandono, algo a lo que jamás pensé oponerme, deseoso como estaba de vivir entre el presente y el universo mágico de Fanferlé.
Un universo mágico que muy pronto dejé de ver como algo surgido por la portentosa imagi-nación de mi tía. Sucedió una noche en la que ella tomaba ma-te hablando sola. Yo la miraba por la ventana, aún montado en mi bicicleta. Iba a darle los gol-pecitos habituales para llamar su atención, pero me quedé inmóvil observándola. Deambulaba de aquí para allá, como si discutiera con alguien. Iba y venía, daba unos sorbos en la bombilla, y de pronto se enfadaba y luego se reía, y pasaba sus manos por su larga cabellera rubia y se sentaba y asentía y parecía recibir besos y arrumacos y de pronto se sirvió otro mate y tropezó y le cayó agua hirviendo en una mano y dio un grito, se levantó, yo me abalancé por la puerta de calle siempre abierta y al llegar a su lado me detuve y abrí los ojos como platos. La tía pasó del gri-to de dolor a un ronroneo amo-roso: ―Ay, Fanferlé, que divina eres, mi amor‖, y en mi presen-cia la horrible quemadura des-apareció sin dejar la menor mar-ca.
Así que cuando besé su cadáver y el fantasma me tomó de la ma-no y se afincó en mi vida, ya ten-ía la certeza de que iniciaríamos una existencia de lo más emocio-nante y, siempre que le fuera posible, bajo su segura protec-ción.
Y ahora mi vida toca a su fin, no me permiten contarte más deta-lles, querido, hay que vivir en libertad fantasmal, jajaja, valga la paradoja o ―parajoda‖, que es algo que siempre le gustaba decir a mi tía, pero, bueno, ya cumplí
los 95, y he invitado a todo el mundo a dejar-nos solos, porque así lo quiso Fanferlé que se ocupa de todo, sí se ocupa de abrirme las puertas del otro mundo sin estridencias, y con mucho misterio emo-cionante. Tú no te pre-ocupes por nada, no, no, el papeleo posmor-tem ya te lo he dejado en el primer cajón, to-do arreglado, la empre-sa que me va a incine-rar hará lo que sea per-tinente. Sí, plenos po-deres a ti, querido nie-to, siempre mi preferi-do y el elegido por Fanferlé, no sé por qué, pero en cuanto yo me muera pasará a ti, pero tú tienes que prometerme llorar lo menos posible, el pri-mer día, un rato nada más, por desahogo exprés, luego come bombones de licor que hay mu-chos por toda la casa, le encan-tan, te sorprenderá descubrir cómo se los va comiendo a tus espaldas…
Ya sabes, poco llorar y ensegui-da a vivir con entusiasmo que ella sabrá recompensarte, acom-pañarte, ayudarte y protegerte… Y sí, también te equivocarás y pasarás miedos como yo, pero no hay otra, es lo divertido que tiene vivir sin saber lo que te va a pasar, pero eso sí, a buenas con un buen fantasma siem-pre… es… más… llevadero… Ya verás, campeón, ya verás… todo lo que… te conté… no es más que un pálido reflejo de una vida… apasionante… fantasmal y apasionante… y ahora vete… Fanferlé tiene que decirme algo y quiere que estemos a solas; compréndelo, muchacho, es nuestra última noche.
P á g i n a 9 S p e s U n i c a
Capítulo 1: Lunes, menú de la casa.
S obre el mostrador, resis-tiendo erguida al vaivén diario, la pizarra anuncia-
ba el especial del día. Lunes: Estofado de carne con tomate, ensaladilla rusa y flan casero. Canelita aparcó su vieja motoci-cleta de segunda mano en la parte trasera de la venta. El sol hacía casi una hora que se man-tenía colgado encima de los pinares, caldeando a los prime-ros coches que, enfilados, re-sistían impasibles el calor del mediodía. Dentro, al fresco del salón, sus agotados dueños in-tentaban reponerse de las largas horas de conducción. Volvía a llegar tarde. Segura-mente ése sería el momento en el que María Antonia miraba por cuarta vez el reloj, jurando que no permanecería un minuto más a su servicio. Tímidamente abrió la puerta trasera del local y entró cabiz-baja. -¿Sabes qué hora es? – Oyó al instante sobre su cabeza- Ya hemos empezado a servir al-muerzos y no hay postre para ningún cliente. No te quedes ahí parada. Baja al gallinero y trae los huevos. Hay que hacer flan. -Ayer, antes de salir, preparé una crema de nueces por si me retrasaba –murmuró. -Entonces es que ya sabías que no llegarías a tu hora, ¿no? No sé qué voy a hacer contigo. An-da –suavizó-, trae acá esa crema antes de que cualquiera de los de ahí fuera asalte la cocina. Y de todas formas baja a por los huevos. Canelita obedeció en silencio.
Había aprendido a callar casi a la misma vez que aprendió a hablar y aún no podía distinguir cuál de las dos actividades le resultaba más provechosa. Se lavó las manos restregando con jabón verde y estropajo hasta hacerlas enrojecer. La higiene es la norma fundamental de la coci-na y ella procuraba cumplirla a rajatabla: Primero jabón, luego estropajo, agua abundante y papel de secar. Siempre en ése orden, sin saltarse un paso. Acto seguido se encaminó hacia la nevera, un arcón enorme en el que casi se introdujo para acceder a su lugar secreto, y sacó de allí la bandeja que había anunciado a María Antonia. El famoso lugar secreto no era otra cosa que el hueco que dejaba una pata de jamón mechado al apoyarse sobre un bloque de hie-lo de la edad de Doña Pilar. Tenía que hacer uso de él porque el hambrón de Bienvenido solía atacar, con nocturnidad y alevos-ía, a todo lo que oliera a dulce en la cocina, bajo el pretexto de unas supuestas y no comprobables bajadas de tensión. Esa y no otra era la razón por la que había ocul-tado a María Antonia la existencia de la crema de nueces hasta ese mismo momento, aunque desde el día anterior conociera lo de su retraso. Sabía que hoy llegaría tarde, co-mo sabía que lo haría los próxi-mos días siguientes. Era inevita-ble. Llevaba dos noches enteras trabajando en la tarta nupcial de su hermana y aún le quedaban dos más, si quería que todos los pastelillos faltantes estuvieran listos para el gran día. No quedaba más remedio que ir apañándose con María Antonia e ir aguantando el chaparrón esos dos días, si no quería fallarle a
Sara. Que supiera que estaba cometiendo el gran error de su vida no era razón para no cum-plir la promesa que le hizo: Tendría el mejor surtido de dul-ces en su boda. Lo había prome-tido y lo cumpliría. Le había podido el sentimenta-lismo, como siempre, y eso que no se hablaban desde hacía más de dos años. Viviendo en la mis-ma casa y sin hablarse. Turnán-dose para cuidar a los padres, para hacerles la comida, para asearlos, para medicarlos, para atenderlos en todo y sin hablar-se. Viéndose a diario durante dos largos años y sin dirigirse la palabra. Era demasiado tiempo entre silencios. Por eso cuando llamó a la puerta de su habitación, llo-rando como Magdalena, con el universo hecho cisco porque se había quedado embarazada, no le quedó otra que rendirse ante lo evidente: Siempre la podría el sentimentalismo. Puso la bandeja sobre el mármol y comenzó a sacar los moldes de barro, mientras su pensamiento analizaba los pros y los contras de aquella súbita reconciliación. Eran pequeños esos moldes para su gusto. Aunque María Antonia siempre dijera que era preferible que el cliente repitiera antes de que dejara algo en el plato, Ca-nelita sospechaba que aquello era simple tacañería disfrazada de exquisitez. Obviamente se guardaba mucho de exteriorizar su opinión, conocedora como era del mal humor de su jefa. Con sumo cuidado fue vertien-do crema en los moldes y lim-piando a la vez los bordes con papel de cocina. Luego salpicó de canela la crema restante y la colocó bien a la vista, en la vitri-na del pasillo, justo donde solía
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pararse la clientela a jugar a la máquina tragaperras. Rufino la había puesto allí con toda inten-ción, para que se les fuera la vista y no sacaran el premio gordo, decía. Volvió a la cocina sin reparar en la escasa clientela que consumía el primer plato. Si hubiera levan-tado la vista, hubiera visto al chi-co de los botines negros seguirla con la mirada y volverse con des-ilusión de nuevo hacia el periódi-co. Pero no tenía tiempo, los moldes peligraban en la cocina solos y desamparados, de modo que apretó el paso arrastrando el carrito y los rescató. Los fue co-locando sobre las bandejas con el esmero de quién arregla a su hija para hacer la Primera Comunión, con una mezcla de sentimiento de pérdida y orgullo, de vanidad y misticismo. Lo primero siempre el platillo, después la servilleta de papel calado y, a continuación, el cacito de barro, espolvoreado de canela y con la guinda encima. Perfecto. No era precisamente lo que anunciaba el menú, pero ya se encargaría Bienvenido de cam-biarlo en la tablilla. Tampoco se esperaba una afluencia de clien-tes exagerada y exigente. Al fin y al cabo, sólo era lunes, estarían los camioneros habituales, un par de familias de veraneantes y los cinco o seis clientes fijos de la barra. Satisfecha dejó el carrito detrás del mostrador y avisó a María Antonia con un movimiento de mano para que lo recogiera. Vol-vió sobre sus pasos y salió al jardín por la puerta de la cocina. El sol le dio de lleno en la cara y tuvo que arrugar los ojos hasta acostumbrarse a la claridad. Hac-ía calor, mucho calor. Pensó que debía haberse puesto un vestido esa mañana, el pantalón se le pegaba a las piernas y le incomo-daba el andar. Con los guantes de goma en las manos y la camisa enrollada hasta los codos entró en el gallinero. Desde allí escu-
chaba a Margarita cantar mien-tras tendía la ropa al sol. La sa-ludó en silencio, no quería pro-blemas.
Su canción, de corte aflamenca-do ininteligible, cortaba el bo-chorno del pinar y se perdía en enrevesados gorgoritos en direc-ción al merendero. Allí, un grupo de niños del campamento de verano, imitaba el sonido de los pájaros con los dedos en la boca y el espíritu libre que permite la inocencia. Canelita los miró pre-guntándose si su futuro sobrino tendría el aspecto de alguno de ellos. Como no se decidiera en la elección del candidato perfecto, concentró toda su atención en la minuciosa selección de los hue-vos más gordos y en volver a llenar los bebederos de las aves. Ya de vuelta, observó el caminar de Margarita, con un enorme cesto de sábanas limpias hacia el hostal, envuelta en un ronroneo de notas discordantes que la en-terneció. Decididamente, tenía el sentimentalismo a flor de piel. Margarita era una mujer flaca, de edad indefinida y ojos de folcló-rica, siempre pintados más de la cuenta. María Antonia decía que Rafael se la trajo de un club de carretera donde ejercía el oficio del amor y que ella, en agradeci-miento, trabajaba para él y le
hacía de esposa. Sin embargo Canelita había visto, sobre el aparador del Hostal, una vieja foto en la que, una Margarita mucho más joven, lucía sonrien-te un velo blanco junto a un Ra-fael sonriente con traje negro alquilado. La foto tenía un mar-co dorado de los de antes, con labrados imposibles y tallados barrocos, y estaba colocada jun-to a otra en la que se veía al ni-ño, en una panorámica del Hos-tal, con la mirada ajena al resto del mundo. Sabía, por Doña Pilar, que Rafa-el y María Antonia habían sido novios de muchachos y que era esa la razón por la que nunca miró con buenos ojos a Margari-ta. Pero también sabía, porque le gustaba observar, que en cues-tiones de amor y odio nunca es posible averiguar las verdades exactas. Con los huevos en el canasto de mimbre regresó a la fresca segu-ridad de la cocina. Allí Bienveni-do troceaba la carne con cuida-do profesional, cuidando bien de separar los magros de las grasas. Cortaba con maestría estudiada cada porción y manejaba el cu-chillo con una habilidad que hacía pensar en los malabaristas del circo. Rasgaba y amontonaba dados homogéneos mientras seguía sonriente los ritmos vera-niegos que le llegaban de un pe-queño receptor que le colgaba de la pechera. Era un hombre obeso, barrigón, de esos que a Canelita les parec-ían una letra dé mayúscula de perfil. Tenía papada y ojeras, pero a la vez disfrutaba del ros-tro más risueño y alegre que jamás había visto la chica. Su humor era excelente. Nunca lo había visto enfadado y dudaba de que su cara supiera siquiera expresar enojo. Al verla entrar aminoró el movi-miento de sus caderas y la sa-ludó sonriente con la cabeza. -¿Dónde la tenías escondida? –preguntó refiriéndose a la crema
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de nueces, sin lugar a dudas-. -Estaba en mi lugar secreto y jamás darás con él. -Ya veo que mi salud te importa poco –prosiguió-. Ayer mismo tuve otra de mis bajadas de azú-car, perdí la visión, todo me daba vueltas y casi perdí el sen-tido. No sabes qué bien me hubiera venido un par de cu-charadas de esa estupenda cre-ma que me ocultaste. -¡Ni sueñes que voy a dejar mis postres a tu alcance! Por muy hermano de la jefa que seas, me niego a tirar mi trabajo sobre esa inmensa panza –contestó-. -Eres una niña de lo más mal educada –dijo ofendido, sin dejar de sonreír-. ¿Acaso no te enseñaron tus padres a no in-sultar a la gente?
-¡Oh sí! Pero tú no eres gente, eres el mayor zampabollos que he conocido en mi vida. -En eso lleva razón la niña –intervino Doña Pilar, separando por primera vez los ojos de la cazuela -. Eres un tragón, que no dejaría nada de sus postres si los pillaras. -¡Eso es! Dos mujeres en contra –rió con su vozarrón de tenor ron-co. -Siempre has temido a las muje-res, por eso te dio por el dulce –continuó la cocinera-. -Siga usted con el sofrito, madre, no se le pasen los tomates. Ya sabe lo que se enfada mi hermana si la comida no está como ella quiere. -Si, cambia de tema –dijo remo-viendo el tomate burbujeante-,
pero ambos sabemos a qué vie-ne ésa mujer del sombrero. -Esta carne es de mucha más calidad que la de la semana pasa-da –dijo sin escuchar Bienvenido-. Se ve que Rufino ha seguido mi consejo y la ha ido a comprar directamente al matadero. -¿Qué mujer del sombrero? –Preguntó Canelita realmente interesada. -La que viene todos los días a almorzar a la misma hora desde hace dos meses. ¿No has notado cómo desde entonces mi hijo desaparece tras los postres? -¡Tonterías de vieja! ¡Eso es lo que son: Tonterías de vieja! –Replicó Bienvenido subiendo el sonido de su receptor.
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D i v a g a c i o n e s p e l o t u d a s , P o r m a r í a d e l a p a z r e y e s p e ñ a
C uando era una joven-cita idealista, ingenua y pelotuda (me curé
del idealismo, de la ingenui-dad, pero no se me quitó lo pelotudo) soñé con ser ma-estra de escuela. Yo no sé de dónde me vino la idea si siempre tuve problemas con mis maestros más eficientes y exigentes. Era una de esas alumnas que meten el desor-den y que nunca destacan a pesar de ser capaces de pasar los exámenes extraordinarios con calificaciones altas y en un solo intento. Pero eso de ser buena discípula, nunca se me dio.
A pesar de ese defectito, qui-se ser docente, así que se lo comuniqué a mi padre. Ahí mi viejo tuvo una idea bri-llante. La hermana de su me-jor amigo era directora de una escuela de educación
especial, chicos de trece a vein-tidós años cuyas capacidades mentales no rebasaban los ocho años. Me consiguió la oportuni-dad de fungir como ayudante de alguna de las profesoras de plan-ta mientras terminaba el ciclo escolar ya comenzado. Luego, si me veían apta, me darían una plaza de maestra de panadería. (Lo cual me sorprende todavía, porque nunca me pidieron que demostrara que podía hacer un pan blanco, ya no un pastel). ¡Ja! Recuerdo que tenía unos diecio-cho años, la facha de hija de Ja-nis Joplin y una desfachatez combinada con osadía que sólo Dios pudo resguardar a los alumnos y al colegio durante los meses en los que estuve ahí me-tida medio día de lunes a vier-nes.
Habrán notado que en algunas películas, cuando algo terrible va a suceder, se escuchan acordes
alarmantes y una nube negra se posa sobre el lugar de los hechos. Así me pasó cuando llegué a la escuela maldita por vez primera. Los otros profesores abrieron mucho los ojos cuando la directora, (alter ego mío, a juzgar por su irresponsabilidad) les co-municó que ―su sobrina‖, o sea yo, iba a ayudarles por un tiempo. Nadie se atrevió a oponerse, faltaría más Pero todos presintieron el desas-tre.
Los chicos eran adorables, y
yo me convertí en la cómplice, tapadera, consentidora, echa-dora a perder de todos ellos. Fue como cosa de magia, co-mo que ellos me vibraron y captaron de inmediato que conmigo tenían una compañe-ra de juegos y no una celadora cruzada con maestra regañona como lo eran los otros maes-tros. A la par que me puse a ayudar en la elaboración de material para hacer manualida-des que la escuela vendía, em-pezaron las canciones, los di-bujitos con tiza de colores en las paredes y el piso de los patios, los berrinches de los chicos que no cesaban hasta que llegaba yo al rescate. Los maestros comenzaron a que-jarse de que yo los saboteaba y me prohibían meterme a sus salones cuando estuvieran tra-bajando. En el recreo andaba por el sitio con la pandilla completa detrás, y si los llevá-bamos al parque nadie quería seguir a otra persona que no fuera yo. La maestra a la cual yo ayudaba me odió a muerte, sobre todo después del día del maestro, que todos los chicos me dieron el regalo a mi, a pesar de que eran para ella. Me pasaron con otra maestra, Águeda, más relajada, tal vez por efecto de los tranquilizan-tes que consumía como si fue-ran caramelos. Ella me dejaba hacer y deshacer, y luego me di cuenta que éramos las locas de la escuela, por eso nos hab-ían recluido con los casos per-dido en el fondo del lugar. Pero lo convertimos en nues-tro paraíso. Nos armamos con radio, galletas y té, y nos pusi-mos a realizar los muñecos más bonitos de toda la escue-la. Nuestros chicos eran tan felices como nosotras, la di-
rectora sonreía con tanto pe-dido de muñecos, y los demás maestros nos pusieron una botella de licor de caña en el armario de los materiales. Eso derivó en que Ovidio, de 23 años, se encontró el regalo, lo probó, le gustó y se bebió la mitad. La maestra Águeda lo halló completamente ebrio en un rincón del salón, cantando eso de la fuente y el pescadito. Ella también se tomó unos tragos, para reponerse de la sorpresa y pensar mejor, pero se le cruzaron los barbitúricos con el alcohol y terminó peor que Ovidio, cantando eso de ―La última copa que bebí con-tigo‖. En fin, que no pude ocultar el desaguisado, porque la maestra Águeda se quería aventar por la ventana para morirse de una vez, y no me creía que estábamos en la planta baja. A los gritos de todos los chicos del salón, acudió la directora, la secreta-ria y el policía de la entrada y me hallaron con la botella de licor en la mano, Ovidio vo-mitando en un rincón y la ma-estra Águeda montada sobre la ventana gritando que la vida es una mierda.
¿A qué viene esta anécdota de mi desventurada juventud? Bueno, yo creo que nadie de-be dejar de probar a realizar sus sueños, a pesar de lo que digan los demás. A pesar de las malas experiencias, los de-sastres y los gritos de escánda-lo que pudiéramos provocar en los demás. Si yo no hubiera intentado ser maestra de es-cuela, jamás hubiera compro-bado que soy una excelente iniciadora de hecatombes. Y siempre hubiera suspirado, preguntándome si mi vida hubiera sido mejor de haber
tomado la carrera magisterial. A lo mejor hasta me hubiera imaginado como una mártir, parecida a la película de ―Al maestro con cariño‖. EN CAMBIO SÉ QUE ESO DE ENSEÑAR, A MENOS QUE SEA A PORTARSE MAL, NO ES LO MÍO.
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Postal desvaída
Aguas azules, blandas aguas,
avenidas aguas, parcas de susurros
dubitados.
Costas planas de nada que no recibe. Palmera blanca en ausencia de soles
igníferos.
Arena de poliamida sintética.
Golfos innominados sin escala.
Nubes incoloras desaguadas.
Así quedó el deseo en fotograma. Quieto, fútil, sin ínfula posible.
Lirio de postal de todo a cien.
Manguzada de vidas arrumbadas del
recuerdo.
Mondarajas, remondas, pródromo de
vida, sin más.
Y así, con todos: Propensamente nazco,
propensamente vivo,
propensamente muero.
Y...
vomito ababoles negros:
circunspectos cuajarones del reducto del deseo.
¿Qué?...
Tironeo podálico de La Parca en vida.
La dualidad
Saco mis ojos y me los trago,
tengo que descubrir algunas cosas en
mi interior.
Creo que dentro me habita un ser im-
presentable, dándose de bofetadas con un chaval
acojonado.
Pareciera que me domina el trepa,
pero lo mando rápido para las calderas.
Y luego el arrumbado se me pone rufo.
Se me crece y me echa la sonata.
Si abrevo del elixir, luego trago bilis.
Cuando el mojigato triunfa,
se me pone cara de Gandhi aburrido.
Si sigo la tradición que nos barajaron
y que nadie que sepamos sublimó,
encuentro interesante contemplar mi dedo gordo.
Cuando Hyde ataca, reviento en ca-
lambres efímeros.
Exploto en animalesca orgiástica.
Que luego me proyecta a las caver-
nas del terror.
Quiero dar lo que me sobra y me anuncian los Ferrero.
Tiendo la mano en dádiva y me de-
vuelven un muñón.
Amo al prójimo de delante y el de
atrás me sodomiza.
Echo unas monedas en el cepillo que me ofrecen
y me mosqueo por la sonrisa orifica-
da.
Así que me enarco y levanto un de-
do...
para percibir una sotana migratoria y crujir de nobles.
*
Para Sandra, que nos prestó su fuerza,
e hizo de puente para que el río se
bifurcara
Regreso de La Nada.
Miraste sin ver con ojos de luna fría.
Ojos de plata, que brillaban opacos
desde La Sima.
Que querían cerrarse, no para no
ver,
sino para que yo no los viera. Desde el horror de la resurrección,
con el amor del abandono,
Poesía, por Daniel Grustán Isabela
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con la negritud en la boca de las plega-
rias.
Con el sonido roto de tu roto corazón.
Volviste de ninguna parte,
injerencia elíptica del destino. Desde tu mismo centro el nacido te re-
integra,
de donde yo nací, y tú, aquí dentro.
Tengo miedo de soltar tus manos.
Manos de sarmientos muertos que se
alejan a La Luz.
Manos que huyen en la niebla de la du-da
y se elevan, contigo, perdidas de mí.
Te sentía tan cerca que no te dudé.
Sigue si quieres aquí, que yo te cuide,
deja que sea tu hijo quien te amaman-
te. Pero... no.
Vuelve al todo que ya eres,
donde es ignota la soledad del abismo,
a la tersa marea de yerba donde,
algún día, madre,
he de cazar para ti.
El beso que hiere
A poco que un beso se prolongue en ex-ceso
es factible que provoque un boquete.
En su vibración acezante los labios,
trémulos, suaves,
se van tornando lacerantes e insidiosos.
La ola crece en su comienzo placentera,
toca una cima de éxtasis y aboca dolorosa.
Un momento sublime, mezcla de placer
y dolor,
que insinúa puertas desconocidas,
da paso a la consternación vampírica.
Observas, presa del terror, esa grieta del techo
que hoy es amenazante y se oculta,
en olas crecientes,
tras la maraña de Medusa.
Permites que la otrora celestial criatura,
ahora tenia enloquecida, horade, absorba, succione, mastique,
entre ruidos de vacío,
en busca del cerebro y su secreto.
De una dulce conjunción etérea
pasas a tener que respirar,
entre fluidos de cáñamo,
de su propia bomba autónoma: esfuerzo apnéico.
En el instante siguiente te ves trans-
portado,
por encima de esa lucha suicida, en-
tre dos extraños,
flotando sobre la cama;
como se supone que hacen los muer-tos.
Pero no hay luz adonde acudir.
Abajo, la masacre es digna de un
mal telediario.
Así que te abandonas
a tus inútiles elucubraciones cotidia-nas:
la muerte, la desesperanza … el mie-
do,
que despojan del dolor, con dolor,
ante la duda de vivir.
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#205 13-nov-2010 11:08
Orlando Ampuero
Bueno, me tengo que poner al día, en este "hilo" en que nos hemos infiltrado y adue-ñado. Espero Alma, que haya tenido éxito. Señor Melgar, creo que confunde a Freud con el Che: Freud fumaba en pipa, por eso todos los psicó-logos, para mejorar su perfor-mance, tienen una pipa y una relación conflictiva con sus parientes cercanos. Señor Be-to, Capitán, no moleste con nimiedades al maestro Paul, déjelo que toque tranqui, pues de todas formas casi nadie puede manejar su guita-rra, porque el desgraciado le puso las cuerdas al revés. Por mi parte, mañana domin-go a la noche me desocupo de este tapón de actividad que ha consumido y anulado todas mis energías (prohibidas las relaciones es-catológicas en lo que dije, salgamos de lo obvio) Por último, quisiera recibir con los brazos abiertos y pa-ñuelos en las manos (para los mocos) al nuevo integrante del clan (no Klan), y lamento que este muchacho Simón, en su condición de simoniano, no pueda volar, pero sí hacer-se pasar por otro. Ya que es de Ecuador, estimado Simón, ¿Se sabe de qué charlaron en Guayaquil Don José y su to-cayo? Estoy loco de la ansie-dad, lo primero que voy a hacer cuando me muera es buscarlos y preguntarles. ¡Ah! Don Melgar, le tengo
una ingrata noticia, Palito vol-vió a "cantar". Debe tener que pagar los intereses de la deuda con la "familia" Sinatra.
#206 13-nov-2010 12:39
Roberto Langella
No es un error de imprenta. Fueron hechos en España. Los españoles dicen "alético", por-que tienen el paladar más abo-vedado que nosotros (piense que tuvieron su propia Edad Media). Me parece que el busto (del cual no sé si me quiero des-prender, porque este Freud, ahora que lo veo bien, se pare-ce mucho a Roca, también, con lo que sabe la simpatía que me ha despertado este prócer, desde que leí las "Coplas del Terrateniente Roquista a...") vale algo más que sus tres ban-derines de su querido clú (no digo que no) máxime que si se los hicieron en España, me parece le han estafao. No por España, no por el clú, pero diga si así se defiende la indus-tria nacional. Esto con Perón no pasaba, y con Derqui (abuelo era derquista) tampo-co. Yo las semillas se las escupo a tres metros, nomás, pero sale de manera ornamental, con mucho estilo.
#207 13-nov-2010 12:43
Roberto Langella
El mate es un elemento de ini-ciación, mi amigo, y no impor-ta lo que al respecto pueda decir un chileno, por más que
haya demostrado que puede sobrevivir a 700 metros bajo tierra sin TV por un período prolongado de tiempo. A ver si el Sueñero Melgar sabría realizar su labor sin mate. Lección 1: Nunca me toque la bombilla con los dedos, ni me haga la porquería de remover-la. La bombilla es sagrada (mire que apunta a los cielos), no se toca.
#208 13-nov-2010 12:46
Roberto Langella
Además, desde los Beatles uno siempre puede salirse por la tangente, diciendo "all you need is love".
#209 13-nov-2010 12:52
Roberto Langella
Terminé descubriendo que el que cantaba en casa no era Paul, sino un canadiense infil-trado que se le parecía, por los párpados caídos. Me acusó de robarme la cámara web que Suite había montado en la es-quina de casa, y lo eché a pa-tadas. Fue un espectáculo de-plorable, a las puertas de mi propia casa, y a la vista de mis vecinos. Mi barrio no será Hollywood, pero mis vecinos merecen respeto. Voy a pedir-le a Débora Frid me pase el teléfono de su abogada.
#210 13-nov-2010 20:58
Eduardo Daniel Melgar
Veo que están todos los que son, aunque de cantantes fa-mosos no hay como los chi-
Se me cayeron las alas (parte 11) A la memoria de Eduardo Daniel Melgar
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cos de la lotería, los oigo prac-ticar cerca de casa con sus ecos cabaleros. Ellos siempre son jóvenes y del solfeo ni pelota que le dan. Acá el úni-co que se declara músico es el druida ecuatoriano que con-fiesa no saber tocar la armóni-ca, yo le doy un poco a la vio-la, la flauta dulce y al peine con papel calco. Es muy fácil decir las cosas por este medio, yo sé esto y lo otro, practico tal cosa y la otra y mandarse la parte en un perfil que leen los pobres lectores impresiona-bles. El pampeano siempre alude a algo histórico, el ca-pitán Beto capitán, alude a Freud/Roca para despistar de sus gustos materialistas como el asado y las chicas, al final, el único sincero fue Simón que atribuye sus destino a las mu-cosidades y a una minita. Lo de los canadienses ya fue, ahora busquen chips en las pantuflas o en la oreja, Suite no necesita más que un con-trol remoto y los deditos de Seijas. Sabe, don Beto, como en las películas, esa tal Débora frita trabaja para la jefatura ahora y están transando en el senado su vuelta al ruedo con la promesa de ganar dos con-cursos de 500.
#211 13-nov-2010 23:29
Roberto Langella
Yo tengo un disco doble (edición de lujo) de los "Cantares de Lotería", por el Coro de Niños de Viena; los originales, si bien hay un par que deben ser medio castrati y parece rozaran los veintipico de años. Diga si la Débora no tenía onda medio a diputada del Pro, ¿eh?; al menos hacía raf-
ting, le ponía muchas ganas. Y, por 500 euros no sé si yo también no vendo a mi ma-dre.
#212 13-nov-2010 23:58
Eduardo Daniel Melgar
Usté vende de todo y después se arrepiente. Madre hay una sola, y van a llover ofertas, ojo al piojo.
#213 14-nov-2010 0:02
Eduardo Daniel Melgar
Diga mé, ¿no probó anotar los números de los cantadores de Viena? A lo mejor anota y pasa al frente, así podemos ir a la cena con Veronique. Yo pensé que querían charlar y conocerse y en vez de eso, piensan comer y chupar de lo lindo. El furioso me dijo la otra vez que saliendo de la pampa a medianoche y cabal-gando por dos jornadas, llega-ba temprano al obelisco. Lo lindo es que a este muchacho con el charque le alcanza.
#214 14-nov-2010 0:04
Eduardo Daniel Melgar
El asunto es que no se cruce con el indio Pantén, uno fiero y peludo que a veces le sale a los gringos desde los pajona-les. Supongo que el furioso no es puta espuma y lleve algo con qué defenderse y cuidarse el cuerpo, como un crucifijo de madera.
#215 14-nov-2010 0:05
Eduardo Daniel Melgar
Quise decir "pura", pero me gusta el fallo.
#216 14-nov-2010 0:06
Eduardo Daniel Melgar
¿Qué sensación siente comu-nicándose con varios Melgar?
#217 14-nov-2010 0:09
Eduardo Daniel Melgar
El asunto es que mi compu anda como mi cuenta de Pay-pal y debo parcializar y frag-mentar, espero no contestar-me a mí mismo, teniendo en cuenta que es sábado y la ju-ventud anda tomando mate en Iraola.
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E n astrología predictiva, la época de un aconteci-miento puede ser detec-
tada con certeza, así como tam-bién el tipo de suceso; pero lo que es difícil de determinar, o saber, es la cantidad de energía involucrada. Un Tránsito puede producir en algunas ocasiones un accidente casi fatal, y en otras épocas, no ser casi advertido. Lo mismo pasa con las Progresio-nes, las que están en vigencia durante meses. La solución a este problema está dado por la rela-ción del inconsciente con el consciente del hombre. Las situa-ciones externas (tránsitos) son reflejos de procesos energéticos dentro de uno (progresiones) que están buscando hacerse cons-cientes. La energía que parece pertenecer a los objetos externos, en realidad son proyecciones de nosotros mismos en ellos. Las dificultades para que la energía corra libremente se convierten en obstrucciones, bloqueos e inco-municaciones, que son el origen de todos los problemas psicoló-gicos y enfermedades que tene-mos.
Y como dice el astrólogo A. T. Mann: ―Los científicos han co-menzado a darse cuenta de que sus teorías sobre los fenómenos naturales, sus leyes y fórmulas matemáticas son todas creacio-nes de la mente misma, más que pertenecer a una realidad objetiva. Este cambio de actitud se debe a la importancia que se está dando en el hecho de comprender la posición relativa del observador con respecto a lo observa-do‖ (Relatividad de Einstein). Y agrega: ―El cuadro completo de la realidad utiliza muchos mode-los hipotéticos de realidad. Solo cuando ellos son intercambiables con todos los demás pueden ser válidos a nuestra comprensión.
Lo tangible cede ante lo intangi-ble y las meditaciones de místi-cos milenarios están comenzan-do a estimarse como reales. La energía física y la energía psíqui-ca son obviamente reflejadas entre sí, aspectos de una única realidad subyacente‖.
¿Existe o no el libre albedrío? Esta es la eterna pregunta, tan vieja como la astrología. Muchos astrólogos, si no todos, afirman con vehemencia que el libre al-bedrío existe y no hay contradic-ción cuando se realiza el estudio de la carta natal en función de predecir el futuro.
Un viejo dicho astrológico sos-tiene que: ―Las estrellas inclinan pero no obligan‖. Sin embargo, existe bastante para discutir acer-ca del alcance que tiene la incli-nación y la compulsión. ¿Hasta qué punto el hombre es capaz de actuar en contra de sus propias inclinaciones? Esto no es fácil y muchas historias interesantes sirven bien para ilustrar acerca de este problema. Citaré una como ejemplo. Alan Leo, el fa-moso astrólogo inglés, cierta vez le advirtió a una persona que era inminente la pérdida que iba a tener en sus finanzas. Para eludir el peligro, este hombre transfirió todos sus bienes a nombre de su esposa. Tres semanas más tarde, la esposa escapó con el chofer. ¿Podía este hombre evitar la rui-na financiera? Creo que sí, siem-pre y cuando él hubiese hecho todo lo posible para cambiar su enfoque materialista de la vida; es posible que hasta el propio engaño sufrido no hubiese ocu-rrido.
El propósito de la Astrología (…) no es hacer específicas pre-dicciones sobre acontecimientos, sino proporcionar tendencias y una comprensión interna que permita mejorar la libertad de
elección. Siendo conscientes de nuestros problemas, de los de-safíos y oportunidades que nos presenta la vida para nuestro futuro y haciendo algo por ellos, podemos cambiar nuestras vidas para bien.
En resumen, la Astrología forta-lece la libre voluntad, pero nues-tro nivel de desarrollo es funda-mental. Quienes pueden enfocar sus energías de un modo cons-tructivo, siempre tienen menos problemas, y las dificultades no son tan cruciales y dolorosas como las de quienes se enredan en sus emociones. El dolor a veces es una experiencia necesa-ria; es el resultado de una elec-ción equivocada o de una opor-tunidad eludida en la vida (a ve-ces de experiencias que proce-den de una vida anterior) pero cuando el significado de la expe-riencia es comprendido y asimi-lado plenamente, entonces so-mos más libres y podemos lo-grar mayor progreso. La diferen-cia depende de cómo reacciona-mos a las circunstancias y a las personas. Cada día se presenta como el resultado de aconteci-mientos que anteriormente ge-neramos a través de nuestros actos, decisiones y pensamientos y cada día ofrece también la oportunidad para poder reno-varnos y mejorar nuestra suerte en la vida.
Pero, realmente, el futuro no debe ser temido. Los períodos de tensión señalan simplemente problemas que debemos resol-ver. Ellos representan mensajes que debemos escuchar. Justa-mente, una de las funciones de la Astrología es ofrecer una perspectiva más amplia acerca de estos mensajes, arrojando suficiente luz respecto de las dificultades y de cómo encarar-las.
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Sobre la astrología predictiva, por Eloy R. Dumond (Tomado de Astrología Predictiva, Ed. Kier. Buenos Aires, 2012).
C omo bien lo decía el dibujante y cuentista argentino Roberto
Fontanarrosa, no existen pala-bras que sean intrínsecamente ―malas‖; él agregaba que voca-blos tales como ―mierda‖ o ―boludo‖, por connotación y forma pueden ser algo o muy agresivos, pero que en reali-dad no hay otras palabras que puedan sustituirlas. No es lo mismo decir ―excremento‖ que ―mierda‖, aunque aludan a lo mismo, simplemente, porque la primera no tie-ne el contenido emocio-nal que la segunda. En realidad, ―mierda‖ no es una fea palabra más que por su significación, pero en sí misma conlleva su musicalidad, es una bella palabra.
Recuerdo, cuando era chi-co, los adultos de entonces referían a enfermedades gra-ves tales como aquellas cardía-cas, o al cáncer, como ―la pa-pa‖. ―Fulano de tal tiene la papa‖, decían tan desagrada-blemente.
Es que ya ―papa‖ -diferente resulta con ―papá‖, que tiene otra musicalidad- es una pala-bra fea hasta para designar a un tubérculo. Y también ―tubérculo‖ es una palabra horrible, que al comenzar a pronunciarla nos remite pron-tamente a ―tuberculosis‖, co-mo a ―culo‖ al final, y no es que ―tuberculosis‖ y ―culo‖ sean feas palabras por los con-ceptos que conllevan, son feas por cacofónicas y para nada
poéticas, nada más.
No es prejuicio, hay vulgarida-des y ordinarieces que suenan bastante bien. La palabra ―pelotudo‖, si bien en Argen-tina es un insulto bastante vul-gar, resulta graciosa al pro-nunciarla (lo que dio lugar a nuestras celebérrimas ―Divagaciones…‖);
―divagaciones‖ es una palabra muy graciosa también, que suena y recuerda a ―saltimbanqui‖, términos con cierta descontractura, que pa-recen remitir a las inconsisten-cias a las que aluden.
Hay palabras bellas, como la misma palabra ―bella‖, que, curiosamente, ya ―vello‖ no lo es (será por la dureza de la ―v‖ y de la ―o‖, con ese ―palito‖ vulgarmente hacia arriba, mientras que el de la ―a‖ se encuentra reposado, apoyado en tierra).
Todas las palabras terminadas en ―culo‖ son muy feas, no-ten. ―Espectáculo‖, si bien su significación es bella, como en
―tuberculosis‖, su primera parte nos hace dudar sobre su parentesco con el ominoso ―expectorar‖, a menos que remarquemos la ―x‖. Curiosa-mente, ―expectorar‖, al prin-cipio nos semeja a ―expectativa‖, una hermosa palabra.
Hay palabras también que son más vale neutras, como ―canción‖, que sonoramente no tiene la riqueza que supondría dada su significación.
El caso más sor-prendente es la pala-bra ―muerte‖, con esa total cadencia sonora poética, aún cuando alude a uno de los aspectos más terribles, si no el más, de la existencia humana.
Una palabra que sonoramente acompaña su contenido: ―Lúgubre‖; ―lúgubre‖ suena lúgubre, a eso me refiero. Lo mismo ocurre con ―fúnebre‖, aunque también suena lúgu-bre más que fúnebre propia-mente dicho.
L e s i o n e s d e l b u e n e s c r i b i r :
L a s m a l a s p a l a b r a s ,
p o r R o b e r t o L a n g e l l a
P á g i n a 1 9 S p e s U n i c a
J
P á g i n a 2 0 S p e s U n i c a
EL ELEGIDO
de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012)
por Guillem de Rubenhor
Crónica de dolor y esperanza, al estilo de los narradores que iban de pueblo en pueblo con el arte de contar historias
reales con imaginación: realidad y ficción, un maridaje con el que conquistar a la vida, seduciendo a la muerte
P á g i n a 2 1 S p e s U n i c a
El Elegido,
la primera novela de Mary Paz
La idea original de El Elegido surgió inicialmente de un cuento de Mary Paz, particularmente de una de las aventuras de Cimi, la tarotista alocada, es decir, tenía incluso un tratamiento cómico.
Varios de los que leímos entonces aquel cuento coincidimos en que la historia meritaba una versión seria, y así se lo dijimos a ella. Mary recogió el guante y entonces se puso a escri-bir lo que primero iba a ser una serie de cuatro cuentos eslabonados argumentalmente, la historia de Jesús Emmanuel e Isabel, que ya apa-recía también en aquella aventura de Cimi.
Hasta entonces Mary aún nunca había escrito ninguna novela, y creo que sintió algo de vértigo al advertir que ésta era la historia que con-tenía todas las posibilidades para hacerlo. Mary Paz y yo llegamos a la escritura de diferentes maneras, yo escribiendo desde que tengo uso de razón, cuentos y poemas, intentando la novela a partir de los 17, 18 años de edad. Ella, en cambio, se pasó la mayor parte de su vida leyendo, preparándose para sentarse a escribir, incluso quizá sin saber que lo estaba haciendo, algo que emprendió ya de manera definitiva pocos años antes de conocernos, en 2009.
Esto supone diferencias que ni mejores ni peores. En todo caso, ella se evitó tener que tirar a la basura resmas y más resmas de papel de borradores y textos que no tuvieran más valor que el del ejercicio. El taller, en el caso de Mary, nunca salió de los límites de su cabeza, de su mente.
A mí siempre me despertó mucha curiosidad su modo de elaborar sus novelas, o mejor dicho, la imposibilidad de ver cómo lo hacía, su ca-pacidad de interiorizar completamente el proceso. A mí, cuando estoy enfrascado en un proceso de escritura largo, se me nota en la cara, en que insociabilizo, en que no duermo, en que almuerzo ceno sobe el teclado; en fin, en que se me desbarata la vida.
Mary Paz venía y te contaba que tenía la idea para una nueva novela (si yo digo algo así, se supone que la estoy madurando, que me pondré a escribir dentro de tres meses), para enseguida pasar a mos-trarte el primer o los primeros capítulos. Pasaban unas semanas hasta sentarse a escribir los episodios siguientes, sin que aparentemente su vida se modificara en nada mientras tanto. Y cuando escribía lo hacía de una sola sentada, prácticamente sin necesidad de corregir al acabar (al menos, sin nada que agregar o quitar, ni elaborar). Siempre me llamó la atención también su uniformidad en la extensión de cada capítulo, 6-8 páginas Word, sin esfuerzo alguno, sin artificialidad algu-na, como si su visión natural de las cosas siempre se desgrosara por unidades uniformes, armónicamente uniformes, otra vez comparan-do, mis novelas pueden tener capítulos de 20 páginas, otros de 10, y otros de media carilla.
Nada, este agregado es por invitación del buen Guillem de Rubenhor, que me invita a meter los pies en su artículo.
R. L.
P á g i n a 2 2 S p e s U n i c a
P á g i n a 2 3 S p e s U n i c a
C igarrillos Hawai, no los conocía, imagino su marquilla, con una hawaiana bailando en la
playa.
¿Viste que Fidel cumplió 86 años?, ¡es la reivindicación de los fumadores!
Tengo que ver alguna vez algu-na película de Torrente. He visto algún avance y creo que me dejé llevar por el prejuicio. Pero Santiago Segura me cae muy bien. Ha venido algunas veces al país, le hicieron repor-tajes, y es un tipo muy agrada-ble.
Humor negro, humor blanco... Yo no sé por dónde pasa. A mí particularmente, hay tipos que me causan mucha gracia, sin límites, les permito todo. Con otros, me parece muy desagra-dable el chiste más boludo.
Ahora hay un cómico nuevo, que viene levantando mucha polvareda. A mí me encanta, se llama Paco Cambiasso. Tiene un micro semanal de humor en un programa que va diario. Le han pegado hasta los del mismo programa donde lo emiten.
Resulta que se burló del cáncer de laringe del CEO de Clarín, Héctor Magnetto, y todo el mundo puso el grito en el cielo, que con esas cosas no se jode. Se pusieron a filosofar sobre el sentido del humor, del chiste.
Cambiasso no le respondió a nadie y redobló la apuesta, haciendo humor con la dictadu-ra, con Shoklender y el asesina-to de sus padres.
Está Diego Capusotto, que es tan zarpado como Cambiasso, con otra temática, pero a Capu-sotto nadie lo critica, porque se ha establecido como muy
"cool" verlo, y lo siguen idiotas que no entienden nada de lo que hace.
Ayer, los que critican a Cambias-so, se burlaban de un olimpista chino-argentino que tenemos, juega ping-pong. El "chiste" era su forma de hablar español, ima-ginate. Digo, siglo XXI, ¿todavía nos causa gracia cómo habla un chino el español?; encima que el chino es un divino, no hace mu-cho que obtuvo la nacionalidad argentina y ya está compitiendo en las olimpiadas, se llevó una medalla en los panamericanos de México, estuvo bastante bien ahora en Londres, y seguro que de Brasil se trae una medalla, por-que es muy joven.
Impresionante el cuento del chico muerto infartado por jugar escon-didas. ¡Qué buena historia, cómo no se me ocurrió a mí antes! Siempre sentí que tenía algo de sórdido ese juego. Siempre me pareció muy angustiante, sobre todo para el que tiene que encon-trar a los escondidos. Bueh, lo tendría que hablar con algún psicólogo, jajajajaja.
Y ahora veo que ya te había hablado de Cambiasso, pero aho-ra me da paja quitar esa parte de la carta, jajajajaja. Espero le hayas salteado.
Jajajajajaja, nunca deseaste el cáncer pero sí la tetraplejia o la violación!, jajajajajaja, sos un divi-no, amigo oso. Y, no sé qué es peor. En realidad, cuando yo de-seé cáncer fue de manera figura-da. Lo que deseo es la muerte de esa persona, y le doy algún tipo de forma, cáncer por lo fulminan-te, supongo. No, lo que no deseo es sufrimiento, ni para el peor de mis enemigos.
Bueno, vos sabés que hay una teoría que dice que un torturador
lo es porque no tiene punto de identificación con la víctima. Ni se le ocurre que él pudiera estar en esa situación, de otro modo no torturaría. Y que si el común de los mortales no torturamos, no es por principios ni por amor, es porque se nos vuelve imposible al identificarnos con la víctima.
Al respecto tengo una anécdota. Era chiquito, 8 o 9 años, un día me encontré un gato en la calle, un cachorrito, y lo llevé a mi casa. Bueno, mi madre me sacó carpiendo con gato y todo.
Yo ya te dije, de chico era muy dócil, para mí todo lo que dije-ran los adultos era ley incuestio-nable. Me llevé al gato de mi casa, pero por alguna razón pensé que el gato no podía vol-ver a las mismas condiciones en que lo había encontrado.
Di la vuelta a la manzana y pensé en dejarlo en el jardín de una casa vecina. Pero cuando estaba por hacerlo me pescó mi vecina, me retó y me mandó a que fuera a dejarlo al parque que estaba cerca de mi casa. Allá fui con el gato.
El parque, que está aquí en Lo-mas, es inmenso, creo que tiene una o dos hectáreas, lleno de eucaliptus, y que lo atraviesa un arroyo.
Estaba por dejar el gato al pie de un árbol, y me pesca una parejita de paseantes, y me dicen que si lo dejo ahí lo van a matar los perros vagabundos. Y me dicen que vaya a tirarlo al arroyo, que total la muerte la tenía asegura-da, pero al menos así iba a sufrir menos. Ya te dije, yo nunca des-obedecía a los adultos.
Bueno, me fui con el gato hasta el arroyo. Había un puente pea-tonal, de metal, me fui hasta el
Misceláneas interrumpidas,
Por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella
P á g i n a 2 4 S p e s U n i c a
medio del puente. Asomé al gato por encima de la baranda, pero cuando ya estaba por soltar al gatito para que cayera al agua, se me fruncieron las tripas, me agarró taquicardia. Me puse a llorar como desaforado, y no pude soltarlo. Y lo solté ahí en medio del puente, lo dejé ir, pensando que entonces se lo iban a comer los perros, la cues-tión es que yo no pude matarlo.
Por eso me preocupó mucho cuando mi sobrinito mató tres gatitos, ahogándolos, diciendo que quiso bañarlos. No sé, hay algo que no funciona bien ahí. Un chico sabe instintivamente qué es la muerte, qué es la vida, y que no está bien quitarla.
Bueno, ese escritor tan querido por vos, jaaaaaaaaaaaaa, Sábato, dijo alguna vez que "para estar desilusionado hay que haber tenido ilusiones".
Es verdad, hay gente que tiene proyectos, metas, pero no ilusio-nes. "El que espera desespera" dice el refrán, y yo creo que la única manera de cultivar la pa-ciencia es con ilusiones, deses-perando a veces, no muriendo en la desesperación sino apren-diendo a domarla.
R. L.
`
E s impresionante el cuen-to del Langellita llevan-do el gatito de aquí para
allá, porque es un cuento-cuento, un relato magistral don-de ningún adulto le protege a él ni al animalito: la madre que le echa, la vecina que le manda al parque, y cuando va a dejarlo en el parque, una pareja que le dice que mejor matalo en el arroyo y cuando va a matarlo, no puede, desespera y le ve partir, segura-mente también llorando... Cada uno por su lado a tratar de so-
brevivir: el gatito y el niño obe-diente que acaba de sufrir un periplo de una desolación muy grande, muy profunda.
Yo tampoco entendí nunca la facilidad con que algunos niños matan o queman vivos o ahogan gatos y otros animales.
Una vez una escritora me dijo que había una diferencia: "El niño arranca las alas de una ma-riposa y escucha el grito de un gato al morir por afán de cono-cimiento, no por crueldad". Cla-ro, depende de la edad, porque un adolescente prendiendo fue-go a una camada de gatos me parece una animalada. Es intere-sante lo que dices: un niño sabe de la muerte, la sospecha, tiene noción de esa trascendencia. Pero lo más importante es la enseñanza que vos tomaste de esa experiencia tan desolada: la tuya fue una soledad tremenda. A una edad tan vulnerable: 8-9 años y ese ser vivo, tan manso entre tus manos... Y la decisión adulta de no dejarlo morir, de no hacer nada para que muera y la esperanza de que sobreviva. Y ahí empezaste a contradecir a los adultos, ahí tomaste una de-cisión y montaste por vez pri-mera la ilusión de algo contra todo pronóstico.
Sí, la desesperación es una situa-ción en la que todo enceguece y no se ve la menor posibilidad de ensueño. Es como una resaca sin alcohol. A veces me pasa. Hace tiempo que no bebo y sin embargo me despierto con la flema asquerosa del vino de la noche anterior... que no bebí... y durante un rato ando dando tumbos, medio dormido, re-gañándome porque no dejo la bebida de una puta vez... hasta que me lavo la cara con agua bien fría y comprendo, pero no me alivia saber la verdad, en seguida sale el hijo de puta de mí mismo que me acusa: Andá a saber cuánto te dura... Hasta que recobro la ilusión de mante-
nerme porque es lo que quiero, porque quiero hacer todo lo posible por cumplir el mandato aquel de no empeorar lo malo que estés viviendo...
H. O. R.
P á g i n a 2 5 S p e s U n i c a
El arte de Bruno Torfs
P á g i n a 2 6 S p e s U n i c a
P á g i n a 2 7 S p e s U n i c a
Lo mejor de Facebook P á g i n a 2 8 S p e s U n i c a
Por siempre Morgan
P á g i n a 2 9 S p e s U n i c a
C o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c a C u r s o P r á c t i c o
d e T a r o t a d i s t a n c i a
Inauguramos nuestro Curso Práctico de Tarot a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica.
Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acer-ca de tiradas y lecturas y sobre todas las nociones relativas a nuestra materia.
La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con cono-cimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" me-ses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiem-po que fuere, retomará desde el mismo punto donde lo dejó.
Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otor-gará entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como taro-tista.
Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como:
Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella.
Mazo de cartas de Tarot Marsellés, de Botta (para imprimir).
Mazo de cartas Zenner (para imprimir).
Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4
Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes
Fuentes tipográficas para la computadora
Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el programa de videoconferencias Skype
Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta perso-nalizada, para toda la vida.
Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, manual de Tarot.
La cuota mensual es de U$S 45.- ($ 200.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien des-ee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de Argentina).
Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.
www.spesunicastrologia.com.ar
P á g i n a 3 0 S p e s U n i c a
Liza Minelli
Año de nacimiento: 1946
Hija de padres famosos, a
Liza Minelli el contacto con
los escenarios le viene de
casta. Nacida del matrimonio
de la artista Judy Garland y
el director de cine Vicent Mi-
nelli, Liza vino al mundo en-
tre bambalinas y candilejas.
Su dedicación al mundo del
espectáculo era más que pre-
visible y, lejos de conformar-
se con ser una secundaria
más, se formó en varias uni-
versidades de Europa y Esta-
dos Unidos donde, con me-
nos de veinte años se pre-
sentó en la escena del Broad-
way neoyorquino a ser la es-
trella de un musical.
Pronto alcanzó un gran éxito
mundial por ella misma y, su
profesión le ayudó a superar
la timidez que suelen acusar
los Piscis.
A estos se les atribuye la vir-
tud de comprender muy bien
a los demás y debe ser más
cierto aún en el caso de los
actores al tener la facultad de
identificarse con los demás,
porque sólo así pueden com-
poner a la perfección, de una
manera palpable y, sobre to-
do, creíble, sus personajes.
Los actores deben vestirse
con los gestos y ademanes de
unos seres extraños y desves-
tirse de sus características
cuando se acaba el espectá-
culo. Si es cierto lo que se
dice de los nativos de este
signo, de que pueden com-
prender y entender a los
otros sin tener que compartir
sus puntos de vista, sus te-
mores y alegrías, entonces
resulta lógico que una mujer
nacida en Piscis y de familia
de actores y autores de cine y
teatro, tenga la ventaja de su
enclave familiar y la bendi-
ción planetaria por añadidu-
ra.
Otros Piscis célebres son
Albert Einstein, Rossini,
Chopin, Handel, Copérnico,
Raúl Alfonsín, Michael Cai-
ne, José de San Martín, Ra-
vel y Elizabeth Taylor.
L o s s i g n o s d e l z o d i a c o e n l a
H i s t o r i a ( P i s c i s )
( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s
A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a .
F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .
P á g i n a 3 1 S p e s U n i c a
PLÁCIDO
Indica constancia y valía profe-
sional. Es propio de personas que
se proponen llegar hasta el final
en todo cuanto emprenden. No
les gusta dejar las cosas a medias
y se sacrifican por lograr su co-
metido.
Dinero: El dinero contribuye
decisivamente a que la gente sea
feliz.
Amor: La vida sentimental es
muy importante.
Trabajo: Todo gira en función
del trabajo y la profesión.
RAFAEL
Indica la protección de la suerte o
el azar en la vida de algunas per-
sonas. Es propio de quienes pre-
fieren tener sus propias opiniones
- aún a riesgo de equivocarse -,
antes que dejarse llevar por los
argumentos falaces de la mayor-
ía.
Dinero: Es muy importante saber
que no va a faltar nunca el dinero
necesario.
Amor: El afecto debe ocupar un
lugar destacado en la vida.
Trabajo: Son buenos profesiona-
les, aunque algo inconstantes.
RAMÓN
Nombre que simboliza el contras-
te de la risa con el llanto, de la
seriedad con la broma. Es propio
de personas que se debaten entre
pares de antinomias, especial-
mente a la hora de tomar decisio-
nes en los planos laboral y fami-
liar.
Dinero: Es necesario para andar
por la vida, pero no hay que sen-
tirse esclavos de él.
Amor: La esencia del amor es el
mutuo respeto.
Trabajo: Rendir en el trabajo
equivale a cumplir con el deber.
RAQUEL
Nombre de personas que con fre-
cuencia pueden llegar a sentirse
víctimas de una situación familiar o
social. Aunque su deseo por aclarar
cualesquiera mal entendidos hace
que siempre logren restablecer la
confianza depositada en ellas.
Dinero: No se puede vivir sin dine-
ro.
Amor: En ocasiones son incom-
prendidos y se muestran incapaces
de explicar sus sentimientos.
Trabajo: Prefieren estar activos y
no ociosos.
REBECA
Indica acercamiento y gusto por
comunicarse con sus semejantes. Es
propio de personas que buscan en
los demás comprensión y apoyo. Sin
embargo, no manifiestan fácilmente
sus querencias.
Dinero: El dinero hace más llevade-
ra la vida de quienes se sienten so-
los.
Amor: No rechazan a quienes les
hayan mostrado cariño y afecto.
Trabajo: Siempre están realizando
nuevos proyectos.
REMEDIOS
Simboliza la fuerza del tempera-
mento y la necesidad de mantenerse
en continua actividad. Es propio de
personas que, al mismo tiempo, se
sienten atraídas tanto por el misterio
como por la realidad.
Dinero: Sin ser ambiciosas, valoran
el dinero lo suficiente como para no
pensar en él.
Amor: Son fieles, y afectuosos,
compañeros.
Trabajo: Desarrollan con gran cele-
ridad sus tareas.
RICARDO
Indica buena predisposición a sobre-
llevar las cargas de la vida y los
problemas y conflictos que le depara
su destino. Es propio de personas
abiertas y sociables, sin grandes
pretensiones.
Dinero: Valoran el dinero porque
sin él no pueden resolver determi-
nados asuntos.
Amor: El afecto lleva siempre
implícita la felicidad.
Trabajo: Se conforman con reali-
zar la tarea que se les ordena.
RITA
Hace alusión a determinadas acti-
tudes relacionadas con la tenaci-
dad y con la fuerza de voluntad.
Es propio de personas que se sa-
crifican si llegan al convencimien-
to de que hay una razón para ello.
Dinero: Si se lo proponen llegan a
ganar más dinero del que necesi-
tan.
Amor: Valoran el afecto y exigen
fidelidad y entrega.
Trabajo: Se dedican por entero a
su profesión.
ROBERTO
Nombre propio de varón relacio-
nado con el silencio, pues son per-
sonas muy calladas. Les gusta que
su intimidad sea respetada y que
nadie se inmiscuya en sus asuntos,
ya que ellos hacen lo mismo con
quienes les rodean.
Dinero: Piensan que el dinero les
hace felices.
Amor: Estiman que es mejor estar
solo que mal acompañados, y eli-
gen a sus amistades con criterios
selectivos.
Trabajo: Opinan que hay que
trabajar siempre en algo agrada-
ble.
O n o m a n c i a : L e t r a “ P ” ( s e g u n d a p a r t e ) y L e t r a “ R ” ( p r i m e r a p a r t e ) ( T o m a d o d e “ A s t r o l o g í a y C i e n c i a s
A d i v i n a t o r i a s ” . B i b l i o t e c a B á s i c a M u l t i m e d i a .
F . G . E d i t o r e s . M a d r i d , 1 9 9 8 ) .
P á g i n a 3 2 S p e s U n i c a
Aries a Las cosas se complican a partir del día 22, hasta entonces estarán muy contentos consigo mismos. No obstante, lo anterior se trata de cierta inadecuación, quizás de problemas en los negocios, pero en todo el mes habrá satisfaccio-nes en las relaciones y con todo lo concerniente al extranjero.
Tauro b Con el correr del mes mejora la comunicación en las relaciones, limándose asperezas que pudieran estar habiendo. Iniciativas respecto de asuntos que conciernen lo extranjero.
Géminis c Mes para dedicárselo a la pareja, con la que disfrutarán de mucha comunicación y romanticismo; sin embargo pueden surgir algu-nos fastidios temporales en el aspecto sexual.
Cáncer d Cualquier aventura amorosa que vivan ahora podría volverse rela-ción estable (especialmente para las mujeres). Los hombres podr-ían tener discusiones con sus pa-rejas. Un mes repartido entre los placeres y el trabajo, que puede requerir de cierta abstracción.
Leo e Un mes muy placentero también para los de este signo, también con la posibilidad de vivir algún romance, o de disfrutarlo en fa-milia. Cuidado con accidentes y
caídas. Algunos fastidios en el lugar de trabajo.
Virgo f Desentendimientos en asuntos de hogar, posiblemente en relación con hermanos, parientes o veci-nos. Se les recomienda practicar deportes o ejercicios físicos.
Libra g Lo inmediato se relaciona con lo lejano, de un modo muy sutil. Un mes de mucha movilidad interna, que bien puede traducirse de ma-nera externa. Pueden surgir discu-siones en el hogar.
Escorpio h Un mes para, de a poco, empezar a llevar a la práctica algún proyec-to. Se hallarán muy elocuentes y con las emociones a flor de piel. Buen mes para el aprendizaje práctico o técnico.
Sagitario i Mes de cumpleaños para la ma-
yoría de los de este signo. Tam-
bién se hallarán muy elocuentes y
emotivos, época en la que podr-
ían iniciar alguna relación amoro-
sa. Las empresas lucrativas tam-
bién podrían tomar mayor vigor.
Capricornio j Mes de cumpleaños para los naci-
dos en el primer decanato. Se
hallan un tanto ensimismados y
neutralizados emocional y comu-
nicacionalmente, lo que podría
conducirlos a la agresividad un
tanto irracional. Se les reco-
mienda especialmente realizar
deportes o ejercicios físicos,
para canalizar tanta energía
acumulada.
Acuario k Las amistades cobran una es-
pecial relevancia, así como los
proyectos. También hay mu-
cha agresividad contenida, que
podría manifestarse el próxi-
mo mes (de modo similar a lo
que se dice en el signo ante-
rior). Prevengan y comiencen
ya a practicar algún ejercicio
físico.
Piscis l
Problemas con todo lo que
represente autoridad, inar-
monía en el ejercicio de la pro-
fesión. También podrían haber
desentendimientos con la ma-
dre. Un buen momento sin
embargo para llevar proyectos
a la práctica. Importancia de
amistades masculinas.
Horóscopo de Diciembre por Roberto
P á g i n a 3 3 S p e s U n i c a
Revista Spes Unica nº 1 - Noviembre 2010
Contenido: En el cruce de caminos (Idres Sha); Síntesis (Alberto Draco); Perspectivas opuestas (Cecilia Draco); Aventu-
ras de una tarotista alocada: La iniciación (1º parte) (Mary Paz Reyes Peña); Apología sobre Sócrates (Silvia Ditro); La
vida prenatal reflejada en la carta astral (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi).
Revista Spes Unica nº 2 - Diciembre 2010
(Comprar versión impresa)
Contenido: ¿Te acuerdas? (Flor Mendoza); Un cuento sufí (Orlando Ampuero); El miedo (Nancy Malave); El origen de
los signos: Aries y Tauro; Aventuras de una tarotista alocada: La iniciación (2º parte) (Mary Paz Reyes Peña); Diurno
para un soneto a México / Diurno para el adiós y un soneto / Duermo entre mi muerte (Juan Bautista Villaseca); Ad-
venimiento (Roberto Langella); Me río (Mary Paz Reyes Peña); Onomancia; Horóscopo; El Astrólogo y la Tarotista
(Ñapi).
Revista Spes Unica nº 3 - Enero 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Yo quiero (Mary Paz Reyes Peña); El origen de los signos: Géminis y Cáncer; Aventuras de una Tarotista
Alocada: La iniciación (3º parte) (Mary Paz Reyes Peña); El equilibrio del mundo (Zambayonni); Lo efímero (Mary Paz
Reyes Peña); Y lo perdurable (Roberto Langella); Onomancia; Correo de lectores; Horóscopo; El Astrólogo y la Tarotis-
ta (Ñapi).
Revista Spes Unica nº 4 - Febrero 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: En la garganta del vampiro (Roberto López Moreno); Esto también pasará (Celia Loyola); El origen de los
signos: Leo, Virgo y Libra; Aventuras de una tarotista alocada: La iniciación (4º parte) (Mary Paz Reyes Peña); Menti-
ras / (sin título) (Bárbara Ghianda); Acerca del olvido y del polvo (Roberto Langella); Hastío (Mary Paz Reyes Peña);
Onomancia; Correo de lectores; Horóscopo; El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi).
Revista Spes Unica nº 5 - Marzo 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Alegrías compartidas (Reyes Peña-Langella); Divagaciones pelotudas (Los Metiches) (Mary Paz Reyes Peña);
Morir no duele (Roberto Langella); El origen de los signos: Escorpio y Sagitario; Aventuras de una Tarotista Alocada:
La iniciación (5º parte) (Mary Paz Reyes Peña); Princesa de Talco / 5111 Sin culpa / D – XXI (Raül Jurado Gallego);
Onomancia; Correo de lectores; La extensión del universo en los libros (Hermann Hesse); Horóscopo; El Astrólogo y
la Tarotista (Ñapi).
Revista Spes Unica nº 6 - Abril 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: No perder las esperanzas (Reyes Peña-Langella); Divagaciones pelotudas (Amigas con problemas) (Mary
Paz Reyes Peña); Parajoda: Últimas consecuencias de nuestra paradoja (Roberto López Moreno); El origen de los signos:
Capricornio, Acuario y Piscis; Aventuras de una tarotista loca: La iniciación (última parte) (Mary Paz Reyes Peña); El
Nazareno (Ángel Loyola); Balandra (Roberto López Moreno); Oda (Kenny Delgado Fragoso); Homenaje casi religioso en un
prostíbulo de Noruega (Carmen Bruna); Onomancia; Correo de lectores; Él amor erótico (Erich Fromm); Horóscopo;
El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi).
Revista Spes Unica nº 7 - Mayo 2011
(Comprar versión impresa)
Contenido: Nostalgias de otras épocas (Reyes Peña-Langella); Las cosas que realmente no puedo soportar (María
Sumario de los números anteriores
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Sánchez Lozano); Los signos del zodiaco y el amor; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Tres pasos / Versos
de amor y de tristeza (Kenny Delgado Fragoso); Escriba mucho y todo apretado (Roberto Langella); El Astrólogo y la Ta-
rotista (Ñapi); Onomancia; Correo de lectores; El arte de Rafael Olbinsky; Horóscopo; Las palmeras salvajes
(fragmento) (William Faulkner).
Revista Spes Unica nº 8 - Junio 2011
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Contenido: La verdad no existe (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Ninguno como yo / Me gustaría
tranquilizaros / Todos los premios (Horacio Otheguy Riveira); Los signos del zodiaco y el amor; Divagaciones pelotu-
das (Mary Paz Reyes Peña); Poema del invierno y de la primavera (Kenny Delgado Fragoso); Cómo escribir y llenarse de
dinero (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Onomancia; El arte de Remedios Varo; Horóscopo;
Instrucciones – Ejemplos sobre la forma de tener miedo (Julio Cortázar).
Revista Spes Unica nº 9 - Julio 2011
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Contenido: No somos representativos de nada (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Palillo y Cerilla
enamorados (Tim Burton); Los no fumadores (Bill Hicks); Los no fumadores y yo (Roberto Langella); Los signos del
zodiaco y la salud; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Ensayo al amor (Kenny Delgado Fragoso); Como es-
cribir un buen policial (Roberto Langella); Por la memoria de Eduardo Daniel Melgar (Roberto Langella); Nadie es per-
fecto (Luis García Orihuela); Reflexión acerca de „Nadie es perfecto‟, artículo de Luis García Orihuela (Roberto Lange-
lla); Onomancia; Correo de lectores; Horóscopo; El arte de Octavio Ocampo; Desperdicia (Tim Burton).
Revista Spes Unica nº 10 - Agosto 2011
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Contenido: Carta del músico Fito Páez al diario Página 12 de Buenos Airea, tras las elecciones por la Gobernación
de la Capital Federal, julio de 2011; Noticias del mundillo literario; Ojos de videotape (Charly García); Dios ha muer-
to, el hombre ha muerto y yo no me encuentro bien (Felipe Muñoz Plaza); Anhedonia (Charly García); Los signos del
zodiaco y la salud; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Carta a la familia / De qué me sirve amarte (Kenny
Delgado Fragoso); Como sobrevivir a la buena onda de los colegas (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi);
Sobre la internacionalización del Amazonas (Gilberto Gil); Onomancia; Desarma y sangra / Vampiro (Charly García);
Horóscopo; El arte de Francisco Goya; El mito de la consciencia objetiva (Theodore Roszak).
Revista Spes Unica nº 11 - Septiembre 2011
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Contenido: Soy kirchnerista (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La larga previa de Roger Waters y The
Wall en Argentina (Roberto Langella); Los signos del zodiaco y el trabajo; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Pe-
ña); Como escribir poesía, ser poeta y que los demás le crean (Roberto Langella); Tanguito del riachuelo / Escollos /
País convulsionado / Corazonada / A ella que anda por ahí / Sensual Baires (Jorge Dossi); Misceláneas interrumpidas
(Otheguy Riveira-Langella); Pasiones / Versos a la muerte (Kenny Delgado Fragoso); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 12 - Octubre 2011
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Contenido: Noticias del mundillo literario; La impunidad en el hecho artístico (Roberto Langella); No apto para dia-
béticos / Cuchilla vieja (José Luis Colmenero); Apología sobre Sócrates (Silvia Ditro); Parajoda: Últimas consecuencias
de nuestra paradoja (Roberto López Moreno); Ninguno como yo (Horacio Otheguy Riveira); Silencio (Mayra Cabrera); Los
enigmas del mundo (Brian Stableford); El arte de Antonio del Olmo; ¿Qué se siente que te maten a un hijo? (Mary Paz
Reyes Peña); Los signos del zodiaco y el trabajo; Dios ha muerto, el hombre ha muerto y yo no me encuentro bien
(Felipe Muñoz Plaza); Ojos de carne, ojos de fuego (Theodore Roszak); Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El
Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Pero (el Mero Ser); El Mero Ser y los descreídos (Roberto Langella); Doña Luisa (Yoselem
Divincenzo); Como escribir poesía erótica y no ser considerado un vulgar onanista (Roberto Langella); Diurno para el
adiós y un soneto (Juan Bautista Villaseca); Sin título (Bárbara Ghianda); Princesa de Talco (Raül Jurado Gallego); El Na-
zareno (Ángel Loyola); Balandra (Roberto López Moreno); Oda (Kenny Delgado Fragoso); Sensual Baires (Jorge Dossi); Mis-
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celáneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Pobre alma mía (Simón Domínguez Barahona); Mensajes de Hotmail (y
otras divagaciones pelotudas) (Mary Paz Reyes Peña); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 13 - Noviembre 2011
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Contenido: La mejor manera de derribar un gobierno (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; ¿Existe el
alma gemela? (Roberto Langella); Pantalla del mundo nuevo (Pappo); Fue simplemente un viernes (Luis Adolfo Duarte
Reina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Los signos del zodia-
co y la aventura; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Como ser filosofo
y que no se diga que usted ha perdido el contacto con la realidad (Roberto Langella); Dime que me necesitas / Tu
sombra (Kenny Delgado Fragoso); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 14 - Diciembre 2011
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Contenido: Feliz 2012 para todos (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El mito de Lilith y el conflicto
primordial de la humanidad (Roberto Langella); Aforismos (Raúl Gustavo Aguirre); Fue simplemente un viernes (Luis
Adolfo Duarte Reina); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Los sig-
nos del zodiaco y la aventura; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Co-
mo ser un escritor de derechas con sentido del humor (Roberto Langella); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-
Langella); Todo mi desayuno / Se vuelca la sopa (Facundo Aguirre); Onomancia; Horóscopo; Historia de animales
(Domingos Pellegrini).
Revista Spes Unica nº 15 - Enero 2012
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Contenido: Feliz 2012 para todos (2) (Reyes Peña-Langella); Crónica de una presentación anunciada (Mary Paz Reyes
Peña); Valerie Solanas, una mujer anatemizada (Roberto Langella); Sé tú mismo (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la
Tarotista al banquillo; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me
cayeron las alas; Los signos del zodiaco en la historia (Aries); Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); El
Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Renata Schussheim;
Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 16 - Febrero 2012
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Contenido: La hoguera de las vanidades (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; Cartas Zenner: Una
forma de medir la pes (Roberto Langella); O Crux Ave, Spes Unica (G. F. de Palestrina); Ideas y bosquejos para una
filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary
Paz Reyes Peña); Facebook como sucedáneo… ¡de todo! (Roberto Langella); Los signos del zodiaco en la historia: Tau-
ro; Nuestro presente (Yoselem Divincenzo); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Tu léxico (Yoselem Divincenzo); Misceláne-
as interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 17 - Marzo 2012
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Contenido: La inercia (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La adolescencia (Yoselem Divincenzo); El
sacerdote (William Faulkner); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey);
Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Adhiera a una nueva corriente literaria y que
no se note que ud. escribe para el orto (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco
en la historia: Géminis; Rock: Música dura. La suicidada por la sociedad (Luis Alberto Spinetta); Misceláneas interrum-
pidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Norman Rockwell; Onomancia; Horóscopo.
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Revista Spes Unica nº 18 - Abril 2012
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Contenido: 29 de febrero, perdón y después (Roberto Langella); Noticias del mundillo literario; La juventud (Yoselem
Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astro-
logía (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas (Mary Paz Reyes Peña); Las acólitas de Carrie
Bradshaw (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Los signos del zodiaco en la historia: Cáncer; De la
musa al poeta / Pecado / Desterrada / La muerte le sienta bien (María Ester Rinaldi); Misceláneas interrumpidas
(Otheguy Riveira-Langella); El arte de Pilar Giménez Bret; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 19 . Mayo 2012
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Contenido: De atenuantes y agravantes (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; La madurez (Yoselem
Divincenzo); El huésped de Drácula (Bram Stoker); Malvinas en Madrid (Guillem de Rubenhor); Ideas y bosquejos para
una filosofía y una hermenéutica de la astrología (Armando Rey); Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas
(Mary Paz Reyes Peña); Los poetas malditos (Roberto Langella); El Astrólogo y la Tarotista (Ñapi); Grandes poemas
muy breves en español del siglo XX (Jorge David Alonso Curiel); Los signos del zodiaco en la historia: Leo; Compu-
manía (Mary Paz Reyes Peña); Misceláneas interrumpidas (Otheguy Riveira-Langella); El arte de Eva Besnyö; Onomancia;
Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 20 - Junio 2012
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Contenido: Las flechas del tiempo, la aljaba de la edad (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El hués-
ped de Drácula (3º parte), por Bram Stoker; Norman Cousins, la risa es cosa seria, por Guillem de Rubenhor; El suicida,
por Enrique Anderson Imbert; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (8º parte), por
Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Acerca de las naturaliza-
ciones, por Roberto Langella; La poesía de Charles Bukowski, por Jorge David Alonso Curiel; Admirable, por Fabiana
Villafañe; El Astrólogo y la Tarotista; Los signos del Zodíaco en la Historia (Virgo); Golpes bajos, por María de la Paz
Reyes Peña; Garganta de sombras, por María Ester Rinaldi; Tom Traubert‟s Blues, por Tom Waits; Misceláneas inte-
rrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Edward Hooper; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 21 - Julio 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Noche de horror (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El huésped de Drácula (última
parte), por Bram Stoker; Margarita Landi, señora del crimen, por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filo-
sofía y una hermenéutica de la astrología (9º parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; Divagaciones pelotu-
das, por María de la Paz Reyes Peña; Escuchame, por Horacio Otheguy Riveira; Tres poetas españoles que apuestan por la
claridad, por Jorge David Alonso Curiel; El Astrólogo y la Tarotista; Misceláneas interrumpidas, por Horacio Otheguy
Riveira y Roberto Langella; Princesitas muertas, por Thomas Czarnecki; Los signos del zodiaco en la historia (Libra); Los
viejos de mierda, por Roberto Langella; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 22 - Agosto 2012
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Contenido: Cortinas de humo (Reyes Peña-Langella); Noticias del mundillo literario; El marciano (1º parte), por Ray
Bradbury; No está escrito en ninguna parte, por Horacio Otheguy Riveira; La voz de un pueblo dormido, por Fabián
Gutiérrez Reyes; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; Damas del crimen en primera línea de fuego,
por Guillem de Rubenhor; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (10º parte), por Ar-
mando Rey; Se me cayeron las alas; El Astrólogo y la Tarotista; Recordando “Nueve Reinas”, de Fabián Bielinsky,
por Jorge Alonso Curiel; Los signos del zodiaco en la historia (Escorpio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Ot-
heguy Riveira y Roberto Langella; Pablo Scalise, de Llavallol para el mundo; Lo mejor (y lo peor) de Facebook; Onoman-
cia; Horóscopo.
P á g i n a 3 7 S p e s U n i c a
Revista Spes Unica nº 23 - Septiembre 2012
(Comprar versión impresa)
Contenido: Vamos por todo, por Mary Paz Reyes Peña; Noticias del mundillo literario; El marciano (2º parte), por Ray
Bradbury; Suzanne Leperrier, la trapèziste, por Horacio Otheguy Riveira; Ideas y bosquejos para una filosofía y una her-
menéutica de la astrología (11º parte), por Armando Rey; La pareja perfecta del siglo XXI (1º parte), por Simón Domín-
guez Barahona; Se me cayeron las alas; Poesía (El descubrimiento / De Dios / Él (Yo) / Resurgir primario / Miseran-
do), por Daniel Grustán Isabela; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir, por Ro-
berto Langella; El astrólogo y la tarotista, por Ñapi; Súbitos (El último suspiro de Narciso Ibáñez Menta), por Guillem
de Rubenhor; Los signos del zodiaco en la historia (Sagitario); Tumbas de la gloria, por Fito Páez; Misceláneas inte-
rrumpidas, por Horacio Otheguy Riveira y Roberto Langella; La escultura hiperrealista de Ron Mueck; Lo mejor de Face-
book; Lo peor de Facebook ; Onomancia; Horóscopo.
Revista Spes Unica nº 24—Octubre 2012
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Editorial, por María de la Paz Reyes Peña; Dos años, por Roberto Langella; Noticias del mundillo literario; El marciano (última parte), por Ray Bradbury; Súbitos (Cuando ellas se desnudan), por Guillem de Rubenhor; La pareja perfecta del siglo XXI (última parte), por Simón Domínguez Barahona; Ideas y bosquejos para una filosofía y una hermenéutica de la astrología (última parte), por Armando Rey; Se me cayeron las alas; La Pastora / Florencio: el maquis hermafrodita, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía, por Daniel Grustán Isabela (El ayeante primigenio, En menos de un millón de años, Tú que me lees); Lesiones del buen escribir, por Mary Paz Reyes Peña; Lesiones del buen escribir 2, por Roberto Lange-lla; Divagaciones pelotudas, por Mary Paz Reyes Peña; Divagaciones pelotudas 2, por Roberto Langella; El Tarot de la Tarotista, por Ñapi; Los signos del zodiaco en la historia (Capricornio); Misceláneas interrumpidas, por Horacio Ot-heguy Riveira y Roberto Langella; El arte de Scott Davidson; Lo Mejor de Facebook; Lo peor de Facebook; Onomancia; Horóscopo; Sumario de números anteriores.
Revista Spes Unica nº 25—Noviembre 2012
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Editorial, por Roberto Langella; Calaverita para mi flaco, por María de la Paz Reyes Peña; Introducción a Gritos desde el
Hades, por María de la Paz Reyes Peña; Semillas, por Jorge Dossi; Aventuras de una tarotista alocada (Los trabajos ne-
gros de Gina), por María de la Paz Reyes Peña; María de la Paz en Veracruz, por Horacio Otheguy Riveira; Poesía (Qué
dirías / Vivir / Descubrimiento / Lo gris / Los villanos / Una promesa), por María de la Paz Reyes Peña; Poesía
(Canción de amor para Mary Paz / A Mary Paz / Ouroboros consumada / Inventario / Escribir tu nombre con
sangre), por Roberto Langella; Divagaciones pelotudas, por María de la Paz Reyes Peña; La galería de arte del Astrólogo y
la Tarotista, por Ñapi; El Facebook de Mary Paz; Lo efímero y lo perdurable, por Roberto Langella y María de la Paz
Reyes Peña; Los signos del zodiaco en la historia (Acuario); Onomancia ; Horóscopo ; Sumario de los números ante-
riores.
El Astrólogo y la Tarotista - Edición especial nº 1
(Comprar versión impresa)
P á g i n a 3 8 S p e s U n i c a
C o n s u l t o r i o A s t r o l ó g i c o S p e s u n i c a C u r s o I n t e g r a l d e A s t r o l o g í a
a d i s t a n c i a
Inauguramos nuestro curso de astrología a distancia, el cual tiene una duración de seis meses, de
cuatro clases por mes, de modalidad intensiva, racional y psicológica.
Por medio de este curso, el estudiante adquirirá los conocimientos específicos y completos acerca de la confección e interpretación de la carta natal astrológica, Revoluciones Solares, cartas combinadas
y sinastrías, y todas las técnicas complementarias que hacen al quehacer del oficio de astrólogo.
La estructura del curso es modular, mensual y correlativa; esto significa que el alumno adquirirá por adelantado su vacante mensual, la que consta de un módulo de cuatro clases, por cada una que irá recibiendo un apunte de contenidos. La correlatividad de nuestras clases apunta a que nadie podrá "saltearse" módulos, ni obviar algunos de los primeros, aunque se contara con conocimientos previos. Sin embargo, las clases serán individuales y el alumno sí podrá "saltearse" meses de asistencia, sin perder la correlatividad; es decir, al regresar al curso, hubiera pasado el tiempo que fuere, retomará
desde el mismo punto donde lo dejó.
Se evaluarán exámenes mensualmente, y al final del curso habrá un examen integrador. Se otorgará
entonces el certificado de asistencia al curso, y de reconocimiento del egresado como astrólogo.
Todos los inscriptos al curso recibirán el kit de estudio, el cual consta de todas las herramientas y
contenidos necesarios, absolutamente, para la realización de este curso, tales como:
Todas las clases serán dictadas por Roberto Langella
Tablas de Efemérides Planetarias para los siglos XX y XXI
Tablas de Casas
Otras diferentes tablas
Plantilla para la confección de mapas astrales
Presentación del curso y apuntes nº 1, 2, 3 y 4
Carátula personalizada para ir encarpetando los apuntes
Fuentes tipográficas de astrología para la computadora
Todos los alumnos tendrán una clase de dos horas en un día de la semana a convenir, por el
programa de videoconferencias Skype
Siempre y en todos los casos los alumnos podrán resolver sus dudas y cuestionamientos vía e-mail. Los alumnos egresados encontrarán en Spesunica una fuente de consulta personalizada,
para toda la vida.
Téngase presente que la suma de los apuntes irán conformando un verdadero libro, tratado de
Astrología.
La cuota mensual es de U$S 45.- ($ 200.– de Argentina) por adelantado, mientras que quien desee pagar el curso completo, en una o dos cuotas trimestrales, el precio final es de U$S 200.- ($ 800.– de
Argentina).
Para una mayor información acerca de las características de este curso, descargue libremente el
artículo "Presentación, Estructura y Temario", en nuestra sección de descargas.
www.spesunicastrologia.com.ar
P á g i n a 3 9 S p e s U n i c a
www.spesunicastrologia.com.ar
A la memoria de María de la Paz Reyes Peña (1962-2012)
co-fundadora de esta revista y del consultorio astrológico
Spesunica. Por siempre.
Spes Unica. Año 3 nº 26. Diciembre de 2012
Editada por el Consultorio Astrológico Spesunica
Dirección: Roberto Langella
Registro de Propiedad Intelectual: En trámite.
Impreso por Peecho B. V., Amsterdam, Nether-
lands
Colaboran en este número: Horacio Otheguy Ri-
veira; Daniel Grustán Isabela; Chabela Ximénez;
Guillem de Rubenhor; Ñapi.
Las afirmaciones y opiniones vertidas en los artí-
culos y textos son de exclusiva responsabilidad
de quienes los escriben.
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cualquier medio de esta publicación, sin previa
autorización de la editorial.
Registro de contenidos en www.safecreative.org
Los números atrasados pueden ser obtenidos
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