revista memoria historia de cerca nº 3

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Haciendo MEMORIA La historia de cerca número III Diciembre de 2006 Directora: SANDRA CORREAS Subdirector: ANDRÉS GUIJARRO Redactor Jefe: JUAN RAMÓN FERNÁNDEZ Equipo de Redacción: YEYO BALBÁS JULIÁN TORRECILLAS MICHEL MUÑOZ CARLOS VILLAR ADRIÁN LÓPEZ ESTHER LAYA Colaboradores: LAURO OLMO ANTONIO CASADO CONCHA RODRÍGUEZ PABLO C. DÍAZ RICARDO IZQUIERDO BIENVENIDO MAQUEDANO RAMÓN VILLA JUAN FRANCISCO RUIZ JUAN CARLOS GUISADO MARÍA JOSÉ BERNÁRDEZ MARTÍN ALMAGRO-GORBEA JUAN MANUEL ABASCAL ROSARIO CEBRIÁN JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ -BENITO ENRIQUE GOZALBES SILVIA CARNICERO MARÍA JOSÉ LÓPEZ Ilustraciones y Cartografía: YEYO BALBÁS ANDRÉS GUIJARRO MYRIAM ROUSSEAU RAÚL MAQUEDA Administración: RAQUEL SAIZ Diseño: I.C.A.R.I.A.,S.L.L. Maquetación: LES ENFANTS TERRIBLES Imprenta: GRÁFICAS CUENCA Edita: FUNDACIÓN DALPA PARA LA CREACIÓN Presidente: GONZALO I GUALADA Vicepresidente: LUIS TRIGUERO A la tercera, va la vencida La frase con la que quiero empezar este número, el tercero, hace alusión según algunos autores a la tercera fila de la legión romana en si- tuación de combate; fila que era decisiva en el resultado de la batalla tras haber soportado las dos anteriores el primer choque. Pese a que el origen de la misma es dudoso, me quedo con esta interpretación para hablarles de la tercera Memoria, la de la consolidación: de ese choque inicial de los prime- ros números cuando intentaban hacerse un hueco en la vida de todos uste- des, los lectores, y de cómo, mil veces gracias, ese encuentro se convirtió en un abrazo que nos animó a seguir el camino que habíamos emprendido. Y siguiendo con este mágico número quisiera nombrar las tres partes que han hecho posible este éxito editorial, sin orden: ya no hay primeros ni segun- dos, sino sólo un tercer número afianzado y todo un futuro para dar a co- nocer el pasado. Gracias a la Fundación Dalpa para la Creación, que apos- tó por nuestra Historia y cuyos miembros ya han ganado algo en esta apuesta: el recibimiento que los lectores han brindado a Memoria. Gracias a todos esos nombres que aparecen en el staff junto a estas líneas -nombres que casi nunca se leen- porque es maravilloso trabajar con todos y cada uno de ellos. Y el más sentido agradecimiento, la mejor de las sonrisas, a nuestros lectores: seguiremos trabajando cada día pensando en ustedes, por- que ya forman parte de nuestra vida al habernos permitido entrar en la suya. Ahora les dejo para que empiecen a conocer este número, en el que he- mos intentado aprender un poco más de ese pueblo tan desconocido como mal conocido: los visigodos; recorrer el patrimonio de nuestra región con ojos nuevos; acercarnos a los sorprendentes dibujos anatómicos de Leonar- do y muchos otros temas de cuya lectura espero que disfruten. Sólo aprove- char para desearles de parte de todo el equipo de Memoria que tengan unas felices fiestas y que el 2007 llene sus vidas de bellísimas y siempre favora- bles 'historias'. Sandra Correas Directora

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HaciendoMEMORIA

La historia de cercanúmero III Diciembre de 2006

Directora:SANDRA CORREAS

Subdirector:ANDRÉS GUIJARRO

Redactor Jefe:JUAN RAMÓN FERNÁNDEZ

Equipo de Redacción:YEYO BALBÁS

JULIÁN TORRECILLASMICHEL MUÑOZCARLOS VILLARADRIÁN LÓPEZ

ESTHER LAYA

Colaboradores:LAURO OLMO

ANTONIO CASADOCONCHA RODRÍGUEZ

PABLO C. DÍAZRICARDO IZQUIERDO

BIENVENIDO MAQUEDANORAMÓN VILLA

JUAN FRANCISCO RUIZJUAN CARLOS GUISADOMARÍA JOSÉ BERNÁRDEZ

MARTÍN ALMAGRO-GORBEAJUAN MANUEL ABASCAL

ROSARIO CEBRIÁNJOSÉ MARÍA SÁNCHEZ-BENITO

ENRIQUE GOZALBESSILVIA CARNICERO

MARÍA JOSÉ LÓPEZ

Ilustraciones y Cartografía:YEYO BALBÁS

ANDRÉS GUIJARROMYRIAM ROUSSEAU

RAÚL MAQUEDA

Administración: RAQUEL SAIZ

Diseño: I.C.A.R.I.A.,S.L.L.Maquetación:

LES ENFANTS TERRIBLES

Imprenta: GRÁFICAS CUENCA

Edita: FUNDACIÓNDALPA

PARA LA CREACIÓN

Presidente: GONZALO IGUALADAVicepresidente: LUIS TRIGUERO

A la tercera,va la vencida

La frase con la que quiero empezar este número, el tercero, hace

alusión según algunos autores a la tercera fila de la legión romana en si-

tuación de combate; fila que era decisiva en el resultado de la batalla tras

haber soportado las dos anteriores el primer choque. Pese a que el origen de

la misma es dudoso, me quedo con esta interpretación para hablarles de la

tercera Memoria, la de la consolidación: de ese choque inicial de los prime-

ros números cuando intentaban hacerse un hueco en la vida de todos uste-

des, los lectores, y de cómo, mil veces gracias, ese encuentro se convirtió en

un abrazo que nos animó a seguir el camino que habíamos emprendido. Y

siguiendo con este mágico número quisiera nombrar las tres partes que han

hecho posible este éxito editorial, sin orden: ya no hay primeros ni segun-

dos, sino sólo un tercer número afianzado y todo un futuro para dar a co-

nocer el pasado. Gracias a la Fundación Dalpa para la Creación, que apos-

tó por nuestra Historia y cuyos miembros ya han ganado algo en esta

apuesta: el recibimiento que los lectores han brindado a Memoria. Gracias

a todos esos nombres que aparecen en el staff junto a estas líneas -nombres

que casi nunca se leen- porque es maravilloso trabajar con todos y cada

uno de ellos. Y el más sentido agradecimiento, la mejor de las sonrisas, a

nuestros lectores: seguiremos trabajando cada día pensando en ustedes, por-

que ya forman parte de nuestra vida al habernos permitido entrar en la

suya. Ahora les dejo para que empiecen a conocer este número, en el que he-

mos intentado aprender un poco más de ese pueblo tan desconocido como

mal conocido: los visigodos; recorrer el patrimonio de nuestra región con

ojos nuevos; acercarnos a los sorprendentes dibujos anatómicos de Leonar-

do y muchos otros temas de cuya lectura espero que disfruten. Sólo aprove-

char para desearles de parte de todo el equipo de Memoria que tengan unas

felices fiestas y que el 2007 llene sus vidas de bellísimas y siempre favora-

bles 'historias'.

Sandra CorreasDirectora

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 3

La anatomía de Leonardouna autopsia al Renacimiento

El reino de Leovigildoel último arriano

La cultura del Argarmirando hacia Oriente

El solsticio de inviernouna fecha para el nacimiento de dioses

Las tumbas reales de Urtesoros áureos en los orígenes de la historia

Castilla la ManchaPatrimonio de la Humanidad

REPORTAJE

DOSSIER

ARQUEOLOGÍA

CULTURA

ARTE

PROTAGONISTAS

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Sumario

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 20064

Breves

Cuencaentre el pasado y el presente

La ciudad de Cuenca, debido a las características to-pográficas que la enmarcan y a su importancia

como reclamo turístico, necesita de una adecuación delos accesos a su casco histórico, declarado Patrimoniode la Humanidad en 1996. En un esfuerzo conjunto dediversas disciplinas científicas, entre las que cobran es-pecial relevancia la arquitectura y los estudios de im-pacto medioambiental, y poniendo en consideración losdiversos aspectos a proteger, como son el respeto porespacios históricos y la integración de elementos exter-nos sin provocar un impacto visual desfavorable, elAyuntamiento de Cuenca, teniendo en cuenta el planespecial de protección del casco histórico de la ciudad,está estudiando el proyecto de los llamados "remon-tes". Estos consistirían en elevadores que enlazaríanlas dos hoces que abrazan el casco antiguo: uno desdeel río Huécar, que se convertiría en la entrada princi-pal del turismo y que serviría como vestíbulo informa-tivo y turístico, y otro en el lado opuesto que facilitaríavisiones espectaculares de la hoz del Júcar, histórica-mente más descuidada por las dificultades orográfi-cas. A los remontes se accedería por pasos subterráne-

os -con lo que se evita en gran medida la integraciónde bloques arquitectónicos anacrónicos en el entorno-desde los que se accedería a ascensores de cabinasacristaladas que servirían como prólogo visual a la vi-sita del conjunto histórico.

Otra de las soluciones serían unas escaleras mecá-nicas que, pese a su mayor capacidad de tráfico, su-pondrían una barrera arquitectónica para los usuarioscon minusvalías, ancianos, etc. En todo caso, la deci-sión de uno u otro sistema pasaría necesariamente porun estudio de tráfico, pensando no sólo en el visitanteindividual, al cual los ascensores dan un mejor servi-cio, sino también en los grupos que llegan a la ciudaden autobuses. Para el Ayuntamiento de Cuenca, el pro-blema de la acumulación de usuarios se resolvería condos ascensores con capacidad para diez personas en elremonte del Júcar, y de otros tres ascensores de mayorcapacidad -hasta veinticinco personas- en la hoz delHuécar. Sin duda, la protección de espacios como elcasco histórico de Cuenca no debe estar enfrentada ala tecnología que facilite una buena accesibilidad aeste maravilloso entorno patrimonial.

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Breves

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 20066

por el tiempoEn la campaña de excavacio-

nes actualmente en cursoen el yacimiento arqueológicode Segóbriga se ha descubiertoun monumento epigráfico decarácter excepcional. Se tratade una estela funeraria con re-presentación de la difuntadentro de un marco arquitec-tónico en forma de nicho. Leacompaña un texto epigráficode dieciséis líneas que desve-la que se trata de una mujerperteneciente a una de las fa-milias más importantes de laciudad.

La difunta aparece repre-sentada sentada, vestida conuna toga y tocando una lira.La pieza ha aparecido frag-mentada en tres partes, te-niendo originalmente unas di-mensiones de más de dos me-tros de altura. Este monumentocayó del podio donde estaba si-tuado en un momento indetermi-nado del siglo II d.n.e. quedando en-terrado hasta su descubrimiento elpasado día 24 de agosto.

El lugar donde ha aparecido se si-túa al norte del anfiteatro de Segóbri-ga, junto a la vía de entrada a la anti-gua ciudad romana, lugar donde se si-tuaron las necrópolis. La cronología delmonumento lo fecha en la primera mitaddel siglo I, y encuentra sus paralelos for-males y estilísticos con piezas halladas enRoma y en Mérida.

Este tipo de monumento funerario deja en-trever la relación tan estrecha que Segóbriga man-tuvo con la capital del Imperio, al copiar modeloscreados en Roma. Por otro lado, desvela la presen-cia de buenos artesanos en la ciudad capaces derealizar obras de excelente calidad artística.

Rosario Cebrián

Unamelodíaacallada

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 20068

Desde hace unos años, regidos por un criterio científicoy una estricta metodología, la Asociación para la Recu-

peración de la Memoria Histórica viene realizando una im-portante labor de reconocimiento y recuperación de restosde numerosos fallecidos durante la guerra civil española,que no fueron enterrados con la dignidad que todo ser hu-mano merece.

Siguiendo las directrices de un protocolo aprobado porla junta directiva, el trabajo realizado en torno a las excava-ciones de las fosas va más allá del mero hecho de desente-rrar unos simples huesos: distintos grupos de profesiona-les, muchos de ellos de manera altruista, son los encargadosde realizar una labor de investigación previa a la excava-ción, tras la cual se acomete ésta y la identificación de losrestos de manera totalmente científica.

A partir de los promotores de la excavación, normal-mente familiares puestos en contacto con la Asociación, seprocede a la formación de un equipo multidisciplinar, entrelos que cobran gran importancia los encargados de recogertodos los testimonios y documentos que se relacionen conlos fallecidos y las circunstancias de su muerte, así como as-pectos físicos o patológicos que puedan ayudar en la laborde identificación; en base a este informe preliminar se pla-neará la posterior excavación. Los psicólogos también sonimportantes dentro del equipo, ya que serán los encargadosde apoyar a los familiares durante la extracción y posterioridentificación de los cuerpos. Por último, serán los arqueólo-gos y antropólogos forenses, sobre todo expertos en tafono-mía y patología, los que lleven a cabo la excavación, con unametodología similar a la utilizada en cualquier yacimientoarqueológico para, posteriormente, proceder a la identifica-ción de los restos óseos. En cualquier caso, sólo si ésta no esposible por medios físicos se procederá a realizar un estudiode ADN con los familiares relacionados para confirmar elparentesco.

Una importante tarea, sin duda, que lejos de levantar po-lémica, tiene como único fin ayudar a despedirse a unos fa-miliares que llevan esperándolo toda una vida. Silvia Carnicero

Breves

Nuestros otrosMuertos

Exhumación de uno de los cuerpos hallados en lasfosas de la cárcel y el hospital de Uclés, en

Cuenca, en lo que ha constituido el mayor de lostrabajos de estas caracteristicas en nuestro país

hasta la fecha. Fotografía cedida por la Asociaciónpara la Recuperación de la Memoria Historica de

Cuenca. Abajo, fotografía que muestra los cuerposapilados de víctimas durante la guerra civil

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El 14 de octubre de 1066, un ejército al mando delduque Guillermo de Normandía se enfrentó a un

contingente reclutado por el rey sajón Harold en lasproximidades de un pueblecillo cercano a la ciudad in-glesa de Hastings, hoy conocido con el elocuente nom-bre de Battle. El repentino cambio en el testamento delrecién fallecido monarca Eduardo el Confesor, trasla-dando la sucesión del trono de Inglaterra del primeroal segundo, había traído consigo una convulsa luchade poder entre los tres pretendientes al trono. Tras de-rrotar al ejército noruego de Harald Hardrada en lasinmediaciones del puente de Stamford, el recién coro-nado Harold ha de cruzar su reino casi de un extremoa otro forzando marchas, hasta situarse en lo alto deuna colina del sur de Inglaterra, llamada BlackhorseHill, junto a donde hoy se encuentra una pequeña aba-día. Este enfrentamiento, a la postre, constituirá el co-mienzo del dominio normando de la isla.

Novecientos cuarenta años después, la English Heri-tage, en colaboración con el grupo de recreación históricaThe Vikings, ha organizado un macroevento con el obje-to de reconstruir el transcurso de dicha batalla. Más detres mil recreacionistas de venticinco países, llegados des-de tres continentes, se dieron cita los días 14 y 15 de octu-bre en el mismo escenario en el que se enfrentaron losejércitos normando y sajón. En total, unos dos mil com-batientes de a pie, 120 jinetes y 150 arqueros, constituyen-do un octavo de las fuerzas de la batalla original.

Todos los participantes debieron pasar por una se-rie de rigurosos controles de historicidad, en los que seexaminó hasta la suela de los zapatos y, por primeravez, entre ellos se encontraba una agrupación españo-la: el Clan del Cuervo, de la asociación Complvtvm,quienes montaron sus tiendas entre las más de dos-cientas que componían el campamento histórico másgrande jamás montado. Y.B.

Hastings

Breves

Un viaje alpasado en

9MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

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Reportaje

La anatomía deLeonardo

Al margen de interpretaciones noveladas, la figura de Leonardoda Vinci sigue creando tanto interés como debate en torno a su

genial obra. Mientras exposiciones con sus supuestas invencionesrecorren con éxito Europa, se suele seguir alabando cómo, ade-más de pintor y escultor, Leonardo destacó muy por delante de

su tiempo en ingeniería, arquitectura o anatomía

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Algunos historiadores delarte, así como síntesis yobras de divulgación poco

rigurosas, repiten todavía la fabula-ción de la prohibición durante elQuattrocento de la disección decadáveres humanos, y afirman quelas primeras disecciones fueron rea-lizadas por artistas de modo clan-destino. Dichas obras recrean entorno a estos artistas, y de formamuy especial con la figura deLeonardo, circunstancias macabrasy persecuciones imaginadas por elpeor tremendismo postromántico.

El cambio de mentalidad y elinterés por el cuerpo humano entodos sus aspectos, propios delRenacimiento europeo, hicieron quelos artistas más avanzados fueranincorporando el saber anatómico alos fundamentos de su trabajo, para-lelamente al proceso de instituciona-lización de las disecciones de cadá-veres humanos al servicio de la ense-ñanza anatómica, iniciado en la

Universidad deBolonia. Los pri-meros fueronDonatello, Paolo

Ucello, Piero della Francesca,Andrea del Castagno y otros italia-nos de la primera mitad delQuattrocento que asistieron comoespectadores a las salas de disección.Durante la segunda mitad de estamisma centuria, varios pasaron demeros espectadores a practicardisecciones, entre ellos, AntonioPollaiolo, Luca Signorelli, y AndreaVerocchio, el maestro de Leonardo.

La obra anatómica de Leonardosigue aún hoy siendo objeto de con-troversia en cuanto a la correctadatación de cada una de sus lámi-nas, pero no sobre sus conocimien-tos, su modo de trabajar y suinfluencia en la anatomía renacentis-ta. Se distinguen tres grandes etapasen sus intereses, métodos y progre-sos anatómicos: la primera, en tornoa 1490, de interés por las proporcio-nes de la figura humana, el cerebro ylos órganos reproductivos; el reini-cio de sus estudios de la morfologíaexterna del cuerpo humano y de suconfiguración interna, basada en ladisección de animales, sobre 1508 , y,por último, la fructífera etapa en laque realiza disecciones humanas

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EL LEONARDO INVENTOREn los apuntes de ingenieríacivil y militar de Leonardo seha querido ver, desde suredescubrimiento, “la másalta manifestación de lagenialidad humana”, consi-derando su obra más avan-zada que la de cualquieringeniero de su época. Sinembargo, recientes revisio-nes han demostrado cómolos inventos de Leonardo,además de no poder funcio-nar en muchas ocasiones,corresponden a proyectosde ingenieros contemporá-neos suyos. Posiblemente,Da Vinci intentase llevar acabo durante su estancia enMilán, en la década de losochenta, la edición de untratado ilustrado sobremecánica y la transforma-ción de fuerza en movimien-to, para lo que anotó nume-rosos esbozos de ingeniosobra de autores comoMariano Taccola (1382-1458) o Francesco di GiorgioMartín (1435-1501). Esto noimpide situar a Leonardo ala cabeza de la ilustracióncientífica moderna, puesnadie hasta entonces habíalogrado plantear de maneratan eficaz el diseño de unproyecto tecnológico com-plejo, representando no sólolas máquinas en su conjun-to, en un adelanto de lasactuales maquetas, sinotambién sus esquemas defuncionamiento

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Vista anterior ylateral de uncorazón debuey. Dibujo rea-lizado en torno a1513

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LAS MÁQUINAS DE JUANELO

Entre los grandes ingenieros delQuattrocento podemos destacar en nuestropaís a Giovanni Torriani, llegado a Españapara ocupar el cargo de relojero de laCorte y más tarde Matemático Mayor,donde castellanizó su nombre por JuaneloTurriano. Entre sus ingenios más famososdestaca uno capaz de elevar el agua delTajo hasta la parte más alta de la ciudad,movido por el propio empuje de las aguasdel río. Dada su gran fama, el término“máquinas de Juanelo” quedó duranteun tiempo como sinónimo de ingeniohidráulico, de tal modo que le fuefalsamente atribuida la obra Losveinte y un libros de los ingenios ymáquinas de Juanelo, una verdade-ra enciclopedia tecnológica delsiglo XVI similar a la proyectada porLeonardo y para la que elaboró susnumerosas notas y dibujos

LOS INGENIOS MECÁNICOSde cuyo nombre deriva direc-tamente el término ingeniero,son casi tan antiguos comolas primeras civilizaciones. Sonnumerosos los ingenios descri-tos en la antigüedad clásica,tanto diseñados con el únicofin de la diversión o la osten-tación de las clases dominan-tes, como con utilidades prác-ticas relacionadas normal-mente con la hidráulica. Bastecitar las cabezas parlantes,autómatas musicales, clepsi-dras o relojes de agua, sifo-nes, bombas hidráulicas parael drenaje, máquinas devapor, dragas, azudes, moli-nos, etc. La invención de algu-nos de ellos, especialmenteen la Grecia clásica, se adju-dicaba a aquellos que lasdescribían tras sus viajes aotras tierras o en tratados másgenerales, tal y como ocurriócon Pitágoras, Ctesibio, Filónde Bizancio o Herón deAlejandría. Algo similar ocurriócon Leonardo tras el redescu-brimiento de sus inéditos cua-dernos de notas. Más queinventor, Leonardo fue unmagnífico ilustrador de losingenios de su época y unhumanista interesado en elprincipio general de transfor-mación del movimiento quelos regía

Arriba, planos de un aserrador auto-mático y de un autómata con formade águila de Villard de Honnecourt,del siglo XIII.Sobre estas líneas, esquema de la fa-mosa máquina de Juanelo, represen-tado en la medalla, que ascendía elagua del Tajo a la ciudad de Toledo

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regladas junto a Marcantonio dellaTorre en la Universidad de Pavía,especialmente en 1510.

Las primeras aproximaciones alestudio anatómico por parte deLeonardo se centran fundamental-mente en el estudio de las propor-ciones del rostro y el cuerpo, tantode humanos como de caballos, coin-cidiendo con el proyecto, nunca con-cluido, de la figura ecuestre encarga-da por los Sforzza, cuya primerareferencia data de 1498. En medio deuna agria polémica con los eruditosde la corte milanesa sobre la impor-tancia de las artes plásticas y sobresu propia idoneidad para tal encar-go, Leonardo se afana en alcanzarun reconocimiento por su ‘laborcientífica’, requerida en una épocaen la que los conocimientos científi-cos separaban, por ejemplo, al arqui-tecto del artesano. Esforzándose porsuperar su escasa educación formal,retoma un interés ya común entrelos artistas clásicos como Polícletopor el estudio geométrico y matemá-tico de las proporciones. Su ingenioinnato, sin embargo, le hace alejarsedel esquema rígido seguido durantetoda la Edad Media –el canon delmonte Athos- que subdividía la altu-ra corporal del hombre adulto ennueve partes y le lleva a centrarse,como hizo ya en 1435 León Battista

Alberti, en sus propias medicionespara crear un nuevo esquema geo-métrico propio. Junto a los estudiosempíricos sobre la anatomía externahumana, Leonardo realiza una pri-mera aproximación a su estructurainterna con una serie de dibujossobre la disposición de los órganosvitales, y al funcionamiento o fisiolo-gía del cuerpo humano, del mismomodo que se aproxima, con ávidacuriosidad y fértil inventiva, a losmás novedosos trabajos de los inge-nieros e inventores de su época, inte-resándose, sobre todo, por lasmáquinas de guerra y la construc-ción de ingenios alados que imitasenel vuelo de los pájaros.

Para este primer acercamiento ala anatomía interna, Leonardo con-taba ciertamente con pocos medios.Con tan sólo una calavera, unido asus estudios y experimentos recien-tes en óptica, se interesó especial-mente en entender el sistema nervio-so y el funcionamiento de los senti-dos. Para su comprensión e intentode plasmación sobre el papel, asu-mió el esquema tradicional aristoté-lico que suponía la existencia de trescámaras o ventrículos en el cerebrodispuestos sucesivamente. El primerventrículo o cámara impresiva reu-niría la información de los sentidos,que pasaría a la cámara central o sen-

EL HOMBRE DE VITRUBIOEl esfuerzo de Leonardo enel estudio anatómico delas proporciones va másallá de lo necesario parasu creación artística, yapunta a un posible interéspor la publicación de susconclusiones. Esta inten-ción se hace evidente enla pulcritud de su dibujomás conocido: el hombrede Vitrubio. Leonardo reto-ma en él las proporcionespropuestas por este autorclásico del siglo I a.n.e. ensu De architectura: ‘Si unhombre se tumba bocaarriba, con los brazos y laspiernas extendidos, y secentrasen un par de com-pases en su ombligo, losdedos de las manos y delos pies tocarían la circun-ferencia del círculo descri-to a partir de ese centro.Y de la misma manera queel cuerpo humano puedeinscribirse en un contornocircular, también puedeinscribirse en una figuracuadrada’. Sin embargo, adiferencia de otros autorescontemporáneos que fuer-zan la figura humana paraadaptarla al esquema deVitrubio, Leonardo modifi-ca éste desmontando, porejemplo, la relación funda-mental en la geometríaclásica entre el círculo y elcuadrado para adaptarloa sus propias observacio-nes y mediciones

Las cámaras del cerebroEn sus primeros dibujos ‘fisioló-gicos’ Leonardo trató de iden-tificar en el interior del cerebrolas tres cámaras descritas porAristóteles, encargadas, res-pectivamente, de la percep-ción, la interpretación y lamemoria

Abajo, grabado del Comentario a Vitrubio de Cesare

Cesariano, 1521

Página de enfrente, Hombre deVitrubio de Leonardo da Vinci

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bueyes y terneras,posiblemente enlas granjas y esta-blos de las afuerasde Milán donderealizó sus prime-

ros estudios anatómicos. Leonardodiseccionó varios cerebros de bueypara completar sus estudios sobreel sistema nervioso, la ubicación delalma y la percepción de los senti-dos; al descubrir la existencia realde unas cámaras o ventrículos en elinterior de éstos, descritos en estaépoca por Alejandro Achillini(1463-1512), estudió su estructuramediante la inyección de cera en suinterior para la creación de moldestridimensionales que despuéspoder dibujar y analizar, en el vanointento de hacer corresponder estasestructuras cerebrales con las trescámaras de la doctrina aristotélica.

En sus dibujos, Leonardo nuncase planteó realizar nuevos descubri-mientos anatómicos ni refutar lasviejas ideas galénicas; muchomenos lo movió un intento de apro-ximación a la ciencia de los médi-cos, a quienes tenía en poca estima,como reflejan algunos de sus conse-jos: ‘Todos los hombres desean reuniruna fortuna para luego pagar a losmédicos, destructores de vida’.

‘Intenta mantenerte sano, lo queconseguirás si evitas a los médicos, por-que sus drogas son una especie dealquimia, de la cual existen más librosque remedios’.

Su principal ayuda vino, sinembargo, de la mano deMarcantonio della Torre, médicoveronés que ocupaba cátedra en laUniversidad de Pavía, a cuarentakilómetros de Milán, con quien par-ticipó en numerosas diseccionesdocentes y con quien posiblementeplaneó la elaboración de una obracientífica. La fructífera relaciónentre médico y artista se truncó pre-cozmente cuando, en 1511, con tansólo treinta años, Della Torre falle-cía víctima de una epidemia depeste que asoló la comarca deVerona desde septiembre de 1510hasta febrero de 1512. Algunos desus dibujos sobre ciertas estructurasinternas del organismo, como losdel corazón o los del feto y la pla-centa humanos, son datados conposterioridad al fallecimiento de la

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sus communis donde era interpreta-da. Desde éste, base del intelecto, laimaginación y hasta el alma, la infor-mación ya descifrada pasaría a latercera cámara, donde reside lamemoria.

Tras un periodo de abandono delos estudios anatómicos, Leonardoretoma su interés por ellos a partirde 1506, a caballo entre Milán yFlorencia, relacionándose este hechocon su vuelta a la escultura.Consciente de la importancia delconocimiento de la anatomía del sis-tema músculo-esquelético para unaadecuada representación escultóri-ca, entre 1507 y 1508 frecuentó,durante sus estancias en Florencia,el hospital de Santa María Nuovadonde visitó algunos enfermos, nor-malmente ancianos enjutos, no conintención médica sino por el estudio

externo de sus cuerpos en los que laausencia de grasa permitía el análi-sis de la disposición de huesos y ten-dones, y realizó una decena deautopsias con el mismo fin.

Junto a sus dibujos sobre anato-mía externa, retoma su interés por laconstitución y el funcionamientointerno del organismo, esta vez conmucho más acierto, no tanto por sushallazgos sobre el cadáver sino poruna mejor formación literaria, conse-guida gracias a la lectura de la tra-ducción al italiano del Fasciculusmedicinae de Johannes de Ketham.Sus dibujos, de una calidad muysuperior a los de la década anterior,seguirán, sin embargo, adoleciendode algunos errores consecuencia dela extrapolación al cuerpo humanode hallazgos observados en la disec-ción de animales, especialmente

Dibujo de laestructuraósea de brazosy piernas, frutodel trabajo jun-to a Marcanto-nio della Torreen 1510

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17MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

LOS ÓRGANOS SEXUALESEl interés de Leonardo en la primeraetapa de dibujos anatómicos se cen-tra muy especialmente en los órga-nos reproductivos, en los que, pese aapuntar ya una técnica novedosa enla forma de representarlos, tanto sudisposición como sus conexionesestán cargados de errores por basar-se sólo en someros conocimientos dela anatomía interna animal y en losviejos esquemas de la fisiología aris-totélica. En ellos, por ejemplo, incor-pora la inexistente conexión entre lospechos y la matriz que, según losclásicos griegos, permitía excretarla leche a partir de la cocción dela menstruación no eliminadadurante el embarazo o puerperio; orepresenta dos conductos en elpene, de los que el inferior excreta-ría la orina y por el superior se pro-porcionaría el ‘espíritu seminal’ pro-cedente del cerebro a través de lamédula espinal

Estudio sobre la copulación,realizado en torno a 1493

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200618

Della Torre, cuan-do posiblemente

Leonardo retomó las disecciones deanimales. Su traslado a Roma en1513 suspendió definitivamente elproyecto de trasladar los dibujos agrabados susceptibles de ser lleva-dos a imprenta.

Aparte de este proyecto inacaba-do –una vez más- de ilustración deun texto científico y del continuointerés de Leonardo, como en todoslos campos a los que se acercó, porbuscar un conocimiento global de lanaturaleza, el principal objetivo desus bellas figuras anatómicas fueotro: conseguir –algo nunca realiza-do hasta la fecha- plasmar en unasola figura todo lo que en el cadáverprecisaría varias sesiones de disec-ción, algo que Leonardo consideraba

impreciso y desagradable, ‘en compa-ñía de tales muertos descuartizados, des-ollados y espantosos de ver’. La mejoralusión a su obra anatómica de partede un autor contemporáneo nos laofrece Paulo Jovio, doctorado enmedicina en 1507 en la Universidadde Pavía donde coincidió conLeonardo y Marcantonio della Torre:‘Había aprendido en las escuelas de

medicina a diseccionar, con un esfuerzoinhumano y repugnante, los cadáveresde malhechores, para pintar las distintasflexiones y tensiones de los miembrospor la fuerza de los nervios y de las unio-nes, siguiendo fielmente el orden de lanaturaleza. Por eso reprodujo en tablas,con precisión admirable, la forma de losórganos más pequeños, hasta las venasmás sutiles y las partes más secretas delesqueleto, para que de aquel espantosoesfuerzo se obtuvieran, mediante el gra-bado en cobre, infinitas copias en prove-cho del arte. Mas por entregarse conexcesiva meticulosidad a la búsqueda denuevos medios y técnicas de un arte refi-nado acabó muy pocas obras, descartan-do siempre las ideas por volubilidad delcarácter y por impaciencia natural’.

Pese al declarado interés porhacer una “anatomía para artistas”que les ahorrase las penosas horasjunto al cadáver para comprender suestructura, el siempre curioso espíri-tu de Leonardo, su visión holísticade la naturaleza, en la que todo estáinterrelacionado de forma armónica,y el esquema medieval de relaciónentre el microcosmos humano y elmacrocosmos, le llevaron a intere-sarse también enormemente por larepresentación minuciosa de losórganos internos, especialmente porel sistema reproductor y por lamujer gestante, temas que lo atraíande manera poderosa en cuanto res-ponsables de la creación de nuevavida. En este campo, gracias a suextraordinario ingenio y habilidadpara representar sobre el papel y enuna sola figura las estructuras ocul-tas del organismo, se cuentan quizálos más bellos dibujos anatómicossalidos de su pluma. La ‘mujer decristal’, el feto en el útero o la parejacopulando constituyen un plantea-miento absolutamente moderno ynovedoso en cuanto a su vertienteartística. Por el contrario, estas seriesson las que en mayor medida contie-nen graves errores, tanto anatómicoscomo fisiológicos, ya superados enbuena medida en su propia época yfruto sólo de un seguimiento pococrítico de las teorías aristotélicas o,en algún caso, de la extrapolación alhumano de hallazgos observados enla disección de animales.

Los apuntes científicos y filosófi-cos de Leonardo están realizados enuna escritura invertida o especular,

Los apuntes científi-cos y filosóficos deLeonardo están re-alizados en una es-critura invertida oespecular

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Estudio de la mus-culatura del hom-bro realizado en1509

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una escritura completamente nor-mal e idéntica a las escriturascomerciales del siglo XV pero queprecisa para ser leída de su refle-xión en un espejo. Tal escritura nofue utilizada por el artista como unburdo método de ocultación oencriptación, sino por su disposi-ción innata al ser zurdo que no fuecorregida en la infancia por laanárquica educación que recibió desu abuelo Antonio, su tíoFrancesco y el cura que lo bautizó,don Piero. Una forma de escribirque sólo refleja de nuevo que susescritos pertenecían a una esferaprivada, como los cuadernos deapuntes de los humanistas, laslibretas de ingenieros e inventoreso los libros de mercaderes.

C o n s c i e n t edel caos de susa n o t a c i o n e s ,intentó en variasocasiones reor-denar sus escritos con vistas a suposterior publicación, especialmenteen los últimos años de su vida, comoilustra el inicio de uno de los muchoálbumes que comenzó con este fin:‘Comenzado en Florencia, en casa dePiero de Braccio Martello, el 22 demarzo de 1508. Será esta una colecciónsin orden, extraída de muchos papelesque he copiado aquí con la esperanza deordenarlos en su lugar adecuado, segúnlas materias que traten, y creo que antesde poner fin a esta empresa, tendré querepetir lo mismo varias veces; así pues, ellector no debe reprochármelo, porque son

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Re or e

BIOMECÁNICAEl intento de Leonardo porhuir de la visión unicista–que no separaba la formade la función- propia de lafisiología medieval, junto ala escrupulosidad en el tra-bajo y la habilidad artística,hicieron que sus estudiossobre el sistema músculo-esquelético, aun desde lasmanos de un artista y no deun científico, se centrasenno sólo en la forma estáticade los músculos sino en sufuncionamiento real. Para larepresentación gráfica deestas fuerzas biomecánicas,más que de los músculosque las hacen posibles,Leonardo ideó un inéditomodo de esquematizarlas yplasmarlas en el papel: ‘Sihemos dibujado los huesosde la mano y queremosdibujar los músculos quecubren y unen los huesos,hay que dibujar hilos y nomúsculos. Digo hilos y nolíneas, para que pueda unover qué músculo descansasobre otro, pues con simpleslíneas no podríamos verlo. Y,además, una vez hechoesto, hay que dibujar otramano mostrando el verda-dero perfil de los músculos(...) hay que dibujar los hilosantes que los músculos;tales hilos tienen la funciónde indicar el lugar de losmúsculos, y hay que hacerque sus extremos converjanen la articulación de losmúsculos y los huesos. Estopermitirá entenderlo mejorcuando dibujéis todos losmúsculos, uno sobre otro.De lo contrario el dibujoresultaría confuso para losojos de los demás’. En susnotas, Leonardo insiste repe-tidamente en la importanciade estudiar el sistema mús-culo-esquelético, no comouna estructura estática, sinocomprendiendo todas lasposibilidades de movimientoreal que permitía, para nocaer en la representación defiguras musculadas que más‘parecen un saco lleno denueces’, como criticó enocasiones aludiendo a laobra de Miguel Ángel

Representaciónesquemática de

las fuerzas biome-cánicas que inter-vienen en la esta-

bilidad y movilidaddel cuello, realiza-

do sobre 1513

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LA SUPERACIÓN DE LA ANATOMÍA MEDIEVALLeonardo no fue el primer artista renacentista que se acercó a lasfacultades de medicina para mejorar su formación artística. La supe-ración en el Renacimiento europeo de una anatomía medieval mera-mente libresca y sin más referentes prácticos que la disección de ani-males, normalmente cerdos, comienza con la disección de cadávereshumanos en el siglo XIII, ampliamente documentada en Bolonia,especialmente en relación con cuestiones médico-legales. Entre losque comenzaron a utilizarla con una finalidad morfológica en eloccidente cristiano, bastante después que en el ámbito islámico,destaca Mondino de Luzzi (1270-1324), profesor de la Universidad deBolonia y autor de Anatomia corporis humani (1316), manual estricta-mente atenido al galenismo arabizado, con una terminología tosca eimprecisa que incluye vocablos tomados directamente del árabe,pero con algunas observaciones personales fruto de sus propiasdisecciones. En pocas décadas, la ilustración sobre el cadáver de lasclases teóricas mediante disecciones sistemáticas de cuatro días deduración se extenderá por las universidades italianas y de la coronade Aragón, de tal modo que cuando Leonardo se interesa por el estu-dio anatómico sobre el cadáver, aunque la práctica disectiva confines docentes no era habitual ni en la corona de Castilla ni en el restode Europa, las universidades italianas y aragonesas lo era de formareglada desde hacía décadas

1. Manuscrito del monasterio de Prüfening, Ratisbona, 1158

2. Tavola dall'Anatomia de Guido da Vigevano, 1270-1326

3. Codex Roncioni, Biblioteca Universitaria de Pisa, siglo XIII

4-5. Berengario da carpi. Comentario a la anatomía de Mondino dei Liucci, 1521

6. De Anathomia de Mondino da Liucci, 1316

7. Margarita philosophica de George Reisch, 1467-1525

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EL ANFITEATRO ANATÓMICOEn época de Leonardo, las disecciones de cadáveres humanos formaban parte del plan de estudios delas principales universidades de Italia y Aragón. Realizadas en enero o febrero de cara a una mejor con-servación del cadáver, eran de asistencia obligatoria para los estudiantes. Los cuerpos eran proporciona-dos por las autoridades consistoriales y procedían habitualmente de criminales extranjeros condenados ala pena capital. Hasta el desarrollo del movimiento vesaliano, a mediados del siglo XVI, servían funda-mentalmente para mostrar o ilustrar las doctrinas morfológicas de Galeno. El profesor permanecía en susitial o ‘cátedra’ con un texto galénico en la mano –normalmente la Anatomia mundini, de Mondino deLucci- y, a sus pies, un cirujano-barbero efectuaba la disección, cuyos detalles iba señalando una tercerapersona, el ostensor, que seguía las indicaciones del catedrático. Con este proceder era difícil apreciarsobre el cadáver sutiles errores en las descripciones galénicas, pero incluso los más groseros o evidentesno eran atribuidos a un error en el texto leído sino a una mala preparación del cadáver por el cirujano.Con la revolución postvesaliana, la anatomía fue adquiriendo importancia y las plataformas de maderadonde se realizaban las disecciones fueron sustituidas por anfiteatros construidos junto al edificio universi-tario, con capacidad para más de cincuenta espectadores. En la parte inferior y central se colocaba lamesa de disecciones giratoria, iluminada por velas o antorchas, y concéntricamente se instalaban las gra-das y galerías, las cuales iban ascendiendo a medida que se alejaban del escenario. En Pavía, dondeLeonardo diseccionó cadáveres junto a Della Torre en 1510, se construyó el primer anfiteatro anatómicoen 1552. El de Padua, de 1594 y el más conocido del renacimiento anatómico, tenía capacidad para casitrescientos espectadores

1.Manuscrito de Oxford, s.XIII

2.Barthélemy l’Anlais, 1510

3.Berengario da Carpi, 1535

4.Johannes Ketham, 1493

5.Andrea Vesalio, 1543

6.Láminas anatómicas en la

sala de disección, siglo XVII

7. Teatro anatómico de la

Universidad de Padua, 1594

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muchas cosas y la memoria ya no puederetenerlas y decir: No volveré a escribiresto porque ya lo he escrito. Y si no deseocaer en ese error, es necesario que cadavez que transcriba un pasaje vuelva aleer el fragmento precedente, máximecuando de una vez a otra han pasado lar-gos intervalos de tiempo desde que loescribí’. Con este mismo propósitohay que enmarcar sus notas sobre laintención de publicar un gran trata-do de anatomía, compuesto de 120libros, que nunca completó. Estecaos en su estructura, junto a la lógi-ca dificultad de lectura de las notasespeculares de Leonardo, malogra-ron también los intentos de su discí-pulo Melzi, heredero de sus cuader-nos de notas, de llevar a cabo suordenación y publicación. Melzienseñó las notas de Leonardo anumerosos personajes importantesde la época, causando la admiracióny el asombro de todos ellos, pero lacolección nunca llegó a ver laimprenta y el legado se desperdigó asu muerte, permaneciendo olvidadohasta su redescubrimiento en 1784por William Hunter y en 1788 porBlumenbach. Su publicación, entre1836 y 1916, fue acompañada delsurgimiento del mito del Leonardoinventor y genio, basado tanto en elambiente intelectual de la épocacomo en el desconocimiento de laingeniería y la anatomía delQuattrocento. Por ello, la extraordi-naria calidad de los dibujos deLeonardo no debe ocultar el hechode que no influyeron en absoluto enla trayectoria del conocimiento ana-tómico académico.

Como ocurre en la obra deLeonardo, el interés por la innova-ción en las ilustraciones anatómicasno se relacionó directamente conuna misma actitud en los textos delos tratados. Así, en 1530, LuisLobera de Ávila, médico de cámaradel emperador Carlos V, publicabasu Banquete de nobles caballeros con untexto anatómico estrictamente gale-nista y lo acompañaba de xilografíasde estética realista. Mientras, y comocontrapunto, el valenciano MiguelJuan Pascual publicaba en 1537 suLibro de nothomia con numerosasaportaciones, críticas y rectificacio-nes a la doctrina tradicional, perocon unas ilustraciones toscas, esque-máticas y especulativas propias de la

LOS HOMBRES MUSCULARES O ‘ECORCHÉS’figuras anatómicas desolladas que dejan así a la vista todasu estructura muscular, suponen la máxima expresión de lailustración anatómica del Renacimiento y un punto de noretorno desde la publicación de la Fábrica de Vesalio, cons-tituyendo desde el primer momento, como ya adelantóLeonardo, una gran utilidad para los artistas en su conoci-miento de la musculatura superficial. Incluso Miguel ÁngelBuonarroti, criticado frecuentemente por Leonardo por susescasos conocimientos anatómicos, realizó en su madurezdisecciones anatómicas junto a Realdo Colombo, sucesorde Vesalio en la Universidad de Padua, y planeó con él laelaboración de un también inconcluso tratado ilustrado deanatomía. Las obras anatómicas posvesalianas, con ilustra-ciones copiadas directamente de la Fábrica, fueron muyutilizadas por los artistas renacentistas, pero fue de nuevoun español, el escultor y orfebre Juan de Arfe, quien publi-caría por vez primera una obra de anatomía pensada espe-cíficamente para artistas

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Calcografía de un ‘hombremusculado’ de la Historia de lacomposición del cuerpo huma-no, de Valverde de Amusco,publicado en Roma en 1556,obra de Gaspar Becerra

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LA MUJER DE CRISTAL (1513)supone la culminación del plan deLeonardo de conseguir en una sola ima-gen la representación de todas las estruc-turas internas, permitiendo la visualizaciónde todos ellas mediante efectos de trans-

parencia, no recuperándose esteefecto hasta la ilustración anató-

mica contemporánea

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LOS GRABADOS DE LA FÁBRICA DE VESALIO (A) sí que constituyeron un auténtico revulsivo entoda la obra gráfica anatómica posterior. Casi todas sus láminas anatómicas fueron copiadasuna y otra vez en los siglos posteriores. A veces incluso con una mayor calidad de grabado alestar realizadas sobre cobre, como en el caso de la obra de Valverde (B), la mayoría reducida asimples bocetos, incluso en obras de gran importancia como la de Montaña de Monserrate (C)

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época anterior, en la que las ilustra-ciones de los textos académicos tení-an tan sólo una finalidad decorativao, a lo sumo, de apoyo nemotécnicoo visual de una determinada doctri-na teórica. Sin embargo, en los pri-meros años del siglo XVI, los mis-mos intereses que llevaron aLeonardo al estudio de la anatomíasiguieron influyendo de modo inde-pendiente en otros artistas, así comootros anatomistas tuvieron el mismointerés que Della Torre por ilustraradecuadamente sus tratados, siendoBerengario de Carpi, profesor de laUniversidad de Bolonia, el primeroque incluyó en su obra Comentarios ala anatomía de Mondino (1521) graba-dos anatómicos realistas, tomadosdirectamente del natural y donde,pese a la rudeza de sus trazos, sepone por primera vez en relación eltexto con la ilustración.

El gran cambio en ambos ámbitos–ilustración y contenido- convergiófinalmente en una obra absolutamen-te innovadora: De humanis corporisfabrica, de Andrés Vesalio (1514-1564).Desde su cátedra de Padua, Vesaliorevolucionó el método docente de su

época bajando a la mesa de disecciónpara anatomizar personalmente elcadáver en sus clases, separando lafunción de la forma y convirtiendo ala anatomía humana descriptiva en laprimera doctrina médica que se inde-pendizó totalmente del galenismomedieval. Junto a ello, Vesalio tomóconciencia también de la importanciade incorporar al estudio de la anato-mía los adelantos que venían des-arrollando los artistas renacentistasitalianos en la ilustración anatómica,y por ello encargó y colaboró en larealización de seis estupendas lámi-nas anatómicas -Tabulae sex- paraayudar a los estudiantes en la reali-zación de las disecciones. En ellas,por vez primera, lo importante es lailustración anatómica y el texto secentra en su explicación.

Aunque el desarrollo de las ideasde Vesalio tuvo lugar predominante-mente en su universidad, la dePadua, la Universidad de Valenciafue la segunda que se unió a ellas dela mano de Collado y Pedro Ximeno,quienes aportaron nuevos descubri-mientos y rectificaciones, como lainédita descripción del estribo entre

los huesecillos del oído. Estos hallaz-gos fueron incorporados a la otragran obra anatómica del siglo XVI,editada en Roma en 1556 y reeditada16 veces en cuatro idiomas: laHistoria de la composición del cuerpohumano del palentino Juan Valverdede Amusco, formado junto a RealdoColombo, sucesor de Vesalio en lacátedra de Padua. Su obra fue el pri-mer libro científico importante conilustraciones grabadas en cobre;dichas ilustraciones, tomadas engran parte de la Fábrica de Vesalio,pero en buena medida corregidas oreelaboradas, son atribuidas al pin-tor baezano Gaspar Becerra, forma-do artísticamente en Roma. La cali-dad de los trazos es superior a la obrade Vesalio por el cambio de la técnica,ya que el grabador de la obra,Antonio Salamanca, utilizó por vezprimera en la ilustración de un textocientífico importante la técnica de lacalcografía o grabado en cobre, quepermite una mayor definición que elgrabado en madera y que fue la quepretendía utilizar en su obra anató-mica Leonardo da Vinci para pasar ala imprenta sus dibujos. A.G.

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ReportajeFETO EN EL ÚTERO MATERNOUno de los dibujos anatómicos más conoci-dos de Leonardo por su indiscutible belleza,pero que en la representación de la estructu-ra de la placenta se aleja de la realidad porestar basado en la observación de una pla-centa de ternera

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Dossier

28 Los visigodos

33 In occasu saeculi sumus

37 La monarquía

43 Leovigildus Rex

45 Princesas y reinas

49 Gardingos

51 Identidad religiosa

57 Cultura erudita

64 Vida cotidiana

77 Toletum

80 Recópolis

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Sin duda, el periodo más vacío para el conocimien-to de la historiología popular es el espacio que en-laza el fin de la Antigüedad con el inicio de la os-

curidad medieval. Un hueco en el tiempo ocupado poruna memorizada lista de reyes godos, de concilios reli-giosos, de códigos y leyes, de conversiones y de una de-rrota heroica por parte de un invasor musulmán. Sinuna clara intencionalidad, siempre se le ha restado im-portancia al dominio visigodo de la Península Ibérica,quizá ensombrecido por el gran Imperio romano o por

las conquistas y reconquistas posteriores; sin embargo,esos reyes que figuran en la larga lista aprendida conescasa fortuna derrocaron un orden establecido duran-te siglos, y abrieron un camino legislativo y religiosoadaptado a una nueva forma de pensamiento y de go-bierno que cimentó la larga Edad Media.

En el siglo V y procedentes de Asia, las tribus de losHung-Un -es decir, los hunos al mando del temido Ati-la- entraron en Europa Central a sangre y fuego. Losgermanos allí asentados huyeron de la devastación y

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Los Visigodosfinal de una decadencia

y principio de un oscurantismo

ANTONIO CASADO POYALESHISTORIADOR DEL ARTE Y SUBDIRECTOR DEL SERVICIO DE BIBLIOTECAS

DEL CAMPUS DE TOLEDO (UNIVERSIDAD DE C-LM)

Mosaico que representa a un jinete ger-mano en el que se ven claramente en suvestimenta las influencias adquiridas delas constumbres romanas.British Museum, Londres

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cruzaron el limes, la frontera que los separaba del Im-perio romano. Oleadas de refugiados germanos seasentaron en territorio romano, al principio por lafuerza, como cuando Alarico I saquea Roma (410), ymás tarde pactando y convirtiéndose en pueblo fede-rado del Imperio con motivo del matrimonio de laprincesa Gala Placidia, hija del emperador hispano Te-odosio I el Grande, con Ataulfo, sucesor de Alarico.Ataulfo I y Gala Placidia serán los primeros reyes his-pano-godos, convirtiendo al pueblo visigodo en privi-legiado aliado de Roma. Tres años después, unos dos-cientos mil visigodos se establecieron en la Galia Nar-bonense o Septimania y en Hispania, con capital enToulouse, tornándose en aliados militares, sirviendocomo tropas auxiliares en sus legiones y luchando bajolas águilas del Imperio contra sus enemigos, los ván-dalos y los alanos en la Península Ibérica y los francosde Clodoveo en la Galia.

Poco después, hordas de francos sublevados contraRoma invadieron las provincias visigodas de la Septi-mania y la Marca Hispánica -actual Cataluña-. La gue-rra tenía un componente religioso: ambos puebloseran cristianos, pero los francos de Clodoveo acababande convertirse al catolicismo mientras que los visigo-

dos eran arrianos. En estos conflictivos años, Odoacro,caudillo de los Hérulos, depone al emperador niño Ró-mulo Augusto -de doce años- acabando con el Imperioromano de occidente, y envía las insignias imperiales aOriente, al emperador bizantino Zenón, en Constanti-nopla. Es el año 476. Europa occidental revienta en va-rios reinos ya totalmente independientes. En Hispaniareinaba Eurico, hermano y sucesor de Teodorico II y deTurismundo. Fue sucedido por Alarico II, que ha pasa-do a la Historia por ser el legislador que otorgó a la po-blación hispanorromana el código que lleva su nom-bre, y que complementaba el que otorgó su padre Eu-rico a los visigodos. La paz llegará con otro matrimo-nio, el de Clotilde, hija de Clodoveo, con Amalarico I,hijo de Alarico II. Pero Clodoveo ataca a su yerno, quefinalmente ha de rendir la Septimania a los francos ytrasladar la capital a la Marca Hispánica, establecién-dola en Barcino (Barcelona). Años después Atanagildola establecerá definitivamente en Toletum, en el año551.

Tras el breve reinado de Liuva I llega al poder suhermano Leovigildo (572). Su época tuvo un gran es-plendor político pero se vio marcada de nuevo por laguerra civil. Su hijo mayor, Hermenegildo, duque dela Bética, se convirtió al catolicismo de su madre, Gos-wintha -viuda de Atanagildo-, y se sublevó en armascontra su padre. Leovigildo aplastó la rebelión y con-

En Hispania, la población au-tóctona era católica y los visi-godos eran arrianos, lo queprovocaba una continua fuen-te de enfrentamientos

LOS VISIGODOS fueron un pueblo nómada y gue-rrero, como todos los de origen germano, quemuy rápidamente se romanizaron, se asentaron yse fusionaron con la población indígena hispano-romana, sobre todo a partir de Leovigildo alderogar la prohibición de los matrimonios mixtos.Eran una monarquía electiva y la categoría socialsuperior era, evidentemente, la aristocracia, de laque se nutrían tanto los mandos militares como lajerarquía eclesiástica. Ellos poseían la mayoría delos latifundios, elegían al rey y podían ser elegi-dos como tales. La Corte estaba integrada porfuncionarios palatinos, muchos de los cuales reci-bían el título -como en Roma- de comes (conde),porque formaban parte de la comitiva real. Losencargados de administrar una marca o provin-cia fronteriza recibían la denominación de mar-queses. Otro nivel social por debajo de la aristo-cracia era el constituido por los ciudadanoslibres. En las ciudades había artesanos, comer-ciantes, funcionarios del Estado, así como profe-sionales liberales: médicos, abogados, banque-ros, etc. Por debajo de éstos se hallaba el cam-pesinado, básico para el sostenimiento de laeconomía ya que la sociedad era principalmenterural, constituyendo estas últimas categorías elescalafón inferior de la escala social

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denó a muerte a su primogénitopor traición, convirtiéndolo ensanto y mártir para los católicos.

El arrianismo era una doctri-na predicada por el presbíteroArrio de Alejandría (siglos III-

IV), teólogo que defendía que Jesucristo era un inter-mediario entre Dios Padre y el mundo, pero que care-cía de la misma naturaleza divina y eterna del prime-ro. Por ello, la segunda persona de la Trinidad habríasido creada de la nada, no existía desde siempre comoel Padre y el Espíritu Santo. El Concilio de Nicea (325)declaró herética tal interpretación y amplió el Credo oSymboli Apostolici, afirmando que Jesús es consustan-cial con el Padre, no creado y de su misma naturaleza.En el Concilio de Constantinopla (381) se volvió acondenar el arrianismo, lo que indica que se seguíapracticando. Otra herejía importante de la época fueel priscilianismo, predicada por Priscilianus, obispode Ávila, que trataba de volver a la pobreza de la Igle-sia primitiva, con influencias gnósticas y maniqueas.En Hispania, la población autóctona -los hispanorro-manos- era católica y los visigodos eran arrianos, loque fue una continua fuente de enfrentamientos, nosólo teológicos, sino también jurídicos. Cuando llegaal trono Recaredo I, hijo menor de Leovigildo, decideacabar con la situación convirtiéndose al catolicismo,que era la religión de la mayoría de sus súbditos y de-clarándola religión oficial del Estado en el III Conciliode Toledo (589).

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LA CORTE ESTABA EN TOLETUM, donde el reytenía un palacio fastuoso semejante a los bizan-tinos en el recinto de la ciudadela, en los alre-dedores del actual alcázar. Pero a la vez, laToledo de los visigodos se extendía extramuros,en los terrenos de la Vega Baja, que era unamagna zona residencial en donde se asenta-ban varias basílicas, como la de SantaLeocadia y la de San Pedro y San Pablo, dondese celebraban gran número de concilios, elcirco y teatros romanos, y varias villae particula-res ornamentadas con ricos mosaicos. Allí tam-bién estaba la sede de la guardia real y de allípartían los desfiles triunfales "a la romana" cadavez que el ejército partía o regresaba a Toledo

Dossier

A partir de finales delsiglo IV, numerosos pue-blos denominados ger-manos atraviesan lasfronteras del Imperiopara repartirse los dife-rentes territorios en unaoleada a la que seconoce como las inva-siones bárbaras

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Ya en el siglo VII, en 610, con Gundemaro se de-clara la primacía del arzobispado de Toletum -sedemetropolitana de Carpetania y Celtiberia- sobre losdemás obispados de la Hispania cartaginense, cuyacapital, Carthago Nova, estaba bajo dominio bizanti-no. En 629, Suintila consigue expulsar a los bizanti-nos de sus posesiones en Hipania Ulterior, aunqueéstos mantienen aún sus dominios en la Nova Hispa-nia Ulterior Tingitana, en el norte de África. Sisenan-do regula la administración del Estado y lo reafirmacomo monarquía electiva, intentando evitar lo queera habitual hasta entonces: que los monarcas asocia-sen a sus hijos al trono para que, tras su muerte, fue-sen confirmados como nuevos reyes por el concilio oasamblea de notables. Dos décadas después destacaRecesvinto, hijo de Chindasvinto, que unió a las dosetnias de Hispana -romanos y visigodos- bajo unaúnica ley, el Código de Recesvinto, inspirado en el delemperador romano Justiniano, ampliado y comenta-do por Wamba y su sobrino Ervigio, y origen del pri-mer gran código español y basede toda la ley medieval, el LiberIudiciorum (654). Durante el rei-nado de Ervigio se celebra el XIIConcilio de Toledo, en el que seconfirma la primacía del arzo-

Los arzobispos de Toledo con-vocaban los concilios y ungíana los nuevos reyes, producién-dose una complementariedadentre el poder religioso y el civil

Miniatura del CódiceAlbeldense que ilustra

al rey visigodo Égicacuyo reinado transcu-

rrió entre el 653 y el702. Biblioteca de El

Escorial, Madrid

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LOS CONCILIOS DE TOLEDO no eran meras asambleas religiosas como los actuales. El nom-bre deriva del latín concillium. Eran asambleas de notables, entendiendo como tales tanto alos obispos como a los nobles de la Corte, que debatían todos los problemas del reino, decualquier índole, y cuyas resoluciones habían de ser aprobadas en votación y ratificadas porel rey. Un antecedente de las Cortes medievales. Muchos de ellos se celebraron en Toletum,dieciocho de un total de treinta y seis, si bien el primero tuvo lugar en Tarraco en el 516. ElXVIII Concilio de Toledo se celebró bajo el reinado de Witiza. Sólo siete años después caeráel reino visigodo bajo la media luna

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bispo toledano sobre los de Tarraco y Carthago Nova.Será a los arzobispos de Toledo a quienes los reyesconsultarán sobre la idoneidad de los candidatos antesde nombrar nuevos obispos; serán quienes convoquenlos concilios nacionales y quienes unjan a los nuevosreyes legitimándolos, produciéndose una complemen-tariedad entre el poder religioso y el civil que durarásiglos.

Tras el reinado del yerno de Wamba, Egica, y de suhijo Witiza, es elegido rey el duque Rodericus (Rodri-go), contra el que se sublevan en armas los partidariosde Aquila, hijo de Witiza. Los witizianos llaman en suayuda a un pueblo que, procedente de Arabia, acababade conquistar a los bizantinos la antigua provincia ro-mana de Nova Hispania Ulterior, o Mauritania Tingina-ta, por lo que fueron llamados "mauros" o "moros". Elconde Julián, gobernador de Septem (Ceuta) y miembrodel partido witizano, deja pasar por el Estrecho a lastropas aliadas que iban a ayudarles a conquistar el po-der. Es el año 711. Pero tras derrotar al ejército rodri-guista en la batalla de Guadalete, los musulmanes se lopiensan mejor y deciden quedarse ellos con el reino enlugar de entregarlo a los witizanos. Tras la caída de Ro-drigo y del Estado visigodo, Pelagius -Pelayo, nieto deRecesvinto según la tradición- es elegido nuevo rey. Co-mienza la Reconquista y acaba la Alta Edad Media.

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LA ECONOMÍAse basaba enel sistemamonetariobajoimpe-rial roma-no, queorbitabaalrededordel sueldode oro(1/72 delibra aúrea),creado porConstantinoen 325. En elVIII Concilio deToledo se diferen-ció por ley el tesorodel rey, que formabaparte de su patrimonio, del de la Coronacomo institución del Estado, que era inena-jenable, y del que formaban parte las pie-zas que Alarico había saqueado de Roma,entre ellas -según la leyenda- la legenda-ria "Mesa del Rey Salomón", llevada allí porTito tras la conquista de Jerusalén

Dossier

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n occasusaeculisumus

El veinticuatro de agosto del año cuatrocientosdiez, las tropas de Alarico entraron en Roma y lasaquearon durante tres largos días, en los que, es-

poleados por un afán de venganza, destruyeron sin pie-dad la moral del fragmentado Imperio. Las gentes queentraron en la ciudad no eran soldados extraños paralos habitantes de la capital del mundo, pues vestíancomo romanos, se cubrían con sus armaduras y porta-ban los yelmos propios de las tropas imperiales; ade-más adoraban al mismo dios, entendían el latín y habí-an ocupado durante casi cien años tierras que otroraformaron el nordeste del dominio romano. Por tanto nose les podía considerar bárbaros, sino más bien refugia-dos. A este pueblo, de origen escandinavo, se le conocíacomo visigodo.

Estas gentes que arrasaron Roma no lo hicieron faltos deestímulos, pues el Estado que en un principio prometióacogerles, al final resultó ser un ti-rano sin escrúpulos que duranteaños sometió a los recién llegadosa penurias propias de esclavitud.El primer pacto se selló con el em-perador Constantino, que tras per-mitirles el asentamiento en las tie-rras de Tracia, Misia y Dacia losconvirtió en federados para ayu-

eovi i do

I

Jinete visigodo repre-sentado por un grupo

de recreación histórica.Arriba, placa de cintu-rón en plata pertene-

ciente al tesoro deVermand y algunas de

las insignias decorati-vas de los escudos

romanos de las tropasauxiliares enAdrianópolis A.

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dar a Roma a repeler las incursiones germanas en las fron-teras del Danubio. Así comenzaba un extraño periodo deinestable paz entre ambos pueblos, de décadas de traición,engaño, abusos y amenazas.

Cuarenta y tres años después de conformar la alianza,en el año 375, una horda salvaje, expulsada de las tierras dela actual China por la dinastía Han, llegó a las cercanías delMar Negro, las tierras de los pacíficos godos y la fronteradel Imperio. Esta masa invasora eran los Hung-Un o hunosy su incursión carecía de piedad y racionalidad. Los conti-nuos y rápidos ataques sorpresa impidieron a los visigo-dos, en ese momento adaptados a una sociedad agrícola,defenderse y por tanto cayeron abatidos ante la brutalidadde los usurpadores. La amenaza provocó una reacción na-tural en la sociedad goda que hasta entonces había estadodividida en clanes y que se vio obligada a unirse bajo unmismo liderato para hacer frente común a los hunos. Elcaudillo Fritigerno fue el encargado de unificar bajo unmismo mandato al pueblo godo y así encontrar una solu-ción unánime para garantizar la pervivencia de su gente; laresolución fue acogerse al respaldo de la principal potenciadel mediterráneo: Roma. El emperador Valente aceptó,aunque con recelo, el asentamiento de un pueblo bárbaro

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Teodosio logró una estabili-dad durante su reinado quele procuró el sobrenombre,según Jordanes, de ‘amantede los godos’

ALARICO fue el caudillo visogodo que enca-bezó el levantamiento de su pueblo contrael Imperio de Occidente, tras haber falladola tentativa contra Oriente alser rechazado por elgeneral Estilicón.Tras varios intentosde contener elavance visigodo,en los que elemperadorHonorio llegó aofrecerlebuena partede sus domi-nios, Alaricosaqueó Romaen el año 410.Arriba, detallede un relieve enuna puerta de lacatedral deMilán que repre-senta alEmperadorTeodosio junto aSan Ambrosio, elcatecúmeno de laciudad y un perso-naje muy influyen-te en la políticadel Imperio. A laderecha, supuestobusto del caudillovisigodo. Museo delas Termas, Roma

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en el margen del limes nororiental; a cambio impuso quelos recién llegados se sometieran a su autoridad. Los visi-godos abandonaron de esta manera su idiosincrasia paraquedar al amparo incierto de sus nuevos protectores. Noobstante, al cruzar el Danubio se encontraron con un im-pensado arancel selectivo que filtró muy lentamente suentrada a las tierras del Imperio. Roma se había topado sinesperarlo con una nueva fuente de reclutamiento para susejércitos, y aprovechó esta eventualidad sin escrúpulos,elaborando una selección de los admitidos e inadvir-tiendo que estaba armando a un pueblo al que, a la vez,por otro lado, vejaba sin cautela. Del casi millón de per-sonas que acudió al amparo de Roma, un cuarto locomponían soldados. Previsiblemente, en poco tiempoel inesperado regalo para el Imperio se tornó rápida-mente en un problema al tener que alimentar a tantagente, sumándose otra contrariedad al infortunio de losrecién llegados. La hambruna desembocó forzosamenteen desórdenes y escaramuzas con el inevitable desenla-ce en los campos de Adrianópolis.

Superado el golpe a Roma y la muerte en batalla de Va-lente, se logró durante el reinado de su sucesor, el hispanoTeodosio, una estabilidad que le procuró al emperador el

sobrenombre, según Jordanes, de ‘amante de los go-dos’. Pero a la muerte de éste, con el imperio divididoen el gobierno de sus dos hijos varones, la inestabilidadregresó de nuevo, propiciada esta vez por la obstina-ción de Estilicón, un general de origen vándalo que lle-gó a enfrentarse a los visigodos incluso desoyendo lasindicaciones de los propios emperadores. En este am-biente hostil surgió la figura de Alarico, noble visigododescendiente de la tribu de los baltingos, educado en

Italia bajo el reinado deTeodosio y que repre-sentó a la perfección ellíder que necesitaba supueblo para enfrentarsea la tiranía imperial yque de nuevo encaminóa los visigodos a un éxo-do sin destino que des-embocó en la toma y sa-

queo de Roma. San Am-brosio, vaticinando la lle-gada de un nuevo orden,escribió: ‘Vivimos el ocasodel mundo’. J.R.F.

ESTILICÓN fue, sin duda, el mejor general delBajo Imperio. De origen vándalo, se opuso a lasinvasiones casi contra la voluntad de los empe-radores, verdaderos interesados de la salva-guarda del Imperio. Ebrio de victorias llegóincluso a celebrar un triunfo en Roma, imitandolos viejos tiempos de la República, siendo estaocasión la última en la que se ofreció espectá-culo de gladiadores. Este triunfo celebradojunto al emperador Honorio representa ademásel final de la hegemonía romana. Estilicón murióasesinado en el año 408 por orden de Honorio;tras su desaparición ya no quedó nadie en elImperio capaz de hacer frente a la amenazainvasora y así, sin ningún obstáculo, dos añosdespués Alarico saqueó Roma

En un ambiente hostil surgió lafigura de Alarico, descen-diente de la tribu de los bal-tingos y educado en Italiabajo el reinado de Teodosio

Relieve de finales delsiglo III, con la repre-sentación de un jineteromano

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

ADRIANÓPOLISEl nueve de agosto de 378, las tropasdel ejército de Oriente acampadas enlas inmediaciones de Adrianópolis almando del emperador Valente avan-zan hacia el laager visigodo, dondetras sus carros dispuestos en círculo seresguardan los visigodos comandadospor su jefe Fritigerno. Valente no espe-ra a las tropas de Occidente que,comandadas por el emperadorGraciano, vienen de camino. Las fuen-tes clásicas no proporcionan una expli-cación de dicha actuación. QuizáValente supiese que los visigodos no contaban todavía con el refuerzo de las tropas comanda-das por Alateo y Safrax que se encontraban también en camino, y pretendiese conseguir unavictoria frente a Fritigerno antes de que llegasen dichas tropas. De hecho, Fritigerno intenta enun primer momento entablar conversaciones con Valente, pese a lo cual éste manda atacar elcampamento visigodo con una unidad central formada por la infantería pesada, comandadapor el general Trajano, y las tropas auxiliares al mando de los tribunos Cassio y Bacurio deHispania, mientras que a ambos flancos despliega la caballería a las órdenes de los generalesVíctor, Ricimero y Sebastián. Tras los primeros enfrentamientos, que no suponen un predominioclaro de ninguno de los dos bandos, aparece sorpresivamente sobre el flanco izquierdo unnumeroso ejército a caballo al mando de Alateo y Safrax que consigue desorganizar las tropasimperiales con la ayuda del resto de tropas visigodas, quienes aprovechando el desconciertoromano salen del laager para entablar batalla en campo abierto. Las tropas de Valente son deeste modo masacradas, no consiguiendo los supervivientes en retirada alcanzar el refugio delas murallas de Adrianópolis y pereciendo más de 40.000 efectivos romanos, incluido el propioemperador y sus principales generales. Fritigerno, a pesar de la victoria, no consiguió tomar laciudad de Adrianópolis, enclave fundamental junto a la Vía Egnatia.El trono vacante de Valente fue otorgado por su sobrino Graciano al general hispano FlavioTeodosio, quien conseguió años después el trono de Occidente y se convertió, como Teodosio Iel Grande, en el último emperador de Occidente y Oriente. Un año después de la muerte, porcausas naturales, de Fritigerno, Teodosio conseguiría vencer en batalla al nuevo líder visigodo,Atanarico, y negociar un pacto con él en 382, reestableciéndolos como foederati del Imperio.El episodio de Adrianópolis, sin embargo, supuso un punto de inflexión en las relaciones entreromanos y visigodos; las pretensiones de éstos últimos, conscientes de su fuerza, no serían yalas mismas, como quedaría patente tras la llegada al poder de Alarico

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INFO

GRA

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La historiografía tradicional,empeñada en lograr unacompartimentación clara de

la Historia, ha identificado a lospueblos germanos como los res-ponsables de la caída del ImperioRomano y, en cierto sentido, comolos iniciadores de un nuevo perio-do: la Edad Media. En el devenir deEuropa, principalmente en el de laPenínsula Ibérica, son los visigodosquienes representan ese papel, noen exclusiva pero sí como primor-diales protagonistas. Y sin embar-go ellos, como el resto de sus her-manos, vivieron constantemente a

caballo entre su propia tradiciónancestral y las influencias renova-doras de Roma, entidad política acuya destrucción contribuyeron -sinser sus máximos artífices- perocuyo brillo les deslumbró y guiódurante largo tiempo. Esta doblefiliación de los godos puede rastre-arse en numerosos aspectos de susociedad, economía, administra-ción y cultura; pero seguramenteen ninguno con tanta claridadcomo en el caso de la concepciónque tuvieron sobre su sistema degobierno. La monarquía visigodafue trasmutando su esencia y su

sentido desde una composición ne-tamente tradicional a una mixta ymuy romanizada, en lo que puedeser entendido como un proceso degestación dual de la institución realvisigótica.

No se trata de una monarquía le-galmente establecida, siendo en re-alidad un organismo de base con-suetudinaria sustentado todavía enuna sociedad dominada por losgrupos de parentesco, entre los quedestaca la estirpe o linaje: el sippe.No obstante, esta sociedad entra enfranco retroceso ante las institucio-nes de índole superior, como el

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visigodadesde los orígenes germanos hasta su romanización

La monarquía

La conversión de Recaredoobra de Muñoz Degrain.Palacio del Senado, Madrid

ORONOZ

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pueblo o la confederación de pue-blos. Así, puede decirse que la au-toridad de los primeros monarcasvisigodos, que no eran reyes sinocaudillos, se debía apoyar en los co-mitatii y no en la familia extensa. Elcomitatus consiste en un grupo deciudadanos libres vinculados a unjefe, al que les unen juramentos defidelidad. Este grupo de personasacompaña a su jefe en la guerra ycomparte tanto sus desventurascomo sus victorias y, por supuesto,el botín conseguido mediante con-

quista o simple pillaje. En estemarco, la monarquía goda

originaria se perfilacomo un poder emi-nentemente militar

donde el caudillo no es más que unprimus interpares, un jefe guerrerocuya autoridad es transitoria ycuyo poder es escasamente supe-rior al de otros caudillos provistostambién de grupos de seguidores.

En términos de Tácito, el monar-ca godo -y, por tanto, el visigodo-no posee una postestas sobre sussúbditos, sino solamente una aucto-ritas, es decir, una cierta autoridadmoral, en ocasiones también sagra-da, que nace de su carácter comoguerrero principal del grupo. Peroeste esquema irá variando poco apoco, fruto de las relaciones de losgermanos con Roma, en las que sedestacaron principalmente los go-dos orientales. El hecho de que mu-chos pueblos como los visigodosfirmen tratados de alianza con elImperio -foedus-, o que sus líderessean nombrados en altos cargos delesquema militar latino -como el

magister militum-, acabará haciendoque los monarcas godos busquen lasanción de las instituciones roma-nas, e intenten con ello aumentarsu poder sobre sus súbditos y emu-lar prácticas de dominación de susvaledores.

Tras las invasiones germánicas,durante la época del reino de Tolo-sa, la monarquía visigoda cambiacomo resultado de la fuerte roma-nización, delineándose ya clara-mente como una autoridad mixtaentre la tradición germana y el po-der imperial. En la época anterior,el thing -asamblea de guerreros-había desempeñado un papel fun-damental en cuanto a la legitima-ción y sustento del poder real. Setrataba de una asamblea a la quepertenecían todos los hombres li-bres de un pueblo, pero que en lapráctica estaba dominada por losnobles, quienes tomaban la iniciati-va en los consejos y forzaban al res-to de participantes a ser mera com-parsa, sólo servibles para asentir odisentir las propuestas nobiliarias.

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SIMBOLOGÍA DEL PODERLa simbología del poder es unelemento importantísimo paracomprender y valorar las cul-turas del pasado. En estecaso, los signos visibles de laautoridad real sirven de nexoentre ésta y sus súbditos, quecomprenden así el mensajeque desde el trono se les pre-tende transmitir. De estemodo, el signo de poder delmonarca godo en un primermomento es la espada, mos-trándonos que la autoridaddel gobernante se sustentaúnicamente o casi en exclusi-va sobre su faceta de guerrerosingular y caudillo de lasarmas. Pero conforme las atri-buciones reales aumentan,tomando facetas de gobiernopropias de un gobernadorromano primero y mástarde de la figuraimperial, la espa-da pierde suvalor simbólicopara dar paso alcetro, la capa yel trono. Se tratade una expresiónsimbólica de losnuevos poderesdel rey, que eslegislador, admi-nistrador de justi-cia y cabeza detodo el Estado

Trono del rey francoDagoberto I. BibliotecaNacional, Paris.Arriba, fragmento dela colección de laSemblanza de losReyes con la represen-tación de Liuva I yLeovigildo. BlibiotecaNacional, Madrid

Dossier

el monarca godo posee solamenteautoridad moral sobre sus súbditosque nace de su carácter como gue-rrero principal del grupo

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ORO

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Page 39: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

ALARICO II

GESALEICOAMALARICO

TEUDIS

TEUDISELO

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ATANAGILDO

LIUVA ILEOVIGILDO

RECAREDO I

LIUVA IIVITERICO

GUNDEMAROSISEBUTO

RECAREDO IISUNTILIA

SISENANDOCHINTILIA

TULGA

CHINDASVINTO

RECESVINTO

WAMBAERVIGIO

ÉGICA

WITIZARODRIGO

Reinados en Europad r n e os si os I II

CLODOVEO I

TEODORICO I

TEODOBERTO I

TEOBALDO

CLOTARIO ISIGIBERTO

CHILDEBERTO

TEODOBERTO

CLOTARIO II

DAGOBERTO I

SIGEBERTO III

CHILDEBERTOCHILDERICO II

DAGOBERTO IITEODORICO III

CLODOVEO IIICHILDEBERTO III

TEODORICO

ATALARICO

TEODATOVITIGES

ILDIBALDOTOTOLIA

TEIAS

ALBOÍNO

INTERREGNO

AUTARIASAGILULFO

ADALOALDO

ARIOVALDO

ROTARIO

ARIPERTO

GRIMOALDO

BERTÁRIDO

ALAHISCUNIBERTOARIBERTO II

ANASTASIO I

JUSTINO I

JUSTINIANO

JUSTINO II

TIBERIO IIMAURICIO

FOCAS

HERACLIO I

CONSTANTINO IICONSTANTINO III

CONSTANTINO IV

JUSTINIANO II

LEONCIOTIBERIO III

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Periodo Arriano

LEX SALICA

EDICTO DE ROTARIO

EDICTUM THEODERICI

LEX ROMANA VISIGOTHORUM-BREVIARIO DE ALARICO-

LIBER IUDICIORUM-FUERO JUZGO-

CONVERSIÓN DE RECAREDO

CONVERSIÓN DE AGILULFO

Periodo CatólicoMEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 39

INFO

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De todas formas, el thing nuncapasó de tener atribuciones mera-mente consultivas, lo que acabóforzando su muerte por inaniciónal convertirse en el aula regia -decierta inspiración romana- dotadode funciones de auxilio a las deci-siones legislativas y políticas delrey. Sustituyendo a la ‘asamblea de

guerreros’ se coloca, como institu-ción importante, el pallatium, es de-cir, la corte de nobles que rodeapermanentemente al rey y que aca-bará por adquirir funciones econó-micas y jurídicas importantes,como la administración de justiciao la gestión del tesoro regio. En de-finitiva, el monarca sigue ostentan-

do la dirección su-prema del ejército yla política exteriorcomo función princi-pal. Pero bajo estehalo de aparente tra-dicionalismo germa-

no se esconde también una crecien-te burocratización que hace del reyla cabeza de la administración.

Por otra parte hay que destacardos acontecimientos interesantesque normalmente suelen ser pasa-dos por alto o incluso tratados deforma confusa y equivocada. En pri-mer lugar, el comitatus se mantiene,pero pierde la mayor parte de supeso militar para integrarse en el es-quema estatal como base de la ad-ministración, perdiendo así tam-bién su relación directa con el poderdel rey; mientras los miembros delas redes clienterales copan la buro-cracia, en su lugar toman importan-cia bélica otras figuras como la delthiufadus, líder semi-libre que man-daba regimientos de entre quinien-tos y mil soldados. En segundo lu-gar es importante hacer mención alhecho de que la ceremonia de pro-clamación del rey mediante su le-vantamiento sobre el pavés -el escu-do-, no debe ser entendida necesa-riamente como un rasgo puramentegermánico del ritual y la simbologíareal. De hecho, este acto, si bien deorigen bárbaro, es remarcado eneste momento por influencia de unapráctica propia del protocolo roma-no: la aclamación del emperadorpor parte del ejército.

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MORBUS VISIGOTHICUSLa creación de un nuevo reino regido por la nobleza visigoda, con-llevó el problema añadido de la sucesión al trono y, consecuente-mente, supuso un enfrentamiento por el poder que derivó en unacostumbre: la de derrocar a los reyes. Esta práctica llegó a ser habi-tual sembrando una inseguridad que, inevitablemente, repercutióen los reinados, afectando tanto al gobierno interno como a lasrelaciones con otros pueblos, en lo que el obispo e historiador fran-co Gregorio de Tours llegó a bautizar como 'morbo gótico'. Otra delas consecuencias fue la creación de una dualidad de interesesdinásticos por la contraposición de la mayoritaria sociedad hispa-norromana que, apoyada por el clero, prefería una transmisiónhereditaria. Finalmente, tras sucesivas muertes de monarcas, en elIV Concilio de Toledo se reguló el problema mediante la condenacanónica para aquellos que asesinasen a reyes y usurparan el trono

Funeralesmerovingiosde LouisVandievort.Abajo, graba-do decimonó-nico que ilustralas exequiasde Alarico

DossierA.

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 41

Alarico I saquea Roma,según la visión de un graba-

dor decimonónico

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La derrota de Alarico II ante elrey franco Clodoveo en la batallade Vouillé marca "oficialmente" unhecho consumado como era el re-troceso visigodo en la Galia, dondesus dominios quedan reducidos ala Septimania. A partir de princi-pios del siglo VI, los visigodos do-minarán un reino principalmentehispánico, cuyo centro y cabeza es

la ciudad de Toledo. Es duranteeste periodo final cuando se consu-ma la configuración definitiva de lamonarquía visigoda, viviendo unairreversible "bizantinización". Quea partir de Teodorico los monarcashispánicos llevasen el sobrenombrede Flavio apunta en la misma di-rección, como también lo hacen laasunción de la potestad para acu-ñar moneda de oro -que solamentetenía quien estaba sentado en eltrono de Constantinopla- o la nove-

dosa actividad le-gislativa de los nue-vos reyes, que ya nose conforman conmatizar la legisla-ción romana impe-rial, sino que la sus-tituyen y modificancompletamente enmuchos casos.

Pero la figura que culminaríacon estas tendencias y encarnaría elparadigma final y más completo demonarca visigodo es, sin duda al-guna, Leovigildo. Él fue el primerrey en utilizar la vestimenta y lasinsignias de los emperadores ro-manos -que antes sólo habían sidousadas por Teodorico en Italia-,además del artífice de la sustituciónde la antiquísima exaltación sobre elpavés por la ceremonia de posesióndel trono, de impronta latina. Los tí-tulos con los que a partir de su rei-nado se denomina a los cabezas delEstado son significativamente ro-manos, como los de serenissimus oprinceps, y desde su reinado, no sólose acuña moneda de oro, sino queésta lleva la efigie y el nombre delrey. La legislación se unifica, omi-tiéndose el origen de muchas leyesy quedando así equiparadas las queemanaban del derecho romano conlas que lo hacían de la autoridad vi-sigoda. Finalmente, el propio hechode asociar a sus dos hijos, Recaredo

y Hermenegildo, al trono sin repar-tirles el territorio -práctica muy usa-da en Bizancio- era una muestra deromanización. Con Leovigildo, ymás tarde con la cristianización lle-vada a cabo por Recaredo en el IIIConcilio de Toledo, el reino quedafinalmente constituido como unamonarquía de origen gótico peroentroncada directamente con la tra-dición romana, la cual acaba por co-existir en plano de preponderanciacon la herencia germana. A.L.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200642

EL FINEl poder regio dentro delreino visigodo acaba porquebrarse y destruirse, tal ycomo le había pasado a laautoridad imperial romanados siglos antes. Los proble-mas en la sucesión al trono,que siempre estuvo oscilan-do entre un carácter electi-vo a la vez que intentabaperpetuarse en herencias ydinastías truncadas por milavatares distintos, o el cre-ciente dominio de la noble-za, ligado más a una proto-feudalización que a unresurgimiento de la antiguaorganización en clientelasarmadas, son sólo parte delos motivos que precipita-ron la caída de los germa-nos hispánicos. Después detodo, visigodos y romanosno fueron tan distintoscomo siempre se ha creído,pues sus caminos discurrie-ron en gran medida parale-los. Y paradójicamente,aquellos que redujeron aRoma a cenizas sucumbirí-an tiempo después, emu-lando a quienes habíandestruido y encontrandoque su gloria y la delImperio eran dos soles her-manos que morían por cau-sas parecidas

Dossier

Tras las invasiones germánicas, lamonarquía visigoda cambia deline-ándose como una autoridad mixtaentre la tradición germana y el po-der imperial

Grabado en elque se repre-senta elmomento enque se corta lamelena deChilderico III,por orden dePipino el Breve,para despojarloasí del trono yde los símbolosde poder real

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Tras morir Atanagil-do de muerte natu-ral, se produjo un

interregno de cinco mesesque al final es soluciona-do con la proclamaciónde Liuva -noble goberna-dor de Narbona- comorey en el año 558. Onceaños después, Liuva de-cide asegurarse el con-trol del centro peninsu-lar, con la capital en To-ledo, asociando a Leovi-

gildo al poder como dux -gobernador-, quienlleva a cabo varias campañas contra los bizan-tinos, asentados en el sur peninsular desde lostiempos del mencionado Atanagildo. Respectoa estas campañas, la crónica de Juan de Biclaradice que ‘se dio muerte a una gran cantidad de

campesinos’, de los que algunos autores sospechanque pudieran ser grupos excluidos del reparto dela tierra que degeneraron en bandas violentas,semejantes a las bagaudas del siglo V.

En el año 571, Leovigildo toma Medina Sido-nia y un año después, Córdoba; en esa misma fe-cha muere Liuva y asciende al trono en solitario.Sin embargo no se dio mucho tiempo para losfastos, pues inmediatamente tuvo que tras-ladarse al noroeste donde el rey de los sue-vos, Miro, había invadido la tierra de losrucones, la cual, y al menos nominalmen-te, formaba parte del reino visigodo. En losaños siguientes tuvo que sofocar rebeliones enCantabria, en las montañas de Orospeda, enel litoral de Levante y en la zona de Orense,donde un noble hispanorromano llamadoAspidio aspiraba al autogobierno. Hacia el578 Leovigildo había pacificado todo el te-rritorio del reino, acabando con los intentos desecesión interna; ahora se enfrentaba a la mayoramenaza de guerra civil: desde el seno de su propiafamilia. El rey había vinculado a sus dos hijos, Her-menegildo y Recaredo, al trono, asegurando así elcamino de la sucesión.

Hermenegildo, el primogénito, quien habíasido ascendido a dux de la provincia Bética, secasó en el 579 con la princesa franca Ingundis,a quien la cronística católica atribuye la res-ponsabilidad de la conversión de su mari-do a la doctrina romana. El hijo del reyesgrimió su catolicismo como excusapara la rebelión contra el reinado desu padre. Leovigildo, viendo que la

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 43

LEOVIGILDVS REXEL REINADO DE LEOVIGILDO es uno de losmejores conocidos al haberse conservadouna crónica biográfica escrita por unmonje godo convertido, quien además fueabad del monasterio que lleva su nombre,Juan de Biclara. Su labor política e institu-cional es innegable pues reforzó la monar-quía conformando las bases de lo que des-pués sería el aula regia, frente al pallatiumque aglutinaba a la asamblea de noblesvisigodos. Promovió un nuevo código deleyes que no se ha conservado y que sirvióde principio al Liber Iudiciorum deChindasvinto en el año 654

Idealización de un retrato del monarcavisigodo Leovigildo, inspirado en laescultura de Felipe del Corral, den-

tro de la serie de obras quecon el título de reyes de

España, el autorvalenciano realizó

en torno a 1765,destinadas aengalanar labalaustradadel Palaciode Orienteen Madrid

INFO

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Leovigildo

Placa rectan-gular de un bro-che de cinturóncon mosaicode celdillas,hallado enAzuqueca,Guadalajara

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200644

EL ESTADO VISIGODO no disponía de fuer-zas militares permanentes -exceptuando elgrupo de fideles y gardingos, junto a guarni-ciones en puntos estratégicos- por lo quedependía de levas y contingentes aportadospor la nobleza a la llamada del rey. Elhecho de ser capaz de sostener casi treintaaños de campañas a ritmo anual, dicemucho de la autoridad y carisma que man-tuvo Leovigildo durante todo su reinado,combinando fuerza y diplomacia para man-tener su poder en circunstancias delicadas.

Arriba, arqueta de marfil de San Millán de la Cogollaen la que se representa la toma de Cantabria por el

rey visigodo y la muerte de San Millán de la mano deLeovigildo, tras haber sido traicinado por Abundancio

mayor parte de la Bética era decredo católico, decidió utilizarla diplomacia e intentó llegar aun acuerdo, pero Hermenegil-do no cedió: primero se procla-mó rey, apeló a la ayuda de losbizantinos y ocupó la Lusitania,llegando hasta Córdoba; nocontento con esto, entró en tra-tos con los suevos para que ata-casen las fronteras del reinocon el fin de debilitar las fuer-zas de Leovigildo. Aun contodo esto, el hijo rebelde nuncadebió suponer una amenazaseria para Toledo.

Ante estas circunstancias,Leovigildo, haciendo alarde dela sangre fría que parecía carac-terizarle, sofocó primero una re-belión de los vascos, fundandoVictoriacum -Vitoria- en el año582. Inmediatamente descendióal sur, tomando Mérida y asal-tando Sevilla tras asegurarse laneutralidad de los bizantinospagándoles treinta mil sueldosde oro. En el año 584, estandoen Córdoba, Hermenegildo seentrega a su autoridad tras ha-ber sido convencido por su her-mano Recaredo de hacerlo. Elprimogénito es conducido a Va-lencia y despojado de todos susatributos reales, muriendo de-capitado al año siguiente enTarragona en circunstanciasnada claras. En estos momen-tos, Leovigildo ve por fin paci-ficado su territorio y decideaprovechar el momento de de-bilidad de la corte sueva paraanexionarse este reino penin-sular, venciendo al usurpadorAndeca en Braga y Oporto.

Leovigildo muere en el año 586, legando a su hijo Re-caredo un territorio unificado en la Península Ibérica yparte del Rosellón francés; sólo quedaba una residualpresencia bizantina en el sur que no constituía ningunaamenaza seria y que sería extinguida en tiempos de Suin-tilla. Sin embargo, a pesar de este fortalecimiento políticoy territorial, la guerra civil contra Hermenegildo habíapuesto de manifiesto una gran fractura que dividía a lasociedad del reino godo: la división entre el credo católi-co de la población hispanorromana y el arriano de la éli-te visigoda. Por ello, Leovigildo dictó diversas normas quefacilitasen la conversión general a la doctrina arriana, aun-que todas ellas se saldaron con un rotundo fracaso. Final-mente sería Recaredo el encargado de llevar a cabo la con-versión definitiva al catolicismo, como única solución aldualismo religioso que dividía al reino. M.M.

ORONOZ

Page 45: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

En la sociedad visigoda, como en casi todas las so-ciedades históricas, la dominación masculina y,por tanto, el sometimiento de la mujer a la volun-

tad del varón son un hecho evidente. Ahora bien, estasubordinación no significó ausencia de poder en lasmujeres, a pesar de que los ámbitos tradicionalmentemasculinos como el religioso, el militar o el políticosiempre les hayan estado cerrados. Históricamente, el

papel de reina tiene una doble acepción según se alcan-ce dicho estatus: por derecho sucesorio propio o comoconsorte del rey. En el caso de las reinas visigodas, lareina llega a serlo al contraer matrimonio con el rey, y nisiquiera el cambio de la monarquía al pasar a tener uncarácter hereditario supuso una modificación en esteconcepto. Según el Código de Eurico, las mujeres sólotrasmitían el poder, no lo ejercían.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 45

Princesas y reinasvisigodas

CONCHA RODRÍGUEZ RUZADIRECTORA DEL MUSEO DE CUENCA

La emperatriz Teodora en elColiseo, Jean-JosephBenjamin-Constant

A.M.

Page 46: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200646

Las reinas hispanovisigodas no tienen competen-cias institucionales propias, pero se desenvuelven

en las maquinaciones del poder a favor de los in-tereses del grupo o familia al que pertenecen. A

lo largo del siglo VI encontramos mujeres defuerte carácter y decidida voluntad como

Clotilde, princesa franca y católica casadacon Amalarico, que no accedió a conver-tirse al arrianismo de su marido, lo quele acarreó un maltrato sistemático porparte del rey. Éste no dudó en utilizartodos los medios posibles para que suesposa se convirtiese a su fe, llegandoincluso, según cuenta Gregorio deTours, a arrojarle estiércol cuando acu-día a misa. Pero sin duda, una de lasmujeres que más influyó en la vida po-lítica y religiosa visigoda fue Goswin-

tha. Casada con Atanagildo, con quientuvo dos hijas, al enviudar de éste con-

trajo segundas nupcias con Leovigildo,viudo y padre de dos hijos: Hermenegildo

y Recaredo. El nuevo rey decide casarse conGoswintha por razones políticas, ya que la

reina viuda contaba con el apoyo del grupo defideles regis de su difunto esposo, constituyendo un

verdadero poder que Leovigildo necesitaba paraafianzarse en el trono y así evitar tensiones con lospartidarios del linaje de Atanagildo.

Goswintha practicó la política debuenas relaciones exteriores,

casando a las hijas de suLA HISTORIOGRAFÍA HISPANA de los siglosV al VII elabora una imagen de la mujercomo un elemento eminentemente pasivoen las esferas del poder, pero dotadade un gran valor político como trasmi-sora de derechos dinásticos. Paraacuñar este papel pasivo de lamujer, los autores tuvieron que reela-borar la biografía de numerosas rei-nas y princesas que habían deja-do una huella histórica difícil desuprimir, como las princesas dela domus teodosiana: GalaPlacidia, Eudoxia, AeliaEudoxia, Pulcheria, etc y algu-nas emperatrices bizantinascomo Sofía. En el caso de GalaPlacidia tiñen de tintes laudato-rios su actuación, pero la subor-dinan a los actos de los varonescon autoridad sobre ella, silen-ciando los actos más indepen-dientes de su vida y subrayandolos que mejor glosan el modeloortodoxo creado

Arriba, posible retrato de GalaPlacidia con sus dos hijos, el empe-

rador Valentiniano III y Honoria.A la derecha, fragmento del mosai-

co de la basílica San Vitale enRávena en el que aparece la empe-

ratriz de Bizancio Teodora, esposadel emperador Justiniano

A.M

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A.M

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Page 47: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 47

primer marido, Brunekhilda y Gaiswintha, con Sige-berto de Austrasia y Chilperico de Neustria respecti-vamente. Brunekhilda partió con un valioso ajuar ha-cia su nueva residencia y, una vez allí e instruida porlos sacerdotes, abjuró del arrianismo y abrazó la fe ca-tólica. Su hermana no tuvo suerte en el matrimonio

con Chilperico. Ella también se convirtióal catolicismo de su marido, pero éste

no mantuvo su promesa de abando-nar a sus numerosas concubinas;cuando la princesa le pidió permisopara volver a Toledo, el rey se lo de-

negó y ordenó su asesinato, ins-tigado por una de sus amantes,Fredegunda, con quien se casópoco después.

Las negociaciones de Gos-wintha continuaron, centrán-dose esta vez en la hija de la di-funta Gaiswintha, Ingunda, a quien casó con Herme-negildo, hijo mayor de Leovigilido. Pero abuela y nie-ta se enfrentarán a causa de sus creencias ya queIgunda, educada por los francos y ferviente católica,no consiente en abjurar de su fe, por lo que Goswin-

La educación de los hijosde Clodoveo de Sir

Lawrence Alma-Tadema. Enla recreación aparece

como figura central, entroni-zada y observando la esce-

na de juegos de los prínci-pes, la reina franca Clotilderodeada de las autoridades

religiosas y civiles

LAS CRÓNICAS VISIGODAS que han llegado hasta la actualidad ofrecen una imagen dis-torsionada e incompleta de algunas reinas visigodas, según fuesen arrianas o católicas. Elhistoriador merovingio Gregorio de Tours muestra una imagen de la reina Goswintha comouna persona simple y oscura, achacándolo a su exarcebado arrianismo, en lugar dehacer justicia a las dotes políticas, sociales y al sentido del Estado que poseía la reina.Isidoro de Sevilla ni siquiera la menciona en su Historia de los godos, a pesar de la enor-me influencia que tuvo durante tres reinados consecutivos: el de Atanagildo, el deLeovigildo y el de Recaredo; de hecho, el caso de Goswintha explicaría el enorme interésque se da en la legislación visigoda a la figura de la reina viuda

Pendiente en oro con almadines, perlas naturalesy cristales verdes. Tesoro de Domagnano

A.M.

A.M

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Page 48: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200648

LAS ACTAS DE LOS CONCILIOS han permitidoconocer algunos aspectos de la vida de lasreinas y princesas visigodas. Durante los siglosVI y VII se consolidará un modelo social demujer, vinculado al tipo de matrimonio ecle-siástico como célula de la sociedad, en elque van a marcar las pautas los obispos y teó-logos. Este modelo penaliza todo lo que va encontra del cumplimiento de las normas prees-tablecidas: el adulterio, el divorcio, el aman-cebamiento, la prostitución o el aborto.Impedimentos para el matrimonio eran la poli-gamia, el incesto, los matrimonios entre personas de distintas confe-siones religiosas, los matrimonios de mujeres mayores con hombresjóvenes, etc. Además se pierden aspectos del matrimonio romanoque eran positivos para las mujeres como el consentimiento, el afec-to conyugal y la capacidad jurídica

tha la somete a todo tipo de ve-jaciones, según relata Gregoriode Tours: ‘Cogió a su nieta por lacabellera, la echó a tierra y la pa-teó y golpeó hasta dejarla cubiertade sangre. Entonces mandó que laarrojasen a la piscina bautismalarriana, pero en medio de tanbrutal paliza, Ingunda se man-tuvo íntegra en la fidelidad asu religión’. Hermenegildopartió con su mujer haciaSevilla donde, influido porIngunda y por el obispoLeandro, se convirtió alcatolicismo; esta conver-sión le llevó a levantarsecontra su propio padre,quien ordenó su encarcela-miento y posterior decapita-ción. Ingunda se vio obligadaa huir a Bizancio con su hijo,muriendo en el trayecto.

En el año 586 muere Leovi-gildo, dejando viuda de nuevo aGoswintha. Recaredo se ve obliga-do a pactar con ella y reconocerlacomo madre, debido al gran poder quecontinuaba teniendo entre las élites vi-sigodas. La decisión del nuevo rey deconvertirse al catolicismo no gustó a lareina viuda, que no dudó en aliarse con el obispoarriano Uldida para conspirar contra Recaredo.Como consecuencia de este acuerdo, que pronto fuedescubierto, el obispo fue castigado con el exilio y laanciana reina inducida al suicidio. No vivió para pre-senciar el III Concilio de Toledo, cuya finalidad esen-cial fue la de glorificar la conversión de los visigodosal credo católico.

Recaredo llegó a estar comprometido con Rigun-tha, hija de Chilperico de Neustria y de la malogradaGaiswintha. Esta princesa partió hacia Hispania con

una grandote que fuev i é n d o s em e r m a d apor variosrobos sufri-dos durante

el trayecto; al llegar aToulouse, donde ademásle comunican la muertede su padre, no le quedaapenas nada de la dote,disipándose finalmenteel matrimonio concerta-do. Recaredo tambiénpretendió, a instanciasde su madrastra, a la

princesa franca Clodosin-da, pero esta negociación

también se rompió sin quese conozcan bien las causas.Finalmente se casó con Bad-do, mujer con la que mante-nía una relación de concubi-

nato desde hacía tiempo y conla que había tenido un hijo, Liuva

II. Sabemos del origen plebeyo de Bad-do por Isidoro de Sevilla, quien repro-

cha a Liuva II que ‘fuera engendrado de ma-dre innoble’. Recaredo debió decidir casarse

con Baddo con el fin de ratificar su buena re-lación con la Iglesia católica, legitimando con el sa-cramento del matrimonio la unión de concubinatoque mantenían.

Dossier

Busto deAmalasunta,reina ostrogodahija deTeodorico queregentó elpoder en nom-bre de su hijoAtalarico

Grabado que reprodu-ce a Gala Placidia y a

su primer marido, elrey visigodo Ataulfo,

con quien se casódespues de haber sido

secuestrada porAlarico

A.M

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AGE

FOTO

STO

CK

Page 49: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

49

GardingosLa guardia de elite

de la monarquía visigoda

Uno de los episodios más conocidos dentro de lamitología nacional es la "pérdida de España",cuando un ejército comandado por el rey Witiza

es derrotado en Guadalete, trayendo esto consigo la do-minación islámica de la Península Ibérica. Es por elloque, en general, el mundo militar visigodo se encuentreenvuelto en un aura de nostálgico fatalismo, pese a que,objetivamente hablando, este pueblo hubiese sido elvencedor de dos de las más importantes batallas de laAntigüedad: Adrianópolis, el mayor desastre de Romadesde Cannas, y los Campos Cataláunicos, el principiodel fin para el Imperio huno de Atila.

La misma composición de dicho ejército se encuen-tra igualmente dividida entre dos posturas casi antagó-nicas. Por un lado, la de la historiografía militar, quehabla de una potente caballería acorazada con la quesupuestamente los godos aplastaron a las legiones ro-manas, en un auténtico punto de inflexión dentro delarte de la guerra. Por otro, la de la ciencia arqueológica,que estudia un legado material que aparentementepoco tiene que ver con todo ello. La misma estructura,orgánica y reclutamiento del sistema militar visigodo,así como su mayor o menor carácter protofeudal, estánsujetos a debate, por lo que poco se puede de-cir de él a ciencia cierta.

Perdidos entre la historia, la nostalgia y elmito, se encuentran los gardingos. Resulta difícilprecisar qué eran exactamente, pues las diver-gencias entre los distintos investigadores son tan

Espada de Bildsø,Dinamarca, datada hacia el

año 700 de nuestra era.Arriba, frontal del casco de

Agilulfo, rey de losLongobardos en el siglo VII.

eovi i doA.

M.

A.M

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Page 50: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

g r a n d e scomo la pro-pia escasezde datos yd e p e n d e n ,

en gran medi-da, de las

cuestiones ante-riormente cita-

das. Lo que estáfuera de duda es que

constituían un cuerpo mi-litar formado por caballeros,

cuya lealtad recaía directamente sobre el rey, formandouna auténtica guardia personal. Claudio Sánchez Al-bornoz considera que el gardingato tiene su origen en elcomitatus germánico, una antigua institución sobre laque ya habla el historiador romano Tácito hacia finalesdel siglo I d.C. De esta forma, los gardingos serían elequivalente visigodo de los antrustiones francos, institu-ciones que, en definitiva, tienen un origen remoto ycuentan con infinidad de paralelos entre los distintospueblos indoeuropeos, como los soldurios galos o los de-voti celtibéricos.

Sin embargo, también es posible que este cuerpo nosea más que una adaptación de los protectores domesticide los emperadores tardorromanos, que a su vez tuvosu origen en la ya desaparecida guardia pretoriana, oque al menos se encuentre fuertemente influenciadapor ésta. Según Sánchez Albornoz, el gardingato cons-tituiría un officium, una carrera militar que permitiría aalgunos jóvenes de la nobleza goda en edad militaracabar desempeñando labores de mucha mayor im-portancia dentro de la corte real.

¿Con qué armas combatían? Pese a que no parezcaverosímil la existencia de una ingente caballería pesa-da visigoda, sí que es probable que este reducido cuer-po de élite estuviera bien armado y pertrechado. Parahacerse una idea de su posible aspecto, debe recurrir-se a representaciones itálicas, como el frontal del cascodel rey longobarbo Agilulfo o el plato de Isola Rizza,ambos del siglo VII. En el primer caso se muestra a dosguerreros escoltando al monarca, ambos con un cascode tipo spangenhelm con penacho, armadura laminar,lanza y un escudo circular con umbo metálico central.

El spangenhelm era un casco de origen próximo-oriental, fabricado en distintas secciones remachadas aun armazón de bronce o hierro, cuyo uso se difundiódurante el Bajo Imperio y se mantendría, al igual quelas armaduras laminares, durante prácticamente todala Tardoantigüedad. Este tipo de corazas, llamadas cli-banion por los bizantinos, formadas por infinidad deplacas de hierro o bronce cosidas entre sí, son citadaspor Isidoro de Sevilla en sus Etimologías y debieron deser, después de la cota de mallas, las más habituales

para este período. Por su parte, las lanzas se encuen-tran bien documentadas arqueológicamente dentrodel mundo funerario visigodo, pese a que, al contrarioque otros pueblos coetáneos, no fuera habitual el ente-rramiento con armas.

El tipo de espada que emplearon sería una adapta-ción local de la spatha tardorromana, con empuñadurade madera o hueso, como las halladas en la necrópolisde Castiltierra, Segovia, que tal vez evolucionaría, yaen los siglos VII y VIII, hacia una hoja de acanaladuraancha, con una guarda y pomo de madera reforzadosmediante dos placas metálicas remachadas a modo desándwich, al igual que ocurrió en el resto de Europaoccidental. El scrama o seax era un cuchillo de un solofilo, de longitud muy variable, que podía alcanzar lasdimensiones de una espada, constituyendo práctica-mente un elemento más en la indumentaria de los pue-blos germánicos. Por último, también abundan losejemplos arqueológicos de hachas arrojadizas del tipofrancisca.

Como descripción de un gardingo, bien pudiera va-lernos la del protagonista del Cantar de Valtario, relatoépico compuesto hacia el siglo V en el reino visigodode Tolosa:

‘En cuanto a él, se reviste de la loriga como un coloso, se co-loca sobre la cabeza el yelmo de rojo penacho y se ajusta las gre-bas a las potentes piernas. Después se ciñe la espada de doblefilo al costado izquierdo y, según es costumbre en Panonia, otraal derecho, pero ésta que sólo posee filo en un lado. Entonces,empuñando la lanza con la diestra y el escudo con la siniestra,se apresura a salir de aquella odiosa tierra´. Y.B.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200650

Dossier

Umbo de escudolombardo del siglo VII.Abajo, ilustración querecrea el atuendo

típico de un solda-do germano del

siglo VII

OSP

REY

A.M

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Page 51: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 51

La orientación inicial de los go-dos hacia el cristianismo es in-terpretada por los distintos au-

tores de la época como una respues-ta a la necesidad de buscar alianzascon Roma. En la práctica, es muyprobable que la aceptación de lanueva religión no sea anterior al 382,cuando los godos, ya bajo Teodosio,son admitidos como federados enMesia. La razón por la cual los godoseligieron conservar el credo arrianoen un momento en que el poder im-perial, con la llegada al trono de ladinastía teodosiana, apostaba deci-didamente por los planteamientosniceístas, sigue siendo objeto de des-acuerdo. Más allá de una posibleadecuación entre sus sutilezas trini-tarias y las concepciones germanasdel poder, parece claro que la elec-ción fue consciente y deliberada.

Por desgracia, el conocimiento so-bre los años de estancia goda en Me-sia es tan débil que no permite si-quiera elucubrar los medios por losque la nueva religión les fue transmi-tida a los recién llegados. La Iglesiacatólica, centralizada y fuertementejerarquizada, directamente vincula-da al Imperio romano a partir de Te-odosio, no podía ser la meta de unpueblo godo que iba ganando fuerzasegún avanzaba por el interior de lasprovincias romanas y que estaba re-construyendo una identidad propia:una jerarquía particular en torno aun rey tribal que no podía presentar-

se bajo la ban-dera del mismo cre-do religioso que el emperador.

En principio, el arrianismo delos reyes visigodos de Toulouse,desde Valia hasta Alarico II, pa-sando por el mismo Eurico, debeser considerado tolerante hacialos católicos, aunque surgiesenconflictos particulares. Su per-cepción política no estaba mediati-zada por la religión y no estaban in-teresados en un enfrentamiento reli-gioso. Ni siquiera a un nivel intelec-tual parece apreciarse una hostilidadexcesiva. En términos prácticos, da-ban tolerancia a cambio de lealtad,situación que permaneció inmutablecuando, tras la derrota de Vouillé, enel 507, los visigodos vivieron someti-dos a la tutela del rey ostrogodo Teo-dorico y sus epígonos en Hispania.

Los católicos hispanos celebraronconcilios en Barcelona (540), Lérida(546) y Valencia (549), antes de inte-rrumpirse tal actividad por cuarentaaños. Este largo periodo va a coinci-dir con la refundación del reino visi-godo y su definitivo traslado a Tole-do. En ese tiempo se sentaron las ba-ses de la futura monarquía territorialhispana, siendo fundamentales lasrelaciones religiosas. De hecho, la in-terrupción de la "normalidad" en el549 coincidió con la subida al tronode Agila y la posterior revuelta deAtanagildo, tras la cual los bizanti-nos llegaron a la Península y ocupa-

Identidadreligiosa

y políticaen la monarquíavisigoda

PABLO C. DÍAZPROFESOR TITULARHISTORIA ANTIGUA

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

CuandoLOS GODOSrecibieronAquitania parainstalar a supueblo a cam-bio de contra-partidas milita-res, sin dudaempezaron aimaginar unorden nuevo.Desechados yalos viejos dio-ses, un nuevosistema religio-so eficaz eraimprescindi-ble. El arrianis-

mo recién adoptadopodía ser controladopor el rey, quienpronto será capazde orientar su fun-

cionamiento en razónde sus intereses, orga-

nizando un episcopadopersonal y no territorial que seconvertirá en una especie deconsejo religioso del monarca.El rey visigodo en Toulouse erael jefe militar de su ejército,además de la máxima autori-dad legislativa y el juez supre-mo del Estado; llevaba la políti-ca exterior y controlaba laadministración civil, en sumayoría en manos de romanos;era la cabeza de la Iglesiaarriana y se convirtió igualmen-te en cabeza de la Iglesia cató-lica de sus súbditos romanos.Esta posición obligó a los reyesvisigodos a definir sus posturasreligiosas y políticas a seguircon relación a la Iglesia católi-ca, dogma de la inmensamayoría de los subditos

Cruz votiva deoro adornadacon cobujonesde piedrasduras, datadaen la segundamitad del sigloVII y pertene-ciente al tesorode Guarrazar,Toledo

A.M

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Page 52: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

ron una parte de la Bética y la Car-taginense. El ambiente de guerra ci-vil y la irrupción de los católicosimperiales enrarecieron las relacio-nes entre niceos y arrianos, sensa-ción de acoso que se incrementócon la conversión de los suevos alcatolicismo y la presión de los fran-cos que profesaban el mismo credo.En este contexto político y estraté-gico, los visigodos cerraron filas entorno a su arrianismo, que de nuevovolvía a adquirir un matiz socioló-gico y psicológico, independiente-mente de las connotaciones especu-lativas teológicas. La fidelidad a lacausa visigoda se medía ahora entérminos religiosos, situación quealcanzó su punto culminante cuan-do Leovigildo quedó como monar-ca único en el año 571.

Leovigildo, gran admirador delceremonial y las concepciones políti-cas de la corte de Constantinopla, in-tentó convertirse en la cabeza de unaIglesia nacional exclusiva aceptadapor todos sus súbditos, ya fuesen vi-sigodos o romanos. Las razones desu iniciativa parecen más políticasque religiosas; de hecho, estaba dis-puesto a transigir en una parte delos maximalismos arrianos sobre lainterpretación de la Trinidad, asícomo a facilitar la incorporación ri-

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200652

LA CONVERSIÓN VISIGODA AL CATOLICISMOEn efecto, lleno del furor de la perfidia arriana, [Leovigildo]promovió una persecución contra los católicos, relegó aldestierro a muchísimos obispos y suprimió las rentas y privi-legios de las iglesias. Empujó también a muchos a la pesti-lencia arriana con amenazas, y a la mayor parte los sedujosin persecución, atrayéndolos con oro y con riquezas. Entreotros contagios de su herejía, se atrevió también a rebauti-zar a los católicos, no sólo del pueblo, sino también de ladignidad del orden sacerdotal, como a Vicente deZaragoza, al que convirtió de obispo en apóstata, y fuecomo si lo hubiera arrojado del cielo al infierno [...] // En laera DCXXIIII en el año tercero de Mauricio, muertoLeovigildo, fue coronado rey su hijo Recaredo. Estaba dota-do de un gran respeto a la religión y era muy distinto de supadre en costumbres, pues el padre era irreligioso y muyinclinado a la guerra, él era piadoso por la fe y preclaropor la paz; aquel dilataba el imperio de su nación con elempleo de las armas, éste iba a engrandecerlo más glorio-samente con el trofeo de la fe. Desde el comienzo mismode su reinado Recaredo se convirtió, en efecto a la fe cató-lica y llevó el culto de la verdadera fe a toda la nacióngótica, borrando así la mancha de un error enraizado. //Seguidamente reunió un sínodo de obispos de las diferentesprovincias de Hispania y de la Galia para condenar la here-jía arriana. A este concilio asistió el propio religiosísimopríncipe, y con su presencia y su suscripción confirmó susactas. Con todos los suyos abdicó de la perfidia que, hastaentonces, había aprendido el pueblo de los godos de lasenseñanzas de Arrio, profesando que en Dios hay unidad detres personas, que el Hijo ha sido engendrado consustan-cialmente por el Padre, que el Espíritu Santo procede con-juntamente del Padre y del Hijo, que ambos no tienen másque un espíritu y, por consiguiente no son más que uno.

Isidoro de Sevilla, Historia Gothorum 50, 52 y 53. Ed.: C. Rodríguez Alonso, Lashistorias de los godos, vándalos y suevos de Isidoro de Sevilla. Estudio, edi-

ción crítica y traducción, León 1975, 257-263

DossierA.

M.

Page 53: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 53

RECAREDO ANTE EL CONCILIO III DE TOLEDOHabiendo el mismo rey gloriosísimo, en virtud de la sinceridad de su fe, mandado reunir el concilio detodos los obispos de sus dominios, para que se alegraran en el Señor de su conversión y por la de la razade los godos, y dieran gracias a la bondad divina por un don tan especial, el mismo santísimo príncipehabló al venerable concilio en estos términos: No creo reverendísimos obispos, que desconozcáis que oshe llamado a la presencia de nuestra serenidad con objeto de restablecer la disciplina eclesiástica. Ycomo quiera que hace muchos años que la amenazadora herejía no permitía celebrar concilios en laIglesia católica, Dios, a quien plugo extirpar la citada herejía por nuestro medio, nos amonestó a restau-rar las instituciones eclesiásticas conforme a las antiguas costumbres. [...] No creemos que se oculte avuestra santidad, cuánto tiempo España padeció bajo el error de los arrianos y como habiendo sabidonuestra beatitud no mucho después de la muerte de nuestro padre, como nosotros mismos nos habíamosunido a la santa fe católica, creemos se produjo por todas partes un inmenso y eterno gozo. Y por lotanto, venerados padres, hemos determinado reuniros para celebrar este concilio, a fin de que vosotrosmismos deis gracias eternas al Señor con motivo de los hombres que acaban de volver a Cristo. Lo quedeberíamos tratar igualmente delante de vuestro sacerdocio acerca de la fe y esperanza nuestra queprofesamos, os lo damos a conocer por escrito en este pliego. [...] Cuando los católicos sostenían ydefendían la constante verdad de su fe, y los herejes apoyaban con animosidad más pertinaz su propiaperfidia, yo también, según lo veis por los resultados, encendido por el fervor de la fe, he sido impulsadopor el Señor para que, depuesta la obstinación de la infidelidad y apartado el furor de la discordia, con-dujera a este pueblo que servía al error, bajo el falso nombre de religión, al conocimiento de la fe y alseno de la Iglesia católica. // Presente está toda la ínclita raza de los godos, apreciada por casi todas lasgentes, por su genuina virilidad, la cual, aunque separada hasta ahora de la fe por la maldad de susdoctores, y de la unidad de la Iglesia católica, sin embargo, en este momento, unida conmigo de todocorazón, participa en la comunión de aquella Iglesia que recibe con seno maternal a la muchedumbrede los más diversos pueblos. [...]Y así como por disposición divina nos fue dado a nosotros traer estospueblos a la unidad de la Iglesia de Cristo, del mismo modo os toca a vosotros instruirlos en los dogmascatólicos, para que instruidos totalmente con el conocimiento de la verdad, sepan rechazar acertada-mente el error de la perniciosa herejía y conservar por la caridad el camino de la verdadera fe, abrazan-do con deseo cada día más ardiente la comunión de la Iglesia católica [...]

Concilium Toletanum III, a. 589. Ed.: J. VIVES, Concilios visigóticos e hispano-romanos, Barcelona-Madrid 1963, 107-111

Tercer Concilio de Toledocelebrado en el año 589.Conversión de Recaredoal Catolicismo obra deJosé Martí Monso. Palaciodel Senado, Madrid

ORONOZ

Page 54: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

tual de los católicos eliminando lanecesidad de volverse a bautizar. Enel año 580, Leovigildo reunió en To-ledo un concilio de obispos arrianosque debían preparar la integraciónde los católicos en la Iglesia del rei-no; parece que la iniciativa fue inde-

pendiente de la revuelta de su hijoHermenegildo y formaba parte deplanes a más largo plazo. De hecho,la interpretación de la revuelta deHermenegildo se debe hacer esen-cialmente en términos políticos ysólo secundariamente religiosos.

En principio sepretendía atenuar elradicalismo de laprofesión del obispoarriano Ulfila. Se ad-

mitía ahora la divinidad de Cristo,aunque se seguía rechazando la delEspíritu Santo, lo que resultaba in-aceptable para los católicos. Estosgestos se acompañaron con el inten-to de atraerse a algunos obispos ca-tólicos, aunque sólo en un caso, elde Vicente Zaragoza, sus gestionestuvieron éxito. Es indudable que laestrategia era adecuada: la conver-sión de una serie de figuras signifi-cativas del alto clero podría habersido un acicate para el resto. Pareceque al final de su reinado, Leovigil-do percibió lo utópico de su empre-sa, no hasta el punto de haberseconvertido al catolicismo en el lechode muerte, como quiso GregorioMagno, pero sí asumiendo que elcredo arriano no sería aceptado porla población católica. De alguna ma-nera, el tiempo del arrianismo habíapasado en Occidente; pero además,si el arrianismo había sido para losvisigodos un recurso para preservarsu identidad, el catolicismo lo habíasido para la población hispanorro-mana y, dado que existía por ambaspartes la voluntad de colaboración yentendimiento, era razonable que lamayoría se impusiera.

A la muerte de Leovigildo, su hijoRecaredo asumió como propia la ideade que la unidad del reino pasaba porla unidad de credo; la experiencia falli-da de la iniciativa de su padre le llevóa cambiar el enfoque y asumió que lareligión del reino unificado fuese la ca-tólica niceísta. Juan de Biclara dice que‘Recaredo, en el primer año de su reinado,en décimo mes, se hace católico’. Rápida-mente se iba a construir una versiónoficial de la conversión, esencialmentepara fortalecer la monarquía visigoday dejar clara la unidad de destino queahora la unía con la Iglesia católica his-pana. Recaredo es presentado por elcronista como émulo de Constantino yde Marciano: si el primero es el mentordel Concilio de Nicea y el segundo delcelebrado en Calcedonia, Recaredo seha unido a los obispos en Toledo ypuesto fin a la herejía de Arrio. Inme-diatamente se pactarían las condicio-nes mínimas para que el clero arrianopudiera integrarse con dignidad en la

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200654

Lápida sepulcralpaleocristiana con ins-cripciones en griegohallada en Inglaterra.British Museum,Londres.

Leovigildo intentó convertirse en la ca-beza de una Iglesia nacional exclusivaaceptada por todos sus súbditos, yafuesen visigodos o romanos

DossierA.

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EL TESORO DE GUARRAZAREn 1858 se encontró en la localidad toledana deGuadamur, en el paraje conocido como huerta deGuarrazar, una serie de piezas de oro conocidascomo el tesoro de Guarrazar.Parte del hallazgo se fundió, otra parte se vendió aun militar francés y el resto a la corona española. Laspiezas que se llevaron a Francia permanecieronexpuestas largo tiempo en el museo de Cluny, enParís, hasta que por un acuerdo de los gobiernos galoy español se devolvieron a nuestro país en 1941.El conjunto muestra la experiencia técnica que poseí-an los orfebres de la corte. Las piezas están datadasen el siglo VII y su gran calidad de factura es evi-

dencia de una importante influencia bizantina.Este tesoro, sin duda, es muestra de la existen-cia de talleres áulicos que trabajaban al servi-cio de la realeza visigoda para las ofrendasreligiosas. En la Historia Wambae Regis,

Julián de Toledo describe una de estasofrendas, en concreto la realizada porRecaredo en honor del mártir Félix:…factum est ut vasa argentea quamplu-rima de thesarius domicis rapta et coro-nam illam auream quam diavaememoriae Recaredus Princeps ad cor-pus beatissimi Felices obtulerat…-aquella corona de oro que el prín-cipe Recaredo de divina memoriahabía dedicado al cuerpo delbeatísimo Félix-

A la derecha, corona votivade Sonnica. Arriba otra

corona de retícula cudrada.A la izquierda, brazos de

una cruz procesional reali-zada como las coronas en

oro y con incrustaciones depiedras duras. Todas las pie-zas pertenecen al tesoro de

Guarrazar, Toledo

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Page 56: Revista Memoria Historia de cerca nº 3

poderosa es-tructura ecle-siástica católi-ca, aunque la

opción de la conversión no era sentidatan unánimemente como la propagan-da quiso hacer ver y proliferaron lasprotestas. Una parte de los aristócratasgodos consideró que se renunciaba aun rasgo distintivo asumido comoparte de la propia idiosincrasia, y al-gunos prelados, sinceramente conven-cidos de sus creencias, decidieronmantenerse al margen del proceso:primero se resistieron, luego se exilia-ron.

La conversión visigoda está aso-ciada en las fuentes a la iniciativade Recaredo, pero el acto simbólicoque ha universalizado ese momen-to es, sin duda, el concilio convoca-do en la sede regia, Toledo, el 8 demayo del año 589. El concilio no sereúne para discutir problemas o di-rimir diferencias; lo hace exclusiva-mente para cerrar el proceso y ofi-cializarlo con el beneplácito de losobispos, católicos y arrianos, y dela aristocracia visigoda; de algunamanera, para institucionalizar tam-bién un nuevo foro político y reli-gioso: el concilio mismo, comopunto de encuentro entre el rey y

su corte de aristócratas y el clero,ya católico, como garante de los de-rechos del primero.

El III Concilio de Toledo inaugura-ba una forma de gobierno, un modelode monarquía, de raíz bizantina, don-de el rey es situado en la cúspide de lapirámide del poder: rey de su pueblo ycabeza de la Iglesia católica visigoda.

A partir de ahora, las reuniones conci-liares generales asumirán un papelfundamental: fueron el supremo órga-no de gobierno de una Iglesia cuyodistanciamiento de la sede romana leobligó a generar sus propias normas yusos, pero al mismo tiempo, por la pe-culiar relación que se va a establecerentre la jerarquía católica y el rey, losconcilios fueron la primera asamblea

legislativa, encargada de ordenar lamarcha del Estado, de vigilar las fi-nanzas y de sancionar las leyes. Las re-laciones entre el rey y el concilio se me-dirán en términos de corresponsabili-dad o simbiosis, una mezcla de funcio-nes entre la administración eclesiásticay la civil que permitía que un rey recu-rriese a la excomunión como castigopolítico, o que pudiese perdonar faltasclaramente religiosas. Las funcionesreligiosas de los reyes fueron legitima-das por los obispos y no parecen versecomo una usurpación de funciones enningún caso.

La réplica eclesiástica al protago-nismo y a los discursos de Recaredola dio el obispo Leandro, principalfactor intelectual de la conversión,mediante una homilía pronunciadadespués del concilio cuyo contenidoestá marcado por la idea de que laortodoxia se impone por ser ésa lavoluntad de Cristo: quien perseveraen la herejía al final se extingue. Enesta percepción de Leandro, el con-junto de las razas y los pueblos noforman ya el Imperio, sino la Iglesia.Durante algo más de un siglo, lamonarquía de Toledo hará todo loposible porque el primer signo deidentidad de sus súbditos sea la or-todoxia católica.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200656

Dossier

XV Concilio de Toledocelebrado en el 688,durante el reinado deÉgica, en el que se con-sideró que el bien públi-co está por encima delos deseos reales

A la muerte deLeovigildo, su hijoRecaredo asumiócomo propia laidea de que launidad del reinopasaba por launidad de credo

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La cultura del Imperio romano, pragmática por exce-lencia, alcanzó un gran nivel en áreas como la inge-niería o el derecho, pero igualmente se caracterizó

por una clara falta de interés por otras áreas, como las ma-temáticas, la astronomía o la medicina. Pese al repunte dela ciencia en el helenismo alejandrino tardío (siglos III-Ia.n.e.), la aportación romana a la ciencia occidental puedelimitarse a la acción de compiladores y enciclopedistasque recogieron, sistematizaron y difundieron los aportesoriginales del mundo griego, egipcio y mesopotámico,normalmente en forma de Naturalis Historia -Historia na-tural- o De rerum natura -Sobre el mundo natural-, comolas obras de Plinio el Viejo, Lucrecio o Suetonio.

Con la caída del Imperio romano de Occidente y la lle-gada de los pueblos bárbaros, la cultura erudita no des-aparece de golpe, existiendo una clara continuidad entreambos ámbitos temporales; pero los cambios políticos einstitucionales en una sociedad cada vez más ruralizada,autárquica e inestable dificultarán progresivamente tantola creación científica como la transmisión de conocimien-tos previos. La extensión e institucionalización del cristia-nismo influirá también en buena medida. Durante los si-glos IV y V, los esfuerzos intelectuales en Occidente se li-mitarán en gran medida a la discusión teológica y dogmá-tica de la Iglesia, tanto en su enfrenta-miento doctrinal con el paganismo comofrente a las numerosas corrientes heréti-cas, de las que el arrianismo es sólo unamuestra. El acercamiento a los textoscientíficos griegos, especialmente antro-

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 57

Cultura eruditaen el reino de Toledo

Miniado del siglo XIque ilustra a un grupode católicos huyendopor mar de las perse-cuciones de los arria-nos. BibliotecaNacional, Paris

Página miniadade las Etimologías

de Isidoro deSevilla, siglo IX.Biblioteca del

Monasterio delEscorial

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ORO

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pológicos, se centrará en la incorporación o asimilación desus esquemas teóricos a la doctrina cristiana. Entre los pri-meros cabe destacar a Lucio Cecilio Firuviano Lactancio(245-325), aunque, sin duda, las figuras clave serán los de-nominados "Padres de la Iglesia de rito latino": AurelioAgustinus (354-430) -obispo de Hipona canonizado comoSan Agustín -, Eusebius Sophronius Hieronymus (340-420)-San Jerónimo de Estridón- y San Ambrosio (340-397), obis-po de Milán.

El progresivo desconocimiento entre las élites cultura-les de Occidente de la lengua griega les hará recurrir nece-sariamente a las compilaciones latinas para recuperar elsaber antiguo. Este obstáculo idiomático será una piezadiferencial clave entre la persistencia de la cultura clásicaen Oriente y Occidente, de modo que, mientras que el Im-perio bizantino mantiene una importante labor compila-

dora en el idioma original de la ciencia clásica, centradabásicamente en Alejandría hasta su conquista por los ára-bes, en Occidente, el deterioro de la transmisión del saberserá mucho más rápido y seguirá caminos distintos. Enmedicina, por ejemplo, el Imperio de Oriente basará susconocimientos en el esquema humoral de la amplia obrade Galeno de Pérgamo, mientras que en Occidente será elsolidismo de autores griegos como Asclepíades de Bitina oSorano de Éfeso el que perdure gracias a las traduccionesal latín de Celio Aureliano.

Durante el siglo VI, algunas figuras ilustradas del occi-dente cristiano, especialmente durante el renacimiento cul-tural que supuso el reinado ostrogodo de Teodorico en Ita-

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200658

LOS PRIMEROS MONASTERIOSEl movimiento monacal surge en el Egipto de laépoca tardoimperial, cuando Pacomio, a comienzosdel siglo IV, decide cambiar su vida anacoreta deretiro espiritual por una actividad de servicio a lacomunidad, acogiendo en la celda de un antiguotemplo egipcio de Serapis a otros cristianos, con losque llevó a cabo una vida comunitaria y cenobítica.La vida en comunidad pasa desde Egipto a Siria yPalestina, siendo Basilio el Grande quien la imponedefinitivamente en Oriente frente al ascetismo indivi-dual. Para Basilio, el monje es el cristiano auténtico,dedicándose al trabajo y a la oración en una jorna-da enmarcada por una liturgia de las horas similar ala implantada por Pacomio. El cenobitismo como forma de vida monacal es unaobra comenzada, sin duda, por Pacomio y que logra su forma última con Basilio,perdurando hasta nuestros días con el esquema básico original

Monasterio deMontecassino,

fundado porBenito de Nursia

en el año 529

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lia, serán conscientes de esta desventaja y emprenderánuna labor casi desenfrenada de recuperación y traducciónde textos griegos, como es el caso de Severino Boecio o Fla-vio Aurelio Casiodoro. Este último fundará en el sur de Ita-lia el monasterio de Vivarum, consagrado para tal fin, quesirvió de ejemplo a la orden benedictina, fundada en el año529 en Montecasino por Benito de Nursia. En los siglos si-guientes, será el scriptorium de las bibliotecas benedictinas- y en menor medida, el de otras órdenes religiosas que si-guieron su norma-, el único enlace con los textos de la tra-dición clásica gracias a la labor de miles de escribas que pa-cientemente transcribían y traducían dichas obras. La ma-yor parte de las obras clásicas llegará a la actualidad sólo através de esas copias manuscritas medievales. Pero este ca-mino de difusión dejará también su huella; cuando el co-pista realizaba su trabajo cometía con frecuencia distintostipos de errores: omitía palabras y hasta líneas, confundíaunas palabras con otras o añadía fragmentos que no esta-ban en el original y que tomaba de otras fuentes con elfin de completar el texto, por lo que cada nueva copiamanuscrita se iba alejando más de la fuente primera.

El siglo siguiente será el de mayor despunte de lacultura monástica en Occidente, basada principalmenteen una labor enciclopédica planteada desde una pers-pectiva ‘nacionalista’, que buscaba agrupar todo el saberheredado de Roma en un formato adaptado a la nuevarealidad étnica y social de las clases gobernantes. De estalabor enciclopédica o sintetizadora se encargarán lasgrandes figuras culturales, como Gregorio Magno enRoma o, un siglo más tarde, Beda el Venerable en GranBretaña. Pero será sin duda Isidoro de Sevilla la figura dela época que destaque por encima de las demás. Sucesoren el obispado de Sevilla de su hermano Leandro, princi-pal responsable de la conversión al catolicismo de Recare-do, Isidoro será consejero de Sisebuto, Suintila y Sisenan-do. Pero será con el primero, durante un periodo de granavance cultural denominado como el ‘reinado de las le-tras’, con el que realizará su principal actividad literaria,centrada en el objetivo de independencia cultural res-pecto del Imperio romano y los autores de la Antigüe-dad, y en la sustitución del saber heredado por unosmanuales genuinamente visigodos. Entre estas obrasdestaca su Chronica, una historia universal que preten-de sustituir a la traducción de Jerónimo al latín, en el si-glo IV, de la Crónica Universal de Eusebio de Cesarea, osu De rerum natura, también conocido como Liber rota-rum, aunque la gran obra de Isidoro es su Originum siveetymologicarum libri viginti, las Etimologías, inmensacompilación enciclopédica en la que recoge, sistematizay condensa todo el conocimiento de su tiempo.

El gran éxito del libro le hizo ser el texto más usado enlas instituciones educativas del medievo, convirtiéndoseen una obra de gran difusión hasta prácticamente el sigloXVI y haciendo posible la transmisión al occidente cristia-no de la cultura greco-latina. Pero el otro lado de la mone-da es que ese mismo éxito de su obra hizo que sustituyeseel uso de las obras de los clásicos cuyo saber recoge, demodo que muchas dejaron de ser copiadas y se perdieron.El intento de superar estas compilaciones medievales yvolver al saber original de los clásicos supondrá el inicio,ocho siglos más tarde, del Renacimiento. A.G.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 59

SAN ISIDORO DE SEVILLALa diversidad de lenguas surgió en la edifi-cación de la torre después del diluvio. Puesantes que la soberbia de aquella torre divi-diera la sociedad humana en diversos soni-dos de los signos, una sola fue la lengua detodas las naciones, que se llama Hebrea,que usaron los Patriarcas y los Profetas nosólo en sus conversaciones, sino tambiénen las sagradas letras. Pero al principiohubo tantas lenguas como pueblos*, des-pués más pueblos* que lenguas, porque deuna lengua salieron muchos pueblos. (...)Asimismo nos preguntamos en qué lenguahablarán los hombres en el futuro. No haymanera de averiguarlo. Pues dice elApóstol (1 Cor.13, 8) : "Las lenguas cesa-rán". Por eso hemos tratado antes de laslenguas y después de los pueblos, porquede las lenguas salieron los pueblos, no delos pueblos las lenguas.Libro IX de las Etimologías o de los orígenesSobre las lenguas, pueblos, reinos, milicias, ciudadanosy afinidades

San Isidoro de Sevilla Escultura decimonónica

de José Alcoverro a laentrada de la Biblioteca

Nacionalde Madrid

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200660

Cada vez son menos firmes lasopiniones que apoyan la in-corporación al derecho me-

dieval, a través de los visigodos, deaspectos del derecho consuetudina-rio germánico y que basan la pervi-vencia de las costumbres germáni-cas en la incorporación de la mor-gengabe -donación de la mañana-, oen el poco probable origen visigodode las medievales ordalías de aguahirviendo. A diferencia de otrospueblos bárbaros como los francos,los bávaros o los frisones, la aporta-ción de elementos consuetudinariosgermánicos fue mínima. Es ciertoque en las primeras recopilacionesaparecen alusiones a la validez jurí-

dica de la costumbre, como en elBreviario de Alarico II, donde sedice: ‘Doctrina propia de los tiemposvenideros es la de mantener viejas insti-tuciones. Por ello, cuando nada seoponga a la utilidad pública, permane-cerán las que se han guardado largo

tiempo’. Sin em-bargo, es impor-tante señalar queeste Breviario esprecisamente elúnico texto visigodo absolutamentelibre de originalidades, tratándoseúnicamente de una recopilación detextos romanos, por lo que la alu-sión se hace al derecho consuetudi-nario romano, no al germánico. Másaún, la rápida e intensa romaniza-ción de la monarquía visigoda sedecantó firmemente por la exclusi-vidad de la ley, emanada directa-mente de la voluntad del rey, comoúnica fuente creadora de derecho,rechazando tanto la costumbre, ro-

El legado más importante, o cuando menos el más evidente y conocido,de la presencia visigoda en Hispania es el referido a la legislación, tantopor las aportaciones propias como por la labor de recuperación, ordena-

ción y transmisión del derecho romano que hicieron

Alarico II promulgasu Breviarium conla misión de orde-nar y sistematizar elordenamiento jurí-dico romano

El derechovisigodo

Dossier

El rey Sisenandoy su corte de

nobles en unaminiatura del

CódiceAlbeldense.

Biblioteca delMonasterio del

Escorial

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 61

mana o germánica,como las decisionesjudiciales libres, enasuntos no contem-plados en la ley, o ladoctrina jurídica.Esta tendencia cul-minará con la promulgación en 654del Liber Iudiciorum, que derogabael Breviario de Alarico II y suprimíacualquier referencia al derechoconsuetudinario y el libre criteriode los jueces.

La actividad legislativa tuvodesde el primer momento un ca-rácter territorial, afectando tanto alos visigodos como a la poblaciónhispanorromana; no se limitó a larecuperación y compilación de lasleyes romanas, sino que las modifi-có y depuró, creando leyes nuevaspara adecuarlas a las actuales cir-cunstancias. Ya desde la corte tolosa-

na, Teodoredo -más tarde conocidocomo Teodorico I- y Teodorico IIaportaron nuevas leyes sobre repar-tos de tierras y donaciones reales.Sin embargo, el primer legisladorimportante fue Eurico ya que, al pro-ducirse durante su reinado el destro-namiento del emperador RómuloAugusto, se subroga en el papel deprefecto y, como tal, otorga los edic-tos; estos no se trataban de leyescompletas y exhaustivas, sino denormas para aclarar puntos equívo-cos -especialmente sobre repartos detierras entre visigodos y romanos,contratos y sucesiones-, presupo-niendo la vigencia del derecho ro-mano tardío.

En 506, Alarico II promulga suBreviarium alaricianum o Lex romanavisigothorum con la importante mi-sión de ordenar y sistematizar elordenamiento jurídico romano dis-perso y en progresivo olvido. Esta

DESPUÉS DEL LIBER IUDICIORUM los reinos cristianos del norte,aun cuando pretendieron ser una supuesta continuación dela monarquía visigoda en su justificación de la ‘reconquista’,pronto se deshicieron de las ataduras legales del LiberIudiciorum, adaptándose a las nuevas relaciones feudalesbasadas en la ‘colección de fazañas’ en Castilla o en los‘usatges’ en Cataluña. Será la versión mozárabe del Liber, elLibro Judgo o Fuero Juzgo, vigente especialmente entre losmozárabes de Toledo tras su conquista por Alfonso VI y apli-cado a toda la población toledana desde finales del sigloXII, el que permita la recuperación de la legislación visigodapara su reutilización en la Castilla medieval, sirviendo debase a los nuevos fueros locales y posteriormente a disposi-ciones más generales hasta la Edad Moderna

Fragmentodel Liber

Iudiciorum oLex visigotho-rum publica-

do porRecesvinto en

el 654

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En el Liber Iudicio-rum destacan las317 leyes fruto dela importante acti-vidad legisladorallevada cabo porLeovigildo

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200662

compilación se man-tendrá vigente hasta suderogación, en 654, conla proclamación por Re-cesvinto del Liber Iudi-

ciorum o Lex visigothorum . En éste sebusca por vez primera una legisla-ción genuinamente visigoda queanulase toda ley extraña, haciendohincapié en la antigua reglamenta-ción romana, incluyendo la compila-ción de Alarico II, a la que se refiereexplícitamente en uno de sus artícu-los: ‘No queremos sufrir ya más las le-yes de los romanos’. La misma exclu-sión del derecho se hace con la cos-tumbre y la doctrina jurídica, orde-nando tajantemente a los jueces quese atengan exclusivamente al nuevocódigo y añadiendo que si algúnasunto no previsto en la ley fueseplanteado, sea presentada al rey lacuestión, quien decidirá personal-mente al respecto, insertándose di-cha decisión entre las leyes para fu-turos casos similares.

El Libro I del Liber Iudiciorum, comointroducción sobre la ley y el legisla-dor, se basa en las Etimologías de SanIsidoro; el resto de sus doce libros lo

hacen en la legislación propia crea-da a partir de Alarico, muy relacio-nada con la actividad conciliar. Des-tacan, con numerosas modificacio-nes y supresiones, las 317 leyes fru-to de la importante actividad legis-ladora llevada cabo por Leovigildo -el denominado Codex revisus-, cono-cidas dentro del Liber como Lex anti-qua. Sobre esta base se incorporarántambién las leyes dictadas por Reca-redo, Sisenando y Chintila, referi-das fundamentalmente a la cuestiónjudía y a preservar la seguridad deltrono, fijando, entre otras normas,el sistema de sucesión electivo:‘Muerto pacíficamente el rey, la noble-za goda, en unión de los obispos, desig-narán de común acuerdo el sucesor enel trono’.

Esta última legislación general per-derá importancia con la dominaciónislámica de la Península, pero se man-tendrá totalmente vigente entre loscristianos de al-Andalus hasta la inva-sión almohade del siglo XII, conser-vándose numerosos manuscritosdel Liber con anotaciones en árabe,lengua común también en la pobla-ción cristiana. A.G.

Miniadomedieval querepresenta aun condena-do juzgadopor un rey. Ala derecha,escena de unjuicio

Muerto pacífica-mente el rey, lanobleza goda, enunión de los obis-pos, designaránde común acuer-do el sucesor enel trono

Dossier

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 63

La aparición en manuscri-tos del Liber Iudiciorum deuna alusión a la ordalía deagua hirviendo -iudiciumaquae calidae-, ha servidomucho tiempo como prue-ba fehaciente de la pervi-vencia del derecho con-suetudinario germánico y,por tanto, de una base ger-mánica en las legislacionesmedievales de Occidente.Las ordalías eran pruebasrituales utilizadas con finesjurídicos para determinar lainocencia o culpabilidadde un acusado. En Europatuvieron un gran desarrollocon la denominación de‘Juicio de Dios’, sobre labase de que era la inter-vención divina la quedeterminaba el resultadode la prueba, siendo portanto ésta inefable. Laordalía de agua caliente,en concreto, consistía enhacer introducir al acusadoel brazo dentro de un reci-piente con agua hirviendopara coger algún objetodepositado en el fondo.Tras sacar el brazo eraenvuelto en lienzos y sella-do. Si al ser retirado el ven-daje al cabo de tres díasno se apreciaban quema-duras en su piel, el falloera favorable al acusado;en caso contrario, era con-siderado culpable. Lasinterpretaciones que másremontan en el tiempo lainclusión de la ordalía enel Liber no van más alládel reinado de Witiza, enpleno ocaso del poder visi-godo. Dado que, además,este tipo de ordalías no sonexclusivas de las culturasgermánicas, sino que fue-ron también frecuentes enotras culturas mediterráne-as y orientales, queda lejosde probarse que fueranuna prueba clara de lainfluencia de las costum-bres germánicas en la ela-boración de la ley visigo-da, y en su proyección enel derecho medieval

IUDICIUM AQUAE CALIDAE

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El pueblo visigodo irrumpió enel territorio peninsular a travésdel Pirineo Occidental el 12 ó

13 octubre, según unas fuentes, o el28 de septiembre del año 409 segúnotras, y ya desde el primer momentola vida de la época se caracterizó porsu dureza. Según el relato de Hida-cio, los dos primeros años tras la lle-gada de los germanos fueron un cú-mulo de circunstancias adversas. Ala presión inusitada de los recauda-dores de impuestos se vinieron a su-mar la sequía, las epidemias de pes-te, las malas cosechas y, como con-secuencia de éstas, una terriblehambruna que llegó al punto dedesembocar en casos de antropofa-gia en los que las madres se comíana sus propios hijos.

Orosio, menos tremendista queHidacio, también muestra una vidallena de dificultades, entre las quela guerra no es la menor, pero re-cuerda que éstas también existie-ron durante los doscientos años deluchas contra Roma o en los docede incursiones germánicas en tiem-pos de Galieno. Tiempo despuéscambió la situación y el autor citacómo ‘los invasores abandonaron lasespadas y cogieron los arados’. Pero laconvivencia no será sólo entre go-dos invasores e hispanorromanos,por más que los autores digan gotiet romani para designar a la totali-dad de la población. Bretones, si-rios, judíos, norteafricanos, griegosegipcios, etc., convivieron bajo unmonarca que sustituyó al empera-dor romano. No obstante, las rela-ciones se entablaban siempre enfunción de la riqueza, por lo queson los oligarcas visigodos quienesconfraternizan con las élites hispa-norromanas, aunque con dificulta-des en los primeros momentos.

A la diferencia inicial delenguas -sólo en los primeros

años, puesto que la lengua góti-ca despareció rápidamente de laPenínsula- se sumaron las dife-

rencias religiosas. Para protegersu arrianismo, los visigodos pu-

sieron trabas a la integración prohi-biendo la celebración de matrimo-nios mixtos, como recoge el Breviariode Alarico II. Pero poco a poco lanorma fue dejándose de cumplirhasta el punto de ser abolida porLeovigildo, quedando el testi-monio de los nuevos matri-monios en la antroponimia,ya que los nombres godospervivieron entre los his-panovisigodos y los lati-nos entre los hispanorro-manos. A partir de este mo-mento se registran matri-monios como los formadospor Eterio y Theudesvinta,Proteo y Theudesmude oEutrofia y Hugnam.

Vigor físico y procrea-ción eran dos grandes va-lores en una sociedademinentementerural y sujeta acondicionesde vida ad-

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200664

El vivir cotidianoen los tiempos de

Leovigildo

Incensario de bronce(derecha) y jarrito litúr-gico (arriba) halladosen el poblado visigodode Bovalar, en Serós,Lérida

Vigor físico y pro-creación erangrandes valoresen una sociedademinentementerural y sujeta acondiciones devida adversas

Dossier

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 65

versas. La vida sehabía ruralizadoen extremo, al-

canzando un hábitat cada vez másdisperso incluso en zonas típica-mente urbanas como la Bética. Estavida en el campo estaba condiciona-da, sobre todo, por la inseguridad,como transmite Braulio de Zaragozacuando se dirige al obispo Valentín

pidiendo disculpas por no escri-birle lo suficiente y excusándoseen que, al hallarse el campo in-festado de bandidos, nadie seatreve a llevar las cartas. La ma-

yoría de estos salteadores, quehabían hecho del bandidaje su

modo de vida, eran siervos rústicoshuidos de las grandes propiedades yque vagaban por los caminos, crean-do tal sensación de alarma que seprodujeron sucesos como el apalea-miento de Fructuoso de Braga al serconfundido con uno de ellos.

Las producción del campo era su-mamente escasa, menor que en elpasado romano y orientada al auto-abastecimiento. La fertilización ha-bía sido abandonada, algunos de losavances técnicos de los siglos ante-riores también y los aperos metáli-cos cedieron terreno a favor de losde madera, quedando relegado eluso del hierro a la fabricación de ar-mas. Además de todo esto, otrascausas también afectaron al campode forma negativa, como las sequías,las malas cosechas, el hambre y lapeste. La sequía traía consigo las te-midas plagas de langosta; al respec-

Apocalipsis de Trierercon la representaciónde un conjunto denobles, extraído de esteiluminado del siglo IX

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CLASES SOCIALESHombres libres, siervos ylibertos son las categoríasen la que podía dividirse lafuertemente jerarquizadasociedad visigoda. Al grupode hombre libres pertene-cen los grandes propietariosde la tierra, la mayor partede la población urbana yalgunos pequeños propieta-rios de los que no se tieneapenas noticia. Con unacategoría equiparable a lade los libertos -siervosmanumitidos- se encontra-ban los colonos y los enco-mendados, hombres que,ante la precariedad econó-mica y la inseguridad porlas guerras, se vieron obliga-dos a buscar la protecciónde un gran propietario acambio de la entrega de sustierras y de su trabajo.Desde ese momento seencuentran ligados al señory a la tierra que trabajan,no pudiendo enajenarla enmodo alguno. Los siervos notienen ninguna propiedad niderecho y su única persona-lidad jurídica es la que lesotorga el señor. Siervo esaquel que ha nacido depadres siervos, además delos que entran en la servi-dumbre por cautividad, porentrega voluntaria, por deu-das, condena judicial, comi-sión de delitos sexuales,contraer segundas nupciasen vida del primer cónyuge,provocación de abortos,abandono de los hijos, etc

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to de éstas, los legados francos delrey Chilperico recogen cómo ‘la Car-petania ha sido gravemente devastadapor la langosta hasta el extremo de noquedar árbol, ni viña, ni bosque, ni hier-ba verde que no hayan sido destruidos’.

A estas catástrofes de índole na-tural debe añadirse la guerra que, sibien en los primeros años tras la in-vasión fue generalizada, más tardese daría de forma localizada perosiempre repercutiendo gravementeen la población. En el 541, la inva-sión de los francos provocó una con-siderable despoblación de la Tarra-

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AGRICULTURA Y GANADERÍALa agricultura, unida a la ganadería, sería la actividad económicaprincipal en época visigoda, economía heredada de los últimosmomentos bajoimperiales cuya base continuó el nuevo pueblo sinmodificar ni añadir tecnología alguna. Para la coexistencia deambas actividades, la legislación visigoda buscó el equilibrio y elentendimiento entre agricultores y ganaderos. Si el ganado causa-ba destrozos en el campo de un determinado propietario, el dueñodel mismo debía pagar los daños; asimismo, el propietario de la tie-rra no podía matar ninguna cabeza del ganado, sino que debíadesalojarlo de la labor sin violencia, acordando con el dueño lacompensación correspondiente a los daños ocasionados. Especialimportancia en la legislación recibe el ganado porcino, sancionan-do la destrucción de encinas productoras de bellota -alimento porexcelencia del cerdo- y regulando los derechos de apacentamientode estos animales

Bajo esta líneas, ilustración de Pierre Joubert en la que se representa una escenade la vida cotidiana dentro de un enclave romano reocupado por los visigodos

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SAN PEDRO DE LA MATAEn la provincia de Toledo existe una pedanía de nombresugerente, Arisgotas. En este enclave destacan dos importan-tes yacimientos visigodos: el poblado de Los Hitos y la iglesiade San Pedro de la Mata.Esta iglesia, en su estructura original, tenía planta cruciformecon ábside rectangular al exterior, anteábside con dos entra-das laterales, un crucero con cuatro arcos sobre pilastras,naves de crucero con accesos en los muros norte y sur, y unanave a los pies con entradas laterales. Este conjunto sufrióuna fuerte destrucción, habiendo sido reconstruido a lo largode la historia en dos ocasiones: en la primera se siguió utili-zando como templo y en la segunda cambió su función,pasando a ser utilizado como casa de labor

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EL VALOR DE UNA PERSONAEs conocido el valor de la vidade una persona en este tiem-po gracias a la Ley VIII, 4-16del Liber Iudiciorum. Esta leyestablece la compensaciónque el dueño de un perro quematara a una persona habríade soportar como desagravio.Según el legislador, el máximovalor de un hombre se alcan-zaba entre los veinte y los cin-cuenta años, momento demayor vigor físico, cuando elpago por su vida sería de tres-cientos sueldos, mientras quela vida de un niño de un añoestaba valorada en sesentasueldos y la de un joven dequince en ciento cincuenta;pasados los cincuenta años,en consonancia con su deca-dencia física, el valor del hom-bre disminuía. Como es deesperar, la vida de la mujerestaba menos valorada que ladel hombre, coincidiendo sumayor valor con los años másfértiles, entre los quince y loscuarenta años

conense, y las luchas entreAgila y Atangildo acarrea-ron las mismas consecuen-cias para la Bética y la Lusi-tania. La Vida de San Milláncita la ruina de Cantabria yel Biclarense la violenta re-presión de los ‘rústicos’ dela Orospeda por parte delos godos, mientras quelas luchas entre Leovi-gildo y Hermenegildofueron calificadas de másnefastas que una invasiónextranjera.

Sin dejar de afectar tam-bién al mundo rural, quizáfuese la peste el suceso mástemido por la sociedad ur-bana. Tras la invasión de laTarraconense por los fran-cos, esta epidemia se ex-tendió por toda Hispa-nia. La inguinalis plaga,nombre que se le dio a lapeste bubónica debido ala localización de los bu-bones en las ingles, se pro-dujo de forma casi ininte-rrumpida a lo largo de los siglosVI y VII. El abad biclarense registrauna epidemia de enorme mortan-dad en el 573; en la década siguien-te será Galicia la zona afectada ylas crónicas mozárabes nos recuer-dan la misma enfermedad en el rei-nado de Egica (687-702). AjbarMachmua nos recuerda que en losaños anteriores a la conquista islá-mica murió la mitad de la pobla-ción. Por tanto, prácticamente todala época visigoda en la Penínsulafue una sucesión de plagas, hasta elpunto de que la población llegó aver la peste como algo cotidiano,como muestra el decenario de ser-mones de clade contenidos en unhomiliario toledano de la época.

Las ciudades visigodas encerra-ban tras sus murallas un paisajeante todo religioso. Las iglesias,torres, baptisterios, capillas, mo-nasterios, etc., marcaban la ‘líneadel cielo’ de una ciudad que esta-ba ya lejos del modelo romano. Seconvierten en sedes metropolita-

nas y episcopales y, por tanto, enresidencia de una numerosa cortede clérigos que giran en torno alobispo, a los que habría que aña-dir los monjes de los monasteriosque también se dejaban ver por laciudad, atendiendo a los enfermoso acudiendo a las iglesias los do-mingos y festivos. También en lasciudades vivía una oligarquía que,junto a su corte de guerreros, sier-vos y clientes, suponía una impor-tante parte de la población, ade-más de comerciantes, artesanos,notarios, médicos, etc. Entre lasactividades artesanales urbanasdestacaría el trabajo con metalespreciosos, ya que los visigodosfueron grandes orfebres, así comotalleres para el trabajo de la pie-dra. La tediosa vida en estas ciu-dades sólo quedaría rota ocasio-nalmente por la celebración de ac-tos regios, procesiones y ritualesreligiosos, así como por las asam-bleas y concilios de las grandesciudades. J.T.

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Página miniada del LiberIudiciorum. La traducciónde estas leyes al romance

recibió el nombre deFuero Juzgo. Biblioteca

Nacional, Madrid

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LAS CORONAS VOTIVASConsistían en grandes cercos demetal precioso, cuajados de pedreríay adornados con pinjantes o pen-dientes de vidrio, metal, perlas, etc.que después de haber servido parala coronación de un rey se ofrecíanpara ser suspendidas sobre el altarde una iglesia, expresando casi siem-pre en inscripción latina el nombredel oferente. Del centro de la coronapendía de ordinario una cruz votivaque podía servir a la vez para cruzde altar

FÍBULAS AQULIFORMESSe les llama así por suforma zoomorfa repre-sentando a un águilaen posición frontal,con las alas abiertas yla cabeza de perfil. Sedecoraban con la téc-nica del cabujón, queconsistía en colocaruna piedra preciosa osemipreciosa sobreuna lámina de metal ytras superponer celdi-llas del mismo materialla pieza quedaba suje-ta; el ojo se hacía conesmalte frío

BROCHE DE CINTURÓNRealizado en bronce, de forma rectangular y conuna hebilla ovalada. La decoración, cincelada, secomponía de sucesivos rectángulos que rodea-ban a otro central, donde se engastaba una pie-dra o pasta vítrea transparente, también de formarectangular. Se decoraba con motivos de soguea-do, punteado, geométricos y vegetales

La orfebrería

Visigoda

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Aprincipios del siglo VII, un eruditohispanovisigodo llamado Isidorode Sevilla destacaba en sus Eti-

mologías la importancia que el vestua-rio siempre ha poseído como elementodiferenciador entre los distintos pue-blos. La vestimenta nace con el objetode proteger al ser humano de un entor-no hostil, sirviéndole de abrigo frente alas agresiones del clima, pero termina convirtién-dose en un fiel reflejo de los gustos estéticos impe-rantes en una sociedad y en un auténtico símbolode estatus dentro de ella. A pesar de esto, la evolu-ción de la vestimenta a lo largo de la Historia hasido un tema tradicionalmente poco tratado,más allá de los aspectos puramente económi-cos derivados de dicha actividad, aunque seasu estudio lo que permita conocer el aspectoexterior que mostraban las distintas culturas.Entre las fuentes de información que han llega-do hasta la actualidad, la más importante es la ci-tada Etimologías de San Isidoro, en la cual el eru-dito sevillano dedica gran parte del libro XIX alvestuario. En lo tocante a las fuentes iconográficas,se dispone de las miniaturasdel Pentateuco de Ashburnham(siglo VII), algunas representa-

ciones visigóticas dispersas de escaso realismoy, ya en épocas posteriores, varios relieves del

Prerrománico asturiano.Del estudio de todos estos datos en

conjunto se deduce la existencia de unavestimenta de tradición tardorromanaque posteriormente adopta algunos ele-mentos germánicos y que, ya en el siglo

VII, sufre una influencia bizantina, segura-mente entre las clases más adineradas y en las regio-

nes más próximas a la cuenca mediterránea. Esto sedebe a un mimetismo hacia las modas creadas en elseno de la sociedad más culta, floreciente y sofistica-

da del momento, en un proceso paralelo al que seatestigua a nivel arqueológico con las hebillas decinturón. En este elemento se pasa de unos mo-delos típicos del ámbito danubiano, traídos porlos visigodos a la Península Ibérica y posterior-

mente imitados por la población local, que cuen-tan con una placa rectangular con decoración inci-

sa y piedras semipreciosas, hasta las placas de cin-turón de tipo rígido, de origen itálico, formadas de

una sola pieza plana que ocasionalmente posee di-bujos calados o cincelados. Más tarde, a principios

del siglo VII, se impone el uso de hebillas de tipo liri-forme, cuyos diseños son ya de claro origen bizantino.

El cingulum , junto con el scrama o cuchillo, son los ele-

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La moda visigodaseña de identidad de un pueblo

‘Se reconoce a los pueblos tanto por su forma de vestir como por ladiferencia de sus idiomas’

Isidoro de León, Etimologías XIX, 23,6

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Fíbula visigodahallada en Azuqueca,Guadalajara

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mentos del ajuar metálico que más frecuentemente apare-cen en las tumbas visigodas, constituyendo ambos unprobable signo de elevado estatus social, mientras quela presencia de comerciantes bizantinos, llamados ne-gotiatores trasmarini, figura en las leyes que el rey visi-godo Ervigio (680-687) incluyó en el Liber Iudiciorum.Este comercio se centró en mercancías de ajuar perso-nal y menaje de cierta calidad.

La túnica fue la más importante prenda de vestir mascu-lina desde la Edad del Hierro hasta el siglo XI. En época ro-mana tardía se imponen los modelos de manga larga, lla-mada manicleata, algunos de los cuales disponen de dos cla-vii o franjas verticales de otro color, llamándose por estemotivo biclavii. Isidoro habla de la túnica laculata o cuadri-culada, prenda que contaba con zonas rectangulares uoblongas situadas en los hombros o en su parte inferior, condibujos tejidos o bordados, muy frecuente en las represen-taciones bizantinas de la época. También era empleada laarmilausa o armilusa, túnica abierta por delante como la queaparece en uno de los capiteles de la iglesia zamorana deSan Pedro de la Nave, del siglo VII, y en varios relieves delPrerrománico asturiano. Todas estas prendas podían con-tar con orlas llamadas fasciolae, cosidas por fuera a laparte externa del vestido, seguramente tejidas en pe-queños telares de tablillas.

A lo largo de la Tardoantigüedad se imponeel uso de dos túnicas, siendo la interior general-mente de lino, de color claro y con unas man-gas bastante largas. Ya durante el Románi-co, a esta prenda se le llama ‘camisa’ y alsobrevestido ‘saya’. Si eran holgadaspodían estar formadas por dos rectán-gulos de tela, con un cuello en llave otriangular al que se le añadían las man-gas; pero si eran ceñidas, se les cosíandos nesgas o triángulos de tela en suparte inferior para que tuvieran algo devuelo y de esta forma facilitar el movi-miento de las piernas. Inicialmente losromanos no usaban pantalones debajode la túnica, y de hecho, al igual quecon la barba, se consideraba algo incivi-lizado, propio de bárbaros. Anterior-mente, en la Hispania prerromana estu-vieron en uso los bracae, unos calzonesajustados largos hasta la rodilla, mien-tras que Estrabón y Diodoro de Siciliahablan de una especie de polainas queprotegían las pantorrilas. Los romanosadoptaron los bracae y más tarde lospantalones largos. Ya en época visigo-da, Isidoro cita dos tipos de prendaspara las piernas: las femoralia, idénti-cas a los bracae, y los tubrici, que lle-gan hasta los tobillos. En el Pentateu-co de Ashburnham aparecen hombresvistiendo el primer tipo.

Amodo de manto se hacía uso del cla-mide, una capa sujeta mediante una fíbu-la o broche en el hombro derecho, deforma que cubriera el costado izquier-

Mosaico romano delsiglo IV en el que seaprecia claramente latúnica manicleata pro-pia de época bajoimperial, así como loscalceus que calza elpersonaje inferior.Museo del 25 demayo, Belgrado

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do. Se trata de otra prenda con ampliatradición en Hispania y que tuvo suorigen en el sagum prerromano, evolu-cionando más tarde hacia un mode-lo con flecos que aparece representa-

do en los mosaicos del Bajo Imperio. Isidoro cita al pa-llium que, en lugar de ir sujeto con la fíbula, va cosido yes propio de los sirvientes, así como al circumtextum, queera redondo; también habla de una capa hispana que lle-ga hasta las manos frecuente en las representaciones delos posteriores Beatos mozárabes, y no faltan los modeloscon capucha, llamada casulla.

Al igual que en el caso masculino, la túnica fue la vesti-menta fundamental para las mujeres. En época romana, ini-cialmente se encontraba formada por dos rectángulos detela fijados en los hombros mediante botones o fíbulas, deforma que constituían una prenda sin mangas pero que cu-bría la mayor parte de los brazos a causa de su propia hol-

gura. Hacia el siglo III d.n.e. hace aparición la dalmatica, tú-nica de amplias mangas que normalmente era llevada sinceñir sobre otra mucho más ajustada; esta prenda en oca-siones contaba con dos fasciolae. Al parecer, la túnica lacula-ta de decoración rectangular estuvo igualmente en uso en-tre las mujeres, aunque en este caso era más larga y su or-namentación se encontraba más bien en la parte inferior delvestido. Isidoro nos habla de un manto liso llamado amicu-

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EL TRABAJO TEXTILDesde la perspectiva de la industrializada y consumis-ta sociedad actual, resulta difícil hacerse una idea dela singular importancia que el trabajo textil ha tenidoen el pasado. La transformación de las fibras vegeta-les o animales, desde su cultivo y recolección, el pos-terior hilado y tejido, pasando por el teñido y terminan-do en la definitiva conformación de la prenda, era unproceso extremadamente complejo, lento y laborioso.Una labor que, en última instancia, consistía en latransformación de una materia prima relativamenteabundante y barata -salvo excepciones, como laseda- hasta la creación de un auténtico producto delujo con un elevado valor añadido

Túnica bizantina del siglo V o VI.Metmuseum, Nueva York

Fragmento delPentateuco deAshburnham con larepresentación deMoisés recibiendo lastablas de la Ley.Datado aproximada-mente en el año 600de nuestra era

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Respecto al peinado, Claudiano eHidacio narran cómo en las reunionesdel consejo de ancianos la noblezagoda dejaba sueltos sus largos cabe-llos. Por su parte, Sidonio Apolinar des-cribe el peinado de Teodorico comouna melena rematada en un bucle ala altura de las orejas. Ya en el sigloVII, Isidoro de Sevilla habla de las tren-zas de los godos, al mismo tiempo queafirma que ‘los varones suelen llevar cor-tos sus cabellos’, de lo que puede deducirseque, tal vez, mientras el pelo largo era una antiguacostumbre propia de los godos, la población hispanorromanallevaba el cabello perfectamente corto.Las mujeres casadas recogían sus cabellos en lo alto de lacabeza, formando un tocado llamado capitulare, mientrasque las doncellas solteras llevaban el pelo suelto, siguiendouna antigua tradición germánica que perdurará hasta bienentrada la Edad Media. Isidoro habla de unas cintas para atarel cabello llamadas vittae, así como de una redecilla, conoci-da como reticulum, con la que se lo recogían. El resultado detodo ello podría ser un tocado similar al que aparece repre-sentado en el Pentateuco y, salvando las distancias, al de lasmujeres de la corte de Teodora representadas en el fresco dela iglesia de San Vitale en Rávena

EL PEINADO

La influencia de la corte bizan-tina se enlazó con las costum-

bres germanas y la tradiciónhispano-romana dejando hue-

lla en la vestimenta, en loscomplementos, peinados o

afeites, como se aprecia enesta recreación de Lawrence

Alma-Tadema de damas godo-romanas, con el atuendo y pei-

nado típicos del siglo V.Sobre estas líneas, la pieza

conocida como el peine deModestina, datado en el siglo

IV de nuestra era.British Museum, Londres.

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lum que, según él, en el mundo romano fue propio deprostitutas pero que en la Hispania de su época era em-pleado por las mujeres honestas. Este tipo de indumen-taria es la que, en líneas generales, muestra el Pentateucode Ashburnham.

Sin embargo, en las tumbas femeninas de época visigo-da es frecuente que aparezcan dos fíbulas en el pecho, locual podría relacionarse con un sobrevestido de tipo ger-mánico consistente en una pieza de tela rectangular que en-volvía el cuerpo, fijada en los hombros mediante una pare-ja de broches. Esta prenda, similar al peplos griego, se en-contraba en uso en el mundo merovingio y no faltan ejem-plos arqueológicos entre otros pueblos germánicos, como elhallado en el pantano de Huldemose, Jutlandia. En todocaso, las fíbulas prácticamente desaparecen del ajuar fune-rario hacia principios del siglo VII, siendo posible que estose encuentre vinculado de forma estrecha con la difusión deuna nueva vestimenta de tradición bizantina.

En lo referente al tipo de tejidos, Isidoro nos habla de latúnica russata de color rojizo, de la iacinthia que ‘resplandecede color azulado’, la molochiania confeccionada con fibras demalvas o la holoporphyra, completamente púrpura. En defi-nitiva, cita una amplia gama de colores, tales como el rojo,azul, blanco, negro, gris, amarillo y dos clases de púrpura,siendo, con seguridad, uno de estos últimos utilizado habi-

tualmente en la Península. No obstante, el púrpura era untinte extremadamente caro y sólo podía acceder a él la no-bleza ya que, en definitiva, la calidad del teñido era otro de-finidor de la clase social. Así, mientras que las élites vestíancolores brillantes, las clases más pobres seguramente dis-pondrían de una vestimenta sin teñir o de tonos apagados,verdes y terrosos. Estos tejidos estaban compuestos princi-palmente de lana y lino, mientras que la seda sólo era acce-sible para las clases más privilegiadas. En el siglo VI sehabía introducido en Constantinopla la cría del gusanode seda, independizándose a partir de este momento laindustria en toda Europa. La vestimenta confeccionadacon este tipo de hilo era llamada ombycina, mientras quela fabricada con lino se llamaba linea; también existían te-las mixtas, formadas por distintos tipos de fibras: la fibri-na, de lana con pelo animal, la tramoserica, de lino conseda y la linotesma, de lana con lino.

Respecto al calzado, Isidoro cita dos tipos cuyas descrip-ciones se asemejan a los ejemplos arqueológicos documen-tados desde la Edad del Hierro hasta el siglo XIV. Por unlado los socci, una especie de botín que llegaba a la altura deltobillo, parecidos a los hallados en el castillo de Consuegra,y los obstrigilli, similares a los calceus romanos, es decir, uncalzado que envuelve el pie y es cerrado en su parte supe-rior mediante cordones. Y.B.

Figuración de la indu-mentaria habitual visi-goda en el siglo VI de

nuestra era.Ilustración Yeyo Balbas

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La "cristianización de la topo-grafía urbana" como elementodeterminante del paisaje de

muchas ciudades de la PenínsulaIbérica -al igual que sucedía en elresto del occidente mediterráneo- seinició en el siglo V, como consecuen-cia de la pérdida del control estatalsobre las ciudades debido al colapsodel Imperio romano de occidente.Las ciudades episcopales, además desu papel de centro transmisor delmensaje ideológico cristiano, ejercie-ron también como centros adminis-trativos de los territorios en los quese asentaban. A lo largo del siglo VI,pero especialmente en su segundamitad, así como a principios del sigloVII, las fuentes escritas documentanuna importante actividad ediliciapor parte de la Iglesia en algunas delas ciudades más importantes deHispania. Las investigaciones ar-queológicas realizadas en los últi-mos años en algunas de estas ciuda-des, han ratificado esta actividad através del descubrimiento, en su ma-yor parte, de complejos episcopalesy otros edificios religiosos que mues-tran el dinamismo de la actividad ur-banística de la Iglesia en este perio-do, como bien ejemplifican los casosde Barcelona, Tarragona, Valencia,Córdoba o Mérida.

Sin embargo, la creación del reinovisigodo, como consecuencia de laintegración de amplios territoriospeninsulares, y la necesidad de do-tarle de una cohesión provocarán unproceso de rehabilitación de la vida

urbana, impulsado por dicho Estadoa partir de la época de Leovigildo.Esta política real de fundación o re-habilitación de ciudades es caracte-rística de la primera fase del reinadovisigodo -aproximadamente hasta lamitad del siglo VII-, confirmándoloasí tanto las fuentes escritas como lasrecientes investigaciones arqueoló-

gicas. En estecontexto, duran-te el reinado de Leovigildo se fun-dan las ciudades de Recópolis, en elaño 578, para celebrar el naciente Es-tado y de Victoriaco, en el 581, ade-más de restaurarse las murallas deItálica en el 583. En esta época debedatarse asimismo el inicio de un

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Durante la fase de formación y consolidación del reino visigodo de Toledo,que se desarrolla en la segunda mitad del siglo VI, fundamentalmente enépoca de Leovigildo, se asiste a una recuperación de la política edilicia yurbanística a cargo, exclusivamente, de la Iglesia y del naciente Estado

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La ciudaden época de Leovigildo

LAURO OLMO ENCISOUNIVERSIDAD DE ALCALÁ

Fragmento del ilumi-nado del siglo IXconocido como

Apocalipsis de Trierer

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nuevo desarrollo urbano en la capi-tal, Toledo, que, al igual que sucedeen Recópolis, estará influido por elurbanismo bizantino de iniciativaestatal que se desarrolla en Cons-tantinopla. Esta ampliación de laciudad se hará, tal y como transmi-ten las fuentes escritas, en el subur-bio toledano localizado en la zonade la Vega Baja, donde se irá gene-rando a partir de este momento unconjunto palatino.

Igualmente, la investigación ar-queológica ofrece datos sobre la revi-talización de centros urbanos ya exis-tentes, en el último cuarto del siglo VI,situados en zonas estratégicas para laimplantación del Estado visigodo.Este es el caso del Tolmo de Minateda-Hellín, Albacete-, una ciudad episco-pal frente a los territorios peninsularescontrolados por los bizantinos, partíci-pe de un fenómeno de revitalizaciónurbana del que también serían ejem-plos la construcción y refuerzo de mu-rallas en Begastri -Cehegín, Murcia- yen otros centros de la zona. Estos ejem-plos transmiten el proyecto del Estadovisigodo, a partir de Leovigildo, decontrolar los territorios a través de larevitalización o fundación de una seriede ciudades necesarias para el mante-nimiento de la estructura estatal. Estapolítica de renovación urbana hay queponerla en relación con la capacidadde recaudación fiscal que poseía el rei-no visigodo de Toledo. De esta capaci-dad da testimonio, entre otras fuentes,Isidoro de Sevilla, quien en su Historiade los godos cuenta cómo Leovigildo‘enriqueció al fisco y aumentó el erario conla expoliación de los ciudadanos y los des-pojos de los enemigos’. Por supuesto, elproceso de revitalización urbana seobserva en un apreciable número deciudades, pero no puede generalizarse

a todo el marco peninsular. De hecho,hasta el momento, éste afecta a ciuda-des importantes por su función admi-nistrativa, fiscal y económica. Sin em-bargo, la realidad urbana de la Penín-sula no sólo está definida por este tipode ciudades; las excavacio-nes en otros centrosapuntan a un fe-nómeno urbanono homogéneoy más definidopor las caracte-rísticas socioe-conómicas delterritorio en quese sitúan.

A partir demediados delsiglo VII, el pa-norama urbanode las grandes ciu-dades comenzará a cam-biar conectado a las señalesevidentes de una crisis en laorganización social. Desdeese momento, y en lo referenteal Estado, aparece una estructuradebilitada con un sistema fiscal encrisis, factor fundamental para en-tender el proceso de decrecimientode la actividad urbanística, asícomo los fenómenos de desestruc-turación urbana que se producenen las ciudades más importantes.Esta disminución de la actividadurbanística, testimoniada por elelocuente silencio de las fuentes es-critas al respecto, así como por lasrecientes investigaciones arqueoló-gicas, afectó tanto a la intervenciónurbana de la Iglesia como a la delEstado, todo ello consecuenciade un proceso de transforma-ción social. Esta transforma-ción favoreció el inicio del as-

censo de un modelo de sociedadfeudal, partidario de una mínimaestructura estatal, que determinóclaramente el débil paisaje urbanoque tuvieron las ciudades en la fasefinal del reino visigodo.

‘LOS BÁRBAROS se desparraman furiosos por las Españas, y el azote dela peste no causa menos estragos, el tiránico exactor roba y el soldadosaquea las riquezas y las vituallas escondidas en las ciudades; reina unhambre tan espantosa, que obligado por ella, el género humano devoracarne humana, y hasta las madres matan a sus hijos y cuecen sus cuer-pos para alimentarse con ellos. Las fieras, aficionadas a los cadáveresde los muertos por la espada, por el hambre y por la peste, destrozanhasta a los hombres más fuertes, y cebándose en sus miembros, seencarnizan cada vez más para destrucción del género humano. De estasuerte, exacerbadas en todo el orbe las cuatro plagas: el hierro, elhambre, la peste y las fieras, cumplense las predicciones que hizo elSeñor por boca de sus Profetas’

Hidacio, Chronicon, entre el 379 y el 468

Capitel de la iglesiavisigoda de San

Pedro de la Nave enZamora, del siglo VII. A.

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Pese a la falta de referencias do-cumentales para el siglo V,todo parece indicar que en los

años previos a que los visigodos seestableciesen en Toledo, esta ciudadmantenía una cierta pujanza, aun-que acorde con la coyuntura generalde crisis en que se vivía. La tempra-na implantación del cristianismo enla zona, con la creación de una sedeepiscopal y la celebración de un con-cilio, el pronto establecimiento deuna comunidad judía y la presenciade un grupo social poderoso con in-tereses agrarios en las inmediacio-

nes, pueden considerarse como indi-cios significativos de que Toledo eraentonces una ciudad de cierta enti-dad. A diferencia de otras ciudadesde su entorno, ello le habría permiti-do mantener, e incluso incrementar,su potencial demográfico y su activi-dad económica, lo que le llevaría aconvertirse en la ciudad más impor-tante de un extenso territorio sobreel cual iba a ejercer un paulatino do-minio. No es sorprendente, por tan-to, que los visigodos se fijasen en lascondiciones que reunía y terminasenpor establecer en ella la sede perma-

nente de su poder, lo que le iba a per-mitir continuar su progresiva ascen-sión hasta convertirse en la ciudadmás emblemática de su reino.

Tras su asentamiento definitivoen la Península a raíz de la derrotadel 507, todavía durante varios añoslos visigodos no tuvieron una sedefija como centro permanente del po-der monárquico. Los reyes establecí-an momentáneamente su corte enaquellas ciudades que, coyuntural-mente, reunían mejores condicionespara su objetivo de control militardel territorio. Hasta que Hispania,

TOLETUMla capital del reino

RICARDO IZQUIERDO BENITOCATEDRÁTICO DE HISTORIA MEDIEVAL DE UCLM

CASTILLA LA MANCHA MEDIEVAL. ED. AÑIL

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en su mayorparte, no estu-vo suficiente-mente domina-da, los visigo-dos no pudie-ron elegir unaciudad que reu-niese las condi-ciones óptimas

para convertirse en sede perma-nente y estable de su poder. Y esaciudad habría de ser Toledo.

Toledo tenía la ventaja de en-contrarse en el centro geográficodel reino, ya que las capitales pro-vinciales se localizaban en zonasmuy periféricas. Además, estababien comunicada ya que por susinmediaciones discurría un con-junto de importantes calzadas, en-tre las que sobresalía la que desdeMérida (Lusitania) se dirigía al va-lle del Ebro y otra que procedía dela Bética. La primera presenciade un rey visigodo, con visos deuna cierta permanencia de esta-bilidad en Toledo, parece deber-se a Teudis, ya que el 24 de no-viembre del año 546 promulgódesde aquí la llamada ley de cos-tas procesales. Sin embargo, lossucesores de Teudis no mantu-vieron Toledo como sede real.

Fue el rey Atangildo el que es-tableció definitivamente la sedede la corte en Toledo a mediadosdel siglo VI, aunque hasta el rei-nado de Leovigildo, la ciudad noadquirió de manera efectiva sucondición de sede regia. Dentrode su política centralista, y deseo-so de conseguir la unificación te-rritorial peninsular, el contar conuna ciudad como centro perma-nente de poder era fundamental.De esta manera, Toledo se convir-tió en la urbe regia, residencia delos reyes, de la corte y de todo elaparato de una administracióncada vez más compleja. Por ello,cabe pensar que fue la ciudad pe-ninsular que contó con una ma-yoría de familias visigodas, espe-cialmente pertenecientes a la no-bleza, dispuestas a colaborar conel poder aquí establecido. Otrasmuchas familias también acudirí-an atraídas por las posibilidadeseconómicas que una ciudad enauge podía proporcionarles.

Toledo, por su condición de sederegia, pronto habría de ver incre-mentado también su protagonismoen el campo eclesiástico. Desde susorígenes, la sede episcopal toledanaestaba integrada dentro de la pro-vincia cartaginense, cuya sede me-tropolitana radicaba en su capital,Cartagena. Cuando Cartagena cayóen manos del Imperio bizantino, amediados del siglo VI, hubo unaruptura de gran parte de las relacio-nes de la sede cartaginense con mu-chas de sus diócesis sufragáneas,entre ellas la de Toledo. Esta situa-ción benefició a la ciudad cuando,tras la conversión de los visigodosal catolicismo, la propia monar-quía intentaba encumbrar y legiti-mar a la ciudad no sólo en el planopolítico, sino también en el religio-so. Si era la sede del poder político,también habría de serlo del religio-so a nivel de todo el reino. La estre-cha colaboración que se establecióentre la monarquía y la Iglesia ca-tólica, habría de contribuir a la cre-ciente preeminencia eclesiástica dela ciudad.

Este proceso lo culminó el reyGuldemaro, quien convocó un con-cilio provincial en Toledo en el año610 al que acudieron quince obis-pos de la provincia cartaginense,los cuales declararon tajantementeque Toledo era la sede metropolita-na de dicha provincia y no sólo dela Carpetania. Su obispo, converti-do entonces en metropolitano demayor entidad, tendría primacía so-bre todas las demás diócesis sufra-gáneas de la cartaginense. Además,el obispo de Toledo fue asumiendola prerrogativa de poder emitir jui-cios sobre los candidatos elegidospor el rey para cubrir cualquiersede vacante en el reino, y tambiéneste metropolitano era el encargadode realizar la ceremonia de la un-ción real cuando un nuevo rey lle-gaba al trono. Este paulatino en-cumbramiento se completó con elderecho de poder convocar los con-cilios nacionales. De esta manera,los arzobispos toledanos fueron in-crementando su fuerza hasta con-vertirse en los máximos represen-tantes de la Iglesia hispana, que-dando instituida su primacía sobredicha Iglesia en el XII Concilio deToledo celebrado en el año 681.

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Pilastra visigoda conrepresentaciones deescenas de la vida deCristo, iglesia de SanSalvador, Toledo.En la página opuesta,miniado del siglo XIIpara ilustrar el ‘De civi-tate Dei’ de San Agustínescrito desde el 413 al426, motivado tras elsaqueo de Roma porlos visigodos

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En el año 578, tal y como relata el cronista Juan deBiclara, contemporáneo de la época, el rey Leovi-gildo acababa de lograr la cohesión territorial del

reino visigodo gracias a una serie de campañas victorio-sas contra los bizantinos, diversos pueblos indígenas dela Península, la aristocracia y los campesinos. Para con-memorar estos hechos, que suponían la consolidacióndel poder real y del Estado visigodo, Leovigildo fundóuna ciudad, Recópolis, nombre que le puso en honor desu hijo Recaredo. Este acontecimiento quedó igualmentetransmitido por otro de los autores más importantes dela época, Isidoro de Sevilla, quien vinculó en sus escritosla fundación de Recópolis con el momento en que Leovi-gildo creaba un Estado centralizado, con capital en Tole-do, acuñaba su propia moneda y, para mantener todoello, imponía un sistema de recaudación fiscal.

Estas fuentes reflejan por sí solas la importancia quese concedió en la época visigoda a la gran fundación ur-bana de Leovigildo, a través de la cual también se puedeentender una parte esencial de las características del nue-vo reino, así como la influencia que el Imperio bizan-tino ejerció sobre él. El urbanismo de Recó-polis se inspiró en la planificación urbana deConstantinopla, la capital imperial; ade-más, para esta fundación Leovigildo seinspiró en las prácticas de los emperado-res bizantinos, quienes rehabilitaron ciu-dades como un elemento de afirmaciónde su propio poder, así como instru-mento de propaganda estatal.En este sentido, Recópo-lis refleja la intenciónde consolidar un Es-tado dirigido por lapropia dinastía; de

Leovigildo; de

ahí, y al igual que en las ciudades bizantinas, que la ciu-dad lleve el nombre de un miembro de la familia del rey,su hijo Recaredo.

Recópolis fue una ciudad construida de nueva planta,constituyendo el ejemplo más evidente de urbanismo yarquitectura impulsada por Estado en época visigoda.Desde el momento de su fundación tuvo una vida diná-mica, que se desarrolló a lo largo de la época visigoda -fi-nales del siglo VI, principios del siglo VIII- y de la primi-tiva época andalusí -principios del siglo VIII, primeramitad del siglo IX-. Se edificó siguiendo un plan organi-zado en función de una jerarquización del espacio urba-no. En él se sucedían el conjunto de edificios palatinos, lazona comercial, las áreas de viviendas, los espacios es-tructurados por un trazado viario -cuyas partes descu-biertas apuntan a la regularidad-, todo ello rodeado poruna imponente muralla que encerraba y protegía el pe-rímetro urbano.

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RECÓPOLISla gran fundación urbana de Leovigildo

LAURO OLMO ENCISOUNIVERSIDAD DE ALCALÁ

Dossier

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LA IGLESIA PALATINALa planta de este edificio cul-tual es cruciforme inscrita en

un rectángulo, y tenía un bap-tisterio localizado en la habita-ción rectangular situada en suesquina noroeste. La construc-ción es una de las más cuida-

das de Recópolis, como lodemuestran la calidad de sus

sillares, los pavimentos deopus signinum, o sus variados

elementos decorativos: capite-les, basas, canceles, fragmen-

tos de sarcófagos, etc

Restos de la iglesiapalatina en Recópolis

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El centro del poder era el palacio, situado en la partemás alta de la ciudad y formado por una serie de edifi-cios dispuestos alrededor de una gran plaza. Este con-junto palatino, el de mayores dimensiones hasta el mo-mento conocido en Europa occidental para este periodo,era visible desde toda la ciudad y dominaba gran partedel territorio cercano. Además de alojar a los altos digna-tarios, los edificios estaban destinados a la administra-ción y gobierno de la ciudad y su territorio. Las principa-les construcciones tenían dos plantas: la planta superiorera la que poseía una función más representativa, conta-do con cuidados pavimentos de opus signinum -elabora-do hormigón de origen romano- y con una importantedecoración escultórica; la planta baja, con sus pavimen-tos de mortero y cal y con escasa decoración, debió con-cebirse para un uso más variado, entre el que habría quedestacar su función administrativa. Dentro de ese con-junto sobresalía, igualmente, la iglesia palatina, el tem-plo más importante de Recópolis, de planta cruciformecon baptisterio profusamente ornamentado. Una puer-ta monumental unía el conjunto palatino con el restode la ciudad y de ella partía la calle más importante dela misma.

A ambos lados de la calle principal, en la parte máspróxima al palacio y a continuación de la puerta mo-numental, se situaban dos grandes edificios dedicadosa las actividades comerciales y artesanas, en tiendascon sus correspondientes talleres o almacenes. Losmateriales encontrados en estos espacios indican queen ellos hubo talleres de orfebrería y de producción devidrio, y que también se comercializaron los bienes deconsumo que llegaban a Recópolis procedentes deotras zonas de la Península y de todo el Mediterráneo,especialmente del norte de África. La zona de vivien-das hasta ahora excavada, situada a continuación delos edificios comerciales, muestra una organizacióndel espacio doméstico formada por habitaciones rec-tangulares de diferente funcionalidad -estacias, zonasde cocina, de almacenaje, establos, etc.-, articuladas entorno a patios, parte de los cuales podía esta cubierta.Estas viviendas han ofrecido una buena muestra delos objetos utilizados en las actividades cotidianas por

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UNA CIUDAD CON RECURSOSEl hallazgo de materiales procedentes dediferentes zonas del Mediterráneo, la existen-cia de talleres de vidrio y orfebrería, la pro-pia ceca, etc, son elementos que ayudan aentender la función de Recópolis como uncentro administrativo y productivo inserto enun modelo económico y social que caracteri-zaba al mundo mediterráneo en aquellaépoca. A ello habría que añadir cómo el sumi-nistro a la ciudad estaba garantizado, desde suterritorio, por un paisaje productivo caracteriza-do por la presencia de olivares, viñedos y cam-pos de cereales, junto a una cabaña de ganadoovicaprino y bovino. El aprovechamiento de losrecursos naturales también incluía la explotaciónmaderera y la práctica de caza mayor y menor

Vista aérea de las ruinas dela ciudad de Recópolis. A la

izquierda se ven los restosde la iglesia palatina asen-

tada sobre la antigua basíli-ca, y a la derecha la estruc-

tura de lo que se ha deno-minado como palacio

Colgante de ororepresentando una

hoja de viña, proce-dente de los talleres deorfebrería de la ciudad

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Ábside y restos dearcadas de la iglesia

palatina de RecópolisFOT

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los habitantes de la ciudad, destacando las vajillas decerámica y vidrio.

Recópolis contaba con dos sistemas de suministro deagua, definidos por la existencia de un acueducto y lapresencia de cisternas. El acueducto debió abastecer a lazona más alta de la ciudad, donde se localizan los edifi-cios del complejo palatino, mientras que la única cisternapor ahora excavada, localizada al sur de la calle princi-pal, refleja el sistema de suministro público más genera-lizado. La ciudad tuvo una ceca o fábrica de moneda que,junto a la de Toledo, era la más importante del centro dela Península. En ella acuñaron tremises, la monedaprincipal del sistema visigodo, al menos cuatro reyes:Leovigildo, Recaredo, Suintila y Witiza. El sistemamonetario impulsado en época de Leovigildo consti-tuye la más clara muestra del monopolio del Estadosobre la producción de la moneda, con la que se hacíafrente a la recaudación de impuestos y a la inversiónen todo tipo de operaciones necesarias para el mante-nimiento de la estructura estatal. La existencia de unaceca en Recópolis significa, por tanto, que ésta fue unimportante centro fiscal y administrativo, lo que hayque relacionar con el dinamismo que la ciudad tuvo enlas primeras décadas tras su fundación.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 200684

LA MURALLARecópolis estaba rodeada por una murallajalonada por torres, en la que se abrían laspuertas de entrada al recinto urbano coin-cidiendo con los accesos naturales. Lamuralla era un elemento fundamental sin elcual la ciudad no podía ser consideradacomo tal y, de hecho, además de delimitarel espacio urbano y más allá de una merafunción defensiva, su carácter le conferíaun valor de símbolo de prestigio y propa-ganda ciudadana

Recreación digitalde lo que sería lapuerta monumen-

tal que abría elacceso al comple-

jo palatino

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La historia de la visigoda Eio, sede episcopal ci-tada por primera vez en la Constitutio Carthagi-nensium sacerdotum -un concilio provincial de la

Cartaginense celebrado en Toledo en el año 610-, esla de una vieja ciudad romana, prácticamente aban-donada, que resurge debido a su emplazamiento es-tratégico.

Su ciclo vital comienza mucho antes, cuando el en-clave, que había sido un importante oppidum ibérico,seguramente la Ilunum citada por Ptolomeo, fue pro-

mocionada en época de Augusto según reza en su ins-cripción más monumental, del año 9 a.n.e., en la que secita al emperador Caesar Augustus y a algunos miem-bros de la familia imperial como Lucio Domicio Ahe-nobarbo y Nero Claudio Druso.

Desde los comienzos de la primera centuria fue ob-jeto de una intensa actividad constructiva cuyo signomás palpable fue la erección de una muralla de opusquadratum almohadillado. Fue levantada para ser vistay recordada como testigo de la implantación de un po-

EIOEIOde municipium romano

a sede episcopal visigodaL.A.C; S.G.LL; B.G.P; P.C.G

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN TOLMO DE MINATEDA FOT

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der sólido y bien consolidado. Por esos años otra ins-cripción menciona los nombres de dos magistradosmunicipales, los duoviri Grattius Gratianus y FulviusQuetus, cuya presencia es signo inequívoco del rangode municipio alcanzado por El Tolmo.

La ciudad fue ornada con edificios singulares de losque quedan cornisas decoradas, dovelas de arcos, pi-lastras, columnas, relieves y esculturas decorativas: unsillar está decorado con la cabeza de Medusa entre ta-llos vegetales y pájaros bebiendo en una fuente; otracabeza, esta vez la antefija que coronaría un inmueble,representa una máscara.

La urbe alcanzó esplendor durante la primera cen-turia de nuestra era para entrar, muy seguidamente,en un proceso de decadencia de magnitudes difícil-mente mensurables. Lenta pero imparablemente seabandona el sitio en favor de los establecimientos dis-persos en los alrededores de la vía y en el fértil valle deMinateda-Agramón. De esta historia evanescente sóloquedan retazos dispersos: una balsa de riego y lashuellas de una prensa en Zama; los ecos de una lujosavilla con magníficos mosaicos en Hellín; otra villatambién ornada con mosaicos en Agra; establecimien-tos rurales en Vilches, o los nombres de algunos ciu-

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LA INSCRIPCIÓN MONUMENTAL

Restos de el complejobasilical con los edifi-cios anexos FO

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dadanos, labrados en sus lápidas funerarias, que an-dando el tiempo acabarían empotradas en la murallade época visigoda

Tras este periodo involutivo el municipio protagonizóun significativo proceso de reviviscencia urbana entre lossiglos VI y VII, similar al experimentado por otras ciuda-des cercanas: Carthago Nova, Ilici, Begastri, etc. Esta re-vitalización sólo se explica en razón de su privilegiada si-tuación en la vía principal entre Toledo y Cartagena, y desu papel como defensa en retaguardia en el conflicto gre-cogótico, especialmente en el marco de la respuesta bi-zantina a las campañas de Leovigildo en la Bastetania yla Orospeda.

Según los datos que arrojan los trabajos efectuados enel yacimiento, avanzada la sexta centuria se emprendeun espectacular diseño urbanístico sobre el solar del an-tiguo municipium, aprovechando los antiguos edificioscomo cantera de materiales utilizados en los de nuevaplanta. Además de viviendas, instalaciones industrialesy necrópolis, se han documentado hasta el momento dosgrandes conjuntos monumentales: un baluarte defensivoen la entrada a la ciudad y un conjunto religioso en laparte alta del cerro.

La construcción del complejo proyecto poliorcéticosupone, de un lado, la adecuación del viejo camino exca-vado en la roca que debe ser retallado de nuevo y conser-va aún las señales del paso continuado de los carruajes;de otro, la erección de un baluarte defensivo con unapuerta flanqueada por torres. Tanto en los lienzos, comoen los rellenos de torres y muralla, se emplean sillares,inscripciones, esculturas, lápidas funerarias y diversoselementos arquitectónicos de épocas anteriores.

La importancia de la ciudad en época visigoda se ma-nifiesta no sólo por la extensión, la coherencia y la homo-geneidad constructiva de su trama urbana, sino sobretodo por el hecho de que ésta se convierte en la sede epis-copal conocida como Eio, citada por primera vez en el

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LA BASÍLICAEste edificio se alzaba sobre una planta detres naves separadas por arcos y columnas.La central era más ancha y en su extremosur terminaba en ábside semicircular. Enotra de las naves laterales se instaló unasala para el baptisterio, de ocho metros dediámetro y con una piscina central poligo-nal a la que se accedía por cuatro escalo-nes en el ritual del bautismo de los catecú-menos. Destacan en el conjunto cultual lariqueza y profusión de cancelas y celosíascaladas propias de la arquitectura visigodade la época

Arriba, recreación digital de lo que sería el alzado de labasílica. Sobre estas líneas los restos de la piscina del

baptisterio dónde se aprecian perfectamente los cuatroescalones de acceso

Estado en el que seencuentran los restosde la basílica FO

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año 610 y referida hasta el XI Concilio de Toledo (675)con seguridad, aunque podría haber figurado tambiénen el XV (688). Se trata de una sede creada para reco-ger los territorios de la sede de Ilici -Elche, Alicante-que habían quedado del lado visigodo de la frontera.Por tanto es, en primer lugar una sede sustituta y lue-go, tras la expulsión de los bizantinos, una sede com-partida hasta que la silla vuelve definitivamente a El-che en las últimas décadas de la séptima centuria. Laplasmación material de la voluntad regia y eclesiásticade esta sede ha sido evidenciada en el yacimiento gra-cias a la aparición de un conjunto de edificios monu-mentales, entre los que destacan especialmente dos: labasílica y el palacio episcopal.

Se trata de edificios diseñados y construidos conjuntay contemporáneamente. La iglesia es de planta basilicalde tres naves separadas por columnas, con cabecera deábside circular exento. A sus pies se construye un baptis-terio que mantiene la planta tripartita con pilares y can-celes, en cuya nave central se sitúa la piscina bautismal,de planta cruciforme en origen, aunque sufre varias re-modelaciones que la van empequeñeciendo hasta trans-formarla en una cubeta cuadrangular. El conjunto tienecuatro entradas, todas ellas en la iglesia ya que al baptis-terio solamente se accede desde el interior. Dos están enla nave norte, la tercera en la cabecera y la cuarta en lanave meridional. Además cuenta con dos estancias ane-jas, ambas en el lado sur, una en la zona de los pies conun banco corrido junto al baptisterio y la otra en la cabe-cera, que es la que tiene entrada desde el exterior, y queconfigura el brazo meridional de un crucero cuyo ladonorte lo forma una entrada con vestíbulo. La construc-ción reúne diversos tipos de paramento, mampostería depequeño tamaño, lajas verticales, sillería en el ábside y enlas esquinas del baptisterio, etc., todo ello con enlucido, yreutiliza elementos romanos: basas, fustes, capiteles, si-llares, lápidas funerarias, etc.

El pallatium del Tolmo es una obra de planta múlti-ple. Tiene al menos ocho estancias y hay restos deotras dos posibles. Cuatro de ellas están comunicadasa través de vanos alineados en un eje Este-Oeste. Unade gran tamaño, en disposición Norte-Sur, se dividíaen dos naves separadas por una columnata central,de la que se conservan las huellas de las basas talla-das en la roca -cinco por el momento-. Dos de las ha-bitaciones tenían acceso desde la plaza que une esteedificio con la basílica, mientras que el resto o tienenentrada desde el exterior o unas dan paso a otras.Hay una pequeña habitación de tránsito que tuvo unsegundo piso, como indican las placas de opus signi-num caídas del suelo superior y el arranque conserva-do de una escalera; podría tratarse de la subida a latechumbre del edificio, ya que en el resto de estanciasno hay evidencias de otro piso. Todo el conjuntomantiene unas mismas características en cuanto a suconfiguración y desarrollo, y parece que la obra se re-aliza al tiempo bajo la misma supervisión, con idénti-ca mano de obra y utilizando materiales similares.

El Tolmo de Minateda es, por tanto, un nuevoejemplo de que en época visigoda se produce un pro-ceso de reconstrucción o reviviscencia urbana, encontra de la valoración peyorativa que la historiogra-fía ha hecho del mundo tardío, en el que el modelobueno es el de ciudad altoimperial y todo lo que sealeje de ésta se consideraba propio de un mundo endecadencia. Las últimas investigaciones apuntan aque en ésta época se mantienen y embellecen algunasde las ciudades antiguas, como se está viendo en Mé-rida o Toledo, si bien es cierto que en menor medidaque en época romana; pero además se construyenciudades ex novo con gran nivel constructivo y plani-ficación de espacios: unas son totalmente nuevascomo Recopolis y otras en estado de semiabandonocomo Eio.

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Entrada al abside de la navecentral. Sobre la columna sedistingue una inscripción queposiblemente haga alusión alrey Recaredo

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PUBLICIDADGRÁFICASCUENCA

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Arqueología

Los hermanos Siret,a finales del sigloXIX, fueron quie-

nes la descubrieron para lainvestigación, y tambiénquienes la bautizaron conel nombre del más impor-

tante de los lugares que ex-cavaron, situado en el pue-

blo de Antas, Almería. Los ya-cimientos argáricos conocidos se

circunscriben en un área que abar-caría las provincias de Murcia, Al-mería y Granada, así como partede Jaén y Alicante. Asimismo pue-

den situarse, según las data-ciones radiocarbónicas desus restos, entre los siglosXIX y XIII a.C., aunque

sus coordenadas tempora-les son todavía motivo de dis-

cusión. Por lo tanto, geográfica ycronológicamente puede enten-derse como la sucesión de la cultu-ra calcolítica de los Millares, perosolamente en estos dos aspectosfundamentales, ya que entre am-bas se registra una marcada ruptu-

ra. Así lo demuestra el abandonode muchos núcleos de poblacióndel Calcolítico, o el cambio en lasprácticas funerarias de un enterra-miento colectivo, en un lugar des-tacado y diferenciado, a un tipo desepultura individual y en el inte-rior del poblado. El Argar es, endefinitiva, la cultura del surestepeninsular protagonista de laEdad del Bronce.

Uno de los rasgos definitoriosdel Argar lo constituyen los asen-tamientos, en los que se observandos características principales: laconcentración del poblamiento yla situación defensiva favorableque parece presidir su levanta-miento. Se repite la edificación enlugares altos y con buenas defen-sas naturales, lo que no evita quese construyan poblados amuralla-dos. Tales requisitos determina-ron fuertemente a estos núcleosque, al encontrarse en zonas ele-vadas y abruptas reparten las ca-sas en terrazas conectadas entre sípor calles y escaleras. La muralla

La Cultura del Argar y su influencia enel Bronce de la Meseta Sur

La Cultura de El Argar es uno de losámbitos más interesantes dentro delos estudios prehistóricos de nuestropaís, y no en vano ha sido definida

como la cultura de más vigorosa per-sonalidad dentro de la prehistoria

hispana

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no delimita necesariamente el perí-metro del espacio urbano, pues enalgunas ocasiones deja fuera partede las viviendas. Las casas son demuro de tapial y planta rectangularo con una pared absidial, comparti-mentadas en su interior mediantevarias estancias, lo que demuestrala existencia de una división funcio-nal dentro del espacio doméstico.Efectivamente, el hogar se halla se-parado de las estructuras de alma-cenamiento y de las habitaciones,en las que se han recuperado restosde actividades productivas como lametalurgia o la artesanía textil. Lospoblados tenían una orientaciónmayoritariamente agrícola y gana-dera, aunque algunos lugares secentran exclusivamente en una delas dos. Si se sitúan en zonas conabundancia de mineral pueden de-dicarse a la extracción de estos ma-teriales, aunque siempre mantie-

nen ciertas posibilidades agrope-cuarias. El poblado de Peñalosa esuna excepción en este sentido, pueslas excavaciones demostraron que,debido a su situación en una zonapoco propicia para un amplio ren-dimiento agrícola pero excelente enla minería, dependía de la importa-ción de excedentes alimentarios deotros enclaves, que cambiaba porsobrantes metalúrgicos propios. Elespacio se organiza en torno a losgrandes poblados, que funcionancomo centros de control del áreacircundante y que siempre tienengarantizado el acceso a tierras delabor fértiles.

Pero seguramente es en el ámbi-to funerario donde puede verse conmayor claridad el carácter rupturis-ta y marcadamente particular de laCultura del Argar. Se generalizanlos enterramientos individuales y seabandona el ritual colectivo en se-

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EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA enel yacimiento de ‘La motilla delAzuer’, Daimiel, Ciudad Real

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LA CULTURA MATERIAL DEL ARGARAunque las periodizaciones internas de la cultura del Argar están siendoaún objeto de debate, puede rastrearse un primer momento de transi-ción en el que aparecen elementos típicamente campaniformes, perosin el vaso propiamente dicho. Se trata de los botones triangulares o

piramidales con una perforación interior en forma de ‘V’, brazaletes dearquero, puñales y punzones de cobre. En este momento surgen las ala-

bardas de cobre que se tienen como elemento argárico tipo, y más tarde seconfiguran otros rasgos definitorios de su cultura material: son las espadas de

cobre, las formas cerámicas de copa, las diademas de plata y las cuentas de pasta vítrea interpreta-das como tipologías de procedencia oriental

VASO CAMPANIFORME DE LARAMBLA con decoración incisa ypunteada, consistente en moti-vos geométricos combinados,zig-zags, triángulos, bandas yajedrezados. La Minilla, Córdoba

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pulcros megalíticos, al margen dealgunos casos de reutilización, en lalínea de un cambio que se vieneproduciendo en toda Europa desdefinales del Calcolítico. Las tumbasindividuales se sitúan dentro del

poblado y bajo el suelo de las ca-sas, lo que supone en principio elabandono de cualquier aspira-ción monumental en la deposi-ción de los cuerpos. El cadáver seintroduce en posición encogida,

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COPA DE VÁSTAGO CUADRADOEsta copa de pie alto de cerámica, realizada a mano y de cocción oxidante, pre-senta varias peculiaridades, como su gran tamaño, los mamelones que circundanla parte superior de la copa y la forma cuadrada de su vástago que descansasobre una base convexa circular. La copa forma parte de la vajilla habitual utiliza-da en los poblados argáricos del sureste peninsular. Esta vajilla estaba compuestapor cuencos, ollas de formas simples y carenadas y vasos troncocónicos. Estos obje-tos se utilizaban en las cocinas domésticas y también como elementos de ajuar enlos enterramientos situados debajo del suelo de las viviendas. El contexto inme-diato de la pieza es poco conocido, aunque se sabe que procede del pobla-do argárico del Cerro de la Encina en Monachil, Granada

1. Motilla de Torralba2. Motilla de los Palacios3. Motilla de las Cañas4. Motilla de Zuacorta5. Motilla del Azuer6. Motilla de la Virgen del Espino7. Motilla de la Vega8. Motilla de los Romeros9. Motilla de la Casa de

Pedro Alonso10. Motilla de Sta Mª de

Guadiana11. Motilla del Retamar12. Motilla de la Membrilleja13. Morra del Acequión14. Morra de El Quintanar

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INFO

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bien en fosas, cistas o co-vachas, bien en el interiorde una urna -pithos-. La di-ferente utilización de losrecipientes funerarios fun-ciona como marcador dediferencias sociales y deedad, como demuestra elhecho de que los sepulcrosen urna sean predominan-

temente infantiles. La riqueza delajuar señala por su parte la posicióno el rango del difunto, y algunos ob-jetos funerarios se circunscriben in-variablemente a enterramientosmasculinos o femeninos, señalandoasí distinciones sexuales.

Parece claro que se trata de unasociedad en grado de jefatura, esdecir, en transición hacia la estruc-tura estatal, si bien esta considera-ción está muy influida por la con-cepción más clásica de los primerosestados, que parece generar ciertareticencia a admitir el surgimientode los mismo en núcleos distintos alos de Próximo Oriente, sin escritu-ra ni arquitectura monumental. Contodo, no hay duda de que el Bronceargárico es el foco cultural más im-portante de la Península Ibérica enaquel momento, y que su influenciase extiende más allá de su propiazona nuclear, hacia las regiones co-lindantes. El suroeste de Andalucíay sur de Portugal, la Meseta Sur, elLevante valenciano y el Bajo Ara-gón viven bajo el influjo del Argarde forma inequívoca. Este es tam-bién el caso de la Cultura de las Mo-tillas, un foco de personalidad muyfuerte enclavado en la zona de LaMancha, pero que mira indudable-mente hacia Oriente, dados los pa-ralelismos que en muchos aspectosguarda con respecto al Bronce argá-

rico y, en menor medida, al Broncevalenciano -también de influenciaargárica-. El nombre de esta unidadcultural viene dado por uno de lostipos de asentamiento típicos de lamisma, las ‘motillas’.

Las motillas, situadas en zonasbajas, y las ‘morras’, en promonto-rios, son construcciones circularescon fortificaciones muy fuertes quepueden llegar a tener hasta tres lí-neas defensivas y que siempre seorganizan en torno a una torre cen-tral. Las dimensiones no son, sinembargo, muy grandes, quedandoun espacio habitable bastante redu-cido, al menos dentro de esta es-tructura. La motilla de El Azuer esla más grande excavada, con un diá-metro de 50 m., pero muchas no lle-gan ni siquiera a la mitad. Esto hacepensar que la población debía vivirextramuros, aunque se hayan en-contrado restos de espacios de habi-tación y de almacenamiento en elinterior de algunas motillas. Otrotipo de asentamiento es de los ‘cas-tillejos’, poblados en altura fortifi-cados total o parcialmente que re-parten su población entre el interiorde la muralla y las laderas del pro-montorio que ocupan. Esta diversi-dad de hábitat está motivadaseguramente por las dife-rentes posibilidades queen cuanto a recursos tienecada tipo de asentamien-to. Las morras y castille-jos se encuentran en zo-nas más altas, con pastose incluso bosques quepermiten cierta diversifi-cación de las actividadesproductivas y de la ali-mentación, frente a la de-pendencia agrícola de lasmotillas. Sin embargo, entodos los poblados se en-contraron evidencias ma-teriales de una orientacióncultivadora, de secano enlos dos primeros y de rega-dío intensivo en los últi-mos, que en ocasiones se

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LA JERARQUIZACIÓN SOCIALA TRAVÉS DE LOS ASENTA-MIENTOS. En varios pobladosargáricos se han estudiadolas desigualdades sociales através del registro arqueológi-co, especialmente las dife-rencias entre casas. En laacrópolis de Fuente Álamo(Almería) se encontraronedificaciones de gran tama-ño, que además estabancerca de una cisterna y unespacio de almacenamien-to de trigo. Por ello se pensóque las casas grandes esta-rían relacionadas con elcontrol de estos bienes. Elestudio de los hallazgosfunerarios demuestra dife-rencias de clase dentro dela sociedad argárica, y losenterramientos infantilescon un ajuar muy rico pare-cen demostrar la existenciade un concepto de estatusadscrito por nacimiento. Almargen de los diferentesmodelos propuestos, estáclaro que se presenta unesquema social dominadopor un grupo de poder y encuya base se encontraría elgrupo de los siervos, que noposeen tierras y que traba-jan en casas donde acabansiendo enterrados. Tambiénen este sentido han sidobastante esclarecedores losanálisis de restos óseos dePeñalosa, que demostraronla existencia de diferenciasnutricionales dentro de lapoblación

HACE ENTRE 3000 Y 3500AÑOS, una mujer de unos 25años de edad, de la culturaargárica, en la zona de la actualMurcia, empezó un parto difícilen el que el feto se encontrabaen posición transversa. El desen-lace fue fatal: la mujer murió dehemorragia, infecciones y agota-miento, mientras que su hijomurió de paro cardíaco con tansólo una parte del brazo fueradel útero. Los restos de su inhu-mación fueron encontrados enel yacimiento de ‘El cerro de lasViñas’, en el año 1996, porarqueólogos de la Universidadde Murcia

ÍDOLO ANTROPOMORFOLas tallas humanas representan

en el periodo de transición haciael Bronce una ruptura con la reli-giosidad desarrollada durante el

Calcolítico. C. 1800 a.n.e. MuseoArqueológico de Sevilla A.

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Constituyen el elementoarquitectónico más llamati-vo y característico delBronce del sur de la Meseta.Construidos como verdade-ros cerros artificiales sobrela llanura inundable de lamancha ciudarrealeña seconfiguran en torno a unagran estructura central (1),la torre o acrópolis, utiliza-da tanto de residencia delas élites locales como confines religiosos, además decontener un gran pozo quesuministrase agua constantede las capas freáticas infe-riores, un aljibe y un gransilo donde almacenar losexcedentes de la cosechaanual. En torno a la acrópo-lis y de forma escalonadase superponen hileras deviviendas de forma parecidaa como, sobre las laderasde cerros naturales, se dis-ponen los poblados típicosde la cultura de El Argar. Eneste caso el esfuerzo cons-tructivo es mucho mayor porel gran uso de bloques depiedra en lugares dondeésta no es frecuente, dis-puestos en cercos descen-dientes, tanto con finesdefensivos como meramenteestructurales (2). Sobre lasterrazas artificiales se dispo-nen las viviendas cuya plan-ta queda marcada por unabase de piedra (3), sobre laque se continúa la paredcon una estructura demadera (4) y un revestimien-to de paja o adobe enluci-do con yeso (5).

En el interior, el basamentode piedra sirve como poyocorrido en todo el perímetro(6). La techumbre, de made-ra y paja, es horizontal o conuna muy leve inclinación yqueda a nivel de la calle dela terraza superior (7). Latechumbre presentaba enocasiones huecos tanto parasalida de humos en las acti-vidades metalúrgicas o alfa-reras como para la ilumina-ción de las estancias interio-res, así como para el accesoal interior mediante unaescalera de mano (8).Tabiques interiores separanla estancia principal dondese desarrolla la vida familiar(9) de otras dependenciasusadas sobre todo comoalmacén o resguardo delganado y los animalesdomésticos (10). Los enterra-mientos se realizan en gran-des tinajas bajo el suelo dela estancia principal, conuna serie de ofrendas ritua-les y objetos pertenecientesal fallecido (11). La vesti-menta era a base de algo-dón, lino o lana, tejidos congran maestría en telares.Llevaban una espada cortao puñal al cinto (12) y unared de lino protectora amodo de espinillera. Es muycaracterístico el cabello muylargo recogido en dos tren-zas laterales y cola a laespalda (13). De tez bronce-ada, no alcanzaban el metrosetenta de talla media y suconstitución no era excesiva-mente robusta

Las motillas manchegas

11

4422 1111

1212

1313

8877

55

33

661010 99

situaban en zonas húmedas o inclu-so lacustres. Todos estos tipos depoblado tienen en común, por enci-ma de sus diferencias más aparen-tes, una finalidad defensiva primor-dial, que también presidía la cons-trucción de los centros argáricos.Los hallazgos de utensilios de fundi-ción y de objetos metálicos en mu-chos poblados demuestran la exis-tencia de una actividad metalúrgicaque, pese a su escaso volumen, nopuede ser tratada como esporádica.La tipología de los objetos es clara-mente argárica, lo que habla una vezmás de la influencia oriental subya-cente en esta región; pero el hechode que exista una actividad metalífe-ra más o menos frecuente ya marcauna gran diferencia con respecto aotras zonas de influjo argárico, comopudiera ser el caso del suroeste deAndalucía y zona meridional dePortugal, donde los restos metálicosson casi una rareza.

Hay que dirigirse nuevamente alas prácticas funerarias para encon-trar los paralelos más fuertes entreel Argar y las Motillas. Como en elsureste, se generaliza la inhuma-ción individual, que ocasionalmen-te es doble. Los cuerpos se introdu-cen en posición flexionada dentrode fosas que, al revestirse de lajasde piedra por sus laterales, quedanconformadas como cistas de formarectangular. También se han docu-mentado enterramientos en pithos,siempre en casos de sepulcro infan-til. La deposición de los difuntosestá ligada al espacio doméstico, allugar donde hacen sus actividadeslos vivos, siguiendo la práctica ar-gárica con pocas modificaciones.En cuanto a los ajuares, son escasosy sencillos, y cuando se encuentranmarcan ciertas diferencias con losde la Cultura del Argar, puesto quelas cerámicas no reproducen tipolo-gías orientales y las armas y objetosmetálicos incluidos en los enterra-mientos, aunque responden a unapráctica paralela, no son los mis-mos ni funcionan de la misma for-ma que en el levante de Andalucía,donde algunos objetos marcan re-petidamente sexo y posición social.

En definitiva, está claro que laCultura de las Motillas, relacionadacon el Bronce valenciano, bebe de laCultura del Argar, como muchas

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otras áreas peninsulares, sin quepor ello pueda decirse que pierdensus rasgos definitorios y caracterís-ticos. De hecho, la principal dificul-tad de la investigación actual no secentra en la existencia de una in-fluencia argárica en la zona caste-llano-manchega, algo reconocidodesde hace tiempo, sino que se dis-cute de qué tipo es esta influencia ycómo se produjo. Algunos autores,atendiendo a la escasez de asenta-mientos conocidos para el Calcolí-tico en la región que luego es abun-dantemente poblada por la Culturade las Motillas, llegaron a sugerirque ésta podría ser el resultado deun intenso fenómeno de pobla-miento procedente de la zona su-reste de Andalucía. Esta opción pa-rece muy poco probable, ya que laparquedad del registro arqueológi-co calcolítico se debe más a un defi-ciente conocimiento del mismo quea una inexistencia real. Lo más pro-bable es que hubiese contactos es-

porádicos entre la Meseta Sur y lazona nuclear del Bronce argárico,lo que habría determinado el esta-blecimiento de una serie de relacio-nes centro-periferia entre la Cultu-ra del Argar y las sociedades queocupaban espacios cercanos, fuer-temente influidas por ella. Habráque determinar si en el fondo deesta cuestión deben buscarse con-tactos entre élites de distintas zo-nas, intercambios de productos yde ideas en circuitos regionales, ocualquier otra forma de contacto cul-tural; pero es innegable que la Cultu-ra de las Motillas puede entendersecomo una entidad fuertemente per-sonal, pero ligada a la importantísi-ma Cultura del Argar. A.L.

LOS ENTERRAMIENTOSAl principio de la Edad delBronce aparecen nuevasideas y comportamientossociales en los que prima laindividualidad y donde losenterramientos empiezan areflejar diferencias de estatus.De este modo se generalizanlas deposiciones individuales,salvando algunas superviven-cias locales de prácticasmegalíticas, en toda Europa.En la cultura argárica y en lasáreas influidas por ella apar-cen varios tipos de enterra-mientos: la fosa es simple-mente un hoyo donde sedeposita el cadáver, aunquepuede convertirse en unacista, que es una caja deforma rectangular construidamediante la colocación delajas de piedra a sus lados,cerrándose generalmente conuna tapa; finalmente, el ente-rramiento en pithos es unaforma particular donde loshuesos del difunto se encuen-tran dentro de una gran tina-ja, acompañados de su ajuar,si lo llevasen

URNA DE CERÁMICA elaborada amano, en forma de pithos, en la

que se depósito un cadáver infantil.Tiene forma parabólica y borde

recto con incisiones verticales alre-dedor de todo el diámetro de laboca. Presenta dos mamelones

puntiagudos cerca del borde.Fuente Amarga, Galera, Granada

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Una fecha propicia para elnacimiento de los dioses

El solsticio deinvierno

Cultura

ohanes Kepler, astrónomo y matemático nacido a finalesdel siglo XVI, fue el primero en formular, en sus famosasleyes, los principios fundamentales sobre el movimiento

de los cuerpos celestes. En la primera ley, incluida en el libroAstonomia nova (1609), expone que ‘los planetas se muevenen órbitas elípticas que tienen al Sol en uno de sus focos’. Estaley, junto con los conocimientos posteriores sobre la inclina-ción axial del eje de la Tierra, explica físicamente el fenóme-no de las estaciones y, por tanto, el de los equinoccios y sols-ticios, manifestaciones desconocidas y reverenciadas por lacasi totalidad de las culturas antiguas.

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MITHRAS TAURÓCTONO, dios solar deorigen persa, tocado con el gorro frigio ysacrificando al toro: repetición anual delciclo de muerte y resurrección. Segundamitad del siglo II, Museo Arqueológicode Córdoba

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EL NACIMIENTO DE CRISTOrepresentado en una minia-

tura medieval

Tomando como referencia elHemisferio Norte, cuando laTierra se encuentra en el puntode máximo alejamiento del Solen la elipse kepleriana, el astrollega a su cénit en el punto másalto del ecuador celeste, alcan-zando los días la máxima dura-ción de luz solar; a este mo-mento se le conoce como solsti-cio de verano o vernal, produ-ciéndose entre los días 21 y 23de junio. A partir de aquí co-mienza a invertirse el proceso,siendo cada vez menor la dura-ción del día, hasta llegar al sols-ticio de invierno o hiemal, en-tre los días 21 y 23 de diciem-bre. En el solsticio de inviernose da el día más corto y la no-che más larga del año, empe-zando de nuevo a partir de estedía el ciclo de alargamientoprogresivo de la duración de laluz solar y el acortamiento de

las horas nocturnas. De formafigurada, el solsticio de invier-no es el fin del reinado de la ti-niebla para dar comienzo alreinado de la luz.

Son muchos los pueblos queen la Antigüedad han venera-do de alguna manera al Sol, di-vinizándolo o atribuyéndoletodo tipo de atribuciones mági-co-religiosas e identificando aotros dioses con él; entre estasatribuciones estaba la de "otor-gador de vida" gracias a su luzy calor. El solsticio hiemal, paraestas culturas, representaba elauténtico nacimiento del Sol ycon él de toda la naturaleza, re-novando las esperanzas en lafertilidad de la tierra tras el le-targo invernal y asegurandoasí su propia supervivencia.

En el siglo I d.n.e., el histo-riador romano Plinio el Viejo serefiere al Sol, en su libro Histo-

La navidad cris-tiana se configu-ra como herede-ra de antiguoscultos paganos

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ria Natural, en estos términos: ‘Enmedio de ellos -de los astros- se desplazael sol, de un tamaño y poder extraordi-narios, rector de las estaciones y las tie-rras, de los propios astros y del cielo.Considerando sus obras, es obligado cre-er que es el alma, o más llanamente, lamente de todo el universo, el árbitro o ladivinidad primordial de la Naturaleza’.

Caldeos, egipcios, cananeos, per-sas, sirios, fenicios, griegos, roma-nos, etc., han celebrado durante elsolsticio de invierno, o en los díasinmediatamente anteriores o poste-riores, el nacimiento de sus respec-tivos dioses solares, entendidos és-tos como dioses jóvenes que cadaaño nacen, mueren y resucitan, en-carnando en sí mismos los ciclosagrícolas. Así, Osiris, Horus, Apolo,Mitra, Dionisos y el mismo Jesucris-to son ejemplos de dioses cuyo nata-licio se produce en el solsticio de in-vierno. La navidad cristiana se con-figura, por tanto, como heredera deestos antiguos cultos paganos, asi-milados y reconvertidos en propiospor los primeros padres de la Igle-sia. En los pueblos germánicos y ga-los, especialmente en los primerosdebido a su tardía cristianización,los cultos solsticiales se mantuvie-ron hasta bien entrada la Edad Me-dia, contagiando de paganismo lascelebraciones navideñas.

Entre las fiestas que se celebra-ban en el solsticio hiemal que pue-den considerarse precedentes de laactual navidad cristiana caben des-tacar, por su importancia, los cultosegipcios a Horus y los grecorroma-nos a Apolo y Mithra.

Mithra, uno de los dioses princi-pales de la religión indo-irania yobjeto de un culto aparecido unosmil años antes de Jesucristo, traspasar por diferentes transformacio-nes reapareció con fuerza en el Im-perio romano como centro de unareligión mistérica fundamentadacasi exclusivamente en elementosastrológicos. En el culto iranio deMithra ya es posible identificar ele-mentos que hablan, directa o indi-rectamente, de una asunción deelementos solares e incluso de unaasunción con el Sol. Tras pasar porun tamiz helenizante, el dios Mith-ra sale reforzado en este papel so-lar al ser equiparado, en inscripcio-nes y representaciones, con el diosgriego Apolo.

En el culto occidental a Mithra, surelación con el Sol dentro de un con-texto mistérico es a veces contradic-toria: en unas ocasiones es asimiladoabiertamente con el astro mientrasque en otras aparece como compañe-ro de éste. Por un lado, aparecen nu-merosos testimonios epigráficos convariaciones en torno a la dedicaciónSol Invictus Mithras, mientras queen las representaciones iconográfi-cas aparecidas en los mitreos seidentifica a Mithra y al Sol como fi-guras independientes. Los ejemplosepigráficos Sol Invictus, Sol InvictusMithras, Deus Sol Invictus Mithras,Sol Mithras, etc., señalan el modo enque los iniciados en los misterios mi-traicos se dirigían al dios. Esta adop-ción de teología solar sitúa el culto a

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LA ‘FIESTA’ La fiesta podría definirse como un rito cuyo tiempo,es decir, el momento en que se celebra, es asimila-ble al mito que evoca. Su instauración supone unahuida de lo cotidiano para vivir un tiempo distinto.La celebración festiva coincide normalmente concircunstancias significativas de la vida social como,por ejemplo, el momento de la cosecha en las civili-zaciones de economía agraria. En estas situacionesde cambio, como ocurre con el solsticio de invierno,el recurso al rito festivo sirve para actualizar el cam-bio originario: el paso del caos al orden, de la tinie-bla a la luz. Esta forma actualizadora de la fiestasupone la renovación de pactos con las fuerzassagradas para asegurar, de una manera sistemáticay normalizada, que dichos cambios propiciatoriosocurran año tras año y generación tras generación

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banquete

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REPRESENTACIÓN DE HORUSen el templo dedicado a esta deidad enEdfú, lugar dónde Horus vencio a Seth,consumando así su venganza, hechoque se recordaba anualmente en estemismo lugar con ceremonias y el cánticode un himno: ¡Gloria a Horus el poderoso,el valiente, el único hijo de Osiris. Horusde Edfú, Horus el vengador!

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Mithra dentro de la corriente heno-teísta solar que, durante el siglo III,tendrá un fuerte pujanza dentro delImperio romano. De este momentoson las representaciones del dioscon corona de rayos en la cabeza omontado sobre el carro solar.

El mitraismo tuvo una especialaceptación dentro del contexto mi-litar romano. Mithra no deja de serun dios guerrero que, junto con lahazaña cruenta del sacrificio deltoro, hace una invitación a sus fie-

les para que luchen en comba-te escatológico entre el bien yel mal. Este punto coloca aldios de nuevo en la fiesta delsolsticio de invierno, momen-to en el que, de forma figura-da, se libra la lucha entre la ti-niebla -identificada con el mal-y la luz -representación delbien-, saliendo de esta batallavictorioso el Sol -Sol Invictus-.No sorprende, por tanto, que eldies natalis solis invicti -el díadel nacimiento del Sol invenci-ble- y el del dios Mithra seanun 25 de diciembre, en plenasfiestas solsticiales.

En el siglo IV, cuando el cristia-nismo empieza a instalarse definiti-vamente en los ámbitos del poderimperial, el culto mitraico se encon-traba ampliamente extendido en to-dos los sectores de la población ro-mana. Hasta este momento, en lahagiografía sobre Jesucristo no sehabía dado ninguna importancia ala fecha de su nacimiento, exceptoalgunos tímidos intentos por partede la Iglesia oriental por situarlo entorno al seis de enero, celebrándoseexclusivamente la pascua de la re-surrección. Sin embargo en estemismo siglo, el trasvase de mitossobre los dioses solares jóvenes pre-cristianos hacia la figura del Jesúshistórico había culminado con laconfiguración del cristianismocomo una religión oriental mistéri-ca, plenamente estructurada y enclara competencia con los cultos mi-traicos. Se hacía necesario contra-rrestar el paganismo de los cultossolares preexistentes y sustituirlopor una fiesta propia, todo un pro-ceso de sincretismo religioso en elque los patriarcas de la crecienteIglesia se habían especializado.

LOS HELIODROMI DE LOS MISTERIOSMITRAICOSEn el proceso de iniciaciónque debía seguir el neófitoque deseara adentrarse en losmisterios mitraicos existían unaserie de grados o etapas hastaconvertirse en un miembro dela comunidad. El grado supe-rior correspondía a aquellosque se vinculaban con el Sol,los Heliodromi. Al iniciarse enesta etapa recibían los atribu-tos solares: la llama, la coronaradiante y el látigo

MITREO del CircoMáximo, Roma

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La primera mención latina del 25de diciembre como fiesta de la nati-vidad se remonta al año 354 y apare-ce sobre el calendario de Filocalo.Aquí este día aparece señalado comoel nacimiento de Cristo y de Mithra.Paulatinamente, la tradición de seña-lar este día, que la Iglesia de orienteconsideraba fundamentalmente pa-gano, como el de la fiesta de la nati-vidad va unificándose por toda Eu-ropa y los antiguos textos litúrgicosson corregidos para unificar crite-rios. Los sacerdotes recordabanoportunamente que la Biblia llama aCristo ‘Sol de justicia’ y celebraban la‘luz nacida de la luz’, expresión quehabía sido tomada de los textos mi-traicos en los que se alude a la ‘llamanacida de la llama’.

Las primeras referencias a laidentificación de la fecha del naci-miento de Jesucristo con la de

Mithra y con la fiesta del natalis so-lis invicti la tenemos en autorescomo Crisóstomo, quien en el sigloIV dice: ‘No obstante, Nuestro Señortambién nace en el mes de diciembre enla octava antes de las calendas de enero-25 diciembre-. Pero ellos lo llaman elnacimiento del invencible. ¿Quién hayque sea tan invencible como NuestroSeñor? O, si ellos dicen que es el díadel nacimiento del Sol, Él es el Sol de

Justicia’. SanAgustín de Hi-pona, obispo, fi-lósofo y padrede la Iglesia

también tenía muy claro el verda-dero origen de la navidad cristia-na cuando exhortó a los creyentesa que ese día ‘no lo dedicasen alSol, sino al creador del Sol’.

Queda pues definido cómo,ante una misma circunstanciatemporal, el solsticio de invierno,todos los pueblos, culturas y reli-giones, desde la más remota anti-güedad hasta la actualidad, hancelebrado fiestas y ritos según supropia idiosincrasia, pero con eltrasfondo común de encontrarseante un momento crucial de cam-bio y renovación: el fin del domi-nio de la oscuridad y el principiodel reinado de la luz. S.C.

EL SOL INVICTOrepresentado en el rever-so de un denario acuña-do durante el reinado deProbo, a finales del siglo III

APOLO DEBELVEDERE, (dere-

cha). Copia atribui-da a Leócares en el

siglo IV a.C.

APOLO sobre sucarro de fuego enuna miniaturamedieval (izquierda)

PHOEBUSEs la forma latina del griego Phoibos y podría traducirse como'brillante' o de forma más amplia como 'el que saca los secretos ala luz', interpretándose como el dios que personifica al Sol y utili-zándose para designar a Apolo y no a Helios. La etimología deesta designación está poco analizada y por tanto no se ha conse-guido un acuerdo firme entre los estudiosos de la mitología.Encontramos referencias a Phoebus o Febo como designaciónpara Apolo en varios autores clásicos, tanto griegos como latinos,con amplias referencias a su carro como metáfora para mencio-nar el astro solar. Así, para Ovidio, el dios de la belleza utiliza estenombre sólo cuando encarna al Sol y Homero lo cita varias vecesen la Ilíada como Febo para referirse al hijo de Zeus, Apolo

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Tesoros áureos en losorígenes de la historia

Arte

Mesopotamia, que en griego significa ‘tierra entre ríos’ -elEúfrates y el Tigris-, y cuyo territorio se corresponde casi

exactamente con el Irak actual, es en su mayor parte una fértilllanura aluvial de clima seco y caluroso que carece de minera-les, y en la que apenas hay canteras de piedra ni madera para laconstrucción. En esta tierra, hace unos 5000 años, el pueblo su-merio desarrolló la primera civilización conocida, nutriéndosede raíces que se hunden en las remotas formas de la Prehistoria.El grado de desarrollo social y cultural alcanzado por los sume-rios fue tan excepcional, que se convirtieron en el modelo a se-guir por los imperios que les sucedieron, sobre todo para los ba-bilonios y asirios, quienes conservaron incluso la lengua sume-rio-acadia como lengua sagrada. La formación de ciudades-templo -núcleos urbanos- y la aparición de la escritura comométodo de comunicación, fueron los elementos que convirtie-ron a la civilización de Sumer en la ‘cuna de la Historia’.

UR

TigrisEúfrates Sumeria

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Diversos factores influyeron en quelos sumerios alcanzaran semejantegrado de progreso. Por una parte, laabundante existencia de agua haráque la agricultura se convierta en la ac-tividad que sustente la economía delpaís. Los excedentes agrarios llevarona la especialización del trabajo de losindividuos; al no ser necesario que to-dos los ciudadanos cultiven la tierrapara su manutención, surgen nuevasclases sociales como los comerciantes,artesanos y, por supuesto, los sacerdo-tes y gobernantes. A su vez, la inexis-tencia de materias primas necesariaspara el desarrollo de su cultura mate-rial -piedra, mármol, alabastro, diori-ta, madera, oro, plata lapislázuli, jade,etc- dará lugar a las primeras transac-ciones económicas con Anatolia, Siria,el Caúcaso, Líbano y los Montes Za-gros entre otros. Las ciudades van cre-ciendo en función de la ley de la ofertay la demanda de todos estos objetosmateriales, a la vez que ofrecen refu-gio a los ciudadanos frente a los conti-nuos ataques de los pueblos vecinos,deseosos de hacerse con las fértiles tie-rras de esta ‘luz en el desierto’.

El arte mesopotámico refleja al mis-mo tiempo la adaptación y el miedo de

las gentes a las fuerzas naturales -se-quías e inundaciones-, así como susconquistas militares. Es un arte con fi-nes prácticos y no estéticos, al serviciodel poder y de la fe, al que se le une unacosmología muy complicada y dedica-da a la interpretación de los deseos delos dioses. Para ellos, el universo era uncaos, amaban la vida e imaginaban lamuerte como un paseo inevitable ha-cia un mundo oscuro y sin atractivo.La arquitectura funeraria, tan esen-cial en otras culturas y en muchopueblos vecinos, presenta un des-arrollo mucho menor en Mesopota-mia, debido a esa fe vaga y débil so-bre lo ultraterreno; no obstante, estono fue óbice para hacer algunas excep-ciones, siempre al nivel de la supersti-ción popular o de la mitología evoca-dora de tiempos remotos. Sólo en épo-ca sumeria aparecen en la ciudad de Urhipogeos de cierta importancia. Si bienla mayoría de las tumbas fueron sa-queadas por los ciudadanos de sucesi-vos asentamientos poblacionales, quedescubrían los tesoros al cavar paraconstruir sus casas, algunos han llega-do intactos hasta la actualidad.

Entre los grandes descubrimientosarqueológicos del siglo XX, la excava-

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s mb s re es de r

LEONARD WOOLEY descu-brió en el lugar denomina-do como gran hoyo de lamuerte, entre escombrosque demostraban que latumba había sido saquea-da, los cuerpos de cincohombres armados concuchillos y hachas y sepul-tados junto a varias muje-res. Este cráneo, machaca-do por el peso del suelo,está tocado con cintas deoro y colgantes, pendien-tes y collar de lapislázuli,así como una peineta deplata y oro simulando unramillete de flores, muysimilar al de la reina Su-Bad mostrado abajo.También aparecieron restosde conchas de moluscoscon tintes verdes que pro-bablemente serían algúntipo de cosmético y unrecipiente que pudo conte-ner el veneno ingerido porla difunta. Wooley vertiócera caliente sobre los res-tos para consolidarlos ypoder extraerlos

TOCADO DE LA REINA SU-BAD compuestode una combinación de cintas doradascon colgantes de oro, gruesos aretes, yencima una peineta del mismo metaladornada con siete rosetas e incrustacio-nes de perlas y cuentas de cornalina

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LA ESCRITURA CUNEIFORMEEl legado sumerio es importante en muchos aspectos, pero el más destacadosin duda fue la ‘invención’ de la escritura, sobre el 3300 a.n.e., en Uruk.Utilizando tablillas de barro como soporte para su ejecución, la inicial escri-tura pictográfica evolucionó hasta convertirse en la conocida como ‘escritu-ra cuneiforme’, nombre que alude a las cuñas que se utilizaban como ele-mento incisivo en la plasmación de rectas y curvas, signos que constituyeronel origen más remoto de las palabras. Una característica curiosa de la len-gua sumeria eran los dialectos, utilizados según la categoría social delhablante. El éxito de poder comunicarse de forma duradera y segura no sólose utilizó para la administración y el comercio; hacia el 2700 a.n.e. ya seescribía rica literatura que, aunque bastante monótona, tenía una variadatemática. De hecho, los motivos literarios del diluvio como castigo a los hom-bres, la búsqueda de la fama por el héroe Gilgamesh, el infierno, las fábulas,los proverbios, etc., aparecieron a la sombra de esta civilización

ción de las tumbas realesde los reyes sumeriosde finales del periodoprotodinástico, que seremonta aproxima-damente a 2450-2350 a.C., ocupasin duda un lugarrelevante. La exca-vación fue muycompleja: la estructu-ra de las tumbas era to-talmente desconocida; laestratigrafía, ya de por sícomplicada, había sidoexpoliada por conti-nuos saqueos; la presen-cia de objetos de esparto,caña, madera y cuero, yde estructuras de arcilla cru-da, planteó enormes problemasde interpretación y conservación;además, la aparición de kilos de oro,plata y piedras preciosas y semipre-ciosas, añadió grandes riesgos en el as-pecto de la seguridad. El arqueólogoCharles Woolley, artífice de la excava-ción, tras un primer intento frustradopor el saqueo de sus propios obrerosen 1922, logró excavar y documentarcientíficamente, en un plazo de cuatroaños (1927-1931), más de dos mil tum-bas, dieciséis de las cuales eran tum-bas reales.

La gran necrópolis se encontraba alsur de la terraza central de Ur, forma-da por las ruinas superpuestas de losedificios sagrados más antiguos. Eraun espacio libre, usado anteriormentecomo escombrera, pero la proximidadde los edificios sagrados propició queen la segunda mitad del III milenio seeligiera como necrópolis. Desde elpunto de vista arquitectónico, la tum-

ba no ofrecía gran interés al ser unsimple hipogeo con bóveda de ladrilloy varias cámaras, que se manifestabaal exterior por algún pequeño monu-mento sin gran valor artístico. En suinterior, sin embargo, se encontró unfastuoso ajuar funerario, acompañadode un séquito de cadáveres compuestopor damas, músicos, criados, cocheros

y guardiasi n m o l a -dos, querevelan lasb á r b a r a sc o s t u m -bres fúne-

bres de estospueblos. De estemodo, la orfebre-ría mesopotámi-ca, y en concreto,la sumeria, cons-

tituye uno de loshallazgos más intere-

santes de las excavacio-nes de tumbas y de tem-

plos, al convertirse en lallave que puede desentra-

ñar los misterios de la vida deesta civilización. El trabajo de los metales era una de

las actividades artísticas más impor-tantes en los pueblos mesopotámicos.En las formas y el moldeado del metalse descubre un naturalismo de ciertaingenuidad, con obsesión por el deta-lle ornamental. Se hace difícil un estu-dio del estilo general de la orfebreríamesopotámica, debido a la gran varie-dad de pueblos y culturas que pobla-ron sucesivamente el territorio. Sinembargo, en todos los objetos se des-cubre el valor de las fuerzas de la na-turaleza y la esperanza del hombre enuna vida después de la muerte.

En cuanto a las dieciséis tumbas re-ales identificadas, todas eran distintas.Sólo dos de ellas resultaron estar intac-tas; las restantes, como había sucedidocon las tumbas de casi todos los farao-nes egipcios, habían sido violadas ysaqueadas en época antigua. No obs-tante, de entre las expoliadas cabe des-

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CASCO PELUCA utiliza-do por los reyes enlas batallas, cince-

lado en una solapieza de una alea-

ción de oro yplata, 2450 a.n.e.

Museo de Bagdag

la pieza más intere-sante de la tumbade Meskalamduges un yelmo de oroque imita una pelu-ca con moño y rizos

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tacar, según Woolley, la tumba de unpríncipe de la casa real muerto antesde acceder al trono: Meskalamdug.Sujetaba con las manos una jofaina deoro y a su alrededor había otras jofai-nas y una lámpara también de oro, doshachas de electrón -aleación de oro yplata- así como otras joyas. Pero la pie-za verdaderamente interesante de estatumba se encontraba en su cráneo, cu-bierto por un espléndido yelmo de oroque imitaba una peluca con moño y ri-zos. En las jofainas podía leerse la ins-cripción, ‘Mes-kalam-dug, héroe de labuena tierra’.

Más allá de las cámaras violadas,Woolley encontró lo que estaba bus-cando, es decir, el sepulcro invioladode la reina Pu-abi o Shu-bad, cuyonombre fue revelado por un sello,evidentemente relacionado con larampa precedente y su macabro cor-tejo. La reina yacía en los restos de unféretro de madera. Sostenía en lamano una copa de oro y estaba lite-ralmente sepultada en una masa decuentas de oro, plata, lapislázuli ycornalina que pendían de un collar yformaban un manto continuo; estabaadornada con alfileres de oro, amule-

tos en forma de peces y gacelas, cintasde plata, guirnaldas y pendientes deoro. Woolley intentó reconstruir el es-pléndido tocado formado por tres hi-leras de hojas de sauce y hayas, y re-matado por una peineta con siete ro-setas, pero el cráneo de la reina estabapulverizado. El cortejo fúnebre habíaacompañado al cuerpo hasta la cripta.Las personas sacrificadas, hasta untotal de setenta en cada rampa, eranconsideradas casi como objetos, partedel ajuar funerario. A todo esto hayque sumar un riquísimo ajuar conmás de doscientos cincuenta objetos,entre ellos: copas, vasos, un porrón deoro, objetos de plata con incrustacio-nes de piedras preciosas, varias arpasy un carro fúnebre con sus bueyes,entre otros muchos.

Dentro del cortejo fúnebre destacael que parece ser su esposo, A-bar-gi,que según cita textualmente Camp-bell, ‘el mismo A-bar-gi también parecehaber sido muerto ritualmente’. Sus sir-vientes varones estaban acompañadosexclusivamente de simples puñales yvasos, mientras que las ‘damas de laCorte’ estaban ricamente vestidas conmantos rojos, adornadas con diade-

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ZIGGURAT DE URLa terraza de base es elpunto de partida de unulterior tipo de edificiosagrado, que será el máscaracterístico de toda lacivilización mesopotámica:el ziggurat o torre del tem-plo, formado por una seriede terrazas superpuestas,de dimensiones decrecien-tes hacia arriba, con unsantuario en la cúspide. Unsistema de escaleras en loslaterales permite la ascen-sión piso por piso, hasta lacima. Pese a su similitudcon la pirámide escalona-da egipcia, que apareceen la misma época, es pro-blemático establecer deforma categórica lasinfluencias entre un tipo yotro, sobre todo al conside-rar que el destino de losmonumentos fue diferente:el ziggurat permanece y seperfecciona con el pasodel tiempo, mientras que lapirámide escalonada des-aparece para dejar paso ala de paredes lisas

EL ZIGGURAT DE UR representa laconstrucción mejor conservadade la arquitectura neo-sumeria

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mas de oro, pulseras en las muñecas,pendientes en forma de luna, múlti-ples collares de cuentas de oro, lapislá-zuli, cornalina, etc, así como medallo-nes y peines de plata. Además, conta-ban con arpas talladas y adornadascon placas de concha y con incrusta-ciones de oro, destacando la decoradacon una cabeza de vaca con barba ri-tual, toda ella en oro. Estos datos con-firman no sólo que la reina Paubi teníamayor consideración que su esposo,sino que incluso las damas que laacompañaban tenían más categoríaque sus sirvientes varones.

Algunos de los delicados objetosencontrados estaban realmente en pé-simas condiciones; es el caso del fa-moso ‘estandarte de Ur’, el cual po-dría haber sido, en su origen, la cajaarmónica de un arpa. El marco origi-nal de madera se había descompues-to; el betún que hacía de adhesivo sehabía desintegrado; los paneles de losextremos se habían roto y los dos pa-neles principales habían sido aplasta-dos por el peso del terreno. Trabajadoen mármol, marfil y lapislázuli, al es-tilo del embutido de piedras duras otaracea, Woolley lo salvó excavándo-lo centímetro a centímetro y fijandopaulatinamente las teselas y la tierrasuelta con cera hirviendo y hules. Elbloque consolidado fue levantado ycolocado contra una pared de vidrio,a fin de observar al dorso la posiciónde las teselas. De este modo fue posi-ble reconstruir el delicado mosaico,con las dos caras llamadas ‘de la paz’y ‘de la guerra’.

Debido a su hallazgo en la esquinade una cámara, sobre el hombro de unhombre, Woolley imaginó que era unapieza para ser llevada al extremo deun poste, y de ahí el nombre de ‘estan-darte’. En cualquier caso, y fuera cualfuera su función original, hay que des-tacar por encima de todo el encontrar-se ante una de las representacionesmás tempranas de un ejército sume-rio: los carros, cada uno tirado porcuatro asnos, pisotean a los contrarios;los soldados de infantería, con capas,llevan lanzas y los enemigos sonmuertos con hachas o alanceados ypresentados al rey, quien sostiene otralanza. En definitiva, hablamos de unade las primeras creaciones artísticas alservicio del poder político, en este casocon carácter conmemorativo, de la his-toria de la humanidad. E.L.

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Durante las excavaciones arqueológicas que sacaron a la luz lastumbas del cementerio real de Ur, apareció una pieza de made-ra con dos caras en las que se representa por un lado la guerra yen el otro la paz. En principio se especuló con la posibilidad deque se tratase de un estandarte con el objetivo de ser izado enun mástil. Sin embargo, la pieza es un díptico compuesto de dospaneles separados entre sí por placas triangulares, y que confi-guran un objeto más parecido a un atril o a la caja de resonan-cia de un arpa. El conjunto narra el triunfo de los príncipes sume-rios frente al enemigo y la posterior celebración del mismo

PANEL DE LA GUERRA La lectura del estandarte debe hacerse en elorden en el que ellos escribían: de derecha a izquierda y de abajohacia arriba. De esta forma, vemos que en la franja inferior se estállevando a cabo la batalla con los carros de guerra. La franja cen-tral iría a continuación de la parte izquierda de la inferior, y en ellase puede ver a los vencidos con las manos atadas y a los vence-dores que les siguen detrás con sus mejores galas. La franja supe-rior, que va a continuación de la parte izquierda de la franja cen-tral, presenta al rey en el centro rodeado por los esclavos y rehe-nes de la guerra a su derecha, y por los soldados a su izquierda

ESTANDARTE REAL DE UR

PANEL DE LA PAZ Tiene la misma estructura que el de laguerra y debe leerse en el mismo orden. En las dos franjasinferiores, los siervos llevan el botín de guerra a los almace-nes del rey y en la superior se está celebrando un banquetepara conmemorar la victoria. El rey está a la izquierda y losnobles a la derecha, representando una escena en la queel monarca brinda acompañado de sus dignatarios, vesti-dos todos ellos con el traje característico de los sumerios;varios sirvientes que se representan de menor tamaño parareflejar su escala social, circulan entre los comensales

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Castilla la ManchaPatrimonio de la Humanidad

Vista del puente de Alcántara en Toledo en un grabado de 1824.Sobre estas líneas, fragmento de la visión de esta misma ciudad por Hoefnagel

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Protagonistas

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La conocida como ‘arqueologíaurbana’ ha protagonizado en los

últimos años intensos debates entreposturas disconformes, propicián-dose un relativo proceso de entendi-miento y coordinación, tanto en elsoporte normativo como en el pro-pio hábitat físico y social urbano.Prácticamente todas las actuacionesarqueológicas realizadas en estosnúcleos históricos, en su mayoría do-tados de carácter urbano a partir delos siglos XI y XII, son intervenciones‘impuestas’ por la adopción de crite-rios de protección y conservación enmateria patrimonial mediante laaplicación, cuando existe, de la ac-tual normativa urbanística.

Más de treinta núcleos en nues-tra región reciben la denominaciónde ‘Conjunto Histórico’, a modo dedistinción ante la presencia de unaserie de valores culturales, socialese incluso naturales. Pero, por elmomento, tan sólo en un diez porciento se aplican los procesos de es-tudio, conservación, reconocimien-to y valoración ordenados, sistema-tizados y justificados. Es más, aúnno se dispone de las imprescindi-

bles ‘cartas deriesgo’ enlaza-das a los ins-trumentos ur-banísticos, porlo que la ar-queología se enfrenta a severosprocesos de rentabilidad económi-ca, en cuanto a la explotación delsuelo se refiere, en ciertos lugarescon gran carga histórica y material,ampliamente reconocida, de núcle-os históricos muy significativos yrepresentativos.

No obstante, en todos y cada unode ellos, condicionados particular-mente por su localización geográfi-ca, además de por su medio am-biente continuamente transformadopor los intereses humanos, es posi-ble identificar no sólo edificios, sinotambién innumerables elementosmateriales y espacios resistentes alpaso del tiempo. Y sin embargo esmuy difícil reconocer y aceptar lasinfinitas posibilidades complemen-tarias, o sinergias, que ofrece la di-versificación de actividades desdela gestión planificada y coherentedel territorio histórico urbano.

Es posible que sea necesaria unarenovación normativa patrimonial,tanto a nivel estatal como en la re-gión, que deseche de una vez portodas los tratamientos del tipo ‘deurgencia’ y los sustituya por los de‘prevención’; pero también es in-cuestionable que los principalesagentes locales interesados, debenpasar a ser los ordenadores y gesto-res y, por lo tanto, los responsablesy beneficiarios directos. Existen enla actualidad fórmulas activas, amodo de consorcios, para los núcle-

Ciudades históricasevidencia de una arqueología aún por descubrir

La realidad patrimonial presente entre los muros o bajo los cimientos de varios con-juntos urbanos corre el peligro de convertirse en leyenda u olvido, siempre que no

mejore la gestión de los procesos de estudio y conservación de aquello que es el refle-jo patente del pasado y, sin duda, de nuestra identidad cultural

VISTA DE LA PUERTADE BISAGRA en

Toledo porWyngaerde. Arriba,

vista sur de Cuencapor Juan de Llanes y

Massa en 1773

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os reconocidos como ‘Patrimoniode la Humanidad’ pero, debido asu propia estructura orgánica ydinámica, estos modelos no sonválidos para los núcleos de me-nor envergadura; en estos casos,habría que permeabilizar los ob-jetivos y redimensionar los siste-mas de aplicación desde un ám-bito medioambiental o a travésde la conocida Agenda Local 21.

En la actualidad, si no se hacecomprensible y accesible el proce-so de conservación, su adecuadametodología y el resultado de lostrabajos especializados para su re-conocimiento y utilidad socialpermanente, se continuarán acu-mulando cantidad de intervencio-nes en lugares de calidad -encuanto a aprovechamiento y ren-dimiento, no en cuanto a la profe-sionalidad aplicada- y, en conse-cuencia, perdiendo informaciónhistórica de estas ciudades hastaconvertirlas en meros contenedo-res escénicos inhabitables, fomen-tando tópicos, tipismos y anecdo-tarios en lugar de autenticidad yveracidad. Afortunadamente, nosólo desde el sector profesionalarqueológico o patrimonial se vie-ne reclamando un tratamiento sis-temático de la ciudad históricacomo yacimiento arqueológi-co; en esta participación, laaccesibilidad a la informa-ción debe ser fundamentalpara que el proceso de ges-tión global del entorno hu-mano deseado sea realmentesostenible. Los trabajos enotras regiones y paises, asícomo las últimas publicacio-nes en nuestra comunidad yamuestran el camino iniciadoa seguir. C.V.

PUBLICACIONESLejos quedan ya losprimeros trabajoslocalizados en elámbito urbano, reco-gidos de forma casianecdótica en lasActas del PrimerCongreso deArqueología de laprovincia de Toledo -ala derecha-, reciénpublicada la Ley dePatrimonio Históricode Castilla laMancha, vistos desdela actual serieMonográficos delConsorcio -abajo a laizquierda-, que prota-goniza en su recientesegundo número lasdiversas actuacionessobre los Baños Ára-bes de Toledo y otrasreferencias en estetipo de estructurassobre enclaves de trabajo sis-temático no urbano. Entreambas, un amplio recorridosobre investigaciones y pro-yectos, controles y destruc-ciones, etc. se ha sucedidoen toda la región, en el queToledo: arqueología en laciudad, de la colección

PatrimonioHistórico dela Junta deComunidades-a la izquier-da-, debiómarcar unpunto deinflexión oreferentepara otrasciudades his-tóricas

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En pleno Renacimiento,dentro de un ambiente derenovación y revisión carto-gráfica y planimétrica, lospaisajes y panoramas urba-nos pasan de servir defondo de escena o comple-mento de ambientación denumerosos hechos históri-cos, mitológicos o religio-sos, a convertirse en prota-gonistas, acercando la rea-lidad material urbana al pri-mer plano.En 1574, el alemán Georg Braun y el flamenco Franz Hogenberg publicaron en Colonia 313láminas en seis volúmenes del Civitates Orbis Terrarum, también concebido como complementodel Theatrum de Ortelius. La obra incluye planos, vistas y descripciones de más de doscientasciudades del mundo conocido, siendo el miniaturista y grabador Jorge Hoefnagel quien realizaverdaderos retratos coloreados de Valladolid, Burgos, Santander, Granada, Toledo, etc.Sin duda, será el pintor Anton van Wyngaerde, por encargo expreso de Felipe II, quien de unmodo insuperable reflejará la situación física y ambiental de numerosas ciudades, aún medie-vales en ciertas formas y espacios pero con renovados trazos y estructuras urbanas que ya insi-núan retazos ornamentales modernos, constituyendo no sólo un repertorio visual sino tambiéndocumental inagotable e imprescindible para el estudio histórico y la comprensión de la orde-nación diacrónica de la urbe.

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PAISAJISTAS Y GRABADORES MODERNOSnotarios de la realidad urbana medieval

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Vista este de Cuenca en 1565 por Anton Van der Wyngaerde

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TALAVERA DE LA REINAAun no siendo reconocido este núcleo histórico en el listado de la Unesco, el actual paisaje urbanomuestra su origen amurallado como puede apreciarse en esta vista parcial. En un primer plano apa-rece el actual Puente Viejo de origen romano sobre el río Tajo, por entonces fortificado, las reparacio-nes posteriores y los desaparecidos molinos; muy significativamente, también los lienzos exteriorescon la Puerta del Rio -desmontada siguiendo la ‘sana’ moda de los ensanches decimonónicos, en sumayoría luego no ejecutados- y cuyos arranques y cimientos aún hoy seguramente existen bajo elpavimento de las calles que rodean el núcleo histórico. Se muestra además un espacio en plenaconstrucción, el monasterio de Santa Catalina (A) y remite a las formas originarias de la torre deFrancisco Sánchez (B). Y por supuesto, la desparecida San Lázaro, cercana a la antigua alcazaba enel huerto de San Agustín, donde fueron documentadas varias de sus torres (C). Wyngaerde prima los objetos, los detalles -en su caso, los inmuebles- pero en un contexto tratadoglobalmente: el paisaje urbano. Por ello ‘falsea’ o abate el propio espacio, por ejemplo, mostrando elcierre de la muralla desde un punto o estación ficticio. Y así, desde varios enfoques irreales traza unapanorámica real. La ‘deconstrucción’ de sus paisajes y los actuales, sin duda, mostrarán una lectura real de los inmue-bles, espacios y ambientes urbanos hasta mediados del siglo XVI y, por consiguiente, de su recienteevolución medieval.

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Cuencala muy noble, leal, fidelísima y heroica

Cuenca es un conjunto histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCOen 1996, destacándose en su promulgación como el prototipo de ‘ciudad paisaje’. La ciu-

dad alta fortificada debe su fisonomía al hecho de estar enclavada en los escarpes queconforman la división de los valles del Júcar y el Huécar. Su posición estratégica en la des-

embocadura de ambas corrientes condicionó la construcción de sus fortificaciones

Dejando aparte la presencia deasentamientos de la Edad del

Bronce y del Hierro sobre su solar-hoy todavía mal conocidos-, laciudad islámica se originó en el si-glo XI, aunque sus descripcionesson bastante tardías. En el siglo XIIestaba poblada por tan sólo 700 per-sonas, quedando como testimoniode esta época el torreón musulmándel castillo y la alcazaba enclavadaen la plaza de Mangana. Tras la con-quista de la ciudad por Alfonso VIIIen el año 1177, ésta reedifica sus mu-rallas y las dota de antemurales en laparte baja. Alfonso X, hacia 1270,

emprende la construcción del alcá-zar cristiano, situándolo en el actualcastillo, además de promover impor-tantes reformas en algunos lienzoscomo el que asoma junto al Colegiode Arquitectos.

Sin embargo, estas importantesconstrucciones no brillan sobre elpaisaje urbano conquense, al ser fa-gocitadas por la excepcional arqui-tectura vernácula o tradicional: laspopulares ‘casas colgadas’. En rea-lidad nacen de la parcela rectangu-lar de la Edad Media; al tener el es-pacio tan limitado en el estrechosolar intramuros, saltan primero la

muralla y luego el acantilado paraconfigurar ‘rascacielos’ que, apoya-dos en la roca natural, llegan a te-ner ocho o nueve alturas. Es unreto la conservación de este legadoen una cultura constructiva de ce-mento y ladrillo, no habiéndose en-contrado todavía soluciones satis-factorias de rehabilitación.

Los criterios recogidos en el ex-pediente de la UNESCO señalan lafalta de excepcionales construccio-nes monumentales, aunque reco-nocen la existencia de edificios his-tóricos dentro de la ciudad alta deCuenca. Hoy, el desarrollo de una

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arqueología urbana más vinculadaa la restauración arquitectónica hamodificado esta visión demasiadoepidérmica. En el presente caso, elpicado de muros y los sondeos enel subsuelo están redescubriendouna Cuenca gótica, pues no sólofue un lugar de gestación del nue-vo estilo, sino además una de lasciudades del reino de Castilla don-de más eco tuvo durante la segun-da mitad del siglo XIII, permane-ciendo como testigos no sólo su ca-tedral - la Basílica de Nuestra Seño-ra de Gracia- sino también la facha-da descubierta del palacio episco-pal o el reciente hallazgo de la finaportada de la igle-sia de El Salvador.

Durante el siglo XVI, la ciudadacogió a canteros vizcaínos como losAlbiz, al galo Jamete o la corta estan-cia de Andrés de Vandelvira; todosellos introducirán y desarrollarán elarte de la estereotomía -técnicas can-teriles- del Renacimiento francés.Además se construyeron los atrevi-dos arcos del puente de San Pablo,desgraciadamente venidos abajo aprincipios del siglo XX.

El siglo XVIII asiste a un des-arrollo inusitado de la arquitectura,en la que están presentes la prácticatotalidad de las variantes estilísti-cas barrocas, siendo ejemplos deello la ‘berniniana’ reforma de SanPedro, que contrasta con la ‘borri-

moniana’ iglesia de la Virgende la Luz, o el ensayo del

estilo neoclásico aus-tero en el convento

de las Petras, sin olvidar los ejem-plos del ‘révival’ gótico de arcosapuntados que aparece en el siglode la Ilustración. Es también obliga-do citar la arquitectura civil, repre-sentada por su Ayuntamiento, o elexcepcional pósito o edificio Almu-dí, que dispone de una insólitaplanta de dos naves.

Si a todo esto se suman las institu-ciones museográficas como el Museode las Ciencias, el Museo Arqueológi-co, el Museo de Arte Abstracto de laFundación Juan March o la Funda-ción Antonio Pérez -estos dos últi-mos, representantes del desarrollodel expresionismo abstracto espa-ñol de la segunda mitad del sigloXX-, no cabe duda que la ciudad delas hoces tiene un lugar bien mere-cido en la lista de lugares que inte-gran el Patrimonio Mundial. M.M.

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CASCO HISTÓRICODE CUENCA

FOTOGRAFÍA JUANRA

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ToledoPatrimonio imperial de la Humanidad

En el año 1986 Toledo era incluidapor la UNESCO en la lista del Pa-

trimonio Mundial como consecuenciade la excelente conservación de sus va-lores culturales y paisajísticos, ‘comouna visión del Greco’, según refiere elpropio documento. La estructura ur-bana de Toledo es fruto de una suce-sión ininterrumpida de pueblos y cul-turas: sobre el territorio carpetano seasentó la Toletum romana; más tarde,la ciudad visigoda, consiguiendo porprimera vez que el centro geográficofuera, además, el centro político y reli-gioso de la Península al situar Atana-gildo, en el año 418, la capital del reinoen esta ciudad. A partir de este siglo V

se celebran en la ciudad una serie deconcilios, dieciocho en total, que, sibien surgen con carácter religioso, aca-ban teniendo unas connotaciones polí-ticas enormes que no hacen sino refor-zar la hegemonía toledana. Ciudadmusulmana desde el 711 hasta su con-quista por Alfonso VI en el 1085, serácon Alfonso X el Sabio -nacido en Tole-do en el año 1221- cuando la ciudad se

convierta en capitalde la cultura euro-pea gracias, sobretodo, a su Escuelade Traductores. Coneste rey se trasladana la ciudad los res-

PUERTA DEL SOL enun grabado demediados del sigloXIX. Arriba, panorá-mica de Toledopublicada porBraun y Hogenbergen 1574

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tos de la biblioteca de Al Hakam II, cu-yos fondos habían traducido del grie-go los musulmanes, siendo una vezaquí traducidos al latín y al romance.El occidente europeo se ve enriqueci-do con un caudal cultural de literatu-ra, medicina, cosmografía o filosofía,incorporando además obras de pro-ducción propia como las Tabulae Toleta-nae, tablas astronómicas calculadas so-bre el meridiano de Toledo.

Con la fijación definitiva de la capi-tal de España en la villa de Madrid porparte de Felipe II, a pesar de estar sien-do adecuado El Alcázar como residen-cia real, Toledo se ve sumida en unadecadencia que, según la UNESCO,ha permitido preservarla a salvo de ‘laconmoción de la época contemporá-nea’. La amalgama de elementos cris-tianos, judíos y musulmanes la hanhecho merecedora del calificativo de‘ciudad de las tres culturas’, algo quese ha dado en otros muchos lugares

pero que en ningún sitio como en To-ledo se muestra con tanto esplendor,ofreciendo, con sus monumentos, unviaje por la historia de España.

Como legado del Toletum romanoha quedado el segundo circo másgrande de Hispania, con capacidadpara unos quince mil espectadores, yrestos de las infraestructuras del abas-tecimiento de agua. Las murallas delrey Wamba, así como abundantes pla-cas decoradas y canceles reutilizadosretrotraen al Toledo visigodo. En éltuvo Recaredo la iglesia primada so-bre la que los musulmanes construi-rán la mezquita y, finalmente, los cris-tianos la catedral. La obra, comenzadaen 1226 por orden del arzobispo Jimé-nez de Rada, reinando Fernando III,fue trazada por los maestros Martín yPetrus Petri, pudiendo ver en sus arcospolilobulados la impronta del recientepasado musulmán. La cultura islámi-ca es más palpable en monumentoscomo la Puerta Vieja de Bisagra, nom-bre que deriva de la palabra árabeBab-Shagra, o puerta de la Sagra, que

conserva su estructura en ángulo pro-tegida por sólidos torreones. El mismoorigen musulmán tiene otra puerta, lade Bisagra Nueva, pero su imagen ac-tual, una de las más repetidas de Tole-do, es la renacentista obtenida tras lareforma llevada a cabo en 1550 porAlonso de Covarrubias en el escudodel águila bicéfala. Destaca también lamezquita del Cristo de la Luz, o deBab al Mardum, la más importante dela Tulaytulah musulmana. El edificiooriginal, de planta casi cuadrada, esobra de del arquitecto Musa ibn Ali,quien lo levantó en el año 999. Las na-ves se cubren con bóvedas nervadasque apoyan en capiteles visigóticos,sobre las que voltean doce arcos de he-rradura. En el siglo XII, con el fin deadaptarla a la liturgia católica, se leañadió una cabecera románico-mudé-jar decorada con frescos, mientras queel exterior se decoró con arquerías cie-gas de herradura.

La Toledo judía, intemporal comola cristiana, pervive en monumentoscomo la sinagoga del Tránsito, funda-da en su propia casa por Samuel Leví,tesorero de Pedro I. Tras la expulsiónde los judíos fue convertida en iglesiadependiente de la orden de Calatrava,habiendo vuelto en la actualidad a susorígenes judíos como Museo Sefardí.Con una historia parecida y adminis-trada en este caso por una comunidadde religiosas, se encuentra la sinagogade Santa María la Blanca. El edificio,construido en el siglo XII, con cinconaves apoyadas en arcos de herradurasobre pilares octogonales, acabó con-vertido en iglesia de culto católico enel siglo XV.

La lista de monumentos en Toledosería interminable: San Juan de los Re-yes, el Puente de Alcántara, etc.; peroes el conjunto urbano formado por to-dos ellos, junto con el ovillo de casas ycallejuelas, el principal valor de unaciudad que, por encima de su carácteradministrativo o eclesiástico, es Patri-monio de la Humanidad. J.T.

Panorámica de Toledocoronada por la

Catedral

En Toledo tuvo Re-caredo la iglesia pri-mada sobre la quelos cristianos edifica-ron la catedral

La Toledo judía per-vive en monumentoscomo la sinagogadel Tránsito, fundadapor Samuel Leví

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Arte rupestreel legado de nuestros orígenes

JUAN FRANCISCO RUIZPREHISTORIADOR

Castilla la Mancha cuenta con otrosbienes patrimoniales incluidos en

la lista del Patrimonio de la Humani-dad desde 1998, aunque por desgraciabastante desconocidos para el granpúblico. Esta declaraci a los conjuntosde pinturas rupestres contenidos en ladenominación genérica de ‘Arte ru-pestre del arco mediterráneo de la Pe-nínsula Ibérica’, en la que participanseis Comunidades Autónomas en unterritorio que se extiende desde los Pi-rineos hasta Almería. En su aceptaciónpor la UNESCO se tuvieron en cuentasu excepcionalidad como el mayorgrupo de pinturas rupestres al aire li-bre en Europa, y la viveza de unas re-presentaciones que ofrecen una visiónúnica sobre los modos de vida y lossimbolismos de las comunidades hu-manas que se sitúan en el tránsito en-tre las economías depredadores y lasprimeras economías productoras.

Sin embargo, no todas las pinturasrupestres postpaleolíticas conservadasen el territorio castellano-manchego seincluyeron en la relación aprobada porla UNESCO. Sólo las pictografías de

las zonas en las que estaba presente eldenominado ‘arte levantino’ fueronincorporadas a esta denominación:dos cavidades en Guadalajara, doce enCuenca -once de ellas en Villar delHumo, y una en Minglanilla-, más se-tenta y ocho en Albacete, de un totalde 727 abrigos incorporados inicial-mente. No obstante, los sucesivos des-cubrimientos realizados desde 1998 enestas dos últimas provincias han au-mentado sustancialmente el númerode estaciones con arte rupestre queformarían parte de este importanteconjunto patrimonial.

Merecen ser destacados los gruposde abrigos de Minateda, Alpera y Ner-pio en la provincia de Albacete, y el deVillar del Humo -y resto de la Sierra delas Cuerdas- en la de Cuenca. El Abri-go Grande de Minateda y la Cueva dela Vieja de Alpera están entre las esta-ciones más clásicas del arte levantino,y sus pictografías han contribuido engran medida a la caracterización deeste estilo. Multitud de figuras anima-les naturalistas de gran tamaño, gru-pos de guerreros y escenas con partici-

pación de mujeres pueblan sus frisos.Por desgracia, su conservación estámuy afectada por la reciente acciónantrópica. El conjunto de Nerpio, si-tuado en las serranías meridionales al-baceteñas, es sin duda uno de los másnumerosos de toda la Península, congrupos de abrigos tan destacadoscomo los de Solana de las Covachas oTorcal de las Bojadillas.

En el caso conquense, al atracti-vo de unas pinturas rupestres engeneral bien conservadas se une laespectacularidad del paisaje serra-no en el que se asientan, en la ac-tualidad en proceso de declaracióncomo Monumento Natural. Abri-gos como los de Peña del Escrito,Selva Pascuala o vallejo de Marma-lo, muestran imágenes de animalesmuy naturalistas, destacando lafrecuente aparición de toros, diver-sos tipos de figuras humanas, ysignos complejos que remiten a unproceso de transformación socialdentro de una estructura de rela-ción con el paisaje mantenida a lolargo del tiempo.

Toro del abrigo deSelva Pascuala, Villar

del Humo, Cuenca

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Memori m eri

Mementomori era elepitafio que seescribía enalgunos sepul-cros decementeriosen las islas bri-tánicas duran-te los siglosXVI y XVII, yque se repre-sentaba conun cráneo ydos huesos.Probablemente este clarosímbolo de lamuerte fue lainspiraciónpara el famo-so emblemapirata

Jolie rougeel aviso de la muerte

Alo largo del siglo XVIII, mien-tras Europa se repartía el mun-do, los mares se convirtieron

en el feudo de unos sin patria, protago-nistas de un riesgo mayor que las tem-pestades para aquellos que se aventu-rasen a surcar los océanos. Estos mari-nos casi de leyenda fueron los piratas.

La tradición nos ha indicado quesu presencia se advertía por un temi-do símbolo, una bandera negra onde-ando al viento con una calavera y dos

tibias, y sobre cuyo origen la memoria de lausanza ha colocado un halo de incertidumbre.Tan sólo nos ha quedado como cierto su nombre,que en un principio fue el término francés ‘JolieRouge’ que se traduce como ‘Bonita Roja’ y quedespués los ingleses lo adaptaron a su lenguallamándola ‘Jolly Roger’.

Pero el negro no fue su único color, así como lacalavera no la adornó en exclusiva. El rojo, colorde la sangre, se instauró en inicio como el tintepara la enseña, y además sirvió como código vi-sual al representar la inclemencia. El hecho de verese color sobre un mástil ya representaba un ata-que psicológico a la moral de la tripulación: antela proximidad del buque pirata estallaba el pá-nico en la cubierta y todos se preparaban pararepeler lo que podría convertirse en su final. Laexperiencia de la práctica, posteriormente de-terminó que era mejor advertir antes que ame-nazar; así surgió la divisa negra, ésta simboliza-ba la aproximación de los piratas e invitaba a larendición, pues evidentemente la intenciónprincipal de los asaltantes erahacerse con el navío abordadoen perfectas condiciones, asícomo poder acceder a todasu carga intacta. Si larespuesta a la ofer-ta de someti-miento erala huida o

la resistencia, entonces se izaba la bandera rojay ya no había cabida para la clemencia.

Se sabe que también se utilizó una banderaamarilla, no obstante se desconoce el código quese pretendía transmitir con este color, aunque sinduda distaría mucho de representar la cuarente-na a bordo que indica este símbolo en el lenguajenaval actual.

Sobre la tela se estamparon, dependiendo delpropietario o comandante del navío pirata, diver-sos signos ilustrativos, no solo el famoso cráneo ylas tibias, sino varias representaciones como la dela muerte danzando o un reloj de arena alado querepresentaba el paso fugaz del tiempo que restabaa la vida de los asaltados. J.R.F.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

Muchas han sido las variaciones del emblemapirata, tantas como firmas de los capitanes quelas enarbolaron, de las cuales nos ha quedadoconstancia de las más famosas

LA RÚBRICA DE LOS TEMIDOS

A.M

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Desde los inicios de la activi-dad médica, el hombre seha planteado la posibilidad

de realizar transplantes o injertosde tejidos entre distintas personas,tal y como se hacía en los árbolesfrutales. A caballo entre la cienciamédica y la mitología cristiana, elprimer caso de transplante descri-to, por supuesto exitoso, corres-ponde a los santos Cosme y Da-mián. Son éstos unos de tantos her-manos mellizos famosos en la his-toria de Occidente. Ambos se dedi-caron a la labor médica a finales delsiglo III en Cilicia, al sur de Anato-lia, siendo degollados en el año 303durante las persecuciones a cristia-nos emprendidas por Diocleciano.Tras ser canonizados su hagiogra-fía fue conformándose en base anumerosos milagros, entre los quedestaca, sin duda, el que puede

considerarse como el primer trans-plante de la historia, cuando lossantos amputaron a uno de sus pa-cientes, mientras dormía, la piernagangrenada y la sustituyeron porla de un negro recién fallecido. In-dependientemente de la escasa fia-bilidad del relato, recogido por Ja-cobo de la Vorágine en su Legendaaurea del siglo XIII, la fama mila-grosa de estos mellizos los puso ala cabeza de los santos sanadoresdurante la Edad Media, siendo pa-tronos y protectores de la prácticatotalidad de gremios relacionadoscon la curación: médicos, botica-rios, sacamuelas, sangradores, her-nistas, etc.

Durante el Renacimiento, esta in-definición gremial disminuyó yquedaron como patronos de médi-cos y boticarios, representándose aSan Damián con un vaso de orina en

la mano y a San Cosme con un frascode pomada; la progresiva institucio-nalización y definición de las distin-tas actividades sanitarias les hizoperder popularidad a favor de otrossantos más específicos. Sólo los lo-gros de la actual cirugía de trans-plantes han permitido recuperar delarcón de los santos olvidados a estospersonajes, tanta veces representa-dos en la imaginería popular medie-val y renacentista.

Al margen de leyendas y mitos, elautoinjerto en intervenciones plásti-cas era ya una realidad en la cirugíahindú del siglo III. Los conocimientosquirúrgicos de la medicina ayurvédi-ca y las mutilaciones penales por deli-tos sexuales les llevaron a desarrollar,en fechas tan tempranas, una técnicade implante de piel de la mejilla o delantebrazo para reconstruir naricesseccionadas. A.G.

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 125

El milagro de San Cosme y San Damiánel primer trasplante de la Historia

Memori m dicA.

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Las propiedades de esta le-gumbre, rica en proteínasvegetales y con un alto con-

tenido en hidratos de carbono, vita-mina B, hierro, y con abundancia de fi-bra y escasez de grasa, se han valoradodesde el más remoto pasado.

En el antiguo Egipto incluso hubouna ciudad, Gesem, que era conocidacomo la ‘ciudad de las lentejas’. Estasemilla para los habitantes del valledel Nilo era considerada un alimentobásico junto con las habas y el trigo.No obstante, su origen es inciertoaunque algunos autores lo localizanen el extremo Oriente, suroeste deTurquía o norte de Siria, sitios todosellos en los que era recolectada juntocon la avena. En la citada Siria hansido encontradas en excavaciones ar-queológicas dentro de un contexto de

hace unos 11000 años, pero siemprecomo fruto de la recolección de plan-tas silvestres. En Turquía han apareci-do en enclaves con antigüedad de7500 años, pero ya cultivadas, comoocurrió 1000 años antes en Israel con-virtiéndose así en uno de los más an-tiguos alimentos cultivados por elhombre.

Fueron abundantemente consumi-das por griegos y romanos, estos últi-mos durante todo el año, no en vanoconstituyó uno de los platos funda-mentales en la dieta de los legionariosromanos.

Afortunadamente podemos de-gustar esta popular receta de épocaromana, a través De re coquinaria, tra-tado gastronómico escrito a princi-pios de nuestra era por Marcus Ga-vius Apicius.

Memori c in ri

LENTICVLAM - LENTEJAS CON CILANTRO Y MENTA

LENTICVLAMla legumbre milenaria

MARIA JOSÉLÓPEZ COLLADO

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MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

Coquis. Cum despumauerit, porrum et coriandrum uiridem supermittis. Teres coriandri semen,puelium, laseris radicem, semen mentam et rutam, suffundis acetum, adicies melle, liquamine,aceto, defrito temperabis, adicies oleum, agitabis. Si quid opus fuerit, mittis. Amulo obligas, in-super oleum uiridem mittis, piper asargis et inferes.

Poner 250g de lentejas en una olla con un litro de agua.Llevar a ebullición.

Añadir dos puerros troceados y dos hojas de cilantro a las lentejas y remover.Echar quince hojas de menta de pequeño tamaño con una cucharada -de

las de café- de semillas de cilantro.Agregar 1 dl. de vinagre, 1 dl. de defritum y otro dl. de garum en el recipiente.

Cocer a fuego lento. Pimentar al gusto.

Servir.

El garum puede ser sustituido por un producto asiático que se vende envasadocon el nombre de nuoc-mam. También se puede hacer pasando por la batidorapasta de anchoas, aceitunas negras y alcaparras mezclando hasta conseguir unapasta muy líquida.El defritum podemos sustituirlo por vino en el que previamente hemos cocido miel.

A.M

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El 16 de julio de 1969 fue lanzado, del Centro Espacial Kennedy, en Estados Unidos, el cohete SaturnoV que portaba la nave espacial Apollo XI rumbo a la Luna. A bordo iban los astronautas Neil Arms-trong, Edwin Aldrin y Michael Collins. El módulo lunar con Armstrong y Aldrin realizó el alunizajeel 21 de julio de 1969, mientras que el módulo de comando, con Michael Collins, giraba en órbita alre-dedor de la Luna. Neil Armstrong fue el primero en pisar la superficie lunar dando un pequeño pasopara el hombre, pero un gran paso para la humanidad. Durante un paseo que duró dos horas y media,los astronautas desplegaron el instrumental científico, tomaron muestras y realizaron varias fotoscomo ésta, en la que se ve a Aldrin caminando por la superficie cerca del módulo lunar ‘Eagle’. La fotofue tomada por el comandante Armstrong con una cámara especial y un objetivo de 70 mm. Esta proe-za tecnológica sirvio como clara muestra de la ventaja de EE.UU sobre la Unión Soviética en la carreraespacial durante la guerra fría.

emori o o r icM

MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006 127

Un pequeño paso para el hombre

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LA CRUCIFIXIÓNEL MÁS CRUEL DE LOS CASTIGOS

SAMURAISLOS PILARES DEL HONOR

Memori de orvenir

DOSSIER

ARTUROLOS ORÍGENES HISTÓRICOS DEL MITO

ZAHORÍESEN BUSCA DEL AGUA

128 MEMORIA · número 3 · Diciembre de 2006

EN MARZOVOLVEMOS A RECUPERAR LA MEMORIA

REPORTAJE

Y ADEMÁS...

Tan sólo el poseer la ciudadanía romana podía eximir a un condenado a morir en la cruz, un privilegio quecambiaba la decapitación por la larga agonía que suponía la crucifixión. Fueron muchos en la Antiguedad loscondenados mediante este cruel método que para los cristianos se ha convertido en el símbolo de su fe

AGE FOTOSTOCK

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A.M

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