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San José, lilosta Rica. 1933 Ene", 1934 T.omo 1 No. 3 • 4 REVISTA MEDICA Director: Dr, JOAQUJ,N ZfLfDON ::;UMARIO: P.\GINA J, UTROS CASOS nll FllAlIHOESIA EN EL INTERIQ.R VI<: COSTA KICA-;-pmIOli aoctores A. van!. y \V. Rotte o ••••••••••••• •••••• •• 61 11. TRYPANOSOMIASIS BOVINA EN COSTA RICA. por 1'. van Biilow.... ........... .... •• •... 68 Ier. COMF.NTA,RrOS SOIlIUt LESIO."ES, por el doctor Joaquln Zeledón, Médico Forense de JClié 75 IV. Ut\A J,IODlF'ICACIÚN BEL UJtEó:Vli:TRO DE IVON, por Carlos, Vlquez. •• .. .••• .•••. .... •... 85 , V' Si""THWM'E ENTERJCO PROVOCADO POk CUERPO por J. l..... ................. 86 v.r.: At'rUALIDADES.... ••• •••.•••••••••.••••.• 87 VII. NOTAS.................... ..... ..... •... 89 Precio del No.......... ...... . ..... 0.60 Costa Rica)' C\'nul,l -'méri(:a q. 600 SU5crición en otros palSt.'S .•• ..... ••.•.• $ ].0(1 DIIEttIO" J AOII"lSTRAtIOII; 2a., entre Avs. 2a. y 4a l"défono N.... mero 2920 Apartado Número 978 San José de Costa Rica

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San José, lilosta Rica. Diciembr~ 1933 • Ene", 1934T.omo 1 No. 3 • 4

!?====================~

REVISTA MEDICADirector: Dr, JOAQUJ,N ZfLfDON

::;UMARIO:

P.\GINA

J, UTROS CASOS nll FllAlIHOESIA EN EL INTERIQ.R

VI<: COSTA KICA-;-pmIOli aoctores A. ~efta C~

van!. y \V. Rotte o ••••••••••••• • •••••• •• 61

11. TRYPANOSOMIASIS BOVINA EN COSTA RICA. por

1'. van Biilow.... • . . . . . . . . . . . • . . . . •• •... 68

Ier. COMF.NTA,RrOS SOIlIUt LESIO."ES, por el doctor

Joaquln Zeledón, Médico Forense de S~n JClié 75

IV. Ut\A J,IODlF'ICACIÚN BEL UJtEó:Vli:TRO DE IVON,

por Carlos, Vlquez. • • .. .••• .•••. ....•... 85,

V' Si""THWM'E ENTERJCO PROVOCADO POk CUERPO

EXTRA~O. por J. l..... ..... .... .... .... 86

v.r.: At'rUALIDADES.... ••• •••.•••••••••.••••.• 87

VII. NOTAS.................... .....•.....•... 89

Precio del No.......... ...... . ..... ~ 0.60SU5crición~nCosta Rica)' C\'nul,l -'méri(:a q. 600SU5crición en otros palSt.'S .••.....••.•.• $ ].0(1

DIIEttIO" J AOII"lSTRAtIOII; '.:al1~ 2a., entre Avs. 2a. y 4al"défono N....mero 2920 Apartado Número 978

San José de Costa Rica

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OTROS CASOS de FRAMBOESIA en el INTERIOR de COSTA RICA

por los Ores. A. Peña Cbavarria y W.Roller. (Hospital de S. Juan de Dios).

A framboesia O Pian no es en Costa Rica una entidad tropical tanfrecuente para ser familiar a todos los médicos del pafs y, afor­tunadamente, por lo tanto, no constituye un problema de la Sao

lubridad Pública, como acontece en otros paises de la América Tropical,por ejemplo ColomlJia y Jamaica. Para llamar la atención de nuestrosjóvenes colegoas sobre esta enfermedad tropical, tan proteiforme en susmanifestaciones cutáneas, como la misma sifilis, escribimos esta cortanota cUnica.

Fallas y van BUlow, primero (1); Núñez después (2), en publica·ciones que parecen referirse a los mismos enfermos, habían llamadola atención sobre fa existencia del Pian en la costa del Pacífico, enlas poblaciones aledañas de Panamá. La enfermedad llegó a CostaFica de los focos panameños del Pacifico, a los cuales se extendió laframboesia de las poblaciones colombianas del Chocó, del Cauca y deAntioqufa, que están infectadas desde los tiempos de la colonia, cuan­do el negro africano fué importado para el laboreo de las minas dee,as regiones tórridas, trabajos y climas que no resistía el indio delas altiplanicies.

La Facultad de Medicina llamó la atención sotre los peligros queentrañaba la existencia de la enfermedad en el Sur del país y en 1927la Secretaria de Salubridad envió un delegado para el estudio delproblema en esa reglón. Sinembargo, los ocho casos por nosotros es·tudiados en el curso del año, llegados al Hospital de San Juan deDios, de distintas fincas de la reglón atlántica, demuestran que la in·fección existe en el interior del pais y puede convertirse en focospiánicos dificiles de extirpar. De esos enfermos tres son adultos y elresto niños de 3, 5, 6 y JI años. Un adulto y dos de sus hijos pro­venían de la finca Montecristo, uno d'l la hacienda "La Perla", tresde la finca Ana, toJos del cantón de Siquirres y un niño de 6 años,actualmente residente en Tres Rios, pero que había vivido en PuenteAlto, jurisdicción del cantón de Turrialba.

(1) S. Fallas y T. von Bulow. Le Pian au Costa Rica. Bulletin Soc PalhologieExotique. T. XVIII· Junio 1925.

(2) Solón Nu~el. SlIspected Vaws in Costa Rica-American )ournsl of TropicalMedicine-Vol. V. N.' 6 Noviembre de 1925.

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La existencia de la ¡ramboesia en las fincas de banano de la re­gión atlántica es reciente, pues revisando las Memorias publicadas porel Departamento Médico de la United Fruil Company, en la clinicadel Hospital de la Compañia ell Limón, 110 figura la framboesia y porcorrespondencia con el Médico Superintendente, 1I0S inform'lnlos deque últimamente no se ha recibido allí ningún enfermo atacadoide pian.

FIGURA N(\. 2

Pad~nte de I ~ allos (F. R.) :'iótense "'os elementos pa·pillo-costrosos caracterhticos del pii!.D.

Para detalle de información transcribimos dos de las historias cli·nicas de los enfermos estudiados:

F. R. joven de 14 años que en los dos años anteriores residió enlas haciendas San Alberto, El Encanto, La Esperanza y en los últimossiete meses en La Perla, (Siquirres). Antecedentes hereditarios sin im­portancia. Tuvo las fiebres eruptivas propias de la infancia y ha pade­cido de paludismo y ankilostomiasis. Sin alteraciones generales ningu­nas, notó la primera manifestación de la e"fermedad por una pequeñavesícula en la comisura derecha de los labios, lesión que apareció unmes antes de su entrada al Hospital, (12 Stbre. de 1932) y que al

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crecer, se cubrió de una costra espesa hasta alcanzar el tamaño quepresenta en la fotografía. Elementos parecidos brotaron luego en lacara, cuello, en la espalda, y más raros en las extremidades. El exa·men clínico muestra un enfermo en relativo buen estado: no estáanémico. Conjuntivas sub·ictéricas. Lengua saburral; dentadura enbuen estado. Corazón y pulmones negativos. El bazo no es percutible

¡'IGUI<,A Nu. 2

J\lismo enfclmo de la fologlaO;¡. antcrlor. La pápula

má~ grande de la espalda pare<.c ser el chancro inicial

(Buba Madre).

y el higado está normal. Los ganglios linfáticos cervicales, epitroclea·res e inguinales están muy hipertrofiados. localizados en la piel, espe·cialmente en la cara y en el tronco, presenta 66 elementos papulo·costrosos, característicos de pian, el más grande de los cuales, queparece ¡er la buba madre, está en la espalda. No hay ninRún elementoen el cuero cabelludo. Reacción de Wassermann tttt· Tratamiento: En elcurso de siete semanas recibió seis inyecciones de Neo Salvarsán, quecuraron todas las lesiones cutáneas, quedando en algunos sitios cica­trices pigmentadas.

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-M. R. N.: Niño de 5 años que nació en Chomes, provincia dePuntarenas, pero que ha vivido desde la edad {le dos meses en dis­tintas fincas de la zona atiántica, residiendo el último año en la fincaMontecristo. Interesa apuntar que el padre y dos hermanitos estánatacados de pian. La enfermedad comenzó 5 meses antes de su in­greso al hospital (28 de Mayo de 1932) por una erupción vesiculosaen distintas zonas tegumentarias que obligaban al enferm'l por el pru­ritn a rascarse, tomando luego las lesiones formas papulo-costrosas.

FIGURA No. 3

Nil'la de 12 años. Elementos papulo-costrosos

muy finos. Vhse la disposición circina.da delcuello.

Examen clinico: Niño anémico, mal nutrido; lengua limpia, buena den­tadura. Corazón y pulmones normales. Higado grande. Bazo negativo.En la piel, especialmente de la cara, presenta el enfermo lesionespapulocostrosas, algunas de las cuales tienen sus bordes circinados ypor su extensión presentan un aspecto serpiginoso. Algunos de estoselementos están cicatrizados, quedando en su lugar, una mancha pig­mentada. En ios 'bordes del ano hay dos ulceraciones que tienen elaspecto de papilomas: no están cubiertas por costras y despiden unolor fétido. Hay reacción linfatica en los ganglios sub-maxilares, inqui­nales y epitrocleares. No hay ningún elemento en el cuero cabelludo.

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R. de Wasermann tttt. El tratamiento arsenicallogró la cicatrización detodas las lesiones cutáneas.

El diagnóstico de todos estos enfermos lo hicimos, además \telaspecto clinico característico de las lesiones evolutivas de la framboe·sia, constatando la presencia del treponema de Castel1ani en el exu­dado de las lesiones frescas, muy fácil de reconocer con el ultramicros­copio, medio que permite notar la diferencia morfológica que distingueal germen del pian del treponema de la sílilis. También hicimos biopsias

FIGURA No. 4

Niño de 5 aftos (1\'f. R. N.). Disposición cirei­nada de las lesiones de la freDte.

que nos permitieron estudiar la histología, logrando en muchas seccionesla coloración de los treponemas que se impregnan con la solu::iónargentica de Levaditi, obteniendo asi preparaciones muy bellas.

El estudio de las biopsias de nuestros enfermos nos permite re­sumir la histopatologia de las lesiones cutaneas de la framboesia, delmodo siguiente:

La epidermis cubre toda la superficie de ia papula. En la capasuperior del epitelio, las células conservan, en parte, los núcleos, y 110

se transforman ell las escarnas queratinizadas que normalmente formanel estrato córneo (paraqueratnsis). La red de Malpighi (estrato espino­celular) está lIluy gruesa, especialmente en la punta de la pápula,donde es tres veces más gruesa que en las partes laterales. Las parlesinterpapilares del epitelio se encuentran alargadas y han invadido elcorium, formando estructuras retiformes. El pigmento del estrato basal(melanina) va disminuyendo hacia la punta de la pápula hasta desa-

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parecer casi totalmente. En el c¡¡rtum se en2uentran numerosas célulascon ~igmento (melaróforos).

En la cima de la pápula se encuentra una erosión superficial, que

FIGURA )'JUMERO 5

Papapulas ukerusas del hOlde del ano del mismo en­

fermo de la fotografía alltedor que tienen aspecto de pa_

piloma,. (CandiJoma).

destruye la mitad superior de la epidermis. La superficie de esta ero­sión está cubierta de una costra que consiste en suero, fibrina, detrito

FIGURA No, 6Las lesiones de los talones y de la plantjl. del

pie son hs más pelSistentes de la framboesia.

y leucocitos polimorfonucleares. El epitelio, debajo de la eroslOn, hastael estrato basal, está infiltrado de numerosos leucocitos polimorfonu·cleares, que en parte, forman pequeños abscesos intraepidérmicos.

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El corium está edematoso. En las c~pas subpapilares se encuentrauna infiltración difusa de células de plasma, linfocitos y numerososleucocitos polimorfonucleares, entre ellos algunos eosinófilos. Hay pocascélulas cebadas (basófilas). La infiltración disminuye hacia las capasprofundas del corium. En éstas, se ecuentran algunas infiltracionesperivasculares de células de plasma y linfocitos. No hay· alteraciones

A

FIGURA No. 7B

A.-Corte histológico de una p!ipula coloreada con el método de J.evaditi.B.-Frotis del exudado de una pápula teñido con el método de Fontana

Tribondeau: Obsérvese la morfología del treponema de Castellani.

de los vasos sanguineos. No se encuentran ni células gigantes ni neocrmis del tejido.

Las fibras elásticas están disminuidas en la capa subpapilar y seconservan ero las capas profundas del corium.

Los treponemas (impregnación con argento según Levaditi) seencuentran en gran número entre las células epiteliales, debajo de laerosión, disminuyen hacia el estrato basal y son muy numerosos enlos pequeños abscesos intraepi jérmicos y en sus alrededores. En laspartes de la epidermis que no están infiltradas de leucocitos, no seencuentran treponemas; tampoco existen en el corium.

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TRYPANOSOMIASIS BOVINA EN COSTA RICA

Por T. 'Ion aOLOW

(Trabajo del Departamen/o ik Pa/%gi.

Ikl C",lrn .Nodonal J, Agricultura.)Breves datos históricos

~ A primera observación de un flagelado parásito. en la sangre de~ un vertebrado es debida a Valentln, que lo encontró en la san·

gre de la Trucha (Salmo (ario) en el año 1841. Según Laverány Mesnil, (1) el flagelado observado por este autor no fué un verda­dero Trypanosoma, sino un Trypanoplasma, género vecino. Dos añosdespués Gluge, Meyer y Gruby observaron un verdadero Trypano­soma en la sangre de las ranas. Gruby bautizó el parásito por éldescubierto con el nombre de Tyrpanosoma, que significa cuerpoen forma de taladro. (2).

En 1880, estudiando una enfermedad que ataca los caballos dela India, conocida con el nombre de "Surra", Evans de~cubrió en lasangre de los caballos enfermos el primer trYDanosoma patógeno. (3)

La vla quedaba abierta y en los años subsiguientes los descubri­mientos de trypanosomas, patógenos o nó, se han multlpultlplicado apunto que hoy casi no existe un solo género animal en cuya sangreno se hayan encontrado trypanosomas.

El primer trypanosoma causante de una enfermedad humana fuéencontrado por E. DunoN en los enfermos atncados de la enfermedaddel sueño en el Africa, y en curso del año 1901. (4)

Hasta 1901, no se conocia la existencia de trypanosomiasis enAmérica, pero en ese mismo año, el Dr. Elmassian, Director del Ins·tituto Bacteriológico de Asunción, estudiando la enfermedad de loscaballos conocida en Sur América con el nombre de .. Mal de cade·ras", encontró en la sangre de los caballos atacados del mal un trypa·nosoma, que se demostró ser el agente causante de la enfermedad. (5)

Posteriormente se han descubierto en Sur y Centro América, otrastrypanosomiasi., atacando los caballos. En Venezuela, Raf. Rangel estu­dia la enfermedad allá conocida bajo los nombres de "Peste boba" y de"Derengadera", y descubre que e~ nroducida por un trypanosoma (6).En 1905, S. T. Darling, constata la presencia de otros trypanosomas enlas mulas de Ancón, (Panamá) atacadas de "MorrIña" (1).

En el ganado vacuno la primer trypanosomiasls fué constatada porLéger y Vienne en ganado de la Guayana francesa en el año 1919En 1926 Fabre y Bernard constatan nuevos casos en la de Guadalupe

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En la República Argentina el prlmtlr caso de trypanosomiasis bovina fuéencontrado por Dios y Zaccarini (8).

Mesnil, en 1928, hace un nuevo estudio sobre la trypanosomiasis bo·vina de la Ouadalupe e identifica el trypanosoma causante como pertene­cieute al tipo Cazatboui.

Finalmente, en 1931, Uribe señala la presencia de la trypanosomiasisbovina en el ganado de Colombia y PI~ta OuerrNo, en el mismo año,lo identifica como perteneciendo también al grupo Ca;~alboui (9).

No sólo trvpanosomas patógenos para los animales se han encontra­do en Sur América, sino también para el hombre. Es, sin duda alguna,uno de los más bellos modellls de investigación c1enUfica, de método yde técnica, el trabajo que condujo a Carlos Chagas al descubrimiento eidentificación del trypan030ma causante de la enfermedad vulgarmenteconocida en el Brasil con el nombre de "Opllal;ao" (lO) y que en justo ymerecido homenaje al sabio brasileño lleva hoy el nombre de enfermedadde Chagas.

A pesar de ser tan grande la contripución cientifica aportada a laprotozoologia y a la parasitologla, y tantos y tan Importantes los trabajosllevados a cabo en ese dominio por el Instituto Oswaldo Cruz,es sin duda e-te trabajo sobre la trypanosomiasis humana americana, eldescubrimiento más importante llevado a cabo por este centro cienUfico,hon(a del cO"tinente americano.

Posteriormente al decubrimiento de Chagas, la tr~panosomiasis

humana americana ha sido constatada en muchos otros paises de Amé·rica: en San Salvador (O. Segovla. 1913) En Venezuela (E. Tejera, 1919)En el Perú (Escomel,1919) En la Rep. Argentina (Muhlens, Dios, Zuccari·ni, Oyarzabal, 1924, Mazza 1926) y, finalmente, en Panamá (J. H. Miller,1930) (11). No cabe duda de que un día u otro ha de ser identificadatambién en Costa Rica.

LA TRYPANOSOMIASIS EN COSTA RICA

No hay posibilidad de saber cuando se presentó en el país el primercaso de Trypanosomiasi3 bovina. dato que hubiera sido de gran importan·cia para establecer positivamente cual fué el modo de su penetración enCosta Rica. Desgraciadamente, la manera de ser de nuestras gentes, no esla más apropiada para obtener tales datos. Es seguro que antes de que elCentro Nacional de Agricultura recibiera la primer consulta o informaciónsobre la existencia de esa epizootla en el pals, hacia ya algunos años quehabla pentrado en los hatos nacionales. Es pues, necesario contentarnosen este domino con hipótesis y nunca se logrará saber con exactitud cuandoaparecieron los primeros casos.

Oficialmente, desde mi entrada al Departamento de Patologia delCentro Nacional de Agricultu;a, fué el 15 de septiembre de este año, quese recibió el primer informe de haberse pre~entado esta enfermedad enSarchi de Orecia. Pero hay que advertir que, habiéndome yo trasla­dado ese mismo dia a ese pueblo, se me informó que en los meses

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70 REVISTA MEDlQA

anteriores la enfermedad habla sido causa de la muerte de mas de 60reses. No fué sino entonces que los interesados resolvieron dar avisosi Centro de Agricultura. Este aruculo ya escrito un nuevo foco de trypa­nosomiasls bovina ha sido constatado en San Isidro de Coronado.

Síntomas

Los animales enfermos comienzan por manifestar escalofrlos, se lesvé el pelo erizo, la piel sin brillo y, en ciertos momentos buscan el calordel sol como si sintieran fria. La temperatura sube a 41 o a 42°, pero elanimal no pierde el apetito. Poco después, aparecen los primeros slnto·mas nerviosos, consistentes en dificultad para mover los miembros poste·riores y muy luego estos slntomas se acentuan de tal manera que elanimal, incapacitado para mover los miembros posteriores y aun para sos·tenerse en pie, se echa al suelo y en esa posición permanece hasta quemuere. Si se le acerca alimento yagua, come y bebe normalmente, apesar je lo cual enflaquece rapidamente.

Además de la parálisis de los miembros posteriores se puede notarfiebre. pero irregular; hay además inflamación de las glándulas sublingua­les, inflamación perceptible a simple vista y abundante emisión de saliva.Los ojos presentan cierto grado de congestion con algo <le exoftalmlay muy brillantes.

Agente causante

Todos los que han tenido ocasión de estudiar los trypanosomaspatogenos saben que el encuentro del trypanosoma en la sangre perifé­rica es excesivamente diffcil y que a veces en 20 o 30 frotls de sangre deun animal enfermo se viene a encontrar un solo parásito. Estos solo seencuentran algo mas frecuentes en las muestras de sangre tomadas' duran­te los ascensos de la temperatura, que por lo demás son muy irregulares,presentándose con intervalos de varios días. Hacia el final de la enfer­medad desaparecen casi totalmente de la sangre y es casi imposible encon­trarlos. Por eso no me desanimé al no encontrar ero varias decenas demuestras examinadas un solo trypanosoma, sino que seguí buscándolo has·ta que finalmente logré encontrar un ejemplar suficientemente tlpico pardpoder Identificarlo y constatar que, morfológicamente. corresponde almismo tipo de los trypanosomas encontrados en los bovinos enfermos deColombia y Venezuela, es decir, al tipo Cll2alboui.

Aunque el hallazgo del trypanosoma y la sintomatologia coincidianpara poder afirmar que se trataba de una trypanosomiasis, qulfimos llevarla investigación suficientemente a fondo para que ninguna duda pudierasubsistir respecto al agente causante.

Inoculación experimental

Hay un carácter muy típico de este trypanosoma y es que, contra­riamente a otros trypanosomas, inoculado a pequeños animalesde laboratorio, tales como conejos, cuilos, no reproduce la -enfer·medad. Sí es patógeno inoculándolo experimentalmente sea a otros

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bovinos, sea a los caprinos. La inoculación a pequeños animalesde laboratorio fué hecha por el Dr. Rotter, con resultado negativo.Era, pues, posible descartar la hipótesis de que el trypanosoma encon­trado fuera un simple parásito inofensivo, como tan frecuentementese encuentran en el ganado vacuno. Para confirmar aun el diagnós­tico, se inocularon 10 c. c. de sangre de una res enferma a una ca­bra, la cual, a los seis dias de inoculada, acusó la elevación de latemperatura tal como ha sido observada por los patólogos que hanestudiado la enfermedad experimentalmente en Sur América. Se tomaron

FIG. I

CORTE !JE Mi,nULA ESPINAL UE UN ANIMAL MIJEI:tl"U E:'>l GRECIA

Prltparaci6n amablemente facilitada por el Dr, ,V. Rottee

L. E. Canal óe la Ependyma. V. S. : Vasos lSanguincos con nlu)'neta infiltración perivascular.

varias muestras de sangre de la. cabra y también se encontró el trypanoso­ma que se habia encontrado anteriormente en uno de los bueyes enfermos.El enflaquecimiento de la cabra era notorio a los paces dias y, ha­biendo obtenido el resultado que deseábamos, resolvimos tratarlacon Naganol, el especifico de las Irypanosomiasis animales. Se leaplicaron las dosis correspundientes a su peso y actualmente la cabraestá oerfectamente bien.

Tratamiento de prueba

Como acabamos de decirlo, la cabra fué curada de su Irypanoso­mlasis por las inyecciones de Naganol, y el mismo resultado se obtuvocon un buey de un vecino de Sarchi, al cual se le aplicaron las inyeccio­nes con el mismo éxito, pues curó. Sabido es que en. medicina,

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estos tratamientos son verdaderos medios de diagnóstico cuando ésteestá incierto. Si no se hubiera tratado de IIna trypanosomiasis, la evolu·ción de la epfer.l!edad, tanto en el buey como en la cabra. hubiera seguidoy habrian muerto, ya que lodos los animales que ha atacado la enfer·medad han muerto. Por el tratamiento de prueba por medio del Na­nagol, tuvimos, pues un dato más, y muy importante, para confirmarel diagnóstico de trypa:Josomiasis.

Anatomía patoJógica

Tanto en las trypanosomiasis humanas como en las bovinas, uno delos caracteres, anatomo·patológicos que con más constancia se obser­van es una fuerte mononucleosls en la sangre de los pacientes.Procedimos, pues, a hacer el recuento diferencial en los frotlis de san·gre que habiamos recogido en animales enfermos espontáneamentey en la cabra inoculada experimentalmente y obtuvimos los siguientesresultados:

Buey de la finca San Jerónimo. 15 Sept. 19~3.-EI animal tiene yatotlllmente paralizado el tren posterior de manera que permanece echado.En uno de los frotis, se encuentra un trypanosoma. Recuento diferencial:

Neutrofilos 63.5°/0Busofilos . . . . • . . . 1,8 '/,

I Eosinofilos.. .. .. 0,0 'l.

Polinucleares\65'/'

Mononucl.35%

TransicionaJes... 0,0 %

Linfocitos .... , . . . 6,0 DIoMononucleares... 29,0 %

•Buey de Sarchí. - Mismos síntomas que el anterior. Recuento

diferencial: '.'

MononucJ42'/0

Polinucleares \. Neutrofilos 52 n/o5fi% "B3S<¡fiI0S.......... 0 %

EosillofiJos , 6 %

Transicionales.... 0 %

Linfocito~.... .•.• J21'?0Mononnel , 30010

Cabra de razu común. (Sana). El 29 de Setiembre se le Inoculansubcutáneamente 10 c. c. de sangre procedente de una vaca atacadade la enfermedad.

Recuentos differenciales: 1 o 2 X 33

p rnueleo,es \ Neu!'ofilos 50.0 'loo '54'/ . Bosofilos........ 0,0 'l.

o ( Eosinofilos...... 4,0 %

Mononuclers46'/,

Linfocitos. . . . . .. 14,0 %

MononucJeares... 32,0 0/.

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2" H. X. 33

Pol inucleares ~25,5';.. /

Neutrofilos. . . .. lSP l) loBasafilos..... , " 0,0 %

Eosinofilos...... 7,5 '1'

Transicionales .. ' 0,5 olo

Mnnonucl \i¡ Linfocitos. o" , •• , 24,0 ajO74,50/0 Mononucl. 45,Q '3/0

Como puede verse por estos recu entos, la mononucleosis es eleva'dísima y su existencia viene en apoyo del diagnóstico de trypanosomia.siso

Teniendo como tien.e esta enfermedad sU localización principal enel sístema nervioso, hemos examinado cuidadosamente cortes de la mé­dula de animales enfermos. Estos cortes fueron preparados por el Dr.Roller quien, muy amablemente, me los trasmitió.

La lesión mas manifiestaque se nota en estos corteses una intensa infiltraciónperívascular como lo de­muesll a la Fig. 1. Es estalesión constante en la try­panosomiasis humana. Aúncuando se la encuentratambién en otras afeccionesde sistema nervioso, unidaen el caso presente a losdemás síntomas, es de granvalor para apoyar el diBg­nóstico de trypanosomiasis.

Son remarcables tambiénlas intensas lesiones quese encuentran en las célu·

He;. 2 las nerviosas de la médula,ATROFIAS lH!: LAS CkLULAS NERVIOSAS nE LA !>lEüt.:LA La fig. 2 muestra dos eélu.Preparaciones procedentes de una de bo; reses muertas las completamente altera­en Grecia yamablemente facilitada por el Dr. v,,"', Rotler das. La marcada con la letra

En A, atrofia tota1 del núcleo y nucleol8; los pro·longamientos dendríticos altofiados, pero el cilindro-eje A. muestra atrofia total delse conserva, En B, atrofia parcial del núcleo y nucleola. núcleo y nucleola. Igual­Cilil1dro-eje y dendritas totalmente atrofiado;", te se encuentran h)talmen.

te atrofiados los prolongamientos dendriticos; el cilindro-eje se con­serva. La marcada con letra B presenta atrofia parcial del núcleo ynucleola; el cilindro eje y las dendritas están completamente atrofiados.

Conclusiones:

I.o-La epizootia que ha atacado el ganado vacuno en diferentesregiones del país, es una trypanosomiasis bovina, del mismo tipo quela observada en Colombia y Venezuela por varios investigadores.

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2.0-Las curvas de temperatura, el cuadro clínico que presentan losanimales enfermos, el hallazgo del trypanosoma en la sangre de anima·les expontáneamente infectados y en la de la cabra inoculada experl·mentalmente; la no trasmlsibilidad del agente patógeno a los animalespequeños de labor~torio,como conejos y perros, pero si a la cabra, lasmanife~taciones anatomo·patológicas. especialmente la muy acentuadamononucleosis, las lesiones encefalo·medulares, la acción favorablesobre la evolución de la enfermedad producida por el Naganol, esreci·lico de la trypanosomiasis, son las bases que me han permitido hacerel diagnóstico de trypanosomiasis bovina.

3.°_ Hasta ahora el conocido mas importante foco de la enfermedad seencuentra en el cantón de Grecia.

4.0-No hay datos que permitan saber con seguridad cual fué lavía que siguió la trypanosomiasis bovina para penetrar al pals, peropuede suponerse que haya sido importada por los animales de razaZebú, que han sido traldos del exterior, como ha ocurrido en Venezue·la. Puede también h~ber entrado con ganado de Venezuela o Colombiaintroducido al pais posteriormente a la aparición de la epizootia enesos paises.

5.0-No conociéndose exactamente el agente que trasmite la enfer_medad de los animales enfermos a los sanos, pero habiendo lugar desuponer que ese agente es un tábano o algun dIptero vecino, la únicaprofilaxia que cabrIa, seria el desmonte intenso, para privar a los tába·nos de sus refugios y desarrollo en la maleza y el aislamiento comple·to, a prueba de moscas, de los animales, y esto tan pronto como los prime­roS sintomas se manifie&ten.

Recientes investigaciones practicadas por L. H. Dunn (12) parecendemostrar perentoriamente que el murciélago es capaz de trasmitir latrypanosomiasis de caballo y mulas en Panamá. Si lo mismo ocurrieracon la trypanosomlasis bovina, el problema de la profilaxis se enconotrarla singularmente simplificado.

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MEDICINA. LEOA.L

REVISTA MEDICA

COMENTARIOS S~E LESIONES

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Preliminar.

Por el DR. ] OAQuiN ZXLE06N

Médico Forense de San José.

í A aptitud para ejercer funciones médico foreuses, deriva del hecho~ de ser incorporado en la Facultad de Medicina de Costa Rica al

tenor del A rt. 2 de la Ley de Médicos Oficiales. De suerte que, ennuestro país, la especialización no constituye un requisito "sine quanon", para actuar como perito legista ante los Tribunales. La vigenciade una anticuada legislación explica el fenómeno. La Ley de MédicosOficiales es de reciente promulgación, pero fué copia, casi textual, deleyes y códigos del siglo pasado. La pequeñez de Costa Rica no estampoco propicia para el desarrollo de especialidades improductivas. Portales razones, he creído oportuno, exponer sucesivamente, una serie decomentarios médico legales, sobre diferentes tópicos que se presentan~n la práctica. Son eJ fruto de nuestra experiencia durante varios años.Quizá presten alguna utilidad a Íos colegas novicios que de la noche ala mañana, aparecen investidos con el carácter de forenses, sin otrosrecursos que los conocimientos generales de Medicina Legal, adquiridosen la Universidad extranjera que los diplomó.

lesiones; definición.

Como el capítulo de Hlesiones", en la práctica es el más vasto, adre.de, he comenzado por él. Representa, aproximadamente, un 75% de loscasos que ocurren.

Todos los atentados contra la vida y la salud se engloban, en Me­dicina Legal, con la palabra "lesiones". Cualquier traumatismo, sin dis­tinción etiológica está comprendido en el vocablo: heridas cortantes,contusas, por arma de fuego, fracturas, dislocaciones, esguinces, contu­siones, electrocuciones l quemaduras, asfixias, accidentes diversos. deltrabajo, malos tratos a los niños etc. Esto en lo que se refiere a causastraumáticas propiamente dichas. En la mayoría de los demás países es­pecifican ° dan a entender que éstas deben actuar en forma violenta(F~deré). No obstante, el concepto moderno de la expresión genérica"lesión" es más amplío y comprende también cualquier alteración, delcuerpo o de la salud de un individuo. por leve que sea, (Arret de la

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Court de Lyon). El art, 257 del Código Penal vigente define la lesiónbasándose en lo expuesto. Es interesante para el médico costarricen- e

cono;erlo ya que. muy a menudo, en funciones forenses, recibe lacónicasórdenes de reconocimiento concebidas en los siguientes términos: HSír-vase reconocer las lesiones de y remitirme a la mayorbrevedad su dictamen respectivo", Pues bien, esas "lesiones" son lasque señala el Art. 257 t qúe nos permitimos reproducir dada su impor­tancia:

"Para los qulos de la Ley Pe1lal se comprende bajo el nombrede lesi01us no sólo las ken·das~ excoTiatiolus, contusi01US, frac­turas, dlslocaciones y quemaduras. sino toda aiteratidn de lasalud y cualquier oirtJ dallo que de/e huella o resultado en elluerpo humano, si tales ifellos son produtidos por una lausa oagente exter1los".

La amplitud, muy justificada, concedida a la definición, ofrece enla práctica, no pocas dificultades para el médico dictaminador, comopara el juez instructor. "La alteración de la salud" es un concepto am·bigUo que se presta como excelente medio para ser objeto de simulacio­nes, en cuanto a la verdadera naturaleza de la lesión, su etiología ysu gravedad. Confirmar o negar 'una alteración de la salud establecien­do su origen real es un serio problema para el médico; en efecto, lasenfermedades concomitaI)tes de los traumatismos en ciertos casos, laimposibilidad absoluta de precisar concretamente las causas intrínsecasde determinados estados patológicos en otros, engendran tal perplejidaden el facultativo que, en definitiva, concluye por adoptar el sabio yprudente principio de u en la duda abstente". El resultado es una va·guedad desconcertante del informe pericial y en consecuencia queda nu­lificada la acción de la justicia. Para explicarnos mejor citemos un casorecieote tramitado por una de las Alcaldias de lo Penal: U na mujerdenuncia élnte dicha oficina el hecho de encontrarse con enfermedad ve­nérea contagiada voluntariamente, según su decir por su ex·amante. Laalcaldía admite la acusación y da comienzo a la sumaria de acuerdo con10 que dispone la definición de lesiones (alteración de la salud de causaexterna), Se cita a declarar al médico tratante del acusado, y aquí sepresenta el primer tropiezo: el facultativo se niega a hacerlo por impe­dirselo-según su modo de entender-el secreto profesional. Igual cosasucede con el Laboratorio de Salubridad qne a su vez, rehusa propor­cionar los datos respecto a una reacción de Wasermann hecha al acu­sado en la fecha que snpone ocurrió el contagio, Para qué seguir? Cadadiligencia intrincaba más y más el problema. Sobre qué bases podríadictaminar el forense en cuanto a la fecha posible del contagio, la épo­ca en que estuvo con el accidente primario el acusado etc.? Nada pudoenclarecerse, todo quedó en el misterio y burlada la justicia. Se dijoentonces por parte de los altos funcionarios de Sanidad que era precisolegislar sobre el delito venéreo. Pueda que así sea, pero y la difiniciónde la lesión según el art, 257 en que queda, pregunto yo? Una enfer·

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medad venérea no es una alteración de la salud de caUSa externa? Esposible que el secreto profesional sirva de escudo para amparar la de­Jicuencia? Ha sido bien admitida la socorrida excusa por parte de laautoridad judicial que instruía el sumario? Somos profanos en asuntosde leyes, pero francamente los procedimientos nos parecen muy extra­ños y en desacuerdo con la definición de lesiones. Es por esto que he·mns traído el caso a cuentas, porque es 10 más sencillo que podría ci­tarse para confirmar nuestro comentario de que las alteraciones de lasalud de causa externa presentan tantas dificultades para probarlas ydictaminar su origen que quizá valdría la pena separarlas de la defini­ción y hacerlas objeto de leyes especiales aplicables en cada caso. EnCuba y en Alemania han sido promulgadas las respectivas leyes sobreel contagio venéreo. En Costa Rica, si mal no recuerdo, existe un pro­yecto en la Cámara sobre esto mismo, pero duerme y no sa hemos cuan­do despertará.

El dictamen médico legal en las lesiones.

El juez instructor solicita del médico un informe pericial lo máscompleto posiblf', Para cumplir el delicado cometido hay que procedersin apresuramiento, sin prejuicios, con serenidad, minuciosidad, obser·vación y orden. Las heridas deben limpiarse, observar con lente losbordes. Anotar la localización exacta, tomando Como punto de partidaelementos anatómicos conocidos. Por medio de un centimetro efectuarlas medidas: largo, ancho, profundidad, diámetros, ángulos etc. En lasheridas por arma de fuego es muy importante medir los ángulos deincidencia para luego deducir la dirección del disparo. No deben olvi·darse los cuerpos extraños que puedan enContrarse en las heridas (reci.<Iuas de tierra, pelos, otras suciedades) pues tienen en ciertos casospi:rticular interes para el diagnóstico (Heridas cortantes y contusas enel cuero cabelludo, la frente, región surciliar). La descripción de lasheridas debe ser lacónica, pero clara, concisa. Suprimir adjetivos profanos es un buen consejo. Recuérdese que los abugados son astutos enjuegos de palabras y la acusación como la defensa acuden a otros mé.dicos para ilustrar sus respectivas tésis. Las frases cortas, ~in ropajesliterarios, .son las preferibles para eliminar bs puertas de entrada y sa..lida que avidamente buscan las partes.

Enumeraetas y descritas las lesiones sin omitir h indicación de los ór..ganos interesados, (comprendiendo las ropas si es del caso), el estadogeneral del herido, edad, sexo. taras orgánicas y enfermedades concu~

rrentes o anteriores al traumatismo, viene la parte más importante deldictamen: las conclusiones. El instructor necesita datos concretos sobrela naturaleza de la lesión, mecanismo de acción del agente traumático,duración de la incapacidad para el trabajo o también tiempo que tardaráen sanar, consecuencias resultantes en el funcionamiento alterado de losórganos interesaáos, deformaciones persistentes, pérdida de sentidos, delas funciones orgánicas, impedimentos, si la vida a estado en peligroj

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esto en 10 concerniente a lesiones traumáticas propiamente dichas. Entratándose de una alteración de la salud el médico deberá. esforzarse valién­dose de todos los medios que le brinda la Ciencia, en determinar su Vt r·dadero origen. Caso de muerte. hay que establecer si ésta es la resul­tante de las lesiones o si otros factores independientes han podido con·tribuir a producirla directa o indirectamente.

Una llamada de atención

Grávese el médico en la memoria que, antes de formular una cona

c1usi6n, debe meditar a conciencia la exactitud científica que la respalda.Los errores son posibles y, de comprobarse, honradamente deben Corre..

girse. Tienen las conclusiones tal trascendencia que son, como si digé­ramos, la l1ave que abre la puerta del camino que tomará el procesojudicial. Es la primera clasificación de la lesión, que toma la Cienciacomo punto de partida. Conciulr si una herida sanará en diez u oncedías es muy delicado. Es nada menos que la distinción de la falta yel delito, de la simple multa menor o arresto y el presidio.

Bases de las conclusiones

Hay dos puntos de vista. fundamentales, a nuestro modo de ver,que constituyen la base de las conclusiones:

1.0 Analómuo.-Como lo indica la palabra, se refiere a los órganoslesionados y su importancia; el grado y modo de ser del traumatismode acuerdo con la descripción de las heridas.

2.0 Funciona/.-Las alteraciones en el funcionamiento normal delos órganos, muchas veces la abolición total de la función, resultan dela acción directa o indirecta de los agentes traumáticos. La importanciade la {unción perturbada, su grado de alteración. es un elemento valio­so no sólo en el pronóstico, inmediato o lejano, sino que es la clavepara estatuir la incapacidad para el trabajo.

Los dos aspectos: anatómico y funcional de las lesiones, determi·nan la naturaleza y la gravedad. La primera es consecuencia de laclase de agente traumático actuante: físico, químico o biológico. Lasheridas son en tal sentido: contundentes, contusas, incisas o cortantes,punzantes, desgarrantes, (producidas por instrumentos romos) produci­das por la acción del fuego, trio, electricidad, gases, inoculación micro­biana o acción de otros agentes patógenos. Son, en general, de fácil

,distinción, por los caracteres que les son propios. Llamemos la aten­ción sobre las heridas contusas del cráneo, de la región frontal, de lospómulos y en especial de los rebordes orbitarios, que simulan a pri·mera vista una herida cortante. Un examen a la lente y la presenciade partículas extrañas (tierra, pelos) facilita el diagnóstico.

De la gravedad nos ocuparemos al tratar del tiempo que tardanen sanar las lesiones.

Las heridas son accidentales, homicidas y suicidas; excepcional·mente simuladas y 'Voluntarias. En algunos CasoS poseen signos distin-

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tivos patognümónicos (doble corte en los suicidios por degüello) enotros es imposible la diferenciación desde el punto de vista médico le·gal. El aspecto anatómico y el funcional orientan el diagnóstico. Enlos textos clásicos se encontrará todo lo referente a estos capítulos.

Tiempo que tardará la lesióa en sansr.-Incapacidad para el trabajo

~n la práctica, formular esta conclusión ofrece bastantes dificulta­des, no porque desde el punto de vista estrictamente médico· quirúrgicolas haya, sino por la incompatibilidad que existe entre la Ciencia y laLegislación Costarricense. Los Códigos son, por lo general, obra de eminen­tes jurisconsultos que ignoro por qué motivo prescinden de consultar alos médicos cuando van a legislar sobre MedUina legal. De aqui quela clasificación de las lesiones para determinar la penalidad no secompagina con la verdadera gravedad científica, como lógicamente de­biera ser. Expliquémonos con un ejemplo: Supongamos una contusiónleve que se acompaña comunmente de edemas y equimosis. No podríadecirse que ha s;lOado mientras persista alguno de los dos signos. Pro·bado está que las equimosis desaparecen, en termino medio, al cétbode diez a veinte días. Veamos 10 que dicen las autoridades en la ma­teria: DtJVERGIE afirma que las equimosis son azules al tercer día.verdes del quinto al sexto, amarillas al octavo y desaparecen del déci­mo al duodécimo día. TOUR DES opina que tardan de doce a diez ysiete días. T ARDIEU afirma que la desaparición de las esquimosis ocu­rre entre el décimo y el vigésimo quinto dia. DITRICH en su Manualsostiene que al quinceavo día (Tratado de Medicina Legal, J.. TOINOT,pág. 298). En resumen, la mayoría de los autores opinan que unaequimosis no desaparece antes del décimo día, siempre que se trate,por supuesto, de las superficiales. Las profundas, con hematomas, enindi viduos debilitados, específicos. ancianos, etc., tardan mucho más.¿Pueden considerarse estos traumatismos como leves? La respuesta tieneque ser afirmativa. ¿Qué penalidad sería la justa? Igual respuesta; laque contempla el arto 554. Pero si el forense se atiene a su verdadcientífica, tendría que poner de diez a veinte días para sanar a unacontusi6n leve, a una herida contusa también leve, a una herida con­ligera pérdida de substancia, de carácter igualmente leve, etc. Quieredecir que existe una deficiencia fundamental en la legislación y quedebe corregirse cuanto antes. Mientras tal suceda los médicos peritosestán en la obligación de interpretar el espíritu de la ley. La penalidadleve para la lesión leve. la mayor para la grave y la mortal.

Aspecto legal. -Nociones de Derecho indispensables

Corno los médicos, en regla general, no estamos familiarizados conlds cuestiones de Derecho, ni aún con las que nos incumben directa­mente al desempeñar ciertas funciones ante los Tribunales, trataré deexplicar, en términos claros, el alcance de la penalidad a que puedendar origen las conclusiones médico-legales de un dictamen, de acuerdo

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con nuestro Código. Si, pues, el médico se ve obligado a interpretarla ley. adaptándola a la ciencia médica al efectuar la primera c1asifi.cación de las lesiones, es necesario que se eneuentre bien al tanto dela jurisprudencia respectiva. Esto le hará comprender el por qué delas cuestiones que le plantea el Alcalde o Juez instructor y en esaforma dictaminará más consciente y con más acierto.

Todo se reduce a cinco artículos del Código Penal: N~· 544. 257,558, 559 Y 560: El primero (544) se refiere a las lesiones que tardandiez o menos días. en sanar. Son las faltas~ que corresponden a 10 queen Medicina gen(;;Tal llamamos heridas leves. Se castigan con arrestoo multa menor en cualquiera de sus grados. El arresto puede ser deuno hasta 180 días como máximo. Puede Ser conmutado en multa arazón de dos colones por día de arresto.

Las lesiones que tardan más de diez días en sanar o que deter­minan una incapacidarl para el trabajo por igual tiempo, impedimentospersistentes, deformaciones, pérdida de órganos importantes, de senti·dos, de la incapacidad para engendrar, para el lenguaje o que hubierenpuesto en peligrQ la vida del ofendido, son consideradas como delitosporque son infracciones penadas con prisión en cualquiera de sus gra..dos o con cualquiera de las puniciones que establece eJ arto 65. Laprisión oscila entre seis meses (mínimo del grado primero) y diez años(máximo del grado sexto) Arts. 257. 258, 259. 260.

Es innegable que éstas son cuestiones legales, pero que se refie·ren a la Medicina, y siendo así no puede admitirse qee las ignore unmédico en su calidad de asesor técnico de los Tribunales de Justicia.Al forense se le pide una clasificación de las lesiones, no ya dentrodel marco estricto de la Patología, sino con relación a la Jurispruden­del país en que se tramita. En efecto, esto se explica porque las leyesvarían sustancialmente de pueblo a pueblo. Lo que en Costa Rica esuna falta o lesión leve, se considera como grave en otra nación o vice­versa. Lesiones de más de diez y menos de treinta de incapacidad parael trabajo son penadas entre nosotros con seis meses a dos añus deprisión. En Francia son leves estas mismas lesiones. Enumeremos algu~

nos ejemplos a título de ilustración:

COSTA RICA. Leves: diez días o menos para sanar.

FRANCIA. Leves: veinte días O menos de incapacidad para el trabajo.

ESPAÑA. Leves: quince días de incapacidad. Menos graves: más dequince días. Graves: Incapacidad de más de noventa días.

ARGENTINA. (Arresto de seis meses a un año). Leves: incapacidadpara el trabajo menor de treinta días.

BOLIVIA. Leves: Cuando la incapacidad O la enfermedad fuere de 2

a 8 días.

CHILE. Leves son las que determinan enfermedad o incapacidad queno sobrepase treinta días, a juicio del Tribunal.

HONDURAS. Leves: Incapacidad hasta siete días.

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PARAGUAY. Leves: Incapacidad o enfermedad por más de cuatro díasy menos de treinta.

SAN SALVADOR: Leves: Incapacidad de ocho a quince días.NICARAGUA. Leves son las lesiones que no causan enfermedad o

incapacidad que no pase de diez días.VENEZUELA. El arto 393 castiga con arresto de diez a 45 días cuan·

do no hay enfermedad consecutiva a una lesión, o ésta no traeconsigo incapacidad.Obvio es alargar la lista para probar que las leyes médico foren·

ses presentan modalidades muy diferentes de un lugar a otro. La inter..pretación de los conceptos leve, grave, se establece como resultante dela enfermedad o incapa-::idad para el trabajo, defoTJl'Iaciones, perturba·ciones funcionales, impedimentos; pero bien se nota la divergencia decriterios. Las costumbres, la raza, la idiosincracia de los pueblos re·percute en sus leyes, sin tomar en cL:enta. muchas veces, los fenómenosbiológicos. El organismo humano, el ser viviente, obedece, sinembargoa leyes biol6gicas inmutables. La cicatrizaci6n de las heridas, la repa·ración del traumatismo cualquiera que sea su naturaleza, es obra de laacción vital que no admite convencionalismos. La pérdida de un órgano,de un sentido, del lenguaje, la deformaci6n persistente, la integridaddel tejido traumatiziildo, se operarán en igualdad de circunstancias bioló~

gicas, en la misma forma, que se trate de un costarricense, de un francéso de un chino. Diversas enfermedades, taras y constituciones o tempe­ramentos influyen en un sentido o en otro en el restabledmiento dela integridad orgánica y la incapacidad para el trabajo consecutivoi peroen ello no interviene la n.:J..cionalidad.

De lo expuesto se deduce que si las Jeyes presentan diferencias defondo en los diversos conglomerados del orbe. no acontece lo mismocon los organismos humanos considerados desde el doble punto de vistaanatómico y fisiológico. De tal suerte que para establecer la justa ar­monía entre la Ley y la Ciencia. ambas deben acercarse intimamentea la verdad. Esto es, que una lesión leve ante la ley por la penalidadque entraña, debe serlo a su vez, ante la ciencia. El llamado a hacerefectivo este elemental principio de justicia, es el perito médico, por­que él parte de una base real y s6lida que es la ciencia. Su condici6nprevilegiada de científico lo capacita ampliamente para dar una acertadainterpretaci6n legal al formular las conclusiones periciales, punto departida del proceso judicial.

Gravedad de una lesión

-?obre cual base firme se situaría el médico para llegar a una in­terpretación justa y que no esté reñida con la ciencia? Hay un sabioprincipio al cual siempre nos hemos parapetado en la práctica. Su valores incontestable y por tal motivo debe servir de guía en la clasifica­ción medico legal de las lesiones: nos referimos a la gravedad. Téngansepresente los dos puntos de vista mencionados: anatómico y funcional.

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Estos son los elementos básicos del pronóstico, de la gravedad, de lasheridas. La serieddd de un traumatismo deriva de la cantidad y calidadde los órganos afectados, asi. como de las {unciones alteradas. El nú"mero de días que tarda una herida en sanar como punto de partidapara la penalidad O clasificaci':'n de las lesiones eS absurdo. Ningunalegislación moderna lo menciona. La incapacidad para el trabajo o en­fermedad originada, es más apropiado y menos expuesto a simul~ciones

y a discrepancias entre la ley y la ciencia. El Art. 544 debería refor·marse en ese sentido; además aumentar el número de dias hasta veinte

'para armonizarlo con la verdad científica. Así los traumatismos leves(Contusiones, heridas contusas, quemaduras de primer grado, heridascon atrición de la epidermis y dermis) estarían comprendidos en estacategoría. El caso de heridas graves, pero que sanen o incapaciten parael trabajo por menos de veinte días, con ur.a penalidad incompatiblecon el daño, está previsto por el arto 259 cuando estatuye prisión ensus grados ugundo a cuarto sí hubiere puesto en peligro /a vida del ofen.dz·do. Por otro lado, existen ciertas lesiones de carácter leve. pero quetardan más de treinta días en sanar; me refiero a las fracturas simplessin desplazamiento de los fragmentos y en sujetos normalmente cons­tituidos. La ciencia establece un término de incapacidad para el trabajo,muy raras veces inferior a cuarenta días. Modificando el arto 260 demodo que la incapacidad fuera de veintiuno a cuarenta días, quedaríaremediado el mal. Al mismo tiempo el Art. 25q tendría que reformarseasí: graves serán las lesiones que incapaciten para el trabajo o que pro·duzcan enfermedad por más de cuarenta días.

Enfermedades que retar1lan la cicatrización

Es una noción clásica que ciertas afecciones constituyen un terrenodesfavorable para la repa!'ación de los órganos traumatizados.

La sífilis en primera línea; vier.en luego los estados de hiperglicemia,la rlesnutrición, la vejez. La especificidad es causa de una fragilidadnotoria de los huesos, de los vasos y de las mucosas. La sifilizaciónde las heridas se observa con marcada frecuencia en enfermos no tra­tados. Se instituye el tratamiento antiluético y el éxito es completo enpocos dias~ la herida sana sin renuer~cia. Dice Smith en su tratado deMedico Forense:

"Es forzoso admitir que en ciertos estados patológicosse rompen los huesos con una facilidad sorprendente, porej. en la asteo malacia, en el raquitismo. el cáncer y la sífi­lis, asi como en determinadas enfermedades nerviosas: la lo·cura, la parálisis general y la ataxia locomotriz. En la vejeztambién se fracturan con mucha facilidad debido a la dismi­nución de materia orgánica".

Los factores orgánicos, los patológicos que obran desfavorablementeen la cicatrización, existen a veces en los lesionados y si son anteriores altraumatismo, deben mencionarse en los dictámenes. Son elementos necesa·

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rios a la defensa como a la parte acusadora, según los casos, para plantearagravantes y atenuantes. Poseen gran útilidad para deslindar con pre·cisión la verdadera magnitud dJI daño. U na herida leve en un sujeto nor·mal, adquiere proporciones de gravedad en un sifilítico o en un diabético.La defensa alega, con razón, que esas afecciones. imposibles de apre..ciar por el acusado al inferir la lesión, son la causa del mayor tiempoen sanar o de la gravedad consecuti va. El juez sentenciador tendrá quetomarlas forzosamente en cuenta. A la inversa la ancianidad, la niñez,la desnutrición o debilidad orgánica, han tenido que ser notarles por

el agresor (agravante).

Simulaciones y heridos voluntarias

Hemos dicho que la penalidad de las lesiones se basa principal­mente en el tiempo que tardan en sanar, el1 la incapacidad para eltrabajo, i.mpedimentos, deformaciones, etc. Las partes interesadas cono­cen mejor que el médico, por estar aleccionarlas por sus abogados, estasbases del dictamen. En su afán de venganza recurren a las más inima­ginables argucias para exagerar la magnitud de las heridas, para des­viar el diagnóstico en determinado sentido: así por ej. hay quienmodifica el aspecto característico de las mordeduras mediante incisioneso cauterizaciones. Otros impiden la curación de las heridas insignificantes,valiéndose de la acción de cáusticos que las irriten, removiendo losapósitos, infectándolas, etc. Estos casos se presentan con más frecuenciaen materia de accidentes del trabajo. Las heridas voluntarias son másraras en Costa Ric.:l, pero existen. Las he constatado particularmenteen reconocimientos por ~stupros y por violación. En mi archivo conservotres casos sumamente ilustrativos que publicaré oportunamente. TenienrloJa .eravedad como norma para la clasificación legista, poco importan losobstáculos que opongan las partes a la cicatrización. Si se sospechanheridas simuladas, alteradas deliberadamente para aumentar la penalidad,no se salga el médico de su ciencia y base su dictamen ante todo t'nla seriedad del traumatismo. En cuanto a las lesiones voluntarias, há...gase un municioso interrogatorio para sorprender con tradiciones, dis.cordancias entre los caracteres constatados en la lesión y la clase ymecanismo de acción del agente traumático incriminado. No se le atri·buya mayor importancia a los signos subjetivos de dolor y perturbación(ullcumal que son el arma de combate de los farsantes. Con calma, confirmeza y con ciencia, se les descubre fácilmente la engañifa.

CONCLUSIONES

1·- Las alleradfmu de la salud de causa exli'rllG que me1lC'101la el arl.257 del Código Penal, SI presltl1l ~1I la prdclica a prousos illfi'uduosos. &,-ia

preferible 1111a legislación especial jm'a Ilaler/lIs ifalii!as. Urge la Ley soh-eel delito v~ll¿reo.

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2-h'xiste una disparidad tntre el grado de jJunicióll que eslaó/tu elCódigo y la gravedad de las lesiones. calisa de la ituapacidad para el traót~i(J

J' el tiempo en sanar, considerados desde el punto de vista eslrle/amente fio/,­

tífico.3-Para remediar tal dificienda proponemos reformar los Arls. 544.

258, 259 Y 260, en la siguiente fo,-ma:Arl. 544: Las lesiones que incapaciten para el traóajo por veinte días

o menos se,-án leves y castigadas COll multa menor o arres/o. (Suprimimosi".!endona/mente las expresiimes Ula1:den e1~ sallal". por cOllside,-arlas in~r(J"

¡nadas y causantes de numerosas slmulactones. ast como de pl'ululas de '/asparles con o sin razón).

4--Las lesiones que incapaciten para el trabajo por más de veinte díasy metlOS de cuare71ta y 1Ino, serán reputadas me710S graves, y telldt'áu la pe.llaNdad que setlala el Art. 260.

5- Graves serán las lesiolles tOlI incapacidad para el h'abajo mayor decuarenta y U1l días con la pe1lalidad qUl! 11Jetlciona el Art. 258.

6 - Los médüo.s forenses al evacuar sus informes y en espera de que laLey se armonice con la 'realidad científica, están en la ineludible obliXadóllde t'nterpretar el espíritu de ella. Con tal propósito la gravedad de una !esiónconstituye la base del dictamen.

7-Para llenar conscientemente su cometido el pert"to legista debe conocer t

a título de ilustración, las leyes 1'espech"vas en la matert'a. Así lo f'xíge su/lttlciól1 /écnica de médico asesor de los Triblttlales de Justicia.

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UNA MODlFICACION DEL UREOMETRO DE IVON

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~2,

(Para 1111" distinpido am(~o ~l Dr. R. Calfkrón .JI.)

En días pasad?s, en esta misma revista, un competente y conocidoprofesional publicó'un bonito artículo sobre los mícroanálisis en la sangrey por tener esto algo de parecido escribo estas lIneas.

En mis largas prácticas en los análisis clínicosla dosifícación de la úrea por medio del ureómetrode Ivon siempre fué la que más me agradó por susencillez y rapidez para hacerla. Como es sabido lascasas fabricantes de aparatos de laboratorio varían mu­cho los modelos de los ureómetros de Ivon, por lo tan­to me refiero al ureómetro de (van usado con mercuriode la casa Poulenc freres.

Este es un tubo grueso de vidrio de unos 45 cenotlmetros de largo, y en un tercio del tubo está atrave­sado pN una llave esmerilada Quedando la parte supe­rior dividida en 5 centímetros cú'Jicos, y cada centímetrocúbico dividido en décimos. La rama inferior abarca2 terceras partes del tubo donde 10 centlmetros cúbicosestán divididos en décimos; como dije anteriormentesu manejo es demasiado conocido v fácil. Pero enla dosificación de la úrea en la sangre me encontrésiempre que a los enfermos les disgustaba cuando seles tomaba los 20 o 30 centímetros cúbicos reglamen­tarios pues a ellos les parecía que en esta sangrada seles hacia un verdadero despojo de su vida; eso me hizopen~ar que teniendo tantas cualidades este ureómetr'O:por qué no se podría modificar de manera Que con unácantidad muy pequeña de sangre, se pudiera hace(dicha dasificación, y entonces pensé Que la rama delureómetro que abarcaba el primer tercio la podríamosdejar tal como estaba, pero que la otra, la Que sumergi~

mas en el mercurio, la podríamos al.qrgar de tal maneraQue 5 centlmetros cúbicos ocuparan 50 centlmetros cú­bicos, eso nos permitiría dividir en centécimos cadacentímetro cúbico del ureómetro. Con esto, en lugar de

los 8 centimetros cúbicos de suero reglamentario, con 1 ó 2 centlmetroscúbicos nos bastaba y nos sobraba, reduciendo la tomada de sangre a 2ó 3 centlmetros cúbicos lo cual no molestaría en absoluto al enfermo yen cambio nuestra dosificación sería mucho más sensible. Escribí a lacasa Poulenc freres ordenándoles la construcción de dichos ureómetrosy cual sería mi alegría al recibir en dlas pasados dichos aparatos, hechoscon gran precisión, solidez y elegancia.

CARLOS VIQUEZ

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SINDROME ENTERICO PROVOCADO POR CUERPO EXTRAÑO

t1ZL niño A. Castro, de dos años y medio de edad y de constitución~ robusta, sin tara orgánica manifiesta, enferma súbitamente con

dolores abdominales acentuados en el hipogastrio hacia la fosalIiaca derecha. A ese nivel no hay resistencia muscular a la palpación,sino sensibilidad. No se comtatan vómitos, ni alteración alguna delestado general. Las heces gemHiquidas al principio, tórnanse mucosasy sanguinolentas después. Ligero timpanismo. Diarrea sin producirdeshidratación. Este cuadro sintomático dura unos siete dias y es en­tonces-en vista del fracaso de las medicaciones que usualmente em­plean las madres antES de consultar al médico - que se decide recu­rrir al auxilio del facultativo.

FRAGMENTO DE HUESO DE RES

EXPULSADO nKs;puis DE OCHO DÍAS DE PKIUIANJtCEk EN LAS VíAS DIGESTIVAS

(Tamal!;o natural)

Después de un somero examen en el que observo los sintomasanotados, diagnostico una enteritis banal. En espera de exámenes delaboratorio (búsqueda de amibas, cómputo globular, etc.) administro alniño un purgante de aceite de ricino seguido de dieta Ilquida. Pres­cribo unos papeles de carbonato de bismuto y benzonaltol.

Transcurridos dos dias de mi primer examen, tuve la sorpresa desaber que con el purgante de ricino el niño expulsó un fragmento dehueso de res, (Véase el grabado) de forma triangular, como de 3 cm.de largo por 2 de ancho. La mejoría fué inmediata: desapareció el do­lor abdominal y las deposiciones se hicieron normales al segundo día.

La madre explica el hecho diciendo que muy posiblemente elhueso fué recogido por el niño del suelo del comedor a donde searrojan residuos alimenticios para los animales domésticos (perros, gatos).

Los niños ingieren a menudo objetos de toda clase: alfileres, llaves,tornillos, agujas, botones, piedras, semillas, papeles, granos, etc., etc.Esto no tiene nada de raro pues es bien conocida la institiva costum­bre en los infantes de llevar a la boca cuanto encuentran.

El Dr. Peña Chavarria, médico pediatra experimentado, me refirióque en su práctica, ha observado numeroros casos de cuerpos extrañosingeridos, particularmente pedazos de papel arrancados de los muros,que han determinado verdaderas enteritis mecánicas infantiles. Los

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J. Z.

enfermitos-agregó-se restablecen de la noche a la mañana despuésde la expulsión del objeto.

Los doctores Luján y Moreno, conocidos facultativos en estaciudad, atendieron, hace algún tiempo, una niñita extranjera, comode cuatro años, que s~ tragó un alfiler de seguridad. La radiografidles permitió localizarlo al nivel del duodeno en donde se incru~tó. Va­liéndose de maniobras adecuadas bajo el control rodioscópico y decambio de posiciones, lograron desprenderlo. Se le administró IInadosis de aceite de ricino y algunas horas más tarde el cuerpo extrañoera expulsado sin dificultad por las vlas naturales.

Scolt cita el caso de un niño que ingirió una llave. Debido a susituación con el ojo hacia el piloro, permanecía en el estómago provo­cando srntomas dolorosos. Por medio de una manipulación radioscópicacuidadosa, pudo darle vuelta de modo que los dientes de la llave pe·netrasen en el piloro. No obstante, el ojo y el disco de metal no pa­saron. Fue entonces que aconsejó una comida bien abundante sinlíquido. Tres horas después la llave se encontraba en el intestino del·gado. Un purgante de aceite de ricino terminó l. expulsión normalmente.Uournl. Am. Med. Ass. 1928 pago 574).

Es innegable que en los casos expuestos el tratamiento requiereexperiencia y a veces habilidad para tener éxito; pero en cambio, eldiagnóstico no ofrece dificultad alguna. Se establece con los informessuministrados por los parientes y allegados a los niños. Si hemos trardoa cuentas la observación clinica del niño A. Castro, ha sido justamentepor el hecho de que tales datos no existían y nos encontramos sor·prendidos ante un cortejo sintomático muy análogo al que se observaen las afecciones gastro intestinales de la infancia. Ningún signo pudoIndicarnos o hacernos siquiera sospechar la presencia de un cuerpoextraño en las vías digestivas.

En conclusión, dada la frecuencia de estos casos en nuestro pais.y cuando, como sucedió en el que nos ocupa, el estado general noparece afectado, sino directamente el !ractus gastro intestinal, el exa·men radioscópico, areoio a 105 demás análisis microscópicos de hecesse impone anle la hipótesis muy posible de una gastro enteritis me·cánica, producida por ingestión de un cuerpo extraño.

ACTUALIDADES

Cuproterapia

Partiendo de la rareza de la peste blanca en los trabajadores delas minas de cobre, algunos médicos ensayaron, ya en el siglo pasado,el empleo de metales pesados (oro. cobre) en el tratamiento de latuberculosis.

La olvidada terapéutica cúprica está hoy de nuevo a la orden deldía. Numerosos preparados inundan el mercado de drogas. Citemosunos cuantos: Gadusan, electro·cuprol, cuprosan, sulfato de cobre porvia intravenosa, etc.

Entre los entusiastas partidarios del cobre los hay que prefierenla vía endovenosa (Ferrerira, Gómez, Mac· Dowel). Olros lo aplicanin loco (Aresky) en las lesiones tuberculosas externas, Dowel directa·mente en las cavernas.

Tal ha sido la boga de la cuprciterapia en estos tiempos que nohan faltado adeptos del milagroso método que lo han empleado iarga

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mana para combatir I'as infecciones estreptococcicas, estafilococcicas yaun más allá, en los neoplasmas malignos.

Transcurrido el entusiasmo de los primeros momentos, deslindadoel campo, la r~alldad ha venido a dividir las opiniones. Férreos ene­migos de las vIrtudes curativas del cobre (Guimarraes, Campos) ini·cian una serie de controversias patrocinados por Luton y von Linden.Seabra dosifica el cobre en ambos pulmones ~ llega a la conclusiónde que el puln,ór. tuberculoso contiene menos cobre qne el sano. Laola de adversos partidarios de la cuproterapia, de escépticos, se aumentacon las interesantes nociones que expone el sabio profesor Askanazyen una conferencia en la Academia de Medicina de Barcelona, el 7de Abril de 1930.

Conocimos al ilustre Profesor Askanazy en los banquillos univer·sitarios de Ginebra, cuando en el moderno anfiteatro de AnatomíaPatológica, escuchábamos atentos sus sabias lecciones. Sus investiga·ciones sobre la patogenia de las cirrosis hepáticas nos merecen todorespeto y meditación.

Desde el año 1916 el Profesor Askanazy se extraña del crecidonúmero de cirróticos encontrados en las autopsias. No era posible in·criminar el alcohol en todos los casos. Pensó entonces que intoxica·ciones metálicas podrían entrar en juego, ya que el hlgado es elemunrtorio por excelencia.

Trajo a cuentas el sulfatado de las uvas. Su hipótesis fué caluro'samente discutida, en 18 "Société Vaudoise". Roux, el conocido ciru·jano de Lausanne, sostuvo la misma patogenia.

Animales sometidos a régimen cúprico manifestaron cirrosis evi·dentes y el Prof. Askanazy llegó a conclusiones incontrovertibles.

Posteriormente Mallory, en 1925, después de ingeniosas expe·.riencias, afirmó que la cirrosis pigmentaria na producida por una in·toxicación p~uiatina de origen cúprico.

Termina su conferencia el Prof. Askanazy formulando la siguienteconclusión:

"Deduciremos que el exceso de ciertas sales de cobre en"la alimentación puede favcrecer, o, en condiciones aproo"piadas, causar, procesos cirróticos. Observóse igualmente"que incluso las dosis débiles de cobre destruyen las vita·"minas de las cuales, según Heos, el hígado es el detentor".

Cierto es que la mayoria de los preparados de cobre tienen pocacantidad de llletal, pero ¿qoién podria sostener que sea inócua? ..

Según Uzeda Moreira, ·(de Sao Paulo, Brasil) el Gadusan, unode lo' preparados más en boga en materia de cuproterapia, es unmorruato cúprico coloidal. La cantidad de metal-dice-es muy pe·queña. No obstante, es común ver en la punta de la ampolla un resi·duo azul de sulfato de cobre, nada despreciable. La cantidad de ga·dusau que generalmente se emplea endovenosamente, según el con·cepto de Jos especialistas, llega a 20 c. c. La cantidad de cobre esdespreciable? No acarreará desórdenes en la economia? Hasta aquíel ilustre médico brasileño.

En resumen, la cuproterapia está sobre el tapete de la discusión.La reciente noción de hepatitis cúpricas provocadas experimental.mente unas, resultante de intoxicación paulatina profesional (Obrerosde minas y utensilios de cobre) otras, asi como accidentales las de·más (uso de cobre, Diezas dentales de oro muy bajo) ha probado queel grito de alarma lanzado al mundo científico, en lo que a la tera·péutica del cubre se refiere, está ampliamente justificado.

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El tuberculoso, que es un deficiente hepático inevitable por lacontinua elimirlaci6n de tuxinas, no debe agravar su estado ingiriendomedicamentos- que, aunql¡e directamente activos contra el bacilo deKoch, pueden perturb.ar el buen funcionamiento del hlgado.

Antes de sistematizar el método cuproterápico es preciso aclararsu inocuidad de manera contundente.

Desconocemos la opinión al respecto de los tisiólogos nacionales.Hemos conversado someramente con el Dr. Blanco Cervantes, MédicoJefe del Sanatorio Nacional Durán, y, a primera impresión, nos pare­ció un poco escéptico en el uso de esas terapias "de moda" que aveces dan resultados nefastos. Su poca experiencia-nos dijo-le im­pedia darnos una opinión categórica sobre el uso del cobre en el tra·tamiento de la Tuberculosis.

En otro dominio, la intoxicación crónica por el cobre, no llegaráun dia a plantear en Medicina Legal, el problema del "cuprismo"análogo al del saturnismo?

J. Z.NOTAS

Asamblea MédicaA fines de este mes de enero tendrá lugar una asamblea médica

en el Sanatorio Durán. Se augura una concurrencia numerosa por losinteresantes trabajos sobre tuberculosis que se presentarán. Informare·mas oportunamente y trataremos de reproducir lo más saliente.Congreso Médico Centro-Americano

A insinuación del Dr. Peña Chavarría, la Junta de Gobierno deId Facultad de Medicina acordó efectUAr un Congreso Médico centro·americano para el 12 de Octubre venidero. El propio Dr. Peña visitaráen breve los centros universitarios de todas las naciones hermanas,inclusive Panamá, a fin de concertar en la mejor forma el trAscenden­tal acontecimiento. DignA de ~ncomio es la feliz Iniciativa del Dr. PeñaChavarria, nuestro distinguido colaborador, al promover un acercamien·to entre los elementos profesionales y prestigiar asi la familia médicacentroamericana.Distinción al Dr. R. Moreno Caña.La Facultad de Medicina en una de sus últimas sesiones, ha alarga·do un justo homenaje de honor al mérito, a nuestro dbtinguido colegael Dr. R. Moreno Cañas, por sus notorias capacidades quirúgicas.Su última intervención, consistente en una sutura cardiaca de unaherida por bala en el ventriculo derecho. ha despertado una ola dejusta admiración al eminente médico costarricense. En un próximo nú'mero comentaremos en todos sus detalles la delicada operación pra<;ti·cada por primera vez en Costa Rica.Agradecemol

En el número 12. de Diciembre 1933, pago 1262, de la interesanteRevista "Boletin de la Oficina Sanitaria PanAmericana" aparece unareferencia sobre nuestra humilde "Revista Médica". Sinceramente agra·decemos lan marcada deferencia de la más acreditada y vali0sa pu­blicación panamericana en materia de Sanidad.

Solo un caso de esprúo reportado en Costa Rica?

Leyendo canges nos ~emo. encontrado con un informe ClIriOSOsobre la frecuencia del esprúo en nuestro pais.

M. C. Monge. Crónica Médica. Perú; 245 Agosto 1931. al describir un caso de psilosis, dice que en Costa Rica solo uno ha sido

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reportado ha~ta la ~ora. No óbstante'~Dh!n'Conoc¡(f{)es, por la relaltva·tre·cuencia con que lo observamos 6l-espqío en ... nuestro' medio!. Gracias ala amabilidad del Dr. O. Martlnez, :l.Mico del Hospital de San Juande Dios, en San José, he sabido que de Febrero a Agosto de 1933,17 casos de p,ilosis fueron diagno·sticado., según los datos que arrojael servicio de estadi$tica de ese c~ntro. Aunque esta cifra me ha pa­recido un (Joco alta y es muy posible que hayan sido incluidas algunaspsilosis sintorr.áticas que apresuradamente puedan haber sido diagnos­ticadas como esenciales, es -lo cierto que la enfermedad no es rara nidesconocida aquí. El DI. Rotter. patólogo del Hospital, participa deesta rr,isma opinión después de haber efectuado numerosas autopsiasde supuestos esprúos y se inclina a considerarlos en la mayoría delos casos como sindromas de diversos estados patológicos preexisten­tes. (Anemia perniciosa, Sifilis, An¡,ibiasis, Anquilostomiasis, etc.)

Bien establecida e<tá 'Ia .intima relación entre el esprúo y la ane·mia perniciosa. En ambDs el mísmo tratamiento da buenos resultados.E,l. estracto hepático por via bucal o parentérica produce' un alivio in·mediato de la glositis y la diarrea. Castle asegura (Castle, ¡,y. B: yRhoas, C. P. ¡oum. Am. Med. Ass. 166 jul. 9 1932) que la diferencia·tión entre ambos e.tados es dificil, aunque la semiologia sea distinta.

A,hford, Puerto Rico declara, (Bolel. Of. San. Pan. 1051, Oc!.1933), después de 25 años de estudio de las monilias y de haber vistomás de 4000 casos, que todavia crée en la monilia albicans comoJactor importante en la etiologia de la enfermedad.

El Dr. C. Picado, nuestro conocido' bacteriólogo, no atribuye alas monilias papel alguno en la etiologia de la psilosis. Con solo inge·rir ciertas frutas (jocotes por ej.) es facil constatar su pre.encia en lasheces sin que haya sintomas de esprúo.

De Rivas considera que la etiologia del esprúo permanece toda­via oscura y se inclina a creer después de múltiples experiencias enperros, que la erifermedad está ligada primordialmente a una disfun­,ción intestinal (Gaceta Méd., Caracas. (Bol. San. Pan. Id.) J. Z.

'Referencias bibliográficas sobre la super-infección en el pi~n

ENTRE los análisis de Irabajos presentados a las sociedades cienti­ficas parisienses, que publica la conocida revista francesa "La PresseMédica/e", encontramos, en la sección correspondiente a la Societede Pathologie Exotique, cuya sede está en el Instituto Pasteur, dosreferencias concerniendo a trabajos de nuestro colaborador T. VaNBoww. La una, cita la comunicación presentada por él en la sesióndel 12 de Octubre de 1932 de dicha Sociedad, sobre un caso de super­infección en el pian.

.., Como es sabido, la existencia de la super· infección, admitida plena­mente en la sifilis, no es aceptada por la generalidad de los tropica·listas en lo que al pian se refiere.

La comunicación de van BUiow nopodia, pues, dejar de provocarinterés: en efecto, en la sesión del 9 de noviembre siguiente, ante lamisma sociedad, el conocido especialista R. Mantel, cuyas comunica·ciones sobre el pian son numerosas, hizo referencia a la comunicaciónde van Bülow, admitiendo con éste, la posibilidad de la super-infección,pero considerando que las razones expuestas por nuestro colaboradorno eran suficientemente demostrativas.

Lamentamos no tener a nuestra Q,jsposición ambas comunicaciones"in extenso" para analizarlas y comentarlas-ya que conciernen untópico de medicina tropical de gran inte'rlls~y esto explica el quenos veamos obligados a referirnos a ellas en forma tan resumida.

IllPUNtA Tq...o. SAN Jusi, COSTA RICA

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