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REVISTA MEDICA DirectOl': Dr. JOAQUIN ZELEDON TOMO IV San José. Costa Rica. Julio de 1941 No. 87 Allo VII Diagnóstico de los Trastornos Nutritivos Agudos del Lactante * Por el DR. CARLOS SÁENZ HERRERA Desde el día en que C<lffio estudiantes, iniciamOs nuestra prác- tica en los Hospitales Universitarios, y con mayor razón, como mée dkos. en el diario de la profesión, hemos podido constatar la enorme .importancia de 105 trastornos digestivos del niño y muy en especial los del lactante. En las ciudades como los campos constituyen el azote ma>'0C de los niños de pecho y indudable que a la muy alta mortalidad que' ocasionan corresponde una morbili- dad de magnitud imposible de evaluar. Básteme recordar que en el Servicio de Pediatria "A" del Hos- pital San Juan de Dios, se atendieron durante el primer semestre del año de 1939, c;"nto niños menores de 18 meses, con 39 de- funciones': pues bien; de estos 39 enfermitos que murieron, 19 es decir el 50% pagaron tributo a la patología digestiva del lactante. Si además consideramos que según H. Finkelstein (1) de cien de estos casos fatales cuatro corresponden al tercer año, trece al segundo y de 70 a 80 niños de pecho, concluiremos en dar a esta sección de la la preponderancia que merece. Tiene por fin esencial esta exposición el de interesar la atención del Cuerpo Médico Costarricense en las actuales clasificaciones de los trastornos digestivos del lactante y me he decidido a hacerla al constatar diariamente el hecho de, que nUestro médico general, tien- de a englobar baj¡o. la etiqueta de "gastroenteritis" las más diversas afecciones de la nutrición, hecho que no tendría mayor (") Trabajo ptesentado por su autor en el Congreso Médico NacioDal en fOfma de Conferencia.

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REVISTA MEDICADirectOl': Dr. JOAQUIN ZELEDON

TOMO IVSan José. Costa Rica. Julio de 1941

No. 87 Allo VII

Diagnóstico de los Trastornos Nutritivos Agudosdel Lactante *

Por el DR. CARLOS SÁENZ HERRERA

Desde el día en que C<lffio estudiantes, iniciamOs nuestra prác­tica en los Hospitales Universitarios, y con mayor razón, como méedkos. en el ej~rcicio diario de la profesión, hemos podido constatarla enorme .importancia de 105 trastornos digestivos del niño y muyen especial los del lactante. En las ciudades como ~n los camposconstituyen el azote ma>'0C de los niños de pecho y ~ indudable quea la muy alta mortalidad que' ocasionan corresponde una morbili­dad de magnitud imposible de evaluar.

Básteme recordar que en el Servicio de Pediatria "A" del Hos­pital San Juan de Dios, se atendieron durante el primer semestredel año de 1939, c;"nto di~z niños menores de 18 meses, con 39 de­funciones': pues bien; de estos 39 enfermitos que murieron, 19 esdecir el 50% pagaron tributo a la patología digestiva del lactante.

Si además consideramos que según H. Finkelstein (1) de ciende estos casos fatales cuatro corresponden al tercer año, trece alsegundo y de 70 a 80 niños de pecho, concluiremos en dar a estasección de la ~diatría, la preponderancia que merece.

Tiene por fin esencial esta exposición el de interesar la atencióndel Cuerpo Médico Costarricense en las actuales clasificaciones delos trastornos digestivos del lactante y me he decidido a hacerla alconstatar diariamente el hecho de, que nUestro médico general, tien­de a englobar baj¡o. la etiqueta de "gastroenteritis" las más diversasafecciones de la nutrición, hecho que no tendría mayor tra~nden-

(") Trabajo ptesentado por su autor en el Congreso Médico NacioDalen fOfma de Conferencia.

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cía, "si no aplicara a todas similar tratamiento". Corrobora mi afir·mación el dato de que entre las causas de la muerte en niños de O aun año, ciudad de San José, primer semesrre de 1940, tenemos:

l· Gastroenteritis. 54 casos2' Cólera infanril. 2 casos

Es más, no pocas veces se habla de cólera infantil al referirsea síndromes que en nada se asemejan al cuadro clínico que so de­signa con tal nombre.

El éxito de un tratamiento se baga en lo acertado del diag­nóstico: y es mi mejor deseo de que al recordaros las bases sobre lasque se asienta el diagnóstico de un trastorno digesrivo agudo os harépensar en la necesidad de aplicar el trataanienro dietético y medica­mentoso adecuado.

La denominación de trastornos digestivos ha sido discutida alaplicarse al lactanre, ya que en éste 1<l5 disrurbios de la nutrición lle­gan a ser preponderanres, colocando a los del rubo digesrivo propia­mente dicho 00 posición secundaria, por lo que la mayoría de lospediatras prefiera hoy la denominación de trastornos nutritivos ala anterior de trastornos digestiv<l5.

Sin querer entrar en consideraciones acerca de lo jusrificado deuno u otco ,término, sí es oportuno insistir en el hecho de qut afec­ciones como la atrepsia y la descomposición se caracterizan por unproceso anormal de la nutrición a veces sin ~xistir manifestaciónal!luna de importancia en las funciones digestivas. Además, al hacerresaltar la prioridad del rrastorno nutritivo, se le ha indi<;¡ldo al pe­diatra y al médico general .,¡ primer paso a dar al insrituir un tra·tamiento, cual es el de arender ante rodo a la corrección de ese tras­torno de la nutrición.

Numerosas clasificaciones etiológicas o patogénicas las unas,clínicas las otras, han venido a hacer confuso el cuadro de los dis·rurbios nutriti"",,; las diVl'rsas escuelas se han esforzado en demos­rrar Con abundancia de ar!lumenros, la bondad de sus interpreta­Clones.

La pediatría francesa se guió durante largos años por las ideasdel gran Marfan, quien agrupaba las afecciones que nos ocupan bao.ánd<Jee en sus manifestaciones anatomo-patológicas y dando granimportancia ~n su etiología a la infección entérica.

Más tarde el mismo autor da a conocer una nueva· clasificaciónesencialmente sintomática, disringuiendo afecciones con predominio

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de vomito, de diarrea, de constipación y en fin de desnutrición.También Nobécourt o Hutine! se guían en su clasificación, por losdisturbios digestivos propiamente dichos mezclándolos con los queson esencialmente nutritivos.

A loS' autores alemanes debemos varias clasificaciones entre lascuales la de C",rny y Keller basada en la etiologia y la de Finkel...tein en la observación clínica, se han destacado particulannente.

Erich Rominger (2) relaciona ambas clasificaciones íntimamen­te, partiendo de los tipos descritos por Finke!steln tratando de darlesun distintivo etiológico.

King Marriott, una de las primeras autoridades de la pediatríaamericana tiende a simplificar las anteriores clasificacicn~s, recono­ciendo dos grandes grupos: Afecciones sin alteración del estado ge­neral y aquéllas que sí lo afectan, entre éstas el Cólera Infantil queél denomina anhidremia y la atrepsia.

El Doctor Vergara (3) de- México dió a conocer en el 79 Con­greso Panamericano del Niño una nueva clasificación basada en elaumento, disminución o alteración cuantitativa o cualitativa del ana­bolismo la que a pesar de tener e! mérito de fundarse en las moder­nas adquisiciones de la Fisiopatología de los trastornos nutritivos, sealeja, creo yo, de los fines prácticos que deben orientar en buenaparte a quienes con tanto empeño, tratan de ahondar los profundosmisterios de patología, para ofrecerlos después de severo análisissimplificados y adaptados a las exigencias de la práctica diaria.

H. Finke!stein al tratar de! difícil problema de la clasificaciónlo hace en la siguiente fomna:

a) Estados distróficos

1Distrofia {con diarrea

Sin alteraciones or- Atrofiasin diarrea

gánicas específicasDescomposición

29 Cm alteraciones orgánicas específicas (escorbuto, querato­malacia) •

b) Trastornos nutritivos diarreicos agudo.

Leves: dispepsia.Graves: enterocatarto.Intoxicación (coma dispéptico).

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Agudos ~ A.-Dispepsia aguda.B.-Intoxicación.

lDistrofias

Trastornos digestivos crónicos

Atrofia.

{sin diarreacoh diarrea

Descomposición

Es innegable que el médico no debe conrenrar.. con la precisiónde su diagnóstico y debe tomar en cuenta, siempre que esto le seaposible, la etiología y la patogenia del trastorno que analiza.

En las nocioMS que a continuación voy a e"P""er trataré detraducir las enseñanzas recibidas en la Clínica Infantil de Eotr..hur­go que mucho he de agradecer al profesor Rohmer y sus distingui­OOS colabot-adores, así como a las de mi compañero y amigo, el yaconocido pediatra español rRlunón Fernández, (5) en cuyas publica­ciOnes he encontrado abundante material pora este trabajo.

Por to. extenso dd tema he de referirme únicamente al diagnós­tico de los disturbios agudos los que presentan marcada diferenciasegún se traten de un niño alimenrado con leche materna o si porel oontrario recibe una alimentación especial. Dada la mayor freocuencia de esta última circunstancia voy a emprender el estudio deldiagnóstico de los trastornos nutritivos agudos del niño con alimen­tación artificial pasando en revista rápidamente su etiología y pate>­genia para tenninar con su dasifícación sindrómica.

Etiología

Debemos reconocer en primer término causas exógenas, ajenas alorganismo d~l niño, a su propia constitución.

Primero

Pueden ser de origen alimenticio y en t,l caso tratar.. de unasobrealimentación, hipoalimenración o en fin de una alimentación cua­litativamente inadeouada.

Segundo

Ser de origen infeccioso: y ,n t.tl caso podemos con;ra­tar la existencia de un proceso infeccioso localizado fuera de!intestino, que por los venalOS bacterianos que emane, determinedeficiencias en las funciones digestivas, las que secundariam,ente

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influyen sobre La nutrición general. Schnegans de Estrasburgo, enuna reciente publicación pone de manifiesto la enorme importaciaetiológica de las otitis medias en loo trastornoo alimenticios ofrecién­donoo así un claro ejetnplo de la influencia de estas afecáones p'oten telares. Además numerosos trastornos se debeI\ a infecciones en­téricas debidas a génnenes patógenos introducid"" con los alimentosy en especial con La leche de vaca; sin embargo, la antigua nociónde que tal causa era preponderante en las afecciones que hOly' estu­diamos se ha debilitado en forma cada vez más neta, al conocersemejor las otras causas de ellas.

Tercero

En fin, agentes físicos como el exceso de talor pued~n ~r en nopocos casos causantes o 3}'ludantes de la aparición de un trastornonutritivo.

Hasta aquí enumeramos causas exógenas. Fuera de ellas existenfactores inhe~ntes a la constitución misma dd lactante, a veces ma­nifestaciones cróni~ patológicas, que favorecen en forma especialla aparición de disturbios agudos. Me refiero a las diátesis exudativa,a la Muropática, a la hidrolabilidad y a las distrofias (de la lechede vaca, farinácea, etc.); los niños que las presentan sufren de unasusceptibilidad exagerada para agentes patógenos que en un niñonormal o eutrófico no causan la menor enfermedad.

Las causas citadas pueden actuar separadamente; pero en mu­choo casos las ~os mezclarse Las unas a las ottas haciendo im¡>05i­ble un diagnóstico etiológico preciso. Influyen también en formavariada en el funcionamiento del tubo digestivo; en efecto puedendeterminar en el intestino delgado de suyo exento de- gérmenes (sal­vo en su .porción final) una invasión por la flora sacarolítica delintestino grueso, la que, al producir ácidos grasos no tolerados porel delgado, dete<mina en él manifestaciones patológicas; aumentodel periscaltismo y aumtnto de la secreción de jugos intesrinales:diarrea (invasión endógena).

Finkelstein, sin embargo, da mayor importancia a la apaticiónde otras sustancias como la colina y la acetil-colina.

Las infecciones extra entéricas determinan cambios en el fun­cionamiento del sislJema n,ervioso veger¡ltivo sometido a la influenciade toxinas, disminuyendo las secrecio~es digestivas y ocasionandofinalmente vómito y diarrea.

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Citaremos para terminar el ...tudio de la etiología, el hecho detodos conocido de que lesiones inflamatorias discretas y con mayorrazón ulcerosas del inresrino, producen rrastornos dispépticos y mo­difican la anormal absorción de los elem.entos nutritivos. Por lo com­plejo del problema y por el tiempo que tomaría el estudio de lapatogenia del síndrome tóxico evito de hacerlo aquí continuando conlo que ·con mucha razón designa Ramos con el nombre de clasific4­ción fundamental, al referirse de la sintomática do los trastemos nu­tritivos agudos.

Debemos en primer término soparar como lo pide Marriott, porla utilidad que para el pronóstico y para tratamiento ...to tiene, aque­llos disturbios que no influyen en el estado general del enfermo ylos que sí lo hacen.

Entre los que alteran la condición general del niño debemos ala vez distinguir los que la desvían hacia el síndrome tóxico (toxicosis,cólera infantil, coma-dispéptico, anidremia) de los que lo hacen enel sentido de la descomposición, estado que se incluye en los distur­bias crónicos.

Aun cuando algunos de los ..utores citan en el estudio de lasdispepsias y enteorocatarros aquellas afecciones del tipo de la disente­ría, es, sin embargo, de utilidad, hacer su estudio por separado yaque ta:nto su evolución como su tratamiento difieren en forma mar4

cada.

Resullniendo tenemos:

Diátesis exudativaDiátesis neuropáticaHidrolabilidadDistrofias

(

Causas endógenastEtiología

Causas exógenas

Alimenticias

Infecciosas

Higiénicas

rSobrealimentación{ HipoaJimentación¡ Alimentaciónl Inadecuada

~ Parenterales? Euterales

Calor Excesivo

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RBVISTA MEDICA 527

Clasificación {19)-Dispepsia agnda leve.29)-Dispepsia aguda grave.39)-Cólera infantil.

19-Dispepsia aguda leve

, 11 fJ 5 " /9 g¡ 'i

5...

DISPEPSIA UI/E.l/JO.

'.7s.850

5.4..

6.'005.9170

HUI> II 111 I f I I I l' f f I 1ft 1 I

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Sus síntomas principales son la diarrea, la fiebre y la pérdidade peso. Los vómitos pueden presentarse en algunos casos desde elcomienzo, !fspecialmente Guando la afección tiene- por etiolcgía unproceso infeccioso parenteral, pero generalmente faltan por comple­to o son muy discretos. Las deposiciones sue,len presentar un aspectovariado: ser desligadas, compuestas por gtUtnos unidos entre si porfilamentD6 !mucosos, ser acuosas o mueo-purulentas; su colotacióntambién variable depende de los procesos de oxidación o reducciónque pu«len producirse (verdes, amarillas, etc.)

neb:e el médico, gracias a la observación repetida de su enfermottatar de <ompletar el diagnóstico <:línie<> con e! etiológico, es decirdetJerminar si la causa de la ",ferroedad es alimenticia o por el con­trario infecciosa (entérica o parentérica). Debo aquí recordar queaparte los daW6 que un examen médico completo puedan swninisttar(otitis media, angina, pielitis, etc.) y que puedan bastar para de.­<ubrir la etiología, es signo muy útil e! de que la temperatura quepresenta el lactanre se modifica favorablemente> con la diera bídrioacuando se trata de un trastorno de origen alimentido, mientras queno sufre alteración alguna si nos encontramos frente a Un disturbiode origen infeccioso. Existe la pooibilidad de que a un trastorno porinfección se añada uno alimenticio y en tal caso, la dieta influiráparcialmente sobre la Gurva térmica. No olvidemos que e! pronósticode una y otra forma varía, ya que la originada por infecciones son demás dfícil curación, dependen de la evolución de! foco que las pro­dn<;e y tienden a las recidivas.

De modo general, con las medidas dietéticas apropiadas la evo­lución de las dispepsias agudas eS favorable.

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R5VlSTA MIDICA

29--Dispepsia aguda grave

529

~ElNA 1

IptTlTO

, ,

DISPEPSIA GRAVE

I " "1

7··~~llllillALlMENT. ..

60D ~

'jOO !2400 ~...300 ~

Po<>

Antes de describir el cuadro clínico de cólera infantil cabe ci·tar la forma de transición entre éste y la dispepsia aguda leve. Esla dispepsia grave de Rhomer (enterocatarro de Finkelstein) en laque a los síntomas de. la dispepsia leYe se agregan manifesracion,esseveras: Temperatura, intensa pérdida de peso, diarrea violenta, vó-

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mito, aparlClon de albúmina y cilindros gtanUI050s en la otina.Fácil es ap~iar la utilidad de tal distinción ya que tanto el pronós­tico cOmo el tratamiento le son diferentes.

3·---Cólera infantil

(Intoxicación, coma dispéptico, anidremia).

INTO"ICIICIO/V

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41D,

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Del cuadro anteriormente descrito, precursor de la aparición demanifestaciones graves al extremo, vemos pasar insidiosamente, cuan­do un tratamiento adecuado no corta la fatal evolución, al cada díamenos frecuente síndrome.tóxico (cólera infantil).

Este niño hasta ayer de mirada viva tolerando parcialmente> losalimentos, se muestra hoy Hido", con su mirada sin ~xpresión, perdi­da en el vacío, sus ojos entreabiertos, su faz inmóvil, sus extremida­des sin esos movilrnientos ágiles que antes las animaban, permane­ciendo a veces por largas ratos en posiciones no acostumbradas. Ladeshidratación rápidamente progresiva determina el hundimiento dela fontanela, la excavación de los ojos, a la vez seca la piel que per­manece arrugada cuando se le pliega. Las extremidades se muestrancianóticas y frías iY' notamos la aparición de un. tinte grisáceo queensombre>ce particularmente el cuadro. El corazón late con rapidezy la respiración un tanto acelerada se hace sin pausas y es de ampli­tud netamente aumentada.

Las heces fecales se presentan en la mayoría de> los casos muvaumentadas en su número, acuosas con partículas sólidas verduzcas,ricas en mucus, aun cuando el cólera infantil puede presentars.e sindiarreas, en la forma que llama Hutinel: Cólera secO.

El vómito es manifestación casi constante: acuoso, se producesin que el ~nfermito acuse mayor esfuerzo; en 105 procesos avanza·dos suele adquirir un color oscuro, parduzco, por catarro hemorrá­gico de la mucosa gástrica.

La orina muestra la existencia de una lesión renal: albúmina,cilindros hialinos y granulosos, l"ucocitos, uno que otro glóbulo rojo;además se filtran cantidades apreciables de azúcar de origen alimen­ticio o por traste·rno del metabolismo de los hidratos de carbono.

Existe también una important~ leucocitosis con a'wnel1to del por­centaje de los polinucleares.

No olvidemos en fin, las diversas manifestaciones cerebro-espi.nales, tales como crisis convulsivas localizadas o generalizadas, con­tracturas, signos me-níngeos etc., que hacen del síndrome tóxico uncuadro al extremo polimorfo, que en no raras ocasiones constituyeun difícil problema de diagnóstico dife~nciaI.

,No quiero terminar sin retener vuestra atención por breves ins­tantes más para dedicarlos a la colitis disentérica o desenterifonne;ya que su diagnóstico no ofrece mayor dificultad: Su aparición en

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forma de pequeños brotes epidémicos con moco, sangre y pus, suduración media de dos a cuatro semanas, orientan rápidamente elcriterio del médico y el lahorarorio confirma en cierto número deoasos tal impresión clínica. Si he hecho mención de ella es para re­cordar a Ilnis distinguidos colegas, que Su diagnóstico exacto traecomo favorable consecuencia el aplicar a estos enfermitos el trata­miento adeouado, prescindiendo de los repetidos purgantes, que solopueden servir de algo en las prim""" horas de la ,enfermedad, delas no del todo inocuas inyecciones de emetina y en fin de las pro­longadas dieras a que son sometidos estos enfermitos, las que lejosde mejorar el curso de la enfermedad la agravan por la desnutricióny ·Ias carencias que originan.

(Continuará en el próximo número la segunda parte' de estetrabajo) .

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REVISTA MEDICA

NOTAS PREI,IMrNARES

Auto - Raquiterapia(Ensayo sobre Antígenos Céfalo-Raquídeos)

Por

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DR. C. PICADO T.Jefe Laboratorios del

Hospital San Juan de Uios

y DR. R. CHACÓN PAUTDirector del

Hospital Chapu; de Alienados

Al practicar reacciones Wassecmann con líquido cefalorraquídeoy establecer índices hemolíticos con mezcla de 0,3cc. de líquido y 0,1.ce. de suero sanguíneo del mismo enfermo o de otras personas cuyoWassermann es negativo y que tienen un índice hemolítico alto paraglóbulos de conejo observamos, de tiempo en tiempo, que hay líqui­dos cefalorraquídeos, provenientes de alienados mentales, que con·trariamente a lo que hacen la generalidad de los líquidos raquídeos depersonas sanas, o que sufren de sífilis o meningitis diversas, rebajanel índice hemolítioo del suero con el cual se mezclan. Los casos noson frecuentes pero vienen presentándose sin interrupción, según cons­tatamos ahora al consultar estadísticas, desde hace años.

Como sabíatIW5 que si establecemos índices hemolíticos en pre­sencia de antígeno paN. reacciones de Wassermann, encontramos sue~

ros cuyo índice se rebaja en mucho y otros en que no hay dislminucióndel índice, a pesar de que todos sean Wassermann positivos y que ladisminución del índice hemolítico oorresponde al grado de "avidez"del suero por el antÍgeno creímos que en el caso de líquidos raquí.deos que disminuyen hemolísis el fenómeno sennejaba el de "avidez"entre Wl antígeno y su respectivo anticuerpo.

Con la ayuda de nuestro compañero D. Luis Bolaños, comen­zatnos sistemáticamente a practicar, a la vez que la reacción de Was­sennann con el suero sanguíneo, una segunda reacción en que figu­raba como antÍgeno suspecto, el líquido raquídeo de un enfenno, arazón de 0,4 ce. de líquido, ,para O,lcc, de suero. Después de unahora de incubación a 37· C. añadimos 50% de los glóbulos que elsuero sólo ~s c~paz de disolver, y así encontramos que la generali­dad de las reacciones son negativas, cidrlos líquidos las dan posili­"as, poo con sueros de posonas sanas y no con su prO(>Ío suero.

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534 Ilf:VISTA MEDICA

Es decir todo se pasa en la reacción de fijación del complemen­to como si el liquido raquídeo contuviese un antÍgeno pero que> elenfermo no haya producido los respectivos anticuerpos, mientras quelos sueros de ¡personas sanas p-ormales sí eontienen el anticuerpo res·peccivo.

Los líquidos ceíalorraquíd_ de tabéticos, de paraliticas gene­rales y de sifilíticos con otras manifestaciones, no fijan la alexina enpresencia de 9ueros sanos, podemos p""s descartar la sifilis como cau­sa del fenómeno, así como también las cantidades, más O menosgrandes, de albúmina o globulina.

Como a partir de las experiencias de Speransky, e! colaboradorde Pavlow, sabemos que las lesiones de la corteza cerebral engmdransubstancias de orden diastásico y róxico que pasan al liquido cefalo­rraquídeo, nos parece verosímil el atribuir las propiedades antigéni.oas (Haptenas) in vitro, del liquido raquídeo de cierras dementes aproductos de esta naturaleza. En cuanto a la ausencia de los anti·cuerpos correspondientes en el suero sanguíneo del enfel1ll1o, ellopuede ser debido: l° a incapacidad orgánica para producirlos; Z· afalta de permeabilidad meningea e imposibilidad de que estas subs·tancias penetren al !<lrrente circulatorio y 3° a que el antígeno que seencuentra en e! líquido sea un antígeno incompleto, un hapteno.

Nuestros intentos de extraer de mezclas de· líquidos raquídeosnormaks o patológicos, alguna substancia antigénica específica quefijase la alexina con sueros normales y que no la fijase con suerosde ciertos dementes no tuvieron éxito y ella nos hace creer que no setrata de simples concentraciones de substancias normales, sino- en laaparición de substancias nuevas del orden de las encontradas porSperansky :yo que otros autores han confirmado, aunque, en nuestrocaso no se trate de .ubstancias obtenidas por lesiones experimentaksde la corteza cerebral, sino por perturbaciones psíquicas de! hombre.

Una vez que ya sabÍiamos que mJestras observaciones no e'I'ande carácter accidental sino que de tiempo en tiempo se repetÍan, nos¡pusimos a la caza de algunos ,asos nu.evos con e! fin de estudiarlosun poco más de cerca y de intentar en ellos un tratamiento capaz deprovooar en su sangre la producción de anticuerpos para las substan­cias antigénicas contenidas en el líquido cefalorraquídeo.

Tres caminos se nos ofrecían, l°. Inyecciones. de suero sanguí­nea de una persona sana qu~ diese reacción positiva con el líquidodel enfermo. zo Preparar un suero experimental por ínlfecciones al

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REVIsrA MEDICA 535

ron.ejo del líquido cefalormquídeo portador de substancias antlge­nicas y 39 Provocar en el mi!lmo paciente la inmunidad activa porinyecci<>nes de su propio líquido.

Descartamos el primero por no disponer a voluntad de donado­res de suero fijante de alexina y que fu.esen además del mismo gru­po sanguíneo que el enfetmo y no recurrimos a la obtención de;suero experimenaal para tratar los enfermos por el temor de obtenerotros anticuerpos que los requeridos y. que hubiesen perjudicado alpaciente. Nos detuvimos pues en el intento de inmuno~erapia activapor inyecciones periódicas al paciente de Su prepio líquido cefalorra­quídeo, por 'vía intramusowar, pero, como en nuestro concepto cabíala hipótesis de un Hapteno o Antígeno incompleto, resolvímos llevara cabo la experiencia inyectando al paciente una mezcla de su propiolíquido cefalorraquideo con sangre sacada con la misma jeringa deuna de sUS venas al instante mismo de practicar la inyección intra­muscular. EsperandO' así que la sangre actúe como Uveetor" y pro­vocar la formación de antÍ<:uerpos.

Al mucho tiempo de buscar infruc~uosamente casos en que ob­tuviésemos fijación de la alexina con líquidos que actúan como antí­genos, cons:eguimos dos CaSii)S: uno, un antiguo toxicómano (fuma­dor de Marihuana) ~. el otro un esquizofrénico. Durante' un cortotiempo fueron tratados, ya que el toxicómano fué retirado del estable­cimiento por orden del Juez y que el orco paciente salió a causa deuna de sus remisiones.

Como nuestro material hU'lnano es tan escaso y como la apari­ción de líquid~ que actÚen como antígenos Uin Vitro", no ~s fre~

cuenre, hemos creído que sería más útil que alguien que se inteteseen estos hechos prosiga su estudio y que quien disponga de una clí.nica con numerOSos enfermos que pueda seguir largo tiempo, ensayeel sistema para el cual su~rimos el nombte de autorr..quirerapia, uotro de los sistemas que considerarnos al comienzo de estas líneas,hemos resuelto publicar estos hechos previos, ..un a sabiendas quenada seguro podemos todavía concluir en cuanto a las derivacionesútiles para el enfermo, a que estos hechos puedan dar lugar.

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CRONICA

Acerca de la Infección leprosaPor el Dr. VrcEN'rE LACHNIlR

El Doctor Manfredo OberdoorHer, especializado en lasinvestigaciones sobre el origen de la lepra (que ha llevado a cabo ensus numerosos viajes por los países azotados por tan crud enferme·dad), acaba d" publicar en Berlín el mes anoepasado un comunicadoprovisional sobre el resultado de sus trabajos. Sus conclusiones sonde tal rrascendencia, que si ellas se confinnan por otros investiga·dores, habrán de producir un cambio fundamental en nuestras ideasrespecto al modo de adquirir la lePra y, como consecuencia práctica,resJ'ecto a. la utilidad que puedan rener las actuales medidas de ais·lamiento; además, es posible que esto llegue hasta el descubrimimtode nueVOS sistemas para combatir el terrible flagelo y,a un más ade·cuado procedimiento para su curación.

Los primeros estudios y experimentos los hizo el Dr. Oberdoerf­fer en el .magnífico la...reto americano de Olimengmai (Siam) ycondujeron al descubrimiento de que la inliección con lo. 'bacilos deHansen sólo puede tener éxito en individuos qu"l además de poseeruna predisposición hereditaria (la que por sí sola no es suficienre),hayan ingerido previamente ciertos venenos ve>getales de carácter li­poide (semejantes a las grasas) :y que la Qu~mica denomina "sapo­toxinas". Estos Vlenenos son frecuentes en varias y dettttninadasplanras tropicales, muy comunes en los paises con lepra diseminada.En Europa se encuenrran esas sapotoxinas en las semillas de unacariofilácea muy abundante en los trigales, la Agrostemma gi¡hago,que fácilmente se mezclan con el trigo y causan en las personas quelas ingieren una intoxicación que las hace accesibles a una ulteriorinfección con la lepra. En la Europa central ya fil) .ucea.. tal cosadesde la Edad Media, por haberse notado que aquella planta era porlo menos venenosa y así se logró evitar la contaminación de la

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harina con ella; con eso desapareció la lepra en estas regiones, perosí se observa aún en los países marginales del continente europeo,donde no se toman las debidas ptecauciones.

Dicha interpretación de la etiología de la lepra fue decisiva­mente confirmada por el experimento. Hasta ahora no se había con­seguido inocular esa enfJerttnedad en ningún animal; pero esta vez síse obtuvo un éxito haciendo que algunos animales (especialmentemOl1C6) ingirieran los venenos vegetales (sapotoxinas) y ulterior­mente fuenan infectados con material leproso: por primera vez enla Historia de la Medicina se logró una lqpra en animales, ratifi­cándose así la teoría del Dr. Oberdoerffer. Esto ha motivado quepróximamente salga de Alemania p..a el Japón un grupo de cola­boradores suyos, que allá renovará en mayor escala los experiment06en animales, para sotneter luego los resultados a la crítica de la cien­cia internacional.

El In51:ituto Nacional de Bioquímica de Berlín se dedicó luegoal estudio del asunto en su aspecto biológico, practicando exámen<squímicos de la sangre 'en animales intoxicados con sapotoxinas, paradeterminar cómo actúan éstas para hacerlos accesibles a una poste­rior infección leprosa; IY ya Se ha conseguido representar el procesode la intoxicación por =dio de fórmulas químicas. Lo esencial enesto ha. sido constatar que el organismo intoxicado puede reaccionarproduciendo sustancias defensivas, capaces de ligar y nulificar lassapotoxinas; pero si falla este mecanismo (por ejemplo en individuosincapacitados bereditariamente para reaccionar de modo suficiente),el organisrnl? no pwede ofrecer resistencia ante las sapotoxinas, suscélulas y tejidos dañados por éstas quedan accesibles a los bacilosde Hansen que puedan llegarles, y la infección de la lepra será elresultado final. Se ha descubierto, pUtS, un cdmplicado proceso decausa triple para <¡ue la enfermedad se declare.

El autor e~pone ahora esta teoría y el resultado de sus experi­mentos, ante el foro de la ciencia universal con el objeto de que seancontrolados o/ criticados después de repetir sus experimentos y pro­seguir sus estudios, con el único objeto de V'er si su descubrimiento,una vez confirmado, puede servir de gran alivio para la humanidad.

y en efecto, con sólo la eliminación de las plantas causantes dela predisposición leprosa, se GOOlbatiría este terrible flagelo muchomás eficazmente que con el aislamiento, que pasaría a ser innecesa­rio, desde luego que quedaría limitada la posibilidad de contagio

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sólo a los intoxicados con saporoxinas; los lazareros pasarían a sersimplem,ente hospirales o asilos voluntarios para los leprosos, cuyonúmero (hoy unos 7 millones, de los cuales sólo unos 100 mil estánrecluídos) ¡ría en constante disminución. Calcúlese por estos datosla enorme economía que el feliz reroltado de = investigaciones,si son ronfirmadas, traería a toda la humanidad en dinero y en su­frimientos morales y materiales. Si ellas han de conducir además afacilitar el descubrimienro de un tratamiento eficaz de la lepra, cosaque se decidirá en el fururo, el beneficio sería de inaprecaibles pro­porciones.

Por mi parte he querido dirigir esta comunicación a la prensadiaria, además de la Revista Médica, por estimar que el público engeneral dOOe inreresarse por cuestión de tanta trascendencia. Presu­IDo ~ algunas personas en nuestro país podrían pr<Jj?Orcionar da­tos acerca de la existencia de plantas que contuvieran sapotoxinas,10 cual sería de enorme importancia para poder precavemos d.. sumaléfico influjo. Desgraciadamente no se han llevado a cabo minu­ciosas invt:stigaciones sobre este particular ni aquí ni en otros países,dado que hasta ahora se> ignoraba 10 serio ,del asunto; seguramenteen el futuro se le dará la debida atención '1 se emprenderán estudiosaquí mismo.

Por de pronto me he dirigido a Imi tan apreciado amigo y colega,d Dr. D. Clodomiro Picado, preguntándole si renía datos respectoa la ,existencia en Olsta Rica de las sapotoxinas en plantas que, yasea accidentalmente o usadas en nuestra alimwtación, pudieran in­troducimos por ingestión tales venenos. El Dr. Picado, siempre inte­resado en nuestra el1plora<:Íón científica,. me ha trasmitido los si­guientes datos que le proporcionó el Dr. D. WilliaÍn Cásseres, midistinguido ex-discípulo y actualmente quimico de la Secretaría deSalubridad, encargado ~pecialmente de los asuntos alimenticios. Dicee! Dr. Cásseres que lo único qtre sobre el particular se sabe., es quevarias plantas nuestras, como el Guanacaste, el Cenízaro y el Jabon­cillo, contienen "saponinas" y que, dado que la mayoría de éstas asu vez contienen sustancias tóxicas, es de presumirse que aquellasplantas tengan ((sapotoxinas"; es curiosa y sospechosa la circunstan­cia de que al Cenízaro se le achaca entre nosotros el ser causante deuna serie de enfermooades cutáneas. Sobre plantas alimenticias n"hay dato alguno.

Ojalá que este corto artÍculo provoque ,entre nosotros minucio-

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sas in"""tigaciones, que seríap. de gran importap.cia, dada la trascen­dencia de sus resultados. Los Doctores Picado y Cássere. (a quienesdoy las gracias por los datos suministrados) y SU$ colaboradores enlos laboratorios del Instituto de Higiene y de la Secretaría de Salu­bridad, podrían iniciarlas, y de seguro así lo harán, si ésta mi comu­nicación ha logrado de"P'rtar su acosrumbrado inrerés científico.

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De nuestras Sociedades Médicas

Centro de Estudios Clínicos del Hospital San Juan de Dios.­El Dr. German Naranjo, médico de la sección de medicina Internadel Hospital S. J. de Dios, presenta un inter.esante caso de Galae­lomria puberal.

Se refiere a un adolescente de 13 años en cuya otina se ¿escu­bre, en un ptimer análisis, abundante cantidad d" azúcar. El médicoestablece ¡pro faeto una rigurosa dieta privada de hidratos de earho­no com,? parte esencial del tratamiento. Oigamos las propias pala­bras del Dr. Naranjo. "Esa terapéutica </"" " primera vista parecieraindicada, resultó además de inútil, un verdadero tot1ll1ento por lasinnumearbles restricciones, inyecciones, etc., que comportaba paraun m.udwcho fogoso y en pl"no crecimiento. Cruel y muy duro erael cuadro que a diario presenciaba cuando sus compañeros de edady juego devoraban golosinas como helados, confituras, etc., y él, tansolo se dolía de su triste situación. Fue entonces que sus padres ant"tan doloroso =, acudieron a mi coosulta. El simple examen somá­tico del enfermo denotaba que estaba en la pubertad: cambio devoz, aumento considerable de las glándulas mamarias que semejabanlas de una niña a Su misma edad, dolorosas, secretaban un H<pJidolactescente semejante al calostro. Ordené al laboratorio un nuevoanáliss de orina y k búsqueda de lactosa. El resultado no se hizoesperar y confirmó el diagnóstico clínico de Galactosuria puber;>!.El nuevo t"'tamiento que prescribí a base de reanudar la alimen­tación corriente y fricciones mamarias con una pomada alcanforada,tuvo pleno éxito. Un posterior examen de la orina fue normal".

La comunicación clínica del Dr. Naranjo nos parece muy ins­tructiva ya que llaJlna. la atención sobre la importancia de determinarexámenes de orina con especificidad de los elementos anormales quepuedan encontrarse en tratándose principalmente de azúcar, y, porotro lado, rocaka una vez más, que la observación clínica del enfermoconstituye la base fundamental del diagnóstico.

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BIBLIOGRAFIA

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Monografía para el Seminario de la

Cátedra de Historia de la Medicina

Dr. Ramón Melgar, Buenos Aires 1940.

Un folleto de 64 pgs., roya lectura es a tal punto cautivadoraque una vez empezada es imposible de abandonar antes de haberlaterntinado.

Pa"" hacernos comprender la obra de Pinel, para ayudarnos ajuzgar lo que na sol<> desde el punto de vista estrictamente médicosino también filosófico-social significa la revolución provocada porel gran psiquiarra francés, e! Dr. Me!gar noo conduce desde la con­dición de los alienados entre los antiguos hindúes hasta el vitalismode la escuela montpelleriana. Esboza así, según su propia expresión,"el clima científico del siglo en que Pinel. iba a destacar e! sin­gular relieve de su vigorosa personalidad". Porque vale la pena re­cordar que la obra de Pine!, no tuvo como única base las solas ense·ñanzas clínicas: sino que arraigó en los fundamentos mism05 de lafilosofía de la época, y "la filosofía de Candillac le había .señalado"e! método". Es por ello que su obra capital lleva por tÍtulo "Traí­té medico-I'hilosophique sur l'Alienation mentale".

Pero es imposible en una corta nota bibliográfica dar idea detodo lo que contiene bajo su pequeño volumen esta publicación cua­jada de datos y eroberante de ideas. Es necesario leerla, y por ha­bernos dado ocasión de hacerlo, expresamos al autor nuestro mássincero agradecimiento.

Clínicas y Criticas Quirúrgicas

Dr. Francisco H. Rivero, Caracas 1941.

En un volumen nítidamente impreso ha reunido el autor uret

serie de ttabajos sobre asuntos relacionados con la cirugía y que hansido publicados aisladam.nte en revistas venezo1anas y extranjeras.Es el resultado de varios lustros de ejercicio de la cirugía, lo que elautor brinda a sus lectores en la obra que acaba de publicar.

.Cada artículo aborda, estudia y agota un tema de cirugía; pa­récele al lector asistir a lUla clinica quirúrgica. Desde un caso derinoplastia IOtal, hasta e! tratamiento de las fístulas por la pasta bis-

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mutada de Beck, desfilan ante uno los ~asos más divetsos que uncirujano encuenca en su práctica cotidiana.

La obra termina con un estudio histórko sobre la medicina enVenezuela, que no es talvez el menos interesante de la serie. Desdelos médkos indios de la época precolombina, la instrucción que re­cibían, las enfermedades predominantes en aquellos dí"S, hasta lostratamientos a que recurrían, hace el autor desfilar ante nuestrosojos, la vida médi~a de n¡restra América antes de la ~onquista. Yen po~as, pero sustanciosas páginas, el Dr. Rivero, nos relata.lasvkisitudes de la medicina en Venezuela desde esa temota época has­ta la reciente funda~ión de la Academia Nacional de Medicina.

Aun para los no cirujanos la obra está llena de interés y se lee~on verdadero pl~er. Por habérnoslo procurado rendimos nuestrosagrade~itn¡"ntos al Aurot.

Tuberculosis y Psicopatías

Dr. Ramón Melgar, Buenos Aires.

Estudio dedicado a probar la eriología tuberculosa de las psi~o­

sis esquizofrénicas o pskosis discordantes, ~omo las denomina elautor; solo puede s«c juzgada por especialistas.

Hay sin embargo una base experimental desarrollada por elautor, que está a nuestro alcance. Nos referirnos a las inoculacioneshechas a ~obayos con líquidos cefalo-raquídeo de pacientes ata~ados

de esas psioosis y que resultan positivas para el bacilo de Koch. Enel mismo ""den de he~hos experimentales debe mencionarse los culotivos de sangre y líquido céfalo raquídeo en medios de Lowensteiny Petragnani, que parecen también j¡wtificar la hipótesis planteada.

Es indudable que los especialistas leerán con fruto una obra deesta naturaleza, ¡~na de sugerencias y ~oncebida con el más estrictosentido científico.

Nuestro agradecimiento por el envío.

Importancia y necesidad de la

enseñanza de la Medicina Preventiva

Dirección Gent'T4/ de Sanidad Públiu, Guatemala 1941.

En un pequeño folleto de 20 pgs. la Dirección General de Saonidad de Guatemala, expone los temas tratados en una conferenciaque reunió a ocho técni~os de esa dependencia ~ que tenía por objeto.estudiar todos aquellos puntos que en rel~ión ~on la medicina pre·

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ventiva, deban ser tomados en cuenta en los estudios generales demedicina~

Al finalizar la Conferencia el Dr. Julio Roberto Herrera pre­sentó 'un anteproyecto de orientación hacia la medicina preventiva.Este ante,proyecto comprende tres temas:

l·-Mayor imporliancia de los estudios de la Medicina Preven­tiva dentro de la enseñanza de la Medicina General.

2'-Especíalización de facultativos en las ciencias sanitarias conla obtención del tÍtulo de Médicos Higienistas.

3'--Creación de una Escuela de Higiene y Salubridad.Es de esperar que la nación guatemalteca, saque de estas con­

ferencias toda la utilidad que ellas encierran y que colocarían laenseñanza médica en el hermano país a la par de la de los países másadelantados del Continente.

Agradecemos el envío.

Ensayo biotípológico en los

menores irregulares y abandonados

Dr. Jorge Escudero, Quito 1941.El Dr. Escudero, Director del Policlínica, en o<:Jaboración con

la señora Carlota Félix de Garces, Jefe de Estadística del Poli·Clí.nico, publica un documentado y muy laborioso trabajo en que abor­da y estudia a fondo el examen biotipológico de todos los menoresinternados en los Hogares de Proteccjón Social de Quito. En estevolumen se limitan los AA. a exponer los métodos que han emplea,.do en su trabajo, sin dar conclusiones.

Nuestros agradecimientos por e! envío de la obra.

Histopatología del cerebelo en

la parálisis general progresiva

Dr. Ramón Melgar. Buenos Aires, 194JEsta monografía de carácter muy especial, para que pueda ser

debidamente juzgada y analizada por no especialistas, está sin em­bargo presentada en forma tan clara, la exposición es tan objeti"",las ilustraciones tan nítidas, que aun los no especializados podemosdarnos cuenta del esfuerzo que representa y de! serio aporte quecon.stituye para el estudio de la hisropatología cerebelosa en la P.G. P.

Sus conclusiones son sumamente interesantes, particularmenteen lo que se refiere a la localización cerebelosa de La P. G. P., forma

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neurológíca atípica, inicialmente descrita por Alzheimer y que el A.afirma ser imás frecuente de 10 que hasta ahora se ha aceprado.

Describe dos tipos de lesiones. En el primero el proceso des­troctivo tiene como consecuencia la atrofia del órgano con retrac~

ciónLaminillar y es el descrito por AlzheÍtner. En el segundo ripo elórgano conserva su apariencia normal, pet"o el estudio histológicorevela un "proceso intenso y global de desmielinización". Es la pri­mera vez que se le describe. Otra de sus conclusiones es que las le­siones anatómicas de la parálisis general en el cerebelo y en la olivabulbar deben ser consideradas como los factores esenciales en la pa­togenia de la disartria.

El estudio se ,basa en seis observaciones. En aquellas en quepudo hacerse un estudio clínico detenido antes de la muer", fue~ibJe develar la existencia de claras signos de la serie cerebelosa"imbricados a la sintomatología clásica de la parálisis general, y enocasiones acentuando la misma".

Agradecemos al autor el envío de su interesante monografía.

Nuestro País

Por Carlos L. Sáenz y Ricardo Pérez Cabrera,Una pequeña obra, bellamente impresa en los talleres de Soley

y Valverde, y <lU~D objeto es e~ñar a grandes y pequeñ<:<i a cono­cer nuestro país, ha llegado a nutstra mesa de redacción. Es un em­peño laudable éste, de hacemos conOCer todo lo que de grande yde bello y de útil tiene Casta Rica.

y nos parece que los autores han logrado su empeño. La obritainteresa y despierta nuestra curiosidad y nos hace preguntarnos: ¿peroes posible que todavía ignoremos tanto del pequeño pais en que na'cimos y nos criamos? Pero la realidad es esa. Así como son muypocos los verdaderos parisienses que conozcan el Museo de Louvre,así también samos muchos los csrarricenses que ignoramos hechoshistÓricos, leyendas, datos geográficos, informes botánicos o zoológi­cos dt nuestra tierra.

y de todo eso trae "Nuestro País' y más aún. Una serie deilustraciones de algunos de lo:s más bellos lugares de Costa Rica o decostumbres tipicas :y; varios mapas terminan la obra contribuyendo ai1IlIImentar su interés y a hacer más clara la ~xposición.

Felicitamos a las A.A. y esperamos que su esfuerzo sea debida­mente apreciado. Con nuestros agradecimientos por el envío, vayanpara ellos nuestras mejores congratulaciones.