revista lnr del 5 de octubre de 2010

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ESTAR CONECTADOS EL ACCESO A LA WEB EN LAS COMUNIDADES MAS EXCLUIDAS MODA TENDENCIAS CON MARCA BIEN RETRO LNR EN ESTOCOLMO TRAS LOS PASOS DE STIEG LARSSON, EL ESCRITOR SUECO QUE ES FENOMENO MUNDIAL LN R LA NACION REVISTA 4 DE OCTUBRE DE 2009 ADEMAS: 10 CLAVES SOBRE TOXINA BOTULINICA ¿ES CIERTO QUE LAS DIETAS CURAN? SOLUCIONES PARA PROBLEMAS SEXUALES MASCULINOS POR QUE ME ENOJO CUANDO ME ENOJO EXTRA/ SALUD Y BELLEZA LA MUFA COTIDIANA ES SANA Y PERJUDICIAL A LA VEZ. ¿QUE HACEMOS CON ELLA?

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Revista LNR del 5 de octubre de 2010

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Page 1: Revista LNR del 5 de octubre de 2010

estar conectadosel acceso a la web en las comunidades mas excluidas

modatendencias con marca bien retro

lnr en estocolmotras los pasos de stieg larsson, el escritor sueco que es fenomeno mundial

LN

R

la nacIonreVIsta

4 de octubrede 2009

ademas: ● 10 claves sobre toxina botulinica ● ¿es cierto que las dietas curan? ● soluciones para problemas sexuales masculinos

por que me enojo cuando me enojo

extra/ salud y belleza

la mufa cotidiana es sana y perjudicial a la vez. ¿que hacemos con ella?

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Una simple bronca puede quedar en anécdota o convertirse

en la peor experiencia. Es tan sana como perjudicial para la salud

física y psíquica. Especialistas explican cómo se determina si un enojo

ayuda a alcanzar lo que uno desea

M ariana tiene 37 años. Está casada. Tiene dos hijos: uno de 10, otro de 13. El ceño fruncido se enciende

y se apaga, intermitente. Está alerta, ten-sa. Se masajea la nunca, mientras confie-sa: “Mis hijos me agotan, ya no sé cómo controlarlos. Mi esposo llega a casa ex-hausto y le escapa al conflicto. Me siento sola, remando en medio del caos. Los amo, son mi familia, pero daría cualquier cosa por que todo fuera distinto”. Claudio tiene 40 años y está casado con Mariana: “No tengo canas verdes porque ya ni pelo me queda”. Está claro que él también está enojado: “Hace unos meses sentí que iba a romper algo, a golpear a alguien. Se me subía la sangre a la cabeza, el corazón bombeaba a full. El miedo me paralizó. Me angustié, lloré como un chico encerrado en el baño. Me di cuenta de que necesitaba

p o r eduardo chaktoura f oto s corbis

ayuda.” Mariana y Claudio nos cuentan su historia en un bar de Palermo. Es do-mingo, son las 10 de la mañana. Sus hijos duermen y escaparon para desayunar le-jos del ruido doméstico. A Claudio, su te-rapeuta le recomendó que genere espacios personales y otros compartidos con su esposa “para preservar la pareja” y cuidar la vida en familia.

Al menos una de cada tres personas de nuestro entorno es consciente de lo enojado que está y de los motivos por los cuales se enoja. La plata que no alcanza, el ascenso que no llega, el piquete, el tránsito que no avanza, el discurso violento del día, la envi-dia, el hambre, el calor, la humedad, la cos-tumbre nomás de enojarse por enojarse.

Hay otro grupo de personas que se eno-jan sin saber precisamente por qué. Algo les molesta, los altera, los “saca de qui-cio”. En ellos, el enojo se ha convertido en un mecanismo de defensa, en una forma de conducta y comunicación.

La gimnasia del enojo empieza en la cabeza y se apodera del cuerpo. La bronca deja arrugas y, lo que es peor, cala hondo, profundo; se enquista, se transforma en

de QueMe enojo cuando Me enojo

Nota de tapa

Extra salud

y belleza

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un estilo de vida poco recomendable. Mu-chos trastornos de conducta tienen su explicación cuando se descubre este cir-cuito peligroso. En unos y otros casos –enojo con causa y enojo por costumbre– hay personajes, discursos y escenarios muy precisos, donde la vida cotidiana se juega la escena. Algo hace que hoy haya casas, escuelas y calles enojadas. Existen motivos y razones que desatan episodios de violen-cia entre parejas, padres e hijos, alumnos y maestros, jefes y empleados, compañeros de trabajo, peatones y conductores. Donde uno observe atentamente encontrará a al-guien que está enojado por algo.

“Los argentinos, sobre todo los porte-ños, tenemos una cultura propia del enojo. Subís a un taxi, la radio está encendida. Un periodista critica, se queja, todo es mo-tivo de enojo. El taxista se suma a la bron-ca. Un oyente en la radio se potencia, atrás se suma otro más enojado. El taxista clava el puño en la bocina, el del auto de al lado le grita, el peatón se asusta y enfurece." Esther Díaz, doctora en Filosofía de la Uni-versidad de Buenos Aires, describe así una escena cotidiana de la que no es difícil ser testigo y que, según ella, certifica una cos-tumbre argentina bastante negativa: “La crítica permanente”.

“Ejercemos la crítica de una manera cruel –explica Esther Díaz–. Hasta nos quejamos del tiempo cuando no encontra-mos otro motivo mejor calificado para enojarse.” Díaz cree que todo se remite, fundamentalmente, a una falta de ejerci-cio de la autocrítica. Todo indica que lo que escapa de nuestro parecer, lo que no responde a nuestras necesidades, es blan-co de crítica y enojo.

“Para empezar por algún lado, creo que hay que buscar el aspecto positivo de aquello por lo nos quejamos tanto. No hablo de un optimismo tonto. Me refiero –propone la doctora en filosofía– a rever-tir la crítica y el enojo constante y pen-sarnos un poco más críticos de nosotros mismos. Creo que quienes tienen autocrí-tica se enojan menos.”

Los dos enojos: eL bueno y eL MaLo (coMo eL coLesteroL)

Antes de endilgarle todo el mal que en-viste su presencia, hay que destacar que el enojo tiene un costado positivo. El eno-jo es muchas veces el motor que permite avanzar hacia la meta. Es la fuerza, la energía creativa que se necesita para con-cretar un deseo, protegerse y hacer valer los derechos individuales y los del grupo de pertenencia. Pero, claro está, prima el aspecto negativo. El “enojo malo” atenta contra la salud física y psíquica; pertur-ba, desorganiza el comportamiento y pue-de llevarlo al hombre a vivir situaciones límite o extremas.

Clarisa, de 24 años, pelea con sus “ki-los de más”: “Hace pocos meses, una amiga me ayudó a entender que no para-ba de comer porque estaba enojada. Es-taba furiosa conmigo misma. No salía de un círculo vicioso que pudo terminar muy mal”. Clarisa se apasiona en el re-lato, orgullosa de haber superado el trauma: “No podía volver al talle de ropa que había usado siempre. Si no conse-guía volver a mi talle era por estúpida, porque no tenía control ni voluntad. Por eso me castigaba con más comida; des-pués de todo, si no iba a adelgazar, para qué cuidarme”. Clarisa bendice el mo-mento en el que se dio cuenta.

El enojo por definición es una emoción fuerte que puede estimular una acción agresiva. Es una reacción fisiológica y psicológica al dolor, el sufrimiento, la amenaza o el peligro. Algo que pasa o que dicen pone en alerta. Frente a la amenaza, el cuerpo se prepara para el ataque o la fuga.

“El enojo tiene lugar cuando algo no satisface nuestras necesidades, creen-cias o deseos. Cuando no hay satisfac-ción, nos sentimos frustrados, y la frus-tración es la piedra fundamental sobre la que se construyen la bronca y la agre-sión. Las emociones negativas, como el enojo y la ira, desgastan y destruyen al hombre y a su entorno”, explica la doc-tora Graciela Moreschi, médica psiquia-tra especialista en vínculos.

Sea cual sea el volumen o grado que haya alcanzado, el proceso del enojo si-gue siempre la misma dirección: se tien-de a destruir, cueste lo que cueste, la fuente del miedo.

El doctor Marcelo Hernández, médico psiquiatra, analiza: “El que se enoja se-guido es porque tiene baja tolerancia a la frustración. El enojo está estrictamente relacionado con las expectativas, las exi-gencias y lo que nos limita, nos frustra”.

Cuando alguien se enoja, el cuerpo ex-perimenta miles de cambios sucesivos. El doctor Hernández lo hace fácil de enten-der: “Se exprimen las glándulas suprarre-nales y mandan al torrente sanguíneo adrenalina, noradrenalina, cortisol. Todo este shock de neurotransmisores produce cambios metabólicos, vasculares; aumen-tan la respiración y el ritmo cardíaco”.

El enojo crónico ha sido vinculado con enfermedades coronarias, cáncer, embo-lias, así como depresión, automutilación y abuso de sustancias.

“Hay que estar atento frente a una per-sona enojosa –advierte Hernández–. A primera vista puede parecer alguien crí-tico, intolerante, irascible, pero detrás de esa postura puede esconderse un cuadro depresivo severo. Hay depresivos que transitan por la depresión enojándose e

El arte de poner limites sanos

E l enojo y la agresión son normales en los chicos. Los especialistas aconsejan no suprimir los episo-

dios de enojo porque, de lo contrario, es-taríamos cercenando su imaginación y creatividad. Pero los chicos deben aprender cómo balancear sus propias necesidades con las necesidades de los otros. Aquí es donde entra en juego el di-fícil arte de poner límites sanos. “Deberíamos poder enseñar a nuestros hijos cuándo los enojos son funcionales y cuándo no –sugiere Moreschi–. Para eso, tenemos que tener en claro qué ac-titud vamos a tomar frente a nuestros enojos, qué lugar vamos a ocupar en esta sociedad actual nociva, que fo-menta la competencia, la rivalidad y el consumo.”¿Alguien se puso a pensar en la cantidad de chicos enojados que andan deprimi-dos, obesos o insultando y pateando a maestros por ahí? ¿Cuántos de esos chi-cos son hijos de padres que viven enoja-dos por el dinero que no alcanza, el éxito que no llega y las peleas por quién tiene o puede más? Una cosa no justifica la otra, pero ambas conviven bajo un mis-mo techo y una da espacio a la otra. “El enojo es producto de una herencia genética combinada con una cultura fa-miliar y social que determina –explica Hernández–. El que tiene tendencia a la hipoglucemia puede tener conductas agresivas. El que vive y crece en una ca-sa donde el enojo es el contenido del dis-curso, es lógico que estemos frente a un sujeto enojado, agresivo, deprimido.” Se aconseja trabajar las emociones des-de edad temprana. La familia es el pri-mer encuentro con la forma de modelar y vincularse con las emociones. “Sería muy beneficioso, más allá del rol clave de la familia, implementar un plan de educación emocional en las escuelas primarias de manera de enseñar a traba-jar activamente con las emociones, la frustración, la espera y demás”, propone Moreschi. La Comisión de Ohio, que trabaja en la resolución de conflictos familiares, acon-seja, entre otras cosas: • Deje que su hijo sepa que los senti-mientos de enojo son normales. • Nunca castigue a su hijo cuando usted está enojado. Esto les duele y les da mie-do. Esto también les enseña que la vio-lencia puede ser usada para resolver problemas. • Deje que su hijo vea cómo usted, como adulto, controla su enojo. Dígale: "Yo es-toy enojado ahora. Tengo que calmarme antes de hablar contigo sobre eso".Los adolescentes son más susceptibles a expresar sentimientos de enojo y arranques de ira. Los cambios hormona-les y la gran presión tienen un efecto sig-nificativo.

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novia ya sabe que el domingo es el día ideal para salir con sus amigas, porque yo desaparezco.” Fabián es un joven ana-lista de sistemas que está de novio hace cinco años y a él el futuro lo asusta para dar un paso más en su compromiso sen-timental y profesional. La novia de Fa-bián es psicóloga y no puede creer que “la ley de Murphy” la haya tocado tan de cerca. “Ella me dice que tengo que apren-der a transformar el enojo en acciones positivas –cuenta Fabián, en medio de una risa que muerde ironía–. La verdad es que mi jefe es un soberbio insoporta-ble. Qué puedo hacer yo si él es el enojo y la violencia en persona.”

El doctor Marcelo Hernández hace hin-capié en esta cuestión: “Cuando alguien se enoja seguido es que carece de idonei-dad para manejar la situación. Pensemos, por ejemplo, en la persona en su ámbito de trabajo, con un jefe enojado, que grita, que hace abuso de su supuesto poder. Cla-ro está que el que necesita enojarse para dirigir carece de talento, de capacidad de resolución, dirección y mando. Puede que haya cosas de la vida que lo enojen, pero no por eso debe ejercer su rol desde la agresión. Esa persona es insegura, no es idónea y ejerce la violencia”.

Los enojos que no se detienen a tiempo pueden convertir a una sociedad en un siste-ma enfermo, violento. Así como ocurre con cada persona en particular, las sociedades que no resuelven sus enojos pueden terminar siendo comunidades frustradas, agresivas, violentas, deprimidas, presa del pánico.

“No hay autocrítica, no hay solidaridad,

Conceptos para tener en cuenta

Identificar y aceptar

eso que nos enoja

2Trabajar con ese enojo que sentimos

3

Aceptar que hay cosas que nos enojan

1

Atreverse a decir que estamos

enojados

4Expresar el enojo en pala-bras. Si no puede decirlo, escríbalo

5Resolver lo

que nos eno-ja cuando es-temos menos

enojados

6No convertir el enojo en violencia

7Aprender a

pedir perdón y a perdonar

cuando el enojo fue exagerado

8No sentir culpa por el derecho que tenemos de estar enojados

9Consultar con un

profesional apenas se crea que el enojo

es incontrolable y que puede causar

daño a uno mismo, a otras personas, animales o cosas

10

Lejos de dar consejos y hacer autoayuda, hay algunos conceptos prácticos sobre los que se puede reflexionar y seguir de cerca:

insultando por todo. Es todo lo contrario de lo que uno imagina de un depresivo sumiso, abatido, tirado en la cama.”

Puede pensarse el enojo como resultado de la ansiedad, la angustia y la impoten-cia. “Estos sentimientos que alteran el estado de ánimo –subraya la doctora Mo-reschi– han colaborado con el incremen-to en el consumo de ansiolíticos. Y, lo que es más grave aún, el enojo del escéptico, del descreído, aumenta el consumo de otras drogas.”

Moreschi considera que “el enojo pa-raliza y resiente”. “Estamos dejando es-cepticismo como herencia –reflexiona la doctora–. Si nada de lo que quiere ocurre, si todo es imposible, si hay cosas que no tienen remedio y no hay salida, el escép-tico se enoja y no hay cuerpo que resista tal desolación.”

El estilo de personalidad de cada uno dará curso y grado al sentimiento. Están quienes enfrentan el enojo, quienes resuelven la bronca y a otra cosa, quienes le huyen por temor o falta de recursos. Están quienes ca-llan, quienes gritan, quienes pegan, quienes matan, quienes se escudan tras un cambio hormonal, quienes se calman con tomar un poco de aire o hacer actividad física.

Fabián, de 28 años, no está cómodo, como tanta gente de cualquier edad, en su lugar de trabajo. “Los domingos a las seis de la tarde empieza a dolerme la panza –comenta, mientras aprieta los puños y la mirada–. Me encierro en mi cuarto porque todo me da bronca. Ni si-quiera atiendo el teléfono. Sé que voy a contestarle mal a quien se me cruce. Mi

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Para combatir el enojo parece haber prác-ticas y métodos más sencillos y concretos. Es clave, en materia de enojos, entender la ne-cesidad de hacer prevención o pensar en in-tervenciones tempranas para evitar casos problemáticos.

El enojo, entendido desde la clínica, se trata con especialistas recién cuando la per-sona ha cometido un delito agresivo. Así funciona el sistema. Los jueces suelen solici-tar terapias contra el estado de enojo, la ira y la violencia luego de evaluar una serie de peritajes en los que queda en evidencia el daño psíquico de esa persona, de su víctima o de toda una familia o sistema.

"Se puede aprender a manejar las emocio-nes destructivas, como el enojo”, sugiere Moreschi, que considera como efectivas las técnicas que aporta la terapia cognitivo con-ductual y la gestáltica. “La primera trabaja sobre los pensamientos y creencias del suje-to –explica la terapeuta–; la gestáltica acep-tará la emoción que origina el síntoma y utilizará su energía para madurar esos as-pectos de la personalidad.”

El psiquiatra Marcelo Hernández indica que las capacidades y los patrones de perso-nalidad del paciente definen la terapia.

“Aquel que tenga inteligencia introspectiva, reflexión y autocrítica podrá avanzar sin problemas en un tratamiento psicoterapéu-tico adecuado para revertir la creencia y la emoción que lo desajustan. El que carezca de estas virtudes deberá recibir medicación. En principio, un tratamiento con ansiolíticos. Luego habrá que evaluar si hay que acompa-ñar el tratamiento con antidepresivos; esto, siempre y cuando se llegue a la conclusión de que tras ese estado de irascibilidad se es-conde algún tipo de depresión.”

“Se trata de entender qué nos enoja. Pero no alcanza con sacar afuera la bron-ca, la angustia o los pensamientos nega-tivos –reflexiona la doctora Moreschi–. Si hay algo que deseamos tanto y nos enoja no poder tenerlo, habrá que repen-sar qué estamos haciendo por alcanzarlo o entender que eso que buscamos no está a nuestro alcance, al menos en este mo-mento. Saber hacer el duelo también es desterrar el enojo.” ✖

no hay compromiso”, puntúa la filósofa Esther Díaz. “Vivimos enroscados en un círculo vicioso –subraya enfáticamente–, donde hay algunos que se declaran dueños de la verdad, y así no hay democracia dig-na. En los enojos es claro el conflicto con la autoridad.”

La terapia deL enojoImaginemos la ciudad antienojo. No alcan-

zarían los psiquiatras y psicólogos para tra-bajar como acompañantes terapéuticos de todos los argentinos que viven enojados (ya dieron cuenta de esta relación tan particular Jack Nicholson y Adam Sandler en la pelícu-la Locos de ira, de 2003). Supongamos, si esto no prospera, que se dispone instalar en las esquinas contenedores públicos acolchados donde la gente pueda entrar a quitar su eno-jo rebotando contra las paredes. Muy agresi-vo, muy loco. Entonces, por qué no plantar en las plazas muñecos inflables donde descar-gar la furia a golpes de puño. Todo muy deli-rante y cinematográfico.

Se insiste, ante todo, en la premisa de que el acto de enojarse es humano y natural; pero es clave poder identificar cuál es la causa, el contenido, la intensidad y el curso del enojo.

Video. pArA VEr mAs sobrE EstA notA http://www.lAnAcion.com.Ar/

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touch de los ochenta Enterito de seda con cierre ($ 790, Chocolate), camisa naranja con lazo ($ 328, María Cher), saco combinado ($ 339, A.Y. Not Dead), zapatos en gamuza orange ($ 519, Paruolo), collar roseta en metal y baño de plata ($ 2160) y brazalete roseta en alpaca y baño de plata ($ 1635, AireDelSur)

la tendencia es lo vintage, impronta

que puede lograrse con items

de una epoca en especial o de distintas

decadas fusionadas en un mismo look

RetRo

{estilosMoDA} pRoDUCCioN DoM A estUDio / Fotos M ARtiN lUCes ole

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aires de los 70 Jeans oxford (Jazmín Chebar), musculosa verde bordada con lentejuelas ($ 198, Vitamina), mañanita con volados en beige ($ 308, Akiabara), cárdigan estampado ($ 388, Akiabara), pañuelo floreado ($ 210, Paula Cahen d’Anvers), zapatos con plataforma de corcho ($ 299, Viamo), cartera de cuero combinada ($ 430, Julieta Sedler), anillo oval ($ 85, Luna Garzón), aros Tasi, en bronce y baño de oro ($ 290) y brazalete Tasi de esclavas en bronce y baño de oro ($ 1180, AireDelSur)

pRoDUCCioN DoM A estUDio / Fotos M ARtiN lUCes ole

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fusion i Falda de leopardo ($ 99, Complot), remera (Jazmín Chebar), faja elastizada con cuero ($ 105, Prüne), bolero negro con flecos ($ 392, Kosiuko), anteojos vintage cat’s eyes ($ 380, Carla DiSí), esclava en bronce y dorado ($ 85), brazalete ($ 120), collar dorado con medallón ($ 136), cadenas en dorado opaco ($ 148) y aros de filigrana ($ 95; todo, Luna Garzón), sobre de charol en rubí y negro ($ 200, Julieta Sedler)

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fusion ii Short de lino gris ($ 217, Ayres), chaleco de cuero ($ 1200, Levi’s), musculosa con breteles y botones ($ 176, Akiabara), pañuelo estampado (Chocolate), cinturón de cuero crudo con cierre ($ 105, Prüne), sandalias de gamuza con plataforma ($ 629, Paruolo), cartera de cuero grabado arena ($ 890, Jackie Smith), pulsera con imán colorada ($ 85), collares con piedras de colores ($ 112 c/u; todo, Luna Garzón), pulsera roja ($ 55, La Mercería)

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AsisteNte De pRoDUCCioN M a r i o l a M o ray. MoDelo J u l i e ta d e B e r n a r d i s d e H y p e M a n ag e M e n t. pelo n ac H o lo p e z Faga l d e pa ra e st u d i o H co n p r o d u ctos r e d K e n , t e l . 4 82 2- 4 3 8 0 w w w. e st u d i o H . n e t. MAqUillAje t r i n i da d o l i va pa ra F r u M B o l i - n ov i l lo co n p r o d u ctos l a n cÔ M e w w w. F r u M B o l i n ov i l lo.co M . a r t e l . 4 8 03 - 89 1 0. AgRADeCiMieNto: l a M e r sa H o n d u ra s 395 0 t e l . 4 8 62-9 1 74 w w w. l a M e r sa .co M DiReCCioNARio MARiA CheR : pa s eo a lco rta , e l sa lva d o r 4 7 1 7. Ay Not DeAD: pa s eo a lco rta , so l e r 4 1 93. jUlietA seDleR: M a l a B i a 1 3 1 8, B t e l . 4 7 7 7-1 23 5 w w w. J u l i e ta s e d l e r .co M . a r . pRUNe: pa s eo a lco rta . pARUolo: a lto pa l e r M o, pa s eo a lco rta . ChoColAte: a lto pa l e r M o, pa s eo a lco rta . pAUlA CAheN D’ANveRs: a lto pa l e r M o. levi’s: a lto pa l e r M o. jAzMiN ChebAR: pa s eo a lco rta . AkiAbARA: pa s eo a lco rta . AyRes: pa s eo a lco rta . vitAMiNA: pa s eo a lco rta . AiReDelsUR: a lv e a r 1 8 8 3. kosiUko: a lto pa l e r M o. viAMo: sa n ta F e 3 5 8 8. CoMplot: e l sa lva d o r 4 73 1 . lUNA gARzoN : l i B e rta d 1 1 8 5. lA MeRCeRiA: H o n d u ra s y a r M e n i a . jACkie sMith: g u r r u c H aga 1 6 6 0.CARlA Di si : g o r r i t i 4 6 6 0. ADiDAs: a lto pa l e r M o, M a l a B i a 1 72 0

los noventa y algo mas Remera azul francia ($ 139, Adidas), falda de algodón tubo (Paula Cahen d’Anvers), pañuelo estampado ($ 175, La Mercería), campera blanca con detalles en violeta ($ 235, Adidas), botas de gamuza violeta ($ 750, Paruolo), argollas de plata ($ 85), pulsera blanca y dorada ($ 120) y pulsera bronce y dorada ($ 85; todo, Luna Garzón)