revista internacional-nuestra Época-edición chilena, julio de 1985

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revista EDICIÓN CHILENA RNACIONAL NUESTRA ÉPOCA IM° 7 JULIO 1985 LA JUVENTUD LUCHA POR LA PAZ CRISIS EN CENTROAMERICA: DOS RUMBOS OPUESTOS PADILLA: INTERVENCIONISMO ARMADO Y ANTICOMUNISMO THEODORE: EL PUEBLO HAITIANO CONTRA LA AUTOCRACIA XXXII ANIVERSARIO

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Número de julio de 1985 de la edición chilena de "Revista Internacional-Problemas de la Paz y del Socialismo" publicación teórica e informativa de los partidos comunistas y obreros

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RESPUESTA A GABRIEL VALDES¡viene del reverso de la contraporladallio que haga en favor del pueblo y del verdadsro i n t eres nacional. En este marco seguiremos luchando porsu perfeccionamiento y porque la situación siga avan-zando de acuerdo a los intereses de los trabajadoresy del país.

Ante este objetivo fundamen ta l de terminar con ladictadura y abrir paso a un régimen democrático, ¿quéobjeto tendría que nos enfrascáramos en dimes y dire-tes acerca de las frases hirientes y las acusacionesinjustif icadas que contiene su carta? ¿Con qué objetodebiéramos responderle sus referencias a la unidad denuestro Partido, a lu supuesta división entre comunis-tas civiles y militares, incluida la poco feliz acotaciónsobre «la población c iv i l comunista que const i tuye lacarne de cañón de la dictadura»? Efec t ivamente algu-nos y en primer lugar la dictadura quisieran ver anuestro Partido dividido, pero para desgracia de la ti-ranía no es así. El Partido Comunista se encuentraférreamente unido en torno a su Comité Cent ra l y asu línea política ra t i f i cada en el ú l t imo Pleno y llevaadelante una intensa discusión sobre qué más hacerpara echar a Pinochet. Nuestro Partido acrecienta sui n f l u e n c i a ante el pueblo, lo que ha s ign i f icado unefectivo aporte al avance del conjunto cte la oposición.Todas las maniobras dirigidas a dividirnos, que en di-ferentes formas se han manifestado en estos 12 años,no han tenido ni tendrán el más mínimo éxito. ¿Paraqué, asimismo, referirnos a sus frases sobre los «fas-cistas de izquierda», o sobre la eventual «dictadura prosoviética», o sobre el «terrorismo» que usted achacaa combatientes por la libertad, o peor aún a su i n f u n -dada tesis de que los comunistas favoreceríamos a ladictadura? No vale la pena. El pueblo de Chile conocenuestra historia y nuestra entrega permanente a la luchapor sus derechos y por la democracia. Conoce el costoenorme que hemos ofrendado por nuestra consecuenciay lucha sin descanso.

No es nuestro interés enfrascarnos en tales discusio-nes. Creemos que las urgencias del pueblo y del paísson demasiado grandes para detenernos en ellas. Noseremos nosotros quienes contribuyamos a desatar unaespiral de recriminaciones o comentarios ácidos defác i l factura que sólo podrían oscurecer el asunto prin-cipal , que es trabajar juntos para derribar la dictadura.

Por eso mismo y porque, en defini t iva, no nos co-rresponde ni a usted ni a nosotros, no podríamos en-trar a polemizar sobre la situación del socialismo chi-leno ni la actitud que nos supone al respecto. Quisiéra-mos sí aclarar que, en nuestra opinión, siempre haexistido en Chile una fuerza socialista democrática queha jugado un rol fundamental y que ha entregado alpaís dirigentes de la envergadura histórica del presi-dente Allende.

Como usted dice en su carta, «en medio de los horro-res de la represión mucha gente sencilla clama al cielopidiendo urgentes acciones comunes para terminar conla dictadura». Nuestros deberes, el de ambos partidos,son hacernos eco de ese clamor. La historia de nuestropaís nos enseña que cada vez que demócratacristianosy comunistas, juntos a otras fuerzas democráticas, con-seguimos coordinar nuestros esfuerzos en favor de lademocracia y del progreso social, el pueblo logró im-portantes avances o consiguió sortear grandes peligros.Fue así cuando participamos conjuntamente en el Blo-que de Saneamiento Democrático que introdujo sustan-ciales reformas al régimen político que facilitaron eltérmino del predominio de la oligarquía en el gobiernodel país. Fue así en la promoción del proceso de Re-forma Agraria, de la nacionalización del cobre o dela defensa del régimen democrático cuando sectores

mil i tares se alzaron contra el gobierno del presidenteFrei. Nosotros tenemos presentes esas enseñanzas ytenemos presentes, también, las múl t ip les experienciasde t rabajo y acción común desarrolladas en estos añosde d ic tadura , que han s ign i f i cado aportes decisivos a lalucha por la libertad.

Pensamos que existen las mejores condiciones a finde alcanzar acuerdos para hoy y para mañana del con-junto de las fuerzas democráticas. Así lo expresan, porejemplo, quienes se han unido en la denominada « I n -transigencia Democrática», que es un acuerdo abier to¿t ustedes. Creemos que va en la misma dirección ell lamado en que ustedes par t ic ipan para cons t i tu i r unFrente Cívico a fin de luchar por objet ivos concretosde gran significación. Nosotros no estamos en favor dela polar izac ión al interior de las fuerzas opositoras.sino por la conjunción de todas ellas, sin exclusiones.

No es sobre la base de exigencias de que renuncia-mos ¡i tal o cual aspecto de nuestra polí t ica o de nues-tras concepciones ideológicas que será posible avanzar.Las d i fe renc ias reales y supuestas, basadas en hechoso caricaturas, en razonamientos respetables o en sim-ples prejuicios, no pueden invocarse para evi tar la u n i -dad de acción ante la imperiosa necesidad para todosnosotros de poner fin a la t i ranía .

Nunca, ni antes ni ahora, ha sido posible un i r a unpueblo por otro camino que no sea el de poner en p r i -mer plano sus intereses comunes y no las diferencias.Nunca en una sociedad pluriclasista y p lur ipar t id i s taha sido ni será posible la unidad sin apreciar, por unaparte, las afinidades y respetar, por otra, las diferen-cias. La unidad sólo se puede lograr en la diversidad.

Usted ha planteado la necesidad de desarrollar lalucha social y la desobediencia c iv i l y de llevar ade-lante acciones diversas y crecientes que culminen conla inmovilidad del país para lograr el fin de la dicta-dura.

Pongámosnos de acuerdo para llevar esto adelante.Fijémosnos de conjunto responsabilidades y metas.Acuerdos concretos en este terreno serían, sin duda.recibidos con beneplácito por todas las fuerzas socialesy políticas y significarían un refuerzo considerable dela movilización social que, según vemos las cosas, esla base común de nuestras estrategias. Como usted dice,«el régimen sólo entiende con acciones de protesta yrebeldía». Esa es exactamente nuestra opinión.

Nuestra estrategia orientada a promover una subleva-ción nacional de masas no es otra cosa que el desa-rrollo natural de tal movilización y rebeldía. «Lo provemos como un levantamiento o sublevación de masasque involucre a toda la población, a la mayor partí.1

de las fuerzas políticas y sociales y ojalá también partí;de las Fuerzas Armadas que estén contra la d ic tadura .Se trata de llegar a un estado de rebelión general izada,que logre la paralización real del país: alzamientospopulares en los principales centros urbanos con par-ticipación decidida del proletariado industrial, de losestudiantes, de las capas medias y del campesinado.Tales acciones se verían fortalecidas por golpes efec-tivos en apoyo a la paralización que ayuden a acelerarel desmoronamiento político, moral de las fuerzas re-presivas. La culminación de este proceso debiera serel copamiento por las masas de los principales centrospolíticos del país».

Por nuestra parte, haremos todos los esfuerzos enesta dirección, en la confianza de que el acuerdo de-mocrático tan anhelado se gestará en el desarrollo < ! » •esta lucha profundamente patriótica.

Sin otro particular, lo saluda atentamente, por elPartido Comunista de Chile, Manuel Chacón.

Santiago, mayo, l '

revista EDICIÓN CHILENA

RNACIONALNUESTRA ÉPOCA IM° 7 JULIO 1985

LA JUVENTUDLUCHA PORLA PAZ

CRISIS ENCENTROAMERICA:DOS RUMBOSOPUESTOS

PADILLA:INTERVENCIONISMOARMADO YANTICOMUNISMO

THEODORE:EL PUEBLOHAITIANO CONTRALA AUTOCRACIA

XXXII ANIVERSARIO

RESPUESTAA GABRIEL VALDES

SeñorGABRIEL VALDES,presidente del Partido Demócrata Cristiano,

P r e s e n t eEstimado señor Valdés:

Hemos tomado conocimiento de la carta que en nom-bre de la directiva de su Partido nos ha enviado apropósito del reciente Pleno de nuestro Comité Central.

Queremos, en primer lugar, agradecerle sus expresio-nes de pesar y solidaridad por el cruel asesinato denuestros compañeros José Manuel Parada, Manue l Gue-rrero y Santiago Nat t ino. Estos crímenes y otros come-tidos por la dictadura en esos mismos días, el posteriorsecuestro de Carmen Andrea Hales, las acciones de laACHA que bien sabemos quienes la componen, la de-tención masiva de dirigentes opositores, la intensa cam-paña de amedrentamiento en contra de personeros de-mocráticos, incluidos mi l i t an tes destacados de su Par -tido, y, por último, la prolongación del Estado de Sitio,son clara expresión de la barbarie de la dictadura yde la determinación de imponer su esqu >ma y mante-nerse • en el poder a cualquier precio. Ks ta forma deactuar del régimen no es nueva. Ha sido lo relevantedurante sus casi 12 años de usurpación del poder y nosimpone a todos el deber de elevar el combate por lalibertad y alcanzar el acuerdo de todas las fuerzasopositoras para echar a Pinochet de una vez por todasy conquistar un régimen democrático.

Así lo entienden la inmensa mayoría de los chilenosy, en primer término, los mi l i t an tes de partidos demo-cráticos que se ponen de acuerdo y se unen en la basepara impulsar la movilización social.

El extraordinario t r i u n f o de las fuerzas opositorasen las Universidades católicas de Santiago y de Val -paraíso, las victorias en los Colegios profesionales, larecuperación de la dirección de importantes sindicatospor los propios trabajadores, el potente movimiento desolidaridad en torno a la huelga de hambre de losfamil iares de los úl t imos asesinados son hechos detrascendencia pol í t ica enorme que est imulan a seguirluchando por el acuerdo de todas las fuerzas anti-fascistas.

En lo que a nosotros respecta, seguiremos esforzán-donos por el desarrollo de la acción común sin ex-clusión, convencidos de que no hay mejor camino paraponer fin a la tiranía. En este espíri tu respondemos lacarta que nos ha dir igido.

Creemos, como usted dice, que es indispensable quoentre nosotros nos expresemos con la máxima f ran-queza, en un esfuerzo común por c l a r i f i c a r nuestrasrespectivas posiciones, pero asimismo estamos conven-cidos de que ello no puede ni debe signif icar el en-f r e n t a m i e n t o de las fuerzas que estamos por la demo-cracia.

Nuestras d i fe renc ias debieran resolverse en un debateelevado, sin menoscabo de la lucha conjunta contra eladversario común y en la confrontación con la prácticade las po'siciones de cada cua l .

El pueblo es y debe ser, en esto y en todo, el su-premo juez.

Refiriéndose a nuestro Pleno, usted a f i rma que: «Ensíntesis, el Par t ido Comunista razona así: dado que ladictadura tiene interés en perpetuarse, no cabe otracosa que enf ren ta r la mi l i ta rmente en una guerra pro-

longada y que el nivel de en f r en t amien to seguirá uncurso continuo y ascendente».

Esto es, por decir lo menos, una deformación denuestros puntos de vista que no se podría inferir deltexto de nuestro documento, ni tampoco del párrafoque Ud. cita en su carta. Significa, además, desconocercompletamente nuestra historia y el rol que hemosjugado en la sociedad chi lena.

Precisemos las cosas. La primera y más importanteconclusión de nuestro Pleno es que hay que hacer to-dos los esfuerzos por echar a Pinochet cuanto antes.Este es el objetivo principal de nuestra política y he-mos planteado reiteradamente que, en nuestra opinión,ello es posible si se despliega la lucha y la moviliza-ción del pueblo y la unidad de todos los demócratas.

Para que las cosas sean más claras, nosotros usamosel concepto de enfrentamiento continuo y ascendenteen oposición a las tendencias a la conci l iación con ladictadura, que se expresan en algunos sectores; enoposición a las ilusiones de que es posible un acuerdocon Pinochet, que conduzca a la recuperación demo-crática; en oposición, en fin, a la idea de que será elimperia l ismo norteamericano quien devuelva la demo-cracia a nuestro país.

La concepción de que es posible una salida de com-ponendas d i f i c u l t a la lucha contra la dictadura y entor-pece la necesaria unidad de todas las fuerzas demo-cráticas.

Esta no es sólo nuestra opinión. El personero radicalAníbal Palma, entre otros, se ha referido a estos puntosen los siguientes términos: «Aquí hay un problema dofondo. La oposición está atravesada por una línea di-visoria que pasa incluso por el interior de algunos desus partidos. Esta línea marca dos espacios, uno enque se mueven fuerzas que esperan la salida a travésde una concertación o negociación con el régimen ocon sectores cercanos a él. Por otro lado están quienespiensan que es imposible una salida negociada y quela única posibilidad está en la movilización social másampl ia y constante a que se pueda llegar. Estas sondos opciones que se r e f l e j an , por cierto, en muchascuestiones, pr incipalmente en la polí t ica de al ianzasque se plantea, porque quienes creen que se puedelograr una solución negociada con sectores del régimenpueden buscar al ianzas que hagan, aparentemente, via-ble su salida, lo que impone varias exclusiones. Encambio, si optamos por la segunda salida, que creo esla única posible, se debe buscar la más amplia polí-t ica de a l ianzas» .

Esta es una visión que compartimos. Por lo tanto,nuestra proposición de empeñarnos .en una lucha demasas continua, resuelta y ascendente, esto es promo-ver infatigablemente el enfrentamiento a la dictadura,es una posición dirigida a hacer posible la unidad yel • en tendimiento más amplio , sin exclusiones de n in-guna especie. Por otro lado, no es posible desprenderde ninguno de nuestros planteamientos que el promo-ver el enfrentamiento a la dictadura s ign i f ique queestamos en favor de una «guerra prolongada» o quepropiciamos la guerra c i v i l y const i tuye, asimismo, unasuposición errónea decir que lo concebimos como en-f ren tamien to mi l i t a r generalizado o s iquiera , en lasactuales circunstancias, como fundamen ta lmen te mil i-tar. El informe al Pleno de nuestro Comité Central nodeja lugar a tales interpretaciones reductivas. Allí sedice textualmente: «sobre la base de elevar en cant idady en calidad la lucha mul t i f acé t i ca del pueblo, de po-ner todas las fuerzas en tensión por sus re iv indicacio-nes más sentidas, de lograr avances sustanciales en laacción común de las fuerzas opositoras, de desplegartoda la capacidad combativa de los trabajadores queestán enclavados en los centros vitales de la economíay de fortalecer los vínculos y las acciones conjuntascon las capas medias de la ciudad y del campo, derealizar una labor ideológica permanente hacia las

¡sigue en el reverso de la contraportada/

¡Proletarios de todos los países, unió si

REVISTAINTERNACIONAL(Problemas de la Paz y del Socialismo)

P U B L I C A C I Ó N

T E Ó R I C A E I N F O R M A T I V A

DE LOS P A R T I D O S

COMUNISTAS Y OBREROS

A P A R E C E D E S D E 1958

(323) 7J U L I O

1985

FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE«REVISTA INTERNACIONAL» REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOSCOMUNISTAS Y OBREROS DE ARABIA SAUDITA, ARGELIA, ARGEN-TINA, AUSTRIA, BÉLGICA, BOLIVIA, BRASIL, BULGARIA, CANADÁ,COLOMBIA, COSTA RICA, CUBA, CHECOSLOVAQUIA, CHILE,CHIPRE, DINAMARCA, ECUADOR, EGIPTO, EL SALVADOR, ESPAÑA,EE.UU., FILIPINAS, FINLANDIA, FRANCIA, GRAN BRETAÑA, GRECIA,GUATEMALA, GUYANA, HONDURAS, HUNGRÍA, INDIA, INDONESIA,IRAK, IRÁN, IRLANDA, ISRAEL, ITALIA, JAMAICA, JAPÓN. JORDA-NIA, LESOTO, LÍBANO, LUXEMBURGO, MÉXICO, MONGOLIA, PALES-TINA, PANAMÁ, PARAGUAY, PERÚ, POLONIA, PORTUGAL, RDA, RE-PÚBLICA DOMINICANA, RFA, RSA, RUMANIA, SENEGAL, SIRIA, SRILANKA. SUDAN, SUECIA, SUIZA, TURQUÍA, URSS, URUGUAY, VE-NEZUELA Y VIETNAM.

son muy baratos4. Todo ciudada-no que trabaja —el desempleo noexiste en el mundo socialista-paga el alquiler de su viviendasin perjuicio de todas las demásnecesidades.

Cabe señalar otro elementoesencial: la estabilidad del dere-cho que tiene el inquilino a suapartamento. El desalojo sólo pue-de tener como causa una infrac-ción muy grave de las reglas es-tablecidas de explotación del fon-do de la vivienda, con la parti-cularidad de que todos los casosestán estipulados por la ley. Dehecho, el apartamento se otorgaa perpetuidad y debe concederseuno nuevo (equivalente) en casode que el edificio vaya a ser de-molido, reparado totalmente o re-construido para otros fines.

4 En la URSS, el alquiler de unapartamento con todos los servicioscomunales totaliza apenas el 3% delpresupuesto íamlllar; en Bulgaria,el 7,2%.

El Estado no sólo da la vivien-da, sino que también, junto conla población, vela por que corres-ponda a las principales normassanitarias. La reparación y otrosservicios al respecto corren a car-go de las organizaciones subor-dinadas a los organismos del po-der local.

A medida que se eleva el bie-nestar de la población de los paí-ses socialistas, aumentan las exi-gencias respecto a la calidad dela vivienda. Esto se refleja en laconstrucción. Se mejora el aspectoarquitectónico de los nuevos ba-rrios. Mejora la calidad de losedificios, asi como su planeamien-to. La mayoría de apartamentostienen hoy dos, tres o más habita-ciones. Por ejemplo, en Hungríaestos apartamentos constituyenahora el 69% del fondo habitacio-nal; en Checoslovaquia, el 80%.Ha crecido notablemente la pro-porción de apartamentos unifami-liares. En la URSS, llegan al 85%.

En los países socialistas, el fon-do de la vivienda aumenta demanera planificada, coordinándo-se los programas anuales, quin-quenales y a largo plazo. La rea-lización de cada uno de ellos esun nuevo paso en dirección a lasolución definitiva del problemade la vivienda, es decir, que cadafamilia tenga su propio aparta-mento. No cabe duda que estameta se logrará en un futuro pre-visible, ya que los ritmos de laconstrucción son superiores a losdel crecimiento demográfico.

Como Ud. ve, estimado lector,los hechos testimonian que lasaseveraciones sobre la «crisis dela vivienda» en los países socia-listas que se permite la prensaburguesa, nada tienen que ver conla realidad.

Grupo de trabajo de la Comisiónpara información y documentación

científica de R e v i s t aI n t e r n a c i o n a l

EN MEMORIA DEL CAMARADA SAMUEL BEHAK

En la plenitud de su vida, hafallecido el camarada Samuel Be-hak, quien representó durante seisaños al Partido Comunista delUruguay en el Consejo de Redac-ción de R e v i s t a I n t e r n a -c i o n a l . Dejó de latir el corazónde un ardiente patriota, interna-cionalista consecuente y firme lu-chador por los intereses de lostrabajadores.

Samuel Behak nació el 21 demayo de 1923. En 1946 ingresó enel PCU. De profesión ingenieroindustrial con dedicación a traba-jos de economista, fue profesorde Economía Política en la Uni-versidad de la República del Uru-guay (Montevideo) hasta 1974. Eracolaborador permanente de la re-vista E s t u d i o s y del periódico

El P o p u l a r , órganos del PCU,y miembro de las comisiones ad-juntas al Comité Ejecutivo del CCdel PCU para la educación, la cul-tura y la enseñanza.

Samuel Behak dejó un gratorecuerdo en Cuba, donde coadyu-vó activamente a la puesta en piede las instituciones financierasdel primer pafs del HemisferioOccidental que acometió la cons-trucción de la nueva sociedad.

En 1979 fue designado represen-tante de su partido en R e v i s t aI n t e r n a c i o n a l . Poseedor deuna amplia erudición científica yun profundo conocimiento de losproblemas nodulares del desarro-llo de la economía mundial y lasrelaciones internacionales, tomó

parte activa en el análisis colec-tivo de importantes problemas denuestra época. Es autor de variosartículos que se caracterizan porla profundidad y riqueza de sucontenido.

Samuel Behak consagró todossus conocimientos, energías y do-tes de publicista comunista a lalucha por la emancipación de losoprimidos, por la paz y el socia-lismo. En el exilio se mantuvosiempre vinculado al Uruguay, asu clase obrera, a los trabajadorespor cuya felicidad trabajó y luchó.

En los corazones de sus canta-radas vivirá siempre el preclarorecuerdo de Samuel Behak, fielmarxista-leninista y periodista co-munista.

RESPUESTA A GABRIEL VALDESloiene del reverso de la portada/Fuerzas Armadas, de someterlas a la presión del pue-blo para tratar de producir en ellas un cambio de a c t i -tud de apoyar resueltamente la autodefensa de masas,de 'elevar en cantidad y en calidad la fuerza propia,el dominio de las diversas formas de lucha y el empíeode medios de combate en mayor cantidad y cada vezmás efectivos, podemos y debemos prepararnos parael enfrentamiento decisivo».

En otro lugar del mismo texto se agrega: «Lejos denosotros está la estrechez sectaria, el putchismo o elaventurerismo. Nuestra línea pasa por lu aceptación ypart icipación de las masas y por el desarrollo de luunidad .de toda la oposición. Al t rabajo de masas enla base, en el seno del pueblo, y a la labor u n i t a r i aen todos los niveles, le prestamos una permanenteatención».

Tendrá que coincidir con nosotros que estos concep-tos se d i fe renc ian bastante de su síntesis. No propicia-mos ni la guerra c iv i l ni la guerra prolongada. Jus ta -mente, porque no queremos ni lo uno ni lo otro sinoque, j un to a nuestro pueblo y con ustedes, queremosque se termine la guerra interna que Pinochet l l e v aadelante por más de once años, es que el Pleno con-sideró la posibilidad cierta de derribar a la dictaduraen un plazo relat ivamente breve si se da la conjunciónde las fuerzas democráticas y lu lucha del pueblo sedesarrolla a un nivel más alto, enfrentando ;i la d ic ta-dura con todos los medios a su alcance. Aún más, esta-mos convencidos de que para d isminui r el costo socialy hacer más rápido el tránsito hacia la libertad, elacuerdo de todas las fuerzas democráticas es funda -mental, y ayudaría a que importantes sectores de lasFuerzas Armadas comprendan que no pueden ni debenseguir ejerciendo la violencia contra el pueblo.-

Señor Valdés: es de toda evidencia que durante to-dos estos años la dictadura luí intentado sofocar eldesarrollo de l;i lucha democrática con los amplios yenormes medios represivos de que dispone y practi-cando a gran escala el terrorismo y la violencia con-tra el pueblo. Por ello, apoyamos resuel tamente la auto-defensa de masas frente a la represión y la violenciay estimamos indiscut iblemente legít imo que el pueblocree y trate de desarrollar fuerzas capaces de hacerfrente a los destacamentos represivos y terrorist¿is dela tiranía.

Si el pueblo se ha visto obligado a desarrollar formasde resistencia y defensa frente a l;i opresión, lo hacepnra potenciar las posibilidades de la lucha por susderechos y no para reemplazar ni menos aún paracontraponerse a la movilización social.

Usted disiente de esta opinión nuestra. En su opiniónesas formas de resistencia no d e b i l i t a n a la dictaduray representan un al to costo para el pueblo. En la nues-tra, es la conciliación y no la resolución lo que pro-voca un aumento del costo social en la lucha por lalibertad. Dejemos u la práctica y al pueblo d i r imir es-tas diferencias. Ellas, en todo caso, no pueden serobstáculo para trabajar en conjunto en aquellas cues-tiones esenciales en que estamos de acuerdo o en po-siciones cercanas. No obstante, permítanos precisarnuestra real posición.

Usted sabe que la cuestión de la violencia no- hasido introducida por el Partido Comunista en la socie-dad chilena y concordará con nosotros en que nadaautoriza colocar en el mismo plano al agredido y alagresor. La reiterada condena a la violencia, venga dedonde venga, elude el problema de fondo: el origende la violencia está en la dictadura y es de la esenciadel modelo económico, social y político que ha im-puesto al país. No depende de los comunistas, ni delpueblo, ni de la Izquierda, ni del conjunto de las fuer-

zas democráticas, sino de la t i ranía y de los respon-sables directos del Alto Mando de las Fuerzas Armadasy de Orden, y de los aparatos represivos y terroristasque el propio régimen crea.

Nosotros no propendemos a la violencia. Si plantea-mos la obligación política y moral de emplearla hoyes porque la dictadura la emplea en contra del pueblo,contra el país y contra el conjunto de los chilenos.Respecto de las formas de luchas pacíficas, no sólolas valoramos a l tamente , sino que const i tuyen hoy, enlos hechos, la mayoría de nuestras acciones contra ladictadura. Actuamos con f lexibi l idad en la combinaciónde las diversas formas de combate. Gran parte de suargumentación, en cuanto a este usunto, está dirigidoa demostrar que el hecho de que los comunistas con-sideremos legí t imo el uso de formas violentas pura res-ponder a lu dlctudura, sirven de just if icación a ésta ytambién a Estados Unidos y otros Estados capitalistaspara seguir prestándole apoyo a Pinochet.

Esto no es así. Usted recuerda, como nosotros, queel golpe de Estado se llevó a cabo con el objetivo deacabar con el «cáncer marxista», en contra de un go-bierno popular que había accedido al poder constitu-cionalmtíiite y que las razones de orden moral, el he-cho de que la inmensa mayoría del país estaba en con-tra de lu guerra civil y del golpe en contra del presi-dente Allende, no impidieron que éste se efectuara conconocido apoyo norteamericano y asumiera el carácterde una guerra contra el pueblo, contra los comunistas,contra todos los sectores democráticos enseguida.

La estrategia de la eliminación física de los que sele oponen —ya sea por métodos pacíficos o violentos—ha estado siempre en la esencia misma de la tiranía.Para mencionar algunos casos, recordemos los asesina-tos de Carlos Prats, Orlando Letelier, Tucapel Jiménezy André Ja r ían , y el intento de hacerlo con BernardoLeighton. Para hacer esto no ha necesitado jamás just i -f icación alguna, como no la ha necesitado para apoyareste régimen el imperialismo norteamericano.

Señor Valdés: creemos que en el curso de las luchasdebemos proponernos configurar en común una víaconcreta que logre poner fin a la dictadura y al fas-cismo. Por nuestra parte, creemos que en esa vía lof u n d a m e n t a l será la lucha de las masas, la moviliza-ción social combativa y resuelta que se expresará através de una combinación rica e inédi ta de formasde lucha pacíficas y violentas. Reducir nuestra concep-ción a un .esquema mi l i t a r es una s impl i f icac ión quedeforma nuestros puntos de vista. Sin embargo, dadaslas características y la acción de la d ic tadura , es in-dudable que está l lamado a jugar también un papeldecisivo lo que el pueblo pueda hacer en cuanto aldesarrollo de sus capacidades de autodefensa y deincremento de su i n f l u e n c i a en las Fuerzas Armadas.

Propiciamos, a lu caída de la dictadura, un régimendemocrático lo más avanzado posible, que incorporeal conjunto de las fuerzas democráticas y que erradi-que al fascismo de nuestra patria, juzgue a los gran-des responsables de los crímenes de estos años, generedemocráticamente una Constitución que tenga comofundamento el pleno respeto a los derechos humanosy a la soberanía popular, que enfrente y solucione real-mente los agudos problemas del país y toma para ellomedidas de fondo como, por ejemplo, la suspensióndel pago de la deuda externa.

Sin embargo, no descartamos la posibil idad de unrégimen distinto, no tan avanzado como el que nos-otros y la mayoría de los chilenos quisiera. Tratándosede un régimen democrático, estaremos dispuestos a de-fenderlo y dispuestos también a apoyarlo en todo aque-

fsigue a la vuelta/

RESPUESTA A GABRIEL VALDES¡viene del reverso de la contraporladallio que haga en favor del pueblo y del verdadsro i n t eres nacional. En este marco seguiremos luchando porsu perfeccionamiento y porque la situación siga avan-zando de acuerdo a los intereses de los trabajadoresy del país.

Ante este objetivo fundamen ta l de terminar con ladictadura y abrir paso a un régimen democrático, ¿quéobjeto tendría que nos enfrascáramos en dimes y dire-tes acerca de las frases hirientes y las acusacionesinjustif icadas que contiene su carta? ¿Con qué objetodebiéramos responderle sus referencias a la unidad denuestro Partido, a lu supuesta división entre comunis-tas civiles y militares, incluida la poco feliz acotaciónsobre «la población c iv i l comunista que const i tuye lacarne de cañón de la dictadura»? Efec t ivamente algu-nos y en primer lugar la dictadura quisieran ver anuestro Partido dividido, pero para desgracia de la ti-ranía no es así. El Partido Comunista se encuentraférreamente unido en torno a su Comité Cent ra l y asu línea política ra t i f i cada en el ú l t imo Pleno y llevaadelante una intensa discusión sobre qué más hacerpara echar a Pinochet. Nuestro Partido acrecienta sui n f l u e n c i a ante el pueblo, lo que ha s ign i f icado unefectivo aporte al avance del conjunto cte la oposición.Todas las maniobras dirigidas a dividirnos, que en di-ferentes formas se han manifestado en estos 12 años,no han tenido ni tendrán el más mínimo éxito. ¿Paraqué, asimismo, referirnos a sus frases sobre los «fas-cistas de izquierda», o sobre la eventual «dictadura prosoviética», o sobre el «terrorismo» que usted achacaa combatientes por la libertad, o peor aún a su i n f u n -dada tesis de que los comunistas favoreceríamos a ladictadura? No vale la pena. El pueblo de Chile conocenuestra historia y nuestra entrega permanente a la luchapor sus derechos y por la democracia. Conoce el costoenorme que hemos ofrendado por nuestra consecuenciay lucha sin descanso.

No es nuestro interés enfrascarnos en tales discusio-nes. Creemos que las urgencias del pueblo y del paísson demasiado grandes para detenernos en ellas. Noseremos nosotros quienes contribuyamos a desatar unaespiral de recriminaciones o comentarios ácidos defác i l factura que sólo podrían oscurecer el asunto prin-cipal , que es trabajar juntos para derribar la dictadura.

Por eso mismo y porque, en defini t iva, no nos co-rresponde ni a usted ni a nosotros, no podríamos en-trar a polemizar sobre la situación del socialismo chi-leno ni la actitud que nos supone al respecto. Quisiéra-mos sí aclarar que, en nuestra opinión, siempre haexistido en Chile una fuerza socialista democrática queha jugado un rol fundamental y que ha entregado alpaís dirigentes de la envergadura histórica del presi-dente Allende.

Como usted dice en su carta, «en medio de los horro-res de la represión mucha gente sencilla clama al cielopidiendo urgentes acciones comunes para terminar conla dictadura». Nuestros deberes, el de ambos partidos,son hacernos eco de ese clamor. La historia de nuestropaís nos enseña que cada vez que demócratacristianosy comunistas, juntos a otras fuerzas democráticas, con-seguimos coordinar nuestros esfuerzos en favor de lademocracia y del progreso social, el pueblo logró im-portantes avances o consiguió sortear grandes peligros.Fue así cuando participamos conjuntamente en el Blo-que de Saneamiento Democrático que introdujo sustan-ciales reformas al régimen político que facilitaron eltérmino del predominio de la oligarquía en el gobiernodel país. Fue así en la promoción del proceso de Re-forma Agraria, de la nacionalización del cobre o dela defensa del régimen democrático cuando sectores

mil i tares se alzaron contra el gobierno del presidenteFrei. Nosotros tenemos presentes esas enseñanzas ytenemos presentes, también, las múl t ip les experienciasde t rabajo y acción común desarrolladas en estos añosde d ic tadura , que han s ign i f i cado aportes decisivos a lalucha por la libertad.

Pensamos que existen las mejores condiciones a finde alcanzar acuerdos para hoy y para mañana del con-junto de las fuerzas democráticas. Así lo expresan, porejemplo, quienes se han unido en la denominada « I n -transigencia Democrática», que es un acuerdo abier to¿t ustedes. Creemos que va en la misma dirección ell lamado en que ustedes par t ic ipan para cons t i tu i r unFrente Cívico a fin de luchar por objet ivos concretosde gran significación. Nosotros no estamos en favor dela polar izac ión al interior de las fuerzas opositoras.sino por la conjunción de todas ellas, sin exclusiones.

No es sobre la base de exigencias de que renuncia-mos ¡i tal o cual aspecto de nuestra polí t ica o de nues-tras concepciones ideológicas que será posible avanzar.Las d i fe renc ias reales y supuestas, basadas en hechoso caricaturas, en razonamientos respetables o en sim-ples prejuicios, no pueden invocarse para evi tar la u n i -dad de acción ante la imperiosa necesidad para todosnosotros de poner fin a la t i ranía .

Nunca, ni antes ni ahora, ha sido posible un i r a unpueblo por otro camino que no sea el de poner en p r i -mer plano sus intereses comunes y no las diferencias.Nunca en una sociedad pluriclasista y p lur ipar t id i s taha sido ni será posible la unidad sin apreciar, por unaparte, las afinidades y respetar, por otra, las diferen-cias. La unidad sólo se puede lograr en la diversidad.

Usted ha planteado la necesidad de desarrollar lalucha social y la desobediencia c iv i l y de llevar ade-lante acciones diversas y crecientes que culminen conla inmovilidad del país para lograr el fin de la dicta-dura.

Pongámosnos de acuerdo para llevar esto adelante.Fijémosnos de conjunto responsabilidades y metas.Acuerdos concretos en este terreno serían, sin duda.recibidos con beneplácito por todas las fuerzas socialesy políticas y significarían un refuerzo considerable dela movilización social que, según vemos las cosas, esla base común de nuestras estrategias. Como usted dice,«el régimen sólo entiende con acciones de protesta yrebeldía». Esa es exactamente nuestra opinión.

Nuestra estrategia orientada a promover una subleva-ción nacional de masas no es otra cosa que el desa-rrollo natural de tal movilización y rebeldía. «Lo provemos como un levantamiento o sublevación de masasque involucre a toda la población, a la mayor partí.1

de las fuerzas políticas y sociales y ojalá también partí;de las Fuerzas Armadas que estén contra la d ic tadura .Se trata de llegar a un estado de rebelión general izada,que logre la paralización real del país: alzamientospopulares en los principales centros urbanos con par-ticipación decidida del proletariado industrial, de losestudiantes, de las capas medias y del campesinado.Tales acciones se verían fortalecidas por golpes efec-tivos en apoyo a la paralización que ayuden a acelerarel desmoronamiento político, moral de las fuerzas re-presivas. La culminación de este proceso debiera serel copamiento por las masas de los principales centrospolíticos del país».

Por nuestra parte, haremos todos los esfuerzos enesta dirección, en la confianza de que el acuerdo de-mocrático tan anhelado se gestará en el desarrollo < ! » •esta lucha profundamente patriótica.

Sin otro particular, lo saluda atentamente, por elPartido Comunista de Chile, Manuel Chacón.

Santiago, mayo, l '

revista EDICIÓN CHILENA

RNACIONALNUESTRA ÉPOCA IM° 7 JULIO 1985

LA JUVENTUDLUCHA PORLA PAZ

CRISIS ENCENTROAMERICA:DOS RUMBOSOPUESTOS

PADILLA:INTERVENCIONISMOARMADO YANTICOMUNISMO

THEODORE:EL PUEBLOHAITIANO CONTRALA AUTOCRACIA

XXXII ANIVERSARIO