revista humanístico-literaria
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1629-2
018
Revista Humanístico-Literaria
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Director:
Bruno Calleja Escalona
Subdirectora:
Azucena Escalona Baños
Diseño y maquetación:
Bruno Calleja Escalona
Taquio Uzqueda Prado
José María Martínez Zabala
@revistalararium Revista Lararium
Foto Portada: Salón del Trono Palacio de Navarra (Bruno Calleja Escalona)
© Lararium (Revista Humanístico-Literaria)
Depósito Legal: LR 1629-2018
© De los textos e imágenes. Sus autores
Colaboraciones:
Web:
revistalararim.blogspot.com
Sede:
Librería-Papelería Castillo de Libros (Calle Madre de Dios, 58, Bajo
26004 Logroño (La Rioja)
Telf.:
941026125
Suscripciones:
941026125 o en la sede
Ejemplar Gratuito. Prohibida su venta
Esta revista tiene edición en papel y digital
Índice
Editorial……………………………..4
Lararium Noticias…………………..6
El arte de las palabras………………8
Rincón Poético……………………..21
Filosofando…………………………24
Letras Breves……………………….26
Nuestros libros……………………..29
Recorriendo el Mundo……………..30
Una cita con la Historia……………38
Historia Breve………………………68
Historia y filatelia…………………..86
Letras Menudas…………………….97
Escritores y autores………………..100
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Klaus Klaus
ABZ ABZ ABZ
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Editorial Santander: 1-9-2020
Estimados amigos:
Hemos vivido un año que será recordado durante mucho tiempo. Un año en el que no se ha podido hacer
nada, los viajes han estado prohibidos durante tres meses, las relaciones con nuestras familias, amigos, co-
nocidos…, han sido en la distancia, o en persona con distancias y media cara tapada.
Durante este tiempo, nuestras vidas han sufrido un duro revés, que muy posiblemente nos marcará el por-
venir. La culpa de todo esto la ha tenido la forma más sencilla y simple de existencia, una partícula a la
que hemos llamado Covid-19.
Pese a todos los problemas causados por el Covid-19, hemos podido disfrutar del verano. Para finalizar la
etapa estival, he decidido venir a pasar unos días a Santander, en compañía del mar, que pese a todo, parce
no haber cambiado nada. Durante mi estancia he recorrido el edificio postal de la ciudad, que me ha recor-
dado al de Valencia, que visité en Enero de este mismo año antes de la llegada del Covid-19. Entre paseos
por el mar, visitas a las cercanías, he leído un poema de mi amigo Julio, en el que nos recuerda la impor-
tancia de los pueblos y su vida de antaño, ilustrado con unas fotos de David. También he leído la vida de
San Gregorio Ostiense y su presencia en Logroño y las Tierras de la Ribera Navarra, precisamente para
acabar con las pestes que asolaban a la zona, escrito por mi amigo Taquio y un pequeño pero muy intere-
sante resumen de la prolífica vida de Maximiano Hijón escrito por mi amigo Federico Soldevilla, que du-
rante años ha recopilado información sobre él. La actualidad también se ha colado entre las páginas de la
filosofía, como nos cuenta mi amiga Marina.
Para desconectar de esta Nueva Normalidad que estamos viviendo, siempre tenemos la literatura. Una de
las lecturas de mi estío, ha sido un relato en el que mi madre nos cuenta como vivió Logroño los tiempos
de la II Guerra Mundial y una clase de literatura de mi amigo Joaquín. Precisamente, relacionadas con la
Segunda Guerra Mundial son unas fotografías, que un autor anónimo realizó en un viaje entre Milagro y
Zarautz en 1937-1938 y que también me acompañan.
Para postre, me he traído una pequeña lección de arquitectura, de nuevo, del célebre arquitecto Maximiano
Hijón Ibarra, cuyas obras conservamos en Logroño y Pamplona.
El tiempo de confinamiento por el Covid, nos ha dado tiempo de imaginar, de crear, de soñar… y de un
viaje cargado de sueños también se cumplen este año 108 años. Hablamos del barco más lujoso jamás
construido, que salió el 10 de abril de 1912 de Southampton y acabó una fría noche de un 15 de abril de
1912 en las gélidas aguas del Atlántico Norte, hablamos del Titanic.
Para alejarme aún más de esta nueva normalidad, tengo el recuerdo de la visita de Carlos V a Logroño,
obra de mi amigo Luis Ángel, un breve cuento de infancia de mi amiga Carla y un dibujo de mi alumna
Silenay.
Por suerte, el tictac de unos viejos relojes mecánicos, sigue sonando como lo ha hecho desde hace más de
sesenta años. Afortunadamente, algo no ha cambiado y ojalá estas maquinarias aspiren a contar unos tiem-
pos mejores.
Con cariño
Bruno Calleja Escalona
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Muchos de los hallazgos arqueológi-
cos, se deben a la casualidad. En parte,
esta casualidad ha sido la que ha saca-
do a la luz una necrópolis datada en
dos épocas: Una tardoantigua y otra ya
visigoda, en las cercanías de Grañón,
en el entorno de unas obras de una au-
tovía.
La necrópolis, como tal, se descubrió
en 2013, aunque no se había excavado
hasta ahora. Los trabajos han desente-
rrado 90 tumbas ex-
cavadas en arcilla, que contenían a un único individuo. Únicamente una, se utilizó
para dar sepultura a dos difuntos. Todavía queda mucho por saber de lo que nos
pueden contar estos hallazgos. Lo que sí sabemos es que se trata de enterramientos
cristianos, alineados de este a oeste, y que los hallazgos pertenecen a individuos
adultos, pero también hay niños y bebés. No hay signos de muertes violentas, por
lo que se ha supuesto que se trate de un cementerio próximo a un poblado. Por
otro lado, ninguna tumba está reutilizada, y el estado de conservación es muy
bueno.
En los próximos días, se retiraran los huesos, que serán analizados para obtener
edades y sexos de los fallecidos, así como más datos sobre su forma de vida y pro-
cedencia. Tras la retirada de los esqueletos, las obras de la Autovía del Camino de
Santiago continuarán su curso, comunicando el Camino de forma más rápida.
Necrópolis Visigoda en Grañón
Lararium Noticias
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Presentaciones del número 5 de Lararium
El día 22 de enero de 2020 a las 20h, se presentó el quinto número de la revista Lararium en Librería-
Papelería Castillo de Libros. El acto fue abierto por Azucena Escalona, subdirectora de la revista, agrade-
ciendo la compañía y la buena aceptación del número 5. Continuó Bruno Calleja Escalona, director de la
revista, que habló del número 5, con el ferrocarril como tema transversal de este número. Además, hizo
mención a la participación de la ciudad de Yamaguchi en la revista. Continuó Federico Soldevilla, hablan-
do de la estación de Ferrocarril y de la llegada del tren a Logroño. El acto se cerró con un vídeo-
documental de las tres estaciones ferroviarias. Al acto acudió numeroso público, de diferentes asociaciones,
como Felix Pérez, presidente de Amigos del Ferrocarril, Alberto Sanvicents, presidente del Grupo Filatéli-
co... Al Acto acudieron también El Director de Prensa de la Guardia Civil, Carlos Romero, autor también
en este número, Taquio Uzqueda,.... Se ofreció un ágape a los asistentes.
Ante la buena acogida del quinto número, se realizó una segunda presentación en la Biblioteca de la Aso-
ciación de Vecinos de San José. El acto fue abierto por José María Martínez, en representación de la Aso-
ciación y de la biblioteca. Le siguió Bruno Calleja Escalona, director de Lararium, que habló brevemente
de la revista, y de su historia. Prosiguió la charla Federico Soldevilla, que contó la historia de la Estación
de Ferrocarril de Gran Vía, desde el primer tren que llegó hasta el último, pasando por las visitas de los re-
yes, Amadeo I y Alfonso XII a Logroño. Contó la historia de las diferentes pasarelas e industrias que se
colocaron en ambos lados de la vía y de cómo, poco a poco la ciudad fue creciendo hasta superar al Ferro-
carril. Tras el acto, se ofreció un ágape a los asistentes. En dicho acto estuvo presente la Concejala de Cul-
tura Carmen Urquía además de numeroso público.
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El Arte de las Palabras Arte en tiempos de guerra
Azucena Escalona Baños
Por tercera vez en los últimos veinte minutos, miré mi reloj y comprobé complacida que iba más despacio. El verano acababa de llegar y yo me había propuesto aprovecharlo empezando a trabajar con el tiempo todavía dormido de los primeros rayos de sol, que junto con una suave brisa ya entraban por la ventana de mi estudio. Tenía la sensación de estar ganándole tiempo al tiempo de una manera sosegada, moderando los agobios y las prisas y disfrutando de cada instan-te de mi trabajo.
Realmente el mundo de las letras daba para mu-cho, una cosa me había llevado a la otra y actual-mente redactaba artículos culturales para un pe-riódico local, trabajaba para una importante edi-torial traduciendo obras literarias y corrigiendo textos y además preparaba mi segundo libro de relatos. El primero acababa de publicarse y esta-
ba siendo muy bien acogido por lectores incondi-cionales y estrictos algunos, entrañables y bonda-dosos otros, pero todos a la postre, alentando y conformando mis proyectos. Eran las ventajas y virtudes de las publicaciones primeras, sencillas y discretas que comenzaban sembrando el te-rreno familiar y de las amistades, para poco a poco extender su cultivo a otros campos más le-janos, donde tendrían que ganarse a un público extraño y menos influenciado por los lazos senti-mentales, que las diseccionaría y que en última instancia, dictaminaría su destino elevándolas a los celestiales altares literarios o, por el contra-rio, convirtiéndolas en vulgar hojarasca.
Estas eran algunas de mis sentencias filosóficas para abrirme paso en mi recién estrenada carrera literaria mercantilista.
Grand Hotel de Logroño
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El viernes era un día amable en mi semana labo-ral, pues suponía la conclusión y entrega de ta-reas y la inminente desconexión del fin de sema-na, bendito tiempo de inspiración para mi labor creativa.
Además, aquella mañana me sentía especialmen-te animada. Era el cumpleaños de tía Alerce y como cada año lo celebraríamos con una comida familiar en su casa, a pesar de las opiniones en-contradas de algunos miembros de la familia que le sugerían celebrarlo fuera de casa evitándose así todo el ajetreo que la celebración suponía. Ella, como siempre, lo tenía claro y seguiría invi-tando a la familia a su casa, al fin y al cabo la asistencia era obligatoriamente voluntaria.
La mañana fue pasando entre llamadas telefóni-cas, envíos de correos electrónicos y archivo de documentos. Mi estudio era también mi casa, lo cual me hacía doblemente afortunada, pues lo tenía todo a mano.
Aproveché para hacer la limpieza general de ca-da semana, con colada y plancha incluida. Envol-ví el regalo de tía Alerce, un pequeño album con fotos familiares que yo misma había confeccio-nado. Abrí mi armario, elegí un conjunto cómo-do y unas deportivas, terminé de arreglarme y me dirigí a casa de mi tía. Nos separaban un par de kilómetros de paseo por el parque siguiendo el curso del río. Tía Alerce vivía en una bonita ur-banización de viviendas adosadas con un amplio jardín individual que ella había convertido en un pequeño paraíso en el que compartían espacio hermosas flores de jardín con sanadoras plantas medicinales, generando una edénica alquimia de colores y olores que relajaba el cuerpo y llegaba al alma. Tía Alerce concebía la vida como un don maravilloso y el cuerpo como la representa-ción personal, irrepetible e intransferible de cada ser humano, de quien dependía el cuidado de sí mismo. Para ella cuidarse era algo ordinario, lo extraordinario siempre era el resultado.
El sol consagraba su presencia a pesar de las hi-leras de árboles del parque que a aquellas horas cobijaban a entregados atletas, paseantes con sus mascotas y viandantes que, como yo, utilizába-mos el parque como un atajo de vía verde urbana que permitía mantener el ritmo de la marcha sin tener que esperar a semáforos, pasos de cebra o vehículos rodados.
Llegué a casa de tía Alerce al mismo tiempo que un ramo de rosas blancas y rojas que portaba un joven con la indumentaria de una floristería de la ciudad que se adelantó a mi y llamó al timbre.
Tía Alerce abrió la puerta.
-¡Hola!
-Unas flores para la señora Alerce Guial,-anunció el repartidor.
-¡Muchas gracias!,-exclamó tía Alerce emocio-nada.
-¡Hola, Estefanía querida!,-dijo acercándose a mi y abrazándome.
-¡Felicidades, tía!, llego con tus flores,-dije co-rrespondiendo su abrazo.
-Si, qué bonito detalle,-dijo mientras leía la nota que colgaba del envoltorio y la guardaba en el bolsillo de su americana.
-Pasa Estefanía,-continuó ella. ¡Qué guapa estás, querida! ¿Cómo te encuentras?
-Muy bien, tía, estupendamente. Tu estás esplén-dida, los años te sientan de maravilla.
Parece que ya ha llegado todo el mundo, ¿no?,-dije mientras depositaba, como hacía siempre, mi regalo junto al de todos los demás en el recibi-dor. La tía prefería abrirlos más tarde, cuando todos nos hubiéramos ido, para disfrutarlos des-pacio y por igual, decía.
-¡Hola Estef!,-me saludó mi prima desde el jar-dín, donde ya se había dispuesto la gran mesa con el banquete.
-¡Hola Lis!,-contesté acercándome a ella. ¿Cómo estás?
-Muy bien,-respondió ella.
-¡Hola, querida!,-me saludó tía Margarita.
-Llegas un poco justa, ¿no?, Estefanía,-increpó mi madre.
-Hay tiempo para todo mamá, seguro que no em-pezaríais sin mi.
-¡Hola papá!
-Bueno en realidad, ya hemos empezado,-contestó mi padre. Esto es más bien un picoteo, ya sabes.
Fui saludando al resto de la familia hasta que sa-lió tía Alerce con las últimas viandas. Todos aprovechamos para cantarle cumpleaños feliz y dar por comenzada la comida.
-¿Cómo va tu libro, Estef?,-preguntó el tío Abe-lardo.
-Bueno, de momento parece que las críticas son favorables,-contesté.
-¡Ánimo, Estef!, avísanos cuando te den el Nobel de Literatura,- incordió entre risas mi prima Ce-leste de la mano de su enésimo acompañante sentimental conocido, mientras me traspasaba de arriba a abajo con su fisgona y despectiva mirada
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experta.
-Lo haré Celeste, aunque no creo que haya sitio para todos,-contesté dedicándole mi más hipócri-ta sonrisa.
-Estefanía, querida, acompañame a cortar la tar-ta,-intervino la tía Alerce tomándome del brazo.
-Gracias tía,-susurré a su oído,- es todo tan agra-dable en ella.
-Bueno, lo cierto es que nunca habéis tenido mu-cho en común y tampoco os esforzáis por su-perarlo.¿Cuántos novios ha traído ya, dos por cada año desde los últimos cinco?,-bromeó la tía.
-Si, a juego con su vestuario,-añadí.
-Nosotras preferimos los libros como acompa-ñantes, son más elegantes, ¿verdad querida?,-sonrió tía Alerce.
-¿Cómo va tu trabajo?, tan ocupada como siem-pre supongo,-se interesó ella.
-Si, afortunadamente, a veces demasiado enfras-cada, pero contenta indudablemente. Y tu, ¿qué tal tía, estás escribiendo algo ahora?
-Si, claro. Escribo todos los días y también leo. Quizá te gustaría leer algo que escribí hace mu-chos años y que he recuperado esta semana de un viejo arcón de recuerdos. Serías la primera per-sona en leerlo.
-¿De verdad?, ¡Me encantaría!,-contesté emocio-nada.
Dejamos a la familia degustando el café y los dulces y nos dirigimos al estudio de tía Alerce, un amplio despacho abuhardillado que ocupaba el espacio diáfano debajo del tejado de su vivien-da.
Tomé asiento en uno de los sillones orejeros co-locados en la pared más baja de la habitación, al abrigo del techo abuhardillado que se prolongaba en una maciza librería de nogal que daba cobijo a docenas de libros escrupulosamente ordenados. Sobre la mesita de mimbre que separaba los dos sillones, tía Alerce había depositado una bandeja con la cafetera y unos deliciosos bombones. Sir-vió el café en nuestras tazas y se sentó en el otro sillón. Yo tomé mi primer sorbo y comencé a leer en alto para las dos.
Londres, 1945
La guerra por fin había terminado y también las celebraciones de la victoria. Las cosas poco a poco iban volviendo a la normalidad, aunque a la ciudad aún le quedaba un tiempo hasta volver a ser lo que un día había sido. Londres había sufri-do con sus habitantes la ira nazi en forma de ata-
ques e incendios que la habían dejado tocada, pero no hundida.
El Museo Británico, todavía con las puertas ce-rradas al público, había comenzado su reorgani-zación. Las piezas que habían sido trasladadas a los bunkers, a cuevas o a sótanos de seguras y leales casas de campo a las afueras de la ciudad, estaban siendo devueltas nuevamente al museo.
Yo, afortunadamente, también había sido reque-rida en mi puesto de trabajo, que consistía en es-tudiar y catalogar las obras de arte que entraban al museo, su datación, organización y ubicación en las diferentes salas.
El museo estaba frío después de tantos meses cerrado. Los equipos de limpieza se habían en-tregado a fondo en acondicionar el edificio para su nueva puesta en marcha y las estancias iban recuperando su habitual pulcritud. Mis pasos re-sonaban por los amplios pasillos mientras me dirigía a mi despacho, situado junto a la sala de catalogación. Abrí la puerta, la luz aunque tenue a aquellas primeras horas de la mañana, ya entra-ba por la ventana. Comprobé aliviada que todo el mobiliario seguía allí, deposité junto a la venta-na, en su sitio habitual, mi maceta de lavanda que había trasladado a mi domicilio durante to-dos aquellos meses de alejamiento. Me gustaba sentir su tenue aroma que la suave brisa traía a intervalos. Abrí los cajones de mi escritorio, y fui depositando sobre la mesa los utensilios que había guardado el día de mi partida. Me senté en la silla y fui poco a poco retomando el contacto con aquel espacio acogedor y confortable, orde-nado y rutinario, pero necesario y sanador al mis-mo tiempo.
Detrás de mi escritorio, ocupando toda la pared de la habitación, se ubicaba el mueble archivo de índice de obras del museo. Recorrí con la mirada los pequeños cajones y las etiquetas con fechas, números, orden alfabético u otras referencias pa-ra localizar rápida y concretamente la pieza bus-cada. Abrí uno de ellos al azar y repasé las ajadas fichas que identificaban las obras. Iba a ser un trabajo arduo volver a ubicar todas las piezas en las salas y depósitos y hacer que el edificio vol-viera a ser lo que había sido, pero aquel era el objetivo y nosotros los encargados de hacerlo posible.
Unos suaves golpes en la puerta precedieron a un empleado del museo.
-Una nota para usted del Despacho de Dirección, señorita Guial,-informó el empleado.
-Muchas gracias,-respondí recogiéndolo.
Abrí el pequeño trozo de papel doblado en dos
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pliegues en el que el Director del museo me re-quería en su despacho. Me extrañó el aviso, pues la semana anterior nos había reunido para darnos instrucciones sobre nuestra reincorporación y la reorganización de las obras de arte. Quizá hubie-ra novedades, pensé mientras salía de mi despa-cho y me encaminaba hacia el suyo. En la ante-sala, su secretaria me indicó que el Director me esperaba y accedí.
-Buenos días, señorita Guial. Tome asiento, por favor,-me indicó.
-Gracias señor director.
-Quizá le asombre mi llamada teniendo en cuenta nuestra reunión de la semana pasada en la que ya estructurábamos el protocolo de organización para la reapertura del museo. Sin embargo, esta misma mañana he recibido nuevas instrucciones del despacho del Primer Ministro referentes a la obra de Michelangelo Buonarroti, en concreto a sus dibujos de la Crucifixión y los retratos dedi-cados a Vittoria Colonna, Marquesa de Pescara.
No puede evitar un pequeño sobresalto interno y quizá un incontrolado gesto de sorpresa en mi rostro que motivó una leve sonrisa en el del di-rector.
-Junto con un requerimiento,-continuó él,-del especialista experto en la obra de este autor, es decir, usted señorita Guial. Pero, además, por doble motivo, siendo usted ciudadana española.
Mi expectación crecía al mismo tiempo que el atractivo rostro del director reflejaba la hilaridad que la situación le producía y que a mi me desco-
locaba, acostumbrada a su distancia profesional y formalidad en el trato desde mi llegada al museo. Algo que resultaba ciertamente llamativo pues nuestra edad sería más o menos la misma. Aun-que yo lo había entendido perfectamente tenien-do en cuenta la típica corrección del carácter in-glés.
-Como bien sabe, señorita Guial, entre el extraor-dinario artista y la distinguida dama, surgió una intensa relación de amistad espiritual que marcó muy notablemente a Miguel Ángel y su obra. Sabemos también, gracias al estudio pormenori-zado que usted hace de su trabajo, que Vittoria Colonna encargó al artista un Calvario para acompañar sus oraciones, pero que desafortuna-damente no forma parte de la colección del Mu-seo Británico.
Sin embargo, uno de nuestros agentes del Servi-cio de Inteligencia, ha confirmado su localiza-ción en España, en la catedral de Logroño, una pequeña ciudad situada al norte de la Península Ibérica.
Es el deseo del Primer Ministro y el del Museo Británico, atestiguar y confirmar la presencia de la obra, así como asegurar su correcta custodia, llegando incluso a proponer su compra para ase-gurar su pervivencia en el caso de que esta fuera dudosa, dada la presencia de efectivos del ejérci-to alemán desplegados en la zona y su ya sabido interés en la adquisición de obras de arte.
-Así pues, señorita Guial, ¿qué le parecería visi-tar por unos días su patria natal, -sonrió esta vez de forma totalmente distendida,-y desempeñar
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una importante misión para su patria de adop-ción?
-Para mi sería un auténtico honor y una gran oportunidad de ampliar mi formación, señor di-rector,-contesté devolviéndole una sonrisa.
-Entonces, saldrá usted mañana mismo desde el aeropuerto de Famborough en un avión Handley Page Halifax de la RAF. Aterrizará en el Aeró-dromo Militar de Agoncillo, ahora también base de los aviones del ejército alemán y muy cercano a Logroño, desde donde será trasladada en auto-móvil a la ciudad. Allí, se alojará en el Grand Hotel, en pleno centro de la capital, donde con-tactará con el agente Trevor Martins, del Servi-cio de Inteligencia Británico, su acompañante en esta misión. Él completará las instrucciones a su encuentro.
-¡Buen viaje, señorita Guial!,-dijo incorporándo-se y ofreciéndome su mano. La veré a su regreso dentro de dos días.
-Muchas gracias, señor director,-contesté estre-chando su mano.
-Tía Alerce, ¿esto te ocurrió a ti de verdad?,-pregunté entusiasmada deteniendo la lectura.
-Siempre tan impaciente Estef. Sigue leyendo y lo sabrás,-contestó ella sonriendo.
Intentando asimilar la proposición, me dirigí nuevamente a mi despacho. Esta vez no volvería a guardar las cosas en los cajones, ni llevaría la planta de lavanda a mi casa. Al fin y al cabo, iban a ser solo dos días de ausencia. Bueno, eso era lo esperado. Empecé a sentirme parte de una novela de ficción. Durante dos días, además de
una historiadora del Museo Británico, sería una agente al servicio de Su Majestad. La propuesta sonaba realmente interesante.
Recorrí la escasa distancia que separaba el mu-seo de mi casa haciendo una recopilación de los cinco años de mi vida profesional desarrollada en el Museo Británico. Hasta ahora, nunca había sido requerida para realizar mi labor fuera del entorno de la Institución, así pues, el viaje a Es-paña suponía una nueva experiencia para mi.
Me había licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Salamanca, desarrollando mi doctorado sobre los pintores italianos del Renaci-miento, con especial interés en la obra de Miguel Ángel Buonarroti. Gracias a mis excelentes cali-ficaciones, al finalizar mis estudios, pude incor-porarme a un programa de becas que la universi-dad salmantina desarrollaba en colaboración con el Museo Británico, donde podría plasmar mis conocimientos y completar la documentación que el museo ya tenía del genial pintor. Al con-cluir el periodo de mi beca, el Museo Británico me ofreció un contrato de trabajo, que yo acepté encantada.
Una vez en casa, preparé mi equipaje, intentando que no fuera muy extenso. Organicé mi bolso con mi documentación y otros objetos persona-les, deposité en mi maletín de mano toda la in-formación que había recopilado en el museo so-bre la obra de Miguel Ángel y me acosté tem-prano para poder descansar.
Con las primeras luces del amanecer, un vehícu-lo del ejército británico me recogió en mi domi-cilio hacia el aeropuerto de Famborough en Hampshire. Allí, un oficial de la RAF me acom-pañó hasta el avión. Una vez dentro, me ayudó a instalarme junto con mi equipaje y se despidió de
Avión Hadley Page Halifax, fuente https://www.raf.mod.uk/
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mi. A los pocos minutos, el aparato empezó a rugir iniciando su despegue. No era la primera vez que yo volaba, aunque si en un avión militar, sin más pasajeros que yo misma acompañada de un estrepitoso ruido de motor. Intenté hacer la travesía lo más llevadera y distraída posible, re-pasando los datos que tenía en mi maletín sobre el cuadro de Miguel Ángel que iba a catalogar en Logroño.
El cuadro había sido adquirido en Roma por el obispo Pedro González del Castillo para decorar la capilla que ordenó construir en el siglo XVII para su enterramiento en la Catedral de La Re-donda, en Logroño.
Vittoria Colonna era hija de Fabrizio Colonna y de Agnese di Montefeltro. Los Colonna concer-taron el matrimonio de su hija con Francisco Fer-nando de Ávalos, noble napolitano de origen es-pañol, del pueblo de Ábalos en La Rioja, muy cercano a Logroño, donde al final había termina-do el cuadro del Calvario de Miguel Ángel.
Aunque el matrimonio fue concertado, resultó un éxito en el plano sentimental, pues ambos se ca-saron enamorados en el Castillo de Ischia en 1509, donde no pudieron vivir mucho tiempo, pues Francisco partió a la guerra a las órdenes de su suegro para luchar contra Francia en favor de España. Fue hecho prisionero en la Batalla de Rávena en 1512 y deportado a Francia. Durante su encierro, él y su esposa mantuvieron una in-tensa correspondencia.
En 1525, las tropas españolas de Carlos V, al mando del Capitán de Ávalos, ganaron la Batalla de Pavía, pero en ella Francisco resultó herido y finalmente murió.
Durante mucho tiempo, su esposa Vittoria Co-lonna escribió sonetos de amor en su recuerdo, retirándose a un convento para aislarse del mun-do. Fue en Roma en 1539, cuando Vittoria Co-lonna y Miguel Ángel se conocieron y entablaron una intensa amistad espiritual. Miguel Ángel le dedicó numerosos dibujos, retratos y sonetos, pues él también escribía poesía.
En 1540, Vittoria Colonna pidió a Miguel Ángel que le hiciera un cuadro de Cristo Crucificado que la acompañara en sus oraciones. Miguel Án-gel gustosamente empezó el encargo, presentán-dole varios bocetos que se conservan en el Mu-seo Británico y también le pintó un pequeño Cal-vario, en él aparecían Cristo Crucificado, la Vir-gen y San Juan. El cuadro agradó enormemente a la dama que lo incluyó en su casa para rezar ante él.
Desafortunadamente, en 1547, fallece Vittoria Colonna, lo que produjo un gran dolor en Miguel
Ángel, que recuperó la obra y en ella incluyó a la propia Vittoria como una figura más al píe de la Cruz abrazándola y portando sobre sus hombros un pañuelo símbolo de su viudez.
El aparato comenzó a vibrar, un tanto asustada miré por la ventanilla que tenía junto a mi, volá-bamos entre nubes, consulté mi reloj y supuse que muy probablemente estuviéramos iniciando el descenso. Entre un claro de nubes pude distin-guir una torre de control y una gran pista de ate-rrizaje. Efectivamente, el avión comenzó a per-der altura mientras iniciaba las maniobras de ate-rrizaje. Dos fuertes virajes y un sobresalto me confirmaron que habíamos tomado tierra en el Aeródromo Militar de Agoncillo. Como había mencionado el director del museo los aviones alemanes ocupaban gran parte del aeródromo y también había una gran cantidad de oficiales del ejército nazi. El ruido del motor cesó y la com-puerta del avión se abrió dando paso a un oficial del ejército español que me ayudó con el equipa-je y me acompañó hasta el automóvil que me trasladaría a Logroño. El desplazamiento fue cor-to y en apenas veinte minutos, mi coche se dete-nía delante de la fachada de un lujoso edificio sobre el que podía leerse en letras vistosas Grand Hotel. El oficial me ayudó a subir mi equipaje por la escalinata de mármol blanco que daba ac-ceso al hall, decorado con muebles de mimbre y caoba y un elegante reloj colgando del techo. Allí, me acompañó hasta el mostrador y se despi-dió de mi.
-Bienvenida señorita,-me saludó el recepcionista tomando mi documentación, mientras hacía un gesto a un empleado del hotel que se acercó .
-El botones la acompañará hasta su habitación señorita Guial, esperamos que disfrute de su es-tancia entre nosotros,-me deseó entregándome mi documentación y un pequeño folleto del ho-tel.
-Muchas gracias, seguro que lo haré,-contesté.
Mi habitación se ubicaba en el primer piso, fren-te a la escalera de honor. Allí se abría un gran vestíbulo que daba acceso a un sobrio salón con dos puertas de color blanco. El botones abrió la de la izquierda, señalada con el número 1.
La habitación era espaciosa, con dos amplios ventanales, uno de ellos con balcón, cubiertos por largas cortinas de rico encaje. Los muebles, a juego, en color blanco y una gran lámpara en el techo y otra sobre la cabecera de la cama clavada a la pared completaban la estancia. El baño era espacioso, con baldosas de color blanco cubrien-do las paredes.
Sobre una mesita junto a una de las ventanas, un
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gran ramo de rosas blancas y rojas llamó mi atención. Abrí el pequeño sobre colgado de él, de su interior extraje una pequeña tarjeta con una elegante caligrafía. “Nos vemos en el hall dentro de media hora, señorita Guial” y lo firmaba Tre-vor Martins. Recordé el nombre del agente, mi contacto en la ciudad, como lo había denomina-do el Director del Museo Británico.
Saqué de mi maleta mi vestuario y lo colgué en el bonito armario con espejo ovalado exterior que ocupaba el espacio entre los dos ventanales. Deposité mi bolso y maletín de mano sobre el escritorio y salí al balcón. El cálido sol de Espa-ña me abrazó mientras disfrutaba de la agradable vista del Paseo del Espolón rodeado de jardines y con un pequeño quiosco en el centro. También, muy cerca, la estación de ferrocarril bullendo actividad y al fondo varios elegantes edificios.
Me cambié de ropa y arreglé mi peinado. Volví a leer toda la información sobre el cuadro de Mi-guel Ángel, tomé mi bolso y bajé al vestíbulo. Allí, intenté identificar a mi contacto entre las personas que ocupaban las mesas.
-¡Señorita Guial!,-escuché. La voz me resultó tremendamente familiar. Me giré intrigada para encontrarme con el atractivo y jocoso rostro del Director del Museo Británico. Nuevamente, mi rostro delató mis sentimientos, mientras su man-díbula se contraía disimulando una sonrisa.
-¿Cómo ha ido el viaje, señorita Guial?,-se in-teresó, mientras separaba la silla de la mesita pa-ra que yo tomara asiento. Acepté la silla y él se sentó también. En seguida se acercó un camare-ro.
-¿Qué desean tomar?,-nos preguntó.
-Un café solo con hielo para mi,-pidió él.
-¿Y la señorita?,-preguntó el camarero.
-Lo mismo para mi, gracias,-confirmé.
-Pero, entonces ¿usted es mi contacto, el agente Trevor Martins del Servicio de Inteligencia Bri-tánico?,-pregunté un tanto perpleja.
-Puede usted empezar a tutearme, señorita Guial. Yo por mi parte haré lo mismo, si usted me lo permite,-sonrió divertido.
-Si, claro,-contesté.
El camarero nos interrumpió con los cafés.
-Veo que estás un poco sorprendida, Alerce,-continuó. No te gustan las sorpresas, me temo,-dijo mientras vertía el café de una delicada taza de porcelana al vaso con los hielos.
-Pues no, la verdad. No me gustan las sorpresas, pero bueno, una vez sorprendida, cuéntame más
detalles de nuestra misión,-le contesté haciendo lo mismo con mi café.
-Creo que quizá te gustaría empezar echándole un vistazo al cuadro de Miguel Ángel en la cate-dral, antes de la entrevista que tenemos concerta-da esta mañana con el Gobernador Civil. ¿Qué te parece? De hecho, la catedral está muy cerca, sus torres se ven desde aquí,-informó señalando dos altas torres gemelas de estilo barroco. Termina-mos nuestros cafés y salimos del hotel. Cruza-mos el Paseo del Espolón, a aquella hora de la mañana muy concurrido, sobre todo por bullicio-sos niños y sus niñeras luciendo sus pulcros uni-formes, algunas además paseando ornamentados cochecitos de recién nacidos.
Nos adentramos en la zona antigua vislumbrando ya los muros de la catedral. Accedimos a ella por una puerta lateral que daba a una céntrica calle con soportales en una de sus aceras. Una vez dentro, me sorprendió la oscuridad del templo, a pesar de sus altos techos góticos y sus amplias naves. Destacaba su retablo mayor, muy recarga-do siguiendo el estilo barroco, obra de distintos autores, entre ellos Becerra, Navarrete el Mudo o Gil de Siloé. En la pared de enfrente, un coro de sillería tallado por Arnao de Bruselas y presi-diéndolo desde la parte más alta un cuadro de Jesucristo Crucificado, de Rubens.
Los techos, rematados en bóvedas de crucería, descansaban sobre ocho voluminosos pilares ci-líndricos. Seguimos recorriendo sus naves, apre-ciando varios lienzos de Navarrete el Mudo, la talla de Gregorio Fernández y la extraordinaria escultura del Santo Sepúlcro y alcanzamos el deambulatorio con el mausoleo del General Es-partero al fondo y el del Obispo Pedro González del Castillo, junto a otro lienzo del Cristo de los Labradores.
-¡Ahí lo tenemos!,-exclamó Trevor señalando un pequeño vano en la pared con una luna de cristal que protegía el Calvario de Miguel Ángel.
-No se por qué razón, siempre lo había imagina-do más grande,-comenté.
Destacaban los tonos carmines y verdes de los ropajes y los ocres de las figuras humanas. El centro de la pintura lo marcaba la anatómica fi-gura de Cristo Crucificado, junto con las expre-siones afectadas de los rostros y el movimiento dramático de los cuerpos, típicos rasgos del esti-lo de su autor. Todo en el lienzo guardaba una coherencia, dando la sensación de una total uni-dad. Concentré mi atención en la figura de Vitto-ria Colonna, arrodillada a los píes de la Cruz, con los brazos extendidos y la mirada alzada contem-plando al Crucificado.
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Las torres gemelas de La Redonda sobresalen sobre los tejados de Logroño,
Dibujo urbano de Taquio Uzqueda
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Trevor sacó una pequeña cámara de fotos y tomó varias del cuadro. Mientras nos deleitábamos con la visión, a ambos nos sorprendió la presencia de un oficial del ejército nazi muy interesado tam-bién en la obra. Nos saludó con un leve toque de su gorra y continuó observando el cuadro y to-mando fotos también. Desde el fondo de la nave, un sacerdote se acercó hasta nosotros. -Están us-tedes apreciando uno de los tesoros de esta cate-dral,-anunció.
-Sin duda que lo es,-corroboramos.
El oficial alemán se había distanciado y camina-ba hacia la salida, mientras el eco de sus botas macaba el ritmo de sus pasos.
El sacerdote permaneció con nosotros comentan-do las curiosidades del cuadro y nos acompañó hasta la salida.
-Ha sido emocionante verlo tan cerca,-comenté.
-No te preocupes, vamos a volver a verlo nueva-mente, seguro,-contestó Trevor.-Ahora nos espe-ran en el edificio del Gobierno Civil, nuevamen-te muy cerca de aquí.
Efectivamente, volvimos a tomar la calle que nos había llevado a la catedral en sentido opuesto y a unos escasos metros entramos en los soportales delante del Espolón y enseguida accedimos a un sobrio edificio de cuatro plantas. Nos detuvimos ante el puesto de guardia, donde confirmamos nuestra cita con el Gobernador Civil. Un policía nos acompañó hasta la primera planta, donde se ubicaba su despacho junto con el de su secreta-rio. A este último nos dirigimos, el policía nos presentó y se fue. El secretario comprobó nuestra documentación y nos acompañó hasta el despa-cho del Gobernador Civil.
Entramos en una amplia estancia de paredes y suelo de madera con grandes ventanales. El te-cho era alto y decorado con los escudos de los diferentes pueblos de la provincia, junto con dos grandes y ornamentadas lámparas de bronce que colgaban de él. Al fondo, las banderas oficiales y el escritorio del Gobernador Civil que se adelan-tó para estrecharnos la mano.
-Bienvenidos señores, espero que hayan tenido muy buen viaje,- se interesó.
-Si, muchas gracias señor gobernador,-contestamos ambos.
-Es un honor para nosotros poder atender al Mu-seo Británico. Creo que ya han estado ustedes en la catedral, ¿no es así?,-preguntó.
-Si señor, así es, acabamos de estar allí,-contestó Trevor. La señorita Guial es nuestra experta en la obra de Miguel Ángel.
-Encantado señorita,-saludó. ¿Cómo ha encontra-do la obra?
-Muy bien conservada y expuesta, señor gober-nador,-contesté.
-Bueno nos alegramos mucho señorita. Estaban ustedes un tanto preocupados por su custodia, ¿no es así?,-inquirió.
-Bueno, es una máxima del Museo Británico ase-gurar la pervivencia de las obras de arte, señor gobernador. De todos es sabido el interés del ejército del Tercer Reich en las obras de arte y dada la intensa presencia de efectivos de este ejército en Logroño, la preocupación ha saltado en Londres,-contesté.
-Si, bueno, la relación entre los gobiernos de Ma-drid y Berlín es intensa,-corroboró el goberna-dor.
Me di cuenta enseguida de lo delicado de la si-tuación. Trevor tenía algo importante que trans-mitir, quizá un tanto comprometedor dada la buena relación existente entre el Gobierno de Franco y el del Tercer Reich. Intenté hacerme cómplice de sus pensamientos y poder ayudarle. En ese momento, y como si estuviéramos conec-tados, nuestras miradas se cruzaron.
-Señor Gobernador, creemos que hay una alta probablilidad de que el cuadro vaya a ser robado,-anunció categórico Trevor. Me volvió a mirar apelando a toda mi atención, los datos también iban para mi entendí, pues hasta el momento no me había hecho partícipe de esa información. Supuse que a eso se refería cuando en su despa-cho de Londres me decía que mi contacto, es de-cir, él mismo completaría las instrucciones en Logroño.
-¿A qué se refiere, señor Martins?,-inquirió el Gobernador.
-Nuestros agentes han informado de la presencia en la ciudad de Karl Kurtz, un pintor alemán que durante un corto espacio de tiempo disfrutó de cierto renombre, sin embargo su carrera artística fracasó y actualmente se dedica a la falsificación de obras pictóricas y dibujos de autores de re-nombre. Desde hace algún tiempo, se le ha visto en los círculos sociales de altos cargos de la Ge-tapo.
-¿Está usted seguro de eso, señor Martins?,-preguntó dubitativo el Gobernador.
-Totalmente, señor. Puedo incluso enseñarle una fotografía suya que nos ha facilitado nuestra Fo-reign Office en Londres,-remató Trevor enseñán-dole la foto de Kurtz.
-Si, efectivamente este hombre está en Logroño,-
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corroboró el Gobernador. Se aloja en el Hotel Comercio, donde también se hospedan varios altos mandos del ejército nazi y de la Gestapo. Se le ha visto con su caballete ilustrando diferen-tes rincones de la ciudad.
Trevor volvió a mirarme intensamente, quizá preparándome para lo que iba a decir.
-Señor Gobernador, creemos que Karl Kurtz ha elaborado una copia del Calvario de Miguel Án-gel a partir de una fotografía tomada del original, con la intención de suplantarlo y hacerse con el auténtico esta misma noche,-anunció Trevor.
-Supongo que estará seguro de esa afirmación, señor Martins,-contestó visiblemente inquieto el Gobernador.
-Completamente, señor. Aquí tiene algunas prue-bas,-contestó Trevor mostrándole unas fotogra-fías de Kurtz reproduciendo el famoso cuadro dentro de su habitación del Hotel Comercio. Nuestros agentes del Servicio de Inteligencia Británico llevan varios meses observándolo, se-ñor.
-El Gobernador se removió en su butaca visible-mente molesto. -Son ustedes muy discretos, se-ñor Martins,-espetó el Gobernador con el rostro contraído.
-Y ustedes muy eficaces, señor. Unamos nuestras
potencialidades,-respondió Trevor mirándome nuevamente.
-De acuerdo, estamos a su disposición, señor Martins. Desplegaremos nuestros efectivos poli-ciales dentro del templo para abortar la posible actuación del delincuente,-concluyó el Goberna-dor mientras nos acompañaba a la salida de su despacho.
-Allí nos veremos, señor,-nos despedimos.
-¿Qué tal si comemos?,-propuse.
-Me parece una muy oportuna proposición, Aler-ce. ¿Qué tal aquí?,-preguntó Trevor refiriéndose a un elegante café situado muy cerca del edificio del Gobierno Civil.
-Parece muy acogedor, -respondí.
Entramos en un amplio local con espejos y fotos antiguas en las paredes reproduciendo diferentes momentos del café y distinguidos comensales en torno a las mesas de la sala . Uno de los cuadros destacaba sobre los demás, mostrando a una pa-reja formada por un hombre y una mujer muy sonrientes. “Carmen Morell y Pepe Blanco, ilus-tre cantante riojano”, podía leerse en un rótulo debajo y a su lado numerosos carteles de diferen-tes actividades de la pareja en teatros y estableci-mientos públicos.
Nos acercamos al mostrador con la intención de pedir nuestra comida. -Quizá sería mejor comer fuera, ¿no crees Alerce?, aún hay mesas libres,-Trevor se dirigió a mi.
-Si estaremos a cubierto del sol en los soportales y las vistas son inmejorables.¡Que bonita plaza!,-exclamé.
-Si, es el Paseo del Espolón,-respondió él.
-¿Puedo hacerte una pregunta, Trevor?
-Si, claro, por favor, Alerce.
-¿Cuánto tiempo llevas haciendo este trabajo?
-¿Te refieres al de agente secreto? He perdido la cuenta, pero ya son varios años, desde antes de la guerra, pero con ella mi trabajo se duplicó.
El camarero tomó nota de nuestros pedidos y en-seguida los trajo a la mesa.
-¿Regresarás mañana a Londres, Trevor?,-pregunté mientras me detenía en su nariz, no muy grande pero bien perfilada y sus intensos ojos castaños.
-Me temo que no,-respondió. Tenemos a varios agentes trabajando en el Aeródromo de Agonci-llo controlando la entrada y salida de personas hacia la Francia de Vichy. De hecho, es allí a donde volaré mañana, Alerce,-dijo retirando sua-
Cuadro de Miguel Ángel que se conserva en
La Redonda de Logroño
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vemente de mi cara un mechón de pelo que el viento había colocado sobre mi nariz.-Pero no te preocupes, volveremos a vernos pronto, recuerda que ahora tu también formas parte del Servicio de Inteligencia Británico y me temo que les he-mos gustado bastante como pareja. Y creo que no se han equivocado en su elección, ¿no es así?.
-Aunque no hubiera estado mal que alguien me hubiera puesto en antecedentes, hubiera pedido mi opinión, o algo así,-sonreí.
-Algunas cosas no hace falta mencionarlas, Aler-ce, se ven. Además, estamos hablando del Servi-cio de Inteligencia Británico, no suelen equivo-carse,-sonrió también. -¿Habías estado alguna vez en esta ciudad?,-le pregunté. -No, esta es mi primera visita, aunque como ya le comentaba al Gobernador, llevamos varios me-ses controlando el Aeródromo de Agoncillo. Du-rante la Guerra Civil Española aviones alemanes e italianos que apoyaban al bando franquista tu-vieron su base allí, además contaba con un de-partamento de cartografía, servicio de reparación mecánica y de mantenimiento de los aviones y suponía un punto de obligado paso para los agen-tes del servicio de inteligencia de cualquier na-cionalidad, en unos años en los que el espionaje y el contraespionaje decidían las directrices a seguir. -Si, pero la actividad persiste en la actualidad,-apunté. -Si, claro sus funciones continuaron al estallar la Segunda Guerra Mundial. Aunque España no
participó directamente en la contienda, sus rela-ciones con el ejército alemán continuaron y los aviones de la División Azul del régimen fran-quista realizaron también labores de apoyo al ejército del Tercer Reich. El aeródromo, pues sigue siendo un punto imprescindible, un espacio intermedio entre los bandos beligerantes, de ahí la notable presencia de efectivos del ejército ale-mán y de la Gestapo en la ciudad de Logroño. La tarde fue cayendo lentamente mientras yo me iba poniendo al corriente de mi nueva situación. Las campanas de la catedral anunciaban el próxi-mo oficio de la tarde. -Será mejor que vayamos hacia la catedral, Aler-ce. La misa comienza a las ocho y suele estar bastante concurrida. Accedimos al templo por la misma puerta por la que lo habíamos hecho por la mañana. Efectiva-mente, la iglesia estaba bastante llena, numero-sos oficiales del ejército alemán se sentaban en los bancos traseros. Nosotros avanzamos un poco más y nos sentamos en la tercera fila por delante, muy cerca del deambulatorio y del cuadro. Reco-rrí el espacio con la mirada y enseguida distinguí la figura del Gobernador, más o menos a nuestra altura pero en la hilera de bancos de la nave late-ral opuesta, así se lo hice saber a Trevor con un leve gesto que él corroboró. Al mismo tiempo, giró su cabeza lentamente hacia el coro que al-bergaba el gran órgano y no me perdí el leve ges-to de inclinación de cabeza del organista. Trevor me miró y sonrió. La celebración litúrgica siguió y concluyó con
Manzana donde se encuentra el Gobierno Civil de Logroño
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normalidad. La gente fue dispersándose, agru-pándose para charlar o dirigiéndose a la salida. Fue en ese momento cuando Trevor susurró: -Ahí está. Seguí su mirada y distinguí a un hombre de me-diana edad, vestía un traje chaqueta de lino en color gris y un pequeño sombrero de paja que se quitó al entrar. De su hombro colgaba una ban-dolera de cuero marrón. De pronto, en la parte trasera de la nave central se oyó un fuerte golpe al tiempo que un oficial del Tercer Reich se desplomaba en el suelo. La gente se arremolinó asustada. -¡Vamos!,-me dijo Trevor tomándome de la mano en dirección opuesta a la de la multitud, es decir, hacia el deambulatorio, pues de pronto la figura de Karl Kurtz había desaparecido de la nave lateral. Trevor y yo avanzamos despacio aprovechando la oscuridad del espacio anterior al deambulato-rio y nos ocultamos detrás de uno de los confe-sionarios mientras observábamos como Kurtz sacaba de su bandolera un cuadro que depositó en el suelo. Mi corazón latía tan fuerte que por un momento pensé que alertaría a Kurtz. -¿Qué hacemos, Trevor?,-susurré. -Tranquila, esperar,-me respondió apretando mi mano. A continuación el delincuente empezó a desmon-tar del pequeño vano que contenía el Calvario de Miguel Ángel la luna de cristal que lo protegía, se disponía a descolgar el cuadro de la argolla que lo sujetaba a la pared cuando se oyó el soni-do estridente del órgano, al mismo tiempo del manto que cubría los hombros de Vittoria Colon-na en el lienzo se proyectó un intenso haz de luz roja que sorprendió y deslumbró totalmente a Kurtz. Rápidamente, varios oficiales de policía que habían permanecido ocultos como nosotros se abalanzaron sobre él deteniéndolo. El Gober-nador Civil apareció también y nosotros salimos de nuestro escondite y nos reunimos con él. -Estaba usted en lo cierto, señor Martins,-dijo mirando a Trevor. -Enhorabuena Señor Gobernador, la coordina-ción de los agentes ha sido perfecta,-añadió Tre-vor mientras contemplábamos como los agentes se llevaban al delincuente. -Bueno, formamos un buen equipo al parecer,-sonrió estrechándonos la mano. Aunque desco-nocía el hecho de que la pintura contaba con un sistema de seguridad tan sofisticado,-añadió el Gobernador. -Si, forma parte de nuestro trabajo de observa-ción de todos estos meses y con el permiso de los propietarios del cuadro hemos probado este nue-vo material. Es un modernisimo sistema de segu-ridad que se acaba de fabricar en Londres y que
seguramente empezaremos a implantar en el Mu-seo Británico también. Enseguida se unieron a nuestro grupo varios sa-cerdotes de la catedral y el organista, pieza fun-damental del dispositivo, pues según explicaba Trevor al Gobernador, el sonido del órgano po-nía en marcha un sensor que a su vez activaba un rayo de luz que deslumbraba y cegaba por unos minutos al detractor. -Ha sido una maniobra inteligente, señor Mar-tins,-añadió el Gobernador. Ahora debemos in-vestigar si la casual lipotimia sufrida por el ofi-cial del ejército alemán ha sido una maniobra disuasoria para captar la atención del público y facilitar la labor del delincuente. -Si, ciertamente parece un desmayo muy opor-tuno,-apunté. Salimos todos juntos de la catedral y nos despe-dimos allí mismo. Trevor y yo nos dirigimos len-tamente hacia el hotel. -Bueno, señorita Guial, ¿qué le ha parecido su primera misión al servicio de Su Majestad?,-me preguntó sonriendo. -¡Muy emocionante!,-sonreí también. -Demasiado sencilla y discreta tu intervención. No te acostumbres. Solo ha sido una toma de contacto y de reflejos, parece que nos compene-tramos bien, por lo tanto el grado de exigencia irá creciendo,-volvió a sonreir. -Si, bueno, me tendré que entrenar,-corroboré. Cenamos en el jardín del hotel acompañados por la orquesta que interpretaba agradables melodías. Algunas parejas bailaban y después de los pos-tres, Trevor me tomó de la mano y salimos a bai-lar también. Interpretaban “Extraños en el Paraíso” y yo en-tre sus brazos me sentí allí, aunque no extraña. A la mañana siguiente, desayunamos en el hotel, Trevor se disponía a telefonear al aeródromo pa-ra que vinieran a recogernos, cuando el camarero nos comunicó que un oficial del ejército español preguntaba por nosotros en recepción, y nos diri-gimos hacia allí. -¿Los agentes británicos?,-nos preguntó un alto y apuesto oficial. -Si, somos nosotros,-contestó Trevor. -Mi nombre es Marcelo Escalona y me envía el Gobernador Civil para que les traslade al Aeró-dromo de Agoncillo,-sonrió. -Estupendo, gracias,-sonreí también. -No hay de que, señorita,-me contestó inclinán-dose y tocando levemente el ala de su gorra. Llegamos al aeródromo donde nos despedimos del amable conductor y nos dirigimos hacia la pista de aterrizaje ocupada por dos aviones Had-ley Page Halifax de la Real Fuerza Aérea Britá-nica, uno con destino Londres para mi y otro ha-cia Francia para Trevor.
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-Ten mucho cuidado Trevor,-le pedí acariciando levemente su rostro. -Lo tendré, aunque dejaré un poco para que me cuides tu,-sonrió. De vuelta en Londres, recorrí la escasa distancia que separaba mi casa del Museo Británico. Las salas empezaban a albergar sus tesoros aunque todavía embalados. Eso me recordó que me es-peraba una ardua labor. Abrí la puerta de mi des-pacho y me sorprendió un precioso ramo de ro-sas blancas y rojas. Abrí el pequeño sobre que colgaba de él reconociendo enseguida la elegan-te caligrafía. “Encantado de haberla conocido mejor, señorita Guial”. Coloqué las rosas junto a mi maceta de lavanda y comencé a trabajar. -¡Guau!,-exclamé. ¡Qué historia tía Alerce! ¿En serio fuiste agente secreto? Nunca me lo habías contado ni tampoco nadie de la familia. ¿Por qué? -Bueno, todos se enteraron bastante tarde y creo que no se lo tomaron demasiado bien, sobre todo mis padres, tus abuelos. Se trata del Servicio Se-creto, era algo confidencial. Durante los años que viví en Londres Trevor y yo seguimos traba-jando juntos en el museo y fuera de él como agentes al servicio de Su Majestad, hasta que a él lo trasladaron a Edimburgo y yo volví a Espa-ña. El destino quiso que yo volviera a Logroño con una oferta de trabajo muy interesante. Al año siguiente, también a mi hermano, tu padre, lo trasladaron de su trabajo a Logroño y los abuelos no queriendo estar solos se instalaron con nosotros aquí. -¿Y Trevor, no volvistéis a veros?,-pregunté. -No, aunque continuamos escribiéndonos y to-dos los años me envía un ramo de rosas blancas y rojas el día de mi cumpleaños, con el que hoy has venido tu. -¡Qué romántico! -Si, lo es. Sobre todo el mensaje que han traído las rosas esta vez. Se ha jubilado de su trabajo y su primer viaje lo ha hecho a Logroño, recuerda que un día conoció a alguien aquí a quien le gus-taría volver a ver. -¡De verdad!, tía Alerce estarás contenta, ¿no?. -Estoy flotando, que no es lo mismo y a mi edad eso puede ser un tanto peligroso,-sonrió. ¿Te gustaría conocerlo, Estef?, me ha pedido que nos reunamos en La Redonda, junto al cuadro de Mi-guel Ángel donde vivimos nuestra primera mi-sión. -¡Claro, me encantaría conocerlo!, ¡pero qué his-toria!. ¿Escribiste las demás misiones que hicis-teis juntos?
-Si, las tengo todas, así que continuaremos le-yéndolas, si tu quieres. -¡Claro!,-contesté entusiasmada. Volvimos a reunirnos con la familia en el jardín y aún estuvimos un rato con ellos. Después, po-co a poco todos se fueron despidiendo de tía Alerce y de mi. Ella terminó de arreglarse y nos dirigimos a la catedral. Recorrimos la nave dere-cha hacia el deambulatorio donde estaba el cua-dro y allí de píe esperaba un apuesto caballero con un elegante traje chaqueta color verde caqui. Tenía su mano derecha en el bolsillo del panta-lón mientras con la izquierda sujetaba su som-brero. Yo esperé unos pasos más atrás mientras ellos se abrazaban emocionados. Tía Alerce nos presen-tó, recordamos su aventura contemplando el cua-dro que Miguel Ángel había regalado a Vittoria Colonna como muestra de una relación intensa y atemporal. La de tía Alerce y Trevor también lo era, y su amor eterno e incondicional. Me despedí de ellos a la salida de la catedral y regresé a mi casa paseando e imaginando la emocionante vida de tía Alerce.
“A mi abuelo, Marcelo Escalona Rubio, que vivió estos tiempos”
Azucena Escalona Baños
Marcelo Escalona Rubio
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Rincón Poético
La Rioja Vaciada Julio Arnáiz
Que se vacía La Rioja,
que se mueren nuestros pueblos
y la cuna donde yacen
los primeros balbuceos
¿quién la volverá a mecer
si no ponemos remedio…?
Los tiempos están cambiando,
que están cambiando los tiempos
se oye una voz repetir
que retumba desde dentro,
¡ cómo será de profunda !
que permanece su eco,
que nos deja noqueados
y nos deja sin aliento,
esos primeros latidos
a poco de que nacemos
aquí conservan su sede,
aquí siguen sus anhelos,
que no hay riojano que diga
que no viene de algún pueblo…
Un pueblo es ese lugar
donde nace todo sueño,
la música que escuchamos
en los instantes primeros
aquí encuentra su acomodo
y aquí tiene sus cimientos,
¿vamos a dejar morir
donde anida todo ensueño…,
y le echaremos la culpa
al mal llamado progreso…?
Cuando mañana no exista
o sea sólo un recuerdo
Vista de Turruncún. Foto David Antón
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y queramos encontrar
de un lugar todo su tiempo,
¿quién será el que nos lo cuente
y nos cante sus misterios…?
Cuando mañana otro día
nos pregunten nuestros deudos
qué es lo que hicimos nosotros
para salvar nuestro pueblo,
cuando cerramos los ojos
y miramos hacia el suelo
porque no iba con nosotros
porque éramos algo viejos,
nos quedaban cuatro días,
nos quedaba algo dinero
para ir a la capital
a comprar un piso nuevo,
mientras cerramos con llave
la casa de los abuelos,
los que nos dieron su mano
y hasta su vida nos dieron,
nos enseñaron maneras,
nos enseñaron modelos
y, lo que es más importante,
en su sitio resistieron,
¿a quién podremos echar
en cara nuestro silencio…
Que se vacía La Rioja,
que se mueren nuestros pueblos
y la cuna donde yacen
los primeros balbuceos
¿quién la volverá a mecer
si no ponemos remedio…?
Cuando mañana otro día,
el sonar de los cencerros,
o el silbar de los pastores
sea tan sólo un recuerdo,
¿quién nos podrá rescatar
de nuestro adormecimiento…?
Se nos fue el veterinario,
del médico, ni te cuento,
que se fue hace cuarenta años;
teníamos ganaderos,
agricultores había,
había también lucero,
en la iglesia, sacristán,
al-
Robres del Castillo. Foto David Antón
Casa de Zenzano. Foto David Antón
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guacil y pregonero,
encargado del molino,
había también cartero,
guarda del campo y de caza
tratantes y trajineros...
Cuando aquellas escuelitas
que unos hombres nos hicieron
las cerramos de repente,
las llevamos a otro pueblo
que era un poquito mayor
y mejor era que el nuestro,
nadie quiso darse cuenta
de su final sin remedio:
tenía su comedor
y un gran patio de recreo,
había chiquillos grandes,
también había pequeños,
biblioteca, tutorías
y había muchos maestros.
¡Menuda!, esto es otra cosa,
¡anda!, cuánto aprenderemos
nos decían los mayores,
ojos de lágrimas llenos…
(Ellos tampoco creían,
ni tampoco se atrevieron
a levantar esa voz
que callaron tanto tiempo).
Cuando mañana otro día
no oigamos esos gorjeos
cuando nace el nuevo día
de cuando éramos pequeños,
¿quién nos podrá trasladar
donde habita el sentimiento…?
Cuando mañana otro día,
cuando nos avergoncemos
de haber dejado morir,
de no haber puesto remedio,
¿qué les podremos contar
a nuestros hijos y nietos…?,
¿a quién podremos echar
en cara nuestro silencio…?
Mas, no hay que desesperarse
porque todo tiene arreglo,
con ilusión y esperanza,
con entrega y con denuedo,
si dejamos diferencias,
todos juntos nos ponemos
a buscar una vacuna,
a buscar un curandero
que nos recete medidas
y el mejor tratamiento y
volverán a revivir
y a ser pueblo, pueblo, pueblo…
Iglesia de El Collado. Foto David Antón
Paisaje de Laguna de Cameros.
Foto David Antón
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Filosofando
Filosofando...sobre el Coronavirus Marina Rodríguez Martínez
“No la vida, sino la vida buena debe valorarse
principalmente” Sócrates, s.V a.C
No hay mal que por bien no venga. El mal es el
virus; el bien es la oportunidad: vivir de otra ma-
nera es urgente, vivir todos mejor es posible.
En artículos anteriores dijimos que toda cuestión
humana es filosofable, y la Covid19 es una cues-
tión muy humana: probablemente su causa es
humana y su efecto recae sobre nosotros como
especie, con una incidencia global sin exclusión
y con tal capacidad de expansión que nos ha abo-
cado al encierro planetario. También dijimos que
la filosofía es sobre todo una actividad práctica:
la comprensión que nos aporta la reflexión teóri-
ca ha de revertir en la acción en el sentido ético:
nos sitúa en la posición de decidir qué hacemos
o, mejor todavía, qué debemos hacer pensando
en el bien o, mejor todavía, en el bien común,
que es el mejor de los bienes… Empecemos
nuestro análisis.
Hay indicios científicos que apuntan que el virus
(el mal) es consecuencia de nuestro errático mo-
do de vida; indicios que advertían que esto podía
pasar: alteración de los ecosistemas, desaparición
de especies intermedias, invasión humana de há-
bitats naturales salvajes o silvestres… Zoonosis,
o sea, intercambio de enfermedades entre anima-
les, porque no olvidemos que, en la clasificación
biológica, somos animales.
El bien por venir es la oportunidad de cambiar.
Muchas personas confiesan haber descubierto lo
que verdaderamente es importante en la vida, y
esto se reduce a un puñado de cosas sencillas que
no se compran con dinero. También se nos han
presentado con claridad las funciones sociales
básicas para la subsistencia de las sociedades hu-
manas, y tampoco son las que tienen más
“prestigio”, ni están mejor pagadas. Podemos
comparar, como ejemplo, las funciones y retribu-
ciones respectivas de un futbolista de élite y una
investigadora científica cualificada.
¿Un cambio hacia dónde? Vivir de otra manera
es urgente porque nuestra forma de vida es insos-
tenible, somos huéspedes, no dueños del planeta.
Vivir de forma sostenible significa ser conscien-
tes de que los recursos no son ilimitados, aunque
nos comportamos como si lo fueran. Sin embar-
go, son suficientes para todos si sustituimos la
voracidad y acumulación por la moderación. Ser
sostenible significa respetar los ritmos y ciclos
de la naturaleza, capaz de regeneración si no se
la sobreexplota, práctica tristemente generalizada
en los últimos 50 o 60 años. Y no me cabe la me-
nor duda de que, en este reciente recorrido, ni
siquiera hemos conseguido vivir mejor, sino
peor. ¿O acaso podemos calificar de “buena vida
humana” la que está volcada en el mero creci-
miento material?
Vivir mejor todos, este es el tema que más me
interesa de los diferentes enfoques éticos que
puede tener la trágica situación en la que nos ha
puesto el coronavirus. Intentaré explicarme. Es
habitual escuchar que vivimos en la mejor época
de la humanidad en cuanto a libertades, derechos
y bienestar. Si ponemos el foco en “nuestro mun-
do”, no más del 20% de la población mundial,
quizás tengamos la tentación de aceptar esa afir-
mación. Si ampliamos el plano al resto de la hu-
manidad esa afirmación es claramente inapropia-
da o directamente falsa. En esto tenemos mucho
que ver el primer mundo: hemos sido imperio y
hemos colonizado y descolonizado, ambos a lo
bruto. Todavía hoy en día nos comportamos co-
mo si lo siguiéramos siendo, el que tuvo, retuvo.
Por lo tanto, ¿es un bien aquel que deja fuera a la
mayoría?, ¿es legítimo nuestro bienestar mien-
tras esa mayoría carece de lo más básico? Nos
hemos apropiado de los recursos que debieran
ser para todos, como niños mal criados, patológi-
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camente incapaces de compartir y empatizar.
Pero aún podemos profundizar más en nuestro
análisis y plantearnos si este bien del que habla-
mos es un buen bien, es un bien en sí mismo. En
esta nuestra época, la mejor de la humanidad, el
bien se ha devaluado tanto que se mide en lo que
cuesta, cuanto más caro más bien; se ha degene-
rado tanto que en realidad es un mal, aunque no
nos damos cuenta, un mal que nos hace infelices
insatisfechos, siempre persiguiendo algo más.
La filosofía ha tratado, y mucho, sobre el bien,
no en balde es “el tema” de la ética. El bien co-
mo felicidad, como saber, como virtud, como
realización, como justicia, como verdad, como
deber… Y precisamente el bien de la filosofía se
expresa contrario a la riqueza, al éxito y la fama,
al poder dominante, a los bienes materiales inne-
cesarios; es decir, para alcanzar el bien conviene
alejarse de tales reclamos pues nos desviarán del
camino en el que hacernos personas plenas.
El coronavirus nos ha puesto ante los ojos nues-
tra pobre vida de ricos, por serlo o por querer
serlo. Y si nos quedamos mirándola, añorando
volver a ella, habremos perdido la oportunidad
de recuperar lo más valioso: vivir vidas buenas.
Se puede y se debe intentarlo. De lo contrario,
simplemente viviremos, sin alcanzar a entender
qué significa ser humanos.
Y ahora, queridos lectores, os propongo partici-
par de estas reflexiones con la siguiente pregun-
ta: ¿cómo debería ser una “buena vida humana”?
Esperamos vuestras respuestas.
Respuestas al texto de Lararium 5:
Desde adolescentes tenemos que elegir entre le-
tras o ciencias, pero esto no tendría que significar
desinteresarnos de la otra opción, aunque muchas
veces es así. No creo que el gusto por las cien-
cias o las letras tenga que ver con ser hombre o
mujer, son roles de género creados por la socie-
dad, pero en realidad a cualquiera se le puede
dar bien una rama u otra. Por último, tanto para
letras como para ciencias hay que tener unas ha-
bilidades y capacidades específicas, lo importan-
te es saber elegir lo que nos guste y se nos dé
bien.
Diego
Es un error la separación de “ciencias” y “letras”
para priorizar las "ciencias”. Esta separación
está consiguiendo que no sepamos interpretar lo
que nos pasa. Por ejemplo, en el mundo de la
economía, en de la tecnología, la medicina, la
arquitectura, el urbanismo, etc., se toman deci-
siones al amparo de su supuesta “pureza” cientí-
fica. Pero estas ciencias están "contaminadas"
por intereses. Eso es lo que tenemos
que interpretar ahora: qué nos interesa, no solo a
cada uno de nosotros, también a los demás y al
resto del planeta. Sin una amplia formación hu-
manista, esa labor se hace del todo imposible.
Ignacio
¡Esperamos vuestras respuestas!
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*Las respuestas deben tener entre 80 y
100 palabras
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Letras Breves
Perceptiva Poética Literaria Joaquín Cegarra Pérez
Queridos amigos de Lararium, vaya por delante del artículo de hoy, mi saludo más entrañable a todo el po-
tencial humano que hace posible ésta publicación, si ya difícil en tiempos de normalidad sanitaria, aún más
complicado en éstos momentos en los que la humanidad se ve amenazada, pero siempre con tesón y deci-
sión por mantener con fuerza el fiel compromiso por la cultura y las artes.
PRECEPTIVA POETICA LITERARIA
Me van a permitir en ésta edición de reencuentro, a modo de recordatorio de nuestros valores poéticos y
literarios, escrudiñar en las formas de enseñar y expresar en el primer cuarto de siglo XX, la obra literaria,
entendida como el conjunto de pensamientos expresados con belleza. De ésta forma, el artista persigue el
deleite del espíritu por medio de la palabra. Este es el fin de la POESIA, que puede incluir la voluntad de
un determinado bien y tendremos la ORATORIA. También puede perseguir la comunicación de la verdad
y tendremos la DIDACTICA. Como géneros intermedios encontramos la NOVELA, entre la poesía y la
oratoria y la HISTORIA, entre la oratoria y la didáctica.
Pero nuestro estudio de hoy se centra en el análisis de la poesía, definida como la suprema expresión de la
belleza por medio del lenguaje rítmico. Sus divisiones fundamentales son, a saber: la lírica, la épica y la
dramática.
La lírica o subjetiva es la que refleja la personalidad del poeta, sus emociones, su idea y forma de ver el
mundo. La épica o narrativa es la poesía que relata los hechos gloriosos de héroes y grandes personajes,
dotada siempre del elemento objetivo. Y la dramática es la que, bien por medio de personajes ficticios o
reales, reproduce una acción desarrollada en el tiempo de forma rítmica.
LA LÍRICA
Las composiciones de la lírica son: Oda, himno, elegía, canción, soneto, romance lírico, madrigal, epigra-
ma y letrilla.
La oda, del griego, odé-canto, es la expresión del entusiasmo del poeta por algún acontecimiento glorioso.
Sus principales divisiones son: heroica, sagrada, filosófica, moral y anacreóntica, es decir la que canta los
placeres del amor y el vino, con ligereza y donaire. (Anacreonte, poeta griego). Se denomina himno a la
oda heroica o sagrada cuando va acompañada de música. La elegía es una composición en la que el poeta
canta los sentimientos, generalmente de tristeza o melancolía, que le aquejan. Canción, es una composición
de variados caracteres, delicados, pero sin el entusiasmo de las odas. En este apartado, destaquemos las
“Cantigas a Santa María”, de Alfonso X, segunda mitad del siglo XIII, una canción monofónica que resulta
ser una de las mayores expresiones de la literatura medieval. Soneto es una composición de catorce versos
endecasílabos, en los que el poeta resuelve un pensamiento completo, cuyo final puede llegar a ser sor-
prendente. El romance lírico, aunque el auténtico suele ser épico, tiene un carácter emocional, serio o festi-
vo. El madrigal es una composición corta, por lo general en la que el poeta plasma sus pensamientos más
delicados, en especial los de carácter amoroso y sentimental. El epigrama, es también una composición cor-
ta, pero de carácter satírico o burlesco y la letrilla es un pequeño poema escrito en versos cortos con pensa-
miento inicial en forma de pareado, que se repite al final de cada estrofa a modo de estribillo. Puede ser
satírica, burlesca y amorosa.
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LA ÉPICA
Es la poesía que narra los hechos humanos o de un héroe en concreto y sus formas son: Epopeya, poema
épico-histórico, poema épico-burlesco, romance, romance heroico y leyenda.
La epopeya es un poema épico de gran extensión, en el que se narra de forma poética alguna acción
digna de ser recordada. Son muy pocos los que pueden calificarse así. Entre ellas, las más representativas
son: Ramayana, La Iliada, La Odisea y la Divina Comedia. El poema épico-heroico, es el que refleja poé-
ticamente un hecho histórico. Ejemplos son, Farsalia de Lucano o la Araucana de Ercilla. El poema épico-
burlesco, es el que utiliza la forma altisonante para relatar un hecho cómico o satírico como son La
Gatomaquia de Lope de Vega o La Mosquea de Villaviciosa. El romance es la más popular de todas las
composiciones épicas. Son derivados de las gestas, relatos cortos, en los que se narran episodios de carácter
histórico, caballeresco y novelesco. Destaquemos el Romancero Español, cuyo estudio es uno de los capí-
tulos más interesantes de la literatura española. El romance heroico son versos de metro largo
(endecasílabos asonantes que dejan libres los impares), fueron muy utilizados por autores dramáticos del
siglo XVIII, en sus tragedias neoclásicas. La leyenda es un poema narrativo de carácter histórico o tradicio-
nal que puede ser también fruto de la imaginación del autor. Las hay en verso y en prosa, por ejemplo, las
leyendas versificadas de Zorrilla, o los escritos en prosa, sin dejar de ser poéticos, de Gustavo Adolfo Bec-
quer.
LA DRAMÁTICA
Como elemento añadido del drama, también se denomina teatro poético por excelencia. Entre sus géneros
se encuentran: la tragedia, la comedia y el drama; con menos importancia tenemos la zarzuela, la ópera o
melodrama, el sainete, el entremés y la loa.
La tragedia reproduce una acción de interés elevado que se desarrolla generalmente entre personajes
insignes y cuyo desenlace es desgraciado, siempre con un estilo majestuoso de versificación. La comedia es
la representación de un hecho entre personas de cualquier condición social con un fin satírico o festivo que
deriva en sarcástico y, por lo tanto, en cómico. De ella se nutre el teatro para crear la farsa y la pantomima.
El drama o tragicomedia, como su nombre indica es la mezcla de la tragedia y de la comedia y repre-
senta la vida entre la alegría y el dolor, la risa y el llanto. También se le llamó alta comedia o comedia sen-
timental. La ópera o melodrama, es un drama musicalizado, en el que nunca debe someterse la letra a la
música, sino al revés. La zarzuela, toma su nombre del Valle de la Zarzuela en el Real Sitio del Pardo, dón-
de tuvo su origen en tiempos de Felipe IV. Calderón fue el primero en iniciar éste género con La púrpura
de la rosa y El laurel de Apolo. Género restaurado en el siglo XVIII por Ramón de la Cruz, igual que en la
ópera se une la poesía y el canto. El entremés o paso, es una pieza corta en la que se representa una escena
graciosa, al igual que en las mascaradas y mojigangas. Los mejores en el género fueron Lope de Rueda,
Cervantes y Quiñones de Benavente. El sainete es en realidad un entremés o paso ampliado en el que se
reproducen costumbres populares y se ridiculizan tanto a ellas como a sus personajes habituales. En el gé-
nero se destacaron Ramón de la Cruz y Ricardo de la Vega. La loa es una composición breve para elogiar
alguna comedia o suceso. Notables fueron las de Agustín de Rojas en su Viaje entretenido.
LOS GENEROS INTERMEDIOS
Los llamados así son los que ni son líricos, ni épicos, ni dramáticos puros, ya que participan de varias disci-
plinas. También llamados de transición en el campo poético, los más destacados son: La sátira, la epístola,
la fábula, el poema didascálico o didáctico y la poesía bucólica, es decir, lo concerniente a la vida pastoril y
campestre.La sátira es la transición de la épica a la lírica. En ella se pone en solfa los vicios y defectos hu-
manos. Como mayores representantes tenemos a Quevedo y a Jovellanos. La epístola es la transición de la
lírica a la dramática. Se trata de una carta escrita en verso, por lo general en tercetos y con fondo filosófico,
moral o religioso. El mejor ejemplo es la Epístola moral de Fabio, de autor desconocido. La fábula es otra
transición de la lírica a la dramática. Es una composición en verso bajo una ficción alegórica que trata de
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corregir un defecto moral. En ellas intervienen los animales. Los mejores fabulistas fueron el griego Esopo,
el Arcipreste de Hita, Juan Ruiz, Samaniego e Iriarte. El poema didascálico propone una serie de verdades
científicas o artísticas en forma versificada, tales como El nuevo arte de hacer comedias de Lope de Vega.
La poesía bucólica es en resumen la que canta la belleza de la vida en el campo. Dentro de ella se dis-
tinguen dos tipos: el idílico y la égloga. En el primero predomina el carácter lírico y en el segundo, el dra-
mático. Cabe reseñar a Meléndez Valdés como ejemplo de poesía idílica y a Garcilaso de la Vega como
ejemplo de la égloga.
Hasta aquí este pequeño repaso de nociones de literatura poética, cuya segunda parte tendré a bien compar-
tir en otra nueva edición de Lararium bajo el título: La ciencia del verso o el arte de la métrica.
Una escena de La vida es sueño
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Nuestros Libros
Cuentos de los días raros, es una recopilación
de quince cuentos de José María Merino, editada
por Alfaguara. Todos sorprenden por lo impre-
visto de sus historias, capaces de transportarnos a
escenarios fantásticos desde la más absoluta coti-
dianidad, con la concisión y el estilo sobrio y
pausado del autor. jhj
De entre ellos, me gustaría destacar La Casa Fe-
liz. El cuento nos habla de una misteriosa casa
que desaparece de su ubicación para aparecer de
modo imprevisto en otro lugar distinto. Una casa
que además tiene la capacidad de infundir felici-
dad y alegría a las personas del entorno.
Es lo que le ocurre al doctor Zapater una mañana
de camino a su trabajo, cuando al pasar por lo
que había sido un solar cubierto de maleza hasta
el día anterior, esa mañana "se alzaba una casa
flamante rodeada por un jardín muy cuidado".
La casa, poco a poco va ganando al vecindario
de la barriada que se congrega en torno a ella
para disfrutar de su gratificante efecto y escapar
así de la rutina y la monotonía de su vida cotidia-
na.
Todo un canto al valor de las cosas sencillas y a
la importancia de la convivencia en nuestros
mundos de aislamiento, competitividad y desaso-
siego.
La Casita de Chocolate, editado por la Asocia-
ción Sociocultural Estelogrono.com, con textos
de S.H. López-Pastor y José Mª Martínez Zabala,
ilustraciones de Ainara G. Álava y diseño y ma-
quetación de Literatura Kalean, es el primer
cuento de una colección cuya finalidad es reseñar
y destacar los diferentes barrios de la ciudad y su
trayectoria.
Destaca lo acertado del formato, un cuadernillo
ilustrado a todo color organizado en torno a una
lectura central que se trabaja más tarde con dife-
rentes actividades como preguntas de compren-
sión lectora, laberinto, sopa de letras y al final
una lista del vocabulario utilizado.
El primer destinatario de esta obra puede ser el
público infantil, pero no solamente, pues su uso
y disfrute es apto para cualquier edad.
Azucena Escalona Baños
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En febrero de este atípico año tuvimos la oportu-
nidad de visitar Titanic The Exhibition, que se ha
asentado en Valencia a lo largo de estos meses.
La Exposición recoge la vida del Titanic desde
su construcción hasta su hundimiento la fatal no-
che del 15 de abril de 1912.
El Titanic se concibió en una cena en una noche
de verano de 1907 en Londres, en concreto, en el
edificio que hoy ocupa la Embajada Española en
esta ciudad. Los artífices fueron: Bruce Ismay
(Director de la White Star Line, una pujante
compañía naviera) y Lord Pirrie (Socio de Har-
land and Wolff, la mayor constructora de Barcos
del momento.)
De este encuentro, salieron los planos de los ma-
yores transatlánticos jamás construidos: El
Olympic, El Titanic y el Britannic. La particula-
ridad de estos barcos fue que se concibieron co-
mo unos barcos insumergibles que no podían
prácticamente hundirse gracias a sus puertas es-
tancas. Harland and Wolff tuvo que ampliar sus
infraestructuras para poder construir los buques.
El 16 de diciembre de 1908 se comenzó a cons-
truir el Olympic, el primero de ellos. El 31 de
marzo de 1909, comenzó la construcción del Ti-
tanic, a su lado. Los dos buques eran práctica-
mente idénticos. Se equiparon con la última tec-
nología del momento para que fuesen invenci-
bles.
Recorriendo el Mundo
Viajando en el Titanic
Bruno Calleja Escalona
Botadura del Titanic
Thomas Andrews Bruce Ismay Lord Pirrie
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Durante este periodo, Pirrie se jubiló y su so-
brino Thomas Andrews le sucedió. En octubre de
1910, se botó el Olympic y se procedió a equi-
parlo para hacer su primer viaje el 31 de marzo
de 1911. Este mismo día se botó el Titanic. El
barco medía 269 metros. Tras el grandioso es-
pectáculo al verlo botado, el Titanic empezó a
adquirir su forma, con sus imponentes cuatro
chimeneas y todo su lujo interior, que le daba
una imagen señorial. Con la experiencia del
Olympic se mejoraron algunas partes del barco.
El 2 de abril el Titanic ya equipado, se sometió a
diferentes pruebas en el mar. Thomas Andrews
participó en estas pruebas y el 3 de abril el barco
llegó al el muelle de Southampton desde Belfast,
donde había sido construido y comenzó la carga
de provisiones. Se supervisó todo el funciona-
miento y los primeros pasajeros comenzaron a
llegar a bordo. Las instalaciones no dejaron indi-
ferente a nadie, pues recogía todo el lujo de la
época.
Durante esa primera parte de la exposición pode-
mos ver el libro con los planos, la insignia de
Harland and Wolff, una reproducción de una de
sus puertas estancas y una maqueta a escala del
Titanic, donde se reproducen muchos de sus
compartimentos.
El 10 de abril de 1912 continúo la llegada de pa-
sajeros a Southampton. Muchos de ellos lo ha-
cían en tren. Se fueron acomodando en sus res-
pectivos camarotes. El Titanic tenía tres clases:
Primera, segunda y tercera. En las dos primeras
viajaban los pasajeros más acomodados, mien-
tras que en tercera viajaban pasajeros más mo-
destos. La tercera clase del Titanic, sin embargo
era similar a la segunda de otros buques de la
época.
Partida del Titanic desde Southampton Salón del barco
Mobiliario original del Titanic Camarote de Primera Clase
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Una vez todos acomodados a las 12 del mediodía
resonaron las sirenas, el Titanic estaba listo para
zarpar al océano. Cinco remolcadores sacaron al
barco del puerto de Southampton y lo acompaña-
ron por la ría hacia el mar. Nada más salir del
muelle, el Titanic arrastró a otro barco que estaba
amarrado en el puerto, el New York, cuya popa
estuvo a punto de chocar con el Titanic. Una ma-
niobra rápida de los remolcadores evitó el cho-
que, pasando el Titanic a menos de un metro.
Esto retrasó una hora su salida.
Durante su travesía por el Canal de la Mancha
los pasajeros del Titanic pudieron estrenar las
instalaciones entre las que se contaba el gimna-
sio, la piscina, la pista de squash, los grandes sa-
lones y bibliotecas y por supuesto, las zonas de
paseo al aire libre con las que contaban las tres
clases. A las 18:35, el Titanic llegó a su primera
escala, Cherbourg, una localidad francesa con el
mayor puerto artificial del Mundo. El Titanic
amarró en el centro del puerto, junto al fuerte. 22
pasajeros desembarcaron, junto con algo de mer-
cancía y correspondencia en dos remolcadores.
Embarcaron 274, entre ellos la popular Molly
Brown y su marido James. Ver el buque en el
puerto fue motivo de admiración. Con la caída
del día el Titanic se convirtió en un espectáculo
con todas sus luces encendidas. Es en Cherbourg
donde se toma la única fotografía nocturna cono-
cida del Titanic. A las 8:10 el Titanic ya está lis-
to y comienza de nuevo su viaje hacia su segun-
da escala, Queenstown.
La Exposición reproduce uno de los pasillos de
primera clase, así como el camarote más lujoso
del barco pueden ser admirados. También pode-
mos ver una de las sillas originales de la cubierta
de primera clase y gran parte de la vajilla son
solo algunos de los objetos que nos acompañan
en la visita.
Cubierta de Paseo de 1ª Clase Reproducción de un camarote de 3ª Clase
Fragmento original de la Gran Escalinata de
Proa
Silla y Manta originales de la Cubierta de
Paseo
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También podemos ver una reproducción de uno
de los camarotes de Tercera Clase, junto con co-
rrespondencia enviada desde el barco. Igualmen-
te, nos llama la atención un pequeño trozo de
madera este es uno de los restos que han queda-
do de la Gran Escalinata de Proa, de la que no
hay ninguna imagen. El 11 de abril a las 11h el
Titanic llegó a Queenstown, Irlanda. Su gran ta-
maño hizo necesario que anclase a 3 kilómetros
de la costa. En esta escala bajaron 8 viajeros, uno
de ellos fue Frank Browne, un fotógrafo que in-
mortalizó algunas partes del barco y el autor de
la última fotografía del Titanic.
Embarcaron 130 pasajeros. Otros no pudieron
hacerlo y se quedaron en tierra. En estas paradas
se descargó y cargó correo. El Titanic contaba
con oficina postal donde se podían enviar cartas
y postales. Había cinco empleados de Correos
que las clasificaban y recogían. También había
buzones para la correspondencia. A las 13:30,
todo el mundo está listo, el Titanic leva anclas y
navega hacia el Atlántico dispuesto a llegar a
Nueva York.
Una vez navegando, los pasajeros de Primera
Clase podían deleitarse viendo el mar desde los
paseos al aire libre, tomar un aperitivo en cual-
quiera de los dos cafés; La Parisien y Veranda.
Descansar en las Sala de Fumadores, acudir al
gimnasio, a los baños turcos, la piscina cubierta
y la pista de Squash. Además contaban con as-
censores de primera clase.
La Primera Clase del Titanic ocupaba las cubier-
tas A, B, C y D prácticamente completas. Tam-
bién había camarotes en la E, mientras que los
baños turcos, la sala de Squash y la piscina se
ubicaban en la F. Los camarotes de Primera Cla-
se eran los más lujosos y amplios, se cuidaban
todos los detalles para agradar a sus huéspedes.
Las suites más caras y lujosas eran cuatro, ubica-
das en las cubiertas B y C. Tenía dos dormitorios
un salón y dos vestidores y habitación para cria-
dos. Bruce Ismay, propietario del barco, se alojó
en una de ellas, que tenía además un espacio de
paseo propio.
Silla de uno de los Salones del Titanic
Vajilla original
Primera Pieza recuperada del Titanic
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Estas estancias costaban 512 libras. Para comer,
en Primera clase había un comedor, la sala más
grande del barco, ubicado en la cubierta D y el
restaurante de Luigi Gatti, en la B.
Para unir las cubiertas de Primera Clase se colo-
caron dos grandes escalinatas, una en proa y otra
en popa..
El 14 de abril el Titanic navega a 22 nudos por
las aguas del Atlántico Norte. El viaje va viento
en popa. A las 9 de la mañana se empiezan a re-
cibir avisos de hielo en la Oficina de Radiotele-
grafía. Esta sala recibía y transmitía mensajes
oficiales y particulares (De los pasajeros). La
sala estaba dotada de los modernos aparatos tele-
gráficos. A su frente estaba Jack Philipps.
En la mañana del 14 de abril hubo misa en el Ti-
tanic. Mientras, varios buques enviaban avisos
de hielo. El día continúo con normalidad. El Ca-
pitán pidió a los vigías que controlasen la posibi-
lidad de presencia de hielos.
Por la noche, hubo una velada con la música de
la orquesta tocando. Los pasajeros enviaban
mensajes a tierra a través del Telégrafo. El mar
estaba en calma. La velocidad del Titanic no va-
rió. Con la caída de la noche, el Titanic entró en
el área de hielo, famosa por la presencia de ice-
bergs y niebla. La noche estaba tranquila, no ha-
bía luna ni aire, ni olas. El capitán se retiró a des-
cansar. Los vigías no tenían prismáticos y sen-
tían el frío.
En el interior del Titanic, los pasajeros continua-
ron con su vida social.
Las líneas telegráficas estaban saturadas por los
mensajes de los pasajeros. Mientras, los avisos
por hielo persistían. A las 11:39, Fred Fleet, uno
de los vigías vislumbró una sombra negra a proa.
Su compañero Reginald Lee dio el aviso a Wi-
lliam Murdoch, que ordenó virar a estribor y evi-
tar el iceberg. No se varió la velocidad y se pasó
junto al
Piezas de la vajilla original del Titanic
Reproducción de la Sala de Telégrafos Lámpara del Olympic
Taza perteneciente al Titanic
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iceberg, sin que aparentemente lo tocase. Pero,
por debajo, el iceberg había abierto cinco de los
compartimentos estancos. Murdoch dio orden de
cerrar las puertas herméticas, mientras el agua
entraba a chorros. El Capitán recibió a Andrews,
que le informó de la situación, el Titanic se hun-
día y no había botes para todos. Tenían una hora
o un poco más. El Capitán se personó en la Sala
de Radiotelegrafía y pidió que transmitiesen la
posición y pidiesen ayuda.
Los pasajeros estaban atónitos. Muchos de ellos
no creían que el Titanic se estuviese hundiendo,
pues no habían notado ningún choque y veían al
Titanic como un buque insumergible.
La Exposición nos permite contemplar el Catale-
jo original de William Murdoch, una maqueta a
escala real de la Sala Marcononi , así como tocar
un fragmento de Hielo a la temperatura que esta-
ba el agua aquella noche. La Exposición también
recoge un fragmento original del carbón del Tita-
nic. A las 00:00 del día 15 de abril se da la orden
de arriar los botes salvavidas. Los pasajeros es-
tán confusos. La tripulación es consciente de que
no hay botes para todos. Primera y Segunda Cla-
se tenían acceso a los botes directamente. Terce-
ra no, por ello a los pasajeros les costó más lle-
gar. La proa poco a poco se hundía. Los pasaje-
ros permanecían en el interior del barco, pues la
temperatura era mejor. Thomas Andrews ordenó
a la tripulación ponerse los chalecos y arriar los
botes con mujeres y niños. A babor se siguió esta
norma. A estribor, Murdoch llenaba los botes
con hombres también.
Mientras, los radiotelegrafistas pedían auxilio. El
Carpathia respondió. Le costaría tres horas llegar
con sus máquinas al máximo, 17 nudos. En la
telegrafía se usó el S.O.S. Mientras se llenaban
los botes y se hundía, la orquesta comenzó a to-
car en el interior del buque y luego salió a los
botes. El pánico crecía, poco a poco el agua iba
llegando. Con
Catalejo de William Murdoch
William Murdoch
Orquesta del Titanic
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las bengalas se vio un buque que desapareció sin
ser identificado hasta hoy. Hacia las dos de la
mañana bajó el último bote. La primera chime-
nea se desplomó y el Titanic se colocaba en ver-
tical. La banda continúo tocando hasta el final.
Joseph Bell trabajó también hasta el final para
mantener la luz, que se fue a las dos. A las dos y
cuarto el Titanic se coloca totalmente en vertical,
hay dudas sobre si la popa vuelve a caer tras par-
tirse el buque en dos. A las 2:20, El Titanic desa-
parecía en el Atlántico con casi 1500 personas en
él. Cuando se hundio, mucha gente quedó en el
océano, en un agua gélida. Solo un bote volvió a
buscar supervivientes. Encontró a cinco.
El Carpahia esperaba encontrar el Titanic a flote.
Llegó hacia las tres menos veinte, viendo con las
luces del amanecer a los botes.
Habían muerto 1496 personas de los 2207 que
zarparon. 711 personas fueron rescatadas por el
Carpathia. El viaje a Nueva York continúo a bor-
do de este buque. Los pasajeros empezaron a
contar las pérdidas tanto materiales como perso-
nales. .....
En esta parte de la exposición podemos ver mu-
chas de las pertenencias de miembros de la tripu-
lación y pasajeros, una lista de pasajeros, deterio-
rada por la humedad, zapatos, toallas, que se die-
ron a los pasajeros…
Igualmente, podemos ver una fotografía del Car-
pathia ya amarrado en Nueva York.
Carpathia
Condecoración dada a la tripulación del
Carpathia
Uno de los botes salvavidas del Titanic a
punto de ser rescatado
Lista de pasajeros del Titanic
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El 18 de abril, el Carpathia llegó a Nueva York
con los 711 supervivientes del Titanic a bordo.
Para entonces la noticia ya ocupaba las portadas
de todos los periódicos. E.E.U.U. no pasó ningún
control a los pasajeros de Tercera Clase y les de-
jó entrar en el País. Margaret Brown presidió la
Asociación de Supervivientes del Titanic que
premió al Capitán del Carpathia. Poco después se
puso en marcha una operación para intentar loca-
lizar y rescatar los cuerpos de los fallecidos. En
un momento se pensó en localizar el Titanic. Al
mismo tiempo, se inició un juicio para intentar
aclarar lo ocurrido. Se llamó a declarar a algunos
supervivientes, se trató la cuestión del buque que
se alejó y se dedujo que fue el Californian.
En el veredicto se obligó a llevar botes para to-
dos, que se atendiese el telégrafo 24 horas y que
se diesen instrucciones a la hora de evacuar. Is-
may no fue declarado culpable aunque el suceso
terminó con su reputación. Se culpó a los oficia-
les del Californian como responsables de lo ocu-
rrido. Con el tiempo se dedujo que el Californian
no fue el buque misterioso. Las pistas apuntaban
a que se tratase de un buque de pesca ilegal.
El suceso acontecido en el Titanic cambió la vida
de todos los que lo vivieron. Para Ismay y otros,
fue su final. Margaret Brown, Rostron. (Capitan
del Carpathia).. fue su despegue. El hecho de ha-
ber conducido un bote salvavidas llevó a Marga-
ret Brown al titulo de Sir y a que se crease un
musical; Molly Brown, siempre a flote.
La historia se empezó a convertir en leyenda. Se
trató de localizar los restos pero hubo que espe-
rar hasta el 1 de septiembre de 1985, cuando un
submarino sin tripulación retransmitió las prime-
ras imágenes de los restos del Titanic. Se vio la
proa, las calderas y un gran campo de restos des-
perdigados. Un año después se realizó la primera
incursión. Se descubrió que la Gran escalinata se
había derrumbado, el Titanic se había partido en
dos y la popa se había destrozado al caer. Se de-
cretó que el Titanic no podía rescatarse. Se recu-
peraron objetos, cosa que suscitó polémica. Se
empezaron a hacer películas, exposiciones… La
última superviviente, Millvina Dean murió en
2009.
En la última parte de la exposición nos muestra
una réplica del estado actual de la Proa del Tita-
nic además de un pequeño video que recorre las
estancias del buque ya hundido..
La exposición concluye con unos murales en los
que se leen todos los nombre y edades de los pa-
sajeros fallecidos en el Titanic.
Tras su hundimiento, el Titanic se convirtió en
una leyenda que sigue navegando en nuestra
imaginación.
Maqueta del Titanic hundido
Maqueta del Titanic
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Una cita con la Historia Maximiano Hijón o el arte de la Arquitectura Urbana
Bruno Calleja Escalona
Para mucha gente, el nombre de Maximiano Hi-
jón Ibarra puede sonar desconocido .
Maximiano Hijón Ibarra nació en 1825 en Lo-
groño, ciudad donde vivió los primeros años de
su vida. Se fue a estudiar a la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando.
Realizó en 1858 el Plano de Alineaciones Urba-
nas de Toledo, de forma muy detallada y minu-
ciosa. (Para más de talles de su vida, leer el ar-
tículo siguiente)
Durante toda su carrera, Maximiano Hijón Ibarra
se dedicó a la conservación del patrimonio histó-
rico artístico español, siendo miembro de la Co-
misión de Monumentos Históricos y Artísticos.
Entre 1866 y 1868, Maximiano Hijón es nombra-
do Arquitecto Provincial de Navarra. Mientras
fue arquitecto provincial, desarrolló en Pamplona
importantes proyectos públicos, usando la arqui-
tectura clásica, inspirada en Italia.
Quizás la obra más señera que Hijón realizó en
Pamplona fue el Salón de Trono, ubicado en el
interior del Palacio de Navarra. Aparte del dise-
ño de los espacios, Hijón eligió a los artistas en-
cargados de la realización de las pinturas. Entre
los cuatro artistas elegidos para el proyecto esta-
ba su cuñado Constancio.
El resultado fue un salón que recogía la historia y
los símbolos de Navarra.
Una puerta del Salón del Trono
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El salón tiene dos puertas que permiten el acce-
so. Frente a ellas, en la pared opuesta aparecen
otras que dan acceso al balcón que se abre al Pa-
seo de Sarasate.
Las paredes del Salón están pintadas de rojo, so-
bre un primer nivel de mármol de color oscuro.
Sobre estas paredes se colocan espejos, con en-
marcaciones doradas. Los marcos de las puertas
se decoran de forma muy rica, colocando en los
dinteles escenas de la Historia del Reino de Na-
varra decorando el resto de color dorado. Si nos
fijamos encontraremos motivos naturales, vege-
tales... Varias pilastras con capiteles corintios,
recubiertas de pintura dorada, ascienden por la
pared, sustentando un friso ricamente decorado
con escudos de los diferentes municipios de Na-
varra sobre un fondo de color oro. Estos escudos
se unen entre si por guirnaldas. Una línea de im-
posta, también decorada, separa este nivel del
siguiente, que se realiza, por un lado con marcos
en forma de vanos de arcos de medio punto en
los que se colocan retratos de los reyes de Nava-
rra. En la parte central de las paredes se coloca
un marco rectangular en el que se representan de
nuevo algunos de los momentos más señeros de
la historia de Navarra. También en los lados lar-
gos se colocan vanos semicirculares que sirven
de ventanas. Para separar los marcos y las ven-
tanas, se colocan unas esculturas humanas, pinta-
das en color oro y portando el escudo de Nava-
rra. Una línea de imposta, con suntuosa decora-
ción cierra las paredes. Se cierra la sala con un
techo plano, precedido de una curvatura de los
muros. Tanto el final de los muros, como el te-
cho, se pintan en color oro. En el centro del te-
cho se colocan cinco dibujos, que representan la
figura central representa a Navarra, rodeada por
las cuatro características del buen gobierno: Pru-
dencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y sus
atributos. En la pared oeste se colocan los tronos,
elevados con tres escalones y cubiertos con un
dosel de tela rojo. Tras ellos, se coloca una ré-
plica del estandarte de Miramamolín, vencido en
las Navas de Tolosa. Bajo el palio de los tronos,
se conserva un fragmento de las cadenas origina-
les del escudo de Navarra. Alrededor de la ale-
goría central, se coloca una guirnalda, que une
varios bustos de navarros ilustres. Sobre ella, se
colocan algunos escudos de los lugares de Nava-
rra.
Del techo cuelgan dos grandes lámparas, con una
rica ornamentación. Las que se colocan en las
paredes no son tan señeras. El suelo se cubre con
parqué, que realiza cuadros. A los pies de los
tronos, se dibuja el escudo de Navarra.
Techos del Salón del Trono
El Salón en tiempos de Alfonso XIII,
Postal de época
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En ese 1857, Hijón recibe el encargo de diseñar
el Instituto Provincial de Pamplona, ubicado jun-
to a la Catedral. Planteó un edificio articulado en
torno a dos patios interiores, con tres fachadas
visibles. Nada más entrar, nos encontramos con
un rico vestíbulo, decorado con yeserías vegeta-
les, que se incrementan en la parte superior de
las puertas y las cubierta. Le sigue un patio inte-
rior, con dos niveles claramente diferenciados,
unidos entre si por una escalera doble, con una
rica decoración floral en el techo que las cubre.
Las fuentes hablan de una cristalera, al parecer
ubicada tras ella. Los dos niveles del patio se
realizan con columnas metálicas. Para separar los
pisos, se coloca un dintel, sobre el que se apoya
la balaustrada del piso superior. Las fachadas de
los niveles presentan puertas cuadrangulares, re-
matadas por un frontón triangular. Se cuidan to-
dos los detalles, incluido el trabajo de las puer-
tas. En las esquinas de las escalera principal, se
insertan arcos de medio punto, sin decoración,
apoyados en pilares que si tienen decoración flo-
ral. Los techos de las esquinas del patio se deco-
ran con un medallón en el que se inserta una flor.
En el segundo piso se coloca, en la parte derecha,
un salón de actos. Este salón tiene un nivel de
vanos rectangulares, separados entre si por pilas-
tras decoradas. En el frente, se forma un ábside
semicircular. Una cornisa recorre todos los mu-
ros y la sala se cierra con un rico techo con deco-
raciones vegetales y florales.
En la cara norte del patio central, se ubicaba la
biblioteca, una sala rectangular, que reserva la
decoración vegetal en el techo. Presenta una
composición de casetones en los laterales Se
crean en el techo dos casetones, con un gran me-
dallón en el centro y decoración radial. En el
centro, se coloca un lucernario, cubierto con es-
pejos. Antaño, las paredes acogían las estanterías
de la biblioteca.
Decoración del techo del vestíbulo del Instituto
Provincial
Salón de Actos del Instituto Provincial
Escalera
Página 41
El edificio tiene un segundo patio, que articula
la parte trasera del edificio. Este patio tiene tres
pisos de arcos de medio punto. Los pisos se se-
paran por vigas de madera. Se cierra la parte su-
perior con un artesonado de madera, que sustenta
el tejado.
En el segundo nivel de este patio se ubica la ca-
pilla, una sala rectangular, con un ábside que ser-
vía de cabecera.
La capilla se divide en dos naves. Una con ma-
yor altura, formada por cuatro arcos de medio
punto, decorados con motivos florales, que sus-
tentan un techo que a su vez se apoya en unas
pechinas.
El techo tiene en el centro un medallón con deco-
ración floral, del que de nuevo, surgen decora-
ciones radiales.
El ábside está precedido por uno de estos arcos,
con una ventana traslucida, que permite la entra-
da de luz natural. Se cierra con un friso decorado
con motivos vegetales. Este ábside se cubre con
una bóveda de horno, con decoración, que con-
fluye de nuevo en un medallón con decoración
floral.
A los lados de la ventana se colocan unos caseto-
nes con forma elíptica.
Techos de la Biblioteca de Instituto Provincial
Fachada Principal del Instituto Provincial
Detalle de los techos del los pasillos del patio
Pasillo del Instituto Provincial , Julio Cía Úriz,
Archivo Municipal de Pamplona
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Del techo cuelga una lámpara de forja, con va-
rios brazos. El arco opuesto a este ábside presen-
ta un cierre. Tras él la sala se cubre con un techo
liso articulado con vigas decoradas con motivos
florales.
Igualmente, en el edificio se conserva una esca-
lera, con barandado de metal y pasamanos de
madera. En el exterior, la decoración se reduce al
enmarque de las ventanas, las pilastras del se-
gundo y tercer piso, las balaustras del segundo y
las decoraciones, con medallones de los vanos de
este nivel. Se remata el edificio en la fachada
principal con cráteras y en el centro, con el escu-
do de Navarra, sustentado por dos figuras huma-
nas sedentes. Se coloca igualmente un escudo de
menor índole en los dos laterales, igualmente
sustentado. En la fachada que da a la Plaza de
San José se repite la misma decoración, colocán-
Antigua Capilla del Instituto Provincial
Aldabas en forma de león en las puertas del
Instituto Provincial
Escalera principal del Instituto Provincial, en una imagen de Julio Cía Úriz de 1944, depositada en el
Archivo Municipal de Pamplona
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dose en la parte posterior únicamente una puerta
de servicio que permitía el acceso a la vivienda
del director.
En la parte posterior, el edificio reduce la decora-
ción, dejando al aire el ladrillo y enmarcando las
ventanas.
El edificio ha sufrido muchas remodelaciones,
que le han hecho perder en algunos momentos y
partes su decoración original. En la última refor-
ma, el patio central se cerró con una cristalera y
se quitó el jardín con el que contaba. Igualmente,
se recuperó parte de la ornamentación original,
que se pintó de nuevo, pero con colores que no
correspondían a los propuestos por Hijón.
La firma del arquitecto, queda palpable en las
caras de león, esculpidas en las puertas de acce-
so. Tras su estancia en Pamplona, Hijón volvió a
Logroño. Unas de sus primeras obras y la más
destacada es el Plano de Alineaciones Urbanas.
En este plano, Maximiano Hijón diseñó el ensan-
che de la ciudad por las calles Muro del Siete
(Actual Muro de Cervantes). En esta ampliación Escalera del Instituto en la actualidad
Escalera del Instituto, Julio Cía Úriz de 1944,
depositada en el Archivo Municipal de Pamplona
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de la ciudad, Hijón creó un nuevo entramado de
calles, que llegaba hasta la Plaza de Toros de La
Victoria, ubicada en el empalme entre las actua-
les Avenida de Colón y Duquesa de La Victoria.
Este Plano de Alineaciones supuso la primera
construcción de la ciudad fuera del recinto amu-
rallado. Antes, en 1856, Maximiano había abier-
to una puerta en la muralla a la altura de la Calle
San Juan para dar salubridad a la ciudad.
La huella de Maximiano Hijón en Logroño tam-
bién ha quedado en otras muchas casas de la Ciu-
dad. Una de estas casas es la que en la actualidad
ocupa el Colegio de Ingenieros Industriales, en
las esquina entre la Plaza de San Bartolomé y la
Calle Caballerías. El edifico se construyó en
1875. El acceso a este edificio se realiza por la
calle Caballerías. En la puerta, nos llaman la
atención las aldabas, en forma de cabezas de
león, que son un símbolo de identidad de la ar-
quitectura de Maximiano Hijón. Al entrar, en-
contramos un amplio portal, con una pared de
Plano de Alineaciones Urbanas de Logroño, conservado en el Archivo Municipal de Logroño
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piedra de sillar a la izquierda y una escalera ado-
sada a la pared derecha.
El barandado se realiza de metal, con un pasa
manos de madera. Las escaleras son de piedra.
Incrustada en el muro derecho encontramos una
columna de metal, inspirada en el estilo persa,
que se repite en la arquitectura de Maximiano. El
techo se cubre con vigas de madera y la escalera
tiene planta triangular. La fachada de la Plaza de
San Bartolomé es sobria con decoración reserva-
da en los marcos de las puertas y ventanas.
Esta fachada presenta cuatro alturas. El primer
nivel se realiza en piedra de sillería. El segundo
y el tercero, ya con la fachada enlucida, presen-
tan ventanas rectangulares, con marcos decora-
dos con motivos vegetales y florales. Delante de
estas ventanas se colocan unos balcones, con ba-
laustradas metálicas. En el último nivel se colo-
can vanos en forma de arco de medio punto, con
marcos rectangulares. En los huecos libres, se
colocan de nuevo yeserías con decoraciones ve-
getales. El edifico se cubre con un tejado a cua-
tro aguas.
En este tejado se colocan unas ventana buhardi-
llas. Sobre el tejado, se coloca una solanera, rea-
lizada en madera, con tres arcos en el frente y
uno en uno de los laterales. Se cubre con un teja-
do a cuatro aguas, sustentado por vigas de made-
ra. La parte de atrás y el otro lateral están tapia-
dos con un muro en el que se abren unas venta-
nas.
Otro reseñable edificio que Hijón dejó en Logro-
ño fue su casa, construida en la Calle Herrerías
número 5. Se trata de un edificio de tres alturas.
Portal de la Calle Caballerías, 1
Interior del Colegio de Ingenieros Industriales
Aldaba obra de Maximino Hijón Fachada del Edificio del Colegio de Ingenieros
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El primer nivel se realiza en piedra, con el acce-
so a la casa en el centro. Los niveles superiores
se realizan sobre una fachada de ladrillos rojos,
articuladas con pilastras de estilo corintio. Las
ventanas se enmarcan con un marco con yeserías
con motivos vegetales y florales. Delante de es-
tos vanos se colocan balcones con balaustradas
metálicas o con unos miradores, realizados en
metal. La puerta de la casa también tiene las al-
dabas de cabeza de león. Tras cruzar las puertas,
encontramos un zócalo, con decoración lineal y
floral en el techo. Tras pasar este zócalo, por una
puerta decorada con rejería. Allí encontramos
una escalera doble, que permite el acceso a la
parte superior. En el interior de la casa se conser-
va una cocina original de la época de construc-
ción. Esta casa acogió las multitudinarias fiestas
que Maximiano Hijón ofrecía durante los años
que vivió en Logroño. Además de fiestas, reali-
zaban también tertulias literarias, reuniones de
intelectuales… Igualmente, la Casa de Maxi-
miano Hijón acogió una escuela de niños menos
favorecidos. Además, en esta casa se ubicó la
Fundación de Rosa López Corona, la segunda
mujer de Maximiano Hijón. Esta fundación reco-
gía la preocupación de Maximiano Hijón por el
patrimonio y la historia.
Por las calles de Logroño, encontramos algunos
restos de su arquitectura.
En la calle Bretón de los Herreros 12 se conserva
otra notable obra de Hijón. Esta casa presenta
cinco niveles, realizando el primero con sillar
almohadillado y el resto con una composición
geométrica, cuyo eje son unos miradores de ma-
dera, trabajada. Las ventanas de los laterales,
convertidas en balcones, se enmarcan con un
marco decorado con yeserías de motivos florales
Solanera del Edificio de la Plaza de
San Bartolomé Casa de Maximiano Hijón, Calle Herrerías, 5
Aldaba de la Casa de Maximiano Hijón
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y vegetales. El marco lo realizan unas pilastras
corintias.
El penúltimo nivel presenta tres vanos cuadran-
gulares, enmarcados por pilastras corintias, que
sustentan un arco ciego. Se remata con un fron-
tón longitudinal partido por un arco de menor
entidad.
El último nivel rebaja la ornamentación, dejando
como marco de las ventanas unas pilastras lisas.
La fachada se enluce al completo a excepción del
primer nivel.
Cercana a ella, en la calle del Peso, 1 , también
se mantiene otra casa diseñada por Maximiano
Hijón. Esta casa cubre la esquina entre las Calles
González Gallarza y El Peso. De ella destaca el
friso con motivos vegetales en la parte superior y
la decoración sobre las ventanas. El resto del edi-
ficio es sobrio, con un primer nivel de dos pisos
con sillar almohadillado y un segundo, con tres
pisos, con la fachada enlucida, reservando una
leve decoración en los dinteles de las ventanas o
balcones. En las calles Ollerías, Marqués de Va-
llejo y San Agustín se conservan otras casas obra
de Hijón.
Durante el tiempo de residencia en Logroño, Ma-
ximiano Hijón siguió trabajando para Pamplona.
Una de sus últimas obras fue el edificio de Crédi-
to Navarro, ubicado en el número 44 de la Plaza
Zaguán de la Casa de Maximiano Hijón (Foto: Federico Soldevilla)
Casa ubicada en Bretón de los Herreros, 12
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del Castillo. Este nuevo edificio tenía que acoger la
sede de esta entidad bancaria y viviendas.
Para ello, Hijón planteó un edificio de cuatro alturas.
Dividió el edificio en calles verticales, realizando
unas en piedra y otras en ladrillo rojo. Jugó con la
forma de los vanos, reservando la forma arqueada
para los centrales y haciéndolos más rectangulares en
los lados. Dispersos por la fachada, colocó algunos
azulejos con el emblema de la entidad bancaria, una
C y una N entrelazadas.
En el primer piso, Hijón colocó un balcón que reco-
rría todo el nivel y colocó frontones triangulares o
semicirculares sobre las ventanas. Estos se apoyan en
ménsulas y se van intercalando enteros y partidos. En
el centro colocó tres vanos en forma de arco de medio
Edificio de Crédito Navarro
Columna diseñada por Hijón Friso en la casa de la Calle del Peso, 1 de Logroño
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punto que se enmarcan juntos. Los demás balco-
nes se realizan con balaustradas de hierro y solo
abarcan una ventana. En el segundo piso, se colo-
can unas balaustradas de piedra en el centro y en
los laterales. Poco a poco, la ornamentación se
reduce en los niveles superiores, quedando única-
mente balcones en cada vano y decoración
sobre los mismos. Se cierra la fachada con una
balaustrada de piedra, decorada con cráteras. So-
bre ella, aparecen unas ventanas abuhardilladas.
En el centro, se coloca un cuerpo con tres venta-
nas en forma de arco de medio punto, realizados
en piedra, enmarcados por una franja de ladrillo
Se cierra con un tejado semicircular a dos aguas.
Sobre los vanos, se coloca el escudo de Crédito
Navarro, rodeado de decoraciones vegetales y
geométricas. En los lados, aparecen dos cráteras.
El primer nivel del edificio presenta una galería
de porches, en forma de arcos de medio punto,
apoyados en pilares. El pilar central, se ha trans-
formado en una columna corintia. Esta columna
es única en la plaza. El porche se cubre con un
techo de casetones, articulados en bovedillas. Comedor de la Sociedad Nuevo Casino
Salón Principal de la Sociedad Nuevo Casino
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de cañón. La fachada interior se realiza con
grandes ventanales. En 1888, en este local se
abrirá el mítico Café Iruña. En el interior desta-
can las columnas de metal, con capitel simétrico,
los motivos florales en los techos, tan propios de
Maximiano Hijón, al igual que el uso de la ma-
dera. A mano derecha del café Iruña, se encuen-
tra el Rincón de Hemingway, que continúa con
el uso de madera en la mitad de las paredes. En
los techos, se colocan trabajados artesonados
con motivos vegetales en el marco y el centro
liso. Continúa el uso de las columnas estilo per-
sa.
La casa tiene dos accesos, uno a la izquierda,
con el número 44 y el principal, con el 44 bis.
El Portal 44, en su interior tiene yeserías con
motivos florales en las paredes y un medallón en
el techo. Se ha reformado variando u ocultando
parte de la decoración. Tras subir unas escaleras,
nos encontramos un rellano del que suben de
nuevo unas estrechas escaleras, con un baranda-
do metálico, trabajado. En la actualidad se usa
como puerta secundaria de acceso a las vivien-
das.
El portal 44 bis se decora monumentalmente.
Nada más entrar vemos una escalera a mano iz-
quierda. En su arranque, una figura de una mujer
sostiene una lámpara. A los lados, las paredes
están ricamente trabajadas, usando modelos de
yeso para recubrirlas completamente, con las
mismas formas que en el otro portal. En el te-
cho, nos llama la atención un medallón con un
motivo floral en el centro. El resto del techo se
deja sin decoración, colocando un marco que
recorre todo su perímetro, siguiendo el mismo
modelo que en el portal 44.
Este marco se decora con motivos vegetales. La
escalera asciende, rebajando la decoración. Las
paredes quedan enlucidas en blanco y la yesería
desaparece. En el primer piso, nos encontramos
con la Sociedad Nuevo Casino. De ella destaca
su gran salón, con su techo realizado con cesto-
Rincón de Hemingway en el Iruña
Portal 44 bis, Plaza del Castillo
Arriba techo del portal 44 bis.
Abajo techo del portal 44
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nes cuadrados decorados. La decoración tam-
bién es muy rica en las paredes, con puertas en-
marcadas en motivos vegetales y pilastras. En
los dos muros más cortos, que son los laterales,
se colocan unas trabajadas chimeneas. Paralelo a
este salón, discurre un pasillo que nos lleva has-
ta una cafetería. En el techo de ella, se coloca
una vidriera con el escudo de Crédito Navarro,
rodeado de un friso con motivos vegetales. Los
demás techos presentan un enmarcado de color
dorado. En las paredes ascienden unas pilastras
jónicas, con gran trabajo, y se les aplica color
oro. El resto de la pared se pinta de color azul.
Continuando, encontramos al fondo un comedor,
decorado en paredes y techos con motivos vege-
tales y geométricos, se usan pilastras en las pare-
des, frontones sobre las puertas. Las paredes se
pintan de un tono azulado, recubriendo todo con
yeserías que forman motivos vegetales. La So-
ciedad también cuenta con una biblioteca, ubica-
da detrás del Salón Principal. La decoración ya
no tiene yeserías en las paredes, tapadas por las
estanterías. Sobre las estanterías se colocan fron-
tones y frisos con motivos vegetales. El techo se
cierra también con casetones. En un rincón, se
habilita un pequeño espacio de lectura decorado
con mesas de madera, individualizadas, con de-
coración tallada.
Tras una vida prolífica y grandes trabajos, Maxi-
miano Hijón Murió en Logroño el 12 de julio de
1891. Fue enterrado, en un panteón que el mis-
mo había diseñado. Se trataba de una columna
partida, que según algunas lecturas simboliza el
fin del arquitecto y su arquitectura. No conser-
vamos ningún retrato ni fotografía de Maxi-
miano Hijón. Se sabe que en su casa existió un
cuadro de Maximiano y Rosa López Corona,
obra de Constancio, pero que se perdió. Mucha
de la arquitectura de Maximiano Hijón ha sido
derribada sin ningún miramiento, llevando entre
los escombros casi tres siglos de Historia.
Café Iruña
Biblioteca de la Sociedad Nuevo Casino
Escalera del portal 44
Portal 44 de la Plaza del Castillo
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Es un honor poder escribir sobre D. Maximiano
Hijón, me parece un personaje de lo más intere-
sante en todas las facetas de su vida.
Intentaré hablar de su vida y proyectos de forma
cronológica y sólo destacando algunos de ellos.
Para conocer a D. Maximiano un poco mejor,
quisiera empezar transcribiendo parte de la pe-
queña reseña de dos días después de su muerte
en el entonces Diario político La Rioja del 14 de
julio de 1891 y decía así:
“Había conquistado el señor Hijón por esfuerzo
propio la posición que ocupaba, sin los apoyos
tan usuales en los comienzos de una carrera. Su
laboriosidad, aplicación y gusto le abrieron el
porvenir y él aprovechó los productos de su tra-
bajo para perfeccionarse en la difícil profesión
de Arquitecto que había abrazado.
Su carácter dulce y afable unido a la gran erudi-
ción adquirida en sus estudios y perfeccionada
en sus frecuentes y aprovechados viajes, hacían
apetecible su amistad y buscada su colabora-
ción para una infinidad de juntas y comisiones.
Actualmente era presidente del Casino, corres-
ponsal de la Academia de Bellas Artes é indivi-
duo de la Comisión de monumentos históri-
cos……..”
Maximiano Félix Hijón Ibarra
Nacido el 21 de febrero de 1825, a las nueve me-nos cuarto.
Hijo de Juan Hijón, natural de Logroño, y de An-tonia Mª de Ibarra, natural de Eibar.
Abuelos paternos: Vicente Hijón, de Logroño, y Bernarda Moros, de Alberite.
Abuelos maternos: Miguel Antonio de Ibarra, de Eibar, y Mª Agustina de Arizmendi, de Eibar.
Bautizado en la Insigne Iglesia Colegial de La Redonda. Fue padrino: Domingo Zabarte, de Mondragón.
La casa natal va a ser de alguna manera la misma
donde vivirá y morirá. En 1772 con el primer
vecindario de Logroño la dicha casa estaba situa-
da en la calle mayor de Logroño y llegaba hasta
la calle zapaterías (actual Herrerías) donde se
situaba el jardín, que pasados los años construirá
D. Maximiano su casa y que todavía podemos
verla en el callejero logroñés.
En su caso sí que acertaron los viejos dichos:
“De tal palo tal astilla” y “Quien a los suyos pa-
rece honra merece”. Me explico. ¿De dónde le
podía venir la afición a D. Maximiano a la cons-
trucción?
Su abuelo Vicente Hijón fue fustero y tornero, su
tío Félix Hijón ensamblador y su padre Juan Hi-
jón carpintero, maestro agrimensor y maestro de
obras. En este entorno creo que su pasión por la
arquitectura fue normal.
En el aspecto familiar marcará de alguna forma
su vida, su media hermana Josefa Hijón Berretia-
Don Maximiano Hijón Ibarra
Logroñés de pro e ilustrado arquitecto
Federico Soldevilla Ágreda
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ga y sobre todo las hijas de está: Estéfana López
Corona y Rosa López Corona; que fueron sus
esposas.
En su formación los primeros pasos los dio en
Logroño, va estudiar matemáticas en el Instituto
Riojano en 1839 (en el Convento del Carmen y
actual Instituto Sagasta). Entre 1843-1845 en los
Estudios Nacionales de San Isidro (Madrid) y en
el Conservatorio de las Artes de Madrid con Án-
gel Riquelme. Acudió durante tres años a la Aca-
demia Madrileña. Fue discípulo del arquitecto
Matías Laviña Blasco (pudo conocerlo de joven
en Logroño). En 1839 Matías Laviña llega a Lo-
groño como catedrático de arquitectura del re-
cién inaugurado Instituto Riojano. Se ofrece para
ser nombrado arquitecto municipal, aceptándolo
el Ayuntamiento y cesando en el cargo en junio
de 1842.
-1844 Expediente de quintas Nº 1 Soldado……
Maximiano Félix Hijón: expuso ser corto de vis-
ta, y habiendo sido reconocido por los facultati-
vos dijeron: que esté interesado ha sido observa-
do. Y los cristales cóncavos, no le dan los resul-
tados que eran de esperar si tuviese una miopía o
sea cortedad de vista, no hay sin embargo las se-
ñales de los globos de los ojos, anuncian alguna
lesión y no estando suficientemente comprobado
aquel defecto lo dejan a la decisión del tribunal
de revisión con cuya manifestación se conformó
el Ayuntamiento y lo declaró soldado, lo cual se
protestó por Hijón. Acudió al estudio de arqui-
tectura de Wenceslao Gaviña.
-1845 Proyectos de Casa Ayuntamiento para ser ubicada en la Plaza de la Constitución de Logro-ño y de una cárcel celular, se encuentran en el Archivo de la Academia de San Fernando, son proyectos habituales de su formación, pero él
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elige su ubicación situándolos en su Logroño na-tal.
-1846 Obtiene el título de arquitecto el cuatro de enero, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
-1848 Miembro de la Comisión de Monumentos representando a la Real Academia de San Fer-nando. La Comisión provincial aprobó el presu-puesto que formuló el arquitecto señor Hijón, a saber:
*Para habilitación del Museo provincial en la Iglesia de S. Bartolomé, reales 12.340
*Para la traslación de los objetos artísticos de los Monasterios de San Millán, Estrella, etc., reales 3.000
*Para otros gastos diversos, reales 2.600. Total reales 17.940
Esta residiendo entre Madrid y Logroño. En mar-zo de 1854 renuncia al cargo de arquitecto muni-cipal de Logroño D. Ildefonso de Santiago Palo-mares, aceptando la dimisión se presentan varias personas para el cargo.
-1854 el 24 de diciembre D. Maximiano Hijón Ibarra es nombrado arquitecto interino de Logro-ño.
-1855 Será en la sesión ordinaria de 27 de enero cuando sea nombrado arquitecto municipal TI-TULAR. Actas municipales 27 de enero de 1855: “Habiendo transcurrido el tiempo señala-do para la admisión de aspirantes a la plaza de arquitecto titular, y en consideración a los cono-cimientos artísticos que posee D. Maximiano Hi-jón, a las demás relevantes prendas que le ador-nan y al celo e inteligencia con que ha desempe-ñado aquel cargo desde 24 de diciembre que se le nombró interinamente, se le confirmó en propie-
dad por el voto unánime de los señores conceja-les”.
A partir de este momento lo encontraremos en todas las actuaciones de la ciudad, el alcantarilla-do, la apertura de calles, urbanismo, infraestruc-turas (puentes, fuentes, fielatos, etc.), construc-ciones y además siendo profesor de dibujo geo-métrico, de imitación y de geometría descriptiva.
-1856 Junto con el ayuntamiento se ocupará de mejorar el ornato público, estando muy atento a las construcciones de edificios para que las fa-chadas y los elementos visibles sean adecuados a la época que vivimos. Entre 1856 y 1861 vamos a encontrar a José Díaz firmando como arquitec-to municipal, en algunos proyectos.
-1857 D. Maximiano firma como arquitecto mu-nicipal varios proyectos en el Camino de Oyón y en el puente de Samalar.
-1858 En las actas municipales, podemos leer siendo enviado al extranjero:
“Proyecto para construir alhóndiga –Plaza de abastos
En Oloron (Francia) acaba de construirse una casa alhóndiga y plaza de abastos; se encarga al arquitecto que vaya a verla, los gastos a consu-mos.
El Sr. Alcalde (Gregorio Mtz de Luco) hizo pre-sente, y la municipalidad aprobó el acuerdo an-terior, había salido el arquitecto D. Maximiano Hijón para Francia, entregándole antes de partir mil reales de fondos municipales para gasto”.
-1858 Este año realiza como Arquitecto de la Academia de San Fernando, el plano de Toledo bajo la dirección de Francisco Coello Portugal para el Atlas geográfico de España. (Uno de los más complicados de dicho atlas)
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-1859 Realiza el proyecto del puente Colorado
en el Sotillo de Logroño
A partir de estas fechas va a trabajar en la dipu-
tación Foral de Navarra como director de Cami-
nos, sin abandonar proyectos que tenía en mar-
cha en Logroño.
-1860 Salón del Trono para la Diputación de Na-
varra. Proyecto de Maximiano Hijón por encargo
a raíz de un viaje que iba hacer la Reina Isabel II
a Navarra. (Más información en otro artículo de
esta revista)
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-1861 es el encargado de diseñar un arco conme-morativo para la llegada del tren real a Cortes (NA), conocimientos que usará posteriormente en Logroño.
-1863 El Ayuntamiento Constitucional de Logro-ño, anuncia la provisión de la plaza de Arquitec-to municipal que resulta vacante en esta ciudad. “por renuncia del que la obtenía…”. No era D. Maximiano quien ejercía en el cargo.
-1864 Con motivo de la visita real al balneario de Fitero (NA), es D. Maximiano el encargado de reformar las instalaciones.
-1865 Construye el Instituto Provincial de Pam-plona. En 1876 Navarra participó en la exposi-ción universal de Filadelfia presentando los pla-nos de dicho edifico obra de D. Maximiano Hi-jón.
-1866-1868 fue arquitecto provincial de Navarra (Dpto. Sur). Reside en Pamplona.
-1866 Es nombrado por la Real Academia de Be-llas Artes de San Fernando, Académico corres-pondiente en Navarra. Acepta el cargo el 09/04/1866.
-1867 Se reúne en Pamplona como vocal de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísti-cos de Pamplona. Defendiendo ante el adminis-trado de Hacienda, la anulación de la venta del Monasterio e Iglesia de Leire (en la desamortiza-ción) y que se conserve como monumento en poder del Estado.
-1868 Firma las certificaciones de las obras que se están realizando en las Escuelas de la Puerta del Camino (Juanita Madroñero).
-1869 Alineaciones. Realiza Plano Geométrico de la zona Oriental de la Ciudad de Logroño.
Al no tener Logroño nombrado arquitecto muni-cipal será D. Maximiano quien firme varios pro-yectos.
-1869 junio. Tras el nombramiento del nuevo arquitecto municipal de Logroño D. Francisco de Luis y Tomás, devuelve los documentos de los proyectos pendientes al Ayuntamiento, quedando a su disposición en caso de necesitarlo nueva-mente. El Ayuntamiento reconoce su labor y agradece sus servicios.
-1869, 22 de agosto. El gobernador civil, feli-cita entre otros al arquitecto provincial D. Maxi-miano Hijón y al arquitecto municipal D. Fran-cisco de Luis y Tomás por su participación en la catástrofe del incendio del Cuartel de San Fran-cisco, ocurrido en la tarde de ayer día 21.
-1870 Proyecto y plano para D. Ildefonso Zubía Icazuriaga en su casa en C/ Mayor 147 para tras-ladar su oficina de farmacia. En esta época reali-zara varios edificios y obras de alcantarillado en Logroño.
-1874 Reside en Logroño como arquitecto pro-vincial.
-1875 Dirige las obras de ampliación del Hospi-tal de La Rioja.
-1876 D. Maximiano Hijón, como Arquitecto del Obispado
Tiene que realizar la tasación de los deterioros causados por el uso de parte del antiguo semina-rio para Hospital militar provisional desde 1873 a 1876. Comparando el expediente del edificio que se realizó en 1873 con el estado en que se encuentra.
-1878 En la Exposición Universal de París, en el Catalogo de los Expositores de la provincia de Logroño, figura como vocal electo.
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-1879 La Beneficencia (1864 Jacinto Arregui) Se le encarga al arquitecto provincial “Maximiano Hijón”, que redacte un nuevo pro-yecto, dirigiendo y modificando las obras.
-1880 Proyectos para la reforma de la Iglesia de Santa María de la Redonda de Logroño
-1882 Planta de la reforma de Santa María de la Redonda. D. Maximiano Hijón, D. Francisco de Luis y Tomás y D. Luis Barrón. Logroño, 18 de Noviembre de 1882.
Sigue proyectando edificios tanto en Logroño como en otras localidades.
-1885 Uno de los edificios más emblemáticos de Pamplona, para la entidad bancaria del Crédito Navarro y Nuevo Casino, en la Plaza del Casti-llo. (Más información en otro artículo de esta revista)
-1886 Reconstrucción y decoración de la fachada de portales de la Casa nº 68 de la calle del Mer-cado, propiedad de D. Juan Domingo Santa Cruz (GRAN CAFÉ RESTAURANT DE LOS DOS LEONES)
-1889 Figura como secretario de la Comisión de Monumentos de La Rioja.
-1890 Firma como secretario en la relación de objetos que irán al Museo Provincial (En el edifi-cio de la Beneficencia, recientemente acabado) y que están recogidos por la Comisión.
-1891 A primeros de julio ya se comentaba en prensa que D. Maximiano se encontraba enfer-mo, el día 10 le fue administrado el Santo Viáti-co. Domingo 12 de julio de 1891 Fallece a las siete de la tarde y a consecuencia de pulmonía.
Su obra y buen hacer continuó bastante tiempo de la mano de su segunda esposa D. Rosa López
Corona que como habían acordado creó una fun-dación para ayudar a la educación de niños po-bres, y que contó con la colaboración de varios arquitectos.
28 noviembre 1891 En la sesión de este día de la Comisión de Monumentos se dio cuenta del fa-llecimiento del celosísimo Vocal Secretario y Arquitecto D. Maximiano Hijón, alma que fue de la Comisión durante 43 años, a la que prestó va-liosísimos servicios en los momentos difíciles porque atravesó, teniendo que afrontar graves problemas con pocos apoyos y sin recursos.
“A su labor, y a sus restantes compañeros, debe La Rioja haber salvado la mayor parte de sus Monumentos. Don Francisco de Luis y Tomás le dedicó sentidas frases. La Comisión después de consignar su gran sentimiento, designó Vocal Secretario a D. Constantino Garrán”.
Su vida personal y otras actividades (presidente de varias entidades de diversa índole) que desa-rrollo a lo largo de ella, no tienen cabida en este artículo que tenía que ser un resumen (que lo es) de la actividad de este ilustrado arquitecto logro-ñés D. Maximiano Félix Hijón Ibarra.
Última morada en el cementerio de
Logroño, con la simbólica columna
truncada como su vida a los 66 años.
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Recordando tiempos pasados
Bruno Calleja Escalona
Se pueden hacer viajes de muchos tipos, a luga-
res, a momentos, o porque no, en el tiempo.
Aquí recogemos unas imágenes tomadas entre
1936-1939 que parecen pertenecer a un archivo
de algún fotógrafo militar, miembro de la Legión
Cóndor. Las fotografías se tomaron durante su
estancia en Alfaro en el transcurso de la Guerra
Civil Española.
Entre todas estas imágenes, encontramos un pu-
ñado de diferentes lugares de Navarra y Guipúz-
coa, que parecen coincidir con un viaje que uno
o varios miembros de esta legión hicieron duran-
te su estancia aquí.
Seguiremos sus pasos desde el Ebro hasta el
Cantábrico, en un viaje que se realizó en coche y
en tren siguiendo el trazado del Plazaola.
Nuestro fotógrafo se asentó en la localidad rioja-
na de Alfaro. Durante algunos de los años que
duró la Guerra Civil, en esta localidad se colocó
un aeródromo desde el que realizaban operacio-
nes militares.
Además del aeródromo, nuestro fotógrafo inmor-
talizó algunos de los monumentos más notables
del lugar.
Uno de ellos es la Colegiata de San Miguel, una
de las obras barrocas más importantes de La Rio-
ja. Las obras de construcción de esta Colegiata
comenzaron en 1562, pero no se inaugurará hasta
el siglo XVIII. Se encuentra construida sobre una
iglesia anterior.
Nuestro fotógrafo, como aviador que era, tomó
varias instantáneas de Alfaro desde el aire. En
estas fotos, podemos apreciar las calles y casas
de la localidad, así como vistas de la Colegiata y
los montes circundantes. Destaca en el municipio
la fábrica de la Azucarera, construida sobre los
restos de Ilurcis, el primitivo poblado que dará
lugar a Graccurris en época Romana y que luego
se transformará en Alfaro. Esta fábrica se cons-
truyó en 1919 y estuvo en funcionamiento hasta
1972. Durante unas obras realizas en 1932, se
encontró la Lápida de Ursicinus, un mosaico rea-
lizado en el siglo IV d.C., para servir de enterra-
miento a un ciudadano. Este mosaico se encuen-
tra actualmente en el Museo Arqueológico Na-
cional, al que se trasladó poco después de su ha-
llazgo.
El viaje de nuestro fotógrafo tuvo como primer
destino la localidad de Calahorra, antigua
Vista de Alfaro
Colegiata de Alfaro
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Calagurris. Hay varias imágenes en el archivo
que muestran monumentos de esta ciudad.
Viniendo desde Alfaro, lo primero que visitó
nuestro protagonista fue la Catedral de Calaho-
rra, un edificio gótico, construido en el siglo XV,
sobre una basílica romana y un templo románico.
El edificio cuenta con reformas del siglo del Si-
glo XVII. En 1772, se terminaron las obras que
le dan su aspecto actual.
En la imagen inferior podemos ver una imagen
de la entrada de Calahorra, despuntando en lo
alto, la Iglesia de Santiago y San Francisco.
Una vez dentro del municipio, nuestro protago-
nista visitó la Plaza del Ayuntamiento, lugar en
el que se ubicaba la escultura de la Matrona de
Calahorra, que posteriormente se trasladó al Pa-
seo del Mercadal. Esta escultura, realizada en
1878, hace referencia a una leyenda que cuenta
como la ciudad de Calagurris luchó y resistió al
asedio que sufrió durante las Guerras Civiles en-
tre Pompeyo y Cesar.
Curiosamente, el fotógrafo clasificó esta vista
como perteneciente al pueblo navarro de Mila-
gro.
Nuestro protagonista también visitó el Antiguo
Foro Romano de Calagurris, ubicado en la actual
Plaza del Raso. Fotografió además, la Iglesia de
Santiago, un templo renacentista, construido en
el siglo XVII. Su fachada es neoclásica, construi-
da un siglo más tarde. El solar en el que está
construida albergó otra iglesia, llamada también
de Santiago el Viejo, que se erigía sobre la mura-
lla interior de la ciudad. En su interior, el conjun-
to es barroco.
Tras la visita a Calahorra, nuestro protagonista
viajó en coche a la localidad navarra de Milagro.
Matrona de Calahorra
Entrada a Calahorra
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donde inmortalizó los restos del Castillo.
Este castillo fue uno de los que formaron la línea
de defensa del Ebro.
Las primeras noticias del castillo de Milagro se
remontan al siglo XII, que notifican que el rey
Pedro I ha ordenado la construcción de una ata-
laya en el lugar en el que se asentó una musul-
mana construida en los siglos VIII–IX, para con-
trolar Tudela, aún plaza musulmana.
Se notifican reformas en todos los siglos de la
Edad Media y se libró de los derribos de 1516 y
1521. Tras lo cual, el Castillo queda en manos
del Duque de Alba, que designaba a los alcaides.
La inestabilidad del terreno ha hecho que se de-
rrumbe una parte del montículo, quedando en pie
unos pequeños muros en la parte más alta del
pueblo.
Nuestro fotógrafo subió hasta el pie de las mura-
llas e inmortalizó la vista del pueblo. En la ima-
gen se aprecia el puente sobre el río. Sobre las
casas del pueblo, sobresale la torre de la iglesia
de San Juan de los Abades, una construcción del
siglo XVI.
Tras la estancia en Milagro, nuestro protagonista
continúo su viaje por carretera. Su camino le lle-
vó hasta Caparroso, aunque no se detuvo aquí.
Fotografió la antigua Iglesia de Santa Fe, ubica-
da en la parte más alta del pueblo, de estilo góti-
co, construida en el siglo XIV. Su posición hizo
que no fuese accesible y en el siglo XVI, se
construyó la actual iglesia parroquial, dedicada a
la misma advocación. Se conoce tradicionalmen-
te con el nombre de El Cristo de Caparroso.
Una de las imágenes del archivo, está tomada
desde el Puente Viejo de Caparroso que tiene
orígenes bajo medievales y tuvo con once arcos.
Las primeras noticias se remontan a 1420. Se
conocen muchos arreglos realizados debido a las
múltiples crecidas del río Aragón. En 1787, una
fuerte riada arrastró el puente, derribando los dos
ojos centrales.
Iglesia de Santiago de Calahorra
Castillo de Milagro
Vista de Milagro
Página 61
El Puente de Caparroso era la entrada y salida de
la localidad. En 1890, Willesbroek, una empresa
belga, construyó un puente de hierro, con dos
cuerpos con rejas en los lados y sustentado por
los restos de los arcos. Parte de esta rejilla se
coló en una foto que nuestro protagonista tomó a
la Iglesia del Cristo.
Después continúo su viaje en coche hasta Pam-
plona. No dejó constancia de estancia en ningún
pueblo más.
Las siguientes imágenes nos llevan hasta Noáin.
Nuestro protagonista inmortalizó el Acueducto
de Noáin, diseñado por Ventura Rodríguez. Las
obras duraron desde 1783 hasta su inauguración
el 29 de junio de 1790. Se trata de un conjunto
que contó con 97 arcos que sirvió para llevar
agua hasta Pamplona desde Subiza. Se mantuvo
en uso hasta 1895. En 1859, se eliminó una pi-
lastra para permitir el paso del ferrocarril, crean-
do un arco más ancho. Tras su abandono, el río
Elorz en una crecida, acabó con una pilastra y
dos arcos. Es en este estado cuando lo fotografía
nuestro viajero.
En 1931, se planteó su derribo, pero no triunfó.
Vista de Caparroso
Detalla del Acueducto de Noáin
Acueducto de Noáin
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En 1939 se convierte en monumento. Aun así, la
construcción de la autopista AP-15, acabó con
los dos arcos finales en 1971.
Tras la visita a Noáin, nuestro fotógrafo entró en
Pamplona. De Pamplona, hay varias vistas en el
archivo. Empezaremos la imagen de la actual
Plaza Príncipe de Viana. En la fotografía, se
aprecian las casas antiguas y algunos de los blo-
ques de pisos. Vemos que la composición de la
Plaza ha cambiado poco. Junto a esta plaza esta-
ba la antigua estación de Ferrocarril del Plazao-
la. Continuando con las fotografías, encontramos
varias referidas a la Plaza del Castillo, con los
edificios del Palacio de Navarra o el que acoge
el Café Iruña, mencionados en páginas anterio-
res.
En estas vistas se ve en el centro el antiguo
quiosco de música que era de madera, con una
cuidada ornamentación. Más tarde, se retiró para
dar paso al actual, de piedra, inaugurado el 28 de
junio de 1943.
Una de las fotografías recoge una instantánea del
popular Hotel La Perla, construido en 1853 y
que se inauguró de forma oficial en 1881.
Plaza Príncipe de Viana, Pamplona
Plaza del Castillo de Pamplona
Quiosco de la Plaza del Castillo
Hotel La Perla Plaza del Castillo
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Este hotel ha tenido huéspedes tan notables co-
mo Chapiln, Manolete o Hemingway. Era el ho-
tel más lujoso de toda la ciudad, propiedad de
una familia que descendía de Burguete, un pe-
queño pueblo del Pirineo Navarro.
El recorrido que nuestro viajero hizo por Pam-
plona, le llevó también a visitar el Monumento a
los Fueros. Ubicado justo delante del Palacio de
Navarra. Se construyó en 1903, en homenaje a
los Fueros de Navarra, obra de Ma-
nuel Martínez Ubago.
Antes de continuar su viaje, nuestro protagonista
acudió a los Jardines de la Taconera, y el Portal
Nuevo. Tanto la Taconera como el Portal Nue-
vo, fueron algunos de los elementos de la mura-
lla de Pamplona. El aspecto del Portal Nuevo,
cuando lo visitó nuestro fotógrafo, era un tanto
diferente al actual.
El Portal se abrió en 1571, y se mantuvo en pie,
con algunas restauraciones hasta que se derribó
en 1906. Para suplir su falta, se colocó una pasa-
rela de hierro que en 1950, se eliminó para cons-
truir el actual
Rotxapea
Corrales del Gas Vista de las murallas y el río Arga
Vista de Pamplona y el Arga
Corrales del Gas
Monumento a los Fueros
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Portal Nuevo. Desde lo alto de la pasarela, nues-
tro fotógrafo tomó varias instantáneas de la
Rotxapea, de la ribera del río Arga y de la anti-
gua fábrica de gas, ubicada junto al Puente de la
Rotxapea, en el lugar que hoy ocupan los Corra-
les del Gas.
Una vez visitada Pamplona, nuestro fotógrafo
tomará el Ferrocarril del Plazaola para continuar
su viaje. Este tren salía desde su estación en
Conde Oliveto por debajo del Portal Nuevo y
cruzaba un puente metálico sobre el río Arga.
Dicho puente se aprecia en las fotografías toma-
das desde lo alto de las murallas.
El Ferrocarril del Plazaola se empezó a construir
a principios del siglo XX, con idea de explotar
las minas de Plazaola. Las primeras obras se rea-
lizaron en 1902 y se terminaron en 1911.
En 1905, el ferrocarril del Plazaola empezó a
llevar viajeros, llegando a San Sebastián en
1914.
Las vistas que este ferrocarril brindaba de los
paisajes navarros, atrajeron la atención de nues-
tro viajero.
Tomó una vista del Monte Erga, justo a la entra-
da a Irurtzun. En lo alto de este monte se ubica
la Ermita de Trinidad.
El trazado ferroviario continuaba, tras pasar Irur-
tzun, por el Desfiladero de Dos Hermanas. Estas
dos peñas crean una garganta y han sido muchas
veces material para leyendas.
En la peña de la Izquierda, se ubicaba el Casti-
llo de Aicitia. Conocemos menciones a este cas-
tillo desde el año 1208. Estuvo en uso hasta que
en 1512, el Cardenal Cisneros ordenó su derribo
tras la Conquista de Navarra.
Paso de Dos Hermanas
Dos Hermanas desde Irurtzun
Paisaje del Leizaran
Paisaje Vasco Monte Erga a la entrada de Irurtzun
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Tras superar el Paso de Dos Hemanas, el Plazao-
la continuaba por el Valle de Leitzaran, del que
tomó algunas imágenes. Suponemos que nuestro
viajero, dejó el tren en Andoáin o en Lasarte,
tras recorrer casi 80 kilómetros y las estaciones
de: Pamplona (Ciudad), Pamplona-Empalme,
Ainzoáin, Sarasa, Gulina, Irurtzun, Latasa, Le-
kunberri, Uitzi, Leitza, Plazaola, Ameraun, Ollo-
qui y Andoáin o Lasarte. Desde aquí, tomó otro
medio de transporte, que le llevó hasta Tolosa.
De esta localidad guipuzcoana conocemos una
fotografía. Se aprecia el caserío de Tolosa, cons-
truido junto al río Oria.
Tras la visita a Tolosa, nuestro protagonista se
dirigió a San Sebastián. En el archivo se conser-
van varias instantáneas de la ciudad.
Nuestro viajero subió a Monte Igueldo, realizan-
do desde lo alto del Torreón, varias fotografías
de la Playa de la Concha y de la ciudad de San
Sebastián. En este lugar, se ubicó un faro que
desde el siglo XVI, vigiló la entrada y salida de
barcos del puerto de San Sebastián. El actual
edificio se construyó en el siglo XVIII y perma-
neció activo hasta la construcción de un nuevo
faro en 1854.
Playa de la Concha Vista de Tolosa
Faro de Monte Igueldo
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El antiguo edificio quedó abandonado hasta ser
reconstruido en 1912, para darle un uso de mira-
dor, colocando en el último piso una galería para
obtener unas bonitas vistas de la bahía.
Tras la visita a Monte Igueldo, nuestro viajero
se dio un paseo por la Playa de la Concha y por
el paseo que la circunda. En una de las instantá-
neas, captó el edifico que desde 1887, ocupó el
Casino de la Ciudad. En 1924, el Casino de San
Sebastián tuvo problemas dada la ley que prohi-
bía el juego de azar. La decadencia de la empre-
sa continuó hasta que en 1938, se vendió el edi-
ficio al Ayuntamiento. Durante la visita de nues-
tro protagonista, el edificio seguía siendo el Ca-
sino de la ciudad, hasta que el 20 de enero de
1947, se trasladaban aquí las dependencias mu-
nicipales.
Tras la visita a la Concha, nuestro protagonista
inmortalizó algunas de las calles del centro de la
ciudad. En algunas de ellas, podemos ver los rai-
les del tranvía que en tiempo existió. La visita
por el centro le llevó al Puente del Kurssal y al
Hotel María Cristina, uno de los más lujosos de
la ciudad. Se empezó a construir en 1909 y se
inauguró en 1912. A dicho acto, acudió la pro-
pia reina María Cristina. Pronto se convirtió en
un lugar de reunión de las clases pudientes de la
ciudad. Durante la I Guerra Mundial. Tras la
Guerra Civil, el edificio se mantiene. Entre sus
muros, nació el Festival de Cine de San Sebas-
tián, pues este hotel era el alojamiento de los
participantes. En 1982, se añade un ala nueva y
en 1987 es reformado. Tras esta restauración el
hotel consiguió las cinco estrellas. Nuestro viaje-
ro lo inmortalizó en su estado original, con plan-
ta en forma de L. Los pasos de nuestro protago-
nista, lo llevaron también a la Playa de Ondarre-
ta, de la que tomó varias instantáneas.
Ayuntamiento de San Sebastián
Calle de San Sebastián
Puente del Kurssal
Página 67
Tras la visita a San Sebastián, nuestro viajero se
desplazó hasta Zarautz. No sabemos si visitó la
localidad, pero si que inmortalizó la Playa, por
entonces mucho menos urbanizada y concurrida.
En estas fotos, nuestro protagonista inmortalizó
a varias personas, que al parecer le pudieron
acompañar en su viaje o se encontraron en San
Sebastián.
Desconocemos en que momento del año se reali-
zó este viaje, ni cuántos días duró, ni cúanto
tiempo pasó nuestro fotógrafo en cada sitio, pero
sus fotos nos han permitido seguirle los pasos
desde Alfaro hasta Zarautz.
Como aviador que fue, nuestro protagonista sacó
varias vistas de las cercanías de Alfaro desde el
aire, inmortalizando la famosa viña riojana, o
Alfaro desde el aire. También en el archivo, apa-
rece una vista aérea de la localidad navarra de
Corella.
Junto a estas fotografías, aparecen otras tantas de
aviones, operaciones militares, vuelos y manio-
bras realizados en Alfaro. Incluso unas de un
accidente aéreo que se produjo cuando un avión
intentó pasar por el medio de las torres de la Co-
legiata y acabó estrellándose contra las casas
alfareñas.
También hay otras imágenes de los soldados
cruzando el Ebro con una barca o imágenes de
pesca.
La existencia de estas fotos nos ha permitido
volver a realizar un viaje 83 años después, vien-
do lo que ha cambiado y lo que ha permanecido
en localidades de La Rioja, Navarra y Guipúz-
coa.
Playa de San Sebastián
Playa de Zarautz Calle de Alfaro
Corella
Vista de San Sebastián
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Historia Breve
V Centenario de la visita de Carlos V a Logroño
Luis Ángel García Varela
Las diferentes políticas matrimoniales y algunas
muertes prematuras llevaron al príncipe Carlos
de Borgoña a heredar Castilla y Aragón. Fueron
varios los países que heredó, España fue el más
difícil de consolidar bajo su dominio. La inten-
ción de Carlos I era reinar con el exclusivo apo-
yo de sus compatriotas, repartiendo entre ellos
prebendas y altos cargos, un hecho que indignó a
la nobleza local, sobre todo a los partidarios de
su hermano Fernando I.
Carlos I, llega a Castilla, y es en las Cortes de
Valladolid de 1518, donde fue recibido con gran-
des agasajos, fiestas y torneos, pero con descon-
fianza. Durante la primera reunión se le pide res-
peto a las leyes de Castilla y se le reprochaba al
joven monarca de Gante, que no conocía las cos-
tumbres, las leyes, ni el idioma del país que pre-
tendía gobernar, así como haberse rodeado de
extranjeros para gobernar su reino, nobles y clé-
rigos borgoñones. Todo esto pesó en su contra.
Carlos I confiaría la regencia de España a
Adriano de Utrecht dos años más tarde, cuando
tuvo que ausentarse del país por razón de su de-
signación como cabeza del Sacro Imperio. Tam-
bién se le pide que no permitiera la salida de me-
tales preciosos, y tratara a su madre Juana I de
Castilla, con la consideración debida. Carlos I
aceptó todas las exigencias, pero no le resultó
gratis a Castilla, a cambio obtuvo un crédito de
600.000 ducados.
En las Cortes aragonesas, no tuvo tan fácil su
aceptación, se demorará hasta enero del año si-
guiente para reconocerlo como su nuevo rey, y lo
hicieron junto a su madre. También como ocu-
rrió en Castilla, le concedieron un crédito de
200.000 ducados.
El 15 de febrero de 1519, Carlos I hizo su entra-
da en Barcelona, ciudad en la que pasaría casi un
año. Las Cortes catalanas se reunieron al día si-
guiente de su llegada. En las Cortes de Cataluña
las negociaciones no fueron tan fáciles. Para esas
fechas ya había muerto Maximiliano I, el 12 de
enero de 1519, por lo que la elección del nuevo
emperador había comenzado. El sabía que sin
ese título imperial, no podía gobernar unidas sus
numerosas posesiones. Al morir su abuelo Maxi-
miliano I de Habsburgo la corona de emperador
quedaba pendiente. La Dieta recibe la renuncia
de Federico el Prudente, y es en Frankfort, donde
deciden la designación del joven rey. Carlos I,
para conseguirla había invertido un millón de
florines, tuvo que comprar la voluntad de los
electores para lo que recurrió a préstamos del
banquero Jacobo Fugger, alemanes y a los súbdi-
tos castellanos.
Retrato del joven Carlos I de España,
posterior a 1515 por Bernard van Orley.
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En enero de 1520 Carlos I decide viajar a España
atravesando de este a oeste la península ibérica.
Lo inicia de Barcelona a Lleida, Fraga, Bujara-
loz, Zaragoza y el sábado 11 de febrero de 1520,
es cuando llega a Calahorra, donde fue recibido
por el deán de la catedral, el cual portaba un cru-
cifijo y un libro que prestó a Carlos I diciéndole
“por Christo jura las leyes y los fueros de esta
ciudad, antes que sus plantas pisen este suelo,
posó su mano sobre el libro, juro”, y así juró sus
fueros y privilegios. Al día siguiente, desde la
ciudad, convocó la reunión de Cortes Generales
en Santiago de Compostela, para el 20 de marzo
de 1520. Su fin era recaudar un nuevo servicio y
financiar el dinero desembolsado por la corona
de Rey de Romanos.
El 13 de febrero partió de Calahorra con la
intención de llegar a Burgos por Logroño, Nájera
y Santo Domingo de La Calzada. A primeros de
marzo estaba en Valladolid, luego se dirigió a
Benavente, Astorga, Ponferrada y Portomarín.
Llegaba a Santiago de Compostela el 27 de mar-
zo, para abrir las sesiones de Cortes que se desa-
rrollaron en abril y mayo, cambiando su sede a
La Coruña, donde embarcó el 20 de mayo para
Flandes, camino de su codiciada coronación co-
mo Rey de Romanos en Aquisgrán, que final-
mente se produjo el 23 de octubre de 1520. Car-
los V fue coronado emperador en la ciudad de
Aquisgrán. En una ceremonia de gran pompa, le
fue colocada la casulla de Carlomagno y recibió
su legendaria espada Joyeuse, la corona, el cetro
y el globo. A sus veinte años era el jefe de la
cristiandad.
Pero antes llegar a ser coronado, relatemos su
visita a Logroño, una ciudad que un año anterior
había reducido drásticamente su población por la
peste, y porque parte de la ciudad huyó a pobla-
ciones cercanas. Pero cuando Carlos I, el 13 de
Febrero de 1520, llegó a Logroño, el rey ya era
conocedor de su renacimiento, una ciudad en la
cual pretendía recaudar dinero para su corona-
ción, a cambio de comprometerse a respetar sus
fueros y privilegios.
Llegada de Carlos I en febrero de 1520 y jura-
mento en la puerta de Madre de Dios, lo que hoy
es el colegio San Francisco (monasterio).
En 1520, Carlos I de España, visita la ciu-
dad. En Palacio jura guardar los fueros y privile-
gios de la ciudad de Logroño:
“Después de haber entrado en dicha ciudad,
el Emperador Carlos I, por la puerta de San Fran-
cisco, a donde la justicia y regimiento de dicha
ciudad salieron a recibir, le metieron desde la
dicha puerta en la ciudad debajo de un palio bro-
cado, trayendo la justicia y regimiento las varas
de dicho palio.
Vino así a la Iglesia Colegial e Imperial de
Santa María de Palacio de la dicha ciudad de Lo-
groño, según e como es costumbre de entrar en
dicha Iglesia, cuando los reyes de España nueva-
mente vienen a la dicha ciudad y la primera vez
después de reinar y son reyes.
Acabada la oración, en presencia de los notarios
púbicos y de todos los caballeros e prelados y
obispos y otras personas que con su majestad
venían, Juan de León, canónigo de dicha Iglesia,
puso un libro de los evangelios sobre él y una
cruz, y dijo: vuestra majestad ha de jurar de
guardar los privilegios e usos e costumbres de
esta Iglesia, edificada Iglesia Imperial de Santa María de Palacio,
Taquio Uzqueda Prado.
Página 70
por Don Alfonso, Rey de Castilla, Esperador de
gloriosa memoria e su majestad dijo y respondió
que así lo juraba, e juró cumplir y guardar, según
e de la manera que ello decía en la dicha erec-
ción y bulas se contenía ”
El 13 de febrero de 1520 y en representación
del Cabildo, Carlos I asiste de manera muy seña-
lada a un hecho crucial para la historia de Logro-
ño:
La llegada por vez primera a la ciudad del
joven Emperador Carlos I y el Juramento por
realizar el monarca ante el altar de Palacio com-
prometiéndose a guardar los privilegios dados a
la cuidad por sus antepasados los Reyes.
El hecho de que sea él el encargado de recibir
al soberano a las puertas de la de la muralla y
entregarle las llaves de la ciudad nos revela el
notable prestigio que tenia entre sus conciudada-
nos y particularmente entre las jerarquías ecle-
siásticas.
Un testigo directo del acontecimiento, Her-
mando de la Torre, escriba no publico de Logro-
ño, nos dejó fiel testimonio del hecho en un do-
cumento impagable: 1520, febrero, 13
Entrada y recibimiento dado por la ciudad a
Carlos V, así como su juramento por el que se
compromete a guardar los privilegios dados a la
ciudad.
A.P. Iglesia Imperial de Santa María de Pala-
cio: Carpeta nº 83, Leg. 19.3.
“En la muy noble y muy leal çiudad de Logroño
a treze dias del mes de febrero año denasçimien-
to de nuestro Señor Jesuchristo de myll y quyn-
yentos y veynte años y en presençia de my, Her-
nando de la Torre, escribano publico de sus Ma-
jestades y del numero de la dicha çiubdad de Lo-
groño y escribano de los hechos del conçejo e
Ayuntamiento della y de los testigos de yuso con-
tenidos, este dicho dia a la hora de la tarde llego
a la çiubdad el catholico y ynbitisymo y muy po-
deroso Señor nuestro, Don Carlos por la graçia
de Dios Rey de España, electo Emperador, y
despues de verle salydo a reçivir fuera de ella,
los señores justiçia y regimiento, espeçialmente
las personas siguyentes: el Señor Pedro Belez de
Guevara, Corregidor; y el Liçenciado Pinylla, su
Thenyente; e Francisco de Tejada, e Rodrigo de
Soria, e Diego de Lumbreras, y Lope Diaz, y
Diego de la Parte, y Pedro de Carion, y Pedro
de la Resa, Diputados de la dicha çiubdad,
acompañados de muchos vezinos honrrados y
prinçipales della. En entrando el dicho Señor
Emperador y Rey por la puerta de San Francis-
co, Rodrigo de Cabredo, Arçedian o de Logroño
y Canonygo en las Yglesias de Santa Maria de
Palaçio y Santa Marya de la Rredonda, con el
tratamyento e reberençia debido, llego a el de
parte de la dicha çiubdad y un acuerdo de la jus-
tiçia e regimyento le entrego las llaves della y el
hablo, y ente otras cosas le dixo: que ya su Ma-
gestad sabya que era costumbre muy loable en
estos Reynos que cada cuando los Reyes nueva-
mente llegaban a algunas de sus çiubdades e vi-
llas y en ellas heran reçibidos y jurados por Se-
ñores y Reyes naturales, como lo hera su Ma-
gestad, ellos ansy mysmo les juraban los previ-
llegios, franquezas y livertades e buenos usos y
costumbres que en ellas avian y los otros Reyes
Documento, primera imagen de Logroño. Car-
los de Gante observa la ciudad de Logroño, al
fondo, desde la ermita de Piqueras (1552),
Fuente: AHPLR.
Página 71
sus progenitores les avian y conçedido e guarda-
do, e que suplicaban a su Magestad en nombre
de la dicha çiubdad que guardando estan horden
lo quysiese ansy hazer y su Magestad respondio
y dixo que le plazia y luego yncon tiente, yo, el
dicho escribiano, puse delante su Magestad una
cruz rica de la Yglesia de Santa Marya de Pa-
laçio en que dizen aver parte del madero de la
cruz en que Jesuchristo nuestro redendor pa-
desçio, e un libro de los Ebangelios avierto, en el
qual todo el dicho Emperador y Rey toco con sus
manos y yo el dicho escribano le dixe las pala-
bras syguyentes: Señor vuestra Magestad jura a
Dios y a Santa Marya y a esta señal de cruz e
palabras de los Santos Ebangelios, que con su
mano ha tocado, que como buen Prynçipe e pa-
dre nos manterna e guardara a toda su posy-
bylydad en paz e justiçia y nos guardara todos
nuestros buenos usos y costumbres y las merçe-
des y privillegio de los ocho escrivanos del nu-
mero desta çiubdad, a lo qual su Magestad dixo
que sy juraba y yo el dicho escribano le dixe y
respondi que sy ansy lo hiziese Dios, que hera
todo poderoso, le de xaxe vivir y Reynar prospe-
ramente por muchos años y con acreçentamiento
de mucho mayor imperio y señoryo, donde no,
que el se lo demandase, y su magestad respon-
dio: Amen. Y luego en altas bozes la justicia e
regimiento de la dicha çiubdad y mucha multitud
de vezinos della que presentes estaban dixeron:
byba, byba el Rey Don Carlos nuestro Señor, he
dicho esto los dichos Señores justiçia e regimien-
to tomaron e reçibieron a su Majestad debaxo de
un palio de brocado que para ello thenyan las
baras del, qual llebaban las personas syguyen-
tes: Francisco de Texada, e Rodrigo de Soria,
Diego Saenz de Ventosa, Regidores; e Anton de
Molina, e Antonyo de Yanguas, Hernan Ruyz, e
Lope Diaz, Diputados; y de fuera del Ayunta-
miento: Albaro Porres, Francisco de Bergara, e
Gomez de Mendoça e ansy lo metieron en la di-
cha çiubdad y lo llebaron a la dicha Yglesia de
Santa Maria de Palaçio donde es costumbre que
los Reyes de España que entran en la dicha çiu-
dad primeramente han de hazer oraçion, a lo
qual todo que dicho es fueron presentes e acom-
pañando a su Majestad: Don Antonyo Manrri-
que, Duque de Najera; Don Fadrique Albarez
de Toledo, Duque de Alba; y el Obispo de Bada-
joz; Don Diego Colon, Almyrante de las Yndias;
Don Pedro Hernandez de Belasco, Conde de Ha-
ro; Don Garçia de Padilla; Don Guyllermo de
Groymusyor de Xebres Mingonbal, Caballerizo
Mayor de su Majestad, e otros muchos caballe-
ros, señores y grandes de la corte de su Majes-
dad y por testigos Francisco de los Arcos, e
Hernando de Soria, e Pedro de Ençiso, el moço,
y el Doctor Nabarrete y otros muchos vezinos de
la dicha çiubdad de Logroño e los dichos Seño-
res
Entrada a Logroño por la Puerta de San Francisco, junto al Castillo y Puente.
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justiçia e regimyento lo pidieron por testimonyo
e yo el dicho Fernando de la Torre, escribano
publyco sobre dicho, que a lo dicho, es uno con
los dichos testigos presente fui, e de pedimento
de los dichos Señores justiçia e regimiento lo fice
escribir, por ende fice a qui este mi signo: en testi-
monyo de verdad. 1520, febrero, 13
Entrada de Carlos V, en la Colegial de Santa
María de Palacio y juramento que realizó de
guerdar sus usos y costumbres (Documento in-
concluso). A.P. Iglesia Imperial de Santa Ma-
ría de Palacio: Carpeta nº 83, Leg. 19.3.
“En la muy noble e leal çiubdad de Logroño,
de la Diocesis de Calahorra, a treze dias de fe-
brero año de myll e quynyentos e veynte años, en
la indiçion octava, año Septimo de Nuestro Se-
ñor el Papa Leon deçimo, vinyendo a la dicha
çiubdad nuevamente y la primera vez el muy
Catholico Rey Don Carlos, Rey de Castilla y de
Leon y electo Emperador, despues de aver entra-
do en la dicha çiubdad por la puerta de San
Francisco, a donde la Justicia y Regimiento de
la dicha çiudad le saliero a resçivyr, le metieron
desde la dicha puerta en la dicha çiubdad de-
vaxo de un palio de brocado, trayendo la Jus-
tiçia e Regimiento las varas del dicho palio, vino
asy a la Yglesia Colegial y Emperial de Santa
Maria de Palaçio de la dicha çiudad de Logro-
ño, e llegando a la Yglesia, a la puerta della sa-
liero a reçibir los Canonigos e Capellanes de la
dicha Yglesia con la cruz mayor, rebestidos con
sobrepellizes e capas de brocado y seda, e su
Magestad con todos los cavalleros y prelados
que con el venyan acompañandole, espeçialmen-
te, entre otros: Don Fadrique Alvarez de Toledo,
Duque de Alva; el Obispo de Vadajoz; Don Die-
go Colon, Almyrante de las Yndias; el Conde de
Haro; Don Garçia de Padilla; Don Guyllermo
de Coroymuser de Xebres Nyngoval, Cavallerizo
mayor de su Magestad, con los dichos cavalleros
se apeo a la puerta de la dicha Yglesia, e hizo su
adoraçion de la curz y echa, cantando los dichos
Canonygos en alta voz, en proçesyon entro en la
Yglesia, según e como es uso costumbre de en-
trar en la dicha Yglesia cuando los Reyes Despa-
ña nuevamente viene a la dicha çiubdad y la pri-
mera vez despues que reynan e son Reyes, a asy
en prçesyon fue hasta la Capilla mayor de la di-
cha Yglesia a donde ençima de las gradas della y
delante del altar mayor y cabo el estaba puesto
un sytial de brocado con çiertas almoadas donde
su Magestad hiziere oraçion e, llegado allí, se
hinco de rodillas en el dicho sytial e hizo oraçion
a acabada la oraçion, en presencia de los nota-
rios publicos e testigos ynfraescriptos e de todos
los cavalleros y perlados e obispos e otras per-
sonas que con su Magestad venyan, y ende esta-
ban, Juan de Leon, Canonygo de la dicha Ygle-
sia, que estaba rebestido con un sobrepelliz e
una capa de brocado, despues de dicha la
oraçion acostumbrada en semejantes reçibi-
myentos, llego a su Magestad, junto al dicho sy-
tial e puso un libro de los Evangelios avierto so-
bre la cruz, e puesto dixo: vuestra Magestad a de
jurar los prevyllegios e usos e costumbres desta
Yglesia edificada por Don Alonso, Rey de Casti-
lla, Emperador de gloriosa memoria, vuestro
progenytor, según lo acostumbraron los Reyes
Catolicos, progenitores de vuestra Magestad e
patronazgo y hereçion nuevamente fecha desta
Yglesis Parrchial y Colegial, segum e de la ma-
nera que yo le dire, su Magestad dixo e respon-
dio que le plazia e asy luego su Magestad puso
la mano derecha sobre la dicha cruz e santos
Evangelios, que corporalmente su mano derecha
ha tocado, que como buen e catholico Rey y Se-
ñor guardara los prevyllegios, usos e costumbres
conçedidos a esta Yglesia y personas e mynistros
dellas y patronazgo, hereçion nuevamente fecha
en ella en colegial por el Obispo Don Juan Cas-
tellanos de Villalva, Obispo deste Obispado, e
por nuestro muy Santo Padre Leon deçimo, en
todo e por todo e según e de la manera que con
ellos y en la dicha erçion se contiene, syn faltar
cosa alguna y que conforme al dicho patronazgo
y hereçion hasta las presentaciones de las Ca-
longias y Benefiçiados de la dicha Yglesia cuan-
do vacaren y el caso se ofreçiere de hijos natura-
les della e no de otr manera y que estando av-
sente de esta çiubdad, de vuestra Magestad, es
contento que en su nombre presente a la Calon-
gias e Benefiçiados sobredichos de la dicha
Yglesia, los perrochiados legos que agora son o
fueren para syempre jamas de la dicha Yglesia…..”
*Este artículo es el primero de una serie que con-
memoran el V Centenario del asedio a Logroño en
1521, origen de las fiestas de San Bernabé.
Página 73
San Gregorio Ostiense y su
Cofradía de Logroño Taquio Uzqueda Prado
El recuerdo más antiguo que tengo de la ermita
del santo en la Ruavieja es haber pasado por allí
con alguna de mis dos abuelas y haber echado
por entre las rejas de la puerta alguna moneda.
Después me asomaba a dicha puerta -entonces la
reja no tenía el cristal que tiene ahora-, y podía
ver el suelo lleno de monedas, sobre todo de pe-
rras gordas y perrillas, es decir de diez y cinco
céntimos de peseta, de aquellas de aluminio con
un caballo y un guerrero que rememoraban nues-
tro glorioso pasado íbero. Decía la leyenda urba-
na de aquellos años, que los mas pillos de la
Ruavieja y Calle Mayor iban por la noche con un
palo en cuya punta habían pegado un chicle a
coger las monedas que allí se encontraban, yo no
los vi nunca, pero no me extraña que así fuera,
eran años de mucha necesidad y penuria. Des-
pués me fui a vivir fuera del Casco Antiguo, a
‘las afueras’ que decían entonces y ya me tocó
poco pasar por allí.
Otro recuerdo que tengo de esta ermita es del año
sesenta y ocho. En el Club del Aprendiz se orga-
nizó un concurso de fotografía y los hermanos
Espiga -Rafa y Alejandro-, amigos míos, consi-
guieron que alguien les dejara una máquina de
fotos. No recuerdo quién, lo más seguro es que
fuera algún familiar. Y nos fuimos los tres a sa-
car fotos con ella por el Casco Antiguo. Yo sa-
qué dos fotos de la ermita, una va en este repor-
taje. Además creo que con ella me dieron un ter-
cer premio o un accésit, tampoco lo recuerdo
bien. Lo que si sé es que el premio era media do-
cena de pasteles que nos comimos entre toda la
cuadrilla.
Página 74
Años más tarde, hacia el otoño de 1988 y con la
ermita prácticamente derrumbada desde hacía
unos diez años, el Rotary Club de Logroño se
propuso reconstruirla, dado el poco interés que el
Ayuntamiento había puesto hasta entonces para
su reconstrucción y dada también mi vinculación
con el Rotary Club de Logroño, que aunque no
pertenezco al mismo, colaboré con ellos en la
realización de un dibujo de la ermita con el cual
posteriormente se realizó un cartel para la cam-
paña que hicieron de reconstrucción de la ermita.
Yo, por mi parte, doné mi obra, como no podía
ser de otra manera.
Así que cuando un grupo de amigos, todos ellos
vinculados con el arte, la cultura y las tradiciones
de nuestra ciudad, decidimos crear una Cofradía
para potenciar todo esto. Sin ponernos de acuer-
do, se nos ocurrió que el mejor nombre era Co-
fradía de San Gregorio de Logroño. Parecía co-
mo si alguien nos hubiera estado ‘soplando’ de-
trás de la oreja dicho nombre, pues como digo, la
propuesta vino de diferentes futuros cofrades y
sin haberlo hablado previamente.
A finales de 2015 creamos la Cofradía y a prime-
ros de 2016 la presentamos en sociedad en nues-
tra sede, el Café Moderno. Parece ser que no he-
mos sido los primeros, ya que el ilustrísimo se-
ñor don Gaspar de Miranda, obispo de Pamplo-
na, en un libro sobre san Gregorio Ostiense im-
preso en 1754, escribe: “El fundamento de esta
tradición es la grande antigüedad que tiene la
insigne Cofradía de San Gregorio Ostiense fun-
dada en su iglesia: es tan antigua, según asienta
el Maestro Salazar, que se hallaba erigida por los
años de 1298 y esta misma Cofradía y sus Cons-
tituciones se confirmaron por el obispo Sixto V
en el año de 1587”. Con lo que tenemos una lar-
ga y antigua tradición.
San Gregorio fue un monje benedictino, cardenal
y obispo del puerto italiano de Ostia. Enviado
por el Papa Benedicto IX a nuestra región, llegó
a Navarra cuando Nájera era su capital. Recorrió
toda la ribera de La Rioja y Navarra y con sus
oraciones y plegarias bendiciendo los campos y
las aguas, consiguió erradicar la plaga que asola-
ba estas tierras. Murió en Logroño el 9 de mayo
de 1044.
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Sus restos están enterrados en Sorlada, un pueblo
de Navarra cercano a Logroño. En Logroño, ya
en el siglo XVI, encontramos algún dato de la
existencia de dicha ermita, pero va a ser en el
siglo XVII con la intervención de D. Alonso
Bustamante y Torreblanca, reconstruyendo la
capilla o ‘Casa de san Gregorio’, el momento en
que en el arco de la entrada se colocará la ins-
cripción que hoy podemos seguir viendo y que
dice: “ESTA ES LA DICHOSA CASA EN QUE
VIVIÓ SAN GREGORIO Y MURIÓ EN ELLA EL
AÑO IO44 HALLÁNDOSE Á SU MUERTE SAN-
TO DOMINGO DE LA CALZADA Y SAN JUAN
DE ORTEGA SUS DISCÍPULOS. Y Á HONRA
Y GLORIA SUYA HIZO HACER ESTA CAPILLA
D. ALONSO DE BUSTAMANTE Y TORRE-
BLANCA REGIDOR PERPETUO DE ESTA
CIUDAD, CUYAS SON LAS CASAS Y SE ACA-
BÓ AÑO 1642”.
En el Camino de San Gregorio que circunvalaba
la muralla de la ciudad de Logroño por su lado
norte, existió desde muy antiguo una fuente y un
abrevadero llamados también de San Gregorio. A
los mismos se accedía por unas pequeñas rampas
laterales a un camino empedrado que usaban tan-
to las caballerías como las personas para acceder
a dicha fuente y abrevadero. Entre esta y el
Puente de Piedra existió también el lavadero de
San Gregorio. En los siglos XVIII y XIX, las
mujeres se reunían a lavar la ropa a la orilla de
un río, un arroyo, en las acequias, pozos o en las
fuentes, ya que en las casas no había agua co-
rriente. En Logroño además del río Ebro y el
‘Ebro chiquito’, existió desde finales del siglo
XIX y hasta casi mediados del XX, el lavadero
de San Gregorio que recogía el agua del ‘Ebro
chiquito’ pero que era mucho más cómodo que
este para lavar.
Recientemente a la Cofradía de San Gregorio de
Logroño, la cual tengo el honor de presidir, el
alcalde de nuestra ciudad, Pablo Hermoso de
Mendoza, nos entregó la llave de la ermita para
que pueda ser abierta todos los primeros sábados
de cada mes y que pueda visitarse, ya que hasta
ahora estaba cerrada, lo que es otro logro de
nuestra Cofradía.
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Estación de Ferrocarril de Logroño
(2ª Parte) Bruno Calleja Escalona
En el número anterior contamos la historia de la
llegada del Ferrocarril a Logroño y la construc-
ción de la Primera Estación, ubicada en la actual
calle Gran Vía. En este número continuaremos
con la historia de la Segunda, Tercera y Cuarta
Estación de Tren de Logroño.
El 9 de noviembre de 1958, el trazado ferroviario
se trasladaba desde la Calle Gran Vía hacia las
afueras de la ciudad, tras diez años de obras. Este
día se inauguraron dos estaciones: La primera, la
Estación de Autobuses, en la manzana de Aveni-
da de España y Pío XII. Esta estación recibiría a
los autocares que llegarían a la ciudad y despedi-
ría a los que se fuesen. La segunda estación inau-
gurada ese día es la conocida como Segunda Es-
tación de Ferrocarril, ubicada en la Plaza de Eu-
ropa. La estación ferroviaria recogía el testigo
que dejaba la de Gran Vía. El nuevo edificio aco-
gía las oficinas ferroviarias, viviendas, cafeterías,
siendo espacios más grandes y confortables que
sus predecesores. Los nuevos andenes recibieron
a los modernos trenes que en los años venideros
fueron llenando las vías férreas españolas. Las
obras de construcción de una variante ferroviaria
que sacase el tren de la ciudad, fueron propuestas
por el gobierno de la II República en 1935, pero
la Guerra Civil impidió que se llevasen a cabo.
El Gobierno de Franco tomó el proyecto y lo
rehízo, aprobando las obras el 1 de febrero de
1946. Finalmente estas se adjudicaron el 14 de
abril de 1948.
Vista de la Fachada Principal de la Segunda Estación de Ferrocarril de Logroño
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A ambas inauguraciones acudió el Ministro Jor-
ge Vigón, que realizó el viaje inaugural desde
Gran Vía hasta la Plaza de Europa. La Virgen de
Valvanera también acudió en helicóptero a dicha
inauguración.
El paso del tiempo trajo consigo la construcción
de viviendas al otro lado de la vía, y poco a po-
co, la ciudad en expansión alcanzó la nueva esta-
ción, surgiendo un nuevo barrio. Así, treinta
años después de su construcción se planteó la
posibilidad de trasladar de nuevo la vía al extra-
rradio de la ciudad, o soterrar la vía.
En el año 2002, se aprobó el soterramiento de las
vías, y con ello se planteó una reconfiguración
del lugar. El 30 de abril de 2010, le llega el turno
de cierre a la estación. Este día también la esta-
ción recibe a su último tren. Se desmontan los
murales y las vidrieras y se derriba el edificio el
9 de agosto del mismo año.
El día 30 de abril de 2010, se inaugura una nue-
va estación de ferrocarril ubicada en el lado
opuesto de la vía. Esta estación es conocida co-
mo la Estación Provisional, pues se construyó
para dar servicio mientras se construía la Esta-
ción Intermodal.
Las obras de construcción comenzaron el 15 de
julio de 2009 y finalizaron el 14 de mayo de
2010.
La Tercera Estación era un edificio de una sola
planta, con una amplia sala de viajeros, unos
nuevos andenes…
Segunda Estación de Ferrocarril, cedida por el Museo del Ferrocarril de Delicias, Madrid.
Sala de Viajeros de la Segunda Estación
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El 18 de diciembre de 2011, se inauguró la Cuar-
ta Estación, después de que el último tren salie-
se de la Estación Provisional.
La Estación Intermodal es un edificio mucho
más grande, con dos pisos, que acoge las vías
soterradas. En el nivel inferior se encuentran los
andenes soterrados. En el superior se encuentra
una sala de viajeros, con puestos comerciales a
los lados. En el centro, se coloca una puerta que
da acceso al nivel inferior. Esta estación cuenta
con una puerta principal y dos laterales.
Sobre ella, se ha construido un parque, que ha
permitido unir el barrio de Cascajos con la ciu-
dad.
En abril de 2012, se derribó la Estación Provisio-
nal , para dar paso a una nueva estación de Auto-
buses, que se está construyendo enfrente. La
Nueva Estación de Autobuses es gemela a la de
Ferrocarril. Entre medio de las dos estaciones,
pasa la calle Avenida de Colón. Sobre este paso
se está construyendo una cúpula de hierro que
las unirá.
Tercera Estación,. Foto Taquio Uzqueda
Sala de Viajeros de la Estación Intermodal
Sala de Viajeros de la Tercera Estación. Foto Taquio Uzqueda
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Relojes del Espolón Bruno Calleja Escalona
¿Quién no ha caminado por el Espolón de Lo-
groño a las 12 del Mediodía? A los que lo hemos
hecho, nos ha acompañado la popular sirena del
Reloj de Ibercaja, situado en el cruce de las ca-
lles Sagasta con Muro de la Mata, antecedida por
el toque de carillón de la canción: Ya se van los
Pastores a la Extremadura, tocada por un Grupo
de siete Campanas Armonizadas.
El sonido de esta sirena ha acompañado a los
viandantes del Espolón. Pero poca gente sabe
que hay en su interior. Su maquinaria guarda una
historia de más de setenta años.
Este reloj está colocado en una torre de dos plan-
tas , en la esquina del edificio. En la planta de
abajo, al pie de las terrazas, se encuentra la ma-
quinaria del reloj. A su lado, el carillón, una es-
tructura metálica de menor tamaño, que coordina
mediante unas varillas metálicas, las campanas.
Estas se encuentran en la parte superior de la to-
rre, armadas en una estructura metálica. En este
piso también está la sirena.
El reloj fue el primero instalado en 1948 en la
manzana recién construida.
El relojero que lo fabricó se llamaba Viuda de
Ignacio Murua, una empresa que en esos mo-
mentos estaba en auge, y que construyó otras
piezas notables como, por ejemplo el reloj del
Instituto Sagasta o el Reloj del Edificio de Segu-
ros Aurora, vecino de Ibercaja. Cuando se colocó
el Reloj, para anunciar las 12, se instaló un mi-
crófono de Radio Rioja, que decía en directo;
Acaban de oír ustedes las 12. La sirena se conec-
tó en 1952 para sustituir al micrófono y para
anunciar a la ciudad el mediodía. En ese momen-
to, finalizaba la jornada en muchas empresas,
además, era la hora del Ángelus. La Sirena es
una pieza no muy llamativa, que se encuentra
junto a las campanas en lo alto de la Torre. Su
sonido se ha confundido hasta hace poco con un
toque de guerra.
No menos importante es la Canción que este ca-
rillón toca antes de que el reloj dé las horas: Ya
se van los pastores a la Extremadura. Una can-
ción dedicada a la Trashumancia de los rebaños
riojanos a las tierras extremeñas . La canción di-
ce lo siguiente:
Fachadas de los relojes de Ibercaja y Aurora
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Campanas del Reloj de Ibercaja
Ya se van los pastores a la Extremadura,
Ya dejan la sierra triste y oscura
El toque de esta canción es posible gracias al ca-
rillón , una pieza única en la provincia.
La melodía está grabada en un rodillo, que como
caja de música, con su giro, activa los mazos que
golpean las campanas, que son las que crean la
melodía. Las campanas tienen tres mazas para
hacer las notas. Dichas campanas fueron fabrica-
das también por Viuda de Murua.
El Reloj de Ibercaja puede presumir de ser el
único reloj de este tipo que se conserva en fun-
cionamiento en La Rioja. Hubo otro reloj muy
similar en el edificio Ibercaja de Calahorra, que
se retiró cuando se derribó dicho edificio. Los
dos relojes tenían la misma canción en sus cari-
llones.
El reloj de Ibercaja tiene dos esferas, una la que
da al Espolón y otra la que da a la Calle Sagasta.
Las esferas son de metacrilato blanco, con núme-
ros lineales, sin división de minutos. Estas esfe-
ras no son las originales que tenía el reloj. Las
originales tenían números romanos, y tampoco
estaban divididas en minutos. Fueron cambiadas
al no ser del gusto de la gente.
Últimamente el reloj de Ibercaja empieza a sufrir
achaques mecánicos, que han hecho que haya
tenido que estar parado en algunos momentos
para restaurar algunas de sus piezas, pero pese a
todo, esta maquinaria sigue funcionando correc-
tamente.
En la actualidad, los residuos y el polvo, junto
con la grasa acumulada en sus ruedas, empiezan
a impedir su buen funcionamiento, por ello, se
está haciendo necesario el desmonte y restaurado
de maquinaria completa, para que siga funcio-
nando durante otros tantos años más.
En la esquina opuesta, en el cruce entre las calles
Muro de la Mata y Marqués de Vallejo, encon-
tramos otro simbólico reloj de la ciudad Se trata
del que está colocado en lo alto de la torre del
Edificio de Seguros Aurora, construido en 1950.
La Historia de este reloj se ha visto eclipsada por
su vecino, el reloj de Ibercaja, pues fue la presen-
cia de este reloj lo que impidió dotar de sonería a
Aurora. Su maquinaria fue obra de Viuda de Mu-
rua.
Máquina original de Aurora,
foto José Luis Tomás
Página 81
La máquina de Aurora era sencilla y únicamente
movía las tres esferas del reloj, orientadas, una a
Bretón de los Herreros, otra hacia el Espolón y
una hacia Marqués de Vallejo. Únicamente la
esfera orientada hacia el Espolón está firmada
por su fabricante con la siguiente leyenda: Viuda
de Murua Vitoria., que se puede leer completa
cuando las agujas están en paralelo. Aurora es el
único reloj mudo de La Rioja.
Desde su construcción hasta hace relativamente
poco, el reloj era muy poco accesible, siendo ne-
cesario subir al tejado de la casa desde un traste-
ro, caminar unos metros por dicho tejado y subir
unas escaleras muy empinadas, de hierro, hasta
la puerta, que era la esfera ciega, ubicada en la
parte trasera del edificio, que queda oculta a la
vista.
Esta disposición de entrada al reloj fue modifica-
da hace cuatro años, cuando el edificio sufrió una
reforma. Desde entonces, una escalera manual
permite acceder al reloj desde un despacho en el
último piso.
En 2008, tras muchos problemas de funciona-
miento, el reloj Aurora fue reemplazado por uno
eléctrico, que se controla desde un programador
y que no necesita apenas ningún mantenimiento
ni mano de obra. La maquinaria fue desmontada
y restaurada por el relojero José Luis Tomás.
Tomás Fernández Carrillo, primer relojero de
ambos relojes
Maquinaria del Reloj de Ibercaja
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Tras ello, fue expuesta en el Museo de Santo Do-
mingo de la Calzada, fundado por este relojero y
ubicado en la torre exenta de la catedral de la
misma localidad.
Los relojes han tenido dos relojeros, el Primero
fue Tomás Fernández Carrillo, que mantuvo en
marcha ambas maquinarias durante más de cinco
décadas.
Tras su jubilación, le tomó el relevo José Luis
Tomás San Román, de San Román, sonería mo-
numental, inaugurada en 1995. Este relojero es
autodidacta, y ha trabajado para Patrimonio Na-
cional, en las Huelgas Reales de Burgos,
La Granja de San Ildefonso, restaurando relojes
mecánicos. Instaló un reloj en el Monasterio del
Escorial. Visita Ibercaja cada domingo para com-
probar su buen funcionamiento.
La sirena de Ibercaja solamente ha sonado una
vez por la noche y por algunos fallos mecánicos,
ha faltado algún día a su cita con la ciudad.
José Luis Tomás, actuar relojero.
Máquina original de Aurora
Foto José Luis Tomás
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La manzana aún en construcción. Apreciamos que el edificio Aurora Seguros no está terminado.
Ninguno de los Relojes está colocado. Foto: Postal de época
Maquinaria original de Aurora, foto José Luís Tomás
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La Rioja y su PEFE GC Alegría y dolor a partes iguales
Polígono de Experiencias para Fuerzas Especiales
Carlos Romero
La Rioja se ha convertido en un referente mun-
dial en los entrenamientos para fuerzas especia-
les.
Desde su inauguración, hace ahora dos años, mu-
chos han sido los profesionales, tanto nacionales
como internaciones, que han conocido la Rioja
gracias a nuestras modernas instalaciones, a
nuestros profesionales y a las últimas tecnologías
aplicadas a la formación en este campo.
Todo el que nos visita, sea del área que sea, no
sólo disfruta de nuestras infraestructuras, lo hace
de la gente, de las costumbres, y de una tierra riojana que sorprende cada día más a todos nues-
tros alumnos.
No podemos hablar del PEFE, sin tener unas pa-
labras para alguien que siempre estará en nuestro recuerdo: un amigo, un jefe, un líder y sobre todo
un gran Guardia Civil, el Teniente Coronel Jefe
del GAR, Jesús Gayoso Rey.
Jesús lo dio todo por esta gran familia. Su lucha constante, su sueño de superación a través de una
innovación y un trabajo continuo, así como su
liderazgo a nivel mundial, nos convirtieron en un referente que nos traza el camino. Recordemos
sus palabras: “todos los que sufren en la for-
mación que damos tanto a nivel nacional co-
mo internacional, no se pueden marchar de este lugar sin conocer el por qué somos pura
cepa”, y así era, todos los que llegaban y sufrían,
se marchaban y lloraban, no solo por la emoción
de lo aprendido, también por conocer esta tierra, sus grandes bodegas, la cata de sus vinos, su gas-
tronomía y sobre todo su extraordinaria gente.
Con pena y dolor la vida de este nuestro gran jefe se fue. No se lo llevó una guerra, ni se lo
llevó esa muerte súbita que a veces ocurre a al-
gunos deportistas que llevan su esfuerzo al lími-te, se lo llevó algo invisible, algo que no pode-
mos tocar ni sentir y que como una funesta lote-
ría reparte los números “agraciados”.
No voy hablar del COVID‑19 y los estragos que está causando, sólo deseo transmitir una oración
por todos los fallecidos, familiares y amigos, en
este caso por cercanía a un amigo:
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Teniente Coronel Jesús Gayoso, Jefe del GAR, Riojano de honor a título póstumo 2020, y que
tantos premios logró para el GAR, este último
recogido por nuestro Teniente Coronel Valentín Villamayor. Sus palabras dieron un sentir a los
que de verdad creemos en esta unidad, disfrutan-
do de la cercanía de todos los invitados, sobre todo al dejar patente nuestro lema “El GAR a
vuestra disposición”, un lema de unidad que for-
ma ya parte de nuestro ADN.
Otro galardón bien recibido fue el otorgado por el Centro Riojano de Madrid.
Nuestro Teniente Coronel Jesús Gayoso recogió
un premio al GAR, el Escudo de Oro 2018 del
Centro Riojano, máximo distintivo de la institu-ción.
Con mucho orgullo al recogerlo dijo: “represento
a todo el GAR, cada uno de sus componentes es partícipe de este Escudo de Oro, muy agradecido
a todos los riojanos, un premio con muchos valo-
res de los cuales algunos fueron adquiridos por ser vosotros los riojanos como sois. Muchas gra-
cias”.
Desgraciadamente no todas las noticias son cele-
braciones y alegrías. Los momentos de tristeza,
dolor y sufrimiento también han estado presen-
tes. Han sido cientos de personas en La Rioja quienes han sufrido la desgarradora violencia de
la organización terrorista ETA.
Los riojanos han sufrido en su piel 43 atentados
desde 1980 a 2001.
Parece que fue ayer cuando todos llorábamos por ello. Fueron 4 las personas asesinadas causando
un inmenso dolor a sus allegados, más de 98 he-
ridos directos y miles los riojanos que lo sufrie-ron indirectamente por el enorme gasto que estos
atentados supusieron para toda la sociedad, tanto
en términos morales como económicos.
Quiero por ello que estas palabras sirvan como un reconocimiento a todas las víctimas del terro-
rismo, en este caso a nuestros amigos riojanos.
Un gran amigo, Jerónimo, Presidente de la Aso-
ciación Víctimas del Terrorismo Riojano, me dijo un día, lo bonito de todo esto es poder contar
esta historia y que cada vez que vamos a un cole-
gio y hablamos de lo sucedido, no importa el tiempo transcurrido, pues las lágrimas siguen
siendo frescas y el dolor sigue estando presente
para permitirnos recordar a toda la sociedad algo que jamás debería volver a ocurrir.
Seamos positivos y terminemos con un buen sa-
bor de boca. Los miembros del GAR NO pier-
den su vocación cuando dejan de pertenecer a la unidad de un modo activo. Los veteranos de
VGAR están luchando por seguir aportando y añadiendo valor a su unidad. Por ese motivo se
acaban de celebrar las primeras jornadas VASE
(Veteranos Apoyo Situación de Emergencias) y nuevamente Logroño, donde se encuentra su se-
de ha sido la elegida. Nos sentimos muy orgullo-
sos de seguir sumando y aquí estamos para apo-yar en cualquier situación que lo requiera.
Página 86
Historia y Filatelia
Casa de Correos de Santander
Enclavado en el centro de Santander, el Edificio
de Correos y Telégrafos de esta ciudad, se ha
convertido en uno de sus monumentos más des-
tacados. Mucha de esta fama le viene dada por-
que fue uno de los pocos edificios que se salva-
ron del gran incendio que arrasó la ciudad en
1941.
Las primeras oficinas de Correos que tuvo la ciu-
dad, se situaron en diferentes emplazamientos.
La primera se ubicó en la Calle Amós de Esca-
lante, ubicación que cambió en 1911, para ir des-
pués a la Plaza de los Remedios. Estas oficinas
eran pequeños locales, que acogían lo mejor que
podían al pujante servicio postal del momento.
Fue esta pujanza, unida al movimiento de cons-
trucción de edificios postales en otras ciudades,
lo que motivó la construcción del Edificio de Co-
rreos de la Calle Alfonso XIII, en 1915, e inau-
gurado el 7 de noviembre de 1926.
Los arquitectos que se encargaron del proyecto
fueron Secundino Zuazo Ugalde y Eugenio Fer-
nández Quintanilla. Los estilos presentes en el
edificio son: El Romanticismo Historicista y el
Racionalismo. Ambos estilos muy diferentes,
pero que se pueden encontrar en el Edificio Pos-
tal de Santander. Zuazo trabajó durante la Gue-
rra, con edificios ministeriales, y en la postgue-
rra, con edificios de viviendas. El segundo, cán-
tabro, fue también un reconocido arquitecto, que
fue miembro del equipo de Arquitectos de Ayun-
tamiento de Madrid y del Cuerpo de Bomberos
de esta misma ciudad. Su obra más señalada fue
la Casa de Correos de Santander, de la que fue
director de obras. También realizó algunos blo-
ques de viviendas en la Gran Vía de Madrid. Su
estilo también es el racionalismo y el regionalis-
mo cántabro. Eliminó la ornamentación de su
obra, que estaba influía por el Art Decó.
Interior de la Oficina de Correos de Santander, Foto Museo Postal y Telegráfico de Correos
Bruno Calleja Escalona
Página 87
El edificio de Correos de Santander es una cons-
trucción exenta, con tres pisos de altura, y un
último piso bajo el tejado. Cuenta con un torreón
en la esquina noreste, que le dota de una altura
más. Bajo él, en el primer piso, hay un pórtico,
con columnas y arcos de medio punto. En este
pórtico se sitúan los buzones, que presentan una
forma de cabeza de león. Todas las esquinas es-
tán achaflanadas.
El edificio apenas presenta ornamentación, a ex-
cepción de la que aparece en los marcos de algu-
nas ventanas y alrededor del reloj, en la fachada
noreste.
El estilo constructivo del edificio, es Regionalis-
ta Montañés, con grandes sillares, de color blan-
co, que han sido pintadas en el tercer piso de co-
lor amarillo y marrón.
Tras el incendio que en 1941, arrasó la ciudad
este fue uno de los poco edificios que sobrevi-
vió. Dicho incendio se originó el 15 de febrero
de 1941, en el Casco Antiguo, arrasando gran
parte de este, incluida la catedral y grandes edifi-
cios de la ciudad. El viento expandió las llamas,
que se mantuvieron durante dos días, y que tras
el cese del viento, se fue extinguiendo. El fuego
se dio por extinguido quince días después de su
origen. Muy pocos edificios se salvaron. Correos
fue uno de ellos, pese a la cercanía con la cate-
dral, uno de los focos del fuego.
La Oficina principal de Correos de Santander
acogió el gran volumen de correspondencia has-
ta que en 1981, se construyó un nuevo pabellón
postal en las vías férreas, que debía acoger parte
del volumen de correspondencia, que se repartirá
en otras sucursales urbanas.
Oficina de Correos de Sanatnder, Revista
Blanco y Negro, n°1854, 14 de Noviembre de
1926.
Edificio de Correos de Santander, Foto cedida por ele Museo Postal y Telegráfico de Correos
Página 88
El edificio de Correos ha mantenido su estructu-
ra durante todo este tiempo sin cambios profun-
dos. En 2015, dada la necesidad de una restaura-
ción de algunos elementos, se acometió una obra
que afectó a la fachada y al interior del edificio.
Se limpió la vidriera, la fachada y se recolocaron
objetos originales. En la actualidad el edificio de
Correos de Santander sigue operando como ofi-
cina de correos, aunque su volumen de actividad
se ha visto reducido. Precisamente esta falta de
actividad, ha motivado la posibilidad de cambiar
su uso, Se proponía alojar la presidencia de Go-
bierno, ser la sede de un museo, un hotel o un
parador. En la actualidad, esta posibilidad ha
vuelto a saltar a la prensa local, aunque no hay
nada seguro por el momento.
Uno de los elementos más significativos del edi-
ficio es el reloj que se ubica en la fachada princi-
pal.
Santander ha tenido muchas marcas postales. Se
conocen algunas prefilatélicas, usadas durante la
primera mitad del siglo XIX, con el nombre de
Santander. La más repetida es una marca, con la
palabra Santander que se inscribía dentro de un
óvalo y se marcaba en rojo. Hay algunas varia-
ciones, que aparte de la disposición mencionada,
incluía también una M. Las hubo más conven-
cionales, con únicamente la palabra Santander,
enmarcada en un recuadro. También había Mata-
sellos Rueda de Carreta, con el número 43, ma-
tasellos tipo Cosme, los primeros fechadores,
que incluían el nombre de Santander y la fecha
del momento del envío. Hubo también matase-
llos tipo Trébol, igualmente fechadores, y con
una disposición similar a los anteriores. Todos
estos matasellos y marcas pertenecen a oficinas
anteriores a la construcción del Palacio Postal.
En este, hubo matasellos fechadores circulares,
con el nombre de Santander, en la parte superior,
la fecha en el centro y abajo el código postal co-
rrespondiente (38). Tuvo matasellos de Certifi-
cado, rectangular, con la palabra certificado en la
parte superior, la fecha en el centro y Santander
abajo. Contó, como otras oficinas de su tiempo,
con matasellos de Valores Declarados, Lista...
Estos matasellos, con ligeras variaciones, se
mantuvieron hasta la aparición de Oficinas Su-
cursales, en 1981, cuando se mudaron a Santan-
der O.P. En el año 2000, se renovaron los mata-
sellos, siendo ya automáticos, incluyendo las
palabras 39, código postal de la ciudad en la ac-
tualidad, Santander y O.P., que se mantienen en
uso hasta la actualidad.
En el año 2011, La Casa de Correos de Santan-
der fue el motivo de una tarjeta postal, que mos-
traba su fachada principal, y de un matasellos
primer día de la misma, que recogía esta misma
fachada. Se puso en circulación el día 1 de junio
de 2011.
En el interior, el edificio presenta, un gran vestí-
bulo, de planta cuadrada, en la que se sitúan las
ventanillas. Esta sala se cierra con una vidriera
en el techo, con el fondo blanco, y una cuadrícu-
la con motivos vegetales, y lineales. En el cen-
tro, está el escudo de España. El vestíbulo está
subdividido en dos alturas, unidas por una esca-
lera, situada en el lado opuesto a la puerta princi-
pal. En el piso de arriba se encuentran los despa-
chos y oficinas. Antaño, aquí se alojó la Sala de
Telégrafos, que luego se pasó abajo.
Escaleras de Correos
Correos de Santander
Página 89
Desde este piso, podemos acceder a los superio-
res, a través de una escalera En el piso de arriba
se situaron hasta los años 90 del siglo pasado las
viviendas del Jefe Provincial y del Conserje. Los
pisos tenían dos accesos, un por la escalera por
la que hemos llegado, que solo se abría los días
de trabajo, y por otro igual, situada en el lado
opuesto, que servía de portal a la casa y estaba
abierta todos los días de la semana.
Ambos pisos eran muy espaciosos, con tres habi-
taciones, un baño y una cocina por piso. Ade-
más, en el centro, tenían una terraza. Bajo el te-
jado, y comunicado cada uno desde su piso, ha-
bía un área habilitada para trasteros.
Antigua Cartería
Salón Social bajo el tejado
Vidriera de Correos
Página 90
En el Torreón de la Esquina entre Alfonso XIII y
la Calle Calvo Sotelo, a esta altura, se ubicaba la
Biblioteca y El Club Social de los trabajadores
de Correos. Desde el Balcón de la Biblioteca se
obtienen unas muy buenas vistas del Puerto y de
la avenida de Santander.
En el ala opuesta a los pisos y bajo el suelo del
Salón Social, se encontraban los despachos. Tras
la reforma del año 2011, se derribaron los tabi-
ques dejando dos grandes salas diáfanas. En la
fachada que da al mar, nos encontramos una
puerta, que a simple vista puede parecer un ar-
mario. Tras ella, se encuentra la maquinaria del
reloj
El reloj se instaló en el edificio en 1926 y como
todos los de la época contó con una maquinaria
que lo hacía funcionar. Se trata de un reloj mu-
do, pues no tiene ninguna sonería. En la última
década, el reloj empezó a presentar problemas de
funcionamiento y con ello, empezó a pararse, en
gran
La oficina en la actualidad
Matasellos de Primer Día en Circulación de la
Tarjeta Prefranqueada
Página 91
medida por los arreglos que ha tenido. Durante la
restauración del Edificio, se reparó también el
reloj, eliminando la maquinaria en mal estado y
devolviéndole algunos elementos, como la luz,
que tuvo en su origen. En la actualidad, el reloj
de Correos de Santander está electrizado, y fun-
ciona con puntualidad.
En el piso en que se encuentra la oficina, entran-
do por la puerta de atrás, nos encontramos con
un muelle de carga y descarga. Sobre él, antaño,
estuvo ubicada la cartería. Al exterior, esta sala
destaca por una galería, pintada de amarillo y
ornamentada con diferentes motivos geométricos
y cubierta por un tejado. Cuando esta cartería
estuvo activa, además contó con una ventanilla
que servía para pagar los giros. Al lado de la
Cartería, en la otra fachada, se encuentra la ofici-
na de apartados postales, que actualmente sigue
en funcionamiento.
Bajo el suelo, el edificio cuenta con un subterrá-
neo que funciona como almacén.
Volviendo a la oficina, nos encontramos con un
recibidor, que tiene a ambos lados dos ventani-
llas. Aquí, estuvo ubicada la oficina de venta de
sellos. Una puerta a mano derecha nos conduce a
los apartados postales. Al final, nos encontramos
con una ventanilla por la que se entregan los más
voluminosos.
Volviendo sobre nuestros pasos, llegaremos de
nuevo a la oficina. Vemos que tiene mostradores
en los tres lados. Antiguamente, estos estuvieron
protegidos con una estructura de madera y cris-
tal. Únicamente quedan dos originales, que son
los situados a los dos lados de la escalera.
En el suelo nos
llamará la aten-
ción una crista-
lera opaca en-
cuadrada en
una estructura
metálica. Una
placa nos da el
nombre de su
constructor.
Buzón
Vista desde el Torreón de Correos
Página 92
Casa de Correos de Valencia Bruno Calleja Escalona El Edificio de Correos de Valencia se enclava en
el centro de la ciudad, en la Plaza del Ayunta-
miento, siendo uno de los edificios más llamati-
vos de la plaza.
El poco espacio con el que contaba Correos en
Valencia en su sede anterior, ubicada en un local
comercial, obligó al Ayuntamiento a convocar un
concurso para diseñar un nuevo edificio, más
espacioso y aparente que el anterior.
En 1914, se convocó, resultando ganador Miguel
Ángel Navarro Pérez. La primera piedra se colo-
có el 11 de noviembre de 1915 y el último día
del año 1922, se acababan oficialmente las obras.
Se inaugurará el 14 de abril de 1923 de la mano
del rey Alfonso XII.
El solar ocupado por el nuevo Palacio de Comu-
nicaciones pertenecía anteriormente al Barrio de
los Pescadores. El edifico de Correos de Valen-
cia es un edificio de planta libre que se abre a
tres calles. Se centraliza, en un patio en forma
elíptica, que acoge la oficina. La fachada princi-
pal se opone a la del Ayuntamiento, con dos
cuerpos simétricos, divididos por la puerta prin-
cipal. Las esquinas presentan dos torreones, en
forma circular, con cuatro pisos de altura. El pri-
mer piso, al igual que en toda la fachada, se rea-
liza con grandes ventanas de arcos de medio
punto, con decoraciones cuadrangulares en sus
bases El segundo piso, presenta ventanas cua-
drangulares. Todo ello, encuadrado en unos pila-
res que cubren los dos pisos. Un friso sin deco-
rar, precedido por
Palacio de Comunicaciones de Valencia. Foto cedida por el Museo Postal y Telegráfico de Correos
Página 93
unas líneas, separa a estos dos primeros pisos del
tercero. El tercer piso se constituye por ventanas
cuadrangulares, separadas por parejas de colum-
nas de estilo jónico. Se remata por una balaustra-
da, que se decora con distintos escudos. Las to-
rres se separan de la fachada principal por una
pareja de columnas de orden gigante jónicas. So-
bre ellas, en el tercer piso aparece un cuerpo cua-
drangular con decoración en él. En las torres, hay
un cuarto piso, ubicado en el tejado de este. Se
compone de ventanas circulares, enmarcadas y
decoradas. Les anteceden unas balaustradas. Los
tejados de las torres son cúpulas de planta circu-
lar, cubiertas de tejas verdes, que presentan deco-
raciones lineales y guirnaldas y se rematan con
un pináculo. La torre de la izquierda tiene un ac-
ceso secundario a la oficina. La puerta principal
se encuentra enmarcada por un pórtico, en forma
de arco de medio punto que cubre toda la facha-
da. Hay tres puertas en forma de arco de medio
punto, que presentan una trabajada rejería. Sobre
ellas, hay tres ventanas cuadradas,
El interior del Palacio de Correos de Valencia en la actualidad
Interior del Palacio. Foto Museo Postal y
Telegráfico de Correos
Página 94
separadas entre sí por dos columnas inspiradas
en el jónico. Las ventanas del tercer piso se
adaptan al marco, del arco de medio punto, en el
que se puede leer “Correos y Telégrafos”.
El pórtico, se apoya en dos parejas de columnas
de orden gigante, de estilo jónico. Sobre el arco,
los espacios se ornamentan. Una cornisa, en re-
lieve, separa una balaustrada, en cuyo centro hay
un reloj con sistema numérico. En las esquinas,
se colocan sobre pedestales unas esculturas que
representan alegorías de los continentes y de los
transportes por Tierra Mar y Aire.
Oculta al exterior, hay una cúpula de cristal, que
trataremos más adelante, sobre la que se constru-
ye un prisma cuadrado, que aguanta una estruc-
tura metálica, en forma octogonal, que emula a
un faro. En la parte alta, hay un mirador, se deco-
ra con los escudos de Correos y de Telégrafos.
Se remata con una gran bola. Se accede a ella por
una escalera de caracol.
Cúpula de Cristal de Correos de Valencia
Escalera de Correos de Valencia
Página 95
Las fachadas laterales respetan el modelo de la
fachada principal. Una vez que acedemos al edi-
ficio, lo primero que encontramos es un vestíbu-
lo, en el que hay dos estructuras metálicas. Una
de ellas, contiene unos buzones, para envíos a
todos los destinos. De frente encontraremos tres
puertas cuadradas, precedidas por unas escaleras.
Llaman la atención las dos lámparas, que tienen
en su base una figura humana sosteniéndolas so-
bre su cabeza. Este vestíbulo se cubre con un ar-
tesonado de madera, realizado con casetones he-
xagonales, inspirados en los estilos artísticos mu-
sulmanes tan comunes en esta zona de España.
Una vez que pasamos las puertas, encontramos la
oficina, un amplio espacio de planta elíptica, con
tres pisos de altura. A los lados de las puertas de
entrada, encontraremos unas escaleras de már-
mol, que permiten subir a los pisos superiores.
En el segundo piso hay un friso que lo separa del
tercero con decoración lineal. Unas grandes co-
lumnas, de orden jónico, sustentan unos arcos,
que cierran la decoración en el tercer piso. Sobre
ellos, descansa la gran cúpula de cristal, que cu-
bre toda la sala. En el centro, encontramos, deco-
rado, el escudo de Valencia, realizado en latón,
rodeado de otros en la parte exterior. En la base,
enmarcados en una franja, encontraremos más
escudos. Los escudos representados pertenecen a
48 ciudades de España. El suelo está cubierto por
un ajedrezado de color blanco y rojo. Junto a los
mostradores aparece, realizada en teselas, una
franja que cierra el perímetro. En el centro, se
vuelve a representar el escudo de Valencia. En el
primer piso, hay una cartería, salón de conferen-
cias, etc.
Si accedemos por la entrada lateral, encontrare-
mos una zona nueva, con ventanillas para aten-
der al público. El edificio cuenta con un sótano,
que durante la Guerra Civil Española se usó co-
mo refugio antiaéreo. Actualmente en el sótano,
se aloja una sala de exposiciones. El edificio es
modernista, con tintes de neobarroco, y fue res-
taurado en 2004, permitiendo recuperar algunos
de sus elementos más destacados.
Puerta de entrada al edificio
Página 96
Conocemos marcas postales desde principios de
siglo XIX. Estas marcas recogían la palabra Va-
lencia, con diferentes grafías o añadiendo algu-
nos elementos, como una letra R, o una O. Al
igual que el resto de capitales españolas, Valen-
cia contó con fechador tipo Cosme García, mata-
sellos Rueda de Carreta, en este caso con el nú-
mero 47 y los matasellos tipo trébol.
Tras la construcción del edifico postal, las mar-
cas de mediados del siglo XIX, se modernizaron,
colocando matasellos fechadores circulares, con
el nombre de Valencia, en la parte superior, la
fecha en el centro y en el inferior, el código pos-
tal de la ciudad, por aquel entonces, el 45. Como
el resto de ciudades, Valencia tuvo matasellos de
Certificado, rectangular, con la palabra certifica-
do arriba, la en medio y Valencia en el pie. Tam-
bién sabemos de la existencia de matasellos de
Valores Declarados, Lista…, tan comunes en
cartas y sellos. Estos matasellos, con ligeras va-
riaciones, se mantuvieron hasta la apertura de
oficinas en los barrios, que permitían clasificar y
repartir el correo de forma más organizada. En
este momento, la Oficina de la Plaza del Ayunta-
miento, se convierte en la Oficina Principal de
Valencia y se añaden las letras O.P. en la parte
inferior del matasellos. En el año 2000, se reno-
varon los matasellos, siendo ya automáticos, in-
cluyendo las palabras, junto con el código postal
de la ciudad, 46, en la actualidad. El Nombre de
Valencia se mantiene en la parte inferior junto
con la O.P.
El 20 de febrero de 2006, se publicó una tarjeta
prefranqueada con motivo del Palacio de Comu-
nicaciones de Valencia. Para esta tarjeta, se
realizó un matasellos de primer día de circula-
ción que reproducía el interior de la oficina, en
concreto el frontal y el arranque de la cúpula.
El edificio de Correos recién inaugurado en una postal de época
Matasellos del Edificio, año 2006
Página 97
Letras Menudas Carla Carrascón Puertas
Página 98
Página 99
Chica Galaxia, Silenay Loza Lima
Página 100
-Bruno Calleja Escalona:
Estudiante de Geografía e Historia en la Univer-
sidad Nacional de Educación a Distancia
(U.N.E.D.) Escritor de relatos es su ratos libres,
gran aficionado a la Arqueología, a la Historia
Antigua y a la Filatelia. Ha escrito varios artícu-
los para Porteo Riojano, El Día de La Rioja y ha
publicado un artículo en la revista de Filatelia
Sellos y Más, editada por Correos. En la actua-
lidad es el director de la Revista Lararium. Re-
cibió el premio literario Día del Libro de Lo-
groño en el año 2015 por su obra ¡No son fáci-
les estos tiempos que nos toca vivir!
-Azucena Escalona Baños
Licenciada en Filología Inglesa por la U.N.E.D.
Esporádicamente escribe un blog en la red sobre
crítica literaria. Ha publicado dos libros de
cuentos infantiles, Santiago el Mago y cinco
cuentos más y Villacuentos. En el año 2008, fue
galardonada en el Certamen nacional de literatu-
ra infantil y juvenil Con el mismo papel, con el
primer premio en la modalidad infantil por su
obra El Espacio Asideigual.
-Joaquín Cegarra Pérez
Escritor riojano, nacido en Haro, que ha publi-
cado diversos libros sobre la historia de su ciu-
dad natal. Algunos títulos son: V ida e Historia
de San Felices de Bilibio, Haro, cien años de la
muy noble y muy leal ciudad, Vega La Jarrera,
Haro en el contexto de la Historia de España,
Agrupaciones de cornetas y tambores de Haro,
Haro… Desde las cosechas surge el resplandor
y Encontrarás caminos olvidados, su última
obra en la que combina poesía y narrativa.
-Marina Rodríguez Martínez
Licenciada en Filosofía por la Universidad
Complutense de Madrid. La primera parte de su
vida profesional la dedicó al sector privado co-
mo consultora y formadora empresarial. Los
últimos años los ha dedicado a la docencia en la
Escuela Pública, como profesora de Filosofía de
enseñanza secundaria. Publica ensayos en dife-
rentes medios.
-Julio Arnaiz
Nacido en Valgañón en 1958. Estudiante del
IES Sagasta. Aficionado desde niño a la lectura
y a la escritura. Ha ganado diferentes premios
en diferentes años. Autor del libros Algo de Mí.
Escribe en los Diarios La Rioja y El Correo.
-Carla Carrascón Puertas
A sus doce años, es estudiante de Primero de
E.S.O
-Silenay Loza Lima
Estudiante de Segundo de la E.S.O. Aficionada
al dibujo y a la aventura entre otras aficiones.
-Eustaquio Uzqueda Prado
Graduado en Artes Aplicadas en la escuela de
Logroño. Ha realizado más de 25 exposiciones
individuales y ha participado en más de 200 ex-
posiciones y certámenes nacionales e interna-
cionales, habiendo recibido varios premios. Au-
tor de numerosos diseños para la Industria edi-
torial y de Artes Graficas. Algunas de sus publi-
caciones: Paseo Artístico por Logroño, El Ca-
mino de Santiago en La Rioja, Logroño, Patri-
monio Arquitectónico, Logroño en 100 facha-
das . Ilustra las obras: Historia del Vino de Rio-
ja, El Vino de Rioja. En 2012 publica “Desde
mi Balcón” un libro sobre sus cien primeras co-
lumnas escritas en el semanario GENTE. En
2011 hace su primera exposición de esculturas.
-Luís Ángel García Varela
Miembro del grupo de Receracionistas Históri-
cos de San Bernabé, al que entra como volunta-
rio desde su surgimiento. Funda la Asociación
Histórico-Cultural Guardias de Santiago. Es
miembro también de la Encomienda de Santiago
“Lucronium”
-Carlos Romero
Después de finalizar su destino de 3 años en la
Embajada de España en Londres es ahora el nue-
vo responsable de la (OPC) Oficina Periférica de
Comunicación (Prensa) Guardia Civil UAR GAR
CAE de Logroño.
Escritores y autores
Página 101
-Federico Soldevilla Agreda
Nacido el 28 de Mayo de 1958 en Logroño. Des-
de el año 2004 preside la Asociación cívico-
cultural “Amigos de La Rioja”. Miembro del
Grupo Trébede Riojana ocupándose de la parte
de investigación y divulgación sobre el patrimo-
nio del lugar de la actuación. Colaborador en
varias publicaciones como documentalista, etc.
Columnista del semanario GENTE. Guía local
para Logroño Turismo, colaborador con Punto
Radio, colaborador con Radio Rioja Cadena Ser.
En 2005 coautor con José Luis Bermejo del libro
Prisión correccional de Logroño. En 2010, guía
en el hermanamiento del pueblo de Zugarramur-
di. En 2015, autor del libro Comerciantes e In-
dustriales riojanos Años Veinte y en 2016, Co-
merciantes e Industriales riojanos Años Veinte
II. En 2017, coautor textos del libro Logroño en
la Publicidad Paseos, charlas y conferencias
complementan su actividad…
-David Antón Elías
Diplomado en relaciones Laborales, licenciado
en Ciencias del Trabajo y Estudiante de Geogra-
fía e Historia por U.N.E.D.. Fundador de Trape-
ría de Klaus en 2012. Colaborador con Berme-
mar.com. Desde hace más de 10 años gestiona la
página Patrimonio Riojano en redes sociales,
para promocionar el patrimonio histórico artísti-
co y natural de La Rioja. En la actualidad presi-
de Jarcia Riojanista.
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Biblioteca: [email protected]
Página 102
Histórico
Lararium 1 Lararium 2 Lararium 3 Lararium 4
Lararium 5 Lararium 6-7-8
Agradecimientos:
Museo Postal y Telegráfico de Correos (Madrid), Oficinas Principales de Correos de Santander y
Valencia, Dirección Sección 2 de Correos, Taquio Uzqueda , Fede Soldevilla , José María Martínez
Zabala , Museo del Ferrocarril Madrid Delicias, ABC/ Revista Blanco y Negro, Diputación de
Navarra, Sociedad Nuevo Casino de Pamplona, José Luís Tomás San Román, Óptica Carrillo,
Titanic The Exibition, Apartamentos Centro Espolón Logroño, Colegio de Ingenieros de Logroño,
Archivo Municipal de Logroño, Archivo Histórico Provincial de La Rioja, Foto Marlo, IER, COAR,
Instituto Navarro de la Administración Pública, Café Iruña, Benjamín Ángulo, Archivo Municipal
de Pamplona
Fe de erratas Lararium 5:
-Pág. 18 *magen debería ser Imagen
-Pág. 14 descuidad debería ser descuide
2
0
1
9
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0
2
0
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Este número se debía haber
terminado de imprimir el día 10 de
abril de 2020, cuando hace 108
años, las sirenas del Titanic
resonaron por primera y última vez
en el puerto de Southampton,
pero una partícula quiso que la
fecha se retrasase al 31 de agosto
de 2020, cuando el verano más
anómalo de los últimos tiempos
tocaba su fin, mientras el mundo
esperaba nuevos amaneceres
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Estamos aquí
Y aquí
Punto de distribución
Punto Pack