revista literaria: literatura salvadoreña
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Un recorrido por la literatura de El Salvador.TRANSCRIPT
Creadores de la
literatura
salvadoreña
Te deleitaras leyendo sobre
los principales escritores
que han hecho nuestra
bella literatura y sus obras
más representativas.
Leerás poemas que
reflejan la cultura
del El Salvador.
Los poemas más
sentimentales que solo
pueden salir de un corazón
enamorado.
Las etapas de la
literatura
salvadoreñas
Las podrás saber también
sus orígenes, tipos de
literaturas, poetas
destacados entre otros.
todo empieza con poco de historia
Literatura durante la colonia:
En los siglos correspondientes a la colonia hubo un
florecimiento literario considerable en la metrópoli ibérica; reflejo
de lo cual, también en las posesiones americanas se verificó un
notable cultivo de las artes, especialmente la arquitectura, la
plástica y la música. Existieron obstáculos importantes para un
despunte comparable en la literatura.
Entre ellos resaltaba el celo con que la autoridad
religiosa controlaba las vidas de sus feligreses recién convertidos
al cristianismo. El cultivo de la palabra debía estar al servicio de la
fe y bajo el cuidadoso escrutinio de sus guardianes.
El territorio salvadoreño se encontraba lejos de los centros de
cultura. Se puede presumir que la literatura habría gozado de
partidarios entre reducidos círculos de criollo cultos, pero de ello
apenas existe evidencia, y cuando la hay, confirma que su cultivo
tuvo un carácter esporádico, efímero y hasta accidental.
Las primeras publicaciones en El Salvador
fueron de tipo periódicas, aunque se tienen
los primeros antecedentes de los primeros
libros publicados durante La Colonia. Sin
embargo, El Semanario político-mercantil de
San Salvador, registra en algunas de sus
páginas los primeros poemas, sin ninguna
clase de firma, pero con temas de la localidad.
Fuera de ese hecho, la crítica considera
a Miguel Álvarez Castro como el primer
poeta salvadoreño a nivel cronológico, En ese
sentido, el conocimiento de los antecedentes
tanto de la cultura prehispánica, como de La
Colonia, servirán para constatar las influencias
primigenias y el sentido fundamental de la
creación literaria en El Salvador.
Facsímil de la
primera página del
primer libro impreso
en El Salvador.
La importancia de la
literatura religiosa no
es en absoluto
despreciable. La fe
católica y sus ritos eran
el punto común en una
sociedad heterogénea y
fuertemente estratificad
a. Había expresiones
literarias ligadas a las
representaciones
dramáticas en torno a
lo religioso,
escenificadas durante
las festividades de
pueblos y barrios.
En las últimas décadas del dominio ibérico ya existía en Centroamérica una considerable actividad cultural de carácter secular. Su centro era la Universidad de San Carlos, en Guatemala. Allí, y en poblaciones de regular tamaño, algunos criollos educados se congregaban para debatir e intercambiar las ideas de la Ilustración.
Esto animó el nacimiento de una literatura de orientación más política que estética, manifestada principalmente en la oratoria y la prosa argumentativa, polémica y doctrinal, donde los autores hacían gala de su ingenio y de su formación retórica clásica.
Esto animó el nacimiento de una literatura de orientación más política que estética, manifestada principalmente en la oratoria y la prosa argumentativa, polémica y doctrinal, donde los autores hacían gala de su ingenio y de su formación retórica clásica.
En esa época destacaron personalidades de origen
salvadoreño, algunas de ellas protagonistas de las
posteriores gestas independentistas. Cabe recordar
aquí la célebre homilía del padre Manuel
Aguilar (1750-1819) en la que proclamó el derecho a
la insurrección de los pueblos oprimidos, lo cual
provocó escándalo y censura entre las autoridades.
También dentro de esta modalidad de literatura
oratoria se situó la intervención del sacerdote José
Simeón Cañas (1767-1838) en la Asamblea
Constituyente de 1823.
Durante las primeras décadas
del siglo XX el influjo del modelo
literario modernista siguió
predominando, aunque se
vislumbraban nuevos rumbos. El
modelo de modernización
cultural liberal pareció
consolidarse bajo el efímero
gobierno de Manuel Enrique
Araujo, presidente que gozaba de
apoyo entre la intelectualidad y
que parecía comprometido con
una política de fomento científico
y artístico. Araujo intentó dar
una base institucional más sólida
al modelo de sociedades
científico-literarias con la
fundación del Ateneo de El
Salvador (asociación para el
estudio de la historia y las letras
nacionales), pero este impulso se
truncó con el atentado que le
costó la vida en 1913.
A inicios de la década de 1930, la narrativa salvadoreña tiene su centro en la obra de Salarrué, la cual es tan diversa como voluminosa y al mismo tiempo desigual, es la continuación y culminación de la síntesis entre el lenguaje literario culto y el habla popular iniciada por Ambrogi. Sus Cuentos de barro (1933), que podría considerarse el libro salvadoreño más publicado y leído, tienen interés por ser una de las inclinaciones literarias más logradas hacia la utilización del habla popular y por elevar el primitivismo de la sociedad campesina al estatuto de utopía nacional. También frecuentó los temas fantásticos y los relacionados con su religiosidad orientalista.
La poesía ha gozado y goza de una popularidad entre la mayoría de escritores salvadoreños, que en algún momento llevó a decir a don Marcelino Menéndez y Pelayo que eran demasiados poetas para un país tan pequeño; frase que no ha perdido vigencia, si a continuación se observa la producción poética de los últimos años. A esto debe agregarse que la mayoría de poesía salvadoreña se publica en revistas, periódicos, documentos virtuales, y en el extranjero. De la mayoría de estos no se puedo recopilar gran cosa, ni mencionar a todos los escritores, puesto que solo enumerarlos sería inabarcable. Pero la producción y publicación de la literatura nacional, se menciona brevemente a continuación, comentadas tal vez no de forma crítica, pero si con una brevísima panorámica.
El Salvador será
El Salvador será un lindo
y (sin exagerar) serio país
cuando la clase obrera y el campesinado
lo fertilicen lo peinen lo talqueen
le curen la goma histórica
lo adecenten lo reconstituyan
y lo echen a andar.
El problema es que hoy El Salvador
tiene como mil puyas y cien mil desniveles
quinimil callos y algunas postemillas
cánceres cáscaras caspas shuquedades
llagas fracturas tembladeras tufos.
Habrá que darle un poco de machete
lija torno aguarrás penicilina
baños de asiento besos pólvora.
Poemas de Roque Dalton
Salvador Salazar Arrué - (Salarrué)
La brisa
Sopla la caña de la brisa leve
y hay la melodía que se irisa;
se danza con la dicha de la brisa
y hay dicha en la hoja que se mueve.
Al soplo de esta música en “crechendo”
la espiga ensaya un ritmo trascendente
aprendido en la fuga de la fuente
y se sabe fugar, permaneciendo...
Sobre el juncal que cimbra con delicia,
ondulando la luz, en su caricia
despierta melodías olvidadas
y se mueven sus manos angelinas,
que interpretan llanuras y colinas,
con prisa de palomas desaladas.
Poema Rosa- de Claudia Lars
Color redondo, carne dulce y fina,
abierto corazón de primavera;
llama fugaz en tierra pajarera,
columna de evidencia matutina.
Goce de abril, inútil bailarina
de la sangre y la luz en la frontera,
comunicada con la vida entera
por el silencio amargo de la espina.
Externa y pura, mas del lodo alzada.
En el cristal cautiva y condenada
sin alarde se dobla o se refleja.
Basura de agonía cuando acabe...
¡Y mi lengua extraviada que no sabe
el idioma del duende y de la abeja!
Poema El nido- de Alfredo Espino
Es porque un pajarito de la montaña ha hecho,
en el hueco de un árbol, su nido matinal,
que el árbol amanece con música en el pecho,
como que si tuviera corazón musical.
Si el dulce pajarito por entre el hueco asoma,
para beber rocío, para beber aroma,
el árbol de la sierra me da la sensación
de que se le ha salido, cantando, el corazón
Género privilegiado, cuyo aporte a la
difusión de la cultura salvadoreña no
puede ser medido con exactitud. La
novela salvadoreña se abre paso por los
estantes de las grandes metrópolis
latinoamericanas, y se escucha, aunque
de forma mínima, en las grandes urbes
mundiales. De hecho, el siglo XX cierra
con broche de oro, tras la publicación
de Odisea del norte de Mario
Bencastro (1999) en EEUU, cuya
aparición le permitió a su autor darse a
conocer hasta en los medios televisivos
en Los Ángeles, California.
Novela y crisis política en El Salvador: (cuatro momentos) (2001) de Rose Marie Galindo puede considerarse un ensayo valiosísimo de la crítica salvadoreña reciente, por su inmenso acercamiento a la literatura salvadoreña, desde las tendencias críticas de los últimos años, como la de Biruté, Kristeva, entre otros; 32 escritores salvadoreños: de Francisco Gavidia a David Escobar Galindo (2001) de Eugenio Martínez Orantes puede considerarse una continuidad, del estilo de historiador de Gallegos Valdés y Toruño.
Ensayistas de El Salvador
Melitón Barba
Roque Dalton
Matilde Elena López
Alberto Masferrer
José María Méndez
Calderón
Poetas
Salvadoreños
Carmen Brannon Vega (verdadero nombre), nació en Armenia, Sonsonate, El Salvador, el 20 de diciembre de 1989. Es la escritora salvadoreña que ha alcanzado un
mayor reconocimiento nacional por su alta calidad y depurado lirismo. Fue por largos años directora de
la Revista Cultura del Ministerio de Educación. Obtuvo diversos premios, entre ellos cabe destacar: el del Cuarto Centenario de la Ciudad de San Salvador, Certamen nacional de Cultura y los Juegos Florales de
Quezaltenango.
Obra publicada: Estrellas en el
pozo, 1934; Canción redonda,
1937; La casa de vidrio, 1942;
Romances de norte y sur, 1946;
Sonetos, 1947; Ciudad bajo mi
voz, 1947; Donde llegan los pasos,
1953; Escuela de pájaros, 1955;
Fábula de una verdad, 1959;
Tierra de infancia, 1958;
Canciones, 1960; Girasol; Presencia
en el tiempo, 1962; Sobre el ángel
y el hombre, 1963; Del fino
amanecer, 1966; Nuestro pulsante
mundo, 1969; Obras escogidas,
(selección de Matilde Elena López),
1973-1974; Poesía última, 1975;
Sus mejores poemas ( selección de
David Escobar Galindo), 1976;
Poesía Completa I, II, (Selección de
Carmen González Huguet),1999.
Salvador Efraín Salazar Arrué, también conocido por el
seudónimo "Salarrué", es un escritor y pintor salvadoreño.
Nació en Sonsonate el 22 de octubre de 1899 y murió en
Los Planes de Renderos (San Salvador) el 27 de noviembre
de 1975. Se trasladó a la capital en 1907, donde a partir
de 1909 aparecieron prosas suyas en el “Diario del
Salvador”.
Aunque su formación literaria fue autodidacta, realizó
estudios académicos en el Liceo Salvadoreño, el Instituto
Nacional y la Academia de Comercio. Estudió en la
Corcoran School of Arts de Washington D.C. entre 1916 y
1919, fecha en que regresó a El Salvador.
Las obras publicadas de
Salarrué son: El Cristo
negro (novela, 1926), El
señor de La Burbuja
(novela, 1927),
O'Yarkandal (cuento,
1929), Remontando el
Uluán (cuento, 1932),
Cuentos de barro
(cuento, 1934),
Conjeturas en la
Penumbra (1934), El
libro desnudo (relato,
1936), Eso y más
(cuento, 1940), Cuentos
de cipotes (1943 en
edición parcial, 1961 en
edición completa),
Trasmallo (cuento,
1954), La espada y otras
narraciones (cuento,
1960), Vilanos (1969),
La sed de Sling Bader
(novela, 1971), Catleya
luna (novela, 1974) y
Mundo nomasito
(poesía, 1975). y los
populares Cuentos de
Barro (1933) y Cuentos
de Cipotes (1945).
Sopla la caña de la brisa leve
y hay la melodía que se irisa;
se danza con la dicha de la brisa
y hay dicha en la hoja que se mueve.
Al soplo de esta música en “crechendo”
la espiga ensaya un ritmo trascendente
aprendido en la fuga de la fuente
y se sabe fugar, permaneciendo...
Sobre el juncal que cimbra con delicia,
ondulando la luz, en su caricia
despierta melodías olvidadas
y se mueven sus manos angelinas,
que interpretan llanuras y colinas,
con prisa de palomas desaladas.
Dormiremos aquí
donde la hormiga
acumula su sórdida riqueza.
Aquí, donde el verano no se
atreve
a hincar la azada
ni a plantar la flecha.
Aquí donde el festón de las raíces
se agazapa y enreda.
Dormiremos.
Donde el agua inefable del
invierno
se filtra,
leve, queda,
hasta mojar los párpados
y la sonrisa yerta.
Aquí,
taller sombrío en que se forjan
las cosechas.
Dormiremos aquí.
Cerrad la puerta.
15
ESTE VOLCAN que siente mi corazon hoy se lo dedico a un niño del salvador es un niño que sabe sonreir y eso me encanta a mi es un lindo pais de Centroamerica tiene rios, flora y fauna y el bello volcan de Izalco y el rio Lempa donde mi niño se baña y los delfines bailan tambien tiene el lago de Coatepeque un lago hermoso considerado famoso tambien, tiene famosos escritores esta mi niño, Claudia Lars, Miguel Angel Espino, Roque Dalton y un monton este bello pais del salvador es gente de mucho corazon tiene montañas y valles que roban el corazon al menos el mio ya me lo robo me despido con cariño para mi niño del bello pais del salvador
Escritor, periodista y abogado salvadoreño Nombre Miguel Ángel Espino Nacimiento 17 de diciembre de 1902 Originario de Santa Ana, El Salvador Fallecimiento 1 de octubre de 1967
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Edgardo Alfredo Espino Najarro, mejor conocido como Alfredo Espino, fue
un poeta salvadoreño. Nació en el Departamento de Ahuachapán, zona
occidental de El Salvador, en el año de 1900. Hijo de Enriqueta
Najarro,quien era maestra por vocación, y Alfonso Espino, poeta, creció
en un hogar que respiraba poesía y amor al arte, su hermano Miguel Ángel
Espino que también creció para volverse artista de la pluma pero en la
rama de la prosa.
Su único libro es Jícaras Tristes, recopilación de 96 poemas, publicada
postumámente gracias a varios amigos y bajo el visto bueno de Alberto
Masferrer, es uno de los libros más editados en su país; su autor es de
los más leídos y comentados pero no estudiado o analizado en su expresión.
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Tiene una poética delicada, buscó plasmar su terruño con una visión lírica;
la que presentó con un estilo sencillo, fácil de captar, por lo tanto, sin
complicaciones formales; escribió sonetos, romances y versos libres.
Francisco Antonio Gavidia Guandique (San Miguel,
29 de diciembre de 1863 - San Salvador, 22 de
septiembre de 1955) fue un escritor, educador,
historiador, politólogo, orador, traductor y
periodista salvadoreño. Su vasta obra alcanzó
dimensiones enciclopédicas, y se le conoce por ser
el orientador de Rubén Darío para adaptar el verso
alejandrino a la métrica castellana además de
incursionar en el cuento, poesía, teatro, y ensayos.
Fragmento.
¡La Colonia! Legado terrífico y sublime:
La puerta de la historia sobre sus goznes gime
Cuando se abre al viajero al ermita secular;
La mano que en sus losas grabó el rótulo antiguo,
Bajo el dintel barroco y el carácter ambiguo,
Sobre el punzón indocto se mira palpitar.
La cima de sus dombos, que a los cielos se lanza,
Hizo del pueblo, al cielo, propender la esperanza:
Del rumbo de su flecha volaba la fe en pos:
Sus naves silenciosas cargadas de oraciones
Han llevado a su bordo doce generaciones,
Por el mar de los tiempos hacia el puerto de Dios.
Sus campanas sonando de dolor o de gloria,
Marcaron los azares de nuestra vieja Historia;
Era su piedra el símbolo de la Fe y la Verdad;
Sus criptas, como lastre, en los sepulcros hueros,
Del macerado monje llevan polvos severos,
Príncipes de la iglesia y olvidados guerreros,
Y en su ambiente de olvido sopla la Eternidad.
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