revista europea. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ......

32
REVISTA EUROPEA. NÚM. 136 \ ° DE OCTUBRE DE 1876. AÑO IH. LA ZONA FRONTERIZA KNTRE EL HFJNO ANIMAL Y EL REINO VEGETAL. Difícilmente se encontraría en toda la historia de la ciencia un fenómeno tan notable como la rapidez con que se han desarrollado de medio siglo á esta parte los conocimientos biológicos, y la extensión de las modificaciones que han resultado de muchas de las concepciones fundamentales del naturalista. En la segunda edición del Reino animal, publica- da en 1828, Cuvier consagra una sección especial á la División de los seres organizados en animales y en vegetales, y trata la cuestión con ese vasto saber, ese sentimiento crítico, limpio y claro, que carac- terizan sus escritos y que nos autorizan á ver en ellos la expresión de la ciencia más entendida, sino la más profunda de su tiempo. Nos dice que los sé- res vivos han sido subdivididos desde los tiempos más antiguos en seres animados, que poseen la sen- sibilidad y el movimiento, y en seres inanimados, que están privados de estas funciones y no hacen más que vegetar. Aunque las raíces de las plantas se dirigen por sí mismas hacia la humedad y sus hojas hacia el aire y la luz; aunque s: observan en ciertas partes de al- gunas plantas movimientos oscilatorios sin causa perceptible, y en otras plantas las hojas se contraen al tacto, ninguno de estos movimientos nos autoriza á atribuir á las plantas la percepción ó la voluntad. Cuvier, con su predilección característica por el razonamiento teleológico, deduce de la movilidad de los animales la necesidad de la existencia dentro de ellos de una cavidad alimenticia, de donde sacan su alimento por los vasos que son especies de raíces interiores, y ve naturalmente en la presencia de esta cavidad alimenticia la diferencia capital y esen- cial entre los animales y las plantas. Prosiguiendo su razonamiento teleológico, hace observar que la organización de esta cavidad, así como sus dependencias, deben necesariamente va- riar.segun la naturaleza de los alimentos y las ope- raciones que estos tienen que sufrir antes de con- vertirse en sustancias propias para ser absorbidas, mientras que la atmósfera y la tierra suministran alas plantas jugos ya preparados y susceptibles de ser absorbidos inmediatamente. El cuerpo del animal, independiente del calor y TOMO VIII. de la atmósfera, no podía producir el movimiento de sus fluidos por medio de causas internas. De- aquí el segundo gran carácter distintivo de los animales, el sistema circulatorio, menos importante que el sistema digestivo, puesto que es inútil, y, por lo tanto, carecen de ól los animales más sencillos. Faltaban también á los animales músculos para la locomoción y nervios para la sensibilidad. Por con- secuencia, dice Cuvier, era necesario que la com- posición química del cueipo animal fuese más com- plicada que la de la planta, y lo es, en efecio, porque entra como elemento esencial una sustancia más, el ázoe, mientras que en las plantas el ázoe sólo se une accidentalmente á los otros ires elementos fun- damentales de los seres orgánicos, el carbono, el hidrógeno y el oxígeno. Cuvier afirma también en otra parte que el ázoe es particular de los animales, y en esto hace consistir la tercera distinción entre el animal y la planta. El suelo y la atmósfera suministran á las plantas: agua, compuesta de hidrógeno y de oxígeno; aire, consistente en ázoe y en oxígeno; ácido carbónico que contiene carbono y oxígeno. Las plantas reser- van el hidrógeno y el carbono, exhalan el oxígeno supérfluo y absorben poco ó nada de ázoe. El carác- ter esencial de la vida vegetal es la exhalación de oxígeno, la cual se opera por la acción de la luz. Los animales, por el contrario, sacan su alimento directa ó íüdirectamenle de las plantas. Se despren- den del hidrógeno y del carbono supérfluos y acu- mulan el ázoe. Las relaciones de las plantas y de los animales con la atmósfera son por consiguiente inversas unas de otras. La planta retira el agua y el ácido carbónico de la atmósfera; el animal le restituye ambas cosas. La respiración, os decir, la absorción del oxígeno y la exhalación del ácido carbónico es la función especialmente animal de los animales, y constituye su cuarto carácter distintivo. Esto escribió Cuvier en 4828. Pero en los veinte años que han seguido, la aplicación del microscopio moderno al examen de la estructura orgánica; la introducción de métodos exactos y de una aplica- ción fácil en el análisis químico de los compuestos orgánicos, y, por último, el empleo de instrumen- tos de precisión para medir las fuerzas físicas que trabajan en la economía viviente, han operado en la biología la revolución más grande y más rápida que esta ciencia ha sufrido nunca. -27

Upload: hoangdung

Post on 15-Oct-2018

230 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

REVISTA EUROPEA.NÚM. 136 \ ° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . AÑO I H .

LA ZONA FRONTERIZAKNTRE EL HFJNO ANIMAL Y EL REINO VEGETAL.

Difícilmente se encontraría en toda la historia dela ciencia un fenómeno tan notable como la rapidezcon que se han desarrollado de medio siglo á estaparte los conocimientos biológicos, y la extensiónde las modificaciones que han resultado de muchasde las concepciones fundamentales del naturalista.

En la segunda edición del Reino animal, publica-da en 1828, Cuvier consagra una sección especial ála División de los seres organizados en animales yen vegetales, y trata la cuestión con ese vasto saber,ese sentimiento crítico, limpio y claro, que carac-terizan sus escritos y que nos autorizan á ver enellos la expresión de la ciencia más entendida, sinola más profunda de su tiempo. Nos dice que los sé-res vivos han sido subdivididos desde los tiemposmás antiguos en seres animados, que poseen la sen-sibilidad y el movimiento, y en seres inanimados,que están privados de estas funciones y no hacenmás que vegetar.

Aunque las raíces de las plantas se dirigen por símismas hacia la humedad y sus hojas hacia el aire yla luz; aunque s: observan en ciertas partes de al-gunas plantas movimientos oscilatorios sin causaperceptible, y en otras plantas las hojas se contraenal tacto, ninguno de estos movimientos nos autorizaá atribuir á las plantas la percepción ó la voluntad.

Cuvier, con su predilección característica por elrazonamiento teleológico, deduce de la movilidad delos animales la necesidad de la existencia dentro deellos de una cavidad alimenticia, de donde sacan sualimento por los vasos que son especies de raícesinteriores, y ve naturalmente en la presencia deesta cavidad alimenticia la diferencia capital y esen-cial entre los animales y las plantas.

Prosiguiendo su razonamiento teleológico, haceobservar que la organización de esta cavidad, asícomo sus dependencias, deben necesariamente va-riar.segun la naturaleza de los alimentos y las ope-raciones que estos tienen que sufrir antes de con-vertirse en sustancias propias para ser absorbidas,mientras que la atmósfera y la tierra suministranalas plantas jugos ya preparados y susceptibles deser absorbidos inmediatamente.

El cuerpo del animal, independiente del calor yTOMO VIII .

de la atmósfera, no podía producir el movimientode sus fluidos por medio de causas internas. De- aquíel segundo gran carácter distintivo de los animales,el sistema circulatorio, menos importante que elsistema digestivo, puesto que es inútil, y, por lotanto, carecen de ól los animales más sencillos.

Faltaban también á los animales músculos para lalocomoción y nervios para la sensibilidad. Por con-secuencia, dice Cuvier, era necesario que la com-posición química del cueipo animal fuese más com-plicada que la de la planta, y lo es, en efecio, porqueentra como elemento esencial una sustancia más, elázoe, mientras que en las plantas el ázoe sólo seune accidentalmente á los otros ires elementos fun-damentales de los seres orgánicos, el carbono, elhidrógeno y el oxígeno. Cuvier afirma también enotra parte que el ázoe es particular de los animales,y en esto hace consistir la tercera distinción entreel animal y la planta.

El suelo y la atmósfera suministran á las plantas:agua, compuesta de hidrógeno y de oxígeno; aire,consistente en ázoe y en oxígeno; ácido carbónicoque contiene carbono y oxígeno. Las plantas reser-van el hidrógeno y el carbono, exhalan el oxígenosupérfluo y absorben poco ó nada de ázoe. El carác-ter esencial de la vida vegetal es la exhalación deoxígeno, la cual se opera por la acción de la luz.

Los animales, por el contrario, sacan su alimentodirecta ó íüdirectamenle de las plantas. Se despren-den del hidrógeno y del carbono supérfluos y acu-mulan el ázoe.

Las relaciones de las plantas y de los animalescon la atmósfera son por consiguiente inversasunas de otras. La planta retira el agua y el ácidocarbónico de la atmósfera; el animal le restituyeambas cosas. La respiración, os decir, la absorcióndel oxígeno y la exhalación del ácido carbónico esla función especialmente animal de los animales, yconstituye su cuarto carácter distintivo.

Esto escribió Cuvier en 4828. Pero en los veinteaños que han seguido, la aplicación del microscopiomoderno al examen de la estructura orgánica; laintroducción de métodos exactos y de una aplica-ción fácil en el análisis químico de los compuestosorgánicos, y, por último, el empleo de instrumen-tos de precisión para medir las fuerzas físicas quetrabajan en la economía viviente, han operado en labiología la revolución más grande y más rápida queesta ciencia ha sufrido nunca.

-27

Page 2: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

418 REVISTA EUROPEA.——1 ." DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N." 136

Bonaventura Cortí había descubierto hace un si-glo que el contenido semi-flúido (lo que llamamosahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo, está animado deun movimiento constante y regular; pero por im-portante que fuera este hecho, cayó en el olvido yfue descubierto de nuevo por Treviranus en 1807.En 1834, Roberto Brown observó los movimientosmás complejos del protoplasma en las células de laTradescuntia, y en la actualidad se conoce perfec-tamente que esos movimientos de la sustancia vivade las plantas son uno de los fenómenos más comu-nes de la vida vegetal.

Agardh y otros botánicos de la generación deCuvier, que se ocupaban de las plantas de ordensuperior, habían observado que en ciertas circuns-tancias el contenido de las células de algunas plan-las acuáticas se ponía en libertad y se movía en-tonces con una velocidad considerable y con todaslas apariencias de la espontaneidad, como los cuer-pos dotados de la facultad de locomoción: se le dioel nombre de zoosporo, á causa de su semejanzacon los animales de organización sencilla.

Sin embargo, un botánico del valor de Schleidenhablaba todavía en 1845 de estas observaciones concierto sarcasmo de incredulidad, y su escepticismoestaba tanto más justificado, cuanto que Ehrenberghabía declarado en su gran obra, fruto de tantasinvestigaciones, sobre los infusorios, que la mayorparte de las plantas reconocidas como dotadas de lafacultad locomotiva eran animales.

Se conoce hoy un número infinito de plantas y decélulas libres que pasan toda su vida ó parte de ellaen un estado de locomoción activa que no difiereen nada de la de los animales más sencillos: mien-tras esas plantas y esas células están en dicho es-tado, sus movimientos, según todas las apariencias,son tan espontáneos, tan hijos de la voluntad, comolos de los animales en cuestión.

El argumento teleológico que existía en favor delprimer carácter diagnóstico de Cuvier, es decir, lapresencia en los animales de una cavidad alimenti-cia en la cual pueden llevar consigo sus alimentos,está destruido, al menos en la forma que Cuvier loexpuso, üesuues de los progresos de la anatomíamicroscópica, el hecho mismo no puede ser conde-nado como universal. Un gran número de animales,aun de estructura compleja, que viven como parási-tos en el interior de otros, están absolutamenteprivados de cavidad alimenticia. Reciben el ali-mento, no sólo preparado, sino también completa-mente digerido, y por lo tanto ha desaparecido elcanal alimenticio, que es inútil. En la mayor partede los rotíferos, los machos no tienen aparato di-gestivo; como ha observado un naturalista alemán,se consagran enteramente al amor, y deben clasifi-

carse entre los raros seres que han realizado el tipoideal del amante bironiano. En fin, entre los repre-sentantes más superiores de la vida animal, el pro-toplasma gelatinoso que constituye el cuerpo en-tero no tiene cavidad digestiva ó boca fija; comen,no importa por dónde, y digieren, por decirlo así,por todo su cuerpo.

Pero aunque el principal diagnóstico de Cuvierno pueda resistir á un examen severo, continúasiendo uno de los más constantes entre los caracte-res distintivos de los animales. Y si sustituimos ála posesión de una cavidad alimenticia la facultadde introducirán el cuerpo un alimento sólido y di-gerirlo, la definición así modificada se aplicará átodos los animales, salvo ciertos parásitos, y salvolos casos raros, completamente excepcionales, deanimales no parásitos que no comen absolutamente.Por otra parte, la definición así corregida excluiráá todos los vegetales ordinarios.

Cuvier mismo abandona de hecho su segunda se-ñal distintiva cuando admite que falta en los anima-les más sencillos.

Su tercera distinción está basada sobre una con-cepción completamente errónea de las diferenciasy de las semejanzas químicas que existen entre loselementos de los organismos anímales y los de losorganismos vegetales, error de que no se debe ha-cer responsable á Cuvier, porque era muy admitidoentre los químicos de su tiempo.

Se halla ahora establecido que el ázoe es un ele-mento tan esencial de la materia viva vegetal comode la materia viva animal, y que, químicamente ha-blando, la una es tan complicada como la otra. Sesabe ahora que las sustancias almidonadas, la ce-lulosa y el azúcar, que en otro tiempo se suponíanespeciales de las plantas, son también propiedadesregulares y normales de los animales. Los mismosanimales superiores producen en abundancia sus-tancias amiláceas y azucaradas; la celulosa entra enla constitución de los esqueletos de animales infe-riores, y es probable que las sustancias amilóideasestán en todas las partes del organismo animal, aun-que no sea exactamente bajo la forma de almidón.

Además, aunque sea verdad que existe una rela-ción inversa entre la planta verde expuesta al sol yel animal, en el sentido de que en esta condición laplanta verde descompone ácido carbónico y exhalaoxígeno, mientras que el animal absorbe oxígeno yexhala ácido carbónico, sin embargo, las investiga-ciones rigurosas do la química moderna sobre, lafisiología de las plantas han demostrado claranieateque se intentaría en vano establecer sobre esta baseuna distinción general entre los animales y los ve-getales. El hecho es que la diferencia desaparececon los rayos del sol, aun para la planta verde,porque en la oscuridad ésta absorbe oxígeno y ex-

Page 3: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N . ° ' 1 3 6 HDXLEY. LA ZONA FRONTERIZA ENTRE EL REINO ANIMAL Y EL VEGETAL. 419

hala ácido carbónico lo mismo que un animal. Encuanto á las plantas que no contienen clorofila y noson verdes, los hongos y las setas por ejemplo, es-tán siempre, en lo que concierne á la respiración,precisamente en la misma posición que los anima-les: absorben oxígeno y exhalan ácido carbónico.

De este modo, y por efecto de los progresos de laciencia, la cuarta distinción establecida por Cuvierentre el animal y la planta ha quedado reducida ála nada, lo mismo que la tercera y la segunda; y aunla primera sólo puede conservarse bajo una formamodificada y sometida á excepciones. Pero los pro-gresos de la biología, ¿se han limitado á destruir lasantiguas distinciones sin establecer otras nuevas?

La contestación es afirmativa, mediante una res-tricción que vamos á indicar en seguida. Las cé-lebres investigaciones de Schwann y de Schleidenen 4837 y siguientes han fundado la,ciencia mo-derna de la histología, es decir, esa rama de la ana-tomía que se ocupa de la estructura íntima, delorganismo estudiado en sus últimos elementos visi-bles, tales como nos son revelados por el micros-copio; el perfeccionamiento rápido de los mediosde investigación y la energía de todo un ejército deobservadores exactos no han cesado desde enton-ces de ensanchar y afirmar la gran generalizaciónde Schwann; existe entre los animales y las plantasuna unidad fundamental de estructura, y por diver-sos que puedan ser los tejidos de que se componensus cuerpos, todas esas estructuras variadas resul-tan de metamorfosis de unidades morfológicas (lla-madas células en un sentido más general que el enque se empleaba primitivamente esta palabra), queno solamente son'parecidas entre sí en los animalesy en las plantas respectivamente, sino que presen-tan además analogías fundamentales cuando se com-paran las células de los animales á las de las plantas.

No solamente se ha descubierto que las plantassuministran infinitamente más ejemplos de contrac-tilidad (condición fundamental de la locomoción) delo que se imaginaba en otros tiempos, sino que seha establecido por curiosas investigaciones del doc-tor Burdon Sanderson que el acto de la contracciónva acompañado en las plantas de trastornos en elestado eléctrico de la sustancia contráctil, trastor-nos comparables á los que, como ha comprobadoDu Bois Raymond, acompañan en los animales á laactividad del músculo ordinario.

Por otra parte, yo no conozco experimento quepermita establecer una distinción entre las reaccio-nes de las hojas de la Drosera, ó de ciertas otrasplantas, bajo la influencia estimulante (fenómenoque Darwin ha estudiado con tanto cuidado y tancompletamente), y esos actos de contracción de-terminados por estimulantes que en los animalesllevan el nombre de movimientos reflejos.

En cada uno de los lóbulos de la hoja bilóbea dela Venus atrapa-moscas (Dionea muscípula) se en-cuentran tres filamentos delicados que forman án-gulos rectos con la superficie de la hoja. Toqúeseuno de ellos con la extremidad de un cabello, y loslóbulos de la hoja se cerrarán inmediatamente unosobre otro, en virtud de un acto de contracciónoperado por su sustancia, lo mismo que el cuerpode un caracol entra contrayéndose en su conchacuando se le toca á uno de los cuernos del animal.

La acción refleja del caracol es el resultado de laexistencia en el animal de un sistema nervioso.En el nervio del tentáculo se opera un cambio mo-lecular que se propaga hasta los músculos, por me-dio de los cuales se contrae el cuerpo. Por supues-to que la similitud de los actos no implica necesa-riamente la del mecanismo por medio del cual severifican; pero resulta una presunción de identidadque es necesario comprobar cuidadosamente.

Los resultados de investigaciones recientes so-bre la estructura del sistema nervioso de los ani-males conducen todos á la conclusión de que lasfibras nerviosas que se habían considerado hastaaquí como los elementos últimos del tejido nervio-so, no lo son en realidad; son simplemente ¡as agre-gaciones visibles de filamentos infinitamente mástenues, cuyo diámetro no entra en los límites denuestra visión microscópica actual, ni aun despuésde haberse perfeccionado tanto como se ha conse-guido el microscopio; un nervio no es esencialmen-te más que una línea del protoplasma modificadade una manera especial, que liga dos puntos de unorganismo, pudiendo obrar uno do estos puntossobre el otro por medio de la comunicación asi es-tablecida. Es, por lo tanto, posible concebir que elser vivo más sencillo puede poseer un sistema ner-vioso. L,í%fiuestion de saber si las plantas están óno provistas de un sistema nervioso toma así unaspecto nuevo y presenta al histólogo y al fisiólogoun problema de grandísima dificultad; para abor-darlo se necesitará colocarse en un punto de vistanuevo y ayudarse de métodos que todavía no sehan creado.

Hay que admitir que las plantas pueden ser con-tráctiles y dotadas de locomovilidad; que, en eáteconcepto, sus movimientos parecen tan espontá-neos como los de los animales inferiores,' y que seobserva en muchas de ellas acciones comparablesá las que produce en los animales la acción de unsistema nervioso. También es preciso reconocer laposibilidad de que investigaciones ulteriores ven-gan á revelar la existencia en las plantas de algu-na cosa análoga á un sistema nervioso. No veo,pues, dónde se puede esperar encontrar una distin-ción absoluta entre la planta y el animal, á menos

! de volver a su modo de nutrición y buscar si se po-

Page 4: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

420 REVISTA EUROPEA. 1 ." DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

dría encontrar una distinción de aplicación univer-sal, en ciertas diferencias de un carácter más ocul-to que las imaginadas por Cuvier, las cuales basta-ran, por tanto, para la inmensa mayoría de losanimales y de las plantas.

Désele á una haba agua conteniendo en disolu-ción sales amoniacales y otras sales minerales enproporciones convenientes; désele aire atmosféricoconteniendo su pequeña dosis ordinaria de ácidocarbónico, pero nada más, salvo luz, luz del sol.En estas condiciones, por artificiales que sean, lahaba desarrolla su radícula y su plúmula; la prime-ra se introducirá en la tierra y producirá raíces; lasegunda subirá y dará el tallo y las hojas de unaplanta vigorosa; esta planta florecerá á .su tiempoy producirá su cosecha de habas como si estuvieraen un campo ó en un jardín.

El peso de los compuestos azoados, de las sus-tancias oleaginosas, almidonadas, azucaradas y le-ñosas que contenga la planta cuando llegue á sucompleto desarrollo, excederá con mucho del pesode esas mismas sustancias en la haba de que salióla. planta. Y, sin embargo, no se había dado al gra-no más que agua, ácido carbónico, amoniaco, po-tasa, cal, hierro, etc., combinados con ácidos fos-fórico, sulfúrico, etc. Ni protenia, ni almidón, nigrasa, ni azúcar, ni ninguna sustancia que se pa-rezca á éstas han alimentado la haba. Pero los pe-sos respectivos del carbono, del hidrógeno, deloxígeno, del ázoe, del fósforo, del azufre y deotros cuerpos simples contenidos en el pié del habaequivalen exactamente á los pesos de los mismoselementos desaparecidos de los materiales suminis-trados al haba durante su crecimiento. De dondese deduce que la haba no ha hecho trabajar másque los materiales que ella misma ha fabricado, yque ella los ha manufacturado en tejidos de haba.

La haba ha podido ejecutar esta gran proeza quí-mica gracias al auxilio de su materia coloranteverde, ó clorofila, que bajo la influencia de la luzsolar goza de la maravillosa propiedad de descom-poner el ácido carbónico, desprender oxígeno yapoderarse del carbono que contiene. En suma, lahaba data de dos fuentes distintas, dos de los ele-mentos absolutamente indispensables de su sustan-cia; la solución acuosa en que se sumergen susraíces contiene ázoe, pero nada de carbono; el aireá que están expuestas sus hojas contiene carbono,pero su ázoe está en estado de gas libre, lo cual nopermite á la haba utilizarlo; y la clorofila es el apa-rato por medio del cual la planta extrae el carbonodel ácido carbónico de la atmósfera, siendo las ho-jas el principal laboratorio en que se efectúa estaoperación.

Todo el mundo sabe que la inmensa mayoría delas plantas visibles son verdes, lo que procede de

la gran cantidad de clorofila que contienen. El pe-queño número de las que no contienen clorofila yson incoloras son incapaces de extraer del ácidocarbónico de la atmósfera el carbono que necesi-tan, y viven, como parásitas, de otras plantas; perono se deduce de aquí, como frecuentemente se haafirmado, que el poder reductor de las plantas de-pende de su clorofila y de la acción que ejercensobre ella los rayos del sol. Es, por el contrario,fácil de demostrar, como Pasteur ha demostrado elprimero, que los hongos inferiores, aunque priva-dos de clorofila, poseen en alto grado el poderreductor característico de las plantas, solamenteque necesitan materiales diferentes; como no pue-den extraer el carbono del ácido carbónico, danalguna otra cosa que contiene carbono, como, porejemplo, el ácido tartárico. Tenemos, pues, una granbase de hechos para deducir que las plantas estánesencialmente caracterizadas por su poder reductor,y, por decirlo así, por su potencia industrial, por lafacultad de hacer trabajar sustancias puramenteminerales y trasformarlas en compuestos orgánicoscomplejos.

No tenemos una base tan amplia para poder deciren general, como sostiene Cuviei1, que los animalesdependen de las plantas, directa ó indirectamente,por los materiales de su cuerpo, es decir, que sonherbívoros ó comen animales herbívoros.

Pero, ¿cuáles son los elementos de sus cuerpospor los cuales los animales dependen de las plantas?No es ciertamente la materia córnea, ni la condri-na, el elemento químico inmediato de los cartíla-gos; ni la gelatina, ni la suitonina, el elemento delmúsculo, ni la sustancia nerviosa ó biliar, ni lasmaterias amilóideas, ni necesariamente las grasas.

La experiencia demuestra que los animales fabri-can todo eso por sí mismos. Pero lo que no puedenfabricar, lo que en todos los casos conocidos tienenque sacar directa ó indirectamente de las plantas,es la materia azoada particular llamada protenia.Así, la planta es el proletario ideal del mundo vivo,el trabajador que produce, el animal es el aristó-crata ideal que se ocupa sobre todo en consumir.

Esta es nuestra última esperanza de encontraruna línea de demarcación precisa entre las plantasy los animales; porque, como ya he dado á enten-der, existe entre los dos imperios una zona fronte-riza, especie de terreno neutral cuyos habitantes esimposible clasificar porque no se sabe á qué reinocorresponden.

Hace algunos meses, Mr. Tyndall me suplicó queexaminara una gota de una infusión de heno colo-cada bajo un microscopio poderoso, y que le dijeracuál era en mi opinión la naturaleza de ciertos or-ganismos que se veían en aquella gota. Vi desdeluego millares de bacterios moviéndose con los

Page 5: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 HCJXLEY. LA ZONA FRONTERIZA ENTRE EL REINO ANIMAL Y EL VEGETAL. 421

sacudimientos espasmódicos é intermitentes que lespon habituales. No existe ninguna duda sobre lanaturaleza vegetal del bacterio. No solamente susemejanza con las plañías, con las incontestable-mente plantas, por ejemplo las oscillatoriw, ó loshongos inferiores, justifica esta aserción, sino quela prueba de la producción decide la'cuestión en unmomento. Basta añadir una pequeñísima gota de unlíquido que contenga bacterios al agua que conten-ga en disolución tartrato, fosfato y sulfato de amo-niaco, y al poco tiempo el fluido trasparente sehabrá convertido en lechoso por consecuencia dela poderosa multiplicación de los bacterios, lo cualimplica necesariamente que la materia vira de esosbacterios ha sido formada por medio de materiaspuramente salinas.

Pero otros organismos activos mucho más gordosque los bacterios (llegan á la dimensión relativa-mente gigantesca de 0mm,00846 y aun más) atrave-saban sin cesar el campo de la visión. Cada uno deellos tenía un cuerpo en forma de pera ligeramenteencurvado que se prolongaba por un largo filamen-to de extrema tenuidad. Detras de este filamento,en el interior de la curva, había otro tan fino queapenas se veía. Distinguíase de vez en cuando enel centro del cuerpo un claro en forma de pera; unexamen atento demostraba que ese vacío claroaparecía por grados, después se cerraba y desapa-recía súbitamente por intervalos regulares. Estegénero de estructura no es raro entre las plantas ylos animales inferiores, y es conocido con el nom-bre de vacuola contráctil.

Los pequeños ammalillos que acabamos de des-cribir, tan pronto se arrojaban hacia delante ba-tiendo el agua con extrema actividad, como perma-necían hacia atrás en aparente reposo: parecíanboyas movidas por la mar agitada. Si iban á chocardos al verificar sus movimientos, parecía que se se-paraban cuidadosamente.

El espectáculo, aunque sorprendente, no eranuevo para mí. Contesté, pues, á la pregunta queaquellos organismos eran lo que los biólogos llamanmónadas, quizá animales, pero acaso también plan-tas como los bacterios.

Mi amigo recibió mi opinión con mal humor, y medijo que creería mejor que el carnero es una planta.Picado naturalmente por esta falta de fe, he re-flexionando mucho en esta cuestión, y como persistoen mi conclusión ambigua y me veo obligado á con-fesar que aun hoy me es imposible decir con cer-teza si esos organismos son plantas ó animales, creoque debo exponer los motivos de mi duda. Peroantes es preciso que dé un nombre áesta mónada, áfin de distinguirla de otras muchas cosas, á las cua-les se aplica la misma denominación. Creo (aunqueno estoy seguro de ello por razones que es inútil

dar aquí) que la mónada á que me refiero es idén-tica á la especie llamada Monas lens, tal como hasrdo caracterizada por el eminente micrógrafo fran-cés Dujardin,queno disponía probablemente de ins-trumentos aumentadores bastante poderosos paraver que se parecía de una manera muy curiosa áuna especie de mónada mucho más grande que élmismo ha designado con el nombre de Heter•omita.Yo llamo á la mia, no Monas, sino Heteromita lens.

No he podido consagrar á mi Heteromila los pro-longados estudios que hubieran sido necesarios paraconocer toda su historia, porque era un trabajo que^hubiera exigido semanas, meses quizá de atencióncontinua. Lo siento tanto menos, cuanto que unaparte de las observaciones recientemente publica-das por los Sres. Dallinger y Drysdale sobre cier-tas mónadas, se refieren á una forma tan parecida ámi Heteromita lens, que la historia de una podráservir para la otra. Dichos pacientes y laboriososobservadores, armados de los más poderosos mi-croscopios y vigilando noche y dia las mismas mó-nadas, han llegado á fijar toda la historia do su He-teromita.

Se reproduce rápidamente de una manera fisipa-ria, y es muy notable el fenómeno de la multiplica-ción que va precedido de la unión de dos mónadas,según un procedimiento llamado conjunción. DosHeteromitas activas se aplican una contra otra yse confunden lenta y gradualmente en un solo cuer-po afectando una forma triangular y desapareciendopoco á poco toda huella de organización en el nue-vo organismo, que queda en estado de reposo. Derepente su sustancia ejecuta movimientos ondulo-sos, y al cabo de un instante empieza á salir á lasuperficie de la masa trianguiar un líquido espeso yamarillento, lleno de pequeñísimos granulos, tanpequeflc#que su diámetro es menor de 0mm,000427.Esta operación dura dos horas, y observando conatención el sitio en que están extendidas estas infi-nitesimales partículas vivas, se ven nacer nuevasmónadas que á las cuatro horas tienen la sextaparte del tamaño de sus padres. No es aventuradocalcular en treinta mil los gérmenes de Heteromilaque salen del cuerpo formado por la conjunción dedos mónadas.

Los investigadores á que antes me he referido nohan determinado si sus mónadas tomaban algúnalimento sólido, y por lo tanto, sus observacionesno arrojan ninguna luz sobre el problema que yotrataba de resolver acerca de si la Heteromita esun animal ó una planta.

Su semejanza con la Peronospora infestan», evi-dentemente vegetal, es un argumento bastantefuerte en favor de la hipótesis de que la Heteromitaes una planta, porque realmente una de las fasesdo la existencia de la Peronospora es una mónada

Page 6: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

422 REVISTA EUROPEA. 4 . ° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

que no se distingue de la Heteromita por ningúncarácter importante. Pero también es cierto que laHeteromita se parece mucho á numerosos organis-mos del reino animal, que se llaman también mó-nadas, que toman alimento sólido, que tienen unaboca y una cavidad digestivas, virtuales si no rea-les, y entran por lo tanto en la definición del ani-mal dada por Cuvrer. Los que han escrito sobre in-fusorios, como Ehrenberg, Dujardin, James Clark yotros, describen muchas formas de animales de estegénero.

•a En otra infusión de heno conteniendo tambiénmi Heteromita lens había innumerables infusoriospertenecientes á la especie llamada Colpoda cncn-Uus, animálculo que cuando llega á su mayor des-arrollo llega á 0mm,0846, diez veces la longitud ymil el volumen de la Heteromita, á la cual se pa-rece mucho en la forma. Es evidente que aunquela Colpoda no pueda clasificarse entre las mónadas,sólo difiere de éstas en detalles secundarios. Noencuentro, pues, fundamento para decidir si la He-teromita es animal ó planta; asi es que este orga-nismo y otros muchos son los que constituyen lazona que sirve de frontera al reino vegetal y alreino animal.

La circunstancia extraña observada por Meyer deque la Torula de Levante, aunque incontestable-mente una planta, florece con más vigor cuando sele suminístrala sustancia azoada compleja llamadapepsina; la probabilidad de que la Peronospora sealimente directamente del protoplasma de la patata,y los sorprendentes hechos descubiertos no hacemucho sobre las plantas insectívoras, todo tiende ála conclusión de que la diferencia que existe entrela planta y el animal es una diferencia de gradomás bien que de naturaleza, y que el problema desi un organismo determinado es una planta ó unanimal puede en algunos casos ser absolutamenteimposible de resolver.

T. H. HUXLEY.

BERZELIUS.i.

Existe desjnies de Lavoisier, en la ciencia quí-mica, otra gran figura, digna de compararse conaquel radiante sol de inextinguibles fulgores. Alpenetrar en el cultivado jardín del estudio de laciencia indicada, hallamos, doquiera que nuestravista se dirija, indelebles señales, resultados sor-prendentes de un talento de gran talla que ha sabido,cual otros de que ya hemos hecho mérito, formarde la misma ciencia objeto de sus estudios, su másimperecedero monumento de gloria.

La prueba más evidente de la inmensa altura áque supo elevarse, es que su nombre y sus obrasatraviesan incólumes las diversas generaciones den-tro de un linaje de estudios que hoy se halla encompleto'estado de trasformacion y donde menospueden buscarse ideas permanentes.

Pero todos respetan las obras y trabajos de Ber-zelius; todos saludan su nombre con la veneracióndel maestro; todos miran al águila que alzó su vue-lo á inmensa altura, y unánimemente es consideradocomo uno de los grandes colosos de una impor-tante especialidad de los humanos conocimientos.

11.

La antigua provincia de Ostrogotia, en Suecia,hoy prefectura de Linhoping, y el pintoresco sitiodenominado Wafnersunda, ha sido la patria de Ber-zelius. En el último tercio del pasado siglo (año1779) vio la luz primera. Dedicóse á los estudios demedicina y química en la Universidad de Upsal, cé-lebre establecimiento situado á quince leguas deStockolmo, que ha contado entre sus profesores áLinneo, el primer naturalista del mundo, á Berg-mann, uno de los que primero hacen menciorf delas proporciones químicas, á Kronsted y otras cele-bridades no menos dignas de figurar al frente de lahistoria de las ciencias.

Ya ventajosamente conocido Jacobo Berzelius en•1799, siendo médico-director de los baños de Me-devi, hizo el análisis de estas aguas, cuyo resulta-do brillante le valió el que se le confiriese primeroel grado de Bachiller, poco tiempo después el deLicenciado, y en 1802 su luminosa disertación so-bre el galvanismo le hizo obtener con justicia elgrado de Doctor en la facultad de medicina.

Empezó á darse á conocer en la ciudad de Sto-ckolmo, donde parece haber sido más prodígalanaturaleza en sus bondades, pues como afirma elgran geógrafo Malte Brun, se levanta en un elegan-te y espacioso jardin, donde majestuosas montañasque por una. parte se encumbran guarnecidas porel sombrío follaje do los pinos, alternando con lasramas frondosas de la encina y olmo, y por el ladoopuesto un ameno y fértil valle, donde se halla ellago Malar con la superficie accidentada por variosgolfos y cubierta de rocas graníticas. Tal es la to-pografía de esta población, donde comenzó Berze-lius A prestar señalados servicios en el magisterio.

Fue nombrado profesor auxiliar en la facultad demedicina, donde explicaba química y farmacia, y ála vez daba lecciones públicas de química, que fue-ron acogidas con singular aplauso por la numerosaconcurrencia que acudía á escucharlas.

Poco tiempo después fundó una Sociedad de me-dicina en Sueeia, y le abrió sus puertas la Acade-mia de Stockolmo, que muy en breve quiso hon-

Page 7: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 } . OLMEDILLA.' -BEBZELIUS. 423

rarle con su presidencia, conocedora del inmensovaler que atesoraba. Asi le vemos á los treintay un años dirigiendo las discusiones de una reuniónde sabios, de fama europea, que se honraban y ávanagloria tenían el que figurase á su frente un jó-ven cuyo brillante ingreso en el templo de la cien-cia había sido saludado con aplauso unánime, y enespacio muy corto se había levantado á las prime-ras gradas de su precioso santuario.

Más tarde, la Academia de Stockolmo le nombrósu secretario perpetuo.

Un título de nobleza le fue concedido en 1835,después de trascurridos treinta años de profesora-do, que constituyen una de las más brillantes é im-perecederas etapas de la vida de la ciencia; peroaunque no podemos menos de aplaudir el acto dejusticia del monarca que á la sazón regía los des-tinos de su patria, vemos el nombre de Berzeliusmucho más alto que todas las distinciones queimaginarse puedan para premiar servicios impor-tantes.

III.

Jdentiflcado con la ciencia, no podía bruscamentesepararse de ella; así es que aun cuando el labora-torio no consumía su incesante y laboriosa vida, nopor eso se entregaba en el último período de suexistencia á la dulce paz del ocio, sino que el bu-fete le servía de vasto campo donde seguir dandoá conocer las creaciones de su inteligencia.

Su imagen, reproducida por el arte, nos confirmalo que sus distinguidos é ilustrados biógrafos ase-guran respeáto á su bondadoso carácter y cariñosotrato. En el mayor número de sus discusiones cien-tíficas, vérnosle casi siempre tolerante y dispuestoá conceder su aplauso doquiera que el mérito seostentaba, y si en alguna ocasión esciuro, tal vezen el fondo de su corazón lo deploraba y solamenteobedecía á las exigencias del espíritu de escuela.

En medio del revuelto torbellino de la política ysiéndole muchas veces adversa la fortuna, vencetodos los obstáculos que á su paso encuentra, suinvestigador espíritu no reconoce límite, y cuandofaltS de recursos materiales, tan necesarios para elestudio de las ciencias de observación, parece queha de detenerse en su carrera, continúa, por elcontrario, con más ahínco sus fructíferos trabajos.

Berzelius en su laboratorio fabricaba muchos delos aparatos que en sus ulteriores experimentos lehabían de servir, llegando hasta á inventar algunosy mejorar no pocos de los que en su tiempo se co-nocían, siendo su perfección tal, que parecían sali-dos de las manos del artífice más hábil.

No limitado exclusivamente al horizonte de supatria, recorrió en diversas ocasiones otros paísesde Europa. Bohemia, Inglaterra, Francia y Alema-

nia fueron los sitios que visitó, dejando en todosimperecedera huella de sus profundos conocimien-tos. Su nombre traspasó asimismo las fronteras desu nación, y las colectividades científicas extranje-ras, así como los monarcas de países- remotos, lecolmaron de distinciones y honores, cual si á por-fía pretendiesen galardonar al genio.

Pero la gran actividad en que su cerebro habíaestado durante muchos años no podía prolongarsemás. La debilidad de la materia sucumbía al pode-roso impulso del espíritu; asi, la falta de la vista ydel oido, y más tarde la pendida de la memoria,empezaban á presagiar que aquella brillante antor-cha, faro purísimo de la ciencia de Lavoisier, sehallaba próxima á extinguirse.

Su muerte, acaecida en Stockolmo en Agosto de1848, será dia de luto para el mundo civilizado.Pero si en aquel triste dia pagó el tributo á la uni-versal ley de la materia, de su sepulcro han bro-tado flores olorosas que jamás so marchitan, y sunombre durará tanto cuanto dure la humanidad.

Hemos visto al hombre; recorramos á grandespasos sus obras para admirarle en todas ellas.

IV.

Resultado inmediato de sus trabajos en el mate-rial científico, nos hallamos en primer término conla lámpara de doble corriente, el papel de filtros yel frasco de loción continua que llevan su nombre.La lámpara de doble corriente, tan útil en las análi-sis químicas, puesto que la temperatura por ellaproducida es muy regular y constante, se-usa conextraordinaria frecuencia.

Las purísimas aguas de los rios de Suecia, consus impetuosos torrentes y pintorescas cascadas,que atraviesan un lecho de sílice, sirven para lafabricación del apreciado papel de filtros, consti-tuido por celulosa químicamente pura y que por

incineración deja solamente —— de su peso.

El frasco de loción constante, fundado en la teo-ría de los sifones, es una aplicación de no escasautilidad á los trabajos de laboratorio que permitecon algún descuido lavar los precipitados sin quese formen las falsas vias tan perjudiciales en laslociones exactas.

Además, vasos de precipitados cuya forma favo-rezca la reunión de las interpuestas partículas en lamasa de un líquido, á fin de evitar pérdidas de im-portancia, en los casos de análisis cuantitativas, ynotables modificaciones en el uso del soplete, queen sus manos llegó á ser un precioso instrumentode análisis, son deudoras las ciencias físicas y na-turales al eminente químico sueco. Respecto á lasreformas que en el uso del soplete introdujo, lesirvieron nada mono» que para escribir un libro,

Page 8: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

REVISTA EUROPEA.—1." DE OCTUBRE PE 1 8 7 6 . N.° 136apreciable volumen que demuestra la utilidad queel referido utensilio prestar puede en los casos deinvestigación analítica, llegando á determinacionestan exactas como las obtenidas por la via húmeda.

Comenzando Berzelius por elevarse de lo particu-lar á lo general, debemos considerarle como unverdadero filósofo, en cuanto dio leyes que á lacombinación de los cuerpos regían; leyes que hansido corroboradas más y más con el trascurso deltiempo. En el interesante estudio de los equivalen-tes químicos, existe una ley que lleva el nombredel ilustre sueco, relativa á la neutralidad de lassales, que jamás debe darse al olvido cuando seIrala de producir combinaciones en virtud de lascuales han de originarse sales. Buen ejemplo de loanterior es la obtención del sulfato férrico, por lasobreoxidacion do la caparrosa por el ácido nítrico.Hay precisión de adicionar, ácido sulfúrico como essabido, la quinta parte del peso del sulfato ferroso,A fin de que no resulte una sal básica.

El conjunto de trabajos que representa la deter-minación de los equivalentes de un crecido númerode cuerpos simples, serviría por sí solo para grabaren las inmortales páginas de la ciencia su preclaronombre. Las minuciosas análisis cuantitativas quetuvo que llevar á efecto, sólo son posibles en quienreúne á un,gran genio generalizador un talentopráctico especial, circunstancias que rara vez seencuentran reunidas, principalmente en los indivi-duos nacidos bajo el poético cielo y ardoroso solde los climas meridionales.

Necesario es conocer algún tanto la práctica dellaboratorio para formarse cabal idea del sinnúmerode desecaciones, de pesadas, en las que apreciabahasta fracciones de diez miligramo, que tendría ne-cesidad de practicar para llegar á los resultadosexactos que en sus obras consignó, resultados queen su gran mayoría ninguno de los posteriores quí-micos ha tenido precisión de rectificar en sus expe-riencias ulteriores.

Merece también consignarse la palabra todavíaconservada hoy en todos los tratados de químicainorgánica y orgánica, analítica y sintética, con elnombre Aefuena catalítica. Cierto es que esta pa-labra no explica los hechos á que se aplica; peroforzoso es confesar que no poseyendo otra denomi-nación más adecuada, menester era dar un nombreá la causa que modificaba tan profundamente la afi-nidad en ciertas ocasiones. Tales son, por ejemplo,la inflamación del hidrógeno á través del musgo deplatino; la oxidación del alcohol para formar el al-dehido cuando una espiral de platino enrojecida seexpone á los vapores de aquel líquido anhidro; latrasformacion del ácido sulfuroso en sulfúrico alatravesar por el platino dividido; la descomposicióndel agua oxigenada y bisulfuro de hidrógeno en

contacto de muchos cuerpos; la facilidad extraordi-naria con que el clorato potásico se descomponesiempre que se calienta con bióxido de manganeso,óxido cúprico y tantos otros casos que citar pudié-ramos, y que no escasean ciertamente en el largoestudio de la química, que sirven á veces para pre-parar fácilmente sustancias que por otros mediosno se consiguen.

V.

La relación que existe entre la electricidad y lascombinaciones químicas, es un interesantísimo es-tudio que el gran Berzelius colocó á la altura quehoy se halla. Descubierta el año 1800 la pila eléc-trica por Alejandro Volta, poniendo en contacto di-ferentes discos de zinc y cobre alternativamente co-locados, no podían sus efectos pasar desapercibidospara Berzelius; y asociado con Hisínger, estudió conalguna detención el aparato, y se propusieron obte-ner grandes resultados, como así fue, en efecto, di-rigiéndole metódicamente á muchos cuerpos y ob-servando los diferentes fenómenos que tenían lugaren el momento que el fluido eléctrico intervenía enla afinidad molecular. Conocidas son las importan-tes ideas relativas á la polaridad eléctrica, mediantela cual se explican los fenómenos de combinación.Electricidades contrarias acumuladas en puntosopuestos de una molécula, cuyos puntos se deno-minan polos, separados por un eje ideal llamadoplano de indiferencia, tal es el fundamento de lateoría electro-química de Berzelius.

Lo que acontece cuando varios cuerpos se ca-lientan, como la turmalina, ácido tártrico y topacio,que adquieren propiedades eléctricas, le ha servidopara explicar de esta manera el papel que hace laelectricidad en las combinaciones. Calentado pru-dencialmente un cristal de turmalina, se observadurante el enfriamiento un estado polar. Si se haceel experimento con un cristal entero, se nota que sohallan sus extremidades polarizadas, que uno de losextremos posee el fluido positivo y el otro el nega-tivo, el centro del cristal indiferente, y á partir deél aumenta con rapidez la electricidad hasta llegaral extremo ó punto máximo del fluido. Roto tras-versalmente el cristal, so comprueba de igual modola polarización en el fragmento, y reunidas los pe-dazos por las fracturas naturales, neutralízase denuevo el estado eléctrico y se regensra el plano deindiferencia.

Es evidente, dice Berzelius, que semejante pola-rización del cristal de turmalina depende del modocon que se hallan yuxtapuestos los átomos, y loprueba todavía más la circunstancia de que el cris-tal no puede ser polar en otro sentido que en el deleje de polarización.

No es de gran importancia la objeción que á esta

Page 9: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 J. OLMEDILLA.- •BHRZEUUS. 425teoría se ha hecho, diciendo que la forma esféricadel átomo es incompatible con la polaridad eléctri-ca, porque no se rechazan ni se excluyen estasideas. De consiguiente, en concepto de Berzelius,la tendencia que tienen los cuerpos ¡5 unirse es elresultado de las relaciones eléctricas bajo las que sehallan los átomos; que estos verifican su atracciónpor los polos predominantes opuestos, y en llegan-do á un estado suficiente de movilidad, retiónensecon una fuerza igual á la que atrae por sus polosopuestos dos imanes. Cita este químico que cuandoen una pila eléctrica se invierte el orden de los pa-res electro-motores, de modo que el zinc ocupe ellado negativo del conductor húmedo y la plata elpunto positivo del más inmediato conductor, se ob-serva que el estado de polarización natural de estosmetales es vencido por el estado inverso predomi-nante en la pila; la plata aparece como positiva y elzinc como negativo.

El hierro, metal electro-positivo, de gran afini-dad para el oxígeno, susceptible de descomponer elagua bajo la influencia de los ácidos con los que secombina, puede llegar, no sólo á perder su electri-cidad positiva, sino á adquirir la opuesta, mediantela acción de la pila eléctrica. Este mismo metalcambia por completo sus propiedades eléctricas porla inmersión en ciertos ácidos como el nítrico fu-mante. Una espiral de hierro introducida en este lí-quido no produce la menor reacción, y si se trasla-da á otro diluido, tampoco hay el menor fenómenoquímico; pero no bien se toca con un alambre queno haya experimentado el baño previo de ácido fu-mante, para que en el mismo momento se verifiqueuna evolución molecular y el hierro reaccione conintensidad extraordinaria.

Es un experimento curiosísimo.

VI.

Sabida es la importancia de Lavoisier, Berthollet,Fourcroy y Guylon de Morveau,que entre varios delos timbres de su gloria, cuentan con la de haberdotado á ía ciencia de una nomenclatura sistemáti-ca, trabajo verdaderamente digno de la considera-ción de todo el que á las ciencias químicas y susauxiliares se dedica. Berzelius apreció en lo muchoque valía este paso en el progreso científico, yaceptó en su mayor parte lo establecido por los au-tores indicados. Sin embargo, le pareció mucho máslógico asimilar la nomenclatura de los óxidos á laque había para los ácidos, y en lugar de expresarlos nombres de aquellos con los ordinales proto,dentó, etc., los terminaba en ico y en oso, de unmodo análogo á como se practica en los ácidos.Ofrece esta nomenclatura la ventaja de la facilidaden las terminaciones, lo cual no acontece en la no-menclatura francesa. Una modificación muy esen-

cial introdujo en los nombres de los súlfuros. Lascombinaciones binarias de que el azufre forma par-te pueden ser en unos casos básicas y en'otros aci-das. Berzelius denominó á las primeras sulfuras yá las segundas súljidos, diferencia perfectamenteestablecida, puesto que de la combinación de estasdos especies de cuerpos resultan las denominadassulfosales.

Acordadas estas modificaciones, muy necesa-rias en nuestro concepto, relativamente á la nomen-clatura química, continuó sus incesantes trabajossobre la pila eléctrica, siendo resultado de ellos eldescubrimiento del cerio, que verificó en los prime-ros años del siglo (1803) todavía en edad temprana.

Las formulas ó símbolos químicos fueron objetode modificación por Berzelius, que indicaba la du-plicidad por las rayas atravesadas en las líneas, ydesignó el oxígeno por puntos, el azufre por co-mas, el selenio por una cruz y el teluro por una lí-nea horizontal.

Este procedimiento tiene la ventaja de la breve-dad, pero en cambio puede dar lugar en ocasionesá errores de consideración confundiendo un óxidocon un sulfuro.

El año '1817 descubrió Berzelius el selenio, veri-ficando el análisis de un sedimento rojizo que en-contró en las cámaras de plomo donde se obteníael ácido sulfúrico, empleando con este objeto elazufre de las piritas de Fahlun. Es de gran méritoeste descubrimiento, porque sólo pudo hacer sustrabajos sobre una escasa cantidad de sustancia.Hizo del selenio un completísimo estudio, con locual demostró una vez más sus raras cualidades dequímico práctico. Hoy se le rinde un justo tributo,dando al selenio la forma de medallones con elbusto de,|u descubridor.

Colocó Berzelius entre los metales al selenio;pero trabajos posteriores han demostrado que per-tenece por todos sus caracteres á los metaloides,del mismo modo que su análogo el teluro.

Dio á conocer un medio exacto para descubrirpequeñas cantidades de óxido, poniendo en el lí-quido donde está contenido los reóforos de platinode una pila, colocando en el extremo del hilo posi-tivo una cantidad de engrudo de almidón, quetoma un color azul. Estudió detenidamente el io-duro de nitrógeno, y observó que en su descompo-sición, cuando este cuerpo detonaba se producíaiodo y gas nitrógeno. Cuando se expone á la accióndel aire, vio que se separaba nitrógeno y se forma-ban ácidos iódico y iodhidrico.

El estudio del carbono en sus diferentes estadosalotrópicos, desde el diamante al negro de humo,fue metodizado por Berzelius, admitiendo única-mente tres estados alotrópicos que designó por lastres primeras letras del alfabeto griego a S x , inclu-

Page 10: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

426 REVISTA EUROPEA. 1 . " DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 : N.° 4 36

yendo en el primero el diamante, en el segundo laplombagina, tanto natural como la procedente dela fundición del hierro, el coke y algún otro carbónmenos interesante. Incluye en el carbono gama to-dos aquellos que se obtienen con sustancias vege-tales que no experimentan reblandecimiento, comoel carbón de encina, de pino, de abeto, el negro dehumo, y el carbón animal.

Es de gran interés el procedimiento dado para ob-tener el boro, exponiendo á la acción del calor elfluoruro bórico potásico con el potasio en un tubode hierro. De una manera análoga obtuvo Berzeliusotros cuerpos simples, como el titano, tántalo yzirconio, dando á conocer procedimientos fácilespara aislar sustancias de difícil obtención.

Berzelius fue el primero que obtuvo el súlfidobórico, haciendo llegar una corriente de vapor desúlfido carbónico á una mezcla de carbón y ácidobórico convenientemente calentado en un tubo deporcelana.

Aisló por vez primera el silicio, después de ha-berlo intentado Davy y Gay Lussac, consiguiendoéstos solamente un producto muy impuro que nopermitía en manera alguna estudiar las propiedadesde este cuerpo. También dio á conocer alguno delos estados alotrópicos del mismo.

VII.

Berzelius figurará siempre en primera línea entrelos químicos analizadores. Jamás desaparecerá delos fastos de la química el análisis minucioso prac-ticado en las aguas de Porlá en Suecia, donde en-contró los nuevos ácidos ó tierra vegetal conoci-dos con los nombres de úlmico, geico y húmico. Aconsecuencia de este análisis dio más tarde á cono-cer un método práctico para preparar los indicadosácidos, valiéndose de los depósitos ocráceos de lasaguas ferruginosas.

Son muy curiosos y dignos de mención los estu-dios que hizo relativos á la constitución de los áci-dos. Anteriormente á la época de Berzelius, creíaseque el oxígeno era el elemento indispensable en laacidificación, hasta que los trabajos de este quími-co, en unión con los de Davy y otros, deslindaronperfectamente la definición de los ácidos, á fin deque en ella tuvieran cabida los hidrácidos. SuponíaBerzelius que en los ácidos anhidros todos los ele-mentos están unidos entre sí, de un modo distintoque cuando hidratados. Es ingeniosa y exacta estaconsideración. El grupo molecular, dice, que puedeformarse más sencillo es el tetraedro, por ejemplo,un ácido anhidro, el sulfúrico. Si este se halla com-binado con el agua, pueden suponerse cuatro esfe-ras de oxígeno, encima una de azufre y otra debajode hidrógeno constituyendo un octaedro. Asi es que

supone que las sales son octaedros. También ad-mite los ácidos denominados copulados.

Fue el principal sostenedor de que los hidrácidosno se combinan integralmente con las bases, sinoque, por el contrario, ceden su hidrógeno al oxígenode estas, para dar lugar á la formación de agua, yel cuerpo halógeno se combina con el metal queformaba parte de la base. Cita, en apoyo de esto, lamás coricluyento de las pruebas, que consiste en lareacción que se verifica cuando se hace llegar unacorriente- de ácido bromhídrico á una disolución decloruro áurico, en cuyo caso se ve cambiar el coloramarillo de la disolución del cloruro en rojo ana-ranjado debido al bromuro áurico, y queda el ácidoclorhídrico disuelto en el agua. Esto, que no podríasuceder si el cuerpo formado fuese un hidroclora-to, tiene fácil explicación suponiendo que el clorose halla combinado con el oro y que esta combina-ción es descompuesta por el ácido bromhídrico paraformar bromuro áurico. Prueba convincente y pal-maria que no ha sido rebatida por ninguno de lospartidarios de la opuesta escuela.

Los minuciosos trabajos prácticos verificados en elmineral de platino procedente de los montes Urals,dieron por resultado el conocimiento exacto delrodio, paladio, iridio y osmio.

Son notables las consideraciones que hace sobreel ácido hiponítrico, combinación que no admite, ysólo asegura que es la unión de dos equivalentes deácido nítrico con una de óxido nítrico y la denomi-na nitrato nítrico. También merece mencionarseque á él se debe el haber determinado la composi-ción de los ácidos sulfuroso, fosforoso y carbónico,así como haber dado á conocer un importante me-dio de purificar el ácido sulfúrico, del plomo y delarsénico que contiene, haciendo atravesar una cor-riente de súlfido hídrico por este ácido después dediluido. Este medio es excelente y necesario é in-"dispensable en ocasiones, porque la destilación nobasta para privar de las indicadas sustancias alácido sulfúrico, y cuando se trata de emplear comoreactivo ó medicamento, es imposible su aplicaciónen estos sentidos si no es químicamente puro.

Berzelius fue el primero que, tratando de poneren armonía con el dualismo de Lavoisier las combi-naciones de los óxidos metálicos con el cloro, dijoque no debieran denominarse cloruros de óxido,sino compuestos de ácido cloroso y una base, hastaque los experimentos posteriores de Balard han ve-nido á demostrar, con el descubrimiento del ácidohipocloroso, que los antiguos cloruros de cal y desosa no son tales cloruros sino hipocloritos calcicoy sódico.

Los brillantes trabajos de Enrique Rose y Schaff-gotsch acerca del ácido silícico no han hecho másque comprobar las modificaciones isoméricas que

Page 11: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 J . 0LMED1LLA.- -BERZELIÜS. 427

Berzelius señaló en este cuerpo, con tan extraordi- jnaria profusión esparcido en la naturaleza.

En Londres, juntamente con Marcet, confirmó losexperimentos de Berthollet, padre, Vauquelin yThenard, acerca de la composición del sulfuro decarbono, en los que se demostró que sólo había eneste cuerpo azufre y carbono, destruyendo la ideadefendida por Clucel, el cual suponía que estaba elsúlfido carbónico formado por hidrógeno, nitróge-no, carbono y azufre. Otros admitían que no conte-nía carbono y sí solamente azufre ó hidrógeno, y,por último, no faltaba quien defendía que el azufreordinario ó normal no era otra cosa que un óxidodel azufre que contenía ol súlfido carbónico. Todoesto se puso en claro, por consiguiente, gracias álos trabajos de Marcet y Berzelius.

vio.Las combinaciones que los metales forman con el

carbono, fueron también objeto de gran meditaciónpara Berzelius. La descomposición de los cianurospor el calor, la acción que los hidrácídos tenían so-bre los aceros, le sirvieron para determinar la com-posición de éstos y deducir reglas que no debendarse al olvido cuando se trata del temple, cuestiónimportante, cuestión que puede significar la inver-sión de capitales considerables.

Agrupó los metales atendiendo á su escala elec-tro-química, cuya clasificación, si bien es seguidapor muchos químicos, no deja de ofrecer el incon-veniente de todo agrupamiento sistemático; peroincluye entre los metales el arsénico, en lo cual sehalla mucho más acertado, en nuestro concepto,que los que le colocan entre los metaloides. Lasgrandes analogías que con el antimonio presenta,su combinación con el hidrógeno, su lustre brillan-te, el carácter débilmente ácido de alguno de suscompuestos oxidados, son razones que no pudieronmenos de pesar en el ánimo de este grande hombrepara llevar al grupo indicado el arsénico. De igualopinión han sido otros reputados químicos moder-nos, que han seguido en este caso por completo laopinión del ilustre maestro.

Los consejos que da á los prácticos para la pre-paración del importante y usual producto conocidocon el nombre de potasa cáustica, deben siempretenerse presentes cuando este cuerpo so prepara,si ha de reunir las condiciones apetecibles de pu-reza, tan indispensables cuando se ha de usar comoreactivo en las investigaciones analíticas, de cuyoresultado dependen á veces gravísimas y trascen-dentales cuestiones.

Si no temiéramos traspasar los límites que estosligeros apuntes han de tener, nos detendríamos ensus importantes trabajos acerca de la composicióndel minio, en el expedito y fácil método que dio á

conocer para la obtención de la litina, del kermesmineral, de las amalgamas de bario, extroncio ycalcio, del ioduro potásico, y principalmente delradical amonio, cuerpo objeto todavía hoy de con-troversia; pero no pretendemos, como hemos dicho,hacer otra cosa que una reseña, si bien muy breve,de los descubrimientos de Berzelius.

Nadie olvidará, al verificar el estudio de las salesen genera!, que dio Berzelius una exacta definiciónde esta clase de compuestos que, aunque larga,comprende todos los extremos que el actual estadode la ciencia reclama. Entendía por sales las com-binaciones de un radical positivo con un cuerpo ha-lógeno simple ó compuesto, ó bien la unión de unradical positivo ó negativo con un cuerpo anfígenosimple ó compuesto.

IX.

La química orgánica, ciencia donde todavía faltano poco que investigar, recibió de Berzelius pode-roso impulso, como no podía menos de suceder, enatención á lo íntimamente enlazados que estos co-nocimientos se halían con la medicina, su principalcarrera. Efectivamente, el sinnúmero de sustan-cias á que da lugar el organismo en sus complica-das funciones, valiéndose para esto de corto nú-mero de elementos, no puede fácilmente ser estu-diado y conocido bajo todos sus aspectos comosucede en los cuerpos minerales. Sin embargo, elprogreso iniciado por este químico ha sido fructífe-

' ramente después secundado por Liebig, Gerhardt,Wurtz, Odling, Berthclot y otros varios, que hancontribuido á elevarla á la altura en que hoy se en-cuentra.

La teoría de los compuestos copulados, aplicadadespués *¡os alcaloides, es una de las mejores prue-bas de la claridad con que concebía las ideas elgran Berzelius. Respecto á la consideración de quelos alcaloides no son otra cosa más que amoniacoscopulados, no se ha podido combatir seriamente,puesto que la producción del alcaloide artificial lia-mado tiosinamina, la reacción que tiene lugar cuan-do uno de estos álcalis orgánicos se pone en con-tacto con la potasa, y el precipitado que con ellosforma el cloruro platínico, son pruebas incontesta-bles que afirman la exactitud del modo de ver doBerzelius.

Sostuvo, contra la opinión de Liebig, que los cia-nuros dobles de que forma parte el hierro no esta-ban constituidos por los radicales ferrodanógeno yferricianógeno, sino que eran verdaderas sales do-bles formadas por dos cianuros. En nuestra insig-nificante opinión, la teoría del ilustre catedráticode la Universidad de Giessen, aparentemente seduc-tora, no resiste al análisis minucioso que de ellaverificó Berzelius. Nadie ha aislado los pretendidos

Page 12: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

428 REVISTA EUROPEA. 1.° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

radicales, ni tiene gran importancia la propiedad deno ser venenosos los cianuros dobles, y en cuantoá no descubrirse el hierro por sus reactivos, puedeatribuirse, como algunos suponen, á que estos cia-nuros son cianosales, donde los reactivos no res-ponden, puesto que se emplean para buscar elhierro en combinación electro-positiva, siendo asíque se halla en el compuesto electro-negativo.

El interesante fenómeno de las fermentaciones, ósea el cambio que las sustancias orgánicas experi-mentan después de la vida, para formar productosde composición más sencilla y cooperar de estemodo al eterno círculo do la materia, no pasó des-apercibido á los ojos de Berzelius, y consideró to-dos estos cambios como el resultado de la accióncatalítica de los fermentos sobre las materias fer-rnentescibles, explicación que se halla en armoníacon la manera de considerar otros fenómenos aná-logos de la química mineral.

Dio un método muy ventajoso para preparar eléter nitroso, por el cual se ponen en contacto elácido nítrico y el alcohol con el intermedio delagua, evitando de ese modo los inconvenientes deuna violenta reacción que podría ocasionarpeligrosal operador, los cuales desaparecen siguiendo elprocedimiento de Berzelius; pues la combinacióntiene lugar de un modo lento á través de una masade agua, y aunque tarda algunas horas, preferiblees la pérdida de este tiempo á la exposición que enotro caso existe. Por eso se adopta siempre que setrata de preparar cortas cantidades de éter nitroso,y además porque no se necesita otro aparato queun frasco y un tubo recto terminado en embudo.

Las sustancias grasas estaban, según él, forma-das por un óxido, al que dio la denominación delipílieo, pero que hoy se considera como un alcoholtriatómico, al que se da el nombre de glicerina, elantiguo principio dulce de los aceites, del cual lamedicina y la química utilizan sus aplicaciones.

X.

Nos hemos detenido algo más en este artículoporque es difícil presentar en un cuadro abreviadotodos los frutos que el talento de Berzelius produjocu beneficio de la química y sus ciencias auxi-liares.

Su gran tratado de química, que no tuvo la for-tuna de ver terminado, es, sin embargo, un monu-mento que siempre atestiguará el justo renombreiie su sabio autor. Concíbese apenas que una per-sona por sí sola haya verificado tal cúmulo de des-cubrimientos, tal conjunto de hechos y teorías paraexplicarlos en una ciencia de suyo árida y difícil,nunque preciosa por sus múltiples aplicaciones.

Seguramente la industria, la medicina y todos losconocimientos que con estos estudios se relacio-

nan no serán ingratas para que su historia respec-tiva, que es un fragmento de la humanidad, dejede consignar brillante y gloriosa página á una delas grandes lumbreras de la primera mitad de nues-tro siglo.

La sociedad no paga con ingratitudes á sus pre-dilectos hijos. Cuando se despojan de la vida mate-rial comienza para ellos nueva é imperecederaexistencia, como si fuera brillante y coloreada ma-riposa que sale de tosca crisálida (1).

JOAQUÍN OLMEDILLA v PUIÜ.

TEORÍA DE LOS VOLCANES.

Los volcanes, como todos los fenómenos naturalesque se ofrecen á nuestra vista bajo un aspecto deimponente belleza al mismo tiempo que de inven-cible poder, siempre han causado extraordinariaimpresión en la imaginación del hombre. Por estoen la antigüedad los consideraban como tradicionesmitológicas. Se contemplaban con religioso temor,y casi siempre á distancia respetuosa, los fenóme-nos que se verificaban en la cima del Etna, el únicovolcan activo que entonces se conocía, y cuyo crá-ter parecía servir de puerta de entrada á un mundosubterráneo. Se abrigaba la peregrina idea de queVuleano tenía establecidos sus talleres enelinteriorde la montaña.

Hasta en geología se ha dejado sentir durantemucho tiempo la influencia de las impresiones de laimaginación; y la explicación de los volcanes no hahecho más que seguir las variaciones de los siste-mas científicos, sin poder apoyarse en el descubri-miento de hechos ciertos.

La escuela geológica más antigua, la de A. Wer-ner, considera la actividad de los volcanes comoconsecuencia de un grandioso incendio, ya de ban-cos de hulla, ya de otras sustancias combustiblessubterráneas, que en circunstancias favorablespuede llegar á consumir lentamente cuantas provi-siones se acumulen en el seno de la tierra.

Esta sencilla explicación no podía, seguramente,satisfacer más que á geólogos que jamás hubiesenexperimentado las fuertes impresiones que produceuna erupción, vista de cerca, y que sólo conociesende oidas los volcanes activos. Para esos, los volca-nes no podían constituir una de las condiciones pro-pias del desarrollo de la tierra, siendo consideradosúnicamente como fenómenos naturales que sóloexigen una trivial explicación.

(1) Esu biografía es la que publicamos ea 1873, con algunas mn-ríificauionet que juzgamos oportunas para armonizur!» con loi deina*artículos biográficos.

Page 13: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 K. FUCHS. TEORÍA DE LOS VOLCANES. 4 2 9

En el sistema geológico del plutonismo, los vol-canes tienen muy distinta significación. Se les reco-noce su importancia y se les reserva un determi^nado lugar en el sistema.

Partiendo del estado primitivo y del estado defusión incandescente del globo, se consideraba so-bre todo el estado de su superficie sometida á unenfriamiento y una solidificación progresivas. Segúnlos partidarios de esta hipótesis, la masa fluida cen-tral, rodeada de una sólida corteza, se elevaba devez en cuando, elevando la capa y removiendo loslechos, hasta que se llegaba á abrir una gigantescahendidura que daba paso á la materia.

Estas masas fluidas, que el enfriamiento conver--tía en rocas, formaban en un amontonamiento in-mensas cadenas de montañas de muchas leguas deextensión, y cuyas cimas alcanzaban alturas de mu-chos miles de metros.

Las ideas respecto á la causa que produce laerupción de materia fluida á través de las capas só-lidas del globo, han variado mucho. La que parece,

•sin embargo, haber tenido más aceptación, consis-tía en considerar el enfriamiento constante de latierra como causa de la ascensión de la materiafluida contenida en su seno. En este supuesto,creíase que se agregaban nuevas capas á 1* super-ficie interna de la corteza sólida y enfriaban cadavez más el espacio en que se contenían las masasincandescentes; que estas masas estaban fuerte-mente comprimidas; que la resistencia y la presiónque ejercían sobre la capa de que se hallaban rodea-das se hacía cada vez mayor; y que esta, por fin,se veía obligada á ceder, dando entonces lugar á laerupción.

Admitidas estas ideas, debía admitirse tambiénla existencia de un período posterior, durante elcual el considerable espesor de la corteza terrestre,consolidada, estorbaría la continuación de abun-dantes derramamientos, y en el que las materiasfluidificadas no podrían abrirse paso, sino con mu-cho trabajo y en pequeña cantidad, por los estre-chos y profundos canales que se hubieren formadoen las capas sólidas. Después, la resistencia quelas masas fluidificadas encontrarían en su curso de-bía ser grande, y la erupción entonces sería másviolenta. Este período constituiría el de las erupcio-nes volcánicas, y estas no serían más que sucesorasde las considerables y poderosas erupciones quehubiesen tenido lugar en el período anterior.

Hopkins, Stervy Hunt, Poulet Scroup y algunosotros, han admitido, en estos últimos tiempos, unahipótesis que se ajusta estrechamente á la teoría queacabamos de exponer, pero que responde mejor álos conocimientos de nuestra época. Según esta hi-pótesis, debe existir entre el centro solidificado dela tierra y la corteza también solidificada una capa

intermedia de rocas impregnadas de agua que seencontrarán en estado de fusión acuosa. Estas ma-sas, encerradas en depósitos aislados ó formando unsólo lecho, dan nacimiento a las lavas.

Pero ninguna de las anteriores explicaciones hasido, como se ve, provocada por descubrimientoscientíficos exactos; no son más que el resultado decombinaciones especulativas. Si sólo admitimos,para explicar los volcanes, los resultados positivosadquiridos por las indagaciones científicas, precisoserá confesar que todavía nos es completamentedesconocida la causa real de las erupcionos volcá-nicas.

Aún no se conoce la profundidad á que se en-cuentran los hogares volcánicos bajo la capa terres-tre: aún se ignora también la temperatura que sos-tiene el estado de fusión de las masas incandescen-tes. No se puede asegurar si esta temperatura es latemperatura propia del interior de la tierra, ó si esproducida por las reacciones químicas que allí severifican. La geología no posee ni un medio siquieracon que ayudarnos á esclarecer esta cuestión; y sialgún dia se llega á resolver, a la física se lo debe-remos.

Sin embargo, aunque no se haya resuelto toda-vía el más importante problema de los que ofrecenlos volcanes, se han adquirido considerables datosen los últimos años, sspecialmente desde que sehan aplicado á este asunto los estudios microscópi-cos y químicos, y estos datos bastan para animarnosá no continuar las indagaciones sino por el caminode los conocimientos científicos exactos.

El resultado de las averiguaciones geológicas nollega en la actualinad más que al origen de las erup-ciones. No es dudoso, sin embargo, que la causa delas erupciones se debe á la lucha que se estableceentre los vapores contenidos en el hogar volcánicoy las masas de lava que les impiden la salida.

La lava en fusión puede absorber y solidificar unagran cantidad de vapores, en tanto que no se modi-fiquen la presión y la temperatura á que aquellaestá sometida. Cuando la cantidad de vapores esdemasiado fuerte para ser absorbida, ó cuando lapresión disminuye hasta el punto de dejar en liber-tad cierta porción de vapores, estos buscan unasalida para elevarse sobre la superficie de la tierra.

La lava y los vapores que lleva consigo alcanzanuna temperatura que ordinariamente llega á muchoscientos de grados, pero que podría elevarse á mu-chos miles. Además, la temperatura de los vaporestiende á elevarse, y la fuerza con que tratan deabrirse paso es cada vez más considerable. Estees un hecho que las máquinas de vapor nos permi-ten comprobar diariamente.

Teniendo en cuenta la masa de vapores que seacumula en un volcan en erupción y la tempera-

Page 14: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

430 REVISTA EUROPEA.—1." DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136tura á que se encuentran dichos vapores, se puedeformar idea de,la prodigiosa fuerza con que pugnanpor romper la lava y elevarse. La fuerza explosiva,merced á la cual logran los vapores vencer el obs-táculo que se les presenta, se hace tanto más gran-de, cuanto mayor es la resistencia que encuentran.

Los obstáculos más poderosos que se oponen enel principio de una erupción á la salida de los va-pores, son la lava líquida que se halla en el interiordel hogar, y las viejas lavas solidificadas que cu-bren la chimenea volcánica. Por esto, el principiode la erupción va generalmente acompañado de unaserie de explosiones violentísimas. El curso poste-rior de la erupción consiste en otra serie de explo-siones más ó menos fuertes, producidas por losobstáculos momentáneos y más ó menos considera-bles que se oponen á la salida de los vapores.

Cuando la explosión que determina la erupciónha dejado expedita la chimenea, las explosionessucesivas rara vez llegan á tener la violencia de laprimera; pero son de grande intensidad mientrasdura la expulsión de cenizas y escorias.

Desde el momento en que la lava se derrama porunpunto cualquiera del volcan, las explosiones pierdensu fuerza. Gracias al derrame, el interior de la mon-taña se va quedando más desahogado y espacioso, yloscanales que afluyen al hogar volcánico sevencadavez más libres, con lo cual se facilita la salida delos vapores. Algunas veces el cráter de la cima ex-pulsa, en este período de la erupción, densas nubesde vapores, sin ofrecer ningún fenómeno notable niviolento, mientras la lava se desliza también tran-quilamente hasta la falda de la montaña.

Cuando llega á desocuparse el hogar de la mayorparte de la lava, el volcan puede pasar al simpleestado de sulfuraría ó mina de azufre, y la erupciónlermina.

Cuando las erupciones duran mucho tiempo, lalava suele ir perdiendo gradualmente la temperatu-ra que tenía al principio y preparándose á la soli-dificación. En este caso, asciende ya espesa y cubrede nuevo los canales por donde salían los vapores.Entonces se restablece la calma, hasta que vuelvenS reunirse los vapores en cantidad suficiente parainaugurar un segundo periodo de erupción con nue-vas explosiones.

Por grandes que sean las masas de vapores queatraviesen la lava, hendiéndola, y aunque tenganabundante salida por el cráter y un sinnúmero degrietas, la lava que se vierte no deja de alcanzarnotables proporciones. La lava, aprisionada por elpronto, vuelve súbitamente á su nacimiento, des-prendiéndose de ella una gran parte de los vaporesque había absorbido. Espesas nubes de vapores cu-bren entonces el torrente en toda su extensión,mientras este se halla en estado incandescente.

Cuando por el enfriamiento de la superficie seforma una capa sólida, los vapores se concentranen varios puntos, de los que luego se escapan enchornos ó humaradas.

La fuerza de estos es á veces tan grande, que enla corriente de la lava se reproduce el espectáculode una pequeña erupción. Con este motivo se re-nueva la lucha entre los vapores que se escapan ylas lavas que se van solidificando. Las escorias ex-pulsadas, arrojadas al aire, se juntan y caen sobrela superficie de la corriente en porciones de figurade cono, en cuya cúspide un pequeño cráter conti-núa su actividad por algún tiempo. Los fenómenosque promueven las erupciones en el interior de lamontaña, se verifican en este caso al descubierto.

La variación de los fenómenos en diferenteserupciones volcánicas puede estar sujeta á un pe-queño número de condiciones esenciales, que son:primero, la diferente temperatura del hogar volcá-nico; segundo, las distintas proporciones de la mez-cla de lavas y vapores; tercero, la diversa compo-sición química de las lavas, de la cual depende sufusibilidad y consistencia; y cuarto, las diferentesalturas de la montaña ó las distintas profundidadesdel hogar volcánico.

Tanto, á la erupción como á los fenómenos queella produce, acompañan siempre variadas reac-ciones químicas. Estas toman parte en la erupcióncon distintas fuerzas, y por sus efectos y por lasdiferentes sustancias que entran en juego, ejercenconsiderable influencia en la constitución de losproductos volcánicos. \ las reacciones, á su vez,deben su diversidad casi únicamente á la tempera-tura más ó menos elevada que hay durante la erup-ción, puesto que las sustancias necesarias para lasreacciones están casi en el hogar.

No puede quedar, pues, ninguna duda respecto ála causa de las erupciones: es la lucha entre los va-pores encerrados en el hogar volcánico y las masasde lava en fusión que el mismo contiene.

Cuando algún obstáculo se opone á la entrada delagua en el hogar, puede sobrevenir un período decompleto reposo, por más que sea posible que laacción volcánica se desarrolle sin entorpecimientoen el interior, hasta que un nuevo ingreso de aguaproduce nuevos vapores y renueva la actividad.

Cuando, por el contrario, pasa un volcan del pe-ríodo eruptivo al de la actividad sulfuraría, conti-núa la formación de los vapores, pero los canalesquedan abiertos y aquellos no son estorbados en suascenso por grandes masas de lava. Puede sucedertambién que cese la actividad volcánica, y el aguaque penetra sea siu embargo vaporizada por el ca-lor restante. En este caso, la actividad sulfura-ría continúa hasta que desaparece todo el calorque hay en el hogar; y entonces la montaña re-

Page 15: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 E. FÜCHS.—TEORÍA DE LOS VOLCANES. 431viste todos los caracteres de un polcan extinguido.

El origen de los vapores, que tan importante pa-pel desempeñan en la actividad volcánica, tampocoes desconocido. El mar suministra al hogar volcá-nico 'la cantidad de agua necesaria para la forma-ción de los vapores.

El agua y los vapores volcánicos encierran todaslas sustancias, aun las más raras, que diferencian alagua del mar del agua dulce.

Las distintas sales que se encuentran en el mar,se hallan en abundancia en las inmediaciones de laboca eruptiva. También se hallan disueltas en elagua de los torrentes de cieno y de los manantialescalientes que nacen sobre el volcan. En una pala-bra, se encuentran por todas partes donde hay unaactividad volcánica considerable, y en todos los pro-ductos volcánicos se observa la proporción de lasdiversas sustancias salinas del mar. Tanto en aque-llos productos como en el agua del mar, abundanen primer término los cloruros; luego los sulfatosde magnesia, de sosa, etc.; después los fosfatos, ypor último, las sustancias metálicas, como el cobre,el plomo, etc.

Las sustancias orgánicas que contiene el aguadel mar no desaparecen por completo en los pro-ductos volcánicos, por más que sean fácilmente de-tenidas en una temperatura elevada ó por la incan-descencia de la lava. Porque es probable, si no en-teramente cierto, que las grandes cantidades deamoniaco que predominan en las sublimacionesvolcánicas, y cuyo origen no se ha podido explicaraún, son debidas á la presencia de esas materiasorgánicas.

Las sales marinas, bajo la influencia de una tem-peratura elevada, dan origen á las numerosas ycomplicadas reacciones de que hemos hablado yque se verifican en toda erupción volcánica. Dichassales se descomponen mutuamente, mezclándosesus diferentes elementos y produciendo un grannúmero de sales y gases nuevos.

Los más importantes de estos (ácido clorhídrico,hidrógeno sulfurado, ácido sulfúrico, etc.) son elresultado de la descomposición de sales que con-tiene el agua del mar. Estas sales ejercen tambiénuna acción notable en la composición de la lava.Bajo su influencia, la lava en fusión pierde constan-temente ciertos elementos, y adquiere en cambiootros, de modo que se altera más ó menos su cons-titución química, lo cual se observa en la forma-ción de distintos minerales durante el enfriamiento^

En una misma erupción podrá no encontrarse almismo tiempo todas las sales que contiene el aguadel mar. Porque unas son más fáciles de descompo-nerse que otras, ó necesitan más elevada tempera-tura para vaporizarse. De la actividad volcánica de-pende, pues, la presencia de todas las sales, ó la

participaoJon de algunas de ellas nada más en lasreacciones químicas que se producen. Como lascircunstancias que dan lugar á estas reaccionesvarían no solamente en cada erupción, sino duranteel curso de una misma, resulta que llegan á ser tandistintas y complicadas, que no es extraño se hayapasado mucho tiempo sin encontrar el hilo que de-bía conducir á la resolución del problema. En laactualidad la mayor parte de las reacciones, al me-nos las más importantes y comunes, pueden ser co-nocidas en todo su desarrollo.

La participación del agua del mar en la actividadvolcánica está suficientemente probada por la pre-sencia de las sales marinas en los productos volcá-nicos y por el conocimiento que se tiene de lasreacciones químicas. Las sales y los cuerpos que deella se forman son compañeros tan inseparables dela actividad volcánica como los vapores que sonexpulsados durante esta misma actividad, porquesales y vapores provienen de la misma inagotablefuente, el mar, y son suministrados por él al hogarvolcánico.

Estas reacciones nos dan también la solución dela dependencia de los volcanes activos de la proxi-midad del mar.

Los volcanes activos se hallan situados casi ex-clusivamente en montes próximos al mar, y la ma-yor parte en islas en medio del Océano. De 139 vol-canes que han ofrecido erupciones desde la segundamitad del siglo pasado, 98 son volcanes isleños, ylos restantes se hallan c?.si todos á muy poca dis-tancia de la costa. La mayoría de los volcanes apa-recidos en los tiempos históricos deben su existen-cia á erupciones submarinas. Y los que presentanmás enérgica actividad son indudablemente los quese hallan situados en islas ó en las costas, porqueson inmediatamente bañados por las aguas, mien-tras que los situados en el interior, ó se hallan yaextinguidos, ó á punto de extinguirse. No negare-mos, sin embargo, que grandes masas de aguadulce puedan excitar también la actividad volcáni-ca. Se pretende haber observado en la Américameridional que los volcanes situados en la costaproducen ácido clorhídrico, que proviene eviden-temente de las sales marinas, y que, por el con-trario, en los volcanes situados más al Este de losAndes se nota la más completa carencia de dichoácido.

El hogar invisible, situado en las profundidadesde la tierra, es lo que constituye el verdadero vol-can. Él forma, en un sitio á propósito, con lasescorias, las cenizas y la lava, un monumento visi-ble y durable de su actividad, una montaña volcá-nica. Cuanto más tiempo está el volcan en actividad,más fuertes llegan á ser sus erupciones y en mayorcantidad se acumulan sus productos. Por esto deci-

Page 16: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

432 REVISTA EUROPEA. 1 ." DE OCTUBRE BE 1 8 7 6 . N.° 136

inos que la altura de una montaña volcánica indicala mayor ó menor energía del volcan.

Generalmente se toma la montaña volcánica porel volcan mismo, aunque sólo sea su producto ysólo tenga influencia sobre la intensidad de la acti-vidad volcánica. La montaña no es más que unlugar de paso para la lava. Desde el hogar, y á tra-vés de la masa sólida de la tierra, se extiende uncanal hasta una gran cavidad, alrededor de la cualse forma la montaña. Esta cavidad se agranda, por-que la lava, en fusión, funde en su ascenso los pro-ductos viejos que encuentra al paso y los arrastrahacia fuera.

La lava se acumula periódicamente en dicha ca-vidad, hasta que vienen los vapores á elevarla hastael cráter de la cumbre, ó hasta que por su pesoconsigue ella romper las paredes de la montaña yso escapa en olas..

La estructura de una montaña volcánica consis-tente en capas alternadas de toba, escorias y lavaes un hecho probado. Entramos, sin embargo, enel terreno de la hipótesis, admitiendo la existenciaen el interior de la montaña de un gran hueco alque aquella proporciona una especie de cubiertacónica.

Esta hipótesis explica un gran número de cir-cunstancias, difíciles de explicar en otro caso, y seapoya en analogías de mucho valor.

Los grandes pilones cratéricos de los antiguosvolcanes y los escarpados conos de lava maciza sepueden explicar fácilmente por la existencia deaquel grande espacio lleno cíe lava.

Cuando en una erupción la masa de lava existentees expulsada en su totalidad del volcan por la ac-ción de los vapores, ó encuentra más fácil salidapor otro camino, la montaña volcánica sólo cubreun gran vacío. Puede suceder entonces que las ca-pas movibles y no sostenidas por la montaña sedesplomen y trasfornien el cráter en una inmensacuenca.

Los grandes cráteres circulares se forman pro-bablemente de este modo.

Cuando la lava toma distinta dirección, puede elvolcan extinguirse realmente; pero también puederecobrar su actividad después de mucho tiempo, sila lava vuelve al camino abandonado. Entonces co-mienza un nuevo período y se forma en el gran crá-ter destruido, un nuevo cono que parece ser el ver-dadero sitio de la erupción. Esta clase de acciden-tes se reproducen en el Vesubio y en otros muchosvolcanes importantes.

Pero cuando el volcan seextingue gradualmente,suelen sobrevenir distintos resultados. Si los vapo-res no tienen ya bastante tensión para elevarsehasta el cráter, aunque la lava no so haya agotado,ú si ésta existe aún en cantidad suficiente para lle-

nar el vacío interior, se forma por el enfriamientode esta lava una pasta sólida en la parte interior dela estratificada cubierta de la montaña.

Los volcanes de esta categoría están extinguidospor regla general, y el canal eruptivo está cerradopara siempre. Las capas movibles de la montaña sedestruyen fácilmente con el tiempo ó por la accióndel agua, y cuando esto sucede la pasta interna másconsistente concluye por quedar al aire. Esta pastaforma un cono ó una media naranja, y suele estarcubierta por sus bordes de algunas capas de toba óde escorias. Los volcanes activos en otro tiempo,que actualmente se hallan extinguidos, han estadosometidos durante tan largo período á la influenciadestructora de la atmósfera y de las aguas, que losque no se hallaban formados por capas incoheren-tes están ya completamente destruidos, mientrasque los otros ostentan aún su coronamiento sólidoy macizo cubierto en diferentes puntos por una li-gera capa de toba ó de escorias. A esto, sin duda, sedebe que los basaltos y los traquitos aparezcan ge-neralmente bajo la forma de cúpulas ó de conosmacizos, aunque sólo sean el producto de los másantiguos volcanes.

Una reproducción artificial de estos fenómenosdaría gran fuerza á la demostración que se deducede lo expuesto. Pero la lava y las rocas análogas nopueden volver artificialmente al estado en que sehallaban en el interior del volcan, porque no nos esposible producir una temperatura tan elevada comola que sería necesaria ni la suficiente presión. Nues-tra explicación encuentra, sin embargo, un impor-tante apoyo en los fenómenos análogos que ofrece elazufre. El azufre, en efecto, es una sustancia á la queno se puede hacer pasar, por los medios de que dis-ponen los químicos, á un estado de fusión acuosaequivalente al en que se encuentra la lava en el vol-can. El azufre que se recoge en los residuos de la fa-bricación déla sosa se funde, por su purificación, enun aparato de vapor bajo presión elevada. Cuandose le hace pasar para su enfriamiento á unos gran-des receptáculos de madera, se halla en un estadode fusión acuosa análogo al de la lava. Al enfriarsese forma una costra sólida horadada en varios pun-tos por grandes agujeros, á través de los cuales seve salir á borbotones el azufre que se encuentra enel interior.

Cuando se achican las aberturas, por efecto deuna prolongada solidificación, se producen verda-deras erupciones.

El agua incorporada al azufre se separa lenta-mente de la masa, y al verificarlo arrastra partícu*las de azufre en fusión. De este modo se formanlos conos, que cada vez se hacen mayores y sobrelos cuales se produce un pequeño cráter. Las erup-ciones entonces se hacen más fuertes, corrientes

Page 17: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 4 36 VKÜL. SOH JUANA INÉS 1)K LA CHUZ. 433

de azufre so escapan por el cráter, y las gotas fun-didas son arrojadas al aire como las escorias.

Cuando el fenómeno llega á su fin, la lava deazufre contenida en el cono se solidifica formandouna pasta sólida, cubierta, como con un manto,por capas del azufre vertido.

Pero también puede interrumpirse el fenómenohaciendo una abertura en la parte inferior de la va-sija que contiene el azufre, y dejando escapar laparte aún en fusión que quede bajo la corteza soli-dificada. Las erupciones cesan entonces inmediata-mente, y la lava de azufre que llena los cráteresvuelve al fondo.

El estudio demuestra en este caso que los conosestán huecos interiormente, porque el azufre líqui-do funde, en su ascensión, una parte del que llena-ba el cono, resultando de este modo un vacío ro-deado de una capa relativamente poco espesa.

Estos conos de azufre, producidos por fenóme-nos eruptivos completamente análogos á los de losvolcanes, pueden considerarse como modelos demontañas volcánicas, y nos permiten sostener lahipótesis que hemos indicado para llenar los vacíosque aún existen en la ciencia.

Insistiendo, sin embargo, en el estudio que nosha hecho conocer, en los últimos tiempos, la ver-dadera estructura de las montañas volcánicas, lasreacciones químicas que acompañan á los fenóme-nos de la acción volcánica y la verdadera natura-leza de la lava, podemos esperar que en un plazono remoto nos será dado reemplazar las hipótesispor hechos positivamente científicos.

K. FUCHS.

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ.

SU VIDA Y SUS OBRAS.

El día 12 de Noviembre de 1651, en San Miguel deNepantla, jurisdicción de Amecameca, nació la cé-lebre escritora que más tarde fuó conocida con elnombre de Sor Juana Inés de la Cruz. Esta mujer no-table por tantos títulos, desde su más tierna infan-cia dio muestras pasmosas de su clarísimo ingenioy de su ardiente amor al estudio, circunstancias queno con frecuencia se adunan en un mismo sujeto.Apenas contaba tres años de edad cuando acompa-ñando á la Amiga á una hermana mayor, instó á lamaestra para que le diese lección, recurriendo á lainocente superchería de que así lo disponían sus pa-dres, quienes tuvieron la sorpresa de hallar que dosaños después leia perfectamente, escribía, contabay poseía los demás conocimientos que completabanen su época la educación del bello sexo. D. Pedro

TOMO VIII.

Manuel de Asbaje, natural de la villa de Vergara enla provincia de Guipúzcoa, y doña Isabel Ramírez deCantillana, nacida en el pueblo de Yacapiztla, fue-ron los padres de la ilustre mejicana.

El primer talento que en ella se reveló fue el dehacer versos con tal facilidad y prontitud, que de-jaba admirados á todos los que observaban aquelraro prodigio. No llegaba á los ocho años cuando,deseando obtener el premio de un libro, compusouna loa para la festividad del Corpus, reuniendo enella las cualidades exigidas en esa clase de compo-siciones, según el testimonio del padre FranciscoMuñiz, vicario á la sazón de Amecameca. Sobrepo-niéndose á los instintos de la edad, se abstenía detomar algunos alimentos por temor de que entorpe-ciesen su razón, y sabiendo que existía en Méjicouna Universidad en la cual enseñaban las cienciasque tanto deseaba aprender, instaba con frecuenciaá sus padres para que vistiéndola de hombre la de-jasen cursar las aulas.

A los ocho años fue llevada á la casa de su abue-la en la capital de la Nueva España; allí satisfizo enparte su ansia de saber con algunos libros que en-contró. Sólo veinte lecciones de gramática latinarecibió del bachiller Martin de Olivas, y esto sólofue bastante para que llegase á conocer á fondoaquella difícil lengua, según lo manifiesta la clásicainstrucción que se revela en sus escritos. Por lo de-mas, todo el gran caudal de conocimientos que ad-quirió fuó debido á sus solos esfuerzos, llevando suempeño al extremo do fijarse un plazo para apren-der alguna cosa, cortándose el cabello; y cuandoveia que había vuelto á crecer sin obtener lo quedeseaba, repetía la operación; pues según sus pro-pias expresiones, no le parecía razón «que estuvie-se vestida de cabellos cabeza que estaba tan des-nuda de notibias, que era más apetecible adorno.»

El desarrollo de sus talentos al par que de su her-mosura que, á juzgar por los retratos que nos hanquedado, debe haber sido muy notable, influyó paraque sus parientes, temerosos de los riesgos á quepudiera hallarse expuesta, la colocaran en el pala-cio del virey, marqués de Mancera, en calidad dedama de la vireina. Parece que esta señora le pro-fesó un cariño especialisimo, que fue ardientementecorrespondido por parte de la sabia poetisa, comopuede colegirse de las muchas composiciones quededicó á la que consideraba con el doble carácter deamiga y protectora. En la corte llamó luego la aten-ción el variado y profundo saber de la joven y bellaliterata, y deseando el virey averiguar la extensiónde aquella ciencia, á la que llegó á atribuir con elcandor propio de la época un origen sobrenatural,reunió, á fin de que la examinasen, á todos los pro-fesores de la Universidad y demás personas notablespor su instrucción que había entonces en Méjico,

28

Page 18: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

434 REVISTA EUKOPEA.- 1 .° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

juntándose unos 40 entre teólogos, escriturarios,filósofos, matemáticos, historiadores, poetas, huma-nistas, etc. El resultado de quel examen se encuen-tra compendiado en las siguientes palabras delmismo virey, que traslada textualmente el padreCalleja: «A la manera que un galeón real se defen-derla de pocas chalupas que le embistieran, así sedesembarazaba Juana Inés de las preguntas, argu-mentos y réplicas que tantos, cada uno en su clase,le propusieron.»

A la tierna edad de 17 años, cuando apenas semecía su alma en las ilusiones de un porvenir quepor mil motivos debía sonreirle, tomó la extrañaresolución do abandonar el mundo y encerrarse enun claustro. Cuál haya sido la causa que la deter-minó á dar semejante paso, ella misma se encargade decírnoslo, manifestando con total franqueza quela vida del convento tenía cosas que repugnaban ásu genio, pero que le era más repugnante aún elmatrimonio, puesto que todas sus aspiraciones eran,según sus mismas palabras: «De querer vivir sola,de no querer tener ocupación obligatoria, que em-barazase la libertad de mi estudio, ni rumor de co-munidad que impidiese el sosegado silencio de mislibros.» Esta sencilla confesión revela todo el ca-rácter de aquella mujer extraordinaria, y me hacepor lo mismo detenerme en algunas observacionesque procuraré presentar con la mayor concisiónposible.

Muchos se han ocupado en conjeturar que la re-solución de Sor Juana para haber adoptado la vidamonástica puede haber procedido de un amor des-graciado que la hizo sufrir alguno de esos incura-bles desengaños que buscan por instinto la soledady el silencio. Fúndase este juicio, con cierta apa-riencia de razón, en varias composiciones que sólopudieron ser dictadas por un alma profundamenteapasionada. Yo creo, sin embargo, que tal opiniónse apoya en un conocimiento imperfecto del carác-ter de la escritora mejicana. Lejos estoy de suponerque su corazón fuese insensible á las impresionesdel amor; al contrario, tengo la convicción de quesintió y comprendió todos sus encantos y delicade-zas; pero creo también que no fue esa la pasión quedominó en su vida de tal modo que ella decidiesede su destino. Yo veo en Sor Juana uno de esos es-píritus superiores, muy fuertemente templados yque son incapaces de sucumbir á debilidades-vul-gares. La varonil ambición de saber, la fiebre dela gloria llenaban por completo su inteligencia y suimaginación. Claro es que para aquella naturalezaexcepcional el matrimonio debía aparecer bajo unaspecto eminentemente prosaico y ridículo, y quela sola idea de sujetarse á un hombre que era muydifícil que llegase á su altura debió aterrarla, es-cogiendo en aquella dura alternativa el claustro,

como «lo menos desproporcionado y lo más de-cente.»

Así, puede decirse que la resolución de la bellapoetisa, atendido su genio, que era seguramente lomás anti-monacal que sea posible concebir, fue dic-tada por las exigencias de una sociedad que cer-raba enteramente todas las puertas á sus aspira-ciones, naturales, colocándola en el duro caso deoptar entre dos extremos aquel que le fuese me-nos repugnante. Si la graciosa Juana de Asbaje hu-biese vivido en nuestro siglo y en un país como losEstados-Unidos, en dónde la mujer es suficiente-mente respetada para gozar de una posición inde-pendiente, habría realizado, sin duda alguna, elideal de su vida; es decir, habría vivido sola, sincontraer ninguna ocupación obligatoria que pusiesetrabas á su ardiente deseo de saber; no sólo eso,sino que se habría puesto al frente del movimientoemancipador de la mujer, reclamando para su sexolos derechos y prerogativas que han sido hasta hoyexclusivos del hombre.

En efecto, una de las ideas que más preocupaba áSor Juana era la inferioridad social á que se tenia yaun tiene en gran parte relegada á la mujer. Bajodistintas formas la presenta en sus versos, y sobretodo en la carta que dirigió al obispo de Puebla,precioso documento, porque en él, más que en nin-gún otro, se puede estudiar el desarrollo de aquellaprivilegiada inteligencia, los sufrimientos de aquellaalma inmensa, que en contradicción abierta con todolo que la rodeaba, no podía ni siquiera dar un librevuelo á sus más legílimas é inocentes aspiraciones.Pues bien: en esa carta se ocupa nuestra poetisa enprobar, no sólo la utilidad, sino la conveniencia deque la mujer ilustre su entendimiento, demostrandocon multitud de ejemplos históricos que la diferen-cia de sexo no implica una desigualdad intelcctaaUy burlándose con una fina ironía de los hombres,«que con sólo serlo piensan que son sabios.» Véaseá este propósito de qué manera tan aguda juzgabaá los pedantes de su época: «Dijo un discreto: queno es necio entero el que no sabe lalin; pero el que losaíe está calificado. Y añado yo que le perfecciona(si es perfección la necedad) el haber estudiado supoco de filosofía y teología, y el tener alguna noti-cia de lenguas, que con eso es necio en muchasciencias y lenguas, porque un necio grande no cabeen sólo la lengua materna.»

Manifiesta en seguida los riesgos á que están ex-puestas las jóvenes cuya educación se encarga a loshombres, riesgos que desaparecerían enteramentesi hubiese maestras bastante ilustradas que se en-cargasen de desempeñar esa delicada misión: exa-mina el texto de San Pablo relativo á que las muje-res callen en la iglesia; discute su sentido y lo fijacon una claridad de raciocinio que no admite con-

Page 19: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 VIG1L. SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ. 435

testación, en contra de los que, fundándose en esaspalabras, condenaban su dedicación á las letras, ytermina con esta reflexión, bien amarga por cierto:«Yo no me atrevo á enseñar, que fuera en mí muydesmedida presunción, y el escribir mayor talentoque el mió requiere, y muy grande consideración...lo que sólo he deseado es estudiar para ignorar mo-nos, que, según San Agustín, unas cosas se apren-den'para hacer y otras para sólo saber. Pues ¿en quéha estado el delito si aun lo que es lícito á las mu-jeres, que es enseñar escribiendo, no hago yo, por-que conozco que no tengo caudal para ello, si-guiendo el consejo de Quintiliano?»

Los talentos de Sor Juana, la celebridad que porsus escritos había adquirido, no podían menos queprocurarle muy graves disgustos. «¿Quién no cree-rá, dice, viendo tan generales aplausos, que ha na-vegado viento en popa y mar en leche sobre laspalmas de las aclamaciones comunes? Pues Diossabe que no ha sido muy así: porque entre las flo-res de esas mismas aclamaciones se han levantadoy despertado tales áspides de emulaciones y perse-cuciones, cuantas no podré contar; y ¡os que másnocivos y sensibles para mí han sido, ¡10 son aque-llos que con declarado odio y malevolencia me hanperseguido, sino los que amándome y deseando mibien... me han mortificado y atormentado más quelos otros.»

Ella misma se encarga de dar la razón de esaspersecuciones. «El que se señala, dice, ó le señalaDios, que es quien sólo lo puede hacer, es recibidocomo enemigo común, porque parece á algunos queusurpa los aplausos que ellos merecen, ó que haceestanque de las admiraciones á que aspiraban, y asíle persiguen. Aquella ley políticamente bárbara deAtenas, por la cual salía desterrado de su Repúblicael que se señalaba en prendas y virtudes, porque notiranizase con ellas la libertad pública, todavíadará, todavía se observa en nuestros tiempos, aun-que no hay ya aquel motivo de los atenienses; perohay otro, no menos eficaz, aunque no tan bien fun-dado, pues parece máxima del impío Maquiavelo,que es aborrecer al que se señala porque desluce áotros. Así sucede y así sucedió siempre.» Observa-ción tristemente filosófica, que sólo puede ser ins-pirada por una experiencia dolorosa y por un cono-cáffliento profando del corazón humano.

Jte me puedo abstener de citar todavía otro pa-ísje'ide la misma carta, en que pinta con animadaelocuencia los ataques que la envidia dirige á todaespecie de mérito, con particularidad al de la inte-ligencia. «Cualquiera eminencia, dice, ya sea dedignidad, ya de nobleza, ya de riqueza, ya de her-mosura, ya de ciencia, padece esta pensión; pero laque con más rigor la experimenta, es la del enten-dimiento: lo primero, porque es el más indefenso,

pues la riqueza y el poder castigan á quien se lesatreve, y el entendimiento no, pues mientras esmayor, es más modesto y sufrido, y se defiendemenos. Lo segundo es, porque, como dijo docta-mente Gracian, las ventajas en el entendimiento loson en el ser. No por otra razón es el ángel más queel hombre, que porque entiende más; no es otro elexceso que el hombre hace al bruto, sino sólo en-tender; y así como ninguno quiere ser menos queotro, así ninguno confiesa que otro entiende más,porque es consecuencia de el ser más. Sufrirá unoy confesará que otro es más noble que él; que esmás rico; que es más hermoso, y aun que es másdocto, pero que es más entendido apenas habráquien lo confiese: Rartts est qui velit cederé ingenio.Por eso es tan eficaz la batería contra esta prenda.»

Ese espíritu de noble independencia, signo ca-racterístico de los genios superiores, asoma á cadapaso en las obras de Sor Juana. Entre sus produc-ciones más notables por la erudición y vigorosoraciocinio, se encuentra la crítica de un sermóndel Padre Vieyra. La sola empresa de ponerse fren-te á frente con un jesuíta que gozaba de gran famacomo sabio y como orador revela un ánimo re-suelto, con plena conciencia de su propio valer, yque en vez de inclinarse ante la autoridad de unareputación adquirida, la somete al examen de lacrítica más severa, y pronuncia un fallo condena-torio, fundándose en la doble base de una lógica in-flexible y una erudición que sorprende. La tesisteológica que Vieyra desarrolló en su sermón fueaveriguar cuál era la mayor prueba de amor queJesucristo había dado á los hombres; para esto ex-puso y combatió sucesivamente las diversas opi-niones de San Agustín, San Juan Crisóstomo y San-to Tomás,"*sosteniendo en seguida la suya propia.Pues bien: Sor Juana, procediendo con un ordenriguroso, emprende la defensa de cada uno de losSantos Padres citados contra las aserciones delorador, analiza luego y destruye la opinión de éste,y acaba por sentar la suya que es enteramente di-versa de las de los Padres y de la del jesuíta.

En una época de libre discusión y de examen ili-mitado como la nuestra, apenas puede compren-derse y valorizarse semejante rasgo de audaciapor parte de una mujer, que sólo contaba con lasfuerzas de su inteligencia, en medio de una socie-dad ignorante y fanática, en que dominaba sin con-trapeso el sombrío poder de la Inquisición. Así fueque la impresión que causó su obra tuvo que serinmensa, dividiéndose los pareceres como era na-tural, pues mientras unos pusieron por las nubesel mérito de la escritora, otros la atacaron de unamanera violenta y descomedida. Véase, sin embar-go, con qué calma, con qué compasivo desdencontempla aquella tempestad, que por miserable

Page 20: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

436 REVISTA EUROPEA. 1 .° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.* 136

que fuese tenía bastante para alarmar ó al menospara lastimar á un alma que no estuviese á la al-tura de la poetisa pensadora.

«Si el crimen, dice, está en la carta Athenagóri-ca, ¿fue aquella más que referir sencillamente misentir con todas las venias que debo á nuestra san-ta madre Iglesia? Pues si ella con su santísima au-toridad no me lo prohibe, ¿por qué me lo han deprohibir otros? Llevar una opinión contraria deVieyra fue en mi atrevimiento; ¿y no lo fue en supaternidad llevarla contra los tres Santos Padresúe la Iglesia? Mi entendimiento, tal cual, no es tanlibre como el suyo, pues viene de un solar1? ¿Es al-guno de los principios de la santa fe revelados suopinión, para que la hayamos de creer á ojos cerra-dos? Demás, que yo, ni falté al decoro que á tantovarón se debe, como acá ha faltado su defensor,olvidado de la sentencia de Tito Livio: Artes com-'niitalur decor; ni toqué á la sagrada Compañía en elpelo de la ropa; ni escribí más que para el juicio dequien me lo insinuó, ysegunPlinio: Nonsimilis estconditio pviblicantis et nominatim dicenlis. Que sicreyera se había de publicar, no fuera con tantodesaliño como fue. Si es, como dice el censor, he-rética, ¿por qué no la delata? y con eso él quedarávengado y yo contenta, que aprecio, como debo,más el nombre de católica y de obediente hija demi santa madre Iglesia, que todos los aplausos dedocta. Si está bárbara (que en esto dice bien), ríase,aunque sea con la risa, que dicen, del conejo;que yo no le digo que me aplauda, pues como yofui libre para disentir de Vieyra, lo será cualquierapara disentir de mí dictamen.»

Quien de esta manera discurría, no tenía cierta-mente muy desarrollado el órgano déla veneración;y si como dice con tanta exactitud M. Paul Janet,lo que caracteriza al libre pensador no es la mate-ria sobre que piensa, sino la manera con que pien-sa, no me parece aventurado decir que Sor Juanaposeía una de esas inteligencias emancipadas, cuyosvuelos atrevidos pasman las miradas del vulgo, in-capaces de alcanzar á las regiones en que ellas ha-bitan ordinariamente. Permítaseme citar todavía elpasaje de un romance dirigido á la duquesa deAveyro, doña María de Guadalupe Alencastre, dis-tinguida portuguesa de aquellos tiempos. Este pa-saje manifiesta hasta qué punto llevaba nuestra poe-tisa la susceptibilidad de que no se creyese que susaplausos podían tener una causa interesada, á la vezque revela el grande amor que profesaba á su patria,sintiéndose orgullosa de haber nacido mejicana.Helo aquí:

•«Yo no he menester de vos

Que vuestro favor me alcanceFavores en el consejoNi amparo en los tribunales,

Ni que acomodéis mis deudos,Ni que amparéis mi linaje,Ni que mi alimento seanVuestras liberalidades.

Que yo, señora, nacíEn la América abundante,Compatriota del oro,Paisana de los metales.

A donde el común sustentoSe da casi tan de balde,Que en ninguna parte másSe osténtala tierra madre.

I)e la cemun maldiciónLibres parece que nacenSus hijos, según el panNo cuesta al sudor afanes.

Europa mejor lo diga,Pues há tanto que insaciableDe sus abundantes venasDesangra los minerales,

Y cuantos el dulce lothosDe su riqueza les haceOlvidar los propios nidos,Despreciar los patrios lares;

Pues entre cuantos la han visto,Se ve con claras señales,Voluntad en los que quedan,Y violencia en los que parten...

Pero, ¿á dónde de mi patriaLa dulce afición me haceRemontarme del asuntoY del intento elevarme?

Vuelva otra vez, gran señora,El discurso á recobrarse,Y del hilo del discursoLos dos rotos cabos ate.»

La generalización filosófica, la fina ironía que re-velan un alma profundamente pensadora, asoman ácada paso aun en sus composiciones más triviales,de tal suerte que, como observa el padre Feijóo,aunque su talento poético es lo que más se celebra,éste parece inferior al lado de sus otras dotes; aña-diendo que «acaso ninguno de los poetas españolesla igualó en la universalidad de noticias de todasfacultades. «En efecto, no sé qué deba admirarse másentre la extensión de conocimientos y la solidez dejuicio que dominan en todas sus obras. Véase cuán-ta verdad hay en los siguientes versos, que puedenconsiderarse como otras tantas máximas de la mássevera filosofía:

«Las canas se han de buscarAntes que el tiempo las pinte,Que al que las pretende, alegran,Y al que las espera, afligen.

Page 21: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 VIGIL. SOR JDANA INÉS DE LA CRUZ. 437

Quien para ser viejo esperaQue los años se deslicen,Ni conserva lo que tiene,Ni lo que espera consigue.

Con lo cual, casi á no serViene el necio á reducirse,Pues ni la vejez le llega,Ni la juventud le asiste.

Quien llega necio á pisarDe la vejez los confines,Vergüenza peina y no canas;No años, afrentas repite.

En breve, el prudente jovenEterno padrón erigeA su vida, y con su famaLas eternidades mide.»

Sin embargo, á pesar del inmenso precio que atri-buía á la ciencia, había otra cosa que más la pro-ocupaba, y era el uso práctico que debía hacersede ella, comenzando por tomar la dosis proporcio-nada á las propias facultades, lo que presuponía elconocimiento de sí mismo, y buscando en seguidael bien por medio de su aplicación. «Querer yo sa-ber tanto ó más que Aristóteles, ó que San Agustín,dice en su carta citada, si no tengo la aptitud deSan Agustín ó de Aristóteles, aunque estudie másque los dos, no sólo no lo consiguiré, sino que de-bilitaré y entorpeceré la operación de mi flaco en-tendimiento con la desproporción del objeto.» Perola contradicción de opiniones la hace vacilar, puesno sabe en dónde se encuentra la verdad:

«Para todo se halla pruebaY razón en qué fundarlo,Y no hay razón para nada,De haber razón para tanto.

Todos son iguales jueces.Y siendo iguales y varios,No hay quien pueda decidirCuál es lo más acertado.»

Busca dentro de sí misma, y encuentra en su almaesa reñida lucha que forma el eterno drama de lavida.

«Si es mío mi entendimiento,¿Por qué siempre he de encontrarloTan torpe para el alivio,Tan agudo para el daño?»

Reflexiona, no obstante, que no es un mal elpensar, sino la manera de usar ese pensamiento:

«El discurso es un aceroQue sirve por ambos cabos;De dar muerte por la punta,Por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro.

Queréis por la punta usarlo,¿Qué culpa tiene el aceroDel mal uso de la mano?»

Resulta, pues, en último análisis, que la ignoran-cia es la causa primordial do la infelicidad humana,pues procede ésta del falso conocimiento de sí mis-mo y de la poca importancia que se da á la verda-dera ciencia, la cual es á menudo confundida conel hábito de perderse en estériles especulaciones:

«No es saber saber hacerDiscursos sutiles, vanos;Que el saber consiste sóloEn elegir lo más sano.»

Las citas que dejo hechas muestran de sobra nosólo el genio profundamente filosófico de Sor Juana,sino también la especie de filosofía á que la fuerzade su natural la inclinaba. En efecto, recorriendosus obras se nota desde luego que aquel espíritu, ápesar de conocer á fondo todas las sutilezas de laescolástica, era eminentemente positivo. La clari-dad de aquella grande inteligencia se refleja en to-das sus composiciones, notables por la sencillez dela expresión, por la diafanidad de las ideas, por lanaturalidad del lenguaje, por el buen sentido queen ellas domina; cualidades todas que raras vecesse encuentran aun en los prosistas españoles deaquella época. Esa claridad mal podía avenirse conlas sutiles especulaciones de una hueca metafísica.Analizando los hechos más insigniflcantes,!fundabaen su constante observación la baae de deduccio-nes que le venían á revelar las leyes inmutables dela naturaleza.

Esta actividad prodigiosa no se detenia ni aun enen el sueño, durante el cual solía sentirse más libreque despierta, arguyendo, haciendo versos y suti-lizando ^ps cuestiones que más la preocupaban.Poco importaba que alguna prelada idiota la prohi-biera toda ocupación literaria; ella encontraba entodas partes objetos de serias meditaciones; la cosamás insignificante, en el mezquino circulo que le ro-deaba, ofrecía motivos para que su pensamientodesplegase sus alas de águila, yendo á perderse enun mundo de sublimes concepciones. Y esta nece-sidad de pensar era en ella tan imperiosa, que ni supropio esfuerzo era bastante á contrariarla, suce-diendo que la actividad de sus ideas la consumiesemás en un cuarto de hora, «que el estudio de los li-bros en cuatro dias.»

Pero oigamos las curiosas revelaciones que ellamisma hace: «Nada veía sin reflejo, dice, nada oiasin consideración, aun en las cosas más menudas ymateriales; porque como no hay criatura, por bajaque sea, en que no se conozca el mefecit Deus, nohay alguna que no pasme el entendimiento, si seconsidera como se debe. Así yo, vuelvo á decir, las

Page 22: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

438 REVISTA EUROPEA. 1 ." DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

miraba y admiraba todas, de tal manera que de lasmismas personas con quienes hablaba, y de lo queme decían, me estaban resaltando mil consideracio-nes: de dónde emanaría aquella variedad de geniosé ingenios, siendo todos de una especie; cuáles se-rían los temperamentos y ocultas cualidades que loocasionaban. Si veía una figura, estaba combinandola proporción de sus líneas, y midiéndola con el en-tendimiento, y reduciéndola á otras diferentes. Pa-seábame algunas veces en el testero de un dormi-torio nuestro, que es una pieza muy capaz, y estabaobservando, que siendo las líneas de sus dos ladosparalelas y su techo á nivel, la vista fingía quo suslíneas se inclinaban una á otra y que su techo es-taba más bajo en lo distante que en lo próximo; dedonde infería que las líneas visuales corren rectas,pero no paralelas, sino que van á formar una figurapiramidal. Y discurría si sería esta la razón queobligó á los antiguos á dudar si el mundo era esfé-rico ó no; porque aunque lo parece, podía ser en-gaño de la vista, demostrando concavidades dondepudiera no haberlas.

Este modo de reparos en todo me sucedía y su-cede siempre, sin tener yo arbitrio en ello, que an-tes me suelo enfadar, porque me cansa la cabeza; yyo creía que á todos sucedía esto mismo, y el hacerversos, hasta que la experiencia me ha mostrado locontrario; y es de tal manera esta naturaleza ó cos-tumbre, que nada veo sin segunda consideración.»

En otro orden de ideas, es muy curioso ver lo quepensaba Sor Juana del origen de los gobiernos. Re-cientes los recuerdos de la conquista; viviendo enuna sociedad en que tan poco lugar ocupaba el de-recho; bajo un régimen esencialmente despótico, enque la fuerza, el hecho brutal era la gran base enque la autoridad se apoyaba, la ilustre mejicana nose hacía ilusión, iba sin vacilar al objeto, hacia áun lado las.teorías del derecho divino, y confesabacon ruda franqueza que el origen de los gobiernosestaba en la fuerza, que sólo ésta podía haber hechoque los hombres, iguales entre sí por la naturaleza,se sometiesen al que podía más, y que por consi-guiente era preferible el valor al nacimiento.

«Que entre ser príncipe y serSoldado, aunque á todos menosLes parezca lo segundo,A lo segundo me atengo;Que de un valiente soldadoPuede hacerse un rey supremo,Y de un rey, por serlo, noHacerse un soldado bueno.»

Asi habla Teseo en su comedia intitulada Amor esmás laberinto. Se ve, pues, el poco caso que lapoetisa hacía del derecho de sucesión, del derechodivino y de todas esas teorías que tanto preocupa-ban á los filósofos del siglo XVII. Véase todavía de

qué manera desenvuelve esta doctrina de un rea-lismo desesperante, y que viene á manifestar bajootro aspecto el carácter atrevido de aquella inteli-gencia eminentemente positiva:

« los primerosQue impusieron en el mundoDominio, fueron los hechos:Pues siendo todos los hombresIguales, no hubiera medioQue pudiera introducirLa desigualdad que vemosComo entre rey y vasallo,Como entre noble y plebeyo.Porque pensar que por síLos hombres se sometieronA llevar ajeno yugoY á sufrir extraño freno,Si hay causa para pensarlo,No hay razón para creerlo.Porque como nació el hombreNaturalmente propensoA mandar, sólo forzadoSe reduce á estar sujeto;.Y haber de vivir en unVoluntario captiverio,Ni el cuerdo lo necesita.Ni quiere sufrirlo el necio:Aquel, porque en su corduraHalla de vivir preceptos;Y aqueste porque le tieneSu necedad satisfecho;Pues no verás ignoranteEn quien el amor soberbioNo llene de presunciónLos vacíos del talento.De donde infiero que soloFue poderoso el esfuerzoA diferenciar los hombresQue tan iguales nacieron,Con tan grande distinciónComo hacer, siendo unos mesmos,Que unos sirvan como esclavos,Y otros manden como dueños...»

Nada, pues, ai del derecho divino de los teólo-gos, ni de los pactos convencionales que han so-fiado algunos utopistas sublimes: el realismo de SorJuana se acerca á la teoría de Hobbes, quien esta-bleciendo entre los hombres una lucha contradicto-ria de intereses perfectamente iguales, no encon-traba más que en la fuerza el medio eficaz dedirimir la contienda, viniendo á quedar la autoridadreducida á la categoría de un hecho necesario paraevitar males trascendentales, sin que por eso signi-ficara en sí mismo un bien para la humanidad.

Hasta aquí he considerado á Sor Juana en sustendencias filosóficas, y por lo que dejo citado desus obras creo que se puede establecer la conclu-sión de que la insigne escritora mejicana ha mere-cido con justicia la gran fama de que disfrutó envida, y que no ha disminuido en los tiempos poste-riores á su muerte. Si se tiene en cuenta la situa-ción que guardaba el país en la época que floreció,en que el despotismo de la dinastía austríaca en de-

Page 23: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N." 136 V1G1I..- SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ. 439

cadencia hacía sentir su pernicioso influjo sobretodos los miembros de la vasta monarquía espa-ñola, cayendo la literatura del puesto eminente áque un siglo antes la habían elevado Cervantes,Lope de Vega y Fr. Luis de León, se comprendetodo el valor de aquella inteligencia excepcional,que poseida de la ardiente pasión del saber, rom-piendo las multiplicadas trabas que las preocupa-ciones sociales imponían á su sexo, se atreve á to-car cuestiones que en nuestro siglo aguardan toda-vía una solución, y se expresa con una osadía deque aún hay pocos ejemplos en las mujeres de nues-tro tiempo. Esto me ha hecho pensar que Sor Juanano sólo fue superior á la época en que vivió, sinoque hoy mismo, á pesar de los grandes progresosrealizados, no habría podido encontrar un mediosocial á propósito para sus aspiraciones sino en unpueblo como los Estados-Unidos de América, losmás próximos á resolver el problema de la emanci-pación de la mujer.

Por otra parte, me parece que esta clase de con-sideraciones son absolutamente indispensables parapoder valorizar el mérito de las producciones lite-rarias de nuestra poetisa. Sobre este particular,permítaseme una observación que, aunque no estáde acuerdo con la opinión general de los que enesta materia se han ocupado, no emito, sin em-bargo, sino después de un maduro examen. Uncrítico español, el Sr. Mesonero Romanos, ha dicho,por ejemplo, que es peculiar ó frecuente de SorJuana el estilo culto, metafórico y alambicado queentonces se llamaba sublime, y que tan á la modahabían puesto Diamante y Cándamo, á quienes casisiempre llega á exceder en él. Pues bien; nada haymás destituido de fundamento que semejante aser-ción, siendo verdad precisamente lo contrario, queon sus composiciones son muy pocas las faltas debuen gusto que la decadencia había introducido enel estilo literario, pudiéndose notar en lo generalesa claridad de pensamiento, esa precisión de imá-genes, ese lenguaje correcto y apropiado á la pasiónque se expresa, y que caracterizan á los buenos es-critores del siglo XVI.

Como si la misma Sor Juana hubiese querido deantemano sincerarse de esta clase de inculpaciones,dejó entre sus obras el Sueño, extensa imitación deGóngora, ala cual puede aplicarse en todas sus par-tes el juicio del crítico español que he citado. Peroesta imitación difiere tanto del resto de sus compo-siciones, que parece producto de diverso ingenio,sirviendo no sólo para probar su capacidad en ma-nejar varios estilos, sino más especialmente parahacer resaltar las buenas cualidades del suyo pro-pio, puesto que lo alambicado y metafórico sóloaparece cuando se propuso imitar al fundador deuna escuela que por tan dilatados tiempos ejerció

la más perniciosa influencia en la literatura es-pañola.

No podría ser de otro modo, si se atiende á quela admirable claridad del buen sentido es lo queforma el carácter más saliente de aquella privile-giada inteligencia. Entre sus numerosas composi-ciones poéticas pueden presentarse excelentesejemplos, que demuestran la verdadera inspiracióny facundia de una escritora que cultivaba con igualfacilidad todos los géneros. Sus composiciones ama-torias son modelos de pasión, de ternura, de la másexquisita delicadeza. Nada de exageración, nada deesa metafísica absurda con que se disfrazan á me-nudo la pobreza de la idea y la sequedad del senti-miento. La melancolía de la ausencia, el punzantedolor de los celos, las luchas, las contradicciones,la tristeza y el entusiasmo que forman el drama ín-timo de un alma apasionada, todo está allí pintadocon tal verdad, con tal colorido, que es imposiblesustraerse á la impresión que deja su lectura. Susliras, sus redondillas, sus sonetos, sus romances,sus endechas, serían suficientes para formar unaenvidiable reputación literaria. Y cuando en nues-tros dias pueden leerse con gusto por toda clase depersonas, sin encontrar ni giros violentos, ni locu-ciones oscuras ó extravagantes, me parece que nopuede darse una prueba más satisfactoria de queesas composiciones están muy lejos de adolecer delos defectos que les atribuye el crítico español.

No menos notables son las composiciones festi-vas, en las cuales resplandecen especialmente laagudeza y la travesura de su ingenio, cuya clarepenetración le hacía ver todas las ridiculeces y ex-travagancias de la sociedad en que vivía. Entraesas composiciones hay algunos epigramas que pue-den ser contados entre los mejores escritos ennuestro"*idioma. Véase de qué manera tan ingeniosase burla de una fea que presume de bella:

«Que te dan en la hermosuraLa palma, dices, Leonor.La de virgen es mejor,Que tu cara lo asegura.

No te precies con descocoQue á todos robas el alma.Que si te han dado la palma,Es, Leonor, porque eres coco.»

A un hidalgo que se envanecía de su ilustre pro-sapia, vicio bastante común en aquella época, ycuya intemperancia formaba un ridículo contrastecon sus altisonantes pretensiones, Sor Juana le dis-para el siguiente dardo:

«Porque tu sangre se sepa,Cuentas á todos, Alfeo,Que es de reyes, y yo creoQue eres de muy buena cepa.

Y que, pues á cuantos topas

Page 24: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

440 REVISTA EUBOPEA. 1 .° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

Con esos reyes enfadas,Que más que reyes de espadas,Debieron de ser de copas.»

La misma ridicula vanidad se encuentra todavíacastigada, aunque de una manera mucho más cruel,en el siguiente epigrama:

«El no ser de padre honradoFuera defecto, á mi ver,Si como recibí el serDe él, se lo hubiera yo dado.

Más piadosa fue tu madre,Que hizo que á muchos sucedasPara que entre tantos puedasTomar el que más te cuadre.»

La grande y bien merecida fama que llegó á ad-quirir nuestra poetisa, así en América como en Eu-ropa, hizo que muchos ingenios le dirigiesen lasmás entusiastas alabanzas, sazonadas con extrava-gantes hipérboles, que eran tan del gusto de aquellaépoca. Casi siempre Sor Juana contestaba á taleselogios en composiciones llenas de graciosos do-naires que, sin ofender á sus admiradores, reducíaná delicada burla los exagerados aplausos. Un caba-llero tuvo la idea de llamarla fénix: hé aquí, entreotras cosas, lo que contestó la poetisa:

«¿Qué dieran los saltimbancos,A poder, por agarrarmeY llevarme como monstruoPor esos andurriales

üe Italia y Francia, que sonAmigas de novedades,Y que pagaran por verLa cabeza del gigante,

Diciendo: Quien ver el fénixQuisiere, dos cuartos pague;Que le muestra niaese PedroEn la posada de Jaques?

Aqueso no, no os veréisEn ese fénix, bergante;Que por eso está encerradoDebajo de treinta llaves.

Y supuesto, caballero,Que á costa de mil afanes,En la invención de la Cruz,Vos la del fénix hallasteis;

Por modo de privilegioÜe inventor, quiero que nadiePueda, sin vuestra licencia,A otra cosa compararme.»

Otro individuo tuvo la feliz ocurrencia de decirlaque se volviese hombre, cumplimiento de gustodudoso, cuya respuesta, sin embargo, no se hizoaguardar.

Véase un pasaje de la contestación:

«Yo no entiendo de esas cosas;Sólo sé que aquí me vine,Porque si es que soy mujerNinguno lo verifique.

Y también sé que en latinSólo á las casadas dicen

, Uxor, ó mujer, y queEs común de dos lo virgen.

Conque á mí no es bien miradoQue como á mujer me miren,Pues no soy mujer que á algunoDe mujer pueda servirle.

Y sólo sé que mi cuerpo,Sin que á uno ú otro se incline,Es neutro, ó abstracto, cuantoSólo el alma deposite.»

Dos comedias con sus respectivas loas y saine-tes, Amor es más laberinto, y los Empeños de anacasa; y tres autos sacramentales, el Divino Narciso,el Mártir del Sacramento San Hermenegildo y el Ce-tro de Joseph, son las obras que nos qfledan para juz-gar del talento dramático de nuestra autora. Entreesas composiciones, la de más mérito y que másse acerca á la buena comedia es seguramente la se-gunda, «demostrando, dice el crítico español antescitado, que á su claro ingenio y natural agudeza nole estaban negados los caminos del buen gusto, yque si no fuera por la fascinación propia de la épocaen que escribía, no hubiera sido esta sola composi-ción en la que hubiera dado á conocer su compe-tencia para la dramática.»

Este juicio, por lo demás, procede de la falsaapreciación que antes he hecho notar, acerca delestilo de la poetisa mejicana, pues en todas suscomposiciones, aun en aquellas cuyas formas hancaducado enteramente, como los villancicos, lasloas y los autos sacramentales, se encuentran tro-zos líricos admirables, diálogos de una fluidez yuna vivacidad que los ponen al nivel de los mejoresque posee el teatro español, y sobre todo, ese granconocimiento del corazón humano, ese talento deinventiva para crear situaciones interesantes y paradesarrollar y llevar á cabo una acción bien soste-nida, cualidades que constituyen á un buen autordramático.

La idea fundamental que guió á Sor Juana en to-dos sus estudios fue la teología: llegar á conocer elsentido de las Escrituras, interpretarlas, compren-derlas fue el objeto supremo de sus aspiracionesintelectuales. Este fin, arduo y difícil por cierto, sepropuso alcanzar con la instrucción enciclopédicaque adquirió por sus solos esfuerzos. La gramáti-ca, la lógica, la retórica, la física, la música, laaritmética, la geometría, la arquitectura, la histo-ria, fueron los estudios que consideró como prepa-ratorios para entrar en los dominios de la granciencia, ocupando los más bellos años de su labo-riosa vida. En esto no hizo más que ceder al espí-ritu dominante de su siglo, á esa influencia á la quenadie podía sustraerse, pues aun los reformadoresmás avanzados iban á perderse y á gastar sus fuer-zas en las regiones siempre nebulosas de la meta-física teológica.

Page 25: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.°136 VJG1L. SOK JUANA INÉS DE LA CRUZ. 441

Una capacidad mediana se habría sentido ago-biada cou aquel bagaje de erudición literaria y cien-tífica, habría sufrido una verdadera indigestión in-telectual, y, más que todo, habría cedido á unatentación de que no siempre se encuentra libre elmismo sexo fuerte, dando cabida á la vanidad deverse colocada á una altura tan superior entre laspersonas más doctas de la sociedad en que vivía.Sin embargo, el grande y variado caudal de cono-cimientos adquiridos, en nada llegó á embarazar laespontánea y vigorosa actividad de aquella colosalinteligencia; en todos sus escritos aparece en pri-mer lugar la personalidad de la autora, formandoideas precisas, juicios propios, sin pretensiones dequerer imponerse, pero también sin debilidadesprocedentes do una conciencia cobarde ó vacilante.

A la edad de 43 años, cuando se hallaba en laplenitud de la vida y cuando aún le quedaba unvasto campo que recorrer, Sor Juana Inés sucum-bió, victima de una epidemia que invadió el con-vento que habitaba. Su prematura muerte fue um-versalmente sentida por los literatos, tanto de Es-paña como de Méjico. Hizo su elogio fúnebre elcélebre escritor ü. Carlos de Sigüenza y Góngora,y una multitud de poetas dedicaron composicionesen verso á la memoria de la décima musa, como lallamaron en aquel tiempo sus numerosos admirado-res. Entre las varias obras que dejó inéditas, men-cionan los biógrafos de Sor Juana Las súmulas. Elequilibrio moral ó direcciones prácticas de costum-bres según las sentencias probables y seguras y Elcaracol ó arte para aprender con facilidad la mil-sica. Muy de sentirse es la pérdida de estas diver-sas obras, que nos darían una idea más cabal de lostalentos de nuestra poetisa, y cuyo mérito puedegraduarse de antemano por los escritos que hanllegado impresos hasta nosotros y de que he pro-curado dar una ligera noticia en este reducido en-sayo. Para cerrar esta parte de mi trabajo, róstamesólo citar su Neptuno Alegórico, obra en que se ma-nifiesta una vasta erudición clásica, y por la cual,según refiere D. Tadeo (Miz, el docto polaco Kel-ten, en su Apeles Simbólico, formando el índice delos ingenios que en todo el mundo han sobresalidoen la ciencia simbólica, coloca en segundo lugar ála monja de Méjico, parecióndole de tanto mérito,que desconfiaba fuese" obra de una mujer.

Voy á concluir; pero antes permítaseme formularen términos concisos el juicio que tengo formadode la ilustre escritora mejicana, después de unmaduro examen de sus obras. En el carácter emi-nentemente razonador de nuestra época, quedapoco lugar á ese entusiasmo irreflexivo, dispuestoá quemar incienso á todas las reputaciones adqui-ridas. Hoy se procura saber ante todo si esas repu-taciones reposan sobre fundamentos legítimos, su-

jetándolos á uñ análisis independiente y riguroso.Pues bien; al tratarse de una escritora como SorJuana, surgen naturalmente estas cuestiones: ¿Esjusta y merecida la fama que ha disfrutado tanto envida como después de su muerte? ¿Qué lugar ocupaen el mundo literario? ¿Qué influencia han ejercidosus obras? Y por último, ¿tiene Méjico razón paraenorgullecerse de haber sido la patria de esa mujersingular?

Para poder resolver estas cuestiones es preciso,no sólo juzgar en sí mismas las obras de Sor Juana,sino tener en cuenta la época y el país en que vi-vió, la sociedad de que se vio rodeada, con su aira-so, con su ignorancia, y, más que todo, con aquelreceloso fanatismo que encontraba crímenes dig-nos de horribles castigos en lo que hoy no se veríamás que el uso de derechos por todos respetados.«Yo no quiero ruido con e! Santo Oficio,» decía laerudita escritora; y estas sencillas palabras pintanla dolorosa situación á que se halló reducida aque-lla alma extraordinaria, nacida para brillar con laluz iudeficiente del genio. Yo no puedo figurarmeá Sor Juana encerrada en un convento, sufriendoimpertinentes puerilidades de sus compañeras, sinocomo un águila á la que se cortan las alas, se guar-da en estrecha jaula, entre cuyas rejas apenaspuedo divisar las ilimitadas regiones del espacioque la naturaleza le había entregado como su do-minio propio.

Pues bien; con esto sólo he querido indicar quelas obras á que nos referimos deben examinarsebajo el doble punto de la forma literaria y de la in-tención moral en ellas contenida. En cuanto á loprimero, no vacilo en decir que su mérito está á laaltura de lo que se ha escrito mejor en castellano, ypor lo mismo su fama como poetisa y como litera-la, no sóflfe resiste á un concienzudo examen, sinoque éste sirve para afirmarla, pudiendo añadirseque sus obras ocuparán siempre un lugar distingui-do entro los mejores modelos de la literatura espa-ñola. Respecto de la tendencia filosófica, indudable-mente existe, como ya antes he manifestado, siendola más marcada la emancipación de la mujer; objetode grande importancia, y que en nuestro siglo y ennuestros días ha merecido ocupar la atención deprofundos pensadores, como Stuart Mili.

Por lo demás, si la gloria de Sor Juana Inés esuna gloria legítima, si por el sólo esfuerzo de sugran genio logró conquistar la triple corona depoetisa, de literata y de sabia, hallo perfectamentenaturales la popularidad de que disfruta su nombrey ese sentimiento de orgullo que Méjico expe-rimenta al contarla entre sus hijos más ilustres.Parece inherente al corazón humano esa inclina-ción que se descubre en todos los pueblos paraconsiderar como títulos de propio honor los laure-

Page 26: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

442 REVISTA -EUROPEA. 1 ." DE OCTUBRE DE \ 8 7 6 . N.° 436

les de la inmortalidad conquistados'por individuosde su propio seno. Será esta una debilidad si sequiere, pero debilidad que tiene su razón de ser, yque no carece de resultados benéficos, pues formauno de los más poderosos estímulos para el traba-jo, y uno de los más nobles premios para los quehan consagrado su vida y su inteligencia á ilustrará sus semejantes. Al rendir esta clase de homena-jes, los pueblos no hacen más que reconocer la mi-sión providencial del genio y mostrarse agradeci-dos á sus sacrificios y á su abnegación.

La época colonial en Méjico puede considerarsecomo el período de incubación de. la sociedad ac-tual, como una especie de edad media abreviada, enque se arrojaron todas las semillas civilizadoras quehan comenzado á desarrollarse y fructificar en nues-tros dias. Período oscuro como todos los de prepa-ración, en que el elemento enérgico de una autori-dad omnímoda allegó en derredor de sí, como po-deroso núcleo, todos esos elementos.que estabandestinados á crear más tarde la nacionalidad meji-cana. Difícil es formarnos una idea exacta de la lu-cha y peligros que tenía que correr la inteligenciaen una época en que la fuerza dominaba á la razóny á la libertad. Así es que nunca se tributarán bas-tantes elogios á los seres privilegiados que en elvasto campo de las ciencias, de la historia, de lafilosofía, de la literatura y de las artes, llevaron sucontingente de luz para guiar, instruir y consolar áaquellas generaciones que, en medio de las sombrasque las rodeaban, sentían pesar sobre sí la férreamano del verdugo y del inquisidor. Entre esos sé-res escogidos descuella, hermosa, simpática, ra-diante de ternura y de gracia, la figura de Sor JuanaInés, ennobleciendo á su sexo, encantando á pro-pios y extraños, derramando el tesoro de sus purasemociones en medio de una sociedad ruda y severahasta la exageración. Nada tiene, pues, de extrañoque aquel raro prodigio de saber y de genio sehaya conquistado el aplauso de sus contemporáneosdentro y fuera de la patria; que después de dos si-glos, su nombre y sus obras sean recordados conadmiración y lintusiasmo; que nuestro país la cuenteen el número de sus glorias más legítimas; y, porúltimo, que una sociedad como el Liceo Hidalgo,que cuenta en su seno lo más ilustre que poseen lasletras mejicanas, haya acordado esta fiesta literariaen honor de la insigne escritora cuyo elogio se en-cuentra concretado en las siguientes palabras delacadémico D. Leopoldo Augusto de Cueto: «La monjade Méjico es, entre estos poetas (sus contemporá-neos), la que recibió del cielo estro más puro y sen-sibilidad más delicada.»

JOSÉ MARÍA VIGIL.Milico.

LOS PRIMEROS PINTORES GRIEGOS.

El fin supremo del arte entre los griegos ha sidola belleza perfecta. De la pintura griega no nos haquedado más que algunas muestras de Pausanias yde Plinio. Pero es probable que al lado de las mag-níficas obras maestras de escultura, desde el Júpi-ter de Phidias y la Venus de Praxiteles hasta queOdeon y Partenon dibujaron sobre azules cielos suselegantes frisos, la pintura no se hubiese quedadoestacionada, y se elevase al nivel de sus hermanasla escultura y la arquitectura.

«Además, dice M. J. Coindet, un conocimientotan perfecto de las formas y de la anatomía, un gustotan exquisito, un sentimiento tan vivo de la belleza,en el sentido más abstracto, no pueden atribuirse áun solo hombre ni á un solo arte. Si hubiera llegadohasta nosotros siquiera una sola de aquellas obrasmaestras, nos bastaría para conocer hoy los admi-rables progresos que la pintura, así como la escul-tura, hicieron en tiempo de Pericles y de Praxi-teles. »

Los primeros pintores fueron simplemente dibu-jantes y trazaban solamente el contorno de los ob-jetos. Después vinieron los primeros coloristas, queal principio sólo empleaban un color, como Cleo-phas, de Corinto, que, á imitación de Plinio, pintabasus dibujos con polvo de tierra cocida. Esta pinturaes lo que nosotros llamamos monocromo y que hoyusan todavía algunos pintores. Como ejemplos demonocromos se podría citar la grisalla ó pinturagris de un solo color que Polidoro de Caravage em-pleó en el decorado del Vaticano. El Louvre y laBolsa de París están pintados también con grisalla,debida á los pinceles de Fragonard y de Abel de Pu-jol. La pintura sanguina hecha con rojo es tambiénde monocromos, y en el Museo del Louvre existenalgunas de Rafael, Corregió y Dominico. Los pinto-res y escultores del siglo XVIII eran muy aficiona-nados á esta clase de pintura, de la cual nos han de-jado bastantes pruebas de ello Boucher, Greuze,Carie Vauloo y Bouchardon.

Polygnoto de Thasoz, que vivió por el año 400antes de Jesucristo, fue el primero que empleó trescolores diferentes: el rojo, el amarillo y el azul. Fuetan hábil escultor como pintor, y en todas sus obrasdestacaba sobre todo la pureza del dibujo y la be-lleza de la forma.

Pausanias, en su obra titulada L'Attique, ha enu-merado detalladamente las diferentes obras de esteartista, entre las cuales sobresalen los episodios dela lliada, la epopeya nacional de los griegos. Po-lygnoto descuidaba los detalles accesorios de lacomposición y daba á los personajes toda la impor-tancia; así es que pintaba una selva por un. árbol,

Page 27: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N." 136 E. REYER. FELICIANO DAVID. 443

un templo por una columna, una escuadra por unbuque, ó una ciudad por dos casas.

En premio de todos estos trabajos, el consejo delos Amphictyones le concedió el derecho de hospi-talidad gratuita en todas las ciudades de Grecia.

Hasta esta época estuvo la pintura subordinada ála arquitectura, á la cual servia de adorno. Parrha-sius, que nació en Efeso hacia el año 420 antes deJesucristo, abandonó la pintura de paisajes, y suprimer cuadro lo hizo en lienzo. Las figuras brilla-ban por su expresión, la corrección y la elegancia.Algunos do sus cuadros han quedado célebres; talesson la alegoría que representa el Pueblo de Atenas,un Theseo, un Baco ante la Virtud^ un Meleagre yAtalante, por el cual pagó Tiberio poco tiempo des-pués 600.000 sextercios (120.000 francos).

Pero todos estos éxitos y triunfos hicieron á estefeliz artista poseerse de una excesiva vanidad. Sellamaba hijo de Apolo, abusaba de todos los refina-mientos del lujo y demostraba el más profundo des-precio á sus compañeros. En un certamen con Ti-manthe para pintar un Ajar disputando á Utises lasarmas de Aguiles, el jurado dio la preferencia alcuadro de Timanthe; y entonces él respondía á susamigos, que trataban de consolarle de aquel fra-caso: «Yo no creo esto motivo para quejarme; peroel hijo de Telamón no será victima la segunda vezde la necedad de los jueces.»

Sin embargo, su rival no merecía tanto desprecio;Timanthe se cuidaba menos que Parrhasius de lailusión material, ó lo que llamamos hoy golpe devista, porque tenía una alta idea del arte para pre-ferir la simple ejecución á la elevación del pensa-miento. Su obra maestra fuó el Sacrificio de Iphi-genia, el cual se encontraba todavía en Roma entiempo de Augusto.

No gustándole pintar en un cuadro la figura cris-pada presenciando el tormento de su hija, pintósólo la cabeza de Agamenón. «Esto es inverosímil éimposible, dice Lessnig, aunque sea para darle ma-yor belleza, y sólo es pintar á su capricho.» Tam-bién se cita del mismo Timanthe el Cyclope dormido,cuadro en el que, para hacer resaltar la inmensa es-tatura del gigante, representa á los pequeños sáti-ros midiéndole con un tirso el largo del pió.

El más célebre rival de Parrhasius fue Zeuxis, na-tural de Heracles, que nació el año 468 antes deJesucristo y murió el año 400.

Cicerón y Plinio cuentan acerca de estos dos ar-tistas una anécdota que nos demuestra la perfeccióny el objeto con que ellos contribuían á la ejecucióndesús obras.

Parrhasius había pintado una cortina, pero tanperfectamente imitada, que todos los espectadoresse engañaban y rogaban al artista que la descorrierapara ver lo que se ocultaba detras d« ella. Zeuxis

pintó un muchacho llevando sobre la cabeza unaesta llena de racimos de uvas, de una verdad tan

maravillosa, que los pájaros verdaderos bajaban ápicarlas. El artista respondió con mucho talento álos que le felicitaban por aquella semejanza tan na-tural: «Pues si yo no hubiese pintado al muchachoque lleva la cesta de fruta, no se atreverían los pá-jaros á bajar á picar los racimos.»

Pero esto no es más que un cuento: para caracte-rizar ol talento de Zeusis, basta decir que él fue elinventor del claro-oscuro, es decir, de la manera depintar la luz y la sombra; y para pintar la sombrade las figuras empleaba el mismo color de cadauna mezclándolo con el color del fondo, consi-guiendo así un efecto que nadie había obtenido an-tes que él por medio de líneas cruzadas, aun tra-zadas con varios colores diferentes.

Como Parrhasius, Zeuxis se dejó poseer de lapresunción; rico y célebre, no había querido nuncavender sus cuadros, porque decía que ninguna can-tidad, por grande que fuera, bastaba para pagarsus trabajos. Sus principales cuadros son: Helena,Pene'lupe, Hércules niño y Júpiter rodeado de losDioses. Después de muerto, se vendieron sus cua-dros á precios excesivamente elevados.

Esta costumbre existe todavía: cuando más se es-tima á un artista es cuando ya no se teme su riva-lidad. En Roma existían muchos cuadro.s de Zeuxis,pero trasportados después á Constantinopla fuerondesapareciendo en los varios incendios de estaciudad.

C. DE RAYMOND.

FELICIANO DAVID.

Al mismo tiempo que el más alemán de los com-positores alemanes llena su patria y la Europa en-tera con su ruidosa personalidad, obteniendo poresto, ya que no por sus obras, el triunfo más bri-llante que un músico ha alcanzado jamás durante suvida, el poético autor de El Desierto abandonaba elmundo de los vivos. ¿Es acaso la ley de los con-trastes la que ha hecho morir al uno en el momentomismo en que el otro llegaba al apogeo de su glo-ria? Nadie me querrá achacar el pensamiento de pre-tender establecer un paralelo entre Ricardo Wa-gner y Feliciano David. Del mismo modo que sus ca-racteres no tenían semejanza ninguna, tampoco ha-bía entre ellos la menor afinidad como músicos. Entanto que el maestro alemán ha buscado toda suvida la lucha ardiente con su embriaguez y sus pe-ligros, el maestro francés ha vegetado dulce y apa-ciblemente lejos de las agitaciones y del ruido delmundo. Si la gloria no hubiera ido un dia á sorpren-

Page 28: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

444 REVISTA EUROPEA. 1 .* DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N/ 136

derle en su retiro, nunca hubiese él caminado en subusca. Había soñado tantas veces á la serabra de laspalmeras, que la costumbre de la meditación era enél una segunda naturaleza. Y en tanto que el poetacompositor del Zokengrim y de los Niebelungen al-borotaba el mundo musical con los coléricos rasgosde su pluma y la audacia de su genio, el cantor deLalla-Roukh contemplaba las estrellas y cogía lasrosas en los zarzales de los caminos.

«Durante los meses que precedieron á mi naci-• miento, dice Berlioz en sus Memorias, mi madre no«soñó nunca, como la de Virgilio, que iba á dar al«mundo un ramo de laurel. Por muy dolorosa que»sea esta confesión para mi amor propio, debo aña-»dir, que tampoco creyó nunca, como Olimpia, ma-»dre de Alejandro, llevar en su seno un tizón ar-«diente. Esto es muy extraordinario, convengo en«ello, pero es la verdad. Yo vi la primera luz de la«manera más sencilla, sin ninguno de los signos«precursores tan usados en los tiempos poéticos«para anunciar el nacimiento de los predestinados»á la gloria.»

Al dia siguiente del inmenso, del incompara-ble éxito de El Desierto, los biógrafos que sereunieron alrededor de Feliciano David debieronquedar muy desilusionados cuando les hizo saberque había nacido «de la manera más sencilla, sin«ninguno de los signos precursores tan usados en«los tiempos poéticos,» en Cadenet, villa del depar-tamento de Vaucluse, el 13 de Abril de 1810. Su pa-dre tocaba el violin como aficionado: después dehaber hecho una fortuna considerable en Santo Do-mingo, y no como violinista por cierto, le arruinócompletamente la revolución de los negros, y volvióá su patria, estableciéndose en Marsella y despuésen Cadenet, donde murió, cuando apenas contabacuarenta años de edad, dejando cuatro hijos, de losque el más joven era Feliciano.

M. Alexis Azevedo, escritor musical que jamásha querido admirar entre los músicos modernos áotros que á Rossini y Feliciano David, arañando porturno álos demás con el pico de su acerada pluma,sin hacerles, sin embargo, mucho daño; M. AlexisAnevedo, al que se deben perdonar muchas de susexcentricidades y de sus injusticias, puesto que hamuerto, publicó acerca del autor de El Desierto yde Lalla-Roukh una noticia biográfica que puedeser compulsada por todos aquellos que deseen co-nocer detalles más íntimos sobro la existencia delcélebre compositor.

Niño de coro de la catedral de San Salvador, enAix, ingresó siete años más tarde en el colegio dejesuítas de la misma ciudad para terminar sus estu-dios; segundo jefe de orquesta de un teatro de Vau-deville, pasante en un estudio de abogado, volvien-do á ocupar en la catedral de San Salvador el puesto

tan importante como mal retribuido de maestro demúsica, Feliciano David, pasando por las mismas vi-cisitudes que la mayor parte de los predestinadosá la gloria han conocido, llegó por último á París-

Ingresó en el Conservatorio y en la clase deM. Millaud, siguiendo al mismo tiempo el curso dearmonía que explicaba por aquella época en el ho-tel Corneille M. Henri Reber, estudiando á la vezel sistema de Catel y también el de Reicha; recibiópor espacio de un año las lecciones de contrapuntode M. Fétis; pasó en seguida á la clase de órgano yde improvisación de M. Benoist, y dejó, por último,el Conservatorio después de haber permanecido enél diez y ocho meses solamente.

Feliciano Da-vid jamás ha tomado parte en el con-curso para el premio de Roma.

Era bien pobre en 1831, cuando hizo conoci-miento con un pintor llamado Justus, quien le ini-ció en las prácticas sansimonianas, y le hizo admi-tir bien pronto en la sociedad religiosa que monsieurEnfautin dirigía con el título de El padre supremo.Durante su estancia en Menilmontant, David com-puso el coro que se titula Trabajo del templo, in-tercalado después con nueva letra en la sinfonía desu Cristóbal Colon, como también la Danza de losastros, que le inspiró una lección de astronomía deM. Lambert, el futuro fundador de la escuela poli-técnica del Cairo.

Bien conocido es el proceso seguido ante el Tri-bunal de Assises del Sena á las doctrinas sansimo-nianas, y lo que como consecuencia aconteció á losjefes y principales sectarios de la nueva religión.Feliciano David, á quien su papel de músico compo-sitor de la comunidad no había podido comprome-ter, partió para Egipto con un grupo de hermanosque habían tenido la fortuna de escapar á la severi-dad de la justicia. Atravesaron la Francia, con eltraje pintoresco y un poco teatral adoptado por losdiscípulos de Saint Simón, y caminaron así de etapaen etapa hasta Constantinopla.

Allí, por una simple sospecha de S. H., la pequeñacaravana fue reducida á prisión, y no consiguió sulibertad sino después de cuatro dias de encierro, ygracias á la intervención del embajador de Francia.Al salir de la prisión les mostraron el camino deSmyrna, y fue preciso partir. Nuestros animososperegrinos visitaron sucesivamente Jaffa, Terebintoy Jerusalen. Cuando llegaron á Alejandría no eranya más que tres; los restantes habían cambiado dedirección ó se quedaron en el camino.

No hace mucho que los periódicos han dado á co-nocer, siguiendo siempre la biografía de M. Azeve-do, la manera como Feliciano David pudo llegar áser, durante su estancia en el Cairo, el maestro demúsica de las mujeres del Vi rey y el modo singularcon que fue recibido por los funcionarios encarga-

Page 29: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N.° 136 li. KEYER. FELICIANO DAVID. 445

dos de la guarda del departamento ocupado en pa-lacio por aquellas damas. La peste les obligó bienpronto á abandonar el Egipto; pero no pudiendoembarcarse en Alejandría, tomaron los tres el ca-mino del desierto, y a través de todo género deobstáculos y peligros arribaron á Beyrouth, dondepudieron al fin embarcarse, y en menos de cuarentadias, pero con un tiempo fatal y borrascoso, llega-ron felizmente sanos y salvos á Genova.

Hé aquí otra vez á Feliciano David en Paris; po-bre como antes, vacía su bolsa, pero llena la cabezade recuerdos, la mente de riquezas. La puesta del solá través de los bosques de palmeras, las trasparen-tes aguas del Nilo reflejando los argentados rayosde la luna, las canciones de los camelleros impreg-nados de fantasía, la danza de las almeas, la ple-garia de los muezzines, el silencio, la inmensidaddel desierto, el simoun dispersando las largas cara-vanas, toda la poesía de la naturaleza y de la civili-zación oriental venían con él. Cantos particulares,extraños, llenos de originalidad habían herido susoidos; había permanecido extasiado y suspenso antemagníficos paisajes. Y la imaginación del poeta ha-bía hablado al alma del músico, habíale dicho quemirase, que oyese y que recordara.

Con efecto, miró, escuchó y recordó después.Retirado en el campo, cerca de la villa de Igny, enel valle de la Briéve, dio al viento los primeros pre-ludios de la obra de genio que debía ilustrar sunombre por sus composiciones: sinfonías, quintetosy melodías, impregnadas todas con los perfumesdel Oriente, cuyo éxito formó el primer escalónpara su gloria. Pero el germen que dormía en sucerebro tenía necesidad para desarrollarse de ex-citaciones que no se encuentran tsn medio de lacalma de una vida solitaria. Hacían falta al músico,preocupado con la idea de producir una obra pura-mente original, los consejos de un colaborador ylas excitaciones simpáticas de algunos amigos. Fe-liciano David volvió á Paris: uno de sus compañerosdel viaje á Egipto, M. Augusto Collin, sansimonianocomo él y literato distinguido, fue entonces el con-fidente de sus preocupaciones y de sus proyectos.

La oda-sinfonía El Desierto, con aquella formaparticular que tanto ha contribuido á su éxito, es-taba hallada al fin.

Tres meses próximamente bastaron al composi-tor para escribir su partitura. Empezada en el mesde Abril del año 1844, quedó terminada en los pri-meros dias de Julio. No se trataba ya más que deasegurar su ejecución. Los que han pasado por esto,pueden deciros lo que es para un compositor pococonocido y poco afortunado organizar un conciertocon partes, coros y orquesta. Feliciano David en-contró felizmente poderoso apoyo en el ministro dela casa del Rey. y obtuvo la sala del Conservatorio:

muchos músicos amigos suyos le ofrecieron gra-tuitamente su concurso. El gran dia llegó por fin;era el 8 de Diciembre de 4844, un domingo.

«La emoción del auditorio, nos dice M. Alexis«Azevedo, fue tan viva, tan poderosa, tan perfec-«tamente irresistible , que una hora después de«terminado el concierto, el gran vestíbulo del Con-«servatorio estaba todavía lleno de gente, que per-«manecían allí por hablar, por extasiarse, por»comunicarse sus impresiones, las observaciones«que habían hecho, por recordar á media voz los«principales motivos de El Desierto, por escuchar«aquellas que cantaba el vecino, y todos unánimes,«á una sola voz, decían, sin duda, después de haber«acabado de cantar:—«Hoy ha nacido un gran com-«positor.»

Berlioz se hizo notar entre los que entonaron di-tirambos más ampulosos en honor del joven maes-tro; su revista, publicada en el folletín del Journaldes Débats, empieza de este modo:

«Yo escribía un dia en Spontini: «Si la música no«ha quedado ya abandonada á la caridad pública,«tendremos en cualquier parte de Europa un tea-»tro, un Panteón lírico, exclusivamente consagrado«á la representación de las obras monumentales,«que serán ejecutadas á largos intervalos, con un«cuidado y un esplendor digno de ellas, y escucha-«das, en las fiestas solemnes del arte, por auditorios«sensibles é inteligentes.» — A esto debo añadirhoy:—«Si fuéramos un pueblo artista, si adorára-«mos lo bello, si supiéramos honrar la inteligencia»yel genio, si ese Panteón existiese en Paris, lo hu-«biésemos visto el domingo último iluminado hasta«el punto más elevado de su cúpula, porque un«gran compositor acababa de aparecer entre nos-«otros, porque una obra admirable acababa do darse«á conoces El compositor se llama Feliciano David;«la obra tiene por título El Desierto, oda-sinfonía.»

Mas ¡ay! cuando en el mes de Marzo de 1846 Fe-liciano David hizo ejecutar en la sala de la Ópera eloratorio de Moisés en el Sinaí, nadie pareció acor-darse del éxito de El Desierto, y si algunos lo re-cordaron fue para hacer resaltar más la inferioridadde la nueva obra. Hay, sin embargo, en este orato-rio páginas musicales muy superiores y bien dignasde ser admiradas. La oda-sinfonía Cristóbal Colon,dada por primera vez en el Conservatorio el 1 deMarzo de 1847, fue la revancha del Moisés. El com-positor había vuelto á encontrar en su paleta losbrillantes colores de que se había valido para copiarsus paisajes orientales. Fue menos afortunado conEl Edem, ejecutado en la Ópera el 25 de Agostode 1848, y cuyo mal éxito no puede atribuirse porcompleto á las preocupaciones políticas del mo-mento.

Tres años más tarde,el 22 de Noviembre de 1851,

Page 30: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

RRVISTA EÜBOPEA. 1 ." DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.°136

Feliciano David abordaba el teatro con una obra entres actos, en la cual mostró á los más incrédulos,al lado de su indisputable talento como sinfonista,sus verdaderas aptitudes dramáticas. La Perla delBrasil, después de haber contribuido en gran parteá la fortuna del antiguo Teatro lírico, ayudará cier-tamente á la del que poseemos en la actualidad.

Después de La Perla del Brasil, bastante tiempodespués, apareció el Herculano, del cual muchostrozos habían sido compuestos para ser intercala-dos en un melodrama destinado al teatro de la Puer-ta Saint-Martín, y en el cual, la escena del Juiciofinal servía de desenlace. El poema de Herculano,que es de M. Méry, se había titulado primero Elúltimo amor. Con este título la obra fue recibida yrepartida en el Teatro lírico, bajo la dirección deM. Emilio Perrin. Méry había utilizado, con esa ha-bilidad de que ha dado tantas pruebas, los trozosescritos por Feliciano David para la pieza queol teatro de la Puerta Saint-Martin había rehusadorepresentar. Parece que los artistas á quienes esta-ban confiados los principales papeles de El últimoamor, no estaban, ni con mucho, á la altura de sumisión. Las representaciones fueron interrumpidas,y El último amor pasó del Teatro lírico al de laOpera, donde cambiando de título, y con algunasmodificaciones, fue representado el 4 de Marzo de1859, bajo la dirección de M. Alfonso Royer.

La partitura de Herculano merecía algo más queel mediano éxito que obtuvo. Feliciano David seelevaba á gran altura en algunas partes de estaobra, y particularmente en el último acto, dondedemostró una pujanza dramática que no se le supo-nía. A pesar de su valor musical y quizás á causade la naturaleza misma del asunto, Herculano no haobtenido nunca el favor del público de la Opera.Itecían que era música de oratorio; aquel público lolia dicho de muchas otras. David se afectó sobre-manera al ver el mal éxito obtenido por una obraen la cual fundaba, y no sin razón, grandes espe-ranzas. Herculano ha desaparecido hace bastantesaños del repertorio de la Opera, y será necesariosin duda esperar, para que esta obra ocupe el rangoque le corresponde, á que nuestra primera escenalírica no esté tan encumbrada como hoy dia por laexuberancia de sus riquezas.

Con Zalla-RouAh, cuya primera representacióntuvo lugar en la Opera cómica el 12 de Marzo de1862 y la centésima el 9 de Abril de 1863, Feli-ciano David volvió á su punto de partida. Lalla-Roukh es una oriental como El Desierto, pero unaoriental de un carácter mucho más admirable, mu-cho más pintoresco y en la que la inspiración delmúsico no traspasa nunca los límites dentro de loscuales el género especial de la ópera cómica le pres-cribe encerrarse.

Anotaré también, aunque sólo por lo que re-cuerdo, El Ziñro, que no brilló lo que un relám-pago en la escena del teatro Lírico, y que es, segúncreo, anterior á Lalla-Roukh y El Cautivo, actual-mente en poder de M. Vizenlini, yes la única óperade Feliciano David que no ha sido puesta en escena.El Cautivo y El Záfiro son también orientales, y sise dijo, con bien poco fundamento á mi modo dever, cuando el mal éxito del Moisés, que David sehabía apeado de su camello, necesario es confesarque hizo después más de un esfuerzo para volverá montarlo.

En el sentimiento del colorido que se encuentraen sus obras, en el encanto melódico de sus inspira-ciones, en la pureza de su estilo, en la elegancia dela forma, Feliciano David ha demostrado un cono-cimiento profundo de las leyes de la composición yde la armonía, una habilidad excepcional en el artede manejar la orquesta y de coordinar el canto delas voces. Sus raras facultades adquirieron grandesarrollo por el estudio incesante, que era su soladictraccion en medio de su vida solitaria, porquedurante el corto tiempo que permaneció en el Con-servatorio no pudo aprenderlo todo. El autor de ElDesierto, de Cristóbal Colon, de Herculano y deLalla-Roukh puede colocarse á la altura de los másilustres músicos de nuestra época, y por cualquierafaz que sus obras sean juzgadas por la posteridad,no- se le podrá negar ese sello de distinción y deoriginalidad que son las dotes propias del genio,cuando tantos compositores de talento han perdidosu tiempo y su trabajo en quererlos adquirir.

Feliciano David era oficial de la Legión de Honory miembro del Instituto; su sillón está vacante:quisiéramos saber quién de entre nosotros, aspi-rando á ocupar su puesto, se atreverá á creersedigno de reemplazarle.

E. REVER.

Traducción d» M. S. y SHELI.Y

CERVANTES.(29 DE SETIEMBRE DE 1876.)

De ingenio griego y de viJor romano.(VIAIK AL PABHAIO.)

La Edad Media se hundió. Cual se derrumbaGigante el árbol carcomido y seco,El Feudalismo descendió á sü tumba;En la campana comunera el ecoDe la futura libertad retumba.

Roto de la ignorancia el férreo anillo,Buscó en la imprenta el pensamiento cuño,El arcabuz destituyó al cuchillo,Y con fragor se desplomó el castilloSobre el sangriento polvo del terruño.

Page 31: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

N." \ 36 K. CIUDAD. CRÓNICA MÉDICA. 447La Edad Media se hundió. Y hubo un instante

De tremenda ansiedad en que perplejo,Desalentado el corazón y errante,El hombre murmuró: «Nada hay delante;Mi Edén, acaso, á mis espaldas dejo.»

¡Procaz blasfemia, vergonzosa duda!Así Ahsavero compasión dsmanda,Cobarde y flaco, la conciencia muda;Y la voz del Señor severa y rudaRepite siempre á sus oidos: «¡Anda!»

Andará, sí; ya el cielo se ilumina,Recorre hondo y vital sacudimientoLa alborozada tierra que germina,Y alzándose del polvo de la ruina,Grita el mundo á una voz: ¡Renacimiento!

¡Dichoso tiempo! ¡Amanecer doradoDe un dia por Dios mismo festejado;Risueño despertar tranquilo y puro(iue alegran los ensueños del Futuro,Que arrullan los recuerdos del Pasado!

¡Renacimiento! Embriaguez de vida,Palpitación universal de gloria;Himno del Arte que á gozar convida,Poema de la ciencia redimida,Página de oro de la humana historia!

Al ponerse este sol, en los instantesEn que oculta su disco de brillantes,El genio nace á quien el orbe acata;¡Y el edificio en su esplendor remataEstatua viva y colosal, Cervantes!

Es el Titán que, en soberano arrojo,Con un pié en cada edad, se alzó divino;Y nuevo Moisés, abrió, á su antojo,Á la extraviada humanidad caminoPor las olas sin fin de aquel Mar Rojo.

El cautivo en Argel, héroe en Lepanto,El que teniendo, á su merced, sumisaLa inspiración, con singular encanto.Supo arrancar el llanto con la risaY provocar la risa con el llanto.

El que á sus plantas derribó vencidoUn Arte imbécil del error nutrido,Y el mundo para herir que hoy se desploma,Como el hierro en el horno enrojecido,Forjó en su mente el español idioma.

Él un libro escribió que, sin segundo,La realidad y el ideal hermana;Cuadro que encierra, de intención profundo,La accidentada variedad del mundoY el claro-oscuro de la vida humana.

No es la leyenda cuyo canto asombre,No hazañas ya que el corazón enciendenY al héroe dan el inmortal renombre;Es el combate en que, por campo el hombre,El sentimiento y la razón contienden.

Todo el que sueños adoró distantesY esclavo de lo real viva en sus grillos,Oirá la carcajada de Cervantes.¡Pues quien no tomó ventas por castillos,

Ni confundió molinos con gigantes!

Cae el Orbe a sus pies. Álzale austeroDosel timbrado de indeleble moteY entrelazado de laurel severo,Que es su genio inmortal del Orbe entero;Ni época ni nación tiene El Quijote.

¡El Genio! Voz universal é inmensa,Armonía sublime y trascendente,Fuerza que en sí la creación condensa;Es el cerebro con que el mundo piensa,El corazón en donde el mundo siente.

EMILIO FERRARI.Vslladolid, Setiembre, 1876.

CRÓNICA MÉDICA.

UN CASO EXTRAÑO: Un SILBATO SU UN BBONQCIO.—UN HUEVO TRA

TAMIINTO RECONSTITUÍ ESTE! INYECCIOK DK LECHÉENLAS V1KA8.—

EL TRATAMIENTO ANTISÉPTICO EN LA CUBACIOS D I HERIDAS.

La revista inglesa The Lancet refiere un caso bas-tante extraño sobre el cual llamamos la atenciónde nuestros lectores. El Dr. Smith fue llamado paraasistir á un niño de ocho años que hacia seis diasse había tragado un silbato de media pulgada delongitud. Dos horas después del accidente, cada mo-vimiento respiratorio iba acompañado de un fuertesilbido. El niño estaba asustado, pero no sentía do-lor ni dificultad para la respiración. Se le prescri-bió un emético, pero cesó el silbido antes de queprodujese efecto. La calma y tranquilidad del en-fermo hieron creer que el silbato había sido arro-jado sin que nadie lo observara, y se lo dejó tran-quilo; pero al cabo de una semana reapareció elsilbido. Numerosos y violentos accesos de tos conescasa espectoracion sucedieron á la calma ante-rior. La percusión del pecho no revelaba ningúnruido anormal, ni el enfermo experimentaba sensa-ciones incómodas. El lado derecho no se dilataba tanlibremente.§omo el izquierdo durante la respira-ción. El diagnóstico fue: encajonamiento del silbatoen la división inferior del bronquio derecho. El tra-tamiento indicado era el de invertir el cuerpo delniño para desprender el silbato; pero el doctorSmith no quiso intentar nada en este sentido sintener á mano todo lo necesario para practicar latraqueotomía, y esperó otra semana para tener unaconsulta con otros dos médicos. Los signos físicoseran los mismos, y el examen laringoscópico demos-traba que la laringe y la tráquea no contenían elcuerpo extraño.

Como sólo una porción del pulmón derecho sehallaba privada del acceso del aire, y como la obli-teración tenía, según todas las probabilidades, suasiento al nivel de la primera división bronquial, nopodía utilizarse ningún aparato para extraer elcuerpo.extraño; y como, por otra parte, no habíaningún síntoma alarmante, los tres médicos se de-cidieron á hacer una tentativa para desprender elsilbato, y si esta tentativa era infructuosa, á dejarel enfermo tranquilo, á menos que no sobreviniesealguna complicación. La tentativa no produjo efectoalguno.

Al poco tiempo se reprodujo el silbido, y durante

Page 32: REVISTA EUROPEA. - ateneodemadrid.com · riar.segun la naturaleza de lo s alimentos y las ope- ... ahora el protoplasma) de las células de ciertas plan-las, como las Chara, por ejemplo,

448 REVISTA EUROPEA. 1 . ° DE OCTUBRE DE 1 8 7 6 . N.° 136

la semana que siguió á esta reaparición el enfermose quejaba bastante de mal sabor de boca despuésde toser. Esto ocurría el 8 de Febrero, y hasta el 7de Mayo reapareció de vez en cuando el silbido porintervalos regulares. Durante este tiempo el enfer-mo adelgazó bastante, especialmente en las últimasseis semanas, á pesar de haber tomado el aceitede higado de bacalao. Tuvo por espacio de tres díasespeetoracion bastante, y por último, en la mañanadel 7 de Mayo vomitó cierta cantidad de moco, locual determinó una tos continua, por consecuenciade la cual salió el silbato en uno de los violentosgolpes de la tos.

Algunos dias después el estado del enfermo habíamejorado mucho y el apetito era mayor, pero que-daba todavía una disminución del murmullo respi-ratorio en la base del pulmón derecho.

Creemos con el Dr. Cortezo, que ha dado á cono-cer este caso, que merecen llamar la atención lospocos trastornos causados por un accidente tangrave.

A propósito de los peligros y consecuencias de laovariotomia, transcribimos un caso muy notableque refiere el doctor Thomas, de Londres, puessegún este práctico, trata de una mujer que habíatenido necesidad de sufrir una ovariotomia doblecon ablación de tumores ováricos sólidos.

Después de la operación, la enferma había caidoen un estado de estenuacion completa como conse-cuencia de las hemorragias uterinas frecuentementerepetidas. Pareciendo estar á punto de sucumbir yno poder tomar ninguna clase de alimento, el estadogeneral se agravaba más y más, por lo que el ciru-jano se decidió á intervenir de una manera activa.No habiéndole dado resultado la transfusión de lasangre en tres casos anteriores desfavorables, seresolvió á ensayar la inyección de leche en las ve-nas, que en el cólera morbo asiático había ya em-pleado con buen éxito el doctor Hodder muy fre-cuentemente. Ocho onzas y media de leche fresca ypura fueron inyectadas en la vena mediana basílica,é inmediatamente después de esta operación no seprodujo ninguna mejoría de importancia. Al contra-rio, la temperatura de la enferma se eleva conside-rablemente y el pulso sube de ISO á 160 pulsacionespor minuto; pero bien pronto sigue á estos fenóme-nos una mejoría muy notable, pues la paciente caeen un sueño profundo y los síntomas alarmantes sevan bien pronto disipando. Al cabo de unas seis se-manas se hallaba en plena convalecencia y recupe-rando rápidamente sus fuerzas y robustez.

M. Larrey ha presentado últimamente en la Aca-demia de Ciencias de Paris una Memoria del doctorMinich, cirujano en jefe del Hospital de Viena, en lacual asegura dicho doctor ser preferible en la cura-ción de las heridas y sus erisipelas, el sulfito desosa á los ácidos fénico y salicilico. Según mani-fiesta el autor de la Memoria, los resultados favo-rables de este nuevo tratamiento han sido compro-bados en gran número de casos, prefiriéndolo á loshasta ahora conocidos, como más seguro, más sen-cillo y económico.

E. CIUDAD.

CRÓNICA CIENTÍFICA.

LAS ALTURAS BAROMÉTRICAS EN EL OCÉANO ATLÁNTICO.

El Instituto real meteorológico de los Países-Bajos acaba de publicar, con el mismo título quesirve de epígrafe á estas lineas, los cuadros de lasalturas barométricas medias en el Océano Atlánticofijados después de 300.000 observaciones. Estoscuadros han sido formados por M. R. A. Ogterop,antiguo capitán de fragata de la marina holandesa.

Como hace notar con razón M. Buys Ballot, di -rector del Instituto, estas numerosas observacio-nes, resultado del trabajo de veinte años, no bas-tan, sin embargo, para explicar todas las particula-ridades y erigir en ley algunos casos especiales.Pero es cierto que ios cuadros expresados llamaránla atención de los navegantes sobre los importan-tes servicios que pueden prestarles sus barómetrossi los observan con cuidado y relacionando las ob-servaciones con la dirección de los vientos rei-nantes.

En el hemisferio boreal se encuentran las másgrandes alturas barométricas un poco fuera de lostrópicos, y conforme á la teoría se encuentran másal Norte vientos de Oeste. Del mismo modo por en-cima del 30° de latitud en el hemisferio austral seencuentran las alturas barométricas más grandes alNorte que al Sur, lo cual revela también la presen-cia de los vientos de Oeste, porque, según la teoría,el aire del hemisferio central toma un movimientoen el sentido de las agujas de un reloj alrededordel sitio de menor presión barométrica, mientrasque éste movimiento del aire se verifica en sentidoinverso en el hemisferio.

No debe olvidarse, sin embargo, que los vientosno soplan únicamente así por consecuencia de estádistribución de las alturas barométricas, sino queestán en primer lugar determinados por la diferen-cia de temperatura, y después los vientos y la al-tura barométrica se modifican mutuamente segúnla regia citada.

Los marinos deberán, pues, comparar sus obser-vaciones del barómetro con las alturas normalesaproximadas, y consultar al mismo tiempo sus ma-pas do vientos, y de este modo encontrarán los vien-tos reinantes en relación con esas alturas norma-les. Si el barómetro se separa de una manera sen-sible de esas alturas medias, no tardará en sentirsela variación en el sentido de la dirección de losvientos.

Nos unimos á M. Buys Ballot para emitir el deseode que pronto puedan nuevas aplicaciones de la te-legrafía eléctrica ponernos en estado de hacer co-nocer en el Océano las alturas simultáneas del ba-rómetro en diversos parajes. Mientras este deseono se realice no se podrá dar á los navegantes co-nocimiento de esas alturas sino por medio de seña-les cerca de las costas.

E. MARGOLLÉ.

(La NatureJ.