revista de izquierda no 61, febrero, 2016

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Especial sobre Camilo Torres Restrepo: ¡Hasta la victoria, siempre!Acto Ecuménico en memoria de Camilo • Camilo Torres Restrepo. Vida y muerte en las guerrillas del ELN • Camilo Torres Restrepo: Legado y vigencia Izquierda en debate Marxismo 21. Historia reciente y retos contemporáneos de la izquierda radical europea Subversiones intelectuales Las mariposas, el queso y los gusanos. Sobre las esperanzas y las decepciones del Socialismo Siglo XXI [Interpelaciones 3/4] Neoliberalismo rampante La venta de ISAGEN y el financiamiento de la infraestructura vial en Colombia • La i-lógica de la política económica Editorial Plan Colombia: Una conmemoración cargada de cinismo.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre! Acto Ecumnico en memoria de Camilo Camilo Torres Restrepo. Vida y muerte en las guerrillas

    del ELN Camilo Torres Restrepo: Legado y vigencia Izquierda en debate Marxismo 21. Historia reciente y retos contemporneos de la izquierda

    radical europea Subversiones intelectuales Las mariposas, el queso y los gusanos. Sobre las esperanzas y las decepciones del Socialismo Siglo XXI [Interpelaciones 3/4] Neoliberalismo rampante La venta de ISAGEN y el

    financiamiento de la infraestructura vial en Colombia La i-lgica de la poltica econmica Editorial Plan Colombia: Una conmemoracin cargada de cinismo

    N 61 FEBRERO / 2016 BOgOt, COlOmBia issN- 2215-8332

  • Jairo Estrada lvarez DirectorJess Gualdrn Sandoval Jefe de redaccin

    lvaro Vsquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, Csar Giraldo Giraldo, Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, Mara Teresa Cifuentes Traslavia, Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Snchez ngel, Sergio De Zubira Samper, Vctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial

    Beatriz Stolowicz (Mxico), Julio Gambina (Argentina), Ricardo Antunes (Brasil), Antonio Elas (Uruguay) Consejo asesor internacional

    Las opiniones emitidas por los autores no comprometen al Consejo Editorial de la Revista.

    Tatianna Castillo Reyes Diseo y diagramacin

    Espacio Crtico EdicionesPublicacin auspiciada por Espacio Crtico Centro de Estudioswww.espaciocritico.com

    ISSN-2215-8332N 61, Febrero de 2016. Bogot, Colombia

    Todo el contenido de esta publicacin puede

    reproducirse libremente, conservando sus crditos.

  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    4 Acto Ecumnico en memoria de Camilo Javier Giraldo Moreno S.J.

    10Camilo Torres Restrepo. Vida y muerte en las guerrillas del ELNCarlos Medina Gallego

    20 Camilo Torres Restrepo: Legado y vigenciaRevista CEPA

    Izquierda en debate

    26

    Marxismo 21. Historia reciente y retos contemporneos de la izquierda radical europeaMarcello Musto

    Subversiones intelectuales

    34

    Las mariposas, el queso y los gusanos. Sobre las esperanzas y las decepciones del Socialismo Siglo XXI [Interpelaciones 3/4]Jos Francisco Puello-Socarrs

    Neoliberalismo rampante

    42La venta de ISAGEN y el financiamiento de la infraestructura vial en ColombiaDaniel Munvar

    48 La i-lgica de la poltica econmicaKristy Lorena Vivas Olaya

    Editorial

    54Plan Colombia: Una conmemoracin cargada de cinismoSergio De Zubira Samper

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    Acto ecumnico en memoria de Camilo*

    Javier Giraldo Moreno S.J.

    Coordinador del Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Poltica del CINEP Acompaante de la Comunidad de Paz de San Jos de Apartad

    Con mucha alegra, como profundo admirador y beneficiario espiritual del testimonio del Padre Camilo Torres, celebro este acto ecumnico y saludo fraternalmente a todos los participantes.

    Algo nos dice el hecho de que 50 aos despus de su muerte, nos re-unamos grupos provenientes de diversas iglesias y tradiciones religiosas, tnicas y culturales, para mirar de nuevo a este personaje que se resiste a ser sepultado en el olvido, y para escrutar nuevamente sus enseanzas, sus mensajes, su testimonio.

    Si retrocedemos 50 aos atrs y releemos los peridicos, columnas y noticieros de la poca y los mismos documentos y tomas de posicin de nuestra Iglesia, descubrimos que Camilo muri fuertemente estig-matizado; diramos: arrojado a los dominios del mal. Un eclesistico declar en Bogot que Camilo haba muerto en pecado mortal. A sus familiares que reclamaban su cadver, un funcionario de la Curia Arquidiocesana de Bogot les respondi que Camilo tal vez no podra recibir sepultura cristiana. Varios obispos prohibieron la celebracin de Misas en pblico por su descanso eterno. Un clich generalizado en los

    * Cali, noviembre 7 de 2015.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    medios de opinin le puso la etiqueta de cura gue-rrillero para identificar en adelante con ese rtulo su memoria nacional e internacional.

    Hoy, cuando algunas pasiones, odios, fanatismos y polarizaciones se han aplacado en algunos ambien-tes, lo miramos con ms benevolencia, con mayor in-ters, con cierta imparcialidad, y estamos ms atentos a dejarnos interpelar por su vida, por su testimonio, por su legado.

    Quiero evocar solamente algunos ejes neurlgicos de su legado.

    Camilo transform profundamente nuestra comprensin de la fe cristiana. La tradicin teolgica haba ido construyendo durante siglos un concepto, convertido en una especie sustancia, que se consegua y que se perda, que se aumentaba y se disminua, que se mereca y desmereca, al que llam gracia o vida sobrenatural, a la cual se acceda por prcticas externas, como los sacramentos, el cumplimiento de ciertas normas morales o ciertas prcticas devociona-les. Camilo puso muy en claro, sustentndolo en su reflexin profunda del Evangelio, que el signo ms inequvoco de la presencia de Dios en la vida de un ser humano, aunque no se confiese creyente, es el amor real y no ficticio a sus prjimos, y que por lo tanto la fe jams podra ser compatible con la falta de amor, aunque se cumplieran todas las leyes morales; aunque se recibieran todos los sacramentos y aunque se acumularan todas las prcticas devocionales.

    Camilo cuestion radicalmente la separacin en-tre comportamientos econmicos, sociales, polticos o ideolgicos y la fe. l consider absolutamente im-posible y como una radical hipocresa, confesarse cre-yente, o salvado y redimido del pecado, o en gracia, o depositario de vida sobrenatural, o en amistad con Dios, y vivir al mismo tiempo ajustado y sometido a estructuras opresoras, explotadoras, discriminatorias o excluyentes, injustas y violentas, sin rebelarse contra ellas y hacer lo posible, a su alcance, por cambiarlas desde su raz.

    Fotografa familiar. Camilo Torres (derecha) posa junto a su hermano Fernando (izquierda)

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    N 61, Febrero de 2016 Bogot, Colombia Contenido

  • Por eso Camilo le perdi totalmente el miedo a ha-blar de un cambio radical de las estructuras econmi-cas, polticas, sociales, culturales e incluso religiosas. No tuvo recato en utilizar los trminos revolucin y subversin, dndoles el significado real y etimolgi-co, alusivo a un vuelco y transformacin profunda de las estructuras, instituciones y comportamientos en los que se han apoyado la injusticia, la discriminacin y la opresin. Puso el dedo en la llaga mostrando que la causa ms decisiva que sostiene la sociedad perver-tida en que estamos sumergidos, es que es la minora la que toma las decisiones en su provecho, y que la nica manera de corregir esto es luchar para que sea la mayora la que tome las decisiones.

    Camilo seal con clarividencia los factores de divisin de la mayora, o sea, los que la convierten en un conglomerado de minoras desarticuladas: los partidos polticos, la misma religin, las ideologas y las mismas organizaciones populares que han asimi-lado el fanatismo, el clientelismo, el burocratismo, la corrupcin, el individualismo y el egosmo. Por ello predic sin descanso la unidad del pueblo, insistiendo en prescindir de todo lo que divide e impulsar todo lo que unifica.

    Camilo dio un testimonio radical de altruismo, de un amor de entrega hasta las ltimas consecuencias y hasta la muerte. Muchos comentaristas de su muerte, hace 50 aos, luego de censurar sus equivocaciones estratgicas o sus ingenuidades, como las llamaban, reconocieron la pureza de su sacrificio como un testimonio radical de amor a su pueblo, de amor a la humanidad, en el cual no era posible descubrir rezago alguno de egosmo.

    Un eminente telogo espaol, experto asesor en el Concilio Vaticano II, ley su muerte sacrificial a la luz de la Parbola del Buen Samaritano. En la teologa juda de tiempos de Cristo, acercarse a un cadver o a alguien afectado por una enfermedad grave o contagiosa, implicaba quedar impuro y estig-matizado. Se crea que la enfermedad y la desgracia

    Camilo dio un testimonio radical

    de altruismo, de un amor de entrega hasta las ltimas

    consecuencias y hasta la

    muerte. Muchos comentaristas de su muerte, hace 50 aos, luego de censurar sus equivocaciones

    estratgicas o sus ingenuidades,

    como las llamaban, reconocieron

    la pureza de su sacrificio como un testimonio radical

    de amor a su pueblo, de amor a

    la humanidad, en el cual no era posible

    descubrir rezago alguno de egosmo.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    Camilo Torres Restrepo a los 10 aos. Recuerdo de primera comunin.

    La familia Torres est conformada por el mdico Calixto Torres, su madre Isabel, su hermano Fernando y sus dos hermanos, Gerard y Edgar Westendorp.

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    N 61, Febrero de 2016 Bogot, Colombia Contenido

  • eran castigos divinos que excluan de participar en la asamblea orante y marcada por su cercana a Dios. Por eso el sacerdote y el levita de la parbola, cum-plidores de la Ley, dieron un rodeo para no acercarse al herido y no perder su pureza legal. En cambio el samaritano, social y religiosamente estigmatizado como lejano del verdadero Dios, le hizo ms caso a su sentimiento solidario que le revolva las entraas, que a las leyes vigentes de pureza, y asumi cons-cientemente ser violador de la ley para poder amar eficazmente a quien necesitaba con urgencia su ayu-da. El telogo Gonzlez Ruiz comenta, que el levita y el sacerdote pudieron reprocharle al samaritano el intervenir en algo que no era propio de su profesin, pues seguramente l no era mdico ni enfermero, y por ello su intervencin no era tcnica, as como se le pudo reprochar a Camilo actuar como militar o guerrero o combatiente sin estar preparado para ello. Pero Camilo asumi el riesgo de ser violador de la ley, sacrificndose conscientemente en una lucha desigual, buscando desesperadamente ese cambio de estructuras que l siempre consider como camino esencial para poder dar de comer a todos los ham-brientos, dar de beber a todos los sedientes, darle vestido a todos los desnudos, darle educacin a todos los que no la tenan y acabar con la explotacin de las mayoras por las minoras.

    A medio siglo de distancia, quienes desenterramos las semillas que Camilo dej sembradas, percibimos que son semillas an fecundas. Si comparamos la realidad de nuestro pas hoy da, con la que rode la existencia de Camilo, comprobamos que todos nuestros indicadores sociales son enormemente ms graves que los de su tiempo. La exclusin y la injus-ticia, la violencia, la falsedad y la hipocresa son hoy apabullantes. Millones de vctimas del despojo y de la violacin de los derechos ms elementales interpelan y condenan nuestro modelo de sociedad.

    Camilo nos ense a desconfiar de etiquetas enga-osamente democrticas y humanistas que encubren

    Para no caer en una especie de

    caridad a la carta, como lo advierte el Papa Francisco,

    o caridad de pequeas acciones

    que tranquilicen conciencias, Camilo invit a asumir este

    desafo en forma estructural: dar de

    comer a la mayora de los hambrientos,

    satisfacer las necesidades

    biolgicas de las mayoras

    excluidas, supone un cambio radical de estructuras, en

    otros trminos, una revolucin

    que l consider un compromiso imperativo para

    los cristianos.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    y legitiman disimuladamente la desigualdad y la opresin. Nos ense a desacralizar las leyes confeccionadas por minoras atrincheradas en intereses egostas y excluyentes. Nos ense a derrumbar barreras y mu-ros que dividen a los pobres y a las vctimas para impedirles conquistar derechos y niveles de vida menos inhumanos. Nos ense a sacrificar intereses individuales y colectivos con miras a construir unidad en torno a las bases ms fundamentales que garanticen la satisfaccin de las nece-sidades humanas primarias de todos los colombianos, prescindiendo de ideologas, de partidos, de credos, de intereses sectoriales y corporativos, de tradiciones y de todo factor discriminatorio. Nos ense a transfor-mar radicalmente las teologas que aceptan, toleran o legitiman el para-lelismo entre prcticas religiosas y un ajuste, colaboracin o integracin consciente a un modelo social injusto y opresor.

    Por encima de todo, Camilo nos ense a tomar en serio el mensaje evanglico que hace de los pobres y de las vctimas del sistema los jueces definitivos de nuestras vidas, en aquella parbola de juicio final: tuve hambre y no me disteis de comer.

    El cincuentenario de la muerte de Camilo coincide, para la Iglesia Catlica, con el ao consagrado a la misericordia. El Papa Francisco nos ha recordado en su Bula El Rostro de la Misericordia, la centralidad que tienen en la fe cristiana las obras de misericordia: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, ensear al que no sabe, acoger al migrante o desplazado, ocuparse de los prisioneros y de los que no pueden valerse por s mismos. Para no caer en una especie de caridad a la carta, como lo advierte el Papa Francisco, o caridad de pequeas acciones que tranquilicen conciencias, Camilo invit a asumir este desafo en forma estructural: dar de comer a la mayora de los ham-brientos, satisfacer las necesidades biolgicas de las mayoras excluidas, supone un cambio radical de estructuras, en otros trminos, una revo-lucin que l consider un compromiso imperativo para los cristianos.

    Su testimonio radical nos sigue interpelando. Rescatemos juntos su legado, por encima de toda diferencia y tomando en serio, con Camilo y con Jess de Nazaret, que los pobres son nuestros jueces definitivos, detrs de cuyo rostro se esconde la realidad de lo divino.

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    Camilo Torres Restrepo.Vida y muerte en las guerrillas del ELN

    Carlos Medina Gallego

    Docente - InvestigadorUniversidad Nacional de Colombia

    Al conmemorarse los cincuenta aos de la desaparicin del sacerdote, profesor, socilogo, investigador social, funcionario pblico, lder popular y poltico y guerrillero del Ejercito de Liberacin Nacional ELN, Camilo Torres Restrepo, resulta im-portante hacer memoria de su vida por lo que representa su figura en la explicacin de un importante y conflictivo periodo de la historia de Colombia, en la que se estaban produciendo trasformaciones esenciales que redefinieron el desarrollo de nuestra sociedad y los conflictos que le son inherentes.

    Su vida se desarroll en un periodo de transicin y modernizacin de la historia del pas en el que los conflictos sociales, econmicos y polticos se hacan cada vez ms crticos: la violencia interpartidista re-configuraba las relaciones del poder poltico en el marco de profundas crisis institucionales que generaron violencia, confrontacin armada y derrumbes parciales de las institucionalidad estatal; los ajustes estruc-turales del desarrollo rural se dieron en el marco de la transformacin de los mapas de tenencia, uso y propiedad de la tierra con tendencia a la concentracin marcada, excluyendo a las comunidades campesinas del acceso a ella, lo cual agudiz la conflictividad en el campo colom-biano. De ese periodo tambin hacen parte la trasformacin del mapa

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    demogrfico de la nacin, resultante del despojo y el desplazamiento forzado; el impulso a los procesos de desarrollo industrial capitalista que ubican como escenario principal de la economa a las ciudades, que tendrn es este periodo un vertiginoso crecimiento; la configuracin de nuevas agendas de derechos ciu-dadanos resultantes del empobrecimiento creciente de la poblacin; la irrupcin de nuevas formas de violencia, inequidad y exclusin social, as como la aparicin de nuevos sujetos sociales, que se reclaman sujetos de derecho y sujetos polticos frente al Estado y a un modelo de democracia que se cierra en un pacto de impunidad de elites, cuya expresin es el Frente Nacional.

    Estos, entre otros aspectos, como el crecimiento de las fuerzas de izquierda y la aparicin de los ac-tores armados de nueva generacin, hacen que este periodo revista un especial inters, pues en l pueden encontrarse muchas de las explicaciones de las causa-lidades y determinantes de los conflictos actuales de la nacin.

    El contexto internacional no es menos interesan-te. Est constituido por la finalizacin de la Segunda Guerra Mundial, el inicio de postguerra y la guerra fra, la divisin bipolar del mundo, el desarrollo de la doctrina de la seguridad nacional y la popularizacin de los imaginarios propagandsticos de la amenaza comunista, las luchas de descolonizacin y de libe-racin nacional y social de Amrica Latina, Asia y frica, el impulso de la Alianza para el Progreso, el advenimiento del populismo y las dictaduras milita-res y profundos cambios en las orientaciones de la Iglesia a travs de la encclicas papales, entre otras va-riables que definen la complejidad poltica del mundo que ha de impactar los procesos nacionales, como lo hacen las revoluciones china y cubana, Vietnam, Laos y Camboya, el alineamiento internacional, Mayo del 68, la carrera armamentista, la distencin nuclear y la lucha por la conquista del espacio.

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    N 61, Febrero de 2016 Bogot, Colombia Contenido

  • Al conmemorarse los cincuenta aos de la desa-paricin del sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo, el propsito de este artculo es resear las condiciones que lo obligaron a incorporarse a las filas del Ejrcito de Liberacin Nacional ELN, su breve permanencia en la organizacin y el impacto de su muerte en combate.

    Del Frente Unido a las guerrillas del ELNEntre febrero y agosto de 1965, Camilo desarrolla

    una intensa labor social y poltica que lo conduce, al agotar los espacios legales, a las filas del ELN.

    Durante este periodo enfrenta a las jerarquas eclesisticas, renuncia a su condicin sacerdotal, impulsa el proceso del Frente Unido y su peridico, lidia con la izquierda dogmtica y tradicional, se rene con los dirigentes del ELN, discute con ellos sus puntos de vista sobre el camino de la revolucin colombiana, intensifica sus giras proselitistas en las distintas ciudades del pas hasta encontrarse con la persecucin y la represin institucional del gobierno Conservador del presidente Guillermo Len Valencia y, en general, del rgimen del Frente Nacional.

    En la medida en que transcurra el mes de agos-to, Camilo iba agotando el espacio de las relaciones intergrupales, su discurso sobre la unidad chocaba con sus pronunciamientos polticos cada vez ms radicales. La coyuntura electoral contribua a que se presentaran roces con aquellos sectores que no haban desechado las elecciones como va poltica de confrontacin y vean en ellas posibilidades de crecimiento del trabajo popular, en particular, con el Partido Comunista.

    El peso que iba tomando el discurso de Camilo comenzaba a presionar a sectores polticos que se haban mantenido cerca de su labor con el fin de usu-fructuar para su beneficio la dimensin de su imagen, pero que encontraban ahora que sus posiciones cho-caban con sus intereses grupales. El pronunciamien-to de Camilo sobre las elecciones, publicado en el

    El fundamentalismo con que se ha

    contemplado la lucha armada opaca

    otros espacios de reflexin de la

    riqueza sociolgica y poltica del pensamiento camilista; su

    concepcin sobre la unidad popular y el papel de cada

    sector social en los procesos de

    transformacin se fueron hundiendo

    en las consignas que, proviniendo

    de su pensamiento, no constituan la

    sntesis del mismo.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    primer nmero del Frente Unido gener actitudes de distinto tipo en todos los sectores, pero afect ms a aquellos que saban que la posicin de Camilo poda restarles resultados electorales en la confrontacin que estaba por darse.

    El Partido Comunista, el Partido Liberal, el Movimiento Revolucionario Liberal y la Alianza Nacional Popular se inquietaron profundamente y trataron de conseguir que modificara su posicin de alguna manera. Sus esfuerzos estuvieron atravesados por el fracaso: Camilo marchaba firme en su posicin radicalmente abstencionista. Asumir una posicin de esta magnitud, cuando apenas se iniciaba el proceso de convergencia de fuerzas polticas y sociales de las ms variadas tendencias signific para el proyecto del Frente Unido el comienzo del fin. Los sntomas de disolucin comenzaron a manifestarse en la distribu-cin del semanario que pronto se vio en la necesidad de disminuir la cantidad de peridicos puestos en circulacin frente al hecho prctico de no contar con suficientes militantes para distribuirlo.

    Pero ms all de este sntoma del conflicto polti-co que giraba en torno al semanario y las posiciones de Camilo, lo que estaba abortando era el intento de lograr la unidad entre las diversas agrupaciones pol-ticas y las tendencias ideolgicas que representaban la izquierda y los sectores democrticos. Camilo ganaba adeptos para su causa de unidad popular, llenaba las plazas, los sindicatos y las universidades, pero su ver-ticalidad revolucionaria en aumento, su rompimiento a fondo con el sistema, el cierre a toda posibilidad de dilogo o acuerdo con las clases dominantes, iba alejando a los dirigentes de las fuerzas que comenza-ron a su lado, pero que de pronto sintieron el peso de su discurso chocar con sus propias concepciones de lucha, sus propuestas coyunturales y sus proyectos a largo plazo.

    Camilo se fue quedando con una masa de po-blacin que lo segua, que asista a sus conferencias y escuchaba sus discursos, los no alineados como

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  • los llamaba l, y un pequeo grupo de asesores y activistas, algunos de ellos, como Julio Cesar Corts, Jaime Arenas, Hermidas Ruiz, Galo Burbano y otros dirigentes estudiantiles, militantes o simpatizantes de la lucha armada y el ELN, insuficientes para de-dicarse a la labor que Camilo consideraba urgente y prioritaria: la organizacin popular.

    En medio de un universo de creciente dificultades inicia sus preparativos para incorporarse a las filas del ELN, a partir del 18 de octubre de 1965, conforme lo haba decidido la direccin de la organizacin.

    Camilo en las guerrillas del ELNLa permanencia de Camilo en las montaas de

    Santander antes de perder su vida fue relativamente corta, apenas de escasos cuatro meses.

    Durante ese tiempo, Camilo descubri un universo distinto y busc por todos los medios acomodarse a l. Su nuevo nombre de militancia fue Argemiro. Mientras Camilo se preparaba en la guerrilla, se formaba como combatiente, el Frente Unido se desintegraba. La ausencia de su presencia fsica fue retirando a los simpatizantes y amigos; an-tes que ellos, las fuerzas polticas y gremiales haban iniciado su desbandada. Jaime Arenas y Julio Cesar Corts, que haban quedado al frente del semanario y del movimiento, se sentan impotentes para sostener vivo un proyecto, cuya fuerza la constitua la presen-cia fsica y el carisma de Camilo. No obstante haber dejado una carta a los colaboradores ms cercanos y del compromiso de estos de mantener vivo el movi-miento, dos meses despus de la partida de Camilo se desplomaba completamente el FU en medio de dificultades econmicas y polticas, agravadas con la detencin de Jaime Arenas, el 9 de noviembre de 1965.

    Despus de que Camilo emprende su marcha se pusieron en circulacin cuatro nmeros ms del semanario, el ltimo el 9 de diciembre de 1965. Ca-milo estuvo al corriente de todo el proceso gracias

    Como experiencia histrica, Camilo le leg al movimiento

    latinoamericano y mundial el carcter

    humano de la lucha revolucionaria y un

    profundo debate entre Marxismo y Cristianismo; al movimiento

    social y poltico, el concepto de las clases populares y el sentido y la importancia de la unidad en la

    lucha democrtica y revolucionaria.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    a la informacin que su secretaria y amiga, Guitimie Oliveri, le haca llegar al seno de la guerrilla y acepta, sin poner en duda la victoria final, el derrumbe y la desaparicin del Frente Unido.

    Camilo estuvo tres meses dedicado a prepararse militarmente. Con grandes dificultades, pero dotado de una inmensa voluntad, fue articulndose poco a poco a la vida guerrillera. Estableci con los otros guerrilleros relaciones fraternas, cargadas de ese humanismo cristiano que lo caracteriz siempre y que a fuerza de la vivencia iba convirtiendo en humanismo revolucionario, su mejor aporte al proceso de cambio de la sociedad1. Asumi algunas responsabilidades que tenan que ver con la capacitacin de sus compaeros, sobre todo de aqullos que estaban inmersos en un oscuro estado de analfabetismo cultural y poltico. Re-cogi las historias de lucha que le contaban ellos y las acumul como conocimientos adquiridos de experiencias ajenas.

    Camilo fue interiorizando la cultura elena, los rituales de la guerri-lla y, en particular, los que tenan que ver con las armas y el combate. Se haba hecho prctica comn y ritual de bautizo, la premisa: El guerri-llero se gana su arma cuando tumba en combate un soldado y se apodera de ella, y la ilusin de Camilo era recuperar un fusil en combate, bueno, esa era la gran ilusin de los guerrilleros de entonces, era una especie de grado de combatiente2. En cumplimiento de este tipo de premisa, de ritual religioso, es que Camilo Torres pierde la vida.

    El 7 de enero de 1966, en el primer aniversario de la toma de Sima-cota, el ELN, distribuy la Proclama a los colombianos, enviada desde las montaas junto con una fotografa de Camilo en compaa de Fabio Vsquez y Vctor Medina Morn. La prensa nacional se pronunci en titulares de primera pgina sobre el hecho. El reconocimiento pblico de la presencia de Camilo en las filas del ELN y su declaracin de compro-meterse hasta la muerte constern a aquellos que haban estado cerca de su proyecto del Frente Unido.

    Para acompaar la circulacin de la proclama, la direccin del ELN determin hacer una ofensiva militar durante los meses de enero y fe-brero. Para esto, se dividi el nico frente que exista en ese momento, el Jos Antonio Galn, en dos comisiones: una al mando de Jos Ayala, que explorara la vereda de Los Aljibes con el doble fin de hacer un reconocimiento de la zona, mirar las posibilidades de establecer all

    1 Sobre el Humanismo creado por Camilo Torres Restrepo resulta gratificante el tra-bajo del Maestro Eduardo Umaa Luna, titulado: CAMILO Vive. Editorial Don Bosco. Barranquilla, 1996.

    2 Entrevista a Nicols Rodrguez. Diciembre-enero de 1993.

    N 61, Febrero de 2016 Bogot, Colombia Contenido

  • un nuevo frente y buscar contacto con la tropa; la otra, bajo la conduccin de Fabio Vsquez, se qued a la espera de poder realizar un asalto a uno de los destacamentos militares que estaban patrullando la regin3. El combate se produce en un lugar llamado Patio Cemento, en el municipio de San Vicente de Chucur, el 15 de febrero de 1966. En l pierde la vida Camilo Torres Restrepo4.

    Camilo es mucho ms que un guerrillero muerto en combate

    Han sido distintos los balances que se han hecho sobre la muerte de Camilo Torres en combate. Ellos giran bsicamente en torno a dos posiciones: la que afirma que la direccin del ELN, a cuya cabeza se en-contraba Fabio Vsquez Castao, tiene la responsabi-lidad directa del hecho de subvalorar la importancia que Camilo tena para el proceso de transformacin revolucionaria de Colombia y permitirle, sin la su-ficiente preparacin militar, entrar en combate, y la segunda, la que considera que la muerte de Camilo obedece a la lgica de sus propias decisiones y su irrenunciable deseo de comprometerse a fondo con el proceso en el que estaba participando.

    3 La comisin comandada por Jos Ayala prepar y llev a cabo una emboscada en el sitio Los Aljibes, en la que pere-cieron dos soldados, recuperando su equipo y armamento; el operativo de esta comisin se realiz el 22 de enero de 1966; de l se enter el grupo comandado por Fabio Vsquez que se encontraba en los preparativos para entrar en accin.

    4 En el combate de Patio Cemento, el ELN particip con 38 combatientes y tuvo, adems de la baja de Camilo Torres, la de cinco guerrilleros: Aureliano Plata Espinoza, Carlos Vi-viescas, Alfonso Milln Garca, Domingo Leal Leal y Manuel Bernardo Osorio. El Ejrcito nacional perdi 6 soldados. Once muertos en un combate que marc profundamente la vida poltica del pas en ese momento, y en el que el proyecto poltico-militar que lograba sostenerse y crecer en medio de grandes dificultades econmicas y polticas se hizo irrever-sible. Sobre los hechos que rodearon la muerte de Camilo, puede verse Mara Lpez Vigil, Camilo Camina Colombia. De las entrevistas a Nicols Rodrguez, pp. 23 a 27.

    Su dimensin histrica pasa por

    la guerrilla, pero su importancia

    esencial est en su condicin humana

    y su trayectoria como sacerdote,

    socilogo, investigador

    social, profesor universitario,

    funcionario pblico, lder popular

    y poltico.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    Con la muerte de Camilo se produce la construccin de un smbolo que le dar estabilidad al proyecto, permanencia y proyeccin sobre la edificacin de sus propias leyendas, rituales y mrtires. Las declaracio-nes de Fabio Vsquez a la revista Sucesos inician desde muy temprano el trabajo de recuperacin de la imagen de Camilo en tanto militante guerrillero, sacerdote, lder popular y patrimonio de las luchas revolucio-narias como propiedad del ELN5.

    Es notable en todas las versiones y valoraciones de la vida y muerte del sacerdote revolucionario la insuficiencia en la lectura histrica de su experiencia poltica amplia y abierta, la que constituye la mayor parte de su existencia como sacerdote, socilogo y lder popular. El funda-mentalismo con que se ha contemplado la lucha armada opaca otros espacios de reflexin de la riqueza sociolgica y poltica del pensamiento camilista; su concepcin sobre la unidad popular y el papel de cada sector social en los procesos de transformacin se fueron hundiendo en las consignas que, proviniendo de su pensamiento, no constituan la sntesis del mismo6.

    5 Sobre la valoracin que hace el ELN en torno a la muerte y significado de Camilo puede verse AH-ELN. Compendio peridico INSURRECCION, pgs. 5 y 6.

    6 En el proceso de mistificacin de Camilo se le va atribuyendo caractersticas que no tiene y quitndole aquellas que en condiciones histricas posteriores habran de constituirse en gua de accin para el movimiento popular. A Camilo no era necesario dimensionarlo, su vida y su prctica social y poltica haban alcanzado el nivel de tras-

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  • La muerte de Camilo impacto profundamente al clero latinoamericano y se proyect a Europa en el ncleo de sacerdotes que encontraban en el Evangelio jus-tificacin a su compromiso y prctica social con los sectores obreros y marginados7. Camilo se convirti en alguna medida en el artfice histrico de las nuevas tendencias teolgicas que habran de concretarse en el Concilio Vaticano II, las reuniones del CELAM de Medelln y el surgimiento de la Teologa de la liberacin.

    El movimiento latinoamericano de comunidades Eclesiales de Base estara ins-pirado por el ejemplo del compromiso cristiano de Camilo y de otros sacerdotes, monjas y laicos que comenzaron a modificar su prctica religiosa tradicional a travs de un compromiso poltico y social con los sectores marginados. En los aos que siguieron a la muerte de Camilo algunos sacerdotes, entre ellos varios que pertenecan al movimiento de Golconda, se vincularon al ELN como militantes. Son ejemplo de este proceso Aurentino Rueda, Manuel Prez, Antonio Jimnez Comn, entre otros.

    Polticamente, la muerte de Camilo impacta tambin lo que haba quedado del Frente Unido despus de su vinculacin a la guerrilla. De los restos del proyecto surgen los Comandos Camilistas, cuya actividad se centra en lo fundamental en los espacios universitarios y barriales; a travs de ellos se promueve la protesta estudiantil y ciudadana y se canalizan recursos humanos para las filas del ELN.

    Como experiencia histrica, Camilo le leg al movimiento latinoamericano y mundial el carcter humano de la lucha revolucionaria y un profundo debate entre Marxismo y Cristianismo; al movimiento social y poltico, el concepto de las clases populares y el sentido y la importancia de la unidad en la lucha democrtica y revo-lucionaria. Su dimensin histrica pasa por la guerrilla, pero su importancia esencial est en su condicin humana y su trayectoria como sacerdote, socilogo, investigador social, profesor universitario, funcionario pblico, lder popular y poltico.

    cendencia que se requera para quedar en la historia del pas, sin otras atribuciones que las que l mismo haba alcanzado. El discurso reivindicativo del ELN de la imagen de Camilo desborda el espa-cio de su dimensin real para caer en la manipulacin poltica de su ejemplo; a Camilo se le pueden atribuir todos los apelativos que se quieran, el de sacerdote rebelde, socilogo, revolucionario, lder popular, ciudadano comn y corriente, guerrillero, idelogo, menos el de marxista. Camilo es ante todo un militante del humanismo. A este respecto puede leerse el trabajo de Eduardo Umaa Luna, Camilo Torres R.: El nuevo humanismo, publicado en la revista, El derecho del derecho, nmero 3 de febrero-abril de 1984, a los 18 aos de conmemoracin de su muerte y, CAMILO Vive. Ed. Don Bosco. Barranquilla, 1996, del mismo autor.

    7 Movidos por el ejemplo de Camilo, sacerdotes y monjas ingresaron a la guerrilla, entre otras razones, porque, en ese momento, lo ms parecido a un clrigo era un guerrillero, en la medida en que compartan una cultura en la que movidos por un mesianismo altruista, militantes de una ac-titud en la que el sacrificio y la autonegacin de la vida individual son concebidos como requisito indispensable para la entrega desinteresada y absoluta a la causa de la salvacin de las almas o de la liberacin del pueblo, los niveles de identificacin no podan ser ms afines . A este respecto puede leerse las declaraciones de Manuel Prez Martnez en Mara Lpez Vigil, CAMILO Camina, pp. 80 a 105.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

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    Camilo Torres Restrepo: Legado y vigencia

    Revista CEPA

    Editorial de la Revista CEPA, No. 22, Bogot, 2016.

    El 15 de febrero de 1966 muri en combate el joven sacerdote Camilo Torres Restrepo, en Patio Cemento, Santander. La forma como muri lo convirti en un smbolo revolucionario en Amri-ca Latina y otros lugares del mundo y en un personaje legendario, cuyo pensamiento y accin han nutrido las luchas populares en Colombia durante el ltimo medio siglo.

    La vida de Camilo Torres fue breve y fecunda, pues durante un lapso de menos de diez aos experiment una radicalizacin de sus concepcio-nes polticas, que lo llevaron finalmente a empuar las armas y a morir combatiendo al rgimen del Frente Nacional.

    Camilo asumi un compromiso resuelto con los oprimidos desde que realiz estudios de sociologa en Blgica (1954-1959), cuando tuvo contactos con sindicatos cristianos y con grupos argelinos de resistencia contra la ocupacin francesa. Desde ese momento se evidenciaron sus preocupaciones investigativas, que se centraron en el estudio de los pro-blemas urbanos, lo cual se materializ en su tesis de grado, Aproxima-cin estadstica a la realidad socioeconmica de Bogot. De regreso en Colombia fue designado capelln de la Universidad Nacional, en donde, junto con Orlando Fals Borda, fund en 1959 la Facultad de Sociologa. Como parte de su labor acadmica realiz trabajos de investigacin y acompaamiento en barrios pobres de Bogot.

    Camilo no se interesaba por la sociologa como una actividad acadmica, sino que la concibi como un instrumento analtico para

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

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    comprender la realidad del pas, comprensin indis-pensable para emprender una praxis transformadora con los oprimidos, basada en su compromiso cristia-no del amor eficaz.

    Camilo ocup diversos cargos en instituciones ofi-ciales como el Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA) y la Escuela Superior de Admi-nistracin Pblica (ESAP), donde pudo vivir desde dentro el conservadurismo de las clases dominantes, siempre opuestas a efectuar una reforma agraria y a distribuir algo de su riqueza. A raz de sus posturas crticas y de sus propuestas encaminadas a superar las condiciones de pobreza y opresin, Camilo sufri la persecucin de las jerarquas eclesisticas, que lo obligaron primero a abandonar sus cargos en la Uni-versidad Nacional y luego a renunciar al sacerdocio.

    En 1965, Camilo fue uno de los promotores del Frente Unido y efectu giras por todo el pas. Llen las plazas pblicas, agit y defendi sus tesis tendientes a crear las bases de una nueva Colombia. Los objetivos del Frente Unido eran variados, y siguen siendo de gran actualidad: reforma agraria que democratizara la propiedad de la tierra, acceso al crdito y expro-piacin de los grandes latifundios sin indemnizacin; reforma urbana, para que todas las personas fueran propietarios de la casa que habitaban; planificacin industrial a partir de planes nacionales de desarrollo; una reforma tributaria que gravara las rentas ms elevadas; nacionalizacin de los sistemas financiero, de salud, de comunicaciones, de educacin, as como de las riquezas naturales del subsuelo; establecer relaciones internacionales con todos los pases del mundo; proteccin de mujeres y nios abandonados; igualdad de la mujer con respecto al hombre en el trabajo; racionalizar el presupuesto para las fuerzas armadas, y defender la soberana nacional por parte de la poblacin.

    Este programa requera de la unidad de las fuerzas interesadas en terminar con la explotacin y la injus-tica, de ah que Camilo fuera un defensor y difusor

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  • de la unidad popular y de las izquierdas, como condicin que posibilitara el triunfo de un proyecto alternativo. Pero en su poca, como en el mo-mento actual, se impusieron los dogmatismos y los sectarismos que han impedido cualquier avance unitario en favor de las clases subalternas.

    El carisma y liderazgo de Camilo llamaron la atencin del pas poltico y de la gran prensa, que alertaron ante el potencial peligro que se avecinaba para ellos con las prdicas del cura revolucionario, para lo cual recurrieron al tradicional anticomunismo primario como manera de estigmatizar la movilizacin popular y de expresar su miedo a la democracia. De esa forma, se justificaba el hostigamiento, la perse-cucin y los sealamientos calumniosos por parte de autoridades civiles, militares y eclesisticas. Esa persecucin presion a Camilo para tomar la decisin de empuar las armas, tras considerar que no existan condi-ciones para una transformacin pacfica del orden existente. No lleg a esa determinacin de manera espontnea, sino luego de una trayectoria de lucha de varios aos, en la que combin la investigacin social, el compromiso cristiano con los pobres y la participacin en instituciones gubernamentales. Esa praxis lo llev a concluir que el deber de todo cristiano es hacer la revolucin, de todas las formas posibles. Camilo fue honesto, coherente, radical y demostr un extraordinario espritu de entrega y compromiso con los sujetos populares que para l representa-ban el verdadero cristianismo y prefiguraban otra sociedad, distinta a la republiqueta oligrquica en el que le toc vivir y morir.

    El programa del Frente Unido requera de la unidad de las fuerzas interesadas en terminar con la explotacin y la

    injustica, de ah que Camilo fuera un defensor y difusor de la unidad popular y de las izquierdas, como condicin

    que posibilitara el triunfo de un proyecto alternativo. Pero en su poca, como en el momento actual, se impusieron

    los dogmatismos y los sectarismos que han impedido cualquier avance unitario en favor de las clases subalternas.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

    Camilo fue la encarnacin del cristianismo de los pobres, a partir del cual enfrent las estructuras injustas y desiguales que benefician a una minora social, como forma de demostrar su amor por el prjimo, por los desvalidos y necesitados. Como praxis terrenal, el cristianismo de los pobres se plantea la subversin del orden existente, siendo Camilo un digno representante de esa subversin anticapitalista que anticip lo que luego sera la Teologa de la Liberacin latinoamericana.

    No es posible ni legtimo suponer que existieron dos Camilos: uno, el sacerdote, socilogo, profesor universitario, investigador y trabajador social y, otro, el guerrillero. Estas dos facetas estn indisociablemente unidas, debido a que asumi un compromiso revolucionario inquebran-table con la clase popular, sin escatimar esfuerzos en su objetivo de lograr una transformacin estructural de la sociedad colombiana.

    Vale preguntarse qu tan diferente es la Colombia actual, comparada con la que conoci Camilo Torres. En apariencia es distinta, por dos razones fundamentales: hoy es un pas urbano, en cuyas ciudades habita el 70 por ciento de la poblacin, con un nmero cada vez ms reducido de campesinos; y se habra presentado una modernizacin econmica y cultural, evidenciada con el consumo de tecnologas, en el uso del automvil y la motocicleta y en la profusin de los supermercados y los centros comerciales. Pero esas modificaciones han sido epidrmi-cas, porque los grandes problemas de la sociedad colombiana, contra los cuales luch Camilo, siguen estando presentes como si este pas se

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  • Como praxis terrenal, el cristianismo de los pobres se plantea la subversin del orden

    existente. Camilo fue la encarnacin del cristianismo de los pobres, a partir del cual

    enfrent las estructuras injustas y desiguales que benefician a una minora social,

    como forma de demostrar su amor por el prjimo, por los desvalidos y necesitados.

    hubiera detenido en el ao 1965. Entre esos problemas se encuentra la permanente injusticia, que hace de Colombia uno de los tres pases ms desiguales del planeta; la concentracin de la propiedad territorial en pocas manos; el dominio en la vida econmica de unos pocos grupos monoplicos (los cacaos), asociados al capital transnacional, que son los verdaderos dueos del pas; el control informativo de esos mismos monopolios que son los propietarios de los canales de televisin, cadenas radiales y peridicos de circulacin nacional. A ello deben sumarse la antidemocracia, la intolerancia, la represin de las voces disidentes y la violencia estructural (la de todos los das), que deja miles de muertos, heridos y lisiados, que resultan de esa misma desigualdad, acentuada con el neoliberalismo, la mercantilizacin de la vida y privatizacin de los bienes comunes.

    Pero as como los aspectos estructurales de la dominacin oligrqui-ca en el pas no se han modificado en el ltimo medio siglo aunque ahora la hegemona en el bloque de poder corra por cuenta de los re-presentantes del capital financiero, tampoco lo han hecho, en general, las izquierdas, que seguimos presas del mismo dogmatismo, espritu de secta, estrechez de miras y falta de una perspectiva amplia de poder que movilice a la clase popular, de la que hablaba Camilo Torres Restrepo.

    Como estas condiciones no se han modificado de ninguna manera, Camilo Torres sigue siendo un pensador y luchador de nuestro tiempo, porque fue un luchador de su tiempo.

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  • Camilo Torres Restrepo: Hasta la victoria, siempre!

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    Marxismo 21Historia reciente y retos contemporneos de la izquierda radical europea

    Marcello Musto

    Profesor Asistente, Departamento de Sociologa, Universidad de York.

    Nathalia Hernndez Vidal

    Traduccin del ingls

    I. El final de el socialismo real existente

    Despus de 1989, como resultado de turbulencias estructura-les y polticas, y de grandes transformaciones econmicas, un proceso de restauracin capitalista tuvo severas repercusiones sociales a escala global. En Europa, las fuerzas anticapitalistas encontraron que su influencia estaba siendo sacudida irresistiblemente: se volvi cada vez ms y ms difcil para ellas organizar y liderar luchas sociales, y la izquierda, en su conjunto, perdi ideolgicamente las posiciones hege-mnicas que haba ganado despus de 1968 en reas claves de muchas culturas nacionales.

    La derrota tambin fue evidente a nivel electoral. Desde 1980 en adelante, los partidos que estaban unidos alrededor de la idea del Euro-comunismo, as como aquellos que seguan fuertemente atados a Mosc, sufrieron un agudo declive en trminos de respaldo, lo que se convirti en una verdadera colisin despus de la implosin de la Unin Sovitica. El

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  • Izquierda en debate

    mismo destino afect tambin a varios de los grupos de la Nueva Izquierda y de los partidos trotskystas.

    Comenz pues una fase de reconstruccin en la que nuevas formaciones polticas emergieron con regularidad a travs del reagrupamiento de elementos anticapitalistas todava existentes. Esta diversidad organizacional habilit a las fuerzas tradicionales de la izquierda para abrirse a los movimientos ecolgicos, feministas y por la paz que haban surgido en las dca-das previas. La Izquierda Unida en Espaa, creada en 1986, fue pionera en este sentido. Iniciativas similares tomaron forma ms tarde en Portugal (en donde, en 1987, se cre la Coalicin Democrtica Unitaria); en Dinamarca (Lista Unida/Rojo-Verde, en 1989); en Finlandia (Alianza de Izquierda, en 1990) y en Italia y Grecia, en 1991, cuando nacieron el Partido Comu-nista de Refundacin y Synaspismos (coalicin de los movimientos de izquierda y ecologistas).

    En otros pases, sin embargo, hubo intentos (al-gunos meramente cosmticos) de renovar los partidos que haban existido antes de la cada del Muro de Ber-ln. En 1989, despus de la fundacin de la Repblica Checa, fue proclamado el Partido Comunista de Bo-hemia y Moravia, y, en 1990, apareci en Alemania el Partido del Socialismo Democrtico, reemplazando al Partido Socialista Unificado de Alemania que haba gobernado la Repblica Democrtica Alemana desde 1949. Tambin en 1990, en Suecia, el Partido de Izquierda (los comunistas) adopt posiciones ms moderadas y elimin el nombre comunista de su denominacin.

    Estos nuevos partidos, as como otros que no cambiaron sus nombres, lograron retener una presen-cia poltica en sus respectivos escenarios nacionales. Junto con movimientos sociales y fuerzas sindicales progresistas, contribuyeron a la intensa resistencia contra las polticas neoliberales despus de 1993, cuando el Tratado de Maastricht se hizo efectivo y defini rgidos parmetros monetarios para nuevos pases que pretendan ingresar a la Unin Europea.

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  • II. En el momento de la tercera vaA mediados de los 90, animadas por huelgas y

    grandes protestas en contra de sus respectivos gobier-nos (Berlusconi y Dani en Italia, Juppe in Francia, Gonzlez y Aznar en Espaa), algunas fuerzas de la izquierda radical alcanzaron incluso modestos xitos electorales. La Izquierda Unida obtuvo el 13.4 por ciento en las elecciones europeas de 1994; el Partido de Comunista de Refundacin 8.5 por ciento en las elecciones nacionales de 1996 y el Partido Comunis-ta Francs 10 por ciento en las elecciones parlamenta-rias de 1997. Al mismo tiempo, stos incrementaron su nmero de miembros y su presencia a nivel local y en los lugares de trabajo. En 1994, se form el Grupo Unido Europeo en el Parlamento Europeo, el cual, despus de su fusin con algunos partidos escandina-vos, cambi su nombre a Izquierda Europea Unida/ Izquierda Verde Nrdica (GUE/NGL).

    Por el otro lado, con el ascenso de Tony Blair como lder del Partido Laborista (1994) y como primer ministro del Reino Unido (1997-2007), se despej el camino para un profundo cambio en la ideologa y el programa de la Internacional Socialis-ta. La Tercera Va de Blair (de hecho una acepta-cin supina del mantra neoliberal enmascarado por la vacua exaltacin de lo nuevo) fue apoyada en varios grados y formas por los gobiernos de Gerhard Schrder en Alemania (canciller socialdemcrata de 1998 a 2005), Romano Prodi en Italia (cabeza de coaliciones de centro-izquierda y primer ministro de 1996 a 1998 y de 2006 a 2008) y Jos Scrates en Portugal (primer ministro del Partido Socialista de 2005-2011) (De Waele et al., 2013).

    En nombre de las futuras generaciones (quie-nes, mientras tanto, seran privadas del derecho al trabajo), e inspirados por la adopcin de la UE del Tratado de Lisboa en 2000, estos gobiernos pusieron en marcha una serie de contrarreformas econmicas para erosionar el modelo social europeo. Muchas regiones de Europa del sur vieron la reduccin de lo

    El viento neoliberal que sopl sin

    resistencia desde la pennsula ibrica

    hacia Rusia, junto con la ausencia

    de movimientos sociales robustos

    capaces de moldear acciones gubernamentales en una direccin

    socialista, fue evidentemente

    una constelacin negativa para los partidos radicales

    de izquierda. Esta no logr

    extraer ninguna ganancia social

    significativa que corriera en contra

    de los lineamientos econmicos; todo

    lo que pudieron lograr fue paliativos dbiles ocasionales.

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  • Izquierda en debate

    que quedaba del Estado de bienestar, as como ataques al sistema de pensiones, la privatizacin de la educacin, cortes drsticos en la finan-ciacin de la investigacin y el desarrollo y barreras efectivas a un nuevo paquete de polticas industriales.

    En lo que tiene que ver con la poltica econmica es difcil detectar algo ms que diferencias marginales entre gobiernos socialdemcratas y regmenes conservadores en el poder en ese momento. En efecto, en muchos casos, los socialistas o administradores de centro-izquierda fueron ms eficientes en la implementacin del proyecto neoliberal que otros sectores, pues los sindicatos, cada vez menos y menos represen-tativos de la capas sociales ms dbiles, encontraron las decisiones del gobierno ms aceptables por cuenta de la vieja creencia ilusoria de que ste era amigable con el movimiento obrero.

    A pesar de todo esto, muchos partidos de la izquierda radical europea se aliaron con fuerzas socialdemcratas, ya fuese para prevenir un gobier-no de derecha o para evitar el aislamiento que la lgica del voto tctico les generara. En la siguiente dcada y media, el Partido Comunista de Refundacin en Italia (1996-98 y 2006-08), el Partido Comunista en Francia (1997-2002), la Izquierda Unida en Espaa (2004-08) y el Par-tido Socialista de Noruega (2005-13) apoyaron en su totalidad o tenan ministros en gobiernos de centro-izquierda. Y recientemente, la Alianza de Izquierda (2011-14) y el Partido Socialista del Pueblo (2011-15) han asumido responsabilidades gubernamentales en Finlandia y Dinamarca respectivamente.

    El viento neoliberal que sopl sin resistencia desde la pennsula ibrica hacia Rusia, junto con la ausencia de movimientos sociales ro-bustos capaces de moldear acciones gubernamentales en una direccin socialista, fue evidentemente una constelacin negativa para los partidos radicales de izquierda. Esta no logr extraer ninguna ganancia social significativa que corriera en contra de los lineamientos econmicos; todo lo que pudieron lograr fue paliativos dbiles ocasionales. Ms a menudo, tuvieron que tragarse una pldora amarga y votar por medidas en contra de los cuales haban prometido la ms acrrima oposicin.

    An as, los resultados en las urnas electorales fueron desastrosos en todas partes. En las elecciones presidenciales de 2007, los comunistas franceses obtuvieron menos del 2 por ciento de la votacin, y en el ao siguiente, con un porcentaje de votacin de tan slo el 3.8 por ciento, la Izquierda Unida toc fondo en Espaa. En Italia, por primera vez en la historia de la Repblica, los comunistas quedaron por fuera del

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  • parlamento, obteniendo un triste total de 3.1 por ciento y solo bajo el ala de la Iz-quierda Arcoris.

    III. Contra la austeridadMientras tanto, una de las crisis finan-

    cieras ms grandes de la historia estall en los Estados Unidos de Amrica, y por virtud de su debilidad, toda Europa tembl gracias a los vientos de la recesin. A medida que la galopante deuda pblica incrementaba los peligros de insolvencia, muchos pases tuvieron que acudir a crditos de la as lla-mada Troika, conformada por la Comisin Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. A los pa-ses en riesgo de mora les fueron ofrecidos prstamos a cambio de la introduccin de rgidas polticas de austeridad, a pesar de que las medidas de reestructuracin de mitad de los aos 90 parecan bastante restringidas.

    El propio trmino reforma estructural sufri una transformacin semntica radi-cal. Originalmente, en el vocabulario del movimiento de los trabajadores, indicaba mejoras lentas pero estables de las condicio-nes sociales, pero ahora era sinnimo de una profunda erosin del Estado de bienestar, bajo el dictado del Banco Central Europeo. El efecto fue el retorno al voraz capitalismo del siglo XIX.

    Este fue el escenario para una terrible recesin de la cual Europa todava no se repone y que, en el presente, lidia con el espectro de la deflacin. Una fuerte presin hacia abajo de los salarios ha acompaado la cada del PBI, y el desempleo ha alcanzado niveles nunca antes registrados desde la Se-gunda Guerra Mundial.

    Para usar palabras otrora flagrantes y, sin embargo, ms aplicables ahora que nun-ca, se trata de la lucha de clases; una lucha de cases que est siendo sopesada por las clases dominantes contra las clases subalter-nas, en los centros con el capitalismo ms desarrollado, as como en las periferias de la economa mundial, en la que la explotacin de la fuerza de trabajo est en su punto ms extremo y los pases estn siendo despiada-damente despojados de sus ms preciados recursos naturales. Esto ha conducido a un inmenso crecimiento de las inequidades y a una mayor redistribucin de la riqueza a favor de los sectores ms ricos de la socie-dad. Las relaciones sociales han atravesado profundos cambios, encabezados por la seguridad laboral, la competencia entre los trabajadores, la comercializacin de cada esfera de la vida, y guerras sociales entre las capas ms empobrecidas de la poblacin.

    Al mismo tiempo, la crisis en Europa se ha propagado rpidamente al mundo de la poltica. En los ltimos veinte aos, poderes con capacidad de decisin han sido trans-feridos cada vez ms de la esfera poltica a la econmica; la economa ahora domina a la poltica, y es constantemente retratada como un mbito distinto no susceptible al cambio, que fija la agenda y se asegura de que las decisiones clave estn por fuera del control popular.

    Lo que sola ser visto no hace mucho tiempo como un espacio para la actividad poltica es ahora gobernado por pseudoim-perativos econmicos, los cuales, detrs de la mscara ideolgica con la cual pretenden ser no-polticos, presentan de hecho una estructura altamente poltica, una forma peligrosamente autoritaria y un contenido

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  • Izquierda en debate

    totalmente reaccionario. El caso ilustrativo ms emblemtico es el Tratado sobre Esta-bilidad, Coordinacin y Gobernanza en la Unin Econmica y Monetaria (TSCG): el convenio fiscal, como es ampliamente conocido, que introdujo la obligacin de formular presupuestos balanceados en los pases de la UE. Esto significa que cada Estado miembro se compromete a cumplir, dentro del espacio de veinte aos, con las disposiciones del Tratado de Maastricht de 1993, segn el cual la deuda pblica no debe exceder el lmite del 60 por ciento del PBI.

    Al construir una muralla para impedir a los parlamentos nacionales la toma de deci-siones sobre objetivos poltico-econmicos, el TSCG sirve, pues, para minar el Estado social en los pases de la UE ms fuertemen-te endeudados, y amenaza con profundizar, an ms, la actual recesin. La transicin del sistema electoral proporcional hacia uno basado en su mayora en bonos de un tipo o del otro, as como las tendencias antide-mocrticas que buscaban fortalecer ms el poder ejecutivo frente al poder legislativo, haban hecho ya mella en el carcter repre-sentativo de los parlamentos nacionales. Pero esta ltima transferencia de poder del parlamento al mercado y sus instituciones oligrquicas es el impedimento ms grave para la democracia en nuestros tiempos. Esto demuestra que el capitalismo est en-trando en una profunda crisis de consenso y es incompatible con la democracia.

    Esta daina uniformidad de los dos pro-gramas polticos y objetivos econmicos, confirmada por la administracin socialista de Hollande en Francia, elegida en 2012, ha ayudado a producir un segundo cambio

    (despus del de 1989) en el contexto polti-co europeo. En medio del crecimiento de la hostilidad pblica frente a la tecnocracia burocrtica de Bruselas, hemos visto altos niveles de abstencionismo, la emergencia de movimientos neopopulistas y euroes-cpticos, y un crecimiento significativo de partidos xenfobos de la extrema derecha.

    IV. La izquierda plural y los nuevos retos del presente

    De otro lado, la izquierda radical ha continuado reagrupndose en nuevas for-maciones pluralistas que involucran a un amplio abanico de fuerzas, un modelo que en los ltimos quince aos se ha extendido a la mayor parte de Europa y que se est vol-viendo rpidamente dominante. En 1999, el bloque de izquierda de Portugal uni a las fuerzas ms importantes del Partido Comunista, y en el mismo ao la fundacin de La Izquierda marc un nuevo comienzo en Luxemburgo. En 2004, Synaspismos y

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  • toda una gama de fuerzas anticapitalistas en Grecia se unieron para formar la Coalicin de la Izquierda Radical, SYRIZA (aunque su fusin como partido de facto se dio hasta 2012). La salida de militantes del Partido Socialdemcrata de Alemania y del Partido Socialista en Francia, que pronto tomaron posicio-nes a la izquierda de las dirigencias comunistas del Partido del Socialismo Democrtico y del Partido Comunista Francs, favoreci el nacimiento de La Izquierda (en Alemania) en 2007 y del Frente de Izquierda (en Francia) en 2009. Tambin en Francia, la fusin de la Liga Comunista Revolucionaria en 2009 en el Nuevo Partido Anti-Capitalista puede ser vista como parte de la misma exigencia a las fuerzas radicales de la izquierda tradicional europea para que confrontaran nuevas contradicciones sociales y se abrieran a nuevas generaciones de militantes.

    Tambin en Italia, en el mismo ao, fueron fundadas la Izquierda Ecolgica y Libertad (unin de tres componentes: el ala moderada del Partido Comunista de Refundacin, un grupo disidente de la Izquierda Democrtica y algunos ecologistas) y la Federacin de Izquierda (una alianza entre el Partido Comunista de Refundacin y tres movimientos ms pequeos).

    Un camino similar se intent seguir en Inglaterra, con la fundacin del Partido del Respeto en 2004, pero los resultados all fueron mucho menos favora-bles. La tendencia lleg incluso hasta el Bsforo, en donde activistas kurdos se reunieron con varios mo-vimientos de la izquierda turca en el Partido Demo-crtico del Pueblo; ste se ha convertido rpidamente en la cuarta fuerza poltica del pas.

    El ao 2014 vio emerger a la Izquierda Unida y a Podemos en Espaa. El ltimo es un caso particu-larmente especial, pues afirma ir ms all del espacio tradicional de un partido de izquierda. No obstan-te, despus de participar en las elecciones europeas por primera vez en 2014, se uni al GUE/NGL. El

    La Unin Europea no se puede

    reformar desde adentro. La

    izquierda europea anticapitalista

    debe rediscutir su programa,

    con seriedad y con urgencia, comenzando

    con la pregunta central sobre la

    moneda nica y la necesidad de

    realizar campaas y movilizaciones transnacionales ms frecuentes

    y resolutas.

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  • Izquierda en debate

    ejemplo ms reciente de esta tendencia fue la creacin de la Izquierda Unida en Polonia en julio de 20151.

    El modelo es ciertamente muy distinto al modelo monoltico del partido democrtico centralista del movimiento comunista del siglo XX. Pero a pesar de que ha abarcado a la mayora de las fuerzas de la iz-quierda radical europea, restringiendo su fragmenta-cin y estimulando su avance (de manera ms notable en el caso de SYRIZA en Grecia), esto no significa que la nueva forma organizacional haya resuelto los problemas polticos.

    El problemtico resultado de las negociaciones entre Alexis Tsipras, lder de SYRIZA y primer mi-nistro de Grecia, y otros primer ministros y presiden-tes de la eurozona, que impusieron el tercer paquete de rescate financiero a Grecia en julio de 2015, ha mostrado que cuando una fuerza no conformista de gobierno logra ganar las elecciones con una platafor-ma alternativa, las instituciones europeas intervienen para prevenir cualquier ruptura en el modelo socioe-conmico dominante.

    Se ha hecho incluso ms claro que, a pesar de la esperanza que sienten aquellos que piensan que un gran cambio en Espaa es posible y de la importante e inesperada eleccin de Jeremy Corbyn como lder del Partido del Trabajo en Inglaterra, la Unin Euro-pea no se puede reformar desde adentro. La izquierda europea anticapitalista debe rediscutir su programa, con seriedad y con urgencia, comenzando con la pre-gunta central sobre la moneda nica y la necesidad de realizar campaas y movilizaciones transnacionales ms frecuentes y resolutas.

    1 Para la encuesta de la fuerza europea de la izquierda ra-dical vase la publicacin online Daiber et al. (2012), y ms recientemente el nmero especial de la Revista Socialism and Democracy, vol. 29, N. 3, 2015, editada por Babak Ami-ni, titulado The Radical Left in Europe (La Izquierda Radical en Europa).

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    Las mariposas, el queso y los gusanosSobre las esperanzas y las decepciones del Socialismo Siglo XXI [Interpelaciones 3/4]

    Jos Francisco Puello-Socarrs

    Escuela Superior de Administracin PblicaUniversidad Nacional de Colombia

    El artculo: Socialismo del Siglo XXI: de la esperanza a la decepcin escrito por el profesor Andr-Nel Roth (2015) y publicado en el portal Palabras al Margen (http://bit.ly/1ebKAnW), se propone realizar un balance actualizado sobre las situaciones y los procesos en los pases del socialismo del siglo XXI: Venezuela, Bolivia y Ecuador. Estas revoluciones democrticas de un nuevo tipo, al decir de Roth, en contraste con la esperanza y los entusiasmos que habran generado en sus inicios (no slo en sus propios pases sino tambin en otras partes del mundo), hoy provocaran todo lo contrario: escepticis-mo y decepcin.

    Varios de los juicios hechos por Roth resultan vlidos y ciertamente contribuyen a los debates acadmicos y polticos que hoy por hoy, des-afortunadamente, brillan por su ausencia. Sobre todo cuando en varios contextos, entre ellos Colombia, las aproximaciones a este asunto se caracterizan por la irreflexividad y en otros casos ms puntuales simple-mente por la deformacin desinformativa.

    No obstante, el artculo al que hacemos referencia en su conjunto cae en varios lugares comunes desde los cuales valdra la pena interponer algunas precauciones y pensar este asunto a partir de nuevas premisas instalando una mirada complementaria que explore este tema bajo nue-vas claves.

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  • Subversiones intelectuales

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    1.Proponer los Socialismos del Siglo XXI (en

    adelante: SSXXI) como revoluciones democrticas y desde all sacar conclusiones definitivas, resulta ser un ejercicio interpretativo ambiguo para caracterizar los procesos registrados recientemente en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

    Stricto sensu los episodios aludidos no son re-voluciones. Si quisiramos describir grosso modo el significado poltico de los procesos venezolano, ecua-toriano y boliviano deberamos precisar mejor a qu nos referimos con revolucionario.

    Si se respetan ciertos niveles de anlisis sobre la realidad se puede advertir que una cosa es un proyecto revolucionario, el cual tiene como horizonte poltico transformar el modo de produccin y reproduccin de las relaciones sociales vigentes (hoy capitalistas), y otra cosa es un programa poltico y/o de polticas revolucionarias, es decir, parte de un proceso que est materializando la Revolucin. Un proyecto poltico, desde luego, puede (auto) proclamarse revolucionario. Sin embargo, esta sola enunciacin no es performa-tiva y, por lo tanto, no permite decir que el proyecto efectivamente lo sea. Bien recordaba Hugo Chvez en Golpe de Timn: la revolucin no se decreta, de lo contrario tambin lo plante Marx estaramos al borde de caer en un cretinismo constitucional. Para el caso que nos ocupa, los SSXXI, presenciamos a lo sumo la enunciacin de un propsito, la proyeccin de un horizonte, lo que potencialmente puede ser (o no ser): La Poltica. Un asunto diferente es referirse al diagnstico sobre el aqu y el ahora: las trayectorias de lo actualmente existente: Lo Poltico.

    Por lo tanto, para ser y estar en medio de un proyecto poltico revolucionario que pretende mate-rializarse, entre otras cosas, mediante un programa poltico y de polticas revolucionarios, habra que concretar antes alguna ruptura revolucionaria. No es el caso de los SSXXI.

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  • Venezuela, Bolivia y Ecuador son, ante todo, reformismos radicales, ya que la ruptura revolucionaria es un horizonte deseado pero no una realidad en concreto ni firme. Los SSXXI se diferencian de otros casos en prin-cipio tomando en cuenta el grado de profundidad de las reformas slo por contraste y comparacin (a lo que Roth apunta al referirse a las vas socialdemcratas o moderadas por las que han optado otros procesos; sin referirse a cules son esos casos). Estas diferencias seran distinciones de grado. La disyuntiva entre reforma o revolucin, como alguna vez la postul Rosa Luxemburgo, no aplica en trminos dicotmicos para un contexto drsticamente distinto, como el de los SSXXI.

    2.La anterior aclaracin tiene otras implicaciones. Dado que no estamos

    en presencia de gobiernos revolucionarios hic et nunc sino de reformistas radicales con un horizonte revolucionario, los procesos de los SSXXI estn a su vez sometidos y condicionados a lo que podramos denominar las oportunidades y restricciones de una doble transicin.

    Si los procesos de ruptura revolucionaria en el siglo XX se plantearon como transiciones socialistas, los reformismos radicales del nuevo milenio enfrentan el desafo de lograr primero una transicin desde el neolibe-ralismo, donde el punto de partida es cierto pero el de llegada incierto. Posteriormente, y en segundo lugar, se advierte otra transicin hacia el socialismo durante siglo XXI, donde el punto de llegada es un locus de incertidumbre, un proceso en construccin y por construir; si se quiere,

    Si se respetan ciertos niveles de anlisis sobre la realidad se puede advertir que una cosa es

    un proyecto revolucionario, el cual tiene como horizonte poltico transformar el modo de

    produccin y reproduccin de las relaciones sociales vigentes (hoy capitalistas), y otra

    cosa es un programa poltico y/o de polticas revolucionarias, es decir, parte de un proceso

    que est materializando la Revolucin.

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  • Subversiones intelectuales

    un no-lugar que no pretende ser calco ni copia (Maritegui). Esta distincin debe incorporar adems el contexto poltico bajo el cual se han desplegado estos procesos neo-socialistas y, especialmente, lo que significa el dispositivo democrtico, el cual hay que subrayarlo es la democracia reducida al mbito (neo)liberal-electoral. Los mrgenes para maniobrar polticamente aqu son drs-ticamente distintos.

    En la muestra especfica de casos a los que alude Roth como los SSXXI, por ejemplo, ninguno de los candidatos presidenciales llega al poder con un discurso socialista. Adicionalmente, estamos hablando de con-quistas electorales del poder gubernamental, es decir, un nivel bastante bien acotado en las relaciones sociales e institucionales del poder, en sentido ms amplio. Las primeras victorias electorales de Hugo Chvez, Evo Morales y Rafael Correa se destacaron por ser discursos reformistas, los cuales, incluso, fueron calificados en su momento de ter-cera va (es decir, un reformismo en y no del neoliberalismo). Cmo no recordar que el proyecto boliviano giraba inicialmente en torno a un capitalismo amaznico! (Garca Linera).

    A diferencia de los dems casos (aqu no omitimos los ms representativos: Ar-gentina, Brasil, Uruguay), una vez en el poder de gobierno la retrica anti-neoliberal de los SSXXI fue poco a poco procesando, adoptando y adaptando diferentes perspec-tivas sociales y, al final, transformndose. Pasaron de ser una resistencia meramente defensiva anti-neoliberal hacia un progra-ma poltico y de polticas ofensivo contra el neoliberalismo. O para decirlo coloquial-mente: en los casos de Venezuela, Bolivia

    y Ecuador, polticamente, se pas de los NOES a los SES, y en esa medida se cons-tituyeron distintos programas polticos que no slo pretendan el cambio de las polticas en el neoliberalismo sino que enarbolaron la posibilidad de procesos que condujeran ha-cia la desinstitucionalizacin y destitucin del neoliberalismo, dos cosas que tambin son distintas, sobre todo en relacin a los otros casos.

    Finalmente, bajo distintas versiones, Revolucin Bolivariana (VEN), Revolucin Ciudadana (ECU) o Socialismo Comunita-rio (BOL), se constituyeron horizontes (pro-yectos) polticos revolucionarios aunque en medio de una (primera) transicin que hoy por hoy se encuentra en curso y que resulta adems sumamente compleja, en tanto articula toda una variedad de relaciones de poderes y dimensiones, actores y sujetos de las sociedades nacionales y tambin del escenario internacional.

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    labra.blog

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  • 3.La metamorfosis que conduce hacia la instalacin

    de los SSXXI no hay que valorarla entonces moral-mente sino por el significado poltico que implica para la economa poltica global en el siglo XXI.

    No hay que omitir que, al inicio de este milenio, nos encontrbamos, aqu s, en medio de la gris pe-sadilla y la desesperanza absoluta del holocausto neo-liberal, recordmoslo: la fase del capitalismo tardo donde se exacerban todos los salvajismos inherentes a sus lgicas y contradicciones, tales como la explota-cin econmica (humana y de la naturaleza), la opre-sin social, la alienacin ideolgica y las violencias constitutivas que lo inauguran desde la dcada de 1970 con el debut de las dictaduras cvico-militares. De hecho, menos de una dcada antes de que Hugo Chvez llegara al Palacio de Miraflores, se haba sentenciado histricamente el triunfo definitivo del capitalismo y afincado la frustracin segn la cual el destino de la humanidad no poda ser otro que el del neoliberalismo, con todo lo que ello implica.

    De all que la autntica decepcin (primera, digamos, para no hacer desde ya futurologa) en medio de todos estos acontecimientos histricos son los procesos que bajo una retrica anti-neoliberal y reformista volvieron al neoliberalismo, y actualmente lo refuerzan, ms all de que esta vez sea un neoli-beralismo de nuevo cuo, menos visible pero no por ello menos peligroso que el del siglo inmediatamente anterior. Porque si por algo se caracterizan los (auto)proclamados neo-desarrollismos (argentinos, brasile-os, uruguayos en la poca de los progresismos) es por haber aprovechado en forma oportunista la crisis neoliberal, la oleada de contestaciones sociales contra el neoliberalismo y aqu s las esperanzas populares para redimir al capitalismo neoliberal bajo una nueva versin.

    En estos casos s que se advierten las decepcio-nes y sobre todo las frustraciones. Aqu los gusanos que salieron del queso no llegaron a mariposas. Y en

    Venezuela, Bolivia y Ecuador son, ante todo, reformismos

    radicales, ya que la ruptura revolucionaria

    es un horizonte deseado pero no

    una realidad en concreto ni firme.

    Los socialismos del siglo XXI se diferencian de

    otros casos en principio tomando en cuenta el grado

    de profundidad de las reformas slo por contraste

    y comparacin.

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  • Subversiones intelectuales

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    https://picasaweb.google.com/103178565392928236982/CamiloTorresRestrepo?feat=flashalbum#

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  • medio de esta coyuntura ni siquiera emergieron alternativas ni alguna nueva utopa tan necesaria como urgente que sirviera para cami-nar (deca Eduardo Galeano) o, al menos, empezar a desandar la larga noche neoliberal como un primer paso para intentar salir del horror que hoy por hoy representan el capitalismo y su crisis. Pues no hay que olvidar que este sistema actualmente amenaza con acabar la civilizacin humana, nada ms y nada menos; conspiracin en la cual no sobra aadir estn comprometidos regmenes del neoliberalismo recargado y sus clases dirigentes, como sucede en Colombia, a los cuales por ahora no los sometemos a la discusin pues en estos casos el queso ni siquiera germin los gusanos.

    Para ilustrarlo de otra manera: una cosa es proponer la reconstruccin de un Capitalismo en serio (frase de Nstor Kirchner y Cristina Fer-nndez de Kirchner, tambin reiterada por Pepe Mujica) o capitalismo humano (una contradiccin en los trminos) para el nuevo milenio y otra muy distinta, polticamente hablando, es postular por ejemplo el Socialismo Comunitario como proyeccin del siglo XXI.

    Una cosa es la apuesta (fallida, bien es cierto) Yasun en Ecuador, donde despus de varios aos y esfuerzos no se logr una compensacin para el pueblo ecuatoriano ante la decisin de no explotar los recur-sos naturales y contribuir al medioambiente y las ecologas comunales (finalmente se explotar el 10% de la cuenca), y otra bastante bien lejos de esa apuesta es el yacimiento de Vaca Muerta en Argentina, donde YPF utiliza fracking bajo la figura neoliberal de la asociaciones

    Para el caso que nos ocupa, los socialismos del siglo XXI, presenciamos a lo sumo la

    enunciacin de un propsito, la proyeccin de un horizonte, lo que potencialmente

    puede ser (o no ser): La Poltica. Un asunto diferente es referirse al diagnstico sobre

    el aqu y el ahora: las trayectorias de lo actualmente existente: Lo Poltico.

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  • Subversiones intelectuales

    pblico-privadas y en la cual el principal socio es uno de los ms infames ecocidas del planeta: la usamericana Chevron.

    As tambin saltan a la vista las diferencias polticas de lo que signi-ficara la explotacin de hidrocarburos por YPFB (Yacimientos Petrol-feros Fiscales Bolivianos, la empresa estatal) y sus alianzas estratgicas, en las que el gobierno retiene un alto porcentaje de regalas (70% circa) para programas sociales, y otra, lo que significa YPF (Yacimientos Petro-lferos Fiscales), empresa donde el Estado argentino mantiene un 51% de las acciones y el porcentaje restante es propiedad de capitales privados transnacionales (incluyendo a las redes empresariales pertenecientes al hombre ms rico del planeta: Carlos Slim).

    Ejemplos anlogos que muestran los contrastes de este tipo sobran y sera engorroso alargarlos para insistir en una distincin polticamente evidente. As las cosas, hay que pensar en qu tipo de proyectos y ho-rizontes polticos se plantean (incluso, en su dimensin formal) los diferentes procesos y articularlos con los programas polticos y de pol-ticas que materializan distintas trayectorias reales. Aqu las vas son por completo distintas y conducen hacia distintos caminos, una clave que a la hora de los anlisis, resulta crucial.

    http://www.eltiempo.com/politica/justicia/camilo-torres-misterio-de-sus-restos/16483973

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    La venta de ISAGEN y el financiamiento de la infraestructura vial en Colombia

    Daniel Munvar

    Mster en Polticas Pblicas Universidad de Texas en Austin

    Tras meses de discusin y oposicin por parte de la socie-dad colombiana, la administracin de Santos finalmente completo la venta de ISAGEN. El argumento central utilizado por el Gobierno para justificar esta operacin es la necesidad que tiene el pas de mejorar su infraestructura vial. De esta forma, los 6.5 billones de pesos generados por la venta de ISAGEN sern utilizados para la capita-lizacin de la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN). Dicha entidad utilizar estos recursos para el financiamiento requerido por parte de los contratistas a cargo de llevar a cabo la Cuarta Generacin de Concesio-nes Viales (4G). En este contexto el Gobierno no ha escatimado recursos en pregonar, por un lado, el rol central de la venta de ISAGEN en el desarrollo de las 4G; por el otro, en ensalzar las virtudes del esquema de Asociaciones Pblico Privadas (APP) utilizado para estructurar el citado programa. Sin embargo, un anlisis detallado de las caractersticas de las APP en el marco de las 4G revela que stas no constituyen la pana-cea que nos quiere hacer cree el Gobierno. Por extensin, la decisin de vender ISAGEN ms que ser una necesidad, como se reiter una y otra vez en las ltimas semanas por parte de diferentes funcionarios, fue en realidad una cuestionable decisin derivada de un mal manejo de la poltica fiscal en el pas en aos recientes.

    Pero, vamos por partes. Por qu era necesario que el Gobierno ven-diera ISAGEN para financiar las 4G? Acaso no era posible financiar estas obras con recursos del Presupuesto General de la Nacin? La respuesta a

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  • Neoliberalismo Rampante

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    esta pregunta tiene que ver con el esquema de las APP. En trminos muy simplificados, bajo este esquema de contratacin, el contratista privado est a cargo de obtener por su cuenta los recursos para financiar las obras, en la forma de capital o deuda. Una vez el con-tratista entregue la obra, este tiene derecho a percibir los ingresos que hacen viable el proyecto de inversin. En el caso de infraestructura vial, dichos ingresos se refieren especficamente a peajes y contribuciones del Estado. Es decir que si bien en ltima instancia son los contribuyentes los que terminan pagando la obra por cualquiera de los dos citados mecanismos, en la primera fase de una APP la prioridad se enfoca en la obtencin del financiamiento que haga viable la obra.

    La dificultad en el caso de las 4G tiene que ver precisamente con el hecho de que los montos invo-lucrados en el financiamiento son tan elevados que el Gobierno ha tenido dificultades en facilitrselos a los contratistas. En trminos prcticos, tan solo la construccin de las vas, obviando gastos de man-tenimiento y operacin, alcanza los 47 billones de pesos o alrededor de 7 puntos del PIB1. Para com-plicar an ms las cosas, los programas de 4G tienen un horizonte temporal de 25 aos2. Por ende, estas operaciones representan un alto riesgo desde la pers-pectiva del sector financiero del pas que, de manera adicional a los factores citados, debe preocuparse por la alta concentracin de los crditos en un nmero reducido de contratistas a cargo de llevar a cabo las obras. Es precisamente por el hecho de que el sector privado no est dispuesto a asumir los riesgos, que el Gobierno decidi intervenir de manera directa en el proceso de financiamiento por medio de la venta de

    1 La cifra de 47 billones de pesos se refiere a cifras en pesos constantes de 2012. La equivalencia en trminos del PIB se refiere al PIB de 2012. Ver, Documento CONPES 3760. Disponible en: https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econmicos/3760.pdf

    2 Documento CONPES 3760. Disponible en: https://colabora-cion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econmicos/3760.pdf

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  • ISAGEN. Sin embargo, que el Gobierno asuma los riesgos de financiamiento, aun con la participacin de otros agentes internacionales, no implica que stos desaparezcan. Precisamente la alta concentracin de proyectos entre un nmero pequeo de contratistas, as como el inters pblico en las obras, puede forzar en el futuro la mano del Gobierno para rescatar a dichos contratistas en caso que se den malos manejos en las concesiones.

    En este sentido, las garantas ofrecidas por el Go-bierno a los contratistas de las 4G no solo se limitan al financiamiento inicial, sino tambin a las citadas contribuciones por parte del Estado. Si bien se estima que las obras concluyan en 2020, con el grueso a ser ejecutado entre los aos 2016 y 20183, el Gobierno ha comprometido el pago de recursos con cargo al pre-supuesto de la Nacin hasta el ao 20444. Tan solo hasta abril del ao pasado, el Gobierno ha aprobado vigencias futuras bajo el esquema de APP por un valor de 62.6 billones de pesos (a precios de 2015)5. Es decir que una buena parte de la inversin en obras publicas que se va a llevar a cabo en el pas en los prximos dos aos, sobre la cual algunos personajes sabrn obtener los debidos rditos polticos y de otro tipo, ser a cargo del espacio de gasto de las prximas 7 presidencias del pas. Esta situacin se hace an ms grave cuando el cupo anual aprobado de vigen-cias futuras para APP, de un 0.4% del PIB entre 2020 y 2044, se diseo sobre el supuesto de la capacidad del pas de mantener tasas de crecimiento del PIB

    3 Documento CONPES 3760. Disponible en: https://colabora-cion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econmicos/3760.pdf

    4 Marco Fiscal de Mediano Plazo 2015. Disponible en: http://www.minhacienda.gov.co/portal/page/portal/HomeMinha-cienda/politicafiscal/marcofiscalmedianoplazo/2015/10202015-MFMP-2015.pdf

    5 Marco Fiscal de Mediano Plazo 2015. Disponible en: http://www.minhacienda.gov.co/portal/page/portal/HomeMinha-cienda/politicafiscal/marcofiscalmedianoplazo/2015/10202015-MFMP-2015.pdf

    El Gobierno no ha escatimado

    recursos en pregonar, por un

    lado, el rol central de la venta de ISAGEN en el

    desarrollo de las 4G; por el otro, en

    ensalzar las virtudes del esquema de

    Asociaciones Pblico Privadas

    (APP) utilizado para estructurar el citado programa. Sin embargo, un

    anlisis detallado de las caractersticas de las APP en el marco de las 4G revela que stas

    no constituyen la panacea que nos

    quiere hacer creer el Gobierno.

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  • Neoliberalismo Rampante

    superiores al 5% y de inversin pblica del 3%6. Es claro entonces que en un entorno de ms bajo crecimiento y restricciones fiscales, este programa puede terminar por aumentar la inflexibilidad que caracteriza el gasto pblico en Colombia.

    Sin embargo, la generosidad del Go-bierno no termina ah. Debido a las citadas restricciones de financiamiento que existen a nivel nacional, aquel ha incitado a los contratistas a obtener financiamiento ex-terno. En este caso, a los citados problemas de volmenes y horizontes temporales, se suma el llamado riesgo cambiario. Como los ingresos asociados a peajes y vigencias futuras estn denominados en pesos y los crditos en dlares, ello crea un significati-vo riesgo para los contratistas que veran la rentabilidad de los proyectos sometida a los vaivenes del tipo de cambio. Para resolver

    6 Documento CONPES 3760. Disponible en: https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Eco-nmicos/3760.pdf

    este problema, el Gobierno destin en 2014, 3.1 billones de pesos en vigencias futuras a ser pagadas en dlares, las cuales podran llegar a representar hasta el 40% del finan-ciamiento de un proyecto determinado7. De esta forma, el Gobierno asumi el riesgo cambiario que los contratistas estaban en capacidad haber asumido de manera inde-pendiente por medio de swaps en mercados internacionales.

    El costo de este error se est empezando a materializar. En 2014, el constructor Ma-rio Huertas llego a un acuerdo con Gold-man Sachs para financiar 3 proyectos de 4G por medio de un crdito por 1.200 millones de dlares. El acuerdo, que cont con el beneplcito del Gobierno, asumi una tasa

    7 El porcentaje inicial de financiamiento en d-lares por proyecto aprobado inicialmente en 2013 era del 25%. Esta cifra se modifico en 2014 para alcanzar un 40%. Documento CON-PES 3760. Disponible en: https://colaboracion.dnp.gov.co/CDT/Conpes/Econmicos/3760.pdf

    https://picasaweb.google.com/103178565392928236982/CamiloTorresRestrepo?feat=flashalbum#

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  • de cambio por 1.950 pesos por dlar8. A consecuencia de la significativa devaluacin del peso colombiano, el Gobierno ahora debe asumir la diferencia con respecto a la tasa de cambio en el momento de liquidar el contrato con Goldman Sachs. Al da de hoy, tal generosidad con los contratistas implicara un aumento del 30% en las vi-gencias futuras destinadas para este fin.

    Pero siendo esto Colombia, la historia no para ah. El Gobierno en su afn de aumen-tar el atractivo de las licitacio