revista contranatura n°6

74
CIJEI CIJEI FACULTAD DE DERECHO DE LA UNSA Arequipa, 04 de octubre del 2013 Año 5, Nº 006 Eres lo que quieres...

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Derecho y Humanidades. Publicada en setiembre del 2013, por estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNSA.

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Page 1: Revista Contranatura N°6

CIJEICIJEI

FACULTAD DE DERECHO DE LA UNSAArequipa, 04 de octubre del 2013Año 5, Nº 006

Eres lo que quieres...

Page 2: Revista Contranatura N°6

ÍNDICE

Año 04, Nº 006, 04 de octubre el 2013

http://www.contranaturalarevista.com

la revista

la r

ev

ista

COMITÉ EDITORIAL

Tatiana Cjuno Mendoza

Julieth Guzmán Aquepucho

Erick Pinto Llerena

Gaby Estefany Huata Mamani

Gabriela Puzzo Vargas

Fredy Kana Torres

Mike Hammer

Abraham Follano Huarca

COLABORADORES

EN ESTE NÚMERO

Oscar Gallegos

Alejandro Torres

Jaime Araujo Frias

Jordán Jáuregui Meza

Jorge Vilca Zela

Maria del Carmen Silva Vargas

Pamela Smith Castro

Bernardo A. Marelo

Roger Vilca Apaza

Juan Carlos Valdivia

Fernando Huayta Anchayhua

Renato Amat y León

Carlos Ramos Nuñez

Carlos Bellatin

Filonilo Catalina

Edgar Mujica

No están reservados todos los derechos.

La totalidad o parte alguna de esta revista

puede y debe reproducirse o transmitirse por

cualquier procedimiento, cualquiera sea el

motivo, no es necesario el permiso expreso del

comite editorial. La difusión de este material

está permitida, y por ningún motivo debería

truncarse.

Oscar Eizaguirre Luna

Jaime Coaguila Valdivia

la revista

FAC. DERECHO - UNSA

la revista

la revista

ERES LO QUE QUIERES...

Contranatura

en:

la revista

DERECHO CONSTITUCIONAL

RESEÑA

DERECHO CIVIL (PERSONAS)

DERECHO Y LITERATURA

DERECHO PENITENCIARIO

DERECHO REGISTRAL

REINO FICCIÓN

DERECHOS HUMANOS

NON FICTION

DERECHO AMBIENTAL

CINEPATÍA

DERECHO PROCESAL PENAL

CINE DE CO-RAZÓN

la revista

DERECHO PENAL

DERECHO

FILOSOFÍA

NARRATIVA

CINE

La prohibición de regreso en

la jurisprudencia peruana

Jorge Vilca Zela

La cosa juzgada constitucio-

nal Oscar Eizaguirre Luna

La imputación y el nuevo pro-

ceso penal 26

Juan Carlos Valdivia Cano

De la incapacitación a la

capacidad jurídica plena

Pamela Smith Castro

La urgencia alimenticia de

Vargas Llosa

Carlos Ramos Nuñez

El umbral del dolor

Nils Christie

¿Es anulable el contrato que el

titular-gerente de una E.I.R.L.

celebra consigo mismo?

Fernando Huayta Anchayhua

Reino Fungi

Renato Amat y León

El respeto a la dignidad

Edgar Mujica

Southern Perú Cooper Corpo-

ration, el Dióxido de Azufre y

la contaminación atmosférica

Jesús Gómez Urquizo

Andrés Caicedo: música y

cinesífilis

Jordán Jauregui

Vivir, de Akira Kurosawa

Carlos Bellatín

El plazo para impugnar las dis-

posiciones fiscales de archivo

Roger Vilca Apaza

La urgencia de la enseñanza

de filosofía hoy en día

Jaime Araujo Frias

Santiago

Bernardo A. Marelo

03

06

10

15

1725

27

35

40

44

47

49

51

21

23

Cuando este símbolo aparezca en la revista,

usted, señor lector, podrá encontrar reseñas

y referencias a libros y revistas que van

apareciendo en nuestra ciudad. Dichas

publicaciones son altamente recomendables.

1

Page 3: Revista Contranatura N°6

SURREALISMO JURÍDICO

CORTÁZAR EPISTOLAR

50 AÑOS DE RAYUELA

LITERATURA

POESÍA

PSICOANÁLISIS

DOSSIER : 50 RAYUELAS

LITERATURA

PSICOANÁLISIS

CONTRANATURA BLOG

Jueces cronópios y jueces fa-

mas Jaime Coaguila

Una especie de bomba atómi-

ca Julio Cortázar por sí mismo

Flora en Babilonia

Carlos A. Caballero

Un elefante en la ciudad

Filonilo Catalina

Circunstancia como oso de

peluche

Christian Gorveña Velásquez

Diván lacaniano

Carlos Chávez Bedregal

Cometas

Abraham Follano Huarca

La ficción y los sueños

Erick Pinto Llerena

Patafísica y capítulo 55

María del Carmen Silva Vargas

Contranatura, la revista. N° 5Porque no hay quinto malo:

De forma ya casi ilícita, Contranatura, la re-vista, vuelve. Demostrando así que no todaslas revistas universitarias tienen que fenecer en su quinta entrega. Sin duda alguna una in-solencia, acá donde toda actividad académi-ca está más que proscrita.

62

6566

67

6869

59

57

53

os conocimos hace seis años en una de las

huelgas indefinidas de nuestra universidad, Nquisimos hacer algo distinto a lo que hacía-

mos cotidianamente. Primero nos reunimos, conversa-

mos y compartimos. Fue agradable. Quisimos formar

un grupo de estudios, lo fundamos al año siguiente,

éramos muchos, habían ganas, había empeño.

Al principio solo hablábamos de Derecho, de

esos temas que siempre se debaten: aborto, eutanasia,

matrimonio gay, pena de muerte, etc. Tiempo después

empezamos a compartir otras cosas que no tenían ne-

cesariamente que ver con el Derecho, escuchábamos

música, mirábamos películas, leíamos literatura. Todo

lo hacíamos juntos y ello nos unió mucho, era como so-

ñar todos el mismo sueño.

Nuestras ganas de expresarnos no se hicieron

esperar, con mucho esfuerzo adquirimos un periódico

mural, allí escribimos artículos, cuentos, poemas, entre

otras cosas. Fue un objetivo logrado, la escuela de De-

recho se hizo pequeña para nuestras expectativas que

superaban de largo lo hecho hasta entonces, la revista

pasó de ser un suspiro a una realidad tangible aunque

harto difícil.

Emprendimos la aventura con muchas piedras

en el camino, las dificultades afloraron y supimos que

por muchos sueños que uno tenga la realidad puede re-

sultar ser aplastante en el camino.

He aquí que nos tienen de vuelta, luego de cinco

años de trabajo, con el sexto número de una revista que

se niega a expirar, y que aún se atreve a perdurar (habrá

número 8). Olvídense, los sueños no tienen fecha de

vencimiento.

Creer en utopías es Contranatura y por ello cree-

mos que mientras existan sueños en los jóvenes univer-

sitarios, Contranatura, y su revista, perdurarán.

El ave canta, aunque cruja la rama…

José María Arguedas.

EDITORIALla

re

vis

ta

2

Page 4: Revista Contranatura N°6

l presente trabajo busca desa-

rrollar en líneas generales la Eadopción de la imputación ob-

jetiva específicamente una de sus ins-

tituciones que es la prohibición de re-

greso en nuestra jurisprudencia. Dado

que en los últimos años se puede apre-

ciar la eficacia y predictibilidad de la

imputación objetiva en la aplicación de

la ley, así como en la resolución de con-

flictos jurídicos penales. Los construc-

tos jurídicos que desarrolla el norma-

tivismo, nos muestra que no es sufi-

ciente la relación causal para imputar

un hecho delictivo a determinado su-

jeto sino que es necesario acudir a cri-

terios normativos como la imputación

objetiva. Por tanto no se trata de partir

el pelo por la mitad. Lo que busca la

dogmática es desarrollar criterios que

permitan determinar la relevancia pe-

nal y limitar el alcance del tipo penal.

Cuanto menos desarrollada esté una

dogmática, más imprevisible será la

decisión de los tribunales, más depen-

derán del azar y de factores incontro-

lables la condena o la absolución .

Si algo tienen en común las concepcio-

nes causalista y finalista de la teoría del

delito es la construcción de sus esque-

mas a partir de nociones que, como la

causalidad y la intencionalidad, son

tomadas de las ciencias naturales. Por

eso tampoco puede sorprendernos que

la definición que ellas elaboran entre

los aspectos objetivo y subjetivo del de-

lito esté cimentada desde un punto de

vista puramente natural, en cuanto en-

tienden por igual que todo aquello que

ocurra al interior de la mente del ser

humano forma parte del aspecto sub-

jetivo del delito, mientras todo lo que

acaezca fuera de ella pertenece al es-

tanco objetivo del mismo; debido a es-

to, bien puede decirse que tanto el cau-

salismo como el finalismo son dos con-

cepciones ontológicas de la teoría del

delito . La causalidad es solo condi-

ción mínima de la imputación objetiva

– –

2

3

La prohibición de

regreso en la

jurisprudencia peruana

Jorge Vidales Vilca Zela1

DERECHO PENAL

do el autor lo incluye en sus planes,

puesto que se ha mantenido dentro del

marco de su rol inocuo, el sujeto no tie-

ne por qué consentir que se le imponga

como definición de su comportamiento

la que el autor del delito establece to-

mando dicho comportamiento como

razón del hecho delictivo .

Ejemplos:

Caso 1: Un sujeto entra en una ferretería

y solicita un afilado cuchillo de cocina,

el comprador utiliza el objeto para ma-

tar a su suegra.

Caso 2: Un taxista que conduce al te-

rrorista que colocará una bomba y que

durante el viaje hacia su destino le con-

5

del resultado; a ella debe añadirse aún

la relevancia jurídica de la relación cau-

sal entre la acción y el resultado. Natu-

ralmente, la relevancia de los cursos

causales no se limita solo objetivamen-

te, sino que también la exigencia de un

aspecto subjetivo del hecho . No es su-

ficiente la relación causal sino también

es necesario criterios normativos (im-

putación objetiva) para determinar la

relevancia penal de una conducta.

La prohibición de regreso

Un comportamiento cotidiano e inocuo

no adquiere significado delictivo cuan-

4

1.

2.

3.

Estudiante de sexto año de la Facultad de De-

recho de la Universidad Nacional de San Agus-

tin, becario por el Convenio RPU por la Ponti-

ficia Universidad Católica del Perú del año

2012 al 2013.

GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. “¿Tiene un

futuro la dogmática juridicopenal?” Ara, Perú,

2009, p. 41.

REYES ALVARADO, Yesid. “El concepto de

imputación objetiva, El pensamiento filosófico y ju-

rídico-penal de Gunter Jakobs”. Flores Editor S.

A. de C. V. Mexico 2007, p. 486.

4. GUNTHER JAKOBS, Derecho Penal, Parte

general, Marcial Pons, (Cuello Contreras, Joa-

quín /Gonzales Serrano de Murillo), Madrid

1995, p. 237.

5. GUNTHER JAKOBS, La imputación objetiva,

trad. Cancio Melía, Grijley, Lima, 1998, p. 77.

GUNTER

JACKOBS:

Uno de los adalides

del funcionalismo.

Sus teorías han

calado hondamente

en la dogmática penal

latinoamericana.

Entre ellas aquellas

que desarrollan la

prohibición de

regreso, basada en su

ya clásica teoría de

los roles. GÜNTHER JAKOBS

la r

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ista

3

Page 5: Revista Contranatura N°6

sujetos no identificados, siendo su rol el

de conducir el vehículo automotor a

bordo del cual desplazaron las especies

sustraídas del domicilio de los citados

agraviados hasta ser interceptados por

efectivos policiales, quienes procedie-

ron a la captura del referido encausado,

mas no así de sus acompañantes quie-

nes lograron darse a la fuga que, ha

quedado establecido a través de las

pruebas aportadas al proceso, que Vi-

llalobos Chumpitaz el día de los he-

chos, se encontraba por inmediaciones

del domicilio de los agraviados, ubica-

do en la Mz. Q - uno, Lote once, Villa

Chorrillos, realizando su labor habitual

de taxista, siendo requeridos sus servi-

cios por un individuo que lo condujo

hasta el inmueble en mención; al llegar

al lugar recibió la indicación de hacer

ingresar el vehículo hasta la cochera del

mismo lugar donde esperaban otros

sujetos en número de cinco aproxima-

damente, quienes introdujeron diver-

sas especies al vehículo, luego de lo

cual, le indicaron que iniciara la mar-

cha, siendo intervenidos durante el tra-

yecto por la autoridad policial; que

conforme ha quedado sentado en su

manifestación policial obrante a fojas

once con presencia del señor Fiscal Pro-

vincial, en su instructiva de fojas treinta

y cinco continuada a fojas setenta y tres

y durante el interrogatorio llevado a ca-

bo durante el juicio oral, recaído en el

acto de audiencia de fojas doscientos

seis, el encausado Villalobos Chumpi-

taz afirmó haberse percatado de las in-

tenciones delictivas de los sujetos que

tomaron sus servicios en el instante que

lo hicieron entrar en la cochera del in-

mueble, situación ante el cual refirió no

haber podido hacer nada dado que ya

se encontraba adentro que, siendo estos

los hechos que han quedado estableci-

dos como presupuesto fáctico en la cau-

sa que nos ocupa, corresponde calificar

la participación, Villalobos Chumpitaz

a efectos de determinar si es posible de

imputarle o no el delito materia de au-

tos; que el punto inicial del análisis de

las conductas a fin de establecer si de-

vienen en penalmente relevantes, es la

determinación del rol determinado por

la gente en el contexto de la acciona si el

concepto de rol está referido a “un sis-

tema de posiciones definidas de modo

normativo, ocupado por individuos in-

tercambiables” (Cfr. Jakobs Gunther,

La imputación objetiva en derecho pe-

nal, Trat. Manuel Canción Meliá, Ed.

Grijley, 1998, p. 21) de modo que el que-

brantamiento de los límites que nos im-

pone dicho rol, es aquello que objetiva-

mente se imputa a su portador; que,

una vez establecido esto, cabe afirmar,

que tratándose de actividades realiza-

das por una pluralidad de agentes, la

comunidad que surge entre ellos no es

de manera alguna, ilimitada, ya que

quien conduce su comportamiento del

modo adecuado socialmente no puede

responder por el comportamiento lesi-

vo de la norma que adopte otro, que co-

mo hemos sostenido ha quedado acre-

ditado en autos que Villalobos Chum-

pitaz se limitó a desempeñar su rol de

taxista, el cual podríamos calificar de

inocuo ya que no es equivalente per se

ni siquiera en el plano valorativo al de-

lito de robo agravado que de otro lado

se ha establecido que el citado encau-

sado, en un momento determinado de

la acción, tuvo pleno conocimiento de

la ilicitud de los hechos desplegados

por sus contratantes, lo cual tampoco es

sustento suficiente para dar lugar a al-

guna forma de ampliación del tipo de

modo que la responsabilidad penal del

delito perpetrado pueda alcanzarlo, ya

que el solo conocimiento no puedo fun-

dar la antijuricidad de su conducta que,

dicho esto concluimos afirmar que, si

bien el encausado intervino en los he-

chos materia de autos, su actuación se

limitó a desempeñar el rol de taxista, de

modo, que aun cuando el comporta-

miento de los demás sujetos fue que-

brantador de la norma el resultado le-

sivo no es imputable en virtud a la pro-

hibición de regreso, lo que determina

que su conducta no pueda ser califica-

da como penalmente relevante situán-

donos en consecuencia ante un su-

puesto de atipicidad (Declararon NO

HABER NULIDAD en la sentencia re-

currida de fojas doscientos veintiséis,

su fecha diez de setiembre de mil no-

vecientos noventa y nueve, que absuel-

ve a Luis Alberto Villalobos Chumpi-

fiesa que atentará contra un edificio.

Caso 3: Un deudor honra su deuda con

su acreedor, a sabiendas que este últi-

mo podría utilizar el dinero pagado pa-

ra la comisión de un hecho delictivo.

No se puede reprochar penalmente la

conducta que realiza un sujeto dentro

de su rol cuando esta es tomada por un

tercero para la comisión de un hecho

delictivo. De ser así se entorpecería los

contactos sociales anónimos, en las di-

versas actividades, que realizamos en

nuestra vida cotidiana. Para los econo-

mistas las sanciones son como los pre-

cios y supuestamente los individuos

responden a estas sanciones de una

manera muy similar a como responden

a los precios. Los individuos respon-

den a una elevación de los precios con-

sumiendo menos del bien más caro, de

modo que, supuestamente, los indivi-

duos responden ante las sanciones le-

gales más severas realizando menos la

actividad sancionada . Vender utensi-

lios de cocina en un centro comercial y

que un cliente cometa hechos delictivos

con el cuchillo que previamente com-

pró y se sancione penalmente al pro-

veedor como participe de ese hecho

delictivo, implicaría que este cierre su

puesto de trabajo y se dedique a otra

actividad; o que cada vez que alguien le

compre un cuchillo este tenga que pre-

guntar a su cliente, para qué quiere el

cuchillo, si tiene antecedentes penales,

si está bien emocionalmente, si tiene

conflictos con su suegra, etc. Vemos

que esto entorpecería y desincentivaría

las actividades económicas que las per-

sonas realizan en nuestra sociedad. De

manera que el derecho penal no puede

sancionar conductas que socialmente

son adecuadas y toleradas.

***

Sala Penal Suprema/ Exp. N° 4166-99

Lima, siete de marzo del año dos mil.

VISTOS; con lo expuesto por el señor

Fiscal Supremo; y CONSIDERANDO:

que, conforme fluye de autos, se impu-

ta al encausado Luis Alberto Villalobos

Chumpitaz, ser coautor del delito de

robo agravado, en agravio de Sixto Ro-

gato Basilio Minaya, Victor Eduardo

Santolaya Villanueva Meier y José Ma-

nuel Ignacio Chávez, hecho que habría

perpetrado el catorce de febrero de mil

novecientos noventa y nueve en horas

de la madrugada en compañía de otros

6

Vemos que esto entorpecería y desincentivaría las actividades

económicas que las personas realizan en nuestra sociedad.

De manera que el derecho penal no puede sancionar conduc-

tas que socialmente son adecuadas y toleradas.

6. THOMAS ULEN, Robert Cooter. Derecho y

economía. Efe. México, 1998, p. 13.

la r

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ista

4

Page 6: Revista Contranatura N°6

taz, de la acusación por el delito contra

el patrimonio –robo agravado– en agra-

vio de Sixto Rogato Basilio Minaya,

Victor Eduardo Santolaya Villanueva

Meier y José Manuel Ignacio Chávez

con los demás que contiene; y los de-

volvieron.- SS. CERPA SEGURA/

ALMENARA BRYSON/ SIBINA HUR-

TADO/ CASTILLO LA ROSA SAN-

CHEZ/ GONZALES LOPEZ )

En el caso antes mencionado vemos

que nuestra Corte Suprema asume los

criterios de la imputación objetiva es-

pecíficamente la institución de la pro-

hibición de regreso. Es decir, considera

que la conducta natural que realiza el

taxista no tiene relevancia penal cuan-

do esta es utilizada por terceros para la

comisión de los hechos delictivos. Si al-

guien se comporta conforme a las pres-

cripciones de su rol, no puede ser res-

ponsable de los enlaces delictivos. Que

a su conducta que a su conducta ino-

cua hagan terceros. Así, el carácter con-

junto (en tanto dicha conjunción sea

“de facto”) de una conducta no puede

convertir dicha conducta inocua en un

quebramiento de rol. Llevado a cabo el

comportamiento conforma al rol esta-

blecido, se produce una desvincula-

ción de este con respecto a las conduc-

tas de terceros, de modo que no se pue-

de “regresar” a dicha conducta para

adscribir responsabilidad (Prohibición

de regreso) .

La instrumentalización de la conducta

neutral conlleva a resultados distintos,

si un taxista conduce a un pasajero al

Banco, y este durante el viaje hacia su

destino le confiesa que asesinara al Ge-

rente de dicha entidad, una vez llega-

do a su destino el homicida le dice al ta-

xista que lo espere unos minutos para

que después de cometer el hecho delic-

tivo lo lleve rápidamente a un lugar

desconocido. En este caso el taxista si

7.

8

responde penalmente como partícipe

del homicida, puesto que, instrumen-

taliza su rol para la comisión del hecho

delictivo.

En determinados caso el titular del rol

tiene un deber subsidiario que cumplir,

como el de socorrer a la víctima, espe-

cialmente cuando al ejercitar su apor-

tación adecuada al rol coloca simultá-

neamente a un tercero en una situación

de peligro . Cambiando los hechos en

el ejemplo anterior si el taxista solo deja

al homicida en el banco y sigue con su

actividad. Ante el inminente peligro

respecto a la vida del gerente, el taxista

tiene el deber de comunicar a la policía,

de no hacerlo su conducta se subsumi-

ría solo en el tipo penal de omisión de

socorro señalado en el artículo 127 CP

mas no como partícipe del delito de ho-

micidio. Por tanto, los deberes que in-

cumben a todos existen y subsisten con

independencia del comportamiento ac-

tual. Dicho de otro modo, cuando el rol

de ciudadano impone de manera ex-

cepcional deberes de auxilio estos man-

tienen su plena vigencia aunque de por

si concurriese la prohibición de regre-

so

Finalmente en los casos donde exista

posición de garante, a pesar que se des-

pliegue una conducta neutral, este ge-

nera responsabilidad penal. Se trata de

deberes cuyo incumplimiento o inob-

servancia adquiere objetivamente el

sentido de cooperación delictiva. Los

garantes ya no pueden aducir que ellos

solo infringen un deber general de soli-

daridad . Por lo que los garantes en

casos determinados responden penal-

mente por la comisión de hechos delic-

tivos que terceras personas cometan.

Por ejemplo: luego de una fuerte dis-

cusión respecto del proceso de divor-

cio, la mujer le dice al marido que si se

9

10.

11

marcha, matará al hijo común.

CONCLUSIONES

Primera: La prohibición de regreso ma-

terializa el principio de auto responsa-

bilidad, puesto que nadie es responsa-

ble por la comisión de un acto delictivo

que realiza un tercero. De forma excep-

cional puede atribuírsele responsabili-

dad penal en los casos donde exista po-

sición de garante.

Segunda: La imputación objetiva, espe-

cíficamente la prohibición de regreso

permite resolver casos que otras escue-

las del derecho penal no resolverían o

tendrían serias dificultades. Podremos

ver entonces que los criterios normati-

vos nos permiten la predictibilidad en

la sentencias que emitirán los órganos

jurisdiccionales de nuestro país.

Tercera: Como ya sabemos, se termina

siendo menos abogado cuando se deja

de leer. Las nuevas tendencias que trae

el funcionalismo nos permiten ver más

allá de las relaciones causales. Por tanto

los entendidos en el derecho debemos

estar al tanto de los nuevos constructos

jurídico-penales que se van desarro-

llando.

____________________________ BIBLIOGRAFÍA

- CARO JOHN, José Antonio. “Normativismo e im-

putación jurídico-penal, estudios de derecho penal fun-

cionalista”. Ara. Perú, 2010.

- FEIJOO SÁNCHEZ, Bernardo José. “Imputación

objetiva en derecho penal”. Grijley. Lima, 2002.

- GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. “¿Tiene un futu-

ro la dogmática jurídico-penal?” Ara. Perú, 2009.

- GÜNTHER JAKOBS. “Derecho penal parte gene-

ral”. Marcial Pons, (Cuello Contreras Joaquín-

/Gonzales Serrano de Murillo). Madrid, 1995.

- GÜNTHER JAKOBS. “La imputación objetiva”.

trad. Cancio Melia. Grijley, 1998.

- PIÑA ROCHEFORT, Juan Ignacio. “Rol social y

sistema de imputación: una aproximación sociológica a

la función del derecho penal”. Ara. Perú, 2008.

- REYES ALVARADO, Yesid. “El concepto de im-

putación objetiva, el pensamiento filosófico jurídico pe-

nal, de Gunther Jakobs.” Flores Editor, S.A. de C.V.,

Mexico, 2007.

- ULEN, Thomas Y COOTER, Robert. “Derecho y

economía”. Efe. Mexico, 1998.

La prohibición de regreso materializa el principio de auto

responsabilidad, puesto que nadie es responsable por la

comisión de un acto delictivo que realiza un tercero. Excep-

cionalmente puede atribuírsele responsabilidad penal en

los casos donde exista posición de garante.

y sistema de imputación: una aproximación socio-

lógica a la función del derecho penal”. Ara. Perú.

2008. p.424.

CARO JOHN, Jose Antonio. “Normativismo e

imputación jurídico-penal”. Estudios penal fun-

cionalista. Ara. Perú p.106.

JAKOBS. “La imputación objetiva”. trad. Can-

cio Melia. Grijley. Lima, p.80.

9.

10.

7.

8.

Ejecutoria suprema del 7 de marzo del

2001,R.N. 416-99. A mayor número de casos

donde se aplica la prohibición de regreso en Vi-

llaviciencio Terreros, Felipe. “Sobre la recepción

de la imputación, objetiva en la jurisprudencia pe-

ruana”; http./www.cienciaspenales.net.

PIÑA ROCHEFORT, Juan Ignacio. “Rol social

11. FEIJOO SÁNCHEZ, Bernando José. “Impu-

tación objetiva en derecho penal”. Grijley. Lima.

2002. p.408.

la r

ev

ista

5

Page 7: Revista Contranatura N°6

.INTRODUCCIÓN

La Cosa Juzgada Constitucional es 1un concepto que ha sido deno-

minado y desarrollado por el Tribunal

Constitucional, haciendo una diferen-

cia entre la “Cosa Juzgada ordinaria” y la

“Cosa Juzgada Constitucional”, que han

llevado a crear nuevos lineamientos a

seguir en el derecho constitucional en

nuestro país, que si bien estas innova-

ciones constitucionales están para sal-

vaguardar la constitucionalidad de los

procesos y sus sentencias, existe un

conflicto latente entre el Poder Judicial

y el Tribunal Constitucional, desde la

funcionalidad y estructuración de la

administración de justicia en estos dos

órganos, el diseño que estamos llevan-

do en relación de estos dos órganos esta

debilitando y desgastando la seguri-

dad jurídica del propio sistema jurídi-

co.

El presente ensayo tiene como finali-

dad mostrar la relación que tiene el Tri-

bunal Constitucional y Poder Judicial,

respecto a la posición que tiene la “Co-

sa Juzgada Constitucional” y como inci-

de en el Poder Judicial, en razón a la

sentencia emitida por el Tribunal Cons-

titucional STC Nro. 2006-06-PC/TC, nos

muestra como el Tribunal Constitucio-

nal formula la “Cosa Juzgada” y la des-

cribe como solamente válida la “ Cosa

Juzgada Constitucional” encerrando y

consolidando su actuación como órga-

no máximo en la administración de jus-

ticia (ordinaria y constitucional) subor-

.....................

La Cosa Juzgada

Constitucional

Oscar Eizaguirre Luna*

DERECHO CONSTITUCIONAL

2. LA COSA JUZGADA CONSTITU-

CIONAL: desde el Poder Judicial

El presente ensayo no tiene como fin el

estar sumergido en describir los dife-

rentes conceptos del constitucionalis-

mo, sino estar estrictamente en la crítica

y análisis desde la afectación del Poder

Judicial.

2.1. ¿Cada vez menos Poder Judicial?

Hablar de la Cosa Juzgada dentro del

Poder Judicial implica hablar desde la

finalidad del Poder Judicial y los di-

ferentes principios que encierran su la-

bor como poder de estado que es “ad-

ministrar justicia”. El propósito de una

persona en presentar su denuncia y/o

dinando al Poder Judicial. La afecta-

ción al Poder Judicial se muestra en que

sus funciones y atribuciones han sido

progresivamente vulneradas por el TC,

siendo esta sentencia un hito para des-

naturalizar completamente la función

del Juez en administrar justicia, por eso

la importancia de conocer y desarrollar

este ensayo desde un punto de vista di-

ferente y crítico.

SUMARIO: 1. Introducción; 2. La Cosa Juzgada Constitucional: desde el po-

der judicial; 2.1. ¿Cada vez menos Poder Judicial? 2.2. Sentencia Stc Nro.

2006-006-pc/tc ¿un mal augurio? 2.3. Artilugio de juzgar ¿un tribunal cons-

titucional perfecto?; 3. Conclusiones; 4. Recomendaciones; 5. Bibliogra-

fia consultada

la r

ev

ista

6

Page 8: Revista Contranatura N°6

tro Poder Judicial a la dependencia ab-

soluta del Tribunal Constitucional.

El Poder Judicial a cada uno de sus pro-

cesos les ha otorgado la legalidad debi-

da y constitucionalidad, por que da

mecanismos suficientes para que las

partes en un proceso puedan dar al Juez

la certeza de su derecho, asimismo da

diferentes recursos de impugnación,

consolidándose con la doble instancia,

en otras palabras el proceso judicial

cumple con todos los mecanismos sien-

do su consecuencia la propia sentencia.

Muchos podrán respaldar las funciones

y atribuciones del TC y justificar estas

sentencias en nombre de la “suprema-

cía de la constitución” asimismo refe-

rirse a su constitucionalidad por estar

Poder Judicial, siendo esta sentencia de

doble instancia, desde la perspectiva

propia del proceso no ve las dimen-

siones del problema; pero en la pers-

pectiva general del Poder Judicial como

órgano de Estado, el Tribunal Consti-

tucional estaría mostrando en sus sen-

tencias que el todo el sistema que con-

forma el Poder Judicial estaría fallando,

desconociendo su labor, trayendo in-

seguridad jurídica en la cosa juzgada

de las sentencias del Poder Judicial, por

que estas pueden ser revisadas nueva-

mente y ser declaradas nulas, y si en-

cuentra una razón más que el TC deter-

mine conveniente puede volver a de-

clararse nula; estaríamos llegando en el

éxtasis de la constitucionalidad del TC,

demanda al Poder Judicial con la fina-

lidad de buscar una sentencia que solu-

cione un conflicto y que esta sentencia

pueda ejecutarse y respetarse como tal,

siendo el propósito y razón de ser del

Poder Judicial.

Mucho se ha dicho que el Poder Judi-

cial solo se encierra en los elementos

formales y materiales que no son sufi-

cientes para una adecuada sentencia,

siendo arrolladoras las decisiones del

TC en señalar que el Poder Judicial no

respeta la interpretación de la consti-

tución, sin embargo, el Poder Judicial

se encuentra inmerso en la propia cons-

titucionalidad, siendo que es parte de

la Jurisdicción Constitucional (proce-

sos constitucionales en primera y se-

gunda instancia), asimismo el uso del

“control difuso” que le otorga consti-

tucionalidad a sus actos, siendo refren-

dada por la doctrina en reconocer que

el Perú tiene un sistema dual en el con-

trol constitucional, esto quiere decir

que cada órgano independientemente

del otro tiene su propio control cons-

titucional, en consecuencia, se emitiría

una sentencia constitucional al existir

un control constitucional; la doctrina

nacional y constitucional, y el propio

TC han reconocido el latente conflicto

que existe en llevar un “modelo dual”

en el control constitucional, que a mo-

do de direccionarlo y evitar sus conse-

cuencias, este TC se ha encargado de

desnaturalizar hasta llegar a cambiar la

noción del control constitucional en el

TC, poniendo candados a las puertas

del Poder Judicial y tirando la llave a lo

más profundo del mar, dejando a nues-

Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la

Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-

no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del

ser humano, pero supremacía en relación a todas las

cosas que lo rodean y no entre los de su especie.

1. QUIROGA LEÓN, Anibal. “Las tensiones en-

tre el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema de

Justicia de la República ¿choque de trenes o guerra

de las cortes?” Libro de ponencias del IV

Congreso Nacional de Derecho Procesal Cons-

titucional. Pag. 394

El TC al declarar nula una sentencia del Poder Judicial,

siendo esta sentencia de doble instancia, desde la perspec-

tiva propia del proceso no se ve las dimensiones del pro-

blema, pero en la perspectiva general del Poder Judicial

como órgano de estado, el Tribunal Constitucional esta-

ría mostrando en sus sentencias que el todo el sistema

que conforma el Poder Judicial estaría fallando.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. El poder Judicial y los excesos Constitucionalizados del Tribunal Constitucional.

dentro de la constitución y en su propia

ley orgánica, pero también cabe referir

que las funciones del Poder Judicial se

encuentran respaldas por la Constitu-

ción Política y su ley orgánica; el pro-

blema se origina cuando el TC al tener

carta abierta en sus decisiones y ser un

legislador negativo, ha llevado a des-

naturalizar las funciones del Poder Ju-

dicial, siendo la sentencia STC Nro. 20-

06-06-PC/TC un paradigma para conso-

lidar la subordinación del Poder Judi-

cial.

El TC al declarar nula una sentencia del

pero en su forma más inquisidora, cie-

ga a la propia constitucionalidad del es-

tado, llegando a convertirse en un cir-

culo vicioso que como toda exagera-

ción trae consecuencias nefastas.

Como lo señala Anibal Quiroga León ,

respecto a la actual condición del Poder

Judicial frente a el TC: “(…) 3.722 En el

1

* Egresado de la Facultad de Derecho de la Uni-

versidad Católica de Santa María.

la r

ev

ista

7

Page 9: Revista Contranatura N°6

pulseo entre la Corte Suprema, premunida

de un proceso ordinario como una Ejecuto-

ria Suprema, y el Tribunal Constitucional

premunido en una Sentencia Constitucio-

nal proveniente de un proceso constitucio-

nal pese a ser entidades constitucionales de

igual jerarquía e importancia constitucio-

nal, y a que García de Enterria sostiene que

el uno (Tribunal Constitucional) fue cons-

truido de la imagen del otro (Corte Supre-

ma) el sistema constitucional peruano ha

sido diseñado por el constituyente para que

prevalezca el fallo constitucional, y decaída

el fallo de la justicia ordinaria. Eso, por cier-

to, no establece un nivel de jerarquía o su-

bordinación de la Corte Suprema al Tribu-

nal Constitucional como algunos sugieren

con evidente falla del conocimiento de la

materia y de su historia, sino una preemi-

nencia de los procesos constitucionales so-

bre los ordinarios, y la preeminencia de los

órganos que los sostiene o de los que ema-

nan a los demás. 3.7.23 Por tanto, en el pre-

sente caso, será el tren del Tribunal Cons-

titucional el que tenga derecho de paso pre-

ferente, de modo que en caso de colisión, sea

el tren de la Corte Suprema el que lleve la

peor parte; o será la trinchera del Tribunal

Constitucional la que quede en pie frente a

la defensa de la Corte Suprema que, en este

punto, deberá entenderse como constitucio-

nalmente derrotada esta guerra de las cor-

tes”.

2.2. Sentencia STC Nro. 2006-006-PC-

/TC ¿un mal augurio?

El TC con esta sentencia ha dejado en

claro que es el único órgano que puede

declarar si una sentencia adquiere la

calidad de cosa juzgada constitucional,

siendo también reconocida esta afecta-

ción por el Juan Monroy Gálvez quien

señala literalmente: “(…) La sinfonía No.

94 de Haydn se llama 'La sorpresa' y tiene

como sobrenombre 'Golpe de tímpano'. Sin

embargo, lo que ha hecho el Tribunal Cons-

titucional por medio de la sentencia en co-

mentario ni siquiera es una sorpresa, pero

puede ser llamado un 'Golpe de mazo' al

sistema judicial peruano. Otra diferencia es

que la de Haydn es una obra maestra. La

sentencia materia de este comentario, sos-

pecho, va a pasar a la historia del derecho

peruano, pero no por las razones que los

miembros del TC hubieran querido, sino

porque va a ser demarcatoria del límite de

su actuación de ahora en adelante. (…)” .

Más allá de adentrarnos estrictamente

en los hechos que señala la sentencia, es

2

importante señalar que el TC ha legisla-

do su propio poder, señalando en sus

argumentos que todo lo que él señale

son consideradas “verdades absolutas”,

por lo que, ha consolidado su poder ab-

soluto y feudal en nuestro sistema ju-

rídico, en consecuencia, cabe señalar

que la sentencia emitida por este tribu-

nal esta incursa en el proceso compe-

tencial, sin embargo esta sentencia ha

sido plataforma para hablar de otros te-

mas, incluso contrarios a lo señalado en

el proceso competencial, que en esencia

busca justificar la importancia de la

cosa juzgada en los ojos del propio Tri-

bunal Constitucional, siendo una es-

pecie de adopción forzada de un hijo y

convencerle que solo de él viene la ver-

dad a todos sus actos, justificando la

garantía de indiscutibilidad e inmuta-

bilidad que puede otorgar un Estado de

Derecho a una decisión judicial : la au-

toridad de la cosa juzgada, por tanto,

determina que todas las sentencias del

Poder Judicial para alcanzar la cosa juz-

gada constitucional estarán sujetos al

examen de validez y legitimidad que

será otorgado por el mismo TC, ha-

ciendo una clara diferencia de la “cosa

juzgada judicial” y la “cosa juzgada

constitucional”, despreciando y usur-

pando las funciones del Poder Judicial,

convirtiéndose en un mero tramitador.

2.3. Artilugio de Juzgar ¿un Tribunal

Constitucional perfecto?

3

4

Mucho se ha criticado las faltas cons-

titucionales de los jueces ordinarios y

los procesos que no encaran o no mani-

fiestan un debido proceso, siendo este

argumento el hilo conductor para crear

su propio poder sobre el Poder Judicial,

sin embargo esto ha sido un aprovecha-

miento y abuso del propio TC, porque

el debido proceso ha sido el caballo de

Troya para hacer y deshacer las sen-

tencias finales del Poder Judicial (doble

instancia), sin embargo el TC a lo largo

de su desarrollo y argumentos de los

propios miembros de este tribunal en

sus conferencias y eventos académicos

han reconocido sus aberrantes errores y

contradictorias sentencias, justificán-

dolas en que son seres humanos los que

forman el Tribunal Constitucional y en

su condición es un derecho “errar”, asi-

mismo señalan que por ser la última

instancia del sistema jurídico peruano,

si de existir un error pueden llevarla a

tribunales internacionales. Esto que

nos indica, que el Tribunal Constitucio-

nal somete sus sentencias al Poder Ju-

dicial, sin embargo no quiere reconocer

que también existe errores humanos en

el propio Tribunal Constitucional y si

seguimos ese camino, podemos enten-

der que los tribunales internacionales

también estarían afectos de errar, por lo

que caeríamos en una distopía funcio-

nal. Siendo los argumentos del Tribu-

nal Constitucional mediocres en sus de-

cisiones, porque pretender tener la ra-

zón y autoridad para declarar nula una

sentencia que ya adquirió cosa juzgada

en el Poder Judicial, máxime si se con-

solidó en la doble instancia (Corte Su-

prema), es buscar la sin razón. La fun-

ción de juzgar en un proceso no solo de-

pende del Juez sino de las partes por-

que son ellos quienes van a demostrar

quien tiene el derecho, siendo el pro-

ceso el derrotero para llegar a la justicia

en el sistema jurídico; como es sabido

siempre en un juicio (proceso) en su

mayor parte hay un derrotado y es ob-

vio que este va hacer lo posible para en-

contrar la sin razón y desconocer la sen-

tencia que se dio en su contra, siendo el 2. MONROY GÁLVEZ, Juan. “Poder Judicial vs.

Tribunal Constitucional”, (punto 2) http://-

www.estudiomonroy.com/articulos/der_proc_

poju_vs_trico.htm

3. Al señalarse feudal, estoy dando semejanza

con lo vivido en la etapa feudal y lo que vivi-

mos en el actual constitucionalismo con nues-

tro Tribunal Constitucional, que lo clasifico en

su actual edad feudal.

4. La cosa juzgada suele ser estudiada en el

derecho procesal aunque su influencia e im-

portancia abarca otros ámbitos como la socio-

logía de la justicia o la ciencia política, si el

análisis privilegia el ámbito de su influencia en

vez del lugar en que se origina. Admitiendo que

es una definición operativa, se puede decir de

ella que es un prestigio que al recaer sobre

algunas resoluciones judiciales que en el curso

de un proceso han adquirido firmeza (no pue-

den ya ser discutidas), les otorga un rasgo esen-

cial: su inmutabilidad.

Más allá de adentrarnos estrictamente en los hechos

que señala la sentencia, es importante señalar que el

TC ha legislado su propio poder, señalando en sus

argumentos que todo lo que él señale son consideradas

“verdades absolutas”, por lo que, ha consolidado su

poder absoluto y feudal en nuestro sistema jurídico.

la r

ev

ista

8

Page 10: Revista Contranatura N°6

proceso constitucional la mejor herra-

mienta para destruir la cosa juzgada

del Poder Judicial, por lo que el TC es

parte de esta vulneración a las funcio-

nes del Poder Judicial, trayendo una in-

seguridad al justiciable.

A todo esto puedo señalar que el TC es

importante en el desarrollo constitu-

cional de un Estado, pero este debe es-

tar ordenado y equilibrado dentro de la

estructura estatal, eso implica una nue-

va estructura para si evitar los abusos y

buscar la eficacia constitucional en to-

dos los órganos del estado. El conflicto

del Poder Judicial y el Tribunal Cons-

titucional viene por factores orgáni-

cos, funcionales que al incorporar al

Tribunal Constitucional a una plata-

forma definida de Poder Judicial trae

problemas que no deben ser soluciona-

dos tan a la ligera sino desde un estruc-

turalismo constitucional con coheren-

cia consigo mismo; el problema ahora

no es permisible porque vivimos en el

boom constitucional actual, y con ello,

todo lo que diga el TC es “amén”, pero

seria irresponsable como constitucio-

nalistas conformarnos con todo lo que

dice y hace dicho tribunal, a sabiendas

de este problema existente.

3. CONCLUSIONES

- Como primera conclusión, la STC Nro.

2006-006-PC/TC, ha sido el quiebre pa-

ra subordinar al Poder Judicial en su

forma más elemental que es la “cosa

juzgada”, trae consecuencias nefastas a

las funciones y atribuciones del Poder

Judicial que se reflejan en la inseguri-

dad jurídica, porque se pierde la esen-

cia misma de la administración de jus-

ticia e independencia.

- Como segunda conclusión, la necesi-

dad de una reforma constitucional en la

estructura y funciones del Poder Judi-

cial y Tribunal Constitucional, buscan-

do la eficacia constitucional en sus fun-

ciones y estructura de cada órgano en

un mismo plano, trayendo así la segu-

ridad jurídica.

- Como tercera conclusión, una cosa

juzgada constitucional será la conse-

cuencia de un proceso que es llevado

con un control constitucional (supre-

macía de la constitución y respeto a los

derecho fundamentales); que en el caso

del Perú ante la permanencia de dos

control constitucionales “control difu-

so” y “control concentrado” por lógica

jurídica cada órgano facultado para el

uso del control constitucional genera

una cosa juzgada constitucional, exis-

tiendo un conflicto latente.

4. RECOMENDACIONES

- El TC debe tener una autorestricción o

autocontrol, en beneficio de su propia

legitimidad y del sistema jurídico.

- Debe plantearse una reforma consti-

tucional para definir de forma clara las

funciones y la estructura dentro del sis-

tema jurídico para el Poder Judicial y

para el Tribunal Constitucional.

- Debe promoverse el Poder Judicial un

desarrollo en el “control difuso” a fin

de consolidar los criterios establecidos

por dicho poder de estado (plenos juris-

diccionales, etc.).

______________________

BIBLIOGRAFÍA

- MALPARTIDA CASTILLO, Victor

(2012). “Cosa Juzgada Constitucional vs

Cosa Juzgada Judicial” Tesis en la Ponti-

ficia Universidad Católica del Perú. ht-

tp://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle-

/123456789/1595.

- MONROY GÁLVEZ, Juan (2006). “Po-

der Judicial vs. Tribunal Constitucional”,

(punto 2) http://www.estudiomon-

roy.com/articulos/der_proc_poju_vs_trico.

htm.

- PEREZ TREMPS, Pablo. “Tribunal

Constitucional y Poder Judicial”. Centro

de estudios constitucionales. Madrid –

1985.

- QUIROGA LEÓN, Anibal (2013). “Las

tensiones entre el Tribunal Constitucional

y la Corte Suprema de Justicia de la Repú-

blica ¿choque de trenes o guerra de las cor-

tes?” Libro de ponencias del IV Con-

greso Nacional de Derecho Procesal

Constitucional. Arequipa: Editorial

ADRUS. Pág. 349 - 394.

- VERDUGO RAMIREZ, Sergio (2011).

“El nuevo "round" entre el TC y los Tribu-

nales Superiores: Dificultad del modelo kel-

seniano”. (22/12/2011). http://-blog-le-

gal.bcn.cl/el-nuevo-round-entre-el-tc-y-

los-tribunales-superiores-dificultad-del-

modelo-kelseniano.

- VILCAPOMA IGNACIO, Miguel

(2013). “De la sentencia constitucional a la

cosa Juzgada y al precedente vinculante”.

Libro de ponencias del IV Congreso

Nacional de Derecho Procesal Cons-

titucional. Arequipa: Editorial ADRUS.

Pág. 425-441.

NORMAS JURIDICAS REVISADAS

- Constitución Política del Perú (1993).

- Ley Orgánica del Tribunal Constitu-

cional (Ley Nro. 28301).

- Ley Orgánica del Poder Judicial (De-

creto Supremo Nº 017-93-JUS).La STC Nro. 2006-006-PC/TC ha sido el quiebre para sub-

ordinar al Poder Judicial en su forma más elemental que

es la “cosa juzgada”, trae consecuencias nefastas a las fun-

ciones y atribuciones del Poder Judicial que se reflejan en

la inseguridad jurídica, porque se pierde la esencia misma

de la administración de justicia e independencia.

OSCAR URVIOLAPRESIDENTE DEL TC

la revista

la r

ev

ista

9

Page 11: Revista Contranatura N°6

NTRODUCCIÓN

La convención Internacional sobre los IDerechos de las Personas con Discapa-

cidad constituye el Tratado más comple-

to e importante en lo concerniente al re-

conocimiento de derechos de este gru-

po poblacional que es considerado

como la minoría más grande.

Este instrumento internacional intro-

duce un cambio paradigmático en el

modo en el que se debe concebir la dis-

capacidad, este paradigma es denomi-

nado “Modelo Social de Discapacidad” y

es a partir de él que se erige un sistema

de protección que, a diferencia de los

instrumentos internacionales de Soft

law – que preceden a la Convención y

donde imperaba un lenguaje de prin-

cipios y metas a alcanzar, se empieza a

emplear de forma decidida el lenguaje

de los derechos.

La Convención ha sido ratificada por el

Estado peruano en el año 2008, sin em-

bargo, el cumplimiento de las obliga-

ciones que de ésta se derivan, ha regis-

trado su mayor avance con la promul-

gación de la Nueva Ley General de Perso-

nas con Discapacidad , que pese a adhe-

rirse a la tendencia que adopta la Con-

vención, no ha logrado regular ni in-

troducir cambios sustanciales en mate-

rias importantísimas como la Capaci-

dad Jurídica que exigen un replantea-

miento integral.

A continuación revisaremos nociones

básicas para entender el Modelo Social

de Discapacidad, que se constituye en

el eje central de la Convención para

analizar la institución de la capacidad

jurídica a partir de él.

1. PARADIGMAS EN TORNO A LA

DISCAPACIDAD

La Discapacidad históricamente ha si-

do asociada a determinados modelos

de tratamiento, desde los cuales podre-

mos entender su concepción y evolu-

ción.

Al respecto Agustina Palacios distingue

...........................

– –

1

DE LA INCAPACITACIÓN A

LA CAPACIDAD JURÍDICA PLENA

Pamela Solanch Smith Castro *

DERECHO CIVIL (PERSONAS)

bres, con un denominador común mar-

cado por el sometimiento y la depen-

dencia, en el que asimismo son tratadas

como objeto de caridad y sujetos de

asistencia .

b) Modelo rehabilitador: Desde su fi-

losofía se considera que las causas que

originan la discapacidad no son religio-

sas, sino científicas (derivadas en limi-

taciones individuales de las personas).

Las personas con discapacidad ya no

son consideradas inútiles o innecesa-

rias, pero siempre en la medida en que

sean rehabilitadas. Es por ello que el fin

primordial que se persigue desde este

modelo es normalizar a las personas

con discapacidad, aunque ello impli-

que forjar a la desaparición o el oculta-

miento de la diferencia que la misma

discapacidad representa .

Este modelo resalta la enfermedad o las

2

3

tres modelos que nos ayudarán a com-

prender cómo ha sido concebida histó-

ricamente la discapacidad:

a) Modelo de prescindencia: En el que

se supone que las causas que dan ori-

gen a la discapacidad tienen un motivo

religioso, y en el que las personas con

discapacidad se consideran innecesa-

rias por diferentes razones: porque se

estima que no contribuyen a las necesi-

dades de la comunidad, que albergan

mensajes diabólicos, que son la conse-

cuencia del enojo de los dioses, o que

—por lo desgraciadas—, sus vidas no

merecen la pena ser vividas. Como con-

secuencia de estas premisas, la socie-

dad decide prescindir de las personas

con discapacidad, ya sea a través de la

aplicación de políticas eugenésicas, o

ya sea situándolas en el espacio desti-

nado para los anormales y las clases po-

*

1.

Estudiante de la Facultad de Derecho de la

UCSM.

.Promulgada el 14 de junio del 2012

2. PALACIOS, Agustina. “El modelo social de dis-

capacidad; orígenes, caracterización y plasmación

en la Convención Internacional sobre los Derechos

de las Personas con Discapacidad”. Cinca: Ma-

drid, 2005, p. 37.

Idem p. 26. 3.

Nuevo paradigma a la luz de la convención internacional de personas con discapacidad

la r

ev

ista

10

Page 12: Revista Contranatura N°6

cas y conceptuales que en torno al tema

se han construido.

2. APROXIMACIONES AL CONCEP-

TO DE DISCAPACIDAD

Al respecto Luis del Águila Umeres en

su tesis “El concepto de discapacidad y su

importancia filosófica” plantea:

“Desde un punto de vista filosófico se puede

decir que la discapacidad es un aspecto fun-

damental de la esencia humana por ser una

manifestación de la finitud del hombre. En-

tiendo por finitud el conjunto de hechos y

manifestaciones asociados a la condición

fáctica de la existencia humana. La vida hu-

mana tiene un principio y un final, el naci-

miento y la muerte: esta es la expresión más

vital de sus límites . Sin embargo, estos lí-

mites se refieren no solo a la dimensión tem-

poral sino también a la espacial. “Desde que

ningún ser humano es perfecto y todos so-

mos seres finitos, todos tenemos un mayor o

menor grado de discapacidad, sea temporal

o permanente, notoria o no” .

El concepto antes planteado resulta su-

mamente interesante al considerar a la

discapacidad como manifestación de fi-

nitud y que en esa medida no le es ajena

a ninguna persona, lo que se convierte

en un argumento sólido para establecer

la igualdad.

En ese sentido Harlan Hahn, citado por

Del Aguila nos dice: “Muchos de estos

cambios pueden explicarse por un cambio

definicional que se ha desplazado desde una

orientación médica (que se centra en las de-

ficiencias funcionales) y un enfoque econó-

mico (que pone énfasis en las limitaciones

laborales), hacia una perspectiva sociopolí-

tica que considera a la discapacidad como el

producto de la interacción entre el indivi-

duo y el medio ambiente. Esta última visión

ha puesto un énfasis nuevo en medidas anti-

discriminación y en un modelo de discapa-

cidad, de grupo minoritario, que reconoce

que el medio ambiente está moldeado por las

6

7

políticas públicas y que estas políticas son

un reflejo de los valores y actitudes sociales

prevalecientes ”.

3. SOBRE EL ARTÍCULO 12° DE LA

CONVENCIÓN – IGUAL RECONO-

CIMIENTO COMO PERSONA AN-

TE LA LEY

Culminado el marco que permite com-

prender la lógica que plantea la Con-

vención, dirigiremos el análisis al artí-

culo 12 de la Convención que enuncia lo

establecido en torno a la capacidad ju-

rídica de las Personas con discapaci-

dad, producto de un intenso debate que

consistió en determinar el modelo bajo

el cual se ajustaría la Capacidad Jurídi-

ca.

El artículo 12° de la Convención esta-

blece que:

ii) Los Estados Partes reconocerán que las

personas con discapacidad tienen capaci-

dad jurídica en igualdad de condicio-

nes con las demás en todos los aspectos

de la vida.

La adopción de este artículo y en parti-

cular de este apartado supone un hito

histórico en el otorgamiento de dere-

chos a las personas con discapacidad

principalmente intelectual si tene-

mos en cuenta que éstas son privadas

de este reconocimiento de forma insti-

tucionalizada por parte del Estado.

Cabe hacer una precisión de los ante-

cedentes y la situación dentro de la cual

se comprendía el ejercicio de la capaci-

dad jurídica para personas con disca-

pacidad intelectual:

Lo primero que hay que valorar en re-

lación con la capacidad jurídica es que

es una construcción social y de este mo-

do refleja elecciones que las sociedades

han hecho en diferentes épocas. Histó-

ricamente, la capacidad ha sido un atri-

buto o una presunción que el Derecho

ha concedido o denegado a diferentes

poblaciones. Una clara ilustración de

este proceso es provista por el trata-

miento legal de la capacidad de la mu-

8

– –

falencias que posee la persona y bajo

este esquema se procura que la persona

que posee la discapacidad se adapte y

adecue a la sociedad, normalizar a la

persona permitirá que pueda desarro-

llarse.

c) Modelo social: El trabajo desplegado

por los movimientos de Personas con

discapacidad que tiene origen en Eu-

ropa se consolida en la concepción del

Modelo Social de Discapacidad, que le

otorga a la discapacidad un enfoque de

derechos humanos.

Citamos de nuevo a Agustina Palacios

quien sobre el modelo social argumen-

ta:

“En primer lugar, se alega que las causas

que originan la discapacidad no son ni reli-

giosas ni científicas, sino sociales o al me-

nos, preponderantemente sociales.

Según los defensores de este modelo, no son

las limitaciones individuales las raíces del

problema, sino las limitaciones de la propia

sociedad para prestar servicios apropiados y

para asegurar adecuadamente que las nece-

sidades de las personas con discapacidad

sean tenidas en cuenta dentro de la organi-

zación social. […]De este modo, partiendo

de la premisa de que toda vida humana es

igualmente digna, desde el modelo social se

sostiene que lo que puedan aportar a la so-

ciedad las personas con discapacidad se en-

cuentra íntimamente relacionado con la in-

clusión y la aceptación de la diferencia .

Como señala QUINN y DEGENER, el

modelo social se centra en la dignidad

del ser humano y después –y sólo en ca-

so necesario– en las características de la

persona .

Como apreciamos este modelo consti-

tuye un cambio profundo en concep-

ción y forma de tratamiento, se sustrae

de ver a la persona que posee la diver-

sidad como la causa sustancial y la si-

túa en la sociedad; bajo dicha lógica,

garantizar el acceso de oportunidades

en condiciones de igualdad e libertad,

son derechos que deben ser garantiza-

dos por esta última, propiciando así un

desarrollo e inclusión plena, la Socie-

dad entonces deberá estar preparada

para adecuarse a las diferencias de sus

miembros, eliminando las barreras físi-

4

5

Lo primero que hay que valorar en relación con la capacidad

jurídica es que es una construcción social y de este modo re-

fleja elecciones que las sociedades han hecho en diferentes

épocas. Históricamente, la capacidad ha sido un atributo o

una presunción que el Derecho ha concedido o denegado a

diferentes poblaciones.

4.

5.

PALACIOS, Agustina. Op. Cit. p. 104

QUINN, Gerard y DEGENER, Theresia.

“Derechos Humanos y Discapacidad. Uso actual y

posibilidades futuras de los instrumentos de dere-

chos Humanos de las Naciones Unidas en el con-

texto de la discapacidad”. Documento Naciones

Unidas HR/PUB/02/1 : New York Ginebra,

2002. P. 12

6.

7.

DEL AGUILA UMERES, Luis Miguel. 2007.

“El concepto de discapacidad y su importancia filo-

sófica”. Tesis de Licenciatura en filosofía. Li-ma:

Pontificia Universidad Católica del Perú, Fa-

cultad de Letras y Ciencias Humanas.p. 24.

Ídem, p. 26

8. HAHN, Harlan (1985) "Toward a Politics of Di-

sability: Definitions, Disciplines, and Policies." So-

cial Science Journal 22:4. p. 87-105

la r

ev

ista

11

Page 13: Revista Contranatura N°6

jer. El contenido negociable del con-

cepto es nuevamente demostrado por

la Convención de los Derechos del Ni-

ño reconociendo las capacidades evo-

lutivas del niño e incorporando explí-

citamente el derecho a la participación.

(Artículo 12). De este modo, cuando

nos estamos preguntando por la inca-

pacitación legal que se aplica contra

nosotros (personas con discapacidades

psicosociales), estamos, por decirlo de

algún modo, pisando caminos que ya

han sido recorridos por otros grupos

excluidos. Estamos diciendo que la

afirmación de incapacidad que la so-

ciedad sitúa en relación a algunos de

nosotros es falsa y que tenemos dere-

cho a vivir, como los demás, en nues-

tros propios términos” .

Las personas con discapacidad, principal-

mente aquellas con discapacidad mental o

intelectual aunque también con discapaci-

dad sensorial, son consideradas común-

mente como individuos incapaces de res-

ponder frente a sus actos y como un peligro

para sí mismos o para la correcta adminis-

tración de sus bienes .

Finalmente como producto de las po-

siciones expresadas en el marco de la

formulación del presente dispositivo

respecto la capacidad jurídica, que en

muchos países se refería la capacidad

de ostentar derechos mas no de ejer-

cerlos, se llega al consenso de estable-

cer la capacidad jurídica en igualdad

de condiciones (ii) el dinámico, el cual

es entendido como la capacidad de

ejercer dichos derechos y asumir las

obligaciones de acuerdo a las decisio-

nes personales .

A diferencia de la personalidad jurídi-

9

10

11

ca, que le corresponde a todo ser huma-

no desde el momento del nacimiento y

se pierde únicamente con la muerte, el

ejercicio de la capacidad de obrar se en-

cuentra sujeta a la posesión de ciertos

requisitos como una edad mínima y la

capacidad de comprender el significa-

do de las propias acciones y sus conse-

cuencias . Así, la capacidad jurídica

incluye la “capacidad de obrar”, enten-

dida como la capacidad y la facultad de

asumir una transacción, mantener una

relación o un estatus determinado con

otra persona, y de manera más general

de crear, modificar o extinguir relacio-

nes jurídicas .

Lo cuestionado entonces, en la formu-

lación de este artículo se centraba en si

las Personas con Discapacidad, con es-

pecial atención en la discapacidad inte-

lectual, mental o psicosocial, podían

gozar de capacidad jurídica en el as-

pecto dinámico, y a partir de éste poder

establecer relaciones jurídicas, celebrar

negocios, etc.; surgían entonces posi-

ciones que iban desde otorgar plena ca-

pacidad jurídica a las personas con dis-

capacidad sensitiva y motora, pero

existían reticencias a extenderla de for-

ma absoluta a las personas con disca-

pacidad intelectual es de resaltar que

la discusión se produce en un marco le-

gislativo en el que varios países que

contemplan procesos de interdicción,

incapacitación, nombramiento de re-

presentantes legales, tutores o curado-

res . Por lo que la personas con disca-

12

13

pacidad y en especial intelectual no

pueden ejercer este derecho en igual-

dad de condiciones que las demás per-

sonas, por una razón basada en su dis-

capacidad; tenemos entonces que la

institución de la Capacidad Jurídica en

la mayoría de legislaciones se enmarca

dentro de un modelo médico, mientras

que la Convención apuesta por incluir

en esta institución jurídica un modelo

social, a partir de la cual se otorgue ple-

na libertad e igualdad para tomar deci-

siones, incluyendo de igual forma los

propios principios enunciados en la

Convención y realizando los ajustes ne-

cesarios para el ejercicio de los mismos

cuando resulte necesario.

Al respecto, este esquema nos ayuda a

tener otra lectura de lo que implica la

capacidad jurídica y su vinculación con

la dignidad humana es posible plantear

otra concepción del individuo, del

agente moral y de la dignidad que, sin

distanciarse de los valores presentes en

el discurso moderno, tenga en cuenta

las siguientes dimensiones .

a) La idea de capacidad es gradual y re-

lativa. Los individuos poseemos capa-

cidades diferentes siendo difícil mante-

ner que unas capacidades valgan más

que otras en un contexto general y, so-

bre todo, que eso implique una mayor

dignidad. Este tipo de consideraciones

relacionan de manera muy cuestiona-

ble la idea de dignidad con la utilidad y

el papel del individuo en la sociedad.

Pero el valor del individuo o del agente

moral debe ser previo al examen de su

papel en la sociedad[…]

b) No existe relación entre talento y dig-

nidad, por lo que la idea de que a mayor

talento (o si se prefiere a mayor capa-

cidad de razonar, sentir y comunicarse)

mayor dignidad, no es válida.

[…]

e) Debemos desembarazarnos de cier-

tos patrones ideales que proyectamos

sobre el concepto de vida humana dig-

na y que convierte en indigna y espe-

cial, la situación en la que se encuentran

ciertos colectivos. Poder caminar, ver,

oír o comunicarse son, en las socieda-

des contemporáneas, auténticas venta-

jas, por lo que es necesario facilitar esa

posibilidad a los que no la tienen satis-

fecha. Pero, al mismo tiempo, es impor-

14

capacidad de obrar de las personas con discapacidad

a la luz de la Convención de la ONU”. En: Hacia un

Derecho de las Discapacidad. Estudios en ho-

menaje al Profesor Rafael de Lorenzo. Pamplo-

na: Thomson Reuters Aranzadi. 2009. p.

BARIFFI, Francisco y PALACIOS, Agustina

(Coordinadores). Colección capacidad jurídica y

discapacidad. Cuaderno No 1 - Argentina. p. 46

Background conference document about Legal

Capacity, prepared by the Office of the United Na-

tions High Commissioner for Human Rights (Sexta

Sesión).

12.

13.

9.

10.

11.

Intervención del International Disability Cau-

cus sobre: “Cognitive Capabilities Privileged in Le-

gal Construction of Capacity.”

Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Hu-

manos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02

del 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17. párr.48

BARIFFI, Francisco. “Capacidad jurídica y

14. Véase DE ASÍS, R., “Derechos humanos y dis-

capacidad. Algunas reflexiones derivadas del

análisis de la discapacidad desde la teoría de los de-

rechos”, en Jiménez, E. (ed.), cit. p 29.

María Alejandra

Villanueva: joven con

síndrome de Down, quien

logró ser incluida de nuevo

en el padrón electoral y así

ejercitar un derecho básico

como es el voto.

Además ha sido premiada

con Premio por el Día

Internacional del Síndrome

de Down 2012.

la revista

la r

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ista

12

Page 14: Revista Contranatura N°6

tante advertir sobre la posibilidad de

alcanzar una vida humana digna te-

niendo disminuidos esos rasgos, siem-

pre y cuando tengamos en cuenta el va-

lor de la autonomía y la independencia

de los sujetos.

f) La capacidad está irremediable-

mente conectada a la posibilidad, pero

no debe ser confundida con ella. Dicho

de otra manera, una cosa es tener ca-

pacidad para razonar, para sentir y pa-

ra comunicarse y otra, bien distinta, es

tener la posibilidad de razonar, sentir y

comunicarse. Es importante luchar

contra aquello que provoca la imposi-

bilidad, ya sea algo “natural” o algo

que hemos construido[…]

i. Los Estados Partes adoptarán las medidas

pertinentes para proporcionar acceso a las

personas con discapacidad al apoyo que

puedan necesitar en el ejercicio de su capa-

cidad jurídica.

Es necesario a la vez detener en análisis

en lo referente al apoyo, e introducir

nociones sobre los modelos bajo los

cuales se han erigido figuras propias de

la capacidad jurídica.

De acuerdo con el modelo médico o re-

habilitador sobre el cual se estructura el

tratamiento a las Personas con Disca-

pacidad, encajan los procesos de inca-

pacitación, tutela y curatela; según el

caso. Estas figuras responden a un mo-

delo de sustitución de la toma de deci-

siones, bajo el cual se busca normalizar

y “proteger” a las personas con disca-

pacidad y –sobre todo intelectual– para

que las decisiones que tomen en su de-

sarrollo no las perjudiquen, sin embar-

go, bajo este sistema se institucionaliza

a la persona y puede servir muchas ve-

ces para vulnerar sus derechos y actuar

en contra de su libertad.

a) Modelo de Sustitución en la toma

de decisiones

El modelo de sustitución en la toma de

decisiones es el que se plasma en los

procesos de incapacitación y el nom-

bramiento de un tercero que remplaza

las decisiones de la persona con disca-

pacidad, al respecto la World Network of

Users and Survivors of Psychiatry expre-

só que la imposición de la tutela im-

plica, en sus efectos prácticos, la “muer-

te social y legal”, la violación de los dere-

chos humanos y la dignidad de la per-

sona. En ese sentido se enfatizó que una

persona puede necesitar asistencia pa-

ra la toma de decisiones, e incluso al-

gunas personas pueden requerir de un

altísimo nivel de asistencia. Sin embar-

go ello no significa que la persona tenga

que ser excluida de la toma de decisión.

Y es posible prestar dicha asistencia sin

la necesidad de anular o limitar los de-

rechos de la persona, respetando su

autonomía .

International Disability Causus expresó:

La tutela es un antiguo mecanismo que

fue construida sin consultar a las per-

sonas con discapacidad y desde donde

se asume que algunas personas no tie-

nen la capacidad para tomar decisiones

jurídicamente vinculantes (...) .

b) Modelo de Apoyo en la toma de de-

cisiones

El modelo de asistencia o apoyo tal co-

mo se desprende de su nombre, en-

tiende que las personas con discapaci-

dad pueden tomar decisiones y para

ello pueden requerir o necesitar de ayu-

da, sin perder su autonomía, regla que

15

16

no se aplica en el modelo de sustitución

donde la persona pierde este derecho y

será otra quien lo ejerza en su lugar.

Se expresó que precisamente uno de los

argumentos a favor del modelo de sus-

titución en la toma de decisiones se ba-

sa en que un número de personas no

tienen la sabiduría o el conocimiento

para ejercitar la capacidad jurídica. Pe-

ro se destacó que la capacidad jurídica

se debería relacionar con la libertad pa-

ra tomar las decisiones y no con la sa-

biduría o prudencia de dichas decisio-

nes. Existe una libertad que es inhe-

rente a todas las personas para caer en

los mismos o nuevos errores y aprender

o no aprender de ellos . La asistencia

en la toma de decisiones no cuestiona la

sabiduría de las elecciones de la perso-

na sino que permite a todos y todas

afrontar la dignidad del riesgo

Considero por lo expuesto que las Per-

sonas con discapacidad intelectual po-

drían ejercer su capacidad jurídica sin

limitaciones establecidas a priori, la in-

capacitación absoluta imposibilita la

toma de decisiones desde aspectos coti-

dianos hasta aquellos que revisten tras-

cendencia; si bien podría increparse

que bajo este esquema el Estado dejaría

una carta abierta a la desprotección,

considero que pueden establecerse me-

canismos de apoyo que entren a tallar

cuando las personas con discapacidad

requieran de un alto nivel de asistencia

sin vulnerar su autonomía, procurando

así su inserción plena y efectiva en la

Sociedad.

ii. Los Estados Partes asegurarán que en to-

das las medidas relativas al ejercicio de la

capacidad jurídica se proporcionen salva-

guardias adecuadas y efectivas para impe-

dir los abusos de conformidad con el derecho

internacional en materia de derechos hu-

manos.

iii. Sin perjuicio de lo dispuesto en el pre-

sente artículo, los Estados Partes tomarán

todas las medidas que sean pertinentes y

efectivas para garantizar el derecho de las

personas con discapacidad, en igualdad de

condiciones con las demás, a ser propieta-

rias y heredar bienes, controlar sus propios

asuntos económicos y tener acceso en igual-

dad de condiciones a préstamos bancarios,

hipotecas y otras modalidades de crédito fi-

nanciero, y velarán por que las personas con

17

18.

Considero por lo expuesto que las Personas con discapacidad

intelectual podrían ejercer su capacidad jurídica sin limitacio-

nes establecidas a priori, la incapacitación absoluta imposibi-

lita la toma de decisiones desde aspectos cotidianos hasta

aquellos que revisten trascendencia

15.

16.

17.

18.

PALACIOS, Agustina. Op. Cit. p. 424

Idem p. 429

Idem p. 430

Ibídem

AGUSTINA PALACIOS:

Con un férrea lucha por los

derechos de los discapacita-

dos ha venido desarrollando

una serie de investigaciones,

tanto en su país (Argentina)

como para las Naciones

Unidas. Una de sus

principales publicaciones es

“El modelo Social de

discapacidad (2008)”.

Agustina Palacios

la revista

la r

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13

Page 15: Revista Contranatura N°6

discapacidad no sean privadas de sus bienes

de manera arbitraria.

Las salvaguardas están referidas a las

medidas que se pueden establecer para

cautelar un cumplimiento riguroso de

la capacidad jurídica, creando institu-

ciones que colaboren en tal fin o inser-

tando estas en políticas públicas en la

materia; resguardando que no se come-

tan abusos ni se vulneren derechos.

4. EL CASO PERUANO Y LA NECE-

SIDAD DE REFORMAS CAPACI-

DAD JURÍDICA EN EL CODIGO CI-

VIL PERUANO

Supuestos de Incapacidad Absoluta y

Relativa contemplados por el Código

Civil Peruano

Articulo 43º.- Incapacidad absoluta

Son absolutamente incapaces:

[…]

2.- Los que por cualquier causa se encuen-

tren privados de discernimiento.

3.- Los sordomudos, los ciegosordos y los

ciegomudos que no pueden expresar su vo-

luntad de manera indubitable.

Articulo 44º.- Incapacidad relativa

Son relativamente incapaces:

1.- Los mayores de dieciseis y menores de

dieciocho años de edad.

2.- Los retardados mentales.

3.- Los que adolecen de deterioro mental

que les impide expresar su libre voluntad.

(…)

Apreciamos claramente la equipara-

ción de la condición de una persona

con Discapacidad con la de un menor,

este dispositivo entra en colisión con

los derechos proclamados en la Con-

vención, al privar de capacidad jurídica

a personas con Discapacidad Intelec-

tual y sensorial y no establecer a la vez

ningún mecanismo que promueva el

apoyo en la toma de decisiones, sino

que se establece al modelo de sustitu-

ción como regla general cuando éste es

el último recurso cuando la discapaci-

dad es sumamente grave e impide a la

persona expresar su voluntad.

Con este marco jurídico en el que he-

mos detenido la atención y que tiene

desarrollo en muchos otros derechos

contemplados en el ordenamiento ci-

vil, las personas con discapacidad en-

cuentran privaciones el ejercicio de

múltiples derechos y tenemos situa-

ciones que demuestran que figuras co-

mo tales como la curatela no constitu-

yen una garantía de protección a este

grupo, en muchas ocasiones sirven pa-

ra cometer una serie de abusos, un

ejemplo claro es la reclusión de perso-

nas con discapacidad intelectual en

centros de internamiento en contra de

su voluntad.

Por lo que urge que nuestra legislación

busque adaptarse al modelo propuesto

en la Convención en el marco de las obl-

igaciones que ha asumido el Estado Pe-

ruano al ratificar dicho instrumento.

Existen figuras como las creadas en

Suecia que: “En 1989 se convirtió en el

primer Estado en abolir la tutela para adul-

tos con discapacidad. En 1994, promulgó

una ley sobre apoyo y servicios para perso-

nas con algunos tipos de discapacidades, la

cual provee de amplias garantías a las per-

sonas con severas discapacidades intelec-

tuales y físicas. La institución más repre-

sentativa es la denominada “godman”. Me-

diante este mecanismo, se nombra a un

mentor que, a diferencia del tutor, no altera

el disfrute de los derechos civiles por la per-

sona con discapacidad, sino que actúa ex-

clusivamente con el consentimiento de la

misma, ejerciendo una serie de derechos y

deberes que, a grandes rasgos, corresponden

a los de un representante” .

A partir de esta experiencia podemos

citar otras que se gestan en países lati-

noamericanos como Argentina y Costa

Rica que vienen estableciendo un im-

portante precedente de reforma legis-

lativa en la materia.

En ese mismo sentido deberán dirigirse

las políticas públicas, procurando in-

cluir a personas con discapacidad inte-

lectual, evitando que se repitan sucesos

como los acontecidos en el último pro-

ceso electoral donde el RENIEC retiró

del padrón de electores a cerca de 20000

personas con discapacidad intelectual,

negándoles de esta forma el derecho a

participar de la vida política del país co-

mo cualquier ciudadano podría hacer-

lo; cabe resaltar la lucha emprendida

por María Alejandra Villanueva , jo-

ven con síndrome de down, quien logró

ser incluida de nuevo en el padrón elec-

toral y así ejercitar un derecho básico

como es el voto.

A MODO DE CONCLUSIÓN

La Convención Internacional sobre los

Derechos de las Personas con Discapa-

cidad establece otorgar capacidad jurí-

19

20

dica a las personas con discapacidad en

igualdad de condiciones y en todos los

aspectos de la vida, para ello se preten-

de sustituir los procesos de incapacita-

ción por un modelo de apoyo en la toma

de decisiones, donde las personas con

discapacidad –sobre todo intelectual–

no pierdan autonomía y puedan tomar

decisiones utilizar el apoyo en la medi-

da que lo necesiten, este paradigma es

coherente con el modelo social de dis-

capacidad y los derechos enunciados y

desarrollados en la Convención; lo que

implica que la legislación peruana de-

berá ponerse el reto de evaluar las ins-

tituciones que restringen un ejercicio

pleno de la capacidad jurídica y buscar

alinearlas al paradigma establecido en

la Convención, incluyendo de esta for-

ma a este importante grupo poblacio-

nal e incentivándolo para que logre un

desarrollo pleno en un marco de respe-

to irrestricto de sus derechos.

19.

20.

VITERI, Daniela, “La Capacidad Jurídica de las

Personas con Discapacidad y la necesidad de

reforma del Código Civil Peruano en Boletín Ge-

neral de la Dirección Nacional de Desarrollo y Or-

denamiento Jurídico – MINJUS”, Año N° 1, N° 5,

Mayo – Junio 2012, p. 10.

Ha sido premiada con Premio por el Día

Internacional del Síndrome de Down 2012.

NACIONES UNIDAS:

El trabajo de difusión sobre los

instrumentos que realzan los derechos de

los discapacitados es sin duda una labor

imprescindible en sociedades como las

nuestras.

De esta forma vienen generandose

publicaciones como la que aquí

mostramos. Son varios los nombres

recurrentes en dichos trabajos , Francisco

Bariffi y Agustina Palacios entre ellos.

la revista

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14

Page 16: Revista Contranatura N°6

EL RESPETO

A LA DIGNIDAD

Edgar Mujica*

DERECHOS HUMANOS

* Universidad Nacional de San Agustín de Are-

quipa.

1. Maritain, Jaques“Los Derechos del Hombre

y la ley natural”. Argentina. Edt. Dédalo.

me indicó que había una moneda al la-

do de mi pie derecho, por lo que co-

giendo esta moneda de dos soles, se la

entregué luego a la señora recibiendo a

cambio un muy cordial “gracias”, unas

cuadras más allá, (después que bajo la

señora), otra señora, que estaba senta-

da a mi derecha (seguía parado para

variar), empezó a buscar en los bolsillos

de su pantalón, su pasaje y luego pensó

en voz alta “¿mis dos soles?”, el bolete-

l filósofo Jaques Maritain, al re-

ferirse a los derechos del hom-Ebre, señala: (...) la dignidad de la

persona humana significa que por virtud de

la ley natural, el hombre tiene el derecho de

ser respetado, de ser considerado como suje-

to de derecho, como poseedor de derechos

(...) Si tiene el derecho de cumplir su desti-

no, tiene derecho a las cosas necesarias para

esto. Los derechos fundamentales son: el de-

recho a la existencia y a la vida; el derecho a

la libertad personal o derecho de conducir

su propia vida como señor de ella y de sus

actos, el derecho a buscar la perfección de la

vida humana, moral, y racional; el derecho

a la integridad corporal; el derecho a la pro-

piedad privada de los bienes materiales que

es una salvaguarda de las libertades de la

persona; derecho de casarse según su propia

elección y de fundar una familia, el derecho

de asociación .

Este pequeño extracto de la obra de Ja-

ques Maritain, menciona una de las pa-

labras que escucho casi a diario en todo

nuestro medio: el respeto; afirmo ello,

porque casi siempre se escucha el res-

peto al prójimo, respétame, respeta mi

barrio, respetos guardan respetos, el

respeto a los Derechos Humanos, ¡No

me faltes el respeto!, en fin… cuando

intenté entender por primera vez el sig-

nificado de esta palabra, la busqué co-

mo todo buen lector en un buen dic-

cionario y allí decía algo así: Respeto:

Acción de respetar. Bueno, pienso que

no me dio nada nuevo a lo que para en-

tonces intuía. La verdad, me gustaría

que antes de seguir leyendo estas lí-

neas, se cuestione usted sobre esta pa-

labra, y que no vaya a ser raro, que no

tenga una idea tan clara como se supo-

ne que debe tenerla ya que todos los

días consciente o inconscientemente la

mencionamos en nuestro diario vivir.

Por lo tanto, qué es lo que quiere decir

usted cuando le exige Respeto a otra

persona, ¿Qué le está pidiendo? Re-

cuerde que ideas claras producen sen-

timientos claros y sentimientos claros

producen acciones claras, en esto se re-

sume la Actitud.

La razón por la cual escribo estas pocas

líneas es para tratar de dar tan sólo una

pequeña idea y no una definición de lo

que se trata el Respeto, ya que nuestro

1

querido Derecho, no sólo sirve para so-

lucionar conflictos de intereses inter-

subjetivos, también sirve para preve-

nirlos y allí está la importancia de éste

pequeño artículo.

Entender la palabra Respeto presupone

manejar como marco teórico (es decir,

información previa), la idea de ser hu-

mano, entendiendo rápidamente como

tales a entes Biopsicosociales, efectiva-

mente, somos seres que estamos vivos,

somos racionales y sobretodo somos se-

res que viven con otros semejantes en

grupo o Sociedad.

No se puede imaginar a un hombre so-

lo, ya que a decir de Aristóteles quien

vive solo o es un dios o es una bestia,

mas no un ser humano.

En esta misma línea de pensamiento, al

existir o coexistir unos seres humanos

junto a otros, van a producirse las fa-

mosas relaciones, las mismas que de-

penden de la forma como se las enfo-

que, pudiendo ser éstas relaciones de ti-

po familiar, amicales, jurídicas, políti-

cas, sentimentales, etc., etc., existen mi-

les de relaciones y en ellas pueden pro-

ducirse un daño, de manera consciente

o inconsciente, como por ejemplo, un

día en una combi, a una señora que es-

taba sentada a mi lado izquierdo (yo es-

taba parado), al momento de levantar-

se para bajar se le cayó una moneda y

como buen ciudadano me puse a bus-

carla junto a otros pasajeros, en ese ins-

tante, un señor que estaba detrás de mí

JAQUES MARITAIN

“LA DIGNIDAD de la persona humana

significa que por virtud de la ley natural,

el hombre tiene el derecho de ser respetado,

de ser considerado como sujeto de derecho”.

la r

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15

Page 17: Revista Contranatura N°6

mo cumplir una ley.

Por otro lado, a nuestro entender, ha-

blar del Respeto a la Dignidad, no es lo

mismo que hablar de la Dignidad, aun-

que este último concepto este incluido

en el primero. Y desde nuestro enfo-

que, es el Art. 1 de la Constitución ac-

tual el Primer Deber Jurídico Funda-

mental, por referirse a la Primacía del

ser humano, además de ser un princi-

pio ético-jurídico , que señala el cam-

po de acción de los Derechos Funda-

mentales.

Finalmente, podríamos señalar que el

Respeto así sólo si es un valor, mientras

que la Dignidad no lo es, aunque algu-

nos autores se refieran al mismo como

el valor de los seres humanos en el sen-

tido más metafórico del hablar. Así lo

señaló el maestro Mario Alzamora Val-

2

ro escuchando esa frase, raudamente le

increpó a la señora que no se haga la

muy viva, ya que si no tenía para el

pasaje para que subió (se dan cuenta

como funciona el principio de Presun-

ción de Inocencia), bueno, también nos

pusimos a buscar la bendita monedita y

encontramos una pero de diez cénti-

mos, ese rato yo me dí cuenta que sin

querer a esta señora le hice un daño

económico, porque cogí su moneda y

se la dí a la otra señora, (recién entendí

porque estuvo muy agradecida esta úl-

tima), en fin, a lo que quiero llegar es a

que se de cuenta amigo lector, que allí

yo causé un daño, es decir, le falte el

respeto a la segunda señora, demás esta

decir que le pagué el pasaje, claro que

no le expliqué porqué sino me crucifi-

caba, sólo le aclaré que lo hacía porque

Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la

Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-

no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del

ser humano, pero supremacía en relación a todas las

cosas que lo rodean y no entre los de su especie.

en sí mismo y que de ninguna manera

pueda ser considerado como un medio.

Además, esa esencia consta en dos cri-

terios que son la Universalidad y la

Uniformidad del ser humano y que

posteriormente ampliaremos más esta

idea en otro artículo, (si es que nos lo

permiten, claro esta).

Lo que si nos queda claro, es que si hoy

en día suceden muchos atropellos en

contra de esta preciada Dignidad Hu-

mana, es por pura ignorancia, la misma

que sí es una plaga humana y contra la

cual debemos trabajar por aplacarla y

desterrarla de la humanidad, siendo la

Educación un medio de formación pro-

picio para compartir la enseñanza, fun-

damentos y argumentos de lo que son

los Derechos Humanos.

__________________

BIBLIOGRAFÍA- ALEXY, Robert. “Teoría del Discurso y Derechos Hu-

manos”. Bogota – Colombia. Edt. Panamericana.

- CHIRINOS SOTO, Enrique “La nueva constitución

al alcance de todos”. Lima – Perú.

- GARCÍA TOMA, Víctor. “Conceptos Fundamenta-

les del Derecho”. Lima – Perú. Edt. Grupo Editores.

- GARCÍA MAYNEZ, Eduardo. “Filosofía del Dere-

cho”. México. Edt. Porrúa.

- GARCÍA TOMA, Víctor. “Teoría del Derecho”. Li-

ma – Perú. Edt. Concytec.

- KELSEN, Hans. “Teoría del Derecho”. Argentina.

Edt. Universitaria de Buenos Aires.

- LASTRA LASTRA, José Manuel “Fundamentos de

Derecho”. México. Edt. Mc Graw-Hill.

- MARITAIN, Jaques “Los Derechos del Hombre y la

ley natural”. Argentina. Edt. Dédalo.

- MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “Los Principios

Fundamentales del Derecho Constitucional Peruano”.

Lima 2000. Edt. Inesla.

- PAREJA Y PAZ-SOLDÁN, José. “Derecho Cons-

titucional y Constitución Política del Perú de 1979”.

Tomo I. Edt. Ital.

- TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. “Introducción al

Derecho”. Lima – Perú. Edt. Idemsa.

- RECASENS SICHES, Luis. “Introducción al estudio

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- ROBLES, Gregorio. “Los Derechos Fundamentales y

la ética en la sociedad actual”. España. Edt. Civitas.

- SALAZAR BONDY, Augusto. “Introducción a la

Filosofía y a la Lógica”. Lima – Perú. Edt. Universo.

- TICONA POSTIGO, Víctor. “El Debido Proceso y la 2.

3.

Mendoza Escalante, Mijail. “Los Principios

Fundamentales del Derecho Constitucional Perua-

no”. Lima 2000. Edt. Inesla.

Chirinos Soto, Enrique. “La nueva constitu-

ción al alcance de todos”. Lima – Perú.

era mi buena acción del día.

Entonces, que entender por respeto, en

negativo ya lo dije, es hacer un daño a

otra persona, y en positivo… sería en-

tonces “Proteger, Cuidar”, esa es la

idea de respeto; por lo tanto cuando

una persona dice respétame, entonces

nos está diciendo, no me hagas daño,

cuídame, y esto tiene mucha lógica. Así

mismo, cuando leemos algún artículo

que se refiera al respeto, por ejemplo de

los Derechos Humanos, se debe enten-

der, que todos estamos obligados “erga

omnes”, a proteger, cuidar la Vida, la Li-

bertad, la Dignidad y la Igualdad so-

bretodo, de los demás tanto como la de

uno mismo.

Y sólo para aquellos que se preguntan y

respecto al respeto a la ley, bueno, allí se

debe entender, la palabra respeto, co-

dez al ser consultado por la comisión

encargada de este artículo en la consti-

tución de 1979, esto a decir de Enrique,

Chirinos Soto que lo menciona .

Podemos, entonces dar la propuesta

que hablar de la Dignidad Humana es

hablar de la esencia del ser humano, y

que por ende se puede hablar de la su-

premacía del ser humano, pero supre-

macía en relación a todas las cosas que

lo rodean y no entre los de su especie.

De allí que se siga la idea de Kant, de

considerar la Dignidad como el hecho

de reconocer en el hombre que es un fin

3

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16

Page 18: Revista Contranatura N°6

1. MOTIVACIÓN

El interés por el presente tema

surge a consecuencia de mi es-

tadía como practicante en la SUNARP.

En uno de los tantos títulos que se pre-

sentan pude apreciar el siguiente caso:

Rafael, titular-gerente de “RR E.I.R.L.”,

compra un auto de propiedad de la men-

cionada persona jurídica. El notario públi-

co envía los Partes Notariales al Registro de

Propiedad Vehicular. Al finalizar la califi-

cación, el Registrador señala que no puede

inscribirse este “contrato consigo mismo”,

fundamenta su decisión señalando que “es

anulable el acto jurídico en que el represen-

tante celebra consigo mismo, en nombre

propio (…) a menos que el representante lo

hubiese autorizado específicamente (…) ”

y en tal sentido, siendo anulable, no es po-

sible que “se admitan actos que, si bien efi-

caces, contengan un vicio que en cualquier

momento pueda determinar su invalidez”

.

Las reflexiones que a continuación se

presentan se centrarán en determinar si

es verdad que Rafael (o cualquier Titu-

lar-Gerente) celebró un contrato anu-

lable.

2. DEFINICIONES MÍNIMAS

2.1. LA CALIFICACIÓN REGISTRAL

El registrador decidirá qué actos pue-

den ser inscritos y cuáles no, esto en a-

tención al Principio de Legalidad reco-

gido en el artículo 2011 del Código Ci-

vil y en los artículos V , 31 y 32

.........................

1

2

(3) (4) (5)

Fernando Huayta Anchayhua*

DERECHO REGISTRAL

* Estudiante del sexto año de Derecho de la Uni-

versidad Nacional de San Agustín de Arequipa.

Artículo 166: "Es anulable el acto jurídico que e! re-

presentante concluya consigo mismo, en nombre propio

o como representante de otro, a menos que la ley lo per-

mita, que el representado lo hubiese autorizado específi-

camente, o que el contenido del acto jurídico hubiera si-

do determinado de modo que excluya la posibilidad de

un conflicto de intereses".

Fundamento 9 de la Resolución Nº 149-2012-

SUNARP-TR

V. Principio de Legalidad.

Los Registradores califican la legalidad del título en cu-

ya virtud se solicita la inscripción.

La calificación comprende la verificación de (…) la vali-

dez del acto que, contenido en aquél, constituye la causa

directa e inmediata de la inscripción.

Artículo 31°.- Definición

La calificación registral es la evaluación integral de los

títulos en cuyo mérito se solicita la inscripción, (…).

Artículo 32°.- Alcances de la calificación

El registrador calificará la legalidad de los títulos, (…)

Verificar la validez y la naturaleza inscribible del acto o

1.

2.

3.

4.

5.

del Reglamento General de los Regis-

tros Públicos, pero se ha señalado que

“la calificación registral como el exa-

men técnico-formal, sujeto a límites es-

trictos, cuyo objetivo es determinar la

legalidad formal de los títulos que pre-

tenden su acceso al registro (…) sin te-

ner en cuenta las particularidades de

los contratantes, ni la intención de és-

tos, o el perjuicio concreto que puedan

haber sufrido, o las patologías del acto

(…) De esta manera el registrador se li-

mita a efectuar una evaluación abs-

tracta de la legalidad del acto o contra-

to, tal y conforme éste aparece en el do-

cumento” Siendo esto así, la califica-6.

¿Es anulable el contrato que

el Titular-gerente de una E.I.R.L.

celebra consigo mismo?

SUMARIO: 1. Motivación; 2. Definiciones mínimas; 2.1. La calificación

registral; 2.2. El contrato anulable, 2.3. La representación; 2.3. El con-

trato consigo mismo; 2.4. Confirmación del contrato consigo mismo;

3. Conclusiones; 4. Reflexión final

contrato que, (…) Comprobar que el acto o derecho se

ajusta a las disposiciones legales sobre la materia y el

cumplimiento de los requisitos establecidos en dichas

normas;(…).

POR LA SENDA DE LA SUNARP: el presente artículo intenta la solución de

un problema entre registradores y representantes de una E.I.R.L.

6. GONZALES BARRÓN, Gunther. La nueva

la r

ev

ista

17

Page 19: Revista Contranatura N°6

ción registral evaluará solo lo que apa-

rece en los documentos que forman el

título. Bajo esta premisa, al parecer, es

necesario que para que el contrato con-

sigo mismo sea válido, necesariamen-

te debe estar “autorizado específica-

mente” en el otorgamiento de poder o

en los estatutos de la persona jurídica,

autorización específica, sin la cual, no

podría inscribirse el contrato, ya que el

registrador realiza una evaluación abs-

tracta de la legalidad del contrato.

2.2. EL CONTRATO ANULABLE

Mediante el contrato, acto de autono-

mía privada, “los autores crean un re-

glamento de intereses o un programa

de funcionamiento. La norma jurídica

valorará ese reglamento creado por los

privados” . En este mismo sentido “el

contrato válido es el contrato que res-

ponde a las prescripciones legales. Por

el contrario la eficacia del contrato se

refiere a la producción de sus efectos” .

Un contrato es válido cuando existe co-

rrespondencia estructural entre el he-

cho jurídico concreto subordinado al

juicio y a la previsión normativa que fi-

ja las características del contrato. En

cambio, la ausencia de correlación en-

tre el hecho y la previsión normativa

dará lugar a la invalidez .

La invalidez más grave –la nulidad– ha-

ce que el acto originariamente sea inefi-

caz; la invalidez menos grave –la anu-

labilidad– afecta la regla contractual,

pero no le impide generar provisiona-

lmente efectos, aunque sean precarios e

inestables” .

Cuando se celebra un contrato afectado

por una causal de anulabilidad existen

dos posibilidades: o que se anule o que

se confirme. El contrato anulable será

nulo, cuando se declare fundada la de-

manda de anulación, demanda que se-

rá promovida por aquel sujeto a quien

7

8

9

10

la ley le otorgue la legitimación . Te-

niendo en cuenta que el contrato anu-

lable dejará de ser tal, cuando la perso-

na legitimada para anularlo exprese su

voluntad (en forma expresa o tácita) de

querer confirmarlo .

2.3. LA REPRESENTACIÓN

Mediante el negocio de apoderamiento

“una persona, denominada, represen-

tado otorga facultades para que otra

persona, denominada representante,

actúe en su nombre e interés . Enton-

ces “el representante celebra actos jurí-

dicos con terceros en nombre y en in-

11

12

13

doctrina del derecho registral, Jurisprudencia de la

Sala Transitoria del Tribunal Registral, Jurista Edi-

tores, Lima, 2010, págs. 43-45.

MORALES HERVIAS, Rómulo. Patologías y Re-

medios del Contrato, Jurista Editores, Lima, 2010

p.51.

Op. Cit. p.201.

SACCO,Rodolfo citado por MORALES HER-

VIAS Op. Cit. p. 203

MORALES HERVIAS, Op. Cit. p.204.

Artículo 222.- El acto jurídico anulable es nulo des-

7.

8.

9.

10.

11.

terés del representado dentro de los

límites del poder conferido” . Siendo

esto así, el representante ya no actúa en

su propio interés sino en el del repre-

sentado, pero es posible que surjan

conflictos de intereses entre represen-

tante y representado, uno de los tantos

es el que desarrollamos: El contrato

consigo mismo.

2.3. EL CONTRATO CONSIGO MIS-

MO

El contrato que el representante cele-

bra consigo mismo es perfectamente

válido cuando esté autorizado por la

14

14.

15.

MORALES HERVIAS, Rómulo, Estudios sobre

Teoría General del Contrato, Grijley, Lima 2006

p.449

Artículo 166.- Es anulable el acto jurídico que el

representante concluya consigo mismo, en nombre pro-

pio o como representante de otro, a menos que la ley lo

permita, que el representado lo hubiese autorizado espe-

cíficamente, o que el contenido del acto jurídico hubiera

sido determinado de modo que excluya la posibilidad de

un conflicto de intereses.

de su celebración, por efecto de la sentencia que lo de-

clare.

Esta nulidad se pronunciará a petición de parte y no

puede ser alegada por otras personas que aquellas en cu-

yo beneficio la establece la ley.

Artículo 230.- Salvo el derecho de tercero, el acto

anulable puede ser confirmado por la parte a quien co-

rresponda la acción de anulación, mediante instru-

mento que contenga la mención del acto que se quiere

confirmar, la causal de anulabilidad y la manifestación

expresa de confirmarlo.

Artículo 231.- El acto queda también confirmado si la

parte a quien correspondía la acción de anulación, co-

nociendo la causal, lo hubiese ejecutado en forma total o

parcial, o si existen hechos que inequívocamente pongan

de manifiesto la intención de renunciar a la acción de

anulabilidad.

ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Acto Jurídico

Negocial 2º Edición, Gaceta Jurídica, Lima 2010.

P.103.

12.

13.

El contrato que el representante celebra consigo mismo es

perfectamente válido cuando esté autorizado por la ley, cuando

tenga autorización específica por el representado o cuando el

contenido del contrato ha sido determinado de modo que

excluya un posible conflicto de intereses, en cualquier caso

diferente a los mencionados, nos encontramos, según el CC,

ante un acto anulable

ley, cuando tenga autorización especí-

fica por el representado o cuando el

contenido del contrato ha sido deter-

minado de modo que excluya un po-

sible conflicto de intereses, en cual-

quier caso diferente a los menciona-

dos, nos encontramos, según el CC, an-

te un acto anulable .15 16

la r

ev

ista

18

Page 20: Revista Contranatura N°6

De una interpretación sistemática, se

aprecia que quién está legitimado para

promover la acción de anulación en ca-

so del “Contrato consigo mismo” es el

mismo sujeto que puede confirmarlo (y

sólo él). En el caso de la representación

voluntaria entre personas naturales, se-

rá el representado quien demande anu-

lación del acto o quien declare confir-

marlo. Lo mismo sucede en la repre-

sentación voluntaria, cuando la perso-

na jurídica (a través de un órgano, co-

mo la gerencia) decide otorgar poder a

un sujeto ajeno a su organización, será

este órgano quien está legitimado para

anularlo o confirmarlo. El problema

surge, en el caso de la denominada re-

presentación orgánica, cuando la per-

sona jurídica actúa a través de un ór-

gano (generalmente una persona na-

tural) .

Si el órgano de la persona jurídica fa-

cultado para disponer de los bienes de

la misma (piénsese en la Gerencia) no

cuenta expresamente con la autoriza-

ción para contratar consigo mismo tal

acto es anulable, pero ¿quién puede de-

mandar la anulación de este contrato?,

¿quién puede confirmarlo?, ¿puede ha-

cerlo cualquier miembro?, ¿o todos los

miembros en conjunto? Recuérdese

que la persona jurídica tiene existencia

distinta a sus miembros , en todo ca-

so es ésta quien lo anulará o confirmará

a través de otro órgano (como la Junta

17

18

El ejercicio de la acción le corresponde al representado.

No nos ocuparemos en verificar si el contrato

consigo mismo debe ser anulable o sólo ineficaz,

sin embargo, puede consultarse: TORRES VAS-

QUEZ, Aníbal. Acto Jurídico, Idemsa, Lima 2007

p.438-439 y BELTRAN PACHECO, Jorge. Comen-

tarios al artículo 166. Código Civil Comentado,

Gaceta Jurídica, Lima, p.708

Vid. ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Op. cit

p.120

Artículo 78. La persona jurídica tiene existencia

distinta de sus miembros y ninguno de éstos ni todos

ellos tienen derecho al patrimonio de ella ni están

obligados a satisfacer sus deudas.

16.

17.

18.

de Accionistas). Nótese, en todo caso,

que un órgano celebra el contrato anu-

lable y otro órgano de la misma per-

sona jurídica lo confirma o lo anula.

2.4. CONFIRMACIÓN DEL CON-

TRATO CONSIGO MISMO

Ahora bien, para que un contrato anu-

lable sea confirmado se hace necesaria

la intervención de una nueva declara-

ción de voluntad, emitida por otro su-

jeto distinto a quien contrató consigo

mismo. Así, para que este acto anulable

“precariamente válido” se convierta en

“perfectamente válido” es necesaria la

concurrencia de una nueva voluntad

confirmatoria del acto anterior.

Entonces nos encontramos ante dos de-

claraciones de voluntad, de dos sujetos

distintos para confirmar la validez de

un contrato. Esto es aplicable tanto a la

representación voluntaria entre dos

personas naturales como también a

aquella representación entre una per-

sona jurídica y una persona natural

ajena a su organización. En el caso de la

representación orgánica, al parecer,

hay dos declaraciones de voluntad

emitidas por la misma persona jurídica

(claro, a través de diferentes órganos)

pero debe tenerse en cuenta que la vo-

luntad de la persona jurídica se declara

mediante sus órganos o, lo que es lo

mismo, son los órganos quienes deci-

den qué voluntad se declara. Aquí nos

encontramos otra vez ante dos decla-

raciones de voluntad (dos órganos, que

son personas naturales) emitidas por

dos sujetos distintos (los órganos que

pertenecen, sin embargo, a la misma

persona jurídica). Esta regla (acto

confirmatorio = dos declaraciones de

voluntad emitidas por dos sujetos dis-

tintos) no es aplicable en todos los ca-

sos.

Piénsese por ejemplo en el supuesto

donde el Titular-Gerente, actuando por

su propio derecho compra un carro de

la EIRL que representa, típico contrato

con uno mismo, ¿es anulable este acto?,

¿quién lo confirma? Veamos. En la

EIRL existen dos órganos: el Titular y la

Gerencia, si el Gerente es distinto al Ti-

tular, será este último “órgano” quien

demande anulación o quien lo confir-

me. En el caso de que el contrato anu-

lable sea celebrado por el Titular-ge-

rente solo podría ser anulado o confir-

mado por ¡el mismo órgano!

Como habíamos adelantado, es posible

que entre representante y representado

pueda surgir un conflicto de intereses,

es por eso que la autorización específi-

ca para contratar consigo mismo haría

presumir que no existirá, jamás, algún

conflicto de intereses .

Entonces, la autorización específica pa-

19

Es necesario que los registradores, así como cualquier otro

operador jurídico, interpreten a cabalidad las reglas aplica-

bles, no es posible que el registrador dispense su función “ca-

lificadora” por el mero hecho de que en los estatutos no exis-

ta la “autorización específica” a la que nos hemos referido.

la r

ev

ista

19

Page 21: Revista Contranatura N°6

ra contratar con uno mismo releva la

posibilidad del conflicto de intereses,

pero a falta de esa específica autoriza-

ción, queda al intérprete la labor de de-

terminar, a priori, si se producirá un

conflicto de intereses a futuro. Entre re-

presentante y representado (ambos

personas naturales) es posible un con-

flicto de intereses, lo mismo sucede en

la representación orgánica, entre dis-

tintos órganos (que, en última instan-

cia, son personas naturales) incluso en

la EIRL (cuando la gerencia está sepa-

rada del titular), pero ¡un conflicto de

intereses no podría surgir nunca, cuan-

do la Gerencia y el Titular SON LA

MISMA PERSONA NATURAL! En el

caso que planteamos, en la motivación

de estas reflexiones, Rafael tendría que

confirmar el acto (emitir una declara-

ción adicional, con los gastos innecesa-

rios, ¡para decir lo mismo!) o podría

anularlo (el mismo celebra un contrato,

y luego el demanda la anulación, sien-

do, él mismo ¡demandante y deman-

dado!

Es a todas luces, evidente que no podrá

existir conflicto de intereses con rele-

vancia jurídica cuando el Titular Ge-

rente compra un bien de propiedad de

su representada , y si no hay conflicto

de intereses: el acto es perfectamente vá-

lido y en consecuencia, sí debió acce-

der al Registro.

3. CONCLUSIONES

El contrato celebrado por el represen-

tante consigo mismo es anulable pues

existe la posibilidad de un conflicto de

intereses entre el representante y el re-

presentado. La “autorización específi-

ca” a la que hace referencia el Código

20

21

Civil sólo hace presumir tal posibili-

dad.

En la representación orgánica, entre el

Titular Gerente y la EIRL no existirá ja-

más un conflicto de intereses y, como

tal, no podría ser calificado de anula-

ble.

Siendo un contrato perfectamente vá-

lido, debió ser calificado en forma posi-

tiva y acceder al Registro Público.

4. REFLEXIÓN FINAL

Es necesario que los registradores, así

como cualquier otro operador jurídico,

interpreten a cabalidad las reglas apli-

cables, no es posible que el registrador

dispense su función “calificadora” por

el mero hecho de que en los estatutos

no exista la “autorización específica” a

la que nos hemos referido. El registra-

dor, debió indagar si es que existía si-

quiera alguna posibilidad de existencia

de conflicto de intereses, y al no existir

tal, debió, sin más, inscribir el acto en

cuestión.

No he pretendido agotar el tema del au-

tocontrato, como también se le deno-

mina, cualquiera que lee estas líneas ya

lo habrá advertido. Quedan muchas

“lagunas jurídicas” por recorrer, es-

pero que este no sea el primer recorri-

do, ni mucho menos.

___________________________

BIBLIOGRAFÍA

- BELTRAN PACHECO, Jorge. Comen-

tarios al artículo 166. Código Civil Comen-

tado, Gaceta Jurídica, Lima, 2003.

- ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Acto Ju-

rídico Negocial, Gaceta Jurídica. 2º Edi-

ción, Lima 2010.

- GONZALES BARRÓN, Gunther. La

nueva doctrina del derecho registral, Juris-

prudencia de la Sala Transitoria del Tribu-

nal Registral, Jurista Editores, Lima, 20-

10, págs. 43-45.

- MORALES HERVIAS, Rómulo, Estu-

dios sobre Teoría General del Contrato,

Grijley, Lima, 2006 .

- MORALES HERVIAS, Rómulo. Pato-

logías y Remedios del Contrato, Jurista

Editores, Lima, 2010

- TORRES VASQUEZ, Aníbal. Acto Ju-

rídico, Idemsa, Lima, 2007.

22

19.

20.

21.

22.

Como se puede apreciar, A tiene autorización

específica para comprar el carro de B (su repre-

sentado), el vehículo está valorizado en el mercado

a S/.10,000.00 y A se lo “autocompra” a S/.5,000.00.

¿No existirá, acaso, un posible conflicto de intere-

ses?¿La mera “autorización específica” elimina tal

posibilidad”?

Máxime cuando el art. 37º del Decreto Ley

21621 señala que “El Titular es el órgano máximo

de la Empresa y tiene a su cargo la decisión sobre

los bienes y actividades de ésta”.

En todo caso, se le podría atacar mediante la

“Acción Pauliana” en la que el legitimado sea un

acreedor defraudado, pero esto ya no versa sobre

la Validez del acto, sino sólo sobre la Ineficacia.

Lagunas de la ley o Lagunas del intérprete.

PLUMA D GANSO

Nº 2

La única revista de cró-

nicas del sur, como nun-

ca se vio por estos lares, una lectura fá-

cil de digerir proveniente de la pluma

de escritores profesionales con trayec-

toria y enfocados en que el lector dis-

frute del placer de leer, otorgando tex-

tos no perecederos por el tiempo, lo-

grando que las crónicas contadas, pue-

dan ser leídas hoy, o dentro de un año,

asegurando con eso la durabilidad de

sus anuncios, y diferenciándonos de

los espacios otorgados por la televi-

sión, radio o periódicos locales, que

brindan publicidad momentánea, y en

el caso de los periódicos son desecha-

dos al acabar el día.

Aun hay tiempo para leer, aun hay pá-

ginas para leer, aun hay historias que

contar.

Puede adquirirla en:

Librería El Lector, calle San Francisco

213 - Cercado, Arequipa.

(Fragmentos extraídos de la página

de Facebook de la misma revista)

Cuando este símbolo aparezca en la re-

vista, usted, señor lector, podrá encon-

trar reseñas y referencias a libros y re-

vistas que van apareciendo en nuestra

ciudad. Dichas publicaciones son alta-

mente recomendables.la revista

la r

ev

ista

20

Page 22: Revista Contranatura N°6

ediante D. S. Nº 003-2008-

MINAM, se aprobaron los MEstándares de Calidad Am-

biental para Aire (ECA). De acuerdo al

artículo 31 de la Ley General del Am-

biente, Nº 28611, el ECA “es la medida

que establece el nivel de concentración o del

grado de elementos, sustancias o paráme-

tros físicos, químicos y biológicos, presen-

tes en el aire, agua o suelo, en su condición

de cuerpo receptor, que no representa riesgo

significativo para la salud de las personas

ni al ambiente. Según el parámetro en par-

ticular a que se refiera, la concentración o

grado podrá ser expresada en máximos, mí-

nimos o rangos.

El ECA es obligatorio en el diseño de las

normas legales y las políticas públicas. Es

un referente obligatorio en el diseño y apli-

cación de todos los instrumentos de gestión

ambiental”.

Los estándares o parámetros para el

control y la protección ambiental to-

man en cuenta los valores recomenda-

dos por la Organización Mundial de la

Salud (OMS) y de las entidades de nivel

internacional especializadas. Por ello

en el país en el año 2006, se estableció el

Cronograma de Priorizaciones para la

aprobación progresiva de los ECA a ni-

vel nacional, ello por disposición del fe-

necido Consejo Nacional del Ambien-

te (CONAM), ahora Ministerio del Am-

biente (MINAM).

De conformidad con lo previsto en el

D.S. Nº 033-2007-PCM se llevaron a ca-

bo los procesos de Consulta Pública a

nivel nacional aprobados por las Reso-

luciones Presidenciales Nº 036 y 038-200-

8-CONAM/PCD, se realizaron los ta-

lleres de coordinación interinstitucio-

nal entre abril a agosto del año 2008. Se

recibieron opiniones técnicas y legales

de los Ministerios de Salud, Produc-

ción, Vivienda y Construcción, Trans-

portes y Comunicaciones y Energía y

Minas; todos los Gobiernos Regionales;

diversas Municipalidades y represen-

tantes de la sociedad civil. En resumen,

el D.S. Nº 003-2008-MINAM fue pro-

ducto de un amplio consenso técnico y

ambiental y social.

En el citado Decreto Supremo, fijaron

los ECA para el Dióxido de Azufre,

Benceno, Hidrocarburos Totales expre-

sado como Hexano; Material Particu-

lado con diámetro menor a 2,5 micras e

Southern Perú Cooper

Corporation, el Dióxido de Azufre

y la contaminación atmosférica

Jesús Gómez Urquizo *

DERECHO AMBIENTAL

los conductos bronquiales de los asmá-

ticos.

En el sur del Perú una de las principales

fuentes de generación de Dióxido de

Azufre lo constituyen las actuales ope-

raciones de la Refinería de Ilo (Moque-

gua) de propiedad de Southern Perú

Cooper Corporation (SPCC). Al estar por

vencerse el plazo para que entren en vi-

gencia los nuevos valores de los ECA

para el Dióxido de Azufre, el MINAM

mediante la Res. Ministerial Nº 205-2013

-MINAM, emitida el pasado 12 de Julio

del 2013, ha flexibilizado las normas

para la calidad del aire, especialmente

Hidrógeno Sulfurado. Algu-

nos valores entraron en vi-

gencia en enero del año 2009

y 2010 respectivamente. En

el caso de Dióxido de Azufre

se estableció que para el pri-

mero de enero del 2014 el

valor del ECA debe ser de

“20 microgramos por metro cú-

bico en 24 horas continuas de

exposición”, actualmente el

valor es de 80 microgramos

por metro cúbico en 24 ho-

ras continuas de exposi-

ción.

El Dióxido de Azufre es

un gas incoloro con un ca-

racterístico olor asfixiante.

Se trata de una sustancia re-

ductora que en contacto con el aire

y la humedad, se convierte en lluvia

ácida, ya que en la atmósfera es trans-

formado en ácido sulfúrico. Es liberado

en muchos procesos de combustión ya

que los combustibles como el carbón, el

petróleo, el diesel o el gas natural con-

tienen ciertas cantidades de compues-

tos azufrados. El Dióxido de Azufre es

un gas irritante y tóxico, afecta sobre to-

do las mucosidades y los pulmones

provocando ataques de tos. Si bien éste

es absorbido principalmente por el sis-

tema nasal, la exposición de altas con-

centraciones por cortos períodos de

tiempo puede irritar el tracto respira-

torio, causar bronquitis y congestionar

*Abogado, con 2da. Especialidad en Contami-

nación y Gestión Ambiental y Maestría en Edu-

cación.

la r

ev

ista

21

Page 23: Revista Contranatura N°6

ninguna flexibilización. Lo que decimos con

esta norma es que hay que trabajar un plan

de acción y este plan de acción se va hacer

de acuerdo a ciertas consideraciones de dis-

ponibilidad tecnológica que es adecuación

pura y de acuerdo a los límites máximos

permisibles que tenemos que fijar”. No se

está corrigiendo la norma sobre calidad

del aire, se está flexibilizando para tres

cuencas atmosféricas del país. Pero si el

mismo ministro el año 2008 avalo y

respaldo los procesos de Consulta Pú-

blica aprobados por Resoluciones Pre-

sidenciales Nº 36 y 038-2008-CONAM-

/PCD, así como los talleres de coordi-

nación interinstitucional realizados en-

tre abril a agosto del mismo año, que

posteriormente dieron origen al Dec.

Sup. Nº 003-2008-MI-NAM.

El valor del ECA para el Dióxido de

Azufre de 20 ug/m3 diario fue estable-

cido por propio MINAM para lograr

una mayor protección de la salud de los

ciudadanos y del ambiente, reduciendo

el riesgo de exposición de poblaciones

vulnerables a concentraciones de Dió-

xido de Azufre. Sin embargo, en MI-

NAM y los otros organismos compe-

tentes nada han hecho estos años para

establecer mecanismos que aseguren la

adecuación gradual de las actividades

generadoras de Dióxido de Azufre en la

atmósfera.

Pero, ¿quiénes salen favorecidos con la

flexibilización de la norma sobre cali-

dad del aire?. Se favorecen directa-

los 80 a 90 ug/m3.

SPCC anunció públicamente meses a-

trás que “no se encontraba en capacidad

técnica de alcanzar los valores para los ECA

de Dióxido de Azufre de 20 microgramos

por metro cúbico, el primero de enero del

2014”, y amenazó con cerrar sus ope-

raciones en la Fundición de Ilo. Caso si-

milar se produjo el año 2003 cuando

SPCC para no cumplir con la norma

ambiental logró que se le “exceptúe” de

los alcances del Decreto Supremo Nº

009-2003-SA, que aprobaba el Regla-

mento de los Niveles de Estados de

Alerta Nacionales para Contaminantes

del Aire, el argumento era que contaba

con un Programa de Adecuación y Ma-

nejo Ambiental (PAMA) que en su pun-

to más importante consideraba la mo-

dernización de la tecnología de fundi-

ción y conversión para reducir drásti-

camente las emisiones de gases y par-

tículas contaminantes al ambiente, es-

pecialmente el Dióxido de Azufre. Al

año 2013 esa meta no se alcanzó.

De otro lado con cuestionada norma le-

gal si estaría vulnerando el propio Tra-

tado de Libre Comercio entre el Perú y

los Estados Unidos, que en su artículo

18.3.2 establece el “Principio de no regre-

sión”, por lo que es absurdo e ilegal pro-

mover la inversión y/o comercio, me-

diante el debilitamiento o flexibiliza-

ción de la legislación ambiental.

El MINAM ha señalado que se aplicará

un plan de acción de mejora continua

para las cuencas atmosféricas de Ilo, La

Oroya y Arequipa. Se han establecido

condiciones, procesos, plazos diferen-

tes al resto del país, bajo la falacia de

que los monitoreos ambientales a cargo

de DIGESA y el OEFA señalan que en

las cuencas antes indicadas, la calidad

del aire no cumple el estándar de 20ug

/m3, establecido en el Dec. Sup. Nº 003-

2008-MINAM y que deberían entrar en

vigencia el primero de enero del año

2014.

El MINAM señala que los Estándares

de Calidad Ambiental del Aire (ECA)

aprobados por la cuestionada Resolu-

ción Ministerial Nº 205-2013-MINAM

para el Dióxido de Azufre “garantizan

los mecanismos para la prevención y ade-

cuación ambiental en las cuencas atmos-

féricas prioritarias”. Pero si los valores

actuales registrados por la autoridad

competente están superando los ECA

para aire. El absurdo razonamiento es

“como se está contaminando actual-

mente la atmósfera y no se puede alcan-

zar los valores previstos en la ley, que se

siga contaminando en las mencionadas

cuencas atmosféricas y se les excluya

de los alcances de la legislación am-

biental”.

En un patético comunicado oficial del

MINAM justificando la cuestionada

norma, se señala que “Debido a esa situa-

ción es que, mediante el Dec. Sup. N° 006-

2013-MINAM, se aprueban disposiciones

complementarias para la aplicación del

ECA del aire, las que se han formulado lue-

go del monitoreo continuo y representativo

requerido para vigilar la calidad del aire. En

primer lugar, se mantiene la vigencia del

valor de 20 ug/m3 para todo el país, salvo

para aquellas zonas en las que, por ausencia

de tecnología disponible, sea necesario a-

doptar medidas complementarias como la

comercialización de combustible Diesel con

menos de 50 partes por millón de azufre, la

viabilidad y disponibilidad tecnológica pa-

ra el control de emisiones de dióxido de azu-

fre al aire y el desarrollo de Límites Máxi-

mos Permisibles (LMP) de emisión de gases

sulfurosos al ambiente. Los operadores que

consideren que no es posible reducir estas

emisiones debido a la falta de tecnología dis-

ponible, deberán presentar un informe que

lo demuestre”.

Cínicamente se argumenta por parte

del ministro Manuel Pulgar Vidal que

“Nosotros estamos corrigiendo una defi-

ciencia de una norma dictada en el año

2008, ya que ella no había fijado niveles ni

temporalidades de excedencia. No ha habido

Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la

Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-

no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del

ser humano, pero supremacía en relación a todas las

cosas que lo rodean y no entre los de su especie.

mente con la cuestionada Resolución

Ministerial Nº 205-2013-MINAM, la

empresa Doe Run para sus operaciones

en la fundición de La Oroya; la empresa

Southern Perú para sus operaciones en

la fundición de Ilo, cuyos humos con-

taminantes llegan hasta el valle de Tam-

bo en la provincia de Islay (Arequipa);

los contaminadores de la atmósfera en

ciudad Arequipa, que son los vehículos

automotores y los grifos que usan y

venden petróleo con alto contenido de

azufre, también una importante em-

presa cementera que utiliza carbón co-

mo combustible. En Arequipa los nive-

les de Dióxido de Azufre oscilan entre

para alcanzar el nuevo estándar de ca-

lidad del aire en las referidas cuencas

atmosféricas, pero no se dice cuándo y

cómo, tampoco se dice a cargo de quien

estará dicha responsabilidad. Es muy

lamentable que el MINAM haya cedi-

do a las presiones e intereses de SPCC

para no cumplir con los plazos y con-

diciones que establece taxativamente el

Decreto Supremo 003-2008-MINAM.

Mientras tanto estamos condenados a

seguir respirando aire con alto conte-

nido de Dióxido de Azufre.

¿Quiénes salen favorecidos con la flexibilización de la nor-

ma sobre calidad del aire?. Se favorecen directamente con

la cuestionada Resolución Ministerial Nº 205-2013-MIN-

AM, la empresa Doe Run para sus operaciones en la fun-

dición de La Oroya; la empresa Southern Perú para sus

operaciones en la fundición de Ilo

la r

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22

Page 24: Revista Contranatura N°6

El plazo para impugnar

las disposiciones

fiscales de archivo 1

Roger Vilca

DERECHO PROCESAL PENALlevo cerca de diez meses dedica-

do a la tarea casi exclusiva de Lproyectar disposiciones fiscales

de archivo. La mayoría de ellas, no sin

cierta crudeza, ordenan el archivamien-

to definitivo de los actuados. Tarea poco

grata si más que a la ausencia de preten-

siones justas de la denuncia, estos cierres

prematuros de las pesquisas se deben, las

más de las veces, a la carencia de medios

de prueba que no –nos– permiten armar

un buen caso desde el saque. Esa caren-

cia, entre otras cosas naturalmente, res-

ponde –hay que decirlo– a la impericia de

los encargados de la investigación preli-

minar y a la precariedad de los medios lo-

gísticos que padecen, factores que conju-

gados –nos– impiden actuar con pronti-

tud y eficacia en la búsqueda de material

probatorio.

Así, en el marco de mis labores, ni bien

había generado la cédula de notificación

de mi primer proyecto aprobado, me tro-

pecé con una franca disyuntiva en lo to-

cante al plazo establecido para impugnar

la disposición que archiva el caso (ya de-

finitivamente ya provisionalmente). Para

unos, de la redacción del inciso 5 del artí-

culo 334° del nuevo Código Procesal Pe-

nal (nCPP), se desprendía que el legisla-

dor había olvidado establecer nada me-

nos que el plazo para impugnar las dispo-

siciones de archivo; mientras que para

otros la cosa no podía ser más evidente, el

legislador –siempre previsor– había dis-

puesto en cinco días el plazo para recurrir

estas disposiciones. El dilema era tajante

y excluyente, no admitía posiciones in-

termedias: o había plazo en el nuevo Có-

digo o no había. Pronto tuve que enterar-

me que la pequeña trifulca que se había

armado en mi despacho era la pulga del

perro, que esta disyuntiva se reproducía

cual cuy en todos los distritos judiciales

– –

1.

2.

Este ensayo es la pieza angular de un ambicioso

proyecto de tratado intitulado “El archivo fiscal”. No

puedo dejar de agradecer al Presidente de la Junta de

Fiscales del Distrito Judicial de Huánuco, doctor

Rodolfo Vega Billán (maestro siempre preocupado

por la producción intelectual), que resuelto y entu-

siasta me animó a emprender la aventura de escribir

al tiempo que me ofreció las facilidades para ela-

borar y publicar este ensayo bajo el título de “El plazo

para impugnar las disposiciones fiscales de archivo”,

quizás lo más documentado de lo que he escrito hasta

la fecha. Y por supuesto, vaya el agradecimiento tam-

bién a la gentil invitación de quienes hacen posible

'Contranatura, la revista' por permitirme este espa-

cio.

Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional

de San Agustín de Arequipa.

El denunciante que no estuviese conforme con la Disposi-

ción de archivar las actuaciones o de reservar provisional-

mente la investigación, requerirá al Fiscal, en el plazo de

cinco días, eleve las actuaciones al Fiscal Superior.

Inciso 5 del artículo 334° del nCPP

2

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23

Page 25: Revista Contranatura N°6

donde la bisoña norma procesal se

venía aplicando.

La bola de lodo ya era escandalosa y al-

guien tenía que detenerla. La voluntad

política de zanjar este, y otros dilemas,

se concretó con la celebración del deno-

minado “Primer Congreso Nacional de

Fiscales”. El rótulo del evento no podía

hacer más evidente el desorden que ha-

bía en la casa: “Unificación de criterios

en la reforma procesal penal”.

En un evento de, por y para fiscales, el

resultado de esos criterios uniforma-

dores eran previsibles. Ya con el resul-

tado de esa asamblea, el Fiscal de la Na-

ción, doctor José Antonio Peláez Bar-

dales, mediante la Resolución n.º 2045-

2012-MP-FN , aprobó –entre otras– la

Directiva n.º 009-MP-FN, que ordenaba

que los fiscales “asuman” que el nuevo

Código había obviado establecer plazo

alguno, y que por ello, debían aplicar

directamente el artículo 12° de la Ley

Orgánica del Ministerio Público, por lo

cual debían entender que el plazo para

impugnar las disposiciones de archivo

es de tres días.

Con el propósito, pues, de homogenei-

zar los diversos criterios que adopta-

ban los fiscales , la Fiscalía de la Na-

ción, a nombre del Ministerio Público,

se pronunció en el sentido que el plazo

para recurrir las disposiciones de archi-

vo, según nuestro sistema procesal pe-

nal, en suma, es de tres días. Lo que lla-

ma la atención no es tanto la asunción

de un punto de vista totalmente equi-

vocado, sino que esta posición institu-

cional no haya sido precedida, en la re-

ferida Directiva quiero decir, de un ar-

gumento directo y suficiente que la sol-

vente. Y cuando eso sucede, lo único

que se me viene a la cabeza es que, aun-

3

4

que sin quererlo, estamos delante de

una decisión peligrosamente arbitra-

ria, cuya única fuerza reposa en que

formalmente lo “manda” una institu-

ción por el mero hecho de serlo. Y la

cosa se agrava más cuando uno se per-

cata de que por ningún lado el legisla-

dor ha dejado involuntariamente un

vacío legal en el nCPP, sino, al contra-

rio, cuando se hace evidente que éste ha

zanjado la cuestión con meridiana cla-

ridad, según leemos muchos ciudada-

nos. Aquí “lo más importante” que dijo

la Directiva:

A ver si nos entendemos: ¿dicho plazo

está referido, según se aprecia, al tiem-

po que tiene el Fiscal para elevar las ac-

tuaciones al Fiscal superior inmedia-

to?; ¿cómo así se “aprecia” eso, uhm?; y,

si me permiten ser más cargoso toda-

vía, ¿por qué no pensar que la norma

está refiriéndose al plazo que tiene el

denunciante para impugnar la disposi-

ción de archivo?; ¿por qué pensar que

el legislador ha obviado algo tan im-

portante como establecer el plazo que

tienen los denunciantes (ciudadanos

como usted o yo) para impugnar estas

disposiciones, pero eso sí, se ha cuida-

do de establecer algo menos importan-

te como el plazo que tienen los fiscales

para elevar los actuados al Fiscal inme-

diato superior?; ¿por qué no pensar lo

contrario, es decir, que lo que ha olvi-

dado el legislador es plantear el plazo

para que el Fiscal eleve los actuados, y

lo que ha previsto es el plazo (cinco

días) que tienen los denunciantes para

impugnar la disposición?, o por último,

¿por qué no pensar que el Ministerio

Público tiene, en total, cinco días para

resolver la impugnación, tiempo que

abarca la elevación de los actuados? En

fin, estas y otras preguntas son las que

surgen de la lectura de la Directiva sin

hallar respuesta.

En suma, ¿cuál es, entonces, el plazo

Se invierte millones de litros de tinta escribiendo sobre

técnicas de litigación oral, teoría de la prueba, principio de

oportunidad, prisión preventiva, derechos fundamentales,

pero no se escribe sobre lo que más hace el Ministerio

Público y con mucha pena, dictar disposiciones de archivo.

3.

4.

Para mayor detalle indicaremos que esta Reso-

lución aprobó cuatro directivas que zanjaron di-

versos dilemas que se discutieron en el referido

congreso: i) Concurrencia del fiscal superior a la

audiencia de apelación, ii) Criterios para deter-

minar la competencia fiscal por conexidad, deri-

vación y/o acumulación de investigaciones, iii)

Procedimiento a seguir cuando se haya incurrido

en una errónea calificación jurídica en la dispo-

sición de formalización de la investigación prepa-

ratoria, el ofrecimiento y la actuación de la prueba

pericial, por supuesto, iv) Plazo para impugnar las

disposiciones de archivo o de reserva provisional.

Para que el Ministerio Público maneje, en blo-

que, un solo punto de vista sobre el plazo en cues-

tión (intención aplaudible en tanto apunta a abo-

nar mecanismos que garanticen el valor seguridad

jurídica).

JOSÉ ANTONIO PELÁEZ BARDALES. FISCAL DE LA NACIÓN.

6. En este contexto, el artículo 334.5 del CPP

establece que: “El denunciante que no estu-

viese conforme con la Disposición de archivar

las actuaciones o de reservar provisional-

mente la investigación, requerirá al Fiscal, en

el plazo de cinco días, eleve las actuaciones al

Fiscal Superior”. Dicho plazo está referido

según se aprecia, al tiempo que tiene el Fiscal

para elevar las actuaciones al Fiscal inme-

diato superior y éste proceda a ordenar, de

acuerdo al artículo 334.6, que se formalice la

investigación, se archiven las actuaciones o se

proceda según corresponda. Para el pronun-

ciamiento definitivo, en este caso, el plazo

señalado en el citado artículo es también de

cinco días.

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24

Page 26: Revista Contranatura N°6

para impugnar una disposición de ar-

chivo? A responder tamaña pregunta

se dedica este ensayo. Y responderla no

es una labor de poca monta, al contra-

rio, es un asunto que exige los más aten-

tos tratos, porque en último término es

uno de los mecanismos que salvaguar-

dan un principio tan venido a menos

por tanta neoconstitucionalización, y que

se vende como pan caliente con sólo

mencionar el nombre de Ferrajoli, es-

toy hablando de la seguridad jurídica.

Pero antes de responderla debemos po-

ner las cosas en su sitio y llamar a las co-

sas por su nombre. Hogaño las dispo-

siciones de archivo son las más maltra-

tadas del sistema procesal penal. Hasta

ahora no hay siquiera un estudio serio

y profundo sobre su naturaleza jurídi-

ca, pese a que el nuevo Código que las

parió ya va a cumplir su primera déca-

da. Se han visto acercamientos, bruscos

amancebamientos, tímidos coqueteos

con el tema, pero en suma, nada serio se

ha construido sobre él. Se invierte mi-

llones de litros de tinta escribiendo so-

bre técnicas de litigación oral, teoría de

la prueba, principio de oportunidad,

juicio oral, prisión preventiva, dere-

chos fundamentales, pero no se escri-

be sobre lo que más hace el Ministerio

Público y con mucha pena, dictar dis-

posiciones de archivo. A ir por ese mer-

cado abierto se dedica este ensayo.

Sin más, creo haber cumplido con invi-

tarlos a que lean este ensayo, y claro, a

que primero lo adquieran, si no es en al-

guna librería formal, en aquel centro

del capitalismo cultural –del que infini-

tas veces me serví– llamando La jaula.

ara ir al grano diré que el sor-

prendente libro del juez y pro-Pfesor de Derecho Constitucio-

nal Francisco Celis Mendoza, “La nece-

sidad de una imputación concreta en la

construcción de un proceso penal cogniti-

vo”, tiene muchas excelencias. Desde la

actitud personal frente a la investiga-

ción que transluce todo su libro, la posi-

ción ético política, hasta el problema

planteado, la forma de abordarlo, el or-

den y los puntos elegidos que confor-

man estructuralmente el trabajo, por

mencionar algunos. Hay varios aportes

de forma, temáticos y en otros planos;

en el metodológico es muy interesante

que se una y se haga ver la unidad sin

reduccionismos, de todas las facetas de

la vida jurídica, a partir de un problema

puntual y concreto: la aplicación de un

nuevo código procesal penal.

Desde la práctica pura en el juzgado,

hasta la discusión sobre el sentido de la

verdad; de lo más concreto y real, prag-

mático o empírico, hasta el buen vuelo

La imputación y

el nuevo proceso penal

Juan Carlos Valdivia*

RESEÑA

*Docente de la Facultad de Derecho de la Uni-

versidad Nacional de San Agustín.

filosófico que en el derecho es intrínse-

co (pero expulsado de la mente legalis-

ta) especialmente tratándose de la de-

fensa del la democracia y del Estado

constitucional de derecho, como en es-

te caso. El Derecho Constitucional es

justamente el punto donde derecho y

filosofía revelan su unicidad indisolu-

ble e indiscernible, aquí vinculado a un

asunto adjetivo penal, gracias a los am-

plios y justos paradigmas jurídicos del

autor. Pero hay muchas más razones

por las cuales este libro puede y debe

ser leído por un público más amplio

que el de la mera especialidad.

Todo el libro gira en torno al concepto

de imputación. Sigamos en esto a Kel-

sen en su Teoría Pura, no solo porque es

la opinión de un jurista de justificada

fama mundial, sino porque es el único

que conozco que se ha ocupado de es-

tos conceptos tan completa y clara-

mente. La Imputación es una opera-

ción de interpretación, o creación de

sentido. En el caso del derecho, un acto

jurídico mental que consiste en una

atribución de responsabilidad por la

consecuencias de un hecho a alguien o

¿Dicho plazo está referido,

según se aprecia, al tiempo que

tiene el Fiscal para elevar las

actuaciones al Fiscal superior

inmediato?; ¿cómo así se

“aprecia” eso, uhm?; y, si me

permiten ser más cargoso

todavía, ¿por qué no pensar

que la norma está refiriéndose

al plazo que tiene el

denunciante para impugnar la

disposición de archivo?

la revista

la r

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25

Page 27: Revista Contranatura N°6

tado (y sin que “subjetivo” tenga senti-

do peyorativo).

Todo lo cual no niega la necesidad de

“construir una imputación con propo-

siciones fácticas verificables irrefuta-

bles”, como señala el autor, lo que a su

turno no niega sino más bien comple-

menta, los puntos críticos de este libro:

la denuncia clara y precisa del “formu-

lismo inquisitivo”, de la “burocratiza-

ción”, del “registro formulario”, de la

“investigación sin investigadores”, en

fin, de “la cultura del expediente”, et-

cétera: los paradigmas jurídicos tradi-

cionales, positivistas, que se mantienen

a pesar de los cambios legales. Y en este

libro eso se esclarece muy bien a partir

del problema concreto: la aplicación de

un Código sin cambio de paradigmas

jurídicos y no sólo los paradigmas de

Derecho Adjetivo.

Con respecto al concepto de “verdad” y

de “objetividad”, se habla solo de “apro-

ximaciones”, de “aproximaciones a la ver-

dad”, más cautamente. Hay un sano es-

cepticismo en el reconocimiento de que

se trata siempre de “aproximaciones” (el

concepto de verdad y objetividad han

sido muy cuestionados en el siglo XX,

no el del relativismo sino el de la Rela-

tividad). Pero más importante que esos

juegos lógicos es que esos conceptos de

verdad y objetividad se delimiten cla-

ramente con respecto a la imputación.

Por supuesto que esto requiere discu-

sión, lo que casi nunca se da por estas

tierras.

Es mérito de este libro el dar una nueva

y muy útil mirada a la realidad proce-

sal penal integralmente, lo que posibi-

lita el buen funcionamiento del nuevo

Código, porque propone nuevos para-

digmas que reivindican la importancia

de los paradigmas en el derecho, es de-

cir, en la vida social o humana. Para que

los abogados, jueces, fiscales, etc, se

adapten al espíritu y no sólo a la forma

del nuevo dicho Código: el Derecho Pe-

nal constitucionalizado. Como dije an-

tes, un libro excelente, en la forma y en

el fondo.

LIBERTALIA N° 2

Con el auspicio y pro-

ducción de la editorial

“Cascahuesos editores”, y

un innovador Comité

Editorial dirigido por el joven escritor

Renato Amat y León, Libertalia es una

propuesta joven que sale a la luz en el

mes de julio de este año y relampaguea

con su segunda edición en el mes de

agosto, se nos muestra como una pro-

puesta entretenida, agradable e intere-

sante, ello se puede notar a primera

vista en la primera portada que mues-

tra al “Salmón” Andres Calamaro y la

segunda a Los Fabulosos Cadillacs, re-

presentantes del rock argentino. Nos

presenta también humor a través de

elocuentes caricaturas y la afable pre-

sencia de “El Gallito” de Lessness Po-

destá, entrevistas dinámicas a Pedro

Salinas y Omar Zevallos, secciones li-

terarias y de cine, actualidad cultural y

manifiestos en pos de la Libertad que

emana de su propia juventud.

Puede adquirirla en los puestos de pe-

riodicos de la ciudad y directamente al

número celular 959-16-23-10.

a algo —y no una operación esencial-

mente cognitiva. Su estructura lógico

condicional o hipotética y todo lo que

tiene que ver con S entonces P, es fun-

damental para entender el libro y sus

comentarios críticos en las diferentes

etapas del proceso penal. Su fórmula, la

del principio de imputación, es: “si se

produce una condición establecida por el

supuesto de una norma, debe producirse

una consecuencia llamada sanción”. San-

ción puede ser entendida como pre-

mio, ya que, como el castigo, también es

consecuencia de un supuesto (hipoté-

tico) que se verifica en la realidad. Y co-

mo todo el libro se mide a partir de este

concepto clave, las consecuencias para

su inteligibilidad son importantes, la

afectan cada vez que en este trabajo se

utiliza el concepto de “imputación con-

creta” que aparece en todo el libro. Y

también la idea abstracta, el concepto

de “concreto” en concreto. Y de ahí el tí-

tulo del libro.

Como sostengo, regionalmente, el pro-

blema de la generalizada confusión en-

tre Ciencias sociales causales y Derecho

(disciplina no cognitiva ni especializa-

da sino mas bien normativa, interpre-

tadora o imputadora) hace necesario el

esclarecimiento de esa palabra. La im-

putación es la piedra de toque para dis-

tinguir el Derecho de la ciencias, cuyo

método es el de la causalidad y no pre-

cisamente el de la imputación, como di-

ce Kelsen. Y la imputación es, como ya

se dijo, una interpretación, es decir cre-

ación de sentido y no conocimiento. El

aludido esclarecimiento implica facili-

tar la compresión de las abundantes y

atinadas observaciones y propuestas

alternativas que se plantean en este li-

bro en el acto mismo de desarrollar su

crítica, especialmente la de “un proceso

penal constitucionalizado”, que todo

magistrado demócrata debería asumir

personalmente, si estamos en una de-

mocracia republicana.

El proceso penal, debe asentarse en la

calidad de la información y de la elec-

ción de los datos de la realidad, pero el

trabajo del juez no es esencialmente cogni-

tivo sino interpretativo, creador de senti-

do, mucho más constructivo o productivo

que la pura descripción causal de meros he-

chos, teniendo en cuenta, además, que ele-

gir ciertos datos de la realidad y no otros ya

es interpretación. Y si es interpretación

es básicamente subjetiva, aunque con

obligación jurídica e intelectual de ob-

jetivarse en un discurso bien argumen-

Es mérito de este libro el dar una nueva y muy útil mirada

a la realidad procesal penal integralmente, lo que posibi-

lita el buen funcionamiento del nuevo Código, porque pro-

pone nuevos paradigmas que reivindican la importancia

de los paradigmas en el derecho, es decir, en la vida social

o humana.

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Page 28: Revista Contranatura N°6

La urgencia alimenticia

de Vargas Llosa

Carlos Ramos Nuñez 1

ABOGADOS FALLIDOS

*

1.

2.

3.

4.

El presente artículo fue extraído del libro La plu-

ma y la ley. Abogados y jueces en la narrativa peruana.

Contranatura, la revista, se ha encargado de difun-

dir este libro de indispensable lectura.

Jurista e historiador peruano.

VARGAS LLOSA, Mario. Bases para una interpre-

tación de Rubén Darío. Lima: Instituto de

Investigaciones Humanísticas, 2001, p. 18.

VARGAS LLOSA, Mario. El pez en el agua. Me-

morias. Barcelona: Seix Barral, 1993, p. 200.

Ibidem, p. 188.

UNMSM,

as alusiones de Mario Vargas

Llosa (Arequipa, 1936) en torno

al Derecho no deben ser escati-Lmadas; en especial, las referencias a su

época de estudiante en la Facultad de

Derecho de la Universidad de San Mar-

cos. En varias de sus obras, el autor are-

quipeño evoca que, aún adolescente,

ingresó a San Marcos a seguir Letras y

Derecho, «la primera por vocación y la se-

gunda por resignadas razones alimenti-

cias» . Una remembranza recurrente

es, de modo muy contrario a los deseos

de su familia, su elección de una uni-

versidad del Estado que sería, como él

denomina, un «acto de rebeldía», frente a

la propagada idea de que un estudian-

te de clase media debía optar por la

Universidad Católica, institución pri-

vada más a tono con la imagen social y

las relaciones. En realidad, el aliento

para estudiar Derecho provino del que-

rido tío Lucho, el amable y práctico

hermano de su madre, quien compen-

saba a la ausente figura paterna. Lu-

cho Llosa pensaba que la abogacía le

dejaría espacio para cultivar la litera-

tura. Con aquélla podría conciliar «la

vocación literaria y el trabajo alimenti-

cio» No fue tampoco pequeño el tra-

bajo realizado en esa misma dirección

por el doctor Guillermo Gulman, abo-

gado y maestro de Economía Política,

reclutado por el director Marroquín, en

el legendario Colegio San Miguel de

Piura:

«Fue ese curso, creo –anota el novelista–, y

también los consejos del tío Lucho, los que

me animaron a seguir luego, en la univer-

sidad, las carreras de Letras y Derecho. An-

tes de ir a Piura estaba resuelto a hacer sólo

Filosofía y Letras. Pero en esas clases del

doctor Gulman, el Derecho parecía mucho

más profundo e importante que lo mera-

mente asociado a los litigios: una puerta

abierta a la filosofía, a la economía, a todas

las ciencias sociales» .

Su estancia en Piura y las largas tertu-

lias con el tío Lucho determinaron tam-

bién que postulase a la Universidad de

2

3.

4

San Marcos y no a la Católica, «univer-

sidad de niñitos bien, de blanquitos y de

reaccionarios. Yo iría –afirma rotundo– a

la nacional, la de los cholos, ateos y comu-

nistas» . En esa gran novela que es Con-

versación en La Catedral (1969), a través

de Zavalita, el desconcertado protago-

nista de dicha novela y alter ego del au-

tor, Zoila, la madre burguesa de San-

5

A su vez, Popeye, hijo de un senador

odriísta, le comenta a su padre en torno

a la decisión de Santiago:

«–Se le ha metido entrar a San Marcos por-

que no le gustan los curas, y porque quiere

ir donde va el pueblo –dijo Popeye–. En rea-

lidad, se le ha metido porque es un contre-

ras. Si sus viejos le dijeran entra a San

Marcos, diría no, a la Católica. –Zoila tiene

5. Ibidem, p. 203.

6. VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-

tedral. Alfaguara-Santillana, 2005, pp. 40-41. Lima:

tiago Zavala, sobresaltada, pronostica:

«No quiere entrar a la Católica sino a San

Marcos. Eso lo tiene hecho una noche a Fer-

mín». Don Fermín, el acaudalado e in-

fluyente padre interviene también:

«–Yo lo haré entrar en razón, Zoila, tú no te

metas [...]. Está en la edad del pato, hay que

saber llevarlo. Riñéndolo, se entercará más.

–Si en vez de consejos –retruca doña Zoila–

le dieras unos cocachos. El que no sabe edu-

carlo eres tú».

razón, en San Marcos perderá las relaciones

–dijo la vieja de Popeye–. Los muchachos

bien van a la Católica. –También en la Cató-

lica hay cada indio que da miedo, mamá

–dijo Popeye» .

Popeye se encargaría de darle consejos:

«–Tu vieja se fue a dar sus quejas a la sena-

dora por lo de San Marcos –dijo. –Puede ir a

darle sus quejas al rey de Roma –dijo San-

tiago. –Si tanto les friega San Marcos,

6

Carlos Ramos Nuñez

la revista

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27

Page 29: Revista Contranatura N°6

preséntate a la Católica, que más te da –dijo

Popeye. ¿O en la Católica exigen más? –A

mis viejos eso les importa un pito –dijo San-

tiago–. San Marcos no les gusta porque hay

cholos y porque se hace política, sólo por eso.

–Te has puesto en un plan muy fregado –di-

jo Popeye–. Te la pasas dando la contra, ra-

jas de todo, y te tomas demasiado a pecho las

cosas. No te amargues la vida por gusto, fla-

co» .

El ingreso a San Marcos, suscita, des-

pués de todo, la alegría de don Fermín

y un orgullo explícito:

«Lo importante es que el flaco haya entrado

a la universidad [...]. La Católica hubiera si-

do mejor, pero el que quiere estudiar, estu-

dia en cualquier parte». –La Católica no es

mejor que San Marcos, papá –dijo Santia-

go–. Es un colegio de curas. Y yo no quiero

saber nada con los curas, yo odio a los cu-

ras» .

Don Fermín sostiene que no le importa

que sus compañeros «sean blancos, ne-

gros o amarillos». Sólo espera que estu-

die y no se quede sin una carrera como

su atlético y frívolo hijo mayor, el Chis-

pas.

La coincidente elección de sus amigos

parece reforzar la conveniencia de estu-

diar una carrera liberal como Derecho.

Uno de los compañeros de Zavalita, Ja-

cobo, el brillante judío, que deslumbró

al ex estudiante del Villa María, tam-

bién estudiaría Derecho e Historia. Aí-

da, la muchacha de la que se enamora

Santiago, escoge finalmente Derecho,

después de dudar entre Psiquiatría y

Leyes. Washington, el joven andino de

impecable formación marxista y forja-

dor de un círculo de estudios, es un

alumno de Derecho. Todos siguen otras

carreras (la estrechez del espacio físico

en la Casona de San Marcos lo permite

tanto como el estatuto universitario)

pero, más allá de su adhesión ideológi-

ca o política, comparten una sola carre-

ra: Derecho.

A veces, sin embargo, a Santiago Zava-

la, estudiante de Letras y de Jurispru-

dencia, lo invade un hilo de descon-

suelo. Así, en un monólogo anota: «En

San Marcos no se estudia nada, flaco, sólo

se hacía política, era una cueva de apristas y

comunistas» . En un pasaje afloran níti-

damente prejuicios que ha procurado

reprimir: «Cholos, cholas, aquí no venía

gente bien. Mamá tenías razón» .

7

8

9

10

«

En efecto, un estudioso de la obra de

Vargas Llosa indica que para el escritor

la universidad pública más importante

del Perú era un campo de experimenta-

ción que luego utilizaría . Ese contac-

to con la realidad pudo haber sido la

verdadera razón de su incursión san-

marquina, que, por otro lado, no está

libre de sinsabores y sentimientos de

pérdida. Pérdidas no sólo sociales: los

amigos de Miraflores y los parientes de

clase media alta de rasgos europeos.

Un biógrafo que fue, a su vez, compa-

ñero de estudios en el Colegio La Salle y

en el Colegio Militar Leoncio Prado,

llegó a sostener con ironía que Vargas

Llosa «ni alternó ni hizo amistad con los

cholos sanmarquinos. Para qué [sic]» . E,

incluso, pérdidas morales: «Antes de ir-

me de casa –dice Santiago–, cuando entré a

San Marcos, yo era un tipo puro»

La ruptura con el padre será atribuida

en la boca de Ambrosio al ingreso en la

universidad estatal: «–Su papá decía que

a usted San Marcos le hizo daño. Usted dejó

de quererlo por culpa de la universidad» .

Don Fermín ya se había expresado en

términos hirientes y caricaturescos:

«Ha perdido su categoría, ya no es como an-

tes. Ahora es una cholería infecta...» . En

otro lugar, Zavalita, apunta con franca

decepción académica: «San Marcos era

un burdel y no el paraíso que creías», don-

de enseñaban «las cabezas del Perú». No

tanto porque las clases se iniciarán en junio

11

12

13

14

15

.

en lugar de abril, sino porque «los catedrá-

ticos fueran decrépitos como los pupitres».

Con Aída pensaba que la mediocridad

se explicaba por los míseros sueldos

que recibían del Estado y el tiempo per-

dido en el trabajo en dependencias pú-

blicas, y con Jacobo, por la falta de

adoctrinamiento que propiciaba el sis-

tema. Si en junio las aulas estaban aba-

rrotadas, en el mes de septiembre asis-

tían la mitad de los alumnos, y estaban

contaminados de formalismo burgués

y únicamente buscaban el título. La

pregunta crucial pronunciada por San-

tiago Zavala mientras bebía con Am-

brosio en el bar La Catedral de la Ave-

nida Tacna: «¿En qué momento se había

jodidó el Perú?», se transformaba en una

interrogante personal para el frustra-

do personaje: San Marcos. «¿Ahí, pien-

sa, me jodí ahí?» . Ya sea en las inme-

diaciones del Palacio de Justicia o en

torno a la pileta de Derecho en la Ca-

sona del Parque Universitario, Jacobo

procura explicar la medianía de los

profesores: «La universidad era un reflejo

del país [...], hacía veinte años esos profe-

sores a lo mejor eran progresistas y leían,

después por tener que trabajar en otras co-

sas y por el ambiente se habían mediocri-

zado y aburguesado» . La solución para

ese fracaso individual y colectivo des-

cansaba, ingenuamente para estos jó-

venes, en la reforma universitaria, la cá-

tedra paralela, el co-gobierno universi-

tario, la universidad popular, el centro

federado y el derecho de tacha y, si era

posible, la revolución.

En otro pasaje autobiográfico, en este

caso, más directo, que se inserta en La

tía Julia y el escribidor (1977), Vargas Llo-

16

17

7.

8.

9.

Ibidem, pp. 42-43.

Ibidem, p. 40.

Ibidem, p. 85.

10.

11.

12.

13.

14.

15.

Ibidem, p. 83.

ARMAS MARCELO, J. J. Vargas Llosa. El vicio de

escribir. Madrid: Alfaguara, 2002, p. 52.

MOROTE, Herbert. Vargas Llosa, tal cual. Lima:

Jaime Campodónico Editor, 1998, p. 77.

VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-

tedral. Op. cit., p. 80.

Ibidem, p. 128.

Ibidem, p. 47.

16. Ibidem, p. 121.

Ibidem, 121-123. 17.

la r

ev

ista

28

Page 30: Revista Contranatura N°6

sa, vecino miraflorino de la calle Ocha-

rán, comensal los días jueves de su tío

Lucho y director de informaciones de

Radio Panamericana, se describe como

estudiante de tercer año de Derecho en

San Marcos, «resignado a ganarme más

tarde la vida con una profesión liberal, aun-

que, en el fondo, me hubiera gustado más

llegar a ser un escritor» . Sus padres,

entonces reconciliados, preferían la ca-

rrera de Derecho en la que se matricula

durante tres años, pero a la que, final-

mente, el escritor rechaza a favor de

una firme apuesta literaria . El joven

Vargas Llosa le confiesa a Julia Urquidi

que solo «estudiaba Derecho para darle

gusto a su familia» .

A pesar del poco interés que le suscita-

ba a Vargas Llosa el estudio del Dere-

cho, y no obstante la pesada carga de

sus diferentes empleos, reconoce que

dedicaba algún tiempo a preparar sus

exámenes, aun cuando con poco ahín-

co, durante la época que trabajaba en

Radio Panamericana junto al artífice de

radionovelas, el caudaloso «escribidor»

boliviano Pedro Camacho: «Yo solía me-

terme al cubículo con el pretexto de estu-

diar, de que en mi gallinero había mucho

ruido y gente (estudiaba los cursos de De-

recho para exámenes y olvidaba todo des-

18

19

20

pués de rendirlos: que jamás me suspen-

dieran, lo cual no hablaba bien de mí sino

mal de la universidad). Me sentaba en el al-

féizar de la ventana y hundía la nariz en al-

gún código. En realidad, lo espiaba»

Cuando ya había iniciado su romance

con Julia Urquidi, Vargas Llosa recuer-

da que trabó amistad con un compañe-

ro sanmarquino, el arequipeño (y, más

estrictamente, camanejo) Guillermo Ve-

lando, quien se tornó en su salvador in-

telectual, puesto que asistía cada vez

menos a clases y se hallaba mal prepa-

rado para rendir exámenes. Velando vi-

vía en una pensión del centro, cerca de

la Plaza Dos de Mayo, en un cuartito

pequeño, abarrotado de libros, maletas

y baúles y, como lo describe el afamado

escritor:

«Era un estudiante modelo, que no perdía

una clase, apuntaba hasta la respiración de

los profesores y aprendía de memoria, como

yo versos, los artículos de los códigos. Siem-

pre estaba hablando de su pueblo, donde te-

nía una novia, y sólo esperaba recibirse de

abogado para dejar Lima, ciudad que odia-

ba, e instalarse en Camaná, donde batalla-

ría por el progreso de su tierra. Me prestaba

sus apuntes, me soplaba en los exámenes y,

cuando estos se venían encima, yo iba a su

pensión, a que me diera alguna síntesis mi-

lagrosa sobre lo que habían hecho en clase.

De allí venía ese domingo, después de pasar

tres horas en el cuarto de Guillermo, con la

cabeza revoloteante de fórmulas forenses,

asustado de la cantidad de latinajos que ha-

bía que memorizar...» .

21

22

.

Velando lo llamaba para recordarle que

«la facultad todavía existía y advertirme

que al día siguiente me esperaba un examen

de derecho procesal» . Inesperadamen-

te, Vargas Llosa obtuvo en el examen de

Derecho Procesal una nota más alta que

Velando, quien, en realidad, conocía

mejor la materia . En uno de sus cur-

sos, Derecho Penal, el escritor descubre

la voluptuosa actitud del catedrático,

«un personaje de cuento», a quien des-

cribe como una «perfecta combinación de

satiriasis y coprolalia, miraba a las alumnas

como desnudándolas y todo le servía de

pretexto para decir frases de doble sentido y

obscenidades. A una chica, que le respondió

bien una pregunta y que tenía el pecho

plano, la felicitó, regodeando la palabra: Es

usted muy sintética, señorita», y al co-

mentar cierto artículo del Código Penal

lanzaba inútiles peroratas sobre enfer-

medades venéreas .

Cuando era necesario obtener una co-

pia de su partida de nacimiento a fin de

validar su matrimonio con su tía Julia

Urquidi, que el indignado padre pre-

tendía impugnar, Vargas Llosa, incapa-

citado para lograr una copia legalizada

de su partida de nacimiento, debió en-

frentarse a la burocracia universitaria

en términos formalmente legales. La

señora Riofrío, secretaria de la Facultad

de Derecho de San Marcos y encargada

de dar las notas, habría de asomar en-

tonces. Engañada por Vargas Llosa,

quien le habló de la necesidad de un

empleo, la pobre señora escarbó entre

los expedientes de los alumnos, hasta

encontrar la partida de nacimiento del

escritor: «Un día voy a perder mi puesto

por hacer estos favores y nadie levantará un

dedo por mí» .

Vargas Llosa se desprendió definiti-

vamente de sus libros de Derecho cuan-

do requería dinero para ayudar a Julia

Urquidi en su viaje a Chile, a fin de apa-

ciguar el escándalo suscitado en su fa-

milia a raíz de su furtivo matrimonio.

Recuerda que vendió a un librero mira-

florino de la calle La Paz, «todos sus li-

bros que aún conservaba, incluidos los códi-

gos y manuales de Derecho, con lo que com-

23

24

25

26

18.

19.

20.

21.

22.

23.

24.

25.

26.

VARGAS LLOSA, Mario. La tía Julia y el escribi-

dor. Madrid: Alfaguara, 2004, pp. 15, 21. La edición

original apareció en Barcelona, por Seix Barral, en

1977.

CASTRO-KLARÉN, Sara. Mario Vargas Llosa:

análisis introductorio, Latinoamericana

Editores, , 1988, p. 23.

VARGAS LLOSA, Mario. La tía Julia y el escribi-

dor. Op. cit., p. 115.

Ibídem, p. 241.

, pp. 197-198.

, p. 252.

, p. 297.

VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-

tedral. Op. cit., pp. 333-334.

Lima:

Ibídem

Ibídem

Ibídem

Ibídem

, p. 166. “A pesar del poco interés que le suscitaba a Vargas Llosa el

estudio del Derecho, y no obstante la pesada carga de sus

diferentes empleos, reconoce que dedicaba algún tiempo a

preparar sus exámenes, aun cuando con poco ahínco,

durante la época que trabajaba en radio Panamericana.”.

VARGAS LLOSA,

OTRO DE SUS

FANTASMAS.

Existen en las

novelas de Vargas

Llosa un sin-

número de abo-

gados y jueces,

personas que, a

diferencia de él,

abandonaron sus

verdaderas

vocaciones para

dedicarse a vivir

entre

latinajos.

códigos y

la r

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ista

29

Page 31: Revista Contranatura N°6

pré cincuenta dólares» . Es probable

que éste fuera su último contacto direc-

to con los textos legales.

El conocimiento de que el escritor dis-

ponía en torno al sistema normativo se

revela superficial y limitado. No se tra-

ta, en estricto de un estudiante de De-

recho, volcado al estudio de la ley, y

menos de la doctrina ni de la jurispru-

dencia. Es poco o nada lo que ha apren-

dido. La ocasión es su propio matrimo-

nio con Julia Urquidi, la falsificación de

la partida de nacimiento, que se atri-

buiría a la supuesta «corruptora de me-

nores», quien pagaría los platos rotos, y

la pretendida nulidad que invoca su in-

dignado padre. El desconocimiento de

categorías jurídicas como la nulidad

absoluta y la anulabilidad, así como la

distinción entre un ilícito civil y un de-

lito penal lo atestiguan. Tal diagnósti-

co no puede ser un reproche, sino sim-

plemente la constatación de una falta

clamorosa de formación jurídica. El te-

mor inicial que le suscitan las amena-

zas de su padre Ernesto cede a la sere-

nidad, después del diálogo con un ius-

perito:

«Por lo pronto, consultar a un abogado

—fue lo único que se me ocurrió—. Sobre

mi matrimonio y lo otro. ¿Conoces a alguno

que nos pueda atender gratis, o darnos cré-

dito? Fuimos donde un abogado joven, pa-

riente suyo, con quien algunas veces había-

mos corrido olas en la playa de Miraflores.

Fue muy amable, tomó con humor la his-

toria de Chincha y me hizo algunas bromas,

como había calculado Javier, no quiso co-

brarme. Me explicó que el matrimonio no

era nulo sino anulable, por la corrección de

fechas en mi partida. Pero eso requería una

acción judicial. Si esta no se entablaba, a los

dos años el matrimonio quedaría automáti-

camente 'compuesto' y ya no se podía anu-

lar. En cuanto a la tía Julia, sí era posible de-

nunciarla como 'corruptora de menores',

sentar un parte en la policía y hacerla dete-

ner, por lo menos provisionalmente. Luego,

habría un juicio, pero él estaba seguro que,

vista las circunstancias –es decir, dado que

yo tenía dieciocho y no doce años– era im-

posible que prosperara la acusación: cual-

quier tribunal la absolvería» .

Vargas Llosa recuerda que, al retornar a

Lima tras varios años de ausencia, se

dirigió por la avenida Abancay hacia el

Parque Universitario y, al observar las

27

28

instalaciones donde años atrás funcio-

nara la Universidad de San Marcos,

una nostalgia lo embargó. Las aulas

que alguna vez habían acogido al no-

velista en sus años de estudios en Le-

tras y Derecho se habían convertido en

oficinas y un museo . «No terminé

nunca la carrera de abogado, pero, para in-

demnizar de algún modo a la familia y para

poder ganarme la vida con más facilidad,

saqué un título universitario, en una per-

versión académica tan aburrida como el

Derecho: Filología Románica» . Una bo-

canada de frustración concluyente se

observa en un diálogo esencial de Con-

versación en La Catedral, entre Aída,

Carlitos y Zavalita, cuando el primero

pronostica al segundo:

«–Nunca te inscribirás [en el Partido Co-

munista]. Cuando termines San Marcos te

olvidarás de la revolución, y serás abogado

de la International Petroleum y socio del

Club Nacional. –Consuélate, la profecía no

se cumplió –dijo Carlitos–. Ni abogado, ni

socio del Club Nacional ni proletario, ni

burgués, Zavalita. Sólo una pobre mierde-

cita entre los dos» .

En su libro de memorias personales y

políticas, El pez en el agua (1993) .

nuestro escritor se ve precisado a des-

cribir a algunos letrados con los que or-

ganizó el Movimiento Libertad y que

poco tiempo después pasaron a for-

mar parte del novísimo Frente Demo-

crático (Fredemo). Así, Felipe Oster-

ling es descrito como «abogado y ma-

estro universitario de prestigio y con una

excelente acción parlamentaria». Lamen-

ta que el profesor de la Universidad

Católica no figurase en la plancha pre-

sidencial, habida cuenta de lo que su

«energía y buena imagen hubieran aporta-

do» . Por el contrario, se muestra im-

placable con Luis Bedoya Reyes, fun-

dador del Partido Popular Cristiano,

antigua facción derechista de la Demo-

cracia Cristiana. Comparándolo con

Fernando Belaunde Terry –el otro alia-

do del Frente–, Vargas Llosa retrata al

político chalaco nacido en 1919 con ex-

presiones que el propio Bedoya hubie-

ra querido desmentir: «de origen más

humilde», «de baja clase media» y que

«había recorrido mucho camino para ha-

cerse una posición en la vida, como abo-

29

30

31

32

33

gado» . Bedoya Reyes «nunca había po-

dido sacudirse las etiquetas de «reacciona-

rio», «defensor de la oligarquía» y «hombre

de extrema derecha» con que lo bautizó la

izquierda y fue derrotado las dos veces que

postuló a la presidencia (en 1980 y 1985)».

Pero aquellas etiquetas no le permitie-

ron gobernar. «Es un error que hemos pa-

gado, sobre todo en la elección de 1985. Pues

su gobierno hubiera sido menos populista

que el de Alan García, más enérgico contra

el terrorismo y, sin la menor duda, más hon-

rado»

Una descripción más positiva anuncia

el escritor mistiano sobre Lourdes Flo-

res Nano: «Joven abogada, Lourdes se ha-

bía hecho muy popular por su simpatía y su

buena oratoria durante la movilización

contra la estatización de la banca» . Y del

representante pepecista en la fórmula

presidencial, el doctor Ernesto Alayza

Grundy, Vargas Llosa guarda los me-

jores recuerdos, no obstante los mati-

ces ideológicos que los separaban.

Alayza –escribe– era un «ortodoxo se-

guidor de la doctrina social de la Iglesia, y,

como ésta, receloso del liberalismo» .

Vargas Llosa cuenta cómo, sutilmente y

con «finísimas maneras», el letrado le ha-

cía llegar encíclicas católicas sobre

cuestiones sociales. «He aquí entre los

políticos –anota elogioso– alguien intere-

sado en ideas y doctrinas, que entendía la

política como hecho cultural» . El narra-

dor no tiene las mismas expresiones

para con otros abogados católicos, co-

mo Beatriz Merino, Pedro Cateriano y

Enrique Chirinos Soto, a los que, en el

entorno del Frente, se los motejaba co-

mo «católicos, apostólicos, romanos y bea-

tos» .

Vargas Llosa dedica unas líneas, llenas

de ironía, a Luis Delgado Aparicio

–tránsfuga precoz y fujimorista de pri-

mera hora– a quien recuerda como

«abogado especializado en cuestiones labo-

rales y, de otro lado, una figura popular de

la radio y la televisión por sus programas de

salsa» . Precisamente, narra el enton-

ces candidato del liberalismo, Luis Del-

gado había organizado una actividad

artístico-política en el Coliseo Amauta.

Resulta que Delgado había sazonado el

34

35.

36

37

38

39

40

27.

28.

29.

Ibídem

Ibídem

, p. 436.

, pp. 431-432.

VARGAS LLOSA, La tía Julia y el escribidor,

Op.cit., p. 451.

, p. 447.

, p. 180.

VARGAS LLOSA, Mario. El pez en el agua.

Memorias. Seix Barral, 1993.

, p. 126.

30.

31.

32.

33.

Ibídem

Ibídem

Barcelona:

Ibídem

34.

35.

36.

37.

38.

39.

40.

, p. 85.

, pp. 85-86.

, p. 133.

, p. 126.

, p. 129.

, p. 137.

Ibídem

Ibídem

Ibídem

Ibídem

Ibídem.

Ibídem

Ibídem

la revista

la r

ev

ista

30

Page 32: Revista Contranatura N°6

evento, en el que abundarían los dis-

cursos y los bailes folclóricos, con la

participación de unas ardientes rum-

beras ligerísimamente ataviadas, que el

circunspecto Alayza Grundy contem-

pló con «perfecto estoicismo», mientras

que Chirinos Soto sencillamente «bufaba de

felicidad» . Como se sabe, no bien di-

fundidos los resultados de la segunda

vuelta electoral, Luis Delgado y Enri-

que Chirinos viraron sin tardar hacia el

nuevo régimen.

Otro abogado (no ejerciente) sobre el

que también opina Vargas Llosa es el

político Alan García Pérez, el entonces

díscolo presidente de la República y

uno de sus más enconados rivales y, sin

duda, el maquiavélico fabricante de su

derrota, merced a una despiadada con-

tracampaña mediática. «La impresión

que me hizo –reconoce el escritor– fue la de

un hombre inteligente, pero de una ambi-

ción sin frenos y capaz de cualquier cosa con

tal de llegar al poder» . Después de una

reunión con el jefe de estado, que tuvo

un gobierno deplorable, Vargas Llosa

recuerda haberle dicho, por lo demás

inútilmente: «Es una lástima que habien-

do podido ser el Felipe González del Perú te

empeñes en ser nuestro Salvador Allende,

o, peor aún, nuestro Fidel Castro. ¿No va el

mundo por otros rumbos?» ,

Encomia Vargas Llosa, en sus memo-

rias de campaña, el papel de los aboga-

dos que, junto a médicos, ingenieros,

arquitectos y economistas, formaban

parte de las comisiones del plan de go-

bierno de Libertad, la agrupación de in-

dependientes liberales que lideraba

con miras a las elecciones del año 1990.

«En su gran mayoría –anota en su descar-

go–, no habían hecho antes política y no te-

nían intención de hacerla en el futuro.

Amaban su profesión y sólo querían poder

ejercerla con éxito, en un Perú distinto del

que veían deshacerse. Reticentes al princi-

pio, llegamos a convencerlos de que sólo con

su concurso podíamos hacer de la política

peruana algo más limpio y eficaz» Al

recordar su juventud, Mario Vargas

Llosa evoca al lúcido jurisconsulto Héc-

tor Cornejo Chávez, profesor de Dere-

cho de Familia en la Universidad de

San Agustín de Arequipa y luego en la

Pontificia Universidad Católica del Pe-

rú, un discípulo incompleto de José

41

42

43

44.

Luis Bustamante y Rivero, personaje al

que Vargas Llosa admira sin cortapisas.

Conviene transcribir el texto por la agu-

deza del juicio y el raro equilibrio entre

la ponderada admiración y el desa-

liento final. A pesar de su beatería, Cor-

nejo Chávez, asomaba para toda una

generación de jóvenes de una izquier-

da moderada como «un hombre de ideas

más avanzadas y progresistas que sus cole-

gas, alguien empeñado no sólo en moralizar

y democratizar la política peruana, sino en

llevar a cabo una profunda reforma para po-

ner fin a las iniquidades de que eran vícti-

mas los pobres».[ ]

Agrega luego el escritor el testimonio

de su simpatía política y personal hacia

el que fuera también un acerado pole-

mista parlamentario y forense:

«[...] a mediados de los cincuenta, cuando se

vino a Lima desde su Arequipa natal, ese jo-

ven abogado parecía un dechado de pureza

política, un hombre animado por un ardien-

te celo democrático y una indignación a flor

de piel contra toda forma de injusticia. Ha-

bía sido secretario de Bustamante y Rivero

y yo quería ver en él a una versión rejuve-

necida y radicalizada del ex presidente, con

su misma limpieza moral y su compromiso

inquebrantable con el sistema democrático

y la ley. El doctor Cornejo Chávez hablaba

de reforma agraria, de reforma de la empre-

sa con participación de los obreros en los be-

neficios y en la administración, y condena-

ba a la oligarquía, a los dueños de la tierra, a

las cuarenta familias, con re-tórica jacobi-

na. No era simpático, es verdad, sino más

bien un hombre avinagrado y distante, con

ese hablar ceremonioso y algo engolado

muy frecuente en los arequipeños (sobre

todo los que han pasado por el foro), pero lo

modesto y casi frugal de su vida nos hacían

pensar a muchos que, con él a la cabeza, la

Democracia Cristiana podría llevar a cabo

la transformación del Perú» .

Pero, después del elogio inherente a

una época viene la demolición del per-

sonaje. Descrito ahora con dureza co-

mo asesor de la dictadura militar de Ve-

lasco, «autor de la monstruosa ley de

45

46

confiscación de todos los medios de comu-

nicación y primer director de El Comercio

estatizado». Con el golpe, Cornejo Chá-

vez, quien nunca disfrutó de apoyo po-

pular alguno, en palabras de su cote-

rráneo:

«[...] vio llegada su hora. Lo que no pudo

conseguir a través del voto, el doctor Corne-

jo Chávez lo obtuvo a través de la dictadura;

llegar al poder en el que los militares le con-

fiaron trabajos tan poco democráticos como

el amordazamiento de los medios de comu-

nicación y del Poder Judicial (pues también

él sería responsable de la creación del Con-

sejo Nacional de Justicia, institución con la

que la dictadura puso a los jueces a su ser-

vicio)» .

El novelista tiene también recuerdos

del parlamentario arequipeño Enrique

Chirinos Soto. Le sorprende que des-

pués de salir de su sopor alcohólico ex-

hibiera una gran lucidez y agudeza.

Arremete, sin embargo, contra la voca-

ción migratoria secular en Chirinos So-

to. Éste pudo haber inspirado a Henry

Chirinos, ése sórdido personaje de La

fiesta del Chivo, político y abogado

allegado a la dictadura de Trujillo en

República Dominicana, que arrastra

con dos alias vergonzosos: «El Consti-

tucionalista Beodo» y, el más aún agra-

viante, «La Inmundicia Viviente». Preci-

samente, en esta novela compite Henry

Chirinos en una especie de concurso de

ruindad con otros dos abogados servi-

les: el oblicuo y silente Joaquín Bala-

guer y el padre de la protagonista, Ura-

nia, que en su primera adolescencia fue

entregada a Trujillo por su progenitor,

Agustín Cabral, Cerebrito –otro abo-

gado y partidario caído en desgracia–,

con el propósito de reconquistar la con-

fianza perdida. Los abogados, valgan

verdades, acaban por convertirse en las

peores muestras y, tal vez, hasta en el

detritus de la vida social y de la política

más infecta.

Vargas Llosa ha manifestado sus críti-

cas a la profesión legal en un texto em-

blemático, que no sólo se dirige al abo-

47

“Al recordar su juventud, Mario Vargas Llosa evoca al lúcido

jurisconsulto Héctor Cornejo Chávez, profesor de Derecho de

Familia en la Universidad de San Agustín de Arequipa y lue-

go en la Pontificia Universidad Católica del Perú, un discí-

pulo incompleto de Jose Luis Bustamanate y Rivero.”

41.

42.

43.

44.

, pp. 35-36.

, p. 36.

, p. 158.

Ibídem.

Ibídem

Ibídem

Ibídem

45. , p. 301.

, pp. 301-302.

Ibídem

Ibídem46.

47. Ibídem., p. 302. La respuesta de CORNEJO

CHÁVEZ, editorialista del diario La República.

la r

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ista

31

Page 33: Revista Contranatura N°6

gado asesor de empresas, sino, en lí-

neas generales, al abogado burgués y

burócrata, contrario a la simpleza y el

dinamismo. Es también un cuestiona-

miento al entero sistema legal compli-

cado, enrevesado y laberíntico. Se trata

de un notable texto ensayístico, «La ba-

ba del gusano», incluido en la novela Los

cuadernos de don Rigoberto . Es toda

una impugnación, ácida pero diverti-

da, contra el burócrata, es decir, contra

cualquier persona que realiza una labor

desde un escritorio (tal vez, el propio

narrador, profesional y disciplinado).

El escritor, por boca de don Rigoberto,

impugna la repetición productiva, el

parasitismo laboral y el horario fijo de

lunes a viernes y de ocho de la mañana

a seis de la tarde que le apareja, que lo

han consumido a lo largo de su activi-

dad de especialista en seguros, corro-

yendo su escondido talento, perdido en

trámites, gestiones, solicitudes y pro-

cedimientos. Bien pudo Rigoberto ha-

ber logrado un equilibrio entre la liber-

tad creativa y su trabajo, pero no, pre-

48

firió hacer de su labor «una embrutece-

dora rutina». Por el contrario, marcaría

un abismo imposible de cruzar, conver-

tido en una «hidra reglamentarista, oruga

tramitadora, rey del papel sellado», «encar-

celado en esa densa malla de regulaciones

asfixiantes», que recuerdan a las máqui-

nas del plástico suizo de orientación

neorrealista, Jean Tinguely, artilugios

que, no obstante su complejidad –exac-

tamente como en el procedimiento ju-

dicial–, acaban por parir a lo mucho

una pelotita de ping pong . La re-

flexión, sin duda, es brillante. Más to-

davía cuando es muy probable que

Vargas Llosa no esté al tanto de que, en

el mundo de las letras jurídicas, existe

un movimiento que precisamente se

sirve de artistas como Jean Tinguely,

Andy Warhol y otros (como el comu-

nista berlinés George Grosz, a quien

Vargas Llosa recuerda como retratista

satírico de los abogados plutócratas del

tiempo de la República de Weimar), pa-

ra describir, como teoría explicativa en-

tre lo moderno y lo posmoderno, el uni-

verso de la ley y de la justicia en el mun-

do contemporáneo .

En las letras nacionales, a estas alturas

es difícil no recordar los duros pasajes

contra los abogados que escribiera Ma-

nuel González Prada, en uno de sus la-

pidarios discursos, «Nuestros jueces»,

en el que acusa a la abogacía de haber

devorado a las inteligencias más lúci-

das de este país, atrapados en latinaz-

gos y papel sellado y tener por cerebro

«un fonógrafo con leyes y decretos» .

En La tía Julia y el escribidor asalta a

Vargas Llosa un recuerdo de sus visitas

49

51

50

librescas a la Biblioteca Nacional del

Perú para leer periódicos y revistas del

tiempo de la dictadura de Manuel A.

Odría, que serviría luego de material

para Conversación en La Catedral. Sus

lecturas incluían aun los pesados dis-

cursos del autócrata, «que los asesores

(todos abogados, a juzgar por la retórica fo-

rense) le hacían decir al dictador» . El

abogado aparece como consejero y ase-

sor. En verdad, una constante en la his-

toria del Perú republicano, ya fueran

gobiernos dictatoriales o democráticos,

civiles o militares, conservadores o li-

berales, de izquierda o de derecha es el

abogado omnipresente al pie de la silla

presidencial. Pero no todos los aboga-

dos son malos.

Así, en Travesuras de la niña mala, el tío

Ataúlfo Lamiel, reformista democrá-

tico, gran lector, tan incrédulo de la

revolución cubana como del primer go-

bierno de Alan García, propietario de

una bella biblioteca, cuarentón alarga-

do y bigotudo, vecino de El Olivar de

San Isidro y cuidante devoto de su in-

válida esposa, Dolores, además de usu-

ario de chaleco y corbata michi, condu-

cía un estudio de abogados, situado en

el centro de Lima, y daba clases por ho-

ras de Derecho Mercantil en la Univer-

sidad Católica. Atendió con diligencia

a Ricardo, el personaje que recibiría

una herencia de su tía Alberta, en los

trámites de la sucesión testamentaria,

negándose a cobrar un centavo por sus

servicios: «–No faltaba más, yo quería

mucho a Alberta y a tus padres, sobrino».

Sin duda, el tío Ataúlfo alivió notable-

mente las tribulaciones judiciales y no-

tariales de Ricardo:

«Fueron unos días pesados, con sórdidas

comparecencias ante notarios y jueces, lle-

vando y trayendo documentos al laberín-

tico Palacio de Justicia, que, en las noches,

me dejaban desvelado y cada vez más im-

paciente por regresar a París. En los huecos

libres, releía La educación sentimental, de

Flaubert, porque, ahora, la Madame Ar-

noux de la novela tenía para mí no sólo el

nombre, también la cara de la niña mala.

Una vez deducidos los impuestos a la suce-

52

la revista

estaría, sin embargo, lejos de la ponderación de un

jurisconsulto. En tono destemplado y, a juicio del

psicoanalista Max SILVA TUESTA, «con dis-

fuerzos de beata chismosa», puso en letras de

imprenta lo siguiente: «Qué cosa tan horrenda

debe haberle ocurrido [a Vargas Llosa] en el Co-

legio Militar Leoncio Prado donde, según se nos

dice, estudió... o lo estudiaron a fondo, para que

odie de esa manera al país que lo vio nacer... ¡Mis-

terio... que preferimos no descubrir...!». Véase

CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. «Vino, vio... y el

chinito lo derrotó», en La República, Lima, 9 de

mayo de 1993. También en SILVA TUESTA, Max.

Psicoanálisis de Vargas Llosa, Editorial Leo,

2005, p. 102.

VARGAS LLOSA, Mario. Los cuadernos de don

Rigoberto. Peisa, Lima, 1997, pp. 329-332.

LEGRAND, Pierre. Le droit comparé. París:

1999.

GONZÁLEZ PRADA, Manuel. «Nuestros

magistrados», En: Horas de Lucha, Lima: Moderna,

1905.

VARGAS LLOSA Mario. La tía Julia y el escribi-

dor. Op. cit., p. 450.

Lima:

Ibídem.

PUF,

48.

49.

50.

51.

52.

Éste pudo inspirar a Henry Chirinos, ése sórdido personaje

de la Fiesta del Chivo, político y abogado allegado a la

dictadura de Trujillo en República Dominicana, que

arrastra con dos alias vergonzosos “El Constitucionalista

beodo y el más aun agraviante “Inmundicia Viviente”.

TANTO EN LA

FICCIÓN COMO

EN LA REALIDAD

De la misma forma

las memorias del

Nobel incluyen des-

cripciones que

consideran o

desestiman a

personalidades del

Derecho en el Perú.

la r

ev

ista

32

Page 34: Revista Contranatura N°6

sión y hechos los pagos pendientes que dejó

la tía Alberta, el tío Ataúlfo me anunció

que, vendido el departamento y rematados

los muebles, yo podría disponer de unos

sesenta mil dólares, acaso algo más. Una

linda suma, que no pensé llegar a tener

nunca. Gracias a la tía Alberta podría com-

prarme un pisito en París» .

El abogado se convirtió, en Travesuras

de la niña mala, en el artífice de la aspi-

ración vital de Ricardo: vivir en París.

Ricardo no habría podido realizar ese

anhelo sin la ayuda del tío Ataúlfo.

Don Rigoberto, por otra parte, en sus

53

En un párrafo que resume sus concep-

tos y preconceptos sobre el sistema le-

gal, Vargas Llosa, a través don Rigo-

berto, en esa suerte de autoanálisis,

concluye:

«Mi éxito como legalista ha derivado de esa

comprobación –que el Derecho es una téc-

nica amoral que sirve al cínico que mejor la

domina– y de mi descubrimiento, también

precoz, de que en nuestro país (¿en todos los

países?) el sistema legal es una telaraña de

contradicciones en la que a cada ley o dispo-

sición con fuerza de la ley se puede oponer

otra u otras que la rectifican y anulan. Por

manera de conocer la cifra exacta: se trata de

un dédalo jurídico en el que el investigador

más cauteloso fatalmente se extravía. Esta

cancerosa proliferación legalística parece la

afloración subconsciente de la anomalía éti-

ca que está en la raíz de la manera como se

genera el Derecho en el país (en función de

intereses particulares en vez del interés ge-

neral). Una consecuencia lógica de seme-

jante abundancia es que cada disposición le-

gal tenga, o poco menos, otra que la en-

miende, atenúe o reniegue. Lo que, en otras

palabras, significa que quien está inmerso

en semejante piélago de contradicciones ju-

rídicas vive transgrediendo la ley, o –algo

acaso más desmoralizador– que, en una

estructura de este semblante, cualquier

abuso o transgresión puede encontrar un

vericueto legal que lo redima y justifique»

.

Esta marea legislativa por volumen y

especialidad se hace imposible de co-

nocer. Por otro lado, la mayoría de las

disposiciones legales que regulan la ac-

tividad de los ciudadanos, «[...] se co-

cinan en la sombra de las colmenas bu-

rocráticas de los ministerios (o en los es-

tudios privados de ciertos abogados),

de acuerdo a la fuerza persuasivas de

las 'coaliciones redistributivas' cuyos

intereses van a servir. Y son promulga-

das a tal ritmo que ya no solo el ciuda-

dano común, sino incluso el especialis-

ta o el afectado por la norma novísima,

no están en condiciones de conocer, co-

tejar con el contexto jurídico vigente y

acomodar el propio quehacer en conse-

cuencia» .

Pareciera (y aquí estamos ante otro

punto neurálgico del discurso) que las

normas se elaborasen deliberadamente

en forma confusa con el propósito de

aislar al pueblo, de presentar al Dere-

cho como algo ajeno a la sociedad civil:

el “apartheid” legal, esto es, un sistema

construido intencionalmente para que

no sea conocido.

Claro está que, a través de la autocrítica

de Don Rigoberto y del prólogo a El otro

sendero, Vargas Llosa reclama la edifi-

cación de un sistema legal simple, sen-

cillo y cognoscible. No son estos sino

los ideales de la Ilustración, que harían

viables los códigos modernos de los

siglos XVIII y XIX, paradigmas de la

modernidad y, como tales, enérgicos

56

57

Cuadernos, se autocomplace como el

más ingenioso enredador o desenreda-

dor de argumentos jurídicos de la com-

pañía La Perricholi, a lo largo de veinti-

cinco años. Su vocación y talento fue-

ron precoces:

«¿Cómo no iba a serlo [...]? quien descubrió

desde su primera clase de derecho, que la lla-

mada legalidad es, en gran medida, una in-

trincada selva donde los técnicos en enre-

dos, intrigas, formalismo, casuismos, ara-

ñan siempre su agosto? Que esa profesión

no tiene nada que ver con la verdad y la jus-

ticia sino, exclusivamente, con la fabrica-

ción de apariencias incontrovertibles, con

sofismas y embrollos imposibles de desen-

madejar. Es verdad, se trata de una activi-

dad esencialmente parasitaria, que he lle-

vado a cabo con la eficiencia debida para as-

cender hasta la cima, pero, sin engañarme

jamás, consciente de ser un forúnculo que

se nutre de la indefensión, vulnerabilidad e

impotencia de los demás» . 54

eso, todos estamos aquí siempre vulnerando

alguna ley y delinquiendo de algún modo

contra el orden (en realidad, el caos) legal.

Gracias a ese dédalo usted se subdivide,

multiplica, reproduce y reengendra, verti-

ginosamente. Y, gracias a ello, vivimos los

abogados y algunos –mea culpa– prospera-

mos» .

La idea de un laberinto legal aterra a

Vargas Llosa. Ya lo había dicho a través

de su personaje don Rigoberto, pero

una declaración explícita y sesuda,

aunque ingenua e inocente para quien

conoce la dinámica jurídica, la ofreció

en el prólogo al libro de Hernando de

Soto, El otro sendero. El subtítulo es

elocuente: «La telaraña legal» (nótese

que es el mismo término empleado por

don Rigoberto en sus Cuadernos):

«Se dice que el número de leyes, dispositi-

vos con fuerza legal –decretos, resoluciones

ministeriales, reglamentos, etc.– supera en

el Perú el medio millón. Tal es un cálculo

aproximado porque, en verdad, no hay

55

53.

54.

VARGAS LLOSA, Mario. Travesuras de la niña

mala. Lima: Alfaguara-Santillana, 2006, p. 64.

VARGAS LLOSA, Mario. Los cuadernos de don

Rigoberto. Op. cit., p. 193.

, pp. 332-333. 55. Ibídem

56.

57.

VARGAS LLOSA, Mario. «La revolución silen-

ciosa». En: DE SOTO, Hernando, El otro sendero: la

revolución informal. ILD, 1986. p. XXIV.

, pp. XXIV-XXV.

Lima,:

Ibídem

LA FIESTA DEL

CHIVO:

Una de las novelas

fundamentales de la

lengua española y tal

vez la mejor del

novelista. Esta novela

confirmó la maestría de

Vargas Llosa al

diseccionar la dicta-

dura de Rafael Leonidas

Trujillo. Muchos han

constatado asimismo la

presencia de varios

personajes inspirados en

políticos (y abogados)

peruanos.

la r

ev

ista

33

Page 35: Revista Contranatura N°6

enemigos de la incertidumbre jurídica

del Antiguo Régimen. En tal sentido, se

estaría postulando un esquema norma-

tivo práctico, banal y sistemático.

Luchting ha insistido en la asombrosa

la visión sistemática de la novelística

vargasllosiana . La novela total sería

como un código armónico y dotado de

plenitud, que lo comprenda todo. Bal-

zac, otro exponente de esa perspecti-

va, daba por descontado que el código

napoleónico revestía esa característi-

ca . Stendhal, a su vez, le confesaba al

propio Balzac que todas las mañanas,

para agarrar el tono a fin de componer

su obra La Chartreuse, leía dos o tres

páginas del código galo . La lectura

del Code era un proverbial ejercicio de

economía del lenguaje y de orden en

medio del caos. Vargas Llosa participa

de un concepto similar, como ha perci-

bido Raymond L. Williams. Se trata de

vencer (como ocurre en la narrativa de

Faulkner y en la idea de historia de Po-

pper) el caos y edificar sobre sus ceni-

zas un orden, una organización arbi-

traria de la realidad humana .

En El paraíso en la otra esquina, Vargas

Llosa tiene ocasión para divertirse en

torno a la literalidad de la ley. Así,

cuando Flora Tristán perdía toda espe-

ranza de ayuda, recibe una carta de su

tío paterno, don Pío Tristán. A la «so-

brina querida» le hacía saber, de manera

rotunda, que su condición de hija na-tural

–¡ay, el implacable rigor de la ley!– la ex-

cluía de todo derecho a la herencia de su

«queridísimo hermano don Mariano» .

Por otro lado, en cuanto a la sistemáti-

ca jurídica, la admiración de Vargas

Llosa hacia Madame Bovary de Flau-

bert se conecta con la admiración que la

idea de sistema, de totalidad o conjunto

narrativo suscita en el escritor. Vargas

Llosa recuerda «esa propensión que me ha

hecho preferir desde niño las obras cons-

58

59

60

61

62

truidas como un orden riguroso y simétrico,

con principio y con fin, que se cierran sobre

sí mismas y dan la impresión de la soberanía

y de lo acabado, sobre aquellas abiertas, que

deliberadamente sugieren lo indetermina-

do, lo vago, lo en proceso, lo a medio ha-

cer» . En otro texto, acerca de su idea

(o ilusión) de totalidad, expresaría un

concepto muy próximo a la noción de

un Derecho sistemático pero integral y

no excluyente, típico de la Escuela His-

tórica, que, como se sabe, no excluye a

la costumbre ni la fantasía ni al lenguaje

de un sistema jurídico:

«'Total' debe entenderse, no de manera

cuantitativa, sino cualitativa. La obra no

trata de representar extensivamente la ex-

periencia humana sino mostrar que ella es

objetiva y subjetiva, real e irreal, y que am-

bos planos conforman la vida. El hombre

habla, actúa, sueña e inventa. No sólo es

historia y razón, sino fantasía y deseo. No

solo cálculo, también espontaneidad. Aun-

que ninguno de los dos órdenes está entera-

mente esclavizado al otro, ninguno podría

prescindir de su contraparte sin destruirse

así mismo» .

Otro tipo de energía vital apreciado por

Vargas Llosa reside en la firmeza de la

vocación y, en particular, el hechizo que

ejerce en el joven que, seguro de su ca-

mino, abandona aquello que parece un

puerto seguro, pero cuyo trayecto y

destino no ama. De la misma forma que

Gustave Flaubert, a quien su padre, mé-

dico él, obliga al joven a seguir estudios

de Derecho en La Sorbona, debió bus-

car el pretexto de una enfermedad o,

como dice, Vargas Llosa, elegirla, antes

que continuar con la carrera forense.

Vencido el obstáculo (su padre) se de-

dicaría a lo único que le interesaba: la

literatura . Pero, Vargas Llosa no tie-

ne necesidad de buscar estos actos de

sacrificio o, mejor dicho, de definición

en la literatura o entre los escritores afa-

mados, sino entre sus propios contertu-

lios. Así, describe en El hablador a un

estudiante de Derecho muy especial,

compañero suyo, Saúl Zuratas, Masca-

rita, el muchacho judío al que un protu-

berante lunar oscuro, de color vinagre,

63

64

65

le cubría todo el lado derecho de la cara

y del que afloraban unos pelos rojos co-

mo las cerdas de un escobillón. Saúl ha-

bía ingresado a San Marcos a seguir

abogacía, sólo para dar gusto a Don Sa-

lomón, su severo padre. El comercian-

te hebreo, por mucho que lo necesitara,

no quería verlo jamás detrás de un mos-

trador, sino convertido en diputado pa-

ra que la familia se vuelva importan-

te . Don Salomón estaba convencido

de que el ejercicio de una profesión li-

beral, como la abogacía, resultaba el

medio más propicio para alcanzar ese

logro.

Era entonces frecuente que un joven

universitario estudiara junto a Juris-

prudencia una carrera paralela como

Literatura o Historia, pero Mascarita,

hacia 1956, estudiaba Etnología al mis-

mo tiempo que Derecho. Sin embargo,

la verdadera pasión del Saúl era la sel-

va amazónica, tanto que esgrimía la te-

sis según la cual que los antropólogos

que allí trabajaban, cumplían el mismo

papel nefasto (diezmar a los indios) que

los clérigos, caucheros, madereros y

reclutadores. Paulatinamente, Saúl Zu-

ratas se desinteresa de la carrera de le-

yes.

«¿Se había enterado Don Salomón que Saúl

estudiaba Etnología o no lo creía concentra-

do en los cursos de Leyes? La verdad es que,

aunque Mascarita estaba aún inscrito en la

Facultad de Derecho, descuidaba totalmen-

te las clases. Con excepción de Kafka, y,

sobre todo, La metamorfosis, que había re-

leído innumerables veces y poco menos que

memorizado, todas sus lecturas eran ahora

antropológicas. Desde el primer contacto

que tuvo con la Amazonía, Mascarita fue

atrapado en una emboscada espiritual que

hizo de él una persona distinta. No sólo

porque se desinteresó del Derecho y se ma-

triculó en Etnología y por la nueva orien-

tación de sus lecturas, en las que, salvo Gre-

gorio Samsa, no sobrevivió personaje litera-

rio alguno, sino porque, desde entonces, co-

menzó a preocuparse, a obsesionarse, con

dos asuntos que en los años siguientes se-

rían su único tema de conversación: el esta-

do de las culturas amazónicas y la agonía de

los bosques que las hospedaban» .

66

67

58.

59.

60.

61.

LUCHTING, Wolfgang. Mario Vargas Llosa:

desarticulador de realidades. Una introducción a su

obra. Plaza Janes , 1978.

REBUFFA, Giorgio. «Il triunfo del codice civile

nella testimonianza di Honoré de Balzac». En: Mate-

riali per una Storia della Cultura Giuridica, Año XXIII,

Nº 1, junio, Bologna, 1992, pp. 62-88.

HALPÉRIN, Jean-Louis. Le Code Civil. Paris:

Dalloz, 2003, p. 90.

WILLIAMS, Raymond L., «Literatura y política:

las coordenadas de la escritura de Vargas Llosa». En

Mario Vargas Llosa. Literatura y política.

Fondo de Cultura Económica/ Cuadernos de la

Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monte-

rrey, 2005, p. 34.

Bogotá:

México:

62.

63.

64.

65.

VARGAS LLOSA, Mario. El paraíso en la otra

esquina. Alfaguara. Bogotá, 2003. pp. 134-136.

VARGAS LLOSA, Mario. La orgía perpetua. Flau-

bert y Madame Bovary. Seix Barral, 1975.

VARGAS LLOSA, Mario. Kathie y el hipopótamo,

Seix Barral, 1983. p. 22.

VARGAS LLOSA, Mario. El paraíso en la otra es-

quina. cit., p. 127.

Barcelona:

Barcelona: 66.

67.

VARGAS LLOSA, Mario. El hablador.

Seix Barral, 1987.

Loc. cit.

Barcelo-

na:

la r

ev

ista

34

Page 36: Revista Contranatura N°6

EL UMBRAL

DEL DOLOR*

Nils Christie**

DERECHO PENITENCIARIO

*

**

El presente artículo fue publicado por prime-

ra vez en español por la revista mexicano-es-

pañola Letras Libres. Creemos necesaria su

inclusión en esta edición de Contranatura, la

revista, para la difusión del pensamiento de es-

te connotado criminólogo noruego. Creemos

que, cualquier acción que propugne la depu-

ración del pensamiento garantista, está legiti-

mada en nuestra localidad.

Nils Christie (nacido en 1928 en Oslo) es un

sociólogo y criminólogo noruego . Es profesor

de criminología en la Facultad de Derecho de la

Universidad de Oslo desde 1966. Ha recibido

un doctorado honoris causa en la Universidad

de Copenhague. Christie es bien conocido por

su larga crítica a la prohibición de las drogas, a

la sociedad industrial, y a las prisiones.

alto de una lista de instituciones dise-

ñadas para infligir dolor –o llamar la

atención sobre la existencia de tal lista–

no es motivo de orgullo en ningún país.

Sin embargo, esas listas pueden elabo-

rarse fácilmente. Más abajo presento lo

que llamo el “panorama carcelario”. He

seleccionado un número limitado de

ejemplos; podrían haberse incluido da-

tos de cientos de Estados. Todos proce-

den de las estadísticas que ofrece ICPS,

el muy respetado Centro Internacional

de Estudios sobre la Prisión, de Lon-

dres. Esta es la lista:

ra un día soleado en una peque-

ña isla del fiordo de Oslo. Las Eaves acababan de volar de sus

hábitats invernales en el sur de Europa

y África, y sus cantos llenaban el aire.

Había una granja. Varios hombres tra-

bajaban en los campos. Algunos des-

cansaban. Tomaban el sol. Reconocí a

uno de ellos. Había matado a varias

personas. La isla era una cárcel, proba-

blemente una de las mejores que tene-

mos en Noruega, sin cerraduras y con

pocas restricciones excepto la central:

no se puede abandonar permanente-

mente la isla hasta que uno no haya

cumplido su sentencia.

Ese mismo día por la tarde di una con-

ferencia ante los presos y el personal, y

terminé con una pregunta dirigida a los

internos, apretujados en los bancos de

atrás. Muchos noruegos, dije, consideran

esta isla un paraíso vacacional. Si les ofre-

cieran quedarse unas semanas más después

de haber cumplido su sentencia y cuando

estuvieran a punto de ser liberados, ¿qué

dirían? Pongamos que les ofrecieran que-

darse aquí como en unas vacaciones norma-

les de verano, pero además gratis. ¿No sería

una agradable alternativa para ustedes este

verano? Siguieron varios segundos de

silencio, después un creciente murmu-

llo y más tarde un clamor: ¡No, nunca!

¿Por qué?

Incluso fragmentos de paraíso se con-

vierten en el infierno si se utilizan como

parte de una ceremonia de degrada-

ción, si quienes son enviados allí saben

que su estancia tiene como objetivo he-

rirles y avergonzarles. El castigo es un

mal que pretende ser malo. A menudo,

los visitantes del extranjero pasan eso

por alto. Es cierto que las condiciones

materiales de las cárceles escandinavas

son en la mayoría de casos de un nivel

elevado. Pero, a pesar de ello, una cár-

cel es una cárcel. Una institución para

infligir dolor. Como muchos en mi país,

creo que es importante reducir el nivel

de dolor infligido. Y el dolor lo es en to-

das las cárceles. Pero en el infierno hay

grados y algunos de los lugares que he

visto en Latinoamérica están en lo más

alto.

Las cárceles están hechas para el dolor,

independientemente de las condicio-

nes materiales en nuestros Estados. Ser

condenado a ingresar en la cárcel es ser

condenado a la mayor degradación.

1. VENTANAS PARA VER

Las cárceles son instituciones hechas para

infligir dolor. Pero también son una es-

pecie de ventana. Nos permiten ver al-

go más que montañas, catedrales o vie-

jos castillos de un país. A las agencias de

viajes les gustan los viejos castillos; con

frecuencia los presentan en imágenes y

organizan recorridos para visitarlos.

Son hermosos, pintorescos: una copa

de vino, y después de vuelta al hotel o a

la playa.

Pero no hay excursiones similares a las

modernas realidades de las cárceles. En

ningún país. No hay anuncios que di-

gan: “Venga a nuestro país, tenemos las

cárceles más grandes y modernas del mun-

do.” O: “¡Hemos creado una de las socieda-

des más seguras de la tierra! ¡Tenemos más

presos que ningún otro lugar!” Estar en lo

NILS CHRISTIE

El Estado debe promover el bienestar social, pero las

cárceles son instrumentos para provocar dolor a quien

viola la ley. Las cárceles, sostiene Nils Christie, no son

instrumentos racionales para luchar contra el crimen.

la r

ev

ista

35

Page 37: Revista Contranatura N°6

cárceles brasileñas, 37.6% de los presos

no ha recibido ninguna sentencia for-

mal.

¿Y México? Tiene 240,000 presos, según

mis fuentes, lo que supone 2,070 en-

carcelados por cada millón de habitan-

tes. Una vez más, el crecimiento ha sido

considerable. En 1992, había cerca de

60,000 personas encarceladas, lo que

significaba que había 980 presos por ca-

da millón de habitantes. Y una vez más

es también notable, incluso para las ci-

fras de Latinoamérica, el gran número

de detenidos e internos en prisión pre-

ventiva en México, que alcanza la alar-

mante cifra de 40.3% de todos los en-

carcelados.

3. LOS ENCARCELADORES ME-

DIANOS

Con España estamos en el terreno co-

mún de la Europa occidental. Tiene una

población carcelaria de 68,685 presos, y

1,480 presos por cada millón de habi-

tantes. Solo hay 16% de presos en pri-

sión preventiva o a la espera de una sen-

tencia. Pero también en España ha au-

mentado el número de personas encar-

celadas: en 1992 eran 41,000. Reino Uni-

do, Inglaterra y Gales están en los mis-

mos puestos intermedios, con una po-

blación carcelaria de 84,000 personas,

1,490 presos por cada millón de habi-

tantes. También tienen un número limi-

tado de presos sin sentencia, un 13.6%.

Y la población carcelaria ha aumenta-

do desde los 45,817 hasta los actuales

84,000.

4. EN LOS NIVELES MÁS BAJOS

Aquí encontramos a todos los países

nórdicos, con Finlandia en lo más bajo

con una población carcelaria de 3,214

personas y 600 presos por cada millón

de habitantes. Dinamarca tiene 680 pre-

sos por cada millón de habitantes, Sue-

cia 700 y Noruega 710. Los detenidos a

la espera de un juicio representan 18%

en Finlandia, 23% en Suecia, 26% en

En lo más alto encontramos a los gran-

des encarceladores del planeta. En la

parte central he colocado a los países de

gama media, y abajo están algunos de

los países con un número más limitado

de presos.

Utilizo tres indicadores. Primero está el

número total de presos del país. En segun-

do lugar está el número de presos por cada

millón de habitantes del país, y en tercero

el porcentaje de presos pendientes de recibir

sentencia; es decir, en detención preven-

tiva o a la espera de juicio.

2. LOS MAXI-MAXI ENCARCELA-

DORES

Estados Unidos está en lo más alto de

esta lista. Hay 2.2 millones de personas

encarceladas ahora mismo, lo que sig-

nifica 7,160 presos por cada millón de

habitantes. El país ha experimentado

un crecimiento extremo de su pobla-

ción carcelaria. En 1991 Estados Unidos

tenía solamente 1.2 millones de presos.

Además del enorme número de encar-

celados, están todos los que son contro-

lados por el Estado aunque se encuen-

tren fuera de la cárcel, bajo fianza o en

libertad provisional. En este momento,

entre 4.5 y 5 millones de habitantes vi-

ven en Estados Unidos en esas circuns-

tancias. Todas las cifras estadouniden-

ses han mostrado un ligero descenso en

los últimos años.

El porcentaje de detenidos en prisión

provisional era 21.5. La Federación Ru-

sa es el otro gran encarcelador con más

de 706,000 presos, o 4,930 por cada mi-

llón de habitantes. El porcentaje de los

presos que aún no están sentenciados es

15.2%. Brasil es el tercer mayor encar-

celador incluido en la tabla, con más de

medio millón de presos, lo que signifi-

ca 2,760 por cada millón de habitantes.

El crecimiento ha sido notable. En 1992

tenía 114 mil presos frente a los 600,000

de hoy en día. En el caso brasileño, co-

mo en el de varios países latinoameri-

canos, también resulta llamativo el gran

número de detenidos en prisión pre-

ventiva, a la espera de sentencia. En las

Incluso fragmentos de paraíso se convierten en el infier-no si se utilizan como parte de una ceremonia de degra-dación, si quienes son enviados allí saben que su estancia tiene como objetivo herirles y avergonzarles. El castigo es un mal que pretende ser malo. A menudo, los visitan-tes del extranjero pasan eso por alto. Es cierto que las condiciones materiales de las cárceles escandinavas son en la mayoría de casos de un nivel elevado. Pero, a pe-sar de ello, una cárcel es una cárcel. Una institución para infligir dolor.

SITUACIÓN DEL PAÍS: Según el informe estadístico del INPE, a diciembre del 2012 la po-

blación penitenciaria del Perú era de 61,390 internos. Saque usted sus propias conclusiones.

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Page 38: Revista Contranatura N°6

ria. Pero, por supuesto, algunos ciu-

dadanos, especialmente los privilegia-

dos, que tienen un riesgo limitado de

ser encarcelados, pueden considerar

positiva una gran población carcelaria.

Algunos rasgos son característicos de

los países con un número limitado de

presos: son pequeños, todos con pobla-

ciones de menos de diez millones. No

han estado en guerra entre sí durante

cientos de años. Noruega fue “entrega-

da” a Suecia después de las guerras na-

poleónicas. Pero cuando Noruega pro-

clamó su independencia de Suecia en

1905, los suecos la aceptaron con con-

siderable elegancia. Finlandia es el Es-

tado con una historia reciente más san-

grienta, particularmente por los con-

flictos y guerras con Rusia, y eso ha te-

nido interesantes consecuencias histó-

ricas. Por tradición, estaba conectada

políticamente a Rusia. En esa época, te-

nía un sistema carcelario unido al ruso.

Los presos finlandeses eran enviados a

cárceles de aquel país. Entonces, la tra-

dición de una alta tasa de encarcelación

era una especie de fenómeno natural;

era lo que siempre había sucedido en

Rusia, y por lo tanto también en Fin-

landia. Pero Finlandia se independizó.

Quería distanciarse de la influencia ru-

sa. En esa situación, la cultura escandi-

nava fue una protección. Cobraron im-

portancia toda clase de prácticas es-

candinavas. Las cifras carcelarias caye-

ron desde las medias rusas a las escan-

dinavas. Hoy en día sus cifras son las

más bajas de los países nórdicos. Las

cárceles no son instrumentos racio-

nales para luchar contra el cri-

men. Son resultado de rasgos

culturales, influencias políti-

cas y condiciones sociales.

Un rasgo común en todos es-

en la población. Bienestar y dolor son

términos antagónicos. Aparte de eso,

está la idea de que aquellos que reciben

dolor son en gran medida aquellos

miembros de la sociedad que han re-

cibido más dolor: los pobres, desem-

pleados y sin educación, sin familia es-

table, sin casa decente. No son el obje-

tivo más deseable para administrar más

dolor.

El énfasis en la igualdad es un pensa-

miento afín a la idea de bienestar. El

bienestar para todos significa un eleva-

do nivel de imposición y el escarnio de

aquellos que no declaran sus ingresos y

no pagan lo que están obligados a pa-

gar. Hasta ahora, en los países escandi-

navos eso ha puesto ciertos límites a la

desigualdad en ingresos y riqueza. Es

Fue algunos años después de la Segun-

da Guerra Mundial. Comparé a guar-

dias que habían matado y maltratado a

prisioneros con guardias que no lo ha-

bían hecho. La conclusión fue clara: los

guardias asesinos, en gran medida,

nunca habían estado cerca de los presos

y no los veían como seres humanos nor-

males, sino como animales peligrosos.

Los que no habían asesinado habían es-

tado mucho más cerca de ellos, habían

visto fotografías de su vida familiar pa-

sada, habían charlado con ellos, los veí-

an como seres humanos, como a sí mis-

mos. Las normas habituales de los tiem-

pos de paz se activaban: ¡No matarás!

Estudios posteriores apuntan en la mis-

ma dirección. Es el caso del famoso ex-

perimento de Milgram (Obediencia a la

autoridad, 1974) sobre la disposición a

infligir descargas eléctricas a otras per-

sonas. Esa disposición disminuye cuan-

do la víctima está más cerca de quien ha

recibido la orden de torturarla.

Me temo que, a medida que aumente la

distancia social en nuestros países es-

candinavos, no seremos capaces de

mantener nuestra posición como países

con un pequeño número de presos. Un

indicador notable es el creciente núme-

ro de presos extranjeros en las cárceles

de Escandinavia. Esto resulta particu-

larmente visible en el caso de Noruega.

Los porcentajes de presos extranjeros

en Escandinavia son los siguientes: No-

ruega, 32%; Dinamarca, 28%; Suecia,

27%; Finlandia, 14.5%. Noruega es aho-

ra mismo el país escandinavo más rico,

una tierra de miel y petróleo.

Nuestra nueva riqueza es una

gran amenaza para nuestros

valores básicos. En mi juven-

tud vi a nuestro primer mi-

nistro de la época en un tren,

Las cárceles están hechas para el dolor, indepen-dientemente de las condiciones materiales en nues-tros Estados. Ser condenado a ingresar en la cárcel

es ser condenado a la mayor degradación.

Noruega y 33% en Dinamarca.

5. ¿POR QUÉ ESTAS GRANDES DI-

FERENCIAS?

No utilizaré mucho espacio y energía

en tratar de explicar por qué las cifras

de encarcelamiento son tan altas. En

lugar de eso, intentaré explicar por qué

en los países con niveles bajos tienen

esos números y también qué amenazas

surgen de ese uso limitado de la encar-

celación. Al describir a los pequeños

podremos entender me-

jor a los grandes. La ex-

periencia de estos países

puede ser útil para la re-

forma en Paises con una

gran población carcela-

tos países es la aceptación del Estado de

bienestar como parte esencial del país.

El bienestar significa bienestar para to-

dos. Esta idea no es fácil de combinar

con el plan de infligir dolor deliberada-

mente. En debates sobre el castigo en

Noruega planteo en ocasiones una pre-

gunta: ¿en verdad queremos aumentar

el nivel de dolor en nuestro país? Vivi-

mos en un Estado de bienestar. El obje-

tivo máximo debe ser reducir el dolor

un asunto importante cuando se habla

del castigo. Una precondición para que

existan fuertes Estados del bienestar y

para que se produzca un uso limitado

del castigo destinado a controlar a la

población es la capacidad para ver a los

demás, para verlos como seres huma-

nos, gente similar a nosotros. No mons-

truos, sino seres iguales. Con distancia

social, esta capacidad se ve dañada.

Tengo experiencias muy fuertes al res-

pecto. Mi primera ex-

periencia en la inves-

tigación criminológi-

ca fue un estudio de

guardias en campos

de concentración.

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Page 39: Revista Contranatura N°6

en un asiento de tercera clase, por su-

puesto. Después abolimos por un

tiempo las divisiones de clase en los

trenes. Pero ahora se están reintrodu-

ciendo poco a poco en los trenes y aun

en mayor medida en el transporte aé-

reo. Antes en mi cultura la gente rica

intentaba ocultar su riqueza. Lo ideal

era seguir siendo como la mayoría: ciu-

dadanos normales y decentes. Eso es

cosa del pasado. Las clases sociales

han vuelto. Visto desde abajo, la gente

rica parece tener una vida maravillo-

sa, algo por qué luchar, sea con medios

legales o ilegales. Visto desde arriba,

son importantes privilegios que de-

fender. Además, en los autodenomi-

nados Estados de bienestar, la dis-

tancia entre las clases sociales aumenta

cada año, probablemente con las mis-

mas consecuencias perniciosas que tan

bien describieron Wilkinson y Pickett

en 2009 (Desigualdad. Un análisis de la

(in)felicidad colectiva).

Inevitablemente, la distancia social se

convertirá en un factor que aliente una

política penal más estricta. Tal como se

ve desde arriba, la gente que está abajo

–si es que se considera gente– no me-

rece nada más. Su pensamiento dicta:

“¿Puede ser que nuestra política de bie-

nestar sea demasiado generosa y nuestra

política penal demasiado blanda?” Y, en

línea con el crecimiento de una sub-

clase social, se considerará más impor-

tante combatir la droga y no las dife-

rencias de clase.

6. LA FRACASADA GUERRA CON-

TRA LAS DROGAS

Aquí en el norte somos muy morales.

Y, como emigrantes, nuestros antepa-

sados también se llevaron una parte

importante de esa moralidad a Estados

Unidos. Sabemos que Jesús usaba vi-

no, pero no le gustaba. Muchas iglesias

de mi país utilizan vino sin alcohol en

sus rituales religiosos. Durante un

tiempo también prohibimos el brandy

y los licores más fuertes, como el de

cereza. Se prohibió todo uso del alco-

hol. Al principio funcionó bien; la sa-

lud de la población en general mejoró.

Pero después comenzó el contraban-

do. Una parte cada vez mayor de la

población aprendió a hacer su propio

brandy, o empezó a comprar el que

otras personas elaboraban en sus ca-

sas. La importación ilegal surtía a los

que carecían de conocimientos o pa-

ciencia para la producción casera. Se

desarrolló una economía sumergida,

tal como la describió Johansen (Bren-

nevinskrigen. En krønike om Forbud-sti-

dens Norge, 1985). Pero luego, al cabo

de un tiempo, los antiprohibicionistas

recibieron una ayuda inesperada. Por-

tugal no nos compraría pescado seco si

nosotros no comprábamos sus vinos

más fuertes. De modo que abolimos la

prohibición un poco antes de lo que ha-

bríamos hecho en otras circunstancias

y creamos un monopolio estatal para la

venta de todo tipo de alcoholes excepto

cerveza.

Pero las drogas se consideran algo muy

distinto. Es la sustancia maligna nú-

mero uno. En 1985 publiqué junto a

Kettil Bruun, un colega finlandés, la

primera edición de un libro que llama-

mos El enemigo adecuado. El título

subraya el estatus peculiar de determi-

nadas drogas. No todas las drogas. No

el café o el té; sustancias bien instala-

das que nos dan energía y nos man-

tienen despiertos. Tampoco el tabaco,

el gran causante de cáncer. Y, por su-

puesto, tampoco, de nuevo, el alcohol,

que siempre ha sido la mayor fuente de

problemas en los países nórdicos, so-

bre todo en lo que concierne a actos vio-

lentos. Los enemigos adecuados eran

las sustancias sin grandes defensores

en la cultura nórdica y la estructura de

poder, y –al menos al principio– mayo-

ritariamente consumidas por jóvenes y

otros grupos sin influencia política. De

modo que, sin dudarlo, entramos en

una guerra contra las “nuevas” drogas:

aquellas que hasta entonces habían

sido prácticamente desconocidas para

nosotros. Tratamos de mantenerlas a

raya con leyes penales excepcional-

mente fuertes contra su importación y

consumo y, obstinadamente, continua-

mos con esas medidas. No triunfamos

y las drogas están aquí para quedarse.

Pero, aun así, continuamos. Las pro-

puestas para disminuir el nivel de cas-

tigo o legalizar algunas de las drogas y

hacer que estén disponibles en farma-

cias o por medio de un monopolio

estatal, como ocurre con el vino y el li-

cor, son recibidas casi siempre con un

silencio ensordecedor.

Y después sucedió –tanto en el plano

nacional como en el internacional– lo

que no podía sino suceder: aparece un

mercado negro de considerable tama-

ño, aquí y por supuesto en los lugares

de producción. Con nuestra sólida eco-

nomía, esas drogas tremendamente de-

seadas son muy rentables en el mercado

negro. Pero Noruega contraataca. Una

parte excepcionalmente grande de

nuestros presos están en la cárcel por

importar, vender o consumir drogas.

Con obstinación, las autoridades insis-

ten: mantengamos limpias las calles, sin

drogas. Sigamos con nuestra política de

prohibición total para proteger a nues-

tros hijos. El informe de la Comisión

Latinoamericana sobre Drogas y De-

mocracia no tuvo ningún impacto aquí

en el norte. Ni tampoco la Comisión

Global de Políticas sobre la Droga. Kofi

Annan formaba parte de ella, y también

nuestro exministro de exteriores Thor-

vald Stoltenberg, padre de nuestro ac-

tual primer ministro.

Creo que podríamos proteger a los jó-

venes de una manera más eficiente y

humana con un sistema de estricta re-

gulación de la venta y el consumo de las

drogas, en lugar de la total prohibición

que tenemos ahora. Y, en ese sentido,

los costes de tener una economía su-

mergida son muy importantes. Nues-

tra prohibición de una sustancia muy

deseada, producida en el sur y relati-

vamente fácil de transportar al norte, es

una prohibición con tan malas conse-

cuencias, tanto en el norte como en el

sur, que todo el sistema debería ser abo-

lido. Estricta regulación y control, sí.

No heroína en los quioscos. Pero el co-

mercio debe realizarse a la vista. Abier-

to a los controles aduaneros, abierto a la

tasación. Abierto al control de calidad

de las sustancias. Abierto a todas las tri-

vialidades de las sociedades civiliza-

das, y sin que necesite métodos policia-

les y sentencias a prisión como ahora.

Como ha dicho mucha gente desde ha-

ce tiempo: la guerra contra las drogas

ha terminado. Han ganado las drogas.

Las cárceles no son instrumentos racionales para luchar contra el crimen. Son resultado de rasgos culturales, influen-cias políticas y condiciones sociales. Un rasgo común en to-dos estos países es la aceptación del Estado de bienestar como parte esencial del país. El bienestar significa bienestar para todos. Esta idea no es fácil de combinar con el plan de infligir dolor deliberadamente.

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Page 40: Revista Contranatura N°6

7. DE VUELTA A TIEMPOS MEDIE-

VALES

Existe un interesante parecido entre la

situación social en Estados con una gran

economía sumergida y lo que sabemos

de la historia de la Edad Media. Una

gran economía sumergida significa que

el poder estatal se encuentra debilita-

do. Eso significa que cada hombre (y en

esta rápida mirada histórica eran hom-

bres, no mujeres) tiene que luchar por sí

mismo. En esas situaciones es una vir-

tud ser reconocido como alguien fuerte,

con frecuencia también peligroso. No se

debe engañar a un hombre así. Si lo in-

tentas, puede vengarse. Y no hay otras

personas a quienes recurrir, a menos

que en algún momento uno se haya po-

dido aliar con alguien.

La economía sumergida también tiene,

obviamente, sus reglas. Es una situa-

ción condenada a producir violencia.

Como señala Norbert Elias en su libro

“El proceso de la civilización”, la violencia

interpersonal disminuye cuando el po-

der se vuelve más centralizado. Steven

Pinker subraya este aspecto en “Los án-

geles que llevamos dentro”.

Allí donde domina el mercado negro,

donde no hay reyes fuertes, solo Esta-

dos débiles, vuelven a necesitarse hom-

bres fuertes. Es más: vuelve a necesi-

tarse la cooperación con hombres fuer-

tes. Si me quedo solo, pueden aplastar-

me. Con un hombre fuerte a mi lado,

tengo una especie de seguro. La eco-

nomía sumergida creada por la prohi-

bición de las drogas nos devuelve a los

problemas de la Edad Media.

8. RAYOS DE ESPERANZA

Pero hay algunas señales que invitan al

optimismo. En primer lugar, la credibi-

lidad de la guerra contra las drogas pa-

rece estar considerablemente debilita-

da. La Comisión Global de Políticas so-

bre Drogas, dominada por los Estados

Unidos, ha sido muy criticada última-

mente. Y las bajas de la guerra han co-

brado mucha visibilidad. Lo que suce-

de en México ha sido importante para

abrir los ojos. También lo han sido las

descripciones de las condiciones car-

celarias creadas por el enorme flujo de

drogadictos y traficantes. Las bajas ci-

fras de encarcelados en Escandinavia

serían aún menores con una reforma

así. El porcentaje de reos con condenas

relacionadas con la droga es actual-

mente de 32% en Suecia, 26% en No-

ruega, 21% en Dinamarca y 15% en

Finlandia. En Escandinavia, como en

otras partes del mundo, una estricta

política prohibicionista esconde la po-

breza. Las calles y los vecindarios están

limpios. Se nos oculta la inquietante

visión de la miseria. Está lejos. Está en

la cárcel. Un elemento importante que

impide el cambio, sobre todo en Esta-

dos Unidos, es la privatización de la

industria carcelaria. Se gasta una enor-

me cantidad de dólares con el fin de no

cambiar leyes en un sentido más tole-

rante. La tolerancia sería mala para los

negocios.

Quizá haya esperanza en un enfoque

completamente distinto: civilizar los

conflictos.

9. CONFLICTOS, NO DELITOS

Pero también hay fuerzas que empujan

en sentido opuesto. La más importante

puede ser la reciente tendencia a civili-

zar muchos conflictos. Cuando alguien

se porta mal, puede considerarse un de-

lito, un acto que exige un castigo. Pero

también es posible verlo como un con-

flicto, un acontecimiento que hay que

describir, comprender y por el que fi-

nalmente hay que resarcir. Varios paí-

ses han incluido en sus leyes consejos

para gestionar así sus conflictos. Más

de 12,000 conflictos se abordaron de

este modo en Noruega el año pasado.

La pregunta central no es: “¿Por qué lo

has hecho?” sino “¿Qué ha pasado?” Y

con ello todo se vuelve mucho más cla-

ro: muchos implicados en casos como

estos están más interesados en saber, en

comprender, que en infligir dolor a la

otra parte. Infligir dolor debería ser la

última alternativa posible a la hora de

crear sociedades en las que valga la pe-

na vivir.

Traducción de Ramón González Férriz

EEUU ES EL PAÍS CON MAYOR POBLACIÓN CARCELARIA EN EL MUNDO.

Su política criminal y penitenciaria, basada en sus movimientos de Law and Order y de

Tolerancia Cero, generaron el abarrotamiento de las cárceles. Lamentablemente dichas políti-

cas tuvieron fuerte acogida en nuestro país. La cárcel no soluciona el problema del cri-

men ¿Acaso no ha quedado demostrado ya?

De este modo en Noruega el año pasado. La pregunta cen-tral no es: “¿Por qué lo has hecho?” sino “¿Qué ha pasado?” Y con ello todo se vuelve mucho más claro: muchos implica-dos en casos como estos están más interesados en saber, en comprender, que en infligir dolor a la otra parte. Infligir dolor debería ser la última alternativa posible a la hora de crear sociedades en las que valga la pena vivir.

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Page 41: Revista Contranatura N°6

I. Introducción

Sin una ciudadanía capaz de cuestio-

narse y de cuestionar, siempre seremos

víctimas de quienes tienen la oportu-

nidad de tomar decisiones en nuestro

lugar, esos que nos dicen que todo pasa

porque tiene que pasar y que, en conse-

cuencia, no podemos hacer nada para

cambiarlo, por muy desagradable o in-

justo que parezca.

Consideramos que la filosofía tiene que

dar cuenta críticamente de los proble-

mas sociales que nos aquejan. En con-

secuencia urge hacer nuestras las pala-

bras de Cesar Guardia Mayorga:

He tomado mi pluma como martillo y sigo

mi camino. No soy un espejo para reflejar

pasivamente la realidad; no soy un yogui

para permanecer indiferente ante el sufri-

miento y la alegría; no soy un comerciante

Jaime Araujo Frias*

FILOSOFÍA

* Estudiante del 5to año de filosofía. Bachiller en

Derecho y Ciencias Políticas.

para ir al mercado a vender mis ideas. Me

sublevan la miseria, la explotación, la servi-

dumbre, la ignorancia, la injusticia, la far-

sa, la mentira y el mimetismo intelectual

(Arapa Díaz, 2011:20-24).

El fin del presente ensayo es aproxi-

marnos críticamente, desde la filoso-

fía, a pensar algunos de los problemas

sociales más generales que aquejan a

nuestro país y al mundo.

II.

Todo pensamiento es un pensamiento

situado o al menos debe intentar serlo,

es decir, debe responder a las circuns-

tancias socioculturales circundantes.

Desde esta perspectiva, el quehacer fi-

losófico como saber crítico, busca so-

meter a juicio los fenómenos sociales

con los cuales se enfrenta cotidiana-

mente. De otra manera, como decía

Manual Gonzales Prada, “si todos los

filósofos hubieran filosofado en silen-

cio, la humanidad no habría salido de

la infancia y las sociedades seguirían

gateando en el limbo de las supersti-

ciones (Gonzales, 2004: 103)

En consecuencia, usaré el término de

filosofía para referirme a una actividad

humana, una forma de orientar el pen-

samiento crítico, depurado de todo re-

siduo supersticioso, que sirve para pen-

sar la vida y vivir el pensamiento, para

La Urgencia

de la enseñanza de

filosofía hoy en día

¿Por qué –se le preguntó a Diógenes el Cínico– la

gente da dinero a los mendigos y no a los filósofos?

Porque –repuso– piensan que, algún día, pueden

llegar a ser inválidos o ciegos, pero filósofos, jamás.

Diógenes de Laercio

De otra manera, como decía Manual Gonzales Prada,

“si todos los filósofos hubieran filosofado en silencio, la

humanidad no habría salido de la infancia y las socieda-

des seguirían gateando en el limbo de las supersticiones

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Page 42: Revista Contranatura N°6

tomar las riendas de nuestra vida, de la

historia en nuestras manos. En este sen-

tido seguiré la línea del filósofo francés

Michel Onfray, quien señala que, “La fi-

losofía proporciona medios para domi-

nar nuestro destino, para convertirnos

en los actores de nuestra existencia, pa-

ra liberarnos de miedos inútiles y pa-

ralizantes y no abandonarnos, atados

de pies y manos, como niños, a los mi-

tos de ayer y hoy” (Onfray, 2001: 266).

Los filósofos no son unos tipos distraí-

dos, desligados de la realidad y de los

procesos históricos, ni mucho menos

unos tipos raros y extraños ajenos a los

problemas sociales como muchas veces

piensan o intentan hacernos creer los

detractores del pensamiento filosófico

y promotores de la sin razón y el en-

gaño.

Pueda que resulten extraños, pero por-

que son tal vez los hombres más invo-

lucrados con los problemas reales de la

vida cotidiana de la gente, porque los

filósofos ponen en duda lo que mu-

chos dan por supuesto, porque preci-

samente hacen preguntas incomodas

para quienes detentan el status quo:

¿por qué la gente muere de hambre en

este mundo, si la tierra tiene la capa-

cidad para alimentar a 12 mil millones

de seres humanos y apenas somos siete

millones? ¿Por qué los países más ricos

en recursos naturales son económica-

mente los más pobres? Si los avances de

la ciencia y la tecnología han transfor-

mado no sólo la vida de las personas

sino también la forma de concebir el

mundo ¿por qué nuestros gobernantes

y profesores siguen reproduciendo un

sistema educativo diseñado hace tres

siglos bajo la tutela de la revolución

industrial? Si “todos los países actual-

mente ricos, incluidos Gran Bretaña y

Estados Unidos (supuestas patrias del

libre comercio y el libre mercado), se

enriquecieron gracias a mezclas de

proteccionismo y subvenciones

(Chang, 2012: p. 88) ¿por qué ahora

recomiendan practicar el libre mercado

a los países pobres y desaconsejan la

intervención del Estado? ¿Por qué las

corporaciones que generan más conta-

minación ambiental, son promociona-

das como las principales defensoras y

promotoras del medio ambiente por

los medios de comunicación? ¿Por qué

los gobiernos prefieren violar los dere-

chos humanos por defender un con-

trato comercial? ¿Por qué el estado pe-

ruano suprimió la filosofía de los pla-

nes de estudio y no más bien el curso de

religión? etc. Son preguntas que necesi-

tamos contestar críticamente para de-

velar los intereses y las mentiras es-

condidas bajo la alfombra florida de los

discursos oficiales de los que gobier-

nan nuestros pueblos.

Muchas veces se dice que hay que de-

cirle la verdad al poder o a los poderes

que dirigen nuestros pueblos; consi-

dero que al que hay que decirle la ver-

dad es al pueblo, porque el poder sabe

muy bien lo que hace y lo que omite; los

pueblos necesitan saber la verdad, ne-

cesitan poder explicarse de forma ra-

cional, crítica y sencilla los problemas

sociales, el estado precario y vulnera-

ble de su situación para que a partir de

la toma de conciencia intenten alterna-

tivas de resistencia e insurrecciones,

de cambios individuales y colectivas

autónomos.

Es por esto que se debe enseñar filoso-

fía o mejor dicho siguiendo la exhorta-

ción de Kant, se debe enseñar a filo-

sofar; porque la filosofía tiene algo que

decir; porque el mundo entero está or-

ganizado de tal manera que no nos per-

mite pensar nuestros problemas para

cambiarlos, porque hoy más que nunca

es urgente pensar nuestra situación

personal y colectiva, nuestros países

necesitan pensar, necesita salir de todo

mecanismo que distrae a nuestros ciu-

dadanos a través del espectáculo infi-

nito de la mediocridad, promocionado

por instituciones públicas y privadas.

En general, en la mayoría de ellas se

trabaja para estupidizar, distraer a la

gente, vaciar los cerebros y llenarlos

con clichés, prejuicios, dogmatismos, y

volverlos eximios sirvientes que el sis-

tema demanda para hacer funcionar el

mercado.

Generalmente los voceros de los que

detentan el poder, no dicen la verdad

real, sino la verdad oficial, la verdad

disfrazada, maquillada con eufemis-

mos que el poder quiere que sepamos,

confundiendo niños con enanos o cima

con sima. Porque hay un enorme siste-

ma que nos piensa que nos ahorra la

tarea de pensar por nosotros mismos y

Es por esto que se debe enseñar filosofía o mejor dicho si-

guiendo la exhortación de Kant, se debe enseñar a filo-

sofar; porque la filosofía tiene algo que decir; porque

el mundo entero está organizado de tal manera que no

nos permite pensar nuestros problemas para cambiarlos,

porque hoy más que nunca es urgente pensar nuestra situa-

ción personal y colectiva, nuestros países necesitan pensar.

MICHEL ONFRAY.

el filósofo

anarquista francés,

en la linea del autor,

cree que “Filosofar

es hacer viable y

vivible la propia

existencia allí donde

nada es dado y todo

debe ser

construido.”

Michel Onfray

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Page 43: Revista Contranatura N°6

nos dicta lo que debemos hacer y no ha-

cer, es decir en palabras del filósofo

Martin Heigdegger: “vivimos en es-

tado de interpretados”: no pensamos;

somos pensados, no hablamos; somos

hablados por el sistema, no elegimos,

otros eligen por nosotros. Nuestra sub-

jetividad ha sido colonizada, somos

una especie diría Michel Foucault de

“sujetos sujetados”, por los medios de

comunicación, el poder político, eco-

nómico, religioso etc., todos al servicio

del mercado. El sistema económico ac-

tual ha mercantilizado absolutamente

todo, todo lo que toca lo vuelve mer-

cancía al servicio del bolsillo más exi-

gente.

Nos crean la necesidad pero al mismo

tiempo nos fabrican el producto que

calmará nuestro insaciable deseo, nos

fabrican la enfermedad pero también

nos venden el antídoto, nos crean el

problema, pero luego nos ofrecen la

solución al problema con la única di-

ferencia que a cambio hay que entregar

dinero. De esta manera el individuo ad-

quiere el estatus de ciudadano rentable

de acuerdo a los parámetros de las de-

nominada sociedades modernas, dise-

ñadas por los señores del mercado y las

finanzas, patrocinados por organis-

mos de rango internacional, como el

Fondo monetario internacional, el Ban-

co Mundial y la Organización Mundial

del comercio, “para quienes es infini-

tamente más grave violar una regla de

comercio internacional que un derecho

humano” (Zieglar, 2002: 50), han con-

denado al anonimato a millones de se-

res humanos considerados no renta-

bles para sus intereses, mutilando así el

“pienso luego existo cartesiano” y me-

tiendo de contrabando, como es la ló-

gica de su accionar, el “consumo luego

existo” como requisito para entrar en la

estadística del sistema.

De aquí que la filosofía necesite ense-

ñarse, salir del museo de las ideas, en-

carnarse, vitalizarse y “salir a la calle, al

riesgo […] hacerse urbana sucia. Habi-

2. Entendemos por estupidez el conjunto de ideas

que hacen daño a la sociedad y que son presenta-

das y predicadas como verdades al servicio del

bien de la misma.

3. Cfr. http://unesdoc.unesco.org/images/0018-

/001851/185119s.pdf, p. 10. Verdad, Editorial Mar-

cial Pons, Madrid 2010, Pág. 126)

tando una vez más el barro de la his-

toria” (Feinmann, 2008: 13), porque es

urgente oponer la cultura a las fuerzas

sombrías, el pensamiento al servicio de

la insumisión, el saber en contra de la

ignorancia, la verdad como enemiga de

la mentira, la filosofía al servicio de in-

teligencia.

En este sentido la filosofía tiene mucho

por hacer porque el objetivo, parafra-

seando a Nietzsche sigue siendo hoy

más que nunca perjudicar la “estu-

pidez” que siempre ha sido el enemi-

go principal y declarado de la razón y

de todo intento pensamiento crítico, li-

bertario y autónomo.

na a la reali-

dad de nuestras instituciones para dar-

nos cuenta que sigue vigente la adver-

tencia que hizo el filósofo peruano Ma-

2

Bastaría u mirada rápida

cordemos que las prostitutas no son

dueñas de sí mismas porque han sido

desposeídas del uso independiente,

libre y autónomo de su cuerpo” (On-

fray, 2001: 103), así como hoy el em-

pleado moderno ha sido desposeído de

sus fuerzas de trabajo para servir al vo-

rágine apetito del capitalismo, hoy de-

nominado hipócritamente libre merca-

do.

Enseñar filosofía dada las circunstan-

cias que vivimos, es un deber moral pa-

ra con la sociedad, puesto que contri-

buye a la apertura de espíritu, a la re-

flexión crítica y al pensamiento inde-

pendiente, actuando así como muralla

contra toda forma de manipulación, de

obscurantismo y de exclusión, señala la

UNESCO en el prefacio de su informe

sobre la enseñanza de la filosofía en

Nos crean la necesidad pero al mismo tiempo nos fabrican el

producto que calmará nuestro insaciable deseo, nos fabrican

la enfermedad pero también nos venden el antídoto, nos crean

el problema, pero luego nos ofrecen la solución al problema

con la única diferencia que a cambio hay que entregar dine-

ro. De esta manera el individuo adquiere el estatus de ciuda-

dano rentable de acuerdo a los parámetros de las denomina-

das sociedades modernas.

nuel Gonzales Prada, que “para me-

recer el título de buen ciudadano y fi-

gurar en la clásica nómina de los hom-

bres cuerdos, se necesita conformarse a

los usos y prejuicios de nuestro tiempo,

venerando los absurdos de la religión

en que se nace, justificando las iniqui-

dades de la patria en que se vive” (Gon-

zales, 2004: 105).

En consecuencia, la filosofía o sea el fi-

lósofo hoy tiene un enemigo con el cual

luchar, la mentira y, un objetivo por

alcanzar, el pensamiento crítico fun-

dado en la verdad, la reflexión libre y

desembarazada de toda ligadura de

dominación, capaz de expresar la vida

en su estado más puro, negada por los

que gestionan el mundo en favor de los

intereses de unos cuantos y en detri-

mento de la vida de nuestros pueblos,

de los que han hecho su basurero in-

dustrial y han condenado a ser rebaños

humanos obligados a prostituirse. “Re-

América Latina y el Caribe . Ahora

bien, debemos recurrir a ella como uno

de los mejores instrumentos que nos

permiten repensar críticamente nues-

tros problemas y formular creativa-

mente alternativas de solución a los

mismos, puesto que la filosofía, no solo

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Page 44: Revista Contranatura N°6

es una forma crítica de orientar el pen-

samiento, sino sobre todo, una forma

rigurosa de vivir poniendo el pensa-

miento al servicio de las condiciones

que afirman la vida. La filosofía, es crí-

tica de las ilusiones, de los prejuicios,

de las ideologías. ¿Sus armas? La razón.

¿Sus enemigos? La ignorancia, el fana-

tismo, el oscurantismo. ¿Sus aliados?

Las ciencias. ¿Su objeto? La totalidad.

O el hombre pero en el seno de la totali-

dad. ¿Su meta? El buen vivir, pero en el

seno de la verdad (Sponville –Comte,

2002:15). Lo que permite la emancipa-

ción de ideas, creencias, costumbres

atávicas y otros prejuicios sociocultu-

rales que han modelado nuestra socie-

dad.

De aquí que urge promover la práctica

del filosofar como una actitud y una

manera de pensar y vivir, exigente y ri-

gurosa consigo mismo y con la socie-

dad; haciendo que el quehacer filosó-

fico se convierta en buena noticia para

las grandes mayorías explotadas, en-

gañadas y en mala noticia para los vic-

timarios. El filósofo de origen noruego

Jostein Gaarder señalaba que, “la filo-

sofía es un elogio a la conciencia hu-

mana”. Reivindiquemos pues esta ta-

rea humanizadora del quehacer filosó-

fico.

III. Conclusión

La filosofía es una forma de orientar el

pensamiento críticamente hacia pensar

la vida y vivir el pensamiento, desli-

gado de todo maquillaje supersticioso

que busca la autonomía del ser huma-

no respecto de los dioses que el pensa-

miento débil nos inventa. Uno de los

enemigos declarados de la filosofía

contra el cual luchar, es la mentira, en-

carnadas en algunas instituciones que

se promueven falsamente como defen-

sores de la racionalidad y la verdad.

En consecuencia, es urgente promover

la enseñanza de la filosofía como una

actitud y una manera de pensar y vivir,

exigente y rigurosa consigo mismo y

con la sociedad, haciendo de ella un

instrumento de emancipación al servi-

cio de la vida para las grandes mayo-

rías explotadas y engañadas y una a-

menaza para los victimarios.

____________________________

BIBLIOGRAFÍA

- CHANG, Ha-Joon (2012). 23 cosas que

no te cuentan sobre el capitalismo. Barce-

lona: Debate.

- FEINMANN, Pablo (2008). La filosofía

y el barro de la historia. Buenos Aires: Pla-

neta.

- GONZALES PRADA, Manuel (2004).

Pensamiento y librepensamiento. Caracas:

Colección Claves de América.

- ONFRAY, Michel (2001). Antimanual

de filosofía. Barcelona: ADAF.

(2011). Política del rebelde.

Barcelona: Anagrama.

- SPONVILLE-COMTE, André (2002).

Invitación a la filosofía. Barcelona: Pai-

dós.

- ZIEGLAR, Jean (2001). Los nuevos amos

del mundo y los que les resisten. Paris:

Fayard.

- ARAPA DIAS, Elvis (2011). Esbozo al

pensamiento filosófico de Cesar Guardia

Mayorga. En Revista Peruana de Filo-

sofía Marxista, 2, 20 – 24.

WEBGRAFÍA

- UNESCO (2011). “La filosofía una es-

cuela de libertad” [en línea], disponible

en: http://unesdoc.unesco.org/ima-

ges/0018/001851/185119s.pdf. Visto el 18

de diciembre del 2012.

––––––––––––

JOSTEIN GAARDER:

filosofo y escritor

de origen noruego.

su trabajo más

conocido fue la

novela: “El

mundo de Sofía”

(1991) Jostein Gaarder

SABOTAJE

Su nombre ilustra y des-

cribe muy bien, grupo o

mejor dicho “colectivo”

recientemente integra-

do por jóvenes universitarios pertene-

cientes, en su mayoría, a la Escuela de

Literatura de la Universidad Nacional

de San Agustín, que incursionan en el

mundo de las letras a través de la edi-

ción de sus poemarios y revistas ade-

más de recitales y veladas realizados a

nivel local.

Van alcanzándonos ya varias publica-

ciones, entre ellas las revistas “Apos-

tasia” y “Rien de rien” la “Antología

de poesía insurgente de Arequipa”, y

poemarios como “Disforia” de la poeta

Mariel Linares.

Este trabajo es fruto de todos los invo-

lucrados con la práctica literaria, arte u

otra actividad que sirva para la expre-

sión o creación de formas de estética.

Para adquirir esta publicación o demás

publicaciones del Colectivo Sabotaje,

puede llamar al número de celular

986765935.)

la revista

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Page 45: Revista Contranatura N°6

SANTIAGO

Bernardo A. Marelo*

CUENTO

*Estudiante del sexto año de Piscología en la

Universidad Nacional de San Agustín.

Camino y me siento a un lado de la

barra, un tipo se me acerca, me mira

casi sonriendo: otro marica, pienso. Me

da la carta sin decir palabras, me quedo

viéndola solo para hacer hora, ya que

mis bolsillos no me ayudarán a

comprar una bebida decente. Después

de unos largos cinco minutos, levanto

la vista y fijo la mirada en el tipo que me

ha dado la carta, éste se me acerca y yo

le señalo el trago más barato que hay

allí (eso sí, cerveza no, pues la odio). Lo

miro con delicadeza y, casi susurrando,

digo: “por favor”. El tipo sonríe otra

vez, se va y regresa con el licor en las

manos. Lo pone frente a mí, me cobra y

se despide guiñándome el ojo. Lo veo

con complicidad y le sonrío mientras

pienso, otra vez, “maldito marica”.

Odio mezclarme entre la gente en los

bares, sin embargo siempre termino en

uno de ellos intercalando los viernes,

sin importar el motivo, la razón o la

ocasión, ni siquiera dejé de asistir a un

a es tarde y no he comido nada,

no tengo hambre. Mi madre di-Yce que me enfermaré y yo la be-

so en la frente mientras me despido di-

ciéndole: “tienes toda la razón, mamá”,

y salgo casi corriendo (casi escapando)

de casa.

Las horas pasan, rebusco entre mis bol-

sillos y encuentro una sucia moneda

que alguna vez fue amarilla y que aho-

ra es del color del cobre. Con ella llamo

a casa.

El teléfono suena una, dos, tres veces y

nadie responde. Maldigo por unos ins-

tantes a mi madre y luego me arrepien-

to, cuelgo y vuelvo a marcar.

–Aló –escucho la voz de mi madre

apenas perceptible en el auricular.

–Hola, mamá. Te aviso que hoy lle-

garé tarde a casa. Discúlpame, se me

presentó un compromiso de última

hora, tú sabes, los amigos y esas co-

sas… Discúlpame, mamá, te prometo

que mañana me despierto tempranito y

te ayudo con los asuntos de la casa.

–Santiago, hijo, debías avisar más

temprano, estaba muy preocupada.

–Ya, mamá: lo siento.

–Está bien, hijo, pero ven tempra-

no. ¿Has comido ya?

–Sí, mamá; ya se me corta la llama-

da, salúdame al viejo.

–No llames así a tu padre.

–Adiós, mamá.

Cuelgo el teléfono y me quedo pensa-

tivo: ¿por qué ella confía tanto en mí?

Son las seis de la tarde y los rayos de sol

se van extinguiendo para darle la bien-

venida a la noche virgen que estoy dis-

puesto a violar. Salgo de la universidad

envuelto en una chalina vieja y una ca-

saca más vieja aun. Doy vuelta a la

izquierda, camino, subo por el puente y

sigo de frente, no hay obstáculos en mi

camino. Después de andar por unos

quince minutos, llego al bar de La Es-

quina, que acoge a los noctámbulos de

las carreras de ingenierías y humani-

dades. Casi puedo reconocer a cada

bando por el olor que expelen, casi pue-

do saborear sus iras y sus miradas des-

pectivas.

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Page 46: Revista Contranatura N°6

estudiantes: todos ponen unas mone-

das (de cualquier monto), y yo sonrío al

que extiende la mano: “lo siento, hoy

no tengo nada, ya para la otra te doy el

doble”, y vuelvo a sonreír. Él me ve con

una cara de gato asustado, da una car-

cajada que suena como berrido y sigue

recolectando el dinero. Rondas de tra-

gos baratos que carcomen cerebros, cir-

culan entre las manos y las risas, filó-

sofos que se morirán de las más temi-

bles enfermedades que les inventaré,

pienso y sonrío, otra vez para mí mis-

mo, mientras escudriño a esa masa casi

compacta de seres que junto conmigo

han tomado a la noche y la han vejado.

Sí, conmigo, entrando y saliendo, be-

sando botellas frías, colillas húmedas,

tocando las formas de jarras y de cuer-

pos de mujeres mayores que nosotros

en bailes ridículos, con afanes sexuales,

y palabras ensayadas como susurros:

esas mujeres que simplemente se ríen y

dan vueltas y más vueltas mientras si-

bar el día del entierro del tío Alejandro

(hermano menor de mi madre): “nunca

te lo perdonaré”, dijo ella cuando lle-

gué a las tres de la mañana del día

siguiente.

Detesto tener que hablar con la gente

que no me entiende y no me gusta ha-

cerme entender, pero me acerco a ellos

mientras juego a que los comprendo y

cada vez que me cuentan sus historias

hago de ellas mis historias (las escribiré

para algún día hacer un libro de ver-

dades mentirosas o algo que se le ase-

meje). Todos tienen historias, y yo sé

muchas de las historias de los indivi-

duos que me rodean: siempre esperan a

que les diga algo y ellos se quedan

prendados de los ecos que ensayo, de

las palabras que ellos mismos dicen.

“Tú sí me comprendes, amigo”, dice

Fernando, y yo le susurro: “para eso es-

tán los amigos, para escuchar y para

contar”; pero nadie sabe mis historias o

mis verdaderas historias, nadie sabe

que me muero por una niña de colegio

parroquial de la cual no sé ni el nombre

y que nunca me ha hablado (entre otras

cosas, porque nunca me ha visto). Allí

están ellos, como una banda de moscas

sobre el agua dulce, juntos y revueltos,

los muchachos del primero B, filósofos

sin filosofías; me llaman y me acerco a

ellos remedando sonrisas, las mejores

que tengo, les tiendo la mano y algunos

me palmean la espalda y, otros más

desfachatados, me abrazan.

—¿Qué tal, muchachos? —digo—

¿Qué hacen por aquí?

—Gitano —responde uno de ellos,

léeme la mano…

Todos ríen al unísono y yo simulo que

entendí la broma (y la verdad es que no,

y otra verdad más firme que la anterior

es que no me interesa).

Uno se pone en pie y coloca una mo-

neda sobre su mano y empieza a exten-

derla por todo el círculo inconstante de

guen bebiendo, y siguen fumando, y si-

guen pegándose a sus acompañantes,

restregándose e incluso besándose. En-

tre el silencio de la bulla de un bar viejo,

sucio y oloroso, yo solo los veo y los

desprecio, sentado en una mesa vieja

esperando que alguna de esas “damas”

embriagadas y embriagantes se acer-

que a mí, me extienda la mano y yo

pueda verla con el mas ínfimo despre-

cio y salir junto con ella para aprove-

charme de su cuerpo y palparla cerran-

do mi mente y dejando de pensar en el

todo. Y me quedo mudo en mi nada si-

lenciosa, mientras escapo del bar por

las mismas calles universitarias y el

mismo parque de sombras que ahora es

solo una sombra inmensa que me cubre

a expensas de mi miedo vencido y mi

noche virgen a la que he violado y que

me ha correspondido... “Puta”, le digo.

La luna me acompaña, la amo y me

ama. Sigo caminando.

Es de madrugada, extiendo la mano y

paro un taxi, le doy mi dirección y re-

gateo el precio. Me voy. En el auto-

móvil, el tipo pone una canción de esas

antiguas que le encantan a mi madre (y

también me encantan a mí), me ave-

rgüenzo cuando me veo cantando esas

mismas canciones en el salón de clases.

Miro al chofer y le pido, por favor, que

me deje en esa esquina, cinco cuadras

antes de llegar a mi casa. Le pago y él se

retira deprisa. He decido que caminaré

Rondas de tragos baratos que carcomen

cerebros, circulan entre las manos y las risas,

filó-sofos que se morirán de las más temibles

enfermedades que les inventaré, pienso y sonrío,

otra vez para mí mismo, mientras escudriño

a esa masa casi compacta de seres que junto

conmigo han tomado a la noche y la han vejado.

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Page 47: Revista Contranatura N°6

desde aquí. Extiendo mi mano y mi

muñeca deja ver el brillo metalizado

del reloj a la luz de un poste, son las dos

de la madrugada con cuarenta y tres

minutos. Son sonoros mis pasos entre

los asfaltos negros y veredas de cemen-

to. Camino en medio de la pista, por las

líneas amarillas, y nadie interrumpe mi

andar. Unos perros ladran a lo lejos y,

también, unos gatos lanzan maullidos

humanizados desgarradores. Escondo

mis manos entre los bolsillos de mi

pantalón, mientras el viento revuelve

más mis cabellos ya revueltos, el viento

cortante de la madrugada, que anda

contradiciendo mi paso; a lo lejos, hay

luces de casas, algunos gritos huma-

nos, algunos gemidos ahogados y risas

relampagueantes. Dejo volar mi ima-

ginación a las más versátiles cumbres

de lo prohibido y lo mezquino, pero ya

no puedo distraerme. Tan solo me llena

ocultamente el recuerdo de esa niña:

cada paso que doy me acerca a su fi-

gura (llego a imaginarla como mi fla-

mante compañera nocturna). En ver-

dad no sé quién es, pero es muy joven,

hablo como si yo fuera viejo. Pienso en

mí como un hombre que ha nacido vie-

jo, que llevo los años acuestas, mientras

he vivido muchos de los grandes in-

ventos, no sé cómo se llama, pero tiene

cara de llamarse Julissa, si fuera yo su

padre seguramente le hubiese puesto

ese nombre: Julissa, la del alma fría y la

mirada de hielo.

Mi Julissa, con sus cabellos lisos que se

esconden en ese moño anticuado, y su

piel tersa. La imagino desnuda. Me ale-

jo del deseo morboso de los seres que

sólo buscan satisfacer sus “bajos ins-

tintos”, como dicen por allí… Me que-

do pensando en ella como quien piensa

en un libro gigantesco: tan complicado

en un principio, con un desenlace fatal

y una final de lágrimas, ¿uno que se

aproxima a la muerte o a la vida? Pa-

rece dar lo mismo.

Estoy parado frente a la puerta de la

casa, rebusco entre mis bolsillos y en-

cuentro la llave, entro en silencio y una

luz me ilumina de pronto, mi madre

me ve con los ojos inyectados de san-

gre: “hola, mamá”, atino a decir y me

alejo, subo las gradas, abro la puerta de

mi cuarto y me hecho en la cama. Siento

como si mil caballos relincharan dentro

de mi cabeza, y las palabras mudas de

mi madre en sus endemoniados ojos, en

sus facciones viejas que se acentúan con

su amargura, sin más palabras que todo

lo que dice sin decir nada. Y mi padre

que seguramente mañana dirá algo, si

me encuentra despierto, por supuesto.

Ya me imagino sus reprimendas y sus

castigos tontos, los cuales no cumpliré,

y sus cosas que, desde luego, no me im-

portan. Sé que ahora mismo mi madre

lo contiene, disuadiéndolo, para que no

suba a mi cuarto a armar el escándalo

que sé que armaría. Pobre de mí, mi risa

estalla y me quedo en silencio, me que-

do pasmado y atino a buscar el cobijo

de unas sábanas gastadas. Pienso en

ella y me quedo dormido mientras mis

ojos dibujan movimientos que se pier-

den distantes en un solo pensamiento.

El sábado vomita sonidos, ruidos re-

vueltos que van formando palabras,

palabras suicidas que me llaman con

uno y mil nombres. “Puto Santiago”,

escupo cuando veo mi reflejo en el es-

pejo, con estas formas abultadas de-

bajo de mis ojos, con este cabello re-

vuelto y sucio, con esa sonrisa lángui-

da y perversa. ¡Mil veces puto San-

tiago!, ¡mil veces puto! Abro la ducha y,

con miedo, entro para que mi cuerpo

sienta el agua fría e intente despertar-

me y, de paso, doblegar este dolor de

cabeza que los mundanos compañeros

llaman resaca. Mil veces puto Santiago.

Salgo. Descubro las huellas de mis pies

estampados con la humedad en el suelo

de losas blancas y frías. Entro otra vez a

mi cuarto, me quito la toalla y la lanzo a

donde mejor caiga. Me recuesto sobre

la cama desnudo, vuelvo a sentarme y,

como nunca, veo resentidamente a mi

cuarto revuelto e impregnado de un

olor a cigarro que no termina de disi-

parse para cuando prendo otro. Puto

Santiago. Y me revuelvo como inten-

tando llorar y me veo sonriendo mien-

tras mi cuerpo se va cubriendo de la fa-

tiga del sábado. Me visto con las ropas

limpias que tengo a la mano, me calzo

las zapatillas viejas y bajo sin mirar a los

costados. Todavía tengo ese aire de bo-

rracho y la cabeza me da vueltas: “re-

saca”, esa desagradable palabra resue-

na en mis pensamientos. Llamo a mi

madre y nadie contesta, llamo a papá y

nadie dice nada; me siento en el sofá de

sala, estiro el cuello a punta de un es-

fuerzo sobrehumano. Me detengo en el

aire y mis ojos se achinan un poco,

oculto mi rostro entre mis dedos. ¡Jodi-

do, imbécil, mil veces puto, Santiago!,

son las once cincuenta y dos de la ma-

ñana.

Siento como si mil caballos relincharan dentro de mi,

y las palabras mudas de mi madre en sus endemoniados

ojos, en sus facciones viejas que se acentúan con su

amargura, sin más palabras que todo lo que dice sin decir

nada. Y mi padre que seguramente mañana dirá algo,

si me encuentra despierto, por supuesto. Ya me imagino sus

reprimendas y sus castigos tontos, los cuales no cumpliré,

y sus cosas que, desde luego, no me importan.

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Page 48: Revista Contranatura N°6

Reino Fungi

Renato Amat y León*

REINO FICCIÓN

*Director de la Revista Libertalia.

tienen algo que ver con ello, pero no

puedo afirmarlo.

7

Las manchas de humedad han hecho

aparecer en algunas partes unas cosas

plomas parecidas a algodón. Según me

han dicho, son hongos y tengo que sa-

carlos de mi techo a como dé lugar; y

parece ser que tengo que hacerlo pron-

to, pues los que lo han dicho lo han he-

cho con cierto asco o repulsión.

8

Ayer pensé en limpiarlos, en liquidar-

los. Estaba echado en mi sofá, acababa

de terminar de ver una película de Von

Trier y entonces, con flojera de levan-

tarme hasta el DVD a poner otra, con-

templaba el techo con la mente en blan-

co. Veía esas diminutas criaturas plo-

Me aburro muchísimo, escucho

música y juego muchos video-1juegos, horas de horas presio-

nando botones con la vista fija frente al

televisor. También miro muchísimas

películas, algo de cinco al día. General-

mente veo a un solo director cada día,

Ayer le tocó a uno de mis favoritos: Tim

Burton. Creo que hoy será el turno de

Tarantino.

2

Hace un par de días comencé a leer

¡Que Viva La Música! La primer y única

novela que Andrés Caicedo publicó en

vida, ya que se suicidó el día que reci-

bió el primer ejemplar impreso de

aquel libro. “Yo tomé esta determina-

ción hace muchos años. Había un mo-

tivo, ahora no hay nada que hacer”,

dijo Caicedo, sonriente, a su enamo-

rada, quien lo contemplaba apagarse

poco a poco luego de haber tomado se-

senta pastillas de Seconal. Un maldito

en todo el sentido de la palabra. ¡Que

viva la música! Una novela fabulosa,

delirante, brutalmente enternecedora.

No quiero que se acabe nunca. Proba-

blemente llorare el día que llegue a esa

última página.

3

Me estoy implementando un horario.

Duermo cinco y media de la mañana,

despierto a golpe de una de la tarde dis-

puesto a desayunar. Almuerzo al ano-

checer y en la madrugada ceno; ade-

más me paso el día tomando leche, po-

co más de un litro diario. A mi madre,

quien vive conmigo, no le hacen mucha

gracia mis nuevos hábitos de sueño y

alimentación y trata de rectificarlos. Yo,

como buen adolecente, me rebelo e ig-

noro, olímpicamente, todas sus órde-

nes y sugerencias de dormir temprano

o comer a horas prudentes.

4

He empezado a ver ánimes de nuevo.

Hace mucho que no lo hacía, alguna

vez fui un gran fan de las series japo-

nesas (toda su cultura en general me

parece fascinante). Sin embargo hace

mucho perdí el interés en los ánimes y

mangas de los cuales era fanático. Aho-

ra estoy retomándolo con Code Geass,

una historia fenomenal armada alre-

dedor de uno de los personajes más

complejos y mejor construidos que ha-

ya visto en mi vida.

5

El Facebook se ha convertido en mi ún-

ica ventana al mundo. En los últimos

días, es el único lugar en el que me re-

laciono con otras personas. Siempre

odié las redes sociales, hoy las sigo odi-

ando pero me he convertido en uno de

sus más fervientes usuarios. Creo que

lejos de mis amigos, conocidos y fami-

liares, conectados sólo por una panta-

lla, estoy empezando a llevarme mejor

con ellos. Así de lejitos es más fácil que-

rerlos.

6

Hace unos días, por algún motivo des-

conocido para mí, aparecieron man-

chas de humedad en el techo de mi

casa. Sospecho que las lluvias, tan per-

sistentes en estas últimas semanas,

“Si perdí la razón, no fue por amor, fue por soledad”

Los Rodríguez, Diez años después.

Creo que lejos de mis amigos, conocidos y

familiares, conectados sólo por una pantalla,

estoy empezando a llevarme mejor con ellos.

Así de lejitos es más fácil quererlos.

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47

Page 49: Revista Contranatura N°6

13

Encendí el fuego de la cocina, encendí

todas las hornillas una tras de otra y

acto seguido coloqué una a una las cua-

tro ollas repletas de agua. No los deja-

ría morir de esa forma, el destino los

había traído hasta mí y era mi deber

cuidarlos, protegerlos. Subí al techo

con una manguera y un martillo y em-

pecé a golpear, a martillear, hasta que

conseguí agrietar un poco la superficie,

luego solté el agua de la manguera de-

jando que todo se inundara lentamen-

te.

14

Miré a los hongos y les pedí que no se

preocuparan, prometí que los salvaría,

que nos salvaría a todos. Ellos, simple-

mente, se quedaron mirándome, silen-

ciosos como siempre, sintiendo un po-

co de lastima por mí. Encendí un ciga-

rrillo y me recosté en el sofá. No pasó

mucho tiempo antes de que me que-

dara dormido envuelto entre las nubes

de vapor.

15

Ha pasado ya un mes desde que des-

perté; cuando mi madre regresó de la

playa no pudo reconocerme, por lo que

piensa que me he escapado de la casa.

Creo que ya está empezando a aceptar

que no volveré. No obstante, yo, desde

lo alto, contemplo todo lo que pasa bajo

este techo. Me siento a gusto aquí en

compañía de quienes más amo, mis

hongos. Todos ellos son muy amables,

muy buenos conmigo, son mis amigos.

16

Ahora, desde el techo, veo con preocu-

pación, cómo mi madre (trapo en ma-

no) jala un banco para limpiar y aniqui-

lar finalmente a aquellas criaturas del

reino Fungi, que, por algún motivo

inexplicable siente son las culpables de

que su hijo se haya ido para siempre.

Arequipa, Enero del 2011

mizas por las cuales supuestamente de-

bía sentir repulsión y a las que debía eli-

minar con apremio y, sin embargo, sen-

tía algo más bien parecido a la ternura

al observarlas. Pensar que ha surgido

vida en el techo de mi casa, por impro-

bable que esto pareciera para mí, hace

que me invada una sensación de pena o

tristeza cada vez que pienso en matar-

los.

9

Según he averiguado en Internet, los

hongos no son plantas como yo había

pensado. De hecho pertenecen a otro

reino y son criaturas muy diferentes.

Además, el hecho de que hubieran apa-

recido en mi techo no resultaba tan sor-

prendente como yo pensaba, ya que,

donde hay humedad, ellos nacen.

10

Hace varios días que no hay manchas

de humedad pero ellos siguen allí, no

pareciera que tengan intensión en irse.

11

He empezado a conversar con los hon-

gos, saben escuchar, tiene el don del si-

lencio, lo cual vuelve de un valor ines-

timable su amistad. Me siento feliz en

compañía de mis hongos. Mi madre se

irá quince días a la playa. Quería que la

acompañe, pero yo preferí quedarme

con ellos, mis amigos, haciéndonos

mutua compañía, disfrutando, dulce-

mente, de nuestra soledad.

12

Ayer cuando desperté, note que mis

amigos del reino Fungi empezaban a

desaparecer. Cada vez son menos y

pronto ya no quedara ninguno. Se irán

y no hay nada que yo pueda hacer para

evitarlo. Un día, cuando despierte, ha-

brán terminado de esfumarse. Habrán

desaparecido de la noche a la mañana,

tan intempestivamente como cuando

llegaron. Pronto estaré solo nueva-

mente.

Más que un relato sobre la locura;

sobre la lucidez. Más que la

descripción del proceso de

deshumanización; la empatía con

seres que no andan a dos pies y que

no hablan en nuestro idioma.

Por la vida, la cordura, la fortuna;

la desesperación y la esperanza; la

intimidad, la ternura, el

desvanecimiento, la desaparición.

He aquí una forma (la única forma

para el protagonista) de conocer...

el Reino Fungi.

Alex Rivera de los Ríos

“Nena”

(La Travesía 2013)

En estas historias hay

hombres rudos y muje-

res perversas. Son personajes que están

marcados por una herida o un estigma;

la mayor de las veces, lejano. En cada

cuento, la narración se hace más intensa

a medida que ese estigma se va reve-

lando. Y el narrador tiene la destreza de

hacer esto muy dosificadamente. Y de

manera paralela, en unos casos, se re-

vela la urdimbre que el personaje ha

maquinado para resarcir esa herida; en

otros, se trata de su rebelión, por ab-

surda que esta sea, ante la fatalidad. Pe-

ro en todos los casos, estos personajes

tienes sus pares cercanos: policía y cri-

minal, los hermanos; hay preferencia

por los amantes, incluso en sus versio-

nes homosexuales. Las historias hurgan

en la naturaleza de estas relaciones, en

sus formas y sus deformidades.

Jorge Monteza (Arequipa - Perú)

Al respecto, Pedro Novoa, ganador del

Premio de Novela Corta Mario Vargas

Llosa 2012, ha dicho: “...a través de una

prosa puntillosa, esmerada y hasta por

momentos preciosista Álex Rivera de

los Ríos nos lleva de la mano por am-

bientes diversos, mundos imaginarios

que se intercalan entre barrios, barria-

das, campos y ciudades."

la revista

la r

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Page 50: Revista Contranatura N°6

Qué viva la música!, su única no-

vela terminada, llegó a mis manos ¡en una casa-refugio de Miraflores,

que solía llenarse de escritores y curio-

sos (entre estos últimos, yo), una vez a

la semana. Una esquina en el barrio de

La Chavela, que en Colombia pudo ha-

berse llamado Ciudad Solar, la casa to-

mada por jóvenes, liderados por An-

drés, para formar el Cine-club de Cali,

el círculo de estudios, la gallada de las

rumbas… Para Caicedo, era insensato

vivir más de veinticinco años; la edad

en que nuestras fallas mentales se ha-

cen irremediables, por eso se suicidó el

mismo día en que recibió su novela im-

presa. No había más qué hacer. La lite-

ratura fue su enfermedad terminal. Fue

el mártir adolescente de una genera-

ción que creció en las ciudades, en las

calles ruidosas y violentas, lejos del rea-

lismo mágico. Más exactamente, su

muerte fue la culminación más conse-

Orlando Mazeyra

Guillén: Mi Familia y

otras miserias

El libro, precedido por

el respaldo de la crítica y prensa tanto

nacional como extranjera, se estructura

de 32 relatos, todos autónomos, escri-

tos con una prosa ágil que no desperdi-

cia ritmo y cierto tono poético en sobre

adjetivaciones y descripciones vanas.

El lector enfrenta historias breves pero

profundas que le impactan por su du-

reza y por tocar fibras que están pri-

mordialmente ligadas a la nostalgia, la

violencia implosiva que entraña la san-

gre y el crecimiento en esos espacios de

sordidez, mundanidad y rutina que

lindan con la locura, falta de épica y

necesidad de normalidad, que han ido

edificando la clase media y la vida

suburbana. ***

Mazeyra en definitiva, construye diá-

logos, momentos y vidas que nos llevan

a reflexionar e interrogarnos del mismo

modo que él en calidad de autor indaga

en la cuarta dimensión de su oficio y los

procesos de escribir… porque, por si no

lo saben, en la ficción –la ficción genui-

na, por supuesto, que es la que aspiro a

escribir– cada golpe va sobre uno mis-

mo.

Daniel Rojas Pachas (Arica - Chile)

Puede adquirirlo en Librería Aquelarre

Calle San José 216-A, Arequipa o al

núm. cel. 958235433.

Andrés Caicedo:

música y cinesífilis

Jordán Jauregui*

CINEPATÍA

*Paciente de la Facultad de Derecho de la Uni-

versidad Nacional de San Agustín. Tal vez sea

dado de alta en breve.

Porque ha sido necesario mucho cine y mucho

sol y mucha salsa para comprender, que ellos

(la gente bonita) son los que huelen mal, hermano.

cuente de su obra. Podía pasar días de

fiesta en fiesta, pero siempre llevaba su

máquina de escribir, ¨Pepito Metralla¨,

como la llamaban sus amigos, porque

incluso en esas noches, en medio de la

Este artículo está escrito para mujeres

jóvenes que bailen. Los demás pueden

prescindir del mismo.

Hay que alertar al espectador, darle conciencia

del peligro que significa el acto aparentemente

trivial de ir al cine, convencerlo de que la

mayoría de veces detrás del producto se

encuentra una ideología dirigida en forma

vertical contra el consumidor.la revista

la r

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Page 51: Revista Contranatura N°6

Luis Ospina, mantiene una pos-

tura irreverente y audaz frente a

los grandes mitos del cine (des-

troza a La Naranja Mecánica, eleva

el genio de actores tomados, por

entonces, a la ligera como Jerry

Lewis). Su vida perdió los límites

con la ficción. El hombre se hizo

terriblemente humano cuando to-

mó conciencia del tiempo. Se afec-

taba por el terror (y quería expre-

sarlo como latinoamericano), es

decir, tenía conciencia de éste, tan-

to como del tiempo; sentía eso que

un día, charlando con un amigo,

suas, lo saca, plasta, pedacito de in-

fierno, te maté araña. En la sala de

proyección, se recrea una de las

experiencias más parecidas al tra-

bajo del inconsciente. La oscuri-

dad le sugiere un estado a la men-

te; y entonces surgen imágenes.

Para ver cine, no hace falta saber

leer, sino entender un nuevo len-

guaje. Sólo el espectador cineasta

es el que, cuando no está haciendo

una película, se puede llamar ci-

néfilo. AC vivía una fértil promis-

cuidad entre el cine y la literatura, a

costa de otras cosas, como las comunes

relaciones sociales. En la mencionada

novela, la protagonista, que también es

la autora. Recomienda los discos que

escuchó mientras escribía, casi en vez

de un índice, como para crear un sound-

track que acompañe a la lectura. El rock

y la salsa se unen en una euritmia afri-

cana, que solo aquella época, en los ex-

tremos, el nortecito y el sur, del Cali-

calabozo, pudo juntar a Richie Ray, Eric

Clapton, Willie Colón y los Rolling

Stones.

El libro miente, el cine agota, quémenlos ambos y no dejen sino música.

Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos buenos amigos.

Tú, no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.

Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.

No te sientas llenecita nunca.

Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista.

Olvídate de que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman "normalidad sexual", ni esperes que el amor te traiga paz.

Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato.

Para la timidez, la autodestrucción.

Adonde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines. Aprende a sabotear los cines.

Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias.

Es prudente oír música antes del desayuno.

Come de todo lo que sea malo para el hígado: mango biche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos

Tú, no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas. Incomunica el dato.

Fuguet describe a

Caicedo de la

siguiente manera:

“Es la idea del

cinéfilo como

mártir, el post

adolescente

latinoamericano

alienado con

Hollywood, el

solitario que se

comprometió con

la pantalla

mientras todos

solidarizaban con

la causa”.

música y la gente, no dejaba de teclear.

Miraba ocho películas al día, escribía

infatigablemente, dirigía la única revis-

ta de cine en su país, gestionaba activi-

dades culturales, era internado en cen-

tros siquiátricos, dado de alta meses

después, por una sobredosis, dado por

muerto de nuevo; y todavía le quedaba

tiempo para una novia. Hay que alertar

al espectador, darle conciencia del peli-

gro que significa el acto aparentemente

trivial de ir al cine, convencerlo de que

la mayoría de veces detrás del producto

se encuentra una ideología dirigida en

forma vertical contra el consumidor.

Tartamudo, pelilargo, fatalista y poco

práctico. Así lo recuerda, encantada,

Patricia Restrepo. Celoso, posesivo, ex-

trañamente machista; así era él con ella.

Tenía una capacidad afectiva ilimitada

cuando encontraba afecto –diría uno de

sus (pocos, buenos) amigos después–.

Se enamoraba de las actrices que veía

en la pantalla, las otras mujeres no lle-

gaban a ser tan perfectas. Kim Novak,

que no por pocas razones, para la críti-

ca, era la peor actriz del mundo; era

para él la gran ilusión perdida, la gran

mentira que es el cine, y la mejor actriz

del mundo. En sus artículos de cine, re-

copilados por Sandro Romero Rey y ¨Pepito Metralla¨

Actualmente, en Colombia, se está

filmando una película sobre esta obra,

que parece querer recrear oportunista-

mente la historia. No sería raro que ter-

mine siendo una telenovela mexicana.

Los tiempos han cambiado, hoy los

gruesos lentes que usaba Andrés se

consideran cool. Tal vez ésa sea una ra-

zón justificada para suicidarse. María

del Carmen Huerta, la mona rubia que

nos cuenta su viaje en primera persona,

finalmente, nos deja unos consejos:

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Page 52: Revista Contranatura N°6

n Vivir, película de Akira Kuro-

sawa, el protagonista es Kanyi EWatanabe, un burócrata vetera-

no sin iniciativa ni interés de servicio,

que es jefe de la Oficina de ciudadanos

del ayuntamiento de la ciudad, en la

cual, como en otras oficinas públicas,

se labora —o se supone que se labora,

mejor dicho—, entre torres de pa-

peles inmóviles que nunca pa-

recen menguar. Entre tantos ca-

sos sin solución hay uno espe-

cial: el de un canchón de aguas

putrefactas que varias vecinas

humildes piden transformar en

un parque recreativo, habiendo

sido rechazadas en cada oficina

del ayuntamiento y enviadas a

alguna otra, perdiendo finalmente to-

da esperanza en la burocracia local,

que las trató sin ninguna considera-

ción.

Preocupado por constantes molestias

estomacales, se entera el señor Wata-

nabe de que un cáncer acabará con él en

menos de un año, y al notar que ha pa-

sado muchos años como un muerto en

Vivir, de Akira Kurosawa:

ética y poética de la

secuenciación cinematográfica1

Carlos Bellatín*

CINE DE CO-RAZÓN

*

1.

Carlos Bellatin, estudió ingeniería electrónica

en la Unsa. Cultiva la música y la poesía, in-

vestiga en ciencias y humanidades. Escribe ha-

bitualmente en su blog: Escritos de Co-razón.

Según el DRAE, en cinematografía, una se-

cuencia es una serie de planos o escenas que en

una película se refieren a una misma parte del

argumento. Con “secuenciación” nos referimos

a la disposición organizada de las secuencias

en el guión de la película.

vida por procurar lo mejor para su hijo,

sin buscar una nueva pareja y calen-

tando el asiento inútilmente en una ofi-

cina, decide recuperar el tiempo perdi-

do y busca superar su angustia en la

juerga nocturna y en el acerca-

miento a su hijo y a su herma-

no (su única familia), sin con-

seguirlo en ninguno de los ca-

sos.

Deja de asistir a la oficina y una

joven subordinada suya lo en-

cuentra por casualidad y le pi-

de que firme su renuncia al

ayuntamiento, donde se siente

frustrada por la parálisis buro-

crática, y Watanabe se ve de pronto con-

tagiado por la alegría y el amor por la

vida que muestra la muchacha a pesar

de su pobreza. Pasan una noche diver-

tida en algunas atracciones recreativas

de la ciudad y después él termina per-

siguiéndola, ante la incomodidad de

ella, en busca de la fuente de su alegría.

Ella, no muy segura de tener la res-

puesta, al decirle que en su nuevo tra-

bajo como obrera en una fábrica de ju-

guetes, es feliz porque siente que juega

con todos los niños, inspira a Watanabe,

quien pronto regresa a la oficina y de-

sempolva el expediente del canchón de

aguas pútridas, esperando reimpulsar

la frustrada construcción del parque.

Cinco meses después, muere el señor

Watanabe, apaciblemente, columpián-

dose una noche nevada en el parque

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Page 53: Revista Contranatura N°6

los atados de expedientes avejentados,

unos sobre otros, sobre el escritorio, sin

personaje alguno en ese plano final de

la escena.

Aunque no es el fin de la película, esta

ha culminado en términos narrativos.

Es decir, nada de lo que vemos a con-

tinuación es novedad para nosotros. Se

nos muestra enseguida una escena de

júbilo en el nuevo parque. Un plano se-

cuencia nos lleva desde los niños ju-

gando y una madre llamándolos, a la

figura de Watanabe contemplando su

obra, en plenitud, desde un puente que

se alza sobre aquella, con el sol de la

tarde iluminando tras sus pasos armo-

niosos.

La secuenciación en Vivir encierra algo

más allá de los ricos recursos posibles

de montaje: una significación subjeti-

vante o, tal vez debamos decir, subli-

minal, que, en lo perturbadora que es,

deja en el espectador la facultad de re-

solver el problema por sí mismo.

Las promesas y buenos propósitos del

velorio, si pueden despertar cierta sa-

tisfacción en un sentido social, en el es-

pectador humano, son enseguida aba-

tidos por la actitud del nuevo jefe se-

cundado por la cobardía de sus subal-

ternos, cuando todos vuelven a la ofi-

cina. La película nos dejó en nada. La

expectación de los valores humanos,

descubiertos y cultivados por Kanji Wa-

tanabe en los últimos meses de su vida,

con los que termina dando sentido a

una existencia hasta entonces infructí-

fera —ensalzados por recursos del cine

usados con maestría, como elipsis, fra-

ses epifánicas y flashbacks—, se nos con-

figura ahora como la simple epopeya

irrepetible de un personaje único: es la

historia de Kanji Watanabe, no la que

podría ser la de cualquier otro; la co-

bardía es norma, la desidia y el indivi-

dualismo gobiernan, y se esconden tras

rumas de miedos y pretextos. Volve-

mos a la cruda realidad: los Kanji Wa-

tanabe no abundan, pues.

Pero quiso el realizador dejarnos otra

imagen al final de la película. Algo que

hizo después en su genial película Los

sueños de Akira Kurosawa, en que des-

pués de mostrar los alcances y las limi-

taciones de la voluntad humana, las mi-

serias de la guerra y un posible futuro

distópico con tragedias nucleares (aca-

so adelantándose al desastre de Fuku-

shima) y monstruosidades naciendo y

expiando las culpas de una humanidad

insipiente, nos presenta una aldea que

decide volver a la naturaleza, redescu-

briendo su esencia humana, una aldea

en que hasta la muerte, natural, es una

razón más de paz y regocijo.

Quiso el realizador que una secuencia

luminosa rompiera la desazón del fra-

caso social en Vivir: no todos son Kanji

Watanabe pero vean cuán grande es lo

que se puede hacer. Y cuán bello. Sin ser

un logro épico: no es la libertad de un

país ni las vidas de millones de perso-

nas. Es un parque en un barrio. Los neu-

rocientíficos han dado recientemente

con una clave de la felicidad. Akira Ku-

rosawa se adelantó medio siglo: dar y

servir es Vivir.

recién acabado; y asistimos a su velo-

rio. Las mujeres que habían sido ningu-

neadas le lloran mostrando el amor y el

respeto que ahora sienten por Watana-

be. Los políticos electoreros que presi-

den el ayuntamiento se arrogan la con-

sumación de la obra, pero una vez que

se retiran del velorio, los funcionarios

medianos –incluido el que sucederá al

difunto en la jefatura de la oficina– y

otros personajes se quedan libando y

discutiendo detalles que, representa-

dos por una serie de flashbacks, nos ha-

cen saber cómo Watanabe tuvo que

mover cielo y tierra para sacar adelante

la obra, contra la burocracia anquilosa-

da e incluso contra una mafia que que-

ría usar el terreno con fines mercanti-

listas. Siguen libando y se emocionan

cada vez más con el recuerdo de Wata-

nabe, a quien consideran un hombre

ejemplar, y finalmente se prometen, vo-

ciferando, ya afectados por el alcohol,

ser útiles y servir a la población, al

ejemplo de Watanabe… todos excepto

uno que, durante la algarabía, sólo se

acerca al féretro a hacer una reverencia,

el mismo que hacía algunos minutos

les había lanzado tamaña pulla cuando

todos convinieron en que Watanabe

había cambiado por saber que le que-

daba poco tiempo de vida. El nuevo jefe

dijo que ellos quizá habrían hecho lo

mismo y él les espetó: “Y quién sabe

cuándo moriremos nosotros”.

Luego de tal juramento de copas, se cie-

rra la escena y pasamos a la oficina, en

horario de trabajo con todos sentados

en sus lugares, al día siguiente o quizás

unos cuantos días después del velorio,

con el nuevo jefe en el lugar que dejó

Watanabe. Llega una solicitud de los

pobladores por un problema surgido

en el espacio público y el nuevo jefe

manda a enviarlos a otra oficina. El

funcionario que se mantuvo al margen

de los juramentos de cogorza se exas-

pera y en un arranque airado se levanta

de su silla, haciéndola caer, protestan-

do por la hipocresía de la que está sien-

do testigo. Hay mutismo general y mi-

radas retraídas y asustadas. El nuevo

jefe se quita los anteojos y mira con se-

riedad amenazante. Todos regresan a

su rutina y el díscolo, algo avergonza-

do, recoge su silla, se sienta y, como

queriendo pasar inadvertido, se es-

conde tras rumas de papeles que dor-

mitan sobre su escritorio, no sólo de la

gente de la oficina sino de nosotros: los

espectadores, que quedamos viendo

La expectación de los valores humanos descubiertos y culti-

vados por Kanji Watanabe en los últimos meses de su vida

se nos configura ahora como la simple epopeya irrepetible

de un personaje único: es la historia de Kanji Watanabe,

no la que podría ser la de cualquier otro; la cobardía es norma,

la desidia y el individualismo gobiernan, y se esconden tras

rumas de miedos y pretextos. Los Kanji Watanabe no abundan.

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Page 54: Revista Contranatura N°6

PATAFÍSICA

Y CAPÍTULO 55 Jueces cronopios

y Jueces Fama Una especie

de bomba atómica

Maria del Carmen Silva Vargas

Ya han pasado cincuenta años desde la publicación del nuevo mundo: el mundo de Horacio Oliveira, de la Maga, del Club de la Serpiente, de la antinovela, de Cortázar.

Mediante una Rayuela se nos acomodaron las páginas y jugamos con tanto París, con tanto Buenos Aires, con tanto Boom.

Contranatura, la revista, se aúna a las celebraciones por los 50 años de Rayuela mediante artículos que tributan a ese escritor-lector, para que con ellos juguemos el juego Mayor:

Porque queremos tanto a Cortázar. y porque Todos los juegos, el Juego.

Rayuela

Jaime CoaguilaJulio Cortázar por sí mismo

la revista

Page 55: Revista Contranatura N°6

PATAFÍSICA

Y CAPÍTULO 55

Maria del Carmen

Silva Vargas*

50 AÑOS DE RAYUELA

*Estudiante de la Universidad Católica de

Santa María de Arequipa.

nsinuación al lector cómplice

“A su manera este libro es muchos li-Ibros, pero sobre todo es dos libros. El

primero se deja leer en la forma corriente, y

termina en el capítulo 56 (…) El segundo se

deja leer empezando por el capítulo 73 y si-

guiendo luego en el orden que se indica al

pie de cada capítulo”.

Luego de esas primeras líneas nos divi-

dimos en dos grupos: los que decidie-

ron su primera vez en forma tradicio-

nal y los que la decidimos en forma ra-

yuela.

Varios alegan haberla leído dos veces

para no perderse de nada. Lo encuen-

tro normal ya que es un libro que se

presta a ser releído y repasado, pero la

primera lectura de esta atípica obra a mi

parecer denota mucho.

Instinto, es cuestión de instinto.

El lector-pasivo iniciará pulcramente en

el capítulo 1, terminará en el capítulo 56

y si las circunstancias le son favorables

y el apetito no quedó saciado, irá al 73 y

comenzará a saltar concienzudamente

sobre páginas ya leídas en busca de re-

tazos nuevos pero sin esa frescura que

encontró el lector-activo quien sin no-

ción previa trastabilló sinsentido y fue

apreciando como a un cuadro de Kan-

dinsky –quizás un Vieira da Silva pero

no un Mondrian– esa historia encandi-

lada que es Rayuela.

Se trate de un lector pasivo o de uno

activo, para ambos habrá ciertos gui-

ños a lo largo de la obra, quiero desta-

car solo un par. Advierto que pueden

resultar nimiedades sobre todo para el

concienzudo lector, prudente y racio-

nal, pero qué más da.

Patafísica

“con la Maga hablábamos de patafísica has-

ta cansarnos, porque a ella también le ocu-

rría (…) caer de continuo en las excepcio-

nes, verse metida en casillas que no eran las

de la gente, y esto sin despreciar a nadie, sin

creernos Maldorores en liquidación ni Mel-

moths privilegiadamente errantes”

Maldorores y Melmoths. Dos protago-

nistas de extrañas obras. Maldor el hé-

roe sádico y cruel en abierta oposición a

la idea de Dios, que inicia su lucha en

escenarios surrealistas. Melmoth, el

terrorífico errante que por un diabólico

pacto llega a vivir doscientos años y ya

.......

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Page 56: Revista Contranatura N°6

texto y entremos a recrear en compli-

cidad suya, una excepción más al no

imponernos un estricto orden racional.

Por ello me atrevo a conjeturar el apar-

tado siguiente:

Número 5

El capítulo 55 ¿por qué no aparece en la

secuencia del Tablero de Dirección?

En la lectura tradicional es leído, es el

penúltimo antes de las tres vistosas es-

trellitas que ponen “fin” a la obra. No

dice nada fuera de lo común; ilustra la

escena en que Talita, ofuscada y tem-

blorosa se abraza a Traveler y le cuenta

lo ocurrido esa noche: Horacio está de

guardia en el manicomio y al verla ju-

gando a la rayuela, la confunde con la

Maga. Uno de los internos baja al cuarto

que funciona como morgue, Horacio al

verlo salir de allí, va para verificar que

todo esté en orden pero Talita al notarlo

tan fuera de sí, teme se haga daño, lo

sigue y allí deja de ser ella y se vuelve la

Maga. Horacio viendo únicamente a la

Maga, le da un beso. Todo el rollo se

cuenta en el capítulo 54, en el 55 solo

está la débil narración de Talita a Tra-

veler, inquieta por saber que Horacio

estaba delirante, y ella comenzaba a ser

solo una imagen de alguien más, ya no

Talita, solo la imagen de alguna otra

quizás ahogada en el Sena o algún otro río,

tal vez uno metafísico.

¿Por qué no aparece en la lectura de sal-

tos preparada para el lector-activo? No

cambia la trama, es más, es casi idéntico

al capítulo 133, pero hay cierta cues-

tión. Creo que el punto singular es solo

la figura del doble 5.

Los números siendo vistos desde un

punto menos lógico, pueden ser sím-

bolos sin una connotación puramente

matemática o física, sin implicancia en

alguna ciencia. A esta visión responde

la Numerología, un sistema poco orto-

doxo que intenta relacionarlos con un

significado oculto o una repercusión

sobre seres y acontecimientos.

Desde los estudios realizados por Pi-

tágoras se han conservado ciertos pos-

tulados, muchos ven en los números

una especie de código universal ya que

todo lo existente en él emite un sonido-

vibración que puede ser cifrado preci-

samente en números –como sucede con

las notas musicales–. Por ende del 1 al 9

se atribuye una característica o signi-

ficado determinado.

Según un sitio web –al menos no neta-

mente esotérico– el 5 tiene ciertos ras-

gos que me recuerdan al boom dentro

de Rayuela. Transcribo:

¿Cuál es el significado e interpretación

del número 5?

El 5 es la vibración numerológica aso-

ciada a la búsqueda intelectual.

Cinco: “Búsqueda, movimiento y li-

bertad”.

Alfred Jarry –quien la inventó “La 'Pa-

tafísica es la Ciencia de lo Particular, de

las leyes que rigen las excepciones (…)

vincula cada cosa y cada hecho, no a

una generalidad (que en el fondo es

solo un medio de soldar excepciones

entre sí), sino a la singularidad, que

hace de cada uno de ellos una exce-

pción” (Cippolini, 2009, p.46-47).

¿Aún no tiene sentido? Bien, quizás en

unas líneas tomadas de Diálogo y De-

bate, obra de un conocido filósofo espa-

ñol, pueda comprenderse mejor el sen-

tido que adquiere estudiar, inmiscuir-

se, abigarrarse con lo Particular, con la

Excepción: "En el Universo predomina

la energía oscura y la materia oscura.

Sólo hay un 5 por ciento de materia vi-

sible, y de ella casi toda está concen-

trada en estrellas, galaxias, agujeros ne-

gros, gases intragalácticos e interga-

lácticos, etc. Incluso, en el sistema solar,

el único del que sepamos que contenga

vida, la vida se limita a una finísima ca-

no anhela más que morir. Dos tristes fi-

guras graves y crueles, en el fondo más

angustiadas que macabras, dos perso-

najes melancólicamente excepcionales.

Cortázar sitúa a Horacio y a Lucía –la

Maga– en el mundo de las colisiones

extravagantes, llena sus vidas de me-

nudas ocurrencias pero sin someterlos

a la extrañeza de Maldor o Melmoth,

no hace de sus encuentros una guerra

brutal ni un tétrico revolotear vaga-

bundo. Son solo parte de una historia

cotidiana llena de excepciones. ´Pata-

física.

Para quien aún no se haya familiariza-

do con ese asunto, transcribo un ex-

tracto de la obra más peculiar que ten-

go en mi poder –'PATAFÍSICA: epíto-

mes, recetas, instrumentos y lecciones

de aparato; un antilibro precioso com-

pilado por Rafael Cippolini–, en nin-

gún otro lado encontré definición más

honrada, ni si quiera en los escritos de

pa superficial en el pequeño planeta

Tierra. La vida es sumamente excep-

cional. Incluso aquí, donde la hay…

¡compara la sangre de nuestras venas

con el agua del océano! Si los milagros

no son cosas imposibles, sino impro-

bables y maravillosas, la vida es el más

obvio milagro" (Mosterín, 2010, p.23).

Llamémosle al Milagro, por ahora, Ex-

cepción.

La 'patafísica despunta la grandeza en

las excepciones, pero no las ve como

tales. Sitúa lo maravilloso, excéntrico y

extraordinario, en lo cotidiano. Cortá-

zar como patacesor honorario, nos su-

merge en el jazz, el contexto cultural y

artístico de los 60´s y las imprescindi-

bles morellianas –pequeños escritos

que sazonan la lectura en forma rayue-

la-; la belleza de incidir en todo ello es

parte de su encanto, Julio nos llevó de

un lado a otro, tropezando, compo-

niendo, dejando que deshagamos su

La 'patafísica despunta la grandeza en las excepciones,

pero no las ve como tales. Sitúa lo maravilloso, excéntrico

y extraordinario, en lo cotidiano. Cortázar como patacesor

honorario, nos sumerge en el jazz, el contexto cultural

y artístico de los 60´s y las imprescindibles morellianas

–pequeños escritos que sazonan la lectura en forma rayuela-.

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Page 57: Revista Contranatura N°6

El dígito 5 representa la energía intensa

y movediza. Representa la estrella de 5

puntas; el hombre de Leonardo Da Vin-

ci es el arquetipo de este dígito: la aper-

tura mental con su cabeza hacia el cielo,

los brazos abiertos buscando libertad, y

sus piernas afirmadas a la tierra, ape-

lando a sus raíces. La armonía entre los

deseos del cuerpo y de la mente, el

hombre completo.

En la Numerología, el número 5 nos

enseña a evolucionar conectando el

Cielo y la Tierra, a desarrollar las cuali-

dades de adaptación, y nuestra capa-

cidad de libertad, movimiento y cam-

bio.

La libertad e independencia, la apertu-

ra mental, el cambio, la adaptación, el

movimiento y la búsqueda de nuevas

experiencias definen su significado.

Encontrarlo en cualquiera de las áreas

del Mapa numerológico de una perso-

na nos indica que ella se desenvolverá

de manera intensa y movediza, con es-

píritu aventurero, curioso y cambiante,

con gran sensualidad y libertad.

Y bien, es probable que lo tratado líneas

arriba sea lo menos considerado por

Cortázar al omitir el capítulo en el ta-

blero de direcciones, lo único cierto es

que lo omitió y de forma tácita nos lo

se-ñaló. Quizás lo haya omitido porque

en el capítulo 133 se narra lo mismo que

en el 55, incluso con mayor detalle –en

el 133 no se pierden ni resumen los pá-

rrafos como en el 55– está el mismo Tra-

veler esperando a Talita pero enume-

rando corporaciones inverosímiles y

luego regresa ella perpleja y angustia-

da por el beso y por ser la Maga…

Según la imaginaria Josephine Merrin,

personaje medianamente famoso en in-

ternet por su búsqueda del significado

de la ausencia del capítulo 55 –un artí-

culo publicado por un tal Edmundo

Martell quien figura como profesor de

griego y latín, con estudios teológicos

ya que fue seminarista y quien publica

en la web lajuntadecarter.com también

la numerología puede responder por

tan cuestionado capítulo. En realidad,

suposiciones existen muchas.

Sea cual fuere el instinto del lector: pru-

dente o aventurero, activo o pasivo, to-

dos entramos en complicidad a lo largo

de esos saltos cortazarianos que nos si-

tuaron en una ventana, balanceándo-

nos como Horacio Oliveira, emociona-

dos y descompuestos al vernos también

junto a la pileta: los Traveler, idénticos a

Horacio y la Maga pero con menos ima-

ginación. No sé quiénes encontrarán

más rarezas, quiénes disfrutarán más o

entenderán mejor este antilibro, puede

no importar, pero si alguno aún no ha

ojeado las morellianas, podría caer de

bruces como Horacio y quedarse allí,

paf se acabó. El resto, con un montón de

compresas frías en la cabeza, irá como

ese mismo Oliveira después de la caída

a casa de Gekrepten a comer tortas

fritas y divagará y seguirá en busca de

su mandala, conservará a los Traveler y

quizás un buen día su tejo al fin entre de

casilla en casilla, al Cielo.

Cuestiones en Rayuela hay sinfín, solo

cité dos por mera arbitrariedad. Con-

fieso que me detuve en lo que amé,

mejores cómplices citarían mejores pa-

sajes, yo me quedo con este para resu-

mir la 'patafísica y el significado extra-

vagante del número 5:

“Y esas crisis que la mayoría de gente con-

sidera como escandalosas, como absurdas,

yo personalmente tengo la impresión de que

sirven para mostrar el verdadero ab-surdo,

el de un mundo ordenado y en calma (…)

Los milagros nunca me han parecido ab-

surdos; lo absurdo es lo que los precede y los

sigue”.

El dígito 5 representa la energía intensa y movediza. Repre-

senta la estrella de 5 puntas; el hombre de Leonardo Da Vinci

es el arquetipo de este dígito: la apertura mental con su cabeza

hacia el cielo, los brazos abiertos buscando libertad, y sus pier-

nas afirmadas a la tierra, apelando a sus raíces. La armonía

entre los deseos del cuerpo y de la mente, el hombre completo.

Calle Siglo XX 204-A

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Lunes: Lorena Montes.

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Sábado: La Traviata.

Domingo: Juan Carlos Nalvarte

Artículos publicados via facebook de aparición interdiaria:

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56

Page 58: Revista Contranatura N°6

Jueces Cronopios y

Jueces Famas

Jaime Coaguila Valdivia*

SURREALISMO JURÍDICO

* Juez del Primer Juzgado de Investigación Pre-

paratoria de la Corte Superior de Arequipa.

1.

2.

3.

4.

5.

6.

PREGO GADEA, Omar. La Fascinación de las

Palabras: Conversaciones con Julio Cortázar. Bar-

celona. Muchnik Editores, 1985. Pág. 123.

VARGAS LLOSA, Mario. La Trompeta de De-

yá. Vid. www.geocities.com/wongcampos/19-

5m -vll-cortazar.pdf

Ibidem.

PREGO, O. Op. Cit. Pág. 123.

PREGO, O. Op. Cit. Pág. 135.

CORTÁZAR, Julio. Historias de Cronopios y de

Famas. 2da. Ed. Grupo Santillana Ediciones S.-

A., 2000. Pág. 131.

sábanas y el color de las alfombras. El

segundo se traslada a la comisaría y labra

un acta declarando los muebles e inmuebles

de los tres, así como el inventario del con-

tenido de sus valijas. El tercer fama va al

hospital y copia las listas de los médicos de

guardia y sus especialidades” . Esto de-

muestra que los famas dentro del cro-

nómetro de vidas moran esclavos de la

realidad y sus vicisitudes, por lo que su

rol dentro de la sociedad solamente

puede ser justificativo del orden im-

puesto, los famas confían ciegamente

en los relojes y están siempre prestos a

suprimir el azar mediante la extrema

planificación, dejan poco a la improvi-

sación y prefieren cumplir con su tra-

bajo antes que soñar o imaginarse si-

quiera que existe la felicidad.

Los jueces famas son aquellos funcio-

narios de la justicia empeñosos y com-

prometidos con su labor, cumplen con

fidelidad su Despacho diario y acatan

sin arrepentimientos la normatividad

vigente, no confían en el azar judicial ni

en la dinámica de los juegos de poder, y

se consideran una importante pieza

dentro de una maquinaria articulada

por miles de servidores públicos famas

que de manera incansable redactan re-

soluciones en oficinas apretadas y poco

iluminadas. Para los jueces fama lo que

6

. FASE MITOLÓGICA DE LA

JUDÍCATURA1El escritor argentino Julio Cortá-

zar rememora que la idea de escribir el

libro “Historias de Cronopios y de Fa-

mas” (1962) surgió una noche durante

un concierto en el teatro Des Champs

Elysées cuando vio flotar a su alrededor

unos globos de color verde y húmedos,

a los que inmediatamente bautizó co-

mo cronopios , luego surgirían casi por

contraposición los famas y las esperan-

zas. Muchos se preguntarán qué rela-

ción puede mediar entre aquella clasi-

ficación casi mitológica propia de los

juegos cortazarianos y la formalidad

inherente a la magistratura, lo cierto es

que el libro de Cortázar fue escrito para

luchar contra el pragmatismo, lo prefa-

bricado, las ideas congeladas por el

abuso, los prejuicios y sobretodo la bes-

tia negra de la solemnidad que a veces

también prolifera en el ámbito judi-

cial .

Para Cortázar los juegos son un refugio

para la sensibilidad y la imaginación y

donde los seres delicados se defienden

de las aplanadoras sociales para luchar

contra el pragmatismo y la horrible ten-

dencia a la consecución de fines útiles .

Es por ello propicio anotar que en dicha

medida la judicatura está actualmente

atrapada por el conservadurismo ante

un mundo incomprensible, absurdo y

lleno de peligros; por lo que es indis-

pensable imprimir

una nueva tóni-

ca al traba-

----------------------

1

2

3

jo legal que supere la fase mitológica de

una judicatura caracterizada por la su-

jeción al texto expreso de la ley y el con-

cepto de neutralidad científica e ideo-

lógica.

El modelo del juez iberoamericano de-

be nutrirse literariamente del espíritu

cortazariano y asumir que la vida pue-

de ser mensurable por un termómetro,

donde los seres humanos pueden clasi-

ficarse de acuerdo a sus interacciones

con el entorno social que los rodean; así

los cronopios son aquellos que tienen el

alma de los artistas y la poesía en sus

actos; los famas son los personajes bur-

gueses y los aburridos funcionarios del

sistema; y las esperanzas se asimilan a

aquellos “snobs” que no saben donde

ubicarse en el mundo, pero que les gus-

ta estar al lado de lo prestigioso . Den-

tro de este contexto un cronopio es con-

siderado ligeramente super-vida, un fa-

ma infra-vida y una esperanza para-vi-

da . Ahora bien, esta misma lógica apli-

cada al modelo de juez determina que

existan jueces famas, jueces cronopios y

jueces esperanzas, aunque para efectos

de este ensayo resulte mejor contra-

poner los jueces positivistas (fa-

mas) a los jueces poetas (cro-

nopios) en una clara defensa

de la super-vida o tal vez de la

poesía de la justicia en perjui-

cio de los rigores formales de

la ley.

2. EL BAILE DE LOS

JUECES FAMAS

Cuenta Cortázar que

“cuando los famas salen

de viaje, sus costumbres

al pernoctar en una ciu-

dad son las siguientes:

Un fama va al hotel y ave-

rigua cautelosamente los

precios, la calidad de las

4

5

la r

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57

Page 59: Revista Contranatura N°6

de sí algunos valores inmateriales y

una dosis de alegría cronopial que de

vez en cuando los obliga a cantar y mo-

verse cogidos de las manos al compás

del catalá/tregua/espera , esta danza co-

nocida como baile de los famas permite

recobrar las ilusiones de que el Derecho

no se ha perdido en medio de la razón

estratégica y que es muy probable que

incluso los jueces famas a veces sueñen

con un mundo de super-vida y por qué

no de super-justicia.

3. EL CANTO DE LOS JUECES CRO-

NOPIOS

Cuando un cronopio encuentran una

flor solitaria en medio de los campos,

juega alegremente con la flor, le acari-

cia los pétalos, la sopla para que baile,

zumba como una abeja, huele su perfu-

me y finalmente se acuesta debajo de la

flor y se duerme envuelto en una gran

paz .

Esta historia demuestra hasta que pun-

to los cronopios celebran la vida a pesar

de todos sus inconvenientes y en qué

medida descuidan la planificación y la

racionalidad de los famas, para en su

reemplazo adorar las emociones vitales

y al simple sol de cada mañana. Los

cronopios son como flores, porque se

muestran bellos en todo momento y

cantan canciones como si el cielo fuera

una bandeja, a pesar de que debido a su

entusiasmo se dejen atropellar por ca-

miones y ciclistas, caigan por la ven-

tana, pierdan lo que llevaban en los bol-

sillos y hasta la cuenta de los días .

Por su parte los jueces cronopios no se

desaniman por un mundo plagado de

injusticias, donde el sistema constituye

el principal obstáculo para revertir el

culto al procesalismo, sino más bien

sueñan un mundo mejor con una justi-

cia bella y equitativa. Los jueces crono-

pios resuelven los casos apelando a la

inteligencia emocional, los sentimien-

tos humanos y la imaginación literaria

al amparo de una gran responsabili-

dad social; para llegar a conseguir una

super-justicia que trascienda los límites

del positivismo jurídico anclado en rei-

teradas discusiones y extravíos técni-

cos a veces inútiles.

9

10

11

importa es el cumplimiento del deber,

el respeto al texto expreso de la ley y el

funcionamiento obediente del sistema

judicial de acuerdo al modelo económi-

co en boga, los jueces fama son los guar-

dianes de la seguridad jurídica y los

más severos defensores del procedi-

mentalismo.

Si bien es cierto Cortázar ha precisado

que la denuncia a través de los famas a

la burguesía frente a la libertad y la

poesía no ha sido deliberada , no obs-

tante la contraposición entre jueces cro-

nopios y jueces famas permite extraer

algunas conclusiones acerca del rol de

los magistrados dentro del panorama

judicial. En principio los jueces famas

se pueden asimilar al paradigma de los

jueces en tanto servidores neutros de la

ley, porque su rol solamente consiste en

eliminar las dificultades que se oponen

a la autorregulación mercantil y al or-

den público económico , para ello los

juristas de Estado adoptan al positivis-

mo jurídico y pueden considerarse

“mera boca de la ley”; y en segundo lugar,

los jueces fama como infra-vida también

son infra-Derecho y por tanto infra-jus-

ticia, de tal forma que su rol de cumpli-

miento de la ley carece de innovaciones

y poco aporta a la transformación de

una sociedad moldeada al ritmo de una

normatividad injusta.

Pero aunque parezca increíble los jue-

ces fama también albergan muy dentro

7

8

A la razón estratégica los jueces crono-

pios oponen la razón lúdica, no en vano

el propio Cortázar ha señalado que el

origen del libro se compara a un par-

tido de tenis , una metáfora que apli-

cada al Derecho puede sugerir que el

fenómeno jurídico puede ser entendido

como un juego en el que el azar tiene un

rol importante en las decisiones. En este

punto se impone la necesidad de un

juez intérprete en un universo babélico

de múltiples discursos e inmerso en me-

dio de una red de innumerables signi-

ficados producidos por heterogéneos

centros de poder, un problema que re-

sulta inmanejable para un juez fama pe-

ro que estimula la imaginación poética

de un juez cronopio.

La justicia cronopial se enfrenta direc-

tamente a la justicia formal de los famas

y el derecho cronopial desconstruye la

lógica deductiva del derecho fama, una

dialéctica que tiene su punto de con-

fluencia en el preciso momento en que

los jueces cronopios cantan y los jueces

fama bailan su célebre catalá/tregua/ca-

talá, este punto de comunicación a tra-

vés del arte revela que es posible re-

construir una justicia humana en base a

la super-vida.

Los jueces cronopios pueden encontrar

también a la justicia en medio de los

campos, acariciar dulcemente sus péta-

los y de pronto acostarse a su lado en-

vuelto en una gran paz.

El final de una justicia cronopial no es

sorprendente sino más bien una epifa-

nía cotidiana, una alegoría de lo simple,

como un grupo de globos verdes y hú-

medos flotando en un universo jurídico

hecho de vertiginosas comunicaciones.

12

7.

8.

9.

10.

11.

Prego, O. Op. Cit. Pág. 125.

CAPELLA, Juan Ramón. Fruta Prohibida. Una

aproximación histórico-teorética al estudio del

Derecho y delEstado. 4ta Ed. Madrid: Editorial

Trotta, 2006. Pág. 155.

CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 123.

CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 146.

CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 141. 12. Prego, O. Op. Cit. Pág. 134.

Realizando un análisis metafórico aplicado al derecho, se expone las

falencias, prejuicios y rigurosidades del rol de los magistrados, haciendo una contraposición de los llamados

jueces cronopios y jueces famas dentro de un panorama judicial.

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Page 60: Revista Contranatura N°6

DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ

17 de diciembre de 1958. Terminé una larga novela que

se llama «Los premios», y que espero leerán ustedes un

día. Quiero escribir otra, más ambiciosa, que será, me

temo, bastante ilegible; quiero decir que no será lo que

suele entenderse por novela, sino una especie de resu-

men de muchos deseos, de muchas nociones, de mu-

chas esperanzas y también, por qué no, de muchos fra-

casos. Pero todavía no veo con suficiente precisión el

punto de ataque, el momento de arranque; siempre es lo

más difícil, por lo menos para mí.

DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ

27 de junio de 1959. Usted cree que yo puedo quizá

llegar a ser un novelista. Me falta, como me dice, «un peu

de souffle pour aller jusqu'au bout». Pero aquí, Jean, inter-

vienen otras razones, y estas estrictamente intelectuales

y estéticas. La verdad, la triste o hermosa verdad, es que

cada vez me gustan menos las novelas, el arte novelesco

tal como se lo practica en estos tiempos. Lo que estoy es-

cribiendo ahora será (si lo termino alguna vez) algo así

como una antinovela, la tentativa de romper los moldes

en que se petrifica ese género.

Yo creo que la novela «psicológica» ha llegado a su tér-

mino, y que si hemos de seguir escribiendo cosas que

valgan la pena, hay que arrancar en otra dirección. El su-

rrealismo marcó en su momento algunos caminos, pero

se quedó en la fase pintoresca. Es cierto que no podemos

ya prescindir de la psicología, de los personajes explo-

UNA ESPECIE

DE BOMBA ATÓMICA

Julio Cortázar

CORTÁZAR EPISTOLAR

La aparición de Rayuela en 1963 conmocionó

el panorama cultural de su tiempo y supuso una

verdadera revolución en la narrativa en lengua

castellana: por primera vez un escritor llevaba

hasta las últimas consecuencias la voluntad de

transgredir el orden tradicional de una historia y

el lenguaje para contarla. Es quizás el libro donde

Cortázar está entero, con toda su complejidad

poética, con su imaginación y su humor.

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Page 61: Revista Contranatura N°6

un problema de escritura, porque

las herramientas con las que he es-

crito mis cuentos ya no me sirven

para esto que quisiera hacer antes

de morirme. Y por eso –es justo

que usted lo sepa desde ahora–,

muchos lectores que aprecian

mis cuentos habrán de llevarse

una amarga desilusión si alguna

vez termino y publico esto en que

estoy metido. Un cuento es una

estructura, pero ahora tengo que

desestructurarme para ver de alcanzar,

no sé cómo, otra estructura más real y

verdadera; un cuento es un sistema ce-

rrado y perfecto, la serpiente mordién-

dose la cola; y yo quiero acabar con los

sistemas y las relojerías para ver de ba-

jar al laboratorio central y participar, si

tengo fuerzas, en la raíz que prescin-

de de órdenes y sistemas.

En suma, Jean, que renuncio a un

mundo estético para tratar de entrar en

un mundo poético. ¿Me hago ilusiones,

terminaré escribiendo un libro o varios

libros que serán siempre míos, es decir,

con mi tono, mi estilo, mis invenciones?

A lo mejor sí. Pero habré jugado leal-

mente, y lo que salga será así porque no

puedo hacer otra cosa. Si hoy siguiera

escribiendo cuentos fantásticos me sen-

tiría un perfecto estafador; modestia a-

parte, ya me resulta demasiado fácil, «je

tiens le système», como decía Rimbaud.

Por eso «El perseguidor» es diferente, y

usted habrá pensado en él al leer estas

líneas tan confusas. Ahí ya andaba yo

buscando la otra puerta. Pero todo es

tan oscuro, y yo soy tan poco capaz de

romper con tanto hábito, tanta como-

didad mental y física, tanto mate a las

cuatro y a las nueve... Para subir a

la Santa María y poner proa al misterio

cine

hay que empezar por tirar la yerba a la

basura. Y con este mal anacronismo cie-

rro este capítulo que sin embargo estoy

contento de haber escrito para usted,

como una confidencia y un anuncio.

DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ

30 de mayo de 1960. Escribo mucho,

pero revuelto. No sé lo que va a salir de

una larga aventura a la que creo aludí

en alguna otra carta. No es una novela,

pero sí un relato muy largo que en

definitiva terminará siendo la crónica

de una locura. Lo he empezado por va-

rias partes a la vez, y soy a la vez lector y

autor de lo que va saliendo. Quiero de-

cir que como a veces escribo episodios

que vagamente corresponderán al final

(cuando todo esté terminado, unas mil

páginas más o menos), lo que escribo

después y que corresponde al principio

o al medio, modifican lo ya escrito, y

entonces tengo que volver a escribir el

final (o al revés, porque el final también

altera el principio). La cosa es terrible-

mente complicada, porque me ocurre

escribir dos veces un mismo episodio,

en un caso con ciertos personajes, y en

otro con personajes diferentes, o los

mismos pero cambiados por circuns-

tancias correspondientes a un tercer

episodio. Pienso dejar los dos relatos de

esos episodios, porque cada vez me

convenzo más de que nada ocurre de

una cierta manera, sino que cada cosa

es a la vez muchísimas cosas.

Esto, que cualquier buen novelista sa-

be, ha sido en general enfocado como lo

hizo Wilkie Collins en «The Moonsto-

ne», es decir, un mismo episodio «vis-

to» por varios testigos, que lo van con-

tando cada uno a su manera. Pero yo

creo ir un poco más lejos, porque no

Para entenderlo coloquialmente, de todas las acciones

de aprendizaje humano, un logro creativo u original

ocurre “una a las quinientas”; y el resto de tiempo de

aprendizaje nos la pasamos imitando, y aquí va la

clave: ¡imitando mucho más que otros animales! Pero

si se dan tan rara vez ¿cómo pueden estos pequeños

logros de creatividad configurar una cultura?

rados minuciosamente; pero la técnica

de los Michel Butor y las Nathalie Sa-

rraute me aburren profundamente. Se

quedan en la psicología exterior, aun-

que crean ir muy al fondo.

El fondo de un hombre es el uso que ha-

ga de su libertad. Por ahí se va a la ac-

ción y a la visión, al héroe y al místico.

No quiero decir que la novela deba pro-

ponerse esta clase de personajes, por-

que los únicos héroes y místicos intere-

santes son los vivientes, no los inven-

tados por un novelista. Lo que creo es

que la realidad cotidiana en que cree-

mos vivir es apenas el borde de una fa-

bulosa realidad reconquistable, y que

la novela, como la poesía, el amor y la

acción, deben proponerse penetrar en

esa realidad. Ahora bien, y esto es lo im-

portante: para quebrar esa cáscara de

costumbres y vida cotidiana, los ins-

trumentos literarios usuales ya no sir-

ven. Piense en el lenguaje que tuvo que

usar un Rimbaud para abrirse paso en

su aventura espiritual. Piense en ciertos

versos de «Les Chimères» de Nerval.

Piense en algunos capítulos de «Uly-

sses». ¿Cómo escribir una novela cuan-

do primero habría que desescribirse,

desaprenderse, «partir à neuf», desde

cero, en una condición preadamita, por

decirlo así? Mi problema, hoy en día, es

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Page 62: Revista Contranatura N°6

cambio de testigo, sino que le hago

repetir el episodio... y sale distinto. ¿No

le ocurre a usted, al contar algo a un a-

migo, darse cuenta en el momento que

las cosas eran diferentes de lo que

creía? A mitad del relato, un golpe de

timón desvía el barco. Lo justo, en ese

caso, es presentar las dos versiones. Pe-

ro como el lector se aburriría si tuviera

que leer dos veces seguidas un mismo

relato, en el que los cambios serían

siempre pocos con relación al total, he

fabricado una serie de procedimientos

más o menos astutos, que sería un poco

largo contarle ahora. Baste decirle que

el libro ocurre mitad en B. A. y mitad en

París (creo tener ya bastante perspec-

tiva de ambas como para hacerlo), pero

que con frecuencia los episodios se

cumplen en un «no man's land» que la

sensibilidad del lector deberá situar, si

puede. En realidad me propongo em-

pezar por el final, y mandar al lector a

que busque en diferentes partes del li-

bro, como en la guía del teléfono, me-

diante un sistema de remisiones que se-

rá la tortura del pobre imprentero... si

semejante libro encuentra editor, cosa

que dudo.

DE UNA CARTA A PACO PORRÚA

19 de agosto de 1960. Por carta es

siempre difícil decir algunas cosas, pe-

ro quiero que sepa todo lo que valoro

su opinión sobre lo que escribo. Ya se lo

dije, creo, en mi primera carta, pero a-

hora usted vuelve a emplear palabras

que me conmueven profundamente,

no por el elogio que encierran sino por-

que quien las dice es un crítico sin

concesiones. Un día le pediré que lea lo

que estoy haciendo ahora, y que es

imposible de explicar por carta, aparte

de que yo mismo no lo entiendo. Ignoro

cómo y cuándo lo terminaré; hay cerca

de cuatrocientas páginas, que abarcan

pedazos del fin, del principio y del me-

dio del libro, pero que quizá desapa-

rezcan frente a la presión de otras cua-

trocientas o seiscientas que tendré que

escribir entre este año y el que viene.

El resultado será una especie de alma-

naque, no encuentro mejor palabra (a

menos que «baúl de turco...»). Una

narración hecha desde múltiples án-

gulos, con un lenguaje a veces tan bru-

tal que a mí mismo me rechaza la relec-

tura y dudo de que me atreva a mos-

trarlo a alguien, y otras veces tan puro,

tan poco literario... Qué sé yo lo que va

a salir. Hay una sola cosa cierta, y es que

ya no sé escribir cuentos, y que «Los

premios» se ha quedado tan atrás que

me va a costar horrores corregir las pru-

ebas. Le cuento todo esto como una

manera un poco menos torpe que las

otras de decirle cuánta confianza tengo

en su amistad; y la alegría que me da

poder confiarle, por lo menos como

una primera impresión, lo que estoy

haciendo y lo que quisiera hacer.

DE UNA CARTA A PAUL BLACK-

BURN

15 de mayo de 1962. Casi he terminado

«Rayuela», la larga novela de la que te

he hablado varias veces. Como es una

especie de libro infinito (en el sentido de

que uno puede seguir y seguir añadiendo

partes nuevas hasta morir) pienso que es

mejor separarme brutalmente de él. Lo

leeré una vez más y enviaré el conde-

nado artefacto a mi editor. Si te interesa

saber lo que pienso de este libro, te diré

con mi habitual modestia que será una

especie de bomba atómica en el escena-

rio de la literatura latinoamericana.

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Page 63: Revista Contranatura N°6

egún Balzac, la novela es la his-

toria privada de las naciones, lo Scual supone la existencia de una

gran historia oficial, —narrada a partir

de acontecimientos fundacionales pro-

tagonizados por hombres excepciona-

les, quienes justamente hacen esa gran

historia— y de pequeñas historias al-

ternas de individuos cuyas acciones no

influyen más allá de la menuda cotidia-

neidad. Pero la afirmación de Balzac

también deconstruye la oposición entre

novela e historia, pues atribuye a la no-

vela la posibilidad de revelar lo que la

gran historia oculta, es decir que, de al-

gún modo, la historia oficial se nutre de

los relatos privados a los cuales, sin em-

bargo, relega al olvido. En última ins-

tancia, Balzac nos invita pensar la no-

vela como una indagación en las vidas

privadas donde las grandes decisiones

son trascendentales en la historia per-

sonal.

Escribir una novela sobre Flora Tristán

no es tarea sencilla, más aun si a esta la-

bor la precede una vasta bibliografía

histórico-política y una novela publi-

cada por un Nobel de Literatura. Sin

embargo, Aldo Díaz Tejada emprendió

el desafío de escribirla incorporando

nuevas entradas de lectura a un tema

que precisamente no tiene como eje

central la vida de la autora de Pere-

grinaciones de una pa-ria,

Flora en Babilonia

Carlos A. Caballero *

LITERATURA

terno; en Espejos de humo (Cascahuesos,

Arequipa, 2010) de Gregorio Torres

Santillana, el descubrimiento de un do-

cumento revelador de una conspira-

ción urdida en Arequipa contra Simón

Bolívar articula la trama de la novela; y

en Babilonia en América se ofrece un

panorama de las ideas políticas que ani-

maron los primeros años de la repúbli-

ca hasta sucesos tan recientes como el

Arequipazo. En estas tres novelas, se

plantea una narración del pasado des-

de el presente, para lo cual apelan a la

narración alternada, y en algunos ca-

sos, a la perspectiva narrativa múltiple,

que facilitan una lectura que vuelca la

mirada hacia el pasado en diálogo si-

multáneo con el presente.

Babilonia en América narra en dos tiem-

pos el romance entre Mariano Gan-

darillas —distinguido estudiante de le-

yes formado en la Academia Lauretana

de Artes y Ciencias de Arequipa— y la

célebre Flora Tristán, promediando el

siglo XIX, y el de su homónimo pariente

sino que la utiliza como pretexto para

narrar un periodo complejo y funda-

mental de nuestra historia —los convul-

sionados años de la naciente república del

Perú— y de este modo sugerir una lec-

tura contemporánea sobre la base del

contraste entre lo que fuimos y lo que

somos, en otras palabras, entre un

instante fundacional de la vida na-

cional y sus consecuencias futuras.

Paralelamente, hay un correlato en-

tre esa gran historia nacional pasa-

da y las pequeñas historias coti-

dianas del presente, es decir, entre

las grandes decisiones de los per-

sonajes que hacen la historia y las

decisiones privadas que también

configuran nuestra historia per-

sonal. Ambas líneas narrativas

constituyen el argumento de Ba-

bilonia en América (Tribal, Lima,

2012), primera novela de Aldo

Díaz Tejada.

Los novelistas arequipeños

vienen mostrando particular

interés por la narración histó-

rica, especialmente por el si-

glo XIX. El nido de la tem-

pestad (Tribal, Lima, 2012)

de Yuri Vásquez, traza una

genealogía de la violencia

política desde finales de la

colonia hasta la víspera

del conflicto armado in-

* (Arequipa, 1974). Crítico literario. Magíster

en Literatura Hispanoamericana por la Ponti-

ficia Universidad Católica del Perú. Integra el

equipo de investigación Cartografías Litera-

rias del Cono Sur y el Centro de Investigacio-

nes de la Facultad de Filosofía y Humanidades

de la Universidad Nacional de Córdoba, Ar-

gentina, donde viene realizando la tesis doc-

toral en Letras.

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Page 64: Revista Contranatura N°6

naciones que sometieron. Pero halla en

Mariano todo lo contrario a un indi-

viduo con una vida estropeada. Y aun-

que las observaciones del Mariano ac-

tual lucen retrógradas y autoritarias, la

mirada de Lauriane no es menos pre-

juiciosa. Este romance actualiza el de

Flora con Mariano Gandarillas en va-

rios aspectos que trascienden lo men-

cionado anteriormente. Peregrinacio-

nes de una paria ha sido frecuente-

mente criticada por las descripciones

racistas y estereotipadas de su autora,

propias de una mirada eurocéntrica. De

modo similar, aunque en sentido con-

trario, el desencanto de Lauriane, como

el de Flora Tristán, radica en que los

peruanos más distinguidos quieran asi-

milarse a toda costa al modo de vida

zonte poscolonial. Que en el Perú una

porción de la población mire al resto

con desprecio o no se sienta identifica-

da con el proyecto de nación, explica

Mariano, es una demostración palpable

del fracaso del Estado-nación europeo

aplicado en América Latina donde la

diversidad cultural no la hace viable. La

situación que Lauriane contempla y le

aqueja es resultado de las concepciones

europeas sobre el Estado-nación. Aquí

se advierte una crítica al multicultura-

lismo posmoderno, a las construccio-

nes de categorías analíticas desde Eu-

ropa, que no son funcionales cuando se

observa la realidad de las sociedades

periféricas a Europa. Que una estu-

diante francesa de teoría de género des-

conozca a Flora Tristán estando en Pe-

arequipeño —también estudiante de

Derecho— y la joven francesa Lauriane

Viane, a fines del 2001 e inicios de 2002.

El empleo de la narración alternada

mantiene correspondencia con el estilo

narrativo. La voz narrativa de cada his-

toria se caracteriza por su versatilidad:

por un lado, un narrador confidente,

desenfadado, cómplice, interpelador y

embromador respecto al Mariano del

presente; por otro, uno más moderado,

acucioso, prolijo en sus descripciones y

análisis, como es el narrador que pre-

senta la Arequipa de mediados del

siglo XIX. En tal sentido, cohabitan dos

registros diferentes para cada historia:

un narrador irónico, pleno de metáfo-

ras, chanzas y giros coloquiales, y un

narrador más sobrio y ponderado.

Elección que no parece antojadiza por

cuanto guarda relación con la perso-

nalidad de los protagonistas y sus con-

textos históricos.

Los personajes poseen contrastes que

enriquecen la historia. El Mariano del

siglo XXI es un joven desenfadado, de

clase media alta que no advierte límites

a su voluntad, convencido de que el

mundo está allí para tomarlo. Práctico

y conservador. Lauriane es más disi-

dente en lo académico —cursó estudios

de género, lo cual brinda una idea de su

posición intelectual—. En este aspecto,

los estudios de ambos son un referente

de sus mentalidades. También se hallan

analogías entre las parejas Mariano-

Flora y Mariano-Lauriane. Además de

ser pariente de Mariano Gandarillas, el

joven que conoció a la estudiante fran-

cesa durante una excursión a Macchu

Picchu también estudia Derecho; así

como Flora Tristán fue una ardorosa ac-

tivista política a quien se la reconoce

como precursora del feminismo, Lau-

riane siguió estudios de género, aun-

que confiesa desconocer en absoluto a

su compatriota Flora. Asimismo, Ma-

riano invierte la travesía de Flora Tris-

tán, de Arequipa a Burdeos, experi-

mentando vicisitudes acordes con la

época presente.

La novela expone el desencuentro de

los estereotipos acerca de lo europeo y

lo latinoamericano a través de Mariano

y Lauriane. Ambos reactualizan, pero

en otras coordenadas espaciotempora-

les, la tensiones del contacto cultural.

Lauriane arrastra una culpa histórica

que condena a los europeos como sa-

queadores colonialistas que echaron a

perder para siempre el futuro de las

Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la

Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-

no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del

ser humano, pero supremacía en relación a todas las

cosas que lo rodean y no entre los de su especie.

La novela expone el desencuentro de los estereotipos acerca de lo

europeo y lo latinoamericano a través de Mariano y Lauriane.

Ambos reactualizan, pero en otras coordenadas espaciotempora-

les, la tensiones del contacto cultural. Lauriane arrastra una cul-

pa histórica que condena a los europeos como saqueadores colo-

nialistas que echaron a perder para siempre el futuro de las na-

ciones que sometieron. Pero halla en Mariano todo lo contrario

a un indi-viduo con una vida estropeada.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. El poder Judicial y los excesos constitucionalizados del Tribunal constitucional.

europeo. Los usos y costumbres de la

mayoría de personas que conoció du-

rante su estadía en el Perú, más breve

que el de Flora Tristán, no está a la al-

tura del estereotipo que se construye

desde Europa: que sujetos de la perife-

ria occidental no estén conformes con

su identidad cultural y anhelen pare-

cerse lo más a los europeos la des-

concierta sobremanera.

Las réplicas de Mariano ante la preo-

cupación de Lauriane por la pérdida de

identidad cultural en el Perú son reve-

ladoras de la subsistencia de un hori-

rú, es posible interpretarlo como una

crítica al pensamiento posmoderno

francés adquirido como una impostura

intelectual distante de la realidad.

¿Cuál es la mejor forma de gobierno

para la naciente república? era la pre-

gunta que recorría los Estados-nación

latinoamericanos y el origen de las dis-

putas por el poder político. La separa-

ción de lo público y lo privado; del Es-

tado y la Iglesia; la intervención de los

académicos en los asuntos públicos; la

elección de una forma ideal de gobier-

no que confrontó a unitarios y fede-

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Page 65: Revista Contranatura N°6

rales, liberales y conservadores; el pro-

tagonismo de la Academia Lauretana

de Ciencias y Artes de Arequipa en el

ámbito de las ideas políticas posterior a

la declaración de independencia; la

gestación de una activa sociedad civil;

el centralismo limeño en pugna con los

florecientes regionalismos del sur; el

caudillismo militar; la emergencia de

una intelligentsia liberal en Arequipa;

y la influencia de personajes arequi-

peños notables en la vida política local

y nacional configuran un vasto panora-

ma sociopolítico de la época. Es la parte

histórica la que presenta una narración

más solvente y contiene los mejores

instantes de la novela, los cuales com-

pensan el tono melodramático que ad-

quiere por momentos el romance entre

Mariano y Lauriane.

Esta línea narrativa mantiene un diá-

logo crítico con la sección análoga re-

latada en El paraíso en la otra esquina

(2003) de Mario Vargas Llosa en lo que

concierne a la estadía de Flora Tristán

en Arequipa y la intensa agitación polí-

tica y social del momento. En general,

Babilonia en América replantea inte-

gralmente la construcción vargasllo-

siana empleando técnicas narrativas si-

milares así como ampliando e invir-

tiendo contrastes inter e intratextuales.

La pareja Flora Tristán-Paul Gaughin,

abuela y nieto, es complejizada por

otras dos, Mariano Gandarillas-Flora y

Mariano-Lauriane, pero, de igual modo

que en la novela de Vargas Llosa, en

tiempos distintos acontecidos en la

misma ciudad, Arequipa. La trama

asigna un protagonismo oscilante a la

Flora de Babilonia, donde la vitalidad y

el desenfado del joven Mariano Gan-

darillas del siglo XXI, si bien no ad-

quiere sus dimensiones de vitalismo es

análoga a la que animaba a Paul Gau-

ghin en El paraíso. La Flora militante y

combativa no se aprecia en la novela de

Aldo Díaz, el espacio-tiempo elegi-do

no corresponde al de esa faceta que es

posterior a la experiencia peruana; sin

embargo, hay vistazos de una per-

sonalidad disidente y una mirada eu-

rocéntrica de la cultura. El enfoque na-

rrativo es variado: prevalece el narra-

dor omnisciente en tercera persona, fu-

gaces soliloquios, narrador en primera

persona, un narrador cinematográfico

—que muestra el fragor de las batallas

entre los ejércitos de los caudillos y la

asonada del Arequipazo— y de vez en

cuando irrumpe un narrador en se-

gunda persona semejante a la voz que

en El paraíso suele interpelar a Flora

Tristán, aunque en Babilonia esto ocu-

rre con el joven Mariano durante las cir-

cunstancias más aciagas de su romance

con Lauriane. Al respecto, el estilo y re-

gistro narrativo es acertado, verosímil y

muy representativo de los usos sociales

del lenguaje para cada época. Justa-

mente, una de las mayores virtudes de

esta novela es la versatilidad de la voz

narrativa.

Humor y erotismo matizan el tono gra-

ve requerido para narrar sucesos den-

samente históricos como las compo-

nendas políticas, las pugnas entre cau-

dillos o el Arequipazo. El humor es pre-

rrogativa del narrador más que de los

personajes, sobre todo cuando aquel, a

modo de íntimo confidente, subestima

las cualidades del pretendiente de Lau-

riane o se mofa de las situaciones que lo

aquejan sin mayor contemplación. De

otro lado, hay un desigual tratamiento

del erotismo en cada una de las dos tra-

mas: uno cortesano y otro prosaico,

acorde al contexto de los personajes. No

obstante, ambas modalidades de ero-

tismo, que combinan recato y vehe-

mencia, alcanzan sus formas más lo-

gradas en los encuentros sostenidos

por Mariano y Flora.

Babilonia en América requiere ser leída

como la apuesta por un tipo de novela

histórica que problematiza los límites

entre la historia pública y la privada,

entre lo frívolo y lo solemne; definitiva-

mente, una novela de contrastes.

Jorge Alejandro

Vargas Prado

“T'ikray”

T'ikray es un libro que

desde el primer mo-

mento resulta extrañísimo. Uno no sa-

be cómo comenzarlo, le da vuelta tras

vuelta hasta que, si hay paciencia, se

descubre que la lectura va al revés, es

decir, de atrás para adelante. Tiene dos

portadas, porque es en quechua y en

castellano, en una hay una muchacha

desnuda y en la otra un apuesto joven

que parece modelo de alta costura. Es-

tas portadas y el propio tamaño del li-

bro, recuerdan a un DVD, en especial

porque debajo del título figura: "Un

film de Jorge Alejandro Vargas Prado" y

hay una larga lista de actores, sonidis-

tas, editores y demás. T'ikray se com-

pone por cuatro poemarios que, como

dice el autor en el prólogo, tienen una

misma preocupación: el mundo al re-

vés. Quizás este libro nos deje con mu-

chas más preguntas que respuestas y,

desde mi particular modo de ver, per-

manecen en mi cabeza algunas como:

¿es posible la supervivencia de las len-

guas originarias del Perú a través de la

poesía ultramoderna?, ¿es posible un

mundo mejor gracias al arte?, ¿dónde

reside lo poético de la poesía en nues-

tros tiempos?, ¿es posible ser así de fa-

shion y así de profundo? T'ikray es un

libro al que debemos acercarnos si es

que queremos entender qué tienen en

la cabeza los jóvenes que sueñan con un

país realmente reconciliado y entusias-

ta de sus diferencias. - Milenka Salas.

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Page 66: Revista Contranatura N°6

Tú no sabes

Pero a veces

Nace un elefante en la ciudad

Un elefante pertenece al orden de los

paquidermos

Los paquidermos son animales muy grandes

Y los animales grandes son

Una amenaza constante para los otros

animales

Un elefante es un peligro en las calles

Porque va en sentido contrario al de los carros

UN ELEFANTE

EN LA CIUDAD

Y se detiene en las esquinas

Para discutir la velocidad con los semáforos

Tú no sabes

Que cruzo las calles

Equilibrando

Tu nombre en la orilla de mis labios

Claro que no lo sabes

Porque un elefante asusta a las damas

Un elefante a pesar

De su torpe apariencia es capaz

De arrancar, delicadamente, una flor

Y entregarla junto a su corazón

Tú no has visto

Lastimarme

Con un mondadientes el corazón

Y tampoco sabrás

FILONILO CATALINA

* Luis Rodríguez Castillo, ha publicado otras obras literarias como “Memorias de un

degollador”, basada en la historia de un criminal; “Pájaros al viento”, obra de temática

amorosa; y “Estigmas”, dedicado a Carlos Oquendo de Amat y Alejandro Peralta. Su

más reciente trabajo es “Arquitectura de pájaros”.

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Page 67: Revista Contranatura N°6

Por un momento fui día

hombre

disperso

quizeá

un perfecto poema

abrace los latidos

y alumbre como foco

sobre las mejillas

Por un momento fui canción

sueño

almohada

quizaá

un peluche de migajas

supe los secretos

los silbos

exactos

de los suspiros

─ ahora estoy viejo, usado, gastado; pero,

no me olvides, que te tejería un atuendo con

los pedazos de mi terciopelo y te cocinaría

tu plato favorito. Limpiaría la casa, y

pondría flores sobres caratas de amor

sobre la mesa. Gustoso limpiaría tu

desordenado cuarto (y entre sonrisas

rezaría al día que me sacaste de la soledad

de un mostrador y me pusiste un nombre).

*Christian Gorveña Velasquez (1987). Ha presentado

recientemente “Ex/pasatiempo”, su segundo poemario.

Christian Gorveña Velasquez*

CIRCUNSTANCIA

COMO OSO

DE PELUCHE

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Page 68: Revista Contranatura N°6

ace unas semanas postee en

mi perfil de Facebook la ima-Hgen colorida de una carica-

tura, un hombrecillo calvo de lentes re-

dondos y barba blanca, era Sigmund

Freud y enunciaba lo siguiente: “Re-

cordar… es el mejor modo de olvidar”. An-

te esto una de mis contactos comenta la

imagen escribiendo: “¿En serio?, si una

destruye cosas del pasado para no volver-

las a encontrar y así no recordar, ¿no esta-

rías olvidando?”.

En este artículo pretendo valerme de su

pregunta para transmitir algunas con-

sideraciones del psicoanálisis y expe-

riencia analítica.

Lo primero que me llama la atención

del comentario es que nos presenta 'co-

sas para destruir', del 'pasado', pode-

mos suponer que esas cosas para des-

truir son situaciones dolorosas que aca-

rrean un sufrimiento, un malestar que

está ahí, que se impone, que interpela

nuestra vida, que son parte del pasado,

de la historia de cada uno. En psicoa-

nálisis a esto le llamamos síntoma. Es

interesante porque la idea que se plan-

tea en el comentario es que a partir de

un acto de voluntad, de decisión, po-

demos destruir o desaparecer 'estas co-

sas' y se tendría como efecto no recor-

darlas porque sencillamente no están,

por lo tanto no habría sufrimiento.

Cabe señalar que en este modo de li-

brarse de 'estas cosas' o del síntoma co-

mo hemos señalado implica no querer

saber nada de este , no atreverse a mi-

rar esa historia, no querer responsabi-

lizarse, pero es una ilusión de querer

destruir el síntoma, porque como dice

el psicoanalista Jacques Lacan, el sínto-

ma es lo más real y lo más singular que

tienen algunos sujetos, nos dice tam-

bién que el síntoma es un acto involun-

tario producido más allá de toda inten-

cionalidad, para nosotros los psicoa-

nalistas el síntoma va a ser la manifes-

tación del inconsciente.

El filósofo francés Jean-Paul Sartre en-

tendía el inconsciente como una mala

fe, como algo que es conocido sin haber

sido aceptado, algo que uno mismo no

consiente; uno sabría pero actúa como

si no fuera así, es como si el sujeto se en-

gañara así mismo o así misma.

Sin embargo donde Sartre dice mala fe,

Aquél lugar donde uno se re-cuesta

no para dormir sino para despertar

Diván Lacaniano

Carlos Chávez Bedregal*

PSICOANÁLISIS

* Egresado de la Escuela de Psicología de la

UNSA, Psicoanalista practicante, Director de la

Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Are-

quipa.

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Page 69: Revista Contranatura N°6

Freud dice represión, ¿Cuál es la dife-

rencia entre mala fe y represión? Pues

esta sería la forma de acceso a tal, pen-

semos que si el inconsciente fuera mala

fe, tendría uno que esforzarse por ser

honesto, por ser autentico, porque la

autenticidad es lo opuesto a engañar, a

la mala fe, y se podría hacer esto me-

diante una decisión, una fuerza de vo-

luntad, un ascetismo personal.

Freud es radical y dice que no se trata

de ser resuelto, ni es algo que se pueda

hacer solo, el inconsciente no es un as-

cetismo, para abordar el inconsciente

necesitamos de otro. Así, la experiencia

analítica es el espacio que existe entre

dos y ese otro es el analista, es ahí don-

de va a emerger el inconsciente, en el

discurso del paciente, en su palabra.

Seamos claros, no pretendo decir que el

deseo de cambiar y la fuerza de volun-

tad no tengan ningún valor o potencia,

porque sí la tienen y se consiguen mu-

chas cosas con este esfuerzo, uno puede

perfectamente participar del discurso

capitalista, estar bien ubicado y ser de

forma aparente una persona de éxito,

pero esto tiene sus limitaciones, porque

es donde la singularidad de cada uno

entra en juego, donde el síntoma no

tiene que ser necesariamente algo pato-

lógico o loco, sino otras cosas, como es-

tar muy identificando a algunos ideales

del padre, o se demasiado celosa pen-

sando que la culpa siempre la tiene la

pareja obturado la propia pregunta por

cómo ser una mujer, o aquel que siem-

pre busca ocupar un lugar distinto, se-

parándose de los demás haciéndose el

original para tal vez pensar ingenua-

mente que así lo pueden amar; en fin se

trata de elucidar, de preguntarse por la

posición que tiene cada uno en la vida,

de elaborar, de atravesar, de reconocer,

de vérselas desnudos con el incons-

ciente, o al inconsciente desnudo, real;

es como escribí en el subtítulo, cuando

uno tiene un recorrido en su análisis y

es analizante, se hecha en el diván, pero

no para dormir o descansar, sino para

hacer a veces lo más difícil, para inter-

pelarse, para despertar cada vez más y

llevar –como alguna vez escuché la

vida hasta sus máximas consecuencias.

CONTRANATURA BLOG -TOMO I

Abraham Follano*

Contranatura blog es el espacio 2.0 de la revista. En ella

aparecen publicaciones interdiarias que alimentan las re-

des sociales y que pueden regresar, como en este caso, al

papel, su ambiente natural. En esta edición dos “tomos”

de tales devaneos.

apá me llama al celular, me sa-

luda con alegría, me pregunta si Pestoy bien, si tengo tiempo, le

contesto que estoy bien, que de hecho

tendré tiempo en una hora, sé lo que me

va a pedir, seguro que compre el DVD

de lucha libre que sale todos los sába-

dos; en efecto, me pide el DVD, pero me

pide algo más, me pide que compre cor-

taderas, varias cortaderas, porque Ál-

varo, su nieto que es a la vez mi sobrino,

participará en un concurso de cometas

al día siguiente –Compras, hijito, ¿ya?

en el mercado San Camilo venden, yo

aquí te reembolso lo que hayas gasta-

do– claro papá, no te preocupes yo iré

apenas salga del trabajo, le contesto.

No pasa mucho tiempo que salgo del

trabajo, caminando con rumbo a San

Camilo que no está muy lejos de mi tra-

bajo, pienso en las cortaderas, pensé en

los años en que con papá solíamos co-

rrer muy de madrugada hasta Charca-

ni, bien temprano salíamos como a las

cuatro de la madrugada, azul oscuro se

veía todo, y era larga la distancia, harán

lo menos cuatro kilómetros de ida y

otros cuatro de vuelta, cuando era tem-

porada de vientos, agosto y setiembre,

de regreso, a la vera del río entre los ar-

bustos arrancábamos, previa selección,

los carrizos con los que fabricaríamos

nuestras cometas, lo hacíamos con mu-

cho cuidado porque las hojas son filu-

das y las cañas también cortan.

Recordé muchas cosas, y me enterneció

la idea de ver a mi padre construyendo

una cometa para su nieto. En aquellos

tiempos, cuando mis hermanos y yo

fuimos niños, él nos hizo varias, tenían

estilo, tenían formas curiosas como de

águilas o estrellas, como mounstruos, o

aviones, no las hacía planas, las hacía

como se dice ahora en 3D, tridimensio-

nales, no solo las hacía, sino que nos en-

señaba a hacerlas, él todo nos lo ense-

ñaba, con infinita paciencia.

Hace poco, posteé en mi muro: papá

nunca me compró un juguete, él me los

hizo todos, entonces yo era el niño más

feliz del mundo. Fui feliz también ese

sábado ayudando a mi padre en la crea-

ción de la última de sus cometas que

Álvaro al día siguiente volaría , cumplí

sus ordenes con obediencia silenciosa,

valorando su experiencia y observando

su sabiduría inventiva, todo lo aprecié

en ese acto creador, hasta terminar lo

que sería una revelación.

***

Domingo 18 de agosto, en los cielos de

Socabaya, vuelan decenas de cometas,

se confunden con el vuelo de las palo-

mas y los chihuancos, se elevan, giran,

bailan al ritmo de los vientos de Are-

quipa; el intenso sol realza vivos colo-

Cometas

* Estudiante de la Facultad de Derecho de la

Universidad Nacional de San Agustín y Pre-

sidente del Circulo de Investigación Jurídica y

Estudios Interdisciplinarios Contranatura.

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Page 70: Revista Contranatura N°6

CONTRANATURA BLOG -TOMO IIres que destellan, en la tierra polvo-

rienta, niños y padres van jalando de la

cuerda, del pabilo, quieren volar más

alto, quieren sobresalir. Un niño sonríe

porque la cometa de más de dos metros

que su abuelo fabricó, va arriba, muy

arriba y ahora no es más que un dimi-

nuto punto rojinegro “mi cometa está

donde está Dios” exclama el niño, el bri-

llo de sus ojos lo dice todo.

Terminada la faena, es contundente el

resultado, hay un ganador, ha ganado

el ingenio de Dédalo, de Miguel Ángel,

de Paulet. El niño ha ganado el primer

trofeo de su vida, ha ganado la presea

suprema, una copa de bronce coronada

por una estatuilla dorada de una her-

mosa mujer alada. Recibido el premio y

la medalla, el niño no lo piensa un mi-

nuto, corre en dirección a su abuelo que

está entre el público, lo abraza con in-

tensa emoción, su abuelo que también

es mi padre, le dice lo mismo que me

dijo a mí, hace ya 20 años:

– Felicidades hijo, eres mi campeón.

La Ficción

y los Sueños

Erick Pinto Llerena*

ace ya un tiempo, en un con-

versatorio literario al que ex-Htrañamente fui invitado, de-

diqué mis intervenciones a tratar de re-

solver algunas de mis paltas existen-

ciales más bravas, puesto que, ante las

preguntas que se me formulaban, no te-

nía mucho qué decir, tenté varios temas

que me desgracian la existencia, que me

atormentan (en otras palabras más per-

tinentes: que me joden).

Me meteré nuevamente al fango, y co-

mo crío al que las cicatrices no le re-

cuerdan ningún rasguño antiguo, ha-

blaré de los sueños.

En “El viaje a la ficción”, Vargas Llosa

inoculó la idea siguiente: La ficción

–por lo menos de una forma embrio-

naria– nació en el momento en que las

tribus de proto-humanos rodearon a

uno de los suyos mientras que este, co-

mo eje central, empezó a contarles co-

sas que les pasaban, cosas extraordina-

rias. Y que al fin de ello, todos los es-

pectadores realizaron los primeros ges-

tos de asombro, gestos de los que na-

cieron nuestros aplausos, nuestros bu-

fidos, nuestros silbidos, en incluso

nuestros abucheos (cuando el narrador

–brujo, chamán, sacerdote– era malo,

aburrido).

Por mi parte creo que la posibilidad cre-

ativa se generó antes (no mucho, tal vez * Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín.

“Lo que podía soportar en el mundo

de la vigilia no lo soportaba de noche y permaneció

despierto por temor a que el sueño volviera”.

CORMAC MCCARTHY. La carretera

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Page 71: Revista Contranatura N°6

solo la noche anterior). Digo esto basa-

do en que nuestros cerebros tienen de

forma inmanente la capacidad para ge-

nerar cosas parecidas a la realidad, his-

torias que se parecen tanto a la realidad

que fácilmente nos engañan, e incluso

mucho más eficazmente que las mis-

mas ficciones (novelas, cuentos, rela-

tos).

O sino pregúntese, si cuando soñó no

se creyó todo hasta poco antes que des-

pertase. Que no existe eso de pellizcar-

se para darse cuenta que uno está jato

en su cama y no en medio del desierto,

en un laberinto o cayendo al vacío.

En uno de sus artículos Fernando Sa-

vater trata el tema de los sueños y hace

mención a muchas cosas que no de-

muestran, más sí recuerdan, la asom-

brosa capacidad que tienen nuestros

sueños para que, mejor que cualquier

libro o película, nos hagan tragar el

cuento de comienzo a fin.

Dice por ejemplo que si no fuera por

nuestra capacidad de soñar la huma-

nidad no hubiese albergado nunca, “ni

si quiera imaginado”, la posibilidad

del otro mundo. Uno cuando duerme

¿acaso no siente su condición de mor-

talidad? ¿No siente la capacidad de de-

jar a la conciencia acabada por un lap-

so, como cuando uno dejará la existen-

cia? Y, en un momento, alguien dijo que

había algo más allá, del otro lado. Y el

cielo ha de ser muy parecido a los sue-

ños, lo etéreo de los sueños, lo diáfano

de su textura nos recuerda a la imagen

que ha de tener el paraíso.

Por otra parte, observemos lo ingenio-

sos que son nuestros sueños. En ellos

podemos utilizar todos los planos na-

rrativos que queramos. En algunas oca-

siones se “nos” contará la historia con

un narrador en primera persona (nues-

tros ojos), a veces seremos omnipre-

sentes y veremos todos los recovecos

de nuestros personajes. Yo una vez so-

ñé que era otra persona (mi madre) y

que me veía (a él, mi hijo) ser un tipo es-

tropeado por el alcohol. Esto es, soñé en

segunda persona.

Podemos tomar técnicas cinematográ-

ficas y hacer primeros planos, planos

detalle, planos secuencia (mejores que

el de Oldboy o de El secreto de sus ojos);

podemos jugar y hacernos unos trave-

lling espectaculares cayendo en un po-

zo. Y de los efectos especiales ni qué

decir. Dormidos una eternidad (léase

muertos) nuestros cerebros podrían re-

crear mil veces la historia de la huma-

nidad en cada detalle, con las descrip-

ciones a personajes, lugares o sensa-

ciones que en vida jamás hubiésemos

creído imaginar.

Otro punto a favor está en hacer cosas

que jamás podríamos hacer en la vida

real. Y conste que no hablo de poderes

extraordinarios, sino que sigo en la lí-

nea del arte de la ficción. Veamos:

En sus sueños existen los monólogos,

los diálogos (muy naturales) y por su-

puesto también las discusiones. Hay

por ejemplo una persona a la que en-

frentamos acaloradamente. Ambos da-

mos razones, pero yo quiero conven-

cerlo, tengo la razón, y por mi parte

conozco todos sus argumentos, sus ar-

gucias, sus falacias. Esto es obvio, pues-

to que toda la conversación se circun-

scribe a ideas que yo ya he pensado (es

mi sueño). Nada nuevo para mí. Pero, y

cuando mi contendor ya está cansado,

me suelta su última idea. Y me deja lelo:

¡esa idea es buena! y yo, vea usted, nun-

ca la había pensado. ¿Y qué hago aho-

ra?, me digo en el sueño. Pues nada, me

despierto.

Es por estos argumentos que creo que la

facilidad que tenemos para crear fic-

ciones nos es inmanente. Que nuestro

cerebro es una máquina sofisticada que

de manera consiente, y mucho más in-

conscientemente, produce ficciones .

Otra cosa es que muchos de nuestra es-

pecie hayan podido generarlas despier-

tos y reproducirlas para los muchos de

nosotros que nunca lo hacemos.

Hubo una vez un ser proto-humanoide

(tal vez el primer homo sapiens) que, solo

después de la jornada, se quedó dormi-

do. Sin embargo, su letargo no fue co-

mo el de todos los demás. El hombre se

movía constantemente y se retorcía de

forma innovadora. El primer sueño no

ha de haber sido eso sino una pesadilla:

en ella recordaba tal vez como vio a un

hermano suyo siendo devorado por

una bestia, o cuando él mismo escapaba

corriendo de la muerte. Pero en un mo-

mento, de golpe, recobró la vida. Aca-

lorado y bañado en sudor frío vio la fo-

gata aún encendida. Volvió su mirada a

todos lados. Y tuvo miedo. Es que todo,

todo lo que le pasó era inexplicable. ¡Y

había sido tan real!

Arequipa, agosto del 2013

1

Es por estos argumentos que creo que la facilidad que tene-

mos para crear ficciones nos es inmanente. Que nuestro ce-

rebro es una máquina sofisticada que de manera consiente,

y mucho más inconscientemente, produce ficciones.

TERRENO DE MORFEO¿Recuerda Usted su primer sueño? ¿Recuerda cómo el cerebro confundía estados tan disimiles como la vigilia y el sueño? ¿Cuál ha sido hasta ahora su sueño más extraño, su peor sueño o su mejor pesadilla? Pueda evocarlo o no, sería casi imposible que no tengala certeza de lo que sintió en aquel momento: el miedo ante una persecución que llevaba su nombre, la alegría ante la primera noche con la mujer amada, el peso de la muerte en sus entrañas. La felicidad. La vida. El presente artículo lo invita a repensar nuevamente ese estado en el que pasamos tanto y tanto tiempo, y en el que pareciese que hacemos poco, casi nada. Los sueños casi nunca son lo que parecen, son nuestros y no nos pertenecen.

1. Sobre la creación literaria y su génesis en el

cerebro se recomienda el libro imprescindible

de Jorge Volpi llamado Leer la mente, El cerebro y

el arte de la ficción (Alfaguara, 2011).

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Page 72: Revista Contranatura N°6

NULIDAD Y ANULABILIDAD

La invalidez del acto jurídico

Marcial Rubio Correa

Este libro versa sobre el problema de la

nulidad y la anulabilidad -que no es

otro que el de la invalidez del acto jurí-

dico-, desde un aproximación concep-

tual antes que exegética y desde un

punto de vista práctico. Así, aborda en

primer lugar la parte doctrinaria, con

referencias marginales a la legislación

nacional; luego, sin pretender un estu-

dio detallado de cada artículo, revisa

las normas generales de nuestra legis-

lación sobre materia a fin de que el lec-

tor realice una rápida revisión de las

disposiciones; finalmente, realiza estu-

dios transversales del Código Civil so-

bre dos aspectos: las normas de forma

del acto como requisito ad probatio-nem

o ad solemnitatem y la aplicación del artí-

culo V del título preliminar.

GUÍA DE REDACCIÓN

CIENTÍFICA

y

DISEÑO Y REDACCIÓN DE LA

TESIS EN DERECHO

Lino Aranzamendi

El catedrático de la facultad de Ciencias

Políticas y Jurídicas de la Universidad

Andina Néstor Cáceres Velásquez

(UANCV) vuelve con publicaciones

con las que retoma lo que Carlos Ra-

mos Nuñez denominó como “la parte

artesanal de la tesis”. En ambas se desa-

rrolla la técnica necesaria para la pul-

critud en la elaboración de los docu-

mentos producto de la investigación

universitaria, en general, y jurídica, en

particular.

La primera se denomina “Guía de Re-

dacción Científica”, con la que el ca-

tedrático tiene el propósito de inducir

al estudiante universitario a realizar

una buena redacción de la investiga-

ción científica, utilizando de forma

correcta los números, enunciados, citas

textuales y demás ítems básicos para la

elaboración de una tesis universitaria.

El segundo libro titulado “Instructivo

de la Elaboración del Proyecto y la Tesis

en Derecho”, explica cómo se puede

iniciar una investigación, comenzando

con el problema a investigar y así tentar

a la verdad o a la tesis universitaria so-

bre dicho problema; utilizando el estilo

Humanístico, Harvard, Chicago y Van

Couvert.

LA JUDICIALIZACIÓN DE LA

EJECUCIÓN DE LA PENA

Una propuesta de reforma.

Rodolfo Pastor Arce

Desde la necesidad de implemetar una

política penitenciaria, el libro presenta

una medida que bien podría formar

parte de ese programa político; claro,

siempre que se dicte dentro del marco

de la política que se reclama: la reim-

plemetación del juez ejecucional de pe-

nas, bajo la denominación de Juez de

Control y Vigilancia penitenciaria. La

propuesta, de vieja data en el Derecho

comparado, y con parcos antecedentes

en nuestra legislación, solo pretende,

por un lado, recuperar para los fueros

jurisdiccionales una función que no de-

bío dejarse arrebatar; y por otro, reva-

lidar dentro del concepto de Estado de

derecho, la vigencia de los derechos

fundamentales de las personas priva-

das de su libertad.

PUBLICACIONES EN DERECHO

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Page 73: Revista Contranatura N°6

PUBLICACIONES EN DERECHOCITAS CITABLES

Emil Michel

Cioran

“Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él”.

“No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno”.

(Imperio austrohúngaro, 8 de abril de 1911 - París, 20 de

junio de 1995)

Filósofo y moralista de origen rumano que desarrolló una profunda reflexión sobre el vacío y la

desesperación.

“He leído demasiado... La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de «hacer» algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso... un hombre inútil e inutilizable”.

“Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida”.

“Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos”.

“La palabra que más se me viene a la cabeza,

tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola

resume toda mi filosofía”.

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Page 74: Revista Contranatura N°6

CONVOCATORIA

Contranatura (2008-2013), grupo de estudios, integrado por estudiantes universitarios, abre sus puertas para que jóvenes de espíritu libre puedan integrarlo y re-inventarlo:

Fecha: Sábado 02 de noviembre.Hora: 03:30 pm.

Lugar: Facultad de Derecho UNSAInformes: Al n° Cel. 982600346 (RPM)

y 967701526 (RPC)