revista contranatura n°6
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Derecho y Humanidades. Publicada en setiembre del 2013, por estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNSA.TRANSCRIPT
CIJEICIJEI
FACULTAD DE DERECHO DE LA UNSAArequipa, 04 de octubre del 2013Año 5, Nº 006
Eres lo que quieres...
ÍNDICE
Año 04, Nº 006, 04 de octubre el 2013
http://www.contranaturalarevista.com
la revista
la r
ev
ista
COMITÉ EDITORIAL
Tatiana Cjuno Mendoza
Julieth Guzmán Aquepucho
Erick Pinto Llerena
Gaby Estefany Huata Mamani
Gabriela Puzzo Vargas
Fredy Kana Torres
Mike Hammer
Abraham Follano Huarca
COLABORADORES
EN ESTE NÚMERO
Oscar Gallegos
Alejandro Torres
Jaime Araujo Frias
Jordán Jáuregui Meza
Jorge Vilca Zela
Maria del Carmen Silva Vargas
Pamela Smith Castro
Bernardo A. Marelo
Roger Vilca Apaza
Juan Carlos Valdivia
Fernando Huayta Anchayhua
Renato Amat y León
Carlos Ramos Nuñez
Carlos Bellatin
Filonilo Catalina
Edgar Mujica
No están reservados todos los derechos.
La totalidad o parte alguna de esta revista
puede y debe reproducirse o transmitirse por
cualquier procedimiento, cualquiera sea el
motivo, no es necesario el permiso expreso del
comite editorial. La difusión de este material
está permitida, y por ningún motivo debería
truncarse.
Oscar Eizaguirre Luna
Jaime Coaguila Valdivia
la revista
FAC. DERECHO - UNSA
la revista
la revista
ERES LO QUE QUIERES...
Contranatura
en:
la revista
DERECHO CONSTITUCIONAL
RESEÑA
DERECHO CIVIL (PERSONAS)
DERECHO Y LITERATURA
DERECHO PENITENCIARIO
DERECHO REGISTRAL
REINO FICCIÓN
DERECHOS HUMANOS
NON FICTION
DERECHO AMBIENTAL
CINEPATÍA
DERECHO PROCESAL PENAL
CINE DE CO-RAZÓN
la revista
DERECHO PENAL
DERECHO
FILOSOFÍA
NARRATIVA
CINE
La prohibición de regreso en
la jurisprudencia peruana
Jorge Vilca Zela
La cosa juzgada constitucio-
nal Oscar Eizaguirre Luna
La imputación y el nuevo pro-
ceso penal 26
Juan Carlos Valdivia Cano
De la incapacitación a la
capacidad jurídica plena
Pamela Smith Castro
La urgencia alimenticia de
Vargas Llosa
Carlos Ramos Nuñez
El umbral del dolor
Nils Christie
¿Es anulable el contrato que el
titular-gerente de una E.I.R.L.
celebra consigo mismo?
Fernando Huayta Anchayhua
Reino Fungi
Renato Amat y León
El respeto a la dignidad
Edgar Mujica
Southern Perú Cooper Corpo-
ration, el Dióxido de Azufre y
la contaminación atmosférica
Jesús Gómez Urquizo
Andrés Caicedo: música y
cinesífilis
Jordán Jauregui
Vivir, de Akira Kurosawa
Carlos Bellatín
El plazo para impugnar las dis-
posiciones fiscales de archivo
Roger Vilca Apaza
La urgencia de la enseñanza
de filosofía hoy en día
Jaime Araujo Frias
Santiago
Bernardo A. Marelo
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Cuando este símbolo aparezca en la revista,
usted, señor lector, podrá encontrar reseñas
y referencias a libros y revistas que van
apareciendo en nuestra ciudad. Dichas
publicaciones son altamente recomendables.
1
SURREALISMO JURÍDICO
CORTÁZAR EPISTOLAR
50 AÑOS DE RAYUELA
LITERATURA
POESÍA
PSICOANÁLISIS
DOSSIER : 50 RAYUELAS
LITERATURA
PSICOANÁLISIS
CONTRANATURA BLOG
Jueces cronópios y jueces fa-
mas Jaime Coaguila
Una especie de bomba atómi-
ca Julio Cortázar por sí mismo
Flora en Babilonia
Carlos A. Caballero
Un elefante en la ciudad
Filonilo Catalina
Circunstancia como oso de
peluche
Christian Gorveña Velásquez
Diván lacaniano
Carlos Chávez Bedregal
Cometas
Abraham Follano Huarca
La ficción y los sueños
Erick Pinto Llerena
Patafísica y capítulo 55
María del Carmen Silva Vargas
Contranatura, la revista. N° 5Porque no hay quinto malo:
De forma ya casi ilícita, Contranatura, la re-vista, vuelve. Demostrando así que no todaslas revistas universitarias tienen que fenecer en su quinta entrega. Sin duda alguna una in-solencia, acá donde toda actividad académi-ca está más que proscrita.
62
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os conocimos hace seis años en una de las
huelgas indefinidas de nuestra universidad, Nquisimos hacer algo distinto a lo que hacía-
mos cotidianamente. Primero nos reunimos, conversa-
mos y compartimos. Fue agradable. Quisimos formar
un grupo de estudios, lo fundamos al año siguiente,
éramos muchos, habían ganas, había empeño.
Al principio solo hablábamos de Derecho, de
esos temas que siempre se debaten: aborto, eutanasia,
matrimonio gay, pena de muerte, etc. Tiempo después
empezamos a compartir otras cosas que no tenían ne-
cesariamente que ver con el Derecho, escuchábamos
música, mirábamos películas, leíamos literatura. Todo
lo hacíamos juntos y ello nos unió mucho, era como so-
ñar todos el mismo sueño.
Nuestras ganas de expresarnos no se hicieron
esperar, con mucho esfuerzo adquirimos un periódico
mural, allí escribimos artículos, cuentos, poemas, entre
otras cosas. Fue un objetivo logrado, la escuela de De-
recho se hizo pequeña para nuestras expectativas que
superaban de largo lo hecho hasta entonces, la revista
pasó de ser un suspiro a una realidad tangible aunque
harto difícil.
Emprendimos la aventura con muchas piedras
en el camino, las dificultades afloraron y supimos que
por muchos sueños que uno tenga la realidad puede re-
sultar ser aplastante en el camino.
He aquí que nos tienen de vuelta, luego de cinco
años de trabajo, con el sexto número de una revista que
se niega a expirar, y que aún se atreve a perdurar (habrá
número 8). Olvídense, los sueños no tienen fecha de
vencimiento.
Creer en utopías es Contranatura y por ello cree-
mos que mientras existan sueños en los jóvenes univer-
sitarios, Contranatura, y su revista, perdurarán.
El ave canta, aunque cruja la rama…
José María Arguedas.
EDITORIALla
re
vis
ta
2
l presente trabajo busca desa-
rrollar en líneas generales la Eadopción de la imputación ob-
jetiva específicamente una de sus ins-
tituciones que es la prohibición de re-
greso en nuestra jurisprudencia. Dado
que en los últimos años se puede apre-
ciar la eficacia y predictibilidad de la
imputación objetiva en la aplicación de
la ley, así como en la resolución de con-
flictos jurídicos penales. Los construc-
tos jurídicos que desarrolla el norma-
tivismo, nos muestra que no es sufi-
ciente la relación causal para imputar
un hecho delictivo a determinado su-
jeto sino que es necesario acudir a cri-
terios normativos como la imputación
objetiva. Por tanto no se trata de partir
el pelo por la mitad. Lo que busca la
dogmática es desarrollar criterios que
permitan determinar la relevancia pe-
nal y limitar el alcance del tipo penal.
Cuanto menos desarrollada esté una
dogmática, más imprevisible será la
decisión de los tribunales, más depen-
derán del azar y de factores incontro-
lables la condena o la absolución .
Si algo tienen en común las concepcio-
nes causalista y finalista de la teoría del
delito es la construcción de sus esque-
mas a partir de nociones que, como la
causalidad y la intencionalidad, son
tomadas de las ciencias naturales. Por
eso tampoco puede sorprendernos que
la definición que ellas elaboran entre
los aspectos objetivo y subjetivo del de-
lito esté cimentada desde un punto de
vista puramente natural, en cuanto en-
tienden por igual que todo aquello que
ocurra al interior de la mente del ser
humano forma parte del aspecto sub-
jetivo del delito, mientras todo lo que
acaezca fuera de ella pertenece al es-
tanco objetivo del mismo; debido a es-
to, bien puede decirse que tanto el cau-
salismo como el finalismo son dos con-
cepciones ontológicas de la teoría del
delito . La causalidad es solo condi-
ción mínima de la imputación objetiva
– –
2
3
La prohibición de
regreso en la
jurisprudencia peruana
Jorge Vidales Vilca Zela1
DERECHO PENAL
do el autor lo incluye en sus planes,
puesto que se ha mantenido dentro del
marco de su rol inocuo, el sujeto no tie-
ne por qué consentir que se le imponga
como definición de su comportamiento
la que el autor del delito establece to-
mando dicho comportamiento como
razón del hecho delictivo .
Ejemplos:
Caso 1: Un sujeto entra en una ferretería
y solicita un afilado cuchillo de cocina,
el comprador utiliza el objeto para ma-
tar a su suegra.
Caso 2: Un taxista que conduce al te-
rrorista que colocará una bomba y que
durante el viaje hacia su destino le con-
5
del resultado; a ella debe añadirse aún
la relevancia jurídica de la relación cau-
sal entre la acción y el resultado. Natu-
ralmente, la relevancia de los cursos
causales no se limita solo objetivamen-
te, sino que también la exigencia de un
aspecto subjetivo del hecho . No es su-
ficiente la relación causal sino también
es necesario criterios normativos (im-
putación objetiva) para determinar la
relevancia penal de una conducta.
La prohibición de regreso
Un comportamiento cotidiano e inocuo
no adquiere significado delictivo cuan-
4
1.
2.
3.
Estudiante de sexto año de la Facultad de De-
recho de la Universidad Nacional de San Agus-
tin, becario por el Convenio RPU por la Ponti-
ficia Universidad Católica del Perú del año
2012 al 2013.
GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. “¿Tiene un
futuro la dogmática juridicopenal?” Ara, Perú,
2009, p. 41.
REYES ALVARADO, Yesid. “El concepto de
imputación objetiva, El pensamiento filosófico y ju-
rídico-penal de Gunter Jakobs”. Flores Editor S.
A. de C. V. Mexico 2007, p. 486.
4. GUNTHER JAKOBS, Derecho Penal, Parte
general, Marcial Pons, (Cuello Contreras, Joa-
quín /Gonzales Serrano de Murillo), Madrid
1995, p. 237.
5. GUNTHER JAKOBS, La imputación objetiva,
trad. Cancio Melía, Grijley, Lima, 1998, p. 77.
GUNTER
JACKOBS:
Uno de los adalides
del funcionalismo.
Sus teorías han
calado hondamente
en la dogmática penal
latinoamericana.
Entre ellas aquellas
que desarrollan la
prohibición de
regreso, basada en su
ya clásica teoría de
los roles. GÜNTHER JAKOBS
la r
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ista
3
sujetos no identificados, siendo su rol el
de conducir el vehículo automotor a
bordo del cual desplazaron las especies
sustraídas del domicilio de los citados
agraviados hasta ser interceptados por
efectivos policiales, quienes procedie-
ron a la captura del referido encausado,
mas no así de sus acompañantes quie-
nes lograron darse a la fuga que, ha
quedado establecido a través de las
pruebas aportadas al proceso, que Vi-
llalobos Chumpitaz el día de los he-
chos, se encontraba por inmediaciones
del domicilio de los agraviados, ubica-
do en la Mz. Q - uno, Lote once, Villa
Chorrillos, realizando su labor habitual
de taxista, siendo requeridos sus servi-
cios por un individuo que lo condujo
hasta el inmueble en mención; al llegar
al lugar recibió la indicación de hacer
ingresar el vehículo hasta la cochera del
mismo lugar donde esperaban otros
sujetos en número de cinco aproxima-
damente, quienes introdujeron diver-
sas especies al vehículo, luego de lo
cual, le indicaron que iniciara la mar-
cha, siendo intervenidos durante el tra-
yecto por la autoridad policial; que
conforme ha quedado sentado en su
manifestación policial obrante a fojas
once con presencia del señor Fiscal Pro-
vincial, en su instructiva de fojas treinta
y cinco continuada a fojas setenta y tres
y durante el interrogatorio llevado a ca-
bo durante el juicio oral, recaído en el
acto de audiencia de fojas doscientos
seis, el encausado Villalobos Chumpi-
taz afirmó haberse percatado de las in-
tenciones delictivas de los sujetos que
tomaron sus servicios en el instante que
lo hicieron entrar en la cochera del in-
mueble, situación ante el cual refirió no
haber podido hacer nada dado que ya
se encontraba adentro que, siendo estos
los hechos que han quedado estableci-
dos como presupuesto fáctico en la cau-
sa que nos ocupa, corresponde calificar
la participación, Villalobos Chumpitaz
a efectos de determinar si es posible de
imputarle o no el delito materia de au-
tos; que el punto inicial del análisis de
las conductas a fin de establecer si de-
vienen en penalmente relevantes, es la
determinación del rol determinado por
la gente en el contexto de la acciona si el
concepto de rol está referido a “un sis-
tema de posiciones definidas de modo
normativo, ocupado por individuos in-
tercambiables” (Cfr. Jakobs Gunther,
La imputación objetiva en derecho pe-
nal, Trat. Manuel Canción Meliá, Ed.
Grijley, 1998, p. 21) de modo que el que-
brantamiento de los límites que nos im-
pone dicho rol, es aquello que objetiva-
mente se imputa a su portador; que,
una vez establecido esto, cabe afirmar,
que tratándose de actividades realiza-
das por una pluralidad de agentes, la
comunidad que surge entre ellos no es
de manera alguna, ilimitada, ya que
quien conduce su comportamiento del
modo adecuado socialmente no puede
responder por el comportamiento lesi-
vo de la norma que adopte otro, que co-
mo hemos sostenido ha quedado acre-
ditado en autos que Villalobos Chum-
pitaz se limitó a desempeñar su rol de
taxista, el cual podríamos calificar de
inocuo ya que no es equivalente per se
ni siquiera en el plano valorativo al de-
lito de robo agravado que de otro lado
se ha establecido que el citado encau-
sado, en un momento determinado de
la acción, tuvo pleno conocimiento de
la ilicitud de los hechos desplegados
por sus contratantes, lo cual tampoco es
sustento suficiente para dar lugar a al-
guna forma de ampliación del tipo de
modo que la responsabilidad penal del
delito perpetrado pueda alcanzarlo, ya
que el solo conocimiento no puedo fun-
dar la antijuricidad de su conducta que,
dicho esto concluimos afirmar que, si
bien el encausado intervino en los he-
chos materia de autos, su actuación se
limitó a desempeñar el rol de taxista, de
modo, que aun cuando el comporta-
miento de los demás sujetos fue que-
brantador de la norma el resultado le-
sivo no es imputable en virtud a la pro-
hibición de regreso, lo que determina
que su conducta no pueda ser califica-
da como penalmente relevante situán-
donos en consecuencia ante un su-
puesto de atipicidad (Declararon NO
HABER NULIDAD en la sentencia re-
currida de fojas doscientos veintiséis,
su fecha diez de setiembre de mil no-
vecientos noventa y nueve, que absuel-
ve a Luis Alberto Villalobos Chumpi-
fiesa que atentará contra un edificio.
Caso 3: Un deudor honra su deuda con
su acreedor, a sabiendas que este últi-
mo podría utilizar el dinero pagado pa-
ra la comisión de un hecho delictivo.
No se puede reprochar penalmente la
conducta que realiza un sujeto dentro
de su rol cuando esta es tomada por un
tercero para la comisión de un hecho
delictivo. De ser así se entorpecería los
contactos sociales anónimos, en las di-
versas actividades, que realizamos en
nuestra vida cotidiana. Para los econo-
mistas las sanciones son como los pre-
cios y supuestamente los individuos
responden a estas sanciones de una
manera muy similar a como responden
a los precios. Los individuos respon-
den a una elevación de los precios con-
sumiendo menos del bien más caro, de
modo que, supuestamente, los indivi-
duos responden ante las sanciones le-
gales más severas realizando menos la
actividad sancionada . Vender utensi-
lios de cocina en un centro comercial y
que un cliente cometa hechos delictivos
con el cuchillo que previamente com-
pró y se sancione penalmente al pro-
veedor como participe de ese hecho
delictivo, implicaría que este cierre su
puesto de trabajo y se dedique a otra
actividad; o que cada vez que alguien le
compre un cuchillo este tenga que pre-
guntar a su cliente, para qué quiere el
cuchillo, si tiene antecedentes penales,
si está bien emocionalmente, si tiene
conflictos con su suegra, etc. Vemos
que esto entorpecería y desincentivaría
las actividades económicas que las per-
sonas realizan en nuestra sociedad. De
manera que el derecho penal no puede
sancionar conductas que socialmente
son adecuadas y toleradas.
***
Sala Penal Suprema/ Exp. N° 4166-99
Lima, siete de marzo del año dos mil.
VISTOS; con lo expuesto por el señor
Fiscal Supremo; y CONSIDERANDO:
que, conforme fluye de autos, se impu-
ta al encausado Luis Alberto Villalobos
Chumpitaz, ser coautor del delito de
robo agravado, en agravio de Sixto Ro-
gato Basilio Minaya, Victor Eduardo
Santolaya Villanueva Meier y José Ma-
nuel Ignacio Chávez, hecho que habría
perpetrado el catorce de febrero de mil
novecientos noventa y nueve en horas
de la madrugada en compañía de otros
6
Vemos que esto entorpecería y desincentivaría las actividades
económicas que las personas realizan en nuestra sociedad.
De manera que el derecho penal no puede sancionar conduc-
tas que socialmente son adecuadas y toleradas.
6. THOMAS ULEN, Robert Cooter. Derecho y
economía. Efe. México, 1998, p. 13.
la r
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ista
4
taz, de la acusación por el delito contra
el patrimonio –robo agravado– en agra-
vio de Sixto Rogato Basilio Minaya,
Victor Eduardo Santolaya Villanueva
Meier y José Manuel Ignacio Chávez
con los demás que contiene; y los de-
volvieron.- SS. CERPA SEGURA/
ALMENARA BRYSON/ SIBINA HUR-
TADO/ CASTILLO LA ROSA SAN-
CHEZ/ GONZALES LOPEZ )
En el caso antes mencionado vemos
que nuestra Corte Suprema asume los
criterios de la imputación objetiva es-
pecíficamente la institución de la pro-
hibición de regreso. Es decir, considera
que la conducta natural que realiza el
taxista no tiene relevancia penal cuan-
do esta es utilizada por terceros para la
comisión de los hechos delictivos. Si al-
guien se comporta conforme a las pres-
cripciones de su rol, no puede ser res-
ponsable de los enlaces delictivos. Que
a su conducta que a su conducta ino-
cua hagan terceros. Así, el carácter con-
junto (en tanto dicha conjunción sea
“de facto”) de una conducta no puede
convertir dicha conducta inocua en un
quebramiento de rol. Llevado a cabo el
comportamiento conforma al rol esta-
blecido, se produce una desvincula-
ción de este con respecto a las conduc-
tas de terceros, de modo que no se pue-
de “regresar” a dicha conducta para
adscribir responsabilidad (Prohibición
de regreso) .
La instrumentalización de la conducta
neutral conlleva a resultados distintos,
si un taxista conduce a un pasajero al
Banco, y este durante el viaje hacia su
destino le confiesa que asesinara al Ge-
rente de dicha entidad, una vez llega-
do a su destino el homicida le dice al ta-
xista que lo espere unos minutos para
que después de cometer el hecho delic-
tivo lo lleve rápidamente a un lugar
desconocido. En este caso el taxista si
7.
8
responde penalmente como partícipe
del homicida, puesto que, instrumen-
taliza su rol para la comisión del hecho
delictivo.
En determinados caso el titular del rol
tiene un deber subsidiario que cumplir,
como el de socorrer a la víctima, espe-
cialmente cuando al ejercitar su apor-
tación adecuada al rol coloca simultá-
neamente a un tercero en una situación
de peligro . Cambiando los hechos en
el ejemplo anterior si el taxista solo deja
al homicida en el banco y sigue con su
actividad. Ante el inminente peligro
respecto a la vida del gerente, el taxista
tiene el deber de comunicar a la policía,
de no hacerlo su conducta se subsumi-
ría solo en el tipo penal de omisión de
socorro señalado en el artículo 127 CP
mas no como partícipe del delito de ho-
micidio. Por tanto, los deberes que in-
cumben a todos existen y subsisten con
independencia del comportamiento ac-
tual. Dicho de otro modo, cuando el rol
de ciudadano impone de manera ex-
cepcional deberes de auxilio estos man-
tienen su plena vigencia aunque de por
si concurriese la prohibición de regre-
so
Finalmente en los casos donde exista
posición de garante, a pesar que se des-
pliegue una conducta neutral, este ge-
nera responsabilidad penal. Se trata de
deberes cuyo incumplimiento o inob-
servancia adquiere objetivamente el
sentido de cooperación delictiva. Los
garantes ya no pueden aducir que ellos
solo infringen un deber general de soli-
daridad . Por lo que los garantes en
casos determinados responden penal-
mente por la comisión de hechos delic-
tivos que terceras personas cometan.
Por ejemplo: luego de una fuerte dis-
cusión respecto del proceso de divor-
cio, la mujer le dice al marido que si se
9
10.
11
marcha, matará al hijo común.
CONCLUSIONES
Primera: La prohibición de regreso ma-
terializa el principio de auto responsa-
bilidad, puesto que nadie es responsa-
ble por la comisión de un acto delictivo
que realiza un tercero. De forma excep-
cional puede atribuírsele responsabili-
dad penal en los casos donde exista po-
sición de garante.
Segunda: La imputación objetiva, espe-
cíficamente la prohibición de regreso
permite resolver casos que otras escue-
las del derecho penal no resolverían o
tendrían serias dificultades. Podremos
ver entonces que los criterios normati-
vos nos permiten la predictibilidad en
la sentencias que emitirán los órganos
jurisdiccionales de nuestro país.
Tercera: Como ya sabemos, se termina
siendo menos abogado cuando se deja
de leer. Las nuevas tendencias que trae
el funcionalismo nos permiten ver más
allá de las relaciones causales. Por tanto
los entendidos en el derecho debemos
estar al tanto de los nuevos constructos
jurídico-penales que se van desarro-
llando.
____________________________ BIBLIOGRAFÍA
- CARO JOHN, José Antonio. “Normativismo e im-
putación jurídico-penal, estudios de derecho penal fun-
cionalista”. Ara. Perú, 2010.
- FEIJOO SÁNCHEZ, Bernardo José. “Imputación
objetiva en derecho penal”. Grijley. Lima, 2002.
- GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. “¿Tiene un futu-
ro la dogmática jurídico-penal?” Ara. Perú, 2009.
- GÜNTHER JAKOBS. “Derecho penal parte gene-
ral”. Marcial Pons, (Cuello Contreras Joaquín-
/Gonzales Serrano de Murillo). Madrid, 1995.
- GÜNTHER JAKOBS. “La imputación objetiva”.
trad. Cancio Melia. Grijley, 1998.
- PIÑA ROCHEFORT, Juan Ignacio. “Rol social y
sistema de imputación: una aproximación sociológica a
la función del derecho penal”. Ara. Perú, 2008.
- REYES ALVARADO, Yesid. “El concepto de im-
putación objetiva, el pensamiento filosófico jurídico pe-
nal, de Gunther Jakobs.” Flores Editor, S.A. de C.V.,
Mexico, 2007.
- ULEN, Thomas Y COOTER, Robert. “Derecho y
economía”. Efe. Mexico, 1998.
La prohibición de regreso materializa el principio de auto
responsabilidad, puesto que nadie es responsable por la
comisión de un acto delictivo que realiza un tercero. Excep-
cionalmente puede atribuírsele responsabilidad penal en
los casos donde exista posición de garante.
y sistema de imputación: una aproximación socio-
lógica a la función del derecho penal”. Ara. Perú.
2008. p.424.
CARO JOHN, Jose Antonio. “Normativismo e
imputación jurídico-penal”. Estudios penal fun-
cionalista. Ara. Perú p.106.
JAKOBS. “La imputación objetiva”. trad. Can-
cio Melia. Grijley. Lima, p.80.
9.
10.
7.
8.
Ejecutoria suprema del 7 de marzo del
2001,R.N. 416-99. A mayor número de casos
donde se aplica la prohibición de regreso en Vi-
llaviciencio Terreros, Felipe. “Sobre la recepción
de la imputación, objetiva en la jurisprudencia pe-
ruana”; http./www.cienciaspenales.net.
PIÑA ROCHEFORT, Juan Ignacio. “Rol social
11. FEIJOO SÁNCHEZ, Bernando José. “Impu-
tación objetiva en derecho penal”. Grijley. Lima.
2002. p.408.
la r
ev
ista
5
.INTRODUCCIÓN
La Cosa Juzgada Constitucional es 1un concepto que ha sido deno-
minado y desarrollado por el Tribunal
Constitucional, haciendo una diferen-
cia entre la “Cosa Juzgada ordinaria” y la
“Cosa Juzgada Constitucional”, que han
llevado a crear nuevos lineamientos a
seguir en el derecho constitucional en
nuestro país, que si bien estas innova-
ciones constitucionales están para sal-
vaguardar la constitucionalidad de los
procesos y sus sentencias, existe un
conflicto latente entre el Poder Judicial
y el Tribunal Constitucional, desde la
funcionalidad y estructuración de la
administración de justicia en estos dos
órganos, el diseño que estamos llevan-
do en relación de estos dos órganos esta
debilitando y desgastando la seguri-
dad jurídica del propio sistema jurídi-
co.
El presente ensayo tiene como finali-
dad mostrar la relación que tiene el Tri-
bunal Constitucional y Poder Judicial,
respecto a la posición que tiene la “Co-
sa Juzgada Constitucional” y como inci-
de en el Poder Judicial, en razón a la
sentencia emitida por el Tribunal Cons-
titucional STC Nro. 2006-06-PC/TC, nos
muestra como el Tribunal Constitucio-
nal formula la “Cosa Juzgada” y la des-
cribe como solamente válida la “ Cosa
Juzgada Constitucional” encerrando y
consolidando su actuación como órga-
no máximo en la administración de jus-
ticia (ordinaria y constitucional) subor-
.....................
La Cosa Juzgada
Constitucional
Oscar Eizaguirre Luna*
DERECHO CONSTITUCIONAL
2. LA COSA JUZGADA CONSTITU-
CIONAL: desde el Poder Judicial
El presente ensayo no tiene como fin el
estar sumergido en describir los dife-
rentes conceptos del constitucionalis-
mo, sino estar estrictamente en la crítica
y análisis desde la afectación del Poder
Judicial.
2.1. ¿Cada vez menos Poder Judicial?
Hablar de la Cosa Juzgada dentro del
Poder Judicial implica hablar desde la
finalidad del Poder Judicial y los di-
ferentes principios que encierran su la-
bor como poder de estado que es “ad-
ministrar justicia”. El propósito de una
persona en presentar su denuncia y/o
dinando al Poder Judicial. La afecta-
ción al Poder Judicial se muestra en que
sus funciones y atribuciones han sido
progresivamente vulneradas por el TC,
siendo esta sentencia un hito para des-
naturalizar completamente la función
del Juez en administrar justicia, por eso
la importancia de conocer y desarrollar
este ensayo desde un punto de vista di-
ferente y crítico.
SUMARIO: 1. Introducción; 2. La Cosa Juzgada Constitucional: desde el po-
der judicial; 2.1. ¿Cada vez menos Poder Judicial? 2.2. Sentencia Stc Nro.
2006-006-pc/tc ¿un mal augurio? 2.3. Artilugio de juzgar ¿un tribunal cons-
titucional perfecto?; 3. Conclusiones; 4. Recomendaciones; 5. Bibliogra-
fia consultada
la r
ev
ista
6
tro Poder Judicial a la dependencia ab-
soluta del Tribunal Constitucional.
El Poder Judicial a cada uno de sus pro-
cesos les ha otorgado la legalidad debi-
da y constitucionalidad, por que da
mecanismos suficientes para que las
partes en un proceso puedan dar al Juez
la certeza de su derecho, asimismo da
diferentes recursos de impugnación,
consolidándose con la doble instancia,
en otras palabras el proceso judicial
cumple con todos los mecanismos sien-
do su consecuencia la propia sentencia.
Muchos podrán respaldar las funciones
y atribuciones del TC y justificar estas
sentencias en nombre de la “suprema-
cía de la constitución” asimismo refe-
rirse a su constitucionalidad por estar
Poder Judicial, siendo esta sentencia de
doble instancia, desde la perspectiva
propia del proceso no ve las dimen-
siones del problema; pero en la pers-
pectiva general del Poder Judicial como
órgano de Estado, el Tribunal Consti-
tucional estaría mostrando en sus sen-
tencias que el todo el sistema que con-
forma el Poder Judicial estaría fallando,
desconociendo su labor, trayendo in-
seguridad jurídica en la cosa juzgada
de las sentencias del Poder Judicial, por
que estas pueden ser revisadas nueva-
mente y ser declaradas nulas, y si en-
cuentra una razón más que el TC deter-
mine conveniente puede volver a de-
clararse nula; estaríamos llegando en el
éxtasis de la constitucionalidad del TC,
demanda al Poder Judicial con la fina-
lidad de buscar una sentencia que solu-
cione un conflicto y que esta sentencia
pueda ejecutarse y respetarse como tal,
siendo el propósito y razón de ser del
Poder Judicial.
Mucho se ha dicho que el Poder Judi-
cial solo se encierra en los elementos
formales y materiales que no son sufi-
cientes para una adecuada sentencia,
siendo arrolladoras las decisiones del
TC en señalar que el Poder Judicial no
respeta la interpretación de la consti-
tución, sin embargo, el Poder Judicial
se encuentra inmerso en la propia cons-
titucionalidad, siendo que es parte de
la Jurisdicción Constitucional (proce-
sos constitucionales en primera y se-
gunda instancia), asimismo el uso del
“control difuso” que le otorga consti-
tucionalidad a sus actos, siendo refren-
dada por la doctrina en reconocer que
el Perú tiene un sistema dual en el con-
trol constitucional, esto quiere decir
que cada órgano independientemente
del otro tiene su propio control cons-
titucional, en consecuencia, se emitiría
una sentencia constitucional al existir
un control constitucional; la doctrina
nacional y constitucional, y el propio
TC han reconocido el latente conflicto
que existe en llevar un “modelo dual”
en el control constitucional, que a mo-
do de direccionarlo y evitar sus conse-
cuencias, este TC se ha encargado de
desnaturalizar hasta llegar a cambiar la
noción del control constitucional en el
TC, poniendo candados a las puertas
del Poder Judicial y tirando la llave a lo
más profundo del mar, dejando a nues-
Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la
Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-
no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del
ser humano, pero supremacía en relación a todas las
cosas que lo rodean y no entre los de su especie.
1. QUIROGA LEÓN, Anibal. “Las tensiones en-
tre el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema de
Justicia de la República ¿choque de trenes o guerra
de las cortes?” Libro de ponencias del IV
Congreso Nacional de Derecho Procesal Cons-
titucional. Pag. 394
El TC al declarar nula una sentencia del Poder Judicial,
siendo esta sentencia de doble instancia, desde la perspec-
tiva propia del proceso no se ve las dimensiones del pro-
blema, pero en la perspectiva general del Poder Judicial
como órgano de estado, el Tribunal Constitucional esta-
ría mostrando en sus sentencias que el todo el sistema
que conforma el Poder Judicial estaría fallando.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. El poder Judicial y los excesos Constitucionalizados del Tribunal Constitucional.
dentro de la constitución y en su propia
ley orgánica, pero también cabe referir
que las funciones del Poder Judicial se
encuentran respaldas por la Constitu-
ción Política y su ley orgánica; el pro-
blema se origina cuando el TC al tener
carta abierta en sus decisiones y ser un
legislador negativo, ha llevado a des-
naturalizar las funciones del Poder Ju-
dicial, siendo la sentencia STC Nro. 20-
06-06-PC/TC un paradigma para conso-
lidar la subordinación del Poder Judi-
cial.
El TC al declarar nula una sentencia del
pero en su forma más inquisidora, cie-
ga a la propia constitucionalidad del es-
tado, llegando a convertirse en un cir-
culo vicioso que como toda exagera-
ción trae consecuencias nefastas.
Como lo señala Anibal Quiroga León ,
respecto a la actual condición del Poder
Judicial frente a el TC: “(…) 3.722 En el
1
* Egresado de la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Católica de Santa María.
la r
ev
ista
7
pulseo entre la Corte Suprema, premunida
de un proceso ordinario como una Ejecuto-
ria Suprema, y el Tribunal Constitucional
premunido en una Sentencia Constitucio-
nal proveniente de un proceso constitucio-
nal pese a ser entidades constitucionales de
igual jerarquía e importancia constitucio-
nal, y a que García de Enterria sostiene que
el uno (Tribunal Constitucional) fue cons-
truido de la imagen del otro (Corte Supre-
ma) el sistema constitucional peruano ha
sido diseñado por el constituyente para que
prevalezca el fallo constitucional, y decaída
el fallo de la justicia ordinaria. Eso, por cier-
to, no establece un nivel de jerarquía o su-
bordinación de la Corte Suprema al Tribu-
nal Constitucional como algunos sugieren
con evidente falla del conocimiento de la
materia y de su historia, sino una preemi-
nencia de los procesos constitucionales so-
bre los ordinarios, y la preeminencia de los
órganos que los sostiene o de los que ema-
nan a los demás. 3.7.23 Por tanto, en el pre-
sente caso, será el tren del Tribunal Cons-
titucional el que tenga derecho de paso pre-
ferente, de modo que en caso de colisión, sea
el tren de la Corte Suprema el que lleve la
peor parte; o será la trinchera del Tribunal
Constitucional la que quede en pie frente a
la defensa de la Corte Suprema que, en este
punto, deberá entenderse como constitucio-
nalmente derrotada esta guerra de las cor-
tes”.
2.2. Sentencia STC Nro. 2006-006-PC-
/TC ¿un mal augurio?
El TC con esta sentencia ha dejado en
claro que es el único órgano que puede
declarar si una sentencia adquiere la
calidad de cosa juzgada constitucional,
siendo también reconocida esta afecta-
ción por el Juan Monroy Gálvez quien
señala literalmente: “(…) La sinfonía No.
94 de Haydn se llama 'La sorpresa' y tiene
como sobrenombre 'Golpe de tímpano'. Sin
embargo, lo que ha hecho el Tribunal Cons-
titucional por medio de la sentencia en co-
mentario ni siquiera es una sorpresa, pero
puede ser llamado un 'Golpe de mazo' al
sistema judicial peruano. Otra diferencia es
que la de Haydn es una obra maestra. La
sentencia materia de este comentario, sos-
pecho, va a pasar a la historia del derecho
peruano, pero no por las razones que los
miembros del TC hubieran querido, sino
porque va a ser demarcatoria del límite de
su actuación de ahora en adelante. (…)” .
Más allá de adentrarnos estrictamente
en los hechos que señala la sentencia, es
2
importante señalar que el TC ha legisla-
do su propio poder, señalando en sus
argumentos que todo lo que él señale
son consideradas “verdades absolutas”,
por lo que, ha consolidado su poder ab-
soluto y feudal en nuestro sistema ju-
rídico, en consecuencia, cabe señalar
que la sentencia emitida por este tribu-
nal esta incursa en el proceso compe-
tencial, sin embargo esta sentencia ha
sido plataforma para hablar de otros te-
mas, incluso contrarios a lo señalado en
el proceso competencial, que en esencia
busca justificar la importancia de la
cosa juzgada en los ojos del propio Tri-
bunal Constitucional, siendo una es-
pecie de adopción forzada de un hijo y
convencerle que solo de él viene la ver-
dad a todos sus actos, justificando la
garantía de indiscutibilidad e inmuta-
bilidad que puede otorgar un Estado de
Derecho a una decisión judicial : la au-
toridad de la cosa juzgada, por tanto,
determina que todas las sentencias del
Poder Judicial para alcanzar la cosa juz-
gada constitucional estarán sujetos al
examen de validez y legitimidad que
será otorgado por el mismo TC, ha-
ciendo una clara diferencia de la “cosa
juzgada judicial” y la “cosa juzgada
constitucional”, despreciando y usur-
pando las funciones del Poder Judicial,
convirtiéndose en un mero tramitador.
2.3. Artilugio de Juzgar ¿un Tribunal
Constitucional perfecto?
3
4
Mucho se ha criticado las faltas cons-
titucionales de los jueces ordinarios y
los procesos que no encaran o no mani-
fiestan un debido proceso, siendo este
argumento el hilo conductor para crear
su propio poder sobre el Poder Judicial,
sin embargo esto ha sido un aprovecha-
miento y abuso del propio TC, porque
el debido proceso ha sido el caballo de
Troya para hacer y deshacer las sen-
tencias finales del Poder Judicial (doble
instancia), sin embargo el TC a lo largo
de su desarrollo y argumentos de los
propios miembros de este tribunal en
sus conferencias y eventos académicos
han reconocido sus aberrantes errores y
contradictorias sentencias, justificán-
dolas en que son seres humanos los que
forman el Tribunal Constitucional y en
su condición es un derecho “errar”, asi-
mismo señalan que por ser la última
instancia del sistema jurídico peruano,
si de existir un error pueden llevarla a
tribunales internacionales. Esto que
nos indica, que el Tribunal Constitucio-
nal somete sus sentencias al Poder Ju-
dicial, sin embargo no quiere reconocer
que también existe errores humanos en
el propio Tribunal Constitucional y si
seguimos ese camino, podemos enten-
der que los tribunales internacionales
también estarían afectos de errar, por lo
que caeríamos en una distopía funcio-
nal. Siendo los argumentos del Tribu-
nal Constitucional mediocres en sus de-
cisiones, porque pretender tener la ra-
zón y autoridad para declarar nula una
sentencia que ya adquirió cosa juzgada
en el Poder Judicial, máxime si se con-
solidó en la doble instancia (Corte Su-
prema), es buscar la sin razón. La fun-
ción de juzgar en un proceso no solo de-
pende del Juez sino de las partes por-
que son ellos quienes van a demostrar
quien tiene el derecho, siendo el pro-
ceso el derrotero para llegar a la justicia
en el sistema jurídico; como es sabido
siempre en un juicio (proceso) en su
mayor parte hay un derrotado y es ob-
vio que este va hacer lo posible para en-
contrar la sin razón y desconocer la sen-
tencia que se dio en su contra, siendo el 2. MONROY GÁLVEZ, Juan. “Poder Judicial vs.
Tribunal Constitucional”, (punto 2) http://-
www.estudiomonroy.com/articulos/der_proc_
poju_vs_trico.htm
3. Al señalarse feudal, estoy dando semejanza
con lo vivido en la etapa feudal y lo que vivi-
mos en el actual constitucionalismo con nues-
tro Tribunal Constitucional, que lo clasifico en
su actual edad feudal.
4. La cosa juzgada suele ser estudiada en el
derecho procesal aunque su influencia e im-
portancia abarca otros ámbitos como la socio-
logía de la justicia o la ciencia política, si el
análisis privilegia el ámbito de su influencia en
vez del lugar en que se origina. Admitiendo que
es una definición operativa, se puede decir de
ella que es un prestigio que al recaer sobre
algunas resoluciones judiciales que en el curso
de un proceso han adquirido firmeza (no pue-
den ya ser discutidas), les otorga un rasgo esen-
cial: su inmutabilidad.
Más allá de adentrarnos estrictamente en los hechos
que señala la sentencia, es importante señalar que el
TC ha legislado su propio poder, señalando en sus
argumentos que todo lo que él señale son consideradas
“verdades absolutas”, por lo que, ha consolidado su
poder absoluto y feudal en nuestro sistema jurídico.
la r
ev
ista
8
proceso constitucional la mejor herra-
mienta para destruir la cosa juzgada
del Poder Judicial, por lo que el TC es
parte de esta vulneración a las funcio-
nes del Poder Judicial, trayendo una in-
seguridad al justiciable.
A todo esto puedo señalar que el TC es
importante en el desarrollo constitu-
cional de un Estado, pero este debe es-
tar ordenado y equilibrado dentro de la
estructura estatal, eso implica una nue-
va estructura para si evitar los abusos y
buscar la eficacia constitucional en to-
dos los órganos del estado. El conflicto
del Poder Judicial y el Tribunal Cons-
titucional viene por factores orgáni-
cos, funcionales que al incorporar al
Tribunal Constitucional a una plata-
forma definida de Poder Judicial trae
problemas que no deben ser soluciona-
dos tan a la ligera sino desde un estruc-
turalismo constitucional con coheren-
cia consigo mismo; el problema ahora
no es permisible porque vivimos en el
boom constitucional actual, y con ello,
todo lo que diga el TC es “amén”, pero
seria irresponsable como constitucio-
nalistas conformarnos con todo lo que
dice y hace dicho tribunal, a sabiendas
de este problema existente.
3. CONCLUSIONES
- Como primera conclusión, la STC Nro.
2006-006-PC/TC, ha sido el quiebre pa-
ra subordinar al Poder Judicial en su
forma más elemental que es la “cosa
juzgada”, trae consecuencias nefastas a
las funciones y atribuciones del Poder
Judicial que se reflejan en la inseguri-
dad jurídica, porque se pierde la esen-
cia misma de la administración de jus-
ticia e independencia.
- Como segunda conclusión, la necesi-
dad de una reforma constitucional en la
estructura y funciones del Poder Judi-
cial y Tribunal Constitucional, buscan-
do la eficacia constitucional en sus fun-
ciones y estructura de cada órgano en
un mismo plano, trayendo así la segu-
ridad jurídica.
- Como tercera conclusión, una cosa
juzgada constitucional será la conse-
cuencia de un proceso que es llevado
con un control constitucional (supre-
macía de la constitución y respeto a los
derecho fundamentales); que en el caso
del Perú ante la permanencia de dos
control constitucionales “control difu-
so” y “control concentrado” por lógica
jurídica cada órgano facultado para el
uso del control constitucional genera
una cosa juzgada constitucional, exis-
tiendo un conflicto latente.
4. RECOMENDACIONES
- El TC debe tener una autorestricción o
autocontrol, en beneficio de su propia
legitimidad y del sistema jurídico.
- Debe plantearse una reforma consti-
tucional para definir de forma clara las
funciones y la estructura dentro del sis-
tema jurídico para el Poder Judicial y
para el Tribunal Constitucional.
- Debe promoverse el Poder Judicial un
desarrollo en el “control difuso” a fin
de consolidar los criterios establecidos
por dicho poder de estado (plenos juris-
diccionales, etc.).
______________________
BIBLIOGRAFÍA
- MALPARTIDA CASTILLO, Victor
(2012). “Cosa Juzgada Constitucional vs
Cosa Juzgada Judicial” Tesis en la Ponti-
ficia Universidad Católica del Perú. ht-
tp://tesis.pucp.edu.pe/repositorio/handle-
/123456789/1595.
- MONROY GÁLVEZ, Juan (2006). “Po-
der Judicial vs. Tribunal Constitucional”,
(punto 2) http://www.estudiomon-
roy.com/articulos/der_proc_poju_vs_trico.
htm.
- PEREZ TREMPS, Pablo. “Tribunal
Constitucional y Poder Judicial”. Centro
de estudios constitucionales. Madrid –
1985.
- QUIROGA LEÓN, Anibal (2013). “Las
tensiones entre el Tribunal Constitucional
y la Corte Suprema de Justicia de la Repú-
blica ¿choque de trenes o guerra de las cor-
tes?” Libro de ponencias del IV Con-
greso Nacional de Derecho Procesal
Constitucional. Arequipa: Editorial
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- VERDUGO RAMIREZ, Sergio (2011).
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nales Superiores: Dificultad del modelo kel-
seniano”. (22/12/2011). http://-blog-le-
gal.bcn.cl/el-nuevo-round-entre-el-tc-y-
los-tribunales-superiores-dificultad-del-
modelo-kelseniano.
- VILCAPOMA IGNACIO, Miguel
(2013). “De la sentencia constitucional a la
cosa Juzgada y al precedente vinculante”.
Libro de ponencias del IV Congreso
Nacional de Derecho Procesal Cons-
titucional. Arequipa: Editorial ADRUS.
Pág. 425-441.
NORMAS JURIDICAS REVISADAS
- Constitución Política del Perú (1993).
- Ley Orgánica del Tribunal Constitu-
cional (Ley Nro. 28301).
- Ley Orgánica del Poder Judicial (De-
creto Supremo Nº 017-93-JUS).La STC Nro. 2006-006-PC/TC ha sido el quiebre para sub-
ordinar al Poder Judicial en su forma más elemental que
es la “cosa juzgada”, trae consecuencias nefastas a las fun-
ciones y atribuciones del Poder Judicial que se reflejan en
la inseguridad jurídica, porque se pierde la esencia misma
de la administración de justicia e independencia.
OSCAR URVIOLAPRESIDENTE DEL TC
la revista
la r
ev
ista
9
NTRODUCCIÓN
La convención Internacional sobre los IDerechos de las Personas con Discapa-
cidad constituye el Tratado más comple-
to e importante en lo concerniente al re-
conocimiento de derechos de este gru-
po poblacional que es considerado
como la minoría más grande.
Este instrumento internacional intro-
duce un cambio paradigmático en el
modo en el que se debe concebir la dis-
capacidad, este paradigma es denomi-
nado “Modelo Social de Discapacidad” y
es a partir de él que se erige un sistema
de protección que, a diferencia de los
instrumentos internacionales de Soft
law – que preceden a la Convención y
donde imperaba un lenguaje de prin-
cipios y metas a alcanzar, se empieza a
emplear de forma decidida el lenguaje
de los derechos.
La Convención ha sido ratificada por el
Estado peruano en el año 2008, sin em-
bargo, el cumplimiento de las obliga-
ciones que de ésta se derivan, ha regis-
trado su mayor avance con la promul-
gación de la Nueva Ley General de Perso-
nas con Discapacidad , que pese a adhe-
rirse a la tendencia que adopta la Con-
vención, no ha logrado regular ni in-
troducir cambios sustanciales en mate-
rias importantísimas como la Capaci-
dad Jurídica que exigen un replantea-
miento integral.
A continuación revisaremos nociones
básicas para entender el Modelo Social
de Discapacidad, que se constituye en
el eje central de la Convención para
analizar la institución de la capacidad
jurídica a partir de él.
1. PARADIGMAS EN TORNO A LA
DISCAPACIDAD
La Discapacidad históricamente ha si-
do asociada a determinados modelos
de tratamiento, desde los cuales podre-
mos entender su concepción y evolu-
ción.
Al respecto Agustina Palacios distingue
...........................
– –
–
1
DE LA INCAPACITACIÓN A
LA CAPACIDAD JURÍDICA PLENA
Pamela Solanch Smith Castro *
DERECHO CIVIL (PERSONAS)
bres, con un denominador común mar-
cado por el sometimiento y la depen-
dencia, en el que asimismo son tratadas
como objeto de caridad y sujetos de
asistencia .
b) Modelo rehabilitador: Desde su fi-
losofía se considera que las causas que
originan la discapacidad no son religio-
sas, sino científicas (derivadas en limi-
taciones individuales de las personas).
Las personas con discapacidad ya no
son consideradas inútiles o innecesa-
rias, pero siempre en la medida en que
sean rehabilitadas. Es por ello que el fin
primordial que se persigue desde este
modelo es normalizar a las personas
con discapacidad, aunque ello impli-
que forjar a la desaparición o el oculta-
miento de la diferencia que la misma
discapacidad representa .
Este modelo resalta la enfermedad o las
2
3
tres modelos que nos ayudarán a com-
prender cómo ha sido concebida histó-
ricamente la discapacidad:
a) Modelo de prescindencia: En el que
se supone que las causas que dan ori-
gen a la discapacidad tienen un motivo
religioso, y en el que las personas con
discapacidad se consideran innecesa-
rias por diferentes razones: porque se
estima que no contribuyen a las necesi-
dades de la comunidad, que albergan
mensajes diabólicos, que son la conse-
cuencia del enojo de los dioses, o que
—por lo desgraciadas—, sus vidas no
merecen la pena ser vividas. Como con-
secuencia de estas premisas, la socie-
dad decide prescindir de las personas
con discapacidad, ya sea a través de la
aplicación de políticas eugenésicas, o
ya sea situándolas en el espacio desti-
nado para los anormales y las clases po-
*
1.
Estudiante de la Facultad de Derecho de la
UCSM.
.Promulgada el 14 de junio del 2012
2. PALACIOS, Agustina. “El modelo social de dis-
capacidad; orígenes, caracterización y plasmación
en la Convención Internacional sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad”. Cinca: Ma-
drid, 2005, p. 37.
Idem p. 26. 3.
Nuevo paradigma a la luz de la convención internacional de personas con discapacidad
la r
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ista
10
cas y conceptuales que en torno al tema
se han construido.
2. APROXIMACIONES AL CONCEP-
TO DE DISCAPACIDAD
Al respecto Luis del Águila Umeres en
su tesis “El concepto de discapacidad y su
importancia filosófica” plantea:
“Desde un punto de vista filosófico se puede
decir que la discapacidad es un aspecto fun-
damental de la esencia humana por ser una
manifestación de la finitud del hombre. En-
tiendo por finitud el conjunto de hechos y
manifestaciones asociados a la condición
fáctica de la existencia humana. La vida hu-
mana tiene un principio y un final, el naci-
miento y la muerte: esta es la expresión más
vital de sus límites . Sin embargo, estos lí-
mites se refieren no solo a la dimensión tem-
poral sino también a la espacial. “Desde que
ningún ser humano es perfecto y todos so-
mos seres finitos, todos tenemos un mayor o
menor grado de discapacidad, sea temporal
o permanente, notoria o no” .
El concepto antes planteado resulta su-
mamente interesante al considerar a la
discapacidad como manifestación de fi-
nitud y que en esa medida no le es ajena
a ninguna persona, lo que se convierte
en un argumento sólido para establecer
la igualdad.
En ese sentido Harlan Hahn, citado por
Del Aguila nos dice: “Muchos de estos
cambios pueden explicarse por un cambio
definicional que se ha desplazado desde una
orientación médica (que se centra en las de-
ficiencias funcionales) y un enfoque econó-
mico (que pone énfasis en las limitaciones
laborales), hacia una perspectiva sociopolí-
tica que considera a la discapacidad como el
producto de la interacción entre el indivi-
duo y el medio ambiente. Esta última visión
ha puesto un énfasis nuevo en medidas anti-
discriminación y en un modelo de discapa-
cidad, de grupo minoritario, que reconoce
que el medio ambiente está moldeado por las
6
7
políticas públicas y que estas políticas son
un reflejo de los valores y actitudes sociales
prevalecientes ”.
3. SOBRE EL ARTÍCULO 12° DE LA
CONVENCIÓN – IGUAL RECONO-
CIMIENTO COMO PERSONA AN-
TE LA LEY
Culminado el marco que permite com-
prender la lógica que plantea la Con-
vención, dirigiremos el análisis al artí-
culo 12 de la Convención que enuncia lo
establecido en torno a la capacidad ju-
rídica de las Personas con discapaci-
dad, producto de un intenso debate que
consistió en determinar el modelo bajo
el cual se ajustaría la Capacidad Jurídi-
ca.
El artículo 12° de la Convención esta-
blece que:
ii) Los Estados Partes reconocerán que las
personas con discapacidad tienen capaci-
dad jurídica en igualdad de condicio-
nes con las demás en todos los aspectos
de la vida.
La adopción de este artículo y en parti-
cular de este apartado supone un hito
histórico en el otorgamiento de dere-
chos a las personas con discapacidad
principalmente intelectual si tene-
mos en cuenta que éstas son privadas
de este reconocimiento de forma insti-
tucionalizada por parte del Estado.
Cabe hacer una precisión de los ante-
cedentes y la situación dentro de la cual
se comprendía el ejercicio de la capaci-
dad jurídica para personas con disca-
pacidad intelectual:
Lo primero que hay que valorar en re-
lación con la capacidad jurídica es que
es una construcción social y de este mo-
do refleja elecciones que las sociedades
han hecho en diferentes épocas. Histó-
ricamente, la capacidad ha sido un atri-
buto o una presunción que el Derecho
ha concedido o denegado a diferentes
poblaciones. Una clara ilustración de
este proceso es provista por el trata-
miento legal de la capacidad de la mu-
8
– –
falencias que posee la persona y bajo
este esquema se procura que la persona
que posee la discapacidad se adapte y
adecue a la sociedad, normalizar a la
persona permitirá que pueda desarro-
llarse.
c) Modelo social: El trabajo desplegado
por los movimientos de Personas con
discapacidad que tiene origen en Eu-
ropa se consolida en la concepción del
Modelo Social de Discapacidad, que le
otorga a la discapacidad un enfoque de
derechos humanos.
Citamos de nuevo a Agustina Palacios
quien sobre el modelo social argumen-
ta:
“En primer lugar, se alega que las causas
que originan la discapacidad no son ni reli-
giosas ni científicas, sino sociales o al me-
nos, preponderantemente sociales.
Según los defensores de este modelo, no son
las limitaciones individuales las raíces del
problema, sino las limitaciones de la propia
sociedad para prestar servicios apropiados y
para asegurar adecuadamente que las nece-
sidades de las personas con discapacidad
sean tenidas en cuenta dentro de la organi-
zación social. […]De este modo, partiendo
de la premisa de que toda vida humana es
igualmente digna, desde el modelo social se
sostiene que lo que puedan aportar a la so-
ciedad las personas con discapacidad se en-
cuentra íntimamente relacionado con la in-
clusión y la aceptación de la diferencia .
Como señala QUINN y DEGENER, el
modelo social se centra en la dignidad
del ser humano y después –y sólo en ca-
so necesario– en las características de la
persona .
Como apreciamos este modelo consti-
tuye un cambio profundo en concep-
ción y forma de tratamiento, se sustrae
de ver a la persona que posee la diver-
sidad como la causa sustancial y la si-
túa en la sociedad; bajo dicha lógica,
garantizar el acceso de oportunidades
en condiciones de igualdad e libertad,
son derechos que deben ser garantiza-
dos por esta última, propiciando así un
desarrollo e inclusión plena, la Socie-
dad entonces deberá estar preparada
para adecuarse a las diferencias de sus
miembros, eliminando las barreras físi-
4
5
Lo primero que hay que valorar en relación con la capacidad
jurídica es que es una construcción social y de este modo re-
fleja elecciones que las sociedades han hecho en diferentes
épocas. Históricamente, la capacidad ha sido un atributo o
una presunción que el Derecho ha concedido o denegado a
diferentes poblaciones.
4.
5.
PALACIOS, Agustina. Op. Cit. p. 104
QUINN, Gerard y DEGENER, Theresia.
“Derechos Humanos y Discapacidad. Uso actual y
posibilidades futuras de los instrumentos de dere-
chos Humanos de las Naciones Unidas en el con-
texto de la discapacidad”. Documento Naciones
Unidas HR/PUB/02/1 : New York Ginebra,
2002. P. 12
6.
7.
DEL AGUILA UMERES, Luis Miguel. 2007.
“El concepto de discapacidad y su importancia filo-
sófica”. Tesis de Licenciatura en filosofía. Li-ma:
Pontificia Universidad Católica del Perú, Fa-
cultad de Letras y Ciencias Humanas.p. 24.
Ídem, p. 26
8. HAHN, Harlan (1985) "Toward a Politics of Di-
sability: Definitions, Disciplines, and Policies." So-
cial Science Journal 22:4. p. 87-105
la r
ev
ista
11
jer. El contenido negociable del con-
cepto es nuevamente demostrado por
la Convención de los Derechos del Ni-
ño reconociendo las capacidades evo-
lutivas del niño e incorporando explí-
citamente el derecho a la participación.
(Artículo 12). De este modo, cuando
nos estamos preguntando por la inca-
pacitación legal que se aplica contra
nosotros (personas con discapacidades
psicosociales), estamos, por decirlo de
algún modo, pisando caminos que ya
han sido recorridos por otros grupos
excluidos. Estamos diciendo que la
afirmación de incapacidad que la so-
ciedad sitúa en relación a algunos de
nosotros es falsa y que tenemos dere-
cho a vivir, como los demás, en nues-
tros propios términos” .
Las personas con discapacidad, principal-
mente aquellas con discapacidad mental o
intelectual aunque también con discapaci-
dad sensorial, son consideradas común-
mente como individuos incapaces de res-
ponder frente a sus actos y como un peligro
para sí mismos o para la correcta adminis-
tración de sus bienes .
Finalmente como producto de las po-
siciones expresadas en el marco de la
formulación del presente dispositivo
respecto la capacidad jurídica, que en
muchos países se refería la capacidad
de ostentar derechos mas no de ejer-
cerlos, se llega al consenso de estable-
cer la capacidad jurídica en igualdad
de condiciones (ii) el dinámico, el cual
es entendido como la capacidad de
ejercer dichos derechos y asumir las
obligaciones de acuerdo a las decisio-
nes personales .
A diferencia de la personalidad jurídi-
9
10
11
ca, que le corresponde a todo ser huma-
no desde el momento del nacimiento y
se pierde únicamente con la muerte, el
ejercicio de la capacidad de obrar se en-
cuentra sujeta a la posesión de ciertos
requisitos como una edad mínima y la
capacidad de comprender el significa-
do de las propias acciones y sus conse-
cuencias . Así, la capacidad jurídica
incluye la “capacidad de obrar”, enten-
dida como la capacidad y la facultad de
asumir una transacción, mantener una
relación o un estatus determinado con
otra persona, y de manera más general
de crear, modificar o extinguir relacio-
nes jurídicas .
Lo cuestionado entonces, en la formu-
lación de este artículo se centraba en si
las Personas con Discapacidad, con es-
pecial atención en la discapacidad inte-
lectual, mental o psicosocial, podían
gozar de capacidad jurídica en el as-
pecto dinámico, y a partir de éste poder
establecer relaciones jurídicas, celebrar
negocios, etc.; surgían entonces posi-
ciones que iban desde otorgar plena ca-
pacidad jurídica a las personas con dis-
capacidad sensitiva y motora, pero
existían reticencias a extenderla de for-
ma absoluta a las personas con disca-
pacidad intelectual es de resaltar que
la discusión se produce en un marco le-
gislativo en el que varios países que
contemplan procesos de interdicción,
incapacitación, nombramiento de re-
presentantes legales, tutores o curado-
res . Por lo que la personas con disca-
12
13
–
–
pacidad y en especial intelectual no
pueden ejercer este derecho en igual-
dad de condiciones que las demás per-
sonas, por una razón basada en su dis-
capacidad; tenemos entonces que la
institución de la Capacidad Jurídica en
la mayoría de legislaciones se enmarca
dentro de un modelo médico, mientras
que la Convención apuesta por incluir
en esta institución jurídica un modelo
social, a partir de la cual se otorgue ple-
na libertad e igualdad para tomar deci-
siones, incluyendo de igual forma los
propios principios enunciados en la
Convención y realizando los ajustes ne-
cesarios para el ejercicio de los mismos
cuando resulte necesario.
Al respecto, este esquema nos ayuda a
tener otra lectura de lo que implica la
capacidad jurídica y su vinculación con
la dignidad humana es posible plantear
otra concepción del individuo, del
agente moral y de la dignidad que, sin
distanciarse de los valores presentes en
el discurso moderno, tenga en cuenta
las siguientes dimensiones .
a) La idea de capacidad es gradual y re-
lativa. Los individuos poseemos capa-
cidades diferentes siendo difícil mante-
ner que unas capacidades valgan más
que otras en un contexto general y, so-
bre todo, que eso implique una mayor
dignidad. Este tipo de consideraciones
relacionan de manera muy cuestiona-
ble la idea de dignidad con la utilidad y
el papel del individuo en la sociedad.
Pero el valor del individuo o del agente
moral debe ser previo al examen de su
papel en la sociedad[…]
b) No existe relación entre talento y dig-
nidad, por lo que la idea de que a mayor
talento (o si se prefiere a mayor capa-
cidad de razonar, sentir y comunicarse)
mayor dignidad, no es válida.
[…]
e) Debemos desembarazarnos de cier-
tos patrones ideales que proyectamos
sobre el concepto de vida humana dig-
na y que convierte en indigna y espe-
cial, la situación en la que se encuentran
ciertos colectivos. Poder caminar, ver,
oír o comunicarse son, en las socieda-
des contemporáneas, auténticas venta-
jas, por lo que es necesario facilitar esa
posibilidad a los que no la tienen satis-
fecha. Pero, al mismo tiempo, es impor-
14
capacidad de obrar de las personas con discapacidad
a la luz de la Convención de la ONU”. En: Hacia un
Derecho de las Discapacidad. Estudios en ho-
menaje al Profesor Rafael de Lorenzo. Pamplo-
na: Thomson Reuters Aranzadi. 2009. p.
BARIFFI, Francisco y PALACIOS, Agustina
(Coordinadores). Colección capacidad jurídica y
discapacidad. Cuaderno No 1 - Argentina. p. 46
Background conference document about Legal
Capacity, prepared by the Office of the United Na-
tions High Commissioner for Human Rights (Sexta
Sesión).
12.
13.
9.
10.
11.
Intervención del International Disability Cau-
cus sobre: “Cognitive Capabilities Privileged in Le-
gal Construction of Capacity.”
Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Hu-
manos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02
del 28 de agosto de 2002. Serie A No. 17. párr.48
BARIFFI, Francisco. “Capacidad jurídica y
14. Véase DE ASÍS, R., “Derechos humanos y dis-
capacidad. Algunas reflexiones derivadas del
análisis de la discapacidad desde la teoría de los de-
rechos”, en Jiménez, E. (ed.), cit. p 29.
María Alejandra
Villanueva: joven con
síndrome de Down, quien
logró ser incluida de nuevo
en el padrón electoral y así
ejercitar un derecho básico
como es el voto.
Además ha sido premiada
con Premio por el Día
Internacional del Síndrome
de Down 2012.
la revista
la r
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ista
12
tante advertir sobre la posibilidad de
alcanzar una vida humana digna te-
niendo disminuidos esos rasgos, siem-
pre y cuando tengamos en cuenta el va-
lor de la autonomía y la independencia
de los sujetos.
f) La capacidad está irremediable-
mente conectada a la posibilidad, pero
no debe ser confundida con ella. Dicho
de otra manera, una cosa es tener ca-
pacidad para razonar, para sentir y pa-
ra comunicarse y otra, bien distinta, es
tener la posibilidad de razonar, sentir y
comunicarse. Es importante luchar
contra aquello que provoca la imposi-
bilidad, ya sea algo “natural” o algo
que hemos construido[…]
i. Los Estados Partes adoptarán las medidas
pertinentes para proporcionar acceso a las
personas con discapacidad al apoyo que
puedan necesitar en el ejercicio de su capa-
cidad jurídica.
Es necesario a la vez detener en análisis
en lo referente al apoyo, e introducir
nociones sobre los modelos bajo los
cuales se han erigido figuras propias de
la capacidad jurídica.
De acuerdo con el modelo médico o re-
habilitador sobre el cual se estructura el
tratamiento a las Personas con Disca-
pacidad, encajan los procesos de inca-
pacitación, tutela y curatela; según el
caso. Estas figuras responden a un mo-
delo de sustitución de la toma de deci-
siones, bajo el cual se busca normalizar
y “proteger” a las personas con disca-
pacidad y –sobre todo intelectual– para
que las decisiones que tomen en su de-
sarrollo no las perjudiquen, sin embar-
go, bajo este sistema se institucionaliza
a la persona y puede servir muchas ve-
ces para vulnerar sus derechos y actuar
en contra de su libertad.
a) Modelo de Sustitución en la toma
de decisiones
El modelo de sustitución en la toma de
decisiones es el que se plasma en los
procesos de incapacitación y el nom-
bramiento de un tercero que remplaza
las decisiones de la persona con disca-
pacidad, al respecto la World Network of
Users and Survivors of Psychiatry expre-
só que la imposición de la tutela im-
plica, en sus efectos prácticos, la “muer-
te social y legal”, la violación de los dere-
chos humanos y la dignidad de la per-
sona. En ese sentido se enfatizó que una
persona puede necesitar asistencia pa-
ra la toma de decisiones, e incluso al-
gunas personas pueden requerir de un
altísimo nivel de asistencia. Sin embar-
go ello no significa que la persona tenga
que ser excluida de la toma de decisión.
Y es posible prestar dicha asistencia sin
la necesidad de anular o limitar los de-
rechos de la persona, respetando su
autonomía .
International Disability Causus expresó:
La tutela es un antiguo mecanismo que
fue construida sin consultar a las per-
sonas con discapacidad y desde donde
se asume que algunas personas no tie-
nen la capacidad para tomar decisiones
jurídicamente vinculantes (...) .
b) Modelo de Apoyo en la toma de de-
cisiones
El modelo de asistencia o apoyo tal co-
mo se desprende de su nombre, en-
tiende que las personas con discapaci-
dad pueden tomar decisiones y para
ello pueden requerir o necesitar de ayu-
da, sin perder su autonomía, regla que
15
16
no se aplica en el modelo de sustitución
donde la persona pierde este derecho y
será otra quien lo ejerza en su lugar.
Se expresó que precisamente uno de los
argumentos a favor del modelo de sus-
titución en la toma de decisiones se ba-
sa en que un número de personas no
tienen la sabiduría o el conocimiento
para ejercitar la capacidad jurídica. Pe-
ro se destacó que la capacidad jurídica
se debería relacionar con la libertad pa-
ra tomar las decisiones y no con la sa-
biduría o prudencia de dichas decisio-
nes. Existe una libertad que es inhe-
rente a todas las personas para caer en
los mismos o nuevos errores y aprender
o no aprender de ellos . La asistencia
en la toma de decisiones no cuestiona la
sabiduría de las elecciones de la perso-
na sino que permite a todos y todas
afrontar la dignidad del riesgo
Considero por lo expuesto que las Per-
sonas con discapacidad intelectual po-
drían ejercer su capacidad jurídica sin
limitaciones establecidas a priori, la in-
capacitación absoluta imposibilita la
toma de decisiones desde aspectos coti-
dianos hasta aquellos que revisten tras-
cendencia; si bien podría increparse
que bajo este esquema el Estado dejaría
una carta abierta a la desprotección,
considero que pueden establecerse me-
canismos de apoyo que entren a tallar
cuando las personas con discapacidad
requieran de un alto nivel de asistencia
sin vulnerar su autonomía, procurando
así su inserción plena y efectiva en la
Sociedad.
ii. Los Estados Partes asegurarán que en to-
das las medidas relativas al ejercicio de la
capacidad jurídica se proporcionen salva-
guardias adecuadas y efectivas para impe-
dir los abusos de conformidad con el derecho
internacional en materia de derechos hu-
manos.
iii. Sin perjuicio de lo dispuesto en el pre-
sente artículo, los Estados Partes tomarán
todas las medidas que sean pertinentes y
efectivas para garantizar el derecho de las
personas con discapacidad, en igualdad de
condiciones con las demás, a ser propieta-
rias y heredar bienes, controlar sus propios
asuntos económicos y tener acceso en igual-
dad de condiciones a préstamos bancarios,
hipotecas y otras modalidades de crédito fi-
nanciero, y velarán por que las personas con
17
18.
Considero por lo expuesto que las Personas con discapacidad
intelectual podrían ejercer su capacidad jurídica sin limitacio-
nes establecidas a priori, la incapacitación absoluta imposibi-
lita la toma de decisiones desde aspectos cotidianos hasta
aquellos que revisten trascendencia
15.
16.
17.
18.
PALACIOS, Agustina. Op. Cit. p. 424
Idem p. 429
Idem p. 430
Ibídem
AGUSTINA PALACIOS:
Con un férrea lucha por los
derechos de los discapacita-
dos ha venido desarrollando
una serie de investigaciones,
tanto en su país (Argentina)
como para las Naciones
Unidas. Una de sus
principales publicaciones es
“El modelo Social de
discapacidad (2008)”.
Agustina Palacios
la revista
la r
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ista
13
discapacidad no sean privadas de sus bienes
de manera arbitraria.
Las salvaguardas están referidas a las
medidas que se pueden establecer para
cautelar un cumplimiento riguroso de
la capacidad jurídica, creando institu-
ciones que colaboren en tal fin o inser-
tando estas en políticas públicas en la
materia; resguardando que no se come-
tan abusos ni se vulneren derechos.
4. EL CASO PERUANO Y LA NECE-
SIDAD DE REFORMAS CAPACI-
DAD JURÍDICA EN EL CODIGO CI-
VIL PERUANO
Supuestos de Incapacidad Absoluta y
Relativa contemplados por el Código
Civil Peruano
Articulo 43º.- Incapacidad absoluta
Son absolutamente incapaces:
[…]
2.- Los que por cualquier causa se encuen-
tren privados de discernimiento.
3.- Los sordomudos, los ciegosordos y los
ciegomudos que no pueden expresar su vo-
luntad de manera indubitable.
Articulo 44º.- Incapacidad relativa
Son relativamente incapaces:
1.- Los mayores de dieciseis y menores de
dieciocho años de edad.
2.- Los retardados mentales.
3.- Los que adolecen de deterioro mental
que les impide expresar su libre voluntad.
(…)
Apreciamos claramente la equipara-
ción de la condición de una persona
con Discapacidad con la de un menor,
este dispositivo entra en colisión con
los derechos proclamados en la Con-
vención, al privar de capacidad jurídica
a personas con Discapacidad Intelec-
tual y sensorial y no establecer a la vez
ningún mecanismo que promueva el
apoyo en la toma de decisiones, sino
que se establece al modelo de sustitu-
ción como regla general cuando éste es
el último recurso cuando la discapaci-
dad es sumamente grave e impide a la
persona expresar su voluntad.
Con este marco jurídico en el que he-
mos detenido la atención y que tiene
desarrollo en muchos otros derechos
contemplados en el ordenamiento ci-
vil, las personas con discapacidad en-
cuentran privaciones el ejercicio de
múltiples derechos y tenemos situa-
ciones que demuestran que figuras co-
mo tales como la curatela no constitu-
yen una garantía de protección a este
grupo, en muchas ocasiones sirven pa-
ra cometer una serie de abusos, un
ejemplo claro es la reclusión de perso-
nas con discapacidad intelectual en
centros de internamiento en contra de
su voluntad.
Por lo que urge que nuestra legislación
busque adaptarse al modelo propuesto
en la Convención en el marco de las obl-
igaciones que ha asumido el Estado Pe-
ruano al ratificar dicho instrumento.
Existen figuras como las creadas en
Suecia que: “En 1989 se convirtió en el
primer Estado en abolir la tutela para adul-
tos con discapacidad. En 1994, promulgó
una ley sobre apoyo y servicios para perso-
nas con algunos tipos de discapacidades, la
cual provee de amplias garantías a las per-
sonas con severas discapacidades intelec-
tuales y físicas. La institución más repre-
sentativa es la denominada “godman”. Me-
diante este mecanismo, se nombra a un
mentor que, a diferencia del tutor, no altera
el disfrute de los derechos civiles por la per-
sona con discapacidad, sino que actúa ex-
clusivamente con el consentimiento de la
misma, ejerciendo una serie de derechos y
deberes que, a grandes rasgos, corresponden
a los de un representante” .
A partir de esta experiencia podemos
citar otras que se gestan en países lati-
noamericanos como Argentina y Costa
Rica que vienen estableciendo un im-
portante precedente de reforma legis-
lativa en la materia.
En ese mismo sentido deberán dirigirse
las políticas públicas, procurando in-
cluir a personas con discapacidad inte-
lectual, evitando que se repitan sucesos
como los acontecidos en el último pro-
ceso electoral donde el RENIEC retiró
del padrón de electores a cerca de 20000
personas con discapacidad intelectual,
negándoles de esta forma el derecho a
participar de la vida política del país co-
mo cualquier ciudadano podría hacer-
lo; cabe resaltar la lucha emprendida
por María Alejandra Villanueva , jo-
ven con síndrome de down, quien logró
ser incluida de nuevo en el padrón elec-
toral y así ejercitar un derecho básico
como es el voto.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La Convención Internacional sobre los
Derechos de las Personas con Discapa-
cidad establece otorgar capacidad jurí-
19
20
dica a las personas con discapacidad en
igualdad de condiciones y en todos los
aspectos de la vida, para ello se preten-
de sustituir los procesos de incapacita-
ción por un modelo de apoyo en la toma
de decisiones, donde las personas con
discapacidad –sobre todo intelectual–
no pierdan autonomía y puedan tomar
decisiones utilizar el apoyo en la medi-
da que lo necesiten, este paradigma es
coherente con el modelo social de dis-
capacidad y los derechos enunciados y
desarrollados en la Convención; lo que
implica que la legislación peruana de-
berá ponerse el reto de evaluar las ins-
tituciones que restringen un ejercicio
pleno de la capacidad jurídica y buscar
alinearlas al paradigma establecido en
la Convención, incluyendo de esta for-
ma a este importante grupo poblacio-
nal e incentivándolo para que logre un
desarrollo pleno en un marco de respe-
to irrestricto de sus derechos.
19.
20.
VITERI, Daniela, “La Capacidad Jurídica de las
Personas con Discapacidad y la necesidad de
reforma del Código Civil Peruano en Boletín Ge-
neral de la Dirección Nacional de Desarrollo y Or-
denamiento Jurídico – MINJUS”, Año N° 1, N° 5,
Mayo – Junio 2012, p. 10.
Ha sido premiada con Premio por el Día
Internacional del Síndrome de Down 2012.
NACIONES UNIDAS:
El trabajo de difusión sobre los
instrumentos que realzan los derechos de
los discapacitados es sin duda una labor
imprescindible en sociedades como las
nuestras.
De esta forma vienen generandose
publicaciones como la que aquí
mostramos. Son varios los nombres
recurrentes en dichos trabajos , Francisco
Bariffi y Agustina Palacios entre ellos.
la revista
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14
EL RESPETO
A LA DIGNIDAD
Edgar Mujica*
DERECHOS HUMANOS
* Universidad Nacional de San Agustín de Are-
quipa.
1. Maritain, Jaques“Los Derechos del Hombre
y la ley natural”. Argentina. Edt. Dédalo.
me indicó que había una moneda al la-
do de mi pie derecho, por lo que co-
giendo esta moneda de dos soles, se la
entregué luego a la señora recibiendo a
cambio un muy cordial “gracias”, unas
cuadras más allá, (después que bajo la
señora), otra señora, que estaba senta-
da a mi derecha (seguía parado para
variar), empezó a buscar en los bolsillos
de su pantalón, su pasaje y luego pensó
en voz alta “¿mis dos soles?”, el bolete-
l filósofo Jaques Maritain, al re-
ferirse a los derechos del hom-Ebre, señala: (...) la dignidad de la
persona humana significa que por virtud de
la ley natural, el hombre tiene el derecho de
ser respetado, de ser considerado como suje-
to de derecho, como poseedor de derechos
(...) Si tiene el derecho de cumplir su desti-
no, tiene derecho a las cosas necesarias para
esto. Los derechos fundamentales son: el de-
recho a la existencia y a la vida; el derecho a
la libertad personal o derecho de conducir
su propia vida como señor de ella y de sus
actos, el derecho a buscar la perfección de la
vida humana, moral, y racional; el derecho
a la integridad corporal; el derecho a la pro-
piedad privada de los bienes materiales que
es una salvaguarda de las libertades de la
persona; derecho de casarse según su propia
elección y de fundar una familia, el derecho
de asociación .
Este pequeño extracto de la obra de Ja-
ques Maritain, menciona una de las pa-
labras que escucho casi a diario en todo
nuestro medio: el respeto; afirmo ello,
porque casi siempre se escucha el res-
peto al prójimo, respétame, respeta mi
barrio, respetos guardan respetos, el
respeto a los Derechos Humanos, ¡No
me faltes el respeto!, en fin… cuando
intenté entender por primera vez el sig-
nificado de esta palabra, la busqué co-
mo todo buen lector en un buen dic-
cionario y allí decía algo así: Respeto:
Acción de respetar. Bueno, pienso que
no me dio nada nuevo a lo que para en-
tonces intuía. La verdad, me gustaría
que antes de seguir leyendo estas lí-
neas, se cuestione usted sobre esta pa-
labra, y que no vaya a ser raro, que no
tenga una idea tan clara como se supo-
ne que debe tenerla ya que todos los
días consciente o inconscientemente la
mencionamos en nuestro diario vivir.
Por lo tanto, qué es lo que quiere decir
usted cuando le exige Respeto a otra
persona, ¿Qué le está pidiendo? Re-
cuerde que ideas claras producen sen-
timientos claros y sentimientos claros
producen acciones claras, en esto se re-
sume la Actitud.
La razón por la cual escribo estas pocas
líneas es para tratar de dar tan sólo una
pequeña idea y no una definición de lo
que se trata el Respeto, ya que nuestro
1
querido Derecho, no sólo sirve para so-
lucionar conflictos de intereses inter-
subjetivos, también sirve para preve-
nirlos y allí está la importancia de éste
pequeño artículo.
Entender la palabra Respeto presupone
manejar como marco teórico (es decir,
información previa), la idea de ser hu-
mano, entendiendo rápidamente como
tales a entes Biopsicosociales, efectiva-
mente, somos seres que estamos vivos,
somos racionales y sobretodo somos se-
res que viven con otros semejantes en
grupo o Sociedad.
No se puede imaginar a un hombre so-
lo, ya que a decir de Aristóteles quien
vive solo o es un dios o es una bestia,
mas no un ser humano.
En esta misma línea de pensamiento, al
existir o coexistir unos seres humanos
junto a otros, van a producirse las fa-
mosas relaciones, las mismas que de-
penden de la forma como se las enfo-
que, pudiendo ser éstas relaciones de ti-
po familiar, amicales, jurídicas, políti-
cas, sentimentales, etc., etc., existen mi-
les de relaciones y en ellas pueden pro-
ducirse un daño, de manera consciente
o inconsciente, como por ejemplo, un
día en una combi, a una señora que es-
taba sentada a mi lado izquierdo (yo es-
taba parado), al momento de levantar-
se para bajar se le cayó una moneda y
como buen ciudadano me puse a bus-
carla junto a otros pasajeros, en ese ins-
tante, un señor que estaba detrás de mí
JAQUES MARITAIN
“LA DIGNIDAD de la persona humana
significa que por virtud de la ley natural,
el hombre tiene el derecho de ser respetado,
de ser considerado como sujeto de derecho”.
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15
mo cumplir una ley.
Por otro lado, a nuestro entender, ha-
blar del Respeto a la Dignidad, no es lo
mismo que hablar de la Dignidad, aun-
que este último concepto este incluido
en el primero. Y desde nuestro enfo-
que, es el Art. 1 de la Constitución ac-
tual el Primer Deber Jurídico Funda-
mental, por referirse a la Primacía del
ser humano, además de ser un princi-
pio ético-jurídico , que señala el cam-
po de acción de los Derechos Funda-
mentales.
Finalmente, podríamos señalar que el
Respeto así sólo si es un valor, mientras
que la Dignidad no lo es, aunque algu-
nos autores se refieran al mismo como
el valor de los seres humanos en el sen-
tido más metafórico del hablar. Así lo
señaló el maestro Mario Alzamora Val-
2
ro escuchando esa frase, raudamente le
increpó a la señora que no se haga la
muy viva, ya que si no tenía para el
pasaje para que subió (se dan cuenta
como funciona el principio de Presun-
ción de Inocencia), bueno, también nos
pusimos a buscar la bendita monedita y
encontramos una pero de diez cénti-
mos, ese rato yo me dí cuenta que sin
querer a esta señora le hice un daño
económico, porque cogí su moneda y
se la dí a la otra señora, (recién entendí
porque estuvo muy agradecida esta úl-
tima), en fin, a lo que quiero llegar es a
que se de cuenta amigo lector, que allí
yo causé un daño, es decir, le falte el
respeto a la segunda señora, demás esta
decir que le pagué el pasaje, claro que
no le expliqué porqué sino me crucifi-
caba, sólo le aclaré que lo hacía porque
Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la
Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-
no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del
ser humano, pero supremacía en relación a todas las
cosas que lo rodean y no entre los de su especie.
en sí mismo y que de ninguna manera
pueda ser considerado como un medio.
Además, esa esencia consta en dos cri-
terios que son la Universalidad y la
Uniformidad del ser humano y que
posteriormente ampliaremos más esta
idea en otro artículo, (si es que nos lo
permiten, claro esta).
Lo que si nos queda claro, es que si hoy
en día suceden muchos atropellos en
contra de esta preciada Dignidad Hu-
mana, es por pura ignorancia, la misma
que sí es una plaga humana y contra la
cual debemos trabajar por aplacarla y
desterrarla de la humanidad, siendo la
Educación un medio de formación pro-
picio para compartir la enseñanza, fun-
damentos y argumentos de lo que son
los Derechos Humanos.
__________________
BIBLIOGRAFÍA- ALEXY, Robert. “Teoría del Discurso y Derechos Hu-
manos”. Bogota – Colombia. Edt. Panamericana.
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Edt. Universitaria de Buenos Aires.
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Derecho”. México. Edt. Mc Graw-Hill.
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- TICONA POSTIGO, Víctor. “El Debido Proceso y la 2.
3.
Mendoza Escalante, Mijail. “Los Principios
Fundamentales del Derecho Constitucional Perua-
no”. Lima 2000. Edt. Inesla.
Chirinos Soto, Enrique. “La nueva constitu-
ción al alcance de todos”. Lima – Perú.
era mi buena acción del día.
Entonces, que entender por respeto, en
negativo ya lo dije, es hacer un daño a
otra persona, y en positivo… sería en-
tonces “Proteger, Cuidar”, esa es la
idea de respeto; por lo tanto cuando
una persona dice respétame, entonces
nos está diciendo, no me hagas daño,
cuídame, y esto tiene mucha lógica. Así
mismo, cuando leemos algún artículo
que se refiera al respeto, por ejemplo de
los Derechos Humanos, se debe enten-
der, que todos estamos obligados “erga
omnes”, a proteger, cuidar la Vida, la Li-
bertad, la Dignidad y la Igualdad so-
bretodo, de los demás tanto como la de
uno mismo.
Y sólo para aquellos que se preguntan y
respecto al respeto a la ley, bueno, allí se
debe entender, la palabra respeto, co-
dez al ser consultado por la comisión
encargada de este artículo en la consti-
tución de 1979, esto a decir de Enrique,
Chirinos Soto que lo menciona .
Podemos, entonces dar la propuesta
que hablar de la Dignidad Humana es
hablar de la esencia del ser humano, y
que por ende se puede hablar de la su-
premacía del ser humano, pero supre-
macía en relación a todas las cosas que
lo rodean y no entre los de su especie.
De allí que se siga la idea de Kant, de
considerar la Dignidad como el hecho
de reconocer en el hombre que es un fin
3
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16
1. MOTIVACIÓN
El interés por el presente tema
surge a consecuencia de mi es-
tadía como practicante en la SUNARP.
En uno de los tantos títulos que se pre-
sentan pude apreciar el siguiente caso:
Rafael, titular-gerente de “RR E.I.R.L.”,
compra un auto de propiedad de la men-
cionada persona jurídica. El notario públi-
co envía los Partes Notariales al Registro de
Propiedad Vehicular. Al finalizar la califi-
cación, el Registrador señala que no puede
inscribirse este “contrato consigo mismo”,
fundamenta su decisión señalando que “es
anulable el acto jurídico en que el represen-
tante celebra consigo mismo, en nombre
propio (…) a menos que el representante lo
hubiese autorizado específicamente (…) ”
y en tal sentido, siendo anulable, no es po-
sible que “se admitan actos que, si bien efi-
caces, contengan un vicio que en cualquier
momento pueda determinar su invalidez”
.
Las reflexiones que a continuación se
presentan se centrarán en determinar si
es verdad que Rafael (o cualquier Titu-
lar-Gerente) celebró un contrato anu-
lable.
2. DEFINICIONES MÍNIMAS
2.1. LA CALIFICACIÓN REGISTRAL
El registrador decidirá qué actos pue-
den ser inscritos y cuáles no, esto en a-
tención al Principio de Legalidad reco-
gido en el artículo 2011 del Código Ci-
vil y en los artículos V , 31 y 32
.........................
1
2
(3) (4) (5)
Fernando Huayta Anchayhua*
DERECHO REGISTRAL
* Estudiante del sexto año de Derecho de la Uni-
versidad Nacional de San Agustín de Arequipa.
Artículo 166: "Es anulable el acto jurídico que e! re-
presentante concluya consigo mismo, en nombre propio
o como representante de otro, a menos que la ley lo per-
mita, que el representado lo hubiese autorizado específi-
camente, o que el contenido del acto jurídico hubiera si-
do determinado de modo que excluya la posibilidad de
un conflicto de intereses".
Fundamento 9 de la Resolución Nº 149-2012-
SUNARP-TR
V. Principio de Legalidad.
Los Registradores califican la legalidad del título en cu-
ya virtud se solicita la inscripción.
La calificación comprende la verificación de (…) la vali-
dez del acto que, contenido en aquél, constituye la causa
directa e inmediata de la inscripción.
Artículo 31°.- Definición
La calificación registral es la evaluación integral de los
títulos en cuyo mérito se solicita la inscripción, (…).
Artículo 32°.- Alcances de la calificación
El registrador calificará la legalidad de los títulos, (…)
Verificar la validez y la naturaleza inscribible del acto o
1.
2.
3.
4.
5.
del Reglamento General de los Regis-
tros Públicos, pero se ha señalado que
“la calificación registral como el exa-
men técnico-formal, sujeto a límites es-
trictos, cuyo objetivo es determinar la
legalidad formal de los títulos que pre-
tenden su acceso al registro (…) sin te-
ner en cuenta las particularidades de
los contratantes, ni la intención de és-
tos, o el perjuicio concreto que puedan
haber sufrido, o las patologías del acto
(…) De esta manera el registrador se li-
mita a efectuar una evaluación abs-
tracta de la legalidad del acto o contra-
to, tal y conforme éste aparece en el do-
cumento” Siendo esto así, la califica-6.
¿Es anulable el contrato que
el Titular-gerente de una E.I.R.L.
celebra consigo mismo?
SUMARIO: 1. Motivación; 2. Definiciones mínimas; 2.1. La calificación
registral; 2.2. El contrato anulable, 2.3. La representación; 2.3. El con-
trato consigo mismo; 2.4. Confirmación del contrato consigo mismo;
3. Conclusiones; 4. Reflexión final
contrato que, (…) Comprobar que el acto o derecho se
ajusta a las disposiciones legales sobre la materia y el
cumplimiento de los requisitos establecidos en dichas
normas;(…).
POR LA SENDA DE LA SUNARP: el presente artículo intenta la solución de
un problema entre registradores y representantes de una E.I.R.L.
6. GONZALES BARRÓN, Gunther. La nueva
la r
ev
ista
17
ción registral evaluará solo lo que apa-
rece en los documentos que forman el
título. Bajo esta premisa, al parecer, es
necesario que para que el contrato con-
sigo mismo sea válido, necesariamen-
te debe estar “autorizado específica-
mente” en el otorgamiento de poder o
en los estatutos de la persona jurídica,
autorización específica, sin la cual, no
podría inscribirse el contrato, ya que el
registrador realiza una evaluación abs-
tracta de la legalidad del contrato.
2.2. EL CONTRATO ANULABLE
Mediante el contrato, acto de autono-
mía privada, “los autores crean un re-
glamento de intereses o un programa
de funcionamiento. La norma jurídica
valorará ese reglamento creado por los
privados” . En este mismo sentido “el
contrato válido es el contrato que res-
ponde a las prescripciones legales. Por
el contrario la eficacia del contrato se
refiere a la producción de sus efectos” .
Un contrato es válido cuando existe co-
rrespondencia estructural entre el he-
cho jurídico concreto subordinado al
juicio y a la previsión normativa que fi-
ja las características del contrato. En
cambio, la ausencia de correlación en-
tre el hecho y la previsión normativa
dará lugar a la invalidez .
La invalidez más grave –la nulidad– ha-
ce que el acto originariamente sea inefi-
caz; la invalidez menos grave –la anu-
labilidad– afecta la regla contractual,
pero no le impide generar provisiona-
lmente efectos, aunque sean precarios e
inestables” .
Cuando se celebra un contrato afectado
por una causal de anulabilidad existen
dos posibilidades: o que se anule o que
se confirme. El contrato anulable será
nulo, cuando se declare fundada la de-
manda de anulación, demanda que se-
rá promovida por aquel sujeto a quien
7
8
9
10
la ley le otorgue la legitimación . Te-
niendo en cuenta que el contrato anu-
lable dejará de ser tal, cuando la perso-
na legitimada para anularlo exprese su
voluntad (en forma expresa o tácita) de
querer confirmarlo .
2.3. LA REPRESENTACIÓN
Mediante el negocio de apoderamiento
“una persona, denominada, represen-
tado otorga facultades para que otra
persona, denominada representante,
actúe en su nombre e interés . Enton-
ces “el representante celebra actos jurí-
dicos con terceros en nombre y en in-
11
12
13
doctrina del derecho registral, Jurisprudencia de la
Sala Transitoria del Tribunal Registral, Jurista Edi-
tores, Lima, 2010, págs. 43-45.
MORALES HERVIAS, Rómulo. Patologías y Re-
medios del Contrato, Jurista Editores, Lima, 2010
p.51.
Op. Cit. p.201.
SACCO,Rodolfo citado por MORALES HER-
VIAS Op. Cit. p. 203
MORALES HERVIAS, Op. Cit. p.204.
Artículo 222.- El acto jurídico anulable es nulo des-
7.
8.
9.
10.
11.
terés del representado dentro de los
límites del poder conferido” . Siendo
esto así, el representante ya no actúa en
su propio interés sino en el del repre-
sentado, pero es posible que surjan
conflictos de intereses entre represen-
tante y representado, uno de los tantos
es el que desarrollamos: El contrato
consigo mismo.
2.3. EL CONTRATO CONSIGO MIS-
MO
El contrato que el representante cele-
bra consigo mismo es perfectamente
válido cuando esté autorizado por la
14
14.
15.
MORALES HERVIAS, Rómulo, Estudios sobre
Teoría General del Contrato, Grijley, Lima 2006
p.449
Artículo 166.- Es anulable el acto jurídico que el
representante concluya consigo mismo, en nombre pro-
pio o como representante de otro, a menos que la ley lo
permita, que el representado lo hubiese autorizado espe-
cíficamente, o que el contenido del acto jurídico hubiera
sido determinado de modo que excluya la posibilidad de
un conflicto de intereses.
de su celebración, por efecto de la sentencia que lo de-
clare.
Esta nulidad se pronunciará a petición de parte y no
puede ser alegada por otras personas que aquellas en cu-
yo beneficio la establece la ley.
Artículo 230.- Salvo el derecho de tercero, el acto
anulable puede ser confirmado por la parte a quien co-
rresponda la acción de anulación, mediante instru-
mento que contenga la mención del acto que se quiere
confirmar, la causal de anulabilidad y la manifestación
expresa de confirmarlo.
Artículo 231.- El acto queda también confirmado si la
parte a quien correspondía la acción de anulación, co-
nociendo la causal, lo hubiese ejecutado en forma total o
parcial, o si existen hechos que inequívocamente pongan
de manifiesto la intención de renunciar a la acción de
anulabilidad.
ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Acto Jurídico
Negocial 2º Edición, Gaceta Jurídica, Lima 2010.
P.103.
12.
13.
El contrato que el representante celebra consigo mismo es
perfectamente válido cuando esté autorizado por la ley, cuando
tenga autorización específica por el representado o cuando el
contenido del contrato ha sido determinado de modo que
excluya un posible conflicto de intereses, en cualquier caso
diferente a los mencionados, nos encontramos, según el CC,
ante un acto anulable
ley, cuando tenga autorización especí-
fica por el representado o cuando el
contenido del contrato ha sido deter-
minado de modo que excluya un po-
sible conflicto de intereses, en cual-
quier caso diferente a los menciona-
dos, nos encontramos, según el CC, an-
te un acto anulable .15 16
la r
ev
ista
18
De una interpretación sistemática, se
aprecia que quién está legitimado para
promover la acción de anulación en ca-
so del “Contrato consigo mismo” es el
mismo sujeto que puede confirmarlo (y
sólo él). En el caso de la representación
voluntaria entre personas naturales, se-
rá el representado quien demande anu-
lación del acto o quien declare confir-
marlo. Lo mismo sucede en la repre-
sentación voluntaria, cuando la perso-
na jurídica (a través de un órgano, co-
mo la gerencia) decide otorgar poder a
un sujeto ajeno a su organización, será
este órgano quien está legitimado para
anularlo o confirmarlo. El problema
surge, en el caso de la denominada re-
presentación orgánica, cuando la per-
sona jurídica actúa a través de un ór-
gano (generalmente una persona na-
tural) .
Si el órgano de la persona jurídica fa-
cultado para disponer de los bienes de
la misma (piénsese en la Gerencia) no
cuenta expresamente con la autoriza-
ción para contratar consigo mismo tal
acto es anulable, pero ¿quién puede de-
mandar la anulación de este contrato?,
¿quién puede confirmarlo?, ¿puede ha-
cerlo cualquier miembro?, ¿o todos los
miembros en conjunto? Recuérdese
que la persona jurídica tiene existencia
distinta a sus miembros , en todo ca-
so es ésta quien lo anulará o confirmará
a través de otro órgano (como la Junta
17
18
El ejercicio de la acción le corresponde al representado.
No nos ocuparemos en verificar si el contrato
consigo mismo debe ser anulable o sólo ineficaz,
sin embargo, puede consultarse: TORRES VAS-
QUEZ, Aníbal. Acto Jurídico, Idemsa, Lima 2007
p.438-439 y BELTRAN PACHECO, Jorge. Comen-
tarios al artículo 166. Código Civil Comentado,
Gaceta Jurídica, Lima, p.708
Vid. ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Op. cit
p.120
Artículo 78. La persona jurídica tiene existencia
distinta de sus miembros y ninguno de éstos ni todos
ellos tienen derecho al patrimonio de ella ni están
obligados a satisfacer sus deudas.
16.
17.
18.
de Accionistas). Nótese, en todo caso,
que un órgano celebra el contrato anu-
lable y otro órgano de la misma per-
sona jurídica lo confirma o lo anula.
2.4. CONFIRMACIÓN DEL CON-
TRATO CONSIGO MISMO
Ahora bien, para que un contrato anu-
lable sea confirmado se hace necesaria
la intervención de una nueva declara-
ción de voluntad, emitida por otro su-
jeto distinto a quien contrató consigo
mismo. Así, para que este acto anulable
“precariamente válido” se convierta en
“perfectamente válido” es necesaria la
concurrencia de una nueva voluntad
confirmatoria del acto anterior.
Entonces nos encontramos ante dos de-
claraciones de voluntad, de dos sujetos
distintos para confirmar la validez de
un contrato. Esto es aplicable tanto a la
representación voluntaria entre dos
personas naturales como también a
aquella representación entre una per-
sona jurídica y una persona natural
ajena a su organización. En el caso de la
representación orgánica, al parecer,
hay dos declaraciones de voluntad
emitidas por la misma persona jurídica
(claro, a través de diferentes órganos)
pero debe tenerse en cuenta que la vo-
luntad de la persona jurídica se declara
mediante sus órganos o, lo que es lo
mismo, son los órganos quienes deci-
den qué voluntad se declara. Aquí nos
encontramos otra vez ante dos decla-
raciones de voluntad (dos órganos, que
son personas naturales) emitidas por
dos sujetos distintos (los órganos que
pertenecen, sin embargo, a la misma
persona jurídica). Esta regla (acto
confirmatorio = dos declaraciones de
voluntad emitidas por dos sujetos dis-
tintos) no es aplicable en todos los ca-
sos.
Piénsese por ejemplo en el supuesto
donde el Titular-Gerente, actuando por
su propio derecho compra un carro de
la EIRL que representa, típico contrato
con uno mismo, ¿es anulable este acto?,
¿quién lo confirma? Veamos. En la
EIRL existen dos órganos: el Titular y la
Gerencia, si el Gerente es distinto al Ti-
tular, será este último “órgano” quien
demande anulación o quien lo confir-
me. En el caso de que el contrato anu-
lable sea celebrado por el Titular-ge-
rente solo podría ser anulado o confir-
mado por ¡el mismo órgano!
Como habíamos adelantado, es posible
que entre representante y representado
pueda surgir un conflicto de intereses,
es por eso que la autorización específi-
ca para contratar consigo mismo haría
presumir que no existirá, jamás, algún
conflicto de intereses .
Entonces, la autorización específica pa-
19
Es necesario que los registradores, así como cualquier otro
operador jurídico, interpreten a cabalidad las reglas aplica-
bles, no es posible que el registrador dispense su función “ca-
lificadora” por el mero hecho de que en los estatutos no exis-
ta la “autorización específica” a la que nos hemos referido.
la r
ev
ista
19
ra contratar con uno mismo releva la
posibilidad del conflicto de intereses,
pero a falta de esa específica autoriza-
ción, queda al intérprete la labor de de-
terminar, a priori, si se producirá un
conflicto de intereses a futuro. Entre re-
presentante y representado (ambos
personas naturales) es posible un con-
flicto de intereses, lo mismo sucede en
la representación orgánica, entre dis-
tintos órganos (que, en última instan-
cia, son personas naturales) incluso en
la EIRL (cuando la gerencia está sepa-
rada del titular), pero ¡un conflicto de
intereses no podría surgir nunca, cuan-
do la Gerencia y el Titular SON LA
MISMA PERSONA NATURAL! En el
caso que planteamos, en la motivación
de estas reflexiones, Rafael tendría que
confirmar el acto (emitir una declara-
ción adicional, con los gastos innecesa-
rios, ¡para decir lo mismo!) o podría
anularlo (el mismo celebra un contrato,
y luego el demanda la anulación, sien-
do, él mismo ¡demandante y deman-
dado!
Es a todas luces, evidente que no podrá
existir conflicto de intereses con rele-
vancia jurídica cuando el Titular Ge-
rente compra un bien de propiedad de
su representada , y si no hay conflicto
de intereses: el acto es perfectamente vá-
lido y en consecuencia, sí debió acce-
der al Registro.
3. CONCLUSIONES
El contrato celebrado por el represen-
tante consigo mismo es anulable pues
existe la posibilidad de un conflicto de
intereses entre el representante y el re-
presentado. La “autorización específi-
ca” a la que hace referencia el Código
20
21
Civil sólo hace presumir tal posibili-
dad.
En la representación orgánica, entre el
Titular Gerente y la EIRL no existirá ja-
más un conflicto de intereses y, como
tal, no podría ser calificado de anula-
ble.
Siendo un contrato perfectamente vá-
lido, debió ser calificado en forma posi-
tiva y acceder al Registro Público.
4. REFLEXIÓN FINAL
Es necesario que los registradores, así
como cualquier otro operador jurídico,
interpreten a cabalidad las reglas apli-
cables, no es posible que el registrador
dispense su función “calificadora” por
el mero hecho de que en los estatutos
no exista la “autorización específica” a
la que nos hemos referido. El registra-
dor, debió indagar si es que existía si-
quiera alguna posibilidad de existencia
de conflicto de intereses, y al no existir
tal, debió, sin más, inscribir el acto en
cuestión.
No he pretendido agotar el tema del au-
tocontrato, como también se le deno-
mina, cualquiera que lee estas líneas ya
lo habrá advertido. Quedan muchas
“lagunas jurídicas” por recorrer, es-
pero que este no sea el primer recorri-
do, ni mucho menos.
___________________________
BIBLIOGRAFÍA
- BELTRAN PACHECO, Jorge. Comen-
tarios al artículo 166. Código Civil Comen-
tado, Gaceta Jurídica, Lima, 2003.
- ESPINOZA ESPINOZA, Juan. Acto Ju-
rídico Negocial, Gaceta Jurídica. 2º Edi-
ción, Lima 2010.
- GONZALES BARRÓN, Gunther. La
nueva doctrina del derecho registral, Juris-
prudencia de la Sala Transitoria del Tribu-
nal Registral, Jurista Editores, Lima, 20-
10, págs. 43-45.
- MORALES HERVIAS, Rómulo, Estu-
dios sobre Teoría General del Contrato,
Grijley, Lima, 2006 .
- MORALES HERVIAS, Rómulo. Pato-
logías y Remedios del Contrato, Jurista
Editores, Lima, 2010
- TORRES VASQUEZ, Aníbal. Acto Ju-
rídico, Idemsa, Lima, 2007.
22
19.
20.
21.
22.
Como se puede apreciar, A tiene autorización
específica para comprar el carro de B (su repre-
sentado), el vehículo está valorizado en el mercado
a S/.10,000.00 y A se lo “autocompra” a S/.5,000.00.
¿No existirá, acaso, un posible conflicto de intere-
ses?¿La mera “autorización específica” elimina tal
posibilidad”?
Máxime cuando el art. 37º del Decreto Ley
21621 señala que “El Titular es el órgano máximo
de la Empresa y tiene a su cargo la decisión sobre
los bienes y actividades de ésta”.
En todo caso, se le podría atacar mediante la
“Acción Pauliana” en la que el legitimado sea un
acreedor defraudado, pero esto ya no versa sobre
la Validez del acto, sino sólo sobre la Ineficacia.
Lagunas de la ley o Lagunas del intérprete.
PLUMA D GANSO
Nº 2
La única revista de cró-
nicas del sur, como nun-
ca se vio por estos lares, una lectura fá-
cil de digerir proveniente de la pluma
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frute del placer de leer, otorgando tex-
tos no perecederos por el tiempo, lo-
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dan ser leídas hoy, o dentro de un año,
asegurando con eso la durabilidad de
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sión, radio o periódicos locales, que
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mente recomendables.la revista
la r
ev
ista
20
ediante D. S. Nº 003-2008-
MINAM, se aprobaron los MEstándares de Calidad Am-
biental para Aire (ECA). De acuerdo al
artículo 31 de la Ley General del Am-
biente, Nº 28611, el ECA “es la medida
que establece el nivel de concentración o del
grado de elementos, sustancias o paráme-
tros físicos, químicos y biológicos, presen-
tes en el aire, agua o suelo, en su condición
de cuerpo receptor, que no representa riesgo
significativo para la salud de las personas
ni al ambiente. Según el parámetro en par-
ticular a que se refiera, la concentración o
grado podrá ser expresada en máximos, mí-
nimos o rangos.
El ECA es obligatorio en el diseño de las
normas legales y las políticas públicas. Es
un referente obligatorio en el diseño y apli-
cación de todos los instrumentos de gestión
ambiental”.
Los estándares o parámetros para el
control y la protección ambiental to-
man en cuenta los valores recomenda-
dos por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y de las entidades de nivel
internacional especializadas. Por ello
en el país en el año 2006, se estableció el
Cronograma de Priorizaciones para la
aprobación progresiva de los ECA a ni-
vel nacional, ello por disposición del fe-
necido Consejo Nacional del Ambien-
te (CONAM), ahora Ministerio del Am-
biente (MINAM).
De conformidad con lo previsto en el
D.S. Nº 033-2007-PCM se llevaron a ca-
bo los procesos de Consulta Pública a
nivel nacional aprobados por las Reso-
luciones Presidenciales Nº 036 y 038-200-
8-CONAM/PCD, se realizaron los ta-
lleres de coordinación interinstitucio-
nal entre abril a agosto del año 2008. Se
recibieron opiniones técnicas y legales
de los Ministerios de Salud, Produc-
ción, Vivienda y Construcción, Trans-
portes y Comunicaciones y Energía y
Minas; todos los Gobiernos Regionales;
diversas Municipalidades y represen-
tantes de la sociedad civil. En resumen,
el D.S. Nº 003-2008-MINAM fue pro-
ducto de un amplio consenso técnico y
ambiental y social.
En el citado Decreto Supremo, fijaron
los ECA para el Dióxido de Azufre,
Benceno, Hidrocarburos Totales expre-
sado como Hexano; Material Particu-
lado con diámetro menor a 2,5 micras e
Southern Perú Cooper
Corporation, el Dióxido de Azufre
y la contaminación atmosférica
Jesús Gómez Urquizo *
DERECHO AMBIENTAL
los conductos bronquiales de los asmá-
ticos.
En el sur del Perú una de las principales
fuentes de generación de Dióxido de
Azufre lo constituyen las actuales ope-
raciones de la Refinería de Ilo (Moque-
gua) de propiedad de Southern Perú
Cooper Corporation (SPCC). Al estar por
vencerse el plazo para que entren en vi-
gencia los nuevos valores de los ECA
para el Dióxido de Azufre, el MINAM
mediante la Res. Ministerial Nº 205-2013
-MINAM, emitida el pasado 12 de Julio
del 2013, ha flexibilizado las normas
para la calidad del aire, especialmente
Hidrógeno Sulfurado. Algu-
nos valores entraron en vi-
gencia en enero del año 2009
y 2010 respectivamente. En
el caso de Dióxido de Azufre
se estableció que para el pri-
mero de enero del 2014 el
valor del ECA debe ser de
“20 microgramos por metro cú-
bico en 24 horas continuas de
exposición”, actualmente el
valor es de 80 microgramos
por metro cúbico en 24 ho-
ras continuas de exposi-
ción.
El Dióxido de Azufre es
un gas incoloro con un ca-
racterístico olor asfixiante.
Se trata de una sustancia re-
ductora que en contacto con el aire
y la humedad, se convierte en lluvia
ácida, ya que en la atmósfera es trans-
formado en ácido sulfúrico. Es liberado
en muchos procesos de combustión ya
que los combustibles como el carbón, el
petróleo, el diesel o el gas natural con-
tienen ciertas cantidades de compues-
tos azufrados. El Dióxido de Azufre es
un gas irritante y tóxico, afecta sobre to-
do las mucosidades y los pulmones
provocando ataques de tos. Si bien éste
es absorbido principalmente por el sis-
tema nasal, la exposición de altas con-
centraciones por cortos períodos de
tiempo puede irritar el tracto respira-
torio, causar bronquitis y congestionar
*Abogado, con 2da. Especialidad en Contami-
nación y Gestión Ambiental y Maestría en Edu-
cación.
la r
ev
ista
21
ninguna flexibilización. Lo que decimos con
esta norma es que hay que trabajar un plan
de acción y este plan de acción se va hacer
de acuerdo a ciertas consideraciones de dis-
ponibilidad tecnológica que es adecuación
pura y de acuerdo a los límites máximos
permisibles que tenemos que fijar”. No se
está corrigiendo la norma sobre calidad
del aire, se está flexibilizando para tres
cuencas atmosféricas del país. Pero si el
mismo ministro el año 2008 avalo y
respaldo los procesos de Consulta Pú-
blica aprobados por Resoluciones Pre-
sidenciales Nº 36 y 038-2008-CONAM-
/PCD, así como los talleres de coordi-
nación interinstitucional realizados en-
tre abril a agosto del mismo año, que
posteriormente dieron origen al Dec.
Sup. Nº 003-2008-MI-NAM.
El valor del ECA para el Dióxido de
Azufre de 20 ug/m3 diario fue estable-
cido por propio MINAM para lograr
una mayor protección de la salud de los
ciudadanos y del ambiente, reduciendo
el riesgo de exposición de poblaciones
vulnerables a concentraciones de Dió-
xido de Azufre. Sin embargo, en MI-
NAM y los otros organismos compe-
tentes nada han hecho estos años para
establecer mecanismos que aseguren la
adecuación gradual de las actividades
generadoras de Dióxido de Azufre en la
atmósfera.
Pero, ¿quiénes salen favorecidos con la
flexibilización de la norma sobre cali-
dad del aire?. Se favorecen directa-
los 80 a 90 ug/m3.
SPCC anunció públicamente meses a-
trás que “no se encontraba en capacidad
técnica de alcanzar los valores para los ECA
de Dióxido de Azufre de 20 microgramos
por metro cúbico, el primero de enero del
2014”, y amenazó con cerrar sus ope-
raciones en la Fundición de Ilo. Caso si-
milar se produjo el año 2003 cuando
SPCC para no cumplir con la norma
ambiental logró que se le “exceptúe” de
los alcances del Decreto Supremo Nº
009-2003-SA, que aprobaba el Regla-
mento de los Niveles de Estados de
Alerta Nacionales para Contaminantes
del Aire, el argumento era que contaba
con un Programa de Adecuación y Ma-
nejo Ambiental (PAMA) que en su pun-
to más importante consideraba la mo-
dernización de la tecnología de fundi-
ción y conversión para reducir drásti-
camente las emisiones de gases y par-
tículas contaminantes al ambiente, es-
pecialmente el Dióxido de Azufre. Al
año 2013 esa meta no se alcanzó.
De otro lado con cuestionada norma le-
gal si estaría vulnerando el propio Tra-
tado de Libre Comercio entre el Perú y
los Estados Unidos, que en su artículo
18.3.2 establece el “Principio de no regre-
sión”, por lo que es absurdo e ilegal pro-
mover la inversión y/o comercio, me-
diante el debilitamiento o flexibiliza-
ción de la legislación ambiental.
El MINAM ha señalado que se aplicará
un plan de acción de mejora continua
para las cuencas atmosféricas de Ilo, La
Oroya y Arequipa. Se han establecido
condiciones, procesos, plazos diferen-
tes al resto del país, bajo la falacia de
que los monitoreos ambientales a cargo
de DIGESA y el OEFA señalan que en
las cuencas antes indicadas, la calidad
del aire no cumple el estándar de 20ug
/m3, establecido en el Dec. Sup. Nº 003-
2008-MINAM y que deberían entrar en
vigencia el primero de enero del año
2014.
El MINAM señala que los Estándares
de Calidad Ambiental del Aire (ECA)
aprobados por la cuestionada Resolu-
ción Ministerial Nº 205-2013-MINAM
para el Dióxido de Azufre “garantizan
los mecanismos para la prevención y ade-
cuación ambiental en las cuencas atmos-
féricas prioritarias”. Pero si los valores
actuales registrados por la autoridad
competente están superando los ECA
para aire. El absurdo razonamiento es
“como se está contaminando actual-
mente la atmósfera y no se puede alcan-
zar los valores previstos en la ley, que se
siga contaminando en las mencionadas
cuencas atmosféricas y se les excluya
de los alcances de la legislación am-
biental”.
En un patético comunicado oficial del
MINAM justificando la cuestionada
norma, se señala que “Debido a esa situa-
ción es que, mediante el Dec. Sup. N° 006-
2013-MINAM, se aprueban disposiciones
complementarias para la aplicación del
ECA del aire, las que se han formulado lue-
go del monitoreo continuo y representativo
requerido para vigilar la calidad del aire. En
primer lugar, se mantiene la vigencia del
valor de 20 ug/m3 para todo el país, salvo
para aquellas zonas en las que, por ausencia
de tecnología disponible, sea necesario a-
doptar medidas complementarias como la
comercialización de combustible Diesel con
menos de 50 partes por millón de azufre, la
viabilidad y disponibilidad tecnológica pa-
ra el control de emisiones de dióxido de azu-
fre al aire y el desarrollo de Límites Máxi-
mos Permisibles (LMP) de emisión de gases
sulfurosos al ambiente. Los operadores que
consideren que no es posible reducir estas
emisiones debido a la falta de tecnología dis-
ponible, deberán presentar un informe que
lo demuestre”.
Cínicamente se argumenta por parte
del ministro Manuel Pulgar Vidal que
“Nosotros estamos corrigiendo una defi-
ciencia de una norma dictada en el año
2008, ya que ella no había fijado niveles ni
temporalidades de excedencia. No ha habido
Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la
Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-
no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del
ser humano, pero supremacía en relación a todas las
cosas que lo rodean y no entre los de su especie.
mente con la cuestionada Resolución
Ministerial Nº 205-2013-MINAM, la
empresa Doe Run para sus operaciones
en la fundición de La Oroya; la empresa
Southern Perú para sus operaciones en
la fundición de Ilo, cuyos humos con-
taminantes llegan hasta el valle de Tam-
bo en la provincia de Islay (Arequipa);
los contaminadores de la atmósfera en
ciudad Arequipa, que son los vehículos
automotores y los grifos que usan y
venden petróleo con alto contenido de
azufre, también una importante em-
presa cementera que utiliza carbón co-
mo combustible. En Arequipa los nive-
les de Dióxido de Azufre oscilan entre
para alcanzar el nuevo estándar de ca-
lidad del aire en las referidas cuencas
atmosféricas, pero no se dice cuándo y
cómo, tampoco se dice a cargo de quien
estará dicha responsabilidad. Es muy
lamentable que el MINAM haya cedi-
do a las presiones e intereses de SPCC
para no cumplir con los plazos y con-
diciones que establece taxativamente el
Decreto Supremo 003-2008-MINAM.
Mientras tanto estamos condenados a
seguir respirando aire con alto conte-
nido de Dióxido de Azufre.
¿Quiénes salen favorecidos con la flexibilización de la nor-
ma sobre calidad del aire?. Se favorecen directamente con
la cuestionada Resolución Ministerial Nº 205-2013-MIN-
AM, la empresa Doe Run para sus operaciones en la fun-
dición de La Oroya; la empresa Southern Perú para sus
operaciones en la fundición de Ilo
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El plazo para impugnar
las disposiciones
fiscales de archivo 1
Roger Vilca
DERECHO PROCESAL PENALlevo cerca de diez meses dedica-
do a la tarea casi exclusiva de Lproyectar disposiciones fiscales
de archivo. La mayoría de ellas, no sin
cierta crudeza, ordenan el archivamien-
to definitivo de los actuados. Tarea poco
grata si más que a la ausencia de preten-
siones justas de la denuncia, estos cierres
prematuros de las pesquisas se deben, las
más de las veces, a la carencia de medios
de prueba que no –nos– permiten armar
un buen caso desde el saque. Esa caren-
cia, entre otras cosas naturalmente, res-
ponde –hay que decirlo– a la impericia de
los encargados de la investigación preli-
minar y a la precariedad de los medios lo-
gísticos que padecen, factores que conju-
gados –nos– impiden actuar con pronti-
tud y eficacia en la búsqueda de material
probatorio.
Así, en el marco de mis labores, ni bien
había generado la cédula de notificación
de mi primer proyecto aprobado, me tro-
pecé con una franca disyuntiva en lo to-
cante al plazo establecido para impugnar
la disposición que archiva el caso (ya de-
finitivamente ya provisionalmente). Para
unos, de la redacción del inciso 5 del artí-
culo 334° del nuevo Código Procesal Pe-
nal (nCPP), se desprendía que el legisla-
dor había olvidado establecer nada me-
nos que el plazo para impugnar las dispo-
siciones de archivo; mientras que para
otros la cosa no podía ser más evidente, el
legislador –siempre previsor– había dis-
puesto en cinco días el plazo para recurrir
estas disposiciones. El dilema era tajante
y excluyente, no admitía posiciones in-
termedias: o había plazo en el nuevo Có-
digo o no había. Pronto tuve que enterar-
me que la pequeña trifulca que se había
armado en mi despacho era la pulga del
perro, que esta disyuntiva se reproducía
cual cuy en todos los distritos judiciales
– –
1.
2.
Este ensayo es la pieza angular de un ambicioso
proyecto de tratado intitulado “El archivo fiscal”. No
puedo dejar de agradecer al Presidente de la Junta de
Fiscales del Distrito Judicial de Huánuco, doctor
Rodolfo Vega Billán (maestro siempre preocupado
por la producción intelectual), que resuelto y entu-
siasta me animó a emprender la aventura de escribir
al tiempo que me ofreció las facilidades para ela-
borar y publicar este ensayo bajo el título de “El plazo
para impugnar las disposiciones fiscales de archivo”,
quizás lo más documentado de lo que he escrito hasta
la fecha. Y por supuesto, vaya el agradecimiento tam-
bién a la gentil invitación de quienes hacen posible
'Contranatura, la revista' por permitirme este espa-
cio.
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional
de San Agustín de Arequipa.
El denunciante que no estuviese conforme con la Disposi-
ción de archivar las actuaciones o de reservar provisional-
mente la investigación, requerirá al Fiscal, en el plazo de
cinco días, eleve las actuaciones al Fiscal Superior.
Inciso 5 del artículo 334° del nCPP
2
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23
donde la bisoña norma procesal se
venía aplicando.
La bola de lodo ya era escandalosa y al-
guien tenía que detenerla. La voluntad
política de zanjar este, y otros dilemas,
se concretó con la celebración del deno-
minado “Primer Congreso Nacional de
Fiscales”. El rótulo del evento no podía
hacer más evidente el desorden que ha-
bía en la casa: “Unificación de criterios
en la reforma procesal penal”.
En un evento de, por y para fiscales, el
resultado de esos criterios uniforma-
dores eran previsibles. Ya con el resul-
tado de esa asamblea, el Fiscal de la Na-
ción, doctor José Antonio Peláez Bar-
dales, mediante la Resolución n.º 2045-
2012-MP-FN , aprobó –entre otras– la
Directiva n.º 009-MP-FN, que ordenaba
que los fiscales “asuman” que el nuevo
Código había obviado establecer plazo
alguno, y que por ello, debían aplicar
directamente el artículo 12° de la Ley
Orgánica del Ministerio Público, por lo
cual debían entender que el plazo para
impugnar las disposiciones de archivo
es de tres días.
Con el propósito, pues, de homogenei-
zar los diversos criterios que adopta-
ban los fiscales , la Fiscalía de la Na-
ción, a nombre del Ministerio Público,
se pronunció en el sentido que el plazo
para recurrir las disposiciones de archi-
vo, según nuestro sistema procesal pe-
nal, en suma, es de tres días. Lo que lla-
ma la atención no es tanto la asunción
de un punto de vista totalmente equi-
vocado, sino que esta posición institu-
cional no haya sido precedida, en la re-
ferida Directiva quiero decir, de un ar-
gumento directo y suficiente que la sol-
vente. Y cuando eso sucede, lo único
que se me viene a la cabeza es que, aun-
3
4
que sin quererlo, estamos delante de
una decisión peligrosamente arbitra-
ria, cuya única fuerza reposa en que
formalmente lo “manda” una institu-
ción por el mero hecho de serlo. Y la
cosa se agrava más cuando uno se per-
cata de que por ningún lado el legisla-
dor ha dejado involuntariamente un
vacío legal en el nCPP, sino, al contra-
rio, cuando se hace evidente que éste ha
zanjado la cuestión con meridiana cla-
ridad, según leemos muchos ciudada-
nos. Aquí “lo más importante” que dijo
la Directiva:
A ver si nos entendemos: ¿dicho plazo
está referido, según se aprecia, al tiem-
po que tiene el Fiscal para elevar las ac-
tuaciones al Fiscal superior inmedia-
to?; ¿cómo así se “aprecia” eso, uhm?; y,
si me permiten ser más cargoso toda-
vía, ¿por qué no pensar que la norma
está refiriéndose al plazo que tiene el
denunciante para impugnar la disposi-
ción de archivo?; ¿por qué pensar que
el legislador ha obviado algo tan im-
portante como establecer el plazo que
tienen los denunciantes (ciudadanos
como usted o yo) para impugnar estas
disposiciones, pero eso sí, se ha cuida-
do de establecer algo menos importan-
te como el plazo que tienen los fiscales
para elevar los actuados al Fiscal inme-
diato superior?; ¿por qué no pensar lo
contrario, es decir, que lo que ha olvi-
dado el legislador es plantear el plazo
para que el Fiscal eleve los actuados, y
lo que ha previsto es el plazo (cinco
días) que tienen los denunciantes para
impugnar la disposición?, o por último,
¿por qué no pensar que el Ministerio
Público tiene, en total, cinco días para
resolver la impugnación, tiempo que
abarca la elevación de los actuados? En
fin, estas y otras preguntas son las que
surgen de la lectura de la Directiva sin
hallar respuesta.
En suma, ¿cuál es, entonces, el plazo
Se invierte millones de litros de tinta escribiendo sobre
técnicas de litigación oral, teoría de la prueba, principio de
oportunidad, prisión preventiva, derechos fundamentales,
pero no se escribe sobre lo que más hace el Ministerio
Público y con mucha pena, dictar disposiciones de archivo.
3.
4.
Para mayor detalle indicaremos que esta Reso-
lución aprobó cuatro directivas que zanjaron di-
versos dilemas que se discutieron en el referido
congreso: i) Concurrencia del fiscal superior a la
audiencia de apelación, ii) Criterios para deter-
minar la competencia fiscal por conexidad, deri-
vación y/o acumulación de investigaciones, iii)
Procedimiento a seguir cuando se haya incurrido
en una errónea calificación jurídica en la dispo-
sición de formalización de la investigación prepa-
ratoria, el ofrecimiento y la actuación de la prueba
pericial, por supuesto, iv) Plazo para impugnar las
disposiciones de archivo o de reserva provisional.
Para que el Ministerio Público maneje, en blo-
que, un solo punto de vista sobre el plazo en cues-
tión (intención aplaudible en tanto apunta a abo-
nar mecanismos que garanticen el valor seguridad
jurídica).
JOSÉ ANTONIO PELÁEZ BARDALES. FISCAL DE LA NACIÓN.
6. En este contexto, el artículo 334.5 del CPP
establece que: “El denunciante que no estu-
viese conforme con la Disposición de archivar
las actuaciones o de reservar provisional-
mente la investigación, requerirá al Fiscal, en
el plazo de cinco días, eleve las actuaciones al
Fiscal Superior”. Dicho plazo está referido
según se aprecia, al tiempo que tiene el Fiscal
para elevar las actuaciones al Fiscal inme-
diato superior y éste proceda a ordenar, de
acuerdo al artículo 334.6, que se formalice la
investigación, se archiven las actuaciones o se
proceda según corresponda. Para el pronun-
ciamiento definitivo, en este caso, el plazo
señalado en el citado artículo es también de
cinco días.
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24
para impugnar una disposición de ar-
chivo? A responder tamaña pregunta
se dedica este ensayo. Y responderla no
es una labor de poca monta, al contra-
rio, es un asunto que exige los más aten-
tos tratos, porque en último término es
uno de los mecanismos que salvaguar-
dan un principio tan venido a menos
por tanta neoconstitucionalización, y que
se vende como pan caliente con sólo
mencionar el nombre de Ferrajoli, es-
toy hablando de la seguridad jurídica.
Pero antes de responderla debemos po-
ner las cosas en su sitio y llamar a las co-
sas por su nombre. Hogaño las dispo-
siciones de archivo son las más maltra-
tadas del sistema procesal penal. Hasta
ahora no hay siquiera un estudio serio
y profundo sobre su naturaleza jurídi-
ca, pese a que el nuevo Código que las
parió ya va a cumplir su primera déca-
da. Se han visto acercamientos, bruscos
amancebamientos, tímidos coqueteos
con el tema, pero en suma, nada serio se
ha construido sobre él. Se invierte mi-
llones de litros de tinta escribiendo so-
bre técnicas de litigación oral, teoría de
la prueba, principio de oportunidad,
juicio oral, prisión preventiva, dere-
chos fundamentales, pero no se escri-
be sobre lo que más hace el Ministerio
Público y con mucha pena, dictar dis-
posiciones de archivo. A ir por ese mer-
cado abierto se dedica este ensayo.
Sin más, creo haber cumplido con invi-
tarlos a que lean este ensayo, y claro, a
que primero lo adquieran, si no es en al-
guna librería formal, en aquel centro
del capitalismo cultural –del que infini-
tas veces me serví– llamando La jaula.
ara ir al grano diré que el sor-
prendente libro del juez y pro-Pfesor de Derecho Constitucio-
nal Francisco Celis Mendoza, “La nece-
sidad de una imputación concreta en la
construcción de un proceso penal cogniti-
vo”, tiene muchas excelencias. Desde la
actitud personal frente a la investiga-
ción que transluce todo su libro, la posi-
ción ético política, hasta el problema
planteado, la forma de abordarlo, el or-
den y los puntos elegidos que confor-
man estructuralmente el trabajo, por
mencionar algunos. Hay varios aportes
de forma, temáticos y en otros planos;
en el metodológico es muy interesante
que se una y se haga ver la unidad sin
reduccionismos, de todas las facetas de
la vida jurídica, a partir de un problema
puntual y concreto: la aplicación de un
nuevo código procesal penal.
Desde la práctica pura en el juzgado,
hasta la discusión sobre el sentido de la
verdad; de lo más concreto y real, prag-
mático o empírico, hasta el buen vuelo
La imputación y
el nuevo proceso penal
Juan Carlos Valdivia*
RESEÑA
*Docente de la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional de San Agustín.
filosófico que en el derecho es intrínse-
co (pero expulsado de la mente legalis-
ta) especialmente tratándose de la de-
fensa del la democracia y del Estado
constitucional de derecho, como en es-
te caso. El Derecho Constitucional es
justamente el punto donde derecho y
filosofía revelan su unicidad indisolu-
ble e indiscernible, aquí vinculado a un
asunto adjetivo penal, gracias a los am-
plios y justos paradigmas jurídicos del
autor. Pero hay muchas más razones
por las cuales este libro puede y debe
ser leído por un público más amplio
que el de la mera especialidad.
Todo el libro gira en torno al concepto
de imputación. Sigamos en esto a Kel-
sen en su Teoría Pura, no solo porque es
la opinión de un jurista de justificada
fama mundial, sino porque es el único
que conozco que se ha ocupado de es-
tos conceptos tan completa y clara-
mente. La Imputación es una opera-
ción de interpretación, o creación de
sentido. En el caso del derecho, un acto
jurídico mental que consiste en una
atribución de responsabilidad por la
consecuencias de un hecho a alguien o
¿Dicho plazo está referido,
según se aprecia, al tiempo que
tiene el Fiscal para elevar las
actuaciones al Fiscal superior
inmediato?; ¿cómo así se
“aprecia” eso, uhm?; y, si me
permiten ser más cargoso
todavía, ¿por qué no pensar
que la norma está refiriéndose
al plazo que tiene el
denunciante para impugnar la
disposición de archivo?
la revista
la r
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25
tado (y sin que “subjetivo” tenga senti-
do peyorativo).
Todo lo cual no niega la necesidad de
“construir una imputación con propo-
siciones fácticas verificables irrefuta-
bles”, como señala el autor, lo que a su
turno no niega sino más bien comple-
menta, los puntos críticos de este libro:
la denuncia clara y precisa del “formu-
lismo inquisitivo”, de la “burocratiza-
ción”, del “registro formulario”, de la
“investigación sin investigadores”, en
fin, de “la cultura del expediente”, et-
cétera: los paradigmas jurídicos tradi-
cionales, positivistas, que se mantienen
a pesar de los cambios legales. Y en este
libro eso se esclarece muy bien a partir
del problema concreto: la aplicación de
un Código sin cambio de paradigmas
jurídicos y no sólo los paradigmas de
Derecho Adjetivo.
Con respecto al concepto de “verdad” y
de “objetividad”, se habla solo de “apro-
ximaciones”, de “aproximaciones a la ver-
dad”, más cautamente. Hay un sano es-
cepticismo en el reconocimiento de que
se trata siempre de “aproximaciones” (el
concepto de verdad y objetividad han
sido muy cuestionados en el siglo XX,
no el del relativismo sino el de la Rela-
tividad). Pero más importante que esos
juegos lógicos es que esos conceptos de
verdad y objetividad se delimiten cla-
ramente con respecto a la imputación.
Por supuesto que esto requiere discu-
sión, lo que casi nunca se da por estas
tierras.
Es mérito de este libro el dar una nueva
y muy útil mirada a la realidad proce-
sal penal integralmente, lo que posibi-
lita el buen funcionamiento del nuevo
Código, porque propone nuevos para-
digmas que reivindican la importancia
de los paradigmas en el derecho, es de-
cir, en la vida social o humana. Para que
los abogados, jueces, fiscales, etc, se
adapten al espíritu y no sólo a la forma
del nuevo dicho Código: el Derecho Pe-
nal constitucionalizado. Como dije an-
tes, un libro excelente, en la forma y en
el fondo.
LIBERTALIA N° 2
Con el auspicio y pro-
ducción de la editorial
“Cascahuesos editores”, y
un innovador Comité
Editorial dirigido por el joven escritor
Renato Amat y León, Libertalia es una
propuesta joven que sale a la luz en el
mes de julio de este año y relampaguea
con su segunda edición en el mes de
agosto, se nos muestra como una pro-
puesta entretenida, agradable e intere-
sante, ello se puede notar a primera
vista en la primera portada que mues-
tra al “Salmón” Andres Calamaro y la
segunda a Los Fabulosos Cadillacs, re-
presentantes del rock argentino. Nos
presenta también humor a través de
elocuentes caricaturas y la afable pre-
sencia de “El Gallito” de Lessness Po-
destá, entrevistas dinámicas a Pedro
Salinas y Omar Zevallos, secciones li-
terarias y de cine, actualidad cultural y
manifiestos en pos de la Libertad que
emana de su propia juventud.
Puede adquirirla en los puestos de pe-
riodicos de la ciudad y directamente al
número celular 959-16-23-10.
a algo —y no una operación esencial-
mente cognitiva. Su estructura lógico
condicional o hipotética y todo lo que
tiene que ver con S entonces P, es fun-
damental para entender el libro y sus
comentarios críticos en las diferentes
etapas del proceso penal. Su fórmula, la
del principio de imputación, es: “si se
produce una condición establecida por el
supuesto de una norma, debe producirse
una consecuencia llamada sanción”. San-
ción puede ser entendida como pre-
mio, ya que, como el castigo, también es
consecuencia de un supuesto (hipoté-
tico) que se verifica en la realidad. Y co-
mo todo el libro se mide a partir de este
concepto clave, las consecuencias para
su inteligibilidad son importantes, la
afectan cada vez que en este trabajo se
utiliza el concepto de “imputación con-
creta” que aparece en todo el libro. Y
también la idea abstracta, el concepto
de “concreto” en concreto. Y de ahí el tí-
tulo del libro.
Como sostengo, regionalmente, el pro-
blema de la generalizada confusión en-
tre Ciencias sociales causales y Derecho
(disciplina no cognitiva ni especializa-
da sino mas bien normativa, interpre-
tadora o imputadora) hace necesario el
esclarecimiento de esa palabra. La im-
putación es la piedra de toque para dis-
tinguir el Derecho de la ciencias, cuyo
método es el de la causalidad y no pre-
cisamente el de la imputación, como di-
ce Kelsen. Y la imputación es, como ya
se dijo, una interpretación, es decir cre-
ación de sentido y no conocimiento. El
aludido esclarecimiento implica facili-
tar la compresión de las abundantes y
atinadas observaciones y propuestas
alternativas que se plantean en este li-
bro en el acto mismo de desarrollar su
crítica, especialmente la de “un proceso
penal constitucionalizado”, que todo
magistrado demócrata debería asumir
personalmente, si estamos en una de-
mocracia republicana.
El proceso penal, debe asentarse en la
calidad de la información y de la elec-
ción de los datos de la realidad, pero el
trabajo del juez no es esencialmente cogni-
tivo sino interpretativo, creador de senti-
do, mucho más constructivo o productivo
que la pura descripción causal de meros he-
chos, teniendo en cuenta, además, que ele-
gir ciertos datos de la realidad y no otros ya
es interpretación. Y si es interpretación
es básicamente subjetiva, aunque con
obligación jurídica e intelectual de ob-
jetivarse en un discurso bien argumen-
Es mérito de este libro el dar una nueva y muy útil mirada
a la realidad procesal penal integralmente, lo que posibi-
lita el buen funcionamiento del nuevo Código, porque pro-
pone nuevos paradigmas que reivindican la importancia
de los paradigmas en el derecho, es decir, en la vida social
o humana.
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La urgencia alimenticia
de Vargas Llosa
Carlos Ramos Nuñez 1
ABOGADOS FALLIDOS
*
1.
2.
3.
4.
El presente artículo fue extraído del libro La plu-
ma y la ley. Abogados y jueces en la narrativa peruana.
Contranatura, la revista, se ha encargado de difun-
dir este libro de indispensable lectura.
Jurista e historiador peruano.
VARGAS LLOSA, Mario. Bases para una interpre-
tación de Rubén Darío. Lima: Instituto de
Investigaciones Humanísticas, 2001, p. 18.
VARGAS LLOSA, Mario. El pez en el agua. Me-
morias. Barcelona: Seix Barral, 1993, p. 200.
Ibidem, p. 188.
UNMSM,
as alusiones de Mario Vargas
Llosa (Arequipa, 1936) en torno
al Derecho no deben ser escati-Lmadas; en especial, las referencias a su
época de estudiante en la Facultad de
Derecho de la Universidad de San Mar-
cos. En varias de sus obras, el autor are-
quipeño evoca que, aún adolescente,
ingresó a San Marcos a seguir Letras y
Derecho, «la primera por vocación y la se-
gunda por resignadas razones alimenti-
cias» . Una remembranza recurrente
es, de modo muy contrario a los deseos
de su familia, su elección de una uni-
versidad del Estado que sería, como él
denomina, un «acto de rebeldía», frente a
la propagada idea de que un estudian-
te de clase media debía optar por la
Universidad Católica, institución pri-
vada más a tono con la imagen social y
las relaciones. En realidad, el aliento
para estudiar Derecho provino del que-
rido tío Lucho, el amable y práctico
hermano de su madre, quien compen-
saba a la ausente figura paterna. Lu-
cho Llosa pensaba que la abogacía le
dejaría espacio para cultivar la litera-
tura. Con aquélla podría conciliar «la
vocación literaria y el trabajo alimenti-
cio» No fue tampoco pequeño el tra-
bajo realizado en esa misma dirección
por el doctor Guillermo Gulman, abo-
gado y maestro de Economía Política,
reclutado por el director Marroquín, en
el legendario Colegio San Miguel de
Piura:
«Fue ese curso, creo –anota el novelista–, y
también los consejos del tío Lucho, los que
me animaron a seguir luego, en la univer-
sidad, las carreras de Letras y Derecho. An-
tes de ir a Piura estaba resuelto a hacer sólo
Filosofía y Letras. Pero en esas clases del
doctor Gulman, el Derecho parecía mucho
más profundo e importante que lo mera-
mente asociado a los litigios: una puerta
abierta a la filosofía, a la economía, a todas
las ciencias sociales» .
Su estancia en Piura y las largas tertu-
lias con el tío Lucho determinaron tam-
bién que postulase a la Universidad de
2
3.
4
San Marcos y no a la Católica, «univer-
sidad de niñitos bien, de blanquitos y de
reaccionarios. Yo iría –afirma rotundo– a
la nacional, la de los cholos, ateos y comu-
nistas» . En esa gran novela que es Con-
versación en La Catedral (1969), a través
de Zavalita, el desconcertado protago-
nista de dicha novela y alter ego del au-
tor, Zoila, la madre burguesa de San-
5
A su vez, Popeye, hijo de un senador
odriísta, le comenta a su padre en torno
a la decisión de Santiago:
«–Se le ha metido entrar a San Marcos por-
que no le gustan los curas, y porque quiere
ir donde va el pueblo –dijo Popeye–. En rea-
lidad, se le ha metido porque es un contre-
ras. Si sus viejos le dijeran entra a San
Marcos, diría no, a la Católica. –Zoila tiene
5. Ibidem, p. 203.
6. VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-
tedral. Alfaguara-Santillana, 2005, pp. 40-41. Lima:
tiago Zavala, sobresaltada, pronostica:
«No quiere entrar a la Católica sino a San
Marcos. Eso lo tiene hecho una noche a Fer-
mín». Don Fermín, el acaudalado e in-
fluyente padre interviene también:
«–Yo lo haré entrar en razón, Zoila, tú no te
metas [...]. Está en la edad del pato, hay que
saber llevarlo. Riñéndolo, se entercará más.
–Si en vez de consejos –retruca doña Zoila–
le dieras unos cocachos. El que no sabe edu-
carlo eres tú».
razón, en San Marcos perderá las relaciones
–dijo la vieja de Popeye–. Los muchachos
bien van a la Católica. –También en la Cató-
lica hay cada indio que da miedo, mamá
–dijo Popeye» .
Popeye se encargaría de darle consejos:
«–Tu vieja se fue a dar sus quejas a la sena-
dora por lo de San Marcos –dijo. –Puede ir a
darle sus quejas al rey de Roma –dijo San-
tiago. –Si tanto les friega San Marcos,
6
Carlos Ramos Nuñez
la revista
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preséntate a la Católica, que más te da –dijo
Popeye. ¿O en la Católica exigen más? –A
mis viejos eso les importa un pito –dijo San-
tiago–. San Marcos no les gusta porque hay
cholos y porque se hace política, sólo por eso.
–Te has puesto en un plan muy fregado –di-
jo Popeye–. Te la pasas dando la contra, ra-
jas de todo, y te tomas demasiado a pecho las
cosas. No te amargues la vida por gusto, fla-
co» .
El ingreso a San Marcos, suscita, des-
pués de todo, la alegría de don Fermín
y un orgullo explícito:
«Lo importante es que el flaco haya entrado
a la universidad [...]. La Católica hubiera si-
do mejor, pero el que quiere estudiar, estu-
dia en cualquier parte». –La Católica no es
mejor que San Marcos, papá –dijo Santia-
go–. Es un colegio de curas. Y yo no quiero
saber nada con los curas, yo odio a los cu-
ras» .
Don Fermín sostiene que no le importa
que sus compañeros «sean blancos, ne-
gros o amarillos». Sólo espera que estu-
die y no se quede sin una carrera como
su atlético y frívolo hijo mayor, el Chis-
pas.
La coincidente elección de sus amigos
parece reforzar la conveniencia de estu-
diar una carrera liberal como Derecho.
Uno de los compañeros de Zavalita, Ja-
cobo, el brillante judío, que deslumbró
al ex estudiante del Villa María, tam-
bién estudiaría Derecho e Historia. Aí-
da, la muchacha de la que se enamora
Santiago, escoge finalmente Derecho,
después de dudar entre Psiquiatría y
Leyes. Washington, el joven andino de
impecable formación marxista y forja-
dor de un círculo de estudios, es un
alumno de Derecho. Todos siguen otras
carreras (la estrechez del espacio físico
en la Casona de San Marcos lo permite
tanto como el estatuto universitario)
pero, más allá de su adhesión ideológi-
ca o política, comparten una sola carre-
ra: Derecho.
A veces, sin embargo, a Santiago Zava-
la, estudiante de Letras y de Jurispru-
dencia, lo invade un hilo de descon-
suelo. Así, en un monólogo anota: «En
San Marcos no se estudia nada, flaco, sólo
se hacía política, era una cueva de apristas y
comunistas» . En un pasaje afloran níti-
damente prejuicios que ha procurado
reprimir: «Cholos, cholas, aquí no venía
gente bien. Mamá tenías razón» .
7
8
9
10
«
En efecto, un estudioso de la obra de
Vargas Llosa indica que para el escritor
la universidad pública más importante
del Perú era un campo de experimenta-
ción que luego utilizaría . Ese contac-
to con la realidad pudo haber sido la
verdadera razón de su incursión san-
marquina, que, por otro lado, no está
libre de sinsabores y sentimientos de
pérdida. Pérdidas no sólo sociales: los
amigos de Miraflores y los parientes de
clase media alta de rasgos europeos.
Un biógrafo que fue, a su vez, compa-
ñero de estudios en el Colegio La Salle y
en el Colegio Militar Leoncio Prado,
llegó a sostener con ironía que Vargas
Llosa «ni alternó ni hizo amistad con los
cholos sanmarquinos. Para qué [sic]» . E,
incluso, pérdidas morales: «Antes de ir-
me de casa –dice Santiago–, cuando entré a
San Marcos, yo era un tipo puro»
La ruptura con el padre será atribuida
en la boca de Ambrosio al ingreso en la
universidad estatal: «–Su papá decía que
a usted San Marcos le hizo daño. Usted dejó
de quererlo por culpa de la universidad» .
Don Fermín ya se había expresado en
términos hirientes y caricaturescos:
«Ha perdido su categoría, ya no es como an-
tes. Ahora es una cholería infecta...» . En
otro lugar, Zavalita, apunta con franca
decepción académica: «San Marcos era
un burdel y no el paraíso que creías», don-
de enseñaban «las cabezas del Perú». No
tanto porque las clases se iniciarán en junio
11
12
13
14
15
.
en lugar de abril, sino porque «los catedrá-
ticos fueran decrépitos como los pupitres».
Con Aída pensaba que la mediocridad
se explicaba por los míseros sueldos
que recibían del Estado y el tiempo per-
dido en el trabajo en dependencias pú-
blicas, y con Jacobo, por la falta de
adoctrinamiento que propiciaba el sis-
tema. Si en junio las aulas estaban aba-
rrotadas, en el mes de septiembre asis-
tían la mitad de los alumnos, y estaban
contaminados de formalismo burgués
y únicamente buscaban el título. La
pregunta crucial pronunciada por San-
tiago Zavala mientras bebía con Am-
brosio en el bar La Catedral de la Ave-
nida Tacna: «¿En qué momento se había
jodidó el Perú?», se transformaba en una
interrogante personal para el frustra-
do personaje: San Marcos. «¿Ahí, pien-
sa, me jodí ahí?» . Ya sea en las inme-
diaciones del Palacio de Justicia o en
torno a la pileta de Derecho en la Ca-
sona del Parque Universitario, Jacobo
procura explicar la medianía de los
profesores: «La universidad era un reflejo
del país [...], hacía veinte años esos profe-
sores a lo mejor eran progresistas y leían,
después por tener que trabajar en otras co-
sas y por el ambiente se habían mediocri-
zado y aburguesado» . La solución para
ese fracaso individual y colectivo des-
cansaba, ingenuamente para estos jó-
venes, en la reforma universitaria, la cá-
tedra paralela, el co-gobierno universi-
tario, la universidad popular, el centro
federado y el derecho de tacha y, si era
posible, la revolución.
En otro pasaje autobiográfico, en este
caso, más directo, que se inserta en La
tía Julia y el escribidor (1977), Vargas Llo-
16
17
7.
8.
9.
Ibidem, pp. 42-43.
Ibidem, p. 40.
Ibidem, p. 85.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
Ibidem, p. 83.
ARMAS MARCELO, J. J. Vargas Llosa. El vicio de
escribir. Madrid: Alfaguara, 2002, p. 52.
MOROTE, Herbert. Vargas Llosa, tal cual. Lima:
Jaime Campodónico Editor, 1998, p. 77.
VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-
tedral. Op. cit., p. 80.
Ibidem, p. 128.
Ibidem, p. 47.
16. Ibidem, p. 121.
Ibidem, 121-123. 17.
la r
ev
ista
28
sa, vecino miraflorino de la calle Ocha-
rán, comensal los días jueves de su tío
Lucho y director de informaciones de
Radio Panamericana, se describe como
estudiante de tercer año de Derecho en
San Marcos, «resignado a ganarme más
tarde la vida con una profesión liberal, aun-
que, en el fondo, me hubiera gustado más
llegar a ser un escritor» . Sus padres,
entonces reconciliados, preferían la ca-
rrera de Derecho en la que se matricula
durante tres años, pero a la que, final-
mente, el escritor rechaza a favor de
una firme apuesta literaria . El joven
Vargas Llosa le confiesa a Julia Urquidi
que solo «estudiaba Derecho para darle
gusto a su familia» .
A pesar del poco interés que le suscita-
ba a Vargas Llosa el estudio del Dere-
cho, y no obstante la pesada carga de
sus diferentes empleos, reconoce que
dedicaba algún tiempo a preparar sus
exámenes, aun cuando con poco ahín-
co, durante la época que trabajaba en
Radio Panamericana junto al artífice de
radionovelas, el caudaloso «escribidor»
boliviano Pedro Camacho: «Yo solía me-
terme al cubículo con el pretexto de estu-
diar, de que en mi gallinero había mucho
ruido y gente (estudiaba los cursos de De-
recho para exámenes y olvidaba todo des-
18
19
20
pués de rendirlos: que jamás me suspen-
dieran, lo cual no hablaba bien de mí sino
mal de la universidad). Me sentaba en el al-
féizar de la ventana y hundía la nariz en al-
gún código. En realidad, lo espiaba»
Cuando ya había iniciado su romance
con Julia Urquidi, Vargas Llosa recuer-
da que trabó amistad con un compañe-
ro sanmarquino, el arequipeño (y, más
estrictamente, camanejo) Guillermo Ve-
lando, quien se tornó en su salvador in-
telectual, puesto que asistía cada vez
menos a clases y se hallaba mal prepa-
rado para rendir exámenes. Velando vi-
vía en una pensión del centro, cerca de
la Plaza Dos de Mayo, en un cuartito
pequeño, abarrotado de libros, maletas
y baúles y, como lo describe el afamado
escritor:
«Era un estudiante modelo, que no perdía
una clase, apuntaba hasta la respiración de
los profesores y aprendía de memoria, como
yo versos, los artículos de los códigos. Siem-
pre estaba hablando de su pueblo, donde te-
nía una novia, y sólo esperaba recibirse de
abogado para dejar Lima, ciudad que odia-
ba, e instalarse en Camaná, donde batalla-
ría por el progreso de su tierra. Me prestaba
sus apuntes, me soplaba en los exámenes y,
cuando estos se venían encima, yo iba a su
pensión, a que me diera alguna síntesis mi-
lagrosa sobre lo que habían hecho en clase.
De allí venía ese domingo, después de pasar
tres horas en el cuarto de Guillermo, con la
cabeza revoloteante de fórmulas forenses,
asustado de la cantidad de latinajos que ha-
bía que memorizar...» .
21
22
.
Velando lo llamaba para recordarle que
«la facultad todavía existía y advertirme
que al día siguiente me esperaba un examen
de derecho procesal» . Inesperadamen-
te, Vargas Llosa obtuvo en el examen de
Derecho Procesal una nota más alta que
Velando, quien, en realidad, conocía
mejor la materia . En uno de sus cur-
sos, Derecho Penal, el escritor descubre
la voluptuosa actitud del catedrático,
«un personaje de cuento», a quien des-
cribe como una «perfecta combinación de
satiriasis y coprolalia, miraba a las alumnas
como desnudándolas y todo le servía de
pretexto para decir frases de doble sentido y
obscenidades. A una chica, que le respondió
bien una pregunta y que tenía el pecho
plano, la felicitó, regodeando la palabra: Es
usted muy sintética, señorita», y al co-
mentar cierto artículo del Código Penal
lanzaba inútiles peroratas sobre enfer-
medades venéreas .
Cuando era necesario obtener una co-
pia de su partida de nacimiento a fin de
validar su matrimonio con su tía Julia
Urquidi, que el indignado padre pre-
tendía impugnar, Vargas Llosa, incapa-
citado para lograr una copia legalizada
de su partida de nacimiento, debió en-
frentarse a la burocracia universitaria
en términos formalmente legales. La
señora Riofrío, secretaria de la Facultad
de Derecho de San Marcos y encargada
de dar las notas, habría de asomar en-
tonces. Engañada por Vargas Llosa,
quien le habló de la necesidad de un
empleo, la pobre señora escarbó entre
los expedientes de los alumnos, hasta
encontrar la partida de nacimiento del
escritor: «Un día voy a perder mi puesto
por hacer estos favores y nadie levantará un
dedo por mí» .
Vargas Llosa se desprendió definiti-
vamente de sus libros de Derecho cuan-
do requería dinero para ayudar a Julia
Urquidi en su viaje a Chile, a fin de apa-
ciguar el escándalo suscitado en su fa-
milia a raíz de su furtivo matrimonio.
Recuerda que vendió a un librero mira-
florino de la calle La Paz, «todos sus li-
bros que aún conservaba, incluidos los códi-
gos y manuales de Derecho, con lo que com-
23
24
25
26
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
VARGAS LLOSA, Mario. La tía Julia y el escribi-
dor. Madrid: Alfaguara, 2004, pp. 15, 21. La edición
original apareció en Barcelona, por Seix Barral, en
1977.
CASTRO-KLARÉN, Sara. Mario Vargas Llosa:
análisis introductorio, Latinoamericana
Editores, , 1988, p. 23.
VARGAS LLOSA, Mario. La tía Julia y el escribi-
dor. Op. cit., p. 115.
Ibídem, p. 241.
, pp. 197-198.
, p. 252.
, p. 297.
VARGAS LLOSA, Mario. Conversación en La Ca-
tedral. Op. cit., pp. 333-334.
Lima:
Ibídem
Ibídem
Ibídem
Ibídem
, p. 166. “A pesar del poco interés que le suscitaba a Vargas Llosa el
estudio del Derecho, y no obstante la pesada carga de sus
diferentes empleos, reconoce que dedicaba algún tiempo a
preparar sus exámenes, aun cuando con poco ahínco,
durante la época que trabajaba en radio Panamericana.”.
VARGAS LLOSA,
OTRO DE SUS
FANTASMAS.
Existen en las
novelas de Vargas
Llosa un sin-
número de abo-
gados y jueces,
personas que, a
diferencia de él,
abandonaron sus
verdaderas
vocaciones para
dedicarse a vivir
entre
latinajos.
códigos y
la r
ev
ista
29
pré cincuenta dólares» . Es probable
que éste fuera su último contacto direc-
to con los textos legales.
El conocimiento de que el escritor dis-
ponía en torno al sistema normativo se
revela superficial y limitado. No se tra-
ta, en estricto de un estudiante de De-
recho, volcado al estudio de la ley, y
menos de la doctrina ni de la jurispru-
dencia. Es poco o nada lo que ha apren-
dido. La ocasión es su propio matrimo-
nio con Julia Urquidi, la falsificación de
la partida de nacimiento, que se atri-
buiría a la supuesta «corruptora de me-
nores», quien pagaría los platos rotos, y
la pretendida nulidad que invoca su in-
dignado padre. El desconocimiento de
categorías jurídicas como la nulidad
absoluta y la anulabilidad, así como la
distinción entre un ilícito civil y un de-
lito penal lo atestiguan. Tal diagnósti-
co no puede ser un reproche, sino sim-
plemente la constatación de una falta
clamorosa de formación jurídica. El te-
mor inicial que le suscitan las amena-
zas de su padre Ernesto cede a la sere-
nidad, después del diálogo con un ius-
perito:
«Por lo pronto, consultar a un abogado
—fue lo único que se me ocurrió—. Sobre
mi matrimonio y lo otro. ¿Conoces a alguno
que nos pueda atender gratis, o darnos cré-
dito? Fuimos donde un abogado joven, pa-
riente suyo, con quien algunas veces había-
mos corrido olas en la playa de Miraflores.
Fue muy amable, tomó con humor la his-
toria de Chincha y me hizo algunas bromas,
como había calculado Javier, no quiso co-
brarme. Me explicó que el matrimonio no
era nulo sino anulable, por la corrección de
fechas en mi partida. Pero eso requería una
acción judicial. Si esta no se entablaba, a los
dos años el matrimonio quedaría automáti-
camente 'compuesto' y ya no se podía anu-
lar. En cuanto a la tía Julia, sí era posible de-
nunciarla como 'corruptora de menores',
sentar un parte en la policía y hacerla dete-
ner, por lo menos provisionalmente. Luego,
habría un juicio, pero él estaba seguro que,
vista las circunstancias –es decir, dado que
yo tenía dieciocho y no doce años– era im-
posible que prosperara la acusación: cual-
quier tribunal la absolvería» .
Vargas Llosa recuerda que, al retornar a
Lima tras varios años de ausencia, se
dirigió por la avenida Abancay hacia el
Parque Universitario y, al observar las
27
28
instalaciones donde años atrás funcio-
nara la Universidad de San Marcos,
una nostalgia lo embargó. Las aulas
que alguna vez habían acogido al no-
velista en sus años de estudios en Le-
tras y Derecho se habían convertido en
oficinas y un museo . «No terminé
nunca la carrera de abogado, pero, para in-
demnizar de algún modo a la familia y para
poder ganarme la vida con más facilidad,
saqué un título universitario, en una per-
versión académica tan aburrida como el
Derecho: Filología Románica» . Una bo-
canada de frustración concluyente se
observa en un diálogo esencial de Con-
versación en La Catedral, entre Aída,
Carlitos y Zavalita, cuando el primero
pronostica al segundo:
«–Nunca te inscribirás [en el Partido Co-
munista]. Cuando termines San Marcos te
olvidarás de la revolución, y serás abogado
de la International Petroleum y socio del
Club Nacional. –Consuélate, la profecía no
se cumplió –dijo Carlitos–. Ni abogado, ni
socio del Club Nacional ni proletario, ni
burgués, Zavalita. Sólo una pobre mierde-
cita entre los dos» .
En su libro de memorias personales y
políticas, El pez en el agua (1993) .
nuestro escritor se ve precisado a des-
cribir a algunos letrados con los que or-
ganizó el Movimiento Libertad y que
poco tiempo después pasaron a for-
mar parte del novísimo Frente Demo-
crático (Fredemo). Así, Felipe Oster-
ling es descrito como «abogado y ma-
estro universitario de prestigio y con una
excelente acción parlamentaria». Lamen-
ta que el profesor de la Universidad
Católica no figurase en la plancha pre-
sidencial, habida cuenta de lo que su
«energía y buena imagen hubieran aporta-
do» . Por el contrario, se muestra im-
placable con Luis Bedoya Reyes, fun-
dador del Partido Popular Cristiano,
antigua facción derechista de la Demo-
cracia Cristiana. Comparándolo con
Fernando Belaunde Terry –el otro alia-
do del Frente–, Vargas Llosa retrata al
político chalaco nacido en 1919 con ex-
presiones que el propio Bedoya hubie-
ra querido desmentir: «de origen más
humilde», «de baja clase media» y que
«había recorrido mucho camino para ha-
cerse una posición en la vida, como abo-
29
30
31
32
33
gado» . Bedoya Reyes «nunca había po-
dido sacudirse las etiquetas de «reacciona-
rio», «defensor de la oligarquía» y «hombre
de extrema derecha» con que lo bautizó la
izquierda y fue derrotado las dos veces que
postuló a la presidencia (en 1980 y 1985)».
Pero aquellas etiquetas no le permitie-
ron gobernar. «Es un error que hemos pa-
gado, sobre todo en la elección de 1985. Pues
su gobierno hubiera sido menos populista
que el de Alan García, más enérgico contra
el terrorismo y, sin la menor duda, más hon-
rado»
Una descripción más positiva anuncia
el escritor mistiano sobre Lourdes Flo-
res Nano: «Joven abogada, Lourdes se ha-
bía hecho muy popular por su simpatía y su
buena oratoria durante la movilización
contra la estatización de la banca» . Y del
representante pepecista en la fórmula
presidencial, el doctor Ernesto Alayza
Grundy, Vargas Llosa guarda los me-
jores recuerdos, no obstante los mati-
ces ideológicos que los separaban.
Alayza –escribe– era un «ortodoxo se-
guidor de la doctrina social de la Iglesia, y,
como ésta, receloso del liberalismo» .
Vargas Llosa cuenta cómo, sutilmente y
con «finísimas maneras», el letrado le ha-
cía llegar encíclicas católicas sobre
cuestiones sociales. «He aquí entre los
políticos –anota elogioso– alguien intere-
sado en ideas y doctrinas, que entendía la
política como hecho cultural» . El narra-
dor no tiene las mismas expresiones
para con otros abogados católicos, co-
mo Beatriz Merino, Pedro Cateriano y
Enrique Chirinos Soto, a los que, en el
entorno del Frente, se los motejaba co-
mo «católicos, apostólicos, romanos y bea-
tos» .
Vargas Llosa dedica unas líneas, llenas
de ironía, a Luis Delgado Aparicio
–tránsfuga precoz y fujimorista de pri-
mera hora– a quien recuerda como
«abogado especializado en cuestiones labo-
rales y, de otro lado, una figura popular de
la radio y la televisión por sus programas de
salsa» . Precisamente, narra el enton-
ces candidato del liberalismo, Luis Del-
gado había organizado una actividad
artístico-política en el Coliseo Amauta.
Resulta que Delgado había sazonado el
34
35.
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38
39
40
27.
28.
29.
Ibídem
Ibídem
, p. 436.
, pp. 431-432.
VARGAS LLOSA, La tía Julia y el escribidor,
Op.cit., p. 451.
, p. 447.
, p. 180.
VARGAS LLOSA, Mario. El pez en el agua.
Memorias. Seix Barral, 1993.
, p. 126.
30.
31.
32.
33.
Ibídem
Ibídem
Barcelona:
Ibídem
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
, p. 85.
, pp. 85-86.
, p. 133.
, p. 126.
, p. 129.
, p. 137.
Ibídem
Ibídem
Ibídem
Ibídem
Ibídem.
Ibídem
Ibídem
la revista
la r
ev
ista
30
evento, en el que abundarían los dis-
cursos y los bailes folclóricos, con la
participación de unas ardientes rum-
beras ligerísimamente ataviadas, que el
circunspecto Alayza Grundy contem-
pló con «perfecto estoicismo», mientras
que Chirinos Soto sencillamente «bufaba de
felicidad» . Como se sabe, no bien di-
fundidos los resultados de la segunda
vuelta electoral, Luis Delgado y Enri-
que Chirinos viraron sin tardar hacia el
nuevo régimen.
Otro abogado (no ejerciente) sobre el
que también opina Vargas Llosa es el
político Alan García Pérez, el entonces
díscolo presidente de la República y
uno de sus más enconados rivales y, sin
duda, el maquiavélico fabricante de su
derrota, merced a una despiadada con-
tracampaña mediática. «La impresión
que me hizo –reconoce el escritor– fue la de
un hombre inteligente, pero de una ambi-
ción sin frenos y capaz de cualquier cosa con
tal de llegar al poder» . Después de una
reunión con el jefe de estado, que tuvo
un gobierno deplorable, Vargas Llosa
recuerda haberle dicho, por lo demás
inútilmente: «Es una lástima que habien-
do podido ser el Felipe González del Perú te
empeñes en ser nuestro Salvador Allende,
o, peor aún, nuestro Fidel Castro. ¿No va el
mundo por otros rumbos?» ,
Encomia Vargas Llosa, en sus memo-
rias de campaña, el papel de los aboga-
dos que, junto a médicos, ingenieros,
arquitectos y economistas, formaban
parte de las comisiones del plan de go-
bierno de Libertad, la agrupación de in-
dependientes liberales que lideraba
con miras a las elecciones del año 1990.
«En su gran mayoría –anota en su descar-
go–, no habían hecho antes política y no te-
nían intención de hacerla en el futuro.
Amaban su profesión y sólo querían poder
ejercerla con éxito, en un Perú distinto del
que veían deshacerse. Reticentes al princi-
pio, llegamos a convencerlos de que sólo con
su concurso podíamos hacer de la política
peruana algo más limpio y eficaz» Al
recordar su juventud, Mario Vargas
Llosa evoca al lúcido jurisconsulto Héc-
tor Cornejo Chávez, profesor de Dere-
cho de Familia en la Universidad de
San Agustín de Arequipa y luego en la
Pontificia Universidad Católica del Pe-
rú, un discípulo incompleto de José
41
42
43
44.
Luis Bustamante y Rivero, personaje al
que Vargas Llosa admira sin cortapisas.
Conviene transcribir el texto por la agu-
deza del juicio y el raro equilibrio entre
la ponderada admiración y el desa-
liento final. A pesar de su beatería, Cor-
nejo Chávez, asomaba para toda una
generación de jóvenes de una izquier-
da moderada como «un hombre de ideas
más avanzadas y progresistas que sus cole-
gas, alguien empeñado no sólo en moralizar
y democratizar la política peruana, sino en
llevar a cabo una profunda reforma para po-
ner fin a las iniquidades de que eran vícti-
mas los pobres».[ ]
Agrega luego el escritor el testimonio
de su simpatía política y personal hacia
el que fuera también un acerado pole-
mista parlamentario y forense:
«[...] a mediados de los cincuenta, cuando se
vino a Lima desde su Arequipa natal, ese jo-
ven abogado parecía un dechado de pureza
política, un hombre animado por un ardien-
te celo democrático y una indignación a flor
de piel contra toda forma de injusticia. Ha-
bía sido secretario de Bustamante y Rivero
y yo quería ver en él a una versión rejuve-
necida y radicalizada del ex presidente, con
su misma limpieza moral y su compromiso
inquebrantable con el sistema democrático
y la ley. El doctor Cornejo Chávez hablaba
de reforma agraria, de reforma de la empre-
sa con participación de los obreros en los be-
neficios y en la administración, y condena-
ba a la oligarquía, a los dueños de la tierra, a
las cuarenta familias, con re-tórica jacobi-
na. No era simpático, es verdad, sino más
bien un hombre avinagrado y distante, con
ese hablar ceremonioso y algo engolado
muy frecuente en los arequipeños (sobre
todo los que han pasado por el foro), pero lo
modesto y casi frugal de su vida nos hacían
pensar a muchos que, con él a la cabeza, la
Democracia Cristiana podría llevar a cabo
la transformación del Perú» .
Pero, después del elogio inherente a
una época viene la demolición del per-
sonaje. Descrito ahora con dureza co-
mo asesor de la dictadura militar de Ve-
lasco, «autor de la monstruosa ley de
45
46
confiscación de todos los medios de comu-
nicación y primer director de El Comercio
estatizado». Con el golpe, Cornejo Chá-
vez, quien nunca disfrutó de apoyo po-
pular alguno, en palabras de su cote-
rráneo:
«[...] vio llegada su hora. Lo que no pudo
conseguir a través del voto, el doctor Corne-
jo Chávez lo obtuvo a través de la dictadura;
llegar al poder en el que los militares le con-
fiaron trabajos tan poco democráticos como
el amordazamiento de los medios de comu-
nicación y del Poder Judicial (pues también
él sería responsable de la creación del Con-
sejo Nacional de Justicia, institución con la
que la dictadura puso a los jueces a su ser-
vicio)» .
El novelista tiene también recuerdos
del parlamentario arequipeño Enrique
Chirinos Soto. Le sorprende que des-
pués de salir de su sopor alcohólico ex-
hibiera una gran lucidez y agudeza.
Arremete, sin embargo, contra la voca-
ción migratoria secular en Chirinos So-
to. Éste pudo haber inspirado a Henry
Chirinos, ése sórdido personaje de La
fiesta del Chivo, político y abogado
allegado a la dictadura de Trujillo en
República Dominicana, que arrastra
con dos alias vergonzosos: «El Consti-
tucionalista Beodo» y, el más aún agra-
viante, «La Inmundicia Viviente». Preci-
samente, en esta novela compite Henry
Chirinos en una especie de concurso de
ruindad con otros dos abogados servi-
les: el oblicuo y silente Joaquín Bala-
guer y el padre de la protagonista, Ura-
nia, que en su primera adolescencia fue
entregada a Trujillo por su progenitor,
Agustín Cabral, Cerebrito –otro abo-
gado y partidario caído en desgracia–,
con el propósito de reconquistar la con-
fianza perdida. Los abogados, valgan
verdades, acaban por convertirse en las
peores muestras y, tal vez, hasta en el
detritus de la vida social y de la política
más infecta.
Vargas Llosa ha manifestado sus críti-
cas a la profesión legal en un texto em-
blemático, que no sólo se dirige al abo-
47
“Al recordar su juventud, Mario Vargas Llosa evoca al lúcido
jurisconsulto Héctor Cornejo Chávez, profesor de Derecho de
Familia en la Universidad de San Agustín de Arequipa y lue-
go en la Pontificia Universidad Católica del Perú, un discí-
pulo incompleto de Jose Luis Bustamanate y Rivero.”
41.
42.
43.
44.
, pp. 35-36.
, p. 36.
, p. 158.
Ibídem.
Ibídem
Ibídem
Ibídem
45. , p. 301.
, pp. 301-302.
Ibídem
Ibídem46.
47. Ibídem., p. 302. La respuesta de CORNEJO
CHÁVEZ, editorialista del diario La República.
la r
ev
ista
31
gado asesor de empresas, sino, en lí-
neas generales, al abogado burgués y
burócrata, contrario a la simpleza y el
dinamismo. Es también un cuestiona-
miento al entero sistema legal compli-
cado, enrevesado y laberíntico. Se trata
de un notable texto ensayístico, «La ba-
ba del gusano», incluido en la novela Los
cuadernos de don Rigoberto . Es toda
una impugnación, ácida pero diverti-
da, contra el burócrata, es decir, contra
cualquier persona que realiza una labor
desde un escritorio (tal vez, el propio
narrador, profesional y disciplinado).
El escritor, por boca de don Rigoberto,
impugna la repetición productiva, el
parasitismo laboral y el horario fijo de
lunes a viernes y de ocho de la mañana
a seis de la tarde que le apareja, que lo
han consumido a lo largo de su activi-
dad de especialista en seguros, corro-
yendo su escondido talento, perdido en
trámites, gestiones, solicitudes y pro-
cedimientos. Bien pudo Rigoberto ha-
ber logrado un equilibrio entre la liber-
tad creativa y su trabajo, pero no, pre-
48
firió hacer de su labor «una embrutece-
dora rutina». Por el contrario, marcaría
un abismo imposible de cruzar, conver-
tido en una «hidra reglamentarista, oruga
tramitadora, rey del papel sellado», «encar-
celado en esa densa malla de regulaciones
asfixiantes», que recuerdan a las máqui-
nas del plástico suizo de orientación
neorrealista, Jean Tinguely, artilugios
que, no obstante su complejidad –exac-
tamente como en el procedimiento ju-
dicial–, acaban por parir a lo mucho
una pelotita de ping pong . La re-
flexión, sin duda, es brillante. Más to-
davía cuando es muy probable que
Vargas Llosa no esté al tanto de que, en
el mundo de las letras jurídicas, existe
un movimiento que precisamente se
sirve de artistas como Jean Tinguely,
Andy Warhol y otros (como el comu-
nista berlinés George Grosz, a quien
Vargas Llosa recuerda como retratista
satírico de los abogados plutócratas del
tiempo de la República de Weimar), pa-
ra describir, como teoría explicativa en-
tre lo moderno y lo posmoderno, el uni-
verso de la ley y de la justicia en el mun-
do contemporáneo .
En las letras nacionales, a estas alturas
es difícil no recordar los duros pasajes
contra los abogados que escribiera Ma-
nuel González Prada, en uno de sus la-
pidarios discursos, «Nuestros jueces»,
en el que acusa a la abogacía de haber
devorado a las inteligencias más lúci-
das de este país, atrapados en latinaz-
gos y papel sellado y tener por cerebro
«un fonógrafo con leyes y decretos» .
En La tía Julia y el escribidor asalta a
Vargas Llosa un recuerdo de sus visitas
49
51
50
librescas a la Biblioteca Nacional del
Perú para leer periódicos y revistas del
tiempo de la dictadura de Manuel A.
Odría, que serviría luego de material
para Conversación en La Catedral. Sus
lecturas incluían aun los pesados dis-
cursos del autócrata, «que los asesores
(todos abogados, a juzgar por la retórica fo-
rense) le hacían decir al dictador» . El
abogado aparece como consejero y ase-
sor. En verdad, una constante en la his-
toria del Perú republicano, ya fueran
gobiernos dictatoriales o democráticos,
civiles o militares, conservadores o li-
berales, de izquierda o de derecha es el
abogado omnipresente al pie de la silla
presidencial. Pero no todos los aboga-
dos son malos.
Así, en Travesuras de la niña mala, el tío
Ataúlfo Lamiel, reformista democrá-
tico, gran lector, tan incrédulo de la
revolución cubana como del primer go-
bierno de Alan García, propietario de
una bella biblioteca, cuarentón alarga-
do y bigotudo, vecino de El Olivar de
San Isidro y cuidante devoto de su in-
válida esposa, Dolores, además de usu-
ario de chaleco y corbata michi, condu-
cía un estudio de abogados, situado en
el centro de Lima, y daba clases por ho-
ras de Derecho Mercantil en la Univer-
sidad Católica. Atendió con diligencia
a Ricardo, el personaje que recibiría
una herencia de su tía Alberta, en los
trámites de la sucesión testamentaria,
negándose a cobrar un centavo por sus
servicios: «–No faltaba más, yo quería
mucho a Alberta y a tus padres, sobrino».
Sin duda, el tío Ataúlfo alivió notable-
mente las tribulaciones judiciales y no-
tariales de Ricardo:
«Fueron unos días pesados, con sórdidas
comparecencias ante notarios y jueces, lle-
vando y trayendo documentos al laberín-
tico Palacio de Justicia, que, en las noches,
me dejaban desvelado y cada vez más im-
paciente por regresar a París. En los huecos
libres, releía La educación sentimental, de
Flaubert, porque, ahora, la Madame Ar-
noux de la novela tenía para mí no sólo el
nombre, también la cara de la niña mala.
Una vez deducidos los impuestos a la suce-
52
la revista
estaría, sin embargo, lejos de la ponderación de un
jurisconsulto. En tono destemplado y, a juicio del
psicoanalista Max SILVA TUESTA, «con dis-
fuerzos de beata chismosa», puso en letras de
imprenta lo siguiente: «Qué cosa tan horrenda
debe haberle ocurrido [a Vargas Llosa] en el Co-
legio Militar Leoncio Prado donde, según se nos
dice, estudió... o lo estudiaron a fondo, para que
odie de esa manera al país que lo vio nacer... ¡Mis-
terio... que preferimos no descubrir...!». Véase
CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. «Vino, vio... y el
chinito lo derrotó», en La República, Lima, 9 de
mayo de 1993. También en SILVA TUESTA, Max.
Psicoanálisis de Vargas Llosa, Editorial Leo,
2005, p. 102.
VARGAS LLOSA, Mario. Los cuadernos de don
Rigoberto. Peisa, Lima, 1997, pp. 329-332.
LEGRAND, Pierre. Le droit comparé. París:
1999.
GONZÁLEZ PRADA, Manuel. «Nuestros
magistrados», En: Horas de Lucha, Lima: Moderna,
1905.
VARGAS LLOSA Mario. La tía Julia y el escribi-
dor. Op. cit., p. 450.
Lima:
Ibídem.
PUF,
48.
49.
50.
51.
52.
Éste pudo inspirar a Henry Chirinos, ése sórdido personaje
de la Fiesta del Chivo, político y abogado allegado a la
dictadura de Trujillo en República Dominicana, que
arrastra con dos alias vergonzosos “El Constitucionalista
beodo y el más aun agraviante “Inmundicia Viviente”.
TANTO EN LA
FICCIÓN COMO
EN LA REALIDAD
De la misma forma
las memorias del
Nobel incluyen des-
cripciones que
consideran o
desestiman a
personalidades del
Derecho en el Perú.
la r
ev
ista
32
sión y hechos los pagos pendientes que dejó
la tía Alberta, el tío Ataúlfo me anunció
que, vendido el departamento y rematados
los muebles, yo podría disponer de unos
sesenta mil dólares, acaso algo más. Una
linda suma, que no pensé llegar a tener
nunca. Gracias a la tía Alberta podría com-
prarme un pisito en París» .
El abogado se convirtió, en Travesuras
de la niña mala, en el artífice de la aspi-
ración vital de Ricardo: vivir en París.
Ricardo no habría podido realizar ese
anhelo sin la ayuda del tío Ataúlfo.
Don Rigoberto, por otra parte, en sus
53
En un párrafo que resume sus concep-
tos y preconceptos sobre el sistema le-
gal, Vargas Llosa, a través don Rigo-
berto, en esa suerte de autoanálisis,
concluye:
«Mi éxito como legalista ha derivado de esa
comprobación –que el Derecho es una téc-
nica amoral que sirve al cínico que mejor la
domina– y de mi descubrimiento, también
precoz, de que en nuestro país (¿en todos los
países?) el sistema legal es una telaraña de
contradicciones en la que a cada ley o dispo-
sición con fuerza de la ley se puede oponer
otra u otras que la rectifican y anulan. Por
manera de conocer la cifra exacta: se trata de
un dédalo jurídico en el que el investigador
más cauteloso fatalmente se extravía. Esta
cancerosa proliferación legalística parece la
afloración subconsciente de la anomalía éti-
ca que está en la raíz de la manera como se
genera el Derecho en el país (en función de
intereses particulares en vez del interés ge-
neral). Una consecuencia lógica de seme-
jante abundancia es que cada disposición le-
gal tenga, o poco menos, otra que la en-
miende, atenúe o reniegue. Lo que, en otras
palabras, significa que quien está inmerso
en semejante piélago de contradicciones ju-
rídicas vive transgrediendo la ley, o –algo
acaso más desmoralizador– que, en una
estructura de este semblante, cualquier
abuso o transgresión puede encontrar un
vericueto legal que lo redima y justifique»
.
Esta marea legislativa por volumen y
especialidad se hace imposible de co-
nocer. Por otro lado, la mayoría de las
disposiciones legales que regulan la ac-
tividad de los ciudadanos, «[...] se co-
cinan en la sombra de las colmenas bu-
rocráticas de los ministerios (o en los es-
tudios privados de ciertos abogados),
de acuerdo a la fuerza persuasivas de
las 'coaliciones redistributivas' cuyos
intereses van a servir. Y son promulga-
das a tal ritmo que ya no solo el ciuda-
dano común, sino incluso el especialis-
ta o el afectado por la norma novísima,
no están en condiciones de conocer, co-
tejar con el contexto jurídico vigente y
acomodar el propio quehacer en conse-
cuencia» .
Pareciera (y aquí estamos ante otro
punto neurálgico del discurso) que las
normas se elaborasen deliberadamente
en forma confusa con el propósito de
aislar al pueblo, de presentar al Dere-
cho como algo ajeno a la sociedad civil:
el “apartheid” legal, esto es, un sistema
construido intencionalmente para que
no sea conocido.
Claro está que, a través de la autocrítica
de Don Rigoberto y del prólogo a El otro
sendero, Vargas Llosa reclama la edifi-
cación de un sistema legal simple, sen-
cillo y cognoscible. No son estos sino
los ideales de la Ilustración, que harían
viables los códigos modernos de los
siglos XVIII y XIX, paradigmas de la
modernidad y, como tales, enérgicos
56
57
Cuadernos, se autocomplace como el
más ingenioso enredador o desenreda-
dor de argumentos jurídicos de la com-
pañía La Perricholi, a lo largo de veinti-
cinco años. Su vocación y talento fue-
ron precoces:
«¿Cómo no iba a serlo [...]? quien descubrió
desde su primera clase de derecho, que la lla-
mada legalidad es, en gran medida, una in-
trincada selva donde los técnicos en enre-
dos, intrigas, formalismo, casuismos, ara-
ñan siempre su agosto? Que esa profesión
no tiene nada que ver con la verdad y la jus-
ticia sino, exclusivamente, con la fabrica-
ción de apariencias incontrovertibles, con
sofismas y embrollos imposibles de desen-
madejar. Es verdad, se trata de una activi-
dad esencialmente parasitaria, que he lle-
vado a cabo con la eficiencia debida para as-
cender hasta la cima, pero, sin engañarme
jamás, consciente de ser un forúnculo que
se nutre de la indefensión, vulnerabilidad e
impotencia de los demás» . 54
eso, todos estamos aquí siempre vulnerando
alguna ley y delinquiendo de algún modo
contra el orden (en realidad, el caos) legal.
Gracias a ese dédalo usted se subdivide,
multiplica, reproduce y reengendra, verti-
ginosamente. Y, gracias a ello, vivimos los
abogados y algunos –mea culpa– prospera-
mos» .
La idea de un laberinto legal aterra a
Vargas Llosa. Ya lo había dicho a través
de su personaje don Rigoberto, pero
una declaración explícita y sesuda,
aunque ingenua e inocente para quien
conoce la dinámica jurídica, la ofreció
en el prólogo al libro de Hernando de
Soto, El otro sendero. El subtítulo es
elocuente: «La telaraña legal» (nótese
que es el mismo término empleado por
don Rigoberto en sus Cuadernos):
«Se dice que el número de leyes, dispositi-
vos con fuerza legal –decretos, resoluciones
ministeriales, reglamentos, etc.– supera en
el Perú el medio millón. Tal es un cálculo
aproximado porque, en verdad, no hay
55
53.
54.
VARGAS LLOSA, Mario. Travesuras de la niña
mala. Lima: Alfaguara-Santillana, 2006, p. 64.
VARGAS LLOSA, Mario. Los cuadernos de don
Rigoberto. Op. cit., p. 193.
, pp. 332-333. 55. Ibídem
56.
57.
VARGAS LLOSA, Mario. «La revolución silen-
ciosa». En: DE SOTO, Hernando, El otro sendero: la
revolución informal. ILD, 1986. p. XXIV.
, pp. XXIV-XXV.
Lima,:
Ibídem
LA FIESTA DEL
CHIVO:
Una de las novelas
fundamentales de la
lengua española y tal
vez la mejor del
novelista. Esta novela
confirmó la maestría de
Vargas Llosa al
diseccionar la dicta-
dura de Rafael Leonidas
Trujillo. Muchos han
constatado asimismo la
presencia de varios
personajes inspirados en
políticos (y abogados)
peruanos.
la r
ev
ista
33
enemigos de la incertidumbre jurídica
del Antiguo Régimen. En tal sentido, se
estaría postulando un esquema norma-
tivo práctico, banal y sistemático.
Luchting ha insistido en la asombrosa
la visión sistemática de la novelística
vargasllosiana . La novela total sería
como un código armónico y dotado de
plenitud, que lo comprenda todo. Bal-
zac, otro exponente de esa perspecti-
va, daba por descontado que el código
napoleónico revestía esa característi-
ca . Stendhal, a su vez, le confesaba al
propio Balzac que todas las mañanas,
para agarrar el tono a fin de componer
su obra La Chartreuse, leía dos o tres
páginas del código galo . La lectura
del Code era un proverbial ejercicio de
economía del lenguaje y de orden en
medio del caos. Vargas Llosa participa
de un concepto similar, como ha perci-
bido Raymond L. Williams. Se trata de
vencer (como ocurre en la narrativa de
Faulkner y en la idea de historia de Po-
pper) el caos y edificar sobre sus ceni-
zas un orden, una organización arbi-
traria de la realidad humana .
En El paraíso en la otra esquina, Vargas
Llosa tiene ocasión para divertirse en
torno a la literalidad de la ley. Así,
cuando Flora Tristán perdía toda espe-
ranza de ayuda, recibe una carta de su
tío paterno, don Pío Tristán. A la «so-
brina querida» le hacía saber, de manera
rotunda, que su condición de hija na-tural
–¡ay, el implacable rigor de la ley!– la ex-
cluía de todo derecho a la herencia de su
«queridísimo hermano don Mariano» .
Por otro lado, en cuanto a la sistemáti-
ca jurídica, la admiración de Vargas
Llosa hacia Madame Bovary de Flau-
bert se conecta con la admiración que la
idea de sistema, de totalidad o conjunto
narrativo suscita en el escritor. Vargas
Llosa recuerda «esa propensión que me ha
hecho preferir desde niño las obras cons-
58
59
60
61
62
truidas como un orden riguroso y simétrico,
con principio y con fin, que se cierran sobre
sí mismas y dan la impresión de la soberanía
y de lo acabado, sobre aquellas abiertas, que
deliberadamente sugieren lo indetermina-
do, lo vago, lo en proceso, lo a medio ha-
cer» . En otro texto, acerca de su idea
(o ilusión) de totalidad, expresaría un
concepto muy próximo a la noción de
un Derecho sistemático pero integral y
no excluyente, típico de la Escuela His-
tórica, que, como se sabe, no excluye a
la costumbre ni la fantasía ni al lenguaje
de un sistema jurídico:
«'Total' debe entenderse, no de manera
cuantitativa, sino cualitativa. La obra no
trata de representar extensivamente la ex-
periencia humana sino mostrar que ella es
objetiva y subjetiva, real e irreal, y que am-
bos planos conforman la vida. El hombre
habla, actúa, sueña e inventa. No sólo es
historia y razón, sino fantasía y deseo. No
solo cálculo, también espontaneidad. Aun-
que ninguno de los dos órdenes está entera-
mente esclavizado al otro, ninguno podría
prescindir de su contraparte sin destruirse
así mismo» .
Otro tipo de energía vital apreciado por
Vargas Llosa reside en la firmeza de la
vocación y, en particular, el hechizo que
ejerce en el joven que, seguro de su ca-
mino, abandona aquello que parece un
puerto seguro, pero cuyo trayecto y
destino no ama. De la misma forma que
Gustave Flaubert, a quien su padre, mé-
dico él, obliga al joven a seguir estudios
de Derecho en La Sorbona, debió bus-
car el pretexto de una enfermedad o,
como dice, Vargas Llosa, elegirla, antes
que continuar con la carrera forense.
Vencido el obstáculo (su padre) se de-
dicaría a lo único que le interesaba: la
literatura . Pero, Vargas Llosa no tie-
ne necesidad de buscar estos actos de
sacrificio o, mejor dicho, de definición
en la literatura o entre los escritores afa-
mados, sino entre sus propios contertu-
lios. Así, describe en El hablador a un
estudiante de Derecho muy especial,
compañero suyo, Saúl Zuratas, Masca-
rita, el muchacho judío al que un protu-
berante lunar oscuro, de color vinagre,
63
64
65
le cubría todo el lado derecho de la cara
y del que afloraban unos pelos rojos co-
mo las cerdas de un escobillón. Saúl ha-
bía ingresado a San Marcos a seguir
abogacía, sólo para dar gusto a Don Sa-
lomón, su severo padre. El comercian-
te hebreo, por mucho que lo necesitara,
no quería verlo jamás detrás de un mos-
trador, sino convertido en diputado pa-
ra que la familia se vuelva importan-
te . Don Salomón estaba convencido
de que el ejercicio de una profesión li-
beral, como la abogacía, resultaba el
medio más propicio para alcanzar ese
logro.
Era entonces frecuente que un joven
universitario estudiara junto a Juris-
prudencia una carrera paralela como
Literatura o Historia, pero Mascarita,
hacia 1956, estudiaba Etnología al mis-
mo tiempo que Derecho. Sin embargo,
la verdadera pasión del Saúl era la sel-
va amazónica, tanto que esgrimía la te-
sis según la cual que los antropólogos
que allí trabajaban, cumplían el mismo
papel nefasto (diezmar a los indios) que
los clérigos, caucheros, madereros y
reclutadores. Paulatinamente, Saúl Zu-
ratas se desinteresa de la carrera de le-
yes.
«¿Se había enterado Don Salomón que Saúl
estudiaba Etnología o no lo creía concentra-
do en los cursos de Leyes? La verdad es que,
aunque Mascarita estaba aún inscrito en la
Facultad de Derecho, descuidaba totalmen-
te las clases. Con excepción de Kafka, y,
sobre todo, La metamorfosis, que había re-
leído innumerables veces y poco menos que
memorizado, todas sus lecturas eran ahora
antropológicas. Desde el primer contacto
que tuvo con la Amazonía, Mascarita fue
atrapado en una emboscada espiritual que
hizo de él una persona distinta. No sólo
porque se desinteresó del Derecho y se ma-
triculó en Etnología y por la nueva orien-
tación de sus lecturas, en las que, salvo Gre-
gorio Samsa, no sobrevivió personaje litera-
rio alguno, sino porque, desde entonces, co-
menzó a preocuparse, a obsesionarse, con
dos asuntos que en los años siguientes se-
rían su único tema de conversación: el esta-
do de las culturas amazónicas y la agonía de
los bosques que las hospedaban» .
66
67
58.
59.
60.
61.
LUCHTING, Wolfgang. Mario Vargas Llosa:
desarticulador de realidades. Una introducción a su
obra. Plaza Janes , 1978.
REBUFFA, Giorgio. «Il triunfo del codice civile
nella testimonianza di Honoré de Balzac». En: Mate-
riali per una Storia della Cultura Giuridica, Año XXIII,
Nº 1, junio, Bologna, 1992, pp. 62-88.
HALPÉRIN, Jean-Louis. Le Code Civil. Paris:
Dalloz, 2003, p. 90.
WILLIAMS, Raymond L., «Literatura y política:
las coordenadas de la escritura de Vargas Llosa». En
Mario Vargas Llosa. Literatura y política.
Fondo de Cultura Económica/ Cuadernos de la
Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monte-
rrey, 2005, p. 34.
Bogotá:
México:
62.
63.
64.
65.
VARGAS LLOSA, Mario. El paraíso en la otra
esquina. Alfaguara. Bogotá, 2003. pp. 134-136.
VARGAS LLOSA, Mario. La orgía perpetua. Flau-
bert y Madame Bovary. Seix Barral, 1975.
VARGAS LLOSA, Mario. Kathie y el hipopótamo,
Seix Barral, 1983. p. 22.
VARGAS LLOSA, Mario. El paraíso en la otra es-
quina. cit., p. 127.
Barcelona:
Barcelona: 66.
67.
VARGAS LLOSA, Mario. El hablador.
Seix Barral, 1987.
Loc. cit.
Barcelo-
na:
la r
ev
ista
34
EL UMBRAL
DEL DOLOR*
Nils Christie**
DERECHO PENITENCIARIO
*
**
El presente artículo fue publicado por prime-
ra vez en español por la revista mexicano-es-
pañola Letras Libres. Creemos necesaria su
inclusión en esta edición de Contranatura, la
revista, para la difusión del pensamiento de es-
te connotado criminólogo noruego. Creemos
que, cualquier acción que propugne la depu-
ración del pensamiento garantista, está legiti-
mada en nuestra localidad.
Nils Christie (nacido en 1928 en Oslo) es un
sociólogo y criminólogo noruego . Es profesor
de criminología en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Oslo desde 1966. Ha recibido
un doctorado honoris causa en la Universidad
de Copenhague. Christie es bien conocido por
su larga crítica a la prohibición de las drogas, a
la sociedad industrial, y a las prisiones.
alto de una lista de instituciones dise-
ñadas para infligir dolor –o llamar la
atención sobre la existencia de tal lista–
no es motivo de orgullo en ningún país.
Sin embargo, esas listas pueden elabo-
rarse fácilmente. Más abajo presento lo
que llamo el “panorama carcelario”. He
seleccionado un número limitado de
ejemplos; podrían haberse incluido da-
tos de cientos de Estados. Todos proce-
den de las estadísticas que ofrece ICPS,
el muy respetado Centro Internacional
de Estudios sobre la Prisión, de Lon-
dres. Esta es la lista:
ra un día soleado en una peque-
ña isla del fiordo de Oslo. Las Eaves acababan de volar de sus
hábitats invernales en el sur de Europa
y África, y sus cantos llenaban el aire.
Había una granja. Varios hombres tra-
bajaban en los campos. Algunos des-
cansaban. Tomaban el sol. Reconocí a
uno de ellos. Había matado a varias
personas. La isla era una cárcel, proba-
blemente una de las mejores que tene-
mos en Noruega, sin cerraduras y con
pocas restricciones excepto la central:
no se puede abandonar permanente-
mente la isla hasta que uno no haya
cumplido su sentencia.
Ese mismo día por la tarde di una con-
ferencia ante los presos y el personal, y
terminé con una pregunta dirigida a los
internos, apretujados en los bancos de
atrás. Muchos noruegos, dije, consideran
esta isla un paraíso vacacional. Si les ofre-
cieran quedarse unas semanas más después
de haber cumplido su sentencia y cuando
estuvieran a punto de ser liberados, ¿qué
dirían? Pongamos que les ofrecieran que-
darse aquí como en unas vacaciones norma-
les de verano, pero además gratis. ¿No sería
una agradable alternativa para ustedes este
verano? Siguieron varios segundos de
silencio, después un creciente murmu-
llo y más tarde un clamor: ¡No, nunca!
¿Por qué?
Incluso fragmentos de paraíso se con-
vierten en el infierno si se utilizan como
parte de una ceremonia de degrada-
ción, si quienes son enviados allí saben
que su estancia tiene como objetivo he-
rirles y avergonzarles. El castigo es un
mal que pretende ser malo. A menudo,
los visitantes del extranjero pasan eso
por alto. Es cierto que las condiciones
materiales de las cárceles escandinavas
son en la mayoría de casos de un nivel
elevado. Pero, a pesar de ello, una cár-
cel es una cárcel. Una institución para
infligir dolor. Como muchos en mi país,
creo que es importante reducir el nivel
de dolor infligido. Y el dolor lo es en to-
das las cárceles. Pero en el infierno hay
grados y algunos de los lugares que he
visto en Latinoamérica están en lo más
alto.
Las cárceles están hechas para el dolor,
independientemente de las condicio-
nes materiales en nuestros Estados. Ser
condenado a ingresar en la cárcel es ser
condenado a la mayor degradación.
1. VENTANAS PARA VER
Las cárceles son instituciones hechas para
infligir dolor. Pero también son una es-
pecie de ventana. Nos permiten ver al-
go más que montañas, catedrales o vie-
jos castillos de un país. A las agencias de
viajes les gustan los viejos castillos; con
frecuencia los presentan en imágenes y
organizan recorridos para visitarlos.
Son hermosos, pintorescos: una copa
de vino, y después de vuelta al hotel o a
la playa.
Pero no hay excursiones similares a las
modernas realidades de las cárceles. En
ningún país. No hay anuncios que di-
gan: “Venga a nuestro país, tenemos las
cárceles más grandes y modernas del mun-
do.” O: “¡Hemos creado una de las socieda-
des más seguras de la tierra! ¡Tenemos más
presos que ningún otro lugar!” Estar en lo
NILS CHRISTIE
El Estado debe promover el bienestar social, pero las
cárceles son instrumentos para provocar dolor a quien
viola la ley. Las cárceles, sostiene Nils Christie, no son
instrumentos racionales para luchar contra el crimen.
la r
ev
ista
35
cárceles brasileñas, 37.6% de los presos
no ha recibido ninguna sentencia for-
mal.
¿Y México? Tiene 240,000 presos, según
mis fuentes, lo que supone 2,070 en-
carcelados por cada millón de habitan-
tes. Una vez más, el crecimiento ha sido
considerable. En 1992, había cerca de
60,000 personas encarceladas, lo que
significaba que había 980 presos por ca-
da millón de habitantes. Y una vez más
es también notable, incluso para las ci-
fras de Latinoamérica, el gran número
de detenidos e internos en prisión pre-
ventiva en México, que alcanza la alar-
mante cifra de 40.3% de todos los en-
carcelados.
3. LOS ENCARCELADORES ME-
DIANOS
Con España estamos en el terreno co-
mún de la Europa occidental. Tiene una
población carcelaria de 68,685 presos, y
1,480 presos por cada millón de habi-
tantes. Solo hay 16% de presos en pri-
sión preventiva o a la espera de una sen-
tencia. Pero también en España ha au-
mentado el número de personas encar-
celadas: en 1992 eran 41,000. Reino Uni-
do, Inglaterra y Gales están en los mis-
mos puestos intermedios, con una po-
blación carcelaria de 84,000 personas,
1,490 presos por cada millón de habi-
tantes. También tienen un número limi-
tado de presos sin sentencia, un 13.6%.
Y la población carcelaria ha aumenta-
do desde los 45,817 hasta los actuales
84,000.
4. EN LOS NIVELES MÁS BAJOS
Aquí encontramos a todos los países
nórdicos, con Finlandia en lo más bajo
con una población carcelaria de 3,214
personas y 600 presos por cada millón
de habitantes. Dinamarca tiene 680 pre-
sos por cada millón de habitantes, Sue-
cia 700 y Noruega 710. Los detenidos a
la espera de un juicio representan 18%
en Finlandia, 23% en Suecia, 26% en
En lo más alto encontramos a los gran-
des encarceladores del planeta. En la
parte central he colocado a los países de
gama media, y abajo están algunos de
los países con un número más limitado
de presos.
Utilizo tres indicadores. Primero está el
número total de presos del país. En segun-
do lugar está el número de presos por cada
millón de habitantes del país, y en tercero
el porcentaje de presos pendientes de recibir
sentencia; es decir, en detención preven-
tiva o a la espera de juicio.
2. LOS MAXI-MAXI ENCARCELA-
DORES
Estados Unidos está en lo más alto de
esta lista. Hay 2.2 millones de personas
encarceladas ahora mismo, lo que sig-
nifica 7,160 presos por cada millón de
habitantes. El país ha experimentado
un crecimiento extremo de su pobla-
ción carcelaria. En 1991 Estados Unidos
tenía solamente 1.2 millones de presos.
Además del enorme número de encar-
celados, están todos los que son contro-
lados por el Estado aunque se encuen-
tren fuera de la cárcel, bajo fianza o en
libertad provisional. En este momento,
entre 4.5 y 5 millones de habitantes vi-
ven en Estados Unidos en esas circuns-
tancias. Todas las cifras estadouniden-
ses han mostrado un ligero descenso en
los últimos años.
El porcentaje de detenidos en prisión
provisional era 21.5. La Federación Ru-
sa es el otro gran encarcelador con más
de 706,000 presos, o 4,930 por cada mi-
llón de habitantes. El porcentaje de los
presos que aún no están sentenciados es
15.2%. Brasil es el tercer mayor encar-
celador incluido en la tabla, con más de
medio millón de presos, lo que signifi-
ca 2,760 por cada millón de habitantes.
El crecimiento ha sido notable. En 1992
tenía 114 mil presos frente a los 600,000
de hoy en día. En el caso brasileño, co-
mo en el de varios países latinoameri-
canos, también resulta llamativo el gran
número de detenidos en prisión pre-
ventiva, a la espera de sentencia. En las
Incluso fragmentos de paraíso se convierten en el infier-no si se utilizan como parte de una ceremonia de degra-dación, si quienes son enviados allí saben que su estancia tiene como objetivo herirles y avergonzarles. El castigo es un mal que pretende ser malo. A menudo, los visitan-tes del extranjero pasan eso por alto. Es cierto que las condiciones materiales de las cárceles escandinavas son en la mayoría de casos de un nivel elevado. Pero, a pe-sar de ello, una cárcel es una cárcel. Una institución para infligir dolor.
SITUACIÓN DEL PAÍS: Según el informe estadístico del INPE, a diciembre del 2012 la po-
blación penitenciaria del Perú era de 61,390 internos. Saque usted sus propias conclusiones.
la r
ev
ista
36
ria. Pero, por supuesto, algunos ciu-
dadanos, especialmente los privilegia-
dos, que tienen un riesgo limitado de
ser encarcelados, pueden considerar
positiva una gran población carcelaria.
Algunos rasgos son característicos de
los países con un número limitado de
presos: son pequeños, todos con pobla-
ciones de menos de diez millones. No
han estado en guerra entre sí durante
cientos de años. Noruega fue “entrega-
da” a Suecia después de las guerras na-
poleónicas. Pero cuando Noruega pro-
clamó su independencia de Suecia en
1905, los suecos la aceptaron con con-
siderable elegancia. Finlandia es el Es-
tado con una historia reciente más san-
grienta, particularmente por los con-
flictos y guerras con Rusia, y eso ha te-
nido interesantes consecuencias histó-
ricas. Por tradición, estaba conectada
políticamente a Rusia. En esa época, te-
nía un sistema carcelario unido al ruso.
Los presos finlandeses eran enviados a
cárceles de aquel país. Entonces, la tra-
dición de una alta tasa de encarcelación
era una especie de fenómeno natural;
era lo que siempre había sucedido en
Rusia, y por lo tanto también en Fin-
landia. Pero Finlandia se independizó.
Quería distanciarse de la influencia ru-
sa. En esa situación, la cultura escandi-
nava fue una protección. Cobraron im-
portancia toda clase de prácticas es-
candinavas. Las cifras carcelarias caye-
ron desde las medias rusas a las escan-
dinavas. Hoy en día sus cifras son las
más bajas de los países nórdicos. Las
cárceles no son instrumentos racio-
nales para luchar contra el cri-
men. Son resultado de rasgos
culturales, influencias políti-
cas y condiciones sociales.
Un rasgo común en todos es-
en la población. Bienestar y dolor son
términos antagónicos. Aparte de eso,
está la idea de que aquellos que reciben
dolor son en gran medida aquellos
miembros de la sociedad que han re-
cibido más dolor: los pobres, desem-
pleados y sin educación, sin familia es-
table, sin casa decente. No son el obje-
tivo más deseable para administrar más
dolor.
El énfasis en la igualdad es un pensa-
miento afín a la idea de bienestar. El
bienestar para todos significa un eleva-
do nivel de imposición y el escarnio de
aquellos que no declaran sus ingresos y
no pagan lo que están obligados a pa-
gar. Hasta ahora, en los países escandi-
navos eso ha puesto ciertos límites a la
desigualdad en ingresos y riqueza. Es
Fue algunos años después de la Segun-
da Guerra Mundial. Comparé a guar-
dias que habían matado y maltratado a
prisioneros con guardias que no lo ha-
bían hecho. La conclusión fue clara: los
guardias asesinos, en gran medida,
nunca habían estado cerca de los presos
y no los veían como seres humanos nor-
males, sino como animales peligrosos.
Los que no habían asesinado habían es-
tado mucho más cerca de ellos, habían
visto fotografías de su vida familiar pa-
sada, habían charlado con ellos, los veí-
an como seres humanos, como a sí mis-
mos. Las normas habituales de los tiem-
pos de paz se activaban: ¡No matarás!
Estudios posteriores apuntan en la mis-
ma dirección. Es el caso del famoso ex-
perimento de Milgram (Obediencia a la
autoridad, 1974) sobre la disposición a
infligir descargas eléctricas a otras per-
sonas. Esa disposición disminuye cuan-
do la víctima está más cerca de quien ha
recibido la orden de torturarla.
Me temo que, a medida que aumente la
distancia social en nuestros países es-
candinavos, no seremos capaces de
mantener nuestra posición como países
con un pequeño número de presos. Un
indicador notable es el creciente núme-
ro de presos extranjeros en las cárceles
de Escandinavia. Esto resulta particu-
larmente visible en el caso de Noruega.
Los porcentajes de presos extranjeros
en Escandinavia son los siguientes: No-
ruega, 32%; Dinamarca, 28%; Suecia,
27%; Finlandia, 14.5%. Noruega es aho-
ra mismo el país escandinavo más rico,
una tierra de miel y petróleo.
Nuestra nueva riqueza es una
gran amenaza para nuestros
valores básicos. En mi juven-
tud vi a nuestro primer mi-
nistro de la época en un tren,
Las cárceles están hechas para el dolor, indepen-dientemente de las condiciones materiales en nues-tros Estados. Ser condenado a ingresar en la cárcel
es ser condenado a la mayor degradación.
Noruega y 33% en Dinamarca.
5. ¿POR QUÉ ESTAS GRANDES DI-
FERENCIAS?
No utilizaré mucho espacio y energía
en tratar de explicar por qué las cifras
de encarcelamiento son tan altas. En
lugar de eso, intentaré explicar por qué
en los países con niveles bajos tienen
esos números y también qué amenazas
surgen de ese uso limitado de la encar-
celación. Al describir a los pequeños
podremos entender me-
jor a los grandes. La ex-
periencia de estos países
puede ser útil para la re-
forma en Paises con una
gran población carcela-
tos países es la aceptación del Estado de
bienestar como parte esencial del país.
El bienestar significa bienestar para to-
dos. Esta idea no es fácil de combinar
con el plan de infligir dolor deliberada-
mente. En debates sobre el castigo en
Noruega planteo en ocasiones una pre-
gunta: ¿en verdad queremos aumentar
el nivel de dolor en nuestro país? Vivi-
mos en un Estado de bienestar. El obje-
tivo máximo debe ser reducir el dolor
un asunto importante cuando se habla
del castigo. Una precondición para que
existan fuertes Estados del bienestar y
para que se produzca un uso limitado
del castigo destinado a controlar a la
población es la capacidad para ver a los
demás, para verlos como seres huma-
nos, gente similar a nosotros. No mons-
truos, sino seres iguales. Con distancia
social, esta capacidad se ve dañada.
Tengo experiencias muy fuertes al res-
pecto. Mi primera ex-
periencia en la inves-
tigación criminológi-
ca fue un estudio de
guardias en campos
de concentración.
la r
ev
ista
37
en un asiento de tercera clase, por su-
puesto. Después abolimos por un
tiempo las divisiones de clase en los
trenes. Pero ahora se están reintrodu-
ciendo poco a poco en los trenes y aun
en mayor medida en el transporte aé-
reo. Antes en mi cultura la gente rica
intentaba ocultar su riqueza. Lo ideal
era seguir siendo como la mayoría: ciu-
dadanos normales y decentes. Eso es
cosa del pasado. Las clases sociales
han vuelto. Visto desde abajo, la gente
rica parece tener una vida maravillo-
sa, algo por qué luchar, sea con medios
legales o ilegales. Visto desde arriba,
son importantes privilegios que de-
fender. Además, en los autodenomi-
nados Estados de bienestar, la dis-
tancia entre las clases sociales aumenta
cada año, probablemente con las mis-
mas consecuencias perniciosas que tan
bien describieron Wilkinson y Pickett
en 2009 (Desigualdad. Un análisis de la
(in)felicidad colectiva).
Inevitablemente, la distancia social se
convertirá en un factor que aliente una
política penal más estricta. Tal como se
ve desde arriba, la gente que está abajo
–si es que se considera gente– no me-
rece nada más. Su pensamiento dicta:
“¿Puede ser que nuestra política de bie-
nestar sea demasiado generosa y nuestra
política penal demasiado blanda?” Y, en
línea con el crecimiento de una sub-
clase social, se considerará más impor-
tante combatir la droga y no las dife-
rencias de clase.
6. LA FRACASADA GUERRA CON-
TRA LAS DROGAS
Aquí en el norte somos muy morales.
Y, como emigrantes, nuestros antepa-
sados también se llevaron una parte
importante de esa moralidad a Estados
Unidos. Sabemos que Jesús usaba vi-
no, pero no le gustaba. Muchas iglesias
de mi país utilizan vino sin alcohol en
sus rituales religiosos. Durante un
tiempo también prohibimos el brandy
y los licores más fuertes, como el de
cereza. Se prohibió todo uso del alco-
hol. Al principio funcionó bien; la sa-
lud de la población en general mejoró.
Pero después comenzó el contraban-
do. Una parte cada vez mayor de la
población aprendió a hacer su propio
brandy, o empezó a comprar el que
otras personas elaboraban en sus ca-
sas. La importación ilegal surtía a los
que carecían de conocimientos o pa-
ciencia para la producción casera. Se
desarrolló una economía sumergida,
tal como la describió Johansen (Bren-
nevinskrigen. En krønike om Forbud-sti-
dens Norge, 1985). Pero luego, al cabo
de un tiempo, los antiprohibicionistas
recibieron una ayuda inesperada. Por-
tugal no nos compraría pescado seco si
nosotros no comprábamos sus vinos
más fuertes. De modo que abolimos la
prohibición un poco antes de lo que ha-
bríamos hecho en otras circunstancias
y creamos un monopolio estatal para la
venta de todo tipo de alcoholes excepto
cerveza.
Pero las drogas se consideran algo muy
distinto. Es la sustancia maligna nú-
mero uno. En 1985 publiqué junto a
Kettil Bruun, un colega finlandés, la
primera edición de un libro que llama-
mos El enemigo adecuado. El título
subraya el estatus peculiar de determi-
nadas drogas. No todas las drogas. No
el café o el té; sustancias bien instala-
das que nos dan energía y nos man-
tienen despiertos. Tampoco el tabaco,
el gran causante de cáncer. Y, por su-
puesto, tampoco, de nuevo, el alcohol,
que siempre ha sido la mayor fuente de
problemas en los países nórdicos, so-
bre todo en lo que concierne a actos vio-
lentos. Los enemigos adecuados eran
las sustancias sin grandes defensores
en la cultura nórdica y la estructura de
poder, y –al menos al principio– mayo-
ritariamente consumidas por jóvenes y
otros grupos sin influencia política. De
modo que, sin dudarlo, entramos en
una guerra contra las “nuevas” drogas:
aquellas que hasta entonces habían
sido prácticamente desconocidas para
nosotros. Tratamos de mantenerlas a
raya con leyes penales excepcional-
mente fuertes contra su importación y
consumo y, obstinadamente, continua-
mos con esas medidas. No triunfamos
y las drogas están aquí para quedarse.
Pero, aun así, continuamos. Las pro-
puestas para disminuir el nivel de cas-
tigo o legalizar algunas de las drogas y
hacer que estén disponibles en farma-
cias o por medio de un monopolio
estatal, como ocurre con el vino y el li-
cor, son recibidas casi siempre con un
silencio ensordecedor.
Y después sucedió –tanto en el plano
nacional como en el internacional– lo
que no podía sino suceder: aparece un
mercado negro de considerable tama-
ño, aquí y por supuesto en los lugares
de producción. Con nuestra sólida eco-
nomía, esas drogas tremendamente de-
seadas son muy rentables en el mercado
negro. Pero Noruega contraataca. Una
parte excepcionalmente grande de
nuestros presos están en la cárcel por
importar, vender o consumir drogas.
Con obstinación, las autoridades insis-
ten: mantengamos limpias las calles, sin
drogas. Sigamos con nuestra política de
prohibición total para proteger a nues-
tros hijos. El informe de la Comisión
Latinoamericana sobre Drogas y De-
mocracia no tuvo ningún impacto aquí
en el norte. Ni tampoco la Comisión
Global de Políticas sobre la Droga. Kofi
Annan formaba parte de ella, y también
nuestro exministro de exteriores Thor-
vald Stoltenberg, padre de nuestro ac-
tual primer ministro.
Creo que podríamos proteger a los jó-
venes de una manera más eficiente y
humana con un sistema de estricta re-
gulación de la venta y el consumo de las
drogas, en lugar de la total prohibición
que tenemos ahora. Y, en ese sentido,
los costes de tener una economía su-
mergida son muy importantes. Nues-
tra prohibición de una sustancia muy
deseada, producida en el sur y relati-
vamente fácil de transportar al norte, es
una prohibición con tan malas conse-
cuencias, tanto en el norte como en el
sur, que todo el sistema debería ser abo-
lido. Estricta regulación y control, sí.
No heroína en los quioscos. Pero el co-
mercio debe realizarse a la vista. Abier-
to a los controles aduaneros, abierto a la
tasación. Abierto al control de calidad
de las sustancias. Abierto a todas las tri-
vialidades de las sociedades civiliza-
das, y sin que necesite métodos policia-
les y sentencias a prisión como ahora.
Como ha dicho mucha gente desde ha-
ce tiempo: la guerra contra las drogas
ha terminado. Han ganado las drogas.
Las cárceles no son instrumentos racionales para luchar contra el crimen. Son resultado de rasgos culturales, influen-cias políticas y condiciones sociales. Un rasgo común en to-dos estos países es la aceptación del Estado de bienestar como parte esencial del país. El bienestar significa bienestar para todos. Esta idea no es fácil de combinar con el plan de infligir dolor deliberadamente.
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38
7. DE VUELTA A TIEMPOS MEDIE-
VALES
Existe un interesante parecido entre la
situación social en Estados con una gran
economía sumergida y lo que sabemos
de la historia de la Edad Media. Una
gran economía sumergida significa que
el poder estatal se encuentra debilita-
do. Eso significa que cada hombre (y en
esta rápida mirada histórica eran hom-
bres, no mujeres) tiene que luchar por sí
mismo. En esas situaciones es una vir-
tud ser reconocido como alguien fuerte,
con frecuencia también peligroso. No se
debe engañar a un hombre así. Si lo in-
tentas, puede vengarse. Y no hay otras
personas a quienes recurrir, a menos
que en algún momento uno se haya po-
dido aliar con alguien.
La economía sumergida también tiene,
obviamente, sus reglas. Es una situa-
ción condenada a producir violencia.
Como señala Norbert Elias en su libro
“El proceso de la civilización”, la violencia
interpersonal disminuye cuando el po-
der se vuelve más centralizado. Steven
Pinker subraya este aspecto en “Los án-
geles que llevamos dentro”.
Allí donde domina el mercado negro,
donde no hay reyes fuertes, solo Esta-
dos débiles, vuelven a necesitarse hom-
bres fuertes. Es más: vuelve a necesi-
tarse la cooperación con hombres fuer-
tes. Si me quedo solo, pueden aplastar-
me. Con un hombre fuerte a mi lado,
tengo una especie de seguro. La eco-
nomía sumergida creada por la prohi-
bición de las drogas nos devuelve a los
problemas de la Edad Media.
8. RAYOS DE ESPERANZA
Pero hay algunas señales que invitan al
optimismo. En primer lugar, la credibi-
lidad de la guerra contra las drogas pa-
rece estar considerablemente debilita-
da. La Comisión Global de Políticas so-
bre Drogas, dominada por los Estados
Unidos, ha sido muy criticada última-
mente. Y las bajas de la guerra han co-
brado mucha visibilidad. Lo que suce-
de en México ha sido importante para
abrir los ojos. También lo han sido las
descripciones de las condiciones car-
celarias creadas por el enorme flujo de
drogadictos y traficantes. Las bajas ci-
fras de encarcelados en Escandinavia
serían aún menores con una reforma
así. El porcentaje de reos con condenas
relacionadas con la droga es actual-
mente de 32% en Suecia, 26% en No-
ruega, 21% en Dinamarca y 15% en
Finlandia. En Escandinavia, como en
otras partes del mundo, una estricta
política prohibicionista esconde la po-
breza. Las calles y los vecindarios están
limpios. Se nos oculta la inquietante
visión de la miseria. Está lejos. Está en
la cárcel. Un elemento importante que
impide el cambio, sobre todo en Esta-
dos Unidos, es la privatización de la
industria carcelaria. Se gasta una enor-
me cantidad de dólares con el fin de no
cambiar leyes en un sentido más tole-
rante. La tolerancia sería mala para los
negocios.
Quizá haya esperanza en un enfoque
completamente distinto: civilizar los
conflictos.
9. CONFLICTOS, NO DELITOS
Pero también hay fuerzas que empujan
en sentido opuesto. La más importante
puede ser la reciente tendencia a civili-
zar muchos conflictos. Cuando alguien
se porta mal, puede considerarse un de-
lito, un acto que exige un castigo. Pero
también es posible verlo como un con-
flicto, un acontecimiento que hay que
describir, comprender y por el que fi-
nalmente hay que resarcir. Varios paí-
ses han incluido en sus leyes consejos
para gestionar así sus conflictos. Más
de 12,000 conflictos se abordaron de
este modo en Noruega el año pasado.
La pregunta central no es: “¿Por qué lo
has hecho?” sino “¿Qué ha pasado?” Y
con ello todo se vuelve mucho más cla-
ro: muchos implicados en casos como
estos están más interesados en saber, en
comprender, que en infligir dolor a la
otra parte. Infligir dolor debería ser la
última alternativa posible a la hora de
crear sociedades en las que valga la pe-
na vivir.
Traducción de Ramón González Férriz
EEUU ES EL PAÍS CON MAYOR POBLACIÓN CARCELARIA EN EL MUNDO.
Su política criminal y penitenciaria, basada en sus movimientos de Law and Order y de
Tolerancia Cero, generaron el abarrotamiento de las cárceles. Lamentablemente dichas políti-
cas tuvieron fuerte acogida en nuestro país. La cárcel no soluciona el problema del cri-
men ¿Acaso no ha quedado demostrado ya?
De este modo en Noruega el año pasado. La pregunta cen-tral no es: “¿Por qué lo has hecho?” sino “¿Qué ha pasado?” Y con ello todo se vuelve mucho más claro: muchos implica-dos en casos como estos están más interesados en saber, en comprender, que en infligir dolor a la otra parte. Infligir dolor debería ser la última alternativa posible a la hora de crear sociedades en las que valga la pena vivir.
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39
I. Introducción
Sin una ciudadanía capaz de cuestio-
narse y de cuestionar, siempre seremos
víctimas de quienes tienen la oportu-
nidad de tomar decisiones en nuestro
lugar, esos que nos dicen que todo pasa
porque tiene que pasar y que, en conse-
cuencia, no podemos hacer nada para
cambiarlo, por muy desagradable o in-
justo que parezca.
Consideramos que la filosofía tiene que
dar cuenta críticamente de los proble-
mas sociales que nos aquejan. En con-
secuencia urge hacer nuestras las pala-
bras de Cesar Guardia Mayorga:
He tomado mi pluma como martillo y sigo
mi camino. No soy un espejo para reflejar
pasivamente la realidad; no soy un yogui
para permanecer indiferente ante el sufri-
miento y la alegría; no soy un comerciante
Jaime Araujo Frias*
FILOSOFÍA
* Estudiante del 5to año de filosofía. Bachiller en
Derecho y Ciencias Políticas.
para ir al mercado a vender mis ideas. Me
sublevan la miseria, la explotación, la servi-
dumbre, la ignorancia, la injusticia, la far-
sa, la mentira y el mimetismo intelectual
(Arapa Díaz, 2011:20-24).
El fin del presente ensayo es aproxi-
marnos críticamente, desde la filoso-
fía, a pensar algunos de los problemas
sociales más generales que aquejan a
nuestro país y al mundo.
II.
Todo pensamiento es un pensamiento
situado o al menos debe intentar serlo,
es decir, debe responder a las circuns-
tancias socioculturales circundantes.
Desde esta perspectiva, el quehacer fi-
losófico como saber crítico, busca so-
meter a juicio los fenómenos sociales
con los cuales se enfrenta cotidiana-
mente. De otra manera, como decía
Manual Gonzales Prada, “si todos los
filósofos hubieran filosofado en silen-
cio, la humanidad no habría salido de
la infancia y las sociedades seguirían
gateando en el limbo de las supersti-
ciones (Gonzales, 2004: 103)
En consecuencia, usaré el término de
filosofía para referirme a una actividad
humana, una forma de orientar el pen-
samiento crítico, depurado de todo re-
siduo supersticioso, que sirve para pen-
sar la vida y vivir el pensamiento, para
La Urgencia
de la enseñanza de
filosofía hoy en día
¿Por qué –se le preguntó a Diógenes el Cínico– la
gente da dinero a los mendigos y no a los filósofos?
Porque –repuso– piensan que, algún día, pueden
llegar a ser inválidos o ciegos, pero filósofos, jamás.
Diógenes de Laercio
De otra manera, como decía Manual Gonzales Prada,
“si todos los filósofos hubieran filosofado en silencio, la
humanidad no habría salido de la infancia y las socieda-
des seguirían gateando en el limbo de las supersticiones
la r
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tomar las riendas de nuestra vida, de la
historia en nuestras manos. En este sen-
tido seguiré la línea del filósofo francés
Michel Onfray, quien señala que, “La fi-
losofía proporciona medios para domi-
nar nuestro destino, para convertirnos
en los actores de nuestra existencia, pa-
ra liberarnos de miedos inútiles y pa-
ralizantes y no abandonarnos, atados
de pies y manos, como niños, a los mi-
tos de ayer y hoy” (Onfray, 2001: 266).
Los filósofos no son unos tipos distraí-
dos, desligados de la realidad y de los
procesos históricos, ni mucho menos
unos tipos raros y extraños ajenos a los
problemas sociales como muchas veces
piensan o intentan hacernos creer los
detractores del pensamiento filosófico
y promotores de la sin razón y el en-
gaño.
Pueda que resulten extraños, pero por-
que son tal vez los hombres más invo-
lucrados con los problemas reales de la
vida cotidiana de la gente, porque los
filósofos ponen en duda lo que mu-
chos dan por supuesto, porque preci-
samente hacen preguntas incomodas
para quienes detentan el status quo:
¿por qué la gente muere de hambre en
este mundo, si la tierra tiene la capa-
cidad para alimentar a 12 mil millones
de seres humanos y apenas somos siete
millones? ¿Por qué los países más ricos
en recursos naturales son económica-
mente los más pobres? Si los avances de
la ciencia y la tecnología han transfor-
mado no sólo la vida de las personas
sino también la forma de concebir el
mundo ¿por qué nuestros gobernantes
y profesores siguen reproduciendo un
sistema educativo diseñado hace tres
siglos bajo la tutela de la revolución
industrial? Si “todos los países actual-
mente ricos, incluidos Gran Bretaña y
Estados Unidos (supuestas patrias del
libre comercio y el libre mercado), se
enriquecieron gracias a mezclas de
proteccionismo y subvenciones
(Chang, 2012: p. 88) ¿por qué ahora
recomiendan practicar el libre mercado
a los países pobres y desaconsejan la
intervención del Estado? ¿Por qué las
corporaciones que generan más conta-
minación ambiental, son promociona-
das como las principales defensoras y
promotoras del medio ambiente por
los medios de comunicación? ¿Por qué
los gobiernos prefieren violar los dere-
chos humanos por defender un con-
trato comercial? ¿Por qué el estado pe-
ruano suprimió la filosofía de los pla-
nes de estudio y no más bien el curso de
religión? etc. Son preguntas que necesi-
tamos contestar críticamente para de-
velar los intereses y las mentiras es-
condidas bajo la alfombra florida de los
discursos oficiales de los que gobier-
nan nuestros pueblos.
Muchas veces se dice que hay que de-
cirle la verdad al poder o a los poderes
que dirigen nuestros pueblos; consi-
dero que al que hay que decirle la ver-
dad es al pueblo, porque el poder sabe
muy bien lo que hace y lo que omite; los
pueblos necesitan saber la verdad, ne-
cesitan poder explicarse de forma ra-
cional, crítica y sencilla los problemas
sociales, el estado precario y vulnera-
ble de su situación para que a partir de
la toma de conciencia intenten alterna-
tivas de resistencia e insurrecciones,
de cambios individuales y colectivas
autónomos.
Es por esto que se debe enseñar filoso-
fía o mejor dicho siguiendo la exhorta-
ción de Kant, se debe enseñar a filo-
sofar; porque la filosofía tiene algo que
decir; porque el mundo entero está or-
ganizado de tal manera que no nos per-
mite pensar nuestros problemas para
cambiarlos, porque hoy más que nunca
es urgente pensar nuestra situación
personal y colectiva, nuestros países
necesitan pensar, necesita salir de todo
mecanismo que distrae a nuestros ciu-
dadanos a través del espectáculo infi-
nito de la mediocridad, promocionado
por instituciones públicas y privadas.
En general, en la mayoría de ellas se
trabaja para estupidizar, distraer a la
gente, vaciar los cerebros y llenarlos
con clichés, prejuicios, dogmatismos, y
volverlos eximios sirvientes que el sis-
tema demanda para hacer funcionar el
mercado.
Generalmente los voceros de los que
detentan el poder, no dicen la verdad
real, sino la verdad oficial, la verdad
disfrazada, maquillada con eufemis-
mos que el poder quiere que sepamos,
confundiendo niños con enanos o cima
con sima. Porque hay un enorme siste-
ma que nos piensa que nos ahorra la
tarea de pensar por nosotros mismos y
Es por esto que se debe enseñar filosofía o mejor dicho si-
guiendo la exhortación de Kant, se debe enseñar a filo-
sofar; porque la filosofía tiene algo que decir; porque
el mundo entero está organizado de tal manera que no
nos permite pensar nuestros problemas para cambiarlos,
porque hoy más que nunca es urgente pensar nuestra situa-
ción personal y colectiva, nuestros países necesitan pensar.
MICHEL ONFRAY.
el filósofo
anarquista francés,
en la linea del autor,
cree que “Filosofar
es hacer viable y
vivible la propia
existencia allí donde
nada es dado y todo
debe ser
construido.”
Michel Onfray
la r
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ista
41
nos dicta lo que debemos hacer y no ha-
cer, es decir en palabras del filósofo
Martin Heigdegger: “vivimos en es-
tado de interpretados”: no pensamos;
somos pensados, no hablamos; somos
hablados por el sistema, no elegimos,
otros eligen por nosotros. Nuestra sub-
jetividad ha sido colonizada, somos
una especie diría Michel Foucault de
“sujetos sujetados”, por los medios de
comunicación, el poder político, eco-
nómico, religioso etc., todos al servicio
del mercado. El sistema económico ac-
tual ha mercantilizado absolutamente
todo, todo lo que toca lo vuelve mer-
cancía al servicio del bolsillo más exi-
gente.
Nos crean la necesidad pero al mismo
tiempo nos fabrican el producto que
calmará nuestro insaciable deseo, nos
fabrican la enfermedad pero también
nos venden el antídoto, nos crean el
problema, pero luego nos ofrecen la
solución al problema con la única di-
ferencia que a cambio hay que entregar
dinero. De esta manera el individuo ad-
quiere el estatus de ciudadano rentable
de acuerdo a los parámetros de las de-
nominada sociedades modernas, dise-
ñadas por los señores del mercado y las
finanzas, patrocinados por organis-
mos de rango internacional, como el
Fondo monetario internacional, el Ban-
co Mundial y la Organización Mundial
del comercio, “para quienes es infini-
tamente más grave violar una regla de
comercio internacional que un derecho
humano” (Zieglar, 2002: 50), han con-
denado al anonimato a millones de se-
res humanos considerados no renta-
bles para sus intereses, mutilando así el
“pienso luego existo cartesiano” y me-
tiendo de contrabando, como es la ló-
gica de su accionar, el “consumo luego
existo” como requisito para entrar en la
estadística del sistema.
De aquí que la filosofía necesite ense-
ñarse, salir del museo de las ideas, en-
carnarse, vitalizarse y “salir a la calle, al
riesgo […] hacerse urbana sucia. Habi-
2. Entendemos por estupidez el conjunto de ideas
que hacen daño a la sociedad y que son presenta-
das y predicadas como verdades al servicio del
bien de la misma.
3. Cfr. http://unesdoc.unesco.org/images/0018-
/001851/185119s.pdf, p. 10. Verdad, Editorial Mar-
cial Pons, Madrid 2010, Pág. 126)
tando una vez más el barro de la his-
toria” (Feinmann, 2008: 13), porque es
urgente oponer la cultura a las fuerzas
sombrías, el pensamiento al servicio de
la insumisión, el saber en contra de la
ignorancia, la verdad como enemiga de
la mentira, la filosofía al servicio de in-
teligencia.
En este sentido la filosofía tiene mucho
por hacer porque el objetivo, parafra-
seando a Nietzsche sigue siendo hoy
más que nunca perjudicar la “estu-
pidez” que siempre ha sido el enemi-
go principal y declarado de la razón y
de todo intento pensamiento crítico, li-
bertario y autónomo.
na a la reali-
dad de nuestras instituciones para dar-
nos cuenta que sigue vigente la adver-
tencia que hizo el filósofo peruano Ma-
2
Bastaría u mirada rápida
cordemos que las prostitutas no son
dueñas de sí mismas porque han sido
desposeídas del uso independiente,
libre y autónomo de su cuerpo” (On-
fray, 2001: 103), así como hoy el em-
pleado moderno ha sido desposeído de
sus fuerzas de trabajo para servir al vo-
rágine apetito del capitalismo, hoy de-
nominado hipócritamente libre merca-
do.
Enseñar filosofía dada las circunstan-
cias que vivimos, es un deber moral pa-
ra con la sociedad, puesto que contri-
buye a la apertura de espíritu, a la re-
flexión crítica y al pensamiento inde-
pendiente, actuando así como muralla
contra toda forma de manipulación, de
obscurantismo y de exclusión, señala la
UNESCO en el prefacio de su informe
sobre la enseñanza de la filosofía en
Nos crean la necesidad pero al mismo tiempo nos fabrican el
producto que calmará nuestro insaciable deseo, nos fabrican
la enfermedad pero también nos venden el antídoto, nos crean
el problema, pero luego nos ofrecen la solución al problema
con la única diferencia que a cambio hay que entregar dine-
ro. De esta manera el individuo adquiere el estatus de ciuda-
dano rentable de acuerdo a los parámetros de las denomina-
das sociedades modernas.
nuel Gonzales Prada, que “para me-
recer el título de buen ciudadano y fi-
gurar en la clásica nómina de los hom-
bres cuerdos, se necesita conformarse a
los usos y prejuicios de nuestro tiempo,
venerando los absurdos de la religión
en que se nace, justificando las iniqui-
dades de la patria en que se vive” (Gon-
zales, 2004: 105).
En consecuencia, la filosofía o sea el fi-
lósofo hoy tiene un enemigo con el cual
luchar, la mentira y, un objetivo por
alcanzar, el pensamiento crítico fun-
dado en la verdad, la reflexión libre y
desembarazada de toda ligadura de
dominación, capaz de expresar la vida
en su estado más puro, negada por los
que gestionan el mundo en favor de los
intereses de unos cuantos y en detri-
mento de la vida de nuestros pueblos,
de los que han hecho su basurero in-
dustrial y han condenado a ser rebaños
humanos obligados a prostituirse. “Re-
América Latina y el Caribe . Ahora
bien, debemos recurrir a ella como uno
de los mejores instrumentos que nos
permiten repensar críticamente nues-
tros problemas y formular creativa-
mente alternativas de solución a los
mismos, puesto que la filosofía, no solo
3
la r
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ista
42
es una forma crítica de orientar el pen-
samiento, sino sobre todo, una forma
rigurosa de vivir poniendo el pensa-
miento al servicio de las condiciones
que afirman la vida. La filosofía, es crí-
tica de las ilusiones, de los prejuicios,
de las ideologías. ¿Sus armas? La razón.
¿Sus enemigos? La ignorancia, el fana-
tismo, el oscurantismo. ¿Sus aliados?
Las ciencias. ¿Su objeto? La totalidad.
O el hombre pero en el seno de la totali-
dad. ¿Su meta? El buen vivir, pero en el
seno de la verdad (Sponville –Comte,
2002:15). Lo que permite la emancipa-
ción de ideas, creencias, costumbres
atávicas y otros prejuicios sociocultu-
rales que han modelado nuestra socie-
dad.
De aquí que urge promover la práctica
del filosofar como una actitud y una
manera de pensar y vivir, exigente y ri-
gurosa consigo mismo y con la socie-
dad; haciendo que el quehacer filosó-
fico se convierta en buena noticia para
las grandes mayorías explotadas, en-
gañadas y en mala noticia para los vic-
timarios. El filósofo de origen noruego
Jostein Gaarder señalaba que, “la filo-
sofía es un elogio a la conciencia hu-
mana”. Reivindiquemos pues esta ta-
rea humanizadora del quehacer filosó-
fico.
III. Conclusión
La filosofía es una forma de orientar el
pensamiento críticamente hacia pensar
la vida y vivir el pensamiento, desli-
gado de todo maquillaje supersticioso
que busca la autonomía del ser huma-
no respecto de los dioses que el pensa-
miento débil nos inventa. Uno de los
enemigos declarados de la filosofía
contra el cual luchar, es la mentira, en-
carnadas en algunas instituciones que
se promueven falsamente como defen-
sores de la racionalidad y la verdad.
En consecuencia, es urgente promover
la enseñanza de la filosofía como una
actitud y una manera de pensar y vivir,
exigente y rigurosa consigo mismo y
con la sociedad, haciendo de ella un
instrumento de emancipación al servi-
cio de la vida para las grandes mayo-
rías explotadas y engañadas y una a-
menaza para los victimarios.
____________________________
BIBLIOGRAFÍA
- CHANG, Ha-Joon (2012). 23 cosas que
no te cuentan sobre el capitalismo. Barce-
lona: Debate.
- FEINMANN, Pablo (2008). La filosofía
y el barro de la historia. Buenos Aires: Pla-
neta.
- GONZALES PRADA, Manuel (2004).
Pensamiento y librepensamiento. Caracas:
Colección Claves de América.
- ONFRAY, Michel (2001). Antimanual
de filosofía. Barcelona: ADAF.
(2011). Política del rebelde.
Barcelona: Anagrama.
- SPONVILLE-COMTE, André (2002).
Invitación a la filosofía. Barcelona: Pai-
dós.
- ZIEGLAR, Jean (2001). Los nuevos amos
del mundo y los que les resisten. Paris:
Fayard.
- ARAPA DIAS, Elvis (2011). Esbozo al
pensamiento filosófico de Cesar Guardia
Mayorga. En Revista Peruana de Filo-
sofía Marxista, 2, 20 – 24.
WEBGRAFÍA
- UNESCO (2011). “La filosofía una es-
cuela de libertad” [en línea], disponible
en: http://unesdoc.unesco.org/ima-
ges/0018/001851/185119s.pdf. Visto el 18
de diciembre del 2012.
––––––––––––
JOSTEIN GAARDER:
filosofo y escritor
de origen noruego.
su trabajo más
conocido fue la
novela: “El
mundo de Sofía”
(1991) Jostein Gaarder
SABOTAJE
Su nombre ilustra y des-
cribe muy bien, grupo o
mejor dicho “colectivo”
recientemente integra-
do por jóvenes universitarios pertene-
cientes, en su mayoría, a la Escuela de
Literatura de la Universidad Nacional
de San Agustín, que incursionan en el
mundo de las letras a través de la edi-
ción de sus poemarios y revistas ade-
más de recitales y veladas realizados a
nivel local.
Van alcanzándonos ya varias publica-
ciones, entre ellas las revistas “Apos-
tasia” y “Rien de rien” la “Antología
de poesía insurgente de Arequipa”, y
poemarios como “Disforia” de la poeta
Mariel Linares.
Este trabajo es fruto de todos los invo-
lucrados con la práctica literaria, arte u
otra actividad que sirva para la expre-
sión o creación de formas de estética.
Para adquirir esta publicación o demás
publicaciones del Colectivo Sabotaje,
puede llamar al número de celular
986765935.)
la revista
la r
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43
SANTIAGO
Bernardo A. Marelo*
CUENTO
*Estudiante del sexto año de Piscología en la
Universidad Nacional de San Agustín.
Camino y me siento a un lado de la
barra, un tipo se me acerca, me mira
casi sonriendo: otro marica, pienso. Me
da la carta sin decir palabras, me quedo
viéndola solo para hacer hora, ya que
mis bolsillos no me ayudarán a
comprar una bebida decente. Después
de unos largos cinco minutos, levanto
la vista y fijo la mirada en el tipo que me
ha dado la carta, éste se me acerca y yo
le señalo el trago más barato que hay
allí (eso sí, cerveza no, pues la odio). Lo
miro con delicadeza y, casi susurrando,
digo: “por favor”. El tipo sonríe otra
vez, se va y regresa con el licor en las
manos. Lo pone frente a mí, me cobra y
se despide guiñándome el ojo. Lo veo
con complicidad y le sonrío mientras
pienso, otra vez, “maldito marica”.
Odio mezclarme entre la gente en los
bares, sin embargo siempre termino en
uno de ellos intercalando los viernes,
sin importar el motivo, la razón o la
ocasión, ni siquiera dejé de asistir a un
a es tarde y no he comido nada,
no tengo hambre. Mi madre di-Yce que me enfermaré y yo la be-
so en la frente mientras me despido di-
ciéndole: “tienes toda la razón, mamá”,
y salgo casi corriendo (casi escapando)
de casa.
Las horas pasan, rebusco entre mis bol-
sillos y encuentro una sucia moneda
que alguna vez fue amarilla y que aho-
ra es del color del cobre. Con ella llamo
a casa.
El teléfono suena una, dos, tres veces y
nadie responde. Maldigo por unos ins-
tantes a mi madre y luego me arrepien-
to, cuelgo y vuelvo a marcar.
–Aló –escucho la voz de mi madre
apenas perceptible en el auricular.
–Hola, mamá. Te aviso que hoy lle-
garé tarde a casa. Discúlpame, se me
presentó un compromiso de última
hora, tú sabes, los amigos y esas co-
sas… Discúlpame, mamá, te prometo
que mañana me despierto tempranito y
te ayudo con los asuntos de la casa.
–Santiago, hijo, debías avisar más
temprano, estaba muy preocupada.
–Ya, mamá: lo siento.
–Está bien, hijo, pero ven tempra-
no. ¿Has comido ya?
–Sí, mamá; ya se me corta la llama-
da, salúdame al viejo.
–No llames así a tu padre.
–Adiós, mamá.
Cuelgo el teléfono y me quedo pensa-
tivo: ¿por qué ella confía tanto en mí?
Son las seis de la tarde y los rayos de sol
se van extinguiendo para darle la bien-
venida a la noche virgen que estoy dis-
puesto a violar. Salgo de la universidad
envuelto en una chalina vieja y una ca-
saca más vieja aun. Doy vuelta a la
izquierda, camino, subo por el puente y
sigo de frente, no hay obstáculos en mi
camino. Después de andar por unos
quince minutos, llego al bar de La Es-
quina, que acoge a los noctámbulos de
las carreras de ingenierías y humani-
dades. Casi puedo reconocer a cada
bando por el olor que expelen, casi pue-
do saborear sus iras y sus miradas des-
pectivas.
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estudiantes: todos ponen unas mone-
das (de cualquier monto), y yo sonrío al
que extiende la mano: “lo siento, hoy
no tengo nada, ya para la otra te doy el
doble”, y vuelvo a sonreír. Él me ve con
una cara de gato asustado, da una car-
cajada que suena como berrido y sigue
recolectando el dinero. Rondas de tra-
gos baratos que carcomen cerebros, cir-
culan entre las manos y las risas, filó-
sofos que se morirán de las más temi-
bles enfermedades que les inventaré,
pienso y sonrío, otra vez para mí mis-
mo, mientras escudriño a esa masa casi
compacta de seres que junto conmigo
han tomado a la noche y la han vejado.
Sí, conmigo, entrando y saliendo, be-
sando botellas frías, colillas húmedas,
tocando las formas de jarras y de cuer-
pos de mujeres mayores que nosotros
en bailes ridículos, con afanes sexuales,
y palabras ensayadas como susurros:
esas mujeres que simplemente se ríen y
dan vueltas y más vueltas mientras si-
bar el día del entierro del tío Alejandro
(hermano menor de mi madre): “nunca
te lo perdonaré”, dijo ella cuando lle-
gué a las tres de la mañana del día
siguiente.
Detesto tener que hablar con la gente
que no me entiende y no me gusta ha-
cerme entender, pero me acerco a ellos
mientras juego a que los comprendo y
cada vez que me cuentan sus historias
hago de ellas mis historias (las escribiré
para algún día hacer un libro de ver-
dades mentirosas o algo que se le ase-
meje). Todos tienen historias, y yo sé
muchas de las historias de los indivi-
duos que me rodean: siempre esperan a
que les diga algo y ellos se quedan
prendados de los ecos que ensayo, de
las palabras que ellos mismos dicen.
“Tú sí me comprendes, amigo”, dice
Fernando, y yo le susurro: “para eso es-
tán los amigos, para escuchar y para
contar”; pero nadie sabe mis historias o
mis verdaderas historias, nadie sabe
que me muero por una niña de colegio
parroquial de la cual no sé ni el nombre
y que nunca me ha hablado (entre otras
cosas, porque nunca me ha visto). Allí
están ellos, como una banda de moscas
sobre el agua dulce, juntos y revueltos,
los muchachos del primero B, filósofos
sin filosofías; me llaman y me acerco a
ellos remedando sonrisas, las mejores
que tengo, les tiendo la mano y algunos
me palmean la espalda y, otros más
desfachatados, me abrazan.
—¿Qué tal, muchachos? —digo—
¿Qué hacen por aquí?
—Gitano —responde uno de ellos,
léeme la mano…
Todos ríen al unísono y yo simulo que
entendí la broma (y la verdad es que no,
y otra verdad más firme que la anterior
es que no me interesa).
Uno se pone en pie y coloca una mo-
neda sobre su mano y empieza a exten-
derla por todo el círculo inconstante de
guen bebiendo, y siguen fumando, y si-
guen pegándose a sus acompañantes,
restregándose e incluso besándose. En-
tre el silencio de la bulla de un bar viejo,
sucio y oloroso, yo solo los veo y los
desprecio, sentado en una mesa vieja
esperando que alguna de esas “damas”
embriagadas y embriagantes se acer-
que a mí, me extienda la mano y yo
pueda verla con el mas ínfimo despre-
cio y salir junto con ella para aprove-
charme de su cuerpo y palparla cerran-
do mi mente y dejando de pensar en el
todo. Y me quedo mudo en mi nada si-
lenciosa, mientras escapo del bar por
las mismas calles universitarias y el
mismo parque de sombras que ahora es
solo una sombra inmensa que me cubre
a expensas de mi miedo vencido y mi
noche virgen a la que he violado y que
me ha correspondido... “Puta”, le digo.
La luna me acompaña, la amo y me
ama. Sigo caminando.
Es de madrugada, extiendo la mano y
paro un taxi, le doy mi dirección y re-
gateo el precio. Me voy. En el auto-
móvil, el tipo pone una canción de esas
antiguas que le encantan a mi madre (y
también me encantan a mí), me ave-
rgüenzo cuando me veo cantando esas
mismas canciones en el salón de clases.
Miro al chofer y le pido, por favor, que
me deje en esa esquina, cinco cuadras
antes de llegar a mi casa. Le pago y él se
retira deprisa. He decido que caminaré
Rondas de tragos baratos que carcomen
cerebros, circulan entre las manos y las risas,
filó-sofos que se morirán de las más temibles
enfermedades que les inventaré, pienso y sonrío,
otra vez para mí mismo, mientras escudriño
a esa masa casi compacta de seres que junto
conmigo han tomado a la noche y la han vejado.
la r
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desde aquí. Extiendo mi mano y mi
muñeca deja ver el brillo metalizado
del reloj a la luz de un poste, son las dos
de la madrugada con cuarenta y tres
minutos. Son sonoros mis pasos entre
los asfaltos negros y veredas de cemen-
to. Camino en medio de la pista, por las
líneas amarillas, y nadie interrumpe mi
andar. Unos perros ladran a lo lejos y,
también, unos gatos lanzan maullidos
humanizados desgarradores. Escondo
mis manos entre los bolsillos de mi
pantalón, mientras el viento revuelve
más mis cabellos ya revueltos, el viento
cortante de la madrugada, que anda
contradiciendo mi paso; a lo lejos, hay
luces de casas, algunos gritos huma-
nos, algunos gemidos ahogados y risas
relampagueantes. Dejo volar mi ima-
ginación a las más versátiles cumbres
de lo prohibido y lo mezquino, pero ya
no puedo distraerme. Tan solo me llena
ocultamente el recuerdo de esa niña:
cada paso que doy me acerca a su fi-
gura (llego a imaginarla como mi fla-
mante compañera nocturna). En ver-
dad no sé quién es, pero es muy joven,
hablo como si yo fuera viejo. Pienso en
mí como un hombre que ha nacido vie-
jo, que llevo los años acuestas, mientras
he vivido muchos de los grandes in-
ventos, no sé cómo se llama, pero tiene
cara de llamarse Julissa, si fuera yo su
padre seguramente le hubiese puesto
ese nombre: Julissa, la del alma fría y la
mirada de hielo.
Mi Julissa, con sus cabellos lisos que se
esconden en ese moño anticuado, y su
piel tersa. La imagino desnuda. Me ale-
jo del deseo morboso de los seres que
sólo buscan satisfacer sus “bajos ins-
tintos”, como dicen por allí… Me que-
do pensando en ella como quien piensa
en un libro gigantesco: tan complicado
en un principio, con un desenlace fatal
y una final de lágrimas, ¿uno que se
aproxima a la muerte o a la vida? Pa-
rece dar lo mismo.
Estoy parado frente a la puerta de la
casa, rebusco entre mis bolsillos y en-
cuentro la llave, entro en silencio y una
luz me ilumina de pronto, mi madre
me ve con los ojos inyectados de san-
gre: “hola, mamá”, atino a decir y me
alejo, subo las gradas, abro la puerta de
mi cuarto y me hecho en la cama. Siento
como si mil caballos relincharan dentro
de mi cabeza, y las palabras mudas de
mi madre en sus endemoniados ojos, en
sus facciones viejas que se acentúan con
su amargura, sin más palabras que todo
lo que dice sin decir nada. Y mi padre
que seguramente mañana dirá algo, si
me encuentra despierto, por supuesto.
Ya me imagino sus reprimendas y sus
castigos tontos, los cuales no cumpliré,
y sus cosas que, desde luego, no me im-
portan. Sé que ahora mismo mi madre
lo contiene, disuadiéndolo, para que no
suba a mi cuarto a armar el escándalo
que sé que armaría. Pobre de mí, mi risa
estalla y me quedo en silencio, me que-
do pasmado y atino a buscar el cobijo
de unas sábanas gastadas. Pienso en
ella y me quedo dormido mientras mis
ojos dibujan movimientos que se pier-
den distantes en un solo pensamiento.
El sábado vomita sonidos, ruidos re-
vueltos que van formando palabras,
palabras suicidas que me llaman con
uno y mil nombres. “Puto Santiago”,
escupo cuando veo mi reflejo en el es-
pejo, con estas formas abultadas de-
bajo de mis ojos, con este cabello re-
vuelto y sucio, con esa sonrisa lángui-
da y perversa. ¡Mil veces puto San-
tiago!, ¡mil veces puto! Abro la ducha y,
con miedo, entro para que mi cuerpo
sienta el agua fría e intente despertar-
me y, de paso, doblegar este dolor de
cabeza que los mundanos compañeros
llaman resaca. Mil veces puto Santiago.
Salgo. Descubro las huellas de mis pies
estampados con la humedad en el suelo
de losas blancas y frías. Entro otra vez a
mi cuarto, me quito la toalla y la lanzo a
donde mejor caiga. Me recuesto sobre
la cama desnudo, vuelvo a sentarme y,
como nunca, veo resentidamente a mi
cuarto revuelto e impregnado de un
olor a cigarro que no termina de disi-
parse para cuando prendo otro. Puto
Santiago. Y me revuelvo como inten-
tando llorar y me veo sonriendo mien-
tras mi cuerpo se va cubriendo de la fa-
tiga del sábado. Me visto con las ropas
limpias que tengo a la mano, me calzo
las zapatillas viejas y bajo sin mirar a los
costados. Todavía tengo ese aire de bo-
rracho y la cabeza me da vueltas: “re-
saca”, esa desagradable palabra resue-
na en mis pensamientos. Llamo a mi
madre y nadie contesta, llamo a papá y
nadie dice nada; me siento en el sofá de
sala, estiro el cuello a punta de un es-
fuerzo sobrehumano. Me detengo en el
aire y mis ojos se achinan un poco,
oculto mi rostro entre mis dedos. ¡Jodi-
do, imbécil, mil veces puto, Santiago!,
son las once cincuenta y dos de la ma-
ñana.
Siento como si mil caballos relincharan dentro de mi,
y las palabras mudas de mi madre en sus endemoniados
ojos, en sus facciones viejas que se acentúan con su
amargura, sin más palabras que todo lo que dice sin decir
nada. Y mi padre que seguramente mañana dirá algo,
si me encuentra despierto, por supuesto. Ya me imagino sus
reprimendas y sus castigos tontos, los cuales no cumpliré,
y sus cosas que, desde luego, no me importan.
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46
Reino Fungi
Renato Amat y León*
REINO FICCIÓN
*Director de la Revista Libertalia.
tienen algo que ver con ello, pero no
puedo afirmarlo.
7
Las manchas de humedad han hecho
aparecer en algunas partes unas cosas
plomas parecidas a algodón. Según me
han dicho, son hongos y tengo que sa-
carlos de mi techo a como dé lugar; y
parece ser que tengo que hacerlo pron-
to, pues los que lo han dicho lo han he-
cho con cierto asco o repulsión.
8
Ayer pensé en limpiarlos, en liquidar-
los. Estaba echado en mi sofá, acababa
de terminar de ver una película de Von
Trier y entonces, con flojera de levan-
tarme hasta el DVD a poner otra, con-
templaba el techo con la mente en blan-
co. Veía esas diminutas criaturas plo-
Me aburro muchísimo, escucho
música y juego muchos video-1juegos, horas de horas presio-
nando botones con la vista fija frente al
televisor. También miro muchísimas
películas, algo de cinco al día. General-
mente veo a un solo director cada día,
Ayer le tocó a uno de mis favoritos: Tim
Burton. Creo que hoy será el turno de
Tarantino.
2
Hace un par de días comencé a leer
¡Que Viva La Música! La primer y única
novela que Andrés Caicedo publicó en
vida, ya que se suicidó el día que reci-
bió el primer ejemplar impreso de
aquel libro. “Yo tomé esta determina-
ción hace muchos años. Había un mo-
tivo, ahora no hay nada que hacer”,
dijo Caicedo, sonriente, a su enamo-
rada, quien lo contemplaba apagarse
poco a poco luego de haber tomado se-
senta pastillas de Seconal. Un maldito
en todo el sentido de la palabra. ¡Que
viva la música! Una novela fabulosa,
delirante, brutalmente enternecedora.
No quiero que se acabe nunca. Proba-
blemente llorare el día que llegue a esa
última página.
3
Me estoy implementando un horario.
Duermo cinco y media de la mañana,
despierto a golpe de una de la tarde dis-
puesto a desayunar. Almuerzo al ano-
checer y en la madrugada ceno; ade-
más me paso el día tomando leche, po-
co más de un litro diario. A mi madre,
quien vive conmigo, no le hacen mucha
gracia mis nuevos hábitos de sueño y
alimentación y trata de rectificarlos. Yo,
como buen adolecente, me rebelo e ig-
noro, olímpicamente, todas sus órde-
nes y sugerencias de dormir temprano
o comer a horas prudentes.
4
He empezado a ver ánimes de nuevo.
Hace mucho que no lo hacía, alguna
vez fui un gran fan de las series japo-
nesas (toda su cultura en general me
parece fascinante). Sin embargo hace
mucho perdí el interés en los ánimes y
mangas de los cuales era fanático. Aho-
ra estoy retomándolo con Code Geass,
una historia fenomenal armada alre-
dedor de uno de los personajes más
complejos y mejor construidos que ha-
ya visto en mi vida.
5
El Facebook se ha convertido en mi ún-
ica ventana al mundo. En los últimos
días, es el único lugar en el que me re-
laciono con otras personas. Siempre
odié las redes sociales, hoy las sigo odi-
ando pero me he convertido en uno de
sus más fervientes usuarios. Creo que
lejos de mis amigos, conocidos y fami-
liares, conectados sólo por una panta-
lla, estoy empezando a llevarme mejor
con ellos. Así de lejitos es más fácil que-
rerlos.
6
Hace unos días, por algún motivo des-
conocido para mí, aparecieron man-
chas de humedad en el techo de mi
casa. Sospecho que las lluvias, tan per-
sistentes en estas últimas semanas,
“Si perdí la razón, no fue por amor, fue por soledad”
Los Rodríguez, Diez años después.
Creo que lejos de mis amigos, conocidos y
familiares, conectados sólo por una pantalla,
estoy empezando a llevarme mejor con ellos.
Así de lejitos es más fácil quererlos.
la r
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13
Encendí el fuego de la cocina, encendí
todas las hornillas una tras de otra y
acto seguido coloqué una a una las cua-
tro ollas repletas de agua. No los deja-
ría morir de esa forma, el destino los
había traído hasta mí y era mi deber
cuidarlos, protegerlos. Subí al techo
con una manguera y un martillo y em-
pecé a golpear, a martillear, hasta que
conseguí agrietar un poco la superficie,
luego solté el agua de la manguera de-
jando que todo se inundara lentamen-
te.
14
Miré a los hongos y les pedí que no se
preocuparan, prometí que los salvaría,
que nos salvaría a todos. Ellos, simple-
mente, se quedaron mirándome, silen-
ciosos como siempre, sintiendo un po-
co de lastima por mí. Encendí un ciga-
rrillo y me recosté en el sofá. No pasó
mucho tiempo antes de que me que-
dara dormido envuelto entre las nubes
de vapor.
15
Ha pasado ya un mes desde que des-
perté; cuando mi madre regresó de la
playa no pudo reconocerme, por lo que
piensa que me he escapado de la casa.
Creo que ya está empezando a aceptar
que no volveré. No obstante, yo, desde
lo alto, contemplo todo lo que pasa bajo
este techo. Me siento a gusto aquí en
compañía de quienes más amo, mis
hongos. Todos ellos son muy amables,
muy buenos conmigo, son mis amigos.
16
Ahora, desde el techo, veo con preocu-
pación, cómo mi madre (trapo en ma-
no) jala un banco para limpiar y aniqui-
lar finalmente a aquellas criaturas del
reino Fungi, que, por algún motivo
inexplicable siente son las culpables de
que su hijo se haya ido para siempre.
Arequipa, Enero del 2011
mizas por las cuales supuestamente de-
bía sentir repulsión y a las que debía eli-
minar con apremio y, sin embargo, sen-
tía algo más bien parecido a la ternura
al observarlas. Pensar que ha surgido
vida en el techo de mi casa, por impro-
bable que esto pareciera para mí, hace
que me invada una sensación de pena o
tristeza cada vez que pienso en matar-
los.
9
Según he averiguado en Internet, los
hongos no son plantas como yo había
pensado. De hecho pertenecen a otro
reino y son criaturas muy diferentes.
Además, el hecho de que hubieran apa-
recido en mi techo no resultaba tan sor-
prendente como yo pensaba, ya que,
donde hay humedad, ellos nacen.
10
Hace varios días que no hay manchas
de humedad pero ellos siguen allí, no
pareciera que tengan intensión en irse.
11
He empezado a conversar con los hon-
gos, saben escuchar, tiene el don del si-
lencio, lo cual vuelve de un valor ines-
timable su amistad. Me siento feliz en
compañía de mis hongos. Mi madre se
irá quince días a la playa. Quería que la
acompañe, pero yo preferí quedarme
con ellos, mis amigos, haciéndonos
mutua compañía, disfrutando, dulce-
mente, de nuestra soledad.
12
Ayer cuando desperté, note que mis
amigos del reino Fungi empezaban a
desaparecer. Cada vez son menos y
pronto ya no quedara ninguno. Se irán
y no hay nada que yo pueda hacer para
evitarlo. Un día, cuando despierte, ha-
brán terminado de esfumarse. Habrán
desaparecido de la noche a la mañana,
tan intempestivamente como cuando
llegaron. Pronto estaré solo nueva-
mente.
Más que un relato sobre la locura;
sobre la lucidez. Más que la
descripción del proceso de
deshumanización; la empatía con
seres que no andan a dos pies y que
no hablan en nuestro idioma.
Por la vida, la cordura, la fortuna;
la desesperación y la esperanza; la
intimidad, la ternura, el
desvanecimiento, la desaparición.
He aquí una forma (la única forma
para el protagonista) de conocer...
el Reino Fungi.
Alex Rivera de los Ríos
“Nena”
(La Travesía 2013)
En estas historias hay
hombres rudos y muje-
res perversas. Son personajes que están
marcados por una herida o un estigma;
la mayor de las veces, lejano. En cada
cuento, la narración se hace más intensa
a medida que ese estigma se va reve-
lando. Y el narrador tiene la destreza de
hacer esto muy dosificadamente. Y de
manera paralela, en unos casos, se re-
vela la urdimbre que el personaje ha
maquinado para resarcir esa herida; en
otros, se trata de su rebelión, por ab-
surda que esta sea, ante la fatalidad. Pe-
ro en todos los casos, estos personajes
tienes sus pares cercanos: policía y cri-
minal, los hermanos; hay preferencia
por los amantes, incluso en sus versio-
nes homosexuales. Las historias hurgan
en la naturaleza de estas relaciones, en
sus formas y sus deformidades.
Jorge Monteza (Arequipa - Perú)
Al respecto, Pedro Novoa, ganador del
Premio de Novela Corta Mario Vargas
Llosa 2012, ha dicho: “...a través de una
prosa puntillosa, esmerada y hasta por
momentos preciosista Álex Rivera de
los Ríos nos lleva de la mano por am-
bientes diversos, mundos imaginarios
que se intercalan entre barrios, barria-
das, campos y ciudades."
la revista
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48
Qué viva la música!, su única no-
vela terminada, llegó a mis manos ¡en una casa-refugio de Miraflores,
que solía llenarse de escritores y curio-
sos (entre estos últimos, yo), una vez a
la semana. Una esquina en el barrio de
La Chavela, que en Colombia pudo ha-
berse llamado Ciudad Solar, la casa to-
mada por jóvenes, liderados por An-
drés, para formar el Cine-club de Cali,
el círculo de estudios, la gallada de las
rumbas… Para Caicedo, era insensato
vivir más de veinticinco años; la edad
en que nuestras fallas mentales se ha-
cen irremediables, por eso se suicidó el
mismo día en que recibió su novela im-
presa. No había más qué hacer. La lite-
ratura fue su enfermedad terminal. Fue
el mártir adolescente de una genera-
ción que creció en las ciudades, en las
calles ruidosas y violentas, lejos del rea-
lismo mágico. Más exactamente, su
muerte fue la culminación más conse-
Orlando Mazeyra
Guillén: Mi Familia y
otras miserias
El libro, precedido por
el respaldo de la crítica y prensa tanto
nacional como extranjera, se estructura
de 32 relatos, todos autónomos, escri-
tos con una prosa ágil que no desperdi-
cia ritmo y cierto tono poético en sobre
adjetivaciones y descripciones vanas.
El lector enfrenta historias breves pero
profundas que le impactan por su du-
reza y por tocar fibras que están pri-
mordialmente ligadas a la nostalgia, la
violencia implosiva que entraña la san-
gre y el crecimiento en esos espacios de
sordidez, mundanidad y rutina que
lindan con la locura, falta de épica y
necesidad de normalidad, que han ido
edificando la clase media y la vida
suburbana. ***
Mazeyra en definitiva, construye diá-
logos, momentos y vidas que nos llevan
a reflexionar e interrogarnos del mismo
modo que él en calidad de autor indaga
en la cuarta dimensión de su oficio y los
procesos de escribir… porque, por si no
lo saben, en la ficción –la ficción genui-
na, por supuesto, que es la que aspiro a
escribir– cada golpe va sobre uno mis-
mo.
Daniel Rojas Pachas (Arica - Chile)
Puede adquirirlo en Librería Aquelarre
Calle San José 216-A, Arequipa o al
núm. cel. 958235433.
Andrés Caicedo:
música y cinesífilis
Jordán Jauregui*
CINEPATÍA
*Paciente de la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional de San Agustín. Tal vez sea
dado de alta en breve.
Porque ha sido necesario mucho cine y mucho
sol y mucha salsa para comprender, que ellos
(la gente bonita) son los que huelen mal, hermano.
cuente de su obra. Podía pasar días de
fiesta en fiesta, pero siempre llevaba su
máquina de escribir, ¨Pepito Metralla¨,
como la llamaban sus amigos, porque
incluso en esas noches, en medio de la
Este artículo está escrito para mujeres
jóvenes que bailen. Los demás pueden
prescindir del mismo.
Hay que alertar al espectador, darle conciencia
del peligro que significa el acto aparentemente
trivial de ir al cine, convencerlo de que la
mayoría de veces detrás del producto se
encuentra una ideología dirigida en forma
vertical contra el consumidor.la revista
la r
ev
ista
49
Luis Ospina, mantiene una pos-
tura irreverente y audaz frente a
los grandes mitos del cine (des-
troza a La Naranja Mecánica, eleva
el genio de actores tomados, por
entonces, a la ligera como Jerry
Lewis). Su vida perdió los límites
con la ficción. El hombre se hizo
terriblemente humano cuando to-
mó conciencia del tiempo. Se afec-
taba por el terror (y quería expre-
sarlo como latinoamericano), es
decir, tenía conciencia de éste, tan-
to como del tiempo; sentía eso que
un día, charlando con un amigo,
suas, lo saca, plasta, pedacito de in-
fierno, te maté araña. En la sala de
proyección, se recrea una de las
experiencias más parecidas al tra-
bajo del inconsciente. La oscuri-
dad le sugiere un estado a la men-
te; y entonces surgen imágenes.
Para ver cine, no hace falta saber
leer, sino entender un nuevo len-
guaje. Sólo el espectador cineasta
es el que, cuando no está haciendo
una película, se puede llamar ci-
néfilo. AC vivía una fértil promis-
cuidad entre el cine y la literatura, a
costa de otras cosas, como las comunes
relaciones sociales. En la mencionada
novela, la protagonista, que también es
la autora. Recomienda los discos que
escuchó mientras escribía, casi en vez
de un índice, como para crear un sound-
track que acompañe a la lectura. El rock
y la salsa se unen en una euritmia afri-
cana, que solo aquella época, en los ex-
tremos, el nortecito y el sur, del Cali-
calabozo, pudo juntar a Richie Ray, Eric
Clapton, Willie Colón y los Rolling
Stones.
El libro miente, el cine agota, quémenlos ambos y no dejen sino música.
Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos buenos amigos.
Tú, no te detengas ante ningún reto. Y no pases a formar parte de ningún gremio. Que nunca te puedan definir ni encasillar.
Todo es tuyo. A todo tienes derecho y cóbralo caro.
No te sientas llenecita nunca.
Aprende a no perder la vista, a no sucumbir ante la miopía del que vive en la ciudad. Ármate de los sueños para no perder la vista.
Olvídate de que podrás alcanzar alguna vez lo que llaman "normalidad sexual", ni esperes que el amor te traiga paz.
Para el odio que te ha infectado el censor, no hay remedio mejor que el asesinato.
Para la timidez, la autodestrucción.
Adonde mejor se practica el ritmo de la soledad es en los cines. Aprende a sabotear los cines.
Para endurecer la unidad sellada, ensaya dándote contra las tapias.
Es prudente oír música antes del desayuno.
Come de todo lo que sea malo para el hígado: mango biche y hongos y pura sal, y acostúmbrate a amanecer con los gusanos
Tú, no te preocupes. Muérete antes que tus padres para librarlos de la espantosa visión de tu vejez. Y encuéntrame allí donde todo es gris y no se sufre. Somos muchas. Incomunica el dato.
Fuguet describe a
Caicedo de la
siguiente manera:
“Es la idea del
cinéfilo como
mártir, el post
adolescente
latinoamericano
alienado con
Hollywood, el
solitario que se
comprometió con
la pantalla
mientras todos
solidarizaban con
la causa”.
música y la gente, no dejaba de teclear.
Miraba ocho películas al día, escribía
infatigablemente, dirigía la única revis-
ta de cine en su país, gestionaba activi-
dades culturales, era internado en cen-
tros siquiátricos, dado de alta meses
después, por una sobredosis, dado por
muerto de nuevo; y todavía le quedaba
tiempo para una novia. Hay que alertar
al espectador, darle conciencia del peli-
gro que significa el acto aparentemente
trivial de ir al cine, convencerlo de que
la mayoría de veces detrás del producto
se encuentra una ideología dirigida en
forma vertical contra el consumidor.
Tartamudo, pelilargo, fatalista y poco
práctico. Así lo recuerda, encantada,
Patricia Restrepo. Celoso, posesivo, ex-
trañamente machista; así era él con ella.
Tenía una capacidad afectiva ilimitada
cuando encontraba afecto –diría uno de
sus (pocos, buenos) amigos después–.
Se enamoraba de las actrices que veía
en la pantalla, las otras mujeres no lle-
gaban a ser tan perfectas. Kim Novak,
que no por pocas razones, para la críti-
ca, era la peor actriz del mundo; era
para él la gran ilusión perdida, la gran
mentira que es el cine, y la mejor actriz
del mundo. En sus artículos de cine, re-
copilados por Sandro Romero Rey y ¨Pepito Metralla¨
Actualmente, en Colombia, se está
filmando una película sobre esta obra,
que parece querer recrear oportunista-
mente la historia. No sería raro que ter-
mine siendo una telenovela mexicana.
Los tiempos han cambiado, hoy los
gruesos lentes que usaba Andrés se
consideran cool. Tal vez ésa sea una ra-
zón justificada para suicidarse. María
del Carmen Huerta, la mona rubia que
nos cuenta su viaje en primera persona,
finalmente, nos deja unos consejos:
la r
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ista
50
n Vivir, película de Akira Kuro-
sawa, el protagonista es Kanyi EWatanabe, un burócrata vetera-
no sin iniciativa ni interés de servicio,
que es jefe de la Oficina de ciudadanos
del ayuntamiento de la ciudad, en la
cual, como en otras oficinas públicas,
se labora —o se supone que se labora,
mejor dicho—, entre torres de pa-
peles inmóviles que nunca pa-
recen menguar. Entre tantos ca-
sos sin solución hay uno espe-
cial: el de un canchón de aguas
putrefactas que varias vecinas
humildes piden transformar en
un parque recreativo, habiendo
sido rechazadas en cada oficina
del ayuntamiento y enviadas a
alguna otra, perdiendo finalmente to-
da esperanza en la burocracia local,
que las trató sin ninguna considera-
ción.
Preocupado por constantes molestias
estomacales, se entera el señor Wata-
nabe de que un cáncer acabará con él en
menos de un año, y al notar que ha pa-
sado muchos años como un muerto en
Vivir, de Akira Kurosawa:
ética y poética de la
secuenciación cinematográfica1
Carlos Bellatín*
CINE DE CO-RAZÓN
*
1.
Carlos Bellatin, estudió ingeniería electrónica
en la Unsa. Cultiva la música y la poesía, in-
vestiga en ciencias y humanidades. Escribe ha-
bitualmente en su blog: Escritos de Co-razón.
Según el DRAE, en cinematografía, una se-
cuencia es una serie de planos o escenas que en
una película se refieren a una misma parte del
argumento. Con “secuenciación” nos referimos
a la disposición organizada de las secuencias
en el guión de la película.
vida por procurar lo mejor para su hijo,
sin buscar una nueva pareja y calen-
tando el asiento inútilmente en una ofi-
cina, decide recuperar el tiempo perdi-
do y busca superar su angustia en la
juerga nocturna y en el acerca-
miento a su hijo y a su herma-
no (su única familia), sin con-
seguirlo en ninguno de los ca-
sos.
Deja de asistir a la oficina y una
joven subordinada suya lo en-
cuentra por casualidad y le pi-
de que firme su renuncia al
ayuntamiento, donde se siente
frustrada por la parálisis buro-
crática, y Watanabe se ve de pronto con-
tagiado por la alegría y el amor por la
vida que muestra la muchacha a pesar
de su pobreza. Pasan una noche diver-
tida en algunas atracciones recreativas
de la ciudad y después él termina per-
siguiéndola, ante la incomodidad de
ella, en busca de la fuente de su alegría.
Ella, no muy segura de tener la res-
puesta, al decirle que en su nuevo tra-
bajo como obrera en una fábrica de ju-
guetes, es feliz porque siente que juega
con todos los niños, inspira a Watanabe,
quien pronto regresa a la oficina y de-
sempolva el expediente del canchón de
aguas pútridas, esperando reimpulsar
la frustrada construcción del parque.
Cinco meses después, muere el señor
Watanabe, apaciblemente, columpián-
dose una noche nevada en el parque
la r
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51
los atados de expedientes avejentados,
unos sobre otros, sobre el escritorio, sin
personaje alguno en ese plano final de
la escena.
Aunque no es el fin de la película, esta
ha culminado en términos narrativos.
Es decir, nada de lo que vemos a con-
tinuación es novedad para nosotros. Se
nos muestra enseguida una escena de
júbilo en el nuevo parque. Un plano se-
cuencia nos lleva desde los niños ju-
gando y una madre llamándolos, a la
figura de Watanabe contemplando su
obra, en plenitud, desde un puente que
se alza sobre aquella, con el sol de la
tarde iluminando tras sus pasos armo-
niosos.
La secuenciación en Vivir encierra algo
más allá de los ricos recursos posibles
de montaje: una significación subjeti-
vante o, tal vez debamos decir, subli-
minal, que, en lo perturbadora que es,
deja en el espectador la facultad de re-
solver el problema por sí mismo.
Las promesas y buenos propósitos del
velorio, si pueden despertar cierta sa-
tisfacción en un sentido social, en el es-
pectador humano, son enseguida aba-
tidos por la actitud del nuevo jefe se-
cundado por la cobardía de sus subal-
ternos, cuando todos vuelven a la ofi-
cina. La película nos dejó en nada. La
expectación de los valores humanos,
descubiertos y cultivados por Kanji Wa-
tanabe en los últimos meses de su vida,
con los que termina dando sentido a
una existencia hasta entonces infructí-
fera —ensalzados por recursos del cine
usados con maestría, como elipsis, fra-
ses epifánicas y flashbacks—, se nos con-
figura ahora como la simple epopeya
irrepetible de un personaje único: es la
historia de Kanji Watanabe, no la que
podría ser la de cualquier otro; la co-
bardía es norma, la desidia y el indivi-
dualismo gobiernan, y se esconden tras
rumas de miedos y pretextos. Volve-
mos a la cruda realidad: los Kanji Wa-
tanabe no abundan, pues.
Pero quiso el realizador dejarnos otra
imagen al final de la película. Algo que
hizo después en su genial película Los
sueños de Akira Kurosawa, en que des-
pués de mostrar los alcances y las limi-
taciones de la voluntad humana, las mi-
serias de la guerra y un posible futuro
distópico con tragedias nucleares (aca-
so adelantándose al desastre de Fuku-
shima) y monstruosidades naciendo y
expiando las culpas de una humanidad
insipiente, nos presenta una aldea que
decide volver a la naturaleza, redescu-
briendo su esencia humana, una aldea
en que hasta la muerte, natural, es una
razón más de paz y regocijo.
Quiso el realizador que una secuencia
luminosa rompiera la desazón del fra-
caso social en Vivir: no todos son Kanji
Watanabe pero vean cuán grande es lo
que se puede hacer. Y cuán bello. Sin ser
un logro épico: no es la libertad de un
país ni las vidas de millones de perso-
nas. Es un parque en un barrio. Los neu-
rocientíficos han dado recientemente
con una clave de la felicidad. Akira Ku-
rosawa se adelantó medio siglo: dar y
servir es Vivir.
recién acabado; y asistimos a su velo-
rio. Las mujeres que habían sido ningu-
neadas le lloran mostrando el amor y el
respeto que ahora sienten por Watana-
be. Los políticos electoreros que presi-
den el ayuntamiento se arrogan la con-
sumación de la obra, pero una vez que
se retiran del velorio, los funcionarios
medianos –incluido el que sucederá al
difunto en la jefatura de la oficina– y
otros personajes se quedan libando y
discutiendo detalles que, representa-
dos por una serie de flashbacks, nos ha-
cen saber cómo Watanabe tuvo que
mover cielo y tierra para sacar adelante
la obra, contra la burocracia anquilosa-
da e incluso contra una mafia que que-
ría usar el terreno con fines mercanti-
listas. Siguen libando y se emocionan
cada vez más con el recuerdo de Wata-
nabe, a quien consideran un hombre
ejemplar, y finalmente se prometen, vo-
ciferando, ya afectados por el alcohol,
ser útiles y servir a la población, al
ejemplo de Watanabe… todos excepto
uno que, durante la algarabía, sólo se
acerca al féretro a hacer una reverencia,
el mismo que hacía algunos minutos
les había lanzado tamaña pulla cuando
todos convinieron en que Watanabe
había cambiado por saber que le que-
daba poco tiempo de vida. El nuevo jefe
dijo que ellos quizá habrían hecho lo
mismo y él les espetó: “Y quién sabe
cuándo moriremos nosotros”.
Luego de tal juramento de copas, se cie-
rra la escena y pasamos a la oficina, en
horario de trabajo con todos sentados
en sus lugares, al día siguiente o quizás
unos cuantos días después del velorio,
con el nuevo jefe en el lugar que dejó
Watanabe. Llega una solicitud de los
pobladores por un problema surgido
en el espacio público y el nuevo jefe
manda a enviarlos a otra oficina. El
funcionario que se mantuvo al margen
de los juramentos de cogorza se exas-
pera y en un arranque airado se levanta
de su silla, haciéndola caer, protestan-
do por la hipocresía de la que está sien-
do testigo. Hay mutismo general y mi-
radas retraídas y asustadas. El nuevo
jefe se quita los anteojos y mira con se-
riedad amenazante. Todos regresan a
su rutina y el díscolo, algo avergonza-
do, recoge su silla, se sienta y, como
queriendo pasar inadvertido, se es-
conde tras rumas de papeles que dor-
mitan sobre su escritorio, no sólo de la
gente de la oficina sino de nosotros: los
espectadores, que quedamos viendo
La expectación de los valores humanos descubiertos y culti-
vados por Kanji Watanabe en los últimos meses de su vida
se nos configura ahora como la simple epopeya irrepetible
de un personaje único: es la historia de Kanji Watanabe,
no la que podría ser la de cualquier otro; la cobardía es norma,
la desidia y el individualismo gobiernan, y se esconden tras
rumas de miedos y pretextos. Los Kanji Watanabe no abundan.
la r
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52
PATAFÍSICA
Y CAPÍTULO 55 Jueces cronopios
y Jueces Fama Una especie
de bomba atómica
Maria del Carmen Silva Vargas
Ya han pasado cincuenta años desde la publicación del nuevo mundo: el mundo de Horacio Oliveira, de la Maga, del Club de la Serpiente, de la antinovela, de Cortázar.
Mediante una Rayuela se nos acomodaron las páginas y jugamos con tanto París, con tanto Buenos Aires, con tanto Boom.
Contranatura, la revista, se aúna a las celebraciones por los 50 años de Rayuela mediante artículos que tributan a ese escritor-lector, para que con ellos juguemos el juego Mayor:
Porque queremos tanto a Cortázar. y porque Todos los juegos, el Juego.
Rayuela
Jaime CoaguilaJulio Cortázar por sí mismo
la revista
PATAFÍSICA
Y CAPÍTULO 55
Maria del Carmen
Silva Vargas*
50 AÑOS DE RAYUELA
*Estudiante de la Universidad Católica de
Santa María de Arequipa.
nsinuación al lector cómplice
“A su manera este libro es muchos li-Ibros, pero sobre todo es dos libros. El
primero se deja leer en la forma corriente, y
termina en el capítulo 56 (…) El segundo se
deja leer empezando por el capítulo 73 y si-
guiendo luego en el orden que se indica al
pie de cada capítulo”.
Luego de esas primeras líneas nos divi-
dimos en dos grupos: los que decidie-
ron su primera vez en forma tradicio-
nal y los que la decidimos en forma ra-
yuela.
Varios alegan haberla leído dos veces
para no perderse de nada. Lo encuen-
tro normal ya que es un libro que se
presta a ser releído y repasado, pero la
primera lectura de esta atípica obra a mi
parecer denota mucho.
Instinto, es cuestión de instinto.
El lector-pasivo iniciará pulcramente en
el capítulo 1, terminará en el capítulo 56
y si las circunstancias le son favorables
y el apetito no quedó saciado, irá al 73 y
comenzará a saltar concienzudamente
sobre páginas ya leídas en busca de re-
tazos nuevos pero sin esa frescura que
encontró el lector-activo quien sin no-
ción previa trastabilló sinsentido y fue
apreciando como a un cuadro de Kan-
dinsky –quizás un Vieira da Silva pero
no un Mondrian– esa historia encandi-
lada que es Rayuela.
Se trate de un lector pasivo o de uno
activo, para ambos habrá ciertos gui-
ños a lo largo de la obra, quiero desta-
car solo un par. Advierto que pueden
resultar nimiedades sobre todo para el
concienzudo lector, prudente y racio-
nal, pero qué más da.
Patafísica
“con la Maga hablábamos de patafísica has-
ta cansarnos, porque a ella también le ocu-
rría (…) caer de continuo en las excepcio-
nes, verse metida en casillas que no eran las
de la gente, y esto sin despreciar a nadie, sin
creernos Maldorores en liquidación ni Mel-
moths privilegiadamente errantes”
Maldorores y Melmoths. Dos protago-
nistas de extrañas obras. Maldor el hé-
roe sádico y cruel en abierta oposición a
la idea de Dios, que inicia su lucha en
escenarios surrealistas. Melmoth, el
terrorífico errante que por un diabólico
pacto llega a vivir doscientos años y ya
.......
la r
ev
ista
54
texto y entremos a recrear en compli-
cidad suya, una excepción más al no
imponernos un estricto orden racional.
Por ello me atrevo a conjeturar el apar-
tado siguiente:
Número 5
El capítulo 55 ¿por qué no aparece en la
secuencia del Tablero de Dirección?
En la lectura tradicional es leído, es el
penúltimo antes de las tres vistosas es-
trellitas que ponen “fin” a la obra. No
dice nada fuera de lo común; ilustra la
escena en que Talita, ofuscada y tem-
blorosa se abraza a Traveler y le cuenta
lo ocurrido esa noche: Horacio está de
guardia en el manicomio y al verla ju-
gando a la rayuela, la confunde con la
Maga. Uno de los internos baja al cuarto
que funciona como morgue, Horacio al
verlo salir de allí, va para verificar que
todo esté en orden pero Talita al notarlo
tan fuera de sí, teme se haga daño, lo
sigue y allí deja de ser ella y se vuelve la
Maga. Horacio viendo únicamente a la
Maga, le da un beso. Todo el rollo se
cuenta en el capítulo 54, en el 55 solo
está la débil narración de Talita a Tra-
veler, inquieta por saber que Horacio
estaba delirante, y ella comenzaba a ser
solo una imagen de alguien más, ya no
Talita, solo la imagen de alguna otra
quizás ahogada en el Sena o algún otro río,
tal vez uno metafísico.
¿Por qué no aparece en la lectura de sal-
tos preparada para el lector-activo? No
cambia la trama, es más, es casi idéntico
al capítulo 133, pero hay cierta cues-
tión. Creo que el punto singular es solo
la figura del doble 5.
Los números siendo vistos desde un
punto menos lógico, pueden ser sím-
bolos sin una connotación puramente
matemática o física, sin implicancia en
alguna ciencia. A esta visión responde
la Numerología, un sistema poco orto-
doxo que intenta relacionarlos con un
significado oculto o una repercusión
sobre seres y acontecimientos.
Desde los estudios realizados por Pi-
tágoras se han conservado ciertos pos-
tulados, muchos ven en los números
una especie de código universal ya que
todo lo existente en él emite un sonido-
vibración que puede ser cifrado preci-
samente en números –como sucede con
las notas musicales–. Por ende del 1 al 9
se atribuye una característica o signi-
ficado determinado.
Según un sitio web –al menos no neta-
mente esotérico– el 5 tiene ciertos ras-
gos que me recuerdan al boom dentro
de Rayuela. Transcribo:
¿Cuál es el significado e interpretación
del número 5?
El 5 es la vibración numerológica aso-
ciada a la búsqueda intelectual.
Cinco: “Búsqueda, movimiento y li-
bertad”.
Alfred Jarry –quien la inventó “La 'Pa-
tafísica es la Ciencia de lo Particular, de
las leyes que rigen las excepciones (…)
vincula cada cosa y cada hecho, no a
una generalidad (que en el fondo es
solo un medio de soldar excepciones
entre sí), sino a la singularidad, que
hace de cada uno de ellos una exce-
pción” (Cippolini, 2009, p.46-47).
¿Aún no tiene sentido? Bien, quizás en
unas líneas tomadas de Diálogo y De-
bate, obra de un conocido filósofo espa-
ñol, pueda comprenderse mejor el sen-
tido que adquiere estudiar, inmiscuir-
se, abigarrarse con lo Particular, con la
Excepción: "En el Universo predomina
la energía oscura y la materia oscura.
Sólo hay un 5 por ciento de materia vi-
sible, y de ella casi toda está concen-
trada en estrellas, galaxias, agujeros ne-
gros, gases intragalácticos e interga-
lácticos, etc. Incluso, en el sistema solar,
el único del que sepamos que contenga
vida, la vida se limita a una finísima ca-
–
no anhela más que morir. Dos tristes fi-
guras graves y crueles, en el fondo más
angustiadas que macabras, dos perso-
najes melancólicamente excepcionales.
Cortázar sitúa a Horacio y a Lucía –la
Maga– en el mundo de las colisiones
extravagantes, llena sus vidas de me-
nudas ocurrencias pero sin someterlos
a la extrañeza de Maldor o Melmoth,
no hace de sus encuentros una guerra
brutal ni un tétrico revolotear vaga-
bundo. Son solo parte de una historia
cotidiana llena de excepciones. ´Pata-
física.
Para quien aún no se haya familiariza-
do con ese asunto, transcribo un ex-
tracto de la obra más peculiar que ten-
go en mi poder –'PATAFÍSICA: epíto-
mes, recetas, instrumentos y lecciones
de aparato; un antilibro precioso com-
pilado por Rafael Cippolini–, en nin-
gún otro lado encontré definición más
honrada, ni si quiera en los escritos de
pa superficial en el pequeño planeta
Tierra. La vida es sumamente excep-
cional. Incluso aquí, donde la hay…
¡compara la sangre de nuestras venas
con el agua del océano! Si los milagros
no son cosas imposibles, sino impro-
bables y maravillosas, la vida es el más
obvio milagro" (Mosterín, 2010, p.23).
Llamémosle al Milagro, por ahora, Ex-
cepción.
La 'patafísica despunta la grandeza en
las excepciones, pero no las ve como
tales. Sitúa lo maravilloso, excéntrico y
extraordinario, en lo cotidiano. Cortá-
zar como patacesor honorario, nos su-
merge en el jazz, el contexto cultural y
artístico de los 60´s y las imprescindi-
bles morellianas –pequeños escritos
que sazonan la lectura en forma rayue-
la-; la belleza de incidir en todo ello es
parte de su encanto, Julio nos llevó de
un lado a otro, tropezando, compo-
niendo, dejando que deshagamos su
La 'patafísica despunta la grandeza en las excepciones,
pero no las ve como tales. Sitúa lo maravilloso, excéntrico
y extraordinario, en lo cotidiano. Cortázar como patacesor
honorario, nos sumerge en el jazz, el contexto cultural
y artístico de los 60´s y las imprescindibles morellianas
–pequeños escritos que sazonan la lectura en forma rayuela-.
la r
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ista
55
El dígito 5 representa la energía intensa
y movediza. Representa la estrella de 5
puntas; el hombre de Leonardo Da Vin-
ci es el arquetipo de este dígito: la aper-
tura mental con su cabeza hacia el cielo,
los brazos abiertos buscando libertad, y
sus piernas afirmadas a la tierra, ape-
lando a sus raíces. La armonía entre los
deseos del cuerpo y de la mente, el
hombre completo.
En la Numerología, el número 5 nos
enseña a evolucionar conectando el
Cielo y la Tierra, a desarrollar las cuali-
dades de adaptación, y nuestra capa-
cidad de libertad, movimiento y cam-
bio.
La libertad e independencia, la apertu-
ra mental, el cambio, la adaptación, el
movimiento y la búsqueda de nuevas
experiencias definen su significado.
Encontrarlo en cualquiera de las áreas
del Mapa numerológico de una perso-
na nos indica que ella se desenvolverá
de manera intensa y movediza, con es-
píritu aventurero, curioso y cambiante,
con gran sensualidad y libertad.
Y bien, es probable que lo tratado líneas
arriba sea lo menos considerado por
Cortázar al omitir el capítulo en el ta-
blero de direcciones, lo único cierto es
que lo omitió y de forma tácita nos lo
se-ñaló. Quizás lo haya omitido porque
en el capítulo 133 se narra lo mismo que
en el 55, incluso con mayor detalle –en
el 133 no se pierden ni resumen los pá-
rrafos como en el 55– está el mismo Tra-
veler esperando a Talita pero enume-
rando corporaciones inverosímiles y
luego regresa ella perpleja y angustia-
da por el beso y por ser la Maga…
Según la imaginaria Josephine Merrin,
personaje medianamente famoso en in-
ternet por su búsqueda del significado
de la ausencia del capítulo 55 –un artí-
culo publicado por un tal Edmundo
Martell quien figura como profesor de
griego y latín, con estudios teológicos
ya que fue seminarista y quien publica
en la web lajuntadecarter.com también
la numerología puede responder por
tan cuestionado capítulo. En realidad,
suposiciones existen muchas.
Sea cual fuere el instinto del lector: pru-
dente o aventurero, activo o pasivo, to-
dos entramos en complicidad a lo largo
de esos saltos cortazarianos que nos si-
tuaron en una ventana, balanceándo-
nos como Horacio Oliveira, emociona-
dos y descompuestos al vernos también
junto a la pileta: los Traveler, idénticos a
Horacio y la Maga pero con menos ima-
ginación. No sé quiénes encontrarán
más rarezas, quiénes disfrutarán más o
–
entenderán mejor este antilibro, puede
no importar, pero si alguno aún no ha
ojeado las morellianas, podría caer de
bruces como Horacio y quedarse allí,
paf se acabó. El resto, con un montón de
compresas frías en la cabeza, irá como
ese mismo Oliveira después de la caída
a casa de Gekrepten a comer tortas
fritas y divagará y seguirá en busca de
su mandala, conservará a los Traveler y
quizás un buen día su tejo al fin entre de
casilla en casilla, al Cielo.
Cuestiones en Rayuela hay sinfín, solo
cité dos por mera arbitrariedad. Con-
fieso que me detuve en lo que amé,
mejores cómplices citarían mejores pa-
sajes, yo me quedo con este para resu-
mir la 'patafísica y el significado extra-
vagante del número 5:
“Y esas crisis que la mayoría de gente con-
sidera como escandalosas, como absurdas,
yo personalmente tengo la impresión de que
sirven para mostrar el verdadero ab-surdo,
el de un mundo ordenado y en calma (…)
Los milagros nunca me han parecido ab-
surdos; lo absurdo es lo que los precede y los
sigue”.
El dígito 5 representa la energía intensa y movediza. Repre-
senta la estrella de 5 puntas; el hombre de Leonardo Da Vinci
es el arquetipo de este dígito: la apertura mental con su cabeza
hacia el cielo, los brazos abiertos buscando libertad, y sus pier-
nas afirmadas a la tierra, apelando a sus raíces. La armonía
entre los deseos del cuerpo y de la mente, el hombre completo.
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Jueces Cronopios y
Jueces Famas
Jaime Coaguila Valdivia*
SURREALISMO JURÍDICO
* Juez del Primer Juzgado de Investigación Pre-
paratoria de la Corte Superior de Arequipa.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
PREGO GADEA, Omar. La Fascinación de las
Palabras: Conversaciones con Julio Cortázar. Bar-
celona. Muchnik Editores, 1985. Pág. 123.
VARGAS LLOSA, Mario. La Trompeta de De-
yá. Vid. www.geocities.com/wongcampos/19-
5m -vll-cortazar.pdf
Ibidem.
PREGO, O. Op. Cit. Pág. 123.
PREGO, O. Op. Cit. Pág. 135.
CORTÁZAR, Julio. Historias de Cronopios y de
Famas. 2da. Ed. Grupo Santillana Ediciones S.-
A., 2000. Pág. 131.
sábanas y el color de las alfombras. El
segundo se traslada a la comisaría y labra
un acta declarando los muebles e inmuebles
de los tres, así como el inventario del con-
tenido de sus valijas. El tercer fama va al
hospital y copia las listas de los médicos de
guardia y sus especialidades” . Esto de-
muestra que los famas dentro del cro-
nómetro de vidas moran esclavos de la
realidad y sus vicisitudes, por lo que su
rol dentro de la sociedad solamente
puede ser justificativo del orden im-
puesto, los famas confían ciegamente
en los relojes y están siempre prestos a
suprimir el azar mediante la extrema
planificación, dejan poco a la improvi-
sación y prefieren cumplir con su tra-
bajo antes que soñar o imaginarse si-
quiera que existe la felicidad.
Los jueces famas son aquellos funcio-
narios de la justicia empeñosos y com-
prometidos con su labor, cumplen con
fidelidad su Despacho diario y acatan
sin arrepentimientos la normatividad
vigente, no confían en el azar judicial ni
en la dinámica de los juegos de poder, y
se consideran una importante pieza
dentro de una maquinaria articulada
por miles de servidores públicos famas
que de manera incansable redactan re-
soluciones en oficinas apretadas y poco
iluminadas. Para los jueces fama lo que
6
. FASE MITOLÓGICA DE LA
JUDÍCATURA1El escritor argentino Julio Cortá-
zar rememora que la idea de escribir el
libro “Historias de Cronopios y de Fa-
mas” (1962) surgió una noche durante
un concierto en el teatro Des Champs
Elysées cuando vio flotar a su alrededor
unos globos de color verde y húmedos,
a los que inmediatamente bautizó co-
mo cronopios , luego surgirían casi por
contraposición los famas y las esperan-
zas. Muchos se preguntarán qué rela-
ción puede mediar entre aquella clasi-
ficación casi mitológica propia de los
juegos cortazarianos y la formalidad
inherente a la magistratura, lo cierto es
que el libro de Cortázar fue escrito para
luchar contra el pragmatismo, lo prefa-
bricado, las ideas congeladas por el
abuso, los prejuicios y sobretodo la bes-
tia negra de la solemnidad que a veces
también prolifera en el ámbito judi-
cial .
Para Cortázar los juegos son un refugio
para la sensibilidad y la imaginación y
donde los seres delicados se defienden
de las aplanadoras sociales para luchar
contra el pragmatismo y la horrible ten-
dencia a la consecución de fines útiles .
Es por ello propicio anotar que en dicha
medida la judicatura está actualmente
atrapada por el conservadurismo ante
un mundo incomprensible, absurdo y
lleno de peligros; por lo que es indis-
pensable imprimir
una nueva tóni-
ca al traba-
----------------------
1
2
3
jo legal que supere la fase mitológica de
una judicatura caracterizada por la su-
jeción al texto expreso de la ley y el con-
cepto de neutralidad científica e ideo-
lógica.
El modelo del juez iberoamericano de-
be nutrirse literariamente del espíritu
cortazariano y asumir que la vida pue-
de ser mensurable por un termómetro,
donde los seres humanos pueden clasi-
ficarse de acuerdo a sus interacciones
con el entorno social que los rodean; así
los cronopios son aquellos que tienen el
alma de los artistas y la poesía en sus
actos; los famas son los personajes bur-
gueses y los aburridos funcionarios del
sistema; y las esperanzas se asimilan a
aquellos “snobs” que no saben donde
ubicarse en el mundo, pero que les gus-
ta estar al lado de lo prestigioso . Den-
tro de este contexto un cronopio es con-
siderado ligeramente super-vida, un fa-
ma infra-vida y una esperanza para-vi-
da . Ahora bien, esta misma lógica apli-
cada al modelo de juez determina que
existan jueces famas, jueces cronopios y
jueces esperanzas, aunque para efectos
de este ensayo resulte mejor contra-
poner los jueces positivistas (fa-
mas) a los jueces poetas (cro-
nopios) en una clara defensa
de la super-vida o tal vez de la
poesía de la justicia en perjui-
cio de los rigores formales de
la ley.
2. EL BAILE DE LOS
JUECES FAMAS
Cuenta Cortázar que
“cuando los famas salen
de viaje, sus costumbres
al pernoctar en una ciu-
dad son las siguientes:
Un fama va al hotel y ave-
rigua cautelosamente los
precios, la calidad de las
4
5
la r
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57
de sí algunos valores inmateriales y
una dosis de alegría cronopial que de
vez en cuando los obliga a cantar y mo-
verse cogidos de las manos al compás
del catalá/tregua/espera , esta danza co-
nocida como baile de los famas permite
recobrar las ilusiones de que el Derecho
no se ha perdido en medio de la razón
estratégica y que es muy probable que
incluso los jueces famas a veces sueñen
con un mundo de super-vida y por qué
no de super-justicia.
3. EL CANTO DE LOS JUECES CRO-
NOPIOS
Cuando un cronopio encuentran una
flor solitaria en medio de los campos,
juega alegremente con la flor, le acari-
cia los pétalos, la sopla para que baile,
zumba como una abeja, huele su perfu-
me y finalmente se acuesta debajo de la
flor y se duerme envuelto en una gran
paz .
Esta historia demuestra hasta que pun-
to los cronopios celebran la vida a pesar
de todos sus inconvenientes y en qué
medida descuidan la planificación y la
racionalidad de los famas, para en su
reemplazo adorar las emociones vitales
y al simple sol de cada mañana. Los
cronopios son como flores, porque se
muestran bellos en todo momento y
cantan canciones como si el cielo fuera
una bandeja, a pesar de que debido a su
entusiasmo se dejen atropellar por ca-
miones y ciclistas, caigan por la ven-
tana, pierdan lo que llevaban en los bol-
sillos y hasta la cuenta de los días .
Por su parte los jueces cronopios no se
desaniman por un mundo plagado de
injusticias, donde el sistema constituye
el principal obstáculo para revertir el
culto al procesalismo, sino más bien
sueñan un mundo mejor con una justi-
cia bella y equitativa. Los jueces crono-
pios resuelven los casos apelando a la
inteligencia emocional, los sentimien-
tos humanos y la imaginación literaria
al amparo de una gran responsabili-
dad social; para llegar a conseguir una
super-justicia que trascienda los límites
del positivismo jurídico anclado en rei-
teradas discusiones y extravíos técni-
cos a veces inútiles.
9
10
11
importa es el cumplimiento del deber,
el respeto al texto expreso de la ley y el
funcionamiento obediente del sistema
judicial de acuerdo al modelo económi-
co en boga, los jueces fama son los guar-
dianes de la seguridad jurídica y los
más severos defensores del procedi-
mentalismo.
Si bien es cierto Cortázar ha precisado
que la denuncia a través de los famas a
la burguesía frente a la libertad y la
poesía no ha sido deliberada , no obs-
tante la contraposición entre jueces cro-
nopios y jueces famas permite extraer
algunas conclusiones acerca del rol de
los magistrados dentro del panorama
judicial. En principio los jueces famas
se pueden asimilar al paradigma de los
jueces en tanto servidores neutros de la
ley, porque su rol solamente consiste en
eliminar las dificultades que se oponen
a la autorregulación mercantil y al or-
den público económico , para ello los
juristas de Estado adoptan al positivis-
mo jurídico y pueden considerarse
“mera boca de la ley”; y en segundo lugar,
los jueces fama como infra-vida también
son infra-Derecho y por tanto infra-jus-
ticia, de tal forma que su rol de cumpli-
miento de la ley carece de innovaciones
y poco aporta a la transformación de
una sociedad moldeada al ritmo de una
normatividad injusta.
Pero aunque parezca increíble los jue-
ces fama también albergan muy dentro
7
8
A la razón estratégica los jueces crono-
pios oponen la razón lúdica, no en vano
el propio Cortázar ha señalado que el
origen del libro se compara a un par-
tido de tenis , una metáfora que apli-
cada al Derecho puede sugerir que el
fenómeno jurídico puede ser entendido
como un juego en el que el azar tiene un
rol importante en las decisiones. En este
punto se impone la necesidad de un
juez intérprete en un universo babélico
de múltiples discursos e inmerso en me-
dio de una red de innumerables signi-
ficados producidos por heterogéneos
centros de poder, un problema que re-
sulta inmanejable para un juez fama pe-
ro que estimula la imaginación poética
de un juez cronopio.
La justicia cronopial se enfrenta direc-
tamente a la justicia formal de los famas
y el derecho cronopial desconstruye la
lógica deductiva del derecho fama, una
dialéctica que tiene su punto de con-
fluencia en el preciso momento en que
los jueces cronopios cantan y los jueces
fama bailan su célebre catalá/tregua/ca-
talá, este punto de comunicación a tra-
vés del arte revela que es posible re-
construir una justicia humana en base a
la super-vida.
Los jueces cronopios pueden encontrar
también a la justicia en medio de los
campos, acariciar dulcemente sus péta-
los y de pronto acostarse a su lado en-
vuelto en una gran paz.
El final de una justicia cronopial no es
sorprendente sino más bien una epifa-
nía cotidiana, una alegoría de lo simple,
como un grupo de globos verdes y hú-
medos flotando en un universo jurídico
hecho de vertiginosas comunicaciones.
12
7.
8.
9.
10.
11.
Prego, O. Op. Cit. Pág. 125.
CAPELLA, Juan Ramón. Fruta Prohibida. Una
aproximación histórico-teorética al estudio del
Derecho y delEstado. 4ta Ed. Madrid: Editorial
Trotta, 2006. Pág. 155.
CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 123.
CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 146.
CORTÁZAR, Julio. Op. Cit. Pág. 141. 12. Prego, O. Op. Cit. Pág. 134.
Realizando un análisis metafórico aplicado al derecho, se expone las
falencias, prejuicios y rigurosidades del rol de los magistrados, haciendo una contraposición de los llamados
jueces cronopios y jueces famas dentro de un panorama judicial.
la r
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DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ
17 de diciembre de 1958. Terminé una larga novela que
se llama «Los premios», y que espero leerán ustedes un
día. Quiero escribir otra, más ambiciosa, que será, me
temo, bastante ilegible; quiero decir que no será lo que
suele entenderse por novela, sino una especie de resu-
men de muchos deseos, de muchas nociones, de mu-
chas esperanzas y también, por qué no, de muchos fra-
casos. Pero todavía no veo con suficiente precisión el
punto de ataque, el momento de arranque; siempre es lo
más difícil, por lo menos para mí.
DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ
27 de junio de 1959. Usted cree que yo puedo quizá
llegar a ser un novelista. Me falta, como me dice, «un peu
de souffle pour aller jusqu'au bout». Pero aquí, Jean, inter-
vienen otras razones, y estas estrictamente intelectuales
y estéticas. La verdad, la triste o hermosa verdad, es que
cada vez me gustan menos las novelas, el arte novelesco
tal como se lo practica en estos tiempos. Lo que estoy es-
cribiendo ahora será (si lo termino alguna vez) algo así
como una antinovela, la tentativa de romper los moldes
en que se petrifica ese género.
Yo creo que la novela «psicológica» ha llegado a su tér-
mino, y que si hemos de seguir escribiendo cosas que
valgan la pena, hay que arrancar en otra dirección. El su-
rrealismo marcó en su momento algunos caminos, pero
se quedó en la fase pintoresca. Es cierto que no podemos
ya prescindir de la psicología, de los personajes explo-
UNA ESPECIE
DE BOMBA ATÓMICA
Julio Cortázar
CORTÁZAR EPISTOLAR
La aparición de Rayuela en 1963 conmocionó
el panorama cultural de su tiempo y supuso una
verdadera revolución en la narrativa en lengua
castellana: por primera vez un escritor llevaba
hasta las últimas consecuencias la voluntad de
transgredir el orden tradicional de una historia y
el lenguaje para contarla. Es quizás el libro donde
Cortázar está entero, con toda su complejidad
poética, con su imaginación y su humor.
la r
ev
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59
un problema de escritura, porque
las herramientas con las que he es-
crito mis cuentos ya no me sirven
para esto que quisiera hacer antes
de morirme. Y por eso –es justo
que usted lo sepa desde ahora–,
muchos lectores que aprecian
mis cuentos habrán de llevarse
una amarga desilusión si alguna
vez termino y publico esto en que
estoy metido. Un cuento es una
estructura, pero ahora tengo que
desestructurarme para ver de alcanzar,
no sé cómo, otra estructura más real y
verdadera; un cuento es un sistema ce-
rrado y perfecto, la serpiente mordién-
dose la cola; y yo quiero acabar con los
sistemas y las relojerías para ver de ba-
jar al laboratorio central y participar, si
tengo fuerzas, en la raíz que prescin-
de de órdenes y sistemas.
En suma, Jean, que renuncio a un
mundo estético para tratar de entrar en
un mundo poético. ¿Me hago ilusiones,
terminaré escribiendo un libro o varios
libros que serán siempre míos, es decir,
con mi tono, mi estilo, mis invenciones?
A lo mejor sí. Pero habré jugado leal-
mente, y lo que salga será así porque no
puedo hacer otra cosa. Si hoy siguiera
escribiendo cuentos fantásticos me sen-
tiría un perfecto estafador; modestia a-
parte, ya me resulta demasiado fácil, «je
tiens le système», como decía Rimbaud.
Por eso «El perseguidor» es diferente, y
usted habrá pensado en él al leer estas
líneas tan confusas. Ahí ya andaba yo
buscando la otra puerta. Pero todo es
tan oscuro, y yo soy tan poco capaz de
romper con tanto hábito, tanta como-
didad mental y física, tanto mate a las
cuatro y a las nueve... Para subir a
la Santa María y poner proa al misterio
cine
hay que empezar por tirar la yerba a la
basura. Y con este mal anacronismo cie-
rro este capítulo que sin embargo estoy
contento de haber escrito para usted,
como una confidencia y un anuncio.
DE UNA CARTA A JEAN BARNABÉ
30 de mayo de 1960. Escribo mucho,
pero revuelto. No sé lo que va a salir de
una larga aventura a la que creo aludí
en alguna otra carta. No es una novela,
pero sí un relato muy largo que en
definitiva terminará siendo la crónica
de una locura. Lo he empezado por va-
rias partes a la vez, y soy a la vez lector y
autor de lo que va saliendo. Quiero de-
cir que como a veces escribo episodios
que vagamente corresponderán al final
(cuando todo esté terminado, unas mil
páginas más o menos), lo que escribo
después y que corresponde al principio
o al medio, modifican lo ya escrito, y
entonces tengo que volver a escribir el
final (o al revés, porque el final también
altera el principio). La cosa es terrible-
mente complicada, porque me ocurre
escribir dos veces un mismo episodio,
en un caso con ciertos personajes, y en
otro con personajes diferentes, o los
mismos pero cambiados por circuns-
tancias correspondientes a un tercer
episodio. Pienso dejar los dos relatos de
esos episodios, porque cada vez me
convenzo más de que nada ocurre de
una cierta manera, sino que cada cosa
es a la vez muchísimas cosas.
Esto, que cualquier buen novelista sa-
be, ha sido en general enfocado como lo
hizo Wilkie Collins en «The Moonsto-
ne», es decir, un mismo episodio «vis-
to» por varios testigos, que lo van con-
tando cada uno a su manera. Pero yo
creo ir un poco más lejos, porque no
Para entenderlo coloquialmente, de todas las acciones
de aprendizaje humano, un logro creativo u original
ocurre “una a las quinientas”; y el resto de tiempo de
aprendizaje nos la pasamos imitando, y aquí va la
clave: ¡imitando mucho más que otros animales! Pero
si se dan tan rara vez ¿cómo pueden estos pequeños
logros de creatividad configurar una cultura?
rados minuciosamente; pero la técnica
de los Michel Butor y las Nathalie Sa-
rraute me aburren profundamente. Se
quedan en la psicología exterior, aun-
que crean ir muy al fondo.
El fondo de un hombre es el uso que ha-
ga de su libertad. Por ahí se va a la ac-
ción y a la visión, al héroe y al místico.
No quiero decir que la novela deba pro-
ponerse esta clase de personajes, por-
que los únicos héroes y místicos intere-
santes son los vivientes, no los inven-
tados por un novelista. Lo que creo es
que la realidad cotidiana en que cree-
mos vivir es apenas el borde de una fa-
bulosa realidad reconquistable, y que
la novela, como la poesía, el amor y la
acción, deben proponerse penetrar en
esa realidad. Ahora bien, y esto es lo im-
portante: para quebrar esa cáscara de
costumbres y vida cotidiana, los ins-
trumentos literarios usuales ya no sir-
ven. Piense en el lenguaje que tuvo que
usar un Rimbaud para abrirse paso en
su aventura espiritual. Piense en ciertos
versos de «Les Chimères» de Nerval.
Piense en algunos capítulos de «Uly-
sses». ¿Cómo escribir una novela cuan-
do primero habría que desescribirse,
desaprenderse, «partir à neuf», desde
cero, en una condición preadamita, por
decirlo así? Mi problema, hoy en día, es
la r
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ista
60
cambio de testigo, sino que le hago
repetir el episodio... y sale distinto. ¿No
le ocurre a usted, al contar algo a un a-
migo, darse cuenta en el momento que
las cosas eran diferentes de lo que
creía? A mitad del relato, un golpe de
timón desvía el barco. Lo justo, en ese
caso, es presentar las dos versiones. Pe-
ro como el lector se aburriría si tuviera
que leer dos veces seguidas un mismo
relato, en el que los cambios serían
siempre pocos con relación al total, he
fabricado una serie de procedimientos
más o menos astutos, que sería un poco
largo contarle ahora. Baste decirle que
el libro ocurre mitad en B. A. y mitad en
París (creo tener ya bastante perspec-
tiva de ambas como para hacerlo), pero
que con frecuencia los episodios se
cumplen en un «no man's land» que la
sensibilidad del lector deberá situar, si
puede. En realidad me propongo em-
pezar por el final, y mandar al lector a
que busque en diferentes partes del li-
bro, como en la guía del teléfono, me-
diante un sistema de remisiones que se-
rá la tortura del pobre imprentero... si
semejante libro encuentra editor, cosa
que dudo.
DE UNA CARTA A PACO PORRÚA
19 de agosto de 1960. Por carta es
siempre difícil decir algunas cosas, pe-
ro quiero que sepa todo lo que valoro
su opinión sobre lo que escribo. Ya se lo
dije, creo, en mi primera carta, pero a-
hora usted vuelve a emplear palabras
que me conmueven profundamente,
no por el elogio que encierran sino por-
que quien las dice es un crítico sin
concesiones. Un día le pediré que lea lo
que estoy haciendo ahora, y que es
imposible de explicar por carta, aparte
de que yo mismo no lo entiendo. Ignoro
cómo y cuándo lo terminaré; hay cerca
de cuatrocientas páginas, que abarcan
pedazos del fin, del principio y del me-
dio del libro, pero que quizá desapa-
rezcan frente a la presión de otras cua-
trocientas o seiscientas que tendré que
escribir entre este año y el que viene.
El resultado será una especie de alma-
naque, no encuentro mejor palabra (a
menos que «baúl de turco...»). Una
narración hecha desde múltiples án-
gulos, con un lenguaje a veces tan bru-
tal que a mí mismo me rechaza la relec-
tura y dudo de que me atreva a mos-
trarlo a alguien, y otras veces tan puro,
tan poco literario... Qué sé yo lo que va
a salir. Hay una sola cosa cierta, y es que
ya no sé escribir cuentos, y que «Los
premios» se ha quedado tan atrás que
me va a costar horrores corregir las pru-
ebas. Le cuento todo esto como una
manera un poco menos torpe que las
otras de decirle cuánta confianza tengo
en su amistad; y la alegría que me da
poder confiarle, por lo menos como
una primera impresión, lo que estoy
haciendo y lo que quisiera hacer.
DE UNA CARTA A PAUL BLACK-
BURN
15 de mayo de 1962. Casi he terminado
«Rayuela», la larga novela de la que te
he hablado varias veces. Como es una
especie de libro infinito (en el sentido de
que uno puede seguir y seguir añadiendo
partes nuevas hasta morir) pienso que es
mejor separarme brutalmente de él. Lo
leeré una vez más y enviaré el conde-
nado artefacto a mi editor. Si te interesa
saber lo que pienso de este libro, te diré
con mi habitual modestia que será una
especie de bomba atómica en el escena-
rio de la literatura latinoamericana.
la r
ev
ista
61
egún Balzac, la novela es la his-
toria privada de las naciones, lo Scual supone la existencia de una
gran historia oficial, —narrada a partir
de acontecimientos fundacionales pro-
tagonizados por hombres excepciona-
les, quienes justamente hacen esa gran
historia— y de pequeñas historias al-
ternas de individuos cuyas acciones no
influyen más allá de la menuda cotidia-
neidad. Pero la afirmación de Balzac
también deconstruye la oposición entre
novela e historia, pues atribuye a la no-
vela la posibilidad de revelar lo que la
gran historia oculta, es decir que, de al-
gún modo, la historia oficial se nutre de
los relatos privados a los cuales, sin em-
bargo, relega al olvido. En última ins-
tancia, Balzac nos invita pensar la no-
vela como una indagación en las vidas
privadas donde las grandes decisiones
son trascendentales en la historia per-
sonal.
Escribir una novela sobre Flora Tristán
no es tarea sencilla, más aun si a esta la-
bor la precede una vasta bibliografía
histórico-política y una novela publi-
cada por un Nobel de Literatura. Sin
embargo, Aldo Díaz Tejada emprendió
el desafío de escribirla incorporando
nuevas entradas de lectura a un tema
que precisamente no tiene como eje
central la vida de la autora de Pere-
grinaciones de una pa-ria,
Flora en Babilonia
Carlos A. Caballero *
LITERATURA
terno; en Espejos de humo (Cascahuesos,
Arequipa, 2010) de Gregorio Torres
Santillana, el descubrimiento de un do-
cumento revelador de una conspira-
ción urdida en Arequipa contra Simón
Bolívar articula la trama de la novela; y
en Babilonia en América se ofrece un
panorama de las ideas políticas que ani-
maron los primeros años de la repúbli-
ca hasta sucesos tan recientes como el
Arequipazo. En estas tres novelas, se
plantea una narración del pasado des-
de el presente, para lo cual apelan a la
narración alternada, y en algunos ca-
sos, a la perspectiva narrativa múltiple,
que facilitan una lectura que vuelca la
mirada hacia el pasado en diálogo si-
multáneo con el presente.
Babilonia en América narra en dos tiem-
pos el romance entre Mariano Gan-
darillas —distinguido estudiante de le-
yes formado en la Academia Lauretana
de Artes y Ciencias de Arequipa— y la
célebre Flora Tristán, promediando el
siglo XIX, y el de su homónimo pariente
sino que la utiliza como pretexto para
narrar un periodo complejo y funda-
mental de nuestra historia —los convul-
sionados años de la naciente república del
Perú— y de este modo sugerir una lec-
tura contemporánea sobre la base del
contraste entre lo que fuimos y lo que
somos, en otras palabras, entre un
instante fundacional de la vida na-
cional y sus consecuencias futuras.
Paralelamente, hay un correlato en-
tre esa gran historia nacional pasa-
da y las pequeñas historias coti-
dianas del presente, es decir, entre
las grandes decisiones de los per-
sonajes que hacen la historia y las
decisiones privadas que también
configuran nuestra historia per-
sonal. Ambas líneas narrativas
constituyen el argumento de Ba-
bilonia en América (Tribal, Lima,
2012), primera novela de Aldo
Díaz Tejada.
Los novelistas arequipeños
vienen mostrando particular
interés por la narración histó-
rica, especialmente por el si-
glo XIX. El nido de la tem-
pestad (Tribal, Lima, 2012)
de Yuri Vásquez, traza una
genealogía de la violencia
política desde finales de la
colonia hasta la víspera
del conflicto armado in-
* (Arequipa, 1974). Crítico literario. Magíster
en Literatura Hispanoamericana por la Ponti-
ficia Universidad Católica del Perú. Integra el
equipo de investigación Cartografías Litera-
rias del Cono Sur y el Centro de Investigacio-
nes de la Facultad de Filosofía y Humanidades
de la Universidad Nacional de Córdoba, Ar-
gentina, donde viene realizando la tesis doc-
toral en Letras.
la r
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ista
62
naciones que sometieron. Pero halla en
Mariano todo lo contrario a un indi-
viduo con una vida estropeada. Y aun-
que las observaciones del Mariano ac-
tual lucen retrógradas y autoritarias, la
mirada de Lauriane no es menos pre-
juiciosa. Este romance actualiza el de
Flora con Mariano Gandarillas en va-
rios aspectos que trascienden lo men-
cionado anteriormente. Peregrinacio-
nes de una paria ha sido frecuente-
mente criticada por las descripciones
racistas y estereotipadas de su autora,
propias de una mirada eurocéntrica. De
modo similar, aunque en sentido con-
trario, el desencanto de Lauriane, como
el de Flora Tristán, radica en que los
peruanos más distinguidos quieran asi-
milarse a toda costa al modo de vida
zonte poscolonial. Que en el Perú una
porción de la población mire al resto
con desprecio o no se sienta identifica-
da con el proyecto de nación, explica
Mariano, es una demostración palpable
del fracaso del Estado-nación europeo
aplicado en América Latina donde la
diversidad cultural no la hace viable. La
situación que Lauriane contempla y le
aqueja es resultado de las concepciones
europeas sobre el Estado-nación. Aquí
se advierte una crítica al multicultura-
lismo posmoderno, a las construccio-
nes de categorías analíticas desde Eu-
ropa, que no son funcionales cuando se
observa la realidad de las sociedades
periféricas a Europa. Que una estu-
diante francesa de teoría de género des-
conozca a Flora Tristán estando en Pe-
arequipeño —también estudiante de
Derecho— y la joven francesa Lauriane
Viane, a fines del 2001 e inicios de 2002.
El empleo de la narración alternada
mantiene correspondencia con el estilo
narrativo. La voz narrativa de cada his-
toria se caracteriza por su versatilidad:
por un lado, un narrador confidente,
desenfadado, cómplice, interpelador y
embromador respecto al Mariano del
presente; por otro, uno más moderado,
acucioso, prolijo en sus descripciones y
análisis, como es el narrador que pre-
senta la Arequipa de mediados del
siglo XIX. En tal sentido, cohabitan dos
registros diferentes para cada historia:
un narrador irónico, pleno de metáfo-
ras, chanzas y giros coloquiales, y un
narrador más sobrio y ponderado.
Elección que no parece antojadiza por
cuanto guarda relación con la perso-
nalidad de los protagonistas y sus con-
textos históricos.
Los personajes poseen contrastes que
enriquecen la historia. El Mariano del
siglo XXI es un joven desenfadado, de
clase media alta que no advierte límites
a su voluntad, convencido de que el
mundo está allí para tomarlo. Práctico
y conservador. Lauriane es más disi-
dente en lo académico —cursó estudios
de género, lo cual brinda una idea de su
posición intelectual—. En este aspecto,
los estudios de ambos son un referente
de sus mentalidades. También se hallan
analogías entre las parejas Mariano-
Flora y Mariano-Lauriane. Además de
ser pariente de Mariano Gandarillas, el
joven que conoció a la estudiante fran-
cesa durante una excursión a Macchu
Picchu también estudia Derecho; así
como Flora Tristán fue una ardorosa ac-
tivista política a quien se la reconoce
como precursora del feminismo, Lau-
riane siguió estudios de género, aun-
que confiesa desconocer en absoluto a
su compatriota Flora. Asimismo, Ma-
riano invierte la travesía de Flora Tris-
tán, de Arequipa a Burdeos, experi-
mentando vicisitudes acordes con la
época presente.
La novela expone el desencuentro de
los estereotipos acerca de lo europeo y
lo latinoamericano a través de Mariano
y Lauriane. Ambos reactualizan, pero
en otras coordenadas espaciotempora-
les, la tensiones del contacto cultural.
Lauriane arrastra una culpa histórica
que condena a los europeos como sa-
queadores colonialistas que echaron a
perder para siempre el futuro de las
Podemos, entonces dar la propuesta que hablar de la
Dignidad Humana es hablar de la esencia del ser huma-
no, y que por ende se puede hablar de la supremacía del
ser humano, pero supremacía en relación a todas las
cosas que lo rodean y no entre los de su especie.
La novela expone el desencuentro de los estereotipos acerca de lo
europeo y lo latinoamericano a través de Mariano y Lauriane.
Ambos reactualizan, pero en otras coordenadas espaciotempora-
les, la tensiones del contacto cultural. Lauriane arrastra una cul-
pa histórica que condena a los europeos como saqueadores colo-
nialistas que echaron a perder para siempre el futuro de las na-
ciones que sometieron. Pero halla en Mariano todo lo contrario
a un indi-viduo con una vida estropeada.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. El poder Judicial y los excesos constitucionalizados del Tribunal constitucional.
europeo. Los usos y costumbres de la
mayoría de personas que conoció du-
rante su estadía en el Perú, más breve
que el de Flora Tristán, no está a la al-
tura del estereotipo que se construye
desde Europa: que sujetos de la perife-
ria occidental no estén conformes con
su identidad cultural y anhelen pare-
cerse lo más a los europeos la des-
concierta sobremanera.
Las réplicas de Mariano ante la preo-
cupación de Lauriane por la pérdida de
identidad cultural en el Perú son reve-
ladoras de la subsistencia de un hori-
rú, es posible interpretarlo como una
crítica al pensamiento posmoderno
francés adquirido como una impostura
intelectual distante de la realidad.
¿Cuál es la mejor forma de gobierno
para la naciente república? era la pre-
gunta que recorría los Estados-nación
latinoamericanos y el origen de las dis-
putas por el poder político. La separa-
ción de lo público y lo privado; del Es-
tado y la Iglesia; la intervención de los
académicos en los asuntos públicos; la
elección de una forma ideal de gobier-
no que confrontó a unitarios y fede-
la r
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ista
la r
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ista
63
rales, liberales y conservadores; el pro-
tagonismo de la Academia Lauretana
de Ciencias y Artes de Arequipa en el
ámbito de las ideas políticas posterior a
la declaración de independencia; la
gestación de una activa sociedad civil;
el centralismo limeño en pugna con los
florecientes regionalismos del sur; el
caudillismo militar; la emergencia de
una intelligentsia liberal en Arequipa;
y la influencia de personajes arequi-
peños notables en la vida política local
y nacional configuran un vasto panora-
ma sociopolítico de la época. Es la parte
histórica la que presenta una narración
más solvente y contiene los mejores
instantes de la novela, los cuales com-
pensan el tono melodramático que ad-
quiere por momentos el romance entre
Mariano y Lauriane.
Esta línea narrativa mantiene un diá-
logo crítico con la sección análoga re-
latada en El paraíso en la otra esquina
(2003) de Mario Vargas Llosa en lo que
concierne a la estadía de Flora Tristán
en Arequipa y la intensa agitación polí-
tica y social del momento. En general,
Babilonia en América replantea inte-
gralmente la construcción vargasllo-
siana empleando técnicas narrativas si-
milares así como ampliando e invir-
tiendo contrastes inter e intratextuales.
La pareja Flora Tristán-Paul Gaughin,
abuela y nieto, es complejizada por
otras dos, Mariano Gandarillas-Flora y
Mariano-Lauriane, pero, de igual modo
que en la novela de Vargas Llosa, en
tiempos distintos acontecidos en la
misma ciudad, Arequipa. La trama
asigna un protagonismo oscilante a la
Flora de Babilonia, donde la vitalidad y
el desenfado del joven Mariano Gan-
darillas del siglo XXI, si bien no ad-
quiere sus dimensiones de vitalismo es
análoga a la que animaba a Paul Gau-
ghin en El paraíso. La Flora militante y
combativa no se aprecia en la novela de
Aldo Díaz, el espacio-tiempo elegi-do
no corresponde al de esa faceta que es
posterior a la experiencia peruana; sin
embargo, hay vistazos de una per-
sonalidad disidente y una mirada eu-
rocéntrica de la cultura. El enfoque na-
rrativo es variado: prevalece el narra-
dor omnisciente en tercera persona, fu-
gaces soliloquios, narrador en primera
persona, un narrador cinematográfico
—que muestra el fragor de las batallas
entre los ejércitos de los caudillos y la
asonada del Arequipazo— y de vez en
cuando irrumpe un narrador en se-
gunda persona semejante a la voz que
en El paraíso suele interpelar a Flora
Tristán, aunque en Babilonia esto ocu-
rre con el joven Mariano durante las cir-
cunstancias más aciagas de su romance
con Lauriane. Al respecto, el estilo y re-
gistro narrativo es acertado, verosímil y
muy representativo de los usos sociales
del lenguaje para cada época. Justa-
mente, una de las mayores virtudes de
esta novela es la versatilidad de la voz
narrativa.
Humor y erotismo matizan el tono gra-
ve requerido para narrar sucesos den-
samente históricos como las compo-
nendas políticas, las pugnas entre cau-
dillos o el Arequipazo. El humor es pre-
rrogativa del narrador más que de los
personajes, sobre todo cuando aquel, a
modo de íntimo confidente, subestima
las cualidades del pretendiente de Lau-
riane o se mofa de las situaciones que lo
aquejan sin mayor contemplación. De
otro lado, hay un desigual tratamiento
del erotismo en cada una de las dos tra-
mas: uno cortesano y otro prosaico,
acorde al contexto de los personajes. No
obstante, ambas modalidades de ero-
tismo, que combinan recato y vehe-
mencia, alcanzan sus formas más lo-
gradas en los encuentros sostenidos
por Mariano y Flora.
Babilonia en América requiere ser leída
como la apuesta por un tipo de novela
histórica que problematiza los límites
entre la historia pública y la privada,
entre lo frívolo y lo solemne; definitiva-
mente, una novela de contrastes.
Jorge Alejandro
Vargas Prado
“T'ikray”
T'ikray es un libro que
desde el primer mo-
mento resulta extrañísimo. Uno no sa-
be cómo comenzarlo, le da vuelta tras
vuelta hasta que, si hay paciencia, se
descubre que la lectura va al revés, es
decir, de atrás para adelante. Tiene dos
portadas, porque es en quechua y en
castellano, en una hay una muchacha
desnuda y en la otra un apuesto joven
que parece modelo de alta costura. Es-
tas portadas y el propio tamaño del li-
bro, recuerdan a un DVD, en especial
porque debajo del título figura: "Un
film de Jorge Alejandro Vargas Prado" y
hay una larga lista de actores, sonidis-
tas, editores y demás. T'ikray se com-
pone por cuatro poemarios que, como
dice el autor en el prólogo, tienen una
misma preocupación: el mundo al re-
vés. Quizás este libro nos deje con mu-
chas más preguntas que respuestas y,
desde mi particular modo de ver, per-
manecen en mi cabeza algunas como:
¿es posible la supervivencia de las len-
guas originarias del Perú a través de la
poesía ultramoderna?, ¿es posible un
mundo mejor gracias al arte?, ¿dónde
reside lo poético de la poesía en nues-
tros tiempos?, ¿es posible ser así de fa-
shion y así de profundo? T'ikray es un
libro al que debemos acercarnos si es
que queremos entender qué tienen en
la cabeza los jóvenes que sueñan con un
país realmente reconciliado y entusias-
ta de sus diferencias. - Milenka Salas.
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Tú no sabes
Pero a veces
Nace un elefante en la ciudad
Un elefante pertenece al orden de los
paquidermos
Los paquidermos son animales muy grandes
Y los animales grandes son
Una amenaza constante para los otros
animales
Un elefante es un peligro en las calles
Porque va en sentido contrario al de los carros
UN ELEFANTE
EN LA CIUDAD
Y se detiene en las esquinas
Para discutir la velocidad con los semáforos
Tú no sabes
Que cruzo las calles
Equilibrando
Tu nombre en la orilla de mis labios
Claro que no lo sabes
Porque un elefante asusta a las damas
Un elefante a pesar
De su torpe apariencia es capaz
De arrancar, delicadamente, una flor
Y entregarla junto a su corazón
Tú no has visto
Lastimarme
Con un mondadientes el corazón
Y tampoco sabrás
FILONILO CATALINA
* Luis Rodríguez Castillo, ha publicado otras obras literarias como “Memorias de un
degollador”, basada en la historia de un criminal; “Pájaros al viento”, obra de temática
amorosa; y “Estigmas”, dedicado a Carlos Oquendo de Amat y Alejandro Peralta. Su
más reciente trabajo es “Arquitectura de pájaros”.
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Por un momento fui día
hombre
disperso
quizeá
un perfecto poema
abrace los latidos
y alumbre como foco
sobre las mejillas
Por un momento fui canción
sueño
almohada
quizaá
un peluche de migajas
supe los secretos
los silbos
exactos
de los suspiros
─ ahora estoy viejo, usado, gastado; pero,
no me olvides, que te tejería un atuendo con
los pedazos de mi terciopelo y te cocinaría
tu plato favorito. Limpiaría la casa, y
pondría flores sobres caratas de amor
sobre la mesa. Gustoso limpiaría tu
desordenado cuarto (y entre sonrisas
rezaría al día que me sacaste de la soledad
de un mostrador y me pusiste un nombre).
*Christian Gorveña Velasquez (1987). Ha presentado
recientemente “Ex/pasatiempo”, su segundo poemario.
Christian Gorveña Velasquez*
CIRCUNSTANCIA
COMO OSO
DE PELUCHE
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66
ace unas semanas postee en
mi perfil de Facebook la ima-Hgen colorida de una carica-
tura, un hombrecillo calvo de lentes re-
dondos y barba blanca, era Sigmund
Freud y enunciaba lo siguiente: “Re-
cordar… es el mejor modo de olvidar”. An-
te esto una de mis contactos comenta la
imagen escribiendo: “¿En serio?, si una
destruye cosas del pasado para no volver-
las a encontrar y así no recordar, ¿no esta-
rías olvidando?”.
En este artículo pretendo valerme de su
pregunta para transmitir algunas con-
sideraciones del psicoanálisis y expe-
riencia analítica.
Lo primero que me llama la atención
del comentario es que nos presenta 'co-
sas para destruir', del 'pasado', pode-
mos suponer que esas cosas para des-
truir son situaciones dolorosas que aca-
rrean un sufrimiento, un malestar que
está ahí, que se impone, que interpela
nuestra vida, que son parte del pasado,
de la historia de cada uno. En psicoa-
nálisis a esto le llamamos síntoma. Es
interesante porque la idea que se plan-
tea en el comentario es que a partir de
un acto de voluntad, de decisión, po-
demos destruir o desaparecer 'estas co-
sas' y se tendría como efecto no recor-
darlas porque sencillamente no están,
por lo tanto no habría sufrimiento.
Cabe señalar que en este modo de li-
brarse de 'estas cosas' o del síntoma co-
mo hemos señalado implica no querer
saber nada de este , no atreverse a mi-
rar esa historia, no querer responsabi-
lizarse, pero es una ilusión de querer
destruir el síntoma, porque como dice
el psicoanalista Jacques Lacan, el sínto-
ma es lo más real y lo más singular que
tienen algunos sujetos, nos dice tam-
bién que el síntoma es un acto involun-
tario producido más allá de toda inten-
cionalidad, para nosotros los psicoa-
nalistas el síntoma va a ser la manifes-
tación del inconsciente.
El filósofo francés Jean-Paul Sartre en-
tendía el inconsciente como una mala
fe, como algo que es conocido sin haber
sido aceptado, algo que uno mismo no
consiente; uno sabría pero actúa como
si no fuera así, es como si el sujeto se en-
gañara así mismo o así misma.
Sin embargo donde Sartre dice mala fe,
–
–
Aquél lugar donde uno se re-cuesta
no para dormir sino para despertar
Diván Lacaniano
Carlos Chávez Bedregal*
PSICOANÁLISIS
* Egresado de la Escuela de Psicología de la
UNSA, Psicoanalista practicante, Director de la
Asociación de Psicoanálisis Lacaniano de Are-
quipa.
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Freud dice represión, ¿Cuál es la dife-
rencia entre mala fe y represión? Pues
esta sería la forma de acceso a tal, pen-
semos que si el inconsciente fuera mala
fe, tendría uno que esforzarse por ser
honesto, por ser autentico, porque la
autenticidad es lo opuesto a engañar, a
la mala fe, y se podría hacer esto me-
diante una decisión, una fuerza de vo-
luntad, un ascetismo personal.
Freud es radical y dice que no se trata
de ser resuelto, ni es algo que se pueda
hacer solo, el inconsciente no es un as-
cetismo, para abordar el inconsciente
necesitamos de otro. Así, la experiencia
analítica es el espacio que existe entre
dos y ese otro es el analista, es ahí don-
de va a emerger el inconsciente, en el
discurso del paciente, en su palabra.
Seamos claros, no pretendo decir que el
deseo de cambiar y la fuerza de volun-
tad no tengan ningún valor o potencia,
porque sí la tienen y se consiguen mu-
chas cosas con este esfuerzo, uno puede
perfectamente participar del discurso
capitalista, estar bien ubicado y ser de
forma aparente una persona de éxito,
pero esto tiene sus limitaciones, porque
es donde la singularidad de cada uno
entra en juego, donde el síntoma no
tiene que ser necesariamente algo pato-
lógico o loco, sino otras cosas, como es-
tar muy identificando a algunos ideales
del padre, o se demasiado celosa pen-
sando que la culpa siempre la tiene la
pareja obturado la propia pregunta por
cómo ser una mujer, o aquel que siem-
pre busca ocupar un lugar distinto, se-
parándose de los demás haciéndose el
original para tal vez pensar ingenua-
mente que así lo pueden amar; en fin se
trata de elucidar, de preguntarse por la
posición que tiene cada uno en la vida,
de elaborar, de atravesar, de reconocer,
de vérselas desnudos con el incons-
ciente, o al inconsciente desnudo, real;
es como escribí en el subtítulo, cuando
uno tiene un recorrido en su análisis y
es analizante, se hecha en el diván, pero
no para dormir o descansar, sino para
hacer a veces lo más difícil, para inter-
pelarse, para despertar cada vez más y
llevar –como alguna vez escuché la
vida hasta sus máximas consecuencias.
–
CONTRANATURA BLOG -TOMO I
Abraham Follano*
Contranatura blog es el espacio 2.0 de la revista. En ella
aparecen publicaciones interdiarias que alimentan las re-
des sociales y que pueden regresar, como en este caso, al
papel, su ambiente natural. En esta edición dos “tomos”
de tales devaneos.
apá me llama al celular, me sa-
luda con alegría, me pregunta si Pestoy bien, si tengo tiempo, le
contesto que estoy bien, que de hecho
tendré tiempo en una hora, sé lo que me
va a pedir, seguro que compre el DVD
de lucha libre que sale todos los sába-
dos; en efecto, me pide el DVD, pero me
pide algo más, me pide que compre cor-
taderas, varias cortaderas, porque Ál-
varo, su nieto que es a la vez mi sobrino,
participará en un concurso de cometas
al día siguiente –Compras, hijito, ¿ya?
en el mercado San Camilo venden, yo
aquí te reembolso lo que hayas gasta-
do– claro papá, no te preocupes yo iré
apenas salga del trabajo, le contesto.
No pasa mucho tiempo que salgo del
trabajo, caminando con rumbo a San
Camilo que no está muy lejos de mi tra-
bajo, pienso en las cortaderas, pensé en
los años en que con papá solíamos co-
rrer muy de madrugada hasta Charca-
ni, bien temprano salíamos como a las
cuatro de la madrugada, azul oscuro se
veía todo, y era larga la distancia, harán
lo menos cuatro kilómetros de ida y
otros cuatro de vuelta, cuando era tem-
porada de vientos, agosto y setiembre,
de regreso, a la vera del río entre los ar-
bustos arrancábamos, previa selección,
los carrizos con los que fabricaríamos
nuestras cometas, lo hacíamos con mu-
cho cuidado porque las hojas son filu-
das y las cañas también cortan.
Recordé muchas cosas, y me enterneció
la idea de ver a mi padre construyendo
una cometa para su nieto. En aquellos
tiempos, cuando mis hermanos y yo
fuimos niños, él nos hizo varias, tenían
estilo, tenían formas curiosas como de
águilas o estrellas, como mounstruos, o
aviones, no las hacía planas, las hacía
como se dice ahora en 3D, tridimensio-
nales, no solo las hacía, sino que nos en-
señaba a hacerlas, él todo nos lo ense-
ñaba, con infinita paciencia.
Hace poco, posteé en mi muro: papá
nunca me compró un juguete, él me los
hizo todos, entonces yo era el niño más
feliz del mundo. Fui feliz también ese
sábado ayudando a mi padre en la crea-
ción de la última de sus cometas que
Álvaro al día siguiente volaría , cumplí
sus ordenes con obediencia silenciosa,
valorando su experiencia y observando
su sabiduría inventiva, todo lo aprecié
en ese acto creador, hasta terminar lo
que sería una revelación.
***
Domingo 18 de agosto, en los cielos de
Socabaya, vuelan decenas de cometas,
se confunden con el vuelo de las palo-
mas y los chihuancos, se elevan, giran,
bailan al ritmo de los vientos de Are-
quipa; el intenso sol realza vivos colo-
Cometas
* Estudiante de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional de San Agustín y Pre-
sidente del Circulo de Investigación Jurídica y
Estudios Interdisciplinarios Contranatura.
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CONTRANATURA BLOG -TOMO IIres que destellan, en la tierra polvo-
rienta, niños y padres van jalando de la
cuerda, del pabilo, quieren volar más
alto, quieren sobresalir. Un niño sonríe
porque la cometa de más de dos metros
que su abuelo fabricó, va arriba, muy
arriba y ahora no es más que un dimi-
nuto punto rojinegro “mi cometa está
donde está Dios” exclama el niño, el bri-
llo de sus ojos lo dice todo.
Terminada la faena, es contundente el
resultado, hay un ganador, ha ganado
el ingenio de Dédalo, de Miguel Ángel,
de Paulet. El niño ha ganado el primer
trofeo de su vida, ha ganado la presea
suprema, una copa de bronce coronada
por una estatuilla dorada de una her-
mosa mujer alada. Recibido el premio y
la medalla, el niño no lo piensa un mi-
nuto, corre en dirección a su abuelo que
está entre el público, lo abraza con in-
tensa emoción, su abuelo que también
es mi padre, le dice lo mismo que me
dijo a mí, hace ya 20 años:
– Felicidades hijo, eres mi campeón.
La Ficción
y los Sueños
Erick Pinto Llerena*
ace ya un tiempo, en un con-
versatorio literario al que ex-Htrañamente fui invitado, de-
diqué mis intervenciones a tratar de re-
solver algunas de mis paltas existen-
ciales más bravas, puesto que, ante las
preguntas que se me formulaban, no te-
nía mucho qué decir, tenté varios temas
que me desgracian la existencia, que me
atormentan (en otras palabras más per-
tinentes: que me joden).
Me meteré nuevamente al fango, y co-
mo crío al que las cicatrices no le re-
cuerdan ningún rasguño antiguo, ha-
blaré de los sueños.
En “El viaje a la ficción”, Vargas Llosa
inoculó la idea siguiente: La ficción
–por lo menos de una forma embrio-
naria– nació en el momento en que las
tribus de proto-humanos rodearon a
uno de los suyos mientras que este, co-
mo eje central, empezó a contarles co-
sas que les pasaban, cosas extraordina-
rias. Y que al fin de ello, todos los es-
pectadores realizaron los primeros ges-
tos de asombro, gestos de los que na-
cieron nuestros aplausos, nuestros bu-
fidos, nuestros silbidos, en incluso
nuestros abucheos (cuando el narrador
–brujo, chamán, sacerdote– era malo,
aburrido).
Por mi parte creo que la posibilidad cre-
ativa se generó antes (no mucho, tal vez * Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de San Agustín.
“Lo que podía soportar en el mundo
de la vigilia no lo soportaba de noche y permaneció
despierto por temor a que el sueño volviera”.
CORMAC MCCARTHY. La carretera
la r
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69
solo la noche anterior). Digo esto basa-
do en que nuestros cerebros tienen de
forma inmanente la capacidad para ge-
nerar cosas parecidas a la realidad, his-
torias que se parecen tanto a la realidad
que fácilmente nos engañan, e incluso
mucho más eficazmente que las mis-
mas ficciones (novelas, cuentos, rela-
tos).
O sino pregúntese, si cuando soñó no
se creyó todo hasta poco antes que des-
pertase. Que no existe eso de pellizcar-
se para darse cuenta que uno está jato
en su cama y no en medio del desierto,
en un laberinto o cayendo al vacío.
En uno de sus artículos Fernando Sa-
vater trata el tema de los sueños y hace
mención a muchas cosas que no de-
muestran, más sí recuerdan, la asom-
brosa capacidad que tienen nuestros
sueños para que, mejor que cualquier
libro o película, nos hagan tragar el
cuento de comienzo a fin.
Dice por ejemplo que si no fuera por
nuestra capacidad de soñar la huma-
nidad no hubiese albergado nunca, “ni
si quiera imaginado”, la posibilidad
del otro mundo. Uno cuando duerme
¿acaso no siente su condición de mor-
talidad? ¿No siente la capacidad de de-
jar a la conciencia acabada por un lap-
so, como cuando uno dejará la existen-
cia? Y, en un momento, alguien dijo que
había algo más allá, del otro lado. Y el
cielo ha de ser muy parecido a los sue-
ños, lo etéreo de los sueños, lo diáfano
de su textura nos recuerda a la imagen
que ha de tener el paraíso.
Por otra parte, observemos lo ingenio-
sos que son nuestros sueños. En ellos
podemos utilizar todos los planos na-
rrativos que queramos. En algunas oca-
siones se “nos” contará la historia con
un narrador en primera persona (nues-
tros ojos), a veces seremos omnipre-
sentes y veremos todos los recovecos
de nuestros personajes. Yo una vez so-
ñé que era otra persona (mi madre) y
que me veía (a él, mi hijo) ser un tipo es-
tropeado por el alcohol. Esto es, soñé en
segunda persona.
Podemos tomar técnicas cinematográ-
ficas y hacer primeros planos, planos
detalle, planos secuencia (mejores que
el de Oldboy o de El secreto de sus ojos);
podemos jugar y hacernos unos trave-
lling espectaculares cayendo en un po-
zo. Y de los efectos especiales ni qué
decir. Dormidos una eternidad (léase
muertos) nuestros cerebros podrían re-
crear mil veces la historia de la huma-
nidad en cada detalle, con las descrip-
ciones a personajes, lugares o sensa-
ciones que en vida jamás hubiésemos
creído imaginar.
Otro punto a favor está en hacer cosas
que jamás podríamos hacer en la vida
real. Y conste que no hablo de poderes
extraordinarios, sino que sigo en la lí-
nea del arte de la ficción. Veamos:
En sus sueños existen los monólogos,
los diálogos (muy naturales) y por su-
puesto también las discusiones. Hay
por ejemplo una persona a la que en-
frentamos acaloradamente. Ambos da-
mos razones, pero yo quiero conven-
cerlo, tengo la razón, y por mi parte
conozco todos sus argumentos, sus ar-
gucias, sus falacias. Esto es obvio, pues-
to que toda la conversación se circun-
scribe a ideas que yo ya he pensado (es
mi sueño). Nada nuevo para mí. Pero, y
cuando mi contendor ya está cansado,
me suelta su última idea. Y me deja lelo:
¡esa idea es buena! y yo, vea usted, nun-
ca la había pensado. ¿Y qué hago aho-
ra?, me digo en el sueño. Pues nada, me
despierto.
Es por estos argumentos que creo que la
facilidad que tenemos para crear fic-
ciones nos es inmanente. Que nuestro
cerebro es una máquina sofisticada que
de manera consiente, y mucho más in-
conscientemente, produce ficciones .
Otra cosa es que muchos de nuestra es-
pecie hayan podido generarlas despier-
tos y reproducirlas para los muchos de
nosotros que nunca lo hacemos.
Hubo una vez un ser proto-humanoide
(tal vez el primer homo sapiens) que, solo
después de la jornada, se quedó dormi-
do. Sin embargo, su letargo no fue co-
mo el de todos los demás. El hombre se
movía constantemente y se retorcía de
forma innovadora. El primer sueño no
ha de haber sido eso sino una pesadilla:
en ella recordaba tal vez como vio a un
hermano suyo siendo devorado por
una bestia, o cuando él mismo escapaba
corriendo de la muerte. Pero en un mo-
mento, de golpe, recobró la vida. Aca-
lorado y bañado en sudor frío vio la fo-
gata aún encendida. Volvió su mirada a
todos lados. Y tuvo miedo. Es que todo,
todo lo que le pasó era inexplicable. ¡Y
había sido tan real!
Arequipa, agosto del 2013
1
Es por estos argumentos que creo que la facilidad que tene-
mos para crear ficciones nos es inmanente. Que nuestro ce-
rebro es una máquina sofisticada que de manera consiente,
y mucho más inconscientemente, produce ficciones.
TERRENO DE MORFEO¿Recuerda Usted su primer sueño? ¿Recuerda cómo el cerebro confundía estados tan disimiles como la vigilia y el sueño? ¿Cuál ha sido hasta ahora su sueño más extraño, su peor sueño o su mejor pesadilla? Pueda evocarlo o no, sería casi imposible que no tengala certeza de lo que sintió en aquel momento: el miedo ante una persecución que llevaba su nombre, la alegría ante la primera noche con la mujer amada, el peso de la muerte en sus entrañas. La felicidad. La vida. El presente artículo lo invita a repensar nuevamente ese estado en el que pasamos tanto y tanto tiempo, y en el que pareciese que hacemos poco, casi nada. Los sueños casi nunca son lo que parecen, son nuestros y no nos pertenecen.
1. Sobre la creación literaria y su génesis en el
cerebro se recomienda el libro imprescindible
de Jorge Volpi llamado Leer la mente, El cerebro y
el arte de la ficción (Alfaguara, 2011).
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70
NULIDAD Y ANULABILIDAD
La invalidez del acto jurídico
Marcial Rubio Correa
Este libro versa sobre el problema de la
nulidad y la anulabilidad -que no es
otro que el de la invalidez del acto jurí-
dico-, desde un aproximación concep-
tual antes que exegética y desde un
punto de vista práctico. Así, aborda en
primer lugar la parte doctrinaria, con
referencias marginales a la legislación
nacional; luego, sin pretender un estu-
dio detallado de cada artículo, revisa
las normas generales de nuestra legis-
lación sobre materia a fin de que el lec-
tor realice una rápida revisión de las
disposiciones; finalmente, realiza estu-
dios transversales del Código Civil so-
bre dos aspectos: las normas de forma
del acto como requisito ad probatio-nem
o ad solemnitatem y la aplicación del artí-
culo V del título preliminar.
GUÍA DE REDACCIÓN
CIENTÍFICA
y
DISEÑO Y REDACCIÓN DE LA
TESIS EN DERECHO
Lino Aranzamendi
El catedrático de la facultad de Ciencias
Políticas y Jurídicas de la Universidad
Andina Néstor Cáceres Velásquez
(UANCV) vuelve con publicaciones
con las que retoma lo que Carlos Ra-
mos Nuñez denominó como “la parte
artesanal de la tesis”. En ambas se desa-
rrolla la técnica necesaria para la pul-
critud en la elaboración de los docu-
mentos producto de la investigación
universitaria, en general, y jurídica, en
particular.
La primera se denomina “Guía de Re-
dacción Científica”, con la que el ca-
tedrático tiene el propósito de inducir
al estudiante universitario a realizar
una buena redacción de la investiga-
ción científica, utilizando de forma
correcta los números, enunciados, citas
textuales y demás ítems básicos para la
elaboración de una tesis universitaria.
El segundo libro titulado “Instructivo
de la Elaboración del Proyecto y la Tesis
en Derecho”, explica cómo se puede
iniciar una investigación, comenzando
con el problema a investigar y así tentar
a la verdad o a la tesis universitaria so-
bre dicho problema; utilizando el estilo
Humanístico, Harvard, Chicago y Van
Couvert.
LA JUDICIALIZACIÓN DE LA
EJECUCIÓN DE LA PENA
Una propuesta de reforma.
Rodolfo Pastor Arce
Desde la necesidad de implemetar una
política penitenciaria, el libro presenta
una medida que bien podría formar
parte de ese programa político; claro,
siempre que se dicte dentro del marco
de la política que se reclama: la reim-
plemetación del juez ejecucional de pe-
nas, bajo la denominación de Juez de
Control y Vigilancia penitenciaria. La
propuesta, de vieja data en el Derecho
comparado, y con parcos antecedentes
en nuestra legislación, solo pretende,
por un lado, recuperar para los fueros
jurisdiccionales una función que no de-
bío dejarse arrebatar; y por otro, reva-
lidar dentro del concepto de Estado de
derecho, la vigencia de los derechos
fundamentales de las personas priva-
das de su libertad.
PUBLICACIONES EN DERECHO
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PUBLICACIONES EN DERECHOCITAS CITABLES
Emil Michel
Cioran
“Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él”.
“No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno”.
(Imperio austrohúngaro, 8 de abril de 1911 - París, 20 de
junio de 1995)
Filósofo y moralista de origen rumano que desarrolló una profunda reflexión sobre el vacío y la
desesperación.
“He leído demasiado... La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de «hacer» algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso... un hombre inútil e inutilizable”.
“Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida”.
“Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos”.
“La palabra que más se me viene a la cabeza,
tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola
resume toda mi filosofía”.
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CONVOCATORIA
Contranatura (2008-2013), grupo de estudios, integrado por estudiantes universitarios, abre sus puertas para que jóvenes de espíritu libre puedan integrarlo y re-inventarlo:
Fecha: Sábado 02 de noviembre.Hora: 03:30 pm.
Lugar: Facultad de Derecho UNSAInformes: Al n° Cel. 982600346 (RPM)
y 967701526 (RPC)