revista complejidad-25- enero - marzo 2015
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Revista dedicada a distintos campos de estudio como estética, filosofía, educación, política desde la perspectiva del pensamiento complejoTRANSCRIPT
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Publicación Trimestral - Número 25 - Enero - Marzo 2015/ ISSN 1853-8118
Filosofía - Estética - Epistemología - Poética - Humanidades - Política
Editorial
El Pensamiento Neobarroco: Entre el Fundamento y el
Acontecimiento -Segunda Parte-
Por Raúl D. Motta
El Camino de la Dialógica Política-Político
Por Alejandro Ruiz Balza
Repensar la Educación Superior hoy
Por Rubén Elz y Anahí Kullock
Paradigma de la Complejidad en las Organizaciones
Por Yamila Gascón, Jairo Mendoza, Betzaida Vegas y
Verónica Flores
El Desván de las Reseñas
Pensar desde la izquierda. Mapa del pensamiento crítico para
un tiempo de crisis.
Complejidad
Cx - 2
Director:
Raúl Domingo Motta
Secretario De Redacción:
Alejandro Ruiz Balza Editora Técnica: Mercedes Galíndez Consejo Académico I n t e r n a c i o n a l :
Edgar Morin
Emilio Roger Ciurana
Geneviève De Mahieu
Hermes Clavería
María Elena Martín
Luz Angélica Gutiérrez Bonilla
Porfirio Tamez Solis
Eduardo Gálvez
Francisco Montfort Guillén
Mario Aguilera Mejía
Edgard de Assis Carvalho
Hadj Garm´Oren
Fabio Moschen
Abel Leyva Castellanos
Rubén Oscar Elz
María da Conoceiçao de Almeida
Editor responsable: Raúl D.
Motta y Alejandro Ruiz Balza. Las
notas firmadas representan la
opinión de los autores y no
necesariamente la de la revista.
Dirección: Arenales 1837 - Piso 2
Dto. “D” 1124 - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires – Telefono: 5411-
48137074- www.complejidad.org
/email: [email protected]
Filosofía - Estética - Epistemología - Poética - Humanidades - Política
Editorial
El Pensamiento Neobarroco: Entre el
Fundamento y el Acontecimiento -
Segunda Parte-
Por Raúl D. Motta
El Camino de la Dialógica Política-
Político
Por Alejandro Ruiz Balza
Repensar la Educación Superior hoy
Por Rubén Elz y Anahí Kullock Paradigma de la Complejidad en las
Organizaciones
Por Yamila Gascón, Jairo Mendoza,
Betzaida Vegas y Verónica Flores
El Desván de las Reseñas Pensar desde la izquierda. Mapa del pensamiento crítico para un tiempo de crisis.
Complejidad Publicación Trimestral - Número 25 - Enero - Marzo 2015/ ISSN 1853-8118
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Editorial
Los acontecimientos recientes en México (el asesinatos masivo de estudiantes y la aparición
frecuente de cuerpos masacrados y enterrados en fosas comunes); en Francia (el atentado
contra el semanario Charlie Hebdo); los permanentes actos genocidas en el continente
africano (que hostiga a todo tipo de población en especial a niñas, ancianos y mujeres); la
violencia racial en EE. UU.; los actos de corrupción y violencia, con la sospecha del
involucramiento de políticos (incluida la máxima autoridad del país) y de servicios secretos
del Estado en Argentina, en el asesinato de un fiscal a cargo de las investigaciones sobre los
atentados a la mutual israelí AMIA y a la embajada de Israel que hace 20 años que no se
esclarecen; entre los más destacados del momento, hablan por sí mismo.
Todos tienen un factor común: la degradación de las democracias junto a la impotencia de las
instituciones de gobernabilidad, tanto locales como globales.
Los rostros de patetismo de las autoridades políticas que encabezaron la histórica marcha
multitudinaria contra el atentado al semanario francés, no alcanzan a satisfacer la demanda
de gobernabilidad implícita en la espontaneidad con que la sensibilidad social e volcó
masivamente a las calles.
La ausencia inexplicable de líderes americanos merece una reflexión aparte. También, puede
observarse un fuerte contraste entre la excelente cobertura periodística de los
acontecimientos y la pobreza de las declaraciones de los líderes políticos de los países
involucrados.
Hay una desproporción entre la desmesura de los hechos y la miseria política de las
instituciones y sus protagonistas. Banalidad, soberbia, impericia, infantilismo e hipocresía
son los atributos éticos y políticos de la mayoría de los responsables institucionales de
Occidente europeo y americano. En Francia por ejemplo, reivindican a Voltaire, pero más
bien deberían insistir con las lecturas de Montaigne y de Claude Lévy-Strauss1.
1 Aquí se hace referencia al ensayo de Montaigne sobre los caníbales, dónde denuncia el eurocentrismo sin caer en el relativista cultural, al señalar la barbarie de los caníbales, pero también al afirmar que sus actos son superados por los actos de barbarie de los europeos, “los superamos en toda clase de barbarie”. (Ensayos I, Cátedra, Madrid 2001. p. 272). En el caso de Lévy-Strauss se hace referencia a sus afirmaciones en las últimas páginas de su obra Tristes trópicos.
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Nadie duda que los acontecimientos mencionados, en especial el sucedido en el país galo son
actos abominables, sin embargo hay un elemento que se halla presente en el acontecimiento,
y que se oculta en medio del lamentable suceso se trata de la incapacidad de Europa para
realizar una verdadera integración de la juventud emigrada o de padres pertenecientes a las
grandes religiones de medio oriente y a su vez, construir un diálogo de comprensión
interreligiosa en su política exterior, postulándose al mismo tiempo, como un modelo de
moderna convivencia.
La herencia ilustrada de Occidente hoy parece ser un forma vacía y contaminada por las
políticas neoliberales que por cierto, también atentan contra los principios republicanos.
No hay dudas sobre que uno de los rasgos singulares que la cultura occidental aportó a la
humanidad ha sido la inversión política e institucional del derecho a opinar, expresarse y
criticar libremente, las tradiciones de su país (en ese tiempo, su ciudad), sean estas laicas o
religiosas. Pero ello no incluye la burla, porque ella implica la creencia de una superioridad
de esos valores sobre los otros o algo mucho peor, como la naturalización de es derecho
creado y sostenido políticamente por una sociedad particular, con su consecuente olvido de
que ese derecho era la invención de una singularidad geocultural. Tan singular, que nunca
había sido experimentado en otras culturas del pasado y en muchas del presente y tampoco,
en la historia de occidente salvo, por cortos períodos de tiempo. Por ello, muchas
personalidades presas de este olvido irresponsable y provinciano, hablan como si este
derecho fuera natural y universal.
En el siglo pasado y en el correr del presente siglo, la crueldad humana se ha vestido con el
ropaje de todas las ideologías, valores imaginados y formas institucionales conocidas, si en
las guerras de religión la inquisición y sus imitadores creían flagelar y torturar el cuerpo para
salvar el alma, en el siglo veinte se arremete contra el alma de las personas para expropiar sus
cuerpos con el fin de transformarlos en armas complementarias de grupos con interese
espurios, máquinas de consumo, instrumentos de poder o mercancías. Vivimos un
imaginario social que, a juzgar por la producción de imágenes de los entretenimientos que
van desde el cine, los cómics, a los juegos de computadora, el protagonismo lo tienen los
zombies, los robots y los mutantes y para colmo en muchas de esas sagas, son los
adolescentes los que representan la cordura frente a adultos impávidos y ridículos. Pero lo
más se destacable es la significativa banalidad de la vida y la muerte que se desprende de esas
imágenes.
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Escritores como por ejemplo Mario Vargas Llosa reaccionan con justa razón contra los
ataques a la revista gala y lo que ello significa para las libertad de expresión en particular, y la
libertad de creencias en general. No hay dudas que desde el punto de vista de los valores
liberales y republicanos este acontecimiento es inadmisible. El problema es que la actitud de
muchos gobiernos de occidente y de la Comunidad Europea no condice con esos valores, sino
más bien se encuentra liderados explícitamente o no, por un modelo neoliberal en los hechos.
Este neoliberalismo dista mucho de encarnar aquellos valores republicanos y liberales de la
vieja Europa. Porque sus acciones afectan las libertades individuales y colectivas dentro y
fuera del viejo continente. Todo se ha convertido en objeto de business y maximización de
resultados a cualquier costo. La responsabilidad sólo aparece como daño colateral o teoría del
riesgo. Las consecuencias de las políticas económicas del neoliberalismo dentro y fuera de
Europa están a la vista de todos.
El neoliberalismo ha reorganizado progresivamente los postulados políticos de izquierda y
derecha, incluso bajo la máscara del neopopulismo latinoamericano, donde se arremete
contra la separación de poderes republicanos, la prensa y se desarrollan consignas presas de
un cinismo generalizado, motor de las más perversas de las manipulaciones, de los
oportunismos sin límites y del narcisismo más grotesco.
Los creadores de las instituciones democráticas y luego las republicanas, sabían que la
democracia y la política deben enfrentarse con la complejidad humana y su desmesura
aquello que en el coro de Antígona de Sófocles se denominó lo deinon (terrible, monstruoso)
de la condición humana, nada puede contra la desmesura individual o masiva de las
personas, cuando alguna contingencia la desata hubiere o no democracia. Por ello, insistían
tanto sobre la tarea educativa como fuente de enseñanza permanente de comprensión
humana y pacificación de los espíritus. La cultura ciudadana de la mesura debía involucrar a
toda las sociedad y acompañar al permanente proceso de creación y perfeccionamiento de
instituciones y leyes que favorecieran la convivencia humana, un progreso que se regeneraba
todos los días y cuyo futuro estaba signado por la Fortuna.
Hoy podemos decir que el progreso se mide por la capacidad tecnológica para la guerra y el
mercado, pero no para el desarrollo político de las instituciones para la convivencia humana,
salvo para los que puedan disfrutar del consumo, el turismo (cada vez más peligroso y que lo
comercializan como turismo de riesgo) y los servicios de salud. Ello es parte del tremendo
contraste entre el patrimonio de los ricos y la inhumana subsistencia de la mayoría de la
humanidad.
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La organización internacional Oxfam ha advertido el pasado 19 de enero, a pocos días de la
reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, que el próximo año la riqueza del 1%
más rico de la población del planeta superará la del 99% restante, a menos que se revierta la
actual tendencia de desigualdad y concentración de riqueza.
Lady Lynn Forester de Rothschild, directora ejecutiva de E.L. Rothschild y presidenta de
Coalition for Inclusive Capitalism, participó en un evento sobre desigualdad organizado
conjuntamente por Oxfam y la Universidad de Oxford, allí realizó un llamamiento a los
líderes empresariales presentes en Davos a que asuman su responsabilidad en la lucha contra
la desigualdad extrema y ha señalado: "El informe de Oxfam expresó, es solo la última de la
evidencias que muestran como la desigualdad ha alcanzado extremos preocupantes y
continúa aumentando. Es hora de que los líderes mundiales en esta era del capitalismo
moderno trabajen junto a todos los Gobiernos para cambiar el sistema y hacerlo más
inclusivo, equitativo y sostenible". ¿Será consciente la señora de lo que implican sus
afirmaciones sobre el capitalismo como sistema? No lo sabemos, pro sí es cierto que éste es el
principal factor de resentimiento y violencia que hoy circula por todo el planeta abarrotado
de medios de comunicación. estas tecnologías muestran por un lado, la soberbia y
exuberancia de la vida de esos ricos y por otro, la insignificancia del resto de las personas, el
resultado: nihilismo, desesperación, desafección, resentimiento, anestesia o violencia.
En fin, según las últimas noticias el semanario Charlie Hebdo ha reaparecido y ello nos alegra
sobre manera. Puede observarse que redobla la apuesta con el contenido de sus chistes y su
humor ácido, está en su derecho. Mientras tanto, los gobiernos europeos observan con
estupor al llamado Estado Islámico cometer asesinatos y microgenocidios, mientras conduce
sus tropas frente a las propias narices de la Comunidad Europea.
El Director
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El Pensamiento Neobarroco: entre
el Fundamento y el Acontecimiento
-Segunda Parte-
Por Raúl D. Motta
Resumen:
Esta segunda parte explora la posibilidad de una demarcación del
“momento barroco” como un clima humano ambivalente, un espacio donde
lo contingente es trabajado por la melancolía y al mismo tiempo, por la
creatividad frente a situaciones donde los fundamentos de un contexto se
vuelven simulacros. Ello, permite pensar una posible salida de los
epigonismos, que como el posmodernismo quedan clausurados en un
nihilismo acabado. Salida que tal vez es posible elucidando la naturaleza
neobarroca de nuestro oscuro presente.
Palabras claves: Neobarroco, Simulacro, Política, Fundamento, Filosofía.
Abstract:
This second part explores the possibility of a demarcation of " Baroque
moment " as an ambivalent human climate, a place where the contingent is
worked by melancholy and at the same time, by creativity in situations
where the foundations of a context, become drills. This suggests a possible
way out of epigonismos which as postmodernism are closed in a finished
nihilism. The way out might be possible elucidating the neobarroque
nature of our dark present.
Key words: Neobarroque, Drill, Politics, Fundament, Filosophy.
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Pero ¡ah! me mata el pensamiento
de que no soy pensamiento.
William Shakespeare
Es necesario ojos sobre los ojos
mismos, para mirar como miran.
Baltazar Gracián
Todo pensamiento empieza por un
poema.
Alain
El complejo juego entre el caos y los cenotafios
En esta sección se expondrá una aproximación a la imagen del pensar reflexivo como un
elucidar en medio de las tinieblas. Un pensar elucidante, denominado en sus orígenes o
más bien, mucho después de ello, filosofía. Esta modalidad de pensar tiene como una de
sus motivaciones, interrogarse por las causas primeras, en los términos en que ello fue
considerado más arriba (ver la introducción de la primera parte). Este esfuerzo de
interrogación sobre la presencia o ausencia del origen/originante, libera parcialmente al
pensar de la sofisticada red de significantes que teje el lenguaje, y que tiene por función
disimular el “sin fondo” o “sin sentido” de lo real para lo humano, mostrando la realidad
como si fuera una sólida y abigarrada “alfombra voladora” - que se des-re-conoce como tal
de vez en cuando- con la finalidad de contener lo fundado en una semiosis de amparo. Al
respecto dice el poeta:
Cantera de últimas palabras.
¿Dónde están sus yacimientos?
¿Cómo llegan a los labios del hombre?
¿qué epifanías las alumbran?
Sólo sabemos que con ellas
se podría iniciar otro mundo.
Otro mundo
que sólo espera su bautismo.
Un bautismo con últimas palabras.
(Juarroz (2005 II 286)
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La creación de un nuevo lenguaje (onto-ideo-lógico) es producto de la lúcida crítica de los
simulacros humanos (y entre ellos, el lenguaje adquirido), con el objetivo de restaurar la
fisura entre lo real y la estabilidad del contexto (“la alfombra…”). Este nuevo lenguaje es el
producto de la tensión entre la fantástica cultural (el sistema de saberes y sus
imaginarios), que establece qué es y será lo real (lo original, entendido como no creado) y
la multiplicidad de fenómenos y acontecimientos que se pretenden estabilizar y
“acomodar” como en un patio de los objetos, con la finalidad de vivir en un nuevo plano
inmanente de sentido, que se plantea como recuperación (remisión) de las fuentes y el
origen.
La tradición poética sabe que con el lenguaje navegan los hombres en lo extraño buscando
semejanzas. Lo importante en este proceso no es sólo el hecho que los humanos pongan
nombres fijos a cosas, eventos y personas para apropiarse del entorno y lo extraño,
envolviendo lo que aparece con historias, comparaciones y series; sino que también
mediante el lenguaje aproximan lo extraño e inquietante (to deinón) a la comarca de lo
habitable, empático e inteligible: es el trabajo de la metáfora.
Por ello, Dante escribió que el lenguaje poético y metafórico tiene cuatro propiedades:
iluminador, cardinal, áulico y curial. El lenguaje opera la transferencia de lo doméstico a
lo extraño o en todo caso crea lo doméstico: mundo (de latín mundus. limpio), a través del
poeta cuyo oficio, a diferencia del agricultor, el trabajador, el hístor y el artesano (a los
cuales acompaña), es el de maestro de obras o “compaginador”, tejedor de co-marcas, eso
que surge como resultado de clavar las estacas (del latín, pango) en la tierra inhóspita:
paginar el texto de los surcos para habitar la tierra. Ignea rima (Horacio)2.
Pero la complejidad social sostenida sobre la inestable tensión mencionada genera una
nueva jerarquía, un nuevo orden en fragmentación, una racionalidad creciente, siempre
acosada por “to deinón”3. Ello requiere de una economía de esfuerzos estructuradores
(abstracción), con el objetivo de estabilizar lo acumulado en forma complementaria a la
instauración de la “ciudad letrada” es decir, sus sistema de leyes, saberes, conductas,
reglas, hábitos y cultura; con el objetivo de instituir un determinado juego entre orden y
desorden. Es esta la base de la novela de filosofía neobarroca que lleva por título “Cobra”
de Severo Sarduy4:
2 Rima del griego régma significa “fisura”, “hendidura”. Todo ello quiere expresar Heidegger cuando señaló que el lenguaje es la “casa del ser”. 3 Consultar nota 4 de la primera parte. 4 El poeta y pensador cubano cuyas obras siguen los pasos de José Lezama Lima, juega en el título de su novela, con la ambigüedad fónica del verbo “cobrar” cuyos significados simultáneos son “recobrar”, “hallar” y “cubrir”.
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Los ENCERRABA en hormas desde que amanecía, les aplicaba
compresas de alumbre, los castigaba con baños sucesivos de agua
fría y caliente.
Los forzó con mordazas; los sometió a mecánicas groseras. Fabricó,
para meterlos, armaduras de alambre cuyos hilos acortaba,
retorciéndolos con alicates; después de embadurnarlos de goma
arábiga los rodeó con ligaduras: eran momias, niños de medallones
florentinos.
Intentó curetajes.
Acudió a la magia.
Cayó en el determinismo ortopédico. (I 427)
Esta abstracta dinámica conjuntamente con la fatiga de la imaginación, consolida la
distancia con lo real irremediablemente, alejando lo instituido de la huella del sin fondo
caótico (lo inmundo e inhumano) hasta llegar a los extremos de los cenotafios, pero al
mismo tiempo, termina por dislocar el teatro social que es ese determinismo ortopédico
que menciona Sarduy, conduciendo tarde o temprano, al sin sentido y desarraigo (no del
terruño, sino de su “alfombra voladora”), para terminar en el retorno a la violencia. Las
ruinas y los desechos sedimentados vuelven a emerger y se entremezclan con los
fragmentos de un orden cada vez más flácido.
Cuando vivimos permanentemente en lo abstracto - sea lo
abstracto del pensamiento, sea lo abstracto de la sensación pensada
- no pasa mucho tiempo sin que, en contra de mismo sentimiento o
voluntad, se nos convierte en fantasmas aquellas cosas de la vida
real que, de acuerdo con nosotros mismos, más deberíamos sentir.
(…) A fuerza de vivir imaginando, se consume el poder de imaginar,
sobre todo el de imaginar lo real. Viviendo mentalmente de lo que
no existe ni puede existir, acabamos por no poder pensar lo que
puede existir. (Pessoa 474).
Esta fantástica o poíesis fundadora es condición de la filosofía y de la historia y al mismo
tiempo, concomitante de sus propios procesos de constitución y desarrollo, como muy
bien los demostraron cada uno a su manera, Platón, Aristóteles y Kant entre otros.
Así, la fuerza formado de un mundo se halla envuelta en una dinámica centrífuga y
centrípeta como si fuera parte de una condición cosmológica. La centrífuga nos retrotrae
hacia los bordes del origen (arjé) que se expresa en la nostalgia de lo auténtico y el rechazo
de un lenguaje degradado y una cultura fosilizada, puestos en evidencia en la emergencia
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del asombro (to deinón): lo terrible, lo monstruoso, lo inesperado, lo inclasificable, lo
innumerable, lo innombrable, lo indisciplinar y lo sublime. La fuerza centrípeta nos lanza
a la producción de orden, estabilización y ecoorganización de un mundo (fantástica).
Aunque no lo parezca y cause repulsión a la filosofía y a la educación tradicional, puede
decirse que todo es cuestión de retórica, siempre y cuando se reconozca a este antiguo
saber sin objeto (Aristóteles) en su verdad profundo - sepultada bajo los incansables
intentos de domesticación académica -, porque ella trabaja con el hecho de que lo humano
se inventa y vive entre la inconmensurabilidad de la relación lenguaje/cosa y el régimen de
la elipsis, que tanto preocupaba a Seassure. El olvido de ello, conduce a los corazones
impávidos seguros de sus temores, a la desesperación por el absoluto o al menos, a una
nostalgia egipcia, como la de aquellos platónicos que confundían y todavía hoy confunden
la ontología con la geometría euclidiana.
Porque esta dinámica es un proceso fatigoso de reinvención permanente de mediaciones y
lenguajes sobre el silencio de lo real, que tarde o temprano se vuelven clausuras y
cenotafios humanos (creencias, costumbres, hábitos, normas, conceptos, taxonomías,
disciplinas, etc.), no menos útiles hasta que la ruina de los mundos los vuelven lo
contrario. La fantástica humana que también es una poíesis colectiva es un componente
central de la fuerza fundadora que busca instituir una fijeza estructural, para contener
políticamente las vidas enlazadas en una convivencia investida de sentido, en medio del
juego del orden y el desorden que sobrevuelan lo real.
Pero también es posible que la fijeza estructural se disloque (delirio) y quiera constituirse
ella misma aunque artificial, en un fiel encantamiento de lo real, es esto tal vez, lo que
sucede hoy con el sistema capitalista integrado y sus “bellas verdades” como el lujo, las
ciudades museo, la moda, la sofisticación de los objetos suntuosos, sus espectáculos, y su
crueldad disimulada por la teoría del riesgo de los sistemas complejos.
Un manierismo planetario que como un flujo estético, circula por los intersticios de las
megaciudades, todas ellas constituidas por barrios dormitorios y barrios temáticos, en
donde la vida rica y ampulosa se halla en las alturas de los grandes rascacielos
(monumentos de la abstracción y lo banal), al estilo de Dubai. Hoy todo puede volverse
museo, porque el término no designa sólo a aquellos recintos cerrados para la exposición
de obras, sino también como dice Agamben (2005), a la dimensión separada en donde se
ubica aquello que en el pasado fue percibido como verdadero y decisivo y hoy no vale la
pena usar, habitar o experimentar, porque son espacios sólo para visitar, recorrer, y
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consumir. Espacios culturales donde el culto del gusto es proporcional a la perdida de la
amabilidad y la cortesía.
Señalaba Georges Bataille (1988) que analizar la arquitectura y también atacarla o
destruirla, como sucede en el presente con los actos terroristas, es conocer y atacar una
figura de la condición humana, pues el monumento es una ordenación, una figura de
autoridad, un dique alzado contra el desorden y la bestialidad, la arquitectura es la
expresión del ser mismo de las sociedades. Tal vez por ello, los artistas actuales construyen
sus presentaciones en la intemperie (dentro o fuera de las estructuras arquitectónicas),
mediante instalaciones efímeras o nómadas5.
El arte de hoy acepta este desafío, explorando ese nuevo espacio-
tiempo de la “conductividad”, en el que los soportes y las
superficies han cedido el lugar a los trayectos. Los artistas se
vuelven semionautas, a saber los agrimensores de un mundo-
hipertexto que ya no es el espacio plano clásico sino una red
infinita en el tiempo como en el espacio. (…) El modo de errancia,
modelo visual y fuerza de supervisión de dichos desplazamientos,
determinan a fortiori una estética de la resistencia a la
globalización vulgar: en un mundo estructurado por el consumo.
(…) Lo aleatorio se une aquí a la precariedad, se considera como un
principio de no pertenencia: lo que se desplaza sin cesar, lo que se
desvanece o destruye los orígenes, lo que se viatoriza (homo
viator) y produce por tradiciones sucesivas no depende del mundo
continental, sino de ese nuevo archipiélago altermoderno, ese
“jardín de la errancia". (Bourriaud 218 - 219)6
En el fondo no es otra cosa la estrategia neobarroca frente a la naturalización del artificio
planetario del capitalismo integrado, que las instituciones del presente custodian
amortiguando a aquella fantástica y bloqueando la elucidación de mundos posibles, a
través de una semiotización saturante de la vis formandi colectiva (efecto Disney). En
paralelo, las redes informáticas de producción capturan la atención y la fuerza innovadora
5 Mientras termino de completar y corregir este artículo el periódico de hoy informa sobre un atentado terrorista en el lujoso museo del Bardo de la ciudad de Túnez, entre las víctimas hay japoneses, italianos, colombianos, australianos, franceses, polacos y españoles. Dice el periódico que el grupo ultra islámico ISIS se adjudicó el atentado. (Clarín. Bs. As. 19-03-15 p. 22 y 23) 6 La alternativa complementaria que integra al nomadismo con lo efímero es poner en juego la fragilidad corporal como puesta en obra. Un ejemplo de ello es la presente muestra artística de obra “viva” en el Museo de Arte Latinoamericano en Buenos Aires (Malba), realizada por el argentino Diego Bianchi y denominada “Experiencia infinita”, presentación centrada en el tema del tiempo y el trabajo con doce performers desplazándose inquietos por todo el museo, mientras el cuerpo del artista yace colgado de hilos entramados con objetos, los cuales se mueven cuando su cuerpo no permanece inmóvil.
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de los individuos fragmentados y al mismo tiempo, articulados a través de los sistemas
móviles informáticos, en un contexto de transformaciones profundas de la naturaleza del
trabajo y los sistemas de producción. (Doufour 2009; Negri 2008; Virno 2003 y 2003a)
Ambos procesos conforman las actuales demandas educativas para un nuevo sujeto
productivo: el cognitariado.
Pero en el proceso de la correlación entre el efecto de las ruinas que cercan a los museos
con la desafección y fuga social frente al colapso de las instituciones, la multitud acechan.
Porque la fuga señala un “afuera” de un adentro falsamente incluyente cada vez más
infeccioso, y la muchedumbre es estéticamente percibida como una “inestabilidad
zombie”7. En este proceso de compleja clausura imaginaria colectiva, la “nostalgia egipcia”
se convierte en “obsesión securitaria" (Agamben 2013), y todo por cierto se juega en las
fronteras, pero con la salvedad de que estas ahora éstas se hallan en todas partes y
atraviesan todos los estratos sociales y ontológicos.
La crisis de la semiosis de amparo de los imaginarios institucionales y la implosión de las
subjetividades asociadas al abandono de los sistemas de producción con sus estructuras
sociales complementarias, transforman a los pueblos y las masas antes contenidas en las
clausuras fabriles y febriles, en muchedumbre y “chusma” (Grau e Ibarra 2006; Virno
2003; Hardt y Negri 2004; Mezzadra 2005). Entre las redes y las bandas juveniles se
juega la vida en la intemperie, que no puede ser reducida ni a “clase” para la lucha ni a
delincuencia juvenil incivilizada.
La exclusión o marginación no se dan porque a uno lo manden a
vivir a diez o quince kilómetros de la Torre Eiffel, sino porque le
asignan en un no-lugar, en un sitio que jamás será habitado. Uno
se aloja (nos alojan, hablando con propiedad) pero no habita. Sólo
las bandas de jóvenes se esfuerzan por habitar allí donde sólo está
permitido alojarse. Mientras que los militantes reclaman viviendas
a gritos (…) los jóvenes sublevados quieren algo que no se obtiene
mediante negociaciones: quieren habitar. (Dell´Umbria 2009).
La emergencia de una estética planetaria, la clausura de un mundo abiertamente cerrado
como el sistema actual, una juventud sin futuro o al menos que se fuga del futuro
impuesto desde el cenotafio institucional que los convoca, la transformación de las
7 La inauguración de la lujosa cede del Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt el miércoles 18 de marzo de este año, fue el epicentro de violentos disturbios de grupos anticapitalistas que masivamente y violentamente protestaron frente a sus puertas, dejando más de 200 heridos. La protesta fue convocada por el movimiento “Blockupy”. (Clarín. Bs. As. 19/03/15 p. 25)
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sociedades en un parque humano biopolítico, la desaparición del trabajo tal cual lo
conocimos y la crisis de las instituciones, son algunos de los ingredientes que conforman
la condición humana actual.
Desde el punto de vista geopolítico ello converge en una transformación territorial global
cuyo antecedente puede encontrarse en la configuración territorial de la Europa de Carlos
V y el Mediterráneo de Felipe II, contexto del nacimiento de la era planetaria (Bernand y
Gruzinski 1999), sólidamente asociada al nacimiento de la historia de América y la
primera configuración del capitalismo global, que no sólo se desarrolló en México, Sevilla
y Ámsterdam sino también en Luanda, Manila y Nagasaki.
Con el nacimiento de la era planetaria se constituye el llamado barroco histórico como un
acontecer ambivalente y contracultural del nacimiento del capitalismo expansionista de
las naciones jóvenes de Europa. Pero actualmente, el neobarroco se configura en el
contexto del capitalismo integrado y teatral, donde se busca la satisfacción no sólo de
deseos y el consumo masivo, sino que también y por sobre todas las cosas de fantasías.
Asistimos a un manierismo global. Las ciudades espectáculo como Disneylandia y Las
Vegas son el territorio donde lo falso y lo artificial se convierte en la única realidad posible,
porque la base y la temática histórica que le sirvieron de referente inicial es indiferente
para el caso. Un ejemplo de ello es el Venetian Hotel de Las Vegas con su reproducción de
la Plaza San Marcos de Venecia, la fachada del Palacio Ducal con sus canales y gondoleros
pasando por el Puente Rialto.
El problema es que en el mundo de la ingenierías de los encantamientos y simulacros, el
vértigo del referente se hace patológico y la “alfombra voladora” colapsa con la aceleración
de la capacidad de innovación. En este caso, el espacio de representación se confunde
espacio de acontecimiento, al punto que la contemplación en tiempo real del ataque a las
Torres Gemelas de Nueva York, hizo exclamar al músico Stockhausen la ironía de que esa
catástrofe había sido “una obra de arte total” (Zizek 2005)
Cuando la realidad parece volverse apariencia de sí misma,
ese atentado colosal nos obliga a recorrer (con los placeres y
los miedos más extraños) el espacio de la precariedad,
intentando resistir a la nueva glaciación con un cuerpo tan
arcaico y sorprendente como el que tenemos. El Grado Cero
produce amnesia. Vivimos en un mundo en el que los
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canallas dejan de ser individuos para convertirse en Estados,
el miedo, en todos los sentidos, nos tiene. (Castro Flores
2004).
Michel Foucault (1968) describió al Barroco como la época en que un orden del saber
desaparece para no dejar tras de sí más que juegos y simulacros, cuyo único poder era el
encantamiento y la seducción. Una época en donde se experimenta la pérdida de la fuerza
configuradora y creativa de un mundo humano y sus instituciones. Momento de
afloramiento de la conciencia de irrealidad, su inquietud ante un orden carcomido por sus
propias inconsistencias, ante el cual se responde mediante la vanidad de los sentidos y la
estetización exagerada, con la finalidad sostener el juego de las apariencias (manierismo).
Pero al mismo tiempo se asiste a una extrema tensión crítica y creadora, un esfuerzo para
encontrar un “orden secreto” a partir del reconocimiento de la complejidad del mundo, un
orden que la política y la ciencia no pueden encontrar por sí solas, pero que el arte
tampoco puede hallar, perdido en un laberinto de espejos. Puede decirse que la situación
no es distinta para el neobarroco, con la diferencia de que no hay orden ni secreto que
buscar, porque el vacío que horrorizaba al barroco, no puede ser llenado sino que debe ser
pensado.
El academicismo es característico de las épocas asentadas, plenas
de sí mismas, seguras de sí mismas. El barroco, en cambio, se
manifiesta donde hay transformación, mutación, innovación; y no
he de recordarles a ustedes, que en vísperas de la revolución
soviética, quien representa la poesía en Rusia es Vladimir
Maikosvski, cuya obra es un monumento al barroquismo, del
comienzo al fin, tanto en teatro como en poesía. Por lo tanto, el
barroquismo siempre está proyectado hacia adelante y suele
presentarse precisamente en expansión en el momento culminante
de una civilización o cuando va a nacer un orden nuevo en la
sociedad. (Carpentier 1990; 179).
La otra opción es acentuar la fuga hacia la heteronomía que se relaciona con lo que Platón
mencionaba como “noble mentira”. Cuestión que el pos(t)modernismo, pero que se conoce
desde antiguo, ya que muchas sociedades con la intención de fortalecer la duración
institucional, recurre a una idea de fundación extra social y supra humana (Castoriadis
2004). La conservación de una sociedad depende desde esta perspectiva, de postular la
Cx - 16
existencia de una piedra angular donde remitir el fundamento de toda significación y de
esa manera exorcizar lo que amenaza y desestabiliza: lo monstruoso.
Allí comienza la “necesaria” clausura de las significaciones mediante una falsa
representación que sitúa el fundamento por fuera de la sociedad, dándole al menos una
ideo-logía de la estabilidad y la conservación. Por ello hoy asistimos a la persistente
discusión sobre la noción de fundamento y el fin de la metafísica a partir de Heidegger,
con sus consecuencias políticas y sociales. Todo se juega siempre en la sustentabilidad del
ornato.
El mundo es el segundo término
de una metáfora incompleta,
una comparación
cuyo primer elemento se ha perdido.
¿Dónde está lo que era como el mundo?
¿Se fugó de la frase
o lo borramos?
¿o acaso la metáfora
estuvo siempre trunca?
(Juarroz 2005 I 210)
El origen, el fundamento y la historia desde el pensamiento
Neobarroco:
Me coloco más bien del lado del Barroco
Lacan
Su no ser era tan perfecto que cada instante
corría el peligro de llegar a ser.
Macedonio Fernandez
Los tres elementos el problema del origen, la cuestión del fundamento y la verdad
histórica de sus relatos se hallan articulados en el proceso de decisión que constituye el
esfuerzo de posicionamiento (colocación) de un sujeto cultural (individual o colectivo),
Cx - 17
frente a la configuración de un nuevo mundo o al menos, de turbulencias inéditas con
consecuencias inciertas. Allí, lo originante, lo fundacional y el proyecto de configuración
de un nuevo horizonte posible a partir de un pasado significativo, son una y la misma cosa.
¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacer? y ¿Hacia dónde proyectar la
esperanza? son la preguntas que responden a la problematización del devenir de un sujeto
y que denomino “momento barroco”.
Un presente dilatado y claroscuro donde se enfrentan bifurcaciones inéditas con la
emergencia de lo heterogéneo y caótico que conmocionan la configuración cultural
heredada. Salvando las distancias, en el presente el neobarroco, dentro del contexto del
llamado posmodernismo y el capitalismo integrado es el momento barroco, con un
componente distintivo: lo acéfalo de la errancia planetaria8.
El neobarroco como su antecesor, el barroco histórico es la expresión de la relatividad de
la trama y no solo de la conciencia de las verdades como narraciones y la caducidad de los
metarelatos. La trama que tejen los eventos con un horizonte destinal, queda relativizada y
a merced de las contingencia junto a la imposibilidad de exorcizar el caos que amenaza en
los bordes del juego entre el orden y el desorden. Allí no hay narración hay silencio y
dejamiento, porque el sujeto es parte del evento. Ello es lo que uno de los personaje de la
novela neobarroca de José Lezama Lima dice a otro:
Para conseguir ese silencio previo, esa dejación, sin tiempo ni
espacio, aconsejaban los padres fundadores los más inopinados
tejidos de horas. A unos les dicen que planten lechugas por las
hojas, que dispersen el agua sobre troncos secos o que cosan y
descosan el propio hábito. Así van surgiendo las que llaman
centellitas del espíritu, “las cuales abonen como la muerte las
formas y especies”. En esa distancia entre el silencio y la centellita,
comienzo a ver un hombre que camina, que se me pierde, lo
retomo. Pero nunca puedo saber si dentro del silencio el que
marcha me habla, o se interrumpe mi silencio y cesa el desfile.
Puedo seguir esa marcha, pero a veces lo que yo percibo como
abismo, y Pascal creía que todo hombre lo lleva a su lado, se lo
traga. Puedo decir que esa visión, pues el abismo acompañante lo
que hace es reproducir la primera turbación de la contemplación
solar, consiste tanto en ver como en no ver. Nunca podré saber si
8 Ver en primera parte el apartado sobre lo oscuro del presente.
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tengo el don de la visión, pues sólo veo lo que se persigue y me
obnubila lo que me interrumpe. (2010; 132 y 133).
Uno de los temas de discusión más destacado de la tensión entre la modernidad y la
posmodernidad es la cuestión del “espinoso sujeto”9. Es un lugar común en la crítica
estructuralista, en algunas líneas de la sistémica y del posestructuralismo, el esfuerzo por
la destitución del sujeto, entendido como cogito cartesiano - no exento de distintos tipo de
confusiones como muy bien lo señaló Étienne Balibar - (2013). El objetivo era sustituir
este fláccido concepto por una infraestructura conceptual sólida para la constitución social
del individuo, que no generara inestabilidades ni fantasmas conceptuales, muy acorde al
clima tecnocrático del contexto, donde todo se resuelve por consenso frente a las opciones
que los tecnócratas presenta al y desde el sistema para domesticar lo evenencial.
Pero ello, tampoco ha llegado a buen puerto y se ha transformado en el objeto de burla y
parodia preferido del neobarroco, que vuelve quiérase o no, al problema del sujeto. El
neobarroco experimenta que el sujeto se autoconstituye entre la contingencia y la
metacontingencia como un para sí, a partir de la vida y como un proyecto, a partir de la
sociedad y sus circunstancias, y en función de ello, puede llegar a reflexionar hasta
cuestionar la clausura de sus instituciones. De allí que el neobarroco presentifique el
problema de un sujeto acéfalo, una forma de vida que no tiene cabeza, ni padre, ni
autoridad, ni tampoco un único patrón de pensamiento, etc.
En este contexto la crítica de Heidegger al humanismo y la afirmación del nihilismo
consumado a partir de Nietzsche puede leerse como “momento barroco”, es decir como
una ambivalencia que expresa una situación de ruina y al mismo tiempo la posibilidad de
otros mundos posibles. El “momento barroco” expresa un juego entre melancolía y lucidez
de un sujeto cultural que se halla frente a un punto de bifurcación como el presente
torpemente expresado en el prefijo “pos(t)”. Ello tal vez, explique la preponderancia de los
dos pensadores alemanes en las distintas corrientes de pensamiento desde la década del
´40 del siglo pasado hasta el presente, porque ambos plantearon que el problema de
“colocarse” (Er-örterung para Heidegger) fuera de la herencia del pensamiento europeo
moderno.
Ambos pensadores buscan el descentramiento radical con la finalidad de pensar sin las
cortapisas modernas, el devenir global de la complejidad humana. Pero también son
consientes de que el riesgo de esa empresa podría terminar siendo una nueva figura de la
9 La expresión corresponde a un texto de Slavoj Zizek (2001).
Cx - 19
astucia de la razón hegeliana. Dado que una “superación crítica” de aquella herencia
quedaría presa de la dialéctica del despliegue propio de la razón moderna. Un problema
no menor para el pensamiento postcolonial y central en el pensamiento barroco y
neobarroco americano.
La negación de la herencia como fundamento de la nueva realidad humana es un esfuerzo
por superar el contexto inmanente y clausurado del presente. Pero existe el peligro de que
nuevamente se crea que al fin, mediante un nuevo acceso privilegiado a la comprensión de
un acontecimiento disruptivo se pueda acceder a una dinámica originaria de la historia,
que asegure por fin, la verdad y la estabilidad del horizonte de ese nuevo posicionamiento
político del sujeto cultural (determinismo ideológico y hegemónico). Allí es cuando el
revolucionario de convierte en comisario del régimen instituido.
No hay que olvidar que el acontecimiento involucra la emergencia de la propia
subjetividad con-mocionada. Por ello el esfuerzo del sujeto no sólo implica un nuevo
lenguaje, sino también el asumir un acto de decisión sin red ontológica que lo ampare
frente al vacío o la ruina acaecida. Aquí la ontología es también política. El sujeto emerge
entre el determinismo y el evento para establecer una “nueva armonía”, no es posible
eludir el acto subjetivo, contingente y renegado. De allí, el problema con el fundamento y
la cuestión de cómo narrar la verdad de lo acontecido y asumir el pasado, sin la noción de
recuperación de un origen/originante propuesto como verdad progresiva que viene
dándose desde tiempos inmemoriales y fortaleciéndose con sus sucesivas superaciones.
La historia tradicional nos había contado el ruido y el furor de las
batallas, golpes de estado, ambiciones personales. La nueva
historia (hoy antigua) privilegió determinismo y continuidad, y no
vio en el evento más que la espuma del tiempo. En adelante, el
evento y el alea, que por todas partes han irrumpido en las ciencias
físicas y biológicas, piden ser reintegrados en las ciencias
históricas. Están lejos de ser epifenómenos: provocan las caídas,
los rápidos, los cambios de rumbo del torrente histórico. El evento
es inesperado, imprevisto, nuevo. (Morin 2003; 232).
Como señala Hayden White, en algún momento del siglo XIX se abandona la idea que Vico
tenía sobre la historia de la humanidad y que compartía con los retóricos los cuales la
consideraban “ciencia cardinal” para la formación humana. El conocimiento histórico es el
autoconocimento humano y específicamente el conocimiento de cómo los seres humanos
se hicieron a sí mismos y llegaron a conocerse en el proceso de hacerse, donde la
Cx - 20
imaginación y la creatividad poética tienen un protagonismo superior a la lógica y la razón
ilustrada, por ser el artilugio fundacional de un proyecto humano de vida. La cuestión no
pasa por la opción por la imagen o el concepto sino de complementar ambas producciones
en cada situación.
La teoría de Vico “del conocimiento hacedor” nos brinda la base
epistemológica para una ética y una pedagogía radicalmente de la
del racionalismo iluminista. El conocimiento del hacedor no es sólo
una forma de describir la clase de actividad que podemos llamar
“poética”; es también una forma de describir la clase de
conocimiento que obtenemos al reflexionar acerca de la creatividad
humana. (White 2011; 458).
En cambio en el siglo XIX los estudios históricos se disciplinaron, pasaron a la universidad
y se constituyeron en una especie de ciencia con el fin de justificar y legitimar el pasado de
los estados nacionales europeos, cuyos orígenes eran tan oscuros como incierta su
composición étnica. También se asiste al divorcio entre la filosofía especulativa de la
historia y la historia académica, por la pretensión de esta última de acceder al pasado “tal
cual fue”. (White 2010 y 2011)
Nietzsche es uno de los primeros en exponer el problema del “epigonismo” entendido
como el exceso de conciencia histórica que encadena la creatividad humana del siglo XIX y
le impide inventar su experiencia singular a partir de una ficción “verdadera” que articule
el futuro con la reinvención necesaria de su pasado. Ello implica no superar, sino más bien
abandonar las viejas verdades ahora reconocidas como ficciones, de la misma manera que
un ser convaleciente se recobra de su enfermedad y sobrelleva los rastros de un dolor o de
una vieja adicción. No es otra cosa lo que Heidegger señalara con el término Verwindung
para referirse al fin de la metafísica.
“Por lo demás me es odioso todo aquello que únicamente me
instruye, pero sin acrecentar mi actividad o animarla de
inmediato”. Con estas palabras de Goethe (…) quisiera comenzar
nuestra consideraciones sobre el valor o la inutilidad de la historia.
En ella se describirá en realidad por qué la enseñanza sin
vivificación, por qué el saber en el que se debilita la actividad y por
qué únicamente la historia como preciosa superfluidad del
conocimiento y artículo de lujo ha de resultarnos, según las
palabras de Goethe, seriamente odiosa, pues todavía nos faltaría lo
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más necesario, al no ser lo superfluo sino enemigo de lo necesario.
( Nietzsche I 2010; 323)10
Nietzsche y Heidegger caracterizan y critican la modernidad como una progresiva
iluminación que se desenvuelve cada vez más eficazmente, apropiando y reapropiando los
fundamentos olvidados o desgastado que el tiempo deja a su paso. Por ello las
revoluciones, el encuentro con lo extraño o la superación de cataclismos se las justifica con
la recuperación, el retorno, la remisión o el renacimiento de los fundamentos originantes y
originales. Para la modernidad lo nuevo se identifica con lo valioso en virtud de la
mediación con su fundamento.
…la noción de fundamento, y del pensamiento como base y acceso
al fundamento, es puesto radicalmente en tela de juicio por
Nietzsche y a Heidegger. De esta manera ambos se encuentran, por
un lado, en la situación de tener que tomar distancia respecto del
pensamiento occidental en cuanto pensamiento del fundamento,
pero, por otro lado, no pueden criticar ese pensamiento en nombre
de otro fundamento más verdadero. (Vattimo 1986; 10).
Parece entonces que todo discurso sobre la pos(t)modernidad cae en contradicción ya que
la cuestión frente al problema de lo nuevo es típicamente moderna. La pretensión de
representar una novedad en la historia como se señaló más arriba, puede ser una nueva
figura de la ilustración y así, lo pos(t)moderno quedaría ubicado dentro del
desenvolvimiento de lo moderno, como sucedió con la vanguardia artística en los inicios
del siglo XX y también, con la crítica transformada hoy en tradición y simulacro
académico y editorial.
Pero la ambivalencia de la pos(t)modernidad no se caracteriza sólo como novedad frente a
lo moderno, sino que también como disolución de lo nuevo o, como en el neobarrco, como
carnavalización de sus relatos a partir de una experiencia de inmovilidad catastrófica (fin
de la historia). Al respecto Cornelius Castoriadis y Octavio Paz (2002), caracterizaron la
presente experiencia occidental como una época de conformismo generalizado, donde el
“desierto crece”: clausura de la imaginación. Pero el asunto es cómo salir de esa clausura.
Tal vez, ello pase por diferenciar la actitud postfundacionalista de la figura pos(t)moderna
del nihilismo consumado. A partir de ello, la cuestión no consistiría en eludir la 10 La cita corresponde al prefacio del libro titulado “Sobre la utilidad y el prejuicio de la historia para la vida (Segunda intempestiva), donde Nietzsche crítica el realismo cientificista de la historia transformado en estudio académico divorciado de un proyecto cultural.
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problemática de lo fundacional, sino en evitar el sentido ontológicamente fuerte de la idea
de un fundamento último. El “momento barroco” es la conciencia de que todo fundar
político es un “para siempre fallido”, porque el sujeto fundador es parte de lo contingente
y no una entidad externa a ese acontecimiento fundador. Así, donde se busca un
fundamento último se encuentra un acontecimiento catastrófico o una ruina en lo abierto,
todo ello es lo que se quiere significar con la imagen de la “alfombra voladora”.
El evento está en el límite donde se comunican y separan lo
racional y lo real. Pero los problemas de lo singular, lo individual,
lo nuevo, lo aleatorio, la creación, la historia, se plantean sin duda
en estas tierras límites. (Morin 1984; 195).
El Barroco revela en lo ornamental lo que el neobarroco muestra con su vértigo
carnavalizador y travesti, el poder del artificio como sublime significado del no ser,
implícito en el juego humano de sustituir lo efímero. Carnavalizar lo serio implica mostrar
por ejemplo, que el realismo histórico es un acto interpretativo que se presenta a sí misma
como un aspecto natural. Así, el capitalismo integrado de hoy se presenta como un hecho
“natural” producto de la complejidad de la producción y las demandas del mercado como
realidad última. El uso de la narración en la historia tan aborrecida por los especialistas,
como la lógica con las imágenes, evidencia que lo ficcional como arbitrariedad de la
interpretación, no debe entenderse como falsedad, sobre la base de que ficción y verdad se
excluyen. Es un argumento que termina siendo la cuartada del vencedor.
En este sentido es preciso comprender que el lenguaje no es simplemente el soporte
técnico material de la lengua y la cultura impresa, sino el sustento ontológico de la
creación de sentido. Por ello como dice Morin en el texto citado más arriba, en los límites
de la interpretación entre lo racional y lo real se juega la cuestión del origen, el fundar y la
verdad del discurso histórico. En esas circunstancia lo arcaico y barroco suele reaparecer
con otro sentido y otra dirección para quien lo sepa acoger.
El momento barroco y neobarroco manifiestan no sólo el acontecer de una situación
dislocadora y disruptiva en que el fundamento heredado (tornado en ficción) se derrumba
con todo lo que implica, sino por sobre todas las cosas, revela el juego ontológico y
político, político y ético entre el fundar y el abismo sin fondo que emerge en toda
dislocación. Y también, muestra la presencia escamoteada de la relatividad de la decisión
humana, donde la libertad, lo fundado y la historicidad deben sostenerse sobre la premisa
de la ausencia de fundamento último y pasar la prueba de la discordia de lo plural. (Juego
Cx - 23
que se creía exclusivo del matema, en el espacio “neutro” de la epistemología de la razón
científica).
Ello no debe confundirse con un “todo vale”, sino con el problema de la decisión y
justificación de la misma, a partir del hecho de que las condiciones de todo
trascendentalismo ya no puede disimular que obedece a coyunturas históricas
particulares. Tampoco se trata de la ausencia de determinismos sociales como producto
entre otras cosas, de una catástrofe, sino de la necesidad de inventar nuevas
determinaciones en un contexto de relativa indeterminación social.
Tanto para el barroco y el neobarroco y a pesar de sus diferencias, el “momento” de
errancia ontológica que manifiestan de una manera poética, muestran el carácter abisal de
lo social -la contingencia de sus propios fundamentos- y a su vez la necesidad insoslayable
de la decisión política y de la creatividad social, para la configuración y actualización de su
“caosmos.” Y ello también se juega en toda fundación de un domicilio, dominio y
conquista.
Para el barroco esta problemática fue evidente en la emergencia de América y su otredad.
Porque desde ese momento, no sólo el sujeto occidental estaba decentado y dislocado en
su mirada objetivadora, como producto de una conversión cosmológica (Galileo,
Copernico y Kepler), sino que también sentía la mirada de un rostro extraño, que a pesar
de ser objetivado en esclavo, indio, etc., desconocía. En el momento barroco aparece la
razón del otro. A partir de allí, como dice Gracián y pinta Velázquez se inaugura el juego
de mirarse mirar y ser mirado, porque el teatro del mundo no es otra cosa que un teatro
planetario errante. Por ello hoy el neobarroco articula nomadismo, travestismo y fuga.
La función del barroco, con su excentricidad histórica y geográfica,
amén de estética, frente al canon del historicismo (el nuevo
“clasicismo”) construido en los centros hegemónicos del mundo
occidental, permite replantear los términos en que América Latina
ingresó en la órbita de la modernidad (europeonorteamericana). El
barroco, encrucijada de signos y temporalidades, la razón estética
del duelo y la melancolía, del lujo y del placer, de la convulsión
erótica y el patetismo alegórico, reaparece para atestiguar la
crisis/fin de la modernidad y la condición misma de un continente
que no puedo incorporarse al proyecto del Iluminismo. (Chiampi
2000; 17).
Cx - 24
El artificio de la distancia intelectual de la objetividad moderna debe ser sustituido por la
contingencia histórica y cultural. Es en este punto donde el imperialismo ideológico de la
modernidad deseoso de hacer todo transparente y sujeto a su racionalidad, debe ser
complejizado, desplazado y por fin configurado de nuevo. Por ello el “post” del
postcolonialismo no significa una metáfora espacial y cronológica de un más allá del
paisaje colonial, sino de un “otra parte” de las condiciones de posibilidad del pensar.
La diferencia es que ahora no es el sujeto occidental el que yerra sobre la tierra como un
Ulises capitalista, sino la humanidad entera que yerra en el cosmos y en un planeta que
puede ser desbastado por el propio desarrollo de lo que pone en peligro y a la vez salva: la
tecnología (Heidegger).
… ser no nos ofrece un fundamento y un suelo como el ente, al cual
nos volvemos, sobre el cual construimos, y al cual nos atenemos. El
ser es el rechazo (Absage) a ese papel de fundación, recusa
(versagt) todo lo fundante, es abismal (abgründing). (Heidegger
2000; II 203).
A partir de ello, la pregunta por lo fundante y originario, su verdad histórica implica
asumir que las sociedades se autoinstituyen y a partir de ese hacho que son creaciones
humanas y como tales, cuestionables y contingentes en su origen, trayecto y acabamiento.
Cada acto de fundación es un acto de creación y un cuestionamiento de dicho acto de
libertad; es un kairós, remite tanto a la agudeza de percibir la oportunidad como a la
responsabilidad que implica dicho acto. En ese acontecer la poética, la política y la ética
conforman una configuración abigarrada, que se determina a sí misma y por ello, es lo que
debe ser pensado y criticado sin fragmentación, por la constelación de problemas que
semejante acto implica. Y tal vez sea esta cuestión la que en el presente se halla obturada.
A veces parece
que estamos en el centro de la fiesta.
Sin embargo
en el centro de la fiesta no hay nadie.
En el centro de la fiesta está el vacío.
Pero en el centro del vacío hay otra fiesta.
(Juarroz; 182)
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El Camino de la Dialógica Política - Político
Por Alejandro Ruiz Balza
Resumen:
El presente artículo se enmarca en el desarrollo de un proyecto de
investigación realizado en torno a la demarcación entre la Política y lo Político
como aspecto central de los debates actuales sobre teoría política en general y
el desarrollo de las ideas originales de Edgar Morin, en particular a partir de su
crítica y ruptura con el marxismo hasta su propuesta sobre la necesidad de
pensar y promover una política de civilización para la era planetaria. En
relación con ello, la hipótesis de esta investigación consiste en afirmar que la
propuesta de Edgar Morin de una política de civilización descansa en una
relación, que se halla implícita en su obra, entre la Política y lo Político.
Explicitar esta dinámica y demarcarla claramente, permitirá una mejor
aproximación y profundización en la propuesta del pensador francés.
Palabras Clave: Política, Político, Dialógica.
Abstract:
This article focuses on the development of a research project concerning the
demarcation between Policy and Political as central to current debates on
political theory in general and the development of original ideas of Edgar
Morin, particularly from its critics and break with Marxism to its proposal on
the need to think and promote a policy of civilization for planetary era. In this
connection, the hypothesis of this research is to say that Edgar Morin's proposal
of a policy of civilization rests on a Politics- Policy- Polity dialogic, which is
implicit in his work. To explain this dynamic will allow to acquire a better
approximation and deepening to the proposal of the French thinker.
Key Words: Politics, Policy, Polity, Dialogic.
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Introducción
En nuestro ahora habitual devenir del mundo en su escala planetaria comprobamos
fácilmente en la práctica que todos los idiomas se diferencian además entre sí por el registro
y la variedad de sus contenidos semánticos. Tal es el caso de tres palabras en inglés Politics,
Policy y Polity.
Politics es la más próxima a lo que entendemos en español por hacer política o dedicarse
profesionalmente a la política desarrollando relaciones sociales aplicadas a ganar autoridad
y/o poder. Por su parte Policy se vincula con la dimensión de los planes de acción, los
programas políticos que establecen el marco de gestión de políticas públicas. En el caso de
Polity se nuclean el conjunto de actividades humanas vinculadas con el concepto de Estado y
las diferentes formas de gobierno.
El recorrido propuesto en este artículo se vincula con los procesos de resemantización
recurrentes que posibilitan la apertura, la multidimensionalidad relacional de sentido y, por
tanto, la supervivencia de la producción social de sentido. En el camino de la dialógica entre
la Política y lo Político este proceso resulta clave para no perder de vista los matices en los
que se juega la importancia de la participación ciudadana en el registro y actualización
permanente de su memoria, el compromiso con los desafíos del presente y la construcción
colectiva del futuro. En tal sentido Pierre Bourdieu observa que:
Los objetos del mundo social, pueden ser percibidos y expresados de diversas maneras, porque
siempre comportan una parte de indeterminación y de imprecisión y, al mismo tiempo, un
cierto grado de elasticidad semántica: en efecto, aún las combinaciones de propiedades más
constantes están siempre fundadas sobre conexiones estadísticas entre rasgos intercambiables;
y, además, están sometidas a variaciones en el tiempo de suerte que su sentido, en la medida en
que depende del futuro, está también a la espera y relativamente indeterminado. (Bourdieu, P.
1988).
Desde la Filosofía Política Raymond Geuss (2004) distingue entre Filosofía práctica, que
estudia la situación de los hombres frente a la necesidad de actuar, y Filosofía política que se
encarga del análisis en la acción colectiva que deriva en una cooperación o en una agresión
hacia otra colectividad. A partir del enfoque genealógico de Nietzsche, afirma que existen
objetos portadores de múltiples significados y que estos son históricamente variables, es
decir, los conceptos surgen y evolucionan mediante el uso real que les dan los seres humanos
en contextos en los que se ejerce el poder de un modo u otro (Geuss, 2004 : 18).
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En consecuencia, al abordar los conceptos nos sugiere conocer su historia; particularmente,
las concepciones políticas que son herramientas que guían a la acción. Al respecto, Carl
Schmitt señala:
Todos los conceptos, nociones y vocablos políticos tienen un sentido polémico, se formulan con
vistas a un antagonismo concreto, están vinculados a una situación concreta, cuya consecuencia
última es una agrupación según amigos y enemigos (que se manifiesta en forma de guerra o
revolución), y se convierten en abstracciones vacías y fantasmales en cuanto pierde vigencia esa
situación. Palabras como estado, república, sociedad, clase o también soberanía, estado de
derecho, estado neutral, estado total, etc., resultan incomprensibles si no se sabe a quién en
concreto se trata en cada caso de afectar, de combatir, negar y refutar con tales términos.
(Schmitt, C. 2014, 63).
A lo largo de la historia de la Filosofía Política los conceptos de Política y Político lejos están
de ser la excepción a la regla, y podemos escuchar permanentemente el eco de los diálogos
entre los autores de la Antigüedad Clásicas y los autores Modernos, en muchos de los escritos
y debates contemporáneos.
Ya Heráclito recuerda en la antigüedad clásica, que cuando Homero pide el cese del
conflicto está pidiendo por el fin de los tiempos: "Debemos saber que la guerra es común a
todos y que la discordia es justicia y que todas las cosas se engendran en la discordia y la
necesidad" (Heráclito - Fragmento 80).
En La República, Platón expone la naturaleza y el origen de la justicia:
De este modo, cuando los hombres cometen y padecen injusticias entre sí y experimentan
ambas situaciones, aquellos que no pueden evitar una y elegir la otra juzgan ventajoso
concertar acuerdos entre unos hombres y otros para no cometer injusticias ni sufrirlas. Y a
partir de allí se comienzan a implantar leyes y convenciones mutuas, y a lo prescrito por la ley
se lo llama ‘legítimo’ y 'justo'. Y éste, dicen, es el origen y la esencia de la justicia, que es algo
intermedio entre lo mejor —que sería cometer injusticias impunemente— y lo peor —no poder
desquitarse cuando se padece injusticia—; por ello lo justo, que está en el medio de ambas
situaciones, es deseado no como un bien (359a), sino estimado por los que carecen de fuerza
para cometer injusticias; pues el que puede hacerlas y es verdaderamente hombre jamás
concertaría acuerdos para no cometer injusticias ni padecerlas, salvo que estuviera loco. Tal
es, por consiguiente, la naturaleza de la justicia, Sócrates, y las situaciones a partir de las
cuales se ha originado, según se cuenta (359b).
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Se es justo por necesidad no por naturaleza, la justicia no es un bien en sí buscado por los
honores y recompensas que proporciona, sino que se ha evitado la injusticia por los
castigos que son su consecuencia. Desde su perspectiva, observando la manera en que se
forma un Estado, se descubrirá cómo la justicia y la injusticia nacen en él. Aristóteles a su
turno afirmará que desde su perspectiva el mejor régimen es la organización bajo la cual
cualquier ciudadano puede prosperar y vivir felizmente:
La vida feliz es la que de acuerdo con la virtud ofrece menos impedimentos, y el término medio
es la virtud, la intermedia será necesariamente la vida mejor, por estar al alcance de cada cual el
término medio; y estos mismos criterios tienen que aplicarse también a la virtud y maldad de la
ciudad y del régimen político, ya que el régimen es en cierto modo la vida de la ciudad. (1295 a)
La República, en la Política de Aristóteles, es el término medio. La República es el gobierno
de las leyes, las cuales deben ser beneficiosas porque el buen legislador deberá considerar
cómo la ciudad participará de la vida buena y de la felicidad que le es posible alcanzar. Entre
iguales, lo bueno y lo justo se alternan, entonces, al hombre superior en virtud y capacidad
para realizar las mejores acciones hay que seguirle y obedecerle. Pero no sólo tiene que tener
virtud sino también capacidad que le haga apto para la acción.
Analizando las causas por las que cambian y se corrompen los distintos regímenes políticos
Aristóteles señala tanto la justicia como la igualdad proporcional como elementos claves y
relativos según cada régimen:
Todos los sistemas encierran un cierto grado de justicia, pero, en términos absolutos, están
equivocados; y por esa razón, cuando los ciudadanos no intervienen en el régimen de acuerdo
con la idea que cada cual pueda tener, se rebelan. (...) Así pues, en todas partes a la
desigualdad se debe la confusión política -salvo que sea proporcional a los desiguales (pues
una monarquía hereditaria es desigual, si existe entre iguales)- ya que, en general, por
conseguir la igualdad se sublevan los hombres. (1301b).
Una ciudad es buena cuando los ciudadanos que participan en su gobierno son buenos. Los
ciudadanos que son buenos son los que armonizan su naturaleza, hábito y razón:
Los otros animales viven principalmente con la naturaleza y rara vez algunos también con los
hábitos; en cambio el hombre, con la razón; ya que sólo él posee razón. En consecuencia, estos
factores [naturaleza, hábito y razón] deben de estar de acuerdo entre ellos, si bien muchas veces,
en contra de los hábitos y de la naturaleza, actúan mediante la razón si están convencidos de que
así es mejor que de otra forma. (1332b)
Cx - 31
De este modo, la filosofía aristotélica encuentra en la virtud, la sabiduría práctica, la forma de
alcanzar el Bien Supremo o fin último del hombre. Mientras tanto la razón espera su turno
para hacer girar la historia en torno a sí en la Modernidad.
La Modernidad y el Mas Allá de la Virtud
Entrando en la Modernidad Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes, Baruch de Spinoza y
John Locke confrontarán los principios modernos con los enunciados de los filósofos de la
Antigüedad Clásica.Siguiendo lo expresado por Leo Strauss, la Filosofía Moderna es una
especie de Pensamiento Filosófico, que ya no es el de la Grecia Antigua y tampoco el de la
Edad Media, y cuyo conflicto de fondo quizá sea zanjar las diferencias en torno al concepto
de Virtud.
Señala Strauss que "Los HOMBRES a menudo hablan de virtud sin emplear la palabra sino
diciendo, en cambio, "la calidad de la vida" o "la gran sociedad" o "ético "justo" . Pero,
¿sabemos lo que es la virtud?" (Strauss, L., 2009: 286). Para Aristóteles en su Ética Virtud de
primer orden es la Magnanimidad, entendida como "el hábito de exigir los más altos
honores para sí mismo, en el entendimiento de que se es digno de ellos", como por encima de
la Vergüenza apropiada para los jóvenes que dada su inexperiencia son propensos al error,
pero no para "los hombres maduros y bien educados que simplemente hacen siempre las
cosas debidas y apropiadas" (Strauss, L., 2009: 286). Para el profeta Isaías hay condena a la
Magnanimidad como Virtud y reivindicación de la Vergüenza:
"Soy hombre de labios impuros y entre un pueblo de labios impuros habito". Equivale a una
condenación implícita de la magnanimidad y a una reivindicación implícita del sentido de la
vergüenza. La razón de ello aparece en el contexto: "Santo, Santo, Santo es el señor de los
ejércitos." No hay dios santo para Aristóteles ni para los griegos en general. ¿Quién tiene
razón los griegos o los judíos? ¿Atenas o Jerusalén? ¿Y cómo proceder para quién está en lo
cierto? ¿No hemos de reconocer que la sabiduría humana es incapaz de zanjar la cuestión y
que cada respuesta se basa en un acto de fe?- Pero, ¿no constituye esto la derrota completa y
final de Atenas? filosofía basada en la fe deja de ser filosofía. Tal vez sea este conflicto no
resuelto el que ha impedido al pensamiento occidental encontrar el reposo. Acaso sea este
conflicto el que se encuentre el fondo de una especie de pensamiento que es realmente filosófico
pero que ya no es griego: la filosofía moderna. (Strauss, L., 2009: 286).
Cx - 32
En el principio de la Filosofía Política Moderna, Nicolás Maquiavelo es la figura central
original y originante. Original dado que su pensamiento es una referencia ineludible y
porque, entre otras tantas cosas importantes, fue el primero en señalar la ineficacia de las
doctrinas políticas fundamentadas en las virtudes humanas y en defender públicamente el
con su Realismo a la política, entendida como vector central de la naturaleza humana, que
llevada por su propia conveniencia, se vale de todos los medios a su alcance tanto para la
defensa de la patria como para el engrandecimiento del político al mando.
Originante porque si bien en una primera mirada parece romper por completo con los
pensadores que le antecedieron, en una lectura más profunda recupera y propone
restaurar la importante herencia cultural de la experiencia política de la antigua república
romana, olvidada en la Italia de su tiempo:
observando por otro lado cómo las virtuosísimas acciones que las historias nos muestran,
realizadas por reinos y repúblicas antiguas, por los reyes, capitanes, ciudadanos, legisladores
y otros que se han esforzado por su patria, son más rápidamente admiradas que imitadas (...)
y mucho más en cuanto veo que, en las diferencias civiles nacidas entre los ciudadanos, o en
los males en que los hombres caen, siempre se recurre a aquellos remedios que han sido
juzgados y ordenados por los antiguos: porque las leyes civiles no son otra cosa que sentencias
dadas por los antiguos jurisconsultos y que, recogidas en códigos, les enseñan a nuestros
actuales jurisconsultos cómo deben juzgar. (...) Sin embargo, en el ordenamiento de las
repúblicas, en el mantenimiento de los estados, en el gobierno de los reinos, en el
ordenamiento de la milicia y la administración de la guerra, en el juzgar a los súbditos, en el
acrecentamiento de los imperios, no se encuentra príncipe o república que recurra a los
ejemplos de los antiguos. Y creo que ello no se debe tanto a la debilidad a que la religión actual
ha llevado al mundo, o a ese mal que un ambicioso ocio ha hecho a muchas provincias y
ciudades cristianas, cuanto al hecho de no tener verdadero conocimiento de las historias, por
no saber extraer de ellas al leerlas ese sentido, ni gustar de ellas ese sabor que tienen en sí
mismas. (...) Queriendo por lo tanto sacar a los hombres de este error, he considerado
necesario escribir sobre todos esos libros de Tito Livio. (Maquiavelo, N., 1519 - Proemio)
En el camino señalado por Maquiavelo, Thomas Hobbes propone establecer una doctrina
de la ley natural separada de la idea de perfección humana, a partir de las identificación de
una fuerza constante y mayor que la razón: la pasión humana. Desde su punto de vista la
conducta humana puede comprenderse a partir del despliegue de una psicología
mecanicista de las pasiones que permitirá afirmar que el hombre por naturaleza no es ni
social ni político.
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En su Teoría del Estado de Naturaleza señala que en la situación pre política en que los
hombres viven según las tres causas de la discordia humana: competencia, desconfianza y
gloria, en el que sus acciones no están determinadas ni por la conciencia ni por la razón
sino por el temor al castigo y la esperanza de una recompensa a sus acciones, es un estado
de guerra total de todos contra todos que solo puede ser superado por el temor a la muerte,
el deseo de comodidad y la esperanza de mejorar sus vidas a través del trabajo, en el que el
temor a Dios o los dioses, a poderes invisibles es insuficiente, lo que vuelve necesario que
sean organizados por una instancia o persona civil superior, compuesta por la mayor
cantidad de voluntades, que los gobierne y garantice el cumplimento de ese nuevo Contrato
Social (Berns, L, 2009).
A diferencia de la filosofía política pre moderna para la cual las pasiones eran la esclavitud
para los hombres y que tenían sobre ellos un poder tiránico y arbitrario, y por tanto los
hombres solo serían libres en la medida en que su conciencia o su razón pudieran
dominarlas, John Locke sostiene que la pasión es la fuerza suprema y excluyente de la
naturaleza humana y que la razón tan solo puede servir a ese deseo contribuyendo a
satisfacerlo y realizarlo. El deseo más importante de la naturaleza humana es el de
conservación. Este puede ser orientado, conservado pero nunca erradicado, lo que
constituye un verdadero desafío para la política y un límite infranqueable para toda
gobernabilidad.
Desde este punto de partida es que solo será posible aspirar a generar las condiciones de
posibilidad para la libertad, la paz y la abundancia de la humanidad, y será misión y
desafío constante de todos los gobernantes ir más allá de luchar contra ella por medio del
uso de la fuerza o del terror, convirtiéndola en la guía de su gobierno y en el fundamento de
toda ley que pretenda establecer para la libertad, abundancia y seguridad de sus
gobernados. (Goldwin, R.A., 2009).
"Habrá vicio mientras haya seres humanos", dice Spinoza con ecos de Tácito, rechazando
toda posibilidad de existencia de una era arquetípica, criticando a los filósofos y siguiendo
el camino trazado por los politici, profundizando a Hobbes en su lenguaje y continuando a
Maquiavelo en su mesura. Su Tratado Político sigue el modelo del Capítulo 15 del Príncipe,
que a su vez el mismo Maquiavelo prefigura en el capítulo de igual denominación de los
Discursos, descartando la existencia de cualquier tipo de Régimen ideal u imaginario. En su
tratado Teológico - Político señala la innegable condición política de toda filosofía, de toda
religión y también de toda superstición, y de la importancia de preservar toda filosofía de
la negativa influencia de estas últimas.
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Esta libertad necesaria para la filosofía de toda sujeción a creencias y pasiones humanas,
será clave para su concepción de Democracia, conservadora y divergente de la mayoría de
las concepciones actuales, y que preferirá como Régimen sobre la Monarquía y la
Aristocracia. Su propuesta hará eje en la libertad de las instituciones por sobre la de los
individuos, pensando a estas como límite al poder irracional de la multitud. Para Spinoza
solo es posible la libertad en base a una filosofía, una sociedad libre será aquella en la que
exista libertad de la expresión filosófica (Rosen, S. 2009).
Más allá de las opiniones respecto a su posición, la época en la que se inscribe su
pensamiento y por tanto sus intenciones y condicionamientos, hemos intentando reflejar
brevemente su reflexión en torno a la Democracia nos parece de gran importancia histórica
a la hora de recorrer la relación Política / Político y sin perder de vista que: “La democracia
es el régimen del riesgo histórico —otra manera de decir que es el régimen de la libertad— y
un régimen trágico” (Castoriadis, 2005: 116).
En este diálogo permanente entre autores de épocas distintas y distantes, muchos han
señalado puntos de encuentro entre pensadores como Maquiavelo y Marx (Flynn, B., 2008:
22) dado que ambos rechazan las bases teológicas y también las morales para la política; y
coinciden en señalar la importancia central de la lucha de clases. Sin embargo precisar la
divergencia en la concepción acerca de la lucha de clases entre ambos autores nos parece de
gran importancia en el marco del debate Política/Político. Si bien tanto para Maquiavelo
como para Marx la lucha de clases yace en la base de toda sociedad humana, para el
filósofo nacido en Tréveris en la sociedad pre-capitalista la lucha se suscita por la
distribución del excedente11 de la producción, en las sociedades capitalistas aquello que se
disputa es la plusvalía12, lucha que si bien ha funcionado como motor de la historia de la
humanidad verá su fin con el advenimiento de la Sociedad Comunista.
Para el ilustre pensador florentino en tanto, el conflicto se sucede entre dos intangibles. La
disputa no es por algo material a dividir, antes bien se despliega entre dos temperamentos
extremos y que constituyen cada uno la negación completa y definitiva del otro: "el deseo de
oprimir" y "el deseo de no ser oprimido". Se trata de una lucha sin fin, con renegociaciones
y acuerdos efímeros mensurados a escala de la historia de la humanidad. La eliminación
y/o la culminación del conflicto es imposible e impensable.
11 Aquello que se produce de más y/o por encima de lo necesario para la subsistencia. 12 Diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio del trabajo.
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La Política y lo Político en el Siglo XX
Entrando en el Siglo XX el debate Política / Político suma nuevas voces En La política como
profesión (1919), Max Weber define a la política como:
La dirección o la influencia sobre la dirección de una asociación política (...); la aspiración a
participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre distintos Estados o, dentro de
un Estado, entre los distintos grupos humanos que éste comprende (Weber, [1919] 2007: 87).
Para la Sociedad Industrial la asociación política predominante es el Estado. El Estado debe
definirse por su medio específico, y que reclama para sí, que es el monopolio de la violencia
física legítima, convirtiéndose en la única fuente del derecho a la violencia. Quien hace política
es quien aspira al poder, el cual puede buscarse como un medio o por sí mismo. Así mismo, el
Estado es una relación de dominación de hombres sobre hombres y debe su existencia a que los
dominados se sometan a la autoridad de quienes mandan. (Weber, [1919] 2007: 88-89, 94).
Esta dominación puede estar basada en tres tipos de autoridad legítima, es decir que está
justificada internamente a través de tres clases de fundamentos. De esta manera, hallamos la
dominación tradicional basada en la costumbre; la carismática que encuentra su autoridad en
una cualidad personal de quien manda; y la dominación legal sustentada por las obligaciones
legales. Entre estas, la más relevante para el estudio de Weber es la dominación carismática
porque quien obedece lo hace por una cualidad extraordinaria de quien manda y convierte a
éste en un líder por creer en él.
Es en la figura del líder que se manifiesta su vocación como político; generalmente, es quien
vive “para” la política. Será, entonces, el político profesional que haga la política como
profesión principal. Y su honor de líder político, indica Weber, recae en su propia y exclusiva
responsabilidad de lo que haga, responsabilidad que no puede ni debe rechazar o cargar
sobre otro (Weber, [1919] 2007:110). De igual modo, Weber sostiene que el estadista
dirigente debe luchar siempre y necesariamente; en especial, si está en juego la razón de
Estado que la define como los intereses vitales del sistema dominante (Weber, [1919] 2007:
109).
Carl Schmitt en su obra de 1932 El Concepto de lo Político, hará su entrada al debate
Política/Político en el Siglo XX, culminando un debate que puede rastrearse en pensadores
como Maquiavelo y Hobbes, y que trata de la autonomización de lo Político como categoría.
Schmitt aborda el estudio del significado de lo Político a fin de demarcar qué es y qué no es
Política:
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La distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y
motivos políticos, es la distinción de amigo y enemigo. Lo que ella proporciona no es desde
luego una definición exhaustiva de lo político, ni una descripción de su contenido, pero sí una
determinación de su concepto en el sentido de un criterio. En la medida que no deriva de otros
criterios, esa distinción se corresponde en el dominio de lo político con los criterios
relativamente autónomos que proporcionan distinciones como la del bien y el mal en lo moral,
la de belleza y fealdad en lo estético, etc. (Schmitt, C. 2014: 59).
En su conceptualización se refiere al sentido político central para el obrar humano. Su
distinción entre amigo y enemigo no se refiere a una distinción moral, estética o teológica:
son amigos o enemigos "públicos". Se trata de una distinción orientada a demarcar
autónomamente lo específico y singular de todas las acciones y motivos políticos. Mientras
que el amigo se define como el de igual manera de ser o el aliado, el enemigo es el singular y
existencialmente Otro, con el cual se establecen conflictos con una referencia política.
Es el político quien define al enemigo. En el interior del Estado, procurará mantener la
unidad por lo que la distinción entre amigo y enemigo será menos acentuada. Entonces, será
en el Sistema Internacional donde el antagonismo alcanza su máxima expresión que es la
guerra:
La guerra no es pues en modo alguno objetivo o incluso contenido de la política, pero constituye
el presupuesto que está siempre dado como posibilidad real, que determina de una manera
peculiar la acción y el pensamiento humanos y origina así una conducta específicamente
política" (...) Un mundo en el que se hubiese eliminado por completo la posibilidad de una lucha
de esa naturaleza, un planeta definitivamente pacificado, sería, pues, un mundo ajeno a la
distinción amigo y enemigo, y en consecuencia carente de política. (Schmitt, C. 2014: 65,66).
En este marco, Julien Freund, con algunas reminiscencias aristotélicas, señala que la
finalidad de la Política es la promoción del Bien Común, ya no como una Idea sino un
concepto:
Desde el momento que sólo hay política allí donde hay un enemigo, uno de los papeles
esenciales de la unidad política es proteger a la colectividad contra las amenazas exteriores de
los demás Estados que tienden a oprimirla o suprimirla. (Freund, J., 1968: 25 ).
Así la Política tiene como meta al Bien Común que implica garantizar la seguridad exterior y
la concordia interior:
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La política es la fuerza ordenadora por excelencia. Se puede preferir la justicia al orden; sin
embargo, una cosa es cierta: es la política la que introduce el orden y la justicia, la igualdad y la
jerarquía. Por sí misma, la sociedad no tiene unidad; está unificada porque es política. (Freund,
J., 1968: 38).
En el otro extremo de quienes sostienen que la discordia esta en el seno de lo Político, en el
que se ubica el Pensamiento Liberal, Jürgen Habermas afirma que la Política se despliega en
la búsqueda del consenso racional y quienes sostiene lo contrario atentan contra el sistema
democrático. Habermas encarna la herencia de la tradición sociológica alemana realizando
un particular enlace entre el Proyecto de la Ilustración, Kant, Marx y Weber, que plantea una
radicalización de dicho proyecto a partir de la reformulación de nociones tales como la de
Sujeto, Progreso, Emancipación, Razón, etc., para su posterior inserción en una teoría crítica
cuyo objetivo no sea otro que la transformación del sistema social a través de la acción
intersubjetiva colectiva:
Habermas se presenta como defensor de la gran tradición emancipadora heredera del
humanismo de la Ilustración. Luhmann, por el contrario, critica algunos de los compromisos de
esta tradición y exige una mayor radicalidad teórica que cree necesaria para poder analizar la
sociedad que nos es contemporánea y que, en su opinión, las categorías representadas por
Habermas no pueden describir. (Izuzquiza, I. 1990).
Su posición se sustenta en la aspiración constitutiva del racionalismo dirigida a eliminar todo
antagonismo y entonces arribar a un consenso social universal basado en la razón. Para el
racionalismo, este consenso puede obtenerse a partir del supuesto que todos los individuos
como seres racionales quienes ante la posibilidad de cualquier disputa buscarán maximizar
sus intereses en un contexto político concebido desde la razón instrumental, subordinando
así la lógica el par Política/Político a los supuestos y reglas aplicables a la economía.
Habermas propone ir más allá del modelo instrumental y propone un modelo deliberativo
que provoca un corrimiento del pensamiento político liberal desde la economía hacia una
relación con principios éticos y morales, al tiempo que facilita el relevo de la razón
instrumental por la razón comunicativa.
La Esfera Pública o publicidad (Öffentlichkeit), estará compuesta entonces, por todos
aquellos espacios públicos espontáneos en los que es posible hacer una utilización pública de
la razón, que se encuentran libres de todo tipo de regulación de mercado, interferencia
estatal y/o de las propias propuestas por la agenda de los mass media, y que posibilitan por
tanto el surgimiento de informal de la opinión pública.
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En su fase informal, se encuentra compuesta por todos los individuos, organizaciones civiles,
etc. considerados como sujetos libres e iguales, quienes a partir del desarrollo de procesos
discursivos racionales apuntan siempre al entendimiento mutuo, y por tanto son capaces de
interpelar desde “afuera” a la Política.
Para el modelo de su Teoría de Acción Comunicativa: “el empleo del lenguaje orientado al
entendimiento, es el modo original, frente al que el entendimiento indirecto, la comprensión
indirecta, el dar a entender o el hacer que el otro conciba tal o cual opinión, se comportan
de forma parásita” (Habermas, J. 1999), dejando de lado que la comunicación humana es
siempre el con-texto de todos los lenguajes, estéticas, gramáticas y poéticas, y una invitación
a asumir políticamente la re-unión, abrazo, danza permanente entre la comprensión y el
malentendido, si pretendemos desarrollar sistemas democráticos en nuestras sociedades.
Política y Político en el Vacío y la Indeterminación
Claude Lefort, pensador que puede inscribirse en la tradición fenomenológica inaugurada por
el pensamiento de Merleau-Ponty, señala que la Modernidad es la desencarnación de la
sociedad. En la Edad Media el cuerpo del Monarca era la encarnación de la sociedad;
eliminada la figura del Rey, su lugar simbólicamente no desaparece, queda como lugar vacío
que impide el cierre de la sociedad moderna sobre sí misma. En la dimensión de la Política
ninguna figura podrá encarnarse como identidad de la sociedad moderna, en la dimensión de
lo Político se establece un contacto permanente con otro siempre indeterminado.
Esto no implica hablar de teología negativa, en las sociedades democráticas cada ciudadano
puede profesar la religión de su preferencia, pero sus creencias no pueden volverse ni
tomarse nunca como punto de referencia de la sociedad ni generar legitimación política
alguna:
Separado de la persona del príncipe, libre de la instancia trascendente que hacía de éste el
garante del orden y la aparece como el que la sociedad ejerce sobre sí misma. Resulta ilimitado
desde que no conoce nada externo a ella misma. Producto de la sociedad, simultáneamente
posee la vocación de producirla (Lefort, C. 1991: 187).
Se trata de evitar el cierre de las sociedades modernas sobre sí mismas, la inmanencia de su
cuerpo político -tal y como plantea Merleau Ponty la imposibilidad de inmanencia del cuerpo
humano respecto de si mismo-, en diálogo permanente con una alteridad indeterminada y
abierta en una brecha en la que asoma el vacio.
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Para Lefort, lo Político, en tanto que dimensión simbólica de lo social, es indeterminado. Se
trata de una dimensión social simbólica que no se encuentra restringida espacialmente ni es
del orden de la sucesión temporal. Tampoco puede ser tomada como una dimensión
universal valida en todo tiempo y lugar. Desde su perspectiva nos encontramos siempre en el
cruce de caminos entre acontecimiento y sentido.
La producción teórica de Lefort lejos está de plantearse como un saber abstracto, antes bien
se trata de una filosofía política sin red, reduccionismos o compartimentaciones
conceptuales, que se enfoca en el análisis de la experiencia sociopolítica clave para
comprender políticamente al Siglo XX, tanto en su versión fascista como comunista: el
Totalitarismo. Así interroga a lo Político a partir de una nueva lectura e interpelación de la
Invención Democrática.
Siguiendo a Toqueville, considera que los conceptos de libertad individual y libertad política
desarrolladas por el autor de La Democracia en América constituyen la esencia de lo
Político: la democracia requiere que los límites entre ambas permanezcan indeterminados e
indeterminables, por lo que la determinación/limitación de cualquiera de las dos equivale al
sacrificio de los ciudadanos o del sistema democrático. Más allá de Toqueville, quien para
Lefort se abstuvo de considerar
La irrupción de un sentido de la historia y el despliegue de las múltiples perspectivas del
conocimiento histórico, como consecuencia de la disolución casi orgánica de la duración,
antiguamente contenida en las costumbres y las tradiciones; la heterogeneidad creciente de la
vida social que acompaña la dominación del individuo por la sociedad y el Estado. (Lefort, C.
1991: 24-25).
Es con este tiempo nuevo que adviene con la Democracia moderna que nos encontramos ante
una ruptura histórica que impacta en los fundamentos del poder, del derecho y del saber, en
la que debemos decir definitivamente adiós a las certezas y a todo fundamento último de
autoridad.
Lo propio de las sociedades democráticas es ser históricas y con ello asumir siempre la
incertidumbre, la contradicción, la apertura, el suspenso en las que el poder es una
dimensión simbólica abierta cuyo vacío se ocupa y desocupa en forma permanente, mientras
que el Totalitarismo y su religión del Hombre Nuevo (partido único, economía
planificada/centralizada, sociedad de masas, burocracia ritualizada, control policial de la vida
social, etc.) se configura en las antípodas.
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Si bien etimológicamente la democracia es el “Gobierno del Pueblo”, quien puede hablar
legítimamente en su nombre es para Lefort la cuestión central para el debate político en las
sociedades contemporáneas:
Vacío, inocupable —ya que ningún individuo ni ningún grupo pueden serle consustanciales—, al
lugar del poder le es imposible adoptar figura alguna. Sólo son visibles los mecanismos de su
ejercicio, o mejor dicho los hombres, simples mortales, que detentan la autoridad política. Nos
equivocaríamos al juzgar que el poder se aloja en lo sucesivo en la sociedad. (Lefort, C. 1991:
26).
Es un lugar siempre vacante, pero el vaciamiento simbólico de ese lugar vacio genera siempre
crisis y tensiones políticas que abren el camino a la fragmentación y disolución del orden
social. Es allí cuando el Totalitarismo emerge como respuesta a ese vacío de poder
proponiendo la peligrosa ilusión del fin del conflicto. Por el contrario, la clave para las
sociedades democráticas reside en articularse asumiendo a un tiempo la imposibilidad del
consenso y la importancia de la irreductibilidad del conflicto político en la que encontraran
dinámicamente su integración simbólica y su legitimidad.
En la bisagra temporal entre el fin del Siglo XX y el Siglo XXI, Chantal Mouffe se propone
confrontar con el pensamiento político liberal y criticar el clima social y cultural de época,
señalando que nociones en boga en campos como el de la teoría política, el sociológico y las
relaciones internacionales, tales como “democracia dialógica', “democracia cosmopolita”,
“buena gobernanza”, “sociedad civil global”, “soberanía cosmopolita”, ‘‘democracia absoluta”,
“subpolítca”, “sociedades postradicionales”, etc;
Desde su perspectiva son todas expresiones que pueden agruparse en:
una visión común antipolítica que se niega a reconocer la dimensión antagónica constitutiva de
"lo político"(…) concebir el objetivo de la política democrática en términos de consenso y re-
conciliación no sólo es conceptualmente erróneo, sino que también implica riesgos políticos. La
aspiración a un mundo en el cual se haya superado la discriminación nosotros/ellos, se basa en
premisas erróneas, y aquellos que comparten tal visión están destinados a perder de vista la
verdadera tarea que enfrenta la política democrática. (Mouffe, C., 1997: 10).
Retomado el pensamiento de Carl Schmitt, y asumiendo lo controversial que resulta en
ámbitos académicos la vinculación de este autor con el nazismo, propone trabajar con la obra
de Schmitt desde un registro teórico y no moral.
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Para ello plantea retomar los ejes centrales de los conceptos propuestos en el “El Concepto de
lo Político” tomando distancia respecto de lo señalado por Schmitt respecto de la
imposibilidad de la existencia de pluralismo en las sociedades democráticas – que para
Schmitt requieren de homogeneidad de su Demos como supuesto de partida – y dada la
importancia de la relación amigo/enemigo en su obra, señala que solo será posible entonces
encontrar pluralismo de Estados:
Lo que propongo entonces es pensar “con Schmitt contra Schmitt”, utilizando su crítica al
individualismo y pluralismo liberales para proponer una nueva interpretación de la política
democrática liberal, en lugar de seguir a Schmitt en su rechazo de esta última” (Mouffe, C. 1997:
21).
Así propondrá integrar la disyunción Amigo/Enemigo y el Pluralismo para contribuir a
asumir e incorporar al antagonismo al desarrollo de sistemas democráticos que puedan
superar las contradicciones señaladas por Schmitt respecto de la naturaleza de la democracia
liberal y también los reduccionismos liberales que considera “antipolíticos” y que sostienen
que la superación y erradicación del conflicto es la clave para las sociedades democráticas
contemporáneas.
Palabras Finales
Muchas veces el sentido común, tamizado por la agenda de los medios, lleva a señalar con
facilidad afirmaciones que escuchamos comúnmente en intercambios y conversaciones
formales e informales, de los que participamos con mayor o menor pasividad a todos los
niveles. Así se suele decir que "la política es corrupta", "hacer política es meterse en el fango",
"los políticos son todos ladrones", "Yo trabajo en una empresa y allí no hay política alguna",
etc.
Sin embargo la Política, entendida como el conjunto relacional de instituciones y prácticas
sociales a partir de las cuales emerge una forma de organización social predominante,
determinada a su vez en forma contingente por lo Político, entendido como el espacio de
discordia y conflicto propios de la convivencia humana que atraviesan a todos los miembros y
a todas las organizaciones de nuestras sociedades, y como hemos intentado en nuestra breve
exposición al respecto reflejar, constituyen e integran dimensiones clave de la condición
humana y de la vida democrática, indispensables para los desafíos que se presentan en las
sociedades contemporáneas.
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En el contexto actual del debate sobre el protagonismo de los movimientos sociales por un
lado y las posibilidades reales y efectivas del protagonismo del Estado en la resolución de los
problemas más urgentes del presente por el otro, que según Edgar Morin se caracterizan por
tener además del atributo de la complejidad, una dimensión planetaria, conviene no perder
de vista que el Totalitarismo ha avanzado más allá de la banalidad del mal, creando y
recreando permanentemente redes de sentido intangibles, contenedoras, contingentes,
relacionales y mucho más aterradoras que el más terrorífico campo de concentración.
Bibliografía de Referencia
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Repensar la Educación Superior hoy
Por Rubén Elz y Anahí Kullock
Resumen:
Los tiempos que corren conllevan cambios profundos en la manera de entender el universo
y los entramados sociales que lo revisten. Cambios vertiginosos, desarrollos científicos y
tecnológicos impensados, son algunas de las características con las que se podría definir la
situación actual. A su vez, todos los días surgen nuevas teorías y prácticas que se
entrecruzan y buscan comprender, explicar, aquello que sucede a nuestro alrededor. En
este marco, algunos buscan responder con recetas tradicionales a las problemáticas
emergentes. Otros, se comprometen a reflexionar de manera más compleja y
problematizan estas nuevas realidades para poder afrontarse a ellas. Las distintas voces
que emergen no implican sólo opiniones y posturas, sino que se pueden apreciar cuáles son
las intenciones de proyectos sociales más amplios que las subyacen. En este sentido, es
fundamental preguntarse no sólo cuál es el impacto en la educación, sino cómo es
necesario repensarla. Proponemos, entonces, deconstruirla y reconstruirla.
Palabras claves: Educación, Pedagogía, Reforma, Sociedad de Conocimiento.
Abstract:
Present times carry along some deep changes in the ways to understand the universe and
the social framework around it. Vertiginous changes, unimagined scientific and
technological developments are some of the features to define the current situation.
Additionally, new theories and practices that interact, come up every day, and seek to
understand and explain what happens around us. In this framework, some seek traditional
recipes in order to respond to emerging issues. Others are committed to think a little
beyond what meets the eye, and problematize these new realities to be able to face them.
The different voices that emerge not only imply different views and positions, but also
carry out the intentions of broader social projects that are behind. In this sense, it is
crucial to ask not only what is the impact on education, but also how necessary is to
rethink it. Therefore, we propose to deconstruct and rebuild it.
Key Words: Education, Pedagogy, Reform, Society of Knowledge.
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Introducción
El presente artículo busca reflexionar y comprender las características de la actualidad, de la
mano de las diferentes posturas pedagógicas que buscan interpretarla. Para poder pensar las
exigencias que la educación tiene actualmente en tanto proyecto político abarcativo hay que
poder pensar en términos de sistema, en términos de formación de ciudadanos, en términos
de propósitos últimos para nuestras sociedades.
Para ello es necesario detenerse fundamentalmente en la educación superior, es decir, la
formación docente, la formación de los profesorados. Esta juega un rol fundamental en el
devenir pedagógico/didáctico de las aulas en las que nuestros estudiantes se forman para ser
ciudadanos. En este sentido, las características que toma la formación de dichos docentes
para el ejercicio no sólo son fundamentales sino que además determina las posibilidades y
condiciones reales de la formación. Encarando los cambios y movimientos que se dan en el
contexto actual, las distintas corrientes pedagógicas están analizando las condiciones y
proponiendo cambios o modificaciones posibles para la formación de los profesorados.
Muchas propuestas traen escondidos aspectos de lo más tradicionales mientras que otras
ofrecen las visiones de mayor innovación posible. Frente a esto, retomamos lo aportes de los
principales pedagogos que hoy por hoy están reflexionando, cuestionando y proponiendo
para la educación actual y las características que la rodean. Así, será necesario no sólo hacer
un repaso general, sino, además, presentar de manera general y a grandes rasgos (de acuerdo
a las limitaciones de la presentación) los conceptos y categorías de mayor desarrollo para la
pedagogía actual.
Lo primero que vale la pena identificar en este proceso serán aquellas características tan
inéditas como innegables que emergen en el contexto educativo actual.
Los estudios llevados a cabo por Gardner (2007), llaman a reflexionar acerca de los cambios
sufridos en las condiciones del mundo. En esta lógica, convoca a pensar que dichos cambios
generan, a su vez, cambios en ciertas metas, aptitudes y prácticas de los sujetos y sus
interacciones con lo que los rodea (Garnder, 2007). Hay cambios vinculados a los impulsos
de la ciencia y la tecnología, así como aquellos vinculados al desarrollo de la globalización.
Esto cambios exigen nuevas formas y nuevos procesos educativos porque la mente que
aprende se debe conformar de una forma que hasta el momento puede no haber sido
necesaria. Es decir, nuevas habilidades, condiciones y posibilidades requieren diferentes
maneras de desarrollar a los sujetos como actores de este marco. Este planteo implica
necesariamente para cuerpo docente la tarea fundamental de reflexionar sobre su
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actualización. Los educadores tienen que estar al tanto de lo que sucede en la ciencia y la
tecnología. Los desarrollos actuales vinculados a la mente y el cerebro humano, teorías sobre
la inteligencia, la resolución de problemas y la creatividad, nuevos instrumentos de software
y hardware, etcétera, se introducen en el campo nuevas maneras de pensar y entender la
educación.
A su vez, de la mano de la globalización (en términos de fenómeno característico innegable de
esta época), vale la pena detenerse a mirar las políticas de internacionalización de la
educación superior, en movimiento desde la década del ’90 en todo el mundo. No es un
detalle menor, en este marco, que se presten una alta cantidad de servicios de educación
superior en inglés, cuyos proveedores se encuentran radicados en Estados Unidos, Australia y
Gran Bretaña (Aupetit, 2006). En este sentido, se nombra y se tomará más adelante lo que
son los desarrollos de la educción a distancia y on-line de la mano de las nuevas tecnologías
de la información y la comunicación y del desarrollo de éstas en el ámbito educativo desde los
tratamientos de la tecnología educativa.
A su vez, de acuerdo a Denise Vaillant (2013), en América Latina, un parte del desarrollo de
las políticas de educación superior para la formación docente y las innovaciones y reformas
que de ellas resultan fracasan durante lo que la autora define como “etapa de movilización”.
Es decir, la instancia de los primeros intentos de llevar una idea o una modificación a la
práctica:
“Muchas propuestas innovadoras no registraron niveles de avance importantes en los últimos
años, debido a fallas en esa etapa. Varias razones explican el fenómeno: no existieron las
condiciones previas necesarias; faltó determinación de los beneficiarios o bien existieron
problemas en la elaboración de las propuestas. Una de las problemáticas principales con que se
enfrentan las políticas educativas en la actualidad es cómo mejorar el desempeño de los
docentes.” (Vaillat, 2013).
La autora plantea que si bien los docentes son parte del problema, en función de las
características de la carrera, a su vez, deben ser parte de la solución porque sin la
participación, el compromiso y la dedicación de los profesores serán imposibles de superar
las desigualdades educativas.13 Frente a estos tres grandes enunciados avanzamos en el
análisis.
13 Resulta interesante tomar la visión de la autora con respecto a su postura sobre la formación docente: se expresa
en contra de que la formación docente se imparta desde el nivel universitario, dado que muchas veces las
instituciones universitarias son independientes de los proyectos educativos nacionales y quedan separados de los
niveles educativos de aplicación (Vaillant, 2013).
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Contexto actual y Sociedad del Conocimiento
Referirse en la actualidad a la sociedad, a los procesos sociales, implica introducir el concepto
de sociedad global, en términos de Castells (2003). El autor toma este término para hacer
referencia a que las vivencias particulares y los movimientos diarios de masas de gente
funcionan enmarcadas, como ya dijimos anteriormente, en procesos de globalización. Están
globalizados la ciencia, la tecnología y el conocimiento. Y es a partir de este esquema que las
dinámicas sociales se generan y toman las características con las que las definimos. Este
sistema global, se configura como tal a partir de la configuración de redes: en la sociedad, dos
sujetos o más se vinculan entre sí para coordinar ciertos objetivos de diversa índole. Esta
relación es posible a partir de un intermediario que se pone en juego entre dichos sujetos y
que puede tomar muchas formas distintas.
Esto implica que las características de cada red van a venir definidas por los intermediarios
que se pongan en juego. Los intermediarios, además, soportan, dan un orden y confieren un
sostén a estas redes conformadas como resultado. A su vez, dichas redes dan existencia y
consistencia a los vínculos sociales construidos como resultado. Es decir, la configuración de
los vínculos sociales construidos entre los individuos va a quedar definida por el tipo de
intermediarios que se pongan en juego y las redes que a partir de estos se construyan. No sólo
se definen así los vínculos y las relaciones, sino además, a los sujetos en sí mismos, de
acuerdo a las visiones ajenas que se establecen sobre ellos y el rol en el mundo que ocupan de
acuerdo a su posicionamiento en distintas redes. Los actores se definen unos a otros por
medio de los intermediarios que ponen en circulación. Dichas redes resultantes funcionan a
manera de intercambio y flujos de comunicación entre sujetos, grupos y entidades. Lo que
hay que tener en cuenta es que los sistemas de redes conformados como resultado pueden ser
al mismo tiempo sumamente incluyentes o excluyentes.
La sociedad de cualquier época y lugar no puede ser comprendida sin sus herramientas
técnicas, la tecnología es parte de la sociedad y contribuye a determinar el modelo y el marco
de intercambio en ellas. Sin embargo, no todas las sociedades funcionan de la misma manera
y su capacidad para dominar la tecnología define sus posibilidades. Para poder analizar esto
se incluye la categoría de informacionalismo (Castells, 2003) como modelo de desarrollo
deseado para la sociedades actuales. Se trata del modo de desarrollo cuya fuente de
productividad está basada en tecnologías de generación de conocimiento, el procesamiento
de la información y la comunicación de símbolos.
Este nuevo modelo informacional depende de la capacidad de generar conocimiento y
procesar la información para maximizar sus excedentes. Esto depende, a su vez, de la
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capacidad cultural y tecnológica de las personas. En la economía informacional, la educación
y la innovación se constituyen en fuerzas productivas directas. La educación es la principal
inversión de infraestructura en la era de la información; sin embargo, es importante destacar
que la reforma educativa no consiste sólo en mayor escolarización o en introducir Internet en
las escuelas. Pasa, sobre todo, por la formación de los formadores, tanto en cuestiones
pedagógicas como en conocimientos especializados y en familiaridad con las nuevas
herramientas tecnológicas.
El autor en cuestión, para explicar todo esto, se ubica conceptualmente desde una postura de
“rentabilidad” y lo que él llama “economía informacional”. Entiende que estas redes sociales
se generan a partir de la rentabilidad económica de alta competitividad que es posible
concebir, en la que se depende fundamentalmente de la generación de conocimiento y del
proceso eficaz de la información a la que se tiene acceso de manera constante. Así como
también de la capacidad cultural y tecnológica de las personas. Es por eso que, en este marco
de economía informacional, la educación y la innovación se vuelven “fuerzas productivas
directas”.
El mundo del que forman parte los sujetos de manera social está construido y constituido por
la relación entre globalidad e identidad. Al mismo tiempo que la globalización se trata de la
unificación de unos ciertos criterios de comprensión y de códigos de funcionamiento, los
sujetos sociales construyen en simultáneo, identidades particulares. La formación de la
identidad es un proceso en el cual los actores montan el sentido de sus acciones atendiendo
no sólo a lo que sucede en lo global, sino dando prioridad a un atributo cultural por sobre
otras fuentes posibles de sentido de la acción. Las acciones que llevan a cabo cobran sentido
en el marco cultural en el que viven. A veces estos marcos coinciden con las lecturas del
mundo global y otras veces entran en contradicción. Esto implica una relación entre
globalidad e identidad que no es equilibrada. Es una tensión constante en la cual muchas
veces la acción de una comunidad se ve afectada por la globalización y sus efectos. En este
sentido se puede afirmar que formar parte de la era de la globalización implica ser testigo de
una fuerte modificación de las bases de la sociedad a un ritmo acelerado. Algunos autores
entienden que en este momento, el movimiento que se está dando es hacia una Sociedad red,
como una nueva estructura social dominante. Las redes globales de intercambio a las que se
hicieron referencia anteriormente conectan o desconectan selectivamente individuos, grupos,
regiones o países de acuerdo a sus necesidades de reproducción.
Sin embargo, hay miradas o propuestas que no leen la realidad de la misma manera. De
acuerdo con Tedesco (2007), existen diagnósticos de la sociedad que muestran una ruptura
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de los vínculos tradicionales de solidaridad en función del desarrollo de la globalización.
Aparecen nuevas formas de exclusión, de soledad y de marginalidad.
“Las formas de asociación y de expresión de algunos de estos sectores excluidos tienden a
apoyarse en valores de intolerancia, de discriminación y de exacerbación de los particularismos.
Mientras en la cúpula, las elites que participan de la economía supranacional plantean el riesgo
que su desapego a la nación estimule un individualismo a-social, basado en la falta total de
solidaridad, en la base se aprecian fenómenos regresivos de rechazo al diferente, de xenofobia y
de cohesión autoritaria.” (Tedesco, 2007).
Desde una perspectiva político-pedagógica y del análisis del rol de los Estados como garantes
del derecho a la educación, estas posturas entienden que los estado-nación, para sobrevivir a
estos movimientos, ceden poder y recursos a los gobiernos locales y regionales. Perdiendo
así, la capacidad para igualar los intereses y representar el “interés general” y el proyecto
nacional. En esta línea, ser recupera, en términos de objetivos pedagógicos, la importancia de
los objetivos de cohesión social, de respeto a diferente, de solidaridad, de resolución de los
conflictos a través del diálogo y la concertación en las prácticas educativas.
En estas condiciones, la educación ya no podrá estar dirigida a la transmisión de
conocimientos y de informaciones sino a desarrollar la capacidad de producirlos y de
utilizarlos. A algunos de estos fenómenos formativos los llaman meta-conocimientos. El
concepto de meta-curriculum hace referencia a conocimientos acerca de cómo obtener
conocimientos, acerca de cómo pensar correctamente, acerca de nociones tales como
hipótesis y prueba, etcétera.
Diseño y Desarrollo de los Proyectos Educativos
Dentro de lo que son las nuevas miradas de la educación y las necesidades que esta plantea
para el mundo actual, desde la postura pedagógica constructivista, ya autoras como Litwin
(2001), hablaban de las propuestas para Sistemas de Educación Superior y las características
que estas debían tener para poder llegar a buen puerto.
Sintéticamente, la referencia es en el sentido de propuestas en el marco de políticas generales
nacionales para la educación superior. Teniendo en cuenta, además, las limitaciones
mencionadas anteriormente.
Este planteo implica, primeramente, un posicionamiento didáctico y pedagógico que respalda
aquello que se entiende como óptimo para que un diseño sea moderno, eficaz y de valor para
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el desarrollo del sistema formador, en función de la oferta académica para la formación
docente, acorde a los requerimientos de un Estado que propugne el desarrollo del país con
equidad. En este sentido son tres los pilares fundamentales que sostienen esta mirada:
• diseño de un mapa curricular nacional,
• creación de Universidades Pedagógicas y
• planeamiento y efectivización de un sistema de educación permanente.
En definitiva esto tiene que ver con, el diseño de un curriculum nacional acorde a un proyecto
educativo nacional, la especialización y la investigación acerca de la educación como parte de
este mismo proyecto, y de la mano de estos dos elementos la formación a lo largo de toda la
carrera y la actualización del cuerpo docente para estar capacitados en todo lugar y momento
de acuerdo a los requerimientos educativos que van surgiendo y desarrollándose en cada
época y lugar.
Esto va de la mano con la postura que refiere centralmente al trabajo con los medios y los
procesos de la educación en la etapa de formación. En el marco global al que se hizo
referencia anteriormente que caracteriza el contexto educativo actual, una preocupación
prioritaria para algunos sectores es el lugar de las evaluaciones internacionales
estandarizadas y el impacto que tienen en los sistemas educativos locales. Hoy por hoy, frente
a la masificación de la educación, que incluye a diversos sectores sociales, geográficos,
políticos, etcétera, se genera una diversificación de los emergentes en las aulas de nuestras
escuelas. Frente a esta multiplicidad cada docente debe, en términos de Díaz Barriga (2005),
construir su estilo didáctico y desarrollar estrategias de enseñanza específicas para el caso.
Esto, a su vez se da en situaciones en las que se les exigen resultados vinculados a las
calificaciones que obtengan sus estudiantes en pruebas estandarizadas nacionales e incluso
internacionales:
“(…) la era de la examinación internacional puede reforzar de igual forma este reconocimiento
por el dominio “memorístico” de los contenidos. En oposición a este papel preponderante del
contenido se han generado diversas tendencias que conceden importancia al “centro de interés”,
“a la actividad espontánea”, “a la relación entre evolución del sujeto y proceso de aprendizaje” y
recientemente a los procesos de construcción del aprendizaje.” (Díaz Barriga, 2005).
Poco se dice acerca de las contradicciones pedagógicas que implican estos debates
personalizados en el diseño de cada docente de su práctica, durante su formación y su
ejercicio efectivo.
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En función de esto, vale la pena detenerse en la evaluación y su lugar en la educación; el lugar
que se cree que debería tener, así como su utilidad y necesidad. En este sentido, vale la pena
tomar el aporte de estudios y desarrollos que entienden que cada corriente teórica es un
eslabón que llega a constituir el gran todo de lo que es hoy por hoy la educación (Llanos
Encalada, 2005). La autora trae una reflexión por demás interesante, que implica reconocer y
estudiar los aportes de cada corriente pedagógica en lo que es hoy la evaluación educativa.
Así, el gran aporte del conductismo, tiene que ver con lo que se viene mencionando con
respecto a medir resultados sobre la base de objetivos planteados e indicadores
preestablecidos; el enfoque de la actividad, con una visión más integradora, plantea el
reconocimiento de mecanismo internos al momento de evaluar; la mayor revolución la trae el
cognitivismo, en función de complementar estas visiones con nuevas ideas. Se plantea que
debe ser tenido en cuenta no sólo el pensamiento, sino también la personalidad y la
inteligencia desde un enfoque “personológico”, en el cual la evaluación es un proceso en el
cual se ponen en juego la percepción, el procesamiento de información y la recuperación. El
enfoque constructivista, como sabemos, plantea que la evaluación debe enfocarse a la
construcción del conocimiento, donde el aprendizaje es personalizado, la evaluación está más
integrada e involucra al alumno mediante la autoevaluación de su propio aprendizaje.
Finalmente, el enfoque ecologista pone el énfasis en las relaciones. Es decir, en el vínculo
entre los estudiantes y el docente, con el grupo y con el ambiente. Así, se consideran las
circunstancias que inciden en el aprendizaje. Es una evaluación organizada a partir de la
comunicación interactiva, la investigación, la participación.
En una línea que ya venimos mencionando vale la pena hacer referencia a la incorporación de
la educación a los tratados de libre comercio y sus efectos. Los tratados de libre comercio (en
vínculo con lo que tiene que ver con la globalización de la educación y a las instituciones que
intervienen en esta que no son necesariamente educativas) habilitan la posibilidad de que
instituciones extranjeras brinden servicios educativos con las mismas regulaciones y
prerrogativas que las instituciones locales (Feldfeber y Saforcada, 2005). Esto supone pensar
que es posible producir y trasmitir conocimientos más allá de la historia y de las necesidades
y realidades económicas, sociales, jurídicas, políticas y culturales de cada país uno de
nuestros países:
“De este modo, una de las consecuencias más visibles de estos acuerdos es la prioridad de la
función de enseñanza y certificación –es decir, de otorgar títulos– por sobre las funciones de
investigación y extensión y transferencia.” (Feldfeber y Saforcada, 2005).
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Con respecto estas posturas, es importante distinguir el rol que se le otorga a los docentes en
este marco político/pedagógico. Desde la postura de Bonder y Morgade (1993), los docentes
no son meros ejecutores de una política educativa y de un curriculum elaborado por
especialistas. Así mismo, no puede esperarse que resuelvan por sí mismos problemas
educativos de orden estructural. Esto implica reconocer y retomar el rol social de
determinadas instituciones políticas, y a su vez exigir su vínculo y trabajo con el campo, tanto
desde las observaciones sistemáticas hasta la introducción de innovaciones concretas en las
aulas.
Así, se retoma la discusión del lugar de las universidades y su función social, enmarcado en la
disputa en torno al modelo de nación que se pretende construir (Gentili, 2008). A lo que lleva
esto es a la reflexión y puesta en discusión del lugar tradicional de la educación universitaria
y su compromiso de aporte para los con demás niveles del sistema educativo y el desarrollo
de la pedagogía de la educación. Esto implica, a su vez, en términos del autor, retomar un
legado de reconocimiento de crítica al ejercicio oligárquico de un modelo de sociedad sobre el
que se instituía un régimen de segregación y dominación vigente. Dominación del saber y
dominación del poder.
Complejidad
Frente al panorama que se viene predefiniendo, vale la pena hacer la reflexión acerca de
cómo se concibe el universo hoy, para poder pensar a la educación. No responde a un mundo
pre-escrito, pre-determinado, como podía pensarse hasta hace poco tiempo. No empieza en
un punto y termina en otro. A partir del recorrido que han llevado a cabo las ciencias, las
tecnologías y las sociedades podemos establecer una nueva manera de percibir y concebir el
universo del que los sujetos forman parte.
Esto tiene un impacto fundamental para la educación y para lo que se espera que los
ciudadanos puedan obtener de esta. En este sentido, la novedad proviene de la aceptación de
la incertidumbre más allá de las certezas. De las dudas con las que se acepta vivir. De
entender que muchas veces la ciencia genera más preguntas que respuestas en su afán por
comprenderlo todo:
“Se puede decir que aquello que es complejo recupera, por una parte, al mundo empírico, la
incertidumbre, la incapacidad de lograr certeza, de formular una ley eterna, de concebir un
orden absoluto. Y recupera, por otra parte, algo relacionado con la lógica, es decir, con la
incapacidad de evitar contradicciones”. (Morin, Ciurana y Motta; 2002).
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Esta visión no sólo afecta a las ciencias y la construcción de conocimiento en la
contemporaneidad, sino que a su vez plantea un fuerte cambio en la perspectiva del
conocimiento de los sujetos. La dimensión sociológica y filosófica acerca de cómo se vinculan
los sujetos con aquellos que los rodean y con los que entablan vínculos de distinto tipo. En
este sentido, la postura de la complejidad, impacta directamente en cómo somos capaces de
aceptar y entender a aquellos que nos rodean de manera diaria, pero a su vez también en el
vínculo, contrato, pedagógico que se establece dentro del aula. Esto plantea un dilema no
menor a la manera tradicional de entender a los alumnos y sus roles.
Y así, plantea un dilema fundamental en la formación docente. Autores que sostienen este
tipo de posturas, además, plantean fuertemente que la visión de la complejidad implica poder
recomponer el universo circundante y explicarlo no sólo de manera menos lineal, sino
además, de manera mucho más rica y variada a partir del reconocimiento de determinados
elementos que previamente no eran tenidos en cuenta en los sistemas para los objetos de
estudio de las ciencias.
En términos pedagógicos, tiene que ver con lo que Merieu (2006) llama el “aprendizaje de la
alteridad” (tomando no sólo la complejidad de los fenómenos, sino además de los vínculos
entre los sujetos que se relacionan en los diferentes vínculos pedagógicos que se generan
dentro de las aulas), es decir, la capacidad de reconocimiento de los sujetos que forman parte
del acto educativo como interpelación a estos, que en el fondo nunca sabemos del todo
quiénes son y qué conciencia tienen. Los estudiantes tienen que aprender a entrar en relación
con los demás, a colaborar, a reconocerse entre sí como semejantes pero a la vez distintos. En
este sentido, el autor entiende que la educación tiene que ver más que nada con un proceso
de renuncia a ser omnipotente. La misión para los educadores en la actualidad es rediseñar
los espacios horizontales de debate y trabajo, donde los seres se comuniquen sin pelear.
Competencias
Una de las tendencias más fuertes en la actualidad para la pedagogía tiene que ver con el
aprendizaje por competencias en la discusión por los contenidos de la educación actual,
frente a la ya conocida formación por disciplinas. De la mano de las visiones que plantean los
cambios en las necesidades de formación que debe abordar un sistema educativo, se impone
la corriente del aprendizaje por competencias, es decir, no organizado por disciplinas
subdivididas y compartimentadas, sino el desarrollo de determinadas habilidades que se
definen como indispensables para adquirir para vivir en la sociedad actual antes definida.
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En el contexto de la sociedad de conocimiento, de acuerdo a lo expuesto hasta el momento,
los saberes se perfilan como un bien disponible para todos. La nueva sociedad implica mucho
conocimiento al alcance de todos y distribuido de tal manera que garantice la igualdad de
oportunidades.
En este sentido se define un nuevo paradigma para la pedagogía que redefine los roles que se
construyen con respecto al conocimiento, estableciendo los términos que implicarían virar de
los saberes a las competencias. Para esto hay que tomar conciencia, rediscutir y redefinir los
ejes básicos que subyacen al actual modelo educativo:
“Toda competencia se encuentra esencialmente unida a una práctica social de cierta
complejidad. No a un gesto preciso, sino al conjunto de gestos, de posiciones, de palabras que
se inscriben en la práctica que les da sentido y continuidad.” (Perrenoud, 2006).
Una de las propuestas más fuertes en el aprendizaje por competencias tiene que ver con la
organización de los programas educativos a partir de la identificación de situaciones
problemáticas devenidas de situaciones sociales concretas de las que se puedan “extraer”
competencias transversales.
Estos desarrollos provienen de postulaciones que indican que el desarrollo pedagógico de las
competencias moviliza conocimientos de los cuales una gran parte seguirán subdivididos
disciplinarmente. Cada disciplina, en todo caso, se encarga de un nivel o componente de la
realidad. La cuestión es el diseño y definición de las competencias requeridas en este
momento social y qué estrategias de resolución son las que permiten desarrollarlas.
Frente a este tipo de planteos Dussel (2003) sostiene que, en educación, un proyecto político
de educación es irreductible a un conjunto de competencias, así sean las más elaboradas. La
educación y la política no existen sin la acción de algunos que interpretan y dan sentido o
dirección a otros. Pero lo que esos otro hacen con eso que les es enseñado, cómo lo
interpretan y le dan sentido ellos mismos, está fuera del control de los enseñantes y de los
políticos.
Tecnología Educativa
Como se viene sosteniendo anteriormente, una de las principales preocupaciones en la
actualidad con respecto a la educación tiene que ver con la capacidad de comprensión de los
estudiantes que se encuentran presentes en las escuelas, dentro de las aulas. Esto no sólo
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tiene que ver con sus características de época (que ahora retomaremos), sino además, de la
masificación de la asistencia a la escuela.
Para poder pensar el perfil de graduado de la formación superior y de las capacidades con las
que este tiene que contar, hay que poder distinguir y definir quiénes son aquellos que acuden
a la formación y en qué condiciones. Lo que hay que tratar de evitar es que exista un vacío
entre aquello que los estudiantes pueden conocer y cómo y la propuesta pedagógica que se
plantee y diseñe para ellos:
“Hoy es necesario reconocer que nuestras mentes, y en especial las de los niños y jóvenes, están
atravesadas por entornos tecnológicos que soportan comunicación, relaciones, consumos
culturales y entretenimientos.” (Maggio, 2012).
Uno de los temas de los que más se está hablando en este momento tiene que ver con lo que
se ha definido como “inteligencia colectiva”. Término que proviene del teórico Pierre Lévy
(Jenkins, 2008). Bien sabemos que nadie puede saberlo todo. Todos sabemos algo y
desconocemos otra cosa. Lo mismo sucede en los roles de docentes y de estudiantes en el acto
de aprender.
La inteligencia colectiva tiene que ver con compartir los conocimientos, los recursos y
combinar nuestras habilidades. Esto es visto por el autor Jenkins (2008), como una
oportunidad para las interacciones cotidianas en el seno de la cultura. Se trata de la
posibilidad de pensar en una cultura de la convergencia.
El autor plantea que este tipo de estructura ya se viene implementando para la vida
recreativa, y que es algo que deberíamos poder generalizar a las demás áreas de la vida. Esto
implica, además, nuevas conceptualizaciones acerca de cómo se presenta y valida el
conocimiento. Quiénes son aquellos autorizados para producir conocimiento.
Cómo se valida el conocimiento. La posibilidad que generan las nuevas tecnologías de que
todos puedan producir, construir y publicar conocimiento redefine el entramado vincular de
los sujetos en su relación de aprendizaje y formación.
En este marco, uno de los grandes debates sobre la mesa que se abre tiene que ver con la
presencialidad y la virtualidad de los desarrollos personales y sociales de los sujetos en
general, y como para las modalidades de cursada en particular. Pensando en la inclusión de
tecnología en la educación, y la capacidad de ver a esta como una didáctica posible, las
posturas más interesantes hablan de una educación centrada en el alumnado, el
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conocimiento, la evaluación y la comunidad (Sancho Gil, 2010). Es así que, deberían ser el
profesorado y el alumnado quienes decidan el tipo de tecnología a utilizar para desarrollar
proyectos de distinto tipo que articulen aprendizaje con sentido. Las TICs son un recuso más
a utilizar en el transcurso de un proceso que va más allá de la reproducción y la aplicación de
conocimientos dados. En ese sentido, la autora plantea aquello que se entiende por “visiones
emergentes” tanto en la presencialidad como en la virtualidad, destacando sus principales
características: el conocimiento es entendido como transdisciplinar, procedimental y
orientado a la resolución de problemas; el docente es aquel cuya tarea es facilitar el
aprendizaje del alumnado, guiar la investigación y provocar cuestionamientos; el estudiante
es un constructor de conocimientos que se plantea y replantea problemas contantemente; y la
evaluación es continua y auténtica (ya sea como ensayos, porfolios o resolución de
situaciones problemáticas e informes de investigación).
Reflexiones Finales
A partir del recorrido efectuado, a veces a grandes rasgos, durante este escrito, lo que se deja
traslucir es que se trata de un momento muy fecundo de reflexiones acera de la educación y
los proyectos pedagógicos tanto en términos generales, como para lo que hace
específicamente a la formación superior de los profesorados. No todos coinciden, algunos se
contradicen, y otros siguen diversificando viejas preguntas. Es así como aceptamos en
entorno actual.
Se hace necesario así poder distinguir entre aquellos proyectos más radicales, y otro que
revisten viejas tradiciones en nuevas estructuras o maquillajes. Lo que, en definitiva, convoca
es poder apreciar el grueso de desarrollos posibles y tomar algunas precauciones vinculadas a
la postura que se quiera tomar, el por qué y el tipo de proyectos a que dan lugar. Todo acto
pedagógico se define por un posicionamiento de estas características, en tanto y en cuanto
todo acto pedagógico es político. Tiene unas finalidades, unos objetivos, un proyecto al que
responde y por tanto unas características, formatos y didácticas que necesita que tengan la
coherencia suficiente.
Hoy por hoy, nada puede darse por sentado, ni único, ni objetivo. Al contrario, la realidad
está en permanente cambio y reconfiguración. En este sentido, hay que poder leer las
dinámicas que emergen, y deconstruir aquello que dábamos por obvio, sumergiéndonos por
completo, para poder elaborar un proyecto educativo nacional que sea capaz de cumplir con
los objetivos y finalidades diseñados, sean cuales fueren.
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Paradigma de la Complejidad
en las Organizaciones
Por: Yamila Gascón, Jairo Mendoza,
Betzaida Vegas y Verónica Flores
Resumen:
El objetivo del presente artículo versa en indagar sobre la influencia del
paradigma de la complejidad en las organizaciones, tomando en cuenta su
influencia en el pensamiento científico contemporáneo, complejidad organizada y
sistemas complejos, ciencias de la complejidad y sus desafíos. Para ello se realizó
una investigación de tipo analítica, con nivel aprehensivo, usando como técnicas e
instrumentos de recolección de datos la observación documental, como técnica de
procesamiento y análisis de datos el fichaje. Dentro de los resultados obtenidos se
encuentra la versatilidad que trae consigo el paradigma de la complejidad, por
estar inmerso en diversos campos del conocimiento que tratan de generar nuevos
modelos teóricos, metodológicos, siendo perfectamente válido que la teoría de la
complejidad sea aplicada a las empresas, por ser éstas por naturaleza sistemas
complejos que ayudan a la comprensión de los fenómenos de la sociedad y los
negocios. Siendo relevante el uso de los Sistemas Basado en Agentes (SBA), por
ofrecer una herramienta computacional que modele la interacción con los agentes,
en el ambiente que los rodea, permitiendo su uso describir patrones de
comportamiento y organización emergentes de un sistema.
Palabras claves: Complejidad, Sistemas Complejos, Simulación.
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Abstract:
The aim of this paper is focused on investigating the influence of the paradigm of
complexity in organizations, taking into account its influence on contemporary
scientific thought, organized complexity, complex systems, complexity science and
its challenges. This type of analytical research was conducted with apprehensive
level using techniques and instruments for data collection documentary
observation, as a technique for data processing and analysis signing. Within the
results versatility brings the paradigm of complexity, being immersed in various
fields of knowledge trying to generate new theoretical, methodological models,
with perfectly valid that complexity theory is applied to firms located, since they
are by nature complex systems that help the understanding of the phenomena of
society and business. Being relevant is the use of Agent-Based Systems (SBA) to
provide a computational tool that models the interaction with agents in the
environment around them, allowing their use to describe emerging patterns of
behavior and organization of a system.
Keywords: Complexity, Complex Systems Simulation.
Introducción
El pensamiento complejo posee una metodología que no conduce satisfactoriamente a una
investigación empírica, y esta es una de las razones por la cual existen escasos puntos de
conexión con las metodologías de las ciencias tradicionales.
Uno de los puntos más polémicos relacionados con el pensamiento complejo es la tensión
entre éste y las ciencias de la complejidad. El pensamiento complejo representa un
paradigma que viene a cubrir aspectos que no han sido cubiertos por las ciencias de la
complejidad y viceversa. En tal sentido, las ciencias de la complejidad y el pensamiento
complejo se deben complementar, sin rivalidades, y bajo un enfoque epistemológico.
La complejidad ha estado fuera del debate de la epistemología del siglo XX desde Viena hasta
el surgimiento de las nuevas epistemologías. Esto muestra la poca vinculación que han tenido
históricamente las teorías de la complejidad y la epistemología.
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Desde la perspectiva marginal de la complejidad dentro de las ciencias contemporáneas, la
creación de una epistemología ético-política podría orientar la vinculación de las teorías de la
complejidad con la ciencia clásica, considerando que la principal distinción entre
pensamiento complejo y ciencias de la complejidad no es el aspecto metodológico, sino más
bien, el aspecto epistemológico y político.
En virtud de la marginalidad de la complejidad dentro de las ciencias contemporáneas, se
podría pensar que corresponde a los investigadores de Latinoamérica llevar a cabo el
desarrollo de una epistemología para el pensamiento complejo, ya que es en esa parte del
mundo donde ésta ciencia tiene sus raíces.
En el presente artículo se revisa la complejidad y su influencia en el pensamiento científico
contemporáneo, complejidad organizada y sistemas complejos, ciencias de la complejidad y
sus desafíos. Para ello se llevo a cabo una investigación de tipo analítica, la cual pretendió
encontrar y descomponer el fenómeno de estudio, incluyendo tanto el análisis como la
síntesis para así comprender e integrarlos en forma coherente, dentro de una compresión
más amplia, el nivel de estudio es aprehensivo ya que trata de descubrir la influencia de éstos
conceptos con las organizaciones, los Sistemas Basado en Agentes (SBA) y los Modelos
Basados en Agentes (MBA), para así realizar recomendaciones sobre las realidades sociales
tanto de los SBA y MBA, donde las ciencias de la complejidad juegan un papel predominante.
Complejidad y Pensamiento Científico Contemporáneo
La complejidad fue promulgada por Edgar Morin, la cual hoy en día resulta ser un paradigma
epistemológico, en donde la misma viene a conformar un conjunto de propiedades
cualitativas de un fenómeno o proceso. La característica principal de la complejidad ha sido
el "quiebre o discontinuidad en la historia de la ciencia".
El paradigma de la complejidad tiene inmerso diversos campos del conocimiento (social,
educativo, político, económico, entre otros), que tratan de generar nuevos modelos teóricos,
metodológicos, que han sido rechazados por el pensamiento científico o contemporáneo por
las variantes presentadas "de una ciencia y/o disciplina a otra", a pesar de introducir este
paradigma problemas ignorados por la ciencia moderna, como son "el desorden, el caos, la no
linealidad, el no equilibrio, la indecibilidad, la incertidumbre, entre otros".
Desde la perspectiva marginal de la complejidad dentro de la ciencia contemporánea, la
creación de una epistemología ético-política podría orientar la vinculación de las teorías de la
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complejidad con la ciencia clásica, ya que, la principal distinción entre pensamiento complejo
y ciencias de la complejidad no es el aspecto metodológico, sino mas bien, el aspecto
epistemológico y político (Rodríguez y Aguirre: 2011). Y corresponde justamente a los
investigadores de Latinoamérica llevar a cabo esta ampliación epistemológica del
pensamiento complejo, ya que allí es donde tiene sus raíces esta ciencia.
Además de lo anterior, es interesante referir que en el artículo “Teorías de la Complejidad y
Ciencias Sociales” (Rodríguez y Aguirre: 2011) se expone una reflexión sobre la complejidad
organizada, donde desde el enfoque sistémico es vista como un conjunto de elementos que
tienen relaciones con otros elementos, donde el número de éstos pudiesen incidir en si es
complejo o no. Si se observa la definición dada por Weaver, la complejidad de un sistema es
el grado de dificultad en la predicción de las propiedades del sistema, la cual se puede
presentar en tres (3) formas, como son: complejidad simple, complejidad desorganizada y
complejidad organizada.
Éstas formas trajeron consigo problemas en la explicación y formulación, en el caso de los
problemas de simplicidad visualiza a los sistemas con sus variables de forma individual, en la
complejidad desorganizada los elementos del sistema pueden ser vistos en gran medida al
azar, las propiedades del sistema en su conjunto pueden ser entendidos mediante el uso de
probabilidad y métodos estadísticos, y en la complejidad organizada, su fundamentación
versa en la no aleatoriedad, en la interacción entre las partes, donde hay correlación en las
relaciones de las estructuras, pudiendo interactuar el sistema coordinado con otros sistemas.
Como ejemplo de cada uno se pudiese mencionar en complejidad simple “sistema de órbitas
planetario”, en complejidad desorganizada “un gas en un recipiente” y en complejidad
organizada “un barrio de la ciudad como un mecanismo vivo, con la gente del barrio, entre las
partes del sistema”.
Ahora bien, vista la complejidad desde la perspectiva antes planteada, cabe formularse dos
preguntas básicas, la primera, ¿Cómo comprender a las organizaciones desde la perspectiva
de los Sistemas Adaptativos Complejos (CAS)?, la segunda, ¿Cuáles son las características de
las organizaciones al borde del caos?
Para formular respuestas, es importante aclarar que la corriente de la teoría de sistemas
(Holland y Otros: 1995) describe el surgimiento, adaptación y auto organización. Entonces,
para comprender a las organizaciones desde la perspectiva de Sistemas Adaptativos
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Complejos (CAS), se debe tener claro el concepto de los atractores, como aquellos estados de
un sistema que logra estabilizarlos, donde los atractores extraños son aquellos movimientos
caóticos de un sistema lineal, los cuáles llegan a auto transformarse en un patrón.
El proceso tradicional que han llevado a cabo las organizaciones como: planificación,
organización, dirección y control se ven en peligro por la “dynaxity” que surge por la
interacción de las variables de dinámica y complejidad, surgiendo nuevas formas
organizativas para enfrentar la complejidad, como la organización orientada al aprendizaje,
organización fractal o holográfica y organización caórdica (modelo de VISA).
De esta forma, alguna de las características que deben reunir las organizaciones al borde del
caos, según Rieckman (2000) citado por Páez (2012) son las capacidades personales
(mentales, espirituales y de carácter), psicosociales, organizacionales y físico técnicas para
estar preparados frente a un alto grado de dynaxity.
Si se asocian estos conceptos con las exigencias que hoy en día demandan la Sociedad de la
Información y Sociedad del Conocimiento, se está en pleno acuerdo que las organizaciones
giran en torno al hombre, el cual por su naturaleza es complejo, y debe poseer una serie de
habilidades propias de un trabajador del conocimiento.
Complejidad organizada y Sistemas Complejos
La noción de complejidad organizada planteada por Rodríguez y Aguirre (2011) aborda la
necesidad de articular tres conceptos fundamentales: complejidad, organización y sistema.
La relación entre la complejidad y la organización puede determinarse desde dos puntos de
vista. Desde la perspectiva del pensamiento complejo, el estudio de la complejidad se plantea
en términos organizacionales, pasando de las totalidades organizadas a elementos
heterogéneos en interacción.
Desde la perspectiva de las ciencias de la complejidad, se plantea la necesidad de determinar
el nivel de complejidad de un sistema, lo cual implica una metodología para la medición de la
complejidad. En cuanto a organización y sistema, su vinculación permite definir al sistema
como una unidad global organizada de interrelaciones entre elementos, acciones o
individuos; y a la organización como la disposición de las relaciones entre los elementos de
un sistema, es decir, que sistema y organización se implican mutuamente. Con respecto a la
relación entre complejidad y sistema, su tratamiento es más complicado, ya que existe la
necesidad de responder preguntas como ¿cuáles son las semejanzas y diferencias entre
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complejidad y sistema? Sin embargo, esa interrogante conlleva a plantear otras preguntas
menos complicadas, tales como ¿existen sistemas no complejos?, ¿qué hace a un sistema más
complejo que otro?
La definición de sistemas complejos permite distinguir entre un sistema complejo y uno no
complejo, y esto ha generado que algunos autores planteen la creación de una dimensión
cuantitativa, que permita definir al sistema complejo como aquel que está compuesto por
cierto número de elementos y de relaciones. No obstante, esta definición cuantitativa de
complejidad resulta insatisfactoria por múltiples razones, entre las cuales destaca que los
problemas fundamentales de la civilización no son tratables en términos
matemáticos/cuantitativos (Rodríguez y Aguirre: 2011).
Así mismo, es necesario distinguir entre los términos complicación y complejidad, siendo el
primero una noción básicamente cuantitativa asociado a la complejidad desorganizada,
mientras que el segundo, es una noción lógico-cualitativa asociada con la complejidad
organizada. Esta distinción implica la existencia de sistemas complicados y sistemas
complejos. En tal sentido, el pensamiento complejo es un sistema complejo, ya que depende
del tipo de relaciones y no de su número.
Epistemológicamente, una de las concepciones más sólidas de los sistemas complejos,
propone que éstos son totalidades organizadas compuestas por elementos no separables,
entendiéndose como no separabilidad cuando los elementos no pueden ser estudiados de
manera aislada. La distinción entre separabilidad y no separabilidad permite definir dos tipos
de sistemas, los descomponibles y los no descomponibles. En los primeros, las partes pueden
ser aisladas y estudiadas bajo independencia, y en los segundos las partes están vinculadas
mutuamente.
Estas dos definiciones permitieron a su vez, conceptualizar el término inter definibilidad
como un proceso que exige que las partes del sistema sean estudiadas en función del resto de
las partes, y de manera separada en cada una de ellas. Por tanto, los sistemas complejos son
sistemas no descomponibles, cuyas partes están inter definidas, y cuyas características
fundamentales son la no linealidad, la emergencia y la auto organización (Maldonado y
Gómez: 2011).
Las diferencias entre el pensamiento complejo y las ciencias de la complejidad no solo son
metodológicas, sino también epistemológicas, políticas y sociales. La diferencia más clara
entre las ciencias de la complejidad y el pensamiento complejo, es que éste último trata de
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intuiciones, ideas, espíritu y propósitos, mientras que las ciencias de la complejidad trata de
argumentos, demostraciones, lógica, rigor, experimentos, modelaciones y simulaciones que
han enriquecido de manera fundamental la comprensión del mundo y del universo, y que
constituyen una auténtica revolución en el conocimiento. Con las ciencias de la complejidad
se trata de un avance de la ciencia y un progreso del conocimiento humano. El pensamiento
de Morin, por su parte, es uno de esos casos en la historia de la humanidad, en los que el
buen espíritu de la obra termina destacándose sobre la letra de la misma, y en el que la
intención prevalece sobre el rigor.
Por otra parte, uno de los puntos más polémicos relacionados con el pensamiento complejo,
tal como lo expresan Rodríguez y Aguirre (2011), es la tensión entre éste y las ciencias de la
complejidad. Las ciencias de la complejidad son calificadas como la complejidad restringida,
por tener un enfoque pobre en lo epistemológico, lo ético y lo político, mientras que el
pensamiento complejo o complejidad general, es un paradigma que toma en cuenta a una
civilización planetaria asentada en las ciencias sociales y en el desarrollo ético del ser
humano. La obra moriniana, por su parte, representa un paradigma de la complejidad que
viene a cubrir aspectos que no han sido cubiertos por las ciencias de la complejidad.
Ciencias de la Complejidad
La complejidad aborda una serie de problemas que rompen con los esquemas de la ciencia
moderna, dándoles una visión sistémica, en la cual los elementos que conforman el sistema
no descomponible, solo pueden ser estudiados a través de sus relaciones con los otros
elementos, por lo que se les asocian las características de inter definibilidad.
La complejidad tiene dos formas de abordaje tan opuestas como complementarias, la primera
son las denominadas ciencias de la complejidad, que le da un sentido formal a la búsqueda de
soluciones a los problemas de complejidad, a través de la aplicación de metodologías
definidas, que se siguen con el uso de lenguajes formales, modelos matemáticos y simulación
computacional. La segunda forma de abordaje, es el pensamiento complejo que plantea la
búsqueda de soluciones, a través de la inclusión de otras disciplinas que humanicen la
concepción de la ciencia. La cual sería orientada hacia la búsqueda de un sentido ético-
político que genere civilizaciones comprometidas con el desarrollo general, en función del
bienestar de la humanidad y del planeta.
El pensamiento complejo es la teoría menos estudiada del campo de la teoría de la
complejidad, sin embargo nace como una necesidad de un histórico, en el que los intereses
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políticos y económicos causaron estragos con el uso del conocimiento científico, en
detrimento de la humanidad y del planeta. Tal como en el caso de la bomba atómica. Es por
ello, que seguir planteando el desarrollo del conocimiento científico que no contempla un
compromiso ético-político con el planeta, sino que delega la decisión de su uso a quién lo
financia, conllevaría a un proceso cíclico, en el que la ciencia se seguiría utilizando como
herramienta para lograr la hegemonía política y económica de los países que la posean.
¿Será que la razón por la cual el pensamiento complejo es la perspectiva menos estudiada, es
debido a las variantes metodológicas que plantea? Dichas variantes rompen con las
metodologías tradicionales, e implica una concepción de la ciencia, a través de un sujeto que
va creando su propia estrategia en el desarrollo de su proceso cognitivo. O se debe a una
omisión conveniente de los países considerados potencias mundiales, que invierten gran
parte de su presupuesto en el desarrollo de la ciencia, pero a su vez se reservan el derecho de
su uso, apegados a sus intereses.
Si ya se ha dicho que las ciencias de la complejidad poseen un gran número de herramientas
matemáticas y computacionales pero que no poseen la dimensión político-ética, y las ciencias
del pensamiento complejo, carecen de fundamentos metodológicos definidos y elementos
prácticos; enfocándose en el desarrollo político-ético de la ciencia. Lo que hace estos dos
abordajes opuestos pero a la vez complementarios, por los aportes que ambas pueden
brindar. Si bien es cierto, que las ciencias de la complejidad pueden aportar las herramientas
metodológicas concretas, el pensamiento complejo puede aportar el carácter reflexivo y
filosófico al desarrollo científico, superando las diferencias de ambos abordajes y
fusionándolos en un solo enfoque epistemológico.
En este orden de ideas se planteó la siguiente interrogante ¿Será posible la generación de un
nuevo enfoque epistemológico que incluya una fusión de ambos abordajes de la complejidad,
tanto las ciencias de la complejidad como el pensamiento complejo? Para dar respuesta es
conveniente adoptar una posición ecléctica, la cual busque una complementariedad entre
ambos enfoques epistemológicos. Donde se unan los métodos modernos e innovadores de
hacer ciencia en la modernidad. Aunado a esto, la inclusión del compromiso ético-político
que propone el pensamiento complejo, que debe asumirse ante la sociedad mundial, ya que
no es posible, que se haya hecho uso indiscriminado de los modernos y sofisticados métodos
para hacer ciencia, para usarla en detrimento del planeta y la humanidad.
Con este nuevo paradigma se estaría ante el nacimiento de un nuevo enfoque epistemológico
basado en la postmodernidad. De esta forma dar respuesta a la problemática del
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calentamiento mundial, la pobreza, la discriminación entre otros, por citar algunos. Por lo
que se espera que en los próximos años se discutan con más profundidad en el seno de la
comunidad científica mundial el efectivo fortalecimiento de las bases epistemológicas de esta
corriente tan importante, a objeto de hacer, interpretar y ver la ciencia desde otro contexto.
Otro aspecto interesante en la complejidad, es la modelización y simulación de sistemas
complejos donde intervienen los Modelos Basados en Agentes (MBA) como técnicas de
modelación que complementan los métodos analíticos tradicionales, conocidos también
como sistemas multi-agentes o sistemas basados en agentes.
Los MBA ofrecen una herramienta para desarrollar modelos computacionales, de cómo los
agentes actúan e interactúan entre sí y con el ambiente que los rodea, para describir patrones
de comportamiento y organización emergentes de un sistema. Representan las
retroalimentaciones que ocurren dentro del sistema y evalúa cómo el comportamiento
individual de los agentes es influenciado y adaptado por el funcionamiento del sistema.
Ahora bien, el empleo de este modelo para procesos sociales ha dado lugar al concepto de
sociedad artificial. Se sabe que los sistemas sociales son sistemas complejos, en el sentido de
que el comportamiento del sistema no se puede obtener de una simple suma o combinación
del comportamiento de sus partes. Por lo que, de esta manera, se dificulta establecer un
modelo matemático que establezca los efectos y relaciones de las partes para obtener el
comportamiento que surge a nivel de sistema.
Es necesario que los modelos basados en agente estén más ajustados a las realidades sociales.
Es aquí donde las ciencias de la complejidad pueden hacer aportes significativos para la
generación de conocimientos que conduzcan a establecer mecanismos que estén más
cercanos a la realidad, considerando la naturaleza de las interrelaciones de los agentes.
Seguidamente, se trata la simulación como punto problemático para las ciencias sociales
debido a que muchos de los modelos de éste estilo han sido desarrollados con independencia
a la teoría política y social. Este hecho permite llamar la atención sobre la necesidad de
indagar en la legitimidad y pertinencia de las técnicas de simulación en ciencias sociales
pudiéndose preguntar ¿hasta qué punto será ético el uso de la simulación en la gerencia
contemporánea, cuando se encuentran incluidos seres humanos, en los sistemas complejos?
Cuando se involucran individuos dependerá de si se afecta o no de forma negativa a ellos
como objeto de estudio. Es preciso considerar que en cuanto al marco epistemológico, que
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sustenta a las ciencias de la complejidad a pesar de las innovaciones técnico-metodológicas,
su forma de producir conocimiento continúa siendo funcional a un concepto hegemónico-
dominante de ciencia. No permite abordar y tematizar problemas fundamentales
concernientes al lugar de la ética, la política, los valores y la subjetividad en el quehacer
científico.
Con respecto a elementos como lo “ético” y la “simulación en seres humanos”, los cuales no
son excluyentes, mas en los nuevos caminos investigativos de la ciencia, los autores del
presente artículo en pleno consideran el respeto que debe tener la ciencia, ante los procesos
de simulación con humanos y que en ocasiones, han sido vulnerados.
Estando de acuerdo que la solución de esta situación es asumir el desafío que consiste en
resolver la problemática anterior, al concebir una estrategia metodológica que incluya
técnicas de simulación social, pero que, al mismo tiempo, contemple la necesidad de
construir modelos y simulaciones que sean fundamentalmente plataformas informáticas
adecuadas para modelizar y simular, inspiradas sobre la base de teorías sociales y políticas
consistentes, legítimas y relevantes. Es importante resaltar que no se puede creer que se
encontrarán en la modelización multi-agente la solución a todos los problemas
metodológicos de las ciencias sociales pero también sería un equívoco considerar, por
prejuicio o ignorancia, que éstas metodologías y técnicas no puedan ayudar a mejorar la
construcción de teoría y el conocimiento de la complejidad organizada, propia de las ciencias.
Este problemático desafío, al que se le llama simulación social teóricamente informada, es
abordado por el proyecto SocLab.
Desafíos de la complejidad
Los desafíos de la complejidad hacen aparecer bajo apariencias confusas e inciertas el
mundo, los fenómenos y los eventos, es por ello entonces necesario vincular las certitudes
con la incertidumbre. Precisamente en relación con la incertidumbre Morin citado por
Grinberg (s.f.) señala que el conocimiento es, en efecto, navegar en un océano de
incertidumbres sembrado de archipiélagos de certidumbres. Ciertamente la lógica se hace
indispensable para verificar y controlar pero el pensamiento finalmente opera de las
transgresiones a esa lógica. La racionalidad no se reduce a la lógica sino que esta última se
utiliza como un instrumento.
Por su parte, los sistemas complejos son aquellos que carecen de una teoría general en el
sentido tradicional que la ciencia asigna a este último concepto, por cuanto se trata de
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sistemas esencialmente informalizables. Este rasgo exige, precisamente, una radical apertura
metodológica, lógica y heurística. Una teoría general de la complejidad posee al mismo
tiempo estas características: incompletitud, apertura e incertidumbre. La incompletitud hace
referencia, en el sentido del teorema de Gödel, al reconocimiento de que la verdad de esta
teoría no se define a partir de ni se encuentra en ella misma.
Es por ello que la mejor manera de intentar explicar los sistemas complejos es por vía
descriptiva, haciendo referencia a las características o propiedades de un sistema, fenómeno
o comportamiento complejo, que se distingue por: no-linealidad, la autorganización, caos,
aleatoriedad, adaptación, evolución, flexibilidad/robustez, entre otros.
Una de las principales estratégicas metodológicas de las ciencias de la complejidad consiste
en la modelización y simulación computacional de sistemas complejos. Si bien es posible
identificar una pluralidad de significados y usos del concepto de modelo en ciencias
(Armatte: 2006), el término modelado científico se refiere genéricamente al proceso por el
cual se crea una abstracción de un sistema u objeto real, con la finalidad de desarrollar
procesos de inferencia sobre los mismos. En este sentido, se hace necesario partir del
conocimiento del comportamiento de los sistemas complejos (donde cada sistema tendrá
características particulares) como por ejemplo, colonias de hormigas, abejas, bancos de
peces, o el comportamiento migratorio de especies de aves, entre otras. Sin embargo, en el
caso de procesos que involucran personas, éste se ve influenciado por aspectos políticos,
económicos, sociales y demográficos por lo que el nivel de complejidad aumenta
considerablemente. También es preciso considerar que el marco epistemológico que sustenta
a las ciencias de la complejidad a pesar de las innovaciones técnico-metodológicas, su forma
de producir conocimiento continúa siendo funcional a un concepto hegemónico-dominante
de ciencia. En el cual no se permite abordar y tematizar problemas fundamentales
concernientes al lugar de la ética, la política, los valores y la subjetividad en el quehacer
científico.
Conclusiones
El paradigma de la complejidad tiene inmerso diversos campos del conocimiento que tratan
de generar nuevos modelos teóricos, metodológicos, que han sido rechazados por el
pensamiento científico o contemporáneo por las variantes presentadas "de una ciencia y/o
disciplina a otra", a pesar de introducir este paradigma existen problemas ignorados por la
ciencia moderna, como son "el desorden, el caos, la no linealidad, el no equilibrio, la
indecibilidad, la incertidumbre, entre otros".
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El pensamiento complejo surge a partir de las ciencias de la complejidad, pero no se tiene
una teoría definida para su fundamentación. Este es el punto débil de este paradigma, que no
posee bases metodológicas y epistemológicas que lo sustenten. Por lo que aún representa un
paradigma en construcción. Si surgiera una complementariedad entre las ciencias de la
complejidad y el pensamiento complejo, podríamos disponer de un paradigma moderno, con
una manera diferente de ver la ciencia; donde se asuma un compromiso ético-político, para
preservar los derechos de la humanidad y el equilibrio del planeta.
La complejidad organizada se caracteriza por poseer una visión del sistema en la complejidad
como un ente altamente organizado. Para dar una concepción del sistema complejo como una
unidad conformada por elementos, acciones o individuos heterogéneos y no separable,
definidos en función del resto, que interactúan y se resisten a la disolución bajo el principio
de auto-organización. Una de las debilidades que presenta este enfoque sistémico es la
metodología para determinar si el sistema es complejo o no. Para ello, es meritorio dar un
abordaje más exhaustivo para definir los parámetros de evaluación a través del uso de una
metodología adecuada, para definir las interacciones del tipo de sistema objeto de estudio.
La complejidad o el pensamiento complejo se puede entender como un paradigma novedoso
contemporáneo que estudian los fenómenos científicos no discutidos en el pasado y que
tienen relación con la sociología, física y la biología entre otras disciplinas, en este sentido se
estudia a la ciencia desde un punto de vista holístico, tratando de profundizar críticamente
diversos fenómenos, aplicando teorías como la auto-organización, la no linealidad, entre
otros.
La complejidad, por ser un enfoque novedoso que tiene abordajes desde las ciencias de la
complejidad y el pensamiento complejo, con grandes diferencias conceptuales, no se tiene
una teoría unificada y allí reside el punto débil de este paradigma, carente de sólidas bases
metodológicas y epistemológicas que fortalezcan su estructura como perspectiva de la ciencia
contemporánea. Por ello, que la complejidad podría verse como una perspectiva en
construcción, que posiblemente en los próximos años se refuerce, se estructure metodológica
y epistemológicamente; y consiga la unificación de teorías, posicionándose como un enfoque
relevante en el pensamiento científico contemporáneo.
La complejidad organizada tiene una noción sistémica en la que la complejidad, organización
y sistema son conceptos que se articulan para dar una concepción del sistema complejo,
como una unidad conformada por elementos, acciones o individuos heterogéneos y no
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separables y definidos en función del resto, que interactúan y se resisten a la disolución bajo
el principio de auto-organización.
La complejidad tiene dos formas de abordaje tan opuestas como complementarias, la primera
son las denominadas ciencias de la complejidad, que le da un sentido formal a la búsqueda de
soluciones a los problemas de complejidad, a través de la aplicación de metodologías
definidas, que se siguen con el uso de lenguaje formales, modelos matemáticos y simulación
computacional; y la segunda forma de abordaje es el pensamiento complejo que plantea la
búsqueda de soluciones a través de la inclusión de otras disciplinas que humanicen la
concepción de la ciencia. La cual sería orientada hacia la búsqueda de un sentido ético-
político que genere civilizaciones comprometidas con el desarrollo general, en función del
bienestar de la humanidad y del planeta.
Debido a que las ciencias de la complejidad poseen un gran número de herramientas
matemáticas y computacionales, pero que no poseen la dimensión político-ética, y el
pensamiento complejo carece de fundamentos metodológicos definidos y elementos
prácticos, enfocándose en el desarrollo político-ético de la ciencia, haciéndolos dos abordajes
opuestos pero a la vez complementarios, por los aportes que ambas pueden brindar. Las
ciencias de la complejidad pueden aportar las herramientas metodológicas concretas, el
pensamiento complejo por su parte, puede aportar el carácter reflexivo y filosófico al
desarrollo científico, superando las diferencias de ambos abordajes y fusionándolos en un
solo enfoque epistemológico, podría generarse un nuevo enfoque ecléctico para la
posmodernidad.
La complejidad de un sistema puede estimarse mediante la cantidad de información que es
necesaria para describirlo. Los sistemas más complejos son más difíciles de estudiar,
comprender y manipular ya que incorporan mayores cantidades de información.
Es perfectamente válido que la teoría de la complejidad sea aplicada a las empresas por ser
éstas por naturaleza sistemas complejos que ayudan a la comprensión de los fenómenos de la
sociedad y los negocios. Un claro ejemplo puede ser observado en la modelización y
simulación de organizaciones sociales con Soclab.
El sistema organizacional está conformado por un conjunto de reglas, principios, estructura
organizativa, valores, entre otros, que permiten que dentro del caos se auto organicen
generando un orden mínimo. Dentro del aspecto ético de los sistemas de simulación como
todo proceso que involucra a los individuos, dependerán de si se afecta o no de forma
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negativa a los individuos objeto de estudio. Es preciso considerar que el marco
epistemológico que sustenta a las ciencias de la complejidad, a pesar de las innovaciones
técnico-metodológicas, su forma de producir conocimiento continúa siendo funcional a un
concepto hegemónico-dominante de ciencia.
Los Sistemas Basado en Agentes (SBA) ofrecen una herramienta para desarrollar modelos
computaciones para estudiar la interacción de los agentes, en el ambiente que los rodea. Su
uso permite describir patrones de comportamiento y organización emergentes de un sistema.
Además, describen la retroalimentación que ocurre dentro del sistema. También permite
evaluar el comportamiento individual de los agentes, para adaptarse al comportamiento del
sistema. Es recomendable que los MBA se adapten a las relaciones sociales. En este aspecto,
las ciencias de la complejidad podrían aportar métodos que se asemejen lo más cercanamente
posible a la realidad en estudio y las interrelaciones con los agentes.
Los avances tecnológicos de la actualidad están al servicio de la ciencia; éstos han permitido
que el hombre lo incorpore para estudiar la complejidad de los sistemas. La evidencia de este
hecho son los Modelos Basado en Agente (MBA).
Los MBA ofrecen una herramienta para desarrollar modelos computaciones de como los
agentes actúan e interactúan entre sí y con el ambiente que los rodea para describir patrones
de comportamiento y organización emergentes de un sistema.
Los MBA representan las retroalimentaciones que ocurren dentro del sistema y permiten
evaluar como el comportamiento individual de los agentes es influenciado y se adapta por el
funcionamiento del sistema.
Es necesario que los modelos basados en agente estén más ajustados a las realidades sociales,
donde las ciencias de la complejidad pueden hacer aportes significativos para la generación
de conocimientos que conduzcan a establecer mecanismos que estén más cercanos a la
realidad, considerando la naturaleza de las interrelaciones de los agentes.
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El Desván de las Reseñas
Pensar desde la izquierda. Mapa del pensamiento crítico
para un tiempo de crisis. Varios Autores. Errata naturae.
Madrid. 2012. 397 páginas.
Obra colectiva, interesante por la diversidad de temas y perspectivas. Además, su lectura se
hace llevadera para un lector curioso y ávido de información sobre el mapa de pensamiento
actual, porque está compuesta por cortos ensayos, análisis de textos y entrevistas. Como
señala su título, el libro intenta construir un mapa sobre las posturas de la reflexión de
izquierda (entendido en un sentido muy amplio), que más bien, es una mirada crítica sobre
temas destacados que conforman la agenda de la gobernabilidad global.
El repertorio de autores que conforman la obra, juntos los textos comentados y las
conversaciones, corresponde a los más taquilleros de las editoriales y revistas especializadas
en ciencias sociales y filosofía como por ejemplo: Alain Badiou, Slavoj Zizek, Jacques
Ranciére, Antonio Negri, Giorgio Agamben, entre otros.
Entre los temas que se destacan en el primer capítulo titulado “Pensar la globalización
neoliberal”, puede encontrarse una aproximación a las investigaciones sobre el
neoliberalismo de corriente francesa, relacionada con el contexto y los antecedentes
históricos de su nacimiento.
El artículo contiene una buena descripción de los conceptos y valores de esa corriente
ideológica y una muy buena diferenciación con respecto a las características del liberalismo
propiamente dicho. Puede encontrarse también, una corta entrevista a Giorgio Agamben
donde desarrolla un análisis crítico sobre los dispositivos de seguridad como paradigma de la
gobernabilidad actual.
Continúa un breve análisis de la tesis de David Harvey desarrollado por Fredérich Neyrat
sobre la relación entre el espacio y el desenvolvimiento del capitalismo actual y sus
contradicciones. Tema por cierto, muy interesante para tomar en cuenta en los debates sobre
la necesidad de elaborar un nuevo marco conceptual para la geografía.
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El mismo crítico elabora también, una aproximación al problema de la violencia en la
globalización con relación a la situación de las minorías en el mundo, a través de la obra de
Arjun Appadurai.
Se suma a ello, un análisis crítico de la tesis del economista italiano Giovanni Arrighi sobre si
el desarrollo actual de Asia oriental, en especial China, abre o no las puertas a una forma
diferente de capitalismo. Completa esta sección un análisis crítico sobre las experiencias
“innovadoras” de la “nueva izquierda latinoamericana” y los experimentos en Bolivia y
Venezuela.
El segundo capítulo agrupa textos relacionados con el problema del trabajo y la posibilidad
de desarrollar alternativas al capitalismo actual, lleva por título, “Crítica del trabajo, crítica
del capitalismo, producción de lo común”. Aquí, aparecen temas interesantes de nuevo cuño
sobre aspectos clásicos como las relaciones de producción, el capital y las transformaciones
de la noción de trabajo y su correlación crítica con la perspectiva marxista. Se destacan
también, los análisis sobre experiencias de autogestión obrera, una relacionada con una
quiebra económica, como es el caso de la fábrica de cerámica Zanón en Argentina, que hoy
cuenta con más de cuatrocientos trabajadores y que a su vez, se ha relacionado con la
comunidad mapuche de la zona para la utilización de sus diseños en la producción de
azulejos.
La segunda experiencia, muestra una dinámica de autogestión distinta ya que no nació como
respuesta a un cierre de fábrica en un momento de convulsiones políticas, sino como un
proyecto político de largo plazo, tal es la red de cooperativas vascas de Mondragón, que se ha
convertido en uno de los mayores grupos económicos de España. Este estudio se
complementa con un análisis crítico de la importancia, centralizad y no visibilidad del Care,
término que en inglés designa dos acciones simultáneas “preocuparse” por los demás y
“ocuparse en cuidar” a alguien o algo.
El capítulo se cierra con dos entrevistas, una a Antonio Negri sobre la necesidad de recrear
un nuevo sujeto y una nueva humanidad, en el contexto de la mutación del trabajo con sus
consecuencias en las organizaciones del capitalismo actual. Y la otra, a Michael Hardt sobre
las posibilidades del fin del capitalismo.
El tercer capítulo que es el más extenso porque abarca la mitad del libro, tal vez sea el más
interesante y polémico, lleva por título ¿ha dicho posmarxismo? Este capítulo se abre con tres
conversaciones cuyo contenido es imposible de sintetizar en este espacio.
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La primera con Chantal Ruffe sobre la revisión crítica de las tesis elaboradas con Ernesto
Laclau, el destino de la democracia y de los movimientos sociales. A continuación se
encuentra la conversación con Nancy Fraser sobre las contradicciones existentes en los
esfuerzos de articulación entre política de la redistribución y política del reconocimiento,
dentro del marco de la relación entre justicia y cultura en el contexto de la globalización
presente.
La tercera conversación es con Étienne Balibar, su contenido se centra sobre la relación entre
la filosofía política y el pensamiento marxista, en el contexto de una vuelta a la lectura de “los
clásicos” donde Marx es uno más de ellos.
Para concluir es preciso destacar el análisis crítico que realiza Peter Hallward sobre la
“hipótesis comunista” de Alain Badiou y la conversación con Jacques Ranciére sobre la crisis
e impotencia de la crítica a la idea de espectáculo y sus consecuencias sobre el plano de la
emancipación política, intelectual y estética.
En síntesis, se desprende del contenido de esta obra colectiva un entusiasmo por desarrollar
visones críticas y alternativas frente a un contexto sometido a las transformaciones del
capitalismo integrado. También se analiza la situación humana en general, a través de una
visión totalizadora con los riesgos epistemológicos que ello conlleva y se busca a partir de
ello, elaborar proyectos de emancipación general que lamentablemente no se consolidan
como una alternativa concreta y efectiva.
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