resumen teatralidades de la memoria - alicia del campo

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Teatralidad, identidad nacional y memoria histórica como categorías espectaculares modeladoras de sensibilidades sociales El propósito de la autora es analizar las teatralidades de la memoria en la transición chilena, para lo cual, en este primer capítulo va a dar cuenta de las formulaciones teóricas en que se apoya su acercamiento, que gira en torno a dos ejes claves: la problematización del concepto de teatro y teatralidad y su relación con el performance, y la argumentación respecto de las identidades nacionales y de la memoria histórica como categorías espectaculares. En primer término, desde la perspectiva del acercamiento entre la antropología simbólica y la crítica literaria, se propone ampliar la limitada noción de teatro hacia un concepto de teatralidad social que permita dar cuenta de la cotidianeidad como espacio generador de teatralidades y como objeto legítimo de estudio para la crítica literaria y los estudios teatrales. Para esto, realiza una revisión de los distintos acercamientos al término teatralidad dentro y fuera de los estudios teatrales para reafirmar su propuesta de investigación: Pavis hace un recuento de las “asociaciones suscitadas por el término”, para Barthes se trata de “un espesor de signos”, para la crítica teatral es “la esencia del texto dramático”, para la semiótica teatral existen definiciones que privilegian el aspecto visual de la puesta en escena y, finalmente, también aparece como un rasgo de la narrativa. Dentro del uso que hacen los historiadores culturales de la teatralidad como categoría analítica, le interesa la propuesta de Erving Goffman de un modelo analógico dramático para analizar elementos de la puesta en escena del individuo en la cotidianidad a partir de su desempeño ‘teatral’ de roles sociales (1993). En base a este modelo, se propone abordar la teatralidad como un continuo que va desde los patrones dramáticos que regulan las interacciones sociales hasta los modos de incorporación de esas teatralidades de la vida cotidiana en las expresiones teatrales (teatro de sala, pantomima, teatro de calle, popular, performance 1

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Alicia del Campo

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Teatralidad, identidad nacional y memoria histrica como categoras espectaculares modeladoras de sensibilidades socialesEl propsito de la autora es analizar las teatralidades de la memoria en la transicin chilena, para lo cual, en este primer captulo va a dar cuenta de las formulaciones tericas en que se apoya su acercamiento, que gira en torno a dos ejes claves: la problematizacin del concepto de teatro y teatralidad y su relacin con el performance, y la argumentacin respecto de las identidades nacionales y de la memoria histrica como categoras espectaculares.En primer trmino, desde la perspectiva del acercamiento entre la antropologa simblica y la crtica literaria, se propone ampliar la limitada nocin de teatro hacia un concepto de teatralidad social que permita dar cuenta de la cotidianeidad como espacio generador de teatralidades y como objeto legtimo de estudio para la crtica literaria y los estudios teatrales. Para esto, realiza una revisin de los distintos acercamientos al trmino teatralidad dentro y fuera de los estudios teatrales para reafirmar su propuesta de investigacin: Pavis hace un recuento de las asociaciones suscitadas por el trmino, para Barthes se trata de un espesor de signos, para la crtica teatral es la esencia del texto dramtico, para la semitica teatral existen definiciones que privilegian el aspecto visual de la puesta en escena y, finalmente, tambin aparece como un rasgo de la narrativa. Dentro del uso que hacen los historiadores culturales de la teatralidad como categora analtica, le interesa la propuesta de Erving Goffman de un modelo analgico dramtico para analizar elementos de la puesta en escena del individuo en la cotidianidad a partir de su desempeo teatral de roles sociales (1993). En base a este modelo, se propone abordar la teatralidad como un continuo que va desde los patrones dramticos que regulan las interacciones sociales hasta los modos de incorporacin de esas teatralidades de la vida cotidiana en las expresiones teatrales (teatro de sala, pantomima, teatro de calle, popular, performance art) en cuyo espacio intermedio ubicara las teatralidades que caracterizan las ceremonias y rituales pblicos de las instituciones culturales y sectores subalternos. Las categoras de actores y espectadores se van constituyendo en el mismo proceso de la puesta en escena en el espacio pblico. Tambin toma de la perspectiva de Orozco Daz, en su estudio del teatro y la teatralidad en el Barroco, en torno a la espectacularidad que adquiere la vida social en ese perodo (la construccin de objetos para ser vistos) (Villegas, 1996: 12), para validar su entendimiento de la esfera pblica cotidiana como espacio teatral. Aqu resurge la metfora de la vida social como el gran teatro del mundo (Caldern) y la ejemplifica a partir de tres modalidades: -en la Modernidad se transforma en roles sociales, actitudes, gestualidades asumidas frente a un poder burocrtico, econmico y cultural que manipula las relaciones sociales y obliga a actuar bajo sus reglas. -En la Postmodernidad se torna en el simulacro de Baudrillard, en el que las redes de imgenes generadas desde los medios masivos de la sociedad de consumo preceden toda realidad a las que estas puedan referirse, y en la liberadora y subversiva posibilidad del performance individual en la cotidianidad, asumiendo una multiplicidad de roles a travs de performances corporalizadas o escriturales. -En el Tercer Mundo, segn Garca Canclini (1995), sera la puesta en escena de lo popular, un performance cultural colectivo que desde el poder (caso del turismo) o desde las prcticas culturales de la subalternidad (la religiosidad popular) buscan desde sus hibridas producciones infundir una impronta utpica e identitaria mestiza a su praxis social.Dentro del acercamiento que representa el cruce entre lo literario y lo antropolgico, toma la propuesta de Hernn Vidal quien aborda la nocin de teatralidad social, tomando como punto de partida las teatralidades polticas que se ponen en marcha en Chile, desde distintos sectores y durante el perodo dictatorial, como parte del movimiento por la defensa de los Derechos Humanos. Este autor sostiene que el sentido social y la significacin del teatro como institucin evolucionan en relacin a los cambios en las prcticas generales de la teatralidad poltica, en la sociedad como un todo. Estos estilos contextuales de teatralidad poltica sellan y fijan la lgica a travs de la cual podemos medir la funcionalidad de las prcticas teatrales en sus varios niveles: generacin de guiones, actuacin, direccin, estilo de escenografa, la validez y preeminencia de ciertos gneros retricos (comedia, melodrama, grotesco) y los modos de organizacin y la administracin de las compaas. Desde una semitica de la cultura y un entendimiento del teatro a partir de un modelo comunicacional, cita a Juan Villegas quien legitima el estudio de las gestualidades y teatralidades inscriptas en las prcticas cotidianas como objeto vlido de anlisis para los estudios teatrales. En su definicin, la teatralidad social est constituida por un sistema de cdigos en el cual se privilegia la construccin y percepcin visual del mundo, que condiciona el comportarse gestual de los individuos dentro del sistema social (1996: 14). Para este autor, en cada momento histrico coexisten una pluralidad de teatralidades vinculadas a sistemas culturales dentro de la sociedad, algunas de ellas se constituyen en legitimizadas y otras en no legitimizadas por el sistema cultural hegemnico. Esta legitimidad se relaciona tanto con los modos aceptados dentro de la vida social como con las llamadas prcticas artsticas. Por otro lado, en relacin al trmino performance, cita a Willmar Sauter, quien lo define como una categora que incluye la poltica, medicina, deportes, religin y vida cotidiana. El trmino performance como modo de apertura de los parmetros investigativos de lo teatral, proviene de una tradicin cultural particular y tiene por ello una multiplicidad de sentidos que adquieren validez en su propio contexto sociocultural. Retoma a Villegas quien prefiere usar la nocin de teatralidad debido a su mayor relacin con la prctica teatral latinoamericana y con la definicin de teatro usada en Latinoamrica, adems de permitirle la incorporacin de expresiones dramticas no canonizadas, como el teatro popular (1994: 315-319). Desde este contexto, la autora opta por una concepcin de las teatralidades sociales como la articulacin, a partir de estrategias dramticas (visuales, lingsticas, sonoras, espaciales, sensoriales y en base a estilos, gneros y retricas dramticos) adoptados por los aparatos e instituciones culturales y por los grupos subalternos para articular sus sentires respecto de la historia y el acontecer social y apelar a partir de puestas en escena en la esfera pblica cotidiana y en base a un imaginario compartido- a la sensibilidad social para modelarla con miras a constituir a esos espectadores en agentes activos de su propia historia o en receptores de las visiones de mundo articuladas por las autoridades culturales a partir de estos imaginarios (49-50). Estas teatralidades estn en constante produccin y confrontacin, y se ponen en escena en el espacio pblico donde se lleva a cabo la negociacin de sentidos del acontecer y la praxis social. Por otro lado, toma la propuesta de Clifford Geertz de una definicin semitica de la cultura como una red de sistemas de significacin en constante interaccin por sobre su propia materialidad. Esta definicin le sirve para abordar la capacidad de apelacin simblica de los rituales y auscultar el modo en que el significado es creado y comunicado a travs de sistemas de signos codificables y decodificables. No obstante, reconoce que el teatro est anclado en una materialidad concreta (escenario, tramoya, vestuario, cuerpos, voces, utilera) que determina los modos de produccin y las posibilidades de articulacin imaginativa de esas realidades. Por lo tanto, en esta recuperacin de la materialidad del teatro productora de sentido, le resulta ms til retornar a la idea del carcter polifnico del teatro, segn Barthes, que lo ubica como objeto privilegiado del anlisis semiolgico. La tradicin de los estudios semiticos del teatro se ha concentrado en el anlisis de la semiosis teatral y no de la teatralidad. Tambin toma los postulados de Laclau (1980) y Althusser (1968) en relacin a la formacin de las ideologas y las formas de interpelacin (de clase y popular democrticas) para decir que en el teatro y en las teatralidades sociales se ponen en escena tipificaciones de la realidad social orientadas a dar sentido a las propias propuestas de clase en el marco de un imaginario cultural compartido por este grupo social. La autora postula que hay una serie de cdigos espectaculares en funcionamiento (protocolos funerarios, diplomticos, iluminacin, usos del espacio, retricas, gestualidades, musicalidades) que se intenta definir de un modo historizado, es decir, cmo y por qu comunican una serie de mensajes a una colectividad espectadora. Los sistemas de signos se encuentran en interrelacin en un momento dado, por lo cual, hay una multiplicidad de cargas semnticas y un juego constante de negociaciones de sentido que hace ms vlida la puesta en escena de estos rituales en el espacio pblico. En definitiva, plantea que el investigador debe auscultar los posicionamientos metafricos articulados por distintos grupos a partir de un juego de tropos llevado a cabo en base a afirmaciones metafricas-visuales-icnicas en el espacio pblico en busca de una legtima apropiacin de la verdad social. Para ella, estas afirmaciones slo tienen validez en la medida en que constituyen un preparativo para la accin y adquieren finalidades concretas, con consecuencias reales para el conglomerado social. Por ltimo, toma el aporte de Keir Elam (1994) sobre la proxmica que atae a las relaciones de proximidad marcadas como modelo de comunicacin, para abordar la carga semntica que adquieren ciertos elementos de estos rituales en funcin de las relaciones espaciales, de proximidad, que adquieren en relacin a sitios, personajes y edificios de alto contenido simblico.

En segundo trmino, para entender la compleja negociacin de sentidos que est en juego en los rituales, ceremonias y obras teatrales que la autora va a analizar en la postdictadura chilena, se dispone primero a abordar cuatro conceptos centrales complementarios a su anlisis: identidad nacional, memoria, ritual y duelo como categoras espectaculares/ teatrales que se expresan en una multiplicidad de teatralidades.Parte de la proposicin de que toda forma de reconstruccin de la memoria histrica contiene implcitamente una determinada articulacin de la identidad nacional. A ella le interesa abordar la identidad nacional como constructo cultural mediado por imgenes y estrategias dramticas orientadas a modelar la sensibilidad social y a constituir sujetos polticos en constante accin y transformacin, y cuestionar la funcionalidad que asumen estas articulaciones. Luego rescata dos temticas que han guiado los estudios sobre identidad nacional: el nacionalismo y el proceso de globalizacin econmica y cultural que caracteriza la postmodernidad y sus implicaciones en trminos de la articulacin de identidades nacionales postcoloniales, tanto como de las propuestas de identidad de sectores subalternos (cultural y tnicamente) al interior de los Estados Nacionales. La identidad nacional como fenmeno es detectable a partir del momento en que el individuo adquiere relevancia y la sociedad democrtica, fundada en el Estado Nacin, se enfrenta a la necesidad de cohesionar una sociedad pluriclasista y pluricultural en funcin de un proyecto comn que se atae a leyes y normas de convivencia social. Mientras que en el contexto de la comunidad internacional la necesidad de articular eficientemente una identidad nacional (en tanto discurso o espectacularidad) conlleva adems el sentido de constituir a los Estados Nacionales en interlocutores/actores/ personajes vlidos en el marco de las relaciones internacionales. La identidad nacional, en tanto sentimiento colectivo, debe ser constantemente reafirmada a travs de rituales y ceremonias nacionales que aseguren su poder cohesionador. La identidad nacional se construye as a partir de dos ejes centrales: continuidad y diferencia. Continuidad como entidad histrica proyectada hacia el futuro, que los individuos perciben a travs de un set de experiencias que se expanden en el tiempo y estn unidas por un sentido comn que slo los participantes entienden. Diferencia que deriva de la conciencia de formar una comunidad con una cultura comn, ubicada en un territorio fijo que permite a sus miembros distinguir entre ellos y los otros. Estos dos ejes centrales, un pasado comn y una territorialidad, son configurados a partir de imgenes con claros referentes espectaculares.La autora afirma que en las construcciones ficcionales de lo nacional hay una serie de teatralidades puestas en juego en la retrica e imgenes a travs de las cuales se articula un escenario nacional y en el cual se valoran como protagonistas vlidos en desmedro de otros- ciertos personajes, espacios, gestualidades, protocolos y rituales. Por su parte, plantea que los rituales constituyen posicionamientos culturales estratgicos por medio de cdigos dramticos, orientados a una puesta en escena de la identidad nacional. Cada ritual ejerce una oferta de un cierto libreto/ trama dentro del cual yo como ciudadano/a me identifico, me posiciono y establezco alianzas con unos u otros personajes de la trama. Las identidades nacionales y culturales estn sujetas a un proceso de produccin constante dentro de prcticas existentes en que se juegan relaciones, smbolos e ideas ya presentes en el imaginario cultural.Toma de Jorge Larran la nocin de versiones pblicas de la identidad cultural que el autor rescata de Richard Johnson: las versiones pblicas de la identidad y la enorme variedad de modos de vida en un pas o regin son dos momentos de un circuito de identidad que deben ser distinguidos; pero que se alimentan mutuamente (161).Esta nocin le va a ser til a la autora para formular su concepto de identidad nacional como constructos imaginarios articulados a partir de una serie de aparatos productores de ficciones culturales, cuyos agentes son las instituciones culturales (iglesia, medios y aparatos polticos). Estas instituciones elaboran conscientemente versiones pblicas de la identidad nacional que se presentan en el espacio pblico con miras a modelar la sensibilidad social en funcin de los intereses y proyectos que guan a tales instituciones. Al tiempo que estas se sirven de un corpus simblico, compartido por esa sociedad y cargado de historia, para resignificarlo en nuevas propuestas de identidad en funcin de sus propios intereses. Es a partir de este mismo cmulo simblico cultural compartido, que los grupos subalternos deben establecer sus propias articulaciones y propuestas de identidad nacional inscriptas en una pluralidad de prcticas culturales. Es as como las distintas formas de conmemoracin nacional eventos, ceremonias y rituales- y los smbolos histricamente asociados a ellos se constituyen en un espacio permanente de lucha ideolgica. Por su parte, la autora sostiene que la memoria de una sociedad est inscripta teatralmente en una serie de elementos espaciales, discursivos, visuales y rituales. Cada acto de conmemoracin constituye, en su manejo espectacular, una nueva propuesta de versin oficial/ pblica de ese pasado histrico que intenta desde el Estado o desde los grupos subalternos- redefinir el accionar futuro a partir de este constante proceso de construccin y reconstruccin de imgenes, de resemantizacin de los smbolos ya cargados con una historia de prcticas tradicionales. As, plantea que los espacios y las ceremonias de conmemoracin a travs de los cuales se pone en escena la memoria histrica establecen las interpretaciones, en ese momento vlidas, de la identidad nacional y la espectacularidad en que esa versin se afirma. Citando a John Gillis, postula que las memorias e identidades no son cosas fijas, sino representaciones o construcciones de realidad, fenmenos subjetivos antes que objetivos (1994:3) y que la conexin entre memoria e identidad se sustenta en su carcter de constructo cultural: las identidades y las memorias son altamente selectivas, inscriptivas, antes que descriptivas, que sirven posiciones ideolgicas e intereses particulares. Del mismo modo en que memoria e identidad se apoyan mutuamente, tambin mantienen ciertas posiciones subjetivas, lmites sociales, y por supuesto, poder (1994:4). Para afirmar la memoria como categora espectacular revisa la nocin de memoria y el modo en que se tensiona la memoria individual y la cultura. Para ello, toma la nocin de memoria colectiva de Maurice Halbwachs, quien postula que: - los diferentes grupos sociales y culturales usan marcos de referencia espacio/temporales para recordar;- se recuerda en comunidad y como vivencia compartida de un pasado comn; - la memoria es un acto de reconstruccin del pasado en funcin de las necesidades del presente;- todo recuerdo individual est mediado por las identidades del grupo a que pertenece el individuo. Tambin cita a Paul Connerton quien afirma que aquello que entendemos por memoria colectiva en gran parte se refiere a actos de comunicacin entre individuos. sta puede ser hallada en ceremonias conmemorativas, en tanto stas son performativas, y en las prcticas corporales. stas posibilitan estudiar la memoria colectiva como acto de transferencia y modos de resistencia que permitiran explicar el cambio social.As, para la autora, el desarrollo de los aspectos habituales y performativos de la memoria abre las puertas a una concepcin espectacular de la memoria colectiva, tanto como producto de los sectores de poder, como de los sectores subalternos. 5