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N E M U S E R DE PONENCIAS AVANCES EN NEUROLOGÍA: Nuevos retos en la enfermedad de Parkinson Barcelona l 23-24 l 9 l 2016 MEDICAL FORUM NEUROLOGÍA VOLUMEN 1

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NEMUSERDE PONENCIAS

AVANCES EN NEUROLOGÍA: Nuevos retos en la enfermedad

de ParkinsonBarcelona l 23-24 l 9 l 2016

MEDICAL FORUM NEUROLOGÍA

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VOLUMEN 1

1

ZAMBON, SAUMarC/ esme, 5

Polígono Can Bernades Subirà, 08130 - Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, copiada o transmitida de cualquier forma, ni por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia o de otro tipo, sin el permiso por escrito de los propietarios del Copyright.

Xadago-separata-sept.indd 2 6/9/16 12:07

PRESIDENTEDr. Jaime Kulisevsky

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

COORDINADORES DEL CURSODr. Javier Pagonabarraga

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Dr. Pedro García Ruiz-EspigaHospital Universitario Fundación Jiménez Díaz,

Madrid

AVANCES EN NEUROLOGÍA: Nuevos retos en la enfermedad

de ParkinsonBarcelona l 23-24 l 9 l 2016

MEDICAL FORUM NEUROLOGÍA

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ZAMBON, SAUMarC/ esme, 5

Polígono Can Bernades Subirà, 08130 - Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, copiada o transmitida de cualquier forma, ni por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia o de otro tipo, sin el permiso por escrito de los propietarios del Copyright.

Xadago-separata-sept.indd 2 6/9/16 12:07

PRESIDENTEDr. Jaime Kulisevsky

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

COORDINADORES DEL CURSODr. Javier Pagonabarraga

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Dr. Pedro García Ruiz-EspigaHospital Universitario Fundación Jiménez Díaz,

Madrid

AVANCES EN NEUROLOGÍA: Nuevos retos en la enfermedad

de ParkinsonBarcelona l 23-24 l 9 l 2016

MEDICAL FORUM NEUROLOGÍA

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3

Sumario

Fisiopatología de la enfermedad de Parkinson y el papel de la microbiota Prof. Fabrizio Stocchi IRCCS San Raffaele Pisana, Roma

¿Qué síntomas de la enfermedad de Parkinson son más útiles para poder seguir mejor su progresión? Dr. Pablo Mir Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla

Introducción

05

04

17

13

23

31

42

EntrevistaDr. Jaime KulisevskyHospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

La EP como una enfermedad tipo-priónica: evidencias y contradicciones Dra. María Rosario Luquin Clínica Universidad de Navarra, Pamplona

Límites de la medicación dopaminérgica. ¿Hasta dónde hemos llegado y qué falta? Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

4

Aproximadamente un centenar de profesionales se

dieron cita el pasado 24 de septiembre en Barcelona,

en el MEDICAL FORUM de NEUROLOGÍA “Avances

en Neurología: Nuevos retos en la Enfermedad de

Parkinson”, avalado por la Universidad Autónoma de

Barcelona y el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y

realizado con el patrocinio de Laboratorios Zambon. El

presidente del encuentro fue el Dr. Jaime Kulisevsky, del

Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, y la

coordinación del curso corrió a cargo de los doctores

Javier Pagonabarraga, del Hospital de la Santa Creu i

Sant Pau de Barcelona, y Pedro García Ruiz-Espiga,

del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de

Madrid.

Expertos de reconocido prestigio nacional e

internacional, abordaron algunos de los avances más

sobresalientes en neurología, ofreciendo algunas

respuestas a los múltiples retos pendientes en el campo

de la enfermedad de Parkinson (EP).

La reunión, estructurada con lecturas magistrales,

sesiones científicas y presentación y puesta en

común de casos clínicos, sirvió para conocer mejor la

fisiopatología de la EP y el papel que juega la microbiota

en su desarrollo, la identificación de posibles marcadores

precoces de evolución de la enfermedad, los límites

de la medicación dopaminérgica, las evidencias que

existen sobre la teoría priónica de la EP, los trabajos

más sobresalientes presentados en el marco del último

congreso celebrado de la Sociedad Internacional de

Trastornos del Movimiento y también permitió ampliar el

conocimiento sobre las nuevas alternativas terapéuticas

disponibles para el tratamiento de la EP, como

Safinamida.

NUEVAS EVIDENCIAS CON SAFINAMIDA

Safinamida, es una nueva opción terapéutica indica-

da para el tratamiento de pacientes adultos con EP

idiopática como tratamiento complementario a una

dosis estable de Levodopa (Levodopa) sola o en combi-

nación con otros medicamentos antiparkinsonianos, en

pacientes en fase media o avanzada con fluctuaciones.

Tal y como se puso de relieve en este foro,

Safinamida se puede utilizar actualmente como

primera elección en pacientes con EP que no

están suficientemente controlados con levodopa

en monoterapia. También se puede emplear como

tratamiento complementario en pacientes con

levodopa y otros tratamientos dopaminérgicos

concomitantes (Agonistas dopaminergicos (AD),

Inhibidores de la catecol-o-metiltransferasa (ICOMT),

amantadina y/o anticolinérgicos). La dosis más alta

(100 mg/día) maximiza los efectos del segundo

mecanismo de acción, no dopaminérgico, en

particular sobre el control de las discinesias y el dolor

(y consecuentemente en la calidad de vida).

Safinamida es un fármaco con un nuevo mecanismo

de acción dual (dopaminérgico y no dopaminérgico)

que incluye la inhibición reversible y altamente selectiva

de la monoamino oxidasa-B (MAO-B), y el bloqueo de

los canales de sodio y la modulación de los canales de

calcio inhibiendo la liberación excesiva de glutamato.

Según se concluyó de las sesiones y

conferencias, así como de las experiencias

expuestas en los casos clínicos, Safinamida

es una opción terapéutica útil para el manejo de las

fluctuaciones en la EP. Su eficacia sobre los periodos

“OFF” muestran que el fármaco es un potente IMAO-B.

Es una buena opción tanto en pacientes con fluctuacio-

nes iniciales como en aquellos que ya han sido tratados

con terapias avanzadas (como Duodopa®, estimula-

ción cerebral profunda (DBS), apomorfina). Se planteó

el posible beneficio que podría derivarse si existiese un

polimorfismo que explicara la variabilidad de la respues-

ta clínica del fármaco.

En palabras del Dr. Jaime Kulisevsky, “aunque aún

estamos aprendiendo a utilizarla y es mucho el

potencial por explotar, Safinamida es ya una realidad

farmacológica que ha venido a la neurología para

quedarse. Es un fármaco muy eficaz, que nos ofrece

beneficios diferenciales, con un mecanismo de acción

innovador y que resulta extraordinariamente seguro”.

Introducción

5

En los últimos años se han acumulado numerosas

evidencias que revelan la existencia de alteraciones

de la composición de la microbiota intestinal en

las enfermedades neurodegenerativas; más

concretamente, se han evidenciado diferencias entre la

microbiota intestinal de los pacientes con enfermedad

de Parkinson (EP) y la de sujetos sanos, apuntándose

que dichas diferencias podrían estar relacionadas tanto

con la gravedad de los síntomas como con el fenotipo

clínico de la enfermedad. El profesor de Neurología

Fabrizio Stocchi es uno de los expertos mundiales que

se está preocupando por evaluar este aspecto.

Las alteraciones gastrointestinales son los síntomas

no motores más frecuentes en la enfermedad de

Parkinson, siendo especialmente discapacitantes e

impactantes en la calidad de vida de los pacientes.

Incluso, se ha sugerido que el estreñimiento podría

preceder a la aparición de síntomas motores en el

paciente con EP.

En un trabajo clásico de Chaudhuri et al.1 se encuentra

que hasta un 41,52% de los pacientes tienen dribbling

(deposición escasa), un 28,95% indican trastornos

en el olor/sabor, un 28,38% presentan problemas de

deglución, un 14,31% manifiestan vómitos, un 52,48%

sufren de estreñimiento, un 8,21% documentan

incontinencia intestinal y un 29,0% se quejan de

un vaciado intestinal incompleto. En definitiva, los

trastornos gastrointestinales más habituales en

pacientes con EP son la boca seca, babeo excesivo,

disfagia, estreñimiento y alteraciones en la defecación.

¿POR QUÉ?

Partiendo de esta realidad, el Prof. Stocchi trató de des-

velar por qué son tan habituales los trastornos gastroin-

testinales en los pacientes con Parkinson, aludiendo en

primer término al problema de la hipersalivación.

Según comentó, “el fenómeno de sialorrea que se

observa en estos pacientes es el resultado de un de-

terioro en la deglución refleja más que de una hiperse-

creción, puesto que la producción de saliva en estas

personas está disminuida”. En este sentido, se han

hallado inclusiones de α-sinucleína en las glándulas

salivares menores y patología de cuerpos de Lewy en

glándulas submandibulares. Además, se sabe que la

levodopa eleva la tasa de flujo salival tanto basal como

refleja. En cualquier caso, reconoció el experto italia-

no, “el babeo es uno de los trastornos más caracterís-

ticos y que causa mayor repulsión social en personas

con Parkinson; pero es que, además de tratarse de

un problema socialmente embarazoso y discapa-

citante, puede facilitar la aspiración y el aumento de

infecciones”.

Entre los recursos terapéuticos utilizados

usualmente para hacer frente a este problema,

destacan dos: el glicopirrolato y la atropina. El

glicopirrolato es un fármaco anticolinérgico que

no atraviesa la barrera hematoencefácolica,

produciendo menos efectos relacionados con

el sistema nervioso central. Por su parte, la

administración sublingual de atropina 1% puede

reducir la producción de saliva sin causar efectos

anticolinérgicos sistémicos. También se han

probado con éxito técnicas de inyección de

toxina botulínica A guiada por ultrasonidos para el

tratamiento de la hipersialorrea.

Respecto a las alteraciones en la deglución, es

habitual encontrar en los pacientes con EP un con-

trol lingual anormal de la deglución, festinación lingual,

una deglución refleja retardada (con una tendencia a

deglutir durante la fase de inspiración, aumentando la

posibilidad de aspiración) y un repetitivo e involuntario

reflujo de la vallécula y los senos piriformes dentro de

la cavidad oral.

En base a casos clínicos propios, y basándose en

imágenes recogidas sobre el proceso de deglución

en personas sanas y en personas con Parkinson,

el Prof. Stocchi mostró importantes diferencias, su-

brayando como la deglución en los pacientes con

EP es extraordinariamente compleja, con impor-

tantes desórdenes y que puede causar numerosas

Fisiopatología de la enfermedad de Parkinson y el papel de la microbiota

Prof. Fabrizio Stocchi IRCCS San Raffaele Pisana, Roma, Italia

6

complicaciones. Es más, tal y como destacó:

“los trastornos en la deglución se pueden apreciar

ya en las fases más precoces de la EP”, en un

fenómeno que se ha denominado como swallowing

bradykinesia (deglución bradicinésica). Aparte

de otras consideraciones, esta alteración llega a

afectar también al propio tratamiento farmacológico

de la EP, puesto que la propia deglución de algunos

comprimidos resulta dificultosa, lenta y laboriosa,

complicando la absorción del fármaco y, por tanto,

limitando incluso la propia capacidad de esos

fármacos para desarrollar su efecto terapéutico.

A nivel esofágico, el paciente con EP también suele

presentar importantes alteraciones; entre ellas,

se aprecian degluciones no peristálticas, eructos,

espasmos segmentales, dilatación esofágica y reflujo

gastro-esofágico. Para hacer frente a estos y otros

problemas esofágicos en la enfermedad de Parkinson,

y en base a un caso clínico presentado, el ponente

apuntó que se deben considerar, vigilar y no infraestimar

estos síntomas, introducir cambios en el tipo de comida

y dieta del paciente (siendo especialmente importante

beber mucha aguda mientras come), recomendar

fármacos dopaminérgicos que pueden mejorar la

deglución e iniciar una terapia infusional o transdérmica.

Respecto a las alteraciones gástricas en la EP, el

Prof. Stocchi llamó especialmente la atención en su

conferencia al fenómeno de vaciado gástrico retrasa-

do, en el que intervienen factores tales como las comi-

das, algunos fármacos anticolinérgicos, el exceso de

acidez gástrica, la comida grasa, el estreñimiento o los

propios fármacos dopaminérgicos. La gastroparesis

es un trastorno estomacal frecuente en EP y en el cual

el estómago sufre una parálisis que incrementa dema-

siado el tiempo que tarda en vaciar su contenido.

En el caso de los pacientes con EP, este retardo en el

vaciado gástrico puede producir una gran variedad de

síntomas, como una precoz sensación de saciedad,

disconfort anormal con hinchazón, náuseas, vómitos,

pérdida de peso o malnutrición. Con todo, el proble-

ma que más impacto tiene en el tratamiento de la EP

se debe a la afectación que esta gastroparesis causa

en la levodopa, al interferir en su absorción.

La levodopa es un aminoácido neutro de cadena lar-

ga (LNAA, large neutral aminoacids) que se absorbe

únicamente en el intestino delgado (mayoritariamente

en el duodeno, con una mínima absorción en el yeyu-

no y el íleon), conteniendo transportadores de LNAA.

Es un fármaco con una corta vida media, de forma

que cualquier factor que limite o retrase su absorción

dará lugar a la reaparición de los síntomas parkinso-

nianos. La gastroparesia es uno de los factores que

interfiere en el proceso de absorción de la Levodopa,

causando un fenómeno de retraso en el periodo ON.

Como posibles opciones de tratamiento para

atenuar este problema en pacientes con EP que

presentan alteraciones gástricas, se encuentran los

agonistas dopaminérgicos transdérmicos (rotigotina),

los inhibidores de la MAO-B, la levodopa líquida, el

uso del pen de apomorfina, la apomorfina subcutá-

nea o las infusiones intraduodenales de levodopa.

En el caso concreto de los inhibidores de la MAO, el

ponente mostró diferentes evidencias en la que se

pone de relieve como la administración de estos fár-

macos favorece la existencia de un nivel más elevado

así como un mantenimiento sostenido de los niveles

de Levodopa en el cerebro, incluso a pesar de que

estén bajos los niveles de Levodopa plasmáticos. A

tenor de estos resultados, afirmó Fabrizio Stocchi,

“los pacientes con un peor vaciado gástrico pueden

beneficiarse de la adición de inhibidores de la MAO

al tratamiento con levodopa”.

SUGERENCIAS NUTRICIONALES

En general, el paciente con EP puede beneficiarse

enormemente de la adopción de una serie de medidas

básicas a nivel nutricional, que mejoren sus hábitos ali-

mentarios. Entre otras recomendaciones, se aconseja

que ingiera comida de forma frecuente a lo largo del

día pero en pequeñas cantidades, evite los alimentos

que contengan una gran cantidad de lípidos (queso,

carne,…), que evite aquellos alimentos que tienen la

capacidad de aumentar la acidez de estómago (un

Fisiopatología de la enfermedad de Parkinson y el papel de la microbiota

7

Prof. Fabrizio Stocchi IRCCS San Raffaele Pisana, Roma, Italia

consumo excesivo de ciertas frutas puede resultar ne-

gativo) y que incluya en su alimentación fibras, que me-

joran la movilidad del colon (aunque teniendo en cuen-

ta aspectos tales como que algunos alimentos, como

la ensalada fresca, pueden tener una difícil digestión).

Por todo ello, se considera que cada paciente con EP

debe seguir una dieta adecuada a sus necesidades

y a su enfermedad, es decir, va a requerir una dieta

personalizada. En palabras del Prof. Stocchi, “se debe diseñar una dieta individualizada, evitando

en todo momento los alimentos que pueden ser

difíciles de digerir por parte del paciente”; entre

estos productos, se debe evitar en los enfermos

con EP la ensalada fresca, las manzanas, el queso

mozzarella, las naranjas, la leche, el arroz, la pasta,

el pescado, el pan, el café o el té”.

MICROBIOTA Y EP

En otro orden de cosas, el Prof. Stocchi aportó en esta

reunión algunas ideas interesantes sobre el papel de

las bacterias estomacales y la enfermedad de Parkin-

son. Y es que, según muestran recientes estudios2,3,

más de la mitad de los pacientes con EP (un 54% vs.

8-20% en controles sanos) tienen un sobrecrecimien-

to de bacterias en el intestino delgado (SIBO: Small

Intestinal Bacterial Overgrowth,), que suele dar lugar

a un síndrome de mala absorción. El sobrecrecimien-

to bacteriano a nivel intestinal suele estar provocado

por una motilidad estomacal reducida, habiéndose

demostrado que los pacientes con EP tienen general-

mente afectado este proceso de motilidad estomacal.

La existencia de SIBO se asocia frecuentemente

con una mayor presencia de fluctuaciones motoras

en enfermos de Parkinson, habiéndose demostrado

que tras la administración de un tratamiento indica-

do para erradicar este sobrecrecimiento bacteriano

en el intestino delgado se produce una significativa

mejoría de las fluctuaciones. Además, la existencia

de SIBO puede deteriorar la absorción de Levo-

dopa, ya sea por provocar un efecto inflamatorio o

debido a que las bacterias podrían interferir parcial-

mente en la metabolización de este fármaco.

Un campo especialmente prometedor se abre con

las nuevas investigaciones centradas en el papel que

juega la α-sinucleína, sobre todo tras demostrarse que

puede afectar al tracto gastrointestinal en los estadios

más iniciales de la EP, lo que abriría la posibilidad de

disponer de un nuevo biomarcador así como permitiría

conocer un poco mejor la patogénesis de la EP. Y es

que, como afirmó el ponente, “los estudios sobre la

microbiota intestinal en pacientes con Parkinson abren

un campo de investigación fascinante, sobre todo tras

evidenciarse que la microbiota parece tener unas ca-

racterísticas peculiares en estos pacientes, además de

confirmarse que su alteración podría promover la infla-

mación y abrir la barrera gastro-entérica. Igualmente,

nos interesa mucho conocer como la microbiota intes-

tinal pueden jugar un papel determinante en la farma-

cocinética de la Levodopa”.

En relación con la α-sinucleína, se ha estimado que

hasta un 60.7% de los pacientes con Parkinson

presentan un test positivo para α-sinucleína en

muestras de mucosa gástrica (en comparación

con un 4.3% en pacientes control y un 16.7% en

personas que presentaban rasgos de parkinsonismo

presintomático leve). Desde hace algunos años se

sabía de la existencia de inclusiones de α-sinucleína

en el cerebro de pacientes con EP, pero trabajos más

recientes han permitido conocer que las inclusiones

de α-sinucleína también están presentes en el tracto

gastrointestinal de estos pacientes.4,5,6

Especialmente sugerentes son los resultados

obtenidos en un estudio de Shannon et al.7, en el

que se ha analizado la presencia de α-sinucleína en la

submucosa del colon en la enfermedad de Parkinson

temprana no tratada. Entre otras cosas, se advierte

un patrón de α-sinucleína en la enfermedad de

Parkinson que es distinto que el encontrado en sujetos

sanos y en aquellos con enfermedad inflamatoria

intestinal (sin inmunotinción de α-sinucleína). La

ausencia de este patrón en sujetos con enfermedad

inflamatoria intestinal sugiere que no es una secuela

de la inflamación o estrés oxidativo. La inmunotinción

de 3-nitrotirosina era común en todos los grupos

8

estudiados, lo que sugiere la presencia de estrés

oxidativo en la submucosa del colon.

En lo que respecta a la microbiota intestinal y la EP,

nuevas investigaciones han permitido establecer incluso

vinculaciones entre la población bacteriana en el intes-

tino y los distintos fenotipos de enfermedad de Parkin-

son. Trabajos de Scheperjans et al.8 han documentado

que los pacientes con EP, en comparación con contro-

les, tienen una menor presencia de la bacteria Prevo-

telallaceae en el microbioma fecal (un 77,6% menos);

además, se observa un abundancia muy superior de

microbios del género Enterobactericeae, que se asoció

con una mayor severidad en la inestabilidad postural

y en la marcha de los pacientes con EP. En definitiva,

se constata que la microbiota intestinal de las per-

sonas con EP es diferente a la de sus homólogos

sanos y se detecta una correlación directa entre la

cantidad de bacterias del género Enterobactericeae

en el intestino de los pacientes y el grado de gra-

vedad en los problemas de equilibrio y de movilidad.

Se confirma que a mayor presencia de Enterobacteria-

ceae, más graves son los síntomas, de manera que la

abundancia de Enterobacteriaceae se relaciona con un

elevado grado de inestabilidad postural y de dificultad en

la marcha. Según sintetizó el Prof. Stocchi, “es una mues-

tra clara de que existe una conexión entre la microbiota

intestinal y los síntomas motores de nuestros pacientes”.

Ahora, los científicos están reexaminando a estos mis-

mos pacientes a fin de determinar si las diferencias

son permanentes y si las bacterias intestinales están

vinculadas con la progresión de la enfermedad y por

tanto con su pronóstico. Se trata de determinar si los

cambios en el ecosistema bacteriano existían antes de

la aparición de los síntomas motores. Además, se está

tratando de establecer las bases de esta relación entre

la microbiota intestinal y la enfermedad de Parkinson y

el tipo de mecanismo que los conecta.

En los estudios de Mulak et al.6, centrados en evaluar

el eje cerebro-microbiota intestinal en la enfermedad

de Parkinson, se determina que la α-sinucleína afecta

a todos los niveles de este eje y que las interacciones

cerebro-microbiota intestinal están significativa-

mente moduladas por la microbiota intestinal.

Igualmente, se postula que la desregulación del

eje cerebro-microbiota en EP puede estar aso-

ciada con las manifestaciones gastrointestinales

que frecuentemente preceden a los síntomas

motores. Todo ello, además, se relaciona con un

aumento de la permeabilidad intestinal, inflama-

ción sistémica e inicio de un mal plegamiento de

α-sinucleína.

¿Y cómo se produce esta comunicación entre el

cerebro y el intestino? Según resumió el experto

italiano, “las fibras del nervio vago atraviesan el

tracto gastrointestinal hasta el tronco cerebral,

conectando de esa manera el sistema nervioso

central y periférico”. El nervio vago está expues-

to a niveles elevados de estrés oxidativo cuando

hay niveles elevados de expresión de α-sinucleí-

na. Además, el nervio vago está posicionado en

el punto de contacto exacto entre la influencia del

medio ambiente y donde se cree que se inicia

la patología de la EP. En un estudio9 en el que

se evaluó a pacientes sometidos a una vagoto-

mía troncular, el riesgo de desarrollar EP en los

siguientes 20 años se redujo significativamen-

te en comparación con aquellas personas que

se sometieron a una vagotomía superselectiva

(HR=0,85, IC 95%, 0,56-1,27; seguimiento > 20

años: HR= 0,58, IC 95%, 0,28-1,20) o en com-

paración con la población general (HR=0,85,

IC 95%, 0,63-1,14, seguimiento >20 años HR=

0,53; IC 95%, 0,28-0,99). No se apreciaron dife-

rencias en el riesgo acumulado de desarrollar EP

a lo largo del tiempo entre el grupo de pacientes

sometidos a una vagotomía superselectiva y la

población general.

Todos estos hallazgos, según resaltó el Prof.

Stocchi, “no hacen más que subrayar el impor-

tante papel que desempeña la α-sinucleína en la

EP, habiéndose demostrado que esta proteína es

capaz de iniciar y desarrollar la enfermedad, se-

guramente por su capacidad para causar estrés

Fisiopatología de la enfermedad de Parkinson y el papel de la microbiota

9

y éste, a su vez, dar lugar a la enfermedad”. Es

más, añadió, “se está reforzando cada vez más la

hipótesis de que la α-sinucleína podría compor-

tarse como un prion (siendo capaz de cambiar

la estructura de otras proteínas haciendo que se

propague), que afecte al intestino y al estómago,

y que termina alcanzando al cerebro y facilitando

el desarrollo de Parkinson”.

ESTREÑIMIENTO

Para concluir, el experto italiano expuso algunas

ideas novedosas sobre el impacto que tiene uno

de los síntomas más comunes y angustiosos de

la EP, como es el estreñimiento, aportando tam-

bién algunas recomendaciones terapéuticas al

respecto. Y es que, según afirmó, “durante mu-

chos años se ha ignorado este gran problema,

al no ser un síntoma motor de la EP, pero ahora

sabemos que no solo causa grandes problemas

al enfermo, sino que también nos ayuda a co-

nocer mejor la enfermedad y a abordarla más

correctamente”.

Según los criterios de Roma, que están valida-

dos como una medida objetiva, la existencia de

estreñimiento es casi tres veces superior en los

pacientes con EP que en personas de la misma

edad sin Parkinson (59% vs. 21%).10,11

Además de su frecuencia e impacto en la

calidad de vida del paciente, el estreñimiento

es un síntoma no motor precoz, que aparece

en las primeras fases de la enfermedad, junto

con la pérdida de olfato, los desórdenes en el

comportamiento del sueño REM, la denervación

simpática cardiaca (reducción de la variabilidad

de la frecuencia cardiaca), los cambios en la

vista y la depresión.

Incluso, se ha propuesto la posibilidad de tener

en cuenta la coexistencia de varios de estos

factores para determinar un riesgo elevado de

aparición futura de EP y, por lo tanto, estable-

cer precozmente tratamientos neuroprotectores

o terapias modificadoras de la enfermedad. Se

ha apuntado, incluso, que la presencia habitual

de estreñimiento aumenta entre 2,7 y 4,5 veces

el riesgo de EP (tras un seguimiento de 24 años

en 6.790 hombres de más de 50 años).12

Entre otras consecuencias, el estreñimiento de-

teriora el proceso de vaciado gástrico, induce la

aparición de fecaloma-bloqueo del colon, puede

provocar la aparición de vólvulo (que puede cau-

sar incluso el fallecimiento del paciente) y suele

inducir un fenómeno llamado toilette punding,

caracterizado por horas y horas de estancia en el

aseo diariamente que hacen que el paciente ten-

ga en el estreñimiento su principal preocupación

en relación con la EP.

Se han identificado dos mecanismos del estre-

ñimiento. El más común está determinado por la

existencia de escasas contracciones colónicas

(inercia colónica o pseudo-obstrucción). El otro

mecanismo se debe a la obstrucción del funcio-

namiento de salida de las deposiciones. En este

sentido, se ha observado que los pacientes con

náuseas y vómitos tienen más posibilidades de

experimentar una reducción de contracciones

colónicas; igualmente, se considera que los es-

fuerzos al defecar y la evacuación incompleta

pueden sugerir una obstrucción funcional del ca-

nal de salida. Este tipo de disfunción del canal de

salida se debe, principalmente, a la incapacidad

de los pacientes para relajar el suelo pélvico y,

por tanto, para enderezar el ángulo anorrectal.

Un ya clásico estudio de Stocchi et al., publicado

en el año 2000, evaluó los patrones anales du-

rante el esfuerzo en pacientes con Parkinson y en

pacientes con atrofia multisistémica (MSA), con-

cluyendo que a pesar de no diferenciarse la dis-

función intestinal y anorrectal no diferencian MSA

de EP , ambas anomalías se producen antes y de-

sarrollan más rápidamente en MSA que en la EP.13

Prof. Fabrizio Stocchi IRCCS San Raffaele Pisana, Roma, Italia

10

¿CÓMO AYUDAR A ESTOS PACIENTES CON

EP Y ESTREÑIMIENTO?

Según recomendó el Prof. Stocchi, se deben

retirar los fármacos anticolinérgicos y cualquier

otro fármaco que pueda afectar a la motilidad in-

testinal, el intestino debe vaciarse al menos dos

veces a la semana, hay que alentar a los pacien-

tes para que defequen cada día cuando están

en el periodo “ON” (en periodos “OFF” resulta

prácticamente imposible que el paciente relaje el

suelo pélvico), debe incrementarse la ingesta de

líquidos y de fibras, y tiene que aumentarse la activi-

dad física.

Desde el punto de vista farmacológico, el medicamen-

to que ha mostrado ser más eficaz para manejar los

trastornos del estreñimiento es, según indicó el espe-

cialista italiano, “el macrogol, aunque también se han

probado con cierto éxito otros abordajes basados en

inyecciones de toxina botulínica o la administración de

tegaserod”. Y, como no, el empleo de enemas tam-

bién puede ser de utilidad en muchos de estos casos.

Pero, además, hay soluciones mucho más

económicas y sencillas, que pueden colaborar frente

al estreñimiento. En ocasiones, un simple cambio

postural a la hora de hacer las deposiciones (elevando

la posición de pies con un taburete) puede suponer

una importante ayuda.

Fisiopatología de la enfermedad de Parkinson y el papel de la microbiota

11

Referencias bibliográficas

1. Chaudhuri KR, et al. The metric properties of a novel non-motor symptoms scale for Parkinson’s disease: results from an international pilot study. Mov Disord 2007;22:1901–11.

2. Fasano A, et al. The role of small intestinal bacterial overgrowth in Parkinson’s disease. Mov Disord. 2013;28:1241–1249.

3. Gabrielli M, et al. Prevalence of small intestinal bacterial overgrowth in Parkinson’s disease. Mov Disord. 2011;26:889–892.

4. Sánchez-Ferro A, et al. In vivo gastric detection of α-synuclein inclusions in Parkinson’s disease. Mov Disord. 2015 Apr;30(4):517-24. doi: 10.1002/mds.25988. Epub 2014 Aug 11.

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10. Kaye J, et al. Excess burden of constipation in Parkinson’s disease: a pilot study. Mov Disord. 2006 Aug;21(8):1270-3.

11. Stocchi F, et al. Anorectal function in multiple system atrophy and Parkinson’s disease. Mov Disord. 2000 Jan;15(1):71-6.

12. Abbott RD, et al. Frequency of bowel movements and the future risk of Parkinson’s disease. Neurology. 2001 Aug 14;57(3):456-62.

13. Stocchi F, et al. Anorectal function in multiple system atrophy and Parkinson’s disease. Mov Disord. 2000 Jan;15(1):71-6.

CONCLUSIONES

• El sistema gastrointestinal está fuertemente involucrado en la enfermedad de Parkinson.

• Los problemas de deglución y de absorción interfieren con el tratamiento de la EP.

• El estreñimiento es un problema común en pacientes con enfermedad de Parkinson y puede dificultar

el tratamiento.

• Recientes evidencias sugieren que las inclusiones de α-sinucleína, la microbiota y el nervio vago

pueden estar involucradas en el desarrollo patológico de la EP, sugiriendo que la enfermedad podría

originarse en el tracto gastrointestinal.

12

SESIÓN 1

MODERADOR: Dr. Jaime Kulisevsky

13

La enfermedad de Parkinson es, por definición,

un trastorno progresivo. Medir exactamente

cómo se produce esta progresión y en cuánto

avanza esta enfermedad ha sido, clásicamente,

un objetivo de los investigadores y clínicos

centrados en el estudio y manejo de este trastorno

neurodegenerativo. Y es que, como reconoció

el Dr. Pablo Mir al inicio de su intervención, “la disponibilidad de parámetros clínicos que

reflejen la progresión de la enfermedad es

tremendamente útil, tanto para conocer si en un

paciente concreto se objetiva una degeneración

o facilitar su estadio de evolución como para

determinar si la administración de ciertas terapias

podría estar favoreciendo una modificación

positiva de la historia natural de la enfermedad”.

Los esfuerzos en este ámbito se han circunscrito,

principalmente, al desarrollo de escalas motoras

para tratar de averiguar la posible existencia de

propiedades neuroprotectoras en nuevos agentes.

Entre ellas, la más conocida y empleada es la

UPDRS (Unified Parkinson Disease Rating

Scale).1 Sin embargo, explicó el ponente, “el uso

de esta escala para medir progresión de la EP

es problemático, ya que si cualquier tratamiento

investigado es capaz de modificar los síntomas

de la enfermedad se producirá un cambio en

el resultado de la escala y, por lo tanto, no se

sabrá si la mejora final documentada en UPDRS

se debe al efecto síntomatico del fármaco o a su

posible efecto neuroprotector o modificador de la

enfermedad”.

Aunque está ampliamente aceptado que la pro-

gresión clínica de la enfermedad de Parkinson es

multidimensional y, además, incluye los efectos

del envejecimiento, no hay consenso en cómo im-

plementar mejor los end-points clínicamente más

significativos para los ensayos de progresión de la

EP que reflejarían las interacciones complejas que

afectan a la evolución de la discapacidad global en

EP. Según expone Poewe et al. en un artículo de

referencia2, se necesitan urgentemente biomarca-

dores de progresión de la enfermedad que reflejen

fielmente el avance de la neurodegeneración y el

resultado clínico de la discapacidad en la EP y que

podrían ser utilizados en ensayos clínicos a corto

plazo que prueban fármacos modificadores de la

enfermedad.

En este mismo estudio de Poewe se calculó, a par-

tir del cambio registrado en la UPDRS en los gru-

pos placebo de los más importantes estudios con-

trolados y aleatorizados de intervención en EP, cuál

sería la evolución natural de la enfermedad; así, se

estimó que la progresión normal de la EP se sitúa

en una pérdida de 8-10 puntos/año en la esca-

la UPDRS-global (unos 5 puntos/año en la escala

UPDRS-motora). Sin embargo, la progresión de la

enfermedad medida por la UPDRS no es lineal, de

manera que suele ser más acusada la evolución en

los primeros años tras el diagnóstico que en las fa-

ses más avanzadas, es decir, que “da la sensación

de que la capacidad y sensibilidad de esta escala

para medir la progresión es mayor en los primeros

estadios que en las etapas más evolucionadas de

la enfermedad”, afirmó el Dr. Mir.

También algunos autores2 destacan la posibilidad

de retomar la escala de Hoehn-Yahr para la

severidad de la Enfermedad de  Parkinson,

con objeto de medir la progresión a partir de

puntuaciones determinadas; por ejemplo, se

propone que un HY de 3,0 (que indica alteración

del equilibrio en “ON”), podría determinar la

aparición de síntomas axiales que no responden

a la Levodopa.

El tiempo que transcurre hasta la necesidad de

un tratamiento sintomático ha sido, clásicamente,

otro recurso empleado para tratar de medir progresión

de la EP.1 Como explicó el ponente, “si el fármaco tiene

algún tipo de efecto neuroprotector y consigue modi-

¿Qué síntomas de la enfermedad de Parkinson son más útiles para poder seguir mejor su progresión?

Dr. Pablo Mir Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla

14

ficar la enfermedad, quizás lo que se debería deter-

minar es cuándo se tiene que indicar al paciente un

tratamiento sintomático; de esta forma –prosiguió-, “si

la enfermedad está evolucionando más lentamente en

un paciente, lo más lógico es que se inicie más tarde

el tratamiento con levodopa sola o en asociación con

un agonista dopaminérgico en comparación con otro

enfermo que esté experimentando una evolución más

acelerada de su enfermedad”. De hecho, este end-

point ha sido frecuentemente utilizado en los ensayos

clínicos que han evaluado fármacos frente a la EP. Sin

embargo, como criticó el Dr. Mir, “esto tiene una cierta

trampa, ya que si el fármaco que estamos adminis-

trando tiene un efecto sintomático, esto va a conseguir

retrasar el inicio de cualquier otra terapia sintomática y,

sin embargo, no nos asegura que estemos mejorando

la evolución natural del Parkinson”.

Otra posibilidad es medir el tiempo hasta la apari-

ción de un evento importante.1 Así, por ejemplo,

se tiene en cuenta parámetros tales como el tiempo

que transcurre hasta la aparición de trastornos de la

marcha o desarrollar inestabilidad postural.

Un intento sobresaliente de buscar parámetros clíni-

camente significativos de progresión y de resultados

a largo plazo en la EP es el de Puschmann et al.3, que

han propuesto un panel de escalas de evaluación

que recoge una cantidad significativa de información

fenotípica, que se puede realizar en la consulta de ru-

tina y que permite una cierta unificación internacional.

La investigación sobre los resultados de

progresión y largo plazo de la EP tiene como

objetivo proporcionar precozmente información

pronóstica individual, la adaptación de las

opciones de tratamiento y la adopción de medidas

específicas para la atención optimizadas a las

necesidades individuales del paciente.

A los 15-20 años de diagnosticarse la EP, la mayor

parte de los pacientes manifiestan algunos trastor-

nos importantes, como demencia, depresión, in-

continencia urinaria, alucinaciones o han registrado

caídas.2 De ahí, tal y como recalcó el Dr. Pablo Mir,

“la importancia de retrasar lo máximo posible el de-

sarrollo de todo este tipo de complicaciones”.

Haciendo una comparación con las enfermedades

oncológicas, el experto del Hospital Universitario

Virgen del Rocío recordó que “en la EP no tenemos

un marcador tan definitivo como la supervivencia/

mortalidad del paciente para determinar la progre-

sión de la enfermedad, puesto que la tasa de mor-

talidad asociada al Parkinson es relativamente baja

y, por lo tanto, para probar que un fármaco contra la

EP es efectivo para reducir el riesgo de mortalidad

se precisaría un estudio enorme, con un número ex-

tenso de pacientes y de larga extensión temporal”.

EN BUSCA DE NUEVOS MARCADORES

En los últimos años, para tratar de captar lo antes

posible y de la forma más fiable y sensible la evolución

de la EP se han ido buscando nuevos recursos

más sofisticados. Dentro de esta tendencia se

encuentra el denominado análisis de dinámica de

la progresión clínica, que consiste en evaluar de

forma conjunta y a lo largo del tiempo los resultados

de diferentes escalas clínicas y establecer una

pendiente de progresión. Recientemente algunos

estudios de neuroprotección están optando por

incluir este tipo de end-point.

En la práctica clínica también se están acumulando

numerosas experiencias que tienen el objetivo fun-

damental de identificar medidas clínicas que reflejen

de forma lo más exacta posible la progresión de la

discapacidad en EP. En esta línea, Ellis et al.4 han

publicado recientemente un estudio que pone de

manifiesto como la progresión natural de la limita-

ción de la actividad relacionada con la marcha, es

el indicador más potente de la evolución de la dis-

capacidad, lo que sugiere que la evaluación rutinaria

de la marcha y la rehabilitación está justificada en

muchas personas con enfermedad de Parkinson

(Figura 1). Los autores concluyen que el análisis de

la trayectoria natural de la discapacidad proporciona

datos comparativos importantes para futuros estu-

dios de intervención.

¿Qué síntomas de la enfermedad de Parkinson son más útiles para poder seguir mejor su progresión?

15

Dr. Pablo Mir Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla

Pero la marcha es un factor que se deteriora tarde,

no en los primeros estadios de la EP. Por eso, se

han buscado otros posibles marcadores, como el

balanceo de los brazos al caminar. Mirelman et al.5

han apuntado que el braceo es un marcador pro-

drómico precoz y sensible al cambio en la EP; ya

en los primeros momentos de evolución de la en-

fermedad se aprecia una disminución en el braceo,

así como una cierta asimetría.

También la evaluación de los síntomas no motores

puede servir para ofrecer una información relevan-

te sobre la evolución de la EP (Figura 2).6

De las fluctuaciones neuropsiquiátricas no moto-

ras que resultan especialmente interesantes, el Dr.

Pablo Mir destacó la importancia que puede tener

“la evaluación periódica del deterioro cognitivo”.

Pero, además, recientemente se ha observado que

las alteraciones del sueño pueden ser un buen mar-

cador precoz de cambios en la evolución de la EP.7

En un intento de unificar criterios sobre los

parámetros clínicos más adecuados para medir

la progresión y el resultado a largo plazo, se ha

establecido un consenso internacional en el que se

aconseja en la práctica clínica rutinaria el empleo

de un panel de escalas de calificación para evaluar

los resultados de la EP: UPDRS (partes I-IV) en el

momento de la visita al consultorio, documentación

del tiempo “ON” del paciente, “ON” parcial o estado

“OFF”, escala H & Y, MOCA-score, la versión de 15

ítems de la escala GDS y la escala S & E. Todo ello

facilitaría una mejor apreciación de la evolución de

la enfermedad aunque, en palabras del Dr. Mir, “se

ofrece realmente una solución que no satisface a

todos y que quizás sea poco viable para la práctica

clínica de consulta, ya que implementar todas

estas escalas precisa mucho tiempo”.

Pero también se empieza ya a disponer de recursos

más innovadores, basados en tecnología avanzada,

para mejorar el control y estudio de la evolución de

estos pacientes. En concreto, destaca una expe-

riencia de Sánchez-Ferro et al.8, donde se demues-

tra la utilización de la tecnología wearable apli-

cada en EP; el mismo autor ha efectuado revisión

sistemática sobre los nuevos métodos para medir

la evolución de la enfermedad de Parkinson.9 Lo

cierto, como afirmó el ponente, “es que se acumu-

lan también experiencias satisfactorias con las de-

nominadas machine learning10 y, sin duda, vamos

Figura 1. La exploración rutinaria de la marcha, un parámetro básico en la práctica clínica para evaluar la progresión de la EP.

16

hacia un futuro en el que se va a conseguir hacer

una monitorización constante del paciente en su

casa11, gracias a estas nuevas tecnologías basadas

en sensores, el uso de Internet, las wearables, las

Apps, los smartphones,… (Figura 3).

Es evidente que en los próximos años la tecnolo-

gía va a optimizar el seguimiento y el estudio de

la progresión de estos pacientes”.

Figura 2. Fluctuaciones motoras y no motoras de la EP: fluctuaciones Neuropsíquiátricas de la EP.

Figura 3. La casa del futuro del paciente con EP: hacia la monitorización constante.

Referencias bibliográficas

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Parkinson’s disease. Mov Disord. 2009;24 Suppl 2:S671-6.3. Puschmann A, et al. Clinically meaningful parameters of

progression and long-term outcome of Parkinson disease: An international consensus statement. Parkinsonism Relat Disord. 2015 Jul;21(7):675-82.

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11. Espay AJ, et al. Technology in Parkinson’s disease: chal-lenges and opportunities. Movement Disorders, Vol. 31, No. 9, 2016.

CONCLUSIONES

• Las medidas clínicas de progresión de la EP que se han utilizado hasta el momento se han centrado fundamentalmente en los índices de progresión de síntomas motores.

• En la progresión de la discapacidad global en la EP influyen síntomas adicionales.• No existe un consenso ampliamente aceptado de cuales serían los mejores marcadores clínicos.• La combinación de diferentes instrumentos de medida, que evalúen tanto aspectos motores como

no motores, permitiría una caracterización más completa.• Las nuevas tecnologías podrían jugar un papel importante en el futuro e, incluso, ya se aceptan

como recursos habituales en los ensayos clínicos para evaluar fármacos frente a la EP.

¿Qué síntomas de la enfermedad de Parkinson son más útiles para poder seguir mejor su progresión?

17

La introducción de la medicación dopaminérgica en

el manejo de la enfermedad de Parkinson supuso

en su momento una verdadera revolución.

A principios del siglo pasado el tratamiento de estos

pacientes se limitaba a la atropina y derivados, la

cura búlgara y el uso de anfetamina a partir de los

años 30-40; básicamente, como los definió el Dr.

Pedro García, “eran fármacos poco útiles y extre-

madamente tóxicos”. En la década de los 50, se

comenzó a estudiar la reserpina, planta usada en

medicina tradicional hindú como tranquilizante y an-

tihipertensivo.

La reserpina dio la pista de la base bioquímica de

la EP y permitió en muy poco tiempo diseñar un

tratamiento efectivo y, por primera vez, una enfer-

medad neurodegenerativa podría tratarse. Cada

parámetro clínico estudiado mejoró con Levodopa

de forma superior a la esperada con los fármacos

convencionales. Además de una reducción marca-

da de rigidez, temblor y acinesia, se consiguió una

mejoría de la marcha, la postura, la vocalización, la

deglución, la escritura y los cambios autonómicos

,…Sin embargo, como llamó la atención el Dr. Gar-

cía, “pronto se empezó a descubrir que este trata-

miento revolucionario presentaba algunas limitacio-

nes, apreciándose cambios bruscos en el estado

de los pacientes, bloqueos de la marcha, deterioro

cognitivo, efectos secundarios inesperados…”.1

Actualmente, está perfectamente documentada la

evolución que siguen los pacientes con EP que son

tratados con levodopa, los cuales generalmente en

un inicio responden de forma extraordinariamente

positiva al tratamiento pero que, en pocos años, ex-

perimentan deterioros.

Se estima que a los 5 años de iniciarse el trata-miento con Levodopa los pacientes presentan una UPRDS similar a la que se tenía en el mo-

mento de comenzar la terapia.2

En un estudio de García Ruiz-Espiga (Figura 1),

después de evaluar la evolución de pacientes con

EP que reciben Levodopa, se encuentra que al final

de la primera década la mayoría de los pacientes

mostró discinesias (91%), fluctuaciones motoras

(62%) y el bloqueo de la marcha (68%). Se encontró

una asociación entre algunas características de los

pacientes y la presencia de complicaciones moto-

ras a los 5 años, aunque no después de 10 años de

Límites de la medicación dopaminérgica. ¿Hasta dónde hemos llegado y qué falta?

Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

Figura 1. Evolución de la EP, según la escala UPDRS, tras 10 años de tratamiento con Levodopa.

18

Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

seguimiento. La aparición de fluctuaciones motoras

se debió principalmente al tratamiento inicial (odds

ratio [OR] = 3,87). El desarrollo de discinesias esta-

ba relacionado con el tratamiento inicial (OR, 8,31),

la edad de inicio (OR, 0,90), y el sexo (OR = 12,87).

Como resumió el propio autor del estudio, “compro-

bamos que después de 10 años de tratamiento con

Levodopa casi todos los pacientes presentan com-

plicaciones motoras y discinesias”. Pero incluso,

apuntó, “con el paso del tiempo también empiezan

a surgir complicaciones no motoras en los pacien-

tes que reciben Levodopa, muchas de las cuales no

están relacionadas con esta medicación y, son las

que realmente influyen en la incapacidad funcional

de los pacientes (especialmente el deterioro cogniti-

vo y los fenómenos axiales).3

En los últimos años se ha podido conocer mejor

a la EP, evidenciándose que es bastante más que

una enfermedad motora causada por un fallo en

la neurotransmisión dopaminérgica; de hecho, se

acepta actualmente que ésta es una enfermedad

multisistémica, en la que no está afectado solo el

sistema nervioso central, sino también el sistema

nervioso periférico.

BUSCANDO ALTERNATIVAS

Hasta el momento, el tratamiento de la EP se

ha basado en la estrategia dopaminérgica.

Como reconoció el ponente, “el tratamiento

dopaminérgico ha sido un éxito terapéutico,

pero parece haber llegado a un efecto “techo”.

Puede conseguirse alivio motor y no motor durante

años, pero hay síntomas con escasa respuesta o

respuesta incompleta a este tratamiento clásico,

como es el caso de las alteraciones del equilibrio y la

marcha, la bradicinesia axial, el deterioro cognitivo,

la depresión y apatía, las alteraciones del sueño, el

dolor y las discinesias complejas (Figura 2).

Incluso, este efecto techo se aprecia aunque se ad-

ministren varios fármacos. Así, si en un paciente con

EP avanzada se añade a la Levodopa un agonista

dopaminérgico oral, la reducción del tiempo “OFF”

del paciente se reducirá unas 2,5 h, si se añade un

ICOMT disminuirá este periodo “OFF” en 1-1,5 h y

se añade un IMAO clásico la disminución del tiempo

“OFF” será de 1-1,5 h. Por lo tanto, según indicó

el Dr. García Ruiz-Espiga, “con estas opciones de

tratamiento, y se haga lo que se haga con estos fár-

macos, lo máximo que podemos aspirar es a reducir

el tiempo “OFF” unas 4 horas. Ese es el efecto techo

que tenemos con el tratamiento convencional”.

Figura 2. Ejemplo del efecto techo que tienen los fármacos dopaminérgicos (ropinirol).

Límites de la medicación dopaminérgica. ¿Hasta dónde hemos llegado y qué falta?

19

Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

Pero es que, además, hay fármacos que no siem-

pre ofrecen buenos resultados en el manejo de

síntomas característicos de la enfermedad. Resulta

especialmente dificultoso, y no siempre se consi-

gue, mejorar trastornos tales como la alteración del

equilibrio y la marcha, la bradicinesia axial, el dete-

rioro cognitivo o el dolor. Muchos de estos proble-

mas ya están presentes en las fases iniciales de

la enfermedad (especialmente el dolor), por lo que

resulta crucial conseguir un buen control de ellos.5

Partiendo de esta realidad, y según subrayó el

ponente, “es evidente que debemos buscar otras

estrategias terapéuticas no dopaminérgicas, como

puede ser la estimulación cerebral profunda (que

actúa sobre mecanismos no dopaminérgicos)”.

¿Sobre qué nuevos neurotransmisores se puede

actuar? “En realidad, sobre casi todos los neu-

rotransmisores podemos intervenir actualmente”,

declaró el Dr. García Ruiz-Espiga, quien enumeró

el largo listado de fármacos que han sido evalua-

dos en los últimos años y que plantean un abor-

daje de la EP diferente al clásico y actuando sobre

nuevas dianas.6

De todos estos fármacos, el experto de la Fundación

Jiménez Díaz destacó algunos que resultan espe-

cialmente prometedores y/o que han abierto nue-

vas líneas de investigación, como la rivastigmina, la

amantadina de liberación prolongada, la exenatida, la

4-aminopiridina o la Safinamida.

SAFINAMIDA

En relación a Safinamida, recordó que este fárma-

co “inició su trayectoria como fármaco anticomi-

cial7, aunque muy pronto se comprobó que tenía

un interesante mecanismo de acción dual”. La ac-

ción dopaminérgica de Safinamida está mediada

por la inhibición que realiza de la MAO-B, siendo

ésta una inhibición altamente selectiva (hasta 1000

veces más selectiva frente a MAO-B que frente a

MAO-A) y totalmente reversible (lo que facilita su

manejo clínico) (Figura 3). Pero a esto, además,

añade una acción no dopaminérgica, inhibiendo la

liberación excesiva de glutamato; en este sentido,

se ha comprobado que la inhibición de los canales

de sodio (que es concentración y estado depen-

diente) evita los efectos depresores en el sistema

nervioso central y la modulación de los canales de

calcio tipo N asegura la no afectación de la presión

sanguínea ni del ritmo cardiaco (Figura 4).

Figura 3. Mecanismo de acción dual de Safinamida: acción dopaminérgica.

20

Figura 4. Mecanismo de acción dual de Safinamida: acción no dopaminérgica.

La evidencia clínica sobre las propiedades antipar-kinsonianas de Safinamida ha ido creciendo sus-tancialmente en los últimos años, con un aumen-to considerable en la publicación de estudios que demuestran estos efectos.8,9 Por ejemplo, los estu-dios 016 y 018 (este último estudio de extensión del estudio 016) han evaluado el efecto de Safina-mida como tratamiento complementario (add-on) a levodopa en pacientes con EP en fase media o avanzada, mostrándose, entre otras cosas, que Safinamida reduce el tiempo “OFF” prácticamen-te en la misma proporción que lo hacen los fár-macos inhibidores de la catecol-o-metiltransferas (ICOMT) y que aumenta significativamente el tiem-po “ON” sin aumento de las discinesias (Figura 5). Pero como destacó el ponente,

“lo más sugerente que nos aporta este fármaco

es que existen indicios para sospechar que

puede inducir efectos positivos sobre el dolor,

la depresión, el sueño y la marcha (Figura 6).

Esto resulta especialmente importante si se

tiene en cuenta que éstos son aspectos que no

se consiguen mejorar significativamente con

el tratamiento convencional”. También se ha

documentado que aporta importantes beneficios

en la calidad de vida del paciente, beneficios que

son más relevantes con la dosis de 100mg/día.

Todas estas evidencias han motivado que la

Sociedad Española de Neurología incluya en

sus guías de práctica clínica de 2016 el uso de

Safinamida con un grado de recomendación

tipo A. En concreto, se señala que Safinamida,

en combinación con levodopa, es eficaz en la

reducción de fluctuaciones motoras, reduce

el tiempo “OFF” y mejora los parámetros

motores.

Por último, el ponente recordó que, junto a los

tratamientos farmacológicos, “existen recursos

muy básicos y de probada eficacia para regenerar

parcialmente el cerebro de los pacientes con EP,

como es la práctica regular de ejercicio físico”.

Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

Límites de la medicación dopaminérgica. ¿Hasta dónde hemos llegado y qué falta?

21

Figura 5. Resultados principales de los estudios 016 y 018 con Safinamida: Efecto sobre el tiempo ON.

Figura 6. Resultados principales de los estudios 016 y 018 con Safinamida: Efectos sobre el dolor, la depresión, el sueño y la marcha.

Dr. Pedro García Ruiz-Espiga Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Madrid

22

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CONCLUSIONES

• La aparición de levodopa supuso una revolución en el manejo de la EP, cambiando absolutamente

la vida de los pacientes.

• El tratamiento con levodopa presenta limitaciones.

• El tratamiento dopaminérgico ha sido un éxito terapéutico, pero tiene un efecto techo y no obtiene

los beneficios deseados en algunos síntomas propios de la EP.

• Se requieren nuevos fármacos, como Safinamida, que se presenta como un fármaco antiparkinsoniano

no convencional.

• Safinamida ejerce una óptima inhibición de la MAO-B pero, además, tiene una acción no

dopaminérgica; la inhibición del canal de sodio es a la vez concentración y estado dependiente,

inhibiendo así la liberación excesiva de glutamato, por lo que se evitan efectos depresores en el

sistema nervioso central.

Límites de la medicación dopaminérgica. ¿Hasta dónde hemos llegado y qué falta?

23

Uno de los campos de investigación más sugerentes

y prometedores en el ámbito de la enfermedad de

Parkinson es el que se está centrando en averiguar las

posibles bases patogénicas de la enfermedad y en la

hipótesis de considerarla como una enfermedad tipo

priónica, con las consecuencias que se derivarían de

esto. La Dra. Maria Rosario Luquin, del Departamento

de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra,

es una de las expertas españolas que más están

avanzando en esta línea de trabajo.La hipótesis de

considerar a la EP como una enfermedad prion-like se

sustenta, fundamentalmente, en dos aspectos: por

un lado, se ha descubierto el desarrollo de cuerpos de

Lewy en células dopaminérgicas fetales implantadas en

pacientes con enfermedad de Parkinson y, por otro se

cuenta con el modelo de progresión estereotipada de

la enfermedad descrito por Braak. En el año 2008. Li et

al.1 publicaron un artículo que dio un impulso definitivo

a la teoría priónica de la EP. Comprobaron que a los

16 años de implantar células dopaminérgicas fetales, y

tras el fallecimiento de los pacientes y la realización de

la correspondiente autopsia, había cuerpos de Lewy en

las neuronas dopaminérgicas implantadas. Los autores

sugirieron que estos cuerpos de Lewy no podían ser

producto del envejecimiento de las células (ya que

únicamente tenían 16 años), sino que podría deberse

quizás al desarrollo de agregados de sinucleína.

Este hallazgo animó a numerosos investigadores a

desarrollar una hipótesis. Se sugirió así que la sinu-

cleína que aparecía en las células implantadas podría

estar causada por diferentes mecanismos: porque

las células implantadas estaban en un entorno donde

había numerosos componentes inflamatorios y dis-

tróficos; o porque la sinucleína que tenían las células

implantadas podría provenir de las células enfermas

del paciente, por medio de un mecanismo de trans-

misión semejante a lo que sucede en las proteínas de

la enfermedad priónica.

La sinucleína es una proteína muy pequeña,

con tan solo 140 aminoácidos, que posee

dos dominios fundamentales: 1. El N-termi-

nal (que es donde residen todas las mutaci-

ones que se han descrito en pacientes con

EP), que es el que confiere a la sinucleína

una conformación α, facilitando la unión a la

membrana celular y el inicio de la agregación;

2. La parte NAC es la que se encarga de la

formación de láminas β y promueve la forma-

ción de las fibrillas.

La propagación estereotipada de la enferme-

dad de Parkinson según Braak también apor-

ta ideas de interés en este ámbito (Figura 1).

Figura 1. Propagación estereotipada de la enfermedad de Parkinson según Braak.

La EP como una enfermedad tipo-priónica: evidencias y contradicciones

Dra. María Rosario Luquin Clínica Universidad de Navarra, Pamplona

24

Se señala que los diferentes estadios de EP y

la progresión de la enfermedad sugieren una

transferencia de α-sinucleína cell to cell, lo

que explicaría la progresión de la enfermedad.

Pero también se ha hipotetizado que podría

existir una degeneración simultánea de todas

las neuronas dopaminérgicas de todo el cere-

bro, lo que explicaría por qué la enfermedad

tarda en ocasiones mucho tiempo en manifes-

tarse. También se está barajando la hipótesis

denominada “dual hit”, que postula que la EP

aparecería simultáneamente en el tracto gas-

trointestinal y en el bulbo olfatorio, y de ahí

habría una progresión (probablemente por

axones largos) desde el tracto gastrointestinal

hasta el cerebro.

PAPEL DE LA α-SINUCLEÍNA

Respecto a la formación de oligómeros y fribri-

llas de α-sinucleína3, la Dra Luquin explicó que

“los oligómeros de sinucleína inducen la forma-

ción de protofibrillas y fibrillas con alto conteni-

do en laminas β, son insolubles, resistentes a

PK y forman cuerpos de Lewy”. En este senti-

do, añadió,

“la prion-like hipótesis sugiere que las formas

insolubles de α-sinucleína inducen cambios

en la estructura de la sinucleína endógena

y promueven su agregación y formación de

cuerpos de Lewy (diseminación)”. Aunque se

ha descrito la forma de transmisión de una

sinucleína agregada a otra célula, sin embar-

go, “por ahora, no ha podido demostrarse

que en esta situación la sinucleína que está

agregada y plegada sea tóxica y, por lo tanto,

sea capaz de producir la muerte celular”.

En un reciente editorial de Olanow et al.4 defien-

den que la α-sinucleína es una proteína priónica

que puede adoptar una conformación de au-

to-propagación que causa la neurodegenera-

ción y sugieren que este mecanismo desempe-

ña un papel importante en el desarrollo de la EP

y proporciona nuevos objetivos para posibles te-

rapias neuroprotectoras innovadoras (Figura 2).

Figura 2. Hipótesis de Olanow sobre el carácter priónico de la EP.

La EP como una enfermedad tipo-priónica: evidencias y contradicciones

25

Dra. María Rosario Luquin Clínica Universidad de Navarra, Pamplona

SÍ, PERO NO

Partiendo de estas evidencias y sugerencias, la

Dra. Luquin expuso sus consideraciones per-

sonales sobre estas atractivas hipótesis. En

concreto, respecto a la posibilidad de que la EP

sea una enfermedad por priones quiso efectuar

algunas matizaciones importantes.

Según explicó, para que una enfermedad sea

considerada como priónica debe cumplir 4 cri-

terios básicos:

1. A nivel del organismo: debe existir un re-

clutamiento de una proteína que llega a la

célula de forma alterada y que es capaz de

transformar la proteína nativa en una forma

agregada.

2. A nivel tisular: debe producirse una citotoxi-

cidad inducida por la proteína que favorezca

la neurodegeneración tisular;

3. A nivel intracelular: debe existir una propaga-

ción célula a célula de las proteínas alteradas

por medio de un proceso no autónomo;

4. A nivel celular: tiene que producirse un reclu-

tamiento e inducción de malformaciones en

la proteína nativa.

En definitiva, lo que no ha podido demostrarse

es el carácter infeccioso de la proteína α-sinu-

cleína alterada, es decir, que en la enfermedad

de Parkinson sea capaz de transmitirse de un

individuo a otro o de una especie a otra.

La posibilidad de corroborar esta idea viene

también limitada por los propios estudios. La

demostración de que los oligomeros de α-si-

nucleína inducen cuerpos de Lewy-like in vitro

choca con las propios déficits que plantean es-

tos estudios (Figura 3). Entre otras limitaciones,

estos estudios se han llevado a cabo con líneas

celulares no neuronales (renales), se realiza la

inducción de la expresión de sinucleína median-

te vectores virales (con una elevada presencia

de sinucleína en la célula), las concentraciones

de sinucleína recombinante son elevadas y las

condiciones de cultivo para forzar la entrada

de sinucleína son difícilmente reproducibles in

vivo. Se trata, por lo tanto, “de condiciones de

investigación muy artificiales que resulta com-

plicado replicar en condiciones normales en

humanos”.

Figura 3. Inducción de cuerpos de Lewy-like in vitro por los oligomeros de α-sinucleina. Limitaciones de los estudios in vitro.

26

Desplats et al.5 han sido los autores del primer

trabajo que ha demostrado la transferencia

de α-sinucleína a animales transgénicos

trasplantados con precursores neurales en

hipocampo, evidenciándose la formación de

cuerpos de inclusión Lewy-like. Han puesto

de relieve que la α-sinucleína puede ser

transportada célula a célula in vitro e in vivo: a las

2 semanas un 2,5% de las células trasplantadas

expresan α-sinucleína y a las 4 semanas el 15%.

A juicio de la experta de la Clínica Universidad

de Navarra, “estos son hallazgos interesantes,

pero es evidente que no se procede como lo

haríamos en humanos, ya que en pacientes

con EP no ponemos las células implantadas en

el hipocampo ni tampoco implantamos células

progenitoras neurales corticales. Por lo tanto,

no sabemos si este hallazgo es extrapolable al

paciente con EP, donde nosotros colocamos

neuronas dopaminérgicas en un sistema que

está denervado y, además, las colocamos en

el estriado. Con todo, a este trabajo debemos

concederle la virtud de ser el primero en el que

se muestra como in vivo también es posible que

pase sinucleína del huésped (que sería el ratón

transgénico) a una célula inmadura cortical”.

También se ha demostrado la transferencia de

α-sinucleína desde el estriado a células dopa-

minérgicas implantadas. Angot et al.6 encuen-

tran que las células dopaminérgicas fetales

trasplantadas expresan α-sinucleína y que el

número de estas células que expresan α-sinu-

cleína aumenta con supervivencia prolongada.

Sin embargo, matizó la Dra. Luquin, “no es un

modelo de EP”.

Más recientemente, otro estudio7 ha determi-

nado que la inyección de extracto cerebral de

ratones transgénicos de α-sinucleína y fibrillas

de α-sinucleína recombinante induce patología

tipo cuerpos de Lewy en distintas áreas del ce-

rebro en ratones transgénicos asintomáticos.

Se observa que la inyección de extracto cere-

bral de ratones transgénicos asintomáticos no

produce alteraciones histológicas ni motoras y

que la inyección en ratones knock out de sinu-

cleína tampoco produce alteraciones.

En general, los estudios que han evaluado

la propagación de α-sinucleína en animales

transgénicos ofrecen algunas pistas de interés,

pero el hecho de emplear ratones transgénicos

conlleva una serie de limitaciones. Entre ellas,

cabe resaltar que en estos casos no existe de-

generación de neuronas dopaminérgicas, los

depósitos de α-sinucleína están generalizados

(incluida la glia), hay portadores de α-sinucleína

mutada, se emplean técnicas agresivas de in-

yección y la glia puede actuar como disemina-

dor de las formas agregadas.

Pero también existen ya experiencias in vivo

publicadas con ratones no transgénicos. En un

estudio de Luk et al.8 se aprecia como la in-

yección estriatal de protofibrillas sintéticas de

α-sinucleína recombiante induce degeneracion

neuronal y síntomas Parkinson-like.

También es resaltable un estudio de Recasens

et al.9 en el que se demuestra como extractos

de cuerpos de Lewy de cerebros humanos

con enfermedad de Parkinson desencadenan

patología de α-sinucleína y neurodegeneración

en ratones y monos. En el caso de los ratones,

se observa que los animales inyectados

con cuerpos de Lewy en la sustancia negra

y el estriado presentan una degeneración

progresiva de las neuronas dopaminérgicas

y de las fibras TH del estriado; además, los

animales inyectados con cuerpos de Lewy

muestran incremento de formas insolubles de

α-sinucleína y formas fosforiladas. Esto no

ocurre en ratones deficientes en α-sinucleína.

Se considera que la α-sinucleína es necesaria

para la toxicidad por cuerpos de Lewy. Respecto

La EP como una enfermedad tipo-priónica: evidencias y contradicciones

27

a las evidencias en monos, el estudio indica

que existe una relación directa entre formación

de α-sinucleína y muerte celular; en monos

inyectados con cuerpos de Lewy en el estriado

y sustancia negra existe una degeneración de

neuronas dopaminérgicas de mayor intensidad

con inyecciones en el estriado.

Como resaltó la Dra. Luquin en su intervención,

existen múltiples posibilidades para explicar

cómo se produce la transmisión de la

sinucleína célula a célula: por mecanismos de

endocitosis y exocitosis, lesión y fuga celular,

transmembrana, transináptica, nanotubos,

liberación de exosomas… Es importante

conocer bien todos estos mecanismos,

sobre todo porque el exitoso desarrollo de

terapias futuras para la EP (especialmente

de inmunoterapias) dependerá de si existe

sinucleína circulante en el espacio extracelular

y que sea posible el bloqueo de sinucleína de

una célula a otra”.

HIPÓTESIS DE BRAAK

Para tratar de entender cómo puede ser la po-

sible transmisión prion-like de la enfermedad de

Parkison, también se puede acudir a la propa-

gación estereotipada de la enfermedad según

Braak. En este caso, se parte de la idea de que

los diferentes estadios de la EP y la progresión

de la enfermedad sugieren una transferencia de

sinucleína cell to cell.

Recientemente, se ha publicado10 que la α-si-

nucleína se propaga desde el bulbo olfatorio

hacia estructuras cerebrales en el ratón. Al

inyectar en el bulbo olfatorio del ratón fibri-

llas con capacidad de agregación y de for-

mar cuerpos de Lewy en el bulbo olfatorio, se

descubre al cabo de 18 meses que el animal

desarrolla patología sinucleína en todas las es-

tructuras que conectan con el bulbo olfatorio.

Por lo tanto, en palabras de la Dra. Luquin,

“se apunta que es posible que la enfermedad

pueda empezar en el bulbo olfatorio y transmi-

tirse, por conexiones sinápticas ya estableci-

das, desarrollándose patología tipo sinucleína”.

Previamente, un trabajo de Pan-Montojo et

al.11 sirvió para mostrar como la administra-

ción intragástrica de rotenona en ratas induce

la acumulación de α-sinucleína, estrés oxidati-

vo e inflamación en el motor dorsal del núcleo

vago. El mismo grupo de investigadores ha

comprobado que la hemivaguectomía previene

el acúmulo de α-sinucleína en el núcleo dorsal

del vago y, de la misma forma, se evidencia

que la lesión del nervio vago reduce la pérdi-

da neuronal dopaminérgica en la sustancia ne-

gra homolateral.12 Con todo, y según opinó la

Dra. Luquin, existen formas más prometedoras

de intervenir a este nivel, que superan algunas

de las limitaciones que supone la administra-

ción de un tóxico por vía gástrica. Entre estas

aproximaciones, destacó un trabajo13 en el que

se aprecia como la inyección directa sobre la

mucosa gástrica de fibrillas de α-sinucleína in-

duce una modificación de sinucleína endógena

cerebral por transporte axonal. En esta línea,

ya hay más trabajos que ponen de manifiesto

el posible efecto neuroprotector que se deriva

de provocar una lesión del nervio vago.14 Otra

aproximación de interés, que surge también a

partir de la hipótesis de Braak, es la considera-

ción de la α-sinucleína con un biomarcador de

la enfermedad de Parkinson idiopática. En este

caso, se considera que podría existir una pro-

pagación de sinucleína desde estructuras muy

distales (aquellas que tienen axones muy lar-

gos) hasta estructuras centrales.15 También se

ha confirmado que la inyección intramuscular

de homogeneizados y protofibrillas de α-sinu-

cleína induce patología α-sinucleína y reduce la

supervivencia de los animales, descubriéndose

Dra. María Rosario Luquin Clínica Universidad de Navarra, Pamplona

28

que la sección del nervio ciático previene par-

cialmente la propagación de sinucleína al siste-

ma nervioso central.16 En cualquier caso, como

concluyó la Dra. Luquin, “lo que está claro es que

actualmente no existe evidencia de transmisión

de la EP de un individuo a otro, ni interespecies.

Este es el principal problema que pone en cu-

estión, por el momento, la teoría priónica de la

EP17”.Aunque las propiedades bioquímicas de la

transmisión de proteínas priónicas y α-sinucleí-

na son muy similares, no se ha demostrado aún

que la sinucleína sea una proteína infecciosa y

se pueda transmitir dentro de la misma especie

o interespecies” (Figura 4).18

Figura 4. Comparación de las características de las proteínas priónicas y la sinucleína.

La enfermedad de Parkinson podría considerarse una Prion-like disease pero no

una Prion-disease.

CONCLUSIONES

• Estudios experimentales in vitro e in vivo demuestran la trasmisión cell-to-cell de agregados de

α-sinucleína.

• Estos hallazgos se han obtenido en condiciones de estudio difícilmente reproducibles en humanos.

Se debe valorar la contribución de otros factores intrínsecos a las neuronas dopaminérgicas.

• El desarrollo lento de los síntomas en la EP no sugiere una transmisión prion-like.

• No se ha podido demostrar la capacidad infectiva de α-sinucleína entre especies distintas o entre

individuos de la misma especie.

La EP como una enfermedad tipo-priónica: evidencias y contradicciones

29

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Dra. María Rosario Luquin Clínica Universidad de Navarra, Pamplona

30

31

Durante la celebración del 20º Congreso de la In-

ternational Parkinson and Movement Disorder So-

ciety, que tuvo lugar en Berlín en junio de 2016, se

presentaron numerosos estudios que, ya sea por

su innovación, controversia, resolución de cues-

tionesr importantes y/o planteamientos de nuevos

escenarios en el manejo de la EP, resultan de es-

pecial interés desde el punto de vista investigador y

clínico. En su conferencia en este foro, el Dr. Javier

Pagonabarraga trató de resumir algunos de los tra-

bajos más relevantes.

APORTACIONES CLÍNICAS

Un primer estudio de interés fue el de Rodri-

guez-Blazquez et al.1, que presentaron un aná-

lisis de la magnitud del cambio y rangos de

relevancia clínica tras 2 años de seguimiento

de los síntomas no-motores de la EP medidos

mediante Non-Motor Symptoms scale (NMS).

Tras evaluar a 735 pacientes (65,5 años, 6,5 años

evolución de la enfermedad, H&Y 1-3), se encontró

un cambio significativo (p<0,001) en la NMS total

(11,3%), el humor/apatía 5,3%, alteraciones percepti-

vas/alucinaciones 26,5%. Ningún rango por dominio

ni puntuación total se pudo asociar con un cambio

clínicamente relevante. La hiposmia no fue analiza-

da de manera independiente, ni se efectuaron medi-

das objetivas de cambio por dominios sintomáticos.

Tampoco se analizaron aquellos síntomas no-moto-

res cuya evolución es independiente de los fármacos

dopaminérgicos.

Knudsen et al.2 presentaron un estudio de

marcadores objetivos de disfunción gastroin-

testinal, comparando la situación en pacien-

tes con EP vs. controles, correlacionándolos

con los síntomas subjetivos. Con el denomi-

nado Motilis GI ‘motility monitoring system’ (MTS)

monitorizan el tránsito intestinal y colónico. Se con-

cluye que en la EP se registra un mayor tiempo

de tránsito a todos los niveles. Se documenta una

escasa correlación con los síntomas medidos por

los Criterios Roma III & NMSQuest (p=0,058).

El Dr. Pagonabarraga también resaltó los resul-

tados obtenidos en el seguimiento a 24 me-

ses de 123 pacientes con EP ‘de novo’ vs.

107 controles sanos en los que se estaban

monitorizando 30 marcadores candidatos

para determinar la progresión de la enfer-

medad.3 Resalta el hecho de que la mayor par-

te de los pacientes, a pesar del corto periodo

de evolución de su enfermedad (2 años) ya se

encuentran en tratamiento con diversos fárma-

cos dopaminérgicos. Como principales variables

que experimentan un cambio significativo a los

dos años, mostrándose un deterioro significati-

vo de las mismas, se encuentran: MDS-UPDRS,

SCOPA-AUT, Epworth Sleepiness Scale y RBD

Screening Questionnaire: son, sobre todo, varia-

bles no motoras. Con todo, matizó el ponente,

“debemos tener en cuenta que todas estas va-

riables pueden verse interferidas, en parte, por el

uso de fármacos dopaminérgicos”.

Este mismo estudio muestra que, al menos en los

dos primeros años de evolución de la enfermedad,

no se modifican los marcadores de líquido cefalorra-

quídeo. En muchos de los dominios sí se apreciaron

cambios en la cognición, pero no se efectúa una

discriminación adecuada de este efecto. Además,

se aprecia un deterioro lineal durante los 24 meses

de seguimiento de regiones específicas del cere-

bro (pérdida global de volumen de la sustancia gris,

pero sobre todo a nivel del hipocampo).

Más útiles para la práctica clínica diaria son

los resultados que ofrece otro grupo investiga-

dor4, que han realizado un seguimiento poste-

rior de 4,5 años en pacientes con EP de más de

5 años de evolución de la enfermedad. Durante

todo este periodo los pacientes se han sometido a

numerosas pruebas que, entre otras muchas cosas,

permiten extraer algunas conclusiones relevantes.

Haciendo un análisis de clúster, encuentran que

entre los 5 y 10 años de evolución de la EP se

pueden clasificar los pacientes en tres grupos di-

MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

32

ferentes (Figura 1). En el clúster I se incluyen aque-

llos que muestran síntomas predominantemente

motores (n=40): síndrome parkinsoniano típico,

no hipotensión ortostática, sin trastorno del sueño

REM, con pocas alteraciones cognitivas, general-

mente con depresión y ansiedad leves, sin freezing

ni caídas. En el clúster II se incluyen aquellos con

una EP difusa (n=40), que muestran un síndrome

parkinsoniano con trastorno de la marcha, un 93%

tienen TCSRem por PSG, con hipotensión ortostá-

tica, el deterioro cognitivo es leve y multidominio, y

con una mayor presencia de depresión, ansiedad y

alucinaciones (25%) (Figura 2).

Finalmente, existe un clúster intermedio (n=20),

donde se encuentran pacientes con menos sínto-

mas no-motores y una clínica motora con mayor

afectación axial.

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Figura 1. Nuevos subtipos clínicos de la EP y marcadores de la progresión.

Figura 2. Nuevos subtipos clínicos de la EP y marcadores de la progresión: Cluster II.

MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson

33

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Partiendo de esta clasificación, confirman que el grupo de pacientes con una EP difusa tiene

una mayor progresión a demencia, disautono-

mía y clínica motora axial (OR=8.7; p<0.001).

Extrayendo una conclusión práctica de este he-

cho, los autores indican que los determinantes

más importantes del subtipo de EP y del pro-

nóstico de la enfermedad son los síntomas no

motores y, especialmente, el estatus cognitivo,

disautonomía y trastorno de la conducta del

sueño REM.

También se ha analizado la evolución de los

marcadores clínicos prodrómicos de la EP

en una cohorte de pacientes con mutacio-

nes GBA (que suelen conferir un carácter

más agresivo a la enfermedad).5 En concreto,

se encuentra que los pacientes con mutaciones

positivas en GBA muestran un deterioro de los

marcadores clínicos consistente con el pródro-

mo de la EP; e, incluso, dentro de este grupo, el

10% parece evolucionar a un ritmo más rápido.

De estos estudios sobre marcadores de la evo-

lución de la enfermedad, según expuso el Dr.

Pagonabarraga, se puede concluir que “los rit-

mos de progresión desde las fases iniciales son

independientes del tratamiento dopaminérgico,

están asociados a cada “clúster” de pacientes y

que se precisa la detección de puntos de corte

desde fases iniciales de la EP”.

En relación con este último aspecto, un

estudio6 presentado en la MSD por el

Dr. Pagonabarraga ha profundizado en

la detección de puntos de corte en tests

cognitivos aceptados internacionalmente

en 91 pacientes con EP de <5 años de

evolución (Figura 3). En primer lugar, se

realizó una distinción entre pacientes con EP

que tenían o no un deterioro cognitivo leve;

posteriormente, e independientemente del

subtipo, trataron de identificar notas de corte

en tests cognitivos de referencia y su asociación

con la disfunción cortical posterior.

Figura 3. Una nueva aproximación para seleccionar a pacientes con elevado riesgo de desarrollar demencia.

34

Así, en pacientes con menos de 5 años de evolu-

ción de su enfermedad, si en el FCSRT-total recall

(memoria) tienen una puntuación ≤33, esto se aso-

cia con la presencia de disfunción cortical posterior

con una sensibilidad del 93% y una especificidad

del 81%. Si en el Boston Naming Test (lenguaje) la

puntuación es ≤46, la sensibilidad para determi-

nar la existencia de disfunción cortical posterior es

del 98%, con una especificidad del 92%. Ya con el

VOSP (para la evaluación de capacidades visuoes-

paciales), se apunta que si la suma de dos ítems

(localización de números con el VOSP y la discri-

minación de la posición) es ≤27, la sensibilidad es

del 86% y la especificidad del 75% para identifi-

car la presencia de una disfunción cortical poste-

rior. Con todo esto, según lo expresó el ponente,

“conseguimos no perdernos en la heterogeneidad

de la EP, facilitando así una medicina más perso-

nalizada, basada en el establecimiento de puntos

de corte para diferentes dominios que permitan

informar sobre el funcionamiento de distintas

partes del cerebro”.

Numerosos estudios presentados en el últi-

mo congreso de la MSD se han centrado en

el trastorno del control de impulso. En uno de

ellos7, con cerca de 2000 pacientes evaluados, y

que tenían un tiempo de evolución de la enferme-

dad de 1,3 años (de media), se encuentra que el

9,7% tenían una adicción a los hobbies (hobbyism).

La identificación precoz de este rasgo puede ser

importante, porque podría advertir sobre el riesgo

elevado de que este paciente pudiese desarrollar

en el futuro adicciones tales como la ludopatía o la

hipersexualidad.

AVANCES EN GENÉTICA Y BIOMARCADORES

En esta línea, también se dio a conocer un es-

tudio8 que trata de predecir el desarrollo de

trastornos de control del impulsos a partir de

un modelo clínico-genético. En una población

de pacientes con EP de novo y sin tratamiento do-

paminérgico se encuentra, después de dos años

de seguimiento, que un 19% tienen algún rasgo

adictivo (medido con el QUIPscreening); en ellos

se analiza su perfil genético, determinándose un

57% de heredabilidad en este rasgo. Además, se

identifican dos genes que muestran una especial

asociación con el desarrollo de las conductas adic-

tivas: OPRK1 y TPH2. Esto coincide con el resul-

tado de otro estudio9, que ha evidenciado como

variantes en el gen TPH2 predicen la aparición de

un trastorno del control de impulsos y se correla-

cionan con un incremento del riesgo de desarrollar

conductas adictivas (marcando la intensidad de la

adicción y su pronóstico).

Junto al TPH2, hay otros genes que ya cuentan

con evidencias suficientes respecto a su impac-

to en diferentes trastornos que pueden apare-

cer en pacientes con EP. Entre ellos, se sabe

que mutaciones en el GBA confieren un riesgo

aumentado de desarrollar demencia durante el

curso de la EP (se incrementa por 6 este riesgo).

Siguiendo esta línea de investigación, en la MDS se

presentó un estudio sobre factores de riesgo

genético para desarrollar demencia y psico-

sis en EP. Tras un análisis del papel de polimorfis-

mos APOE y mutaciones GBA sobre la presencia

de demencia o psicosis en 213 pacientes con EP,

se encuentran un 8,8% de mutaciones GBA y un

21% de APOE4 + 11% APOE2. Las mutaciones en

GBA se asocian a un mayor riesgo de demencia

(OR 8,7, p=0,002), mientras que con APOE4 no se

halla esta vinculación con la demencia (Figura 4).

Las mutaciones en GBA también confieren mayor

riesgo de psicosis (OR 3,5) y, en menor medida, las

mutaciones en APOE4 (OR 2,4).

Un grupo de investigadores alemanes11 mostró

durante el último congreso de la MDS resultados

del estudio de variantes codificantes y no

codificantes de GBA. Con una muestra de

426 pacientes, se concluye que las variantes no

codificantes también confieren un riesgo significativo

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

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en el deterioro cognitivo de los pacientes. Se observa,

por lo tanto, una diferencia significativa tanto para

las variantes codificantes como no codificantes.

Este mismo grupo de trabajo alemán12 mostró los

resultados de un estudio llevado a cabo en pa-

cientes con EP (con una media de 5 años de

evolución) sin mutaciones de GBA, pero en

los que se analizaron los procesos de meta-

bolización alterados por GBA. Se observa un

aumento de niveles en plasma de ceramida y de

glucosilceramida, así como una elevación del ratio

ceramida/glucosilceramida. Todo ello, y tras 12 me-

ses de seguimiento, confiere un mayor deterioro a

los 12 meses en la función cognitiva global (MMSE)

+ tests atencionales, ejecutivos + memoria verbal.

Estas evidencias, según destacó el Dr. Pagonaba-

rraga, “no solo ponen el acento en la importancia

de analizar genes de riesgo en EP, sino también en

la necesidad de evaluar marcadores plasmáticos

asociados a genes, que pueden ayudarnos a pre-

decir mejor la evolución de la enfermedad”.

En este ámbito se ha mostrado un estudio13 que

ha evaluado marcadores plasmáticos aso-

ciados a respuesta inmune/inflamatoria. En

142 pacientes con EP asociada a mutaciones en

LRRK2 se ha conseguido discriminar distintos sub-

tipos clínicos en base al perfil inflamatorio; además,

se indica que IL-8, MCP-1, MIP-1-beta y BDNF

son marcadores plasmáticos de progresión EP en

pacientes con mutaciones LRRK2.

El Dr. Javier Pagonabarraga también destacó

otro estudio14 en el que se han tratado

de identificar biomarcadores de EP en el

líquido cerebroespinal (Figura 5). Tras un

análisis basal, a los 6 meses y a los 12 meses en

173 pacientes con EP de reciente diagnóstico,

y comparándolo con 112 controles sanos,

no se aprecian cambios muy importantes en

parámetros como la α-sinucleína (disminución

leve), FosfoTau (incremento leve), Tau total

(estable) y β-amiloide 1-42 (leve incremento).

Esta ausencia de modificaciones importantes

podría explicarse, en parte, por el escaso

tiempo de evolución de la enfermedad en los

pacientes analizados (menos de 5 años). Y es

que, según se ha documentado, es a partir

de los 5 años de evolución de la EP cuando

Figura 4. Mutaciones en el GBA confieren un mayor riesgo de demencia en el curso de la enfermedad de Parkison.

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36

empiezan a evidenciarse modificaciones

sustanciales en estos biomarcadores (con un

aumento especialmente elevado en los niveles

de α-sinucleína y de proteína Tau).

Un trabajo especialmente relevante, firma-

do por Carmona-Abellan et al.15, ha anali-

zado los agregados de alfa-sinucleína de

los nervios simpáticos cardiacos en las si-

nucleinopatías y en sujetos con alteracio-

nes neurológicas, así como su correlación

con la denervación simpática. Se procedió

al estudio de depósito de cuerpos de Lewy en

el sistema nervioso autónomo a nivel de teji-

do cardiaco obtenido de 125 autopsias. Tras

analizar depósitos de α-sinucleína en sistema

nervioso autónomo desde fases pre-motoras,

observan que los agregados de cuerpos de

Lewy siguen una progresión centrípeta desde

el sistema nervioso periférico.

Un paso más en este campo se está dando

desde el ámbito de las técnicas de imagen. Se

están desarrollando moléculas de bajo peso

molecular (Morphomers™) capaces de unirse

a los agregados de α-sinucleína (intraneuronal

+ extraneuronal), generando ligandos capaces

de utilizarse en estudios con PET. Varios Mor-

phomers™ han mostrado una alta y especí-

fica afinidad para agregados intraneuronales

en muestras de cerebros de pacientes con

EP, con especificidad para α-Syn, sin unión

a Tau o amiloide. Presentan buenas caracte-

rísticas farmacocinéticas, con una captación

cerebral rápida y un buen paso de la barrera

hematoencefálica. Este tipo de recurso, como

se presentó en el congreso de la MDS, está

en fase de desarrollo en pacientes con EP

(Figura 6).16

INMUNOTERAPIAS Y NUEVOS FÁRMACOS

También la inmunoterapia ha tenido un papel pro-

tagonista en este congreso, con la difusión de es-

tudios tanto de inmunoterapia pasiva como activa

para las sinucleinopatías.

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson

Figura 5. Correlación entre niveles de α-sinucleína oligomérica y total en estadios pre-motor, motor y demencia de la enfermedad de Parkinson.

37

En la inmunización activa se incluyen péptidos

cortos inmunógenos de administración subcutá-

nea que imitan la región C-Terminal α-Syn. Son de

más fácil administración y más baratos, pero re-

quieren buena respuesta inmunógena del pacien-

te. En un estudio fase I se está probando Affiris

(AFFITOPE®), una vacuna testada durante 12 me-

ses en EP avanzada. Se ha mostrado un 50% de

anticuerpos efectivos en sangre periférica (SP) y

líquido cefalorraquídeo (LCR), siendo bien tolerada

y segura. Está en marcha un estudio fase II, doble

ciego con placebo en EP inicial.

Por su parte, la inmunización pasiva se basa en

anticuerpos monoclonales dirigidos contra regio-

nes patógenas. Es un abordaje más costoso, la vía

administración más difícil, pero la eficacia está más

controlada y no depende de la respuesta inmune

del paciente. Hay dos estudios en Fase I (PRX002

y BIIB054), en los que se aprecia una tasa <10%

de efectos secundarios, sin efectos secundarios

graves, con un efecto dosis dependiente de α-Syn.

Se ha iniciado un ensayo clínico aleatorizado en 60

pacientes con EP (NCT021557714) (Figura 7).

Respecto a nuevos tratamientos, el Dr. Pagona-

barraga se mostró especialmente interesado por los

estudios presentados con nilotinib para el tratamien-

to de los cuerpos de Lewy. Se trata de un inhibidor

potente de la actividad de la tirosina cinasa ABL

aprobado por la FDA para leucemia mieloide crónica

a dosis de 600-800 mg/día por vía oral.

Es un activador de los sistemas de autofagia

alterados en la EP a dosis de 100-300 mg/día,

ocasionando la disminución de la densidad de

cuerpos de Lewy y oligómeros de α-Syn patógena.

En un estudio de Pagan et al.17 se registra 1 efecto

secundario grave (infarto agudo de miocardio con

bloqueo aurículo-ventricular), Alucinaciones +/-

delirio, no contabilizándose otros efectos sistémicos

graves. En cuanto a su eficacia, se logra una

disminución de 3,6 puntos en la UPDRS-III a los 6

meses, así como un aumento de 3,85 ptos en el

MMSE a los 6 meses. Se observa un pico de nilotinib

en LCR a las 2 horas de su administración (buen

paso de la barrera hematoencefálica), aumento de

ácido homovanílico a los 2 y 6 meses, y disminución

de α-Syn a los 2 y 6 meses.

Figura 6. Nuevos marcadores de α-sinucleína para el diagnóstico por PET de la enfermedad de Parkinson.

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38

PERSPECTIVA DEL PACIENTE

Durante el congreso de la Sociedad Internacional

de Parkinson y Trastornos del Movimiento también

se han expuesto distintos estudios que tienen en

cuenta la perspectiva del paciente.

Entre ellos, destaca un estudio de Zach et al.18 en

el que se hace una valoración subjetiva/objetiva del

cambio de los diferentes síntomas del parkinsonismo

(temblor vs. rigidez/bradicinesia) en 42 pacientes con

EP de predominio tremórico. Como principal conclu-

sión, se destaca la importancia de valorar el temblor

con distracción mental, así como utilizar esta variable

en estudios de intervención terapéutica.

También se han presentado nuevos resultados

del registro con Duodopa®, GLORIA.19 Se trata

de un estudio multinacional (18 países, 75 centros)

para evaluar los datos de eficacia y seguridad de

este fármaco en la práctica clínica diaria durante

un seguimiento de 24 meses, confirmándose una

mejoría del tiempo “OFF” en 4 horas (de media), En

comparación con la estimulación cerebral profunda

(DBS-STN), se aprecia una eficacia similar (-62,1%

vs., -54,5%, p= 0,830) en relación a las mejorías del

tiempo “OFF” a los 2 y 5 años de seguimiento, aun-

que con DBS-STN se logra una mayor eficacia tanto

en la duración (-66,1% vs., -9,0%; p= 0,004) como

en la intensidad (-68,8% vs., -18,0%; p= 0,014) de

las discinesias durante todo el seguimiento; hay una

mayor frecuencia de complicaciones con Duodopa®

y se produce un mayor deterioro cognitivo (aten-

ción/memoria) con DBS-STN.

Los estudios con ultrasonidos también han

tenido cabida en este congreso, con la pre-

sentación de algunos hallazgos de interés en

cuanto al manejo del temblor.20

Y, finalmente, el Dr. Pagonabarraga quiso resal-

tar un estudio con Safinamida, de Suttrup et

al.21, en el que se han incluido a 5 pacientes

(65±10 años, 11 años evolución) con fluctua-

ciones motoras y discinesias (Figura 8). Se

les administró Safinamida 100 mg / día durante 8

semanas, y se empleó el KinetiGraphTM, un sen-

sor de muñeca capaz de valorar durante 6 días

consecutivos la presencia de bradicinesia, disci-

nesias y Score Global fluctuaciones-discinesias.

Figura 7. Inmunización activa y pasiva en la enfermedad de Parkinson.

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MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson

39

Se objetiva una mejoría de la puntuación disci-

nesias pre-post Safinamida (13,94 à 10,3 ±

7,86) y de la puntuación global de fluctuaciones/

discinesias (14,6 à 11,42). Además, desde la

perspectiva de los pacientes, se encuentra una

mejoría clínicamente relevante en 3/5 pacientes,

que se correlacionó de manera significativa con

la puntuación de fluctuaciones/discinesias.

También se han dado a conocer los resulta-

dos a largo plazo de la eficacia de Safinamida

en el manejo de la depresión de pacientes EP

con fluctuaciones (Figura 9). En base al análisis

post-hoc de los estudios pivotales 016 (24 sema-

nas) y 018 (2 años), se demuestra el beneficio sig-

nificativo que se deriva de la administración de este

fármaco en los trastornos del humor de pacientes

con Parkinson, con una clara mejoría en la escala

de Depresión de Hamilton y en la PDQ-39.

Figura 8. Eficacia de Safinamida, valorada mediante el empleo del KinetiGraphTM, en pacientes con EP con fluctuaciobes y discinesias.

Figura 9. Eficacia a largo plazo con Safinamida en trastornos del humor.

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

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Referencias bibliográficas

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2. Knudsen K, et al. Gastrointestinal non-motor symptoms in PD: Correlation between objective markers and subjective symptoms. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

3. Mollenhauer B, et al. Monitoring of 30 marker candidates in early Parkinson disease as progression markers. Neurology. 2016 Jul 12;87(2):168-77.

4. Fereshtehnejad SM, et al. New Clinical Subtypes of Parkinson Disease and Their Longitudinal Progression: A Prospective Cohort Comparison With Other Phenotypes. JAMA Neurol. 2015 Aug;72(8):863-73.

5. Beavan M, et al. Evolution of prodromal clinical markers of Parkinson disease in a glucocerebrosidase mutation positive cohorte. JAMA Neurol. 2015 Feb 1; 72(2): 201–208.

6. Bejr-Kasem H, et al. Screening of posterior cortical dysfunction in early Parkinson’s disease with MCI as an approach to select patients at higher risk for developing dementia. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

7. Swallow DMA, et al. Neuropsychiatric, personality and impulse control disorders in recent onset Parkinson’s disease. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

8. Kraemmer J, et al. Predicting incident impulse control disorder behaviour in Parkinson’s disease patients using a clinical-genetic model. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

9. Legarda I, et al. Impulse control disorder associates with tryptophan hydroxylase 2 (TPH2) gene variants in Parkinson’s disease patients subject to dopaminergic therapy. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

10. Oeda T, et al. Genetic risk factors of dementia and psychosis in Parkinson’s disease. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

11. Schulte C, et al. Coding and non-coding glucocerebrosidase variants have an impact on cognitive decline in Parkinson’s disease. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

12. Mielke MM, et al. Plasma ceramides and glucosylceramides predict cognitive decline among cognitively normal Parkinson’s disease patients. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

CONCLUSIONES

• La enfermedad de Parkinson es un campo de estudio que está acaparando mucho interés y en

crecimiento.

• Los esfuerzos se basan principalmente en identificar marcadores clínicos precoces para detectar

cambios en la enfermedad.

• Los avances en el estudio genético de la EP están aportando una información relevante, así como el

análisis de biomarcadores asociados.

• Se cuentan con nuevas técnicas y recursos farmacológicos para intervenir en el paciente con EP,

con un especial interés por fármacos como Safinamida.

• Ya, de cara a un futuro próximo, se espera una verdadera eclosión de terapias no orales, con la

aparición de formulaciones subcutáneas, transdérmicas, sublinguales y/o inhaladas.

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

MDS “Hot topics”: Update sobre temas candentes en la enfermedad de Parkinson

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13. Brockmann K, et al. Inflammatory profile discriminates clinical subtypes in LRRK2-associated PD. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

14. Mollenhauer B, et al. Longitudinal cerebrospinal fluid biomarkers in early Parkinson’s disease and healthy controls. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

15. Carmona-Abellán M, et al. Alpha-synuclein aggre-gates of cardiac sympathetic nerves in synucle-inopathies and neurologically unimpaired subjects. Correlation with sympathetic denervation. 20th Con-gress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

16. Tsika E, et al. Novel PET Tracers of alpha-synuclein for the diagnosis of Parkinson’s disease. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

17. Pagan F, et al. Nilotinib Effects in Parkinson’s disease and Dementia with Lewy bodies. J Parkinsons Dis. 2016 Jul 11;6(3):503-17.

18. Zach H, et al. The patient’s perspective: The effect of dopamine on Parkinson symptoms. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

19. Poewe W, et al. Final long-term efficacy results on motor complications1 and on non-motor symptoms and quality of life2 from the GLORIA registry. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

20. Martínez-Fernandez R, et al. MRI guided high-intensity focused ultrasond for the treatment of essential tremor and Parkinson’s disease. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

21. Suttrup I, et al. Effects of safinamide in patients with Parkinson’s disease measured by Parkinson’s KinetiGraphTM. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

22. Cattaneo C, et al. Long-term efficacy of safinamide on mood in Parkinsonian patients with fluctuations. 20th Congress of the International Parkinson and Movement Disorder Society, Berlin, June 2016.

Dr. Javier Pagonabarraga Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

42

Entrevista

“En la enfermedad de Parkinson nos hacen falta fármacos que

se dirijan a más de una diana, y Safinamida es uno de ellos”

¿Qué valoración realiza de este curso?

Ha sido una reunión muy interesante, porque se

han tratado aspectos generales de la enfermedad

de Parkinson: dónde viene, por qué los pacientes

no son todos iguales, cuál es la heterogeneidad,

cuáles son las dificultades para medir la progresión

de la enfermedad… Hemos aprendido muchas co-

sas sobre los síntomas, sobre cómo hacer los en-

sayos clínicos en la enfermedad y sobre el manejo

de situaciones complejas, como son las fluctuacio-

nes y las discinesias.

Y también se han ocupado de nuevas opcio-

nes de tratamiento…

Así es. Nos hemos focalizado en nuevos tratamien-

tos que han salido y, específicamente en Safinami-

da. Hemos empezado a ganar experiencia sobre

cómo se maneja este fármaco, cuál es el paciente

más adecuado, a qué dosis darlo, cómo manejar

los otros fármacos cuando se introduce Safinamida.

También se ha discutido sobre los efectos concre-

tos que se obtienen con el fármaco en casos con-

cretos, lo que ha permitido aumentar nuestro cono-

cimiento sobre su perfil de eficacia y seguridad y, en

definitiva, sobre cómo manejarlo mejor.

Lo que ha quedado claro es que estamos

ante un fármaco con un mecanismo de acción

novedoso, y eso hace que la expectativa sea

importante. En la enfermedad de Parkinson nos

hacen falta fármacos que se dirijan a más de

una diana, y Safinamida es uno de ellos.

Entonces, a pesar de su reciente comerciali-

zación en EP, ¿considera que es un fármaco

que cuenta con una sólida y amplia evidencia

clínica?

Con un fármaco nuevo, a pesar de que sabes

cosas de los ensayos clínicos, siempre existen

nuevas informaciones que van a apareciendo al

ser utilizado en la práctica clínica. Y es que una

cosa es el paciente ideal que se recluta en un en-

sayo clínico y otra es la vida real, donde tienes

pacientes que no hubieran entrado a un ensayo

clínico porque son mayores, porque son hiperten-

sos, porque toman otro fármaco. Sin embargo, y

por lo comunicado en esta reunión, prácticamen-

te estamos reproduciendo los resultados de los

ensayos clínicos con Safinamida en una situación

de práctica clínica real.

¿Le llama algo especialmente la atención?

Estamos confirmando que es un fármaco muy

seguro. En este foro se han presentado muchos

casos clínicos y llama la atención que no se han

comunicado problemas relevantes asociados a

su uso. Ya se veía en los ensayos clínicos que

es un fármaco que se tolera muy bien, pero aho-

ra la experiencia nos demuestra que es cierto. Algún paciente puede inicialmente presentar un

aumento de discinesias que, en general, siem-

pre se controlan reduciendo la dosis de los otros

fármacos o adaptando la dosis de Safinamida.

Dr. Jaime KulisevskyHospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

43

Dr. Jaime KulisevskyHospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona

Hablando de dosis…Es un tema que ha salido

en muchas discusiones de este curso

Creo que ha quedado claro que la dosis reco-

mendada es la de 100 mg y que la dosis de 50

mg es una dosis de transición. Por supuesto,

hay pacientes que pueden ya sentirse bien y

mejorar mucho con la dosis de 50, pero la que

da más confianza en el sentido del efecto a lar-

go plazo es la dosis de 100 mg.

¿Y qué perfil de paciente puede beneficiarse

más del uso de Safinamida?

No hay un perfil único, sino que este fármaco

puede beneficiar a muchos pacientes

siempre y cuando tengan fluctuaciones, que

pueden ir desde fluctuaciones muy ligeras

hasta fluctuaciones importantes, o pacientes

que ya están bajo tratamiento con otros

fármacos e incluso con técnicas avanzadas.

Se han presentado casos en los se ha utilizado con

éxito en pacientes que habían sido sometidos a

cirugía para el Parkinson o que tomaban levodopa

por vía intestinal, demostrándose que la adición del

fármaco suponía una mejoría adicional. Por tanto, el candidato ideal parece ser aquella persona

con EP y con fluctuaciones, independientemente

de su edad y casi también independientemente

de todos los otros fármacos que tome, lo cual

hace que este fármaco tenga un interés muy

particular.

¿Y qué opina de los indicios que existen so-

bre el posible beneficio de Safinamida en las

complicaciones no motoras de la EP?

Estamos comprobando que, aparte de su efica-

cia en el manejo de los síntomas motores de la

EP, Safinamida consigue un buen control de im-

portantes síntomas no motores, como el dolor,

el sueño, otros parámetros básicos de la calidad

de vida,…

Entonces, ¿satisfecho con los resultados de

esta reunión?

Sí, muy satisfecho. Todos los asistentes se han

mostrado contentos, tanto por el contenido como

por el formato. No hemos usado toda la reunión

para hablar del fármaco, ya que la mayoría de las

ponencias han sido sobre temas que no hacían

referencia a Safinamida sino a otros temas de mu-

cha actualidad y controversia en la enfermedad de

Parkinson. Sería estupendo que este tipo de reu-

nión, con este formato, se pueda repetir anualmen-

te. Los neurólogos interesados en enfermedad de

Parkinson estaríamos encantados.

Referencias: 1. Borgohain R, et al. Randomized trial of safinamide add-on to levodopa in Parkinson’s disease with motor fluctuations. Mov Disord. 2014 Feb;29(2):229-37. 2. Borgohain R, et al. Two-Year, Randomized, Controlled Study of Safinamide as Add-on to Levodopa in Mid to Late Parkinson’s Disease. Move Disord. 2014; 29(10):1273-80. 3. Kulisevsky J. Emerging Role of Safinamide in Parkinson’s Disease Therapy. Eur Neurol Rev. 2014; 9(2):1-8.

Este medicamento está sujeto a seguimiento adicional, lo que agilizará la detección de nueva información sobre su seguridad. Se invita a los profesionales sanitarios a notificar las sospechas de reacciones adversas. Ver la sección 4.8, en la que se incluye información sobre cómo notificarlas. NOMBRE DEL MEDICAMENTO Xadago 50 mg comprimidos recubiertos con película. Xadago 100 mg comprimidos recubiertos con película. COMPOSICIÓN CUALITATIVA Y CUANTITATIVA Cada comprimido recubierto con película de Xadago 50 mg contiene Safinamida metansulfonato, equivalente a 50 mg de Safinamida. Cada comprimido recubierto con película de Xadago 100 mg contiene Safinamida metansulfonato, equivalente a 100 mg de Safinamida. Para consultar la lista completa de

excipientes, ver Lista de excipientes. FORMA FARMACÉUTICA Comprimido recubierto con película (comprimido) Xadago 50 mg: Comprimidos recubiertos con película de color naranja a cobre, redondos, bicóncavos, de 7 mm de diámetro, con brillo metálico, marcados con un “50” en un lado. Xadago 100 mg: Comprimidos recubiertos de color naranja a cobre, redondos, bicóncavos, de 9 mm de diámetro, con brillo metálico, marcados con un “100” en un lado. DATOS CLÍNICOS Indicaciones terapéuticas Xadago está indicado para el tratamiento de pacientes adultos con enfermedad de Parkinson (EP) idiopática como tratamiento complementario a una dosis estable de Levodopa (Levodopa) sola o en combinación con otros medicamentos antiparkinsonianos, en pacientes en fase media o avanzada con fluctuaciones. Posología y forma de administración Posología El tratamiento con Xadago se debe iniciar con 50 mg diarios. Esta dosis diaria se puede incrementar a 100 mg/día en función de las necesidades clínicas del paciente. Si se olvida de tomar una dosis, se debe tomar la siguiente dosis al día siguiente a la hora habitual. Pacientes de edad avanzada No es necesario modificar la dosis en pacientes de edad avanzada. Existe una experiencia limitada en la administración de Safinamida en pacientes mayores de 75 años. Insuficiencia hepática El uso de Xadago está contraindicado en pacientes con insuficiencia hepática grave (ver Contraindicaciones). No es necesario ajustar la dosis en pacientes con insuficiencia hepática leve. Para pacientes con insuficiencia hepática moderada se recomienda la dosis más baja de 50 mg/día. Si la insuficiencia hepática del paciente progresa de moderada a grave, se debe interrumpir el tratamiento con Xadago (ver Advertencias y precauciones de empleo). Insuficiencia renal No es necesario modificar la dosis en pacientes con insuficiencia renal. Población pediátrica No se ha establecido la seguridad y eficacia de Safinamida en niños y adolescentes menores de 18 años. No se dispone de datos. Forma de administración Vía oral. Xadago se debe tomar con agua. Xadago se puede tomar con o sin alimentos. Contraindicaciones Hipersensibilidad al principio activo o a alguno de los excipientes incluidos en la lista de excipientes. Tratamiento concomitante con otros inhibidores de la monoamino oxidasa (MAO) (ver Advertencias y precauicones especiales de empleo e Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción). Tratamiento concomitante con petidina (ver Advertencias y precauicones especiales de empleo e Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción). Uso en pacientes con insuficiencia hepática grave (ver Posología y forma de administración). Uso en pacientes con albinismo, degeneración retiniana, uveítis, retinopatía hereditaria o retinopatía diabética proliferativa grave (ver Advertencias y precauicones especiales de empleo). Advertencias y precauciones especiales de empleo Advertencia general En general, Xadago se puede utilizar con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) a la menor dosis eficaz, con precaución debido a los síntomas serotoninérgicos. En concreto, se debe evitar el uso concomitante de Xadago con fluoxetina o fluvoxamina. Si el tratamiento concomitante es necesario, estos medicamentos se deben utilizar en dosis bajas (ver Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción). Debe haber transcurrido un periodo de reposo farmacológico de los ISRS administrados previamente correspondiente a cinco semividas antes de empezar el tratamiento con Xadago. Debe haber transcurrido un mínimo de 7 días entre la interrupción de Xadago y el inicio del tratamiento con los inhibidores de la MAO o petidina (ver Contraindicaciones e Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción ). Insuficiencia hepática Se debe iniciar con precaución el tratamiento con Xadago en pacientes con insuficiencia hepática moderada. Si la insuficiencia hepática del paciente progresa de moderada a grave, se debe interrumpir el tratamiento con Xadago (ver Posología y formade administración y Contraindicaciones). Posibilidad de degeneración retiniana en pacientes con presencia o historial previo de trastorno retiniano Xadago no se debe administrar a pacientes con antecedentes oftalmológicos que puedan aumentar el riesgo de efectos potenciales para la retina (por ejemplo, pacientes albinos, antecedentes familiares de trastorno retiniano hereditario, retinitis pigmentaria, cualquier retinopatía activa o uveítis), ver Contraindicaciones. Trastornos del control de impulsos (TCI) Los trastornos del control de impulsos se pueden presentar en pacientes que están recibiendo tratamiento con agonistas dopaminérgicos y/o tratamientos dopaminérgicos. En algunos informes sobre TCI, se ha observado también con el uso de inhibidores de la MAO. El tratamiento con Safinamida no se ha asociado a ningún incremento en la aparición de TCI. Se debe informar tanto a los pacientes como a los cuidadores de los síntomas conductuales de los TCI que se han observado en los pacientes que reciben tratamiento con inhibidores de la MAO, incluidos casos de compulsión, pensamientos obsesivos, ludopatía, aumento de la libido, hipersexualidad, comportamiento impulsivo, y de compras y gastos compulsivos. Efectos adversos dopaminérgicos Safinamida utilizada como complemento de la levodopa puede potenciar los efectos adversos de la levodopa y puede agudizar la disquinesia previa, lo cual puede hacer necesario una disminución de la levodopa. Este efecto no se observó cuando se utilizó Safinamida como complemento de agonistas de los receptores de la dopamina en los pacientes con EP en fase inicial. Interacción con otros medicamentos y otras formas de interacción Interacciones farmacodinámicas in vivo e in vitro Inhibidores de la MAO y petidina Xadago no se debe administrar con otros inhibidores de la MAO (incluidos moclobemida), ya que puede haber un riesgo de inhibición no selectiva de la MAO que puede derivar en una crisis hipertensiva (ver Contraindicaciones). Se han notificado reacciones adversas graves derivadas del uso concomitante de petidina e inhibidores de la MAO. Dado que puede ser un efecto de clase, la administración concomitante de Xadago y petidina está contraindicada (ver Contraindicaciones). Se han notificado interacciones de medicamentos derivadas del uso concomitante de inhibidores de la MAO y medicamentos simpatomiméticos. En vista de la actividad inhibidora de la MAO de Safinamida, la administración concomitante de Xadago con simpatomiméticos, como los presentes en descongestivos nasales y orales o medicamentos para el resfriado que contienen efedrina o pseudoefedrina se debe realizar con precaución (ver Advertencias y precauciones de empleo). Dextrometorfano Se han notificado interacciones de medicamentos derivadas del uso concomitante de dextrometorfano e inhibidores de la MAO no selectivos. En vista de la actividad inhibidora de la MAO de Safinamida, no se recomienda la administración simultánea de Xadago con dextrometorfano. Si el tratamiento concomitante es necesario, se debe utilizar con precaución (ver Advertencias y precauciones de empleo). Antidepresivos Se debe evitar el uso concomitante de Xadago con fluoxetina o fluvoxamina (ver Advertencias y precauciones de empleo). Esta precaución se basa en la aparición, aunque rara, de reacciones adversas graves (por ejemplo, síndrome serotonínico), que se han producido al utilizar ISRS y dextrometorfano con inhibidores de la MAO. Si el uso concomitante de estos medicamentos es necesario, se debe realizar con la dosis mínima efectiva. Antes de iniciar el tratamiento con Xadago, se debe considerar un periodo de reposo farmacológico correspondiente a 5 semividas del ISRS. Se han notificado reacciones adversas graves derivadas del uso concomitante de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), antidepresivos tricíclicos o tetracíclicos e inhibidores de la MAO (ver Advertencias y precauciones de empleo). En vista de la actividad inhibidora reversible y selectiva de la MAO tipo B de Safinamida, se pueden administrar antidepresivos, pero a las dosis mínimas necesarias. Interacciones entre Safinamida y tiramina Los resultados de tres estudios que supusieron un reto, un estudio con tiramina intravenosa y dos estudios con tiramina oral a corto plazo, junto con los resultados del control de la tensión arterial posprandial en el domicilio de pacientes con EP, no detectaron ninguna elevación clínicamente importante de la tensión arterial. Tres estudios terapéuticos realizados en pacientes con EP sin restricción de tiramina tampoco detectaron ninguna evidencia de potenciación de tiramina. Por lo tanto, Xadago se puede utilizar con seguridad y sin ninguna restricción con respecto a la dieta con tiramina. Interacciones farmacocinéticas in vivo e in vitro No se produjeron efectos en el aclaramiento de Safinamida en pacientes con EP que recibieron Safinamida como complemento a la Levodopa crónica y/o los agonistas dopaminérgicos. El tratamiento de Safinamida no modificó el perfil farmacocinético de la Levodopa en combinación con otros medicamentos. En un estudio de interacción farmacológica in vivo realizado con ketoconazol, no hubo ningún efecto clínicamente significativo en los niveles de Safinamida. Los estudios realizados en humanos de evaluación de interacción de Safinamida con sustratos de CYP1A2 y CYP3A4 (cafeína y midazolam), no demostraron ningún efecto clínicamente significativo en el perfil farmacocinético de Safinamida. Esto concuerda con los resultados de las pruebas in vitro, en las que no se observó inhibición ni producción significativa del CYP. Se demostró que las enzimas del CYP juegan un papel poco importante en la biotransformación de la Safinamida. Safinamida puede inhibir transitoriamente la BCPR in vitro. Sin embargo, en un estudio de interacciones medicamentosas con diclofenaco en humanos, no se observaron interacciones significativas. Por lo tanto, no son necesarias precauciones cuando se administra Safinamida con otros medicamentos sustratos de la BCPR (por ejemplo, pitavastatina, pravastatina, ciprofloxacino, metotrexato, topotecán, diclofenaco o gliburida). Safinamida se elimina casi exclusivamente mediante el metabolismo, en su mayoría debido a amidasas de alta capacidad que aún no se han caracterizado. La Safinamida se elimina sobre todo a través de la orina. En los microsomas hepáticos humanos (MHH), parece que el CYP3A4 cataliza el paso de N-desalquilación, ya que el ketoconazol inhibió el aclaramiento de Safinamida en los MHH en un 90 %. En la actualidad no se conocen medicamentos comercializados que provoquen interacciones farmacológicas clínicamente significativas a través de la inhibición o la producción de enzimas de las amidasas. Safinamida inhibe la OCT1 in vitro a concentraciones clínicamente relevantes en vena porta. Así pues, se debe tener precaución cuando Safinamida se administra de forma conjunta con medicamentos que son sustratos de la OCT1 y tienen una T

máx similar a Safinamida (2 horas) (p.e., metformina, aciclovir, ganciclovir) ya que, como consecuencia, la exposición a dichas sustancias puede verse incrementada. El metabolito NW-1153 es un sustrato de OAT3 a concentraciones clínicamente relevantes. Los medicamentos inhibidores de OAT3 administrados de forma concomitante con Safinamida pueden reducir la depuración de NW-1153 y, por tanto, aumentar la exposición sistémica. La exposición sistémica de NW 1153 es baja (1/10 de Safinamida original). Es muy probable que este crecimiento no tenga relevancia clínica, dado que NW 1153, el primer producto de la vía metabólica, se transforma posteriormente en metabolitos secundarios y terciarios. Población pediátrica Los estudios de interacciones se han realizado solo en adultos. Fertilidad, embarazo y lactancia Mujeres en edad fértil No se debe administrar Xadago a mujeres en edad fértil a menos que se utilicen métodos anticonceptivos adecuados. Embarazo No se dispone de datos clínicos de exposición a Safinamida en embarazadas. Estudios con animales han mostrado reacciones adversas de la exposición a Safinamida durante el embarazo o la lactancia. Se debe advertir a las mujeres en edad fértil que no se deben quedar embarazadas durante el tratamiento con Safinamida. No se debe administrar Xadago durante el embarazo. Lactancia Se prevé que Safinamida se excrete en la leche, ya que se han detectado reacciones adversas en crías de rata expuestas al fármaco a través de la leche. No se puede excluir el riesgo para los lactantes. Xadago no se debe administrar a mujeres en periodo de lactancia. Fertilidad Los estudios con animales indican que el tratamiento con Safinamida está asociado a reacciones adversas en la función reproductora de ratas hembra y la calidad del esperma. La fertilidad de ratas macho no se ve afectada. Efectos sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas La influencia de Xadago sobre la capacidad para conducir y utilizar máquinas es nula o insignificante. Sin embargo, los pacientes deben tener precaución a la hora de utilizar máquinas peligrosas, incluidos vehículos con motor, hasta que estén seguros de que Xadago no les afecta negativamente. Reacciones adversas Resumen del perfil de seguridad El perfil global de seguridad de Xadago se basa en el programa de desarrollo clínico aplicado a más de 3000 sujetos, de los que 500 se trataron durante más de 2 años. Se sabe que con el uso concomitante de ISRS, IRSN, antidepresivos tricíclicos/tetracíclicos e inhibidores de la MAO se producen reacciones adversas graves, como crisis hipertensivas (hipertensión arterial, síncope), síndrome maligno por neurolépticos (confusión, sudoración, hipertonía, hipertermia y aumento del nivel de creatina-cinasa), síndrome serotonínico (confusión, hipertensión, rigidez muscular, alucinaciones) e hipotensión. Con los inhibidores de la MAO, se han notificado interacciones farmacológicas con el uso concomitante de medicamentos simpatomiméticos. Trastornos del control de impulsos: la ludopatía, el aumento de la libido, la hipersexualidad, las compras y los gastos compulsivos, la hiperfagia y comer compulsivamente se pueden manifestar en los pacientes a los que se les está administrando un tratamiento con agonistas de la dopamina y/u otros tratamientos dopaminérgicos. Tabla de reacciones adversas La siguiente tabla incluye todas las reacciones adversas que se notificaron en estudios clínicos en los que se consideró que los efectos adversos estaban relacionados. Las reacciones adversas se clasifican por frecuencia mediante las siguientes convenciones: muy frecuentes (≥1/10), frecuentes (≥1/100 a <1/10), poco frecuentes (≥1/1.000 a <1/100), raras (≥1/10.000 a <1/1.000), muy raras (<1/10.000) y frecuencia no conocida (no puede estimarse a partir de los datos disponibles).

Sistema de clasificación de órganos Muy frecuentes Frecuentes Poco frecuentes RarasInfecciones e infestaciones Infección urinaria Bronconeumonía, forúnculo, nasofaringitis, piodermia, rinitis, infección dental, infección víricaNeoplasias benignas, malignas y no especificadas (incl. quistes y pólipos) Carcinoma basocelular Acrocordón, nevus melanocítico, queratosis seborreica, papiloma cutáneo

Trastornos de la sangre y del sistema linfático Anemia, leucocitopenia, alteración de los glóbulos rojos Eosinofilia, linfocitopenia

Trastornos del metabolismo y de la nutrición Disminución del apetito, hipertrigliceridemia, aumento del apetito, hipercolesterolemia, hiperglucemia Caquexia, hiperpotasiemia

Trastornos psiquiátricos InsomnioAlucinaciones, depresión, sueños anormales, ansiedad, estado de confusión, inestabilidad afectiva, aumento de la libido, trastorno psicótico, agitación, trastornos del sueño

Compulsiones, delirio, desorientación, ilusiones, comportamiento impulsivo, pérdida de libido, pensamientos obsesivos, paranoia, eyaculación precoz, ataques de sueño, fobia social, ideas de suicidio

Trastornos del sistema nervioso Discinesia somnolencia, mareos, cefaleas, Parkinson

Parestesia, trastorno del equilibrio, hipoestesia, distonía, malestar cefálico, disartria, síncope, trastorno cognitivo

Coordinación anormal, trastornos de la atención, disgeusia, hiporreflexia, radiculitis, síndrome de las piernas inquietas, sedación

Trastornos oculares Catarata Vista nublada, escotoma, diplopía, fotofobia, trastorno de la retina, conjuntivitis, glaucoma

Ambliopía, cromatopsia, retinopatía diabética, eritropsia, hemorragia ocular, dolor ocular, edema del párpado, hipermetropía, queratitis, aumento del lagrimeo, ceguera nocturna, edema de papila, presbicia, estrabismo

Trastornos del oído y del laberinto VértigoTrastornos cardíacos Palpitaciones, taquicardia, bradicardia sinusal, arritmia Infarto de miocardioTrastornos vasculares Hipotensión ortostática Hipertensión, hipotensión, varices Espasmo arterial, arterioesclerosis, crisis hipertensiva

Trastornos respiratorios, torácicos y mediastínicos Tos, disnea, rinorrea Broncoespasmo, disfonía, dolor bucofaríngeo, espasmo bucofaríngeo

Trastornos gastrointestinales NáuseaEstreñimiento, dispepsia, vómitos, sequedad de boca, diarrea, dolor abdominal, gastritis, flatulencia, distensión abdominal, hipersecreción salival, reflujo gastroesofágico, aftas

Úlcera gastroduodenal, peristaltismo, hemorragia digestiva alta

Trastornos hepatobiliares Hiperbilirrubinemia

Trastornos de la piel y del tejido subcutáneo Hiperhidrosis, prurito generalizado, reacción fotosensible, eritema Alopecia, ampolla, dermatitis de contacto, dermatosis, equimosis, queratosis liquenoide, sudores nocturnos, dolor cutáneo, trastornos de pigmentación, psoriasis, dermatitis seborreica

Trastornos musculoesqueléticos y del tejido conjuntivo

Lumbago, artralgia, espasmos musculares, hipertonía, dolor en las extremidades, debilidad muscular, sensación de pesadez

Espondiloartritis anquilosante, dolor lumbar, inflamación articular, dolor osteomuscular, mialgia, dolor de cuello, osteoartritis, ganglión

Trastornos renales y urinarios Nicturia, disuria Urgencia miccional, poliuria, piuria, disuria inicial

Trastornos del aparato reproductor y de la mama Disfunción eréctil Adenoma de próstata, trastorno mamario, dolor mamario

Trastornos generales y alteraciones en el lugar de administración

Paresia, astenia, alteración de la marcha, edema periférico, dolor, sensación de calor

Disminución del efecto del fármaco, intolerancia al fármaco, sensación de frío, malestar general, fiebre, xerosis

Exploraciones complementarias

Disminución de peso, aumento de peso, aumento del nivel de creatina cinasa en sangre, aumento del nivel de triglicéridos en sangre, aumento del nivel de glucosa en sangre, aumento del nivel de urea en sangre, aumento del nivel de fosfatasa alcalina en sangre, aumento del nivel de bicarbonato en sangre, aumento del nivel de creatinina en sangre, intervalo QT prolongado, prueba de función renal con resultado anormal, análisis de orina anormal, aumento de tensión arterial, disminución de tensión arterial, diagnóstico anormal de procedimiento oftálmico

Disminución del nivel de calcio en sangre, disminución del nivel de potasio en sangre, disminución del nivel de colesterol en sangre, aumento de la temperatura corporal, soplo cardiaco, resultado de ergometría anormal, disminución del nivel de hematocrito, disminución del nivel de hemoglobina, disminución del ratio normalizado internacional, disminución del recuento de linfocitos, disminución del recuento de plaquetas, aumento del nivel de lipoproteínas de muy baja densidad

Lesiones traumáticas, intoxicaciones y complicaciones de procedimientos terapéuticos Caída Fractura en el pie Contusión, embolia grasa, traumatismo craneal, lesiones bucales, lesiones esqueléticas

Circunstancias sociales Apuestas

Descripción de reacciones adversas seleccionadas al medicamento La discinesia fue la reacción adversa más frecuente notificada en los pacientes que recibieron tratamiento con Safinamida junto con Levodopa sola o en combinación con otros tratamientos antiparkinsonianos. La discinesia se produjo en las fases tempranas del tratamiento. Se notificó como “grave”, lo que llevó a la interrupción del tratamiento en unos cuantos pacientes (1,5 % aproximadamente). No requirió la reducción de la dosis en ningún paciente. Notificación de sospechas de reacciones adversas Es importante notificar sospechas de reacciones adversas al medicamento tras su autorización. Ello permite una supervisión continuada de la relación beneficio/riesgo del medicamento. Se invita a los profesionales sanitarios a notificar las sospechas de reacciones adversas a través del sistema nacional de notificación incluido en el Apéndice V. Sobredosis En un paciente sospechoso de consumir más de la dosis prescrita de 100 mg/dia durante un mes, se notificaron síntomas de confusión, somnolencia, olvidos y pupilas dilatadas. Los síntomas desaparecieron al interrumpir el medicamento, sin dejar secuelas. El patrón previsto de eventos o síntomas tras una sobredosis intencionada o accidental de Xadago estaría relacionado con su perfil farmacodinámico: Inhibición de la MAO tipo B con inhibición dependiente de la actividad de los canales de Na+. Entre los síntomas de una inhibición excesiva de la MAO tipo B (aumento del nivel de dopamina) se incluyen hipertensión, hipotensión postural, alucinaciones, agitación, náuseas, vómitos y discinesia. No existe ningún antídoto contra Safinamida ni ningún tratamiento específico para la sobredosis de Safinamida. Si se produce una sobredosis importante, se debe interrumpir el tratamiento con Xadago. Se debe administrar un tratamiento complementario según prescripción facultativa. DATOS FARMACÉUTICOS Lista de excipientes Núcleo del comprimido: Celulosa microcristalina; Crospovidona tipo A; Estearato de magnesio; Sílice coloidal anhidra Recubrimiento: Hipromelosa; Polietilenglicol 6000; Dióxido de titanio (E171); Óxido de hierro rojo (E172); Mica (E555) Incompatibilidades No procede. Periodo de validez 30 meses Precauciones especiales de conservación No requiere condiciones especiales de conservación. Naturaleza y contenido del envase Blísteres de aluminio/PVC/PVDC de 14, 28, 30, 90 y 100 comprimidos. Puede que solamente estén comercializados algunos tamaños de envases . Precauciones especiales de eliminación Ninguna especial para su eliminación. TITULAR DE LA AUTORIZACIÓN DE COMERCIALIZACIÓN Zambon S.p.A. Via Lillo del Duca 10 20091 Bresso (MI) - Italia Tel: +39 02 665241 Fax: +39 02 66501492 e-mail: [email protected] NÚMERO(S) DE AUTORIZACIÓN DE COMERCIALIZACIÓN EU/1/14/984/001 - 008 FECHA DE LA PRIMERA AUTORIZACIÓN/RENOVACIÓN DE LA AUTORIZACIÓN Fecha de la primera autorización: 24 de febrero de 2015 Presentaciones y precios: XADAGO 50 mg comprimidos recubiertos con película, 30 comprimidos: PVL: 84.-€; PVP: 126,09.-€; PVPiva 131,13.- € XADAGO 100 mg comprimidos recubiertos con película, 30 comprimidos: PVL: 84.-€; PVP: 126,09.-€; PVPiva 131,13.- € Medicamento sujeto a prescripción médica. Para más información consulte la ficha técnica completa en la página web de la Agencia Europea de Medicamentos http://www.ema.europa.eu

Dos vías hacia el control

en la enfermedad de Parkinson3

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una dosis estable de Levodopa, mejora y mantiene

a largo plazo la calidad de vida de los pacientes con

enfermedad de Parkinson2-3

Safinamida, una molécula única con un mecanismo de acción

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1 ofrece un control equilibrado de síntomas motores y

complicaciones motoras1-2

ofrece el control de la enfermedad de Parkinson a corto

plazo manteniéndose los beneficios a largo plazo1-2

es bien tolerado1-2

2

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